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nu vo
diccionarto
de eologta
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OLECCIN E STRUCTUR S Y P ROCESOS
S
erie
R eligin
Editorial Trotta S.A.
2005
Ferraz 55.
28008
Madrid
Telfono:
91
543
03 61
Fax : 91 543 14 88
E-mail: [email protected]
http:/ www.trotta.es
Juan
Jos Tamayo
Acosta
2005
De los
autores para sus colaboraciones
2005
Diseo
Joaqun Gallego
ISBN:
978-84-
8164 778 5
Depsito Legal: M-
42.326 2005
Impresin
Impulso Global Solutions
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456
caminar con Dios en la historia (Miq
6,8). Pero, por otro lado, la fe tampo
co debe ser vivida con complejo de
inferioridad,
como
da la sensacin de
ser el caso
en
muchos lugares del Pri
mer
Mundo;
no debe ser vivida a la
defensiva.
Si
no fuera
porque
el trmi
no puede recordar pasadas cruzadas
religiosas triunfalistas, habra que decir
que hay que vivir la fe a la ofensiva. Y
ello no
por
los vasos en que se lleva la
fe, que son de barro, sino por lo que
contienen: la buena noticia de Dios.
J I Gonzlez Faus,
ste
s
el hombre. Es-
tudios sobre identidad cristiana y realiza-
cin humana
Cristiandad, Madrid, 1987;
Lumiere
et
Vie,
Identidad cristiana
EVO,
Estella, 1976; R. Marl,
La singularidad
cristiana Mensajero,
Bilbao, 1971; Varios,
Cambios histricos e identidad cristiana
S-
gueme, Salamanca, 1978; Varios, La iden
tidad
cristiana: Concilium 216 1988);
Varios, Hacia una
superacin
de la crisis
de
identidad
cristiana:
Sal Terrae 66
(1978); M . Vida , Especificidad de la ti
ca cristiana, en Diccionario enciclopdico
de teologa mor Madrid , 1978, pp.
1320-1329.
]on Sobrino
glesia
Cuando
Lutero dice que la palabra
Iglesia>>es ciega y oscura (WA 50 ,
625) no hace sino subray
ar
las dificul
tades que
entraa
la descripcin del
contenido
del trmino neotestamenta
rio ekklesa. Slo a primera vista resul
ta unvoca y de contornos precisos. Un
somero
recorrido por
los usos lings
ticos ms
corrientes
ratifica amplia
mente su carcter caleidoscpico. Es
cribir iglesia con minscula servira
para designar el lugar del culto. Iglesia,
en mayscula, vendra a designar gen
ricamente a la comunidad de creyentes
en Jesucristo, como remedo de la idea
tradicional de congregatio fidelium. En
I GLESIA
el discurso comn de la gente, en los
medios de comunicacin social y tam
bin
en
algunos textos magisteriales, se
constata
un
hbito lingstico que equi
para nuestro
trmino
con los represen
tantes oficiales de la institucin ecle
sistica (papa, obispos u otro estamen
to de elevado nivel, como el snodo o
el concilio). Por su parte, locuciones
del tipo la Iglesia hace la eucarista, la
eucarista hace la Iglesia se sitan en
un
plano
semntico que enuncia los
aspectos ms profundos de una reali
dad
de fe, sacramental y litrgica.
El
lenguaje ecumnico obliga a utilizar el
plural y a revisar el presu
puesto
tradicional de que las comuni
dades cristianas no catlicas sean inau
tnticas,
poniendo
en marcha la bs
queda de
elementos
de eclesialidad.
Ahora bien, incluso dentro del mbito
restringido de l eclesiologa confesio
nal catlica
es
necesario utilizar el plu
ral (iglesias particulares), sin que ello
equivalga a disolver el concepto de
Iglesia universal
en
la idea de iglesias
locales. Y bien, qu decimos
cuando
decimos Iglesia?
l LA IGLESIA, REALIDAD
Y OBJETO DE FE
l
Principio epistemolgico: credo ec-
clesiam. La clusula
sobre
la Iglesia
contenida en el Symbolum fidei seguir
siendo
el punto de referencia ineludi
ble para la elaboracin de una teologa
de la Iglesia que se confiese cristiana.
