MARZO 2013
Escriben y colaboran en este número:
Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liebana; Guillem de Rubenhor; Chabela Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liebana; Guillem de Rubenhor; Chabela Horacio Otheguy Riveira; Mariano Liebana; Guillem de Rubenhor; Chabela
Ximénez; Oscar Ramentev; Daniel Grustán Isabela; Roberto LangellaXiménez; Oscar Ramentev; Daniel Grustán Isabela; Roberto LangellaXiménez; Oscar Ramentev; Daniel Grustán Isabela; Roberto Langella
Año 4 Nº 29Año 4 Nº 29Año 4 Nº 29
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P á g i n a 3 S p e s U n i c a
Editorial 4
Se apaga la vista, por Arseni Tarkovski 5
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (4º parte), por Jorge Luis Borges 6
Laureano y Eleonora, por Horacio Otheguy Riveira 8
Canelita o el paso de azúcar amarga (4º entrega),
por Chabela Ximénez
10
Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña 13
Poesía, por Daniel Grustán Isabela 14
Se me cayeron las alas 16
Lesiones de astrología, por Roberto Langella 18
Médicos, enfermos y payasos, por Guillem de Rubenhor 19
El arte como ansia de lo ideal (1º parte), por Andrei Tarkovski 22
¿Quimecontás?, por Mariano Liebana 24
Los signos del horóscopo chino (Tigre) 26
Batman desencadenado (1º entrega), por Oscar Ramentev 30
Misceláneas interrumpidas,
por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella
34
El arte de Erwin Olaf 36
Esperando a Godot, por Ñapi 41
Onomancia 42
Horóscopo 43
Sumario de números anteriores 44
SumarioSumarioSumario
P á g i n a 4 S p e s U n i c a
Una nota de editorial y 36º de térmica
S e va febrero y tengo ya que escribir esto, para
que ustedes puedan leerlo en marzo. Hablo
con el kiosquero de la esquina de mi casa y nos
decimos ―bueno, más caluroso fue el verano pasado‖;
―sí, más caluroso fue el verano del año pasado‖, y con
eso nos consolamos. Bueno, no deja de ser cierto, en
aquella ocasión hubo semanas de más de 40º de
térmica.
Por este lado del mundo en general las actividades
terminan poco antes de la Navidad, y no terminan de
comenzar del todo sino hasta marzo. La gente se to-
ma vacaciones y los que no realizan sus trabajos de
manera bastante interrumpida.
No sé si alguna vez les dije que amo el invierno. No
es que odie el verano, pero…
La gente suele poner cara de asco al oír hacer esta
declaración. ―El invierno es triste, es gris‖, sueltan.
Asocian enseguida ―verano‖ con playa, daiquiris y
cuerpos bien formados y bronceados. Ok., pero en
Buenos Aires no hay playa sino a 400 kilómetros, es
decir, no hacés esa distancia sino por vacaciones. El
resto, los que por una razón u otra no podemos
tomárnoslas, a fritarnos en el asfalto, no queda otra.
Hay mitos también con esto de las ―vacaciones‖, al
menos mucha gente se siente en la obligación de
tomárselas. Desde ya que disfrutaría de un cambio de
paisaje de vez en cuando, pero ¿vacaciones de qué?, a
mí me gusta el trabajo que hago, quizás sea un privile-
gio, pero siento que a mí me pagan por las cosas, al-
gunas de las cosas al menos, que me gusta realizar.
De cualquier manera, no duro mucho sentado en la
arena y mirando el horizonte.
Alguna vez tuve el privilegio de estar en la playa, en
invierno. Es seguro que en verano los colores de la
naturaleza cobran más vida, entonces Dios se parece
más a un bar tender y los ángeles sueltan sus trompe-
tas y cantos gregorianos y tocan bachata.
Lo lamento, siempre fui propenso al pensamiento
profundo, algo que no se da bien en verano.
Pensar bien se da en invierno, en la necesidad de abri-
go, de bebidas fuertes y estimulantes, vistiendo ropas
pesadas (estoy escribiendo esto desnudo, no es serio).
Uno no imagina a Cortázar escribiendo Rayuela en
pelotas, se lo imagina haciéndolo sentado al lado de la
estufa, muñido de un tazón de café, levantando la mira-
da de vez en vez, hacia un gris paisaje asomado a una
ventana de cristales empañados.
Bichos intelectuales, ok. La gente normal no ve la hora
de que llegue el verano, para vestir ropas sueltas y lucir
el físico que estuvieron cultivando durante todo el año,
incluso antes que llegue la vejez y entonces ya no haya
nada que hacerle, excepto operarlo, intervenirlo quirúr-
gicamente.
La gente piensa que sos aburrido si preferís el invierno,
aunque hasta diez minutos antes de confesarlo les
hayas estado entreteniendo la fiesta.
Tengo un conocido que es un ―levanta-muertos‖, en
ese sentido, es capaz de remontar la fiesta más aburri-
da, de esas en que la gente se agrupa en rincones, en
montoncitos aislados. Llega él entonces con su sempi-
terna sonrisa, alza un semitono la voz por sobre el
murmullo general para meter un chiste, y ya todos
están riendo a coro a su alrededor, la empatía general
entonces es automatizada, y entonces es en realidad
cuando empieza la fiesta. Lo que se dice ―todo un cen-
tro magnético‖ es lo que tiene ese muchacho. Yo no,
yo no tengo mucho que hacer sin consenso, no soy un
fabricante de consensos, mis chistes son chiquitos,
cortos, rematados en sí mismos, sin necesidad de parte-
naire. ―El que lo agarra lo agarra‖, ese es el espíritu.
Odio que ―me tiren centros‖ para que remate un chiste,
es como tirarle maní al mono para que haga una gracia,
que cada cual se haga cargo de sus propios chistes, por
favor, con este calor.
Roberto Langella.
Marzo, 2011.
Se apaga la vista—mi fuerza,
dos invisibles lanzas de diamante;
el oído ensordece, lleno de trueno remoto
y de respiración de la casa paterna.
Se debilitaron los nudos de los músculos firmes
como canosos bueyes sobre el arado;
y ya no brillan de noche
las dos alas detrás de mis hombros.
Soy una vela, me consumí durante la fiesta,
recojan mi cera por la mañana,
esta página les dictará
cómo llorar y de qué enorgullecerse,
cómo repartir el último tercio de la alegría
y morir ligeramente,
y a la sombra de un techo casual
póstumamente encenderse,
como la palabra.
S e a p a g a l a v i s t aS e a p a g a l a v i s t aS e a p a g a l a v i s t a , , , p o r A r s e n i T a r k o v s k ip o r A r s e n i T a r k o v s k ip o r A r s e n i T a r k o v s k i
P á g i n a 5 S p e s U n i c a
E n los hábitos litera-
rios también es to-
dopoderosa la idea
de un sujeto único. Es raro
que los libros estén firma-
dos. No existe el concepto
del plagio: se ha establecido
que todas las obras son obra
de un solo autor, que es in-
temporal y es anónimo. La
crítica suele inventar auto-
res: elige dos obras disími-
les -el Tao Te King y Las
mil y una noches, digamos-,
las atribuye a un mismo es-
critor y luego de termina
con probidad la psicología
de ese interesante homme de
letres...
También son distintos los
libros. Los de ficción abar-
can un solo argumento, con
todas las permutaciones
imaginables. Los de natura-
leza filosófica invariable-
mente contienen la tesis y la
antítesis, el riguroso pro y el
contra de una doctrina. Un
libro que no encierra su
contralibro es considerado
incompleto.
Siglos y siglos de idealismo
no han dejado de influir en
la realidad. No es infrecuen-
te, en las regiones más anti-
guas de Tlön, la duplicación
de objetos perdidos. Dos
personas buscan un lápiz; la
primera lo encuentra y no
dice nada; la segunda en-
cuentra un segundo lápiz no
menos real, pero más-
ajustado a su expectativa.
Esos objetos secundarios se
llaman hrönir y son, aunque
de forma desairada, un poco
más largos.
Hasta hace poco los hrönir
fueron hijos casuales de la
distracción y el olvido. Parece
mentira que su metódica pro-
ducción cuente apenas cien
años, pero así lo declara el
onceno tomo. Los primeros
intentos fueron estériles. El
modus operandi, sin embargo,
merece recordación. El direc-
tor de una de las cárceles del
estado comunicó a los presos
que en el antiguo lecho de un
río había ciertos sepulcros y
prometió la libertad a quienes
trajeran un hallazgo importan-
te. Durante los meses que pre-
cedieron a la excavación les
mostraron láminas fotográfi-
cas de lo que iban a hallar.
Ese primer intento probó que
la esperanza y la avidez pue-
den inhibir; una semana de
trabajo con la pala y el pico
no logró exhumar otro hrön
que una rueda herrumbrada,
de fecha posterior al experi-
mento. Éste se mantuvo secre-
to y se repitió después en cua-
tro colegios. En tres fue casi
total el fracaso; en el cuarto
(cuyo director murió casual-
mente durante las primeras
excavaciones) los discípulos
exhumaron -o produjeron- una
máscara de oro, una espada
arcaica, dos o tres ánforas de
barro y el verdinoso y mutila-
do torso de un rey con una
inscripción en el pecho que no
se ha logrado aún descifrar.
Así se descubrió la improce-
dencia de testigos que cono-
cieran la naturaleza experi-
mental de la busca... Las in-
vestigaciones en masa pro-
ducen objetos contradicto-
rios; ahora se prefiere los
trabajos individuales y casi
improvisados. La metódica
elaboración de hrönir (dice
el onceno tomo) ha prestado
servicios prodigiosos a los
arqueólogos. Ha permitido
interrogar y hasta modificar
el pasado, que ahora no es
menos plástico y menos
dócil que el porvenir. Hecho
curioso: los hrönir de se-
gundo y tercer grado -los
hrönir derivados de otro
hrön, los hrönir derivados
del hrön de un hrön- exage-
ran las aberraciones del ini-
cial; los de quinto son casi
uniformes; los de noveno se
confunden con los de se-
gundo; en los de undécimo
hay una pureza de líneas
que los originales no tienen.
El proceso es periódico; el
hrön de duodécimo grado
ya empieza a decaer. Más
extraño y más puro que todo
hrön es a veces el ur. la co-
sa producida por sugestión,
el objeto deducido por la
esperanza. La gran máscara
de oro que he mencionado
es un ilustre ejemplo.
Las cosas se duplican en
Tlön; propenden asimismo a
borrarse y a perder los deta-
lles cuando los olvida la
gente. Es clásico el ejemplo
de un umbral que perduró
mientras lo visitaba un men-
digo y que se perdió de vis-
ta a su muerte. A veces unos
pájaros, un caballo, han sal-
vado las ruinas de un anfi-
P á g i n a 6 S p e s U n i c a
teatro.
1940, Salto Oriental
Posdata de 1947. Re-
produzco el artículo an-
terior tal como apareció
en la Antología de la
literatura fantástica,
1940, sin otra escisión
que algunas metáforas y
que una especie de resu-
men burlón que ahora
resulta frívolo. Han ocu-
rrido tantas cosas desde
esa fecha...
Me limitaré a recordarlas.
En marzo de 1941 se descu-
brió una carta manuscrita de
Gunnar Erfjord en un libro
de Hinton que había sido de
Herbert Ashe. El sobre tenía
el sello postal de Ouro Preto;
la carta elucidaba enteramen-
te el misterio de Tlön. Su
texto corrobora las hipótesis
de Martínez Estrada. A prin-
cipios del siglo XVII, en una
noche de Lucerna o de Lon-
dres, empezó la espléndida
historia. Una sociedad secre-
ta y benévola (que entre sus
afiliados tuvo a Dalgarno y
después a George Berkeley)
surgió para inventar un país.
En el vago programa inicial
figuraban los «estudios
herméticos», la filantropía y
la cábala. De esa primera
época data el curioso libro de
Andreä. Al cabo de unos
años de conciliábulos y de
síntesis prematuras compren-
dieron que una generación
no bastaba para articular un
país.
Resolvieron que cada uno de
los maestros que la integra-
ban eligiera un discípulo pa-
ra la continuación de la
obra. Esa disposición here-
ditaria prevaleció; después
de un hiato de dos siglos la
perseguida fraternidad resur-
ge en América. Hacia 1824,
en Memphis (Tennessee)
uno de los afiliados conver-
sa con el ascético millonario
Ezra Buckley1. Éste lo deja
hablar con algún desdén -y
se ríe de la modestia del pro-
yecto-. Le dice que en Amé-
rica es absurdo inventar un
país y le propone la inven-
ción de un planeta. A esa
gigantesca idea añade otra,
hija de su nihilismo:5 la de
guardar en el silencio la em-
presa enorme.
Circulaban entonces los
veinte tomos de la Encyclo-
paedía Britannica; Buckley
sugiere una enciclopedia
metódica del planeta iluso-
rio. Les dejará sus cordille-
ras auríferas, sus ríos nave-
gables, sus praderas holladas
por el toro y por el bisonte,
sus negros, sus prostíbulos y
sus dólares, bajo una condi-
ción: «La obra no pactará
con el impostor Jesucristo».
Buckley descree de Dios,
pero quiere demostrar al
Dios no existente que los
hombres mortales son capa-
ces de concebir un mundo.
Buckley es envenenado en
Baton Rouge en 1828; en
1914 la sociedad remite a
sus colaboradores, que son
trescientos, el volumen final
de la Primera Enciclope-
dia de Tlön. La edición
es secreta: los cuarenta
volúmenes que compren-
de (la obra más vasta que
han acometido los hom-
bres) serían la base de
otra más minuciosa, re-
dactada no ya en inglés,
sino en alguna de las len-
guas de Tlön. Esa revi-
sión de un mundo iluso-
rio se llama provisoria-
mente Orbis Tertius y uno
de sus modestos demiurgos
fue Herbert Ashe, no sé si
como agente de Gunnar Erf-
jord o como afiliado. Su re-
cepción de un ejemplar del
onceno tomo parece favore-
cer lo segundo.
1Buckley era librepensador, fata-
lista y defensor de la esclavitud.
EL FINAL EN EL PRÓXIMO NÚMERO
P á g i n a 7 S p e s U n i c a
L a hermosa silueta apa-recía y desaparecía. Laureano no sabía si
se había pasado con los pa-necillos de chocolate y sufría de agudo delirio como borra-cho de azúcar, o era el puro destino que le regalaba ese preciado manjar maravilloso y desgraciado. Una silueta fugaz. Laureano Godoy arreglaba todo lo que se le ponía por delante. Tenía esa virtud en las manos. A veces se creía discapacitado —como leyó que estaba bien decir— o impedido —como decía la gente corriente—. Desde niño le había impactado co-nocer a ciegos que afinaban pianos y a mancos que pinta-ban con la boca. Fue un pési-mo estudiante, expulsado de varios colegios por sus peleas por cualquier roce, siempre admirado en el barrio por su capacidad increíble para arre-glarlo todo. Cualquier cosa. Nadie dudaba. A la primera salía eso de: Llévaselo al gordo que te lo arregla. Un tocadiscos, una radio, un reloj, unos patines, una guita-rra, una estufa. Tiene la tien-da saturada de objetos que esperan su arreglo. Muy po-cos objetos merecen su estu-dio. La mayoría los arreglan sus dedos sin participación de su mente. Nunca habló con nadie del asunto, sólo consigo mismo: De verdad te digo que no hago nada, son mis manos, y ya estoy harto, ya me gustaría que la cosa cambiara, sí, se me están poniendo
las manos callosas y nunca han pro-bado a mujer alguna.
