LA REPUBLICA DE PLATON Y LAS LEYES
(PLATÓN, IV A.C) Refleja en su carta VII: ‘’ Tenía el propósito, el día en que pudiera
disponer de mí mismo, de entregarme inmediatamente a la política. Pues bien: he aquí en
qué estado se ofrecían mis ojos a los asuntos del país: arruinado el actual sistema de
gobierno, surgió una solución. Comprendí que todos los Estados actuales están mal
gobernados, ya que su legislación es poco menos que irremediable si no se toman
medidas enérgicas con el concurso de circunstancias favorables. Así, me vi impulsado de
modo irresistible a ensalzar la verdadera filosofía y a proclamar que únicamente bajo su
luz se puede reconocer dónde se halla la verdadera justicia en la vida pública y privada.
Por lo tanto, los males no terminaran para los humanos antes de que la raza de los puros
y auténticos filósofos llegue al poder, o a los jefes de ciudad, por un favor divino se
entreguen verdaderamente a la filosofía’’.
a. En Leyes no hay más que una segunda mejor sociedad: ya no se la propone como
paradigmática.
b. Ahora serán educados todos los ciudadanos, y ya no sólo unos pocos escogidos.
c. Ya no habrá un sistema educacional que produzca futuros guardianes: éstos serán
elegidos por guardianes de oficio, sólo en vista de sus credenciales de virtud, entre la
población en general.
d. La segunda mejor sociedad es imperfecta: hay en ella crímenes y problemas
sociales, y necesita leyes para controlarlos.
e. A todos los ciudadanos se les permitirá la propiedad privada; pero un sistema de
clases de propiedad garantizará que no haya ni riqueza ni pobreza extremas.
El punto básico en que se centra la preocupación de Platón, y que pudiera ser
considerado el ‘’problema’’ de su filosofía, habría de ser la conexión entre ley y sociedad.
Precisamente la necesidad de la filosofía surge por la insuficiencia de la ley, y los análisis
en la condición humana se proyectan sobre la índole de una sociedad que requiere
prosperidad, desde la razonable.
La estructura misma de la ley se hace compleja en Platón, las expresiones de Platón
parecen buscar posiciones abstractas y universales, pero siempre se conducen
desde su experiencia concreta y localizada: cuando escribe su Carta VII; cuando elige los
protagonistas para desarrollar las ideas en Gorgias; cuando lamenta la imposibilidad de
una Atenas vuelta sobre sí y que habría que reconstruir en un ámbito nuevo; cuando
detalla las cualidades que debe reunir un político; cuando plantea no sólo la constitución
política, sino la regulación de las instituciones básicas.
Por ello la ley tendrá que reconocer la complejidad de la realidad social, para que su
rectitud capte lo preferible entre lo múltiple, apunte al acierto en la decisión, y se asiente
proyectando sobre la totalidad real la común conveniencia en que los restantes
bienes resulten integrados.
La ley, por tanto, deberá ser entendida desde sus fundamentos naturales. Tan “natural” es
la esperanza de salvaguarda de la ciudad, como la libertad de cada individuo.
Ambos datos han de ser albergados en su conexión. Y ésta es la racionalidad de la ley
resultante de aquellos, cuando se los considera como factores básicos a partir de los
cuales y en su estructura propia pueden ser aprendidos por la gente libre.
En definitiva, la ley contempla a la sociedad como un conjunto de agrupaciones humanas,
cuyos miembros son capaces de llegar a adquirir una libertad satisfactoria, susceptible
de orientación y de acierto para quienes sean capaces de entender los mensajes de la
realidad, con tal de afirmar su propia dignidad, discreción para atraer la cooperación de
otros, justicia para ganar.
BibliografíaPLATÓN. ( IV A.C). ''Carta VII''
http://local.droit.ulg.ac.be/sa/rida/file/1999/DELLATORRE.pdf - Fragmentos
PLATÓN: ''La Republica de Platon''
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