Posiblemente,
ninguna
otra afirmacin
de la
fe
suscite tanta incomprensin,
reservas e, incluso, hostilidad. mn qu
sentido se
puede
decir que
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I
L S
I
periodstica, el anlisis social o la do
cumentacin histrica. Este
plano
se
mntico da cuenta del hecho de
la
con
gregacin de los creyentes en Cristo.
Pero la fe abre paso a un plano de
conocimiento de
otro
nivel.
El
creyen
te confiesa que en la figura externa y
visible de la Iglesia, a pesar de las de
formaciones que ha sufrido en el curso
de la historia y de la condicin pecado
ra de sus miembros, acta el Espritu
de Dios.
La
esencia de la Iglesia se funda en
la actuacin salvfica de Dios en este
mundo
y slo es
experimentable
y
comprensible en el libre acto de la pro
pia
fe.
Hay que dejar,
por
lo dems,
bien asentada la distancia entre la inte
ligencia de la fe que apunta
no
al credo
in Deum,
sino al
credo ecclesiam.
Entre
estos dos momentos del creer existe
una diferencia que no es slo material,
en el sentido de que son dos objetos
diversos del acto de fe, sino tambin de
carcter formal, en cuanto que cambia
la
relacin entre el sujeto, el acto de fe
y el objeto. El Cathecismus ad paro
chos del concilio de
Trento
esclarece
meticulosamente la diferencia
entre
el
creer en Dios y el creer en la Iglesia, un
acto de fe que en vez de
tender
directa
mente a Dios se fija en la
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458
cuentra su prolongacin en la Iglesia,
comunidad de creyentes, que nace de
la escucha de
la
palabra de Dios hecha
carne y se realiza al servicio de esa
Palabra hacindola presente en el mun
do hasta la consumacin escatolgica.
Este planteamiento teolgico permite
superar una reflexin sobre la Iglesia
de corte eminentemente jurdico y so
cietario, dando paso a una visin ms
bblica, concreta e histrica,
antropo-
lgica. La definicin propuesta
por
K.
Rahner en el
Manual de teologa pasto-
ral
se ajusta perfectamente a estos pre
supuestos: La Iglesia es la comunidad,
socialmente organizada, en la que a
travs de la fe, la esperanza y el
amor
sigue siendo presente para el mundo
como realidad y verdad, la revelacin
escatolgica de Dios
su
automanifes
tacin) realizada en Cristo>> (Arnold y
Rahner, 1964, 119).
El principio hermenutico del con
dio
significa el
abandono
de la neoes
colstica parmenidea, ahistrica y poco
bblica, en aras de una teologa centra
da en
torno
a la
historia de salvacin.
Este
enfoque
histrico
-salvfica en
cuentra su plasmacin en el captulo I
de la constitucin dogmtica sobre la
Iglesia umen
gentium
(LG) . Presenta
el designio salvfica
por
el que Dios
Padre dispuso convocar a los creyen
tes en Cristo en la santa Iglesia, una
Iglesia prefigurada desde el origen
del
mundo preparada >>
en la historia
del pueblo de Israel y en la antigua
alianza, en los ltimos
tiempos, manifestada
>> por
la efusin
del Espritu de Pentecosts, y que ser
consumada >>
al
final de los tiempos. El
pasaje culmina en
la
afirmacin de una
Iglesia que, segn la visin patrstica,
abraza en su seno a todos los justos,
desde Abe] hasta el ltimo elegido
(LG 2). Esta descripcin omniabarcan
te de la Iglesia coincide con aquella
apreciacin de Clemente de Alejandra
que, al trazar el horizonte universal de
la voluntad salvfica de Dios, establece
I G L ES I
la
conexin
entre creacin y salvacin:
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IGLESI
aplicacin del principio
hermenutico
esbozado se concreta en la reconstruc
cin del proceso mismo de gestacin
de la Iglesia a partir del testimonio b
blico.
