PODER JUDICIAL ENTRE RÍOS
CAMARA SEGUNDA SALA PRIMERA
"R. J. P. POR SI Y EN REPRES. DE SUS HIJOS MENORES C/
GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS S/
ORDINARIO DAÑOS Y PERJUICIOS" - (Nº 8-9645)
CAPITAL: Juzgado Civil y Comercial Nº 4
///CUERDO:
En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de
Entre Ríos, a los veinticuatro días del mes de junio de dos mil
dieciseis, se reúnen las Sras. miembros de la Sala Primera de la
Excma. Cámara Segunda de Paraná, para conocer del recurso
interpuesto en los autos caratulados: "R. J. P. POR SI Y EN
REPRES. DE SUS HIJOS MENORES C/ GOBIERNO DE LA
PROVINCIA DE ENTRE RÍOS S/ ORDINARIO DAÑOS Y
PERJUICIOS", respecto de la sentencia de fs. 234/255. De
conformidad al sorteo oportunamente realizado la votación debe
tener lugar en el siguiente orden: Sras. Vocales Dras. ALICIA
C. OLALLA, GABRIELA T. MASTAGLIA y MARÍA ANDREA
PEREYRA.
Estudiados estos autos la Sala propuso la siguiente
cuestión a considerar:
¿Es justa la sentencia apelada?
A LA CUESTIÓN PROPUESTA LA SRA. VOCAL
DRA. ALICIA C. OLALLA, DIJO:
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1.- Demandó la Sra. J. P. R. -por sí y en
representación de sus hijas menores M., J. U., C. J. U. y A. M., U.
procurando obtener del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos la
indemnización de los daños y perjuicios sufridos como
consecuencia del fallecimiento de su esposo y padre D. J. U..
Sostuvo que el Sr. D. J. U. realizaba trabajos y
prestación de servicios para la Junta de Gobierno de Aldea San
Rafael, Departamento Paraná -organismo administrativo
dependiente del Estado Provincial-, desde el año 2.008
consistentes en manejo del tractor (tractorista) haciendo riego,
mantenimiento de calles, recolección de residuos, etc. y,
además, distintas tareas vinculadas a la limpieza: poda de
árboles, corte de yuyos y desmalezamiento, etc. Expresó que,
por dichas tareas, el Sr. U. percibía una retribución de Pesos
Quinientos ($ 500.-) semanales, que le eran abonados por las
autoridades de dicha Junta. Precisó que las tareas de prestación
de servicios se desarrollaron con normalidad hasta la jornada
laboral del 13 de julio de 2.010 en la cual D., encontrándose
realizando tareas de poda de árboles al servicio de la Junta de
Gobierno y estando trepado a uno de los árboles, cayó
golpeándose contra el suelo originándole tal caída una severa
lesión en la médula que, días después, le provocó la muerte.
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Puntualizó que, al momento de producirse el accidente laboral,
D. se encontraba con una motosierra en la mano y no contaba
con ningún elemento de protección, resaltando que la Junta de
Gobierno de Aldea San Rafael nunca contó con los mismos.
Añadió que, luego del accidente, fue trasladado al Hospital San
Martín donde permaneció internado hasta su deceso. Funda su
pretensión en el art. 1112 del C.C. expresando que existe
responsabilidad extracontractual por omisión del Estado, el que
por medio de sus funcionarios públicos tiene la obligación de
mantener regularizada y a derecho todas las relaciones jurídicas
en las que interviene. Precisa que el Estado ha omitido
regularizar el funcionamiento de las denominadas "Juntas de
Gobierno" con lo cual les impide a estas delegaciones del
gobierno provincial contratar por no tener personalidad jurídica,
por lo que ha generado una forma de empleo público irregular en
dichos organismos (no tiene aportes jubilatorios, obra social,
A.R.T., etc) y tampoco cumple con las normas de seguridad para
sus trabajadores. Apunta que las Juntas de Gobierno reguladas
por Ley Prov. N° 7555 de 1984 son el gobierno administrativo de
los centros de población rural y una delegación del gobierno
provincial en la zona sin personería jurídica propia. Que para
solucionar este problema la reforma constitucional año 2008
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incluyó las "Comunas" en el art 253, Cap. II (comunas y
organización departamental) disponiendo que la ley
reglamentará el régimen, pero el Estado se encuentra en falta
pues no ha dictado la Ley Orgánica respectiva, con lo cual dicha
omisión normativa genera un funcionamiento irregular de las
juntas de gobierno, que las obliga a contratar en forma precaria
al personal destinado a prestar funciones laborales, ya que no
puede crear por sí empleo público regular. Asimismo se
fundamenta la pretensión en el art. 1074 del C.C. señalando que
es el precepto que rige genéricamente en materia de
responsabilidad extracontractual del Estado por omisión.
Sostiene que es ilícito que el Estado posea personal contratado
sin registrar, cuando exige a los particulares el cumplimiento de
todas las normas laborales. Por último cita el art. 1113 del C.C.
señalando que el trabajo en altura sin medidas de seguridad se
encuadra dentro del sistema de responsabilidad objetiva del
riesgo creado, establecido en el art. 1113 del C.C., afirmando
que la poda de árboles es una actividad riesgosa que debe
incluirse dentro de las normas del riesgo creado.
2.- La sentencia de primera instancia hace lugar a
la acción entablada condenando al Estado Provincial a indemnizar
a los actores los rubros y montos que precisa. Para así decidirlo
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el Sr. Juez a quo analiza la prueba aportada y esgrime
fundamentos relativos al art. 1112 y 1074 del C.C. entendiendo
-en prieta síntesis- que existe responsabilidad derivada de la
omisión y/o prestación deficiente de los elementos de protección
y seguridad por parte del estado para evitar el riesgo que
produjo el fallecimiento de U., como asimismo de la mecánica en
la contratación del servicio público.
3.- Contra dicha sentencia entablan recurso de
apelación ambas partes, expresando agravios la accionada a fs.
280/288, y a fs. 291/296 la actora, los que son contestados a fs.
300/307 y fs. 309/311. A fs. 313/314 obra dictamen del
Ministerio Pupilar y a fs.327/vto. de la Sra. Fiscal General del
S.T.J.
4.- Corresponde en primer término tratar el
recurso de apelación de la accionada quien peticiona la nulidad
de la sentencia por considerar -entre otros fundamentos- hay
una notable contradicción en la misma, en tanto condena al
Estado por dos sistemas absolutamente incompatibles entre sí,
esto es por responsabilidad contractual y extracontractual al
mismo tiempo, pues al condenar al Estado por falta de servicio,
se está reconociendo tácitamente que en el caso no hubo una
relación contractual de empleo, por lo que -alega- no puede
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reprochársele incumplimiento del deber de seguridad. Agrega
que al considerar que existía una relación de empleo público,
está reconociendo que el Sr. U. no era un administrado, sino que
era un empleado o un contratado, con lo cual no puede
reprochársele al Estado ninguna prestación deficiente de servicio.
