NAVIDAD
EN
ASCENSOR
Por Milagros Oya
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Sinopsis:
Un grupo de personas se quedan atrapadas en el ascensor de un área comercial durante
las fiestas navideñas. El tiempo pasa y nadie acude en su rescate. Encerrados y sin otra
cosa que hacer más que esperar, reflexionarán sobre lo sucedido, sobre sus vidas y sobre
el mundo que les rodea. Pasarán miedo, harán amigos y enemigos y también nos harán
reír.
Personajes:
Dependienta- Trabajadora del centro comercial
Papá Noel- Trabajador del centro comercial
Rosa- Gótica
Ana- Pija
DJ Sombra: Pincha discos
Mateo: “Futbolero”
Voces- Se oyen a lo lejos.
Hombre- Encargado de mantenimiento.
NAVIDAD EN ASCENSOR
Acto único
Se levanta el telón. En medio del escenario hay un enorme ascensor de centro
comercial imaginario que solo hemos delimitado mediante las cuatro esquinas
formadas por cuatro listones de madera, colocados verticalmente. El ascensor es
rectangular, más ancho que profundo. A su derecha hay una papelera y a su izquierda
unas macetas con plantas. Frente al lugar donde se hallaría la puerta del ascensor, se
sitúa la dependienta del centro comercial vestida con su uniforme y que llega
empujando un carrito de súper mercado repleto de material de papelería con el fin de
trasladarlo a otra planta. Destaca entre el contenido del carro un enorme árbol de
navidad sintético.
La dependienta se detiene frente a la puerta y pulsa imaginariamente el botón de
llamada que se encontraría a la derecha, sobre el listón de madera que observamos.
Enseguida levanta la cabeza para observar los números que se encontrarían sobre la
puerta del ascensor que indican el piso en el que este se halla. Su gesto es cansino.
Insistentemente aprieta el botón al percatarse de que el ascensor no parece querer
alcanzar la planta en la que ella espera.
Dependienta- (Apretando el botón de llamada insistentemente) ¡Vamos! ¿Qué pasa
contigo? ¿Es que voy a estar esperando todo el día? ¡Mueve el culo, ascensor del
demonio! ¡Qué aún me queda por montar un stand navideño en la cuarta planta! ¡A este
paso van a terminar las fiestas antes de que consiga acabar con los malditos stands
navideños! ¡Por favor, qué paciencia! (Hastiada) ¿Pero a dónde va ahora? ¿Es que no va
a bajar nunca?
Un hombre disfrazado de Papá Noel, con el típico saco rojo a la espalda, entra en escena
y se aproxima a la puerta del ascensor.
Papá Noel- ¡Hola! ¿Le ocurre algo al ascensor? (Consultando su reloj) Solo tengo 20
minutos para tomarme un café y regresar al Ho ho ho de todos los días. (Papá Noel
tiene acento extranjero)
Dependienta- Pues no sabría qué decirle, Papá Noel. No sé qué le pasa al maldito
ascensor. Va de la planta doce a la catorce y de la catorce a la doce, así desde hace un
rato. No hay manera de pillarlo para que baje.
Papá Noel- ¿Qué es lo que pasa en esas plantas para que esté tan ocupado?
Dependienta- Oportunidades y cafetería. Todos los clientes deben de estar haciendo la
misma ruta. No sé por qué me han mandado montar un stand navideño en la planta
cuarta si todo el mundo está entre la doce y la catorce. ¡Ahora! (Mirando al imaginario
cuadro de luces del ascensor) ¡Ahora es el momento! (Se lanza de nuevo sobre el botón)
¡Maldita sea! ¡Otra vez va a la catorce!
Papá Noel- ¡Vaya! ¡Hay que ser más rápida!
Dependienta- (Fulmina a Papá Noel con la mirada y apunta sarcásticamente) Tendré
que pedirle a Papá Noel velocidad para estas navidades.
Papá Noel- (Echa un vistazo al interior de su saco rojo) Será mejor pedírselo a los
Reyes Magos, yo, sintiéndolo mucho, no llevo velocidad en el saco. Ya sabe, como
ellos disponen de medio de locomoción por triplicado, es posible que hagan ese tipo de
regalos.
Dependienta- ¡Como lo escuchen los jefazos! Eso de hacerle publicidad a la
competencia no queda muy profesional.
Papá Noel- Pues con lo poco que me pagan estoy pensando en pasarme yo también a la
competencia. Es imposible que resulte peor. A ver si los Reyes Magos tienen una plaza
vacante de paje y abandono el ho ho ho que me tiene la garganta destrozada y, de paso,
me permiten perder unos cuantos kilos. Toda esta obesidad me hace sudar mares. Cada
día que pasa tengo que aumentar el relleno para no perder volumen.
Dependienta- ¡Ahora! ¡Otra vez en la catorce! ¡A ver si lo pillo!
Papá Noel- ¡Déjeme probar!
Dependienta y Papá Noel se lanzan a un tiempo hacia el botón y ambos chocan
estrepitosamente empujando el carro cargado con el árbol y material de papelería que
sale disparado encontrándose con dos muchachas Ana y Rosa (La pija y la gótica). Estas
se dan de bruces con el árbol de navidad que sobresale del carrito de compra.
Ana- ¡Vaya! ¡Un árbol que anda! ¡Ahora entiendo la frase publicitaria esa de “Vive
unas navidades dinámicas” Y yo que pensaba que se refería a las actividades
programadas por el centro comercial en vacaciones.
