Participación de México en la Segunda Guerra
Mundial
La Participación de México en la Segunda Guerra Mundial comenzó por el hundimiento de barcos
petroleros nacionales
.Antecedentes
Cuando el fascismo italiano atacó se anexó Etiopía en 1935, México formó parte de los países que ejercieron el
bloqueo económico en contra de Italia, suspendiendo en 1953 la exportación de carbón, petróleo, hierro y otros
productos mexicanos a ese país y evitando la compra de artículos italianos. En los casos de Checoslovaquia,
Austria y otros países invadidos por Alemania, México siempre reconoció a los gobiernos legítimos refugiados
en el exilio 1940, y apoyó con especial firmeza la causa de la España republicana. Sin embargo la neutralidad
de México en la Segunda Guerra Mundial tuvo que cambiar y decidir su posición al incidir situaciones de
carácter geográfico, político y económico como fueron la vecindad con los Estados Unidos, la solución dada
por el presidente Franklin Delano Roosevelt al problema petrolero de México, la necesidad de los países aliados
de contar con el petróleo mexicano para la guerra y la recuperación económica del país.
Hechos demostrados
Al producirse el ataque de Japón contra los Estados Unidos el 7 de diciembre de 1941, el gobierno mexicano,
cumpliendo los compromisos contraídos en las Conferencias Internacionales, rompió sus relaciones
diplomáticas y consulares con el Japón, Italia y Alemania y las reanudó con Inglaterra, rotas desde la
Expropiación Petrolera del 18 de marzo de 1938. México vendía petróleo a varios países siendo su principal
cliente Estados Unidos y sus buquetanques navegaban por el Golfo de México. Este comercio naturalmente no
convenía a las potencias del Eje, motivo por el cual los submarinos alemanes amenazaron a los buques
mercantes de México, advirtiendo que esta actividad podría tener severas consecuencias. En mayo de 1942,
Alemania torpedeó dos navíos petroleros mexicanos (el Potrero del Llano y el Faja de Oro) con este hecho se
da inicio a la única participación de México en la guerras mundiales. México por intermedio de la legación
diplomática de Suecia envió una nota de protesta a los países del Eje, Alemania se negó a recibirla, Italia y
Japón no contestaron, por lo que el Congreso mexicano les declaró la guerra el 22 de mayo de 1942. De fines
de junio a principios de septiembre los U-Boot hundirían 4 barcos más: Túxpan, Las Choapas, Oaxaca y
Amatlán. Barcos mexicanos hundidos por submarinos alemanes que provocaron la participación de México en
la II Guerra Mundial
Fecha y Barco Posición Hora U-Boot Comandante
13 de mayo-42
Potrero del Llano
80º 06’ W
25º 35’ N
23:55 UTC=MX
07:17 UTC=DE
U-564 tipo VII C Kapitänleutnant
Reinhard Suhren
20-May-42
Faja de Oro
84º 25’ W
23º 30’ N
20:15 UTC=MX
04:21 UTC=DE
U-106 tipo IX B Kapitänleutnant
Hermann Rasch
26-Jun-42
Túxpan
96º 20’ W
20º 15’ N
23:50 UTC=MX
07:24 UTC=DE
U-129 tipo IX C Kapitänleutnant Hans-
Ludwig Witt
27-Jun-42 96º 20’ W 07:22 UTC=MX U-129 tipo IX C Kapitänleutnant Hans-
Ludwig Witt
Las Choapas 20º 15’ N 15:25 UTC=DE
27-Jul-42
Oaxaca
96º 08’ W
28º 23’ N
04:28 UTC=MX
11:23 UTC=DE
U-171 tipo IX C Kapitänleutnant
Günther Pfeffer
5-Sep-42
Amatlán
97º 20’ W
23º 10’ N
23:00 UTC=MX
05:35 UTC=DE
U-171 tipo IX C Kapitänleutnant
Günther Pfeffer
Ante dicha situación, Estados Unidos pretextando la posibilidad de una agresión por parte del Japón en las
costas del Océano Pacífico, inició discretas gestiones para que se le pemitiera instalar una base militar en la
península de Baja California; como no tuviera éxito, nos dice el historiador Humberto Musacchio, que se
especuló con la posibilidad cierta de que tratara de ocupar por la fuerza esa parte del territorio mexicano. El
presidente de México, Gral. Manuel Ávila Camacho, se reunió de inmediato con su gabinete, quienes analizando
la situación, tomaron medidas precautorias reforzando la vigilancia y defensa de las costas del Pacífico. La
responsabilidad de esta misión se le encargó al Gral. Lázaro Cárdenas del Río quien dio la orden de disparar
ante cualquier intento estadounidense de ocupar tierra mexicana.
Reacción nacional
El aparato burocrático gubernamental había difundido con miles de magnavoces por todo el país, el discurso en
que el presidente hacía referencia a los agravios contra México, el ultimátum a los países del Eje y la decisión
de declarar la guerra.