P asan los años y los pas-teles de miel o de chan-tilly o de dulce de leche
o de chocolate le van engor-dando más, a tal punto que ya se ahoga cuando se acuesta y duerme sentado en el sillón más cómodo. Eso sí, duerme con una sonrisa en la que se dibuja el croissant de la maña-na. Aunque anda alarmado. Ya no es el mismo. Ya van varias noches que se duerme pensan-do en la vecina de enfrente, tan alta y esbelta, de gesto antipáti-co que omite todo saludo, su voz en la lejanía hablando con los tenderos del barrio o con el portero. Está impregnado de esa desconocida que jamás va a prestarle atención con la defor-midad de su cuerpo y el vocer-ío de todos con el sambenito del Chau, Gordo. Pero un buen día se dispuso cambiar. No aguantó más. La presión de la belleza fue dema-siado fuerte: la veía por todas partes y el olor a cerrado y a mercadería de su tienda le esta-ba asfixiando cuando sin previo aviso apareció de pronto a tra-erle un encargo. Cuando abrió la puerta y sonó la campanilla él estaba masti-cando un donut con mermela-da de arándanos. Exageró su ocupación con una cajita musi-cal que llevaba una pareja de tangueros, mientras terminaba de tragar la grasienta masa, pe-ro de reojo vio su escote, el vello suave de sus brazos y re-
cordó sus labios y su mirada de leona invitándole a una fiesta eterna. Cuando levantó la vista y dio los buenos días, ella no con-testó, no dijo esta boca es mía, pero sus manos precio-sas se ocuparon de sacar de una caja dos relojes muy anti-guos que él miró con deteni-miento, esperando que el corazón dejara de palpitarle con tanta fuerza y le permi-tiera hablar un poco, apenas algo, unas cuantas palabras sencillas y amables. Lo siguiente que recuerda son días y noches de trans-formación absoluta para que Eleonora Rossi le admitiera en su cuarto de estar y bajo sus sábanas. Días y noches de dieta estric-ta y carreras por los parques, de gimnasia tan intensa que un día se desmayó y otro día casi se mata saltando obstá-culos. Lechuga, tomate, zana-horia hervida y manzanas: una dieta brutal con mucha agua e infusiones sin azúcar y al despertar por la mañana ya no soñaba con pastelillos de crema pastelera ni tartas de chocolate negro, sólo con sus labios y el descenso sin para-caídas, la bajada maravillosa, sin protección alguna, por su cuello hasta el fondo exquisi-to y tremebundo de un amor absoluto. Eleonora Rossi era un miste-rio. Nunca se la veía con un hombre. Siempre altiva como una diva, gafas oscuras, porte arrogante y una voz escasa, susurrante, de pocas pala-
P á g i n a 8 S p e s U n i c a
bras, hasta que Laureano Go-doy apareció en su portal, musculoso y sonriente, tem-bloroso como un flan que hacía tiempo no probaba: — He tardado mucho, pero aquí están sus relojes curados de todo mal. Habían pasado 20 días en los que salía a la calle de madru-gada para que nadie le dijera ninguna barbaridad que le de-volviera a los donuts y com-pañía. A solas consigo mismo en una alianza ―más fuerte que el des-tino‖, como leyó en una revis-ta de la peluquería; una em-presa firme y a prueba de pan-queques: Laureano y Laureano, dispuesto a transformarse pa-ra enamorar a la hermosa ve-cina, más y más atractiva cuanto más sufre él sin comer hasta que todo esfuerzo se convierte en dulzura tropical, en valsecito a la luz de la luna, en postre flambeado de Navi-dad de cuando vivía su madre-cita buena. — He tardado mucho, pero aquí están sus relojes curados de todo mal. Y no le tembló la voz ni el pulso hablando de esa guisa. No se había mirado al espejo pero se sentía más guapo que el galán de cine más suspira-do. No le tembló la voz ni el pulso y se dejó arrastrar por el delirio más vertiginoso, supe-rior a todas sus imaginaciones, y ella hizo con él cuanto qui-so, le tiró de la corbata azul, le arrancó los botones de la ca-misa blanca ceñida en un fre-nesí devorador, y antes de lle-gar al dormitorio recorrió su
esbelto y musculoso cuerpo con el suyo propio, ardiente y tan escultural como él lo hab-ía imaginado noche tras no-che. Llevaba una semana sin abrir el negocio, amando, riendo y enamorándose de sí mismo y de su preciosa criatura cada día más radiante, ingeniosa, fascinante… hasta el fatídico día en que a punto estuvo de infarto. Ocurrió cuando le despertó con su desayuno preferido durante muchos años, y ya olvidado: un yogur de fresa con nata y tres bollos pequeños rellenos de merme-lada. Laureano se asustó co-mo en película muda. Empezó a sudar copiosamen-te. No se imaginaba comien-do otra vez esas porquerías. Se había acostumbrado a las dietas y más aún cuando veía que todo su cuerpo gozaba de erecciones continuas sin pizca de grasa ni agotamien-to. Pero ella le servía en la boca mientras le acariciaba. Convertía el ritual en una ce-remonia envolvente, a través de la cual perdía el sentido. No podía creerse que le qui-siera como era antes de cono-cerla, pero los gestos despeja-ban toda duda: las caídas de ojos, la lengua limpiando las comisuras de sus labios, las manos por sus muslos, y tras ella la lejana voz de su madre llamándole a la mesa; llaman-do a aquel niño que dejaba de jugar para ir a comer a una mesa plagada de confituras y platos sabrosos servidos con dulce sonrisa. El amor antiguo y puro de aquella madrecita divina y el amor moderno, desvergonza-do y resplandeciente de esta novia de fábula y ensueño se
enlazaban en un montón de cremosas apetencias en las que Laureano Godoy se perd-ía, bien dispuesto a seguir arreglándolo todo con sus manos sin saber por qué, y a ser, definitiva y gozosamente, lo que ellas quisieran.
P á g i n a 9 S p e s U n i c a
Capítulo II: Martes: Menú de la casa
S obre el mostrador, resistiendo erguida el vaivén diario, la
pizarra anunciaba el menú del día: Sopa de picadillo, Mero empana-do y Tarta de manzana. El día anterior había ter-minado pronto y pudo salir a buena hora de la venta. Tras recoger la cocina, los mayores se fueron retirando al piso alto donde tenían la vi-vienda. Mientras, el niño, Daniela y ella se dedica-ron a los preparativos previos a la apertura de la tarde. A las siete debía terminar su jornada labo-ral ya que las cenas, ba-sadas principalmente en carnes a la brasa y ela-boradas ensaladas, las preparaba personalmen-te Rufino en la barbacoa que él mismo había construido en la terraza. Aquello le daba una ima-gen exótica a la vez que familiar al local que re-gentaba con su mujer, pensaba, y les permitía prescindir del personal, sin ocasionar grandes diferencias en cuanto al servicio. Por eso Canelita salió temprano aunque dejó hecha la base de la tarta y se marchó a seguir co-cinando, esta vez para
su hermana, hasta altas horas de la noche. Aun así, logró llegar a la hora hasta la venta. Nada más entrar, María Antonia la saludó con una de sus enigmáticas sonri-sas y Canelita comprendió que aquel era uno de esos días en los que Rufino y ella habían limado aspere-zas en la cama. Lo cierto es que le resultaba bien curioso lo que una buena ración de sexo era capaz de conseguir de una perso-na tan metódica y severa, como era María Antonia. Habitualmente trataba a su marido como a uno más de sus empleados, dejando bien claro con su actitud, quién era la dueña de la venta. Pero el día señala-do, previsto y previamente elegido para el goce y dis-frute matrimonial, María Antonia despertaba respe-tando el lugar de su hom-bre como antaño. Le pre-paraba el desayuno y se lo servía ella misma en la ca-ma, le planchaba la camisa y el pantalón y se mostraba sumisa y agradable duran-te todo lo que duraba el día. Era una lástima que aque-llas apasionadas veladas no se celebraran más a menudo, porque lo cierto es que su jefa ganaba mu-cho cuando sonreía. Su pelo ceniza adquiría un bri-llo especial, tal vez reflejo de la luz de sus ojos, y su
boca se perfilaba entre unos dientes blanquísi-mos y hacía olvidar el rictus de amargura que de continuo, exhibía su rostro. Desgraciadamente, Mar-ía Antonia olvidaba al día siguiente su escapada al mundo de los sentidos y volvía a ser la misma se-ñora seria y desabrida que, a media tarde, con-taba las historias más maravillosas jamás con-tadas. Nadie podía decir cómo habían acabado juntos aquellos dos. Todo el mundo sabía que María Antonia había sido desde niña la novia de Rafael, el dueño del hostal, el que ahora era marido de Margarita, la de ojos de folclórica. Y todos pensa-ban que acabarían jun-tos, es más, que enveje-cerían juntos, de tan ena-morados y felices que se les veía juntos. Pero cuando Rafael volvió del servicio militar, ya, dicen, traía la cara del culpable de amor. Tuvo que conocer a Mar-garita en algún punto en-tre Cádiz y Valencia, que fue donde estuvo desti-nado, y no pudo olvidarla a su regreso. Y parece ser que el hom-bre lo intentó, porque in-cluso se comprometió con María Antonia y has-ta compró el terreno para
P á g i n a 1 0 S p e s U n i c a
construir el solar y la casa de la pareja. Pero se ve que aquel sentimiento fue más fuerte que él y el compromiso adquirido desde niño, porque Rafael terminó abandonando a María Antonia para irse en busca de Margarita. Siempre según la gente, la decisión la tomó un mes justo antes de la bo-da, con toda la casa amueblada y las invitacio-nes impresas. Nadie en cambio puede saber qué fue lo que pasó por la mente de María Antonia, ni en cuantos trozos debió romperse su corazón, tampoco qué la impulsó a comprar la ruinosa venta que vendían justo enfren-te del hostal. Se sabe en cambio, que cerró el trato con el dinero que tenía ahorrado para el viaje de novios y el ban-quete, y que vendió los muebles y el traje de no-via para seguir pagando aquel incierto negocio. Es de suponer que además, debió de entram-parse hasta los ojos, a juzgar por el cambio que le dio al Paso de Azúcar. De ser una venta de mala muerte en un cruce de ca-rreteras poco transitado, pasó a ser uno de los puntos turísticos por exce-lencia de la comarca, cita obligada de camioneros y lugar de encuentro de ve-raneantes. Nadie preparaba mejor las fiestas y celebraciones, las actuaciones para cele-brar las fechas importan-tes, ni los platos para sor-
prender a paladares exi-gentes. María Antonia consiguió hacer resurgir
la vida en la vieja carrete-ra de la playa y, gracias a la fama de la venta, pros-peró el hostal y, gracias al éxito de los dos nego-cios, surgieron varios más en la zona, resuci-tando el viejo itinerario que ya nadie utilizaba pa-ra llegar a la playa. Pero mientras más dinero ganaba, más tristeza hab-ía en el rostro de la aban-donada. Su madre, que a la muerte de su marido se trasladó a vivir con ella, su hermano, que a la vuelta de sus vueltas por el mundo se quedó a tra-bajar con ella y el niño, que le nació tras la inau-guración de la venta sin sorprender a nadie, no pudieron o no supieron recuperar la sonrisa que María Antonia perdió, en algún lugar del pasado, pegada a un trozo del co-razón. Un día, siempre según
los comentarios que Ca-nelita escuchó en el pue-blo, Rufino llegó a la ven-ta, como un cliente más para comer. Era un via-jante del norte, con la mi-rada sincera y la palabra parca. No se explica na-die cómo logró captar la atención de la dueña del local, pero lo cierto es que ése día se volvió a escu-char la risa franca y es-pontánea de una María Antonia relajada y feliz, en pleno salón del Paso de Azúcar. Al poco tiempo, Rufino la pidió en matrimonio y, aún se recuerda la cele-bración de aquel enlace como una de las fiestas más entrañables de la co-marca. También recuerdan que aquel día el hostal del otro lado del pinar colgó el cartel de cerrado y mantuvo las puertas ce-rradas y las luces apaga-das desde temprano. Dicen que el matrimonio vecino envió a los novios una ensaladera de plata en gesto de buena volun-tad. El primer día que Ca-nelita bajó al corral, des-cubrió que María Antonia lo utilizaba como bebede-ro para las gallinas, es-tratégicamente situado para ser visto desde cual-quier ventana del hostal. Tenía una capa verdusca de agua sobre agua y había perdido el antiguo esplendor que la plata bruñida otorga a los sim-ples bebederos de gallina, pero Canelita reconoció que hubiera sido un boni-
P á g i n a 1 1 S p e s U n i c a
to principio para un trata-do de paz. Ahora la cocina olía a pescado y María Antonia tenía pegado el rostro a un trocito de olvido y a un trazo de felicidad. No duraría más de un día, pero sería suficiente para hacerla sentir viva y con algún derecho a amar. La chica la observaba revoloteando por el salón. Sacaba a los pája-ros al sol, regaba las ma-cetas de geranios, limpia-ba el polvo de las vitrinas y entonaba mientras un viejo tango. Era esa dedi-cación por los detalles lo que conferían realmente un aire diferente al Paso de Azúcar, lo que la hac-ía especial a los ojos de sus clientes. Durante los doce años que llevaba funcionando, jamás hubo una queja en el amarillento libro de re-clamaciones. Hoy María Antonia dejar-ía a Rufino hacer lo en-cargos de bebidas y ce-rrar los tratos con los re-presentantes. El hombre lo haría tímidamente, te-miendo ser reprendido en cualquier momento. Hablaría en voz baja y comprobaría mil veces las operaciones con su vieja calculadora solar, antes de firmar un pedi-do. Sabía que si cometía algún error o se equivo-caba en las cantidades, tendría toda una semana para arrepentirse al son de metódicos y desabri-dos desaires. Las relaciones de esa
pareja eran un compendio equilibrado de fuerza y su-misión, con claros visos de dependencia y necesidad siempre adornados de mi-mos y desprecios, que in-cluían su existencia dentro de los misterios por resol-ver de la humanidad. A la joven pastelera le di-vertían los cambios de humor de su jefa y le ape-naban sobremanera los espaciados silencios de su marido. Era muy triste ver cómo, con un simple gesto, más o menos intencionado, la mujer podía variar el es-tado de ánimo de Rufino, hasta hacerlo parecer el hombre más feliz del uni-verso.
El poder que sobre su alma tenía María Antonia, sólo podía ser comparable con el dominio que él mismo ostentaba sobre el sosiego de su mujer. Ella era la úni-ca persona que podía darle la felicidad y él era el único que podía rescatarla de su desesperación.
A veces a Canelita le da-ba miedo aquel sentido de complemento que adi-vinaba en su relación. Otras envidiaba los se-gundos de ternura que se desprendían de días co-mo aquel, en el que to-dos sabían que se hab-ían hecho estallar miles de pompas de jabón en la habitación que com-partían en la parte alta de la venta.
(CONTINÚA EN EL
PRÓXIMO NÚMERO)
También pueden leer es-
ta historia en el blog de la
autora.
P á g i n a 1 2 S p e s U n i c a
C
D i v a g a c i o n e s p e l o t u d a sD i v a g a c i o n e s p e l o t u d a sD i v a g a c i o n e s p e l o t u d a s , P o r m a r í a d e l a p a z r e y e s p e ñ a
P á g i n a 1 3 S p e s U n i c a
UNA DE GÁRGOLAS
En mi barrio sin catedrales tenemos gárgo-las.
Pétreas gárgolas, despeinadas,
inmóviles pero retractiles cual ojo de cara-
col.
Aleatorias gárgolas arrugadas.
Sale, entra la gárgola, la aguileña,
rapaz y territorial;
aprehensivas, avizores, cutres,
apostadas gárgolas.
Sólo reniegan de su estoica misión
cuando los elementos se confabulan.
Se retiran en aleteo ventanal ante
unas pocas gotas cristalinas
que ejercen de agua bendita;
dracúleas gárgolas huidizas.
También tenemos gárgolas entrañables:
La gárgola que no se entera,
que mira hacia dentro, melancólica.
La gárgola tapiada, lapidada, edificada en
sus lindes
que teme un coscorrón gargoril si es opera-tiva.
La gárgola que se ha muerto, y continúa
haciendo de gárgola
porque nadie se lo ha comunicado...
Puñeteras gárgolas de sopa quemada.
Buscan en las afueras de su pared lo que
les falta dentro.
Me pregunto si tendréis culo.
*
MAR DE LUNA
La estampa da exudados y amarillos
postal desvaída
los leones fustigan al Angel (Cristo)
caído las avispas parasitan
la crisálida encriptada
trocan vida venenosa
por muerte colorista
vengan los vientos doquiera ¡vengan!
*
KAFKIANO TRANSFORMISMO
(por Gregorio Samsa II)
Tengo un colador por cráneo.
El cuello presiona hacia arriba el cerebro
y por los poros capilares emergen ideas
filamentosas.
Recuérdame que hoy peine mis ideas.
O mercarme un papahigo.
Algo preocupante ocurre con las plantas
de mis pies,
no echan flores hace tiempo y las raíces
deben estar podridas.
Aunque aún funcionan: todavía no floto.
Tengo una antena pectinada en el pene,
capta las feromonas a varios kilómetros
de distancia.
El adulto pugna por eclosionar bajo la
exuvia:
creo ver las formas de sus miembros
perfectos,
que se insinúan bajo la piel.
Pero llevo una eternidad a la espera y
nada.
Quizá deba entrar en diapausa para que
concluya la ninfosis.
Pero puede ser más rápido acelerar el
proceso:
laceramos la primera capa con cuidado
de no alterar órganos internos,
damos vaselina abundante a todos los
orificios,
dejamos que los estímulos externos act-
úen a su gusto,
aunque haga daño:
nos dejamos vapulear, engañar, explo-
PoesíaPoesíaPoesía, por Daniel Grustán Isabela
P á g i n a 1 4 S p e s U n i c a
tar, sodomizar, exprimir
por zánganos, soldados, y obreras,
en nombre de la reina madre, que me está
poniendo los huevos gordos.