Rosa- ¡Eh! ¡Mis cosas! (Por el impacto, a Rosa se le ha caído la bolsa con la compra
que se halla esparcida por el suelo. Papá Noel intenta ayudar a la muchacha pero la
barriga sintética le impide alcanzar el suelo) ¡Hay que perder peso, Papá Noel! ¡Es
malo para el colesterol! (Le dice mientras ambas muchachas recogen sus pertenencias)
Ana- ¡Se ha desparramado tu alegre sombra de ojos! ¡Qué pena penita! (Irónicamente)
Tendrás que cambiar tus positivos y variados colores negros, grises y otra vez negros,
por mis tonos azules, más clásicos, claro está, aunque mucho menos divertidos que los
tuyos; eso por descontado.
Rosa- ¡Sí, claro! (Sarcástica) Eso no lo verán tus ojos, prima. A la cena de fin de año de
la agrupación del sur pienso asistir con mi ropa oscura y mis pinturas góticas. No tengo
intención de convertirme en un prado floreado como tú. ¡Ni que fuese una vaca!
Ana- ¡Qué bobada! ¿A qué viene eso? ¿No estarás llamándome gorda?
La dependienta ha asido otra vez el carro y de nuevo se pelea con el botón del ascensor.
Papá Noel aguarda de pie e interrumpe la incipiente pelea entre las chicas.
Papá Noel- Deberíais utilizar las escaleras mecánicas. El ascensor parece no tener
intención de bajar hasta nosotros.
Rosa- ¿Pero usted no debería estar buscando una chimenea? El ascensor no le pega. Ya
ve, ni siquiera lo recoge.
Papá Noel- (Con ironía) ¡Ho ho ho! ¡Qué ingeniosa la muchacha!
Ana- ¿Está estropeado?
Rosa- ¿Te refieres a Papá Noel? Un poco estropeado, sí, y pasado de peso.
Papá Noel- (Sarcástico ríe aún más fuerte) ¡HO HO HO! ¡Qué suerte disfrutar de esta
fina ironía!
Dependienta-El ascensor no está estropeado. Hay demasiada gente en las plantas
superiores. Una avalancha de clientes, creo yo.
Rosa- No tenemos prisa. Ni loca vuelvo con la multitud. No hay forma de moverse.
Todos están como locos comprando. Están poseídos por el espíritu y no de la Navidad,
si no del consumismo.
Ana- ¿Cómo nosotras, tal vez?
Rosa- Será como tú, Ana, que lo has comprado todo y más. Por suerte no tenías más
dinero, que si no.
Se acerca al ascensor DJ Sombra, vestido como un amante del Hip hop, cargado con su
bolsa correspondiente.
DJ Sombra- ¿Están esperando al ascensor?
Rosa- No. ¡Qué va! Estamos aquí para hacer amigos. ¡Hay un ambientazo!
Ana- (A su prima en un susurro) ¡Calla, Rosa! ¡No te pases con ese tío! Está buenísimo.
¡Qué atractivo!
Rosa- ¡Puaff! ¡Si no vale nada!
Ana- Como no es de la familia Adams, a ti ya no te gusta. Será por eso que me mola a
mí.
Dependienta- (A DJ Sombra) El ascensor está tardando mucho. Si tienes prisa deberías
ir por las escaleras mecánicas.
Papá Noel- Por lo que parece, el centro comercial está de bote en bote, eso que pronto
llegará la hora de cerrar. Me voy a perder el pequeño descanso que me correspondía.
Tendré que subir igual y a visar a mi camarada para que me espere a la salida. ¡Buf! Ya
me veo haciendo horas extras otro día más. (Agobiado)
DJ Sombra- Esperaré. Aún tengo que echarle un vistazo a una consola, a una tarjeta de
sonido nueva y a unos auriculares como es debido. (Se vuelve a hacia las chicas) Es que
soy DJ. Tal vez hayáis oído hablar de mí. Soy DJ Sombra.
Ana- (Emocionada) ¡DJ Sombra! ¡Qué ilu! ¡Soy tu mejor fan! ¡Eres fantástico! ¡Tu
música es genial! Yo soy Ana y esta es mi prima Rosa. (Ana y DJ Sombra se dan
sendos besos. Rosa permanece en silencio e inmóvil)
Rosa- (Se acerca al oído de su prima) ¿DJ Sombra? ¿Te suena de algo? Yo no lo había
oído en mi vida.
Ana- (Luciendo sonrisa de oreja a oreja susurra también) ¡Ni idea! Es la primera noticia
que tengo. ¡Pero está tan bueno! ¡Es tan súper atractivo!
Rosa- ¡Ya! (Burlándose de su prima) ¡Súper, súper! ¡Pero qué falsa! ¡Si a este no lo
reconocen ni los miembros de su familia!
Ana- (Susurrando) Falsa no, práctica, que no es igual.
DJ Sombra- Me estoy preparando para los conciertos del nuevo año. Van a ser
multitudinarios. Si queréis venir a alguno (Sin dejar de mirar a Ana) puedo pasaros unas
invitaciones. (Las busca en los bolsillos del pantalón)
Aparece entonces el último personaje. Un muchacho vestido con la camiseta de un
equipo de fútbol con un balón de reglamento en las manos, mientras la dependienta
continúa peleándose con el botón de llamada del ascensor. Mateo, el muchacho de
aspecto deportivo, alcanza el lugar donde se halla DJ Sombra justo en el instante en el
que este le ofrece una entrada a Ana. Es más rápido que la chica que se hallaba ocupada
poniéndole ojillos cariñosos al DJ.
Mateo- (Arrebata la entrada de las manos al DJ Sombra) ¡Jo, gracias, tío! No sabía que
aquí repartieran entradas. ¡Qué suerte he tenido! Venía a ver si había menos gente que
en las escaleras y me encuentro con entradas gratis. ¡Pero qué suerte! ¡Gracias, tío,
gracias otra vez! (Le da insistentemente la mano al DJ que lo mira atónito, mientras Ana
se queda con la mano estirada, sin entrada y con la boca abierta ya sin sonrisa) ¡Pero si
te conozco! ¡Eres DJ Sombra! ¡La bomba, tío! ¡Qué eres la bomba! ¡Todos mis colegas
hablan de ti y escuchan tu música!
