2010
Javier López
http://blogdecarlosbiurrun.es/
El retrato en la fotografía, una forma de conocer a las personas
Estimado Carlos: Hoy quiero hablarte de una actividad
fotográfica que personalmente me ha dado gran cantidad
de satisfacciones. Y me estoy refiriendo a un clásico:
El retrato.
Naturalmente se pueden encontrar multitud de tratados
que desmenuzan el arte del retrato desde todos los
ángulos posibles, los requisitos técnicos, el perfil
psicológico, la iluminación, etc., en suma, sesudos y
exhaustivos estudios muy por encima del propósito de
esta sencilla sección de fotografía lúdica.
Ya sabes que mi única pretensión es proporcionar a nuestros
amigos del blog, placenteras veredas donde poder encontrar
un sencillo esparcimiento, sin muchas complicaciones.
El retrato es un tema muy complejo, porque se
trata de reflejar a la persona completa, y todos sabemos
que las personas se componen de cuerpo y espíritu.
Seguramente recordarás mis apuntes sobre la
información codificada que las imágenes transmiten,
las diferencias entre el lenguaje denotativo y el
connotativo. Los buenos retratos no se conforman con
identificar a Luis,…nos dicen cómo es Luis.
Pero hay una faceta del retrato que lejos de pretender
reflejar toda la profundidad psicológica del retratado, se
recrea únicamente en uno de sus aspectos, para mí el
más rentable, desde el punto de vista de la relación entre
el trabajo y el fruto obtenido. Me estoy refiriendo a las
fotos de las caras.
Bueno, la sabiduría popular viene diciendo desde la
antigüedad, que la cara es el espejo del alma, lo que
implica que refleja en cierta medida el carácter
de la persona, si es abierta o tímida, noble o retorcida,
risueña o malhumorada. Hay una extensa bibliografía al
respecto, sobre la relación entre el carácter y los rasgos
físicos. Pero lejos del lado erudito de la cuestión, y de
los aspectos técnicos, de que si la luz es mejor que entre
por la izquierda o que el retrato se haga a la misma
altura etc., etc., yo voy a contarte mis experiencias en
esta actividad y luego tú, sacas las conclusiones que te
parezcan más oportunas.
Para hacer un retrato de la cara, lo que nuestro común
amigo Gerva denomina “caretos”, lo mejor es no acercarse
mucho al sujeto.
La gente, normalmente, cuando ve que le están
sacando una foto, suele poner una cara de pose que
resulta todo, menos natural. Esto es aun más acusado
cuando se trata de fotografiar a los niños. Por eso a mí
me gusta fotografiar las caras desde bastante distancia,
lo que me obliga a utilizar indefectiblemente, una cámara
que tenga bastante zoom. Yo ahora uso una de x 12, pero
he usado mucho una con x 3. La desventaja de la pérdida de
n nitidez, se ve compensada por la naturalidad de las poses y
además así, puedo salvar una de mis grandes limitaciones.
Aunque no lo parezca, yo soy un tímido incorregible y me da
vergüenza ponerme a sacar fotos a la cara de un desconocido.
Pero a 6 metros de distancia, el individuo, no sabe si le saco
la foto a él o al caballo del vecino. A los niños dicen que
siempre hay que sacarles las fotos colocando el objetivo a
su altura, pues de arriba hacia abajo salen deformados y
parecen todo cabeza. Algunas veces, los chavales colaboran
entusiasmados con la foto y hay que aprovechar el momento.
Naturalmente, como buen pícaro, mi objetivo predilecto son las mujeres y me gusta destacar
sus cualidades, la belleza, la dulzura, la sonrisa amplia, el cabello sedoso o los tocados
variopintos.
Dicen que algunos pintores, como Degas por ejemplo, plasmaban de las mujeres sus aspectos
menos favorecedores, o las posturas menos agraciadas. Yo no. A mí me emocionan sus
encantos.
Otro grupo que me llama la atención son los músicos y aprovechando que ellos están a lo suyo,
es muy fácil capturar su imagen.
Cuando salimos de nuestro entorno, nos llaman
poderosamente la atención los tipos que nos vamos
encontrando, para nosotros insólitos, pero cotidianos en su tierra, y en esos ambientes de
viaje, tropezamos con personajes que nos enamoran, como el gaucho Cirilo o el atabalero de
Ucieda.
Otro de mis motivos predilectos son los ancianos, a los que trato con todo mi respeto, y que
más tarde en casa, al contemplar sus serenas imágenes, me hacen fantasear tratando de
deducir por los surcos de su cara, la enorme dureza de las vidas que han tenido que soportar.
Como has visto, amigo Carlos, las gentes esconden en sus caras un valioso patrimonio, que una
cámara atenta puede ir atesorando.
Me olvidaba reseñar una parte importantísima de la técnica de fotografiar caras. Y es que
tienes que ser veloz como una gacela asustada, porque la mirada cómplice, el gesto noble o la
sonrisa tierna, suelen ser muy efímeras. Desenfundar, apuntar y disparar, como en el Oeste.
Otro aspecto que destacan los fotógrafos de postín es que los retratos es mejor hacerlos con
el diafragma muy abierto para que salga enfocado el rostro y algo desenfocado el entorno. Así
destacan más. O sea que ya sabes, a leerte bien el libro de instrucciones de la cámara… a
practicar la rapidez…y a disfrutar. Una buena colección de “caretos” nunca deja indiferente.
Te dejo con una pequeña galería y tú recibe, como siempre, un fuerte abrazo de tu amigo
Javier