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Resumen: El presente artículo tiene como propósito realizar
un análisis sobre la adaptación y reinterpretación del concep-
to urbano de ciudad jardín en función de los procesos de
modernización en diferentes momentos históricos durante la
primera mitad del siglo xx . Acotando el estudio, se toman tres
publicaciones como referencia, las revistas El Arte y la Ciencia
(1899-1911), Planificación (1927-1936) y Arquitectura: México
(1938-1978), en las que diversos autores plantean proyec-
tos con variantes de la ciudad jardín como Miguel Ángel de
Quevedo, Carlos Contreras y José Luis Cuevas. Es interesante
cómo se va transformando el concepto original de ciudad jardín
propuesto por Ebenezer Howard en 1902 en el libro Garden
Cities of To-morrow , en el que proponía un equilibrio entre
el campo y la ciudad como respuesta a la industrialización de
las ciudades; después están las iniciativas desarrolladas en el
periodo de entreguerras y en la posguerra principalmente en las
ciudades europeas, donde se inicia la construcción de suburbios
retirados de los principales centros urbanos para evitar mayor
destrucción. Otras propuestas se basan en aplicar este concepto
urbano como respuesta a la industrialización y la contaminación
que ésta genera, proponiendo la creación de espacios verdes
para generar pulmones naturales en las ciudades; pero ninguna
de las propuestas modernas retoman los elementos fundamen-
tales planteados por Howard a principios del siglo xx .
Palabras clave: ciudad jardín, urbanismo, industrialización, gue-
rra, contaminación.
Abstract: This paper aims to analyze adaptation and rein-
terpretation of the urban concept of garden city, in terms of
modernization processes in different historical moments during
the first half of the Twentieth Century. In order to narrow the
study, three publications were taken as reference: the magazi-
ne El Arte y la Ciencia (1899-1911), Planificación (1927-1936)
and Arquitectura: México (1938-1978); where various authors
propose projects with variations of city garden as Miguel Ángel
de Quevedo, Carlos Contreras and José Luis Cuevas, among
others. It is interesting how the original concept of Garden
City proposed by Ebenezer Howard in the text “Garden Cities
of Tomorrow”, in 1902, has been transformed. He proposed
a balance between rural and urban areas in response to city
industrialization. Then, there are initiatives developed during
the interwar and post-war periods, especially in European cities,
where construction began in suburbs away from major urban
centers in order to prevent further destruction. Other proposals
are based on the application of this concept in response to ur-
ban industrialization and pollution, proposing creation of green
spaces generating natural lungs for towns. In each period the
needs of urban growth proposed interpretations of garden city,
but none incorporates key elements proposed by Howard in
the early Twentieth Century.
Keywords: Garden Cities, Urbanism, Industrialization, War,
Pollution.
La ciudad jardín. Huellasdecimonónicas en el urbanismomoderno
Alejandra Contreras Padilla*
* Estancia posdoctoral, Universidad Autónoma Metropolitana-
Xochimilco.
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El credo de las ciudades jardín
Yo creo en la nobleza de la vida
Creo en la dignidad del trabajo, del trabajo honrado, efectuado
con alegría, remunerado como se debe.
Creo en la utilidad del descanso y de las recreaciones sanas
Creo que cada familia debería tener su hogar
y cada casa su jardín
Creo en la necesidad de una buena alimentación
Creo en el culto de la existencia humana;
en la conservación de la salud
Creo en el encanto de las flores, en la armonía de la naturaleza
Creo en el respeto debido a la mujer,
en la santidad de la infancia
Creo en la ciudad feliz
Creo en la potencia soberana de la belleza
Creo en el amor y en la bondad
Creo que la dicha es de este mundo
Asociación de Ciudades Jardín en Francia, 1927.
Introducción
La Revolución Industrial fue la suma de una serie de
acontecimientos económicos, políticos y sociales, que
en el campo urbano hicieron de las ciudades deci-
monónicas apasionantes campos de batalla entre los
legados de un pasado tenazmente arraigado en con-
tra de la modernidad social, ideológica y tecnológica
producto del siglo xix . Esta modernidad trajo cambios
que no buscaban conservar las estructuras anteriores:
el objetivo era hacer nuevos espacios acordes con las
nuevas necesidades de la población industrializada;
es así como esta revolución no sólo fue industrial,
sino también influyó en el tema de la producción del
espacio urbano. Los cambios en la agricultura, en los
medios de transporte y comunicación permearon, a
su vez, las ideas económicas y sociales.
El mayor desarrollo fabril se dio principalmente
en Inglaterra con la industria textil, para ello contribuyó
el clima que era favorable para la expansión de más
fábricas. Éstas eran movidas por energía hidráulica,
por lo que se establecieron a lo largo de las corrientes
fluviales, en lugares específicos para ubicar molinos
con los que se obtendría energía eléctrica. Para lograr
ese desarrollo industrial se requirió de mano de obra,
factor clave en el nuevo sistema de producción, lo
que provocó un incremento de la población en los
centros urbanos, hasta llegar al punto de aglomerarlospor el arribo de los inmigrantes rurales.
El sector industrial se convirtió poco a poco en el
dueño de generosas porciones de tierra y empezaron
a manipular el suelo urbano a favor de sus intereses.
Las fábricas se colocaban en lugares estratégicos para
que contaran con todos los servicios, “si era necesa-
rio establecer una central térmica en las márgenes
inmediatas de un río, aunque el humo y el acarreo
del carbón destrozaran parajes que podían haber sido
de gran belleza natural. Así se colocaron las centrales
térmicas de Nueva York y de Londres” .1
El movimiento de industrialización, que se originó
a principios del siglo xix , trajo muchas consecuen-
cias nocivas para las ciudades, como la explotación
del suelo, la saturación de zonas habitacionales, la
contaminación del agua, el aire y los suelos; éstos
acarrearon graves problemas, entre ellos, las enferme-
dades que no pudieron controlarse, ante la contami-
nación del agua y el aire, convirtiéndose en severos
problemas de salud: epidemias de cólera o influenza
cobraron la vida de cientos de personas. Las condicio-
nes por las que pasaban las ciudades a mediados del
siglo decimonónico, generaron reflexiones y escritos
de las personas interesadas y los gobiernos involucra-
dos, estudios que analizaban situaciones problemáti-
cas y que dieron paso a una serie de recomendacio-
nes y posteriormente a determinadas legislaciones
o propuestas; a este fenómeno se le denominó
Movimiento higienista. En este movimiento también
participaron empresarios e industriales, quienes se
involucraron en las propuestas urbanas, y con ello se
desarrollaron distintos proyectos. De estas propuestas,
las más representativas son las siguientes:
1 Fernando Chueca Goitia, Breve historia del urbanismo. Geo-
grafía, 3a. reimp., Alianza, Madrid, 2002, p. 171.
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Alemania y el higienismo
Alemania era una nación que a mediados del siglo
xix no estaba industrializada como Inglaterra. Existía
en ella una urgencia por atender los problemas deinsalubridad que se generaban en las ciudades, y prin-
cipalmente fueron especialistas del área de medicina
quienes intervinieron en las acciones para lograr mejo-
res condiciones en la calidad de vida de los habitantes.
Argumentando que las epidemias eran producidas por
el hambre y la pobreza, planteaban que éstos debían
atacarse de raíz, por medio de reformas políticas que
dieran soluciones específicas a los problemas urbanos.
