Pinta labios
Durante la Segunda Guerra Mundial, aunque escaseaban ciertos elementos necesarios para su fabricación
(petroleo y aceite de ricino), el pintalabios se puso de moda gracias a la industria del cine, que mostraba a
sus actrices con los labios pintados como un complemento de belleza. También se consideraba parte del
esfuerzo en la guerra, como una manera de alegrar la moral de los soldados que preferían ver a mujeres
bellas y arregladas antes de partir al combate.
A la par que las fábricas producían cada vez equipos más sofisticados para la guerra, se implantaron lápices
de labios en los vestidores para mejorar la productividad. A las mujeres marines se les ofrecían pintalabios
oficiales junto a consejos para aplicarse el maquillaje y lecciones de elegancia y etiqueta.
La guerra permitió que las mujeres pudiesen trabajar como ingenieras o científicas, y al finalizar la década
de 1940,Hazel Bishop (una química neoyorquina) creó el primer lápiz de labios de larga duración,
denominado “Sin Mancha”. Con la ayuda de Raymond Specter, un publicista, el negocio de pintalabios de
Hazel prosperó.