7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
1/9
LEONAR DO MOP _LI NO
lo que afecta al primero y segundo proceso, qu se puede decir de
su papel en regmenes no-democrticos, especialmente autoritarios?
Finalmente, cul es, efectiva y concretamente, el papel de estos
procesos en las transiciones de regmenes en sus estados y en los
desenlaces respectivos?
174
I~
I~
6. LA LEGITIMIDAD
6.1.
Entre
apoyo y consenso
Al igual que muchos de los conceptos discutidos en los captulos
precedentes, las nociones de consenso, legitimidad y apoyo son uno
de los loci clsicos de la ciencia poltica y, ms an, uno de los te-
mas ms repetidos en la filosofa poltica
l.
As, por ejemplo, el con-
senso puede considerarse como uno de los temas centrales de
las doctrinas del contrato social. Por ejemplo, Locke defiende y sos-
tiene la obligacin de obedecer a la autoridad legtima, es decir, ba-
sada sobre el consenso, y el derecho de resistir a la fuerza represiva
desprovista de autoridad
2.
Desde el siglo
XVII
hasta hoy, esta temtica
vuelve a aparecer en otros numerosos autores, hasta Mosca o Ferrero 3.
1
La teora del consenso, bajo diversas formulaciones, ha sido im-
portante tambin en sociologa. Un buen ensayo que examina los signi-
f icados y aspectos de esta teora en diversos autores es el de I. L. Ho-
rcwitz,
Consensus Conflict and Cooperation
en N. J. Demerath y
R. A. Peterson (editores),
Sy st em Change and Conilict
Nueva York,
The Free Press, 1967.
2 Cfr. por ejemplo, entre los trabajos ms recientes, H. Pitkin, Obli-
gation and Consent en American Political Science Review, LIX (1965)
y LX (1966), reeditado en P. Laslett, W. G. Runciman y Q. Skinner (edi-
tores), Philosophy Politics and Society Oxford, Basil BlackwelI , 1972.
3 Tras la concepcin mosquiana de frmula poltica encontramos
adems la nocin de legitimidad; cfr., por ejemplo, G. Mosca,
La classe
politica
en la edicin a cargo- de N. Bobbio, Bari, Laterza, 1966,
passim.
Para Guglielmo Ferrero, vase sobre todo S. E. Finer,
Political Theorist:
The C on cept oi Legitimacy
paper. no publicado. Subrayando la origi-
nalidad de la concepcin de la legitimidad en Perrero, Finer seala
cmo uno de los puntos centrales de este autor es desterrar todos los
aspectos de miedo y terror en las relaciones entre gobernantes
y
go-
bernados.
I
I
i
I
t i
175
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
2/9
lEONARDO M ORLINO
Probablemente, la elaboracin terica ms conocida y que ha in-
fluido ms la literatura sobre este asunto es la propuesta por Weber,
segn el cual una de las bases principales del poder es la c reencia en
su legitimidad. Incluso los tipos de poder pueden distinguirse a tenor
de su pretensin de legitimidad, esto es, de la fuente de legit imidad.
Aqu,
Weber
introduce su conocida distincin entre las tres formas
puras de poder, a las que corresponden tres tipos de legitimidad:
ra ciona l,
basada en la creencia de la legalidad de los ordenamientos
establecidos y del derecho a mandar de los llamados a ejercer el poder
p od er leg al en base a aqullos; tradicional, basada en la creencia
cotidiana en el carcter sagrado de las tradiciones que son vlidas des-
de siempre y en el derecho a mandar de aquellos que encarnan po-
siciones de autoridad
p od er t ra di ci on al ; ca ri smtica,
que descansa
en la entrega extraordinaria al carcter sagrado o al valor ejemplar
de una persona, y a los ordenamientos revelados o creados por sta
p od er carismtico
4.
En realidad, se puede llegar a sostener que,
en la actualidad, no existen teoras de la legitimidad propiamente di-
chas que ofrezcan una alternatva a la de Weber
5.
Desde este punto
4
M. Weber, Economia e Societa vol. 1, Milano, Cornunita, 1974 (3) ,
p. 2106. Pero, obviamente, vase tambin todo el captulo III de la
primera parte con la discusin de los tipos de poder. La enorme im-
portancia e influencia del trabajo de Weber, en general, y aqu,
espec-
ficamente, en el problema de la legitimidad, es bien conocida. Aadir
slo, a modo de ejemplo, que cincuenta aos despus de la primera
publicacin de la obra citada, Eckstein y Gurr, en su Patterns of Au-
thority New York, _Wiley, 1975, tratando este punto, siguen la senda
de la tipologa weberiana (cfr.
ibidem,
pp. 201-204).
5
No es sa, por ejemplo, la posicin de Eckstein y Gurr, que, en el
trabajo citado en la nota anterior, se limitan a integrar y corregir a
Weber en relacin a las bases de la legitimidad, defendiendo que stas
corresponden a algunas dimensiones de los modelos de autoridad.
