Propuesta de comunicación X Encuentro de Didáctica de la Historia económica
Título: Los espíritus animales y el ciclo económico: entendiendo la Gran Depresión y otras
grandes crisis a la luz de la economía conductual
Autores: Alfonso Díez Minguela (Universidad de Valencia) y Yadira González de Lara Mingo
(Universidad de Valencia).
Resumen: Este trabajo propone una actividad docente como complemento al estudio de la
Gran Depresión en cursos de Historia económica. En una sesión de prácticas se presentarán
algunos avances en un campo emergente de la economía denominado economía conductual y
experimental con el objetivo de renovar nuestra comprensión sobre el funcionamiento real de
las economías capitalistas en las que las personas no solo tienen motivaciones económicas
racionales sino todo tipo de espíritus animales. Estos espíritus animales, según Keynes, son la
causa principal de las fluctuaciones de la economía y constituyen, asimismo, la causa principal
del paro involuntario. A la luz de ello pondremos en relación la euforia bursátil de la década
de 1920 que desembocó en la gran depresión de los años treinta con los mecanismos que
condujeron a los excesos y subsecuentes miserias de las que hoy somos testigos.
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Los espíritus animales y el ciclo económico:
entendiendo la Gran Depresión y otras grandes crisis a la luz de la economía conductual
“Aun haciendo a un lado la inestabilidad debido a la especulación, hay otra inestabilidad que resulta
de las características de la naturaleza humana: que gran parte de nuestras actividades positivas
dependen más del optimismo espontáneo que de una expectativa matemática, ya sea moral,
hedonista o económica. Quizá la mayor parte de nuestras decisiones de hacer algo positivo, cuyas
consecuencias completas se irán presentando en muchos días por venir, sólo pueden considerarse
como el resultado de los espíritus animales— de un resorte espontáneo que impulsa a la acción de
preferencia a la quietud, y no como consecuencia de un promedio ponderado de los beneficios
cuantitativos multiplicados por las probabilidades cuantitativas” ― Keynes [1936, 2001, p.141].
En plena Gran Depresión, John Maynard Keynes publicó su Teoría general del empleo, el interés y el
dinero. En esta obra maestra de 1936, Keynes expone que los gobiernos solventes, como en su opinión
lo eran el de Estados Unidos o el del Reino Unido, pueden tomar prestado dinero y gastarlo para
estimular la economía y lograr que los desempleados recuperen el trabajo. Pero, aparte de la posible
utilidad del déficit público para salir de la recesión, la Teoría general contiene un mensaje mucho más
profundo. Keynes se había percatado de que, aunque la mayor parte de la actividad económica
responda a intereses económicos y refleje comportamientos racionales, los estímulos que mueven a
las personas no siempre son económicos ni su comportamiento es siempre racional. Estos espíritus
animales, es decir, los factores de motivación no-económicos y las conductas irracionales, según
Keynes, son la causa principal de las fluctuaciones de la economía y constituyen, asimismo, la causa
principal del paro involuntario.
Los espíritus animales, sin embargo, resultaban completamente ajenos a la teoría económica clásica
predominante en aquel momento. Para captar cuantos más adeptos posibles a la causa keynesiana
sobre el papel que debía representar la política fiscal y facilitar la comprensión de la nueva teoría en
términos de la antigua, los seguidores de Keynes suprimieron casi todos los espíritus animales que
constituyen la verdadera clave de su explicación de la Gran Depresión y, de forma más genérica, de su
explicación de las inestabilidades subyacentes al sistema capitalista. La versión reducida de la Teoría
general alcanzó aceptación universal durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX pero resultó
vulnerable a los ataques de una nueva generación de economistas cuya crítica postulaba que los
escasos espíritus animales que conservaba el pensamiento keynesiano eran demasiado insignificantes
como para que tuvieran algún peso en la economía.
Durante la década de 1970 una nueva generación de economistas neoclásicos erradicó los espíritus
animales de la teoría económica, retomando de la economía clásica tanto la premisa sobre la
naturaleza humana según la cual el homo economicus actúa buscando su propio beneficio material y
lo hace de manera racional como la creencia de que los mercados por sí mismos y sin intervención del
gobierno, como si se tratara una mano invisible, pueden garantizar el pleno empleo.1 Esta visión
neoclásica sobre el comportamiento de la economía ha influenciado la opinión pública y las políticas
de numerosos países, convirtiéndose en un mantra político: “yo creo en el libre mercado”. En el Reino
Unido adoptó la forma del thatcherismo y en Estados Unidos la del reaganismo y desde estos dos
países anglosajones se produjo su divulgación.
