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El peridico: el libro del pueblo.Prensa y pedagoga social enla Espaa de comienzos del siglo XX
*Centro Superior de Estudios Universitarios La [email protected]
Alejandro Martnez Gonzlez*
ResumenA nales del Siglo XIX y comienzos del xxalgunos medios escritos intuyeron su importantepotencial socio-pedaggico y consideraron quepodran contribuir sobremanera, con el contenidode sus artculos y su difusin, a la promocinecaz del cambio y el desarrollo social, cadauno desde su particular perspectiva ideolgica.
La prensa se consider as, ya entonces, unformidable instrumento para la transmisin decontenidos educativos, lo que llev a verla comouna gran tribuna para la enseanza y a denirla
como el libro del obrero (Fuentes y Fernndez,1997:131). En este artculo se da cuenta delcarcter de aquellas iniciativas que, en Espaa yfundamentalmente en Madrid, se construyeronentonces con este sentido e/o intencionalidadsocioeducativa, entre los que destacaron losmedios de carcter eminentemente pedaggico,la prensa obrera socialista, anarquista y de lossindicatos catlicos, e iniciativas como la deOrtega y Gasset con la Revista Espaa.
Palabras Clave:Prensa, educacin, socializacin, pedagoga.
AbstractAt the end of the 19thcentury and the beginning ofthe 20thsome written media had an intuition abouttheir important socio-pedagogic potential. Theyconsidered that they could make a greatcontribution to the effective promotion of socialchange and development by means of the contentof their articles and their diffusion, each one fromtheir own particular ideological perspective.
Press was then considered, even then, as a greatinstrument to transmit educational contents. It wasthus regarded as a great tribune for teaching and
dened as the working-class book (Fuentes andFernndez, 1997:131). This article accounts forthe character of those initiatives in Spain, andmainly in Madrid, which were devised then in thissense and/or with this socio-educational intention.Among them, the outstanding media was thosewith a specic teaching character, the socialist,anarchist and Catholic union working-class press,and initiatives such as the one by Ortega y Gassetwith Revista de Espaa.
Keywords:Press, education, socialisation, pedagogy.
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1. Introduccin
La Espaa de nales del siglo XIXcontaba con un sistema educativo signicativamente
precario, sealado por muchos como uno de los culpables de la decadencia y el retraso
del pas en aquella poca. Segn el censo oficial de 1887 slo el 28,49% de la
poblacin espaola saba leer y escribir, por lo que el tanto por ciento de analfabetos
rondaba el 71%. Trece aos ms tarde este porcentaje se haba reducido un 7%. Para
hacernos una idea de lo pauprrimo de la situacin, en 1900, frente a la tasa de
analfabetismo del 63,78% de Espaa, la de Blgica se situaba en el 22,9%, la de
Francia en el 19% y la de Italia en el 56%. Portugal, sin embargo presentaba una
situacin aun ms decitaria, pues su tasa de analfabetismo a comienzos del siglo XX
era del 78 % (Dez, 2002:21-27).
El nmero de escuelas, tanto pblicas como privadas, era claramente deciente para las
necesidades de enseanza del pas. En 1870, de los 25.584 pueblos y caseros de menos
de 500 habitantes, 7.725 estaban sin escuela (Dez, 2002:28). A esta situacin se unan
un profesorado sin preparacin y con sueldos miserables, unas escassimas instalaciones
en condiciones lamentables, un sistema de enseanza pobre y un altsimo grado de
absentismo escolar, pues en las zonas rurales era frecuente que los nios asistiesen a la
escuela slo cuando no apremiaban las labores del campo y en las ciudades stos podan
entrar a trabajar en fbricas, talleres, fundiciones y minas a partir de los 10 aos, segn
la ley sancionada por las Cortes Constituyentes del 24 de julio de 1873 (Dez, 2002:30).