Cfr. ibldem, pp. 204-229; s podra serio, quiz, la del interesante y origi-
nal trabajo de R. Rogowski, Rational Legitimacy A Theory of Political
Sup port , Princeton, Princeton University Press, 1974. Rogowski parte
de una crtica, que me parece mal centrada, de las teoras de la cul-
tura poltica y de la socializacin (Almond, Pye, Verba, Eckstein, Eas-
ton y otros) y de las teoras sobre la privacin (de Easton a Davies
y Gurr) para tomar algunos principios de la teora de la eleccin ra-
cional -que el autor remonta hasta los filsofos contractualistas- y
llegar finalmente a una serie de generalizaciones sobre las relaciones
entre estructura socioeconmica-estructura poltica del rgimen. Los
lmites y los problemas del trabajo de Rogowski se evidencian bien,
176
LA LEG ITlM JI )AIJ
de vista, es significativo -aunque sin duda exagerado- que haya
alguien dispuesto a afirmar que la concepcin weberiana de los tres
tipos de poder con sus tres tipos respectivos de legitimidad tiene el
mismo
status
en las ciencias sociales que el principio de la Trinidad
en la teologa cristiana 6.
Dicho esto, es inevitable que una definicin correcta de legitimi-
dad se inserte en la tradicin weberiana, intentando precisar y articu-
lar sus aspectos y que, sobre todo, clarifique y delimite las diferencias
existentes entre legitimidad, consenso y apoyo, operacin que Weber
no hace. As se puede pensar que la
leg itimida d
consiste en un
coniun-
to de actit ud es pos itivas hac ia el sistema poltico con siderado com o
merece dor de ap oyo.
Esta definicin se separa de otras concepciones
que evidencian la conviccin positiva acerca de la bondad de las
instituciones polticas especiales Creadas para disciplinar y resolver
pacficamente los conflictos y para la proteccin de los derechos civi-
les y de las libertades polticas
7.
Pero slo se aleja de ellas porque
evidencia la relacin legitimidad-apoyo, una relacin que debe quedar
bien subrayada. Percepciones subjetivas de la bondad de ciertas
en gran parte, en la recensin de este libro hecha por G. A. Almond
en American Political Science
Rcvicw,
LXXI (1977), pp. 330-332. Sin
embargo, este trabajo merece la mxima atencin y consideracin jus-
tamente por la originalidad y el inters del intento de basar toda la
argumentacin en algunos axiomas de la teora de la eleccin racional.
6
J. H. Shaar. Legitimucy in Modern Sta/e en P. Creen y S. Levin-
son (cds.), Power and
C0111111tI11/y.
Dissenting Essays in Political Scien-
ce New York, Random House, 1970 (2), p. 277. Aparte de la inicial y
paradjica afirmacin, el inters del ensayo radica sobre todo en el
examen de la crisis de la legitimidad en el Estado moderno, de sus
causas de fondo y de la incap-acidad de los tericos sociales para aprc-
ciarlas.
7 D. Fisichella, Sviiu p po democratice e sist enii elett orali Firenza,
Sansoni, 1970, p. 13. Vase tambin la definicin de Lipsct, para quien
la legitimidad implica la capacidad del sistema para hacer surgir y
mantener viva la conviccin de que las instituciones polticas existentes
son las ms adaptadas a la sociedad; S. M. Lipset, Political Mall. T lie
Social Bases o[ Politics Nueva York, Doublcday & Co., 1960. Y tam-
bin la de Mcrcl man, para la cual la esencia de la legitimidad reside
en la cualidad del deber ser, captada por el pblico con referencia
al rgimen existente. En otras palabras, segn Marelman, es legtimo el
rgimen que es considerado moralmente acorde con cierta sociedad.
Cfr. R. M. Mcrclcrnan. Learning and Legitimacy en American Political
Science Review, LX (1966), p. 548.
177
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
3/9
LEO NARDO M ORLINO
instituc iones cobran significado para el rgimen si se traducen en
percepciones subjetivas de justificacin de apoyo al sistema 8. Slo
ac titudes positivas de este tipo llegan a ser decisivas para la persis-
tencia del propio rgimen.
De la definicin dada se desprende que la legitimidad est lejos
de asumir el significado de aceptac in pasiva del rgimen. La acep-
tacin pasiva se debe, de ordinario, ms a la coe rcin que a actitudes
posit ivas. Adems, la definicin propuesta implica que la legitimidad
no se traduce tampoco en cualquier forma de obediencia voluntaria:
una obediencia que es bastante difcil de afirmar empricamente y de
distinguir de otros tipos de obediencia debidos a un simple clculo de
costes y ventajas o a la existencia de hbitos de deferencia hacia los
superiores o, incluso, a poderosas normas de control social
9.
Por otra par te , el apoyo a un sistema no depende slo de la legiti-
midad sino tambin de otros factores. Easton considera, por ejemplo,
otros dos elementos: la confianza en el inters comn y el sentido
de identificacin de los ciudadanos en la comunidad poltica 10. Pero
el apoyo
support
eas toniano, con sus tres objet ivos (comunidad pol t i-
ca, rgimen, autoridad) 11, es el genus, la forma ms general de apoyo.
Por el contrario, aqu me refiero a un apoyo especfico, el apoyo al
rgimen, y a un rgimen particular, sea democrtico , autor it ar io u ot ro.
En este caso, la legitimidad sigue siendo la princ ipa l, aunque quiz no
la nica, fuente de apoyo.
Si pasamos del examen de las fuentes del apoyo al de las fuentes
de la legitimidad nos hallamos cara a uno de esos problemas comple-
jos y espinosos -que no escasean en este tema. Ante todo, hay que
8 H. Eckstein, Il rendimento d ei s ist emi p ol iti ci en Rivista de
Scienza Politica, II (1972), p. 54.
9 Cfr.
ibidem
pp. 52-54.
10
D.