Ana- (A Rosa) ¡Te lo dije! ¡Es famoso! ¡Estupendo! ¡Además está buenísimo!
Rosa- ¿Qué me dijiste? ¡Qué nunca habías oído hablar de él!
Ana- ¡Qué pesada! ¡Qué más da eso! ¡Es famoso! Ese friki del balón de fútbol lo ha
dicho.
Rosa- Sí, y te ha birlado la entrada. ¡Ja ja ja! Será friki, pero es más rápido que la pija.
Él tiene una entrada de sombra y a ti te ha dejado compuesta, sin entrada y sin tío
“súper súper atractivo”.
Ana- ¡Eso lo vamos a ver! Las cosas no van a quedar así. ¡Te lo digo yo! Antes de
abandonar el ascensor tendré entrada y chico para estas navidades.
Rosa- ¿Se lo vas a pedir a Papá Noel?
Ana- No va a ser necesario. Es lo bueno que tenemos las pijas, no tenemos que pescar
en aguas determinadas, como te pasa a ti. Les gustamos a todos los chicos, tengan la
pinta que tengan, pertenezcan a la tribu urbana que pertenezcan. ¡Hasta a los góticos
como tú!
Rosa- ¡Puag! ¡Ya será menos!
Dependienta- ¡Al fin! ¡Menos mal! Creí que esto no iba a terminar nunca. ¡El ascensor
baja! ¡Aleluya!
Papá Noel- ¡Ho ho ho!
Mateo- ¿Es que estaba averiado?
Dependienta- No, pero no había manera de pillarlo. Demasiados clientes. Ya me estaba
hartando de esperar.
Mateo- ¡Jo, pero que suerte tengo hoy! ¡Me he levantado con una margarita en el
trasero! Primero la entrada del mejor DJ de todos los tiempos y ahora el ascensor que
baja justo para recogerme nada más llegar. ¿Qué más cosas positivas me van a suceder
hoy?
Rosa- (Entre dientes) Tal vez alguien tenga el detalle de regalarte ropa de verdad; así
podrás aparcar ese chándal y donarlo a un museo prehistórico. Claro que tendrían que
lavarlo antes de proceder a la datación del carbono catorce o se arriesgarían a una grave
contaminación química.
Dependienta- ¡Fantástico! ¡Llega el ascensor!
Cuando el ascensor alcanza la planta, suena una campana y, al mismo tiempo, una luz
que apunta al interior del ascensor imaginario, hasta ahora apagada, se enciende
iluminando el cubículo rectangular.
Rosa- ¡Ya ha llegado el ascensor! (A su prima en un susurro) ¡Ja! Se te ha fastidiado la
estrategia. En unos minutos se desvanecerán en el aire tu entrada y tu nueva conquista
aún antes de hacerla. ¡Ja!
Ana- Eso ya lo veremos. (A su prima) Ni te imaginas lo rápida que puedo llegar a ser.
Con un par de minutos será suficiente. Para eso soy una pija y él solo un hombre.
Rosa- ¡Qué fantasma!
La dependienta es la primera en penetrar en el ascensor empujando el carrito. Tras ella
entra Papá Noel. Ana se acerca a DJ Sombra con la mejor de sus sonrisas, dejando a su
prima atrás. El joven responde con otra sonrisa y expresión interesada.
DJ Sombra- (A Ana)- Tu primero, por favor.
Ana- (Suelta un gritito emocionado) ¡Ah! ¡Gracias! ¡Súper, súper! ¡Eres todo un
caballero!
Rosa- ¡Puag! ¡Escenita “súper, súper”, para vomitar! (Entre dientes con sarcasmo)
El DJ sonríe satisfecho y se detiene cediéndole el paso a la joven. Pero Mateo, el
futbolero, avanza en dirección al ascensor abriéndose paso entre el DJ y Ana y
propinándole a esta un ligero empujón.
Rosa- (Entre dientes en dirección a su prima) ¡Sorpresa! Parece que a este futbolero no
le impresionan las súper, súper pijas. ¡Ja!
Ana- ¿Qué haces, chaval? ¡Mira por dónde vas! (Se vuelve al DJ con expresión
disgustada) Si todos los hombres fuesen como tú, las mujeres estaríamos como en el
cielo.
Rosa- Pero qué empalagosa te pones. Se te van a caer los dientes con tanto azúcar.
DJ Sombra- ¡Adelante, Ana! ¡Las damas primero!
Ana- ¡Qué amable! ¡Qué educado!
Rosa- (Mofándose) ¡Súper, súper educado! ¡Qué pesados! ¿Entráis o esto va a durar
todavía mucho más?
Dependienta- ¿Subís? ¿O qué? Aquí hay gente que trabaja y tiene prisa. (Con bastante
mal humor)
Papá Noel- ¡Ho ho ho! ¡Qué reine la paz que estamos en Navidad! ¡Tiempo de amor y
de saber de la familia!
Ana- ¡Ah! (Concentrada en su labor de conquistar al DJ) ¡Tiempo de amor! ¡Qué súper
bonito!
Rosa- (Irónica) “Súper, súper bonito” ¿no?
Mateo- ¡Muy bien, Papá Noel, luchando por el espíritu de la Navidad hasta en su hora
de descanso! ¡Papá Noel, qué gran profesional!