1 Al igual que los espíritus animales constituyen la clave de la economía keynesiana, la mano invisible de Adam Smith representa la idea central de la economía clásica, que la economía neoclásica recupera.
2
Mientras se cuestionaba el legado de Keynes y el papel del gobierno, se desmanteló el sistema de
seguridad que se desarrolló gracias a la experiencia de la Gran Depresión y en la actualidad, treinta y
tantos años después de la elección de Margaret Thatcher y Ronald Reagan estamos padeciendo los
problemas que esta visión de la economía exenta de espíritus animales puede generar. Como el propio
George W. Bush reconoció, “Wall Street se ha emborrachado” y ahora el mundo debe enfrentarse a
las consecuencias.2 Entender las causa de la borrachera y de que los gobiernos no pusieran límites a
dichos excesos, tanto en el presente como en el pasado, resulta particularmente necesario en el
contexto de la recesión actual puesto que solo una comprensión clara de estos fenómenos permitirá a
los responsables de formular políticas saber lo que deben hacer.
Esta práctica presenta algunos avances en un campo emergente de la economía denominado
economía conductual y experimental con el objetivo de renovar nuestra comprensión sobre el
funcionamiento real de las economías capitalistas en las que las personas no solo tienen motivaciones
económicas racionales sino todo tipo de espíritus animales. Además, nos ayudará a comprender por
qué el desconocimiento sobre su funcionamiento real ha contribuido a los excesos y subsecuentes
miserias de las que hoy somos testigos.
Preparación:
1. Realización de una serie de encuestas/juegos on-line con el fin de valorar la racionalidad y
motivación de los alumnos (Anexo 1). Idealmente, el profesor habrá programado la sección de
“cuestionarios” o su equivalente en el aula virtual/intranet de la universidad para que cada
alumno pueda contestar a los ejercicios propuestos antes de la clase práctica. Alternativamente se
realizarán las encuestas/juegos al inicio de la clase práctica.
2. Lectura de los materiales de apoyo para el alumno [que deberán estar disponibles a través del
aula virtual al menos una semana antes de la práctica]: ¿Por qué los sistemas económicos caen en
la depresión?, Capítulo 6 de Akerlof, George A. y Robert, J. Shiller (2009). Animal Spirits. Como
influye la psicología humana en la economía. Barcelona: Planeta (Anexo 2).
3. Entrega [antes de comenzar la clase práctica] de los ejercicios de apoyo a la lectura (Anexo 3).
Organización. Esta práctica está estructurada en dos partes.
1. ¿Por qué fluctúan las economías? La primera parte consistirá en un debate liderado por el
profesor sobre los materiales de apoyo para los alumnos (ANEXO 2 y 3) y el significado de las
encuestas/juegos tanto para la teoría económica en general como para el entendimiento de la
Gran Depresión y otras grandes crisis.3 El debate estará orientado a esclarecer los múltiples
significados del término confianza y explicar cómo los ciclos de confianza y la presencia de otros
espíritus animales pueden provocar fases de consumo e inversión desenfrenados seguidos de una 2 http://news.bbc.co.uk/2/hi/7522335.stm 3 En caso no se hayan podido realizar on-line las encuestas/juegos del Anexo 1, se dividirá a los alumnos en grupos de dos y a cada uno de ellos se le distribuirá una de las hojas del anexo. Cada alumno contestará individualmente a los tres primeros ejercicios y realizará con su pareja el último ejercicio del Anexo 1 (15 minutos).
3
reacción desmedida en sentido opuesto, en la cual el consumo y el crédito se desvanecen y la
economía cae en una profunda recesión. Los ANEXOS 4 y 5 servirán como material de apoyo a la
explicación del profesor en clase.
2. ¿Por qué no bajan los salarios cuando hay paro? La segunda parte consistirá en un estudio de
caso sobre la evolución del mercado de trabajo durante la Gran Depresión (ANEXO 6). Se formarán
grupos de 3-4 alumnos que deberán contestar de manera conjunta a las preguntas propuestas en
el estudio de caso. El objetivo es que los alumnos desarrollen su capacidad de aplicar los
conocimientos adquiridos (individualmente durante la fase de preparación y grupalmente durante
la fase de debate) a la resolución de casos concretos. Al final de la clase, se realizará una puesta en
común que liderará el profesor. El ANEXOS 7 servirá como material de apoyo a la explicación del
profesor en clase.