Easton,
A Systems Analysis of Political Liie
Nueva York,
Wiley
&
So. (1967) (2), pp. 311-340. Para un interesante intento de ope-
racionalizacin del apoyo, vase R.
J.
Trilling, Eastons Concept of
Effec tive Support. Two Formal Models, en Cornparative Polit ical Stu-
dies, IV (1972), pp. 491-507. .
11
Vase el trabajo de Easton, citado en la nota precedente, par-
te III, especialmente en los caps. lO-B. Easton volver a reafirmar la
validez de su formulacin del concento de
aDOVO.
tras
l.TIOS DOCOS
aos
acercnola 2. ~~ :;::~ ~~
: . - =
~~~2=.:~~:'
~: --.. :.i
~~:~':-='~2:
c:r
~2S:~ . 1 _ ?=
:l...:.~
. .:: ~ :: _ ~
-- = -= -' _ ~ : . 7 ... . : . : :: ~
? : . : : . : -c _ = -- - ~ __ ~ ~ : -: =
~ - : : : : ; - - -~ ~ =
: ... : .. . = . . . . . -- ..=--~.
-_._--
LA LE GITIMIDAD
aclarar las relaciones entre legitimidad y consenso
y,
consiguiente-
mente, el problema -bastante debatido entre los autores- de la re-
lacin entre consenso y estabilidad. Slo hechas estas precisiones
resultar tambin evidente por qu la legitimidad, y no el consenso,
I~S
una condicin de persistencia.
El consenso, independientemente de su amplitud e intensidad, est
indudablemente en la base de la formacin de actitudes de legitimi-
dad. Por otra par te , la legitimidad no se agota toda en el consenso.
Diversos son los elementos que contribuyen al nacimiento y manteni -
miento de actitudes positivas de apoyo al rgimen. Entre stas, amn
del consenso, hayal menos otros dos factores: la existencia de tradi-
ciones consolidadas que producen adhesin a ciertas instituciones y
10
que es ms importante quiz- la difusin de un sistema de
valores y de creencias que jus tifican el modo en que se organiza y se
utiliza el poder: son las ideologa s legitimantes de que habla Eas
ton 12. Como es obvio, se podra extender el signif icado del consenso
hasta abarcar tambin el primero, si no el segundo, de estos dos facto-
res. No obstante, en este caso, el concepto resultara excesivamente
genrico y poco significativo. En definitiva, opino que la legitimidad
comprende el consenso, pero que es un fenmeno ms amplio y com-
plejo que no se agota por completo en el consenso. La legitimidad
explica ms cosas, y de manera ms correcta, si se la define como
una condicin de la persistencia, y no slo del consenso 13.
Si se idease una cadena causal muy tosca y simplif icada para
representar de modo aproximado la relacin entre consenso, legit imi-
dad y persistencia estable , resultara algo as: Consenso +Tradiciones
consolidadas
+
Difusin de ideologas legitimantes
7
Legitimidad.
Y,
Legitimidad
+X +Y +Z + ...
(esto es, ms todas las otras condicio-
nes) 7 Persistencia estable. Es decir, la legitimidad es el trmino in-
termedio entre consenso y persistencia estable. Adems de ser un
fenmeno ms amplio, que explica ms cosas, est relacionada de modo
ms directo con la persistencia estable.
1 2
Al
primer factor hace Lipset rapidsima mencin en
Luomo
e
la
politica cit., p. 79. Para un discurso ms amplio sobre las ideologas
legirimantes. vase tambin Easton, A Syst ems Analysis oi Political
Life, cir., pp. 29 1- 293. .
I3.\U tesis sobre las fuentes de la legitimidad quedar ms clara
ms adelante.
179
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
4/9
LEONARIlO MORUNO
Tercera observacin: El consenso se puede definir genricamente
como un estado de acuerdo entre ciertos sujetos del sistema poltico
sobre ciertos objetos. De esta definicin, y de la mayora de las
que suele proveer la literatura politolgica, se desprende que al con-
cepto de consenso le son casi extraas las actitudes de adhesin y
apoyo al rgimen, tpicas de la legitimidad. El consenso slo evoca
estas actitudes cuando se transfiere en la legitimidad. De otro modo,
podra estar fundado tambin en sentimientos de apata o indiferencia.
muy alejados del apoyo a las instituciones. El consenso es un acuerdo.
y
puede haber acuerdo sobre lo menos malo en vez de sobre lo mejor.
De manera que, tambin desde este punto de vista, es ms significativo
tomar en consideracin la legitimidad, con sus caractersticas de apoyo
activo al sistema, en vez del consenso. La sustancia de esta observacin
sigue vlida tambin en caso de acceder a una definicin similar a I n
propuesta por Graham. Para este autor, el consenso es un estado de
acuerdo, interno a una colectividad social, resultado de variadas cir-
cunstancias que se combinan produciendo un efecto de conjunto posi-
tivo
oo
hacia la sociedad
14.
Es decir, Graham adopta una definicin
que evidencia el efecto positivo del consenso. Pero se trata, a su
parecer, de un efecto que concierne a la sociedad ms que al rgimen.
Consiguientemente, aun teniendo en cuenta esta definicin, puede
seguirse pensando que las actitudes positivas de apoyo a las institucio-
nes polticas surgen all donde hay actitudes de legitimidad ms bien
que de consenso.
Estas son las razones por las que la legitimidad debe considerarse
una condicin de persistencia estable ms vlida que el consenso.