Como segundo agravio manifiesta que existe una errónea y
defectuosa interpretación de la normativa de atribución de
responsabilidad por la "falta de servicio" cuya recepción en el
ordenamiento jurídico se encuentra en el 1112 del C.C., ya que
se responsabiliza al estado por la falta de servicio, situando a U.
como un administrado frente a quien el estado habría prestado
un deficiente servicio público, cuando en realidad es el
contratado que prestaba el servicio, no quien lo recibía. Se
agravia también el recurrente que el sentenciante de grado haya
entendido que existía entre las partes una relación de empleo
público, siendo ello además contradictorio pues se endilga
responsabilidad por un accidente laboral y a la vez por "falta de
servicio". Afirma que si el a quo entendió que existía un vínculo
laboral debió haber declarado su incompetencia, pues la
competencia es laboral, y esta vía civil en ese caso, se encuentra
vedada por imperio de la ley de riesgo de trabajo Nº 24.557 que
prohíbe la acción civil salvo caso de dolo del empleador, supuesto
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no invocado ni acaecido en autos, y respecto de lo cual nada ha
dicho la sentencia, al igual que de la aplicación del régimen del
Código Civil por sobre el sistema de responsabilidad establecido
por la Ley de Accidente de Trabajo.
5.- El recurrente ha planteado la nulidad de la
sentencia, no obstante lo cual cabe referir que esta Sala ha
expresado que si el vicio en la construcción de la sentencia, -lo
que podría descalificarla como acto jurisdiccional- puede ser
reparado por la Cámara por la vía del agravio, corresponde
modificar el decisorio antes que decretar su nulidad. Ello así pues
debe estarse por el principio de validez del acto jurisdiccional,
(Fenochietto-Arazi, "Código Procesal Civil y Comercial", T.1,
pág.729, C.S.J.N, 30/4/81, E.D, 94-235, ésta Sala I, in re:
"Reynoso Rodolfo Leopoldo c/ Zapata Carlos Horacio s/
Sumario", Expte. Nº 8-1174, del 26/10/2000, "Nuevo Banco de
Entre Ríos S.A. c/ Gregorutti Raquel S/ Sumario", Expte. Nº 8-
6473, del 8/7/2008 "Consorcio de Propietarios Edificio Panorama
C/Construcciones electromecánicas y Civiles -CEMYC S.R.L. S/
Ordinario "Expte. Nº:8-6990. 21.03.11).
Conforme a lo expuesto, si bien se entienden que
no es correcta la fundamentación en derecho de la admisión de
la demanda, el recurso de apelación es la vía idónea para
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subsanar ello. En tal sentido se destaca que es acertada la crítica
del recurrente en la errada aplicación al caso del art. 1112 del
C.C.-como lo solicita la actora- pues el mismo regulaba la
responsabilidad del Estado por los daños causados en la omisión
de la prestación de servicios, y el Sr. U. no era el beneficiario de
un servicio del Estado, sino quien -alegan sus herederos-,
prestaba el servicio de poda de árboles y riego de calles, entre
otros, de la Junta de Gobierno de San Rafael. Por otra parte, no
se comparte la opinión del Sr. Juez a quo de entender que de la
valoración de los contratos de locación de servicios y demás
pruebas presentadas surja que el fallecido se encontraba
incorporado al municipio (junta de gobierno).
6.- Por otra parte, reiteradamente tiene dicho esta
Sala que el órgano de alzada, en virtud del principio iura novit
curia no está limitada en su razonamiento por la argumentación
del recurrente. Si bien debe ceñirse a los puntos objetados, al
abordarlos tiene amplias facultades iguales a las que sobre la
materia tenía el a quo, pudiendo inclusive el juez de la apelación
utilizar distintos fundamentos de derecho de los invocados por
las partes y el juez de primera instancia (cfr. CNCiv., Sala C,
12/04/1971, L.L. 143-322; Sala E, 19/10/1976, L.L. 1977- D-
708, citados en Loutayf Ranea, Roberto G., "El recurso ordinario
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de apelación en el proceso civil", T. 1, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1989, pág. 118, Nota Nº 20; esta Sala I in re: "U., Benildo
Daniel c/ Hasenauer, Miguel Ángel -Revisión de contrato", Expte.
Nº 8-5614 del 10/04/2007, "Palavecino, Irma Esther c/ Diaz,
Luis Alberto s/ Incidente de Liquidación y Adjudicación de Bienes
de la Sociedad Conyugal". Expte. Nº:8-7569, del 30.09.2011).
7.- Corresponde asimismo aclarar que si bien al
momento de resolverse el presente recurso entró en vigencia el
actual Código Civil y Comercial, e independientemente de la
interpretación que pueda darse a la aplicación del art. 1766 del
CCC, el juicio tramitó íntegramente en el fuero civil y comercial,
razón por la cual corresponde seguir su tramitación por ante éste
fuero puesto que, sin desconocer el carácter de orden público de
las normas que reglan la competencia, la misma condición tienen
los preceptos legales que tienden a lograr la pronta terminación
de los procesos cuando se oponen a ello principios
fundamentales que pudieran impedirlos (Cfr. CSJN in re "M.,
Angélica Martínez vs. Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires" 30/4/85 Fallos:307:569; "Brizuela Jorge O. y otro v. Junta
Electoral Sindicato Obreros Industria del Pan" 27/02/1990, Fallos
313:157 entre otros). Lo expuesto lo es, sin perjuicio de lo que
oportunamente se agregará con relación a la incompetencia
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planteada por la accionada.
8.- Corresponde entonces, inicialmente calificar la
relación entre el Sr. U. y el Estado Provincial.
a) Los actores denunciaron que el Sr. D. J. U.
trabajaba en tareas permanentes para la Junta de Gobierno de
San Rafael, que existía una relación irregular, documentada en
contratos de servicio, percibiendo en los últimos contratos
$500,00 por mes. Afirmaron que el día del accidente está
abarcado en el período del último contrato suscripto entre las
partes el 6 de julio de 2010 por 10 días, todo lo cual fue negado
por la accionada.