Creo que me irá mal de insecto adulto.
Me importa un carajo que se inunde el hor-
miguero.
*
LECTURA VIVA
Cada vez que echa las cartas la gitana,
me sale, juguetona, la de la muerte.
Me mira a los ojos desde el tapete,
con esa mueca de piano roto y cachondo.
-Una explosión de sensaciones efímeras.
Un rápido y doloroso ajuste del intercambio.
Un entierro más o menos llorado.
Esa es, en resumen, tu vida. -Dice.
-O sólo una concatenación de dolores insu-
purables,
si naces lo bastante al sur.
En el norte dejo los cadáveres muy sanos. -
Explica.
-La felicidad absurda de la inconsciencia:
el niño sonríe, con sus cabras al borde de la
carretera,
mientras pide un poco de agua. -Pregunto.
-¡Más, más al sur!.- Me enseña las teclas amarillas.
-Barrigas hinchadas, pero vacías.
Hueras de solidaridad y alimento.
Látex prohibido por dios:
siglas del miedo.
Orgía de miembros frágiles cortados por un
hermano loco,
que no sabe por qué desmembra,
entre bayonetas de adrenalina y droga.
Inconsciente de la herida que inflige.
Intensas miradas de desesperada acep-
tación.
Incompresibles miradas fatales
de los padres de la muerte desbordada.
Dominadora, la naturaleza en lujuriosa
potencia,
también se ríe de la plaga embarrada
y la aplasta sin necesidad de jinetes
bíblicos.
El cura rubio, sin hábito, que ya mira
con ojos de orate,
y no se acuerda del expurgatorio del al-
ma,
se empieza a dedicar a los cuerpos
que repara antes del entierro,
en la confianza de una reunión próxima
y solidaria,
con los amigos desgajados.
Mientras, gallofean los fariseos del culo
rojo,
fraseando el reparto de la tarta caduca-da.
Una tarta circundada por tus larvas, par-
ca. -Afirmo.
Me mira, con la helada simpatía que le
caracteriza y me dice:
-Y en el norte,
no te rías,
el niño, también, siempre, inmerso en la
efímera explosión
que precede a un ajuste doloroso del in-
tercambio,
de un entierro más o menos llorado.
P á g i n a 1 5 S p e s U n i c a
#253 15-nov-2010 21:44
Eduardo Daniel Melgar
Después de tomar la leche se
acuerda de Murfi, yo me
acuerdo del capitán de la
colimba que nos decía
"Gatos viejos no. ¡Cachorros
de león!" y nosotros lo mirá-
bamos tratando de rugir... de
risa. Los temperleoninos no
somos ni gatos ni leones, es
por los claritos en el flequi-
llo (un consejo del indio
Pantén).
#254 15-nov-2010 21:46
Simón Domínguez Barahona
Verdad, tan nuestro y de-
mocrático que no se nos han
caído las alas y seguimos
filosofando o simplemente
diciendo pendejadas jajá.
¡Aiya! y salud.
#255 15-nov-2010 22:49
Roberto Langella
Cuando yo le digo que vivo
a 5 cuadras del COTO, y en
Lomas, a usté solo le resta
dudar en cuál de las dos es-
quinas viviré, siendo que
hay que vivir solo en una de
las dos esquinas, para estar a
la vez a 5 cuadras de COTO
y en Lomas. Ajajajá. Piense
qué calle divide Lomas de
Temperley, y ahí casi tiene
el exacto lugar donde vivo;
vivo en la esquina, sintonice
la bola de cristal y vea.
#256 16-nov-2010 1:22
Eduardo Daniel Melgar
En realidá, me interesa el
concepto de espacio adonde
se ubica el punto de fuga (en
este caso, el punto f es usté) y
estar en una esquina es ceder
a la tentación de las fuerzas
ignotas que circulan y no re-
gresan. Cada vez más se ha
ido por la dirección de la es-
quina negra (agujero negro
barrial) y es por donde se fue-
ron los años y los pelos, co-
mo cada poema que hizo bo-
llos. Eso explica su valentía
de guapo (de esquina, justa-
mente), pues sabe que se jue-
ga la vereda cada día. No
había comprendido el por qué
es tan cabezadura en algunas
cosas, pero ahora lo sé. Cui-
dado con la rayuela y de pisar
baldosas alternas, todo aque-
llo que existe en la vereda
está limitado solamente por la
imaginación y el borde de los
cordones, después de eso, no
hay palancas ni puntos fijos y
no hay bola de cristal que
pueda ayudarlo a discernir.
¿Sabe lo que pienso de los
que viven en una esquina? Es
como hacer dedo para volver
al mismo punto.
#257 16-nov-2010 1:30
Orlando Ampuero
¿Puedo adivinar?, esquina de
Pozos y Ayacucho.
#258 16-nov-2010 16:12
Roberto Langella
Así es, ilustre, vivir en una
esquina es vivir en una en-
crucijada permanente y abs-
trusa, toda vez que los que
vienen de un lado y los que
van en sentido contrario cre-
en tener la razón.. Vos estás
ahí apoyado en el farolito,
neutro cual malevo Ferragut,
y los tipos pasan y te miran,
como diciendo "yo sé adónde
voy"; entonces me pregunto
si tipos que se dirigen en
sentido contrario pueden es-
tar a la vez en lo cierto, y me
digo que no, que por lo me-
nos alguno se debe estar per-
diendo de algo. Alguno tiene
que estar equivocado, para
que el otro pueda estar en lo
cierto. Vea, si antes de la ca-
rrera espacial todo el mundo
hubiera creído que el hombre
podía llegar a la luna, jamás
hubiera ido, y nos hubiéra-
mos ahorrado la guita para
gastarla en otra cosa. Quién
le dice, capaz que el cele
ahora hubiera tenido un esta-
dio tipo el Wembley. Es co-
mo dijo Bradbury: "Si viaja
al pasado, por favor, no me
pise el césped".
#259 16-nov-2010 16:14
Roberto Langella
Se nota que usté no sabe qué
es coto, Ampuero, porque es
del campo.
Se me cayeron las alas Se me cayeron las alas Se me cayeron las alas (parte 14) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar
P á g i n a 1 6 S p e s U n i c a
#260 16-nov-2010 16:15
Roberto Langella
No apresure conclusiones,
Simón, y verá cómo las alas
le crecen de nuevo.
#261 16-nov-2010 17:17
Simón Domínguez Barahona
¿Se refiere a las alas del sutil
caballero que creó este foro
capitán? Porque no me
quedó muy claro.
#262 16-nov-2010 17:51
Eduardo Daniel Melgar
ESQUINAS Y ALAS
En las esquinas de Buenos
Aires hay farolitos. Algunos
ven relojes y otros flechas
indicadoras, pero en realidad,
hay velas que nunca se apa-
gan. Y la cosa no es la vela
encendida que el viento no
modifica por más Pampero
que sea. La cosa importante
es el farol pintado de esmalte
negro, su doble curvatura
tipo columna vertebral y la
base de cemento con una
puertita de chapa sin llave,
que nadie puede abrir.
Preguntarle al guapo que está
apoyado día y noche en el
farolito es obligado, si quiere
saber algo más. Pero este
hombre con un pañuelo al
cuello y pitando un pucho
barato que tampoco jamás se
apaga, no contesta sino con
una mirada oblicua, luego
escupe de costado y si no
corre el pie izquierdo de su
lugar le dará exacto en la se-
gunda línea de los cordones
de su zapato.
Insistir es inútil, no contesta.
A lo sumo se rascará la pan-
za por encima de la camiseta
manchada de rouge violeta y
ahí uno se da entera cuenta
de que se trata de un tipo con
experiencia. Y no se le ocu-
rra tratar de tocarlo o darle
una palmadita porque tanto
el farol como el guapo reac-
cionan impensadamente.
La única manera que tiene de
saber algo más es pararse en
la vereda de enfrente y ob-
servar. Usted mira al rato
cómo se presentan algunos
gorriones y reciben del gua-
po un plan de vuelo. O cómo
se forman largas hileras de
caracoles veloces que depo-
sitan pedacitos de malvón a
sus pies que el guapo, con un
ágil movimiento de cintura
toma del suelo y mastica con
placer. Hay un momento que
el guapo deja su lugar para
tomar una ginebra y se dirige
al barcito más cercano, y en-
tonces sí, usted puede ver
cómo se aleja, con su saquito
ajustado y dos alitas celestes
cuyos extremos se mueven,
como tejiendo con lana
transparente un signo de pre-
gunta, se pelean por volar, a
pesar de su mirada curiosa y
terrestre.
#263 16-nov-2010 18:06
Roberto Langella
El sutil caballero falleció.
Pero nosotros sostenemos su
memoria con estas conversa-
ciones; y desde allí donde
esté él nos observa, lo sé,
henchido de orgullo y con
sus nuevas alas mojadas por
las lágrimas de la emoción.
#264 16-nov-2010 18:21
Roberto Langella
No se dejen engañar los cu-
riosos extranjeros con luga-
res como Parque Chas, un
laberinto como una postal
abstrusa, es cierto, pero solo
creada para el turismo. Las
verdaderas puertas a la anti-
materia del subconsciente
son móviles, y pueden ser
halladas en las esquinas me-
nos atractivas y más impen-
sadas. Ya sabía el hombre de
la esquina rosada que lo más
verdaderamente suyo que
iba a llevarse de esta barria-
da era esa herida abierta al
cielo, a destajo de un filo
que nada entendía de leyen-
das. Ya sabía Borges que el
fondo del aleph se encuentra
en una esquina (la de una
calle, la del rincón de un
sótano, qué importa); las es-
quinas encerradas en las
heridas también quedan
siempre de cara al cielo.
#265 16-nov-2010 18:40
Simón Domínguez Barahona
¡Aunque las esquinas suelen
ser peligrosas! ejemplo:
existen (dicen) unas criatu-
ras llamadas los perros de
Tindalo, de cuerpos faméli-
cos y de hambre insaciable,
criaturas devoradoras de car-
ne que habitan en un univer-
so curvo, por lo que para
llegar a este universo utili-
zan como portales las esqui-
nas... y si te ven, ¡palmaste!
P á g i n a 1 7 S p e s U n i c a
H ay veces que terminás de dibujar el mapa de una carta natal
(“levantar”, no “dibujar”, deci-mos los astrólogos por hacernos los raros), y te decís: ―Ay, mi madre, ¿cómo hizo este tipo para llegar tan lejos con esto?‖. Cualquiera a quien le explicás que todas esas líneas de colores que van y vienen de un lado para otro dentro del círculo interno del mapa son las relaciones que entre sí tienen los planetas, en-tiende que de eso depende que su triste vida se sostenga y des-arrolle de manera más o menos decorosa, entonces se ponen a contar desesperadamente la can-tidad de líneas que hay en sus propios mapas, y se les ponen los ojitos en blanco si prevalecen las rojas, o e miran como si acabaran de ganar la quiniela si son las verdes. Bueno, no vamos a clavarle el santo a nadie con este solo artí-culo pero sí, amigos, digamos que hay algo de eso. Tampoco es algo común de ver, a no desespe-rar; desde mis tiernos 24 años de edad, cuando me metí a esto de astrólogo (dicho sea de paso, pensando que con esto iba a ligar muchas mujeres, después vi que no, que tal cuestión evidente-mente pasaba por otras cuestio-nes, menos vocacionales, a no ser que uno se vuelva chofer de colectivos) solo me encontré con un par de estos casos. El peor, el de ClauditoW., que viendo las dos rayas que apenas cruzaban su mapa, entonces se te volvía más comprensible que anduviera todo el tiempo con el ceño fruncido (ok, con ese mapa a mí se me hubiera fruncido algo más que el ceño). Hay gente que no sabés cómo sigue viva y llegó a tal edad con esos mapas.
En fin, también tenés los otros casos, tipos cuyas cartas parecen el rosetón principal de la Cate-dral de Notre Dame, por lo colo-ridos, que son unos terribles pa-parulos. Nota: Desconfién de aquellos que en sus cartas tienen por lo menos un ―Gran Trígono‖ (un triángulo equilátero de color ver-de), en algún sentido al menos serán unos idiotas. Porque los astrólogos antiguos se inventa-ron eso de que los aspectos pla-netarios armónicos son de Dios y los inarmónicos del Diablo, pero yo les digo que es preferible tener una instalación eléctrica sobrecalentada y que funciona, a tener la mejor instalación y vivir en un barrio donde hay baja ten-sión permanente. No os aterréis si en vuestras car-tas se presentan más líneas rojas que verdes, en todo caso fíjense que dibujen figuras cerradas, eso significará que la energía tiene por donde fluir. También es cierto que a una si-tuación tipo ―Atracción fatal‖ se llega a través de aspectos armó-nicos (verdes). Para que detone luego se necesitará algún petardo en rojo, pero buá. Ya ven, nada de esto que les digo lo aprenderán leyendo libros, por serios que sus autores sean con-siderados. A eso se refería el vie-jo Fulca, cuando dijo: ―quemá los libros y blanqueá el latón‖. Porque la consciencia humana es algo que no puede medirse con una regla, ni está dibujada en ninguna parte, mis amigos, por lo menos en ninguna parte aquí en la tierra. Así como no sabés cómo un tipo llegó vivo y más o menos en condiciones a determi-nada edad con tal carta, tampoco entendés cómo otro con una que es como la Ferrari de las cartas, puede ser tan pelotudo.
La totalidad siempre es algo más que la suma de sus partes, mis amigos, y una carta natal no es nada más que eso, solo la suma de las partes de una totalidad. Es decir, no se puede meramente reducir la vida de una persona a un dibujo, que después de todo una carta natal no es más que eso. Ok, no chillen, con un mapa carretero pueden llegar al Paraí-so, quizás, pero ya una postal es otra cosa. Una carta natal te muestra cómo está armada la máquina, cómo funciona y para qué es que fue hecha, lo que luego hagas con eso es otro cantar. A eso refiere el viejo adagio que reza: ―Los planetas no obligan‖. Ok, hasta que empiezan a hacer-lo, excepto si te mantenés aten-to, y siempre, hasta cierto punto.
L e s i o n e s d e a s t r o l o g í a L e s i o n e s d e a s t r o l o g í a L e s i o n e s d e a s t r o l o g í a
p o r R o b e r t o L a n g e l l a
P á g i n a 1 8 S p e s U n i c a
N adie sabe si el coraje le va a fallar en el último momento o en el prime-
ro. El día a día es un reto de os-curo pronóstico, pero hay mu-chos antecedentes que nos dan pruebas de éxito personal frente al desastre. Si en el mundo no prevaleciera la solidaridad, en sus diferentes y complejos gestos, ya hubiéramos desaparecido. Otra cosa es que las noticias suelen asistirnos para que cada día ten-gamos más miedo: estafas, asesi-natos, enfermedades nuevas y viejas, guerras; temblores de la tierra y del alma cotidianos.
Poco se habla de los hallazgos, ya que buena falta hace un canal de televisión con su emisora de ra-dio, sus revistas y periódicos de-dicados exclusivamente a las buenas noticias. Todas ella tam-bién harían referencia a las malas, pues del horror surgen los héro-es, como aquellos artistas que van de guerra en guerra ofrecien-do abrazos con sonrisas a quie-nes peor lo pasan.
En el mundo feroz del capitalis-mo sangrante surgieron sonrisas
hospitalarias hace ya 22 años. Una fecha clave para desandar un mundo que siempre ha estado allí, pero que en 1991 en el Balti-more Hospital de Estados Uni-dos, un artista circense de excep-cional calidad, hoy considerado el mejor payaso del mundo (el que más divierte y más recursos domina, pues baila, canta, es acróbata, equilibrista, músico…): David Larible.
Este italiano que habla siete idio-mas e integra la séptima genera-ción de una familia de circo, era por entonces estrella del circo de mayor espectacularidad mundial:
el Ringling Brothers, el de tres pistas, el que se conoce a través del cine, pero que viaja a menu-do a México y estuvo en el Luna Park de Buenos Aires varias ve-ces. Un crack en el Ringling don-de le visitaron con gran admira-ción otros payasos ilustres: Woo-dy Allen y Jerry Lewis, quien le invitó a participar en su show de televisión.
