Terminada la Guerra Civil española, los soldados de la II República sedispersaronporelmundo.Mesesdespués,alcomenzarlaIIGuerraMundial,se reagruparon en las unidadesmilitares que combatieron al nazismo y alfascismoentodos losfrentes.Nohayunsóloterritoriodebatalladondenoexistalatumbadeunespañol.AtravésdelosmiembrosdelafamiliaArdura,AlejandroM.Gallo reconstruye la vidaen loscamposde internamientodelnorte de África, el reenganche en la Legión Extranjera o en la ColumnaLeclerc para combatir a Rommel y el Afrika Korps, la creación de la IIDivisiónBlindadayeldesembarcoenNormandía,laliberacióndeParísylaincorporación a la Resistencia y al maquis bajo la dirección de los jefesguerrillerosasturianosVitiniyGarcíaGranda…Todohasta laderrotadel IIIReichylatomadelNidodelÁguila.
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AlejandroM.Gallo
MorirbajodosbanderasePubr1.1
ugesan6429.09.14
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Títulooriginal:MorirbajodosbanderasAlejandroM.Gallo,2012
Editordigital:ugesan64Correccióndeerratas:zaiseiePubbaser1.1
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MORIRBAJODOSBANDERAS
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AManuelFernándezArias(Ibias,Asturias,1919-Bretaña,Francia,2011).SoldadodelaIIDivisiónBlindada,Medalla de Asturias, Cruz de Guerra, Caballero de la Legión de Honor de laRepúblicaFrancesa,MedallaVermeildelAyuntamientodeParís.
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Unoauno,todossomosmortales;juntos,somoseternos.
FRANCISCODEQUEVEDO
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ADVERTENCIAPREVIA
TODA LAHISTORIOGRAFÍA y toda la novelística inglesa sobre la IIGuerraMundialpresentanlacontiendacomounenfrentamientoentreInglaterraysusaliadoscontraAlemania y los suyos. En esa misma dinámica cayó la cinematografíaestadounidense. De esa forma se obvió a otras fuerzas militares que participaron:australianas, neozelandesas, indias, canadienses, sudafricanas, griegas…Lomismoocurriócon la intervenciónde laFranciaLibre.Anteesto,esospaíses tuvieronquereconstruir su historia mostrando al mundo su implicación en la lucha contra elnazismoyelfascismo.CuandoFranciareconstruyólasuya, tambiénincurrióenunolvido: los soldados republicanos españoles enrolados en sus filas. Al final, ellosfueronlosúnicosenesteconflictobélicoquelodierontodoynorecibieronnadaacambio,nilasgracias.PeronoexisteunterruñodeÁfricaoEuropa,testigodeestaguerra,sinjalonarporunatumbaespañola.
Aunquetodosycadaunodeloscapítulosdeestanovelaestánbasadosenhechosreales, es justo advertirle, querido lector, que, en ladialécticaHistoriaynarración,estaeslaqueimponeelritmosobrelamelodíadeaquella.
Y como colofón a esta previa, cuando se adentren en las páginas posteriores,tengansiemprepresenteslaspalabrasdeMaxAubsobreloshéroesdeestagesta,que«…sehizoconhombres,noconsemidioses.Conhombresdetodoslosdías,noconsoldadosilustresniconpozosdecienciamilitarniestrategasdenombreni tácticossinpar».
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AMANECERÁUNDÍA…
…ENELQUETODOSHAYÁISMUERTO, en el queyanoquedéis soldadosde aquel«ejército de ratas», como os bautizó el mariscal Pétain. Cuando eso ocurra, sevolatilizaránlostestigosygerminarálatiraníadeloshechos.Yantevuestroocaso,laaurora informará al mundo sobre la verdadera hazaña que protagonizasteis einmortalizóvuestrosnombres.Porquealcontrariodeloquesecree,sólohablarándevosotrosdespuésdemuertos.
Por fin encontraréis la paz. Vuestra desaparición indicará que ya no soisnecesarios. Pero si alguien volviera a despertar la bestia negra del nazismo, osllamaremos. Seréis fáciles de localizar en cualquier rincón del infierno, un paisajerecorridoenvida.
Al atardecer de ese día de difuntos, vuestros hijos o nietos se reunirán en unbulevardeParísobajoelArcodelTriunfoyrecrearánlagestadesuliberación.O,talvez,lacitaseaenelpuertodeAlicanteeimaginenladiáspora.O,alomejor,lahospitalaria Volgogrado, la otrora Stalingrado, se ofrezca de cicerone. Sea dondefuere,cadaunodeellosaportarásusrecuerdos,fotos,cartasylágrimasparaponerlosen común.Os salvarán del olvido comovosotros rescatabais del averno a vuestroscompatriotas.Ylamemoriaseconvertiráenelmejortribunal.
ComenzaránhablandodecómoosderrotóelfascismoenEspaña.Delahuidaenbarcos a la Unión Soviética o al norte de África, del paso por los Pirineos haciaFrancia, bajo la lluvia, el granizoy las heladas, esquivando cadáveres, vehículos yobjetosabandonadosenelcamino.Decómolascarreterassecundarias,lospáramosylascrestasdelasmontañasosvierondesfilaramilesymileshacialafrontera.Allez,allez,allez,osgritabanlosgendarmesdesdeelcaballoaaquelhormiguerohumano.
Eldestinodelosvencidosalcruzarlafronteradelaesperanzafueronlascárcelesdearena, los camposde refugiados, lasCompañíasdeTrabajadoresExtranjeros, el
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cruce del Atlántico, los desiertos de África, las nieves y fiordos de Narvik o loscamposdeexterminionazis.EnesemagmadeseresvivososrefugiasteislosrestosdiezmadosdelEjércitodelaIIRepúblicaespañola,unejércitoderrotado,el«ejércitoderatas»,comoosbautizóelgranamigodeFrancoyfelónasupatriaporexcelencia.
Cuandodetodoesoconversen,vuestrosdescendientesveránquelabanderadelaII República ondeó en París el día de su liberación, enarbolada por soldadosespañolesconropasyarmamentonorteamericanoenunidadesmilitaresfrancesas.Ycontemplarán sorprendidos vuestra foto en la portada de Libération, el día de lavictoria,coneltitular«lissontarrivés!».TambiénlaveránenlosdesiertosdeÁfricacon la Fuerza L, el Corp Franc d’Afrique o la 13.ª Semibrigada de la LegiónExtranjeracombatiendoaRommelyalosPanzerdelAfrikaKorps;ycomprobaránqueservíadegrímpolaenlaheroicadefensadeStalingrado,enlascumbresnevadasdeNoruegaoenlosbosquesfrondososdelsurdeFrancia.
¿Quéhabíaocurridoparaquelossoldadosdeunejército«cautivoydesarmado»,comoproclamóelúltimopartedeguerradelosfranquistas,osconvirtieraisenunadelasprincipalesfuerzasdechoquecontraHitler?
Vuestros descendientes obtendrán la respuesta en cuanto contemplen vuestrosemblante en fotos de papel sepia tras la distancia que dan muchos años.Comprenderánque,cuandoosvisteisabandonadosportodoelmundoenmitaddelaTierraynadieapostabaunchelínporvuestrasvidas,permanecisteisdepie,conlosestómagosvacíosylosrostrosdemacradosysinafeitar,conelhonorrezumandoporvuestrasheridasyladeterminaciónenlamirada,apretasteislosdientes,arrojasteislacolillaalsuelo, lapisasteisconsañaporqueteníaisdeudasquecobrarehicisteis loquemejorsabíaishacer:seguirluchandoconlasarmasporlalibertad.
Habíaiscomprendido:enEspañanosehabíaperdidounaguerra,sólolaprimerabatallaen la lucha internacionalcontrael fascismo.Esaguerracontinuabaenotrosparajes, con otras armas, con otros compañeros, con otros uniformes. Pero en esaocasión,bajodosbanderas.
LosquecreyeronqueconlasalidadelúltimobuquedelpuertodeAlicantellenode exiliados se había aniquilado al «ejército de ratas» se equivocaronestrepitosamente.Enrealidad,aquellonofuevuestrofinal,sinoeliniciodeunagrangesta,quecomenzóenuncarguero,elStanbrook.
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LIBRO1.ºDELEXILIOALOLVIDO
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ELSTANBROOK,1939
LA BATALLA DEL EBRO se había perdido y, cuatromesesmás tarde, la tramontanafascistaentrabaenMadrid.Losreguerosdesangrebañaroncunetas,lasacequiassecubrieron de cadáveres decapitados por la Caballería Mora y las barricadas sedesmoronaron.
Huisteisde lacapital encamionesoa travésde losmontesopáramosalúnicopuntoenelquepodíais salvar lavida:Alicante.Lasbombasbarrían la ciudad, losrumores congelaron alientos y la proximidad de los falangistas y de los fascistasitalianos, almando del generalGambara, convirtieron el suicido en una opción devida.
ElWinnipeghabíapartido,aligualqueelStangate,elManonga,elRonwingyelAfrica Trade. Sólo quedaban en puerto elMaritme y el Stanbrook y las miles dealmasqueanhelabaisembarcar.
Carabineros francesescustodiaban laevacuaciónenelviejocargueropropiedaddela«FranceNavigation».Nosé,talvezsubióunmillar,peroelrestoosquedasteisenpuertocuandoelcapitánAndrewDicksonhizounaseñaasushombresarmados.Estos,apuntandoconsusfusilesalamultitud,cerraronlaescalinata.
—CapitánDickson,soyelmayorAmadoGranell,delBatallónHierro.Leruegoque deje subir a los heridos, a las mujeres y a los niños. El carguero aún puedetransportarotrasmilpersonas.
Unhombrealto,delgado, conunacapadecolor caqui sobre sushombrosyungorro isabelino que lucía una estrella de cinco puntas y un galón amarillo, era elportadordelgritodesúplicadesdeelmuelle.
Andrew Dickson le miró desde cubierta. Pareció dudar un momento, pero deinmediatoordenóasushombresquerecogieranlaescalinata.Denuevo,lossueñosyla esperanza eran asesinados. El Stanbrook dejaba de ser una posibilidad de
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salvación.De pronto cinco hombres armados con naranjeros y vestidos de milicianos se
abrieronpasoentrelamuchedumbredisparandoalaire.Llegaronhastalossoldadosyse ubicaron entre ellos y vosotros. Apuntaron sus armas hacia los custodios delcargueroyelmásalto,quellevabapañuelorojinegroalcuello,gritó:
—Dejensubiralrestooestebarconozarpa.Sehizoelsilencio.Lasmiradassedirigieroninterrogativashaciaelcapitán.Unos
segundos de incertidumbre, y, desde cubierta, Andrew Dickson asintió. Loscarabineros bajaron los fusiles, apartaron la cuerdade la pasarela y comenzamos aagruparos en fila para preparar el ascenso de los dosmil que aún quedabais en elpuerto.
Tu madre, tu hermana y tú, sin empujones ni histerias entre el gentío,comenzasteis a abordar el carguero. Al pasar a su lado, te fijaste en el rostro delhombrequehabíadetenido lasalidadelbarco:mandíbulacuadrada,mirada limpia,ojosnegrosbajouniformedemilicianoybrazaleteconlabanderarepublicana.Nadieleconocía,perocientosdeseresseloagradecisteis.Otrasiluetadeaquelquintetosete quedó grabada: enjuto, algo zarrapastroso, portaba un arete dorado en el lóbuloizquierdo. Era la primera vez que veías a un hombre con un pendiente: siemprehabíascreídoqueesopertenecíaenexclusividadalmitodeloscorsarios.
Cuandonoquedónadieenelpuerto,loscincomilicianosascendieronacubierta.Elcapitándiolaordendepartir:soltaronlamaromadelmuelleydesenterraronlasanclas.Trespitidosanunciaronlasalida.Eranlasveintitréshorasdel28demarzode1939y,conunaciudadsitiadaporelCorpoTruppeVolontaire,elStanbrooksaliódeAlicanterumboaOránconmilesderefugiados.
El capitán ordenó por los altavoces que nadie fumara y que al llegar a Oránpermanecierais en cubierta para no provocar la curiosidad de las autoridadesfrancesas. Arriaron la bandera inglesa e izaron la gala: las tierras de la Franciaafricanaosesperaban.
Un solo baño en el carguero. Hubo que organizarse entregando papeletas conturnosalosposiblesusuarios;elnúmeromilsignificabaquenousaríaiselaseohastadosdíasmástarde.Entreelhambreylapodredumbre,lospiojos,eltifusylalocuraencontraronelcampoabonadodurantelatravesía.
Tu hermana sudaba, temblando; su rostro empalidecía y sus dieciséis añosevolucionaban hacia la vejez cada día que permanecíais en el mar. Se manteníatumbada sobre tu madre, que le pasaba un trapo húmedo sobre la frente y laexhortaba a resistir.Hasta la obligaba a comer, estrujando gajos de naranja en suslabios. A veces se dormía y parecía muerta. «No deberíamos haber salido deMadrid»,pensasteentonces.Talvez lahubiesen ingresadoenunhospital fascistaytendría más posibilidades de salvarse, aunque tu madre y tú os pudrierais en una
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prisión.El silencio y los besos sin lágrimas eran vuestra única posesión, lo único que
quedatraslasllamas,elhumoyloscadáveresdelasguerras.El1deabril, en las costasdeOrán, escuchasteis en la radioelúltimopartede
guerradelosfranquistas:
«Eneldíadehoy,cautivoydesarmadoelEjércitoRojo,hanalcanzadolastropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.Burgos,1deabrilde1939.Añodelavictoria».
Las palabras del locutor, a través de la radio del carguero, leyendo el textoelaboradoporFranco,temachacaronlacabeza.
«¿Qué pecado habíamos cometido?», te preguntaste apoyado en la barandilla,mirandoelmansomar,cuyaquietudnoalterabaelcálidovientoquerozabaturostro.Lassospechasdequelavidasealejabadetuhermanatedemolían.
Ati tehabíanllamadoafilas—laQuintadelBiberónosbautizaron—parairadefender las trincherasdelEbro contra el avance franquista.Labatalla seperdióyregresasteaMadrid,entucaso,casisindispararuncartucho.Tupadrehabíamuertoo desaparecido en las casamatas delAlto de los Leones; tu hermanomayor, Fran,habíasidodestinadoconsuunidadaBarcelonaynosabíaisnadadeél.Anteesto,tumadrenolodudó:
—Nico,Lucía,laúnicaformadesobrevivireshuirhaciaAlicante—sentenció.Los camiones militares evacuaron Madrid. A duras penas pudisteis encontrar
huecoenuno.Unamaletaconpocaropaycomida:niAntonioMachadosospecharíacuánligeroeravuestroequipajealconvertirosenhijosdelamar.Luego,lacarreteraaValenciasoportólacaravanaquepedíarefugioantelamuerteolacárcel.
Sumergido en tus pensamientos y alejado del rostro pálido y sudoroso de tuhermana,ascendistehastalatorreparacontemplarlacubierta.Loscuerposdemilesderefugiadosseesparcíanpordoquier.
En una esquina, aislados de la multitud, se encontraban los milicianos queposiblemente os habían salvado la vida. Te intrigaban aquellos cinco hombres quehabían abierto las compuertas del carguero para vosotros. Ni en tus más remotasensoñacioneshubiesespensadoque,añosmás tarde, tudestinosevolveríaacruzarconelsuyouniéndoosparasiempre.Peroenaquelmomentolesveíascaminarentrela gente y, cuando comprobaban que un hombre o un joven había embarcado sinfamilia,seacercabanyhablabanconél,comosipretendieranconvencerledealgo.Elcaso es que el último amanecer, antes de atracar en el puerto deRavinBlanc, loscincomilicianosyunadocenadeseguidoresarmadosdesaparecieronenunboteenmediodelabruma,comosifueranalacapturadelHolandésErrante.
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Las autoridades francesasmantuvieron el Stanbrook en cuarentena a orillas deOrán,enel«muelledelosindeseables»,sincomidanibebida.SobrevivisteisgraciasalaCruzRojayalaayudaderesidentesespañolesyfranceses.
Cuarentadíasmástarde,ospermitieronatracar.Osibanfiliandoatodos.Enesemomento pensaste que a lo mejor los milicianos habían huido para evitar laidentificaciónantelasautoridadesfrancesas.
Losgendarmessepararonloshombresylasmujeres,aunquefueranmatrimonios.A vosotros os condujeron al campo de refugiados de Morand, en Boghari. TuhermanaytumadrequedaronenlaprisióncivildeOrán.Nosabíassilasvolveríasaver,perosólodeseabasquecuraranatuhermana.Nisiquieraosdieronlaposibilidaddedespedirosconunabrazo.
Casi dos mil hombres fuisteis internados enMorand, donde los gendarmes osofrecieron uniros a la Legión Extranjera. Esas eran las opciones del Gabinete deDaladier:Legión,camposdeinternamientooregresoaEspaña.
AquelmayordelBatallónHierroquehabíagritadodesdeelmuellealcapitándelcargueroseabriópasoentretodos,sequitódesushombreraslaestrellarojadecincopuntas,guardóensubolsoelgorroisabelinoysepresentóantelosgendarmesparaalistarseenlaLegiónExtranjera.
—AmadoGranell,delEjércitodelaIIRepúblicaespañola.Detrásdeél,otromilitar,velludoytrabado,gritóaltosunombreyrango:—SargentoFedericoMoreno.Les siguieron otros. Tú no. «Jamás besaré una bandera distinta de la mía», te
dijisteentonces.Al resto os entregaron una chilaba y un uniforme de la IGuerraMundial, una
esteraparadormiryunamanta.Osalojaronenmarabouts,aquellastiendasdelonaenmitadeldesiertoqueosasemejabaauncampamentodegitanosnómadas.Eraisvigilados por goumiers, los militares naturales de Atlas, pormohaznis, el cuerporepresivomarroquí,oporlospropiosgendarmes.
En medio de aquel paisaje lunar, las altas temperaturas diurnas y el siroco,aquellonoerauncampodeinternamientosinodecastigo,alqueseuníanlospiojos,losmosquitosylasserpientesvenenosas.Niunárbol,sóloarena.Unlugarentreelinfiernoy la locura.Perode lanada surgíaunpocode todo: elevabaisbarracones,duchas, retretes y hasta escuelas. Una fiebre por aprender se había apoderado devosotros. Comenzaron a aparecer maestros y discípulos, y la intendencia: tizas,mesas,libros…
Así, entre el café de la mañana, las lentejas al mediodía y la sopa de la cenafueronformando lasCompañíasdeTrabajadoresExtranjeros.A ti tealistaronen la8.ª.Ospagabanun francoaldíayos llevabana levantar fortificaciones,casamatasantitanques, blocaos, trincheras, túneles; a veces reforzabais a los asignados en la
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construcción del tramo ferroviario que uniría Bou Arfa con Colomb-Béchard, elTransahariano. Todos los días se desmoronaba alguno por el cansancio, ladesnutrición,ladeshidrataciónoelascodeladerrota.
Cincomesesmástarde,enseptiembrede1939,osllególanoticiadequeFranciae Inglaterra habían declarado la guerra a los nazis. En ese momento, variossolicitasteisunirosalastropasfrancesas.
—Francianonecesitasoldadosdeunejércitoderrotado—respondióelcapitándelaGendarmeríaquemandabala8.ª.
VUESTRAEXISTENCIASEHABÍACONVERTIDOenunanegación:eraisrefugiadospolíticosintegrados en batallones de trabajo militarizados a los que aplicaban castigosejemplares.Losmástemibleseranelpozo,unhoyoenelqueosenterrabanhastalabarbilla;elataúd,unatiendaenlaquesólocabíaistumbadossoportandoelcalor;ylanoria, que os obligaba a dar vueltas atados a un caballo cargando con un saco deveinticincokilos.Loscuerposdelosmásdébilesoviejossederrumbabanbajoelsol;elaguaqueosdabanresultabainsuficienteparaprevenirladeshidratación.
Asítranscurrieronlosmesessiguientes,enlosquerecibíaislasinformacionesconterror:elnazismoalemányelfascismoitalianoseapoderabandeEuropa.
Algún día del mayo de 1940 os sobrecogió la noticia: los Panzer habíanatravesadolaLíneaMaginotyFranciasucumbíaalavancealemán.Deconfirmarseesosdatos,ospreguntabaissielcampodeinternamientodeMonradperteneceríaalaFrancia de Daladier que os había acogido o pasaría a ser una propiedad de laAlemaniadeHitler.
Loquesícomenzasteisasospechareraque,transcurridounañodesdeelfinaldelaGuerraCivil española, para vosotros se había reanudado lamisma batalla.Y elpuertodeDunkerqueylascumbresheladasdeNoruegaseconvirtieronenlaespoletaqueindicóalmundodóndecomenzabaelnuevofrentecontraelfascismo.
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DEDUNKERQUEANARVIK
ARRASTRABAIS LOS PIES por los arenales bajo el sol de África, pensando que osencontrabaisallíporqueSatánsehabíaquedadosinplazasvacantesenelinfiernoyosobligabamientrastantoavagarporlaTierra.Peroosequivocabais,lasllamasdelaverno se quedaban cortas ante la muerte y el fuego que precedía al avance delejércitoalemánamileskilómetrosalnorte,enelcercoalpuertodeDunkerque.Ylossoldadosaliados,entrelosqueseencontrabaalguienmuyqueridoparati,losufríandeestamanera:
ElaullidoescalofriantedelacaídaenpicadodelosStuka,losJunkerJu87B,ysusbombardeossehabíanconvertidoenlasiniestrasinfoníaqueambientólacaídadeCalaisy laevasióndesesperadaporDunkerque.LaOperaciónDinamo,planificadapara rescatar tres ejércitos mecanizados belgas, el 1.º y 7.º de los franceses y laFuerzaExpedicionariainglesa,sehabíapuestoenmarchaconelobjetivodesalvarlesdelavanceimparabledelosPanzerydelaLuftwaffedesdelasfronterasdeHolanda,BélgicayLuxemburgo.
De las playas habían zarpado, con soldados franceses, belgas e ingleses lasúltimaspequeñasembarcaciones:yatesdecabina,lanchasdesalvamento,pesqueros,jábegas,jabequesyhastabarcasderecreo.Sudestinoseencontrabaenlosbuquesdeguerra, transbordadores,mercantesygabarrasholandesasqueporescasezde fondonopodíanacercarse.
Era2de junio.Laevacuación llegabaasu fin;elmarseguíaencalma,pero lanieblahabíadesaparecidodeloscielos.LastropasaliadasvolvíanaserblancodelaLuftwaffe, sin que la artillería alemana hubiese cesado su castigo contra el frentedefensivodelaFuerzaExpedicionariaInglesaydelIEjércitoFrancés.
—¿Dónde cojones está la RAF?—gritó el sargento Fran Ardura, tu hermano,disparandoinútilmentesufusil,desdelacubiertadelaembarcación,contratresStuka
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queremontabanelvueloconladificultadde4G.—Ahívieneotraescuadra—alertóelcaboGómez,unvallisoletanoenroladoen
laLegiónExtranjeradespuésdeladiásporaporlafronterafrancesa.—¡Todosalagua!—ordenóelsargento.Elpelotóndelegionariosdejóloscascosyfusilesenlaminúsculaembarcacióny
sezambullóenelmar.Labarrigadelyatelessirviódeblocao.Peorsuertecorrieron los tresmuchachosdelcolectivo«ExploradoresdelMar»,
quienes, ilusionados por salvar a sus compatriotas, habían zarpado de Inglaterraformadoparte de las trescientas tripulaciones que, a bordo de reducidos navíos, sesumabanespontáneamentealosbuquesdeguerraenlagranevacuación.
—¡Mierda!—gritótuhermano,golpeandolaquilladelyate—.Eranunoscríos,notendríanmásdequinceaños.
—Otraputaescuadrilla—anuncióGómez—.Yaúnquedansiete.ElpelotóndeFranpertenecíaalosrestosdiezmadosdel11.ºBatallóndeMarcha
delaLegiónExtranjeraquehabíacombatidoa laWehrmachtenlacruzdeFranciaconBélgicayLuxemburgo,ellugarmásmortífero:elpuntoexactodondelaofensivadelosblindadoscomandadosporGerdVonRundstedthabíanrotolalíneadefensivaaliada.BajoelfuegodelasametralladorasdelosStuka,atuhermanosólounaxiomale ocupaba lamente: daba igual la parte delmundo en la que se pelease contra elfascismo—España,ItaliaoAlemania—;elenfrentamientosólopodíaconduciralaaniquilacióndeunbando.Noservíanlospactos.
LaRAFhabíallegado.DiezescuadrasdeHavillandMosquitonublaronloscielos.LosJu87Byanolesdispararían.Ladocenadesoldadoscomenzóanadarhaciaelbuquedeguerraquelesesperabaacasiunamilladelacosta.
Cuando se ha combatido en una Guerra Civil contra cuatro ejércitos —el deFranco, Hitler,Mussolini y Salazar— y las tripas y la sangre de los compañeros,amigos y familiares rompen la armonía de los paisajes, una milla a nado bajo lametrallaesunjuegodeniños.
—¡RecuerdenelEbro!—gritabaFranacadabrazadaparamotivarasushombres.Había que alcanzar el último destructor, asirse al único punto que podría
refugiarlosdelametralladelosStuka.La Operación Dinamo estaba retrasándose en exceso y los nazis no les daban
tregua.Franconservabaensumemoriaellistadodelosbuquesdeguerradestruidos:enlavísperahabíanhundidoelFoudroyant,elBasilik,elHavantyelKeithrse;eldíaanterior,elSirocco;el30demayo,elBourrasque;el29,elGrafton,elGrenade,elWakeful.No,nadaquedabaasalvodelpicadodelosJunker.
—¡CómoenMadrid,compañeros!—animóelcabo,sustituyendoalsargento.Alcanzarelbuquedeguerrabajolametrallanaziseconvirtióenunpasatiempo
parasoldadoscinceladosen loscamposdebatalladeEspaña,en lasCompañíasde
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TrabajadoresExtranjerosyenlaLegiónExtranjera,aunqueensutrayectoriadebieraniresquivandobarcoszozobradosyapartandorestos flotantes,ademásdecientosdecadáveresquelamareaarrastrabahacialaorilla.
Una gran red de cuerda cubría a estribor el lateral del barco para facilitar elascenso.Losdoce republicanos españoles del 11.ºBatallóndeMarcha ascendieronsindudarlonitropezar.
—Sonágilescomogatos—aseveróunmandodelaRoyalNavy.—¿Faltaalguno?—preguntóFranasushombres.—No.Estamostodos—contestóGómez.Elbuque elevó anclasy zarpó.Se alejabande aquellas aguas teñidasde rojoy
negro,del fuegoyelhumode losbombardeosydeloloracuerposquemadosquetransportabanlasolas.ElsargentooyógritaraunoficialdelaRoyalNavy:
—PorlaRutaX.«La más peligrosa y alejada al noroeste», pensó Fran. «Contiene demasiados
bajíosyminasnoretiradas».Losmarinosinglesescubrieronconmantasloscuerposdelossoldadosrescatados
ylesofrecierontazasdesopaotécalientes.—¿Entiendemiidioma?—preguntóFranalmarinoqueletendióelbol.Elsoldadosonrióantesdeasentir.—¿Eselúltimobarcoderescate?Unnuevogestoafirmativolecontestó.—¿Cuántossehansalvado?Antesderecibirrespuesta,tuvotiempodedarunlargotragoalasopa.Elmarinerotomóasientoalladodetuhermanoyconunanavajarayólaplancha
dehierroquelesservíadesillón.Seleíanítidoelnúmero350000.—¿Habíaespañolesentreellos?La navaja se estampó otra vez sobre el metal. Y un cinco fue seguido de dos
ceros.Dicenqueen lasguerrasel ruidoenvuelveel fuegoy ladesesperación,peroes
peor el silencio. «Quinientos», había asegurado el marino. Fran miró hacia sushombresqueapurabanelcaldo.Nadiedijonada,peroseguramentetodospensabanlomismo: los otrosmiles de españoles habían quedado defendiendo la parte este delpuerto de Dunkerque para que el resto pudiera salvarse. Si los cálculos no lesfallaban,sesentamilsoldadosnohabíansidoevacuados,entreellosvariosmilesderepublicanos enrolados en las Compañías de Trabajo, que ofrecían su vidadefendiendo las posiciones de Brey-les-Dones para amparar la de los demás.Comprendieronque lasguerrasprovocanmuertos,peroesporestospor losque sesigueluchando.
Fran introdujo la mano en el bolso de la guerrera y extrajo su ligera cartera.
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Estaba empapada.Sacódos fotografías que aireó, esperandoque la ligera brisa lassecase.Unaeradevuestrafamilia,muchosañosantes,cuandolabestiadelfascismono lahabía separado.Vuestropadreymadre, tú,Nico,yvuestrahermanaLucía lemirabaisdesdeelpapelhúmedo.
Elotroretratoeradesunovia,AnaTejada.DeellasabíaqueseencontrabaenelcampopararefugiadosdeArgelès.YélseguiríaallísinosehubieseenroladoenlaLegiónExtranjera.
A su mente llegó la huida por los Pirineos desde Barcelona cuando entró laCaballeríaMora.Elrecibimientoapuntapiésygolpesdelosgendarmes.Laelección:regreso a España, Compañías de Trabajo o la Legión Extranjera. Pero él no habíadudado; era un militar, uno de los tenientes de la última promoción de la IIRepública: sólo sabía combatir. Prefirió los riesgos del soldado en campaña a lacondiciónderefugiadoencamposdearena,yasífuecomolaLegiónExtranjeraloabrazó.Loquellegódespuésfuelodesiempre:lalocuradelaguerra.
Esdifícil analizar lospasosy erroresdeunaguerra cuando se espartede ella,peroloselementalesconocimientosdeFranledecíanqueelfallodelEjércitofrancésradicaba en la confianza ciega en su LíneaMaginot y en suponer que los Panzernunca atacarían por la zona deSedán, en la que situaron al endeble 9.ºEjército almandodelgeneralHenriGiraud.
Elrestofuedemencia,sangreymuerte.RommelentrócomounrayoylosMkIyMkII, losMathilda, no pudieron hacer frente al avance imparable de los carros decombatedelaWehrmacht.Huyeronendesbandada,sinvolarpuentesnicrearotrosobstáculosalosblindadosalemanes,salvoalgúnMathildaaveriadoodestruidoenlascarreterasqueejerciódebarricada.
Las baterías antiaéreas del buque de guerra deshilacharon los recuerdos. UnaescuadradeStukacaíaenpicadosobrecubierta.
—¡Todosarefugio!—gritóalguieneninglés.DerepentelaráfagadeunStukaaniquilóalostrestiradoresdelaametralladora
antiaéreamáspróximaalpelotónde legionarios.Laúltima salvahiriódemuerteados soldados del pelotón de españoles, que se retorcieron en la cubierta con losvientresabiertosporlametralla.
—¡Sanitario!—llamóFran.—Evacúen a los heridos. Y todos a cubierto—ordenó un mando de la Royal
Navy.Tu hermano, el sargento Toro Ardura, como le llamaban sus hombres por su
cuello enorme, no obedeció. Él no estaba en esa guerra para esconderse: con dosrepliegues en su vida, España y Dunkerque, había cubierto su cupo. Tal vez, sinconocerlo,habíallegadoalamismaconclusionqueWinstonChurchill:«Nosegananlasguerrascon retiradas».«Niunamás», sedijo, lanzándosesobre laantiaéreasin
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tiradores.Empuñóelarma,ladirigióaloscielosy,abriendofuegosobrelosJu87B,gritóasushombres:
—¡Compañeros,alasantiaéreas!¡Estaveznopasarán!
LEJOSDELASAGUASDELPUERTOdeDunkerqueenlasquesehallabaFranymáslejosaúndelosgrandesarenalesdeArgeliaenlosqueteencontrabastú,concretamenteenlosfiordosnoruegos,seestabalibrandounabatallaquetambiénosafectaba.
Enella,paraevitarseravistadosporlastropasnazisdelacumbre,loslegionariosavanzaronpegadosalaverticaldelapareddelvalleexcavadoporelglaciar.Aunqueseencontrabanenlazonadeablación,elfríoextremolescongelabalasmanosyelrostro.Metroametroseadelantabanentredisparosqueproveníandelacotaquesehabíanpropuestoasaltar,la220,paraanularlascuatroametralladorasqueimpedíanelpasohaciaNarvik.
Un torrente de agua helada les salió al encuentro. No lo dudaron; alzaron susfusilesy,conelaguaalacintura,loatravesaron.Lasbalassilbabaneimpactabanenlasrocasoseperdíanenlastierrasnevadasdelaladera.
Yasóloquedabantreintaynuevelegionariosenaquellaavanzadillaparaprepararel asalto final. Anulando el fuego nazi, sabían que el puerto de Narvik quedaríaabiertoalpasodelasfuerzasaliadas.
Colocaron los fusiles a sus espaldas y comenzaron el ascenso sin cuerdas niganchos, sóloconsusdedosy susbotasadhiriéndosea las rocascomoarañas.Pormomentos, se pasaban sus armas de unos a otros para avanzar mejor. El alientoenvolvíasusrostrosynocaldeabaunamanecerenelquelasestrellas,lalunayelsolcolgabandelcieloenarmonía.Ensordecidospor los impactosycon losojos rojos,seguíanascendiendo.
La artillería había anulado un nido de tiradores, pero aún quedaban tres. Losmorterosligerosnoacertabanenelblancoyseconvertíanenunpeligroamigo.Porotro lado, las infalibles balas nazis provocaban la caída hacia el vacío, bajo lasestrellasdelnorte,dealgúnlegionario.
El teniente Maurin veía ascender a sus hombres. No habían cubierto ni cienmetrosentre laspiedrasyya sólo lequedabanveinteconvida:diez franceses,dospolacos, un sueco y siete españoles. Estos encabezaban la fila hacia la cumbre.Necesitabanencontrarsemáscercadelnido,porloquesusgranadasexplotabansinatinar.Unanuevacargadeartilleríahabíaanuladootrabasedeametralladoras.Sóloquedabandos.
Maurin ya daba por perdida la toma de la 220. Las balas se topaban contra elcuerpo de sus soldados, que se despeñabanmontaña abajo. «Sólo quince», pensó.«Nollegaremos».Lostresprimeroseranexiliadosespañoles,soldadosdeunejército
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queansiabalarevancha.El último tramo de cumbre era menos escarpado; los legionarios conseguían
avanzarsinnecesidaddeclavar losdedosentre losriscosyasí liberaron lasmanosparaempuñarelfusilolanzarunagranada.Almismotiempo,sevolvíanmásvisiblesparaelenemigo.
Cincuenta metros hasta la base de ametralladoras. Los tres legionarios devanguardia, protegidos por una roca, se miraron. No pronunciaron palabra. No lanecesitaban:habíanvividoaquellasituaciónenmilesdecotasenEspaña.Pedro,enValencia.Espallargas,enelEbro.Gayoso,enAndalucía.Siselanzabanlostresalavez,algunosobreviviríaparaanularelfuegoenemigo.
Nadamáslesquedabaelalmadelaguerra:lainiciativa.Abandonaronlaprotecciónyseabalanzaron.Contabanconcincosegundos,ylosabían.Pedrocayó.Lasangrelebrotóporel
abdomen y la cabeza. La nieve se tiñó de carmesí. Dos segundos. Las piernas deEspallargasseplagarondebalas;aúnasí,siguióavanzando:leimpulsabalaimagendesumujerfusiladaenEspaña.Sederrumbó,yhubomásrojoenelblanco.Gayosoasaltó el último nido a bayoneta calada. Sólo quedaba con vida un capitán de laWehrmacht,quealzólosbrazos.Ellegionariodudó.Sudedoenelgatillolegritóquehabíaquedisparar;susmúsculos,quehabíaqueclavarlabayonetaenelcorazón;sumente,encambio,queéleraunsoldado,nounasesino.Yaceptóaloficialnazicomoprisionero.
Lacota220habíasidotomada.Ensusriscosyacíansetentayseislegionariosydieciséis eran republicanos españoles.La13.ªSemibrigadade laLegiónExtranjerapodíaseguiravanzandohaciaelpuertodeNarvik.
DÍASDESPUÉSDELAHUMILLANTEdesbandadaenDunkerqueydelaheroicaconquistade Narvik, el recién ascendido a general Antoine Béthouard, herido de bala yreposandoenun improvisadohospitaldecampañaenmediode lasnieves,nodabacrédito al contenido del cable que había recibido de lametrópolis, en el que se leordenabaelregresoinmediatodela1.ªDivisiónLigera.
—Imposible—serepetía—.Deboestardelirando.Arrugóelpapel,quequedóencerradoensupuño,yloacercóhastaelvendajede
la cabeza.Apretó losdientesynopudoevitarque sumente se trasladase al28demayo.Esedíahabíaordenadoelasalto frontalaNarvik,y losbatallonesde la13.ªSemibrigada lo habían conquistado dejando los cadáveres de cientos de suslegionariossobrenievesyprados.
Él,elgeneralBéthouard,criadobajolosparámetrosdelaviejaLegiónExtranjera,guerreando comoun soldadomás, había cumplido: el importante puerto deNarvik
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pertenecíaalosAliados.HabíaarrebatadoelabastecimientodemillonesdetoneladasdehierroalaAlemanianaziyelpuntodecontroldelAtlánticoNorteydelÁrticodelasmanosdeHitler.AloquehabíaqueañadirsietedestructoresyunsubmarinoU-62delaArmadaalemanahundidos,algomásdecienmilmarinerosalemanesmuertos.
¿Quéhabíanhecho losgeneralesde losgrandesentorchadosenFrancia?Nada.DejarseenvolverenunabolsaenDunkerque,perdermilesdesoldadosymaterialypermitirquelosPanzerinvadieranlapatria.
Élysushombreshabíancompletadolamisión.Narvikcapitulóyla1.ªDivisiónLigerasiguiópersiguiendoalosnazisentrelanieveylosdensosbosques,bajounsolquenuncaseescondíayfacilitabaalosStukaunataquecontinuo.
—Y hoy, 7 de junio—clamó el general—, cuando tenemos a los nazis a seiskilómetros de la frontera noruega, se nos ordena replegarnos. —Se incorporó yexclamó—:¡Noesjusto,Monclar!
El teniente coronel Raoul Magrin-Vernerey, alias Monclar, jefe de la 13.ªSemibrigada de la Legión Extranjera, de pie ante la cama del general, ajustó susgafas.Losmúsculosde sumandíbula semarcaronpoderosos en su secoymorenorostro.
—Un día más, mi general, y expulsamos definitivamente a los alemanes deNoruega—respondió.
—Nonoslodan.¡Malditasea!Nonoslodan.—¿Ordenolaevacuación,migeneral?AntoineBéthouardnoleprestóatención.Permanecíasentadoenlacamaconel
papelenlamanoyfarfullandocontrauninterlocutorinexistente:—¿Quésecreían?¿Quéestoeralaguerradel14?Trincherastrastrincheras.Una
guerradeposicionesalaantiguausanza.Nuestrosgeneralessecreíannapoleones.Nolo entendieron.Ahora es una guerra demaniobras—alzó la voz—, demaniobras,coronel.Losjóvenesgeneralesdemipromoción,comoDeGaulle,lohemosrepetidohastalasaciedadsinquenoshicierancaso:«Eselmomentodeunidadescombinadasde todas las armas, en las que un grupo bien preparado es más eficaz que unregimiento…».
Monclar se mantuvo inmóvil ante la descarga de adrenalina del general. Noqueríainterrumpirle;sabíaquelaordenderetiradalehabíaheridomásalgeneralquelametrallaenemiga.Atrásquedabanlosmuertosdelterribleasaltoalacota220,losde la toma de Bjerkvik yMeby, los del asedio a Narvik y los de la cota 457, lapersecucióndelosnazisatravésdelanieve,contúneleshundidos,víasdeferrocarrilvoladas, depósitos, casas, puentes dinamitados. Los cuerpos de cientos decombatientesescandinavos,francesesyespañolescubríanlosfiordosdeNoruega.
Elgeneralcallóuninstante,miróaltenientecoronelyledijo:—Cumplamoslaorden,Monclar.Evacuéla1.ªDivisiónconrumboaFrancia.
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—¿Algúndetalleenespecial,migeneral?—Queembarquenprimero loscazadoresalpinosde la27.ª,despuéselmaterial
pesadodelaartilleríayloscarrosHotchkiss.Elrestodeunidadesquevayandespués.—¿Yla13.ª,migeneral?Béthouardtragósaliva.Le resultaba difícil volver a destinar a aquellos héroes al lugarmás peligroso,
peronoquedabamásremedio:—Quela13.ªejerzadefuerzadedemolición—contestó—.Quevuelentodoslos
metrosdevíasférreasposibles.Ycuandolleguenapuerto,queel1.ºBatallónyeldeUltramarabordenenprimertérmino…
Derepente,elgeneralguardósilencio,comosirepasarasuspalabras.Porloqueeltenientecoronelintervino:
—¿El2.ºbatallón,migeneral?—QueseaelúltimoenabandonarNoruegaycubralaretiradadelresto.—Elbatallóndelasbatallas—murmuróelotro.—¿Cómodice,Monclar?—Pensaba que vuelve a dejar el sino de todos en manos de los republicanos
españoles.—Losé,Monclar.Perosialguientienequemorirenestosfiordos,queseanellos.
Enrealidad,yadejaronsusalmasenEspaña.
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LONDRES,18DEJUNIODE1940
SIN QUE LO SOSPECHASEIS, comenzó a vislumbrarse una luz en el futuro de todosvosotros—losqueosencontrabaisenloscamposderefugiadosdeFranciaoÁfrica,losqueoshabíasenroladoenlaLegiónExtranjeraoenlosRegimientosdeMarchade Voluntarios Extranjeros y salvasteis el pellejo en Dunkerque o combatisteis enNoruega,losquedeambulabaisexiliadosportierrasfrancesas,africanasosoviéticas,olosqueyaempezabanaconocerloscamposdeexterminionazis—catorcemesesdespuésdelfinaldelaGuerraCivil.
Eranlasochomenosdosminutosdelatardedel18dejuniode1940.ElgeneralCharles de Gaulle paseó la lengua por sus labios y se ajustó la corbata. No teníanervios,nisitioparaellos.«Cuandoelfuturodelahumanidadestáenjuego,tampocohay lugar para la indecisión», se dijo. Se ubicó frente al atril que soportaba lospapeles de su discurso y a treinta centímetros delmicrófono, tal y como le habíanindicado.
Lasocho.Ellocutorlepresentó,yCharlesdeGaulle,atravésdelasondasdelaBBC,lanzóalmundo,yenespecialalosfranceses,elmensajeporelqueanunciólaconstitucióndelaFranciaLibre.
Suvozsonópoderosa,comoelcontenidodesuspalabras:—Esciertoquehemossidosumergidospor lafuerzamecánicaterrestreyaérea
del enemigo, y seguimos estándolo. Pero ¿se ha dicho la última palabra? ¿Debeperderselaesperanza?¿Esdefinitivaladerrota?—Provocóunsegundodesilencio,ygritó—:¡No!
WinstonChurchill,quehabíaacudidoalaemisoraamostrarsuapoyo,sesecólafrente con el pañuelo. Su piel se había erizado ante ese «¡No!», y tragó saliva,mientras De Gaulle bajaba el tono de voz, como si quisiera que los oyentesreflexionaran:
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—Losmismosmediosquenoshanvencidopuedentraerundíalavictoria…Elpresentador se ajustó las gafas ymiró de reojo el reloj colgado en la pared.
«Vamosentiempo»,pensó.Eldiscursocontinuaba:—Todas las faltas, todos los retrasos, todos los padecimientos, no impiden que
existan en el universo los medios para aplastar un día a nuestros enemigos.Fulminadosporlafuerzamecánica—alzólavoz—,podemosvencerenelfuturoconunafuerzamecánicasuperior:vaenelloeldestinodelmundo…
El individuo de la cabina observó los dos dedos alzados del presentador—«cuatro, tres,dos…»—y levantó lapúa, listaparadejarlacaer sobreeldiscodevinilo.
—Ocurraloqueocurra,lallamadelaresistenciafrancesanodebeapagarseynoseapagará.
LaalocuciónhabíaterminadoyLaMarsellesaocupósulugar;elgeneralsepusofirmesyllevólaspuntasdesusdedosalbotóndoradodesuquepisconungestodeabsoluta amargura. Su patria había claudicado. Dos días atrás, el mariscal Pétainhabía firmado el armisticio. Obligado por Hitler, lo habían suscrito en el mismovagón ferroviario en el que se había firmado la capitulación de Alemania en la IGuerraMundial.
Finalizadoelhimno,ellocutordiopasoalasnoticiasdelaguerra,anunciandolasunidadesqueyahabíancomenzadoamostrarsuapoyoalaFranciaLibre.
—…ymiltrescientoshombresdela1.ªDivisióndelgeneralAntoineBéthouardquesesumaránenbreve…
DeGaulleyChurchillcomenzaronadespedirsedelosperiodistasdelaemisora.CuandoelgeneralestrechólamanodeldirectordelaBBC,estehablóenunfrancésaprendidodurantesusescasasvacacionesenBretaña:
—General,ustedhadichoquesepuedevenceraHitlerconunafuerzamecánicasuperior.¿Aquéserefería?
—Adivisionesblindadasperfectamenteequipadas.ContemplóextrañadoaDeGaulle,yañadió:—Esoyaexiste.—Peromerefieroaotrotipo.Divisionesdeverdad,capacesdederrotarelavance
nazi.—¿Quétendríandenovedoso?—El equipo: hombres y máquinas perfectamente sincronizados. Es decir, el
armamentoylossoldadosmejoresdelmundo.Eldirectorsonrió.—Eseeselsueñodetodogeneral,peroustedsabequeesoesimposible.DeGaulle giró bruscamente su rostro hacia el jefe de la emisora y le clavó la
mirada.Churchillllevóelpuroalabocaesperandolacontestación.
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—Mire, hace unos días el capitán Philippe de Hauteclocque se escapó de unaprisiónnazi.HoyyaseencuentraenlaembajadabritánicaenLisboa.PróximamentearribaráaLondresparasumarsealaFranciaLibre.Cuandollegue,hágaleustedesapregunta.¿Sabeloquelevaaresponder?
Eldirectornegóconlacabeza,ybalbuceó:—Lodesconozco,general.—Lecontestaráconsuconsabidafrasequeconvertiremosennuestradivisa:«No
medigaquealgoesimposible».
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CAMPAMENTODETRENTHAM-PARK
ALOSSOLDADOSquehabíansalvadolapielenDunkerqueprontoselesunieronlossupervivientes de la 1.ª División Ligera con la 13.ª Semibrigada de la Legiónprovenientes de los fiordos noruegos. Todos recabaron en el campamento deTrentham-Park,condadodeStaffordshire,alsurdeInglaterra.
Después de la Operación Dinamo, los soldados de la Fuerza ExpedicionariaInglesafueronenviadosconsusfamiliaresoasusnuevosdestinosenelinteriordelaisla. En el campamento sólo quedaban franceses, belgas, exbrigadistasinternacionales de la guerra de España enrolados en la Legión Extranjera y losrepublicanosespañoles.
Entre estos paseaba el legionarioGayoso, que lucía en su pecho laMedalla alMéritoMilitarporlatomadelacota220enNoruega.Eralaprimeramedallaganadaporunespañolenaquellaguerrademente.
De los catorce mil soldados del improvisado campamento, los españolesconstituíancasiunmillar.Pronto seagruparongracias a esacamaraderíaquedaelhaber sufrido dos derrotas y llevar a cuestas losmuertos que jalonan las tierras deEspaña,losfiordosnoruegosylasplayasdeDunkerque.
Después de varias semanas en el campamento sin que nadie les dieseexplicacionessobresufuturo,lamañanadel30dejuniofueroninformadosdequeungenerallesdirigiríaunaspalabras.
AnteellossepresentóCharlesdeGaulle.Sobrelatarima,detrásdeél,lalargayescuálida figura del jefe de la 13.ª Semibrigada de la Legión Extranjera,Monclar,estrenabagalonesdecoronelalladodesuayudanteKoenig,alquehabíanascendidoa comandante. El general, sin mucho entusiasmo, habló para todos los soldados,aunquesudiscursoestabadestinadorealmenteparalosespañolesylosexbrigadistasinternacionales:
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—Nosoisciudadanosfrancesesyporconsiguientenoestáissujetosalosmismosdeberes morales que vuestros compañeros los cazadores alpinos—tras una pausacorta,prosiguió—:NadaosobligaaunirosalasfuerzasdelaFranciaLibre,peroosaseguroquenoalcanzaréacomprendervuestraposiblerenunciaaseguirdefendiendolaFranciadelosDerechosdelHombre…
Hubomurmullosentrelosbatallonesespañoles;sinembargo,nadiediounpasoalfrente.Elrostrodelgeneralnoocultósudecepción.
—Ahoranospidesqueosechemosunamano—elgritoenespañolproveníadelinteriordelosbatallonesdela13.ª—.¿QuéayudanosdisteisvosotroscontraFranco?
DeGaullebajólamiradaycomenzóadescenderdelatarima.Sugestoabatidoseñalaba lo evidente: laFranciaLibre aúnno tenía ejército.Koenigparecía elmássorprendido;talveznohabíaesperadoaquelreprochedeloshéroesquecombatieroncon él enNarvik.Sequitó el quepis, recorrió con lamano su incipiente calvicie ymiróalcielo,quizásemitiendounaplegaria.
Lamayoría de los legionarios franceses esperaban que alguien les explicara suactual situación. Habían firmado un contrato que les obligaba hasta el final de laguerra. ¿Significaba el armisticio ese final? Los republicanos españoles y losexbrigadistasinternacionalesseencontrabanenunasituaciónsimilar,peroensucasonisiquieraestabanaltantodelsiguientedestino.
HABÍANTRANSCURRIDODIEZDÍASdesdelainfructuosavisitadeDeGaulleylamayoríadeloslegionariosopinabanquedeberíanhaberseidoconél.Alfinyalcabo,aunqueese general era un perfecto desconocido para ellos, sabían quiénes eranMonclar yKoenig,oficialesdelaviejaLegión,jefesquecompartíanlastrincherasyelhambreconsussoldadosyquenuncaordenabannadaquenoacometieranellosmismosenprimertérmino.
El segundo domingo de julio llegó la orden delmariscal Pétain para todos loslegionarios:
«EmbarcarándeinmediatohaciaMarruecos…».
—No nos envían a la base de la Legión en Argelia —gritó el sargento ToroArdura,tuhermano—.¡NoslanzanacolaborarconelEjeenCasablanca!
Los republicanos españoles arrojaron las armas al suelo y golpearon lasmesasconsuspuños;elsonidodesusbotascontraelsueloadquirióelestruendodecientosde caballos en desbandada. Cinco legionarios de la 13.ª volcaron mesas ycomenzaronaprender fuegoa las lonasde las tiendasdecampaña.El resto se fuesumando al amotinamiento por la decisión del gobierno deVichy. Y los gritos de
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protestasalierondetodoslosrincones:—¡NoiremosaMarruecos!Tropas inglesas rodearon al millar de españoles sublevados. El comandante al
mandoefectuódosdisparosalaireygritóencastellano:—Depongansuactitudoabriremosfuegocontraustedes.Losánimossefueroncalmando,losgritoscesaronytodosayudaronaapagarel
fuegoconmantasocubosdeagua.Alterminar,elmandobritánicolesordenóformary,escoltadosporunbatallóntambiéninglés,selescondujoalaimprovisadaprisiónmilitardeStoke-on-Trent.
Dosdíaspermanecieronencerradosallíencalidaddedetenidos.Alcabodeesetiempoloscondujerondenuevoalcampamento.Lastropasdela1.ªDivisiónLigera,al mando del general Béthouard, habían partido sin los soldados españoles condestino a Marruecos. Ellos se encontraron solos en el campamento, sin armas niunidadnijefesnibandera.
—DeberíamoshabernosunidoaDeGaulle—murmurabanalgunos.—Noleconocemos.PuedeserigualopeorquePétain—respondíanotros.—Aunqueasísea,sabemosquiénessonMonclaryKoenig.SiellosestánconDe
Gaulle,nosotrostambiéndeberíamos.Pero un comentario de Gayoso, al que todos respetaban por ser el primero en
portarunamedallaalvalor,leshizoreflexionar:—Escurioso.AhoraFranciaestácomonosotros,conungobiernoenelexilio.«Gobierno en el exilio», había dicho. Y algo ocurrió en el interior del alma
muerta de aquellos exiliados. Con aquel argumento comenzó la disidencia en susfilas;laprimerallegódebocadelosqueobedecíanlasconsignasdelKominterm:
—HayunpactodenoagresiónentrelaURSSyAlemania.LoscomunistasbajoningúnconceptonossumaremosaDeGaulle.EslomismoqueHitleroPétain.
Perolaconsignanofueaceptadaporlamayoría.Yensilencio,sinquenadielesordenase nada, volvieron a organizarse según sus batallones de reenganche: elentrenadoenFez,eldeColomb-Béchardyel11.ºdeUltramar.
Más de medio millar de soldados españoles que no había embarcado haciaCasablancasecolocóenposicióndefirmesencuarentayunafilasdedocehombres.Alfrentedecadaunaseencontrabaunsoldadodeprimera,uncabo,uncaboprimeroounsargento,peroningúnoficial,yaquenohabíanascendidohastaeserangoniunodelosrepublicanos.Delegaronlavozenunantiguoteniente,tuhermano.
Sinromperlaformación,exigieronalosinglesesquesepresentaseanteellosunjefe de la Francia Libre. A su lado, sentados en el suelo en señal de protesta,cuatrocientossoldadosespañolesdefiliacióncomunistaquesenegabanaunirsealaformación.
Alasocho,despuésdelredoble,lafiguradelcomandanteKoenigcruzólapuerta
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de Trentham-Park. Encontró a los soldados enhiestos, inmóviles, con sus ropassucias,deshilachadas,ysumiradaenfocadaalsol.Anteellos,clavadasenelsuelo,dosbanderas:ladelaIIRepúblicaespañolaylatricolorconlaCruzdeLorena,ladelaFranciaLibre.
Fransaliódelaalineaciónyseadelantóunospasos,dirigiéndoseaMariePierreKoenig.Secuadróacincometrosdeélygritó:Micomandante,quinientosnoventaydosrepublicanosespañolesdelosbatallones1.º,2.ºy11.º,enformación.Esperamosórdenes.
LaFranciaLibreyadisponíadesusprimerossoldadosespañoles.
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SALIDADEMORAND
ENELVERANODE 1940 sólo os llegaban al campodeMorand noticias parciales otergiversadas.LoqueestabamuyclaroesqueFrancia,vuestrosuelodeacogida,sehallabadivididaentresterritorios:elnorteocupadoporHitler;enelsur,elrégimendeVichy, que consiguió sobrevivir gracias al armisticio claudicante firmadopor elmariscal Pétain; y la Francia Libre en el exilio. Desconocías a cuál de los trespertenecíaMorand.
A las noticias y rumores se sumaronmás grupos de trabajadores—aunque enrealidaderanprisionerosdeloscolaboracionistasdeVichyoexiliadosdelospaísesarrasados por las fuerzas de la Wehrmacht— llegados de los territorios del surfrancés,losdelnorteseconvirtieronenhuéspedesdeloscamposnazis.
En el contingente de finales de junio, llegó unmuchacho, también español. Sellamaba Luis, pero lo apodasteisGitano por su tezmorena, sus ojos enormes queparecían no pestañear nunca y destacaban aún más en su rostro enjuto. Era tandelgado como tú, y andaluz, nacido en una calle perdida de la judería o morería,comoasegurabaél,cordobesa.
DurantelasgélidasnochesenvuestropequeñobarracónenMorand,tenarrabasuodisea,quenodejabadeasemejarsemuchoalatuya,aladetantos:
—ElavancedelosnacionalesnosobligóarecorrerEspañahastaBarcelonay,asu caída, debimos atravesar la frontera. Los exiliados en Francia éramos legiones;dicenquecasimediomillón.NosalojaronenloscamposderefugiadosdeArgelès,Saint-CyprienoBarcarès.Sóloveíamoslaarenadelaplayaylasalambradas…
Despuésdeunañorodeadodeancianosoenfermos,perotodosmayoresquetú,por fin habías encontrado a alguien de tu edad. En el tiempo transcurrido, ya noquedaba nadie de tu generación: todos los jóvenes se habían alistado en laLegiónExtranjera.
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—TodoloquenoesdenadieesdelaLegión—tearengabaLuis,queevidenciabaintenciones de alistarse, lo que terminó por confesar una noche en la que aún sucuerpo no se había repuesto del castigo al pozo que un gendarme le impuso porretrasarseunosminutosalincorporasealafiladetrabajo.
—En cuanto tenga una oportunidad,me enrolo—te dijo entonces—.No estoydispuestoarepetirlossufrimientosdeSaint-Cyprien.
Ati,laideadelucharbajounabanderaquenosentíascomopropianoteseducía.Además, ¿a quién servía ahora la Legión Extranjera? ¿A Hitler o a Pétain y surégimen claudicante de Vichy? Lo cierto es que no estaba bajo las órdenes de laFranciaLibre.¿Osí?
Dos acontecimientos, el último día que Gitano había decidido permanecer enMorand, modificaron tu opinión. El primero ocurrió cuando una unidad delegionarios,queincluíaexiliadosespañoles,acampóenlascercanías.AhífuedondevolvisteaencontrarteconelmayorAmadoGranelldelBatallónHierroenlaGuerraCivil.Suvoztransmitíalamismagenerosidaddesiempre,perosurostroseveíamuymoreno, seco, con arrugas profundas. Y no eran estos los únicos cambios. Alpresentarseantevosotros,anunció:
—SoyeltenienteGranelldela…«¿Quéhabrápasadoparaque lodegradasen?», tepreguntaste, aunqueapartaste
ese dato de tumente pues preferías atender a las condiciones de alistamiento quehabíacomenzadoaexponer.
—…firmaréispor cincoañosyosdaránunaprimadeenganchedequinientosfrancos.Despuésospagaránotrosdocediarios; diez irán avuestras familiasydosparavosotros.
Aquelloseapartabamuchodelfranco—aveces, inclusomediofranco—delasCompañíasdeTrabajadoresExtranjeros.Pero loquedeverdad teconvenció fue loqueañadióGranell:
—Sivuestra familiaseencuentraenuncampode internamiento, la liberany lepaganelalquilerdelaviviendaenlaquesealojen.Y,si lodeseáis,al terminar loscincoañosdecontratorecibiréislanacionalidadfrancesa.
AgregóquesuunidadteníacomomisiónlacustodiadelaLíneaMareth,aquellostreintaycincokilómetrosdefortificacionescercadeMedenine.Sóloquedabaqueteentregasenelcontratoparafirmar,cuandoGranellteregalóaquellaspalabras:
—CadamesosdaránunpermisodetresdíasquelamayoríadisfrutamosenOrán.Orán:lacárcel,tumadreyhermana.Unañosinsaberdeellaspodíasuperarse,y
no sólo eso: su liberación del campo de refugiados estaba solucionada. Ya no lodudaste:tealistaríasenlaLegiónExtranjerafrancesa,aunquefuesebajounabanderaquenotegustaba,ladelrégimendeVichy.Gitanoteacompañó.
Muchos años después de ese día, con la II Guerra Mundial terminada y la
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independenciadelascoloniasfrancesasenÁfrica,cuandoArgeliafinalizósuguerray la situación política se tranquilizó en el Magreb, recorrí los inmensos arenalesdesdeMarrakechaTúnez.Miobjetivonosóloerareconstruirtuvida,queridoNico,tambiénvuestrahistoriaysaber loquesesentíaporloscaminosdeladiáspora.Lamemoriaescortayapenasencontréhuellasde lasbatallasydelsufrimiento.Hastalas alambradas de Morand, Suzonni, Bou Arfa habían desaparecido y en loscampamentos de Kasserine, Gabes o Maknassy ya no quedaba nada. Los únicosrestoslosencontréenlasestrechasyempedradascallesdeOrán,Tetuán,Casablancao Tánger, donde aún subsistían colonias españolas integradas en su parsimoniosotranscurrirdiarioy,aveces,enlospatiosinterioresdesusviviendasserememorabanlosañospasadosyeldoloracudíaasusmenteshiriéndoloscomoelfilodeunagumíabienafilada,sinqueesolesimpidieracaminar.
Aunqueestoesenlaactualidadyvolveréaellosegúnavanceelrelatodevuestragesta, lo que nos interesa ahora es saber que aquella unidad almandodel tenienteAmadoGranell,quehabíaacampadoalladodeMorand,partiócondosvoluntarioslamadrugadadeaquelmartes,6deagostode1940, rumboa las fortificacionesde laLíneaMareth.
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LONDRES,6DEAGOSTODE1940
ESE MISMO DÍA de tu ingreso en las filas de la Legión Extranjera, a miles dekilómetrosdevuestraposición,seprodujounhechoquecambiaríatudestinoyeldetodos losexiliadosespañoles,conduciéndoosa lagloriayconvirtiéndoosenelmardetodoslospuertos.
El número 4 de Carlton Gardens, despacho del general Charles de Gaulle, sehabíaconvertidoenlasedeprovisionaldelgobiernoenelexiliodelaFranciaLibreyen el cuartel general de las Fuerzas Francesas Libres en Londres. En el ventanalondeabalabanderatricolorfrancesaconlaCruzdeLorena—enotrostiempos,CruzdeAnjou—,ytresmandosmilitaresultimabandetallessobrelasnuevascampañas:elgeneralDeGaulle,elgeneralGonflard,jefededestinos,yPhilippedeHauteclocque,reciénascendidoacomandante.
—SumisiónespresentarseennuestrascoloniasenÁfricaEcuatorial—explicóelgeneral De Gaulle a De Hauteclocque—. Y anexionarlas para la causa aliada,arrebatándoselasalrégimendeVichy.
—¿Decuántoshombresdispongo,migeneral?—Denovecientossetenta,niunomás.Nosquedandosmilsetecientos,perolos
necesitamos para la campaña de Dakar. A lo largo de su expedición deberá irincrementando sus fuerzas con indígenas que operan en la zona y con todos losdesertoresdelaLegiónExtranjeradePétain.—DeGaulleleentregóundocumento,yañadió—:Sunuevaidentidad.
ElvizcondedeHauteclocqueojeóelcarnetfalsificado.—FrançoisLeclerc—dijo—.Vaya,unapellidoplebeyodelaPicardía.—Acostúmbrese a ese nombre. Nos hallamos en el exilio y revelar nuestra
verdaderaidentidadpuedellevarlasrepresaliasnazisodelosseguidoresdePétainanuestrasfamilias.ElrégimendeVichyyahadadooficialmentepormuertoalcapitán
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PhilippedeHauteclocque;nodebesaberqueestávivoyeselcomandanteLeclerc.—¿Cuálesseránmisprimerospasos,general?AungestodeasentimientodeCharlesdeGaulle,intervinoelgeneralGonflard:—Debereemplazaratodoslosgobernadoreshostilesoatraeralosindecisosdela
África Ecuatorial Francesa hacia la causa de la Francia Libre. —Y se atusó elmostacho.
LamuecadedesconciertodeLeclercnopasóinadvertidaparaDeGaulle.—¿Quélepreocupa,comandante?—Vaasermuydifícilconvencerles,migeneral.Recuerdequecasitodosostentan
elgradodetenientecoronel.Noaceptaránlosargumentosdeuncomandante.—¿Noestarásugiriendoqueseleasciendaacoronel?—intervinomalhumorado
Gonflard.—No—replicórotundoLeclerc—.Meascenderéyomismo.—Pero…—balbuceó Gonflard ante la sonrisa de De Gaulle. Luego, desde su
metronoventa,preguntóincrédulo—:¿Quéestádiciendoestepequeñocomandante?—LasdivisasdeuncomandantedeCaballeríasoncuatrogalonesblancos;lasde
coronel,cinco.Meañadiréunomás.—¿Selovaaconsentir,migeneral?—exclamóGonflardfueradesí.—Audaciayfirmeza.Veoquesiguensiendosuspautasdeconducta,comandante
—dijoDeGaulle—.Uncomandantecongalonesdecoronel…Sidaresultado,tienemivistobueno.
—¿Cuándohedeencontrarmepreparado?—Sumarchaestabaprevistaparadentrodediezdías,pero…—DeGaullemiróel
vendaje en la cabeza de su interlocutor y se percató de que, durante el rato quellevabanhablando, sehabíamantenidoerguidocon la ayudadeunbastón—si susheridasnohansanado,podemosretrasarla…
—Migeneral—interrumpiósusubordinado—,¿dispondrédesoldadosespañolesenmicolumna?
—Porsupuesto,aunqueapenasquedamediocentenarhuidodelasCompañíasdeTrabajadoresExtranjeros.Elrestoseunióala13.ªSemibrigadadelcoronelMonclarysuayudante,elcomandanteKoenig.SeentrenanenelcampamentodeTrentham-ParkparadesembarcarenDakaramisórdenes.
—Noleentiendoausted—intervinoGonflarddirigiéndoseaLeclerc—,comonoentiendoniaMonclarniaKoenig.«Tropamagnífica,legendaria»,losllaman.¿Porqué les tienen tanto aprecio a esos hombres? No son soldados, son una bandaindisciplinada que no sabe combatir. A veces pienso que el mariscal Pétain teníarazóncuandolosbautizócomoel«ejércitoderatas».
—¿Estáustedseguro,migeneral?—preguntóelheridosonriendo.—Por supuesto, discuten todas las órdenes, lo que hace perder tiempo en las
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intervenciones.Nosirvenparaunejércitoregular.—Conmis respetos, general: ¿cuánto tardóAlemania en caer enmanos de los
nazis?—Ustedlosabe,comandante.—Yseatusódenuevoelbigoteantesdeañadir—:
Unaselecciones.—¿CuántoseretrasóItalia?—UnamarchasobreRoma.—¿Y cuánto resistió el invencible ejército francés de nuestros aristocráticos,
antediluvianosyentorchadosgeneraleselavancedelosPanzer?Gonflardencendióuncigarro,expulsóelhumoyrespondió:—Dosmeses.—Perdonequelecorrija,migeneral.Fueronsólocincuentaycuatrodías.—Puescincuentaycuatrodías—respondiómolestoGonflard.—¿Love,migeneral?—dijoelreciénbautizadocomoLeclerc,cuyasonrisase
volviómásamplia—.Losexiliadosespañolesresistierontresañoselavanceconjuntodecuatroejércitos:Franco,Salazar,HitleryMussolini.Yeseldíadehoyqueaúnnosehanrendidonihanfirmadounarmisticiovergonzante.
—¿Quéinsinúaconeso,pequeñoHauteclocque?—Contraelfascismo,migeneral,ellossonlosmejoressoldadosdelmundo.
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LALEGIÓNDEPÉTAIN
LALÍNEAMARETHfuevuestrodestino,despuésdefirmaruncontratoporcincoañosy recibir los quinientos francos de enganche. No os sometieron a un periodo deentrenamiento.LasimplemencióndequehabíaiscombatidoenlaguerradeEspañaalcanzóparaqueosentregaranunfusilyunradianteuniformedelegionarios.
AloquenoteacostumbrastefuealquepisyarecitardememorialosartículosdelCódigodeHonordellegionario,cosaquesóloconseguistecuandohubistesustituidoen tu mente el nombre de Francia. Entonces comenzó a tener sentido el artículoprimero:«Legionario,túeresunvoluntariosirviendoaEspañaenelexilioconhonoryfidelidad».Elséptimoerauniversalyparaabrazarlononecesitabascambiarlenada:«En combate respetarás a los enemigos derrotados y no abandonarás nunca ni tusmuertos,nitusheridos,nitusarmas».
Nochetrasnoche,recitasteelCódigoenelpuestodeguardia.Sialgúnoficialtelopreguntaba,nosepodíatitubear.Sinembargo,tumenteseconcentrabasóloentumadreytuhermana:porfinveíaslaposibilidadderescatarlasdelacárceldeOrán.Escribistealmandomilitarde laciudadinteresándoteporsusuerte.Sabíasqueesaveztusúplicaibaalograrunarespuesta,nocomolosveinteintentosdesdeMorand,porquelaavalabaeltenienteGranelldetucompañía.
Ylacontestaciónllegó:
«… Las internas Marta Torres López y Lucía Ardura Torres fuerontrasladadas con fecha 10 de enero de 1940 al campo de refugiadas deCarnot…».
Habían transcurrido siete meses, pero eran buenas noticias. Aquel «fuerontrasladadas» indicabaque tuhermanaestabaconvida.Apartirdeesemomento, el
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tiempocomenzóatranscurrirmuy,peroquemuydespacio.Noveíaselinstantedeunexiguopermisoparaescaparensubúsqueda.
Arenaytedio:esoeraloquesoportabaisenlosbúnkeresdelaLíneaMareth.Lasfuerzasitalianasqueveíaismoversealotroladonoospreocupaban;sesuponíaqueconstituíanaliadosvuestros.Mejordicho,aliadosdeVichy.
Elverdaderoenemigoseencontrabaenel infiernodedía,el fríoheladopor lasnoches y los escorpiones y culebras todo el tiempo. Ymás arena, que inutilizabafusilesyelmotordelostodoterrenosydelosblindados.
Loquemásodiabanloslegionarioseranlasguardiasnocturnas.Acambiodetresfrancos, se las hacías tú. Además de tu sueldo mensual, un extra de más de cienfrancosseañadíaa tusahorros,cuyodestinosería la liberaciónde tu familiaysusnecesidadesposteriores.
Unanochedesdibujadaentumenteyborradaporelsiroco,eljefedesecciónenpersona,eltenienteGranell,inspeccionabalospuestosdevigilancia.
—SoldadoArdura,¿cómoesqueestádecentinela?UstednofiguraenlaOrdendeServicio.
No obtuvo respuesta. Tampoco la necesitaste, pues Granell se imaginó lo queocurría.El régimendisciplinariode laLegión tecondenaríaa loscalabozosporunperiodolargo.
Sinembargo,nofueasí.Losoficialesdudabansobreaquiénascenderasoldadode primera; el hecho de que te ofrecieras para sustituir a tus compañeros en lasguardiaslesresolvió:eraselsoldadomásdispuestoalserviciodearmas.
UN9DESEPTIEMBREDE1940,lunes,tunombreaparecióenlarelacióndeascensos.Apartirdeentoncesluciríasungalónquebradodecolorrojo.Ylomejor:unpermisodeunasemana.
Corriste hacia el campo de refugiados de Carnot, acompañado por Gitano.Llevabas más de un año sin verlas, pero la imagen de sus rostros el día que ossepararon en Orán no se te había borrado de la cabeza: tu madre despeluchada yllorosa,pasandountrapohúmedosobrelafrentesudorosadeLucía,quetiritaba.
VeinticuatrohorasdespuésoshallabaisenOránbuscandounmediodetransportequeosacercasehastaCarnot.Nohabíaningunohastaeldíasiguiente;aprimerahora,tomaríais un autobús que os dejaría muy próximos al campo, pero hasta entoncesdeberíaisesperar.
Luisy tú recorristeis lascallejuelasoscurasconvuestro impecableuniformedelegionarios,mientras lasgentes se apartabandevosotros.La famadeviolentos,decarentesdeprincipiosyescrúpulosyhastadeasesinosdelossoldadosdelaLegiónExtranjeraosprecedía.
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—¡Eh! ¡Soldaditos! —llamó, en castellano, una voz femenina—. ¿Os apetecepasarunbuenrato?
Una señora gruesa, de cara agradable y con las pestañas y labios pintados enexceso,osrequiriódesdelaventanadeunprimerpiso.
—¿Cuánto?—preguntóLuis.—Unfranco—respondió—.Lomásbaratoybonitodelaciudad.Gitanoenfocóhaciatisusenormesojosinterrogativos.Unfrancoeralapagade
undíaenlasCompañíasdeTrabajadoresExtranjeros.Negasteensilencio.—Muycaroparanosotros—respondióLuis,mientrasledecíaadiósconlamano.—Unfranco,losdos—regateólamujer.Gitanotemiróunavezmás,casisuplicándote.Tal vez fue a causa del artículo cuarto del Código: «Cada legionario es tu
compañero…Túlomanifestarássiempreenlaestrechasolidaridadquedebeuniraloscompañerosdeunamismafamilia».TeencogistedehombrosyLuisesgrimióunagransonrisa.
Nuncahabíasestadoconunamujerytefaltabavalor,perotelimitasteaseguiraGitano por unas escaleras demadera carcomida. Olía a té recién hecho y a sudorpegadoenlosmuros.Lapuertadelprimerpisoseabrióylamujeronadelabocaylospárpadosmuymaquilladososhizopasar.
—Estabaseguradequeeraisespañoles.—¿Cómolosupo?—preguntóLuis.—Daiguallaedadquesetenga.Alosespañolessenosnotaenlacaraunestado
permanentedemalaleche.—Asíquecompatriota…—comentaste.—Claro,hijo.—¿Cómosellama?Laseñorasonrióantetupregunta,queledebióparecerestúpida,yrespondió:—Puedesllamarmecompañeraputa.—¿Compañerapu…?—balbuceaste.—Dejemoslaspresentacionesyvayamosalosnuestro.—Yextendiólapalmade
lamano,dondeGitanodepositóunfranco.—Estavezinvitoyo—tedijo.—Hala,pasadalahabitacióndelfondo.SeguisteaLuis,queparecíaconocerbienlosentresijosdeloslupanares.Os recibió una habitación iluminada por tres velas sobre un candelabro que
reposabaenelsuelo:cortinasgranatesyuncolchóngrandedelanaconsábanasqueparecíanlimpias,peseaalgúnagujerodecigarro.
—Iros desnudando mientras traigo la palangana —ordenó, y se perdió por elpasillo.
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Luiscomenzóaquitarselaropa.Alnotartuinmovilidad,gritó:—¡Ardura,cojones!Nopensarásjoderconeluniformepuesto.Laprostitutaretornóconunrecipientellenodeagua.—Lavaros el trasto —exigió, apoyando la palangana en el suelo. Entonces
contemplóvuestrosescuálidoscuerposdesnudos—.¿Cuántosañostenéis?—Diecinueve—respondióGitano.—Espero que no sea la primera vez… —dijo, pero le bastó un vistazo a tu
parálisis frente a la palangana para corregirse—: Tú eres primerizo, no lo puedesnegar.
Nocontestasteyellacomenzóadesnudarse.Despuéssetumbóenlacamaconlaspiernasabiertas;susmusloseranenormesysuspechosbailabancomoflanes.
—¿Quiénvaelprimero?—preguntó.—Yomismo—respondióLuis.Setumbóencimadeellayempezóamovereltraserodearribaabajo,jadeando.
Ella,entretanto,mordisqueabaundátil.—Aver.Tú,pasmado,acércate—tellamóalterminardecomerlo.Obedeciste. Cogió tumiembro y se dispuso amasturbarte. Luis seguía con su
cabezaentrelastetas,ajenoaloquetehacíalacompañeraputa.Tu trasto, como lo denominaba ella, adquirió rápidamente una posición más
digna.Luishabíaterminado.—Hala,colócateencima—teordenó.Apenasintrodujisteelmiembro,eyaculaste.—Asíterminamosantes—rematóella,yteapartódeencima.Luisyasehabíavestido.Tú,sonrojado,loimitaste.—¿Sabedóndepodemosencontrarunapensiónparapasarlanoche?—preguntó
Gitano.—Porotrofranco,podéisquedarosaquí.Aceptasteis;esavezpagastetú.Lamujerregresóalaventanaaseguirllamandoa
clientes.Apenasdormisteentodalanoche,talvezacausadetuansiedadporelencuentro
contufamiliaoporlofrustrantedetuprimeraincursiónenelsexo.
ALDÍASIGUIENTEllegasteisalcampodeCarnotalmismotiempoqueunacolumnademujeresenalpargatasdeshilachadascaminabaconcalderoshaciaunospozos,bajolavigilanciadegendarmes.
Escudriñastesusrostros;susojossaltonesresaltabanensuscarashuesudasysusmiradas reflejaban demencia. Tumadre y tu hermana no se encontraban en aquelpelotón.
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Osacercasteisa lasalambradas.Uncamióncongendarmes recorríaelcercado,nosetratabadeunapatrulladevigilancia:lanzabanpanesalinteriordelcampo.Lasmujeres,vestidasconandrajosrepletosdeparchesmulticolorescorríandeunladoaotropararecogeruntrozo.
Introdujistetusdedosentreloshuecosdelosalambresylosapretasteconrabia,sinquelasespinasqueseclavaronentupalmateprodujerandolor.Pegastelafrentealcerco,ylloraste.
—Yaveráscómoestánvivas—teconsolóGitanoacariciandotucabezapelada.Como si te hubiesen cosido a la alambrada, no te apartaste de ella.Frente a ti,
cochambre,desesperación,hambreyarena.Deprontounavozfemeninaterescatódelatontamiento:—¿Nico?«No puede ser», te dijiste. Las únicas personas que te llamaban así eran tu
hermana y tu madre. Te giraste hacia la voz, y la viste: escuálida, con sayas ypañoleta negras bajo un sol emanado del averno y sus grandes y negros ojosresaltabanensuafiladorostro…¡peroviva!
—¡Lucí!—¡Quéfelicidad!Madreyyopensamosquetehabíamosperdidoparasiempre.Apoyastesusdedossobrelostuyosatravésdelaalambrada,yapretaste.Arrimó
suslabiosaunodeloshuecosytebesólafrente.Llorasteis.Comenzóacontartecómohabíaidosaliendoaflotedesuenfermedad.—Eran lasbombas,Nico, lascausantesdemis temblores.Aquíyano lasoigo;
poresoparecequemehecurado,perocuandoregresennosési…Gitanonoquitabasusojosdetuhermana,quecontinuabanarrandocómohabían
sidocapacesdesobrevivir.—Los únicos en brindarnos su apoyo fueron cuáqueros americanos de la
American Friends Service Committee, que nos ayudaron sin esperarcontraprestaciones, ni siquiera nuestraconversión. Traían lana para que lasmadrestejieranprendasparasushijosy…
—Lucía,¿conquiénhablas?Eralavozdetumadre.Notehabíareconocido,medioocultoporelcuerpodetu
hermanayconlaotramitadclandestinaeneltrajedelegionario.—EsNico.—Yseapartóparaquetumadreteviese.Nohubosaludonilágrimasdesuparte.—¿QuéhacesenroladoenlatropascolaboracionistasdePétain?—Lohiceparaqueosdieranlalibertad.—NoqueremosserlibresacostadecolaborarconelrégimendeVichy.—Déjameintentarlo.Siloconsigo,despuésdeserto…—Ustedes —clamó un gendarme a tu espalda—, apártense de la verja o
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disparamos.
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TIERRADENADIE
MIENTRASESOOSOCURRÍAenlasalambradasdelcampodeCarnotytuhermanosesumabaa laFranciaLibreenel surde Inglaterra,enun lugarperdidouocultodelCamerúnoelGabónoenmediodeambosodeningunaparteconnombrepropio,seasentabaunode losbatallonescolonialesde laLegiónExtranjeray loqueenellospasóseríaelgermendevuestroasaltoaloscielos.
Los que habían regresado vivos de allí dijeron que se hallaba «en el manglarcercadelestuariodel ríoMuni»;«incrustadoen laspiedrasde losMontesCristal»,alegaron los que nunca lo visitaron; «con los dioses vengativos, en la cumbre delIboundji»,murmurabanlosnativos;«enunvalleprofundodelOgooué»,publicitabanenlaLegión.Cualquieraquefuesesuubicaciónexacta,sólohabíaunacuestiónclara:nadielaconocía.
Aquelsábado14deseptiembrede1940,alascincodelamañanayenmediodeldiluvio,elestruendodelatrompetadespertóaaquelbatallón.Mediahoramástardesonóel redobleyen la torredevigilancia se izó labandera tricolor francesa sin laCruzdeLorena.
La orden de reunión urgente para los mandos militares corrió por todos losbarracones a las seis. El comandante les convocaba después del desayuno. Susoficiales,comosiempre,llegaronpuntuales.
ElcomandanteDecoux,unjovenquenuncahabíacombatidoenguerraalgunayqueseencontrabaallíparaganarméritosantesuaristocráticafamilia,lesesperabadepieconunavaraen lamano, juntoadosgrandesplanos:unodeFranciayotrodeÁfrica.Sentados, tres tenientesyunadjudant-chef[1]Estoscuatro teníanencomúnlaslargasypobladasbarbasqueocultabanlapartesuperiordelpecho;encambio,lamandíbuladelcomandantesóloparecíamanchadademotasdepelo.
—Señores —dijo—, les he llamado para trasladarles nuestra situación. —Se
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acercó al plano deFrancia y señaló con el báculo una franja del país separada delresto por una línea azul—. Aquí ven la zona ocupada por los alemanes; abajotenemoseláreadeFranciaquehafirmadoelarmisticioconellosyquehaestablecidolacapitalenVichy.LaFranciaqueconocimoshasidodivididaendos.
—En tres. Se olvida usted de la Francia Libre —intervino desde el grupo eladjudant-chefMiguel Campos, un canario veterano de la Guerra Civil española yenroladoenlaLegiónExtranjeraparaevitarloscamposdeinternamiento.
—Nilatendremosencuenta.NosonmásquelosaventurerosdeLondres,comolesllamandesdeVichy.NoseolvidedelaestrepitosaderrotasufridaporelgeneralDeGaullealdesembarcarenDakar—respondióelcomandante.
Decouxseacercóalotromapa.Mientras,enlasaladereuniones,losmurmullosentrelosmandoshabíancomenzado.Elcomandante,señalandounazonasombreadaalladodelríoCongo,continuó:
—VeamosahoralasituaciónenelÁfricaEcuatorialFrancesa.DeGaulleenvióalcoronelLeclercconordendeanexionarnuestros territoriosa suaventura.El26deagosto,elChadyCamerúnmostraronsuadhesión.El28,seunióelCongo.Yel29,lohizoOubangui-Chari.
Anteelasombrodelresto,Camposvolvióaintervenir.—Micomandante,esosignificaquesisesumaGabónalasfuerzasdeLeclerc,el
territoriodelÁfricaEcuatorialseríaeldelaFranciaLibre.—Efectivamente,adjudant-chef.—¿Cuál es la posición de las autoridades gabonesas? —preguntó de nuevo
Campos.—MantenersealladodelgobiernodeVichy.Asílohamanifestadoelgobernador
MassonyhasidorespaldadoporelgeneralTetudesdeLibreville.Hubomurmullosenlasala.Unodelostenientes,cuyabarbasólohabíadejadoun
huecoparalosojos,levantósuexiguocuerpodelasientoyalzólavoz:—Sinomeequivoco,mi comandante, loqueestáocurriendoenestaguerra es
queÁfricahacobradoimportanciacomoteatrodeoperaciones.—Así es, teniente. Tengo la impresión de que Leclerc intentará unir el África
EcuatorialFrancesayluegolanzarásufuerzaarmadahaciaelMediterráneo.Porsuparte,anteelfracasodeDeGaulleeneldesembarcodeDakar,losingleses,tardeotemprano, prepararán un desembarco en el norte de África. Entre los dos querránestrujarenunapinzaalositalianosy,sinoloevitamos,anuestrasfuerzasenArgelia.
—Laverdadesquenuestraposiciónesdelicada—selamentóelteniente—.Nosvamosaencontrarentredosfuegossinsaberaquécartaquedarnos.
—No es delicada, teniente—corrigió Decoux—. Está muy claro que nosotrosservimosalasfuerzasdelmariscalPétainyhemosdehacerfrentealosaventurerosdeLondres.
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El adjudant-chef levantó la mano. Destacaba del resto de sus delgadoscompañerosporsushombrosanchos,sumandíbulacuadrada,apenasdisimuladaporlabarba,ysusmanos,semejantesalaszarpasdeunoso.
—Hable,Campos—ordenóelcomandante.—Queríapreguntarlecuálseránuestramisión.—De momento, cavar trincheras, minar una franja de cien metros y colocar
trampasenlaselvaenunazonadequinientosmetrosalrededordenuestraposición.—Usted cree que… —el teniente no pudo terminar, interrumpido por el
comandante:—Nolocreo,teniente.EstoysegurodequeDeGaulle,desdeDuala,ordenaráa
Leclerc,conlaAgrupaciónM,yala13.ªSemibrigadadelaLegiónExtranjera,lanzarsushombrescontranosotros.
—¿La13.ª?—inquirióextrañadoCampos.—Sí,adjudant-chef.¿Algúnproblema?—Enla13.ªhayespañolesdelascampañasdeNoruegaydeDunkerque.—Puesseequivocarondebando.¿Quélepreocupa?—LosespañolesyasufrimosunaGuerraCivil.Losquenoshemosenroladoen
estebatallónnoestamosdispuestosaluchardenuevocontracompatriotas.—SeolvidadequefirmaronporcincoañosconlaLegiónyhandelucharcontra
quienselesordene.—Los españoles, le repito, no estamos dispuestos a volver a matarnos entre
nosotros.—Adjudant-chef—contraatacóelcomandante—,ustedysuscompatriotastienen
deplazohastaquenosataquen.Sienesemomentosiguepensando igual,ordenaréfusilarlosatodos.
—Micomandante—llamóCampos,ysecruzódebrazos—,puedeordenarquemefusilenya.NodisparécontraespañolesquehancombatidoenlaGuerraCivilysonhéroesdelacampañaNarvik.
—Adjudant-chef —gritó Decoux encolerizado, acercándose a grandes pasos yapuntandoaCamposconeldedo—,noselorepitomás:¿estáustedconelrégimendeVichyohedeconsiderarloundesertorcomoaDeGaulle?
Campos clavó su mirada en el imberbe comandante y presintió que temblabaencorecidocomounniñomimadoalqueniegansujuguete.Concalma,leespetó:
—Ordenearrestarme.—Tenientes —llamó el comandante a los dos oficiales que habían guardado
silencioenladisputa—,arrestenaladjudant-chefytrasládenloalcalabozodetropa.LosoficialesextrajeronlapistoladelacartucheradeCampos,quenoseresistió.—Caminedelantedenosotros—ordenóunodeellos.Antesdeabandonarlaestancia,Campossegiróysentenció:
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—Micomandante,recuerdeestedíaymispalabras:ningúnespañollibrevolveráapelearcontraotro.
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MESESDEDOLOR
AJENO A LO QUE OCURRÍA en el estuario del ríoMuni a las faldas de losMontesCristal,elotoñohabíaentradoheladoenlasnochesdevigilanciaestáticaenlaLíneaMareth. Aún continuaban los picores insufribles de lo que os había contagiado lacompañera puta en Orán. Azufre y más azufre era lo que recomendaban loslegionariosveteranosquehabíansufridoensuspartesunepisodiosimilar.
Llevabais días en los que se veía poco movimiento en el lado italiano. Losescasos soldados que habían quedado en la guarnición os dijeron que Italia habíalanzadosupotente10.ºEjércitosobrelasbasesinglesasenEgipto:mediomillóndesoldadosparaarrebataralosbritánicoselCanaldeSuez.
Otrasdosnoticiassesumabanaaquella.LaprimerareferíaqueDeGaullehabíafracasado en su desembarco en Dakar. «Los aventureros de Londres han sidoderrotadosporelrégimendeVichy»,secorríalavozentrevuestrasposicionesantelosvítoresde losoficiales franceses lealesalmariscalPétainyeldesinterésde losespañoles exiliados y de los soldados tunecinos. La segunda daba cuenta de queJapónuníasusfuerzasaItaliayAlemania.
Loanteriorprovocólarestriccióndelospermisosaltiempoqueseincrementabanlasmaniobras con fuego real. El fusil que te habían entregado, comparado con elviejoMáuserqueusasteen las trincherasdelEbro,erauna joya.Conseguíashacerblanco a cien metros sin fallar un tiro. Pronto el teniente Granell aumentó esadistanciaencincuentametrosmás.
—Averahora—dijo.Disparaste,ehicisteblanco.Elteniente,sonriendo,añadió:—Tenemosuntiradorselectoenusted,soldadodeprimeraArdura.Entreelazufre,lospicoresinsoportables,lasprácticasdetirooficialesablancos
de papel y las oficiosas a los alacranes, además de las interminables guardias
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nocturnas,losmesesdeseptiembreyoctubrede1940transcurrierondespacio.Sólo en el puesto de centinela te encontrabas a gusto, porque por las noches
repasabaslosdetallesdelmomentoenquevolvisteaveratumadreytuhermanaconvida,cuandoGitanoytúfuisteisaCarnot.
—Apártensedelasalambradasodisparamos—oshabíangritadolosgendarmes.LesexplicastequeeraislegionarioscondestinoenlaLíneaMarethyquehabíais
acudido allí porque te habían asegurado que a los familiares encerrados en loscampos de refugiados de los soldados enrolados en la Legión Extranjera se lesconcedíalalibertad.
—Para eso han de ver al capitán del campo —respondieron, indicando uncobertizo de madera y hierro anexo a los grandes barracones de tropa, antes deescoltaroshastaél.
AquelaquienhabíanencargadolavigilanciadeesedespropósitoerauncapitándeInfantería,segúnrevelabanlostresgalonesamarillosquelucíaenlashombreras.
Era un individuo grueso, que transpiraba sin cesar y de continuo se pasaba elpañueloporlafrente.
—Así que quiere liberar del campo a su familia.Me parecemuy bien,menoscostesparaelgobiernodeVichy—opinó.
—¿Cuándoserá?—Encuantoustedtraigamilfrancos,yoacelerolo trámites…Supongoqueme
entiende.Entendistealaprimeraque,enlasguerras,lossinvergüenzasproliferancomolos
champiñones.—¿Cuándocreeusted,soldadodeprimeraArdura,quepuedereuniresacantidad?
—te preguntó frotando contra su frente el pañuelo húmedo y con los sobacosempapandolacamisa.
Pesealossacrificios,nohabríasalcanzadoaahorrartantodinero.Sindemora,tumentesumóahorros,pagasyguardiasdeloscompañeros.
—Aprimerosdenoviembre.—Puesentoncessepasaustedporaquíparaesasfechasyvamosarreglandolos
papeles,quesuhermanaysumadrenosevanairaningúnsitio.—Ysonrió.Alsalirdelbarracóntedirigistedenuevoalasalambradas,dondeellasesperaban
elresultadodelanegociación.—Hijo,olvidatodo—aconsejótumadrecuandolerelatastelaconversacióncon
elcapitán—.DesertadelaLegióncolaboracionistadePétain.Peromirasteatuhermana.Comprobarque,aunqueelhambrecontinuara,había
recobrado la cordura lejos de tantamuerte, te decidió. Conseguirías el dinero queexigíaelcapitán.
Lespasastecuantohabíasllevado,cienfrancos,atravésdelasalambradas.
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—Paraquepodáiscompraralgoenelmercadonegro.Losdedosdetuhermanasedeslizaronentrelosespinosycogióeldinero.—Aprimerosdenoviembrevolveréyossacarédeaquí—prometiste.De regreso a vuestro campamento, Gitano se ofreció a ayudarte a recaudar el
dinero.—Notienesporquéhacerlo—dijiste.—Esquetuhermanaesmuyguapa…—Mihermananoesparati—espetasteviolentado.—Ay, ahora resulta que el soldado de primera Ardura tiene reservada a su
hermanaparaunoficialdelaaristocraciafrancesa.—Noseasimbécil—lesoltaste.Elcasoesqueteayudó,yelúltimodíadeoctubrecontabasconlosmilfrancos
quelasliberarían.EnlaLíneaMarethsegozabadetranquilidad.Obtuvisteelpermiso—elteniente
Granellteteníaaprecio.Enrealidad,eraunaespeciedepadreparatodoslossoldadosespañoles—y,otravez,elcampodeCarnotseconvirtióentudestino.
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BANDERABLANCA
MIENTRAS PREPARABAS TU VIAJE a Carnot, los acontecimientos en el ÁfricaEcuatorial Francesa se precipitaban sin llegar aún a vosotros. Era viernes cuandonoviembre de 1940 hizo su aparición bajo lluvias violentas y una temperatura deveintinuevegrados.Aqueldía, los integrantesdelbatallóncolonialdeGabónnosedespertaronalascincoaltoquedecorneta.Mediahoraantes,unaexplosiónalolejoslossacódeloscamastros.
—Han entrado en nuestras líneas. Todo el mundo a sus puestos —gritó elcomandanteDecoux.
Loslegionariosrevisaronsuscorreajes,comprobandoquelasgranadasdemanoseencontrasenbienamarradas.Despuésempuñaronlosfusilesycorrieronaocuparlasposicionesdedefensaquemilveceshabíanensayado.Aquellamañana,labanderanoseizó.
—Leclercpensóquenoscogeríadesprevenidos,peroseequivocó—sentencióelcomandantedesdeunadelastorresdevigilancia,mirandoporlosprismáticos.
Másexplosiones.El cuerpoexpedicionariodevanguardiadeLeclerc caía en elcampodeminasoculto entre la densavegetaciónde la tundra.De repente llegó elsilencio.«Seretiran»,sedijoelcomandante.Perounaexplosióncercanaleimpidiósaborearlaidea.Unproyectilenemigohabíaimpactadocontraunadelastorresdelcampamento,derrumbándola.
—¡Mierda,tienenartillería!—aullóDecoux—.¡Todosacubierto!—Porelimpactonopareceartilleríapesada.Debetratarsedeunproyectildel75
—opinóunodesustenientes.Tres nuevas explosiones en la selva produjeronmás bajas en la vanguardia de
Leclerc,pero,además,estavezhabíansonadocercadelastrincheras.Loslegionariosdelbatallóncolonialnohabíandisparadosusarmas.Leshabían
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educadobienynomalgastabanmuniciones.Coneldedoenelgatillo, esperabanaqueasomaraalguienentrelavegetación.
Lesiguióunamediahorasindetonaciones, loqueindicabaquelossoldadosdechoque de Leclerc habían abierto un corredor seguro. En cualquier momento selanzarían sobre las trincheras y casamatas.La tensión crecía entre los hombres delbatallóncolonial.
Ahíestaban:unpelotónselanzósobreunadelasesquinasdelalíneadefensivaque bordeaba el fuerte. Granadas y balas llovieron sobre ellos. Uno a uno,comenzaronacaer.Sólodosllegaronconvida,bayonetaenmano,hastalaposicióndelaprimeraseccióndeloscoloniales.Unaráfagadebalas lostumbódentrodelazanjadefensiva.
El sargento Torres se acercó a los caídos. Uno de ellos, un muchacho quealcanzabacondificultadlosveinteaños,aúnvivía.Torreslecolocólamanobajolanucayelevóunpocosucabezadelsuelo.
—¿Quieresagua,chaval?—lepreguntóenfrancés.—No,malditofrancésfascista—contestóelotroencastellano,yescupió.—«¿Francés fascista?» —repitió Torres, sin salir de su asombro—. ¿Eres
español?—Claroque…¿Tútambién?—¿HaymásdelosnuestrosconLeclerc?—Sí,algunosque…combatimosalosnazisen…—¡Médicoparaestesoldado!—gritóelsargentoy,mirandoalosojosdelherido,
añadió—:Muchacho,acabasdedetenerunamatanza.TorressaliódelatrincheraycorrióalencuentrodelsargentojefeFábregasydel
caboGarcía.—Seguidme—lesordenó—.HayqueliberaraCamposydetenerestalocura.Los tres corrieron entonces entre las balas y el aguacero hacia el interior del
fuerte.Suobjetivo:elcalabozodetropa.ElcaboGarcía,manipulandounapalanqueta,arrancóelcandadodelacadenaque
aprisionabalapuertadelacelda.—Campos—dijoelsargentoTorres—,teníasrazón:hayespañolesconlaFrancia
Libre.—¿Quéhacemos?—preguntóelsargentojefeFábregas.—Idadetenera los tenientes; si se resisten, losmatáis.Luegoexplicáis loque
ocurrealrestodelossoldadosespañoleseizáisbanderablanca.—¿Ytú?—preguntóFábregas.—Yomeocuparédelseñoritodelcomandante.Los tresmandos españoles de aquel batallón, jóvenes veteranos de una guerra
perdidacontraelfascismoenEspañaynadadispuestosadesaprovecharlarevancha
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quelesofrecíalaHistoria,seapresuraronacumplirlasórdenesdesuadjudant-chef.Campos irrumpió con un fusil ametrallador en el despacho de Decoux, que,
parapetadotrassacosdearena,oteabaelexteriorconlosprismáticos.—¡Quécojones…!—exclamóelfrancés,sinacabarlafrase.—Micomandante,oizalabanderablancaoquedadetenido.—Adjudant-chef, se loadvierto:estoessediciónysecastigacon lamuerte.No
sume al quebranto de su arrestomayor gravedad.Baje el arma. ¡Se lo ordeno!—gritó,yllevórápidamentesumanoalacartuchera.
—Micomandante,nolohaga.—Novaamancillarunpiojosoespañolelhonordemisraícesfamiliares—dijo,
alzandolapistola.—Seloprevine—sentencióCampos,ydisparóunaráfaga.Elcomandanteseretorciómientrassupistolaseestampabacontraelsueloysu
sangrebrotabadelpechoylaboca.—Este ya es historia —susurró el sargento jefe Fábregas, entrando en ese
momento.—¿Ylostenientes?—preguntóCampos.—Detenidos.—¿Algunaresistenciamás?—Ninguna, los suboficiales sonnativosynoquierenmorir.Y,por supuesto, la
tropaespañolaestáconnosotros.—¿Izasteislabandera?—Inclusoestálimpia,lacondenada.Fábregasseñalóelmástildondehastaesedíahabíaondeadolatricolorparadejar
pasoaunasábana.Desdelaventana,Camposgritó:—CoronelLeclerc, soyeladjudant-chefMiguelCampos.Pidounaltoel fuego
paraquehablemos.Losdisparosdelosdosbandoscesaronylatundrasesilenció.—Vamos—ordenóCamposaFábregas.Encuatrozancadasalcanzaronlapuertadelfuerteylaabrieron.Camposcaminó
despacio, seguido de Torres y Fábregas; el caboGarcía iba el último con un fusilametrallador en bandolera, como protegiendo a los demás. Fábregas se situó a laderechadeCampos,yTorresalaizquierda.
A veintemetros de la puerta y cincuenta del primer arbusto, se detuvieron. Elsilencio se había apoderado de las trincheras, del fuerte y de la selva. La banderablancasesacudíamecidaporelcálidoyviolentovientoquepresagiabaelreiniciodeldiluvio.
Deprontountodoterrenoseinterpusoentreloscuatromandosylaselva.Cincogalonesblancos:uncoronel.Sufiguralesllamólaatención:botasdeantílopeytraje
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ygorracoloniales,muydesgastados.Noeraningúnseñorito,sinouncombatiente.Descendiódelvehículoyandandocondificultadapoyadoenunbastón,seubicó
a diez pasos deCampos. Pero si su estampa sorprendía a losmandos del batallóncolonial,alcoroneltampocolepasóinadvertidalaimagendeaquelloshombresquele esperaban: camisa abierta, barba de meses y cabeza rapada. El sargento de laderecha deladjudant-chef incluso llevaba un arete dorado. «Danmiedo al miedo.Parecensalvajes»,pensóLeclerc.
Frenteafrente,losdosjefesdeaquellosdestacamentossemiraronalosojosbajola lluvia torrencial que había regresado y a la que se mostraban ajenos.Comprendieronqueteníanalgoencomún:amboshabíanborradodesusdiccionariosparticulares la palabramiedo. Leclerc fue el primero en hablar. Tras presentarse,preguntó:
—¿Quiereplantearmelascondicionesdesurendición?—¿Rendición? —exclamó extrañado Campos—. No, coronel. Nosotros nunca
nosrendimos.—Entonces,¿dequéqueríaparlamentar?—DesumarnuestrobatallónalaFranciaLibre.Leclercsonrióy,apoyándoseensubastón,seacercótrespasoshaciaCampos.Se
acaricióelbigote.—ContratohastaecharalosnazisdelaFranciaocupada—contestó.—Hastaelfindelaguerra,coronel.—Expulsaralosnazisdeterritoriofrancéseselfinaldelaguerra.—Nuestraguerraescontraelfascismo.—Queasísea,adjudant-chef.Hastaesefinal,entonces.Se dieron la mano y gritos de «¡Viva la Francia Libre!» y «¡Viva la II
República!»,tantoencastellanocomoenfrancés,irrumpierondesdelastrincherasyentrelaespesuradelaselva.
—Puede izar su bandera, mi coronel.—Campos señaló el mástil sobre el queondeabalasábana.
—Nuestrabandera,adjudant-chef—corrigióLeclerc,ysegiróhaciaeljeepparagritar—:TenienteDronne,ordenetraerlabanderadelaFranciaLibre.
—Tuguta—llamóeltenientegirándosehacialaselva.—¿Tuguta?—murmuróCamposextrañado.Entonces,deentrelaespesuradelatundra,unsoldadomorenoybajito,conuna
trompetayunabanderatricolorcruzadaporlaCruzdeLorena,avanzórápidamentehacialapuertadelfuerte.AlllegaralaalturadeCampos,ledijo:
—A sus órdenes, mon adjudant-chef Soy el Turuta. Nací en Ciudad Real ytambiéncombatícontraelfascismoenEspaña.Mellamo…
—Tuguta—exhortódenuevoeltenientedesdeeljeep—,coloquelabanderade
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unaputavez.El Turuta iba a iniciar la carrera hacia el mástil, cuando Campos ordenó al
sargentojefeFábregas:—Entrégale una bandera de la II República y que la ice también. Nosotros, a
partirdeahora,peleamosbajodosbanderas.Leclercsonrió.—Veoquenoessucostumbresolicitarpermisoasussuperiores—comentó.—Milemaes«NiDios,niamo».Elcoronelmeneólacabezayañadió:—Extrañositioparaunanarquista.—Extrañositioparaunaristócrata,micoronel.Laincipientetempestadseconvirtióentestigodelaalianzadesangrefirmada,en
aquelinstante,entreaquellosdoshombres.—A propósito, adjudant-chef, ¿este Batallón de Marcha no tenía oficiales
franceses?—Ordenéqueselesencerrase,alseguirdefendiendoalrégimendeVichy…—Entiendo.¿Quiénestabaalmando?—ElcomandanteDecoux.—Ah,JaquesMarieDecoux.ElhijodelduquedeMena…Voyahablarconél.—Meparecequenoseráposible,micoronel.—Yeso,¿porqué?—Contrajounaextrañaenfermedadymurióderepente.—Unalástima.—LeclercsegiródenuevohaciaeltenienteDronneyleordenó
—:Teniente,queloshombresentrenalfuerteaguarecersedelalluvia.—¿Cuáleselsiguientepaso,micoronel?—preguntóCampos.—TomarelúltimofocoderesistenciadelÁfricaEcuatorialFrancesa:Libreville.—Lodefiendenfranceses,micoronel.—Lo sé. —Leclerc tragó saliva, alzó su mirada al cielo y sentenció—: Será
nuestrapropiaguerracivil.
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DENUEVOENCARNOT
UNNUEVOPERMISOydestinoaOránjuntoGitanoymilfrancos.Enaquelviajenohubovisitaalacompañeraputa:habíaisescarmentado.Oslimitasteisapasearporlaciudadybuscarunalojamientoparapasarlanoche.
Paseasteisporelzoco,enlaparteantigua.Enélpodíacomprarsecualquiercosa,desde armas hasta té, pero tú preferías los dulces, y si eran de chocolate, mejor.Visitasteis laAlcazaba.Ante vosotros se elevaba una fortificación de hacía siglos.Bajo sus muros tal vez pensasteis que los hombres habíamos estado matándonosdesdesiempre,construyendoengendrosdedefensaydeataque.
—Estoyhartodetantapiedra—alegóLuis—.Yovoyaveralacompañeraputa,porsitieneunaconocidaquenoestéenferma.
—Puesyonopiensodedicarleotromesalazufreyalasinyeccionesdebismuto.—¿Yquévasahacer?—Iré a visitar laMezquita y compraré algo en el zoco parami hermana ymi
madre.Ytealejaste.
ALSIGUIENTEAMANECER,yaosencontrabaisenelcampodeCarnot.Otropelotóndemujeres, escoltado por gendarmes, arrastraba cansino unos cubos de agua. Osacercasteisalasalambradas.Niñosmugrientosydescalzoscorreteabancubiertosporpañueloscaquis.Lasmujeres,alfondo,organizabanlargasmesasparaapoyarperolasdelrancho.Novisteniatuhermananiatumadre.Continuastepegadoalavalladeespinos.
—Lomejorseráquetedirijasalcapitán.Arreglaslospapelesyqueéllasmandebuscar.
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—No,Gitano.Quieroverlasantes.Necesitosaberquesiguenvivas.Unodelosniños—deedadincierta,puesesoesloqueprovocaelhambre—se
acercóhastavosotros.Buscasteenlosbolsillosdetusperneras,yextrajisteunadelaschocolatinasquehabíascompradoenOrán.
—Eh,chaval—gritaste—.¿Cómotellamas?—Eli.—¿Quieresganarteunadeestas?—Ylemostrasteeldulce.Asintió,sinquitarlamiradadelenvoltorio.—¿ConocesaLucíaArdurayasumadre?—preguntaste.Elchicovolvióaasentir.—Veteabuscarlas,ydilesqueNicoestáesperándolas.Siselodices,teladoy.Elchiquillosaliócorriendo.Alcabodecincominutos,aquelmozalbeteregresó
acompañadode ambas.Tuhermana, al divisarte, gritó tunombrey emprendióunacarrerahacialaalambrada.
Alllegar,otravezintrodujosusdedosentrelosalambresyenvolviótumanoconellos, mientras arrimaba sus labios e intentaba besarte por el escaso hueco de losespinos.
—Yotambiéntengomamá.SellamaHod…ElniñodialogabaconGitano.Derepente,estesegiró, tecolocó lamanoenel
hombroyterecordó:—Daleloprometido.Entonces lanzaste la chocolatina hacia el niño, quien, sin perder tiempo,
emprendiólahuidahaciaelinteriordelcampo.—No debiste darle nada—te riñó tu madre—. Ahora se lo dirá a los otros y
vendránapormás.—Noimporta,trajemuchas.Lassacastede losbolsosyse lasentregastea tuhermana,queabriómucholos
ojos,inspirandohondo.—Guárdalas, Lucía—ordenó tu madre—. Habrá que repartirlas entre los más
necesitados.No había cambiado nada. Aún seguía pensado en los demás antes que en sí
misma.—He traído el dinero—dijiste, mostrando el fajo de billetes—. Dentro de un
momentonosiremoslostresaOrán.—Nico,¿esverdadeso?—preguntóLucía.—Claro,tontita.Voyaveralcapitán,rellenolospapelesyosvengoabuscar.—Y desertas de inmediato de la Legión de los colaboracionistas —sentenció
madre.Temordisteellabio.Parasoslayarunarespuesta,preguntaste:
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—¿Cómooshabéisarregladoestosmeses?—Mejor.Coneldineroquenosdejastepudimoscompraralgoderopaycomida
enelmercadonegro.—¿Quiéncontrolaelmercadonegro?—preguntóLuis.—Lospropiosgendarmes—contestóLucía.Osdistrajo ungrupode niñosmugrientos que, dirigidos por el pequeñoEli, se
encaminabaalasalambradas.—Eseeselsoldadodelaschocolatinas—gritóelmozalbetealresto.—Ahí vienen. Será mejor que os marchéis —aconsejó tu madre—. Ya nos
encargamosnosotrasdeellos.Luisytúosdirigisteishaciaelbarracóndemando.—Quécuriosoeseniño—murmurabaGitano—.MedijoqueaéllepusieronEli
porquesignificaAlegreysumadreesHod,algoasícomoGloria.Estosjudíos…MientrasLuisseguíahablandosolo,llegasteishastaelcobertizodelcomandante
deaqueldespropósito.Leexplicastealgendarmedelapuertaelobjetodelavisita.—Esperenaquí—dijo,yseintrodujoeneldespachodelcapitán.Osquedasteisalapuertaesperandosuregreso,yLuiscomentóconunasonrisa
picara:—Tuhermana,cadadíaquepasa,estámásguapa.—Yateloadvertí,Gitano—exclamaste,apoyándoleelíndiceenelpecho—.Mi
hermananoesparati.Lavozdelgendarmeinterrumpiólareprimenda.—Puedenpasar.Os adentrasteis en el despacho del grueso capitán. Seguía sudando bajo el
ventiladordeltecho.—Hevenidopara…—comenzasteadecir,traselsaludo.—Yaséaloquehavenido.¿Hatraídoeldinero?—Sí,aquílotengo.Colocastelosmilfrancosencimadesumesa.Loscogiódespacio,losacercóala
narizyolfateó.—Siempre he dicho que el dinero desprende el mejor aroma del mundo —
sentenció, y comenzó a contar los billetes mientras algunas gotas de sudor caíansobrelamesa.
—¿Meentregalospapelespara…?Sumiradaimpidióqueterminaraslafrase.Arrojólosbilleteshaciati,ygritó:—Aquífaltadinero.—Estátodo—farfullasteextrañado—.Sonlosmilfrancosquemepidió.—Ustednoentendióbien:sonmilfrancos,sí.Peroporcadauna.
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ASALTOALIBREVILLE
TUINDIGNACIÓNERAMENOSquenadacomparadaconloqueocurríaenelcentrodeÁfrica.Llovía;siemprelluevesobreGabón.LastropasdelaAgrupaciónMalmandode Leclerc, a las que se habían sumado las del batallón colonial conCampos a lacabeza, seguían reclutando soldados entre losbantúes yeshiras.No les era difícil:ambas tribus odiaban a una tercera, privilegiada: la de los fang, protegida enLibrevilleporlosfrancesesdeVichy.
UtilizaronelcaucenavegabledelOgoouéparaaccederalaciudaddeLambaréné,situadaenunadesusislas.Losprofundosmeandrosylasviolentasaguasquedaronatráscuandoasaltaronelislote.Noencontraronresistencia,ylaguarniciónvichystacapitulóel5denoviembre.Elobjetivoinmediato,bloquearycontrolarelaeropuerto,fueconseguido.Elsiguientepasoeraesperar.
Noviembre, 8: elMilford, a las órdenes del almirante inglés Andrew Browne,abatióalsubmarinoPoncelet.AvionesLysandersembraronLibrevilledebombas;elcruceroBougainvillefuebombardeadoysehundiósinremisión:laFranciadeVichyenGabónsehabíaquedadosin fuerzanaval.Tercervuelode losLysandersobre laciudad.CargasdeartilleríadesdeelMilford.
Alolejos,seveíaelhumoyelfuegoenlanoche.EnlastrincherasdeLibrevilleesperabanelasaltoencualquiermomento.
Los blindados de la 13.ª Semibrigada de la Legión Extranjera, al mando deKoenig,desembarcaronenPointeLaMondahconfusilerossenegaleses,camerunesesy los republicanos españoles del campamento de Trentham-Park, entre los que seencontrabatuhermano.
LaAgrupaciónMdeLeclerchabíallegadoalapuertasurdeLibrevilleporlarutadeKango,trasatravesarmontesyselvamacheteenmano,provocandolaestampidadeantílopesyelefantes.Susrostroslívidos,cubiertosdesudor,aparecíandeformados
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porlaspicadurasdemosquitos,yllevabaneltorsoylosbrazoscubiertosdemanchasoscuras.Erandecenasdesanguijuelas,adheridasasupiel.
Cinco de lamañana del 11 de noviembre: era la hora. La 13.ª se apoderó delaeródromodelaciudad,nosinqueseisLysanderleprestasenapoyodesdeelcielo.
LaAgrupaciónMpenetróporel surypartióLibrevilleendos.Calleporcalle,barricada por barricada, trinchera por trinchera, casa por casa, cobertizo porcobertizo,sonaronlosdisparosylasexplosionesdegranadas,ybayonetasfrancesasse clavaron en cuerpos franceses. Refugios reventados, alambradas derrumbadas ocortadas,restosdechapasmetálicas,maderasardiendo,milesdecasquilloscubriendoel suelo, proyectiles sin explotar y miembros humanos quemados o cortadosencharcarondesangreelpavimentolevantado.
Día12:lasfuerzasvichystascapitularonenPortGentilyelgobernadorMassonsesuicidó.Librevillehabíasucumbido.ElÁfricaEcuatorialFrancesapertenecíaalaFranciaLibre.
La13.ªSemibrigadaylaAgrupaciónMseencontraronenPortGentil.KoenigyLeclerc,frenteafrente,seabrazaron.AmbossesabíanlosdosúnicosjefesenlosqueDeGaullepodíaconfiarciegamentey,además,losmásjóvenes.AunqueKoenigeracuatro años mayor que Leclerc —lo que significa, en jerga militar, cuatropromocionesmásantiguo—losdoserancomandantes,perosoñabanconserviralaFranciaLibrecomogenerales.Sueñoque,sinlavictoria,resultaríahueco.
—Cuando la 13.ª asaltó el aeródromo —dijo Leclerc—, se oyeron gritos enespañoldesdesusfilas.
Koenigsonrió.—¿Gritos como estos? —preguntó, y alzó la voz—: «¡Cómo en el Ebro,
compañeros!».«¡CómoenMadrid!».«¡Nopasarán!»…—Aesomerefiero.—Lollamamosel«recitalespañol».Todoslosrepublicanosespañolesselanzan
alataqueagolpedeesasconsignas.Paraellosestaguerraescontinuacióndelasuya.—¿Cuántosespañolestienesenla13.ª?—Lamitad:quinientos.Peroenla1.ªDivisiónhaycasitresmil.¿Ytú?—Apenasunpuñado.—Notepreocupes,seiránsumandomás.Todoelexilioespañolestáasumiendo
esteconflictocomolarevanchaquelesofrecelaHistoria.—Koenig,tienesmásexperienciaqueyoenmandaralosespañoles.Todosdicen
quesonreaciosarecibirórdenes.—Lo que ocurre es que no respetan a nadie que no se juegue el pellejo como
ellos.Odian a los jefes y generales que dan órdenes y se quedan en retaguardia acontarlosmuertos.
—¿Quémerecomiendas?
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—Hum… —Dio una calada al cigarro como dándose tiempo a pensar, yrespondió—:Doscuestiones.Laprimera,paracuandotengasblindadosocarrosdecombate,colócalosdeconductores.Atravesaránlaslíneasenemigassinpreguntarsiel terreno estáminado o no.La segunda es que ellosmismos semanden.Que sussuboficialesseancompatriotasy,siesposible,susoficialestambién.
Leclercguardósilencio,mirólaPolarypreguntóasucompañero:—¿Sabescuáleselpróximofrente?—DeGaullehaordenadoquela13.ªseunaala1.ªDivisiónynossumemosal
ejército británico que combate en Egipto y Libia contra los italianos. Si no se lesderrota rápido, elEstadoMayoraliado temequeHitler envíepara reforzarles a lasdivisionesblindadasdeRommel.
ALDÍA SIGUIENTE, al coronel Leclerc le llegó un teletipo desdeDuala, firmado porCharlesdeGaulle.Enél,ledecíaqueyanoeranecesarioqueaparentarasercoronel:había sido ascendido. Pero lo que nunca supo el general De Gaulle es que, en lahistoriamilitardesupatria,jamásexistióascensomásamargo.
Solitario, el coronel caminó apoyado en subastónpor la arteria principal de laciudad,llevandoelpapelconsunombramientoarrugadoenlamanoizquierda.
Casas derruidas, impactos de balas y metralla en las escasas fachadas quequedaban en pie, sobre calles tapizadas de cadáveres de civiles gaboneses; algunavivienda que aún ardía; un disparo de francotirador que resonaba a lo lejos;movimientodetropasdelaFranciaLibresilenciandolosúltimosfocosderesistenciay cuerpos de soldados franceses atravesados por armas blancas de compatriotasflanquearonsupaseoporaquellapoblacióndedoscientosmilhabitantes.Aúnhoy,enelcorazóndelpueblofrancés,sobreviveaquella tragediaqueduróhastanoviembrede 1942. Casi dos años de guerra civil, que se desarrolló no sólo en Brazaville,tambiénenlosdesiertosdeLibia,SiriayelLíbanoyhastaenlametrópoliseuropea.PerodejemosdemomentoloqueocurrióapartirdeesenefastodíayregresemosalascallesdelacapitaldeGabónyaLeclercdespuésdecontemplarlamasacreenlastrincheras.
Sus lágrimas se confundieron con la bruma que cubría la ciudad. Releyó porúltimavezeldespachoqueanunciabasuascensoylorompióentrozosquedejóalviento.Siguiócaminando.
—Buenasnoches,micoronel—lesaludóunavozgraveasuderecha.Leclerc giró la cabeza y distinguió las facciones de su interlocutor entre las
sombrasdeunanochedeagriavictoria.—Nosonbuenas,Campos.—¿Puedoacompañarle?
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—Puede,adjudant-chef.Lasdos figuras, labajaydelgadadel coronely la altayhercúleadelbarbudo,
caminaronensilenciohastaelfinaldelaavenida.Enlospeldañosquedabanaccesoa una iglesia,Leclerc se sentó.Campos permaneció de pie a su lado, sin pisar losescalones.
—Sabe,Campos.CuandolosafricanistasespañolesselevantaronenarmascontralalegalidaddelaIIRepúblicaespañola,yo,desdeFrancia,aplaudíesegesto.Creíaquehabía llegadoelmomentodeponerordeneneldesbarajusteenque,segúnnoshabíancontado, losrojoshabíansumidosupaís.Nocomprendíentoncesqueaquelera sólo un ensayo de lo que el fascismo se proponía para el mundo entero: ladestruccióndelacivilizaciónylaimposición,paraelrestodelospueblos,deregresaralabarbarie.
—¿Dequédesbarajustehabla,micoronel?—Nosllegabannoticiasdelasiglesiasysacerdotesqueustedesmatabanasangre
fría.—¿Nuncaseenteróde loquehacían loscaciques locales, loscurasarmadosen
los pueblos, los matones al servicio de los terratenientes o los sanguinariosfalangistas?
—Aunquesuenetriste,alosaristócratasfrancesesesononosinteresaba.Hoyloveodiferente.
—¿Quéhacambiado?—Enprimerlugar,quenoshanmasacradoanosotros.—Leclercsacósupitillera
—.¿Quiereuno?—Nodeberíafumarenlanoche,micoronel.Puedeserblancodefrancotiradores.
Primeranormadelaguerra.—Hoy me da exactamente igual, adjudant-chef. ¿Le apetece acompañarme en
estadebilidadporconvertirmeenunadianahumana?Campossonrióyledijo:—Sihedemorir,queseaaquíyconusted.Encendieronloscigarrosy,despuésdedarlaprimeracalada,Leclerccontinuó:—Luego está este horror: franceses contra franceses. Supongoque en su patria
ocurrióigual,peromultiplicadopormil.Nohaynadamáscruelquehermanoscontrahermanos.EldíadehoydeberíaquedarocultoysilenciadoenlahistoriadeFrancia.
—¿Cuáleselsiguientepaso,micoronel?«Quiere cambiar de tema», se dijoLeclerc. «Normal: este hombre posee en su
habermildíaspeoresqueeldehoy».—EsperaremosórdenesdelgeneralDeGaulle.—¿Sospechaenquéconsistirán?—Supongoque senosordenará transformar laAgrupaciónMenunaColumna
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contodoslosdesertoresdelaLegióndeVichyenLibreville,sumandoindígenasdelÁfrica Ecuatorial y soldados senegaleses para avanzar hacia el norte del Tchad yentrarencombareconlositalianosporelsurdeLibia.
—¿QuéharánKoenigylaLegiónExtranjera?—Aélyalehanllegadolasórdenes.DebesalirdelaeropuertodeLibrevillehacia
EgiptoparaagregarsustropasalasdelosinglesesenladefensadelCanaldeSuez.Otracaladaprovocóunnuevosilencio.—Comenté con el coronel Koenig la posibilidad de crear una Compañía de
Controlyponerlabajosusórdenes,adjudant-chef—añadióLeclerc.—¿Cuálseríasumisión?—Austedlonombraríamoscapitányleentregaríamoselmandodeunazonadel
Gabón,yaqueeslamássusceptiblederevueltasenlaretaguardia.—Haymuchosqueaceptaríanencantados,peronoesesolomío,micoronel.Yo
prefieroseguirenlosCuerposdeChoque,enprimeralíneadefuego.—Debeserustedelprimermilitarquerechazaunaofertacomoesa.—Recuerdequenosoyunmilitar.Sigosiendounmilicianoquepeleabajodos
banderas. Algún día derrotaremos a los nazis y a los fascistas italianos, yavanzaremoshaciaEspañaparaquerecobrelalibertad.
—Es usted un caso curioso, Campos. Un anarquista que sueña con liberar supatriadelfascismo,acatandolasórdenesdelaLegiónExtranjera.
—Creoqueeselúnicocaminoposible,micoronel.Arrojaron al suelo las colillas de los cigarros; la suela de sus botas de piel de
antílopeapagóelrescoldo.—Queríaproponerlealgo,micoronel.—Dígame.—Quemedépermisoparaque,acompañadodelsargentojefeFábregas,vayacon
elcoronelKoenigensuaviónynoslancemosenparacaídassobreArgelia.—¿Conquéobjeto?—seextrañóLeclerc.—Conseguir el mayor número de desertores españoles de la Legión de Pétain
paranuestrasfuerzas.—Parece una locura: saltar sobre terreno enemigo para hacer desertar a sus
tropas.—Peronoesimposible.—Yalosé,Campos,nadaloes.—¿Tengosupermiso?—Lotiene,peroantesdedosmeseshandeestarenFaya-Largeau.—Estaremos,micoronel.Yconciensoldadosespañolesmás.—Si se retrasara, diríjase hacia el norte, a nuestro encuentro. Seguro que nos
habremosadentradoenLibia.
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—Procuraréserpuntualalacita.—Y sea precavido. Para el Deuxième Bureau también trabajan compatriotas
suyoscomoinformadores.Siguieroncaminandoensilenciohaciaelcampamentoimprovisadoquelesservía
deCuartelGeneral, iluminados por las llamas de la extinta batalla y por una lunallena que hizo su aparición aquella noche del 15 de noviembre. La figura deldistinguido aristócrata con bastón y quepis y la del barbudo agitador anarquista seperdíanjuntascomoungarabatoenelmapadelanoche.
—Mehaintrigado,Campos.¿CómopiensaconvenceralosespañolesenroladosenlaLegióndePétain?
—Imaginaré que sus destacamentos militares son fábricas y los soldados, losobreros. Me dirigiré a ellos como si quisiera que se afiliaran a una organizaciónsindical. Además, oír hablar del gobierno en el exilio de la Francia Libre lesrecordaráelnuestro.
Leclercasintióynopudopormenosquesonreíralanalizaraquellaspalabras.Sumente,quelocalculabatodoentérminosdeestrategiaytácticamilitar,reflexionóenvozalta:
—Curioso,laagitaciónsociopolíticautilizadacomoarmadeguerra.Yvolvióasonreír.—¿Quélecausagracia,micoronel?—Su ocurrencia. Lanzarse en paracaídas sobre el campo enemigo a reclutar
desertores…Nienlosmejoresmanualesmilitareshafiguradosemejanteproeza.EracomosilasdosalmasescindidasdelpríncipeKropotkin,laaristocráticayla
rebelde,sehubiesenencontradoenmitaddeÁfricagraciasaunaguerraquenuncaquisieron,bajounosveintiséisgradoscentígrados,amediadosdenoviembre.
AlllegaraledificioqueservíadesedeprovisionalalaFranciaLibreenGabon,Leclerc se despidió del adjudant-chef entregándole los números de teléfono deFord-Lamyalosquedeberíallamarsisumisiónteníaéxito.
Caminodesuhabitación,sedijo:—ParecebuenapersonaesteCampos,perometemoquenovolveréaverlocon
vida.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, en el interior del avión, el ruido de los motores seamplificabahastaconvertirseenestruendo.Nadamenosqueveintisietetoneladasdematerial militar, tres pilotos y veintinueve pasajeros equipados con paracaídascompletaban la tripulación. Pero todos se sentían seguros: sabían que el últimoinvento norteamericano prestado a la RAF—el Douglas C-47 Skytrain o Dakota,comoloapodaronlossoldados—,eraelaviónmásmodernojamásconstruidoparael
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transportedesoldadosydearmas.ElsargentojefeFábregasdirigiósumiradaalexterior:anochecía,yseadivinaba
uncielodespejadocon lunaplena.«Somosunblanco fácil para las antiaéreas», sedijo. Bajó la vista. Sobre el terreno, apenas unos cuantos cúmulos de lucecitasdispersas.«NohayciudadesgrandesenelsurdeArgelia»,pensó.
Luego contempló el pasaje delDakota: al frente, el coronelKoenig, que habíapermanecido mudo todo el trayecto, sin desprenderse del Gauloises; a su lado, elnuevo jefe de la 13.ª, el fornido y dinámico teniente coronel Cazaud, que habíasustituidoaMondar.Esteseencontrabaasulado,dispuestoaemprenderconbrazofirme el mando de la 2.ª Brigada que le esperaba en Egipto. Detrás, un grupo decomandantesycapitanes francesesmás tres tenientesextranjeros:unoerapolacoyotro noruego, ambos héroes de las campañas deNarvik. El tercero era un españolrecién ascendido e incorporado a la 13.ª desde Inglaterra, Fran Ardura—el ToroArdura—, tu hermano, que, alzando la voz y con la boca casi pegada al oído deladjudant-chefledecía:
—AsíquecombatisteisenelEbro.MihermanofuellamadoafilasparaunirsealQuinto,peronosupemásdeél.
—¿Cómosellama?—preguntóCampos.—NicolásArdura.Teníadieciséisañosporaquelentonces.Ylemostrólafotodefamiliaqueguardabaensuestrechacartera.—No me suena ni su nombre ni su rostro —contestó el adjudant-chef, y
dirigiéndosealsargentojefeFábregaspreguntó—:¿Teesfamiliarestacara?Elsargentojefenegóconlacabeza.DeprontoelDakotarealizóunmovimientobrusco.Denohaberidopertrechados
contrinchasalfuselaje,todoshabríancaídoalsuelo.—Ya están las putas turbulencias —se quejó el teniente coronel Cazaud—.
Esperoquenoseaunatormentadearena.CamposyFábregassepusieronenpieyrevisaronsuequipaje:unparacaídasala
espalda;eldeemergencia,alpecho;unacantimploradetreslitros;pistoladelnuevelargoalcintoydosgranadasenelcorreaje.Apretaronlosdientes,ajustaronlasgafasycerraronlospuños.Otravezenacción.
Laluzrojadecabinaseencendió.Todossabíanloqueesosignificaba:elportóntraseroibaaabrirseparaquelosparacaidistasse lanzasen.Sobrevolabanel interiordeArgelia.
Eladjudant-chefyelsargento jefeseubicaroncercade lasalida,acompañadosporeltenienteArdura.ElcoronelKoenigseacercóaellosy,antesdellanzamiento,lesdeseósuerte:
—LaFranciaLibresiempreestaráendeudaconustedes—agregó——Ustedpreocúpesededarleduroalositalianos,micoronel—contestóCampos,
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y,dirigiéndosealpasaje,añadió—:Suerteatodos.Lapróxima…enParís.—Suerte,adjudant-chef—lerespondieronalunísono,justoantesdequeCampos
searrojarahaciaelterritoriodeArgelia.Fábregas contempló el despliegue del paracaídas de su compañero. Apoyó su
manoenelhombrodetuhermanoyledijo:—Miturno.—Dirigiósumiradaalrestodelostripulantesyañadió—:Sinonos
volviéramosaver,quesepanque fueunhonorcombatircontrael fascismocodoacodoconustedes.
Yelcielodeldesiertoloacogiócomoasuhijo.Lamisiónparticulardelosdosbarbudoshabíacomenzado.CuandoFranArdura
confirmó que el paracaídas de Fábregas se había desplegado, empujó la palancacerrandoelportóntrasero.ElcoronelKoenig,alpasarasulado,comentó:
—Teniente,consoldadoscomoustedesnoentiendocómolesderrotóelfascismo.Tuhermanolemiróconojosenrojecidosporlabrisadelexterioroporlarabia
acumuladaduranteaños,yleespetó:—Esqueanosotrosnonosayudónadie.
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FUGADEMARETH
LOS ECOS DE LA INCIPIENTE GUERRA CIVIL entre franceses, que había explotado enLibreville,apenas llegaronavuestrasposicionesenelnortedeÁfrica.Aunasí, lostres meses siguientes se eternizaron para vosotros. No hubo permisos para nadie,aunque en las posiciones defensivas de la LíneaMareth se respiraba tranquilidad.Decían que los italianos habían avanzado adentrándosemás de cien kilómetros enEgipto,provocando la retiradade los ingleses.TodosqueríancontrolarelCanaldeSuez.CasimediomillóndesoldadositalianosalmandodelgeneralGrazianiponíanenjaquealejércitobritánico.
Enaquellaépoca,el tenienteGranellsehabíaempeñadoentransformarteenuntirador selecto. A ti, en cambio, lo único que te interesaba era recaudar otros milfrancos.
—Hijo, le convertiré enotroSimoHäyhä—repetía el teniente cadavezque tellevaba al desierto a practicar.Hasta consiguió un fusilMosinNagant,modelo 28,idéntico,segúnél,alqueportóSimoenFinlandiacuandoterminó,élsólo,conlavidademásdemediomillarderusos.
—Recuerde siempre las cualidadesbásicasdeun tirador selecto: consistenciayprecisión.
Conocerlatemperaturaambiente,ladelcañón,lafuerzaydireccióndelviento,elnúmerodelotedelamunición,lahumedadyaltitudquepuedanafectarlatrayectoriade balas que recorren siete campos de fútbol en un segundo…Apuntar, vaciar lospulmonesde airey apretar el gatillo conun simple rocede layemadel dedo.Esodecíanlosmanuales,peroeltenienteGranellqueríallevartemáslejos.
—Ardura,aprenderáadispararentreloslatidosdesucorazón.Asíeliminaremoscualquierelemento,porinsignificantequeparezca,quepuedaafectaralequilibriodelcañón.
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Tedejó escoger compañero de equipo. Por supuesto, el elegido fueGitano.Ostumbabaisen laarena,camufladospor redecillasoagazapadosdetrásdeuna loma,cuidandolaposiciónrespectodelsolparaquenosereflejarayosdelatase.
Después de semanas de entrenamiento con blancos estáticos, el teniente se leocurriódarunpasomás.AqueldíacolocasteelMosinsobreelbípodeyapuntastealdesierto.Luisteguioconlosprismáticos.
—Ya lo tengo—dijonadamásdetectarelobjetivo—.Blancoenmovimientoadiezgradosaladerecha.
En esa ocasión elblanco enmovimiento era el propio teniente oculto tras unaduna a quinientos metros. Sobre la cresta del montículo asomaba un palo con unquepisenlapunta.
—Sedesplazaunosdiezpasoshacialaderechayregresaalaposicióninicial—teinformóGitano—.Ardura,agujereaesagorra.
—Latengo.Oístetuslatidos:toc…,toc…,toc.Objetivoenelpuntodemira.Labalatardaría
mediosegundoenllegar,elqueempleabaeltenienteendesplazarseunmetro.Listo.Denuevoloslatidos:toc…,toc…Todoelairefuera.Ydisparaste.
—¡Bien!¡Lehasdado,lehasdado!—gritóGitanoponiéndoseenpiedeunsalto.Asíeranlosentrenamientos,quepasaronatenerunafrecuenciadiaria.Elteniente
sehabíapropuestoquealcanzarasunblancoenmovimientoaochocientosmetros.—Cuandolologres,tejuroqueteconsigoelpermisoparairaOrán.AquellapromesadeGranellfuelamejormotivación:paramediadosdediciembre
habías conseguido reunir otros mil francos y acertar el puñetero blanco enmovimientoaochocientosmetros.
Sinembargo,eltenientenopudocumplirsupalabra.—Lo siento, hijo. Hay que esperar. El VIII Ejército inglés ha comenzado la
OperaciónCampassyestáprovocandolaretiradadelasfuerzasitalianasdeEgipto.Unatensiónsostenidaseapoderódevuestrasposiciones.Silasfuerzasinglesas,
sudafricanas, australianas, canadienses y de la Francia Libre arrollaban al ejércitoitaliano,alomejorllegabanavuestraLíneaMarethyteníaisqueentrarencombate.Desconocíais las cláusulas del armisticio entre el gobierno deVichy yHitler, y sialgunaobligabaaprestarapoyoalEje.
—DicenquelasfuerzasdelaFranciaLibreestánalmandodelcoronelKoenigyquevanconélespañolesdela13.ªSemibrigada.
Enlosbarracones,losrumoresseamplificabanporlasnoches,antesdeltoquedesilencio.EspañolesconlaFranciaLibre,osrepetíais,peroaquellonohacíamásqueincrementar vuestra angustia. Vosotros, asentados en la Francia de Vichy, tal vezdeberíaiscombatircontraellos.
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AMEDIADOSDEFEBREROde1941túseguíassinelpermiso.Ylasinformacionesquerecibíaisnoparecíanaugurarqueloconsiguieraspronto:«LoscarrosCruiseringleseshan hecho retroceder a los italianos». «Los australianos han capturado más detrescientosmilprisioneros».«ItaliahasidoderrotadaenÁfrica».
EncasicuatromesesnohabíaspodidoabandonarelcampamentoparadirigirteaOrán.Volvisteaintentarlo.
—Lo siento, hijo—respondió Granell—. Italia ha sido derrotada y Mussolinisolicitó ayuda aHitler.Haceunosdías, losPanzerdelAfrikaKorps, almandodelgeneralRommel,handesembarcadoenelpuertodeTúnez.
—Peroustedmeloprometió,teniente.—Nohaypermisos.ConlosnazisenelnortedeÁfrica,puedeocurrircualquier
cosa.Arrojasteelquepisalsueloylopisaste.Eltenienteseacercó,teapoyólamanoenelhombroypropuso:—Oye,estanochesalimoshaciaelcampodeCarnot.Solucionaslodetufamilia
yregresamosdeinmediato.—¿Quieredecirquevieneconmigo?—Sí.—Perosinosdescubren,austedlodegradarán.—Hijo,túcumplistetupartedeltrato.Llegóelmomentodecumplirlamía.Casi de inmediato te viste conduciendo el todoterreno de mando del teniente
comounloco,atravesandocaminosporlosquesólohabíantransitadocamellos.LanocheestrelladatepermitíaguiarteporlaPolar,yelfríoempañabaelparabrisasconunaligeracapablancuzca.Noimportabaquelavisiónseredujese:aesashorasyenmediodelanada,nohabíanadie.
Los primeros rayos de luz os encontraron al bordearOrán para dirigiros haciaCarnot.Unosmovimientosmilitaresinusualesalterabanelsilencioalasafuerasdelaciudad.TresBedfordrepletosdesoldadossalíandeuncampamento,escoltadosporunatanqueta.
—Esperoquelosnazisnoandenporaquíbuscandoprovisionesocarburante—selamentóelteniente.
No prestaste atención a la ruta de los vehículos militares. Tu preocupación secentraba en seguir pisando el acelerador; cuanto antes llegarais al campo deinternamiento, antes podríais regresar a la LíneaMareth y, con un poco de suerte,nadiesepercataríadevuestraausencia.
—Miteniente,¿quénospasarásisedancuenta?—Antesdesalir,despertéalcapitánBuizayleinformédetodo.Encasodequeel
coronelseentere,élnoscubrirá.—¿Esverdad,miteniente,queelcapitánfuealmirantedelaArmadaespañola?
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Te miró como si le hubieses preguntado si a los recién nacidos los seguíantrayendolascigüeñas.
—¿NuncaoístehablardelalmiranteMiguelBuiza?—No,yosóloestuveenlabatalladelEbroyenMadrid.—Buiza es un caso único. Fue almirante de la flota republicana en el
Mediterráneo.Cuandoseperdiólaguerra,envióuncableaNegrínpreguntandoquéhacíaconlosbuques,sidebíadestruirlosantesdequecayeranenmanosdeFrancoolaArmadaitaliana.Noobtuvorespuesta.LosllevóhastaOrány,paraevitarqueseapoderaran los nacionales, los entregó a Francia. Después se alistó en la LegiónExtranjera.Hastahoy,hasidoalúnicoquelasautoridadesfrancesasleconcedieronelrango de capitán nada más ingresar. No sé si sabes que aquí se entra siempre desoldadoraso,inclusolospríncipesymilitaresdealtorango.
«¿QuétendráBuizaquenotengaelresto?»,tepreguntaste.Seguiste las indicaciones de una tabla pintada clavada en un poste. La ruta
cambióhaciaeleste.Elsoltecegaba;laconducciónresultabadifícil.Oscruzasteiscon losprimerosmercaderesque iban rumboalzocodeOrán juntoa suscamelloscargados.
Divisastealolejoselcampodeinternamiento.Tesentíasimpacienteporliberaratumadrey aLucía, pero te repetías que te acompañaba el tenienteGranell y nadapodíasalirmal.EnunashorasestaríanenOrán.
—Hijo,¿cuáleselbarracóndelcapitán?—Esaqueldondehayungendarmealapuerta,miteniente.—Aparcaasulado.Obedeciste. Quitaste el contacto y saltaste del jeep. El teniente descendió,
volviéndosehaciaelguardia.—¿Estáelcomandantedecampo?—preguntóelteniente.—No,aúnnohallegado—respondióelgendarme,fijándoseenlosdosgalones
blancosquelucíanlashombrerasdeGranell.—¿Nolesustituyenadieensuausencia?—Hoyno.—¿Esquenohayningúnoficialconelquepuedahablar?—volvióapreguntarel
teniente,desconcertado.—Hastaquenolleguen,no.Eltiempocorríaenvuestracontra.Noentendíaiscómoeraposiblequenadiese
hallasealmando.—¿Estoeshabitualoesquehoyesdíadefiesta?Granellyamasticabalaspalabras.—¿Esquenolosabe?—Sinosé¿qué?
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—Los alemanes han desembarcado en Túnez hace días. Y ayer nos visitaronoficiales de lasSSy de laGestapo.Recogían a todas las judías y a sus hijos paratrasladarlosasucampodeNatzweiler-Struthof,enEstrasburgo.
—Mayormotivoparaquequedasenoficialesfrancesesenelcampo.—EsquelosdelaGestapolesobligaronadejarlessubarracónporestanoche.Y
aún están aquí—dijo el gendarme guiñando un ojo al teniente, y con una sonrisamaliciosaañadió—:Esqueayercogieronunas jovencitasdel campo.Yasabe:unafiesta…
Noesperastemás.Salistecorriendohacialaalambrada.Unosniñosdescalzosseremojabanlacabezaenelaguaverdosadeunbebederoparaelganado.
—Eh,chavales—gritaste—.¿EstáEliconvosotros?—No—vocearonacoro,perounoseadelantó.Eraelmayordelgrupo.—Atiteconozco—tedijo—.Ereselsoldadodelaschocolatinas.—Sí,ytedaréunasimetraesaEli.—Noestá.Selollevaronlosnazisayer.Dijeronquesumadreyéleranjudíos.Bajaste los párpados y tu puño se cerró en torno al alambre.Una espina se te
incrustóenlamano.Losojossetehumedecieron.—¿Teacuerdasdequecuandoestuveaquí,Elivinoacompañadodedosmujeres?—Sí.—Anda,avísalesdequeNicolasespera.Tedoyunfranco.—Sóloquedóuna.—¿Quédices?—Alajovenselallevaronlosnazis.—¿Cómo?Ellanoerajudía—gritastedesconcertado.Tumanoderecha,apretada
sobreelcerco,comenzóasangrar.—Aellanolametieronenelcamiónconlosjudíos.—Entonces…Aquellos ojos abiertos y su palma extendida. Asentiste y le entregaste dos
francos. Entonces alzó el brazo, señalando la calle formada por los barraconesmilitares.
—Latienenenelúltimo.Permaneciste inmóvil,apretadastusmanosalrededordelalambredeespino.No
sentías el dolor, pese a que la sangre ya rodeaba tus dedos y comenzaba a gotearsobrelaarena.
A tu espalda, el teniente lanzó un grito, quizás dirigido a ti.Algo referido a lavalla, creo.No lo supiste con certeza porque no le prestaste atención hasta que levistelanzarsesobretieintentarseparartelosdedosdelalambre.Cerrastelaspalmasconmásfuerza.
—Soldado,leordenoquelasabra.
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Noobedeciste.Entonceseltenienteteagarróporlanucayconladerechagolpeótu estómago. Caíste al suelo, retorciéndote de dolor. Miraste tus palmasensangrentadas;alzastelosojos.Elsolenloaltotecegó.
—¿Quélepasa,Ardura?¿Sehavueltoloco?—Mihermana,miteniente.Mehandichoquelosnazissela llevaronalúltimo
barracón.—Vamos,hijo.Levántese.Teapoyaste en subrazoy, condificultad, te erguiste.Oíste lavozde tumadre
llamándotedesdeelinteriordelcampo.Caminastedespacio,apoyadoenGranell;elgolpehabíasidodemuerte.Llegastehastatumadre.Noleacariciasteelrostroparaquenovieselasheridasentusmanos.
—¿PorquésehanllevadoaLucía?—No lo sé, Nico. No lo sé. Ayer cargaron un camión con mujeres y niños
diciendoqueerandescendientesdejudíos.AHodysuhijolossubieronaculatazos.Luegorecogieronaseischicas,entreellasLucía,yselasllevaron.
—Yusted,¿quétalestá,madre?—Notepreocupespormí,soyfuerte.—Señora,soyeltenienteGranell.Vamosahablarconelcapitánydentrodeun
momentoseráustedlibre.—Tráigamevivaamihija,porfavor.—Loharemos.Laentradaenaquellosparajesdeunjeeposinterrumpió.Elcapitándelcampoy
dosoficialesdelaGendarmeríaseapearondeél.Losdoloresdelestómagoparecíanremitir.Telimpiastelasmanosenlaarenay
seguistealteniente,quecorríatraselcapitán,llamándole.Eljefedelcamposegiróhaciavosotros.Bajoelsalacotllevabaunpañueloque
nodabaabastoparaabsorberelsudordesufrente.—UnoficialdelaLegiónExtranjeraaquí.¿Quéseleofrece,teniente?—Vengoaquecumplaustedelacuerdodeliberaralosfamiliaresdetodoaquel
quesealisteenlaLegión.—¿Tieneustedfamiliaenestapocilga?—No.SetratadelsoldadoArdura,alqueustedyaconoce.Temirócondesprecio.Alzóelsalacotparasustituirelpañueloporotro,yañadió:—No.Noleconozco.Comopasantantosporaquí.Quisistesaltarsobreaquelpuerco.Teencarastehaciaél,peroeltenienteextendió
elbrazo,impidiéndotematarlo.—Bueno, da igual —dijo calmo—. El caso es que un oficial de la Legión
ExtranjeralepidequecumplaconsudeberyrellenelospapelesparalaliberacióndelamadreydelahermanadellegionarioNicolásArdura.
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Sonóundisparoalfinaldelacalle.Otro.Al instante, cuatromás.Habíamovimiento de uniformes grises y negros, de la
WehrmachtydelaGestapoodelasWaffen-SS.Derepentenotastequealgunosdeesos uniformes sacaban a rastras cuerpos inmóviles de uno de los barracones. Loscuerpos,además,estabandesnudos.
Corristehaciaellos.—Ardura,¡novaya!—gritóelteniente.Desobedeciéndoledenuevo,seguistecorriendo.Loscadávereserandemujeres.
Acelerasteelpaso.—¡Luci!—gritaste.Ni el dolor en el estómago ni tus manos sangrando redujeron tu carrera. Te
encontrabasacuarentametroscuandocreístedistinguirelcuerpodeLucíaentrelosseisqueseencontrabantendidosenlaarena.
—¡Hijosdeputa!—gritastedenuevo,sindetenerte.Losestrangularías.Queríassentirsumuertebajotusmanos.«Sihubiesetraídoel
Mosin»,terepetíasamedidaqueteacercabas.Veintemetros.Unode laWaffen-SSode laGestapo, que iba en camisetade tirantes conuna
botellaenlamanoizquierda,alzósubrazoderechoyteapuntóconunarma.Sonóeldisparo.
Notastelaentradadelabalaentupiernaderecha,tocandoelhueso.Tampocoesotedetuvo.Arrastrandoelpiesobrelatierrareseca,proseguisteelavance.
Diezmetros.El individuo volvió a disparar. Tu otra pierna. Caíste. Entonces comenzaste a
reptarhaciaél.Pocodespués,alcanzasteuncuerpodesnudo,tendidoenelsuelo.EraeldeLucía.
Las lágrimas se mezclaron con la rabia, la sangre y el desierto. Y seguisteavanzando,acercándotealnazi.
Seadelantódospasosy tediounpuntapiéen lacara,estampándotelacontra laarena.
Escupistesangre.Alzastelavistahaciaaquelhombre.Enesemomento,apuntóelcañóndesupistolahaciatucabeza.Distinguisteuna
«A»yuna rayapequeña, comoun signomenos, tatuadas en la cara anterior de suantebrazo.
—¡Deténgase!¡Alto!—exigiólavozdelteniente,desdemuyatrás.Elsol te impedíadistinguirel rostrodel soldado,peroseguíasviendo laLuger
P-08aunmetrodetucara.
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—SparenSiesichdieKugel,ObersturmführerTörni,dieSkorpionewerdenihmdenTestgeben—dijootroaldelapistola.
—¡No…!—oístealolejoselgritodeGranell.Yelnazidisparó.
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DESERCIÓN
SPAREN SIE SICH DIE, Obersturmführer Törni, die Skorpione… Lucía, madre, eltenienteGranell, laLugeraunmetrode tucabeza, losnazisque rodeabanalde lapistola,elrepugnantecapitándelcampo,lasiluetadelasesino…Törni,Törni…
Abristelosojos.—Veoquehasalidodelcoma—dijounavozatuderecha—.Estupendo,vamos
porbuencamino.Sentisteagudosdoloresenlaspiernasyenlaparteizquierdadelcráneo.Visteel
rostro redondo y las gafas de un hombre con bata blanca a tu lado. Sus dedos teseparabanmáslospárpados.
—Legionario,simeoye,asienta.Obedeciste.Distinguistetresgalonesblancoscosidosenelbolsillodelabata.Era
uncapitánmédicofrancés.Unos dedos te quitaron algo suave adherido a la frente: una venda. Estaba
ensangrentada.—Enfermera,acerqueunespejo—ordenóelmédico.Lasmanosenrollaronentoncesaquellavenda.Elmédico tearrimóelespejode
modoquepudierasverlaparteizquierdadetucráneo.—Salvóustedlavidademilagro.Tehabíanrasuradolacabeza.Enlapiel,comounaquemadura,aparecíadibujada
latrayectoriadelproyectil.Elhuesoseveíahundido.—Legionario,suestadoeselsiguiente:lasheridasdesuspiernasnosongraves,
peroleesperaunlargomesconmuletas.Laheridadesucabezasanará,peroesmejorque lleve el pelo largo toda su vida o ninguna mujer lo encontrará atractivo. —Sonrió,teapretólamanoysealejó.
«ObersturmführerTörni», terepetías.Cerraste losojosyregresóel rostrode tu
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hermanatumbadaenlaarenaconlosojosabiertosy lacostradesangresecaensuboca. De fondo, como si proyectaran una película, la pesadilla desde Madrid aCarnot,pasandoporelStanbrook.
La silueta del oficial nazi se recortaba contra el sol. Tus latidos: toc, toc, toc,Törni,toc,toc…
DESPERTASTEENAQUELLASALAblanca,entrelasdosfilasdecamas.—Mealegrodequehayadespertado,hijo.AunqueveíasaltenienteGranellatulado,suvoztellegócomodesdemuylejos.—Miteniente,¿nosarrestaránpor…salirsinpermiso…delcampamento?—Alcontrario,austedlehanascendido.Señaló algo. Giraste con dificultad la cabeza. Era tu uniforme de gala de la
LegiónExtranjeraconeldistintivodetiradorselectoytresgalonesrojos: tehabíanascendidoacabo.
—Noentiendo.—Hablé con el capitánBuiza.Le conté lo ocurrido y elevó informe al coronel
indicandoqueustedyyohabíamossalidodelcampamentocumpliendosusórdenesenunamisióndeinspeccióndelazonaenlaquefuimostiroteadospormiembrosdelaGestapo.
—Sigosincomprender,miteniente.—La situación ha cambiado, hijo. Muchos militares franceses saludaron el
armisticiodePétainconAlemania,peronoestándispuestosacolaborarconlosnazis.Desde el desembarco de Rommel en África, la Francia de Vichy se encuentradividida.SólonecesitanunlíderyuniránsusfuerzasalaFranciaLibre.
—Esoquieredecirque…—Quieredecirque,deunmomentoaotro,granpartedelaLegiónExtranjerade
PétainseopondráalacolaboraciónconAlemania.ElcapitánBuizaestáliderandoalosespañolesalistados.
—¿Lucharemoscontralosnazis,miteniente?—Nosepreocupede eso, hijo.Usted, recupérese.Mire, le he traído suMosin.
Penséqueeramejorqueestuvieseconsudueño…Contemplasteelfusil.—Colóquelodentrodelacama—pediste.—¿Comosifuerasunovia?Acariciastelaculataysucarcasa:elpasaportedeTörnihaciaelinfierno.—Miteniente,¿quiéneseranaquellosalemanes?—Eran de la Gestapo. Concretamente se trataba de la unidad del
HauptsturmführerKlausBarbiequeacompañabaaRommelconlamisióndebuscar
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judíosenloscamposdeinternamientofranceses.—¿Lodemihermana?—Lo de su hermana y cinco chicas más, hijo, no tuvo nada que ver con la
búsqueda de judíos. Decidieron celebrar una fiesta por el desembarco del AfrikaKorps.Lasforzaronydespuéslasmataron.