Bibliografía recomendada como lecturas adicionales para los alumnos:
Akerlof, George A. y Robert, J. Shiller (2009). Animal Spirits. Como influye la psicología humana en la economía. Barcelona: Planeta.
Krugman, P. “¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?,” El PAIS 13/09/2009.
Loungani, Prakash (2011). “El rostro humano de las ciencias económicas: Prakash Loungani
traza una semblanza de George Akerlof”. Finanzas y desarrollo: publicación trimestral del Fondo
Monetario Internacional y del Banco Mundial, Vol. 48, Nº. 2, 2011, págs. 2-5.
[Link: http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2011/06/pdf/people.pdf]
Martín-Aceña, Pablo, Ed. (2012). Pasado y presente: de la Gran Depresión del siglo XX a la Gran Recesión del siglo XX, Fundación BBVA.
Mauro, Paolo (2008). “De visionario a innovador: Paolo Mauro “traza una semblanza de
Robert J. Shiller”. Finanzas y desarrollo: publicación trimestral del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial, Vol. 45, Nº. 4, 2008, págs. 4-7.
[Link: http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2008/12/pdf/people.pdf]
Stiglitz, Joseph E. (2008) "It Doesn’t take Nostradamus”. The Economist’s Voice, Vol. 5, Iss. 8,
Article 1
Stiglitz, Joseph E. y C. E. Walsh (2009). Microeconomía. Barcelona: Ariel, pp. 356-358.
Tortella, Gabriel y Clara Eugenia Nuñez (2009), Para comprender la crisis. Madrid: Gadir.
Bibliografía adicional:
Ahearne, Alan G., John Ammer, Brian M. Doyle, Linda S. Kole y Robert F. Martin (2005): “House Prices and Monetary Policy: A Cross-Country Study”. International Finance Discussion Papers, 841.
Fehr, Ernest y Jean-Ribert Tyran (2001): “Does Money illusion Matter?” American Economic Review 91.5, pp. 1239-1262.
Kahneman, Daniel and Amos Teversky (1979): “Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk,” Econometrica 47.2, pp. 263-91.
Kahneman, Daniel, Jack Knetsch and Richard H. Thaler (1986): “Fairness as a Constraint on Profit-seeking: Entitlements in the Market.” American Economic Review 76.4, pp. 728-41.
4
Keynes, John M. (1936): Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, Argentina: Fondo
de Cultura Económica, Tercera edición, 2001.
O’Brien, Anthony Patrik (1989): “A Behavioural Explanation for Nominal Wage Rigidity during
the Great Depression.” Quarterly Journal of Economics 104.4, pp. 719-735.
Schiller, R. (2005), Irrational Exuberance, Princeton University Press.
Shafir, Eldar, Peter Diamond y Amos Tversky (1997): Money Illusion. Quarterly Journal of
Economics 102.2, pp. 341-374.
Stiglitz, Joseph E. y C. E. Walsh (2009). Microeconomía. Barcelona: Ariel, pp. 350-351 y 356-
358.
Temin, P. (1976), Did Monetary Forces Cause the Great Depression, New York: Norton &
Company.
Thaler, Richard H. and Shlomo Benatzi (2004): “Save More Tomorrow: Using Behavioral
Economics to Increase Employee Saving”. Journal of Political Economy 112, 164-187.
Tversky, Amos y Kahneman, Daniel (1991): “Loss aversion in riskless choice: A reference-
dependent model.” Quarterly Journal of Economics, 106, pp. 1039-1061.
5
Ejercicio1.EligeentrelaopciónAylaopciónB:
A.25.000€seguros.
B.Laposibilidaddeelegirentre2cajas,delascualesunacontiene24.000€ylaotra26.500€.
Ejercicio2.Enalgúnmomentodesuvida,Ana,BernardayCarmenrecibieronunaherenciaconlaquecadaunadeellassecompróunacasavaloradaen200.000€.Despuésdeunaño,tanto Ana, Bernarda como Carmen vendieron su casa. Sin embargo, las condicioneseconómicasalasqueseenfrentaroncadaunadeellasfuerondistintas:
A.DuranteeltiempoenelqueAnaposeyósucasa,huboun25%dedeflacióno,enotras palabras,el nivelgeneralde losprecios de todos losbienes y serviciosdisminuyóun25%. Ana vendió su casa por 154.000€, es decir, recibió un 23%menos de lo que habíapagadounañoantes.
