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EL MUNDO. MARTES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2010

ESPAÑA16

Los Príncipesse sienten «cercade los apurosde los padres»

MadridLos alumnos del colegio EduardoGonzález Gallarza, de Lardero (LaRioja), no pudieron comenzar el cur-so escolar de una forma más real.Los príncipes de Asturias les acom-pañaron ayer en su primer día declase después de las vacaciones.

El presidente del Gobierno de LaRioja, Pedro Sanz; el ministro deEducación, Ángel Gabilondo, y eldelegado de Gobierno, José Anto-nio Ulecia, recibieron a Don Felipey Doña Letizia a la entrada del cen-tro junto con la directora, CarmenCamarero, y el alcalde de Lardero,José Antonio Elguea, ante la mira-da de cientos de curiosos, según in-formó Europa Press.

Después de visitar un aula de 5ºde Primaria donde los alumnos estu-dian con ordenadores portátiles,Don Felipe elogió el «trabajo de losprofesores» y afirmó que tanto doñaLetizia como él «se sienten muy cer-ca, como padres, de los apuros y es-peranzas que se viven al formar par-te de la comunidad escolar».

Los presentes también hicieron unpequeño homenaje al profesor y po-lítico José Antonio Labordeta, falle-cido el fin de semana. Los Príncipes de Asturias saludan a los alumnos del colegio Eduardo González Gallarza de Lardero (La Rioja), a su llegada a la inauguración del curso escolar. / EFE

R. J. ÁLVAREZ / A. D. ZAJAC / Madrid¿Una avalancha mundial de adictosnuevos o el fin de un negocio globalde muerte global? Legalizar las dro-gas es un futuro sin respuesta, por-que el mundo no parece tener pala-bras. Se sabe que hay países ya casisustentados en el narcotráfico, queesa violencia mata a balazos y a chu-tes, que las mafias financian guerrasy guerrillas y que los consumidoresestán abocados al mercado negro, elestigma social y al riesgo sanitario.Pero nadie intenta un giro radical.¿Y si legalizamos las drogas?

Lo acaba de pedir Felipe Gonzá-lez. Mientras mandó, no se le recuer-da nada parecido. Algunos juristasdicen, incluso, que el mayor endure-cimiento penal llegó en su etapa, conlas reformas legales de 1989 y 1995.

Dos ejemplos de que se dice unacosa cuando se tiene poder y otracuando no son José Antonio Alonsoy Cándido Conde-Pumpido. En 1989firmaron el Manifiesto de Málaga,donde decenas de juristas pedían lalegalización de la droga. Años des-pués, Alonso fue ministro del Inte-rior y Pumpido, fiscal general del Es-tado. No volvieron a abrir la boca.

Hoy hablan aquí expertos en dro-gas desde lo judicial, lo sanitario, lopolicial, lo social y lo religioso. Unosdicen que 40 años de represión hansido un fracaso. Otros abominan dela legalización. Y hay quienes pidenuna tercera vía.

eRAMÓN SÁEZ. Juez de la AudienciaNacional. «La legalización de la fabri-

cación, distribución y consumo deestupefacientes acabaría con un sis-tema penal que ha fracasado estrepi-tosamente. Las políticas prohibicio-nistas han provocado más daño pa-ra la salud y generado un problemade subsistencia del mismo Estado deDerecho. El crimen organizado y lacorrupción que provocan las mafiascomprometen ya seriamente algu-nos estados. La droga financia crí-menes y guerras, coloca gobernan-tes y los quita. La legalización debeser global y abordada por la ONU».

eJOSÉ MANUEL SÁNCHEZ FORNET.Secretario general del Sindicato Uni-ficado de Policía (SUP). «El modelode lucha antidroga es un gran fraca-so. Hay países, como México, que es-tán a punto de caer. El narcotráficofinancia grupos terroristas como AlQaeda o guerrillas como las FARC.Cuando, en tiempos de González,pedíamos la legalización nos llama-ban narcoterroristas. La legalizaciónquitaría poder a las mafias, los adic-tos no tendrían que cometer delitosy bajaría un 40% la saturación de lascárceles. No me consta que la lega-lización cause un aumento del con-sumo. En Holanda no ha pasado».

eFÉLIX PANTOJA. Fiscal del TribunalSupremo. «La política penal represi-va genera delincuencia y sufrimien-to. El Derecho Penal jamás ha solu-cionado el dolor. Así, creo que la le-galización es un debate que hay queplantear. Yo no estoy seguro de na-da, no soy tajante. El negocio del trá-

fico ilegal de drogas es enorme y seha demostrado qué cosas financia. Yno hay datos que demuestren que lalegalización aumenta el consumo».

