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bre. A las muchachas se les coigaba un cinturnn del cual
pendia una concha raja, simbSlo de la virginidad.
La cerernonia de la puberrad indicaba que nifios y runas
habian entrada a la edad adulta y podian contraer matrimo-
nio. Las mujeres, despojadas de la concha raja, se entregaban
al cuidado de sus mad res para que les ensefiaran las obliga-
ciones de una mujer casada. Los varon es, en cambia, iban a
vivrr en casas especiales que la comunidad mantenia para los
solteros. Mientras conservaban tal estado, Sf' pintaban elcuerpo de negro. Vivian j unto a sacerdotes mayores que los
educaban en las artes de la guerra y deljuego a la pelota. Fre-
cuentemente eran visitados por prostitutas.
Aunq ue q uedaban en condiciones de casarse a los r 2 afios
las mujeres y a los '4 los hombres, usualmente 10 hacian varies
arias despues. Una serie de t abues reglamentaban el matrimo-
nio; la mujer no podia contraerio can un hombre que tuviese
su rnismo nornbre paterno. Practicaban la monogamla a pe-
sar de que no exist ian prohibiciones para tener mas de una
es posa. EI divorcio se lograba facilmente; bastaba con repu-
diar a la mujer. Para el desposorio de los viudos no se realiz a-
ban cerernonias especiales, El hombre visitaba a la mujer
en su choza y si esta le daba de comer, podia considerarse legal-mente su marido.
Tal Iue fa historia de la civilizaci6n maya. La crisis del siglo IX
anunci6 su desintegracion que, I uego del peq uerio refulgor
en Yucatan, termin6 por completar la conq uista hispana.
Los enorrnes monumentos escond idos durante mucho tiern-
po por la selva, son mudos testigos de ese pasado que hemos
reconstruido. La parte viva, representada por tradiciones ycostumbres que aun conservan las poblaciones esparcidas en
1 0 que fue el area maya prehispanirn. continua experiment an-
do el impacto cultural que significo la entrada de los espafio-
les y su »accion civillzadora«, actitud expresada en la
angustia del Chi/am Balam de Chumaye{- »Y Ios hijos de sus
hijos quedaron entre nosotros que solo recibimos su amargu-ra«.
PARTE III
Andes Centrales
EI marco geograjlco
EI area cultural denominada Peru AntIgua 0 Andes Centrates,se extiende desde la Jinea del Ecuador hasta los 20 grad os de
latitud sur. Su superficie abarca la actual Republica del Peru,
con excepcion de la selva amaz6nica, parte de Ecuador, elAltiplano de Bolivia y norte de Chile.
IFig. 67. Mapa de los Andes Centrales.
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GeogrMicamente es una regi6n de notorros contrastes. De
los desiertos costeros se pasa a los pararnos andinos con cum-
bres cubier'tas de hielos eternos; el paisaje arido de la vertiente
pacifica comienza a adq uirir tonal idades verdes en los fertiles
valles que riegan rios descolgados de la cordillera. Alli tam-
bien se present a la dicotomia de tierras altas y bajas que ca-
racteriza a Mesoamerica.
Las diferencias altitudinales delimitan tres sectores en el
se ntido de las longitudes: costa, SIerra y montana.
[a cosiij zona desertica, interrumpida en ~uaridez par rios
que presurosos bajan desde la cordillera andma hacia el mar,
conforrna oasis cobij adores del hombre. Entre ell as y duran-
te ciertas epocas dell afio, coincidentes con periodos de niebla,
surgen las lomas, formaciones de pastes que atrajeron tanto
a los animales como a sus caz adores.
La corriente de Humboldt, gracias a la capa de nutrientes
que arrastran sus aguas frias, aporta una in mensa cantidad
y variedad de peces que, desde temprano, atrajeron la aten-
cion del hombre. Posteriorrnenre, junto al guano deposi-tado por las aves marinas, sirvieron, tambien, como fertili-
zantes para enriquecer las cosechas de los valles costeros.
Latitudmalmente la costa suele dividirse en tres secciones:
Norte, que abarca los valles de Lambayeque, [equetepeque,
Chtcama, Meche, Viru, Chao, Santa, Xepena, Casma y Huar-
mey; Centro con los valles de Patunlca, Supe, Huara,
Chilton, Rimae, Lurin, Mala y Carie/e; y Sur con Chin-
cha, Pisco, lea, !I,'azca, Acari y Yauca.
Cada subregion presenra agudos contrastes. En el norte
grandes tormentas suelen ocasionar lluvias torrenciales
que llevan, incl usc, al des borde de los anchos valles. Por sus
mayores recursos de agua y superficie fueron as.iento de
densas poblaciones agricolas que levanraron irnpresionan.
tes sistemas de irrigacion artificial. En el sur, por el contrario,
pracricamente no IIueve; sus angostos valles, por tal razon ,
cobijaban una poblacion inferior a la septentrional,
Las ventajas de la region costera, con sus multiples nichos
ecologicos que posibilitaban la explotacion de recursos per-
manentes a 10 largo de! ana, transform6 a dicha region en
el foco del desarrolfo que culminaria con el surgimieoto delas civilizaciones
a Sierra, en realidad, corresponde a la cordillera de los
Andes. a altura la subdivide en tres subregiones: cordillera,
donde el clima seco y frio permite el crecimienro de pastes
aptos para la ganaderia; puna, verdadero desierto humano
por 10 inhospito de su clima que, salvo en el Altiplano Peru-
boliviano, 5610 posibilita la vida de la paja-brava; y los valles
interandinos regados por pod eros os rios: Marmion, Hua-
flaga, Ap urimac y Urubamba, A pesar de 5U riqueza poten-
cial, estuvieron escasaments poblados. Mas import antes
fueron las cuencas de Catamarca, CaUeJon de Huaylas,
Huanuco , Mantaro, Cuzco y Titicaca (Bennett, 1953) .
Las tierras altas andinas no pueden compararse con las
mesoarnericanas. Una gran diferencia entre las temperatu-
ras diurnas y nocturnas ha hecho sostener g ue alii existen
5610 dos estaciones: verano, durante el dia e invierno, en las
neches. Por sus condiciones clirnat icas no fructifican alimen-
tos como el maiz y los vegetales de zonas ternpladas; en cam-
bio se cultiva la papa (Sol-mum tubero sum}, oca (Uxalis tu-
bersa) y el ulluco (Ullucus tuberosum}, conj untamente con
las gramineas quinua (Chenopodium quinua) y cariihua(Chenopodium pallidicanle].
EI sector meridional, especialmente el altiplanico, estaba
habitado por enormes rnasas de ganado auquenido, Llamas
(Lama glama glama), alpacas (Lama paco s) y VIcunas
[Lama uicugna) proporcionaban carne, cueros, lana y me-dies de t ransporte.
El c1ima serrano, no obstante su crudeza, contribuyo a fa-
cilitar grandes concentraciones poblacionales debido, esen-
cialmente, a que las ya senaladas diferencias terrnicas per-mit ian la desecacion natural de los alimentos; chutio y charqui,
alrnacenados en bodegas de piedra, fueron el paliativo nece-
. a a un region donde de cinco siembras se helaban tres.
La montan corresponde a la zona selvatica ubicada al
este de - macizo andino. Tradicionalmente considerada area
mar.ginal, hoy dia aparece como foco de acontecimientos que
aun intrigan a los investigadores.
En Iineas generales, los habitantes del Antigua Peru re-
coneclan la existencia de dos tipos de t ierras: a las yungas,
de c1ima calido-templado, aptas para el cultivo del maiz, al-godon, coca y otras especies, oponian la SIerra, regi6n detu bercuios y ganado.
'II
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Los conocimientos arqueol6gicos actuales parecen se-
fial ar que los sectores norte y centro de la costa fueron es-
cenario del mas temprano desenvolvimiento de la vida se-
dentaria. La utilizacion de rerursos marines, recoleccion de
vegetales en las lomas 0 terrazas fluviales y la caza de anima-
les que bajaban a pastar en elias, facilitaron la formacinn de
aldeas perrnanentes no agricolas,
La variedad geografica y el relative arslarniento local, con-
tribuvo a acentuar los desarrollos regionales. Practicamente
cada valle fue asienro de una cultura; solo present an similitu-
des cuando son integrados en los tres horizontes a que daria
origen la expansion de Chaoin, Tiahuanaco-Huari e Incas.
El Ienorneno anterior origina 1 0 que Bennett (1948) llama
cotradicion. A traves de ella las diversas cultur as, can su his-
toria y tradiciones propias, son estudiadas en conjunto se-
iialando las respectivas relaciones en el tiernpo y el espacio,
seriala que ))un area cotradicional es la unidad superior de la
historia cultural de un area dentro de la cual las culturas com-
ponentes han estado interrelacionadas durante un espaciode tiempo: (Bennett, 19 48: I).
A diferencia de Mesoamerica, en los Andes Centrales no
se encuentran elementos que persisten a 10 largo de su secuen-
cia evolutivVSin embargo parece haber estado siernpre pre-.
sente una ))mentalidad« corruin a tad as las sociedades, que
podriamos denominar andina, reflejada en la temprana con-
cepcion del valor que poseia la ocupacion y explotacion de
recursos ubicados a distintas alturas. De tal modo se obtenia
una complementation econornica que favorecia la diversifi-
cacion productiva y autosuficiencia. Toda la historia de los
Andes Centrales seriala ese afan del serrano por umrse al
ccstefio, y de ambos por sacar provecho de los valles inter-montanas.
Tal problemitica ha side abordada bajo los concept os de-
transhumancia (Lynch, 1967 ; 1 97 [ ; Jensen y Kautz, 1974)
val ido para el periodo preceramico, 0 control uertical de un
maximo de pisos ecollglcos (Murra, 196 7; 196 8; (972) en el
postclasico. M urra (1 97 2), bas an dose en evidencias etno-
historica s. sostiene que las sociedades serranas ad(uirian
acceso a la produccion diversificada de yungas, y montana
a traves de pequerias colanias localizadas a pocos dias de
"
I
camino del nucleo central; estc.con sus respectivas posesiones.ccnformaba un verdadero archiptiilago uertu:al como ilus-
Ira el caso de los chupaychu, tenia localizada en la p r ov in ci a
de Leon de Huanuco, con una poblaci6n cercaria a los
1.5.000 habitantes en 1562 .
Altura Piso ecologico
4000 mts.
Rebanos
/ Sal
/ 3 dias de distanciar--------,
3200 NUCLEO
Maiz
SIERRATuberculos
3000
SERRANO
'" di d· .-4 la s de rstancia
Algodon, Aji, Coca
Madera
1000
A:d~ptad() de Mum, 1972:433, segun datos de Ortiz de ZUfiiga
(1.562).
La mentahdad vertical sigue presente en las modern as po-
blaciones andinas, Su perduracion comprueba la irnportan-
cia econornica que posee, Probablemente la arqueologia
demostrara su larga persistencia en el desarrollo cultural de
los Andes Centrales, aunque adopte matices distintos. El
archipielago, con Islas a corta distancia; solo es funcional
cuando se trata de sociedades con pequefia poblacion. De
ahi que en el caso de grandes concentraciones dernograficas la
expansion territorial 0 [a conquist~ de pueblos locaJr~a?os,
latitudinal y altitudinalmenre , en diversas reglOnes ecologicas,
curnpla un papel similar con la ventaja de tener acceso a una
produccion muy alej.~da del micleo cent~al.. ~'" .Por ser el archipielago un ideal comun, gran part de las
islas eran multietnicas, es decir, los pisos ecologicos dtp.banI --. 1,.,,;'
1 81
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oc u pados , conj untarnente, par colones provenientes de dis-
tin tos pueblos,
SecuenClas culturales en Los Andes Centrales
La organizaci6n del material arq ueologico proveniente de
reg iones con Ian marcado coruraste ecologico y cultural, ha
motivado una gran disparidad de criterios dasificatorios en-
tre los investigadores. Se ha propuesto utilizar secuencias ba-
sadas en erapas de desarrollo (Strong, [948; Steward, 1948;
Bushnell, [956) . ca'racterizadas por la s evidencias prove-
mentes del valle del Viru, en la costa norte. Erronearnente
se penso que los acont ecirruentos observados en Viru se repe-
tian en todas las regiones. Rowe (I g62), al eritiear dicha posi-
cion. sostuvo que era preferible div idir la prehistoria andina
en periodos, unidades de tiempo, delimitadas, por carnbios
importantes experimentados por la cerarnica del valle de
lea, cuyas variaciones est ilisticas permitieron subdividirlos
en epocas 0 unidades de tiempo mas peq uefias, Una vez esra-
blecida la secuencia de lea, Rowe estima que puede transfer-
marse en una secuencia maestra para el desarrollo cultural
de todo el Antiguo Peru. Gracias a ella es posible ubicar en el
tiernpo cualq uier Ienorneno que, por semej anzas de estilo
o contexto, se consider-a contemporanec a los ya fechados de
lea (Menzel, Rowe, Dawson, 1964),
La secuencia se abre con el Periodo Inicial, coincidente
con la aparici6n de la ceramica; le sigue el Horizonte Tempra-
no, marcado por Ia difusi6n de Chavin. Continua el Periodo
lntermedio Temprano, caracterizado por el desarrollo regio-
nal que interrurnpe la expansion Tiahuanaco-Huari u Ho-
riz onte Medio; a este sucede el Periodo lntermedio Tardio
y, finalment.e, el Honzonte Tardio 0 dominio ineaieo. Para
Rowe y sus colaboradores, todas las regiones andinas atr-a-
vesaron por la misma secuencia, ello, sin embargo, no implica
contemporaneidad absol uta; es deeir, 1 " 1 Periodn Inieial que
en lea se ubica hacia 1 " 1 1500 a.C., en otras zonas cornienza an-
tes 0 despues. Los unicos Ienornenos realrnente simultaneos
son los provocados por la unificacion cultural panandina
debida a los horizontesEI desarrollo secueneial ceramico es antecedido por seis
periodos precerdmlCos que abarcan desde la temprana ocu-
pacion humana en cada sector geografico hasta la gestacion
del pericdo inicial.
En las paginas siguientes conservarernos, sin embargo,
por razones metodologicas , la nomenclatura empleada en
la descripcion evoluriva de Mesoamerica. Su equivalencia
ala periodificacion de Rowe es la siguiente:
Periodo Postc1as'ico Horizonte Tardio ~
Periodo Intermedio TardioPeriodo Clasico
Horizonte Medic>
-Periodo Interrnedio Temprano
Horizonte Temprano,Periodo Formativo
Periodo lnicial
Los comtenzos de fa vida s edentaria
Las rnejores evidencias provienen de Ia costa central, en es-
pecial del area delimit ada por 1 " 1 rio Chilton a l norte y la b a h i a
de Ancon al sur. Haciael 5000 a.C., en la desernbocadura del
rio Lurin, existia ya una poblacion sedentar ia cuyos habi-
tantes explotaban reeursos permanentes estacionales, a
traves de la utilizacion de microambientes maritimos, Iluvia-
les e interiores (Patterson, 197 [ ; Moseley, 1975) . Las lomas
les proveian de vegetates, entre los que al parecer habian
domesticado las calabazas, y, en invierno, proteinas, deriva-
das de la caza de auquenidos que bajaban a pastar en ellas.
La siruacion observable' en Lurin, con Iigeras variaciones,
describe la vida general de la region Chillon-Ancon. En la
rase Encanto (3700-2500 a.C.) se experirnento un notable
cambio econ6mico: la actividad pesquera desplazo definiti-
va mente a la caza, fenomeno que, probablernence, debe rela-
cionarse can la desecaci6n de las lomas a consecuencia de la
larga seq uia que, a partir del 4000 a.C., afecto al literal andi-no.
La aldea Chilca les un buen ejernplo de la actividad en este .
periodo; ubicada entre las lomas y e l oceano, sus pobladoresutilizaban todos los recursos obtenibles en los diferenciados
microarnbientes, eliminando, de tal modo, las presiones de-
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mogrMicas y perrnrtiendo el aumento de la poblacion
(Patterson, 1971 , Moseley, [9 72-1975) .
La aparicion del algodnn (Gossyplum), cultivado en la
costa norte y centro, marca los comienzos de la fase Playa Her-
musa (25 00 -2 27 5 a .C .} . La presencia de este cultlgeno ha
des pert ado grandes discusiones en torno a su' posible
ongen .. Durante rnucho trernpo se sostuvo que la especie
Gossypium barbalense, extraida de la costa peruana, era el
res ~ltado del cruce can una especie asiatica, hecho que indi-carra contact os ~rai1spa,cificos avalados, adernas , por las
semejanzas entre las cerarrucas de Japan y Ecuador. Lathrap
(~9~o) Ie asigna, por el contrario, un origen arnazonico,
hi potesis que Stephens (1975) rechaza. Segun el, formas sil-
vestre~, 0 aparentemerue sllvestres, de la especie se encuen-
t~an, solo en la costa peruan.a, la region del Guayas y las Islas
Galapagos. EI ? barbalense cult.vado en el Amazonas per-
tenece a la variedad brasiliense, geneticarnenr- diversa a la l
peruana. En vis,ta, de, estos antecedentes, Stephens concluye
que su centro ongmano se encuentra en las regiones ltoralesde Ecuador y Peru.
Los sitios de Playa Hermosa; en su gran mayoria, son I~costeros: sus habttantes consumian grandes cantidades de
peces y mariscos, complementando la dieta con el cultivo II
de .calabazas, algodon, pallares, aji, ciruclas, lucumas,
achiras y otros tuberculos sembrados en las partes bajas del
valle. La agncultura desplazo, definitivamente, la explota-cion de las lomas
Durante la fase Conchas (2275-1900 a.c.) se inicio la
construccion de Rio Seco, aldea can enorme cantidad dechozas y algu,nos basamentos ceremoniales. Habitada por
pescadores-agncultores, dos nuevas especies, rnaiz y Irejo-
les, se mcorporan a las ya domesticadas. Estas, probable-
mente, fueron obtenidas a traves de contactos con Mesoarne-[lea
Las Haldas, en el valle de Casma, catalogada exagerada-
mente por Rowe ([963) como una ciudad con mas dejo.ooo
habitantes, es una de las mas espectaculares construcciones
levantadas al finalizar la fase Conchas, Una pirarnide escalo-
n,ada, conformada por siete plataformas superpuestas, ser-
v~a, ,de centro ceremonial. La naciente especializaci6n y di-
VISIon del trabajo se observa en los tejidos de algodon, redes
18 4
de pesca, instrumentos de piedra pulida, calabazas pirogra-
badas y cesteria que, de algun modo, debieron estar regidas
por una puj ante jerarq uia sacerdotal.