Ana penetra por fin contoneándose frente a DJ Sombra que no pierde detalle y no deja
de sonreír. El DJ la sigue de cerca. Rosa es la última en entrar. Todos se hallan mirando
hacia la puerta cuando suena de nuevo la campana. La luz que alumbra el ascensor
parpadea y todos los viajeros dan un ligero salto al unísono que indica que el ascensor
se ha puesto en marcha.
La dependienta, desde el fondo del ascensor, se abre paso para pulsar el botón del piso
de destino.
Dependienta- Papá Noel a la catorce ¿no?
Papá Noel- Sí, gracias. Voy a la cafetería. Ya se me ha agotado el tiempo para el
tentempié, pero, aún así, tengo que encontrarme con un compatriota para que me
aguarde a la salida. Es importante. Noticias de casa. Ya sabe. Ha venido ayer tarde en el
autobús de la costa solo para a visitarme y lleva todo el día esperándome. ¡Estará más
que harto!
DJ Sombra- (Mirando fijamente a Ana) Y vosotras, ¿a qué planta vais?
Ana- Podíamos ir a tomar algo a la cafetería. ¿Qué te parece? (Le pregunta al DJ)
Rosa- (A su prima) ¿No tenías tanta prisa para ir a la peluquería? ¿Ya se te ha pasado la
urgencia estética?
Ana- ¡Calla ya, Rosa! ¡No seas plasta! Hay que ser flexible y adaptarse con rapidez a
las nuevas situaciones por adversas que sean. Y como esta no es adversa, pues una se
adapta súper súper rápido.
Rosa- (Sarcástica) ¡Qué preparada para la supervivencia te veo! Afortunadamente si
nos perdemos en la jungla podemos contar con tu gran experiencia en “situaciones
adversas”.
DJ Sombra- (A Ana) Me parece una idea de 10 o más.
Mateo- ¡Sí, es verdad! ¡Una idea bárbara! ¡Me apunto! Yo soy Mateo.
Mateo que en una mano tiene el balón de reglamento, tiende la otra a Ana que ni
siquiera lo mira. Sigue concentrada en DJ exhibiendo su sonrisa. Entonces el futbolero
dirige la mano hacia DJ Sombra que tampoco lo mira. No le queda otra que tenderle la
mano a Rosa que es la única que lo observa con el ceño fruncido. Esta aparta entonces
la cara de mal humor. Pero el joven no se amilana y se vuelve hacia Papá Noel que se
halla al fondo del ascensor, próximo a la dependienta y su carrito.
Mateo- (Tendiéndole la mano a Papá Noel) ¡Yo Mateo! ¡Usted, Papá Noel, claro!
Papá Noel- (Sin tenderle la mano pero sonriente) ¡Ho ho ho, chaval!
Mateo- ¿También va Papá Noel de cafetería?
Dependienta- (De mal humor) Por lo que se ve, todo el mundo dispone de tiempo libre
menos yo. Así de asquerosa es la vida de la dependienta. Para arriba, para abajo, para
abajo, para arriba. Y todo sin pisar la cafetería.
La luz del ascensor parpadea entonces. Todos los viajeros pegan un salto brusco al
unísono que los hace tambalearse durante un instante.
Papá Noel- ¡Bueno, lo que nos faltaba! ¡El ascensor a la mierda! (A la dependienta) Ya
puede quedarse tranquila que tampoco yo voy a tener tiempo para subir a la cafetería y
decirle a mi compatriota que me espere a la salida. ¡Qué desastre! ¡Ojala no se vaya! ¡Es
importante que hable con él! ¡Estará de esperar hasta las narices!
Dependienta- (Se abre paso hasta donde deberían estar los botones del ascensor y pulsa
varios de ellos) ¡Estoy gafada, la verdad! ¡Estamos encerrados y este cacharro no parece
querer moverse!
Ana- (A Rosa) ¿Qué me decías sobre que me faltaba tiempo para mi estrategia?
Rosa- ¡Increíble la suerte que tienes! “Súper, súper suerte” (Con ironía)
Ana- ¡Qué pena penita que no se me ocurriera hacer una apuesta! Seguro que con las
ganancias me daba para comprarme aquella falda roja tan bonita y tan cara.
Rosa-¡Vale, déjalo ya! ¡Has ganado! (Mirando al DJ que no aparta la mirada de Ana y
no da muestras de molestarse por la avería del ascensor) ¡Reconozco que las pijas se los
llevan a todos de calle!
Ana- (A su prima) ¡Todavía tienes tanto que aprender, pequeña!
Rosa- (Resopla hastiada) ¡Puff! ¡Qué “súper, súper” lo que tengo que aguantar!
Mateo-¡Parece que se ha acabado mi suerte! O no. A lo mejor podemos aprovechar el
tiempo jugando un partidillo de fútbol. Me comprado un jabulani. ¡Os lo recomiendo!
Es un balón total. ¡Lo último de lo último!
Todos lo ignoran. Solo Rosa lo fulmina con la mirada.
Rosa- Ni se te ocurra, chaval, soltar la pelotita. ¡Era lo que nos faltaba!
Una alarma comienza entonces a sonar. Todos se sobresaltan.
Papá Noel- ¿Y esto de qué va ahora?
Dependienta- (Inquieta) Es la alarma de los almacenes. No sé que puede estar pasando.
(Busca su teléfono móvil e intenta llamar) ¡No lo entiendo! ¡Mi teléfono no tiene
cobertura!
Rosa- (Verifica su teléfono) Pues el mío tampoco.
Papá Noel- El ascensor tendrá su propia alarma ¿no? (Le dice a la dependienta)
Dependienta- Debería, claro. Pero he pulsado todos los botones y parece que tampoco
funciona. (Vuelve a intentarlo sin resultado)
Rosa- ¡Mierda! ¡Qué pesadez! Sabe dios cuánto tiempo vamos a tener que quedarnos
aquí. (Se sienta en el suelo del ascensor con gesto de fastidio)
Ana- (Mirando a DJ Sombra y sonriendo satisfecha) Puede que un buen rato todavía.