Es así como se creó la Escuela Alemana de la Planea-
ción de Ciudades2 en la que participan activamente
Reinhard Bauhmeister, Joseph Stübben y Camilo Sitte.
Esta Escuela tuvo la preocupación de definir una
estructura de planeación, conocer las condiciones
óptimas de las viviendas, la organización del tráfico, la
delimitación de las alturas de los edificios, el abasto
y el desalojo del agua, la eliminación de la basura, la
creación de plazas, parques y siembra de árboles para
lograr mejores condiciones de salud pública.3
Es así como se desarrollarían diferentes mode-
los de ciudad que buscaron una nueva organización
espacial, a partir de las necesidades de la población:
el transporte y las comunicaciones, la separación de
las zonas agrícolas, la división de las zonas en rela-
ción con los usos de suelo y, en particular, la nueva
ideología económica y social que debía materializarse
en los nuevos conjuntos urbanos: el origen de la
planeación urbana.
El Plan de París y Hausmman
En un principio se buscó hacer un ensanche de la
ciudad de París, rompiendo con los antiguos barrios
que eran considerados zonas de albergue de delin-
cuentes, así como lugares de hacinamiento, insalu-
bres, angostos, con callejones que no permitían un
recorrido libre; básicamente ésta era una opinión de
la policía. Esta remodelación urbana propuesta por el
barón Haussman se desarrolló entre 1853 y 1870.4
Se tomó como base un proyecto con trazos radia-
les, que inicia en el Arco del Triunfo, lo que provocó
la destrucción de las estrechas calles de los barrios
medievales donde se habían asentado numerosos
grupos de clases bajas. El objetivo principal de esteensanche fue mejorar las condiciones de seguridad
en la ciudad para convertir el centro de París en un
espacio funcional e higiénico.
España y la ciudad lineal
Este proyecto se debe al urbanista Arturo Soria y Mata,
creado en 1882; con él se intentaba dar una solución
urbana al ensanche que sufrió Madrid en la segunda
mitad del siglo xix .5 La propuesta ibérica tomó como
eje fundamental para llevarse a cabo las vías del
ferrocarril, proponiendo la ciudad lineal . El objetivo de
este desarrollo era resolver el problema de comu-
nicaciones con una vía única, que permitiera una
prolongación indefinida, impidiendo la concentración
de edificios en zonas determinadas, rompiendo así el
prototipo de ciudad radio céntrica.
La ciudad bella y Norteamérica
En el caso de Estados Unidos de América, la visión
sobre el mejoramiento de las ciudades básicamen-
te estaba en función de un conjunto de principios
estéticos que plantean una serie de propuestas para
la creación de nuevas ciudades y para mejorar las ya
establecidas. En primer lugar está Charles Mulford
Robinson quien, en su texto The improvement towns
and cities (1902),6 expone sus preceptos a favor de
la mejora de las ciudades y propone una serie de
2 Gerardo Sánchez, Planeación moderna de ciudades, Trillas,
México, 2009, p. 54.
3 Camilo Sitte, “Construcción de ciudades según principios
artísticos”, en Bernd Evers, Teoría de la arquitectura. Del
renacimiento a la actualidad , Taschen, Italia, 2003, p. 662.
4 Chueca, op. cit., p. 162.
5 Leonardo Benevolo, La proyectación de la ciudad moderna,
3a. ed., Gustavo Gili, Barcelona, 2000, p. 229.
6 Sánchez, op. cit., p. 31.
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lineamientos para lograr una ciudad bella. Estas bases
de la belleza cívica se darían a partir de la buena
ubicación de una ciudad, el desarrollo de las calles y
las construcciones de equipamiento elementales. De-
sarrolla un análisis sobre la importancia de los árboles,así como la posibilidad de hacer jardines, parques y
paseos con esculturas urbanas.
La propuesta de ciudad jardín surgió en Inglaterra.
El análisis de las distintas adaptaciones de la ciudad
jardín se abordarán desde el proceso de la moderni-
zación, que se entiende como el conjunto de proce-
sos tecnológicos, económicos y políticos asociados
a la Revolución Industrial y sus consecuencias.7 Esta
propuesta es el objeto del presente artículo.
Reino Unido y la ciudad jardín
Las ciudades inglesas sufrieron los mayores estragos
de la industrialización desde la primera mitad del siglo
xix . Londres especialmente se encontraba en condi-
ciones precarias, con una sobrepoblación en la zona
sur y niveles altos de contaminación de aire y agua,
provocando insalubridad en sus habitantes. Había re-
currentes epidemias, principalmente de cólera, lo que
llevó a tomar medidas de higiene. En las ciudades
industriales se desarrollaron los barrios obreros, cons-
truidos para albergar la mano de obra de las fábricas.
A éstos les llamaban slums8 y sus condiciones eran
deplorables, por la elevada densidad demográfica en
territorios reducidos, carentes de espacios abiertos.9
Carlos Marx y Federico Engels mencionan en sus
textos la situación de hacinamiento y precariedad que
se vivía en las zonas habitacionales de las clases obre-
ras; ellos enfatizaban la necesidad de dar solución a
estos problemas, ya que se habían incrementado los
índices de mortandad. En estos barrios, las condicio-
nes de vida eran insalubres y representaban un foco
infeccioso para toda la población. En Public Health,
Eighth Report of London, de 1866,10 informe utilizado
por Carlos Marx en El Capital, se describe lo siguiente:
El enorme aumento de la población de ciudades no
fue el único aumento de ese cambio, sino que las an-
tiguas y pequeñas ciudades compactas se convirtieron
en centros en derredor de los cuales las construcciones
se elevan por todas partes, y no dejan llegar aire por
ninguna. Los ricos, que ya no las encuentran agra-
dables, las abandonan para dirigirse a los suburbios,
donde se sienten más a sus anchas. Los sucesores de
estos ricos acuden entonces a ocupar sus grandes fin-
cas; una familia se instala en cada habitación, inclusive
con sus locatarios. Así es que toda una población se
instaló en habitaciones que no estaban destinadas para
ella y donde se encontraba absolutamente desplazada,
entregada a influencias degradantes para los adultos y
perniciosas para los niños.11
Para mitigar los efectos negativos de la industrializa-
ción surge la propuesta urbana de ciudad. El movi-
miento de las ciudades jardín tiene dos referentes
importantes: uno relacionado con la inercia que se
desarrolló en el siglo xix sobre la tradición utópica
de la comunidad autosuficiente, como una síntesis
entre el campo y la ciudad; otra, la del desarrollo de
la vivienda unifamiliar con jardín. De esta última, las
primeras iniciativas en los conjuntos urbanos fueron
de los empresarios. El primer proyecto fue de M. Le-
ver, en 1887, un empresario de jabón que construye
600 viviendas en un terreno de 50 ha, reuniendo las
viviendas en pequeños núcleos rodeados de jardín.
El segundo proyecto lo desarrolló el fabricante de
chocolate, G. Cadbury, quien en1895 construyó 500
viviendas en un terreno de 180 hectáreas.12
7 Charles Harrison, Modernismo: movimientos en el arte, Serie
Tate Gallery, Encuentro, Londres, 2000, p. 6.
8 Término anglosajón que describe los barrios obreros que secaracterizaron por mantener condiciones precarias, zonas
altamente densas, carentes de espacios libres, iluminación y
ventilación natural.