Chuquitanta 0 El Paraisa, la mas importante aldea de
la fase Gatnota (19°0-1750 a.C"). estaba en posicion inter-
media entre Ja costa y el rio Chillon. Casi Ja totalidad de sus
estructuras soh cerernoniales. Enge.l ( r 9bb) le atribuye una
poblacion de 1.500 personas, cuya mayor dependencia de
los alimentos cultivados puede adivinarse por el paulatinodesplazamiento hacia el valle. Al Iinal iz ar la Iase, Rio Seco
y Chuquit anta habian sido abandonadas, ello, como observa
Moseley (1972: 32), no implico la deshabitacion total del
litoral; por el contrario, fue un carnbio de residencia costera
a residencia en el valle donde ha bian mejores condiciones
para cultivos que, ahara, tarnbien incl uian carnotes, mani,
y coca.
La's creencias en una vida extraterrenal se reflejan 'en el cui-
dado puesto al enterrar sus muertos. Generalmente los cada-
ver es eran envueltos en esteras a mantes y se colocaban en
sepulturas abiertas bajo eI piso de las casas.
Huaca Prieta (2 500 a.C.}, en el valle de Chicama (Costa
Norte), es otro buen ejemplo de la vida durante este periodo
Rodeada de una abundante vegetacion en la que vivian aves
y animales, el rio y pequenas lagunas Ie proveian de su mayor
Fuente alimenticia, complernentada con frutos silvestres
y cultivos incipientes. Sorprendentemente no cazaban. Uti-
lizaban el algod6n en la confeccion de tejidos. Las casas
subterraneas en un cornienzo, fueron desplazadas por chozas
de juncos y lodo, Los muertos se enterraban en posicion flee-
tada. !
En la sierra, cerca de la actual ciudad de Huanuco, tam-
bien se observa el proceso hacia la sedentarizaci6n conternpora-
neamente al costero. Kotosh, en su fase Mao, constituia ya un
verdadero centro ceremonial en el que destacaban varios
temples can muros de piedra, Una figura en bajorrelieve, cu-
vas manos estan cruzadas, pareee ser Ia primera expresi6n de
arquitectura deeorativa en los Andes Centrales,
Los habitantes de Kotosh habian domesticado algunos
ani males -cuy-, probablemente algunos tuberculos y con-
tin uaban cazando auq uenidos a veriados.
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La introducci6n de la alfareria, tanto en Mesoamerica
~omo en los Andes Centrales, plantea una de las grandes
mterroganres de la America Prehispana. Todavia no se ha
precisadn su foeo de origen; una importanre corriente ideolo-
gica, el difusionismo, sostiene que deriva de influencias asia-
ticas. Hasta el memento las mas tempranas evidencias cera-
micas, en America, provienen del sur de Ecuador,Ja~e Valdivia
(3200-15° 0 a.C.) (Meggers, 1966 ) , y de Colombia, Puerto
HOTmzga , con un desarrollo inicial hacia el3000 a.C. (Rei-
chel Dol matoff, 1965)· Se supone que desde alii la tecnica se
difundi6 hacia el norte. En Mexico la fase Purron de Tehua
can y Puerto M6..rquez (Guerrero) son sus ejemplos mas an-ng uos (2300 a.C.).
En el valle del Viru, la ceramics Guanape, con fecha C [4
de 2350 a.c. es la mas temprana de la costa; hacia el [800
a.C. aparece en la region central, epoca en que tarnbien sur-
ge la Tullshcamyo, en la cuenca amaz6nica y Ia Huarajirca
de Kot?ch. Lathrap (1970; (975) consldera que esta deriva
de aquella. Las evidericias parecen apuntar, pues, hacia dos
probables centros de origen: ecuatoriana, la de la costa y
amaz6nica, la de la sierra (Lumbreras, (969). Contempo-
ranearnenre a la ceramica aparece eI maiz. Ambos aeon-
tecimientos, unidos a las tecnologias descritas y a la domes-
ticacion de animales, enrnarcan los comienzos del· Perio-
do Formativo, 0 siguiendo la secuencia de Rowe,· ef perio-do ttucial.
En sintesis, las condiciones ecologicas de la costa y los
valles interiores, favorecieron la creacion de aldeas de pesca-
dores que, como adici6n iniciaron los ensayos agricolas que
llevarian a una »agricultura de tiernpo completo« , con las
con,siguientes modificaciones en las estructuras sociales y
politicas. En cierto modo tenian todas las caracteristicas
de ,los asentarnientos formativos mesoamericanos con la
excepcion del cultivo del maiz y la ceramic a .
Seguramente existe un vacio en el conocimienro del pre-
forrnativo serrano (Lanning., (967) que debera Ilenar futuras
invesngaciones. No de otra forma puede.explicarse el sorpre-
SIVO surgrnuento de aldeas altamente estructuradas en los co-mienzos de la etapa Formativa. .
r8 6
E/ periodo formativo (2000 a.C, 100d.C.).
t:h.(:iu{n, creador del primer horizonte panandino, llena la his-
tnrla del formativo en esta area al igual que los olrnecas colman
It! ruesoamericana. En razon a la preponderancia que mani-
Ii!'~laha sido tornado como indice para establecer tres niveles
I!I!mativos en los Andes Centrales: temprano, medio y tardio.
EJ primero engloba a las Iorrnas que die ron origen a Chavin y'\ aquellas que, siendo contemponineas, no tuvieron ninguna
Inft uencia en su desarrollo. Lurnbreras (r 969) las denomina
non-Chauin. EI medic se caracteriza por la expansion de
!":hllvin, y el tardio por las forrnas derivadas de Chavin
(plJst.Chavln) y las non-Chavin que continuaron su desen-
vo l vimiento desde el primer estadio.
El Formativo Temprano (2.000?-800 a.c.)
[,It~restos son muy escasos y en su mayoria se reducen a cera-mica con claras muestras de diferencias regionales. A traves de
L IN pocas evidencias se deduce que la vida sedentaria, basada
en agricultura y pesca, habia logrado afincarse definitivarnen-
1 1 " . Una multitud de aldeas comenzaba a tornar las caracteris-
lic'ns sociales y politicas de los seiiorios. Templos y altares
~I' Lransformaban en el eje de las actividades de la clase dirigen-
tf' que usufructuaba del trabajo tributario de una poblaci6n
iada vez mas nurnerosa, como 1 0 refleja el sitio de La Florida,
cerea de Lima, cuya pirarnide y basamentos secundarios le
dan el aspecto de centro de una ciudad dispersa.
En las tierras altas Kotosh continua su desarrollo en la fase
J.;ot.osh. EI templo principal,' a semejanza de los mesoamerica-
nos, experimenro cinco reconstrucciones; para la tercera hay
lIn,l fecha C14 de 1450 a.C. AI igual que en La Florida no
hay evidencias de conjuntos habitacionales; ello, sin embargo,
no significa que fuesensolo lugares destinados al culto. Alii
vivian los dirigentes, los sacerdotes, cuyas rnansiones, arqui-
lr.ct6nicamente, y a semejanza de los ))palacios(( mesoameri-
eanos, tenian formas muy similares a las construcciohes
rrremoniales. En la cuenca del Titicaca, Chiripa, se ubica
rumbien en esta epoca.
El ambience geografico actuo como barrera que impidio el
cnnracto entre las poblaciones, determinando un desarrollo evo-
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lutivo propio y particular en cada region. Las rutas cornercia-
les, con la excepcion de un incipiente intercambio de obsidia-
na en el sur, no exist ian, privando a la elifusion cultural de sumayor vehiculo.
Social y politicamente estaban organizadas en jefaturas;
dos estratos, casta dirigente y masa aldeana, cuya presencia
atestiguan la ereccion de los centros cerernoniales, determina-
ban las diferencias de rango y prestigio que caracterizan.
aq uella forma de organizacion de las sociedades,
Et Formatiuo Media (800-400 a.C)
Horizonte Temprano 0Chavin
Hacia el siglo VlI antes de nuestra era, la vida agricola y seden-
taria estaba definitivamente asentada en la costa de los Andes
Centrales. A los cultivos anteriores se agregaron tuberculos
(papa, yuca, camote) y rnan iobtenidos desde la sierra, ade-
mas del pepino. Habian domesticado el perro, cuy y llamas.Las aldeas, dispersas, tenian entre 20 y 30 unidades habitacio-
nales; varias de elias sustentaban al centro ceremonial sim-
bolo del auge de la clase dirigente, cuya maxima expresion eran
las pirarnides escalonadas. En dichas circunstancias se pro-
duj 0 la primera unificacion de las culturas andinas, producto
de la expansion de Chavin.
Chavin , tanto par el predorninio del motive felino en sus
manifestaciones artisticas, como par el papel que j ug6 en
el proceso evolutivo posterior, tiene hondas similitudes
con la Civilizacion Olmeca de la costa del Golfo de Mexico.No en vano Tello (1960) la denornino ))cultura matriz de la
civilizacion Andina« tal como a los olmecas se les designa
))Cultura Madre de Mesoamerica«:
Su nombre proviene de Chaufn de Huantar, posiblemen-
te ei principal centro, levantado sobre un tribut ar io del
rio Mararion, al este de las vertientes que riegan al Calle-
jon del Huaylas.
Can Chavin se inicia un fen6meno peculiar a los Andes
Centrales. Las respectivas difusiones e influencias se eviden-
clan mas en el .aspecto artistico que en los otros padrones de
la cultura Ello Ileva a pensar que la expansion de una cul-
tura est uvo conectada a la adopcion de sus concepciones
188
religiosas, cuya expresion grificala constituyen los motives
ornament ales en la cerarnica y bajorrelieves
La esfera de influencia de Chavin abarco, practicamen-
te, toda la costa y las cuencas del Marafion, C alle jo n -d el
Huaylas y Huallaga. Solo el extreme sur de Peru, norte de
Chile y el Altiplano de Bolivia permanecieron fuera de ella.
(
I. " 1 . . .
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Ii
!m E INFLUENCIA CHAVIN
tv· tilt M~pa qu e seiiala las esferas de dominic e mfluencias de Chav!,. ,.
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Fig. 69. Estela de Rai
mondi (Tello, 1960).
Fig. 70. Dunnidad
ictiomorja, con col:
millos fetinos, que
se eru.;,~entraen
Yauya, Chauin de
Huantar (Tello,
1960).
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~ E lernento tipieo del estilo Chav in es la intrlncada rnez-
cia de motives geometricos, bocas, ojos 0 serpientes que ro-
dean la figura central -deidad, hombre 0 animales- en
los baj orrelieves Iiticos.' Rowe (19ti7b) ha establecido un
verdadero c6digo metaf6rico en que cada una de las estili-
zaciones simboliza un rnotivo concreto. Llama la aten-
~ion el que las bocas, casi sin excepcion, semejen fauces de
jaguares, 10 que afirma las posibles conexiones con los 01 -
mecas. La estela Raimondi -una de las mas elaboradas
piezas de este enmaraiiado arte- represent a un dios de
rasgos felinos; boca de jaguar, col millos y garras en los dedos
de manos y pies. Lleva varias cabezas superpuestas, estiiiz a-
das con volutas, serpientes, etc.
Fig. 71 . Vasa ceramico con ia representacuin de un diosfelmo.
Anlrnales feroces, halcones, aguilas y jaguares, son co-
munes en el arte de Chavin, y reflejan los laws que le un ia n
1 1 rnncepciones religiosas.
En las simples Iormas ceramicas predorninan cuencos y
hO I elias; general mente monocromas, tienen decoraciones
lnclsas con motivos geornetricos .•
El mas conocido de los centros ceremoniales es Chavin de
U uantar, ubicado en la actual provincia de Huari, a Drill as de
UIIO de los afluentes del rio ee~!:.an6n,_ a casi 3.200 m. sobre e lIllllrJ marrno. -_".0;5'"-:;:;»-
EI· Castillo de Chavin de Huantar, su principal edificio,
lUlIstituye, en realidad, un templo con una complicada red
til' pasillos y habitaciones comunicadas por medio de rampas
y r~ .aleras interiores, Estaba rodeada de gruesos muros con
Iii hezas empotradas.Ualerias interiores parecen haber servido como deposi-
10 _ de of rend as. En el centro de una de elIas se encuentra em-
! = l i l t rnda una escultura litica de 4,5 0 m. de alto, Hamada Lan zon
p i l i su curiosa forma, semejanre a la nz a, R ep re se nta una di -vlnldad de cara felina, boca con la bi os g ru eso s en actitud de
relr y un gran colmillo que sale por la comisura inferior. Casi
n o ilene nariz. Las cejas y el pelo son serpientes. El cinturon
ql(l deco rado con cabezas felinas. Rowe (1967b) 10 ha lla-
Illudo Dios nente.
En una plaza que se abre al oriente del Castillo se hallo el
UbeJisco Tello que, a diferencia de los anteriores, representa
~n r ptil estilizado; el cuerpo est a constituido por una serie
o r motives imaginarios.
t(:havin, segun el analisis de la c~.G.!Pica, fue construidon ruatro epOCa's-: -Ourante el formativo temprano se levant6
Itt'rnplo de El Lanz6n q<ue, en eI formativo medio, y coinciden-
ll!mentc con la expansion, fue ampliado hacia los costados.
A I Ilnalizar dicho periodo su preeminencia fu e suplantada
prtr una pirarnide erigida Hcon lujo ins61ito, ornamentada
u n e sc ru pu lo so barroq uismo y detallada con escaleras de
fitill piedra labrada, porticos con columnas ornarnentales,
ftttirlitls, cornisas, cabezas, clavas, estelas, .e~c.(( (Lumbre-flU. 1970:39) . Contemporaneamente se hicieron agrega-
thn Il las estructuras ya existentes. La tercera epoca evidencia
I 'I"r'fllplazo de los elementos chavines por otros que
lurnbreras ([ 970; 1972) atribuye a la cultura Caliejon
193
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Sus portadores debieron invadir y destruir Chavin. Poste-
riormente el emplazamiento de un pueblo cubri6 los edifi-
cios religiosos; sin embargo, la irnportancia de Chavin como
famoso centro de un oraculo subsistio hasta la conquistahispana. ~
Los habitantes eran agricultores que irrigaban los terre-
nos mediante canales artificiales. Los dirigenres, segun
atestiguan las construcciones y el almacenamiento de bienes
en la Galeria de (as Ofrendas, debieron usufruct uar del fraba-jo t ributario de una enorme mas a decarnpesinos.
EI origen de Chavin fue atribuido por su descubridor,
Tello ( 1960) , en base a analisis estilisticos y comparaeiones
religiosas, a las poblaciones de la selva amazoriica: Lathrap
(197 1 ; (973) ha aportado nuevas pruebas en apoyo a ague-
lIa hipotesis al analizar la /lora y fauna presente en el arte deChavin.
Par el enorrne enfasis en el culto aljaguar, Coe ( 1963) piensa
que existio un contacto entre Chavin y Olmecas, las dos ci-
viliz aciones emergentes de la America Nuclear, Estesdebieron realizarse via oceano Pacifico, ruta que, para en-
tonces, ya utilizaban ernbarcaciones que un ian l a costa ecua-
toriana con Mexico. Cronologicamenre la posibilidad existe
ya que San Lorenzo es, par 10 menos, tres siglos anterior a
Chavin. Izapa, la olmequizada cultura de l pacifico mexi-
cano-guatemalteco, receptor de las, tecnicas ceramicas de la
fase ChorrerQ ecuatoriana, pudo ser el centro dif usor de
la religion y el arte hacia el sur. Otras evidencias que apoyan
la idea son las similitudes entre la ceramica Chavin y la de
Tlatilco y las semejanzas entre los Danzantes de MonteAlban y los relieves de Cerro Sechin. Curiosamente, como
seriala Lathrap (1975) , el arte de Chorrera, lugar donde
pudieron reunirse los Olmecas y Chavin, rara vez muestra
elementos. que pudieran asociarse a elias.
Lo concreto es que contactos Chorrera-Olmeca y' Chorre-
ra-Chavin son innegables. Ya hemos mencionado las serne-
janzas en la cerarnica con respecto a 1a primer-a, La presen-
cia' en el arte Chavin de dos moluscos que s610 habitan las
aguas calidas ecuatoriales, la concha Strom bus y la ostra
Spondylus, en el obelisco Tello y el Dios Riente no pueden
sino atribuirsea una irnportacion desde eI Golfo de Guayaquil.
19 4
Fig. 72 . EI "ianz6n"
Paulsen llama la atencio n sabre la profusion de ambos
runriscos en manifestaciones artisticas pertenecientes al
l IcrizonteTernprano; sosriene que ellas eran »insigni.a de la
rllte en los centros ceremoniales y en los enterratorios .tahto
t"n In sierra como en 1 ; 3 . costa de los Andes Centrales« (Paul-
um,1974:602).
El intercambio no se redujo al Horizonte Temprano; a par-
tir del 100 a.C. se acentua al transformarse la ostra Spondylus
I'tl un ornamento que se llevaba colgado del cuello; la belleza
195
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residia, esencialmente, en el hermosa color rojo del interior
de la astra. Los incas la ut iliz aron rnolida, como alirnento
de los dioses, denommandola mullu (Murra, 1971 ). En la
costa se ofrecia a las vertientes para que produjeran lluvias
sabre las cosechas (Rowe, 1946) La concha Strombus era
utilizada como instrurnento de viento, el pututu.
Larco Hoyle (1941) se refirio , tarnbien, al probable ori-
gen costerio, de Chavin, como consecuencia de las infl uencias
y relaciones mencionadas, e incluso denornino aCupunique,
Chavin costero, considerandolo pion era del interior.
Lanning (lg 07) sostiene, par el contrario, que Chavin
fue un? creacion netarnente peruana. Ubica su foco originario .
en algun lugar de los valles de Casma y Neperia, el Callej6n de
Huaylas, 0 la cuenca superior del Mararion.
• En la expansion de Chavin no hay nada que hable de con.
quistas militares, de ahi que se tienda a relacionarla con la di-
fusion de una nueva y dinamica religion (Patterson, 1971)
,f El prestigio de sus dirigentes transform6 al centro en un lugar
de peregrinaje.: receptor, adernas, del trabajo tributario de
miles de personas que vivian en aJejadas aldeas ....Probable.mente la religion fue adopt ada conj untamente can el cultivo
del rnaiz. Katz (1972) argumenta que precisarnenre par ella
Chavin no se hizo presenre en la puna meridional, zona inaptapara aquel alirnenm.
FIg. 73 . Reconstruccion parcial del templo de Cerro Sechin (Tello, 1960).
Ademas de Chavin de Huantar se conocen muchos otros
entros chavinoides en los valles de N eperia y Cas rna; dos
grandes cementerias, Cupisnique y Ancon, en la costa y
otros enterratorios importantes en los valles Lambayeque
y Viru. Levanraban sus estructuras ceremoniales en piedra
y adobes; algunos templos, como el Pallka, fueron escalona-
dos al estilo mesoamericano. El de Cerro Sechin, de plano
rectangular, se levantaba sabre dos plataformas can angulos
eurvos; relieves liticos en mati vas geometricos adorn a ban lasparedes de la primera (interior) mientras que la segunda (ex-
terior) estaba compuesta par estelas grabadas can seres hu-
manos en posicion semejante a Los Danzantes de Monte
Alban; los rasgos felinos se aprecian claramente en la boca
y en las urias tipo garras. i
Fig. 74 . Bajorrelieue de Cerro Sechin.