DJ Sombra- (Compartiendo su mirada y su satisfacción) Eso parece, princesa.
Ana- ¡Ah! ¡Eres un súper encanto!
Rosa- (Desde el suelo murmura entre dientes) ¡Qué alguien me preste una “súper” bolsa
para vomitar!
Mateo- Pues yo propongo un partidillo a cinco en el ascensor. Podíamos crear una
nueva disciplina olímpica. ¡Fútbol de ascensor! ¡No os riais! (Nadie se ríe) ¡En las
olimpiadas hay deportes más raros todavía!
Rosa- Aquí no se ríe nadie, chaval. No está la cosa como para partiditos.
Papá Noel- ¡Un momento! ¡Guarden silencio! (Se callan un instante) ¿No oyen nada?
Rosa- ¿Una alarma atronadora, por ejemplo? (Sarcástica)
Papá Noel- No. Oigo unas voces a los lejos.
Dependienta- ¡Sí! Papá Noel tiene razón. Se oyen voces.
DJ Sombra- (Sin apartarse de Ana y sin dejar de mirarla) Yo creí que eran los latidos
de mi corazón.
Ana- ¡Ah! No sigas por ese camino que me voy a súper ruborizar.
Rosa- (Con ironía) ¡Seguro! ¡Cómo eres tan vergonzosa y delicada como una florecita
silvestre!
Ana- (Se vuelve solo un instante a su prima) Creo que hay envidia corrosiva por ahí
abajo. Ten cuidado de no cargarte el piso del ascensor. A ver si nos vamos a ir al fondo.
(Regresa al juego de miradas con el DJ Sombra)
Dependienta- ¡Psst! ¡Silencio! Creo que he entendido algo.
Papá Noel- Yo también. “…Por su seguridad abandonen de inmediato los almacenes.
No se detengan y sigan las instrucciones de los dependientes” Eso es lo que repiten en
varios idiomas.
Mateo- (Volviéndose a la dependienta) Pues usted dirá. ¿Cuáles son sus instrucciones?
¿Qué está pasando ahí afuera? ¿Por qué nos hemos quedado encerrados en el ascensor?
¿Qué hacemos ahora?
Dependienta- ¡Estarás de broma! ¡Yo que sé! Estoy en la misma situación que
vosotros. ¡No tengo ni idea de cómo salir de aquí! ¡Esto es una pesadilla!
Ana- (Con los ojos fijos en el DJ) A mi me parece un sueño. Un súper sueño, desde
luego.
DJ Sombra- Espero ser yo el protagonista de tus sueños.
Ana- ¡Eso es un secreto! Una chica no debe descubrir todos sus sentimientos en una
primera cita.
Rosa- (Enfadada y nerviosa se pone en pie) ¡Tenemos que salir de aquí cuanto antes!
¡Mi integridad mental está en juego! Estos dos terminarán derritiéndome el cerebro.
La alarma deja de sonar. Se hace el silencio.
Mateo- ¡Qué bien! Al menos la alarma se ha detenido. ¡Qué descanso!
Dependienta- Pues ahora debería ponerse el ascensor en marcha.
Todos aguardan expectantes.
Mateo- Este cacharro no da señales de vida. Y tampoco se oyen las voces.
Papá Noel- ¡Es verdad! Los almacenes parecen silenciosos.
Dependienta- Seguro que han desalojado ya a la clientela.
Mateo- ¿Y nadie va a venir a rescatarnos?
DJ Sombra- Parece que vamos a estar juntos por toda la eternidad. (A Ana)
Ana- ¡Suena tan súper romántico!
Rosa- ¡Suena a peli de “súper” terror! Encerrada durante horas con estos tortolitos
empalagosos. ¡Vamos a morir todos!
Dependienta- ¡De eso nada! No me pienso quedar aquí dentro ni un minuto más de la
hora de cierre. Ya estoy harta de que siempre encuentren un motivo para que llegue
tarde a casa. Tengo una vida ahí afuera y una familia que me necesita, aunque a nadie
parezca importarle.
Mateo- ¿Y cómo piensa sacarnos de aquí?
Dependienta- (Se toma un instante para pensárselo y de repente comienza a gritar)
¡Socorro, estamos aquí! ¡Encerrados en el ascensor! ¡Ayuda! ¡Auxilio!
De inmediato tanto Rosa como Papá Noel se unen al coro.
Papá Noel- ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Socorro!
Rosa- ¿Hay alguien ahí? ¿Alguien puede sacarnos!
Ana- ¿No me habías dicho que pronto tienes una sesión de Dj? Sería un súper honor
para mí poder asistir.
DJ- ¡Claro, desde luego! Tengo más entradas. (Le entrega otra mirando abiertamente a
Mateo como advertencia) Solo para ti.
Mateo- ¿Aún no tenías tu entrada? (A Ana) Ya ves, (enseñando la suya) A mi me la han
dado una nada más llegar. (Ana no se digna a apartar los ojos del DJ)
Ana- (Tomando la entrada) ¡Muchísimas gracias! ¡Ah! Allí estaré. No hay nada en este
mundo que me impida asistir.
Rosa- ¿Qué te parece morir de inanición en un ascensor en plenas vacaciones de
Navidad?
Ana- ¡Qué súper exagerada!
Rosa- ¿Y morir en un ascensor estrangulada a manos de tu prima? Eso te impediría
muchas cosas.
Papá Noel- ¡Socorro! ¡Maldita sea! ¡Sáquenos de aquí de una puñetera vez!