Se podra aadir, abundando en el tema; que en el tema del consenso
-en general- existen diferencias notables entre los estudiosos. Efec-
tivamente, Partridge llega a afirmar: Del consenso se puede decir
14
G. J. Graham, Consenso e op
posuione
una tipologia en Rivista
Italiana de Scicnza Politica. 1
(1971),
p.
10 4.
Graham indica tambin
ciertas condiciones necesarias para alcanzar una discusin ordenada
entre Gobierno v oposicin, y para mantener la estabilidad poltica;
y hace referencia tambin a la diferencia entre consenso y legitimidad.
Cfr. ibidem,
pp,
96 -1 02 Y p. 107 . Para un tratamiento ms reciente del
concepto de consenso, vase A. Weale, Consent en Polit ica l Stu-
dies, XXVI (1978), que re toma tambin la teora de Locke sobre la
ubligacin poltica.
180
LA LEGITI~IDAD
cualquier cosa, pero al menos hay una afirmacin segura: no hay
ningn consenso entre los estudiosos en el problema del papel poltico
y del significado del consenso mismo
15.
Por otra parte, la relacin
legitimidad-persistencia estable o estabilidad y, la contraria, ilegitimi-
dad-persistencia inestable, crisis, cambio, tiene slidas bases en la
literatura 16.
Una vez fijadas las diferencias existentes entre las tres nociones
de consenso, legitimidad y apoyo y destacada la importancia bsica del
segundo fenmeno para entender un conjunto de relaciones existentes
entre comunidad poltica y rgimen, el problema siguiente es: cmo
nace, se forma, se mantiene y/o entra en crisis la legitimidad?
17.
La
15
P. H. Pa r tridge, Consent and Consensus cit., p. 120; Y en general
pp. 83-123. Sobre el consenso vase tambin R. A. Dahl, Who Governs?
Democracy and Power in an American City New
Haven, Ya
le
Univer-
sity Press, 1975 (23 edicin), pp. 30 9-32 5 ; J. Budge, Agreement and the
Stability of Democracy Chicago, Markham Publishing Company,
1970
(que es una aplicacin a Inglaterra de las teoras de Dahl del acuerdo
difer enciado): y A. Lijphart, Towards Empirical Democratic Theory:
Research Strategies and Tactics en Cornparative Politics, IV (1973),
pp.
41 7-4 32 .
16 Sobre el punto vase el captulo precedente. Adems de los auto-
res all discutidos puede citarse tambin a Rustow, segn el cual la es-
tabilidad poltica es igual a la legitimidad de las instituciones ms la
legitimidad personal de las autoridades y, a su vez, la legitimidad pol-
tica es el resultado de la suma de los tres tipos de legitimidad de los
que habl Weber. Pese a su elementariedad, estas afirmaciones confir-
man ulteriormente cuanto aqu se ha mantenido. Cfr. D. A. Rustow,
A World oi Nations Problems of Political Modernization Washington,
The Brookings Institution (196 8) (3), p. 157. Las argumentaciones de
Rustow forman parte de un discurso ms amplio sobre el liderazgo
poltico y sobre el papel del carisma en la formacin de nuevos Esta-
dus (cfr. ibidem cap. 5).
17 Tambin Pye plantea el problema de las causas de la crisis de la
legitimidad. Sin embargo, ante todo, en la legitimidad incluye la capa-
cidad de rendimiento del sistema, adems de
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
5/9
L EO NA RD O ~ ORL INO
LA LEG ITIMIDAD
misma pregunta puede formularse en otros trminos y, quiz, de un
modo al que es ms fcil responder: cules son, en general, las
fuentes de la legitimidad? Para responder a esta pregunta, empiezo
por distinguir entre leg iti m idad es pec fi ca y leg itim id ad d ifusa: una
distincin que obtengo, por analoga, de la distincin que hace Easton
entre apoyo difuso y especfico. Para Easton, el apoyo difuso es un
apoyo genrico al sistema poltico, no reconducible a motivos particu-
lares, sino producto de una serie de factores que hunden sus races
en la cultura pol tica. El apoyo especfico, en cambio, es un tipo
diferente de apoyo al sistema pol t ico, que sigue a decisiones particu-
lares y concretas tomadas por las autoridades para satisfacer ciertas
demandas. En cuanto a la legitimidad, sta es, para Easton, una
fuente de apoyo difuso, que se orienta hacia las autoridades y el r-
gimen 18. Movindonos a partir de estos presupuestos tericos, se
puede decir que la legitimidad especfica es un conjunto de actitudes
de adhesin al rgimen y a las autoridades debido a la satisfaccin
de determinadas demandas por medio de determinados actos del
gobierno. Por su parte, la legitimidad difusa no se refiere a outputs
particulares, sino que tiene sus orgenes en otros factores ms genera-
les. Consiguientemente, la pregunta anterior se desdobla en otras dos
nuevas cuestiones: a cmo se crea y mantiene la legitimidad espec-
fica?; b cules son las fuentes de la legitimidad difusa?
Para entender la formacin y el mantenimiento de la legitimidad
especfica, debo introducir la nocin de sa tisfac cin/insatisfaccin re-
lativa. Este concepto halla sus complementos en la frustracin sistmi -
ea de Feierabend y en la pr ivacin relativa de Gurr; presume el mismo
mecanismo psicolgico de fondo, especificando que, de ordinario, se
espera del rgimen o se le pide la satisfaccin de necesidades y de-
mandas propias de los miembros de la comunidad poltica y que, por
tanto, el descontento -cuando se consigue art icularlo y expresarlo--
repercute inevitablemente en las autoridades y en las estructuras del
propio rgimen. Adems, con esta nocin se intenta superar algunas
de las crticas planteadas a estos dos autores 19.