Allí, el gran Larible, tal vez in-fluenciado por Lewis, muy sensi-ble a las enfermedades y las risas
de los más pequeños, descubrió que podía ayudar a la medicina con su arte payasesco:
Al Baltimore Hospital nunca había entrado un payaso, pero sí en otros hospitales del país. Lo que yo quería era que aprendieran nuestro humor de tontos felices los propios médicos, por-que me parecía traumático para los niños que sólo se rieran un rato, tal vez una hora, y después tuvieran que seguir los largos días con la enferme-dad, más o menos entretenidos con juegos y juguetes, pero con médicos con cara muy seria y enfermeras con inyec-ciones…
Así que me empeñé en enseñar a los profesionales de la salud. Les cuesta; claro, al principio les cuesta, están muy mentalizados con que deben sal-var a la gente y para eso hay que po-ner cara de salvadores de mucho cuida-do. Pero en cuanto aprenden a relajar-se y a sonreír se dan cuenta que cada gesto suyo acompañado de simpatía, de alegría por haber conocido a ese pa-ciente, cualquiera sea su edad… es una fuente de buena salud que hasta llega a mejorar el estado general del enfermo…
P oco después de la labor de Larible se hizo públi-co el trabajo del médico
Patch Adams a través de una película que protagonizó Robin Williams que lleva por título el nombre del médico. El doctor Adams ha forjado escuela y hay corrientes similares por todo el mundo.
He tenido la inmensa suerte de conocer a David Larible a través de diversos espectáculos. Acaba de pasar por Madrid y su show unipersonal, sólo acompañado de un pianista alemán muy versátil, es asombroso. Durante hora y media hace de todo en la
é
P á g i n a 1 9 S p e s U n i c a
David Larible da clases magistrales a pediatras
pista, pero sobre todo atrae co-mo un imán la inocencia del público de todas las edades: gen-te entregada a jugar, a alejarse de sí mismos para ser el payaso que hay en su interior, el señor de las muecas y las tonterías, li-bre al fin para expresarse en toda su inmensa, su gozosa torpeza para el arte de vivir.
M édicos, enfermos y payasos: una herman-dad que se fortalece
día a día, aunque vacíos de sonri-sas están aún demasiados hospi-tales. Cuenta una madre que una tarde salía de la habitación de su hijo, llorando desconsoladamen-te, cuando se topó con David Larible, quien no más verla le dio un abrazo y le regaló dos narices de payaso: una para ella y otra para el niño.
— ¿Está muy grave?
— No, gracias a Dios, parece que va mejor.
— Un buen motivo para hacer maravillosas tonterías para hacer-le reír. Y reírte tú también.
L a madre se entregó a un nuevo abrazo bañado en lágrimas. Cuando se sepa-
raron ya tenía la nariz roja y sus
piernas medio chuecas, y la es-palda encorvada, y los pies abier-tos, dispuesta a visitar a Carlitos como una payasa.
En esa habitación no hubo testi-gos. No hubo aplausos ni co-mentario alguno. Larible se hab-ía marchado. Cuando entró en la habitación sintió que un esca-lofrío nuevo le asistía. Ya nada volvería a ser igual.
P á g i n a 2 0 S p e s U n i c a
David Larible en el hospital del doctor Villamor
El doctor Patch Adams en acción
P á g i n a 2 1 S p e s U n i c a
La medicina de la alegría y sus milagros
La película que dio popularidad al doctor Adams
A ntes de entrar en problemas específicos del cine me parece importante exponer mis ideas
sobre el arte. ¿Para qué existe el arte? ¿A quién le hace falta? ¿Hay alguien a quien le haga falta? Cuestiones que se plantea no sólo el artista, sino también cualquier persona que recibe o «consume» el arte, como se suele decir con una palabra que desgraciadamente desenmascara con crueldad la relación arte-público en el siglo XX. A cualquiera, pues, le afecta esta cues-tión y cualquiera que tenga que ver con el arte intenta darle una respuesta. Alexander Blok1 decía que «el poeta crea la armonía partiendo del caos»… Pushkin atribuía al poeta dones proféti-cos. Cada artista está determinado por leyes absolutamente propias, carentes de valor para otro artista. En cualquier caso, para mí no hay duda de que el objetivo de cualquier arte que no quiera ser «consumido» como una mercancía consiste en explicar por sí mismo y a su entorno el sentido de la vida y de la existencia humana. Es decir: explicarle al hombre cuál es el motivo y el objetivo de su existencia en nuestro planeta. O quizá no explicárselo, sino tan sólo enfrentarlo a este interro-gante. Comencemos por lo más general: la función indiscutible del arte, en mi opi-nión, está enlazada con la idea del conocimiento, de aquella forma de efec-to que se expresa como conmoción, como catarsis. Desde el momento en que Eva comió la manzana del árbol de la ciencia, la humanidad está condena-da a buscar perennemente la verdad. Es sabido que Adán y Eva en un princi-pio se dieron cuenta de que estaban desnudos y se avergonzaron. Se aver-gonzaron porque comprendieron y entonces entraron en el camino del conocimiento mutuo, placentero. Co-menzó así un camino que no tendría fin. Es comprensible la tragedia de quienes del feliz desconocimiento fueron lanza-dos a los hostiles e inaprensibles cam-pos de lo mundano. «Ganarás el pan con el sudor de tu frente…»
Así apareció el hombre, «cima de la crea-ción», sobre la tierra y se hizo dueño de ella. El camino que recorrió desde enton-ces se suele denominar evolución. Un camino que a la vez es el tormentoso proceso de autoconocimiento del hombre. En cierto sentido, el hombre va conocien-do de forma siempre nueva la naturaleza de la vida y de su propio ser, sus posibili-dades y objetivos. Por supuesto que para ello se sirve también de la suma de los conocimientos humanos ya existentes. Pero aun así el autoconocimiento ético-moral sigue siendo la experiencia clave de cada persona, una experiencia que tiene que hacer siempre de nuevo él solo. Una y otra vez, el hombre se pone en relación con el mundo movido por el atormentador deseo de apropiarse de él, de ponerlo en consonancia con ese su ideal que ha conocido de forma intuitiva. El carácter utópico, irrealizable, de ese deseo es fuen-te perenne de descontento del hombre y del sufrimiento por la insuficiencia del pro-pio yo. El arte y la ciencia son, pues, formas de apropiarse del mundo, formas de conoci-miento del hombre en camino hacia la «verdad absoluta». Pero ahí se terminan los puntos que tienen en común esas dos expresiones del espíri-tu humano creador, insistiendo en que ese espíritu creador tiene que ver no sólo con descubrir, sino efectivamente con crear. Aquí, en este momento, lo que interesa es la diferencia radical entre la forma científica y la forma estética de conocer. En el arte, el hombre se apropia de la realidad por su vivencia subjetiva. En la ciencia, el conocer humano sigue los pel-daños de una escalera sin fin, en la que siempre hay conocimientos nuevos sobre el mundo que sustituyen a los antiguos. Es, pues, un camino gradual con ideas que se van sustituyendo unas a otras en secuencia lógica por los conocimientos objetivos más detallados. Por el contrario, el conocimiento y el descubrimiento artísti-cos surgen cada vez como una imagen nueva y única del mundo, como un jeroglí-fico de la verdad absoluta. Se presentan como una revelación, como un deseo del artista, un deseo apasionado que refulge repentinamente, un deseo de acogida intuitiva de todas las leyes del mundo, de
su belleza y su fealdad, de su humani-dad y su crueldad, de su ser ilimitado y de sus límites. Todo esto, el artista lo reproduce en la creación de una imagen que de forma independiente recoge lo absoluto. Con ayuda de esta imagen se fija la vivencia de lo interminable y se expresa por medio de la limitación: lo espiritual, por lo material; lo infinito, por lo finito. Se podría decir que el arte es símbolo de este mundo, unido a esa verdad absoluta, espiritual, escondida para nosotros por la práctica positivista y pragmática. Si una persona quiere adherirse a un sistema científico determinado, tiene que activar su pensamiento lógico, tiene que dominar un determinado sistema de formación y tiene que saber entender. El arte se dirige a todos, con la esperanza de despertar una impresión que ante todo sea sentida, de desencadenar una conmoción emocional y que sea acepta-da. No quiere proponer inexorables argu-mentos racionales a las personas, sino transmitirles una energía espiritual. Y en vez de una base de formación, también en sentido positivista, lo que exige es una experiencia espiritual. El arte surge y se desarrolla allí donde hay ese ansia eterna, incansable, de lo espiritual, de un ideal que hace que las personas se congreguen en torno al arte. El arte moderno ha entrado por un cami-no errado, porque en nombre de la mera autoafirmación ha abjurado de la búsqueda del sentido de la vida. Así, la llamada tarea creadora se convierte en una rara actividad de excéntricos, que buscan tan sólo la justificación del valor singular de su egocéntrica actividad. Pero en el arte no se confirma la individualidad, sino que ésta sirve a otra idea, a una idea más general y más elevada. El artista es un vasallo que tiene que pagar los diezmos por el don que le ha sido concedido casi como un milagro. Pero el hombre moderno no quiere sacrificarse, a pesar de que la verdadera individuali-dad sólo se alcanza por medio del sacri-ficio. Nos estamos olvidando de ello y así perdemos también la sensibilidad para nuestra determinación como hombres. Si hablamos de inclinarse hacia la belle-za, de que la meta del arte, surgido por
El arte como ansia de lo ideal (1º parte),
por Andrei Tarkovski (tomado de Esculpir en el Tiempo, ed. RIALP)
P á g i n a 2 2 S p e s U n i c a
el ansia de lo ideal, es precisamente ese ideal, no quiero decir con ello que el arte debe evitar el «polvo» de lo terreno… Todo lo contrario: la imagen artística es siempre un símbolo, que sustituye una cosa por otra, lo mayor por lo menor. Para poder informar de lo vivo, el artista presenta lo muerto, para poder hablar de lo infinito, el artista presenta lo finito. Un sustitutivo. Lo infinito no es materiali-zable, tan sólo se puede crear una ilu-sión, una imagen. Lo terrible está encerrado en lo bello, lo mismo que lo bello en lo terrible. La vida está involucrada en esa contradicción, grandiosa hasta llegar al absurdo, una contradicción que en el arte aparece como unidad ar-moniosa y dramática a la vez. La imagen posibilita percibir esa unidad, en la que todo se halla contiguo al resto, todo fluye y pene-tra en lo demás. Se puede hablar de la idea de una imagen, expresar su esencia con palabras. Es posible verbalizar, formular un pen-samiento, pero esta descrip-ción nunca le hará justicia. Una imagen se puede crear y sentir, aceptar o rechazar, pero no se puede comprender en un sentido racional. La idea de lo infinito no se puede expresar con palabras, ni siquiera se puede des-cribir. Pero el arte proporciona esa posi-bilidad, hace que lo infinito sea percepti-ble. A lo absoluto sólo se accede por la fe y por la actividad creadora. Las con-diciones imprescindibles para la lucha del artista hasta llegar a su propio arte son la fe en sí mismo, la disposición de servir y la falta de compromisos externos. La creación artística exige del artista una verdadera «entrega de sí mismo», en el sentido más trágico de la palabra. Si el arte trabaja con los jeroglíficos de la verdad absoluta, cada uno de éstos es una imagen del mundo, incluido de una vez para siempre en la obra de arte. Y si el conocimiento científico y frío de la realidad es como un ir avanzando por los peldaños de una escalera sin fin, el conocer artístico recuerda un sistema infinito de esferas interiormente perfectas, cerradas en sí mismas. Las esferas pueden complementarse o contradecirse mutuamente, pero en ningún caso puede una sustituir a otra. Todo lo contrario: se enriquecen mutuamente y forman en su
totalidad una esfera especial, más gene-ral, que crece hasta el infinito. Estas revelaciones poéticas, de validez eterna, con fundamento en sí mismas, dan testimonio de que el hombre es capaz de conocer y de expresar de quién es imagen. Además, el arte tiene una función profun-damente comunicativa, puesto que la comunicación interpersonal es uno de los aspectos fundamentales de la meta creativa. A diferencia de la ciencia, la obra de arte tampoco persigue un fin práctico de importancia material. El arte
es un metalenguaje, con cuya ayuda las personas intentan avanzar la una en dirección a la otra, estableciendo comu-nicaciones sobre sí mismas y adoptando las experiencias ajenas. Pero tampoco esto se hace por una ventaja práctica, sino por la idea del amor, cuyo sentido se da en una capacidad de sacrificio enteramente contrapuesta al pragmatis-mo. Sencillamente, no puedo creer que un artista esté en condiciones de crear sólo por motivos de «autorrealización ». La autorrealización sin la mutua com-prensión carece de sentido. La autorreali-zación en nombre de una unión espiritual con los demás es algo atormentador, que no aporta ningún provecho y que en definitiva exige grandes sacrificios de uno mismo. ¿Pero es que no compensa escuchar el propio eco? Pero quizá la intuición aproxime el arte y la ciencia, estas dos formas de apropia-ción de la realidad a primera vista tan contradictorias. Es indudable que la intuición en ambos casos juega un papel importante, aunque naturalmente sea algo más propio dentro de la creación poética que de la ciencia. También el concepto de comprender designa en cada esfera algo totalmente
distinto. El comprender en sentido científi-co significa estar de acuerdo a nivel lógico, de la razón, es un acto intelec-tual, emparentado con la demostración de un teorema. El comprender una imagen artística significa, por el contrario, recibir la belleza del arte a un nivel emo-cional, en algunos casos incluso «supra»-emocional. La intuición del científico, por el contrario, es un sinónimo del desarrollo lógico incluso en los casos en los que aparece como una luz, como una inspiración. Y esto es así porque las variantes lógicas,
sobre la base de informa-ciones dadas, no conec-tan continuamente con el principio, sino que se perciben como un proce-so natural, no como una nueva etapa. Esto quiere decir que el salto cons-ciente en el pensamiento lógico se basa en el co-nocimiento de las leyes de un campo científico deter-minado. Y aunque parez-ca que el descubrimiento científico es una conse-cuencia de la inspiración, la inspiración del sabio
nada tiene que ver con la del poeta. El nacimiento de una imagen artística —una imagen única, cerrada, creada y existente a otro nivel, a un nivel no inte-lectual— no puede ser explicado por medio de un proceso empírico de cono-cimiento con ayuda del intelecto. Senci-llamente, hay que ponerse de acuerdo en la terminología. 1. Alexander Alexandrovich Blok (1880-1921): poeta ruso, uno de los principales representantes del sim-bolismo ruso.