Entre tanto, la prensa escrita experimentaba un auge considerable, como quedaba
reejado en las estadsticas ociales: en 1879 existan 544 publicaciones, en 1900
haba 1.347, en 1913 rondaban las 1.980 y en 1920 alcanzaban ya las 2.289 (Aranda
y Barrera, 1992: 221). Y en ese crecimiento se vislumbra ya el importante papel que
podra jugar como herramienta al servicio de la educacin. As lo sealaba en 1899
Leopoldo Alas Clarn:
Nunca me cansar de decirlo. En Espaa empieza a haber ahora una gran tribuna para la
enseanza popular, y no se aprovecha: el peridico.
Se trata mucho, a lo menos en teora, del maestro de escuela. Qu se quiere con esto? Que el
pueblo sepa leer. Pero, leer por leer? No, leer algo que le ensee algo. Qu? Libros? Bello
ideal lejano! Peridicos, eso lee el pueblo ahora. Pues bien, tanto como el maestro, que pone el
medio, el saber leer, importa el periodista, que debe poner el n, lo que el pueblo debe leer.
Y de m s decir, que cuando se me pregunta qu soy, respondo: principalmente periodista.1
1 Alas Clarn, Los peridicos, en El Espaol, Madrid, 28 de octubre de 1899.
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
Adems, se distingue tambin una vocacin pedaggica en muchos tipos de medios
escritos, que es ms explcita en la prensa especializada en pedagoga, pero que
inspira a otros tantos peridicos de tipo ms generalista.
La coexistencia de estas dos situaciones, el difcil acceso a la educacin por un lado y
el amplio nmero y difusin de publicaciones peridicas, as como su vocacin
y potencial socioeducativo, permiti a Emile Zola armar que la prensa es el mejor
elemento para instruir al pueblo, aunque tambin consideraba quemientras est en
manos de bandidos polticos y ladrones banqueros, slo servir para perturbarlo
(citado enAccin Libertaria, n. 5 de 20 de junio de 1913, p. 1). En esta medida, nos
parece importante sealar el destacado papel que pudo cumplir la prensa en la poca
como agente educativo y socializador y, por tanto, la estrecha vinculacin que mantuvo
con la pedagoga social.
La labor socio-pedaggica de la prensa comenzaba a ser valorada ya a mediados del
siglo XVIII, como subrayan Labrador y de Pablos (1989) destacando un texto publicado
en el Diario Noticioso, Curioso, Erudito y Comercial: No hay persona, sea del estado
que fuese, siga la profesin que siguiera, sirva a la sociedad de un modo u otro, que no
necesite instruirse por este medio, si desea poseer todos los conocimientos que le
interesan (Labrador y de Pablos, 1989: 48).
El propio Nicols Mara de Urgoiti (1983: 343)2, se refera a ella como ese
importantsimo rgano de educacin popular; y as, segn arma Snchez Agust(2002: 24), el peridico se convierte en una fuente de instruccin barata, asequible y
cotidiana para el pueblo, por lo que las emergentes fuerzas de izquierda comenzaron a
interesarse cada vez ms por este libro del obrero. Es a partir de 1881 cuando el
ascenso de la difusin de los peridicos, permite hablar ya de la prensa como una
fuerza de masas (Snchez Agust, 2002: 24). En el prembulo del decreto de Sagasta
para reducir los derechos del timbre para el envo de peridicos en 1871, se refera a
ella en estos trminos:
La elevada misin de la prensa periodstica en todos los pases de adelantada civilizacin es
en nuestra patria ms importante y trascendente que en ninguno, pues que estas publicaciones
son las fuentes de instruccin del pueblo, a cuyo fcil alcance no se encuentra el libro por el
excesivo precio que comparativamente aqu se seala. El peridico en Espaa es el libro del
obrero, y en l encuentra la pauta de sus derechos, as como la norma de sus obligaciones
(Fuentes y Fernndez, 1997: 131).
2 Importante periodista y empresario del sector papelero, creador de La Papelera Espaola (1901) y de la
Editorial CALPE (1918), e impulsor de los peridicos El Sol(1917) y La Voz (1920).