Hay
que atender, en segundo
lugar, a su devenir en la historia. Un
tercer momento de sistematizacin
debe declarar el significado teolgico
de la nocin Ig lesia >> .
II. NOCIONES DE ECLESIOLOGA
FUNDAMENTAL: LA IGLESIA
DE
JESUCRISTO
Esta aproximacin bblica ha de dar
razn de los conceptos eclesiolgicos y
de las estructuras eclesiales generadas
por
el cristianismo primitivo. La con
gregacin del pueblo de Dios est pre-
figurada desde el origen del mundo
Si
el pecado destruye la comunin de vida
del ser
humano
con Dios y de los seres
humanos entre s, la accin salvfica de
Dios se prolonga oculta en
todos
los
pueblos. Dios
no
hace distinciones;
acepta al que lo teme y practica la jus
ticia, sea de la nacin que
sea
Hch
i0,25;
cf. LG 9). Esta
preparacin
la
historia efectiva de la congregacin del
pueblo de Dios comienzan con la voca
cin de Abrahn, a quien Dios
prome
ti hacerle padre de un gran pueblo
Gn 12,2;
i5,5-6).
Israel es,
por
su
eleccin, el signo de la congregacin
final de todos los pueblos. Los profetas
acusan a Israel de
romper
la alianza y
prostituirse; predican una nueva alian
za, por la que Dios elegir para s un
pueblo nuevo Jr 3i,3i-34). La ekkle-
sa
como pueblo de Dios ya exista an
tes de Jess de Nazaret. Su predicacin
y su mensaje
se
orientan
por
el hori
zonte del reino de Dios.
Con
su vida y
palabra comienza la
reunin
final o
escatolgica de Israel.
Pablo relata autobiogrficamente el
exceso
con
que persegua a la Iglesia
de Dios
iCor
i5,9; Gl i,13).
Hoy
se est bastante de acuerdo en que
cuando Pablo utiliza esta expresin usa
459
un concepto ya acuado que la comu
nidad de Jerusaln se aplicaba a s mis
ma
y
que luego se trasvas a otras co
munidades
cf.
iTes
2,i4).
El
concep
to Iglesia de Dios >> designa
al
pueblo
de Dios que se congrega al final de los
tiempos y que aguarda la venida defi
nitiva de Dios. Entre las designaciones
ms antiguas registradas
por el NT
para
nombrar
a los
seguidores de
Jess
discpulos
>>
,
hermanos >> ),
pronto se consolida la denominacin
ekklesa.
Este vocablo griego traduce la
expresin hebrea
qahal
que significa
convocatoria>> y asamblea congrega
da Dt
4,i0; 9,10; i8,16).
A diferen
cia de la comunidad primitiva y tam
bin de
Mt i6,18,
Pablo refiere nor
malmente
el
concepto de ekklesa a las
comunidades concretas incluso a lasco
munidades
dom
s ticas) a su reunin
en
un
lugar cf. 1Cor
i,
i: La Iglesia
de Dios, que est en
Corinto
).
Esta
aplicacin est basada en una profun
dizacin cristolgica y pneumatolgica
de la vida concreta de una comunidad
cena del Seor, bautismo, ministerios,
carismas), de manera que
para
Pablo la
Iglesia se realiza primariamente en un
lugar. Ella es el cuerpo de Cristo iCor
i2,27) y el edificio del Espritu Santo
para morada de Dios 2Cor 6,i6). El
cristocentrismo paulino expresado en
la imagen del cuerpo de Cristo, que
reasume la doctrina de la justificacin
y la nueva vida > (Ro m 11, 1s;
9,4).