Se encuentra probado con los contratos obrantes
en el expediente administrativo 1134411 y admitido al contestar
la demanda, que desde enero del año 2008 hasta el 06 de julio
de 2010 se celebraron reiterados contratos de locación de
servicios entre el Presidente de la Junta de Gobierno de la Aldea
San Rafael y el Sr. D. U. por diez o quince días por poda de
árboles, riego de calles, limpieza de cementerio y calles. Incluso
está admitido por la accionada que los últimos fueron suscriptos
por la Sra. J. R. (esposa del Sr. U.) y que los mismos se
ejecutaron (fs. 151). Los contratos presentados son setenta y
dos, algunos por el plazo de diez días, otro por quince días y
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otros de veinte, el objeto variaba entre limpieza de calle, riego
de calle, poda de árboles y limpieza de cementerio, y el monto
de los mismos era entre Pesos Doscientos Cincuenta ($250,00) y
Quinientos ($500,00). La cláusula cuarta del contrato disponía
que el locatario debía proveerse de gastos de traslado, como así
también se comprometía a tomar los seguros necesarios para sí.
Asimismo el locatario debía cumplir con las exigencias de los
organismos que regulan su actividad. La cláusula quinta disponía
que el locador tendría derecho a rescindir el contrato sin pago de
indemnización alguna en cualquier momento.
b) Las tareas que por contrato se le encomendaba
a U. son funciones propias de la Junta de Gobierno para cumplir
su misión (Art. 11, punto 2 de la ley 7555 ) a cuyo efecto, por sí
misma o en coordinación con los organismos respectivos puede
procurar, la seguridad y atención de los servicios públicos de
centros rurales, entre otras actividades, ejerciendo funciones por
delegación para atención y/o mantenimiento de caminos, redes
de agua corriente, energía eléctrica, servicios de cloacas y los
que determine el Poder Ejecutivo o convenga con entidades
públicas (punto h).
c) Está acreditado que en el cumplimiento de su
trabajo, al menos el día del accidente, U. usaba una herramienta
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de la Junta de Gobierno , y ésta abonó además los gastos del
servicio fúnebre por el fallecimiento . (fs.179/180).
d) Relevancia especial tiene la declaración del
testigo Guillermo Kriger (fs.189/90), quien era presidente de la
Junta de Gobierno de San Rafael desde 2008, y declara que
desde que él asumió, U. trabajó hasta el día del accidente, que la
motosierra que tenía el fallecido en ocasión del accidente era de
la Junta de Gobierno y que realizó reclamos por el accidente y
nunca lo atendió Barboza que era el Director de Juntas de
Gobierno. Asimismo el testigo Gonzalo Luis Kemerer que
presenció el accidente expresó que U. había llegado a la plaza
con el tractor de la Junta de Gobierno, para retirar los gajos
seguramente (fs. 196/7).
e) Lo expuesto, interpretado bajo en principio de
primacía de la realidad, indica que entre el Sr. U. y el Gobierno
de la Provincia, por medio de su delegada, la Junta de Gobierno
de San Rafael, existía una relación directa, de permanencia en el
tiempo, en base a la cual realizaba tareas propias de la
competencia de aquella, en beneficio y provecho de la población,
a cuyo efecto se le otorgó herramientas de trabajo y movilidad, y
por la cual el propio Presidente de la Junta de Gobierno, acaecido
el accidente, entendió correspondía no sólo asumir los gastos
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fúnebres, sino gestionar una indemnización, todo lo que excede
a un contrato privado entre partes, sino que requiere una
protección especial.
f) Por otra parte, no se advierte porqué - y la
accionada no lo aclara - la realización de tareas tendientes a
cubrir prestaciones permanentes y ordinarias de la Aldea San
Rafael, y con las características expuestas, eran contratadas a
través de la figura jurídica de locación de servicio, por el término
de diez o quince días. La explicación del testigo Kriger, esto es
que la Junta de Gobierno no podía tener efectivo a U. porque no
hay una ley para poder tener empleados en blanco no justifica
que se transforme a la contratación temporal, en esencia
excepcional, en la manera habitual de obtener la prestación de
servicios para la población. Tampoco es justificación lo expresado
por la accionada en el sentido que las contrataciones se hacían
de acuerdo a las necesidades y posibilidades de la Junta de
Gobierno, pues admitir esa genérica excusa llevaría al
desconocimiento mismo de la relación de dependencia protegida
legalmente.
g) Resulta entonces que por las características de
la relación y el actuar injustificado del Estado, existía entre las
partes una relación con aptitud suficiente para generar una
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legítima expectativa de protección digna ante los infortunios
laborales que el art. 14 bis de la Constitución Nacional le otorga
al trabajador.
9.- Surge de autos además que el accidente se
produjo en ocasión de la relación de trabajo que se viene
analizando y no por otras changas que pudo haber realizado U.,
que de los testigos de la causa penal surge que fueron en una
granja, y no de podador de árboles. Por otra parte no es materia
de discusión que no contaba con elementos de seguridad
brindados por la Junta de Gobierno.
Así, la declaración testimonial de fs. 21 de la causa
penal apiolada en la que Martín Jesús Kemerer declara que el
día del accidente se había cruzado a la plaza para ayudar a U.
que estaba arriba de un árbol y cortaba con una motosierra, que
en un momento lo ve que estaba cortando el tronco del medio, y
cree que le erró en el cálculo porque cortó para que cayera para
un lado, pero se boleó, y se fue para el lado que estaba él, ahí el
tronco le toca la pierna y lo desestabiliza, cayendo de espalda de
una altura de cuatro metros, que pegó de espalda y enseguida lo
socorrió, que en un principio le decía que no sabía que estaba
haciendo, que no sentía las piernas ni los brazos, le dolía la nuca,
que luego su hermano Gonzalo lo ayudó, luego llegó la
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ambulancia para trasladarlo y él lo acompañó. Agrega que estaba
cortando para la junta, él hacía changas y le pagaban, porque
hacia poco que estaba en una granja y renunció, o algo por el
estilo. A fs. 23 de dicha causa el testigo Gonzalo Luis Kemerer
(fs.23) que también declaró en autos, y también estaba presente
al suceder el accidente, refiere que U. se encontraba arriba de un
árbol frente a la iglesia del pueblo cortando las ramas con una
motosierra, que en un momento dado una rama se bolea para el
lado que estaba él, había un poco de viento y cae desde unos
cuatro metros al suelo, que cree que de espalda, porque a él lo
tapó la rama, que con su hermano trató de socorrerlo ya que
quedó quieto y no se movía, decía que no sentía ni los brazos ni
las piernas, que no podía respirar bien, y que le dolía la nuca y
luego lo trasladaron al Hospital de Crespo. Agrega el testigo que
estaba trabajando cortando los árboles de la Aldea y la Junta le
pagaba por esto, que ya había cortado varios árboles y era uno
de los últimos, que no tiene que haber contado con el viento y la
rama en vez de ir para el lado que él suponia se fue hacia donde
él y por eso cae. A fs. 196 y vto. de autos, este testigo agrega
que U. había llegado con el tractor de la Junta de Gobierno, para
retirar los gajos seguramente.