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Desde esta perspectiva, resulta evidente la posibilidad de que estos medios puedan ser
instrumentalizados con ecacia en funcin de determinados objetivos educativos y
socializadores denidos. Algo que reclama ahora el propio Trilla a la pedagoga (1998),
y que, como seala la cita de Leopoldo Alas, era por lo que se vena apostando desde
nales del siglo XIX: la prensa al servicio de la educacin popular.
1.1 Uso pedaggico e intencionalidad socio-pedaggica de la prensa
La utilizacin de los Medios de Comunicacin, y ms concretamente de la prensa,
como herramienta educativa por parte de quienes, en algn momento, asumen la
responsabilidad de promover procesos de enseanza-aprendizaje pareci ser entonces
y es hoy en da una prctica cada vez ms habitual. Sevillano y Bartolom (1998: 134)
subrayan la clara rentabilidad de su utilizacin como instrumento didctico auxiliar delas reas tradicionales; como elemento de motivacin que contextualice informaciones
o que pueda favorecer los tratamientos interdisciplinares; como transmisor de
informacin exterior al aula; o como instrumento que el alumnado utiliza para transmitir
su propia informacin, formndose as un espritu crtico y participativo.
Martnez Snchez (1994: 39), por su parte, destaca como el peridico, un peridico,
es una forma de interpretar la realidad () llega a nuestras manos diariamente y reeja
multitud de hechos, opiniones, tendencias, noticias y sucesos de gran variedad. Un
poco de todo cada da. Cuando hojeamos o leemos un peridico, percibimosglobalmente lo que pasa a nuestro alrededor. Debemos saber que el peridico es un
cmulo de elementos dispares, unidos por una lnea ms o menos coherente, pero que
indefectiblemente llegan al lector todos juntos, en el mismo momento. Esta es la
realidad que el lector percibe y a partir de la cual debemos trabajar.
Pero la vertiente socio-educativa de la prensa no slo estar en funcin de su utilizacin
como herramienta pedaggica, sino tambin en base a la intencionalidad formadora
de sus contenidos. Desde esta otra perspectiva, podramos clasicar los medios de
comunicacin escritos en base a tres categoras: la prensa pedaggica propiamentedicha, hecha por maestros y pedagogos y dirigida fundamentalmente a maestros y
pedagogos; la prensa cuyos contenidos pretenden contribuir a la socializacin de los
individuos favoreciendo aprendizajes o difundiendo enseanzas; y la que, sin partir de
ninguna de estas premisas, puede contribuir a la socializacin, de forma no
intencionada, simplemente por los contenidos informativo y/o de entretenimiento que
refleja y que forman, sin pretenderlo, a aquellos que, dndoles lectura, nutren
inevitablemente parte de su conocimiento.
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
De estas tres tipologas, las dos primeras son las que establecen una relacin ms
directa y explcita con la pedagoga social, y por ello nos interesa ahora detenernos en
su descripcin con el objeto de terminar de dibujar el mapa que permita al lector
formarse una idea de su dimensin y carcter en ese momento histrico de Espaa que
qued acotado entre el desastre colonial y la Gran Guerra.
1.2 La prensa pedaggica madrilea de nales del XIXy comienzosde XX
La constatacin de las posibilidades tanto pedaggicas como difusoras de la pedagoga
de la prensa a la que nos venimos reriendo, es la que seguramente contribuy al
desarrollo en nuestro pas de la que se ha venido a denominar prensa pedaggica. Una
prensa especializada con un carcter meramente educativo que tuvo numerososrepresentantes en Espaa desde hace ms de dos siglos, y cuyo referente fundamental
es la educacin o la actividad acadmica. El primer peridico espaol de estas
caractersticas data de 1778: La Gazeta de los Nios principios generales de moral,
ciencias y artes, acomodados a la inteligencia de la primera edad (Nieto, 1986: 19).
Se trata de una prensa que est muy profesionalizada, restringida a un colectivo
concreto, de irregular aparicin y de incierta vida. Son, segn Checa (2002:19),
esencialmente peridicos del Magisterio, porque los redactan maestros, se redactan
para maestros y los avatares de la enseanza primaria dominan en sus pginas.