"Será una guerra total, pero las Fuerzas Armadas estarán destinadas a la defensa del territorio nacional."
Gral. Manuel Ávila Camacho
La prensa y la opinión popular, estaba de un lado la simpatía con los aliadófilos y del otro la corriente
germanófila. Por el primero las gacetas y periódicos en general se deshacían en elogios "con la seguridad plena
de conquistar los laureles del triunfo".
Por otro lado, en el periódico La Nación, órgano de difusión del Partido Acción Nacional, Efraín González
Luna señaló:
"El gran peligro de nuestra situación consiste en que por una parte, ésta es una guerra cuya dirección y decisión
están en manos de las grandes potencias comprometidas en ella a vida o muerte, y al mismo tiempo, no tenemos
un repertorio de objetivos tangibles que señale y rija nuestra trayectoria...ninguna disputa territorial pendiente...
una invasión... ni siquiera tenemos una frontera común con los países enemigos... Corremos el riesgo de entrar
en una guerra más bien ideológica, de solidaridad con Estados Unidos de América... En estas condiciones
estamos gravemente expuestos a una mortal anulación de nuestra personalidad nacional."
El pueblo reaccionaba igual. Así lo dice el historiador Luis González*:
"La actitud personal de muchos mexicanos,que no de sus líderes generalmente proaliados, admite muchas
explicaciones: la previa propaganda fascista que había denunciado Lombardo, el lío petrolero, la fobia
antiyanqui y antibritánica, el sadismo popular, las ganas de moler a los dirigentes nacionales... Lo cierto es que
eso sucedió y que hubo partidos proclives al Eje... El influjo nazi se hizo sentir en diversos sectores sociales y
en personas de las más disímbolas ideologías."
Así había sido, el líder de los trabajadores, Vicente Lombardo Toledano, cabeza visible de la izquierda, apoyaba
en las tribunas la causa aliada y aconsejaba al presidente el no refugiarse en la prudencia pues había llegado la
hora de que México hiciera honor a sus tradiciones.
Muchos insistieron (falsamente como ha quedado demostrado puntualmente) en que los barcos mexicanos
habían sido torpedeados por submarinos yanquis.
Como sea, prevaleció la idea de la Unidad Nacional y 1942 fue bautizado como el "Año del Esfuerzo", con la
multiplicación en todos los medios de mensajes alusivos acompañados siempre de una bandera mexicana como:
Mexicano: piensa en tu patria y trabaja para ella, Las Américas Unidas unidas vencerán, Estamos en Guerra,
Espíritu de Victoria,
La radio constantemente emitía informes bélicos y radionovelas alusivas: Contraespionaje, Las ideas no se
matan. Agustín Lara estrenó su Cantar del Regimiento y el cine logró sonados éxitos que a la fecha gustan a
todos: ¡Mexicanos al Grito de Guerra!, de Alvaro Gálvez y Fuentes, La Isla de la Pasión y Soy puro mexicano
de Emilio "El Indio" Fernández. Así fue el sentir popular.
El aporte de México a la Guerra
Aparte de la defensa civil, otras medidas adoptadas por el gobierno mexicano fueron: la incautación y
administración de las propiedades que los súbditos alemanes, italianos y japoneses poseían en México, instituyó
el servicio militar obligatorio, organizó un Consejo Supremo de la Defensa Nacional y estrechó los lazos de
amistad y ayuda que lo unían con los países democráticos aliados. Para el efecto se efectuó en Monterrey una
entrevista entre el presidente Ávila Camacho y el presidente Roosevelt en abril de 1943 donde éste último
declaró:
"México ha contribuido principalmente a la derrota del fascismo con minerales para las industrias bélicas y con
millares de trabajadores que en calidad de braceros (ejército de brazos de trabajo) han levantado las cosechas
agrícolas y conservan las vías férreas en los Estados Unidos mientras nuestros soldados pelean en la guerra"
Militarmente, la participación mexicana se había limitado a la defensa de las costas bajacalifornianas, pero
aquél país presionaba para que se mandara una "fuerza simbólica" al campo de batalla.
Ávila Camacho, cauteloso, al tanto de la situación económica y sabiendo que el pueblo se oponía en general al
reclutamiento forzoso de los conscriptos del servicio militar, determinó enviar a combatir contra el enemigo en
los frentes del Pacífico en Asia, específicamente en las Islas Filipinas y bajo la bandera mexicana a un escuadrón
aéreo profesional, integrado por alrededor de 300 hombres: el Escuadrón 201, de la Fuerza Aérea
Expedicionaria Mexicana, el cual operó durante la Batalla de Luzón en la etapa final del conflicto, realizando
59 misiones de combate encuadrado en la Fuerza Aérea estadounidense.
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