Asimismo el testigo Claudio Guillermo Kriger, que
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era presidente de la junta de Gobierno en el año 2010, declara
que U. se encontraba trabajando para la junta cuando acaeció el
accidente (fs.189 y vto de autos).
La historia clínica del Hospital San Martín obrante a
fs.31/62 acredita el ingreso del Sr. U. a dicho nosocomio
derivado del Hospital de Crespo el 13/07/10 por traumatismo
raquiomedular C4 C5 C6 y la atención brindada hasta la
defunción el 01/08/10 por paro cardiorrespiratorio y distress
respiratorio severo (informe forense fs. 67 de la causa penal)
10.- Por otra parte, si bien la accionada alegó que
el accidente se había producido por la torpeza de la propia
víctima según surgía de la declaración testimonial de Martín
Kemerer, no se considera dicha afirmación debidamente
justificada, pues la desestabilización que le produjo el roce de un
tronco cortado al caer, según lo declaró Gonzalo Kemerer, fue por
el viento, además de ser ello una riesgo habitual de la actividad.
Sí es admisible entender que de haber contado el
Sr. U. con arnes, el accidente no se hubiera producido.
11.- Resulta entonces que en autos está
acreditada la relación laboral entre el Sr. U. y el Gobierno
Provincial por intermedio de su delegada Junta de Gobierno de
Aldea San Rafael con aptitud suficiente para crear una
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expectativa razonable de protección digna ante los infortunios
laborales, que el Estado no proveía de elementos de protección
para la tarea riesgosa que había encargado (poda de árboles), ni
tenía contratada A.R.T.; que el accidente se produce en ocasión
del cumplimiento de esa relación laboral, sin que exista culpa de
la víctima y que como consecuencia del mismo el Sr. U. falleció,
todo lo cual, determinan la responsabilidad de la accionada en
los términos del art. 1113 del C.C. (en el que la tarea riesgosa se
entiende implícitamente comprendida a diferencia del actual art
1757 CCC que expresamente lo regula ) y 1109 del C.C. (actual
1049 del CCC).
12.- La responsabilidad estatal por el accionar
ilícito del Estado en la forma de contratar -aunque referido a la
estabilidad laboral- ha sido admitida por la Corte Suprema de
Justicia de La Nación en el precedente " Ramos, J. Luis c/Estado
Nacional (Min. de Defensa - A.R.A.) s/ Indemnización por
Despido (fallo:333.311), siendo oportuno citar la
fundamentación en derecho del voto de los vocales Fayt,
Maqueda y Zaffaroni. Sostuvieron los nombrados que el art 14
bis de la Constitución Nacional, cuyo principio protectorio,
comprende, por un lado, al trabajo "en sus diversas formas",
incluyendo al que se desarrolla tanto en el ámbito privado como
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en el público (Fallos: 330:1989, 1999) y reconoce, por otro,
derechos "inviolables" del trabajador que el Congreso debe
asegurar como deber "inexcusable" ("Aquino", Fallos: 327:3753,
3770; "Milone", Fallos: 327:4607, 4617). A iguales resultados
conducen diversos instrumentos internacionales con jerarquía
constitucional que enuncian el "derecho a trabajar" (Declaración
Universal de Derechos Humanos artículo 23.1, Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre artículo XIVC,
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales artículo 6.1 y Convención Internacional sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial artículo
5.e.i), el cual debe ser considerado "inalienable de todo ser
humano" en palabras expresas de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (artículo 11.1.a). En efecto, el citado derecho a trabajar,
así como "engloba todo tipo de trabajos" e impone al Estado
claras obligaciones de respetarlo y protegerlo (Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación general
N° 18. El Derecho al Trabajo, 4-11-2005, E/C.12/ GC/18, párrs.
6, 22 y pássim).....".
13.- No obstante lo expuesto, debe dejarse en
claro que la solución propuesta no significa que el mero
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transcurso del tiempo haya modificado la situación irregular del
Sr. U.,y que se considere que el mismo era empleado de la
administración pública y por ende sus herederos pueden solicitar
una indemnización de un régimen laboral específico. De ello se
deriva también que no era necesario el planteo de
inconstitucionalidad de la ley 24557 por considerar insuficiente la
indemnización que de la misma surja.
14.- Asimismo -como se adelantara- se descarta
que la competencia civil de esta Sala sea obstáculo para resolver
el presente, por considerarse que es el fuero laboral o el
administrativo al que correspondería actuar. Ello así porque no se
ha realizado una demanda fundada en tales normas, y además
no se han realizado planteos oportuno al respecto por parte de la
accionada (art.332 y 333 inc. 1 CPCC.).
No obstante ello, cabe referir también al criterio
sentado por CSJN en el caso "Cerigliano" (334:398), donde no
solo reitera el criterio del caso "Ramos" de defensa del art. 14 bis
de la C.N, sino que admite la continuidad de la intervención de
la Justicia Nacional del Trabajo, pese a considerarla incompetente
atento al contenido alimentario del reclamo y su más que
avanzado estado procesal.
Conforme a lo expuesto, voto por la admisión de la
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demanda contra el Estado Provincial, y el rechazo del recurso de
apelación interpuesto al respecto por esa parte.
15.- Corresponde entonces analizar los recursos
de apelación de ambas partes referidos a las indemnizaciones
admitidas en primera instancia, a cuyo fin, habiendo el accidente
ha ocurrido durante la vigencia del Código Civil, se aplican sus
normas (art. 7 CCC), no obstante que a los fines de cuantificar el
daño -a excepción de la incapacidad sobreviniente, y con la
finalidad de no afectar el derecho de defensa de las partes- debe
tenerse en cuenta el Código Civil y Comercial, pues es indudable
que los preceptos que lo integran deben inspirar la interpretación
de las normas del Código Civil derogado, en la medida en que
reflejan la decisión del legislador actual de cómo deben regularse
los distintos aspectos de la vida civil. (conf. esta Sala I in
re :"Vera Manuel E. y Otra c/ Círculo Naútico Diamante y Otra s /
Ordinario" .Expte. Nº 8-9613 del 29. 12 .16)
16.- a) La accionada considera improcedente
admitir el rubro valor vida, ya que la vida no tiene un valor en si
mismo, sino en la medida que afecta económicamente a aquellas
personas que dependían de quien la pierde, por lo tanto a los
fines de estimar los emolumentos dejados de percibir por la
muerte del esposo y padre de los actores, se debe
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necesariamente realizar un análisis técnico de cuales son las
sumas que habría dejado de percibir. De ello concluye que siendo
que el valor vida no tiene un valor en si mismo, le agravia que se
haya hecho lugar a este rubro sin que se han realizado cálculos
que lo justifiquen, agregando que no siendo un valor
indemnizable en si mismo, el valor vida fue concedido no con
fundamentos inherentes a este rubro, sino en compensación de
la deficiencia probatoria del rubro pérdida de chance.