9 Chueca, op. cit., p. 172.
10 Anthony S. Wohl, Endangered lives. Public Health in Victorian
Britain, University Press, Cambridge, 1983.
11 Sánchez, op. cit., pp. 24-25.
12 Leonardo Benevolo, Historia de la arquitectura moderna, 8a.
ed., rev. y amp., Gustavo Gili, Barcelona, 2007, p. 382.
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Orígenes de la ciudad jardín
El movimiento urbanístico de las ciudades jardín
fue fundado por Sir Ebenezer Howard. Sus concep-
tos sociológicos y urbanísticos se concentraron enel libro To-morrow : a Paceful Path to Real Reform
(1898), y Garden Cities of To-morrow ,13 la versión
completa apareció en 1902. La actividad principal
de Howard fue el periodismo, no el urbanismo, pero
su preocupación sobre el bienestar de la población,
primordialmente la de las grandes ciudades, lo motivó
para realizar este proyecto. El libro está dividido en 12
secciones, tres que hablan sobre la forma en la que
deben funcionar las ciudades jardín y la teoría de los
tres imanes, y nueve referentes a la cuestión adminis-
trativa y financiera del manejo de estas ciudades, así
como un apartado del futuro de Londres.
Con el ejemplo metafórico del imán, Howard
equilibró las ventajas e inconvenientes de las con-
diciones de vida entre la ciudad y el campo, para
proponer en un tercer imán, Town-Country , las
ventajas que representaba la combinación de ambas;
anunciando que esta ciudad del futuro traería como
ventajas belleza y naturaleza, mayores oportunidades
sociales, parques de fácil acceso, rentas y alquileres
bajos contra salarios altos, agua y aire puros contra la
contaminación, libertad y cooperación.14
Howard plantea que existen dos grandes imanes
que generan gran atracción hacia la población, el
autor lo compara con la física, argumentando que la
población se asemeja a pequeños alfileres que son
atraídos hacia dos grandes imanes: el campo y la
ciudad. En el texto expone los beneficios y perjuicios
que proporcionan éstos, al haber mayor o menor
concentración en uno o en otro.
El fundamento para desarrollar esta ciudad era
que la congestión y las condiciones de vida cada vez
más precarias en Europa debido a la industrialización,
tenían que modificarse para hacer una ciudad más
habitable. Se plantea una nueva valorización de los
ambientes campesinos y de la vida suburbana; el
objetivo principal en este sentido era plantear una
reincorporación con la naturaleza.
Los principios fundamentales de la ciudad jardín
eran: tamaño limitado, aproximadamente de 2 400
ha, tener menos de 32 000 habitantes, mantener un
orden unificado y separación de funciones. Para ello,
Howard planteó el esquema de una estructura radial
con áreas distribuidas concéntricamente. Él describió
su proyecto así:
En el centro se encuentra un jardín redondo, alrededor
del cual se alzan los edificios públicos y los centros de
cultura. Alrededor de todo esto se extiende un amplio
parque central limitado por un palacio de cristal de
forma anular, en el que se encuentran los grandes
almacenes y demás comercios. Sobre las franjas con-
13 Ebenezer Howard, Garden Cities of To-morrow , (1902), Gene-
ral Books, Memphis, 2009.
14 Ibid ., pp. 5-10.
Figura 1. Los tres imanes. Base teórica que sustenta la propuesta
de las ciudades jardín, en las cuales tiene que existir un equilibrio
entre el campo y la ciudad, de no ser así cualquiera de ellas “como
imán” ejercerá una fuerza que atraiga hacia ella a la población,
provocando un desequilibrio. Fuente: Evers, op. cit., p. 669.
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céntricas se extiende el área destinada a vivienda, que
consta de pequeñas casas unifamiliares con jardines
en terrenos angostos de seis metros y superficies de
30 o 40 metros de superficie. El área residencial está
dividida por una amplia avenida para pasear, enmar-
cada a su vez por casas adosadas. En el anillo exterior
de la ciudad-jardín se encuentran las fábricas y los
almacenes y mercados, a los que se accede por una
línea de ferrocarril tangencial. Alrededor de la ciudad
central se extiende un cinturón libre de construcciones
de carácter rural, con superficies de usos agrícolas para
garantizar el suministro de alimentos a la población.15
En la figura 2, se observa el jardín central y alrededor
de él la zona de equipamientos, que incluye hospital,
librería, teatro, sala de concierto y museo. Posterior-
mente, un parque central y la primera avenida en
donde se ubica el Palacio de Cristal. Otro espacio
importante es la gran avenida en donde se encuen-
tran las escuelas y se concentra la zona habitacional.
En la zona periférica se observa la línea de ferrocarril
concéntrica y la zona de las fábricas que le rodea.
La concepción de Howard se proyectó como un
sistema más amplio, en el que había varias ciudades
jardín y una ciudad central, para evitar la aglomeración
en cada uno de estos desarrollos. Esta idea de ciudad
tuvo gran influencia en el urbanismo del siglo xx .
Administrativamente estas ciudades tendrían
estas características: serán por una sociedad anónima,
15 Ebenezer Howard, “To-morrow: a Paceful Path to Real Reform”,
en Evers, Bernd, op. cit ., p. 668.
Figura 2. Diagrama básico de la ciudad jardín. Combinación de las calles radiales y las avenidas en anillos. Fuente:
Benevolo, op. cit ., p. 385.
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propietaria del terreno, pero no de las viviendas, de
los servicios o las actividades económicas; esto per-
mitiría una vida más libre, normada únicamente por el
reglamento ciudadano, pero con el beneficio de una
convivencia regulada. Así se lograría una comunidad
autosuficiente con base en el equilibrio armónico
entre la industria y la agricultura. También propuso
que la ciudad jardín fuera ocupada por viviendas e
industrias controladas: la sexta parte del terreno para
la ciudad jardín y el resto para la agricultura; y dispuso
además que en torno al núcleo urbano hubiera un
cinturón de fábricas dependientes de la sociedad
anónima.16
Esta ciudad estará rodeada por un cinturón vegetal
y comunidades rurales de 3 a 1 respecto a la super-
ficie urbanizada. El conjunto, especialmente el suelo,
sería propiedad de la comunidad, en forma asociada,
con el fin de evitar la especulación con los terrenos.17
La Garden City Association promovió la fun-
dación de la primera ciudad jardín en Letchworth,
ciudad inglesa situada a 55 km de Londres. Ésta fue
construida por los arquitectos Barry Parker y Raymond
Unwin e inaugurada, en 1903, por Howard, fundador
de la asociación Garden Cities Association; fue la
primera ciudad jardín.18
16 Benevolo, Historia de la arquitectura moderna…, op. cit ., p.
383.
17 Howard, Garden Cities of To-morrow…, op. cit., p. 10.
18 T. H. Hughes y E. A. G. Lamborn, Towns and Town Planning.
Ancient and Modern , Clarendon Press, Oxford, 1923, p. 117.
Figura 3. Diagrama esquemático de la ciudad jardín. Esquema que representa la ciudad jardín donde se combinan posibilidades de
trabajo con áreas verdes, superficies agrícolas, centros sociales y líneas de ferrocarril. Fuente: Evers, op. cit ., p. 671.