eANTONIO GARCÍA MARTÍNEZ. Por-tavoz de la Asociación Profesional dela Magistratura. «Una medida así nose puede adoptar a la brava y sin unanálisis exhaustivo. Si se legalizarala droga, todo lo que se mueve en unespacio de tráfico ilegal ya no se pro-duciría. Se plantearían unas coorde-nadas totalmente diferentes. De si elmodelo actual es un fracaso se hablamucho con muy poco conocimientode causa, desde lo jurídico, y de unamanera muy poco argumentada».

eJAVIER BAEZA. Sacerdote de la Pa-rroquia de Entrevías (Madrid). «Yoabogaría por la despenalización. Esoayudaría a que las víctimas no su-fran el reproche penal. La legaliza-ción, en teoría y desde la libertad,me parece fenomenal. Pero la liber-tad para que sea real debe ir acom-pañada de un nivel de cultura y decondiciones sociales que no siemprese dan. Si es para mayor control delEstado, entonces habría que legali-zar las armas. En EEUU el Estadosabe quién tiene armas y el tráficoilegal sigue siendo un negocio enor-me. No digo que no [a la legaliza-ción], pero hay que dar pasos másdespacio. Me da un poco de miedo».

eJOSÉ LUIS REQUERO. Juez de la Au-diencia Nacional. «Debe haber unadecisión planetaria. Y las mafias no

van a renunciar alegremente a unasganancias multimillonarias. Ade-más, los suministradores de esassustancias tendrían como clientes alos estados; sería absurdo. Sería le-galizar un tráfico que genera verda-deras piltrafas humanas y un reco-nocimiento palmario del fracaso delos poderes públicos. Desde que elmundo es mundo, tampoco se hanerradicado el robo y el asesinato yno por eso se legalizan. Lo de la des-penalización es un eufemismo».

eCARMEN MOYA. Directora del PlanNacional sobre Drogas. «Una medidaasí sólo puede tener respuesta si to-dos los países del mundo la aceptan,y eso hace que tenga poco futuro.Por un lado, no se puede focalizar to-do en la represión, pero hay quemantenerla porque la accesibilidada la droga es importante a la horadel consumo. No es necesario ir deun extremo al otro; por el medio haymuchas posibilidades. Hay evidenciacientífica de que todas las drogas, le-gales o ilegales, son dañinas. Esohay que tenerlo presente en térmi-nos de salud, de costes económicosy de problemas sociales».

eSANTIAGO GARCÍA ARACIL. Arzobis-po de Mérida-Badajoz. Presidente dela Pastoral Social de la ConferenciaEpiscopal. «La droga está haciendoestragos. Si por legalización la gen-te entiende que está permitida y esbuena, la destrozamos. Si se entien-de que no va nadie a la cárcel, esotra cosa. Si la droga se vendiera en

farmacias, ¿qué más daría? La gentese está suicidando y el Gobiernopuede decirme las toneladas de dro-ga que se han consumido al año.¿Qué me resuelve? Es lo mismo quelas funerarias: como están controla-das, sabes los muertos que hay alaño, pero no has resuelto el proble-ma de la muerte. ¿Quién venderíadroga a las farmacias? Pues los mis-mos de siempre, y para que compra-ran en la farmacia harían propagan-da como los laboratorios lo hacen desus productos».

eFRANCISCO RECIO. Director de Pro-yecto Hombre. «Ni nos va ni nos vie-ne la legalización. Lo que nos preo-cupa es el consumo y la adicción. Le-galizarlas no reducirá el consumo.Como mínimo, va a ser el mismo yes probable que fuera mayor. La vio-lencia de los cárteles se va producirde forma ilegal y de forma legal,aunque supongo que menos en esteúltimo caso. Hay que entender queGonzález lo dijo desde un contextosociopolítico como el de México,donde la realidad es tan brutal quees correctísimo decir eso. Otra cosaes lo que realmente piense».

eLUCIANO POYATO. Presidente de laUnión de Asociaciones de Atención alDrogodependiente (Unad).«La existencia de un mercado ilegalimplica mayores riesgos, al no exis-tir control sobre las sustancias y lle-var a muchas personas adictas a unconsumo clandestino y en ambien-tes marginales. La actual estrategiamundial ha dado síntomas de agota-miento y de fracaso. No nos parecemal abrir un debate internacional so-bre cambios en esa estrategia. Perola legalización no solucionaría losproblemas. Aunque la regulación delmercado sí quitaría mucho poder alas mafias».

¿Y si la legalizamos?Juristas, policías, científicos, religiosos y activistas que trabajan con toxicómanosdiscuten qué pasaría en un mundo con droga en la farmacia y sin mafia en el mercado