Tragaste saliva. Apretaste elMosin contra ti. Törni iba a morir, se escondieradondefuera.
—Miteniente,¿adóndesefueron?—Se llevaron a los judíos al campo de concentración de Natzweiler-Struthof,
cercadeEstrasburgo.Estrasburgo.Tudestino,encuantoterecuperaras.—¿Quéhasidodemimadre?—Haestadoasuladoestosdías;hoylepedíquedescansara.Ynoseangustiepor
ella.LehemosencontradounacasaalasafuerasdeOrán.Enelbarriohabitanvariasfamiliasespañolasyseayudanentreellas.
NATZWEILER-STRUTHOF, ESTRASBURGO, la «A» tatuada con un signo menos en elantebrazo, la silueta de Törni, aquellas palabras: Sparen Sie sich die Kugel,Obersturmführer…
Despertaste.Eradenoche.Tumadre,sentadajuntoatucama,contemplabaunafoto.Llevabaunachilabayunpañuelode sedasobreelcabello.Nosehabíadadocuentadequelamirabas.
—Madre,nollore.—Nico…—dijo,ysepusodepie.—¿Cómoseencuentra?—Notepreocupespormí.Ahoradebesobedeceralosdoctoresyrecuperarte.—El capitánmédicome ha dicho que en unas semanas podré caminar…Y el
teniente Granell me aseguró que usted se encontraba fuera del campo, en unaviviendaconmásexiliados.
—Así es. Ese teniente es muy buena persona. Me buscó el alojamiento, meentregódosmilfrancosque,segúnél,erantuyosyañadióquinientossuyos.
—¿YelcuerpodeLucía?—LoenterramosjuntoalasotraschicasenelcementeriodelcampodeCarnot.Rompisteallorartútambién.Teabrazó.—Descanse,madre.Váyaseacasa.Seirguióysesecólasmejillas.Teentrególafoto:eraladeloscinco,antesdela
GuerraCivil.Lucíatendríadoceañosysusonrisailuminabaaquelpapelsepia.—Esmejorquelaconservestú,Nico.Yonopuedomiraresafotosinmorirmeun
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pocotodoslosdías.—Laguardaréyo,nosepreocupe.—Quédatetambiénconesto.Ypusoentumanodospendientesdeoro.Eranlosquehabíalucidotuhermana,
durante su primera comunión, en la iglesia del barrio. Con suavidad, tu madre teapretólosdedosentornoaellos,ytúcerrastelosojos.Unafotoydosaretes:todoloquequedabadeella.
UNINMENSOCARTELflotabaenelaire,conunagranletra«A»escritaennegro,ysebamboleaba sobre tucabeza.Desdealgún sitio seoíaunavoz:Sparen Sie sich dieKugelObersturmführer…
—«Ahórreselabala,tenienteTörni,losescorpioneslorematarán».LavozdeGitanotedespertó.—¿Quédijiste,Luis?—Traduzcolaspalabrasquerepitessiempreensueños.—¿Desdecuándosabesalemán?—Desdehacetiempo.Nosémucho,perosílosuficiente.—¿CómonoestásenlaLíneaMareth?—El teniente me dio la orden de que permaneciera a tu lado hasta que te
recuperases.«Supuestoestáconsucompañerolegionario»,dijo.Depaso,aprovechoparavisitaraunaamigadelacompañeraputa…
—Siguessinescarmentar.—Ah, el teniente tambiénme ordenó que sustituyera a tumadre en el hospital
paraquedescansase.—¿Quétalestá?—Bien,llevacuatrodíasenlanuevaviviendaytienedetodo.Leentreguécinco
milfrancosparaquesefueraarreglando.—¿Cincomil francos?—preguntaste extrañado—. ¿Dedóndehas sacado tanto
dinero?—Untrabajoextraque…Luisnopudocontinuar.Dosfigurasenormesentraronenlasala,deteniéndoseen
mediodelpasilloque separaba lasdoshilerasde treintacamas.Te incorporasteunpoco.LosdosllevabanlascabezasrapadasyeltrajecolonialdelaLegiónExtranjeraconlabanderadeFranciacoronadaconlaCruzdeLorena,machete,dosgranadasypistolaalcinto.Lascamisasabiertasnodejabanverelpecho,ocultotrassusenormesbarbas.Suaspectoeraterrible.Tefijasteensusgalones.Eldemayorrangorompióelsilencioylohizoenespañol:
—Soy eladjudant-chefMiguelCampos.Pertenezco a las fuerzas de laFrancia
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Libre,cuyogobiernoseencuentraenelexiliocomoelnuestro.Elsargentojefeyyohemosvenidoparatransmitirlesque…
Imposible.Volviste a fijarte.Y sí, era cierto.El sargento jefe portaba un arete.Peroestabassegurodequelaestampa,lavoz,elacentodeladjudant-chefcoincidíanconlasdelhombredemandíbulacuadradaquehabíadesafiadoalosgendarmesyalcapitándelStanbrookenelpuertodeAlicante.
—…desertar y unirse a la Francia Libre. El contrato será hasta que la guerratermineyexpulsemosalosnazisdeEstrasburgoy…
Habíapronunciadolapalabramágica:Estrasburgo.—Yovoyconustedes—gritaste—.Luis,damelamano.Gitanoteayudóaincorporarte.Tesentasteenlacama,percibisteelfríodelsuelo
enlasplantasdelospies.—¡Estásloco,Ardura!—exclamóLuis.—¿Ardura?—repitióelsargentojefeenunmurmullo,mientrastúleordenabasa
Luisacercartelasmuletas.ElsargentojefesearrimóalosdosysumiradasefijóenelMosintendidoenla
cama. Después la enfocó hacia los galones de cabo de tu traje y el distintivo detiradorselecto.
—¿UstedsellamaArdura?—tepreguntó.—Sí,misargento.SoyelcaboArdura.—¿Noserá,porcasualidad,hermanodeFranArdura?—¿Conoceamihermano?—Esposible.¿Cuálessurécord,cabo?—inquirió.—Blancoenmovimientoaochocientosmetros.—Campos—llamóeldelarete—,aquítenemosuncaboquecreonosconviene.El adjudant-chef, al lado del sargento jefe, observó en silencio tus vendajes.
DespuésojeóelMosinytuuniforme,ysentenció:—Novendráconnosotros.Noseencuentraencondiciones:elviajealTchadlo
mataría.
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ALENCUENTRODELECLERC
SEISBEDFORD,uncañónde57mm.,fusiles,subfusiles,granadas,diezmorterosdepequeño calibre, cincuenta bidones de combustible: ese fue el botín obtenido porFábregas y Campos tras las semanas en las líneas argelinas de la Franciacolaboracionista.Ese,ycasiciendesertoresdelaLegióndePétain.
El convoy, en su ruta hacia la frontera con el Tchad, en el sur, mantenía unavelocidadmediadesetentakilómetrosporhora.Nosedeteníanidedíanidenoche.El relevo de conductores se efectuaba cada doscientos kilómetros, en un brevemomentoque aprovechabais para revisar el aceite, el aguay el combustible de losvehículos.
A ti te ubicaron en el asiento del copiloto del Bedford de cola, conducido porFábregas.Luisibaenlacajadelcamiónconveintesoldadosmás,queapenashabíanpegadoojoporlosbachesdelcamino.
—¿Porquéllevaunpendiente,misargento?¿Unapromesa?—Nada de promesas. Todos los que hemos traspasado el Cabo deHornos con
vidadeberíamosllevarlo.—¿ElCabodeHornos?—LoscorsariosnosenseñaronquequienllegueaTierradelFuegoysalgadeella
convidadebeportarunamedalla.Elaretedoradoloes.—¿UstedtraspasóelCabodeHornos?—MiCabodeHornosfuelaGuerraCivilenEspaña.Supongoquetambiénsería
eltuyo.—Sí,estuveenelEbroyMadrid.—¿Loves?Túdeberíasllevarotroarete.Metiste la mano en el bolsillo y extrajiste los pendientes de tu hermana, que
contemplasteensilencio.
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—¿Cómosellama?—tepreguntóelsargentojefe,despuésdeseñalarlosaretesconungestodelmentón.
—Lucía.—¿Tunovia?—No. Era mi hermana. La asesinó un oficial de la Gestapo en el campo de
Carnot.—¿Tienesmásfamilia?—MihermanoFran,alqueyaconoce,ymimadre,queseencuentraenOrán,en
unbarriodefamiliasespañolas.MipadredesaparecióenelAltodelosLeones.Nosabemossiseencuentraenterradoenunafosacomúnoenunacárcel.
—Siesasí,deberíascambiarteelnombre.—¿Porqué,misargento?—NadietienequeenterarsedequeelcaboNicolásArduracombateenlasfuerzas
de laFranciaLibre.Si la noticia se difundiera, podrían tomar represalias contra tumadre.
—¿Fábregasnoessuverdaderonombre?Meneólacabeza.—Ningunodeloscolaboracionistasdebesaberqueamínomebautizaronasí.En
casocontrario,lopagaríamifamilia,encarceladaenEspaña.—Eladjudant-chef,¿tampocosellamaMiguelCampos?—Camposnonecesitacambiarseelapellido.Elprimerdíaqueselevantaronen
armas los africanistas,mataron a todos los suyos enCanarias…Venga,muchacho,eligeunnombre,yenlapróximaparadacelebramoselbautismo.
Contemplastelafotografíadetufamiliauninstante.—De pequeño me llamaban «Bicho» —respondiste—. Decían que era muy
revoltoso.—Bicho,bicho…Nomegusta.Eligeotro.—Nosemeocurre…—Esperaunmomento.«Bicho»enfrancéstambiénsignifica«bestia».Suenabien
—cerrólosojosyalzólafrente,comosiasíoyeramejoralgodentrodesucabeza.Luegoaprobó—:Estábien,apartirdeahoraseráselcaboBête.
NicolásArduradebíamorirparaquenacieraelcaboBête.Yasíocurrió.Apoyaste lacabezaentreelsillónyelcristaldelapuerta,cerraste losojosytu
menteseevadióaloocurridoenelhospital,horasatrás.Campos,queinsistíaenquetúnolesacompañarías,queseteveíamaltrechoyno
soportarías el largo viaje al Tchad. Tú, afirmando que irías con ellos de cualquiermodo. «Si es tan terco, creo, Campos, que será un buen combatiente», alegóFábregas.«Hedichoqueno»,respondióeladjudant-chef.«Suopiniónmedaigual.Yo voy», retrucaste mientras te incorporabas de la cama y colocabas el fusil al
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hombro.«EselhermanodeltenienteToroArdura»,apoyóelsargentojefe.«SiaceptaalcaboArdura,yomeenroloconustedes»,ofreciófirmeGitano.
Campososmiró entonces a los dos, luego alMosin. «¿Aqué alcance dijo quehacíablanco?»,tepreguntó.«Aochocientosmetrosenmovimiento»,contestaste.Y,sinesperarlarespuestadeladjudant-chef,Fábregassonrió.«Apóyateenmihombro,quenosvamosalTchad»,dijo.
Unosdisparosterescatarondelensimismamiento.Algoquenodistinguíasmuybien,unaespeciedepuestofronterizo,sepresentaba
delante de vosotros. Lo único que alcanzaste a ver con claridad fue a Fábregascogiendoelfusilysaltandodelcamión.
—Todosabajo—ordenóalosdospelotonesdelacaja—.Síganme.Veinticuatro imberbes, Luis entre ellos, escoltaron al barbudo. Cerca de ti
retumbaron otros dos disparos. Fuera lo que fuese aquello de allí delante, impedíavuestroavance.
Inmovilizadoenelasientodelcamión,bajaste laventanillaydirigisteelcañóndelMosinhaciaelfrente:nadaaloquedisparar.Parecíaquelaacciónsedesarrollabaenelflancocontrario,alquenoteníasaccesodesdetucampodevisión.
DerepenteFábregasregresó,saltóalBedfordylopusoenmovimiento.—¿Quéhapasado,misargento?—Poca cosa. Es un depósito de agua y gasolina, de los muchos que tiene la
FranciadeVichyenestastierras.Locustodiabaunaescuadradegendarmes—dijo,yescupióporlaventana—.NadaqueCamposnoconsiguierareducirenunminuto.
—¿Ahoradóndevamos?—Campos ha dado la orden de descansar un par de horas después de reponer
combustibleyagua.—¿Puedoayudar?—No te preocupes, somos suficientes. Pero creo que deberías bajar con esas
muletas y dar unpaseo, hacer algode ejercicio, pues tengo la sensaciónde que elviajevaasermuyduroapartirdeaquí.
Gitano y Fábregas te ayudaron a descender del Bedford. El resto habíacomenzado a llenar los tanques de vuestros camiones y cargar bidones de agua ygasolina en la parte trasera. Otros revisaban los niveles de agua y aceite de losmotores.
SeisgendarmesdelaFranciadeVichyseencontrabanmaniatadosalapuertadeuncobertizodemadera.Apoyastelasmuletasenelprimerpeldañoydeunimpulsote adentraste en lo que suponías era el lugar de control de aquel puesto deavituallamiento.
Campos,conunplanodelazonaextendidosobreunamesa,discabaunosdígitosenelteléfono.Cuandohabló,sutono,traspresentarse,eradeapremio:
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—¿Y bien? Ya… Hace seis semanas… ¿Hay algún teléfono de contacto conLeclerc en Murzuk?… Espere un momento. —Cogió un lápiz—: Sí, dígame. —Anotó un número sobre el plano y, antes de colgar, añadió—: Si no obtengorespuesta,levuelvoallamar.
Tevioy,acontinuación,paseóunamiradaenérgicaporlasparedesdelcobertizocomobuscandoalgo.Momentosdespués,susojossedetuvieronenunacajablancaadosadaalmuro:elbotiquín.
—Fábregas—gritó—,queseacerquealguienqueentiendadecambiarvendajes.Dichoesto,comenzóamarcarelnúmerodeteléfonoquelehabíanfacilitado.No
se comunicó de inmediato; colgóy volvió a llamar varias veces, hasta que por finparecieronatenderle.
Mientras tanto, el sargento jefe entrabaen el cobertizo conun soldado rubioy,dirigiéndosealadjudant-chef,anunció:
—Campos,estehasidoenfermero…—¿CapitaníadeMurzuk?Adjudant-chefCampos,delaFranciaLibre…Espero,
sí.—YvolviéndosehaciaFábregas,tapóelauricularysusurró—:Hayquecambiarlelosvendajesalcabo.Miradsienesebotiquínhay…—carraspeó—.Leescucho.
Fábregas y el soldado rubio se encaminaron al botiquín. Lo abrieron. El rubiosorteólosobjetosdel interior,perotúprestabasmásatencióna laconversaciónporteléfono:
—…¿D’Ornano,muerto?…¿AKoufra?…¿Cuándopartieron?…Camellosbiencargados,ya.
—Siéntese,cabo.Elrubio,quecomenzóaquitartelosvendajesdelaspiernas,notedejóseguirla
conversación.Campos había colgado el teléfono y calculaba distancias en el plano con una
regla.—¿Lohaslocalizado?—preguntóFábregas.—Sí.Habíadejadounmensajeporsiaparecíamos.—¿Acasolodudaba?—Dudabadequefueravivos.—Hombredepocafe—sentencióFábregasysonrió.—Al parecer, Leclerc salió con la Agrupación M del Tchad hace semanas.
TomaronMurzuky,casideinmediato,emprendieroncaminohaciaKoufra.—¿EloasisdeKoufra?¿Noeslamayorposicióndefensivadelositalianosenel
desierto?—Asíes.—YlaAgrupaciónMsehalanzadoalasalto…—No.LeclercsólohallevadoelRegimientodeTiradoresSenegalesesdelTchad
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ylacompañíadeLongRangersDesert,almandodelcapitánClayton.—Esonosonniunmillardesoldados—exclamóFábregasextrañado.—Lo sé. Por eso calculaba distancias, por si podemos llegar a su encuentro y
sumarfuerzas.—El grueso de la Agrupación M, ¿quedó asentada en Murzuk al mando del
tenientecoronel?—No,Fábregas.Alparecer,D’Ornanomurióenelasaltoalaciudad.Elsargentojefeencendióuncigarroy,despuésdeexpulsarelhumo,dijo:—Leclercyéleranmuyamigos.—Losé.Poresome temoque la rabia leha llevadoa lanzaralRegimientode
SenegalesesdelTchadaunamuertesegura.El rubio comenzó a desenrollar el vendaje de tu cabeza. Al dejar a la vista la
herida,fruncióelceño:—Ahoraregreso—anunció—.Voyaporagualimpia.Elsargento jefeseacercóacontemplareldibujode la trayectoriadebalaen tu
piel.AdivinasteungestosuyoaCampos,yaqueacontinuacióntambiénélsearrimóaverlaherida.
—ElcaboBêteesunhombreconsuerte—aseveróFábregas,yCamposasintióyregresóalplano.
Llegóelrubioacarreandounbarreñollenodeagua,lodepositóenelsueloy,conuntrapoempapado,comenzóalimpiartelaherida.
—¿Cuálestuplan?Lapreguntadelsargentojefedirigidaaladjudant-chefhizoquetuscincosentidos
seagudizaran.—Veamos. De Fort Lamy a Koufra hay casi mil quinientos kilómetros. No
podemos seguir ruta al Tchad para luego entrar en Libia. Si queremos alcanzar aLeclercdebemosentraryaenLibiayseguirelmismoparalelo.Posiblementeen ladivisoriaentreeldesiertodelSáharayeldeLibia.
—¿TendríamosqueatravesarelmacizodeTibesti?—Mejor Tibesti que Hoggar —sentenció Campos, que siguió trazando líneas
sobreelplano.Unosminutosdespués,el rubiohabía terminadodecambiarte losvendajesyse
habíadespedido.Fábregasseacercóati.—Mientrasnuestroadjudant-chefdecidelaruta,siquieres,tecolocounodeesos
pendientes.Nuncatehabíanconcedidounamedalla.Tampococreístehaberlamerecido,pero
un arete en tu lóbulo podía ser lamarca de los que superan con vida el Cabo deHornos.Eso te había aseguradoFábregas en el viaje, y estabas de acuerdo con él.Introdujistelamanoenelbolsoyextrajisteunodelosaros.Selotendistealsargento.
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—Aquítiene.—Nitemenees.Lotendráspuestoantesdedartecuenta.Loprimeroenllegarfueeloloraalcohol;luego,unligeropinchazoy,porúltimo,
lavozdelsargento.—Voilà!Miraaversitegusta.—Ycolocóuntrozodeespejodelantedetusojos.Sonreíste.Elaretedoradodetuhermana,convertidoenunsímbolodevictoria.—Yatenemosotromaricaconpendientes—gritóunsoldadodesdeelmarcodela
puertaaungrupoquepasabaporelcorredor.Risas.Nohabíaacabadodedecirlo,cuandoFábregassaltósobreél:sumanoizquierda
aferrándoleelcuelloyladerechaenlostestículos.—Soldado—gritóel sargento jefe—,¿acasocomparteusted laopiniónnazide
quealoshomosexualeshayqueencerrarlosencamposdeexterminio?—No,misargento—balbuceócondificultadelsoldado.—Entonces es usted más benévolo y cree que deben acabar en prisión, como
postulaFranco.—No,misaggg…—comenzóaresponder,perosurostrodejabaadivinarqueal
menosunadelasmanosdeFábregasejercíacadavezmáspresión.—Soldado, ¿tiene algo en contra de los homosexuales?—Fábregas ya aullaba,
cuandoaflojóunpocolazarpadelcuelloparapermitirlehablar.—No…—dijo,ycarraspeó—.No,misargento.Elotrovolvióapresionarelcuellodel soldadoy,pegandosu rostroal suyo, le
susurró:—Recuerde:nosotrosluchamosportodoslossereshumanos,sindistingos.Sino
opinaigual,seguroqueelfascismotieneunpuestoparausted.Ylesoltó,empujándolehaciaelsuelo.Elsoldadoquedóinmóvil,conelrostroalgoamoratadoylarespiraciónforzada.—Fábregas —ordenó Campos desde el interior—, deja las disputas y que la
compañíasubaaloscamiones.—¿Hastomadounadecisión?—preguntóelsargentojefe,regresandoconél.—Sí. Leclerc avanza despacio hacia el norte. Lleva camellos cargados y su
velocidaddedesplazamientonoserásuperioralosdiezkilómetrosporhora.VamosacruzarlafronteradeLibiayavanzaremosenparalelohaciaeleste.Sinoencontramosresistencia, calculoque llegaremos a las cercanías deKoufra almismo tiempoqueellos.
Elsargentojefesaliódelcobertizo,peroaúnalcanzasteaoírsugrito:—En un minuto todos a los camiones. Revisen armamento, amarren bien los
bidonesyquelosdepósitosesténllenos.—¿Adóndevamos,misargento?—preguntóunavoz.—Muchacho—respondióFábregas—,tenemosunacitaconlaHistoriayvamos
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muyapuradosdetiempo.
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LIBRO2.ºDELOLVIDOALATRINCHERA
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KOUFRA
KOUFRA NO ERA MÁS que uno de los siete distritos administrativos en los que sedividía la región sur de Libia, el Fezzan: una tercera parte de la extensión de lanación, con sólo sesenta mil habitantes. Ante esta descripción, nadie apostaríademasiadoporsuincidenciaenunaguerramundialenlaquesedisputabancanales,estrechos,océanos,rutascomercialesyciudadesdemillonesdehabitantes.
PeroKoufraysuoasisteníanenormeimportanciaestratégica,yLeclerclosabía.Lo principal era su aeródromo, El Buma, y la posición defensiva del fascismo, elfuerte de El Taj. Al valor estratégico se sumaba el símbolo: los italianos habíannecesitadotresmilsoldados,unaseccióndeblindados,otradeartilleríaydoscientosaviones de combate, la totalidad de la Columna Miaña, para arrebatárselo a susprimigeniosmoradores,losindígenassenussis.YcomoLeclercsiempredefendióquelasuertenosonríealosindecisos,selanzabaalataqueconunaunidaddeapenasmilhombres.Peronosetratabadeunaunidadcualquiera,eraelRegimientodeTiradoresSenegalesesdelTchad.UnafuerzaestructuradaaimagendelosLongRangersPatrolingleses, como un conjunto de Compañías de Descubierta y Combate. Sólo unaquintaparteeraneuropeos;elresto,senegalesesocamerunesesqueconocíanbieneldesierto.Semovíanlentos,perosegurosenunmundoenelquenuncahubopistas,niagua,sóloarenaymontañas.Seorientabanporlasestrellasylabrújula.
A veces les cegaban las tormentas, pero no detenían su marcha sobre unainmensidadde arenade colores cambiantes y grandesdunas.Las antiguas rutas decaravanas de ébano, marfil, oro y piedras preciosas, vieron pasar a una tropaharapienta,multirracial,unidaporlaesperanzadeterminarconelfascismo.
Lamedidadelacrudezadeaquellatravesía,propiadetitanes,ladioelhechodeque el Bienheim, único avión de combate de Leclerc, se perdió en una de esastormentasynoseríaencontradohastadieciochoañosdespués.
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Niel capitánClayton,quehabíaunido susveintiséisvehículosy setentay seistripulantesdelosLongsRangersDesert,creíaeneléxitodeaquellamisión.
—Loshombreshanadelgazadoseiskilos,micoronel.CuandodivisemosKoufra,noseránnihuesos.
—No se preocupe, Clayton —le respondió Leclerc, sujetando su quepis paraprotegerlodelviento—.LoshuesosdelaFranciaLibrepeleanconmásrabia.
Barrancospronunciados,desfiladeros,vallesderíossecosygrandesergsomaresdedunascontemplaronelpasodelasCompañíasdeDescubiertayCombate.Latierradelostuaregs,delostubus,delosreguebat,delosberebereseradenuevoinvadidaporseresdesharrapadosybarbudosqueportabanlaCruzdeLorenacomogrímpolaentreelsiroco.
Dicenqueesaarenasoportóeldíamáscalurosodelplaneta,unañoperdidoenelrecuerdodeloshombres.Poresodurantelanoche,cuandolesguiabalaPolarylastemperaturascercanasaloscincuentagradosnolosfreían,avanzabansinpausa.
Ya no había estaciones de agua defendidas por fuerzasmilitares enemigas.Noeran necesarias si lo que se busca es lamuerte. La falta de los ocho o diez litrosdiariosquenecesitabacadasoldadolosmataríaantesquelasbalas.
Pistas sólo aptas para camellos, montañas infranqueables, arenales, el oesterecortado por losMontes Tibesti con sus tierras volcánicas de color ocre y negro,aquel mundo lunar de rocas desnudas, donde el viento y los astros dibujabansugerentes filigranas, se presentaban ante ellos, pero no divisaron ningúnaddax nioryxblancodelosqueantañopatearonesastierras.
El penúltimo día de febrero, El Taj se presentó ante los soldados de Leclerc:alambres de púas, trincheras, campos minados, ametralladoras ligeras y defensasantiaéreasbajoelmandodelcoronelLeolesibanadarlabienvenida.
—TenienteDronne,ordenequeelcañónde75milímetrossecoloqueaquí,adoskilómetros sin arrimarse al fuerte, y que dispare a una cadencia de veintedetonacionespor…
UngritodelcapitánClaytoninterrumpióaLeclerc:—Micoronel,uncontingentemilitardeseiscamionesseacercaanosotrosporel
este.Leclerc dirigió sus prismáticos hacia el punto indicado. Incrédulo ante lo que
contemplaba,mantuvolaposiciónyexclamó:—MonDieu!—¿Problemas,micoronel?—preguntóDronne.—Alcontrario,teniente.Acabandellegarlassoluciones.
ATRÁSQUEDARONLASNOCHESmirandoaladerechaparanoperderlaPolar,elcruce
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entrelosergdeUbariyMurzuqvigiladosporlosmíticosmontesAkakus,lasdunasgigantes que impedían el paso de los Bedford, las plantaciones pedregosas de laHamada, la escolta solidaria de algún tuareg, el viento y la arena que destrozanmotores, los valles de ríos y lagos secos, los poderosos desmoches; los esqueletosdesecadosde camellos, osamentasque jalonaban los lugaresde agonía; la sedy elhambre,elsudorylasangre…
EmpleasteislanocheenteraenatravesarlalíneadivisoriaentrelosmontesTibestiyelergdeRabianah.Vuestroscuerposestabancansados,perovuestradeterminaciónera capaz, con un solo quite, de poner boca abajo al III Reich. Se acercaba elamanecerdeaqueldíainolvidable.
Divisasteispalmeralesymilesdedatilerasqueindicabanunoasis,ysoldadosconeluniformecolonialseñalabanqueaquelloeranlasinmediacionesdeKoufra.PorfinibasaconoceraesecoronelLeclerc,delquetantohablabanCamposyFábregas.
Vuestroconvoysedetuvoaunosdoskilómetrosdelaprimerapalmera.Yllegóelgritodeladjudant-chef:
—Bajendeloscamiones.DescendistedelBedfordconayudadeFábregasyGitano.ColgasteelMosinal
hombroy,apoyandoelextremodelamuletaconprecaución,tedirigistehaciadondeestabanCamposyunsoldadobajitoydelgadoconbigote.Tecostómuchollegar.Acadapaso,Luisdebíajalardelamuletaparadesenterrarladelaarena.
Unos metros después comprobaste que aquel soldado junto al adjudant-chefllevaba cinco galones blancos: era un coronel. No. Era Leclerc. Y tenía sus ojosclavadosenti.
—Cabo—tedijo—,vayahastaaquellatiendaysequedaallítumbadohastaquetermineelasaltoaElTaj.
—Micoronel,yoquierocombatir.ParaesomeenroléenlaFranciaLibre.No lo supiste entonces, pero en ese instante Leclerc seguramente sintió en su
interior lo mismo que De Gaulle cuando el capitán Philippe de Hauteclocque sepresentóanteél,seismesesatrás,reclamandosupuestodecombate.
Elcoronelalzóelmentónenungestorápidohaciaturifle,ypreguntó:—¿Cuálessurécord?—Blancoenmovimientoaochocientosmetros.—¿Yestático?—Lodesconozco,micoronel.—¿Acertaríaaunkilómetro?—Noheprobadonunca.—Pueslovaahacerusted.Después, con un grito, llamó al teniente Dronne, que, sujetando su quepis, se
acercópresuroso.
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—Micoro…Leclercnoledejóterminar.—Dronne,coloqueenunjeepalcaboylebuscaunasentamientoaalgomenosde
unkilómetro…—Conelsolalaespalda—añadí.—Españoles—barruntóelteniente.—Elcabotienerazón:elsol,asuespalda—tercióLeclerc.—¿Quéhedehacer,micoronel?—Dejarciegoelfuerte.Leclerc, a continuación, se reunió con sus capitanes. Órdenes cortas y claras
debierondeser,puesnohuboréplicanidemoraenponerseenmovimiento.Unjeep,conducidoporunsenegalés,secolocóatualtura.Elconductortehizo
una seña de que subieses al asiento de atrás. Gitano te acompañó arrastrando eltrípode.Alminuto,seosunióLeclercalladodelcopiloto.
Llegasteisa lacrestadeunaduna; losrayosdelsolamenazabanaldesiertoconasomar. Leclercmovió la cabeza, indicándote que habíais llegado a la posición.Apartirdeahí,disparareratareatuya.
—Mateatodosloscentinelasdelastorres.Hayquedejarlosciegos—teordenó.Te tumbaste con elMosin apuntando a las torres, Gitano a tu lado ajustaba el
trípodey,desdesusprismáticosdediezaumentos,visualizabaelobjetivo.—Centinelasenlasdos.Estáncansadosomediodormidos,yapoyansuespalda
enunacolumna—dijoGitano.—Necesitoluz.Nopuedoconfundiralsoldadoconnada—telamentaste.Dos.Localizados.Unaráfagadevientoremoviólaarena.—¡Mierda! —gritaste—. Necesito las gafas del desierto. La arena me puede
cegar.—Tomelamías,cabo—dijoLeclercdesdeeljeep.Elsenegaléstelasacercó.Perotambiénprecisabasunrayodesolqueiluminasea
tuespalda,yesoyanolopodíasolucionarLeclerc.—Objetivosaochocientosnoventametros.Distanciaentreellos:gradoymedio
—sentencióGitano.Ajustasteeltrípodeylaregleta.«Más de ochocientos metros», pensabas. Nunca lo habías hecho, pero se
encontrabaninmóvilesyesoeraunaventaja.Teníasquedesterrarcualquierideadefracaso. Leclerc te observaba. «Olvida todo. Sólo consistencia y precisión»,retumbabanlaspalabrasdeGranellentucabeza.
Turespiración.Tuslatidos.Blancosenelpuntodemira.
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Fueraaire…Toc, toc, toc, toc, rayo de sol a tu espalda, toc; esos son troncos; aquellos,
hombres;toc,disparaste,toc,girasteelfusil,toc,disparaste,toc…—MonDieu!—exclamóLeclercdesdeeljeep.Cuandotevolviste,notastequenoapartabalosprismáticosdesusojosmientras
seguíahablando:—¿Quiénleenseñóadispararasí?—EltenienteAmadoGranell.—¿Otroexiliado?—Sí,micoronel.EramayordelBatallónHierroenEspaña.—Amado Granell —repitió—. He de decirle a Campos que, en la próxima
incursiónaArgelia,leinviteaunirseanosotros.Tengolaimpresióndequenosserádegranayuda.
Elcañóndel75,situadoadoskilómetrosdelfuerte,efectuóundisparo.Directoalcentrodelafortificación.—Sumisión es no dejar asomarse a nadie en las torretas—ordenó el coronel
antesdedesaparecerdevuestrocampodevisión.LabatalladeKoufrahabíacomenzado.ElaeródromodeElBumafueocupado,casisinresistencia,por loshombresde
lasCompañíasdeDescubiertayCombate.LeclercordenóalcapitánClaytonquelosvehículos de su compañía rodeasen el fuerte a una distancia segura de lasametralladorasligeras.Elcañóndel75escupíamuertecadacincuentaminutosdesdeposicionesdistintas,ysiempreimpactabaenelinteriordelfuerte.
Túrodabasporlaarena,enlacrestadeladuna,cambiandolaposiciónparanoserlocalizadoyparateneralaluzdelsolsiempredealiada.Gitanoextendiósobrevosotroslamalla,queospermitíamimetizarosconeldesierto.Habíaquedejarciegoelfuerte,habíaordenadoLeclerc,yesoesloquehacías.Cadacentinelaqueascendíaa alguna de las torretas caía sin remisión y sin poder informar de lo que lesamenazabadesdeelexterior.
Según avanzó el día, el plan de ataque se presentó claro para todos vosotros:disparos regulares del cañón desde diferentes posiciones evitando que desde elinterior identificasen la fuerza atacante. El objetivo: que los italianos creyeran quequienrealizabaelasedioeraunCuerpodeEjército.
Eljeepdemando,conelsenegalésalvolante,osacercólaúnicacomidadeldía:arrozhervido,sietedátiles,unaremolachaforrajeraydoscantimplorasconagua.
Surgiólanocheyelbramidodel75siguióconsuregularsinfonía.Peroelplandeataque había sufrido una variación: tú apagabas a balazos cualquier foco que seencendiese desde el interior; los vehículos de Clayton, que cercaban el fuerte,encendían sus luces y las apagaban de inmediato, así hasta el amanecer; y los
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zapadorescamerunesesdesactivabanminas,abriendouna ruta seguraparaelasaltofinal.
Llegóel1demarzo,tercerdíadeasedio.Todoserepitióconlaregularidaddelanaturaleza: losdisparosdelcañón, los tuyosacualquiernuevovigía,yaesperar lapróximanoche,enlaqueloszapadoreshabíanaseguradoqueabriríanunarutaparaelasalto.
Alasnuevedelatarde,unabanderablancaasomódesdeelinteriordeElTaj.ElcoronelLeoysubatallóndeinfanteríacolonial,losaskaris,serendían.Eraunhechoque el grueso del ejército italiano, situado en el norte de Libia, no les enviaríarefuerzosatiempo.
Leclercsonrió.Desde tu posición contemplaste a Fábregas y al adjudant-chef unirse a los
soldadosquecargabancontralasalambradasylosposiblescamposdeminas.Dabanmiedoalmiedo,despreciandosupropia integridad,ofreciendosucuerpoen lapiradelsacrificio.
—Cabo—lavozdeLeclercdetrásdeti—,subaaljeep.Colocaste el Mosin al hombro y, ayudado por Gitano y el senegalés, te
encaramastealvehículodemando.Eljeeparrancó.
ANTESDEENTRARENELFUERTE,queyahabíantomadolasfuerzasdelaFranciaLibre,Leclercteanunció:
—Quedaustedascendidoacaboprimero.Quieroqueapartirdeestemomentoprepareunaescuadradetiradoresdeélite.
Gitanocerrólospuños,luegoteabrazó,yleoístesuspirar:—Llegarásacoronel.Un galón amarillo se iba a añadir a los dos rojos. Además, mandarías una
escuadradefrancotiradores.Creístequenopodíasrecibirmásalegríaaquellatarde,perohuboalgoquelosuperó.
De losquinientosochentahombresalmandodelcoronelLeo, sólosepudieronhacertrescientostreintaydosprisioneros.Elrestohabíamuertoporlosimpactosdelcañóndel75olasbalasdetuMosin.Elarmamentoitalianopasóavuestrasmanos—cientos de fusiles, decenas de ametralladoras y catorce vehículos—y el fuerte quecontrolabatodoelsurdeCirenaicayamenazabaSudánseconvirtióenvuestrohogar.
Lo que más te sorprendió fue el contraste con los italianos, que ibanengominados,perfumadosyelegantementevestidosyequipados.
—Laviejaleydetodoslostiempos—sentencióFábregas,anteeldesfiledelosfascistas—:Eltriunfodeldolorsobrelavidafácil.
La noche se cerró sobre vosotros y Leclerc ordenó al teniente Dronne que
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reuniesealascompañías.——Tuguta—gritóDronne—,toqueaformar.Tútambiénteincorporastealaformación,detrásdeFábregasyCampos,aunque
conmuletas.SeizólabanderaconlaCruzdeLorena.SonóLaMarsellesa.Ysinquenadiedieraelpermiso,aTurutaseleescapóelHimnodeRiego.
Leclerc sonrió y, desde lo alto de unas escaleras que daban acceso a la puertaprincipaldelpuestodemando,lanzóunaspalabrasdeenhorabuenayagradecimientoatodosennombredelaFranciaLibre.Yterminóconaqueljuramento:
—No nos detendremos hasta que la bandera de la Francia Libre flote tambiénsobreParís,MetzyEstrasburgo.
Estrasburgo,habíadicho,ytumentetradujo:«Törni».SiaqueleraeljuramentodeLeclercenKoufra,paratiestabatodomuyclaro:no
tesepararíasdeélhastaobligarleacumplirlo.
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COMUNICADODEFRANCIA
LANOTICIADELATOMAdeKoufraporfuerzasdelaFranciaLibrellegódeinmediatoalnúmero4deCarltonGardens.EralaúnicaalegríaquerecibíaelgeneralCharlesdeGaulle desde la anexión del África Ecuatorial Francesa a la Cruz de Lorena. LosPanzerdeRommelteníanenjaqueaKoenigyasusaliadosinglesesyeldesembarcoenRabat,encabezadoporelpropioDeGaulle,habíaresultadounabsolutofracaso.Leclercparecíaserelúnicoqueaportabasatisfaccionesallíderfrancésenelexilio.
«Koufra»,serepetíaparasíelgeneral,«Mussoliniafirmóqueeloasisysufuerteeran uno de los baluartes más valiosos del poderío africano de Italia. AhorapertenecenalaFranciaLibre.».
—Capitán—llamóDeGaulleasusecretario—,vamosaredactaruncomunicadoaFrancia.
El fiel y grueso Delau se apresuró a introducir una hoja en el rodillo de lamáquina.
—Cuando usted quiera, mi general —dijo, apoyando los dedos encima delteclado.
—A toda Francia —dictó, y se detuvo un instante para dar una calada—. ElinvictocoronelLeclerc,despuésdeanexionarelÁfricaEcuatorialalaFranciaLibre,hatomadolainexpugnablefortificaciónitalianadeKoufraycaminaimparablehaciaelnortedeLibia.Hoyesundíagrandeparatodoslosfranceseslibresque…
La satisfacción también se dejó ver en el rostro de Delau, que, sin dejar deescribir,apretólosdientesylagrimeó.Alterminar,extrajoelpapelyselotendióaDeGaulleconunasonrisa.
—¿Quéquierehacerconlanota,migeneral?—preguntó.DeGaulleleyólahojayseladevolvió.Después,depositósusgafasencimadela
mesadeescritorioyrespondió:
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—Ordene hacer miles, millones de copias. Que un avión aliado sobrevueleterritorio francés y las lance sobre los rincones más inhóspitos de nuestra patria.Quiero que nuestros compatriotas sepan que, hace casi un año, cuando lancé en laBBCaquellaproclama,sabíaqueeldíadehoyllegaría.Laestamoscumpliendo.
—Asísehará.Antesdesalir,DelaufuedetenidoeneldespachoporlavozdeDeGaulle:—Capitán,cambielanota.—¿Nolegustacómohaquedado,migeneral?—Noeseso,Delau.SólohadecorregirelrangodeLeclerc.Desdehoyesgeneral
debrigada.
UNA MUJER ALTA Y DELGADA había salido de la aldea de Warlus montada en unabicicletaGazelle.Losmesesdehambre,desdelaocupaciónalemana,ylaspedaladastodoslosdíasdesdeelcastilloalpueblecito,poraquellossenderosquebordeabanlassuaveslomasdelallanurapicarda,lehabíanconferidountoquejuvenilquealejabade ella cualquier señal de ser madre de seis muchachos. Su enjuto rostro aúnconservabalaaltivezdelaaristocraciagala.
No traspasó la puerta principal del castillo de los Hauteclocque, ya que el alacentralhabía sido requisadapor el altomandoalemánqueocupaba laPicardía.Sedirigióalaotroracasadelaservidumbre.
Iba a cumplir treinta y ocho años dentro de poco, pero sabía que nunca habíatenido un cumpleaños más triste: su marido en paradero desconocido, el castillofamiliarocupadoporlosnazis,laFranciadesusamorespartidaentres,yseisniñosquealimentar.
Entróenlacocina;todossushijosesperabanyasullegadasentadosalrededordelamesa.Perocomocadadía,enWarlusapenashabíaconseguidocomida.
Cinco chiquillos se abalanzaron a besarla; el mayor se quedó rezagado.Percatándose,lamujerseextrañó:
—¿Ocurrealgo,Philippe?—Estamañanaunaviónarrojópapeles.Unodeelloscayóenelgallinero.—Yel
muchacholoextendióhaciasumadre.Estaloojeó.Unafraseleretuvolosojos:«…elimportantepuestodeKoufraha
capituladoantelastropasdelaFranciaLibre,almandodelgeneralLeclerc…».Lamujerdirigiólamiradahaciaelportarretratosconlafotografíadesumarido
uniformadode capitán de caballería.Lo recogió y besó el cristal.Nunca le habíanhabladodeesegeneralLeclercynoteníaideadequiénpodíaser.
Laúltimaimagendesumarido,aldespedirsedeella,regresóconfuerza,sinquesupieraporqué.Aúnlorecordaba,eneldormitorio,conlosniñosdurmiendoenla
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habitacióncontigua:«¡Valor,Therese!Laesperaserálarga…».Luego, el capitán Philippe de Hauteclocque partió rumbo a Lisboa en una
bicicleta iguala ladeTherese,para llegara laembajadadeLondresyunirsea lasfuerzasdelaFranciaLibre.
Lamujerleyóenvozaltaelcontenidodelaoctavillaalosseisniños,yañadió:—Tambiénvuestropadresecomportaríacomolohaceestegeneral.
UNAVIÓNINGLÉSsobrevolóHèrault,elparajequeanuestrosdosnuevosprotagonistasles recordaba su Asturias natal. Aunque sus montañas no fueran tan altas, ni elMediterráneoseasemejasealCantábrico,aquellastierrasleshabíanacogidoprimerocomo refugiados y luego como mano de obra barata para sus fábricas y minas.Ambos no habían cumplido aún los veintisiete años, pero ya eran viejos. Viejosluchadores contra el fascismo, contra la barbarie. Hombres de tierra vieja, peroespléndida. Las heridas de una revolución fracasada y de una guerra civil perdidacubrían sus cuerposypermanecían tatuadas a fuego lentoen sus almasagnósticas.Nadielespodíaenseñarnadadelamuerte,delocasodelosseresvivosantelabestiafascista. Eran dos revolucionarios que se alimentaban de la energía de los puñoscerradosporlarabiacontenida.Ysuvigorproveníadelosespíritusqueconstruyeronunmundodestruyendolasentrañasdelatierraalláenlasminasdesutierranatal,agolpedecincelycartuchosdedinamita.
Elaviónlanzómilesdeoctavillas,queinundaronelpueblo.CristinoGarcíaGrandaalzó losojos al cielo, cubriéndolos con lamano.El sol
incidiósobresurostroenjutoyacentuóaúnmás lasarrugas incipientesquehabíansurgidoenpocotiempo.
—¡Quéextraño!Llevabanderainglesa.—Hanarrojadoesto—dijoJoséVitini,otromilicianoquehabíacombatidoenel
FrenteNorte.YleentregóunpapelaCristino.Los dos leyeron el escrito en silencio. La lluvia de marzo hizo su tímida
aparición.—Así que es cierto. La Francia Libre está combatiendo a los nazis y a los
fascistas.—Yporloqueseve,estánganando—apostillóVitini.—Luego…—Cristino guardó silencio, se ajustó la boina, tirando de ella hacia
susojos,ycomenzóaliaruncigarro.—¿Enquépiensas?—Ennuestroschicos.Siestoescierto,entoncesesverdadloquenosdijeron,que
contra Rommel y los italianos están luchando los Quintos del Biberón y los delChupete.—Deslizóelpapel sobre la lenguayañadió—:Ellosnunca sedieronpor
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vencidos.—¿Quétepreocupa?—preguntóextrañadoVitini.—Quenosequivocamosconellos.Creímosquehabíanperdidoeljuiciocuando
seunieronalaLegiónExtranjeraoalosBatallonesdeMarcha.Hastalosllamamos«carnedecañóndelaburguesía»cuandocombatieronenNoruegaoenDunkerque.
—Estabaelpactogermanosoviético…—aclaróVitini.—Sí, tal vez fue eso.—Gastó dos cerillas, pero consiguió encender el cigarro.
Despuésañadió—:Elcasoesqueconfundimos…—LoquellevamosrepitiendohastalasaciedadalosburócratasdelPartido:ala
diplomaciasoviéticaleimportaunamierdalaluchadeclases—cortóVitini.LamiradadeCristinoregresóaltextodelaoctavilla.Elcigarroseconsumíaentresusdedosyelhumorodeabalahoja.—Teveomuypensativo—intervinodenuevoVitini.—«Salvemos el pellejo, o no quedará ni uno para reemprender el combate en
mejores condiciones», defendimos al salir de España. Pero creo que este papel locambiatodo.
—Noteentiendo.Cristinodiounacalada,meneólacabezaydijodesalentado:—QuelascosashancambiadomuchodesdeelMusel…«ElMusel»: el puerto deGijón, enAsturias.Y a lamente deCristino llegó el
Nordestecondosráfagasdeaquelpuerto:laprimera,cuandoestallólaGuerraCivilyélseencontrabaenelcargueroLuisAdaroenCádiz,losecuestróyordenóelrumboala ciudad asturianapara unir sus fuerzas a las de sus paisanos; la segunda, cuandofueronderrotadosyembarcaronrumboatierraaúnlealalaIIRepública.
—¿Quépropones?—preguntóunextrañadoVitini.—Creo,compañero,queeselmomentoparaquelosveteranosaportemosloque
aprendimos.Talveznossentimoscansadosde…—Yonomesientocansado—afirmóVitini.—Tampoco yo. Era una forma de hablar —Cristino frunció el entrecejo y
permaneció un instante callado. Arrojó con fuerza el cigarro, apretó los puños yagregó—: Debemos organizar a los compatriotas y unirnos a la Resistencia. A lomejor,alaterceravalavencida.
Vitiniresopló,asintiendo,ypreguntó:—¿Bajoquébanderacombatiremos?—Siesnecesario—respondióCristino—,bajoninguna.Ylafinalluviaquecaíaaqueldíademarzofueelmanáquealimentóaaquellos
dosespírituscurtidosenlaguerrapermanentecontraelfascismoyamamantadosenlasmontañasyvallesdeAsturiasdesdelaRevoluciónde1934.
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EN EL CAMPO DE REFUGIADOS de Argelès-sur-Mer, sito en la región francesa deLanguedoc-Rosellón,losgendarmesylastropascoloniales,cumpliendoórdenesdelgobiernodeVichy,empujabanagolpedeculatazosalosbrigadistasinternacionalesyrefugiadosrepublicanoshacialascajasdecamiones.Lainstrucciónnodejabalugaradudas:deportarlosaloscamposdeMarruecos,ArgeliayTúnez.
—¿Quélespasaanuestroshombres?EraelgritodeangustiadeAnaTejada, lanoviade tuhermano,quien,desde la
alambradadel campodeArgelès que separabahombresymujeres, les exhortaba arebelarse.
Másmujeres se leunieron,y todasauna sacudieron lavalla.Losgendarmesysoldados marroquíes o senegaleses dispararon varias veces al aire. Nada lasamilanaba.
—¡Luchad!¡Resistid!Las voces de cientos de mujeres llegaban a los brigadistas, que apenas tenían
fuerzasparaarrastrarlaspiernas.Lasalambradasdelcampocomenzaronaceder.Derepente,unaviónsobrevolóel
camposembrandodeoctavillaslosalrededores.Seprodujoelsilencio.Todosquedaroninmóvilesmirandoelvuelorasantedeun
avión inglés, que en vez de bombas arrojaba papeles. Los soldados y gendarmesrecogieronalgunos;lasmujeresdelinteriorlosimitaron.
—«…elinvictogeneralLeclerc…»—leyóenvozaltaAna,ygritó—:¡EsbirrosdeHitleryMussolini,tenéislosdíascontados!
Al oírla, las demás mujeres redoblaron sus esfuerzos contra el cerco. Lossoldadosygendarmes,estupefactosanteloquehabíanleído,lascontemplaban.
Lavallacedió.Lamultitud,encabezadaporAna,selanzócontraloscustodiosarmados.Conlas
uñas, con los dientes se batieron. Los soldados las agarraban por los pelos paratirarlas al suelo y arrastrarlas. Ellas se aferraban a sus piernas, les mordían y leshacíanperderelequilibrio.
Undisparo.Otro.Unas y otros detuvieron su frenético accionar y enmudecieron. Los rostros
desconcertados se giraron a los lados, tratando de identificar de dónde habíanprovenidolasdetonaciones.
Elcapitándecampo,conelcañónaúnhumeantedelapistoladirigidaalcielo,seadelantóentoncesunospasos.
—Suficiente—gritó—.HoynohabrátrasladosaloscamposdeÁfrica.Pírrica,perovictoriaalfin,paralosexiliados.Talvezelpresagiodelosnuevos
tiempos.
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LEJOSDEALLÍ,enlasededelgobiernodeVichy,elmariscalPétainpaseabanerviosopor su despacho enroscando con la derecha aúnmás su denso bigote. Consultó elreloj: las doce en punto. Elministro ya tenía que estar en la puerta del despacho,pensó.
—ElExcelentísimoSeñorMinistrodeGuerra—anuncióelujier.—Pase,pase,Bridoux—exigióPétain—.Dígamequésabemos.—Los italianos han confirmado que el fuerte El Taj, defendido por el coronel
Leo, capituló ayer a las nueve de la noche. Han asegurado que se rindieron a loshombresdelgeneralLeclerc.
—Luego,¿estoescierto?—preguntóelmariscalblandiendolaoctavilla.—Totalmente.Pétainsedirigióalventanal,separólascortinas, laluzdelsolentróydibujósu
siluetaenelsuelo,conlosgrandesentorchadossobresaliendodesushombros.—¿QuésabemosdeesegeneralLeclerc?—preguntóPétain.—Sóloque,comocoronel,anexionótodaelÁfricaEcuatorialFrancesaalacausa
gaullista.—¿Quésabennuestrosaliados?—Nilosalemanesnilositalianosconocenmásquenosotros.Lamirada del mariscal se había perdido en el cielo y, sin volverse, ordenó al
ministro:—Ponga en actividad a todos nuestros agentes del Deuxième Bureau. No
escatime en gastos. Tenemos que conocer cuanto antes la verdadera identidad deLeclerc.
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MINASDEWOLFRAMIO
KOUFRAHABÍACAÍDOylosgrandesarenalesosacogieroncomoaguerreros.VuestrahazañarecorriólosdespachosalemaneseitalianosyloscielosdeFrancia,laocupadayladelrégimendeVichy.PerohubounlugarocultoenmediodelaTierraalqueniesasnoticiaslellegaban.Pocosconocíanlaubicaciónexactadeaquellashondonadasperdidas,ycasinadielashabíapisadodesdequelaLegioXGeminaromanadesistiódeexplotarsusyacimientosdeoroabasedeesclavosastures,aunque losserviciossecretos ingleses sospechaban que las montañas de la linde entre León y Orenseguardabanelsecretodelaimbatibilidaddelosblindadosnazis.
Los presos confinados en esos parajes habían perdido incluso la noción deltiempo.Tal vez el verde de las encinas, el púrpura de las guindas silvestres en lasladeras plagadas de zarzas, maleza, jarales, urz y viñedos, coloreando la negruradominante,yvariasbandadasdepájarosrumboalnortelespusieronsobrelapistadequecomenzabalasegundaprimaveradesucautiverio.
Nadadeesopercibíandesdelasentrañasdelaminadewolframioloscondenadosatrabajosforzadospordecenasdeaños.Aquellosmilpresostrabajabanendosturnosdedocehorasextrayendoelpreciadometalgrisaceradocondestinoa laAlemanianazi,bajolaatentavigilanciadelaGuardiaCivilydepresoscomunesreconvertidosencustodiosarmados,aúnmásbrutalesquelosguardias.Eranmanodeobragratuitaal servicio del franquismo y de las compañías privadas que comercializaban elmineral, el cual, sin ser precioso, era el más caro delmercadomundial, habiendosuperadoconcreceselpreciodeloro.Elsueldodeesoscondenadosselimitabaaunaúnicacomidaaldíacompuestaderemolachaforrajeraodeaguacalientesalteadaconjudías o berzas, pues sumuerte por inanición carecía de importancia. Las cárcelesestabanllenasdeesclavosrojosparareponer.
—¿Cuándoterminaráestemartirio,capitán?—preguntóMarinoasucompañero,
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enelinteriordelamina,mientrasamontonabapiedrasdemineral.—Nomellamescapitán.Laguerraterminóyahoranosoymásqueotropreso—
respondióelotro,acercandounavagonetavacía.—Paramísiempreseráscapitán.—¡Silencio!—gritóunguardiánarmado.Los dos hombres, bajo la atenta mirada del custodio, llenaron el vagón y lo
empujaronhastael entronquede los raílesde lagaleríaconelpozoprincipal,paraque fuera transportadopor lamulahastaelexterior.Sindejardeesforzarse,elquellamabancapitánevocó losmesesencerradosen lamina,desdeelestallidode laIIGuerraMundial,picandoysaqueandolavetadewolframio.«EselpagodeFrancoaHitler por los servicios prestados por su Legión Cóndor en la carnicería deGuernica»,serepitió.«Tenemosqueencontrarunamaneradeboicotearsuextracciónodequesalgadeestosvalles».
El mulero llegó con el animal y engancharon el cargamento a sus correajes.Frente a la vagoneta arrastrada por la mula, el capitán cerró los ojos un instante.«OjalálaAgrupaciónGuerrilleraGallegoLeonesadinamiteelcargamento…».
Antesderegresarasupuesto,seinclinóanteelcharcodeaguaalimentadoporlosmanantiales del interior. Bajo la luz del candil, contempló el reflejo de su rostrotiznado:enjuto,casiseco,conpronunciadasarrugas;elpocopeloqueaúnconservabaera ya blanco. Nadie adivinaría sus recién cumplidos cuarenta y nueve años. Lapalmadesusmanoseraotroyacimiento,perodellagas.Arrojóaguasobresucaray,después,escupiósobresuimagen.
—¡Altajo!—ordenóelcustodio.Conpasocansinoregresóalmontóndepiedrasdemineralycomenzóacargarlas
en la nueva vagoneta. Las batallas del Jarama, del Guadarrama y del Alto de losLeones,asícomoloscompañerosmuertosenlasladerasycunetasseguíanhiriendosurecuerdo.
—¡Todosfuera!—gritarondosguardiasreciénllegadosalpozo.Los presos se miraron desconcertados. Hacía sólo cuatro horas que habían
entradoenlamina;aúnquedabanochodeagotadortrabajo.Al llegar a la bocamina contemplaron al resto de los reclusos en formación.
Delante de ellos, un párroco castrense y una escuadra de falangistas armados yuniformadosconsus trajesazulmahóncruzadosporcorreajesnegros.«¿Quéharánestosaquí?»,seinterrogaronconlamiradalospenados.
—¡Alafila!—ordenaronlosguardianesalosreciénllegados,yelmásjovendelosfalangistas,unmuchachodenomásdeveinteaños,conelpeloengominadohaciaatrás,seadelantóunpasoytomólapalabra:
—DesdelainvasiónalemanadeRusia,elCaudillohaabandonadolaneutralidadante la guerra y ha adoptado la posición de «no beligerancia». Por ello, se está
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formandounejércitodevoluntariosparaayudaranuestroscamaradasalemanes…«Pocos voluntarios habéis encontrado para venir hasta aquí», pensó el capitán,
perolaspalabrasposterioresdeljovenfalangistacaptaronsuatención.—…culpadaRusiadevuestrasituación.Siossumáisanosotrosparacombatiral
lado del III Reich, se os conmutará la pena. Y si regresáis vivos, seréis libres. ElEstadoconsideraráquehabéispurgadovuestrospecados…
«Irosalaputamierda»,murmuróMarino.«Aversilaguerrillaosvuelalacabezaencuantosalgáisdeaquí»,agregóelcapitánenvozbajayapretandolosdientes.Elfalangistaterminósudiscursoconaquellaspalabras:
—…estableceremos la oficina de reclutamiento en el cobertizo del capataz.Sialguiendeseaalistarse, tienedeplazohastael anochecer…—Alzóelbrazocon lamano extendida, almodo del saludo romano, y exclamó—: ¡Viva Franco! ¡ArribaEspaña!
Aqueldíanohuboregresoaltrabajo.Losmandosmilitareslesconcedieronunashorasdeasueto,comoparadarlesoportunidaddereflexionarsobrelaidea.Inclusolacomidamejoró:garbanzosconberzasyunhuevoestrellado,regadosconvinopeleónrepartido desde unas tinajas. Además, el sermón del cura pareció más breve quenunca.
—Joder,estevinosabeaaguamanchadadecarbón—exclamóelpresosentadoalladodeMarino.
Ajeno a esas palabras,Marino sólo se fijaba en el capitán, que, con lamiradaclavadaenelrancho,noprobababocado.Poresoledijo:
—Estásmuypensativo.—Déjalo,Marino—dijoelreclusosentadofrenteaellosenlaalargadamesade
chopoy,mientasacercabalacucharaalplatodelcapitán,añadió—:Sinoquiereestabazofia,noslacomeremosnosotros.
Sinresponderleyanteeldesconciertodelosdemáscomensales,elcapitándeslizósubandejayelvasodevinotintohaciaelquehabíahablado.
—¿Sepuedesaberquéteocurre?—insistióMarino,apoyándolesugruesamanoenelantebrazoybuscándolelosojos.
—Pensabaenloquedijoelfalangista…—Nohaynadaquepensar—cortóMarino,frunciendoelentrecejo—.Estáclaro
quelosrumoreseranciertos:tienenproblemasenmuchasprovinciasparacubrirloscuposdealistamiento.Poresohanvenidohastaaquí.
—¡Ytanto!—tercióeldeenfrente—.EscuchéaunguardiaquesóloenMadridsehabíanalistadovoluntarios;enCataluña,enelPaísVascoyenAsturiassevieronobligadosaecharmanodelosreemplazosdesoldados.HastadicenqueenAndalucíadebieronvisitarlospresidiosdeRotayAlgeciras.
—¡Que se vayan a lamierda!—exclamóMarino, introduciendo la cuchara de
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maderaenelpotaje—.¡OjalálosliquidenatodosenRusia!De repente se hizo el silencio: la escuadra de falangistas había comenzado a
distribuirseporlasmesasrepartiendocigarrosentrelosreclusos.—Hoysomoslosreyes—seufanóunpresoubicadopocomáslejos,cogiendoun
pitillo.—No sé—intervino el capitán apenas los guardias se alejaron—. Pienso que
hastaelfrenterusohaymilesdekilómetrosymuchasoportunidadesparadesertaryunirsea…
—¿Nohablarásenserio?—preguntóMarino.Sus dos compañeros más próximos voltearon de inmediato la mirada hacia el
capitánrequiriendounaexplicación.—Creoquedebemosaprovecharlaoportunidadquesenospresenta—elcapitán
sedirigióaMarinoyalquehabíaaceptadosubandeja—:LehacemosmáseljuegoalosfascistassiseguimosextrayendowolframioparaelblindajedelosPanzer…
—¡Joder!—intervinoeldeenfrentedandounapalmadaenlamesa—,nopuedocreer loqueoigo. ¿Y si no consigues escapar? ¿Y si llegas al frente rusoyhasdemataraalguien?No.Nomeconvences.
Otra vez regresaron los falangistas a las mesas, en esta ocasión repartiendopapeles.
—Es la proclama de llamamiento del Ministro de Asuntos Exteriores, elExcelentísimoSeñorSerranoSúñer—dijeron.
«AlístateenlaDivisiónAzul»,rezabaelencabezamiento.Lamayoría,despuésdeuna ojeada, hizo una bola con el impreso y la arrojó disimuladamente al terrenonegruzcoymojado,pisándolaacontinuaciónparaincrustarlaenelbarro.Elcapitán,encambio,ladoblóylametióenelbolsillodelpantalón.Marinodudóunsegundo,perolosañosjuntosenlastrincherasycasamatasdelaGuerraCivillehacíanconfiarenlasdecisionesdesuantiguojefe.Seguardóelpapel.
ELCREPÚSCULOSEENSEÑOREÓdeaquellahoyanaturalentremontes,yelverdedelasencinasquedósepultadoporlosrojizosrayosdelsolentrelasnubes.Deunmomentoaotro,eldíadedescansoquehabíandisfrutadolosreclusostocabaasufin.Mañana,antesdequecantaseelgallo,otravezretornaríanalinteriordelaminaaarrancarelmetaldelaroca.
Laescuálidaperoaltivafiguradelcapitánseadentróenelbarracóndelcapataz.Enel interior, sentado,hallóal jovenfalangistade laarenga;supistoladescansabaencimade lamesa.«Esmáscríode loqueparecíasobre la tarima.Estenosabeloqueesunaguerra»,pensó.
Después de los saludos de rigor, el falangista rotuló su cara con una sonrisa y
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dijo:—Vaya,elabuelosequierealistar.¿SabequeenMadridpusieronlosveintiocho
añoscomotope?—¿Quieredecirquenomeadmite?Se hizo un breve silencio mientras el joven extraía un impreso de uno de los
cajones.Después,comocondesgana,preguntó:—¿Edad?—Cuarentaynueve.Elcapitánobservócomoeljovenfalangistaapuntabaunacifra—«28»—antesde
pasaralasiguientecolumna:—¿Profesión?—Maestrodeescuela.—Maestro—repitióelfalangista,anotando—.¿Sabequeustedestuvieronmucha
culpaenlaGuerraCivilporlasideasanticristianasqueinculcaronalosniños?Elcapitánnocontestó,peromantuvolaposicióndefirmes.—¿Conocimientosmilitares?—inquirióeljoven.—LleguéalempleodecapitándemilicianosennuestraGuerraCivil.—Apartirdeahora,capitánderojos,yosoysujefedeescuadra—dijoeljoven,
y añadió una sonrisa antes de ordenar—: Recoja su uniforme. —Y le señaló unmontónderopadobladadecolorazulmahón.
—¿Cuándosaldremosparael frente?—preguntóelcapitán rebuscandoentre lapilaunacamisadesutalla.
—Apartirdeahora,hadedirigirseamícomo«camaradaRicardo».Coneluniformeenlasmanos,elcapitánseirguióeinsistió:—CamaradaRicardo,¿cuándosaldremosparaRusia?—No se impaciente. Todo a su tiempo. A propósito, abuelo: ¿cómo se llama
usted?—Ardura.AntonioArdura.
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ACUMULANDOFUERZAS
LOS SEIS OASIS QUE COMPONÍAN KOUFRA conformaban un rectángulo que ocupabaunos cincuenta kilómetros de largo por veinte de ancho, y se convirtieron en elaposento idealparaquevuestro reciénestrenadogeneraldebrigadaprocedieraa latransformaciónde laAgrupaciónMen laFuerzaL.Aunqueelnombredaba igual:todoslallamabanla«ColumnaLeclerc».
Jóvenesfrancesesevadidosdelasdosfrancias,laocupadayladeVichy,ydelosterritorioscolonialesdeloscolaboracionistas;españolesescapadosdeloscamposdeinternamientodelsurdeArgelia;soldadoscamerunesesysenegaleses;griegos,consuBatallónSagrado; las patrullas del desierto inglesas, los terriblesLongRangersDesertGroups;ygruposnómadasdeldesiertoibansumandocasiseismilsoldados.LaFuerzaLseconvertíaenunejércitomultirracialconunmismoobjetivo:aniquilaralfascismo.
ElgolpedemanoaKoufrasignificóeliniciodeunanuevaetapa:ladeacumularfuerzas.Leclercerauntemerario,peronounloco.Sabíaquesincoberturaaéreaysinrefuerzos no podía seguir avanzando por la Libia italiana hacia la costa delMediterráneo—delMareNostrum,comoproclamóMussolini—,enlaqueselibrabalagranbatallaporelcontroldelospuertos.
«FUERZASDELVIIIEjércitoaliadodefiendenelpuertodeTobrukdelavancedelRommel…».
EscuchabaislanoticiaenRadioBrazaville,laradiooficialdelaFranciaLibre,aprimerosdeabrilde1941.PeroosocultabaquelosinglesesysusaliadoshabíansidoexpulsadosdeLibiay losPanzerdelAfrikaKorps seencontrabana laspuertasdeEgipto.
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Leclerc lo sabía; por eso comenzó a desplegar una nueva estrategia. Dejó enKoufra al Grupo Nómada del Ennedi y dos secciones de infantería al mando delcapitánBarboteu.AlrestodelaFuerzaLostrasladóaLaFaya,dondeasegurabaquevuestra capacidad de movimientos era superior a la del asentamiento de Koufra.Desconocíaissi,dentrodelaestrategiamilitar,esoeraciertoono.Deloquenocabíaningunaduda esque el círculodemontañasy enormesdunas creabanunamurallanaturalperfectaparaladefensadeLaFaya,completadoporelpalmeraldesplegadodesuranorte,yel lagosubterráneodesde losoasisdeVen,AinGalakayKirdimiproporcionabaaguanadamásperforarcuatrometros.
«ELGENERALCHARLESDEGAULLEsehatrasladoaPalestinaparaimponerlasprimerasCrucesde laLiberacióna lossoldadosde la1.ªDivisiónLigera…LosalemaneshanprocedidoaladetencióndecuatromiljudíosenParísconlaintencióndedeportarlosaloscamposdeconcentracióndeAlemania…».
Radio Brazaville escupía esas noticias a finales de mayo, mientras vosotrosestablecíaisdepósitosclandestinosdegasolinaalolargodeitinerariosoperacionales.Entotal, instalasteiscuatrosurtidoresconmásdecincuentamil litroscadauno,sinllamarlaatencióndelosavionesitalianos.
—EstoysegurodemishombressialgúndíasenosordenaircontraRommel,perono me fío tanto de los vehículos —había dicho Leclerc a sus oficiales, segúncomentaron.
En esa época comenzó a llegar material: un centenar de camiones Bedfordingleses yChevrolet americanos, a los que se añadieron ametralladoras antiaéreas.Todo se unía al material clásico francés: ametralladoras y fusiles Hotchkiss. Y alincautadoalositalianos:morteros,cañonesdel20ylanzagranadas.
Peroaquellonohacíaperderdevistalapreparacióndelossoldados,del«equipomotorizado»,comolosllamabaeltenienteDronneparafraseandoaLeclerc.
—La célula del combate es el equipo—os repetía hasta el hartazgo, luciendoorgullososusnuevosgalonesdecapitán.
Nadadeaquellodisminuíavuestraslargashorasdeentrenamiento.Cadacolectivoenseñaba al resto sus habilidades.Las patrullas del desierto inglesas os adiestraronparalasupervivenciaenlosarenalesyacombatirconsed,hambreycalor.Lashoyasseconvirtieronenvuestraespecialidad:unatumbaenelsueloparavuestroscuerposcubiertosdearena,esperandoalblindado.EnsayabaisconunCarroArmatoM13/40incautado a los italianos. No era un Panzer, pero en aquel momento era lo másparecidoauntanquealemánconloquecontabais.Cuandosuscadenaspasabanaunoy otro lado de vuestras cabezas, le colocabais la carga ficticia en el vientre. Diezsegundos,yelcarrodecombateseríachatarrasilaminaanticarronofueradefogueo.
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A veces distinguías al adjudant-chef Campos admirando el entrenamiento delBatallón Sagrado. Su rostro se iluminaba ante los griegos que, bajo sus mandosnaturales,realizabansupropioentrenamientoparaacoplarloluegoalconjuntodelaFuerzaL.
—¡Maldita sea!—exclamaba—. Si los españoles dejásemos de ser un puñado,podríamostenernuestropropiobatallón.
Camposacertaba.VuestronúmeronollegabaalcentenarenlaFuerzaL,frentealoscincomilafricanosyalosmildelrestodeeuropeos,principalmentefranceseseingleses.
Poraquellaépocatusheridascicatrizaronbajoelcalorylastormentasdearenaalritmoquecrecía tubarba.Yaerasotrobarbudocon la cabezaafeitada, luciendo latrazadadebala,comolossoldadosdelbatallóncolonialdeGabón.Ycomointegrantede la «Columna Leclerc» te centraste en la misión encomendada por el general:prepararunaescuadradefrancotiradores.
Les enseñaste a fabricar vuestra propia munición recargando la usada.Aprovechabais las vainas desechadas recalibrándolas, les cambiabais el pistóninutilizadoy,antesdeintroducirleslapuntadeplomo,lesañadíaislanuevadosisdepólvorasegúnlastablasoficialesderecarga.Lacartucheríametálicaquefabricabaiseramáspotenteyosofrecíamásgarantíasque laoriginal.Ygastabaisbalasymásbalas,perorecogíaistodaslasvainaspararecargarlasunaymilveces.
Primero les colocaste los blancos a cienmetros, como hizo contigo el tenienteGranell,despuésfuisteincrementandoladistancia.
Undía,Leclercpasóporvuestrasposicionesdeentrenamiento.—¿OyóustedhablardelostiradoresdeUbanguiencuadradosenla13.ª?—No,migeneral.—Pues pregunte. Quiero que los tiradores que usted logre aquí superen su
puntería.
APRINCIPIOSDELVERANO, tuescuadrasehallabacompuestapordossenegaleses,unfrancésyungriego.Todoshacíanblancoaquinientosmetros.Unéxitoconaquellosobsoletosfusilesysusmirasdecuatroaumentos.
«Ante el fracaso de la Operación Battleaxe, Winston Churchill hasustituidoalgeneralWavellporelgeneralsirClaudeAuchinleck.SeesperaqueelnuevorumbodelVIIIEjércitopermitaromperlaslíneasdelmariscalRommel…».
Unavezmás,RadioBrazavilleostrasladónoticiasamargasdeloqueocurríaen
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lacostamediterráneaaquelverano.Vosotros seguíais entrenando y acumulando fuerzas. Y esperando vuestra
oportunidadparaentrarenaccióncontraelAfrikaKorps.—Estoypreocupado—selamentabaCampos—.ConelVIIIEjércitobritánicose
encuentra las brigadas de Koenig y Mondar y entre las dos suman ya tres milespañoles.
Si algo recordabais de aquella época en la Faya, aparte de vuestro agotadorentrenamiento,eralaaureolaqueseestabaforjandoanteelnombredeRommelysuterribleAfrikaKorps.Sehabíaconvertidoenunaleyenda,aligualqueloshombresde la 13.ª Semibrigada de la Legión Extranjera encuadrada en las fuerzas de laFrancia Libre, aquella unidad de soldados muy politizados, héroes en miles decampañasquecombatíanalZorrodelDesierto,entreloscualesmilitabatuhermano.
LASNOTICIASQUEOSTRAJOelotoñode1941nopodíansermásdesalentadoras:
«LosalemanesejecutanacuarentayunrehenesenNantes,Châteaubriant,Mont Valérien y a cincuenta en el campo de Soguees cerca de Burdeos…RommelavanzahaciaelpuertodeTobrukyderrotadosintentosaliadosporliberarlo…».
VosotrosseguíaiselexhaustivoentrenamientodeseandoquellegasecuantoanteslaordendepartirhaciaelnorteparacombatiralAfrikaKorpsjuntoalosAliados.
—No entiendo nada—te quejaste al sargento jefe Fábregas—. Se supone queestamospreparadosparaentrarencombate.
—Paciencia,Bête—respondió—.Nosomosnadacontraejércitosdemásdecienmilsoldadosperfectamenteequipados.
—¿AquéesperaLeclerc?¿Aqueseamostambiéncienmil?—No,Leclerchaplanteadoestocomounaespeciedecampamentodeverano.Debistedehaberabiertomuygrandeslosojos,porqueFábregasseexplicó:—Quiere que establezcamos lazos inquebrantables entre nosotros y nos lanzará
contra Rommel cuando las condiciones en el Mediterráneo sean favorables a losAliados.
Fábregashabíaasumidoalaperfeccióneseplanteamientoylasnochesenquenose os asignaba entrenamiento, bajo la luna se transformaba en un juglar. Con unaguitarra española que nadie sabía en qué rincón de La Faya había conseguido, oscongregabaalrededordelfuegoyentonabacancionesdelaguerraenEspaña.
Enlabatalla,lahienafascista,
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pornuestroesfuerzosucumbirá…
Hijosdelpuebloerasupreferida,perocasitodoshabíaiscombatidoenelfrentedelEbroylepedíaisAy,Carmela.
ElEjércitodelEbro,rumbalarumbalarumbaunanocheelríopasó…
Y cuando llegaba el estribillo, hasta los franceses lo coreaban, y al capitánDronne, aunque seguía sin pronunciar correctamente Turuta, elAy, Carmela se leentendíaalaperfección.
«LAOFENSIVAALIADAen laOperaciónCrusaderhacomenzadoa rechazaraRommelhaciasusposicionesinicialesentregandoelpuertodeTobruk…».
—¡Muertealfascismo!—gritasteisdesdelosbarraconesespañolesalescucharallocutor.¡Adelante,comoenelEbro!
PeroRadio Brazaville no había abierto aquella mañana sus ondas para traerossólobuenasnoticias.Ycontinuósuemisiónconvozgrave:
«Pearl Harbor ha sido bombardeado por la aviación japonesa. Con esteacto,JapónhadeclaradolaguerraaEstadosUnidos,Canadá,GranBretañayAustralia…».
—¡Malditasea!—gritaste—.¿AquétemeLeclerc?TeníamosqueestaryaenelnortedeÁfrica.
El Zorro del Desierto era la barrera que os separaba a todos de Francia, deEstrasburgo,yati,deTörni.
—Paciencia,Bête—calmóFábregas—.Elgeneralsabeloquesehace.Y comenzó a afinar las cuerdas.A los pocosminutos, os relajasteis, sonriendo
anteloscambiosqueimprimíaenlasletrasdelascancionesqueentonaba:
SimequieresescribiryasabesmiparaderoenlatrincheradelTchadprimeralineadefuego…
A veces se le unían Turuta y su toque de corneta. La canción siempre era elHimnodeRiego.
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Soldados,lapatrianosllamaalalid,juremosporellavenceromorir…
Graciasalsargentojefe,osrecreabaisenelespejismodeuncampamentojuvenilqueLeclerchabíadeseadoparavosotrosylafantasíadequelaguerraterminaríaencuantoos llamasenalcombate.Habíascomprendidoloquequeríaelgeneral,si lastropasnazissuperabanlafatigadecombategraciasasufanatismo,vosotrosloharíaisconsolidandoelcompañerismoenesafuerzamultirracial.
Una noche de aquellas, sentado alrededor del fuego junto al sargento jefe y suguitarra,Gitano,eladjudant-chef,elcapitánDronne,despuésdeltoquederedoble,tesentisterodeadodeamigosqueentregaríansuvidaporsalvarlatuya.
—Yo era un gris abogado en las colonias —os explicaba Dronne—. CuandoAlemania invadió Francia, no lo dudé, me sumé de inmediato al ejército de DeGaulle…
En algún momento extrajiste de tu bolsillo la foto de vuestra familia.Contemplándola,setesaltóunalágrima.
—¿Dóndeloshadejado?—preguntóunavozatuespalda.EraladeLeclerc.—Mi padre desapareció en la guerra de España, mi general —respondiste,
volteándote hacia él—,ymimadre está refugiada enOrán.Séquemihermano seencuentra en la brigada del general Koenig, con la 13.ª. Pero a mi hermana—yseñalasteel rostrodeLucía—laasesinóunObersturmführerdelaGestapo.—Trasunapausa,agregaste—:EseasesinosehallaenEstrasburgo.
Elgeneralfruncióelceñoydijo:—No me diga que usted se enroló con la Francia Libre por una venganza
personal.—Noexactamente,migeneral.PeroeljuramentoqueustedhizoenKouframeda
ánimosparaseguir.—Mealegro.Perotengacuidado,cabo.Lavenganzaesmalaconsejera.Elgeneralsealejóunospasosy,derepente,sevolteóhaciati.—Cabo,¿desertaríadenuestrasfilassiyonocumplieramipromesa?Lapreguntatehabíacogidodeimproviso,perobalbuceaste:—Sí,migeneral.Leclerc no prosiguió la conversación y continuó camino para visitar otras
posicionesdesussoldados,comocasitodaslasnoches.—¿Por qué ha preguntado eso? —inquiriste, repentinamente suspicaz,
dirigiéndotealgrupo—.¿NotieneintencióndecumplirsujuramentodellegaralaspuertasdeEstrasburgo?
—No se equivoque, cabo—corrigió el capitán Dronne—. Leclerc tiene a los
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suyos en zona alemana.Lepuedo asegurar que estámás impaciente queustedporpisarsueloeuropeo.
—¿Esverdadqueesunaristócrata?—intervinoGitano.—Sí—respondióDronne—.EnrealidadeselvizcondedeHauteclocque.
«LASFUERZASALIADAShanhechoretrocederalAfrikaKorpshastaElAgheilayla1.ªDivisióndelaFranciaLibrehatomadoHalfaya…».
Erafinalesdeenerode1942cuandoosdespertasteisconaquellasbuenasnoticias.LosAliadosavanzabanenelMediterráneo,yLeclercconsideróqueeraelmomentoadecuado.
ElgritodelcapitánDronneseoyóaltoyfirme:—SalimoscontraRommel.Tuguta,toqueLaMarsellesa.Ycomosiempre,Turutatocó…elHimnodeRiego.
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ELFRENTESOVIÉTICO
OS LANZABAN CONTRA ROMMEL y vuestro entusiasmo fue en aumento, pero se tehubiesencongelado las tripas sihubiesesconocido laodiseaquesufría tupadreenaquellos instantesamilesdekilómetrosalnorte,enelmismocorazónde laUniónSoviética,ellagoIlmen.
Enaquel inviernode1942, la temperaturahabíadescendidoenlasuperficiedellagohelado;nilosdiosescomprendíancómosepodíaseguiravanzandoacincuentaycincogrados centígradosbajo cero.Los fusiles se encontraban inutilizados; el pan,congelado; la comida, desperdiciada; los pies, inmóviles; las manos, yertas; eluniforme, rígido; el rostro, una piedra de granito. El agua era un bloque de hielo;dormirse,lamuerte;tumbarseunratosignificabalaamputacióndeunpie.
LacompañíadeesquiadoresdelaDivisiónAzulllevabadiezdíascaminandocontrineos y sobre esquíes. De los doscientos siete soldados que habían salido delcampamento,yahabíanmuertocientodosy sehabíanperdido treinta trineos, todoello sin haber arribado a destino ni entrado en combate. Los cadáveres de lossoldadosydeaquellospequeñoscaballosquearrastrabanloscarromatosmarcabanelitinerariorealizado.Siqueríandesandarlo,noteníanmásqueseguirsurastro,comoun sendero de luctuosas migas de pan en un cuento muy distante al de Hansel yGretel.
Si alguno de los caídos calzaba botas de esquiador, había que quitárselas paraentregárselasaunodelossupervivientesqueaúnlasllevaradecordones.Lomismoconlosguantesdemanoplasobrelosdecincodedos.Hastaloscalcetinesyelfieltrobajoloscascosdemetalseconvirtieronenunbienprecioso,yesaeralatónicaconcualquierprendaquecubrieraalgúnhuecodesuuniforme.
—Nopuedomás—dijoMarino—.Tengoque…—Niseteocurra—legritóAntonioArdura,tupadre—.Siparas,morirás.
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Zarandeó el cuerpo de su compañero para que espabilase y entrase en calor,exhortándolo:
—Olvídate del frío. Piensa en los tuyos y tararea una canción, pero no tedetengas.
Asívencíatupadrealmonstruodellagolimen,elfríoextremo:recordandoasumujer,asushijos,losdíasfeliceshastaelestallidodelaguerra,ycanturreandoparasí:
Puentedelosfranceses.Puentedelosfranceses.Mamitamía,nadietepasa,nadietepasa…
Aún seguía creyendo que enrolarse en la División Azul, la 250.ª EinheitSpanischer Freiwilliger, como la rebautizaron los alemanes, había sido una buenaidea para escapar de la esclavitud en las minas de wolframio. Sólo había queencontrarlamínimaoportunidadparadesertar.
Derepente,mientrascavilaba,elimberbejefedeescuadra,elcamaradaRicardo,sederrumbóasulado.Tupadreseabalanzóasocorrerlo.
—Déjaloquemuera—lesusurróMarino.—Nadiemorirá,sipuedoevitarlo—sentencióArdura.Abofeteóalmuchachoymeneósucuerpo.Eralaterceravezqueseveíaobligado
ahacerlodesdequehabíansalido.—Déjame,abuelo—balbuceóeljefedeescuadra—.No—Claroquepuedes,camarada—dijo,ayudándoleaincorporarse,ylesusurróal
oído—:¿NoqueríasunaCruzdeHierroparamostrárselaorgullosoatupadre?—Sí…,abuelo—balbuceó,tiritando.—Puescaminaycanta.Ricardo, ayudadoporMarinoy tu padre, se irguió y prosiguió, conpaso firme
sobresusesquíescanturreando:
Peroséquesimematan,delatierraenqueyomuera,sealzará,comounaespigarojaynegra,delapólvoraylasangre,mibandera…
Diez días y diez noches caminando en aquel infierno gélido, sin dormir, sindetenerse,sinapenascomer,ysólohabíanrecorridoalgomásdeveintekilómetros.
—Yaquedapoco—animótupadreasuscompañerosdeescuadra—.AlláseveladesembocaduradelLovat.
Seencontrabaneneltrayectofinalparaentrarencombateconlaretaguardiadel
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140.º regimiento de infantería soviético, y su mente regresó a seis meses atrás,cuandoconcentraronalaDivisiónAzulenMadrid.
ERA EL 12 DE JUNIO DE 41, la víspera de la salida rumbo a Alemania, y tu padreimploróunfavorasujefedeescuadra:
—CamaradaRicardo,solicitopermisoparadesplazarmehastaeldomiciliodemifamilia.
—Denegado,sinoleacompañaunjefe—dijo,sacandopecho.—No esmi intención huir—alegó, bajando la voz—.Acompáñemeusted, por
favor.—No me trates de usted, abuelo. En Falange está prohibido. Todos somos
camaradas.—Porfavor…—Fuistemiprimersoldadovoluntarioyatrajisteanuestrasfilasatucompañero
Marino—dijo,y,despuésdeunsilencioreflexivo,continuó—:Peseatupasadorojo,hasdemostradoagallasenlosentrenamientos.Teacompañaré.
Así fue como, después de casi cuatro años, tu padre regresó a su barrio, a lascallesdelMadridqueosvieronnaceryalaviviendaqueocupasteistodalafamilia.
El escenario que contempló se encontraba muy alejado de lo que recordaba.Chicosdescalzosenlascalzadasdeadoquineslevantados,conropassuciasymiradasde linces.Mujeres con cántaros sobre la cabezadesfilandohacia las fuentesde lasplazas,seguidasdeunamarabuntadeniñosquehabíanaprendidoaandarhacíapoco.Carros llenos de sacos de patatas o remolacha, tirados por asnos y escoltados porguardias, perseguidos por chiquillos en busca de un tubérculo perdido. Camionescargados de soldados girando una ymil veces por lasmismasmanzanas.Colas deniñosyancianasfrenteaunapuertaenlaqueleía«AuxilioSocial».Curasconpistolaalcintoylacruzsobreelbáculo,quedesfilabanacompañadosporgruposdejóvenesconlacamisaazulmahón.«EstaeslaalegreprimaveradeFranco»,pensó.
El edificio aún presentaba los agujeros de las balas, y parte del tejado seencontrabaderruido.Ascendióhastaelprimerpisoporaquellospeldañosdemaderaqueolíanafloresmuertasyameados,juntoaparedesquesupurabanhumedadysuvisión destruía cualquier palabra. La puerta había desaparecido de sus anclajes.«Robada»,dijoparasí.Laspocaspertenenciasquequedabanseentremezclabanconratonesquecorreteabanentre las ruinasycagarrutasdeanimalesohumanos.Enelsuelo, el retrato de su familia con el cristal y el marco roto. Era la foto que leshicieroncuandoLucíacumpliósuprimeraño;élaparecíajuntoasumujer,Marta,ysusdosotroshijos,el fortachónynobleFrany tú,el traviesoNico.Laextrajodelmarcoy,antesdeguardarlaenelbolsillodesuzamarra,preguntó:
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—¿Puedollevármela,camarada?Ricardoasintió.Delaviviendadeenfrenteseoíanruidos.Tupadregolpeólapuerta.Unamujer
con un bebé en brazos la abrió y su cara mostró una expresión de espanto alcontemplarlosuniformesazules.
—No tema —la tranquilizó—. Sólo quiero preguntarle si sabe algo de losmoradoresdelpisodeenfrente.
—No,no…Nosénada,nada—dijolamujer,yelbebécomenzóallorar.—Eramifamilia—aclarótupadre—.Megustaríasaberdeellos.—Nolepuedoayudar.—Elniñoincrementósullantoylamujerlomeció,para
proseguir—:Cuandonosrefugiamosaquí,nohabíanadieenesavivienda.Heoídoque,antesdeterminarlaguerra,semarcharonaAlicante.
Esofuetodoloquepudoaveriguar,pueslesesperabaeltrenquealdíasiguientelosllevaríaaAlemania.
Pocashorasdespués,dieciochomilsoldadosseapretujabanenvagonesdecuyasventanas colgaban las banderas rojinegras de Falange y la enseña rojigualda de laDivisión Azul, junto a la de sus regimientos. Si algo le llamó la atención de laestructura militar de la división, fue que aunque aspiraba a ser una plataformapublicitaria de Falange, a los falangistas no se les había permitido ocupar ningúnrangodeoficiales.LosjefeseranprofesionalesdelEjércitonacional.
La multitud agrupada en los andenes les despedía como héroes, enarbolandobanderasqueondeabanalviento.
—FrancotieneunadeudadesangreconHitler,yselavamosadevolver—gritóRicardo.
Anteestaspalabras,lossoldadosdelvagóncomenzaronacantar,acompañandoelcompásconeltaconeodelabotasobreelpisodeltren:
Prietaslasfilas,recias,marciales,nuestrasescuadrasvan.Caraalmañana,quenosprometePatria,JusticiayPan.
La chimenea de la locomotora pitó. El andén comenzó a llenarse de vapor deagua.
—Nocreoquehayasidobuenaidea…—Silencio,Marino—ledijotupadre,pasándoleelbrazoporencimaelhombroy
arrimándolohaciaél—.Lohecho,hechoestá.Eltrenarrancó.Enlaestación,lasgentesalzaronelbrazoyextendieronlamano.
Lossoldadoslesimitarondesdelasventanasy,comoungrancoro,seoyóporencimadelestruendodelalocomotora:
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Caraalsolconlacamisanuevaquetúbordasteenrojoayer…
Once díasmás tarde, arribaron al campo de instrucción deGranfenwöhr, en labaja Baviera, y las autoridades militares les entregaron ropas y abrigos de laWehrmacht.
—NonosquitaremoselgloriosouniformedelaFalange—ordenóRicardoasushombres.
Sus palabras se extendieron a otras escuadras. Al final, los jefes alemanes seencogierondehombros.Lesdaba igualquesiguieran llevandoelazul,perobajoeluniformegrisdelaWehrmacht.
A finales de agosto, la instrucciónmilitar había terminado y un desfile ante elgeneralFrommseconvirtióensudespedidahaciaelfrente.
—Rusiaserácuestióndeundíapara la invencible infanteríaespañola—repetíaexultanteaquelniñato,anteelcrucedemiradasdeincredulidaddeMarinoytupadre.
Después, otro tren hasta Grodno, la frontera polaca con Rusia. Allí, en lossuburbios,dosguetosjudíos.
—¿Cuándo desertaremos? —preguntó Marino, apretando los dientes—. Tengoganasdemataraestoscerdosnazis.
—Hay que esperar —respondió tu padre con los ojos humedecidos—, aúnestamosenterritorioocupado.
Luego vino el suplicio: cuarenta días caminando en terreno soviético conmochilas de casi cincuenta kilos. Vilna, Minks, Borissovo, Orscha, Dubrovna yVistebskvieronpasaraquellossoldadosysuscascosdecoradosconeláguiladelIIIReichylabanderarojigualda.Aquellamarchasehizoagolpedebotellasdecoñacydel cántico de La Parrala, la canción que se había puesto de moda en la Españafranquistamientrasellosestabanencadenadosalwolframio.
—Hay que llegar a Moscú —exhortaban los jefes de la División Azul, paraespolear el avance—. LaWehrmacht está a punto de entrar y la bandera españoladebeondearsobrelossoviets.
Pero algo ocurrió y nunca se combatió en las trincheras de la capital rusa. AlllegaralaalturadeSmolesko,ladesviaronhaciaLeningrado.
—NosquierenrobarlavictoriaenMoscú—selamentóRicardo.Tu padre no replicó, pero su veteranía le hizo sospechar otra razón: si aquella
tropa desarrapada y mal equipada era diezmada por el Ejército Rojo, hubieseconstituidomuymala prensa para el IIIReich frente a su aliado, y necesitaba queFrancoleenviaramásvoluntarios.
EldíadelPilarde1941,laDivisiónAzulalcanzólariberadelríoVoljovyrelevóa la 125.ª división de infantería germana. Casi dos meses caminando en terrenosoviético, sinentrarencombateniveralenemigo.Y loshabían instaladoenaquel
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frenteestáticodevarioskilómetrosenlosquenoocurríanada.—Handesertadootrosdos—informóMarino—.Yavancincuentayuno.—SeestánequivocandoaldesertarahorayentregarsealEjércitoRojo…—Noteentiendo.—No olvides que llevamos uniforme alemán: los soviéticos los meterán en
camposdeprisioneros—explicó tupadre con calma—.Hemosdedesertar cuandoencontremospartisanos;entreelloshayespañolesdelexilioynosayudarán.
«Cincuenta y uno», había dichoMarino. «Está claro que casi todos los presospolíticosenroladostraemoslamismaidea.Asíque,deunmomentoaotro,esacifraalcanzaráloscien…»,pensótupadreymeneólacabeza.
AquelinviernofuetranquiloaorillasdelVoljov.Lasnocheseranfrías,perolasguitarras, el coñac y La Parrala ayudaban a superarlas. Los alemanes que aúnpermanecían en la posición lesmiraban sorprendidos: aquella improvisación diariacontrastabaconlarigidezgermánica.
Llegó el 10 de enero de 1942. El frío congelaba las cuerdas de las guitarras yhasta las palabras. En ese momento les informaron de que quinientos soldadosalemanes se encontrabanacorralados al surdeNovgorod, en ladesembocaduradelríoLovat.Liberarlosseconvirtióen laprimeramisiónque lesasignaban.Paraellodeberíansorprendera los rusosen la retaguardia, recorriendo los treintakilómetrossobre la superficie helada del lago limen. Lo que no sospecharon era que se leslanzabaaunsuicidiocolectivo.
DIEZDÍASSOBREESQUÍS,apasolentosindetenersenidedíanidenochesobrelapistacongelada del limen, atravesando un terreno atestado de declives, grietas ymurallonesheladoseinfranqueables,consumochilayfusilalhombro.Sólolosojos,bajo las cejas escarchadas, iban descubiertos. Para colmo, el generador se habíaestropeado a pocos kilómetros del punto de salida. La primera batalla en suelosoviético la libraban contra el frío, y después de cien muertos congelados yveintinuevetrineosperdidoseneltrayecto,estabamuyclaroquiénganaba.
Alsuperarel lago, la temperaturaseelevódocegradoscentígrados.Otrosdiez,cuando se acercaron a las aguasdelLovat.Caminaban a treinta y tres gradosbajoceroyelenfrentamientoconlosrusoserainminente.
Nadamásamanecerel21deenerode1942,seoíanlosdisparosde larefriega.Habían llegado a la retaguardia soviética, al asedio que la columna de infanteríasoviéticamanteníaalmediomillardesoldadosdelaWehrmacht.
Abandonando sus esquís, los divisionarios azules se adentraron en la aldea deSchischimorowo.La temperaturahabíaascendidoa losveintegradosbajocero.Seprotegierondetrásdeunostroncosdeárbolesconcopasenlasquesólocrecíannidos
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de nieve y avanzaron en hilera, pegándose a las paredes de las chozas de cuyostejadoscolgabanenormesestalactitas.Losrusossehallabanatirodepiedra.
—¿Ahora qué, Antonio? —preguntó un Marino desconcertado, apretando laespaldacontraunheladomuro.
—Ahorasólopiensaensobrevivir—sentenciótupadre.Y ambos saltaron del parapeto precedidos del impacto de dos granadas y del
fuegodesusfusiles.El regimiento soviético se encontraba entre dos frentes y cundió la alarma.Tal
vezfueelfactorsorpresaolainformaciónerradadequelesatacabaunadivisiónenvezdeunacompañía,perofueraloquefuese,lossoldadosdelEjércitoRojocesaronlaofensivaysereplegaron.
Los españoles enlazaron con los alemanes; Ordás, oficial al mando de losesquiadoresdivisionarios,yeljefedelaWehrmachtsefusionaronenunabrazo.
Dosdíasdespuéscomenzóelavanceconjuntoconpequeñasescaramuzashacialas aldeas de Usino, Maloye, Bolsloye y Schilej. Fue en esta donde los rusosdescubrieron que la unidad que había llegado al salvamento era una fuerzainsignificante.Yprocedieronalcontraataque.
AunquelosdivisionariostuvieronquereplegarsehastaUsino,yaeratardeparaelregimientosoviético.Loscercadoshabíanpodidoemprender lahuidaenunasalidaviolenta,disparandoadiscreción, loque lespermitióabriruncorredor seguroparaevacuarlacolumnadelaWehrmacht.
ALATARDECERDELPRIMERDÍAdefebrero,cuandotodosseencontrabanasalvoenlasposiciones atrincheradas y defendidas por las fuerzas terrestres alemanas y laLuftwaffe,alosdivisionariosespañoleslesllególaordenderegresaraSpaspiskopez,alabasedelaDivisiónAzul.
Encuantoascendieronalcamiónquelestransportaríahastasudestino,lanoticiadelaltomandoalemánlesalcanzó:habíanconquistadolaMedallaMilitarColectivaytreintaydosCrucesdeHierro.Loscánticossereanudaron:
Yalasbanderascantanvictoriaalpasodelapaz.Yahanflorecido,rojasyfrescas,lasrosasdemihaz…
—¡MehanconcedidounaCruzdeHierro!¡Mehan…!—gritabaentusiasmadoeljovenjefedeescuadra—.Abuelo,noestéstantriste—ledijo,dándoleunapalmadaenlaespalda—.Atitambiéntehandadouna.
—CamaradaRicardo—respondió tu padre, apretando los dientes sin apartar la
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vistadelhorizonte—,¿tehasdadocuentadequedelastreintaydosCrucesdeHierroveintesonatítulopóstumo?
El joven quedó en silencio, pensativo, y giró la cabeza, contemplando lo queparecían señalarle Ardura y Marino con la mirada. Desde la caja del vehículo sedivisaban las grandes extensiones de nieve cubiertas por decenas de cadáveres desoldadosyanimales,juntoaloscascaronesnegruzcosdevehículosenllamas.Enlacuneta, sobre un charco de sangre, divisaron el cuerpo boca abajo de un soldadosoviético.Unaspequeñasburbujasemanarondelacharca.Aúnestabavivoyanadieimportaba.Lanieveenelfrenterusoerarojaynegra.
En el camión, de los doscientos siete divisionarios azules que habían iniciadoaquella misión casi suicida sobre el lago limen, sólo cantaban unos pocos:exactamentenueve.Nueve,delosdocevivos.
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CAMPODECONCENTRACIÓN
DENATZWEILER-STRUTHOF
AUNQUE DESEABAS ALCANZAR ESTRASBURGO y estrangular a Törni, ni siquierasospechabas lo que ocurría en una aldea cercana a la ciudad. Aquel año habíacomenzado con nieve y un viento gélido que cortaba los labios e inutilizaba lasarticulaciones. A finales de enero de 1942, la ciudad de Natzweiler, a cincuentakilómetrosalsuroestedeEstrasburgo,seencontrabaaislada.Aúnasí,sushabitantesveían las nevadas rutas recorridas por camiones alemanes llenos de hombres ymujeres hacia el campode concentración de las afueras.Habían oído que aquellosprisioneroserandestinadosatrabajosforzadosenlascanterasdegranitodeAlsaciaoenlasfábricasdearmamento.Elrestoeranrumores,yaquefuertescontingentesdeWaffen-SS impedían el paso más allá de un enorme portón sobre el que se leía«Konzentrationslager»ydebajo«Natzweiler-Struthof».
Si a aquellos vecinos de Natzweiler los dioses les hubiesen concedido alas yhubiesenpodidosobrevolarlasprofusasyaltasalambradas,habríancontempladounespectáculohorrendo,aúnmásestremecedorqueelinviernoalsaciano.
De alas disponían los servicios de Inteligencia de laRoyalAirForce, pero susfotos poco aclaraban. Al lado de aquellos barracones en fila rodeados de varioscercosdealambres,sedistinguíanotroscuyousonilosagentessecretosdelSpecialOperationsExecutivesospechaban.«Estaeslaentradayaquícomienzalahileradebarracas de prisioneros», decían sobre las fotografías aportadas. «Aquí tienen uncementerio,unaplazadeformación,yelbarracóndelquesalehumoporlachimeneadebedeserlacocina.Losfosossonestos,pero¿quéhabráenestasdosnavesenlasqueseveentrarprisionerosydelasquesólosacancadáveres?»,sepreguntabanparaconcluir con otra pregunta: «¿Habrán instalado cámaras de gas como enMauthausen?».
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¿PorquéaquelinteréstandesmesuradodelosagentesbritánicosenelcampodeconcentraciónnazimáspequeñodecuantosseextendíanporlaEuropaocupadayelúnicodeFrancia?La razóneracuádruple.Enprimer lugar, aquelcampoalbergabaprisionerosenpequeñoscuposdemásdetreintanacionalidades,comounaespeciedemuestreo de todos los pueblos sometidos por los nazis. Después, el hecho de queaquel era el lugar de encierrode lamayoría de las prisioneras conhijos.En tercerlugar, tenían pruebas de que parte del equipo científico nazi, concretamente ladireccióndelInstitutoAnatómicodeEstrasburgodirigidoporsuforenseAugustHirt,sehabía instaladoenNatzweiler, sinque conocieran losmotivos.Y,porúltimo, lomás importante: cuatro espías femeninos del Special Operations Executive habíandesaparecidocuandoinvestigabanloqueacontecíaensuinterior.«Experimentosconhumanos», creyeron entender los jefes del servicio secreto británico al recibir elúltimopartedeunadeellas,lajovenagenteAndréeBorrel.
Aunconjugandoloscuatropuntosdesupreocupación,niensuspeorespesadillaslos británicos hubiesen sospechado la monstruosidad que encerraban aquellasdependencias cubiertas de blanco en las fotografías. En especial en los sótanosinvisiblesalascámarasdelosaviones.
Hoy, cuando visito los museos del horror de Auschwitz, Sobidor, Trebinka,Mauthausen o elmismoNatzweiler-Struthof, donde pasémi calvario, nadie parecepercibirlo,peroaúnllegaamíeloloracarnehumanaquemada.AvecescreoquelacivilizacióndelsigloXXIsehablindadoaldoloryaldesgarro.Comotodasociedaddébil,noquieresaberloqueocurrióysecubreconlaescafandradelolvidoy,paranoremover conciencias, se sermonea con opiáceos del tipo «en los dos bandos hubobuenosymalos».Oconesafórmulanuevaquedefineatodoscomoviolentoshijosdeputa.Lodemás—dicen—,esmaniqueísmo.Olvidanqueelverdaderodebateesquiénesfueronlasvíctimasyquiénessusverdugos.Yquelamaldadylabondadsonsiervasdelmomentohistóricoysólopertenecenalosescribasdelahistoria.
Enfin,volverésobreellomásadelante.Ahoranosinteresaconocerque,aunquealosprisionerosdelcampodeNatzweilerselesdistinguiesedesdeelaire,enlasfotosnoeranmásquepartículasnegras.
Si los agentes del SOE hubiesen podido escuchar la conversación de dos deaquellasminúsculasmotas,seguroquelasangreseleshubiesehelado.
—Mamá—dijo Eli, agarrado a la alambrada y tiritando—, ¿por qué nos hantraídoaquí?
—Para nada malo, seguro—calmó su madre acariciándole los pelos sucios yrevueltos.Lealzólassolapasdelabrigodeshilachadoycomenzóafrotarlelasmanos.
—Aquí la gente se muere de frío. Estábamos mejor en África. ¿Cuándovolveremos?
—Pronto,muypronto.
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Lamujerloabrazó,pegándosemuchoaél,paraqueelniñonovierasuslágrimas.—Aquínovaavenirnuncaelsoldadodelaschocolatinas—afirmóelniño.—¿Porquélodices?—Porqueaquínoestánnisumamánisuhermana.—Peroestástú,hijo.Yélprometiótraertemásgolosinas.De repente, algunos guardias comenzaron a empujar y arrastrar a varias presas
embarazadashastacolocarlasenfila,ylasencaminaronhaciaunodelosbarraconescuyointeriornilosmismosprisionerosconocían.
Hodarrimóalniñohaciasí,obligándoleagirarlacarahacialasuya,ylediounsuaveempujoncito.
—Venconmigoalbarracónyjuegasconlosotrosniños.EllaytodoslosprisionerossabíanquesiEuropayelnortedeÁfricapertenecían
aHitler, el destino de los prisioneros deNatzweiler dependía de los caprichos deldoctorAugustHirtyde las irasdeloficialde laGestapoque sudirector,HeinrichMüller,lehabíaasignadocomoenlace,untalKlausBarbie.AunquelosreostemíanmásloscaprichosdesuayudanteRudolfTörni.
Lamañanadel31deenero,mientrasmadreehijohablabanenelexterior,enloslúgubres sótanoseldoctorestrenababata.Erauna señalpara susayudantesdequeibanacomenzarunanuevacadenadeinvestigaciones.Asurostroynarizdeveteranoboxeador había unido una raya perfecta en el lado izquierdo de su cabellera, quepeinóengominadahaciaatrás.
—Seestándemorandomucho—dijoHirt.—No se impaciente, doctor. Algunas dan más batalla que otras, y de ahí la
demora.El que había respondido al forense era elObersturmführer Rudolf Törni que
acompañabaasujefe,elHauptsturmführerKlausBarbie,enlacedelaGestapoconelcomité científico nazi. Ambos entrelazaban las manos a su espalda y se paseabancontemplandolasestanteríasllenasdefrascosconformolopastillas.«Methedrina»,leyóTörnienunadelasetiquetas.Abriólacristaleraycogióelenvase,guardándolodentrodelbolsodesucazadora,enungestoquenopasóinadvertidoparaeldoctor.
—Estáustedabusando…Törnieludiócontestarley,deentreunmontóndecajasperfectamentealineadas,
destapóuna,ladeandodistraídamentelacabezaparaecharunvistazoalcontenido.—Testosterona—explicóHirt—.ParanuestrossoldadosdelasBlitzkriegs.—Podríainyectarnosalgunasanuestroshombresyanosotros.—Noestoyautorizado.—Venga, doctor. Nuestros hombres también necesitan reconstituyentes —dijo
Törni.—Ustedesno se encuentran en las trincheras.Noprecisanun aporte extra para
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susmúsculos.—Recuerdequeeldineroyelmaterialhumanoque lesuministramosdependen
demisinformesalgeneralMüller.—YelHauptsturmführerKlaussonriólevemente.En esos momentos soldados de las Waffen-SS introducían a golpes a media
docenademujeres.—¿Sóloseis?—preguntóextrañadoHirt.—Ydégracias alFührer—respondióTörni—.Usteddijo que teníanque estar
embarazadas. En el campo no había ninguna y hemos tenido que buscarlas en losguetosdeParís.
Los soldados habían colocado a lasmujeres en fila, de cara al doctor. Este seacercósosteniendouncuaderno,ylespreguntóenfrancés:
—¿Decuántotiempoestán?Nadie le contestaba, pero el culatazo en la rodilla de un SS a la primera de la
formación provocó la respuesta. «De veinte semanas», musitó una. «Tres meses»,«Cuatro»,yasíhastalasexta.
—Interesante.Nosonmuchas,peropresentandiferentesperiodos.Noestámal.Nadamal…
Algunadelasmujeres lloriqueó,yotra lanzóungritoantesdegirarsecontraelpechodeunguardia,quelasujetó.Unaterceracayóderodillas,suplicando.
—Hauptsturmführer,cuandoquiera.KlausmiróasulugartenienteyRudolfTörniextrajoentoncessupistolaylaalzó.
LabocadelcañóndelaLuger,conelmartillopercutorhaciaatrás,sepegóalasiendelaúltimamujerdelahilera.
Disparó.La sangre brotó en chorro por el orificio y los gritos de las otras casi
ensordecieronlaspalabrasdeHirt:—Deprisa,deprisa…Dos ayudantes del equipo médico arrastraron el cuerpo hacia una camilla, le
abrieron el vientre con un bisturí y, forcejeando apenas, extrajeron el embrión.Cortarondeinmediatoelcordónumbilicalyloanudaron.
El minúsculo cuerpo fue introducido en un gran frasco lleno de una soluciónalcohólicaantelaatentamiradadeHirt,quetomabaapuntesensulibretasobrelosmovimientos del feto. A continuación, uno de sus ayudantes pegó una nota en elfrasco:«Veintidóssemanas»,yañadiódebajolafecha.
Hacíaunratoquelasmujereshabíandejadodegritar,puestreshabíanperdidoelconocimiento. Las otras dos, con los ojos muy abiertos, contemplaban, una, a sucompañerapartida en canal sobre la camilla; la otra, al feto que flotabadentrodelfrasco.
Conungestodelmentón,elmédicoseñalóalasdesmayadas.
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Losayudanteslesarrojaronaguasobreelrostro.Unadeellas,quenovolvíaensí,recibióademásunabofetada.
—Comohancomprobado—lesdijoelforensealascinco—,losfetosquellevanensusvientrestendránelhonordeaportarnuevoselementosalacienciamédicamásavanzada del mundo. La opción para ustedes es que me los entreguenvoluntariamente en una cesárea con anestesia o corran la misma suerte que sucompañera.
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TRAICIÓN
EL MARISCAL PÉTAIN disfrutaba de la luz del sol, como cada amanecer, desde suventanal.Gustaba que le diese de frente para que su silueta se proyectase sobre elsuelodelgrandespachoylosentorchadosdesushombrossemarcasenpoderososensusombra.Peroaquellamañanateníaotrarazónmásimportantepararecrearseensusgalones. Ese motivo se encontraba dentro de un sobre que descansaba, abierto,encimadelescritorio.
ElministrodeGuerra, depie en el umbral junto al ujier, se adentró en el gransalón,cuidandodenopisarlasombradelpresidente.
—¿Quéhapodidoaveriguar,Bridoux?—preguntóPétainsinvoltearse.—Excelencia, la información del agente del Deuxième Bureau es correcta: el
generalLeclerceselvizcondedeHauteclocque.Nacidoel22denoviembrede1902enBelloy-Saint-Léonard…
—Treintaynueveaños…—comentóPétainpensativo,ysegiróhaciasuministro—,¿yyaesgeneral?
—Enrealidaderacapitán…—¿Capitán?—Y, perplejo, cruzándose de brazos, se sentó antes de añadir—:
Explíquese,Bridoux.—Ingresó en la Escuela EspecialMilitar de Saint Cyr a los veinte años. Y se
graduóen1924conelnúmerounodesupromocióncomooficialdecaballería.Fuedestinadoal5.ºRegimientodeCoracerosycombatióenMarruecos.SeleconcediólaCruzdeGuerraconPalmaenelRegimientodespahisargelino.AdemásfueJefedeOperaciones en el Estado Mayor de la 4.ª División de Infantería y miembro delEstadoMayordela3.ªDivisiónBlindada…
—Unhombredeacción—añadióPétain.—Yuntécnico,Excelencia.SidelaescueladeSaintCyrsaliócomonúmerouno,
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repitióelpuestoenelcuadrodehonordelaEscueladeAplicacióndeCaballeríadeSaumuryenlaEscuelaSuperiordeGuerra.
—¿DóndesehallabacuandosefirmóelarmisticioconAlemania?—Prisionerodelosalemanes,peroconsiguióevadirseysesumóaDeGaulle.—¿Quiénerasugeneral?—HenriHonoreGiraud.—Giraud…—murmuróPétain,yregresóalventanal—.¿Sigueprisioneroenla
FortalezaKönigstein,enDresde?—Sí,Excelencia.—DelcapitánHauteclocque,¿quéopiniónteníansussuperiores?Elministroladeólacabeza.—Unmilitarpocoapegadoalasnormascastrenses.PétainsegiróhaciaBridoux.—Explíquese.—Argumentabaqueelgloriosoejércitofrancéssehabíaconvertidoalbomboyal
platillo,alatrompetayalospífanosyquesusairosasmarchassóloconducíanasusbatallonesalahumillantederrotaenelfrentealemán.
Elmariscalapretólosdientesyvolvióapreguntar:—¿Nohaencontradoaningúnsuperiorqueledefendiera?—No. Todos se quejaron de que a sus generales les faltaba al respeto
llamándoles…«dinosauriosdelosentorchados».Elmariscal Pétain alzó lamano para indicarle al otro que callara, se abalanzó
hacia la mesa y recogió el sobre abierto, al que, con violencia, estampó un sellolacrado.Luegoselotendióalministro,ordenando:
—Queseloentreguenasumujer.
THERESE DE HAUTECLOCQUE, portando un ramillete de rosas con gladiolos yacompañadadesusseishijos,ascendíalasescalerasdelaiglesiadeWarlus,perosedetuvo al oír la voz de un gendarme que aparcaba lamotocicleta a la entrada deltemplo.
—¿TheresedeHauteclocque?—Sí—respondióconcautela.—Un comunicado para usted, del gobierno deVichy.—Y le entregó un sobre
lacrado.Elmotoristasealejóyella,enelpórtico,desplególacartaconmanotemblorosa.
ComprobólafirmadelpresidentePétainyleyó:
«…elgeneralLeclercha sido identificadoen lapersonadePhilippede
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Hauteclocque. Ha sido procesado por deserción y traición y condenado amuerte por contumacia. Asimismo se decreta que sea privado de lanacionalidadfrancesaysusbienesconfiscados…».
Losojosselehumedecieronymiróalcielo.LaspalabraspronunciadassemanasatrásporDeGaulle en lasondasde laBBC llegaron fuertes a sumente: «GeneralLeclerc,ustedysusgloriosastropas,sonelorgullodeFrancia».
—¿Quéteocurre,mamá?¿Porquélloras?—preguntó,Philippe,elmayor.—Dealegría,hijo.—¿Dequiéneslacarta?—preguntódenuevoelniño.—Devuestropadre—dijo,al tiempoquedoblabalamisivaylaguardabaenel
bolso de la falda. Luego añadió—: Dice que os quiere mucho y que tengamospaciencia,queprontoestaráenFrancia.
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COMIENZALARESISTENCIA
LASGLORIOSASTROPASDELECLERC,comolasllamabaDeGaulle,yloslegendariossoldados de la Legión Extranjera, entre los que se encontraba tu hermano, prontorecibieronunrefuerzoinesperadoabordodeunHalifaxMK11quepenetróelcielofrancésenunanochelluviosayconligerasturbulencias.
La tripulación apagó todas las luces, hasta las interiores. Su vuelo no sólo erasecreto, también vital para el futuro de la Francia Libre.Dentro, un pasajeromuyespecial comprobaba su documentación. «Rex» era su nueva identidad, aunque élhubiesepreferido«Max»,comoleapodaronsusantiguoscompañerosdearmasenlaGranGuerra.
Sonrió,talvezporlasironíasqueprovocalaHistoria.¿Quiénleibaadeciraélqueundíaentraríadeformaclandestinaensupropiapatria?Él,antiguosargentodelejército francés en la IGuerraMundial, el subprefectomás jovende la historia deFrancia, jefe de gabinete en elMinisterio del Aire durante el gobierno del FrentePopular y prefecto de Eure-et-Loir, un condecorado héroe de Francia penetrandocomounforajidoporlasrutasdeloscontrabandistas.
—Señor,enquinceminutossobrevolaremoslasAlpillas.Anteelanunciodeloficialbritánico,elpasajerosequitóel sombrerode fieltro
grisáceoconbandanegra.Loobservóun segundoy lodobló,paraguardarloenelinterior de su cazadora de cuero. «Espero que no se estropee», pensó.Con calma,desenrollólabufandadelana,tejidaporsumadreentiemposquesóloconocieronlapaz,laplegóylacolocóalladodelborsalino.
Sintiólamiradadelmilitaringlésclavarseensucuello.Noledioimportancia:yasehabíaacostumbradoa la reacciónqueprovocabael tajodesdeel lóbulohasta laclavícula.
Comprobóelajustedelastrinchasdelparacaídasprincipalyrepitiólaoperación
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con el de emergencia. La pistola en su sitio: cargada y enfundada. Perfectamentepreparado,comotodosoldadoquehavistoelhorror.
«AúndispongodetiempoparafumarunGauloises»,sedijo.Laprimera caladaempujó sumemoriahasta septiembre, cuatromeses antes, al
gesto de Charles de Gaulle, frente a él, diciéndole: «Usted es la persona másadecuadaparaunir ladispersa resistencia en el interiorde lapatria».Fue entoncescuando el general le entregó una carpeta y prosiguió con la lisonja: «Su prestigiopermitiráquetodoslosgruposquecombatenaisladosunansusfuerzasbajounasoladirecciónybandera».
Los folios del cartapacio contenían nombres y lugares, y De Gaulle le aclaró:«Señor Rex —permítame que empiece a llamarle así para acostumbrarnos—,comprobaráquecontiene losenlacesconelgrupoCombat,elmásimportante,ysujefe Henry Frenay. También con los comunistas de…». Aquello era nuevo. «¿Loscomunistas,migeneral?»,lepreguntóél.
El general sonrió y, después de encender un cigarro, explicó: «No se extrañe.Desdeque se rompióelpactoRibbentrop-Mólotovy losnazis invadieron laUniónSoviética, se han convertido en las fuerzas más beligerantes contra Vichy y losalemanes.ElPartidoComunistaFrancéshaformadosufuerzaarmadaparticular:losFranco-Tiradores y Partisanos. Fíjese que hasta cuatrocientos legionarios de lascampañasdeNarvik,queenTrentham-Parksenegaronaunirseasuscompañerosdela 13.ª, ya se han integrado en el ejército inglés formando la Spanish CompanyNumberOne…».
DeGaullehabíanombradoa republicanosespañolesde filiacióncomunistaqueen un primer momento se habían negado a unirse a la Francia Libre, por eso lesorprendieron unos nombres. «Aquí leo José Vitini, Cristino García… ¿Sonespañoles,migeneral?»,ylerespondió:«Sí,elloshanconstituidotambiénsupropiafuerza dentro de los comunistas franceses. La denominan igual a una unidad queposeyeronenEspaña:XIVCuerpodeGuerrilleros. Incluso son losque adiestran anuestroscompatriotasensabotajes,voladurasdecomunicaciones…Recuerdequeyavienendeotraguerra».
LacenizacaídasobresuspantalonesalejóalpasajerodelHalifaxdesuencuentroconDeGaulle.Diootracaladadespacio,«afuegolento»,comogustabadecir,ysurecuerdo se remontó a dos años atrás, cuando el régimen de Vichy lo detuvo yencarceló.Las torturas fueron insufribles, hasta el punto de que intentó quitarse lavidaconuncristaldebotella.Lamarcaensucuelloleacompañaríadeporvida.
—SeñorRex,cuandoquiera.Apagó el cigarro en el tacón de la bota y se irguió. Se puso las gafas y se
encaminóhaciaelportónabierto.ViolucesdealgunaaldeadelasAlpillas.Asualrededor, laoscuridadabsoluta:
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unapradera,ellugarperfecto.—Teniente,quetenganunbuenvueloderegresoaInglaterra—dijo,yletendió
lamano.—Gracias,yqueustedtengaéxitoconsumisión,sealaquesea.—Nohayopciónalfracaso,teniente.Setocólasienconelíndicey,cuandoeloficialcorrespondióalsaludo,selanzó
sobrelaoscuridad.Elmilitaringlés,despuésdecomprobarqueelparacaídassehabíadesplegado,cerrólacompuertayseencaminóhacialacabinademando.
—Todosegúnloplaneado,micomandante—informóalpilotodelanave.—Perfecto,rumboaEscocia.Nosesperanunosgüisquis,señores—dijoalresto
delatripulación.Alcabodeuninstante,añadió—:Esperoquenuestrodesconocidopasajerotengafortunaensucometido.
—Notandesconocido,micomandante.—¿Porquédice eso, teniente?—preguntó el pilotogirando su cabezahacia su
interlocutor.—La bufanda ocultaba una cicatriz de casi veinte centímetros. El comandante
dirigiósumiradaalfrentedelavión.Yalmomento,comentó:—Interesante,JeanMoulinsehaunidoalafiesta.
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FUENTEALQUATRUM
GOLPESDEMANOAOBJETIVOSAISLADOS:esaeralatácticadeLeclerc.EnrealidadlaFuerza L se convirtió en una especie de gran grupo guerrillero que sólo atacabacuando las posibilidades de victoria se convertían en una realidad, y el daño alenemigonoimplicababajasenvuestrasfilas.
Llegasteis al fuerte Al Qatrum al amanecer del último día de febrero y ossituasteis a quinientos metros. De todas las escuadras de tiradores selectos, sóloGitanoytúacompañabaisaldestacamentoqueasaltaría lafortificación.Elrestodefrancotiradoreshubodedistribuirseentrecontingentesqueatacaríanenotrospuntos.
Tumisión era lamisma que en Koufra: dejar ciego el fuerte. Pero no se veíamovimiento,nicentinelas.Aquellonoeraunafortificaciónquepudieraalbergarunbatallón;másbienparecíaunaestaciónpertrechadaparaavituallamientodegasolinayvíveresdelasfuerzasdelaretaguardiaitalianas.
El tenienteDubutmandaba la patrulla de vanguardia, en la que sólo había tresespañoles: el caboGarcía,Gitano y tú. Todos permanecisteis camuflados entre lasdunas esperando el sol a vuestra espalda. En Al Qatrum no se percibía ningúnmovimiento.
Derepentelosportonesseabrieronparadejarsaliradosindígenasencamellos.Les aguardasteis ocultos entre las crestas de las dunas. Cuando llegaron a vuestraaltura,elsargentoGérod,almandodetressenegaleses,losderribódesusmonturas.
La información que proporcionaron al ser interrogados permitió preparar elasalto.Alparecer, habíandejadoun cargamentodedátiles, y ahora conduciríanunrebañodecabrashaciaelinterior.Ladefensadelafortificaciónestabaacargodeunaseccióndeaskaris,lossoldadoscolonialeslibios,cuyooficialalmandoeraitaliano.
Una escuadra acompañó a los indígenas en busca del rebaño. Regresarontranscurridas cuatro horas, sin que vosotros os hubieseis movido de nuestras
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posicionesniquesedetectasemovimientoenelinteriordeAlQatrum.Pocodespués,elsargentoGérodyelcaboGarcía,cubiertosconlaschilabasde
losindígenas,arrearonelganadohastaelfuerte.Losportonesseabrieronparaellos,yantesdequesecerrasen,seoyeronlosdisparos.
Eralaseñal.Eldestacamentomóvilselanzóhaciaelinteriordelfuerte.Gitanoytú os mantuvisteis en vuestra posición por si algún centinela intentaba avisar alexteriorsolicitandorefuerzososiacudíaalgunaunidadenapoyo.
Dos bajas entre los soldados coloniales. El sargento y el cabo se habían vistoobligadosamataralosqueofrecieronresistenciaaldesprendersedelachilaba.
El botín fue menor que lo previsto: una emisora de radio intacta, unaametralladora pesada, dos ligeras, una treintena de fusiles, municiones, cuatrodocenasdecamellos,diezmillitrosdecombustibleyvíveres.
Al día siguiente esperabais indicaciones de Leclerc, pero antes de recibirlasavistasteisavionesitalianosyalemanes.
Algoocurría.Era como si las fuerzas delEje comenzasen a tomar en serio losmovimientosdelaFranciaLibrealsurdeLibia.
UnaráfagadelosStukaenelinteriordelfuerteosindicóquedebíaisrecogerloincautado y abandonar la posición o de un momento a otro sus bombardeos osaniquilarían. Incendiasteis el puesto fortificado y todos los integrantes deldestacamentovolanteosretirasteishaciaelsur.
HabíaquealcanzarlabasedeBouar—eraelpuntodereuniónconelrestodelaFuerzaL—,perolaaviaciónnazifascistanoosdabatregua.
Tuvisteis que dispersaros. De pronto se levantó una tormenta de arena. Losaviones dejaron de hostigaros, aunque enfrentarse a aquel viento que oscureció laatmósferayconvirtióennocheelplenodía,queencasquillabalasarmasylapidabalosmotoresdelosvehículos,resultabaaúnpeor.
Nohaynada románticoen las tormentasdearena, aunque los tuareghablendeescuchar el viento que resbala en las dunas ahuyentando nubes y golpeandoroquedales.Ellamentodeldesierto,lollaman,porque,segúndicen,llorayañoralostiemposenlosqueeraunagranpradera.
Todomentira.Loúnicociertoesquenotedejabarespirar.Cuando la tormenta cesó, no había nadie a vuestro alrededor, Gitano y tú os
hallabais aislados. El destacamento se había dispersado y sólo se veían colinas dearena.Estabaisperdidos.Intentasteisarrancareljeep.Esfuerzoestéril:laarenahabíainutilizadoelmotor.
Noquedabamásremedioqueabandonarloallíconeltrípodedelarmaenterrado,asíquevuestroúnicoequipaje se componíadeunacantimploraconcinco litrosdeaguayelMosin.
«Alsur,laPolaralaespalda»,habíagritadoeltenienteDubutaldispersaros.Eso
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resulta fácil de noche, pero cuando el viento aminora, sólo el sol y sus cincuentagradosleacompañanauno.Aúndistinguíaiselhumodelfuerteavuestraespalda.
Caminasteishorasyhoras;lascamisassepegabanalcuerpodetalmaneraquealmínimomovimientolatelasedesgarraba.Agotados,hambrientos,deshidratados,noostopabaisconnada,exceptoelvitelodereconocimientodealgúnaviónitaliano,loqueosobligabaatumbarosyanomovernilosdedoshastaverlodesaparecerenelhorizonte.
—Dejémoslo,Ardura.Démonosporvencidos—dijoGitano.—Calma.Piensaquehemosseguidolarutaalsursindesviarnos.—Ardura, sólo con que nos desviásemos dos metros en la salida, al cabo de
varioskilómetrosyanoshabríamosextraviado.YelproblemaesquenosabemossiesalaizquierdaoaladerechadondeseencuentraZouar.
—Tranquilízate. Campos y Fábregas no dejarán que ningún compatriota sepierda.Encuantononosveanllegar,saldránennuestrabúsqueda.
La noche hizo su aparición y la tierra comenzó a enfriarse muy despacio, altiempo que el aire penetraba con más facilidad en vuestros pulmones. La Polar avuestraespalda.Ostumbasteisadescansaraprovechandolaretiradadelsol,peronohabíatiempodedormir.Debíaiscontinuar.
—Has de quitarle el cargador y enterrar el fusil —dijo Gitano—. No tedesgastaríastanto.
—No.ElMosinvieneconmigohastaelinfierno.Elalbaosencontrócaminandosinrumboysinagua.Nosabíaiscuantopodríais
resistir.Eraevidenteque,másquedesorientados,estabaismediomuertos.Una duna enorme apareció ante vosotros. Desde su cresta conseguisteis otear
mejorelhorizonteyubicaros.Ascendisteis;vuestrospies,llenosdeheridas,pesabantoneladas. Nada, o eso creíste, pues la visión comenzaba a nublarse y, en esosmomentos, uno no se puede fiar de lo que cree ver, ya que una lata de conservasabandonadaenelserirarenosocrecehastaconvertirseenunPanzer.
De repente, Gitano se desplomó. Sin conocimiento, rodó por la ladera hastadetenerse amásdedoscientosmetros.Corristehacia su cuerpo inmóvil.Abriste lacantimploraylasacudistefrenéticamentesobresucara.Nosederramóniunagota.Comenzasteadarlepalmadasenlasmejillas.
—Despierta.Nopuedesquedarteaquí.Vamos,aguanta.Recobró el sentido al cabo de unos segundos. Insolación y deshidratación: la
antesala de la muerte que más temen hasta los tuareg, la de sed. ¿Hasta cuándoresistiríais?
—Siguesinmí.—Nodigasestupideces.Vamos,enpie.—Sacaelpapel…delbolsodemicamisa—balbuceó.
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—Déjatedepapeles.Levántateycamina.—Sacaelpapelyléelo—dijofirme.Obedeciste.Unos segundosdespués, nopodías creer lo que estabas viendo.Era la fichade
filiación completa y actualizada del Obersturmführer Rudolf Törni. Su lugar denacimiento,susdestinos,sufamilia,suactualparadero…hastasufotografía.
—¿Cómohasconseguidoesto?Nohuborespuesta.Suconcienciayanoseencontrabacontigo.
RECORDARÍASPERFECTAMENTEaquelfinaldeabrilde1942.Doshechoslomarcaríanenrojoparatodatuexistencia.Elprimeronoteafectósóloati,sinoatodalaFuerzaL:DeGaullehabíadadoórdenesaLeclercdequeabandonaseelsurdeLibiaysedirigiesedenuevoalcorazóndelÁfricaEcuatorialFrancesa.
En las puertas del fuerte Al Qatrum presentisteis que algo estaba a punto desuceder. Los italianos y alemanes habían empezado a tomarse en serio vuestrasposicionesalsurdelteatrodeoperacionesdeÁfricaybombardeabanlasdefensasdeFortLamy.
La misión del general era evidente: organizar la resistencia contra un posibleataque delEje.Vosotros, en el sur deLibia, seríais las primeras trincheras que losfascistasdeberíandiezmar.
Al frente de vuestra columna quedó el coronel Ingold, segundo al mando. Unmilitar francés a la antigua usanza: distante y altivo con sus subordinados. Sin elcarismadelgeneral,sabíasque,encasodeentrarencombate,bajosuvozdemandonoentregaríaislaúltimagotadesangre,perolerespetabaisporserotrofrancéslibre.
MientraslimpiabastuMosinenunadelastorretasdevigilanciadeLaFaya,vistepartir aLeclerc enun jeep escoltado por unChevrolet con un pelotón de fusilerossenegaleses y una escuadra de ametralladoras ligeras al mando de un suboficialfrancés.«HasdecumplireljuramentodeKoufraoiréarecordártelo»,dijisteparatusadentros.
—Otravezaesperar—lavozdeFábregasinterrumpiótuspensamientos.—No entiendo nada,mi sargento—dijiste—.Habíamos comenzado el camino
haciaelnorteparaenfrentarnosalAfrikaKorpsconelasaltoalosfuertesitalianosy,derepente,nosrepliegan.
—Estrategiaaliada,Bête—replicó,mientrasliabauncigarro—.CreyeronqueelVIIIEjército inglésharía retrocederaRommel,poresonos lanzaronparaayudarloporelsur.Peroseequivocaron:elZorrodelDesiertoesunhuesoduroderoer.
—¿Cuáleslasituaciónahora?—Trípoliestá siendoatacadapor tierrayaire.SiRommel laconquista, lanzará
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susPanzerhaciaAlejandríayelCanaldeSuezcaeráenpoderdeHitler.—¿YenelinteriordeFrancia?—Fatal—exclamó,ydiounacalada—.Hancomenzadoadeportarjudíoshacia
Auschwitz.—¿Cuálseránuestramisión?—Seguir esperando y acumularmás fuerzas.Nos encontramos en la zonamás
cercana aArgelia. Somos el primer punto de contacto para todos los soldados quehuyan de las filas de Pétain o de las Compañías de Trabajo y abracen la banderaaliada.
—Espero ver el éxito de esa estrategia… —dijiste, y tu mirada vagó por eldesiertoparaagregar—:Sinonosmatananteslosescorpiones.
Fábregasdiootracaladaysequedóensilenciomirandoelhorizonte.Derepenterompiósumutismo:
—¿QuésabesdeGitano?—Sigue en el hospital. He llamado esta mañana y me han asegurado que se
encuentracasirecuperado.—Mealegro.Nosupisteelporqué,peronolecreíste.Terminóelcigarroypisólacolillaantes
dedejartedenuevoasolasconlalimpiezayengrasedelfusil.A tumente acudieron losmomentos críticos de vuestra odisea por el desierto.
CaminabasconGitanoinconscientesobretuespaldayelMosinpendidoporlacorreadetucuello.Laspiernastefallabanylavisiónseteoscurecíaporladeshidrataciónyel agotamiento. Cada kilómetro, debías apoyar a tu compañero en el suelo ydescansar.Tuslabiosestabanresecosyampollados:lapiel,enlaspartesnocubiertasporlaropa, teardíayseveíahinchada.Parecíaismomiasreciéndesenfundadasdelsarcófago.Undíamás,a losumodos,pero tu resistenciaestaba llegandoal límite.Entoncesvistealolejosunapequeñanubedepolvo.
«Nopuede serotra tormenta»,deseaste.Seríavuestro fin inmediato.Cogiste lamiratelescópicadelfusilylaenfocastehaciadondeproveníalaesteladearena.Eraun jeep con dos ocupantes, aunque desconocías si aliados o italianos. Imposiblefiarse.
CamuflasteelcuerpodeGitanoconarenayteocultaste.Esevehículoeravuestropasaportealasalvación.Sisetratabadeenemigoslesvolaríaslatapadelossesosyteapoderaríasdelauto.
Te tumbaste mimetizado en el terreno y apuntaste al jeep. Era fácil, podíashacerlossaltarpor losairesconundisparo.Sinembargo,necesitabascomprobarelbando al que pertenecían. Se acercaban a tu campo de eficacia. Un kilómetro.Ochocientos metros. Los precisabas más cerca para no fallar ninguno de los dosdisparos.Expulsasteelaireycomenzastealocalizartuslatidos,cuando…
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EranCamposyFábregasenvuestrabúsqueda.Disparastealcieloparaalertarles.EntrelostressubisteisaGitanoalapartetraseradelcocheylotapasteisconuna
lona,despuésdeintentarquebebiesealgodeagua.Vaciasteunacantimploraenterasobretucabezaydisteunlargotrago.Renaciste.
Camino de La Faya, desplegaste de nuevo el papel que te había entregado tuamigoconlafichadefiliacióndeTörni.Camposlaviodereojoytepreguntó:
—¿Cómohasconseguidoeso?—MelaentregóGitano,peronomepudoexplicarcómollegóasupoderporque
perdióelconocimiento.—Déjamelo.—Yteloarrebatódelasmanos.También Fábregas echó un vistazo a los papeles, mientras conducía el jeep.
Campos le lanzó una mirada interrogativa y el sargento jefe asintió. Aunque túignorabas el significado de aquel intercambio, te produjo un escalofrío: la tristeantesala de los días posteriores, enmedio de ninguna parte, rodeado demetralla yarena.
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MISCELÁNEADEGUERRA
APENASHABÍAN TRANSCURRIDO dos semanasdesdeque elHauptsturmführer KlausBarbiellegaradelcampodeconcentracióndeNatzweiler-Struthofyseinstalaraconsu unidad en el edificio facilitado por laMilicia de Pétain en Lyon, asumiendo lajefatura de la Gestapo en la ciudad. El despacho era amplio y soleado. Desde elventanalsepodíacontemplarlaTorreRosadelbarriomedieval.«Hedeordenarquepinten la esvástica sobre ella», pensó Klaus pegado al cristal, mientras sulugarteniente,elObersturmführerRudolfTörnileponíaalcorrientedelasituación.
—HemoslocalizadounorfanatojudíoenIzieuconcuarentaycuatroniños—Mátenlos.Nonecesitamosbocasimproductivas.—Dichoestosedirigióhacía
el sillón.Después de sentarse, se inclinó, y preguntó—: ¿Cómova la búsquedadeRex?
—TodaslaspistasconducenaLyon,peronadiehabla.—¿Acuántagentesehainterrogado?—Algomásdecincomil…—¿Ningunosabenada?—seextrañóKlauscolocandoloscodosenlamesa.—Onolosabenonoquierenhablar.—¿Nisiquierasehaaveriguadoquiénestádetrásdeesenombre?—Elotronegó
con la cabeza, y el Hauptsturmführer añadió—: A su regreso de Estrasburgoincremente la presión no sólo sobre los judíos, también con el resto: hispanos,gitanos, georgianos, gaullistas y hasta con franceses afines a Pétain, si fueranecesario.
—¿CuálserámimisiónenEstrasburgo?—FacilitarlealdoctorHirtochentayseisjudíosdediferentesedadesysexos.—¿Ochentayseis?—Sí.Alparecerseráncuarentaytresdecadasexodistribuidosensegmentosde
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edadentredieciochoyveinticuatromeses.—¿Conquéobjeto?—Élseloindicará,perotienequeverconunfuturomuseo.—¿Unmuseo?—balbuceóatónitoTörni.—Sí.Quieresumergirlosencalviva.Suideaesconservarsusesqueletosenuna
exposiciónquemuestrea lasgeneracionesveniderascómoeran las razas inferioresextinguidas.
—Comolosdinosaurios…—Algoparecido.—¿Ordenaalgo…?—Queregresecuantoantes.—¡HeilHitler!—¡Heil…!Cuando el Obersturmführer hubo abandonado el despacho, Klaus Barbie se
dirigióallavaboanexo.Sequitólaguerrera,ysedesabotonólacamisa.Encamisetadetirantes,susangulososhombroslucíancicatricesdemetralla.Seacercóalespejoymostró sus dientes.Después de examinarlos, ladeó la cabeza observando su barba.Cogióunabrocha,untrozodejabónyunrecipienteconagua.
Preparaba la espuma, cuando irrumpió en el despachoun sargentomayorde laWehrmacht que lucía la Cruz de Hierro de Primera Clase prendida en una cintarojinegra enrollada bajo las solapas de su guerrera. Sin darle tiempo a cuadrarse,Klauslepreguntó:
—¿Quéhaaveriguado,sargento?—LacopiadelafichasolicitadaporelgeneralHeinrichMüllernotienenadaque
verconqueseleconsidereuntraidoralIIIReich…—¿Entonces?—preguntó extrañado el jefe de laGestapo enLyon,mientras se
untabaespumasobrelabarbilla.—Alparecer,setratadeunintercambiodeinformaciónconelrégimendeVichy.—Explíquese—exigió,girándosehaciaelsargento.—Al Deuxième Bureau le interesaban los datos de Rudolf Törni para
intercambiarlosporlosdeunmilitardealtorangodelaFranciaLibre.Posiblementeungeneralouncoronel.
—¿Sabemosquiénes?—No.—Continúeconlainvestigación.—¡Heil…!Klaus le despidió conungesto.Extendió el restode la espumapor su rostroy
extrajo la navaja de afeitar. Deslizó el filo sobre su mejilla izquierda mientras sepreguntabaquiénpodríaofrecerinformacióndeunjefedelaFranciaLibreacambio
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de la de un simpleObersturmführer. Aquello carecía de sentido si no lo hubiesepedidoelpropioMüller,el jefedelaGestapoyartíficedelaSoluciónFinal.¿OesqueRudolfTörnieraalgomásde loqueélsabía?Fuera loquefuese,eraevidentequealguienhabíapuestoprecioaTörnienalgúnlugaryHeinrichMüller,acambiode datos valiosos para el III Reich, había ofrecido su cabeza, convirtiéndole enprescindibleenesaguerra.
ENLYON,mientrasKlausBarbieapurabaelafeitado,enungarajecomunicadocondoscalles,seencontrabanreunidosJeanMoulin,aliasRex,quemanteníasuborsalinoy la bufanda alrededor del cuello; el enjuto e inquieto Henry Frenay, jefe de laorganizaciónCombat;EugèneClaudius-Petir, de losFranco-TiradoresyPartisanos,quesentadoasuizquierdapalpabainsistentementesucostadocomoasegurándosedeque la pistola seguía en su sitio; y enfrente, André Mercier, representante de loscomunistasfranceses,queencendíauncigarroconlacolilladelanterior.
Los cuatro se sentaban en el suelo alrededorde la luzdeun candil.Enmedio,desparramados,planosdeFrancia,ParísyLyon.
—La represión en la ciudad está siendo brutal —manifestó Rex, con unestremecimiento—. Llevan más de quinientos fusilados, mil deportados y dos mildetenidos. La gente vive aterrorizada. Hasta han bautizado a Klaus como ElCarnicerodeLyon.
—Siestosigueasí tendremosquecambiarel lugardereunión—dijoel jefedeCombat.
—LaspatrullasdelaGestapoylaMiliciafascistadePétainpatrullanlascalles—intervinoRex—.Asíque,señores,nodemoremoselbalance.
—Comenzaréyo—dijoAndréMercier,pisandolacolilla—.Nuestropartidohaentrado en contacto con los sindicatos CGT y CFTC para que nombren unrepresentanteysesumenalfuturoConsejoNacionaldelaResistencia.
—Henry,ahoratú—indicóRex.—DesdeCombat estamos tendiendo lazos a organizaciones diseminadas y sin
coordinación en los sabotajes: Front National, Libération-Nord, Libération-Sur yCeux de la Libération. Hasta creemos que se sumará Jacques Simon, de laOrganisationCivileetMilitaire.
—Eugène,¿quédecíslospartisanos?—preguntóMoulin,ajustándoselabufanda.—Sólosomos fuertesenelMediodía, sobre todoen lazonasin invadirpor los
alemanes.Peronuestroproblemason lasarmas.Tenemosunapistolaporcadadiezhombres.
—EsperoarreglaresoenmipróximavistaaInglaterra—afirmóMoulin.Sefrotólafrente,sequitóelsombreroyañadió—:Deberéismarcarloslugaresmásidóneosy
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quelaRAFlanceenparacaídascajasconsubfusilesymuniciones.—Enlapróximareunióntefacilitarélossitiosqueconsideramosmásidóneos—
respondióeljefepartisano.—Apropósito,Eugène,¿cómosecomportanlosexiliadosespañoles?—Se han organizado de forma autónoma formando el XIV Cuerpo de
GuerrillerosEspañoles.Enestosmomentossonalgoasícomonuestrosinstructores.—Sonrió,yañadió—:Losmuycabroneslosabentododelaguerra.
—¿SeintegraríananuestroConsejo…?Molinseviointerrumpidoporelpartisano.—Sindudar.Hoysóloestáncombatiendoloscomunistas,perosepreparanpara
abrirloaotrasfuerzaspolíticas—expusoy,añadiendounguiño,amplió—:Hastasemofandelnombredenuestraorganización.
—¿Cómoeseso?—preguntóeljefedeCombat.—Sí. Dicen que al nombre de Ejército Secreto deberíamos añadirle «y tan
secreto»,porquenosesabedóndeestamos,perotampocosihacemosalgo.LasmuecasdedesazónfueroncortadasporlavozdeRex:—Enelfondonolesfaltarazón.Esevidentequeellosvanpordelante.Nosotros
aún nos encontramos en la fase de propaganda y consignas. Y aún así, que lapoblaciónhagasuyoel lema«Niunhombre,niunarma,niungranode trigoparaHitler»estáresultandomuydifícil…
—Losespañolesnonecesitanpasarporesafase.Sehanlanzadodirectamentealsabotaje—informóeljefepartisano.
—¿Dóndeconsiguenlasarmas?—preguntóMoulin.—AsaltanlospolvorinesdelasminasdeSalsigne,losdelascanterasyembalses
deAudeyAriège.Sonmaestrosenelusodeladinamita.—¿Sabesquéfuerzaposeen?—Sí,tienendosbrigadasdesplegadasenlosdepartamentosdeAudeyAriègey
estánconstituyendootraenelAltoPirineo…EltaconeodelaspatrullasnocturnasnazisydelasMiliciasdePétainlossilenció
porunmomento.Cuandoelsonidoseperdió,Rexcerrólareunión:—Señores, si no hay nada más que tratar…—Los otros tres negaron con la
cabeza—.Pueslapróximareunión,enmiapartamentodeParís.Yasaben:RuéReneCorbin.
Eljefedepartisanosrecomendó:—Salgamosdeunoenunoenintervalosdediezminutos.
ALFINALDELBOSQUE,detrásdelostroncosdelosúltimosabetos,aescasosmetrosdela hondonada que anunciaba una de las explotaciones mineras de Salsigne, se
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ocultaba una docenade hombres conpuñal enmano.El jefe de aquella partida, elasturianoCristinoGarcíaGranda,habíaordenadoquenadieportasearmasdefuego.
Colocaron la daga en los dientes y reptaron sobre la hierba aún húmeda de lalluviosa primavera. La luna plena en el cielo despejado de primeros de mayo lesservíadealiada.«SólounmesdesdelaConferenciaFundacionaldenuestroejércitoguerrillero en Toulouse —se decía Cristino mientras reptaba—, y ya somosquinientos».
Lospartisanosrodearonlagarita.Dentro,dosgendarmesjugabanunapartidadenaipes. No se habían percatado de la presencia en el exterior de los guerrilleros,quienes, tras unapatada en la puerta, irrumpieron en la barraca.Saltaron sobre losguardias,lestaparonlabocaylosdegollarondeuntajorápido.Lasangresaltósobrelamesayencharcóunreydepicasyunasdetrébol.Lesarrebataronlaspistolasylosfusiles.
—¡Mierda! —exclamó Vitini—. No deberíamos haberlos matado sin que nosinformasendóndeestáladina…
UngestodeCristinolehizoguardarsilencio.Escucharonpasos.Eralapatrulladerelevo.
Alcabodemediominutolapuertadelagaritaseabrió.—Horadelrele…Eran dos.Unamano agarró por la frente al que había hablado para inclinar su
cuerpohaciaatrás,ylahojadeunpuñalbrillóensucuello.—¡Alsuelo!—ordenóCristino.Losgendarmesobedecieronylarodilladeunpartisanoseleclavóalguardiaen
losriñones.—¿Cuántossois?—preguntóVitini.Nohuborespuesta.Lapresióndelarodillaaumentó.—Diez—gimió.Lesamordazarony,requisándoleslasarmas,selanzaronhaciaelbarracónenel
quedormíaelresto.Irrumpieronenélcegándolesconlaslinternas.—¡Fueradelascamas!—gritóCristino.Losseissaltarondeloscamastrosy,encalzoncillos,sequedaronfirmesanteellos
ytambiénfueronamordazados.Después, tresguerrillerosrompieronelcandadodelarmero,queguardabacincoMas-36aestrenar,unidosatresLebelydiezBerthier,lasantiguasarmas largasde fuegode la infantería, retiradasencasi todas lasunidadesdelejército.Elbotínfuetrasladoalexterioryrepartidoentrelospartisanos.
Ocho apresados y dos muertos, el polvorín de la mina ya se encontraba sincustodia.Rompieronlapuertadelcobertizoy,lanzandoelhazdeluzhaciaelinterior,iluminódocecajasllenasdecartuchosdedinamitayunadedetonadores.
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—Cu-cu-cu-cu-cu-cu…ElsonidoemitidoporVitini iba retumbandoen la ladera,entreel sotobosquey
losmatojos.Deimproviso,comofantasmasamamantadosporlaniebla,unahileradehombres,mujeresyniñosapareciódetrásdelosabetos.Losguerrilleroscargaronlasarcasylaspasaronalprimerodeaquellacolumnanacidaenelbosque.Unaauna,amedidaque corríandemanoenmano, las cajas se fueronperdiendodevista en lafrondosidaddelmacizo.
—¡QuevengaFrançois!—ordenóCristino.Unhombreconbarbadeunasemana,enjutoyconpantalonesychaleconegro,se
acercó.Elguerrilleroleexhortó:—¡Atento!Luegotetocaráenseñárseloalostuyos.Dicho esto,Cristino cogió seis cartuchos de dinamita y les enrolló una cuerda.
Antesdeanudarlaconfuerza,introdujoentreellosundetonadordelquesobresalíaunfilamento,ambosdecobre.Apretóelnudoyelmanojosecerró.Amarrólosextremosdel filamento a un cable que ordenó desplegar a lo largo del monte, y colocó ladinamitasobreeldepósitodegasolinadelviejocamiónqueotrosguerrilleroshabíantrasladadohastalabocamina.
Mientras se alejaron más de cincuenta metros y se protegieron detrás de lostroncos,elfrancésobservóquealgunospartisanosespañoleshabíancolocadocargasenmás puntos estratégicos: en el castillete, en el barracón de generadores, en losvestuarios,enlosalmacenes…
CristinohizoungestoaFrançoisparaquesefijaseenelsiguientepaso.Entonceslemostrólosdosfilamentosdelcableylosenrollóentornoasendosbornesdeunacaja.Elfrancésasintió.Elguerrilleroaccionóunapalancaylacorrientecirculóporaquellaartesanalpiladevolta.
—Tres…,dos…,uno—contóelguerrilleroasturiano.El camiónvolóenpedazos.Laminaquedó taponadapor laspiedrasy la tierra
desprendidadelaladera.Acontinuaciónlatorredeextraccióndelpozosederrumbóseguidadehierrosymaderasquedanzaronenelairedelanoche.Másexplosiones.Una humareda negra se alzó hacia las estrellas sumergiendo la hondonada en unanieblaintensadepolvo,carbónymetralla.
Deinmediatoseescucharonlaspalabrasdeljefedeaquellapartida:—¡Vámonos!—atronólavozdeCristino—.Losnazistendránqueabastecersede
carbónenotrolugar.
MAYO TAMBIÉN HABÍA LLEGADO a orillas del río Voljov. La estación del deshieloconvertíaloscamposybosquesrusosenuncenagalatiborradodemosquitos.Hastaelaireeramásdenso,repletodepartículasquetransportabanelhedordecuerposen
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descomposicióndiseminadosen la riberayque sehacíanvisiblesaldesaparecer lanieve.
Trescientos camiones arribaron a las posiciones de laDivisiónAzul enVoljov.TransportabanseismilsoldadosreciénllegadosdesdeEspaña.Eraelprimerrelevo,despuésdenuevemesesenelfrenteruso:elnúmeroexactodereclutasparasustituira los muertos, mutilados, prisioneros, heridos, enfermos, agotados y a los que yahabíancaídoenelabismodelademenciasinposibilidadesderegreso.LasbatallasdellagolimenylosdoschoquesconlosrusosenVoljovnosóloleshabíanaportadodecenasdemedallas;tambiénlesmostraronqueeloptimismodelprimerdíasehabíatornadoenunaentelequia.Porsifuerapoco,presentíanqueeltercerencuentroconelEjércitoRojoenelVoljovseríacuestióndedíasoinclusodehoras.
Antonio,tupadre,ysucompañeroMarinoveíanformaralosreclutasdelantedelos vehículos siguiendo las órdenes trasmitidas a voces del recién ascendido abrigada,elcamaradaRicardo,quehabíaabrillantadoconcerasuCruzdeHierroyladirigíahaciaelsolparaquesuluzreflejaseydeslumbrasemás.
—Elniñatoseestátomandoenseriosunuevopapel—dijoMarino.Tupadre contempló aRicardo,mientras este se dirigía a los reclutas.Lehabía
cogidoaprecioaaquelmuchacho,sinsaberporqué.«MerecuerdatantoaNico»,sedecía a veces. Pero en aquel momento tu padre quedó petrificado ante el jovenbrigada.Teníalosojosenrojecidos,lamiradaidayelgestoabrupto,muyalejadodelaspectodeaquelniñatoquehabíarecorridoloscamposdeprisionerosespañolesenbuscadevoluntarios.Eraevidentequelaparanoiadelaguerraseestabainstalandoenél.
—Déjalo —contestó tu padre a Marino, y encendió un cigarro—. Tengo lasensación de que es el único que se ha creído esa palabrería de la revoluciónnacionalsindicalistadeFalange.
—¿Tehasfijadoenlosnuevos?—preguntóMarino,aceptandoelcigarroqueleofrecíasucompañero,yañadió—:Noalzanniveinteaños.
—Son soldados de reemplazo—contestó tu padre, al tiempo que le tendía elencendedordemecha.
—EstámuyclaroqueaFranco se le terminaron los entusiastasyvoluntariososfalangistas. Les es más cómodo quedarse en España matando rojos que venir abuscarloshastaaquí.
Tupadreojeóelreloj,yrecordóasucompañero:—Quedaunahoraparaelrelevo.Debemosaprovechar…Mientraslosdossealejabandelaformación,seescuchóasuespaldaelhimnode
losvoluntariosenbocadelosreclutas,capitaneadosporelcamaradaRicardo:
Alamuerte,alamuerte,conlaDivisiónAzultelanzarás,
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portandosobretupecholascincoflechasenhaz…
Las alambradas del campo de prisioneros soviéticos aparecieron al final delcamino.Elcentinelade laWehrmacht les saludódesde la torretaen laque lucía laesvástica.Comocadadíadesdequeestabanallíacantonados,searrimaronalcercodeespinasyorinarondirigiendoelchorrohaciaelinterior.Elguardiaalemán,emitiendounagrancarcajada,lesimitabadesdeloalto.
Lo que nunca sospechó nadie es que aquella era unamaniobra de distracción.MientraselsoldadodelaWehrmachtsereíaylescopiaba,ellosdejabancaeralsuelosendos paquetes desde el interior de sus abrigos.Después, con un empujón de susbotas,losintroducíanalinteriorporunarendijadelaalambrada.Losbultosquedabanocultosentreloshierbajosyelbarro.