1 9 7
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l En s intesis, el horizonte ChaYifl parece ser la obra de
misioneros que lograron imponer su culto del Ielino y el co-
rrespondiente estilo artistico, en otras aldeas. La carencia
de unidad pOlitica, impide hablar de un ')imperio Chavin((;
su dominio se expreso a traves del intercambio de objeros
de Iujo que debieron utiJiza.rse con fines ceremoniales 0 co-
mo of rend as funerarias, entre ellos sobresalen los articulos
de oro, cuya metalurgia fue la gran innovacion introducidaporChavin.~
Tan misteriosamente como se forrno, se disolvio el horizon-Ie Chavin. Las evidericias arqueologicas serialan que, region
por region, comenaaron a desligarse de su infl uencia, La cera-
mica, unico indice de las secuencias evol utivas en los Andes
Centrales, es el testimonio mas claro de dicha desintegra-
cion .. Volvieron a aparecer las artes regionales con su selio
distintivo que, en el fondo, no marcan mas que un j!renaci-
rnienro« de .105 estilos anteriores a Chavin, mezelados con
elementos de este, No obstante ello, la presencia de Chavin
perrnanecio latente en los padrones de asentamiento y en las
estructuras sociopolltieas.
E! [ormatiuo tardio (400 a.C. - 700 d. C.)
Es la epoca en que comienzan a gestarse los estilos ceramicos
regionales que caracterizaran at periodo Clasico. As! Salinar
aparece como antecedente directo de los Mochicas y Paracas:
Cavema de Nazca. Cada vez mas los rasgos chavinoides se van
perdiendo ante el empuje creador local. Sin embargo, heren-
cia de Chav!n, muchas regiones permanecerian comunid.n-
dose a traves del intercambio. La distribucion de una cerarnicaBlanco sobre R O J o parece ser la evidencia mas fuerte de este
fenomeno de influencias reciproeas que no engtob6, sor-
prendentemente, a otros aspectos cul!urales (Lumbreras,! (9 ).
Las aldeas se ensanchan a eonsecuencia del aumento po-
blacional que, a su vez , der iva de un creeiente manej 0 de las
ag uas. Construcciones hidraulicas expresan el poderio al-
canzado por los dirigentes y la riqueza recibida par la via deltributo.
Salinar, en el valle de Chicama, y Puerto Moorin en el deViru, conforman aldeas agl utinadas con dos padrones de vi-
-,
Fig. 7 5. Gra/leo con los t,pa:; de tumbas presentes en Paracas Cauernas yParacas Necropolis.
1 9 9
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vienda: hab!taciones mult ifamiliares y cuanos independien_
res. Sus cimienros eran de piedra mientras que las paredes se
l:v3?taban de adobe, soportando techos ados aguas. Las pi-
rarnides escalonadas continuan siendo empleadas en los nu-cleos ceremoniales.
Especies de fortaleaas distribuidas en el valle del Yin!an uncian la belicosidad del pertodo siguiente. > '
., En la costa sur, sobre la peninsula de Pisco, se desenvol_
VIO la cultura Paracas, que presenta dos fases: Paracas Caver-rlas y Paracas Necropolis, aunque ambas Son cementerios.
Las tumbas Cavernas son pozos cuyas carnaras funerarias en-
ce:rab~n entre 30 y 40 individuos envueltos en mantas. En Ne-
cropolis, en cambio, se construyeron una serie de habitaciones
Fig. 7 6 . Trozo de un tejido de Paracas.
20020 l
subterraneas que ocupan una superficie de 260 m". Alli se
descubrieron 429 momias cubiertas pa r tel as en perfecto es-
tado de conservacion gracias a la aridez del suelo. Los tejidos,
por su calidad y belleza decorativa, dierori mayor espectacu-lar idad al hallazgo.
El arte textil, sin duda, fue uno de los mayores logros alcan-
z ado por Paracas. En una extensa gama de colores plasrnaron
representaciones de anirnales , peces, aves y seres h urnanos
sabre tapices y tel a s, utilizados en la confeccion de diversas
prendas de vestir. Las de Paracas Necropolis, posteriores a ICavern as , han sido catalogadas como unas de las mas bellas y~
~u~moo~. I'.esgraciadamente poco se sabe sobre sus creadores. Los
Iugares aiedanos al cementerio no muestran indicios de ha-
ber sido habitados. Debieron ser transportados desde .otros
sitios, por la semej anz a entre los motivos textiles y la cerarni-
ca de Nazca, ese valle, localizado mas al sur, pudo const ituir
cI centro originario de los cadaveres enterrados en Paracas,En la sierra sur, Chanapata y Chiripa empiezan a
trabajar el cobre.
En sintesis, los restos descritos presentan grandes varie-
clades, aunque en 10 rnedular la estructur-a sociopolitica mues-
tra un nivel de desarrollo similar. Ellos conforman una ver-
dadera fase de transicion entre las inf1uencias de Chavin y el
surgimiento de las cult uras regionales clasicas,
E/ periodo cldsu:o ([00-1200 D.c.)
A partir de los comienzos de nuestra era, la agricultura habia
sido adoptada definitivamente en los Andes Centrales; siste-
mas de irrigacion artificial inundaban, mediante canales, ex-
tensiones cada vez mas arnplias de terrenos, cuyo rendimiento
iba en aumento gracias al uso de fertilizanres. Las manifesta-
ciones del poder central anuncian a las Hsociedades hidrauli-
cas« mientras en arte, el felino deja de ser elemento predorni-
nante. Cada region elabora sus propias farmas culturales
)lretratadas{( en una cerarnica que no dejo aspecto de la vida sin
mostrar. Figurillas moldeadas en arcilla y esc en as pintadas enlas paredes de las vasijas constituyen el mas preciado archive
para la reconstruccion de aq uellas culturas. Campesinos y dig-
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nat arios, guerreros y esclavos, victorias y derrotas, sacerdotes
y cererno nias, Iecund acion y muerte, estan representados en
un maravilloso ·naturalismo que no absorbio el arte abstracto
y conceptual de grecas 0 volutas entrelazadas. Sin embargo,
el personalismo regional plasmaba toda expresion; por ello
algunos investigadores prefieren !lamar a esta etapa de » de-
sarrollo regional«:
Estrueturados politicamente como sefiorios, se asiste al
nacimiento de los arrestos militares e imperialistas, preparan-do asi el camino al Imperio Tiahuanaco-Huari, segundo ho-
riz onte panandino, cuya expansion divide al clasico en tem-
prano y tardio.
El cldsico temprano (100-800 d.C.)
Tanto en los valles costeros como en algunos sectores de la sie-
rra, la actividad regional di o lugar a la forrnacicn de socieda-
des (on culturas autonornas. En e l sector norte los valles de
Chicama y Moche Iueron asiento de la·Cultura Mochica, mien-tras que los valles de Viru y Santa eran escenarios del desa-
rrollo de Gallinazo y R e C 1 . J a y , respectivamente. En la costa
central surgia la cultura Lima y en la costa sur florecia la
Nazca. Recuay se hizo presente tambien en la sierra norte
conjuntamente con la Cajamarca, en el valle del rnismo nom-
bre , En la sierra central, cerca de Avacucho, estuvo la cultur a
Huarp a-Ayacucho; mas al sur la Waru y en la cuenca del Ti-
ticaca, Tiahuanaco .
La culture Mochica
Corresponde a un pueblo· agricola que conservaba tradicio-
nes pesqueras. Practicada sobre »caballitos de totora«, cons-
tit uia deporte y pasatiempo de la clase dirigente.
Su con dicion de estado primitiuo, en donde la mrnensa ma-
yoria de la poblaci6n tributa en 'trabajc a una mino ria que
disponia de medics y bienes de produccion , se. evidencia en la
ccnstruccion del centro ceremonial y una serie de obras hi-
dr aulicas. Canales, acueductos y diques se prolongaban por
varies kilometres (Canal de Chicama con J [3 km. de largo
y el acueducto de Ascope, a J5 m. de profundidad y casi 2 krn. de
'202
/ o ' l g , 77 . Escena en que se mueslra a nobles mochicas pescando en botes de
totara (Kidder, 1964).
f ilII 7B, La pesca COrr)O deporte, segun una vasija mochtca (Kidder, 7964).
! ; , I I Ilfl), Kosek ( I g t i S ) asegura que en esta region existia un
1I'III(n sistema de regadio que interconectaba los valles de
J quetepeque, Zama, Lambayeque, Leche y Mot upe, cubrien-
o n m a N de un tercio de la superficie cultivable. AUf, no se ha po-d ido dcmostrar si fue construido por los rnochicas 0 por sus
Mfi'~UJ I 'S, los chirnu, estado del periodo clasico que, caso
It II f'tl el mundo andino, dependio completamente de la irri-
Ifill .Irlihdal.
I potlrr central debi6 ser ejercido par sacerdotes ernbebi-
!l I'll lin fuerte espiritu militarista como se desprende de la
t'lltulim eonq uistadora que orientaron hacia los valles de
I.l tf'I·.wqu , Viru, Santa y Neperia
II 3rl'juil"flctura ceremonial t iene sus mas espectaculares
r Ii 1 I 1 1 1 1 1 1 r s en dos piramides escalonadas hechas de ado-lIhlnuJM ~n el valle de Meche, son conocidas como Hua-
F,g. 79 . Guerreros mociucas,
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ca del Sol y Huaca de fa Luna. Sus cumbres debieron sostener
templos segun sugiere la existencia de muros, decor ados al
fresco, en la Huaca de la Luna. Construcciones similares, aun-
que menos espectaculares, se esparcen por toda el area
mochica. A sus alrededores se alzaban aldeas cuyas vivien-
das contrastaban con el esplendor de los centros cerernonia-
les. Generalmenre se trataba de postes cubiertos por un techo,
ados aguas, de junco tejido.
Testimonies, tarnbien, del nacienre militarismo que les
anirnaba son restos que podrian identificarse como fortale-
z as , Levantados en 1 0 alto de las rnontafias que dominaban
el valle, servian como atalayas y sitios de refugio a los cam-
pesinos que sustentabanelcentro ceremonial.
Los mochicas alternaban sus actividades agricolas con el
comercio y la guerra. Desde las Islas Chincha, en la costa sur,
extraian guano con el cual enriquecian los cultivos de maiz ,
cal abaz as, frijoles, rnani, camote, ehirimoyas, papas 0 yuca.
Ut ilizaban la coca con fines cerernoniales y medieinales; la
importaban desde el interior. Complemento a la dieta vegetal
era carne de venados, peces, mariscos, focas y lobos marines.
Poseian algunos anirnales dornesticos: patos, cuyes, llamas,perros y loros. ,
Los guerreros moehica llevaban cascos ricamente orna-
mentados; cubrian el cuerpo con Una especie de armadura de
AIIllod6n y portaban escudos. Su arrna of ens iva mas impresio-
Illlfit" era la lanza can punta de cobre. Algunas escenas belicas,
I"~toll'npadas en la cerarnica , muestran soldados extranjeros
r 11 v a s manos sostieneri cabezas-trofeos; probablemente eran
IIf iginarios de la region arnazonica
Entre las especializ aciones artesanales conocian los tei i-
d , . " [ ' I . trabajo de los merales (oro, plata y cobre), piedras sem,i-
prrciosas (turquesa y lapislazuli), y, por sabre todo, la cera-
Hilt II, En ella volcaron todo su genic artistico. Las formas
IIItl~ cornunes fueron los f)vasos retratos«; jarras con asa, es-lIthn y botellas, Larco Hoyle (1945) las clasifica de acuerdo a
Iii rormas, tamario y decoraciones, en cinco fases que guar-
tiitll en sila historia mochica.
Lns ceramios mas llarnativos son llvasos retratos« que real-
rtlrllll' parecen esculturas, Sus paredes rnuestran escenas de
I Vida real 0 mitica, entrelazadas con lineas y motivos geo-
1ll"1 rlros. M uchos asernejan fatografias en las que facilrnen-
I ,r dist inguen 1)35 especies de paj aros, !b de marniferos y
III JC ' peces, adernas de una gran variedad de otros animales«
B·
Fig. 80. Cerdmica rnochica con asa estribo.
2°5
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Flg.8J. Vasos retratos Mochica.
(Lanning, 1967 : 123 ) . cQue dejarian sin retratar si hasta
hay una vasija en que un individuo esta lavandose el cabello?
La mayoria de los tiestos se moldeaban en piezas separadas
asegurando, de tal modo, la fabricacion en serie. Sin embargo,
la pintura y la decoracion los transforman en ej emplares dis-
tintos y unicos. .
Notables son, adernas, figurillas en toda dase de relacio-
nes sexuales, Larco Hoyle ( 19 6 6 : 1 1 0) sostiene que » el terri-
torio mochica fue el centro erotico mas importante de Ame-
rica. Este pueblo lascivo y de exuberante imaginacion , se
entreg6 a todos los placeres sexuales; sin embargo su libido
estaba limitado por ciertas reglas; se castigaba severamente
algunas aberraciones sexuales y el adulterio«.
Los mochicas acosturnbraban pintarse el rostro y las extre-
midades, Adornaban orejas, narices y labios con objetos de
metal. Cubrian casi todo el cuerpo con vestidos y en la cabeza
l levaban turbantes 0 sombreros en cuya confecci6n se deno-
tan claros signos de la estratilicacion social imperante. So-han calz ar' sandalias.
206
Con respecto a la escritura , Larco Hoyle sostiene que es im-
posible imaginar toda la estructura de dicho pueblo, con
una organizacion que careciese de medics de cornunicacion
esc rita. Agrega: »los mochicas utilizaban rapidos mensaje-
ros que portaban sus recados en pequefias bolsas de cuero.
Los servicios se veian facilitados por la magnifica red de ca-
minos que se extendia a traves del territorio mochica. Di-
chos correos portaban en sus bolsos frijoles, en cuyas partes
blandas grababan mensajes por medio de puntos, lineas para-lelas 0 zigzagueantes, puntos y lneas cortas, etc. A estes
»chasquis« se les simbolizaba por medio del halcon, ciernpie
y venado; aquellos que descifraban los mensajes estaban sim-
bolizados por el zorro, siernpre considerado en el lenguaje de
la Iabula como signo de astucia e inteligenciar (J 9 6 6 : 1 0 9) .
En cuanto a la religion, las deidades, en las (res prirneras
fases se presenraban como felinos con cuerpo humane. »En
el cuarto periodo posee ya cabeza humana, manteniendo ras-
gos de s u origen animal: largos colmillos, rostro arrugado y
bigotes. Tiene por atributo un cinturon formado por serpien-
tes bicefalas. Es una divinidad humana puesto que ejerce, a
la vez , de curandero, agricultor y pescador. Cuando quiere do-
minar el espacio, vuela sobre el dorso de un pajaro; su fiel ser-
vidor es el lagarto antropomorfo; posee un cierto nurnero de
y udantes como el corrnoran y el colibri; al igual que los hom-
bres, anda siernpre acompaiiado de un perro ... u (Larco
Hoyle, 1966 : 99 ) . Simbolizaba el bien y su nombre era Ai a
Paec . Se supone que podria retlej ar un temprano monoteis-
me (Larco Hoyle, 1 945; [9 66 ), aunque tarnbien pudo haber
sido un dios solar que se adoraba conjuntamente con otro lu-
nar. Las deidades mitad humanas mit ad felinas que aparecen
en las vasijas, complementaban el panteon mochica.
Hacia el siglo [X d.C. los mochicas desaparecen del escena-
rio andino como consecuencia de una decadencia provocada
par la perversion sexual (Larco Hoyle, 11: )45)que posibili to
su incorporacion al imperio Tiahuanaco-Huari. A continua-
d6n de este muchos de sus sitios fueron ocupados por la civili-
acion chirnu motivo por eI eual algunos autores denominan
Iii cultura mochica proto-chimu.
La cu ltu" 'ra 'Ca l li nazo
1':2 la continuadora de Puerto Moorin, en el valle de Viru; su
207I
I
principal caracteristica es el empleo de la tecnica de decora-
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cion negatiua en cerarnica; esta consistla en rellenar la super-
ficie de las figuras con un material derretible; en seguida se le
aplicaba una mana de color y se sometian a coccion. De tal
modo el interior de los motives permariecia del color de la
pasta mientras que el resto presentaba el color de la pintura.
Los antecedentes Iorrnales de esta tecnica se remontan a
la ceramica Salinar, del formativo ta rdio.
Las aldeas de Gallinazo no difieren en mucho de las mochi-
cas. Generalmente se distribuian en lorna a una pirarnide, foco
del centro ceremonial. Las paredes de los edificios estaban de-
corados can mati vas geometricos incisos.
La existencia de Gallinazo fue eflrnera ya que hacia el SI-
glo v d.C. la absorbieron los conquistadores mochicas .
. La cultura Recuay
En el valle de Santa otro estilo ceramico se asocia a un pueblo
del que solo se conocen sus enterratorios en galerias subterra-
neas. Probablemente sus habitaciones tuvieron estr ucturas
semejantes. En allareria, al igual que Gallinazo, ernpleo la
decoraeion negativa, 10 que sugiere conexiones entre ambas.
Subsistio hasta el siglo IX d.C. y tarnbien se manifesto en la
sierra.
La cultura Lima
Se ensenoreo en la costa central y es el producto de ))dos com-
ponentes principales que corresponden, a la vez , ados epocas
dif'erentes« (Lumbreras, I g0 7 : I Il 4) . Se las conoce como com-plejos Playa Grande y Maranga.
El prirnero se ident ifica por el estilo cerarnico Interlockmg
debido a que las decoraciones irnitan el entrelazado de los te-
jidos. Motivos geometricos y estilizaciones de ani males a pe-
ces se mezclan en colores blanco y negro 0 en blanco, negro y
rojo sabre fondo rojizo. Los mas ternpranos niveles de Pacha-
camac, el gran centro ceremonial al sur de Lima, se asociana dicho estilo.
EJ complejo Maranga posee dos fases caracterizadas par
la propia cerarnica. La mas antigua es de color raja con decora-
'208
ciones blancas y negras ; la segunda es de color anaranj ado con
motivos raja, blanco, negro y gris.
Ambos complejos abarcaron una superficie que incluia
la costa (Ancon), y los valles de Chan cay , Ch illon y Lurin.
La cultura Lima utilizo, igualmente, la forma piramidal
en sus construcciones religiosas, pintando los muros. Sin du-
da Pachacamac Iue su principal centro. Engido a comienzos
de nuestra era, continuo en usa hasta la llegada de los espafio-
Fig. 82. Tipos de ceram lea ! " " ; / l Z C f l .
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Ies. EI pez fue figura preponderante en las decoraciones que
adornaban sus paredes.