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La representación de las ciudades jardínen tres publicaciones
La importancia de analizar tres publicaciones se debe
a que éstas corresponden a diferentes momentos
históricos y tuvieron difusión masiva con el propósito
principal de inducir las innovaciones arquitectónicas
y urbanas en México. El proceso de modernización
también se puede interpretar en tres momentos his-
tóricos, coincidiendo con el de las publicaciones. La
primera fue El Arte y la Ciencia, y en ella se plantea
que el proceso de modernización se desarrolló en
función de la industrialización con la consecuente
contaminación; la segunda es la revista Planificación,
del periodo entre guerras, en la cual se describen
los estragos del crecimiento desmesurado de las
ciudades, los problemas ocasionados por las vialida-
des saturadas y la escasez de espacios abiertos; en la
tercera, Arquitectura: México, se presentan artículos
relacionados con la reconstrucción de las ciudades,
principalmente inglesas, después de la Segunda
Guerra Mundial.
El Arte y la Ciencia
Paralelamente al surgimiento de las propuestas urba-
nas de finales del siglo xix y principios del xx se publicó
El Arte y la Ciencia. En algunos textos de esta revista
se trataba la problemática generada por la industrializa-
ción de las ciudades y sus efectos negativos y propo-
nía la creación de más espacios verdes. Si bien en ese
tiempo no se puede hablar de la ciudad jardín como
tal , se estaban generando las bases para la creación
de este concepto, es decir, los principios que rigen
esta iniciativa ya se evidenciaban en las páginas de
esta revista . Esta extensa publicación abarcó el periodo
de enero de 1899 a junio de 1911, y su director fue el
arquitecto Nicolás Mariscal, quien escribió una crónica
de los avances en el arte y la ciencia en México, que
de alguna manera se constituyó como un archivo de
la cultura porfirista y del acontecer mundial y de sus
protagonistas.
En el artículo “La ciudad ideal”,19 de Ricardo
Halsey20 y Basil Holmes,21 se abre la discusión acerca
de los elementos que debería tener una ciudad para
ser perfecta y armónica; también hace referencia a los
Figura 4. Imagen propagandística de la ciudad jardín de Howard.
Fuente: Benevolo, op. cit ., p. 385.
Figura 5. La casa aislada. Estándares de edificios en la ciudad
industria: se define la barrera vegetal de setos o árboles, que debe
formarse entre la vía y las viviendas. Fuente: Benevolo, op. cit., p. 29.
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elementos que una ciudad no debería tener desde el
punto de vista estético. Centra el análisis en la ciudad
de Londres; la realidad que enfrenta ésta, en primera
instancia, denota una desaprobación hacia las accio-
nes que se están tomando. El punto medular, no obs-tante, es la crítica que todos hacen en torno a asuntos
abstractos, pero cuando se requiere que planteen
soluciones desaparecen quienes habían señalado los
problemas. Halsey y Holmes señalan que la solución
de los problemas urbanos no dependía sólo del gre-
mio de los arquitectos, a quienes consideran como:
“Los hombres de inteligencia cultivada, los hombres de
gusto, los que se fijan en la materia, que han tenido
la oportunidad de hacer sus observaciones en otras
ciudades y que han reflexionado sobre ellas”.22
Problematizando la situación de Londres, los
autores plantearon que cada día ésta sea una ciudad
más decadente: “Nunca oímos hablar de derrumbar
una casa vieja por fea, sino que tememos ver cons-
truir en su lugar otra más fea aún. Nunca vemos un
proyecto arquitectónico bien combinado, conforme
lo son algunos de nuestros parques y calles como
Stratford Place y otros; otro problema que enfrentan
las ciudades es que se están convirtiendo en ciuda-
des dormitorio”.23
Londres es un gran centro en el cual se trabaja todo el
día y de donde aquellos que son bastante ricos para
poderlo hacer, huyen todas las noches, acabando su
trabajo, para irse a dormir en el campo, saturando las
estaciones ferroviarias y las vialidades para llegar a ellas.
Por eso es necesario determinar la importancia de las
estaciones de ferrocarriles, ensanchemos y rectifique-
mos el camino que las separa, concentremos en un
círculo, si es posible, el núcleo de los barrios industria-
les que separaremos de los barrios destinados a las
residencias, por medio de una zona aisladora, dejando
un ancho espacio libre. Así, no embelleceremos la
ciudad, pero embelleceremos tal vez a los barrios.
Entonces ¿qué haremos? Estoy hablando de la
Ciudad Ideal y permito a mi imaginación que tome
el vuelo, lo cual podrá ser criticado por no ser muy
práctico, por más que trato de quedarme por este lado
de “la Utopía”. En la ciudad ideal habría una inspección
oficial ejercida sobre las calles, de modo de hacer que
presentasen un aspecto uniforme. Tampoco se dejaría
nada a la casualidad, por falta de previsión, siempre
que la expansión del tráfico en las calles nos permitiera
hacer algunas correcciones. Las grandes corrientes del
tráfico se cruzarían a ángulos rectos.
Asegurémonos, pues, algunos lugares de refugio
y descanso, cuando se puedan encontrar en Londres, y
procuremos tener la certidumbre de que dichos asilos
no sean invadidos arbitrariamente y servirían de lugares
destinados especialmente a nuestros monumentos.
La arquitectura en nuestras ciudades debería ser la
expresión de nuestras ideas, de las ideas de la comu-
nidad; de nuestros deseos colectivos, no de nuestros
deseos individuales. Hay en nuestra ciudad ideal, la
cuestión del color, natural y artificial: ambos tienen una
gran importancia con respecto a la estética y ambos
necesitan una gran combinación artística. El color más
natural es el de la yerba, de los árboles, de las plantas
y de las flores.
Siempre que fuera posible, se debería ensanchar
el campo de la vista, de modo que se pueda echar
19 Ricardo Halsey y Basil Holmes, “La ciudad ideal”, en El Arte y la
Ciencia (1899-1911), ed. digital, col. Raíces digital, t. IV, núm.
10, Facultad de Arquitectura, unam, 2010, pp. 149-153.
20 Arquitecto inglés. Entre sus principales obras escritas en torno
al problema del mejoramiento de las ciudades están: “De las
habitaciones y muebles”, en Arts and Crafts Essays (1893),
Las instalaciones de nuestras calles (1918) y Las enseñanzas
históricas de la arquitectura (1922).
21 La señora Basil Holmes fue una activista a favor del mejo-
ramiento de ciudades y el rescate de lugares abiertos en la
época victoriana. Publicó otro artículo ti tulado “Espacios, jardín
y parques abiertos de juegos”, en el marco del Congreso
Internacional de Urbanismo organizado por The Royal Institute
of British Architects (riba), presentado en 1910 en el áreade Consideraciones arquitectónicas relativas al urbanismo,
congreso en el que también participaron Ebenezer Howard
y Joseph Stübben. En 1911, la obra de Holmes se publicó
como libro en el Reino Unido. Véase Corso di urbanística. VIII.
Il Consolidamento della cultura urbanística tra ́ 800 e ´900,
en http://www.uniroma2.it/didattica/URB/deposito/Urb_10-
11_lez_08.pdf, consultado el 1 de marzo de 2010.