Mástarde,lossoldadossoviéticosprisionerosorganizaríanunpartidodefútbolyel balón saldría de la línea del campo hacia los espinos. Solicitarían permiso pararecogerlo.Losguardiasaccederíanycuandolorecogieran,ocultosentresusropajes,habríadospequeñosfardosrepletosdecomidayalgúnarmacorta.
Marinoytupadrecontinuaronpaseandoporelsenderoquelindabaconelcampo.Alllegaralportóndeacceso,encontraronalamayorJuliaNatalinovasentadaenelsuelo, de espaldas, a seis metros de la alambrada semioculta de la mirada de lossoldados. Los nazis no le habían permitido conservar su uniforme de oficial delEjércitoRojoyhabíanvestidosudesnutridocuerpocomoalrestodejudíos,conlaestrelladeDavidcosidaenlamanga.
Losdosseacercaronalaempalizada.—¿Quésabemos?—preguntótuprogenitorenvozbaja.—Nada—respondióellasinvoltearse.Sialgúnguardiacontemplabalaescena,seimaginaríaqueestaríaninsultándolao
riéndosedeella.—Oshemosdejadocomida,unaStardel9largoyveinticincocartuchos.—Gracias,perocreemosquenoprecisaremospartisanos.—No,mayor—respondiótajantetupadre—.Seharáamimodo.Osayudaremos
aescaparynosuniremosanuestrosexiliados.Noqueremosterminarenuncampodeprisionerossoviético.
—Yopuedointercederante…—Gracias, perono.Atienda, tenemosdos litrosde leche.Novan en las bolsas
pueslasbotellasseromperían.Lamayorsepusoenpieydespuésdemirarenderredor,sedirigióhaciaelloscon
pasofirme.Aquellosenormesojosverdesresaltabanaúnmásconlacabezaafeitada,y tenían hechizados a los dos hombres.Aquella descendiente de sefardíes no sólohablaba castellano, sino que además había combatido en España en las Brigadas
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Internacionales.Natalinova llegó a la alambrada y los soldados se dispusieron a pasarle los
recipientesdevidrio.Derepenteseoyóundisparo.Unsegundodespués, tupadre, tendidoenelsuelo,sangrabaporlacomisurade
loslabios,yMarino,bocaabajo,presentabauntajoenlacabeza.Laleche,derramadaentrecristalesrotos,humedecíaelsueloteñidoderojo.
—¿Quécojonesestápasandoaquí?Eralavozdelbrigada,elcamaradaRicardo,quesematerializóderepentejuntoa
losdosWaffen-SSquehabíandisparadoalaireyderribadoaMarinoyatupadredesendosculatazos.
CuadrándoseanteRicardoysuCruzdeHierro,losalemanesleexplicaron,enunalemánentreveradoconespañol,que loshabíansorprendidoentregandobotellasdelechealajudía.
—Essefardí,camarada—gritótupadredesdeelsuelo.—¿Sefardí?—preguntóextrañadoelbrigada.—Sí —afirmó Antonio Ardura, irguiéndose—. Descendiente de españoles
expulsadosporlosReyesCatólicos.RicardogirólacabezahaciaJuliaNatalinova,quehabíaclavadosumiradaenél,
ylepreguntó:—¿Esverdadeso?Lamujerasintió.Ricardo se arrimó a losWaffen-SS, acercó su cara a la de ellos y gritó, como
escupiendo:—¡Unsoldadoespañolcompartesucomidaconquiénlesaledeloscojones!—
Entoncesextrajounabotelladecoñacdesubolso,ladestapó,diountragoyañadió—:¡Ytambiénsubebida!
PasólabotellaporunhuecodelaalambradayselatendióaNatalinova.DespuéssegiróhacialosatónitosWaffen-SS.—¿Algúnproblema,soldados?—lespreguntó.Ambosnegaronconlacabeza.Lamayorescondiólabotellaensucamisaysealejóhaciaelinteriordelcampoy,
anteeldesconciertodelosWaffen-SS,elbrigadaayudóaMarinoaincorporarse.Los tres divisionarios, con Marino en medio apoyado sobre los otros dos, se
encaminaronendirecciónalacantonamientodelaDivisiónAzul.—Vaya, vaya, con ustedes dos. Así que una mujer tenía la culpa de que se
alejasen todos los días del campamento—comentó Ricardo con una sonrisa, pararematar—: No lo podemos evitar: somos una raza de románticos… Deconquistadores.
No respondieron. Aunque erradas, las palabras del camarada Ricardo
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evidenciaronquelosteníavigilados.
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MATARALRUISEÑOR
«LAS PATRULLAS DE TIRADORES han de reducir y aprovechar recursos», os habíaordenado el coronel Ingold. Lo inmediato fue eliminar la figura del ayudante detiradorenlaescuadrayaprenderadispararsinelpesadotrípode.Alos:pelotonesdemorterosligeroslesocurrióigual:sequedaronsinplataforma,trípodeygoniómetro,sóloconeltubodelanzamientoylascargas.
Si para los francotiradores aquella decisión de aligeraros el peso y aprovecharmejor los recursos suponíaunanueva táctica, para los soldadosde losmorteros seconvirtió en una odisea. Tenían que sentarse en una loma y colocar el tubo delanzamientoentresuspiernas,protegiéndolasconpañoshúmedosparanoquemarse,ysujetarlomientrasuncompañerointroducíalascargasporlabocadelcañón.Hastales obligaron a colocar el percutor siempre en posición de disparo, sin seguro.Aquellohabía incrementado considerablemente suvelocidadde avance, perohabíadisminuidosupuntería.
Lostiradoresdeélitesustituisteislasbasesmetálicasdelosfusilesporsaquitosocalcetinesrepletosdearenadecoralyaprendisteisagraduarlosángulosdedisparosegúnsedesplazabanlosgranosdearena.VuestratácticayaeraidénticaaladelosfamosostiradoresdeUbanguiencuadradosenla13.ª.
Campos obligaba a los soldados, sobre todo a los españoles, a pelear solos enmedio del desierto. Tu experiencia y la de Gitano habían enseñado que cada unodebíaaprenderaguerrearcomountuaregenlatierravacía.Poresoseosordenabacolocarelnidodepájaroenunadunadecrestadesable,apuntandoalhorizonte;elobjetivoeraunchacal,unbuitreoalgúnobjetoalqueseleimprimíaunmovimientoinesperado.Yaesperar,convirtiéndoosenpiedras.
Enesasoledad,lavidaseconcentraba,ycualquiercualidadhumanadestinadaalplacerresultabaajena.Nadaimportabatantocomoqueelcerrojodelfusilfuncionase,
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queelgatillocediesealaposicióndeldedoyquelaspiernasresistieranlosuficienteparatrasladarosdelosríosdedunasalcaosdelaguerra.
«ElAfrikaKorpsharecapturadoBengasiyhaderrotadoalosAliadosenGazala. El puerto de Tobruk se encuentra sitiado y es posible que seaconquistadoporlastropasdeRommel…».
Esas fueron las noticias emitidas por Radio Brazaville la tarde en la que teausentaste de vuestras posiciones para dirigirte al hospital de campaña a varioskilómetros en un pequeño oasis. Habían transcurrido tres semanas desde queingresaranaGitanoynoteníasnoticiasdesuestadomásqueporlostelefonistasdelhospital.
Entraste en uno de los barracones: veinte camas a derecha y otras tantas aizquierda.Hombresconvendajesenlacabeza,piernasamputadas,mancosociegospululaban en aquella sala.No encontraste allí aGitano, ni tampoco en el segundobarracón.Tedirigistealúltimo.Tampocolevisteahí.Talveznotehabíasfijadobienenlosrostrosdelospacientesdormidos,pensaste,yrevisastecamastroporcamastro.Inclusoobligasteaalgúnheridoaalzarlacabezadelaalmohada.
SolicitasteinformaciónaunaenfermeradelaCruzRojaqueentróenelbarracónconuncarritorepletodemedicamentos.
—Simediceelnombredelsoldadoquebusca—respondiólamujerdeteniendosupasoyaprovechandopararecolocarselacofia.
—SellamaLuis…—enesemomentotepercatastedequeignorabassuapellidoycasicualquierotrodato.
Laenfermeraladeólacabeza.Entoncesañadiste:—Le llamamos Gitano. Lo trajimos hace tres semanas con deshidratación e
insolación—teobligóaprecisarelceñolamujer,fruncidoporeldesconcierto.—Enestenosequedó.¿Hamiradoenlosotrosbarracones?—Sí.Noapareceenninguno.—Alomejorledimoselaltayseincorporóyaasuunidad.—Noesposible.Todavíaayerllaméporteléfonoyquienmeatendióespecificó
queseencontrabamejor.Losojosdelaenfermeraparecieroniluminarseyseclavaronenlabanderaconla
CruzdeLorenacosidaentucamisa.Tecogióporelbrazo,arrimándoseatuoído.—Acompáñeme.La seguiste hasta el exterior. Cerró la puerta del cobertizo y echó rápidos y
nerviososvistazosaunoyotrolado.—¿Dequétienemiedo?—lepreguntaste.—Deusted.
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—¿Demí?Notevistelaexpresión,perocreístequetugestoatónitonopasaríainadvertido
paranadie.—Sí.Tienecaradebuenchico,perononospodemosfiardenadie.—Loentiendo.Yosólopreguntabapormiamigo…—¿Amigopersonal?—Sí,dehechofuiyoquienlesalvólavida.—Ya.—Yvolvióamirarenderredor.—Ustedsabemásdeloquemedice.LeexijoquemeaclaredóndeestáGitano.—Suamigosóloestuvoaquítresdías.—Peroyohellamadoymehandichoqueibamejorando.Todavíaayer…—Esasfueronlas instruccionesquese lesdierona lossoldadosqueatiendenla
central.—Nolaentiendo.—Mire,sepresentarondosoficialesgaullistas,comousted,sacaronasuamigode
lacama,losubieronenunjeepyselollevaron.Tesentasteenlaarena,conlaespaldasobrelapareddemaderadelbarracón.Te
frotastelafrenteytequitasteelquepissinmirarhacianingunaparte.—LuispertenecíaalaFranciaLibre.¿Porquéseloibanallevaryaocultardos
oficiales?Talveztugestodeabatimientofueloqueleanimóaañadir:—Dijeronalgosobrequecuantomástardeseenterasendesurecuperaciónlosdel
DeuxièmeBureau,mejorparalaFranciaLibreylaAgrupaciónLeclerc.ElDeuxièmeBureau.Girastedegolpelacabezaytumiradaseestampóenlaluz
delsol.Unaespeciedechispahabíasaltadoentumente.Eracomosilaspiezasdeunpuzzleque túnohubiesesacertadoaarmarseordenasendegolpedelantede ti.Laficha del Obersturmführer Rudolf Törni («¿Cómo sabes alemán?», le habíapreguntado), lasevasivasdeGitano(«Yosémuchascosasquetúdesconoces»), loscincomilfrancosqueledejóatumadrecuandotúestabasingresadoenelhospitaldeOrán(«Untrabajoextra…»).
Ni tedespedistedelaenfermera.Deunsaltoalcanzasteelasientodel jeepy locondujistecomounlocohastaelfuertedeLaFaya.
Entraste corriendo en el barracón de tropa y te dirigiste hacia el camastro deGitano.Deshicistelacamadeunmanotazoytirasteelcolchónalsuelo.
Un sobre. Lo abriste. Cinco mil francos y una especie de nota con tachones,puntosyrayas;parecíaelborradordeunmensajeenCódigoMorse.
Tesentastesobresucamaeintentastedescifrarlo.Noseríadifícil,aquellossignosnoteerandesconocidos.
Unpunto,unarayaseguidadeotrosdospuntos:una«L».Unpuntoaislado:una
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«E».Unarayaseguidade…Tualmadiounvuelcoalleer,enunsusurro,elcontenidodelmensaje:—LeclerceselvizcondedeHauteclocque.
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BIR-HAKEIM,ELÚLTIMOBOX
MIENTRASESASESCENASocurríanenEuropayenvuestroasentamientoenelÁfricaEcuatorial Francesa, en el norte de África Rommel avanzaba por la línea defortificaciones británica como si Satanás hubiese lanzado su furia contra los sereshumanos.Llamasyhumo,nubesdepolvoyarena,ruidoysangre,muertosylisiados,oloracuerposquemadosyagasolinaincendiadaerasurastro.
El objetivo del Eje era el puerto de Tobruk, cuya ocupación permitiría a suscolumnasmotorizadas alcanzarAlejandríay elCanaldeSuez.Lasdefensasde losAliadoseranfirmesyse jalonabanenboxa lo largode lacostamediterránea,perohabíansucumbidocasitodosalavancedelosPanzer.Tresmilprisioneros,centenaresdecañones,vehículosyblindadosconstituíanelbotín,sinmencionaralosmuertosalos que nadie enterraba y quedaban esparcidos por los arenales del desierto en elnortedeÁfrica.
AlDeutschesAfrikaKorps,ensucaminohaciaAlejandría,aún lequedabaporanularBir-Hakeim,elmásimportantedelospuestosfortificados:elúltimobox.LossuministrosdecombustibleeraninsuficientesyErwinRommeldetuvolosblindadosavarioskilómetrosdelaposición.Debíaestudiarsudefensaantesdelanzarelgruesodesufuerza.
«Esuncampofortificadoenformatriangulardedieciséiskilómetrosdesuperficieysindefensanaturalalgunaporelterrenollano»,citóelGeneraloberstRommellasnotasqueelEstadoMayoralemánhabíaenviadosobrelafortificación.
—¿Quiénlodefiende?—preguntóalgeneralGustavVonVaerst.—ElgeneralKoenig,perosólodisponedetresmilsetecientoshombres.—Nosubestimesunúmero,yrecuerde—advirtióconvozfirmeRommel—:Un
puñado de soldados puede transformarse en un puñado de héroes si losmanda unoficialmedioloco.Oenunatajodecobardessilosmandaunoficialmediocuerdo.
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¿CómoesKoenig?—Talvez…ungeneralmedioloco.—Vayainformándome.Primero,elarmamento.—Creemosqueposeenuncentenardecañonesdel75,mediocentenardel45yun
pardedocenasdeantiaéreos.Sabemosquecuentancongrancantidadde tanquetasBrenCarriersinglesas,pero…
—¿Por qué no se ve nada de eso en las fotos que nos ha enviado nuestraaviación?
—Suponemos que todo elmaterial se encuentra enterrado o semienterrado. Lomismoqueelpuestodemando,elhospitaldecampañaylosdepósitosdemunicionesyvíveres.
—Interesante—murmuróRommel—.Asíno sólo seprotegendenosotros sinotambiéndelastempestadesdearena.¿Cuálessuestructuradefensiva?
—Un extenso campo de minas anticarro y antipersonal es la línea defensivainicial.«LosJardinesdelDiablo», lo llamannuestrossoldados.Acontinuaciónhanvalladotodoconunadensabarreradealambradasqueprotegenamásdemilnidosdeametralladorassemienterrados.
—Sisuperáramoslosnidos,¿quénosencontraríamos?—Unabarreradetrincheras.Elesteyelcentrolodefiendela13.ªSemibrigadade
laLegiónExtranjeracondestacamentosvolantesparataparposibleshuecos.Elrestoestádefendidopor tropascolonialesdeCentroáfrica,elbatallónOubangui-Chari,yfuerzasdelPacífico.
—Háblemedeesostresmilsetecientossoldados.—Podríamosdividirlosentercioscasiidénticos:franceses,soldadosnegrosdelas
coloniasyespañolesexiliados.—«Rojos» españoles —murmuró Rommel—. ¿Por qué nuestros soldados
prefierenenfrentarseainglesesyfrancesesydejanalosespañolesparalositalianos?—Esque losdemássesuelenrendircuandovennuestraaplastante fuerza,pero
ellosprefierenmorirmatando.—«LostrescientosdeTebasfueronmuertos,peronuncaderrotados».—Perdón,miGeneraloberst.Noleheentendido.—Notieneimportancia.MelimitabaarecitaraSéneca.—¿Cuálseránuestradistribución?—preguntóelgeneralGambara,quemandaba
lasdivisionesdelDuce.—LadivisiónBresciasesituaráaquí—dijo,señalandoconsudedounpuntoen
elplano—.LaPaviaenestelugarylaArieteahí.El general italiano tragó saliva. «Ahí» significaba el lugar más próximo a las
defensas de Bir-Hakeim. El otro general italiano que le acompañaba, tambiénveteranoenlaguerradeEspaña,AnnibaleBergonzoli,sesecóelsudordelafrente
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conunpañuelo.—LasdivisionesPanzersesituarándeestaforma.Estapartelacubrirála15.ª,la
21.ªabrirábrechaporestaotrazonaydetrásavanzaránla90.ªLigera.Nuestrafuerzala constituyen diez mil blindados. Su resistencia no puede alargarse más deveinticuatrohoras.AlejandríanosesperaynopodemosdarunminutoderespiroalVIIIEjércitobritánico.
—¿Ordendeataque?—Sillegaelcombustible,serámañana.Palabraclave:Venecia.
EL25DEMAYOELCARBURANTEseguíaenpuertosinquelosoficialesdelaWehrmachtse atreviesen a trasladarlo hasta los blindados delAfrikaKorps. «Los Jardines delDiablo»losintimidaban.
ElZorro delDesierto se impacientaba.Cada día que transcurría permitía a losinglesesorganizarsemejoraloestedelCanaldeSuez.Nilodudó:elcombustiblesetrasladaríaatravésdeloscamposdeminas.
Eldía26sepresentódespejadoysintormentasdearena.Desdeelúltimoboxysus posiciones enterradas apenas se percibían movimientos y el silencio lo cubríatodo.Rommelestabapreparadoparalabatalla,yencuantoelsolseacercóalocaso,alasochoymedia,seoyóunasolapalabradelabiosdelGeneraloberst:
—Venecia.Deinmediato,seisdivisionesmecanizadasdelEjeavanzaroncubiertaspornubes
dearenayentrelacortinadefuegodelaartillería.LoscamposdeminasylascargasdeloscañonesMlede75milímetrosimpactabansobrelosblindadosdevanguardiaque quedaban averiados o destruidos antes de encontrarse con los nidossemienterrados.
Elavanceitaloalemáneralento;«LosJardinesdelDiablo»losmanteníanarayasinnecesidaddequelosbatallonesdedefensadelboxsalierandesustrincheras.
Sinembargo,alamanecerdeldíasiguientealaordendeataque,ladivisiónArieteabrióunpasadizoenelcampominado.
Unade lasdivisiones italianasdelgeneralGambarahabía traspasado las líneas.«EselmismofascistaquecolaboróconFrancoynosexpulsóalMediterráneo»,seescuchóenlasposicionesespañolas.Talvezesoañadiómásrabiaalasangre.
La sección de carros Armato M 14/41, que iba en vanguardia, arrasó lasalambradas y, al no distinguir ningún nido antitanques oculto en el suelo, siguióavanzando. Habían rebasado la posición del legionario Artola, otro veterano de laguerra deEspaña, quedesconcertado,miraba la trasera de los carros sin saber quéhacer. Buscó con la vista al teniente Ardura para solicitarle órdenes. El oficialrespondió en el acto, estirando el brazo derecho mientras alzaba el dedo índice;
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despuésmostró la palma izquierda extendida y los dedos separados. El legionariohabíacomprendido:elprimeroyelquinto.
Concalma,saliódelnidoyapuntóelcañóndel47,modeloPak181,alatraseradelosblindados.Elprimerimpacto,aldecabeza;elsegundo,aldecola.Lasecciónenterahabíaencalladosinposibilidaddeavanceoretroceso.Enmediodelinfiernoderuidosdemetrallaymetalesretorcidos,seoyóelgritodeToroArdura:
—¡Aporellos!De repente, como muertos que salen de sus tumbas, de todas las posiciones
semienterradas aparecieron legionarios con botellas de gasolina. Saltaron sobre loscarrosylasarrojaronensustorretasabiertas,odispararonporsusaspilleras.BajoelsonidodelaspiezasdeartilleríaylasllamasdelagasolinasobrelosArmato,seoíanlosgritosdeloslegionarios:
—¡CómoenMadrid,camaradas!—¡Nopasarán!LomismoqueenNoruegaoenGabón,elrecitalespañolresurgíaenladefensa
delúltimobox,peronuncaseviocontantarabiaeintensidad,yesqueelnombredeGastoneGambaralesespoleaba.
Enmenosde cuarentay cincominutos ladivisiónArietehabía sido reducida aunafuerzainsignificantedetreintaytrescarrosyhubodereplegarse.EsqueletosdeM14/41quedarondiseminadossobrelasposicionesdeBir-Hakeim.
Los defensores, por su parte, presentaron dos heridos y un camión destrozado.Botellas de gasolina, antitanques del 75 y del 47,más la rabia en las venas de lossoldados,fueronlaclavedelavictoriaelprimerdía.
Sin embargo, el resto de las divisiones del Eje seguía avanzando y arrasandotodaslasfortificacioneshastadejarBir-Hakeimaislado.
Cuando, el día 29 de mayo, el sol iluminó en su último momento la tierradesértica que separa Bir-Hakeim de la Cirenaica, el capitán Morel distinguió unmovimientoextrañoenlaslíneasalemanas.Dirigiólosprismáticosdeseisaumentoshaciael lugaryvisualizóunconvoyque,aprovechando laoscuridad,sedisponíaasalir.Allí se encontraban los prisioneros de la 3.ª Brigada india del ejército inglésescoltadosporunaseccióndeinfanteríadelaWehrmacht.«LosllevanalacostaparaembarcarlosaalgúncampodeconcentracióndeAlemania»,sedijo,ygritó:
—Necesitovoluntarios.—La5.ªasusórdenes,micapitán—seoyóvelozatuhermano.Aprovechandoelelementosorpresa,cienlegionariossaltaronsobreloscamiones
detransporte.Lasecciónalemananodispusodetiempoparaofrecerresistenciaanteaquel golpe de mano, y el resultado no pudo ser más satisfactorio: treinta y dosprisioneros y seiscientos soldados ingleses liberados que unían sus fuerzas a laFranciaLibre.
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El 31 de mayo la prensa egipcia daba la noticia ante la euforia de las tropasaliadasacantonadasenElAlamein:
«EspañolesenganchadosenlasfuerzasdelaFranciaLibre,pertenecientesa la 3.ª compañía de la 13.ª Semibrigada de la Legión Extranjera, salidosvoluntariamente de la posición de Bir-Hakeim, a las órdenes del capitánMorel, a pesar del cerco de hierro alemán, en un audaz golpe de mano,consiguenliberardelcautiverioa…».
Enaquelboxsitiadonosalíanadabien,sedijoRommel,quehubodedetenerdenuevo el avance. Otra vez sus líneas de abastecimiento de combustible eran muylargas y se veía obligado a esperar. Seis días de resistencia erandemasiados. «Losingleseshandispuestodetiempoparaorganizarse»,calculó.Denuevolagasolinalellegóatravésdeloscamposdeminas.Deaquellossesentamilmortíferosartefactos,habíaexplotadolamitad.
El2dejunio,séptimodíaderesistencia,nadamásllegarlaluzpastosadelalbaRommellanzóelataque.Eraelmásmortífero:cientocincuentaPanzerconotroscienvehículos auxiliares se unieron a la aviación y destrozaron mil doscientas nidostrinchera.
Elfuegocesó.Elfuturomariscalalemánqueríaquelosresistentescontemplaranlaplantacióndecadáverescuandoelvientodispersaraelhumoylaarena.Alasdiezde la mañana, un carro italiano se acercó con bandera blanca hasta el puesto demandodeBir-Hakeim.PortabaunultimátumdeRommel.
«Cualquier resistencia prolongada significa un derramamiento de sangreinútil(…).Cesamoselcombatesialzanbanderasblancasysedirigenhacianosotros,sinarmas».
Zapico,elchóferdeltenientecoronelAmilakvari,jefedela13.ª,terminódeleerenvozaltaelcomunicadoypreguntóaKoenig:
—¿Cuálseránuestrarespuesta,migeneral?—Quesevayanalamierda—respondióydiounacaladaalcigarroparaañadir
—:Peroselodiremosfinamente.Aquellacontestación se tradujoenuna salvadel75quedestrozó trescamiones
alemanes.LaartilleríadelAfrikaKorpsreaccionóconviolenciayelataquefuedirigidopor
elpropioRommelapoyadodesdeelcieloporescuadrillasdeStuka.Aunque los campos deminas eran traspasados, la precisión, la intensidad y la
violenciadelfuegodelosdefensoresinutilizabanloséxitosdelEje.Pesealhambrey
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lased,loslegionariosparapetadosrechazabanunasaltotrasotro.Lasgranadasdel105hablabansobreBir-Hakeimenelmomentomáscrucial,la
batallamásdura.Rommelsedisponíaaredactarotrocomunicadoderendición,peroantesqueríaquelossoldadosescondidosensusagujerossintieranelmiedo.
Habían sidocuarentayochohoras sin tregua: cañonesdel105en rotación, losStukaenpicado.Peroenelúltimobox, la13.ª,paraelAfrikaKorps,seguíasiendoinvisible.
Unprisioneroinglésportólasegundasolicitudderendición.Eraelanochecerdeldía3.EnesaocasiónKoenignisemolestóencontestar.Selimitóatrasladarlaordendequehabíaquerestringirrecursosyaqueladefensaseríalarga:
—Deloscincolitrosdeaguadiarios,sepasaráaunoymedio.El 4 de junio regresó la plena humareda y la espesa nube que portaba viento,
arena,humodeexplosionesyoloracarnequemada.Aloscañonesde105seunieronlosde210ylalluviadeobusesserepitióunadocenadeveces.
El día 5 sólo atacó la artillería que preparaba el gran asalto combinadoitaloalemán,tanesperadoporKoenig.Peronohubotal;Rommelsabíaquehabíadecontinuar castigando posiciones invisibles antes de introducir sus máquinas en unpedregal del que saltaban alimañas —eso pensaba de aquellos soldados— yconvertíanlosblindadosylaguerraenunabarbacoa.
LaRAF dio un respiro a los legionarios, pero posteriormente fue la Luftwaffequienseunióalaartillería.
—Notable resistencia la de esta plaza aislada del mundo—exclamó Rommel,antesdeanotarloensucuadernoderuta.
Enlasposicionessemienterradas,loslegionariossedabanánimosantelased,elhambreylasangredemilesdeheridas.
—Noesparatanto—dijoelcaboprimeroMillánasuscompañerosespañoles.—EnelEbroyahubiésemosmuertotodos—apoyóellegionarioIniesta—,yen
estamadrigueraaúnseguimosvivos.Hastalededicabancánticosaunviejoconocidosuyo,elgeneralitalianoAnnibale
Bergonzoli,jefedelaDivisiónLittorio,alqueyahabíanderrotadoenGuadalajaraen1937.
GeneraldelasderrotasparatomaraBir-Hakeimconlosbambinosqueportasnobastaconpelotones;hayquevenirconpelotas…
Alascincode la tardedeldía9,aunque losbombardeosseguíancon lamismacadencia, un comunicado de la 7.ª División Inglesa con base en El Alamein
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presagiabaquealgohabíacambiado.
«No es necesario seguir defendiendo la posición. Ya no es vital paranosotros.PuedenabandonarBir-Hakeim».
—Pasenelavisoatodossusoficialesysoldadosdequesepreparen—ordenóelgeneralKoenigasuscoroneles—.Alascerohorasdeldía11abandonamoselbox.
Llegada esa hora, los zapadoresminadores abrieron un corredor de doscientosmetrosdeancho.Laordeneraclara:abandonarelcampoatrincheradoaquellanoche.Yalascerohorasyquinceminutosdel11dejunio,el2.ºbatallóndela13.ªsaliódesusposicionesysedesplegóenlosflancosparaprotegerlaevacuación.
ElcapitánLamazaconcentrócuarenta tanquetasBrenCarriesydio laordendesalir con él en vanguardia. Su blindado entró en la zona minada como si pisaraterrenoseguroysedirigióhaciaunaposicióndeametralladorasalemanas.Pasóporencimadesustiradores,sindejardedispararparaabrirunabrechaentreelresto.
Detrás iba la Carrie del teniente Davé y su conductor, el veterano milicianoespañol Fernández, encaró como un meteoro apuntando sus proyectiles hacia otraposiciónenemiga.Lecontestaron,yhubouncarroligeroL6/40destrozado.Avanzóescupiendo metralla. Un AB41/201 volaba por los aires. Aquello era un duelo apistolaenlanocheiluminadaporbengalasalemanas,quesegúndescendíanazulabanelcielodeBir-Hakeim.OtroArmatodescuartizado.UnPanzerdisparóenlabruma,ylaBrenCarrie, conel tenienteDavéyconFernández, seconvirtióenchatarraquevolóenmilpedazos.Losprimerosmuertosdelaevacuación.
Los legionarios abrieronmás los flancosdesplegándose en abanico, lanzándosesobrenidosdeametralladorasabayonetacalada.Elcielosemanteníaañil.
—Yasonnuestros,muchachos.¡Aporellos!ElgritodeltenienteArdura,tuhermano,adquirióunareverberaciónsobrenatural
entreelestallidodelasbombasdemano,eltableteodelasametralladorasyelsilbidoagudodelosobuses.
Las tanquetas Bren Carries (chicas de servicio, como las llamaban losrepublicanos,porqueseusabanparatodo)desfilaronporencimadepozosdetiradoro cráteres abiertos por las explosiones que se llenaron de cadáveres enemigos oamigos.Losflancosseabrieronmásymásparapermitirunasalidaexpeditiva.Másbengalas.Elcielonoperdíaeltintezarco.
Recordando aquella noche veinticinco años más tarde, el general Koenig measeguró que los efectos especiales cinematográficos, a pesar de sus progresos, noalcanzabanareflejarconexactitudlapirotecniaqueseviosobreBir-Hakeim.Peroenesemomento,enqueaquellosfuegosnoeranprecisamentedeartificio,élsesubióasu vehículo, se colocó de pie ofreciendo un blanco fácil, y, como un guerrero
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medieval,alzóelbrazoderechoapuntandoalfrenteparaexhortarasuscapitanes:—HaciaAlejandría.Leseguíaeljefedela13.ª,eltenientecoronelDimitriAmilakvari,aquelpríncipe
deGeorgia enrolado en las fuerzas de la Legión Extranjera, que imitó el gesto deKoenig.
Desdesupertrechadaposición,elgeneralGustavVonVaerstcontemplabaporsusprismáticoslaevacuación,yaKoenigyaDimitriencimadesusvehículos.Meneólacabeza.
—Locos—barruntó,yordenóaltiradordelSd.Kfz6—:Abrafuego.El jeepdel tenientecoronelsedesintegróen labrumadeBir-Hakeim. Instantes
después,elpríncipegeorgianosearrastrabaherido,mientraselcuerpodelconductor,elespañolZapico,habíaquedadodestrozado.
—AmoilaLégion!Onavance!—gritóeltenientecoronel.—Apóyese—ofreció tu hermano, ayudándole a caminar hasta laCarrie que se
aproximaba.—Halt! Wer ist da? Stehen bleiben…! —Las voces alemanas se escucharon
cercanasenlaniebla.Las explosiones continuaban, cuerpos sepultados volvían a la superficie y
legionariosvivosquedabanenterradosdebajo:unbailemacabroentreelexterioryelinteriordelatierrabajolasbengalasyelbramidodeloscañonesdel75.
La última bengala se extinguió; ya no eran de utilidad. La naturaleza se habíaaliadoconlasfuerzassitiadasenBir-Hakeimalzandounaintensanieblaquecubrióelcampodebatalla.Nohabíabrisa.Elhumonosedisipabaysesumóalaespesuradelanoche.
—¡Dispersión!Todos los legionarios sabían lo que significaba el grito: ya no hay órdenes
concretas, sólo un lugar de encuentro, un mojón de la pista británica 837 a diezkilómetrosalnoreste.Ymilsenderosparallegar.
ALALBA,ELBRILLODELSOL iluminóelcementeriodelúltimobox.Nadieninadasemovió;nielviento.Ignorabancuántosmuertoshabíaparidolanoche.Nadiesabíayanada, exceptoRommel que, loco de ira por el tiempo perdido en el asalto a aquelinmundopedregal,ordenóelataquededoscientosStukasobrelosdefensoresqueaúnquedabanenBir-Hakeim.
Todofuearrasado.ElbatallóndelPacífico, elbatallóncautivo,ofreció alAfrikaKorpsdoscientos
muertos,doscientosveinteheridosycienprisioneros.Eraelúnicotrofeodelfuturomariscal.
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Rommelpreguntóporlasbajasensusfilas:—Casitresmil—respondióGustavYonVaerst.
LAS FUERZAS ALEMANAS e italianas cargaban combustible en sus blindados paradirigirsealencuentrodelosinglesesenElAlamein.Quincedíasderetraso,elfactorsorpresaeliminado.Ytodoporculpadehombresmediolocosintroducidosennichosycubiertosconarena.SoldadosquesaltabansobrelosArmatoyPanzerconbotellasdegasolinapronunciandofrasesquealGeneraloberstleresultabanininteligibles.
Sin embargo, Rommel era un soldado y admiraba a aquellos legionarios quehabían defendido del avance imparable del Afrika Korps en el pedregal de Bir-Hakeim,aquellapequeñaestacióndeaguaenclavadaenuncrucedepistasenplenodesierto, a sesenta kilómetros de la costa y al borde de los inmensos arenales deCirenaica.
El cable delFührer de aquellamañana no admitía dudas sobre el futuro de losprisionerosdelbatallóndelPacífico:«Fusílelos».
ElGeneraloberstloleyómientraspaseabaporencimadecráteresconcadáveres.La orden le parecía un despropósito. «El coraje de estos hombres ha de serpremiado»,pensó.
—¿Quéhacemosconlosprisioneros?—preguntóelgeneralVonVaerst.—Quelesfacilitenalimentosyagua.—Nohayprovisióndeaguaparaellos.—Puesreduzcaunlitronuestraasignación.
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TRESMUJERESYUNDESTINO
UN NUEVO COMUNICADO del general Charles de Gaulle se extendió por Francia,primero a través de las ondas de la BBC y luego de boca a oreja, en los grandescampos de internamiento para refugiados, en las Compañías de Trabajo, en elterritorio ocupado, en la zona del régimen de Vichy, en las montañas donde laResistenciahabíacomenzadoahostigaralinvasor,en…
«La batalla de Bir-Hakeim, librada por las fuerzas de la Francia Libre,comandadas por el general Pierre Koenig, ha demostrado al mundo que elejército que en su día abrazó la Cruz de Lorena se encuentramaduro paraderrotaralasdivisionesalemanaseitalianas…Porotraparte,lasdosbrigadasligerasalmandorespectivode losgeneralesKoenigyMondar,hansumadosusfuerzasalVIIIEjércitobritánicoparafrenarenElAlameinelavancedelAfrikaKorps…».
SE ACERCABA AGOSTO y Therese de Hauteclocque, en esas fechas, solía recogergladiolosymargaritasparaofrecérselasalaVirgen,patronadelaaldeadeWarlus,delaqueeradevota.
AquellamañanaleacompañabansusseishijosyunsoldadodelaWehrmachtconórdenesdeimpedirquesalieradelpueblo.
Entróenlaiglesiay,despuésdemojarsusdedosenlapilabautismal,sesantiguó.El soldado alemán, sin desatender a sus movimientos, se situó en la puerta. Acontinuación,ThereseylosniñosllevaronlasfloreshastalaefigiedelaVirgenylasdepositarona suspies.Lamujeroró a laSeñora rogándolepor la integridadde su
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maridoyelfinaldelapesadilladelaguerraylaocupación.—Therese,lagentedelpuebloharecaudadoestoparatiytushijos.Habíaidentificado,sinapartarsusojosdelaestatua,lavozdesuinterlocutora:la
señoradeMautrant,esposadeldepuestoalcaldedelcantóndeMullienDrevil.—Gracias,Marie,queDiostelopague.—Guárdalo,quenoteloveaelnazi.Thereserecogióelsobreconlosfrancosylointrodujoenunodelosbolsosdesu
chaquetilladelana.Laotramujercontinuóhablando:—Todas en Warlus hemos recogido algo de nuestros huertos y se lo hemos
entregadoalpadreDaniel.Eltelodarácomounobsequiosuyo,asílosnazisnitelorequisaránniemprenderánrepresaliascontranosotrasporayudaros.
Despuésdemediahoradeoracionesanteelaltar,lavizcondesadeHauteclocqueabandonóel templo.Enlapuertalaesperabaelsacerdoteconunacestademimbrecubiertaconunateladecuadrosblancosyocres.
—Therese,aceptaestemodestopresente.Elsoldadosedirigióalsacerdoteydestapólacesta.Rebuscóensuinterior:una
lechuga, cinco huevos, quince patatas, zanahorias, dos botes de leche condensada,trescebollasydoscoles.Cubriódenuevoelcontenidoconlatelayasintió.Thereserecogió el obsequio del padre Daniel e inclinó la cabeza en un gesto deagradecimiento.
—Mozalbete —dijo el sacerdote al más pequeño de los Hauteclocque,pellizcándole un carrillo—, dentro de cinco meses te quiero ver por aquí para laprimeracomunión.
—Aquíestaremos,padre—dijoThereseamododedespedida,ysealejóconlaspertenenciasysushijos,seguidadelsoldadoalemánporelsenderoterrosoqueuníalaaldeadeWarlusalcastillodelosHauteclocque.
ENELCAMPODEREFUGIADOSdeArgelès-sur-Mersóloabundabanlasarna,eltifusyladisenteríaenlosbarraconesdemaderaylona,enlaschozasdepajaolastiendasdefortuna. El régimen de Vichy había embarcado rumbo a Argelia o Túnez a loshombres,casitodosexbrigadistasinternacionalesosoldadosespañoles,paradestinarsus estancias a los presos políticos que capturaban en el interior de Francia poroponersealacolaboraciónconlaspotenciasdelEjeyseguircombatiendocontralosnazis. De los exiliados de España únicamente quedaban sus mujeres, que de unmomentoaotroibanaseguirlarutaaÁfrica.
Aquel cielo nocturno y sin luna transformaba los alrededores del campo en unmardetintanegra,era«elcielodelalocura»,comolollamabanentreellas.Conelúltimorelevodelaguardia,losdosvigíasrestantesseubicaríanenlatorreta.
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Treshorasydiezminutos:relevocompletado.Laspuertasdelséptimobarracónseabrierondegolpebajoelruidodecacerolasygritos.Losguardianesdirigieronelhaz del foco hacia el tumulto. Dos mujeres rodaban por el arenal golpeándose ytirándosedelospelos,mientrassegritabanimproperios.
El círculo de luz se convirtió en los límites del ring.Dos soldadosmarroquíesbajarondeprisadesdesuposiciónparadetenerlareyertayencerraralascausantes.
«Perfecto», pensó Ana Tejada, que con otras cinco compañeras bordeó elbarracón y se dirigió a las alambradas que separaban el campo delMediterráneo.Hastalasaguastranquilasdelmarparecíanhabersealiadoconellasylanoche.
Mientraslosvigilantesintentabansepararalascausantesdeltumulto,otrogruposeabalanzósobreellos.Seoyóundisparo.
—Endosminutos llegarán los refuerzos.Hayquedarse prisa—exhortóAna asusacompañantes.
Las seis reptaron bajo las alambradas hacia las aguas; era la frontera menoscontrolada, ya que si alguien intentaba evadirse, evaluaban, lo haría tierra adentro.Algún espino se enganchaba en sus ropas, pero seguían avanzando, dejando losjironestrasdesí.
Toques de silbato y dos disparos al aire: los refuerzos habían arribado a losbarracones.«Ahoralesordenaránentrarysellevaránalasrevoltosasaunaceldadecastigo»,sedijoAna.
Aquel disturbio había alterado la partida de naipes de los guardias, a la queestabandeseandoregresar,porloquenoefectuaríanunrecuentohastaelalba.Aqueldato,conocidoporlasevadidas,eralallaveparalograrelobjetivo.
Nadarondoscientosmetroshastaasirsealpeñónquecomunicabaconlassuavescolinas que bordeaban Argelès. Después se dirigieron a los montes, en los queoperabalaResistencia,paraunirseaella.YsiencontrabanfuerzasdelreciéncreadoXIVCuerpo delEjército deGuerrillerosEspañoles,muchomejor.Así combatiríanjuntoacompatriotas.
LASVÍASPÚBLICASDEORÁNseofrendabanalpolvo,losguijarrosyelcalor.Sillovía,seprovocabaeldesbordamientoyunamasadeaguaybarrorecorríasuscalles.Erauna ciudad hermética y misteriosa incluso para sus moradores. Por eso Marta, tumadre, prefería recluirse en el barrio de Babel-Oued con el resto de la coloniaespañola. Así podía conversar, en español o pataonéte, y sentirse arropada por elrestodemujeresallírefugiadas.Durantelosatardeceres,eldestinodefamiliaresoeltrascurrir de la guerra eran los temas principales de las charlas.Además, lamujerdisfrutabadevistasmaravillosas,queenMadridnuncaposeyó,comolasdelmarylasmontañasenlamismafaldadelSantaCruz.
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Cargadaconunpesadocestodemimbre repletodepatatasyhuevos, encaró lapendientedelacallejuelaenlaque,asusalidadeCarnot,lehabíanencontradounaminúscula vivienda. Sus pensamientos nunca parecían apartarse de sus seresqueridos: su marido muerto, su hija asesinada, su hijo mayor en paraderodesconocidoytú,enterritoriodelÁfricaEcuatorialFrancesa.
Unavozfamiliarlarescatódelensimismamiento.—¿Leayudo?—Ah,nolehabíavisto,teniente.—Amado,porfavor.—¿Cómoporaquí?—Dejequeselolleve.Eltenienteasióelcanasto,liberandoatumadredelacarga.—¿SabealgodemiNico?—Lomismoqueusted.Desdeque seunió a las fuerzasDeGaulle nadie le ha
vueltoaver.SospechoqueseencontraráenelTchad.—Yusted,¿cómoesquehavenidohastaOrán?—Enrealidadestoyaquíparahablarconusted.—¿Conmigo?—dijoalgodesconcertada.—Sí,peropreferíaquenofueraenlacalle.Tumadreextrajodesudelantalunallavequellevabaenganchadaaunfinocordel
atadoalacinturayabriólapuerta.Conungesto,indicóaltenientequepasase.Granell depositó la cesta encima del tablero que servía de mesa en la única
habitacióndeaquelpequeñocubil:una salaconcocinade leña,uncamastroydosarmarios; las letrinaserancomunesaledificioyseencontrabanenelpatio.Perotumadre no se quejaba, en realidad era una privilegiada, pues muchas de suscompatriotas disponían del mismo espacio para cinco o seis con sus respectivosniños.
—Verá,nosésiseráabusarmuchodesuconfianza,pero…—Noseandeconrodeos.Eltenientesonrió,sacóuncigarroyloencendió.—Estábien.Tal vez sepaque, dentrode laspropias fuerzas armadas argelinas,
haymovimientosencontradelrégimendeVichy.—Algo he oído en boca de compatriotas que ayudan a la Resistencia —dijo
Marta,tomandoasientoenunabanqueta—.Perosiénteseustedtambién.Granellaceptólainvitaciónyañadió:—ElcasoesquelaResistenciaycuadrosdemandodelejércitoestánpreparando
un levantamiento.Sólonecesitanun jefey sealzaránenarmas.Se rumoreaque lehanofrecidoelcargoalgeneralGiraud.
—¿Quétieneestoqueverconmigo?
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—UstedestáaltantodequedentrodelaLegióndePétainnosenrolamosmuchosrepublicanosespañoles…
—No me lo recuerde. Cada vez que pienso en Nico con el uniforme de loscolaboracionistas…
—Yotambiénvistoeseuniforme—cortóGranell—,peroesenoeselasunto.Tumadrehizoamagodereplicarle,peroeltenientealzósupalmaabiertayella
calló:—ElcapitánMiguelBuiza…—continuóél.—¿MiguelBuiza,elalmirantedelaArmadaespañola?—Elmismo.Puescomoledecía,elcapitándirigealosexiliadosenroladosenla
Legión.IntentacoordinarnosconlasfuerzasdelaResistenciaargelinaylosmilitaresfrancesesquequierenrebelarsecontraPétain.
—Sigosincomprender.—Lo que le vengo a pedir es una vivienda para nuestras reuniones. Un lugar
discretoquenolevantesospechasalDeuxièmeBureau.—Yhapensadoenmicasa.Granelldiounacaladayasintió.—Sabequepuedecontarconella.Jamáspodrédevolverleloquenoshaayudado
y…Dosgolpesenlapuertalainterrumpieron.—¿Esperaaalguien?—preguntóelteniente.Tumadrenegóconlacabeza.Granellextrajolapistoladesucartucheray,conunademánsilencioso,leseñaló
lapuerta.Lamujergirólachapadelatónqueservíadetapaenlamirilla.—No sé quién es —susurró ella—. Está demasiado cerca. Pero debajo de la
chilabaseleveelcuellodeunacamisamilitar.Eltenientesesituódetrásdetumadreyapoyóeldedoenelgatillo.Después,con
energía,sacudióapenaselmentón.—¿Quiénvive?—preguntóella.—Soyunamigodesuhijo.Aquella voz le resultó familiar. Entreabrió la puerta y, al ver el rostro de su
interlocutor,exclamó:—¡Luis!
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ESPERANDOAGODOT
EL VERANO DE 1942 se convirtió en una de las peores épocas de tu vida. HabíascombatidoenelEbro,enMadrid;habíasvistolamuertedecerca,encompañeros,enamigos, en tu propia familia; incluso el exilio, la Compañía de TrabajadoresExtranjerosyelcampodeinternamientohabíanacuchilladotuexistencia;peroloquedeverdadasesinabatuespíritueralaesperaenmediodelaincertidumbrerodeadodeunpaisajemonótonoenelqueunjineteeratanvisiblecomountoroatravesadoporbanderillasmulticoloresenelcentrodelcoso.Omemorizarcaminostrazadosporelcapricho del viento, los gassi, y verlos desaparecer junto al emplazamiento de lasdunasbajonuevaspartículasqueportabaelsiroco.
En los atardeceres, cuando cesaba el brutal entrenamiento al que sometía a latropaespañolaeladjudant-chefCampos,tesentabasenlaarenaydibujabaslasiluetadelmapadeEuropa: todaerapropiedaddeHitler.SusPanzer seencontrabana laspuertasdeStalingradoyenlasfaldasdelosPirineos.Losterritorioscuyasfloresnoaplastabansusblindadosenrealidaderansussocios:laItaliafascistacombatíaasulado; la España de Franco, el Portugal de Salazar y la Francia de Vichy eran suscómplices.Defendiendolabanderadelalibertad,sóloquedabaInglaterra.
EnelnortedeÁfricalasituaciónnoeramuydiferente:losgobiernosdeArgelia,MarruecosyTúnezeranseguidoresdeVichy.ElúnicorestanteenelbandoaliadoeraEgipto.Entrelosdemás,Libiasehallabarepartida:Trípoliyelnoresteeraalemáneitaliano;laCirenaicaNorte,unasvecesinglesayotrasdeRommel,perodesdeBir-Hakeimerasóloalemana;laCirenaicaSurseguíaperteneciendoabeduinos,tuaregoavosotros,siesqueeldesiertoposeedueño;elFezzanNorte,haciendadeMussolini;yelterrenoquelindabaconelTchad,elFezzanSur,delaFranciaLibre.
Aquellosmesesfueronlosdecisivosparaeldesenlacedelaguerra:siStalingrado,sitiado, se desplomaba, detrás iría Inglaterra; si el Afrika Korps triunfaba en El
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Alamein, le seguiría Egipto y vendría hacia vuestras posiciones. «Stalingrado yElAlameinsonlaspenúltimastrincherasfrentealabarbarie»,osrepetíais.«Nosotros,laúltima».
—Eladjudant-chefestá loco,misargento—tequejasteaFábregasunatardecerdespués de la paliza del entrenamiento diario—. No comprende que si el AfrikaKorpsavanzahacianosotrosesmejorquenosrindamos.¿Cómopodremoshacerlesfrentesintanquesniartilleríaniaviones?
Elsargentojefesonrió,apoyósuguitarrasobreelsuelo,envertical,comosifueraunviolonchelo,ytocóunpizzicatoquenoidentificaste.
Miróhaciaelsolcrepuscularyexclamó:—Máquinascontraloshombresylanaturalezaomáquinascontramáquinas.He
ahíeldilema.—Avecesnoentiendosusreflexiones.—Tambiéntúhablastedirigiéndotealsol.—Ay,queridoBête.¿NocomprendesquelamáquinaeslafuerzadeRommel,a
la que los ingleses oponenmásmáquinas?Si se lanzase contra nosotros hemos deguerrearconeldesiertocomoúnicoaliado.
—Perderíamos—apostaste.Volviósobrelascuerdasysusacordessinprestarteatención.Liastedespacioun
cigarrillomientrasvariossoldadosseosuníanformandouncorroalrededordeunasramasymatojosqueserviríandealimentoalahoguera.
—ToqueAy,Carmela,misargento—solicitóuno.Comenzaba otro anochecer en el desierto. Miraste los rostros secos de los
soldados, que no parecían los mismos de meses atrás. Si los grandes arenalescambiabanalolargodeldíadelrojoalpardo,pasandoporelpardusco,enesemundoenelqueacechabalamuerteencadarincón,vosotrosadelgazabaisyosfortalecíais.
Noqueríasescucharnientonarcancionesalrededordelafogata.Lacostumbredeembelesarte ante los jeribeques del fuego y el crepitar de las chispas no teníamásobjetivoqueblanquearvuestrasmentes,yaquelatardecerteapetecíacavilar.
«Guerrear con el desierto como único aliado», había dicho Fábregas. «¡Quéestupidez!Lossoldados,eneldesierto,somoscomolágrimasbajolalluvia,laarenanosengulle».
Alzastelavista,porsielcieloteníarespuestas:unaestrellacorríacomolocaporelfirmamento.
Lospulmonesseabríanyelairellegabaconmásfacilidad.Latierraseenfriabapocoapoco.Elaterradorvacíodelanocheseacercaba.Seguistecaminadosinperderdevistaelresplandordelalumbre.
Nopodíasengañarteniengañaranadie.SitehabíadolidolasupuestatraicióndeGitano, más te machacó el silencio de Fábregas y Campos. Desde tu regreso delhospitaldecampañanohabíanvueltoapreguntarporél.Eracomosisupieranloque
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enrealidadhabíaocurrido,peroteloocultasen.¿Oerastúelqueseloocultaba?Aquel arenal inmundo, lleno del detritus sobrante a Dios el último día de la
Creación, comenzó a emitir gritos y lamentos: las piedras recalentadas habíancomenzado su estallido. Debías regresar a la fortificación, pues la temperaturadescendíadeprisa.
Los soldados habían abandonado el corro y retirado a sus barracones. SóloencontrasteaFábregas,laguitarraylaépicaensuscuerdas.Tuvistelaimpresióndequeteesperaba.
—¿Quétepreocupa,Bête?Simulastequenolehabíasoídoytelimitasteasentarteasulado,sobreunadelas
piedras planas que servían de asiento en las tertulias nocturnas. Él no repitió lapreguntaytarareóChantduDèpart
Lalibertéguidenospas.EtduNordauMidilatrompetteguerrière.Asonnél’heuredescombats…
Al finalizar se levantó a atizar la lumbre, porque el frío había llegado junto alulular del viento. Regresó enseguida a su piedra y comenzó a liar un cigarro,seguramenteesperandoqueabrierasfuegocontuspensamientos.
—Todo es unamierda,mi sargento.Desde que Leclerc partió, lamoral de loscompañerosestáporlossuelos.Nohaydíaquenoenfermealguien.
—Lo que ocurre es que no escuchan al desierto.—Dio una calada y, en tonodocente,continuó—:Aquídebemosenterrarnuestrossentimientos.Laira,laalegría,la vanidad, la esperanza… ¿Cómo decirte? No sirven de nada y nos apartan delobjetivo.Tenemosqueseguirelejemplodeloscamellos.
Señalóconelcigarrohaciaelgrupodeanimalesquereposabanconelvientreenlaarena.Sólomovíanlasmandíbulas,suscuerpossemejabanbloquesdepiedra.
—DesdelaGuerraCivilesoesloquesomos:animalesdecarga.—No,Bête.Hemosdeaprenderdeellos.Parasobrevivirnodebemospensar.Hay
que gastar el mínimo de energías. Que nuestro corazón se relaje, que nuestrospulmones se serenen, que nuestros tendones se aflojen… —dio otra calada yconcluyó—:Nadadesmoralizamásquevagardeunsitioaotrosinrumbo.
—Esosonsólopalabras,misargento.—Tepusisteenpieyalzastelavoz—:Mimadre enOrán, y yo sin saber qué es de ella.Mi hermano…Ni siquiera sé si hasobrevivido en Bir-Hakeim. Mi padre muerto o prisionero de los franquistas. Mihermana,asesinada.Leclerchadesaparecidosincumplirsupromesade llevarnosaEstrasburgo.Yeladjudant-chefnosquierematarantesquelosnazis.
—Campossóloquierequeestemospreparadosparacuandotengamosenfrenteal
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AfrikaKorps.—¿Preparados?—Arrojaste lacolillaconviolencia—.Está loco.Nosmachaca.
Todoslosdíasnosentierra,dejándonossólolanarizaldescubierto.Hastadiezhorasnostieneasí,aguardandoalpuñeteroArmatoparacolocarlacargaensustripas.—Tesentastedenuevoasuladoy,mirándoledesafiante,agregaste—:Todoesoesinútil,misargento.LascadenasdelosPanzervanapasarporencimadenosotroscomosifuéramosmantequilla.
Sonrió,yexpusoconcalma:—Muchacho, supón que estás en la hoya con tu carga anticarro esperando la
llegadadeunPanzer.TehandichoqueenélviajatuqueridoObersturmführerTörni.¿Cuántotiemporesistiríasenterrado?
—Todaunavida,misargento—respondisteconlosojosencharcados.Eraunmalditocabrón.Sabía lanzarospuñaladasparadesangrarosporenteroy,
así, el día que entrarais en combate, por vuestras venas ya sólo circulara pólvoraincandescente.
—Entoncesnohaynadaquediscutir:Campossabeloquesehace.—Llevarnosallímite—barruntaste.—Otra vez te equivocas, Bête. Hasta ahí llegamos todos en la guerra. Lo que
quiereCamposesatravesarlo.Yquenonosvenzanporelcamino.Ycanturreóunaestrofaquenuncahabíasescuchado:
Cuandomordíanunsuspiroelpaladarlessabíaalimonarescautivos.HijosdeEspaña…
Si alguien os hubiese visto desde los cielos sentados alrededor de la hoguera,aislados enmedio de la granmancha negra de las noches del desierto, seguro quehubieseevocadode inmediatoaaquellosdosvagabundos,VladimiryEstragon,deSamuel Beckett, esperando inútilmente la llegada del tal Godot. Aunque este paravosotrossellamaraLeclerc.
—¿Aquésededicabaeladjudant-chefantesdelaguerra?
…españolesdelolvido.Porellos,enelsurdeEuropa,crecenllantos,muerenlirios.
Posólaguitarraconmimoenlaarenayrespondió:—Alamúsica.
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LAS FUERZAS DEL VIII EJÉRCITOBRITÁNICO habían rechazado el avance del AfrikaKorpsenElAlamein.Ademásdesucapacidaddecombate,habíantenidodesupartealanaturaleza:lagrandepresióndeQattarahabíaimpedidolamaniobraenvolvente,lafavoritadeRommel,ylabatallaselibróenlossesentakilómetrosdesdelacostaalalindeconaquelinmensosalar.«TalvezFábregasnoseequivocabaalasegurarqueeldesiertoeranuestroaliado»,tedijistealconocerlanoticia.
SabíaisqueaquellosólorepresentabaelprimerasaltoyquelosPanzervolveríancontra las posiciones defendidas por ingleses, neozelandeses, polacos, canadienses,sudafricanos,australianos,indiosyvuestrospaisanosenroladosbajolabanderadelaFranciaLibre. La batalla final se encontraba aún lejana. Por eso las tropas aliadasdesembarcaban incesantemente material y hombres en las costas egipcias,principalmente por el puerto de Alejandría. Las informaciones hablaban de unnúmerodeefectivoscercanoalcuartodemillón.
«Si ellos no derrotan a Rommel, nosotros no somos nada», os repetíais.AsegurabanqueChurchillnosólohabíaenviadotropaderefresco,sinoinclusoaunnuevocomandanteenjefe,untalMontgomery.
TantosiderrotabanalAfrikaKorpscomosierandiezmados,unacuestiónestabaclara:faltabapocotiempoparaqueentraraisencombate.
Desde aquel instante dejaste de quejarte de los agonizantes entrenamientos deCampos.Enrigor,tuslamentosyahabíancesadodesdelalargacharlaenlaquetodostusdemoniosafloraronparanoregresarjamás,laquehabíasmantenidoconFábregasalrededordelahoguerabajounalunaencuartomenguante.
Durante un entrenamiento, esperabas dentro de la hoya la llegada del carro decombate y, para que las horas transcurrieran sin concederte el don de la locura, tupensamientoregresóaaquellanocheyalrestodelaconversación.
—¿MÚSICO?—RESPONDISTEestupefactoantelarevelacióndeFábregas.—¿Quéteextraña,Bête?—Eramúsico—balbuceasteysonreíste,paraañadir—:¿Ypretendeenseñarnos
elartedelaguerra?—Noteequivoques.Losmúsicostenemosunacualidaddelaqueelrestodelos
soldadoscarece.—¿Ustedtambién,misargento?—Volvisteasonreír.—Yonoeramúsico,Bête.Yosiemprelohesido.Yelartedelaguerratambién
tienesumelodíayritmoparticular.—Dígamecuálesesacualidadespecial—desafiaste.—El oído—sentenció, y, cuando tu sonrisa se tornó carcajada, añadió—:Nos
permitedistinguir, entre todos losproyectilesyobuses, losquevandirigidoshacia
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nosotros.—Me está tomando el pelo,mi sargento.Ustedme ha visto cabizbajo y se ha
dicho:«Voyasubirlelamoralalcabo».Silesirvedealgo:lohaconseguido.Selimitóaposarlaguitarrasobresusmuslosyaafinarlascuerdas,soslayandotu
presencia.Poresovolvistealacarga:—¿CómoseconocieronCamposyusted?—En un concierto de Louis Amstrong, en París, durante su gira europea, a
comienzosdelostreinta.—Enaquellaépocaseríanustedesmuyjóvenes.—De tu edad,másomenos.Peroya teníamosmuyclaroque lonuestro era el
jazz.La«músicadegenerada»,comolallamanlosnazis.Comenzóaliaruncigarro.—¿Quéinstrumentostocaban?—Campos, la trompeta; y yo, el contrabajo—dijo, y deslizó la lengua por el
papelparacontinuar—:Lomíoeraelritmo;losuyo,lamelodía.Encendióelcigarroyexpulsóelhumo.Alverlaexpresióndesusojosperdidos
enunpuntodelpasado,supusistequenomentía.Trasotracalada,continuó:—París,Barcelona,susbulevares,lasfloresenlascalles,lasnochesenblanco,el
vasodegüisquien labarra, losojosy la sonrisade lasdamas, la superposiciónderitmos, labohemia…—Cerró losojos—.Y la improvisaciónennuestrasvidas.—Dio otra calada; sumente había abandonado el desierto cuandomasculló—:Hastaqueestallólaputaguerraynosimpusosusonsangriento.
Eneseinstantehabíadejadodeseruntrovadorandantequesesentabaalrededorde la hoguera enpleno campodebatalla para trenzar bellas historias o llevaros deregresoalapatriadelamanodesuscanciones.Lanostalgialehabíavencido.
—Ha incumplido su regla,mi sargento en jefe.—Sonreíste—.Haolvidado sercamello.
—Tienesrazón.—Sumiradaseclavóunsegundoenelfuegoy luegosiguióelrumbodealgunachispaparacitar—:Toutsentimentestlaperceptionconfusedeuneverité.
—¿Quédice,misargento?—Nolodigoyo,lodijoLeibniz.—¿Leibniz?Noloconozco.¿Enquécompañíaestá?Sonrió.—SupongoqueenladeDios—dijo.—¿Lomataronlosnazis?—No,perosihubiesevividoenestaépoca,seguroquelohubiesenfusilado.La temperatura había descendido mucho y brasas tardías se despedían de
vosotros: erahorade abandonar la charla.Pero siguió entonando aquellas estrofas,
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nuevasparati:
¿Habéisvistoalgunavezenterradaslasguitarrasylosgritos?
Losmatojossurgíanenlanegruracomoespectros.Lasgotasdeaguaquetodavíamantenían,juntoalasdepositadasenlaspiedras,seconvertiríanenescarchaalllegarelalba.
¿Lasnavajasateridas?¿Yertoelvalorbajoelfrío?
—Gitanoerauntraidor—cortastesucántico.—¿Porquédiceseso?Sacaste del bolsillo de tu camisa el papel con los signos enCódigoMorse.Lo
desdoblasteyselomostraste.—Encontréesteborradorentresuscosas.Loojeósinprestarlemuchaatenciónyañadió:—¿Porquésabesqueloenvióélynoquedescifróelmensajedeotro?«¡Malditasea!»,tedijiste.Fábregasteníarazón:habíasjuzgadodemasiadopronto
atuamigo.—No lo sé, mi sargento. Pero también está la ficha de identificación que
consiguiódelObersturmführer,eldineroquesiempremanejaba,el…—¿Yesotehacecreerqueesuntraidor?—Sí.—MuyrápidodesconfíasdeGitano…¿Nohaspensadoquepuedeserunagente
doble?
LAS CADENAS DEL ARMATO acercándose a la hoya hicieron que olvidaras aqueldiálogo.Elmorrodelcarrodecombatetraspasólaperpendiculardetusojos.Unpardemetrosyteofreceríaelinteriordesupanza.Pegastelacarga.Diezsegundosyeltanqueseríahistoria.
«¿Quéocurría?»,tepreguntaste.Elcarrosehabíadetenido:osehabíaaveriadoosutripulaciónqueríacomprobaralgo.«Siestopasaencombate,soyhombremuerto»,te dijiste. De repente, algo amarró tus tobillos y tiró violentamente de ti hacia elexterior.
Había sido Campos que, de pie junto a tu cuerpo boca arriba en el suelo, terecriminó:
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—Cabo,yonovoyavivireternamenteparasalvarleelpellejo.Hadeaprenderaimprovisar.—Seinclinó,arrimósurostroaltuyoysilabeóagritos—:IM-PRO-VI-SEoseráhombremuertoantesdeentrarencombate.
Tu mancillado amor propio no tuvo tiempo de elaborar un argumento quejustificase el odio naciente hacia el adjudant-chef, pues el entrenamiento se viointerrumpidoporlabullaprovenientedelosbarraconesgalos.
—Adjudant-chef!,—gritóunoficialfrancésquecorríahastanuestraposición—,hallegadoestepartedeguerradeEgipto.ElcoronelIngoldhaordenadoquelodéaconoceralossoldadosespañoles.
CamposleyólahojaparasusadentrosydirigiéndoseaFábregasleordenó:—Queformenlosnuestros.La voz de mando del sargento jefe se oyó en los puestos ocupados por los
españoles.Unatropadebarbudosconlacabezaafeitada,conjironesporuniformeseindisciplina en los ojos, se fue sumando a nuestro alrededor; salían de hoyas, detrincheras, de los cobertizos, incluso de las letrinas. Aquel escaso centenar dehombresesperabalaspalabrasdeladjudant-chef.
—Compañeros—gritóCampos—,loquetemíamoshaocurrido:labatalladeElAlameinsehareanudado.ElnuevocomandanteenjefedelVIIIEjércitobritánico,eltenientegeneralMontgomery,haemitidosuprimerpartedeguerra.Porsuextensiónno lo reproduciré al completo, pero les indicaré los dos puntos principales. Elprimero,ordenaquelapalabrabox,comoposicióndefensiva,seaborradadenuestrajerga.Apartirdeahora todassonposicionesdeataque.—Murmullosymiradasdeasombroentrevosotros—.Lasegundatienequeverconsunotafinal.Laleotextual:Y,anteelfascismo,quenadieserinda.
—Esosignifica…Fábregasnotedejóterminar:—QuevayaspreparandoelMosinyvisualicesaRommelenelpuntodemira.De
unmomentoaotrovamosensubúsqueda.
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CONSPIRACIÓNENORAN
AUNQUE EL OTOÑO HABÍA LLEGADO, la vida en Orán continuaba su parsimoniosotranscurrircomosiel tiemponoimportase.Cuandolacanículaaminoraba, lagenteseguíasacandolasillaalacalle,pegándolaalafachadadesusviviendasypasandohorasentrecharlasentornoaunvasodetéosimplementedeagua.
Aquel día había amanecido despejado y aún se distinguían las islasHabibas aloestedelaciudad.Laschozasdeadoberesquebrajadoporlamiseriaylascallejuelasdesamparadas de la barriada de Badel Oued sólo vieron pasar, al atardecer, unacarretacargadadetroncos.Elsonidodeloscascosdelcaballodisimulóelcorreteardelaslagartijasentrelahierbasecaparaocultarse.
Unafiguragallarda,envueltaenunatúnicablancaycalzadaconbabuchasocre,ocultabasurostrobajounturbantedecolorazulquesólodejabaverunosojosclaros,desconocidosparaesa tierraquepocosvecinosdeAlsaciavisitaban.Seencontrabaenlaesquinadelentronquedelascallesdeaccesoalbarrioderefugiadosespañolesenlaciudad;cuandocomprobóquenadiecirculababajoelbochorno,yelbrillodelsolqueenceguecíaenponienteseconvirtióensualiado,reanudósucaminar.
Alllegarauninmuebleconelportónentreabierto,consultólasanotacionesquelehabían entregado. Todas indicaban que aquel era el lugar de cita. Después deconfirmar la ausencia de ojos indiscretos en la callejuela, empujó las maderas yaccedió.Seadentróporelcorredoryascendióhasta laplantasuperior.Golpeódosveceslaúnicapuerta.
—¿Quiénvive?—seoyódesdeelinteriordelavivienda.—Abraham.—¿Dedóndevienes,hermano?—DelasmontañasdeHualla.Granelldejópasaraldesconocidoylocondujohastalasalaenlaqueuntablero
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instaladosobredoscaballetesexhibía,desplegados,ungranplanodelMagrebyotromáspequeñodelaciudaddeOrán.
Antesdequitarseelturbante,elreciénllegadoescrutóaloscuatroocupantesdelahabitación,operaciónquenopasóinadvertidaparatumadre:elmaduroyrobustoeraconocidoydeconfianza—setratabadelcapitánBuiza,antiguoalmirantede laArmadaespañola—;sospechóqueotro, trabadoyconcaradepocosamigos,eraelsargentoFedericoMoreno,ayudantedelanterior; lamujerqueservíael tédebíadeser la señora Marta, anfitriona de la reunión y de la que ya le había hablado eltenienteGranell.Había,además,unjovenalquenoreconoció.
Eltenienteparecióadivinarlasdudasdelnuevo.—EsLuis.ViveconlaseñoraMarta—explicó.—Sinotienenadaqueaportaralareunión—lavozsonópoderosatraslatela—,
quebajealacalleynosavisesihaymovimientosextraños.—Leacompañaréyo,quevoyarmado—ofrecióMoreno.SólocuandoGitanoyelsargentoabandonaronlavivienda,elhombredelatúnica
blanca desveló su identidad. Era la segunda vez en su vida queMarta veía aquelrostro; la primera había sido enMadrid hacía casi cinco años, cuando desfilaba alfrentedelaXIVBrigadaInternacional,LaMarsellesa,rumboaladefensadeBilbao.Lasarrugasprofundasensutezmorenaunidasasuposemarcial,leconferíanunauradeautoridad.Superiplovitalerasuficienteparaquecualquierasintieseconfianzaasu lado:veteranode la IGuerraMundial, jefedeLaMarsellesaen laGuerraCivilespañola,actualcomandantedelaLegiónExtranjerayunodelosmilitaresfrancesesafectos a la FranciaLibre que nunca ocultó su verdadero nombre bajo seudónimo,JosephPuzt.
—Señores—dijo,alverlosplanosextendidos—,veoquehanhecholosdeberes.—Estátododispuesto.Sólorestaquenospongasalcorriente—acotóelcapitán
Buiza.—Comosabéis—expresó,ysedeshizodelatúnicadejandoversuuniforme—,
lasegundabatalladeElAlamein,queseinicióhaceunmes, llevavisosdeserunavictoriaaliada.AsílohamanifestadoMontgomeryaquienlehaqueridoescuchar.Siesto sematerializa,Rommelhade retirarseaposicionesmáscercanasa Italiapararecibirrefuerzosconrapidez.—Señalóunpuntoenelplano—.ATúnez.
—HaderecorrertodoelnortedeLibiayserámuyvulnerable—apostillóBuiza.—ConociendoelprocederdeRommel,asumiráeseriesgo—continuóPuzt—.Lo
que nos reúne aquí es que Stalin ha pedido a los norteamericanos que abran otrofrente para disminuir la presión que recibe en Stalingrado. Debido a ello, tropasestadounidensesalmandodelgeneralEisenhowerseestánconcentrandoenGibraltar.Su misión es desembarcar en Argelia cuando las condiciones políticas y militaresseanlasadecuadas.
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—¿Aquécondicionesserefiere,micomandante?—preguntóGranell.—Que la resistencia argelina se encuentre preparada para rebelarse contra el
régimendeVichyyque el generalHenriGiraud asuma sin ambages elmandodelejército.
—¿CuántoshombrestieneEisenhower?—quisosaberBuiza.—Haconcentradoochentamil.—Son insuficiente, Joseph, y tú lo sabes. Si la Resistencia no consigue su
objetivoyelejércitonoaceptaaGiraud,sevanaencontrarunaoposicióndesesentamilsoldadosargelinosmásunaArmadafrancesamuyequipadaenlascostas.
—Losaben;poresoesvitallarebelióninternaenelsenodelejército.—¿Cuálesnuestramisión?—preguntóansiosoelcapitán.—Los tresmil soldados españoles enrolados en las diferentes unidades han de
estardenuestraparte.—Sin problemas —aseguró Buiza—. Si es preciso crearemos compañías de
combateespañolas.—LuegoestánlosdelasCompañíasdeTrabajo…—Aceptaránelingresoenlastropasregulares,sifueranecesario.—Deacuerdo,Buiza,veoquelotienetodoestudiado—dijoPuzt,ysumiradase
dirigióhaciaelteniente—.Ahorasumisión,Granell.—Estoyimpaciente.—Si se produjese el desembarco norteamericano, los principales puntos serían
Safí,Casablanca,ArgelyOrán.—Señalólasciudadesenelmapaamedidaquelasnombraba—.DemomentolaplazamáspeligrosaesOrán,yaquesugobernadornoha mostrado ningún atisbo de enfrentarse a la metrópolis. Si la situación semantuviera,hayqueevitarquelosnorteamericanoscometanelerrordedesembarcaren el puerto y avanzar por zonas plagadas de búnkeres. Lo que se pretende, y ahíentrausted,esquerodeenlaciudad.
—Entiendo.Que los norteamericanos ocupenOrán, y las posiciones defensivasdecostanisepercatendesupresencia.
—Así es. Desembarcarán aquí —afirmó, indicando un punto, y trazó unasemicircunferenciahastaotrodeOrán—.Ustedy sushombres lesguiaránhacia elinterior,sifueranecesario.
—Sólonosfaltaríaconocereldíaylahora—intervinoBuiza.—SiporfinMontgomeryderrotaaRommel,calculenqueeldesembarcoseráa
continuación.—Puzt,¿quéopinaDeGaulledetodoesto?—Loapoya,peroledisgustaqueseaelgeneralGiraudquiensepongaalfrente
del ejército en el norte de África. Ya sabes que ambos han mantenido posicionesenfrentadas desde el principio.Giraud le acusa de subordinarse a los designios de
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Inglaterra,yDeGaulle,porsuparte,deapoyaraPétain.—Ya,perolosnorteamericanosmandan—concluyóBuiza.Los tres hombres continuaron marcando cruces y flechas en los mapas y
realizandounahipotéticadistribucióndeefectivosyrutasquelastropasseguirían.Tumadre retiró las tazas vacías de té y colocó un plato con dátiles. Sabía que
ponía en peligro su integridad por prestarse a alojar en su casa a los cabecillasespañoles que apoyaban la posible revuelta argelina, pero ella siempre se habíasentidouncombatiente.Ymáscuandolossuyoshabíanmuertoamanosdelfascismooseguíanpeleandocontraél.
ElcomandanteJosephPuztcomenzóaenrollarselalargachalinaalrededordesucabeza.Lareuniónhabíafinalizado.
—Muchasgraciasportodo—dijoPuztatumadre.—Soy yo y el pueblo español quienes tenemos que agradecérselo. Nunca
podremospagarleelapoyoquenosprestó…—Unaúltimacosa—cortóelcomandante,quizáparadisimularsuturbaciónante
aquellaspalabras—:¿Quiéneselmuchachoqueviveconusted?—Esamigodemihijoy…—DesertódelaLegióndePétainycreoquetambiéndelasfuerzasdelaFrancia
Libre—añadióGranell.—Buf—exclamó el comandante—.Hasta nueva orden,manténgalo alejado de
estavivienda.
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MAQUIS
ANATEJADAYSUSCINCOCOMPAÑERASevadidasdelcampoderefugiadosdeArgelès-sur-Mer encontraron acomodo inmediato en viviendas de familias españolas. Losdepartamentos de Aude y Ariège eran los más poblados por el exilio, ya que lasminas,losgruposcarboníferos,laspresasenconstrucción,lasfábricasolossaltosdeaguadelvallesehabíanconvertidoengrandesdemandantesdemanodeobra.EllashabíanlogradotrabajoenLimoux,laciudaddivididaporelríoAude,enunafábricadeenvasadodelblanquette.
Cadamañana, en la fila a las puertas de la factoría, las noticias les alcanzabanentre susurros: «Ayer, los guerrilleros volaron la línea férrea desde…». «Me handichoque el polvoríndel pantanodeBran fue asaltado…».«Mataron al jefe de laMiliciadePétainen…».«Un local, cedidoporelgobiernodeVichyaFalange,hasidoametralladoen…».
En el almacén, donde Ana amontonaba cajas, se podía caminar con menoscensura.Nosóloporquetodaseranconocidasyalcapatazúnicamenteleinteresabaque las botellas no se rompieran, sino también por interés de los datos recientesfacilitadossinquererporloscamioneros.
—Espero que esta vez no te asalten—dijo el capataz, tendiendo un papel alconductor.Estelofirmóy,conelpieenelestribodelcamión,lerespondió:
—Nolocreo.LaGendarmeríay laMiliciasehandesplegadopor lascarreterasparaevitarsabotajes.
—PeroheoídoquelaguerrillasehaextendidohastaGard…—Sí.SuobjetivofueronlasminasdeGrand-Combe.Robaroncamionesllenosde
dinamitayplastic.—Elconductorascendióalvehículo, se sentóycerró lapuerta.Con la ventanilla bajada, añadió—: Los gendarmes andan locos por los pueblosbuscandoelexplosivo.Elgobiernohastahaofrecidounarecompensaalquefacilite
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pistassobreeljefedelaguerrillaenGard,untenientecoronelllamadoCristino.Eneseinstante,Anaprestóatenciónalaconversación.—¿Español?—preguntóelcapataz,colocándoseelbolígrafoencimadelaoreja.—Sí.Deesosrojosquepasaronlafrontera.Sedespidieronyelvehículosealejó.Ana había creído oír el nombre de quien mencionaron como líder de los
guerrilleros en el departamento vecino, pero quiso cerciorarse. Por eso, cuandotransportaba con su veterana compañera una caja de doce botellas de vino, lepreguntó:
—Concha,¿dijeronqueeseespañolquebuscanlosgendarmessellamaCristino?—Sí.Aunqueentrelosnuestrosseleconocecomo«elasturiano».«Nopuedessertú.»,serepetíaAna.Concha,alversumiradaperdidaporelverde
yocredelosmontes,lainterrogó:—¿Leconoces?—Esposible.¿Nosabráscómoseapellida?—NosésiGraciaoGarcía—respondiódubitativa,pero,antelasonrisaquecruzó
elrostrodelajoven,añadiófirme—:¡Ay!,Anita,túloconoces.—Creo que es CristinoGarcíaGranda, pero no lo sé.Desde el 37, le perdí la
pista.—¿Pariente?—No.Fuemiprimernovio.Conchaseacercó,lecolocólamanoenelhombroydirigiótambiénsumiradaa
lanieveperennedelascumbres.Alinstante,lerecomendó:—FugadadelcampodeArgelèsyconociendoelrostrodeljefedelosguerrilleros
enGard,tehasconvertidoenunapiezamuycodiciadaparalosfascistasdeVichyydelaGestapo.Yoteaconsejaríaquehuyerasalasmontañasybuscarasatuantiguonovio.
AQUELLA MAÑANA DEL 24 DE OCTUBRE DE 1942, los rayos del sol se resistieron ailuminar la llanuradeLanguedocy reflejarseen lasmansasaguasdelRódano.Eracomo si lasmontañas de los alrededores se hubiesen erguidomisteriosamente paraprotegerse del estruendo nocturno de decenas de explosiones a lo largo de la víaférrea, que surcaba el departamento francés de Gard, y sobre los puentes quecomunicabanlasorillasdelVis,delHèrault,delCèze,delArdèche,delVidourle,delGardonyhastalasdelRódano.ElpuertodeCamargueseencontrababloqueadoportierra e inutilizadopara abastecer a laMilicia dePétain desde Italia.La luna llenaseguía siendo testigo de la mayor ofensiva de la 158.ª División de guerrillerosespañolesenaquel territorio,quehastahizo temblar ladulceydócil superficiedel
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lagoÉtangduRoi.Laspartidasguerrilleras,antesdequeelsolinundaselospáramosylasladeras,se
replegaron hasta un refugio en una perdida colina cercana a la cúspide del MontAigoual, donde la agreste orografía y su desconocida ubicación les protegía decualquierataquedelejércitodeVichyodelasbatidasdelosgendarmes.Cadajefedepartida dio novedades al jefe de la división, el teniente coronel Cristino, sobre elresultadodelossabotajes.
—A falta de que llegue Vitini con los suyos —exponía Cristino a sus jefesguerrilleros—,podemosconcluirqueelataquehasidounéxito:ningunabajaytodoslosobjetivosalcanzados.—Dirigiólamiradahaciaunodesushombresylepreguntó—:¿Cuántasarmassehanconseguido?
—Vamos a ver —dijo el otro, abriendo una libreta llena de palotes—.Ametralladoras Hotchkiss… una, dos, tres… siete en total. Fusiles MKI, tres.Máuser…uno,dos…,seis,siete…,doceytrece.—Pasólahojaydespuésdeunossegundosañadió—:VeintitrésfusilesLebel-Berthier…ydiezsubfusilesSten.
—Suficienteparaarmaralosreciénllegados—concluyóeltenientecoronel.—Peroinsuficienteparacrearunejército—selamentóelotro.—No sé las veces que he de repetirlo —dijo airado Cristino—: Ni somos ni
queremosformarunejército.Somosguerrilleros,cojones.—Sinembargo, losgaullistasde laResistenciaproponencrearungranMaquis,
consocialistasycomunistas…—EnVercors,losé.Esunerror.YasílodijeelmespasadoenColdePyanteel
plenoguerrillero.UnMaquisdedosmilo tresmilhombresnecesitacampamentos,infraestructuras…Ylopeor:unlugardeubicación.Quéobjetivoestupendoseríamospara laWehrmacht y la Luftwaffe—se burló Cristino y, después de encender uncigarro,continuó—:Elguerrilleroesnómadayhadeserunasombra.
—Ya,«gotasdemercurio»—dijoelotroconunasonrisa.—Ytanto…Cuandonospisan,nosdesperdigamosparavolvernosa juntar.Así
nuncaseremosdestruidos.Los demás jefes de partida, más interesados en otear las laderas con los
prismáticos,noparticipabanenlaconversación.Esperabanlallegadadelosúltimos:eldestacamentodeVitini.
—Estántardandodemasiado—selamentóuno,mientrasdesviabalosbinocularesmáshaciaelsur.
LapreocupacióndelosjefesguerrillerosporJoséVitininoeracompartidaporeltenientecoronel.Cristinoconocíamuybienasuamigoysospechabaqueelretrasoseencontrabaenelanálisisdetalladodeotraszonassusceptiblesdepróximossabotajes,poresoproseguíaconcalmaeneldebate:
—… Tenemos desplegados mil doscientos guerrilleros en los cinco
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departamentos de Languedoc-Rosellón con dos brigadas sólidas enAude yAriègemásnosotrosenGard.ElsiguientepasoesextendernoshaciaelMediodía…
—¿EstáconsensuadoconlosdemásgruposdelaResistencia?—preguntóelotrojefeguerrilleroaCristino.
—Nonecesitamossupermiso—cortóCristino—.QuientienequepactarloeselCMZS.
CristinosereferíaalreciéncreadoComitéMilitardelaZonaSurquecoordinabaalosguerrillerosdelaorganizaciónFranco-TiradoresyPartisanosenelMediodía.
El alba se había presentado: el sol inundó las laderas y las tiñó de un fangoamarillentoquecontrastabaconelazuldelríoylasescombrerasdecarbón.
Aquellopreocupóaltenientecoronel;laalboradasehabíaexpandidocontodasuintensidadyeldestacamentodeVitiniseguíaenparaderodesconocido.
Era elmomento de ordenar el repliegue: la difusión de las gotas demercurio.Cadaunoregresaríaasuvidacotidianayaltrabajoenlasminas,enlosviñedos,enlasfábricas,conlabocacerrada,ocultandolasarmasyesperandolasnuevasórdenesaejecutarel22denoviembre.LedolíapronunciaraquellaspalabrassinVitini,peroeraimprescindible:
—¡Hastalapróximalunallena!Unjefeguerrillero,conelfusilalhombro,detuvosudescensoporlaladera,sele
quedómirandoylepreguntó:—Cris,¿novienes?—EsperaréaVitini.—¿Ysinoaparece?Noobtuvorespuesta.Enrealidadnolahabía.Sisuamigohabíacaído,lohabría
hecho como un héroe, pero la guerra continuaba. Él no hubiese querido ni unalágrima.Niunaflor.
Casilasdocedelmediodía.«Esdemasiadotarde»,sedijo.Peroaúnleconcedióeltiempoquetardauncigarroenextinguirse.
Derepente,deentrelasjaras,losbrezosylasretamasunafiguraseabriócamino.Laboinanegra,elchalecodelmismocoloryelpantalónmarróndepana:nohabíaduda,eranlasseñasdeidentidaddesucompañero.
—Creíamosqueyanohabríanadieesperándonos.—¡Joder!,Vitini,hastayopenséqueoshabíapasadoalgo.¿Dóndeestáelresto?—Ahíviene.—¿Qué ocurrió?—preguntó impaciente Cristino, ofreciéndole un cigarrillo. El
otroloaceptó,despuésdeencenderlosesentóenlahierbayledijo:—AlllegaraLimouxyenlazarconlaBrigadadeAude,nosinformandequela
Milicia fascista había detenido a una española fugada del campo de Argelès. AlparecerlateníanprisioneraenloscalabozosdelaGendarmeríaesperandoeltraslado
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hasta Lyon. Klaus Barbie quería interrogarla en persona. Por eso nos retrasamos.Tuvimosqueliberarlay…
—Eso no tiene sentido—interrumpió extrañado Cristino—. ¿Para qué querríainterrogarlaGestapoaunasimplefugada?
—Porqueteconocía.La mirada de Cristino se dirigió hacia el grueso de guerrilleros que ascendía
escoltandoaunamujer.Entrecerrólosojosparaenfocarlamejoryquedóparalizado.Sólopudoexclamar:
—¡Ana!
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LAESPERASEACORTA
NOVIEMBREHABÍALLEGADOavuestrasposicionesconlanoticiadequeMontgomeryhabíaresquebrajadolalíneadeataquedelAfrikaKorps,consiguiendolaaperturadedoscorredores.Siesoseconfirmaba,laretiradaoderrotadeRommelenElAlameineraunhecho.
Desconocías cómo luchaban las fuerzas nazis y fascistas en el desierto y hastadónde era verdadero elmitodelZorrodelDesierto.Pero la capacidadde combateadquiridaporlaFuerzaL,conseguidaenlosmesesprecedentes,oshacíasospechardevuestraimbatibilidad.Nosóloporelresultadodelosextenuantesentrenamientos,sinoporlarabiaenlasfilasespañolasalconocerqueelgeneralGastoneGambara,elaliadodeFrancoenlatomadeAlicante,seencontrabacodoacodoconlasfuerzasdelEjeenelnortedeÁfrica.
Las interminables horas enterrados en las hoyas esperando a los blindados sehabíanconvertidoenalgohabitualyyanosuponíanunatorturaparaningunodelossoldados,peroenlasúltimassemanassehabíaavanzadounpasomásenelabordajealoscarrosdecombate:salíaisde lasfosassaltandosobre losmonstruosmetálicoscomoalimañasy,taponandolospuntosdemira,arrojabaisbotellasdegasolinaenlastorretas o inutilizabais sus cadenas para inmovilizarlos. Al escaso centenar derepublicanos españoles se sumaba la instrucción especial queCampos añadía: «Aucouteau et à la grenade».Así denominaban los franceses aquella insólita forma deentrenamientodeladjudant-chef cuandoosveíanasaltar las trincherasconelpuñalenlabocaprecedidosdelestallidodegranadas.
Aquelnuevo tipode adiestramiento conel cuchillo te resultabadesconcertante,cuandounabalaaunkilómetropodíainutilizaralenemigo.Peroyanomaldecíaslosentrenamientosdeladjudant-chef,talvezestabaenlociertoyenelcuerpoacuerpoconlosnazislahojadeaceroosvendríamejorqueelplomoylapólvora.
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Cada día le dabasmás la razón a Fábregas sobre que si os fusionabais con lanaturaleza,coneldesierto,podríaisderrotaralasmáquinas.Yesquenosólohabíaisconseguidounacamaraderíayexultantedecisiónentretodosqueospermitíaadivinarvuestrosiguientemovimientocomosi fueraisunsolohombre, sinoque tambiénseuníalapotenciaqueoshabíatransmitidoeldesierto.
Habíais desterrado cualquier atisbo de odio hacia los grandes arenales y laañoranzaporlastierraspobladas.
Raramente aparecieron momentos de locura o de nostalgia entre los soldados.Grandes vasos de espeso y viscoso té sustituyeron al alcohol. Surgieron rasgosnuevosenvuestraspersonalidades,comosieldesiertooscomunicaraunaimpresiónde esplendorygrandiosidad, y el valor real de cadauno sólo radicaba envosotrosmismos,en lapropiavidayenelcumplimientodeldeber.Comenzasteisaamareldesiertoconunespírituoriginal,fuerteeindividualista.Laslargasjornadassobrelaarenaylaspiedrastranscurríansinserderrotadosporelcansancio.
—El adjudant-chef ha conseguido convertirnos en tuaregs —comentaste alsargentojefeunadeaquellasfríasnochesdeinviernoalrededordelafogata.
—Enguerrerosguanches.—Ustedsiemprecorrigiéndome.—Noeseso,Bête,esqueCamposnopuede transmitirnos loquedesconoce:el
espíritu imohag. Pero sí la sangre de losmenceyes guanches que circula por susvenas.
—¿Menceyes?—Caudillos —respondió, y, ajustando las cuerdas de la guitarra, añadió—:
Recuerda que Campos es canario y, sin que se lo proponga, sabe trasladarnos lacapacidadguancheparadesterrarelmiedo…
Elmiedo:elúnicoenemigoverdaderoquepodíallevarosaladesesperaciónoalalocura y de ahí a la estupidez y a la muerte. Siempre recordaste aquellas charlasalrededordelafogata,enlasquelodivinoylohumanocirculabanporvuestrasbocasymentes,envueltasenlascancionesdeFábregas,quealineabanvuestroespírituyoshacían olvidar aquel horno desolador en el que hervía la sangre y cuyo frío os lahelabapor la noche.Sinquererlo, os convertisteis enhijosdel viento, enpartedelpaisaje, como las piedras o las palmeras, y aprendisteis a vivir en los grandesespaciossinlímitesenlosquenoexistenloshéroesdecarne,perosíloshombresquesemuevencomofantasmaseimitanaldemonioSaitan,quetantoamedrentabaalosbereberesalsaltarsobreelenemigo.
Enocasionessalíasalatierravacíaacazar.«Lasupervivenciaeneldesiertocasisiempredependedenuestrapuntería»,dijoenciertaocasiónelsargentojefe.Pudistecomprobarlo:unoscartuchosenelbolsilloyunrifledeprecisiónalarganlavidadeunserhumanoperdidoenloserg.
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Losdíasposterioresconfirmaron laderrotadelAfrikaKorpsporpartedelVIIIEjército británico y sus aliados. Se decía que Rommel se replegaba hacia Túnezincendiando depósitos de gasolina que le habían suministrado desde Berlíndemasiado tarde, para que los Aliados no los aprovecharan. La loca retirada nopararía hasta las posiciones del país vecino, donde los aprovisionamientos desdeItaliapodíandesembarcarconmayorfacilidad.
Así, llegóelochodenoviembre con su albapastosa.Recordarásque apenas eltoquedecornetaossacódelcamastro,mirasteelcieloycontastelasestrellas;eralamejorformadededucirquélapsoquedabaantesdequeelsolinvadieralassombras.«Unanochesinluna»,pensaste.Hastaelululardelvientoaminoróantelosmilesdegranos en suspensión. Pero aquel amanecer os traía buenas noticias. Incluso loscamaleonesocultostraslaspiedrasoyeronesaspalabras:
—LosnorteamericanoshandesembarcadoenMarruecosyenArgelia.La entrada en combate contra los nazis, el avance hacia el norte de África, el
posible asalto a Europa, la llegada a Estrasburgo… y también Törni. Todo seacercaba.
SóloosquedabaLeclerc.
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LAOPERACIÓNTORCH
AQUELNOVIEMBREDE1942,lalunanuevahizosuapariciónenlareciéninauguradanochedelocho:elmomentoidealparaeldesembarcoangloamericanoenelnortedeÁfrica.TodohabíasidocalculadoalmilímetroporelgeneralEisenhowerenlabasedeGibraltar:eldesembarcodelosseiscientosbuquesdeguerra,quecontabanconlacomplicidaddealtosmandosdelrégimendeVichyenArgeliaysedesplegaríanentrespuntos.Si todo iba según loprevisto, los soldados franceses se sumaríana losAliadosparaemprenderlarutacontraRommelylositalianosformandounapinzaenTúnez. Pero si algo salíamal, la Francia de Pétain podría abandonar su estatus deindependenciaysumarsealasfuerzasdelEje.
ElgeneralPattonentróenlasaguasdeMarruecosalalbadelochodenoviembrecon su crucero pesadoUSSAugustal. La Fuerza delOeste a sumando tomó Safí,Casablanca y Puerto Lyautey. El excéntrico general del revólver de las cachas denácar —madreperla, como solía precisar él— no encontró oposición. Hasta lapoblacióncivilsalióalascallesdeCasablancaparavitorearle.
UnminutomástardequePatton,elvicealmiranteBurroughdividiólaFuerzadelEsteendosincursionesporlosflancosdeArgelpararodearlaciudadysóloenesemomentolaasaltódefrenteporelpuerto.LaResistenciaargelinaseunióytomaronporlasarmaslosprincipalesedificiosdelpoderpolíticoymilitar,utilizandolanocheparaneutralizarlaartilleríacosterayarrestaraloslíderesvichystasqueseresistieron.Pero no encontraron al general Henri Giraud dirigiendo la revuelta para ocupar elpoder en Argelia, cuando les había asegurado que acudiría en un submarinonorteamericano.
LoscomunicadosderadioalpuestodemandoenGibraltarhacíanpresagiarquetodalaOperaciónTorchsedesarrollabasinincidentesycomosehabíapactadoentreelServiciodeInteligenciainglés,laResistenciaargelinayaltosmandosopositoresal
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régimendeVichy.PeroquedabaOrán.ElgeneralbritánicoTroubridge,almandodelaFuerzaCentro,aúnnohabíaemitidocomunicadosobreelasaltoalaciudad.
ALAMANECERDEAQUELESPERADOochodenoviembre,lasmaniobrasdeldesembarcoenOráneranobservadasconprismáticosdesdelacumbredelmonteSantaCruzporel tenienteAmadoGranell.Llevabaallí toda lanoche,cubiertoconunachilabasinquenadielemolestase.Perolosprimerosrayosdesoltrajerondecenasdeancianosymujeresqueseatropellabanhastalacapilladelmontículo,elevadasobreelacantiladocomounabellacautivaencerradaensutorrealaesperadesupríncipe.
Por lasplayasdelgolfoArzew,el tenienteadivinóeldesembarcode las tropas,casi cuarenta kilómetros al este de la ciudad. Al oeste, media horamás tarde, lasplayasdeLesAndalousesyMarsaBonZedjhandejabanverlosbuquesdeguerra,losacorazadosyalossoldadostomandosusarenas.
—Todovasegúnloprevisto—dijoGranellsinapartarlosojosdelosbinoculares.—¿Quieresmásté?—preguntóMarta,tumadre,sentadaasulado.—¿Todavíaqueda?—Sí, preparé bastante.No sé por qué tuve la impresión de que la espera sería
larga.—Graciasporacompañarme,Marta.—Nodebesdármelas.Yo soy la que te está agradecida.Además, estabas en lo
cierto:alsubirlosdosalcerronohemoslevantadosospechas.Granell se impacientó; las tropas que habían desembarcado eran insuficientes
para ocupar Orán. Debía de haber más en algún lugar, pero no se veía ningúnmovimiento.EncendióunGitanes sinprestar atención a la tazade téqueMarta leextendía.
—¿Ocurrealgo?—preguntóellaextrañada.—Nolosé,deberíansaltarparacaidistasporelsurynoseveniuntristeavión.—Allíhanlanzadounabengala—advirtióMarta.Eltenientedirigiósusprismáticosallugarseñaladoyexclamó:—¡Oh,no!¡Quédesastre!Más bengalas iluminaron el acceso a la dársena del puerto, potentes focos
barrieron las aguas de su frente. Un batallón norteamericano había quedado aldescubiertoytrecebateríasatacarondesdelacosta.Lossoldadoscayeronsindispararun solo tiro. Tres destructores y dos submarinos franceses se dirigieron veloces alencuentro de los buques británicos y norteamericanos. Abrieron fuego. Eldesembarcohabíadeserabortado.
—¡Maldita sea!—exclamó Granell, impotente—. Alguien no entendió nuestrocomunicado.
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Se distinguía fuego en la cubierta de las embarcaciones aliadas. Los cuatrodestructores habían recibido cargas, si no emprendían la huida pronto naufragaríancontodoslossoldadosensuinterior.
—Mira,Amado.Enelcielo.Granell dirigió los prismáticos hacia el sur: eran los paracaidistas del coronel
Waters.—Algolosharetrasado.Novanallegaratiempo.Novanallegar.Eltenientesepusoenpie,girandodeprisasucabezaaunoyotrolado,desdeel
puerto a la zonade aterrizaje de losparacaidistas.Undestructor aliado comenzó ahundirse;lasbarcasdesalvamentoscubríanlasaguas,peroeranametralladasdesdelasbateríasdecosta.
—Marta,veteacasa.HedeirenbuscadelcoronelWaterseindicarlelarutamásrápidahaciaelinteriordeOrán.DebentomarelcuartelgeneraldeBoissauparaqueceseestacarnicería.
—Tencuidado.Marta quedó en el alto del SantaCruz contemplando la carrera del teniente en
dirección a los paracaidistas ingleses. Una vez más, se le llenaron los ojos delágrimas.Alemprendereldescensohaciasucasa,murmuró:
—Parecequeestamosmalditos.Nadanossalebien.
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CORPFRANCD’AFRIQUE
ARGEL,12DENOVIEMBREDE1942.LasfuerzasvichystashabíancapituladoenOrán.ElalmiranteDarlan,hombredePétainenÁfricaydictadordeArgelia,fuecapturadoporlaResistenciayencerradoenArgel.
ElgeneralEisenhowerabandonósupuestodemandoenGibraltarysedirigióalacapital argelina para cumplir con el urgentemandato del presidente de losEstadosUnidos.
La mañana del día 13, Eisenhower se encontraba en el pasillo de acceso alenormedespachodeldepuestomandatariodeArgelia.Juntoaél,suamigoelgeneralGeorgeSmithPattonfumabaunhabanocuyoapestosoolorse leantojóocasionadopor la escasacalidaddel tabaco.«ConociendoaGeorge, se lo robaríaaunmoro»,pensó.
—Ike,¿conquiéntieneslareunión?—preguntóPatton,dandounacaladaalpuro.—Condosgeneralesfranceses:CharlesDeGaulleyHenriGiraud…Aloír el nombre de ese nuevogeneral, Patton recordó las notas de prensa que
anunciaronsuevasióndeunaprisiónnazi.AquelloleaportabacredibilidadantelosAliados,perosuanteriorcolaboraciónconPétainlerestabaprestigioantelaFranciaLibre.
—Tengo órdenes de Roosevelt de ponerlos de acuerdo para que dirijanpolíticamenteArgeliayMarruecos—prosiguióEisenhower,apartandoelhumoconunamano.
—¿CuáldeelloseslaapuestadelPresidente?Eisenhowerseacercóylesusurróaloído:—Giraud.—Nomejodas—dijo,mordiendoelpuro—.Siesetipotienelasensibilidadde
una señorita. El memo, enfadado, se quedó dentro del submarino porque el Alto
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MandotehabíadadoatiladireccióndelaOperaciónTorch.HastalaResistenciasecansódeesperarleenArgelyasaltóelcuarteldeDaríansinsudireccióncuandosehabíacomprometidoaponersealfrente.Parecequetrabajaparaelenemigo.
—Ya lo sé. Pero a Roosevelt no le gusta De Gaulle, lo ve muy cercano aChurchill,yparanuestrosinteresesenÁfricaresultamejorGiraud.Esmásdócil.
—Putapolítica—exclamóPattonantesdedarotracalada—.Amímedascarrosy cienmil soldados ymepaseoporEuropa sin queme importe lo que digan esospoliticastrosdemierda.
—Noestanfácil.Hayqueevaluarotrosaspectos…—Bobadas.EstaguerralaganaremoslosdeCaballeríaynoenlosdespachos,y
túlosabes.—Talvez,perolasórdenesdelPresidentesecumplensinrechistar.Nosevana
cambiarporloquetúopines.Patton pensó que era mejor torcer el rumbo de la conversación: su amigo Ike
habíahechovalerelpoderdesuscincoestrellas.—¿TehancontadolodelcoronelWatersalpisarelsuelodeOrán?Eisenhowernegócon lacabezayconsultóel reloj.Aúnquedabandiezminutos
paralapresenciadelosfranceses;podíamalgastarlosenlasperoratasdeaquelbruto.—¿Quéleocurrió?—Verás.Estabareagrupandosuregimientodeparacaidistas,cuandollegauntipo
corriendoy sedirige él.Los soldadosdeWaters le apuntan con sus armas, yaqueignoranquiénes.Elreciénllegadosequitalachilabaparamostrarquenovaarmado.Elcapulloeraoccidental.—Daotracaladayañade—:Erablanco,Ike.SeacercaalcoronelyleinformaenunfrancésextrañodeloqueestáocurriendoenOrán.Ledicequelesiga,queélconoceunarutaseguraparallegaralcuarteldemandodeBoissau.EseldíadehoyqueWatersnosabeniporquélecreyó.Elcasoesquelesiguenylesllevaporcallejuelashastalamismísimapuertadelcuartelgeneral.ArrestanaBoissauyasuEstadoMayorsinderramarunagotadesangre.Oranyaeranuestra.Waterssedirigealdesconocidoparaagradecérselo,yeste ledice:«Nomedé lasgracias,micoronel.Simplementecumploconmideber.SoyAmadoGranell,mayordebrigadamotorizadadelEjércitodelaIIRepúblicaespañola».
Eisenhowerconsultódenuevoelrelojyahogóamediasunbostezo,peroPatton,entusiasmado,continuó:
—¿Loves?UnrepublicanoydeCaballería,comoyo.Somoslosmejores.—Noseconfunda,general—leinterrumpióunavozasuespalda.Patton giró el rostro y contempló aDeGaulle acompañado de otro general de
mostachoenroscadoensuspuntas.Anteelgestodedesconciertodelnorteamericano,elfrancésañadió:
—SerrepublicanoenEspañanosignificalomismoqueenEstadosUnidos.
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Eisenhower conocía muy bien a Patton, por lo que, antes de que iniciase unenfrentamientoverbal,seadelantó:
—Bienvenidos,señores.—Lestendiólamanoylesindicó—:Pasenalasala.—Cuando los franceses se adentraron, se dirigió a su amigo—: No tardaré mucho.Espérameynosvamosainspeccionarnuestrasunidades.
GeorgePattonasintióantesdedarotracaladayEisenhowersiguióalosgeneralesfranceses hasta la enorme sala de reuniones. Veinte sillones rodeaban una mesaovalada:lostresqueocuparondistabancincopuestosentresí.
Mediahoradespués,elenfrentamientoentreDeGaulleyHenriGirauderamásqueevidente:
—Cuandoyoerageneraldeejércitos—argumentabaGiraud—,éleraunsimplegeneraldebrigada.Nopiensonegociarconél.
Eisenhowertragósalivayconsosiegoexpresó:—Creo, general Giraud, que los acontecimientos actuales deben enseñarnos a
dejaratráselpasadoycentrarnosenvenceraHitler.—Estoydeacuerdo—asintióDeGaulle—.¿Cuáleslaposicióndelgobiernode
losEstadosUnidos?—ElpresidenteRooseveltmehaencomendadoqueusted…—dijo,ymiróhacia
DeGaulleparaproseguir—:SigacapitaneandolasfuerzasdelaFranciaLibreyqueGiraudasumaelmandodeArgeliayMarruecos.
—NocreoqueChurchill loveaconbuenosojos—añadióDeGaulle,haciendovalerasualiado.
—Es una situación provisional hasta que Roosevelt y Churchill se reúnan conustedesenCasablancadentrodeunassemanas.
Ladiscusiónseprolongóunahoramás.Patton,enelpasillo,escuchómásdeungolpe sobre lamesa.Peroal final losdosmandos francesesaceptaron lapropuestanorteamericana,queseríarevisadaenlapróximareunión.
Casialapuerta,antesdedespedirse,DeGaullesevolvióhaciaGiraud:—El ejército francés enArgelia yMarruecos se ha caracterizado por ser fiel a
Pétain,comousted.Inclusohancolaboradoconlosnazis.¿CómopiensamotivarlosparaqueluchencontraRommel?—preguntóentonoirónico.
—Crearéunnuevoejército:«ElCuerpoFrancodeÁfrica».—¿Conquéoficialesysuboficiales?—inquirióDeGaulleconunasonrisa.—Siesnecesario,losenrolarédelexilioespañol—cortóairadoelinterrogatorio
yGiraudabandonólaestancia.Patton,conunpuroaestrenar,yEisenhower,apoyadoenlaparedconlosbrazos
cruzados,contemplaronlaestampidadelosdosfranceses.—¿Quéhapasado,Ike?—Seodian.Peroporlomenosheconseguidounatreguahastaquesereúnancon
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ChurchillyRoosevelt.Pattonencendióelhabanoysentenció:—DeGaullesevaamerendarvivoaGiraud.—¿Porquédiceseso?—DeGaulletieneaLeclercconsusnegrosdelTchadyaKoenigconlosrojosde
laLegiónExtranjera.Luegoestáese,elmasónqueleorganizaeljuegoenelinteriordeFrancia.
—JeanMoulin.—Comosellame,medaigual.¿Noloves?Sonunequipoquevive,come,pelea
ycagaunido.¿QuéesGiraud?—preguntó,ysinesperarlarespuesta,agregó—:Unaindividualidad aislada, pura mierda. —Nos tiene a nosotros. Al gobierno de losEstadosUnidos.
—Ja, ja. A esome refiero.—Mordió el puro y sentenció—:Nuestra fidelidadhaciaélyciencentavos,igualaundólar.
CASIUNCENTENARDEOFICIALESysuboficialesdelejércitodelaIIRepúblicaespañolacharlaban en una sala. Entre ellos habíamedia docena de griegos y polacos y dosoficialesalemanesquehabíandesertadodelasfilasdelaWehrmachtencuantoHitlerdeclarólaguerraalmundo.Loshabíanreunido,supuestamente,paraexplicarleslastareasensuvoluntariaincorporaciónalreciéncreadoCuerpoFrancodeÁfrica.
Alejado de todos, en la puerta, el comandante Joseph Puzt fumaba contranquilidadunGauloises,esperandolallegadadeloficialnorteamericanoquelesibaadirigirunaspalabras.UntalcomandanteLyttonGarcía,lehabíandicho.Alparecer,habíasidoelegidoporqueaúnconservabanosólolasangremexicana,sinotambiénlalenguadesusancestros;susdestinosenQuebeclehabíanproporcionado,además,unfrancésfluido.
Puzt consultó el reloj: las ochomenos unminuto. Si era cierta la puntualidadmilitarde laquehacíanalardelosyanquis,elcomandanteharíasuapariciónporellargopasillodeunmomentoaotro.Noseequivocó.Allíestaba,portandounmaletín.Era grueso y alto, pero sus ojos quedaban a la altura de la nuez del comandantefrancés.
—¿ComandanteLytton?—Sí—contestóelnorteamericano,llevandolapuntadesusdedosalagorra—.
SupongoqueustedeselcomandanteJosephPuzt.—Asíes.Elyanquilanzóunamiradaalinteriordelasalayañadió:—Veoquetengobastantesalumnos.—¿Alumnos?—preguntóextrañadoPuzt.
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—Vamosallá—dijoelotro,yentró.—Señores—gritó el Joseph Puzt—, ante ustedes el comandanteLyttonGarcía
delejércitonorteamericano.Se hizo el silencio. Cada uno se dirigió a su silla por orden jerárquico y
permaneciódepiejuntoaella.Enprimerafila,elcapitánBuiza,acompañadoporlostenientes Granell y Bamba y los souslieutenats Elías yMontoya. Detrás de ellos,variasdecenasdesargentosjefes,sargentosycabos.
Elcomandante,porunpasillocentral,seencaminóhaciaunatarima.Sobreella,unamesayunaenormepizarra.JosephPuztpermanecióalfondo,apartadodelresto,alladodelapuerta.
Lyttonseubicódetrásdelamesa,apoyandosuequipajesobreella.—Siéntense—ordenó.Losmilitares fueron ocupando sus asientos. El comandante abrió sumaletín y
extrajounaespeciedemicroscopio.«Esungoniómetrodemortero ligero»,susurróunsargentoaotro.Antelaexpectacióngeneral,eloficialyanquirompióelmutismo:
—Señores,comosaben,vana formarpartede loscuadrosdemandodel reciéncreadoCuerpoFrancodeÁfrica—dijo,descendiódelatarimaconelgoniómetroenlamanoycomenzóacaminarporelpasillo—.Soyeloficialenjefeencargadodesuformación.Nodisponemosdemuchotiempo,porloqueesperosumáximaatenciónamisclases…
«¿Clases?». «¿Formación?». Entre losmandos españoles, las palabras parecíanescritasencadamirada.Sesuponíaqueseencontrabanallípararecibirórdenesylaasignacióndeunidadesmilitares.Todoellomuyalejadodeunasupuestaformación.
—Estaprimeraclaseversarásobreelgoniómetro.Setratadeunaparatoque…Lasexpresionesdedesconciertodieronpasoalassonrisasyalencogimientode
hombros.Algunossereclinaronensusillayestiraronlaspiernasalfrente.Otrossecruzaron de brazos. Lamayoría intentó, a duras penas, que no se le escapase unacarcajada. Sólo el capitán Buiza sacó una pluma y comenzó a escribir unasanotacionesrápidasensucuaderno.
Alcabodediezminutosdeexplicaciones sobreel funcionamientoy lautilidadmilitardelmedidordeángulos,elcomandantesepercatódeque,salvoelcapitán,elrestoestabadistraídoocerrabalosojosintentandoecharunacabezada.
—Señores—gritó—, esto es impropio de futuros oficiales del ejército aliado.Deberíanimitarasucapitán,quevaloralainformaciónqueestárecibiendo…
Al oír su nombre, Buiza alzó su mirada de los papeles y la dirigió hacia suscompañeros.Seencogiódehombros,antelasonrisadelresto.
—Aver,capitán.Leaasushombreslasnotasquehatomado.MiguelBuizasepusoenpieconelcuadernoenlamano,peronohabló.—Comiencealeer—leurgióLytton.
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Elcapitáncarraspeóy,abriendoelcuaderno,leyó:—«Amiqueridaesposa:esperoqueteencuentresbienalrecibiresta…».Lascarcajadasresonaronenlasala.—Estoesinaudito—gritóencolerizadoLytton—.Tendréquedarpartea…—Comandante, por favor—exclamó desde el fondo de la sala Joseph Puzt—.
¿Podemoshablarunmomento?—Y,trasacercarsealapuertadelaula,laabrió.Lytton García atravesó la salida a grandes zancadas, acompañado de su
homónimo.Enelpasillo,aúnconlapuertacerrada,seoíanlasrisasdelinterior.—Usted lo ha visto. Esto es una falta de respeto absoluto hacia un superior
jerárquicoy…—Tranquilícese,Lytton.Creoqueaquíhahabidounaequivocación…—¿Equivocación?¿Aquéserefiere?—Esossoldadosdeahídentrononecesitanqueseleexpliqueelfuncionamiento
de ningún goniómetro, ellos ya lo conocen de sobra.Lo que quieren son unidadesmilitaresparaentrenarlasylanzarlascontraelAfrikaKorps.
—Peroanteshandeestarformados…—Loestándesobra.TodossomosveteranosdelaGuerraCivilespañola.Unos,
comomilitares profesionales; otros, comomilicianos; y algunos, como brigadistasinternacionales.
—Nolosabía—respondiódesconcertadoLytton.—Mire,elcapitánBuizafuealmirantedelaArmadaespañola…—¿Almirante?—Y se sonrojó. Luego bajó el goniómetro y lo escondió a su
espalda.—EltenienteGranell,mayordeunabrigadamotorizada.EltenienteBamba…—Nosiga,Puzt—cortóelnorteamericano—.Comprendoquehemetidolapata
porfaltadeinformación,peroestosearreglaahoramismo.Abriólapuerta.Losrostrosdelosmandosmilitaressevolvieronhaciaél.—Señores—les dijo—,mañana se les asignarán sus unidades y destinos para
enfrentarse al Afrika Korps. Ahorame van a permitir que les invite a todos a unexcelentegüisquiquetengoenmitaquilla.
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CONTRAROMMEL
SONÓELTOQUEDEDIANAespañolizadodeTugutaytodoslossoldadossaltarondesuscamastros,menostú.Enrealidadnohabíasdormidoentodalanoche;unosextrañosruidos te habían desvelado. Las colillas llenaban la lata de conservas, pues loscigarros habían acompañado constantemente tu vigilia.Habías escuchado al vientosilbarentre las torresdevigilanciay las tiendasfabricadasconpieldecamello; losbereberes que las habían levantado, sentados ahora entorno a un pozo, parecíanconformar una estampa bíblica.Era como si el ulular del viento te susurrase en eloído la únicamisiónde tu vida.Por esono apartaste, en cadaminutonocturno, lavistadelafichadeTörni.
Miraste el calendario: 16dediciembrede1942.Nodabas crédito a tu cálculo:desde el asesinato de Lucía y tu ingreso en las filas de la Francia Libre habíantranscurridoveintemeses.Ochode ellos sinLeclerc.Yhabías entrado en combatenadamás que en dos ocasiones, en la toma de Koufra y en el asalto al fuerte AlQatrum.El restosehabía limitadoa instrucciónymás instrucciónbajo lasórdenesgenéricasdelcoronelIngoldylasparticularesdeCampos.
En ese lapso no sólo había cambiado el escenario geoestratégico del norte deÁfrica, sino tambiénvuestro temperamento.Dedominar todo elMagreb, elAfrikaKorpssehallabareducidoasustrincherasenTúnezrecibiendosincesarrefuerzosvíaItalia.Elataquecontralosnazisseejecutabadeformacontundente;noselespodíapermitir que reforzasen sus líneas y contraatacaran. Los ingleses por el este y losnorteamericanos por el oeste formaban una pinza indestructible. Quedaba darle lapuntillaporelsur.
Sieseeraelnuevoteatrodelaguerra,vosotrostambiénoshabíaistransformado.En laFuerzaLnohabíacategoríassocialesniambicionespersonalesniosmedíaisporeldinero.Eraisuncontingentemilitarmultirracialenelqueseosevaluabapor
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vuestra contribución al conjunto. Habíais adquirido los elementos básicos para lasupervivenciaenaquellamanchablancaenlosmapas:latensacalma,lasangrefría,el dominio interior y la insensibilidad al calor. Vuestro aspecto exterior tambiénreflejaba vuestra adaptación al lugar: piel apergaminada, dientes blancos, rostrossecos,músculosyvenasprominentes.Siaelloleuníamosvuestraspobladasbarbasbajo cabezas rapadas —algunas con costras— en realidad os asemejabais más acadáveresqueaseresvivos.
Formabais,antesdedirigirosalosbarraconesenlosqueseosserviríalalechedecabraocamellaconunmendrugodepan,tostadoenunhuecodelaarenarodeadadebrasas,ytéviscosoenabundancia.Aveceshabíaunpocoderonparaloseuropeos,pero jamás vino. Entonces comprendiste la causa de aquel ruido que te habíaimpedidoconciliarelsueño:nuevossoldadosllegadosdeCamerúntraíancañonesdel75,conunafuertedotacióndemorteros.
Al finalizar el desayuno, no os dejaron dirigiros como siempre a vuestroscobertizosarecogerlosriflesycorreajesparalainstruccióndiaria.Debíaisformardenuevo.
—Misargento,¿quéocurre?—Tranquilo, Bête. Me parece que los dioses del desierto han escuchado tus
súplicas.En ese instante no advertiste a qué se refería Fábregas, pero al cabo de unos
minutostodosereveló:Leclerchabíaregresado.—SoldadosdelaFranciaLibre…—exclamó,subidoenunatarima,ycomenzóa
explicaroslasituacióndelaguerraenelnortedeÁfrica.Seguíallevandoeluniformede las fuerzas coloniales, aquellas deshilachadas ropas con las que había partidonuevemesesatrás.
Despuésdeunrato,ostrasladólaordendelaltomandoaliado:—…avanzara todaprisahaciaTúnez.LaFuerzaLes laelegidaparacortarel
pasoalAfrikaKorpsporelsur.—Seescucharonmurmullosentrelatropa,y,comosiadivinaseelmotivodevuestrainquietud,LeclercosleyóeltelegramaqueDeGaullele había enviado el 3 de diciembre—: «Respondo al gobierno británico que suoperaciónseráejecutadabajomandoexclusivamentefrancés,partiendodeterritoriofrancésyconfuerzasfrancesas».
Ahí fue cuando comprendiste la razón del carismadePhilippeLeclerc entre latropa:alossoldadososgustaveravuestrosgeneralesenelfrente.
Aquel mismo día, el general dividió la Fuerza L en seis unidades tácticasmotorizadasqueseríanlapuntadelanzadelaexpedición.Elgrueso,elRegimientodeTiradoresSenegalesesdelTchad,seprepararíayavanzaríadetrásconsolidandolasposiciones conquistadas por cada una de los grupos tácticos. A ti se te ordenódesmantelar laescuadrade tiradoresdeéliteyasignarunoporunidad.Obedeciste,
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pero te aseguraste de quedar con la que iba a acoger al resto de republicanosespañoles.
Alaprimeraunidad,almandodel tenientecoronelDio,aquelbruscobretóndeVannesquenilametrallahabíaderrotadoenKoufra,Leclerclaequipóconcincuentaycincovehículos,cañonesde113,ametralladorasantiaéreasyundestino:ElVigh-el-Kebir.
LasegundaestabacompuestaporelGrupoNómadadeTibestialasórdenesdelcapitánSarrazac,aquienseleencomendóreconquistarAlQatrumyTedjeré.
AlGrupoGeoffroy, bajo la responsabilidad del teniente coronelDelange, se leconfió la tareamás difícil: el asalto aOum-el-Araneb, la fortaleza de los temiblesaskaris.Talvezalguiensospechóqueaquellosmercenarios libiosa lasórdenesdelfascismoseríanvuestromejorbautismodefuego,porqueseosincluyóenestaterceraunidad.
LossoldadosdeDiopartieronaprimerahoradelanochehacialafortificacióndeEl Vigh-el-Kebir. Os dijeron que por el camino se les habían unido una patrullabritánicaytresavionesLyssander,ineficacesfrenteaunposibleataquedecualquierescuadrilla de Stuka, pero tranquilizadoras para los soldados. Al parecer, el fuerteapenasofrecióresistenciaantelosprimerosobusesdelos115.Labanderablancaseizó a las pocas horas del cerco. Sabían que no podían resistir sin apoyo aéreo yprefirieron la rendición. No hubo prisioneros; simplemente los desarmaron y losdejaron a su suerte en el desierto. La orden era continuar el avance sin cargashumanas.
Vuestro objetivo era Oum-el-Araneb. Sabíais que no iba a resultaros tan fácilconseguirsucapitulacióncomoenEl-Vigh-el-Kebir.Uncampodeminasloprotegía,ademásdeladefensadelosferocesaskarisquesemovíanensuhábitat:eldesierto.Perono les temíais;sabíasqueespropiedaddeldesierto todo loqueélquiere,ysiamabayeraamadoporlosaskaris,vosotrostambiéneraishijosdelviento.
—«Un viento sur que lleva… —recitaba Fábregas, recordándoos a Lorea—colmillos,girasoles,alfabetos…yunapiladeVoltaconavispasahogadas».
Lamarcha sehacíadenocheya temperaturaglacialparaevitar la localizaciónenemiga.Avanzabaissincesarporloscorredoresdelasdunas,losfedjs,yascendíaislosoghourds,aquellosmacizospoderososypicudos,conlaintencióndesorprenderalositalianos.
Sidedíasedetectabaelvuelodealgúnaviónitaliano,abandonabaiselejedelaspistas y os camuflabais entre las dunas, inmóviles. Dos veces ametrallaron ybombardearonvuestroconvoy,perolasantiaéreascolocadasencimadeloscamionesprovocaronsuretirada.
Os aseguraron que los ingleses habían relegado la brújula imantada comoelemento guía, pues la gran cantidad de minerales en aquel terreno la volvía
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prácticamenteinútil,ylahabíansustituidoporelcompássolar.Peroparavosotros,almoverosdenoche,eraaúnmásineficaz.Sólolasestrellasyladireccióndelvientoosservíanenaquellagranmanchadetintanegra.
CelebrasteislaNavidadyelAñoNuevode1943avanzandohacialafortificación.Elamanecerdeldía2deenerollegóprecedidoporelvientoysuulularseconvirtióenunmantoácidounahoraantesdequeelprimerrayodeluzhicierasuapariciónmásalládelpalmeralquerodeabalasmurallasdeOum-el-Araneb.
Cuando estaban a punto de dar la orden de ir tomando posiciones, miraste elfirmamentoparacontarlasestrellasqueosquedabanhastaqueelsolloborraratodo.Elcielosiempretetrasmitiópaz,talcomovuestrashoguerasnocturnasteaclarabanlosrecuerdos.
—Quenadiesemetaenelpalmeralhastaquesearastreado.La orden corrió entre susurros. Los askaris podían estar camuflados entre las
palmeras, por lo que fuisteis rodeando la fortificación. De repente el camión decabezafueametralladoysobreélexplotóunagranada.Desconcierto:nadiesabíadedóndeproveníaelfuego.
—Allí—gritóeladjudant-chef,señalandoelsuelo.Aquello resultaba increíble.Lasposicionesde loscentinelasaskaris no estaban
ubicadasentorretasdevigilancia:sehabíanenterrado,comovosotroslohacíaisparacolocarlascargasenlosblindados,ysaltaronencuantoosaproximasteis.
Toda la potencia de fuego de la unidad se dirigió hacia el lugar indicado porCampos. Seis centinelas fueron abatidos; por vuestra parte, cinco soldados habíanrecibidolametralla,y,deellos,tresresultaronmuertos.Perolopeorfuequeelfactorsorpresahabía sido eliminadoyuna escuadrilla de aviones italianos apareció en elhorizonte.
—¡Alpalmeral!La orden deDelange se cumplió sin dilación. Los aviones os sobrevolaron sin
localizaros, pero os dejaron una extraña sensación: como si no fuerais vosotros elobjetivo,comosienrealidadhubiesenpasadorumboaotrodestino.Vuestrasospechaseconfirmócuandonoregresaron.
Mediante gestos, los jefes de pelotón ordenaron que cada escuadra revisasecúpula a cúpula cada palmera, así como la cara oculta de sus troncos. Ibas aemprenderlarevisióndelasasignadasatuequipo,cuandoCampostellamó:
—Bête,ustedvengaconmigo.Te llevóhastael lindeconel arenal.Se tumbó,enfocandohaciael frentede la
fortificación unos prismáticos de seis aumentos. Hizo un ademán para que tetumbasesasuladoydirigieseselMosinenlamismadirección.
—Laspiedras,cabo.Noentendistequéquisoseñalarconesaspalabras,peroaúnasíapuntastelaboca
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del fusil hacia una roca del tamaño de una cabeza que parecía plantada de formaartificialenmediodelaarena.Habíaotraaunosdiezmetros.Yotra…«Demasiadoregulares»,tedijiste.Nadamássalirelsol,enunosminutos,todasdaríansombraa…Habías comprendido. Cada piedra protegía la cabeza de un centinela enterrado eimpedíaquelaluzdelalbaacuchillasesusretinas,loúnicoquequedaríasintapar.
Sospechabas—ya que se habían camuflado tan bien que se podíamear a tresmetrosdeellossinpercatarsedesupresencia—queelcuerpodelosaskarisestaríadirigido hacia el norte, desde el que eran esperables los ataques.Apuntaste a unosquincecentímetrosdelaprimerapiedraendireccióncontrariaalafachadadelfuerte.Sinoteequivocabas,labalairíadirectaalpecho.
—Procurenofallar—recomendóCampos.Seis piedras. La primera, a doscientos metros; la última, a cuatrocientos.
«¡Maldita sea!», te exasperaste: los disparos de vuestra gente a la cúpula de laspalmerasimpedíanqueteconcentrases.Derepenteeltronardelaspiezaspropiasyelreventardelosproyectilescontrarioscasiteensordeció.Noseríascapazdecentrarteenelobjetivo.
—Recuerdeloqueleheenseñadoestosmesesyabstráigasedelmundo.LaspalabrasdeCampostefusionarondenuevoconlatierravacía.Elvigordel
desierto llegó a ti y comenzaste a moverte como un camaleón buscando el mejorlugardesdeelqueefectuarlosdisparos.Yanoescuchabaselestruendodelosobuses,sólotuslatidos.Fijasteelpuntodeimpacto.
Expulsasteelaire.Tuslatidos.Todoregresó.Toc,disparo,toc,disparo,toc…—Perfecto,cabo.Sólocuandooísteesaspalabrasvolvisteamiraracadaunodelosseispuntosa
losquehabíasdisparado.Encincocomenzóamanarsangre.Desdeelsextoagujeroseirguióunsoldadoquesangrabaalaalturadeunacostilla.Labalahabíaacertadoen su pecho, pero no eramortal. Se arrastraba apretándose la herida con lamano.Camposimpidióquesiguiesesufriendoconunaráfagadeametralladora.
—Quédeseaquíybusquemáspiedras,cabo.Las piezas de vuestra artillería machacaban el interior del fuerte, desde donde
respondían con fuego de mortero. Apenas lograban acertar un disparo, pues laspalmerasformabanunabarrerainfranqueablealosojoshumanos.
Elsitioseprolongó.Lalunayelsolsesucedieronvariasvecessinqueamainasenlosataques.Lomáspeligroeranlasnoches;habíaqueincrementarlavigilancia,porlas salidas inopinadas de escuadras o parejas de askaris que efectuaban eficacesgolpesdemanoenvuestraposición.
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Sorprendentemente,alcuartodíadeasedio,labanderablancaseizóenOum-el-Araneb.«¿Quéhabrápasado?», tepreguntaste.Estabasconvencidodequeelcercohabríafracasadosilaaviaciónhubiesellegadoensuapoyo.
El capitán Lamberto Gerani entregó la posición, y con ella dos centenares deprisioneros,cañonesdel77,morterospesadosdel81yligerosde45,unadocenadeametralladoras,municionesyvíveresparavariosmeses.
—Sicadafuertequeconquistemosseencuentratanbienequipado,llegaremosaTúnezmejorarmadosyalimentadosquecuandosalimosytodograciasalosfascistas—bromeóFábregasconsuGitanesenlabocaysusubfusilenbandolera.
Unaseccióndeaskarisemprendiólahuidapor laparte traseradelfuerte.Seosordenónodispararcontraellos.
AldíasiguienteosenterasteisdelarazónporlaqueGeranisehabíarendido.Alparecer,seencontróundocumentoemitidoporelaltomandoalemánelmesanterior.Enélseasegurabaqueunataquefrancéssobreelfuerteeraimposible,yaquesinoselostragabaeldesierto,loharíanlosStuka.Nadadeesohabíaocurridoysesintierontraicionados.
—ARommel lodeben tenermuyocupadoenelnorteparaquenohayapodidoenviaralaLuftwaffe—secomentabaentrelossoldados.
ConquistadoOum-el-Araneb,el tenientecoroneldejóunacompañíacombinadade soldados senegaleses y cameruneses para asegurarlo y los demás emprendisteiscaminoparaunirosalrestodelaFuerzaL.
Tresdíasdespués, las fortalezasdeMurzuk,Homm,BrackySebbacayeronenvuestrasmanos.ElsurdeLibia,elFezzan,pertenecíaalaFranciaLibreylohabíaisconquistadoenveinticuatrodías.
A continuación, Leclerc nombró administrador de la zona a vuestro tenientecoronel,Delange, asegurándose así la posibilidad de continuar el combate con sussoldadosenlarutahaciaTúnez.
—Siavanzamosmuydeprisacorremoselriesgodeirdecabezaalmataderoysinos retrasamos llegaremos después de la batalla, lo cual resultaría ridículo.Tengámoslomuyencuenta,señores.
AsíhablóLeclercasusjefesyoficialeselprimerdíaquesalisteisrumboalnorte.Luegogritóalossoldados:
—CumplamoseljuramentodeKoufra.LaFuerzaLsepusoenmarcha.Elgeneralibaencabezadepieensujeep,directo
al combate.«Asíhade ser,osdijisteis.El jefeyel soldado, eneldesierto,handetenerunarelacióndirecta».
—Ahí va el Patrón—dijo Campos al ver a Leclerc emprender camino en suvehículo.
Fuelaprimeravezquelellamaba«Patrón»,perodesdeesemomento,enlasfilas
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españolasnoseusóotronombreparaelgeneral.Detrás de él, los obreros de una particular empresa dedicada a reconquistar la
libertad.RommelyelAfrikaKorpssóloseencontrabanadoscientoskilómetroseibaisa
suencuentro.
LAS PISTAS DE TRIPOLITANIA vieron pasar a la aguerrida y motivada «ColumnaLeclerc». Fábregas estaba en lo cierto al asegurar que el general aspiraba a quevuestra estancia en la Faya, losmeses anteriores, se pareciera lomás posible a uncampamento de verano. «Camaradería. Camaradería incuestionable», era la normabásicadecomportamiento.Vuestroavance incluso ibaacompañadodecánticos,sinimportarossicorríaisonoalamuerte.
Nadie ocupaba aquel territorio. Ni tuaregs ni caravanas de beduinos osencontrasteis;sóloarenales,calorinfernaloelvientogélidonocturno.Peronohubogestos ni palabras de queja: caminabais decididos, y a través de vuestras heridasrezumabaelorgullo.Además,noteníaisderechoalamentaros,puesloscamerunesesrecién incorporados os narraron su epopeya y la deLeclerc desdeBrazaville hastaLibia, los meses precedentes. Cargamentos de armas, municiones, víveres ycombustiblellegabanalospuertosdeGabónysetrasladabanhastaFortLamy.TresmilkilómetrosenprecariasbarcazasporelríoChanyelCongohastaBangui,bajolluvias torrenciales, para continuar por rutas sólo aptas para camellos. Aquellatravesía se convirtió en una gesta merced al ingenio y la tenacidad de aquelloshombres,ytodoparaquelaFuerzaLcontaseconlalogísticaadecuada,comodecíanlosfranceses—aunquevosotrospreferíaisllamarloabastecimiento—.
Eldiez de enero aterrizó en la pista unDouglas que conducía aGhat.Os traíagasolina y la orden de evacuar a los heridos. Sin ellos y sin prisioneros vuestroavanceseríamásrápido.
Antes del asalto a Ghat, enlazasteis con los ingleses. Uno de sus batallonesblindados se os unió. Era la primera vez que veíais los Sherman deMontgomery.Mirabaisasombradosaquellosmonstruosmecanizadoscomosi fuerandemoniosdelas batallas. Ni en la Guerra Civil ni en el ejército francés habíais dispuesto demáquinasconesepoderdefuego.
ElavancedelaFuerzaLapoyadaporelbatallóndecarrosingleseseraimparablehasta de noche, pues los ingleses aportaron unos enormes focos para iluminar lasnubes.«LalunadeMontgomery»,lallamaban.Ghat,MizdayGariamcayeronbajovuestrodominiocasisinofrecerresistencia.En todasellasserepitió loocurridoenOum-el-Araneb, al comprobar que no recibirían apoyo aéreo y sintiéndosetraicionados,prefirieronlarendiciónantesqueunaresistencianumantinaquetardeo
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tempranolosllevaríaalamuerte.EnMizda,cuandolossorprendisteissurgiendodelaHamadaroja,directamente,elgeneralManenierehuyóconsussoldadosalnortedejandoenlaciudadveintemillibrosdeaceitepesadoycuatromildegasolina,asícomoasusheridosymuertos.Niosdetuvisteis;Gariamosesperaba.
A finales de enero toda Libia pertenecía a las fuerzas aliadas.Montgomery, alfrente del VIII Ejército, había entrado en Trípoli el día veinticinco; vosotros,veinticuatrohorasdespués.AlAfrikaKorpssólolehabíanquedadolastrincherasdeTúnez.
—CÁMBIESEELUNIFORMEporunodignodesurango—ledijoMontgomeryaLeclercseñalandoladeshilachadaysuciavestimentadeloscoloniales.
—No—respondiórotundovuestroPatrón—.Hastaqueamishombresnoselesproveaderopadecente,yovestirécomoellos.
Esafuelaconversaciónquemantuvieronlosdosgenerales,segúnserumoreabaentre la tropa. Además, añadían que el teniente general inglés, con su pipa en lamano, había arrimado el rostro a la ventana del palacete que les servía de cuartelgeneralycontempladoa los soldadosde laFuerzaL.Probablemente fuesevuestroaspectosucio,conbarbasdemeses,cabezasrapadas,elGitanesenloslabios,camisaspegadas al cuerpo por el sudor o hechas jirones lo que había provocado aquelcomentarioquecorriódebocaenboca:
—Usted dice que son excelentes soldados, pero a mí me parecen animalessalvajes.
Asícomoelbritánicoosjuzgabaporvuestroaspecto,suboinanegradetanquistatehizopensardeinmediatoque,talcomoLeclerc,tambiénesegeneralabandonabalos entorchados y se colocaba al frente de sus tropas, hasta el punto de que lellamaran por el familiar apodo deMonty. Tal vez ahí se encontraba la clave paracomprenderlasderrotasitalianas:susgeneralesseescondíanenrefugiosmientrassushombresmorían.«¿DequétiposeráelmariscalRommel?»,tepreguntaste.
De inmediato, sin esperar a la casualidad, comenzaste a buscar entre losasentamientosdelVIIIEjércitoalossoldadosdela1.ªDivisióndelaFranciaLibre.Enellaseencuadrabala13.ªSemibrigadadelaLegiónExtranjera,loshéroesdeBir-Hakeim, y posiblemente tu hermano. «Si está vivo—te dijiste— seguro que sigueenroladoconellos».
Llegaste al atardecer a las afueras de Trípoli, donde se asentaban loscampamentosingleses:unaciudaddentrodeotra,concientosdebarraconesytiendasquealbergabanuncuartodemillóndesoldados,perfectamenteequipadosyvestidos,conpiezasdeartilleríapesadayShermanpordoquier.
Noresultódifícillocalizaralossoldadosdelquepisblanco;destacabandelresto
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porqueenelnacimientodesuhombro lucíanuna inscripciónbordadaenorosobrefondoazulenlaqueseleía«Bir-Hakeim»yeralaadmiracióndetodos.Anteella,elrestodemilitaressecuadrabaysaludabaconmásrespetoquesiestuviesefrentealmismísimoreyRicardoCorazóndeLeón.
—¿ConocéisalsargentoFranciscoArdura?—preguntasteenfrancésyespañoladosqueexhibíanorgullosossudistintivo.
—¿Sargento?—repitióextrañadounodeellos.—Medijeronqueerasargentodela13.ª.CreoquesuapodoesToro.—Sonrieron
yteseñalaronunatiendaalpiedeunestandarte.—SiterefieresaltenienteToroArdura…Corristehacialatiendaantesdequeacabasendehablar.Enlapuerta,ondeando
enunmástildecincometrosdealtura,sugrímpola:laCruzdeLorenatraslassietellamasemitidasdesdeelnúmero13sobrelasletras«DBLE».
Laimpacienciaporveratuhermanodespuésdeunlustroteincitóacometerunainsensatez,yentrastesinanunciartupresencia.Tresparesdeojosseclavaronenti,almismotiempoquesendoscañonesdepistola.
Uncorpulentocapitán,enunfrancésextraño,teespetó:—Cabo,¿ustednopidepermiso?Tequedastepetrificadomirandosusgalones.—Esque…—balbuceaste.—Un momento, capitán —dijo alguien entre las sombras provocadas por el
quinqué.Lafiguraacontraluzseacercó.Susdosdivisasblancas,sucorpulencia,sucuello
yaquellavoz…—¿Fran?—preguntasteconincertidumbre.—¡Cabróndehermanito!—exclamó,apoyandosuszarpasentushombros—.Si
erescaboprimeroy…—Susojosseclavaronentudistintivodetiradorselectoconarmalarga—.Unfrancotiradordela«ColumnaLeclerc».
Osabrazasteis.Derepenteteapartóysequedómirándoteconextrañezaparaañadir:—Cómo has cambiado. Ya no eres el pequeño Nico. —Sonrió—. ¿Os obliga
Leclercadejarosbarbayafeitaroslacabeza?—No,peroeseldistintivodelossoldadosquevenimosdelTchad.Hubouninstantederespetuososilencio,querompióelcapitán:—Todosadmiramossugesta.HansalidodesdeGabónyestánenTrípoli.Miles
dekilómetrosporlosdesiertos.—Lasuyanofuemenor,micapitán—interrumpiótuhermano—.DesdeVarsovia
hastaaquí.«Asíqueeseeselmotivodesuacentoextranjero»,pensaste.
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—Sinembargo,yolesadmiroatodosustedes—dijiste,señalandoeldistintivodeBir-Hakeim.
—Eslaespecialidaddela13.ª:elCamerone—respondiótuhermano.Losdemássonrieron,aunquetúnocomprendistelabroma.—Ustedeshandehablardesuscosas—dijoelcapitánacercándosealalonaque
servíadepuerta—.Esmejorque lesdejemossolos.—Hizoungestoalotrooficialquehabíapermanecidoensilencio.
—Bueno, hermanito—prosiguió Fran cuando quedasteis solos—. Ya veo queestáshechounhombreyunbuensoldado.¿SabesalgodenuestramadreydeLucía?
Bajastelamiradaybalbuceaste:—MadreestáenOrán.—¿Enuncampoderefugiados?—No.Enunbarrio de familias españolas.El tenienteGranell, otro exiliado, le
consiguióunavivienda.—Estupendo.Cómomealegro.¿Conseguisteissaberalgomásdenuestropadre?Negasteconlacabeza.Acontinuación,sacóunpaquetedeGitanesyteofrecióun
cigarro.Aceptaste.Despuésdelaprimeracaladaprosiguió:—EncuantoexpulsemosalAfrikaKorpsdeTúnez,podremosentrarenArgeliay
volvemosaveramadreyaLucía.Tengounasganasenormesdeabrazarlas.Aduraspenasconseguistepronunciaraquellaspalabras:—Lucíanoestáconella.—¿No? —alzó la voz desconcertado—: ¿Aún se halla en un campo de
refugiados?—Ante tu silencio, tepuso lamanoen lanucayañadió—:¿QuedóenEspaña?
Negastedenuevoconlacabezayrompisteallorar.
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EJÉRCITOSECRETO
ERANLASVEINTEHORAS.EltoquedequedatronóenlascallejuelasmásrecónditasdeParís.Laprohibicióndetransitarsedebíacumplirhastalascincodelamañana,ounabala teconvertiríaenaspirantea laeternidad.Habíancomenzadolashorassalvajesdelanoche,conlasventanascerradas,loscerrojosechados,lasgargantassecas,losestómagosrugiendoyeloídoalacecho.
Lascallessevaciaronysóloretumbabasobrelosadoquinesunsonidoregular:eltaconeodelasbotasdelaWehrmachtensudisciplinadopatrullaje.Sóloelecoenelasfalto se atrevía a bramar, contestándoles: «Esta no es vuestra tierra, invasores».Cadahora,unarabiosapatrullaalemanaascendíaporlascalles;lasbotasanunciabansupresenciadesdemuy lejos:aldoblar lasesquinas, las lucesseapagabany todoscallaban. El miedo hostil se agarraba a las tripas de los vecinos, obligándolas aagazaparse. La ciudad entera era una prisión, con su aburrimiento lacerante, lasuciedad en celdas y galerías, la promiscuidad asquerosa y nunca revelada, que sesumabanauna tímida alegría cuando,pormedios inverosímiles, se engañaba a loscarceleros.
Laslucesdelasviviendasseapagaron.Salvoporalgunafarola,supervivienteabombardeosymetralla, laoscuridadcubrió laciudad.LacalleRenéCorbinno fueuna excepción. Un gato la recorrió veloz antes de saltar sobre el cubo de basuraprovocando su vuelco. Una rata salió del recipiente y emprendió una loca carrerahacialaalcantarilla.Losmovimientosdetodos—animalesycontenedor—emitieronunaalgazaraqueprecedióaleco,seguidodelfuegoydeltruenodelosfusilesdedossoldadoschleuhs,comolosnombrabanlosparisinos,ofritz,comopreferíanllamarseellos.Denuevoelestruendoyeleco.Lacabezadel felino, inmóvil, sangrabaaunmetrodelcuerpoqueaúnagitabalaspatas.Alverlo, loscomponentesdelamiliciasonrieron,colocaronsusarmasalhombroycontinuaronlaronda.Ningunapersiana
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sealzó.Ningunaluzseencendió.Ningunapersonaseasomó.Nadiesospechabaqueenunadelasviviendasdeesacalleenvueltaentinieblasy
batahola, quince hombres conspiraban contra la ocupación alemana. Presidía lareunión Jean Moulin, alias Rex, que hacía unas semanas había arribado desdeLondres, dondeCharles deGaulle le había impuesto lamedalla de laOrden de laLiberación. Aunque el sempiterno borsalino descansaba en la mesa alargada, aúnmanteníalabufandaocultandosucicatriz.
Elhumode loscigarrosyde lapipadeRex envolvíasus rostrosy la tenue luzapenasalcanzabaadelimitar sus facciones.Eranvocesen laniebla,quemeditabanconlamemoriayladeterminaciónapunto.Tresbotellasdeburdeosreposabanvacíasrodeadasdequincecopassemillenas.Loscincoceniceros,repletos.
Mientrascadaunoexponíalaposicióndelaorganizaciónalaquerepresentaban,Molintomabanotasyobservabalosgestosdesusacompañantes:elinquietoEugèneClaudius,delosFranco-TiradoresyPartisanos,encendíauncigarroconotro;ClaudeBourdet, deCombat, giraba la copamientras escuchaba; el representantedelFrontNational,PierreVillon,semesabaloscabellosantesdeintervenir; lossindicalistas,LouisyGaston,delaCGTyCFTC,cuchicheabanentreellossialgonolesagradaba;losdelegadosdelPCFydelSFIO,MercieryLeTroquer,eranmuypausadosensusrazonamientos;Coquoin, deCeux de la Libération, paseaba su lengua por el labioinferior;Boinet,deCeuxdelaRésistance,semanteníarecostadoenlasillasintocarla mesa; Charles y Pascal, de Libération, del Nord y Sud respectivamente,refunfuñabanporelhumodeltabaco;ySimon,deOrganisationCivileetMilitaires,era elmás vehemente en su discurso. Los únicos a los queRex no escrutaba eranMeunieryChambeiron,susayudantesdesdelaconstitucióndelórganodedireccióndelaResistencia.
Terminadalarondadeintervenciones,JeanMoulinalzóelpapel,enelquehabíatomadonotas,unpalmodelamesayseñalópausado:
—Señores,amododeconclusionesprovisionales,lospuntosenlosqueestamostodosdeacuerdoson:primero,lainvasiónalemanadelazonanoocupadadeVichy,como represalia al desembarco aliado en el norte de África, posibilita un nuevoescenarioenelquesenosuniríanfuerzasdeladerechademocrática.Porello,enlapróximareunióninvitaremosalosdemocratacristianos,alaAlianzaDemocráticayala conservadora Federación Republicana; segundo, si se derrota a los alemanes enÁfrica, Franco verá desvanecerse sus aspiraciones de participar en el reparto delMagreb,por loque severá forzadoa retirar a laDivisiónAzulde suelo soviético;tercero, laRoyalAir Force seguirá lanzando armamento sobre las zonas que se leindiquenparafortaleceralMaquis;cuarto…
—Perdón—interrumpió Eugène Claudius, el inquieto jefe partisano—, piensoqueenelpuntotercerohadeconstarnuestraopinión.
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Moulindiounacaladaalapipa,volteólahojayañadió:—Lohabía dejado para el final, pero lo leeré ahora: «La representación de los
Franco-Tiradores y Partisanos estima que la forma de actuar del general FrançoisFluetenVercorseserrada.Opinanquelaguerrillanosepuedeestructurarcomoelejército,yqueesunsuicidioconstituiruncontingenteenelRódanoconcuatromilguerrillerosorganizadoscomosifuesensoldados…».
Lavozdelpartisanoleinterrumpió:—Quenuestraformadeactuarhadeserladelataqueyrepliegue,comogo…—Como gotas de mercurio —atajó Moulin violentado—. Ya estaba anotado,
señorClaudius.¿Algomás?Elotronegóconlacabeza.—Sigamos—dijoMoulinmirandodenuevoelpapel—.Cuarto, la fusiónde la
Francia Libre con la Resistencia y el Comité Francés del general Giraud pasan adenominarsela«FranciaCombatiente»,condosejércitos:elquecombateenÁfricayel de la metrópoli, es decir, nosotros. Adoptaremos sin ambages el nombre deEjército Secreto.—Guardó silencio, posó la hoja y se dirigió al jefe partisano—:Llegadosaquí,esprecisoquesuorganizaciónseposicione.
—Nuestra postura es la misma de siempre —dijo, y aplastó el cigarro en elcenicerodelatón—:Golpearjuntos,perocaminarseparados.
—Quieredecirque…—QueseguiremoscombatiendoaHitleryMussolinicontodasnuestrasfuerzas,
pero no nos fusionaremos en la estructura de la Francia Combatiente. Seguiremosmanteniendonuestraindependencia.
—¿Cuál es la postura de los guerrilleros españoles? —preguntó un Rexvisiblementemolesto.
—El XIV Cuerpo Guerrillero se ha transformado en la AGE, Agrupación deGuerrillerosEspañoles, en laquehan integradoa todas las tendenciaspolíticasdelexilioespañol.
—¿Cuálessufuerza?—En estosmomentos tienen cuatro brigadas en la región deLanguedoc.Unos
dosmilquinientosguerrilleros.—¿Cómosecoordinanconustedes?—AtravésdelComitéMilitardelaZonaSurqueconstituimosafinalesdelaño
pasado.Moulin asintió. Paseó la mirada por los rostros de sus compañeros y cerró la
reuniónconaquellaspalabras:—La próxima, en este mismo lugar el 27 de mayo, a la que se sumarán las
organizacionesdemocratacristianas.ApartirdeahoraesprioritarioquesealertealasbasesdequelosnazishanlanzadocontranosotroslaoperaciónUndNebeldeNacht.
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—«Noche en la niebla» —rezongó el jefe partisano—. ¡Hasta empleaneufemismosparadecirquenosquierenexterminar!
Los asistentes apenas habían levantado sus traseros de las sillas, cuando Rexintervinodenuevo:
—Ah,señores,minombreenclavedesdehoyes«Max».
AMÁSDEDOSCIENTOSKILÓMETROSdeParísyamenosdecincuentadeEstrasburgo,lospresosdeNatzweiler-Struthofcontemplaronconestupor la llegadadecamionesrepletosdepartisanos.EraelresultadodelaoperaciónUndNebeldeNacht,lanzadaporelIIIReichcontralaresistenciainterior,elEjércitoSecreto,paraamedrentarlos.No habría prisión para ellos. Aquellos resistentes no serían integrados en losbatallonesdetrabajoenlasfábricassubterráneasdearmas,enlascanterasdegranitorojonienlasminas,iríandirectamentealhornocrematoriooalacámaradegas.Deahí que su destino fuese un barracón independiente del resto: el 13.º. Pero a lospobladoresdelKanzentrationslagerlamañanaaúnlesdepararíaotrasorpresa.
Losnazishabíanordenadoformaratodoslosjudíosdelcampoprincipalydelosochentaycuatrosubcamposentresbloques:hombres,mujeresyniños,eludiendoalrestodepresosdedocenacionalidadesdistintas.
ElcomandanteenjefedelKonzentrationslager,JosefKramer,paseabadelantedeellosconelbucledelmangodesufustaenrolladoenlamanoderecha.Lalengüetadecuero, al extremo de la fusta, golpeaba rítmicamente la palma abierta de su otramano.Enparalelo,caminabaelObersturmführerRudolfTörniconunacarpetabajoelbrazo.Detrásdesfilabaunaescuadradesoldadosarmados.
—¿Cuántoslequedan?—preguntóelcomandanteaTörni.—Tres:doshombresyunamujer.—¿Edadesdeloshombres?—Handetener…—Abrióelcartapacio,ojeóunpapelyrespondió—:Cuarenta,
unodeellos;yelotro…,cincuentaycinco.LamiradadeJosefKramerseclavóenlosrostrosdelosprisionerosdelaprimera
fila.Meneó la cabeza y se dirigió hacia la segunda. De repente se detuvo ante elhombrequeocupabaelquintopuesto.
—¿Cuántosañostiene?—lepreguntóseñalándoleconlafusta.—Cuarentaycinco—respondióelrecluso.Elcomandantedecampoprosiguiósupaseoy,enla tercerafila,sedetuvoante
otro.Leseñaló,repitiólapreguntayobtuvolarespuestadeseada:—Cuarenta.DeinmediatoJosefKramerindicóalossoldados,conungirodelafusta,quese
lo llevaran. Dos Waffen-SS empujaron al preso a culatazos sacándolo de la
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formación.Elcomandantedecampo,seguidodeRudolfTörni,prosiguiósucaminataformulando idéntica pregunta, hasta que escuchó «cincuenta y cinco». Entonces laoperaciónserepitióconaquelhombre.
—¿Edaddelamujer?—Treintayuno—contestóelObersturmführersinconsultarelpapel.Encabezado por Kramer, el séquito se encaminó hacia la formación de las
prisioneras.Eneltrayecto,lepreguntóaTörni:—¿ConestayaterminaHirtlacolección?—Asíes.Losochentayseisquepidió.El ritual se reanudó ante las mujeres. Al llegar a una de la cuarta fila, la
sempiternapreguntaobtuvosurespuesta:—Veintidós.—Puag,estánmuyenvejecidas—escupióKramer.En la quinta fila un «veintisiete» y un «veintitrés» le obligaron a reanudar la
marcha.Porfin,alllegaralasextacolumnadelaoctavafila,escucharon:«Treintayuno».
AlgestodesatisfaccióndeKramerlesucedióelgirodefusta,ylossoldados,conun toque de la culata en el costado, obligaron a lamujer a acompañarlos. En esemomento,unniñosaliócorriendohacialaelegida,gritando:
—¡Mamá!¡Mamá!—¡Regresa,Eli!—gritóella,volteándose.Dos soldados se colocaron en la retaguardia del séquito con la intención de
bloquearlallegadadelmozalbete.Elniñoloseludióenunavelozcarrera,llegóhastasumadreyseabrazóaella.
—Porfavor,regresayesperaalsoldadodelaschocolatinas—ledijoellaaloído,casialmismotiempoqueunculatazoenlacabezaderrumbabaalcrío.
Los soldados se alejaron con la prisionera. El comandante de campo y elObersturmführersequedarondepie,encendiendosendoscigarrosalladodelcuerpoinconscientedelmuchachotendidoenelbarrizal,decuyasienmanabaunhilitodesangre.
—¿Aquiénledijosumadrequeteníaqueesperar?—preguntóKramerdandounacalada.