Dentro de esta tipologa de prensa se pueden encontrar, adems, diversos modelos de
peridicos y revistas. Si atendemos a la clasificacin que realiza Nieto (1986: 23),
podemos distinguir: la prensa pedaggica de carcter profesional, que aborda la
situacin y las preocupaciones o reivindicaciones del personal docente, calicable
como corporativa; la prensa realizada por o en funcin de los alumnos, que resulta ser
su medio de expresin, la que denominamos escolar; las publicaciones elaboradas por
adultos que pretenden aleccionar a la poblacin infantil, conocida como prensa
instructiva; o las que quieren ser representantes de un modelo educativo determinado
o de la imagen de un centro escolar. En total, en 1887 haba en Espaa 72 publicacionespedaggicas (Checa, 2002: 26) y 33 aos despus su nmero se mantena en 78,
editada mayoritariamente en Madrid (Nieto, 1986: 24).
Para Nieto (1986: 24), la prensa pedaggica supone, precisamente, un esfuerzo por
vincular la actividad educativa con el medio social, por divulgar aquello que ocupa y
preocupa entre las cuatro paredes del aula. Tras su lectura, siempre comprobamos la
actualidad social del hecho educativo.
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De las revistas de ste gnero publicadas en Madrid en el periodo que analizamos, que
en 1913 rondaban la veintena, destacan: El Magisterio Espaol, que pasar a ser
trimestral y que siendo el ms antiguo, presenta ya una tirada que oscila los diez mil
ejemplares; El amigo de la infancia, con una tirada de 1.800; El Boletn de la Institucin
Libre de Enseanza (BILE), que a pesar de su reducida tirada tendr un peso
signicativo por su dimensin cientca, intelectual y losca; o La Escuela Moderna,
prximo a las posturas del Partido Liberal (Checa, 2002), que no debemos confundir con
el Boletn de la Escuela Modernaligado a la iniciativa pedaggica de Ferrer Guardia.
En el siguiente cuadro podemos ver la relacin de la prensa pedaggica publicada en
Madrid en 1913, donde tambin se reeja su fecha de aparicin, la frecuencia de su
difusin y su tirada aproximada:
LA PRENSA PEDAGGICA MADRILEA EN 1913
TTULO APARICIN FRECUENCIA TIRADA
El Magisterio Espaol 1867 Trimestral 11.500
El Amigo de la Infancia 1874 Mensual 1.800
Boletn de la Institucin Libre de Enseanza 1877 Mensual 600
Gaceta de Instruccin Pblica y Bellas Artes 1889 Semanal
La Escuela Moderna 1890 Mensual 3.000
La Educacin 1897 Semanal 2.000
La Enseanza 1898 Bisemanal
El mundo Taquigrco 1900 Mensual 500
Revista General de Enseanza y Bellas Artes 1909 Quincenal
Revista Calasancia 1909 Mensual
Boletn Ocial del Ministerio de Instruccin Pblica 1909 Bisemanal
Anales de la Academia Universitaria Catlica 1909 Anual
La Enseanza Catlica 1911 Bisemanal 500
Boletn de los Amigos de la Educacin Infantil 1911 Anual
Escuela y Trabajo 1912 Mensual 2.000
Revista de Mecanografa 1912 Mensual 1.000
La Escuela Dominical 1912 Mensual
Vida Escolar 1912 Semanal 1.000
Estudios Pedaggicos 1913 Semanal
El Esperantista 1913 Mensual
El Magisterio Nacional 1913 Quincenal
Fuente: Estadstica de la Prensa peridica de Espaa referida al 1. de abril de 1913, Ministerio
de Instruccin Pblica y Bellas Artes, Madrid, 1914 (en BN)
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
En el primer cuarto del siglo XXse produce, adems, un aumento de prensa pedaggica
de orientacin catlica, que se suma al aumento de publicaciones catlicas de
contenido general en las que la educacin es tema prioritario (Checa, 2002).