Los textos paulinos presuponen una
relacin fundamental
entre
Jess y la
Iglesia (Rom 16,16). Llamativamente,
la designacin explcita de
ekklesa
jue
ga un papel muy subordinado en los
evangelios. En realidad, slo dos pasa
jes de
Mateo
hacen
mencin
expresa
del
trmino Mt 16,18;
18,18). Esta
falta de vocabulario no quiere decir que
la realidad eclesial sea irrelevante; a fin
de cuentas son testimonios de la comu
nidad primitiva. Los escritos neotesta
mentarios han nacido de su seno y son
en
su
conjunto
un
testimonio
de su
existencia y de su vida.
A
ntes que la
reflexin consciente sobre esta comu
nidad de la que
proceden
y a la que sir
ven, antes que cualquier teologa de la
Iglesia se halla la realidad, la existen
cia y la vitalidad de la
comunidad
que
profesa a Jesucristo (Schnackenburg,
1965, 9). En otras palabras: limitarse al
concepto de
ekklesa
sera
un
enfoque
estrecho, que no hace justicia al tema
de la eclesiologa del
NT.
Pues Me, Le,
Jn, 1-2Pe, Jud , 2Tm, Tit, 1-2Jn, o el li
bro del Apocalipsis,
tratan
de la Iglesia
sin recurrir a dicho concepto. Marcos
entiende la Iglesia como una prolonga
cin
del discipulado;
Mateo
subraya
que la Iglesia es el uevo Israel; am
bos hacen del crculo de los doce la pre
figuracin de la Iglesia.
La
doble obra
lucana sita a
la
Iglesia en su concepto
general de la historia de la salvacin,
de
modo
que el tiempo de la Iglesia es
el
tiempo de la accin del Espritu. Para
el
cuarto
evangelio,
palabra
y sacra
mento
(bautismo y eucarista) hacen
surgir
la
Iglesia y la renuevan de conti
nuo. En este marco de una
eclesiologa
implcita
se plantea hoy
la
cuestin fun-
IGLESI
damental -insinuada ms
arriba-
acer
ca de la fundacin de una Iglesia
por el
Jess histrico.
El
problema
de la fundacin de la
Iglesia por el Jess histrico consiste
en la bsqueda de huellas prepascuales
de la Iglesia pospacual. Hay que exa
minar la continuidad estructural
entre
la vida y la obra de Jess de Nazaret y
la Iglesia que nace de la Pascua y de
Pentecosts. La Iglesia cristiana presu
pone una
fe
en la accin de Dios en
Jess de Nazaret. La Iglesia
no
se re
mont
a a una palabra fundacional aisla
da de Jess, sino a los misterios de su
vida
y sobre todo, al acontecimiento
pascual. En el umbral
entre
el Jess
histrico y el Seor exaltado se sita la
ltima cena: la Iglesia ser esencial
mente una comunidad en
torno
al ban
quete eucarstico . La muerte en la cruz
constituye el signo ms elocuente de la
vida entregada
por
los pecadores; la
Iglesia del Crucificado
se
incorpora a
esa misma dinmica de proexistencia
que caracteriza la obra mesinica de su
Seor, que
no vino a ser servido, sino a
servir y
dar
la vida en rescate
por
mu
chos (Me 10,45). A travs de la predi
cacin del Evangelio y de los sacra
mentos
contina
esa tarea bajo la fuer
za
del Espritu enviado el da de Pente
costs.
Sus rasgos bsicos, fijados en Hch
2,42,
siguen siendo los mismos en el
curso del tiempo: los discpulos se re
unan en
la
plegaria comn, en la doc-
trina
de los Apstoles, en la
eucarista
o
fraccin del
pan
y en la koinona, es
decir, en la
comunin
vertic
al
con el
Padre y con el Hijo y en la comunin
horizontal interhumana
lJn
1,3-6).