EI intercambio debio ser una aetividad import ante y , segu-
rarnenre, a traves de el recibio influencias de las otras culturas
eontemponineas. Receptaculo fertil, la eultura Lima apare-
ce como la menos personal de las sociedades clasicas ternpra.
nas. Fue absorb ida par Tiahuanaco-Huari en eI siglo IX d.C.
La cultura Nazca
Un estilo barroeo en las formas simbolicas y rnitologicas, es-
tablecio predominie en los valles de Nazca, lea, Pisco y Chin-
chao La ceramica, menos realista que la mochica, posee, sin
embargo, brillantez peculiar par la policromia; al menos
utilizaron diez colores: escarlata, rosa, anaranjado, amari-
llo, blanco, verde, cafe, azul, gris y negro hacen resaltar una
tematica que incluia aves, peces, alimentos, figuras antro-
po y zoomorfas plasmadas de simbolismos religiosos.
Dividida en cuatro fases, las raices nazcas se hunden en la
cult ura Paracas, de la que parece ser su continuadora (Men-
zel, Rowe y Dawson, 1 91:i4).
Poco se conoce acerca de los emplazamientos habitacio-
nales 0 cerernoniales. Los escasos datos perrniten sostener que
conformaban aldeas semejanres a las ya descritas. Adobes
y quinchas fueron los materiales mas usados en la construe-
cion. Strong (1957) afirma que en el sitio de Kauiachi (valle
de Nazca) se levantaba una pirarnide de 20 m. de alto.
Sociedad agricola, sus gobernantes debieron haber sido sa-cerdotes que en las postrimerias de la cultura intentaron do-
minar ciertos sitios en los valles vecinos. El manejo de las
aguas fue preocupacion fundamental de la clase dirigente ya
que los rios la acarrean solo unos meses en el ario. De ahi que
las construcciones hiddulicas, sin tener· las gigantescas ex-
tensiones de la costa norte, sean tecnologicamenre mas desa-
rrolladas, En Nazca sobresalen, especial mente, los acueduc-
tos subterraneos que conducian el agua desde las montafiashacia el valle.
Elemento enigrnatico es la serie de dibujos amarillenrosque rornpen la rnonotonia rojiza de la pampa lngenio,
210
Lineas y formas geometncas representan gigantescos
ani males y plantas que solo pueden ser observados desde un
avion. Reiche (1949) supone que se trata de representaciones
idealizadas de las constelaciones y las asigna a un primitive
desarrollo de la astrologia (550 d.C.). Debido a que muchas
de las lineas apuntan hacia los solsticios y equinoccios, Kosok
(t 91:iS) sugiere que tienen significado astronornico al igual
q lie marcas similares en los textiles.
Las vestimentas se confeccionaban en telas de algod6n 0lana, decoradas con los mismos motives de la cer amica. Sobre-
sale, entre elias, e l felino que lleva sobre sus patas delanteras
FIg. 83. Dioses [eimos Nazca, seg';;; aparecen en los leJ,do.r.
211
sernilias, cabezas 0 cuerpos humanos. Fueron grandes aficio-
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212
nados a la musics segiin se desprende de la enorme cantidad de
nautas de pan, tambores, pitos y sonajas que aparecen en lasdecoracion es.
Trabajaron el oro y cobre, tallando bellos ejemplares que,
c?nJ un,tMnente can el arte p!umarzo, reafirman la magnificen-cia anlstlca nazca.
Culturas elaSlCaS tempranas de Lasierra
Con excepcion de [a expresion Recuay, los restos de las soc ie-
dades serranas son casi desconocidos para este periodo. El
esplendor de Ia cost.a ha ejercido atraccion mayoritaria en
los invesngadores, deJ ando en un olvido que s610 recientemen_
te ha venido a repararse, a las Ilsociedades en estudio« (Lum-breras, Igb9) dedicha zona.
En el extrema norte, el rio Mararion abre paso al valle de
Ca.1amarca en cuya margen occidental estuvo el foeo de la cul-
tura del rmsrno nornbre. Por el anal isis de la cerarniea se distin-
guieron en ella cinco period os que corresponden a ocupacio-
nes sucesrvas desde el Formati,v~ Superior hasta la conquista
Inca. La Iase ~I se ubl~a en el clasico temprano mientras que las
III y, IV, con influencias tlahuanacoides, pertenecen al clas icorardfo,
Mas al sur, el rio Huarpa, afluente del Mantaro drena Ia
region de Ayacuoho donde se han identifieado dos eulturas.
Huarpa y Ayacucho, la ultima surgida, probablemente co-
mo consecuencia de influencias nazcas en la anterior. V~rios
sit ios habitaci~~ales senalan que e J valle, en ese tiempo, tenia
ya u~~ poblacion nurnerosa, dedicada a la agricultura. La nu-
cleacion de los recintos testimonia la presencia de una autori-
dad central fuerte, punto de partida a las posteriores diferen-ciaciones sociales.
Ayacucho, como se mencion6, 'lcomienza a nacer (fase I)
cuando Ilegan las primeras influencias de Nazca, seguramente
durante la Iase IV de Nazca ° finales de la 1lI«( (Lumbreras,
[9b
9 :222). Sus restos mas conocidos y cuantiosos pertenecen
ala fase rr r que refleja influencias de Tiahuanaco a tr aves de
Huari. Para entonces se habia cimentado definitivamente una
econornia agricola-ganadera. Los auquenidos, domesticados,
81' encerraban en corrales de piedra, material emplcado, tam-
bll'n, en la ereccion de casas colectivas en torno a grandes pla-
l.IS, sede, probablernente, de las ceremonias religiosas y;'1 que
lin se han encontrado ternplos ni plataforrnas desrlnados a
I .t ! u so ,
En, los alrededores de 1 0 que mas tarde seria el Cu:zco,el ego
11111erarnico Waru, delata la existencia de otra cultura serra-
1 1 1 1 rontemporanea a las anteriores.
~:na cuenca del lago Titicaca, Pucara, ubicada en la costanuroecidental, fue uno de los centres altiplanicos mas irn-
porrantes del clasico, En su sector central se levantaba una
fJl.ILuforma de piedra, rodeada por murallas, y un patio hundi-
t i l l con bovedas funcrarias subterraneas (Rowe, 1 9 b 3 ) . En
( !lu j u nt o debieron conformar un gran templo. Desgraciada-
mente el pesimo est ado de conservacion impide tener una
INl6n mas concreta de 1 0 que fueron sus estructuras arqUl-
1i'116nicas. En el extremo opuesto del lago, a unos cincuent a
kllflmetros de distaneia, se encontraba Tiahuanaco. Aunque
Ij~" primeras secuencias se correlacionan con la ya descritas ,ll'l:' tratada en capitulo aparte debido a la importancia que
iI Ilmi6 en la gestacion del segundo horizonte panandino.
1 ' , ; 1 1 sintesis, el clasico temprano corresponde a la culmina-
lOll de los ensayos germinados durante el Iorrnativo. Las al-
d " . ~ se transformaron definitivamente en sosten de gran des
111os ceremoniales cuya magnit ud encarna el poderio de
una clase dirigente que est a utilizando excedentes, produci-
du ~ por la gran masa, para levantar construcciones que ensal-
II su propio prestigio. Al rnisrno tiempo, la necesidad de au-
mtar las tierras agr.icolas, base del incremento poblacional,I llevo a iniciar construcciones hidraulicas, simbolo de los
tndos primitives.
Localizados en los valles cost eros, cada »reino« ejerci6
lnlhll'ncias sobre vastas superficies. La ')ciudad«(, asiento de
Ufli l elase sacerdotal-dirigente, tuvo una arnplia red de aldeas
Hliultarias que contr ibuian al mantenirnienro del poder y
III utlvidad urbana.
I... relativa autarquia de los )reinos«( no impidio los con-
k! fn~ entre ellos. El intercambio 0 la colonizacion [ueron ,
nh.1blemente, vinculos que entablaron y mantuvieron
qlIdlas relaciones. Incluso es dab le pensar que los arrestcs
militaristicos observaoles, especialmente, entre los mochi-
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c~s, pudieron deberse a un intento de eliminar la cornpeten-
CIa, de estados mas debiles, en la ocupacion de regiones asectores economicamente diferenciados.
EI surgimiento de la c1ase dirigente en la sierra debi6 est ar
motlvado par factores distintos a los de la costa: sin necesi-
dad de construir gran des sistemas hidraulicor para el cultivo
de la papa y los cereales andinos el poder central, sin embargo,
estuvo presenre en esa region. Quizas si la expansi6n de los te-
rren.os, la conservaci,on del trafico continuo entre el nucleo ylas Islas del archlplelago, y la propia defensa de sus tierras
fueron los factores causativos de la estratificaci6n politicaserrana.
La civillzaclon de Tiahuanaco
Los a~tecedentes de Ocupaciones sedentarias en la cuenca
del Titicaca, se remontan al formativo. En efecto, alrededor
del 1000 a.C., en las margenes oeste dellago se levantaba una
aid ea. cuyos hab.itant,es confeccionaban el tipo de cerarnica
conoCI.d~ como Kaluyu, antecesora de la Chinpa.
Chlnpa tuvo su centro llcuatro leguas al norte de Tiahua-
naco, cerca de las riberas del lago« (Ibarra Grasso, Ig6y
loa). Las ruinas de la aldea forma ban un monticulo en el cual
las excavacion:s han sacado a luz casas de adobes, con plarua
rectangular, dlspuestas en circulos alrededor de un patio cen-
tral. Cu~iosamente las paredes son dobIes, entre elIas gueda
u~ ~spaClO ~e 0,80 m., 10 que sugiere su utilizaci6n como de-
pOSitOS, fenomeno que, a su vez, evidencia producci6n de ex-
cedentes de algun modo .conectados a la temprana presencia
de un poder central. Chmpa, cronol6gicamente, se ubica en
el sigio VI a.C, y su desarrollo alcanzaria basta comienzos de
nuestra era (Ibarra Grasso, Ig65). Su avance tecnol6gico mas
notable fue el trabajo del cobre labrado y repujado.
Parale1amerne se desenvolvian Wankarani al norte del
la?? Poopo, y Tiahuanaco, 20 krn. al sur de'la cuenca delTltIcaca.
Tiahuanaco, la urbe que topaba el cielo, se encuentra sabre
lo~ 4·?OO m. de altura y rornpe, can sus estelas, monumentos y
edlflclOS de piedra labrada, la monotonia de un paisaje en
el g_uelapaJa braoa
es el unico vegetal que se atreve a desafiarel frio yel viento.
La historia secuencial de Tiahuanaco P()~fr, rtnen pl"rif,lIdrj~
" I ases q ue han )lpuesto en claro un panorama f l l"-~d fiptu i
rnadarnente un milenio antes de nuestra era hll!ll't~-Iou !i!gl'1~
(If' transcurrida la misma, un desarrollo cultural MLD (1 II1If'f
no, al parecer sin intervenci6n extrafia: (Ponce S,Hl~irlf"~ \
M tlgrovej 0, 1970 :54) .
'I'lahuanaco 1 Y II conforman 1 0 que Ponce Sangines ( r ~ 1 7 1 1
h i t denorninado estadio aldeano, perteneciendo, por tanto, ,I I
1 ' 1 1 1 rnativo. Era una aldea restringida al valle altiplanico pari1'UN a cr iv id ad es e co nom ic as , La agricultura, base de subsisten-
' 1 1 1 , s e p r ac ti caba con cultivos de papas y otros t uberculos qu e
HJIlS rvaban deshidratados (chuiio a tunta). Explotaban, tarn-
hJl ' f1, la ganaderia; una especie de interca~bio y I0 colon~za-
II In l es p e rr n it ia tener acceso a cobre, obsidian a y otros rmne-
l!lles (Ponce S an gine s, [ 97 1).
[ , 1 1 existencia de movimientos de rnercaderias desde largas
tilt, ncias test ifica el entronamiento de un poder central, y el
Iill! gimiento de especializaciones que conducen hacia la estra~
III, acion social. Notable era el trabajo de cobre, oro y plata,10. metales preciosos se utilizaban, esencialrnente, en adornos,
,tl1lbolos del prestigio de g uienes los portaban.
Con Iechas C14 que fluctuan entre 800 a.C . Y 400 d.O, ,
11 11 1ases Iy IIconstituyen clara evidencia del paulatino ensan-
hamienro de la aldea, corolario del crecirniento poblacional
~UMtr,ntado en el dorninio de los tuberculos, No en vano Ponce
illlgines (I97 I) le ha dado a Tiahuanac? el calificati.vo de
l v i l i z a c i o n de I l l . papar [, destacando aSI el papel, similar
a J del maiz,jugado por ella en el proceso civilizatorio.
Hacia el siglo v de nuestra era, Tiahuanaco puede conside-
rs e COmo una verdadera urbe. Las fases III y IV, 0 estadio ur-
nu (Ponce Sangines, 1971), cronol6gicamente corresponden
I r lasico temprano de los Andes Centrales. Para entonces,
III Inrmas gestadas en el periodo anterior habian aicanz ado.
plt'n" desarrollo, coincidenternente con una arnplia especra-
rhl"l ibn econ6mica y una profunda estratificacion social cuya
hur era el propio sistema agricola. Este permitia que los :am-
, .Inos obtuviesen un 6 6% de excedentes (Ponce ~angl?es)
1 71 32), 1 0 cual , al igual qu e entre los mayas,. les dejab a libr e
IIltSC:S al ana para dedicarlos a otras actividades.. El a~ge, ILlelase dirigente-sacerdotal se manifiesta en la construccion
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til' temples y palacios que, entre el 200. y ! :I on d ,C " e r nb el le cl e-
1 0 1 1 , la ciudad pr incipalmente en su nucieo 0 Ioco ceremonial,
r uya extension abarcaba cere a de 5 km", El area de ~u~r!'f1L'I
Iwn englobaba un as 420 h e ct ar e as .
La parte central de Tiahuanaco constaba de seis conjunu»
uquitecterncos en los que se disringuian piramides , temples,
1I10HOliws, estel as y esculturas talladas en piedra. Habia sido
rdllicada, tras cuidadosa planificaci6n (Hardoy, '964), en
1 1 1 1 1 1 0 ados ejes 0 avenidas principales, orientadas de acuerdoIt In s puntos cardinales. aLa que se construy6 en direccion
nnrte-sur tenia r6,50 m. de ancho y goo m. de largo, y la per-
1'f'lldicuJar a esta era de caracteristicas sirnilares: (Hardey,
14 h4:34S)·
Sl~ estructura m as irnportante era la Akapana, pirarnide
uuncada cornpuesta por tres cuerpos en cuya cima, proba-
hlrrrrcnte, se levantaba el templo. Frente a ella, en la avenida
Mh'~oeste, se levantaba el Kalasasaya, plataforma rectan-
ular, de la que solo queda en pie una serie de monolitos que
drhll'ron servir de soporte a los muros. Escalinatas de seisIlricl,lnos conducen al patio interior donde se alzaba el Mo-
lfJ/"llifJ Ponce, estela de 3 m, de alto tallada con una figura
humana rodeada de motivos rel igiosos. En el sector oriental,
fillbH' otra plataforma, descansaba la Puerta del Sol, rnonoli-
II I tic tres metros de alto con una abertura central. El dintel
prt41'nta una serie de bajorrelieves que se distribuyen en tor-
nn .1 la figura principal, un personaje cuya cabeza vdespropor-
Ilu!l,~da en relacion al cuerpo, es cuadrada y .rodeada com-
plrl.1mente par rayos solares. Del cuello pen d e complicado
!U'I tural. Sendos bastones sostienen sus manos. Se Ie ha iden-n . M in CO n el dios Wiracocha. A los costados de e t \ cuatro fran-
jnl horizontales, talladas can personajes que .miran hacia
IIentre, completan el dintel. Dos corresponden a seres ala-
dfl~ y las otras son esrilizaciones de aves can extremidades
hYI1I1InI lS .
AI este del Kalasasaya se encuentra el 'I'emplele Semisub-
" . t r ! l < ' O , enorme pozo de [,70 m. de profundidad y 742:7 0 m 2
superficie (Ponce Sangines, [964). Cuatro moras de conten-
inn elel irnitan ese gran patio; de trecho en trecho rnuestran
Ill' (IS clauas, ernpotradas. Dentro de e l debieron posar dosouulitos El Fraile y la Esteia Bennett. EI primero es una fi-
217
~ura humana rallada en posicion bastante hierarica. La cabe-
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218
FIg. 85. Reconstruccion del Calasasaya de Tiahuannco.
Tiahuanac«.
za esta cubierta por una especie de sombrero y en el rostro se
"ciivina una barba. Los brazos se encuentran ala altura del ab-
nomen.
La Estela Bennett es impresionante en sus 7,30 m. de alto
l'ambien representa la Figura de un hombre can cabeza rectan-
~IlJar, cubierta por un tocado. Figuras estiliz adas de felines,
aves, peces y humanas adornan la frente y el cuello. Tiene los
bf'QZOS extendidos hasta el torax y las manos port an objetos aun
nn identificados.
En la avenida norte-sur se encontraba otra plataforma »den-
!Mla a ritrnos regulares(( (Hardoy, 1964:348) y una pirimide
I'~{'alonada de dos cuerpos, la Pumapumku.
El palacio mejor conocido, Kheri-kala, ubicado al oeste del
I\,dasasaya, posee unaserie de habitaciones u oficinas, alinea-
rl,l~en torno a un gran patio.
La transformacion de Tiahuanaco en ciudad, indudablemen-j
Ir , estuvo conectada al surgimiento de un Estado., encarnado en
I n casta dirigente mantenida por la gran mas a campesina. Ella
~r impuso y »abrigo la firrne conviccion de dernostrar sus
uudiciones de mando emprendiendo obras de magnitud
d Hfoesurada, indicative de su poderio y majestad, ademas
r suscitar admiracion" (Ponce Sangines, 1971: 32). Un
~tHI('roso ejercito avalaba la accion del Estado como 10 de-
llIu~stran las decoraciones en estatuas y vasijas representan-
flo l'a las ordenes de guerreros, la de los aguilas (0 condores)
Iii de los felines, ataviados con mascaras y portando armas,
Il'l1tando como pectoral la hoja de hacha, sirnbolo del corn-
W'ntel( (Ponce Sangines, 1971: 33)·
Lu cerarnica es buen indice para delimitar las Iases III y IV.
primers se identifica por disefios geometricos en forma de
I as escalonadas 0 Iineas zigzagueantes. Tambien se encuen-
(HI !:stilizaciones de felinos, aves 0 peces que cubren el inte-
M de los tiestos. Durante la fase IV, la ceramica se transforma
11dd.l ' ica, mas Iina y con mayor variedad de formas, sobresa-
ndn los keres, vasos de paredes alias, y los »vasos retratcsi
fl Iostros de prominentes narices aguilerias, La d coracion
1I11' (1rT la tendia a hacer resalrar motives geornetr icos aun-\.If', unnbien, abundan felinos y condores.