—A un soldado de chocolate, creo que dijo —respondió Törni, después deexpulsarelhumodelcigarro.
Conunamuecadedespreciodirigidaalniño,JosefKramerseencaminóhacialosbarraconesdeoficiales,murmurando:
—Esoesloqueson:soldadosdechocolate.
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UNA SEMANAMÁS TARDE, enLyon, concretamente en el interior de lasmurallas delfuerte Montluc, elObersturmführer Rudolf Törni caminaba erguido, con su gorrabajoelbrazoyapasodedesfileporlospasillosdelasmazmorrasdelsótano.Intuíalosojosdelosreclusospegadosalasmirillas,yelhedordehecesmezcladoconlahumedad que supuraba por los muros provocó su mueca de desagrado. Luego, alobservarelorínchorreardesdeelinteriordelasceldashaciaelpasillo,tragósaliva.
Losgritosproveníandelfinaldelcorredordeparedesdegranito:—¿QuiénesRex?LavozdeKrausBarbieretumbóenloscalabozos,sinobtenerrespuesta.—¿QuiénesRex?—repitió.Törni,aloírporsegundavezlamismapregunta,sonrió.Avecessospechabaque
a su jefe le agradaba la falta de respuesta de los detenidos, para poder golpearlesrepetidamente.Aunqueunlímiteimpuestoporlareaccióndealgunosledesagradaba:lapérdidadelconocimientoolamuerte,queevitabaneldolor,leofendía.
—HeilHitler!—saludóTörni,desdeelmarcodelapuerta.Sujefe,Klaus,segiródespaciohaciaél:—¿QuétalporNatzweiler-Struthof?—Estupendamente.JosefKramer,elnuevocomandantedelcampo,colaboróde
formaejemplar.KlausBarbiehizoungestoconlacabezaquedeinmediatofuecomprendidopor
losotrosdosmiembrosdelaGestapoqueleacompañaban,yempujaronalprisionerofuerade lasala.Lanarizdel reclusomanabaunhilodesangrequegoteóelpisoeindicóelrecorridoasucelda.Indiferente,Klaussedirigióallavaboyabrióelgrifo,seenjabonólasmanosconparsimoniayselasenjuagó.Despuésdesecarlas,sebajólasmangasdelacamisaylasabotonó.
—¿EldoctorAugustHirtcompletósucolección?—Sí—respondió orgulloso Törni—.Dice que la va a instalar en los bajos de
InstitutoAnatómicoForensedeEstrasburgo.—Mealegro—dijoKlauscolocándoselaguerrera—.Asípodremoscentrarnosen
laUndNebeldeNacht.—¿Quésehapodidoaveriguar?—Pocacosa,sóloquealantiguo jefede loque llamanelEjércitoSecretose le
conocíaporRex;yalactual,porMax.Desconocemossisetratadelamismapersonaosondosdistintas.
—Noslodirán,deunaformauotra.—¿Quénoticiastraedelfrente?—Nuestrasfuerzassoninvencibles.
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—¿QuéhaydelosrumoresdequelosAliadoshabíanacorraladoaRommel?—Falsos.Klausmiródesconcertadohaciasulugartenienteypreguntó:—¿TienenoticiasactualesdelAfrikaKorps?—Sí.Alparecer,enelpasodeKasserinehandiezmadoalosnorteamericanos.
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KRASNYJBOR:INFIERNOENLANIEVE
ATRÁSQUEDARONLAPLACIDEZYELDESHIELOde lasriberasdelVoljovyregresaronlas nieves y el frente sangriento.La orden de que laDivisiónAzul se trasladase areforzarelcercodeLeningradohabíallegadocasialmismotiempoquelasustituciónde Muñoz Grandes por otro general, Esteban Infantes. La misión se concretó ensituarse en Vyriza y reponer las bajas de la 121.ª División de la Wehrmacht,sustituyendo a sus soldados en una cadena de búnkeres a lo largo de diecisietekilómetrosdesdeAlexandrovkaaKrasnyjBor.
Enrealidad,aquellaposiciónnoeramásqueunalagunapantanosa,vegadelascaudalosas aguasdelSlaviankay el Ishora en sudesembocadura enelNeva, eneltramodeferrocarrildesdeLeningradoaMoscú.Lacoronabaunimpenetrablebosqueal que rodeaban aldeas que iban siendo ocupadas por los dieciocho mil soldadosespañolesdelaDivisiónAzul.
ElasaltoaLeningradoseretrasabasinqueseconocieranlasrazones.Decíanquela Luftwaffe no daba tregua a la ciudad, bombardeándola todas las noches. LaWehrmacht,encambio,noeracapazdeabrirniunarendija.Talvez,serumoreaba,esaineficaciasedebíaaqueelcercoaStalingradohabíasidorotoyelejércitonaziseencontrabadesbordado.Incluso llegabannoticiasdesucapitulaciónanteelEjércitoRojoydeladetencióndelprimermariscalalemán.
A un tercio de los divisionarios azules se les ordenó abandonar las aldeas ytrasladarsealaprimeralíneadefuego,alosarrabalesdeLeningrado.Aquellosseismil soldados iban a reforzar a los alemanes y a contener el avance de cuatrodivisiones de infantería soviética y de dos regimientos de carrosT-34 yKV-1; entotal,cuarentaycuatromilsoldadossoviéticos.
Los rusos habían lanzado una descomunal ofensiva para penetrar por cuatropuntosalavezalolargodelalíneadelferrocarril.
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Elfríodefebreroinmovilizabaloscuerposqueintentabancalentarseagolpedetragos de coñac. La tensión se marcaba en los rostros de los divisionarios y lasconversacionesenaquellosparapetoserantanbanalescomosupropiaexistencia.
—Camarada Ricardo—dijoMarino dentro del búnker, sin apartar la vista delfrente—,¿noteesperaningunamozacuandoregresesaEspaña?
—Sí—respondió con una sonrisa—.Mis padresme prepararon elmatrimonioconunaprimasegunda,hijadeunconde,alaquesólohevistodosveces.
—PoresoelbrigadaseenrolóenlaDivisiónAzul:paraescapardelmatrimonio.La broma del cabo provocó el estallido de carcajadas en el interior de la
fortificación.—¿Eraguapa,mibrigada?—inquirióelcabo.—Bah—exclamóRicardodandoun tragoa labotella—.Sus tierras síqueson
guapas.Regresaronlasrisas,lostragosyeltarareodeunacanción:
CuandoFalangeconrumboaRusiapartió,unachavalatristeyllorosaquedó…
—Aunqueamímegustanmás lasalemanasrubiasde largaspiernas—cortóelcamaradaRicardo.
Marinopuntualizó:—Vayadisgustoquelesdaríasatuspadressitepresentarasconunateutona…—Tetona—añadióelcabo,yloscarcajeosdejaronpasoaotrocántico:
Yoseréentoncestanfelizquenosabrémásquedecir:—MiamoriLiliMarlen
Elúnicoquenoparticipabadelachanzaeratupadre,queseguíaapuntandohacialos campos nevados con la ametralladora MG-34. Sólo ocupaban su mente laspalabras de Julia Natalinova la víspera de la salida hacia el cerco de Leningrado:«Han traído prisioneros a quince partisanos de Ucrania. Entre ellos hay dosespañoles». «Lo sé, pero la fuga se hará conprudencia cuando regresemos», habíarespondidoAntonioArdura.«¿Ysinovolvieraisvivos?»,preguntódescorazonada.Entonces,tupadreremató:«Esunriesgoquehayquecorrer».
La madrugada asomó malva y, en segundos, enrojeció. Cientos de piezas deartilleríadel124ydel203escupieronfuegoymetrallauniéndoseacañonesdel187
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sobre el frente de diecisiete kilómetros. El hospital de Rakkelevo, en el que laDivisiónAzulhabíainstaladosuEstadoMayor,desaparecióenvueltoenllamasquealcanzaronalostrineosyalasambulancias.Lacadenciadedisparoalcanzólosdiezsegundosporarma.Asídurantedoshoras.Alterminar,lanievehabíadesaparecidoy,en la ladera, profundos cráteres negruzcos humeantes ocupaban su lugar.Al fuegoartillero lo relevaron las bombas desde la aviación soviética. Escuadrillas deSturmovicksaniquilabantodoloquesemovíabajosuvuelo.
Si ese fue el ritmo mortífero de las armas soviéticas, el de muertos entre losdivisionarios rondaba los cien a la hora. Dos mil doscientos nada más durante elprimerdía.
La infantería soviética se preparaba para el asalto final. Los divisionariosfortificaronconsacosdearena,maderas,piedrasytierraloscráteresprovocadosporelestallidodelosproyectilesdelaartilleríarusaenlascolinasnevadas.
Antesdelatardecer,lossoviéticoshabíanatravesadoelfrenteportrespuntos.SuintencióneraalcanzarPutrolovoyelríoIshoraparagiraraladerechayenvolveralosespañoles.Siesamaniobraresultabaexitosa,avanzaríanhaciaelesteyelcercoquedaríaroto.
Sólo quedaba una brecha por penetrar en los kilómetros de búnkeres: la quedefendíalaunidadalaquepertenecíatupadre.Sianteshabíasidolaartilleríayluegola aviación, los francotiradores rusos se encargaron de sustituirlas con igual éxito.Másdecienmuertosprovocaronlasbalasinvisiblesdelossnipersfantasmas.
A duras penas pudieron reagrupar a los divisionarios supervivientes de otrosregimientosparaquesumasensusfuerzasenunsolopunto.Ladefensaerasangrientaalaesperadelosrefuerzosdela4.ªDivisiónSSVolkspolizei.Peronollegaban.
Casinohabíasitioenlastrincheras,búnkeresycasamatasparaquelossoldadossemovieranconagilidad.Losmuertosyheridosseloimpedían.DerepenteseoyódesdelasposicionessitiadaselgritodelcapitánHuidobro:
—¡Sihemosdemorir,loharemoscomoespañoles!AlgunostreparonsobrelosT-34ylescolocaroncargasensuscadenas;otrosse
lanzaronconlasbombaspegadasasuscuerpos,estallandocarroyhombrealavez.Eranenjambresdeavispasrevoloteandoalrededordeosos.
Unagranadasurcóloscielos.—¡Alsuelo!—exclamótupadresaltandosobreRicardoparaprotegerle.Entonces,algoderribóaMarino.Tupadrecorrióhaciaél.Habíaperdidoelojo
izquierdo.Ylasangrenosedetenía.—¡Sanitario!—gritóAntonio,abrazandoasucompañero.
ALDÍASIGUIENTE,aprimerahoradelamañana,RadioMoscúemitiólanoticia:
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«Elcercoestablecidoporlosvoluntariosespañoles,enroladosenlasfilasdel IIIReich, ha sido roto. Se ha tomadoKrasnyjBor.ElEjércitoRojo haaniquiladoalaDivisiónAzul…».
Treshorasmástarde,laBBClarepetía:
«Si hace unas semanas les informábamos de la ruptura del cerco aStalingrado,hoyhemosdeañadirotrabuenanoticia:elsitioaLeningradohasidorotoenKrasnyjBor,ylaDivisiónAzulespañolahasidoarrasada…».
Alanochecer,elgobiernodeFrancoenvióuntelegramaaHitlerenlossiguientestérminos:
«Solicitamos información sobre losvoluntarios españolesde laDivisiónAzulquecombatenenlasfilasdelIIIReich».
LacontestacióndelFührernosehizoesperar:
«…defendidomásalládelvalor la líneadesdeAlexandrovkaaKrasnyjBor.Hansufrido4000muertospor12000soviéticos.Perohancontenidoelavancesoviéticocediendosólotreskilómetros».
TRES SEMANAS DESPUÉS, lejos de las trincheras de la primera línea de fuego, lossoldados heridos de la División Azul eran repatriados y sustituidos por un nuevoreemplazo.Marinoseencontrabaentreellos.
Caminaba,conunparcheenelojoyunbrazoencabestrillo,alladodetupadrehaciaunodeloscamiones.
—Estavez,yanopodréayudarte.—No te preocupes, compañero —dijo Antonio Ardura—. La evasión de los
partisanoslaprepararéyosolo.—MegustaríaunirmeanuestrospaisanosenUcraniay…—Olvídate,regresaaEspaña.Tehasganadolalibertad.—¿Yquésehaceconlalibertadenunpaísenelquenolahay?No obtuvo respuesta de tu padre, pues el brigada, el camarada Ricardo, llegó
hastaellosgritandodealegríaconunpapelenlamano.—Escuchen todos ustedes—dijo a los heridos—.Este es el comunicado sobre
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nosotros dirigido al pueblo de Alemania por el AltoMando de laWehrmacht.—Dirigiólavistahaciaelpapelyleyóenvozalta—:«…Cuandoveanporlascallesuncombatiente moreno, desaliñado, con el gorro ladeado y un cigarro en la boca,¡cuádrense!Esunhéroeespañol…».
Tu padre meneó la cabeza y Marino no pudo menos que sonreír antes decomentar:
—Ya ves, compañero. Los fascistas, en vez de libertad, nos conceden laheroicidad.
Ambos se despidieron con un abrazo. Después Marino ascendió a la caja delcamión,y,dirigiéndoseaRicardo,ledeseó:
—Mibrigada,suerteconlasteutonas…Los soldados heridos, desde las cajas de los vehículos, celebraron la broma en
mediodelbramidodelosmotoresenlasalidadelconvoy.Alguien,desdeuncamión,canturreó:
¿Eraguapa,mibrigada?Ay,aquellaalemana…
Ricardo semostraba orgulloso por haber inspirado una canción a los soldados.Cuandoseperdierondevista,pasóelbrazoporencimadelhombrodetupadrey,consatisfacción,leinformó:
—Sabes,abuelo,algeneralInfanteslehanconcedidolaCruzdeCaballero,ylaCruzdeHierrodePrimeraClasehasidoparadosmildoscientosdelosnuestros.
—¿Cuántasatítulopóstumo?—Yaestásconlodesiempre…—sequejóRicardo.—Responde,camarada.Elbrigadatragósalivaantesdeconfesar:—Dosmilcientocincuentaysiete.
AFALTADESIETEDÍASparalallegadadelaprimavera,lanochesehabíacerradosobreloscampamentosdelaDivisiónAzul.Sóloloscentinelassemanteníandespiertosenlosblocaosyenlasfortificacioneselevadas,atentosalmenorruidoyalamínimaluz.Eludirlos era tarea fácil para Antonio Ardura, él se había encontrado cientos denochesenesedestinoyconocíaalaperfecciónlospuntososcurosporlosquehastaunelefantesigilosopasaríainadvertido.
Atravesando el bosque por caminos embarrados y saltando torrentesincontrolablesdeldeshieloinopinadodemarzo,llegóhastalasalambradasdelcampode prisioneros. La operación había sido estudiada almilímetro con lamayor JuliaNatalinovaylosdospartisanosespañolesencerradosantesdelasalidaaKrasnyjBor.
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LoúnicoqueledolíaatupadreeralaausenciadesucompañeroMarino.Habíaelegidolatorretadevigilanciamásalejadadelresto;cualquieranomalíaen
ellatardaríamástiempoenserdescubierta.ElsoldadodelaWehrmachtpaseabaporlaplataformarodeadodetresfocos,dosenfocadosalexterioryelterceroalinterior,quemovíaconciertaperiodicidad.
Tupadrellegóhastaelmatorralmáspróximoalatorre.ExtrajolaLugerP-08yle enroscó el silenciador HUB-L3. Enfocó el punto de mira hacia el centinela yesperóaquedetuvieseelpaseouninstante.Enesemomentovaciósucargadorsobreél.Sietedisparos.Elsoldadoseretorcióenlatorretaycayósinpercatarsedelsitiodesdedondellegabanlosdisparosysinalertaranadie.Arduraseapresuróaencendertres veces el mechero. A partir de ahí, sólo dispondría de dos minutos hasta quealguiennotaselainmovilidaddelosfocosyenviaranaunsupervisorparacomprobarloquepasaba.
Pegadosalaalambradayentrelassombras,aparecieronlospartisanos;entreelloslos dos españoles y quince soldados soviéticos capitaneados por Julia Natalinova.Reptando, sortearon la valla por una zanja abierta en la tierra y disimulada conmatojos.Alllegaralaalturadetupadre,esterepartiósubfusilesentretodos.Teníanquedarseprisa, lasalarmassaltaríanypatrullasalemanasconperrossaldríanensubúsqueda.Emprendieronunavelozhuidahaciaelrío.
Despistar a los canes era lo primero. Por eso rociaron de amoniaco y pimientapartedelsenderoy,fusilesenalto,atravesaronlasaguasheladasdelVoljov.Antonioquedóelúltimo,protegiéndolos,hastacomprobarque todos losuperabanconvida.Cuandosedisponíaacruzarlo,unavozledetuvo:
—Nome habías engañado, abuelo.—Ardura giró la cabeza y vio al camaradaRicardoapuntándoleconunarma.
—¿Vasamatarme?—Sínoordenasqueregresenlosprisioneros,loharé.—Voyadarmelavueltayacruzarelrío.Puedesdispararcuandoquieras.Elbrigadaalzólapistolayapuntó.Tupadresonrióytarareó:
Puentedelosfranceses,puentedelosfranceses…
Segiróy,despacio,fueintroduciéndoseenlasaguas.
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DERROTANORTEAMERICANA
EL INEXPERTO EJÉRCITO NORTEAMERICANO se había enfrentado, el martes 16 defebrero, a su primera gran vergüenza: la derrota en el paso deKasserine.RommelhabíalanzadoalAfrikaKorpsporsorpresaatravésdelasvaguadasdelacordilleradelAtlasconelobjetivodeapoderarsedelosdepósitosyanquisdeTébesa.ElEstadoMayoraliadonoesperabaesamaniobracasisuicida,puessiempresospechóquelosalemanesseretiraríanalinteriordeTúnezparareducirsuslíneasdeabastecimientodecombustible.
LaWehrmachtsólotuvodosmilbajasfrentealasdiezmilnorteamericanas,peroentreellashabíaunamuysignificativa.Talvezcarecieradeimportanciaalosojosdeobservadoresextraños,peronoparaRommelyciertosmilitaresdelejércitoalemánquecomenzabanacuestionaraHitler.
Al tenientecoronelClausVonStauffenberg,héroedeAlemaniacon laCruzdeHierrodePrimeraClase,lametralladelosavionesdelaRAFlehabíasaltadoelojoizquierdo,amputadolamanoderechaydosdedosdelaizquierda.«Nomeevacuen.LlévenmeanteRommel»,habíagritadoalosenfermeros.
—Mariscal—gritó, tendidoen la camilla—,ustedpuededeteneresto.HayquemataraHitler.
Antes de que prosiguiera, un gesto violento de Rommel indicó al médico quetrasportasealtenientecoronelalvehículoquelotrasladaríaaBerlín.
Apenashubieronretiradolacamilla,elgeneralVonVaerstpreguntóalmariscal:—¿Porquéhabrádichoeso?—Noledéimportancia,general.Lacercaníadelamuertelehacedelirar.«HayquemataraHitler»,había repetidoel tenientecoronel.Rommelevocó la
conversación mantenida con él la noche anterior, cuando Von Stauffenberg leaseguró:«HevistoloquehacenlosWaffen-SSylaGestapoenlaretaguardia.Noson
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soldados, son asesinos. Están encerrando a los prisioneros en campos deconcentraciónsinrespetarlaConvencióndeGinebra.Losexterminanencámarasdegas. Hasta han asesinado compatriotas». Y había concluido con aquella rotundaapelación:«Mariscal,hayquemataraHitler.Eslaúnicaformadeterminarconestalocura.Yustedes lapersonaadecuadaparaponerseal frentedeunaAlemaniaquepidalapaz».
NiRommelnielpropioClausVonStauffenbergsospecharonenaquelmomentoquemesesmás tardeseríandosde losprotagonistasdelatentadocontraHitler,quepasaríaalahistoriacomoOperaciónValquiriayqueloscondenóamuerte,aunoporactor principal y al otro por omisión. Pero esa es una historia que nos interesa amediasenestanarraciónsobrelaépicadelosrepublicanosespañoles,porloqueesmejor que nos centremos en el efecto que provocó en el otro bando el fracaso enKasserine.
LADERROTANORTEAMERICANAtuvootraconsecuencia,peroestaenlasfilasaliadas.ElgeneralEisenhowerhabía llamadoaGeorgePattonconcarácterdeurgencia.No lerecibiósentado,sinopaseandoinquietoporsudespacho.
—Undesastre,George—repetía—.Un terciodel IICuerpodeEjércitohasidoeliminado.
—MehandichoquelaformadeluchardelosPanzer,consustorretasdirigidasaladerechaydisparando,lespillóporsorpresa.Alparecer,RommelempleólatécnicanavaldelaY.
—No,noeseso.ElproblemaeselpropiogeneralFredendall.Noestácapacitadoparamandaralossoldados.
—¿Lodicesporlodelhotel…?—Que se instalara en elGranHotel deOrán a cuerpo de rey es lo demenos.
TambiénordenóasusingenierosqueleblindasenunCadillac.¿Noloves,George?Fredendall es un general que no asume los riesgos personales del combate. Esoprovoca desmotivación en sus hombres. Bradley me dijo cabreado que era unavergüenzaparalossoldadosestadounidenses.
—¿Yquépiensashacer?—Relevarlodelmando.—¿Yatienessustituto?—Sí.Vasasertú.Pattonsonrió.Sacóunpurodesuguerrera,loencendióy,despuésdeexpulsarel
humo,apostilló:—QueDiosseapiadedeRommel…porqueyonoloharé.
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KSARRHILANE
NALUT FUE LA ÚLTIMA CIUDAD LIBIA que visteis; era el alba del 2 de marzo, y osadentrasteisenterritoriotunecino.Vuestrodestinoseencontrabacerca:KsarRhilane.
Nunca se te olvidaría aquel trayecto a orillas del Gran Erg Oriental. Aquellasmonstruosasdunasrojizasquesemovíancomohabitadasporespíritus.Cadavezquemirabaisa los flancosde lapista,eldesiertohabíamudadosu fisonomía.Enaquelachicharradero,sólopodíaiscaminardedía,puesenlaoscuridadnohubieseisvistolas dunas cambiando de ubicación, en un cambalache mortal que os hubieseengullido.
«Un espíritu de iniciativa y gran camaradería, nuestra camaradería de siempre,son los secretos para derrotar al Afrika Korps». La arenga de Leclerc al salir deTrípoli te hizo sospechar que lo que os quedaba por delante ya no eran fuertesitalianossinolarepeticióndeBir-Hakeim.
Siete días constituyeron vuestro descanso en Trípoli, pero los aprovechastepaseandoconFranyhablandode loocurridodesde laúltimavezqueosvisteisenEspaña.Te contó la huida aFrancia junto a su novia,AnaTejada, atravesando losPirineoscuandocayóBarcelona,lodesuinternamientoenaquelimprovisadocampoderefugiadosdeArgelès-sur-Mer.SelamentódequeAnahubiesequedadoallí,pueslos franceses sólo facilitaban la salida a los hombres que se uniesen a la LegiónExtranjeraoen losRegimientosdeMarchadeVoluntariosExtranjeros.LuegovinoDunkerque, Inglaterra, Trentham-Park y los cuatrocientos españoles que no seenrolaronconellosporque seguían lasconsignasdelKominterm; su ingresoen lasfuerzasdelaFranciaLibreyla13.ªSemibrigada.
—DemasiadasdesgraciasparacreerenDios—dijo,yescupió.Por tu parte, le narraste vuestra odisea en el Stanbrook, lo del campo de
internamientodeCarnot,lodelasCompañíasdeTrabajoparaexiliados;tambiénle
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hablastecondolordeGitanoycondevocióndeltenienteGranellydevuestramadre,yledescribisteendetalleelasesinatodevuestrahermana.
—No importa dónde ni cuánto se esconda, Nico —te aseguró el último día,sentadosenlasrocasdeunacantiladocercanoaTrípoli—.Ganemosoperdamosestaguerra,buscaremosaRudolfTörnienEstrasburgo,enBerlínoenelúltimo rincóndeluniverso.Labalaquelevuelelossesosoelcuchilloquelerebaneelcuellonodebedeseranónimo.Hadesaberqueperteneceaunodenosotros.
Colocólamanoentucabezarapadayconsupulgarsiguiólarutadelatrazadadebala que te dibujó el miembro de la Gestapo. Los ojos del pétreo teniente ToroArdurasehabíanhumedecido.
Cambiaste de conversación para evitar que aquel invierno las olas delMediterráneofuerantestigosdevuestrollanto.LehablastedelosespañolesenroladosconLeclerc desdeCamerún oGabón.A Fábregas yCampos ya los conocía de suinternamientoenlaslíneasdelaArgeliadeVichy.
Él te comentó sobre los que lucharon en Bir-Hakeim: el oficial Izquierdo, losjefesdelequipoantitanques,JoséArteroyMarcoNadal,dellegionarioIniestaydemuchosotrosquenuncallegasteaconocer.
Antes de despediros le preguntaste sobre la expresión hacer Camerone, tanpopularenlaLegiónExtranjera.Sonrió.
—Parece ser que una de las primeras misiones que se le encomendaron a laLegiónExtranjerafue ladefensadelpueblodeCamaróndeTejadaenMéxico,allápor el año 1863—comenzó a explicar—.Un ejército demás de dosmil soldadosrodeó a los legionarios, que, aún siendo sólo sesenta y dos, se batieron hasta lamuerteprovocandocientosdebajasalenemigo.Peroqueesonotedesvele;tardeotempranotendremosnuestropropioCamarón.
Luego te habló de la recién creada 1.ªDivisión Francesa almando del generalLarminaten laquehabían incluidoa la13.ªydeque, siderrotabaisaRommel, seembarcaríahaciaSicilia.
—Vayadivisióndemierda.Tienenprohibidoelalcohol,lasbroncas,losnaipesylassalidasnocturnas.Nosésilostresmilespañolesenroladosnosacostumbraremosa esas normas. Es igual a una ordenmonacal con Laminat de sumo sacerdote—apostilló,ysoltóunacarcajada.
Aquella semana con él fue un plazomuy corto después de tanto tiempo, perosuficienteparacomprenderdóndeestabaisycuáleravuestramisiónenlavida:lucharhasta lamuertepor la libertadybuscar aTörni encualquier estercolero.Entonces,matarlo.
Dejaste de evocar el encuentro con Fran cuando el viento azotó con su gélidolatigazo y la oscuridad cayó sobre vosotros dejando a la Polar como única guía.Estabais entrando en el oasis de Ksar Rhilane, sin sospechar que los arenales y
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pedregalesquelocircundabanveríanmásmuertosqueCamaróndeTejada.«En esta guerra, todos tendremos nuestro Camarón», te había dicho Fran. Las
palabras de tu hermano acudieron a tu cabeza en cuanto contemplaste la inmensahondonada ubicada a cientos de kilómetros delmar y por debajo de su nivel, y tepreguntastesiaquelpedregalinmersoenarenalesalrededordeloasisalospiesdelasmontañasdeMatmataydelGranErgOrientalseríavuestroBir-Hakeim.
Laspatrullasdereconocimientohabíanllegadoel22defebrero.Inspeccionaronlosalrededoresylafortalezaromana,elKsar,comolallamabanlosárabes.Antesdepenetrarensuoasis,revisaronunaaunalasprecariasconstruccionesdemadera,pajao chapasmetálicas que se elevaban cercadas de bidones oxidados desocupados delluvia. Sólo encontraron varias familias nómadas que se sustentaban a duras penascon la explotación de la palma, la cría de cabras y ovejas enmedio de un vergelalimentadoporchorrosdeaguacalientequeformabanpequeñoslagos.Lossoldadosargelinosleshicieroncomprenderqueseacercabaunatormentadefuegoymuerteyque debían abandonar sus tiendas de fortuna. Las desalojaron, recomendándoles elrumboalsuroaleste,alastierrasdelGranErgOriental,pordondenosufriríanlametralladelaspiezasartilleras.
El grueso de la Fuerza L con un grupo inglés de artillería pesada, cedido porMontgomery,bajoelmandodelcomandanteClark,noarribóaKsarRhilanehastaelanochecerdel2demarzo.
Leclercoteóelterrenoydeunplumazosedecidió:—OrientenlaspiezasdeartilleríahaciaelmacizodeMatmata.Ospusisteismanosalaobradeinmediato:eraelúnicoterrenoquesoportaríael
pesode losPanzer.Si ese era el caminoprevisiblepara los carrosdecombate, losarenalesrojizosdelestesólopodríanser larutadelasaltoabayonetacaladade lossoldadosdeélitedelainfanteríadelaWehrmacht,lostemiblesBlitzkriegs.
Comenzasteis a fortificar aquellos cincuenta kilómetros cuadrados. Cavasteistrincheras y minasteis los alrededores para convertirlos en infranqueables. Hastaconstruisteis refugios y depósitos secretos para el almacenamiento de grandescantidades de combustible. Trabajasteis como animales de día y de noche. Hoyas,zanjas,trampas,búnkeresymurosdepiedranacíanpordoquier.NadieninadapodíallegaraKsarRhilanesinvolarporlosairesorecibirunbalazoenlafrente.
El pedregal arenoso, en el que sólo crecían matojos y zarzamoras, se fueconvirtiendo en tres días en unbox inexpugnable: campos conminas antitanque ysaltarinas,trincheras,parapetosdepedruscosysacosdearena,cánonesorientadosazonasdesuelofirme,camionesenterradosconvíveresymuniciones,ametralladorassobre suaves colinas y hoyas por doquier con patrullas antiblindados. InclusoaprovechasteisloslimesdepiedrasyelKsarromanoparaprotegeros.
—Esteeseltesoroquehayquedefender—dijoFábregas,cogiendounamoraaún
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rojiza—.Losnazislascomeránamontonesencuantoseenfrentenanosotros.La carcajada de los soldados españoles debió oírla hasta Rommel, pero a ti
tuvieron que explicarte la broma. Los más veteranos, algunos jornaleros en loscampos andaluces, se deshicieron en detalles grotescos sobre las propiedadesastringentesdeesosfrutos.
Durantetresdías,nadamássonareltoquedediana,seospermitióbañarosenlasaguascalientes.Eralamejormedicinacontraelfríonocturnoyunaexcelentevacunaanteelbruscocambiodetemperatura.
Eldía5demarzotodocambió:laRAFavisóalEstadoMayordelaFuerzaLdeque sesenta Panzer y cien camiones con soldados se acercaban a vuestra posición.Rommelhabíalanzadolavanguardiadela90.ªDivisiónPanzercontravosotros.Yyaalcanzabaisadistinguirlanubedepolvoconlosprismáticos.
HabíallegadoelmomentoderespaldarconhechoslacontestacióndeLeclercaMontgomerycuandoestelesugirió:«Intentaránunamaniobradeuñaparaentrarpornuestra retaguardia. Su posición es lamás débil, le sugiero que retroceda ochentakilómetrosalsur.YresistaloquepuedahastaquellegueelgeneralFregbergconsudivisión blindada». «No pasarán», respondió rotundo Leclerc repitiendo la arengarepublicanaenladefensadeMadrid.
Desplegadosenabanico,comorayosdesdeelsol,treintaStukaenvuelorasanteametrallaronybombardearon todo loquesemovíaenelbox.Después se elevaroncon elegancia, como si desfilaran, luciendo sus esvásticas negras en los costados.Cuandolosperdisteisdevista,unchirridoagudoosmachacólostímpanos.
—Bête,¿noqueríassaberparaquésirveeloídomusicalenlaguerra?En la trinchera, desde tu agazapada posición, miraste perplejo a un sonriente
Fábregas.Alnotartudesconcierto,continuó:—Cuando oigas el estridente sonido de un Stuka, no te preocupes, no va a
disparar.Lassirenasdelostreintaavionesosensordecíanmientrascaíanenpicadosobre
vosotros.Derepente,elchirridocesó.—Ahora es lo peligroso —te explicó—. Abren las compuertas: arrojan las
bombas—entoncesgritóalasección—:¡Acubierto!Segundosmástarde,KsarRhilaneseconvirtióenunquesollenodecráteres.A
continuación, una unidad de infantería motorizada nazi asaltó vuestras primerasalambradas,ylascadenasdelosPanzerretumbaronenelerial.
LaordendelcoronelDioseoyóporencimadelabatahola:—¡Fuego!Laspiezasde laartillería inglesadelcomandanteClarkcrearonunparaguasde
metrallasobreKsarRhilaneylosmorterosmediosalejaronalosalemanesdelazona
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protegidaporalambres.Elestruendoseprolongódurantedoshorasantesdequeelcoronelordenaraelaltoelfuego.
Los Havilland Mosquito de la RAF habían llegado en vuestra ayuda,convirtiéndose en la razón del cese del fuego artillero. Se dirigieron directos alavance de la 90.ª División y a sus carros, provocando su detención en zonasprotegidasporlaverticaldebarrancos.
Seisblindadosossorprendieronporelsur;habíanabiertobrechaenloscamposminados atravesando la barrera artillera y avanzaban imparables. Pero les quedabasuperar lashoyas individuales,elverdaderoorgullodeLeclerc.Deellas sealzaronantitanquistas con cañones Bohler del 47 y dispararon al de vanguardia y al deretaguardia. Los otros cuatro se vieron desconcertados en medio de un atasco dechatarra.Botellasdegasolina,disparosdel47alosqueseunieronlosdel75enloslaterales de los blindados alemanes y minas en sus vientres convirtieron aquellaseccióndePanzerenvacíosesqueletosdemetal.
La letra y lamúsica de lamuerte se repitieron al día siguiente.El comandanteinglés,obligadoporMontgomeryaapoyarosconlaartillería,nodabacréditoaloquecontemplaba:soldadosque,trascuarentayochohorasenterrados,saltabansobrelosPanzer como jinetes domando potros salvajes, colocándoles cargas en el vientre oarrojándolesbotellasincendiarias;gargantasalemanasabiertasporelfilodemachetesempuñados por fantasmas en noches ciegas; asaltos inopinados de vuestrosmusulmanesargelinossobrelastrincherasdelEjeabayonetacaladainvocandoaAlá,ya que sentían que los nazis habíanperdido labaraka, el halo de la imbatibilidad.Eraisunejércitodehormigasquesealimentabadelacerodeunenormeinsectonazi.
—Jamáscontemplétemeridadmásinsensata—opinóelcomandanteClarkanteelgeneralLeclerc,duranteunrecesoenlabatalla,refiriéndoseavuestraformadesaltarsobrelosPanzer.
—Puestápeselosojos—lecontestócondesdén.YesqueLeclercprobablementesospechócuáleraladistanciamáscortaalaque
el jefe artillero había visto a un soldado de la Wehrmacht: en la lente de susprismáticos.
Todo se repitió hasta el día 10, que amaneció con un ataquemasivo: artilleríapesada, aviones en vuelo rasante ametrallándolo todo, una unidad móvil nazi queasaltabavuestrastrincherasylosPanzeravanzandoenelhorizonte.
Tepreguntabascuántoresistiríaiscuandooísteunavoz.—Cabo,acérquese.Elrequerimientote llegódeladjudant-chef,aldisponerteasalirde lahoya.No
bienllegasteasualtura,completólaorden:—Intérneseenlasposicionesenemigas,sinmiedo.Siledescubrenletomaránpor
undesertor…
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—¿Quéhedehacer?—preguntastedesorientado.—Localiceelpuestodemandoalemány levuela lacabezaalgeneralnazique
dirigeesto.«El límite: lugar a partir del cual Campos quiere que seamos invencibles». La
evocación de las palabras de Fábregas lubricó tus tendones mientras ajustabas elbípodeenlamochilajuntoalosbinocularesdeseisaumentosyunacantimploraconcinco litros de agua. Revisaste elMosin y la munición, y saliste de vuestra líneadefensivaendirecciónnorteacumplirlaorden.
Apenastehubistealejadotrescientosmetros,unataqueporelestedelasunidadesmotorizasalemanashizodetenertuavance.ElgrupodeguerrerosdeTibestiselanzósobreellosabayonetacalada,demostrándolesloquesignificabalasuperioridaddelarazaariafrenteagigantesdedosmetros:nada.Elcontactoconlashojasdemetalenelcuerpoacuerpoteprodujoescalofríos.
Mirastehaciadelante.Teníasunamisiónquecumplir.Avanzastedespacio,depiedraenpiedra,demontículoenmontículo,dedunaen
dunahastalasdosenpuntodelatarde,cuandocincuentaavionesMosquitonublaronde nuevo el cielo. A partir de ahí, aprovechando la cobertura aérea, comenzaste acorrer.
Peroaquelloseprolongósólounahora.Desdeesemomentoteocultaste,puesuncentenardeStukaJunkerconvirtióKsarRhilaneenlacharcaenlaquedepositaronundiluviodehierroyfuego.
Llegastea lasposicionesalemanas.Nohabíaalambradas.«Enningúnmomentohan previsto la defensa. O atacan o retroceden», te dijiste. En vanguardia, habíasoldados nazis entre las piedras con prismáticos en forma de doble antena.Debíastener cuidado para no delatar tu posición.Viste Panzer ocultos en los entrantes deMatmata,camionesparatransportarunostresmilsoldadosytalvezcasilasmismaspiezas de artillería que vosotros. Nada de eso importaba en aquellos instantes: labatallaselibrabaenloscielos.
Tenías que darte prisa, pues el ulular del viento y las primeras estrellas teindicaban que anochecería enseguida. Desde atrás de la cresta sable de una dunaescrutaste las posiciones nazis con los prismáticos. Al fondo, en retaguardia, tepareciódistinguirsobreuncolladouna tiendade lonaconsoldadosalrededorde loqueparecíaunamesa.Omuchoteequivocabasoaqueleraelpuestodemandonazi.Continuasteavanzandohaciaélporelflancoderechodesudespliegue,sinarrimarteamenosdequinientosmetrosymanteniéndoteocultoentredunasypiedras.
Allíseencontrabaaquelgeneral,sobrelatorretadeunPanzer,aunosmilmetros.Su gorra de plato lo distinguía de la tropa y a la vez lo delataba. Contemplaba eldesenvolvimientodesustropasconuntelescopiodediezaumentosapoyadosobreelblindado. Para ti, su cabeza tenía el tamaño de un garbanzo. Con todo, si seguía
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inmóvilobservandolabatalla,nohabríaproblemas.Elvientosilbóconfuerza,nopodíasdispararhastaquesecalmase.Porfin,elaire
sedetuvo.Elgeneralpermanecíaimpasibleantelalente.Eraelmomento.Objetivoenelpuntodemira.Vaciastelospulmones.Buscasteloslatidos…Detuvisteeldisparo.Algohabíallamadolaatencióndelgeneralnaziysehabíaretiradodeltelescopio
para cedérselo a uno de sus jefes.La intriga te carcomió.Dirigiste tus binoculareshacia el punto de su atención: ocho Panzer ardían en el pedregal, una sección desoldados de la Fuerza L saltaba de sus hoyas chorreando arena como si fueranespectros llegados del reino de Plutón y cuatro soldados trepaban sobre el únicoPanzer indemne, tratando de abrirle la escotilla y abrasarlo a base de botellas decombustible.Nadaquetúnoconocierasonoestuviesespreparadoparaimitar.Alomejor Fábregas había acertado de nuevo y los hombres y la naturaleza fueransuperioresalasmáquinas.
Tevolvistehaciaelgeneral.Gesticulabaenérgico,dandoórdenes.Lossoldadosdel puesto de mano se dirigieron deprisa hacia sus vehículos y emprendieron laretiradahaciaelnorte.El jefealemánsemantuvoensuposición,comoparaserelúltimoenevacuarla,talcomoelcapitándeunbarcoquenaufraga.Panzerycamionesconlamayoríadelossoldadossiguieronlamismarutaquesussuperiores.
Apuntaste de nuevo. Sólo lo necesitabas un segundo inmóvil y la tapa de sussesos acompañarte a los blindados esparcidos por el arenal de Ksar Rhilane. Lasametralladoras MG 151 de una escuadrilla de Messerschmitt BT 109 cayendo enpicadolessirvierondecobertura,yelimpactodesumetralladehimnomarcialenlaretirada.LaFuerzaLhabíaaguantadoelenvitedelAfrikaKorps.
«Un segundo, sólo uno», te repetías. El general regresó a sus prismáticos. Losituasteenelpuntodemira.
Soltasteelaire.Tuslatidos.Toc,toc,disparaste…Fallaste.Se habíamovido en el último instante y la bala impacto en la pared rocosa de
atrás.Concalma,dirigiósusbinoculareshacia tuposición.Osdistinguisteis.Llevóla
puntade losdedos a sugorray te saludó conmarcialidad.Correspondiste.Ambossabíaisquenohabríaotrodisparo:lostiradoresdeélitenuncalorepiten.Sisefallaelprimero,elsegundonotienesentido,lapresaestáalertada.
Suvehículoarrancóyseincorporóalacoladeldesfilehaciaelnortedelosrestosde la otrora invencible 90.ª División Panzer. Tal vez se dirigía a preparar suatrincheramientoenDjebelOutid,pensaste.
LanochehabíacaídosobreKsarRhilanecuandoatravesastevuestrasposicionesdefensivas.Elviento transportabaelolordeaceitequemado,degasolinaypólvora
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abrasadasyderestoshumanoscalcinados.Laarenarojizasehabíatiznadodenegroycarmesí.Elpaisajeestabasurcadoporcráteresenlosqueyacíancuerposvuestrosoalemanes;elcolordesupiellosdiferenciaba,perolasangreeraigualentodos.
Tedirigistehacia las trincharasdeloscompatriotas.Suplicastequenadiedelosvuestroshubiesecaído.
Soldados griegos del Batallón Sagrado evacuaban heridos. Distinguiste cómocargaban en un vehículo a vuestro capitán Dronne con heridas en el vientre,posiblemente de las MG de los Messerschmitt. Antes de llegar a tu sección tecruzasteconelpuestodemanodelaFuerzaL.Leclerc,apoyadoensubastón,comositeesperase,tepreguntó:
—Cabo,¿matóaRommel?—Ro…Quedaste estupefacto.Parecíaque las arenasdeKsarRhilane fuerana tragarte.
Habías tenido al Zorro del Desierto en tu punto de mira y habías fallado. Por tuexpresión, Leclerc debió aventurar lo ocurrido y, obviándote, se dirigió hacia eltelegrafista.
—MensajeaMontgomery.—Cuandoquiera,migeneral.—Enemigo se retira al norte. Stop.Han perdido 70 carros y 10 cañones. Stop.
Nuestrasbajassonmínimas.Stop.Nopasaron.Stop.Teencaminastehaciavuestrastrincheras.¿HabíasidoKsarGhilanevuestroBir-Hakeimoaquelloacababadeempezar?La
pregunta sin respuesta seperdiócontigoentre los cadáverespropiosyajenos.Y tupiel comprendió el significado de hacerCamerone de la 13.ª Semibrigada: morircombatiendo,sindarunpasoatrás,mientrasquedaseconvidaunodelosvuestros.
La «Columna Leclerc» enterró a sus muertos a los pies del limes romano sinllantos ni cruces ni flores sobre sus tumbas. Sólo unos versos de Federico GarcíaLorca recitados por Fábregas. Al terminar, dirigió la mirada hacia los cadáveresalemanes tendidos en los cráteres provocados por sus propios obuses y, como sihablaseconlosmuertos,remató:
—Empiezaelllanto/delaguitarra./Esinútilcallarla.Nohabíaningúnespañolentrelosfallecidos.Lamayoríahabíansidosenegaleses
del grupo deTibesti, caídos en el cuerpo a cuerpo con soldados de laWehrmacht.Entre los heridos, el más significativo para vosotros era Raymond Dronne, elCapitán.
Ksar Rhilane había sido vuestra prueba de fuego contra el Afrika Korps y lahabíaissuperadoconéxito.Losextenuantesentrenamientoseneldesierto,lafusiónde los hombres con la naturaleza, la camaradería entre las razas alrededor de lasfogatas nocturnas y… la letra y música de vuestras canciones habían resultado
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eficaces.Puede sonar extraño contar esto décadas más tarde, pero cuando quedasteis a
solasenvuestraposicióncarbonizadaporlosbombardeosdelosStukaylasalmasdevuestrosmuertoscorríanenbuscadelagloriabajolasarenasdeTúnez,comenzasteisa reconstruir las posiciones defensivas delbox a golpe de cánticos. Las filas galasentonabanLaMarsellesa,perolaquemásjolgoriodespertabaeraChantduDèpart.
—Me gusta —comentó Fábregas al escucharles—. Da la impresión de quequierenrevivirlaRevoluciónfrancesa.
ElHimnodeRiegoyelAy,Carmelatomabanelrelevodesdelasfilasespañolas.Lossenegalesesycamerunesessalmodiabanletrasguerrerasdesustribusyhastasetiznaban el rostro con líneas y símbolos de significado desconocido para ti. Losargelinos canturrearon alguna copla beduina y los griegos del coronel Gigantestatareaban algo ininteligible, mientras los ingleses del comandante artillero ClarkasistíanmudosalrecitalofrecidoporlossoldadosdelamultirracialFuerzaL.
El tercer día de la retirada de los Panzer hacia las posiciones deDjebelOutidamaneció con el sol expandiéndose, en la linde del desierto con el cielo, como unhuevoestrellado.Asuluzleacompañabaunanubedepolvoyelrugidometálicodelascadenasdeblindados.
Ospusisteis tensos,dispuestosa regresar a las trincherasya lashoyas,pero laordendelgeneralnollegó.YesqueLeclercsabíaqueeranfuerzasaliadas.
Ante vosotros desfiló la división blindada neozelandesa, la del teniente generalFreyberg. Llegaba de Libia con orden de destruir las defensas alemanas en lasmontañas centralesdeTúnez.Leclerc contemplabadepie, apoyadoen subastónycubriéndosedepolvo,elpasodecientosdeShermanyHalf-Trackconcasiveintemilsoldados.Lamuecadesurostroreflejabaqueloquemásambicionabaensucarreramilitareraunadivisiónblindadaasusórdenes.
El jeepdemandodel tenientegeneral sedetuvoa laalturadeLeclercmientrasqueloscarrosdecombatecontinuaronsurutahaciaelnoroeste.FreybergdescendiódelvehículoysedirigióalPatrón.EramásaltoyfornidoqueLeclerc,yunbigoteinsignificantecruzabasutezmorena.
—LetrasladonuestraadmiraciónporhabercontenidoelavancedelAfrikaKorps—saludóavuestrogeneral.
AellosseuniócorriendoelcomandanteinglésClarky,despuésdecuadrarseantelosgenerales,solicitóaFreyberg:
—Migeneral,leruegoquemereleveporotrojefeartillero.YonopuedoseguirenlaFuerzaL.SonseresqueparecennotemerlairadeDios.
Elneozelandés, extrañado, interrogócon sumiradaaLeclerc,pero sólo recibióporrespuestaunencogimientodehombrosyunasonrisa.
AntesdedespedirseysustituiralcomandanteClark,el tenientegeneralmiró la
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banderadelaFranciaLibrequeondeabaenlatorredelKsar,yselamentó:—EsunapenaquesuenseñanopuedalucirsobreTúnezcuandoloocupemos.—¿Porquédiceeso?—preguntódesconcertadoLeclerc.—¿Nolosabe?—¿Quéhedesaber?—inquirióelPatrónconimpaciencia.—Montgomery se enfadó con su compatriotaKoenig, porque desobedeció una
ordenenHimeinaty…—¿Quéocurrió?—Montyordenóatacardefrentelaposición,peroalllegaraella,lasfuerzasdela
13.ªseencontraronconunacolumnaPanzer.YKoenig,envezdeatacar,construyóunboxparaimpedirelavance.
—HizoCamerone.—Perdón.—Quemicompañerosesintióeninferioridaddecondicionesyprefirióadoptarla
formadeluchaenlaquesoninvencibles.—Ya, entiendo. Pero al inglés no le gustó.De ahí que destinase aKoenig a la
LíneaMareth como fuerza de reserva. Por eso, la bandera de la Francia Libre noondearáenTúnez.
AquellaspalabrassedebieronclavarenelcerebrodelPatróncomounobúsdel105sobreunsuelodearcilla.Leclercagachólacabeza,elhumodesucigarrogolpeósus ojos.El neozelandés, por su gesto, debió comprender que, sin proponérselo, lehabía asestado una puñalada.La conciencia debió carcomerle sobre la oportunidadperdidadehabercallado,porqueprefiriódespedirse:
—GraciasdenuevoporhabercontenidoaRommel.TeniéndoleaustedenKsarRhilane,estamossegurosdequeelAfrikaKorpsnointentarámaniobrasenvolventesporelsur.
ElPatrónalzólacabeza,yFreybergdebiósentirelmismoescalofríodetodoslosquevisteiselrostrodeLeclerc.Susfaccionessehabíanocultadodetrásdelabrumadelcigarroy,ensulugar,unamáscaramacilentasonreía.
Cuando el tenientegeneral y la divisiónblindadaneozelandesa seperdierondevistaysólointuíaislanubedepolvoasurebufo,seoyóelgritodeLeclerc:
—Levantenlaposición.SalimoshaciaTúnez.
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LASALTASESFERAS
ERALAMADRUGADADELNUEVEDEABRIL.Loscuernosde la lunaaúncomparecíantímidamente, el aire se detuvoy el sol se superaba a símismo sobre las pistas delaeródromodeTúnez.DosmandosdelaWehrmacht,alpiedelaescalinatadeaccesoaunGothaGo224,entablabanloquesospechabanseríasuúltimodiálogoenÁfrica.
—Espero tener suerte y convencer a Hitler de que necesitamos con urgenciacombustibleyrefuerzos.
—¿YsielFührernoaccediera?El mariscal Rommel tragó saliva antes de contestar al aristocrático y altivo
GeneraloberstHansJürgenVonArmin.—En ese caso no cumpla la orden que le llegará deBerlín de resistir hasta la
muerte.Noconduzcaanuestrossoldadoshastaesedestino.Limíteseacapitular.YomehagoresponsabledeesadecisiónanteelFührer.
Elestruendodelosmotoresdel224apagólasúltimaspalabrasdeRommelyelgirodelashélicesdelGothaprovocóunviolentoviento,loquelesobligóasujetarselasgorrasdeplatoyagacharlacabezaparaquelaareniscanolescegara.
—Mariscal,loimportanteesquecuideesehígadoyregreseconmásfuerzas—expresóelGeneraloberstantelafazamarillentadeRommel.
—Lointentaré.—Sivaavisitaral tenientecoronelClausVonStauffenberg—gritóVonArnim
para hacerse oír por encima del rugido de losmotores delGotha—, trasládelemisdeseosdequesemejorecuantoantes.
—Asíloharé,Generaloberst—dijoconunpieenlaescalinata.—Mariscal,¿mepermiteunapregunta?Rommeldetuvoelascenso,segiróhaciaVonArnimyasintió.—ElgeneralVonVaerstmecomentóloafirmadoporeltenientecoronel,cuando
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seleevacuóherido,dequehabíaquemataraHitler.¿Quéopinadeello?—Yonoopino.Soyunsoldadoycumploórdenes.—HeilHitler!—cerróVonArnim.Rommel no pronunció palabra, se limitó a alzar sumano extendida sinmucho
entusiasmoeintroducirseenelavión.Unminutodespués,elGothaGodespegóantelaatentamiradadelGeneraloberst, impasible en lapista con losdedos cruzadosydeseando que la misión del mariscal tuviera éxito. En caso contrario, se veíaconducido a un campo de prisioneros aliado o, lo que era peor, al interior de unatumbaeneldesierto.
CUATROHORASMÁSTARDE,esemismodía,acasiquinientoskilómetrosdedistancia,elgeneralPattonentrócomounaapisonadoraeneldespachodeEisenhower.
—Ike,¿paraquémellamaste?—Siéntate —ordenó con calma Eisenhower—. ¿Quieres un cigarro? —Y le
ofrecióelcontenidodeunapitilleradorada.—Gracias, peroprefierounode losmíos—dijoPatton extrayendounpurodel
bolsilloizquierdodesuguerrera.—Seguroquetepreguntasporquétehehechovenirhastaaquí—manifestócon
calmamientrasencendíauncigarrillo.—Veoquehoytehaslevantadomuyintrigante—alegó,prendióelpuroyañadió
—:Peronotengoprisa,cuandoteapetezcapuedescontármelo.Pattonsereclinóenelsillón,anteunaligerasonrisadeEisenhower.—Tengounabuenanoticia…—Hitlerhamuerto.—Ojaláfueseesa.No,George.EssobreRommel.—Vaya,¿quéleocurreala«zorritadelosarenales»?—HaceunashorasharegresadoaBerlín.—Larataabandonaelbarco.—No creo que sea eso. Hitler le prohibió permanecer en África por lo de su
enfermedadhepática.PensamosquehaentregadoelmandodelAfrikaKorpsaVonArnim.YharegresadoaAlemaniaparaconvenceralFührerdequeenvíerefuerzos.
—¿Loconseguirá?—preguntóPattonapoyandosuscodosenlasrodillas.—Esdudoso.ElEjércitoRojoleestádandomuyfuerteporeleste.—¿Entonces?—ElAfrikaKorpshaquedadodefinitivamentealmandodelGeneraloberstHans
JürgenVonArnim—dijo,yletendióunafichadeidentificaciónconsufotografía.—Joder,conesasorejaspareceelprimodeMickeyMouse.—Déjatedebromas.AhoraexplícamecómoestáelcercoaTúnez.
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Patton tomóunahojaenblancodeencimade lamesadelescritorioysacóunapluma del bolsillo. Trazó una línea y de sus extremos desplegó otras dos que seunieronenunpuntopordebajo.«Untriánguloisóscelesinvertido.SugerenteimagendeTúnez»,pensóEisenhower.
—Atento. Aquí tenemos el Mediterráneo.—Y dibujó unas líneas onduladas amododeolas.
—Dejadehacerelmemo.—Vaya,ahoraqueibaadibujarlosdelfines.—Noseasmamarracho.—La situación es esta —dijo Patton, con una voz que adquirió un tono
repentinamente severo—. Dentro del triángulo están los nazis. —Y dibujó unaesvástica—. Por el este, aprovechando la llanura de Gabès y siguiendo por lasciudadescosteras,entraránlastropasdelinglésdelasetanegraenlacabeza.
—George,hazelfavordemostrarunpocoderespetoporMontgomery.—Loquetúdigas.Nosotrosestamosaquí.—Remarcólaparteoestedelexterior
deltriángulo—.EntraremosenElGualtarmañana.—¿Quiéncubrelosflancos?—AMontyse loscubren los rojosde laLegiónExtranjera.AnosotroselCorp
Francd’Afrique.—¿Quétalestos?Pattoncarraspeóyexpusoconvozbaja:—Enelprimerenfrentamientoconlosnazis,lesaniquilarondosbatallones.—Lo siento—dijo, apartando el cigarro de la boca para continuar—:Supongo
queesosocavaríasumoral.—No.Susmuertoslossuplenconloscojonesqueleponenalasunto.Megustan.
Tendrías que haberlos visto enDyrMjadine o enDjebel Sema. Se batieron comocosacos:atacabanydesaparecían.
—¿Cómoeseso?—preguntóextrañadoEisenhower.—UtilizanunatécnicamuyraraaprendidaenEspaña.Golpeanyserepliegande
inmediato sin que nadie sepa dónde están sus posiciones. Il Régiment Fantôme lollaman.
—¿Quiénestáalfrente?—Elcomandante JosephPuzt,veteranodemilguerras.Además, lascompañías
españolas las manda un antiguo almirante español que se lleva bien con nuestroqueridoBradley,untalBuiza.
—Entiendo.¿Quiéncubreelvérticeinferiordetutriángulo?—Leclerc y sus negros. Son duros los tipejos.Detuvieron el avance de la 90.ª
DivisiónPanzerenKsarRhilane.—¿DequiéndependeLeclerc?¿Denosotrosode…?
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—Deldelasetaenlacabeza.—Ya.¿Quéórdenesharecibido?—Quemantengasuposiciónsinmoverse.Eisenhowerdepositósucigarroenelcenicerodelatónyfruncióelceño.—¿Quétepreocupa,Ike?Antesderesponder,elcomandantejefedelastropasaliadasenÁfricaextrajoun
telegramadelbolsillodesuguerrera.—Supongo que nada—dijo—, si es que Leclerc depende de Monty. Por eso
piensoque,siestáacantonadoenKsarRhilane,estecabledebedeserunaconfusióndetranscripción.
LetendióelpapelaPattonyesteloleyóenvozalta:—«Leclerc ha tomadoMezzouna».—Soltó una carcajada y exclamó—: ¡Será
hijodeputa!—¿Quéopinas?El general del revólver de las cachas demadreperla saltó del sillón,mordió el
puroy,conunasonrisa,sentenció:—Nohayerror,Ike.LeclerchadesobedecidoaMontgomeryysedirigeaizarla
banderadelaFranciaLibreenelpuertodeTúnez.
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CIUDADSANTA
ERALAUNAYMEDIADELANOCHEdel12deabril.Latemperaturahabíadescendidocuarenta grados, el viento silbaba arrastrando partículas de arena que ametrallabanvuestroscuerposyelmediocírculolunarlucíadetrásdelaesvásticanegracolocadaenlatorremásaltadelaGranMezquitadeKairuan.
ElgrupodelcapitánGeoffroy,compuestopormusulmanesargelinosyfrancesesde la metrópoli, además de vosotros, se adentró en las calles de la ciudad santa.Caminabais pegados a las paredes con la bayoneta calada en el fusil, más dosgranadasyunpuñalenelcinturón.Estabaprohibidodisparar.Aquelloeraungolpedemanoconhojasdemetal.
Laciudaddelaaureolalegendariaalaspuertasdeldesierto,puntodeencuentrodecaravanasymercaderes,defielesydesueños,decallesdearenaycasasdebarro,sintiópasarporsuscallejuelascentenariaslasbotasdelavanguardiadeLeclerc.Ibaispegadosalasparedesdeadobeybordeabaisconcuidadolasesquinas.
Nadie en sus calles, sólo el silencio del desierto roto por el taconeo de losalemanesensusrondasdevigilancianocturna.
Vuestramisión:reduciraloscentinelas,tomarposicionesclandestinasyesperarel alba. Entonces, junto con los primeros rayos del sol, el grueso de la Fuerza Lentraríaportodoslospuntoscardinales,menosporelnorte,parapermitirlesunavíadeescapeeimpedirqueseatrincherasen.
Consubfusilesenristre,dossoldadosde laWehrmachtpaseabandelantede laspuertas de laGranMezquita. Se detuvieron unminuto a encender un cigarro. Fuesuficiente.
Dos argelinos saltaron sobre uno y le rebanaron el cuello con sus gumías. Eladjudant-chefsaltósobreelotroyleseccionólagargantadeuntajoseco;sangrefríaypulsodehierro:parecíaunindionavajocortandocabelleras.Mirastesurostro.Ni
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unamuecaensujetaimpasible.¿Qué esperabas? ¿Una lágrima? ¡Cojones! EraCampos, elmencey guanche, el
gigantedelosojosnegros,mandíbulacuadrada,vozronca,zarpasdeosoyelodioalfascismoensusvenas.
Retirasteis los cuerpos de la calle y forzasteis la cerradura de una de las seispuertasdeaccesoalpatiodelaGranMezquita.
—Conellos,Bête—teordenóCampos.Seguiste a los soldados argelinos al interior. De inmediato, pegasteis vuestras
espaldasalasparedesyavanzasteishaciaelportóndeaccesoalalminar.Loabristeissinestruendo.Alpenetrareneltorreón,sedescalzarony,conungesto,teordenaronquetequedasesvigilando.Ellosascendieronporlasescalerasdepiedracomogatoscon la gumía en los dientes.Alminuto, escuchaste un chasquido de dedos: era laseñal. Ascendiste a lo alto delminarete saltando de tres en tres los escalones. Unalemányacíaenelsueloconvariaspuñaladasenlaespaldaylatráqueaabierta.
Quedaste en la cúpula del alminar acompañado de un soldado argelino quevigilabalapuertadeacceso;elotroregresóparaunirsealgrupodeGeoffroy.
ConlalentedelprismáticodelMosinoteastelosalrededores.Enaquelbalcóntehabíasconvertidoenelnuevomuecín,peroconunadiferencia:noibasarealizarlascincollamadasdiariasalaoración.
Distinguiste cómo la compañía se dividía en tres secciones que ocupaban lascallejuelasdelcentro.PegadoalastrespuertasdelamezquitadeJamaTietaBibanehabíaunPanzer.La seccióndeFábregas loasaltó, sacandoa sus tripulantespor latorretaconnavajasdemuelleycuchilloscurvosdeempuñadurasdehuesorozandosuscuellos.DespuéslosperdistedevistaenlaoscurasantidaddeKairuan.
Las horas de vigilancia transcurrieron con lentitud, pero no te importaba: eldesiertotehabíaentrenado.Enélnohayprisaparanadaysisobraalgoeseltiempo.
Enaquellosmomentosdesilencioyespera,recordastealgoocurridodíasatrás.Después de que el general neozelandés informase indiscretamente aLeclerc de
que labanderade laFranciaLibrenoondearíaenTúnez,elPatrónsevolvió loco.TrazósobreelmapaunalínearectadesdeKsarRhilanealpuertodelacapital.Yleseguisteis.
Avanzasteis con la cordillera montañosa del Atlas a vuestra izquierda y lasfuerzasnorteamericanasalotrolado.Primeroseguisteiselrebufodeladivisióndelgeneral Freyberg. Llegasteis con ellos a Djebel Outid y, al ver a Leclerc, elneozelandés,desconcertado,lepreguntó:
—¿UstednoteníaquequedarseenKsarRhilane?—Suelotemplarelhierrocuandoestáincandescente—respondióelPatrón.—PeroMontgomeryleordenó…—Yonoobedezcoórdenesestúpidas.
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Recuerdasque,entonces,elgeneralneozelandéssonrió.Tuvistelaimpresióndeque Montgomery no le caía simpático a ninguno o que se había establecido unaamistadasimplevista.
Despuésdeesteencuentro,lessuperasteisporsuderecha,pueslosneozelandesesavanzabanalavelocidaddelosSherman.
CuatrodíasmástardearribasteisaGabès.Corristeiscomodemonios.¿Quéerauncentenar de kilómetros en los arenales cuando habíais recorrido miles? Además,Leclercteníaprisaeideósumétododecombate:maniobrar,atacar,destruir,desarmaral enemigo sin hacerlo prisionero y seguir avanzando sin recoger ni enterrar anuestrosmuertos. Para ello se creó una escuadra demutilados que realizaban estaoperaciónenlaretaguardia.
El8deabriladelantasteisporlaizquierdaalVIIIEjércitoBritánicoqueseguíalarutaalestedelacosta:Gabès,Staf,Mahdia…Nosepercatarondevuestrapresenciao el generalMontgomery hubiese ordenado deteneros bajo amenaza de consejo deguerra.YaldíasiguienteentrasteisenMezzouna.
Aquella forma de avanzar, el siempre adelante, te entusiasmaba. Leclerc habíatransformado los trescientos sesenta grados sobre los cuales se desarrollaba unaguerra en uno solo: el frente.Ya únicamente os restaban ciento sesenta kilómetroshastaelMediterráneo.Cadadíaquepasabamáscerca teencontrabasdelcampodeconcentracióndeNatzweiler-StruthofydemataralObersturmführerRudolfTörni.
Elvientocesóyquedaronpocasestrellas.Tupensamientoregresóalpresente.Deunmomento a otro, el sol iluminaría del color de la sangre la ciudad santa.Llegóprecedidodeunabrisaque jugabacon laarenaformandouncaleidoscopiovivodefiligranas cambiantes que danzaban sobre los caminos y hasta en el interior delenormepatiodelaGranMezquita.Alfondo,lapolvareda.Enlaciudad,losdisparos.LaColumnaLeclerchabíallegado.
Habíaissorprendidoalbatallónalemánquedefendíalaciudad.Loscombatessedaban calle por calle, esquina por esquina, casa por casa, ya fuese con ráfagas desubfusiles o a bayoneta calada. La artillería permaneció muda y los Stuka nocomparecieron.
Por tu parte, desde el balcón delminarete sólo te viste obligado amatar a dossoldadosdelaWehrmachtqueesperabanagazapadosenunaesquinalallegadadelosvuestros.Yanosentíasnadaalmatar.Teestabastransformando,cadadíatevolvíasmásinsensible,igualalostiemposqueostocabanvivir.«Lainocenciaarrugada»,lohabríabautizadocualquierpoeta.
Vuestro botín: siete Panzer Tiger ardiendo, veinte muertos, treinta heridos,doscientos prisioneros desarmados y dejados a su suerte en la boca del desierto,granadas de mano, subfusiles, pistolas, cañones anticarro y miles de litros decombustible. En vuestras filas contabilizasteis unmuerto y una docena de heridos.
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QuitasteistodaslasbanderasconlacruzgamadaeizasteislasdelaFranciaLibre.Fin de la batalla, y la imagen que se repetiría meses más tarde a lo largo de
vuestrorecorridoporEuropa:Fábregassentadoenelsueloconlaespaldaapoyadaenunapared,susubfusilconelcañónaúnhumeantereposandoenlaarena,encendiendouncigarro.Eraelculmendeunorgasmo.Sólolefaltabalaguitarra.
Puestosdeguardiaen laciudad,cenaarrebatadaa laWehrmacht, seishorasdesueñoysalidahaciaTúnez.
—ElpuertodeLeGouletteseráelDunkerquenazi—adelantóFábregas.AldíasiguienteabandonasteisKairuany,viendoalejarseelmacizodeZaghouan
avuestrocostado,avanzasteishaciaelnorteescoltadosalaizquierdaporladivisiónblindadaneozelandesayelVIIIEjércitoBritánicoavuestraderecha.Atrásquedólaciudadsantadelossuníesysusedificiossagrados.Sólotuvisteuninstanteantesdepartir para embobarte con el enorme patio de la Gran Mezquita y el mármol, elgranito y el pórfido de las paredes en la sala de oración. «No entres», te ordenóFábregas.«Alosnocreyentesnosestáprohibidoelpaso.AsínoenfurecemosaloshabitantesdeKairuanynosveráncomoAliados».
Marchabais todo lo rápidoqueesposiblepara lossereshumanosenpistassóloindicadas para obstinados camellos. La Columna Leclerc no se detenía ante nada.Ibais dejando atrás aldeas que habían crecido alrededor de pozos, nómadas quesacabanaguaconocresparacalmarsusedoladesuganado,tiendasabiertasporloscuatro costados con niños y mujeres de atuendos diversos y bellos colores quepincelabanelamarillentopaisaje,tuaregconporteyandaresmayestáticos;todos,consu parsimonia habitual ajenos a batallas de extranjeros invasores de su horizonte,honorygrandesarenales,osmirabandeformaabiertaeindisimulada.
Los exiliados españoles seguíais encuadrados en la compañía del capitánGeoffroy.
—Sabéis,elcapitántuvounhomónimoquefuelíderdelosTemplariosalláporelsigloXIV.Cuentanquedurante tres añoshasta custodió elSantoSudario—osdijoFábregas, sin desaprovechar ocasión para instruirnos—. Geoffroy de Charny sellamaba.
Vuestra forma de ataque seguía siendo lamisma: asaltos nocturnos a bayonetacaladayocupacióndelasaldeasociudadesporelgruesodelaFuerzaLalamanecer.El25deabrilocupasteisSussey,alritmodemarchadecamellosporlasdunassindescansarjamás,seguisteishacialascolinasquebordeanTúnez.
—¡Agalopar,/agalopar—canturreabaFábregas—/hastaenterrarlosenlamar!Alamanecerdeldía7demayoosencontrabaisalaspuertasdelaciudad.—¿Qué cojones hace aquí Leclerc? —rumoreaban que había gritado un
desencajadoMontgomery.Fuera como fuese, el caso es que el inglés os asignó como fuerza de apoyo el
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batallón501.ºdecarrosdecombate.Aquellosboinasnegrasseibanaconvertir,sinquelosospecharais,envuestroscompañerosmásalládeÁfrica,enelmismocorazónde Europa: París. Eran soldados y mandos franceses con conductores españoles,argentinos, chilenos y algún uruguayo. Eso hizo que simpatizarais con ellos deinmediato.
Túnezseencontrabasitiado.Sólolesquedabalalíneaocupadaporla5.ªDivisiónPanzerdesdeelpuertodeLeGoulettealdeBizertaylasaguasdelMediterráneoparaemprender la huida. A vuestra derecha, el impresionante despliegue de la fuerzainglesa.Porlaizquierda,seaproximabanlosyanquis.
Os llegaron noticias de que además de los españoles enrolados en la LegiónExtranjera de la brigada del general Koenig, en la que se encontraba tu hermano,habíamuchosmásenunnuevoejércitoquetomabalascotasdeaccesoalpuertodeBizertaalestedeTúnez:elCorpFrancd’Afrique.Decíandeellosqueeranseismilyhabíanconquistadolacota84permitiendoelpasodelostanquesdePattonyBradleyhacialasposicionesalemanas.Losinglesesynorteamericanosloscalificabancomomuyprimitivos,puesavanzabanconasnosfamélicosomulos,conalforjascargadasdegranadasdemorteroligeroyminas,atravésdematorralesylomasindiferentesalosdisparosdesdelosnidosdeametralladorasybúnkeresdelaWehrmacht.EranunaespeciedeTerciosdeFlandescompuestosporfrancesesyespañolesquesuplíansufaltadearmamentomodernoconunaimportantedosisdeentusiasmoyhabilidad.Deloqueoístesobreellos,unacosatellamólaatención:marchabansiguiendoelritmodelosacordesdeChantduDèpartyelHimnodeRiego.
Tambiénos contaron sobre lamasacre sufrida por elCorpFranc d’Afrique.Alparecer,loscuerposdecientosdesoldadospertenecientesasusbatallonesdeasaltoseencontrabandiseminadosporlasladerasdelascolinasquecircundanBizerta.Lamayoríapertenecíanalascompañíasespañolas.DijeronqueladivisiónblindadadelgeneralBradleyhabíaaccedidoalpuertograciasalcorajedemostradoporaquellosprimitivos combatientes al enfrentarse a cuerpo descubierto con nidos deametralladoras, búnkeres y posiciones defensivas anticarro. «Ahí tiene su caminodespejadohaciaBizerta», lehabríadichoel capitánMiguelBuizaalgeneralOrnarBradley. Este, según comentaron, contempló la ladera de la cota 84 plagada dehombresmutiladosporlametralla,saludómilitarmenteaBuiza,y,conunnudoenlagarganta,sólopuedoarticularunapalabra:«Gracias».
NohubodefensanumantinadelacapitaldeTúnez.LaWehrmachtyanoposeíadestructores en el Mediterráneo, la RAF los había aniquilado. Tampoco llegaronrefuerzos desde Sicilia y el estruendo de los Stuka jamás compareció. Soldadosalemanes huían hacia Italia, abandonando armamento y uniformes, en simplesembarcacionesdefortunaobotesdepescadores.Aúnasí,algúncañóndel88delosnuevosTigeralemanesconsiguiódiezmarmásdeuna secciónaliada.Peroosdaba
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igual: la raza superior había caído y, lo más importante, la baraka, su aureola deimbatibilidad, había desaparecido de la faz de la Tierra. Comenzaban a sentir elmiedo.
La5.ªDivisiónPanzerse rindiósinofrecergran resistenciaantesdeponerseelsol.Alosdosdías,elgeneralVonVaerstseentregabaalasfuerzasnorteamericanascomandadas por Ornar Bradley. Después, el jefe accidental del Afrika Korps, elGeneraloberst Von Arnim, capituló, y a las veinticuatro horas los italianos deGiovanniMesseserindieronalneozelandésFreyberg.HabíaisderrotadoalEjeenelnortedeÁfrica,casiuncuartodemillóndeprisionerosconstituyólaprueba.
LasfuerzasdeinfanteríaaliadasfueronocupandoyasentándoseenlascallejuelasdeTúnez.LaFuerzaLlesacompañó.Entrasteisendosfilasconlasespaldaspegadasalasparedesyvigilandolostejadosybalconesdehermososornamentosmaltratadosporlasbalas.Osllegabaunagranvariedaddeoloresqueenvolvíanaldelapólvora,desdeelnauseabundodelascloacasabiertasporimpactosdemetrallahastalosdelasflores de bellos jardines. Se produjeron algunos disparos aislados, posiblemente defrancotiradoresprotegiendolaretirada.EldespliegueenlacapitalsecompletóendoshorasyalaWehrmachtsólolequedaronlasaguasoloscamposdeprisioneros.
Habían transcurrido casi cuatro años desde que arribasteis al puerto de Orán,aquel abril de 1939. Compañías de Trabajo, la Legión Extrajera de Vichy, ladesercióne ingresoen las fuerzasde laFranciaLibreymilesdekilómetrosporeldesierto:Koufra,elFezzan,Trípoli,elboxdeKsarRhilaneyTúnez.TodoeseperiplodesfilóportumentesinquedesaparecieralaimagendetusmanosentornoalcuellodelObersturmführerRudolfTörni.
Deaquellaexitosacampañahuboalgoque temarcó tantocomo lacapitulacióndelAfrikaKorps.Eraelatardecerdeprimerdíadeocupación.Túnezeravuestroylos soldados paseabais relajados por las calles de los zocos. Fábregas fumaba uncigarrosentadoenunapiedraplana,apoyandolaespaldaenunapareddeadobedeElKumach,adornadaconcoloridospañuelosyvelosdeloscomerciantesinstaladosenlosalrededores.LaperlaquebrillabaenellóbulodelaorejadelsargentoteindicósupasoporElBirka,elzocodelosjoyeros.
—CadavezmáscercadetuObersturmführer,¿eh,Bête?—Sí,misargento,cadavezmás.Tesentasteasuladoyencendisteuncigarromientrasobservabaisensilencioa
lossoldadosinglesesynorteamericanosregateandoconlosvendedoreslocales,quementíanenuninglésdesaldosobreelpreciodelosproductos.Elchóferdeunjeep,conunoficialyanquiasulado,aporreóelclaxonconinsistenciapidiendopasoalamarabuntaarmada.CondesganaleabrieronuncaminoyelvehículoseperdióporlascallejuelasdeElKumachdejandotrasdesíunremolinodearena.
—OtroCabodeHornossuperado.Cuandoquierastecolocoelsegundoarete—
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dijo,antesdearrojarlacolilla.—SóloquieroentrarenEuropacuantoantes.Temirósorprendidoypreguntó:—¿Notehasenterado?—¿Dequé,misargento?—HandisueltolaFuerzaL.La Fuerza L había sido disuelta en aras a la creación de supuestas divisiones
blindadasdelaFranciaCombatienteequipadasconarmamentonorteamericano.LosrumorescrecíanyparecíantenervisosderealidadpuesaLeclerclehabíanconcedidootraestrellaysiungeneraldecaballeríaposeeyatres,necesitaconcretarsusueño:elmandodeunadivisión.Perodemomentotodohabíaquedadoenhabladurías.
LasfuerzasaliadasacamparonalasafuerasdeTúnezytodoslosdíasdisfrutabaisde unas horas de permiso para entrar en la ciudad. El alto mando inglés habíaprohibidoa sus soldados frecuentar losbarriosdeprostitutas.Alparecer, teníanungraveproblemaconlasenfermedadesvenéreas:lamitaddesustropaslaspadecían.Alescucharesaorden,nopudisteevitarelrecuerdodelmesquesufristeenlaLíneaMarethafuerzadeazufreeinyeccionesdebismutoporculpadelacompañeraputayporhabertedejadoconvencerporGitano.Tepreguntastequéseríadeél.
Eldía20demayoamaneciódespejadoyconlalunallenaaúnenelcielo.Delosseisgradoscentígradosdelanochepasasteisaloscuarentaalmediodía,lahoraenlaque estabaprevisto el desfile de todas las unidadesquehabíanderrotado alAfrikaKorps por las avenidasMaréchalGalliémi y Jules Ferry. La Fuerza L destinó unacompañía del Regimiento de Tiradores Senegaleses del Tchad para el desfile. NiFábregasniCamposseofrecieronvoluntarios,odiabanlosdesfiles,lasmarchasylasfanfarrias militares. Sólo querían entrar en Europa y enfrentarse a los nazis, y lodemás carecíade importanciapara ellos.Sequedaron en el campamento;Campos,lanzando cuchillos desde veinte metros sobre el tronco de un olivo, en tanto queFábregasencharcabalagartijasaescupitajosmientrastocabalaguitarra.Túleshabíassecundado en la decisión, pero eso no impidió que aquellamañana te encontrasesentrelamultitudaplaudiendo.
LagrímpoladelVIIIEjército inglésabrióeldesfile; la siguió ladel IIEjércitonorteamericanoydetrás,elresto.Contemplasteconorgulloelestandartedevuestroregimiento exhibido en las bayonetas de los fusileros deTibesti quemarchaban alfrente.«RegimientodeTiradoresSenegalesesdelTchad»,seleía.Debajo,laCruzdeLorena bordada, simulando un ancla con su maroma, y los bordes del banderínadornadosconflecoscolororo.
La muchedumbre agrupada en los laterales de las avenidas lanzaba gritos deentusiasmo.Mujeres sin velos y con hijos harapientos de ojos picaros formaban laprimerafiladeespectadores.Detrás,loshombresconturbantesosinellos,perocon
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gumías que se adivinaban en sus cinturones.Ymuchos soldados que, como tú, noparticipaban en el desfile por no haber sido elegidos o por no haberse presentadovoluntarios.Aquelloerauncaosinfinitodealegría,olores,coloresycánticos.
Enormesaplausosyvítores,queproveníandesdetuderechayalolejos,sefueronaproximando.Algolosprovocaba,sinquealcanzasesadistinguirloniteimaginasesdequésetrataba.Alminuto,todosereveló:elestandartedela13.ªSemibrigadadelaLegiónExtranjera encaraba la avenida de JulesFerry bajo la leyendaLegioPatriaNostra.Detrás,losquepisblancos,losfajinesazules,lascharreterasconloscoloresde la Legión Suiza de 1855, sus pliegues en las camisas, la granada de las sietellamas, el distintivo de Bir-Hakeim al comienzo del hombro y el atuendo de losGastadoresdelaGranArmée.Suscolores,elrojoyelverde,alritmodeochentayochopasosporminuto:LeBoudin.
Lamultitudsevolvió locaanteaquellaexhibición.Escrutaste los rostrosde loslegionariosbuscandoeldetuhermano.Allíestaba,alfrentedeunasección.
—¡Fran!—gritaste,yalzastelosbrazos—.¡Fran,soyNico!Niaminorólamarchanisurostroseapartódelcielo,perounaligerasonrisate
indicóquetehabíaoído.Creístequepudoverteporelrabillodelojo.«Tengo que ir a su encuentro», te dijiste. Pero era imposible caminar entre la
población tunecina agrupada en las avenidas, decidiste esperar al final del cortejoparadirigirtehastaellugarenelqueestuvieseacantonadalaLegión.
Sóloquedabaunaunidadenlaretaguardiadeldesfileyeralaquelocerraba:elCorpFrancd’Afrique.Sabíasquelamayoríaeranespañoles,porloquetumiradaseclavóentodossusrostros.
—¡TenienteGranell!—exclamastecomounlocoencuantolodistinguiste.Noteoyó.Teabristepasoacodazosentrelosespectadoresysaltasteenmediode
laavenida.Corristehastaponerteasualturaytuspiescogieronelritmodemarchaparadesfilarasulado.Almirarteparecíaextrañado.Seguramentesepreguntóquiéneraaquelespontáneo.
—¡Cojones,Ardura!—gritóalreconocerte,y,despuésdededicarteunasonrisa,añadió—:¡Noseleocurraperderelpaso!
—Descuide,miteniente.Cientoveintepasosporsegundo:eseesmiritmo.Alverquetúnoerasexpulsadoporlasfuerzasquemarchaban,lamultitudsefue
incorporandoaldesfile,intentandomarcarelcompásenlaretaguardia.Fueentoncescuando las voces de los soldados del Corp Franc d’Afrique entonaron Chant duDèpart ante los aplausos del gentío. Al cesar, comenzó el Himno de Riego.Sorprendido,tegiraste.
—Esla9.ªcompañía,ladelcapitánBuiza.NosllamanL’Etrangère—teinformóGranell.
Al terminar el desfile, los hombres se dispersaron en dirección a los bares y
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cantinas de Túnez. Era el día de la victoria y sólo se permitía la diversión.Americanos, ingleses, franceses gaullistas y antiguos petainistas, senegaleses,cameruneses, tropas indígenas con suschéchias rojas se entremezclaban en garitosnauseabundosquedestilabanunapestosooloravinoagrioydondese jugabaa losnaipesconlapistolaoelpuñalsobrelamesa.
Entreellossedistinguíanárabestemerososdequelesreconocieransusvecinos,rapaces que buscaban una propina por cualquier recadoo informacióny chulos demiradapenetrantequeacariciabanelmangodelanavajasituadaensufajínmientrasvigilaban sus posesiones de carne: gordas de pechos enormes encajados condificultad en sostenes del tamaño de tiendas de campaña; flacas de ojos saltonesreciénsalidasdealgúnnicho;morenasconestrafalariaspelucasrubiassemejantesaestropajosyrubiasmaquilladascomoexcéntricosarlequines.
—Hijo, vayamos hasta un sitio tranquilo —recomendó Granell—. Tenemosmuchodequéhablar.
En las paseo hacia el puerto de La Goulette entrasteis a un bar donde seconcentrabanpescadoresajenosadesfilesyguerras.Ossentasteisypedisteisalgodecomer.Elmenú,uncombinadodecarnedeovejaconverdurasytéfrío,noeragrancosa,perolacomparaciónconelranchodetodoslosdíasloconvertíaenunmanjar.
El teniente te contó con detalle la creación del Corp Franc d’Afrique conespañolesdelasCompañíasdeTrabajoydefrancesesdelaLegióndePétainydesuinminentedisoluciónparaintegrarseenunadelasdosdivisionesqueseibanacrear.
—EscasiseguroqueatugeneralLeclercloponganalmandodeunadeellas.También te detalló las batallas en las que se vieron envueltos desde finales de
1942yde los caídosenellas.Tehablóde la conspiracióncontra losdictadoresdeArgelia en la que participó junto a Joseph Puzt yMiguel Buiza. Y añadió lomásimportante:tumadre.
—Seencuentrabien.EstáenelbarriodeBadelOueden…Sobreuntrozodepapeldibujóuncroquisdelabarriada,señalandoconunaequis
el lugar de la vivienda, por si te era posible ir a visitarla. Y lo que añadió acontinuacióntedejósinaliento:
—Ah,allíteencontrarásatuamigoGitano.«¿Qué hace ese traidor en casa demimadre?», te preguntaste, rechinando los
dientes,peronadadijiste.Os despedisteis antes del anochecer para dirigiros a vuestros respectivos
campamentos. Por tu parte, tenías que pasar por el asentamiento de la 13.ªSemibrigadaparaabrazaraFranycontarlelasbuenasnoticiasdevuestramadre.
No tuviste ni que adentrarte en las posiciones de la Legión Extranjera: a laentrada,teesperabatuhermano.Osabrazasteis.
—FuihastaelfortíndelRegimientodelTchadymeinformarondequenohabías
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regresado—tedijo.Osintrodujisteisensucuartelytellevóhastaunagrancarpaquehacíalasveces
decantina.Unavezdentro, tellamaronlaatenciónunasmujeressoldado,acodadasenlabarra.TuexpresiónnopasóinadvertidaparaFran,yteexplicó:
—Sonlasspearettes,enfermerasparacaidistas.Tambiénpertenecena laLegión.Una de ellas, laadjudant Susan Travers, salvó la vida del generalKoenig enBir-Hakeim.
VolveraencontrarteconFrandespuésdevuestraestanciaenTrípolifueunadetusmayoresalegrías.Perolaprincipalllegódespués,cuandolehubistecontadoquevuestramadreseencontrababienyenseñadoelcroquisdelabarriadadibujadoporGranell.
—Casi sieteaños sinverla—murmuró.Ymiróal cieloparaañadir—:MañanaconsigounjeepyvamoshastaOrán.
—¿Podráshacerlo?—Seroficialtienesusventajas.—Ysonrió.
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ORÁN
NO HABÍA DUDA: la ciudad pertenecía a los yanquis. Soldados conduciendo losvehículos semiorugas, los Half-Track, se paseaban por las calles ahuyentandocamellos,rebañosdecabrasyhastaalgúndromedarioquerumiabaplácidamentealasombra de una palmera. El caos infinito salpicaba las callejuelas flanqueadas porcasuchas infames, tuguriosnauseabundos, jaimasabiertaspor loscuatrocostadosycercados para bestias instaladas en las plazas de arena. Mendigos, vendedorescallejeros, aguadores, arreadores de burros, charlatanes y yaouled —niñoslimpiabotas—descalzosysuciosiniciándoseencabronadas.
La atmósfera erapolvoybatahola.Abocinazosde jeep, los oficiales se abríancaminoentreaquellamaraña.Alosnorteamericanos les interesaba todo:alfombras,esterillas,chechias,albornoces,telaspintadas,velos…Pagabanendólaresuofrecíantrueques: chocolates, tabaco rubio—generalmenteLuckyStrike—,queso rojo,pandemolde,lecheenpolvo,botellasdeCoca-Colayhastabalascambiabandemanostrasarduasnegociaciones.
El croquis no os sirvió de mucho para guiaros por aquellas carreterasdesvencijadas. Además, debíais batallar contra la polvorienta y pastosa brisa quegolpeabalamuralladelaciudadyosresecabalaboca.
—¡Eh,muchacho!—gritóFranaunyaouleddeojossaltones.El rapaz se acercóy tu hermano lemostró el esquema trazadoporGranell.Lo
miróconatenciónybalbuceóalgoquenoentendiste,perosusonrisayungestodeasentimientomostraronqueconocíaellugar.
Fran,conunaseña,leindicóquesesituaseenelasientodelcopilotoparaqueleguiaseentreaquellamarabuntaocrey tórrida.Tú te sentasteen laparte traseradeljeep.
Vuestro guía os llevó bordeando la línea del puerto. La imagen del Stanbrook
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varadoacientosdemetrosdelaorilla,conmilesderefugiados,regresóatucabeza.Habíantranscurridocuatroañosytodoestabamáspresentequenunca.
Lasaguasseencontrabantranquilas;inclusodabalaimpresióndequesepodríacaminar sobre ellas. Una docena de gaviotas revoloteaban en el cielo. Alguna,inopinadamente,selanzabaenpicadosobreelmarcalmo,capturabaalgúnpezyseelevabaconlagraciadeunStuka.
Antesdeterminarelpaseoporlalindedelmar,girasteisalaizquierdayeljeepcomenzó a subir una ligera pendiente escoltada por casuchas blancas de adoberesquebrajado.Elascensoculminóenunacallejueladesamparadaqueenlazabaconlos arrabales. La pendiente había aumentado y Fran dudó de que la potencia delvehículoalcanzaraparaascenderaquellacuesta.
Aparcó el jeep antes del ascenso, quitó las llaves, cogisteis las mochilas y,siguiendoalniño,osencaminasteisporunlugarcuyamiseriasesuperabaasímisma:las fachadas se veían negruzcas de la humedad que transpiraban, el suelo olía ameados y aparecía tapizado por cagarrutas de aves y roedores, hasta se oía a laslagartijas —o tal vez eran ratas— ocultarse entre la hojarasca, y las tapias eransuperadasporlabuganvilla.Losrayosdelsol,comoastasdetoro,seclavabanenlaespalda.
Vuestrociceroneseñalóunaviviendadedosplantas,defachadadecalymurosde adobe, y extendió la otra mano. Fan depositó sobre ella varios francos y unpaquetedeGitanes.Elmuchacho inclinó lacabezayseperdiócorriendopendienteabajo.
El interior del portal se encontraba limpio, conmacetas colgadasde la paredyllenas de flores rojas, blancas y amarillas. Aquello contrastaba con el mugrientoexterior.Avuestraderecha,unaescaleradepeldañosdemaderadabaaccesoalpisosuperior.Alfrente,unlargopasilloqueterminabaenloqueparecíaunpatiointerior.Oísteis voces de chiquillos provenientes de él y os encaminasteis hacia allí parapreguntar.
Variosniños cesaron su algarabía en cuantoosvieron.Suquietudprovocóquedosmujeresdelcorrillosalieranenestampidarecogiendoasendoscríos.Entendisteisla razónde su huida: eranmusulmanas y ningunapuedepermanecer enun recintocerradoenelqueentraunhombre.Elrestocesólacharla,talvezlarepetidacientosde veces sobre un pasado que removerían día tras día como el filo de una navajadentrodeunaherida.
—¿Nico?—lavozdubitativaproveníadelgrupo:eraladeunamujeracurrucadaenunaesquina,envueltaensuvelo,irreconocibleentresushatillos.
—PreguntábamosporMartaArdura—dijofirmetuhermano.—¿Fran? —la pregunta sonó como un grito y distinguisteis a vuestra madre
poniéndoseenpie.
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Soltasteis los petates y os abalanzasteis hacia ella.Os abrazasteis y nada pudodetenervuestraslágrimas.
RECORDARÍASAQUELLATEMPORADAenOráncomounadelasmásfelicesdetuvida.Ibaishastaelmercadilloy llenabais lasmanosdetumadrederegalos:pañuelosdecolores, flores para sus macetas, cortinas y colchas, vestidos nuevos y comida enabundancia. Tú saqueaste todas las chocolatinas del mercado negro. Eran tudebilidad,convertidaenquerenciaporlaescasezdetantosaños.Lostres,lafamiliacasialcompleto,juntos.NopreguntasteporGitano,perotumadreteinformóqueseencontrabaenOrántrabajandoentuguriosnocturnos.
Escasas veces mencionabais a los ausentes, hasta que una mañana, nada máslevantaros,Franpropuso:
—HastaCarnotnohaymásqueunashorasdeviaje.MegustaríadejarunasfloressobrelatumbadeLuci.
AL LLEGAR A CARNOT, el campo de refugiados para mujeres y niños habíadesaparecido.Sóloquedabanlasalambradascaídasylosbarraconesmedioderruidos,junto a imágenes que parecían levitar sobre las corrientes de aire. La arenilla queportaba el viento convertía todo en una prolongación del desierto. Aquello era unpobladohabitadosóloporvuestrosfantasmas.
Tumadre os guio hasta el cementerio. Unmurete de piedra lo protegía de lastormentasdearena.Lastumbasseadivinabansóloporlascrucesdemaderasobrelasque habían escrito algún nombre con letra despareja y tinta negra, que enmuchoscasosaparecíachorreada.
Enelcamposanto,lossepulcrosextendidosalrededordevosotroscomountumormaligno.Enciertaocasión,escuchasteaalguiendecirquelagrandezadeunpueblosemide por la de susmuertos. Si eso era así, ante vosotros lomás grandioso delvuestro:susmujeresysushijos.Luisa,Mercedes,María,Alicia…Ibaisleyendolosnombresdeotrasrefugiadasmientrasvuestrospasososconducíanhastalatumbadetuhermana.
—Aquíes—señalótumadre,lacónica.Sobrelacruzdemadera,cuatronombresdebajodeldeLucía.Noeraiscreyentes,
por lo que no hubo ninguna oración, sólo un nudo en la garganta y los ojosencharcados. En ese momento te hubiese gustado ser Fábregas para rescatar unpoemadeLorcaoMiguelHernándezyrecitarlobajolosacordesdeunaguitarra.
Vuestramadre dejó las flores apoyadas en la cruz. Fran se arrodilló, cogió unpuñadodetierrayloguardóenelbolsillodesupantalón.Túapretasteelarete,queaúnnotehabíascolocadoenlaoreja,yrepetisteeljuramento,conmáspotenciaque
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eldeLeclercenKoufra:«RecorreréEuropaentera,hastaque te localicey temate,ObersturmführerTörni».
Antes de partir de aquellas ruinas, te dirigiste por la calle formada por losbarracones.Lamismaquehabíasrecorridoarrastrándoteconbalasenlaspiernas.Ala izquierda, el cobertizo del capitán de campo. Entraste. Te quedaste un minutocontemplandolamesadedespachoinclinadasindospatas,reposandosobreunsueloplagadodecorrosdearena,yelventiladordeltecho,inmóvilyrodeadodetelarañas.La imagen de aquel cerdo sudando bajo su salacot y exigiéndote dinero por laliberacióndeLucíaydetumadreseinstalóentumente.ÉlhabíasidotanculpablecomolosmiembrosdelaGestapo;elretrasoenlaliberaciónhabíahechoposibleelasesinato de tu hermana. Si algún día se cruzaba en tu camino, te juraste en aquelinstante,tambiénseríahombremuerto.
Caminasteporlacalledearenahastaelúltimobarracón.Lapuertachirrióylaluzdelsoliluminóunhabitáculosinventanas.Diezcamastrosdesvencijados,colchonesysábanasenelsuelo,botellasvacíasyunaratamuerta.
—¿Fueaquí?—preguntóFran,colocándotelamanoenelhombro.—Sí—balbuceaste.—Encontraremosaesehijodeputa.Talvezfuelarabiaolaimpotencia,peronopodíasabandonarelotroracampode
refugiadossinprenderfuegoaaquelbarracón.QueríasbarrerdelafazdelaTierralaignominia,aunquefueraconelsimbolismodelasllamaspurificadoras.
Osalejasteisdeallídistinguiendolaesteladehumonegruzcoperdiéndoseenlaclaridaddelcielo.Eralaprimeravezentuvidaqueteapetecíaemborrachartehastaperderelconocimiento.
FRAN,INTUYENDOTUDESASOSIEGO,teacompañóaquellanocheporlascallesdeOrán.Entrasteisenunbarrepletodesoldadosnorteamericanosquesemejabaunaguaridadebandidos.Eloloravinopeleónseentremezclabaconelhumodecigarroscreandounaatmósferadifícildetraspasarhastaparaelvuelodeunabala.Tuvistelasensacióndequehubiesebastadounapalabramaldicha,quizáunsimplegesto,paraquetodoestallara.
Yestalló.Algohabíaocurridoydossillasvolaroncontraelmostrador.Gruposdesoldados
yanquisseenzarzabanapuñetazosoesgrimiendobotellas.—Salgamosporahí—dijoFran,indicándoteunapuertadetrásdelmostradorpor
laqueseescapabantresárabes.La PolicíaMilitar norteamericana entró en tropel, porra enmano, golpeando a
todoelquellevaseuniforme.
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Vosotros habíais conseguido escapar siguiendo a los tres musulmanes queparecíanhaberrepetidolaevasiónmilesdeveces.SeadentraronenlascallejuelasdeOrán como si fueran susmadrigueras.Era seguro que las habían utilizado siempreparahuiroparaocultarsusmiserias.
Derepente,osencontrasteisdetrásdeloqueparecíaunteatro,enunacallejuelademalamuertealaqueseaccedíaporunaescaleracuyospeldañosapestabanaorín;losburdelessealineabanaderechae izquierdaconfachadasdecoloreschillonesyapliquescuyaluzcoloreabalosmosaicosdelasparedes.
Entrasteis en uno de ellos. No recuerdas ni el nombre. Las paredes del localestabancubiertasdeespejosdoradosycuadrosdeninfasdesnudas.Alfondo,delantedecortinasdeterciopelo,unaprostitutaseexhibíaligeraderopasobreunabanqueta.Los soldados yanquis fumaban en silencio mirando el espectáculo mientras serascabanlaentrepierna.
Unodeellosselevantóysedirigióhacialachica.Lemetióunfajodebilletesenel sujetador y desapareció detrás de una cortina. Comenzaron los silbidos y laspatadas en el suelo, y otra mujer apareció sobre la tarima. Llevaba un chándaltranslúcidoysecontoneabaalritmoquelemarcabalamúsicadeungramófono.
—Dosgüisquis—gritóFranalbarman.Nohabíasdadoelprimertragocuandootrosoldadosellevóaladelchándal.De
nuevo el estruendo: silbidos y patadas. Una joven rellenita y con lencería rojaapareciódetrásdelascortinas.Tehubiesegustadoirconella,peroelrecuerdodelacompañeraputahizoquesóloapuraraselvasoypidierasotro.
DossoldadosabordaronaFran;losdistintivosdelaLegiónExtranjeraleshabíanllamado la atención y querían averiguar cómo alistarse. No les prestaste atención,puesdistinguisteauntipocontrajecanelaqueguiabaalaschicashaciaelescenario.Surostroteresultóconocido.«Nopuedeser»,pensaste.Cogisteelvasoytedirigistehaciaeltablado.
—¿Vasairteconesachica?—YFransonrió.—Noeseso.Eseldeltraje…Caminasteentrelasmesasrepletasdesoldadosnorteamericanosqueteescupían
insultosygesticulabanparaqueteapartasesoagachases.Teubicasteenunaesquinadelatarimayesperasteaquealguienretirasealamuchachaparaqueaparecieseotra.Yocurrió.Llególanueva,acompañadapor…
—¡Gitano!—gritaste.Saltaste encima del escenario. El escapó por una puerta que daba a la calle.
Corriste,persiguiéndole,yteabalanzastesobreél.Caísteisalsueloyrodasteisporlasescalerasdelacalle.Túlegolpeabasenlacarayenelvientre.Derepente,lapuntadeunanavajademuellesseinstalóentubarbilla.
—Déjameenpazoterajo—dijo,arrimandosurostroaltuyo.
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—Eresunasquerosotraidor.—Yleescupisteenlacara.Apretó la hoja aúnmás sobre tu cuello.Viste tu sangre chorrear ymanchar la
empuñadura,peronosentistedolor.—¿Traidor?—Teagarróporlacamisaconfuerzaybajólanavaja—.¿Mellamas
traidor? ¿Así me agradeces que te facilitase la identificación del asesino de tuhermana?
—LaconseguistevendiendolaidentidaddeLeclerc.—Esoesmentira—gritó—.Jamáslleguéafacilitaresainformación.—¿Porquédesapareciste?—Porque Campos y Fábregas me sacaron del hospital y me dijeron que el
Deuxième Bureau había descubierto mi juego de doble agente. —Alzó la voz—:Ellos lo comprendieron de inmediato: conseguir la ficha de filiación de tu queridoObersturmführermehabíadelatado.
—¿CamposyFábregasestabanalcorriente?—preguntastedesconcertado.—Claro, imbécil —exclamó, y exhibió una sonrisa—. Ellos eran los que me
dabanlainformaciónfalsaquedebíatrasladaraloscolaboracionistasdeVichyparaconfundirles.
—Nuestropuestoestáenlastrincheras,noenburdelesviviendodelasprostitutas—gritaste,talvezparaocultarelmazazorecibido.
—¿Las trincheras?Nomehagas reír,Ardura.Esoseacabó,yosóloquierounaauténticacamaconlámparasrojasalosladosyunahembraquemelacaliente.
—Medasasco.Volvisteaescupirle.Exhibiólapuntadesunavajaantetusojos,yañadió:—Ytú,pena.Unamanopoderosaagarrósumuñecayladesarmó,arrojandoelarmaalsuelo.
EraFran.—Nomásdisputasentrecompatriotas—ordenótuhermano—.Nosvamos,Nico.
AcabandeinformarmeahídentrodequeLeclercestácreandolaIIDivisiónBlindadaparaentrarenEuropa,ynecesitavoluntarios.
Buscasteporelsuelotuquepis,lorecogistey,antesdealejarteconFran,tedistemediavueltayleespetasteaGitano:
—Regresaatucamaconlámparasrojas.ParaderrotaraHitlernotenecesitamos.
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LIBRO3.ºDELATRINCHERAALAGLORIA
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LA2.ªDIVISIÓNBLINDADA
LOSDÍASPOSTERIORESfuerondejúbilodesdeCasablancaaTrípoli,pasandoporOrányArgel. Españoles de lasCompañías deTrabajo o de los campos de refugiados ypresospolíticosfranceses,comoexpulsadosdelinfiernoyarrojadosalestercolerodela guerra, llegaban a riadas y se iban enrolando en las fuerzas de la FranciaCombatiente,yafueseenla1.ªDivisiónLigeraoenla2.ªDivisiónBlindada.
LaColumnaLeclerchabíasidodesmantelada.Atodoslossoldadossenegalesesycameruneses,quehabíanrecorridolosdesiertosylasselvasdeÁfricaconelPatrón,desdeGabonaLibia,selesprohibiósumarsealasnuevasdivisionesqueentraríanenEuropa. Las razones del Alto Mando aliado se resumían en dos sospechas: lasextremas condiciones del invierno europeo podrían matarles y, además, se lesconsiderabapocoaptosparaaprenderelmanejodelossofisticadosShermanoHalf-Track.PeroFábregasteníaotraopinión:
—NoquierenvernegrosliberandoEuropa.Fuera como fuese, el caso es que la antigua Fuerza L, aún sumando sumayor
unidad,elRegimientodeTiradoresSenegalesesdelTchad,habíaquedadoreducidaaalgomás de unmillar de soldados blancos: franceses, griegos, algunos desertoresalemanes e italianos y los republicanos españoles. Un número a todas lucesinsuficienteparaformarunadivisiónblindadaqueaspiraraacasiveintemilhombresperfectamenteentrenados.
Curiosamente, el desbloqueo de aquella situación llegó el día de la entrega dedistinciones por la batalla de Túnez. Sobre la tarima, los generales franceses queostentaban la copresidenciadeFrancia:CharlesDeGaulleyHenriGiraud.Detrás,los generales Koenig, Larminat y Leclerc, héroes de la guerra en África. En laexplanada,formabaislasunidadesdelaFranciaCombatientecausantesdeladerrotadelAfrikaKorps.
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Seentregaronlasmedallasalasunidadesysoldadosdistinguidosenlacampañaylosespañolesrecibisteisunaagradablenoticia:
—…yseconcedelaCruzdeGuerraconPalmasalcomandanteMiguelBuiza.LaspalabrasdelgeneralLarminatllegaronatodoslosrinconesdelascompañías
españolasyestallasteisdealegría.Buizanosólohabíasidoascendidoalrangodejefede batallón de la Legión Extranjera, el mayor empleo conseguido por uno de losvuestros; además, recibía laCruz deGuerra, la tan ansiada distinción de cualquiercombatientefrancés.
A partir de ese momento, todo cambió. El exalmirante Buiza se convirtió envuestrojefeysusórdenesfueronmuyclaras:
—Añadan las compañías españolas del Corp Franc d’Afrique a la 2.ª DivisiónBlindada. El resto que se distribuya por igual entre todos los batallones franceses.Nuestro lema ha de ser: «De unidad cambiarás, pero con republicanos españolessiempreteencontrarás».
Anteaquellaordenlalocurahabíacomenzadoydeseabaisconvertirosenelcielodetodaslasaves.Lossoldadospermutabanaotrasbrigadas,regimientos,batallones,seccionesoescuadrasporafinidadespersonales,políticasofamiliares.Recuerdasconcariño a los hermanos Pujol, el cabo Fermín y el sargentoConstantino; los dos sesumaronavuestraunidadparapermanecerjuntosenlaguerradeEuropa.UnoveníadelCorpFrancd’Afriqueyelotrodela13.ª,yseunieronalaDivisióndelPatrón.
La 9.ª Compañía del Corp Franc d’Afrique, L’Ètrangere, se sumó casi alcompleto, excepto por susmuertos. Les precedía el canto delHimno de Riego. Alfrente, los tenientes Granell y Bamba —tan ilustrado como Fábregas, ya que laInstitución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos había hecho milagros—,después,lasseccionesdelossouslieutenantsElías,unpiednoir,yMontoya,antiguosuboficialdeloscarabinerosdeNegrín.
—El comandante Joseph Puzt se viene con nosotros y Buiza se une a la 1.ªDivisiónLigeraenlaquehanincluidoala13.ª—teinformóGranell.
En aquellas semanas todo era jolgorio entre las filas españolas, aunque losyanquisoshubiesenobligadoarasuraroslaslargasbarbasyaquitaroslasantiguasydeshilachadas ropaspara sustituirlasporeluniformede las tropasnorteamericanas.Esaeralanuevaimagenquedebíaistransmitir,osdijeron.
RecordarásaFábregas,que sinbarbaparecíauncrío, con suguitarra, anteunahogueraquehabíaperdidobrío.Cuandounabrisaempezóaremoverlashojasdelasramasdelolivar,estallósuvoz:
…españolesdelolvido.Pornosotros,enelsurdeEuropa,crecenllantos,muerenlirios…
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Losnuevossefueronincorporandoalrededoryatizaronlasbrasasparaprolongarelfuego.Regresaronlaspeticionesdeletrasdecancionesyademasiadomanoseadasy surgió algo nuevo: los bailes. El sargento Martín Bernal, un aragonés al quellamabanLarita II, antiguonovilleroalqueFranco truncósucarrera sinevitarqueconquistase lagloriaenesaguerra,sesituóentornode la lumbreycomenzóadarpases de pecho conuna imaginariamuleta.Los gritos de «ole, olé» se sucedieron,mezcladosconlosacordesdeFábregas.
Norecuerdasaquéhoraseterminóaquellanoche.Loquesíestámarcadoentumemoria fue lo ocurrido al amanecer.Después del toque de diana españolizado deTuguta, saltaste de inmediato del camastro, pero el sargento jefe Fábregas y lossargentosMartínyConstantinoPujolyaseencontrabanenpiejuntoaladjudant-chefMiguelCampos.Aquelloteextrañó:
—¿Quéocurre,misargentojefe?—preguntasteaFábregas.—Sitedasprisas,tambiénadmitimosalgúncaboprimeroentrenosotros.Te uniste a ellos sin saber dónde iban. Te daba igual, con ellos hubieses sido
capazdemeterteenelinfierno,propinarleunapalizaaSatán,rescataratodoslosquetuvieseesclavizadosensuscalderasyregresaravuestrasfogatasnocturnasaentonarAlasbarricadas.
Alsalirdelbarracón,visteisalcomandanteJosephPuzt,alquehabíanascendidoatenientecoronel,queosesperabaalvolantedeunBedford.Ascendisteistodosalacajadelcamión.Teextrañó lagrancantidaddepaquetes.Destapasteunoypudistecomprobarqueconteníanuniformesnorteamericanoscon laCruzdeLorenacosidaen el hombro. De repente el vehículo arrancó y, por la dirección que tomaba, osdirigíaishacialasposicionesdelIIEjércitonorteamericano.
Contabilizaste dieciséis mandos y diez soldados en aquel camión. Tal vez lamayoríaconocíavuestramisión,perotúeraselúltimoincorporadoynoteatrevisteaabrirlaboca,esperandoquealguienteloexplicara.
—ConvienequeelgeneralPattonveadiferentesgraduaciones—oístequePuztledecíaaCampos,aldetenerosanteelcuartelgeneralnorteamericano.
Eladjudant-chefllamóaFábregasconunaseña.Alresto,osdijo:—Bajenyesperenórdenes.Eltenientecoronel,acompañadodeCamposyFábregas,sedirigióhacialapuerta
delAltoMando.Elsargentovolteósucabezaytegritó:—Bête,úneteanosotros.Un soldado con subfusil en bandolera custodiaba la puerta. Se cuadró ante el
teniente coronel y un sargento mayor yanqui, con el pecho lleno de medallas, osrecibió.
—Ustedhacedetraductor—ordenóPuztaFábregas.El suboficial norteamericano os guio por un largo pasillo hasta una puerta
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acristaladaenlaqueseleía:«GeorgeSmithPatton».Osindicóqueesperaraisyélseintrodujoeneldespacho.Alminuto,regresóeindicóalgoparatiininteligible.
—Dicequepodemospasar—tradujoFábregas.Entrasteisconeltenientecoronelencabezayoscolocasteisenposicióndefirmes
mientrasPuztsaludabaalgeneral.Estesepusodepieconunpuroenlamano.Eratan alto como Puzt, pero te llamaron más la atención las cachas de nácar de surevólver.Patton se sentó sobre sumesadedespacho frente a vosotros, encendió elhabanoydijoalgoquefuetraducidodeinmediatoporFábregas:
—Preguntacuántoscamionesnecesitamos.—Dígalequeveintiséis—respondióPuzt—,unoparacadauno.Dichoesto,eltenientecoronelseacercóalaventanayseñalóalosespañolesque
esperabandelantedelBedford.Pattonasintió,yleordenóalgoalsargentomayor.Acontinuaciónañadióunaspalabras.
—Hapreguntadocuántotiempotardaremosenreclutaresosmilespañoles—dijoFábregas.
«¿Quéestápasandoaquí?»,tepreguntaste.«NosotrospertenecemosalaFranciaLibre,noalasfuerzasyanquis».
—Dígalequeenunasemanalostieneaquílistosparalainstrucciónbásica.Pattonasintióyostendiólamano.Quedasteperplejo,perotelimitasteaseguirles
porelpasillotraselsargentomayor.Alllegardenuevoalaexplanada,elsuboficialyanquigritódiversasórdenes,y
varioscamionesChevroletfueroncolocándoseenfila.AcontinuaciónletendióunacarpetaaPuzt,quefirmóunadelashojas.Debíadeserunaespeciedealbarán.
—Usted diríjase a Orán—ordenó el teniente coronel a Campos—.Yo haré lomismoenArgel.
TequedastejuntoaFábregasesperandoórdenescomounperrolazarillo.Seguíassinentenderquéestabaocurriendo.PuztdistribuyódocemandosespañolesentrelosprimerosChevrolet.Encuantolesdio las instrucciones,salieronencaravanadelasposicionesdelIIEjércitonorteamericano.
Entantoalrestodecamionesqueibanllegando,Camposasignabaaunodelosvuestrosdeconductoryleordenabaqueaguardaseacompletarelconvoy.
Cuandoquedaron juntoa ti,preguntastea lossargentosFábregasyConstantinoPujol:
—¿Sepuedesaberquécojonesocurre?Comosiempre,FábregasteexplicólacuestiónsinsacarseelGitanesdelaboca:—PuesquenosvamosaArgeliaareclutarespañolesenroladosenlaLegiónde
Giraud.Siesperamosquelleguen,alomejornolohacenhastaNavidad.—Pero me ha parecido entender que, después de reclutarlos, se unirán a los
yanquisenvezdeala2.ªDivisión.
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Lasmiradas de complicidad entre los sargentos te sacaron de quicio ymás suirónicasonrisa.
—EsoesloquelehicimoscreeraPattonparaquenosdejaselosvehículos—dijoFábregas.
—¡Enmarcha!—gritóeladjudant-chef.—Pero… —balbuceaste, mientras corrías hacia tu Chevrolet—. ¿Qué pasará
cuandoelgeneralPattonsedécuentadelengaño?—Queordenaráfusilarnos.
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REYERTASENORÁN
CATORCEVEHÍCULOSCOMPONÍANvuestroconvoy,treceChevroletyunBedford.Cadacamióndeberíatransportarentretreintaycuarentasoldadosparaque,sumadosalosqueconsiguieraPuztenArgel,llegaseisalmillarmarcadocomoobjetivo.
Pensaste que aquello era una misión imposible, pero Fábregas y Camposconvertíanlosmilagrosenunpasatiempo.Nuncapudisteimaginartequeaquellaseríanadamásquelaprimeradelastrastadasdelasqueseríastestigodeahíenadelante.Los meses siguientes te mostraron hasta dónde la guerra permite jugar a estosentretenimientostanpeligrosos.
La bribonada ideada por Puzt y Campos consistía en trasladaros hasta lasposicionesdelaLegiónExtranjerafielaGiraud,queenotrotiempoapoyaraaPétain,ohastaelacantonamientodelasunidadesdelCorpFrancd’Afrique.Unavezallí,secitabaa losespañolesparacelebrarunaasamblea.LuegoCamposleshablabadelaFranciaLibre,dequeelgeneralGiraudhabíaapoyadoalmariscalPétain—elamigodeFranco—,dequeahoranopodíamosrespaldarlo,delgobiernoenelexiliofrancésyespañol.TerminabaconlasoflamadequedespuésdeaniquilaraHitleryMussoliniiríamosaporFranco.
Acabada la arenga, cada uno preguntaba o mostraba su posición. Después sevotabaamanoalzada,ylaresolucióneraacatadaporlaminoría.Escuriosorecordaraquello;eraisopretendíaisserunejércitoasambleario.Deesamanera,endosdías,vuestros camiones se llenaronde soldados españoles que renunciaban a seguir conGiraud.SelesentregabanuniformesnorteamericanosconlaCruzdeLorenabordadabajo el símbolo «2.ª DB» y, unidos a ellos, seguíais camino repitiendo elprocedimientoparaconvenceramáscompatriotas.
Las noches que pasasteis en Orán fueron inolvidables. Queríais que se osdistinguiese de las antiguas fuerzas vichystas que se habíanunido a últimahora al
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caballoganador;porellovuestrossoldadosgritabanenlascallesaquellode:—¡Somosgaullistasyrojosespañoles!Losnorteamericanososmirabanperplejos,sincomprenderaquellapugnainterna
entrelosquehabíaisluchadodesdeelprincipiocontraHitleralladoDeGaulleylosque,estandoahoradevuestro lado,sehabíanenfrentadoavosotros inclusocon lasarmas.
En el bar François y el Au Coq d’Or barristeis a silletazos a un grupo degendarmes vichystas. No erais pendencieros; sólo queríais identificaros comosoldados republicanos españoles ymarcar distancias con los exvichystas enroladosconGiraud.
Unanoche,paseandoporelbulevardeGambeta,el sargentoConstantinoPujolidentificó a un sujeto con traje y sombrero blancos que caminaba apoyado en unbastóndeempuñaduradeplata.
—EsehijodeputaeselsecretariodelcónsuldeFrancoenOrán.Saltasteissobreél.Cuandocayóalsuelo,lellovieronpatadashastaenelcielode
la boca.Desencajadoy con el traje a jirones, se irguió buscando las gafas entre laarenadelacalle.Selaspisaste,ylegritastemientrascorríacallejaarriba:
—¡Somosrepublicanosespañoles!DileaFrancoquevadespuésdeHitler.La última noche, paseando con los Pujol por la Village Nègre, te pareció
reconoceraunhombregruesoconsalacotycubrenucasobreeluniformedelantiguoejército vichysta. Caminaba apoyado sobre los hombros de dos mujeres rubias ygruesas.Leseguiste.
«No puede ser», te dijiste entonces. Te acercaste por detrás. «Cuatro galonesamarillos.Esuncomandantedeinfantería».Algoselecayóalsuelo,seagachócondificultad ayudado por una de sus acompañantes. Tu palidez se debió unir a tuinmovilidad.«Esél».
Anteti,aquelcapitándecampodeCarnot,elcerdoqueteobligóapagarporlaliberaciónde tumadre y tu hermana.No te reconoció. «Pasan tantos por aquí», larespuestaclavadaaqueldíaentualmaregresócomounobúsdel105.Lograciosoesque Henri Giraud y los nuevos dirigentes de Argelia lo habían ascendido acomandante.NollevabastuMosin,niningúnarmadefuego.Sóloalosoficialesselespermitíasalirdeloscampamentosconpistola.
Pero no necesitabas un arma de fuego para terminar con aquel piojosocolaboracionista.Sacastelanavajademuellesqueguardabasenlabotaytedirigistehacia él. Los hermanos te acompañaron hasta que el excapitán de campo y lasprostitutas se introdujeron en una callejuela sin iluminación. Te enfrentaste condecisióny, antesdequeel comandantepudieraextraer el armade la cartuchera, leclavaste el acero en el vientre. Se inclinó hacia adelante. Las mujeres gritaron.Extrajiste la navajay se la clavaste en el pecho.Apretaste, y retorciste la hoja.La
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sangresaltósobretuuniformereciénestrenado.Susojossepreguntabanquiénerastúyelporquédeaquelataque,perosólorecibieronunarespuestaenigmática:
—Pasantantosporaquí,¿verdad?Deuntajolerebanasteelcuello.Lasmujerescorrieroncalleabajo.Elcuerpodelcabrónquedótendidoalrededor
de un enorme charco de sangre. Permaneciste inmóvil, mientras las suelas de tusbotasseencharcabandesangre.Erasunfrancotirador,sí,peroporprimeravezhabíasvistolavidafugarseporlosojosdetuvíctima.
—Vayámonosdeaquí—dijounodelosPujolagarrándotedelbrazo.Corristeisporunadelascallesadyacentesintroduciéndoosenplazasycallejones
desconocidos.Despuésdemuchocorretear,llegasteisalcampamentoalasafuerasdela ciudad.Lasprostitutas nohablarían, eso era loúnico seguro.Sólodeseabasqueaquello no tuviera consecuencias, que lo decretasen como «homicidio con autoresdesconocidos»—un crimenmás enmedio de la guerra—y laGendarmería no sepresentaseenvuestrasposicionesainterrogarosatodos.
Para las autoridadesde la ciudad, el asesinatodel comandante resultó el colmodel estruendo provocado en Orán; por eso alguien ordenó a la Policía Militarnorteamericanaecharosoarrestaros.Peronolesdiotiempo;habíaiscargadovuestroscamionesy,nadamássalirelsol,yaestabaisenTúnez,enlabasedelIIEjército.
Descargasteis casi quinientos soldados en el campamento de la 2.ª División yfuisteis a devolver los Chevrolet a Patton. Al llegar, el sargento mayor del pechollenodecondecoracionesosindicóellugarenelquedebíaisestacionarlosvehículos:enparaleloalosqueyahabíadejadoeltenientecoronelhorasantes.Camposlefirmóelalbarányosalejasteisdeallí.Todofueasídefácil.
La2.ªDivisiónBlindadayaseaproximabaalosveintemilsoldados,deellos,tresmilquinientoserancompatriotas.Sóloosquedabaestructurarosencompañíasyquelos norteamericanos entregasen el armamento prometido para salir con destino aEuropa.
Osalcanzaronnoticiasdequela1.ªDivisiónLigeraseríalaelegidaparaentrarenEuropaenprimerlugaryqueloharíaporSicilia,peronadaloconfirmaba.Esloqueocurreenelejército,primerolleganmilesderumores,luegoseimponelarealidady,porúltimo,teenvíanamorir.Elotrorumorquecirculabaeraqueseestabaformandouna3.ªDivisión que entraría enEspaña porAlmería.De confirmarse ese extremo,todoshubieseisingresadoenella,pero,unavezmás,nadaloaseguraba.
El1de junio llegarona losbarraconesdevuestraposición, conel sol cayendocomounaapisonadora,algunosdelosShermanyHalf-Trackprometidos.Osmovíaisalrededordeellosconlacuriosidaddeniños,soñandoconeldíaenelqueosasignaseelvuestroyos impartieran la instrucciónadecuadaparaguiarlospor loscaminosydispararpordoquieracualquierbúnkernazi.
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JugueteabasalrededordeunSherman,alzandolalonaquelocubríaparaobservarlacadenaqueenvolvíasuspotentesejesmetálicos,cuandooísteunavozatuespalda:
—¿EsaquídóndenecesitansoldadosparaderrotaraHitler?Aquellavoztehizogirardeinmediatolacabeza:—¡Gitano!
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LOSTAMBORESDEGUERRA
ELTRAZOMARCADOporelDonysuafluenteelDonets,desdelasciudadesdeRostova Voroshilovgrad, delimitaba la zona ocupada por los alemanes y el terrenoconquistadoporlossoviéticosdesdeStalingrado.Losdensosbosquesdesusriberasservían de hábitat para la Brigada Stárinov-Ungría compuesta por partisanosextranjeros,principalmenteespañoles.
AntonioArdura,tupadre,habíaconseguidoacomodoenesaunidaddespuésdeladesercióndelaDivisiónAzul.HabíasufridocombatesinimaginablesenEspaña,enellagolimen,enKrasnyjBor,ysentíamásquenuncaqueahoraelfríodelamuerteviajabaconellosporcaminossinmapas,enlosqueelfuegoylasangreborrabansushuellas.Atacaban a laWehrmacht y se replegaban a los bosques, pero las fuerzasnazis destruían todo en su retirada: cadáveres en las cunetas, caballos conbarrigasreventadasenlossenderos,viviendasdestruidas,mujeresvioladasycolgadasenlasvigasdelascuadras,trigalesardiendoyelhumoascendiendocomounaenormesetanegra.«Tierraquemada»,lollamaban.Cadametrodeterrenoeraunaputaluchasincuartel.Alládondeestuvieseel frente,seguíasinsoportar la imagendemuchachos—iguales a los alumnos que tuvo en las aulas de España— temblando de formaincontroladaanteel inminentecombate.Algunosvomitaban,otrosgritaban,peroelairesiempresellenabademaldicionesyjuramentossalvajes.«Hacesólotresmesesypareceunavida»,serepetíacadanoche.
LamayorJuliaNatalinovahabíaintercedidoantelasautoridadesdelPCUSylosaltos mandos del Ejército Rojo para que no se le encerrase en un campo deprisioneros.¡Malditasea!,pensaba.Legustabaaquellamujer;erafuerte,desenvueltaynoseamedrentabaconfacilidadantelasdificultades.HastacomentabanquehabíaconocidoaLeninsiendounaniña.Evitabapensarenella,puessentíaquetraicionabaa tu madre aunque estuviese en paradero desconocido o tal vez muerta. Además,
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ignorabasilamayorteníaotravidafueradelaguerra.Deahíqueambossesepararandirigiéndoseasuspropiastrincherasconunaspocaspalabrasdeagradecimiento,ynomás.
Amanecía a orillas del Don y la Brigada se encontraba de retirada después devolarlalíneaférreaqueuníaRostovaDneproperovskyprovocareldescarrilamientodeuntrenenelquesesospechabaviajabanaltosmandosdelaWehrmacht.
Era el final demayo y, aunque el deshielo había aparecido y las aguas de loscaudalosos ríos transitaban en calma, el frío permanecía en los bosques y en lascolinas. Los partisanos vestían doble, como decían ellos: dos calzoncillos, doscalcetines, dos pantalones… Eso les provocaba una apariencia hinchada quecontrastabaconsusescuálidosrostros.
Duranteeltrayectohastaelcampamentopartisano,tupadrerepasabaensumentela situación de los españoles en la Unión Soviética. La mayoría quería combatircontra losnazis,peroalgo lo impedíayno se les facilitaba la labor.Quenose lespermitieraaccederalEjércitoRojo,salvocontadasexcepciones,eralógico;peroqueles pusieran trabas para incorporarse a los partisanos le resultaba extraño. Sólo laBrigada de Stárinov, un coronel que había combatido con las BrigadasInternacionales en elEbro, les acogióy hasta permitió que su segundo, el tenientecoronel Ungría, fuese español. Tal vez la razón residiera en que preferían a losextranjeroscomomanodeobraensusfábricasenvezdetenerlosenelfrente.Perohasta lasmujeres rusas querían que todos los hombres, de cualquier nacionalidad,fueranenviadosacombatir.«Nosotrasnosbastamosparacumplirlosobjetivosenlaproducción», defendían. Otros aseguraban que la causa se encontraba en que ladirección del Partido Comunista no quería que muriese ninguno, ya que seríannecesariosenEspañasisellevabaacabolainvasión.
Se sumía en esos pensamientos mientras recorríanmás de veinte kilómetros através de los montes con los fusiles y las mochilas al hombro, cargando materialexplosivo,unamantayalgodecomida.Peroyaseaproximabanasucampamento,enun refugioconstruidoenmediodeundesfiladeroquemiraba retador las tranquilasaguasdelDon.Alllegar,comprobaronlapresenciadevariosvehículosdelEjércitoRojo. Tu padre temió que vinieran a desmovilizarlos y obligarlos a regresar a lasfábricasdearmas.
Doscamionesconlaestrellaescarlatadecincopuntasyunturismoblindadoconbandera deEstadoMayor. «Hasta han enviado a un gerifalte deMoscú», pensó tupadre.Seissoldados,contaron.«Insuficientesparaobligarnosaabandonarlalucha»,murmuraronentrelospartisanos.
Distinguieron hablando con el coronel Stárinov al jefe militar de aqueldestacamento: era unamujer. Se la veía imponente con su uniforme de mayor decaballería y sus ya crecidos y rubios cabellos sueltos. A tu padre no le costó
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identificarla.—¡Julia!—exclamó.—¡Mi libertador!—dijo Julia al verle. Se dirigió hacia él y le abrazó—. ¡Qué
alegríaencontrarte!—¿Quéhacesaquí?—Hemos venido a buscar voluntarios para que se incorporen a las unidades
mecanizadas.—¿Tambiénalosespañoles?—También—ratificóy,despuésdeunasonrisa,añadió—:Unodemistenientes
esespañol.Nosésiloconoces;sellamaAlbertoRejasIbárruri.Tupadrefruncióelceño,ypreguntó:—¿Noseráelfamiliarde…?—Sí,eselsobrinodeLaPasionaria.—Julia,porfavor,¿quéestáocurriendo?—Los Aliados están a punto de invadir Sicilia, y el Estado Mayor soviético
prepara la gran ofensiva contra los nazis en la frontera con Ucrania. Por eso osnecesitamosatodos.
—¿Quéganaríamosdejandoalospartisanos?—Si derrotamos a los alemanes en Kursk, nada nos detendrá hasta Berlín.—
Plególoscabelloshacíaatrásycondoshorquillasimprovisóunmoño.Secolocólagorra,yañadió—:LaEspañadeFrancoestarámáscerca.
CONVIENTOY LLUVIA,mayo también se había presentado en el campoprincipal deNatzweiler-Struthofyensusochentaycuatrosubcamposjuntoacientosdefrancesesdetenidos en la operación «Noche en laNiebla». Si en su día se construyó con laintencióndealbergaradosmilprisioneros,dosañosmás tarde, lasedeprincipalysus delegaciones, guardaban entre sus alambradas cerca de cuarenta mil. Elhacinamientoerainsufribleyaúnpeorparalosmilinválidosque,algunossinpiernas,searrastrabanhastalacoladelranchoconuncacilloenlasmanos.Aveces,cuandolesllegabasuturno,yanohabíaraciones.
Lospolacoseranlosmásnumerosos,seguidodelosrusosyfranceses,luegoloshúngaros y alemanes. Los italianos de la Resistencia sólo llegaban al millar. Losespañolesnocompletabanlacentena.Alamayoríaselestrasladabaalascanterasdegranitorojooalasfábricasdearmas,aunquelasempresasADLER,BMWyHeinkelno se habían demorado para solicitar esamano de obra gratuita. Y al hambre, laspulgas y las enfermedades se les unía el trabajo forzado, pero debían resistir o lacámaradegasolamesadeoperacionesdelforenseAugustHirtseríasudestino.
LosniñosdelcampoestabanalcuidadodelasWaffen-SSfemeninas.BertaRuf,
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una mujerona de unos treinta años y mandíbula cuadrada, era la encargada de ladisciplinaalosinfantesespañoleseitalianos,lamayoríadelasvecesavocesyotrasagolpesdefusta.Lesencomendaba la limpiezade losbarraconesode las letrinas,cuandoa losadultosse lesdestinabaa trabajosforzados.Tambiéndebíanatenderaloslisiados.
Eliibaacumplirochoaños,cuatrodeellosencampos,fueranderefugiadosodeexterminio, y tresmeses sin sumadre. «Espera al soldado de las chocolatinas», lehabía pedido ella el día que se la llevaron. Aquello le daba fuerzas y, aunque nollenarasuestómago,sussueñossecolmabanconlaimagendesdibujadadelrostrodeun soldado, del que sólo recordaba el nombre —Nico—, que le había regaladochocolateybombonesatravésdelasalambradasdelcampodeCarnot,enelnortedeÁfrica.Elsoldadollegaríaundía,fantaseaba,cargadodegolosinas,yliberaríaasumadre,aélyatodoslosprisionerosdelKonzentrationslager.
Cuando Berta Ruf se ausentaba, los niños formaban un corrillo y fraguabanhistoriasdehéroesycaballerosandantesquelesliberaríandelascadenasnazis, lasalambradas de los campos, y los conducirían a una tierra prometida que ellosimaginabanllenadecomidaydedulces.Laleyendaquemáscalóentreellosfuelade«Elsoldadodelaschocolatinas».Habíacomenzadocomotodas:quizásapartirdelo verdaderamente ocurrido o de algún pequeño detalle magnificado al extremo.Despuésseextendiódelabioenlabiohastaadquirirlostintesdelaepopeyadeunanoveladecaballerías.Losniñossefigurabanaunguerreroconarmaduradorada,quereflejara los rayossolares,a lomosdeunSherman, tambiéndeoro,yarribaríaunamadrugada impulsado por la luz del alba hasta la misma puerta de Natweiler-Struthof, derribaría sus muros y alambradas, mataría a los nazis y los rescataríaconduciéndolesalalibertad,mientraslesobsequiabaconchocolatinas.
Losprisionerosmutilados,queescucharonlahistoriadebocadelosniños,nuncaintentarondestruirelmito.Alcontrario,loalimentaban,inventándosemásaventurasyañadiendoepisodiosenlosqueellos,decían,habíanconocidoalsimparcaballeroandante.
—Yoservíensubatallón—relatabaPierre,unveteranoquehabíaperdidolasdospiernas y se desplazaba sobre una tabla con ruedas—. Los soldados de laschocolatinas viajan en carros de combate que vuelan y se hacen invisibles alenemigo…
Los mozalbetes escuchaban atónitos el cuento y dejaban volar la imaginaciónmientrasleescuchaban:
—Son inmortales. Viven entre las nubes y sólo bajan a la tierra cuando loshumildeslosnecesitan…
YPierreconcluía:—YahanderrotadoalAfrikaKorpsyvienenaliberaros…
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—¡Todosustedesalasletrinas!—gritólaWaffen-SSBertaRufdesdeelquiciodelapuertadelbarracónconlosbrazosenjarras.
Los niños huyeron despavoridos a la máxima velocidad que sus enclenques ydesnutridos cuerpos se lo permitían. Berta consiguió alcanzar de un puntapié alúltimodelafilayElicayódebrucessobreuncharcorodeadodelbarrizaldelcampo.
ElinválidoquedóasolasconlaSS.—Mediohombre,nadieosvaarescatar—dijoBerta—.Asíquedejadecontarles
estupidecesaloscríos.—FrauRuf…—¿Quéquieres?Pierreseapoyósobresusmanos,alzósucabezaylelanzóunamiradadesafiante,
parapreguntar:—¿Ysifueracierto?Si en el desierto, en el campamento de La Faya, Fábregas y tú, a golpe de
guitarra,esperabaiselregresodeLeclerc,vuestroGodotparticular,aaquellosniñosyalinválidolesocurríalomismo.Ylavisióndeunsoldado,sobreunShermanounHalf-Track, que les regalara dulces y destruyera el imperio del III Reich, era suensueño.
LAS MAZMORRAS DEL SÓTANO del fuerteMontluc, en Lyon, albergaban desde hacíacuatrodíasunpresomuyespecial.Noventayseishorascasisindormir,sincomernibeber.Losacabandesuceldacadadoshoras,dedíaydenoche,para interrogarle.LasexigenciassiempreibanacompañadasdepuñetazosdelCarnicerodeLyonodesulugarteniente,RudolfTörni:
—¡LosnombresdelosjefesdelaResistencia!—gritabaKlausBarbiefueradesí.Eldetenidonoabría laboca.Se limitabaa lanzarunesputodesaliva,mocosy
sangresobrelabotadesustorturadoresmientrassusfaccionesycamisasecubríandecarmesí.Aquellamañanaleremangaronymásdeuncigarroseapagócontralapieldesuantebrazo,desupechooensurostro.
Niunapalabra.Dabalaimpresiónquehastalesofrecíaasustorturadoreslaotramejilla.
EltiempocorríaencontradelaGestapo,porloqueintrodujeronagujasentresusuñas y la carne hasta despegarlas, sangrando, de los dedos. Todo ellomientras serepetíalaúnicaexigencia:
—¡Losnombres!Lasagujasfueronsustituidasporlasbisagrasdelapuerta,quemachacaronunaa
unasusfalanges.Elquintodíacomenzóparaeldetenidoalasdosdelamadrugada,despertándose
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conelaguaheladadeunbarreñoysiendoarrastradohastalasaladeinterrogatoriosporelpisocubiertodehecesysangre.
Dos semanas antes de aquella madrugada se había celebrado una reunión delConsejoNacionaldelaResistencia,elEjércitoSecreto,enlacasadeldoctorFrédéricDugoujon en el Ródano, con la presencia de los líderes conservadoresdemocratacristianos. Todo había transcurrido con normalidad y las tresorganizacionesreciénincorporadashabíanmostradosudisposiciónasumarfuerzas.La reuniónhabía terminadoyel jefepartisano,EugèneClaudius, recomendócomosiempre:«Salgandeunoenunocadadiezminutos».
NadasemovíaenlaoscuridaddelascallesdeCaluire-el-Cuire,cuandoirrumpióeneldomiciliounpelotóndemiembrosdelaGestapocapitaneadosporKlausBarbie.«Señor JeanMoulin, queda detenido por rebeldía contra el III Reich—dijoKlausapuntándoleconlaLuger-P08yañadióconunasonrisa—:¿OprefierequelellameMax?¿OlegustamásRex?».
Lohabían traicionado,pero¿quién?,se repetía.Cuandosepresentó laGestapo,sólosucolaboradorRenéHardyhabíaconseguidohuir.
«¿Será él?», se preguntó una vez más, mientras era arrastrado por quinto díaconsecutivoalasaladeinterrogatorios.
—Siento decirle—le dijo instantes despuésRudolfTörni con una tenaza en lamano—,señorMoulin,quesinonosda losnombresañadirámássufrimientoa sumuerte.
Recibiócomorespuestaunescupitajoensubota.LeabrieronlabocaagolpesyelObersturmführer introdujo la tenaza, enganchó un incisivo y se lo arrancó. Lasangrebrotódelaencíarecorriendosuslabiosydescendiendoporelcuello.
—Aúnlequedanmás—amenazóTörni.Al octavo día, el rostro de Jean Moulin estaba desfigurado: amarillento e
hinchado. Los vendajes de su cabeza no le servían para nada. Apenas podíapermanecer consciente unos minutos, ni en la celda ni ante sus torturadores. Elpeligrodequeentraseencomaseaproximaba.
—Mepreocupa,Klaus—lesusurróaloídoTörni—.Sisigueasísenosmorirásindecirnosnada.
—Losé.—¿Quépropones?—Lo vamos a meter en un tren con rumbo a Berlín. Que continúen los
interrogatoriosenelcuartelgeneral.Siselesmuere,quesearesponsabilidaddeellos.—¿Loembarcamosahora?—No,mañana—dijoKlaus,yencendióuncigarro.Diounacaladayañadió—:
Antes lovamosa exhibirporLyon.Que todosvean loque lesocurre a losque seenfrentanalFührer.
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—¿Cuálseránuestrosiguientepaso?Klaussedirigióalbaño.Frentealespejo,girólacaraymostrósusdientes.Dio
unacalada,contemplósureflejoyrespondió:—Ahoravamosaporloscabecillasdelospartisanos.LosdelComitéMilitarde
laZonaSurseránlospróximos.
HACÍADIEZDÍASqueelveranohabíainundadolasllanurasentrelasaguasdelDniéperyelDonets.Lalunahabíadesaparecidoennochesenlasquesealcanzabanlosdiezgradoscentígradosylosnoventalitrospormetrocuadrado.LoscieloseransurcadosporlaLuftwaffeendirecciónoesteyporlaV.V.S.ensentidocontrario.LosStukayFocke-Wulf Fw190 contra losYakovlev yLaGG.La batalla, demomento, sólo selibrabaenloscielos.Yencontrabaunadiferenciacontiempospasados:losStukayanosurcabanloscielosconinsolencia.
Ni tu padre ni ser humano alguno contempló jamás —ni soñó, quizás— unaconcentraciónterrestretangigantescadehombresymáquinas:unmillónymediodesoldadosarmadosconelAK-1yracimosdegranadasF-1colgadasdesustrinchas;cincomilcarrosdecombateT-34yKV-1camufladosenladensavegetación;veintemil piezasde artillería; tresmil aviones.Tal era la fuerza soviética concentrada enKursk,eldobledelaquelaWehrmachtteníadesplegadaentrelosvérticesformadosporlaspoblacionesdeIzyum,Belgorod,KrasnogradyDnepropetrovsk.
De un momento a otro se esperaba la orden de avanzar sobre los nazis paraprovocarsuretiradaporlastierrasdeUcraniahaciaAlemania.
Apoyado en el morro de un T-34, cuya torreta llevaba pintado el nombre de«Kirov»,seencontrabatupadreajustandolasgranadasalcinto.
—Nodeberíasllevartantas limonka—dijosonriendo lamayorJuliaNatalinova—.Recuerdaqueeresunsimpleconductordecarroymiayudante.
—¿Porquélasllamas«limonka»?Natalinovaabriólamanoy,mostrándoleunaF-1,contestó:—¿Novesqueparecenlimones?De repente, el rugido de una columna de carros de combate, que establecía su
campamentoenlasproximidades,lesobligóavoltearlacabeza.—Esoscarrosparecenreciénsalidosdefábrica.—Sí.SonlosIS-1.SellamanasíenhonoraIósifStalin.—Tragósalivayañadió
—:Ahoratodoseconstruyeensuhonor.—¿HubiesespreferidoaKirov?—preguntótupadre.—YoyelrestodelaUniónSoviética.—Ungestodedesazóninvadióelrostrode
Natalinova—.LaNKVDloasesinóparaqueno lehiciesesombraaStalin.En fin,supongoqueahoraloprincipalesganarunaguerraqueyadeberíamoshaberganado.
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—Noteentiendo.—Stalin purgó el Ejército Rojo de sus mejores generales acusándoles de
trotskistasypusoalfrenteaineptosqueleadulaban.—Encendióuncigarro,diounacalada y prosiguió—: Han sido necesarios millones de muertos y tres años pararecuperarlainiciativaquenuncadebimosperder.
—¿Qué pasará cuando termine la guerra?—Yencendió elHerzegovina que lehabíaofrecidoJulia.
—Nolosé.—SumiradaseperdióenlasllanurasdeKursk.Sacóunabotelladevodka del bolso de su abrigo y añadió—: Si se pierde,malo para el pueblo. Si segana,Stalinafianzaráelpodermásalládesumuerte.—Dioun tragodelvodka,yconcluyó—:Todoindicaqueelgranperdedorserádenuevoelpueblosoviético.
Lepasó la botella a tu padre.Este se sentó sobre las cadenasdel «Kirov»y lepropinóaljarabeuntragoprofundo.Natalinovaseacomodóasuladoy,despuésdeuna calada, cogió de nuevo el vodka y, reflexiva, como si hablase consigomisma,murmuró:
—Mañanacumplo treintaynueveaños.—Sonrió,y repitió—:Treintaynueve.Mi vida se resume en tres años de hambre ymiseria en laGuerraCivil contra losblancosymáshambrunaenlaposguerra.Cuandotodoparecíamejorar,comenzaronlaspurgasdeStalinalviejoaparatobolchevique.—Diountrago,miróalhorizonteycontinuó—:MeenroléenlasBrigadasInternacionalespormiedoaquemeenviasenaSiberia a causademis simpatíashaciaKirov.RegresédeEspañay losnazisnosinvadieron. Dos años en un campo de prisioneros y dentro de unas horas…posiblementelamuerte.
—No pienses en eso —acotó calmo tu padre—. Estoy seguro de quedestrozaremosalaWehrmacht.
—Simurieramañana,¿sabescuálseríamiúltimodeseo?—Niidea.—Quecuandosuenenlostamboresdeguerra,medespierteatulado.
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LAREUNIÓN
ERALAMAÑANADEL9DE JULIO.Elsolaúnnoseencontrabaensuesplendorenelcielo de Túnez, pero el calor machacaba los cuerpos en cualquier rincón de suscallejuelas blancas. Hasta la sala del hotel, en la que se habían citado los altosmandosmilitaresaliadosenÁfrica,sufríaelinfiernodelveranotunecino.
Losordenanzasmilitaresservíancaféotéalosgeneralescongregadosenaquelsalón.Ningunohablaba;simplementese limitabanaojear losdocumentosyplanosaportados por Eisenhower. Aunque Giraud y De Gaulle se encontraban presentes,como copresidentes del Comité Francés de Liberación, tampoco intercambiabanpalabras.Inclusoparecíanlosmásdistantes.Enfrentedeellos,Montgomery,luciendosusnuevosgalonesdemariscalysusempiternaboinanegra, intentabaencendersucachimba.Al verle, Pattonno se amilanóy encendió unpuro.Eisenhower, conungesto,indicóaunodelosasistentesqueabrieraunaventana.
Eldesayunoestabaservido.—Puedenretirarse—ordenóEisenhoweraljefedecamareros.Cuandohubosalidoelúltimo,elgeneralnorteamericano,abriendosucarpeta,se
dirigióalresto:—Señores, han tenido tiempo de leer los detalles de la Operación Husky.
¿Alguien tiene alguna duda? —Todos negaron con la cabeza y Eisenhower,consultando su reloj, continuó—: Pues no hay más que hablar. En quince horascomenzaráeldesembarcoenSicilia.MontgomeryocuparálaprovinciadeSiracusayPattonentraráporLicarayGela.Asíquesólonosquedadesearlessuerte.
HenriGiraudlevantólamanoyunademándeEisenhowerleconcediópermiso.—Quisierapresentarunaqueja.—¿Sobreeldesembarco?—preguntóextrañadoMontgomery.—Nonosdigaquequiereponersealmando—dijoirónicoPatton.
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—No,noeseso.Ynomegustasutono,generalPatton—cortóGiraud.—Explíquese—exigióEisenhower.—Quieroquesedeclare indeseablesa la1.ªDivisiónLigeraya la2.ªDivisión
BlindadadelaFranciaLibreyselasdestierreaTrípoli.Todas las miradas se dirigieron a De Gaulle, pero este no pronunció palabra.
Hastaparecíatenerlosojoshúmedos.—¿Porquérazón?—preguntóEisenhower.—Sus soldados campan a sus anchas por Argel, Orán, Túnez, creando
enfrentamientos innecesariosconlaGendarmería.Seadentranen lasposicionesdelejércitoregularfrancésohastalaspuertasdeSidi-Bel-Abbés,enlamismabasedelaLegiónExtranjera,eincitanaladeserciónparaqueseunanalasdivisionesgaullistas—GiraudclavósumiradaenDeGaulleyalzólavoz—:ElCorpFrancd’Afriquehadesertadocasialcompleto.Yladesfachatezhallegadohastaelasesinato.—Dioungolpeenlamesaysentenció—:Uncomandantedeinfanteríahaaparecidomuertoenuna de las calles de Orán y se rumorea que el culpable fue un soldado de la 2.ªDivisiónBlindada.
—Se les puede interrogar a todos.Nadamás hay que dar la orden a la PolicíaMilitar—tercióPatton,ydiounacalada.
—Seríainútil;nadiehablaría,yustedlosabe.—Girauddirigiósumiradahaciaelpresidentedelareuniónycontinuó—:Peroloquemásmemolestaeslaconnivencianorteamericana. Todos ellos se desplazaban en vehículos con el distintivo del IIEjército.
—¿Quésabemosdeeso,George?—preguntóconfundidoEisenhower.—Ya me lo había comentado Giraud—contestó calmo y, mordiendo el puro,
añadió—:Peronoesmaterialamericano.Herevisadopersonalmentelashojasderutadetodosnuestrosvehículosyningunohasalidoirregularmentedeloscampamentos.
—Entonces, ¿cuál es la hipótesis más probable? —volvió a preguntarleEisenhower.
—Que los testigos se equivoquen o se hubiera pintado nuestro distintivo encamionesquenosonnuestros—aventuróPattoncolocandoloscodosenlamesa.
—Daigual—cortóGiraud—.Eldañoyaestáhecho,asíquesolicitoeldestierroaTrípoli.
—DeGaulle,¿algúninconveniente?—preguntóEisenhower.Anteelasombrodelresto,elgeneralnegóconlacabeza.—Perfecto,todosolucionado—sentencióEisenhowery,despuésdeencenderun
LuckyStrike,añadió—.¿Algunacuestiónmás?—Sí —dijo Montgomery, sacando la pipa de la boca—. Yo también quiero
presentarunaquejacontralasdivisionesdeDeGaulle.Conungesto,Eisenhowerlealentóaproseguir.
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—Cuandola1.ªDivisiónLigerasenosunaenSicilia—continuóMontgomery—,no quiero ver al frente de ella al general Koenig. Ya desobedeciómis órdenes enHimeinatynomeapetece tenerloami lado.YsobreelgeneralLeclerc, lomismo.Eseexcéntricopersonajehacelaguerraporlibre.
—¿DeGaulle?—requirióEisenhower.—Notienenustedesdequépreocuparse—dijo,y,cruzandolosdedos,añadió—:
LasdosdivisionessaldránmañanahaciaTrípoli.LeclercnoiráaSicilia,seuniráalcontingentequedesembarqueenFrancia.Ycuandola1.ªDivisiónLigerasesumeaustedesenterritorioitalianoiráalmandodeLarminat.
—¿YPierreKoenig?—seextrañóEisenhower.—LeheordenadosalirdeinmediatoaFranciayponersealfrentedelasFuerzas
FrancesasdelInterior.—¿NoteníaallíaJeanMoulin?Unsilencioinundólasala.Elgeneraldelanarizcorva,CharlesdeGaulle,llevó
lapuntadeundedoasusojosypareciólimpiarseellagrimal.Despuésrespondió:—Encontraron ayer su cuerpo en el vagón de un tren a la altura deMetz. La
GestapolollevabaaBerlínparacontinuarconlosinterrogatorios,peronoresistióelviajedespuésdelastorturasinfringidasenLyon.
—Lo sentimos—dijeron varios al unísono, y continuó Eisenhower—: Que laFranciaLibrerecibanuestropésame.
—Asísehará—respondióDeGaulle.—¿QuéunidadesdelaGestapofueronlasresponsables?—preguntóPatton.—LasqueestánalmandodeKlausBarbieysulugarteniente,elObersturmführer
RudolfTörni.—ElputoCarnicerodeLyonysualmorrana—añadióPatton.—Ahoraquierohacerlesaustedesunapetición—dijoDeGaulle—.Quieroque,
seaquienseaelqueloscapture,lospongaadisposicióndelostribunalesfranceses.—Asíloharemos—sentencióEisenhower.Acontinuacióncerrósucarpetayles
preguntó—:¿Algomás,señores?—Sí—contestóMontgomery—.¿QuésabemosdelaposicióndeFranco?—Enestosmomentosesmuydubitativa—respondióEisenhower—.Recuerden
quehabíapactadoconHitlerprestarsuapoyoenelfrenterusoconlaDivisiónAzulacambiodeparticiparenelrepartodelterritorioafricano.LaderrotadeRommelhabráprovocado que se replantee su estrategia. —Dio una calada, clavó la vista en elmariscalinglésyañadió—:Además,estálodeltungsteno…
Montgomeryasintió.—¿Sepuedesaberdequéhabláis?—intervinoPatton.—Del wolframio, George —acotó Eisenhower, pero, al notar el gesto de
desconciertodesucompatriota,aclaró—:FrancoestabapagandolaayudadeHitler
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enlaGuerraCivilconwolframio.CasihavaciadosusyacimientosenlafronteraconPortugal,desdeCáceresaLeón.Ladiplomaciainglesahaentradoencontactoconélparacomprarleloqueaúnlequedeenlasmontañas.
—¿Quépreciotieneesemineral?—preguntóunPattondesconcertado.—Entiemposdeguerra,casidiezveceseldeloro—acotóMontgomery.—Señores,eseeselresumendelasrelacionesconFranco—cerróEisenhower.—Ya—intervinodenuevoelmariscalinglés—,luegolodelaentradaenEuropa
porlasplayasde…—Se aplaza —interrumpió rotundo Eisenhower—. Nuestros servicios secretos
estánnegociandoconFranco.Siregresaasuantiguaposicióndeneutralidad, retirala División Azul del frente soviético y deja de suministrar tungsteno a Hitler, eldesembarcoporlasplayasdeAlmeríaqueda…,digamos,ensuspenso.
—Entendido—afirmóMontgomery.—¿Alguna duda más, señores?—preguntó Eisenhower. Todos negaron con la
cabezaycomenzaronacerrarsuscartapacios—.Puesselevantalasesión.SuerteenSicilia.
Elprimeroen salir fueelmariscalMontgomery,despuésGiraud seguidodeuncabizbajoCharlesdeGaulle.AnteungestodeEisenhower,Pattonpermanecióenlasala.
Cuando quedaron solos, el general del revólver de las cachas de nácar abriófuego:
—¿Quéocurreahora,Ike?—Explícamequéesesodenuestromaterialrodandoenmanosdesoldadosdela
2.ª.—¿Qué quieres que te diga? —Colocó el puro en la boca y añadió—: Me
tomaron el pelo, cojones. Un puto teniente coronel del Corp Franc d’Afrique meprometióque los soldadosque le robaraaGiraud los sumaríaal IIEjército.—Diounacaladaysesentó.Seguidamenteremató—:SelosentregótodosaLeclerc.
—¿Presentasteunaquejacontraél?—Joder,¿dequéserviría?Sóloparaqueyoquedaseenridículoyelmonodela
setaenlacabezaseriesedemí—exclamó,ysaltódelsillónparadirigirseaunadelasventanas—.EnsubruscogestoarrojóalsuelolacarpetadeEisenhower.Perdona,estoyfuerademí.Esoscabronesmehanpuestodemalauva.—Seinclinóarecogerlosdocumentosdesparramadosy,alalzarunodeellos,preguntóextrañado—:Pero…¿quécojonessignificaesto?