Pero es la misma
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IGLESI
or
y de los sacramentos
leitourgia),
as
como
el
servicio
diakona)
de la cari
dad, en especial, a los ms necesitados.
Es
evidente que, en razn de la es
tructura encarnatoria de la Iglesia, di
manen
una serie de diferencias geogr
ficas cronolgicas. Los grupos y co
munidades de los aos treinta, radica
dos en
un
mbito palestinense, estn
organizados teolgica y socialmente de
una forma distinta a la de los grupos
cristianos de las zonas de Asia
Menor
y
Grecia de finales del
s. 1. El
paso del
mbito judo al mbito
no
judo, as
como
el
trnsito de la poca apostlica
a la postapostlica, trajeron consigo la
asimilacin de nuevas estructuras de
organizacin. La eclesiologa tarda del
NT da muestras de
un
proceso crecien
te de regularizacin a expensas de po
der
vivir anunciar el Evangelio den
tro
de un nuevo contexto. Este proce
so
de institucionalizacin, calificado de
forma negativa y crtica como proto
catolicismo
,
ha
sido
reinterpretado
en
la clave de los procesos de rutinizacin
del carisma Max Weber).
Todo
movi
miento carismtico requiere de una ri
tualizacin, tradicin
y,
en ltimo tr
mino, de una institucionalizacin que
le garantiza la pervivencia. Las comu
nidades han ido generando estructuras
eclesiales a partir de los nuevos facto
res sociales, polticos, lingsticos.
El
cristianismo primitivo
entr
en una
fase de bsqueda de identidad nter
eclesial y de consolidacin frente a la
gnosis, los cultos mistricos, frente a la
religin politesta del helenismo.
Este proceso
-como
ha
mostrado
M.
Y. MacDonald- puede
percibirse en la
misma evolucin
interna
del
corpus
paulino. Las primeras y grandes cartas
representan un primer estadio
de
insti
tucionalizacin constructora de la co
munidad,
donde
prevalece la autori
dad carismtica de Pablo. En
un
segun
do
momento, tipificado por
Col
y Ef,
se
produce
una institucionalizacin
es-
tabilizadora de la comunidad; la des -
46
aparicin del apstol obliga a estable
cer una forma de autoridad que asume
el modelo familiar. En un estadio ulte
rior, representado
por
las cartas pasto
rales,
se
percibe una institucionaliza
cin
protectora
que subraya la autori
dad de
Timoteo
y Tito,
al
tiempo que
estipula el nombramiento de presbyte-
roi
y la funcin de
episkop
en cada
ciudad. Estaba en marcha
el
camino
hacia el episcopado monrquico .
Con
los ltimos escritos del NT se
concluye
propiamente
la poca apos
tlica.
Su
testimonio inspirado
es
el
NT
redactado en su mayor parte a lo
largo del
s. l La
eclesiologa del NT es
una respuesta permanente, bajo la gua
del Parclito, a lo que Dios ha
obrado
en Jess ms all de su muerte. Su im
portancia
para
la eclesiologa ulterior
es decisiva en su calidad de
norma
y
fundamento para la Iglesia de todos los
tiempos.
La
fe
en una accin creadora
siempre nueva de Dios hace que la Igle
sia, pueblo de Dios en marcha Heb
3,7-4.11), est en una permanente in
teraccin con
el
mundo. Ms an: la
Iglesia peregrina lleva en sus sacramen
tos e instituciones, que pertenecen a
este tiempo, la imagen de este
mundo
que
pasa>>
LG 48).
IIl
NOCIONES DE ECLESIOLOGA
HISTRICA
Aun reconociendo la importancia de
los factores slo evaluables a partir de
la
fe
que la diferencian esencialmente
de cualquier
otro
grupo social, el estu
dio y conocimiento de la Iglesia debe
hacerse
confrontando
en
todo
momen
to
la realidad que histricamente ha
sido que de hecho es.