No obstante, no quisiramos cerrar esta referencia a la prensa pedaggica sin
detenernos, aunque sea brevemente, en la descripcin de la que consideramos ms
relevante: el Boletn de la Institucin Libre de Enseanza, la prensa escolar racionalista
espaola y La Revista de Pedagoga.
1.2.1 El Boletn de la Institucin Libre de Enseanza (BILE)
El BILE ser, como hemos indicado, una de las publicaciones con mayor peso cientco
e intelectual del periodo. Creado el 7 de marzo de 1877 se mantendr hasta 1936.
Francisco Giner de los Ros ser su primer director, entre 1877 y 1881 y para su
elaboracin le servir de inspiracin otra publicacin pedaggica en la que colabor:La
Revista de la Universidad de Madrid (RUM), creada en 1873 en sustitucin del Boletn
Revista de la Universidad de Madrid (BRUM) que aparece en 1869 como primer rgano
de expresin cientca de la Universidad Espaola y que, promovida por Sanz del Ro,
aludir en sus contenidos a cuestiones cientcas y pedaggicas, alusivas entre otras
a la Segunda Enseanza (Snchez Agust, 2002: 47).
Convertido en el medio de comunicacin de la Institucin Libre de Enseanza, cuyosfundadores colaboraron ya en otras publicaciones como la mencionada RUM o la
Revista Contempornea, creada en 1875 por Jos del Perojo y rgano del positivismo
cientco (Snchez Agust, 2002: 48), recoga en sus pginas artculos y noticias de
gran utilidad a docentes y educadores; se consolidaba como rgano difusor y lugar
de encuentro de teoras, ensayos, experiencias, comunicaciones, y referencias a la
cultura y educacin de su tiempo (Capitn, 1994: 237).
A pesar de su escasa tirada, en 1914 apenas difunda 400 nmeros (Checa, 2002: 58),
tuvo una innegable inuencia en los crculos acadmicos, cientcos e intelectuales,recogiendo gran parte de la obra de Giner de los Ros y signicativas aportaciones del
pedagogo Manuel Bartolom Cosso. Entre 1904 y 1910, y de 1917 a 1926 Ricardo
Rubio asumir su direccin, como hiciera tambin, entre otros, Joaqun Costa que lo
lider entre 1881 y 1884.
El BILE tambin cont con la colaboracin de socialistas como Besteiro, De los Ros,
Llopis o Luzuriaga en un movimiento de colaboracin mutuo con el Partido Socialista
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que llev tambin, como destaca Luis de Francisco (1994), desde nales del siglo XIXa
notables personalidades del mundo de la institucin a escribir, principalmente sobre
temas de educacin, en las principales revistas y peridicos socialistas.
1.2.2 La prensa escolar racionalista en Espaa
Se trata, junto con el BILE, de otra de las iniciativas ms signicativas con respecto a
la Prensa de carcter pedaggico. Como complemento a las Escuelas Modernas
promovidas por Ferrer en Catalua, el Pas Valenciano y Andaluca, cuyas principales
caractersticas quedaron sealadas anteriormente, fue surgiendo una prensa
denominada racionalista, que se constituye como portavoz de las diferentes
experiencias educativas inscritas en la corriente escolar del racionalismo, y que se
convierte en su instrumento de proyeccin exterior, de agitacin propagandstica, dedivulgacin de su credo pedaggico, y de defensa frente a sus adversarios polticos
(Lzaro, 1995: 8).
En este sentido y como subraya Luis Miguel Lzaro (1995) la prensa racionalista viene
a enlazar con la labor de otras iniciativas escolares con vocacin alternativa como
la Institucin Libre de Enseanzao las Escuelas del Ave-Mara, y sobre todo con la
propaganda escrita del anarquismo.
En el periodo que aqu analizamos (1898-1914) los principales medios racionalistas son,en Catalua: El Boletn de la Escuela Moderna(1901-1911), en su segunda poca,
editado en Barcelona;la Revista de Pedagoga siolgica y experimental(1808), editada
tambin en la Ciudad Condal; Lux(1907), editada en Badalona; Cultura (1908), editada en
Sabadell. En Valencia: Humanidad Nueva (2907-1909), Escuela Moderna(1910-1911), y
Humanidad(1912). En Valladolid se editar Escuela Libre(1911).