—NuestrosalvoconductoparaconquistarSicilia.—¡Nomejodas!ElgobiernodelosEstadosUnidospactandoconlaMafia.—Y
arrojólospapelesencimadelamesa.LafichadeLuckyLuciano,queincluíasufotografía,habíaquedadoencimadela
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carpeta.—Sepactahastaconeldiablo,George.Elfinjustificalosmedios.—Damecarrosdecombateysoldadosydéjatedejueguecitosconmafiosos.Eisenhower le tendió un plano de Palermo sobre el que habían trazado varias
líneas.—Cuandoentresenlaciudad,tenencuentaesto.Pormuchoscarrosdecombate
queteasigne,nuncalodescubrirías.—¿Quées?—LostúnelessecretosquetienelaciudadyquesóloconocelaMafia.—Cogió
otroplanoycontinuó—:AquítieneslosdeSiracusa,losde…—¿QuéleprometisteisaLuciano?—Su deportación aRoma.A cambio, su gente nos debe facilitar la entrada en
Sicilia.—Porloqueveo,accedió.—Graciasaesohabrámenosderramamientodesangre.—Nosé,Ike.Yosoyunsoldado,luchodondememandáisyvenzodondelucho.
Noacabodecomprenderestostejemanejespolíticos.—Mordióelpuroyañadió—:EscomosipactáramosconKlausBarbie.
ElsilenciodeEisenhowerlocongeló.
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SABRATHA
EMPRENDISTEISLAMARCHAhaciaLibia.OtravezlaextintaFuerzaL,oincipiente2.ªDivisiónBlindada,recorríalaspistasdelosarenales,peroenestaocasiónnoibaisalcombate. El destierro al que os condenaban, lejos de amedrentaros, osmotivó aúnmás. Las diferencias eran patentes entre gaullistas y antiguos seguidores de Pétainque,apostandoacaballoganador, sehabíansumadoalgeneralHenriGiraud,y losexiliados españoles os habíais encargado de agudizar aún más las discrepanciasprovocandodesercionesdecompatriotasparaelposteriorenrolamientoenlasfuerzasgaullistas.«Trasladosvoluntarios»,envuestrajerga.
—Nosdestierranporuno.Nosotros lohacemospormil—gritóelsargento jefeFábregas desde la torreta de su Half-Track, nada más salir de Túnez, como si serepitieralaleyendadelCidenlaJuradeSantaGadea,yeljolgorioseextendióporelrestodelacolumnablindada.
AntesdellegaraSabratha,vuestrodestino,aúnosdeleitóconsuguitarrayunaversiónlibredeunovillejodeCervantes,enlaqueparticipasteistodos:
¿Quiénnoscausaestedolor?
—HenriGiraud—respondisteisacoro,gritandobajolapolvaredaquelevantabanlossemiorugas.
Ylosmales,¿quiénloscura?
—CharlesDeGaulle.
¿Quiénmejoraránuestrasuerte?
—PhilippeLeclerc.
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¿Quiénnuestragloriaconcluye?
—Nilamuerte.
CASIENLAFRONTERATUNECINA,asesentakilómetrosdeTrípoli,osacantonaron.Laantigua ciudad romana de Sabratha os dio cobijo bajo sus olivos junto al mar.Alrededor de los restos de su anfiteatro, de sus desbaratados mosaicos, de susgloriosasimitacionesAfricanasdelaVíaApiayhastaenelmontecuyasladerasseincrustabanenlasaguasformandounpuertonatural,osentrenabaisdesdeeltoquedediana.
Hubo explicaciones acerca de las armas automáticas, conducción del Sherman,delHalf-Track,manejodesusametralladorasdel12.7y7.6ydesucañóndel57.Osproporcionaron el modelo Mark II del subfusil Sten, al que podíais incorporarsilenciador, pero Campos se las arregló para conseguir el Mark V, el de losparacaidistas,consietecargadores.
Si en el asentamiento deLaFaya, vuestro destino en el desierto, erais algo asícomouncampamentodeveranoenelqueosentrenabanparaser indomableshijosdel viento, en Sabratha estabais convirtiéndoos en guerreros invencibles con elmaterial militar más moderno para vencer en un foro muy distinto: las grandesciudades.Elarmamentoaúneraescaso,sólodisponíaisdeunStenporescuadraylosblindados y semiorugas no alcanzaban para toda la futura división. Aún deberíaisesperarmássuministros.
Porlasnoches,oszambullíaisenelmar,enlargosbañosqueparecíancargarosdeenergía.Algunosmuchachospracticabanlapescacongranadas,loqueproporcionabacenaenabundanciaparatodos.
Nunca eliminasteis los corros alrededor de la hoguera. Resurgían todas lasnoches:lospasestorerosdelsargentoMartínBernal,LaritaII,yvuestro«ole,olé»;las canciones tradicionales de la Guerra Civil, repetidas hasta la saciedad y quetambiénlosfrancesestarareaban;lospoemasdevuestroslegendariosescritoresolasversioneslibresconstruidasporFábregasbajolosacordesdelaguitarra.Enespecial,recordaráslaCancióndelPirata,puescuandolacantaba,sonriendo,pensabais:«SiEsproncedalevantaralacabeza…»:
QueesmiHalf-Trackmitesoro.QueesmiDioslalibertad.Unaleylafuerzayelviento.Miúnicapatria,lamar.
Llegaban más soldados, sobre todo españoles de las Compañías de Trabajo y
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francesesjóvenesquenohabíanparticipadoenningunaguerra.Guantesblancos,lesllamabais.Losacogisteiscomoavuestroshijos—peseaquemuchoseranmayoresque tú— y les enseñasteis todo lo que sabíais del combate. Estaba claro que eldestierronohabía conseguido el resultado esperadopor los antiguos seguidoresdeVichy.
Aunque la 2.ªDivisión aún estaba sin completar ni estructurar y el armamentollegabaacuentagotas,la1.ªyaseencontrabapreparadaydispuestaparaunirsealasfuerzasangloamericanasenItalia,queyahabíanconseguidoreconquistarSicilia.
—HandestituidoyencarceladoaMussolini—tedijoFran, laúltimanochequecompartisteis en África—. Se rumorea que su sucesor, el mariscal Badoglio, estánegociandounarmisticio.
—¿Porquénoteunesala2.ªyestamosjuntos,comolosPujol?—lepreguntaste.—No,Nico.YoentraréporItalia, túporelnortedeFranciayalgunoalcanzará
EstrasburgoyaesehijodeputadelObersturmführerTörni.Antesdedespediros,terecordó:—Si la Gendarmería te acusa del asesinato del excapitán de campo, di que lo
matéyo.MisalidaaItaliaylaLegiónExtranjerameproporcionaráninmunidad.—Apretólospuñosyteadvirtió—:PeroconelObersturmführernopodemoshacerlomismo.Cuandoveallegarlamuerte,debesaberquiénlematayporqué.
A lamañana siguiente, todos os encontrabais en el puerto despidiendo a la 1.ªDivisiónLigerayenespecialala13.ªSemibrigada.Casiveintemilsoldados,cuatromildeellosespañoles,partíanhaciaItaliayMiguelBuizalesacompañaba.Nohubolágrimas,sólovuestrodeseodequemachacaranalfascismo.
—Daleunbesoamadredemiparte—teseñalóFranalpiedelaescalinatadelacorazado.
Ascendió por la rampa, con su fusil y su enorme mochila, hacia la cubierta.AlguienhabíadesplegadounabanderadelaIIRepúblicaespañolaenellateral.Losaplausosygritosdejúbilosesucedieron.
Fábregassecolocóenposicióndefirmesanteelbuque,llevólosdedosasugorra—gesto que imitasteis en el puerto—y, con lamirada en la bandera, parafraseó aUnamuno:
—¡QueDiosnoosdélapazysílagloria!ElnavíosobrelasmansasaguasdelMediterráneoemprendiósurutahaciaItalia.Vosotros regresasteis al campamento. El teniente Amado Granell os había
preparado unas banderitas de la II República que los españoles cosisteis en elcomienzodelhombro.Eladjudant-chefCamposseguíapracticandoensolitarioconel Sten, las ametralladoras de los Half-Track y los anticarros M-36 Jackson. Yasabíais loqueocurriría:encuanto losdominasea laperfección,os someteríaa susextenuantesentrenamientos.
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En aquellos días conociste a un tipo extraordinario, Johann Reiter. Había sidocadete en la academia militar de Munich, exbrigadista internacional en España yvoluntariocontraHitlerdesdeelprimerdía.Eraexpertoendemolicionesyenasaltarposicionesenemigasconseisgranadasenelcinto.Erarubio,fibrosoymásaltoqueningunodevosotros,peroquehubieseestadodevuestraparteenlaGuerraCivilhizoqueloacogieraiscomoaotrohermano.Vuestrapandilla—losPujol,Gitano,Turutay tú— lo rebautizasteis como Juanito porque ninguno conseguía pronunciar sunombrealemán.Hicisteuntratoconél:siteenseñabasuidioma,túharíaslomismocon el vuestro. Aceptó, y las ruinas romanas del anfiteatro fueron vuestra aula deestudio.
Aveces,durantelasclases,recibíaislasvisitasdelsargentojefeFábregas,queosimpartíadoctascharlasdeHistoria.Lo recordarásexplicándoosqueSabrathahabíasidounaciudadfenicia,despuéscartaginesayporúltimoromana.SolíaestablecerunparalelismoentreelImperioRomanoyelIIIReichparaterminarconlaguitarraysuscitasaQuevedo.
Septiembre había llegado y os obsequió con tres hechos quemarcaron vuestrodestino.ElprimerofuelaretiradadeItaliadelaguerraconlafirmadeunarmisticio.Después,laincorporacióndevuestroantiguocapitán,RaymondDronne,recuperadode las heridas de Ksar Rhilane. La tercera se convirtió en la más importante: lacuarentena había terminado y os enviaban aMarruecos, a Skira Temara, cerca deRabat.
«CadavezmáscercadeEstrasburgo»,pensastealoírladecisión.
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SKIRATEMARA
ELENROLAMIENTOENLA2.ªDivisiónsecerróendieciochomilsoldados,delosquetresmilquinientoseraisespañoles.Seseguíarumoreandosobrelacreacióndeuna3.ªDivisiónqueentraríaenEspaña,porAlmería,peronadadeesosematerializaba.
Salisteis de las ruinas romanas de Sabratha y recorristeis la costa Africanadeteniéndoosapernoctarenlasciudades:Trípoli,Túnez,Argel…Vuestravelocidadde marcha era de setenta y cinco kilómetros a la hora, la misma que iba a tenervuestrainfantería.LacuartanochealcanzasteisOrán,laciudadqueyaerapartedelahistoria del exilio: a muchos de vosotros os había acogido en 1939. El gesto deltenienteGranell,deladjudant-chefCampos,delossargentosjefesFábregasyMartín,delsargentoMorenoydetantosotrosmostrabaloevidente:llevabaismásdecuatroañosfueradeEspañaysieteenguerracontraelfascismo.Ydesconocíaiseltiempoqueaúnosquedaba.
Nosóloconseguisteelpermisodel tenienteparavisitara tumadre, sinoque teacercópersonalmenteensujeep.Lasmacetasconfloresdemúltiplescoloresseguíandecorando la entrada de la vivienda. Ascendisteis por las escaleras de madera ypicaste en la puerta. Tras abrirla, tu madre te abrazó sin pronunciar palabra y sinquerersoltarte.Laslágrimasempaparonsusmejillas.
Pasasteislaveladahablandodelfuturoinminente:laocupacióndeEuropa.—Laradioha informadode la invasióndeCórcegapor tropas francesas—dijo
ella.—Sí—apostillóGranell—, losprimerosendesembarcarhan sido losgoumiers
marroquís.SupongoquedespuéslanzaránalaLegiónExtranjera.—EsperoqueFranestébien.—Estábien,madre—dijiste,y le apretaste lasmanosparaañadir—:Esel tipo
másdurodelaLegión.
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Sucaraseiluminó.Locomprendistedeinmediato:estabaorgullosadevosotros.Habíatenidounafamilia,loquemásqueríaenelmundo,yselahabíadestruidoelfascismo. Sus hijos continuaban el sendero marcado por su padre y para ella erasuficiente.
Al despediros, el teniente la abrazóy ellamusitó: «Amado, cuídate».Entre losdossehabíaestablecidounarelaciónqueenaquel instante tedolió;eracomosi tútraicionaseslamemoriadetupadrealcreerquetumadrehabíapuestolosojosenelteniente.Porlomenosasílosentisteentonces,loqueprovocóqueelsilenciofueratucompañeroelrestodelviaje.
SalisteisdeOránalprimerrayodeluzypasasteisporlascercaníasdeMelillaalatardecer.Vuestros rostros reflejaron la nostalgia y la tristeza se apoderó de todos.Fábregas,comosiempre,pusoletraalinstante.Parecíaqueibaarecitaralprisionerode Argel, pero fueron unos versos que integrarían el futuro el himno de vuestroregimiento:
LesgarsdeLeclercpassantenchantant.Lavictoiren’attendpas…
Os asentasteis en las cercanías de Rabat, en Temara, y el armamento másmoderno comenzó a llegar, al igual que el entrenamiento extenuante del menceyguanche con su nueva técnica de combate: dispuestos para cualquier cosa. Las«misiones de grado cero»: así las denominó Fábregas, que rebautizaba todo, alinsinuarlasprobabilidadesdesobrevivir.
La2.ªDivisióncomenzóaestructurarseporarriba.ElRegimientodeTiradoresSenegaleses del Tchad—ya sin senegaleses— se reconvirtió en el Regimiento deMarchadelTchad,quequedóalmandodelcoronelDio,yestenombrójefedesuIIIBatallón al teniente coronel Joseph Puzt. En cuanto os llegó la noticia, todosquisisteis alistaros a sus órdenes. Pero los tres mil quinientos españoles fuisteisdistribuidos entre casi todas las unidades con el ancestral criterio de no superar elquinceporcientoenninguna.Noimportaba,secumplíalaordenqueoscursóBuiza:«Deunidadcambiarás,peroconespañolessiempreteencontrarás».
Seexceptuaba la9.ªCompañía,a laquehabíancreadoconelaxiomadequeaalguienhabíaqueencargarlelasmisionesdegradocero.Suscientocincuentayseiscomponenteseraisespañolesdesangre,exceptoJuanito,elalemánadoptado.
—Capitán,sinomefallalamemoria,ustedhablabacastellano—dijoLeclerc.—Sí,migeneral.VeraneabaenEspaña,concretamenteenBurgos.—Esos hombres dan miedo a todo el mundo, pero son excelentes soldados.
¿Ustedselasarreglaráconellos,verdad?—Descuide,migeneral.
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Conaquellaspalabras,LeclerchabíapuestoaRaymondDronnealmandode la9.ª,convirtiéndoloenvuestrojefeinmediato.EltenienteGranellfueelegidosubjefeyla compañía se estructuró en cuatro secciones: la de apoyo, al señorío del tenienteBamba, que a su vasta cultura añadía sus refinadosmodales y su elegancia; la 1.ªSección quedó al mando del souslieutenant Montoya, aquel suboficial de loscarabinerosdeNegrín;la2.ª,alasórdenesdelsouslieutenantElías,vuestropiednoir,con el querido Larita II de subjefe. Y la 3.ª fue la vuestra, la de Fábregas y eladjudant-chefCampos,ladelosquehabíaisrecorridolosdesiertosyosamantabaisconvientosescarchadosydunassable.«Losanarquistas»,osllamaban.
Laverdadesquetúnoerasanarquista,nisabíassituideologíaseacercabaalossocialistas o a los comunistas o a los simples demócratas republicanos, pero teníasmuyclaroloquenoerasycontraloqueluchabas:elfascismoencualquieradesusmanifestaciones.Recordarásque,enciertaocasión,sobreesoversólaconversaciónconFábregas:
—Hastalaideologíahadistribuidoalossoldadosdela9.ª:losrepublicanosconElías,lossocialistasconMontoyaylosanarquistasylosdelPOUMconCampos.
—Casinohaycomunistasconnosotros—añadiste.—Ellossequedarondescolgadosconelpactogermanosoviético.Confundieron
la política internacional de la URSS con la lucha de clases. —Dio una calada yapostilló—:PerohanrecuperadoeltiempoperdidoorganizándoseenlaResistencia,queescasisuya.
—¿Ustedesanarquista,misargento?—Yanilosé.—QuitóelGitanesdesuslabios,miróhaciaelcrepúsculoyañadió
—:Supongoquetodossomosvíctimasdelaideologíaquetuvimosalosveinteaños.
LOSMESES TRANSCURRÍAN entre los entrenamientos con las nuevas armas aportadasporlosnorteamericanosylosbañosnocturnosenlasaguasdelAtlántico.Aveces,envuestrosdíasdedescanso,paseabaisporRabatoCasablanca.Yanooscomportabaiscomo camorristas, al contrario: intentabais cuidar vuestra indumentaria ymodales.Debíais dar ejemplo al resto con vuestro comportamiento. Creo que el únicodesaliñadodetodaladivisióneraFábregas,siempredesarrapadoyconlacamisaporencimadelcinturón,parecíavuestroniñotravieso:
—Ahorasólosomosnúmerosdematrícula.Yameacicalarécuandoseacivil—repetíaacualquieraquelerecriminarasuestampa.
Creoquefueelmesdeoctubrede1943elqueostrajonoticiasimportantessobrelaguerra.LaprimeratratabadeladestitucióndeHenriGirauddelacopresidenciadeFrancia. Al parecer los norteamericanos lo habían destituido por armar al FrenteNacionalCorso sin su permiso y pormantener una red de espionaje propia. Fuera
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comofuese,elúnicolíderdelaFranciaCombatientesería,apartirdeesemomento,CharlesDeGaulle.Lasegunda,sobrelaItaliadividida:habíadeclaradolaguerraaHitler y comenzó su propia Guerra Civil. Y la tercera versaba de España: Francohabía abandonado su posición de «no beligerancia» y había regresado a la de«neutralidad». De ahí que aquel engendro falangista de nombre «División Azul»regresaradelfrenterusosinlosvítoresnifanfarriasconlasquesecelebrósupartida.Aún así mantuvo dos mil soldados defendiendo el III Reich con el nombre de«LegiónAzul».
—El imperio de Hitler se va a pique. Cada día nos anuncian un naufragio.Nosotrosledaremoslapuntilla.
Ese era el eslogan, entrenamiento tras entrenamiento, pero el apremio haciavosotroseracadavezmásextenuante: seos llevabamásalládel límite.ElgeneralLeclercinclusolosupervisabapersonalmente,impulsandoelesfuerzoyforzandolosritmos.UndíaleoístedeciraltenientecoronelPuzt:
—Lapresiónfabricarádiamantes.
EL AÑO 1944 HABÍA ENTRADO y nadie os garantizaba vuestra salida hacia Francia.HastaqueundíasepresentóunadelegaciónnorteamericanaenviadaporEisenhoweryencabezadaporvariosgeneralesdedosestrellas.Dijeronqueibanaefectuaruntestde«aptitudoperacional».SabíaisqueesaspruebasyaselashabíarealizadoelgeneralyanquiKingman a la Legión Extranjera francesa y las habían superado con éxito.Vosotrosconfiabaisennuestracapacidadynuncadudasteisdequedespuntaríaismásquevuestroscompañeroslegionarios.
Comenzaron las pruebas con la conducción y disparo desde los Sherman:siguieronconlosHalf-Trackyelfuegodesusametralladorasyelcañóndel57.Túibasenel semiorugadeFábregasencargadode laametralladorayno fallasteniunblanco.Despuésvinoelasaltodetrincherasabayonetacalada,elabordajeabúnkeresy blocaos, la toma de cotas… «Somos invencibles», os repetíais en medio deljolgorio.
—Sonustedesunabandadecosacos—osdijoelcapitánDronne,sinsospecharqueosacababadebautizar.
Tal vez erais excelentes; los mejores, si se trataba de distancias menores acincuenta metros. Pero ocurrió algo que nadie había previsto: los aciertos de lostanquistasfrancesesfueronmuyinferioresalosdelospolacosybritánicos.Vuestrosqueridosguantesblancos estaban fallando.Los generales norteamericanos tomaronnotasyordenaronrepetirlosejercicios.
«Esto no va bien», os decíais. El gesto cabizbajo de Leclerc y sus toquesconstantesenelsueloconelbastón,máseltenientecoronelPuztfumandouncigarro
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trasotro,oshacíanpresagiarlopeor.Talvez fueran losnerviosconmotivodel ruinoso resultadode los franceses, la
tensiónpor laprueba, la ansiedadpor abandonarÁfricay entrar enEuropaovayaunoasaberqué.Elcasoesqueelequipodegeneralesyanquisdecretó:
—NodesembarcaránenEuropa.Noestánpreparados.
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ESTACIÓNDELNORTE,MADRID
DESDEPRINCIPIOSDENOVIEMBREDE1943,unavezporsemana,arribabaalaEstaciónNorte de Madrid un tren repleto de soldados repatriados de la División Azul. Lacausaseencontrabaenlaordenderetiradayderegresoalaneutralidadenlaguerraemitidapor el gobierno franquista por presionesde losAliados.Llegabandesde elfrenterusosiguiendoelmismoitinerario:salidadeVolosovoconparadaenBaviera,en el apeadero deHof, para el cambio de uniformes y la entrega de armamento y,después,rumboaHendaya.
Unafiguraconabrigonegroyunparcheenelojoizquierdo,sentadaenunodelosbancosdelaestación,habíasidotestigodeladecepcióndetodoslossoldadosquedesembarcaron. Habían partido con la intención de merendarse al gigante ruso y,veintiséismesesdespués,losquenohabíanmuertoenlastierrasnevadasregresabanconlasmanosvacíasyelcorazónresquebrajado.
Marinoselimitabaasentarseyaobservar.Ningunapropagandaoficialanunciabala llegadade losdivisionarios; él se enterabaporque siemprepreguntabapor ellos.Erancomodespojosdeunrégimenquelosensalzóy,cuandoyanolesirvieron,loslanzóporelsumiderodelaHistoria.Aquelloledolía;nuncacomulgóconlasideasqueformaronladivisión,perohabíacombatidoconellosysabíadesuvalorydesuentrega.
Otro tren se aproximó. Las banderas de los regimientos en los laterales de lalocomotoraylarojigualdaenelfrontal.DelasventanasasomabanlasdeFalangeyladivisionaria.Unpitido.Lalocomotoraentróenlaestación.Unadocenadepersonasesperabanalosmásdemilsoldadosquetransportanlosvagones.
Lamáquinasedetuvo.Otropitidoanuncióque laspuertas sepodíanabrir.Lossoldadosdescendieronymiraronalrededor.Nadievitoreó.Ladocenadeocupantesdelos andenes revisaban las caras por si hubiese algún conocido o simplemente
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preguntaban por el paradero de algún familiar. Los soldados, con gesto reservado,cargaron sus petates a la espalda y se perdieron en silencio por la puerta de laestaciónhacialascallesdeunMadridoscurecidoporlatormenta.
Aunque hasta ese momento nada había diferido de lo ocurrido en anteriorestransportesdesoldadosdesdeVolosovo,aqueldía tuvo lugarunaanécdota insólita.Un subteniente con barba poblada,mirada perdida y laCruz deHierro dePrimeraClase en su pecho, al descender del vagón se quedó contemplado la bóveda de laEstaciónNorteylosorificiosdelasbombasdelaGuerraCivilporlosquesecolabalalluvia.Searrodillóybesóelsuelo.Después,sesentóenlosadoquinesdelandéncon la mochila a su lado, dirigió la vista del techo y, con lágrimas en los ojos,comenzóacantar:
Conmicanciónlagloriavaporloscaminosdeladiós,queenRusiaestánloscompañerosdemiDivisión…
Elrestono leprestóatenciónysealejó.SóloMarinoseaproximóaél.Elotroparecióreconocerley,poniéndoseenpie,sefundióenunabrazosinhablar.Quedaroninmóvilesbajolasgoteras.
—El camarada Ricardo ascendido a subteniente —dijo Marino—. Mienhorabuena.
—Bah, ¿de qué sirve si nos han enviado a casa? —exclamó Ricardo, acontinuaciónescrutóloslateralesdelaestacióndeteniendosumiradaenlacantina,ypropuso—:Teinvitoaunacopa.
Alapuertadellocal,Marinolepreguntó:—¿QuésabesdeArdura?—Desertó,elmuycabrón.Entraron.Elsubteniente,quebuscabadesesperadoauncamarero,nosepercató
delgestodesatisfacciónquerecorrióelrostrodeMarino.—Unabotelladecoñacydoscopas—solicitóRicardo.—¿Cuándodesertó?—Hacemedioaño,unassemanasdespuésdeKrasnyjBor—dijo,yllenólosdos
recipientes.LeentregóunoaMarinoyalzóelsuyoparabrindar—:¡PorArdura!Deuntragovaciaronlascopasyambos,comoenelfrente,limpiaronloslabios
conelantebrazo.MientrasRicardobasculabadenuevolabotella,Marinopreguntó:—Sidesertó,¿porquébrindasporél?—Nome tomes el pelo.—Dio un trago y añadió—: Sé de sobra que habíais
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preparadolafugadelasefardí,perotuevacuaciónimpidióquetesumases.—MarinoguardósilencioyRicardoprosiguió—:Leapuntécon laLuger,exhortándoleaqueregresara.ElmuycabronazomediolaespaldaysealejócanturreandoElpuentedelos franceses. No pude disparar. Esa letra me devolvió al lago limen, cuando meespoleabaparanodetenerme.—Apurólacopayañadió—:Aquellomesalvólavida.
—Noslasalvóalosdos.Volvieronaservirse,alzaronlascopas,unieronsusbordesyregresóeltintineode
losvidrios.Ricardo le narró los seismeses de guerra desconocidos paraMarino, y este le
contócómosobrevivíaenEspañadeuntrabajoaotro.Cuandolabotellaseterminó,el subteniente depositó cinco billetes de peseta encima delmostrador.Después, sedirigieronhacialasalida.
Delantedelprimertaxi,conlamanoenelmanillardelapuertatraseraylabotaenelestribodelvehículo,Ricardopreguntó:
—¿VinistealaestaciónapreguntarporArdura?—No.Cadavezque llegaun trendesdeel frente, vengoa leer el rostrode los
soldados.—¿Quélees?—preguntóconunasonrisa.—Quequierenolvidaryserolvidados.—¿Yenelmío?—Queniquieresolvidarniserolvidado.Marinosealejócalleabajointentandoencenderuncigarroenmediodelalluvia.
Elotroseintrodujoeneltaxi.—LlévemeaVilla…Eltaxistagirósorprendidosucarahaciaelsubteniente.—Perdone—leinterrumpióconlamiradaclavadaenlaCruzdeHierro—,¿aqué
unidadmilitarperteneceusted?—AlaDivisiónAzul—respondióorgullosoRicardo.—¡Quéextraño!—exclamóeltaxista,dirigiendolavistaalfrente—.Nosdijeron
queenRusialoshabíanmatadoatodos.
CUATROSEMANASDESPUÉS,unamujerenjoyada,conpermanenteymanicurareciente,abrió lapuertadeunahabitaciónenpenumbra.Encimade lacama,bocaarriba, seencontraba el camarada Ricardo, cuyos ojos rojizos brillaban en la opacidad y subarbamostrabamechonesadheridosporlamugre.Elhabitáculoolíaaalcohol,humoy sudor. Botellas de coñac rodaban vacías por el suelo, los ceniceros aparecíanrepletosdecolillasydelpercherocolgabalaguerrerallenademedallas.LamiradadeRicardosecalvabaenellas.
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Laseñorasesentóenelbordedelacama,ydijo:—Hijo,Rosalíahavenidoaverte…—Dilequenoquieroverla.—Peroestuprometiday…—Quesebusqueaotro.—Nopuedesseguirasí.Comprendemosquelaguerratehamarcado,perodebes
olvidarydargraciasaDiosporseguirvivo.CogiólamanodeRicardoylaacarició.Nohuborespuesta.Lamujercontinuó:—Nostienesmuypreocupados.Noquieresveratuprometida.Labenditaviene
todoslosdíasynolarecibes.Niamíniatushermanosnoshablas.Despreciasatupadre.Sólopermitesaladoncellaqueentreatuhabitaciónparaencargarletabacoycoñac. Estás todo el día y toda la noche tarareando esas horribles canciones de laguerra.Tupadre, si siguesasí,baraja internarteenunmanicomio.Además,nohassalido del cuartomás que en tres ocasiones y han sido para ver pasar trenes en laEstaciónNorteyentrevistarteconesesiniestropersonajedelparcheenelojo…
Ricardoseincorporóderepente,yexclamó:—¿Meestáisespiando?—Hijo,esquenostienesintranquilos…—Pues preocuparos de vosotros—dijo, dio un tragode la botella, y añadió—:
Creéisqueestoylocoyaquínohaymáslocosquevosotros.—Pero,hijo…—balbuceó,sepasólamanoporlafrentehumedecidadesúbitoy
aduraspenaspudoproseguir—,¿cómodiceseso?Deunsaltosepusodepiefrentedesumadrey,alzandolavoz,preguntó:—¿Esquénovesloquetienesalrededor?Laslágrimasacudieronalosojosdelamujer.—Noquieroescucharte…—Puesvasahacerlo.Hassidotúlaquehasvenidoapedirmeexplicaciones.—
Se dirigió hacia el uniforme y señaló las medallas, y manifestó—: ¿Ves estasmedallas? Para ganarlas, los españoles teníamos que realizar hazañas diez vecessuperioresalasdelosalemanes.HastaelAltoMandoalemándijoalapoblaciónquecuandonosviesenpasarsecuadrasenantenosotrosporqueéramoshéroes.Hevistomoriracientosdecamaradasenlastrincheras.Cuandoregresamos,¿quiénnosfuearecibir?—Agarró la botella y dio un trago, para continuar—:Yo te lo diré: nadie.Exceptoesehombredelparcheenelojoalquetúllamassiniestro.
—Ay,hijo,esqueFrancopasólaconsignadequehayquealejarsedelIIIReichydelassoflamasdeFalange.
—Claro,madre,latraiciónalarevoluciónnacionalsindicalista…YRicardoevocóaHedilla,encarcelado.APérezdeCabo,fusiladobajolafalsa
acusacióndeestraperlista.Aunbatallóndefalangistasprisionerosenuncuarteldela
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ciudaddeAstorgaporenfrentarseaFranco.ADionisioRidruejo,uncamisaviejayunodeloscompositoresdelCaraelsol,condenadoalostracismodesdequeregresódelucharconbravuraenlasfilasdelaDivisiónAzul.
—PeroelCaudilloeselquemanda…—Madre,porDios.¿EsquenovesqueRidruejotienerazóncuandoaseguraque
laEspañadeFrancosehundecomoempresayfuncionacomotinglado?—Notemetasenpolítica,porfavor.Dejaesopara…—¿Política? Es la vida misma, madre. Mira a tu marido, a mi padre. Se está
llenando los bolsillos con los presos republicanos que le llevan desde las cárcelespara que trabajen gratis en sus fábricas. Esclavos, madre. ¿Acaso después de laGuerradeSecesión losyanquisconvirtieronenesclavosa los sudistas?—Diootrotrago—. No caminamos hacia la integración de todos los españoles, pero sí aperseguir rojos chivándonos unos de los otros. ¿Qué queda de la revolución quepretendíamos?—Hizoamagoderepetireltrago,perobajólabotellayserespondió—:Sólolosdecoradosylascomparsas.Ridruejotienerazón:sehanabandonadolosidealesynoshemosentregadoalrevanchismo.
—Tupadrelohaceporsufamilia…—¿Porsufamilia?¿Mequieresengañaroteengañasatimisma?Papátieneuna
queridaalaquelepusounpisocondoncelladesde…—Noquierooírtemás.No…—Vas a escuchar a este loco. Te guste o no.Y tú,madre.Mírate.Rodeada de
asistentas y sola. Todo el día engullendo leche condensada amanos llenas. Por lomenosyonomolestoanadieyamímeacompañanmismuertosymismedallas.
Laseñorasollozó,ysusurró:—Creoquedebesconfesarteydejartualmaenpaz.HoyvienedonSenén…—¿El cura?—vació la botella, y añadió—: Otro igual. Hicimos la revolución
nacionalsindicalistaparaquetodosfuéramosespañolesynostuteáramos,yahoranosdistinguimos añadiéndonos títulos.Y a estosmamarrachos que tocan el culo a losniñosdelosorfanatoshayquetratarlesdedon…
—Nosabesloquedices.Estásfueradeti…Lamadre se levantó y emprendió una carrera hacia la puerta que cerró de un
portazo.DesdeelinteriordelahabitaciónseoyócantaraRicardo:
Conhumodecombate,yoretornaré…
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LOSCOSACOS
LOSJÓVENESE INEXPERTOSsoldadosfrancesesnohabíanalcanzadoelnivelexigidoporlosyanquis,perolasconsecuenciaslashabíaispagadoentodaladivisión.Nadiese enfadóconellos;ni siquiera tú,queeras elmás impacientepordesembarcar enFrancia. Su gesto abatido provocó reacciones contrarias: os visteis obligados aanimarlosymotivarlosparaquenosehundieranmoralmente.
Alparecer,lamediacióndeDeGaulleylainsistenciadelPatrónpermitieronquelosnorteamericanosconsideraranlaposibilidaddeotraprueba,quincedíasantesdelasalidahaciaEuropa.Seríavuestraúltimaoportunidad.
Losentrenamientosseconvirtieroneninfernales,sobretodoparalostanquistas,alosqueleseliminaronlospermisosparapasearydistraerseporCasablancaoRabat.Habían quedado encerrados en el campamento hasta que los disparos de cadaSherman acertasen a la cabeza de un alfiler a dos mil metros sin desviarse ni uncentímetro.
Para vosotros, la infantería, el resultado del test había sido casi perfecto.Excelenteenasaltodetrincheras,tomadecotas,potenciadefuegoamediadistancia,asentamientoycontroldecalles…,peroregularenpunteríaalargadistancia,loqueprovocó que vuestra nota no fuese inmaculada del todo. De ahí que el tenientecoronelPuztcomenzóahostigarosconprácticasdefusilsobreblancosadoscientosmetros.LasdirigióGranell,ytúoficiabasdeayudante.
La verdad es que no necesitabais superar esa prueba para que los yanquis osconsideraranaptos,peroporsolidaridadconlostanquistastambiénosencerrasteisapracticarconelobjetivodeconseguirlaperfección.
LapruebadetirodeprecisiónseresistíaalossoldadosdelRegimientodeMarchadelTchad;algofallabaylacausaeralamismaquehacíafracasaralostanquistas:laimpaciencia.UndíatelamentasteaFábregas:
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—Noséquéocurre,misargento.Laansiedadlesimpideconcentrarse.Noselesexige que disparen como yo y acierten blancos a un kilómetro, pero doscientosmetrosdeberíaserunadistanciaaccesibleacualquiersoldado.
—¡Ah!,queridoBête.Alomejorsoiseltenienteytúlosequivocados.—¿Nosotros?—preguntasteextrañado.—Sí. ¿Te has preguntado qué motivación va a encontrar un tirador sobre una
dianadepapel?—IraEuropaadestruiralIIIReich—respondistetajante.—¿Loves?¡Quierennazis,nohojasdepapel!Nonecesitódecirmás.Todosepresentóantetideformanítida.Aldíasiguiente,
lasdianasmostrabanlacruzgamadadibujadaenelmismocentro.Te acordarás de Campos tumbado en la línea de tiro. «Es el momento de
vengarmedelosmalosratosquemehizopasarenlashoyas»,pensaste.—Miadjudant-chef, si acierta al eje de la esvástica, le regalo una trompeta de
pistones—lepropusiste,yañadisteunasonrisa.Seirguiódesuposiciónysedirigióhacia ti.Surostroerapétreoaunqueyano
llevaselabarba.Tecolocóeldedoenelpechoyapretó,antesdeexclamar:—Cabo,nosepasedelisto.Todavíasoysusuperior.Acertó todos los disparos a esa distancia, al igual que la casi la totalidad del
regimiento. Estaba claro que si los tanquistas mejoraban, la calificación de losyanquisala2.ªDivisiónseríaladeexcelente.
Portupartetevisteobligadoacumplirconlapromesa:comprarleunatrompetaaCampos. Solicitaste a Gitano que te acompañase por los zocos y arrabales deCasablanca.Eraelescoltaidealparaqueningúnvendedorteengañaseconelprecio,aunqueningunodelosdospudieraisdistinguirunatrompetadejazzdelacornetadeTuruta.Poreso,tambiénlepedisteaFábregasqueseunieraavosotros.
Diez francos pagaste por una de segundamano con tres pistones; ignorabas sipodría emitir alguna nota decente, ya que ninguno de vosotros tres fue capaz deprovocarconellaalgomásqueruidos.Perodabaigual:parecíaserlaúnicaalaventaenCasablanca.
AlllegaralcampamentotedirigistehaciaelbarracóndelosoficialesylocalizasteaCampos.
—Lo prometido, mi adjudant-chef. —Y le tendiste su premio perfectamenteenvuelto.
Abrió la caja y se quedó un segundo contemplando la trompeta. La sacó consuavidad y la acarició. Te resultaba difícil creer lo que veías: el terrible Campospasandoconfinurasusdedosporaquel trozodemetal tanaparentemente inútil.Alverle extasiado te preguntaste cuánto tiempo haría que no tenía una entre manos.Colocósuzarpaen tuhombroy,cerrando losojos,asintió.Era la formadedar las
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graciasdeunhombredepocaspalabras.Aldíasiguienteregresó lacomisiónnorteamericana.Todoscruzasteis losdedos
cuando los tanquistas se subieron a los Sherman y los cañones del 75 escupieronfuego.Ningunofalló.Vuestrosqueridosguantesblancosacababandeconvertirseenverdaderosboinasnegras.Porvuestraparte,losresultadoshabíansidoexcelentesentodo.Había que esperar la calificación, pero estabais segurosdehaber superado elexamen.
Fueesamismanoche,reunidoscomosiemprealrededordelasbrasas,entonandocanciones y provocando bailes con Larita II de danzarín oficial del regimiento,cuandoosllególanoticia:la2.ªDivisiónBlindadadesembarcaríaenEuropa.
Noesperasteisaldíasiguiente.Enaquelmismoinstanteosreunisteisenasambleaalrededor del fuego: había que bautizar vuestros blindados. Presidía la reunión eltenienteGranell,acompañadodelosoficialesElías,MontoyayCampos.
—Nuestro Half-Track se llamará Durruti —propuso el sargento ConstantinoPujol,quefueelprimeroenhablar.
—Losiento—exclamóelteniente—.Lasórdeneshansidomuyclaras:nadadenombrespropiosymenossitienenrelaciónconlapolítica.
Murmullos entre los soldados de la 9.ª Compañía, y de nuevo tomó la palabraPujol:
—¿Losboinasnegrascómoestánbautizandosusblindados?—Leshanpuestolosnombresdebatallasvictoriosasdelaépocanapoleónica—
contestóGranell.MáscuchicheosquecortóCampos:—Mivehículo llevará el nombre de «Túnez».Ha sido la primera gran victoria
sobreHitler yquieroque losnazisveannuestra leyenda cuandoavancemos contraellos. —Regresaron los susurros y de nuevo la voz grave del adjudant-chef—:Además,paraquerecuerdenelmomentodesudeclive,leañadiréelaño:1943.
Risas,palmasypatadasenelsuelosecundaronaquello.DenuevotomólapalabraelsargentoPujol.
—SiguiendolatónicadeCampos,elnuestrorecordaráalosnazissuderrotaenNarvik.Seremos«LosPingüinos».
Másjolgorio,palmasysilbidos.—«Santander»—gritóFábregas.—Gracias —dijo el cántabro Solana, agarrando con fuerza el antebrazo de
vuestrosargentojefe.—Misargento—ledijiste—,ahíperdimoslabatalla.—Ya,peroluchamoscomoleonesytambiénhayquerecordaralosmuertos.—
Pasóelpapeldeliarporsulenguayañadió—:Además,allítuveunanovia…—Cuente,cuente…—animaste.
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—No,Bête.Enasuntosdemujeres,uncaballerohadeguardarsilenciosiempre…LavozdeGitanosealzósobrelasdemás:—A ti—dijo, y acarició el tubo del cañón del 57 de vuestroHalf-Track—, te
llamaré«MariLuz».—Ylediounbeso.—«Guernica»—seoyódesdelasfilasdela1.ªSección.—«Madrid»—continuaronlasvocesdesdela1.ª.—«CapSerrat»—gritóunaquenodistinguiste—.Hayqueseguirrecordandoa
losnazissusderrotasenÁfrica.—Yaveoquemisecciónestábautizadaalcompleto.Sólofaltaelmío—dijoel
souslieutenantMontoya—.Puesparaquenadiesemeadelante,señores,yoiréenel«DonQuijote».
La algarabía regresó conmás estruendo. El sargentoMartín, Larita II, saltó almediodelcorro,simulóquesujetabauncapoteconlasdosmanoscitandoalmorlacoy,adelantando lacapa imaginaria, atrasóunpie.Estabaatrayendo laembestidadeltoro. Cuando se supuso que había terminado, adelantó la pierna, se colocó comodispuestoparaotraverónicaygritó:
—«Teruel».Lossilbidos,aplausosyhastaalgúnpañueloblancosesumóal«ole,ole».—«ElEbro»—siguieronlas;vocesenla2.ªsección.—«NousVoilà».—«EspañaCañí».—Bueno—dijoelsouslieutenantElías,poniéndoseenpie—,sóloquedaelmío
enla2.ª.Puesquesea«Resistencia».Aplausos.Lasmiradassedirigieronhaciavosotros,haciala3.ª,haciaLosanarquistas.Sólo
habíaisnombradoel«Túnez»yel«Santander»;aúnosquedabantresHalf-Tracksinbautizar.
—«Guadalajara»—gritóelsargentoJiménez.—«Brunete»—añadióelsargentojefeReiter.Sólo restaba un semioruga, el del sargento Morillas. Había permanecido muy
calladotodalaveladaporloqueeltenientelemiróinterrogante.Elsargentosequitólagorraysemantuvoencuclillasmientrasexponía:—Habéis dicho que han prohibido los nombres de personas, pero a mí me
gustaría llamarle «Almirante Buiza». Él no irá a Francia, sin embargo ha sido elúnicogeneral españolque siempre compartiónuestraspenalidades sin separarsedenosotros.Meagradaríaquesiguiesesiemprepresente.
—Loconsultaré—respondióGranell.Denuevolargosaplausos,peroestavezibanporBuiza.El tenienteBamba cruzó unamirada con eladjudantNeyret, como solicitando
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quefueseélquienbautizaseelHalf-Trackderescateyencargadodelasreparaciones.—¿«Rescusse»?—preguntóeladjudantenvozbajaalteniente.Bambaasintióy
Neyretgritó—:«Rescusse».De repente, oíste una nueva exclamación, al principio aislada, que en pocos
segundosseextendióporlasgargantasdelamayoría:¡Half-Track-chef!¡Half-Track-chef!…
EntoncestedistecuentadequeeltenienteGranellnohabíadadonombrealHalf-Trackdemando.Teunistealosgritos.
Eltenientesonrió,miróasuadjuntoValero,aladjudantconlascejasmásanchasquehabíasvistojamás,ydijocalmo:
—Llevaráelnombredetodosustedes:«LosCosacos».DeFábregasaprendistemuchascosas,talvezhoypuedasdecirqueseconvirtió
en un sustituto de tu hermano mayor, a veces en un padre, pero siempre en tumaestro. Por eso, cuando agarró la guitarra («ahora, que luchen las palabras», dijoentonces) entendiste el valor y la importancia de las canciones entre los diferentesbandosenvuestraguerra:eranotraformadelucha.
Somosloscampesinos,hoysomoslossoldados.¡Adelante!Gritannuestrosfusiles.Gritannuestrosarados.
Yosunisteisaél:
¡Adelante,conLaNueve!
Regresaronlosaplausos,laspatadasenelsueloylaspalmas.Dicenalgunosquesi algo es nombrado, es que existe. «Los cosacos de La Nueve» habíais sidonombrados.
Peroaquellanochedeunestrenado10deabrilaúnosdeparóotra sorpresa.LaenormefiguradeCamposserecortósobrelalunallena.Derepente,comoelaullidodeunloboenmediodeSkiraTemara,hizosonarlatrompeta.Todosleescuchasteisensilencio;hastalaguitarracalló.Eracomosilavozdelosmuertosseconcentraraenelaire,inmortalizándoseygrabándoseenvuestrapiel.Aquellamentoosdecíaqueporellosseguíaisluchando.Perosusnotasibanmásallá:eranelrecordatoriodequeel Ejército de la II República jamás se rindió ante nadie ni presentó armisticiosvergonzantes.FueFrancoelquedecretósuderrota,peronadamás.Allíestabaisdenuevo, reconstituidosbajootrabanderayotrouniforme, dispuestospara la batalla,
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para la victoria, «para la gloria», como matizó Fábregas, recordando a Unamuno,cuandoacompañóaladjudant-chefenlaclausuraconunpizzicato.
—Ahorasí,Bête—tedijotusargentojefequitándotelagorra—.Yasomosunaorquestaperfectamenteconjuntada.
LLEGÓELALBAtrasaquellainolvidablenochedel10deabrilde1944,ylohizoconeltoquedeTurutamáslargoyfuertequeconocisteisjamás.Vuestroanhelocumplido:elembarqueaEuropa,elprincipiodelaluchafinal.
Leclerc inspeccionaba vuestras posiciones mientras todos preparabais losvehículos para el embarque.El buqueFranconia sería el navío que transportaría atodoelRegimientodeMarchadelTchad.
ElcapitánRaymondDronnesepresentóapresuradoconsujeepadirigirvuestrasalida.Enelfrontaldesuvehículoseleíalainscripción«Mortauxcons».
—¿Quésignificaeso?—preguntódesconcertadoLeclerc.—Eselnombredeguerradelajefaturadela9.ªCompañía—respondiótimorato
elcapitán.Elgeneralladeólacabeza,semordióellabioyleespetóenfadado:—Quítelo.NoseleocurraentrarenFranciaconesaestupidez.—¡Alaorden,migeneral!Leclercquedódepieenmediodelosarenales,sinsuEstadoMayorninadiemás.
Talvezqueríaestarasolasparaveratodosycadaunodelosdieciochomilhombresy cuatro mil doscientos vehículos que integraban su división, mientras desfilabaishacia las embarcaciones. Se apoyaba en su bastón, observando la interminablecolumnadeShermanyHalf-TrackcondestinoalpuertodeCasablanca.Elpolvolecubría, pero no se movió. Cuando los blindados «Montmirail», «Romilly» y«Champaubert», del regimiento 501.º de carros, vuestros queridos boinas negras,pasaronasulado,elgeneralseirguió.EracomosiunavozdelMásAllálesusurraraque estaba contemplado a los tres carros de combate que escribirían una de laspáginasmáscélebresdelahistoriadesupatria.
Os quedabanmenos de cincuentametros para llegar a su altura. El «Mort auxcons» y el «Rescusse» iban en cabeza y la voz deCampos agitó el aire calmo deaquellamañana,abriendounabrechaenlanubedepolvo:
—¡SaludenalPatrón!OsenderezasteisenlosHalf-Track,llevasteislaspuntasdelosdedosalasgorras
y fijasteis la mirada en el rostro de Leclerc, como estatuas de granito sobre losblindados. El general respondió, poniéndose firme y saludando al paso de «LosCosacos», «DonQuijote», «Cap Serrat», «Los Pingüinos», «Madrid», «Guernica»,«Resistencia», «Teruel», «Nous Voilà», «España Cañí», «Túnez 43», «Brunete»,
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«Santander»,«Guadalajara»,«ElEbro»…y«AlmiranteBuiza».LosnombreshabíansidopintadoscontrazofirmeylimpiosobreelfrontalporBamba,vuestrotenientedeintendencia,queseguíaañorandosuMadridnatal,peronoposeíaunblindadoparadarleesenombreyteníaqueconformarseconelHalf-Trackdelasecciónderescate,el«Rescusse».
Después del desfile, Leclerc quedó impasible en medio de la ruta desértica alpuertoconlavistaclavadaenelrebufodeladivisión.Habíaconquistadounodesussueños.Lequedabaotro:elportalalaeternidad.
Europaosesperaba.
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ELÚLTIMOTRENDESDEVOLOSOVO
ENLAMAÑANADEL17DEABRILDE1944laconfusiónseextendióporlamansióndelospadresdelsubtenienteRicardo.Habíanutilizadolabañeraempleandocasitodaslas sales del baño. El cubo de la basura se encontraba repleto de cabellos. Lahabitacióndesuhijo resplandecía,sinbotellasnicolillas,comosinadie lahubiesepisado en años. Hasta la colcha estaba perfectamente extendida, sin arrugas, y eluniformedelaDivisiónAzulconsusmedallashabíadesaparecido.
Lossentimientosdesusprogenitoreseranambivalentes.Elpadresedebatíadesdelaalegríaporalejardesusvidasaldesquiciadodesuhijo,hastaelmáshorribledelosenfados:yanopodríasumarsuspropiedadesalasdelconde.Lamadresollozaba,nosólohabíaperdidoasuprimogénito,tambiénhabíadescubiertoquesuexistencianoeramásqueunaburdaentelequia.
Sonóelpicaporte.Lamadremiróelreloj:lasdiezenpunto.Rosalía,laprometidadeRicardo,denuevoenelporche.Estavezyanolepodríadecirquesuhijonoseencontrabaencondicionesderecibirla;eraelmomentodesuplicarleconprudenciaqueseolvidaradefinitivamentedeél.Ledesagradabaserportadorademalasnoticias,ymáscuandohabíacomprobadolapacienciayentregaconlaquelamuchachahabíaesperadoelregresodelfrenteysoportadolademenciaensuvástago.
Sinembargo,alaquenoleimportabadifundirlosnuevosacontecimientoseraaladoncella,quepaseabaporelsalónconunasonrisamaliciosa.Habíallegadodeunpueblo,delqueyanorecordabanisunombre,hacíamásdedosañosysólohabíarecibido desprecio en aquella casa, como si fuera la representante de una claseinferior a la quehabíaquevilipendiar. Inclusopercibía la burla en lamiradade lapomposaseñoritaRosalía.SóloRicardolahabíatratadodeigualaigual—«comoauna persona», decía ella—, y hasta humillaba el señorío de aquella mansión alrelacionarseúnicamenteconella.
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Lamuchacha abrió la puerta.Rosalía lucía susmejores galas y en su rostro sedibujaba la petulancia de siempre.Atendida por la señora, la chica pasaría y seríainvitada al sempiterno chocolate con pastas; lamadre repetiría: «Ricardo sigue sinencontrasebien,regresamañana».Peroaqueldíaladoncellanecesitabasupequeñodesquite.
—Losiento,señorita—manifestó—.ElseñoritoRicardonoseencuentraencasa.—Loesperaré—dijoRosalía,entrando—.¿Sehaidodenuevohastalaestación?—No.—¿Entonces?—Estavezhahuidoalfrente.
ELTRENDESDEVOLOSOVOhabía llegadoa laEstaciónNorte.Transportabaelúltimocontingente de la División Azul: la Legión Azul. Los más de mil soldadosdescendieron de los vagones. La escena se repitió: rostros abruptos, el petate alhombroyeldesfiletaciturnohacialapuerta.Nifanfarrias,nibanderas,nicancionesasullegada.Hastalasgoterasseencontrabanenelmismolugar,aligualquelasdosfiguras sentadas.Una, la deMarino, con su abrigo negro, las solapas alzadas y elparcheenelojo.Laotra,ladelcamaradaRicardo,conunafeitadoapurado,elpelocortoyengominadoysuimpecableuniformeemperifolladodemedallas.
Entreellos,elhumodesuscigarrosyelsilencio.Elmismosilencioqueprecedealasbatallas.
AlgodesentonabaenlaestacióndelasotrasocasionesyMarinosedabacuenta.Quedabamediahoraparaqueel trencondestinoaHendayaprocediesea lasalida.En el andén, además de los hombres y mujeres cargados con maletas atadas concuerdasyniños conojos saltones, descalzosyhambrientos, paseaban jóvenesbienvestidosyacicaladosconmochilasmilitares.Silbabanloscompasesdeunamarchaque,porsuestribillopegajoso,Marinoidentificó:«Españaluchaconardor/unidaconAlemania/porunaEspañamejor…».Eraaquellacanción,deletraespañolaymúsicaalemana,publicadaenlaHojadeCampañahacíadosaños,cuandoseencontrabanaorillasdelVoljov.
Aquelloshombressehabíandadocitasinconocerse.Lasnotasylossilencioslosibanpresentando.De repente, enel andénse situóalguienconocidodesdeKrasnyjBor, el teniente Miguel Ezquerra, aquel oficial de la División Azul con gestoextrañamentegermánico.Marinohizorecuento:treintaysieteexcombatientes.
Ricardo releía por enésima vez un recorte de periódico, en esa ocasión en vozalta,parasucompañerodebanco:
—«…Con la repatriación de la LegiónAzul, España regresa a la posición deneutralidadenlaguerra.Porello,cualquierespañolalistadoenalgunodelosbandos
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enconflictoperderálanacionalidadespañola…».—Déjame adivinarlo —interrumpió Marino—: El fanático de Ezquerra ha
conseguidoagruparunaunidadquevaadesobedecerlaordendeFranco,sinqueosimporteperderlanacionalidadespañola.
—Hitlernoshaprometidolaalemana.—¿Destino?—Stablack.Cruzaremoslafronteraporlasrutasdeloscontrabandistas.—¿Porquélohaces?—PorqueFrancohatraicionadolosidealesdeFalange.Nosencontramosantela
guerra definitiva. Si ayudamos a Hitler a ganarla, el Caudillo se verá obligado aretornaralcaminodelarevoluciónnacionalsindicalista.
—Ya.Entiendo.—Marinopasólalenguaporelpapeldefumar,enrollóelcigarroyloencendió.Despuésdelaprimeracalada,continuó—:LlegasteisaEspaña,nadieos aclamó ni os paseó como héroes, y se os condenó al olvido.Muchos sin teneroficionibeneficio.Lumpenenestadopuro.Laguerrasehabíaconvertidoensuúnicomediodesustentoy…
—Noesmicaso.Aquímedictanconquiénmetengoquecasar,dóndetrabajar,dóndehedevivir.Nosoynadie.Enel frente todossomoscamaradas.Soyalguien.Dispongodematerialquevalemillonesymishombresmeaprecian.
—Lamentoquemiúltimodíaenestaestación,despuésdecincomeses,seaparadespedirmedetihastalamuerte.
—Losé,Marino.Lapróximavezquenosveamosseráentrincherasopuestas.—Ycomodicenenesaspelículasmalasantesdedisparar:«Noesnadapersonal».Losdossonrieron.Ricardose levantóy,antesdeemprenderelcaminohaciael
tren,lepreguntó:—¿Regresarásalaluchaclandestinacontuscamaradasrojos?—Nuncalaabandoné.Ricardolemiróextrañado,ypreguntó:—¿Nopertenecerásalaguerrilladelllano?—ElmutismodeMarinoleobligóa
añadir—:¿Tienesalgoqueverconlossabotajesalasempresasalemanas?Marinoselevantó,expulsóelhumodelcigarroyseencaminóhacialasalida.«ExpresocondestinoaHendaya, situadoenvía…», lavozen los altavoces, el
repiqueteodelacampanayelfactordelaestaciónconelbanderínrojofueloúltimoquelesunió.
Los treinta y siete excombatientes, al mando de Ezquerra, ascendieronordenadamente al vagón. La locomotora lanzó un pitido y reanudó despacio lamarchanublandoelandéndehumoyvapor.
Marino subió a un taxi. El sol amarilleaba las calles de Madrid. La guerracontinuaba.
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CEN’ESTQU’UNAUREVOIR
LATRAVESÍAPORELATLÁNTICOenelFranconiaduródiezdías.Fuecasiunviajederecreo, excepto por el temor a cruzaros con submarinos alemanes y, sobre todo,cuandodivisasteislascostasespañolasdeCádizyHuelva.Enesemomentoerafácildistinguiralostresmilquinientosespañolesdela2.ªDivisión.Todososencontrabaisen la cubierta de los buques y acorazadosmirando al este, las palabras se habíanexiliado de vuestras bocas. Cualquiera de los soldados franceses sabía lo que osocurría. Era muy fácil leer vuestro pensamiento. ¡Cómo os hubiese gustadodesembarcar en Palos de la Frontera y rememorar a la inversa la gesta de Colón,dirigiendovuestrosblindadoshaciaElPardo!
—FrancoesuninsectocomparadoconHitler—exclamóFábregas,partícipedelanhelo,ysentenció—:Primeroderribemoslasesvásticasylosfasces,yluegoiremosaporlosyugosylasflechas.
Loscánticosy toquesdeguitarra regresarona lacubiertadelFranconia,por loqueFábregasañadió:
—MealegraqueoslibraraisdelSíndromedelSauce.Vuestrasmiradasdedesconciertosolicitabanunaexplicación.—El sauce se alzamás ymás—dijo—, como si quisiera tocar el cielo.En un
punto determinado, su crecimiento se detiene y se queda mudo e inmóvil, comoanonadado ante lo que contempla. Eso es lo que os ocurrió al ver las costas deEspaña.
Aldécimodía, vuestrobuque fondeóen ladesembocaduradel ríoClyde, en laensenada de Greenock del País de Gales. Leclerc ya se encontraba esperándoosdelante del banderín con el dragón rojo galés. En cuanto lo identificasteis, losaplausos,palmasysilbidos,desdelasbarcazasqueosacercaronatierra,lesaludaron.Eraevidentequeestabamásimpacientequenadieporpisarsuelofrancésyliberarlo
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delabotanazi.Poresolequeríaisyrespetabais.Despuésosembarcaronenuntrencuyasventanasylocomotoralucíanlabandera
delaFranciaLibre.Vuestrasorpresallegónadamásascenderalosvagones:ensusasientos os esperaban paquetes de té, chocolatinas y cigarrillos ingleses. Sinpreguntar,teapoderastedetodoslosdulcesquepudiste.
—Esta guerra comienza a gustarme —dijo Gitano al sentarse y recoger lascajetillasdeJohnPlayer.
PesequeInglaterraeraelpaísmenosdevastadoporlaLuftwaffe,enel trayectohastaEscociacomprobasteiselimpactodelaguerrasobreaquellastierras:elaspectobucólico de sus condados había desaparecido, dejando el lugar a casas derruidas yescombrosdispersadosenlascalles;inclusosemanteníanfocosdehierbaquemadaytierra negruzca, cubiertos de cientos de cráteres provocados por las bombas de laLuftwaffe,sobrelosquepastabancaballosyvacas,indiferentesavuestropaso.Peroeso no impidió que, desde los andenes de cada estación que atravesabais, sushabitantesossaludaranyosobsequiaranconbizcochoshorneadosensusviviendas.Eralaprimeravezquecontemplabaisesasmuestrasdeentusiasmoylapoblaciónosvitoreaba,peronoseríalaúltima.
Osbajasteis en la regióndeHull y, durante tresmeses, lasmontañas y colinasverdes,laslargasplayasdefinaarena,lascristalinasyvirginalesaguasdelosríosytorrentes de Escocia, las ruinas de sus castillos y torres, lasmurallas derruidas decolorcobrizo,juntoasusapasionados,alegresyhospitalariosvecinosseconvirtieronen el oasis sobre el que reanudasteis los extenuantes entrenamientos y las clasesteóricas.
—Señores,nomalgastenmuniciónsobreelfrontaldel tanque—explicabaenelaulaelcomandantenorteamericanoBaker,responsabledevuestraformación,anteelcroquis de un Panzer Tiger despiezado—. Su capa de tungsteno lo haceinfranqueable,inclusoparaunimpactodel75deunSherman.Cíñanseasuspuntosdébiles—dijo, para dirigir su báculo hacia el plano y añadir—:Los flancos y suscadenas.
CadavezqueBakerosindicabaalgodelTigerysutemiblecañóndel88,teveníaa lamente suhermanogemelo,el famosoFlak88,queHitlerestrenóen laGuerraCivil española,peropreferíasapartaraquella imagende lacabezaycentrarteenelnuevoescenariodelamismaguerra.
A veces entrenabais en condiciones extremas, como cuando os golpeaban losfortísimos vientos del norte que doblaban árboles y desprendían tejados, pero nodejabadeserunarabietadeniñomalcriadocomparadoconlastormentasdearenadeldesiertodelSáhara.
Elclimahabíacambiado:elsolsecandovuestroscuerposhabíadejadopasoauncielogrisyencapotado;elairesecargódepesadezylalluviaconstanteosseñalóel
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tributoquehabíaquepagarparaquejamásdesaparecieraelverdedelascolinas.Lasheladasnochesdelosarenalessehabíantransformadoenhúmedasycálidas,porloquelascharlasalrededordelafogatafueronsustituidasporlasvisitasalospubs.
—Compórtense—exhortabaelcapitánDronneencadasalidanocturna—.Cadaunodeustedes será embajador de su bandera, de su patria.Que los ingleses no sellevenunamalaimagen.
Nadie en Hull, Leeds, York o Beverly tuvo motivo de queja de ninguno devosotros.Cuidasteisvuestra indumentariayalgunoshastaseafeitabandosvecesaldíaparaquenilasombradelabarbaquedara.Solíaisfrecuentarlastabernas,perosebebíacervezaconmoderación.Variasnoches,enunpubdelcentrodeYork,elJórvic,prestaronaFábregasuncontrabajoysesumóalsonidodela trompetadeCampos.Dicen que el jazz te traslada hasta el Vieux Carré de Nueva Orleans, al lentotranscurrir de las aguas del Mississippi, a los viejos barcos impulsados por unaenormeruedatrasera,almajestuosolagoPontehartrain,alamagiadesuscalles,alosguiñospícarosdemujeresqueteconducenalaperdición,alcorazónyalalmadelosdesterrados. Pero vosotros cerrabais los ojos y el hechizo de Nueva Orleans sedesvanecíafrentealadiáspora,loslamentosdelexilio,losrefugiados,losprisionerosen los campos de exterminio, los muertos jalonando las tierras de España y lashuestesdesharrapadasdelejércitodelaIIRepública,elúnicodelmundoquenuncaserindióyquerenacíaencadabatallacontraelfascismo.
Jamáspudisteevitarque,anteaquellossonidos,unnudoteataselagargantaotucorazónseoprimieraytupielseerizase.Entendisteporquélosnazisladenominaban«música degenerada»: era la melodía de los expulsados, de los apátridas, de losperdedores;elritmodelosnómadasydeloscorsarios.
Losespañolesgozabaisdeunaaureolamíticaentreaquellashospitalariasgentes:veníais de la guerra en España, de derrotar aRommel y caminabais hacia FranciaparaasaltarAlemaniaylibrarlaluchafinal,todoellosinperderlaalegría.EsoeraloqueinterpretabandevuestrascancionesdelaGuerraCivilodelospoemasrecitadosagolpedeguitarraporvuestrosargentojefe.Noconocíaneldichopatriodequeelcantonoessíntomadegozosinomáscaradepenalidades.
Recordarás a grupos de inglesas esperándoos en los pubs al atardecer. Todastenían los mofletes redondos, los ojos claros, la piel muy blanca y los cabellosdorados, lo que provocaba que contrastasen aúnmás con vuestros ojos y cabellosnegrosyvuestrosrostrosenjutosymorenos.Eranmuyamables,pero,antevuestrasinsinuaciones,lamayoríaosapartabaconun«No,baby».
ElquemáséxitoteníaentreellaseraFábregas,nosóloporsucalidaddejuglar,sinotambiénporqueeraelúnicoquehablabainglésa laperfección.Aveces,hastaunadocenadeellassesentabaasualrededorembobadasanteelsonidoquesuságilesdedosarrancabanalascuerdasdelaguitarra.LuegollegabaLaritaII,einvitabacon
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cortesíaaalgunaaacompañarloenunfandango.—Sucompástemerarioeslomásparecidoalajota—asegurabaelmañocuando
lepreguntábamosporquélegustabaesebaile.Sustituisteis con palmas la ausencia de castañuelas, pero los versos octosílabos
erancosadevuestrosargentojefe.FueenaquelperiodocuandoFábregascomenzóaperfilar, junto a varios oficiales franceses, entre los que se encontraba el capitánDupont,laletraymúsicadelhimnodevuestroregimientodelquedeseabanfueselabase para la futura marcha de la II División Blindada. Las estrofas que más tegustabaneranaquellasquedecían:
AprèsleTchad,l’AngleterreetlaFrancelegrandcheminquimèneversParis…
Cuando se corrió la voz de que había republicanos españoles enrolados en lasfuerzas de la Francia Libre, compatriotas del exilio —económico y político— seacercaron hasta vuestro campamento. No sólo venían a saludaros y a hablar de larepresión enEspaña, tambiénos traíannoticiasde cómo se estabadesarrollando laguerraenEuropa.Alparecer,losalemanesesperabanlainvasiónaliadaporelnortedeFrancia,perodesconocíanenquépuntoexactoserealizaría.Enesoestabanigualque vosotros. De hecho, les sorprendió que mil tres cientos aviones Lancaster yHalifaxhubierandescargadodieztoneladasdebombasenellitoralfrancés,sobrelasbateríasdecostanazis.AesosesumabaquelosAliadosseencontrabanalaspuertasdeRoma.YtuspensamientosregresaronaFran.
Tambiénos aportaron la informaciónde que Inglaterra había formado elRoyalPioneer Corps con soldados republicanos españoles del exilio. Añadieron que laprimera compañía había sido bautizada como «SpanishCompanyNumberOne» yque la componían los legionarios que después de Dunkerque se habían negado asumarse aDeGaulle enTrentham-Park.Además os dieron otra buena nueva: esascompañíasdesembarcaríanenFranciaalmismotiempoquevosotros.
Fueenesastierrasyenesosmomentos,cuandoFábregasterminódeleerunlibroquesecompróenunalibreríaperdidaenYork.ForWhomtheBellTolls,setitulaba.
—Te lo regalo, Bête, así vas aprendiendo inglés—dijo. Al notar tu gesto deextrañeza,continuó—:HabladenuestraGuerraCivilynocreoquesepubliqueenEspañahastadentrodemuchosaños.Asíquetendrásqueleerloenotroidioma.
En la contraportada, el rostro de su autor, un tal Ernest Hemingway. Nosospechaste, en ese instante, que quedaba poco tiempo para que lo conocieras enpersona.
FALTABANDOSDÍASparaquefinalizaseelmesdejuniode1944yosordenaronformar
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para la última revisión de los norteamericanos. La realizaría elmismísimo generalPatton. Os sentíais impacientes. Hacía varias semanas, desde el 6 de junio, quefuerzasnorteamericanashabíandesembarcadoenNormandíay avosotrosno seoshabía tenido en cuenta, aunque se os dijese que vuestro estado era el de «alertamáxima».
Eranlasdiezdelamañana.ElsoldeEscociasepresentabatímidoenloscielosrodeadodenubes.Loscuatromildoscientosvehículosdeladivisiónformabandiezhileras de casi un kilómetro cada una. Patton, acompañado de Leclerc, paseabadespacioentre losblindados, comosidispusierade todoel tiempodelmundo, conandaresyposturamayestáticos.«Pareceuntuaregrecorriendolastierrasvacías»,tedijiste.
CuandoencaróelfrentedelRegimientodeMarchadelTchad,apenasreparóensujefe,elcoronelDio.SumiradaseclavóeneltenientecoronelJosephPuzt,alavezquederivabasurutadelantedel IIIBatallón.PattonseacercóaunenhiestoPuztydetuvo supaso.Sólo sevio al generalmover los labios, gesticulando.Entonces, eltenientecoronelgirósucabezahaciavosotrosygritó:
—SargentojefeFábregas,acérquese.—Ahora es cuando Patton ordena fusilarnos—murmuró Fábregas mientras se
alejabadel«Santander»,yvosotrosapenaspudisteiscontenerunasonrisa.Porlamaneradevolversehaciaelsargentojefecadavezqueunodelosotrosdos
hablaba, era evidente que lo habían requerido como traductor, pero la intriga seincrementabaenlasfilasdeLaNueve.Sinmoveros,porelrabillodelojo,espiabaisaCampos.Seencontrabarígido,estático,comosiaquellonofueraconél.Alcabodecinco minutos vuestro juglar regresó sonriendo al blindado y Patton continuó agrandeszancadasconsurevistadereconocimiento.
Cuando todo terminó y ordenaron romper filas,muchos os abalanzasteis sobreFábregas.
—Hadicho:«Sicreyeronquemehabíanengañado—explicóFábregas,imitandolavozgravedePatton—,puedendarseporjodidos».Luegocontinuó:«EnrolaronlossoldadosrobadosaGiraudenladivisióndeLeclerc.Puesyoahorasumotodala2.ªDivisiónBlindadaalEjércitonorteamericano.Escomosimeloshubiesenentregadoa mí desde el primer momento». —Encendió un Gitanes y, antes de despedirse,añadió—:«Peromegustanustedes.Tienenagallas».
ElgeneralAgallas,comolorebautizasteis,nosólooshabíadadoelvistobueno,tambiénosintegrabaenelejércitoqueyahabíadesembarcadoenelnortedeFrancia.Peroparecíaqueaquelloera insuficiente.Cincodíasmástardesufristeisunanuevainspección, la del príncipe de Luxemburgo —de quien, dada su estampa, podíajurarse que lo más cerca que había estado de una batalla había sido al hojear laspáginas de Guerra y Paz— y la del general Koenig, que os entregó las nuevas
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banderas de los regimientos, batallones y compañías, todas ellas con la Cruz deLorena.LaNueveyateníasugrímpola.
La impaciencia por embarcar haciaNormandía y uniros a los norteamericanos,ingleses, canadienses y neozelandeses os estaba carcomiendo. No veíais llegar lahora:
—¿Ahoraquiénquedaporpasarnos revista?—bromeóFábregas—:¿LaVirgenPurísima?
Fue el 20 de julio,mes ymedio después delDíaD, cuando os trasladaron denuevo en tren hacia los puertos ingleses del sur. Toda la división, hombres yblindados,estabaisdispuestos.
Llegóeldíasoñado,30dejuliode1944.LabanderacontresestrellasylaCruzde Lorena ondeaba en la proa de los buques. Antes de embarcaros, decenas defotógrafosquepululabanporlosalrededoresescupíansusfocossobrevosotros.Enelmomentodepartir,elcapitánDronnepidióqueretratasenalacompañíaalcompleto,pero de los ciento cincuenta y seis soldados, sólo os prestasteis ochenta y dos. ElrestotemíaquelosfranquistaslosreconocieranyemprendieranrepresaliascontrasusfamiliasenEspaña.
Las dársenas se encontraban repletas de franceses y españoles exiliados, que,junto a un numeroso grupo de ingleses, habían acudido a despediros. Desde lacubiertacontemplabaisalasmujeressecándoselacaraconpañuelos,yaniñosconelpuño levantado. De repente, alguien desplegó una bandera de la II Repúblicaespañola.
—¡QuédiferenciadecuandosalimosdeAlicanteenelStanbrook!—comentóeltenienteGranell.
No dudaste de que, en aquel instante, Fábregas desempolvaría la guitarra ypondríaletraymúsicaaladiós,peroteequivocaste.FueelcapitánDupont,jefedela11.ª, quien, enroscándose los extremos del mostacho, se despidió cantando ensolitarioconsuvozdetenor:
Cen’estqu’unaurevoir,mesfrères.
Lesiguieronlossuyos:
Cen’estqu’unaurevoir.
DeinmediatoossumasteislosdelIIIBatallón:
Qui,nousnousreverrons,mesfrères.
Luego la totalidad del Regimiento deMarcha del Tchad desde la cubierta delLibertyShip:
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Cen’estqu’unaurevoir,mesfrères.
Los navíos salieron del puerto de Southampton con la II División Blindadaconvertidaenunimpresionantecoro.
Alpocotiempo,labrumacubriólascostasdeInglaterraocultándolayalejándoladevosotros.Losbuquesavanzaronrompiendolasolas.
Normandíaaguardabaenelhorizonte.
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DENÎNESALYON
LA JEFATURA DE LA 3.ª DIVISIÓN de guerrilleros españoles había recibido nuevasórdenesde ladirecciónnacionalde lasFuerzasFrancesasdel Interior capitaneadaspor el general Koenig. El jefe divisionario, el teniente coronel Cristino GarcíaGranda, esperaba a sus jefes de brigada en un refugio incrustado en un enclaveperdido en la montaña de Lingas, en el departamento de Gard. La paz que serespirabaen las laderasyen losvallesbañadosporelRódanono leconfundían;élsabía que la batallamás cruenta se libraba en el norte, enNormandía, y que en laregión de Languedoc-Rosellón tenían que abandonar los sabotajes para emprenderotraestrategiacontralaWehrmacht.
Mientras aguardaba a los invitados junto a sus colaboradores más directos,empleabaeltiempoenfabricargranadasartesanales,laseficacesyruidosasgaumont.Sus ágiles dedos se movían del explosivo al detonador sin esperar órdenes delcerebro. Y su mente se evadió a las semanas anteriores, al asalto de la cárcel deNîmes.
Resultaba irónico pensar que una ciudad repleta de Historia y arte, desde elanfiteatroromanoasuMaisonCarré,olosjardinesdelaFontaineylatorreMagnahastaelpuentedeGard,pasaraninadvertidosentiemposdeguerraysólointeresasesuprisión.AquellosmurosconstruidosparaalbergaraloscriminalesmáspeligrososdeFranciasehabíanconvertidoenlasmazmorrasqueaprisionabanalosdisidentespolíticosdelnuevorégimen.Lacadenadesucesosserepetía:primero,lastorturasypreguntas de la Gestapo; después, el traslado a un campo de concentración,posiblemente Dachau, o a uno de exterminio. Mauthausen-Gusen, en la fronteraaustriaca,solíaserelelegidoporlosjerarcasnazis.
Unnuevotrasladohabíasidoordenadoyeraprecisoliberarlos,porloquehabíaorganizadoelasaltoconsushombres,unplanenelqueempleósemanasbuscando
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los planos de la construcción y hasta estudiando dibujos realizados por antiguosdelincuentesenbaseasusrecuerdos.
Ana,suantiguanovia,sehabíaconvertidoenunelementoesencialen lanuevaestrategia.Ellahabíaalquiladolaviviendaenlaquesefuerefugiandoelcomandodeguerrillerosquerealizaríaelgolpedemano.Allísevivióelmomentomáspeligroso,cuando laGestapo revisó la casa.Los partisanos, agazapados en el sótano con susarmas,pensaronquehabíansidodescubiertos,perosetratabadeunavisitaordinariadelasquelosnazisrealizabanatodoslosdomiciliosalquilados.Laimprovisacióndelamujerysusangrefríaconvencieronalosalemanesdequevivíasolaesperandolasalidadesupadredelhospital,alquecuidabadiariamente.
—Ledaránelaltapasadomañana—dijoconcalma.—Pasaremosacomprobarlo—respondieronconuntoqueenlagorradeplato.Aquellolesproporcionóeltiempopreciso.Cuarentayochohoraseransuficientes
paraasaltarlacárcel,liberaralospresospolíticosyhuirhacialasmontañas.Todoestabapreparado,hastaelenlaceinterior,unfuncionariojovenquedespués
de ayudarles se uniría a las filas del Maquis. El muchacho había puesto unacondición:
—Quenomueranadie.Seloprometieron,perolosviejosveteranosdetantasbatallas,VitiniyCristino,
cruzaronsusmiradas.Eraunapromesacasiimposibledecumplir.Todo estaba preparado: el funcionario había facilitado a los presos tres armas
cortas, insuficientes para un motín con éxito; los partisanos, con armas largas ycargadosdegaumont,esperabanenelexteriorelcambiodeguardiayelaviso.Estellegódesdeunalinternaqueseencendióyapagócuatroveces.
Dos gaumont explotaron en la entrada principal derrumbando sus portones.Ráfagasde subfusiles abatieron a los centinelasde las torres.En el interior habíandesarmadoavariosguardias,apoderándosedesusarmas,ylospresosavanzabanporlasgalerías al encuentrode lospartisanos,queentraroncon la espaldapegadaa lapared,bordeandolasesquinasconprecaución.Cincoguardiasalzaronlosbrazosyserindieron.
Siguieron avanzando por los pasillos de las galerías. Los presos fueron a suencuentrollevandocautivosavariosguardias.
Lafugahabíasidounéxitoylapromesaaljovenfuncionariosóloseincumpliódosveces.
—Cristino—laspalabrasdeVitini ledevolvieronalpresente—,yahan llegadotodos.
—¿Sabenalgo?—No, pero sospechan que el desembarco aliado obligará a la Wehrmacht a
movilizar sus tropas hacia el norte y que las nuevas órdenes de Koenig serán
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impedírselopor todoslosmedios:volandopuentes, líneasférreasycreandocientosdeobstáculosensucamino.
—¿Cómohasvistosumoral?—Esbuena.Todosestamosconvencidosdelavictoria.—¿Cómosuponesquerecibiránlacreacióndeuna4.ªDivisiónpartisanabajotu
mando?—Nohayproblema.Muchosdeellossevendránconmigo.—Perfecto.Vayamosalareunión.Vitiniagarródelbrazoasucompañero,desviándolodelhabitáculoenelquese
encontrabanlosjefesdelaspartidas.—¿Quéocurre?—preguntóextrañadoCristino.—Algunodeellosnocomprendenporquéhas incorporadoa laguerrilla auna
mujer.—Anaesmejorguerrilleraquemuchosdeellos—respondióofendido.—Losé,peroyasabesloqueopinaelPartido.—Burócratas de mierda —exclamó. Colocó la mano en el hombro de su
compañeroyprosiguiócalmo—:Amigo,cuandolesdéunanoticia,tepuedoasegurarquelaentradademujeresenlaguerrillaserálamenordesuspreocupaciones.
Vitinilerespondióconungestointerrogativo,yCristinoseexplicó:—TodoslosjefespartisanosdelComitéMilitardelaZonaSurhansidodetenidos
porelCarnicerodeLyon.
EN LAS MAZMORRAS DEL FUERTE MONTLUC, en Lyon, las mismas que vieron elcautiverioylastorturasaJeanMoulin,seencontrabanprisioneroslosjefespartisanosdelMaquis en el sur de Francia.Una semana encerrados y ya habían probado lospuñosdeKlausBarbieydesulugarteniente,alritmodeleternorequerimiento:«Susnombres».Peroellossabíanquedenadaservíahablar:sumuerteera inminente.Elsuicidioeraloúnicoqueleslibraríadeloscigarrosapagadoscontrasupiel,losdedosapretadosporbisagrasylastenazasmetidasensusbocas.
—Llévenselo—ordenóKlaus.Dos soldados cargaron el cuerpo inconsciente de un guerrillero y, a rastras, lo
sacaronde la salade interrogatorios.Klaus sedirigióal lavaboyabrióelgrifo.Elaguafuelimpiandolasangredesuspuños.
—¡Mierda! —exclamó elObersturmführer Rudolf Törni arrojando la gorra alsuelo—.Apenasnosquedatiempoyestoshijosdeputanohablan.
—Losé—dijocalmoelCarnicerodeLyonmientrassesecaba lasmanos—.SilasnoticiasdeNormandíaseconfirman,hemosdereplegarnoshaciaEstrasburgo.
—Temesque…
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—Estoyseguro.YaasaltaronlacárceldeNîmesydeunmomentoaotrovendránaMontluc.
—¡Quéimpotencia!—selamentóTörni,sentándoseenunasillaconelrespaldoal frente—.Lospartisanos francesesnos combatenen todos los frentesyhasta lospiojosos españoles tienen siete brigadas guerrilleras… —Pasó sus dedos por loscabellosyalzólavoz—:Docemilhombresarmados,esincreíble.
—AñadeloscincomilfrancesesenelMaquisdeVercorsyloscientosdemilesperfectamentearmadosqueesperanenlasombralaordendeKoenig—dijo,mientrasseacomodabalachaquetasobreloshombros—.Lasescaramuzasyahancomenzadoen lascallesdeToulouse,NîmesyhastaenParís.Yno tenemos tropas suficientesparareprimirlos.
—Todosenoscomplica,Klaus.Törnisealzódelasillaysedirigióalaventana.Extrajodelbolsodelaguerrera
un cigarro liado y lo encendió. Su mano temblaba. Klaus encendió también uncigarrillo, pero su pulso era firme. Después de la primera calada, le dijo a suayudante:
—No vamos a esperar noticias de Normandía. Hoy mismo nos replegaremoshaciaEstrasburgo.
—¿Quéhacemosconlosprisioneros?—preguntóTörnigirandoelrostrohaciasujefe.
—Mátalos.
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UTAHBEACH
LA IIDIVISIÓNBLINDADA se acercaba aNormandía con sus cuatromil doscientosblindados.Ibaisdesplegadosentrescolumnasdebuquesescoltadosportorpederosyaviones. En lo alto del cielo, más allá de los cúmulos y cirros, sobrevolaron losprimerosavionesalemanes.Amarrasteiscercanosa lacosta,alnortedelabahíadeCarentan, y, estupefactos, contemplasteis en qué habían invertido el tiempo losnorteamericanos desde que desembarcaron: puertos artificiales, puentes colgantes,aeródromosprovisionales,almacenesdecombustible…Aquelloeraunagranobradeingenieríaparapermitirelaccesoalospesadoscarrosdecombate.
Alamanecerdel1deagosto,lasarenasdeUtahBeach,laplayamásaloestedetodas lasquevieroneldesembarco,nosintieronelpasode lascadenasdevuestrosmonstruos de hierro y acero. Habíais atracado, pero alguien os negaba eldesembarque.
Lasquejasdesdelasfilasespañolasnodemoraronenhacerseoír:—¿Quécojonespasa?—¡Vamosaecharraíces!—¡Hemosvenidoamatarnazis,nodecrucero!Lagentecomenzóaencolerizarse:—¡Alaplaya!¡Alaputaplaya!ElLibertyShipseguíaancladoenmediodeacorazados,destructoresytorpederos.
La aviación aliada sobrevolaba vuestra posición ofreciéndoos cobertura ante unposibleataquedelaLuftwaffe.EraisunblancomuyfácilparaunataquedelosStuka.Peroelmarestabademasiadopicadoparadesembarcarvuestrasmáquinasdeguerraconunmínimodeseguridad.
Aúntuvisteisqueesperarcuarentayochohoras,peroel3deagostolaschalanascomenzaron a transportar los semiorugas de la II División. Un golpe de mar casi
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volcóunabarcazaytemisteisporlasuertedeunHalf-Track.Elvientocimbreóotroblindadoquecolgabacomounpéndulodeloscablesdelagigantescagrúa.
Pocoapoco,losvehículos,salierondelascalasycomenzaronadescenderporlasrampas hacia tierra firme. Los norteamericanos dirigían el descenso a través dealtavoces.Todosedesarrollabasegúnloplaneado,perolasaguasagitadasimpedíanque el desembarco obedeciese el ritmo que vuestra ansiedad quería imponer. DelLibertyShipaúnnohabíabajadoningunodevosotros.Osimpacientasteisaúnmás.
SialgoaprendistedeFábregassobre laguerra—apartede loqueellamismateenseñóenelcontactoconlamierda,elhambre,laruinahumana,loscadáveres, loslisiados, la sangre y la tempestad—, es que cada copla tiene su ocasión y cadamomentoposeesuritmoysumelodía:
Lacucaracha,lacucarachayanopuedecaminarporquenotiene,porquelefaltalapatitaprincipal
—¿Qué es eso de la cucagacha?, —preguntó el general Leclerc al tenientecoronelPuzt.
—Esuncorrido,migeneral.DicenqueseoriginóenlaRevoluciónmexicana.—¿Porquéesacanciónynootra?—Estánimpacientesporenfrentarsealosnazis.—Yotambiénestoyimpaciente,Puzt.Yotambién—dijoelgeneraly,golpeando
con el bastón el piso del acorazado, se alejó tarareando—: La cucagacha, lacucagacha…
ElprimerodeLaNueveenpisar suelo francés fueel capitánDronne.Pensastequesearrodillaríaybesaríalaarenadesutierranatal.Teequivocaste.Quedóinmóvilen medio de la playa. Su mirada recorrió despacio los quinientos metros deprofundidaddelasarenasy;pasandodesoslayoporloscantosrodadosdelfinal,seperdió en el verdoso fondoofrecidoporpraderasy setosde arbustosmuy tupidos.Susojos sehumedecieron.Cuatro añosdesterrado en las coloniasy, por fin, habíaregresado.Aquello lo era todo para él, pero en realidad aún no era nada, salvo laopresión en el corazón que sufríais todos, el tan temido síndromedaCosta de lossoldadosantesdelcombate.
Hacialasdosdelatardehabíaisdesembarcadoypartisteishaciauncampamento,supuestamentedetránsito.Elséquitodemilesdecamionesyblindadosibaescoltadoporcazasyanquisqueossobrevolabancomobuitres.
—Precaución con los snipers —la consigna fue pasando de boca en boca alemprenderlamarcha.
Tesentíastranquilo:localizartiradoresdeéliteeratupuntofuerte.
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Cruzasteis caminos que transcurrían por hondonadas, rodeados de arbustos ymuros de piedra musgosos y enormes pastizales, con acequias que oscurecían loscadáveres de animales diseminados por lametralla.Hasta encontrasteis vacas que,portandoodresllenos,habíansidoacribilladasenlascunetas.EsqueletosnegruzcosdePanzeryShermaneranapartadosdelossenderosporenormesbuldóceres.Casasderruidas, algunas con un solomuro, eran la prueba de la cruenta batalla sufrida.Vosotros comentabais lo parecido que era el pueblo a cualquiera de los deEspañadurantelaguerra,perolosfrancesesenmudecían,atónitosantetantaruina.Lospocoshabitantesqueosencontrasteiscaminabanconlosojosmuyabiertossinmirarhacianingúnsitio,comosonámbulos.Terecordaronasoldadosperdidosenlasdunasdelatierravacía,aquellosespectrosmuertosdesed.
Habíacomenzadoalloverytemisteisquevuestroavancesevieseimpedido,puesoshabíanaseguradoquelascadenasdelosShermanerandemasiadoestrechasparaprogresarsobreelfango.Peronofueasí;salvoporalgúnjeepatascadoenelbarrizal,loscarrosdecombateyHalf-Trackproseguíanimparableslamarcha.«Porlomenoselaguaevitaráqueselevantemáspolvo»,pensaste.
Bajolalluviasurgierondosmuchachosfranceses—porsusropassenotabaqueeran campesinos—y se dirigieron hacia el teniente coronel Puzt.Dialogaron unosminutosy,siguiendoórdenesdeljefedebatallón,subieronaunodeloscamionesdela compañía de apoyo, la CHR. El teniente Bamba les facilitó uniformes. La IIDivisiónyateníasusprimerosvoluntariosensuelofrancés.«Parecemosunaoficinadereclutamiento»,murmuróvuestrogruñóncapitán.
Elletreroclavadosobreunpostedemaderaosindicó«Cherbourg,70km»yeldemásarriba«Bayeaux,40km».Aquellaeraunaposicióndesconocidaparavosotros.SólosabíaisquelosnorteamericanoshabíanabiertounabrechaenelfrentealemándeveinticuatrokilómetroshastaAvranches,apoderándosedeunpuenteintactosobreelrío Selune. Para ello habían precisado casi dos meses y centenares de miles demuertos,heridosodesaparecidos.
AcampasteisenunbosquecercadeLaHayaduPuits.Ocultasteislosblindados,camionesyjeepsbajolosárbolesyloscubristeisdematorrales.Antelalunallenasedibujaron veloces cometas negros, comomosquitosmortíferos.De día, la aviaciónnorteamericanay laRAFeran invencibles;perodenoche, laalemanaerasinónimodemuerte.Si laLuftwaffeoshubiese localizado,nohabríasobrevividoningunodevosotros.
Nohubocánticosnocturnos,nibailesnisonidosarrancadosalatrompetaoalaguitarra.Sólolaesperaylaimpacienciaquecadaunomatabacomopodía:Granell,con el capitán, repasaba la topografía en mapas desplegados sobre tableros en latiendademando;GitanoyTurutaorganizabantimbas,durantelascualesmásdeunpuñal seclavabasobre lamesa; losPujolquitabanelbarrode lascadenasde«Los
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Pingüinos»; Juanito y Campos apretaban sus tendones afilando bayonetas yengrasando losSten;yFábregas, tumbadoen lahierba,contemplabael firmamentoconunGitanesenloslabios.TútelimitabasapasearbajolaarboledayaojearporenésimavezlafotodelObersturmführersóloquedabansetecientoskilómetroshastaEstrasburgo.
SabíaisquelasfuerzasdePattonyMontgomeryteníancercadosalosalemanesen Falaise, en una bolsa. Del resultado de esa batalla dependía vuestro próximomovimiento. Pero a las treinta y seis horas de haber acampado, llegó la orden deatacaralaWehrmachtporlaretaguardia.
—LevamosameteralosnazislaIIDivisiónporelculo—gritóGitano.Disponíaisdetresdíasytresnochespararecorrerdoscientosveintekilómetrosy
entrarencombate.ElgritodeLeclerc,desdesujeep,llegóaltoyclaro:—HaciaAlençon.LosnorteamericanoshabíanabiertounabrechaenAvranchesyPattonlanzópor
ellalosblindados,comoatraviesaelaguacontenidaenunembalseunafisuraensupared.Loscarrosdecombatesediseminaronpordoquier, igualquehormigasa lasqueselespisaelhormiguero.
Poresamismaaberturaosarrojaron,conunamisiónyundestino:envolveralaWehrmacht,desbordarlayatacarlaenlaretaguardia.«Unenemigodesbordadopierdetoda sumoral», había afirmadoel comandanteBakerdurante las clases teóricas enEscocia.
Rodasteis hacia el sur:Coutances,Gavray,LaHaya-Pesnel,Avranches.Loqueencontrasteiseraidénticoaloquedejabaisatrás:pastizalesaúnhumeantes,animalesagujereadosporlametralla,lascasasderruidasyloscascaronesenllamasdePanzery Sherman.Aunque vosotros ya conocíais imágenes parecidas en el Jarama, en elEbro, en Madrid, en Ksar Rhilane, en Túnez…, os embargó una sensación desobrecogimiento.Aquelladesolaciónera laevidenciadeque losyanquisnohabíandesembarcadoenNormandíaconlaideadeahorrarmunición.
AlatardecerllegasteisalaorilladerechadelríoSelune,alsurestedeAvranches.«Dispersión y camuflaje», fue la orden.De nuevo ocultasteis los Sherman yHalf-Trackentresetosyárbolesyloscubristeisconmalezaymatorrales.«Otranocheenvela», vaticinasteis, con los Stuka bombardeando y ametrallando el puentePontaubaultsobreelSelune.
Delesteproveníaelchirridodelagranbatalla.Nuncalohubiesescreído,peroelmetal al doblarse produce un sonido particular que se distingue de otros. Y elestruendodehierros retorciéndoseoquebrándose era loqueos llegaba, junto a uncieloiluminadoporcientosdebengalasazules.
De pronto, un hombre de unos cincuenta años, delgado, de pelo blanco y conropasdelabriegosurgiódeentrelosmatorralescomounaaparición.Loapresarony
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llevaronanteeltenientecoronely,alcabodemediahora,losrumorescorrieronentrelas compañías: «Es un excombatiente francés de la guerra del 14. Ha dicho queconocealaperfecciónestospáramosysehaofrecidoaguiarnos».Denormandie,lobautizó Fábregas. Pero el capitán saltó de alegría al acogerlo, ya que siempre sequejabadequesiosequivocabaisdecaminoseríaundesastredarmediavueltaconvehículostanpesadosenaquellossenderos.
Aúnnosehabíapuestoelsolcuandollególaordenporradio:«Avancenatodamáquina haciaVitré».Apenas hubisteis recorrido dos kilómetros cuando se oyó lacontraorden: «Deténganse. Los alemanes han reconquistadoMortain». Otra vez laespera y la impaciencia. Sabíais lo que estaba ocurriendo: las fuerzas yanquis einglesas junto a una división polaca y otra canadiense se habían extendido por laBretañayMainecomounamanchadeaceitesobreunamesabarnizadaytemíanquelosnazislescortasenlaretaguardiayquedasenaislados.
HacialaunadelamadrugadallególanoticiadequePattonhabíaexpulsadoalaWehrmachtdeMortain,perohabíaqueseguiraguardando.LaLuftwaffeosacribillóaquellanoche, teniéndooscercados exceptopor el sur, dondeno lanzabanbombas,seguramenteconlaideadehacerosretroceder.Untrozodemetrallaalcanzóaunodevuestroscabos,aAndrés,alqueapenasconocías.Fuevuestroprimerherido.
Otra noche allímimetizados con el terreno, escondidos, esperando la orden desalida.Laverdaderabatallaen tierrasedesarrollabaavarioskilómetros,peroenelcielo era una constante.A las cuatro horas de la recién inaugurada noche del 9 deagosto se os ordenó reanudar el viaje. Avanzasteis con los faros de los vehículosapagados.Elsurseguíasiendovuestrodestino—Antrain,Vitré,Chateau-Gontier—yla velocidad vuestra divisa: era la moderna y puñetera guerra demovimientos. Elfuego de los Stuka inutilizó dos carros del 501.º, que quedaron abandonados enmediodelospastizales.Porlatarde,antesdelapuestadelsol,arribasteisalaorilladelríoSarthe.Otraparadacautelar.
El capitán salió a reconocer el terreno en su jeep, acompañado del adjudantBacaréysuchóferBodiot.Alcabodeunahora, los tres regresaroncaminando.Alparecer, un trozo de terreno había cedido y el vehículo se les había caído por elterraplén. El primer «Mort aux cons» había quedado inutilizado en el fondo delbarranco, pero ellos, afortunadamente, habían salvado la vida. SóloDronne estabalastimado en un brazo y se resentía del golpe en el coxis. El médico le dijo queduranteunassemanastendríaquesentarsesobreunasolanalga.
—El capitán se ha roto el culo —chismorreaba Turuta a todo el que quisoprestarleunoído.
Antesdelamanecerdel10deagosto,reanudasteislamarchayatravesasteiselríoSarthe. Distinguisteis a lo lejos a una columna alemana retirarse hacia Alençon;sospechasteis que tenía la intención de atrincherarse allí para contener vuestro
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avance.Alatardecer,acampasteisalasafuerasdeAlençonocultándoosbajoelarbolado.
Elcapitán,sinmotivoaparente,ordenóformaraLaNueve.—Hallegadolanoticiadeque,cuandoacampamoseldía3enLaHayaduPuits,
unodeustedesvioló aunacampesina.—Se levantaronmurmullosdedesconciertoentre vosotros—. La Policía Militar la traslada hasta aquí para que identifique alresponsable.
—¿Por qué está tan seguro de que el culpable es uno de nosotros?—preguntódesafianteeltenienteBamba,jefedelaseccióndesuministros,laHorsRang.
—Laseñorahadichoquehablabaconunfrancésextraño,quedebíaserespañol.—La duda nos ofende —prosiguió el teniente—. Usted ha comprobado en
Escociaqueningunodenosotrosforzaríaaunamujer.Todos, al unísono, disteis media vuelta ofreciendo la espalda a Dronne, y
esperasteislapresenciadelaPolicíaMilitar.Pero lamujernunca llegóhastavuestrasposiciones,puesantesdeacercarseya
habíaidentificadoalresponsable.Habíasidoelayudantepolacodeltenientecoronel.Rompisteis la formación sin esperar la orden del capitán. Dronne lo intuyó de
inmediato:apartirdeesemomentotendríaquehacermilagrospararecuperarvuestraconfianza.Opedirosdisculpasderodillas.
Antes del amanecer, como los días anteriores, reanudasteis la marcha envanguardia. A los flancos de la II División progresaban los norteamericanos.Atravesasteis las lomas al sureste de Rouese-Fontaine y se produjo el primerenfrentamientoentreShermanyPanzer.Doscarrosdel501.ºquedarondestrozadosconsusocupantesdentro.Aúnardíanavuestropasoenaquellosvallesboscososporsenderosqueseentrecruzaban,rodeadosdesetosymanzanos.Elmínimoinstintodesupervivencia indicaba que teníais que abandonar los grandes ejes, batidos confacilidadporelcañóndecualquierPanzerbiensituado,einternarosenelterrenoparadesbordaralenemigoantesdequelohicieraél.
LaNueve y la 1.ª Compañía del 501.º ocupasteis el puente sobre el Sarthe enAlençonparapermitirelpasodevuestradivisiónylasposterioresdelosyanquis,yseguisteisavanzandohastaSees.Aunqueatravesasteiselpuebloanteeljúbilodelosvecinos,noosdetuvisteis;osesperabanlossuburbiosdeÉcouché.
La sección del souslieutenant Elías entró en combate contra una columnaalemana. Las ametralladoras de sus Half-Track abrieron fuego, acompañadas delcañón del 57 de «El Ebro». El sendero embarrado quedó sembrado de cadáveresalemanes. Un camión lleno de soldados y un vehículo de oficiales se rindieron.Fueronvuestrosprimerosprisioneros.
SaltasteisdelosblindadosconlossubfusilesStenyseguisteisavuestroguía,eloficialenlareservaDenormandie.Osllevóporcaminosydesviaciones,atravesasteis
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unarroyoyentrasteisensuelopedregoso.Delantedevosotros,uninmensocampodetrigo con gavillas amontonadas. Lo atravesasteis. Luego una arboleda. Oscamuflasteis detrás de los troncos y, cuando pasó la columna alemana, lasorprendisteis.
—¡Música,maestros!—gritóelsargentojefe.VaciasteisloscargadoresdeloscuarentaStensobrelosnazis.Alalluviadebalas
seunióelvendavaldegranadas.Loscamionesardíanydecenasdesoldadossaltabanen llamas rodando por las cunetas. En el flanco derecho apareció una columna deShermanyabriófuego.Sobrelacarreteraseprodujoeldesordenalemán.Nosabíanni a dónde disparar ni a dónde esconderse. Pero tenían clara una cuestión: eranhombresmuertos.
—¡Findelaobertura!—gritódenuevoFábregas.Loscañonesdelossubfusileshumeaban.Contemplaste loscuerposdelosnazis
que sangraban y se retorcían en el sendero, y sus vehículos ardiendo. Un soldadoalemánreptabaentrelaspiedrasyellodoconlaspiernasamputadas.Doscamionesexplotaron.Unaputacarnicería.
Elsilenciocubrióelcampodebatalla.UnSherman, tocado,ardióprimeroparaexplotaracontinuación.Lasacequiassehabíancolmadodecadáveresyloscamionesenllamasfueronapartadosdelcaminoporelempujedeloscarrosdel501.º.
Derepente,comodelanada,unPanzerTigerrecorrióelfrentedevuestrosHalf-Trackygirólatorreta.Sucañóndel88sedispusoadisparar.TresShermanabrieronfuego contra él. El fuego lo envolvió. La compuerta se abrió y cinco soldadossalieron con los brazos en alto; sus uniformes ardían, lamidos por las llamas. ElcaminohabíaquedadodespejadohastaÉcouché.
Caísteis a toda velocidad, precedidos por el fuegode vuestras ametralladoras ycañonesdel57,sobreelpoblado.Lacolumnaalemanahuyóhaciaelnortedivididaendos,peroalllegaralaalturadelaiglesiatuvoquedetenerse.Elanchodelacallesóloofrecíaespacioparaunafila.Estabanenunputocuellodebotella.LosWaffen-SSmaldijeron.Lapotenciadevuestrasarmaslosacribilló.
—¡Esto, por lo del nombre que leéis enmiHalf-Track!—gritó Salas desde el«Guernica», y, al ritmo que su ametralladora del 12.7 escupía casquillos por laventanilladeexpulsión,remachabaavoces—:¡RecuerdosalaLegiónCóndor!
Alas19horas,Écouchéeravuestro.Corristeis hacia las salidas de la ciudad para cerrarlas. La 1.ª sección, la de
Montoya,habíarecibidoeldisparodeunobús,yunsoldadocayóherido.La2.ª,conElíasyLarita II al frente, avanzóhaciaeloeste, al entronquede lascarreterasqueconducíanaFerté-Macé.LosWaffenSScontraatacaron.Elíasperdióadossoldadosyavuestroguía,Denormandie.La3.ªosdirigisteisalnorte,siguiendoa loscarrosdel 301.º, para cortar la carretera a Falaise. Al llegar al puente sobre el Orne
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divisasteisaotracolumnaalemana.Bajasteisdelosvehículosy,conlossubfusilesenla mano y los bolsos llenos de granadas, atravesasteis el puente y seguisteis aCampos, Juanito y Fábregas a través de un bosque. El Panzer de cola os vio ydisparó.Unsoldadofrancésperdióunapierna.«Nisiquieragrita.¿Dequéestáhechoesetipo?»,tepreguntastealverleenelsuelo.Unsanitarioavanzóparapracticarleuntorniquete;misiónimposible,lapiernahabíasidoarrancadaporlarodillayloúnicoquequedabaeraeltendónrotuliano.
ElTigervolvióadisparar;estavez,haciaunShermanqueseencontrabasobreelpuente.Undisparodel88learrancóavuestrocarrolatorreta,quesedesplomósobreelagua.
Nohabíais contado losmuertos alemanes, no os interesaban. «Más allá de trescifras,no sécontar», escuchastedecir aalguienenvuestras filas.Porvuestrapartehabíais perdido a ocho: dos soldados y Denormandie muertos, además de cincoheridos.Laciudadnosóloeravuestra,sinoquetambiénestabacerrada.
Cuando las balas dejaron de silbar y los carros de combate silenciaron subramido,enelinstanteenelquetedabascuentadequeaúnestabasvivoytodoardíaalrededoryelolorapólvoraseconfundíaconeldecombustibleyaceitequemados,es cuando podías fijarte y leer el nombre del blindado que habíais perdido,«Massaoua».
Hace años—con el fin de reconstruir vuestra gesta— pasé por Écouché y eseShermanreciénpintadoseencontrabaa laentradadelpueblosumadoa lafotoquelos republicanos españoles de La Nueve os sacasteis en Inglaterra antes dedesembarcarenNormandía,bajolaleyendade«LoslibertadoresdeÉcouché».Eseesel emotivo reconocimiento que aquellas modestas gentes han tributado a vuestrosacrificio.
Pero dejemos el presente y regresemos a aquel preciso momento, cuando unmuchacho en pantalón corto, pelos revueltos y un brazalete con las siglas «FFI»corrió hacia vosotros y le entregó un papel al sargento jefe Reiter, a Juanito.Desconcertado,estelodesdoblóyloleyó.
—Campos —llamó—. Escucha lo que dice este mensaje: «Ha llegado a miconocimientoqueentrelasfuerzasfrancesasseencuentraunsuboficialalemán.Aélapelo.EnelcastillodeMenil-Glaisehayinstaladounhospitalprovisionalconcientoveintinuevecompatriotasheridosyochoprisionerosnorteamericanos.LosWaffenSSnosvanatrasladar.Sonveinte.Siustedesdecidenliberarnoseneltraslado,todosnospondremosasudisposición».
—¿Lofirmaalguien?—preguntóeladjudant-chef.—Sí,uncoroneldelaWehrmacht.—Puedeserunatrampa—adelantóCampos.—Ono—intervinoFábregas—.DesdeelatentadofallidoaHitler,elmespasado,
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porpartedelcoronelClausVonStauffenberg,partedelaWehrmachtestáenfrentadaalosWaffenSS.
Lostrescruzaronsusmiradas.Fábregasencendióuncigarroy,sinquenadietelodijese,losupiste:ibaisaasaltarelcastillodeMénil-Glaise.
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ASALTOALCASTILLO
ELMUCHACHODELBRAZALETEsesubióenel«Guadalajara»conlosextremeñosdelsargento Jiménez y os guio a la 3.ª sección hacia el objetivo. A vuestra derechaquedaron las granjas de Serans llenas de pollos frenéticos por el estruendo.Zigzagueasteis entre fuerzas enemigas en dispersión por itinerarios indirectos ycaminosescondidos.Recorristeiscuatrokilómetrosdentrodelasposicionesalemanasydivisasteiselcastilloenloaltodeunaloma.DejasteislosHalf-Trackocultosenunfrondosobosquedelallanurayapie,conlossubfusilesenlamano,emprendisteiselascensohastalabasedelasmurallas.
Losmurosdelcastillopresentabanmuchasaberturas,acausadesuruinaydelosimpactosdeobuses.Pasasteisatravésdeellasyostumbasteis,protegiéndoos,detrásde bloques de piedra desprendidos de su muralla. A la puerta de la fortaleza seencontraban estacionados varias ambulancias, un camión y un vehículo semioruga.UncentineladelasSS,consubfusilenbandolera,paseabaalrededordelosvehículos.Desconocíaisconquéfuerzascontabaenelinterior.Seimponíaesperar.
Al cabo de media hora, soldados de la Wehrmacht trasladaron en camillas acompañerosheridosantelaatentamiradadevariosWaffenSS.Erantrece.Silanotadelcoroneldecíalaverdad,entoncesquedabanenelinteriorotrossiete,posiblementedirigiendo la evacuación.De repente, ocho norteamericanos con los brazos en altofueron escoltados por dos soldados alemanes hacia el camión. Ya teníais quinceWaffen SS en el punto de mira. Seguisteis esperando. Diez minutos después, elúltimo contingente de heridos alemanes fue introducido en las ambulancias;distinguisteis entre ellos a un coronel. Parecía que ningún SS había quedado en elinterior,yaquesedisponíanapartiryelnúmeroyasumabaveinte.
A las veinte horas y treinta minutos, Campos hizo una seña con la mano. Oserguisteis envuestrasposiciones,dejándoosver.LosSSestaban rodeados.Alzaron
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miradasdedesconcierto,dubitativos.Entonces, soldados alemanes heridos, con el coronel en cabeza, saltaron sobre
ellos y los desarmaron. No hubo necesidad de disparar. El sargento jefe Reiter seadelantó, acercándose hacia ellos. El coronel alemán se puso a su disposición y learrancó al jefe de la sección de los SS un cartapacio que entregó de inmediato aJuanito,cuyocontenidoconocistemástarde.Setratabadeladistribuciónalemanaenlosalrededoresdedepósitosdecombustibleymuniciones.
Juanitoordenó, convoz imperativayenalemán,que losheridos subierana lasambulanciasoalcamión.El restocontinuaríacaminoapie.Todohabía terminado.Consultastedenuevoelreloj:eranlasveintecuarentaycinco.
La columna se constituyó con los ciento veintinueve soldados heridos de laWehrmacht, los ocho norteamericanos prisioneros y los veinte SS.Al frente iba el«Guadalajara»yel«Brunete»,cerrabaisvosotrosconel«Santander»,y labocadel«MariLuz»protegía la retaguardia.Recorristeis loscuatrokilómetroshastavuestraposiciónalritmoquemarcaelpasohumano.
Antesdellegaralcampamento,oscruzasteisconunapatrulladereconocimientonorteamericanaendosjeeps.DialogaronconFábregas.Elsargentojefenegóconlacabezaylosyanquis,despuésdeungestodespectivo,sealejaron.
—Curioso,curioso—murmuróFábregas.—¿Quéquerían?—preguntóeladjudant-chef.—Quelesentregáramosalosalemanes.—¿Cómo?—inquirióunCamposestupefacto.—Al parecer, a los yanquis les dan días de permiso como premio por los
prisionerosquehagan—explicóelsargentojefe—.EstosteníanganasderegresaraOklahoma y nos ofrecían doscientos litros de gasolina, dos ametralladoras ligeras,unadocenadesubfusilesyquinientoscartuchospornuestrobotín.
—¿Quélesdijiste?—Queselometieranporelculo.Campos quedó pensativo mientras su «Túnez 43» avanzaba despacio. No
sospechasteenesemomentoqueahísehabíaproducidolachispadeloqueseríaunfuturomercadeoletal.
Al llegar, el júbilo se extendió por la 1.ª compañía del 501.º y el resto de LaNueve. Desfilasteis con la columna de alemanes y americanos rescatados, y tesentistecomounartistadecine.
ElcapitánDronnesedirigiócorriendohaciaeladjudant-chef.—Felicidadesporlahazaña,adjudant-chefCampos.Peroustedcreequetieneun
ejército privado y no piensa en el conjunto.—Levantó la voz—. Su machada hadejadodesguarnecidalapartenorte.¿Ysinoslleganaatacarporahí?
—Micapitán,fueculpamíaporque…
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—Cállese,Rieter—cerróDronne—.Lodicho:quenosevuelvaarepetir.—Nohacefaltaquenosdélasgracias—cortóCampos,entregándolelacarpeta
facilitadaporelcoronelalemán.Alcapitánnolefaltabarazón,perodesdeelincidenteconeltenienteBambaylas
dudasquearrojó sobrevosotros, se leveíademasiadonervioso.Parecíaqueestabaperdiendoelcontroldelacompañía.
—Capitán,capitánDronne…Elcuradelpueblocorría,alzandolasotana,avuestroencuentro.Eraregordetey
bajito,conlosmofletescoloradoscomopimientos.—Este ha pasado poca hambre durante la ocupación —murmuró Juanito
señalándole.—¿Quéleocurre,padreBerger?—seextrañóelcapitán.—Buf —resopló el párroco—. Vengo a decirle que he establecido la capilla
ardienteconloscuerposdelostresfallecidosenlaiglesia,paraquelotrasladeasushombres.
—Gracias,asíloharé—dijoDronne,bajandolavista.—Queríapedirleotrofavor.—Elgestodelcapitánleanimóaseguir—:Hoyesel
díadelaAsunciónyquisierarealizarunamodestaprocesiónporlascalles…Los soldados de la 3.ª sección os mirasteis desconcertados. Alguno soltó una
carcajada.Elcapitán,conlosojosabiertoscomodosmonedas,lerespondiócrispado:—Padre, no es el momento. Le prometo que cuando todo se calme le daré
permisopara…Nopudoterminar:unosgritosinundaronlaplaza.Varioshombresymujeres,con
las siglas «FFI» en sus brazaletes, empujaban hacia allí a dosmujeres con el pelorapado.
—¡Hayquecolgarlas!—Hicieronfavoresalosnazis.Una ráfaga al cielo por parte del Sten del adjudant-chef Campos puso fin al
tumulto.—¿Quéocurre?—quiso saber el capitán, dirigiéndose al queparecía el jefe de
aquellaagrupacióndemilicianos.—Seportaronmuybienconlosnazis,hastadelataronagentedelaResistencia.—Ya—dijoDronnelentamente—.Castigándolasnosegananada.Handehacer
algo útil. Llévenlas hasta las escuelas, donde están los prisioneros, y que seencarguendelalimpiezaylacomida.
Los miembros de las Fuerzas Francesas del Interior se alejaron con las dosmujeres.
—¿Cuándocreequepodréhacerlaprocesión?—insistióelcura.—Pronto,padre,pronto…—alegóDronne,sacudiendoligeramenteunamano.
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—Estábien,mevoyaprepararlamisa.—Son como corchos—murmuró Fábregas, con su Gitanes en los labios y el
subfusilenbandolera,mirandoalcuraalejarse—.SobrevivieronalrégimendeVichyyalaocupaciónnazi,yyaseestánadaptandoparaperdurarenunaFrancialiberada.
Mientras tanto, un chillido acompañadodeunamarchamilitar, desde el primerpisodeunaviviendapróxima,osobligóagirarlascabezas.
—Losyanquisyla1.ªDivisióndelaFranciaLibreconlaLegiónExtranjeraencabezahandesembarcadoenlasplayasdeProvenza.
Era un anciano con boina calada, que se había asomado a un pequeño balcónmostrando una radio. Aumentó almáximo el volumen, con la intención de que elpuebloescuchaselaspalabrasdellocutordelaBBC,algoimposibleporelestruendodelosobusesqueimpactabanaloesteyalnorte.
De repente, elviejoextrajode subolsillodospequeñosobjetos relucientes, losalzóy,concuidado,seloscolocóensuzamarra,juntoalcorazón.Erandosmedallas.Concalma,seaferróalabarandilla,miróalcieloycomenzóacantar:
Desuranorte,desafiandotodoslosclimas,¡OhLegión!,llevastuestandarte.Cuandoeluniversoconozcatussoldados,deberásporfindejardeserextranjera…
ImaginasteaFrandesembarcandoenelsurdeFranciaconlos legionariosdela13.ª,peronopudisterecrearteenlaimagen,yaqueelfuegodeartilleríaprovocabaladesbandadadelospobladores.
Loqueoshabíais temidoestabaocurriendo: losyanquisy los ingleses ejercíanunatenazasobrelasdivisionesalemanasenFalaiseyestosavanzabanhaciavosotrosparaabrirbrecha.
Losimpactosdelaartilleríaalemanacayeronsobre lazonadefendidapor la1.ªsección,ladeMontoya.Derepente,unsoldadogritócorriendohaciaelcapitán:
—Handestrozado«LosPingüinos».TupensamientoseinstalóentusamigosdeOrán:ConstantinoyFermínPujol.Osdesplazasteisde inmediatohaciaeloesteparaapoyara losde la secciónde
Montoya.NadamásllegarosinformarondequeaFermínPujolloevacuaronporquelametrallalehabíaalcanzadoenlacabeza.
Losproyectilesseguíanbatiendouncírculodeunradiodecuarentametros.Enelcentro, tres cuerpos inmóviles.No se podían rescatar los cadáveres, la zona seguíabajolosobusesalemanes,quealimpactardesmembrabanaúnmásloscuerpos.Entrelosmuertosseencontrabaunsoldadoalque,apesardeladistancia,noreconociste.Asu lado, el sargento Poreski, un polaco de las Brigadas Internacionales, y… elsargentojefeConstantinoPujol,tuamigo.
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Apretaste losdientesy lospuños, lapresiónenelpechosesumóalnudoen lagargantaytusmanostemblaronsobrelaametralladora.
—¡Hijosdeputa!—gritóGitano.Talvezporrabiaoporimpotencia,abriófuegodesdeel«Santander»conelcañón
del 57, el «MariLuz».El proyectil se perdió en el horizonte sin crear peligro a laWehrmacht.
Una sección de la 10.ª, al mando del joven teniente francés Carage, acudiótambiénenapoyodelaseccióndeMontoya.Campos,deinmediato,sindejaroslloraravuestrosmuertos,ordenódirigirosalnoroesteparacerrarlodefinitivamente.
El «Túnez 43», el «Brunete», el «Guadalajara», el «Almirante Buiza» y el«Santander» emprendieronunaveloz carrerahacia las afueras, cercadel pueblodeSerans,enapoyodelosShermandel501.º.Alllegar,loscentinelasalertabandequeunidadesdelasSShabíancruzadoelríoOrneyavanzabancontrajesdecamuflaje,infiltrándosetraslascasasaisladasdelpueblo.
—QuequedesólounoencadaametralladorayquelosHalf-TrackylosShermanavancen detrás de nosotros—ordenóCampos, ajustándose el casco y saltando del«Túnez43»conelSten.
Cincosoldadospermanecieronenlosblindados;elrestoemprendisteiselavanceapie,bajoelparaguasdefuegoqueosofrecían.
Alcanzaronaunodelosvuestros.Sucuerpo,inmóvil,quedóenmediodelacalle.La orden —«no recoger a los muertos»— fue cumplida a rajatabla. Seguisteisavanzando y disparando. Os protegisteis detrás de los muros derruidos de lasviviendasyabristeisfuegoadiscreción.Cayóunodelossuyos.LosShermanyHalf-Track avanzaban detrás, disparando por encima de vuestras cabezas. Cuatroalemanes,quehabíansidoalcanzadosporlasbalasdelasametralladoras,seretorcíanenelsuelo.
—Panzer!Panzer!—solicitabanagritossuscompañeros,mientrassebatíanenretirada.
Nosedirigieronhaciaelpuente:selanzaronalOrneintentandocruzarloanado.Desde la orilla, de pie, cada uno de vosotros vaciasteis dos cargadores de treintacartuchos sobre los SS en desbandada. Tuvisteis la misma piedad que habíanmostradoellosenGuernica.
—¡Altoelfuego!—gritóCampos.Sin atender a la orden, Gitano y tú permanecisteis con el dedo en gatillo.
Constantinomuerto y Fermín herido de gravedad no se borraban de lamente y lanecesidaddevenganzaoscegó.
Unaráfagaavuestrospies,delStendeFábregas,osrescatódelademencia.De los sesenta Waffen SS, sólo quedaron quince con vida. El resto flotaba
acribilladosobrelasaguasdelOrne.
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Losapresasteisyregistrasteis,porsiportabanalgúndocumentoconinformacióndeinterés.
—Vaya, vaya—dijo Juanito—. Todos ostentan la Cruz de Hierro de PrimeraClase.
Habíaisaniquiladoaunaunidaddevanguardiadelaguardiapretoriananazi,laSSPanzerdivisionLeibstandarteAdolfHitler.
ReiterpaseópordelantedecadaunodelosSSylesarrancólaCruzdeHierro.Algobalbuceóenalemán.Creísteentenderalgosobreun«trozodelatón»,delopocoquetehabíaenseñadodeeseidioma.Cogiólasmedallasylasfuearrojandosobrelasuperficiedel río, comosi fueranpiedrasplanas.Algunas llegaronabotar sobreelagua un par de veces, otras se estamparon contra los cuerpos de los soldadosalemanesqueflotaban.
A continuación, escoltasteis a los prisioneros hacia el interior de Écouché. Lassecciones de Elías y Montoya añadieron los suyos. En total, La Nueve habíacapturadovivoshastaesemomentoauncentenardeSS.
Los bombardeos seguían, recordándoos que los alemanes aún no habíandesaparecidonisehabíanretirado.Elcampanarioseconvirtióenelobjetivoprincipaldesuartillería.Pensaronquedesdeallípodríamosaposentarfrancotiradoresovigías,peroseequivocaron:estabaismuyocupadosmatandoWaffen-SS.
Os informaronde que toda la IIDivisión estaba desplegada desdeCarrouges aArgentanyquePattonseencontrabaaquincekilómetros,enRanes,exactamenteelanchodecorredorquelesquedabaalosalemanesparahuir,elmarcadoporlalíneadeArgentanaFalaise.
No dormisteis. No comisteis. Seguíais tensos, inflexibles, atentos a lasincursionesnazisnocturnas.
EltenienteGranellyLaritaIIformaronpatrullasdevoluntarioseinspeccionabanlos alrededores. La secciones de Elías yMontoya, apoyados por los franceses deltenienteCarage, repelían a cañonazos las incursiones alemanas.Vosotroshabíamoshechoinfranqueableelnoroeste.
Enlaoscuridadinmensadelanoche—lalunahabíadesaparecidodurantevuestraestanciaenÉcouché,recordándoteelborróndetintanegradeldesierto—,repasasteelnombredenuestrosmuertos:ConstantinoPujol,elamigo,elsargentojefe,elhéroedeNarvik,eljefede«LosPingüinos»;Poreski,elcompañeropolaco,elexbrigadista;Luis deÁguila;Helio,Sánchez;Vidal; el valencianoCarayón.Siete en total, a losquehabíaqueañadirdiezheridos.«Osvengaremos»,mascullabaisconrabiaenLaNueve. El Obersturmführer martilleaba en tu cabeza. «Demasiadas venganzas.Demasiadas».
Las horas transcurrieron bajo el fuego de los aviones norteamericanos y larespuesta de la Luftwaffe. El fuego de artillería aliado, que iluminaba el cielo de
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coloresnaranjayblancoreflectante,batiólasposicionesalemanas.Algunavezcayóunobúsamigosobrelasafuerasdelpueblo.Lesreclamasteisporradioquealargasenelángulodetiro,perofueenvano.
—¡Lospaneles!—gritóCampos.Ospercatasteisdeloqueocurría:elenfrentamientoconlosnazishabíaprovocado
que sobre algunos Half-Track no se colocaran los paneles identificativos que osdistinguían de los alemanes, haciéndoos aparecer ante la aviación aliada comoenemigos.
Elrestodelanochesecristalizóenunacalmatensa,queospermitíaoírhastaloslatidosdevuestroscorazones.
Alamanecer,losvecinosostrajeroneldesayuno:pan,manteca,jamónyqueso,rehogadosconsidraocalvados.Unmanjarcomparadoconvuestrosbotesdefrijolesque ya os provocaban náuseas.Mientras dabais cuenta de esas suculentas viandas,por el sendero, bajo el fuego artillero, apareció una familia de antiguosmoradoresarrastrando un carro lleno demuebles. Esa imagen os devolvió una vezmás a lastierrasdeEspaña,cuandofamiliasenterashuíandesuspueblosenplenaguerracontodassuspertenenciasencarromatosyconhatillos,escondiéndoseenlasmontañasointentandoalcanzarlasfronteras.
Losdosdíasynoches siguientespresentaron lamisma tónica: las seccionesdeElías,MontoyayCampos,apoyadasporloscarrosdel501.º,defendíanlasentradasdel pueblo de incursiones alemanas; las patrullas móviles creadas por el tenienteGranell asaltaban las posiciones nazis de noche, causando numerosas bajas yhaciendo prisioneros; la artillería de laWehrmacht seguía castigando las casas delpueblo, en las que varios tejados habían desaparecido; la aviación aliada derribabaalgúnaviónalemánqueseaventurabaenelcielo.
Al amanecer del 18 de agosto, un Mark IV avanzó seguido de dos camionescargados de soldados alemanes. Pretendían abrir brecha en las posiciones de lasecciónquehabíasufridomásbajas:ladeMontoya.Loscañonesantitanquedel501.ºrompieronfuego,elMarkIVseretiróyloscamionesquedaronardiendoenmitaddelsendero.Unacolumnainglesa,queveníadeFles,lessorprendióporlaretaguardiayenlazóconvosotros.LatenazasehabíacerradodefinitivamentesobrelaWehrmacht:eraelcomienzodelfindelaBatalladeNormandía.
Aprimerahoradelatarde,osrelevaron.Porfinconseguiríaisundescanso.Seríael primer día, después de una semana, en el que podríais dormir, bañaros, lavar laropaqueolíaapólvora,sudorysangre,yenterraravuestrosmuertos.
—¡LastropasbritánicassehanapoderadodeÉcouché!—gritódenuevo,desdeelbalcón,elancianodelaboinacalada,mostrandolaradio.
«La BBC nos ha robado la batalla», mascullaste rabiado, pero creo que lopensabais todos. La noticia les dolió más a los franceses, pero vosotros habíais
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aprendido a luchar sin medallas ni reconocimientos. Sólo os importaba terminarcuantoantesconlosnazisylosfascistasitalianosyentrarenEspaña,y,ati,llegaraEstrasburgo.
Despuésdebañarosycambiarosderopa,enelmomentoenelqueosdisponíaisaasistiralcementerio,Gitanosepresentóconunodrellenodevinotinto.
—Hacesiglosquenolopruebo—apuntóJuanito.—¿Cómoloconseguiste?—preguntóFábregas.—Melovendióunbodeguerode…—¿Cuánto?—preguntódenuevoFábregas,echandountragodesdeelpellejo.—Bueno—Gitanosesonrojó—,esunpocolargodeexplicar.—Tenemostiempohastaotroataquealemán—indicósarcásticoelsargentojefe.—Puesmepidiódoscientosfrancosporlitro…—¿Doscientos?—dijisteperplejo.—Sí,medijoqueaesepreciolopagabanlosalemanes…—Yadijeyoqueestosnormandosnoteníanpintadehaberpasadomuchahambre
—ironizóJuanito,apurandoelsorbo.—Sigue—animasteintrigado.—Pueseso,dijoqueaesepreciose lopagaban losalemanesyquenopensaba
rebajarloniuncéntimo.Regateé,perofue inútil.Entoncescogíelpellejoy ledije:«Apartirdeahoracambiamosdeladrón».Ymelargué.
DEPOSITASTEISLOSCUERPOSdevuestrossietecaídosenelcementerio, juntoalosdelos compañerosdel 501.º y los spahis abatidos enÉcouché;más allá, colocaron latumbadeunspahimusulmán.
«Pujol,Constantino.Sargentojefe.2.ªDB.9.ªCía.»,rezabaunadelasleyendasque dejasteis atrás sobre una cruz de madera. Era sencilla, pero los héroes nonecesitanaspavientosnioropelesnillantosnimisas:sólosunombreenunaseñaldelcamino, y laHistoria se encargará de trasladarlos a la inmortalidad. PeroFábregassiempreopinabaquetodosucesoguardaunpoemaquelonarre,ysilosversossondelpoetadelasbatallas,conmuchamásrazón:
Hanmuertocomomuerenlosleones:peleandoyrugiendo,espumosaslasbocasdecanciones,deímpetulascabezasylasvenasdeestruendo…
Una lágrima recorrió despacio tu mejilla antes de que terminase el poema. Alverla,Fábregaspasóelbrazoporencimadetushombrosytedijo:
—Enrealidadnohanmuerto.Sehanidoalinfiernoparareagruparseyvolvercon
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másfuerza.Al salir del camposanto, os esperaba un viejo cacharro de gasóleo con cuatro
tripulantes.Erantreschicosdeunosdieciséisaños(oesoteparecióporsutezpálida,suendeblecomplexiónysusojosingenuos),acompañadosdeuncincuentón,calvoynervudo.
—Sonmis sobrinos ymi hijo—informó este al capitánDronne—. Los traigoparaqueseenrolenconustedes.Todoshemosdecontribuiraliberarlapatria.Yonolohagoporqueestoyenfermoynoseríamásqueunestorbo.
Dronnebajólosojos,repentinamentehumedecidos.Detrás,Fábregassusurró:—Nosmatanaunoylorelevantres.Elcapitánlosacogió,aunquesiguiesemurmurandoaquellode:«Estonoesuna
oficinadereclutamiento».Horas más tarde os llegaron los sustitutos de vuestros caídos: dos sargentos y
cinco soldados, pero los siete eran franceses. También recibisteis los carros quereemplazabanalosdestruidos.
Era el momento de hacer recuento: cuatrocientos esqueletos de blindados ycamiones alemanes esparcidos por los prados y más de doscientos prisioneros;ignorabaissunúmerodemuertosyheridos.NormandíaenteraeradelosAliados.LasdivisionesdelaWehrmachtsehabíanrendido,conmásdecincuentamilprisionerosyelrestoendesbandadahaciaeleste.
«Écouchébienvaleunamisa»,debiópensarelpadreBerger,cuandoinformó:—Capitán,mañanaalasdocevoyaofrecerunamisaenmemoriadeloscaídos
porlaliberacióndeÉcouché.—Nosé,padreBerger—dudóDronne—.Mishombresson…pococreyentes.—Noimporta—cortóelcura,comosihubieseensayadolarespuesta—.Lamisa
seráportodos:cristianos,judíos,musulmanesyporlosotros.Los otros erais vosotros. Ignorabas si entre los compañeros del 501.º había
creyentes, pero estaba claro que ninguno de los soldados de La Nueve lo era—habíais visto demasiada mierda en el clero español como para creer en susdivinidades—.Lomismolesocurríaalosspahis,casitodosmusulmanes.Alomejor,Dronne aceptó por agradecimiento al cura, quien había cedido en su momento lasacristíacomohospitalimprovisado,desviviéndoseporvuestrosheridos.Talvez,nolosé.Perofueraloquefuese,elcasoesqueaqueldía,alasdoceenpunto,laiglesiadelpueblojamásviotantagente.
No quedaba una vidriera intacta; el techo presentaba un enorme boquete; lasparedesmostrabanlosimpactosdelametralla;laestatuadeSanMiguel,patronodeFrancia,estabadañadayladelSagradoCorazóneraunmontóndepiedrascoloridas.
Antesdeconcluir lamisa,elcuracomenzóacantarLaMarsellesaensolitario.Deinmediatoossumasteistodos.Lamayoríadelosboinasnegraslagrimearon.
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Alterminar,elsacristánpasóunabandejasolicitandodonativosparalacompradeotraefigiedelPatróndelaPatriaydelSagradoCorazón.Alllegaravuestraaltura,Fábregas soltó una moneda. Le imitaste. Gitano se quedó mirando la bandeja;sospechasteque,enotraocasión,elpárrocosehubiesequedadosinestatuaysin latotalidaddelcepillo,perotucompañerotambiénañadióunfranco.
—Lo que más me fastidia de esto —farfulló Fábregas— es que algúnmamarracho, cuando hayamos muerto, interprete que nos hemos convertido alcatolicismo.
Al abandonar el templo, quedaste sorprendido por el enorme número deparroquianosque,enlaplaza,portabanelbrazaleteconlassiglas«FFI».Cuandosepresentaronloscombatessólohabíaiscontadounadocena,queosayudaronconlosheridos, informándoos de rutas o ejerciendo de vigías.Después de la victoria erancientos. Ese gesto también te recordó el Madrid en vuestra guerra. Mientras seencontraba bajo la bandera de la legalidad constitucional, toda la población sedeclaraba republicana. Cuando Franco entró en la capital, se transformaron ycantaronelCaraalsolsinrubor.
Las voces del conductor del jeep «Mort aux cons» te recataron delensimismamiento.SolicitabaqueDronneatendieraunrequerimientoporlaemisora:
—EselgeneralLeclerc,micapitán.El anciano del balcón se asomó de nuevo con la radio en la mano, subió el
volumenygritó:—¡Losparisinossehansublevado!El júbilo envuestras filasmás las interferencias impidieronqueentendieras las
palabrasdelPatrón.Nosabíaisloquelehabríaordenado,perobarruntabaisquehabíasidoalgomuygrave.Dronnequedóparalizado,conelauriculardelaradiocolgandode su mano, y su rostro, del color de las lápidas. Y creíste oír que balbuceaba:«París».
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TAPEDELACANNE
EL JEEP DE PHILIPPE LECLERC frenó bruscamente delante del improvisadocampamento del general Ornar Norman Bradley. Su conductor, agotado, habíaconducido toda la noche sin detenerse y el sol del horizonte le castigaba los ojosprovocándolesomnolencia.ElPatrónapoyóelextremodelbastónen tierrafirmeysaltó del vehículo. Aquella vieja lesión, fruto de su accidente de equitación, leresultabamolestaenciertasocasiones.Yenesa,enlaqueleurgíaencontrarseconelgeneralnorteamericanoynecesitabacorrercasitantocomosuvehículo,muchomás.
—Anuncien al general Bradley que el general Leclerc quiere verle —gritó elchóferdeLeclercalapuertadelcampamento.
Los oficiales reunidos en la antesala del despacho del norteamericano semostraron sorprendidos con aquella visita inesperada y sus ojos se clavaron en elrostrodeLeclerc.
—Lo sentimos—contestó un joven souslieutenant en perfecto francés, lo queextrañóalgeneralgalo—,peroelgeneralOrnarBradleynoestáaquí…
—¿Tardarámucho?—quisosaberLeclerc.—No lo sabemos. Se desplazó hasta el cuartel general. Tenía cita con los
generalesPattonyEisenhower.—Está bien, le esperaré —dijo, para clavarle la mirada a continuación y
preguntarle—:¿Esustedfrancés?—No,migeneral.Soyargentino,depadrefrancés,peroestudiéenlaAcademia
MilitardeFrancia.—¿Cómoeseso?—Migeneral,Franciaeslapatriademisafectos.EncuantomeenteréenBuenos
Airesdequehabíasidoinvadida,nolodudé.AtraveséelAtlánticoparaunirmealasfuerzasdelaFranciaLibre.—¿Porquéestáaquíynoenelfrente?
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—Comohablotresidiomas,elgeneralBradleymeasignódeoficialdeenlace—expresó, pero al contemplar el gesto de Leclerc, añadió—: Aunque yo preferíacombatirenlasfilasdelaIIDivisión.—Siemprehaytiempo,siempre.
—¿Meadmitiría?—preguntóentusiasmado.—Claro.¿Cómosellamausted?—CarlosIriarte.Leclercasintió.Lasonrisaabrióelrostrodeljovenoficialmientraselgeneralse
sentabaenunasillademimbreyextraíaunpapeldelbolsodesuguerrera.ReleyóparasíelcableenviadoaDeGaulle.
«Setomandecisionessensatasyjuiciosas,perocuatrodíasmástarde.Seme había asegurado que el objetivo demi División era París, pero ante laactual parálisis he enviado a Guillebon en dirección a Versalles…Desgraciadamentenopuedohacer lomismoconel restode laDivisiónporcuestionesdeaprovisionamientodecarburanteyafindenoviolar todas lasreglasdesubordinaciónmilitar…».
Alacabar,lodoblóyloguardó.Casideinmediato,golpeteócuatroveceselpisoconlapuntadelbastónantesdeponersedepieparaencaminarsehacialapuerta.
Losmilitares norteamericanos, al notar el gesto, cruzaronmiradas y sonrieron.AcababandepresenciarelconocidotapedelacannedelgeneralLeclerc,aquelporelcuallosnorteamericanoslehabíanapodadoElleónimpaciente.
A lapuerta, contemplandoeldesplieguede los rayosdel sol sobre losenormespastizales,evocó lavisitade lavíspera, ladelcomandanteGallois-Cocteau,unodelos jefes de laResistencia parisina. Sus palabras le habían herido como una daga:«DebeentrarenParísde inmediato,migeneral.Losparisinossehan rebeladoy larevueltasehaextendidoportodalaciudad,delbulevardeSaintGermainalPanteón,de la República a la plaza de la Bolsa. Todo acompañado de barricadas, tiros yexplosiones.Nosabemoscuántopodremosresistir…».
La hora del almuerzo había llegado y Leclerc continuaba paseando ytamborileandoelsuelodevezencuando.Suchóferseacercó:
—¿Letraigocomida,migeneral?Negóconlacabeza.Llevabaochohoras esperando; el sol se aproximaba al oeste.El souslieutenant
CarlosIriarteseacercóalacarrera:—Migeneral,elgeneralBradleyharegresado.Hadichoquelerecibiráahora.Leclercseadentróenelbarracónconpasobelicoso.Unsargentomayorleabrió
lapuertadeldespachoiluminadoporlosrayoscrepusculares.Bradleyleesperabadepiey,tendiéndolelamano,leespetó:
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—Sé por qué está aquí, pero ya he hablado con Patton y Eisenhower y no esposibleaccedera…
—Es que no ven que es un error—exclamó Leclerc, clavando el extremo delbastónenlasbaldosas.
—El error es suyo y de De Gaulle—aseguró el otro, encendiendo un LuckyStrike—.NocomprendenquesiladefensadeParísesmuyfuertedebemosemplearsiete divisiones—y, alzando la voz, repitió—: Siete divisiones. Sin contar con lanecesidad de atender a cuatro millones de estómagos hambrientos. Es un tiempopreciosoquesepuedeemplearenseguiravanzando…
—¡Seolvidadelosparisinos!—gritóLeclerc,pero,alverelgestodedesagradodesuhomólogo,aflojóeltono—:Hanocupadolascalles,Ornar.Tienenbloqueadosalosalemanesyprecisanayuda.
Bradleysedirigióasusillónysesentó.Acontinuación,dandounacalada,calmo,leexpuso:
—¿QuiereverasuqueridoParísenllamas?Leclerc,aúndepie,permaneciómudo,anteloqueOrnarBradleycontinuó:—Ah, y ordene de inmediato el regreso del teniente coronel Guillebon.—La
expresióndesorpresadeLeclercprovocóunasonrisaenelrostromorenodeBradley—: ¿Qué creía, que no lo sabía? En el cuartel general estamosmuy hartos de susinsubordinaciones. Primero,Túnez; luego las incursiones en las fuerzas deGiraud;después,lositinerariosquehaseguidoenFrancia,alejadosdelasrutasordenadas…
No pudo continuar, ya que el souslieutenant Carlos Iriarte había entrado en eldespacho.
—Migeneral,Eisenhoweralteléfono—leinformó.—Pásemelo.Descolgó el auricular y aplastó el cigarro en el cenicero de latón. Leclerc se
mantuvoimpávidoanteél.—Atusórdenes…Ah,DeGaulle…Sí,aquítengoaLe…Ya…¿Estáisseguros?
…Bien,asíselotrasladaréaGerow…No…Descuida.—Yconcalmacolgó.Las mejillas de Bradley parecían haber perdido el bronceado, pero, antes de
hablar,encendióotrocigarro.Expulsóelhumoy,entonces,ledijoconparsimonia:—Bueno,pareceque lohan logradoustedes.Alparecer,encuantoabandonéel
cuartelgeneral,allísepresentóDeGaulleyhaconvencidoaPattonyEisenhower.—¿Cuálessonlasórdenes?—preguntóLeclercsinpestañear.—AvanzarhaciaParís—dijo,y,alnotarlasonrisaapenasdisimuladadelgeneral
francés,sealzódesusillónyañadióenfadadoseñalándoleconelíndice—:Peroseloadvierto:siencuentraresistenciaalemananoentreenconflicto.EsperelallegadadelasdivisionesdeinfanteríanorteamericanasdeGerowparaentrarenlaciudad.Comodesobedezcaestavez,yomismolofusilo.
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En ese momento, las miradas del general Ornar Norman Bradley y delsouslieutenatCarlosIriarteseclavaronenelrostrodeLeclerc.Nocomprendieronporqué las faccionesdelgeneral francésdesaparecieronante loqueparecíaunacaretaamarillentayaúnsonriente.
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ELCAMINOAPARÍS
ERAELALBADEL23DEAGOSTODE1944ylaordendesalidaparaunlargorecorridohabía llegado.Loque ignorabaiserahaciadónde.«Handichoquesobre lamarchafacilitaránelobjetivofinal»,seleoyódeciralcapitán.Perosospechabaisqueélsílosabía.
Antes de emprender la marcha, os llegaron noticias de que el general Leclerchabía ordenado al teniente coronel Guillebon adelantarse y adentrase en París porVersalles. «No es justo», te dijiste. «La Nueve es la compañía de vanguardia».Rodabais a la mayor velocidad posible de vuestros blindados y semiorugas.AtravesasteislaspoblacionesdesdeBoucéaAlençonsindetenerosycontinuasteisendirecciónaCourville.Abandonasteis losvallesy senderos,y las llanurasdeMainevieronpasaravuestradivisiónquemandolascadenas.Avanzabaisenvueltosenunanube trenzada por el polvo de la ruta y el monóxido de carbono de los tubos deescape.Conpañuelos,oscubríaislabocaylasfosasnasales:entreelcascoyeltrapo,sóloseosveíanlosojos.
Laemisoraderadiotransmitiólanoticia:
«ElejércitonorteamericanohatraspasadoDreuxyChartres.Hanllegadoal Sena por el norte y a la región de Fontenebleau por el sur. París estácercado».
Esa,alparecer,seríavuestraúnicacerteza,porqueloqueocurríaenelinteriordela ciudad era una completa incógnita, ya que todas las informaciones resultabancontradictorias. «París se ha sublevado»; decían, para, a continuación, corregir:«Paríssiguesiendoalemana».
Eran las cuatrode la tardeyos acercabais aCourville.Peroalgopasó,pues la
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división comenzó a abandonar la formación de marcha y, en un santiamén,cambiasteis a la de combate. Os asignaron a una subagrupación a las órdenes delteniente coronel Puzt, y vuestra ruta se desvió de la del resto de la división.«Avanzamos hacia París», la voz se corrió entre el convoy de blindados, y unatensióninenarrableseapoderódetodosalrepetirla.
De repente comenzó a llover. Chartres se había adivinado por las torres de sucatedral,peroprontolacortinaprovocadaporlatormentayelanochecerlasdifuminóen el horizonte. «Los nazis convirtieron la catedral en un club social de laWaffenSS»,tedijounsoldadofrancés.
Seguisteis avanzando con los vehículos pegados para evitar perderos. Vuestrasropasibanempapadasylahumedadseuníaalagrasayalpolvodetodalajornada.Os protegisteis con los ponchos impermeables, aquellos enormes chubasqueros decolorverdeolivafacilitadosporlosyanquis.SubidosenlosHalf-Track,aferradosalas ametralladoras y cañones anticarro, con vuestro casco, el pañuelo y el poncho,parecíaisseresdeotromundo.
La noche se cerró y era casi imposible seguir avanzando en las tinieblasprovocadasporelcrepúsculoylatormenta.Enalgúnlugarperdidoenlosmapas,osdetuvieronparainspeccionarlasmáquinasypernoctarunashoras.Al«Madrid»selehabíadesprendidounacadenayhabía rodadovarioskilómetros sobresusejes.Erapreciso reponerla. Encharcados en aquel aguacero bajo la luz de linternas, losmuchachos del sargento Ramón Gualda, vuestro granadino preferido, a golpes demaza,instalaronyajustaronlanueva.
Os dijeron que reposarais, que antes del alba se reanudaría la marcha, peroresultabaimposibledescansar.Elclimadetensión,entodaslasunidades,eraenorme.«Nodebieronanunciarnosque íbamosaParís»,osdecíaisacostadosen las tiendassinpoderconciliarelsueño.
AunqueGitanosereencontróconMorfeonadamástumbarsesobrelaesterilla,túno pudiste pegar un ojo en toda la noche. Oías al capitán, en la tienda contigua,canturrearunosversosqueatiteresultabannuevos:
PourpleurerlonguementnotretragiquehistorieEtcontemplerdeloinvotrejeunesplendeur.
Cuandoelcielocambiódecoloryelaguacerocesó, llegaronlasnoticias:«Nosencontramos en Nemours». ¡Habíais recorrido doscientos diez kilómetros desdeÉcouché!Aquelloconstituíatodaunahazañaparaunadivisiónblindadaconmásdecuatromilvehículos.
En cuanto revisasteis el armamento, lo secasteis y engrasasteis, le siguió lainspecciónrutinariadelosHalf-Track.Acontinuación,coneluniformeaúnhúmedo,reanudasteislamarcha.Tendríaquesecarsesobrelapielyalrocedelviento.
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AlasochodelamañanaentrasteisenLongiumeau.Lasfachadasdelasviviendasapenas presentaban impactos de la metralla, aunque algún tejado de pizarra habíarecibido la visita de un obús. Pese a la hora, había gente en las calles, lo que osextrañaba; gritaban algo que no entendíais por el ruido de las cadenas de losblindadosy semiorugas.De repente, comenzaron a sumarsemásvecinosdesde losportales,queseacercaronyrodearonlosHalf-TrackyShermandesbordándoosconsusmuestrasdeentusiasmo.Losjóvenestrepabanaloscarrosdecombateeimpedíanelavancedelacaravana.
—¡Apártense!—gritabais,sinéxito.Sonóunaráfagadeametralladora.Ibadirigidahaciavosotros,perolarecibieron
loscuerposdeanimososciviles.Cuatrodeellosquedaron tendidosenmediodeuncharcodesangre.Seprodujoladesbandada.Yelpánicoseapoderódesusrostros.
LosblindadosdeElías sedirigieronhacia el origende las balas.Vosotros, conCampos a la cabeza, saltasteis de los vehículos con los Sten e intentasteis unamaniobraenvolvente.Ospegasteisalasfachadasdelasviviendasyosdesplegasteisendoshileras, zambulléndoospor las calles.Detrás iban losShermanapoyandoelavance.
Aquelloeraunalocura,secombatíaenmediodecivilesquenoseapartabanniocultaban.Hastahabíamujeresyniños.Dabalaextrañasensacióndequeserodabaunapelículayellosqueríansertestigosdeexcepción.
Localizasteisunfocoderesistenciaentrelasruinasdeunacasa,elimpactodel75de un Sherman os abrió el camino. Luego llovieron dos granadas y asaltasteis elenclave:diezsoldadosalemanes,sietedeellosmuertos.Lossupervivientessalieronalzandolosbrazos.
Seguisteisavanzandoydiezmasteisotraposiciónalemana.Eranfuerzasendebles,desmoralizadas, que capitulaban tras una simbólica resistencia. ¡Qué lejos habíaquedadoelAfrikaKorps!
Enmenosdeunahora,elpueblosehabíaliberadodesoldadosdelaWehrmacht.Teníaiscuarentaprisionerosy,comosiempre,nocontasteissusmuertos;porvuestraparte, sólo un herido. Pero por las muestras de impaciencia del capitáncomprendisteisqueaquellaligeraresistencianoesperadaoshabíarobadountiempovaliosoqueresultabaprecisorecuperarenruta.
LasubagrupacióndeltenientecoronelPuztsaliódeinmediatodeLongiumeauyLaNueve,enpuntade lanza.Otravez lanubedepolvo,el rebufode los tubosdeescapey el crujir de las cadenas sobre el terreno.Y lamarcha, bajo el sempiternogritodevuestrojefedebatallón:
—Enavant!Enavant!Al llegar a Antony, os detuvisteis un momento para reagruparos, ya que sólo
quedaban veinte kilómetros hasta París y alguien comentó que la línea defensiva
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alemanaalacapitalhabíasidorota.VariosHalf-TrackyShermansehabíanrezagadoyotrossehabíanocupadodesofocarligerosfocosderesistencia.
En lacalleprincipaldelpueblo,uncarnicero,ayudadopor tresvecinos, instalóuna tabla apoyada sobre dos caballetes. Enseguida sacaron barras de pan yembutidos. Entre los cuatro, moviéndose con rapidez en medio de la calzada,prepararonbocadillosdechorizo,salchichón, jamónosalamique,subiéndosea losblindados, comenzaron a entregaros.Aquello parecía un puesto de avituallamientodelsuspendidoTourdeFrance.
La fiesta se terminóde repente.Unproyectildel88deunPanzerTigercayóapocosmetrosylametralladerribóalsouslieutenantMontoya,quequedótendidoenlacallesangrandoporelpechoyelabdomen.Soltasteislosbocadillosyarrojasteisvuestros blindados hacia el cruce de la Croix-de-Berny, a las afueras del pueblo,dondesehabíainstaladoelPanzer.
LoshombresdeMontoya,alvera su jefemalherido, se lanzaron losprimeroscontraelcarrodecombatealemán,buscandolastripasdesusocupantes.Derepente,unancianosobreunasilladeruedas,conelpechocubiertodemedallas,gritó:
—Síganme.ConozcounatajohastalaCroix-de-Berny.Aquelloeracurioso.LosantiguosveteranosdelaGranGuerraseincorporabana
labatallaconelentusiasmodejóvenessoldados.Unalluviadebalasfrenóala11.ªcompañíayelcapitánDupont,vuestrotenor,
cayómuerto.Toda la subagrupacióndel tenientecoronel JosephPuzt emprendió lamarcha hacia la Croix-de-Berny. Vosotros, sin embargo, no pudisteis seguirlos: elcapitánnodabalaorden.
—Noseoye…—decía,pálido, almicrófonodel radio teléfono instaladoen sujeep.
Lavoz,delotrolado,sonónítidaatravésdelaltavoz:—Orden del coronel Billotte: retrocedan a la entrada del pueblo para cubrir la
retaguardia.—Hay interferencias. No se les escucha… —repitió Dronne, ante vuestra
perplejidad.—Quela9.ªretrocedaalfinaldelpueblo.—Elcomunicadovolvióatransmitirse
perfectamenteclaro.—Losiento,noselerecibebien.—Retrocedan.Retrocedan…—repitiólaradio.Elcapitánesbozóungestomalhumorado.Semordióloslabiosy,porfin,dijo:—Recibido.—Y se volvió al tenienteGranell para gritar—:QueLaNueve se
dirijaalaentrada.LaseccióndeElíasenfilójuntoalavuestrahaciaellugarindicado,siguiendoa
«Los Cosacos», con Granell en su torreta. Dronne se había ubicado al final del
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cortejo;surostroaúnevidenciabasudisgustoporlaordendelcoronel.AlgirarlaprimeraesquinaostopasteisdefrenteconelgeneralLeclerc.—Teniente—gritóaGranell—,¿dóndeestásucapitán?—Vienedetrás,migeneral.ElconvoypasóanteelPatrón,perocuandoDronnellegóasualturaseosordenó
deteneros.Leclerc contempló el frontal del «Mort aux cons» y, señalándolo con elbastón,lepreguntóalcapitán:
—¿NoleordenéenMarruecosqueborraseesatontería?—Nohetenidotiempo,migeneral—seexcusóDronne,cabizbajo.—¿Ysepuedesaberadóndevanustedes?—El coronel Billotte nos ha ordenado retroceder sobre el eje y regresar a las
antiguasposiciones.—¿Retroceder sobre el eje? —exclamó Leclerc, golpeando de nuevo el
pavimentolevantado,ygritó—:¡Noseobedecenórdenesestúpidas,capitán!—Pero…—ElobjetivoyaseloexpliquéporradiocuandosaliódeÉcouché:París.Vayade
inmediatohaciaallí,sindetenerse,aunquelesdisparen.—Mefaltala1.ªsección,migeneral.SehandesplazadohastalaCroix-de…—Puescojaloquepuedaporelcaminoysúmelo.—Quieroentenderque…—QuevayaaParís,yavisealosparisinosdequeresistan.Mañana,alamanecer,
entrará la IIDivisiónBlindada.—Alzó el bastón señalando el camino que debíaisseguir,ygritó—:¡AParís,Dronne!
El capitán colocó el jeep delante de «Los Cosacos». Su semblante lucía unaenormesonrisaalgritar:
—¡RumboaParís!YTurutatocó…elhimnodecargadel7.ºdeCaballería.
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PORQUIÉNDOBLANLASCAMPANAS
EL «MORTAUX CONS», seguido de «Los Cosacos», con el teniente Granell en sutorreta; el «Resistencia», con Elías al mando; el «Teruel», con vuestro novilleroexclusivo,LaritaII,leseguían;detrás,ibael«Liberación»,elantiguo«EspañaCañí»rebautizado por el sargento Callero; luego el «Nous Voilà» con Solana; acontinuación, «El Ebro», mandado por el sargento Marti, que había sustituido aSánchez.A su estela, pegados a ellos, ibais los deCampos con su «Túnez 43» deguía.El«Brunete»,conReiterdejefe,pegabasumorroaldeladjudant-chef;detrás,elsargentoMorillasenel«AlmiranteBuiza»;luegoel«Guadalajara»,conJiménezylos extremeños. Cerraba el cortejo el «Santander», bajo la égida de Fábregas, conGitano acariciando el «Mari Luz». Os faltaban los de Montoya, y os faltaba él,evacuadoysinquetuvieseisnoticiasdesuestado.
