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    Sobre el pluralismo metodolgico en ciencias sociales desde la

    perspectiva educativa.

    Graciela Muoz Gutirrez

    Ensayo Clase 6 y 7

    Desde el surgimiento de las ciencias naturales como ciencias duras, nos hemos

    apropiado de conceptos, mtodos y metodologas y las hemos repetido en cada

    espacio que nos es permitido. No tomamos en cuenta que los llamados

    investigadores necesariamente deben tener contacto con otros seres humanos

    parecidos a ellos, llenos de mitos, prejuicios, tradiciones y otros conceptos ms.

    Cada disciplina sea cientfica o no, elabora su propia metodologa y as hemos

    llegado al pluralismo disciplinario ms que al pluralismo metodolgico. Por un lado

    se habla hasta el cansancio del mtodo cientfico hasta que lo hemos desgastado

    que ya no creemos en l y as le atribuimos catstrofes mundiales como la bomba

    atmica, sin tomar en cuenta que de hecho, existen varios mtodos y que su

    utilizacin depende de cada disciplina a condicin de que se respeten ciertos

    elementos del mismo. As hemos llegado a afirmar que no solo existe el mtodo

    cientfico sino que existen otra multitud de otros mtodos, por lo tanto, hemos

    inventado los mtodos relacionados con las ciencias sociales y las humanidades.

    Por un lado, tenemos los mtodos utilizados por las ciencias duras, por el otro, los

    llamados suaves para las ciencias sociales, las humanidades o ciencias del

    espritu. Pero aclaremos, en qu momento o quin le da estatus de cientfico a

    un mtodo? De seguro la comunidad de cientficos, sean estos sociales o

    naturales. En este sentido debemos sostener que sin llegar a la necia defensa de

    uno u otro, ambos mtodos deberan complementarse.

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    En este sentido, es que la economa ecolgica, la poltica ecolgica y as hasta

    llegar a la pedagoga ecolgica, debieran reorientarse para establecer redes de

    conocimientos que les permita entender la realidad en constante cambio. Mencin

    aparte es el fenmeno educativo el cual sera considerado como ms catico e

    impredecible de lo que muchos tericos se imaginan. La educacin est en un

    constante devenir, y en muchos casos, las teoras son superadas apenas surgen.

    Existen pocas posibilidades de hacer una verdadera prospectiva terica para

    resolver ms que el aspecto educativo como fenmeno, la complejidad de la

    conducta humana que es quien finalmente le da significado a lo aprendido.

    Podramos a la vez hacernos otra pregunta, existe el buen mtodo o los buenos

    mtodos para resolver tal o cual problema natural o social o lo que debiramos es

    reformular las mismas preguntas dndoles otro sentido? Lo que queremos decir es

    que si planteamos la pregunta de otra manera podramos estar en camino de

    encontrar la solucin y el mtodo sera el complemento. Si por definicin mtodo

    significa camino, corremos el riesgo de recorrer el mismo camino ya tantas veces

    andado, en tanto que con las preguntas se puede literalmente jugar. El secreto

    entonces radica en saber formular y reformular las preguntas quienes finalmente

    son las orientadoras de la posible solucin. Cuntas disciplinas sean estas

    hermanas o primas hermanas se reformulan las preguntas? Pocas ocasiones y

    esto da lugar precisamente al llamado pluralismo metodolgico. Todava la

    hibridacin metodolgica est lejos de alcanzarse.

    Especficamente hablando de la ecologa y de las aproximaciones tericas que

    pretenden abordarla, est hermanada con todas. Al parecer el problema radica en

    las formas en que se pretender abordar. Creencias y mitos tanto individuales como

    colectivos son los ejes que no se debe perder de vista para el abordaje ecolgico.

    Nos explicamos. Desde su origen, el hombre ha credo que procede de la tierra y

    que a ella finalmente vuelve. Si trabajramos con estas creencias, sera posible

    educar tanto al individuo como a la colectividad a la que pertenece.