El agravio analizado no puede prosperar, pues en
forma clara bajo el rubro "valor Vida", se condena la
indemnización fijada en el art. 1084 del C.C., estableciendo el
monto conforme las atribuciones del art. 162 del C.P.C.y C.,
previa valoración de las prueba aportada en autos, y que han
sido consideradas insuficientes por el Sr. a quo, de allí que no
tiene asidero expresar que es un rubro abstracto y no
indemnizable en nuestro ordenamiento jurídico. Cabe agregar
además que el criterio expuesto ha sido receptado por el nuevo
CCC que ha reservado la fijación del monto indemnizable por
medio de de cálculos matemáticos sólo para las lesiones o
incapacidades (art 1746), y no para los casos de muerte, en los
que se debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la
víctima, sus condiciones personales y las del reclamante.
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Por otra parte, coincido con la opinión
jurisprudencial que entiende que para fijar el monto
indemnizatorio de estos casos, la aplicación directa de tablas de
cálculos no siempre brinda un resultado justo, no obstante que
sirvan de base, para tratar de lograr una indemnización
adecuada, que, nunca será suficiente, atento a la magnitud del
daño.
Sobre el tema tiene dicho esta Sala que:"En éste
sentido bien ha señalado Bustamante Alsina que: "el daño
resarcible en caso de homicidio, no son los lucros del muerto que
ya no podría obtener porque la víctima ha dejado de ser
persona. Por ello el codificador se ha separado de Freitas en el
art.3643 del Esboço cuando dió redacción definitiva al art.1084,
suprimiendo el siguiente párrafo: y todas las ganancias que el
muerto podría haber hecho en el tiempo probable de su vida,
reemplazándola por la actual: lo que fuere necesario para la
subsistencia de la viuda e hijos del muerto, siendo evidente-
para el autor citado -el cambio de criterio: o sea que "allí donde
se contemplaban antes las ganancias del muerto, se computan
ahora las necesidades de los vivos", ("El valor económico de la
vida humana y la reparación del daño patrimonial causado por
homicidio", ED, 124-647).- (conf. "Ortiz Rosana Guadalupe por si
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y por si y por su hija menor c/ Hernandez Jorge Esteban y Otro
s/ Sumario por daños y perjuicios". Acum: González Gladys
Isabel C/ Hernandez Jorge Esteban Y Ot." Expte. Nº: 8-6988 del
28.09.09.).
Asimismo cabe agregar que resulta errado
sostener que el lucro cesante se rechazó por falta de prueba,
pues claramente se expresa que no se lo considera autónomo, de
allí que se lo haya incluído en el valor vida.
b) La actora ha expresado agravios considerando
insuficientes el monto fijado por el rubro valor vida pues sostiene
que el fallecido percibía $2.142,00 por mes como empleado
irregular del Estado, o $25.704,00 por año, pero que, se debió
tener en cuenta como debió ser la relación laboral. Así calcula
que en los treinta y un años de vida activa laboral que aún podía
tener U. hubiera obtenido $797.895,00 más el equivalente a
treinta y un aguinaldos, la antigüedad y las asignaciones
familiares, todo lo cual asciende a $997.895,00 Agrega que dicha
suma dividida treinta y uno, arroja una suma de $32.190,00 por
año de trabajo, que dividido por trece (doce meses más
aguinaldo) da $2.476,00.Luego estima los consumos personales
en un 30 % ($299.368,00), obteniendo un neto de $698.526,00
que es la suma que en los siguientes treinta y un años se
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hubieran destinado a mantener el nivel de vida humilde de las
tres hijas hasta la mayoría de edad y de la viuda, solicita se
eleve a dicha suma la condena de primera instancia de $
282.000,00.
Los arts. 1084 y 1085 del C.C. establecían una
presunción legal a favor de los hijos menores de edad y la
cónyuge partiendo del presupuesto de que la persona fallecida
sufragaba sus necesidades alimentarias (hasta los 21 años de
edad los hijos). Este criterio es receptado actualmente por el art.
1745 inciso b) del CCC. y es el que se aplica para la
cuantificación que se realiza estando ya en vigencia el CCC de
conformidad a lo dispuesto por el art. 7 primer párrafo de dicho
cuerpo legal.
Asimismo, se reitera que a los fines de fijar la
indemnización que le corresponde a los causahabientes del
fallecido en el rubro que se denomina "valor vida", no se aplican
fórmulas matemáticas; además se destaca que los cálculos
realizados por la actora sólo tienen como respaldo su criterio, y
parte de una suma mensual que no condice con las constancias
de autos.
La prueba aportada por la actora sobre el nivel de
vida de la familia es escasa. Solo surge de la declaración jurada
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que se efectuó al iniciar el beneficio de litigar sin gastos que la
Sra. J. P. R. es ama de casa y desarrolla tareas como profesora
particular de guitarra, con ingresos aproximados de $3.000,00
por mes de manera irregular, no es jubilada ni pensionada, no es
propietaria, habita con sus tres hijos menores de once, nueve y
seis años de edad una vivienda que le prestan sus suegros, no
tiene bienes registrables ni es propietaria, y trabaja de manera
particular dando clases de guitarra. Los testigos ofrecidos en
dicha causa refieren que la situación de la familia es humilde.
Con esos elementos puede afirmarse que la incidencia
patrimonial por la muerte del Sr. U. es casi absoluta en los
actores.
Debe también considerarse que la jornada del Sr.
U. no era completa en su trabajo en la Junta de Gobierno, y que
no se acreditó realizara algún tipo de changas en la misma época
que desempeñaba dicho trabajo.
Cabe reiterar además que el esposo y padre de los
actores no era empleado de la administración pública, y esta
sentencia no lo transforma en tal, atento a lo cual no puede
considerarse los haberes, asignaciones familiares y sueldo anual
complementario que le hubiere correspondido percibir de haber
sido empleado.