B.Durante el tiempo en el queBernarda poseyó su casa, no hubo ni deflación ni
inflacióno, enotras palabras, el nivel general de los precios no varió. Bernarda vendió sucasapor198.000€,esdecir,recibióun1%menosdeloquehabíapagadounañoantes.
C.DuranteeltiempoenelqueCarmenposeyósucasa,huboun25%deinflacióno,
enotraspalabras,elnivelgeneraldelospreciosdetodoslosbienesyserviciosaumentóun25%. Carmen vendió su casa por 246.000€, es decir, recibió un 23%más de lo que habíapagadounañoantes.
Dadasestascondicioneseconómicas,¿quiéncreesquehahechoelmejortrato?Asigna1alindividuoque,entuopinión,hahechoelmejortrato,2alsiguientey3alqueconsiderashizoelpeortrato.
1.________________2.________________3.________________
Ejercicio 3. La empresa Beoluz ha visto disminuir sus beneficios durante los últimos años.Estaempresaestáubicadaenunaregiónconunaltoíndicededesempleoperosininflación.Hay bastantes desempleados deseando trabajar en esta empresa. Beoluz propone a susempleadosreducirleselsalarioun7%.¿Quéteparece?
⃝Justo ⃝Injusto
Ejercicio 4. Imaginaque teofrecen100€conlas siguientescondiciones.Tienesquedecidircómo repartirlos con tu pareja, pudiéndole dar cualquier cantidad𝑥, desde 0€ a 100€. Tuparejasabequetúhasrecibido100€ypuedeaceptarorechazartupropuestadereparto.Situ pareja acepta, se quedará con los𝑥euros que le hayas ofrecido y tú con los restantes(100− 𝑥)euros.Noobstante,sirechazatupropuesta,ningunodelosdosrecibiréisnada.
Hazunapropuesta𝑥derepartoatupareja: _______________€
Estudian
te1
Pareja(A
)
ANEXO1:ESTUDIANTE1
6
Ejercicio1.EligeentrelaopciónAylaopciónB:
A.25.000€seguros
B.Laposibilidaddeelegirentredoscajas.Sitienessuerte,ganarás1.500€mássobrelos25.000€queyasontuyospero,sitienesmalasuerte,perderás1.000€delos25.000€.
Ejercicio 3. La empresa Beoluz ha visto disminuir sus beneficios durante los últimos años.Estaempresaestáubicadaenunaregiónconunaltoíndicededesempleoyconunainflacióndel12%.Haybastantesdesempleadosdeseandotrabajarenestaempresa.Beoluzproponeasusempleadosincrementarleselsalarioun5%.¿Quéteparece?
⃝Justo ⃝Injusto
Ejercicio4.Tuparejaharecibido€100yvaahacerteunapropuestadereparto.Sirechazassupropuesta,ningunode losdos recibiréisnada.Encambio, siaceptas, recibirás loque teproponga,mientrasquetuparejasequedaráconelresto.
¿Quépropuestahasrecibido? ________________€
¿Aceptassupropuesta? ⃝Si ⃝No
Ejercicio2.Enalgúnmomentodesuvida,Ana,BernardayCarmenrecibieronunaherenciaconlaquecadaunadeellassecompróunacasavaloradaen200.000€.Despuésdeunaño,tanto Ana, Bernarda como Carmen vendieron su casa. Sin embargo, las condicioneseconómicasalasqueseenfrentaroncadaunadeellasfuerondistintas:
A.DuranteeltiempoenelqueAnaposeyósucasa,huboun25%dedeflacióno,enotras palabras,el nivelgeneralde losprecios de todos losbienes y serviciosdisminuyóun25%. Ana vendió su casa por 154.000€, es decir, recibió un 23%menos de lo que habíapagadounañoantes.
B.Durante el tiempo en el queBernarda poseyó su casa, no hubo ni deflación ni
inflacióno, enotras palabras, el nivel general de los precios no varió. Bernarda vendió sucasapor198.000€,esdecir,recibióun1%menosdeloquehabíapagadounañoantes.
C.DuranteeltiempoenelqueCarmenposeyósucasa,huboun25%deinflacióno,
enotraspalabras,elnivelgeneraldelospreciosdetodoslosbienesyserviciosaumentóun25%. Carmen vendió su casa por 246.000€, es decir, recibió un 23%más de lo que habíapagadounañoantes.
Dadasestascondicioneseconómicas,¿quiéncreesquehahechoelmejortrato?Asigna1alindividuoque,entuopinión,hahechoelmejortrato,2alsiguientey3alqueconsiderashizoelpeortrato.