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    Sin menosprecio de algunas disciplinas que pretender un abordaje para la

    solucin de los problemas desde su propia ptica metodolgica sobre todo los

    relacionados con el cambio climtico y sin caer en el fatalismo de que la tierra

    finalmente est en constante transformacin y que por lo tanto, no hay mucho por

    hacer, como lo seala Lovelock, en su obra, la venganza de la tierra, las

    disciplinas ms cercanas a lo terrenal seran la economa y la poltica. La primera

    a travs del manejo de recursos sobre todo los financieros, y, la segunda a travs

    de las llamadas polticas pblicas.

    Si bien podramos estar de acuerdo con la expresin de que nada puede

    esperarse de los polticos, tambin es cierto que sin una iniciativa de ley nada

    puede hacerse. Desde luego que esta accin no es solitaria, siempre debe ir

    acompaada de una correcta planeacin cuya metodologa debera respetarse;

    saber hacer, poder hacer y querer hacer.

    Siendo pesimistas y sin caer en elementos de retrica, creemos poco probable

    que con los diferentes enfoques tericos tanto econmicos como polticos pueda

    resolverse el problema ecolgico. El primer elemento para considerarse es que los

    polticos estn del lado de la economa o de los que detentan el poder econmico

    y del lado de los ecologistas, tienen la poca ventaja de conseguir sus propios

    medios para tratar de resolver un problema que es de todos, sobre todo

    tratndose de enfoques clsicos y meramente disciplinarios, de ah la importancia

    que retoma la inter, multi y transdisciplina.

    Para ir recuperando nuestras ideas centrales, nos atrevemos a decir que el otrora

    mtodo cientfico o positivista, est bien lejos de resolver los problemas que l

    mismo ocasiona, menos an si tampoco percibimos de manera prospectiva que

    los mtodos que se pasan la vida atacando al positivista, sean la alternativa para

    un problema planetario desde el pensamiento tradicional y la dinmica

    disciplinaria; pues no es la lucha entre disciplinas y la guerra de teoras o

    conceptos lo que importa, sino la complementariedad y la completud que pueda

    obtenerse de la riqueza de las distintas disciplinas y mtodos de los que pueda

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    echarse mano para generar planteamientos creativos, novedosos pero sobre todo

    insertados en una filosofa de la practicidad hacia el bienestar comn, en una

    dinmica de justicia socioeconmica y ambiental.

    Como conclusin de esta reflexin, se considera importante aclarar que no son los

    mtodos en s, los responsables tanto del problema que originan o an del que no

    producen, sino del mal uso que de ellos hacen los llamados cientficos. De hecho

    estaramos de acuerdo en que el objetivo del mtodo cientfico no es ni con mucho

    el bienestar humano sino la creacin de teoras, ya que con ellas y solo con ellas

    es posible interpretar a la misma naturaleza. Quisiramos decir lo mismo de los

    otros mtodos. Al parecer no es la falta de confianza, pero s sera conveniente

    dar un vistazo hacia lo que tratan de interpretar los llamados mtodos sociales que

    no han logrado identificar lo impredecible que es la conducta humana y que solo

    ella es depredadora. No conocemos una teora orientada hacia este aspecto, pero

    si una gran cantidad de ellas en la obsolescencia total que tratan de interpretar

    nuevos hechos. Nos queda la tarea nada fcil de interpretarnos y reinterpretarnos

    a nosotros mismos antes de la creacin de nuevos conceptos, mtodos y teoras.

    Bibliografa

    Funtowicz, Silvio y Ravetz, Jerome (2000). Riesgo global, incertidumbre e ignorancia. En: La Ciencia Posnormal, Ciencia con la Gente. Barcelona: Icaria. Lovelock, J. (2007). La venganza de la tierra. Chile: Planeta

    Norgaard, Richard (1989). The case for Methodological Pluralism. Ecological

    Economics, 1(1).

    Toledo, V., M. y Barrera-Bassols, N. (2008). Los conocimientos tradicionales: la

    esencia de la memoria. En: La Memoria Biocultural. La importancia ecolgica de

    las sabiduras tradicionales. Barcelona: Icaria,

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