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Los contratos obrantes en autos (fs.30/123)
permiten afirmar que en el último año de trabajo, el Sr. U.
percibía una suma promedio de $700,00 mensuales, que como
ya se dijo, destinada en forma total a su familia. Considerando
como edad promedio de vida los ochenta años, y que el Sr. U.
falleció a los treinta y cuatro años de edad, se obtiene cuarenta
y seis años en los que el mismo hubiera seguido aportando. Ello
así, sin que se realicen cálculos matemáticos precisos, se estima
justo elevar el monto fijado por la indemnización del daño por
valor vida en la suma de $.400.000,00 a la fecha del siniestro,
correspondiéndole $.200.000 a la esposa, $ 60.000,00 para la
menor M., J. U., de $ 60.000,00 para la menor C. J. U. y de $
80.000,00 para la restante menor A. M., U..
17.- Respecto al daño moral, la actora apela la
suma fijada en la suma de $ 30.000,00 para su cónyuge y de $
45.000,00 para cada una de las menores por considerarla
insuficiente, y agregando que no era necesaria la producción de
prueba, siendo la más definitoria, el estado de desamparo en
que han quedado las hijas. Solicita se eleve a la suma de
$290.000,00 reclamada en la demanda, distribuida de la
siguiente manera: $50.000,00 cónyuge y $80.000,00 para cada
una de las tres hijas.
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A propósito de la muerte del cónyuge y padre,
pacíficamente ha sido sostenido que el daño moral se tiene por
acreditado por la sola comisión del acto antijurídico; es una
prueba in re ipsa surge inmediatamente de los hechos mismos.
Ello sustentado en la estrechez del vínculo espiritual del esposo y
padre con la víctima, de ahí la alusión del art. 1078 del C.C. a los
herederos forzosos. Hoy el art. 1744 del CCC exceptúa de la
acreditación del daño si ello surge notorio de los propios hechos
en coincidencia con la doctrina anteriormente vigente. Igual
criterio se aplica a los hijos. En base a ello el daño moral se
presume debiendo el mismo ser admitido no obstante lo cual a
los fines del quántum incidirá la falta de prueba destacada por el
Sr. Juez a quo, que se agrega, lo es a los fines de determinar las
características de la relación entre los reclamantes y el causante
más allá del vínculo familiar que los unía.
La indemnización por daño moral se efectúa
estando ya en vigencia el CCC atento a lo dispuesto por el art. 7
de dicho cuerpo legal, se cuantificará el daño moral en función
de la pauta establecida en el art.1741 del CCC, esto es
ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que
pueden procurar las sumas reconocidas.
Ello así, teniendo en cuenta otros precedentes de
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esta Sala ("R. Sergio Raúl y otros c/Velazquez Mario Rogelio y
Otros s/Ordinario" Nº 8-9530 del 16.12.2015, "Medina M., L.
c/Superior Gobierno de la Pcia de E. Rios s / Ordinario" (Nº8-
9536) del 30.12.2015), se estima que el monto fijado en primera
instancia debe ser elevado en los montos reclamados, esto es:
$50.000,00 para la cónyuge y $80.000,00 para cada una de las
tres hijas.
Por todo lo expuesto voto por el rechazo del
recurso de apelación interpuesto por el accionado y la admisión
del recurso de apelación interpuesto por la actora elevándose el
monto condenado por la indemnización del daño por valor vida
en la suma de $400.000,00 a la fecha del siniestro,
correspondiéndole $200.000,00 a la esposa,$ 60.000,00 para la
menor M., J. U., de $ 60.000,00 para la menor C. J. U. y de $
80.000,00 para la restante menor A. M., U..; y por el daño
moral, en la suma de $270.000,00 correspondiéndole:
$50.000,00 cónyuge y $80.000,00 para cada una de las tres
hijas. La suma correspondiente a las tres menores, deben ser
depositadas en autos a nombre del Juzgado interviniente ( arts.
692 y 697 del CCC).
18.- En cuanto a las costas se cargan a la
accionada vencida en ambas instancias. (art 65 C.P.C.y C.).
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A SU TURNO LA SRA. VOCAL DRA. MASTAGLIA
DIJO:
1.- Vistos y considerando la cuestión de
incompetencia planteada por el Estado Provincial en el memorial
de expresión de agravios obrante a fs. 280/289, adhiero a la
solución propiciada en el voto precedente en tanto no acoge tal
planteo.
El demandado sostiene que resulta competente el
fuero laboral de entenderse que entre el Sr. U. - fallecido- y el
Estado Provincial mediaba un relación laboral.
En tal sentido es de señalar que el Estado
Provincial si bien refiere a la cuestión de competencia en igual
planteo en su contestación de demanda a fs. 151 vta., no opuso
formalmente la excepción de incompetencia en los términos del
art. 333, inc. 1 CPCyC, consintiendo la tramitación del proceso
en sede civil.
Sin perjuicio de lo expuesto es de recordar que,
independientemente del encuadre normativo que ha de darse al
contrato de locación de servicio celebrado entre el Sr. U. y el
Estado, aun cuando se entienda que mediaba una relación de
dependencia asimilable a la relación de empleo entre las partes,
en el caso, resulta competente el fuero civil, por cuanto la parte
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actora ha especificado en oportunidad de plantear la demanda
que ejerce la acción civil y la sustenta en los arts. 1074, 1112 y
1113 Cód. Civil.
En tal sentido esta Sala I ya se ha pronunciado por
la competencia del fuero civil y comercial y no el laboral en
supuestos que, mediando una relación de empleo entre el
damnificado y el demandado se ejerce la acción civil, en los
autos: "Muñoz c/ Gomez" Nº 8-7140, 05/02/2009, con sustento
en doctrina de la Superior Tribunal de Justicia y de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.
El Superior Tribunal de Justicia de Provincia se ha
pronunciado sobre la cuestión traída a resolver en los autos
caratulados: " Galarza, Lucila c/ Jorge Barel S.A. y/o Pileccos
S.A. y/o quien resulte responsable - Sumario por indemnización
de daños y perjuicios s/ Cuestión de Competencia", por
resolución recaída en fecha 03/06/2004.
En dichos actuados esta Sala I y la Sala I de la
Cámara Tercera de Paraná, con competencia laboral, se
declararon incompetentes respectivamente para entender en el
juicio. El Superior Tribunal de Justicia se pronunció por la
incompetencia laboral expresando entre otras consideraciones
que: "...la naturaleza civil de las demandas por accidentes de
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trabajo fundadas en las normas de derecho común no se ve
modificada por el hecho de que las partes estuvieran vinculadas
por una relación laboral, ya que dicha circunstancia no altera la
naturaleza del proceso, sino que constituye un antecedente en
los hechos en que se funda la pretensión".