219
Subsisten las discrepancias en torno alsignificado de Tia-
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F 8'g, 7 . Kero uist« desde arriba T· h. W tJ.anaco.
EI avance de la metal . J J 'ce, aliacion de cobre y est~~g~a evo al descubrimiento del bron:
En la fase IV motivado I ..Estado d T· h ' - .. por e. crecrmiento demogrMico el
e ia uanaco rrncra su I' -, hacia In- 'can os al altiplano busr d xpansion acta los valles cer-
1 uscan ° productos q di
I var en las alturas El"" . ue no po Ian culr i.. mtercambio 0 irniti f
Icolonizacion debieron de.. - . prtrru ivas orrnas de
sempenar Import t Irelaeiones a )Iargas dtstaneias« u an I' pape en las
[
rastros de aceiones -. p es no se han encontrado
tig!os solo perrniten caos~~~::~a~~~a~i::r eJ contrari_~, los ~es.
o mfluya en ciertas area . uanaco eJercio dominio
beneficiandose de I s, margmales hasta entonees, queos contactos entabl d d .
tas forrnas que II'S pareci ..a os, a optaron cier-,. arecian supenores T If'rra el comienzo de estad·· => a enomeno marca-
que dio termino al clasico t~m~~~::!at (Ponce Sangines, 19]1 )
·220
huanaco. Ponce S ang in es (1 97 1) y Lanning ( 1967 ) la conside-
ran capital de un extenso imperio; Menzel (t 964), por 1 '1 con-
trario, sostiene que fue un gran centro de peregrinaje. Las
actuales evidencias no perrniten esclarecer definitivamente el
problema.
Ei periodo clasico tardio (800- 7200 d.c . )
Paralelamerue al desarrollo de la Iase v de Tiahuanaco y su
rorrespondiente expansion, otro centro, Huari. inicio la con-
quista de territorios vecinos, Actuando conjunramente,
ambos volvieron a unir, cultural y politicamente, la s socie-
dades regionales del clasico, conformando el segundo
horizonte pamperuano cuya gran caracteristica fue el pro-
[undo urbanismo que se impuso sobre la organizaci6n semi-
rural del clasico temprano.
Honzonte media 0 Tiahuanaco-Huari
1 . expansion de Tiahuanaco, culminada alrededor del siglo
IX , uniform6 gran parte de los Andes Centrales en torno a un
mimo estilo que repite, en la cerarnica y los textiles, los moti-
YO . de la Puerta del Sol. La causa de este fenorneno ha sido
illribuida a diversos factores. Menzel ([964) especula que
iahuanaco podria rel1ejar un renacimiento de la religion
'hilI/ln. Sus fundadores, sostiene, pudieron haber s ida pere-
Irlnos que conservaron las tradiciones chavmes, bastantem s al sur de la l.madre patria«. una vez que est a f ue d es ir ue -
I r da. Explica la expansion de Tiahuanaco a traves de rnisio-
Il.ros, tanto del Altiplano como de la region Ayacucho-Huari,
p e v ia rn en re c on v er ti do s por los anteriores. As! enlaza y rela-
ItllHI los des centros forjadores del horizonte.
POrtee Sangines (1971), en cambio, posrula una expansion
bill! [I, sin desconocer su asociacion a creeneias religiosas. Pro-
alilemente fue mas import ante el motivo comercial , Tiahua-
fillltl necesitaba buscar mercados para sus artesanias e im-
porlM alimentos mas ricos que la papa. De tal flHldll seI'lt1n6 una red de intercarnbio, dirigida y dominada por 10 M
221
jerarcas de la urbe quienes, beneficiandos€ de ella, uti lizaron,
, . . tra una serie de motives dcco- ~
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la fuerza militar a fin de resguardarls e irnpedir i ntentossubversiyos,
La concreto, como expresa Ponce Sangines, fue que ) ) 1 0 5
frutos de la penetracion no fueron identicos en todas las regio-
nes, ya que all! donde se tope can culturas de alto nivel concu-
trio a la (ormacion de rasgos mixros , patenre mestizaje cultu-
ral can mezcla de 1 0 local can 1 0 foraneo ( 1 " 1 caso de Huari). En
cambia, donde no se tropezo can pueblos de desarrollo eleva-
do 1"1dorninio ocasion6 la presencia de Iorrnas puras (regionandina m eridional)« (1 97 1 :3 7).
En todo caso, datos arq ueol6gicos recientes parecen pro-
pugnar un contacto entre altiplano y valles occidentales ante-
riores a Tiahuanaco. Incluso ya las sociedades de Chiripa ha-
brian esrablecido relaciones con las del noroeste argentino 0
el norte de Chile, daro Indice de esa mentalidad andina queposteriormente se express en ia ))ocupaci6n vertical de pisos
ecologic05u(Murra, 1972) y cuyo punto de part ida habr ia de
ubicarse en el c1isieo temprano.
La expansion debe encararse de acuerdo a los padrone.s an-
dinos. Sin duda producros de los valles calidos: algodon, co-
ca, rnaderas, y, especial mente, maiz , base para la fabricacion
de cructia, empujo a los habitantes de Tiahuanaeo hacia las
Uungas, ofreciendo., en cambio, charqui, t U b . erculos, lana 0 ga-
ado. ~i!.J.:.Q.__&.i_ eng~baron relaciones de il'uerca_m~i<:
si fundaron~colonias; la primera posibilidad es la mas atrac-
ti;~fcl/ que el Horizonte parece haber constituido, real-
mente, una esfera de interaccion. Caldwell (1 9 6 4 ) la define.
como una situacion en donde la continua interaccinn entre
individuo s pertenecientes a diversas culturas [leva a adoptar
las creeneias y ceremoniales de aquella que posee mas presti-
gio. Ella explicaria, entonees, el que sean, precisamente,
los elementos relacionados con el culto, los que denotan la
presencia de Tiahuanaco fuera del altiplano.
Huari~s., km, al norte de Ayacucho, no debio ser ajeno a di-
ch(Efnt~lli.. d. En -aeeto, desde sus prirneras manifestacio-
ne ruari) e expande hacia los valles de Chancay y Nazca.
La ~sy de este ultimo sitio no es extrana, ya que Ayacu-
rho ya h;l.hla conocido inlluencias nazcas en forma coinciden-te can las de Tiahuanaco. En 1"1siglo IX d.C.; aproximadamen-
22 Q
te, la cerarruca de Huari mues, tiahuanaca: los dioses de la I. iados de la estatuana . ,
ranvos cop d . en multicolor. Sorpren-Puerta del Sol se hallan por oquier . 11 . L um -
. tras sefias de las 10 uencras ,dentemente no existen ot e udieron haber »sido las rnis-
breras se aventura a, pensar qUhPbieren ido hasta el altiplano
mas gentes de Ayacucho que u. . d 'Iasman, en
y obtenido las image~~s ;~a~~:n~e::a're;r:~e~t:n la piedra
Ayacucho: las cosa~ . (( (lg6g' 24~>'. Si eso Iuese cierto, la
Y !'I.O copran la cerarmcaw Li oou: I ran
I. . d H . podria remontarse a eantactos con a g~enesls e uari
Ilrbe altiplanica .
tD~ZOS que unian ambos centres no se int¥r~mplero~.
Hua. rins total.mente tiahuanacoi,de (parecida a ~a ~a~oac~~
I t I" ha sido llamada rarnbien Twhuanaco, os en. I
liOJQ ., t' testimoniada por tres estilos cerarrucos que e~)(panslon esta tesu: . d iones rnul-
. V·- ue caracterisrico por ecorac .p .rtenecen: Iflaq, . _ en su erficies muy pub-
Idl~~lo:eepse~:~:c~~;~~l\~o::s:~:sd~~ rapifia P y serpientes de unoa
..~, . h 'e se le encuent ra commanera que recuerda a T ia uanacov y lq u I h . 1 norte de
- e rom e las secuenCtas oca es aCta euna cuna qu . p d 1Titicaca Atarco, estilo presen-Ayacucho y hacia la cuenca e .'. ' d I arte
n rerniniscencias decorativas eIt' en la costa sur, co. . di 6 en la costa central
Nazca, y Pachccamac, estilo Iq~~ l~r;ingulra del [elino en varia-(Menzel, 1964) . Los tres ensa z
rtil~ po_5i_cio_llJ;s. ,
~ ......., , T· h . v ya se habia con-Huari III cdntemporanea a ra uanaco , .
. h tido en j~ensa ciudad. Sus restos, sin embargo, no nenen
r ___......-, . it d de Tiahuanaco. Entre ellos es po-I envergadura ru magru u . b rrios nucleados.ihle observar varios sectores, sernejantes a a Otros asien-
Of! edificios rectangulares hechos de piedra tosca·d
'piedraIacios ot los fueran construi os en
ttl quizas de pa a~los 0 e~fafo;mas ceremoniales los separan.Illurada. Calles, p azas y PI. I S estel as seria-
La eseultura de Huari es poco espectacu at, a
~ . d s que pudieron pertene-n personajes, vistosarnente atavia 0 ,
1 ' 1 ' 1 ' a la clase dirigente. der i t ituian su base alimenticia.A . ltura y gana erra cons ., .gncu . d b· on onst r uir ca-
MIt\ !ada en un lugar sin recursos de agua, te ~ de 1M
nilles para llevarla desde1u~as el:gd~~~:sd~s~~~:e~i~~au~~as .~6·
ludad. EI esfuerzo emp ea 0
In puede atribuirse a un Estado.
223
bien equipado que Ie permitio extenderse hacia l a costa y I
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int~;s~~t~~~:::~~:o:;~:ri~~Zo~~~aS:naladas, tuv~ que ser
mosas estatuillas de turquesa. l e piens para ~s~~lplr las fa-parte de los eaminos h ,. a que e inearon gran
b 6 )
oy dia considerados ineaicos (Lum
reras, 19 9· -
El poderio de Huari debio estar afirrnado en un ejercito
~HUARI
.PACHACAMAC
~TIAHUANACO
F 8g . 8. Mapa C 0 1 1 /4 extension del horizonte Tiahuanaco-Huari.
norte cuando sufno las presiones demograficas que llfectan
a aquellas soeiedades inca paces de aumentar los rcu,Il'SOS ti l j-
menticios al mismo ritmo en que erece la poblacion.
A rraves de Huari, Tiahuanaco influy6 sabre gran parte t i t -
los Andes Centrales. ,;Conformaron un imperio? Si 1 0 hubo ,
iq ue centro 1 0 encabezo? Las respuestas no son definitivas
Ciertos investigadores arguyen que Huari fue un centro inde-
pendiente euya expansion estuvo motivada par problemas in-
iernos. Otros, por el (ontrano, argumentan que el enormc
desarrollo de Huari fue consecuencia del iteres de Tiahua-
naco por crear nucleos que, a manera de virreinatos, mantu-
vieron sujetas las poblaciones a la capital imperial.
El heche de que Huari y Tiahuanaco no Iuesen rivales, a pe-
sar de sus potenciales belicos, esta avalado por la total aU5encia
de fortalezas. Ponce Sangines, refiriendose a Tiahuanaco, 505-
tiene que ella es indudable sintoma de seguridad por parte del
Lstado. Agrega: »Ialtaba de modo incontrovertible eI estl-
mulo para su ereccion, el sentimiento de recelo ocasionado par
ruerzas exteriores. Si no se avistaba peligro, normal considerar-
las como innecesarias. Signa de dominio, sin riesgas emergen-
I~S de adversarias paderosos Y temibles que compdian a acoger-
~. en puntos perspicuos con parapetas para asumir defensa
y protegerse« (1971 :21).Si ello es cierto, esta segunda unificaci6n panandina de-
hrr ia considerarse encabezada por Tiahuanaco Y ejercida
I traVes de capitales virreinales que, en razon a las distancias
y dificultades de comunicaci6n, aparecen como entidades in-
IIl"pendientes.EI horizonte Tiahuanaco-Huari introdujo dos profunda~
Itcraciones en la vida cultural del clasico temprano: transfor-
",0 a~a.ldea.s..!!l igiosas en ciudades can _!!Iarcado s_ell"(iS"Ecula-r,
Probablemente alTrSeencuentre-li caUSa de la desintegraci61\
111'1Imperio hacia el 1200 d.C. Lanning (1967) sugiere que pH
lu deberse a la f~~~lW~riCE.cia para organizar y SO 1t'rlrr
1111 gobierno g_lle incluia tan divers-Os" medios e co I6 p ;i ( () 1,,1
vina urbana, por otra parte, implica~obligacion s c :tw' I. • po
hl-triones aldeana~~a no e~~jI."panen condicione tlr ,)I I'
11If. I impactosufrido por estas ·debio ser tan dr. nu hw 'I'll' ~HI
h,lhltantes las abandonaron para volvcr ~ 1 1 I ~ K l "M·l! , I'll
nucleos alejados unos de otros. En el sur de Peru no volvie- rlirecci6n de pequenos »estados«, cuyos centres, a excep-
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ron a levantarse ciudades sino hasta la reconstrucr ion del
Cuzco en plena sigla xv, Lanning conduye que »)asl como los
imperios Iueron forjados par las ci udades, la reaccion contra
elias corto la vida urbana en todo el Peru meridional (( (1 967:
r: 140), En el plano teenologico el horizonre difundi6 el uso del
bronce en los Andes Centrales,
En suma, la existencia del segundo horizonre panandina
fue mas, efimera que el prirnero; sin embargo la unificacion
cultural puede apreciarse mediante varies elementos religio-
sos y rnateriales conectados a Tiahuanaco, especialmente en
1 0 que se refiere a la~a, Huari fue el !2:ran difusor de Tia-
huanaco por gran parte de los Andes Centraies, La enorme
cantidad de fortalezas aparecidas, hacia esta epoca, en la
costa peruana, por otra parte, evidencia que Huari debio ex-
trernar las medidas protectivas para mantener su hegemo-nia.
Pachacamac, en las cercanias de Lima, y Cajamarca, en el
valle del Maranon, parecen haber disfrutado un status se-
n:ejante al de Huari como provincias cabeceras del Imperio;
mnguna de las dos, empero, alcanzo el predominio que gozoaquella,
La ruptura del horizonte, cualesquiera hayan sido sus cau-
sas, dio como resultado un renacimiento de los estilos y cultu-
ras anteriores a su forrnacion, hecho que marca los comienzosde una nueva secuencia.
Et periodo postcldsico (7200- J 533d.C)
La ultima etapa del "desarrollo evolutivo en los Andes Centrales
abarca desde la ruptura del horizonte Tiahuanaco hasta la'
conquista hispana. Dos acontecirnientos la dividen en tempra-
na (1200-143°) y tardia (1430-1533), La primera, a su vez, se
caracteriza por una fase tepigonal que siguio al desmernbra-
miento del horizonte, evidenciada en las formas y decoracio-
nes ceramicas que recuerdan a las de Tiahuanaco sin parecer-
se a elias. Posterlormente ([300 d,C.), se produce el renaci-
miento de los antiguos estilos. Cada valle y aun cada regi6n,
mir6 al pasado y 1 0 recreo utilizando la policromia de Tiahua-
naco, Las dinastias locales asumieron vigorosamenre la
don de la costa norte, semejan, en mucho, ald eas del elasico
temprano,
El Postclasico tardio corresponde al afianzarnienro del J:::s-
t. do inca y su posterior expansion,
El postcldsico temprano
Luego del breve intervalo epigonal, el renaci rniento de los
estados locales se refleja en los ))nUevos estilosw que adopt ala cerarnica. Asi surgen Chimil, Chancay e lea- Chincha en la
rosta norte, centro y sur, respectivamente. Entretanto, Huan-
NH, Chancas e Incas compartian las Cuencas del Apurirnac
y del Urubamba, Mas al sur, los Lupacas se enserioreaban en la
ruenca del Titicaca, alcanzando hasta la costa meridional del
Peru,
En la ceramica la tecnica lIeg6 a Su punta cul rninante. Tex-
tura y coccion fueron perfectas El moldeado, cornenz ado por
los rnochicas, se generalize. surgiendo la fabricacion en serie
que hizo perder ese tinte de maestr ia y de pieza unica caracte-!stico en las secuencias anteriores.
Un gran militarismo debi6 constituir el sello de la epoca.
Las cronicas sostienen que antes de los Incas los pueblos vivian
I'fl constantes guerras, 1 0 que ha corroborado la arqueologia.
Cnda centro ceremonial se transforms en un verdadero feudo
q w e necesitaba incorporar nuevas tiertas a su area de s ustenta-
rilln, a fin de aurnentar las superficies laborables, y, al mismo
r lempo, ampliar las fuentes de trabajo tributario,
Fortalezas construidas en 1 0 alto de los cerros 0 estrategica-
mente situadas en los valles, son fieles testimonios del perrna-nente estado belico.
En gran parte del Peru Antiguo, los centres ceremoniales
O('lIparon el rol de las ciudades como loco de las actividades po-
[ltiee-econornicas. Sin embargo, la arq uitectura religiosa dis-
mll1u.y6 en grandiosidad. Pequenas plataformas se erigie-
run en lugar de las grandes piramides, imitando las formas de
I•hozas de adobe en las.tierras bajas 0 piedra en las altas.
Una completa red de irrigacion que abarcaba todo el Valle,
If" kiIel poderio de la clase dirigente de los centros postcla-
dttl~, La construccion masiva de terrazas agricolas en la sie-1 1 1 1 Ih'pi6 rernontarse a dicho periodo.
227
La destruccion de los conj untos habitacionales impide efec- soamericanas. La ciudad, centro de las actividades pollticas,
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EI intercambio habia alcanzado un gran desarrollo. Muchas
de las vias que hoy se conocen como »caminos del Inca: se tra-
zaron en el postclasico temprano. Las rutas comerciales unian
a las aldeas y quiza 5 1 su dominic 0 la incorporacion de nuevos
centres al intercambio fueron motive de luchas armadas. Cier-
ta ceramics que sobresale por la belleza de las forrnas parece
haberse fabricado con el exclusivo proposito de trueque; tal
es el caso del Ilamado estilo Soniche, que viajaba desde el va-
lle de lea hasta puntos tan lejanos como el valle de Chancay.
Adernas, indica la presencia de una rica clase alta capaz de ad-
quirir objetos de lujo.
La costa none que poseia, en general, lo s padrones que he-
mos seiialado, escapo en cambio al antiurbanisrno cornun al
resto de los Andes Centrales, debido a la escasa inlluencia re-
cibida de Huari; por tal motivo, rnientras la costa central-sur
y el Altiplano de Bolivia habian olvidado el experirnento im-
penal, la Idea seguia latente en un pueblo que ocupaba el mis-mo escenariomochica: los chimu. '
La ctutltzacion Chimu
Chan-Chan, proxima a la actual Trujillo, fue la capital de los
chimu, pueblo cuya civilizacion fue una rnezcla de perdura-
clones rnocnicas, rasgos locales e influencias Tiahuanaco-Huari.