1.2.3 La Revista de Pedagoga (1922-1936)
Para concluir este apartado, consideramos fundamental hacer mencin de una
publicacin que representa uno de los hitos del periodismo educativo en Espaa en el
primer tercio del siglo XX (Checa, 2002: 65): La Revista de Pedagoga.
Publicar su nmero uno en el mes de enero de 1922 y en su declaracin de intenciones
seala: La Revista de Pedagogaaspira a reflejar el movimiento pedaggico
contemporneo y, en la medida de sus fuerzas, a contribuir a su desarrollo. Dotada de
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
la amplitud de espritu que requiere el estudio cientco, est alejada de toda parcialidad
y exclusivismo, e inspirada en el sentido unitario que tiene la obra educativa, dirige su
atencin lo mismo a los problemas de la enseanza primaria que de la secundaria y
universitaria.
Recogi las aportaciones que en el campo de la pedagoga elaboraron desde el
institucionismo pedaggico de Giner de los Ros, Cosso, Luzuriaga, Xirau..., al
pensamiento y reflejos pedaggicos de la generacin de 1913, pasando por el
espritu alentador de la Revista Espaay las doctrinas de sesgo culturalista y
popular del socialismo obrero. Tambin prest especial atencin a los nuevos
principios y modos de la escuela nuevaeuropea y a sus principales tericos:
Claparde, Decroly, Dewey, Kerchensteiner, Monterssori, Cousinet, Kilpatrick o
Ferrire (Capitn, 1994).
Sus esfuerzos de actualizacin y la calidad y variedad de sus contenidos la convirtieron
pronto en un medio de referencia, cuyo prestigio haca obligada su lectura a pedagogos
y docentes (Capitn, 1994).
1.3 La prensa con vocacin socio-pedaggica
La Lucha de Clases hoy no es lo que fue; menos agresivo, habr podido perder en la masa de
lectores que buscaban el escndalo; ha ganado en aquellos que creen que el peridico es el
elemento ms importante y ecaz de la educacin obrera y socialista.
(La Paz Social, n. 3, de 1 de febrero de 1901: 80)
Junto con la prensa pedaggica y, como ya venimos sealando, encontramos tambin
a nales del siglo XIXy comienzos del XXuna serie de medios escritos en cuyo ideario
estaba fuertemente presente su vocacin por contribuir, con sus aportaciones, a la
educacin social del individuo.
As, algunas instituciones, como los ateneos, los centros culturales o los casinospusieron en marcha publicaciones peridicas que, no pudiendo ser clasicadas como
pedaggicas, incluan artculos cientcos y tcnicos que les otorgaban un carcter
socio-pedaggico y divulgativo y que tenan como objeto instruir, moralizar y defender
los intereses de la clase trabajadora3.
3 Segn justicaba su objeto La Solidaridad, Madrid, 1, n. 29, 30-VII-1870, pg. 3/II citado por Guerea (1986:
218).
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Podramos decir que son medios que, guiados por su vocacin educativa, tenan la
clara pretensin de promover y contribuir a esa socializacin transformadoraa la que
aluda Augusto Ivanga (1996), en la que la lucha por la mejora de las condiciones
sociales de la clase trabajadora se consideraba como un requisito ms de la formacin
del individuo para vivir en sociedad.