Posteriormente la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, remitiendo al dictamen de la Procuración General de la
Nación, se ha pronunciado en caso similar también sobre la
cuestión entendiendo que resultaba competente el fuero civil,
sosteniendo que corresponde a la justicia en lo civil y no a los
jueces del trabajo conocer en los que casos en que no se
reclama por accidente laboral, ni se pretende la aplicación de la
Ley 24.557, sino que se demanda con sustento en las
disposiciones del Código Civil ( CSJN, "Gabriela Guaymas v.
Operadora de Estaciones de Servicios S.A.", Fallos 329:177). En
el caso resuelto por la Corte Suprema se trataba de una
empleada que, efectuando tareas en relación de dependencia,
sufrió un infortunio por el cual fue atendida en distintos centros
de atención establecidos por la A.R.T., habiéndosele efectuado un
diagnóstico erróneo. La demanda había sido dirigido contra la ex-
empleadora, entre otros sujetos.
Ya en lo que hace a la exclusión de la aplicación de
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las disposiciones del Derecho Civil por imperio del art. 1765
CCCyC, atendiendo a una eventual competencia del fuero
contencioso administrativo aunque en el entendimiento de que
en el caso, por los hechos y el vínculo jurídico denunciado en la
demanda, no se plantea la responsabilidad del Estado por falta
de servicio propiamente dicha, sino sustentada en un contrato de
locación de servicios que trasunta una relación de dependencia,
adhiero al voto precedente por sus consideraciones a ese
respecto, estando a la competencia del fuero civil.
2.- En punto a la nulidad de la sentencia dictada,
la misma se sustenta en la contradicción en el encuadramiento
legal y la normativa aplicada al caso que efectúa el juez de
primera instancia.
En principio no son susceptibles de nulidad las
sentencias por contradicciones intrínsecas en sus fundamentos,
admitiéndose por alguna jurisprudencia que ello solo sería
procedente cuando no se advirtiera cuál es la intención y esencia
del fallo, lo que no se da en autos, resultando el agravio
reparable por vía del recurso de apelación ( cfr. Maurino, A. L.
(1992). Nulidades procesales. Buenos Aires: Astrea, 201 y
jurisprudencia allí citada).
Por lo expuesto, adhiero al voto precedente
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respecto al rechazo del planteo de nulidad de la sentencia.
3.- Ya en lo que hace a la calificación jurídica del
vínculo, se concluye que medió una relación jurídica que
trasunta subordinación jurídica, económica y técnica propias de
un contrato de trabajo permanente y no de una locación de
servicios propiamente dicha, conforme la prueba rendida en
autos, en especial la declaración de quien fuera Presidente de la
Junta de Gobierno de Aldea San Rafael, Sr. Kriger, quien
reconoce que el modo de contratación de empleados de la Junta
de Gobierno era a través de contratos de locación de obra y no
de designaciones en planta permanente por no estar previsto por
ley la designación de personal permanente; por los numerosos y
reiterados contratos celebrados a cuyas condiciones de
contratación y objeto, así como a las demás circunstancias
mencionadas en el voto precedente ( provisión de movilidad por
la Junta de Gobierno para la realización de las tareas asignadas a
la víctima y de los elementos de trabajo - motosierra-, esto
último conforme la declaración del testigo Kemerer a fs. 187
vta.), me remito por razones de brevedad conforme la prueba allí
analizada.
Adhiero asimismo al voto precedente por sus
consideraciones en cuanto concluye que el siniestro que
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deviniera en el fallecimiento del Sr. U. se produjo cuando cumplía
tareas para la Junta de Gobierno, sin los elementos de seguridad
indispensables para las tareas que desarrollaba, en las
circunstancias referidas en el antedicho voto, sin que mediaran
eximentes de responsabilidad, específicamente la culpa de la
víctima o el hecho del damnificado.
En ese sentido entiendo, al igual que el voto
precedente, que resulta aplicable la doctrina sentada por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el caso " Ramos" ( Fallos
333: 311), en cuanto determina que en los casos de contratación
por la Administración Pública bajo la figura del contrato de
locación de servicios en lo que se constate que media una
relación de subordinación jurídica, económica y técnica propias
de un contrato de trabajo permanente, no se configura la
creación de empleo público pero la persona contratada resulta
alcanzada por el amparo que otorga el art. 14 bis C.N. y que
para la fijación de las indemnizaciones se aplica por analogía el
régimen jurídico que hubiera correspondido de haber sido un
empleado de planta permanente.
Sin perjuicio de lo expuesto, es dable advertir que,
a diferencia del caso " Ramos" no se está ante un reclamo de
indemnización por despido sino de daños y perjuicios por la
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muerte de la persona contratada sustentada en las normas de
Derecho Civil.
La legislación que resultaría aplicable por analogía
para el caso de accidentes de trabajo de trabajadores del Estado
a la fecha del siniestro y de la interposición de la demanda era la
Ley 24.557 de Riesgos del Trabajo.
Dicha disposición legal excluye la reparación civil
salvo el caso de dolo- situación de que no se da en autos- o de
que mediara una declaración de inconstitucionalidad, no
solicitada en el caso. Sin embargo no resulta aplicable al
presente, por cuanto, en tanto su aplicación es analógica y no se
reconoce una relación de empleo público efectiva, le estaba
vedada a la víctima y/o a sus herederos ocurrir al sistema de
riesgos del trabajo. El único sistema de responsabilidad que les
resulta expedito es el de responsabilidad civil.
En tal sentido, la jurisprudencia vigente a la fecha
del siniestro, para casos como el presente en que el contrato de
locación de servicios celebrado con el Estado se traducía en la
realidad en una relación de dependencia con subordinación
jurídica, técnica y económica, sustentaba la obligación de reparar
el daño en el deber de seguridad, mediando discrepancias
respecto de si ese deber de seguridad era el contemplado por el
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art. 75 de la Ley de Contrato de Trabajo - el que resultaría
aplicable en su primer párrafo por analogía-, o si se trataba del
genérico deber de seguridad sustentado en la obligación de no
dañar de naturaleza extracontractual hoy consagrada en el art.
1716 CCyC ( cfr. en ese sentido los votos de los Ministros Dres.
Roncoroni y Negri en Suprema Corte de Buenos Aires,
"Maranzana, Emilia c/ Municipalidad de Daireaux y otros",
30/05/2007, La Ley Online, Cita online: AR/JUR/3359/2007 -
14/116346).