1.________________2.________________3.________________
Estudian
te2
ParejaB
ANEXO1:ESTUDIANTE2
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ANEXO 3. Preguntas a entregar antes de la clase práctica.
1. Enumera los factores relacionados con los “espíritus animales” que son fundamentales y comunes
a las dos depresiones más graves de la historia de los Estados Unidos.
2. Según Akerlof y Shiller (2009, capítulo 6), “la depresión de 1890 se ha considerado una depresión
de ámbito agrario, como consecuencia del agotamiento de la válvula de seguridad que
representaban los terrenos sin explotar que existían en el país, y el resultado de la finalización de la
red de ferrocarriles que privó a la economía de oportunidades de inversión…[También se ha
puesto] de manifiesto la lucha de clases que se estaba librando entre los intereses de las clases
populares y los empresarios. Esta guerra culminó con las elecciones presidenciales de 1896, que
tuvieron lugar en plena depresión y se convirtieron en una feroz batalla sobre la utilidad de la
inflación. El candidato demócrata William Jennings Bryan defendía la libertad de acuñación de
moneda de plata que habría causado inflación, para beneficiar a los granjeros titulares de grandes
deudas. El candidato republicano William McKinley defendía un estricto patrón oro que
beneficiaría a los intereses de los empresarios”. ¿Por qué la inflación habría beneficiado a los
granjeros titulares de grandes deudas? ¿Qué alternativa política [William Jennings Bryan Vs.
William McKinley] hubieras votado? Razona tu respuesta.
3. Según Akerlof y Shiller (2009, cap. 6), los préstamos a margen― “el margen de crédito del
mercado bursátil” (p. 113) y las “inversiones con un elevado coeficiente de apalancamiento” (p.
116)― contribuyeron al auge y subsecuente caída de la bolsa de Nueva York durante los años 20
del pasado siglos. ¿En qué consistían dichos préstamos a margen? ¿Qué ventajas e inconvenientes
tenían? ¿Te recuerdan este tipo de inversiones a crédito a algún tipo de instrumento financiero
actual?
4. Según Akerlof y Shiller (2009: capítulo 6), ¿cuándo una economía está recalentada? ¿podríamos
argumentar que la economía española estaba recalentada en el año 2007? Razona tu respuesta.
5. En el texto (Akerlof y Shiller, 2009: capítulo 6, p. 116) se hace referencia a otro libro escrito por uno
de los autores: Exuberancia Irracional, Madrid: Turner, 2003 de Robert J. Shiller. Según Shiller, las
burbujas financieras tienen su origen en el hecho de que los humanos somos animales sociales, e
influimos unos en otros, lo que da lugar al contagio social. Cuando las burbujas de precios de los
activos crecen, los precios de las acciones suben porque se habla de una nueva época; del mismo
modo, los aumentos sostenidos de los precios de los activos refuerzan la creencia colectiva de que
los precios de dichos activos nunca bajan, lo que perpetúa una tendencia al alza que parece
inevitable. ¿Podrías citar y describir algún episodio reciente que refleje este tipo de
comportamiento?
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ANEXO 4. Pánico bancario (Stiglitz y Walsh (2009). Microeconomía. Barcelona: Ariel, pp.356-358).
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23
ANEXO 5. La confianza (texto basado en Akerlof, George A. y Robert, J. Shiller (2009). Animal Spirits. Como influye la psicología humana en la economía. Barcelona: Planeta, pp. 32-36).