La obra
pione
ra sobre la Iglesia de H . Kng arranca
de este postulado: >
Pas-
tor
de
Hermas
8,1). Bajo esta ptica
queda engarzada de tal modo en el
designio salvfico de Dios que se la
considera preexistente a la creacin o
coexistente con el comienzo de la his
toria humana. Esta percepcin del
mis-
terio
de la Iglesia se vio acompaada
por la expansin del cristianismo y de
la multiplicacin de iglesias
que
se
mantienen en
comunin
entre s.
Ya
Ignacio de Antioqua aplica a la Iglesia
el adjetivo
catlica
en su
Carta a los
de
Esmirna:
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IGLESI
y el rey francs. Estos conflictos han
dado lugar a una reflexin eclesiolgica
que debate acerca de la potestad ecle
sistica. Todava sin salir del
s
XIV,
se
produce la gran crisis de aquella ecle
siologa, el llamado cisma de Occidente
1378), que afect gravemente a la ca
beza de la Iglesia, al producirse
una
do
ble eleccin papal. Aquella situacin, en
la que las obediencias respectivas se des
legitimaban y condenaban
recproca
mente, no slo dividieron a la Iglesia
latina, sino que
cuestionaron
radical
mente el mismo carcter sacramental de
la institucin eclesial. El concilio uni
versal se impuso en aquella hora como
va de solucin
para un
callejn sin sali
da. En consecuencia, la discusin ecle
siolgica gir en
torno
a la alternativa
papa-concilio como instancias supremas
de la autoridad en la Iglesia. Al mismo
tiempo
proliferaban los
movimientos
reformistas como
el
husitismo que
propugnaban
una Iglesia invisible, san
ta, de los predestinados. En el debate
sostenido
entre
la teologa romana y el
reformismo promovido en Bohemia
por
los seguidores de Juan Hus se ha fra
guado la primera sistematizacin de una
eclesiologa catlica. Los primeros tra
tados sobre la Iglesia, redactados a me
diados del
s XV
se deben a dos domini
cos, cuya diversa orientacin ideolgi
ca sigue delatando cul era el tema del
tiempo: el
Tractatus de Ecclesia
de
Juan
de Ragusa es
exponente
de la orienta
cin conciliarista, mientras que la
Sum-
ma de Ecclesia
de
Juan
de Torquemada
est al servicio de la eclesiologa que
garantiza las prerrogativas papales tra
dicionales.
Con
la Reforma luterana y su crtica
radical a la Iglesia romana se abre
un
nuevo tiempo histrico:
el
de la Iglesia
de las confesiones. Lutero 1483-1546),
a la bsqueda de la
verdadera
Iglesia,
niega su legitimidad a todas las formas
histricas e institucionales que preten
dan
hacer visible su misterio a los seres
humanos.
Por
ah fluye su idea de una
463
ecclesia abscondita
Iglesia oculta de
los santos. La teologa de la contra
Reforma acenta los aspectos visibles
de la institucin eclesial, de
modo
que
la pregunta
por
la
vera ecclesia
pasa a
ocupar
el ncleo de una reflexin ecle
siolgica de tintes cada vez ms apolo
gticos. Se produce as
un
desdobla
miento
en
la consideracin del objeto:
mientras los reformadores cultivan un
concepto de Iglesia invisible como e-
tus electorum
la nocin belarminiana
de Iglesia subray los elementos de la
institucin visible en la externa profe
sin de la fe y de la comunin en los
sacramentos bajo la autoridad de los
legtimos pastores. Esta doble orienta
cin ha marcado la eclesiologa hasta la
poca contempornea. Hoy por hoy,
se est de acuerdo en que
no se
puede
hacer una teologa del misterio de la
Iglesia que no
tome
en cuenta sus di
mensiones empricas e institucionales;
y, a
la
inversa, tampoco es coherente
construir una eclesiologa de tipo be
larminiano que se desentienda de la
reflexin sobre el misterio. Los esfuer
zos para recuperar una visin teolgica
de Iglesia, en la lnea de J. A Mohler,
no
consiguieron abrirse paso en
el
con
cilio Vaticano I 1869-1870).