Once Half-Track y un jeep para saltar sobre un París defendido por toda unadivisión de laWehrmacht. No erais nadie, sólo una fuerza simbólica que Leclerclanzaba en punta de lanza para elevar la moral de los parisinos. Creíste que osmatarían a todos. Pero daba igual: habíais nacido para morir luchando contra lastiranías. Además, ¡qué cojones!, erais La Nueve, el comando educado para lasmisionesdegradocero.
—TenienteMichar—gritóDronnealoficialalmandodeunShermandel501.º—,¿decuántoscarrosdispone?
—Detres,micapitán.—Únalosalacolumna.NuestrodestinoesParís.Losblindados«Montmirail»,«Romilly»y«Champaubert»sesumaronavuestra
retaguardia, pero nada más enfilar la carretera hacia la capital, distinguisteis tresHalf-Trackdelascompañíasdel13.ºbatallóndeingenierosmilitares.
—Adjudant Cancel —llamó el capitán al jefe de aquel destacamento, que se
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encontrabasobreunjeep—,¿quierepasearporlosCamposElíseos?—Porsupuesto,micapitán.—Puespóngaseenlacola.Así fue como el «Le Méthodique», el «Le Volontaire» y el «L’Entreprenant»
cerraron la columna que quemaba el asfalto hacia París. Erais un centenar deespañolesyunalemánenonceHalf-TrackalosqueseguíantreintafrancesesentresSherman,dosjeepsyotrostressemiorugas.AjustasteislosbrazaletesconlabanderadelaIIRepúblicaentornoavuestrosbíceps:losqueríaisbienvisibles.
—Eseestandarteesmío—gritóCampos,señalandolaesvásticaqueseadivinabaondeandosobrelaTorreEiffel.
De improviso, unhombredeunos sesenta años, conunbonnet de color azul ycincomedallasenelpecho,saliódealgúnlugardesconocidoparacorrerydetenersedelante del jeep de mando. «Otro veterano de la Gran Guerra», masculló uncompañero,atulado.
—Conozcounavíalibre,sinchleuhs.—Suba—leordenóDronne.El gesto de satisfacción del capitán no sólo se debía a la ayuda valiente e
inopinada, sino por la expresión que el veterano había utilizado. Referirse a lossoldadosdelasWaffen-SSconaquelpeyorativo«chleuhs»indicabaqueelmiedoalos nazis desaparecía de los cerebros vencidos en otro tiempo por la sangre, lamuerte, las enfermedades, el hambre o el raki, aquel aguardiente adulterado quecirculabaporlascallescomounmaleficio.
De inmediato, con vuestro excombatiente de cicerone, atravesasteis Fresnes,L’Hay-les-Roses,Cachan,Arcueil, sinnovedad.Aunquecreísteisoír el impactodebalasalemanassobrelosblindados,cualquiersonidofueapagadoporelrugirdelos400C.V.delosmotores.Derepenteostopasteisconunacolumnadejeepsocupadospor corresponsales de guerra con uniformes del ejército norteamericano. Uno deellos, de aspecto jovial e inquieto, abordó al capitán y entabló una breveconversación.
—EsMauriceSchumann—osinformóFábregas—,ellocutordelaBBC.DesdeDunkerquehasidolavozdelaFranciaLibreenLondres.
Otro de la comitiva, de unos treinta años, con el pelo largo y una cámarafotográficacolgadadelcuello,saltósobreel«Teruel»y,enuncastellanoparecidoalde vuestro querido Reiter, gritó para hacerse oír por encima del estruendo de losmotores:
—YotambiéncombatíenEspaña.—SuspalabrasibandirigidasaLaritaII—.Nosésioyóhablardemí.MeconocíanporRobenCapa.
—Suba,compañero—animóelsargento.Sindudarlo,elfotógrafotrepóalHalf-Track.
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—Mira,Bête—te dijo Fábregas, señalando con el dedo a otro corresponsal—,¿sabesquiénes?
Aquel hombre maduro y de aspecto rudo, con bigote y cara redonda no teresultabadesconocidodeltodo,peronoacababasdeubicarlo.Tugestodeextrañezaanimóalsargentojefeainformarte:
—EsErnestHemingway,elautordeForWhomtheBellTolls, lanovelaque teregaléenInglaterra.
Tehubiesegustadosaltardel«Santander»conellibro,presentarteypedirlequetelodedicase.Peronoeraelmomento:Parísosesperaba.Lemirastefijamenteytelimitasteapreguntartesiescribiríaalgunanovelainspiradaenvosotros.
El convoydeperiodistas y fotógrafos seosunióyproseguisteis camino a todavelocidad hacia Kremlin-Bicetre. Seguíais sin ver alemanes, la ruta elegida porvuestro guía, evitando o rodeando posiciones enemigas, era la adecuada para noencontrarresistencia.Peroloscaminosdelpuebloseospresentaronbloqueadosportroncos derrumbados por los bombardeos. Al aproximaros, los vecinos seabalanzaronsobrelosmaderosycomenzaronamoverlos,abriéndoosunpasillo.
Avuestropaso,losparroquianossaltabansobrevuestrosvehículos,paratocarosysaludaros;inclusoalgunadamaintentóbesaros.
—¿Dedóndevenís,muchachos?—preguntóunamujerenlutadadesdelaacera.—DelTchad—informóGitano.Al pasar por delante de una fortificación, la voz del capitán corrió por toda la
columna:—Precaución.Puedenabrirfuegodesdeelfuerte.A vuestra derecha, los muros de una especie de castillo, fuerte o prisión.
Desfilasteis quemando las cadenas y nadie os disparó. Al traspasarlo, Fábregasinformóalatripulacióndel«Santander»:
—EsaeslafortalezadeBicetreenlaqueVíctorHugoambientóla tramadeElúltimo día de un condenado —alegó, después encendió un Gitanes, y, sonriendo,añadió—:Esperoquenoseaunapremoniciónsobrenosotros.
Mujeresyhombresenbicicleta—elvehículoqueparecíahabersepuestodemoda—desfilabana los flancos congestosde asombro.Sus rostros sepresentabanmásenjutosqueeldelosnormandosysusojossaltonesseclavabanconéxtasissobreladivisayelnombredelosblindados.
—Aquíhandebidopasarhambre,nocomolosnormandos—opinóJuanito.EntrabaisenParís; alguienos informódeque lohacíaispor laPuertade Italia.
Unamuchedumbresearremolinabaalfrente,luciendo,algunos,losbrazaletes«FFI».Unogritó:
—Losalemanes,losalemanes.Lamarabuntasedispersó.Seguisteisavanzando.
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Alrato,amedidaquedistinguíanvuestrasinsignias, lamultitudfueregresando.Os rodearon, al punto que los blindados no podían avanzar. Temíais una nuevamatanzacivil,quelasbalaslesalcanzasenantesdepoderprotegerlos.
—¡Apártense!¡Vamos,fuera!—chillasteis,sinéxito.Como borrachos, parecían no oír, no veían el peligro o ya no les atemorizaba.
NecesitabaiscontinuarhaciaelcorazóndeParís,ynadieseapartaba.Pararemate,losfotógrafososcercaron,accionandosuscámarassincesar.UnamujerataviadaconlasropastradicionalesdeAlsaciasaltósobreeljeepdelcapitán.Lerompióelparabrisas,pero,sininmutarse,sesentósobreelcapóyallípermaneció.
Ningunodevosotros conocía a laperfecciónParís, sóloCamposyFábregas sehabían movido en tiempos de paz por sus calles. Para colmo, tampoco el capitánsabía dónde se encontraba. Llegar al centro de la ciudad era la misión. ¿Dóndeestaría?Difícilmentealguienpodíadejardehacerselamismapreguntaquetú.
—¿Quécamino está librede alemanesybarricadashasta elHôtel deVille?—preguntó Dronne a un grupo de cinco o seis hombres con los brazaletes «FFI»,quienes comenzaron a discutir sobre el itinerario más adecuado. Parecía quedefendíandosrutasseguras.Selasexpusieronalcapitán.Dronne,trasunmomento,sedirigióaltenienteGranellparaordenarle:
—Coja cinco Half-Track y un Sherman y encamínese por el primero de losrecorridos.Yoiréporelotro.Algunodenosotrosllegará.
Salisteisdetrásde«LosCosacos»,yDronnesiguióaunmotoristaquesehabíaofrecido a guiarlo. Los blindados del capitán se alejaron por la avenida Italia y seperdieronen laprimerabifurcación.Vosotros,guiadosporunmiembrode losFFI,continuasteis trasel teniente, con lasametralladorasdirigidashacia losedificiosdeloslateralesyel«Romilly»cerrandoelcortejo.
Las calles se presentaban desérticas. Las fachadas lucían grandes manchasnegruzcas, producto, tal vez, de explosiones de botellas de gasolina, y todos loshuecosygrietasimaginablesprovocadosporlametralla.Ningunaventanaexhibíauncristal intacto.Ningún civil en las azoteas, ni snipers. La calzada, sucia de sangreseca, se veía cubierta de trozos de ropa y cascotes. Una rata la recorrió a todavelocidad.
Sinbuscarlo,osdisteisdebrucesconelimponenteSena.Denuevo,aunquenolomencionaras a tus compañeros, sus aguas te trasladaron al Ebro.Dos soldados del«Ebro» saltaron del blindado e inspeccionaron el puente. Un gesto de sus brazosindicóque se encontraba limpiode cargas.Lo atravesasteis y continuasteis por losmuelles. Al entrar en la plaza Sembat, distinguisteis al fondo el Hôtel de Ville.Seguíaissinveranadie.
«Debehabertiradoresagazapados,¿porquénodisparan?»,tepreguntaste.Llegasteis al Hôtel y desplegasteis los blindados a lo largo de su frontal.
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Inopinadamente,unanuevamuchedumbreaparecióyos invadió,ascendiendoa losHalf-Track.Tambiénahoraresultabaimposibledesprendersedelosfotógrafos,cuyosflashesoscegaban.
—¡Atrás!¡Lespuedenmatar!—gritasteis.—Misióncumplida—anuncióGranellporlaemisora—.Envíenrefuerzos.Nohuborespuesta.—Vaya,vaya—susurróFábregas—.Somosprescindibles.—¿Quéquieredecir,misargento?—Nohahabidocontestaciónalmensajede radio.Luego,siestaoperaciónsale
mal,selavaránlasmanos.«Esoslocosactuabanporsucuenta»,dirán.El teniente Granell descendió de «Los Cosacos» y se perdió en el interior de
Hôtel de Ville, donde, según os informaron, se encontraba el EstadoMayor de laResistencia parisina. Le siguieron reporteros, fotógrafos y hombres que portabancámarascinematográficascontrípodes.
Latensiónentrevosotros,esperandoelataquealemánenmasadeunmomentoaotro,semascaba.Lasametralladorasycañonesfueronenfocadoshaciaelfinaldelascallesadyacentes.Preparasteis lasbazucasyempuñasteis lossubfusiles.Campossemetiógranadasentodoslosbolsillos.
Siguiendo otra ruta de losmuelles se sumó el resto de la columna del capitán,precedida por el guía motorizado. Alguien os comentó que habían cruzado por elpuentedeAuschwitz,tambiénsinresistencianicargas.NuestrosciceronesdelasFFIhabíanacertadoconlasdosrutas.
Laalsacianacontinuabaaúnsobreelcapódel«Mortauxcons».Aldistinguiros,el pelotón de extremeños del «Guadalajara» saltó del vehículo y se distribuyó ensemicírculo con las bazucas y ametralladoras enfocadas hacia la vía que oscomunicabaconelSena,decuyasaguas—nosabesporquéextraña razón—se teantojóvislumbrar ladesaparicióndeunmohíndedisgusto,comosiel río,molestoporlaocupación,cambiasesusemblante.
—¿Elteniente?—preguntóDronne.—Enelinterior,conlosjefesdelasFuerzasFrancesasdelInterior—informóel
souslieutenantElíasdesdeel«Resistencia».—Elías,construyaladefensaconunaformaciónenerizo.Dichoesto,elcapitáncogiólaradioyemitióunmensaje:—Misióncumplida.EstamosenelHôteldeVille.Tampocoobtuvorespuesta.Consultóelreloj,leimitaste.Eranlasnueveyveintidósminutosdel24deagosto
de1944.DespuésentróalHôtelyelsouslieutenantempezóadistribuirosalrededordelAyuntamiento.Siunaviónoshubiesesobrevolado,habríacontempladolaestrellaque formaban los blindados y semiorugas cercando el edificio y convirtiéndolo en
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unafortaleza.Osencontrabaispreparadospara ladefensa.Y,sieranecesario,hastamásalládellímite:elCameronefinal.
Lamuchedumbrenosealejaba;ladeltrajeregionalalsacianosecolocóenmedio,entrelaturbayvosotros,depiecomounaefigie,comounsímbolo.Alguienentonóuna impresionanteMarsellesa, a la que la multitud se fue uniendo, y también losvuestros.
De repente, lo que os temíais. Un Panzer surgió desde el extremo de la calleGesvres, en el muelle. La histeria se apoderó de las gentes y corrieron hacia losportales,inclusopisandoalosquehabíantropezadoysearrastrabanporelsuelo.«ElEbro» enfocó su cañón del 57 sobre el flanco del blindado alemán y disparó. LascadenasestallaronenmilpedazosylasllamasenvolvieronalPanzer.Laescotillaseabrió;susocupantessaltaronyemprendieronlahuida.Unaabalanzahumanaselanzósobreellos.
Otravez lamarabuntaregresó,ybrincóen tornoavosotroscomounaplagadelangostas. En esa ocasión, conseguisteis que se situasen del otro lado de losblindados, en el centro de la formación de estrella. Sonaron ráfagas deametralladoras,perono ibandirigidashaciavosotros.Sospechasteisqueelobjetivofuealgunabarricadaenlosalrededores.
Unatímidalunamoraaparecióenelfirmamento.Teníaiselpulsofirmeyeldedoenlosgatillosdelasametralladorasde12.7yde7.6;losShermancerrabanlasvíasylasbocasde loscañonesdel57apuntabana losmuelles, sobre todoaldeGresves,donde «El Ebro» había dejado en llamas el cascarón del primer Panzer. Habíaiscreado una fortaleza enmedio de la ciudad: erais sus tendones, sus vísceras y susojos.YlasgárgolasdeNotreDameescucharonporprimeravezvuestravozenaquelcánticotarareadoymodificadoporFábregas:
Simequieresescribir,yasabesmiparadero.EnelcorazóndeFrancia,primeralíneadefuego…
Derepente,unaviónsobrevolólaciudad.PorelruidodelosmotoresnoeraunStuka, sino aliado.A cada garabato que dibujaba en el cielo, arrojaba algo que noalcanzabaisaidentificar.Almomento,lascallesquedaroncubiertasdeunanievedeoctavillas.Unacayósobrelachapadel«Santander».
«Resistid. Mañana estaremos con vosotros. General Leclerc.». Retornó laalgarabíacomounadrogaincontrolable.
Sonóunacampanaalolejos.Despuéslesiguióotra,ydeinmediatosesumarondosmás. Era como si todos los campanarios de París festejaran por anticipado laliberación de la capital.Al fin se unióNotreDame con su órgano legendario para
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volveracolocarlanotamusicalaotragestaquepresenciabasuCavaille-Coll.Vosotrosseguíaistensosenlosblindados,conlosíndicesenlosgatillos.Laluna
moraosacompañabaenelcieloestrelladoyeltañerdelascampanasloenvolvíatodoenunhalomítico.
—QuéironíastienelaHistoria—opinóFábregas—.Losrepublicanosespañoles,losandrajososyapestadosapátridasdelmundo, liberandoParís.Es laavasalladorallamadelajusticiacelestetransformadaenpoesía.
Elestruendodesdelastorresregresóconmásfuerza.—Lascampanasnoparandedoblar,misargento—dijiste.—Sí,Bête,peroestavezlohacenporellos.
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AGRUPACIÓNDEGUERRILLEROSESPAÑOLES
LAS ÓRDENES A LOS PARTISANOS por parte del general Koenig, jefe de las FuerzasFrancesasdelInterior,nodejabanresquiciosaladuda:
«ImpidanportodoslosmediosquelleguenrefuerzosdelaWehrmachtaNormandíayaParís».
Los doce mil guerrilleros españoles encuadrados en las siete brigadas de laAgrupación de Guerrilleros Españoles, trabajando codo a codo con los Franco-TiradoresyPartisanos,volarontodoslospuentessobrelosríosycanales,laslíneasférreasyhastalascarreterasprincipalesquecomunicabanlaregióndelMediodíaconParís exhibían boquetes y zanjas insalvables para las cadenas de los blindadosalemanes.Laguerrillanosólohabía liberadoelsurdeFrancia, lohabíacerrado.Ydecenas de contingentes nazis quedaron encerrados en bolsas, en las que eranreducidosconfacilidadalnorecibirnirefuerzosnicombustible.
Otroavisotambiénhabíallegadoaljefedela3.ªDivisiónguerrillera,eltenientecoronel CristinoGarcíaGranda: «Columna de 1500 soldadosmarcha desde Saint-Hyppolite sobreParísalmandodelcoronelKonradNietzscheMartín».Lo firmaba«Mariano». No necesitaba saber más: era el seudónimo del general guerrilleroespañolquedirigíalaAgrupación.
El regimiento alemán había sido visto enAlbi yBeziers; forzosamente pasaríaporelcrucedelaMadeleine,cercadeTornacysucastilloendirecciónaAnduzeoNîmes.Enesaruta,elpuentedelferrocarrildelalíneadeLezan-Anduzeeravital,yporesolovolaronconcargasdedinamitacolocadascadadiezmetros.Unbatallóndeingenierosalemaneshubiesereconstruidoenundíaunapasarelaprovisional.«Sólohemosganadoveinticuatrohoras»,selamentóCristino.
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Sehacía necesario detener a la columna alemana, pero en aquelmomento sólodisponíadetreintayseisguerrilleros.ElrestodesudivisiónseencontrabadispersoenloscaminosqueconducíanaAlbi.
«El terreno ha de jugar a nuestro favor», reflexionó.Miró alrededor. Todo eraidénticoalaorografíadesutierra,Asturias,enlaquehabíacombatidodesde1936.«Nueve años en guerra deben enseñarnos algo», se espoleaba. Entonces lo vio: elcaminocaracoleabaamedialaderaenunmonteescarpado.Elprecipiciorealizaríalamitaddeltrabajo;laotramitad,elbosque.
Ascendióconlosrestosdesuagrupaciónybuscóeltramomásadecuadoparalaemboscada. Eligió una curva de casi noventa grados.Una carga en ella partiría elconvoyalemán.Adoscientosmetrosbloquearonelpasocontresárbolescortadosahachazos. Más dinamita cada cincuenta metros. Los cables conectados a losdetonadores fueron camuflados conmusgo a lo largo del bosque. Tres docenas departisanossedistribuyeronalolargodequinientosmetrosocultostraslostroncos.Yesperaron.
Elcrepúsculoinundóelvalledeuntintemorado.LacolumnadelaWehrmachtseaproximaba y su gris verdoso oscureció aúnmás el horizonte. «Sesenta camiones,trescañonesycincoPanzer.Infanteríamotorizada»,sedijo.Lavanguardiabordeólacurvay,aldivisarlostroncosqueimpedíanelpaso,ordenarondetenerelavance.Doscargasreventaron:ladelacurvaylamásalejada,lasituadaenretaguardia.Elgruesodelregimientonosóloseescindió,sinoquenopodíaretroceder.Enesemomento,lossubfusiles,ocultosentrelosárbolesyelsotobosque,escupieronfuego.Losdisparos,certeros, abatieron a un centenar de soldados, cuyos cuerpos se despeñaron por elprecipicio o quedaron tendidos en la cuneta. Cuando los alemanes se repusieron,apuntaron las ametralladoras hacia el monte. Intento inútil. Otras tres cargas dedinamitadestrozaronseiscamionesylabateríaantiaérea.
—¡Ríndanse!Laorden,enespañolyfrancés,saliódelaespesuradelbosquecomosifueseeste
elquegritara.Lasarmasalemanasrespondieronconunestruendoqueretumbóenelvalle.Ahí fuecuandodiez troncos rodaronhacia la cunetae impactaroncontra losvehículos,volcándolos.Unoseprecipitóalvacío.LossoldadosdelaWehrmachtseencontrabananteunenemigoinvisibleenunaencrucijadasinposibilidaddeavanzarniretroceder.Hastalahuidaporelbarrancoeraunsuicidio.
—¡Unaputaratonera!—sequejóelcoronelKonrad.Unacompañíaalemanase reorganizóyemprendióel ascensopor la ladera.No
consiguieron avanzar ni diez metros y sus cuerpos acribillados rodaron hacia lacuneta. La carretera se tiñó de rojo y quedó sembrada de cadáveres. El coronelalemánalzólosbrazosyordenóasuayudantequeizaselabanderablanca.
—Exijolapresenciadeunoficialparapresentarmirendición—gritóKonraden
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francés.—Somos partisanos—habló el bosque—.No hay oficiales del ejército regular
entrenosotros.—Lasreglasdelaguerrasonclaras:nopuedorendirmeantesoldadosdeocasión.Silencio.LavozdeCristinoabriódenuevofuego:—SivinieseunoficialdelaGendarmería,¿presentaríasurendiciónanteél?—Sonmilitares,podríaservir.CristinosedirigióalcomandanteGabrielPérez,sulugartenienteyjefedela21.ª
Brigada,ylesusurró:—Acércate con alguno de los tuyos a Anduze y trae al jefe del puesto de los
gendarmes.Ah,ypiderefuerzos.Pérez,acompañadodetrespartisanos,emprendióunarápidacarreraatravésdel
bosque y el silencio regresó al lugar de la emboscada. Una sección de soldadosalemanesascendióreptandosobrelahierba.Losguerrilleroslosdejaronavanzar.Unminutodespués,lasbalascruzaronsuscuerpos.
—Coronel,ordeneasushombresquepermanezcaninmóvilesolosmataremosatodos.
LaadvertenciadeCristinoobligóa la columnaamantenersecon losbrazosenaltoylasarmasenelpisodelosvehículos.
Nada se movía ni se veía en el bosque. De pronto los cañones y morterosalemanesabrieronfuego,ylosPanzerarrancaronparadespejarelcamino.DoscazasHavillandMosquitosobrevolaronlacolumnaalemanay laametrallaron.UnPanzerardióycincomorterosquedaroninutilizados.Denuevo,labanderablanca.
Losminutos parecían siglos para los soldados de laWehrmacht.Y la hora queesperaronconlosbrazosenaltodebióserlomásparecidoalaeraglaciar.
El comandante Pérez arribó a la posición con dos gendarmes, el cabo y unnúmero.Leseguíansetentapaisanosdelpuebloqueascendíanporlacarretera.
—Coronel—gritóCristino—,ahorabajaunoficialdelaGendarmeríaapactarsurendición.
—Nosoyoficial,soyuncabo—protestóelgendarme.—Lohemosascendido—cortóPérez.El cabo y su ayudante descendieron la ladera. Al distinguir los uniformes, el
coronelalemánordenóasussoldadosquesecolocasenenlacarreteraenformacióncon los brazos en la cabeza. Mil doscientos soldados desfilaban hacia el pueblo.Trescientos quedaron tendidos en las cunetas o descuartizados en el fondo delterraplén.Enopinióndelosalemanes,todosehabíarealizadosegúnlosprotocolosdelasrendiciones.
Cuandosehabíanalejadodesusarmasymientrasavanzabandoscientosmetros
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en dirección al poblado, se vio subir por el camino a paisanos de Anduze conescopetasdedoscañones,ydelbosquesehicieronvisibleslosguerrilleros.KonradNietzschelosibacontando.Llegóatreintayseis.Unodeellossequitólaboina.Unalargamelenasesoltósobreaquellaespalda.
La invencibleWehrmacht se había rendido ante una tropa de desarrapados quehastaincluíaaunamujer.
El coronelKonrad inclinó la cabeza. Luego, con parsimonia, extrajo suLugerP-08 y apoyó la boca del cañón contra su parietal. Antes de que nadie pudiera oquisieraevitarlo,apretóelgatillo.
Elcabodegendarmesalzó lascejasyabrió tanto losojosqueparecían lasdosmitadesdeunhuevococido.UngolpeensuhombrodelcomandantePérezlorescatódelaparálisis:
—¿Cómo se siente, ascendido a oficial de mentirijillas? —le preguntó elcomandanteconironía.
—Loprefieroaser…—dijo,señalandoelcuerpodelalemán—unidiota.
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LANOCHEMÁSLARGA
NOSEHUBIESENECESITADOelavisodeltenientenidelcapitánporlaemisoraderadioalertando de vuestra llegada a París: la algarabía desde los campanarios lo habíaanunciado a todos los rincones de Francia. Cuando cesó el estruendo y la nochequedó en silencio, casi todos los civiles de los brazaletes con la leyenda «FFI» seretiraronasuscasas.Sólopermanecieronconvosotroscincojóvenes,que,armadoscon los Sten que les prestasteis, os iban relevando para que, por turnos, pudieraisducharosenelHôteldeVilleoenlascasasdeloshospitalariosvecinos,ycambiaroseluniformesudadoyllenodegrasayaceite.
Elcapitán,acompañadoporeltenienteGranell,sedesplazabainquietodelHôteldeVillealaPrefecturadePolicía,endondeoshabíaninformadodequelospolicíassehabíanamotinadoyunidoalaResistencia.ElsouslieutenantElíasquedóalmandodelaposiciónenestrellaalrededordelAyuntamiento.
Uncimbreodehierrosygritos,provenientesde lacalle lateral, ladeRivoli,ospusoenguardia.El«Romilly»dirigiólabocadelcañónhaciaelorigendelosruidos.Falsaalarma.Eranunosnoctámbulos imprudentesque,desobedeciendoel toquedequedaimpuestoporlosalemanes,sehabíantopadoconlasverjascerradasdelMetroylassacudían.Pocosminutosdespués,regresóelsilencio.
Aunque habíais podido asearos, cenar algo de lo ofrecido por los parisinos yrelajarosunpoco,latensióntodavíasemanifestabaentodosvosotros.Eraisexpertosen combates callejeros y esperabais un ataque en masa de la Wehrmacht que osborrara de la faz de la Tierra. Sospechabais que si aún no se había producido eraporquepensabanenunaposibleresistenciaciegaporvuestraparte,incrementadaporla ayuda de elementos «FFI». Eso podría desbaratar sus posiciones defensivas ydestruirunaparteimportantedesudivisión.Nosepodíanpermitiresedesgaste,yaque necesitaban todas sus fuerzas contra el ataque del grueso de la División de
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Leclerc. O, a lo mejor, los rumores eran ciertos y todas las alcantarillas de Parísestabanminadasy,deunmomentoaotro,laciudadenteraquedaríaenllamas.
Las horas no transcurrían, sólo los segundos, lentos, tensos. El tiempo, comosiempre,trabajabaparaquienessesituabanfueradeél.Losmuchachostarareabanlascanciones de vuestraGuerraCivil y eso animaba la situación.Un centinela de las«FFI» hizo la guardia con la radio encendida. Ignorabas qué emisora habíasintonizado,peroderepenteseleoyódecirallocutor:
«Fuerzas de la IIDivisiónBlindada de la FranciaLibre han entrado enParís.Ensusblindadosvansoldadosrepublicanosespañoles».
Aquelloosdiomásánimosyregresóel¡Ay,Carmela!Una discusión cortó el cántico. El capitán y un jefe de la Resistencia, un tipo
trajeado,másaltoqueDronneydeaspectodistinguidoqueportabaunbrazaleterojoconlassiglas«FFI»ennegro,alzabanlavozalapuertadelHôteldeVille.
—Hedichoqueno,yno—apuntóelcapitán.—Esimprescindible.Laradionosdaríauninmensopoder—replicóelotro.—Le repitoquenosotrosnoobedecemosaciviles,dependemosde laautoridad
militar.—¿No entiende que si nos apoderamos de la emisora de la calle Archives
podremosemitircomunicadosparatenerinformadaalapoblación?—Mire—laspalabrasdeDronneadquirieronun tonomássevero—,antesvino
otro jefecillo de la Resistencia y me pidió dos tanques para limpiar su barrio dealemanes.Luegollegóunomás;queríaarmasparaequiparalosvecinosdesucalle.¿Esquenoentiendequenoestamosaquíparasatisfacer losdeseosde lospolíticosbarriales?
—Usted manda, pero le aseguro que todos ganaríamos si me hiciese caso—expresómalhumoradoelhombredeltraje,mientrassealejaba.
Elcapitánsesentóeneljeepyencendióuncigarrocongestopensativo.Quizástomaraquellaemisoranoresultaratanmalaidea.
Regresaron,juntoconlanoche,elsilencio—quesóloexiste,comolalocura,porcomparación—ylossegundosparsimoniososytensos.Peronotuvisteisqueesperarmuchoparaqueseprodujeraotrocorteenlasordinadelastinieblas.
—¡Bullosa!—elgritoprovinodetrescivilesquehabíanreconocidoalcabodel«Túnez43»ycorríanasuencuentro.
Seabrazaron,yBullosallamó:—Campos,Fábregas,acercaos,miradquiénesestánaquí.Noconocías a los recién llegados,pero,por lasmuestrasde afecto, existíauna
grancamaraderíaentreellosylosvuestros.Desdelatorredelblindado,sinapartarla
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vistadelcampoabatirporlaametralladora,intentasteescucharlaconversación.Sólooísteelnombredeunodelosdesconocidos:Blesa.Dijeronalgodela26.ª
DivisiónenEspaña.SospechastequehabíancombatidojuntosenelFrentedelEbro,destinadosenesadivisión,y sehabían reencontradoen laplazadelHôteldeVillecincoañosmástarde.
Según colegiste de lo que alcanzabas a oír, muchos alemanes y simpatizantesestabanescapandoencamionescargadosdemaletasycolchoneshaciaelnoreste.
De reojo observaste que Juanito se incorporaba al grupo. Fue entonces cuandoalzaronalgolavozycuidaronlapronunciaciónparahacerseentenderporelalemán.Apartirdeahí,conseguisteentenderlaspalabrasdeltalBlesaconmásclaridad:
—La1.ªDivisiónylaLegiónExtranjerahanliberadotodaProvenza.HastahanexpulsadoalosnazisdeMarsella.Segúndicen,salendirectoshaciaEstrasburgo…
«Franllegaráantesqueyo»,pensaste.GranellyElíastambiénseacercaronyeltalBlesacontinuóhablando:
—Todo elMediodía francés ha sido liberado por laResistencia. Los españolesquecombatieronensusfilasestánpreparandolainvasióndeEspaña.
Aquellas palabras acicatearon tu interés. Olvidaste cuanto te rodeaba y teconcentrasteaúnmás,ysolamente,enloquedecía:
—La está organizando la Unión Nacional Española y se les están uniendoexbrigadistasinternacionalesyalgunoselementosdelPartidoComunistaFrancés…
—¿Sabescuántosson?—tercióCampos.—Hablandediezmil,hastadedocemil,peronoloséconexactitud—respondió.
Continuó después de un breve silencio—: El problema no es la cantidad, es elarmamento.
—¿Aquéterefieres?—preguntóeladjudant-chef.—SólotienenlasarmasqueutilizaronenlaResistencia.Lamayoríaincautadasa
losnazis.Carecendematerialpesado…—Ya.Conocías dememoria losyas deCampos, así como su significado.Unhombre
expeditivoydepocaspalabrascomoél,seguroquebarruntabalaformadesolucionartaleventualidad.
Despuésmencionaronalgunosnombresdesconocidosparati,ydelastrayectoriasde esas personas tras la Guerra Civil. Nombraron a una tal Victoria Kent, un altocargodelgobiernodelaIIRepública,exiliadaenlaciudad.
Conaquellavisitaparecióquelashorasdelanochecomenzaronatranscurrirmásdeprisa. Pero el amanecer el día 25 no lo anunció la aurora. No. Fueron losrepartidoresdeperiódicos,cuandoarrojaronunpaqueteatadoconcuerdasalospiesdelosblindados.
—¡Eh,Domingo!—llamóLarita IIaunsoldadodel«Guadalajara»—.Estásen
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portada.Hombre,hastaparecesguapo.Encuantooísteiseso,variossolicitasteisuno.Ati teentregaronunejemplarde
Libération,elperiódicoclandestinodelaResistenciaparisina.Bajoeltitular«Ilssontarrivés!», allí estabaGranell posandoconel presidentedelConsejoNacionalde laResistencia,GeorgesBidault,yRol-Tanguy,en laportada.ADomingoBañosse leveía subido alHalf-Track estrechando lamanode los parisinos que se aglutinabanalrededor. Te identificaste en una de las imágenes, tu rostromezclado entre los demuchosmás.Todos,antiguossoldados—«hombresde fuego imperativo»,oshabíadefinido el poeta de las batallas— del eterno Ejército Popular—«la avasalladorallama».
Enesemomento,laradiodelcapitánemitióunmensaje:—ElRegimientodeMarchadelTchadseencuentraenlaCarreteraNacional20.
EntraráenParísporlapuertadeOrleansylosjardinesdeLuxemburgo.—Solicitoórdenes—dijoDronne,dirigiéndoseaPuzt.—¿Quéveustedmásurgenteparafacilitarelavance?—Creo que sería importante apoderarnos de la emisora de radio de la calle
Archivesysolicitarelapoyodelosciviles.—Ejecútelo,sindejardesguarnecidoelHôteldeVille.Cuandoocupelaemisora,
entrégueselaalCNRyespereórdenesdelcoronelBillotte.Denuevoenacción.El capitán ordenó que el teniente Granell, Campos, Fábregas y Juanito
continuasenprotegiendoelHôteldeVilleconungrupodesoldados.Nosenecesitabamás.EllossoloshubiesencontenidoaunadivisióndePanzerconlasmanosatadasylosojosvendados.Elrestoibaisalasaltodelaemisoraderadio;seosdistribuyóendos columnas: la primera al mando del «Montmirall» y su teniente Michard; lasegunda,conElíascomojefeyel«Resistencia»envanguardia.
Doscaminosytendríaiscercadoeledificioenelqueseubicabalaemisora.Los«FFI»informarondequelarutadelacalleArchiveseralamásprotegida.ElcapitánselaasignóaMichardyalostresSherman,yélsepusoencabezaconel«Mortauxcons». La otra vía era la calle Temple,más desprotegida por laWehrmacht segúninformaron, y fue la asignada a los de infantería y semiorugas del souslieutenant.Vuestramisióneracomún:bloquearydesbordareledificio.
GitanoytúfuisteisasignadosalgrupodeElíasyllegasteisalacalleTempleconel«Romilly»abriendobrecha.Alnoveranadie,elShermanseadelantóytaponólacalle. Todos pusisteis el pie en la calzada y seguisteis al souslieutenant con lossubfusilesenlamanopegadosalasparedes.Derepente,deunadelasventanasdeledificioquehacíaesquinaentre lascallesTempleyArchives,unaráfagaalcanzóaElíasporlaespalda.
El souslieutenat se retorció y cayó inmóvil. Gitano enfocó la bazuca hacia la
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ventanaydisparó.Laondaexpansiva,repletadecristalesycascotes,abrióelasaltoaledificio.Subisteislasescalerasdeprisaprecedidosdedosgranadas.Escaleraypasillodespejados.Ametrallasteis la cerradura de la puerta desde cuya vivienda se habíanefectuadolosdisparos.Entrasteisentropel.Nonecesitabaisdisparar.Labazucahabíahechosutrabajo:cincosoldadosmuertosyuncivil.
Regresasteisa lacalle.ElfuegodeunaametralladoramatóaCanon,el jefedel«Romilly». Su cuerpo quedó tendido boca abajo sobre la torreta del blindado. Elconductor,locoderabia,embistióhaciadondesospechabaquesalieronlosdisparos.Le seguisteis. Una sección de infantería de la Wehrmacht esperaba el asalto, yrespondió.ElfrontaldelShermanrecibiólasbalas,protegiéndoos.Fuegodebazucasyvariasgranadasosabrieronelpaso.Saltasteissobreelloscomoalimañas,igualquesifueranelAfrikaKorps.Peronoloeran,yanoposeíansubaraka.Losmatasteisatodos.Entre losvuestros,el sargentoJoséCortés,elayudantedeElías, recibióunaráfagaenelpechoyhubodeserevacuado.
LlególacolumnadelcapitánydeltenienteMichardysesumaronavosotrosparaelasaltoalinmuebleenelqueseubicabalaemisora.Eracurioso:lasinformacionesdelos«FFI»habíanresultadoerróneasylavíarecorridaporellosnoresultólamáspeligrosa,alcontrario:nohabíanencontradoningunaresistencia.
Bloqueasteislacalleconlosblindadosydosgranadasosabrieronelcaminoenelportal. Ascendisteis las escaleras hasta el primer piso a golpe de ráfagas de Sten.SoldadosdelaWehrmachtseretorcíanllenosdebalasenlosmarcosdelaspuertasoenlabarandilladelasescaleras.
—Enavant!Enavant!—gritóeltenienteMichard.Entrasteisenlaemisora.Losalemanesosesperabanconlosbrazosalzados.Les
ordenasteisquesalieran.Desfilarontreintayunsoldadosyunoficial.Nocontasteissusmuertos.Laemisoraderadioeravuestraacambiodedosheridosdegravedadyun muerto. Cinco «FFI» corrieron hacia los micrófonos e intentaron ajustar lafrecuencia.
—Mi capitán, estos cerdos han minado todo—informó uno de los ingenierosminadoresdel13.º—.Haycargashastadebajodelasmesas.
El edificio entero se hallaba cableado y lleno de explosivos. Preferían volarloantes de que cayese en vuestras manos. Pero vuestro rápido asalto les habíasorprendidoynoleshabíapermitidoevacuarlo.
—Usted—gritóelcapitánaloficialdelaWehrmacht—,nosvaaayudaraquitarlascargas.
Conlosbrazosenaltoysonriendo,respondió:—Esovaencontradelasreglasdelaguerra.—¿Lashabéis respetadovosotros?—legritóMichard,al tiempoque levantóel
fusil.Tomando impulso, legolpeóenel abdomenyen labarbilla con laculata.El
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alemánseretorció,escupiendounpocodesangre.Pocodespués,evacuasteiseledificioyenélsóloquedaronlosingenierosdel13.º
con el oficial alemán desactivando las cargas. Os informaron de que Elías y JoséCortéshabíansido trasladadoshastaelhospitalSaint-Louis.Temíaispor susvidas:habíanrecibidolosimpactosenelpechoyenlaespalda.
Emprendisteis la marcha de nuevo hacia el Hôtel de Ville. El sonido deproyectiles de todos los calibres surcaba el aire; incluso distinguisteis el fogonazolejano de los Flak alemanes, y una brisa transportaba el olor a pólvora y a aceitequemado,unidoaltufoácidodevómitosodesinfectantesdelascalles.Enocasiones,unanieblaosenvolvíaentrevaharadasdehumo.Porel caminodistinguisteisotrosblindados y semiorugas del Regimiento deMarcha del Tchad. El «Fort Star», conIzquierdo de guía, abría el convoy; detrás, el «Belchite». Por la dirección quetomaban, se dirigían al asalto del Senado, según os informaron los «FFI» que lesseguían.
ElcoronelBillotteosesperabaalapuertadelAyuntamientoy,cuandollegasteis,sedirigióaDronne:
—Ustedesyahanhechobastante.QuédenseaquíprotegiendoalEstadoMayordelasFuerzasFrancesasdelInterior.Elrestoescosanuestra.
—¿Sabealgodenuestra1.ªSección,micoronel?—Selesuniráalolargodelatarde.Demomento,loscarrosdel501.ºregresarán
asuunidad,aligualquelosingenieros.Dichoesto,sealejóensujeepsinpreguntarleaDronnelasrazonespor lasque
habíadesobedecidosusórdenesen laCroix-de-Berny.Díasmás tardesospechamosqueLeclercsehabíaencargadodeexplicárselascuandoloamonestó.
ELRESTODELAMAÑANA,aunquesemanteníalatensiónenLaNueve,sepresentósinincursionesdealemanesenlazonaliberadayprotegidaporvosotros.Losrelevosenlasguardiasfueronmáslargosypudisteisrelajarosenel interiordelAyuntamiento.Hasta el capitán aprovechóparaborrar «Mort aux cons»de su jeep, y rebautizarlocomo «Mort auxBrochesNachBerlín».Y las noticias os llegaban de boca de losparisinos: «Leclerc ha entrado con el grueso de la II División por la Puerta deOrleans»,«La4.ªDivisiónamericanadelgeneralBartónseencuentraenlaPuertadeItalia»,«ElGTVdelcoronelBillottehallegadoantesporquepenetróporGentilly»…
Civiles y muchachos luciendo los brazaletes de «FFI» pululaban alrededor.Sabíaisquelesmovíalabuenavoluntad,peroosirritaban.Eraisexpertosenlaguerradentrode lasciudades,calleacalle,palmoapalmo,yaquellosentusiastasavecesestorbabanenlugardeayudar.Peroloquemásosmolestabaeraelasaltoquesufríaisamanosdelapoblación.Comprendíaissuapoteosis,perosemostrabaninconscientes
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anteelpeligro.Cuandoseacercabaalgúnmozalbete,descalzoyhambriento,leregalabaisalguno
delosbotesdecomida.Aunodeellosinclusoleobsequiastechocolatinas.Suspelosrevueltos, sus ojos picaros y la tez pálidayhuesuda te recordaron aEli, allá en elcampodeCarnot,cuandoseacercabaalaalambraday,trasrecibirtuchocolatina,ibaenbuscadetumadreydetuhermana.Tepreguntastequéhabríasidodeél.
Lashorastranscurrieronlentas,comosevacíaunabarricadevinogotaagota,yllenasderumores:quesiDeGaulleibaavenirhastaelHôteldeVilleasaludaralosjefes de la Resistencia; que si le acompañaría Leclerc; que si el general Koenigtambién se uniría; que si el general alemán Von Choltitz había rechazado elultimátumdelcoronelBillotte;quesi…Nadadeesoosinteresabademasiado.Sóloimportabavuestramisión:protegerelAyuntamiento.
ApartedealgunosbombardeosesporádicosdelaLuftwaffe,aquellamañana,envuestra posición de estrella, sólo fue interrumpida por dos sucesos.El primero fuebastanteingrato.Variosmuchachosdelas«FFI»arrastrabanaunamujerdesnudayconlacabezarapada.YahabíaisvistolaescenaenÉcouchéyosproducíanáuseas.La trasladaban al interior delHôtel deVille para que los jefes de laResistencia lajuzgasen.Alnotarvuestrogesto,unodeellosgritó:
—Quenoosdépena.Denuncióasumaridoantelosnazisynolohemosvueltoaver.
El segundo hecho resultó más agradable. Dos mujeres, ataviadas con ropasnegras,seacercaronhaciavosotros.Unaeramásomenosdelaedaddetumadre;seteantojóquelaotrapodríasersuhija.Ambaspermanecieronunosminutosleyendolosnombresdevuestrasmáquinasdeguerra.Lajovensedirigióati:
—¿Soisespañoles?—tepreguntóenperfectocastellano—Sí —le respondiste, no sin cierta perplejidad. Era evidente que eran
compatriotas.—¿Quiénestáalmando?—ElcapitánDronneyeltenienteGranell.—¿Dóndelospodemos…?—Sonesosdos.Y les señalaste «Los Cosacos», a tu lado. Las mujeres se despidieron
agradeciéndote la información y se encaminaron hacia ellos. Fue la mayor la quehabló:
—Perdonen.Hemosvistoqueensucompañíahaysoldadosespañoles.Mihijoseenroló con las fuerzas de la Francia Libre en África y nos gustaría saber si nospuedendaralgunainformación.
—Sinosdicecómosellama,alomejor…—dijoelcapitánconunasonrisa,perolarespuestaselaborró.
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—MiguelElías.Eran la madre y la hermana del souslieutenant. El capitán y el teniente les
explicaron que sí formaba parte de nuestra división, pero que había sido herido eingresadoenelhospital.Porlosabrazosdelasdosmujeresysusrostroseufóricos,sospechaste que habían llegado hasta allí temiéndose lo peor. «Así son las putasguerras»,pensaste.«Hastatealegrasdequetusseresamadosseencuentrenheridos».
Acababaisdealmorzarunosbocadillosdequesoyjamónrehogadosconunvasodevino tintopeleón,queoshicieron llegarvecinosafectosa los«FFI»,cuandoosalcanzó una noticia que tenía visos de certeza: el general Von Choltitz habíaentregadolasunidadesdelGrossParís.
MinutosdespuésoslaratificólaemisoraquehabíaisliberadoaprimerahoradelamañanaenlacalleArchives:
«Soldados del Regimiento de Marcha del Tchad dirigidos por elcomandante La Horie asaltaron el hotel Meurice. Después de un duroenfrentamientoconlaWehrmacht,elgeneralVonGholtitzseharendido.Enestos momentos está siendo trasladado a la Prefectura de París, donde leesperaelgeneralLeclercparaquefirmelarendición».
Los gritos de júbilo se extendieron por la plaza. Las mujeres ascendían a losblindadosyosasfixiabanabesos.
—Es laprimeravezquebesoaun soldado francés—exclamóuna,despuésdeestamparle un ósculo en la boca a vuestro querido Larita II. Y este, tranquilo, lerespondióencastellano:
—Puescreoquedeberáustedseguirbesando…Laseñorapalideciódegolpe,alcomprobarqueloúnicogalodevosotroserala
CruzdeLorenayvuestrocapitán.Aquellaeuforia,ladelosparisinosylavuestra,sequebróalescucharelfinaldel
comunicadodelaemisora:
«Fuerzas Waffen-SS no han aceptado la capitulación del general VonGholtitzysehanhechofuertesenelnorteyelestedelaciudad».
Laverdaderabatallapor liberarParís aúnno sehabía librado.Y sabíais loqueocurríadeinmediato:oslanzaríancontraellos.
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MORIRENPARÍS
EL RELOJ DE LA TORRE DELHÔTELDEVILLE marcaba las tres cuando os llegó unmensajeporradioinstandoaLaNueveamodificarsuposicióndefensiva.Alparecer,DeGaulleseencontrabaenParísysedirigíahastaelAyuntamientoparasaludaralosjefes de la Resistencia. Inmediatamente, formasteis un pasillo con dos hileras deHalf-Track,yossituasteiscerrandoloshuecosentrelosvehículosconlossubfusiles.Laordeneraclara:ofrecerleprotecciónal líder francésyalmismotiempo impedirquelapoblacióncerraseoimpidieseelpaso.
Porfinapareció,ylevisteporprimeravez.Eraaltoydelgado,vestíauniformecaquiysuquepissólolucíalastresestrellasdegeneraldedivisión.Sunarizcorvaledabauntoqueseveroasusandaresinquietos.AvanzóporelcorredorquelehabíaiscreadoyalpisarelprimerescalóndeaccesoalAyuntamientosedetuvouninstante.Quizástuvolaintencióndegirarseysaludaralapoblaciónquelevitoreaba,peronolo hizo y se perdió en el interior. Seguisteis conteniendo a los entusiasmadosparisinosparaquenodesbordasenelpasilloenlaplazaniasaltasenelAyuntamiento.
Mantuvisteislaposicióncasidoshoras,hastaqueelgeneralabandonóeledificioacompañadodeunodelosjefesdelaResistencia.«EsGeorgeBidault»,escuchasteseñalaraalguiendelpúblico, loqueprovocóque te fijasesmásenél: iba trajeado,conelpelonegroengominado,ylellegabaaDeGaullealaalturadelhombro,perosusmovimientoseran tambiénágiles.Por la rutaquesiguieron, sospechastequesedirigíanhacialaemisoraderadio.AvosotrosseosordenóregresaralaformacióndeerizoyseguirprotegiendoelHôteldeVille:aúnquedabanfocosdecolaboracionistasdeVichy, sus temiblesmilicias quehasta habían ayudado a laFalange española, yalemanessinreducir.
El resto de la tarde fue relajada, sólo interrumpida por algún fogonazo en lasafuerasdelaciudadyporlasvisitasdelosparisinosydeexiliadosespañolesquese
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acercaronasaludaros.Comprobasteisque,exceptoelsouslieutenantElías,nadiemásenLaNueveteníaparientesenParís.
Al crepúsculo, soldados españoles de otras compañías intercambiaron convosotros anécdotas de la batalla.Hasta allí llegó la tripulacióndel «FortStar», del«Belchite»,del…yel«Porthos», almandodelLeónidas,queveníade losúltimoscombatesenlaÓpera.
—AsaltamoselhotelMeuriceagolpedegranada—narrabauntalGutiérrezasuspaisanosextremeñosdel«Guadalajara»—.LosSSestabanparapetadosdetrásdelascolumnasy…
—Cuéntaleslodelreloj—interrumpiósucompañero,elaragonésNavarro.—Eso,eso,lodelreloj—animóunsevillanoalquellamabanPaco.—Deacuerdo—dijoGutiérrez,sonriente—.Resultaquenosotrostresfuimoslos
primerosenentrarenlasalaenlaqueseencontrabaelEstadoMayoralemánconelgeneralVonCholtitzencabeza.Nosdicenquenoserendiránsinoesanteunoficial.Sin dejar de apuntarles, voceo el nombre del teniente Franjoux, que llegaacompañadodeltenienteKarcher.Alverlaescena,llamanalcomandanteLaHoire.Cuandoesteaparece,VonCholtitzcapitula.ElGeneraloberst,comenzandoaandar,se quita el reloj. Entonces, al pasar junto amí,me dice: «Gracias por respetar lasreglasdelaguerra».Meestrechalamanoymeregalaelreloj.
Dichoesto,alzóelbrazoizquierdoylogiró,paraquetodospudieraiscontemplarelrelojdoradoconincrustacionesdepiedras.
Creo que aquella noche, desde el día del desembarco, fue la única en la queconseguisteisdormirdeuntiróncasiochohoras.
Otra vez el alba alumbró precedida de los muchachos que repartían losperiódicos.Enportada,aparecía lafirmade lacapitulacióndelgeneralalemánanteLedercylavisitadeDeGaullealHôteldeVille.Yallíestabaisdenuevoretratados,ofreciendolaescoltaalaentradadelAyuntamiento.
Alvertefotografiadoenunadesuspáginas,ofreciendolaescoltaaDeGaulle,laarrancasteylaguardasteenelbolsillodelaguerrera.
—Es la1.ª—gritóunavozenvuestras filas,a laqueseunieronmás—:Porelmuelle,porelmuelle.
El«CapSerrat»abríaelcortejo,seguidode«LosPingüinos»,el«Madrid»yel«Guernica».LocerrabaelHalf-Trackdemandodelasección,el«DonQuijoteII».Sonreiste al ver aquel «II» detrás del nombre. Era vuestra forma demostrar a losnazisquedabaigualcuántosvehículososdestruyesen:otrosocuparíansulugar.Noerais inmortales,peroeravuestra formade indicarlesquiéneraelactualamode labaraka.
HeridoMontoya,habíaasumidolajefaturadelasecciónelsargentojefeMoreno,elmadrileñoalqueyaconocíasdesdeelStanbrook.Habíasidotipógrafoypresumía
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detemplesereno,peroestenoleacompañabaesamañana.SóloescupíajuramentospornohaberpodidoentrarconvosotrosenParís.
Fueracomofuese,LaNueveyaseencontrabaalcompletootravezylasituaciónen la ciudad parecía muy clara: el centro, el oeste y el sur se veían liberados defuerzas alemanas.La larga resistenciade lasSS se adivinadaalnortey al este.Encuanto el alto mando aliado lo considerase conveniente, os lanzaría de nuevo aprimeralíneadefuego,poniendofinalasuetodeesaspocasymaravillosashorasquedisfrutasteisa laspuertasdelHôteldeVille, rodeadosde lasmuestrasdeafectodeparisinosycompatriotas.
Aesode launallególaordendemovilizaros.Pensasteisqueyaosenviabanalcombate,perono.SeibaaprocederaldesfiledelaVictoriaporlosCamposElíseos.Apenasdisponíaisdemediahoraparaponerosenmarcha,perolaaprovechasteisparaacicalaros y afeitaros. A continuación, La Nueve se desplazó hacia la plaza deL’Etoile,alospiesdelArcodelTriunfo.
Formasteis los primeros. A vuestro lado, el resto de las compañías de la IIDivisión.Elgentíoeraenorme,mayorqueenlaplazadelAyuntamiento.Laalgarabíaaumentó hasta el delirio cuando los parisinos divisaron al general Leclerc. Pocodespués, Koenig descendió de un Citroën y más aplausos saludaron al nuevogobernadordeParís.Alrato,unautomóvilquenopudisteidentificardejóaCharlesdeGaulle,quesedirigióapiehastaelmonumentodelSoldadoDesconocido.Cuandola multitud lo identificó, los vítores, incontenibles, le acompañaron mientras seinclinabaanteelobelisco.
Después,lostresgenerales,acompañadosporlosjefesdelaResistencia,pasarondelantedevuestrosblindadosenunafugazrevista.Vosotros,firmesenlastorretasdelos Half-Track luciendo los brazaletes con la bandera tricolor de la II República,apenasmovíaislospárpados.
El desfile iba a comenzar, y De Gaulle había elegido ir andando hasta NotreDame. Os tocó el honor de abrir el cortejo. Lo encabezaba el teniente Granell,conduciendounDodgeWC-54 requisado a los jefes alemanes al que le faltaba unfoco.Alosflancos,losblindadosdeLaNueve.LostresgeneralesacompañadosdelosjefesdelaResistenciacaminabanporelpasilloofrecido.
Hacialamitaddeltrayecto,desdeelpúblico,desplegaronunaenormebanderadelaIIRepúblicaespañolaylosaplausosseincrementaron.Esosibanmásporvosotrosque por De Gaulle. Muchos de los españoles os mirasteis. Creo que ninguno selibrabadelosojoshúmedosyelnudoenlagarganta,nielmismísimoCampos.Aquelsegundo pagaba muchas desgracias. «Demasiada cordura para tanto desastre»,barruntóFábregasatulado.
AlacercarosaNotreDame,descendisteisdelosvehículosyformasteisunpasillodeescoltahasta la entrada.Te tocópegadoa lapuerta.Elgrave sonidodelórgano
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Cavaille-Coll anunció la llegada de De Gaulle, al que se añadió un cántico, LeMagnificat.DentrodelaCatedral,multituddefielesesperabanalcortejo.Derepente,seprodujerondisparos.Secreóeldesconciertoentrelamultitud,perolosgeneralessiguieroncaminandocomosieltiroteonolesincumbiera.
Mientras tanto, al llegar a la entrada, uno de los acompañantes de De Gaullesonrióy,señalandoalosfielesdelinteriortumbadosbocaabajo,ledijo:
—Sevenmásculosquecabezas.—EsRol-Tanguy—loidentificóunavozatuespalda.AcababasdeconoceraotroexbrigadistainternacionalenelEbro.Sunombreera
unaleyendaenParís.Los jefes y generales ya se encontraban dentro, a salvo. Los disparos se
repitieron, pero ahora os tocaba actuar a vosotros. En un golpe rápido de vista,revisastelasazoteas.
—Allí—informasteaCampos,señalandoellugar,enelaltodeunedificio,enelque,segúnsospechabas,sehabíancolocadolossnipers.
ElpequeñoTurutahabíavistotugestoy,desdelatorretade«LosCosacos»,abriófuego. Carecía de experiencia con la ametralladora pesada, por lo que creó másrevueloquesoluciones.
—¡Dejeeso!—gritóelcapitán,dándoleuncacheteenlacabeza—.¡Losuyoeslacorneta!
Campos,Juanito,Fábregasydiezsoldadosmásoslanzasteisabriendopasoentrela multitud hacia el edificio desde el que los nazis habían disparado. Fueronquinientosmetros,querecorristeisenmenosdedosminutos.«Aestadistancianosepuedefallar»,terepetías.«Noesbuentirador».
Sólo os quedaba por bordear una edificación y os encontraríais delante de lafachada.Eraelmovimientomáspeligroso.Juanitoseasomóalaesquinaeinformó:
—Esuncomando.Ante vosotros, un pelotón de unos diezWaffen-SS se mostró sorprendido por
vuestrarápidaapariciónyabriófuegosinmuchoresultado.Dosgranadas,deReiteryCampos, les respondieron. Los cuerpos de seis alemanes quedaron tendidos en lacalzada; el resto se dispersó por las calles plagadas de barricadas. Pero las balassiguieronlloviendoavuestrospies.Eraunsniper,desdeunaventana.
—¡Cubridme!—gritaste.La furia de varias ráfagas de subfusiles lo neutralizó. Saltaste a la calzada y
arrastrasteelcuerpodeunSShastavuestraesquina.—¿Quévasahacer?—preguntóFábregas,perplejo.Sinresponderle,telimitasteaquitarlelaguerreraalcadáver.Telacolocastepor
encimadeluniformeyexclamaste:—Desdealláarriba,creeráquesoyunodelossuyosquehuye.
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Bordeastelaposiciónycorristehaciaelportal.Nadietedisparóylograsteentrarenelportal.DosWaffen-SSterecibieron:habíandescubiertoelengaño.
Abrieron fuego.Respondiste. Las armas de losmuchachos de la 3.ª sección sesumaron a la tuya y los alemanes se retorcieron bajo la salva de impactos. Yaquedabandosmenos.
Entucamisa,alaalturadelombligo,distinguistesangre.—¡Mierda!¡Mierda!—exclamaste—.¡Mehanalcanzado!—Llevadloalhospital—ordenóJuanito—.Deldelaventanameencargoyo.Yselanzóescalerasarriba,seguidodecincosoldados.—Tapona la herida, Bête —te dijo Fábregas—. Ahora llega Campos con un
vehículo.Nohabíassentidoelimpactodelabala;allítequedaste,enelsuelo,apretandola
herida con un pañuelo. La mano y el trapo se empapaban de sangre. «Nosobreviviré», te repetías. Gitano se quitó su camisa y te la entregó para quesustituyeseselpañuelo.
—Aljeep—ordenóCampos.EntreGitanoyFábregasteayudaronasentarteenelasientodelcopilotoyejjeep
salióembaladoyatronandoconelclaxonporlascallesllenasdegente.Alcabodeunosminutosqueteparecieronsiglos,llegasteisalapuertadeunhospital.
Fábregas y eladjudant-chef te agarraron en volandas y penetrasteis al grito deCampos:
—¡Médicoparaestesoldado!La cabeza se te iba;motas blancas se balanceaban ante tus ojos. Ya no tenías
fuerzaparaseguirtaponandolaherida.Habíasperdidodemasiadasangre.—Enfermera—gritóFábregasaunamuchachamorenadebatablanca—,atienda
aestesoldado.Lo último que recuerdas antes de perder el conocimiento fueron aquellos ojos
verdesclavadosenlosdistintivosdelaguerreradelaWehrmacht,queaúnllevabasporencimadeloshombros,ysus
—Aquínoatendemosanazis.
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DEPROVENZAAUCRANIA
UN JEEP ATRAVESÓ, alzando un velo de polvo a su rebufo, las calles arenosas deArgelès-sur-Mer,lapequeñaciudadsituadaatreintaycincokilómetrosdelafronteraconEspañayamamantadaporlasaguasdelMediterráneo.Llevabadosocupantes:elconductor,unsoldadodelastropasargelinasconchechiagranateygumíaalcinto;yel copitolo, un teniente de la Legión Extranjera con gesto ceñudo y el brazo encabestrillo,queen suhombrera lucía eldistintivoazuldehéroedeBir-Hakeim.Elcoche se dirigió hacia la playa del norte y, al llegar, se adentró unosmetros en suinmensoarenal.Ysedetuvo.
—Suplaya,miteniente.El sol golpeaba la chapadel vehículoy, entre el viaje sin paradasdesdeSaint-
Tropez—másdetrescientoskilómetros—yelintensocalor,elmotorrugíacomounanimalherido.Elsoldadoargelinosebajóapresuradamenteyalzóelcapó.Elvapordeaguasumófuegoalinfierno.
Eloficiallegionarioabriólapuertaconelpieydescendió.Unamuecadedolorprecedió a que llevase su mano derecha al costado. Los vendajes tambiéncircundaban su pecho. Ajeno a la pesadumbre del soldado por el motor y a laspunzadasenlascostillas,avanzóporlaplaya.Sumiradaseperdió,noenelpaisajederocasyolassuavesquemoríansinbatallaenlasarenas.No.LamentedeltenienteToro Ardura había regresado al pasado. Hasta daba la impresión de haberdesembarcadodelMásAlláalpuertodepartida:lahuidadeEspaña.
Lasarenasaúnconservabantrozosdealambradas,demaderasyretalesdetraposnegrossemienterrados.Losrestosdeunnaufragio:elcampoderefugiadosespañolesen1939.Asumenteacudieronel tifus, ladisenteríay lasarna,elhambrecalmadacon pan y legumbres cocinadas con agua salada, la sed disimulada con el líquidobarroso extraído de los agujeros en la arena, las tiendas cubiertas de lonetas
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agujereadas, los inestables barracones y la brutalidad de los gendarmes y soldadossenegalesesomarroquíes.Cincoaños.Yanoquedabanadaninadie.NiAna.
Extrajodesubolsillolafotodesuprometida,lamismaquelehabíaacompañadoel lustro sangriento que tocaba a su fin. Sus ojos se fijaron en aquel rostro que lesonreíayluegolosalzó,dirigiéndolosaloqueyanoseve,peroexistedetrásdecadaunodenosotros:losrecuerdos.Poresoseencontrabaallí,buscandounapistaquelecondujeseasuactualparadero.Nisiquieraseatrevíaapensarquelahubieseperdidoparasiempre.
—Mi teniente —le llamó el soldado—, me acerco hasta el pueblo. Quierolocalizaraalguienquemeayudeconelradiador.
Eloficialasintió,perosumenteseguíafijaenlasetapasdelaguerra:elingresoen la Legión Extranjera como salida ante aquel horror; Dunkerque, símbolo de lahumillación; Libreville, Siria, Líbano y Egipto fueron las etapas de la particularguerra civil entre franceses; Bir-Hakeim, espacio en la gesta; luego, la derrota delAfrikaKorps,lacampañaenItaliayeldesembarcoenProvenza.
Flexionólaspiernasy,encuclillas,recogióunpuñadodearena,quesediseminóentresusdedos.Enesaposición,extrajodelbolsillodesucamisaunLuckyStrike.Diounacaladaprofunday regresóa la rutapor Italia:Sessa,Castelforte,Ausonia,EsperiaylacruentabatalladePontecorvo.Muertosymásmuertos.Sangre,siempresangre.
HastalacabezadepuenteenAnziolaabriósuunidad:la13.ªSemibrigadadelaLegión.AunquelasplayasypuertosofrecieronmenosresistenciaqueNormandía,laWehrmachtylositalianosnohabíanregaladolasposiciones.Huboqueconquistarlasabayonetacalada,cuerpoacuerpo,comoespadachinesdelRenacimiento.Después,el camino hacia Roma quedó expedito, pero el honor de declararla Città Apertacorrespondió al general Mark Clark y al ejército norteamericano. Por eso losdestinaronaProvenza,paraabrirunnuevofrentealosnazis.Ydesdeel15deagosto,díadeldesembarco,llevabansindescansarhastaaquellamañanaenelarenalcuandolaWehrmachthabíaemprendidolaretiradadesdelospuertosdelMediterráneohaciaLyon.
Se irguió y caminó por la interminable playa.El calor tentaba a un baño, peroignoraba qué efecto tendría el agua salada sobre sus heridas y apósitos. Siguióandando.Había llegado al final y se sentó de nuevo, enunpeñascoqueofrecía laladeradelamontañasobrelasaguas.
Niñosjugandoenlaarena,ajenosaguerrasymuertes,conunbalónconstruidodetelas atadas. Sonrió. Aquello era un síntoma de que Francia recobraba la alegría.RestabaliberarlahastaenelúltimorincónycomenzarlatareaenEspaña.
Tambiénacudieronasumente,comoespectrosque flotabanen la ligerabrumasobre lasaguassumisasdelMediterráneo, loscompañerosenterradosen la travesía
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mortal.Hasta se le presentó la imagen del comandanteMiguelBuiza, desplomadoantesdelaentradaenSaint-Tropez.Seencontrabaagotado,exhausto,casimuertoysin energías. Había cumplido cincuenta años y llevaba ocho en guerra, un tiempoexcesivohasta para unhéroehomérico comoél.Buizahubode ser evacuado a unhospital en Orán y, tal vez, se perdería la oportunidad de ver a sus inhóspitosespañoles—sushijos,comoéllosllamaba—desfilandoalospiesdelaCatedraldeEstrasburgo.
El soldado argelino arribó con el jeep. El teniente consultó el reloj: habíantranscurridotreshoras.Elconductordescendiódelvehículoysedirigióalencuentroconsuoficial.UngestodeextrañezacruzóelrostrodeFran,parecíaqueelhombredelachechiagranateportabaunperiódicoensusmanos.
EraelmomentodeponerfinalasuetoyesperaraquelasheridasprovocadasporlametrallaenlatomadelpuertodeMarsellasecicatrizasenpararegresaralfrenteyseguir el avance hacia Estrasburgo. No. Estrasburgo, no. En esos momentos leinteresabamáslapróximaparada:Lyon.Habíaaveriguadoa travésdelosserviciossecretos ingleses que el asesino de vuestra hermana, el Obersturmführer RudolfTörni,seencontrabaenesaciudadcomolugartenientedel jefe localde laGestapo,KlausBarbie,acuyacabezaDeGaullehabíapuestoprecio.«Matarédospájarosdeunmismoviaje»,pensótuhermano,yapretólosdientesylospuños.Lostendonesdesusantebrazosylamandíbulasedibujaronpoderosos.
Elsoldadoargelinohabíallegadoasualtura.—¿Yeseperiódico,Mognazni?—Lo encontré en el pueblo. Es de hace unos días —dijo, y, tendiéndoselo,
continuó—,perocreoqueleinteresa,miteniente.ToroArduralorecogióy,leyendoeltitular,exclamó:—Ah,laliberacióndeParís—Sigaleyendo,miteniente.Fíjesequiénesfueronlosprimerosenentrar.—«… Republicanos españoles en Half-Track y blindados con los sugerentes
nombresde…».ElrostrodeGranellconelquepisladeadoilustrabaeltextoenelperiódico.Fran
continuó la lectura. Después, pasó la página, echó un rápido vistazo a las fotos,distinguiendoaCamposyaFábregas.Perosusojosseclavaronenunaenespecial:De Gaulle y Rol-Tanguy, que avanzaban hacia el interior de Notre Dame, eranprotegidosporunossoldadosqueformabanlabarrera.Aquelsoldado,eserostro…
—Cabróndecrío.EsNico,yestáenParís.
SINQUEFRANLOSOSPECHASE,asólosetentakilómetrosdelasplayasdeArgelès-sur-Mer, al oeste, en los alrededores de la pequeña población de Prades, los exiliados
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republicanosdela158.ªDivisióndepartisanossecitaronparafestejarlaliberación,no sólodelMediodía, a la que elloshabía contribuido, sino también la deParís, yprepararse para el desfile ante el general De Gaulle dos días más tarde por lasavenidasdeToulouse.
Banderas de Francia, cruzadas con la Cruz de Lorena, y de la II Repúblicaespañolaadornabanlosbalconesdelpueblo.Enlaplaza,sobreuntemplete,labandamusical del pueblo tocaba pasodobles y algún vals. Las guirnaldas, farolillos ybanderines colgaban por doquier. En los laterales, bajo los soportales, habíaninstaladolargasmesas,formadascontablonessobrecaballetes,repletasdebotellasdevinoyviandasquelosvecinosaportaronparalafiesta.
—Cris,temuevescomounrobot—dijounasonrienteMimyRomaguera.—Es la primeravez enmividaquebailo—respondióCristinoGarcíaGranda,
mirandohaciasuspiescomobuscandoelritmo.—Esoesmentira—corrigióJoséVitini,quehabíallegadoconsuparejaallado
delosotros—.Somosexpertosendanzarentrelasbalas.Loscuatrosoltaronunacarcajada,yMimyañadió:—Déjatellevar.Mientraslasparejassemovían—olointentaban—alritmodelamúsica,grupos
deniñoslesimitabanconuntrozodepan,quesootortillaespañolaenlaboca.Alapuertadelayuntamiento,alladoopuestoalabandamunicipal,alguienhacía
sonarunorganilloyunchotisencandilabaatresparejasdeancianos.Alcabodemediahora,lamúsicacesó.Losmúsicosseconcedieronundescanso
para mojar el gaznate. El público despejó despacio la plaza, dirigiéndose a lossoportalesparaelbrindisanunciado.Unseñorpequeñoyregordetesubióalescenarioy,golpeandoconuntenedorsobreunabotella,gritó:
—Attention!Attention!—Esperóaquelaplazasesumieseenelsilencioyalzóelvaso.Despuésvociferó—:¡PorlaliberacióndeFrancia!
El regordete eraMaurice, alcalde del pueblo, que pese a su reducido tamaño,poseíaunavozdignadeuntitán.Elpúblicoacompañóelgestodelregidoralzandolosvasosdevinoyclamandoalunísono:
—¡Porlaliberación!—¡PorlaliberacióndeEspaña!—añadióMaurice.Losaplausosyvivascelebraronesaspalabras.—Noqueríadejarpasarestemomentosin…—continuóelalcalde.—Esteyaestápreparandolacampañaelectoral—bromeóVitini.Mientraselalcaldecontinuabaconsuimprovisadodiscurso,algruposeunióAna
Tejada.Llevabaunhatilloen lamanoypañoletanegrasobre lacabeza.Extrañado,Vitinilepreguntó:
—¿Piensasmarcharte?
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—Sí—respondióAna.—¿Adónde?—intervinoCristino.Extrajo del bolso de sus sayas un papel y lo desplegó: era una página de
periódico.Lesseñalóunafotografía,ydijo:—HereconocidoaNico,elhermanodeFran.PoresohedellegaraParísantesde
quesudivisiónsalgahaciaAlsacia.Quieropreguntarlesisabealgodeél.—Nolehasolvidado.¿Eh,muchacha?—preguntóVitiniconunasonrisa.Ellanegóconlacabeza.Seabrazóaélconfuerza.Cristinosearrimóalosdosy
pasó sus brazos por encima.Mimy Romaguera guardó silencio, pero la alegría lainundó. Veía alejarse a una posible rival. Ella era una hija del exilio económicoprevioalaIIRepúblicayhabíanacidoenFrancia.Nuncahabíasidouncombatiente,perosehabíaenamoradodeCristinoyvioenAnaunpeligroparasurelación.«Alenemigo que huye, puente de plata». Eso debió pensarMimy cuando se acercó algrupoyañadióunalágrimaalabrazo.
—¿Quéharéisvosotros?—preguntóAna,secándoselosojos.—EntrarconelMaquisenEspaña,aunqueaCristinonolegustamucho—atajó
Vitini.—Noesquemedisguste—intervinoel tenientecoronel—.Esqueloconsidero
unerrortalycomoseplantea.TenemoslaexperienciaenelRódanodelMaquisdeVercors,cuatromilguerrillerosaniquiladosporlaWehrmacht.Laguerrillanopuedeactuarcomofuerzadeinfantería,esotracosa…
Suvozseapagóanteunasalvadeaplausosqueacompañabanalavozdelorador.—… No quiero terminar sin… —continuaba diciendo el alcalde desde el
escenario—.Demosentretodosunaovaciónanuestrohéroe,quepasaráalahistoriacomo el libertador de los departamentos de Gard, Lodère y Ardeche: el tenientecoronelCristinoGarcíaGranda.
Laplazaestallóenvítores,yMauricevolvióagritar:—Sisalgoelegidocuandoseconvoquenelecciones,unacallellevarásunombre.
—Guardósilenciopaseandolamiradaentreelpúblico.Aldescubriraquienbuscaba,leseñalóconelbrazoextendidoyañadió—:Cristino,subealescenario.
Losaplausosatronaron.CristinoabrazóconfuerzaaAna,ysedespidió:—Salud.—SuerteenEspaña—respondióAnaconlavistaenVitiniyenCristino.Cargóelhatilloalhombroysealejó.CristinotendiólamanoaMimyRomagueraparaqueleacompañaraalescenario.
Ellaaceptó.
ANTE EL AVANCE DE LOSALIADOS desde Normandía hacia el este y de Provenza al
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norte,lasfuerzasdelaWehrmachtylasWaffen-SSsereplegabanhaciaelRódanoyEstrasburgo. Los primeros en llegar fueron los miembros de la policía nazi, laGestapo. Y con ellos, Rudolf Törni y Klaus Barbie arribaron al campo deconcentración de Natzweiler-Struthof, a más de mil kilómetros de la costamediterránea,paraentregarlasúltimasinstruccionesalosguardianes:
—EnprevisióndequelosAliadoslleguenhastaaquí—exponíaKlausBarbieauna docena demandos de lasWaffen-SS en el barracón de oficiales—, no han deencontrar a nadie, así no los podrán liberar. Los iremos evacuando al campo deconcentración de Dachau según la importancia que tengan para nosotros. Primeroiránlosjóvenesyadultossanos,quesonlosquemásnosinteresanparalasminasyfábricas.Después,lasmujeressanas.Asíhastallegaraloslisiadosylosniños.Usted—dijo, señalando a la Untersturmführer Berta Ruf—, al mando de la secciónfemeninadelasWaffen-SS,serálaencargadadelaevacuacióndelúltimoconvoy…
Mientras tanto, en el exterior, arribaba un nuevo cargamento de partisanosdetenidos en la operación «Noche en la Niebla». Les ordenaron descender de loscamionesylosformaronenunacolumnadecuatrofilas.Después,agolpesdeculata,losexhortaronacaminarhaciaelbarracónnúmero13.
Pierre,elprisioneroalque le faltaban lasdospiernas,observabasobresu tablaconruedasdemaderalaescenarepetidatantasvecesenlasúltimassemanas.Peroenaquella ocasión ocurrió algo extraño. Los prisioneros iban sacando de sus bolsostrozosopelotasdepapelylosarrojabanalsuelo,sinquelosnazissepercatasendeello.Todo el trayecto quedó sembrado.Apoyó susmanos en el suelo embarradoyempujó.Latablasedesplazócondificultad.Llegóhastalaprimerabolaylarecogió.Eralapáginadeunperiódico.«Ilssontarrivés!»,leyó,bajolafotodeuntenientealquenoconocía.
—¡Gracias,compañeros!—exclamóconlamiradaclavadaenelbarracón13.ªylosojoshúmedos.
Como poseído por una droga estimulante, recogió todos los fragmentos queencontraba y los guardó entre su cuerpo y la tabla. Cuando no quedó ninguno, sedirigióhaciaelbarracóndelosniños.
—¡Venidaquí!—lesordenó.Una docena demozalbetes esmirriados y con las cabezas rapadas le rodearon.
Entoncesvolteósucuerpo,mostrandoloqueocultaba,yañadió:—Cogedlosyleedlos.Losniñosseabalanzaronsobrelashojasylasdesplegaron.Estabanplagadasde
fotosdealemanesdetenidosysoldadosaliadosposandosobreShermanyHalf-Track.—¡Elsoldadode laschocolatinas!—gritóentusiasmadodeElidesdeel interior
delgrupo.—Sí, Eli—dijo Pierre con una sonrisa—. Ya han llegado los soldados de las
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chocolatinas…—No,Pierre—corrigióEli.Elniñoseacercóconuntrozodepapelal inválidoyse lomostró.Señalóaun
soldadoconunStenenlasmanosubicadodetrásDeGaulleenlapuertaprincipaldeNotreDame,yafirmórotundo:
—Esteeselverdaderosoldadodelaschocolatinas.Elhombrelemirósorprendido.Élhabíadifundidoaquellaleyendaparaanimara
los niños a seguir manteniendo la esperanza. Siempre creyó que había sido unainvencióndeHod,lamadredeEli.
—Rápido—ordenóPierre—,enseñadlashojasatodoslosprisioneros.Losniñossalieronendesbandadaconlashojasencerradasensuspequeñospuños
apretados.Pierre,sonriente,sedirigióalapuertadelbarracón.Queríaverelrostrodelos prisioneros al leer aquellas páginas. Silbaba mientras las ruedas de la tablarodabanporelpiso.Alllegaralexterior,sedetuvo.¡Cómolehubieseapetecidouncigarro!Peroeseanheloseborróencuantodistinguióalosmandosnazissaliendodelbarracón.
A cincuenta metros de Pierre, Klaus Barbie daba las últimas instrucciones aRudolfTörni:
—UsteddiríjasehacialosAlpes,aBerchtesgaden.SequedaenelNidodeÁguilaconlasjuventudeshitlerianas.
—¿Creequeperderemoslaguerra?—No. El Führer tiene un arma secreta que desplegará cuando lo considere
oportuno.Ahoraloimportanteesatrincherarse.Asíque,suerteenBerchtesgaden.—¿Yusted,miHauptsturmführer?—Nosepreocupepormí,sécuidarme…Interrumpiólafrasealoírlaalgarabíadesdelosbatallonesdepresos.Extrañados,
cruzaron susmiradas. Un niño corrió a su lado. Törni le puso la zancadilla y Eliestampósucaraenelbarro.Supuñoseabrióydejóverelpapel.ElObersturmführerseagachóylorecogió.
—¿Dedóndehassacadoesto?—lepreguntóTörnidándoleunpuntapié.—¡Selodiyo!—gritóPierre,acercándosedeprisasobresutabla.TörnidesenfundólaLugerP-08,apuntóalinválidoydisparó.Labalaleatravesó
lacabeza.
ENELFRENTERUSO,despuésdelainfernalbatalladeKursk,dondediosesyhumanoscontemplaronelmayordesplieguebélicojamásconocidoenlahistoriamilitardelahumanidad,conmillonesdesoldadosymilesymilesdecarrosdecombate,avionesypiezasdeartillería,lossoviéticoshabíanlanzadootrosdoscontraataques:enDniéper
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y Bragatión. El resultado había sido el repliegue alemán hasta las fronteras deChecoslovaquia,Rumanía,HungríayPolonia.ElEjércitoRojoprácticamentehabíaliberadolosúltimosterritoriosdelaURSS,aunquelalíneaqueseparabalasprimerasposiciones de fuego se encontrase desplegada desdeOdessa aRiga. Eranmiles dekilómetrosplagadosdesoldados,carrosT-34yKV-1,asícomodecientosdemilesdepiezasdeartilleríaquebatíanloscieloscuandoloscazassoviéticossolicitabanundescanso.
Aquelamanecerdel1deseptiembrede1944,laposiciónsoviéticamáscercanaala frontera alemana era el punto de cruce entre Bielorrusia, Ucrania, Polonia,RumaníayChecoslovaquia:unlugarocultoenlapartemásoccidentaldelaMesetadeValdài,varioskilómetrosalestedePrzemaysi.
ElregimientoacorazadodeJuliaNatalinova,reciénascendidaatenientecoronel,concientosdecarrosT-34,KV-1,T-26lanzallamas,elsuperpesadoT-35yhastaloscamiones norteamericanos Studebaker, era la punta de lanza para penetrar enAlemaniaencuantolefueseordenado.Demomento,sehabíandetenidoparaevitaraislarsedelrestodecuerposdeejércitosy,además,paraabastecersedecombustiblepor la línea establecida desde el interior de Siberia y esperar el resultado de losenfrentamientos con la Wehrmacht y las Divisiones Panzer Waffen-SS en lasfronterasdelospaísesvecinos.
TupadreajustabalascadenasdelT-34demando,el«Kirov»,cuandoserepitiólaescena de cadamañana desde que se estabilizaron en ese frente: un furgón con eldistintivo del extinto Socorro Rojo Internacional arribaba a las posiciones paradepositarmontonesdeperiódicosdelPravday,enocasiones, tambiénelcorreo.Elconductordelfurgóndejabaunejemplaratupadreconaquellaspalabras:
—Elperiódicodelajefa.Esa era una de sus misiones: pasarle la correspondencia y la prensa a Julia
Natalinova. Las otras se ceñían a mantener en perfecto estado el «Kirov» yconducirloencombate.Eso,yserelamantedelatenientecoronel.
Mientras se dirigía al puesto de mando, como apenas sabía leer unas pocaspalabras en ruso, se limitó a ojear las fotografías. Entre las imágenes de Stalin yalgunos jerarcas del PCUS, habían dedicado una página a la liberación de París.CuandosubíalasescalerashastaeldespachodeJulia,balbuceó:
—Es…Nico.Surostroempalidecióypegósuespaldaalapared.Descendiódespacioysesentó
enunodelosescalones.Después,quedóinmóvilconlavistafijaenlafotografíadelPravda.
—Parecequehavistounfantasma—dijoenespañoleltenienteIbárruri.—Alaorden,mi…—No se levante—ordenó, colocándole la mano en el hombro—. ¿Qué le ha
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llamadotantolaatención?—Mihijo.—Yseñalóturetrato—.EstáenParís.Eltenientecogióelperiódicoyleyó:
«…Republicanos españoles enrolados en la II División Blindada de laFranciaLibrehanentradoenParís…».
Miróatupadreyañadió:—Mienhorabuenapersonal,perocreohablarennombredelrestoderepublicanos
españoles.Alcomprobarquetupadrenocambiabadeexpresión,volvióapreguntarle:—¿Quélepreocupa?—Locreíamuerto…yesposiblequeélpienselomismosobremí…Selevantóysedirigióalaventana.Lassuavescolinasdelamesetaseextendían
enelhorizontesinpresentarunfinal.Lesorprendiólabellezadeaquelamanecer.Lasluces del alba habían provocado que todo se llenase de fantasmas saliendo de sustumbas,desusfosascomunes,delospozosdelasminas.EranlosmismosquehabíanviajadoconéldesdelastierrasdeEspaña.
—Escríbale—propusoelteniente.Tupadre apartó la vista de los extensos camposy, frunciendo el ceño, inquirió
extrañado:—¿Escribirle? ¿Cómo va a atravesar una carta dosmil kilómetros de territorio
alemán?—Hayformas.Inténtelo.—¿Usted cree que aún vive Miguel Strogoff? —preguntó tu padre con una
sonrisa.—Hableconlajefa—dijoelteniente,yledevolvióelguiñoparaañadir—:Ella
puedeconseguirlo.
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AUREVOIR,MUCHACHOS
TRASPASABASLASNUBES,rodeadodeángelesinmaculadosquetealzabanhaciaunaluz.Abajoquedóelcielo.Laluminosidadyanotecegaba.Fábregas,sentadosobreunesponjosocúmulo,tocabalaguitarra.
—Yahasconquistadolagloria,Bête—dijo.—¿Quéeslagloria,misargento?Toqueteólascuerdas,yrespondió:—Contemplarelcielodesdearriba.DirigistelavistahacialaTierra.LatorredelaCatedraldeEstrasburgosealzaba
sobre el fango cubierto de cadáveres. De repente, entre ellas, surgió el rostrosanguinariodeAdolfHitlery,asulado,RudolfTörni.Tezafastedelosángelesytelanzastecontraellosenpicado,comounStuka,conlabayonetacaladaenelMosin.
—¿Cómolove,doctor?—oísteentonceslavozgravedeCampos.«Noahora,queestoyapuntodeacabarconlosdos»,pediste,peroteesforzaste
porabrirlosojos.—Noesmortal,peronopodráacompañarles.Tendráquequedarseaquíunastres
sema…Lavozsealejó.Elfocodeencimadelacamatemolestabaygiraste lacabeza.
Recostada en la camilla contigua, la enfermera de los ojos verdes y pelo negrollevabauntubitoquesobresalíadesubrazoyconducíaaunabolsa…Tedonabasusangre.Elagotamientotevenció.
TENÍASSED.AtravesabascontuMosinalhombrolasextensionesdeunenormeserirarenosodecolorblancosucio.Elsolachicharraba tusneuronas.Debíasencontrarteenunerg del Fezzan porque laHamadaHonra parecía señalarte la pista aMizda.
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Caminabasporlatablarocosahastaelfinal.Tuslabioscuarteadosysecos.Yanotequedabaaguaenlacantimplora:habíaexplotadoporlanocheconelfrío.Entrasteentierra podrida, era un fech-fech. El gris verdoso te indicó que seguías el pasajecorrectoaUigh-El-Kebir.Unmardedunascambiantes.Comenzólamesetanegruzcaqueprecedealosdjebels.EstabassoloenUmn-El-Araneb.Teníascadavezmássed.
—¡Agua!—gritaste.—Tranquilo—contestóunavozsuave—,eselefectodelaanestesia.Laenfermeradelosojosverdes,depieatulado,tetomabaelpulsoacariciándote
lamano.—Tuscompañerosregresaronconsubatallón.Estáncombatiendoalosnazisen
elnortedeParís—dijoenunfrancésmusical.Hicisteamagodeincorporarte.Unfuertetirónenelvientreteloimpidió.—Sonlospuntos.Nopodrásmovertehastaquecicatricen.—¿Quéhandicholosmédicos?—Queaúnnotehallegadolahora—respondió,yañadióunasonrisamaliciosa
—.Además,aúntienesquellegaraEstrasburgoymataraunObersturmführer.—¿Cómo…sabeseso?—Cher,hablasmuchoensueños.Sindejardesonreír,seencaminóhacialapuerta.—Espera.Meparecióquemedonabassangre.—Es lomínimoquepodíahacerconunhéroede la liberaciónalqueconfundí
conunnazi.—Yunguiñodelojoderechoacompañósusonrisa.—¿Cómotellamas?—lepreguntaste.—Sophie.—Yo,Nico.—Ya lo sabía, cher—comentó abriendo la puerta, que un instante después se
cerrabadejándoteasolascontusdoloresytused.
OLIVOS,MILLARESDEDÁTILES,viñedosytrigoseagazapabantraslaspalmeras,pozosrodeadospormuretesdecascajoso troncosdedatilerasseccionados.Alfondo,doslagossalados.Alrededor,ungranmarblancodearena.EsKoufra.El juramentodeLeclerc retumbóentre losdjebels y sealzópor encimadelmacizodeTibesti:«Nonos detendremos hasta que la bandera de la Francia Libre ondee en París,Metz yEstrasburgo».
—¿Quétalestás,hijo?EralavozdeltenienteGranell.Elolorayodoimpregnabalahabitación.Abriste
losojosdespacio.Susojerasygestoabatidomostrabanloevidente: llevabanochessindormircombatiendoalaWehrmacht.
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—¿Hanliberadotodoslosbarrios,miteniente?—Yaestátodo.Bajastelospárpadosylosapretasteconfuerza.Parísliberado.Eltenientearrimó
unasillaalacamaysesentó,paraproseguir:—Detrásdenosotrosentraronmásespañolesenroladosen laSpanishCompany
Number One del ejército británico. Luego llegó la IV División de Infanteríanorteamericanayentretodoshemosconseguidoexpulsaralosnazishacialafrontera.
—¿Cuántosmuertos?—CuarentaycincoentodalaDivisión.—¿Espa…?—Ninguno.Sólotresheridos:Elías,Cortésytú.—¿Quétalseencuentran?—Elías,muygrave—musitó,ysepasólamanoporlafrenteantesdeañadir—:
Lohaninstaladoenlaúltimaplanta.Esperoqueelapoyodesumadreyhermanaleayudenasaliradelante.Cortésyaestáfueradepeligro.
—Averquétalestánuestrohéroe…—lavozcantarinadeSophieseinterrumpióaldistinguiralteniente—.Losiento,perodebesalir.Losdoctoresvanaexaminarlo.
—Yamevoy—dijoGranell,poniéndoseenpie.—Miteniente—leatajaste—,¿cuándosaldremosparaEstrasburgo?Apoyóunamanosobretuhombroyrespondió:—Pronto,hijo.Muypronto.Dos hombres con batas blancas y sendas carpetas entraron en la habitación.El
tenientesedespidióy,antesdellegaralapuerta,tedijo:—Ah,pudecontactarcon tumadreenOrán.Ya leexpliquéque teencontrabas
bien,peroinsistióenvenir.Sospechoquesihaconseguidopasajeenalgúnbuque,enunasemanallegaráaParís.
Por algún motivo que en aquel momento no comprendiste, su comentario temolestó.Peronotuviste tiempodedetenerteapensarenello: tehabíanquitadolosvendajesyunmédicotepalpabaelvientre.
—Loprincipalesevitarlainfección—alegóantesdepartir.Entonces sentiste los dedos de Sophie extendiendo yodo sobre tu vientre. Su
contacto te relajaba y cerraste los ojos. Imaginabas la suave piel de su cuerpo.Y,mientrastútesentíasenelcielo,tecolocónuevosvendajes.
—Vaya,quépenanohabersidoyoquienrecibieratusbalas.ElcumplidoeradeFábregas,queirrumpióenlahabitacióncongrandeszancadas.Sophiesesonrojó,perocontinuóconsutareaensilencio.—¿Quétallosmuchachos,misargento?—Como jabatos. Estamos acampados en el Prado de Catelan, en el bosque de
Boulogne.SehanincorporadolosheridosenÉcouché:Montoya,Sánchezytuamigo
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FermínPujol.—¿Sabecuándopartiremos?Segiróhaciaelventanaly,dándotelaespalda,respondió:—Tengo laextraña sensacióndeque los liberadoreshemos sido llamadosa ser
losrepresores.—Noleentiendo—contestaste,resoplandoparatusadentrosacausadeaquella
maníasuyaporlosacertijos.—La mayoría de la Resistencia es de ideología comunista y, para evitar que
tomenelpoderenParís,creoquenostendránacantonadoshastaqueDeGaulleseacapazdecontrolarlasituación.
Entonces silbó una musiquilla. Sólo un par de compases, en realidad, perobastaron.Deinmediatoevocastelaletra:«Negrastormentasagitanlosaires/nubesoscurasnosimpidenver…».
—Perdone—interrumpió Sophie—, pero no puede estar aquí. Dentro de pocotraeránelalmuerzoy…
—Nosepreocupe,mevoyahora—dijo,paraacercarsehaciatiydespedirse—:Mañanavengootrorato.Ah,meolvidaba—agregó,dejandounperiódicoencimadelamesita—:Aquítienesalgomássobrenosotros.
EraTheNewYorkTimes.—Noentiendoelinglés,misargento.—Noimporta,yalohetraducidoyo.Loverásalapicerosobrecadareglón.—¿Quiénloescribió?—CharlesC.Wertenbaker,unodelosreporterosquerecogimosenAntony.—Porfavor…—insistióSophie.—Meechan,Bête.Mañanavuelvo.LapuertasecerróalmismotiempoqueSophietepreguntaba:—¿PorquétellamanBête?—Esminombredeguerra.—He visto que ese sargento lleva dos aretes en su oreja, como tú. ¿Significan
algo?—EspañayÁfrica.Lasbatallasalasquehemossobrevivido.Unbreve silencioque te obligó agirar la cabeza.Sophie leía elTheNewYork
Times.—Soishéroesmundiales.—¿Melolees,porfavor?Sonrióysesentóenelbordedelacama.Acontinuacióncomenzóaleer:—«EmprendimoslamarchahaciaParísyalllegaraAntonyfuimosdetenidospor
unescuadrónderepublicanosespañoles…—Cerrastelosojosyrecordasteelconvoyde reporteros— … Aquellos aguerridos muchachos de la II República española
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consideraronpeligrosonuestroavance…—RobertCapatrepandoporel“Teruel”.Elrostro redondo de Hemingway cruzado por su bigote cuidado. La voz pausada deShumamn—. Sus tanques llevan pintados nombres tan sugestivos como “Ebro”,“Guadalajara”,“Brunete”…yenarbolan labanderarepublicana.—Elrebufode losHalf-TrackocupóporunmomentoellugardelavozdeSophie—…alcanzamoslosarrabalesdeParís,siempreprecedidosporlosrepublicanosespañoles,aclamadosconunindescriptibledelirioporlapoblación…».
Apretaste lospárpadosconfuerza.Sophietebesóenlafrente,ytedejóasolascontusfantasmasbajouncieloquenoeraeltuyo.Creoquelloraste.
AQUELLONO ERAUNHOSPITALmilitar ni de campaña. Era el Saint-Louis: lomismocurabanunainfeccióndeorinaqueextraíanunabalaenelvientre,perotambiénsehabíaapoderadodeéllalógicadelaguerra.Noseatendíasegúnlagravedaddelaslesiones,eranlasposibilidadesdesobrevivirlasquemarcabanlaprioridad.Latriage,lollamaban.Poresotehabíanintervenidotandeprisa:elimpactohabíasidolimpio,sindesgarros.Extraerlabala,cortaruntrozodeintestinoyesperarqueelorganismodeunjovenreaccionaseconstituíaunaapuestacasisegura.
—Voy a pedir que los echen del hospital—oíste gritar a una enfermera en elpasillo.
Sufastidiosemezclócon lascarcajadasdedoshombres,quesonaroncadavezmáscercadetucuarto.EranGitanoyelpequeñoTuruta.
—Buf,cómoseenfadanestasporuncacheteenelculo.—EnelbosquedeBoulognesonmásamables—acompañóTuruta.—¿Quétalteencuentras?—preguntóGitano,arrimándosealacama.TenarraroncondetalleloscombatesconlaWehrmachtenlosbarriosperiféricos,
lanuevareestructuracióndeLaNueveconlosascensosdeValero,Gualda,CastilloytuamigoFermínPujol.Acontinuación,Turutaañadió:
—Están preparando la invasión de España. Le han puesto un nombre curioso:«OperaciónReconquista».
—¿Cómoeseso?—preguntasteintrigado.—Son republicanos españoles de las fuerzas del Maquis que se están
concentrandoenelsurdeFranciaparaabrirunabrechaporlosPirineosenEspaña.VoyadesertardelaIIDivisiónymevoyauniraellos.
Maldijisteunavezmásaquellainoportunabalatehabíarelegadoalestadodeunapiedra.Hastaparamearnecesitabastubos.
—Las francesas no son como las escocesas—continuóGitano—.Pocas dicen:«No,baby».Enelcampamentonosasaltan.Hastanoscosenlosbotonesynoslavanlosuniformes.Semetenenlastiendasylosoficialeslastienenqueexpulsar,perode
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nadasirve.Regresandenuevo,alatardecer,al…Lapuertaseabriódeparenpar.—Son estos —interrumpió un enfermera gruesa, con cofia y bata blanca,
escoltadaporungendarme.—Acompáñenmealasalida—exigióelguardia.GitanoyTurutaseencogierondehombros.—Cuandoterecuperes,yasabesdóndeestamos:enelbosqueoenelcalabozo.
LAS PESADILLASDESAPARECIERON a la cuarta noche, pero todo el día tumbado en lacamaprovocabaquecontaseslossegundosdelavigiliayqueelroceconlassábanasteplagaradeheridasloscodosylostobillos.Esperabas,deunmomentoaotro,alzarlos párpados y contemplar a tumadre sentada a tu lado, velando tus dolores. «Nodebiópreocuparla»,recriminabassinembargoparatusadentrosalteniente.
—Hola,muchacho.No necesitaste alzar la cabeza para reconocer a vuestro maño preferido, el
sargentojefeMartínBernal,LaritaII.Lesonreísteamododesaludo,ycontinuó:—Yamehandichoqueenunassemanasestaráscomonuevo.—PeronocreoquemedenelaltacuandoLaNueveiniciela…—Nitepreocupes,muchacho.TeesperaremosalaspuertasdeEstrasburgo.Después se sentó en el bordede la camay te fue enseñando fotografías que le
habíasacadoeltalRobertCapasobreel«Teruel».Aúnrecordarásaquellasfotosenblanco y negro que resaltaban los surcos profundos de su rostro, como si fuera lacáscaradeunanuez.
Disfrutabamostrandosusretratos.Losteníadetodoslostamañosyentodaslasposes.Eracomosiestuvieseconfeccionandounálbumparalaposteridad.DespuésterelatósuaventuraenEspaña,cómoelgolpedeEstadodeFrancohabíatruncadosucarreradetorero.
—No sabes lo difícil que era para un aragonés coger la alternativa. No se loperdonaréjamás—dijo,yacontinuacióncomenzóamostrarteotrasimágenesenlasqueseleveíaconeltrajedelucesymonteraendiferentesplazasdetoros.
LasvisitasdeLaritaIItedistraían.—Losnazisestánatorados—contabaensuparticular lenguaje—:No llenande
públicolasplazas,lossilbidossustituyenalosaplausosylospañuelos.Nadamáshayque verlos, se sienten cortos de cuello. En fin, habrá que hincarles la garrocha ycortarleslacoletadeunavez.
AquellamañanatambiénaparecióCamposavisitarte:—Recupérate.QuieroentrarcontigoenEstrasburgoyayudarteacapturaraese
nazi.
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Al almuerzo acudieronGitano yTuruta, seguidos por la enfermera gruesa y elgendarme.Yporlatarde,elprusianotenientecoronelPuztyDronne,vuestrocapitán,realizaronlavisitaprotocolariaatodoslosheridos.
—CaboprimeroBête,necesitamosmuchachoscomoustedparaliberarEuropayluego España —animó Puzt. Quién sabe cuántas veces habría repetido aquellafórmulaesedía.
Alanochecer,alegandoqueyateencontrabasfueradepeligro,tealejarondelostubosydelasoledaddeesaprimerahabitación,ytetrasladaronaunasalaconotrosdiezsoldados.AquelloyaseparecíamásalhospitaldecampañadeÁfrica.
Tuscompañeroseranunsoldadopolacoyotrosnorteamericanosyfranceses.Acadaunolefaltabaalgo:unapierna,unbrazo,unamanoounojo.Peroatodos,susfamilias. Ninguno de ellos se incorporaría de nuevo al frente. En cuanto serecuperasen,selesentregaríaunamedallayselesembarcaríaderegresoacasa.
Losmuchachos iban todos losdías.Fábregas incluso llevóenciertaocasión suguitarrayanimóunpocolascaraslánguidasdelosocupantesdeaquellasalagrisyroja que apestaba a alcohol, yodo y apósitos. Era curioso contemplar a aquellossoldados de diferentes nacionalidades canturreando el Ay, Carmela. Todos laconocían. Los exbrigadistas internacionales la habían extendido por el mundo yconvertidoenvuestradivisadepresentaciónencualquierrincóndelaTierra.
Pocoapoco,ayudadoporSophie,comenzasteasalirensilladeruedasalenormejardín de la parte trasera del hospital. Después desterraste el artilugio y volviste aandar.Lohacíasdespacio,encorvadoporlatirantezqueteproducíanlassuturasenelvientre.Avecescogíaslasmuletas,parapodercaminarerguidosinresentirte.
Sophiesiempreteacompañabaytehablabadesuspadres,desushermanos,delaocupación, de sus inicios como enfermera voluntaria en los primeros meses de laguerra…MencionóuntíosuyoenroladoenlasBrigadasInternacionales,muertoentierrasdeEspaña.
Teparecióqueempleabamástiempocontigoqueconcualquierotropaciente.Encuantoteníaunhuecolibreseacercabaacharlar,salíaisaljardínyossentabaisenlahierbaconlaespaldapegadaaunviejomanzano.Siempretepreguntasteporquélohacía,peroellateloaclaróunatardebajolasombradelárbol,sonriendoamedias:
—Ereslaprimerapersonaquellevamisangre.¿Cómonoseguirleelrastroaunapartedemí?
No tenías motivos para dudar de sus palabras. Además: ¿quién eras tú paraconfesarlequeteestabasenamorandodeella?Nadie.Unsimplesoldadoapátridaconunpasadoqueanadieinteresaba,perosinpresentenifuturo.
EL7DESEPTIEMBRE,muchosmuchachospasaronadespedirse.Alalbaemprenderían
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lasalidahaciaMetzyEstrasburgo.LosúltimosobjetivosdeljuramentodeLeclercenKoufra.
Lavisitaquemás te extrañó fue lade tus juerguistas amigos:GitanoyTuruta.Curiosamenteaqueldíanofueronseguidosdeinmediatoporlaenfermeragruesayelgendarme. Pensaste que por ser su último día habían extremado el cuidado en sucomportamientoenelhospital.
—Hoytetraemosunasorpresa—dijoGitano,ytútepusisteenguardia:cualquiercosaeraposibleconaquellosdos—.¡Tachan!
Derepente,aparecióTurutaconunacajadechocolatinas.—ParaelsoldadomásgolosodelaIIDivisión—manifestóTuruta,depositando
lacajaenlamesitadenoche.—Soisunoscabroncetes,perogracias.Intentasteincorporarte,cuandoGitanoañadió:—Espera,Ardura—añadióunasonrisayprosiguió—:Encontramosaunbombón
enelcampamentopreguntandoporti,ytelohemostraído.LuegoTurutaseperdióhaciaelpasillo.Alminuto,Gitanoanunció:—Lacompañíade teatroGitanoyTurutapresenta laobra:Elbombón español.
¡Tachán!Turuta entró acompañado de una mujer y se dirigieron hacia ti por el pasillo
formado por las dos hileras de camas. Con la distancia no la reconociste. HabíantranscurridomásdecincoañosyeralaúltimapersonaqueesperabasencontrarenunhospitaldeParís.Alllegaratualtura,sequitólapañoletadelpeloy,cuandoenungiro de cabeza soltó aquellos largos y negros cabellos, traspasaste de un golpe lapuertaqueseparaelolvidodelamemoria.
—¡Anita!Yentraronlaenfermeragruesayelgendarme.
ESPERABAS ANSIOSO EL AMANECER del 8 de septiembre. Llevabas toda la nocheaferrado a lasmuletas en la terraza del hospital para no perderte la partida de loscompañerosyrepasandoelencuentroconAna.TecontósuhuidadeEspañaporlosPirineos, la odisea en el campo de refugiados deArgelès-sur-Mer, su evasión y lainclusiónenlasfilasdelMaquis.TambiéntunarrólatomadelacárceldeNîmes,laliberacióndeFoix, la rendiciónde lacolumnaalemanadelcoronelNietzschey lospreparativosparainvadirEspaña.
—Noquierenmujeres—respondióconpesarante tupreguntadeporquénosehabíaunidoala«OperaciónReconquista».
Mientrasevocabaselencuentro,elsolfuetiñendodeamarillolascúpulasdelosárboles y de los edificios, y cuando sumanto se extendió por las calles vacías de
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París, distinguiste el humo y la polvareda de los cuatro mil doscientos vehículosblindadosdelaIIDivisiónrumboaleste.
Eneseinstante,unnudoseapretóalrededordetugarganta.—Hevistoquenohasdormidoenlacama—eralavozdeSophieatuespalda—.
Hastahetenidoquepreguntarportia…—Alverquenolecontestabas,preguntó—:¿Peroquéhacesaquí?
Sinapartarlavistadelhorizonte,lerespondiste:—Nopodíaconciliarelsueño.Teníaquedeciradiósalosmuchachos.De repente, Sophie te rodeó con sus brazos.Allí quedasteis los dos, sumejilla
apoyadacontratuespalda,muylejosdelosShermanyHalf-Trackque,enformacióndecombate,sedirigíandirectosaEstrasburgo.
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LIBRO4.ºDELAGLORIAALATUMBA
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«KANGURO»
SIETEDÍASDESPUÉS,el15deseptiembre,aúnsinhaberterecuperadodeltodo,salisteenuncamiónacompañandoasoldadosfrancesesqueseincorporabanvoluntariosalfrente. Veinte días en el Saint-Louis habían alcanzado para que mal sanasen tuscicatricesfísicas.Lasotrasseincrementaronhastarozarlaobsesión.
Ni la presencia diaria de Sophie ni la llegada de tu madre desde Oránconsiguieronaplacar tu tozudezporalcanzarEstrasburgo.Sophiey túoshabíamosenamorado, pero eras tú el que se negaba a cualquier tipo de compromiso. ¿Quéfuturo podrías soñar y compartir con ella?Ninguno. Tal vez una caja de pino confranqueo a la eternidad. Vuestra relación no pasó de algunos besos y unas pocascaricias detrás de los árboles, tumbados en la hierbadel gran jardíny evitando lasmiradasdelrestodelhospital.
—Si regreso vivo y aún me quieres, nos comprometemos —le propusiste aldespediros.
Norespondió.Selimitóaabrazarteconfuerzayasuspirar.Tumadrehabíallegadodosnochesantesdetupartida,viajandodepolizónenun
mercante. Aunque ella y Sophie hicieron buena amistad, los ojos de tu madre teindicabanquecualquierdecisiónsesubordinabaacumplirtupromesa.LuegoestabaAna,queeldíadesullegadasequedóinterrogándotesobretodoloreferenteaFran.
—Sihasobrevivido—ledijistecabizbajo—,seguroquehadesembarcadoconelIEjércitoFrancésenProvenza.
LafamiliadeSophieseesforzóporquetumadrenosesintieseaisladaenmediode la ciudad. Incluso le encontraron un trabajo de asistenta en la casa de un altodirectivo de la Michelín, en el 5.º distrito. Al parecer, atender a seis niños y lavivienda se convertiría en su labor diaria. A cambio recibiría la comida, unahabitaciónyalgúnfrancodevezencuando.PreferíaParísaOrán;susdoshijosse
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encontrabanenFrancia,yesoerasuficienteparaella.ParaAnaencontrarontrabajoenlafábricadeneumáticos.Entucaso,teneralastrestancercatehubiesefacilitadola excusa perfecta para prolongar la convalecencia unas cuantas semanas, pero eraimpensable.SiLeclercibaacumplireljuramentodeKoufra,tútambiéncumpliríaseltuyo.
Desde las cajas del convoy de Bedford que os transportaba al frente, veíaisdesfilar lospueblos—Tourman,Nangis,Sens,Troyes…—así como los efectosdeuna semana de batalla: amplios pastizales quemados y cubiertos de cadáveres devacas,pollinosybueyes;elhumonegruzcoquenoseextinguíaenlascimasdelosmontículos; ovejas desorientadas ante majadas derruidas; esqueletos ardiendo dePanzer,Sherman,Half-Trackyjeepsardiendoenlasorillasdelossenderos;crátereshumeantesportodoslados;hombres,mujeresyniñosremoviendoescombrosyvigasdecasasbombardeadas;pecesinmóvilesflotandoenlasaguastranquilasdelMosa…ycascossobrecrucesjalonandoelcamino.
Elcolorocredelotoñocomparecía,peroentreveradoconelnegrodelapólvoraylasangreviscosa.Aquellaestampaenmudecíaa los jóvenessoldadosfrancesesqueviajabancontigo.Casitodosrondabantuedad,peroningunoconocíalasarracinaenlastrincheras.Susojosdelatabanlaincertidumbreanteelmañana.Mejordicho,anteelminutosiguiente.Ysusilenciorevelabaelmiedoyelespanto.
Resulta curioso observar el cambio que la muerte oficia sobre el tiempo. EnÁfrica,elcalendariohabíallevadounpasoparsimonioso,ellapsoentrebatallaserademesesyeraispartedeunatierraquepodíareclamarvuestroscuerposparaseguiralimentandolasalmasdelosnómadas.EnOccidente,dechoqueenchoquecontralosnazis,lasagujasdelrelojgirabansinbrida.Sólohabíatranscurridounmesdesdequehabíais desembarcado en Normandía y ninguna noche se presentó idéntica a laanterior. También vuestra posición ante la muerte se había transformado: ahora ladesafiabais.
TuensimismamientosetrastocóalatravesarunpuentesobrelasaguasdelMosa.LaculpanosólolatuvieronloscasitrescientoskilómetrosrecorridosdesdeParís,unavance infernal de la II División en tan solo quince días, sino el Half-Track quecruzabalasaguaspocoprofundasdelríoensentidocontrarioalvuestro.Elnombreensufrontaltambiénteextrañó:«Kanguro».EraunM-3,idénticoal«Guadalajara»,pero su cargano consistía enunpelotónde soldados.Aparentemente, llevaba sóloseis ocupantes y abría el camino a tres ambulancias: se trataba de la escolta a unconvoy de heridos evacuados hacia los hospitales. El nombre en el frontal de losDodge WC-45 te llamó la atención: «Bagatelle», «La Baraka» y «Le Vesinet».Sonreíste. Eran vehículos de la compañía Rochambeau, vuestras enfermerassoldados, las rochambelles, creada a imitación de las spearettes de la LegiónExtranjera.
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Sinembargo,sospechastequeallíhabíaalgomás.ElsemiorugaeramandadoporaquelhombrequesehabíaacercadoenelHôteldeVilleahablarconlosmuchachossobrelainminente«OperaciónReconquista».Blesa,sellamaba.Además,elblindadoportaba los distintivos de vuestro regimiento.Lomás lógico, siendo españoles, eraque los hubiesen enrolado conLaNueve.Si era así, nodeberían encontrarse en laretaguardia.VosotroseraislapuntadelanzadelaDivisión.
—¿Dequécompañíasois?—gritasteenespañolalcruzarteconellos.—DelCuerpoFrancodelCanario—respondióuno.Tu sorpresa fue tal que no pudiste preguntarle más. ¿Habían entregado una
compañía de combate al mando de Campos? ¿Había aceptado él? Desechaste deinmediatoesaspreguntas,puesalotroladodelríoosencontraríaisconlaIIDivisiónyallípodríassaciartucuriosidad.
Llegasteis a los arrabales de Châtel-sur-Mosella al atardecer. Los preparativosparaelataquesemascabanenelaire:lasidasdelosoficiales,lasórdenesenvozaltay hasta con gritos, el movimiento de los vehículos, las armas en bandolera, lascarrerasbuscandolaunidad…
—A mi izquierda, los recién incorporados; los veteranos que regresan de loshospitales formen a la derecha—gritó en la trasera de vuestroBedford un capitánfrancés.
Cuandotodososencontrabaisenformación,alosreclutasselosllevóunteniente.Sospechastequelesasignaríanundestino.Alosconvalecientesoscondujeronhastaelmédicodelcampamento.
—Últimarevisiónantesdelmatadero—murmuróalguien,alquenoconocías,atuladoenlafila.
Llegó tu turno. El doctor palpó la herida. Torció la boca, y sus palabras nopudieronsermásdesalentadoras:
—Estoestáaúnmuytierno—dijo,paraañadirdirigiéndosealtenienteencargadodelosdestinos—:Unosdíasenlacompañíadesuministros.
Aquelgalenoopinóque, si teenrolabanenprimera líneade fuego, laheridaseabriría,sumándoseelpeligrodeinfección,loqueteconduciríadenuevoalhospitalo, lo peor, a lamuerte.Aunque en un primermomento aceptaste demala gana eldestino,jamástearrepentistedetusdíasenlaCHR.
LOSMUCHACHOSDELANUEVE, inmersosenunaferozcruzadacontra laWehrmachten Châtel-sur-Mosella, abrían una cabeza de puente sobre el Mosela. Desde laretaguardia,alsurdelaotraorilladelrío,seoíaelestallidodeobuses,elbramidodelosblindadosyelgranizardegranadasybalas.Veíaiselhumonegruzcoascendiendosobre las coníferas y cubriendo el cielo de sombras; incluso olíais la gasolina y el
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aceitequemándoseylabrisaportandopartículasdepólvora.Sentíashervirlasangrepornoencontrarteenplenabatalla,aunquetumentedanzasedelaimagenSophiealadeRudolfTörni,delaBellaalaBestia,deladulzuraalamuerte,delaalegríaalastinieblas.
En la compañía de suministros el trabajo era relajado: contabilizar enseres;almacenaryrepartirlasmuniciones;procurarlosalimentos,elaguayelcombustible.Te consolaba entender que si la CHR no funcionaba convenientemente, nuncaconseguiríaislavictoria.EsafuelarazóndeladerrotadeRommel:lossuministrosnolellegaronniatiemponiencantidadsuficiente.
Al mando se encontraba el teniente Bamba, un madrileño tan culto comoFábregas, que lucía un cuidado bigote que ensalzaba su elegante porte. Dronne lehabíaretiradoelmandodetropaenLaNueveporhaberseenfrentadoaél,cuandoelcapitánsospechódevosotrosaraízdeaquellaviolaciónenNormandía.
—Nome molestó que me trasladara a la compañía de suministros—os decíacuando le preguntabais—. Lo que me dolió es que desconfiase de inmediato dealgunodenosotros.
Allí también habían destinado hasta que cicatrizasen sus heridas al caboAguirregoicoa, un vasco amigo de Larita II. Era de modales rudos, pero parecíacompetirconeltenienteenelcuidadodelauniformidad.
—¡Gudarisdemierda!—repetíaa todashoras,vinieseonoacuento—.¡CómotraicionaronasupuebloconelPactodeSantoña!
Habían transcurrido siete años desde la claudicación clandestina de losnacionalistasvascosante lasfuerzasdelCorpeTruppeVolontaire italiano,peroaúnsentíafrescalaherida,comounafeloníaasuestirpe.
Alamanecerdelsegundodía,unsargentoalqueapodabanCariñoporsernaturaldeesepueblocoruñés,tehablabaconmorriñadesutierraydelCantábrico:
—CuandoderrotemosalfascismoenEuropa,tellevaréamipuebloyteenseñaréarecogerpercebes.Conozcounsitioenelquetefaltanmanospara…
No pudo continuar. El «Kanguro» irrumpió en el horizonte seguido por lasambulancias.
—¿A qué sección está asignado ese Half-Track, mi teniente? —preguntasteintrigado.
—Aunaqueacabadecrearse—manifestóBamba,elusivo.Elsemiorugaestacionóenvuestrasposicionesynoseincorporóalabatallamás
alládelríoMosella.Tefijastemejorenellos.AdemásdeBlesaylosotrostresqueseacercaronasaludarosenelHôteldeVille,habíaotrosdos:unoejercíadeconductoryelotro,detiradordelaametralladora.Ylosseishablabanespañol.
—¿Dóndeledejoelpaquete,miteniente?—preguntóBlesa.—Ahí mismo —indicó Bamba, acompañando sus palabras con un gesto del
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mentón.El contenido de aquella bolsa de papel te intrigó. Cuando creíste que nadie te
miraba, te acercaste y la abriste.Quedaste estupefacto. ¡Erandivisas deoficiales yjefesdelaWehrmachtydelaWaffen-SS!
Notuvistequeesperarmuchoparaqueelenigmasedesvelase.Aquelatardecer,más de cien soldados alemanes caminaban con los brazos en alto y sus manosapoyadasenlacabeza,escoltadosporel«Túnez43»,el«Brunete»,el«Santander»yvariossoldadosdeLaNueveapieconlosStenenbandolera.ReconocisteaGitano,ysalistecorriendoasuencuentro.
—EstohacambiadomuchodesdeParís—respondióantetuspreguntas,peronocontinuóhablando,yaque,desde elblindado,Campos leordenóconungestoqueaceleraseelpasodelosprisioneros.
—Schnell!Schnell!—gritóJuanitoalosalemanes.AlllegaralaalturadeltenienteBambaselesordenódetenerse.Conuncuaderno
de contabilidad en sus manos y gesto altivo, el teniente anotaba algo en su blocmientrasmurmuraba:
—Cuatro tenientes, seis sargentos…Nos van a dar poco. ¡Mierda!—exclamó.DespuéssegiróhaciaCariñoyleordenó—:Sargento,tresdivisasdecoronel.
El gallego abrió la bolsa y extrajo las insignias solicitadas porBamba y se lasacercóenunacarrera.
—Este,eseyaquel—indicóelteniente,señalandoatressoldadosdepelocanosoyaspectomásavejentadoqueelresto.
—Osvamosaascenderacoroneles. ¡Mienhorabuena!—dijoelpercebeiroconunasonrisa,mientraslescolocabalosdistintivosenlassolapasyloshombros.
—¡Ahorayasalenlascuentas!—exclamóBamba.Presenciaste atónito aquel cambalache.Al cabo demedia hora aparecieron tres
jeepsdelosnorteamericanosconuncamióncargadodesoldados.Uncapitányanquiseguido de dos tenientes se acercó a Bamba. Fábregas saltó del «Santander» y seincorporóalgrupo.
A continuación los soldados norteamericanos comenzaron a bajar del camiónsubfusiles, cajas demuniciones, granadas, bazucas y… tres ametralladorasMG-44reciénsalidasdefábrica.Losmuchachosdel«Kanguro»acudieronensuayudaparacargarelarmamentoenlatraseradelHalf-Track.Luego,losyanquissellevaronalosprisioneros.
Noeranecesarioqueteexplicasenloqueocurría:habíanaceptadoelmercadeoletalpropuestopor losyanquisenÉcouché.Vosotrosnoqueríaisprisioneros,comoenel desierto, para avanzarmásdeprisa.Allí losdesarmabaisy abandonabais a susuerte en los grandes arenales. En Francia, en cambio, eran un tesoro para losnorteamericanos;significabanmedallasypermisoslargosaOklahoma,aTexas,a…
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Así que se canjeaban por armamento y, por lo apreciado, una ametralladora nuevaequivalía a un coronel. «¿Cuál será el precio por unGeneraloberst?», pensaste enaquelmomento.Peroundobleinterrogantesustituyóalprimero:¿Quéhacíanconesearmamento?¿Porquésecargabaenel«Kanguro»?
EN LOS DÍAS SIGUIENTES prosiguió el enfrentamiento con la Wehrmacht a varioskilómetros delMosela. Sus aguas, junto a los helechos de la ribera,marcaban loslímites de la contienda. Pero las suaves colinas, cubiertas de retamas y jaras sinflores,ardíansinremisiónextendiendoelfuegoyelhumopordondeordenasenloscaprichosdelviento,provocandolaestampidadelascomadrejasyhastadeunjabalíqueabatisteisatiros.
Enlaretaguardia,elsargentoCariñoteenseñabaapillargobio,tencaobarboconlasmanos.Másdeunacenaseconvirtióenunmanjarexquisitoconcuatropatatascocidas que acompañaron a los peces. La verdad es que aprovechabais cualquieroportunidadparaevitarlaslatasdefrijoles.
Losmuchachosdel«Kanguro»seadentrabanenlaszonasbatidasyconquistadasarecogerfusiles,granadasymunicionesdelosalemanes.Lasllevabanensusbrazosoalhombro,atravesandoelrío,hastaelHalf-Track,yesperabanaquelesavisasenparadirigirseaotraposición.Nuncacombatían;sumisiónerarecogerelarmamentoy, cuando el vehículo estuviese repleto, acercarlo hasta las afueras deParís lomásrápidamente posible.Allí se distribuían en varios coches que, siguiendo itinerariosdistintos para no ser interceptados, arribarían a las faldas de los Pirineos, dondeentregaríanlacargaaalgunapartidadelMaquis.
Al atardecer de tu tercer día en la compañía de suministros, sentado sobre unapiedraaorillasdelMoselayfumandouncigarrojuntoaltenienteBamba,esperabasla llegada de los norteamericanos y de vuestros muchachos con más prisioneros.Entonces Bamba se sinceró contigo sobre lo ocurrido en el bosque de BoulognedurantelosdíasdedescansodelaIIDivisión.
—Seprodujoungrandebateennuestrasfilas—dijoelteniente,despuésdedaruna calada—.Muchos querían desertar y dirigirse al sur de Francia para unirse alMaquisypenetrarenEspaña…
—¿Turutadesertó?—Fue uno de los que no acató la decisión adoptada por la mayoría ante la
propuestadeCampos.—¿FormarunCuerpoFranco?—No.DefendióqueéramosmásútilesaquíporqueladebilidaddelMaquiseran
lasarmasynosotrosnosencontrábamosenmejorposiciónparaproporcionárselas.—EsoseloescuchéaBlesaenParís.
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—Además,laideaoriginariaesocuparydefenderunterritoriopequeñoenelquese instalase el gobierno provisional de la República e ir avanzando. Entonces,Campos argumentó que esa brecha la podía abrir el Maquis y que, en cuantoliberásemosFrancia,nosuniríamosaellos.
—¿Quiénestámetidoenesto?—Todos los españoles ayudamos, pero la voz cantante la llevan Campos,
Fábregas,ReiteryBullosa—aseguró,ydiootracaladaalacolillaparacontinuar—:Tambiénhayoficialesfrancesesquenosayudan:losqueestuvieronenlasBrigadasInternacionales.
—¿Sabealgoelcapitán?—Nolocreo,perotampocoselopensamosdecir.—¿Ysinosdescubre?—Hay gente por encima de él que le obligará a guardar silencio—aseveró, y
arrojólacolilla.—Ah,eltenientecoronelPuzt—dijistepensativo,ydisteunacalada.Negóconlacabeza,yañadió:—Apuntamásalto.Elcigarrilloseescurrióentretusdedos.Estupefacto,exclamaste:—¿Leclerc?
TE INCORPORASTE A LA AMETRALLADORA del «Santander» justo a tiempo parareemprender la entrada y conquista deChâtel-sur-Mosella.Avanzasteis secundadosporunfuerteapoyoartilleroquehacíaretrocederalaWehrmacht.Detrásdevosotros,como escoltándoos, los boinas negras del 501.º del Regimiento de Carros deCombate,elRCC.
Por la emisora de la radio escuchabais los mensajes entre los alemanes. ElsargentojefeReiterlostraducía,permitiendoqueosadelantaraisasusmovimientosparaprepararlaemboscadaenlaaldeadeVaxoncourt.
En aquel pequeño pueblo los esperabais agazapados y ocultos a cualquierobservador.Campososhabíaordenadoesconderosycamuflar los semiorugas,yeltenienteGranellhizolomismoconelrestodelacompañíaenelaladerecha.LaritaII,mientras tanto, cruzabacon sushombres las aguasdelMosela, fusiles enaltoyconelaguaalacintura,parareforzarvuestraestratagema.
Porsorpresa,despuésdequeelbatallóndelaWehrmachtsehabíaadentradoenelpuebloycuandoyaseencontrabaconfiado,saltasteissobreelloscontodalapotenciadevuestrasarmas.LosdosPanzerMKIVquelosapoyabansaltaronporlosaires;sutripulaciónno tuvotiemponideabandonar losblindados.Llovían lasgranadas, lasráfagasdelossubfusilesyelbramidodelasbazucas.Hastaseprodujeroncombates
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cuerpoacuerpoabayonetacaladaenlasesquinasdelascalles.Unabanderablancaondeóenunportal.—¡Altoelfuego!—gritóCampos.Losalemanescomenzaronasalirdesus refugiossinarmasycon losbrazosen
alto.Juanitolesordenóqueformasenenmediodelacalleencolumnadetres.—Schnell!Schnell!Noventayunprisioneroscontasteis,yunadocenadePanzerMKIVqueardían
enlosenormespastizales.Desdelatorretade«LosCosacos»,elmássorprendidofueeltenienteGranell.Al
bordearunacallejuela,setopócondoscientossoldadosdelaWehrmachtenposicióndefirmes.Ellosysucoronel,alfrente,serendíansinofrecerresistencia.
VaxoncourthabíasidotomadoyelrestodelterritoriodeLorenaosesperabaparaser conquistado. Pero en aquel momento ocurrió algo curioso, pero muy tenso.MientrasReiterconsushombresconducíanavuestrosnoventayunprisioneroshastalasposicionesdelacompañíadesuministrosparaelintercambio,eltenienteGranell,en cambio, emprendió con los suyos el camino hasta un área apartada de la IIDivisión.
—Granell —llamó Campos—, con tu coronel y los doscientos soldadosarmaríamosunbatallónenlosPirineos.
Eltenientegirósucabezaconcalmahaciaeladjudant-chef,yleespetó:—No.Somossoldadosdeunejércitoregular.Además,algunodenosotroshade
respetarlasnormasdelaguerra.—¿Normas de la guerra?—exclamóCampos, y soltó una carcajada—.Nome
hagas reír. Las guerras no tienen reglas: se ganan o se pierden. Entrega a tusprisioneros.
—Hedichoqueno.Los dos se miraron fijamente. Si con los ojos se puede hablar, despreciar,
amenazaryhastabesar,aquellasmiradaserandedesafío.La tensiónse incrementóentre vosotros. Algunas armas se alzaron. No podías creer lo que contemplabas:estabaisdivididosyenfrentados.Aquellotedolíamásqueanadie.Túlosqueríasalosdos,peseasusdiferencias:Granelleralafuerzadelarazón;Campos,larazóndela fuerza.Granellcreíaquecumpliendo las reglasseganaban lasbatallas;Campos,quelaausenciadereglasesloquedalavictoria.
DerepenteaparecióFábregas,quesecolocóenmediodelosotrosdos.—Estoesunalocura—gritó—.¿Esquenoosdaiscuenta?Tú—dijo,señalando
aCampos—, ¿hasta dónde estás dispuesto a llevar lamisión de armar alMaquis?¿Hasta matar a tus hermanos? —Giró su rostro hacia Granell y expuso—: Y tú,¿acasotehasolvidadodequeloscompatriotasestánporencimadelasnormas?
Las armas alzadas bajaron sus cañones. Se hizo un breve silencio, antesala de
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algograve,pensaste.PerofueGranellelquelorompió:—Estábien,lleváoslos.Ascendióa«LosCosacos»yabandonóelpuebloseguidodelosHalf-Trackdela
1.ªsección.Sentisteaquellaretiradacomounatreguaquelarazónofrecíaalafuerza.
LOS COMBATES SE SUCEDIERON a los largo de la región de Lorena con el monteHohneck como testigo en el horizonte. Si las poblaciones y comarcas deNomexy,Mesnil-FilnyThiébaumesnilibancayendoenvuestrasmanos,tambiéneraciertoquelosalemanesnolasentregarondeformagratuita.Enaquellosmomentosyallevabaisdosheridoslevesyoncegraves.EntreestosseencontrabaelsouslieutenantMontoya,que repetíacamaenelhospitalcomoenÉcouché; lomismohizo tuamigoFermínPujol,peroestavezlametrallaseencontrabamuycercadelcorazónynopudoseroperado;yelsargentojefeMartínBernal,LaritaII.
—Muchachos, por esta cornada no me cortan la coleta—bromeó mientras loevacuaban.
EnNomexyincautasteismásdetrescientosmillitrosdecombustible.Setratabade uno de los mayores depósitos del III Reich, y para una división blindada seconvirtió enun tesorocuyacustodia fueencargadaavuestro tenienteBamba.Perovuestra felicidad se incrementó cuando os inscribieron en el 7.º Ejércitonorteamericano cuya misión era tomar Estrasburgo. Y os sobraba carburante paraatravesarAlsaciaentera.
Detodoelmaterialdestrozadoorequisadoalosalemanes,lomáscuriosoeralafechadefabricacióndelosPanzer.«Agosto-1944»,seleíaenlachaparemachadaenel bastidor. Habían salido de fábrica el mes anterior. Estaba muy claro que sequedaban sin reservas y a vosotros cada vez se os unían más voluntarios ydesembarcabanmásfuerzasaliadas.LosdíasdelIIIReichestabancontados.
Afinalesdeseptiembrelaguerracambiódurantecasidosmeses.Cesóelavanceconstante, la guerra de movimientos, y se impuso la estrategia de la guerra deposiciones. Manteníais vuestro enclave, y con patrullas móviles batíais las zonaslimítrofes.Sepretendíarecuperarfuerzasyconsolidarloyaconquistado.FueenesaépocacuandollamaronaNancyavariosdelosvuestrosparaqueloscondecoraraelmismoDeGaulle.AlcapitánDronneleimpusolaCruzdelaLiberación;aCamposyFermínPujol,laMedallaMilitar;yalsargentoCariño,laCruzdeGuerraconPalmas.Sentíaiscomovuestrasesasmedallas.
El día 30 de septiembre arribasteis a Rambervillers y comenzó una etapa dedescansoprovocadaporunmesdeoctubreplagadodeunaintensalluviaquenoosdaba tregua. Aquello impidió que siguierais avanzando al mismo ritmo, pues loscaminos embarrados enterraban las cadenas de los blindados, a lo que se unía la
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reducción de la visibilidad. El I Ejército Francés, del general Lattre de Tassigny,ascendiendosinpausasdesdeProvenza,contactóconvosotrosbajoaquelaguacero.Esosignificabaque,exceptoporLorenayAlsacia,Franciaeraterritorioliberado.YsepreparabaelasaltoaEstrasburgo.
Lasdivisionesmarroquísde infantería ydemontaña fueron lasque acamparonmáspróximasavosotros;despuésarribaronlasargelinasylasdivisionesblindadas.Casi doscientos mil soldados, y en todas las unidades encontrasteis españoles. EldeseodelalmiranteBuizadeque,aunquecambiarasdeunidad,siempre te juntarascon exiliados, se estaba cumpliendo. Pero faltaban por llegar los que más teimportaban:laLegiónExtranjerayFran.YporfinsepresentaronintegradosenlaIDivisióndeInfanteríadelaFranciaLibre.
Corriste hacia ellos buscando el banderín de la granada con las siete llamas,grímpola de la 13.ª Semibrigada. Era fácil distinguir a sus mil legionarios por eldistintivoazuldelaheroicadefensadeBir-Hakeimcosidoalcomienzodelhombro.
—¿Dóndepuedo localizar al tenienteToroArdura?—preguntaste en español yfrancés.
—Escapitán—respondióunsoldado,yseñalóunatiendadelonacolorpardo.Irrumpiste en el sotechado sin solicitar permiso.Un soldado argelino te recibió
conlagumíaenlamano.Alzastelasmanos,lasabristeybalbuceaste:—PreguntabaporelcapitánToroArdura.Soysuhermano.Elargelinoterepasóconlamirada.Aldistinguirelemblema«2.ªDB»cosidoen
tuhombro,aventuró:—Ah,ustedeseldelafoto.—Yenfundóelarma.—¿Quéfoto?—preguntasteextrañado.—LadelaliberacióndeParís—dijocalmo—.Sabe,yoleconseguíasuhermano
elperiódicoenelqueleretrataron.Desdeentoncesnosehaseparadodelahojaenla…
—¡Hermanito!—lavozdeFranllegóacompañadadesuzarpasobretuhombro.Te giraste, y los tres galones amarillos de capitán de infantería quedaron a la
alturadetusojos.Leabrazastemuyfuertesinpronunciarpalabraypermanecisteenesaposiciónhastaquetuhermanoteapartó:
—¡Eh!,quenomevoyaescapar.Osquedasteissentadosdentrodelatiendarepasandolosmesesquehabíaisestado
separadosdesdelasalidadelaLegiónrumboaSicilia.Elsoldadoargelinointerveníadevezencuandoparamostrarlagranayudaqueprestabaasujefedecompañía.FrantehablódesusheridasenlatomadelpuertodeMarsellaydeldesfallecimientodelalmirante Buiza. También te detalló cómo irrumpió con su compañía en el fuerteMontluc, liberandoalospresosybuscandodesesperadoaRudolfTörni,yaquelosserviciossecretosingleseslehabíanaseguradoqueseencontrabaallíconsujefe.
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—SehabíanreplegadoaEstrasburgo.LapistanosconducedenuevoalcampodeconcentracióndeNatzweiler-Struthof—selamentóFran.
—Noimporta,loencontraremos—aseguraste,extendiendolamanoalfrenteconeldorsohaciaabajo.
Tuhermanocolocólasuyaencima,yprometió:—Noseescapará.El soldado de la chechia y la gumía al cinto añadió su palma a las vuestras y
sentenció:—Mektoub.Eralaprimeraverqueoíasaquellaexpresiónfatalistadelestáescrito,peronote
molestó. Al contrario, en su boca sonaba como si ningún poder terrenal pudieseimpedirosalcanzarelobjetivo.PerotodoquedóanuladoencuantoleinformastedequevuestramadreyAnaseencontrabanenParís.
—Tengo que conseguir un permiso—dijo, levantándose de la silla como porefectodeunresorte.
Por tuparte, solicitasteotroparaacompañarle,pero túnoerascapitány temíasquetelodenegasen.MientrasesperabaslacontestacióndeltenientecoronelPuzt,alserunaépocaderelativatranquilidad,avuestrasfilasregresaronporlasnochesloscorros alrededor de la hoguera, los cánticos y los acordes de la guitarra. AquelsosiegotealejódelafuriadelasbatallasehizoquesefortaleciesenelrecuerdodelObersturmführer y, algo nuevo, el rostro y las caricias de Sophie.Ahí fue cuandocomenzólaansiedadporesepermisoparaescaparteaParís.
—¿Te has dado cuenta, Bête? —te dijo Fábregas una de aquellas tranquilasnoches—.DeloscientocincuentayseisespañolesdeLaNuevequedesembarcamosenNormandía,sóloquedamosnoventaytres.
En realidad, esa era la tónica en toda la División. De los tres mil quinientosrepublicanos españoles que veníais de África, entre heridos y muertos, ya habíansustituidoacasiunmillarporsoldadosfranceses.Cadadíaque transcurría,el tinteinternacionalerasustituidoporunosolo:elgalo.
Alamanecerdeldosdeoctubre,conlalunallenacubriendoaúnelfirmamento,visteissalirunnuevoconvoydeambulanciasconducidasporvuestrasrochambellesescoltadasporel«Kanguro»repletodearmas.Yunjeepenvanguardia.EraFranconelsoldadoargelinorumboaParís.Atinotehabíancontestadolasolicitud,porloquepreferiste refugiarte en el deseo de que ellos y las armas llegasen a buen puerto.Ignorabascuántoarmamentohabíaistransportadoduranteelmesdeseptiembre,perocalculabaslaposibilidaddehaberabastecidoatodaunadivisióndeinfantería.Fueracomofuese,loqueteníaismuyclaro,silasnoticiaseranciertas,eraqueaquelseríaelúltimo cargamento antes de la invasión deEspaña.Los despedisteis con un saludomilitar.
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—Suerte,compañeros—lesdeseasteis.EnesemomentoeltenienteGranellseacercóy,entregándoteunpapel,dijo:—Hijo,siyofueratú,daríaalcanceal«Kanguro».—Lemirastesorprendido,y
añadió—:TienesunpermisodeseisdíasenParís.
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PARÍSESELMUNDO
NADAMÁSOÍRAQUELLASpalabraslearrancasteelsalvoconductoycorristecomoundesesperadohastaalcanzaral«Kanguro».
—Arriba,chaval—gritóBlesa,tendiéndotelamano.Desde el jeep de cabeza, Fran te vio trepar y alzó el brazo amodo de saludo.
Quedaba poco para que otra vez la familia estuviese junta. Tu padre regresó a tumenteytambiénLucía.YelObersturmführer.
En aquellos trescientos kilómetros hasta París, por senderos que ya parecíanconocer de memoria, intimaste con los ocupantes del M-3. Los cinco habíancombatido en el Ebro y allí habían conocido a Campos, Fábregas y Bullosa. ElvalencianoRosalent,elconductor,permanecióensilenciotodoeltrayecto:elcaminoerasumisión.García,unmurcianoconmejillascoloradas,ejercíadeencargadodelaametralladora.Blesa,Mariño,RosyFlueteranlainusualescuadradeinfantería.
—Campos es un fenómeno —manifestó Blesa—. No sé cómo consiguió esteHalf-Tracknicómolograqueseamosinvisiblesparalosjefesfranceses.
«Talveznosoistaninvisibles»,pensaste,peronodijistenada.Comoaqueleraelúltimocargamentoantesdelainvasión,habíanllenadolacaja
del «Kanguro» hasta casi el nivel de la chapa de protección, por lo que os veíaisobligados a viajar con los pies sobre el armamento y casi todo el cuerpo fuera. Sialguienoshubiesevistoenesemomento,seguroqueoshubieracreídomuyvalientesporviajarsinlaproteccióndelblindajeantifusiles.
Mientras reflexionabas sobre la curiosa forma de transportar vuestra inusualcarga, cada fusil envuelto en un saco de cuerda y todos tapados por una lona, el«Kanguro»frenóbruscamente.
—¡Loquefaltaba!—exclamóMariño—.Losyanquisaquí.Ensentidocontrarioalvuestro,unacolumnadeseis jeepscargadosdesoldados
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oscerrabaelavance.Segúnllegaronavuestraaltura,distinguistelasestrellasendosdeellos.
—Songenerales.Estamosjodidos—murmuraste.—Nosvanatomarpordesertores—dijoMariño.—Loimportanteesquenorevisenelcargamento—sentencióBlesa,saltandodel
blindadoydirigiéndoseaellos.CómoechasteisenfaltaenaquelmomentoaFábregasysuinglésfluido.Desdela
cajadelblindadoveíaisgesticularaBlesayaFranantelosgenerales.Variossoldadosconsusfusileslosrodearon.Otrogruposedirigióavosotrosycomenzóagritarosyagesticularparaquedescendieraisdelvehículo.Saltasteiscon losbrazosenalto.Derepente,unoficialdetezmuymorenapreguntó:
—¿Españoles?Os quedasteis atónitos mirándole. Hablaba castellano, pero canturreando las
sílabas.Se cuadróante losgalonesde capitánde tuhermano,quien le explicóqueeraissoldadosdelaIIDivisiónyqueoshabíaisperdido.
—Okay,okay—dijoaqueloficial.De inmediato desplegó un mapa sobre el capó del jeep de Fran y comenzó a
mostraroselitinerariocorrectoparareagruparosconvuestradivisión.Blesa,entrelosdos, asentía. Al cabo de unos minutos vino hacia vosotros y os exhortó a quesubieraisal«Kanguro».Rosalentlopusoenmarchaypasasteisalladodelacolumnanorteamericana saludando a los generales que respondieron con una inclinación decabeza.
—Buf,menosmalqueaparecióesetenientecubano—suspiróBlesa.ElrestodelviajeserealizósinmássobresaltoshastaNangis.Antesdeentraren
el pueblo, Rosalent giró hacia la derecha, en dirección a un pequeño bosque. Lasambulancias Dodge de las rochambelles no os acompañaron y emprendieron elrumbo hacia París. En Nangis os esperaban doce coches, un furgón y casi unaveintenadehombresymujeres.OscolocasteisencadenaytodoslosfusilesdelHalf-Track se trasladaron a los autos enmenos de una hora. En cuanto unmaletero secompletaba,elturismosalíaescopetadoporunacarreteraquebordeabaParíshaciaelsur.
Cuando la docena de automóviles hubo marchado, quedaron en el lugar doshombresyseismujeresjuntoalfurgón:
—GuiadalossoldaditosaParís—lespidióBlesa—.Vanaverasusnovias.Os despedisteis de la tripulación del «Kanguro» que regresaba al frente de
Lorena. El soldado argelino situó el jeep detrás del furgón y los dos vehículosemprendieronelcaminohacialacapitaldeFrancia.
Tú ibas en la parte trasera con las mujeres, que además de sonreírte temachacaban a preguntas: «¿Cuándo la conociste?»; «¿es española?»; «¿os vais a
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casar?»…Enmenosde unahora, el conductor del furgón te dejó a las puertas delSaint-
Louis.Tedespedistedetodos,ylasmujeresteatiborraronabesos.MientrasFranyelargelinoteesperabaneneljeep,entrastealhospitalenbuscadeSophie.
—Eneljardín,conlospacientes—teinformóuncelador.Aquello era terruño conocido, por lo que te lanzaste en una veloz carrera. Se
encontrabadeespaldasempujandounasilladeruedas.—Sophie—llamaste.Segiróy,alverte,sedirigiódeprisaatuencuentro.Apenasunmessinverosyya
osechabaisdemenos.Osabrazasteisyosbesasteisantelasmiradasdelospacientesyenfermeras.Unaplausoosrescatódelensimismamiento.Sophiesesonrojó,agachóelrostroydijo:
—Vayamosadentro.—Esperoqueesemuchachoseamásserioquesusamigos.Aquellaspalabrasteobligaronamirarhacialafuentedelavoz:eralaenfermera
gruesaqueacudíaconelgendarmeenbuscadeGitanoyTuruta.Sonreíste.Después llegó París para vosotros y para Fran y Ana. Nunca olvidarás el
encuentroentrelosdos:semirabanyremiraban,seacariciabanlacarayloscabellosysebesabanunayotravez.Asíhastaqueseperdieronporlascallesdelaciudad.
LaTorreEiffel, laBasílicadelSacreCoeur,LosInválidos,elPanteón,elbarriode Montmartre, el Barrio Latino, el Louvre… El París que no habías llegado aconocer se presentaba ante ti. La metrópoli, inviolada en su interior, habíaabandonadosugesto tenso,hoscoydespectivoporqueyano seencontrababajo labotanaziyhabíaabiertosusbarrerasinteriorespararevelarosquenuncaseconsideróvencidapesealaocupación.
Luegovisitastelaszonasdelaciudadqueyaconocías: losmuellesdelSena,elHôtel de Ville, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos y Notre Dame. El grisverdoso de laWehrmacht y el negro de los chleuhs habían sido reemplazados porricos colores. Incluso habían regresado las gaviotas al Pont de la Tournelle: lospuentesqueseparabandosmundos,dosplanetas,sehabíandisuelto.
Pintoresymúsicosambulantesplagabansusavenidasyjardines.Losvagabundosparecían dejar atrás su carne borracha de vino adulterado, hambre, cansancio oaburrimiento.Eliryvenirdelagentesugeríaquelaguerrahabíaterminadoyelcieloera más claro que en las trincheras de Lorena. La ciudad ya no era una charcainmundacargadademaleficios, fango,colores turbiospara transformarseenmujer,consusdeseos,aversiones,impulsosydecoro.YtúrecorríaslaurbeconlacaradeSophiepegadaatuhombro.
Lashorasenquelaschicastrabajaban,Franytúacompañabaisavuestramadre.Era la mujer más feliz del mundo viéndoos a los dos y teniéndoos a su lado.
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Intentabais que la sombra de Lucía y vuestro padre no se presentasen, ya que tumadrenopodíacontenerlossollozos.Peroundía,lapresenciadelsoldadoargelinoosrecordóqueelpermisosehabíaterminadoyelfrenteosesperabadenuevo.
En ese instante quisiste que Sophie tuviera un recuerdo eterno de esos díasinolvidablesenvuestrasvidas.Poreso,elúltimoatardecer,quesenegabaamoriryelvientoportababalbuceosdehojarascaenelBarrioLatino,entrasteconellaenunadesustiendasyleregalasteelvestidomásbello.Eraverde,deseda.LaenvidiadeunParís incapaz de pagarse ni un pañuelo de esa fibra, pues toda se empleaba en losparacaídas,ymenosdecolorverde,eltintedelostrajesdelaguerra.Ycerrasteiseldía abrazados en los peldaños de Montmartre contemplando el París que nuncaduermeaunqueelsolsetornaserojizoenelhorizonte.
Hoy, transcurridos muchos años desde que terminó la II Guerra Mundial, lacinematografía y la novelística se han saturado de historias de amor y de desamorentresoldadosyenfermeras.Poresarazón,talvezvuestroenamoramiento,queridosNicoySophie,puedaparecertópico,peroesonodemostrarámásquesuignoranciarespectodeaquellaépoca.Elvuestrofueunmomentohistóricoconvulso,enelquelos mejores muchachos se encontraban en el frente, ya fuese enrolados en lasunidadesmilitares regularesoen laResistencia,ynuestraschicas sobresalientes seuníanalasspearettes,alasrochambelles,alasmarinettesoencualquiercompañíade enfermeras voluntarias con destino en hospitales de campaña diseminados a lolargo de las trincheras. Las salas grises llenas de combatientes heridos se parecíanpoco a nuestras redes sociales; sin embargo, algún punto de contacto hay entreaquellossitiosqueolíanayodoylosactualesespaciosdeocio.Hastalosgeneralesencontraronrefugioenloslabiosdeaquellasmuchachas,peseaquelahistoriaoficiallohayasilenciado.Sihaydudas,quemigeneraciónylasveniderasselopregunteaEisenhoweryalaspearetteKaySummershayoalmariscalKoenigyalaadjudant-chefSusanTravers.Enfin,sialgohadesobrevivirdeaquellaetapasangrienta,queseanlashistoriasdepasiónentresoldadosyenfermeras.
Aunque todo fuese así, nunca imaginasteis que lo que en esos momentos osrodeabaibaadarungirosangriento.
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COMANDOFANTASMA
REGRESASTEISAVUESTRODESTINOa lo largodelextensofrentecercade la fronteraconAlemania.Sólo restabapor liberarpartedeLorenayAlsacia, conEstrasburgoincluido.Anortedevosotros,enellindeconBélgica,seencontrabanlosinglesesynorteamericanos,ydesplegadoshastaSuiza,lasfuerzasdelIEjércitoFrancésconla3.ªyla28.ªdivisionesdeinfanteríanorteamericanas.
Como los alemanes tenían posiciones mejor pertrechadas que las vuestras, noatacabais. Os limitabais a incursiones de patrullas de observación en los puebloslimítrofes y a fortificar búnkeres y trincheras. La línea que marcaba el campo debatalla se había transformado en una goma: a veces se estiraba a favor de laWehrmachtyotras,delladofrancés,peronoserompíaporningunadelaspartes.
Seguíalloviendocomosielcielohubiesedecididocastigarosconotrodiluvio.ElavancedelosShermanyHalf-Tracksobreaquelbarrizalsevolvíamuydificultoso;los ataques sólo eran posibles después de largas marchas a pie. Los cielosencapotados impedían el vuelo de los cazas. En aquellas circunstancias, el fuegoartilleroeraloúnicoqueseoíaysesufría.
—Presagio un invierno crudo—murmuraba el capitánDronne embutido en suponcho.
Aquellainmovilidadcrispabaaladjudant-chefCamposqueparecíaapuradoporterminarlaguerraydirigirseaEspaña.Deesaopiniónparticipabastambiéntú;poreso, cada vez que solicitaba voluntarios para penetrar en territorio alemán, teapuntabasdeinmediato.
Los integrantesdeesosequiposdeasaltosolíanvariar,peroCampos,Fábregas,Juanito,Bullosa,Gitanoytúeraispermanentes.Solíaissaliralatardecer,yaqueaesahorateníaislaescasaluzsolaralaespalda,convertidaenvuestroaliado.Entrabaisenalgunaaldeacercanay revisabaiscasaporcasa,cuadraporcuadra.Defendiendo la
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posición, siempre había algún pelotón de la Wehrmacht, al que asaltabaisaprovechando la sorpresa.No hacíais prisioneros. Los trueques habían tocado a sufin.
Enotrasocasiones,osacercabaishastalastrincherasalemanasyobservabaisalossoldadosencender las fogatasparacalentarse.Cuandoseacomodabanalrededordeellas,ylaluzlosiluminabaatodos,losametrallabais.Enaquellasnochescerradas,encenderuncigarrosignificabapara losnazisunamuertesegura.Desdecientosdemetros,unabaladetuMosin-Nagantsurcabaelcampodirectaalallamadelcigarro.Ymásdeunanoche,bajoelaguacero,esperasteisenposicionescamufladashastaelamanecerparasorprenderelpasodealgunacompañíamotorizadadelaWehrmacht.Eraisuncomandofantasma.
Tehabíastransformadoylonotabas.Talvezelcambiosedebíaaqueelmundocircundante había dado un vuelco y te influía. Francia se encontraba casi liberada;Estrasburgo,acienkilómetros,yenéltuObersturmführer,losnazishabíanperdidosubaraka,estaban«atorados»,enpalabrasdeLaritaII;elMaquishabíacomenzadola invasión de España y detrás iríais vosotros; y había aparecido Sophie: por ellahabía que terminar cuanto antes esa demencial guerra. Por eso vivías, dormías,comías,cagabasysoñabascomoCampos:pegadoalSten,conseisgranadasenloscorreajes, el puñal afilado, los tendones listos, lamirada directa, el oído presto, elrostrotiznadoyelcaminardelosespíritusquesedesplazanensilencioenmediodelastinieblas.
La última incursión de vuestro comando, antes del trágico final, fue enMénarmont.La lunaaúniluminaba lasextensaspraderasyhabíaqueaprovecharla;despuésseimpondríalaesperadesemanas.Entrasteisdenoche,nadieensuscalles.UnPanzerTigreI,vacíoysinprotección,seencontrabaenmediodelpueblo.
—Precaución.Nosesperan—alertóCampos.Podíais emprender la retirada, pero a lomejor la emboscada la encontrabais al
dejaratráselpueblo.Además,Camposnoeradelosabandonabasindejarunaesteladefuegoycadáveresasupaso.Gitanoavanzóensolitariohaciaelcarrodecombate,elrestolecubristeis.LabazucaescupiófuegoylospernosdelacadenaderechadelPanzerpasaronamejorvida.Derepente,delasventanasdetrescasonas,lasbalasossaludaron.Elfogonazodelasbocachasdelosfusilesdelatósusposiciones.EnfocasteelMosinhaciaellas.
Pulmonesvacíos.Tuslatidos.Toc,disparaste.Toc,otrodisparo.Toc,último.Todoelcomandoestabasegurodequehabíasacertadoenlastresocasionesyos
lanzasteissobrelascasas:Juanitoasaltóconunaescuadralamáscercana;Campos,conlasuya,irrumpióenotra;ytú,conlosdeFábregas,acometisteissobrelatercera.Lasgranadasosprecedieron;después, la lluviadeproyectiles ensordeció lanoche.
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Veintidósmuertosparióelalba.—DeberíamoscrearunCuerpoFrancoyponerloasusórdenes—ledijoDronnea
CamposalregresardeMénarmont.—Lerepitoqueno—escupióeladjudant-chefsindetenersupaso—.Nosoyun
militar,soyunmiliciano.Yencuantotermineestaputaguerrameperderéenalgúntugurioconmitrompeta.
Lociertoeraquesuspalabrasnoconteníantodalaverdad.Camposnoqueríaunaunidad regular a sus órdenes, prefería reclutar voluntarios todas las noches. ElComandoFantasmayaeraelCuerpoFranco.
Alanochesiguiente,elcomandonosalióenbuscadecarneysangredelarazasuperior.La luna erauna escuálida«C»en el cieloyno favorecíavuestros asaltosnocturnos.Aunqueelfríoyelvientoquelodiseminabapordoquiernoaminoraban,la lluvia cesó, y la aprovechasteis para reuniros enun corro alrededor de la fogataenvueltos en los acordes de la guitarra de Fábregas. Además, por alguna razóndesconocida,loscielossepresentarondespejadosdenubes.