As, la satisfaccin relativa es el resultado de la relacin existente
entre el nivel percibido de las necesidades que se satisfacen, por una
parte, y el nmero y la amplitud de las necesidades que se crean y hay
que satisfacer, por otra. .
nivel de las necesidades satisfechas
Satisfaccin relativa
nivel de las necesidades existentes
Es necesario, sin embargo, aadir algunas preci siones . En primer
lugar, cuando se habla de neces idades no nos referimos slo a necesi-
dades materiales, sino tambin simblicas: existen neces idades sim-
blicas que todo sistema satisface o debiera de satisfacer. Un ejemplo
relevante podra ser la necesidad, para el ciudadano ordinario, de
ou tput s
de tipo ideolgico emitidos por los lderes polticos: la simple
exposicin de los programas polticos, la afirmacin de los valores fun-
damentales del sistema o, por ltimo, la misma definicin de las ideo-
logas por parte de los rganos de gobierno o de las estructuras de
partido y sindicales contribuyen a identificar al ciudadano con un
determinado rgimen y, dir tambin, a darle la sensacin de que
tiene un papel que desempear dentro de ese rgimen. En segundo
lugar, las necesidades no hay que entenderlas como necesidades par-
ticulares de cada individuo, sino como necesidades sociales, comparti-
das por muchos. Es obvio, por otra parte, que no todos tienen las mis-
mas necesidades; antes bien, las necesidades varan en funcin de una
serie de factores, que precisar ms adelante. Por ltimo, ya hemos
dicho que necesidad es un trmino ms objetivo que expectativa.
Si hablo, pues, de necesidades, y no de expectativas, lo hago cons-
cientemente.
Paso ahora a aclarar los trminos de la relacin de la que resulta
la satisfaccin relativa: a el nivel de satisfaccin de las necesidades;
no institucionalizada por el poder, colapso de los lderes cuyas inter-
pretaciones de la tradicin o cuyas promesas futuras no son ya acep-
tadas, socializacin inapropiada para la formacin de los compromisos
de la poblacin para con la autoridad (cfr.
ibidem,
pp. 138147).
18 Para la diferencia entre apoyo difuso y apoyo especfico, D. Eas-
ton,
A System Analysis 01 Political Liie
cit., pp. 268y 273; para la tesis
de la legitimidad, fuente de apoyo difuso, ibidem, pp. 278-288.Easton
volver a insistir sobre la validez de la distincin entre los dos tipos
de apoyo respondiendo eficazmente a las crticas planteadas sobre ese
tema; cfr. Easton, A Re-Assessment of the Concept oi P ol itical Support
cit., pp. 436-453.
19 Sobre las teoras de los Feierabend y de Gurr, y relativas crticas,
vase el apartado 5.1.
182
183
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
6/9
LEO NARDO MORLlNO
LA LEG IT I- 1 IDAD
20
Sobre este punto, vase Easton,
A Syst em Analysis of Political
Liie cit., pp. 85-149, en el que expone sus teoras sobre los mecanismos
culturales y estructurales de los procesos de regulacin de las dernan-
das, sobre los procesos de reduccin de las demandas y sobre los ca-
nales de comunicacin.
2 1 Vase el prximo captulo.
22 Vase a propsito tambin J. Mitchell y W. C. Mitchell, Political
analysis and Public Policy: An lntroduction lo Political Science, Chica-
go, Rand McNally, 1969, p . 307; pese a que toda la teor a de Mitchell
adolezca de conceptos econmicos y, por ende, se mueva en un mbito
bastante distinto del que aqu se presenta; cfr. ibidem pp. 257-329.
en un tipo de cultura que privilegia xitos materiales o no materiales.
Adems. ciertas demandas, satisfechas para algunos grupos. se tra -
ducirn en necesidades para otros grupos que se consideran iguales a
los primeros por razn de
sta tus:
existe un claro efecto de imitacin.
A este propsito se puede hacer otra observacin. Una desigualdad
extrema en la distribucin de los recursos tendr, inevitablemente,
como primera consecuencia que no se sa tisfagan ciertas necesidades
pcrcibidas autnomamente por las clases inferiores. Pero tendr tam-
bin otro efecto: har nacer en estas clases, y sobre todo en aquellas
que, por status social, son contiguas a las clases privilegiadas, otras
necesidades, a consecuencia tambin de un efecto de imitacin.
Fuente de la informacin de las necesidades es tambin la adhesin
a ideologas particulares. Por ejemplo, las ideologas que prometen un
futuro mejor pueden dar origen, autnomamente, a un gran nmero
de necesidades y de demandas. Es evidente que cuanto ms amplios
e intensos son los grupos que se adhieren a tales ideologas escatol-
gicas tanto ms difcil ser conseguir la legitimidad especfica.
Otros factores del nmero y de la sustancia de las necesidades son:
el grado de cultura, la difusin de la urbanizacin, el grado de comu-
nicacin y exposicin a los ma ss media y, de modo ms general, la
exposicin a todo un conjunto de aspectos tpicos de la modernidad.