Cuando la economía cae en la recesión, los periódicos y los expertos nos dicen que es necesario «restaurar la confianza». Esta intención tenía J. P. Morgan después de la caída del mercado de valores de 1902, cuando creó un fondo de banqueros para invertir en él. En 1907 volvió a utilizar la misma estrategia. Franklin Roosevelt consideró la Gran Depresión en términos similares. «Lo único que debemos temer –declaró en 1933 durante su discurso inaugural–, es al mismo miedo.» Más adelante, durante el mismo discurso, añadió: «No es una plaga de langostas lo que nos está atacando». Desde [los albores de la historia], los altibajos financieros se han atribuido a pérdidas de confianza. Los economistas interpretan a su modo el significado de la palabra confianza. Muchos acontecimientos se caracterizan por tener dos (o más) puntos de equilibrio. Por ejemplo, si en Nueva Orleans nadie vuelve a reconstruir su casa después del huracán Katrina, los demás tampoco querrán hacerlo, ya que ¿quién desea vivir solo en un páramo desolado, sin vecinos ni tiendas? Pero si en Nueva Orleans mucha gente vuelve a construir su casa, las demás personas también desearán hacerlo. De este modo habrá un buen equilibrio (reconstrucción), en cuyo caso puede decirse que existe confianza. Pero también podría existir un equilibrio negativo (falta de reconstrucción) en el que no hubiera confianza. Bajo esta perspectiva, la confianza no es más que un pronóstico, que en este caso está relacionado con el hecho de si los demás construyen o no. Un pronóstico con confianza pinta el futuro de color de rosa, mientras que un pronóstico sin confianza lo pinta negro. […] Bajo este punto de vista, la confianza es racional, ya que la gente utiliza la información de que dispone para efectuar pronósticos racionales y luego tomar decisiones racionales basadas en estos pronósticos. La gente, no cabe duda, a menudo toma decisiones, confiada o desconfiadamente, de este modo. [Sin embargo, parece que esta noción de confianza no captura su pleno significado]. De hecho, el diccionario nos dice que la palabra confianza también significa «seguridad» y «ánimo, aliento, vigor para obrar». Etimológicamente, procede del latín, fido, que significa «fe» o creencia absoluta […]. En este sentido, la confianza sobrepasa lo racional. De hecho, las personas realmente confiadas o con auténtica fe suelen rechazar o descartar cierta información. Incluso pueden no procesar la información racional que tienen a su disposición y, aunque la hayan procesado racionalmente, son capaces de actuar de manera irracional. Actúan de conformidad con lo que creen que es cierto. Si esto es lo que queremos decir con confianza, veremos en seguida por qué, si varía con el tiempo, debería representar un papel principal en el ciclo económico. Durante las buenas épocas, la gente tiene confianza y toma sus decisiones con espontaneidad. Saben por instinto si algo tendrá éxito. Suprimen temporalmente sus recelos. El precio de los activos será elevado e incluso aumentará. Mientras la gente conserve la confianza, su impulsividad no será evidente. No obstante, si su confianza se esfuma, las cosas cambiarán y sus decisiones se pondrán de manifiesto en toda su desnudez. […] Según Keynes, [las decisiones de consumo y ahorro de los hogares y las decisiones de inversión de las empresas están dictadas por la incertidumbre y la confianza] aunque la teoría económica estándar indique otra cosa. Ésta describa el proceso formal a través del cual las personas toman decisiones racionales, lo que implica que la gente considere todas y cada una de las opciones disponibles, valorando todas sus posibles consecuencias y asignando una cierta probabilidad a cada una de ellas, antes de actuar. Pero ¿se puede actuar realmente así? ¿Realmente somos capaces de anticipar todos los posibles resultados de nuestras acciones y cuantificar cuán probable es que se realice uno u otro resultado antes de tomar una decisión? Parece, por el contrario, que la mayoría de las decisiones que tomamos, incluso algunas de las más importantes de nuestra vida, [cómo con quien casarnos y qué casa comprar si es que decidimos casarnos y/o comprar una casa], las tomamos porque «nos parecen bien». De igual modo, muchas de las decisiones que se toman en el mundo empresarial se basan fundamentalmente en nuestro estado de ánimo para obrar o, lo que es lo mismo, en si tenemos o no
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confianza. […] John F. Jack Welch, que fue presidente de General Electric durante muchos años y uno de los ejecutivos de mayor éxito del mundo, sostiene, efectivamente, que estas decisiones se toman «directamente de las entrañas».
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ANEXO 6. Estudio de caso: ¿Por qué los salarios no bajan cuando hay paro?
Según los datos que nos proporciona la figura 1, los salarios reales en las industrias manufactureras de
los EEUU crecieron substancialmente durante la década de 1930 (más de un 20% sobre su tendencia) a
pesar de que la producción y el empleo se desplomaran (el índice de producción industrial llegó a caer
hasta un 45% respecto a su valor en octubre de 1929 y el paro, casi inexistente antes de la crisis, se
disparó, alcanzando su punto máximo del 25,6% en mayo de 1933). En concreto, durante los dos
primeros años de la Gran Depresión en los que EEUU sufrió una gran deflación, los salarios nominales
que pagaban las empresas manufactureras apenas bajaron y, aunque hubo profundos recortes
salariales durante 1932-1933 cuando la depresión se sintió con mayor virulencia, los salarios reales
continuaron creciendo. Así pues, la Gran Depresión provocó, paradójicamente, uno de los mayores
aumentos en el poder adquisitivo de los trabajadores industriales que conservaron su empleo que
haya experimentado ningún otro colectivo en la historia de los Estados Unidos.