CONTINÚA EN EL PRÓXI-MO NÚMERO
P á g i n a 2 3 S p e s U n i c a
Presentación
C omo pertenezco a ese grupo humano caracteri-zado por la inteligencia
emocional, que me permite adaptarme rápidamente a las nuevas situaciones, jamás me he preocupado por enfrentarme con aquellas que resultan des-concertantes. Cualidad que—precisamente— caracteriza a esta obra y a su autor. Para entenderlo no es necesaria la lectura de los capítulos. Basta remitirse –y así lo aconsejo- a las palabras iniciales y al epílo-go. Allí encontramos fácilmente la característica: En las ―palabras iniciales‖ enfrentamos a un autor que desalienta a su lector y que re-conoce ser un inepto en el tema sobre el que se propuso escribir (química). Aunque si damos lectura a lo sustancial -y para desconcierto del lector- advertiremos que tuvo la enorme valentía de abordar sólo temas vinculados a la física, sin adentrarse en las nociones de química respecto de las que se reconoció incapaz. Si a esas cuestiones sumamos que el autor en su epílogo reco-noce que tiene como hábito transcurrir mil noches de char-las con un amigo a quien califi-ca de lúcido, pese a que lo con-sidera carente de sentido común y de criterio en todos los aspectos de la vida, no nos sentiremos alentados a leer una obra desarrollada por alguien que pierde su tiempo con seme-jante idiota, que inexplicable y torpemente es juzgado como lúcido. Cuestión que pone se-riamente en duda la calidad de los juicios emitidos por el escri-
tor. Sin embargo, creo que me corres-ponde poner claridad intentando que el lector conozca de antema-no a qué se someterá. A pesar de que en términos generales no nos hemos visto en la necesidad de introducir aire a presión en nuestras ollas, puedo decir que tenemos a nuestro alcance una entretenida y llevadera explica-ción de fenómenos físicos diver-sos, entendible aún para el menos avezado de los mortales. A excepción, claro está, del amigo idiota del autor que jamás conse-guiría asimilar la más elemental de las útiles explicaciones de la obra, pese a que prepara mejores mates que ―Torrichelli‖ (sic) y toma más y mejores whiskies que Lord Kel-vin, aún sin saber quiénes son. Kiko Skou Palabras iniciales
P UTO EL QUE LEE. Así empezaba un libro del inolvidable Negro Fonta-
narrosa. Pero como este libro habla de química no veo qué utili-dad podría tener esta frase. Máxi-me que para leer algo de química, más que lo aludido hay que ser un masoquista, o un valiente. Porque nunca nadie entiende nada de química, ¿verdad? Vos, y perdó-name que te tutee, ¿entendiste algo alguna vez? Y eso que segu-ramente algún curso habrás hecho. En la Secundaria o aún en la Universidad. Aclaro que estoy hablando de gente que no estudió para ser Químico, sino un tipo común que se pregunta: ―¿y por qué no puedo saber nada de quí-mica?‖ Bueno, has llegado al libro indica-do, muchacho. Pero primero vamos a hacer un
contrato: debes reconocer que estás ―a ciegas‖ con la química, a pesar de haber tratado de enten-der algo. Yo, a cambio, te reco-noceré que TAMBIÉN soy un nabo para la química, y que, en-cima, no soy Químico. Soy Bioquímico, que es como una especie de primo, pero la última vez que leí algo de quími-ca básica fue en un curso que di en Medicina de La Plata en 1980. Así que no esperes preci-sión ni verdades impolutas. Te voy a explicar las cosas más o menos intuitivamente, como para que entiendas un poco, nomás; que siempre es mejor que nada. Este libro es como cuando cam-biás la goma del auto: primero ponés las tuercas, le das una apretadita suave y bajás el cri-que. Recién después las apretás bien. Bueno, este libro es para la primera acomodada de tuercas. Después búscate un libro en serio. O circulá despacito. Es más: la verdad es que éste ni siquiera es un libro de química. Más bien sería una especie de literatura paracientífica, un meta-mensaje afectivo, una larga fábu-la con animales inanimados. Que si alguna utilidad tiene es mos-trar las cosas sin mucho rigor y, por lo tanto, cero responsabili-dad, para vos y para mí. Así que te lo advierto: nunca digas nada amparado solamente en este libro, que sólo sirve como una introducción más o menos libre e inicial. Tendrás, eso sí, muchos ejem-plos o metáforas de la vida coti-diana. Alguna anécdota medio pavotona, como corresponde a un tema tan poco glamoroso y, lo principal, una explicación muy simplificada de la realidad. Como corresponde a un
¿Quimecontás?, por Mariano Liebana (con prólogo de Kiko Skou)
P á g i n a 2 4 S p e s U n i c a
―neófito‖ como vos, conste en actas. Después no me vengas con que ya sabías algo de antes. Otra cosa: acá te haremos mu-chas preguntas sin darte todas las respuestas. Algunas para in-centivar tu capacidad y otras porque no tengo ni idea. ¿Un consejo?: arréglate como pue-das, como decía el amigo Kiko. O esperá ―El libro de las Respuestas‖, de próxima apari-ción. Un poco más caro, eso sí. Una última recomendación: si te atascas en el capítulo uno, en ―un mar de gases‖, puedes pasar directamente al capítulo dos (sólidos y líquidos) que se eva-cuan más fácilmente. Para luego volver al capítulo uno, en donde te prometo que tendrás un final a toda orquesta, a lo Tinelli. El autor Capítulo 1: En un mar de gases Derecho viejo
Y empezamos derecho viejo por el principio: ¿Qué pretende la Quími-
ca? ¿Para qué tendrías que saber algo de química? ¿En qué te puede ayudar? Todos los libros de química básica empiezan con una defini-ción de los alcances de esta ciencia que resulta bastante po-co intuitiva. En cambio noso-tros empezaremos con una defi-nición cortita y al pie: La química estudia a la materia. ¿Y que vendría a ser la materia? Mirá a tu alrededor: sólo verás dos tipos de cosas: materia o energía. Ya lo veremos con mu-cho más detalle, pero en PRI-MERÍSIMA aproximación la materia es todo lo que pesa y la energía es el movimiento asocia-do a esa materia. A ver, un ejemplo: ¿estás viendo televi-sión? Bueno, el televisor es ma-
teria. La luz que sale del televi-sor es energía. Veamos las diferencias: el televi-sor tiene un peso, la luz que sale no lo tiene (por lo menos en la Tierra). Si suelto el televisor, se cae. La luz, no. Si tiro el televisor contra un ventanal –luego de Gran Hermano— el citado aparato no puede ocupar el espacio que ocupa la materia del ventanal y, por lo tanto, no pasa. La luz sí pasa. Si arrojo lejos el televisor, su trayectoria describe una parábola. La luz, en cambio, viaja en línea recta (¿otras dife-rencias que puedas encontrar?). Bien, la química estudia funda-mentalmente a la materia que compone el televisor. En cam-bio la física se centra más en la energía asociada a ese televisor. Aunque tienen muchos vasos comunicantes, como veremos. Entonces, ¿qué vendría a ser la materia?: Es cualquier cosa que puedas poner en una balanza y que marque algún peso. Enten-diendo que esa materia, si no gana ni pierde nada del material que la formaba, la vuelvo a pe-sar y me tiene que volver a dar el mismo peso. Y que peso cre-ciente significa número de partí-culas creciente. Y aquí viene la primera compli-cación: cualquiera comprende que, si pongo una papa en una balanza, tendrá un peso. Igual si pongo un líquido, como un sa-chet de leche. En cambio, no parece nada evidente ver cuánto pesa el aire que está arriba de la balanza. Y esto nos remite al PROBLE-MA de entender el estado ga-seoso. Mirá si es un problema que los griegos, con toda su sa-piencia, nunca pudieron resol-verlo. Recién hacia 1650, aproximada-mente, (ayer), hubo un SABIO que explicó más o menos qué era un gas: Robert Boyle. El de la famosa ley de Boyle–Mariotte.
La verdad es que hay que sacar-se el sombrero por el talento de los ingleses para la ciencia. Este sabio fue el primero que se dio cuenta de que un gas es tan materia como cualquier otra, a pesar de que no lo vea-mos. Y ahí arrancó la Química en serio. Sin ese conocimiento CRU-CIAL la Química iba para cualquier lado. Ni siquiera se llamaba así sino Alquimia, y no le salían ni las sumas ni las res-tas. Suponte, se quema una vela. ¿Adónde va? Los alquimistas no tenían respuesta. Dios, de-cían. O cosas así. En cambio, Boyle dijo: se transforma en gas, que no lo vemos, pero po-demos percibirlo, ―verlo‖, con otros sentidos. ¿Cómo podés percibir un gas? Ya sé, lo primero que pensás es: por el olor. Cierto. Pero a veces los gases no huelen. El aire, por ejemplo, no huele. Bien, ¿cómo me doy cuenta de que el aire es ―algo‖? Soplate la mano. Está bastante claro que estás empujando una materia invisi-ble que, cuanto más fuerte soplás, más te empuja la mano. Si, en vez de soplar, hacés vac-ío, el aire entra. Y hace ruido, como cualquier materia que choca con otra. Son cosas re-pensables, ¿no? Parece increíble, pero los antiguos no lo entendían, salvo excepciones, como el intuitivo Demócrito. Todo porque no lo podemos ver. Y ojos que no ven, corazón que no siente. Nota: Para contactar con el au-tor escribirle a [email protected]
P á g i n a 2 5 S p e s U n i c a
E l Tigre, junto al
Dragón, está considera-
do entre los orientales
como uno de los animales de
mayor simbolismo; es el rey de
la selva, al igual que el león lo
es entre occidentales y africa-
nos.
Así, a veces será una fiera do-
mada y otras una fiera en estado
salvaje. Esta actitud variable le
viene dada por la dialéctica en-
tre sus tendencias Yin y Yang y
su representación múltiple en
todas las alternancias del uni-
verso.
El Tigre procede del nordeste, y
en la rueda de situación y ori-
gen ocupa justamente el lugar
opuesto al Mono. Su tendencia
Yang hace de él, o al menos así
lo parece, un ser a quien se
halaga, porque se le teme; es el
único en producir estragos entre
los espíritus malignos, devoran-
do cualquier criatura ominosa
del mundo abisal. A causa de
ello, la sabiduría popular de las
antiguas civilizaciones le enco-
mendaba la salvaguarda de los
más débiles, particularmente de
los niños, de los ancianos y de
las personas más necesitadas de
ayuda y protección.
Algunos de los trigramas del I
Ching nos informan sobre el
modo más adecuado de tratar al
Tigre para conseguir de él los
mayores logros: parece impres-
cindible en todo momento vene-
rar su fuerza, su poderío, y nun-
ca se le debe tener por enemigo.
Su significado emblemático
siempre nos remite al concepto
de jefe y su liderazgo.
Los años del Tigre y los cinco elementos
( Cada uno de estos tipos se repiten cada doce años).
TIGRE-AGUA
Los Tigre nacidos en los años
1926 y 1986 tienen por elemen-
to el Agua.
Se trata de una tendencia Yin
(Agua) sobre una Yang (el Ti-
gre), lo que significa que la re-
lación y el intercambio van a
sobresalir por encima de todo.
El Agua es blanda y proporcio-
nará con esta cualidad cierta
clase de serenidad, especial-
mente cuando por circunstan-
cias adversas se vuelve más
agresivo.
TIGRE-TIERRA
Los Tigre nacidos en el año
1950 tienen por elemento a la
Tierra y ello confiere una exa-
gerada prudencia a sus accio-
nes.
A veces se vuelve inactivo a
causa de su tardanza en decidir-
se, pero no debe confundirse su
actitud reflexiva con su necesi-
dad de tranquilidad y de paz.
TIGRE-FUEGO
Los nacidos en los años 1902 y
1962 tienen por elemento el
Fuego. Son Tigres que buscan
indefectiblemente soluciones a
todo, pero nunca están confor-
mes con los resultados; resultan
siempre personajes incómodos,
pues cuestionan logros, accio-
nes y proyectos diversos. Casi
siempre, debido a su franqueza,
se hallan solos lo que hace que
acaben siempre echando mano
de su fantasía; así construyen
un mundo a su antojo, aunque
sea, a la postre, un mundo ficti-
cio.
TIGRE-MADERA
Los nacidos en los años 1938 y
1998 tienen por elemento la
Madera. Esto hace al Tigre
dominador de situaciones ad-
versas y para ello despliega una
capacidad de trabajo y resisten-
cia apreciables. Además, la
lucidez mental de la que es por-
tador, le permite en ocasiones
prever sucesos o hechos en
apariencia contradictorios y sin
excesiva importancia, pero que
de no prevenirse tendrían efec-
tos difíciles de evaluar.
TIGRE-METAL
Los nacidos en los años 1914 y
1974 tienen por elemento el
óóó
( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s
A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a .
F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .
P á g i n a 2 6 S p e s U n i c a
Metal.
Esta tendencia simboliza la lu-
cidez y el acabado perfecto de
toda obra.
Esto puede llevarle a valorar
negativamente las iniciativas de
sus semejantes, lo cual le pro-
porcionará incomprensiones por
parte de compañeros y amigos.
Tal vez se sienta entonces tenta-
do a huir de toda relación
humana y a replegarse sobre sí
mismo; aunque no por ello deba
gustarle, necesariamente, el es-
tado de ostracismo al que está
sometido cuando esta circuns-
tancia es adversa.
El signo Tigre y el amor
L os Tigre necesitan del
amor, aunque no quie-
ran aceptarlo. Necesitan
de la compañía de sus amigos y
de quienes los aman, pero no lo
saben, o, así lo parece ya que no
quieren tener que aceptar la do-
ble dirección del amor: la nece-
sidad de amar y ser amado gal
mismo tiempo, no sólo por obli-
gación, sino por mutua conve-
niencia, por llegar a poder dis-
frutar con plenitud de algo su-
blime.
Salud
S ólo una cosa se escapa al
dominio del Tigre: su
propia naturaleza.
Si un Tigre llega a dominarse, a
disciplinar su organismo y a
organizar su mente, podrá pase-
arse por la vida sin temor. Si no
lo logra, tendrá que ver cómo se
destroza su cuerpo y su espíritu
en una continua y desequilibra-
da lucha entre realidades y posi-
bilidades, no logrando atempe-
rar las unas a las otras.
La soledad no le afecta, los des-
engaños tampoco; en esto no
reside el peligro. Se acostum-
bran a ser reyes de lo terreno,
pero no saben, por esa monar-
quía, relacionarse con los que le
rodean ni conocer su entorno,
pues han permanecido siempre
en otro plano distante y distin-
to.
Trabajo
P ara un Tigre es más im-
portante la ambición que
el objeto ambicionado.
A veces, el objetivo se pierde
de vista y toda la acción queda
sin finalizar, en un destino ines-
perado. Porque el éxito, para
los Tigre, viene dado por otro
factor independiente de su tem-
peramento: la disciplina. Con
ella, el salto del Tigre le hará
caer sobre su presa. Sin ella, el
rugido y el zarpazo asustarán al
aire y el Tigre terminará cansa-
do de luchar con su sombra,
pero nada más que las sombras
se habrán conquistado.
Aventura
A los Tigre les deslum-
bra su propio resplan-
dor. Si se les ofrece la
ocasión de ser más admirados,
se lanzarán al vacío si es nece-
sario sin dudarlo.
Por ese motivo, pueden precisa-
mente rechazar el vivir largas
aventuras, al fin y al cabo,
¿para qué esforzarse en algo
que no se sabe cuándo va a ser
aplaudido?
Tal vez esto sea una exagera-
ción, una forma caricaturesca
de presentar la ausencia de estí-
mulos en los proyectos de
aventura con relación a los
Tigre. Tal vez éstos tengan más
paciencia de la que nosotros les
otorgamos y más fuerza en su
perseverancia que la que juzga-
mos, pero no se ha hecho públi-
co este espíritu de la constan-
cia.
Les apasiona lanzarse a algo
que les gusta, por difícil que
sea, y lo hacen en compañía de
sus seres queridos, de su círcu-
lo de amigos y admiradores.
Compañeros de camino del
signo Tigre
TIGRE/RATA
Quienes perteneciendo al signo
del animal emblemático Tigre,
han nacido entre las once de la
noche y una de la madrugada,
tienen por compañero de cami-
no a la Rata.
Parece que todas las interpreta-
ciones apuntan hacia una difi-
cultosa convivencia, pues una
de las características del Tigre,
su entusiasmo, y también su
optimismo, no pueden ponerse
en práctica ya que la actitud
positivista y materialista de la
Rata hace fracasar cualquier
intento o proyecto que conten-
ga algún atisbo de idealismo o
de realización utópica.
TIGRE/BÚFALO
Quienes perteneciendo al signo
Tigre, han nacido entre la una y
las tres horas, tienen por com-
pañero de camino al Búfalo.
Esto supondrá una constante
constricción en cualesquiera de
los proyectos que el nativo de
Tigre intente iniciar; pues es
sabido que tanto el Tigre como
el Búfalo intentarán el dominio
de uno sobre otro. Su afán
emancipatorio y autonómico
llevará, al nativo del signo Ti-
gre de estas características, a
un estado de ánimo a menudo
cargado de actividad pues am-
bos animales portan en su sig-
nificación emblemática la ne-
P á g i n a 2 7 S p e s U n i c a
cesidad de ser independientes.
TIGRE/TIGRE
Todos los Tigre que nazcan
entre las tres y las cinco horas
tendrán por compañero de ca-
mino al propio Tigre.
Todas las interpretaciones
apuntan hacia una difícil rela-
ción, especialmente cuando se
trata de una convivencia ínti-
ma. Sin embargo, parecen des-
tinados a planificar juntos
asuntos varios y empresas de
todo tipo, siempre que no haya
nada afectivo por medio. Esta
capacidad para llevar a térmi-
no grandes empresas hace que
esta unión resulte con frecuen-
cia más beneficiosa de lo que
pudiera esperarse. No obstan-
te, la incompatibilidad y la
imposibilidad de hacer una
vida en común se manifiesta
en numerosas ocasiones, y el
Tigre con ascendente Tigre
verá inconclusas muchas de
sus propuestas.
TIGRE/GATO
Los Tigre que nazcan entre las
cinco y las siete horas tendrán
por compañero de camino al
Gato.
En principio, esta conjunción
parece beneficiosa, pero el
nativo Tigre es influido por el
Gato, que tiene fama de no
tomar muy en serio las cosas;
esto producirá, a veces, cierto
desasosiego en el nativo Tigre
que le hará dudar respecto de
sí mismo y de la seriedad de
sus propios planteamientos.
Esto puede tornarle inseguro
y, en ocasiones, caprichoso;
exigirá a los demás lo que él
mismo es incapaz de cumplir y
siempre eludirá sus propias
responsabilidades amparándo-
se en una especie de anonima-
to.
La culpa de su desdicha, piensa
para sus adentros, la tiene la
sociedad. Sin embargo, nada de
lo antedicho sucedería si el nati-
vo Tigre, que tiene por compa-
ñero de camino al Gato, reco-
brara la confianza en sí mismo.
TIGRE/DRAGÓN
Todos los Tigre nacidos entre
las siete y las nueve horas tienen
por compañero de camino al
Dragón.
Esta unión hará del Tigre un ser
siempre activo y dinámico, pues
es propio del Dragón servir de
acicate y provocar tensiones allí
donde se encuentre. A causa de
esto, el nativo Tigre vivirá a
menudo en estado de ansiedad,
quemará energías demasiado a
menudo.
Por tanto, es aconsejable que el
nativo Tigre que viva esta situa-
ción que no se deje perturbar
con facilidad y, siempre que ello
sea posible, busque la calma y lo
apacible.