En 1913, los miembros de la Liga de Educacin Poltica Espaola, creada el 13 de
octubre de 1913 por Jos Ortega y Gasset, Manuel Azaa, Gabriel Gancedo, Fernando
de los Ros, el marqus de Palomares, Leopoldo Palacios, Manuel Garca Morente,
Constandio Bernaldo de Quirs y Agustn Viuelas4, con la intencin de fomentar la
organizacin de una minora encargada de la educacin poltica de las masas,
establecieron unos principios de actuacin poltica que daban al medio escrito un papel
fundamental: Por el peridico, el folleto, el mitin, la conferencia y la privada pltica
haremos penetrar en las masas nuestras convicciones e intentaremos que se disparencorrientes de voluntad(Ortega, 1983: 302-305). Con la intencin de atender este
objetivo se crear en enero de 1915 la revista Espaa, de manos del propio Jos
Ortega y Gasset, junto con el editor Jos Ruiz Castillo y Luis Garca Bilbao. El sentido
de la revista queda claramente sintetizado en el artculo que aparece sin firma en
la primera pgina del nmero uno, que comienza diciendo que nace del enojo y de la
esperanza y cuya autora corresponde a Ortega. Su ttulo: Espaa saluda al Lector y
dice: (Revista Espaa, del n. 1 de 29 enero 1915). El contenido, una sntesis del
discurso regenerador de Ortega, una llamada a una vasta comunidad de gentes
gravemente enojadas, al ms humilde de nuestros labriegos y el ms sencillo denuestros artesanos para que recapaciten sobre la realidad de la vida pblica espaola,
e inicien desde las villas, los campos y las costas la reconstruccin de la Espaa
nuestra. La revista pretender que el pueblo cobre de nuevo fe en s mismo, que
logre hacer que se respeten sus deseos y empeos particulares, para comenzar
denitivamente la restauracin de nuestra raza. Esta es la esperanza con la que
sale, el enojo que anuncia es contra el imperialismo de los diputados sin prestigio,
de los ministros sin autoridad, de los funcionarios burlescos y rapaces en denitiva,
contra esa Espaa ocial dentro de la cual y bajo la cual vivimos, (...) una Espaa
de alucinacin e inepcia. La publicacin fue una apuesta por difundir la vocacin de
cambio de un sector de la intelectualidad espaola entre aquellos que consideraban los
que podran ser los artces de la regeneracin de Espaa y que no se encontraban en
Madrid, sino en las provincias, en la Espaa rural, a los que solicita su colaboracin e
implicacin en la aspiracin de una Espaa mejor a la que se puede llegar mediante
4 Manuel Tun de Lara. Espaa, Semanario de la vida nacional. (Artculo que aparece en la presentacin
de la revista en su recopilacin microlmada de la Hemeroteca Municipal de Madrid) p. VII.
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
una rebelda constructora. En este sentido, se constituy con la expectativa de que se
convirtiera en el instrumento capaz de potenciar y generar la movilizacin de las
conciencias y el cambio hacia una nueva Espaa, atribuyndosele as una innegable
capacidad socio-pedaggica.
Pero, en este sentido, ser en la prensa obrera de la poca en la que a juzgar por
las aportaciones de Lus (1994), Termes (1987), Serrano (1989) o Mainer (1977),
mejor y ms se constate esta vocacin y poder socio-pedaggico, por su empeo en
favorecer la elevacin intelectual, moral y poltica a travs de la organizacin obrera
y no de la escuela (Lus, 1994: 88). Josep Termes (1987:41) subraya, por ejemplo, la
capacidad de la prensa anarquista para favorecer la emancipacin mental y el
acceso al conocimiento del mundo y de la sociedad de un signicativo nmero de
obreros de la ciudad o del campo, en su mayora analfabetos o semianalfabetos.
Carlos Serrano (1989) no deja de destacar como la prensa socialista o anarquista,cada una a su manera y con sus preferencias, divulga una cultura literaria, espaola
o extranjera, (Serrano, 1989: 27). Y Jos Carlos Mainer (1977:227) hace especial
hincapi en como las publicaciones o secciones de divulgacin cultural, cientca o
losca fueron ampliamente promovidas en la prensa obrera socialista y sobre todo
en la anarquista.