22 Halsey y Holmes, op. cit ., p. 149.
23 Ibid ., p. 150.
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una ojeada sobre la verde yerba de nuestros parques
o los jardines de nuestros muelles. El color, lo mismo
que cualquiera otra cualidad de la arquitectura, se debe
emplear con el objeto de expresar, no simplemente
nuestra fantasía individual y nuestro capricho, sino
también un fin social.24
En este artículo, son de mucho interés las coinciden-
cias entre la propuesta de estos autores y la que está
desarrollando, en el mismo año, Ebenezer Howard
con la ciudad jardín; esto muestra cómo el aprove-
chamiento de los espacios abiertos y la creación de
parques y jardines fue una solución a la que varios
llegaron. En dos aspectos difieren con lo propuesto
por Howard: en el primero, ellos plantean soluciones
y mejoras a los poblados que ya existen, así como la
creación de anillos que rodeen las ciudades, unidos
mediante una red de comunicaciones, a diferencia
de Howard, quien propone construir nuevas ciudades
que complementarán las que ya existen; en el se-
gundo, Halsey y Holmes plantearon usar los espacios
verdes como una tradición de las calles inglesas,
como una forma de eliminar la fealdad de las calles,
producto de una arquitectura decadente, considera-
ron como solución cubrir las paredes de hierba para
rescatar la estética natural de la ciudad y lograr una
ciudad limpia y sana, dando prioridad a la higiene y a
los beneficios que se obtendrían por salud pública de
las ciudades limpias, por sobre el aspecto estético.
Siete meses después, se publicó la segunda
parte de este texto titulada “La ciudad ideal. Parques
y terrenos sin construcciones”,25 escrito por Basil
Holmes, secretaria de la Metropolitan Public Gardens
Association. Ella trató de exponer la necesidad de
estos autores por buscar alternativas de uso en los
terrenos libres de construcciones, y cómo la pobla-
ción y las autoridades se han encargado de conservar-
los o de construir en ellos. Hace también referencia
a los modos de vida de los londinenses, como la
tradición de pasar los días de fiesta y de vacaciones
fuera de las ciudades, cerca del campo, en medio de
los árboles en localidades cercanas. Los más antiguos
cronistas de Inglaterra describen toda clase de diver-
siones en los campos: las fiestas de la primavera, los
juegos campestres en los bosques y los pasatiempos
en terrenos libres cercanos a las ciudades.
De la manera en que se plantea el diseño de ciu-
dad de Letchworth (figura 5), también se hace a nivelurbano, en el que las ciudades deberán tener límites
espaciales y de población; en cuanto a las viviendas,
la proximidad entre éstas deberá quedar limitada por
jardines y contarán con patios por delante; además
habrá parques y lugares de paseo público.
El fundamento de estas propuestas es el resul-
tado de un proceso que se dio a lo largo del siglo xix,
en el que el crecimiento de las ciudades fue tan rá-
pido, que obligó a realizar un enérgico esfuerzo para
asegurar espacios verdes para los habitantes; desde
1847, en el Parlamento se han turnado propuestas
totales o parciales de conservación o adquisición de
terrenos libres. Esto ha dado como resultado que
grandes parques y terrenos comunes se conser-
ven, tanto en las ciudades como alrededor de ellas:
cementerios, jardines públicos y otros pequeños espa-
cios en donde se han plantado árboles y colocado
asientos para los transeúntes. La pregunta por hacer
es ¿los ciudadanos se habrán conformado con los
escasos esfuerzos de las autoridades, cuando, en prin-
cipio, fue la propia sociedad la que tuvo las primeras
iniciativas? Al parecer la respuesta fue negativa, ya
que estas asociaciones han continuado luchando por
la conservación de estos espacios, dando gran impor-
tancia a las áreas verdes en la purificación del aire y la
ventilación de la ciudad.
En relación con las asociaciones civiles, se hace
un recuento de las creadas en el país, en el siglo xix,
en torno a movimientos higienistas y a favor de los
espacios verdes. Al respecto Edwin Chadwick fundó el
movimiento The Modern Open Space Movement,26
y desarró las primeras reformas sanitarias en 1842,
24 Id .
25 Basil Holmes, “La ciudad ideal. Parques y terrenos sin construc-
ciones”, en El Arte y la Ciencia, op. cit ., t. V, núm. 4, pp. 54-56.
26 E. M. Walker, Pioneers of Public Health. The Story of Some
Benefactors of the Human Race, Library of Congress Catalog
Card Number: 68-26483, eua, 1930, pp. 71-85.
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deslumbrada las ventajas que representaba la vida en
las ciudades, y emigraba hacia las grandes poblacio-
nes, abandonando el campo. Esto dificulta la vida
en la ciudad, ya que han aumentado los transportes
públicos; si bien había más facilidades de comunica-ción, también se dio una aglomeración urbana que
hace inaccesible el uso del espacio, que describe de
la siguiente manera:
Tuvo así que surgir el gran movimiento salvador,
transformando las viejas ciudades, de estrecha aglo-
meración edificada, en ciudades de amplias calles y
avenidas y de extensas plazas que proporcionan el
aire y la luz necesarios, elementos aún más indispen-
sables que el agua por proveer en grandes dotaciones
y que la extracción de los desechos putrescibles del
conglomerado que constituyen otros fundamentales
problemas del urbanismo.31
Miguel Ángel de Quevedo se convirtió en un eslabón
muy importante entre el desarrollo urbano mexicano
de la primera modernidad, ubicada en el Porfiriato, y
el del periodo posrevolucionario. Él estudió en París
la carrera de Ingeniero Civil con especialidad en inge-
niería hidráulica. En 1887 regresó a México: trabajó
inicialmente como supervisor de las obras del desagüe
del Valle de México, con el objetivo de evitar las
inundaciones. Asistió al Primer Congreso Internacional
de Higiene Pública y Problemas Urbanos en París
en 1900, en el que los delegados recomendaron
que 15 % de las zonas urbanas fuesen cubiertas con
parques como medida de salud pública.32 Se apoyó
en el informe de la conferencia para convencer a los
funcionarios del Gobierno mexicano de que estable-
cieran parques en beneficio del interés público.
Conocedor del tema de la ciudad jardín, Que-
vedo fue el encargado de la Comisión de Embelle-
cimiento de la Ciudad de México, con motivo del
festejo del Centenario. De ahí que él aprobara las
propuestas de los nuevos conjuntos urbanos y en
algunos casos hasta desarrolló propuestas en las que
se incluyeran los principios que regían los nuevos
cánones de higiene para la Ciudad de México.33
Cuando se solicitó el permiso oficial para cons-
truir un nuevo fraccionamiento, Quevedo estableció
que por cada 10 manzanas se tenía que donar una
para parque, plaza o jardín. Los dueños de las fraccio-
nadoras se comprometerían a sembrar árboles en di-chos espacios, además de las vías públicas. Él definió
que los elementos primordiales de la vida y la salud
eran el aire y la luz. Así las ciudades con espacios li-
bres en proporción suficiente, resueltos por medio de
plazas y la ampliación de calles y avenidas lograrían
favorablemente este objetivo, lo que describió de la
siguiente manera:
La inspiración del artista jardinero llevará hasta las solu-
ciones las más delicadas y vistosas, con las innúmeras
combinaciones de las pequeñas plantas floridas, para
realizar la Ciudad Jardín, pero el requisito fundamental
que se tiende a llenar es el de la ciudad provista de
buenas atmósferas, teniendo de ahí que ser en las
regiones expuestas a bruscos cambios térmicos, a
fuertes heladas y con cielos despejados, como los de
la altiplanicie de nuestro territorio, la ciudad bosque
el ideal, con un sistema de parques, calles y avenidas
arboladas.