Por otro
lado, sus definiciones del primado de
jurisdiccin universal del
romano pon-
tfice y de la infalibilidad aparecen
como el desarrollo consecuente de la
llamada eclesiologa gregoriana.
IV. PERSPECTIVA SISTEMTICA:
LA IGLESIA DEL VATICANO l i
A la luz de esta historia de las ideas
eclesiolgicas puede percibirse la reno
vacin eclesiolgica impulsada
por
el
Vaticano II, el Concilio de la Iglesia
sobre la Iglesia. El subttulo con el
que A Antn ha presentado su historia
de las ideas eclesiolgicas lo dice en
forma de lema: de la apologtica de la
Iglesia-sociedad a la teologa de la Igle
sia-misterio en el Vaticano II
y
en el
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11/12
464
posconcilio Antn, 1987). En segun
do lugar, ha
inaugurado
el trnsito de
una eclesiologa universalista a
una
eclesiologa de
comunin
Cangar).
Finalmente, el concilio ha revisado en
la constitucin pastoral
Gaudium et
spes la relacin Iglesia-mundo-reino,
resitundola en el marco de la misin
evangelizadora y de la responsabilidad
en la promocin humana y en la cons
truccin de la comunidad poltica.
En la constitucin dogmtica
Lumen
gentium
la nocin de Iglesia como ins
titucin
queda subordinada
a la de Igle
sia como misterio, sacramento y comu
nin. Una de las palabras clave de su
anlisis es mysterium que alude tanto
al
origen de la Iglesia en la accin del
Dios
trino
y
uno
LG 2-4 , como a su
estructura sacramental LG 8) y, final
mente, a la imposibilidad de presentar
la misma Iglesia si no es en una plura
lidad de imgenes y conceptos que se
completan
entre
s LG 6-7). La ima
gen de pueblo de Dios,
antepuesta
a la
constitucin jerrquica de la Iglesia,
pone
en
primer plano los elementos
sacramentales, profticos y msticos de
la vida cristiana, que son primarios,
esenciales y comunes a todos LG 10-
12). Son las afirmaciones sobre el sa
cerdocio comn de los creyentes.
Nin-
guna diferencia posterior
podr
anular
la fundamental
fraternidad
cristiana,
que nace de la idntica vocacin, del
idntico Espritu, de los mismos sacra
mentos, de la misma llamada a la san
tidad LG 5).
De
ah derivan importan-
tes consecuencias para una teologa del
laicado. La teologa del episcopado re
presenta, igualmente, un captulo teo
lgico innovador, pues esclarece la
sa-
cramentalidad y la colegialidad del mis
mo.
Entraa
un contrapunto a las defi
niciones del concilio Vaticano I, de
modo que el primado del obispo de
Roma
ha sido resituado en el horizon
te de la colegialidad. Desde
ah queda
apuntado
otro aspecto innovador lla
mado
a futuros desarrollos: la Iglesia
I L SI
local. La consideracin de la LG
48; AG 1; GS
42.45) permite una
re
lectura del adagio
7/24/2019 Nuevo Diccionario de Teologa
12/12
IGLESI S
O R T O D O X S
versal existe en y a
partir
de las iglesias
locales, configurada ellas mismas a ima
gen de la Iglesia universal LG 23). No
se
trata
de establecer
una
preeminencia
en
el tiempo,
como
si
primero
fueran
las iglesias locales y de ellas surgiera,
por
adicin,
en un
segundo
momento,
la Iglesia universal.
O,
a la inversa,
como si primero
se diera el
concepto
y
la realidad de
la
Iglesia universal y, a
partir
de ella
se
dieran las iglesias part
culares. Entre Iglesia universal e iglesias
locales se da
una
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