Sus cornienzos son legendarios, aunque con probabilidad
ligados a Huari, 10 que torna dificil cualquier intento de re-
construirlo. Lo real es que los chirnu, de simple aldea, se trans-
formaron en poderoso Estado cuyos reyes trataron de inere-
menrar sus dominios mediante conq uistas hacia el norte y el
sur del valle de Moche. Exiroscs en la ernpresa, acreeentaron
la fuerza de trabajo y los tributes recibidos y adq uirieron rnu-
chas de las caracteristicas de una civiliz acion.
~han-Chan, e~l s~ parte central 0 foco civico, ocupa una su-
perficie de 2 km , area que las construcciones aledafias ha-
cen subir a J 8 km", convirtiendola en la mas grande de la s
ciudades del Peru antiguo. Urbanisticarnenre fue concebida
con padrones muy sirnilares a las civilizaciones clasicas me-
religiosas y economicas, albergaba a la clase d i r i p ; ! ' I 1 l r y .1 l(loY
rrtesanos: aldeas satelites, distribuidas a 1 0 largo del rio Mu-
rhe, constituian el asiento de los sectores carnpeslnos, EStf IN,
1'0 numerosas ocasiones, s 610 esta.p'an separadas por cortus
distancias del nucleo principal, to que les daba el aspecie tit'
harries.
En sitios estrategicos que, generalmente, coincidian con
lus bocatomas de los canales de irrigacion, se levanraban
I"'l[ ueiios cuarteles donde se acornodaban los soldados
ncargados de resguardar la distr ibucion de las aguas. De-
pendiendo directamente de la elase dirigente, fueron el arm a
1 I . . 1S eficaz para rnantener el poder sobre la masa aldeana
lIya vida dependia, por entero, de las redes hidraulicas,
La capital chimu experimento un rapldo crecimiento de-
nngrafico, producto del mismo sistema hidraulico; ello les lle-
It incorporar el rio Chicama a sus canales de irrigaci6n.
La mas notable caracteristica arq uitectonica de Chan-
h.m, es la decoracion de los rnuros. Relieve de arcilla, en
trrua de grecas geometriras u o rnitomorfas , se entrelazan
n rumplicados pero arrnoniosos arabescos.
H I P a la ci o, conjunto de muros, puertas y pasillos, pareee
ltiJC"r sido el centro de la actividad administrativa. En sus cer-
fli,ts, un homo para fundir oro y plata testimonia la irnpor-
ilillrn de la metalurgia. Vasijas y objetos de adorno -coronas,
t 1~, collares, pulseras-, fueron los ma s c or nu ne s.
SoC'iedad agricola, la economia se complementaba con ca-
\' pesca. Activas industrias artesanales rellejan el grado de
ializ acion alcanzado por los chirnu. Gran parte de dichos
If ulos se.canalizaban hacia el intercambio a »grandes dis-
·I,IS« euyo funcionamiento se desconoce.
l,\eram ica chirnu es t ipica por su color negro. L as vasi-
tuvieroa las mismas formas que culturas anteriores, pero se
ujo, como elemento nuevo, un monito que parece afir-
rl gollete en los vasos con asa puente. Hubo otro tipo de
monocroma: rojo, anaranjado 0 crerna decorada
IIwtivos geometricos en negro. Ciertos »huacos porno-
'n~( recuerdan a los de sus anteeesores rnoehica y evi-
l a amplia gama de actividades sexuales que praoti-
2'29
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Ftg.89. Greear en los mums de Chan-Chan.
Mas que la cerarnica, fue el trabajo del oro y la plata 1 0 que
distingue a esta civilizacion, Sus orfebres se cuentan entrelos mas diestros y prestigiados del Peru antiguo; muchos de
elias, posteriormente, fueran ilevados al Cuzco, la capital delos incas.
La religion era politeisra. Reconodan un dios creador, Ai-
apaec, que no se podia representar. Sin embargo su divinidad
maxima era la diosa de la luna S I. En un plano secundario,
adoraban al sol, las estrellas y eI mar. A ellas ofrecian sacrifi-cios humanos, especialmenre nifios de corta edad.
Chan-Chan, en sus comienzos, fue sernejante a las aldeas
de otros valles. No sabernos que causas motivaron las transfor-
maciones que Ie llevaron a ocupar tan alto sitial en la costa nor-
t:- - - - - / ~
~ r - -I
·1I
teo . Ni siquiera conocemos los Iirnites de su Imperio; arq ueo-
logicamente se supone que abarc6 desde Tumbes hasta Lima,11'~III,' en una ceramica roja, blanca 0 negra con multicelores
Iflllliilos geometricos 0 naturales. La belleza, hcredada de los
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donde los arrestos expansionistas fueron cortados por los
incas (Lanning, 1967), Lo mismo sugiere Rowe (1948) quien,
basandose en las genealogias postconguista, calcula gue el
Imperio Chirnu comenz6 a formarse a partir del reinado de
Nanceri-pinco hacia el ano 1370 d.C. Desde all! el dominic
de Chan-Chan fue extendiendose hasta toparse, un siglo des"
pues, con un adversario mas poderoso, los incas, a cuyo irn-
perio se doblegaron.
Seiiorio s costero s postcldsicos
EI inca Garcilaso de la Vega sosticne que en la costa existian,
fuera del Chirnu, otros tres »reinosc que identifiea como
Cb.uouismancu, Cuismancu y Chincha. Del primero no se
poseen mayores evideneias y los dos ultimos han sido puestos
en duda (Lanning, 1967); sin embargo ciertos testimonies
parecen indicar la presencia de poderosas entidades pol i"
ticas en la costa central y sur.
El1lreino Cuismancu«
En los valles de Chancay, Chillon y Rimae el estilo Chaneay
se asocia a el. Caracterizado par un tipo de cerarnica llamado
Negro sabre Blanco, debido a las decoraciones geornetricas,
zoo y ant ropornorfas , de color obscuro, que cubre la superficie
crema de las vasijas. Muchas de elias tienen forma de
animales 0 figuras ferneninas las que, tarnbien, se moldeaban
en miniat uras para agregarlas a los ceramios.Pisquillo ChICO, Lumbra y Zapalian son los sitios mas re-
presentativos, pueblos extensos, piramides, plataformas y
tempi os de adobe y piedras, rodeaban casas y plazas,
Agricultores, ernprendieron costosas construcciones hidrau-
licas: terrazas en las montarias, canales y diques que simbo-
lizan el poder de la autoridad central.
El setiorio Chincha
En la costa sur, los valles Chincha, Pisco, lea y Nazca sirvieron
de asiento a otro reino post-Tiahuanaco cuya personalidad
JH\/l'a, la convirtio en articulo de Ijo, transado can freeuen-
II I entre las e l i re s de la costa y sierra central. Se le conoce co"
m o Ica-Chtncha.
La Centinela, en Chincha, y 'lambo Colorado, en Pisco ,
e m HU S principales centres. .
Del valle de Chincha se poseen mayo res antecedentes do-
(limentaies (Rostworowski, 19)3; 1970). Estaba, habita-do por una soeiedad agrieultora-pes,cadora y seis m.t! de ,sus
mlembros se dedicaban al comercto a gran des distancias,
urilizando, principalmente,. la via maritima~ para ello
poseian cien mil balsas (Pizarro, 1)71) Tenian fama de
hombres ricos en oro y plata; quizas si par eso despertaron la
~()(licia de los incas, urucos que hacian circular los met,ales
IJI't'clOSOS, quienes lograron conquistarlos durante eI rema-
do de Tupa Inca Yupanqui. Probablemente .desde entonees
tlr convirtieron en especie de mercaderes imperiales, go-
znndo de gran des privilegios der:tro de l~ rigida estructurauriopolitica incaica. Pod ian CIrcular librernente por los
territories del imperio y su senor era transport ado en andas
II lade del Inca (Pizarro, 1)71).
Orfebres y artesanos de Chincha eran a~abados artifices
y muchos de los objetos de adorno quecon~eCClOna?a,n, al igual
tillC las sandalias, fabricada~ en c,uero de auquenidos, eran
rundueidos al Cuzeo para usa imperial.
L0S mercaderes alcanzaban hasta las co~tas ecuatoria:
IIllS e incluso se desplazaban hacia el interior. Desde all!
importaban oro, esrneraldas, y las y~ m~ne~ona~as Spondylus
y Strornbus que, posteriormente, distribuian J unto a pec~s
iilfl'OS, calabasas, guano y otros frut~~ templados, en el alti-
plano, donde recogian cobre, plata y tejidos.
La existencia de estos mereaderes escapa a los mol,des
lwon6micos de un est ado que se habia reservado para 51 la
luncien redistribuidora (Murra, 1953) haciendo, ~e ta.1 mo-
e l o . innecesarios los mercados. Sin embargo testimonIo,s ar-
QlHw16gicos e historicos confirman la presenCia d,e un inter-
r nmbio no estatal en manos de especialistas sirnilares a losIlHrhtecas,
233
Setiorlos altiplcinicos postclasicosurHI ulianza can las tribus vecinas que culrmno en un.~ lucha
nrru los chancas en el gobierno de Inca R oca . Su h l J 0 Inca
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Lo s chancas
C_hancas y quechuas habitaban la cuenca del Apurimac,
no que les separaba de los incas, Se cree que no constituian
u.~ solo p~eblo; conformaban una especie de nconfedera-
cion« de tnbus. belicosas cuya organiaacion social y militar
es ignorada. Aliados suyos debieron ser los huancas. Ambos
fuero~ permanentes enemigos de los incas que se habian es-
~ablecldo tempranamente en 10 que, luego, seria su capitalImperial. La leyenda y las tradiciones incaicas tienden a
o.bscure~e~ un periodo y acontecimientos que todavia no han
sido suflClentemente explorados, La conquista de estos pue-
blos fue el punto de partida del Imperio Inca.
Los incas
EI mas fasdnante episodic historico de la America Prehis-
panica, 1 " 0 constituye la genesis de esos grandes estados que
l~graron ~arcar con su sello distintivo Mexico y Peru. Tradi-·.Clones. indigenas, recogidas por los primeros cronistas de la
cO,n~~lsta, y, en el easo azteca, sus propios codices mezclan 10
minco can, 1 0 real, dando origen a una serie de leyendas que la
arqueologla se ha encargado de corroborar a rechazar. .
Los incas fueron una tribu que llego al Cu.zco alrededor
del 1200 d.C, (Rowe, 1946). Probablemente procedian del
sur y de alguna forma su emigracion debio estar conectada
a la desintegracion urbana que siguio a la caida de Tiahua-
na~o, Tempranamente se unieron a los quechuas can
qurenes compartian una misma Iengua. No hubo luchas entree,lIos como e~idencian las cronicas, en contraste can las repe-
tidas referencias de encuentros belicos entre otras tribus.
, Establecidos en el Cuzco, los ineas inauguraron una dinas-
tra cuyo primer rey, Manco Cdpac, es serialado por las leyen-
das como fundador de la raza inca. Tom6por mujera su herrna-
na Mam~ Della, iniciando la costumbre que se mantendda
hasta el ultimo emperador. Sus dominios se extendian solo a
I~,parte baja,del Cuzco. Le sucedio Siehi Roca y, a continua-
clOn~ ..goberno Lfoque Yupanqui, gran organizador del pe-
~ ueno \estado, cuyas fronteras fueron aumentadas por su hi-J O M flyta Capac, EI quinto rey, C ap ac Y up an qu i, concerto
El remo Lupaca
d t - punta de""tU n' H ua ca c, sufrio una errata qu~ es HVO. a . .11,II'le la perdida del Cuzco. EI octavo mea, Viracocha, ele-
rle los dioses, reabrio las hostilidades contra los chancas,
les arefugiarse en sus tierras.
l'Jlsfruto de una relativa paz hasta que sus enemigos,.c,onsi-
o viej 0 y debit, emprendieron la ofensiva y smaron
':u'Zc@. Viraeocha huvo ; su lugar fue tornado par P~chacu-
Inca Yuponqui quien, en desesperada defensa, lagro derro-enmpletamente a los chaneas,. alrededor del [438, fecha
marco los comienzos del Imperio Inca al extender sus fran-
K a casi tad a la cuenca del Titicaca.
localizaba en el sector occidental del lago Titicaca. Su ca-
ill era Chucuito y la poblacion, cercaria a los 100.000 ha-
mtes (Murra, 1968; 1972), estaba . repartida en otras
pequerias aldeas: Acora, Itave, [uli, Pomata, Yunguyolepita. Pueblo agricola-ganadero cult~vaban cereales,
h~rculos y guardaban una inmensa cantidad de cabezas
auquenidos, base de su riqueza. ..
l.a tierra era propiedad de la hatha, linaje que agrupaba a
rentes consanguineos can una estructura slIrlll~r a la del
, Cada miembro de ella tenia derecho a recibir una .por-
01 1 de terrene de acuerdo al mimero de su grupo familiar.
II sociedad poseia una organizaci6n dual conformada
dos mitades '0 parcialidades: Alassa a de arr-iba y Maasaa
de abajo. Cada una poseia su propio senor en l~s aldea.sa su vez, reconocian la supremacia de Can y CUSI,
I 'espectivos »reyes« a senores de Chucuito.
Los jefes de las parcialidades p~seian tierras, algunas
lzadas en pisos mas bajos repartidos por t~rntonos hoy
chilenos y bolivianos, que eran trabajados _par los
de su parcialidad, recibiendo, asi, energias hu-
I I 1 1 S como tributo. En elias se cultivaba maiz, coca 0 se ex-
aban otros bienes funcionales para las rela~l~nes de ~~~-
rucidad que unia al senor con sus subditos. ReClbla,. zad,.~~s.,.
bujadores para el cuidado de los ganados y el !~~~VjCW. " ; : : , f , - 1- r"-.!~"';I
23 5 \ - - i '~
\ 1 : -
domestieo; algunos pertenecian a la categoria de yanas asirvientes perpetuos,
'1M mi entras el estado chirnu se dirigia haeia la conqursta
. ';,s valles costeros meridionales, los inc~s emprendia n
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La riqueza acumulada par los senores era redistribuida
a traves de festejos entre los integrantes de su parcialidad.
Sus tareas mas importantes eran repartir las nerras, reern-
plazar los animales muertos en cada grupo familiar, dirimir
los litigios y comandar los ej ercitos. El poder del senor no
era permanente ya que debia ser renovado, cada ario, me-
diante peticiones espedficas a la comunidad para que le tra-
baj asen las tierras, cuidasen e 1 ganado, asignasen servidores
dornesticos y le tejiesen piezas de ropa fina 0 cumbi. El cornun
de la gente vesria ropajes de ahuasca o tej ida casero.
En las regiones riberefias e islas del lago vivia otro grupo,
los urns, catalogados como pescadores y recol ectores de ve-
getales. Aunque cohabitaban las mismas regiones que los
Iupacas, no estaban integrados a ellos, Poseian una organi-
zacion dual y hablaban una 1engua diferente a [a aymarn delos lupacas.
La cerarnioa y arq uitectura de este reino no presenta ca-
racteristicas notables, salvo la presencia de chulp as, cons-trucciones circulares de piedra, que se elevaban, a modo de
torres, sabre el arido altiplano. Probablemente servian co-
mo bodegas aunque tambien las hay utilizadas como monu-
mentes funerarios. Su principal artesania fueron los textiles,
siendo tarea masculina el tejido fino.
Callas y Facajes, seriorios ubicados al norte y sureste
de los Iupacas, debieron poseer una organizacion semejantea estos,
En sintesis, el postclasico temprano sefiala la paulati-
na aparicinn de nuevos poderes regionales que asumen laadministracinn de sus pueblos una vez rota Ia cohesion logra-
da por Taihuanaco-Huari. Ello se refleja en la eerarnica que,
abandonando formas epigonales decadentes , readquiere
las caracteristicas rnostradas durante el periodo clasico
En tal sentido podemos hablar de. otro verdadero renaci-
miento, bajo claros signos militaristas, que reernplaza la
aparente religiosidad anterior par un marcado secularis-mo.
Chirnu en el norte, e Incas en el sur, surgen como los reinos
mas pujantes, Sus expansiones fueron casi conternpora.
rupafla s en la sierra central. Alii se prod u(:,.rla. e l encurn-
,'ntre ambas potencias. No hubo en~endll~lIcnto ~. ,los,dLOS cuzquerios terminaron con la resistencia de Chan-
Se cerraba as! e! primer nivel del postclasico.
EL POSTCLASICO TARDIO
Et Imperio Inca
de la conquista de chancas y huancas, Pachacute incor-
Iii a sus dominios los territorios comprendidos .entre las
neas del Urubamba, Apurimac y Mantaro. Mle~tr~s se
ba a reconstruir el Cuzco y a organizar la adrninistra-
II envio a su hermano Capac Yupanqui, can eI auxilio de
dados chancas, a continuar la expansion hasta eI rio Yana-
)Ill, a fin de resguardar las fronte~a~ de la ;tudad. Una rebe-
y traicion de los chancas Ob~lgO a. Capac YUJ:>an,qw . a
ockrarse de Cajamarca, a la sazon sujeta a los chirnu, Tal
provoco la reaccion de los gobernantes de Chan-Chan
ue sin exito. .,
I'achacute condeno a muerte a su hermann y encomen?,o,
] . IQ, a Tupa Inca Yupanqw, su primogenito , la direccion
las campafias militares.
1 .1 afio 1400 encabezo una expedrcion que le lleve hasta
IIll; de vuelta, sigui6la ruta costera y arraso can Chan-C~an
IIimperio. En 1471 fue coronado decirno l.n~a. Bajo su rema-
('I imperio adquiri6 los limites cast ,defmltlVOS; en ~~cesl-
Inxcursiones incorpor6 el sur de Peru, Altiplano Boltv}ano,
rueste argentino y Chile hasta e l rio Maipo: Fracaso, sirr
hll 'gO, dos veees en las selvas del es~:, terntono al q~ : nun-
pudieron penetrar los Incas. M uno en [493 sucediendole
!Jr lyna Capac, gran militar y politico. El l.mpeno s~ , acrecen-
con Ia region rnontariosa al norte de QUItO. ~uno en_ [525
lido Uegaban las primeras noticias del ar r ibo espan,o! a
umbez La herencia del mando fue disputada entre Huascar
IImedio hermano Atahualpa. Mientras el primero e~a coro-
n o en el Cuzco, el segundo 1 0 era en Qui,to '. La d~a!Jdad de
rno origino una guerra civil que duro sict e anos ([5:5-
\,J). A fines de ella Francisco Pizarro arribaba al Peru y
237
1···.
Huascar, derrotado, habia sido muerto en Cajamarca. Un
ana despues, Atahualpa correria la misma suerte en manos
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de Pizarro.