Pero en las ciudades ya de antiguo formadas bajo
planos o distribuciones no inspirados en estos moder-
nos principios, es imposible venir a realizar la Ciudad
Jardín o la Ciudad Bosque. Por otra parte, siendo que la
provisión natural de aire llega a la ciudad, no a plomo
o de alturas cenitales, sino por vientos transversales
más o menos rasante, la provisión de buen aire está
supeditada al Estado.34
31 Miguel Ángel de Quevedo, “Los problemas del urbanismo en
su relación con los espacios libres, las arboledas y las reservasforestales”, en revista Planificación , t. 1, núm. 1, septiembre de
1927, p. 16.
32 Instituto Nacional de Ecología, en http://www.2.ine.gob.mx/
plublicacione/libros/118/cap4.html.
33 Para mayor información véase Ángel Zimbrón, “Bases gener-
ales de trazo e higiene a que deben sujetarse las nuevas colo-
nias”, en Juan Bribiesca, Memoria del Ayuntamiento, Imprenta
dirigida por L. Aguilar Vera, México, 1911.
34 Miguel Ángel de Quevedo, op. cit., p. 17.
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35 “Forest Hills Gardens”, en revista Planificación, Órgano de la
Asociación Nacional para la Planificación de la República Mexi-
cana, t. 1, núm. 3, México, noviembre de 1927, p. 7.
Si bien los principios urbanos que rigieron a Miguel
Ángel de Quevedo fueron establecidos cuando tuvo
cargos públicos como en la Dirección de Obras Públi-
cas de la Municipalidad de México, o como Director
de los Proyectos de Embellecimiento de la Ciudadcon motivo del Centenario en los primeros años del
siglo xx , su función y sus ideales no se truncaron
con el movimiento de la Revolución Mexicana, por
el contrario tomaron fuerza y siempre fueron el
principio que rigió su labor profesional. El interés por
dotar de espacios abiertos jardinados a las colonias y
a la ciudad por medio de jardines y parques, a las re-
giones y al país mediante bosques, siempre subsistió
con el objetivo de mejorar la calidad del aire en las
ciudades, evitar las polvaredas, las epidemias provo-
cadas por el esparcimiento de microbios en el agua
y el aire. Este principio urbano tiene un anclaje muy
profundo en el México porfirista en el que la higiene
pública fue el tema que reguló la modernización de
las ciudades.
En la revista Planificación también se encuentra
el texto “Forest Hills Gardens” , que analiza la construc-
ción de una ciudad en el distrito de Queens, en Long
Island, a 15 km de la estación de Pensilvania en la
ciudad de Nueva York. En ellas se define como una
ciudad parque de gran belleza natural, que incluye
campos de juego y otras oportunidades de recreo.
Este proyecto fue elaborado por el arquitecto paisajis-
ta Federico Law Olmstead, quien desarrolló para éste
tres principios urbanos:
Primero. Las arterias principales de circulación deben
ser directas, con calles de 24 metros de ancho y un
boulevar de 37 metros.
Segundo. las calles que no se trazaron como avenidas
principales se diseñaron con el fin de que sirvan como
calles residenciales.
Tercero. Se reservaron zonas comunes para uso común
y recreación de los residentes, además lo que es
considerado en este proyecto como una innovación
es la existencia de parques privados en algunas de las
manzanas construidas para el uso de aquellos que
viven en los lotes contiguos. 35
Tipos de arterias en las principales ciudadesdel mundo
En este artículo el arquitecto-urbanista Carlos Con-
treras Elizondo presenta un estudio de seccionestransversales de las avenidas principales de algunas
ciudades del mundo y de las arterias principales de la
Ciudad de México. No existe texto ni explicación algu-
na en las imágenes que se presentan, pero a partir de
ellas hay varios elementos que deben mencionarse:
Primero. El elemento que sobresalta en estos
dibujos es la vegetación, los bulevares, los espacios
verdes que se presentan en las avenidas.
Segundo. Resalta la cantidad de vías que tienen
las calles, por ejemplo, las avenidas de los Campos
Elíseos, The Ocean Parkway, en Nueva York, el bulevar
circular de Bruselas, la Carrera del Prado en Marsella y
la Unter den linden en Berlín, en donde aparecen dos,
tres o hasta cinco carriles de circulación para auto-
móviles. En otros casos se presentan cortes de calles
como Queens Boulvear en Nueva York, el camino
circular en Viena, la calle Bismarck-Charlottenburg y
la Kings Way en Londres, en donde combinan las
circulaciones vehiculares con los carriles específicos
para los tranvías.
Tercero. En el caso mexicano se presenta en
primer lugar el Paseo de la Reforma con su glorieta
de la Independencia, de 200 m de largo; es un dibujo
acotado que muestra las dimensiones de los cuatro
arroyos vehiculares, de los bulevares y de la glorieta.
También nuestra Calzada de la Exposición (hoy Paseo
de la Reforma a la altura del Auditorio Nacional), la
Avenida Chapultepec, la Calzada de la Piedad de Ta-
cubaya, Tacuba y las avenidas Sonora y Jalisco, entre
otras.
Cuarto. Todas estas vialidades nacionales e interna-
cionales se realizaron a finales del siglo xix o principios
del xx ; éstas corresponden al periodo de la primera
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Figura 7. Sección transversal del Paseo de la Refor-
ma. Fuente: Ibid ., p. 14.
Figura 6. Estudio de secciones transversales. Tipos
de arterias en las principales ciudades del mundo.
Fuente: revista Planificación, Órgano de la Asociación
Nacional para la Planificación de la República Mexica-
na, t. 1, núm. 3, México, noviembre de 1927, p. 13.
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modernización de la ciudad; en los proyectos urbanos
regían los principios higienistas basados en la creación
de espacios verdes para mejorar la calidad de vida de
la población urbana. Esta modernización también se
percibe en los espacios para los medios de transporte,
ya sea vehículos o tranvías, pero particularmente se
denotan el equilibrio entre la vegetación y las vías de
comunicación.
Quinto. Se hace una división de este tipo de vías
jerarquizando dimensionalmente las calzadas, los
bulevares, los paseos, las avenidas y las calles.
El último artículo registrado en esta publica-
ción fue “La ciudad jardín”, del arquitecto José Luis
36 José Luis Cuevas, “La ciudad jardín”, en revista Planeación ,
Órgano de la Asociación Nacional para la Planificación de la
República Mexicana, t. 2, vol. 4, México, 1934, p. 30.
Figura 8. Tipos de arterias en la Ciudad de México. Fuente: Ibid ., p. 16.
Cuevas.36 `Éste es una transcripción de
la conferencia presentada por Cuevas,
en la que hizo una reflexión sobre el
origen y el desarrollo de las ciudades
jardín. Él ubicó el origen de estos desa-rrollos como consecuencia de la vida
industrial y la necesidad de realizar un
mejoramiento en las ciudades, princi-
palmente en las casas de los obreros
por ser las más afectadas. El objetivo
era construir viviendas dignas, fuera
de las aglomeraciones, dotándolas de
terrenos amplios y abiertos para que
cultivaran sus propios jardines. En este
sentido se plantea el principio de ciu-
dad jardín, es decir, hacerlas ciudades
autosustentables.