Mateo- ¡Venga, Papá Noel! ¡Ese vocabulario! ¿Qué van a pensar los niños?
Papá Noel- ¿Es que tu cerebro te da para pensar algo? (Dice señalando el balón) Pensé
que solo valía para darle patadas.
Mateo- (Se ríe) ¡Caray con Papá Noel, qué malas pulgas! Por eso lo mío son los Reyes
Magos. Tienen mejor humor.
Papá Noel- Será porque no les pagan una miseria ni, por encima, los encierran en un
ascensor a la hora de fichar cuando tienen una cita importantísima con un compatriota.
Dependienta- Será mejor que conservemos la calma.
Mateo- Eso estaría bien. ¿Y si le damos unas pataditas al jabulani para pasar el tiempo?
Todos al unísono-¡NOOO!
Mateo- No sabéis lo que os perdéis. El jabulani es un balón de película. Jugar con él
produce tal satisfacción como saborear un delicioso postre, o disfrutar de la compañía
de una chica preciosa. (Mirando a Rosa insinuantemente)
Rosa- (Se sienta de nuevo en el suelo con la cabeza entre las manos) ¡Qué alguien nos
rescate, por favor, o voy a cometer una atrocidad con el de jabulino ese!
Mateo- Jabulani. Se dice jabulani. ¿No lo conocías? ¡Increíble! ¡Qué poca cultura! Hay
que estar más al loro.
Rosa- (Desesperada entre dientes) Este tío es un idiota integral.
Papá Noel- (Comienza a saltar en el ascensor para hacer ruido)-¡Estamos aquí! ¡Qué
alguien nos ayude!
Dependienta- ¡No debería pegar esos saltos!
Papá Noel- ¡Algo tendremos que hacer para llamar la atención de los de fuera! ¿No?
Rosa- A lo mejor ya no queda nadie que pueda escucharnos. Sería terrible. Hasta
mañana no nos rescatarían.
Ana- La cosa se pone súper mejor por momentos. (Acercándose todavía más al DJ)
DJ Sombra- Me parece que esto va ser el inicio de una gran historia de amor.
Rosa- Si no nos sacan pronto de aquí, yo no sobreviviré. Está claro.
Dependienta- ¡De eso nada! ¡No pueden dejarme aquí encerrada! Tengo un marido
parado y deprimido que me necesita y una hija que tiene derecho a que, al menos, le
suene el rostro de su madre. ¡Otra vez llegando a casa tarde, no!
De repente, rugen de nuevo las alarmas a lo lejos. Ahora con un sonido diferente. Todos
se quedan callados mirando hacia arriba, como si el sonido les llegara desde esa
dirección. Rosa se pone en pie de un salto.
Dependienta- (Mirando a Papá Noel) ¿No son esas las alarmas de incendio?
Papá Noel- (Pasándose nervioso la mano por la barba postiza) No me diga eso, por
favor.
Dependienta- (Angustiada) ¡Cielos! ¡Creo que sí!
Papá Noel- Yo no huelo nada. ¿Nota usted olor a humo?
Dependienta- (Husmea el aire y mira entonces con repulsión al joven futbolero que está
muy próximo a ella) Humo, lo que se dice a humo, no huelo. Aunque por aquí hay
personas que deberían mantener una relación más estrecha con el agua. Al menos una
vez a la semana, diría yo.
Mateo- ¡Caray, Papá Noel! Menuda indirecta que le han lanzado. ¡Le ha llamado guarro
con toda tranquilidad! Es que la obesidad hace sudar mucho. Jua jua.
Papá Noel- (Ignorando al muchacho y husmeando el aire) No sé qué pensar, pero huele
raro. Espero que tenga razón y no provenga de un incendio.
Dependienta- ¡Esto es terrible! (De nuevo intenta llamar por teléfono) ¡Algo gordo
tiene que estar pasando para que no funcionen ni los móviles! ¡Es que no lo entiendo!
En ese instante las alarmas se detienen. El silencio se hace de nuevo. Todos permanecen
en silencio expectantes, mirando hacia arriba. Entonces las luces del ascensor parpadean
de nuevo, pero esta vez se apagan un instante y se quedan a oscuras. Todos gritan. Rosa
de nuevo en pie.
Dj Sombra- (Después de gritar se dirige a Ana) Tu tranquila que yo no me alejo de ti ni
un centímetro.
Ana- (Derritiéndose de placer) ¡Ah! ¡Qué súper súper valiente!
La luz regresa al tiempo que suena un fuerte golpe en el interior del cubículo. Todos
pegan un brinco al unísono para indicar que el ascensor se ha movido y se ha vuelto a
parar.
Rosa- ¿No se irá a caer este trasto? ¿No?
Papá Noel-(Angustiado) Esperemos que no. ¡Esto no pinta bien!
Dependienta- ¡Pinta fatal! ¡A mí me va a dar un infarto!
Un nuevo ruido estalla a lo lejos. Parece una explosión. Todos gritan otra vez,
volviendo la cabeza al techo.
Mateo- Parece una peli de gansters. O una de vaqueros. La muerte de Billy el niño,
sonaba igual.
Rosa- ¡Cierra el pico, por favor! ¿Es que pretendes asustarnos?
Dependienta- (Asustada) El chaval, por una vez, tiene razón. Eso ha sonado a un
tiroteo.
Papá Noel- ¿Estarán robando en el centro comercial? ¿Estaremos en medio de un
atraco?
DJ Sombra- Yo pienso que estamos en medio del sueño más fantástico que he tenido
jamás. Y tú eres la responsable.
Ana- ¡Ah! ¿Tú crees? ¡Qué súper súper romántico!
Rosa- (A su prima) ¿Ni los tiros te hacen reaccionar?