La creencia de que sólo una política de salarios altos podría mantener el poder adquisitivo de los
trabajadores y, por ende, la demanda de consumo se hizo palpable tanto en los medios de
comunicación como en los discursos empresariales, políticos y académicos. Los propios
empresarios se convencieron de la necesidad de mantener el salario de los trabajadores para
salvaguardar su poder adquisitivo y así evitar el desplome de las ventas. Henry Ford incluso subió
inicialmente el salario nominal de sus trabajadores de $5 a $8 al día.
a. La rigidez a la baja de los salarios (reales), sin embargo, puede crear paro. ¿De qué crees
que dependa la eficacia de una política de salarios altos para mantener el poder
adquisitivo de la clase trabajadora y así estimular el gasto? [Ayuda: piensa en cómo una
crisis de confianza puede afectar a las decisiones de inversión/contratación de las
empresas y a las decisiones de consumo de los hogares].
Figura 1. Evolución de los salarios reales en EEUU
--- promedio de ingresos por hora trabajada en la
industria ÷ Índice de precios al por mayor
— promedio de ingresos por hora trabajada en la
industria ÷ Índice de precios al consumo ________________ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ________ ___ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ __________ ________________ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ____________ ___________ ___________ ___________ _
_____
Fuente: O’Brien (1989).
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b. Incluso asumiendo que el mantenimiento de los salarios hubiese estimulado las ventas de
automóviles y otros bienes de consumo, las ventas de una empresa manufacturera en
particular apenas dependen de los salarios que esta empresa decida pagar a sus
trabajadores. ¿Por qué, entonces, una empresa manufacturera habría de pagar un mayor
salario real a sus trabajadores? ¿Por qué crees que las empresas manufactureras
abandonaron su política de mantenimiento de los salarios nominales en el otoño de 1931,
tras dos años de profunda recesión?
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ANEXO 7. Por qué los empleadores pagan más de lo necesario (texto basado en Akerlof, George A. y Robert, J. Shiller (2009). Animal Spirits. Como influye la psicología humana en la economía. Barcelona: Planeta, pp. 175‐80). Existen dos versiones principales sobre la teoría de los salarios eficientes. La teoría sobre el paro de Carl Shapiro y Joseph Stiglitz se basa en la observación de que las empresas no pueden controlar por completo a sus trabajadores, lo que permite a esto últimos decidir entre trabajar u holgazanear. Si trabajan poco, corren un riesgo, ya que si les pillan, les despedirían. Shapiro y Stiglitz han comprendido que en las economías cuyos trabajadores se enfrentan a esta disyuntiva habrá paro en equilibrio. ¿Por qué? Si no existiera paro y todas las empresas pagaran los mismos salarios, los trabajadores carecerían de estímulos para esforzarse. Si no hubiera paro, un trabajador no tendría nada que perder si le despidieran por trabajar poco. Bastaría, en sentido figurado, con que cruzara la calle para conseguir un trabajo igual al que tenía. Por este motivo, los empleadores deben proporcionar a sus trabajadores algún elemento extra para alejarles de la holgazanería. Según Shapiro y Stiglitz, este incentivo extra se manifiesta en forma un salario elevado, por encima del nivel al que la oferta de trabajo iguala a la demanda de trabajo y al que cada trabajador podría obtener un empleo inmediatamente. Si todas las empresas ofrecieran estos salarios de eficiencia, como lo harían en equilibrio, existiría paro. Este modelo de Shapiro y Stiglitz contiene cierta veracidad. Después de todo, cuando el paro cae, el absentismo (que es una forma de holgazanería) sube. Sin embargo, el atractivo de esta teoría, a saber, su dependencia exclusiva de una fría motivación económica, constituye también su talón de Aquiles. ¿Por qué? Porque los economistas que se creen más listos que Shapiro y Stiglitz han expuesto que si a los trabajadores sólo les importa el dinero y lo duro que sea el trabajo, los empleadores pueden crear esquemas de incentivos que aún les resulten más beneficiosos a ellos mismos y que no produzcan excesos salariales en el equilibrio del mercado. Por ejemplo, Edward Lazear, que sucedió a Stiglitz en la presidencia del Consejo de Asesores Económicos del gobierno de los EEUU, ha señalado que los derechos de antigüedad consolidados proporcionan un incentivo opcional para mantener a los trabajadores alejados de la holgazanería. Si se sorprende a un trabajador haciendo el haragán y debido a ello tiene que buscarse un nuevo trabajo, perderá todas las prerrogativas que hubiera