¿QUÉ ES EL EFECTO INVERNADERO?
En la ausencia de una atmósfera, la temperatura superficial de la Tierra
sería aproximadamente -18 °C. Esta es conocida como la temperatura
efectiva de radiación terrestre. De hecho la temperatura superficial
terrestre, es de aproximadamente 15°C (¡por suerte!).
La razón de esta discrepancia de temperatura, es que la atmósfera es
casi transparente a la radiación de onda corta, pero absorbe la mayor
parte de la radiación de onda larga (calor) emitida por la superficie
terrestre.
Varios componentes atmosféricos, tales como el vapor de agua,
el dióxido de carbono, tienen frecuencias moleculares vibratorias en el
rango espectral de la radiación emitida por la Tierra. Estos gases de
efecto invernadero absorben y reemiten la radiación en onda larga,
devolviéndola a la superficie terrestre, causando el aumento de
temperatura, fenómeno denominado Efecto Invernadero.
El vidrio de un invernadero similar a la atmósfera es transparente a la luz
solar y opaca a la radiación terrestre, pero confina el aire a su interior,
evitando que se pueda escapar el aire caliente (McIlveen, 1986;
Anderson et al, 1987). Por lo tanto, el proceso que hace que un
invernadero se caliente es diferente y el nombre engaña. El interior de
un invernadero se mantiene tibio porque el vidrio inhibe la pérdida de
calor por convección hacia el aire exterior, en resumen, no deja salir el
aire caliente. En cambio el fenómeno atmosférico se basa en un proceso
distinto al de un invernadero donde un gas absorbe el calor por su
estructura molecular. En todo caso el término se ha popularizado tanto,
que ya no hay forma de establecer un nombre más preciso.
En todo caso, el efecto invernadero es el motivo del calentamiento
global y el cambio climático, es el aumento de los gases ivernadero lo
que aumenta la absorción de calor y a su vez genera los cambios. El
aumento de los gases es resultado del uso y abuso de los recursos
naturales, sea a través de quema ineficiente de combutibles fósiles, a
través de la tala y destrucción de los bosques y ambientes naturales o la
destrucción de ecosistemas marinos y acuáticos a través de la
contaminación irracional e irresponsable.
Se postula que en Venus, el volcanismo que emitió grandes cantidades de
CO2 en la atmósfera elevó las temperaturas hasta el punto que no se
pudieron formar los océanos, y el vapor resultante produjo un Efecto
Invernadero, exacerbado más aún por la liberación de dióxido de carbono
en rocas carbonatadas (una retroalimentación positiva sin fin – runaway
feedback loop), terminando en temperaturas superficiales de más de
400°C (Anderson et al, 1987). Es un buen ejemplo (aunque un poco
extremo) de lo que pasa cuando se llena una atmósfera de gases de
efecto invernadero y es lo que debemos evitar a toda costa.
Entre los gases contaminantes más habituales podemos citar los
siguientes:
- Clorofluorocarbonos (CFC, también llamados "freones")
- Monóxido de carbono ( CO)
- Dióxido de carbono (CO2)
- Oxidos de nitrógeno (NOx )
- Dióxido de azufre (SO2)
- Metano (CH4)
- Ozono (O3)
Nombres de fungicidas
RIESGOS DE LA ENERGÍA NUCLEAR
Desde que la humanidad tiene acceso a la tecnología nuclear ha entrado
en una nueva era de avances y de peligros, y como con cualquier otro
avance está sujeto a un largo proceso de aprendizaje plagado de
desastres que nos ayudan a mejorar. Sin embargo, la energía nuclear
tiene la cualidad especial de que los desastres tienen consecuencias
globales y pueden marcarnos durante siglos.
Un desastre nuclear implica la contaminación del terreno inmediato
durante siglos y la contaminación ambiental es arrastrada por los vientos,
contaminando las inmediaciones durante años. Las precipitaciones
arrastrarán hasta el suelo las partículas contaminadas, acumulándolas allí
donde va el agua, como márgenes de carreteras, acequias, aguas
subterráneas y ríos.
Los seres vivos que no sufran una radiación directa la irán absorviendo a
lo largo del tiempo, ya sea por las emisiones del ambiente o por ingestión
de alimentos, provocando diferentes enfermedades y lesiones que
pueden ser transmitidas de generación en generación. Los materiales
inertes también sufren por la radiación, produciendo un envejecimiento
prematuro y acelerando su desgaste y volviéndolos quebradizos.
La radiactividad tiene efectos caprichosos y se reparte por el entorno de
forma aparentemente aleatoria, de tal forma que en cuestión de metros
pueden observarse grandes fluctuaciones; de igual forma la
contaminación en áreas de varios kilómetros se presentará en forma de
manchas con más o menos radiación. Esto es debido a la diferente
absorción de los materiales, el viento, temperatura, reflejo de
superficies… y una multitud de factores que lo hacen poco predecible.
Igualmente, un mismo foco de radiación afecta de forma diferente a unos
individuos que a otros, y dentro del organismo afecta a unos órganos más
que a otros. No obstante, grados bajos y constantes de radiación
favorecen el crecimiento de organismos vivos.
Por otro lado, los isótopos radiactivos influyen de forma decisiva en el
grado de contaminación del entorno, ya que mientras unos tienen una
vida de pocos segundos (los liberados en forma de gas en las centrales
nucleares en caso de emergencia), varios días (en el yodo es de unos 30
días) o años (cesio 137 unos 30 años), hay otros que permanecen miles
de años (plutonio unos 20.000 años). Pese a conocer todos los riesgos
los accidentes ocurren, ya sea por causas naturales, desconocimiento o
incluso por descuido, y parece que no siempre se aprende de los errores
o que son escondidos y silenciados, lo que conlleva irremediablemente a
repetirlos.
Todos recordamos el accidente de Chernobyl y el reciente de
Fukushima; quizás alguien más avispado recuerde uno o dos a lo sumo,
pero realmente han sido muchísimos más. En este artículo no se hace
referencia a contaminaciones “no accidentales” debidas a asesinatos (el
caso conocido del espía contaminado con Polonio es uno entre varios),
tests (por ejemplo con soldados durante pruebas de explosiones
nucleares (vídeo de prueba nuclear; a partir del min. 2:00) o ensayos
(como la contaminación masiva de los habitantes de las islas Bikini).