El autor reconoce que sólo en In-
glaterra se resolvió con mayor éxito este
desarrollo urbano, ya que ellos iniciaron
un nuevo tipo de ciudad que estableció
una reconciliación entre la ciudad y el
campo, de la cual brotaría una vida y
una civilización nuevas. Las bases fun-
damentales de la obra de Howard, el
creador de la ciudad jardín, Cuevas las
explicó de la siguiente manera:
I. Antes de abrir una cepa, debe estar perfectamente
definido el proyecto de la nueva ciudad, teniendo en
cuenta las conveniencias de la comunidad, la preserva-
ción de las bellezas naturales y la coordinación de las
debidas comunicaciones;
II. Restringir estrictamente el número de casas por
hectárea dentro de la ciudad, para que dispongan del
sol y el aire que puedan necesitar, de un jardín propio
y amplio y que tengan inmediatos campos deportivos
apropiados;
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III. Que la ciudad cuente en su perímetro con una faja
de tierra laborable y boscosa con pequeñas granjas e
industrias agrícolas, pero de un área total equivalente al
doble de la urbana;
IV. Limitar el interés del capital invertido a un máximo
de 5 %, aplicando el excedente a beneficio de la propia
comunidad y
V. Que el carácter de la ciudad no sea residencial, sino
que sea fundamentalmente industrial y comercial.
El autor concluyó que en México no había sido
expuesto ningún proyecto que reuniera la forma
financiera y social para resolver el problema de la ha-
bitación obrera. No había una población que hubiera
hecho un intento en ese sentido. Refirió el caso de
Orizaba, en donde se concibió la idea de una colonia
ferrocarrilera, en cuya proyección colaboró.
El bienestar de las futuras generaciones de mexicanos depen-
de de la labor, de la previsión, de la sabiduría de la actual y de
las que la han precedido.
José Luis Cuevas
Hay una nota que evidencia la importancia y la
relación entre la asociación de ciudades jardín y los
grupos de urbanistas en México. En la sección de
Editores, de la revista número 9 de 1928, se dio la
noticia: “Sir Ebenezer Howard ha muerto”.
La Asociación Nacional para la Planificación de la
República Mexicana, tiene la sincera pena de partici-
par a nuestros consocios la muerte del eminente Sir
Ebenezer Howard, presidente de The Internacional
Federation for Housing and Town Planning y miembro
honorario de nuestra Asociación, acaecida en la Ciudad
jardín de Welwyn, Inglaterra, el martes 1° de mayo
de 1928. Nuestro más cálido y férvido homenaje de
admiración y respeto por la obra insigne de su vida,
con estas líneas, como débil ofrenda sobre su tumba,
a sus méritos superiores, a su devoción y cariño por
la obra profundamente humana de redención de las
ciudades.37
Asunto de gran relevancia en la Asociación Nacional
para la Planificación de la República Mexicana, ya que
en los propios créditos de esta publicación, en la re-
lación de miembros honorarios, aparece Sir Ebenezer
Howard, presidente de la Internacional Federation forHousing and Town Planning de Londres.38
Arquitectura: México
Esta revista estuvo en circulación de 1938 a 1978 y
se publicaron 119 números de ella; su director fue
el arquitecto Mario Pani. La revista pasó por distintas
etapas, que corresponden a los editores que traba-
jaron en cada una. En estos 40 años fueron publica-
dos cuatro números por año. Se vendía en México,
Estados Unidos y América Latina, principalmente, ya
que parte de su éxito fue la buena distribución de
los ejemplares. Los textos que hacían referencia a la
ciudad jardín estaban relacionados con la reconstruc-
ción de las ciudades después de la Segunda Guerra
Mundial. Los artículos que se presentaban eran casos
de estudio elaborados en ciudades inglesas.
“Reconstrucción en la ciudad de Londres” es un
extracto del informe del Comité de Mejoras de
Planificación,39 que explica los pasos que se conside-
raron para la preparación del esquema de planeación
en la posguerra de la ciudad de Londres. En él se
presentaron una serie de lineamientos para lograr la
reconstrucción de las ciudades y se describieron los
elementos que se consideran para este proyecto. Se
incluyó un informe de los efectos de la guerra en la
ciudad y se propuso que la reconstrucción tenía que
ser a partir de construir nuevas ciudades con espacios
abiertos.
Se expusieron estudios sobre la congestión y
corrientes de tráfico en la posguerra; además, un
37 Revista Planeación, Órgano de la Asociación Nacional para
la Planificación de la República Mexicana, t. I, vol. 9, México,
mayo de 1928, p. 28.
38 Ibid ., p. 1.
39 Revista Arquitectura: México, núm. 20, México, abril de 1946,
p. 270.
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40 F. J. Osborn, “Nuevas ciudades para la Gran Bretaña”, en revista
Arquitectura: México, núm. 27, México, abril de 1949, p. 75.
proyecto para una vía de circunvalación primaria y
mejoras en las calles secundarias, incluidos otros para
los muelles, ferrocarriles y un aeropuerto. También
una propuesta de legislación y cambio de administra-
ción en la ciudad para poder adquirir terrenos en los
que pudieran generarse más áreas verdes.
Una de las medidas tomadas por el Gobierno
británico después de la guerra fue limitar el creci-
miento de las grandes poblaciones, construir ciudades
industriales completamente nuevas y financiar la ex-
pansión de centros rurales, y es el tema que aborda F.
J. Osborn en el artículo “Nuevas ciudades para la Gran
Bretaña”. En él se hizo referencia a la construcción de
750 000 viviendas en los cuatro años que transcurrie-
ron desde la terminación de la guerra en 1945. Esto
significó la rehabilitación de más de dos millones y
medio de personas. Aunque la extrema escasez de
materiales y mano de obra ha sido un obstáculo muy
serio para la industria de la construcción, los ingleses
han hecho grandes esfuerzos para sobreponerse a
estas dificultades.
Los métodos industriales modernos y la evolución de
los sistemas de electricidad y transporte hacen practi-
cables muchos tipos de industria y comercio en urbes
de 30 000 a 60 000 habitantes. Las ciudades de ese
tamaño pueden ser provistas de eficientes instalaciones
de alumbrado y energía eléctrica, agua y alcantarilla-
do, y se las puede dotar de las facilidades sanitarias
y culturales que un núcleo urbano requiere. Las
poblaciones se limitarán en tamaño para que tengan
un nivel de cohesión y conciencia de sí mismas. Por
eso, bajo los auspicios del Gobierno, van a construirse
nuevas poblaciones con arreglo a un plan determinado.
Las ciudades consagradas se reducirán en densidad
de población y algunas poblaciones rurales se verán
reforzadas. Entre las viejas y las nuevas urbes, habrá
“cinturones verdes” reservados para el cultivo.40
Osborn atribuyó el crecimiento de las grandes capi-
tales a la industrialización del Reino Unido, asociado
con el de las ciudades del siglo xix . Reconoció la labor
de la política nacional de impuestos y las medidas de
seguridad social que distribuyeron entre los ciudada-
nos los beneficios de una elevada producción indus-
trial. En el texto se aclara que no se pretendía debilitar
con estas medidas la eficiencia en la producción de la
industria manufacturera del país, por el contrario, se
planteó que era necesaria una producción mayor para
que el nivel de vida siguiera elevándose.
