El niño es una fuente de imaginación, que no carece de creación, ni dejando a un
lado la exploración de lo que se imagina, no obstante este utiliza herramientas que
permite encontrarse más allá del mundo real pero partiendo de ese contexto
donde se encuentran y lo relacionan como si fuera uno, en la primera infancia los
niños empiezan a explorar y desarrollar su imaginación donde relacionan todo lo
que les rodea y lo hacen diferente para adaptarlo a su imaginación o pensamiento.
Cuenta Ribot psicólogo y escritor que cuando un niño de tres años y medio vio a
un hombre cojeando en la calle, dijo a su mama:
¡Mira mama que pierna tiene este hombre!
Luego empieza a novelar: cabalgaba sobre un caballo de gran alzada, se cayó
sobre un peñasco rompiéndose una pierna; hay que encontrar unos polvos para
curarle.
En este ejemplo encontramos nuevamente que el niño muestra su imaginación o
creación autónoma es decir el niño es capaz de crear su propio concepto de lo
que ve, sin necesidad de que otra persona le refiera lo que sucedió, y encuentra el
mismo el momento para socializar su punto de vista luego de haber explorado sus
conocimientos.