Ya en la dcada de los ochenta del siglo XIX, publicaciones de carcter anarquista
como Bandera Social(1885-1886) o La Revista Social. Eco del Proletariado(1881-
1884) procuran dar un enfoque socio-educativo a alguna de sus secciones (Bernalte,1987: 190). En La Revista Social, por ejemplo, las secciones Arte y Ciencia y Datos
curiosos recogan desde reglas de higiene y consejos para el cuidado de enfermos,
a explicaciones geolgicas o teoras astrofsicas, sin obviar temas considerados
entonces ms o menos tabes, como la informacin sobre el control de la natalidad;
y en la seccin Apuntes Histricosestaban presentes las inquietudes culturales y
formativas, enfocadas en este caso hacia los conocimientos histricos. De calidad muy
diversa, iban desde la simple reproduccin de textos de poca importancia, a estudios
de inters (Gutirrez Snchez, 1987: 177).
Y en el periodo comprendido entre 1898 y 1914 las publicaciones obreras mantienen
tambin, frecuentemente, este tipo de secciones, lo que permite ejemplificar
nuevamente su nimo socio-pedaggico. De hecho, en un estudio concluido en 2006
(Martnez, 2007) sobre la prensa obrera socialista, anarquista y de los sindicatos
catlicos publicada en Madrid entre 1898 y 1914 pudimos constatar cmo nada menos
que el 98% de su contenido tena un claro componente sociopedaggico, bien porque
promocionaba hbitos, normas y valores, bien porque hacan divulgacin cultural,
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cientfica o filosfica, bien porque hacan promocin y/o crtica de modelos sociales,
o bien porque promovan la formacin poltica o sociolaboral de los ciudadanos.
2. Conclusiones
La conexin entre la prensa y la pedagoga social tiene que ver con su capacidad de
inuencia en el proceso socializador de los individuos (Fermoso, 1994: 224), algo cada
vez ms incuestionable en el momento actual por su potencial, junto con la radio y la
televisin, para transmitir cultura, valores, creencias, cdigos ticos, etc. Y algo que
parecieron vislumbrar, hace ya ms de un siglo, aquellos que, en busca de la
regeneracin del pas o del cambio de modelo social, apostaron por este medio como
herramienta fundamental para la difusin y consecucin de sus ideales.
La prensa obrera, as como la ms vinculada a los esfuerzos de regeneracin poltica y
social del pas, entre los que destacan la citada Revista Espaa, o la meramente
pedaggica como el propio BILE, fueron sin duda los medios que ms clara y
explcitamente apostaron por sacar partido a este potencial, y constituyen as uno de los
principales referentes a la hora de ver a este medio escrito como otra institucin
educativa, no organizada como la escuela tradicional ni en forma de sistema escolar, ni
obligatoria, ni guiada o controlada por el Estado, pero que es, al n, otra escuela, de
carcter permanente y de inmensos recursos materiales y didcticos (Zanotti, 1972:18).
Hoy en nuestro pas los ndices de analfabetismo no llegan al dos y medio por cien y
poco tiene que ver el panorama meditico espaol con el de hace un siglo. A la prensa
se han sumado con fuerza la radio, la televisin e Internet, y muchas cabeceras y
tipologas de peridicos de entonces son tan solo una parte de la historia del
periodismo. La prensa puramente pedaggica mantiene similares niveles reducidos de
difusin, ya no existe prensa obrera como tal, ni medios de gran difusin con la impronta
que dio origen a la Revista Espaa,pero el poder socio-pedaggico de la prensa
permanece intacto. A nales del siglo XIXy comienzos del XXen Espaa cristaliza una
forma de ver la prensa como sntesis de informacin y cultura, (con) ilimitadasposibilidades educativas, con capacidad para desarrollar en el ciudadano un
pensamiento crtico capaz de entender y dominar las claves sociales, polticas,
culturales, econmicas... y con la posibilidad de contribuir creativamente en la
construccin de nuevos modelos sociales (Nieto, 1986: 15). Pero ya entonces fueron
excepciones los medios que se forjaron bajo esta concepcin y que fueron capaces de
anteponer estos intereses a los econmicos o a los meramente propagandsticos y
cabra preguntarse ahora cuntos se ajustaran hoy en da a esta denicin.
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El peridico: el libro del pueblo. Prensa y pedagoga social en la Espaa de comienzos del siglo XX
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