Los factores que estamos indicando son los componentes esenciales
del proceso de modernizacin 2J Y, por tanto, afectan sobre todo a
los pases en vas de desarrollo donde la modernizacin est an pro-
ducindose. Pero tambin en pases desarrollados y modernos ser
preciso, ciertamente, tener en cuenta el nivel de cultura, el grado
de urbanizacin, la difusin de peridicos y de otros medios de co-
municacin -radio, televisin, etc.- a los que se est expuesto. El
fenmeno. considerado en su conjunto, cambia las necesidades de los
ciudadanos de los pases en vas de desarrollo, pero modifica y aumen-
ta tambin las necesidades de los miembros de sistemas polticos
modernos.
Adems: a la modernizacin y a la movilizacin social se podra
unir la movilizacin poltica y, en particular, la exigencia de una
mayor participacin. Esta exigencia se traduce en la demanda del
b
la cantidad y la sustancia de las necesidades. En mi opinin, el nu-
merador depende al menos de tres factores: 1) funcionamiento de los
mecanismos de regulacin y reduccin de las demandas (o necesidades
expresadas); 2) diferenciacin y. especializacin de los canales de trans
misin de las demandas; 3) eficacia decisoria adecuada. Un sistema
poltico no puede evidentemente responder a todas las numerosas
demandas que se plantean, aunque slo sea por
)0
escaso de los recur-
sos de que dispone. As pues, a fin de evitar una sobrecarga, debe
haber mecanismos de regulacin y reduccin de las demandas. Un
volumen excesivo de ellas provocara slo la parlisis de los canales
de transmisin de esas demandas y de los mecanismos decisorios del
sistema. Adems, debe haber un gran nmero de canales especia-
lizados de transmisin de las demandas. Aun en este caso, slo cana-
les altamente diferenciados y especializados evitarn la sobrecarga y
facilitarn la llegada de las demandas al aparato decisorio 20. La efica-
cia decisoria se sita a un nivel distinto. Este factor es decisivo para
la transformacin del
inp ut
en
out pul.
Es, por tanto, muy importante
para la satisfaccin de un mayor nmero de necesidades. Ms adelante
volver sobre 1
21
El denominador de la relacin tiene diversas fuentes. Comienzo
por la posicin social, medida -por ejemplo- por la renta per cpita
y por la clase social a que se pertenece. La percepcin del nmero y
de la sustancia de las necesidades difiere a tenor de la pertenencia a
un status u otro. No se puede olvidar, por ejemplo, que algunas nece-
sidades se aprenden por medio de la socializacin. Estas necesidades
no son naturales ni necesarias para la supervivencia, sino que se
adquieren en el ambiente familiar y social en que se vive 22 . En la
fase de socializacin tendr tambin importancia el haber sido educado
l3
Vase el captulo segundo.
184
18 5
--.....--~fM~~rI
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
7/9
LEOMRDO MORLINO
LA LEG IT gt IDAD
sufragio universal o de un mayor compromiso poltico a todos los
niveles en
- 1 6 s
pases -desarrollados o no- en los que ya existe
sufragio universal. En ambos casos, la movilizacin poltica y la de-
manda de participacin estn en funcin de un nivel ms alto de sa-
tisfaccin de las necesidades y, consiguientemente, de un grado ms
alto de satisfaccin relativa. Se ve as cmo tambin la participacin
puede cobrar una importancia decisiva en el proceso que lleva a los
diversos grados de satisfaccin relativa.
Se puede, as, imaginar aproximadamente los niveles de satisfac-
cin relativa existentes en pases tradicionales, en pases en vas de
desarrollo y en pases desarrollados y modernos.
En los poqusimos sistemas polticos tradicionales que an que-
dan, dado el bajo nivel de eficacia decisoria y la ausencia de movi-
lizacin social, habr una satisfaccin de las necesidades limitada,
y sern pocas las necesidades percibidas. Se tendr una satisfaccin
relativa alta o baja, pero, a fin de cuentas, poco importante, dado que,
en estos pases, la legitimidad difusa cuenta ms que la especfica.
y
la relacin ser, probablemente, de este tipo:
3. Satisfaccin relativa
alto nivel de satisfaccin de las necesidades
alto nivel de las necesidades percibid as
Las democracias desarrolladas, pero inestables, estn problable-
mente -en lo que a la satisfaccin relativa se refiere- en una
situacin intermedia entre la (2) y la (3): ms cerca de una o de
otra, segn su mayor o menor eficacia decisoria
24.
La segunda pregunta concerna a las fuentes de la legitimidad
difusa. Estas son al menos dos: sentido de confianza en las institu-
ciones y en las autoridades, y existencia de una larga tradicin de
las instituciones. La primera fuente es muy importante para el naci-
miento y el mantenimiento de la legitimidad. Se trata de una actitud
genrica de confianza que nace de la presencia de lderes carism-
ticos; o de la adhesin a valores ampliamente compartidos dentro
del sistema y coherentes con los fines; o, por ltimo, de la adhesin
a ciertas ideologas. Me refiero, en particular, a las ideologas que
apoyan el sistema, las llamadas ideologas legitimantes, con su
doble funcin de ayudar a los propios partidarios a expresar las
demandas y de movilizar el consenso en torno a las instituciones
y a las autoridades. El segundo elemento es la tradicin de duracin
de las instituciones. Este factor no debe ser confundido con las tra-
diciones histricas y culturales de la comunidad poltica, ni con el
conjunto de valores compartidos en el sistema. Se trata, por el cont ra-
rio, del valor atribuido a ciertas instituciones que, por su larga dura-
cin, se convierten, a la postre, en motivos de orgullo nacional
25.