TIGRE/SERPIENTE
Quienes pertenecen al signo Ti-
gre y han nacido entre las nueve
y las once horas tendrán por
compañero de camino a la Ser-
piente.
Aquí se impone la reflexión an-
tes de actuar; se trata de elegir el
camino menos sinuoso. La astu-
cia de la Serpiente debe ser bur-
lada o, en todo caso, neutraliza-
da, por la acción cerebral, nunca
pasional, del Tigre.
El simbolismo emblemático de
la Serpiente también indica la
preocupación por el conoci-
miento y la sabiduría; de esta
manera, el nativo de Tigre, con
la Serpiente como ascendente,
se destacará siempre por cierta
ansiedad ante el saber, la curio-
sidad por la cultura y entusias-
mo por el estudio, especial-
mente por todo aquello relacio-
nado con lo psíquico, el mundo
anímico, lo esotérico, las socie-
dades secretas, los fenómenos
paranormales y el mundo del
misterio.
TIGRE/CABALLO
Los Tigre nacidos entre las on-
ce y las trece horas tienen por
compañero de camino al Caba-
llo.
Parece que no va a ser fácil
para el nativo de este signo
dominar la celeridad con que
desea siempre resolver sus
asuntos. La influencia del Ca-
ballo, su viveza, debe ser con-
trarrestada en lo posible; de lo
contrario, la perturbación pro-
ducida por un proyecto inaca-
bado puede aumentar. Si ello es
así, el Tigre se vería obligado a
prescindir del aguante y la su-
misión que siempre le han ca-
racterizado.
TIGRE/CABRA
Cuando un Tigre nace entre las
trece y las quince horas su
compañero de camino será la
Cabra.
El significado emblemático de
la Cabra, según todas las inter-
pretaciones nos remite a conte-
nidos cargados de fantasía. A
causa de esto puede pensarse
que el nativo Tigre con estas
características es un ser poco
realista que huye de cualquier
compromiso y responsabilidad.
Algunos estudiosos de la astro-
logía china, afirman que es una
táctica decidida por el Tigre
para no relacionarse con perso-
nas que considera poco fiables.
También se cree que esta excu-
P á g i n a 2 8 S p e s U n i c a
sa le sirve para ocultar sus de-
bilidades y sus fallos.
El nativo Tigre que tiene por
compañero de camino a la Ca-
bra, también puede unificar en
sí mismo lo activo y lo pasivo;
es capaz, al mismo tiempo, de
planificar y realizar, de pactar
y dialogar.
TIGRE/MONO
Los Tigre nacidos entre las
quince y las diecisiete horas
tienen por compañero de ca-
mino al Mono.
La significación emblemática
del Mono nos remite a conte-
nidos donde la captación pro-
funda de lo sensible no tiene
parangón.
El nativo Tigre con el Mono
como ascendente es, sin ninguna
duda, un ser inteligente; esto
hace que su presencia sea solici-
tada con bastante frecuencia y
que la soledad, a la que conside-
ra un preciado don, esté dema-
siado a menudo vedada para él.
Por tanto, debe ser comprendi-
do, si en alguna ocasión muestra
una irascibilidad que sorprende.
No obstante, lo más destacado
para un Tigre en esta situación
es la actitud pragmática que
emana de su pensamiento y su
acción.
TIGRE/GALLO
Los Tigre nacidos entre las die-
cisiete y las diecinueve horas
tendrán por compañero de ca-
mino al Gallo.
Parece que en esta situación el
nativo Tigre reacciona casi
siempre humanitariamente;
aunque también deseará ser un
individuo estrella, un líder. A
menudo se le criticará por ello
y se le acusará de un excesivo
afán de protagonismo. No obs-
tante, esa preocupación que
manifiesta por sus semejantes
es sincera.
TIGRE/PERRO
Los nacidos entre las diecinue-
ve y las veintiuna horas tienen
por compañero de camino al
Perro.
Esta es una influencia que con-
ferirá prudencia y reflexión
ante lo caduco de los objetos.
Ello le servirá para no apegarse
a nada ni a nadie. Se le tendrá,
consecuentemente, por un ser
orgulloso, altanero y engolado.
TIGRE/JABALÍ
Los nacidos entre las veintiuna
y las veintitrés horas tienen por
compañero de camino al Ja-
balí.
Un Tigre de estas característi-
cas se verá influido por la
búsqueda de aquello que se
halla bajo lo aparente: lo vela-
do, soterrado y recóndito. Así,
será juzgado y criticado con
frecuencia, y se le tachará de
complicado y secretista. Siem-
pre será un incomprendido pe-
ro, el Tigre que tiene por com-
pañero de camino al Jabalí,
nunca hará nada por evitar se-
mejantes supercherías.
P á g i n a 2 9 S p e s U n i c a
Jodie Foster, Tigre de 1962
Capítulo I
Batman Desaparecido.
E l destino es un
hado trágica-
mente bromis-
ta; ajusta las clavijas de su
instrumento, haciendo girar en
danza macabra a la tuerca; otra
vuelta de tuerca... Irónicamen-
te, la luna brilla su llena re-
dondez, entre el cúmulo de
pesadas y arratonadas nubes,
entre la lluvia y los relámpa-
gos atronadores. El caos at-
mosférico es reflejo fiel del
otro caos, el humano, que se
suscita en las calles. En alguna
esquina un transeúnte despre-
venido está siendo ahora asal-
tado por algún desesperado, o
por algún perverso; en algún
callejón desolado, otro es ase-
sinado por alguna otra laya de
criminal. Las sirenas de las
patrullas aúllan por doquier,
como compitiendo o colabo-
rando con los truenos, para
completar la cortina musical
de este espectáculo, día a día
cada vez más aterrador.
Ciudad Gótica es la
capital del crimen, por exce-
lencia, en los Estados Unidos;
sus habitantes ya están acos-
tumbrados a ello. Por eso, en
su piso de soltero, Brad Sto-
well se halla ahora en su rela-
tiva paz habitual, o en lo que
él cree que es su paz, su tran-
quilidad, su normalidad, ajeno
al bullicio general que eleva la
oscura urbe. Mantiene apaga-
da la luz de su despacho, pero
las cortinas de la angosta y
alta ventana se hallan descorri-
das, y la luz de la luna llena y
de los relámpagos ilumina el
escritorio que enfrenta a esa
ventana. Sobre el mismo des-
cansan dos fotografías, un par
de retratos: el de Batman y el
Guasón.
Se sirve su segundo va-
so de whisky, el que consume
como al primero: de un trago. Se
encuentra sentado en su sillón
preferido, al lado del velador de
pie, que ahora está apagado. En
su falda se apoya el grueso tomo
del “Estudio Sociológico de
Ciudad Gótica”, del Dr. Kane.
Brad Stowell tuvo que estudiar-
lo cuando se hallaba en la Uni-
versidad, y luego lo releyó miles
de veces. Allí decía que la sin-
gular urbe había sabido engen-
drar dos tipos diferenciados de
marginales en lo que a pobla-
ción criminal refiere; el primero,
común a todas las grandes y pe-
queñas metrópolis, la de los cri-
minales comunes, movidos por
necesidad o por voluntad propia,
para cometer sus fechorías. Pe-
ro, a diferencia de otras ciuda-
des, Ciudad Gótica había parido
también a una segunda casta de
malhechores, mucho más sofis-
ticada que la primera, conforma-
da por siniestros y estrafalarios
psicóticos, combinadamente,
asesinos, ladrones y secuestra-
dores, terroristas todos ellos,
con el común denominador de
asumir estrambóticas identida-
des, que iban desde las excentri-
cidades de sus disfraces, incor-
porados como ropas de calle,
hasta el alarde de sus deformida-
des, psicológicas y/o físicas,
innatas o adquiridas. Se hablaba
de personajes tales como el
Guasón, el Pingüino, el Capitán
Frío, el Acertijo, Harvey Dos
Caras, Gatúbela y Hiedra Vene-
nosa, claro está, y aunque casi
en la mayoría se conociera por
lo menos alguno de sus datos
filiatorios, de parentesco, de
origen alguno, eran fantasmas,
todos provenían de seres anóni-
mos y muertos.
Como reverso de este
fenómeno, la ciudad también
había sabido generar dos tipos
de anticuerpos, dos mecanis-
mos de defensa. El primero,
también propio de todas las
ciudades, el cuerpo policial de
defensa. Pero un segundo me-
canismo, aquí también singu-
lar, era el parapolicial. Nadie
recuerda ya muy bien quién
apareció primero, si el payaso
asesino o el murciélago venga-
dor, al principio no se distingu-
ía muy bien a uno del otro, en
sus motivaciones, por lo que
tampoco se sabía muy bien a
quién temerle más.
Lo cierto es que existen
también estos otros personajes,
Batman, Robin, Batichica, tan
anónimos respecto de otra
identidad y tan violentos como
aquellos; tan estrafalarios y
psicóticos, también.
Brad dejó caer el libro
al suelo. Se restregó la cara con
ambas manos, luego resopló,
cansado. Volvió a ponerse de
pie. Se acercó al escritorio y
tomó la fotografía de el
Guasón, por sobre la de Bat-
man.
Hacía tres meses el
Caballero de la Noche había
desaparecido de Ciudad Gótica,
y no se lo había vuelto a ver, ni
aquí ni en ninguna otra parte,
desde la última vez que el justi-
ciero hiciera encerrar a el
Guasón en las frías mazmorras
del Asilo de Salud Mental Ar-
kham. Con él, los criminales
más peligrosos y famosos hacía
Batman desencadenado
P á g i n a 3 0 S p e s U n i c a
tiempo ya también se hallaban
encerrados en el mismo sitio.
Pero con esto no se
acaban los problemas para las
autoridades de Ciudad Gótica.
Lejos de eso, los criminales
comunes, que eran siempre tan
temerosos de Batman como de
los psicóticos ahora encerra-
dos, se encontraban actualmen-
te libres no solo del asedio del
justiciero, sino también de la
tiranía que tipos como el
Guasón o el Pingüino, libres,
les hubieran impuesto, y así,
entonces, en la actualidad la
policía no daba abasto, necesi-
taban dar lo antes posible con
Batman.
Y para ello las autori-
dades contaban con la pericia
de Brad Stowell. Al hombre
todavía le parecía increíble,
ridículo, absurdo, a casi veinti-
cuatro horas de haber sido in-
formado del trabajo al que se le
encomendaba, de manera irre-
vocable.
Brad era investigador y
trabajaba para el Departamento
de Criminología de la Univer-
sidad de Ciudad Gótica. Su
jefe, el Dr. William Cameron,
había recibido el bosquejo del
proyecto, ideado por el propio
gobernador. Desde hacía meses
el justiciero encapotado había
dejado de dar respuesta a los
llamados emitidos desde su
propio invento, la batiseñal, y
no conociéndose otra forma de
hallarle, en las altas esferas se
pensó que alguna pista podía
encontrarse entre la población
del Asilo Arkham. La pregunta
era: ¿Alguien como el Acertijo
o el Capitán Frío, sabrían
dónde o cómo se podía hallar a
Batman?; cualquiera de ellos
había planeado matarle en in-
contables ocasiones, por lo que
debían haberle estudiado dete-
nidamente, y quizás alguno
guardara algún secreto.
Claro que todo el mun-
do sabía que nadie podía nego-
ciar con aquellos seres salidos
de quién sabe qué oscuro in-
fierno, pero se le encomendaba
el trabajo al Departamento de
Criminología, porque las auto-
ridades sabían que desde hacía
años los científicos se hallaban
abocados al estudio de la hip-
nosis... Y Brad Stowell era
experto en esa materia.
Brad sentía horror de
solo pensar que la próxima
noche podía llegar a hallarse
frente a frente nada más y nada
menos que ante el mismo
Guasón. Había protestado, cla-
ro que protestó, al Dr. Came-
ron y a otras autoridades, argu-
mentando que ya en sujetos de
psicologías normales, nunca se
comprobó que la hipnosis fuera
cien por cien efectiva, que mu-
chos sujetos no eran hipnotiza-
bles, y que otros tantos podían
aún mentir en trance. Solo se le
respondió que no había otra
esperanza de recuperar a Bat-
man, que de cualquier modo
era probable que fuera un caso
perdido... y que si, si realmente
esto era de este modo, si el Dr.
Stowell no conseguía al menos
una pista de parte de los inter-
nos del Asilo Arkham, las au-
toridades de Ciudad Gótica se
cuidarían de ver que él no con-
siguiera más trabajo que el de
lavacopas, en todos los Estados
Unidos.
-¿Y qué si hay que ne-
gociar?-. Fue su última pregun-
ta.
-Acérquenos hasta el
último detalle entre los porme-
nores de su trabajo-. Murmuró
el Comisionado Sprang en res-
puesta.
Delante de Brad, sobre
el escritorio, se hallaba tam-
bién la carpeta conteniendo el
Historial del Asilo Arkham. De
ella extrajo la lista de internos.
Subrayados en rojo, estaban
los nombres de: el Acertijo, el
Capitán Frío, el Guasón, Har-
vey Dos Caras, Hiedra Vene-
nosa, el Pingüino.
Todos le despertaban
la misma repulsión, pero se
dijo que, de todos, quizás el
Acertijo fuera el más promiso-
rio para la colaboración, dada
su compulsión por las adivi-
nanzas; o tal vez Harvey Dos
Caras, si echaba su moneda al
aire y el azar lo obligaba a co-
laborar...
Pero enseguida volvió
la vista de nuevo a la fotograf-
ía de el Guasón. Ninguno de
los otros le parecía tan sinies-
tro. Incluso, se le ocurrió, Bat-
man parecía tener un cierto
favoritismo sobre él...
Brad se sobresaltó con
esa idea. Era posible... ¿Acaso
Batman no parecía tener me-
jor predisposición hacia cierto
tipo de víctimas?. Algo se
anudó en el estómago de Brad,
motivado por un oscuro senti-
miento, la despertura de una
vieja y anestesiada aversión
por todo tipo disfrazado... Sí,
se dijo, si bien Batman siem-
pre ayudó a toda clase de gen-
te, nunca se involucró tanto
como en casos en que las vícti-
mas eran... multimillonarios.
Nervioso, volvió a
apurar otro vaso de whisky.
No le gustaba dar lugar a ese
tipo de sentimientos, no le
gustaba reconocer su rencor.
Brad provenía de una familia
de humildes trabajadores, y en
su niñez, ningún tipo de justi-
cia había estado allí, ni la de la
policía ni la de Batman, cuan-
do asesinaron a sus padres.
El vaho del alcohol le
llenó los ojos de lágrimas. O
fue lo que él quiso creer. Las
psicologías se deforman a par-
tir de las obsesiones, se dijo.
Daba lo mismo saber qué ob-
sesionaba a el Guasón, pero,
¿no sería apasionante saber
qué obsesiona a Batman?, se
preguntó Brad. ¿Y si fuera lo
mismo?, ¿y si Batman y el
P á g i n a 3 1 S p e s U n i c a
Guasón fueran víctimas de la
misma obsesión?; entonces
Brad descubrió que de compro-
bar eso se desilusionaría.
Pero había otra clase
de gente, también, continuó
diciéndose Brad, como el eje-
cutivo y multimillonario Bruce
Wayne, por ejemplo, que como
él, también había sido dejado
huérfano de niño, cuando ase-
sinos mataron a sus padres, en
un episodio por demás confu-
so. Wayne no se había dejado
doblegar por sus compulsiones
y había sabido dirigir la fuerza
de su obsesión a empresas civi-
lizadas y dignas, como la Fun-
dación Wayne, y a través de
ésta, al desarrollo científico,
artístico y tecnológico, como
con sus innumerables e invalo-
rables aportes, en todos estos
aspectos, a la comunidad.
Brad jamás había teni-
do ni el más ínfimo porcentaje
de posibilidades que Wayne,
pero él también había sabido
aplicar la fuerza de su obsesión
a algo digno: el estudio de la
mente humana; el germen del
bien y del mal en su simiente;
el discernimiento del origen
del mal.
Su mirada recaía ahora
en la fotografía de Batman. Sí,
el Caballero Oscuro también le
producía bastante aversión. Sí,
los favoritos de Batman, los
millonarios... y entre los crimi-
nales, ¿el Guasón?.
Después de todo, fue
contra éste último que más ve-
ces tuvo que enfrentarse, dada
la cantidad de veces que el
bufón se escapó del Asilo Ar-
kham (quince en los últimos
diez años; después de él, el
Pingüino lo había hecho solo
cinco veces en el mismo perío-
do); ¿y por qué siempre le per-
donó la vida, aún cuando fue el
Guasón el único criminal que
supo mellar al justiciero, inter-
na y personalmente, la vez que
fríamente asesinó a Robin, su
inseparable compañero y discí-
pulo?. La leyenda dice que
Batman apareció antes que el
Guasón al conocimiento públi-
co, y que al principio usaba
armas y no vacilaba en matar
para saciar su sed de justicia;
luego, algún tipo de toma de
consciencia habrá hecho que el
encapotado supliera las armas
por los puños, perdonándole
así la vida a sus enemigos. Pe-
ro éste no parece ser argumen-
to suficiente para explicar por-
qué no mató al Guasón, luego
de que éste asesinara a Robin.
