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  • PARA LEER A LOS CLSICOS (I)esfuerzoyservicio.blogspot.com.es /2015/01/para-leer-los-clasicos-i.html

    La aculturacin es hoy general, omnipresente ycasi universal. La prdida de la propia culturalleva a la desintegracin del yo, la devastacinpsquica y la caotizacin conductual, haciendode la persona un ente pasivo, sumiso,dependiente, disfuncional y adems sufrientesin sentido. La cultura no es locuacidad eruditasino sabidura vivencial. Proporciona: 1)cosmovisin, 2) comportamientos primordiales,3) ideales y metas, 4) concepcin de lapersona, 5) gua relacional, 6) un modo deinteligir lo real, 7) emocionalidad, 8) orden reflexivo, 9) sentido a la existencia. Existir sin cultura es hacerlo fuera de lo que es civilizado y humano. Nuestra base cultural, la de los pueblos y las gentes europeas, es la cultura occidental, de naturalezamilenaria, ahora en desintegracin, pues las elites europeas contemporneas, polticas y econmicas,llevan decenios, o quiz siglos, trabajando para que sea olvidada y sustituida por subproductosculturales y, probablemente, credos forneos liberticidas. La colosal voluntad de poder de aqullas, ysu lgubre concrecin institucional, la razn de Estado, as lo exigen. Eso explica que Europa est hoy habitada por sujetos aculturados, por seres superlativamentedisminuidos y degradados. La cultura occidental proviene de Grecia y Roma. En la fase de decadencia de estas formacionessociales las minoras poderhabientes de ambas reniegan de aqulla. Es el cristianismo quien salva lacultura clsica y la transmite a la posteridad, en particular el ala civilizadora del monacato cristiano, entanto que movimiento popular revolucionario que, al estimar la obra de los grandes pensadores deantao, la copia en los monasterios, la recrea y transmite entre los siglos V y XII.

    El cristianismo realiza, al mismo tiempo, aportaciones originales de importancia que van a culminar enla revolucin de la Alta Edad Media, acaecida en algunos espacios del suroeste de Europa yposteriormente difundida -de manera desigual- al resto.

    Eso en lo referente a la cultura escrita, o erudita. La cultura popular europea, oral, no escrita, pareceprovenir sobre todo de los pueblos pre-romanos, conformadores de nuestro sustrato cultural, en lapennsula ibrica los cntabros, vascones, galaicos, astures, laietanos, turdetanos, bastetanos,celtberos, entre otros, as como de los guanches en Canarias. Aqulla ha convivido dos milenios conla cultura erudita. Muy recientemente, esa vasta, mltiple y muy fiable sabidura popular ha sidoextinguida, lo que est teniendo efectos calamitosos para la sociedad y las personas, al sersuplantada por una alarmante mixtura de pseudo-saberes acadmicos, manuales de autoayuda,supersticiones de importacin e intervenciones de expertos mercantilizados. Con todo ello el sujetoest siendo infantilizado y nulificado, vaciado de conocimientos, capacidades, donosuras,autoconfianza, saber estar y habilidades.

  • El sistema de dominacin actual ha destruido primero la cultura popular y ahora est triturando lacultura escrita, o erudita, de raz griega, romana y cristiana. Est sido sustituida por una subculturaelaborada por el Estado/Estados, a travs del sistema acadmico, y por la empresa privada, con laindustria del entretenimiento, haciendo los megapoderes mediticos de fundamentales transmisores. En particular, el actual rgimen de dictadura, que aspira a ser total (consecuencia de que elcapitalismo se ha ultradesarrollado y el Estado/Estados est hipertrofiado), no puede admitir alcristianismo. Por eso su designio es destruirlo definitivamente, hacer olvidar de manera absoluta elcontenido mltiplemente emancipador del verdadero cristianismo, para poder construir una infra-humanidad vilificada de manera total, incapaz de ofrecer resistencia a los poderhabientes, porpequea que sea. Para ello promueve la aculturacin, operacin de la que forma parte el fomento dereligiones exgenas de sustitucin cuyo meollo es la nulificacin del sujeto y la fobia a la libertad. La resultante son las multitudes asombrosamente aculturadas, incapaces de pensar, sentir y ser por smismas, que no logran regir sus propias vidas, que malviven en la confusin y la impotencia, siemprea la espera de gurs, lderes, profetas, polticos y celebridades, de fes supuestamente redentoras,teoras y dogmatismos. En tales condiciones la lectura de los clsicos de la cultura occidental es al mismo tiempo unanecesidad, un acto de autoafirmacin y una accin revolucionaria. Los clsicos no lo sonprincipalmente por lo que ensean sino porque ayudan a organizar nuestras mentes para permitirnosdesenvolvernos con autonoma. Lo medular en ellos no es las verdades que transmiten sino losmodos de encarar la realidad exterior e interior para lograr claridad de ideas y conductas magnficas.

    (Continuar)

    PARA LEER A LOS CLSICOS (I)