Por
1.
bajo nivel de satisfaccin de las necesidades
Satisfaccin relativa
bajo nivel de las necesidades percibidas
En los pases en vas de desarrollo, la movilizacin social ha hecho
crecer rpidamente. las necesidades sin que el sistema poltico haya
tenido tiempo y posibilidad de adecuar sus estructuras a una mayor
eficacia decisoria. Consiguientemente, el grado de sati sfaccin ser
muy bajo, o inexistente. El denominar ser mayor que el nume-
rador.
24
Ntese el papel que desempea e l fac tor tiempo. Debe trans-
currir un cierto lapso de tiempo, ms o menos amplio, para que la efi-
cacia crezca en respuesta al crecimiento de las necesidades: las deman-
das y las necesidades pueden crecer con velocidad mucho mayor a la
adecuacin de las instituciones.
25 De la primera fuente de legitimidad hace mencin Easton, A Sys-
ems Analysis oi Political Life
cit., pp. 289-310. Vase tambin G. Ur-
bani,
L analisi del sistema politico
Bolonia, Il Mulino, 1971, pp. 243-244.
Del concepto de confianza y de su relacin con el consenso trata tam-
bin G. Pan-y, Trust Distrust and Consensus en Brit ish Journal of
Political Science, VI (1976). Parry se remonta a Locke, a la tradicin
constitucionalista, hasta llegar a algunos autores como Almond, Pye y
otros. Pese a que, a mi parecer, no emergen con evidencia las diferen-
cias entre confianza y consenso, Perry concluye muy oportunamente
subrayando cmo el crecimiento de rendimiento y de participacin
2. Satisfaccin relativa
bajo nivel de satisfaccin de las necesidades
alto nivel de las necesidades percibid as
Por ltimo, en los pases ya desarrollados y modernos, el grado
de satisfaccin relativa debiera ser mayor, porque el sistema poltico
ya se ha preparado para responder a un nmero mayor de necesi-
dades. As pues:
186
87
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
8/9
LEONAnoo MORLlNO
,
.,
)
i
otro lado, es preciso subrayar que existe un conjunto de relaciones en-
tre legitimidad difusa y especfica y, tambin, entre sus fuentes respec-
tivas, que hemos indicado brevemente. Una puede contribuir al creci-
miento o a la disminucin de la otra, o viceversa, y ms en fases de
instauracin y consolidacin del rgimen, en que la legitimidad difusa
es verdaderamente precaria y dbil.
Las hiptesis que hemos presentado aqu sobre la gnesis y el
mantenimiento de la legitimidad -sintetizadas en el cuadro 6.1-
pueden ser aceptadas o no. Sin embargo, lo que se desprende cla-
ramente de ellas es la importancia de hacer referencia a todo cuanto
acontece en la comunidad poltica para comprender la forma y los
niveles de legitimidad. De hecho, las fuentes de la legitimidad difusa
y el nivel de las necesidades existentes dependen de fenmenos y
procesos propios de la comunidad poltica. Por lo que, dando un
paso hacia adelante, se puede insistir en la importancia y la necesi-
dad de estudiar uno de los procesos centrales que tiene lugar en ella:
la movilizacin poltica 26. Sobre todo cuando se quiera comprender
el nacimiento o la crisis del sentido de confianza en las instituciones;
el surgimiento, la afirmacin o el declinar de ciertas ideologas; o
cuando se quiera comprender cmo algunas lneas de conflicto socio-
econmicas se convierten en conflictos pol ti cos relevantes en los que
se expresan necesidades y demandas diversas. Aspectos todos ellos
decisivos para comprender el cambio de los niveles de legitimidad
existentes en un sistema poltico.
Adems, estas hiptesis confirman tambin un aspecto ya eviden-
ciado de la legitimidad: su funcin de nexo comunidad poltica-
rgimen. La satisfaccin relativa, tal como se ha presentado aqu, es
el resultado de una relacin entre nivel de necesidades satisfechas,
que depende esencialmente de las estructuras polticas del rgimen
y nivel de necesidades existentes, con las cuales nos referimos preci-
samente a aspectos .propios provenientes de la comunidad poltica.
Por otra parte, estas hiptesis se articularn ms adelante, y mejor,
cuando hagamos referencia a lo que sucede en el rgimen y en la
hace aumentar la confianza del ciudadano en las instituciones (cfr.
ibidem p. 142 ).
26 Vase el cap. 8.
88
I
I
I
1
1
I
,1
j
~
1
.. o
o
o: :
o
u
LA LEG IT I:Vl lOAll
'O
E
bt
:;
. . . . l
J
: :s
: ::
.
~
. . ':l
'
J
o
::
.~
s
. s : ;
'
.. .
::
: : s
~
~
~
.: :
'
'
: :
' ' ' '
l)
.s
'
-
t: >
o
'
'
;;
'
.. .
'o
.: : .
: J: : :
V >
v
d
o : l
d
. :
V > o
o : l
::l
o : l
e
-
VJ
o : l o : l
N - -
e
2
e
o
: . . l
(/)
:J)
< . l
d
e
o
o .-
d
u
_ ::l
~
: : :
v
C/) .S
J
< . l
:/ . r /
o c: o
d o : l : . . l
,- E .-
~
.- ,~
o : l . : : : :
E
o. en (/)
E
v .-
t . ..