Ahí otro episodio os-
curo (sino el más) de esta his-
toria. Todos recuerdan la ima-
gen de Batman, el disfraz des-
garrado, el gesto desencajado,
saliendo de aquel parque de
diversiones abandonado, car-
gando con el cuerpo ya sin vi-
da de Robin, minutos después
que el móvil de la policía se
llevara a el Guasón de vuelta al
Asilo Arkham. Nadie se atre-
vió a impedir que Batman no
subiera el cuerpo de su ayu-
dante al batimóvil y se lo lleva-
ra de allí. Días más tarde, Bat-
man declaró que el cuerpo de
Robin ya se hallaba descansan-
do cristianamente “en algún
cementerio de los Estados Uni-
dos”, y que su identidad jamás
sería revelada. ¿Llegaría a des-
cubrir el Guasón quién era en
realidad aquel muchacho es-
condido detrás del antifaz?.
¿Sabría igualmente
Batman quién era en verdad el
Guasón, o cualquiera de los
otros criminales?. Todo ovillo
de lana tiene dos puntas, se
dijo Brad, y cualquiera de ellas
sirve para desenmarañar la ma-
deja.
...CONTINUARÁ EN
EL PRÓXIMO NÚMERO...
P á g i n a 3 2 S p e s U n i c a
Q ué suerte, flaco, no nos de-seamos feliz navidad, odio el compromiso comercial de
estos holocaustos, especialmente dolorosos para quienes sufren lo que sea mientras los demás andan cantando boludamente entre bo-rracheras compulsivas... En fin, yo sí creo en que todo el año es Navi-dad. Hay quien dice que durante el año no tiene tiempo de demostrar su afecto por determinadas perso-nas y aprovecha la Navidad. Pues no, siempre hay tiempo, lo único que tenemos es tiempo, y si lo perdemos, pues el primero que lo encuentre que se lo quede, hijos de la gran puta, podemos no tener guita, trabajo o salud, pero tiempo es lo que nos sobra, carajo, y eso de mostrarse cariñoso en una fecha al año y después que te den morci-lla, pues no, bueno, ahorita hablo al pedo porque contigo no es el caso, pero tenía ganas de decirte que Sin Navidad en el frente todo es mucho mejor. Por suerte Baires no festeja. Me han dicho que la ciudad no sólo no se ilumina espe-cialmente, sino que siguen los Ma-cricortes de luz cada dos por tres, todo lleno de bolsas de basura y la propia ciudad hecha una ruina. Esto no digo que sea bueno, pero Madrid está preciosa: es una muñe-ca encantadora llena de luces com-prometidas por los comerciantes y alegre y bien restaurada por un alcalde que nos empeñó hasta el 2022 por lo menos para poner a tiro la ciudad ... Preferiría que se cayera a pedazos y que prosperaran los servicios sociales. Claro que cuando en Baires se cae a pedazos o en Nápoles, tampoco el dinero va a los que más lo necesitan... En fin, Sin Navidad en el frente, pero pasate por casa que vamos a estar los tres de siempre con la noviecita polaca, que es encantadora, co-miendo cosas ricas con más imagi-nación que guita y unos vinitos hasta liquidar las tres botellas que hay. Pero, eso sí, te hago un hueco en el balcón y te acompaño a que te eches tus cigarritos sin culpa ni castigo, entre risas saludables de
gente que bien te quiere y siempre te desea lo mejor.
H. O. R.
*
S e le extraña compañero cuan-do se pasa así unos días sin asomar la pluma del poeta, sin
abrir esa ventana madrileña que aso-ma sus colores y olores, justo en la medianera que da para acá. De verdad, espero que andes mucho de teatros y de trabajo, y que estés bien. No hay problema, te espero.
R. L.
*
A brí la mañana viendo las imágenes de la manifestación en el obelisco. Está bien,
un país normalizado con la gente en la calle. Normal. Si los que la impul-san estuvieran en el poder sería al revés. He leído diversas visiones, pero la que más me gusta, sin duda, es la de los "hacedores" de la mani-festación, porque el pez muere por la boca, jajaja, y entre que se visten con la bandera argentina y hablan de la argentinidad argentinísima (hubo una película en los años 70 que se tituló así, Argentinísima: exaltación de la patria que estaba justificada porque era un musical con las mejores actua-ciones de todas las provincias en el entorno de sus paisajes deslumbran-tes) y a cada rato "escucho": soy de tal partido pero esto no es partidario es personal; todos dale que te pego con que somos los argentinos argen-tinísimos que luchamos por nuestras argentinas libertades con argentini-dad personal e intransferible, aunque votamos Macri, votamos esto y aque-llo otro y en nuestra puta vida votar-íamos a esta hija de la gran puta de la Cristina de mierda, pero, no, no nos confundan como lo hace la prensa del gobierno, no somos gorilas ni
fachas ni pijos ni rabiosos partida-rios de la oposición, no, qué va, sólo somos argentinísimos que lu-chan por su argentina argentinidad. Muchas gracias por venir, Langelli-ta. Esperate un poco que ya te con-testaré con lo que tengo pendien-te…
H. O. R.
*
E n fin, el 8N. Hoy, todos muy circunspectos, en radio y TV analizan la manifesta-
ción de ayer y especulan con los "cambios" que Cristina podría llegar a hacer, advertida por el reclamo de la gente. Que libere de una buena vez el puto dólar, que es lo que incluso más de un acérrimo kirchnerista quiere que vuelva a pasar. Si Cristina libera el dólar no llega a 2015, porque se vendrían una cantidad de corridas bancarias, fuga de divisas, que no hay gobierno que aguante. Así vol-tearon a Alfonsín, así produjeron la crisis del 2001 y el corralito. Cristina se bancó 36 corridas banca-rias en lo que fue de su gobierno hasta que decidió suspender el dere-cho a compra de divisas. Tampoco es cierto que sea total, es restringi-do. Podés viajar, lo que ocurre es que te venden reales si vas a Brasil o euros si vas a Europa. Si te ven-den dólares es solo porque vas a Estados Unidos. Si no, fijate que cuando peleó Maravilla Martínez en Las Vegas los argentinos batieron récord en asistencia, y no fueron allí solo kirchneristas, también fue Su-sana Giménez. Joder, que los kirch-neristas somos pobres, no debían haber demasiados en Las Vegas. Pero ahora tendría que haber habi-do un 9-N, la de los kirchneristas que seguimos apoyando este mode-lo, pero estamos como el peronis-mo en el ‗55, me parece. La gente quiere dólares, compañero, se cagan en los principios, en los logros ob-tenidos y en la igualdad de dere-
,
Por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella
P á g i n a 3 4 S p e s U n i c a
chos, en la salud del país. Si Cristina libera el dólar significará que renuncia. No mucho más que eso. Ahora se viene el 7-D, el día que Clarín tiene que presentar las licita-ciones de todo lo que le sobra, si no lo hace lo hará compulsivamen-te el gobierno. Es lo que dijo Cristi-na va a hacer, no expropiarles, no intervenir, sí licitarles todo lo que sobra, con lo que habrá continui-dad laboral para los trabajadores involucrados en esas empresas. Para ello creó un organismo co-mandado por Sabatella (un tipo que me encanta por los huevos y el poder de decisión que tiene), por-que por otra parte, con los jueces no se puede contar, son una elite, hasta los más "progres" ya te das cuenta que son una manga de fo-rros. Gracias a Dios ganó Obama otra vez en EE UU, porque con Rom-ney la íbamos a tener complicada, toda la región, no solo Argentina.
R. L.
*
D espués de los años fuguis-tas de la persecución pero-nista, la Lamarque se ra-
dicó en México donde tuvo enorme éxito. Volvió en 1968 con Hello, Dolly, una maravillosa versión de Daniel Tinayre con Raúl Rossi, Tincho Zabala, Luis Medina Cas-tro, todo el teatro decorado como el restaurante de la escena final. Tuve inmensa suerte en verlo desde la fila 7 porque tenía un tío que trabajaba en la gerencia del Odeón.
Aquello fue un exitazo que ella dejó por compromisos en México. Re-gresó en el ‗74 cuando yo ya vivía con Marcela: una criatura celestial que bailaba todo el día entre cursos, ensayos y teatros. Alejandro Romay que entonces también tenía un par de teatros, además de Canal 9, se hizo cargo de Aplausos, que era la versión musical de una célebre pelí-cula de Bette Davis que aquí se llamó Eva al desnudo.
Duró tres meses malamente y gra-cias a la publicidad. Romay tenía contratadas un montón de estrellas
de la vieja guardia y nuevos y los mezcló todos en un musical medio operístico, muy flojo, pero con gran escenografía, muchos cambios: el cantante de tango Enrique Dumas, Juan Carlos Thorry, Julia Sandoval, Marta González... y Duilio Marzio. Éste no era nada creído, un tipo muy majo. A quien sólo traté bre-vemente la noche en que Marcela se accidentó en el escenario y cuan-do fui a buscarla no sabían cómo decirme que no podía moverse. Y justo le tocó a él, toda una persona-lidad. Un actor raro, muchos años de galán tieso, de guapo sin cuerda, pero a medida que se fue haciendo mayor estudió cursos de teatro y sorprendió con bastantes interpre-taciones...
Bueno, a mí me impresionó muchí-simo cuando fui en 2009 una situa-ción tremenda: la vida cotidiana en pesos, la compra de coches y vi-viendas en dólares; cuando vendi-mos la casa de mis padres fue en dólares, pero tenía prohibido sacar-lo de allí, bien, lo comprendo, en-tonces compré con mi parte un apartamento, también en dólares, y lo que sobró lo guardó en dólares el apoderado. Bien. Pero en las cuen-tas bancarias teníamos tres cuentas: pesos, euros y dólares, lo que qui-siéramos. Entonces la gente cobra-ba (lo vi en el propio banco) y re-partía sus dineros en las "tres len-guas". Es un caos tremendo. No sé cómo se puede reordenar eso. Me-nem subió como la espuma con aquel asunto que parecía la panacea hasta que cayó como casitas de cartón y generó el corralito. En fin, tú describes muy bien el asunto. Me parece un drama tremendo muy complicado. Hay países como Ecuador que ni siquiera tienen mo-neda, sólo dólares. Un ya lejano gobierno oligarca lo consiguió. Hace años que no fabrican moneda nacional, y así otros.
No sé nada de Maravilla Martínez. Me quedé en Monzón. La última gran pelea, o de las últimas, se para-lizó Buenos Aires, fui corriendo a comprar jamón y queso para ver la pelea morfando bocatas, jajaja. Así que Maravilla Martínez rodeado por ricachones que volaron en las
alfombras mágicas de los billetes de dólares...
El contraste es cada vez mayor en el mundo entero. En Argentina me impacta que los que ganan mucha guita se manejan con cajas de segu-ridad, siempre en carradas de dóla-res. Conozco gente que viaja todos los años: India, Egipto, etc., gente interesante no digo nada, pero tienen esa doble vida que me im-presiona mucho: por un lado en pesos y por otro sólo en dólares... Hay que amasar muchísima guita para conseguir eso...
¿Pero cómo se va a parar lo de los dólares si todavía se siguen com-prando casas y coches en esa mo-neda? No lo entiendo.
Cómo puede el gobierno "licitar" una empresa privada. Aquí es im-posible. Licitar es subastar, si la empresa no entró en quiebra no se puede hacer nada. ¿Jueces forros? Kirchner consiguió cambiar eso en muchas áreas. Fundamentalmente en el juicio a los militares que Me-nem había liberado... Además cómo puede el gobierno pasar por encima del Poder Judicial. Qué quilombo, Maestro Langella, me va a tener que dar un cursillo más largo, no me entero de nada.
H. O. R.
*
N o es que el gobierno vaya a licitar empresas priva-das, lo que va a licitar son
las señales de TV y radio, que nun-ca dejaron de ser del Estado. Clarín nunca fue el dueño de las señales de Canal 13 y Radio Mitre, por decir algo, y por ley tampoco pue-de tener más de 60 diarios, creo que es, en todo el país, bueno, lo de los diarios sí, se van a ver com-pulsados a venderlos, si bien eso va en segunda categoría, porque la nueva ley es solo sobre medios audiovisuales, no gráficos. Las señales de radio y TV son co-mo las rutas aéreas, no les pertene-cen a las compañías que las utili-
P á g i n a 3 5 S p e s U n i c a
zan, solo tienen permisos. Antes que te lo diga otro te lo digo yo: Son las mismas señales que les dio Néstor K en el 2003, cuando llegó al poder con el 23% de los votos, en la época pos-corralito, cuando los presidentes nos duraban una semana. Si no lo hacía él tam-bién iba a caer en la volteada. Tema dólar: Nunca fue que "estuviera permitido" comprar ca-sas y autos en dólares, mucho me-nos que fuera excluyente. Digamos que se trataba de una rara "costumbre argentina". A ver, se trata de la maffia de las inmobiliarias. El pobre no compra casa, se compra el terreno y le monta una prefabricada encima, o construye. Y si llega a comprar, casa o auto, trata con el dueño di-rectamente. La inmobiliaria, se supone que ex-presa sus precios en dólares porque "es más cómodo". Ahora, cuando vas a transaccionar, resulta que no te cierran la operación si no es en dólares. O si es en pesos te lo po-nen a una cotización irrisoriamente más alta, como para que sea una locura pagar en pesos. Hasta ahora, al rico no le importaba, pagaba en dólares. El medio pelo, ¿qué iba a hacer?, desistía y se iba a buscar otra cosa, buscando tratar con algún dueño directo. No es lo que en dólares podamos comprar para ahorrar tipos como vos y yo lo que afecta al gobierno y a la economía del país. Susana Giménez, ella sola, llegó a sacar dos millones de dólares del país antes de la restricción. Claro, ahora pone el grito en el cielo, y es de las que menos se llevan. Es fácil, Horacioso, ¿cómo hace Clarín para voltear gobiernos si no es vaciando al país de reservas?; te las compro y las mando a las Islas Caimán. Eso es lo que ahora no se permite hacer. Por otra parte, si querés irte a Mia-mi a pasear un rato, te venden los dólares que necesites (bueno, si decís que necesitás diez millones para irte quince días, no creo ahora te los vendan). Pero no está prohi-bido entrar y salir del país.
R. L.
*
Y a entiendo algo más y bas-tante menos, jajaja, me contás el quilombo nacional
con detalles al estilo de Enrique Pinti, a todo gas e intercalando bromas porteñas en el medio. ¡¿Pero, bueno, y a todo ese dinero que Susanita, la ídola del rrioba, junto a la Señora Legrand, dama entre las damas, no le cobraron un montón de impuestos o la sancio-naron?! Mucho antes de esta movi-da, sin ir más lejos, la última vez que saqué dinero argentino de un cajero, allá por el 2010, no podía-mos sacar más que mil pesos dia-rios en euros si estábamos en Euro-pa. Y también por transferencia normal estaba muy restringido. Cuestión de mafias y el que más tiene, bandera verde. Sí, ya sé, peco de pelotudo in extremis.