—Mañanahiela—aventuróelsargentoCariño,aquelgallegoqueparecíaleerlasmareasyelclimaenlasestrellas,ysoñabaconsuscostasllenasdepercebes.
—AquellaeslaOsaMayor—informóFábregasalgrupo—.AqueleselCarrodeHércules.Allí…
Hasta los cielos carecían de secretos para vuestro trovador de las batallas. Yembobadosescuchabaissusexplicaciones:
—Los científicos, para calcular la distancia entre las estrellas, han tenido queelaborarunaunidadmétricaparadeterminarsusenormesdistancias:lollaman«añoluz».Esalgoasícomo…
Hasta el capitán Dronne se sumó a la clase de astronomía fumando de sucachimba.Unavozanónimapreguntó:
—SiyosoyPiscis,¿quéquieredecir?—No confundamos astronomía con astrología, señores —manifestó severo
Fábregas—.Una cosa es la realidad y otra su lectura. Quien lee el destino de loshombresenlosastrosescomoelqueloleeenlospososdelcafé,enlosnaipesoenlascagadasdelasgaviotas…
Aaquellaclasemagistral le siguieron lascanciones, sin sospecharque la ruletamacabradelaguerraserepetiríaparavosotrosaldíasiguiente:primero,loscánticos;después,elsilencio;porúltimo,lamuerte.
EL 14DEOCTUBREDE 1944 se presentó con vuelos repentinos de pájaros sobre loscaseríosycuadras.Hastaenlascopasdelosárbolesparecíaninquietos.Novolabanen formación,más bien parecía que algo alteraba su descanso y los alborotaba.El
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capitánDronne,conlapipaenlamano,observabacongestopreocupadolasidasyvenidasdelasaves.
—Nomegustanada—mascullaba.DesplegóunplanodelazonasobrelamesadelatiendademandodeLaNueve.
SuíndicedibujólíneasimaginariasdesdelospobladosdeMénarmontyXafférvillers.FruncióelceñoyllamóaCampos.
—Lospájarosrevoloteanenexcesosobreestazona—ledijo,mientrassudedolaseñalabasobreelpapel—.Envíeunpelotóndereconocimientoytengapreparadaatodalasección.Medaenlanarizquetenemosunavanguardianazipisándonoslostalones.
El adjudant-chef se dirigió a la base de la 3.ª sección. Al comprobar que latripulacióndel«Santander»habíaissidolosmásmadrugadoresyyateníaisrepletodecombustibleelHalf-Track,ordenóalsargentojefe:
—Fábregas, adelántate en dirección Xafférvillers. Creemos que los alemanesrealizanunamaniobradepenetraciónennuestraslíneas.
—¿Yvosotros?—Salimosdeinmediatoenvuestroapoyo,encuantollenemoslosdepósitos.Ajustasteis las granadas a las trinchas, introdujisteis el cargador en el Sten y
ascendisteisalblindado.Quince,esefueelnúmerodesoldadosqueintegróelpelotónqueselanzabaalmandodeFábregasenaquellaoperacióndereconocimientohaciaelpoblado.
Lamañanasehabíapresentadofríaaunquelucieseelsol.Elvientodabavergajosenvuestrorostromientraslascadenasdelsemiorugaavanzabansobrelospastizalesysenderosembarrados.Nosedistinguíanmovimientosdetropasnienlontananza.
—Nada—exclamóFábregasdesdelatorretadelHalf-Track,altiempoquebajabalosprismáticos.Despuésañadió—:Elcapitánsehadespertadomuysusceptible.
LasprimerashuertasycuadrasdeXafférvillerssepresentaronantevosotros.Dosvacaspastabanindiferentesalasbatallas.
—Creoqueallíhaycampesinos—dijoelsargentojefe,indicandolarutaaGitano—.Vamosapreguntarlessihanvistoalgoextraño.
Seguíaistensossobreelvehículo,conlamiradacubriendolostrescientossesentagrados.A lo lejos, a vuestro rebufo, se distinguía el avance de los otros tresHalf-Trackdelasecciónqueseacercabanavuestroencuentro.
Aunoscienmetros,entredosmajadas,unadocenadelabriegosremovíanlatierraconazadas.Seencontrabandeespaldasavosotrosydabalaimpresióndequenosehabíanpercatadodevuestrapresencia.
—Misargento—llamóGitano,señalandoelpastizalencharcadoyllenodesurcosquenosseparabadeaquelloshombres—,nopuedometerelvehículoporahí.
—Losé.Déjeloaquíyespérennos—dijo,ydirigiósumiradaalsoldadoVázquez
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paraordenarle—:Acompáñeme.Ambos saltaron del «Santander» y se dirigieron al encuentro con aquellos
lugareños.Avanzaronconelfusilenbandoleraporlossurcosqueteníanmenosagua.—¡Eh,ustedes!—gritóFábregas,sinqueningunodelosdocesevoltease.—Es extraño —exclamó Gitano a tu lado—, le hemos oído hasta nosotros y
tenemoselvientoencontra.Laspalabrasdetucompañeroprovocaronquesaltasentusalarmas.—Dirigidlasametralladorashaciaellos—ordenaste.ApenasquedabancincuentametrosparaqueVázquezyFábregasalcanzasenalos
campesinos, cuando de pronto estos se voltearon exhibiendo subfusiles y abrieronfuego. La realidad se desveló: eran un comando de Waffen-SS disfrazado delabriegos.
Los cuerpos de vuestros compañeros se retorcieron ante la andanada de balas.Fábregassederrumbó.
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ENTERRADMECONMIGUITARRA
TUDEDOSEPEGÓALGATILLO.Laametralladorade12.7del«Santander»barriótodalazonaescupiendoproyectilesconlamismacadenciaconquevosotrosmaldecíais.Gitano hizo lo mismo con la del 7.6. Llovieron más balas que gotas habíandescargado los aguaceros caídos. Los alemanes, en retirada, eran acribillados. Losveías retorcerse y no sentías nada, ni rabia. Los sentimientos se habían alejado devosotros, erais máquinas de matar. Ráfagas a sus piernas, más a sus cabezas. Derepente,unPanzerMKIVsaliódetrásdeunadelasgranjas.GitanosaltódelHalf-Track con el lanzagranadas M-9 y corrió por la hierba buscando una posiciónparapetadadesdelaquedinamitarlelosgoznesdelascadenas.CamposyJuanitoseacercaban en vuestra ayuda a toda la velocidad que permitían sus semiorugas.UnShermanabriófuegocontraelfrontaldelcarroalemán,quenise inmutó.Elcañóndel 88 del Panzer respondió y el carro de combate aliado voló por los aires.Enfocasteisel«MariLuz»haciaelblindadoalemán.Sóloconseguisteisqueardiese,sinimpedirsuavance.
Cuando Campos llegó a vuestra altura y distinguió el cuerpo tendido yensangrentadodeFábregas,enloqueció:
—¡No…!—gritó,yembistiódefrentealPanzerconel«Túnez43».Lastablassobrelapozasépticadelascuadraslimítrofescedieron,impidiendoel
avance del Half-Track, que comenzó a hundirse en aquella ciénaga de mierda. Eladjudant-chef,seguidodesussoldados,saltódelblindadoalquetragabanlentamenteaquellasarenasmovedizasdeestiércolyorinesacumuladosduranteaños.
UnimpactodelabazucadeGitanoinutilizólacadenaizquierdadelPanzerquecomenzóagirarsobresímismosincontrol.Laescotillaseabrió,ylosalemanes,conlosbrazosenalto,salieron.UnaráfagadelStendeCamposacabóconellos.
—¡Hoynohayprisioneros!—gritó.
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Corristeis hacia Fábregas y Vázquez. Este se encontraba inmóvil, con lospárpadosabiertos,queGitanocerró.Elpechodelsargentojefechorreabasangreyunhilorojomanabaporlacomisuradesuslabios,perosemovía.
—Misargento,sepodrábien—balbuceaste.UngolpedetosyFábregasescupióunborbotóndesangre.Comenzóatemblar.
Campos,quitándoseelcasco,searrodillóanteél.—Resiste,compañero—susurró,alzándolelacabezayarrimándolaasupecho.—Bête…—mascullóFábregas.—Dígame—dijiste,arrimándoteasurostro.—Prométemequeel«Santander»…seráelprimero…enentraren…España.—
Tosiódenuevo.—Seloprometo…Ahoradescanse.Sesucedióotrotemblequeo,yFábregasmasculló:—Campos…—Dime.—Enterradme…conmiguitarra.La cabeza le cayó hacia atrás y los dedos se abrieron lentamente hasta quedar
inmóviles.CampospasósumanoporlospárpadosdeFábregasyletapólosojos.Vuestrotrovadordelasbatallashabíamuerto.El cielo abrió sus entrañasy la tormenta anunció su ingreso en laHistoria.Un
rayo cayó cerca de la majada y el sonido del trueno retumbó hasta la fronteraalemana.
Bajoladensalluvia,lossoldadosdela3.ªsecciónrodearonelcuerpodelsargentojefe. No había lágrimas, habíais perdido la capacidad de llorar. Vuestro jefe, eladjudant-chefderodillasconlacabezadeFábregaspegadaasupecho,permanecíaensilencio,conteniendoeldolorconlosojosenrojecidos.
Derepente,contraviniendolaordendenorecogeralosmuertos,Camposcargóelcadáver de Fábregas. El brazo izquierdo de vuestro poeta pendía balanceándose acada paso; el derecho reposaba sobre el pecho y la cabeza, inclinada con la bocaabierta,estabaempapadadesangre.Eladjudant-chefencaminóhaciael«Santander»a través de unbarrizal quenodetuvo sus poderosos pasos.Las gotas de lluvia losgolpeabanconviolenciay,unidasalagitadoalientodeCampos,losenvolvíanenunhalo trágico. Llegó hasta el Half-Track, depositó el cuerpo con cuidado sobre elfrontalyteordenó:
—Lleveasusargentojefehastalabase.Dossoldadosdela3.ª,siguiendoelejemplodeladjudant-chef,cargaronelcuerpo
deVázquezsobreelmorrodel«AlmiranteBuiza».—¿Quéhacemos?—preguntóJuanito.—Id hasta el campamento y enterradlos —respondió Campos, mientras daba
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mediavueltahaciael«Túnez43»sepultadoenelestiércol.—¿Ytú?LapreguntadeReiternoobtuvorespuesta.EmprendisteisensilenciolarutahacialasafuerasdeXafférvillersbajoelfuerte
chaparrónyunaopresiónenvuestroscorazones.El«Santander»yel«AlmiranteBuiza»entraronlosprimerosenlasposicionesde
La Nueve con los cadáveres sobre su chapa, seguidos del «Brunete» y el«Guadalajara».Elrestodesoldadosdelacompañíacomenzaronarodearos.
—¿DóndeestáCampos?—preguntóeltenienteGranelldesconcertado.—Vieneahora—dijoJuanito,descendiendodelHalf-Track.Cuando los dos semiorugas que portaban los cuerpos se encontraron bajo una
carpa,descendisteisdeellos.FábregasyVázquezquedaríanallíparavelarlos.Al anochecer, cuando todos los componentes de La Nueve habían pasado por
delantede suscuerpos,comenzasteisacavar las tumbasen silencio.A lasdoceenpuntodelanochelosintrodujisteisdespacioenlossepulcrosdelpequeñocementeriode Saint Maurice sur Montagne, rodeados de decenas de cipreses centenarios.Fábregasibaacompañadodesuguitarra.
Despuésdecubrircontierrasuscadáveres,clavasteislabayonetadelosfusilesenla tierra, la rodeasteis de piedras y colocasteis sus cascos sobre la culata. HabíaislloradoatodosvuestrosmuertosyFábregassiemprehabíaleídounpoemasobresustumbas,casisiempredeMiguelHernándezodeFedericoGarcíaLorca.Perovuestrojuglarhabíamuerto,talvezélnotendríaningúnverso.
EltenienteBambanoopinólomismoyabrióunlibrodelquesólopudisteleer«Méjico,1941»yunnombre,«PedroGarfias»,ycomenzóarecitar:
Queundíavolveremos,másveloces…
Sialguien,afechadehoy,quierelocalizarlatumbadeFábregasenelcementeriode SaintMaurice surMontagne, le recomendaría que no pierdamucho el tiempo.Despuésdelosaños,elpequeñopobladohadesaparecidoyconél losrestosdeloscadáveres.Dijeronqueloshabíantrasladoaunocolindante,peronilospárrocosdannoticias.Alomejor,comoosdijovuestrosargentojefe,enrealidadnohayamuertoyse encuentre en el infierno reagrupándoosdenuevo alrededordeun corrobajo losacordesdelaguitarraparaproseguirlalucha.
Talvezseaasí,perodemomentoregresemosa1944.Alterminarelpoema,lamanodeGranellsecolocóentuhombroytepreguntó:—Hijo,¿quésabesdeCampos?Giraste la cabeza,mirandoa tú alrededor, eladjudant-chef nohabía acudido al
entierroynotehabíaspercatado.—Nada,miteniente.
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—¿Conocesellugarenelquequedó?Asentiste.—Puessubeen«LosCosacos»yvamosabuscarle.El aguacero, los caminos embarrados y la oscuridad por la ausencia de luna
provocabanquevuestroavancefueselento.Tardasteiscasidoshorasenllegaralasinmediaciones del cruce de las aldeas de Ménarmont y Xafférvillers, perodistinguisteisellugarenelqueseencontrabaCamposporlosfocosencendidosdelHalf-Track.
El«Túnez43»seguíaenterradoenelenormepozonegro,peroeladjudant-chef,desdeelinterior,paleabaelexcremento.Casihabíavaciadolaenormehoya.Ybajolatenueluzdelaslucesdelblindado,sedistinguíansuuniformecaladoyadheridoalcuerpo,lalluviarecorriendosurostroyhastasusojoshinchadosyenrojecidos.
Hicisteamagodesaltaradentrodelafosasépticaparaayudarle,peroGranellteloimpidió.
—Dejémoslo—dijoentonces.Antetuexpresióndedesconcierto,eltenienteañadió:—Necesitaestarasolas,limpiandoelmundodemierda.
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FATIGADECOMBATE
DESDEQUEFÁBREGASosabandonara,todohabíacambiado.Delatríada—cánticos,silencioybatalla—sóloquedólasangreciega.Campossesentíaresponsabledesumuerteporhaberosenviadoenpuntadelanza,ydesdeesedíanoconsintióquenadiele acompañase en sus salidas nocturnas de penetración a las posiciones nazis. Almando del «Santander» destinaron al sargento Lafuente, trasladado de la 10.ªcompañía. Hasta Reiter, Juanito, enfermó de unas fiebres que los médicos nosupierondiagnosticar.Lafatigadecombatehacíamellaenvuestrasfilas.Nisiquierael toque de diana españolizado de Turuta, oído de nuevo unamañana, os elevó lamoral.
—¿Sepuedesaberdóndecojonesestuvousted todoeste tiempo?—preguntóelcapitánDronneaTuruta.
—Verá,micapitán,nadamássalirdeParísfuihechoprisioneroporlosalemanesquemeencerraronenuncampopróximoaEstrasburgo.ConseguíescaparymeheunidodenuevoalaIIDivisión.
Dronne se atusó la barba. Clavó la mirada en el pequeño corneta, por cuyaexpresión satisfecha se habría dicho que pretendía para sí la Cruz de Guerra conEstrelladePlata.Sinmáscomentarios,Dronnelegritó:
—Lárguesedemivista.Turutasedirigióhacia lasposicionesde la3.ª sección,donde leesperabaiscon
ansiedadparaqueosinformaradeloocurridoenelValledeArán.—Aquello va a ser un puñetero desastre—narró en cuanto se vio rodeado por
vosotros, que atendíais en silencio, algunos con la boca abierta—. Al principioéramosmásdequincemilvoluntariosparaliberarunpequeñoterritorioenelqueseasentaseelgobiernoenelexilio.AalgúntipolistoseleocurrióquelosqueentrasendebíansersóloespañolesparaqueFrancono lopudieravendercomouna invasión
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extranjera—dijo, y meneó la cabeza—. Todo a la mierda: quedamos reducidos aochomil…
—Abrevia—exigióCampos.—Después, losanarquistasdijeronqueno ibancon loscomunistasnia recoger
pesetas.Hala,yasóloéramosseismil.Luegolossocialistastambiénseenfadaronynosdejaron.Allíquedamoscuatromilidiotas.
—¿Quépasó?—preguntóencolerizadoeladjudant-chef.—Esto…—Campos—expusocalmoeltenienteGranell—,dejaquelocuenteasumanera
onolosabremosjamás.Eladjudant-chef diomedia vuelta y se alejó. Sabíais lo que le ocurría: aportar
armas a aquellos voluntarios en los Pirineos había supuesto muchos heridos ymuertos, y no soportaba escuchar cómodesavenencias políticas habían truncado laoperación.
—… Disponíamos de subfusiles Sten, ametralladoras Bren, morteros del 81,aunque carecíamos de carros y aviones. Todo estaba preparado para la invasión,cuando nos llegó la noticia de que De Gaulle había reconocido al régimen deFranco…
Tras aquellas palabras, un rumor desconcertado recorrió vuestras filas antes dequeTurutacontinuara:
—PoresohaordenadodesarmaralMaquis.Aunqueeloperativodeinvasiónnosehaanuladoyestáprevistoparaeldíadiecinueve…
Tútambiéntealejastedelgrupo,peroantesleoísteagregar:—…Amímelocalizaronlosgendarmesytuvequehuir…«Pocos,malarmadosypeordirigidos»,pensabasseguramentecuandoDronnete
llamó:—Ardura,acérquese.—Ytetendiódosgalonesblancosquebrados—.Desdeeste
momentohasidoascendidoasargento.Lafuenteregresaráasucompañíadeorigenaprimerosdemesyustedcomandaráel«Santander».
Nisiquieratealegrasteniagradecisteelascenso.TelimitasteaalejartedetodosyasentarteenelasientodelpilotodelHalf-Track.AúnveíaslaimagendeFábregasatuladoenArgelia,enelTchad,enlosarenalesdelFezzan,enKoufra,enelasaltoaTúnez, desembarcando en Normandía, quemando el asfalto hacia París… Siemprealegre, cantando, recitandoy soñando con la guitarra o elStenhumeante entre susmanos.Cerraste losojos, levistedenuevocontigocaminadoen lasnochesgélidasdeldesiertooaposentadosobreel«Santander»,enelHôteldeVille,desafiandoconelAyCarmelaalasgárgolasdeNotreDame.
Todo sehabía terminado.Fábregasyano eramásqueotra tumbaque jalonabavuestrocaminohacialainmortalidad.Regresasteatierrafirmeytepercatastedeque
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la inactividad te estabamatando. La puntilla había sido lo evidente:DeGaulle oshabíatraicionado.SóloosquedabalaesperanzaenelgeneralLeclercyeneltenientecoronel Puzt. Necesitabas desterrar el veneno que te carcomía. Y sólo existía unamanera:matandonazis.
—Ardura,estándandopermisos—informóGitano.Nosalistedelvehículo.Sabíasquea tino tecorresponderíaninguno,yaque lo
habíasdisfrutadoelmesanteriorenParís.—Medespidohastaelveintinueve—oístedeciraalguien,ytumentelotradujoa
términostácticos:«EldíatreintanoslanzanalaconquistadelrestodeLorena».Tealejastedelamarabuntaquecargabalospetatesderopacivilyvociferaba.Tiznasteelrostroconbarro,ajustasteelbarboquejodelcascoyteinternasteenel
bosquecontusamigos:elStenconsietecargadores,lasgranadasyelpuñal.
ELDÍA30DEOCTUBREamanecióconelconsabidoaguaceroy laordendesalidaenformacióndecombatehaciaBaccarat.Tussuposicionesseconfirmaron:sereiniciabalabatalladeLorena.LaconquistadeestaplazasignificabaquelarutaaEstrasburgoquedaríaexpedita.SerealizaríaalestiloLeclerc:porunlugarinverosímil.
Baccarat había sidominado y ofrecía cientos de búnkeres y blocaos contra loscarrosdecombate.Elúnico terrenodesprovistodeesasfortificacioneseraeldensobosquedeMondon, sóloaccesibleparacomandosde infantería,pero infranqueablepara divisiones blindadas. Pero como nada es imposible, Leclerc evitó lo fácil porprevisibleyoslanzóentreárboles,matojosysenderossóloaptosparaalimañas.Elobjetivo:sorprenderydesbordaralaWehrmacht.
ElcieloencapotadoosdabalaseguridaddequelaLuftwaffenocomparecería.Apie, soldados en vanguardia guiaban a los Half-Track y Sherman por sendas quecaracoleabanentreelarboladoyqueenelpasadosólotransitabanovejasylobos.LaNueve,desplegadaenhilera,seguíasiendolapuntadelanzadelaIIDivisión.
Entrasteis enBaccarat por la retaguardia nazi, desplegados en tres secciones almando deGranell, Campos y Lafuente.Hasta que acudiesen en vuestro apoyo losblindadosdesdeelbosque,ellenguajedelasbazucassobrelosPanzerTigerIyIIfueloúnicoqueseoyó.Calle trascalle, esquina trasesquina,vivienda trasviviendayventana tras ventana, se desarrolló la ocupación del poblado.No os deteníais antevuestrosmuertosyheridos,sóloatendíaisalenavant!
Desdeunbalcón,elsargentoCamonsdisparósubazucasobreelPanzerdelfinalde la calle. Falló. Oteó de reojo el linde del bosque: su «Guernica» aún no habíaaparecido.Disparódenuevo.Nada.Otravez.Trestiroserrados.Elsoldadocargadorintrodujo el cuarto proyectil en el lanzagranadas. El sargento apretó de nuevo elgatillo. Nuevo fracaso. Quinta carga. Abrió fuego y al Panzer lo envolvieron las
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llamas.Findelobstáculo.LasbotasdelossoldadosdeLaNueveavanzaronentropelocupandolosadoquines.
Si conquistabais Baccarat con aquel golpe de mano, al disponer del apoyo deblindados, Hablanville, Pettonville, Vaqueville y Xermamont serían un juego deniños.EsoeraloquebailabaenvuestrascabezasmientrasabríaisbrechaalritmodelfuegodelosSten,delasgranadasydelasbazucas.
UnHalf-Track alemán bordeó una esquina y os encontró de frente al sargentoGualda y a ti. Sus cuatro ocupantes se lanzaron sobre las ametralladoras. GualdavacióelcargadordelSten.Túles lanzasteunagranada.Cuatrobajasalemanasyelblindadoeravuestro.
La sección del teniente Granell había entrado por el norte. Dos Panzer losrecibieron. El fuego desde el cañón del 57 del «Ebro» sólo los envolvió en unacortinadellamasyhumosinimpedirelgirodesustorretasenbuscadelobjetivo.ElsargentoCariño, rodilla en tierra, desplegó los dosmetros y cinco centímetros dellanzagranadasM-1,yapuntó.Elrebufoylosdisparosdelabazucaseenfrentaronaunobúsdel88.Elsargentoquedótendidoconmetrallaenlaspiernas.Yanopodríaenseñartesusañoradascostasgallegasplagadasdepercebes.
VuestrosHalf-Track se aproximaban al pueblo y encontraron la calle principalbloqueadaporlosescombros.
—Límpienla—ordenóDronnealosprisioneros.UnaveintenadesoldadosdelaWehrmachtselanzósobrelasdispersasvigasde
madera,trozosdeparedesyenrejados.Lasapartaronhastaqueunpasillodenomásde cinco metros se convirtió en una avenida para los semiorugas. Te dirigiste al«Santander»einformasteaTuruta:
—Detrásdelaiglesiaestánlosnuestros.ElHalf-Tracksaliódelafilayseabalanzóhaciaeleste.Ordenasteaunsoldado
que fuese cargando el «Mari Luz».Habíais llegado al templo y el bramido de lasbazucasycañonesdel88,queseoíanenlapartedeatrás,oshicieronpresagiarquela3.ªsecciónsehallabaenmediodeunabrutalbatalla.
Gitano, detrás de unas rocas, intentaba desplegar el metro y medio dellanzagranadas M-9. Se atascó. Era uno de las bazucas recién entregados, debíaencontrasedefectuoso,sospechaste.UnPanzerM-IVgirabasutorretaendirecciónaGitano. Ordenaste detener el «Santander» y que vuestro cañón del 57 dirigiera labocadefuegoallateraldelcarrodecombatealemán.DerepenteCampossaliódesdela nada y corrió hacia Gitano. Tras arrancarle el M-9, lo desplegó de un fuertemanotazo.Apuntóalcarroalemán.Losdisparosdelostres—bazuca,«MariLuz»ycañón del 88 del Panzer— sonaron al unísono. Los costados del carro alemánardieron y el humo salió hasta de la torreta: en el interior se estaban asando.Alrededordelparapetodistinguisteiselcráterabiertoporeldisparodel88.Nadase
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movióyordenasteaTurutadirigirel«Santander»haciaallí.El cuerpodeCamposcubría aGitano,quepugnabapor apartarlo.Eladjudant-
chefinmóvilysangrando,habíasalvadolavidadetuamigo,peroaquellosignificabaotravíctimaenvuestrasfilas.
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LORENA,LIBERADA
SE NECESITABA ALGO MÁS que la metralla de un obús del 88 para terminar conCampos.Decenasdeesquirlasmarcaron larutaensuespalda,comolatigazos,yseconvirtieronenlacondecoraciónporhabersalvadolavidadeGitano.Loevacuaroninconsciente,peronotemíaisporsuvida.
SinCampos, comprobasteis que algo ocurría en las filas de LaNueve. Teníaisjefes,perocarecíaisdelíderes.MuertoFábregas,enfermoJuanito,heridosCampos,Cariño y Larita II, sólo quedaba el teniente Granell para mantener el espírituoriginariodelaunidad,peroseleveíaagotado,enfermo,desbordado.
En cuanto cayó Baccarat en poder de la II División, le siguieron Hablanville,PettonvilleyVacqueville,encuyopequeñocementerioinhumasteiselcuerpodelosdossoldadosquecayeronalladodelsargentoCariño.Este,oshabíaninformado,serecuperaba bien de sus heridas. Sin embargo, las calles de la urbe quedaronsembradasdegrisverdoso:erancincuentaloscadáveresdelaWehrmacht.
El1denoviembreavanzasteishaciaXermamont,apoyadospordiezShermandel501.ºypiezasdeartilleríapesada.Alasafuerasyadistinguisteislostejadosderruidosporelbombardeodeloscazasbritánicosqueosabríanelcamino.Nadamásllegarallinde, un Panzer Mark IV, respaldado por una sección de infantería, os dio labienvenida.Denuevoelpieentierrayeldesplieguedelasbazucas.Corristeishacialosedificiosydesdelasventanaslanzasteislosproyectilescontraelcarrodecombateycontratodoloquepresentasemovimiento.MásPanzersurgieronparadefenderlasarteriasprincipales.LaRAFcomparecióyosdiounrespirodestruyendounodeloscarrosydospiezasdeartillería.Despuésregresaronloscombatescuerpoacuerpo.Eldiluviodesangre.
Casialanochecer,labatallapodíaconsiderarseganada.LosesqueletoshumeantesdelosblindadosdelaWehrmachtlocertificaban,sumadosalasbanderasblancasque
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asomabanporlasventanasyalossoldadosqueserendían,desfilandoenformaciónconlosbrazosenaltoylasmanosenlanuca.
ElpropioLeclerc,golpeandoelpavimentoconsubastón,paseóporelcentrodelpobladoconelgruesodelRegimientodeMarchadelTchad.Vosotrososdirigisteisalas afueras: era preciso reducir los últimos focos de resistencia antes de que sefortaleciesen.ElrestodelaDivisiónestableciólaslíneasdedefensaparaasegurarlaplazatomadayevitarunenvitealemán.Losúltimosfocosderesistencianazihabíansido reducidos, la bandera de Francia sustituyó a las esvásticas. Lorena había sidoliberada.
Aldíasiguiente, fuerzasnorteamericanasos relevaronyproseguisteiselavancehacia Azerailles. Las fachadas y tejados de las viviendas del millar de vecinospresentaban el mismo aspecto que el de las otras poblaciones. Hasta los extensospastizales que lo rodeaban exhibían calvas negras y humeantes. La aviaciónnorteamericana e inglesa os había ahorrado el trabajo de asaltar el pueblo: laWehrmachtsehabíaretiradodesvalijandoloshogares.Osasentasteisenlascasasqueteníanunacamademásyhastaenlospajares.TeníaisquedescansarparaprepararelasaltoaEstrasburgo.
DistinguíaiselblancodelascumbresdelosVoscostocandouncieloencapotado.Lanievesustituyóalaguacero.Comenzóelfríoextremoquenoosabandonóentodalacampaña.Laropaerainsuficientey,cadadía,eltermómetrodescendíaungrado.Loscatarrosylafiebreseconvirtieronenotroenemigoquehabíaquebatir.
El 10 de noviembre, Dronne traspasó el mando de La Nueve, ya que iba adisfrutardesuprimerpermisodesde1939.LorelevóunagotadoygriposoGranell,que cinco días antes había cumplido cuarenta y seis años sin familiares vivos yrodeadodeunadestrucciónquedesde1936parecíanotenerfin.
Los días siguientes fueron de descanso para unos congelados soldados y untenienteenfermo,quetiritabaporlasnochesyamanecíaempapadoporlafiebre.Aúnasí,cumpliendolasórdenesdeltenientecoronelLaHoire,el16denoviembrelanzóydirigiólacompañíasobreBandonviller.
Panzerenllamas,piezasdeartilleríadiezmadas,cadáverescubriendolascallesdelavilla,boquetesnegruzcosen laspraderas,orificiosdemetralla en las fachadasydecenasdealemanesprisioneros.Esefueelbalancedelavictoria,peroenvuestrasfilasdebisteisdespediraseiscompañerosyhastaLaHoirefalleció.
—Hijo —te dijo Granell, temblando y sudando—, quedas al mando del«Santander».ElsargentojefeLafuentehamuerto.
Derepentesedesplomó.—¡Sanitario!—gritaste,altiempoquetearrodillabasasulado.Loevacuarondeinmediato.Habíaisganadolabatalla,peroél,confiebreyocho
añosenguerra,habíatraspasadoellímitefísicodelostitanesyyanoosacompañaría
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enelasaltoyocupacióndeMarmoutier.—ElcapitánCastellaneseharácargodelacompañíahastaelregresodeDronne
—osanuncióeltenientecoronelPuzt.Acontinuación,llególaordenaliadayseextendiócomountorrentedesbordado
en vuestras trincheras: «Esperen a que las 44.ª y 79.ª divisiones norteamericanasabranbrechaenelsur,yavancenatodavelocidadhaciaEstrasburgo».
Enaquelmomento,hicisteunaltoenaquellaguerraparaefectuarunbalance:losHalf-Track «DonQuijote», «Guernica», «Resistencia» y «Teruel» exhibían el «II»detrás del nombre; el «Guadalajara», el «III». Los mejores habían muerto o seencontraban heridos. La compañía iba poco a poco perdiendo el sello hispano yjóvenes e inexpertos soldados franceses sustituían a muertos y heridos. Habíacomenzadovuestrodeclive;apenasseospodíaconsiderarelcomandoparamisionesde grado cero. Se habían terminado los cánticos guerreros, reemplazados por elsilencio, el frío y los copos de nieve, tan incesantes como tu obsesión con Törni.«Sólo restan sesenta kilómetros hasta Natzweiler-Struthof», te repetías mientraslimpiabas y engrasabas el Sten. A veces dibujabas sobre la nieve la ruta desdeMarmoutier hasta Estrasburgo y, hacia la mitad, colocabas una equis, que ibastrasformandoenunacruzgamada,indicandodóndeserefugiabaelObersturmführer.
Los días siguientes se fueron incorporando los heridos y enfermos a una IIDivisióndesplegadaenlasllanurasdeLorena.ElprimeroenaparecerfueelsargentojefeReiter,Juanito,luciendolaCruzdeGuerraconEstrelladePlataensuuniforme:
—SabíaquenoseríaistandescortesesdeentrarenEstrasburgosinmí—dijoenuncastellanogermanizado.
Después se os unieronmás soldados y vuestro novillero,Larita II, ascendido aadjudantyconotracondecoración.Yensujergataurina,señaló:
—Yabastadeabanicaralosnazis,muchachos.Eslahoradeacachetarlos.Nitediotiempoaabrazarlo,puesunavozosinformó:—EltenientecoronelMassuhaabiertobrechaenSaverne…Nadie os tenía que explicar aquello, Saverne era la fisura en las paredes del
pantano. No había tiempo que perder, revisasteis los vehículos, llenasteis susdepósitos de combustible, comprobasteis las ametralladoras de los Half-Track,ajustasteis el armamento personal y los motores rugieron. Y Leclerc lanzó losblindadosporcincoitinerariosdistintos.Estrasburgoesperaba,detrás,lospuentesdelRin.
UnHalf-Tracksinnombreavanzabaalamáximavelocidadquelepermitíansus400CV.Pretendíaincorporarsealfinaldevuestracolumna.Comotú,contupelotónen el «Santander» y Gitano al «Mari Luz», eras el responsable de proteger laretaguardia,teníasquecomprobardequiénsetrataba,poresoordenasteaTuruta:
—Aminoraelpaso.
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A cincuenta metros distinguiste al desaparecido «Kanguro», con el nombreborradoycapitaneadoporCampos.
—Sargento,¿quéposiciónmeasigna?—tepreguntódesdeelvehículo.Sehabíaescapadodelhospitalparaunirsedenuevoalabatallay,aúnasí,había
conseguidoenrolaraotradecenadevoluntariosqueviajabanconél.—ParadaenNatzweiler—leinformaste.Asintió.Nadiehabíaordenadoacercarseoliberarelcampodeconcentración,alcontrario.
Lasórdeneseranbordearlo,sindetenerse,yseguiravanzando.LaDivisiónCactusseencargaría de la liberación y de acoger a los prisioneros que aún no hubiesentrasladadoaDachau.Perotusecciónconocíalairaquecirculabaportusvenas,porloquetesiguieroncuandodesviasteelrumbo.Enaquelinstante,todossepusieronatusórdenes
—Sihayresistencia,esperena losyanquisdelaCactus—aconsejócómpliceeltenientecoronelPuzt—.Después,quemenlosmotoreshastaEstrasburgo.
Al cabodeunoskilómetros contemplasteis aquel horror.Dobles alambradasdemásdetresmetrosdealturalocircundaban.Enlasdostorretasfrontales,juntoaloscentinelas,ondeabalaesvástica.
—¡Lastorres!—ordenasteaGitano.El «Mari Luz» escupió certero y las cúpulas, construidas sobre columnas de
madera,explotaron.Uncentinela saltóconsus ropasardiendoy loscuerposde losotrossemezclaroncon losescombrosy lasvigasdemadera.Lasesvásticashabíandesaparecido.
El«Santander»,seguidodelosHalf-Trackdela3.ªsección,avanzóhastaelportalde acceso. El letrero de madera con la leyenda «Konzentrationslager Natzweiler-Struthof» oscilaba en lo alto, por efecto de la onda expansiva. Excepto por loscentinelas, parecía que nadie defendía aquella posición y que los presos seencontrabanlibradosasusuerte.
Saltaste del vehículo y te dirigiste hacia las alambradas. Cadáveres apiladosordenadamentecomotroncosparalachimeneayunafinacapadenievecubríaalosde arriba.Niños esqueléticos de ojos saltones, rodeados de barro y nieve, tiritabanbajo sus pijamas con la estrella deDavid cosida en el pecho. Tal vez fue un actoreflejo,nolosé,perometistelamanoenlosbolsillosysacastechocolatinas.Pasasteelbrazoentreloshuecosdelasalambresyabristelapalma.Comosonámbulos,dosmuchachosesmirriadossearrimarontemblandoyrecogieronlosdulces.Derepenteunodeellosbalbuceóalgoquenoentendisteyemprendióunacarreraalejándosedevosotros.Noseveíanalemanesporningúnsitio,perodecenasdemozalbetes,comofantasmas,surgierondesdediferentesparapetosyseacercaronalapuertadeacceso.Murmurabanfrasesconfusasentodoslosidiomas.
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—¿Quédirán?—preguntóGitano.—Farfullan no sé qué de un soldado de las chocolatinas…—informó Reiter
desdeel«Brunete».—Eresfamoso,Ardura—dijoTuruta.—Eh,yosoyelsoldadodelasfaralaes—gritóGitano.—¡Sinbromas!—ordenaste.Aquelloscadáveresvivientescaminabancomoescoltandoaunomáspequeño.Te
arrimastemásalasalambradas.Aquelrostroteresultabafamiliar,peronoterminabasdeubicarloenningúnlugardetuvida.Elniñosearrimóati,susojosparecíandanzarenlalocura.
—Nico—musitó.Cuatro años atrás, otras alambradas, un campo de refugiados en el norte de
África,tumadreytuhermanaencerradas,laschocolatinas…yaquelniño.«¿DóndeestáEli?»,habíaspreguntadoenCarnot.«Asumadreyaél se loshan llevado losnazis, dijeron que eran judíos», te respondieron los otrosmuchachos.De nuevo seabriólapuertaqueseparaelolvidodelamemoria.Todosedesveló.Yordenaste:
—¡Derribenelportón!
QUINCE AÑOS DESPUÉS de la liberación del campo de concentración deNatzweiler-Struthof, el mismo periodo de tiempo que laUntersturmführer Berta Ruf pasó enprisiónporsucolaboraciónenloscrímenescontralahumanidaddelosqueacusaronalosjerarcasnazis,meentrevistéconellasinidentificarme:niledijequiénerayoniel parentesco que nos unía, querido Bête.Mi primera pregunta trató sobre lo querecordabadeaqueldía.
—Apenas quedaba una compañía de Waffen-SS defendiendo el campo. Alamanecer, el sol daba de frente en nuestras posiciones, cegándonos, pero aquellamañana seme antojóquebrillaba condemasiada intensidad.De repente, los niñosjudíoscomenzaronagritar…
—¿Noloshabíanencerradoenlosbarracones?—interrumpí.—No.Quisimosquesirviesendeparapetoscuandonosatacasen…—Ya.Continúe,porfavor.—Comoledecía,losniñosprovocaronunaenormeconfusión.Corríandeunlado
aotrogritando en todos los idiomas: «Es el soldadode las chocolatinas».Mealcédesde mi protección para comprobar lo que ocurría. Entonces lo vi: la silueta serecortaba sobre el sol y avanzaba a pecho descubierto. Distinguí un subfusilhumeanteensumanoderecha;lascintasdelbarboquejo,sinabrochar,bailabandesdeloslateralesdelcasco.Portabalosgalonesdesargentoy,sobreelotrobrazo,cargabaaunodeaquelloschiquillos,que seabrazabaa sucuelloyposaba lacabezaen su
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hombro.—Callóunmomentoyprosiguió—:Ah,tambiénrecuerdoquealrededordelbícepsderecholucíaunabanderatricolor…
—¿LadelaFranciaLibre?—No,no.Rojo,amarilloy…morado,creo.Ignorodequépaísera.—LadelaIIRepúblicaespañola—informé.Bertamemiródesconcertada,ybalbuceó:—Nomedigaque…¿Eraunsoldadodelejércitoderatas?Asentí.—Esextraño—continuó—,disparábamossobreél,peronoseprotegíanidetenía
suavance,y,conaullidoscadavezmásestridentes,repetía:«ObersturmführerRudolfTörni».Nosé,ya ledigo,daba la impresiónque repelía lasbalasoquenoéramoscapacesdeacertarle…
—Comosiposeyeselabaraka.—Ah,labaraka.—Sonrió,paraañadirconciertanostalgia—:Sabe,elmariscal
Rommeltambiénlatenía.Luego,laperdimos.—Yfruncióelceño.—¿Quémásrecuerdadeesamadrugada?—QuealasiluetadelsoldadoyelniñoleseguíanloscarrosdecombatedelaII
DivisiónBlindadaylaDivisiónCactusderrumbandolasalambradas…yunaenormenube de polvo se alzaba en su retaguardia hacia un cielo que ennegrecía y seacorazaba.Después,tronó.
—¿Quéhizousted?—ArrojéelMP-44alsuelo…yalcélosbrazos.
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7
ESTRASBURGO
A LAS DOS DE LA TARDE del día 23 de noviembre de 1944, la bandera de Franciaondeabaacientocuarentaydosmetrossobreelsuelo,en la torrede lacatedraldeEstrasburgo, entre un cielo nubladoy unviento gélidoque agrietaba los labios.EljuramentodeLeclerc enKoufra, aquel2demarzode1941, sehabía cumplido.ElPatrónhabíacolmadosussueños,perovosotrosaúnno.TodavíaosquedabaderrotaralIIIReichparapensarenliberarEspañadeldictador.
La tricolor flotando en la atalaya te trasladó a los días anteriores, desde que elteniente Granell se derrumbó enfermo. Dispusisteis de seis días para recorrer cienkilómetrosconparadaenNatzweiler-Struthof.Conelcampoliberado,elprimerodetodos los diseminados por Europa, la División Cactus se hizo cargo de losprisioneros. Dieciséis presos vagando por los páramos de Alsacia, con los ojosenajenadosylamentedesorientada,fueronlosúltimosrescatados.Elihabíaquedadoalcuidadodelosserviciosmédicosdelosnorteamericanos.Ungranabrazoytodaslaschocolatinasquetequedabanosdespidieron.Posiblementenolovolveríasaverjamás,peroloqueestabaclaroesqueélrepresentabaunadelasrazonesporlasquehabía que seguir peleando en esa guerra hasta la victoria final. La otra eraRudolfTörni.
—NoseencuentraenNatzweiler—teinformóReiter,despuésdeinterrogaralosWaffen-SS—.LodestinaronaKehlsteinhaus,enBerchtesgaden,albúnkerdeHitlerenlosAlpes.
—Joder,alNidodeÁguila—exclamóTuruta.Tradujiste aquello a distancias: «Doscientos kilómetros. Nada, después de
recorrer miles en su búsqueda». Pero apartaste pronto esa idea de la mente, elsiguienteescalónhaciaKehlsteinhauseraEstrasburgoyhabíaqueconquistarlo.
Enesaocasión,lavanguardiadelaIIDivisiónBlindadanofuisteisvosotros.No
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os importaba: en todas las unidades había republicanos españoles aunque sólosumasenelquinceporcientoestablecido.Esehabía sidoelgranaciertodevuestroalmirante Buiza, que permitió que no existiese combate contra el III Reich sin unespañolenlarefriega.LaentradaenEstrasburgolaprotagonizaronlascompañías3.ªy4.ªdelRegimientodeMarchadelTchad,lasubagrupacióndelcoronelRouvillois.Ellasrecogieronvuestrotestigoyosrevelaronenlapuntadelanza.
Enlamadrugadadel23denoviembre,condensanieblaycaminoscubiertosdenieve,hieloybarro,seoyóaltayclaralaconsignadeasalto:
—Tissusestdansiode.Desdeelletrero«Nach,Staßburg,4km.»,quederrumbóelSherman«Valmy»,las
dos compañíaspenetraron en la ciudad enun avance relámpago sorprendiéndoos avosotros tanto comoa los habitantes, que se desembarazaron a trompiconesde sussábanas. Atravesaron Estrasburgo cortando cualquier defensa de la Wehrmacht,desbordandosuresistenciaydesplegándoseportodoslospuentessobreelríoIll,paraalcanzarelviaductoqueseparaFranciadeAlemaniaycomunicalaciudadconKehlamRheim.Unosmetrosmásyhubiesenpisadoterritorioalemán,perolaordennolocontemplaba.Lasorpresafuetal,quenotuvierontiempodedespejardosavionesdelaeropuerto. Los volasteis a cañonazos desde los 57 arrastrados por el «Ebro», el«Guernica»yel«Santander».
Aunquelapenetraciónhabíasidocontundente,elgeneralVaterrodaúnnohabíapresentado la rendición oficial, y los contingentes de infantería nazi se habíanatrincheradoalsur,alnorteyalotromargendelRin.Poreso,elrastreoporlascallesde la ciudad para ahogar cualquier foco de resistencia se convirtió en la misiónprincipal losdosdíassiguientes.LosHalf-TrackyShermanpatrullabanlascallesyavenidas, las callejuelas y canales del barrio de La Petit France, mientras que lasantiguascasasdepescadores,molinerosycurtidoresdepiel,confachadasrepletasdefloresyadornosdemadera,quedaronalavigilanciadelosspahis.
—Precaución, esto no es París —alertó el teniente coronel Joseph Puzt—.Recuerden que Alsacia aportó voluntarios tanto alMalgré Nous como alMalgréElles.
Élsabíadeloquehablaba,nosóloporserlatierraquelohabíavistocrecer,sinoporqueconocíaamuchosalsacianos, forzadosovoluntarios,quehabíanengrosadolasfilasdelaWehrmachtylasWaffen-SSencuantoAlemaniainvadióFrancia.Laspropias fachadas de los edificios lo evidenciaban: ninguna presentaba agujeros demetralla.
El día 24, nada más amanecer, el puente de Kehl voló en mil pedazos y susenormes columnas quedaron sin comunicación. Los nazis habían cortado el pasohacia Alemania. El rostro enjuto del coronel Rouvillois adquirió un tono severo,comosimaldijeseelmomentoenquehabíaobedecidolaordendeldíaanterior,que
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le había prohibido internarse en territorio alemán. Todos sospechabais lo que esosignificaba:otroretrasoenlacaídadeHitler.
Más tarde seguisteis convuestras rondasde reconocimiento en el interiorde laciudad y, después del almuerzo, el capitán Castellane ordenó detenerse ante unenorme edificio.Al parecer, había que inspeccionar su interior. Lo primero que osllamólaatenciónfueelextrañosímboloquelucíaensufachada.
—Parece un churro atravesado por una espada —bromeó Gitano desde el«Santander».
—Esel emblemadel «Ahnenerbe»—indicóReiter, sinque aquelloos aclarasegrancosa.
Cuandopenetrasteisensusaltosylargospasillos,alguienapostillóquesetratabade la sede del InstitutoAnatómicoForense.Revisasteis sala por sala.Alambiques,frascos de formol, libretas de anotaciones, dibujos de la anatomía humana, dosesqueletosdepiesujetosporalambresenloquedebíaserunaula,tubosdeensayo,vitrinasrepletasderecipientesdevidrio,papelestirados…,nadaindicabaqueaquellofuesealgodistintoaunlaboratorioconsussalasdeestudio.
—Inspeccionemoselsótano—ordenóReiter.La 3.ª sección, con losSten en bandolera, os dirigisteis hacia las escaleras.De
repente,elsoldadoquehabíaentradoenprimerlugar,ascendiólospeldañosdetresentresyvomitó.
—¿Seencuentrabien?—preguntóCampos.Otra arcada fue su respuesta. Los frijoles en lata del almuerzo quedaron
desparramados sobre las baldosas. El muchacho, por su palidez, parecía habercontemplado la resurrección de los muertos. Sus ojos se encontraban hinchados yenrojecidos.
—¡Qué horror! —fue lo único pronunciado por sus labios antes de que elestómagoledieraotrovuelco.
Campos,conungestodementón,indicóaJuanitoqueleacompañara;losdemáslos seguisteis. Las linternas iluminaron aquella tenebrosidad. Dos cuerposseccionadosporlamitadsobreunacamilladealuminio.Otro,sincabeza,sumergidoen una bañera de cal. En los tres, se notaba que se habían tomadomolestias paraborrar el número de prisionero asignado en algún campo.En un bote de aluminio,cientosdedientesdeoro.Seguisteis avanzando.Fetos en frascosdealcohol, todoscon una etiqueta que indicaba las semanas de gestación, parecían mirarossorprendidos.Enotracamilla,uncuerpoquesóloconservabalacabeza,eltroncoyelbrazo izquierdo con un número de muchas cifras tatuado. Más vómitos y mássoldadoscorriendoescalerasarriba.
—Aquíestáelinterruptor—oísteaTurutaatuespalda.Bombillasrodeadasporconosgrisesdealuminioseencendieron,proyectandoel
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hazde luz sobredecenasdeesqueletosendos filas.Osaproximasteis.Lascaderasmásanchasindicabanquealaderechahabíansituadoalasmujeres.Enlabasequesujetabaloshuesossepodíaleerunnombreyunaedad.
—Espero que no sea… —murmuró Gitano ante uno de aquellos esqueletos,señalandoelnombrequefigurabaenlabase.
«Hod.Alter31»,leíste.Cerrastelospárpadosytecubristelosojosconlasmanos.Clavaste las uñas en tu frente, y fueron descendiendo, dejando tras de sí diezarañazos.LasolaideadequepudieseserlamadredeEliteatormentó.
—Aquíhaydocumentos…—dijoReiter.Los muchachos lo rodearon. Tú quedaste inmóvil delante de aquel esqueleto
comosilelanzarasdecenasdepreguntassinobtenerrespuesta.—…los firmaeldirectoradministrativodel«Ahnenerbe»,WolframSievers—
continuaba Juanito mientras ojeaba unos papeles. Los otros soldados le acercabanunascuantashojasdiseminadasporelsuelo—.ParecequelasórdenesibandirigidasalosdoctoresAugustHirt,EugenHaagen,OttoBickenbach…Ácidocianhídrico…Cámarasdegas…—Hizounsilencioyexclamó—:MeinGott!
—¿Quéocurre?—preguntóCampos.—Si esto es cierto, pretendían que esos esqueletos fueran unamuestra para las
generacionesfuturasdeloquealgunavezhabríasidolaexterminadarazajudía.Muchasmiradassedirigieronhacia loshuesos:otrascabezasse inclinaron,con
losojosbajos.Seoyóunsollozo.LaspalabrasposterioresdeReitercaptaronaúnmástuatención:
—Entre los encargados de aportar los cuerpos se encontraban elHauptsturmführerKlausBarbieysulugarteniente,elObersturmführerRudolfTörni.También…
Otrarazónmásparamatarlo,debistepensar.—Señores,dejentodocomoestá—lavozdelcapitánCastellane,desdeelhueco
de la escalera, os interrumpió la lectura—.Unadelegacióndelgobierno francés sedirigehaciaaquípararealizarunainvestigación.
ALDÍASIGUIENTE,elgeneralVaterrodcapitulósusposicionesenelsur.Debiócalcularlas fuerzas que le quedaban —apenas una brigada, ya que el resto se habíaatrincherado en Kehl— y a las que se enfrentaba, vosotros y las divisionesnorteamericanas que acudían veloces a reforzaros. Aunque el clima tampoco loayudaba, pues una densa niebla envolvió la ciudad imposibilitando el apoyo de laLuftwaffe.
LiberadoEstrasburgo,pensasteisque seprocedería aotrodesfilede lavictoria,peronofueasí.EltenientecoronelPuztteníarazón:aquellonoeraParís.Elgeneral
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Leclerc se limitó a ordenar una parada militar en la Plaza Kléber, una ampliaexplanada abierta en medio de la ciudad. A los Sherman y Half-Track de lasubagrupación del coronel Rouvillois les correspondió el honor de circundar laestatua de bronce del general napoleónico Kléber. Leclerc les pasó revista, con elcoronel a su izquierda. Los primeros boinas negras que saludó fueron a los del«Valmy».Elpúblicoapenascompareció:unpardemiles,calculasteis.
Después de la parada militar, recibisteis una satisfacción: el capitán Dronneregresó de su permiso. De inmediato reunió a La Nueve. Pensasteis que os iba aanunciarlanuevarestructuracióndeefectivos,peroprontosalisteisdelerror.
—Estoesunadespedida.Hesidoascendidoacomandanteyhequedadoasignadode adjunto del teniente coronel Joseph Puzt—dijo Dronne, mientras llamaba congestosaun jovencapitán—.LespresentoalcapitánDehen,quedesdehoyseharácargodelmandodeLaNueve.
El nuevo oficial, delgado y con un bigote estrecho y muy cuidado, apenas osinteresó: vosotros os mandabais a vosotros mismos. Sin embargo, un interroganteplaneóalleerelnombrequelucíasujeepdemando:«Inzell».Aquellaleyendanadaosdecíafrenteal«MortauxBochesNachBerlín»queoshabíaacompañadodesdeParís.
ElsargentojefeReiter,comosihubieseadivinadovuestrapregunta,osexpuso:—Sospecho que ha colocado el nombre de esa ciudad deBaviera porque, para
alcanzarla,hayqueatravesarBadTölzydiezmarlaresistenciadeloscadetesdelaAcademiaMilitarde lasWaffen-SS.—Girósu rostrohacia ti,y teexplicó—:Si teinteresa,eslaanterioraBerchtesgaden.
Si el capitán Dehen quería alcanzar aquella plaza en Baviera, aplastando laguardería de lasWaffen-SS, tú más. Ya habías seguido a Leclerc desde Koufra aEstrasburgo,eraelmomentodeescoltaral«Inzell».
LOSDOSPRIMEROSDÍAS, losbalconesyventanas lucieron los retratosdeDeGaulle,Churchill y Roosevelt. Luego desaparecieron. Aunque Estrasburgo había sidoliberado, algo extraño flotaba con la bruma, como si se tratase de un soploprovisionalylaWehrmachtpudieraregresaracompañadadelossiniestrospersonajesconabrigosnegroshastalasbotasyelbrazaleterojoconlaesvástica.Losentíaisenlos rostros de los moradores y en sus gestos. En las ciudades anteriores, ningúnsoldadohabíatenidoproblemasparaacudiralmercadonegroaporunasmediasparasunoviaoaintercambiarsusbotesdefrijolesporcigarrillos.EnlacapitaldeAlsaciaesoeraimpensable.
—Sevigilanunosaotros—comentóGitano.—Tienenmiedodecolaborarconnosotros—añadióReiter,quejuntoalteniente
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coronel Puzt se había convertido en el intérprete de lo que ocurría alrededor—.Piensanquesilohacen,algúnvecinosepuedechivaralaGestapocuandoregresen.
—Aquínovaaregresarnadie,porlomenosvivo—cerróCampos,apretandolasmandíbulas.
DesdelamuertedeFábregas,losquemáshabíaiscambiadoeraiseladjudant-chefytú.Élcomenzóadesafiaralamuertevolviéndosemástemerario,siesqueesoeraposible.Limpiartodalamierdadelmundoabasedevoluntadyvitalidadparecíasersu lema. Tú te encerraste en tu mundo: Törni, Sophie, tu familia y la batalla dealrededor.Hablabas poco; tal vez lo imprescindible.Hasta las bromas deGitano yTurutahabíandejadodecausartegracia.DespuésdecontemplarNatzweiler-Struthofy los sótanosdel InstitutoAnatómicoForense, dos cosas fallecieron, si es que aúnpermanecían vivas, para los seres humanos:Dios y la piedad hacia cualquiera quedefendieraelfascismoyelnazismo.
Si eso había provocado en vosotros la muerte de Fábregas, la enfermedad deltenienteGranelldejósinatadurasaCamposenlasfilasespañolas.Laguerrayanotenía reglas. Por eso aceptó el ofrecimiento deDronne que había rechazado desdeÁfrica:crearunCuerpoFrancoasusórdenes,unejércitoprivadoaimitacióndelaspatrullas volantes enÁfrica, que tan buen resultadohabía producido a los inglesescontra los italianos.Además, formalmente, el canario aún figuraba ingresado en elhospital. Nadie le había dado el alta médica, por lo que no podía regresaroficialmente a la estructura de mando de La Nueve. En realidad era un espectro:ingresadoenunhospital,peroguerreandoenEstrasburgo.
—Ausenciadepresenciaburocrática—definíaeltenienteBambalasituacióndelcanario.
CamposeraeljefedelCuerpoFranco;Reiter,Juanito,elsegundoalmando;tú,elterceroenel escalafón;despuésestabanGitanoyTuruta,que ibancontigohastaelinfierno,ycuarentasoldadosmás,entreespañolesyfranceses.DisponíaisdeunHalf-Tracksinnombreysinregistrar,otrofantasma,provistodeametralladorasdel12.7,uncañóndel57ymuniciónsinlímite.RespondíaisdirectamenteanteelcomandanteDronneoeltenientecoronelPuzt.
Mientras los blindados de la II División Blindada avanzaban y arrebatabanciudadesduranteeldía,vosotrosdescansabais.Lanocheeravuestrohábitat.Cuandolas lucesde losShermanyHalf-Track seapagaban, losavionesde laRAFode laLuftwaffeyanocomparecíanysóloel fuegoartillero iluminaba loscielos,surgíaisdelaverno.Sincánticosguerrerososintroducíaisenlaslíneasenemigasconramajesen los cascos, tiznados de pólvora, mudos, crueles y veloces. Regresabais alamanecer,imbatiblesymanchadosdesangreenemiga.
Latemperaturahabíadescendidohastalosdiezgradosbajocero;losepisodiosdehipotermiasesucedíanenlosbatallonesynohabíaropasuficienteparapaliarlo:sólo
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elcalordelasbalasosrevitalizaba.Diciembrehizosuapariciónconvuestrasfuerzaspeleando a las puertas de Obenheim y Boofzheim; alsacianos afines a los nazispeleaban codo a codo con la Wehrmacht. En una semana, la II División habíaliberado el cinturón norte deEstrasburgo y la bandera tricolor ondeaba enErstein,Sand,Benfed,OsthouseyPlobsheim.
Fue en ese momento cuando se sumaron a la defensa de Estrasburgo lospartisanos de la Brigada Alsacia-Lorena al mando del coronelBerger, nombre deguerradeAndréMalraux.Sentíaisunaespecialcuriosidadporconocerle:noenvanohabía sidode losprimeros intelectuales francesesenponersea lasórdenesde la IIRepúblicaespañolaycomandaravoluntariosfrancesesenvuestraGuerraCivil.
—Vayabrigadademierda—ironizóGitano—.Está llenadecurasy su jefenoparadehacermuecas.HabráquellamarlalaBrigadadeCuronesdeBerger.
Teníarazón,muchosdeellosmanteníanelalzacuellobajosusropasdecombate,mientras que la cara de Malraux, azotada por unos tics a los que era difícilacostumbrarse,dejabavertambiénlosgrandesesfuerzosquehacíaporcontrolarlos.Perolomásimportantefueelestablecercontactoconespañolesquesehabíanunidoasusfilas.
—¡Gudaris de mierda! —exclamó Aguirregoicoa, al comprobar que losrepublicanosespañolesenroladosenlabrigadaerancatólicosnacionalistasvascos.Y,sinentablar conversaciónconellos, se alejó rezongando—:Algúndía responderéisdelatraiciónenSantoña.
Durantedosnochesnosalisteisa internarosenlasposicionesdelaWehrmacht;preferisteis sentaros alrededor de las fogatas con los compatriotas a intercambiarexperiencias.
—AunquenolecaiganbienaAguirregoicoa—osdijoLaritaII—,aestostiposhayqueescucharles.TienentantainformacióncomolosespíasyanquisdelaOfficceofStrategieServices.
Siaquelloeracierto,laspalabrasqueoísteisdesuslabiososllegaroncomomásaguaheladaenlasnochesgélidasdeAlsacia:
—DeGaullehaordenadodesarmaralMaquisdelsurdeFranciayhallegadoaunpactoconFrancoparaimposibilitarcualquieracciónguerrilleradesdelafrontera.
DICIEMBREDE 1944 anunció unode los inviernosmás crudos que conocióAlsacia.Porlasnoches,lostermómetrososcilabanentrelosdiezylosveintegradosbajocero;de día, rondaban el cero absoluto. No había ropa suficiente para abrigaros y losepisodiosdecongelaciónsedabanenvuestrasfilas.Losmédicosdebieronamputarno sólo pies o manos, también orejas. Las pistas se encontraban nevadas ycongeladas.Losblindados las franqueabancondificultadesydebíais restablecerlos
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porlossenderos,puesmásdeunoquedabaencallado.AquellonoparalizóellinajeguerrerodelaDivisión,nimuchomenosdelEjército
Privado, al contrario: vuestra sangre hervía con el frío. En los días posteriores labandera tricolor ondeó en Herbsheim, Kogenheim y Friesenheim, y seguíaisavanzando.
Vosotros, en el Cuerpo Franco, os internabais de noche en las posicionesalemanas.Losdepósitosdecombustibleeranelobjetivo.
«¿ParaquésirveunaDivisiónPanzersingasolina?Paranada,purachatarra»,osdecíais. Sigilosos y sin disparar, así penetrabais en sus líneas y liquidabais a lossoldadosdelaWehrmachtdeunapuñaladacerteraenlacarótida.Lanzabaisgranadasocargashuecassobresusreservasyemprendíais lahuidadelamismaforma.Sólolasexplosionesnocturnasanunciabanvuestraposición.
Evitabaislasnochesclaras,aunqueenrealidadfueranpocas.Tambiénaquellasenlas que las estelas de los aviones, dibujando cientos de garabatos en combate, lasiluminabanmásdelacuenta,conriesgodequepudierandelatarvuestrapresencia.
A veces, sobre balsas de madera artesanales, cruzabais el cauce del Rin conprecaución para que no volcasen, ya que sus aguas os conducirían a una segurahipotermia. Lo hacíais sobre las zonas que presentaban corrientes, evitando losembalsesoretencionesprovocadasporrocasoramajes,yaquelasaguasestancadaspresentabanhieloenlasuperficie.Almismotiempo,eranlasmenosvigiladasporloscentinelasdelaWehrmacht.Dejabaislastablasenlaotrariberayosadentrabaisenlas fortificaciones alemanas, reptando, camuflados y esperando que la estela de unavióniluminasealgolosfrondososbosquesymatorrales.Entonces,lassiluetasdeloscentinelassedibujabandeuncontornorojizosobrelamanchanegradelanoche.Laestelaseevaporayregresabalaoscuridadabsoluta.
Llegabaishastaellosysaltabaiscomoalimañas,tapándoleslabocayclavándolesel puñal en la carótida. Después de apoderaros de su armamento, atravesabais susfronteras.Enunaocasiónhicisteisprisioneroauncoronel,peroesenoeraelobjetivoprioritario. Los depósitos de combustible, agua o alimentos sí lo eran.No queríaisrequisárselos, sino destruirlos. La secuencia de explosiones y las altas llamas queescupíanmotaschispeantesanunciabanalosdosbandosquehabíaisculminadoconéxitolamisión.
AsíllevabaisdesdeelretornodeDronneylacreacióndelEjércitoPrivado,peroentrasteisenelfatídicoeinolvidable14dediciembre.ElfrentesehabíaestancadoenWitterheim.SospechabaisquelaIIDivisiónnecesitaríaunpardedías,alosumotres,paravencerlasdefensasnazis.Precisabaisunaudazgolpedemanoquemermaselaseguridad alemana. Por eso, cuando la noche extendió el manto protector sobrevosotros, os equipasteis con lanzagranadas, lanzallamas y ametralladoras pesadas.Cada uno de vosotros pujaba con más de quince kilos. Al pequeño Turuta lo
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liberasteisdeesepeso,onohubieseavanzadonidiezmetros,creísteis.—Llévanoselbocadillo—bromeóGitano.Anteesto,Turuta,enfadado,cargósobresushombrosunaBrowningM-2,calibre
50,yprosiguiórutaerguidoysinvacilar.Lo quemás te extrañó de aquella incursión nocturna fue que de lamochila de
Campossobresalíalaboquilladelatrompetadepistones.Noalcanzabasaimaginarningunarazónparaqueel jefe laportase.Tampocose lopreguntaste.Hacíayaunaeternidad, desde la muerte de Fábregas, que en vuestras filas el verbo había sidosustituidoporlapuraacción.
El cielo los surcaron decenas deFocke-Wulf Fw190 yMesserschmittMe 262hacia vosotros y, contra ellos, laRAF enviaba SpitfireMKyHavillandMosquito.Lasametralladorasde7.70ycañonesdel20lanzabantrazadasquesecruzabanconlasestelasdelosaviones.Elestruendodelosmetalesretorciéndosesesumabaalasexplosionesylasalturasparecíanunapizarrasobrelaquesehilvanabangarabatosdecolores rojizos y azulados. La tierra, en cambio, permanecía en las sombras paraevitarlosataquescerteros.
Caminasteis casi treinta kilómetros y penetrasteis en terreno ocupado, comoserpientesentrelahierba.Asesinasteisaloscentinelas,yaquelladecenadehombresmurió como se moría en cualquier noche en esa guerra: con el cuello abierto yrodeadosdeuncharcodesangre.Concalma,colocasteisyapuntasteiselarmamentoa los objetivos: las bazucas, a los Panzer; los lanzallamas, a los camiones ytodoterrenos; las ametralladoras, a las tiendas y barracones.Y al gesto deCamposabristeis fuego y convertisteis el campamento de la Wehrmacht en una inmensabarbacoa.
Alritmoqueexplotabanlosdepósitosdelosvehículosyseincendiabanloscarrosdecombate,soldadosenllamascorríanhaciaelRin,peronuncallegaron.Unbatallónde lasWaffen-SS había sido aniquilado y sobre sus cadáveres se alzó una enormenubenegraqueascendióhacialoscielos,fortificándolos.Losavionesviraronparanocruzarelnubarrónensutrayectoria.
Eraelmomentodelaretirada,peroCampososdetuvoparaanunciaros:—Noregresoconvosotros.Eldesconciertoseadivinóbajolostrazosnegruzcospintadosenvuestrosrostros.
Elmutismoleobligóaexplicarse:—Yanome siento cómodo luchandoen las filasdeFrancia.DeGaullenosha
traicionado, desarmó al Maquis y pactó con Franco. Creo que nadie va a invadirEspañacuandoseterminelaguerra.
—Nosnecesitanpara…—interrumpiste.Campossonrióyprosiguiócalmo:—Desde París, Bête, miles de jóvenes franceses solicitan enrolarse. Pueden
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prescindir sin problemas de nosotros.—Su rostro se endureció para añadir—:Loshéroesregresaránalaspuertasdelasfábricasasolicitartrabajopordosmonedas.
—Yono…—alegóReiter—.SabesquehedeentrarenAlemania.—Losé.—Hede…—balbuceaste—alcanzarelNidode…—Tambiénlosé.Noestoypidiendoanadiequemeacompañe.—LaIIDivisiónBlindadaentraráenEspaña—aseguraste.Sonriódenuevo.—Si eso es así, queridoBête,mira a tu rebufo y verás las hordas de barbudos
sumándose.—¿Quévaahacer,jefe?—preguntaste.—Loignoro.TalvezmeunaalaguerrillaantifranquistaenlosmontesdeEspaña
oregreseaOránomepierdaencualquiertuguriodeParísconmitrompeta.Loúnicoquetengoclaroesquehedetomarmeundescansoparameditarsobretodoesto.
—¿SiDronnepreguntaseporusted?—Decidlequecaíenunaemboscada.Llevólamanoderechahaciasucascoylasyemasdesusdedoslotocaron.—Hasidounhonorcombatiravuestrolado.Segiróyseperdióenlanoche.Imposiblelocalizarlosiélnoquería.Al cabo de seis horas serpenteando, con la brújula como único guía, pues los
cielos atrincherados habían ocultado la Polar, arribasteis a vuestras posiciones. Alveros,Dronne se dirigió hacia vosotros. Lamayoría intentó esquivarlo, pero tú nopudiste,puesparecíaquetebuscaba.
—Sargento,¿dóndeestáCampos?—Cayóenunaemboscada,micomandante.Nopudimosrecuperarsucuerpo.Cabizbajo,conlasospechadequenotehabíacreído,tealejaste.
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OTROSFRENTES
ENLAANTESALADELDESPACHOdeEisenhower,elgeneralPattonesperabaasujefeyamigo. Detrás de él, un capitán y una secretaria fisgaban con mirada huidiza lascachasdemadreperladesuyacélebreColt45ysucaracterísticouniforme:botasdejinete, pantalones breeches de montar y guerrera marrón laureada con decenas demedallas.APattonnolemolestabaelescrutinio,alcontrario,porloquesemantuvofrentealventanalcontemplandola instruccióndelosnuevosreclutasenelpatiodearmascoronadoporlabanderadelasbarrasyestrellas.
Derepenteseabrióunapuertaasuespalda.DostiposcongafasoscurasytrajesdecolorgrisdiplomáticoescoltabanaunjefedelaGestapohaciaelexterior.«EstáclaroquesondelaOfficceofStrategieServices»,sedijo.«Bah,cosasdeespías».
—George—llamóEisenhower—,acompáñame.Churchillacabadellegar.Seencaminaronporellargopasilloagrandeszancadasy,antesdealcanzarlasala
dereuniones,Pattonpreguntó:—¿Quiéneraesenazi?—Parecesunpredicador—afirmóEisenhowereludiendolapregunta.—¿Porquélodices?—Tu felicitación de Navidad a los soldados: «Armados de Tu Poder,
caminaremosdevictoriaenvictoria…Amén».—EspararecordarlesqueDiosestáconlosbuenos…—Esoespero—dijoEisenhower,enelquiciodelaestancia.Pattoncolocólamanoenelantebrazodesujefeuninstanteylesusurró:—No teolvidesdepresentarunaquejapordejarme singasolina en la tomade
Metz.Seguroquefueparabeneficiaraldelasetaenlacabeza.Enelinterior,losesperabanCharlesdeGaulle,presidenteprovisionaldeFrancia,
yChurchill, acompañadosdesuséquito,conMontgomerya lacabeza.Despuésde
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lossaludosderigor,sesentaronalrededordeunamesaovalada.ElPrimerMinistroingléstomólapalabra:
—Comohacomprobado—dijocalmo,entrecruzandolosdedosydirigiéndoseaEisenhower—, he aceptado su requerimiento de que me persone en esta reunión.Estoyimpacienteporescucharle.
Visiblemente nervioso, el general norteamericano se levantó de su sillón y,mientraspaseabapordetrásdelosasistentes,expuso:
—La situación es grave.Hitler ha lanzadouna ofensiva desde lasArdenas concasidosmillaresdemodernosblindados,milquinientaspiezasdeartilleríayfuerzasaerotransportadas:mediomillónde soldados.Su intenciónesembolsar a las tropasinglesasyrepetirDunkerque.EnestosmomentosseencuentraacienkilómetrosdeAmberes. Para repeler tal avance, necesitamos de todos los Cuerpos de Ejércitodisponibles.
—¿Tangravees?—preguntóundesconcertadoChurchill.LasmiradasconvergieronenPatton,querespondió:—Sí.Nosédedóndehasacadotantafuerzaesehijodeputa.ChurchillmiróaMontgomery,queasentía,y,dirigiéndoseaEisenhower,añadió:—¿Quéproponeusted?—QuehagaentrarenrazónaDeGaulle.Tienemásdedoscientosmilsoldadosen
Alsacia,condosdivisionesblindadas.Hadeevacuar la regiónydirigirloshaciaelnorte,parareforzaralastropasangloamericanasenlafronteraconBélgica.
Churchill se giró hacia De Gaulle, esperando su respuesta. El general francésclavósusojosenEisenhower.
—Mi postura sigue siendo negativa —expresó rotundo—. Los alemanes seencuentranenColmarenunabolsa;silastropasfrancesassalendeAlsacia,enmenosde unas horas será ocupada de nuevo por la Wehrmacht y luego será imposibleecharlos.
—Perfecto, eso es lo que pretendo.De esamanera necesitarían emplear variasdivisionesyaflojaríaunpocoelfrentedelasArdenas.
—Meniego.—Ocumplemiordenoyanoselessuministrarámáscombustibleniarmamento
nimunición—amenazóEisenhower,señalándoleconeldedo.DeGaullesepusodepieydevolviéndoleelgesto,legritó:—Si lo hace, daré órdenes para que los norteamericanos no puedanutilizar los
ferrocarrilesnilascarreterasnilospuentesdeFrancia.—Calma, señores—dijoChurchill, sinmoverse de su asiento, y, gesticulando,
exhortóalosdosgeneralesparaqueregresasenasussillones.Después,dirigiéndoseaMontgomery,preguntó—:¿Habríaalgunasalidaparadesbloquearesto?
Elmariscalingléssacólapipadesubocayladepositóencimadelamesa.
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—Comprendoambosplanteamientos—murmuró,comohablandoconsigomismo—.EslógicoqueDeGaullenoquieradejardenuevoAlsaciaa losalemanes,peroEisenhowertambiéntienerazóncuandodicequehayqueliberardepresiónelfrentedelasArdenas…
En esemomento entró un bedel en la sala, se dirigió aChurchill y le anuncióalgo.ElPrimerMinistroasintiómientraselmariscalingléscontinuabaexponiendosuestrategiaenvozalta,dirigiéndoseaDeGaulle:
—…Creoqueusted,sinabandonarAlsacia,puededirigirlaIIDivisiónBlindadaalnorteyofrecernos coberturadeblindadosennuestra retaguardia.Así estaríamosseguros de que no serán capaces de una maniobra envolvente en cuña. Si a ellosumamosalosrusoslanzandounaofensivahaciaAlemania,elfrentedelasArdenasaflojaríaelempujeyevitaríamoslallegadaderefuerzos…
—Esoyalohabíapensadoyo—interrumpiócategóricoEisenhower—.InclusoselodijeasíaChurchill,pero¿quiénnosaseguraqueStalincolaborará?Demomento,lanzaataqueshaciaRumaníayHungríacomosinoleimportaseentrarenPolonia.
—Creo que vamos acercando posturas —intervino un Churchill relajado—.Comoustedbiendice,sólonosfaltaStalin.Hacedíaslehicellegarunmensajesobreel particular y aquí tenemos la respuesta. —Hizo un gesto al bedel, que habíapermanecidoasulado.Entonces,esteseencaminóhacialapuerta.
Al abrirla, un militar soviético accedió a la sala acompañado de tres escoltas.«Joder,estoparecelaguerradelosespías»,farfullóPattonparasí.
—Señores,lespresentoalgeneralVladimirSerguéi.Después de los saludos de rigor, desplegaron planos de los frentes abiertos en
Europa contra el III Reich. El recién llegado expuso la posición del Kremlin, yconcluyó:
—TienenlapalabradeStalindequeavanzaremossindetenernosa los largodetodoelfrenteoriental.HastaesposiblequeVarsoviasealiberadaenunosdías.
—¿Quéquierenacambio?—preguntóEisenhower,ladeandolacabeza.Elgeneralsoviéticosonrió.—ElhonordeentrarenRomalecorrespondióaustedes—respondióconflema
—. La entrada en Túnez, a los ingleses. París y Estrasburgo, a los franceses.QueremosserlosprimerosenBerlín.
Tras una breve pausa y abarcando a los presentes con la mirada, Churchillconsultó:
—¿Algúnproblema?Todosnegaronconlacabeza.Elgeneralsoviéticosonrió,extrajounbotellínde
vodkadesugabány,alzándolo,deseó:—PorlavictoriaenlasArdenasylacaídadeBerlín.—Ydiountrago.Después de una hora, en la que ultimaron los pormenores de las operaciones
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conjuntas,losasistentessedisponíanamarchar,cuandoVladimirSerguéisedirigióaDeGaulleyleentregóunsobre:
—Le pediría, como favor personal, que hiciese llegar esta carta a un soldadoespañol.
«Nicolás Ardura. II División Blindada de la Francia Libre», leyó el generalfrancés.Girólamisiva.«AntonioArdura.RegimientoKirovdeCarrosdeCombate.URSS».
—Estoesinusual—contestóDeGaulle,extrañado.—Losé,peroesunapromesaamiahijada,latenientecoronelJuliaNatalinova.
—Extrajodesuguerreraotrosobrepequeñoconlahozyelmartillograbadosyselotendió al general galo, diciéndole—: En agradecimiento, le entrego una invitaciónpersonaldeStalinparaquevisiteMoscú.
Cuandotodoslosdemásabandonaronlaestancia,EisenhowerquedóasolasconPatton,y,encendiendounLuckyStrike,comentó:
—Hasestadomuycallado.—Noteníanadaquedecir.Además,seveíaqueChurchill lo teníaya todobien
atado.—Elquemesacadequicioeselotro.ElCruzdeLorena.—Ydiounacalada.—Ya. Pues amí, el listo de la seta negra en la cabeza—farfulló Patton, para
añadir—: Ya veo que todos han tenido el honor de entrar los primeros en algunaciudad.¿Cuáleslamía,Ike?
Elotrosonrió,yledijo:—¿TegustaPraga?—Megusta.—Yextrajounpurodesuguerrera.—Pues,entonces,quenosehablemás.Lanzanuestrastropascontralosnazisen
las Ardenas, que Leclerc os cubra el flanco sur y que los rusos avancen haciaVarsovia.
—Unacosamás.Estoyhartodeoíranuestroscoronelesygeneralesdiciendoporlas emisoras: «Mantenemos nuestra posición». Hazles llegar que nosotros nomantenemosnada,esoquelohaganlosalemanes.Nosotrosavanzamos.
Eisenhower asintió. Patton encendió el habano y, después de una calada, lepreguntó:
—Apropósito,¿quiéneraesenazialqueacompañabannuestrosespías?—KlausBarbie.—ElCarnicerode…—balbuceóPattony,pálido,sedejócaerenunsillón.—Sí,George.Para sobrevivir hayque saberpelear, peroparaganarunaguerra
hayquesabermentir.—YletendióunplanoenelqueseveíaladistribucióndetodaslasdivisionesWaffen-SS.
—¿Qué le prometiste a cambio? —preguntó Patton, sin que el color lápida
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abandonasesurostro.—Unanueva identidadyesconderloenalgún lugardelmundosinconveniode
extradiciónconFrancia.Ademásde…—¿Todavíahaymás?—murmuróunPattonatónito.—Sí, le hemos prometido que llegaremos antes que los franceses al Nido de
Águila.Deesemodonoajusticiaránasulugarteniente,untalRudolfTörni.Asíqueya sabes, George, cuando avances hacia Praga, no te olvides de ocupar antes quenadieBerchtesgaden.
Elgeneraldelrevólverdelascachasdenácarsealzódelsillón,llevóelpuroalabocaypreguntóconungestodedesagrado:
—Primero, Lucky Luciano; ahora, Klaus Barbie; luego, Rudolf Törni. ¿Quiénseráelpróximo,Ike?¿Franco?
LA INCOMUNICACIÓN fue el primer síntoma de que algo ocurriría: los cables deltendido telefónicohabían sido cortados.DosmilPanzer salierondel bosquede lasArdenas derrumbando abetos como si fueran cerillas y salpicando nieve al mediomillóndesoldadosquelosescoltaban.Almismotiempo, los terrenosalrededordelMosa—hastalasciénagas—fueronacogiendoamilesdeparacaidistasalasórdenesdelbarónVonderHeydre,quedirigíasuunidadcomounjefeapachebajoellema:«Tumáximaaspiraciónesentrarencombate».
Lossoldadosde lasWaffen-SSseextendierona lo largode lafronterafrancesacon Bélgica y Luxemburgo como un ejército de termitas en busca de madera. Laoperación «Wacht am Reim» dirigida por el general Gerd von Rundstedt estabaresultado un éxito: el 5.º Ejército Panzer se encontraba a casi cien kilómetros deAmberes,amenazabaconatravesarelMoselayyahabíacapturadoamásdesietemilsoldados norteamericanos. Aquel avance recordaba al de 1940, cuando AlemaniainvadióFranciay condenóa las tropas inglesasygalas a lahuidavergonzanteporDunkerque. En aquellos momentos, si recorrían unos kilómetros más, las fuerzasbritánicasdelacostaseencontraríanenunasituaciónsimilar.
Entre las divisiones de lasWaffen-SS se encontraba laDivisiónWallonien-SS,mandada por el líder rexista Degrelle. Integrada en ella, la Unidad Ezquerra: trescompañías de voluntarios españoles, antiguos combatientes de la extinta DivisiónAzul,que,a faltadeotrossímbolos,habíanadoptado laCruzdeSanAndréscomogrímpola.JuntoaellosmilitabaelcamaradaRicardo,ascendidoalpuestodeteniente.
LaUnidad,ocultaconimpermeablesblancosdecamuflaje tras losarbustosquepoblaban las suaves lomas, esperaba la entrada de una columna yanqui en eldesfiladeroparasaltarsobreellayaniquilarla.Llevabanhorasembozadosy,aunqueapenas se encontraban a seiscientos metros sobre el nivel del mar, sus botas se
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humedecíanconlanievequeinundabalasladeras.Elalientoeravahoyelairegélidocortaba los labios.No se lamentaban:más habían sufrido en la superficie del lagolimenoenKrasnyjBor.
Agazapadoenaquellaposición,eltenienteRicardoevocabalosmesesanteriores,desde lo ocurrido en la Estación Norte hasta Hendaya. Los treinta y sieteexcombatientesatravesaronlafronteraporrutasprohibidasysóloconocidasporlosestraperlistas, eludiendo los puestos de vigilancia de guardias civiles y gendarmes.EnlazaronenFranciaconelementosafinesalIIIReichyelpropioHitlerlosrecibióenBerlín.Acontinuaciónlesotorgólanacionalidadalemana.«Construyaunaunidadde españoles afectos a la nuevaAlemania», le había encargado elFührer aMiguelEzquerra,alqueascendióatenientecoronel.Yyaeranunbatallón:cuatrocientos.
Detodoello,loquemásdolorlecausabaaRicardoeraquesuantiguapatrialoshubiese condenado al olvido y no pudiese lucir su bandera. Hasta los cánticosdivisionarios fueron sustituidospor los himnos alemanes.ElRot scheint die Sonneera su favorito. No en vano era el elegido por los paracaidistas de élite del 6.ºRegimiento, el del barónHeydre, quienes lo coreaban a todo pulmón. También legustaban sus diezmandamientos, sobre todo el primero, «Eres la élite del ejércitoalemán»,yelúltimo:«Nohayrendición.Esunacuestióndehonor».
Lacolumnanorteamericanaseacercaba.Ochocientossoldados,calcularon.Porlaformademarcharaventuraronquenose tratabadeunaunidaddevanguardia,másbienindicabatropainexperta.Seríanunblancofácil.
—Recuerdennuestrasórdenes—dijoEzquerraa suscapitanes—:Sivencemos,directosaParís.Encasocontrario,retrocederemosaBerlínparareforzarelcinturóndehierroalrededordelFührer.
Los oficiales asintieron—sabían queHitler no se fiaba casi de nadie, pero deellos sí— y después, en un gesto reflejo, algunos se palparon el bolsillo de laguerrera. Ricardo los imitó. Sí, la Píldora L estaba donde debía. «Antes de caerprisioneros,quebradlaen laboca.Elcianuroevitaráqueeloxígenoos lleguea lascélulas.Primeromoriráelcerebro,yluegosedetendráelcorazón».
Lacolumnanorteamericanaya seencontrabaen su líneade tiro,peronohabíaquearriesgarvidashumanas.Eltrabajolecorrespondíaalanovísimaarmadeguerra:elGoliath.TresdeesosmortíferosdiseñosqueimitabanaPanzerenanos,desólounmetrodelongitudycuarentacentímetrosdealtura,cargadosconmásdecienkilosdeTNT y accionados por control remoto, descendieron por la ladera para alcanzar alregimientoenlaretaguardia,elcentroyelfrente.
Un soldado norteamericano los vio y dio la voz de alarma.Otro saltó sobre elGoliath del final y le arrancó los tres filamentos de cable telefónico que lesuministraban las órdenes.ElGoliathquedó inutilizadoy se detuvo.Losotros dosexplotaron,anunciandoelasaltodelaUnidadEzquerrasobrelacolumna.
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Trescientosnorteamericanosmuertos;elresto,cautivo.Demomento,elobjetivoseguíasiendoParís.
ALSUDESTEDELOSPANTANOSDEPEIPIAT,exactamenteen la lindedelespesobosqueconlaciudaddePinsk,eneliniciodelalíneaférreaquelacomunicaconVarsovia,se encontraba el Regimiento Kirov. Los soldados del Ejército Rojo ultimaban lapreparación de los T-34: apretaron los pernos de las cadenas, cargaron bidones decombustibleenloslomosdelosblindados,ajustaronlosvisores,revisaronelaceitedelosmotores,engrasaronlaescotillayelejedelatorretayalmacenaronlosobusesen el interior de aquellasmáquinas demuerte.Laordendemarcha se esperaba encualquiermomento.
—¿Todolisto,Ardura?Tupadrenonecesitabavoltearseparareconocerlavozdelúnicooficialespañol
enelregimiento.—Todolisto,tenienteIbárruri.Eloficialsequitólosguantesy,antesdesacarsupaquetedePapirosas,echóel
alientosobresusmanos,quefrotó.—«FlorHerzegovina»—exclamótupadrealverel tabaco—.Elque legustaa
Stalin.El teniente sonrió y le ofreció un cigarro. Después de la primera calada, le
preguntó:—AhoraquenombraaStalin,¿quéopinadelosnuevosIS-2?—Prefiero el viejo y fielT-34—respondió tu padre, y acarició una cadena del
carrodecombate.—PerosielT-34espurachatarracomparadoconelIS-2…—Tal vez, pero el IS-2 sólo puede transportar veintiocho proyectiles; en la
primeraembestidasegastanyhaderetirarse.—En eso tiene usted razón. Ese enorme cañón de 122 también tiene sus
inconvenientes…Prosiguieron hablando sobre las cualidades de los carros hasta que laPapirosa
llegóasufiny,antesdemarchar,eltenientelepreguntó:—Alfinal,¿mehizocaso?—Sí.Natalinovaleentrególacartaaungeneralquesedirigíaaunareunióncon
losAliados.—Ah,sí.Supadrino,VladimirSerguéi.¿Yaobtuvorespuesta?—Tupadrenegó
conlacabeza—.Nodesespere,yaverácomo…NopudocontinuarpueslatenientecoronelJuliaNatalinovaseaproximabahacia
lacabezadelregimientogritandoórdenesasuscomandantes.
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—Meparecequesalimos.Suerte,Ardura.—Suerteaustedtambién.El motor del «Kirov» rugió y el otro centenar de carros se unió al estruendo.
Natalinovatrepóalatorretayasomólacabezadirigiéndolahaciaelinterior.—¿Preparados?Tupadreasintió.—Alparecer,losnorteamericanosselanzanhaciaBerlínentresfases—explicó
Juliamientrasseintroducíaenelvientredelcarro—:CruzarelRin,envolverelRuhryavanzarhastaenlazarconnosotros.
—¿QuiénentraráprimeroenBerlín?—ElhonoresdelEjércitoRojo.Latenientecoronelsecolocóloscascosparaoírlaemisoraycomunicarsemejor
conlosotrosblindados.Antesdeemitirningunaorden,ledijoatupadre:—Ah,mipadrinoleentregótucartaalmismoDeGaulle.Unasonrisacortóelrostrodetupadre,antesdequelaordendeJuliaNatalinova
seoyeseenlasradiosdelosT-34delregimiento:—RumboaBerlín,conparadaenVarsovia.
AQUELLAMAÑANAENTOULOUSE,elvientodelnortenosólotransportabaelfríodelaEuropa central, también parecía arrastrar partículas de la pólvora quemada en susdesfiladeros. En el Pont-Neuf, sobre el Garona, la masa fría de aire anticiclónicaralentizabaelpasodelospeatonessinalcanzarlavirulenciadelaustral,elvientodeldiablo,quehastadesecabalastierrasyarrancabalavegetación.
TresfigurascruzabanelpuentehaciaelbarriodeCoursDillon,dandolaespaldaal cascoviejo y a susmonumentos de fachadas rosadas.MimyRomaguera, con elcabellorevuelto,seagarrabaconfuerzaalbrazodeCristino,quecojeaba.AsuladocaminabaJoséVitini,conlasmanosenlosbolsosdeltabardo.
—¿Quétalvalapierna?—preguntóVitini.—No es nada —respondió Cristino—. La herida fue limpia. Unas semanas
recorriendolaCiudadRosaycomonuevo.—LaverdadesquesiempretuvisterazónylainvasióndelValledeAránerauna
locura.—Demasiada suerte tuvisteis —interrumpió Mimy—. Esa bala, aunque te
destrozóelperoné,tesalvólavida.—Cada vez que lo pienso…—dijo Cristino y detuvo el paso. Su mirada se
dirigióalasaguasdelGaronayañadió—:Seiscientosmuertosparanada.Vitini se colocó a su lado en la barandilla. Sacó un cigarro y, después de tres
cerillas,loprendió.Alexpulsarelhumo,expusoreflexivo:
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—Fue al traspasar el túnel de Viella cuando nos dimos cuenta de que aquelloestaba perdido. Nosotros con subfusiles y ametralladoras y el general Moscardóesperándonosconcincuentamilsoldados,carrosdecombateyartilleríapesada…
—Creoquelopeornofueeso—interrumpióCristino.—¿Aquéterefieres?—Analizalasconsecuencias:Francohavendidoalpuebloespañolnuestraderrota
definitiva;aDeGaullelehaservidodeexcusaparaordenareldesarmedelaguerrillay así evita una sublevación contra él.Unido a esto, Franco ha conseguido queDeGaullereconozcasurégimen.
—Losé.Por eso creoque laúnica solución es entrar enEspañayorganizar laresistenciadesdeelinterior.
—¿Nopensaréisen…?—balbuceóatónitaMimy.—Tranquila —calmó Vitini y, sumando una sonrisa, añadió—: Por nada del
mundodestrozaríalalunademieldeunosreciéncasados.—¿Lotienesdecidido?—preguntóCristino.—Sí.MañanasalgoparaBarcelona,despuésaMadrid.—¿Yatieneslocontactos?—Nada más llegar he de enlazar con un tal Marino en la Estación Norte. Al
parecerloreconoceréenseguida,llevaunparcheenelojo.—¿Cuálserálamisión?—Organizar y fortalecer la guerrilla urbana.—Dio la última calada al cigarro,
arrojó la colilla a las aguas del Gironda y continuó—: Nos vamos a llamar losCazadoresdelaCiudad.
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OFENSIVANAZI
NOSÓLOELFRENTEenlafronterabelgasehabíavistodesbordadoporlaofensivaenlasArdenas;tambiénlasfuerzasdestacadasenAlsacia,tantoenlabolsadeColmar,alsurdeEstrasburgo,comoenladeHaguenau,asesentakilómetrosalnorte,habíanrecrudecido sus ataques. La orden llegó a todas vuestras unidades: «AbandonenEstrasburgoydiríjanseacerrarelfrancosurdelejércitonorteamericano».
TresdíasantesdeNochebuena,laLegiónExtranjeraocupólascallesyavenidasde la capital de Alsacia relevándoos en la defensa de la ciudad. Otra vez teencontrasteconFran.
—Hermanito, Estrasburgo es cosa nuestra. Me parece que necesitan vuestrosblindadosenlasafueras.
Apenasosvisteisunosminutos,pero fueron suficientesparaque le contaras lodelcampodeNatzweiler-Struthofy lasalidadelObersturmführerhaciaelNidodeÁguila.
—Daigualdondeseesconda.RespectodeélydesujefeKlausBarbie,DeGaullehadadoordendecapturarlosvivosomuertos.Escuestióndetiempo,Nico.
Aquellas fueron las últimas palabras de Fran, antes de que los cuatro mildoscientosvehículosde la IIDivisiónBlindadaemprendieran rumboaSéléstat.Laocupasteis sin apenas resistencia. La ciudad había recibido el castigo de losbombardeosde laRAF.Lasviviendasde entramadosdemadera, el célebre tocadoalsaciano, habían desaparecido del paisaje. En lo alto del promontorio rocoso queescoltabalacomuna,lasmurallasintactasdelcastillodeHaut-Koenigsbrurg,moradadelaaristocraciadelaWehrmachtdurantecuatroaños,osdieronlabienvenida.
De nuevo hubo que conquistarErstein yKogenheim atravesando alambradas yterreno minado. Después, la batalla se centró en Ebersmunster. El año nuevo ossorprendió en las afueras de Gros-Rederching y Kilstett, para continuar el avance
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haciaHuttenheimyElsenheim.Lasescenasenesasciudadesserepitieron: lanievelascubríaconmásdemediometrodeespesor;lascallesaparecíanoscurasyheladas;las viviendas carecían de agua corriente y las cañerías estaban congeladas; losmuertosyacíanentrelabasuraylosvivos,faltosdecomida,luzyagua,apretujadosensótanos.Enalgunospuebloslimítrofes,elcastigodelaRAFfuetanterriblequenopodíaisdistinguirlosescombrosdelosedificiosdelasaceras.
Los muchachos amortiguaban el frío con schnaps, el aguardiente caseroalsaciano.
—Demasiadodulceparamigusto—afirmabaGitanocadavezquedabauntragoalabotella.
Aunquenoospodíaisfiardemuchosdelosvecinosqueosrecibían, losdulcesquehorneabanensusviviendasseconvirtieronentudebilidad:lospastelitosy,sobretodo, losbredele—aquellaspastas rellenasdemermeladaopicadode frutos secosmoldeadas de mil formas—; los huevos y las liebres de chocolate colmaroncualquiera de tus antojos. Hasta le cogiste gusto al queso munster, elevado a lacategoríademanjarfrentealosbotesdefrijolesylalecheenpolvo.
Enero de 1945 había comenzado con uno de los inviernos más crudos que serecordaran en las tierras de Alsacia. Las temperaturas se habían instalado en losveintegradosbajocero.Losepisodiosdehipotermiasesucedíanentrelossoldadosyel fríoseconvirtióenelpeorenemigo.Ni siquiera los largos tragosdeschnaps oscaldeaban.Laslatasdecarneyjudíasestabanheladas.Hastasecongelabaelvinoqueguardabais en un odre. Gitano lo cortó y lo troceó en pedazos del tamaño de unamanzana.Oslosfuepasandoacadaunodelosintegrantesdel«Santander»paraquepudieraischuparlos.
Al amanecer, laspiezasdeartilleríay losblindadospresentabancapasdehieloqueenocasionesinutilizabanlosmotores.Todalaropaerainsuficienteparaprotegerlasarticulacionesyevitarqueseanquilosaran.Aunque loscielosnosedespejaron,cientosdeavionesinglesesynorteamericanos,conescarchaensusalas,lossurcabanadiarioparaoperacionesdehostigamientoenelepicentrodelimperiodelIIIReich.
LabatallaenAlsaciaseconvirtióenlamáscruentaquejamásconocisteis.Alagranofensivanaziyelfrío,seuníaotrofactorenemigorelacionadoconlapoblación.Era preciso desconfiar de ellos; muchos trabajaban en apoyo del III Reich y envuestras filas y en las instalaciones francesas se sucedían los sabotajes. A loselementosafinesalosnazishabíaquesumarlosdurmientes,agentesinfiltradosentrela población que esperaban el mejor momento para boicotear el avance o atentarcontravuestravida.
Así fue el mes de enero: schnaps, sangre, muerte, frío, alambradas, camposminadosycombatesinterminablesconlaWehrmacht.Afinalesdemesseprodujolaviolenta batalla en las Cruces 177, tanto en el norte como en el sur. Los obuses
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surcaron el cielo, entre los copos de nieve que blanqueaban el aire y los caminosheladosyembarradosquedificultabanelavancedeunosblindadosa losquehabíaquecuidar,pueselaguadesusmotoressecongelaba,elfuselajequemabayhastalascadenasdelossemiorugasespecialesresbalaban.Inclusolasaccionesdecomandoenlaretaguardianaziseconvirtieronenalgoimposible.
Superadas las trincheras alemanas en las Cruces, os dirigisteis a Grussenheim.Ibais en vanguardia, en la subagrupación del teniente coronelPuzt.De repente, unfuego de artillería pesada os saludó a la entrada de la ciudad. Varios carrosinutilizadosysoldadosheridosomuertoscubríanloscamposnevadosylasacequiasheladas.Puzt,ajenoalcontraataque,osexhortabadesdesutodoterreno.
—Enavant!Enavant!Entrasteis en Grussenheim, bajo la niebla, el hielo y los copos de nieve,
desbordando los blocaos alemanes. Ya sólo os quedaba diezmar a los snipers ypequeños focos de resistencia. De improviso, una bala invisible surcó el cielo eimpactóenelpechodePuzt.Eltenientecoronelcayódeljeepyrodóhastalacunetaentreelfangonevado.Saltasteisasocorrerlo.
—¡No!¡Puzt,no!—gritaste.Intento inútil. El amigo, el jefe, el compañero desde la Guerra Civil, había
muerto.Notuvisteistiempoparallorarle;laartilleríanazinoosdiolaoportunidad.Aunque la adrenalina fluyó por vuestros cerebros llevándoos a atacar conmás
rabia a laWehrmacht, la desazón inundó vuestras almas.El educador de hombres,despuésdecuatroguerras—laGranGuerra,laGuerraCivildeEspaña,ladelnortedeÁfricayladeFrancia—habíamuertosinverAlsacialiberada.Talvezesehonoroscorresponderíaavosotros.
ConquistadaGrussenheim, lo enterrasteisbajo lanieve, con su fusil y su cascocoronando su tumba. La leyenda «Entrenador de hombres» en su cruz jalonó elcaminoentreAlsaciayBerlín.YlosespañoleslodespedisteisconunaspalabrasdeltenienteBamba:
Nosencontramosconestecomandante,bajolaluzdelosdinamiteros,enloscaminosdeEspaña,enavant!
Altérminodelpoema,elcomandanteDronnedijoenvozalta:—No lloréis mi muerte. Proseguid la lucha. Adelante, adelante siempre, por
encimadelastumbas…—No es suyo. Es de Goethe —murmuró el teniente Bamba, que no
desaprovechabaocasiónparameterseconDronnedesdeelincidentedeNormandía.Losmejoreseducadoresylíderesdeluchadorescaíanenlastrincherassinrelevo;
la desmoralización se notaba en vuestros rostros. A Puzt teníais que entregarle
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Alsacia liberada: era lo mínimo que le debíais y os lanzasteis hacia Ohnenheim.Luego le siguieron Jebsheim y Heuf-Brisach. Algolsheim y Balgav cayeron envuestrasmanoselmismodíaqueosllególanoticiadequelabolsadeColmar,alsurdeAlsacia,habíacapituladoantelasfuerzasdelIEjércitofrancésdelgeneralLattre.La liberacióndelúltimo reductonazi enFranciaeracuestióndehorasodías,peroresultaba escalofriante contemplar las llanuras de Alsacia y sus pueblos. Muchoshabíandesaparecidobajoloscientosdebombas,ylallanura,queseextendíadesdelos Voscos al este y los montes Jura al sur, parecía haberse transformado en unprofundovalleoscuro.
Recordaráslanochedeldía3defebrero.AniquiladalabolsadeColmar,sóloosquedabaladeHaguenauyenesosmomentosospreparabaisparaelasaltoesperandolas órdenes del jefe de batallón. El aguacero no os daba tregua y los caminos ycamposembarradoshacíancreeralmundoqueaquelloeralaresurreccióndelalargalíneadeblocaosylainterminableesperaenlastrincherasdelaguerradel14.
MuertoPuzt,elcomandanteDronnehabíaasumidoelmandodelIIIBatallóndeforma interina. Antes de que pudiera comunicaros cuáles serían los pasos en elsiguienteasalto,avuestrocampamentoarribóunjeepconlaCruzdeLorenapintadaenlaspuertas.DescendierondosoficialesysedirigieronaDronne.
—Mi comandante —dijo el mayor de los dos—, le presento al souslieutenatCarlosIriarte.Vieneaincorporarseaunadesusunidades.
Dronne le miró de los pies a la cabeza y se detuvo en su rostro: afeitado,perfumadoyaniñado.Despuéssedetuvoensusmanos:demasiadodelicadas,sedijo.
—Yonohepedidoanadie—exclamóDronne.—Esque…—balbuceóelquehabíahabladoantes—,ensudíahabíasolicitadoa
LeclerclaincorporaciónalaIIDivisióny…—Le repito que yo no he pedido a nadie—afirmó el comandante y, enojado,
concluyó—:Asíquepordondehavenidoseva.Losreciénllegadossemiraron.ElquellevabalavozcantantesolicitóaDronne:—Si nos lo permite, pasamos con ustedes la noche hasta que deje de llover.
MañanaregresaremosaParís.Dronne asintió y, con un gesto brusco, les invitó a que le acompañaran en la
mesa.Alsentarse,lepreguntóaloficialconrostrodeniño:—¿Dóndeestabadestinado?—Fui oficial de enlace con el generalBradley.Conocí a Leclerc el día que se
presentóenelcuartelgeneralasolicitarelpermisoparaavanzarsobreParísy…—Ya—exclamóDronne—.Ahoraquieresumomentodegloria.Enfin,¿cómo
terminódeenlace?—Hablo inglés y francés. Así que el Estado Mayor consideró que ese era el
puestomásadecuadoparamí.PeroyotambiénquierocontribuiraliberarFrancia.
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Dronnerellenódetabacolapipay,antesdeacercarleelfósforo,lepreguntó:—Hablaunfrancésconundejeextraño.¿Dequéparteesusted?—Enrealidadsoyargentino.—¿Argentino?—preguntóatónitoDronne.CarlosIriarteasintióyelcomandante
balbuceó—: Luego… habla usted castellano…—Iriarte sonrió y volvió a asentir.Dronneselevantóysentenció—:Estádecidido,ustedsequedaaquí.Vengaconmigo,quelevoyapresentarasusección.
El comandante ordenó al capitán Dehen que formase a La Nueve. Esa era latónicageneralentrevosotros:antecualquier incorporaciónreuníana lacompañíayospresentabanalnuevointegrante.Dronne,acompañadodeDehen,hizoloshonorescon el joven oficial. Cuando Gitano identificó al aniñado souslieutenat, habló losuficientementefuerteparaqueelnuevolooyera:
—EsetipoeraelchóferdelcomandanteLambertenParís—dijo—.Sededicabaa pasearlo conMarleneDietrich.Más de una vez lo vi esperarlos en la puerta delRitz.
En una unidad compuesta por bragados dinamiteros forjados en cientos debatallas,aquellaspalabrasmostrabanqueCamposestabaenlociertocuandoosdijo:«Yanonosnecesitan».Yladesfachatez llegabahastasustituirvuestrosgladiadoresmuertosporoficialesenaparienciapusilánimes.
Iriarte,poniéndosedeprontodepie,lesolicitóaDronne:—¿Puedohablarconmishombres?Elcomandanteasintióyosseñalóconlapipa,invitándoleaello.Elsouslieutenat
sevolvióentonceshaciavosotros.—Hepedido voluntariamente este destino—dijo en castellano, lo que reclamó
vuestra atención—.Hasta ahora fui oficial de enlace, pero noquiero que la guerraterminesinquemeofrezcalaoportunidaddeentrarencombatey,siesnecesario,demorirluchandoporlalibertad…
—¿Cómoesquehablaespañol?—preguntóGitano.—Soyargentino.—Ah, Argentina —exclamó Turuta—. ¿Conoce a mi prima Josefa Díaz, de
Rosario?—DeRosario…¿eh?Lindaciudad.Quedaalnortede…—Iriartehizounapausa,
inspiróhondoy,porfin,conunasonrisa,aseverórotundo—:Claroquelaconozco,cómono.
Mentíamal,peroeraevidentequenecesitabaalgunamedalla.—Souslieutenant—llamaste—,elcapitánDehenquierealcanzarInzell.¿Adónde
quierellegarusted?—¿QuéhaydetrásdeInzell,sargento?—ElNidodeÁguila—respondiste.
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—Es un buen lugar para culminar una gesta—respondió, pensativo. Despuésprovocóunsilencioyconcluyó—:Lesprometoquemevoya romperelalmaparaqueseamoslosprimerosenalcanzarelbúnkerdeHitler.
Hiciste correr el mensaje en las filas españolas de proteger al argentino. Suentusiasmo no podía sustituir vuestra experiencia en combate, pero lo necesitabasvivo,aélyatodoslosmandosdelaIIDivisiónqueapoyasenelpasodelRinylamarchasindescansohaciaBerchtesgaden.
FUEEL 10DEFEBRERO, setenta y nueve días después de la entrada en Estrasburgo,cuandolabatallacesóenAlsacia.LosúltimosresistentesenlasbolsasdeColmaryHaguenauhabíancapitulado.Decenasdepueblosdesaparecierondelospaisajes,losviñedosquedaroncalcinadosylostocadosalsacianosseconvirtieronenunrecuerdo.Milesdereos—soldadosdelaWehrmachtycivilesquelosapoyaron—llenabanlascárceles y los campos de prisioneros. Por otro lado, hacía un mes que losnorteamericanoseingleseshabíanobligadoalasunidadesWaffen-SSaretrocederenlasArdenasyareplegarsehaciaBerlín.
Elcansanciosedejabaverenlosrostrosdelossoldados.Habíansidomásdedosmeses en una batalla sin cuartel. A los españoles os pesaba además lamuerte delteniente coronel Puzt, uno de los mandos franceses en los que confiabais paraconducirosdurantelaliberacióndeEspañayelquemásoshabíaanimadoaello.Alcansancio y a la baja moral se sumó una decepción: De Gaulle había nombradogobernador deAlsacia al general Jean deLattre deTassigny, unmando que habíaignorado, hasta hacíamuypoco, el llamamiento del PrimerMinistro francés desdeLondres, un libertador de cuño demasiado reciente como para resultar genuino.Aquello no sólo os enfureció a vosotros, sino también aLeclerc, quepartió airadohacia París para presentar su protesta ante el mismo De Gaulle. Otra vez osencontrabaiscomoenÁfrica,esperandoavuestroGodot.
Enesaocasión,lasórdenesqueoscursaronsóloañadieronmásdesaliento.Conlaexcusa de vuestra extenuación, se os retiró de la primera línea de fuego y se osconcedieroncincuentadíasdedescansoenChâteauroux.ElgeneralLangladeasumióelmando.Elrumorcorrióentrelasunidades:DeGaullehabíacastigadoaLeclercporsusprotestasylehabíaretiradoelmandodelaIIDivisiónBlindada.
LaentradaenAlemaniayenEspañasealejabacadavezmásenelhorizonte.
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MIENTRASTANTO
EN LA ANTESALA DEL DESPACHO del Presidente provisional de Francia, Charles deGaulle, el generalLeclerc consultó el reloj: las nueve enpuntode lamañana.Doshorasllevabaesperandoquelorecibierasujefe.AquellolerecordabaeldíaenelquevisitóaBradleyconelfindesolicitarleelpermisoparaavanzarypenetrarenParís.
Golpeó el suelo con su bastón tres veces.Lasmiradas de los dos oficiales querecibíancables, redactaban informeso simplementearchivabanpapeles seclavaronenél.«Elleónimpacienteharegresadoporsusfueros»,pensaron.
Leclercsedirigióhaciauntresilloquerodeabaunamesarepletaderevistas.Sesentó y recogió una, abriéndola al azar. Los columnistas habían atiborrado suspáginasconladescripcióndelashazañasdelaIIDivisiónBlindadaensuentradaenParís,seguidasminutoaminuto.Lacerróyladepositódespacioencimadelresto.Nonecesitabaleerla;éllahabíavividoycadasegundodeesallegadaseguíatatuadoensupiel.Se reclinóy recostóelbastónsobresupecho,entornando lospárpados.Sumentesesituóen lascallesde lacapital, lasquehabía recorridoalalba:mendigosllenandolosportales;loscuerposescuálidosdelospresosliberadosdeloscamposdeconcentraciónoexterminio,esperandosuextradición;paisanospaseandoenbicicletahacia las fábricaso talleres; cientosde soldadosuniformadosde lamanodechicassonrientes,alasquelescontabanaventurasdeNarvik,delTchad,deKoufra,deBir-Hakeim…aunquenuncahubiesencombatidoenesosescenarios.
De repente, la puerta del despacho de De Gaulle se abrió. El general PierreKoenig, gobernador de París, salió acompañado de cuatro oficiales que portabanvarios cartapacios. Leclerc se incorporó, apoyado en su bastón, y se dirigió alencuentrodesucompañerodearmas.
—¿Hadichosimerecibiráhoy?Koenignegóconlacabeza,lecolocólamanoenelhombroyrecomendócalmo:
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—Deberíaspensarlo,Philippe.Olvídatede la IIDivisiónyaceptaunpuestodegobernadoren…LaPicardía,Lorena,Marsella…
—Soyunsoldado,Pierre.Nopuedovivirsinlastrincheras.—Ahora prima la política y nos van a jubilar a todos. Se terminaron los Bir-
Hakeim,losKsar-Rhilane…—NoentiendoestecambiodeDeGaulle.Éleraotrosoldado.—Aúnasí,siguessiendosuhijopredilecto.Nadamásdecireso,elgeneralPierreKoenigladeólacabeza,sonrióyextrajoun
librodeunodelascarpetasqueportaba.Se titulabaLaepopeyadeLeclercenelSahara y lo firmaba el general Ingold,
lugartenientedelPatrónenKoufra.Loabrió,ycomenzóabuscarunapágina.—Ah,aquíestá—ledijoaLeclerc—.ElpreámbuloseloescribióDeGaulleen
Argel. Escucha cómo lo termina: «Hijos de Francia, soñad con ser un día otrosLeclerc,leedestelibro,aprendedloquevaleunalibrevoluntad…».
Elaludidogolpeóelpisoconelbastón.Negóconlacabezaybarruntó:—Nomesirvenlaslisonjas.Quieroelmandodemidivisión.Guardandoellibro,Koenigaventuró:—Creo queDeGaulle ya ha tomado una decisión.Esmejor que te olvides de
todoyaceptesuncargo.—No.Seguiréesperando.LosdosamigossedespidieronconunabrazoyLeclercsevolvióhaciaelsofá.
Miródenuevoelreloj:lasnueveyveinteminutos.Laspalabrasquehacíayacincoañoshabíadichoasumujer,enlosalboresdeunamadrugadaperdidaeneliniciodeunaguerraqueahoraagonizaba,regresarondenuevo:«Laesperaserálarga».
Serecostódenuevoysurecuerdosesituóensuantiguocompañerodearmas,enIngold.Había escrito un libro alabando las batallas y escaramuzas en elTchad, enLibia.Losenormeserg,elserirarenoso,losdesmoches,losdjebelselevándose traslasgarasnegruzcas…AlamentedelPatrónregresóaquelpasado,sobreelquenuncatranscurren lashoras.Porúltimo,se lepresentóelportemayestáticode los tuaregsrecorriendolosgrandesespaciosdelatierravacía.Entonces,expulsódespacioelairede los pulmones y se relajó. Sus latidos disminuyeron poco a poco y su bastón seinmovilizó.EnlaantesaladelPresidentedelGobiernoprovisionaldeFrancia,parecíaestarconvirtiéndoseenpiedra.
Noteníaprisa,caminabafueradeltiempoydelespacio.
—MIGENERAL,migeneral…—Parecequehaentradoentrance.—Migeneral—repitióelprimeroficial,zarandeandoelhombrodeLeclerc,para
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añadir—:Despierte,migeneral.Leclercalzólospárpadosconparsimoniaysumenteregresódelosorhourds,los
macizospoderososypicudosdelFezzan,aloshechizosdelascallesdeParísyalosrecovecos de los despachos dirigidos por burócratas uniformados que nuncacombatieron.
—SuExcelencialerecibiráahora.El reloj de la paredmarcaba las tres ymedia.El general se irguió, se estiró la
guerrera,ajustóelquepisyavanzóhacialapuertaqueleseparabadeDeGaulleconpasofirme.Eraelhijoorgullosoquesedirigíaarecibir,consciente,lareprimendadesupadre.
Unujierabrióladoblehojayanuncióconvozpotente:—ElgeneralPhilippeLeclerc,vizcondedeHauteclocque.CharlesdeGaullelorecibiódeespaldas—comosiemprequepresentíaelinicio
deunaconversacióndesagradable—,conlamiradaperdidaenunaciudadenalerta,mientraselhumodesuGauloisesascendíaenjeribeques,envolviéndoleenunauradeputaqueesperaalclienteenunbistrot.
—Asusórdenes,Exce…—Olvidelasfórmulas,Leclerc—expresóDeGaullesinvoltearse—.Explíqueme
porquéhatomadolospasillosdelaPresidenciadelaRepúblicacomosifueransudomicilio.
—QuierodenuevoelmandodemiDivisiónynoabandonaré…—¿Love,Leclerc?—Segiróconviolenciahaciaél,clavándolelamirada—.Ha
dicho: «miDivisión».No es suDivisión, es la IIDivisiónBlindada y pertenece aFrancia.—Alzó la vozy añadió—:Desobedeció aMontgomeryy entró enTúnez.Sushombres,consuconsentimeinto,robaronsoldadosaGiraud.Nosiguiólasrutasmarcadas por Patton en Normandía. Entró a París sin esperar a las divisiones deGerow. Avanzó hacia Estrasburgo desoyendo las rutas marcadas por los Aliados.¿Ustedcreequeestoesunjuego?
—HiceloquehicesabiendoqueeralomejorparaelhonordelaFranciaLibre.—¿«Honor de la Francia libre»?Nome haga reír. ¿Se da usted cuenta de que
cuandoelgeneralVonCholtizestampósufirmaenlarendicióndeParís, lohizoalladodelasuyayladeHenriRol-Tanguy?UsteddioprotagonismoaRol,lopusoanuestronivel.Yaloscomunistasnoselespuedeallanarelcamino.
—EllostambiénlucharonporlaFranciaLibre.—LaFranciaLibreyanoexiste.SóloFrancia,sinapellidos.—Unalástima.—¿Quieredenuevoelmando?—Sí,señor.—Puesrectifiquesusdeclaraciones.
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—Nopuedo,señor.MispalabrasreflejanelsentimientodemilesdefrancesesquenosunimosdesdeelprimermomentoalasfuerzasdelaFranciaLibre.
—Los tiempos han cambiado, Leclerc —De Gaulle aplastó con violencia elcigarro en un cenicero de cerámica—.Para expulsar a los alemanes necesitamos atoda Francia, incluidos a los indeseables que nos persiguieron amparados por elrégimendeVichy.
—CombatícontraellosenLibrevilleycontemplécómonosmatabansindudar.—¿SeolvidadequeyotambiénluchécontarellosenRabat?—Nomeolvido.Simplementeselorecuerdo,Excelencia.Comolerecuerdoque
DeLattreformópartedeltribunalqueaustedyamínoscondenóamuerte.—Vaya,haregresadosudescaro.Leclercpermaneciófirme,conelbastónclavadoenelsuelo,sinpestañearantes
laspalabrasdeDeGaulle,queañadió,calmo:—Rectifique y pida excusas a De Lattre y a todos los gobernadores militares
exvichystasytendrálagloriadepenetrarenAlemania.—Aeseprecio,no.—¿Ysiseloordeno?—Yonoobedezcoórdenes…—Noempiececonlacantineladelasórdenesestúpidas.—DeGaulleregresóal
ventanal, encendió otro cigarro y sentenció—: Es mi única oferta: discúlpese yentraráenAlemaniaconsuDivisión.Encasocontrario,elijaentreundespachoolajubilación.
Transcurrieronunossegundosmonstruosos:unadécadasinpannipaciencia.Losdos—padreehijo—permanecíaninamovibles.Enesosmomentos,másque
nuncaensuvida,DeGaullesehabíatransformadoenunamaduramadame,conlaspiernas cruzadas, el pitillo en la boca, bebiendo un vino peleón en unbistrot sólofrecuentadopormarineroserrantes,mientrasesperabaquelasolasdelmarletrajeranuna botella con la respuesta de su pupilo escrita con sangre y modestia en unpergamino tricolorsin laCruzdeLorena.Y lacontestación llegó,a losoídosde laviejaputa,contonadadecombate:
—¿Berlín?—Imposible.Lacapitaleseltrofeodelossoviéticos.ConfórmeseconBaviera.—¿ElNidodeÁguila?¿LaAcademiaMilitardelasWaffen-SS?—Esosólodependedeustedydesussoldados,siesquesonmásrápidosquelos
yanquis.—¿Decuántotiempodispongoparacontestar?—Veinticuatrohoras.Niunamás.Leclercbajólamirada,golpeólapuntadelbastónconelpie,perosólounavez.
Giródespaciohacialapuertay,deespaldasaDeGaulle,sedespidió:
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—Regresarémañanaconlarespuesta.ElPatrónnohabíadadodospasoshacia lasalida,cuando lavozdeCharlesde
Gaullelodetuvo:—Quisieraquemeaclaraseunaduda.Elgeneralgiródespacio,esperandoquesujefeprosiguiese.DeGaullesecruzó
debrazos,mirandoalosojosdesupupiloy,conelairedelpadresevero,continuó:—Supongoqueestará al corrientedel fallido intentodeocupacióndelVallede
Aránporpartedelosrepublicanosespañoles.—Algoheleído.—Cuando se replegaron, di la orden de que los desarmasen. No podemos
permitirnos tener otro frente abierto. —Leclerc asintió y su jefe continuó—: Locurioso se encontraba en elmodelo de las armas.No eran viejos fusiles franceses,sinomodernoarmamentoligeronorteamericanoyalemán.MP-44,MG,bazukasL…
—Curioso,enefecto—exclamóLeclercapretandoelextremodelbastóncontralamaderabarnizadadelpiso.
—Losserviciosdecontravigilancianorteamericanoseinglesesmehaninformadodequeesasarmasproveníandeunintercambiodeprisioneros.Alparecer,soldadosdelaIIDivisiónBlindadacanjeabanprisionerosporarmasylashacíanllegarhastalosguerrillerosporrutasseguras.
—¿Handadonombresoselimitanacalumniar?—preguntóLeclercsecamente.—Según ellos, estaban implicados republicanos españoles y varios oficiales
franceses, antiguos exbrigadistas internacionales. Creen que los cubría el coronelJosephPuzt.
—Puztnació,combatióymuriócomounhéroe.Susueñosiemprefueunmundolibre. Que no mancillen su memoria. —Y golpeando el suelo, cerró—: No se loconsentirénialosnorteamericanosnialosinglesesniausted,Excelencia.
—Nadamás,Leclerc.Puederetirarse.Elgeneralsevolteóviolentamentey,conzancadascerterasquehabíanolvidado
elbastón,sedirigióhacialasalida.—Loúltimo:¿sabíaustedalgodeeseintercambiodeprisionerosporarmas?ElPatrónnodetuvosumarchanisegiró.Alalcanzarelquiciodelapuertay,con
lamanoenelpomo,contestó:—Meparecequemirespuestayanotieneimportancia.Enesemomento,lasangredeDeGaullehirvió.LehubiesegustadoqueLeclerc
fueseenrealidadsuhijo,paracolocarlosobresusrodillasydarleunaazotaina.Lapuertasecerródegolpe.
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LACRUZDELALIBERACIÓN
FIRME,ENHIESTO,desafiandolosrayossolaresqueimpactabanentusojos,esperabaslaimposicióndelaCruzdelaLiberaciónenlaplazadeL’EtoilejuntoalrestodelaIIDivisión.Erael2deabrilde1945.Habíantranscurridocasisietesemanasdecastigoal general Leclerc, y vosotros habíais sufrido las consecuencias. Hubieseis debidoencontraros enAlemania, diezmando a las divisionesWaffen-SS, y os hallabais enParísparaqueoscondecoraran.
—Cuandoauno leorganizanhomenajes, esque loquieren retirar—aseguróeltenienteBamba.
Nosabíassieltenienteacertaba,perotudecisiónerainamovible:sinosalíaisdeinmediatohaciaAlemania,ibasadesertar.Encuantolosdiscursosdelospolíticosygeneralesconcluyesenyoscondecoraran,silaordenprometidadecruzarelRinnosecumplía,cargaríaselpetatealhombroycruzaríaslafronteratúsoloparainternarteentierrasalemanasenbuscadelObersturmführer.
Mientraslassoflamaspatrióticasdeuntipotrajeadoydesconocidoosaburrían,tumenterecorrióelmesymediodedestierro.
Leclerc no había regresado a Alsacia y el general Langlade asumiómomentáneamenteelmandodelasunidades.NoteníasnadacontraLanglade,peroelúnicoparecidoconelPatrónerala«L»pintadaenlaspuertasdesujeep,yaquealnúmerodeestrellasdecincopuntasensuquepislefaltabaunaunidadparaigualarlaconstelacióndevuestroantiguojefe.
«Periodo de descanso en Châteauroux», decretaron. Alguien había aventuradoque habíais alcanzado el límite de un soldado en el campo de batalla: doscientoscuarenta días sin tregua. Más allá de esa frontera, según decían, os invadirían elinsomnio, la ansiedad, las pesadillas, los temblores, la inestabilidad emocional, lasalucinaciones,lasobsesiones,elalcohol,laapatíayelmiedo.
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—Estos franceses sonunos señoritos—alegóTuruta, en cuanto se enteróde lanoticia,paraagregar,consorna—:SietemesesdesdeNormandíayya tienen fatigadecombate.Despuésdenueveaños,¿quétendremosnosotros?
—¡Percebesenloscojones!—sentencióGitanoconelGauloisesenloslabios.Lascarcajadasdelossoldadosdela3.ªsecciónretumbaronenelvagóndeltren
que os alejaba de Alsacia; aunque abstraído en otros pasajes, tú tampoco pudisteevitarunasonrisa.
Las locomotoras se encadenaban con decenas de furgones en un interminableconvoyqueoscondujodesdeEstrasburgoal centrodeFrancia, aldepartamentodeIndre. El bosque deChâteauroux, a las afueras de la ciudad y a orillas del río, osacogió.
La instrucción diaria era relajada; la comida, buena, y disfrutabais de descansotodas las tardes y domingos. Solíais aprovechar el asueto para recorrer la ciudad einternarosenlastabernasdelaplazadelaRepública;enlasdelaantiguaRueVíctorHugo, rebautizada por los nazis, llena de pequeñas tiendas con toldos de diversoscolores desplegados a lo largo de la acera que protegían los escaparates del solprimaveralyseñalabanladirecciónhacialaiglesiadeSaint-André;ytambiénenlasdelaRueSaint-Luc,perosinvisitasasucatedral.
Las casas de una planta culminadas en tejados de pizarra negra imprimían untoque triste a la ciudad, aunque la alegría en el rostro de las gentes indicara locontrario.Aquellosóloconseguíaqueteensimismarasaúnmás,manteniéndoteajenoalasmuestrasdeentusiasmodeGitanoyTuruta:
—Ojalátodaslasguerrasfueranasí:prácticasdetiroylimpiezadelasarmasporlas mañanas, almuerzo y paseo piropeando a las mozas —resumió, en unaoportunidad,algunodelosdos.
Undía,sinpedirloniganarlo,osllególaordendelEstadoMayordelaDivisiónen la que se detallaban ascensos a la mayoría de vosotros. A ti te ascendieron asargentojefeyaGitanoacaboprimero.
—Langlade quiere ganarnos; por eso ha ascendido a la mayoría —interpretóLaritaII,promovidoaadjudant-chef.
AisladoenlariberadelIndre,entresusaltashierbasyhelechos,eracomomejortesentías.Metidoslospiesensusmansasaguas,contemplabaslospecesescabullirseotetumbabasenlapraderaconlamiradaenloscielos.Estabasrodeadodelcolorluz,diríaunpintor:blancoconunapizcadeamarilloyotraderojo.
En esos momentos, veías de nuevo a Fábregas con su guitarra en los grandesarenales;aCampos,enlashoyas,esperandoelvientredelosPanzero,tiznadocomounpiel roja, internándoseen lasposicionesde laWehrmachtbuscandocarótidas; aReiter,Juanito,gritandoalascolumnasdeprisionerosalemanes:Schnell!,Schnell!;aGranell,consuquepis ladeadoysonriendoenlaportadadeLibération;aLarita II,
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ayudandoaRobertCapaatreparal«Teruel»;aSophie…—Aveces,unambientesetransformaenescenario…LavozdeltenienteBambateobligóaabrirlosojos.—Perdone, estaba adormilado —dijiste, para incorporarte a continuación,
sentándoteenlapradera.El teniente te acompañó y sacó una cajetilla de Gitanes. En la hierba, ante el
manso transcurrir de las aguas del afluente del Loira, fumasteis en silencio comosolíaishacerlomesesatrásenlariberadelMosela,alláenLorena.
—Antes,alverteconlosojoscerrados,semeocurrióquebastaapagarlaluzparaqueundeterminadoambienteseconviertaenunescenariodesueños.
Nolepedistequeseexplicase.DesaparecidoFábregas,Bambalehabíarelevadoenlasfrasesenigmáticas.
—Miteniente,¿creequeestedestierroseprolongarámucho?—¿Siguescontuobsesión?Asentiste,cerrandolosojos.—Ah, están acá—exclamó el souslieutenant Iriarte a vuestra espalda—.Ando
buscandovoluntarios.—¿ParaentrarenAlemania?—preguntasteconimpaciencia.—No. Langlade está formando una agrupación para dirigirse al estuario del
Gironda.—¿Paraqué?—preguntóextrañadoBamba.—En losdosmárgenesde la desembocadura, enRoyanyPuntadeGrave, aún
quedaresistenciaalemana—manifestó,ysesentóavuestrolado.—¿NohabíaliberadolaResistenciatodoelMediodía?—preguntaste.—Sí,peroquedaronbolsas.Concretamenteaesta todavía laestáncombatiendo
españolesenroladosen losbatallonesLibertadyGuernica.—Osmiró interrogante,pero,antevuestrosilencio,añadió—:Bueno,¿quémedicen,muchachos?
—Nocuente conmigo—contestaste airado, y acompañaste tus palabras con ungiro de cabeza—. El estuario delGironda se encuentra en la dirección contraria adondequieroir.
—Primero,Royan.Luego,Berchtesgaden—exclamórotundoIriarte.—No—respondiste airadoy te levantaste—.Amíyanomeengañan.Primero
Francia y luego España, dijeron. ¿Y dónde estamos? En una puñetera pradera deChâteaurouxfumandouncigarro.
—Leclercseincorporará…—Leconcedounasemana;después,deserto.Ytealejastefurioso.Al día siguiente, una agrupaciónde carros del 501.º y un regimiento de spahis
partió hacia la desembocadura del Gironda, acompañados por el souslieutenant
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Iriarte.Ibanpocosespañolesensusfilas,noporladichosafatigadecombate,sinoenseñaldeprotestapornodirigirlaIIDivisiónhaciaelRin.
Túseguíassindisfrutardelospaseos,vinosypiroposalascastelrousinsse.ComonosabíasnicantarnitocarlaguitarracomoFábregas,comenzasteaimitaraCamposyaReiter.Todaslastardesteejercitabaslanzandoelpuñalcontrauntroncoenelquehabías dibujado siete muescas, los días de plazo concedidos a Leclerc para queregresase.Elpuñal,eltronco,elsonidodelasaguasytúseguíaisasolasconvuestrosfantasmasmientrasibascruzandolasmuescas,unaauna,conunaequis.
Unatardeseacercóeladjudant-chefLaritaIIhastatucubilenlaspraderas.—Me han dicho que piensas desertar si no nos lanzan cuanto antes sobre
Alemania—teespetó.Sinresponderle, lanzasteelpuñalsobreel tronco.Lapuntaseclavóenlaúnica
muescasincruzar.Ysentenciaste:—Quedanveinticuatrohoras.—Ay, qué alarde de verticalidad… Como un maestro—exclamó y dirigió su
mirada al horizonte para añadir—: Sabes, los soldados apátridas somos como losmatadores:lloramospordentro…
—Sihavenidoaconvencerme,puedemarcharse.Estoydecidido.—Cometesunerror—aseverócalmo,ysesentóatuladoconlavistaenelrío—.
AtuObersturmführeryasujefelosbuscantodoslosfranceses.Nopuedenescapar.Las mismas palabras de Fran cuando os relevaron en Estrasburgo, pero ahora
resultabaninsuficientesparati.EncendisteuncigarroydejastequeLaritaIIexplicasesussímilestaurinos.
—Eres joven, Bête. Te ocurre como a Joselito,ElGallo, en Talavera frente aBailaor.Quieresbuscar la ligazónamuletazos,ynoesasí.AprendedeBelmonte:para,templaymanda.
—¿Qué quiere decir? —preguntaste con una sonrisa, la primera desde quearribasteisaChâteauroux.
—Quetelargues…—indicó,entregándoteunpapeldoblado—,peroaParís,conesanoviatuya.
Lodesplegaste.EraunpermisofirmadoporelcapitánDehenparasietedías.Salistehacialacapitalenelprimertren.Aunquesabíasquelascortasvacaciones
telashabíanconseguidolosmuchachos,presionandoalcapitán,conlaintencióndequealejasesdetumentelaideadedesertar,sólohabíanconseguidoquesetefijaraconmásfuerza.
—¿Quétepasa,Nico?—preguntótumadrenadamásverte—.Tieneslamiradadeloslocos.
—Estáagotado—exclamóSophieconunasonrisa,cogiéndotedelbrazo—.UnosdíasaquíyregresaráelNicodesiempre.
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OsinstalasteisenlabuhardilladelBarrioLatinoqueservíadecuartelgeneralaGitanoyTurutaensusvisitasaParísydesdelaqueseveíaelteatroOdeón.CuandoSophie trabajaba, tú no salías del pequeño cuarto. Te limitabas a asomarte a laventana y a contar cien veces los peldaños de acceso al teatro o sus columnas; enotras ocasiones, pero siempre con el pitillo en los labios y en camiseta de tirantes,observabasalosclientesdelquioscopegadoatuportal.Dejastedeasearteyvolvistealabarbaespesa,comoenÁfrica.Nadaconseguíaquelasimágenesdelaguerraytusmuertossedisipasen.NisiquieraSophie,consueternasonrisaysuvozcantarina,logróqueabandonasesel cubil, aunque seengalanaraconelvestidoverdede sedapara incitarte a pasear por París, la única en aquellos tiempos que se podía llamarciudaddelaluz.
Tumbadosenlacama,teacariciabaelpechoytesusurraba:—Lohevistoenmuchossoldados.Tienesfatigadecombate.—Añadíaunbesoy
rematabaconaquellaspalabras—:Teayudaréasuperarla.Lasemanadepermisofinalizabaynoteníasintenciónderegresaralasfilasdela
IIDivisión.Comenzasteafrecuentarlaperiferiadelaciudadparacomprararmasenelmercadonegro.Noeradifícil:despuésde la liberacióndeFranciay laordendedesarmaralMaquis,laspistolasylasametralladorasThompsonabundabanentodosloscallejonesysepodíanconseguirporunospocosfrancos.LuegobuscasteplanosdeAlemania.
—¿Qué haces? —preguntó Sophie nada más abrir la puerta de la vivienda ytoparsecontigoarrodilladosobrevariosmapasextendidosenelsuelo.
—Quiero aprenderme de memoria la ruta más corta hacia Berchtesgaden —respondiste sin alzar la mirada de las líneas que habías trazado desde el Rin alDanubio.
—Debesdejareso.Teestámatando.Depositólasbolsasconcomidaencimadelamesayseacercóati.Acariciótus
cortoscabellosy tebesó.Repitióelbesoyse tumbóa tu ladosobre losplanos.Yabrazándoteconfuerza,tesusurró:
—¿RegresarásmañanaaChâteauroux?—No.—Deberíasolvidarte.Nadaledevolverálavidaatuhermana.—Losé,perohedehacerlo.NopodríavivirenpazsabiendoqueRudolfTörni
sigueconvida.Tediootrobeso,cogiótumanoyselevantó,instándoteaquelaacompañaras.Un
momentodespués,bocaarribaenlacama,teacariciabaelpecho.Antesdebesarte,teindicó:
—SéquesienvezdeLucía,hubiesesidoyolavioladayasesinada,tambiéniríasensubúsqueda.Poresonuncadejarédequererte.
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Los días posteriores seguiste localizando mapas que detallaban las diferentestopografíasconlasqueteencontraríasenlatravesíahastaelbúnkerdeHitlerenlosAlpes, casi en la frontera conAustria.Recorrer veredas sólo transitadas por lobos,bordear núcleos poblados, eludir las lomas desde las que nidos de ametralladorasbatíanlasllanuras,atravesarcaucesanadoparaevitarlasposicionesfortificadasdelaWehrmacht…Calculasteque tardaríasochodíasenencontrarte a lospiesde lasmontañas.Luego,ocultándotedíaynocheenlaespesuradelosbosques,estudiaríaslamejorformadeinternarteenelNidodeÁguila.
El1deabril,alatardecer,cuandorepasabasporenésimavezlosmapasrepletosdevérticesgeodésicos,golpearonlapuerta.Nodebíashacerruido;hacíaseisdíasqueeras un desertor y seguro que ya habían dado la orden de apresarte. Llamaron denuevo,estavezconmás intensidad.Noestabasdispuestoadejartedetener,asíqueagarrastelaThompson.Derepente,alosgolpesseunióunavozconocida:
—SargentojefeBête,soyelsouslieutenantCarlosIriarte.¿Cómotehabíalocalizado?¿Tehabríadelatadoalguien?¿Lehabríanenviadoaél
adetenerte?Instintivamentetedirigistealaventanaconlaintencióndehuirporlostejados.Enesemomento,visteun jeepconlainsigniadelaIIDivisión,alladodelquiosco,y,sobreél,dosconocidos.
—¿QuécojoneshacenaquíGitanoyTuruta?—escupiste.—Abra,sargentojefe—lavozdeIriartesonóconmásfuerza.Si aquellos dos habían acompañado al souslieutenant, es que no venían a
apresarte.Setratabadeotroasunto.—¿Quéseleofrece?—preguntaste.—Quierocomentarlealgoquelevaainteresar.Quitaste el cerrojo de la puerta y dejaste que un rayo de luz entrase en el
habitáculo.Iriarteseencontrabaenelpasillo,inermeysolo.—¿Nomeinvitaapasar?Abriste del todo la puerta. Entró y su mirada se clavó en la Thompson, para
desplazarsedespuéshacialosplanosdispersosenelsuelo.Notastealgoextrañoenél.Yanoparecíaaquelingenuooficialdeenlacequese
presentóbajolalluviatorrencialalsacianaconlaintencióndeunirseavosotros.No.Alsacia y el asalto a la bolsa de Royan le habían convertido en otro Soldado delInfierno:porterecio,miradadefuegoygestosrápidos.
—VengoainformarlequeLeclercasumiódenuevoelmandodelaIIDivisión…—Meimportaunamierda.—Déjemeterminar—dijocalmo—.MañanasalimoshaciaAlemania.Sonreíste.—Quémásmeda.Yaestaréconsideradocomoundesertor.—Aúnno—dijo,tendiéndoteunpapelconelsellodelIIIBatallón—.Lepedía
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DronnequerevocaselaordendelcapitánDehenyprolongasesupermiso.Loleíste.Laautorizaciónsehabíaampliadohastaeldía2.—¿Porquéhastamañana?—Porque nos imponen la Cruz de la Liberación en la explanada de la plaza
L’Etoileyno tieneque faltarniuno.Asíquevéngaseperfectamenteuniformadoyafeitado.Tienequeestarsobreel«Santander»apenastoquendiana.
—¿Yluego?—Alemania.Volvisteamirareldocumentofirmadoporelcomandanteylepreguntaste:—¿Porquéhaceesto?—LedevuelvoelfavorporabrirmelosbrazosenAlsacia.Yaestamosenmano,
comodicenenmitierra.Dio media vuelta, avanzó tres pasos en el pasillo y, antes de que cerrases la
puerta,girósurostrohaciatiyañadió:—Además,necesitoalosmejoresparaasaltarelNidodeÁguila.
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HACIAALEMANIA
LA ALEGRÍA HABÍA RETORNADO a las filas españolas y hasta los jóvenes soldadosfranceses habían desterrado de sus miradas cualquier fatiga. La cuarentena enChâteauroux,sumadaalregresodelPatrón,habíaconseguidoelmilagro.Enel trenque os conducía desde París hasta Haguenau, sesenta kilómetros al norte deEstrasburgoycuyalocomotoraenarbolabalasbanderasdelaIIDivisiónBlindadayla deFrancia, todo eran cánticos.La tríada—canciones, silencioybatalla—habíaregresado.EraislomásparecidoalosinvenciblesTerciosdeFlandes.
Todosaquienespudepreguntarsobreaquelviajelorecuerdansiempreenvueltoen una gran algarabía bajo los acordes delChant duDépart, al que tú te unías enaquellasestrofas:
Lalibertéguidenospas.EtduNordauMidi,latrompetteguerrière…
Nopodíasevitarentonaraquelcántico,talvezporqueterecordabalainolvidablebatallacontraalAfrikaKorps, eldesfileen lasavenidasdeTúnezdelCorpFrancd’AfriqueylaspalabrasdeFábregas:«ParecequequierenrecobrarlosvientosdelaRevolución».
En cuanto tenían ocasión, los franceses añadían La Marsellesa, a la querespondíaisconvuestrauniversalAy,Carmela.Enesemomentoeracuriosoobservarelgestoenelrostrodelosexbrigadistasinternacionales:latarareabanparasíconlosojoscerrados,peroalzabanlavozysumiradasedirigíaalcielo,cuandolacanciónalcanzabaaquellostresversos:
Peronadapuedenbombas
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rumbalarumbalarumbaladondesobracorazón…
Tú, en aquellosmomentos, entornabas los párpados y evocabas el andén en laestacióndeParís.Tumadre,AnaySophiehabíanidoadespedirtesinquepudierandisimular su gozo por verte recuperado de tu locura y satisfecho al entrar enAlemaniasindesertar.
—Sargentojefe,Leclercquiereverle—teinformóelcapitánDehen,apoyándotelamanoenelhombroeinterrumpiendotusueño.
—¿Amí?—preguntasteperplejo.—¿NosellamaustedNicolásArdura?—Sí—balbuceaste.—Puesyasabe:vagóndecabeza.NadieenlaIIDivisióntellamabaportunombre;esmás,pocosloconocían,por
loqueelmisterioseincrementó.—¿Sabeparaquémequiere,micapitán?—Yonopregunto,melimitoacumplirórdenes.Estirastelaguerrera,ajustasteelcinturónyrevisasteelnudoenloscordonesde
lasbotas,alasquepasasteunpañuelo,yteencaminastedeprisahacialalocomotora.Sólotedetuvisteenunvagón,cantabanLacancióndelospartisanos.Aquellaletralahabían escrito con sangre tanto los franceses comovuestros guerrilleros españoles,porloquetambiénospertenecía.
Cuando llegaron a: «… el enemigo conocerá el precio de la sangre y de laslágrimas»,tuversopreferido,elcapitánDehenteexhortó:
—Nohagaesperaralgeneral.Corristehaciaelfurgóndecabeza.Unsoldadoconfusilcustodiabalapuertade
acceso.—Leclercmandóquemepersonaseanteél—informaste.El centinela dirigió lamirada hacia un teniente, que asintió y gesticuló con la
manoindicándotequepasaras.Leclercseencontrabadeespaldas,rodeadodevarioscoronelesyotrogeneraleinclinadosobreunplanoenormedeAlemania.Distinguistedos trazos gruesos dibujados desde el Rin al Danubio, que luego se unían más omenosalaalturadeWilheimimOberbayerm,cercadeMúnich.Apartirdeahí,nohabíantrazadomáslíneas.SielavancedelaIIDivisiónseibaadetenerenMúnich,no te importaba.Hasta elBerchtesgaden sóloquedaba alrededordeun centenardekilómetros,algoinsignificantecomparadoconlorecorridodesdeKoufra.
—Migeneral,elsargentojefeArdura—informóelteniente.Leclerc,apoyadoensubastón,girósurostro.Firmeanteél,percibistecómosu
miradaseclavabaentudistintivodetiradorselecto.—¿NonosconocimosenKoufra?
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—Sí,migeneral.—Si no recuerdo mal, usted lideraba la escuadra de tiradores de élite. —
Asentiste,yañadióconnostalgia—:Ah,luegovinoKsarRhilane…Sonreíste, comosi sehubieseestablecidounacomplicidadentrevosotros,y,de
repente,cortólaevocación:—Lemandéllamarparaentregarleesto.—Tetendióunsobreycontinuó,como
excusándose—: Diferentes razones, que usted puede sospechar, han provocado elretraso.Peroloimportanteesqueseencuentreyaensupoder.
Lo recogiste. Viste tu nombre como el destinatario. Lo volteaste: «AntonioArdura. Regimiento Kirov». El corazón se te paró y se te secó la boca. Apenaspudistemoverloslabiosparabalbucear:
—¿Puedo…?—Porsupuesto.Nervioso, estabas a punto de rasgar el sobre, cuando comprobaste atónito que
habíasidoabiertoconmuchocuidado,posiblementeconunabrecartas.—LosServiciosdeInteligenciahandecomprobartodacorrespondenciadesdeel
extranjero—justificóLeclerc.No respondiste, te limitaste a sacar el contenido: varios folios, en los que
reconocistelaletraprolijadetupadre.Losleístedeprisa,endiagonal:
«… Prisionero… minas de wolframio en la frontera de León conPortugal…DivisiónAzul…LagoIlmen…KrasnyjBor…JuliaNatalinova…deserción…partisanos…RegimientoKirov…caminodeBerlín…».
Laslágrimasnoacudieron.Hacíamuchotiempoquesetehabíaolvidadocómoselloraba, pero la falta de costumbre no evitó el nudo en la garganta al leer ladespedida:«…Trasladaatumadre,aFranyaLucielcontenidodeestacartaydilesqueosquierocontodamialma».
—Muchasgracias,migeneral—agradeciste,tragandosaliva.—No le prometo nada, pero puedo intentar que su respuesta llegue hasta el
RegimientoKirov.Asentisteensilenciomientrascontemplabaselmapadesplegado.Leclerc,talvez
adivinandoloquepasabaportumente,manifestó:—SéquelegustaríairhaciaBerlín,peroeseprivilegioestáreservadoalosrusos.—No,migeneral—aseverasterotundo.AvanzastetrespasosentrelosjefesdelEstadoMayordelaIIDivisión,situándote
anteelmapa.LanzastecerteroelíndiceenunpuntodelafronteraentreAlemaniayAustria,justosobreBerchtesgaden.Ysentenciaste:
—Esteesmidestino.
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CUANDO ARRIBASTEIS A ESTRASBURGO, la Legión Extranjera ya había atravesado elRin hasta Khel. De inmediato pensaste en Fran y en los días de adelanto que tellevabapor tierrasalemanas.Ademásseoshabíanadelantadoenotracuestión:a la13.ªSemibrigadalehabíanconcedidolaOrdendeLiberación.Vosotrostendríaisqueesperar,nosólopararecibiresadistinciónsinotambiénparaatravesarelrío,puesosdesplazabaisconvehículosblindadosdegrantonelajeyseprecisabanembarcacionesquesoportasenelpeso.Eneselapso,elEstadoMayorreorganizólaIIDivisiónconnuevosdestinosyascensos.Atitellegóelnombramientocomoadjudantytercerjefedevuestrasección.
OtravezosencontrabaisenAlsacia,peroenesaocasiónyanohabíabatalla.SólopaseosporlascallesdeHaguenau,deseandoquellegasenlasbarcazasygabarrasqueostransportaríanhacialaotrariberadelRin,ycervezaabundanteensustabernas.Elaguardiente alsaciano, el schnaps, lo dejasteis de lado; ya no helaba como en elinvierno. No obstante, los huevos y liebres de chocolate te ayudaban a calmar laansiedad. Apenas te relajabas en esas visitas a las tascas alsacianas, pues tupensamientoseencontrabaenlaofensivaportierrasalemanasyeneldeseodequelacartadirigidaatupadre,queleentregasteaLeclerc,llegaseadestino.
Enunadetussalidasdeasueto,acodadoenlabarradeunatasca,teencontrastecharlando conCarlos Iriarte, vuestro jovenoficial.Tenía tumismaedad, pese a suaspectoaniñado,yenpocosmeseshabíaalcanzadolacategoríade«Cruzadoporlalibertad»,comoDronnesolíadenominaratodoslosqueoshabíaisalistadodesdeelprimermomentoconlasfuerzasdelaFranciaLibre.
—¿Leapeteceuno?—ledijisteaIriarteofreciéndoleunGitanes.—Noacostumbroafumar,pero…Cogióuncigarroy loencendióconla llamadelacerillaquele tendías.Disteis
unacaladalentay,acontinuación,fuistetúelqueinterrumpióelsilencio:—Graciaspornodejarmedesertar.—Faltaríamás.Séqueustedhubiesehecholomismopormí.—Diootracaladay
añadió—:Además,ledebíaunapornohabersefiadodelasaparienciasyabrirmelaspuertas en la sección.Yono estuve en suGuerraCivil, por loque al principiomeintimidaron un poco su aspecto desaliñado, sus barbas, sus miradas cercanas a lalocura…Creí queme encontrabamás ante dinamiteros y revolucionarios que antesoldados.
—Ya. Si hubiese vivido la Guerra Civil lo habría entendido. Además, a losargentinosnoloshamachacadoaúnelfascismo…
—Por ahora, sólo por ahora, adjudant. El desenlace de esta guerra tarde otempranonosafectaráatodos.
—¿Porquéseenroló?
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—Mis padres son emigrantes franceses, por lo que Francia es la patria demisafectos.Encuantomellegaronnoticiasdelainvasión,nolodudé.
—¿Haymásargentinosenlasfuerzasaliadas?—Sí.Meenterédequesealistaronconlosinglesescuandoeraelúnicopaísque
combatía a Hitler. Deben ser más de cuatro mil… —Cogió la cerveza que nosacababandeponerydioun trago lento,paraañadir—:Peroningunoen Infantería,soncasi todospilotos.Los llevaronaCanadáaentrenarseyahoracombatenen lasfilasdelaRAFcomolosmejores.
—Me dijeron que, en España, también lucharon argentinos enrolados en lasBrigadasInternacionales.
Sonrió.—Recuerde,adjudantnohaexistidoningúnquilomboenelmundoenelqueno
encuentreenchastradoaunargentino.Aúnhoy,haymásdedoscientoscompatriotasprisionerosenelcampodeconcentraciónespañoldeMirandadeEbro…
Una guitarra al fondo os interrumpió. Eran soldados españoles de la 10.ªcompañíaquecomenzaronacantarBésamemuchoyaacompañarel ritmoconsusbotas. El tabernero sonreía mientras, con la agilidad de un lince, les colocaba lascervezasenlamesadelcentroyunamuchachaconunatrenzalargalesofrecíatacosdequesoysalchichas.Tuvistelaimpresióndeque,desdevuestrallegada,oshabíaistransformadoensusmejoresclientes.
—Ustedes siempre cantando —comentó Iriarte, apagando su cigarro en uncenicerodelatón.
—Escurioso…—Sonreíste—.Austednuncalehevistounirseanosotrosenloscorrosnocturnos.
—Lascancionesnosalvanelplaneta.Fábregasregresódesdeelavernodeloshéroesytrovadoresparacolocaraquellas
palabrasentuboca:—Lasbalas sólo silbancuandocallan lasguitarras.Nuncasehandecansar las
palabras.Sonrió,paraañadir:—Talveztengarazón,peronomeséningunadesuscanciones.Recuerdequeyo
no estuve en su guerra. Aunque de tanto oírlas, terminaré aprendiéndomelas dememoria.
—Podríasumarseconuntango.Sin dejar de sonreír, cogió de nuevo la cervezay apuróotro trago.Al posar la
jarraenlabarra,añadió:—Los tangos no sirven para motivar a los guerreros. Hablan siempre de
desengaños,dearrabalesenlosqueseexpresalatristeza…Decosasdelamor.Ysédeloquehablo.
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Tumiradainterrogativaleobligóaexplicarse:—Mire, yo nací en Buenos Aires, en el barrio de Almagro, a dos cuadras del
domiciliodeCarlosGardelyde sumadre.Hastaque fallecióen1935, a todos lospibes, desde Almagro a Balvanera, nos embobaba con sus milongas. Ya le digo:ningúntangomotivaalcombate,niCambalache.Enestosmomentossólosirvenlospoemasépicos.—Ampliósusonrisayañadió—:Ahorabien,recuerdequealfinaldetodagesta,siempresonaráuntango,pararememorarlasbatallascuandoregresemosalarrabal.
Eran lasmismaspalabrasqueCampos tehabíadichoa supartida:«Loshéroesregresaránalascolasdelafábricasasolicitartrabajopordosmonedas».
La guitarra volvió a retumbar desafinando y las gargantas de los soldadosentonaron Amor, amor. Aquella canción contradecía a Iriarte. Alzó el entrecejo,encogióloshombrosysonrió.
—Hasta susguitarras, pormuyatorrantasque suenen, encienden la sangremásquecualquierbandoneón.
Pagóvuestrascervezasy,pasándoteelbrazoporencimadelhombro,tedijo:—Adjudant,vayamosaverqué talestánnuestrossoldados.Tengo la impresión
dequeencualquiermomentocruzamoselRin.Alatravesarelumbraldelatasca,loslabiosdeIriartebisbiseaban:… Toujours en avant… Le gars de Leclerc passent en chantant… La victoire
n’attendpas…Lascuerdasdelaguitarrarepiqueteabanconfuerzaunpizzicatoapagandolavoz
detucompañero.Nonecesitastelaletraparareconocerlacanción,eranlosacordespotentesdeAlasbarricadas.
AL CUARTO DÍA DE ESTANCIA enHaguenau comenzó el desplazamiento de todas lasunidadeshaciaelcaucedelRin.Lazonaelegidapresentabalasaguasmansasenungranembalse.Los remolcadoresdeempuje, conunadocenadebarcazascadauno,emprendieronlasalidahaciaAlemania,bajolacoberturadelaRAFyelfuegodelaartilleríapesadaenunanochecuyalunallenatetrajolascosasperdidasylosgestosantiguosdeloscorroseneldesiertobajolosacordesdelaguitarra.
Los primeros en desembarcar fueron las unidades de spahis que crearon unacabezadeplayaparapermitirelaccesodelosblindados.Despuésllegasteisvosotrosen los Half-Track y, en último lugar, las columnas de Sherman. Cuando los casiveinte mil soldados os encontrabais en territorio alemán, se dio la orden, no deasegurar posiciones y crear líneas defensivas, sino, al contrario, de avanzar enformacióndecombate.Vuestroqueridoyeternoenavant!
