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Reflexiones sobre la situación del músico en la sociedad y de la
propia concepción que se tiene sobre la Música. De profesión:
músico.
Hace algún tiempo alguien se preocupaba en escribir y debatir sobre la
cuestión de la condición de los artistas. Con una gran humildad - propia
precisamente de los grandes artistas - se definía como un “Simple aprendiz de
la naturaleza y de la verdad”. Buscaba la ardua tarea de determinar y definir
cual es la situación de los artistas en nuestro orden social.
Como artista que me considero, creo que puedo tener el derecho a coger el
testigo, desde mi propio punto de vista y experiencia, de todos los que se han
preguntado y se preguntan sobre la condición de serlo y la situación en la que
se encuentran el artista a lo largo del tiempo en las diversas sociedades donde
desarrolla su arte. Lo hago o intento hacer con la misma humildad que he
mencionado acerca del artista escritor que plasmaba sus preocupaciones. No
es mi pretensión realizar una crítica visceral fruto de situaciones injustas vividas
por mi profesión, que las ha habido; pero sí realizar un exhaustivo análisis de
una situación que a quien atañe es como mínimo preocupante, y no sólo por
las diversas carencias que se dan de una manera tácita en los muy diversos
aspectos técnicos, administrativos y formativos de lo que supone ser músico en
este país, si no también en el aspecto, quizás para mí casi más preocupante,
de la impresión hacia la sociedad de lo que es un músico. Para ello me he
propuesto el objeto de distinguir entre unos músicos y otros según su
funcionalidad básicamente y otras características y no por juicios de valores,
que sí los puede haber de forma subjetiva, aunque quizás cuando entremos en
terreno farragoso, mi crítica será cercanamente objetiva hacia una “clase” de
músicos que sin saberlo ellos mismos se están erigiendo en la panacea de la
música actual; y digo sin saberlo ellos mismos porque también llegan a ser
víctimas de la sociedad actual y su sistema de valores o más diría yo, su
sistema productivo.
Volviendo a nuestro artista escritor que se preocupaba por la situación social
del músico en la sociedad, el resultado de sus conclusiones, debates y cartas
sobre la cuestión no parecía muy halagüeño. Este personaje defendía el
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enfoque de que el artista cumple con una función social, cuasi servil hacia la
sociedad para alimentarla de placer a través de su arte. Propio de su tiempo
hacía un símil catalogando al artista como “…sacerdote de una religión
inefable, misteriosa, eterna, que germina y crece incesantemente en todos los
corazones…”. Así mismo, resaltaba cuan de importante era la música en
tiempos antiguos, no sólo en la Grecia antigua con su gran concepción
pitagórica del arte de los sonidos, sino también en los pueblos persas, chinos,
egipcios…, y recordaba cómo la música influía en estas sociedades a través de
la admiración y como tenía carácter de indispensable en la educación de todo
ciudadano y con el desarrollo de sus más diversas funciones. Con estos
recuerdos y pensamientos, nuestro artista escritor caía en la desilusión de la
situación del artista en su sociedad y con su inherente humildad, pero con las
palabras bien claras, denunciaba muchas situaciones injustas que él vivía, aun
siendo un afamado músico.
Creo, estoy seguro, que muchos artistas y personas que amamos la cultura en
general y la música en particular nos debatimos en idénticas situaciones acerca
de la situación del músico en la sociedad y las muy diversas injusticias que le
rodean, cómo se le considera e incluso sobre la propia concepción de la
música en nuestra sociedad. Volvamos, pues a nuestra sociedad y ubiquemos
nuestras preocupaciones en una análisis acorde con ella, pues nuestro primer
protagonista, el artista escritor preocupado por su propia profesión y arte era ni
más ni menos que Frank Liszt, que con su “Cartas de una artista” reflexionaba
sobre el estatuto social del artista y criticaba las instituciones musicales de su
tiempo, revelándose como un auténtico humanista en sus escritos, los cuales
tienen, por lo que podemos adivinar, una gran vigencia en su preocupaciones y
denuncias trasladadas a nuestra sociedad.
©Jorge Gil Zulueta
Fuente: http://jorgegilz.blogspot.com
Reflexiones sobre la consideración del músico en nuestra sociedad.
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