HISTORIA DEL ARTE
ROMA 2019
Viernes, 18 de enero: Llegamos sobre las siete de la tarde, y tuvimos la oportunidad de
conocer a la encantadora Mercedes, religiosa de la Compañía asentada desde hacía trece años
en Roma. Cenamos y, paseando, nos topamos con el Colosseo inesperadamente. Nos
impresionó mucho la escala, y también el lugar donde estaba situado, en el medio de la
ciudad. Además, verlo de noche fue diferente.
Sábado, 19 de enero: Por la mañana, cogimos un autobús y nos dirigimos a la Ciudad del
Vaticano. Primero, rodeamos, paseando, el Castillo de San Ángelo, antes Mausoleo de Adriano,
al borde del río Tíber. Comenzamos por visitar los Museos del Vaticano. Allí, tuvimos la ocasión
de ver esculturas etruscas, copias romanas de varias esculturas griegas (Laoconte y sus hijos, el
Discóbolo…), la sala de los mapas en relieve, el fresco de la Escuela de Atenas de Rafael (una
de las obras que más nos impresionó, ya que llevábamos todo el curso observándolo en
nuestro libro de Filosofía), y terminamos con la visita a la Capilla Sixtina, la cual llegó a superar
nuestras expectativas. Posteriormente esa mañana, subimos a la Cúpula de San Pedro del
Vaticano, con una subida de 520 escalones que nos dejó sin aliento, pero desde la que tuvimos
la oportunidad de observar toda la ciudad de Roma, algo que desde luego no olvidaremos
jamás. Cabe destacar que la visión del espacio interior de la basílica desde la base de la cúpula
también fue impresionante. Siguió la visita a la Basílica, donde la Piedad de Miguel Ángel nos
impresionó enormemente.
Llegamos paseando, después, al barrio más antiguo de la ciudad, el Trastévere. Sin darnos
cuenta, nos dieron las cinco de la tarde, y decidimos sentarnos a disfrutar, de nuevo, de la
comida italiana, en una Trattoría tradicional. Esto nos sirvió para coger fuerzas, y conseguir
subir la cuesta que nos llevaría a San Pietro in Montorio (aviso: siempre cae en los exámenes
de Marina). Volvimos, paseando y atravesando toda la ciudad hasta nuestro hotel, y, en las casi
dos horas que duró el paseo, contemplamos el Teatro de Marcelo, la Plaza del Campidoglio, la
reproducción de la Loba Capitolina, el monumento a Victorio Enmanuelle, la Columna de
Trajano y el Foro. Todos coincidimos en que la visión de todas estas obras de la ciudad de
noche fue magnífica.
Museos del Vaticano
Copia romana de Laoconte y sus hijos
Sala de los mapas en relieve
Fresco de la Capilla Sixtina Vista desde el nacimiento de la cúpula de San
Pedro del Vaticano
Cúpula de San Pedro del Vaticano
Vista desde la cúpula de San Pedro del Vaticano
La Pietá _ Miguel Angel Capilla SXitina_ Miguel Angel
Fachada de San Pedro del Vaticano
Monumento a Victorio Enmanuelle
Torre de Trajano. Foro de Trajano.
Domingo, 20 de enero: Cogimos el metro hasta la Piazza del Poppolo, donde vimos una de las
basílicas de Bernini. Paseamos hasta la Plaza de España, allí, subimos sus escaleras. Y, de
nuevo, obtuvimos una increíble visión de la ciudad. Después bajamos caminando hasta el
Panteón, del cual todos teníamos más expectativas, y que fue el favorito de la gran mayoría.
Visitamos la Piazza Navona, con la fuente de los Cuatro Ríos de Bernini en el centro; y la Iglesia
de Santa Inés, de Borromini (discípulo de Bernini que se convirtió, posteriormente, en su
enemigo). A continuación nos dirigimos a la iglesia de San Luis de los Franceses, donde vamos
lienzos de Caravaggio, entre los que destaca la Advocación de San Mateo (principal
representante de la pintura barroca italiana). Continuó la visita al Colosseo, donde, a pesar de
la lluvia, pudimos ver con detalle todo lo visto en clase. La lluvia no cesó, pero no nos impidió
la entrada al Foro Romano, viendo con detenimiento el Arco de Tito, y viendo una vista general
del Foro desde lo alto del Palatino.
Plaza de España
Coliseo Plaza Navona
Panteó. Templo de Agripa.
Tras una fantástica comida en una local cercano, nos deslumbró el Moisés de Miguel Ángel, en
la basílica de San Pietro in Víncoli. Después, cogimos el metro en dirección a la Fontana di
Trevi, donde echamos varias monedas para asegurarnos de que volveríamos algún día.
Despúes disfrutamos de un gelatto italiano, y Marina consiguó arrastrarnos a la Plaza de las
Cuatro Fuentes, para ver la fachada de San Carlos de las Cuatro Fuentes de Borromini.
Finalmente, cogimos el metro de vuelta al hotel.
Lunes, 21 de enero: Último madrugón para visitar Santa María de la Vittoria, donde la
Transverberación de Santa Teresa, de Bernini, nos deja con ganas de volver para ver el Apolo y
Dafne en una próxima visita.
Los kilómetros recorridos, los gelattos, la pasta y pizza, las esculturas, obras pictóricas y
arquitectónicas, pero, sobretodo, las increíbles 11 personas con las que tuvimos la
oportunidad de disfrutar de un inolvidable fin de semana; hicieron de esta una experiencia
única que jamás olvidaremos. ¡Volveremos!
Julia, Marta, Alex, Ally, Cris, Yago, Gonzalo, Giovanna, Belén, Antía, Paula y Marina.
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