El Cuzco, ombligo del mundo, fue el centro del Imperio
de los Cuatro Suyos 0 Tahuantinsuyo. Chinchaysuyo (norte)
Collasuyo (sur) Antisuyo (este) y Contisuyo (oeste). A la
epoca de la conq uista tenia una poblacion cercana a los
300.000 habitantes, distribuidos en trece linajes a ay"1.1s,
lIamados barrios por los espanoles, y divididos en dos parcia-
lidades de acuerda a los principlos de la organizacion dualcaracteristica del mundo andino: Hanansaya a mitad de arri-
ba y Hurinsaya 0 mitad de abajo. Desde la plaza central,
angostas callejuelas se extendian a todas las direcciones;
en sus costados, en una amalgama casi increible, se alzaban
casas con dispares estilos arquitectonicos. Muros de sillares
de piedra, poligonales y rectangulares, perfectamente uni-
dos sin necesidad de argarnasa, se alternaban can bloques
enormes a pircas de cantos rodados.
El Corincancha, ternplo dedicado al Sol, dominaba la ciu-
dad: En su interior encerraba un verdadero tesoro de plan-
chas de oro y plata que adornaban los santuarios dedicados
a la Luna, las Estrellas y otros fenomenos celestes.
Par su distribuci6n urbanistica, el Cuzco deja la irnpre-
sion que· los incas q uisieron, de algun modo, conservar la
tradicion rural. El centro debio ser asiento del gobiemo, de
la religion, de los funcionarios y artesanos, mientras que
los barrios, a veces bastante alejados del centro, eran ocu-
pados por los campesinos que vivian en unidades habita-
cionales rectangulares constituidas par va rios departa-mentes.
En la epoca de la conquista el Cuzco era una verdadera
ciudad cosmopolita. La procedencia de sus habitantes po-
dia identificarse a traves de los tocados que portaban en la
cabeza ya que, par orden imperial, cada pueblo los usaba dis-
tintos, El acceso a la urbe estaba limitado y restringido. Guar-
dias especiales controlaban a losq ue entraban a sal ian can
autorizacion real. Anualmente arribaban caravanas llevan-,
do, desde todas las regiones del imperio, los bienes obtenidos
mediante el trabajo tributario. .
Fig. 91 . Plano del Cusco: I. Huaycapata; 2. Palacio de Viracocha; 3. H~tun~
cancha; 4. Palacio de Hudscar; 5. Acciahuafl, 6 . Palacio de Huayna Capac,
7. Pal:Uw de Topa Inca Yupanqui; 8 . Temple del Sol, 9. Coricancha; 10.
Rimacpampa; 11 . Camino a Collnsuyo; 12. Cammo a. AntlSuyo; IJ Cammo
II Conhsuyo; 14 Camino a Chinchasuyo, /5; ,Escuela de los nobles; 76. Pa-
lacio de inca Roca; 7 7. Palacio de Manco Capac, y 1 8, Fortaleza de Sacsa-
huaman,
Para proteger los pueblos construye~on,·pucaras. El.m~s
imponente es Sacsahuamdn, fortaleza ciclopea que defendia
al Cuzco. Levantada sobre una colina natural al norte de la
ciudad, tiene una curiosa forma zigzagueante.. .
Notable es tambien la ciudad de Machu Picciiu, ubicada
~n la cima de una montana. Sus edificios, en gran _parte des-
tinados al culto, estaban rodeados d e terrazas de c~lt lvo.
Cada barrio, como se dijo, cornponia una unidad de orga-
nizacion social, el ayllu, grupo de individuos unida,s par lazos
de parentesco, En elias la descendencia era por IlDe~ pater-
na y los matrimonios se debian celebrar entre los miernbros
del mismo ayllu. EI mas importante, naturalmente, era el im-
perial, el que usufructuaba de la herencia divina de los Incas.
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Los ayllus, eeon6micamente, eran autosuficientes. Po-
seian un territorio claramente delimit ado, dentro del eual
las actividades se repartian en forma comunitaria; una serie
de obligaciones reciprocas ligaban a los miembros entre 5 1 .
Trabajaban sus campos y las tierras del Inca y los dioses co-
lectivamente; adernas, tomaban a su cargo los cultivos de viu-
das y de aq uellos individuos que estaban prestando servicio
militar, que servian en la mita0
que, por cualq uier circunstan-cia, se eneontraban ausenres.
La agricultura era la base fundamental de subsisreneia.
El poder central, poderoso como era, fue capaz de encauzar
el enorme trabajo tributario hacia eI desarrollo de canales,
terrazas y acueductos, multiplicados incesantemente. Las
cosechas de maiz, papas y otros articulos alimenticios fue-
ron incrementadas par el uso de abonos -excrementos
humanos y de animales- y el aporte de la taclla, especie de
arado que se manejaba con eI pie. Tenia la forma de un palo
largo cuya punta, forrada en bronee, se introducia en la tie-
rra mediante la presi6n del pie en una saliente a la altura del
primer cuarto. Largas filas de campesinos can sus tacllas
rernovian los surcos que las mujeres rellenaban de semillas.
Asi se obtenian los inmensos excedentes agricolas en que
descansaba toda la organizaci6n del Imperio. '-
, Las rierras esraban divididas en tres partes: las
del inca, las del S o lo fa Iglesia y las de L a comunidad. Esta
ultima se distribuia entre las familias de acuerdo a sus nece-
sidades; cada hombre recibia una parcela 0 Tupu y media
la mujer. No habia propiedad privada. Los campesinos de-
bian laborar primero en las tierras del Inca y de los dioses, cu-
yas cosechas se alrnacenaban en bodegas gubernarnenrales,
destinadas a alimentar soldados, bur6cratas y artesanos, EI
producto de las tierras divinas iba a manos de los sacerdotes,
Los excedentes se repartian entre la poblaci6n luego de re-
servar una cantidad para posibles ernergencias.
La guarda de algunos comestibles reg ueria de un pro-
ceso para evitar su descomposici6n; asi las papas se alma-
cenaban como chutio y la carne como charoui. Del rnaiz ,
q uinoa, oca y rnolles fabricaban una bebida alcoholica, la
chicha.
1 ' \ 1 [ . 92. Hombres y mtJjeresrea/i zando lareas agricolas segun Huaman
1 " 1 rn a de Ayala.
La ganaderia se alternaba con la agricultura. Cuy y pe!ros,
[unto a los palos, proporcionaban carne; llamas, v!~~nas y
rI'jlo,cas proveian de lana y medio de transporte, Region t~a-
dicional de pastoreo fue la puna en 10 alto de las montanas
durante el verano, en invierno, en cambia, se utilizaban los
p,tstos de las lomas costeras. Todos los anirnales pertene-
dan al Inca, sus funcionarios se encargaban de distribuir car-
ne, pieles y lana entre los habitantes del imperio.Una especie de nobleza baja conformaba el tercer esrrat 0
1 1 1 1 1 lopolitico: los ~ Funciona. n.'os regional.ta,. ex
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Organizaci6n social y politico
A la cabeza de la pirarnide sociopolitica se encontraba el
Inca, gobernante par derecho divino. Le asistian funciona-
rios pertenecientes aJ ayllu real, que constituian la noble-
za burocratica imperial. Los apo administraban los cuatro su-
yos del imperio; formaban el Consejo de Estado del Inca.Cada suyo estaba dividido en provincias que, territorial-
mente, correspondian a ntiguas tribus y pueblos, go-
bernados 'por 1 0 ukn'kuks De elias dependian los cu-racas.
Los Tokoyrzkoks recorrian el imperio cad a cierto tiern-
po. ))Ojos y oidosr del Inca, estaban autorizados para averi-
guar cualq uier asunto y transmitirlo al J efe Supremo.A medida que se ensanchan las Ironteras del Tiahuan-
tinsuyo, los miembros de la familia real fueron insuficien-
tes para ocupar los cargos requeridos para su administra-
cion; debido a ella se cre6 una nobleza especial de ))incas par
privilegio«, compuesta par la t ribu de los quechuas. Como
distintivo del rango politico y social, incrustaban aros en los
lobules de la oreja; ella les valio el sobrenombre de Ore-Jones.
£1 Inca, lJamado Sapo Inca 0 Hijo del Sol para distinguir-
1 0 del nornbre generico de la tribu, estaba obligado a contraer
matrimonio con una hermana. Podia tener otras mujeres
p~ro solo aquella daba el heredero que manteniala pureza
divina de la sangre. Su sucesor se elegia entre aq uellos hijos
legitimos, no era necesariamente el mayor sino el que de-
mostraba mayores aptitudes para eI cargo. A su muerte el
cuerpo era momificado y exhibido en la plaza del Cuzco duranteciertas ceremonias.
Aunque gozaba de poderes absolutos, la administracion
incaica no tuvo caracterlsticas de despotismo. Su politica
fue una permanente preocupacion por el bienestar del pueblo,
al que dirigia en tad a momento. Instituciones especiales se
encargaban de asignar trabajos y redistribuir los bienes a f i f )
de que nadie careciese de 10 indispensable para vivir.
miembros de la ar~local anterror al dominie mea,
Il'lwralmente habian sido Ilevados al Cuzce y r d l J r r . t ~ I ( ) R
lin} nobles incas, asegurando, de tal modo, su lcaltad HI i rn-
, . .r io .
Un cuarto estraro estaba forrnado por los artesanos esp •
alizados y orros servidores del gobierno. ~~::..
F,tnal mente venian 10stJi!!.!Jj]f hombres libres y los ya~
rvldores perpetuos cuyos ongenes no se conocen len.
oba.blemente se trataba de delincuentes, parientes de cri-
lnales prisioneros de guerra, jovenes enviados como regalo
Imperador' 0 poblaciones rebeldes cuyo castigo fue someter-
II,I aquella condicion.
Las cuatro primeras clases eran privilegiadas pues no
"aban impuestos ni trabajaban ]a tierra. Su alirnentacion
rovenia de las bodegas estatales.
La nobleza, par nacimiento 0 por privilegio, llevaba aros
rustados en el lobule de las orejas, vestia ropas cumbi,
adornos de metales y piedras preciosas y era educa-
en colegios regidos pOl' los amautas, hombres encargados
traspasar las levendas y tradicion oral de la historia incaica.
Disfruraban del acceso ados tipos de tierras: las del linaje
IrH personales. Cada nuevo rey iniciaba la acumulacion
propiedades, cuyo trabajo era encomendado a yanas, y
que constituirian el patrimonio de su familia. A su
erte este era mantenido intacto y se empleaba para soste-
e] cuito a l cuerpo momificado, a sus parientes y a los ser-
ures perpetuos. Probable mente la necesidad de contaraquellos terrenos empujaron a los Incas fuera del Cuzco ,
IIg(')tarse la posibilidad de poseer tierras fertiles en sus
s. La patetico de tal situacion esta reflejada en la
de Huascar quien, segun seriala Pizarro (I57!),
acabar con dicha costumbre )) y mandar a enterrar
los muertos y quiralles toda la riqueza que ten ian ...
) que no habia de haber en su corte muertos sino vivos,
U e tenian tornado 10 mejor de su reino«.
Ademis del usufructo de las tierras del Jinaje, los rniern-
de la nobleza recibian, a titulo personal, en extrafiante del archipielago vertical, porciones en los valles
cal ides .laboradas par sus propios yanas. No pod ian enaje-
narlas y eran heredadas par sus hijos.
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Los curacas a nobleza local tenian una posicion semejan-
ya que el Inca les concedia terrenos y sirvientes perpetuos.
As! lograban obtener los excedentes necesarios para es-
t rechar la s obligaciones de reciprocidad.
La coca y los rnetales preciosos eran monopolio de la no-
bleza incaica, El consume de coca estaba restringido 'y se
asociaba a ceremonias religiosas, tarnbien pudo ser utiliza-
da como afrodisiaco. Sus rierras de cultivo se eneontrabanen ei sector oriental de los Andes cuyo clima era bastant e
inhospito para los serranos, razon par la cual las colonias
cocaleras eran bastante pequefias, Una variedad, con menor
contenido alcalino, se obtenia en los valles costeros.
E! resto de la poblacion debia tributar en trabajo ya que
no existia moneda. La forma mas cornun era el laboreo de
los campos del Inca y del Sol; pero, en ciertas ocasiones, cuan-
do las ernpresas del estado requerian mana de obra abun-
dante, se recurria al sistema de la mita, leva de trabajo obli-
gatorio, mediante el cual cada ayll u contribuia, ternporalmen-te, con una cantidad de hombres a esas tareas, aunque ella
significase traslados a regiones fuera de sus areas lirnitrofes.
El servicio rnilitar ha sido considerado un tipo especial
de mila. '
Can el objeto de hacer mas Iacil la tributacion, los cuatro
suyos del imperio estaban divididos en a yllus y estos, a su
vez , en grupos desde 10 a 10.000 individuos, Al frente de cada
uno de ellos se encontraba un funcionario fiscalizado por el
superior inmediato.
La poblacion, adernas, estaba dividida en 12 grupos, de
acuerdo a las edades, can sus derechos y obligaciones perfec-
tarnente establecidos,
Un sistema de tal naturaleza obligaba a mantener una serie .
de censos totalmente al dia: poblacion, numero de familias,
jef'es de familias, tierras agricolas, ganado, etc. Dicha labor
le correspondia n al quipucamavo , quie n disponla solo del
quipu para llevar tales contabilidades,
El quipu estaba formado por cuerdas de lanas en dife-
rentes cotores y espesores. N udos de colores y gruesos va-
riables, representaban numerus ordenados de acuerdo al
Fig. 93. Fragmeruos de "" Q'''jJ1.I.
sistema decimal. Tarnbien se les utilizaba para rernemorar
acontecimientos, 10 que pod ria encerrar un rnedio de escri-
tura aun deseonoeido.
Los datos del quipucamayo deterrninaban, practica-
mente, todas las decisiones imperiales, Facil es imaginar
su importancia y prestigio dentro de la burocracia inca.
Las m ujeres no escapaban al control estatal. A los diez
arios. ~r?n exarninadas por ciertos funcionarios, quienes
las divivian en dos grupos: las mas hermosas eran lIevadas al
irnperiales«, los chinchas, que navegahan l f l t ' 1 . l ; a s di!lt.allrll'JS
para lograrlos.
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Acela Huasi,. la rasa de las mujeres escogidas, en el Cuzco,
donde el gobierno las educaba con el obj eto de destinarlas al
servicio de los di.oses 0 a los sac:ificios humanos que se ce-
lebraban en ocasiones muy especiales: ascension de un nue-
vo rnonarca, enfermedad de este, cataclisrnos, etc. Otras
se entregaban al servicio del Inca, quien podia regalarlas a
nobles y guerreros distinguidos; se les conoce como acclas adiferencia de las mamacunas a sacerdotisas.
Trab~jo femeni.no era la confeccion de telas, cuya lana
y algodon proporcionaba el estado. A cambia de este tributo
recibi.an otra ca~tidad de los mismos materiales para sus
necesidades Iamiliares. Auxiliaban a los hombres en las labo-
res agricolas y estaban encargadas del cui.dado de la casa.
EI trabajo de los tejidos fue preocupacion fundamental
de I?s incas, Su valor econornico, social y religioso ha sido
anahzado por M urra (1958), qu ien sostiene que constituian
Hun ingreso basico en el presupuesto estatal, una tarea anualentre las obligaciones campesinas, una ofrenda cornun en
los sacrificios«, y que ))funcionaban tambien en ocasiones
como simbolo de status personal 0 como insignia de Iorzosa
ciudadania, como obsequio mortuorio, dote matri'monial
o pacto de armisticio. Ningun acontecimienio politico 0 rni-
lrtar,. social 0 religioso era completo sin que generos fuesen
ofr ecidos 0 conferidos, quernados , permutados 0 sacrifica-
dos«.
Comercio e industria
EI intercambio comercial no alcanzo las proporciones gigan-
tescas de Mesoamerica. La propiedad estatal de todos los
bienes de producci6n y su correspondiente distribuci6n de
acuerdo a las necesidades de cada familia, 1 0 hacian inutil. So-
lo debio limitarse a un movimiento local de productos alirnen-
ticios, obtenidos a traves de los archipielagos.
El cornercio internacional de materias primas y en bru-
to, en especial oro, plata, conchas y piedras preciosas, como
sostiene Metraux (! 969) , estaba en manos de ))mercaderes
246
La nobleza era la unica con capacidad de COmerciur; ~I~~l-
Iructuando de excedentes obtenidos como dadivtl.s rralt '~,
disponia de obj eros de trueque en una economia sin mom-
das.
Sobresaliente fue el trabajo de la madera; siguiendo la
tradiei6n tiahuanaca confeccionaron keros, en cuy as pare-
des pintaron, policrornamente, escenas mundanas y religiosas.
La industria inca fue la continuaci6n de las tecnicas y
tradiciones que ya hemos descrito. Trabajaron los metales,
hicieron telas de algodon y lana, la ceramic a incorpor6 una
nueva forma, el aribalo, que paso a ser tipica de esta civi-
liz acion, La decoracion tendia al geometrismo aunque
tarnbien hay elementos antro y zoomorfos. En general, sin
embargo, no tienen la belleza natural de culturas anteriores
Fig. 9 4 . CeramlCa incaica.
Ella es explicable ya que se fabricaba en los ayllus para usa
domestico. Los artifices vivian junto al Inca y sus abjetos
una sociedad hidraulica. Los carninos r l f ' 1 IrH~ ~1lI\ cl~"
guean a traves de las montafias, !as 5\1111'11 I'll lprlll" .1 , '~H.J j
natas 0, simplemente, las atraviesan po [11 ill.. .I t Iuru I §
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de lujo constituian materia de regal os 0 de trueque.
Al contrario de 1 0 que sucedio en civilizaciones pasadas,
la ceramics inca no domino cornpletamente las formas y de-
cor aciones locales, que siguieron subsistrendo en cierta ar-
mania con las del imperio.
Una amplia red de eaminos faeilitaba el traslado y las
cornunicaciones. Como se serialo, muchas de las rutas cos-
teras habian sido construidas par los chirnu; a los incas les
corresporidio trazar las »carreteras« en la montana, Ile-
gando a unir Cuzco con Quito. Fue en este esfuerzo donde
se manifesto el poderio alcanzado por la casta dirigente en
Fig. 95 . Arebalo, forma t £p ic a d e la ceramica.
Nada fue obstaculo; alii donde no ' a b l l l III! ,I l " ' l i o l l , i l i f l r . ! I
~
}00km
Fig. 96 . Mapa de los . .G a m m G S d,,1 /rl ' oj"
levanraban puentes colgantes construidos par cinco grue-
sos cables de fibras vegetales, tres sostenian el puente y los
otros dos servian de pasarela Los extremes se sujetaban a
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bloques de piedra.
La red carretera estaba constituida por dos sistemas prin-
cipales: el costero, que abarcaba desde Tumbes (norte del
Peru) hasta Coquimbo (Norte Chico de Chile), y el serrano,que un ia Quito (Ecuador) con Tucurnan (Argentina). Am-
bos estaban unidos mediante rutas transversales, siendo no-
table la que iba de Tueuman a Coq uimbo y desde alii a Maipo(Chile). Tenian, como aneha medio, 5 m.