Ana- ¡Qué tiros ni qué ocho cuartos! Nadie sabe en realidad cómo suenan los tiros si no
salen de una peli. Seguro que la explosión no fue otra cosa que bombillas que se han
fundido. ¡No seas molesta! ¡Déjame a mi rollo! ¿Qué gano con estar preocupada? ¿A
caso si tengo miedo saldremos antes de aquí? No ¿verdad? Pues no interrumpas que
tengo mucho que hacer todavía.
Dependienta- ¡Ptss! ¡Callaos un instante! A ver si oímos algo que nos aclare que pasa
ahí afuera.
Otro estruendo se oye una vez más en la lejanía.
Papá Noel- Al menos parece lejano. Estarán robando en las últimas plantas.
Dependienta- ¡Todo esto es rarísimo! ¿Quién podría querer atacar el centro comercial?
Mateo- ¡Los terroristas, claro! (Dice sentándose en el suelo)
Dependienta- ¿Y lo dices así, como si tal cosa?
Mateo- No avanzamos nada perdiendo los papeles. Jugar un rato al balón sería lo más
sensato. No veas lo que relaja.
Rosa- ¡Yo me relajaría si cerraras la bocaza un rato! (También se sienta en el suelo)
Papá Noel- (Se lleva la mano al pecho) Me late el corazón a toda velocidad.
DJ Sombra- (A Ana) No creo que lata más rápido que el mío cuando te contemplo.
Ana- (Derretida) ¡Ah! ¡Qué súper!
Papá Noel- ¡Me estoy mareando!
Dependienta- (Lo toma del brazo) Siéntese despacio y ponga la cabeza entre las
piernas.
Papá Noel- (Obedece, se saca la barba, se enjuga la cara con ella, la arroja lejos y se
libra de la barriga sintética para sentarse sobre ella y estar más cómodo) Parece que me
encuentro algo mejor.
Mateo- (Toma la barba postiza arrojada por Papá Noel y se entretiene probándola) ¡Lo
que le decía! Adelgazar hace que uno gane en salud. ¡Jua jua! (Se exhibe ante los
demás con la barba postiza)
Papá Noel- (Lo fulmina con la mirada, estira la mano y le arranca la barba molesto.)
¡Ya está bien de chistitos, chaval! ¡La cosa no tiene ninguna gracia! Ahí arriba en la
cafetería me esperaba un compatriota con noticias frescas de mi familia. ¡Ojalá no le
haya pasado nada malo! Ha venido a la ciudad solo por mí. ¡No me lo perdonaría
nunca!
Dependienta- ¡No le haga caso! (Aparta el carrito y se sienta al lado de Papá Noel)
Solo es un mocoso. ¡Qué va a saber él de todo esto! Seguro que no tiene nada que ver
con el terrorismo. Es posible que una huelga nos haya obligado a cerrar. O los
ecologistas. ¿No sabe que de vez en cuando se encaran con los centros comerciales
donde se venden prendas de piel de animales? Puede que sea eso lo que ha pasado.
Papá Noel- ¿Pero se había convocado hoy algo semejante en la ciudad?
Dependienta- Realmente no lo sé. No estoy enterada. No he visto las noticias de locales
de la tele ni las he escuchado en la radio. Soy una mujer muy ocupada.
Rosa- (Se levanta y se acerca al carrito) Lleva usted la prensa del día. Tal vez diga algo.
Dependienta- ¡Al fin una idea feliz!
DJ Sombra- La idea más feliz en mi vida ha sido venir de compras a este centro
comercial.
Ana- ¡Ah! ¡Qué súper! ¡Tú sí que sabes cómo hablarle a una chica!
Las dos mujeres, Rosa y la dependienta, revuelven el carrito en busca de periódicos. La
dependienta entrega uno a Papá Noel, toma otro para ella y ofrece a Rosa el siguiente.
Esta vuelve a su lugar y se sienta.
Dependienta- A ver si encontramos una noticia que arroje algo de luz sobre lo que nos
está sucediendo.
Mateo- ¿Y no hay ninguno para mí?
Dependienta- ¡Qué sorpresa!
Rosa- ¿Y tú lees?
Mateo- Bueno, alguna vez. Pero siempre con moderación. Jua jua.
Rosa se levanta, busca un periódico de páginas color salmón y se lo lanza a Mateo. Este
lo observa con curiosidad.
Mateo- ¡Qué gracia! Me das un periódico femenino. Este sería mejor para tu amiga que
está volando en una nube rosa.
Rosa- (Se acerca a él y le arranca el diario) ¡Periódico femenino! ¡Esta sí que es buena!
¡Es un diario económico, “chalao”! (Le lanza otro, en este caso deportivo.) Toma. Lee
esto, a ver si te entretienes y nos dejas descansar un poco.
Mateo- Esto ya está mucho mejor. Un periódico de machotes. Jua. Para cerebros
especiales.
Rosa- (Entre dientes) Cerebros de tamaño de guisantes.
Papá Noel- (Muy nervioso) No encuentro nada y me estoy quedando sin aire.
Dependienta- ¡Tranquilícese! ¡Aire no nos va a faltar! Si no hay ningún incendio, no
corremos ningún peligro.
Papá Noel- (Husmeando el aire) Cada vez huele peor.
Dependienta- (Husmeando también) Es verdad, pero no es humo lo que huele mal.
(Mirando de soslayo a Mateo)
Papá Noel- (Con el periódico abierto sobre las piernas) ¡Ya está! ¡Tiene que tratarse de
una manifestación multitudinaria de emigrantes!
Rosa- ¿Dice ahí que hoy había una manifestación?
