Universidad Autónoma de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Carrera de Historia
Historia del arte y de la cultura: medieval y renacimiento
Javier Francisco Pilonieta
Reseña. Schapiro, Meyer. Estudios sobre el románico. Madrid: Alianza Editorial, 1984. Cap.
Sobre la actitud estética en el arte románico; Cap. Sobre el esquematismo geométrico en el arte
románico.
El historiador del arte Meyer Schapiro, aprendiz y póstumo profesor en la Universidad de
Columbia y de Harvard, es el autor del presente libro. Con un enfoque centrado en el análisis
semiológico, como más adelante podremos observar, Meyer propondrá un estudio del arte que se
fundamenta en ir más allá de lo que percibimos desde nuestra época, por una obra, sea
arquitectónica, pintoresca, entre otras. Publicado en 1984 bajo la editorial Alianza, este libro
supondrá, en una primera revisión de su trabajo, el preludio de lo que en 1988 será El arte
moderno, publicado en la misma editorial. De esta manera es que el presente libro, una selección
de diversos estudios artísticos románicos que el autor hizo en años anteriores, supondrá una
antesala, a lo que será el desarrollo de todo un estudio del arte hasta llegada la
contemporaneidad.
En su primer capítulo “Sobre la actitud estética en el arte románico” Meyer cuestionará
todas aquellas contemplaciones actuales sobre el arte, más que románico, plenamente medieval.
Estas apreciaciones sobre el arte medieval indican una preponderancia a estudiársele desde una
perspectiva totalmente religiosa, sin tomar en cuenta algunos aspectos estéticos de las obras.
Schapiro lo que hará entonces será establecer un distanciamiento entre lo religioso de una obra y
la apreciación semiológica de ésta, a fin de hallar elementos espontáneos, armoniosos o de
fantasía que muestren una estética propia en las obras de arte. De tal manera que aunque la
religión en la Edad Media regía muchos de los aspectos sociales y económicos de la sociedad, en
las obras de arte existe una contraparte que expone unas necesidades de las gentes que se sentirán
incluso en el órgano eclesiástico, afirmando más aun la hipótesis de Schapiro.
¿Quién hace el arte?
Si ponemos la obra de arte bajo una perspectiva totalmente religiosa, quedará claro que el
realizador de la obra será una persona adscrita a la doctrina cristiana. El autor ante esta
contemplación lo que muestra es que no todas las personas que realizaron arte eran conocedoras
totales de las doctrinas cristianas, e igualmente que en muchas de las ocasiones eran constituidas
por artesanos o artistas que de cierta manera especializaron su técnica y representaron el arte de
la mejor manera. (Schapiro, 1984, pág. 15) En los escritos, por ejemplo, queda claro como
elementos de la estética son tomados de otras culturas y aunque sean contrarios a la religión
cristiana, éstos son imbuidos por su belleza, sin tomar en cuenta su connotación cultural. Esta
una de las premisas y fundamentos con los que cuenta Schapiro para demostrar un arte alejado de
la religiosidad por las personas de su momento y que se adscribe más aun a la estética, sea
influenciada o creada.
¿De qué arte hablamos?
Queda claro que la distanciación entre religiosidad y estética será un factor presente a lo largo no
solo del capítulo sino de todo el libro. Hablamos de un arte que, como el bizantino, expuesto en
clases pasadas, es representado por medio de la mejor técnica y tecnología para que la teología
pueda penetrar en las gentes (Schapiro, 1984, pág. 25), y si bien Schapiro cambia la manera en
cómo se debe estudiar el arte, el factor religioso no debe quedar en un segundo plano. La
estética hace parte de la misma religiosidad, aunque se contemple la belleza de una obra de arte o
de una iglesia gótica, es la estética bajo el fundamento religioso lo que promueve que se le dé el
nombre de arte románico o medieval, no están separados sino que confluyen en uno mismo.
Es un factor a tener en cuenta la consideración que tiene una historia del arte, como en
este caso, incluida dentro de lo que es un estudio social o económico, que es de una índole
totalmente diferente. Se ha catalogado, generalmente, al feudalismo como una transición, una
época bajo la cristiandad que supone, hasta la llegada del renacimiento, un estilo de “bajo perfil
social”. Dejando a un lado la discusión que alejaría el sentido del presente escrito, no se puede
considerar, a mi parecer, el arte, sea cual sea, como una transición hacia otro distinto. El arte
medieval en este caso no supone un arte que dé el paso a un arte moderno, pues esto supondría
despojarlo de sus cualidades y estudiarle desde la perspectiva moderna o, más aun,
contemporánea. Es así que el arte medieval debe someterse a su propia delimitación temporal,
independiente del contexto estudiado, siempre que éste corresponda a su periodo. Las
consideraciones artísticas y las valoraciones estéticas confluyen en una sola para definir el arte
medieval: colores y contrastes perdidos en el tiempo pero que en su momento constituían una
contemplación de las gentes con una religión muy fuerte, sustentada en su estética y técnica.
La última parte de este escrito corresponde a una apreciación sobre la crítica del autor a
Jurgis Baltrusaitis. El error en comprender que una obra de arte se configura dentro de una
corriente determinada promueve, quizá indirectamente, que esta sea considerada con las
especificaciones tal cual se caracteriza la corriente y no se perciban otros elementos, que para
este caso es el románico. Un arte que no guarda proporciones, volumen, esquema, entre otros, y
que está supeditado a componentes mecánicos. Schapiro contrapone aquí algunas obras
románicas que tienen caracteres de desorden, volúmenes o cualquier otro no característico.
(Schapiro, 1984, pág. 312) Esto es entonces, para mí, la apreciación más importante. El análisis
de una obra de arte, si bien está adscrita a una corriente y contiene muchas de sus características,
no puede limitarse a esto. Muchos aspectos, aunque sean arcaicos, pasarían desapercibidos y por
tanto los detalles que puedan dar cuenta de la complejidad de la obra no se tomarían en cuenta y
se haría una fantasía con la obra de arte, más no un estudio que la valore por su verdadero
significado.
BibliografíaSchapiro, M. (1984). Sobre la actitud estética del arte románico; Sobre el esquematismo geométrico en
el arte románico. En M. Schapiro, Estudios sobre el románico (págs. 13-34; 307-325). Madrid: Alianza Editorial.
Top Related