ElprimerdestinodeldíafueRastatt,a lasorillasdelMurg,elafluentedelRin.
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DesdevuestraposicióndistinguíaisinclusolafachadadelPalaciodeRastatt,peronoos interesaba. Lo importante se encontraba en las instrucciones del EstadoMayor.Bordeasteislaciudad;siaúnrestabadefensanaziquedaríaaisladaenunabolsa.Yavendremosporvosotros,pensasteis.Derepente,laIIDivisiónseescindió:elgruesose dirigió hacia el norte, con destino a Karisrube, y a la agrupación del coronelGuillebonseosencauzóhaciaeleste,aStuttgart.Aquellonoospillódesorpresa,ymenosati,quelohabíasvistodibujadoenelmapayconocíasdememoriatodoslossenderos.Enrealidad,setratabadeotrodelosjueguecitosestratégicosdeLeclerc,laverdadera causa de tantos cabreos provocados en el mando aliado, al diseñaritinerariospropiossinpermisodelosnorteamericanos.
Segúntuscálculos,elnortedeAlemania,desdeBélgica,estabasiendoocupadopor los ingleses que enlazarían con los rusos en los estados norteños; su flancoderecho se lo cubrían los norteamericanos, que bordearían Berlín por el sur endirección a Praga con escala en Baviera; vosotros cubríais a los yanquis por laderechay laLegiónExtranjeraosarropabaentre lafronterayel restodel territoriodelestadodeBadén-Wurtenberg.
Lascolinassuaves,losbosquesyviñedosabundabanalasorillasdelNeckar.OsencontrabaiscasienlosarrabalesdeStuttgart,lapuertadeaccesoalaSelvaNegra.SielgruesodelaIIDivisiónhabíacercadolaciudadporelnorte,vosotrosporelsur,lapoblaciónseencontrabaenotrabolsa.Ysólollevabaisdosdíasenelespectaculargalopeporterritorioalemán.
No encontrasteis divisiones Panzer en el camino. Sospechabais que las habíanreplegadohaciaBerlínparaprotegerlahastaelúltimoinstanteohuíansindescansohacia Austria. En las tierras limítrofes a la Selva Negra y para su defensa, losalemanesdejaronalosVolkssturm, los fanáticosmilicianosenroladosaúltimahoraentrehombresmenoresdesesentaaños.Noerancontrincantesparavuestroscarrosysemiorugas.A lo único que debíais temer era a susPanzerfaust, los lanzagranadasgermánicos de usar y tirar, distribuidos a miles y que aquellos combatientesvoluntariosdominabanalaperfección.
Aquel día habíais dejado atrás la ciudad de Stuttgart y os dirigíais a cruzar elDanubio cerca de su nacimiento, cuando una unidad Volkssturm fuertementepertrechada os hizo frente. Varios Panzerfaust abrieron fuego y dos Shermanquedaron en llamas a los pies de la Selva Negra. El fuego desde sus nidos deametralladorasimposibilitabaelavance.AsíqueelIIIBatallónemprendióelcaminohaciasusparapetosprecedidodeunrecitaldebalasdesdevuestrosHalf-Track.Lossemiorugaspasaronporencimadesus trincherasy lasbazucasabrieroncráteresensusbúnkeres.DespuéslosShermanloarrasarontodo.Algunosmilicianosalemanesaparecieronheridos,conlosbrazosenalto,entrelosmatorralesyescombros.
—¡Mierda,hayfranceses!—gritóelcapitánDehen.
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En efecto, eran restos de la División Charlemagne, que se había unidovoluntariamente a las Waffen-SS en época del mariscal Pétain. Pero, en aquellaocasión,delpuñadodegalosquecombatíacon losalemanes,ningunosobrevivióasusheridas.
—Mi coronel —llamó el capitán médico de la agrupación, con el rostroenrojecido—,senieganaqueleshagamostransfusionesdesangre.Temenqueseadejudíos.
Guillebonabriómucholosojos,quedestacaronaúnmásensupálidacara.Calmosequitóelcascoy,despuésdelimpiarseelsudordelafrente,exclamó:
—¡Quesemueran!—Secolocó rápidoelcascoy,desdesuSherman,gritó:Enavant!
Sigmaringenosesperaba,asícomolosmandatariosdelgobiernodeVichyenelexilio.
—¡Joder, si parece una copia del Monasterio del Escorial!—exclamó Gitano,antesdeentrarenlaciudad,alcontemplaruncastilloenloaltodelacolina.
TalvezahíresidieralarazónporlaqueLeclerchabíaenviadoalaagrupacióndelcoronelGuillebonporaquelitinerario:queríabarrerdefrancesescolaboracionistaslaregiónyasaltarlasupuestasededelgobiernofantasmadeVichyrefugiadoenaquellafortaleza.
Uncomandocompuestoporlosmásveteranosasaltasteiselaristocráticorefugio.Revisasteislossuntuososcomedores,lasazoteas,lascocinas,losestablos,lossalonesdebaile,lasacristía,labibliotecayhastalosespaciososdormitorios.Yanoquedabanadie. Y los impactos de metralla en sus muros evidenciaban que la LegiónExtranjeraseoshabíaadelantadoensuimparablemarchahaciaAustria.
No entrasteis en la ciudad.Otra bolsa, pensasteis. ElDanubio esperaba que locruzarais cercade sunacimiento, enelque laprofundidaderamenorypermitía elpasodelossemiorugas.Esverdadquelaliteraturaylamúsicacontaronsuhistoriapopularizandoloazuldelrío,peroenaquellaocasiónsuscristalinasaguascirculabanamarillentas,conmilesdepartículasnegruzcasensuspensión,detritusdeunaguerraqueseprolongabacasiseisaños,emitiendoinclusounnauseabundooloraquemado.Másqueun ríomíticoparecían lasaguas residualesdeunacloacaenmediode lasmontañas.Loatravesasteisyel foehn,elcálidovientoprovenientede losAlpes,osgolpeóelrostro.
Después llegaron más castillos. Los evadidos colaboracionistas del mariscalPétain no se refugiaban en las trincheras o en barracones. Hitler les había cedidopalacetes medievales rehabilitados u otros de la aristocracia prusiana. Eran loshuéspedesdelujodelosnazis.
Enlasventanasotejadosdelaspoblacionesalemanasqueatravesabaisalolargode vuestra avasalladora progresión sólo se distinguían banderas blancas. También
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encontrasteispresosdelos liberadossubcamposdeconcentracióndelnorteoelsurdeambulando por las calles, trabajadores de las fábricas urbanas que carecían demedio de transporte hacia un lugar que ya no existía y franceses colaboracionistasque se rendían sin ofrecer resistencia. En los caminos que conducían de Baden-WurtemberghaciaBavieraylosAlpesseoíantodaslaslenguas.Eraeldesbarajustenazi,ladebacledelIIIReich.
—La puta Torre deBabel nazi se va al carajo—le oístemurmurar al tenienteBambaenciertaocasión.
AlcuartodíadelaentradaenAlemania,enlaotrariberadelDanubio,losHalf-Track de la agrupación cabalgaron desde Wangen im Ailgàu hacia Wilheim imOberbayerm para reencontrarse con el grueso de la II División que llegaba desdeMúnich. Las noticias sobre la guerra se sucedían: «Los partisanos han detenido yejecutadoaMussolinicuandointentabahuirdeItalia»;«losrusosseencuentranalaspuertasdeBerlín»;«laLegiónExtranjerayahaatravesadolafronteraaustríaca».
Aquellanoche,queanunciabael1demayode1945,apenasdormiste.Yaestabasacostumbrado:erasunveteranohastadelinsomnio.BadTölzylaAcademiaMilitarde las Waffen-SS, la incubadora de los supersoldados nazis, se encontraban acuarenta y cinco kilómetros. Luego restaban treinta hasta Aschau; cuarenta paraSiegsdorf;onceaInzell…yBerchtesgaden.TörnisehallabaauntirodebaladesdetuMosin.
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FRUSTRACIÓN
ENWILHEIM IMOBERBAYERN os reagrupasteis con el grueso de la IIDivisión quearribabadesdeelnorte.HabíandesbordadolasciudadesdeAugsburgoyMúnichenuna competición con la 3.ªDivisión de Infantería norteamericana cuyo destino eraPraga con parada en Salzburgo. Fuera quien fuese aquel a quien se consideraseganador del derbi, el departamento bávaro de Suabia había sido ocupado y sólorestabalaAltaBavieraparaconquistartodoelsurdeAlemania.
Nada más emprender la marcha, las secciones de Moreno y de Larita II, quehabían acompañado al grueso de la IIDivisión, se os unieron.Otra vezLaNuevecabalgabaunida.
—LosyanquistambiénsedirigenhaciaBerchtesgaden—osinformaron.Al Nido de Águila teníais que llegar antes que ellos. Ese era el anhelo que
aleteaba en todos vosotros, aunque no lo comentaseis: para eso erais el rayo deLeclerc,eltruenodelasangreyelecodelamuerte.
—Serálaguindaenestepastel—aseguróunconfiadoIriarte,reciénascendido.—Eltenientequieredarlavueltaalruedo—bromeóLaritaII,antelasonrisadel
resto.AvanzabaishaciaBadTölz,alasaltode laAcademiaMilitarde lasWaffen-SS.
Los cuarenta y cinco kilómetros del trayecto presentaban la misma imagen quedejabais atrás: las suaves colinas moteadas de casas y cuadras exhibían banderasblancas y los caminos hablaban todas las lenguas. Era evidente que las unidadesmilitaresalemanassereplegabanhaciaAustriaconlaintencióndeatrincherarse.
Os acercabais a la frontera con el país vecino, convertido en provincia deAlemania desde 1939, y las cumbres nevadas de los Alpesmarcaban el límite devuestro avance, pues conquistada Bad Tölz debíais seguir paralelos a la linde conAustria por los senderos que conducían hastaBerchtesgaden.El eje demarcha, en
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esosmomentos, secumplíasinestridenciasniaventurasdelgeneral.Vosotros ibaisensilencioencimadelosHalf-Track,conlavoluntadinflexible,lamiradasobrelosparajes,losdientesapretados,losdedosenlosgatillosdelasametralladoras,elfoehnazotando lasmejillasy losbrazaletescon labanderade la IIRepúblicadestacandoalrededordelbíceps.
Antes del almuerzo distinguisteis las aguas del Isar. Las primeras casasblancuzcas con tejados rojizos o de pizarra negra, las calzadas empedradas y losbalconesconbarandillasdemaderarepletosdefloresrojasosanunciaronlaentradaenelcriaderonazi.Pudisteishaberenvueltolaciudadcreandootrabolsarepletadebanderas blancas, pero no queríais. Además, el jefe de la agrupación, el coronelGuillebon,parecíanecesitarunpocodeaccióndespuésdetantoalemánrendidosincondicionesy,talvez,unaligeraparadaenlaprogresiónsinescalasdesdeHaguenau.
Apenas los artificieros revisaron el puente sobre el Isar y confirmaron que sehallaba libre de cargas—aGuillebon le había resultado extraño que permanecieraintacto—, los carros lo atravesaron. De inmediato distinguisteis una fortificaciónprecedidadeunaplanicieydeunabanderaconlasSSbordadas,queondeabaporelviento alpino en la punta de un enorme mástil. Detrás, la cresta blanca de lacordillera.
Los blindados se desplegaron en formación de combate y avanzaron hacia laciudadela.
—Joder,noshancopiadolosmolinos—vociferóTuruta.Losespañolescomprendisteisdeinmediatolaspalabrasdelciudadrealeño:elarco
de la puerta, por el que cabrían cuatro Sherman en paralelo, incluso dejando unpasillo holgado entre ellos, se encontraba flanqueado por dos torres blancas ycilíndricascoronadasporuntejadocónicodepizarra,idénticasaenormesmolinossinaspas.Aderechaeizquierda,adosadoalasatalayas,sedesplegabanunostrescientosmetrosdeunaedificacióndedosplantassalpicadadeventanas.
—Debendeserloschiqueros—bromeóLaritaIIdesdeel«Teruel».UnFlakdel88abriófuegocontravosotros,elobússeperdióenelhorizontesin
alcanzaros.Deinmediato,lostreintaShermandevanguardiadispararonsuscañonesdel75sobrelafortaleza.Cuandoelhumosedisipó,lafachadapresentabadecenasdemanchas y boquetes negruzcos. Aunque una bandera blanca se izó en uno de lostorreones,seguisteisaproximándoos.
Amenos de cienmetros del arco de acceso, oísteis un himno acompañado delsonidode instrumentosmusicales,provenientedel interior.Enaquelloscánticos,osparecióidentificaralgúntérmino:«Gloria,gloria…».Acontinuación,unoscincuentajóvenessoldadosalemanessedirigieronhaciavosotrosmarcandoelpasodelaocaentres columnas. Iban precedidos de una bandera blanca y de un estandarte con laesvástica bordada. A su lado desfilaba un comandante de las SS; detrás, seis
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uniformadosredoblabanlostamboresasupasoydocelesacompañabanconeltoquedetrombonesdevaras.
—Envezdemorlacos,nosofrecencabestros.LaspalabrasdeLaritaIIdefinieronlasituación:cienblindadosdispuestosaabrir
fuegoyrepletosdesoldadosquehabíanderrotadomacheteenmanoalAfrikaKorps,seencontrabanfrenteacincodocenasdeniñatosrubiosyarrogantes,envueltoseneluniformedelasSS,quedesfilabanalritmodeunamarchamilitarantesdeentregarse.
—¡Basta!—gritóelcapitánTuyerasdesdelasfilasdela12.ªcompañíayvacióelcargadordelaThompsonalospiesdelsoldadoqueportabaelestandarte.
Lostamboresytrombonescallaronyensordecieronloscánticos.Elmiedoinundóelrostrodelosalemanes.Todosloaventurasteis:alcapitándelanarizganchudaselehabían revuelto los intestinos ante el desfile de los nazis. De buena gana hubiesevaciado el tambor de su ametralladora sobre aquellos imberbes que se creíansemidiosesyhabíangaseadoasupueblo.
Acontinuaciónentrasteisainspeccionarlafortaleza,buscandoWaffen-SSquenosehubiesenrendido.Perosóloencontrasteisenormescomedoresvacíos;salonesconmaquetas de antiguos escenarios de victorias de la Wehrmacht; piscinas contrampolinesavariasalturas;caballospurasangremimadoscomobebés;habitáculoscon cientos de tablas y bastones de esquí; gimnasios repletos de colchonetas,paralelas,floretesyguantesdeboxeocolgadossobrelascuerdasdedoscuadriláteros;aulasdeestudioylargoscorredorescolmadosdelasimágenesdejerarcasnazis.Todorelucíaybrillaba.
AlcontemplaraquellorecordasteaFábregasalaspuertasdelHôteldeVilleenlaliberación de París cuando se sorprendía por las ironías de la Historia. En esosmomentos te encontrabas ante otra: oficiales entrenados con todos los mediostécnicosasualcanceybajolasupervisiónymimodegrandesestrategascapitulabanante campesinos que habían cambiado los arados por fusiles, los miserables yhambrientosvagabundosdelejércitoderatasquehabíandesembarcadoenlascostasdeNormandía a golpe de guitarra desde los inmensosmares de arena de la tierravacía.
Alamanecer,cuandoelsoliluminólasespaldasdelosAlpesytiñólasmontañasdenegro,salisteisendirecciónaAschau.Enlosalrededores,unodelossubcamposdeDachauhabíasidoliberadoporlosnorteamericanosyantiguospresosvagabanporlassendasconlamiradaperdida.Vuestroavanceseralentizó:nosóloparaauxiliaralosprisionerosperdidos,sinotambiénporquelosalemaneshabíandestruidotodoslospuentesenlarutaqueconducíahaciaBerchtesgadenylafronteraaustríaca.Aunquesólo habíais encontrado abundantesmilicianosVolkssturm, no dudabais de que, enalgúninstante,fuerzasbragadasdelasWaffen-SSosharíanfrente.
Atravesasteis comounmeteoro las calles empedradasdeAschau.Losbalcones
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lucíanbanderolasblancasjuntoajardinerasconcientosdeflores.Nadieseasomónios recibió.Revisasteiscasaporcasaenaquellavillaseñorial rodeadadeunpaisajeidílico. Las informaciones recogidas seguían apuntando a que las compañíasalemanassehabíanreplegadoaBerlínohacialosdesfiladerosdeInzell,enunintentoporrefugiarseenAustria.ParecíaispielesrojasrastreandolashuellasdeWaffen-SSodesoldadosdelaWehrmachtenmediodelosdesfiladeros.
Despuésde lacarney las judíasen latasalisteisa recorrer loscuarentaycincokilómetrosquedistabanhastaSiegsdorf.Losmotoresde losHalf-TrackyShermanrugíanporloscaminosquezigzagueabanenlasfaldasdelasmontañasalaveradelagos, restos de extintos glaciares rodeadosde abetos.Al anochecer, bajouna lunallena que se desinflaba, penetrasteis en la ciudad. La escena se repitió: banderasblancas por doquier tapaban los frescos de las fachadas, en casas que parecíansacadasdeuncuentodehadas,peroningúnsoldadocompareciófrenteavosotros,nide la Wehrmacht ni de las Waffen-SS ni del Volkssturm. Acampasteis con laexpectativa de acometer los últimos once kilómetros hacia Inzell y otros cuatro aBerchtesgaden. Antes de los frijoles en lata de mañana, pensaste, ya tendrías lacabelleradeTörnientretusmanos.
En un amanecer brumoso, el general Leclerc separó la II División enagrupaciones y las lanzó por diferentes caminos, motivándoos al instalar entrevosotroslacompeticiónporquiénllegaríaantesqueelresto.
CuandovuestracolumnadivisólasprimerascasasdeInzell, losSherman,Half-TrackyhastaeljeepdelPatrónseorillaron,cediendolavanguardiaalcapitánDehenabordodel«Inzell».Elhonordeentrarelprimeroenlaciudaddebíasersuyo.
El silencio inundaba el pueblo. Incluso era posible distinguir el sonido que, aldescenderentorrente,producíanlasaguasdeunríodeapenasseismetrosdecauce.Las casas de estilo alpino albergaban a hospitalarios vecinos que os ofrecieroncerveza,unodeelloshasta seaproximóconsalchichasbávarasdesdeunapequeñatienda que debía de regentar. Los gestos de amabilidad os anunciaban que habíanvistoalosWaffen-SShuyendohacialafronteraoqueosesperabaunaemboscadaencualquier desfiladero. De todas formas no perdisteismucho tiempo en Inzell. Unarevisiónrápidadelaceite,combustibleycadenasdelosblindadosydenuevoenruta.SólorestabancuatrokilómetrosaBerchtesgaden.
Alsalirdelpoblado,elpaisajeseagrióylasquebradasseincrementaron.Apenashabíaisrecorridoquinientosmetrosentrecaminosqueserpenteabanenlasladerasdelosmontes,cuandoos topasteisconun lóbrego túneldeunhectómetrode longitudescarbadoenelmonteagolpedecincelycartuchodedinamita.Desdeaquellaruta,era el único acceso posible. La alternativa era atravesarlo, arriesgándoos a que sederrumbase sobre vosotros por efecto de explosivos camuflados, o retroceder ybuscarotrocamino.
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Lacabezadelacolumnasedetuvoenlabocadelcorredor.ElcoronelGuillebonvacilabamientraseltiempotranscurríaencontravuestra.
—En revisarlo tardaríamos lo mismo que en localizar otro camino —le oístequejarse.
Derepente,unjeepsepusoalfrente.Depieensucabina,Leclercsesantiguóyapretólosdientes.
—¡QuesealoqueDiosquiera!—mascullómientraseltodoterrenoseadentrabaenlastripasdelamontaña.
ElvehículodelPatróncirculabadespacioconlaslucesdelosfocosiluminandoelfrentey las linternasde susacompañantesexaminando lasparedesyel techo.Unapresiónenelpechodebiódeinundarosatodosantelaideadeundesenlacefatal.
—Dios está siempre con los vencedores —expresó un lacónico coronel—.Estamosapuntodecomprobarquiénganaráestaguerra.
—Comienzaelúltimotercioenelcoso:la«suertesuprema»—murmuróatónitoLaritaIIdesdesuHalf-Track,conlamiradafijaenelavancedeLeclerc.
Eljeepdelgeneralhabíaalcanzadolamitaddeltrayecto,cuandolosmotoresdelosblindadosdelaagrupaciónmugieron,acompañándoloenlasuertesupremadelosmatadores.
—Lasuerteolamuerte—farfullóvuestronovilleroenmitaddeltúnel.Traspasado el conducto, ya no había dudas: el corazón fullero de los dioses
apostabaporvosotros.LaritaIIresoplóyencendióuncigarro.—Estosellamatorearalocrudo—sentenció.Talvezteníarazóny,trastantotiempojuntoaLeclerc,oshabíaisconvertidoen
unacastaquenecesitabaolerelmiedosinlancesdecapote.Oenunoslocos,queseengallabancuandolaspezuñaselmorlaconazisacudíanlaarena.Oenunoshéroes,que,sintrampasdetahúres,osencontrabaisenestadodegracia.
Fuera como fuese, vuestro convoy marchaba por los caminos rodeados debarrancos.Ibaistensosyvigilantes,yaque,aunqueapenasquedabantreskilómetroshasta la meta, el terreno era muy favorable a las emboscadas. De repente, lo quetemíais desde la entrada en Baviera ocurrió en los desfiladeros de Alpenstrasse:varios obuses del 88, lanzados desde Flak y ocultos en la densa vegetación de lasladeras, impactaron sobre los carros y semiorugas. Un Half-Track en llamas seprecipitóalvacío;susocupantespudieronsalvarsesaltandoentrelasrocas,yvariosShermanquedaronbloqueadosconlascadenasdestrozadas.
El teniente Iriarte sostenía a un hombre entre sus brazos.Era su ayudante, quesangrabapor lacabezaynosemovía.Pero la llamadadeGitano teobligóamirarhacialatripulacióndel«Santander»:
—¡Solana!¡Solana!
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Elveteranosoldadocántabropresentabaheridasporelimpactodeesquirlasenelhombroderechoyenlaclavícula:
—Estoy bien —dijo, presionando con las manos los orificios, para gritar acontinuación—:¡Metedlesel«Mari-Luz»porelculo!
—¡Seguidme!—exclamaste,saltandodelblindadocomosielalmadeCampos,elinstintodelguerrilleronato,sehubieseapoderadodeti.
Penetraste con tu pelotón en el pastoso bosque de abetos. Sin palabras, sólo agolpedegestos,dirigíasel avancede tushombresárbol trasárbol.Otracompañía,quenolograsteidentificar,osseguía.ElbramidodelosFlakmanteníaestancadaalaagrupaciónenlacañadayloscañonesdelosShermancallabanimpotentes.Nohabíaopción: había que alcanzar el asentamiento de las piezas de artillería alemanes ydestruirlas.
Oshabíaisadentradocienmetrosenelmonte;losFlakaúnseencontrabanlejos.Derepentelosvisteis:soldadosalemanesavanzaban,buscandosorprenderavuestraagrupación.Disparasteis.Respondieron.Laestrategiadelacontenciónseimpuso.
Vuestrasmiradas, juntoconlabocadelcañóndelosfusiles,sedirigieronhacialos huecos entre los troncos, para disparar en cuanto un soldado alemán intentaraadelantarse alcanzando un árbol o una roca. Ellos hacían lomismo. Era una lentaesperaenlaquesesucedíanlascarrerasylosdisparoscerteros.Eltiemposeparalizó.
Anochecía, pero el cielo se tiñó de azul y naranja. La luz de las bengalasacompañabaelrugirdelosobusesyelmartilleodelasametralladorasanteenemigosinvisibles. Aquella columna alemana había logrado detener vuestro avance haciaBerchtesgaden.
Laoscuridadsecerrósobrevosotros.Nopodíaisabrirbrechaensusposiciones,sólomantenerlavuestraimpidiendoqueavanzasen.Enesosmomentos,sinvisiónenlanoche,sólosedisparabaendirecciónasonidosinesperados.Elvalordeloídoenlaguerra,comotehabíaenseñadoFábregas.
Habías empleado las lentas horas nocturnas en calcular los límites de lasposicionesenemigasentresusbengalas,lasbocachasqueseencendíanenlanocheyel crujir del ramaje. Preparabas el asalto al amanecer. Aquella columna no podíatenerosempantanadosmástiempooelretrasoenelasaltoaBerchtesgaden,comoeldeRommelenBir-Hakeim,podríasermortal,yaquetalvezfacilitaselaentradaderefuerzosdesdeAustria.
Vuestrasgranadascerterasyelfuegodesdelasbazucasylanzallamasanunciaronelamanecer.Lostroncosdelosabetosseastillabanporelimpactodecientosdebalasyhastalahúmedahierbaardió.Lasbanderasblancascomenzaronaasomarentrelosárboles.LaseccióndelasSShabíasidodiezmada.
Seguisteisavanzando,ganandopalmoapalmo.Losinterrogatoriosalosalemanesoshabíancolocadosobrelapistadelasfuerzasoponentes:doscompañíasWaffen-SS
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y tres cañones Flak 88. No supondrían peligro a menos que el terreno os fueradesfavorable.
Hacialasdosdelatarde,veinticuatrohorasdespuésdelprimerfogonazoalemán,lascuatrocompañíasdelIIIBatallónyaosencontrabaismediokilómetrointernadosen la ladera. El avance seguía pausado, sin aventuras: trescientos soldados osesperabanenalgúnlugardeaquellosdesfiladeros.Vuestrosestómagoscrujían,perono atendíais a su reclamo. No era el momento, y menos cuando el eco de loscombatesenelextremoizquierdollegabanítido.
—La 12.ª ha encontrado resistencia—informóGitano, después de escuchar elavisoporlaemisora.
La vegetación iba desapareciendo. Las puntiagudas rocas anunciaban lastrincherasnaturalesdelosSS.Eraprecisosalirdelalindedelbosqueconrapidezyprecaución, de uno en uno y observando de dónde llovían los disparos, esperarrefuerzos y, al crepúsculo, cuando el sol cegase al enemigo y convirtiese vuestraespaldaenunamanchaquelasombradelascumbresoscureciera,atacar.
Lastinieblasganaronterreno.Elasaltofinalsepreparaba.Encuantolasombradelospeñascostocólaprimeralíneadefensivaalemana,seoyólaorden.CasidosmilsoldadosdelRegimientodeMarchadelTchad,precedidosdelfuegodelasbazucas,oslanzasteishaciaadelante.Lasrocasseresquebrajabanporelimpactodelascargas;los alemanesdisparaban ciegos, sin precisión.Cuando las trincheras devanguardiacapitularon,continuasteisavanzandoalritmoenqueseextendíanlassombras.
Cuatro horas más tarde, habíais alcanzado las posiciones de las piezas deartillería.Sindisparar,losartillerosserindieron.
—Sonfranceses—dijeronlossoldadosquelosmanteníanconlosbrazosenalto.Enefecto,erancolaboracionistasdePétainconuniformesde lasWaffen-SS.El
coronelGuillebon transmitió esa informaciónpor emisora aLeclerc, que enmediahorasepersonóenellugar.
—¿Por qué visten ropas nazis?—preguntó, zarandeando al demayor grado, y,comoescupiéndole,añadió—:Sonunadeshonraparasupatria.
—¿Porquénos lo recrimina?—expresó calmoel otro—.Usted llevauniformenorteamericano.
Leclerc le soltó.Encendió un cigarro y el humoocultó sus rasgos.Un instantedespués,lamáscaramacilentaqueseledibujóenKsarRhilanehabíaregresado.
—Ese rostro ya se lo vi al general en el cuartel general de Bradley—apuntóIriarte.
—¿Cuándofueeso?—preguntastealteniente.—En el momento en que Bradley le prohibió entrar a París si encontraba
resistencia.Laúnicadiferenciaesqueentoncessonrió.Teníarazón.TambiénhabíasonreídoenKsarRhilane,cuandoleanunciaronque
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labanderadelaFranciaLibrenoondearíaenTúnez.Perolaordendelgeneralcortótusevocaciones:
—¡Fusílenlos!Apenas Leclerc pronunció la orden, varios soldados franceses se presentaron
voluntariosparaconstituirelpelotónquelaejecutara.Descendíais hacia los blindados, cuando oísteis la voz de un oficial francés
(«¡fuego!»)y,deinmediato,lasalvadebalas.Los cuerpos de los doce colaboracionistas quedaron en las cumbres del
desfiladero. Pero aquello ya no os interesaba; llevabais un retraso de casi treinta yseis horas que era preciso recuperar. Proseguisteis el avance en la noche. La lunallena de hacía unos días aún os acompañaba por el serpenteo de aquellos cansinoshaciaBerchtesgaden.
En una alborada que os hubiese gustado detener arribasteis a las afueras de lavilla. Otras agrupaciones de la II División habían llegado antes que vosotros poritinerariossinresistenciaalemana.
—Pudieronhaberavisado—sequejóelsargentoMorenodesdeel«DonQuijoteII».
NoserlosprimerosentrelossoldadosdelaIIDivisiónnooshacíamella,loquerealmenteosmolestófuequetambiénseoshabíanadelantadolosnorteamericanosdela 3.ª División de Infantería, que paseaban triunfantes por las calles envueltos encánticosyalcohol.Lafrustraciónseapoderódevosotros,sobretododeIriarteydeti.
A partir de ese momento, no te quedaba más remedio que buscar alObersturmführerentrelosprisioneros,eludirlavigilanciayanquiymatarlo.
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AVIDAOMUERTE
BERLÍN,ÚLTIMOANILLODEFENSIVO,alatardecer.LabatallaporlatomadelacapitaldeAlemaniahabíacomenzadoamediadosde
abril desde las colinas de Seelow, en el Óder. Las tierras al este del estado deBrandeburgo habían sufrido el avance imparable de los carros de combate delEjército Rojo al mando del general Zhúkov. Poco después, la ciudad de Berlínsoportó en sus calles el bombardeo imparable de la RAF y de la USAAFnorteamericana.De inmediato, la artillería rusa se unió al castigo y los cinturonesdefensivosdelacapitalfueroncayendounotrasotro.
Para los soldados soviéticos aquello apenas pagaba sus veintiochomillones demuertos, sus tierras arrasadas, sus familias destruidas, sus mujeres violadas y loscuerposde sushermanos llenando las acequias.Eraverdadque losmandoshabíanprohibido lasaccionesdevenganzacontra las tropasalemanesy lapoblacióncivil,pero les resultaría difícil contener el odio y el hambre de venganza acumuladosdurante tres años hacia los nazis, que aún ante la derrota les seguían considerandoinfrahumanos, Untermenschen. Y si alguien pretendió que el rencor aminorase,fracasó estrepitosamente cuando aquellos hombres—que creían conocer cualquierinfierno—liberaronelcampodeAuschwitzyquedaronparalizadosantetantohorror.
—EscuchaloquediceRadioMoscú—dijoJuliaNatalinovaatupadre,entrandodeprisaporlatorretadelT-34yelevandoelvolumen.
«Ante la denuncia soviética de que a Hitler lo defienden soldadosespañoles, Franco ha emitido un comunicado negando categóricamente talaseveración.Alegaque,encasodequealgúnespañolseinvolucraraconunodelosbandosenconflicto,loharíaatítuloexclusivamenteparticularyseríadespojadodelanacionalidadespañola…».
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Tupadreconocíalasrazonesdeaqueldesmentido.Eldíaanterior,suregimientohabíatomadoprisionerosaexdivisionariosazulesconuniformesdelasWaffen-SSenel primer anillo defensivo de la ciudad. Y había reconocido a su jefe, el tenientecoronelMiguelEzquerra,antiguocombatienteenKrasnyjBor,quesehabíarendidojuntoasuenseña,laCruzdeSanAndrés.
—Esperoquenonosencontremosamás—manifestótupadre—.Antesdequedéla orden de dirigirnos al Reichstag, conviene que leas esto. El general VladimirSerguéi,mipadrino,meloacabadeentregar.—Yletendióunsobreabierto.
Tu padre sacó los folios y los leyó deprisa. La alegría al enterarse de que tuhermanoytúosencontrabaisvivosyenlasfilasdelaFranciaLibresetruncócuandoleyólodelasesinatodeLucía.Apretólospuñosylospárpadosconfuerza,peronopudocontenerlaslágrimas.Luegolosabriódespacio,comoconmiedo.Talveztemióquelasiguientenoticiafueraladequetumadretambiénhubierafallecido.PerounasonrisadealivioseasomóasucaraalsaberqueseencontrabavivayenParís.Hastahabíasañadidoladirección.
—Julia…—Esmejorquenodigasnada.LleguemoscuantoantesalReichstagysaleshacia
París.—Comprenderásque…—Nohasdeexplicarmenada,Antonio.Lonuestrofueunamordeguerra…de
conveniencia.Nadamás—dijosegura,peroatupadrenolepasaroninadvertidossusojoshúmedos.
Acontinuación,latenientecoronelcogióconfirmezaelmicrófonodelaemisorayordenóasuscomandantes:
—PorlaavenidaFrankfurter,sindetenersehastaalReichstag.LosT-34,capitaneadosporel«Kirov»,avanzabanenlanieblaentrelasllamasy
escombros, disparando sus cañones F-34 y ametralladoras de 7.62 a todo lo quepresentasemovimiento.Eradenocheylalunaseocultabatraslabrumayelhumo,pero ellos no la necesitaban. Cada carro iba provisto de un potente reflector quecegaba a los alemanes. La tierra de los caminos del extrarradio estaba arrugada yensangrentada, los postes de telégrafo ardían como cerillas y los cadáveressembraban los campos llenosde cráteres.Al penetrar en las calles de la ciudad, elasfaltodesprendíaunhumoasfixiante,loslateralesdelasavenidasestabanplagadosdecarrosdecombateardiendo,aquelloparecíaunmataderodetanques,yelcieloseteñíaderojoyvioláceodeavionesestrellándose.
Los cuerpos de soldados Waffen-SS y de la Wehrmacht, de milicianos delVolkssturm o de chiquillos de las juventudes hitlerianas cubrían las calzadas. Loscinco ejes de las potentes cadenas de los carros los aplastaban sin detenerse. Derepente,detrásdeunPanzerTigerhumeante, tupadredistinguióaunaescuadrade
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SSconunlanzagranadas.Girólatorretadel«Kirov»yapretóeldisparador.Labocadel F-34 escupió certera. El impacto provocó que los cuerpos de dos soldadossaltasendesmembradosyqueeltercerosearrastrasesangrando.Enfocóelvisorhaciaeste.Aquelrostro…
Se asomó a la torreta sin perder tiempo.Al comprobar sus sospechas saltó delcarro,entrebalasyobusesquesilbaban,ycorrióhaciaelsoldadoagonizante.
—¡Nodisparen!—gritó,ysearrodillójuntoalSS.Lastripas,entrelasangrequemanabasincesar,eranbienvisibles.Conlamano
enlanucadelsoldado,lealzólacabezaparaquepudieraverleylellamó:—CamaradaRicardo…—Hola…,abuelo…—¿Quélocuraesesta?—Regresé.Franco…nostraicionó…Unhilocarmesíbrotóenlacomisuradesuslabios.Tosió.Unborbotóndesangre
precedióalasconvulsiones.Elrostroseinclinó.Luego,larigidez.Losojosquedaronabiertosmirandoalinfinito.Tupadrelebajólospárpadosyexclamó:
—Nostraicionóatodos,hijo.Descansaenpaz.De inmediato se irguió para subir al T-34 y, sin razón aparente, su mirada se
dirigióalfinaldelaavenida.UnabanderarojaondeabaenlacúpuladelReichstag.
MADRID,CAMPODETIROdeCarabanchel,alalba.El camión cargadodepresos arribó al descampado.El calor que sufrían en los
calabozosparecióaminorarporelvientoprovenientede la sierra.Loscondenados,ante la atenta mirada de dos pelotones de la Guardia Civil, descendieron condificultad. Llevaban sus pies encadenados y las yagas de las torturas aún estabanfrescas.Cuandolossieteprisioneroshubieronapoyadosuspiesdescalzossobre losguijarros,losexhortaronacaminaragolpesdeculatacontralascaderas.
AlfrentedelafilaseencontrabanJoséVitiniyMarino,alquehabíanquitadoelparchedelojoymostraba la cuencavacía.Enel trayecto, el balancede losmesesanteriores pasó fugaz por sus mentes, con el resultado final: el grueso de losCazadoresdelaCiudadhabíansidodetenidosycondenadosamuerte.
Sabíanquesetratabadeunatraición,peropocoimportabayaesoanteelpelotónde fusilamiento. Atrás quedaba para Vitini la gloria en la Resistencia francesa, supuestodetenientecoronelalmandodela16.ªDivisión,laliberacióndeAlbi,Rodez,Lourdesylospueblosdelaperiferiaparisina,suaclamacióncomohéroedeFrancia,elfrustradoingresoenEspañaporelValledeAránylaincorporaciónalaguerrillaantifranquistaenMadridparapotenciarlaydirigirla.
Sólo lequedaba la satisfacciónde losgolpesdemanoa ladictaduradeFranco
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desde diciembre: el sabotaje a empresas alemanas en España como la Agencia deFerrocarriles; la destrucción de la Delegación de Prensa del régimen; el asalto yvoladurade lasededeFalangeenCuatroCaminoscondosmuertos;elatentadoalgermanófilodiarioInformaciones…Yelresultadofinal:lapolicíamilitarfranquistacapturóalosCazadoresdelaCiudad.
Marino,porsuparte,seenorgullecíadequeningunodesushombressehubiesederrumbado ante las torturas, por lo que los carceleros no obtuvieron másinformaciónquelaqueleshabíanfacilitadoloschivatosoinfiltrados.GuerraCivil,lasminasdewolframio,laDivisiónAzul,denuevoMadridylaguerraquenuncasedetuvo. La imagen imborrable que le acompañaría a la tumba sería la de Vitini,atravesandolafronteraparaponersealfrentedetodosellos.Oaquellaotra,cuandolos carceleros lo devolvían a la celda después de horas de torturas, arrastrando lospiesyconlacarahinchadaporlosgolpes,yaúnlesincitabaaresistir:
—Camaradas,ahoraescuandohayquesermásfuertes.Aúnenaquellosminutos,Marinotuvounsegundoparapreguntarseporlasuerte
de su amigoAntonioArdura, al igual queVitini por su camaradaCristino.Pero elrecuerdodelaúltimanocheenlasceldasfuecomúnparaambos:lacenaopípara,lasrisas,loscigarros,laInternacionalyhastaelAsturias,patriaquerida.
Colocaronalossieteenhilera.Alfrentesealzabanamenazadoreslosmurosdelacárcel que los acogieradurantemeses enun juicio sumarísimoy conunas torturasinterminables.Losguardias,aquincemetros,alzaronloscañonesdesusfusilesylesapuntaron.
—¿Alguienquierequeselevendenlosojos?—preguntóelsargentojefedeaqueldestacamento.
Loscondenadosnegaronconlacabezayunasonrisarecorriósusrostros,comosienesosmomentostuviesenmuyclaroqueeldestinodeloshombresnolomarcaunaderrotaaislada.Yque,alfinal,nodejamosdesersombrasycenizas.
Irguieron sus cuerpos, clavaron arrogantes la mirada en sus verdugos ycomenzaronacantar:
ArribapariasdelaTierra.Enpiefamélicalegión…
—¡Fuego!
AUSTRIA,PASODEARLBERG,alamanecer.Entre desfiladeros nevados, la 1.ª División Ligera, encabezada por la 13.ª
SemibrigadadelaLegiónExtranjera,atravesólafronteradelaprovinciaalemanadeOstmark, la otrora Austria. Desde Estrasburgo, en un avance arrollador, los
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legionarios habían liberado las ciudades de Rottweil y Sigmaringen de nazis y decolaboracionistasdePétain,quehuyeronescoltadospor fuerzasde laWehrmachtarefugiarsemásalládelosAlpes.Perolapersecucióncontinuaba.
La primera ciudad austríaca en capitular fue Bregenz, a orillas del lagoConstanza.EnlatorredelaiglesiadelCorazóndeJesús,elpuntomásaltodelavilla,colocaron la bandera tricolor, que destacaba aun más sobre sus tejados negros depizarra.LuegoprosiguieronhaciaFeldkirchpor losampliosyverdososvalles.Lospuentes sobre el río Ill, el afluente delRin, se encontraban intactos, por lo que noaminoraronlamarcha.Enlacúspidedeledificiomáselevado,untorreóncilíndricocontejadocobrizo—posiblementeunantiguodepósitodeagua—,izaronlabanderadeFrancia.
El siguiente destino para adentrarse hasta el corazón deAustria era el Paso deArlberg.LaRAFlesdespejabaelcaminodelgruesodelosejércitosydeblindados,peronadapodíahacerfrentealasincursionesdecomandos,losterrenosminadosolosnidosdeametralladorasocultosenlascumbresnevadas.
LosampliosvallesdeFeldkirchseestrechabanyelconvoymilitarsedisponíaaunligeroascensoentresuavescolinasqueprecedíanalasierradeArlbergysustresmilmetros.Lasvías férreas seconservaban intactas; losalemanes, en suhuida,nohabíantomadolaprecaucióndedestruirlas,quizápensandoenunregresoinmediatoaBaviera.Enelhondo,el río Innadquiríaun tono turquesa frentea losdesfiladerosblanqueados.Lasparedesderocasealzabancasiverticalesylossoldadostemieronavalanchas.Enuntramoestrecho,eltrenparecíacompetirconelcaucedelríoparahacerse hueco en la garganta, lo que provocó que todos los soldados de la 13.ªSemibrigadarecorrieseneltrayectopegadosalasventanas.
—Hay que tener mil ojos, Mognazni —indicó tu hermano—. El tramo esfavorableparalasemboscadas.
—Estétranquilo,micapitán.Sihubiesenvistoalgoraro,laRAFyanoshubieseavisado—respondiócalmoelsoldadoargelinodelachechiagranate.
—No sé, algo no me gusta —dijo Fran, arrimándose al cristal—. Demasiadosilencio.
—Sería una fatalidad morir ahora, a pocos minutos del fin de la guerra.—Ysonrió.
—Noteengañes,Mognazni:quelosrusoshayanentradoenBerlínnosignificalapaz.
De repente, el tren frenó con brusquedad. Varios legionarios rodaron por lossuelos.
—¡Fueradelvagón!—ordenóFran.Lossoldadossaltarona lasvíasyescalaron la laderaenbuscade rocas tras las
queprotegerse,dentroeranblanco fácilpara laspiezasdeartilleríay laLuftwaffe.
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Desdesusposicionespudieroncomprobarquelalíneaférreahabíasidocortada.Eraprecisoesperaraquelareparasen,talvezvariashoras.
En pocos minutos, la 13.ª Semibrigada había hecho Camerone. Si habíandefendidoBir-HakeimdelAfrikaKorps,aqueldesfiladeroseríaunboxinexpugnableparaelasaltodetropasmenosaguerridas.DeprontounStukazumbóenloscielos.Después, silencio, el verdadero peligro. Cientos de trazadas de balas batieron lastrincherasdeloslegionarios.ElStuka,envuelorasante,ametrallabasusposiciones.
Tresespañolesdela5.ªcompañía—lamismaque,alasórdenesdeFran,facilitóvoluntariosalcapitánMorelenBir-Hakeimparaliberaralabrigadaindia—,salieronde sus posiciones y corrieron hacia el vagón que transportaba el cañón antiaéreo.Desataron los nudos de las sogas y quitaron la lona que lo cubría. Uno dirigió elpuntodemirahacia loscielosmientras losotrosdosacercaban losproyectiles.UnFocke-Wolf190,ensentidocontrarioalesperado,lessorprendióylasalvadebalastumbóalostresveteranos.
—¡Cómo en el Ebro, compañeros!—gritó tu hermano. Al tiempo que saltabacomoun diablo hacia los cuerpos acribillados de los legionarios. Le seguían, a unpalmo de distancia, las balas de la ametralladora del Focke, que impactaban en elsuelorocoso.
Mássoldadossalierondesdesusblocaosycorrieronhacialaspiezasdeartilleríaquereposabansobrelosvagones.ElStukacompareciódenuevo.Peroenesaocasiónobtuvorespuestadelasantiaéreasyseperdióeneldesfiladeroseguidodeunaesteladehumonegro.Despuésseestrellócontralaverticalrocosadeldesfiladero.
Cuatro antiaéreas vigilaban los cielos. El Focke-Wolf regresó y las aguasturquesas se tiñeron de rojo. Un disparo alcanzó al caza, que dando tumbos seestampó en el río. Volvió el silencio. Las miradas escrutaron la cañada paracomprobarlasbajas.
—¡Micapitán!—gritóelsoldadoargelino.Tu hermano, inmóvil y con varios impactos en las piernas y en el pecho, se
encontrabatumbadoenlaplataformagrisáceadelaantiaérea.—Nosemueva,ahorallegaelsanitario.—No,Mognazni…Queatiendanalosotros…Yoyaestoymuerto.—Nodigaeso.Manténgasedespierto.—Prométeme…—Agarrólacamisadelargelinoyloacercóhaciaél,yañadió—:
Quebuscarásamihermano…—Selojuro.—Asegúrate de que… —Tosió, una, dos veces— haya matado… al
Obersturmfürer…—Loharé.Descanse.Fran asió con las dosmanos la camisa del soldado y conmás fuerza lo atrajo
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haciasí,hastaquesusrostrossetocaron.—Júrame que…, si Nico ha muerto sin encontrarlo…, tú nos relevarás a los
dos…—Mektoub—respondióelargelino,ydirigiólamiradaalcaucedelrío,comosi
enverdadaquellapromesaestuvieseescritaenlosrayadosdelasaguasturquesas.Tuhermanosoltólacamisadelsoldadoysucuerposerelajó.—Gracias…,Mognazni…Lacabezaseladeóysusmanosseabrieron.Habíamuerto.Lossoldados,acercándoseadarleelúltimoadiós,nocomprendíanlamuecade
satisfacciónqueiluminabasurostro.Talvezlassiguientespalabrasdelsoldadodelachechia,arrodilladoantesucuerpo,lesexplicaronunpocoloocurrido.
—Lejuro,micapitán,queprontoencontraráenelMásAlláalObersturmführer,yustedmismotambiénleajustarálascuentas.
Eljefedela13.ªSemibrigada,eltenientecoronelBernardSaint-Hillier,rompióelcerco de legionarios alrededor del cuerpo de Fran. Irrumpió en él y se quedó unsegundo contemplando el cadáver, como dudando de que la muerte le hubiesealcanzado. Habían recorrido juntos muchos lances: Eritrea, Siria, Líbano, Bir-Hakeim,Sicilia,Provenza,labolsadeColmar…Leresultabaimposibleque,apuntodeterminarlaguerra,sucapitánnopudieracelebrarlapaz.AúnlerecordabaenBir-Hakeim,antesdelanzarsesobrelosPanzer,espoleandoconsugritodeguerraalosespañoles:«¡CómoenelEbro,compañeros!».
Se frotó la sien. Despacio, fue bajando la mano hasta la altura del corazón,llevándolaalamedallaprendidadesuguerrera.Hincóunarodillaenlabasemetálicadelaantiaéreay,trasarrancarselacondecoración,lacolocódespacioenelpechodeFran.
—Nadielamerecemásqueusted—exclamó.El sol, potenciado por las cumbres blancas, incidió en los ribetes dorados del
galardónyreflejósuluzsobrelosojosdealgunossoldadosquelerodeaban.ElbrillodelaCruzdeGuerraconlaEstrelladePlataloscegó.
Eltenientecoronel,irguiéndose,sedespidióconunsusurró:—Hastasiempre,capitán.
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NIDODEÁGUILA
LOSYANQUISHABÍANLLEGADOaBerchtesgadenantesquevosotros.Lossoldadosdela 3.ª División de Infantería y la 101.ª Aerotransportada armaban tiendas yaseguraban sus posiciones alrededor del pueblo. Otros cantaban por las calles loshimnosde sus regimientos, abrazadosy empuñandocuellosdebotellasdegüisqui.LosShermanyHalf-Trackpatrullabanlascalles.
El día se presentó despejado y las montañas de Obersalzberg, plagadas deenormespraderasymatorralesenflor,sealzabanentodasumajestuosidad.Detrásdelas divisiones norteamericanas, a cuatro kilómetros, el Kehlsteinhaus y sus milochocientosmetros.EnsucúspidesedibujabaelNidodeÁguila.
Detectastealgoextrañoenaquellaocupación:eneltramodesdeBerchtesgadenaKehlsteinhaus no había ni vehículos ni soldados. Entonces te percataste de lo queocurría:losnorteamericanoshabíallegadolosprimerosaBerchtesgaden,sí,peronohabíantomadoelNidodeÁguila.Dabalaimpresióndequenolesinteresaba,yaqueconstruíanfortificacionessinintencióndeavanzar.Hastatuvistelaextrañasensacióndequeseencontrabanestableciendodefensasparaquenadieaccedieseaél.
Cruzaste una mirada con el teniente Carlos Iriarte. Tus ojos encendidos seconvirtieronenelrecordatoriodesupromesa.Asintió.Porsugesto,éltambiénhabíapercibidoloquesucedía.
EltenienteordenólaformacióndeunacolumnacompuestaporvariosHalf-Trackdel Regimiento deMarcha del Tchad, a los que siguieron Sherman del 501.º. Osacercasteisalasposicionesnorteamericanasyun jeepde la3.ªDivisiónoscerróelpaso. Ya no había duda: protegían el camino hacia el búnker de Hitler en lasmontañas. Un capitán gesticulaba sobre el todoterreno, indicándoos que osdetuvierais.
Iriarteosordenóobedecerle,peronoapagasteislosmotores.Saltódel«Sarra»y,
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antesdedirigirsealencuentrodelcapitánnorteamericano,osindicóenvozbaja:—Encuantoseconfíen,directosalNido.Entonces,enfocasteiselmorrodelosblindadoshaciavuestroobjetivo.Alcabodemediahora,cuandodistinguisteisal tenientepasándoleelbrazopor
encimadelhombroalcapitányanquiyalejándolodevosotros,lacolumnaemprendióla marcha quemando las cadenas por aquellos terrenos duros de roca queserpenteaban hacia la base de lamontaña. Detrás, los boinas negras y el jeep delcapitánTuyeras,eloficialjudíoenroladoconlaFranciaLibredesdeelprimerdíayquenoqueríaperderseesemomento.
EloficialnorteamericanosepercatódelengañoyapartóbruscamenteaIriarte,altiempoquedabavocesalosconductoresdelosShermandesudivisiónparaqueoscortasenelpaso.Yleescupióalargentino:
—¡Mevoyaencargardequelofusilen!Enesemomento,losconductoresdeloscarrosdel501.ºcomenzaronacruzarlos
blindadosenelcaminoparabloqueárseloalosyanquis.—¡Apártense!—lesgritabanlosoficialesdeladivisiónnorteamericana.—Nopuedo—respondían,sonriendodesdelastorretas,losboinasnegras—.Se
haaveriado.Los norteamericanos maldecían y viraban sus vehículos para sortear los
obstáculosdemásdetreintatoneladasenuncaminoyadeporsíestrecho.Imposiblealcanzaros.La treta había tenido éxito: seríais los primeros en alcanzar elNido deÁguila.
ElcapitánTuyeras,depieensujeep,secolocóalfrentedelacolumna,señalandocon subrazo la cúspidedelKehlsteinhaus.A su rebufo,Half-TracksdeLaNueve,con el «Santander» en vanguardia, y de la 2.ª sección de la 12.ª compañía delRegimientodeMarchadelTchad.
Tuyerasllegóelprimeroalabasedelriscoysedirigióaungranportónmetálicobajoundípticodepiedra conornamentosnazis, seguramente el acceso al ascensorpararecorrerlosúltimoscienmetros.Derepente,visteisal judíoarrojarelcascoalsueloyosloimaginasteis:elaparatohabíasidoinutilizado.
Oteasteis fugazmente las laderasdelpeñasco.DeLeclerchabíaisaprendidoquesiemprehabíaqueatacarporellugarmenosesperado,elsupuestamenteinaccesible.La cara este era la adecuada: pared plana de cienmetros con el sol a la espalda.SaltasteisdelosHalf-Tracks,llenosdegranadas,puñalalcinto,sietecargadoresyelSten en bandolera. Comenzasteis a trepar el risco como arañas. Cubriendo vuestraescalada, quedaron abajo las ametralladoras pesadas en los semiorugas y lasescuadrasdemorterosenfocandosutirohaciaelpalacetenazi.
Aunqueencabezabaselascenso,seguidodeGitanoyTuruta,alpoco tiempoosadelantóporlaizquierdaelcapitánTuyeras.Osdoblabalaedad,perosusmúsculosy
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tendones obedecían órdenes escritas más allá de los cielos. A ti te impulsaba laimagendetuhermana;aél,losrostrosymiradasdeunpuebloentero.Porencimadevosotros,lastrazadasdelasametralladorasde12.7ylasparábolasdelosobusesdel81oscubríanlasubida.
Losdedossangrabanalaferrarsealaspunzantesrocas,peronosentíaiseldolor.Laspuntasdevuestrasbotasseincrustabanenboquetessóloaptosparadormitoriosdeluciérnagas.Nomirabaisalsuelo—lacúspideeraelobjetivo—,perosentíaiselalientodedecenasdesoldadosqueosseguían.
Elcapitánarribóelprimeroalacimayosesperó.Losobusesdelosmorterosylas balas de los humeantes peines de las ametralladoras seguían ofreciéndooscobertura.CuandolosdelprimerpelotónossumasteisaTuyeras,elfuegodeapoyocesó.Eraelmomentodelasalto.
Granadas impactando contra una puerta y dos ventanas os abrieron el camino.Tuyerasentróconlaespaldapegadaalaparteizquierdadelapuertaytúaladerecha;el restoossiguió. Irrumpisteisa ráfagasdeStenhastaquedarossincartuchos.Otrapatrullaossustituyóenvanguardiamientrascambiabaiselcargador.
No encontrasteis a nadie en un salón enorme decorado con tapices, alfareríaresquebrajada por las balas y una araña plateada con decenas de bombillasinutilizadas. Oísteis gritos en alemán. Habíais sorprendido a los soldados nazis yacudían desde otras alas del edificio para haceros frente. A los dos primeros losacribillasteissindarlestiempoaenfocarsusMP-44haciavosotros.
—¡Sonniños!—exclamóelcapitánTuyerasanteelcuerpodelosdosmiembrosdelasjuventudeshitlerianas.
Eranaltos,delgadosymuyrubios,peronoalcanzabanmásdedieciséisaños,lamismaedadque tenías túcuando te incorporasteal frenteenelEbro.Peroenesosmomentosesaera laúnicasimilitud,yaquepor tusvenascirculabancentenaresdebatallasyentusheridasrezumabaelhonordemillonesdedesposeídos.
Arribaron a la salamás soldados de LaNueve y de la 12.ª, así que seguisteisavanzandoenelpelotóndevanguardia.Encontrasteisunamplioylargopasilloconalfombragranate,tresarañasapagadas,cuadrosconlosretratosdejerarcasnazisenlasparedes.Lanzasteisdosgranadasparafranquearelavance.Irrumpisteishabitaciónpor habitación. Nadie. De repente se presentó una escuadra alemana. No tuvierontiempodeapretarelgatillo.Seismuertosmás.
ElpalacetedeHitleryaseencontrabarodeadoyelsonidodelasbalasseoíaenelexterior.Tambiénseveíaajóveneshitlerianosdespeñarsedesdelostejados.Habíaisrevisado todas las salasde laplantabaja.Quedaban las superiores,yesperabaisenellaselgruesodelaresistencia.
Accedisteisaunaposentoenorme,queenotrotiempodebióacogerlosbailesdesalónde los jerarcasnazis,conampliasescalerasculminadasenunabarandillaque
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servíadeparapetoatodaunaseccióndelasjuventudeshitlerianas.Osrecibieronconunasalvadebalas.Rodasteisporelsuelobuscandoelmejorresguardodesdedonderepelerlos:detrásdecolumnas,enelhuecodelaescaleraodesdelosmarcosdelaspuertas.EllanzagranadasdeGitanosedesplegóymediabarandillabailósuson.Losbotes de humo, el fuego cruzado y las explosiones de granadas convirtieron elparaninfo en una cloaca de sangre. Los cuerpos que se precipitaban al suelo noparecíanlosdecontrincantes,sinodeimberbesjugandoconarmas.
Cuandolanieblasedisipó,decenasdecadáveresnaziscolgabandesdeelmirador,acribillados, o cubrían la alfombra persa de la estancia. Subisteis los peldañosprecedidos de cinco granadas. Por el amplio pasillo os llegaban refuerzos. Si loscálculos no fallaban, además de los abatidos en los tejados, en el interior habíaisliquidadoacasicuarenta,frenteadosheridosvuestros.
Enlaplantasuperiortodoserepitió.Necesitabasunovivoparainterrogarlesobreel paradero del Obersturmführer. La oportunidad se te presentó: dos soldadosaparecieronconlosbrazosenalto.
—¡Rudolf Törni! —le gritaste al más alto, agarrándolo por las solapas de laguerreraypegandoelalientoasunariz.
El otro señaló la puerta al final del pasillo. No habías avanzado dos metros,cuandounaráfagatumbóalosdosalemanes.Tegirasteytetopasteconsuscabezasabiertas.HabíasidoGitano,quehabíadetectadoqueportabangranadasparahacerlasexplotarcuandoestuviesenrodeadosdelmayornúmeroposibledesoldadosaliados.Calmo, te arrodillaste ante ellos. Empapaste tu índice y corazón en su sangre ytrazastedoslíneasrojasencadaunadetusmejillas.Y,seguidodeGitano,Turutayelcapitán,emprendisteelcaminohaciaelcuartoenelqueserefugiabaTörni.
Llegastealapuertadedoblehoja.Unaráfagalaabrió.Irrumpistedeunapatada.Dentro,elObersturmführergritabaporteléfono:
—…Repito:nohanrespetadoelpacto…AlverlosStenapuntándole,alzólosbrazos.Elauricularquedócolgando.—Estaplantayaestádespejada,vayamosalático—ordenóelcapitán,dejándote
asolascontupesadilla.—Exijo lapresenciadeunoficialparapresentarmi rendición—exclamóTörni
eninglés,talvezalidentificarvuestrosuniformesnorteamericanos.AvanzastehaciaélsindejardeapuntarleconelSten.Törnirepitiólafórmulaen
francés,seguramenteporcreerquenolehabíasentendido.Cuandoteencontrabasamenosdecincopasosdeél,dijiste:
—SparenSiesichdieKugel,ObersturmführerTörni,dieSkorpionewerden ihmdenTestgeben.
Temiró extrañado, comobuscandouna explicación.Peronodebió encontrarla,puesexigiódenuevolapresenciadeunoficial.
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—Noestoyaquíparahacerteprisionero—dijisterotundo.Acontinuacióntequitasteelcascoygirasteelrostro,paraquecontemplasebien
latrazadadebaladibujadaentucabeza.Palideció.Sumanosedirigióveloza lacartuchera.Una ráfagade tresbalas le
destrozó el brazo derecho impidiéndole alcanzar el objetivo. Otra le inutilizó elizquierdo.Latercera,unadesuspiernas;lacuarta,laotra.Cayóderodillasconlosbrazos balanceándose. Después se derrumbó. Era un cuerpo sin extremidades, untíteresincuerdas.
Te arrodillaste. Con el puñal cortaste el cinturón que portaba su cartuchera yarrojasteelarmalejos.SacasteconcalmalafotodeLucíayselacolocasteantesusojos.
—¿Teacuerdasdeella?—Negóconlacabeza.Sacasteuncigarroyañadiste—:¿Quién te iba a decir que, de tusmiles de víctimas, lamás inocente sería lamásmortal?
Törninocontestó,peroapretólosdientesporeldolor.—¿Quieresfumarantesdemorir?—Exijounoficial—gritóelnazi,unavezmás,enlugarderesponder.—QueridoTörni,noestásendisposicióndeexigirnada.—Lareglasdelaguerraobligana…—Unamigomeenseñóquelaguerranotienereglas.—Encendisteelcigarro.—Simevaamatar,hágaloya.—No,Törni.Notevoyamatar.—Echasteelhumoensurostroy,alzandolavoz,
añadistecalmo—:Tevoyaejecutar.Situaste la hoja del puñal bajo uno de los rayos del sol que entraban por la
ventana. Ladeaste el acero para que la luz se reflejase en sus ojos. Y le dijistepausadamente:
—Voyaarrancarteelcorazónymelovoyacomer.Suaullidoinundólasala.Tuslatidoscompitieronconél.A los pocos minutos, entró el capitán Tuyeras. Al ver el cadáver del
Obersturmführerconunboqueteenelpechoy tuuniformesalpicadoyencharcadoen sudor y sangre, enmudeció. Después escrutó el cuarto. Del enorme retrato deHitlerquepresidíalaestanciaseescurríaunmanchóndesangrehaciaelpiso.Enelsuelo,elcorazónaúnpareciódaruntímidopálpito.
—¿Nosehabíarendido?—preguntóextrañado.Noobtuvorespuesta.Ytealejastelimpiándotelaboca.
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AUREVOIR,PATRÓN
LANOTICIAOSLLEGÓdíasdespuésdelaescaladaalKehlsteinhausyelasaltoalNido:HitlersehabíasuicidadodíasatrásysuAlemaniasehabíarendido.
—Oficiales, suboficiales y soldados de la II División Blindada, el enemigo hacapitulado—osanuncióLeclerc.
AunquefaltabatodavíaderrotaralosjaponesesenelPacífico,sepodíaaventurarquelaguerrahabíallegadoasufin.
Las novedades ni te alegraban ni te desalentaban. Si antes elObersturmführerocupabatuspesadillas,Francolosustituyó.Mientraspegabaslafrentealcristaldelaventana del vagón, ajeno a los paisajes de la ruta desde Estrasburgo a París,imaginabas la entrada enMadrid con la División. Penetrar, desbordar y dividir laciudadendos,comoenEstrasburgo.LaCastellanaseríalalíneadivisoria.
—Monadjudant-chef…La llamada que te rescató de tus sueños provenía de un avergonzado soldado
francésreciénenrolado.Lemiraste.Susojosseclavabanentuguerrera,quelucíalaCruzdeGuerraconEstrelladePlata,laCruzdelaLiberación,eldistintivodetiradorselecto, la Orden de Liberación y laMedalla al MéritoMilitar. Luego los dirigiótímidamente hasta la trazada de bala dibujada en tu rapada cabeza, para desviarloshacialosaretesdetusorejas.
Ungestodetumentónleanimóaproseguir.—Alguienmeharobadoelpetate.Escrutasteelvagón.LarisitadeTurutalodelató.Unabromaalnovato,pensaste,
perolostiemposdelasguasashabíanllegadoasufin.—¡Turuta!Tutonoimperativocortólassonrisasylamochilaaparecióderepente,comode
lanada.Dirigisteunamiradaasesinaalnovatosoldadoyleexhortaste:
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—ES-PA-BI-LE.—Quebiensuenaesodemonadjudant-chef.No respondiste aGitano, que, sentado a tu lado lucía los galones de sargento.
Preferías regresar a tu sueño, pero tu amigo se había empeñado en entablarconversación.
—Sabes,alosnuevosreclutasyaleshancontadoqueculminamoslaguerraenelNidodeÁguila,matándolosatodos.
EncendióunLuckyStrikey,despuésdeunacaladaprofunda,añadió:—SehacorridolavozdequelearrancasteelcorazónaunoficialdelaGestapoy
que le diste unmordisco.—Ante tu indiferencia, prosiguió—:Apropósito, ¿a quésabía?…Nomelodigas,seguroqueacerdomalcurado.—Colocóelcigarroenloslabiosy,acercándoseati,susurró—:TellamanKillerBête.
Sí,talvezteníanrazón.YanoeraselingenuosoldaditoenroladoenelfrentedelEbro,nielentusiastacaboprimerodelaescuadradetiradoresdeélitedelaFuerzaL.Lapiedadhabíadesertadodetucódigoyloscamposdeexterminiohabíaningresadoa Dios en los infiernos, por lo que, para ti, todo estaba permitido. Sabías que siFábregasoeltenienteGranellsiguiesenconvosotros,ningunohubiesepermitidotutransformación.
—Al capitán Dehen le disgustó que no saludaras a De Gaulle… —comentóGitano.
—¡Nosaludoatraidores!—manifestasterotundoytumiradaregresóalexteriordelvagón.
De Gaulle os había pasado revista en Landsberg para imponeros la Orden deLiberación a todo el Regimiento de Marcha del Tchad. Cuando pasó frente al«Santander», permaneciste inhiesto, pero no alzaste la mano hacia el quepis. Encontra de las muestras de entusiasmo del resto de soldados franceses, todos lossupervivientes españoles de la IIDivisión lo recibisteis con frialdad.Para vosotrosera el momento del recuento: cientos demuertos y el triple de heridos desde quedesembarcasteis en Normandía. En La Nueve, noventa y siete heridos y treinta ynuevemuertos,delosqueveintitréserancompatriotas.Eraislaunidadquemáshabíasufridolosefectosdelametralla.Habíaispuestoelalma,yDeGaullenohabíaestadoalaaltura.
—¿Quévasahacerdespuésdeldesfile?—Buscaréamimadreparaentregarleesto—contestaste,mostrándolelacartade
tupadre,paraañadir—:Hadesaberqueestávivo.—Pues yo iré en avanzadilla conTuruta a inspeccionar burdeles.—Ydio otra
calada.La cúspide de la Torre Eiffel lo anunció: los trenes cargados con vosotros, los
Half-Track y Sherman entraban en París.Os identificaban la tricolor francesa y la
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insignia de la División en el frontal de la locomotora. Todas las viviendas lucíanbanderasaliadasydeFrancia;hastaenlacúspidedelaTorreEiffelondeabauna,lamásgrande.Desdelosandenesocercadelasvías,lasgentesossaludaban.Tefijabasenellos,ylosrostrosdetumadreydeSophieseinstalabanentumente.Necesitabasundíadepermisopara acercarte averlas.Pensastequedespuésdeldesfilepor losCamposElíseosseríaelmomento,sinsospecharloqueteesperaba.
LOSCUATROMILDOSCIENTOSVEHÍCULOS aguardaban laordendeavanzar,preparadospara el desfile. Repasaste los blindados de La Nueve: sobre «Los Cosacos», eladjudantValero,en«DonQuijoteII»,unexultantesargentojefeMoreno;enel«CapSerrat», el sargentoZubieta; sargentoGualda en el «Madrid»; el teniente Iriarte sehabía ganado el «Resistencia III»; el «Teruel II» obedecía el mando del sargentoLlordens; sargento Callero en el «Liberación»; el adjudant-chef Larita II sonreíadesdeloslomosdel«Brunete»;tú,enel«Santander».ElsargentojefeRigassehabíaunido desde la sección de apoyo con el «Rescusse» y sobre el «Nous Voilà»,«Almirante Buiza», «Ebro», «Guernica II», «Túnez 43» y «Guadalajara III»,asomabanoficialesfranceses.Yanoeraislacompañíaexclusivamenteespañola.
Los vehículos comenzaron su lenta marcha. Ajustaste la bandera de la IIRepúblicaespañolaentubíceps,gestoqueimitaronelrestodeespañoles.
LagenteseagrupabaenelespaciosocorredorformadodesdeelArcodelTriunfohasta Notre Dame. Los gritos y vivas se sucedían, al igual que las guirnaldas.NingunabanderadelaIIRepúblicasedesplegóentreelpúblico.DeGaullelashabríaprohibido, pensaste. Las parisinas ya no saltaban sobre vosotros para besaros; selimitabanabalancearbanderinestricoloresdesdelasaceras.
—Allí—gritóTuruta,señalandoaungrupodesoldados.Vuestros heridos habían salido de los hospitales para saludaros: el teniente
Granellconmuletas;lossouslieutenantsMontoyayElíasensillasderuedas;FermínPujolvendadohastalascejas;Reiter,Juanita,máspálidoydelgadoquenunca…Sehabíancolocadolasmedallasensupecho,comolosviejoscombatientesdelaguerradel14.
—¡Vistaaladerecha!—ordenaste.Lossoldadosrepublicanosespañolesgiraronalunísonosusrostroshaciavuestros
heridos y los saludaron. Ellos correspondieron. Nadie pudo evitar un nudo en lagarganta.
Al cabo de una hora, el desfile terminó y se ordenó que os dirigierais haciaFonteneblau.Osdesplegaronensubosque.AlparecerLeclercosqueríahacerllegarunmensaje,osdijeron.Enefecto,elgeneralapareciósobreunatarimaencuyocentrosealzabaunmicrófono.Leacompañabaunamujerquesesituódiscretamenteenel
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fondo.—Eslaesposa—señalóelcapitánDehendesdeel«Inzell».Tomó la palabra y os informó de que, en unos días, el general norteamericano
Haislip os condecoraría con la Presidential Unit Citation. Después habló de loorgullosoquesesintióteniéndoosasumando,dequeconvosotrosnuncaconocióladerrota.Aquellosonabaadespedida.AñadióquesupróximodestinoeraIndochinayqueseconsideraríamuyhonradosiquisieraisacompañarlo.
—Nadasenoshaperdidoallí—mascullaste.—¡Silencio,adjudant-chef!,—tereprendióeltenienteCarlosIriarte.—Cuanto sintáis flaquear vuestras fuerzas —concluyó el general—, recordad
Koufra, Túnez, Normandía, Alençon, París, Estrasburgo, Berchtesgaden… Yrecordadsiemprealoscompañerosquenosarrebataron…
Lasgorrassurcaronlosaires.—Mevoyconél—declaróTuruta.—¡Primero,España!—legritaste.¡Malditasea!Otravezquedabaisavuestrasuerte.¿Esquenadieseacordabade
quehabíaqueliberarvuestropaís?Larabiateapretólasvenas.Tepasastelasmanosporlacarayclavastelasuñasenlospómulos.
Distinguiste al teniente Iriarte dirigiéndose hacia el puesto de alistamiento paraacompañar a Leclerc. Luego te pareció ver a un restablecido Montoya en la fila.Detrás,Juanito…
—¡TenemosqueiraEspaña!—gritaste.Nadiesegiróhaciati.Caístederodillassobrelahierbaylairaolaslágrimaso
vayaunoasaberquécarajotenublólavisión.—Selodebemosanuestrosmuertos—balbuceaste,comosi lanzasesunúltimo
quejido.Fue en esemomento cuando ante ti, desde la calina, comenzó el desfile de los
vuestros,queseacercabanflotandoaunpiedelsuelo,comorecordándooslapromesadel asalto a los cielos. La sonrisa de Fábregas y su guitarra abrían la columna;después, el gesto prusiano del teniente coronel Puzt y su En avant!; detrás, elsargentoCariño sonreía ymostraba un puñado de percebes en sumanos; luego seincorporó, recién llegadode los fiordos celestesdeNarvik, unConstantinoPujol abordode«LosPingüinos»connieveenlachapa…
De repente, los colores rojo y verde partieron la bruma de Fontenebleu. Unsoldado avanzaba a tu encuentro. Llevaba el quepis blanco, el fajín azul, lascharreterasconloscoloresdelaLegiónsuizade1855,losplieguesenlacamisa,elemblemadelagranadadelassietellamasyelatuendodelosGastadoresdelaGranArmée.Alrededordeél,lamuchedumbrecomenzóagritar.YanoteencontrabasenFontenebleu.AquellaeralaavenidaJulesFerrydeTúnez.
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El legionario imprimió ritmo a sus pies.Ochenta y ocho pasos porminuto:LeBoudin.Seaproximaba;elvapordelairedesdibujabasusfacciones,peroteparecíaFran.Esél,tedijiste,suparticularformadecolocareldistintivoazuldehéroedeBir-Hakeimlehabíadelatado.Había llegadoconla13.ªSemibrigadaparasumarsea laliberacióndeEspaña.Entonces,porfin,sonreíste.
—Monadjudant-chef…ElemblemadeBir-Hakeim…¿Dóndeestabaeldistintivoazul?No en el hombro de Fran. Reposaba sobre una bandera plegada de la Legión
ExtranjeraconlaleyendaLegioPatriaNostra.—…asuhermanolehubiesegustado…Losgalonesblancosdecapitándeinfanteríasehallabanentremedallasenmedio
de la grímpola.Dosmanosmorenas te los ofrecían: las del soldado argelino de lachechiaylagumíaalcinto.
—…tuvieraesto…Tus ojos bailaron de las medallas al rostro del pied noir, de la bandera a la
chechia,deldesconciertoalabismodelalocura.—MuriócomounhéroeenelPasodeArlberg.
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ELREGRESODELOSBARBUDOS
LARABIATEHIZOAPOYARlasmanossobrelachapadel«Santander»ygolpearlaconla cabeza.No te preocupaste de la sangre que descendía por tu frente.Ni siquierasentíaseldolor.
La imagendelPatrónensudiscursodedespedidase instalóen tumente.Añosesperandoesemomento,soñandoconqueosordenaseliberarEspañayatravesarconlosblindados las líneasdelúltimoreductodel fascismoeuropeo.EntrarenMadrid,partirlopor lamitad, sobrepasarlo.YdedicaraFábregaseldesfiledel«Santander»hastalaCibeles.
Esperainútilysueñofrustrado.Otratraición.LosgrandesyasehabíanrepartidoelmundoenPostdam,enYalta,en…Francoy
suEspañahabíanquedadoenlazonadeinfluenciadelosamericanos.Nadaseibaamover.Yvosotroseraismenosquenada.
Ante ti, la bandera de la Legión Extranjera con los galones de Fran y susmedallas.Otravez,entusoídos,eldiscursomachacóndeLeclercaldespedirse:
—Cuandosintáisflaquearvuestrasfuerzas,recordadKoufra…Elsiroco,cuarentagradoscentígrados,lastormentasdearena,lositalianos,que,
pertrechados en el fortín del oasis, no impidieron el avance ciego de los barbudosdescamisadosconelmacheteenlamano,lagranadaentrelosdientesylarevanchaenlasvenas.YallíescuchasteiseljuramentodeKoufra,ylocumplisteis.
—…Túnez…Hombres contra bestias en el desierto.Elbox deKsarRhilane. Trepando a los
Panzer como vaqueros sobre potros salvajes, como banderilleros en los cosos deEspañaoMéxico.Oenlashoyasesperandoalmonstruomecánicoparacolocarlelacargaenlastripas.VerretirarsehumilladoaRommelporhombresquesabíancazarzorrosenlosdesiertosyenlasjunglas.
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—…Alençon…Losprimeroscompañerosmuertos,algunodevuestrosblindadosdestrozados,un
vehículoorugacalcinado,elcuerpoacuerpoconlosnazis,laobligacióndepintarel«II»ennuevosHalf-Track.LoscánticosdeFábregas.Elllorodelaguitarra.Elasaltoalcastillo.
—…París…Lasbarricadas,«acadaunosubroche», laentradaenParísconGranel,Elíasy
Camposseguidosdelosboinasnegrasdel501.ºdecarros,eldesfiledelavictoriaporlosCamposElíseos, el últimoataquede francotiradoresnazis, la 3.ºSección aporellos,elbosquedeBoulogney…Sophie.Sophie.
—…Estrasburgo…La consigna: «Tissus est dans iode». De nuevo el cerco, las bajas en vuestras
filas,labrechaenlasenemigas,lasdisputasdeestrategiaconlosyanquis,lasórdenesabsurdas queno se cumplían, elEjércitoPrivado, los ataques nocturnos, el frío, lanieve, lospueblosdiezmadosy elúltimo foco resistente alemánderrumbándose enFrancia.
—…elNidodelÁguila…«Antesquelosyanquis»,secorrióporlasección.Fusilalaespaldaescalasteislas
escarpadas paredes de roca como en la cota 220 deNarvik.Llegasteis alNido; osrecibieron,a lasórdenesdeTörni,aquellosniñosdisfrazadosdesoldados.Ningunosobrevivió.«Dadamicondición,exijolapresenciadeunoficial»,alegóelotro.«Yonohevenidohastaaquíparahacerleprisionero»,dijiste,y…Tuslatidos.
—…Recordadconrabiaaloscompañerosquenosarrebataron…Fábregas, el teniente coronel Joseph Puzt, el sargento jefe Constantino Pujol,
Bullosa,DelÁguila,Helio,Sánchez…TodosacudieroncomofantasmasenlabrumadeFonteneblau.
—Si al final avanzáis hacia España, mira a tu rebufo y verás las hordas debarbudos sumándose—las contundentes palabras deCampos sustituyeron a las deLeclerc.
Golpeaste con los puños la chapa del «Santander»; una, dos, tres veces. Elsoldadoargelino,inmóvil,tecontemplabadesconcertado.
Esonopodíaquedarasí,tedijiste.Elcontratodealistamientoespecificabaquesuduracióneraportodalaguerra.YestaaúncontinuabamásalládelosPirineos.
Limpiaste la sangrede tu frente.Tus labios estaban secosy losojos, húmedos,perohacíamuchotiempoquehabíandejadodellorar.Talvez,comodiríaLaritaII,porque habías alcanzado la categoría de Maestro y sólo suspirabas en tu interior.Sacastedelbolsolacartadetupadreyselatendistealsoldadoargelino,indicándole:
—HágaselallegaramimadrejuntoalasmedallasdeFran.Lepertenecenaella.Después,encendisteuncigarro.Elhumocubriótucara,peroelgestoestupefacto
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del argelino te indicó que unamáscaramacilenta había sustituido a tus facciones.Acababas de descubrir lo que quizás sintiera Leclerc en aquellos instantes. Concalma,dirigistelamiradahacialossoldadosdetusecciónylesordenaste:
—Carguenbidonesdecombustibleen la traserade losHalf-Track.Revisen susarmas y cojan toda la munición que puedan. En cuanto estemos listos,emprenderemosdenuevolarutahaciaelinfierno.
—Monadjudant-chef—dijoelcabomásjoven—,¿sepuedesabercuáleselejedemarcha?
—Sí.VamosaatravesarEspañadecostaacosta.—¡Bien!¡Cienfalangistasparacadauno!—vociferaronlossoldados,ylavozde
Gitanosobresalióentreelgriterío:—¿NossiguelaIIDivisión?—No.Seterminóeljúbilo,sóloelsilencio.Eljovenvolvióahablar:—Pero,monadjudant-chef,somosmuypocos.—Nosepreocupe,cabo.Segúnavancemos,mireasurebufo.Verálashordasde
barbudosañadiéndose.
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FINALINELUDIBLE
EL VIENTO AUSTRAL había golpeado las fachadas rosadas de los monumentos deToulouseysuscallesseplagarondematojosyarenisca.DicenloslugareñosdelAltoGaronaqueelaustralnosóloeselvientodeldiablo,tambiéneldelalocura.Nosólodesecalastierrasyarrancalavegetación,sinoqueademástrastornaaloshumanos.EsodebiópensarMimyRomagueracuandoabriólapuertadesuhogarydescubrióaCristinointroduciendoropaenunamochila.
—¿Quéhaces?—preguntóatónita.Cristino se dirigió hacia ella en silencio y la abrazó con fuerza. Mimy
correspondióconunabrazo;lehabíaparecidoquelosojosdesuesposo,elchefdemaquis,estabanhúmedos.
—¿Quéteocurre,Cris?—Acabandedarmelanoticia:hanfusiladoaVitiniyalrestodelosCazadoresde
laCiudad.Lamujervolvióaabrazarle.Casinueveañosdecamaraderíadesdeeliniciodela
guerraenEspañalehacíansospechareldolorquealbergabaelcorazóndesumaridoporsuamigoycompañero.Alminuto,élseseparóparadirigirsehacialamochila.
—¿Noestaráspensando…?—Nohayotrocamino.—Tienequehaberlo,Cris—dijoMimy,ylagrimeó.—Alguien tiene que ir aMadrid para organizar de nuevo la resistencia armada
contraFranco.—¿Porquétú?Mimygimió.Cristinovolvióaacercarsey,consuavidad,leacariciólamejilla.—Cris,haydecenasdejefesguerrillerosquepuedenencargarse…—suplicóella
conunsollozo.
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—Esposible,peroselodeboaVitini.
ASETECIENTOSKILÓMETROSDETOULOUSE, enParís, en laGaredeMontparnasse, elmismo lugar en el que el generalVonCholtitz había firmado la rendición ante lastropasdeLeclercy losmaquisparisinosdeRol-Tanguyunañoantes, tresmujeresesperabanlallegadadelexpresoqueveníadesdeEstrasburgocondestinoaHendaya.La neblina flotaba entre los pies de docenas de pasajeros y familiares que losacompañabanenlosandenes.Lostejadosdelaestaciónaúnpresentabanagujerosdelosbombardeos.Susfachadas,negruzcasdehollínyaceite,supurabanhumedad.Eralamismaoparecidaaladelosojosque,enrojecidos,albergabanlaslágrimasdedíasynochesdesollozosdetumadre,SophieyAna.
—¿Lohaspensadobien?—preguntótumadre.—Sí—respondió rotundaAna, al tiempoquedepositaba lamaleta en el suelo.
Después,añadió—:MuertoFran,notienesentidoquesigaenFrancia.—Pero…—balbuceótumadre—,¿iraEspaña…?—No haymás solución.Hay que derrumbar el régimen desde dentro. Todo lo
demáshafracasado.—No te entiendo—intervino Sophie—. Tienes unmedio de vida en París; en
cambio,allíigualteesperalacárcelolamuerte.AnasonrióyposósumanosobreelvientredeSophie.—Estacriaturacuandonazcahadeverlademocraciaenlapatriadesupadre.—Perosigosinentenderlo—dijoSophie,bajandolamirada—.Laguerrahabía
terminadoyyahabíavengadoasuhermana.¿QuénecesidadteníadeemprenderlarutahaciaEspaña?
—La misma que me impulsa a mí—matizó Ana, acariciando los cabellos deSophie.
—Loquemásmeextrañaesquenadietenganoticiassobresuparadero—añadióSophie.
—Es lo que nos dijo el teniente Granell. Al gobierno francés no le interesadifundirquelehanrobadomaterialmilitary…
Los altavoces que anunciaban la llegada del tren procedente de Estrasburgoahogaronsuvoz.Anasedespidiódeambascondosbesosylesaconsejó:
—No esperéis a que el tren salga. Los andenes se llenarán y tardaréismás enabandonarlaestación.
Unpitidolargoanunciólaentradadelexpreso.—Daigual—dijotumadre,oteandolalocomotoraqueseadivinabaalfinaldela
vía.Analaabrazóconfuerza.
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—EsperoqueprontotengasnoticiasdeAntonio—ledeseó.—No soyoptimista—señaló tumadre, ladeando la cabeza—.La carta queme
entregó el soldado argelino estaba fechada hace meses y los muertos en el frenteorientalsecuentanpormillones.
—Veráscómoestávivo—animóAna.Acontinuaciónasiólamaletay,guiñándoleunojo,añadió:—Algunadenosotrashadetenersuerteenlavida.Delosvagones,descendieronlospasajeros;soldados,ensumayoría,queporla
efusividad conque abrazaban a sus familiaresonovias, bendecían a los cielosporunaguerra terminaday haber sobrevivido.Ladesazón embargó aúnmás a las tresmujeres.Anacolocóelpieenelpeldañoy,antesdeentrarenelvagón,prometió:
—Osescribiré.Luegotraspasólapuertayrecorrióelpasillo,buscandosucompartimento.Desde
elandénlavierondepositarlamaletaenelreposabultosydirigirsealaventana.Bajóel cristal y se quedó asomada esperando a que el tren emprendiera lamarcha paradecirles adiós. De repente, sus ojos se abrieron mucho, como si hubiese visto unfantasma,y,señalandoalgúnpuntoenelandén,gritó:
—¡Marta,mira!Tumadre dirigió la vista hacia donde le indicabaAna: un soldado delEjército
Rojo,conelpetatealhombroylaOrdendeLeninensupechera,seabríapasoentrelamuchedumbre.Derepente,sequitólavoluminosaushankadelacabeza,arrojóelpetatealsueloyemprendióunacarrerahaciatumadre.Yellavociferó:
—¡Antonio!
EL GENERAL KOERING, jefe de las Fuerzas Francesas del Interior y Gobernador deParís, recorrió casi sin aire el pasillo del edificio que albergaba al gobiernoprovisional de Francia. Se dirigió hasta el despacho del presidente y, sin prestaratencióna laspalabrasdelcapitánqueejercíadesecretarioyevitaba lasvisitasnoautorizadas,entrósinllamar.
—Excelencia…Elgeneralnopudocontinuarhablando,yaqueCharlesdeGaulleselevantódesu
asiento, abandonó los documentos que estaba revisando, le clavó la mirada y leespetó:
—Esperoqueloquemetengaquedecirseaimportante,general.Koenigsecuadródelantedelamesadeldespacho,sosteniendoelquepisconel
brazoflexionadosobreelabdomen,alzólavistaalaesquinadelaparedconeltechoy,convozfirme,anunció:
—Señor,despuésdesietedías,hemosdadoalcanceydetenidoalosintegrantes
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deLaNuevequehabían robadomaterialdelEjércitoysedirigíanaEspañacon laintencióndecruzarsuslíneas.
—¿Dóndehasidoeso?—CercadeChâteauroux,señor.—¿Cómoocurrieronloshechos?—Fuerzas de la 1.ª División Blindada con miembros de la Gendarmería les
cerraronelcamino.SaltaronsobreellosantesdequepudieranhacerCamerone.Lossoldadosdepusieronsuactitudyentregaronlasarmassinofrecerresistencia.
—¿Dóndeestánahora?—CaminodelaprisiónmilitardeBurdeos.DeGaulle se dirigió al ventanal, encendió un cigarro y dejó que sumirada se
perdieraanteelArcodelTriunfo.LuegocontemplólosCamposElíseos,dondehabíadesfiladodespuésdeliberarParís,escoltadoporaquelloshombresqueahorahabíansidodetenidosyeranreclusosdelanaciónalaquehabíandefendido.Sabíacómosesentían:traicionadosporFrancia.
—¿Quiénloscapitaneaba?—Eladjudant-chefBète,seudónimodeNicolásArdura.Nicolás… ¿de qué le sonaba ese nombre? Español. Otro soldado rojo, seguro.
Unomás.No.Segolpeólafrenteconlamano.«NicolásArdura.IIDivisiónBlindadade laFranciaLibre», la leyenda en aquel sobreque le entregó el generalVladimirSerguéiacudióalpresentedesdeelcajóndondesumemorialohabíaconfinado.
—¿QuéhadichoelMinistrodeGuerra?—Quesefusilealadjudant-chefyseleabraunConsejodeGuerraalresto.Elpresidentedelgobiernoprovisionalregresópreocupadoalsillón.Recordóque
éltambiénsehabíasentidotraicionadoporsupatriacuandoelmariscalPétainfirmóel armisticio y, ante su oposición con la creación de la Francia Libre, lo habíancondenadoamuerte.
Depronto,elsecretarioabriólapuertayexclamó:—Excelencia,acabadellegarunteletipodesdeIndochina.—¿DeIndochina?—repitióextrañadoDeGaulle,poniéndosedenuevoenpie.—Sí,Excelencia.—Entréguemelo.DeGaulleleyódetenidamenteelteletipo,yalzólacabezaconexpresiónseria.—¿Malasnoticias?—preguntóKoenig.—Alcontrario.Léaloustedmismo.Elgenerallorecogióysumiradasefijóenlafirma:«GeneralLeclerc,jefedelas
FuerzasFrancesasenIndochina».Ycomenzóaleereltextoenvozalta:—…porellotesolicito,queridoPresidente,queesoshombresmeseanenviados
amis unidades enVietnam, donde los recibiré como semerecen, como héroes de
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FranciaydeEspaña…—¿Entiende,general?—No,señorPresidente.—Puesesmuyfácil.Antes, todo loquenoeradenadiepertenecíaa laLegión
Extranjera.Ahora,todoloquenopertenezcaanadieesdeLeclerc.—Esosignificaque…—Esosignificaquedebeustedordenar la libertaddeladjudant-chefBêtey sus
hombres. Les da uniformes nuevos, les da de comer y que descansen.Mañana losequipaconarmamentoylossubeenunaviónrumboaSaigón,paraquesesumenalasfuerzasdeLeclerc.
ElgestodeextrañezadeKoenignopasóinadvertidoparaDeGaulle,peronodijonada,anteloqueelotroapenasbalbuceó:
—PeroelMinistroordenóque…—General,¿nolehaenseñadonadaestaguerra?—Noentiendo…—Hagaloqueledije.—¿YquélediremosalMinistro?DeGaulleregresóalventanal,suvistanosemoviódelArcodelTriunfo,perosu
menteseinstalóenNotreDame,unosmesesatrás.Sinvoltearse,sentenció:—DígalequeLeclercnoobedeceórdenesestúpidas.
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VEINTEAÑOSDESPUÉS
ERANLASSEISYTREINTAMINUTOS;enVietnam,amanecía.Elsol tiñóelValledelaDrangdeunverdequeseazulabaenlabasedelmacizodeChuPong.Sólorestabanenloscielosalgunoscirrosdespistadosylaluna,quetealertabadequedecrecíay,sinsuluz,lasnochesanunciaríanataquesenemigos.Tussoldadosseocultabanenlascopas de los miles de árboles y en las decenas de ciénagas diseminadas en loskilómetros interminables del manglar. Erais invisibles. Otra vez el hombre y lanaturaleza contra el hombre y la máquina. Ni pestañeabais esperando elenfrentamiento. Vuestros Kalashnikov y ametralladoras PPS rebosaban cartuchosparaaniquilaracualquieraqueseadentraseen laespesura.Ypodíaisesperar largotiempo, sin prisas, pues los kilos de arroz distribuidos entre vuestros ropajes ospermitiríanalimentarosdurantesemanas.
Distinguíasa lasdivisionesyanquisdesplegándoseenla llanurayestableciendofortificaciones. Eran lentos, como elefantes torpes. La leyenda de que quiencontrolaseelvallecontrolabaVietnamtambiénhabía llegadoasusoídos.Secreíaninvencibles con sus nuevas armas de guerra: los helicópteros y los bombardeos desaturación. ¡Qué ilusos! Esos castigos eternos con bombas desde el cielo, quedescargabanlamitaddesusarsenalesentreintasegundos,yaloshabíaissufridoenGuernica.Yaunque loshelicópteroshabían sustituidoen las selvas a los carrosdecombate,teníanunadebilidad:selesoíavolarantesdeservistos,comolosStuka,yhastaunapiedradestrozabasurotor.
Otravezlaguerrahabíacambiado.Laslargaslíneasdetrincherasybúnkeresdela Gran Guerra, sustituidas por los rápidos movimientos de blindados desdeNormandíaaBerlín,habíandejadopasoalatácticadeevitarloscombatesdirectos,alas tensasy largasesperasqueculminabanensegundosdeacción: laevaporizacióndelenemigo.Eranlasbatallasperpetuasdelostiemposmuertos,rotosporbrevísimos
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yencarnizadoscombates:loquetehabíaenseñadoCampos.Nadanuevoenelcrisolsangrientodelasmuertessinsentido.
LlevabasveintinueveañosenloscamposdebatallaydosdécadasenlasjunglasdelVietnam.Aisladoydesterradodelmundo,confinadoenelúltimoforúnculodelaTierra.Tupatria, desde entonces, eran laspequeñas aldeasde juncos, los arrozalesinacabables, las inhóspitasmarismas, las vegas de los ríos y losmanglares de losestuarios.HabíassidocastigadoyexpatriadoenIndochina.Defenderelcolonialismofrancésseconvirtióentupenitencia.PerollególabatalladeDiênBienPhu,elúltimoCameronedelaLegiónExtranjera,ylalocomotoradelaHistoriaserioacarcajadasde losgrandesestrategasyde losprincipiosquedicenpresidirelartede laguerra.Hombresymujerescon losojos rasgados, famélicos,descalzos,sinmásarmasquepiedras y fusiles prestados, diezmaron a un ejército moderno. Otra vez, dondesobrabacorazón,nadapudieronbombas.AquellofuemássangrientoqueNormandíao Bir-Hakeim y los miles de cadáveres se repatriaron y los Campos Elíseos seplagaron de lágrimas. A veces, en tu soledad, pensabas que te hubiese gustadoregresar a París, aunque fuera en un ataúd de pino. Pero eramejor así; Sophie nopodíasufrirmás.Posiblementetehubieseolvidado.Mejor,pensaste.¿Quiénerastúparaatreverteasoñarconella?
DiênBienPhunosólopartióVietnamporelparalelo17,entreelnorteyelsur,tambiénborródelafazdelatierraalamitaddelosmilcienrepublicanosespañolesquearribasteisaaquellaslatitudesconLeclerc.Yaniamigososquedaban.Entonces,desertasteis, y el Vietcong os acogió. Otra bandera, otros compañeros, la mismacausa:lalibertaddelospueblos.
Erael14denoviembrede1965yteencontrabasdispuestoparaotrabatalla.Elgeneral norteamericano oteaba el horizonte con sus prismáticos. A ti no te podíadistinguir. Te camuflabas en medio de la selva; los densos ramajes eran tu casa.Aterrizaban aviones CH-47 Chinnook y helicópteros UH-1 Hueg. Los yanquisrecibían refuerzosyse reagrupaban.Elenfrentamientoera inminente.ComprobasteelcierredelKalashnikov,tetiznasteelrostro,anudasteuntrozodetelaalrededordetufrenteparaqueabsorbieseelsudorytecolocastedenuevoenelbíceps,sinsaberpor qué, el desgastado brazalete con la bandera de la II República que te habíaregaladoeltenienteGranellhacíayaunmillóndeaños.Denuevolalargaespera,lamismaqueenlosgrandesergdeldesierto,peroenesaocasiónenlosimpenetrablesmanglares.
El fuego de la artillería norteamericana lo anunció: los tambores del cuerpo acuerporetumbaríandeinmediato.Denuevo,lasmarismasensangrentadas.Mirasteelrostro de tus soldados: sus ojos, como los del tigre, brillaban. Los de losnorteamericanoslanguidecíanmientrasmascabanchicle:ojosdeoveja,pensaste.
Casi treintaañosenguerra tehabíanenseñadoque lamiradamarca ladivisoria
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entre la victoria y la derrota. Se podían perdermiles de batallas; al final, siempretriunfabaquienmirabasinlapiedaddeloscielosnilaindulgenciadelosdioses.
Elcarizdelaguerrahabíacambiado:yanosetratabadeunejércitocontraotro,sinodeunpueblocontraelinvasor.Hastalasmujeresmilitabanenvuestrasfilas.Yvosotros,elejércitoderatas,eraisapenasunpuñado.
Todoestabapreparadopararepeleralusurpador.Siporfinalcanzabaislavictoria,ordenaríasquelascabezasdelosyanquisjalonasenlasendadelMekongparaqueelmundosupiesequenadiedebevolverajugarconeldestinodelospueblos.AlValledelaDrang, tehabías juradoqueapartirdeesemomento,se leconoceríacomoelValledelosMuertos.
Seoyeronloshelicópteros.«¿Cuándocolgaráseltrajedeluces?»,preguntóLaritaII en tu cabeza. «Nunca», respondiste. El llanto de la guitarra anunció laimposibilidad de callarla. Fábregas tocaba por encima de los cirros, las nubes depluma.«Cuandoelánimodesfallezca,recuerdenKoufra…»,tedecíaLeclercdesdeelMásAllá.
MirasteporúltimavezlafotooscuraconelrostroclarodeSophie.Conunnudoenlagargantalaguardasteenelbolsodelaguerreray,deinmediato,ordenasteatuscomandantes:
—Dejen que se confíen y que se adentren en la selva, así ni su artillería ni suaviación bombardearán. En cuanto se encuentren amenos de veintemetros, abranfuego.Vamosaemborracharnosconsusangre.
—Alaorden,coronelBête—respondieronalunísono.Napalm.Tuslatidos.
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AEROPUERTODEDANANG,HOY
LA VOZ DEL COMANDANTE de la aeronave obliga a olvidarme de todos losrepublicanosespañolesquecombatieronaHitleryregresaralpresente:
«Sobrevolamos Da Nang. En media hora desplegaremos el tren deaterrizaje. Les rogamos que sigan las indicaciones de seguridad de nuestropersonaldevueloylesdamoslasgraciasporelegirnos…».
Me abrocho el cinturón y cierro el dossier que llevo repasando desde quedespegamos del aeropuerto Charles de Gaulle, hace ya quince horas. Acariciodistraídamentesuportada.«NicolásArdura,aliasBête;Madrid (1921—¿?)», se leeenella.Inclinolacabezahaciaatrásycierrolosojos.Mimenteregresaallugarquenocorreeltiempo:elpasado.
Añosinvestigandotuvidayrastreandoentubúsquedahastaelúltimoconfíndeluniverso.Teconozcoinclusomejorqueamímismo,ydentrodemediahoratetendrédenuevofrenteafrentedespuésdesesentayseisaños.Desdeaquellamadrugadadenoviembrede1944enlaqueel«Santander»derribólasalambradasyentrasteiscomocaballerosandantesenNatzweiler-Struthof,liberándonos.
Comprenderásqueaquelniñomaduródeprisayyaesunanciano,perosehabíajuradonomorir sinencontrartey rendirteelúltimo tributo.Yaquíestoydenuevo,con el apellido cambiado —dejé atrás el anterior, el de la diáspora, junto a losrencores o los deseos de venganza—, pero con el mismo nombre con el que meconociste: Eli. Y elmismo número de antiguo prisionero de campo tatuado enmipiel.
Ah, tehasdadocuenta:noviajo solo.Meacompañamimujer, tuhija,queridoBête.Nuncalosupiste,peroSophieestabaembarazadacuandoosembarcaronhacia
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Indochina.AlaniñalallamaronLucía,enhonoratuhermana.Y,comopuedesver,tiene losmismosojosdesumadreyhastasuvozcantarina.Tuhijayyo llevamosdécadasbuscándote,hastaencontrarteenestebarrioperdidodelmundo.
Simepreguntas por ella, porSophie, te diré que aún vive.La esperanza en turegreso o en saberte vivo la mantiene con energías. Tal vez estas o aquella vanprendidas en aquel vestido verde de seda que pasea en las noches de lunamora ysilenciodeultratumba.Aveces,untangozumbaenmisoídoscuandolaveovagaryhablar de ti a lasmujeres de los otros soldados.Luego, cuando ellas se alejan, lessusurraalospájarossuesperanzay,siestosremontanelvuelo,hablaconlosárboles.Tarde o temprano se convertirá en cenizas esperando tu retorno. Será «polvoenamorado»,quehabríadichoQuevedo.
Elaterrizajeesperfecto.Lucíameaprietaconfuerzalamano.Elpasajevadescendiendosobrelapistay
se introduce en pequeños autobuses. No nos importa ser los últimos. No tenemosprisa,perosíalgodemiedo,otalvezsearespeto.
—Señores,porfavor—nosinstalaazafata.Recogemos el equipajeynosdirigimos a lapuerta.La luzdel sol incide sobre
nuestrosojos.Labrisanosdaunvergajoenelrostro.Apenasdistinguimoseltumultoenelasfalto.
Suenaunamarchamilitar.Unaformacióndesoldadossaludadetrásdeunféretrocubiertoporcuatrobanderas:ladelaIIRepúblicaespañola;lafrancesacoronadaporla Cruz de Lorena, la de la Francia Libre; la de la Legión Extranjera; y la delVietcong.Sobreellas,todastusmedallas:ladelaLibertad,ladelMéritoMilitar,laCruzdeGuerraconlaEstrelladePlata,ladeHéroedelVietnam,lade…Ningunateimportaba,sóloaquellosaretesde tuhermanaen laoreja.Ahíestán también,sobrelasbanderas,enunabandejadeplata.
Enciertaocasión,alguienaseguróquesilemostrabanunhéroe,élseríacapazdedibujarnos su tragedia.Antenosotros,unhéroey su tragedia,otropeónenelgranajedrezdelmundo.
Años pidiendo la extradición de tus restos sin apoyo de ningún gobierno yrecibiendonegativatrasnegativa.«¿Cuálessupatria?»,preguntaban.Elmundo.Porello, ¿qué tierra poseía el privilegio de reclamarte? Ninguna. Y, sin embargo, ahíestánescoltandotucuerpo:unjefedelaLegiónExtranjera,undiplomáticoespañol,otrofrancésyungeneralvietnamita.
Sihayhombresquecontienenunalmasinfronteras,(…),túeresunodeaquellos.
Es extraño, el poeta de las batallas retumba con fuerza en mi cabeza. Suenantrombones,trompetasyelredobleenlapanzadetambores.Sólodistingoenlabanda
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militar instrumentos de viento y percusión, ninguno de cuerda. Sin embargo, losacordesdeunaguitarraacompañanlosversosdeljuglar.
Laspatriastellamaroncontodassusbanderas.Contodassusbanderas…
Tuhijaseacercaalgeneralquemandalafuerza.Estelasaludamarcialmenteyleentregalascuatrobanderasplegadasconlasdistincionesylosaretessobreellas.
En mi cabeza retumban las cuerdas de la guitarra y la voz del trovador,ensordeciendolamarchamilitar.
Túeresunodeaquellos,unalmasinfronteras…
HoymismotellevaremosderegresoalladodeSophie,reposarásenunsepulcroabiertoenmitaddelanada,enelqueviventusviejosfantasmas,bajoelcieloquetevio nacer. Sé que nunca pediste nada para ti, siempre quisiste ser cenizas, sinpretensiones.
Unodeaquellos…
Antetuféretroasumoquelasúltimasnoticiasquemellegaroneranciertas.Sacoeldossierytacholosinterrogantesenlafechadetumuerte.Anoto:«1975.Saigón.DíadelaLiberación.».
Sienmicabeza laépicade laguitarraacallóelestruendode lamarchamilitar,apagandosusestridencias;ahora,unbandoneónapaciguaelsonidodelascuerdas.Esuntangoelqueretumbaconunlevesusurrodesangre,alzándoseporencimadelasalmashoméricaspararecordarnosquesalisteisdelbarrioparavolveraélyqueyanocabendudas,quefuisteisvalientes,quecumplisteisconvuestrodebermásalládelorequeridoalvaloryalhonor.
TalvezCarlosIriarteteníarazóncuandotedijo:«Eltangosólosonaráalfinaldelagesta,cuando loshéroes regresenalarrabal».Y lamilonga lleva letradeBertoltBrecht.
Lamujerdelsoldadorecibió…unvelodeviuda…
Amaneceráundía…
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EPÍLOGO
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LAFIGURADEL PROTAGONISTA de esta novela está inspirada en cada unode lossoldados republicanos españoles que después de la II GuerraMundial se sintierontraicionadosporDeGaulley,locosderabiaydesesperación,quisierontraspasarlaslíneas defensivas de la España de Franco robándole material bélico al Ejércitofrancés.
«Yonomeenteré(…).Silohubiesesabido,mehubieseidoconellos»,manifestóDanielHernándezen1998,supervivientedeLaNueveysoldadodel«Guadalajara»,enunaentrevistarealizadaporEvelynMesquida.
Aquellossoldadosterminaronsusdíasenotraguerraquenilesibanilesvenía:Vietnam.En total fueronmilcienexiliadosespañoles,entrevoluntariosy forzosos,los que pusieron rumbo a Indochina a las órdenes del general Leclerc. Alfallecimientodeeste,en1947,permanecieronenlaLegiónExtranjerasujetosporsucontratoocondena.En1954,enlasangrientabatalladeDiênBienPhu,fallecieronlamitad. La mayoría de los supervivientes desertaron y se unieron a las filas delVietcong. En 1965, en el primer desembarco de las fuerzas norteamericanas en elpuertodeDaNang,estosespañolesformabanpartedelcontingentevietnamitaqueseenfrentó al invasor.Agranparte de los supervivientes españoles se los repatrió en1967.
Cuando,en1969,AntonioVilanovapublicósulibro,Losolvidados,aseguróqueaún quedaban republicanos españoles combatiendo contra los norteamericanos enVietnam. Pero, curiosamente, ese mismo año, Franco envió tropas en apoyo delEjército de losEstadosUnidos, que se asentaron a cuarenta y cinco kilómetros deSaigón, en Go Cong. Una vez más, ahora en el delta del Mekong, españoles enbandosdiferentes.
RespectodelatomadelNidodeÁguila,lapolémicadequiénlocoronóprimerose hamantenido hasta hoy en día. Eisenhower aseguró que fue la 3.ª División deInfanteríanorteamericana.Hastamostrófotosdesoldadosyanquisenelinterior(sinespecificar el instante en que fueron tomadas). Los franceses defendieron quesoldadosdelaIIDivisiónBlindadadeLeclercfueronquienesloconquistaron.Peroantepolémicasverbales,lomejoresacudiralatiraníadelaspruebas:
«Nosotros, los de la Nueve, continuamos rápido hasta el Nido de Águila ylogramosizarlabanderafrancesa…Allítuvimosqueenfrentarnosamiembrosdelasjuventudes hitlerianas que lucharon hasta lamuerte.Yo fui uno de los que tuve laalegríadeentrarenlaguaridanazi…Elinteriorestabaintacto.Enunodelossalonesvi un ajedrez del Führer y me lo llevé. Más tarde lo vendí a un americano porquinientos francos… Mucho dinero entonces», añadió Daniel Hernández en laentrevistacitada.
«Yoibaenel“Santander”…LlegamosaBerchtesgaden.NopudesubiralNidodeÁguilaporquemehirieronenelpueblo…Gitanosísubió,conalgunosotros»,dijo
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FaustinoSolanaaEvelynMesquidaen1998.«Elinteriorestabacasiintacto(…).Muchoscogierondeallíloquequisieron.Se
trajeron muchas cosas (…). En el Nido de Águila, el general Leclerc brindó conchampáncon todos»,manifestó en el 2005GermánArrúe, soldadodel «Teruel», aEvelynMesquida.
En agosto de 2004, recordando el sexagésimo aniversario de la liberación deParís, secolocóunaplacaaorillasdelSenapatrocinadaporelAyuntamientode lacapital francesa, que recordaba la gesta de estos hombres. «Aux republicainsespagnolscomposanteprincipalede lacolonneDronne», reza su leyenda.El10deabrilde2010,elAyuntamientodeParísentrególamedallaVermeilalostresúnicossupervivientesespañolesdelaIIDivisiónBlindada:ManuelFernándezArias(Ibias,Asturias,1919-Bretaña,Francia,2011),soldadodela11.ªcompañíadelRegimientode Marcha del Tchad; Luis Royo (Barcelona, 1920), soldado de La Nueve en el«Madrid»;RafaelGómez(Almería,1920),soldadodeLaNuevecondestinoinicialenel«Guernica»ymástardeenel«DonQuijote».
La realidad esque lamayoríade los exiliadosque combatieron aHitler senosfueronensilencio,sinvanagloriarsedesugesta.Laguardaronparasí,encerrandoensualmaunapesadaroca.DejaronquelaslápidascubrieransuscuerposcomojalonesenlarutadesdeNormandíaaBerchtesgaden,pasandoporlasdunasdeldesiertodelnorte deÁfrica, bajo cuyas arenas y el dibujo de las cadenas de los blindados delAfrika Korps, quedaron enterrados de a miles. Ellos habían aprendido a callar, yfuimosotroslosquelosbautizamoscomoirrepetibles.
Enestosmomentos,apuntodecerrarelordenador,measaltaunaduda:siellos—quepensabanquenadaenlavidaeraimposible—nopudieroncambiarelmundo,¿quiénlohará?
Desdelaintrahistoria,a31deenerode2012.
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AGRADECIMIENTOS
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EN PRIMER LUGAR ami amiga, la periodista y escritora, EvelynMesquida (LaNueve, Ediciones B, 2008) y a mi paisano, el catedrático de Historia y escritorSecundinoSerrano(Laúltimagesta,Aguilar,2005),porquesusinvestigacionessobrelosexiliadosespañolesquecombatieronaHitlerimpulsaronestanovela.
Gracias atrasadas a Antonio Vilanova y a Eduardo Pons Prades porque susrespectivasobras,Losolvidados(RuedoIbérico,1969)yRepublicanosEspañolesenlaIIGuerraMundial(LaEsferadelosLibros,1975),nospusieronsobrelapistadelaépicadeestoshombresymujeres.
No quiero olvidarme de losmilitares profesionales que reconocieron la valía ypresenciadelosrepublicanosespañolesluchandocontraHitlerylasplasmaronensustextos o las tuvieron siempre presentes en sus declaraciones: el coronel RaymondDronne, el generalOrnarN.Brailey, el generalBéthouard, el legionario y escritorSerapioIniesta,elcapitándelaLegiónExtranjeraAntonioYsquierdo,lossoldadosehistoriadores George Blond, Erwan Bergot, el general Simón, el especialistaCrémieux-Brilhac…Yenespecial aMichel Iriart, cuyos recuerdosmepermitieronreconstruirelavancedeLaNuevedesdeAlsaciaalNidodelÁguila.
También a todos los investigadores y escritores que les siguieron el rastro a lolargodeestosañosencualquieradelosfrentes.
Perosobretodoaellos,alosprotagonistasrealesdeestagesta.Sinsusacrificoylucha,laHistoriaseríaotra.
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APÉNDICEBIOGRÁFICO(PORORDENALFABÉTICO)
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BAMBA,apododeAntonioVanBaumberghenClarasó(Madrid,¿1915?—Francia,¿?).Teniente,oficialdelaCompañíadeSuministrosdelIIIBatallón.Hombrecultivado,educadoen la InstituciónLibredeEnseñanzadeGinerde losRíos.Veteranode laGuerraCivilydelCorpFrancd’Afrique.PesealarivalidadconelcapitánRaymondDronne,estesiempreaseguróqueloadmiraba.
BARBIE,Klaus(BadGodesberg,Alemania,1913-Lyon,1991).Ademásdelamuertede Jean Moulin y de los jefes partisanos del Comité Militar de la Zona Sur, seatribuyen,aélyasussubordinados,elenvíodecasiochomilpersonasaloscamposdeconcentración,cuatromilquinientosasesinatosylatorturademásdecatorcemilcombatientes de laResistencia, todo ello sólo enFrancia.Al terminar la IIGuerraMundial fueprotegidoyempleadopor losserviciosdecontraespionajedelEjércitode losEstadosUnidos.Luego lo trasladaron aBolivia a través de unade las rutasorganizadas por los servicios secretos norteamericanos y el sacerdote católicoKrunoslavDraganovic. Se le imputa también el asesoramiento en el operativo quellevó a la capturaymuertedelChe.ElprimergobiernodemocráticodeBolivia lodeportó a Francia, donde fue juzgado en 1987 y condenado a cadena perpetua.CumpliólapenaenelFuerteMontlucdeLyon,dondehabíatorturadoyasesinadoamuchasdesusvíctimas.
BÉTHOUART, Antoine (Jura, 1889-Fréjus, 1982). General francés que lideró lascampañas contra Hitler en Noruega.Más tarde, en el norte de África, organizó laresistenciamilitarcontraelrégimendeVichy.Despuésseincorporóalasfuerzasquedesembarcaron en Provenza. En 1975, le confesó a Eduardo Pons Prades: «EnNarvik,lamitaddelosefectivosdela13.ªSemibrigadaeranespañoles.Losrecuerdomorenos,alborotadores,difícilesdemandar,perodeunavalentíaextraordinaria».
BUIZA,Miguel(Sevilla,1898-Orán,1963).IngresóenlaArmadaen1915.LlegóalempleodealmiranteycombatiólealalaIIRepública.TerminadalaGuerraCivilsealistóenlaLegiónExtranjera,alcanzandoelgradodecomandante.CombatióconelCorpFrancd’AfriqueenTúnez.Susfuerzastomaronlacota84,abriendoelcaminohaciaelpuertodeBizerta,unodelosúltimosfocosderesistenciadelAfrikaKorps.DespuésparticipóenlascampañasporlaliberacióndeSiciliaeItalia.FuecitadoporelgeneralnorteamericanoOrnarN.Bradleyensusmemorias.LeconcedieronlaCruzdeGuerra conPalmas enmayode1943.En suhonor, unode losblindadosdeLaNuevequeentraronenParísllevabasunombre.
CAMPOS,Miguel.(¿LasPalmasdeGranCanaria?,¿1914?—Witterheim,1944).Hayquien apunta, por su apellido, que descendía de una familia de Fuerteventura o
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Lanzarote. Veterano de la Guerra Civil en la Columna Durruti y enrolado en laLegión Extranjera con destino en los puestos fronterizos de Camerún, fue de losprimeros en desertar para unirse a las fuerzas de Leclerc. Sobre él dejó escritoDronne:«Eraunfenómeno,uncoloso(…)Eltiponatodeguerrilleroquedominabainstintivamente el arte de la guerra». Desapareció el 14 de diciembre de 1944 enWitterheim. «Posiblemente cayera en una emboscada —continúa Dronne en susCarnetsdeRoute—.Peronadietendránoticiasdeélniseencontrarásucadáver.Estemisteriodaráorigenaunaseriedeleyendas.Elpersonajeseprestaba:eraunfueradeserie».MedallaalMéritoMilitaryCruzdeGuerra.
CARIÑO, apodo del sargento Ángel Rodríguez Leira (Cariño, A Coruña, ¿1918?—París,1975).AcercadeéldejóescritoRaymondDronne:«ACariñoleempujabauninmenso deseo de revancha y de victoria».Aseguraron que delNido deÁguila sellevócomorecuerdounjuegodesábanasconlasinicialesdeHitler.RecibiólaCruzdeGuerraconPalmas.EsnecesarioseñalarquesupueblonatalcontribuyóconotrodesuspaisanosaLaNueve,AntonioCariño,quefallecióenlabatalladeÉcouché.AunquesihablamosdeACoruña,debemosindicarquelaprovinciaaportóuntercercomponentealaIIDivisión,VíctorLantes(ACoruña,1919-París,2007).
DE GAULLE, Charles (Lille, 1890-Colombey-les-Deux-Églises, 1970). Militar,políticoyescritorfrancés.LiderólaFranciaLibrecontraelrégimencolaboracionistadeVichyyfueelpresidenteprovisionaldeFranciahasta1946.Mástarde,de1958a1969,fuepresidentedelaRepúblicafrancesa.
DRONNE,Raymond(Mayet,Francia,1908-París,1991).FueelcapitándeLaNuevedesdeeldesembarcodeNormandíahastael27denoviembrede1944.SusCarnetsdeRoutedieronaconoceralmundoelpapeldelosexiliadosespañolesenLaNueve.AcompañóaLeclercaIndochinaconelrangodecomandante.Sejubilódecoronelysededicóalapolítica.Delosrepublicanosespañolesbajosumandodejóescrito:«Sehabían enrolado con nosotros, habían abrazado nuestra causa espontánea yvoluntariamente,porqueera la causade la libertad…Eranhombresmuyvalientes.Difícilesdemandar,orgullososytemerarios…Amedidaquesefueronproduciendobajas,estasfueroncubiertasporjóvenesfranceses,sobretodoenloscombatesdeLosVoscosyAlsacia.Losveteranosacogieronalosreemplazosnocomoanovatossinocomoasushijos.Losformaron,losprotegieron,losinstruyeronsobreelterreno,losadoptaron.Estenofueelmenordesusméritos…».Aúnasí,Dronnenuncafuecapazdepronunciarperfectamentelapalabra«Turuta».
EISNHOWER, Dwight (Denison, 1890-Washington, 1969). Militar y políticonorteamericano,fueeltrigésimocuartopresidentedelosEEUURecibióenReimsa
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ladelegaciónalemanaquefirmólarendiciónincondicionaldelIIIReich.Ensuetapacomopresidente,visitólaEspañadeFranco.
ELÍAS, Michel (El lugar y la fecha de su nacimiento, así como los datos de sufallecimiento, son desconocidos). Souslieutenant y jefe de la 2.º Sección de LaNueve.Unpiednoirdeorigenespañol.Otromendigoépico, enpalabras deAndréMalraux. Veterano de la Guerra Civil española y del Corp Franc d’Afrique. EnEspaña fue hecho prisionero por los franquistas e internado en el campo deconcentracióndeMirandadeEbro,delqueescapóalnortedeÁfrica.
EZQUERRA,Miguel(Huesca,1914-Madrid,1984).ParticipóenlaGuerraCivilenelbandofranquistaenroladoenla7.ªBanderadeFalange.NofueseleccionadocuandoseconstituyólaDivisiónAzul,peseapresentarsevoluntario.Noconsiguióalistarsehastaunodelosrelevosdefinalesde1942.ParticipóenlabatalladeKrasnyjBoryregresóaEspañacuandoFrancodiolaordendereplieguealaDivisiónAzul.Enabrilde 1944 pasó clandestinamente la frontera para enrolarse en las Waffen-SS.ConsiguiólanacionalidadalemanaqueleotorgóelpropioHitleryformólaUnidadEzquerraintegradaenlaDivisiónWallonien.SuunidadcombatióenlasArdenasyenunodelosanillosdeproteccióndelFührerenBerlín.TraselderrumbedelIIIReichcayó prisionero del Ejército Rojo, pero en Polonia consiguió escapar y regresar aEspaña,dondefallecióen1984.
FÁBREGAS, nombre de guerra de David Ramón Estartit (Barcelona, ¿1914?—SaintMaurice sur Montagne, 1944). Realizó sus estudios en Inglaterra, por lo quedominaba perfectamente el inglés, hasta en sus registros más cultos. «A lo lordByron»,indicóaLuisRoyounaamigainglesaqueconocíaaFábregas.Dicenquesupadreeraunempresariocatalán,aunqueotrossostienenquesetratabadeunprofesor.«Eraalavezoriginal,muyvalienteyeltipomásdistinguidodelmundo.Lavísperadesumuerte,enunanocheestrellada,hizoasugrupo,embobadoconsucharla,unamagistralexposicióndeastronomíaydeastrología»,dejóescritoDronne.ParticipóenlabatalladelEbroydespuésseenrolóenlaLegiónExtranjera.Fuesargentojefede la 3.ª sección y suHalf-Track se llamaba «Santander». LaCruz deGuerra conPalma, que recibió a título póstumo, llevaba una cita: «Oficial remarcable por suarrojoyacción.Sedistinguióentodaslasaccionesenlasqueparticipó».
GARCÍAGRANDA,Cristino(Gozón,Asturias,1913-Madrid,1946).DurantelaGuerraCivilespañolaalcanzóelgradodetenienteenelXIVCuerpodelEjércitoGuerrillero.En1939seexilióaFranciayloingresaronenuncampoderefugiados.AlestallarlaIIGuerraMundial participó en laResistencia almando de la 158.ªDivisión de laAgrupacióndeGuerrillerosEspañoles,conelgradodetenientecoronel.Susproezas
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fuerontalesqueFrancialeconcedióeltítulodeHéroeNacionalyatítulopóstumolaCruzdeGuerra.Variascallesfrancesas llevansunombreyLaMadeleinelededicóuna lápida con la leyenda: «Honneur a Cristino García, chef de maquis». FueapresadoporlapolicíadeFrancoenoctubrede1945yfusiladoel23defebrerode1946. Varios gobiernos del mundo, en especial Francia, interpelaron ante la ONUparasuliberación.
GIRAUD,HenriHonore(París,1879-Dijon,1949).Generalfrancésquecombatióenla I GuerraMundial. En 1940, durante la invasión alemana de Francia, fue hechoprisionero.El17deabrildel42consiguióescapardelaprisiónyllegóalaFranciadeVichy. Apoyó a Pétain y al gobierno de Vichy, pero rehusó colaborar con losalemanes.Despuésdenoviembrede1942seunióalosAliadosycopresidióconelgeneral Charles de Gaulle el Comité Français de la Libération Nacionale y lasFuerzasdelaFranciaLibre.LideróeldesembarcodeCórcegael13deseptiembreyterminósucopresidenciaennoviembrede1943.
GITANO, apodo de Luis Cortés (Córdoba, ¿1920?—París, ¿?). Alcanzó el Nido deÁguila y fue uno de los dieciséis soldados españoles deLaNueve que recorrieronindemnes la senda desde Normandía a Berchtesgaden. De él escribió AntonioVilanovaen1969:«Unverdaderogitano,valerosoyaudaz…yqueahorasobrevivevendiendovidriosenParís».
GRANELL MESADO, Amado (Burriana, 1898-Valencia, 1972). Teniente y segundojefe de La Nueve hasta finales de noviembre de 1944, que fue relevado porenfermedad.VeteranodelCorpFrancd’AfriqueymayordeunabrigadaligeraenlaGuerraCivilespañola.EnEspaña,durantesudestinoenelBatallónHierro,seeditóuna revista dirigida por Vela Zanetti,Hierro. Su fotografía, al día siguiente de laliberación de París, fue reproducida en la portada del periódico clandestino de laResistencia francesa Libération, con el titular: «Ils sont arrivés!». Después de laguerra regentó un restaurante en París, «Los amigos», al que acudían muchosespañolesveteranosde lasdosguerras.Fallecióenunaccidentede tráficocercadeValencia,el12demayode1972.RaymondDronneaseguróquehabíatrazasdebalaenelcoche.ObtuvolaCruzdeGuerraconcincomencionesespecialesyladistincióndeOficialdelaLegióndeHonor.
GUALDA,Ramón(Granada,¿1915?—Francia,¿?).Sargentoalmandodel«Madrid».Mecánicodeprofesión.VeteranodelaGuerraCivil,enlaquecombatiósiempreenAndalucía.IngresóenelCorpFrancd’AfriqueantesdeenrolarseenlaIIDivisión.Cuentanque,cuandoélconducíaelHalf-Track,sushombresnodejabandevigilarleacausadesucapacidadparadormirsealvolante,inclusoenplenabatalla.
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HIRT,August (Mannheim,1898-Schönenbach,1945).Médicoalemán,miembrodelas Waffen-SS y director del Instituto Anatómico de la Reichsuniversitat deEstrasburgo a comienzos de 1941. Realizó experimentos con gases tóxicos ybiológicos a prisioneros de guerra y fue elmáximo responsable de la coleccióndeesqueletosycuerposmutiladosdeochentayseisprisionerosqueseconservaronenalcoholenelAnatómicodelacapitalalsaciana.
IRIARTE, Carlos, es un personaje inspirado en la figura de Michel Iriart (BuenosAires, 1920). Nació en el barrio de Almagro y, al estallar la II Guerra Mundial,abandonósucarreradeDerechoparacontactarconlaoficinadereclutamientoquelaFranciaLibreteníaenlacalleSanMartín,enlaciudaddeBuenosAires.IngresóenelColegioMilitarfrancésy,alserpromovidoaoficial,sudestinofueservirdeenlacecon los norteamericanos. Se incorporó a la II División Blindada en la batalla deAlsacia y terminó la II Guerra Mundial en Berchtesgaden. Después acompañó aLeclerc a Indochina. Se licenció con el grado de comandante y se dedicó alperiodismo trabajandoparaFrance-Press, agenciadenoticiasde laque llegó a sersubdirector. Obtuvo la Cruz de Guerra y la distinción de Oficial de la Legión deHonor.EnsulibroApenascienaños,dejóescrito:«El25deagosto,díadeSanLuis,la vanguardia (La Nueve) de la II División Blindada francesa hizo su entrada enParís».Elprologuista,SimónA.Soroet,añadesobreIriart:«Enlosmomentosenqueel país de sus afectos (Francia), humillado por la derrota, llamó a sus hijos pararecobrar la dignidad mancillada, sin hesitar un momento, dejó familia, amigos,estudios…SeembarcórumboasuFranciaadoptiva,a lucharpor laLibertad».«Eljefede la3.ª sección (Campos)deLaNuevehabíamuertoodesaparecido,Dronneme asignó sumando enAlsacia…Sus sesenta soldados no sólo eran republicanosespañoles,ademáserandinamiteros,revolucionarios…»,afirmóIriartaunmediodeprensa, para añadir: «Aquel capitán norteamericano juró matarme, pero nosotroscoronamosantesqueelloselNidodeÁguilaylogramosizarlabanderadelaFranciaLibre».Suconversaciónsiempreterminacon:«Recuerde:nofuiunhéroe».Comoelresto de los combatientes contra el fascismo y el nazismo, prefiere ser recordadocomo«soldadodelaLibertad».EsprecisoseñalarqueMichelIriartnofueelúnicoargentinoenlasfilasdelosAliados.Cercadecuatromilquinientoscompatriotassesumaron voluntariamente para luchar contra Hitler y el nazismo. La mayoría seencuadróenelejércitobritánicoyesdereseñarquecercadenovecientoslohicieroncomo pilotos de la RAF. Con las fuerzas de De Gaulle se unieron cuatrocientossoldados con doble nacionalidad. El más reputado fue el general Diego Brosset(Buenos Aires, 1898-Haute-Saóne, 1944), que desembarcó con sus tropas enProvenza.
JUANITO, sobrenombreconelqueseconocióaJohannReiter (Alemania,¿1912?—
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¿Alemania?,¿?).HijodeunoficialdelejércitodelKaiserquefueejecutadoporlosnazis. Johann ingresó como cadete en Munich durante la República de Weimar.Antifascista convencido participó en la Guerra Civil española enrolado en lasBrigadasInternacionales.VeteranodelCorpFrancd’Afrique,ingresódespuésenlaIIDivisiónBlindada.Finalizada la guerra, acompañó aLeclerc a Indochina.Algunosaseguran que hay una entrevista sobre su vida recogida por la TVE en los añossetenta, pero este dato no se ha podido confirmar.Cruz deGuerra conEstrella dePlata.
KOENING,Pierre(Caen,1898-Neuilly-sur-Seine,1970).ConlastropasdelaFranciaLibreparticipóenlasbatallasdeGabón,deKaren(Eritrea),y lacampañadeSiria.Como general, en 1942, consiguió la victoria de Bir-Hakeim. Después mandó lasFuerzas Francesas del Interior. Fue diputado por el Rassamblement du PeupleFrançais de 1951 a 1958.Ministro deDefensa en los gobiernos de PierreMendèsFranceyEdgarFaure.FuenombradoMariscaldeFranciaporFrançoisMitterrand.
LARITA II, sobrenombreconelqueMartínBernalGarcés (Zaragoza,1918-Francia,¿?) debutó comonovillero.Aunque su aspiración comomatadorquedó truncada alestallarlaGuerraCivil.Alos18años,enZaragoza,cambiólamuletaporelfusil.Enel exilio, ingresó en la Legión Extranjera; su primer destino fue Senegal.Despuésparticipó en la batalla de Túnez con el Corp Franc d’Afrique. Fue Uno de losdieciséisespañolesqueresistieronenLaNuevedesdeNormandíaalNidodeÁguila.LoquenosupoalllegaraBerchtesgadenesqueacientocincuentakilómetros,enelcampo de concentración de Mauthausen, se encontraba internado su hermano.ObtuvolaCruzdeGuerraconEstrelladePlata.
LATTREDETASSIGNY,Jeande(Mouilleron-en-Pereds,1889-París,1951).CombatióenlaIGuerraMundialyduranteelrégimendeVichycapitaneólasfuerzasmilitaresenTúnez.Apartirde1942sesumóalaresistenciacontralosalemanesyestuvoalmando del I Ejército Francés que combatió en Italia, desembarcó en Provenza yprosiguió el avance hasta Estrasburgo para penetrar en Alemania y Austria. FuenombradomariscaldeFranciaatítulopóstumo.
LECLERC;nombredeguerradePhilippeFrançoisMarie(Belloy-Saint-Léonard,1902-Argelia,1947),condedeHauteclocque.Conocidocomo«elPatrón»porlamayoríalos soldados españoles, aunque otros lo denominaban «el general anarquista».Despuésdeloshechosnarradosenlanovela,representóaFranciaenelUSSMissourienTokioenlacapitulacióndelImperioJaponés.LuegofuedestinadoaIndochinayse reunió con Ho Chi Minh, abogando por la resolución política del conflicto,cuestiónquequedóinconclusaalfallecerel28denoviembrede1947enunaccidente
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aéreo. La mayoría de los soldados que combatió a sus órdenes, en especial losespañoles, nunca creyeron la versión oficial sobre el accidente; la sospecha de unatentadodelossectoresmásreaccionariosdeFranciasiempreplaneóensusmentes.Desde que desembarcó, en agosto de 1940, en las tierras del África EcuatorialFrancesa hasta su muerte, sus hombres y él nunca conocieron la derrota. FuenombradoMariscaldeFranciaatítulopóstumo.Esconocidoelorgulloquesentíaporsussoldadosespañoles,reflejadoenundiálogoconelotroMariscaldeFrancia,Jeande Lattre de Tassigny. Cuando este se jactó de las heroicidades de sus indómitosrepublicanosespañoles,Leclerclecontestó:«Sédeloquémehabla.Llevomilesdeesoshéroesenmisfilas».
MALRAUX,André(París,1901-Créteil,1976).Novelistaypolíticofrancés.Participóen laGuerra Civil española como brigadista internacional liderando la EscuadrillaEspaña. En la IIGuerraMundial es hecho prisionero, pero consigue evadirse y sepone al frente de laBrigade Alsace-Lorraine. En 1947 fue nombradoMinistro deInterioryde1958a1969,MinistrodeCultura.
MONCLAR, seudónimo de Raoul Magrin-Vernerey (Budapest, 1892-Val de Grace,1964).LlegóalrangodegeneraldedivisiónenlaIIGuerraMundialyfueelprimerjefe de la 13.ª Semibrigada de la Legión Extrajera en elmomento de unirse a lasfuerzasdelaFranciaLibre.AlfredCazaudlosustituyóalmandodeestalegendariaunidad,seguidoluegoporelpríncipegeorgianoDimitriAmilakvan,queescribió laépica página deBir-Hakeim. PaulArnault, Gabriel Bablón yBernard Saint-Hillierfueronlosúltimosjefesquetuvola13.ªhastaelfinaldelaIIGuerraMundial.
MONTGOMERY,Bernard(Londres,1887-Hampshire,1976).MandóelVIIIEjércitobritánicoenelNortedeÁfricaprovocandoladerrotadelAfrikaKorpenEl-Alamein.Después emprendió las campañas de Italia y la liberación de Francia con eldesembarcodeNormandía.Aunqueaélsedebeel fracasode laOperaciónMarketGarden y la batalla de Arnhem, descritas con precisión en la películaUn Puentelejano (1977),delcineastaCorneliusRyan.Finalizada la IIGuerraMundial,conelrangodemariscalfuejefeadjuntodelaOTAN.
MONTOYA,Manuel (El lugarylafechadesunacimiento,asícomolosdatosdesufallecimiento, siguen siendo todavía desconocidos). Souslieutenant y jefe de la 1.ºSeccióndeLaNueve.Antiguo suboficialdeCarabineros, cuerpomuymimadoporNegrín durante la Guerra Civil. En el exilio en Orán sobrevivía vendiendo clavospara zapatos y cuidando cabras. Después de la II Guerra Mundial se alistó en laLegión Extranjera alcanzado el rango de comandante. Fue uno de los mil cienespañolesqueacompañaronaLeclercaIndochina.
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MORENO, Federico (Madrid, ¿1906?—Francia, ¿?). De profesión impresor en lacapitaldeEspaña.SeincorporóalasmiliciasdesdeelcomienzodelaGuerraCivilyllegó a jefe del Estado Mayor de la 67.ª Brigada. Combatió en el Corp Francd’AfriqueantesdealistarseenlaIIDivisión.AlcaerheridoMontoya,la1.ªseccióndeHalf-TrackdeLaNuevequedóa sumando.Ademásdevarias condecoracionestambiénrecibiólaCruzdeGuerraconEstrelladeBronce.
MOULIN, Jean (Béziers, 1899-Metz, 1943).Veterano de la IGuerraMundial, elsubprefectomásjovendeFranciayjefedegabineteenelMinisteriodelAireduranteelgobiernodelFrentePopular.FueeljefedelConsejoNacionaldeResistenciahastasudetenciónporlaGestapo.DespuésdelastorturasenelFuerteMontlucdeLyon,falleciócaminodeBerlín,enMetz.SuscenizasseencuentranenelPanteóndeParís.
PATTON,George (California, 1885-Heidelberg,Alemania, 1945). Combatió en la IGuerraMundial alcanzando el rango de teniente coronel. Su participación en la IIGuerraMundial fuecomogeneraly luchóen lascampañasdelNortedeÁfrica,enItalia, eneldesembarcodeNormandía, enLorenayen lasArdenas.Durante todasestasbatallasmantuvounagranrivalidadconelgeneralbritánicoMontgomeryporlafama y conquista de escenarios. Falleció a causa de las heridas recibidas en unaccidentedetráficoenAlemania.
PÉTAIN, Philippe (Cauchy-á-la-Tour, 1856-Isla de Yeu, 1951).Militar francés quecombatióen la IGuerraMundialyalcanzóel rangodemariscaldeFrancia.En suetapadepolíticofueembajadordeFranciaenEspañayentablómuybuenasintoníaconel régimenfranquista.Despuésde la invasiónalemana,sepusoal frentede lasfuerzasfrancesasquefirmaronelarmisticioconHitlercreandoelrégimendeVichy,caracterizadoporsucolaboraciónconelIIIReich.TerminadalaIIGuerraMundialfuecondenadoamuerteydeclaradotraidorasupatria.
PUJOL,Fermín(Barcelona,1917-París,1998).VeteranodelaGuerraCivilespañola,combatióenlasfilasdelaColumnaDurruti.Enelexilioestuvointernadoseismesesen el campo de Argeles. Luego embarcó al norte de África y recorrió con suscompañeros cuatro mil kilómetros hasta Brazaville para enrolarse en la LegiónExtranjerafielaDeGaulle.Combatióenla13.ªSemibrigadaenSiria,LíbanoyBir-Hakeim, para alistarse luego en elCorp Francd’Afrique y a continuación en la IIDivisión.ActualmenteestáenterradoenParísjuntoasuhermano,elsargentojefedeLaNueve,ConstantinoPujol.
PUTZ,Joseph(Bruselas,1895-Alsacia,1944).CombatientevoluntarioenlaIGuerraMundial. Alcanzó el grado de teniente, pero, asqueado de la sarracina, adoptó un
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pacifismomilitanteypasóalareserva.LaGuerraCivilespañolalellevóacogerdenuevolasarmasuniéndosealasBrigadasInternacionales.Participó,conelrangodecoronel, en las batallas de Lopera,Morata, Jarama,Madrid,Guadalajara yBilbao.Estuvo al mando de la XIV Brigada, denominada «La Marsellesa». Su valienteactuaciónenladefensadeBilbaofueensalzadaporGeorgeSteerensulibroElárboldeGuernica.EnelnortedeÁfricaingresóenelCorpFrancd’AfriqueycombatióalAfrikaKorps enTúnez.A su batallón se le conoció como«El batallón fantasma».Después,conelrangodetenientecoronel,mandódelIIIBatallóndelRegimientodeMarcha del Tchad, compuesto por las compañías 9.ª, 10.ª, 11.ª y 12.ª, desdeNormandíahastaLosVoscos.MiguelCamposyélfueronlosquemásdesertoresdelaLegióndePétainconsiguieronacercaralaFranciaLibre.Fallecióel28deenerode 1945, en el frente deAlsacia, antes de que su regimiento entrase enAlemania.CruzdeGuerra(1914-1918),concincomenciones;CruzdeGuerra(1939-1945),conotras cinco menciones (una de ellas señala: «Verdadero entrenador de hombres»);oficialdelaLegióndeHonor;compagnondelaLibération.ElComandante,comoleapodaron los soldadosespañoles, fueunode losgrandesolvidadospor suspropioscompatriotas.
ROL-TANGUY,Henri (Morlaix, 1908-París, 2002).Voluntario francés en laGuerraCivilespañola,enroladoen lasBrigadasInternacionales.Durante laocupaciónnazide Francia fue unos de los dirigentes de la Resistencia francesa y lideró ellevantamiento de la población parisina contra las fuerzas alemanas. El generalDietrich vonCholtiz, en su rendición sin condiciones enMontparnase, estampó sufirmajuntoaladeRol-TanguyyladeLeclerc.
ROMMEL, Erwin (Wurtemberg, 1891-Berlín, 1944). Mariscal alemán. Apodado elZorrodelDesierto.Mandóla7.ªDivisióndePanzeren1940yelAfrikaKorps,de1941a1943.TraselfallidoatentadocontraHitleren1944,fueacusadodecolaboraryobligadoasuicidarseparaevitarrepresaliascontrasufamilia.
TURUTA, apodo del ciudadrealeño Antonio Medina Pérez (Ciudad Real, ¿1921?—Francia, ¿?). Fue el corneta de La Nueve, excepto por el periodo en el que seincorporó alMaquis en la invasión por elValle deArán.Después de la IIGuerraMundial se alistó en laLegiónExtranjeray fueunode losmil cien españolesqueacompañaronaLeclercaIndochina.
VITINI FLÓREZ, José (Gijón, 1913-Madrid, 1945). Participó en la Guerra Civilespañola y a su finalización se exilió en Francia.Durante la IIGuerraMundial seintegróenlaResistenciaydirigióla168.ªDivisiónconelgradodetenientecoronel.Después participó en la fracasada invasión delValle deArán, tras la cual entró en
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EspañaydirigiólosCazadoresdelaCiudadenMadrid.FueapresadoporlapolicíadeFrancoyfusiladoenlaprimaverade1945enelcampodetirodeCarabanchel.Susúltimosmesesdevidaycombatecontra ladictadurafranquistaenEspañahansidonoveladosporAndrésTrapiello (ManzanedadeTorio,León,1953)enLanochedelosCuatroCaminos(Aguilar,2001).
ZUBIETA,José(Almería,¿1918?—Francia,¿?).SargentodeLaNueve,sealternóconFedericoMorenoenelmandodelaseccióndesuministrosyla1.ªseccióndesdequeel souslieutenant Montoya causó baja. Fue tonelero de profesión y boxeador(asegurabanquehabíasidocampeóndelospesosgallo).
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APÉNDICEONOMÁSTICOUNIDADESENLASQUECOMBATIERONCONTRAHITLERLOSEXILIADOSESPAÑOLES
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IIDivisiónBlindada.Compuestaenunprincipioporunosdieciochomil soldados—en algunos momentos contó con casi veinte mil—. Desde su creación en 1943hasta su disolución en 1946, se enrolaron en ella cerca de tres mil quinientosespañoles, los cuales fuerondistribuidos según el principio de que no superasen elquinceporcientoencadacompañía.LaexcepciónseprodujoenelIIIBatallóndelRegimientodeMarchadelTchad,bajoelmandodeltenientecoronelJosephPuzt,enel que en tres de sus compañías (la 10.ª, 11.ª y 12.ª) los españoles alcanzaron elcincuentaporcientoyenuna(LaNueve)losespañoleseranlatotalidad.LaDivisiónfuedisueltael1deabrilde1946ynovolvióacrearsehasta1979.LosnombresdesushéroesmuertoslospuedeencontrarellectorenelmonumentoelevadoaLeclercy a la II División Blindada en la Puerta de Orleans, París. En él se distinguenperfectamentelosrepublicanosespañolescaídosencombate.
La Legión Extranjera. Debido a las características del reclutamiento de sussoldados,elperiododesde1939a1943tuvounmarcadosignoespañol.TerminadalaII Guerra Mundial, los alemanes e italianos buscaron refugio en sus filas y susnacionalidades se convirtieron en predominantes hasta 1956, cuando la invasiónsoviéticadeHungríaprovocóqueeltintedelaLegióncambiara.DespuésdelfindelaGuerraCivilespañola,secifranencercadecincomillosexiliadosencuadradosensus regimientos. Aunque el criterio de no superar el quince por ciento en cadacompañíasemantenía(yaúnperviveparaevitar lacreacióndemafiasogruposdepresióndeunanacionalidaddeterminada),la13.ªSemibrigada—unidadmilitarquefue laprimeraenunirsea las fuerzasde laFranciaLibre—,desdeNarvik, albergórepublicanosespañolesenunaproporcióncercanaalcincuentaporciento,yelrestoestabaconstituidoporexiliadosdeotrospaísesenlosquehabíatriunfadoelfascismo—principalmenteexbrigadistas internacionales—,por loquepodríadecirsequefueuna unidadmilitar que combatió por planteamientos políticosmás allá de su lema«HonoryFidelidad».
CorpFrancd’Afrique.Unidadcercanaalosseismilsoldados,almandodelgeneralJosephdeGoislarddeMonsabert,queseencuadródentrodelVIIIEjércitobritánicoparacombatiralAfrikaKorps.Susmisionesprincipalesconsistieronenelataquealaretaguardia nazi. Su composición puede cifrarse en un cincuenta por ciento defranceses, principalmente nacidos en Argelia, y en la otra mitad de españolesprovenientesdeloscamposderefugiados.DerrotadoelAfrikaKorps,sussoldadossedistribuyeron entre la I División Ligera, la II División Blindada y la LegiónExtranjera.
1.ªDivisiónLigera. Combatió enNarvik y en la campaña contra elAfrikaKorps
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integradaenelVIIIEjércitobritánicodelmariscalMotgomery.Despuésemprendióla liberacióndeSiciliayde Italia, hastaRoma.Acontinuación, integrada en el 1.ºEjércitoFrancésalasórdenesdelmariscalJeandeLattredeTassigny,desembarcóenProvenzayprosiguió el avancehaciaEstrasburgo, entró enAlemaniaypenetró enAustria.Ensusfilasseenrolaronunostresmilespañoles,casitodosdeloscamposdeinternamientodelnortedeÁfrica.Hayquereseñarquefueunadelasunidadesconmásbajas en sus filas—cuatromil—de todas lasnacionalidadesqueabrazaron lacausadelaFranciaLibreyloscuerposdesushéroesdescansanenmásdeochentacementeriosdistribuidosalolargodelosescenariosenlosquecombatió.
Spanish Company Number One. Formada en Inglaterra íntegramente por losrepublicanos españoles que se negaron a sumarse al llamamiento De Gaulle. SussoldadosproveníandelaLegiónExtranjeraydela185.ªCompañíadeTrabajadoresExtranjerosyfueronasignadosalRoyalPioneerCorps.Comonotaanecdótica,fuelaprimeraunidadqueentróenParís,despuésdelaIIDivisiónBlindada.
Resistencia francesa. Los republicanos españoles combatieron en tresorganizaciones. En la principal, la Agrupación de Guerrilleros Españoles, seintegrarondocemildistribuidosen sietebrigadas:1.ª, ladeCarcassonne;2.ª, ladePerpiñán;3.ª,laFoix;4.ª,ladeToulouse;5.ª,ladeAuch;6.ª,ladeTarbes;7.ª,ladePau.En importancianumérica le sigueelMUR(MouvementsUnisdeRésistance),que encuadró a los gruposCombat, Libération y otras organizaciones gaullistas yconsiguió aglutinar a cuatro mil exiliados. Es necesario nombrar a las brigadasLibertadyGuernicaquecombatieronalaWehrmachtenPuntadeGrave.EnúltimolugarcitaremosalosresistentesparisinosdelasFuerzasFrancesasdelInterior,dondemilitaroncercademilespañoles.
Ejército Rojo. Aunque las autoridades del Kremlin, como regla general, noaceptaronextranjerosensuejército,muchosrepublicanosespañolesengrosaronsusfilas.Fueroncercadelmillar,delosquefallecieroncientosesenta.SeformaronenlaAcademiaMilitardeVoroshilovycombatieronenStalingrado(como,porejemplo,eltenienteRubénRuizIbárruri)oenLeningrado(el3.ºBatallóncontóconcien,delosquefallecieronochenta).AlgunosconsiguieronllegaraBerlín(lostenientesManuelAlberdi González y Alberto Rejas Ibárruri, por citar alguno de los mássignificativos).Esnecesarionombrartambiénalosqueseencontrabanenroladosenla aviación, como pilotos de cazas, en la 1.ª Brigada Aérea Especial de Guardafronteras,enlaquesedistinguióManuelZarauzacomoelquemásavionesalemanesderribara,porloquefuecondecoradoconlaOrdendeLenin.
Partisanos en el Este. Muchos de ellos formados en la Academia de Frunze,
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actuaronprincipalmenteenRumanía,Yugoslavia,Ucrania (Jarkov,mardeArzovyCrimea),Rusia,BielorrusiayCrimea (Georgia,Armenia,Azerbayány lapenínsulade Kubán). Citaremos la «Brigada de guerrilleros españoles para misionesespeciales»creadaconelbeneplácitodelentoncesmiembrodelComitéMilitardelFrente Sudeste, Nikita Kruschev, y que se denominó Brigada Stárinov-Ungría.Tambiéncontaronconuna importanteparticipaciónespañola laBrigadaMedvédev,enUcrania;laBrigadaAlekseev,enKalinin,ylabrigadaqueactuóenVoroshilovalmando del español FranciscoGullón. Por último, señalamos que una compañía dejóvenes milicianos españoles, entre los que se encontraban mujeres, defendió elKremliny laPlazaRojaduranteel asedioaMoscú.Fueroncientoveinticincoy sehabíanformadoenlaEscuelaLeninistadePlaniérsnaya.
EjércitoUSA.También los republicanosdelexilioenEstadosUnidosseenrolaronen las compañías militares norteamericanas y combatieron en el Pacífico. La mássignificativa fue una compañía con ciento diez españoles al mando del capitánCarranza —nacionalizado norteamericano, pero de origen mexicano y de padresvizcaínos—,quienparticipóenlabatalladeGuadalcanal,secundadoporsusjefesdesección, los tenientesNemesioAguirre,FernándezBakaicoay Juanma.DestacóenellaRamóndelaSota,queobtuvoporsuvaloryheroísmolasmedallasPurpleHeart(elCorazónPúrpura) ySilverCrossofStar (laEstrella dePlata). Sin embargo, encuanto el Gobierno de Estados Unidos reconoció al régimen de Franco, devolvióaquellas condecoraciones con una atenta nota en la que les indicaba el lugar de laanatomía humana en el que se las podían guardar. También hubo exiliados en lasunidadesquecombatieronenSaipán,GuamylasIslasCarolinas,perosupresenciafuetestimonial.
DivisiónAzul.Esprobablequealguiensepregunteconquécriterioestaformaciónmilitarseincluyeenlapresenterelación.Lociertoesque,aunqueseconstituyóparaapoyar al III Reich y a su Führer, muchos republicanos se alistaron en ella. Susmotivos fueron de lo más variopinto: aminorar las penas de sus familiaresprisioneros,limpiarsunombreanteelnuevorégimenoesperar laoportunidadparadesertar en suelo extranjero (en este punto, las cifras oscilan en algo más dedoscientos).Unode loscasosmás rocambolescos fueeldePalito (llamadoasíportener inutilizadas las articulacionesdeundedo, loqueprovocaba la rigidezde susfalanges),quien,despuésdecombatir en las filasde laDivisiónAzul,desertóy seenrolóenlasfuerzasdeLeclercenelnortedeÁfrica.DesembarcóenNormandíayprosiguió lagestade la IIDivisiónBlindadahastaBerchtesgadenencuadradoen laseccióndeltenienteMichelIriart.
CompañíadeTrabajadoresExtranjeros.Eldecretofrancésdel12deabrilde1939
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obligóalosexiliadospolíticosensustierrasaelegirentrelaLegiónExtranjera,losBatallonesdeMarchadeVoluntariosExtranjerosolasCompañíasdeTrabajo.Estas,al comienzo de la IIGuerraMundial, estaban compuestas por veintemil exiliadosespañoles,peroesenúmerosefueincrementandohastallegaramásdecincuentamil.Su destino inicial fue laLíneaMaginot, donde se destinó a docemil en lo que sedenominóelPrimerFrente,a losqueseañadieronotros treintamildesde laLíneaMaginotalLoira.Susmisionesconsistieronenlaconstruccióndeblocaos,búnkeres,trincherasycasamatas,siemprebajolajurisdicciónmilitar.
LaNueve.AunqueestabaincluidaenlaIIDivisiónBlindadayyasehahabladodeella, es necesario dedicarle un apartado para honrar a los veintitrés exiliadosrepublicanos españoles caídos —desde Normandía a Berchtesgaden—: AntonioAlmendro,BernardoBenítez,ManuelBullosa,JuanCañero,AntonioCariño,LuisdelÁguila,JoséDiez,ManuelFranciscoRiguera,AgustínGonzález,RobertoHelio,JoséLafuente, Francisco Lechado, Nicolás López Sánchez, Antonio Martínez, MateoMestrasPérez,PabloMoraga,ManuelMorillas,ConstantinoPujol,ManuelSánchez,AlicioVázquez, JoséReinaldoSánchez,RamónDavid (Fábregas)y, posiblemente,MiguelCampos.Losheridosenaccionesdeguerra—algunoshastadosveces,comoFermínPujol—alcanzaron lacifradenoventaysiete.Solamentedieciséis llegaronintactos—sin caer enfermosni heridos—aBerchtesgaden, delmásdel centenar ymedioquedesembarcóenNormandía.Sehandichomuchascosasdeestaunidadyde sus hombres, pero las palabras que mejor definen a la compañía y su espíritufueronpronunciadasporVíctorLantesenel2005yrecogidasporEvelynMesquidaensulibroLaNueve:«Todoelmundoluchaba,hayquedecirlo,peroesverdadquecuandohabíaexpedicionesdifíciles,casisiempreenviabanaLaNueve.LaNueveerauna compañía aparte. Una compañía donde además de saber luchar, se tocaba laguitarra, se cantaba flamenco o las canciones de la Guerra Civil…». O comorecuerdan los veteranos oficiales franceses de la II División Blindada: «¡Ah, LaNueve! Sabían luchar. No retrocedían nunca. No cedían ni un palmo del terrenoconquistado.Ibansiempredelante».
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Notas
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[1] Aquellos empleosmilitares que no posean un equivalente exacto en el EjércitoEspañolsemantendránensunomenclaturaoriginal.(Notadelautor).<<
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