Papá Noel- No exactamente, pero las noticias hablan de un gran malestar social por las
malas condiciones de trabajo, por los brotes de racismo y por el abuso al que son
sometidos por parte de los empleadores. Motivos estos suficientes, creo yo, para una
gran manifestación que corte las calles, bloquee el centro comercial y obligue a las
autoridades a desalojarlo.
Dependienta- Pudiera ser…
Papá Noel- ¡Desde luego! Yo mismo, si me hubiese enterado, habría participado el
primero. Se lo aseguro. Tengo tantos motivos para quejarme que podría bloquear con
mi rabia cientos de centros comerciales.
Mateo- No sabía que las condiciones laborales de Papá Noel fuesen tan duras. Ji ji. Yo
le veo bien gordo y sonriente con su perpetuo: Ho ho ho. Si lo trataran tan mal no se
reiría tanto.
Papá Noel- ¡Qué gracia que tiene el mocoso! Como a él nadie le mira mal en el autobús
ni la gente evita sentarse en el mismo asiento en el trasporte público; ni le piden los
papeles constantemente cuando camina tranquilamente por la calle; ni le señalan con el
dedo como culpable cada vez que hay un atraco o se comete un delito; ni tiene que
contentarse con los trabajos más duros y peor remunerados; ni tiene que vivir hacinado
con 50 personas más porque nadie quiere alquilarle una casa, porque todos dan por
sentado que por ser emigrante es ignorante, poco aseado, vago. Ni … Bueno, lo dejo ya
que podría estar todo el día enumerando injusticias. Pero, claro, el señorito no está
informado, nunca lee y por eso lo encuentra todo tan divertido.
Mateo- No será para tanto. Este es un periódico serio y también habla de extranjeros.
Pero no veas lo que cobran cuando ganan los partidos de fútbol, de baloncesto, de
balonmano…
Rosa- ¿Llamas a eso periódico serio? ¡Pero si es información deportiva! ¡Solo es
marujeo masculino!
Mateo-¡Pues claro! Si te parece me entretengo con las bobadas de las revistas
femeninas.
Rosa- Por mí puedes elegir el tipo de bobada que más te guste. Tu mismo.
Dependienta- No creo que ni en las revistas del corazón ni en los periódicos deportivos
vayamos a encontrar la explicación a lo que ha sucedido y os recuerdo que para eso
estoy revolviendo todo el material de papelería que tenía que subir a la planta cuarta.
¿No era a caso el plan enterarse de la verdad?
DJ Sombra- La verdad es que jamás había conocido a una mujer como tú. Con ese
brillo en la mirada, con ese maravilloso cabello de belleza natural.
Ana- ¡Ah! Sigue, por favor, no te detengas.
Rosa- (Entre dientes y levantando la mirada del periódico que tiene entre manos) Sí.
“Maravilloso cabello natural” de “súper” 60 euros el bote.
Dependienta- (A la parejita) Tal vez os apetezca echar un vistazo a la prensa. Por si no
os habéis enterado, buscamos alguna noticia que nos aclare que está sucediendo ahí
afuera. Queremos saber el motivo por el que la zona comercial ha sido desalojada antes
de tiempo.
Ana y DJ, sin dejar un instante de mirarse, contestan a la mujer.
Dj Sombra- Sería muy romántico sentarnos en este agradable ascensor y compartir en
buena harmonía un papelote de esos.
Ana- Sería súper chachi piruleti. ¡Los dos juntos ante la lectura! ¡Qué súper emoción!
Rosa- ¡Por favor! ¡Este encierro va a ser terrible! ¡Esto es insoportable! (Se pone en pie,
deja a un lado el periódico y comienza a gritar a pleno pulmón) ¡Socorro! ¡Sáquennos
de aquí! ¡Estamos en peligro de muerte!
Ana- (Ya sentada muy cerca del DJ compartiendo periódico y con el rostro iluminado
por la felicidad) ¡Qué exagerada eres! No estamos en peligro de muerte. Hay espacio
suficiente, hay aire de sobra y hasta mañana que seguro nos rescatarán, no nos vamos a
morir de hambre. Debemos ser positivos y aprovechar el tiempo para conocernos mejor
y disfrutar de tan buena compañía (Mirando al DJ)
Rosa- ¡Socorro! ¡No soporto tanto dulce rosa!
Ana- ¡Qué poca sensibilidad!
Rosa- (Furiosa) ¿Es que nadie nos va a rescatar? ¡Esto es una verdadera pesadilla!
Dependienta- ¡Creo que lo tengo! ¡Ya sé lo que está pasando ahí afuera! Escuchad.
(Todos prestan atención. Rosa se sienta de nuevo.) ”Más de 950 millones de personas se
acuestan cada noche con hambre; 1.000 millones viven en asentamientos precarios;
Cada minuto muere una mujer por complicaciones derivadas del embarazo; 1.300
millones de personas no tienen acceso a una asistencia médica básica; 2.500 millones no
tienen acceso a servicios sanitarios adecuados, y por ello mueren cada día 20.000 niños
y niñas. (Repito: mueren cada día, y he dicho, cada día, 20.000 niños) Las personas que
sufren la pobreza están atrapadas en un círculo de exclusión, violencia, inseguridad y
falta de voz.” (Levanta los ojos del periódico y mira a los demás) ¿Qué me decís? Esto
significa que una persona de cada seis está hambrienta. Es como si más de 20 países
como España pasaran hambre. Ahí afuera hay un ejército de hambrientos que hartos de
tanta injusticia han tomado la ciudad, han colapsado las calles y obligado a desalojar el
centro comercial. ¡Está clarísimo!
Todos guardan unos segundos de silencio.
Papá Noel- ¿Y dice ahí que los necesitados se manifestaban hoy en la ciudad?
Dependienta- (Leyendo el periódico con atención) Pues la verdad, no. No veo que
hablen aquí de nuestra ciudad.
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