Se identificaron algunos elementos que contri-
buyeron a la agudización de esta problemática: el
crecimiento incontrolado de las grandes ciudades,
la concentración de fábricas y oficinas de excesivas
dimensiones y lejos de las zonas urbanas, que pro-
vocaron la necesidad de que los empleados reco-
rrieran grandes distancias, originando el incremento
de las redes de transporte. Trataron de dar solución
al problema de movilidad de la población e hicieron
propuestas de alojar a los trabajadores en edificios
de varios pisos construidos en la proximidad de sus
trabajos. Desafortunadamente no hubo buena recep-
ción de los habitantes, ya que no estaban acostum-
brados a vivir en grandes edificaciones. Osborn afirma
que 90 % de las familias querían disponer de una
Figura 9. Casas inglesas de construcción moderna, con reminiscen-
cias de la ciudad jardín (véase figura 5). Fuente: revista Arquitectura:
México, núm. 27, México, abril de 1949, p. 76.
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casa con jardín, aunque ello supusiera residir lejos
del trabajo. Por eso, se ha dispuesto en las grandes
ciudades del Reino Unido que éstas se encuentren
rodeadas por amplios suburbios abiertos.
El apartado La afición a la vida del campo
41
deeste artículo, tiene una relación muy directa con
el propuesto por Basil Holmes quien describió los
gustos de los ingleses por la vida del campo. Esto
se puede interpretar como una solución natural por
tratar de regresar al origen para poder emprender los
nuevos desarrollos urbanos.
Aunque la mayoría del pueblo británico viva principal-
mente en ciudades, conserva una profunda afición por
la vida en el campo, a la mayoría le gustaría estar en
un sitio que concentrará las ventajas de la ciudad y el
campo.
Esa fue la idea que, en 1898, le inspiró al célebre
londinense Ebenezer Howard, su libro Las ciudades
jardín del mañana, alentando el movimiento interna-
cional de las ciudades jardín. Pero los principios de
Howard fueron mal interpretados y se confundieron
con una tendencia a los suburbios abiertos, de los que
difería considerablemente el pensamiento del autor de
la citada obra. Lo que Ebenezer Howard propuso fue
que se interpretara el crecimiento de las grandes pobla-
ciones, y que, en su lugar, se construyeran pequeños
núcleos de dimensiones limitadas, siendo cada uno
de ellos un centro industrial en el que la gente pudiera
trabajar y vivir. Esos núcleos habrían de responder a un
proyecto de conjunto y estar circundados por am-
plios espacios de campiña. La tierra necesaria para el
emplazamiento de cada una de esas urbes habría de
pertenecer a una sola organización de carácter público
o cooperativo, a fin de que la planificación y el desarro-
llo pudieran ser debidamente regulados.42
Reflexiones finales
La evolución que tuvo el proyecto urbano de ciudad
jardín en el periodo de la primera mitad del siglo xx
tuvo su acento en diferentes prioridades, que depen-
dieron de la necesidad social, económica y urbana de
cada etapa referida. El proyecto original de Ebenezer
Howard de 1902, proponía un equilibrio entre la ciu-
dad y el campo, para lograr comunidades autosustenta-
bles que pudieran funcionar como ciudades satélite en
torno a las grandes capitales inglesas. El proyecto deHoward planteó básicamente un esquema económico
de su funcionamiento, esto no significa que lo urbano
se consideró por añadidura. El objetivo básico de
Howard era replantear las nuevas zonas urbanas en
función de una organización con base en la agricul-
tura y sugiriendo los beneficios económicos que la
propia administración pública tendría al apoyar estos
desarrollos urbanos. Esta propuesta surgió como
una respuesta para poner freno a los problemas de
hacinamiento de las grandes capitales, disminuir la
contaminación o al menos vivir en lugares alejados de
los focos contaminantes, las ciudades.
El proceso de modernización responde al énfasis
que en cada periodo la sociedad atribuye a las ne-
cesidades sociales, tecnológicas y económicas. En el
cambio de siglo ( xix-xx ), el problema que ya empeza-
ban a generar los medios de comunicación masiva y
el incremento de la población urbana son el motivo
para pensar en adoptar este esquema urbano. En una
primera etapa, como vimos en los artículos presenta-
dos en el Arte y la Ciencia, en el primer decenio del
siglo xx se denota una preocupación por recuperar
los espacios sin construcciones para convertirlos en
espacios verdes, con el objetivo principal de disminuir
la contaminación en las grandes capitales industriali-
zadas, consolidar los espacios ya existentes, pero esto
se expresa sólo en artículos de casos ingleses y no los
hay relacionados con la aplicación de estos preceptos
en la Ciudad de México.
En el periodo posrevolucionario, representado
por la revista Planeación, encontramos las mismas
preocupaciones por generar espacios verdes como
parte del proyecto urbano de la ciudad, creando
jardines, plazas y parques para evitar la contaminación
ambiental. En las ilustraciones de Carlos Contreras se
41 Ibid., pp. 79-80.
42 Ibid., p. 79.
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3 3
enfatizó la relación de los grandes camellones arbo-
lados con las vialidades creadas durante el siglo xix y
principios del xx , ya sea vías vehiculares, peatonales y
en algunos casos los caminos para los tranvías.
En la década de los veinte, cuando circulaba estarevista, existía una estrecha relación entre las aso-
ciaciones urbanas, como la Asociación de Ciudades
Jardín , las cuales tenían un vínculo directo con Carlos
Contreras, editor de la revista, y Miguel Ángel de
Quevedo. La función de Quevedo en la generación
de propuestas y en la supervisión, como parte del
propio gabinete del gobierno local de la Ciudad de
México, permitió que los preceptos de ciudad jardín
o c iudad bosque, como él denominó a su concepto
urbano de ciudad, contribuyeran a la creación de
desarrollos urbanos bajo estos lineamientos. Esta
publicación, sin duda, es la que más comprometida
estuvo con el desarrollo de nuevos proyectos urba-
nos que dieron solución a los problemas nacionales
de ese periodo.
Mientras que en la revista Arquitectura: México,
al igual que en la primera publicación, los casos de
estudio son ingleses, lo interesante es ver cómo se
considera la pertinencia de “regresar” a los proyectos
urbanos decimonónicos, para dar una solución urba-
na a los nuevos retos que enfrenta el Reino Unido.
La Segunda Guerra Mundial provocó destrucción en
las grandes capitales, dejando a la población aislada
y en desabasto alimentario y sin ayuda. Con base en
esto se propuso hacer pequeñas ciudades satélite,
basadas en los lineamientos de la ciudad jardín para
tener comunidades autosustentables que no depen-
dieran de los grandes centros urbanos, y buscando unequilibrio entre la población urbana y la rural.
El tema de la ciudad jardín es vigente hasta el día
de hoy. La revisión de las propuestas decimonónicas
permite dar solución a los problemas actuales, ya que
son los mismos: crecimiento descontrolado de la po-
blación, niveles altos de contaminación y como con-
secuencia mala calidad del aire y la saturación de las
vialidades. En la actualidad, los espacios urbanos desa-
rrollados bajo la influencia de la ciudad jardín, como
la colonia Roma, la Condesa, Chapultepec Heights
(hoy día Lomas de Chapultepec) o la Hipódromo, que
cuentan con grandes áreas verdes, mantienen un alto
nivel de plusvalía. Estos modelos urbanos siempre
han estado asociados con los principios de higiene y
saneamiento, y no a principios estéticos.
A pesar de existir diversas propuestas con estos
lineamientos, ninguno ha planteado un desarrollo
basado en un principio administrativo, como un orga-
nismo en el que estén equilibradas las dos realidades
urbanas o, como decía Howard, los dos grandes
imanes que representan la ciudad y el campo, ha-
ciendo un tercer imán que sea la síntesis de las dos
anteriores.
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3 4
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