Los eaminos eran cruzados constantemente por caravanas
de auquenidos y par los chasquts, mensajeras que man ten ian
al tanto de los sucesos en los mas apartados rincones del im-
perio. Tambos a casas de reposo y cuarteles militares se le-
vantaban cada ciertos trechos. La mantencion expedita de
las vias y puerites consr ituian el tribute que pagaban las
poblaciones aledaiias.
Ciencia y Tecnologia
Los mayores logros cient if'icos incaicos fueron alcanzados
en medicina. Practicaron operaciones utilizando chicha y
coca como anestesico y calmante. Experimentaron can
los anirnales y descubrieron algunas propiedades curativas
en ellos.
Careciendo de escritura, poseian una rica tradicion oral
que, por medio de poesiasepicas y religiosas, se repetia,
cantada, en las cerernonias.
Conocieron y calcularon los afios solar y lunar, ademas
de determinar el rnovimiento de Venus. Emplearon un SIS-
tema maternatico decimal y en los quipus, junto a las cantida-
des, indicaban los bienes a que se referian mediante comple-
jo enlace de nudos y colores.
El ejercito y fa expansion territorial
Todos los hombres, a traves de la mira militar, respondian
al Hamada del Inca cuando era necesario integrar parte de
sus ejercitos, El est ado les aseguraba la mantencion de sus
familiares y les daba los elementos necesarios para el com-
Fig. 9 7 . Puente colgante segtin George Squier, 1877.
bate: armas -mazas, hachas, boleadoras, macanas, lauzas,
arcos y flechas- 0 escudos y petos de algodon.
Soldados del mismo ayllu, portando las insignias de los
clanes toternicos , conformaban las compafiias en que se di -vid ia el ejercito. La jefatura estaba reservada a la nobleza
imperial. . . .A pesar de no ser ,grandes tacticos ~ilitares, la dlSC,lph-
na que impusieron los Incas los transformo en una fuerza Irre-
sistible en las abiertas luchas indigenas. Vale la pena men-
cionar que el ejercito eonq uistador se, reclutaba entre los
propios vencidos. .
En tiernpos inmediatamente arueriores a la lIegada d: los
cspafioles, la conquista y el sometimiento ,de p?~laClones
alzadas se habian convertido en un arte diplomatico. Los
mensajeros del Inca, provistos de regalos y ofrecimientos, con-
Su mho, desde entonces, acaparo la atencion del incario: I~6 1 0 en el Corincancha del Cuzco tenia mas de 4 .0 UO servido-
res, entre sacerdotes y virgenes. Se Ie represernaba 1'0 nn dis-
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c .Fig. 98 . Armas incas: A. Hacha; B. Honda, y C . Mua.
.v~ncian a los jefes de las conveniencias del sorneters- esp
t~n~amente. Si fallaban, las fuerzas rnilitares cum l~:~
rapidarnente con su cometido, desplazandose a gran ~ .dad par los caminos incaicos, ve OCI-
Muchas poblaciones discolas fueron trasladadas a .nes con caracteristicas semejantes a la '. regro-con s' bdi I I s propias; mezclados. u nos ea es sus rebeliones no prendi '. It . b Ian en a masa
y errnma an por desaparecer Tal f I ' ..I ' . . ue e ongen de los mitt-maes, co onos dociles que reemplazaban a los revoltosos.
. Como resulta~o de su incorporacion al im erio h
saeledades enerrugas abandonaron, abligadam~nte ~UCpe~8manente estado belico ,-Elio ide I d en que se encontraban surnidas. ~ uru 0 a a efensa de las fronteras, consume un p :mca!ca de la que todos se beneficiaron. a a~
La reLigion
EI sol, Inti, e,ra la deidad imperial por excelencia, Padre t i l " '
los Incas, habia creado Ja raaa y dinastia de los Topa IncaB~
ro circular, de oro, can rostro humano y los r ay os Q r ir nta do ~
haeia todas direcciones. Killa, la luna, deidad princlpnl de
la costa, en la sierra ocupaba el papel de esposa del sol.
VITacocha, dios creador, estaba en un nivel superior' a In-ti. Se Ie concebia como el prirnero entre todos y h er oe c iv ili·
zador. Rol similar era atribuido a Pariacaca, llevado al Cus-
('0
desde la serrana region de Huarochiri; se le considerabacreador de los sistemas de irrigaci6n artificial
mapa, dios del rayo y de la lluvia; Pacha Mama, la tierra;
Mama Cocha, el agua, y otros cuerpos celestes cerra ban la
Iista de divinidades cuya celebracion era universal. Junto
,I ellos estaban los dioses locales, las huacas y los fetiches
de los clanes, considerados como espiritus tutelares.
Las huacas eran lugares sagrados cuyas formas variaban
desde Iastuosos temples a monticules de piedras en el ca-
mino. Se las creia habitadas par espiritus a los que nabla
que mantener gratos ofreciendoles coca, chicha u otrosobjetos de valor. En el Cuzco las huacas se distribuian e l i ,
acuerdo al sistema de ceques, lineas imaginarias que las
unian al centro de la ciudad, atravesando, simetricamente,
Ins cuatro sectores de la capital. Se postula que representa-
han un sistema calendarico con indicaci6n de los adoratorios
diarios (Zuidema, [964); al mismo tiempo estaban relacio-
nadas con la complicada estructura dual cuzq uefia.
Cada una de las deidades tenia ceremonias especiales. Los
rronistas sostienen que algunas duraban semanas. La prin-
eipal, ravmi, estaba dedicada al sol y se oficiaba en julio,durante el solsticio de invierno. Alli se sacrificabannifios,
dnncellas a llamas blancas, se danzaba al son de flauras y se
ufrecia chicha, tejidos y coca. .
La jerarquia eclesiastica estaba encabezada por Vilca-
lima, el Supremo Sacerdote del SoL De H dependia una
~t'rie de sacerdotes menores que curnplian diferentes fun-
riones, La mas importante se referia a las profecias obteni-
das per la consulta a ordculos y la determinacion de la peniten-
rill que redirnia ofens as 0 crimenes,
Las mamacunas eran sacerdotisas que, por estar dedica-
2 5 3
das esencialmente al culto solar, recibieron el nombre de
virgenes de! sol. Expertas tejedoras, confeccionaba~c" la
ropa utilizada por el Inca quien, al deeir de los eronistas, nun-
I imperio attn estaba en proeesoRelativamente nuevo, e . , de s ua f ro nte r'f l8 ma-
le evolucion. La paz e mtegraclOn, ~ , d
r)festadas en las ultimas construcclones. q,u{' carecen de
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ea vestia una prenda dos veces. A elIas Ies estaban prohibi-
das las relaciones sexuales y, salvo Ia persona del rey,
cualquiera que penetrase en sus aposentos era condenado amuerte.
Cretan en la existencia de una Vida extraterrenal y en una
resurreccion. Par tal motivo acostumbraban guardar en pe-
queiias bolsitas tej idas, chuspas, los recort.es de pelo y uiias,a fin de no perder tiempo en buscarlas d urante ese dia. El in-
ca Carcilaso de la Vega, agrega que solian, con e l mismo ob-
jetivo, salivar y hacer sus necesidades en determinados sitios.
A los rnuertos se les enterraba en cuevas naturales. Sus es-
piritus se transformaban en tutelares de l a f am i li a.
Relacionado can la rel igion y sus cerernonias, se encontra-.
ba el calendario de [2 rneses can 30 d i as cada uno.
T al fue, en sintesis, la historia de un imperio que aparece
can rasgos 2aternal istas Los individuos, rigurosamente so-metidos a una moral comunitaria, tenian sus vidas planea-
das de tal forma que, en cualquier contingencia, podian
movilizarse para l1evar a cabo pesadas tareas, retlejo del po-
der superior y que, sin embargo, eran beneficiosas a la socie-dad en general.
La carencia de propiedad privada en los bienes de produc-
cion y su distribucion en forma acorde con las necesidades de
cada familia, ha querido compararse con un temprano socia-
lisrno; ella pareee no ajustarse a la real.idad. Las sociedades
hidraulicas tienen como meta el despotismo politico que serefleja, esencialmente, en las diferencias de rango social y
en el desigual acceso a las riq uezas naturales. El imperio
inca se ubica dentm de tal esquema. El emperador y la no-
bleza burocratica, en la practica, disfrutaban de la propie-
dad de las Fuentes basicas de produccion y usufructuaban
de los excedentes que se obtenian en la explotacion.
La benevolencia ha c i a la gran rnasa obedecia a la necesi-
dad de mantener un sistema que aun conservaba vestigios I
de aquella solidaridad de grupo tan caracteristica de las
tribus, base del imperio,
25 4
I I . ' . s ermit ian limar imperfecciones, de ~rM _lortificacione , p I tua vigilancia entrr
e descansaba en a mumimstracion qu ., D duci d' de habria llegado rSsuperiores y dirigidos. e uelr. a on
entrar en el campo de las espeeulaciones.
, en la misma adrninistracion acelerartaUn grave vacio " ' d . ar he
' ra Huayna Capac murto sm eSlgn·_cl proceso de ruptu.., Atahual a Los sucesos sr-
re~ero entre bSUS
hijos ~~:S~:t~IO la gue:ra' civil. EI impen.'o~ulentes son len conoci . .' Caj a'e dividio en dos bandos cuyas cabeceras estuvieron .e~ . . -
s 1 Cuzco En esas circunstancias, no fue dlhctl~ue
Inlarea y : can~ada hueste de Francisco Pizarro, pudiese1 1 pequena y . l i . 1avanzar libremente hasta la misma capua Impena.
25 5
EPILOGO
//La conq uista hispana troncho el desarrollo que hemos ven i-
rescatadas de la tierra, en nada diferentes al paisaje humane
actual. Los cientos de comunidades enclav adas en las cerca-nias del rnundo europeizado, simbolizan, pues, la perrlura-
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}o esboz~ndo Pasado el momento de estupor en que los indi-
genas veian derrumbarse todo un mundo forjado entre ilu-
stones _ y esperanzas, cornenzo a tornar forma la leyenda de La
conquista, Negra 0 rosada, segun se considere la accion de
los hJs~anos, la realidad dernuestra que no fue ni 1 0 uno ni 1 0
o~ro, SI bJe~ es cierto que muchos aztecas e incas, por serialar
solo los mas importantes, perecieron en un vano intento deopo~erse a .Ios agresores, no 10 es menos que ellos mismos
habian lnJclad~ el proceso de despoblamiento entre aquellos
grupos que caran ante la sedienta necesidad de nuevos tri-butos y mana de obra.
Los peninsulares adoptaron una acjitud de benefactores
mantfestada a tr aves d; una abundante legislacion, en lavo;
de seres eonsJ,derados flSlea e intel ec: ual mente inferiores por-
que desconocian las bondades del cristianismo y su fe. No
obstante, en el fonda, estaban prolongando la situacion ser-
vII de los sornetidos a azrecas e incas , e incorporando a ella alos, hast a entonees, orgullosos vencedor es. As] pudieron la-
brar mmas y flCOS c~mpos de cultivo asegurandose el cumpl i-
miento de esos sumas que los empuj aban a enrolarse en
aventuras por tierras ignotas.
Las leyendas .. ~in embargo, tienen algo de verdad: reflejan
la honda separacion entre dos soeiedades que nunca se han In-
tegrado, entre aquellos que no han podido, realrnente, ser
conqu.srados, y aquellos que han fallado en sus intentos d e
conquista. La America latina del presente es n e . d di. • . . . v . u speJo e 1-
eho tenomeno. ) unto a modernas y majestuosas urbes en
dond: bulle la VIda del siglo xx , se alzan aldeas cuyos habir an-
tes aun manuenen costumbres y habitos ancestrales, constitu,
ye~do, de tal forma, un mundo hermano al de aq uel que se des-
I IZO, en las eievaciones eordilleranas de Mexico, Guatemala,
Peru, Bnlivia 0 las enrnarariadas selvas tropicales. Parada-
jal mente, este mundo indigena rnoderno es mas vasto que el
anterror. Solo en America Nuclear aJcanza a los 20.000 .000
de individuos q u~ representan una proyeccion de las rnisrnus
es pera?za,s,. alegnas 0 frustraciones dibujadas en los rostrus
de ant iq uisirnas pinturas murales 0 en las paredes de vasi] all
cion de una cultura que no pudo ser absorbida por el devastador
avance hispano. En elias los mercados domingueros, centro
de atraccion y foeo de reunion, continuan habitos del pasado:
M uehas veces la moneda sigue siendo deseonocida y los tra-
los se realizan basados en un trueque en que e l valor de las
mercaderias depende de la necesidad de los individuos. Alii·
la reciprocidad es uno de los mas firmes lazos que un en a unpreterite aun palpitante y al eual se aferran porque represen-
ra la supervivencia de un orbe que les es conocido y dent ro del
cual pueden rnoverse confiadamente.
Los indigenas actuales, mental y psicol6gicamente, no
est an preparados para entender la forma de vida urbana, no
cornprendcn el anonimato que ella encierra ni su frialdad,
tot almente opuesta al mundo comunitario en que han vivido
durante siglcs.' Saberi, y estan conscientes , que la unica defen-
Sa para seguir disfrutando de la tradicion rural es su negativa
a dejarse contarninar par todo aquello que se supone represen-ta una forma superior de organiz acion social y polit ica. Les
ntr ae la ciudad pero prefieren poner tierra de por rnedio entre
ella y su comunidad. De tal modo se apartan y continuan sub-
sistiendo con costumbres y tecnicas traspasadas de una gene-
racion a otra.
EI problema que se observa en el mundo indigena de nues-
t ros dias hunde, tarnbien, sus raices en la epoca de la con-
4 uista. Para conquistar un pueblo es necesario que se fundan
y mezclen las rradiciones culturales enfrentadas durante el
proceso. Ello no sucedi6, como dij imos, en Hispanoamerica,ric ani que resulta un conglomerado, aparentemente homo-
~l:neo, separado, no obstante, por un abismo cultural, deri-
vado de la falta de asimilaci6n entre sociedades antag6nicas.
Distanciada -social, eeon6rnica y politicamente- de
las modernas estructuras latinoamericanas, la enorrne rnasn
indlgena, sin embargo, no opuso resistencia a la fe predicadu
pOI' los misioneros. De ahi que la mayo ria se autopreelnmr
atolicos; a pesar de ello, y paradoj almente, es en I I I r n f1IFt-~
tucion religiosa clonde se encuentran las mas autfmtl~~'9 Ill"
duraciones del pasado. La explicacion es clara: el Ilmll!i .. I
ligioso indigena poseia muchos de los elementos predicados
por los sacerdotes hispanos y no fue diflcil que los nativos adop-
taran formas que eran comprensibles dentro de su propia
, . I· e deambulan en la negrura de Ill. no-d~ espmtus rna 19nos qu .... " eI ,. I antidote mas adecuado son las amrmla~1 quienes, .. ~(IC, e. . octurno se convierten en eficientes prorec-IU peregnnaJe n '.
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tradici6n cultural. Sacramentos como el bautisrno y la cornu-
nion, confesi6n y penitencia, ten ian sus equivalentes en el
mundo de las deidades indlgenas, al igual que el misterio de
la concepcion virginal de Maria, heche frecuentemente atri-
buido a las dlOSQS madre en el cosmos divino prehispano. La
leyenda que rodea a Coatlicue, diosa azteca del agua, sefiala
que fue fecundada por un cuchillo de obsidian a caido del cielo;
la diosa inca de la tierra Pacha Mama, asimismo, engendr6
sin conocer hombre. Arnbas pod ian, pues, facilmente fun-
dirse en la imagen de la Virgen Maria y, cuando hoy di a pasan
por las mismas angustias d~ sus antepasados., en 1 0 que a ferti-
lidad y produccion de la tierra se refiere, ofrecen ceremonias,
sacrificios y suplicas a una virgen que, en todo, rememora
antiguos idolos y su rnision de proteger al hombre.
.EI santoral catollco, pleno de figuras, fue absorbido por
los multifaceticos panteones azteea 0 inca. Santiago, el ap6s-
tol guerrero, reencarno al llsenor del rayo«, quien con Iablanca luz de su caballo traia auxilio a los desesperados y otor-
gaba poderes sobrenaturales aq uienes ten ian el raro privi-
legio de descubrirlo en sus fugaces apariciones. La mejor
muestra de esta identidad entre ambos mundos religiosos la
dan las propias festividades: los nativos movie ron las fechas
para hacerlas coincidir can las cristianas. No es raro, enton-
ces, que las ceremonias conserven colorido y espiritu del
pasado puesto gue gran parte del ritual sigue siendo pagano.
Tampoco es simple coincidencia el que, entre todas las nacio-
nes latinoamericanas, sean, precisamente, aquellas ubicadasdentro de las fronteras de Mesoamerica 0 los Andes Centra-
les las que posean el mayor numero de imagenes religiosas,
provistas de una riqueza contrastante con la miseria de las
comunidades que las mantienen . Es que, hoy como ayer, los
campesinos siguen dependiendo de las fuerzas naturales
para asegurar el exito a fracaso de sus cosechas, todavia la
lIuvia 0 la sequia son azotes que acarrean hambre 0 rnuerte ;
hay que tenedas gratas y lograr su magnanimidad, a traves de
of rend as materializadas ante idolos de barro 0 madera .
.Enfermedades 0 muertes siguen atribuyendose a la accion
teras contra los azares de la Vida. '..
. . 1 ron establecer estas eq uiv alencias d e-Los rmsioneros ogra 1 do indigena· no en vario
' f· por conocer e mun. , .hldo a su es uerzo h dei d tampadas para la posteri-han sido ell os los que andeJa 0 eS
dqUI·enes' debian catequi-
bres y tra icrones ed a d , las costum ., debieron aprender las multiples lenguas
zar .. ElIos, tambl~~~laban en la superficie de America, y t~a-y dialectos 1 . ue ~. fin de hacer mas facil sus tareas, Tuvle-turon de uru rear as a , . hablan nahuatl maya, que-
exito hoy dia mas personas . "ron e ,y, I.hacian cinco siglos atras.chua 0 aymara de las 9
uea . bargo aun esta lejos de ser
La conquista reiigiosa, sin em " ehos pasos adelan-. d dablernente esta mu
alcanzada, pero l~ u li na incorpor acicn efectiva a las ac-
te de aquella 9 ue Imp rca -iales de esa rnultitud de indlgenas
tividade~ econorrucas y ~~c~ lenguaje comunes, conforman
que, unidos por una tra IClond
yn miles de comunidades
. lid d fragment a a e
una naciona I a .. d e se les devuel-' d ertando y exigien 0 q udispersas, que esta esp derechos S610 entonces
. id d I reconozcan sus .va su digni a y se es Arne flea y sus brazos se
' f oarte de nuestr a .pasaran a ormar".. I desarrollo con la mis-
~:re:r:~a e~~~e~~~o;~~~~~:\Oa h~~~rfa que hemos'narrado.
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