ganado por haber trabajado durante un tiempo prolongado en la misma empresa. Quizás esto tenga más importancia para los trabajadores especializados que tendrán más que perder, ya que si los despidieran perderían su buena reputación. Los beneficios que hubieran obtenido derivados del trabajo duro en el instituto y la universidad, sin contar el dinero invertido en sus estudios, peligrarían. Por lo tanto, aunque la versión de Shapiro y Stiglitz sea popular entre los economistas debido a que sostiene que los empleados y los empleadores sólo tienen motivaciones económicas, eso es motivo para que muchos macroeconomistas recelen de ella. Esto nos conduce a nuestra teoría favorita que relaciona el por qué las empresas pagan salarios tan elevados que crean paro. El ejemplo anterior sobre la relación entre el empleador y el empleado, en la que el trabajador sólo trabaja por el salario y por este motivo trabajará lo menos posible, nos parece demasiado simple bajo la perspectiva de la relación empleado‐empleador. Sin lugar a dudas, nuestro punto de vista asume que a los empleados les importa su salario y también que hay épocas durante las cuales un empleado prefiere haraganear a trabajar. Pero también somos conscientes de que los trabajadores tienen una relación compleja con sus empleadores, en muchos casos una relación amor‐odio, ya que desean que los empleadores les paguen más y tengan buena opinión de su trabajo, aunque al mismo tiempo poseen cierto sentido del deber que les obliga a trabajar. Este sentido del deber se puede modelar siempre que perciban que sus empleadores les tratan con equidad. Por una parte, si creen que los tratan con poca equidad, su sentido del deber será nulo y trabajarán lo mínimo para cubrir el expediente. Y lo que es peor, si están resentidos pueden llegar a sabotear la actividad. Por otra parte, si notan que los tratan bien (y su salario es la constatación definitiva de este trato), cumplirán con los objetivos de sus empleadores.
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De acuerdo con las encuestas del Estudio Social General, una gran mayoría de trabajadores son fieles a sus empresas, comparten sus valores, están orgullosos de trabajar en ellas y se sienten satisfechos con su trabajo. En este caso, el salario no es un mero incentivo, sino que es el símbolo del intercambio que se establece entre el empleado y el empleador. El trabajador puede escoger entre trabajar o hacer el holgazán según el coste que esto le suponga. Pero esta decisión también se basa en si cree o no que se le trata bien. Por consiguiente, los empleadores tienen un excelente motivo para pagar un buen sueldo. Una retribución adecuada necesariamente provocará paro. Cuanto mejores sean las oportunidades externas o menor la tasa de paro, más elevadas serán los salarios de eficiencia que los trabajadores creen que sus empleadores deben pagarles. A todo ello se añade la complejidad derivada del hecho que las empresas suelen tener contratados a muchos empleados que forman grupos de trabajo y grupos sociales que interaccionan entre sí y se combinan de diferentes maneras. Estas complejas interacciones restringen aún más la libertad del empleador para establecer los salarios. Cuando se trata de decidir sobre los salarios, el empleador deberá tener en cuenta los efectos que estos salarios tienen sobre la fuerza laboral efectiva. Los salarios demasiado bajos y los que se distribuyan con poca equidad siguiendo jerarquías laborales, debilitan la predisposición de los empleados a considerar que el trabajo que realizan en la empresa constituye una responsabilidad personal. Este punto de vista sobre el mercado laboral es a la vez más sencillo y más complicado que los razonamientos tradicionales que asumen que los seres humanos responden exclusivamente a intereses económicas racionales. Es más complicado debido a que atribuye a los empleados motivos más realistas pero es más sencillo en el sentido de que entiende que los salarios dependen, al menos en parte, de lo que los trabajadores consideran que es justo. Estos salarios justos están casi siempre por encima del salario al que el mercado de trabajo se vacía y evolucionan con lentitud. Se trata de una explicación sobre el paro que es sencilla, realista y encaja con los hechos. En concreto, explica con facilidad y naturalidad por qué aumenta el absentismo y otras formas de holgazanería cuando desciende el paro. Se trata de un componente fundamental de la economía. Si el trabajo es lo que le importa realmente a la gente, la teoría macroeconómica debería comenzar explicando la razón de la permanente escasez de puestos de trabajo. Esta teoría lo explica con toda exactitud.
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