8 ( / ) r l
( J ) , ( J )
:J)
bn v
t . .. o t . ..
o -
_ o d
o :l
:J ) -
>
d -
.- v
O l
d
I l
e
< . l
c-,
J
e
.3
o
::l
e
O l 'o
v '
- u
C I l
C
'tl
~2
=
. . l C I l
:. . l ( /)
2 -
2
J
C Il V >
-
C Il
rdCO
e l ) -
~ r- -
e
: 9 K J 2
o ~ 'J) \
..... - - ( j
'J) :/)
C l ./ }
:J) o o.v
.c o.~u
u > ~fJ
7/25/2019 Morlino- Entre Apoyo y Consenso
9/9
lEONARDO
~
ORllNO
comunidad poltica. Es lo que se intentar hacer en los dos captulos
siguientes.
6.2. Indicadores en los regmenes democrticos
Otro problema poco tratado en la literatura es la localizacin de
los indicadores de legitimidad. Es un tema central si se quiere indi-
viduar mejor cmo y por qu cambian los niveles de legitimacin
y de legitimidad en un sistema poltico. Pero a partir de este punto
ya no es posible seguir hablando indeferenciadamente de la legitimi-
dad propia de regmenes democrticos y de la otra, tpica de regmenes
no-democrticos. Consiguientemente, al hablar de legitimidad demo-
crtica, se considerarn, ante todo, las soluciones propuestas por algu-
nos -pocos- autores que se han ocupado del problema.
Los autores en cuestin, que han afrontado las dificultades anejas
a la localizacin emprica de la legitimidad, han sido, sobre todo,
Eckstein y Gurr. El primero ha evidenciado los problemas a resolver.
El segundo, junto con McClelland, ha intentado operacional izar este
proceso. Tanto Eckstein como Gurr y McClelland han estudiado la
legitimidad como una de las dimensiones del rendimiento poltico,
es decir, desde un punto de vista distinto del que se expone aqu. No
obstante, ofrecen igualmente sugerencias interesantes 27. En este lugar,
pues, me limitar a exponer los temas centrales en los que debe de-
tenerse quien se mueva en mi perspectiva, que es distinta.
Los problemas que hay que afrontar pueden expresarse as: cu-
les son las dimensiones que indican mejor la amplitud y la intensidad
de las actitudes de legitimidad?; cules son los objetos posibles de
esa adhesin al rgimen?; finalmente, cul es el grado-umbral de in-
tensidad y amplitud de estas actitudes por encima del cual un rgimen
27
Me refiero a H. Eckstein, An Evaluation
oi
Political Performance:
Problems and Dimensions en Sage Professional Papers in Compara-
tive
Politics, 1971,
n.
01-017,
parcialmente traducido al italiano con el
ttulo de
II rendimento dei sistemi politici
ya citado. De ahora en
adelante, como ya he hecho, me referir a la edicin inglesa para la
parte no traducida o, en caso contrario, a la edicin italiana. Otro
trabajo es el de T. R. Gurr y M. McClelland, Political Perjormance:
A Twelve Nations Study
en
Sage Professonal
Papers in Comparative
Politics, 1971, n. 01-018.
190
LA LEGIT IM IDA D
puede seguir persistiendo, estable o inestablemente, o por debajo del
cual probablemente cambiar?
El trmino intensidad tiene un significado bastante claro: indi-
ca la profundidad de los sentimientos o de las actitudes considera-
das. Por su parte, la amplitud se puede entender en dos sentidos:
a
la parte de poblacin que demuestra actitudes de legitimidad
en el perodo de tiempo examinado;
b
la extensin o la importancia
de los objetos a los que se refiere la legitimidad. Obligado a resolver
un problema similar en orden al consenso -amplitud e intensidad
del consenso-, Dahl propone distinguir entre polticos profesiona-
les, activistas y resto de la poblacin.
Considera que estos tres estratos de la comunidad poltica estn
dispuestos en orden decreciente en base a esas dos dimensiones. As:
los polticos profesionales estn de acuerdo con bastante intensidad
tanto sobre las normas, los valores y los principios democrticos ms
abstractos, como sobre las normas ms especficas de comportamien-
to democrtico; el estrato politizado de los activi stas concuerda en el
mismo grado sobre las normas dernocrticas abstractas, pero en menor
medida sobre los procedimientos concretos derivados de los normas
generales; el resto de los ciudadanos concuerda sobre las normas de-
mocrticas abstractas, pero menos an sobre las aplicaciones espec-
ficas de esas normas 28.
La hiptesis de Dahl se podra adaptar a la legitimidad -con
los ajustes oportunos-, y deducir una mayor importancia de las per-
cepciones positivas si stas se dan en los polticos profesionales ms
que en los activistas o en stos ms que en el resto de los ciudadanos.
Es una solucin posible, pero no plenamente convincente. Ya Lijphart
haba calificado el comportamiento de las lites como evasivo y poco
susceptible de generalizaciones empricas 29. Aadir que no es fcil
decidir con exactitud cules sean las lites polticas y cules los otros
estratos de la poblacin. Adems, las lites polticas pueden tener
verosmilmente poderosos sentimientos de legitimidad. Pero los cam-
bios de un rgimen no estn slo influidos por las lites. Hay tam-
bin otros importantes grupos econmicos y sociales que condicionan
I
1
~
I
~
j
I
28 R. A. Dahl, Who Go verns? cit., pp. 305-325.
29
A. Lijphart, Typologies of Democratic Syst ems en Cornparative
Poltical Studies, 1 (1968), p. 25.
191
Top Related