Entiendo en tal sentido que la responsabilidad civil
por daños que cabe atribuir al Estado a la fecha en que se
produjo el siniestro es por violación del deber de seguridad que
le incumbía al Estado respecto de la víctima en cuanto la
legislación laboral lo obliga a responder por los daños sufridos
por sus dependientes en ocasión del cumplimiento de sus
funciones, regla que resulta aplicable por analogía al caso, por lo
que la responsabilidad civil resulta admisible por aplicación del
art. 1109 Cód.Civil. Es de aclarar que tal solución lo es conforme
al Código Civil y no al Código Civil y Comercial actualmente en
vigencia de conformidad con el art. 7 de este último, en aquellos
casos en que la locación de servicios comprende una relación de
subordinación técnica, económica y jurídica y no resulta una
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locación de servicios propiamente en términos de la legislación
civil y el accidente se produce por carecer el trabajador de las
condiciones de seguridad laboral.
En razón de las consideraciones expuestas es que
adhiero al voto precedente en punto a la procedencia del reclamo
impetrado por responsabilidad civil contra la parte demandada.
4.- Adhiero asimismo al voto precedente respecto
de la solución propiciada en punto a las indemnizaciones a fijar.
En tal sentido es de señalar que las partes se
agravian en torno al monto de las indemnizaciones establecidas.
El Estado provincial cuestiona la indemnización por valor vida por
alta y la parte actora por baja. Asimismo esta última parte
cuestiona la indemnización fijada en concepto de daño moral.
Ninguna de las partes controvierte la procedencia
de tales rubros indemnizatorios en el caso.
Ya en lo que hace al denominado valor vida,
durante la vigencia del Código Civil, resultaba encuadrable en el
art. 1084. En actual Código Civil y Comercial se ha recepcionado
en las indemnizaciones por fallecimiento en el art. 1745, inc. c),
circunscribiendo la obligación a lo necesario para alimentos y
fijando como pautas a considerar por el juez para la
determinación de la reparación el tiempo probable de vida de la
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víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes.
Recepta así el criterio de la jurisprudencia y doctrina mayoritaria
durante la vigencia del Código Civil de que el denominado valor
vida constituye el detrimento sufrido por quien era destinatario,
en todo o en parte, de los bienes económicos que el extinto
producía - hoy claramente alude a "lo necesario para
alimentos"-, contemplando otros factores tales como la
ocupación, trabajos reales cumplidos por la víctima, sus
ingresos, las aptitudes para el trabajo y capacidad laborativa o
entidad de los medios adquiridos para ello, la condición social, el
número de miembros de la familia,, entre otros ( Trigo
Represas, F. A. - Lopez Mesa, M.J. (2006). Tratado de la
responsabilidad civil - Cuantificación del daño. Buenos Aires: La
Ley, pp. 187/193).
Es en ese contexto legal que coincido con el voto
precedente en punto a que los únicos ingresos acreditados han
sido los percibidos de la Junta de Gobierno y que no corresponde
incluir en su cálculo los ingresos por otros conceptos
( aguinaldos, asignaciones familiares y otros), por no cuanto no
mediaba una relación de empleo público y efectivamente la
persona fallecida no los percibía ni se ha demostrado que
existiera la posibilidad cierta de que los hubiera llegado a
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percibir.
También coincido con el voto precedente por las
consideraciones allí efectuadas, en que el aporte económico de la
víctima era relevante en el hogar, ante lo exiguo de los ingresos
de su esposa en atención a las necesidades alimentarias tanto
propias como de las de las hijas menores de edad, adhiriendo en
lo demás a la suma fijada finalmente por tal concepto por sus
consideraciones.
Adhiero asimismo al voto precedente en torno al
daño moral.
ASÍ VOTO.
A su turno, existiendo mayoría, la Sra. Vocal Dra.
MARÍA ANDREA PEREYRA manifiesta que hace uso de la
facultad de abstenerse de emitir su voto en los términos del art.
47 de la L.O.P.J.(texto según ley 9234).
Con lo que se dio por terminado el acto quedando
acordada la sentencia siguiente:
ALICIA C. OLALLA GABRIELA T. MASTAGLIA
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MARÍA ANDREA PEREYRA
-abstención-
María del Pilar Remedi
Secretaria de Cámara
SENTENCIA:
Paraná, 24 de junio de 2016
Y VISTOS:
Por los fundamentos del acuerdo que antecede se;
RESUELVE:
1) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto
a fs. 261 por los actores y, en consecuencia, revocar
parcialmente la sentencia de fs. 234/255 elevando el monto
total condenado a la suma de PESOS: SEISCIENTOS NOVENTA
MIL ($690.000,00) distribuidos de la siguiente manera: PESOS
CUATROCIENTOS MIL por rubro valor vida, y de los cuales
corresponde $200.000,00 la Sra. J. P. R., $ 60.000,00 a M., J. U.,
$ 60.000,00 a C. J. U. y $ 80.000,00 para A. M., U.; y PESOS
DOSCIENTOS NOVENTA MIL por el rubro daño moral y de los
cuales corresponde $50.000,00 a la Sra. J. P. R., $ 80.000,00 a
PODER JUDICIAL ENTRE RÍOS
CAMARA SEGUNDA SALA PRIMERA
M., J. U., $ 80.000,00 a C. J. U. y $ 80.000,00 para A. M., U.,
debiendo la suma correspondiente a las tres menores,
depositarse en autos a nombre del Juzgado interviniente.
2) Rechazar el recurso de apelación interpuesto a
fs. 260 por la parte demandada.
3) Costas en primera y segunda instancia a la
accionada vencida (art 65 C.P.C. y C.).
4) Readecuar los honorarios profesionales
regulados a fs. 255 a los Dres. E. E. R., J. A. M., G. A. M. y E. B.
en las respectivas sumas de Pesos SETENTA y CINCO MIL
OCHOCIENTOS ($75.800,00) PESOS CINCUENTA y SEIS MIL
NOVECIENTOS ($56.900,00), CINCUENTA y SEIS MIL
NOVECIENTOS ($56.900,00) y VEINTIÚN MIL CIEN ($21.100,00)
- arts. 3, 5, 12, 14, 29, 30, 31, 59, 60, 63 y concs., Dec. Ley
7046)-
Regular los honorarios de los Dres. E. E. R., J. A.
M. por su actuación en la alzada en la suma de PESOS
CUARENTA y DOS MIL CIENTO CUARENTA ($42.140,00) a cada
uno - (art 64 ley 7046).
Regístrese, notifíquese y oportunamente bajen
sirviendo ésta de suficiente nota de remisión.
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CAMARA SEGUNDA SALA PRIMERA
ALICIA C. OLALLA GABRIELA T. MASTAGLIA
MARÍA ANDREA PEREYRA
-abstención-
Se registró. Conste.- mm.-
María del Pilar RemediSecretaria de Cámara
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