H. O. R.
*
N o, no sancionaron a Susa-na ni a nadie por sacar dinero a carradas del país,
en primer lugar porque desde Me-nem y hasta ahora era legal hacerlo. A ver, Menem facilitó todas las herramientas necesarias a sus ami-gos los ricachones para liquidar este país de la manera que más les con-viniera. A eso agregale que no han sacado dinero a su propio nombre sino a través de sus empresas y de sus Fundaciones (la beneficencia no paga impuestos, creo que en ningu-na parte del mundo, y es una de las mejores formas de lavar dinero). Susana Giménez y tantos otros están investigadísimos, pero no pasa nada, nunca pasa nada y nunca va a pasar nada, con la oposición que tenemos, con la Justicia corrup-ta o que mira para otro lado que tenemos. A ver lo que hizo ahora el gobierno fue derogar leyes y decretos de la época de Menem (no solo los que hacen a estas cuestiones, las leyes de punto final y obediencia debida fueron las más resonantes), y desde ya, aquellas leyes y decretos están siendo reemplazados por otros
(aviso: Néstor y Cristina son los presidentes que menos decretos han pronunciado desde el 83 a esta parte). Bueno, de los cajeros ahora nadie puede sacar más de 1000 diarios, no sé desde cuándo, yo tampoco puedo hacerlo, y la verdad no me jode para nada, además que tenés siempre alguna ventaja por pagar por débito automático y comprar con tarjeta, que tampoco yo lo uso mucho porque mi tía si no ve el dinero cash le da el patatús. Si por mí fuera nos manejaríamos nada más que por tarjeta. Ahora tene-mos tarjeta hasta para el colectivo, así que ni monedas necesitamos. Bueno, dame manija y te vengo con toda la propaganda, jaaaaaaaa-aaaaa... De lo que Mary no salió ilesa fue del mundo de "los normales", no del de brujos, curanderos y locos, que también conoció. Fijate que en El Elegido hay un solo "villano", por así decir, el resto son persona-jes, algunos medio locos, otros cometen equivocaciones, algunas terribles, pero la mayoría de los personajes obran con buenas in-tenciones. Sí está eso en la escritura de Mary, que vos decís, común en muchos autores mexicanos, la mixtura, la convivencia de elementos de la vida y de la muerte, de una manera cotidiana. Pero eso estaba presente también en ella misma, todos los días. A veces me decía "eh, flaco, cuando yo me muera..." (tal cosa), algo que a veces me daba mucha impresión, y me le quejaba, porque no soy mexicano, algún prurito tengo que tener respecto del tema de la muerte. Pero tenía buen gus-to, también, y siempre me respetó mis propios límites, sin mayores dilaciones. Si no los entendía no me lo decía, tampoco, era muy respetuosa; en ese sentido, quizás más de lo que yo lo soy y era aún en relación con ella. Era mejor que yo, en más de algún aspecto. Es verdad, todo lo mágico es aso-cial, inconvencional, anti-instituciones, llegado el caso.
R. L.
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C o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c aC o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c aC o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c a C u r s o P r á c t i c o C u r s o P r á c t i c o C u r s o P r á c t i c o
d e T a r o t a d i s t a n c i ad e T a r o t a d i s t a n c i ad e T a r o t a d i s t a n c i a
Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica.
Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acer-ca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia.
La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con cono-cimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" me-ses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiem-po que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó.
Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otor-gará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como taro-tista.
Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como:
Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella o María de la Paz Reyes Peña, a elec-ción del alumno.
Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir).
Mazo de cartas Zenner (para imprimir).
Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4
Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes
Fuentes tipográficas para la computadora
Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype
Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta perso-nalizada, para toda la vida.
Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot.
La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien des-ee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina).
Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.
www.spesunicastrologia.com.ar
P á g i n a 4 0 S p e s U n i c a
SOL
Revela incertidumbre y, al
propio tiempo, curiosidad por
todo lo que sucede alrededor.
En un sentido universal, es
propio de personas que dese-
arían ver solucionados todos
sus asuntos al instante.
Dinero: Aunque el dinero de-
be utilizarse como medio, en
ocasiones no sucede así.
Amor: La fidelidad es la clave
del afecto.
Trabajo: Desarrollan una
gran capacidad de trabajo.
SOLEDAD
Refleja la necesidad de intimi-
dad y la búsqueda de soledad.
Es propio de personas que
valoran más el propio pensa-
miento, y el mundo privado,
que la pompa y el boato del
mundo de la apariencia social.
Dinero: Es importante para
llevar a cabo con total eficacia
los deseos.
Amor: Son tímidos para ma-
nifestar sus sentimientos.
Trabajo: Se comprometen a
realizar su trabajo con aprove-
chamiento.
SONIA
Indica fuerza y entereza, espe-
cialmente a la hora de resolver
asuntos delicados. Es propio
de personas que se muestran
ante los demás, particularmen-
te ante sus amigos y colabora-
dores, revestidos de un talante
calculador.
Dinero: Sin dinero no se pue-
de realizar proyecto alguno,
por tanto, es un bien indispen-
sable.
Amor: Se entregan totalmente
a la persona amada.
Trabajo: Son personas empren-
dedoras y activas.
SUSANA
Revela cierta capacidad para to-
mar la vida con relativa laxitud.
Es propio de personas que des-
dramatizan las situaciones más
conflictivas y delicadas, todo lo
cual puede llevar implícito cier-
tas dosis de frivolidad.
Dinero: Constituye una ayuda
decisiva a superar momentos
difíciles.
Amor: Son personas afectuosas
y esperan más de lo que reciben.
Trabajo: Se lo toman con bas-
tante calma.
TANIA
Revela cierta uniformidad en el
trato. Es propio de personas que
no se salen del camino marcado
por el ambiente en el que se
mueven. Nunca van, ni se rebe-
lan, contra los convencionalis-
mos al uso.
Dinero: Prefieren acaparar dine-
ro, antes que carecer de él.
Amor: No ponen demasiado en-
tusiasmo en agradar a las perso-
nas más allegadas.
Trabajo: Realizan con precisión
su trabajo.
TEODORO
Indica respeto por las ideas de
sus oponentes. Es propio de per-
sonas que se preocupan especial-
mente por la acción y la consecu-
ción de aquellos proyectos que,
ya desde antiguo, se vienen plan-
teando.
Dinero: Es imprescindible para
llevar a la práctica las iniciativas.
Amor: Encontrar afecto y ternu-
ra es una bendición.
Trabajo: Son responsables en
su trabajo.
TERESA
Nombre que indica realismo y
fantasía a un tiempo. Es propio
de personas activas, siempre
dispuestas a realizar cosas y a
planear proyectos para llevar-
los a la práctica.
Dinero: Sin dinero no es posi-
ble hacer realidad sueño algu-
no.
Amor: Son persistentes en su
afecto.
Trabajo: Desarrollan gran ca-
pacidad de trabajo.
TOMAS
Nombre relacionado con la
pasión por lo nacional, lo místi-
co y lo secreto. Es propio de
personas estudiosas y de mente
activa, las cuales necesitan es-
tar siempre atareadas, buscando
las causas que producen los
efectos, desvelando lo recóndi-
to.
Dinero: Es útil para llevar a
cabo proyectos que uno mismo
ha ideado y, por lo tanto, per-
mite prescindir de la ayuda aje-
na.
Amor: A veces sólo encontra-
mos su apariencia.
Trabajo: Cuando una tarea se
concluye, surge enseguida otra.
O n o m a n c i aO n o m a n c i aO n o m a n c i a : L e t r a “ S ” ( ú l t i m a p a r t e ) y L e t r a “ T ” ( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s
A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a .
F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .
P á g i n a 4 2 S p e s U n i c a
Aries a Mes de cumpleaños para los del primer decanato., que los encuen-tra muy ensimismados e intros-pectivos. Ojo, se ―destapan‖ hacia fin de mes, en que Venus y Marte entran en su signo y co-mienzan una conjunción que lle-vará unos días. Prepárense enton-ces para lo mejor, en asuntos de romance y en general, en asuntos realmente importantes.
Tauro b Un mes en que el foco estará puesto en las amistades y en los proyectos a desarrollar en el correr del año, un mes de planificaciones.
Géminis c No es un buen mes para los asun-tos sociales ni para la profesión, probablemente tendrás proble-mas con todo lo que represente autoridad.
Cáncer d Un mes de profunda actividad intelectual, de tipo filosófica, todo lo que ocurre se pasa por el tamiz de la visión filosófica, de las abs-tracciones, lo que da mayor pro-fundidad a las vivencias. Posibles satisfacciones provenientes del extranjero.
Leo e Un mes en que el foco está pues-to en la sexualidad, en el psiquis-mo, en las cuestiones que afectan a la vida y a la muerte. La relación con todo esto puede ser eventual-
mente algo incomoda, pero se le puede sacar mucho provecho si se sabe encarar.
Virgo f Un mes para ―echar toda la leña en el asador‖ en asuntos de pare-ja. De cualquier manera el tema cobrará inusitada importancia y éste es un mes que puede ser muy aprovechable, en todo sentido, con la pareja estable.
Libra g Todo el mes estará enfocado principalmente en temas de traba-jo, o de salud. Si existe alguna enfermedad, será el mes en que se inicie activamente un tratamiento efectivo del tema.
Escorpio h Un mes de muchísima creativi-dad, artística y técnica, que se disfrutará enormemente junto a los hijos, quizás compartiendo ejercicios físicos. La sensualidad se verá enormemente acrecida.
Sagitario i Podrá haber muchos problemas y
enojos en el ámbito del hogar.
No se sentirán a gusto en sus
propias casas y éste es un mes
más vale para dejar que pase lo
más rápido posible.
Capricornio j Excelente mes para rendir exa-
men, para estudiantes de instruc-
ción básica, escritores, periodistas
y comerciantes. Las relaciones
con hermanos, familiares y
todo lo concerniente al entor-
no más inmediato se revigori-
za.
Acuario k Toda la atención está puesta
en el dinero, y en las ganancias
y pérdidas, cuidado con no
obsesionarse al respecto, son
posibles las ganancias impor-
tantes (pero también las pérdi-
das, así que cuidado).
Piscis l
Mes de cumpleaños para la
mayoría de estos nativos, que
comienzan el año ―a full‖, con
toda la energía y encontrándo-
se en situaciones que parecen
corresponder con eso. Dis-
frútenlo y tengan en cuenta
que como se comienza el año
astrológico, comúnmente es el
―tono‖ con que luego se desa-
rrolla el resto.
Horóscopo de MarzoHoróscopo de MarzoHoróscopo de Marzo, por Roberto Langella
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(La lista completa de números anteriores la hallarán en el Faquin Blog o en el muro de la revista en Issuu.)
Revista Spes Unica nº 8 - Junio 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: La verdad no existe (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Ninguno como yo / Me gustaría
tranquilizaros / Todos los premios (Horacio Otheguy Riveira); Los signos del zodiaco y el amor; Divagaciones pelotu-
das (Mary Paz Reyes Peña); Poema del invierno y de la primavera (Kenny Delgado Fragoso); Cómo escribir y llenarse de
dinero (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Onomancia; El arte de Remedios Varo; Horóscopo;
Instrucciones – Ejemplos sobre la forma de tener miedo (Julio Cortázar).
Revista Spes Unica nº 9 - Julio 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: No somos representativos de nada (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Palillo y Cerilla
enamorados (Tim Burton); Los no fumadores (Bill Hicks); Los no fumadores y yo (Roberto Langella); Los signos del
zodiaco y la salud; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Ensayo al amor (Kenny Delgado Fragoso); Como es-
cribir un buen policial (Roberto Langella); Por la memoria de Eduardo Daniel Melgar (Roberto Langella); Nadie es per-
fecto (Luis García Orihuela); Reflexión acerca de „Nadie es perfecto‟, artículo de Luis García Orihuela (Roberto Lange-
lla); Onomancia; Correo de lectores; Horóscopo; El arte de Octavio Ocampo; Desperdicia (Tim Burton).
Revista Spes Unica nº 10 - Agosto 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Carta del músico Fito Páez al diario Página 12 de Buenos Airea, tras las elecciones por la Gobernación
de la Capital Federal, julio de 2011; Noticias del mundillo literario; Ojos de videotape (Charly García); Dios ha muer-
to, el hombre ha muerto y yo no me encuentro bien (Felipe Muñoz Plaza); Anhedonia (Charly García); Los signos del
zodiaco y la salud; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Carta a la familia / De qué me sirve amarte (Kenny
Delgado Fragoso); Como sobrevivir a la buena onda de los colegas (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi);
Sobre la internacionalización del Amazonas (Gilberto Gil); Onomancia; Desarma y sangra / Vampiro (Charly García);
Horóscopo; El arte de Francisco Goya; El mito de la consciencia objetiva (Theodore Roszak).
Revista Spes Unica nº 11 - Septiembre 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Soy kirchnerista (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La larga previa de Roger Waters y The
Wall en Argentina (Roberto Langella); Los signos del zodiaco y el trabajo; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Pe-
ña); Como escribir poesía, ser poeta y que los demás le crean (Roberto Langella); Tanguito del riachuelo / Escollos /
País convulsionado / Corazonada / A ella que anda por ahí / Sensual Baires (Jorge Dossi); Misceláneas interrumpidas
(Otheguy Riveira-Langella); Pasiones / Versos a la muerte (Kenny Delgado Fragoso); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 12 - Octubre 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Noticias del mundillo literario; La impunidad en el hecho artístico (Roberto Langella); No apto para dia-
béticos / Cuchilla vieja (José Luis Colmenero); Apología sobre Sócrates (Silvia Ditro); Parajoda: Últimas consecuencias
de nuestra paradoja (Roberto López Moreno); Ninguno como yo (Horacio Otheguy Riveira); Silencio (Mayra Cabrera); Los
enigmas del mundo (Brian Stableford); El arte de Antonio del Olmo; ¿Qué se siente que te maten a un hijo? (Mary Paz
Reyes Peña); Los signos del zodiaco y el trabajo; Dios ha muerto, el hombre ha muerto y yo no me encuentro bien
(Felipe Muñoz Plaza); Ojos de carne, ojos de fuego (Theodore Roszak); Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El
Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Pero (el Mero Ser); El Mero Ser y los descreídos (Roberto Langella); Doña Luisa (Yoselem
Divincenzo); Como escribir poesía erótica y no ser considerado un vulgar onanista (Roberto Langella); Diurno para el
adiós y un soneto (Juan Bautista Villaseca); Sin título (Bárbara Ghianda); Princesa de Talco (Raül Jurado Gallego); El Na-
zareno (Ángel Loyola); Balandra (Roberto López Moreno); Oda (Kenny Delgado Fragoso); Sensual Baires (Jorge Dossi); Mis-
Sumario de los números anteriores
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celáneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Pobre alma mía (Simón Domínguez Barahona); Mensajes de Hotmail (y
otras divagaciones pelotudas) (Mary Paz Reyes Peña); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 13 - Noviembre 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: La mejor manera de derribar un gobierno (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; ¿Existe el
alma gemela? (Roberto Langella); Pantalla del mundo nuevo (Pappo); Fue simplemente un viernes (Luis Adolfo Duarte
Reina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Los signos del zodia-
co y la aventura; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Como ser filosofo
y que no se diga que usted ha perdido el contacto con la realidad (Roberto Langella); Dime que me necesitas / Tu
sombra (Kenny Delgado Fragoso); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 14 - Diciembre 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Feliz 2012 para todos (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El mito de Lilith y el conflicto
primordial de la humanidad (Roberto Langella); Aforismos (Raúl Gustavo Aguirre); Fue simplemente un viernes (Luis
Adolfo Duarte Reina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Los sig-
nos del zodiaco y la aventura; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Co-
mo ser un escritor de derechas con sentido del humor (Roberto Langella); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-
Langella); Todo mi desayuno / Se vuelca la sopa (Facundo Aguirre); Onomancia; Horóscopo; Historia de animales
(Domingos Pellegrini).
Revista Spes Unica nº 15 - Enero 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Feliz 2012 para todos (2) (Reyes Peña-Langella); Crónica de una presentación anunciada (Mary Paz Reyes
Peña); Valerie Solanas, una mujer anatemizada (Roberto Langella); Sé tú mismo (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la
Tarotista al banquillo; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me
cayeron las alas; Los signos del zodiaco en la historia (Aries); Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El
Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Renata Schussheim;
Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 16 - Febrero 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: La hoguera de las vanidades (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Cartas Zenner: Una
forma de medir la pes (Roberto Langella); O Crux Ave, Spes Unica (G. F. de Palestrina); Ideas y bosquejos para una
filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary
Paz Reyes Peña); Facebook como sucedáneo… ¡de todo! (Roberto Langella); Los signos del zodiaco en la historia: Tau-
ro; Nuestro presente (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Tu léxico (Yoselem Divincenzo); Misceláne-
as interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 17 - Marzo 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: La inercia (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La adolescencia (Yoselem Divincenzo); El
sacerdote (William Faulkner); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey);
Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Adhiera a una nueva corriente literaria y que
no se note que ud. escribe para el orto (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco
en la historia: Géminis; Rock: Música dura. La suicidada por la sociedad (Luis Alberto Spinetta); Misceláneas interrum-
pidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Norman Rockwell; Onomancia; Horóscopo.
P á g i n a 4 5 S p e s U n i c a
Revista Spes Unica nº 18 - Abril 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: 29 de febrero, perdón y después (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La juventud (Yoselem
Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astro-
logía (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Las acólitas de Carrie
Bradshaw (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Cáncer; De la
musa al poeta / Pecado / Desterrada / La muerte le sienta bien (María Ester Rinaldi); Misceláneas interrumpidas
(Otheguy Riveira-Langella); El arte de Pilar Giménez Bret; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 19 . Mayo 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: De atenuantes y agravantes (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La madurez (Yoselem
Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Malvinas en Madrid (Guillem de Rubenhor); Ideas y bosquejos para
una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas
(Mary Paz Reyes Peña); Los poetas malditos (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Grandes poemas
muy breves en español del siglo XX (Jorge David Alonso Curiel); Los signos del zodiaco en la historia: Leo; Compu-
manía (Mary Paz Reyes Peña); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Eva Besnyö; Onomancia;
Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 20 - Junio 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Las flechas del tiempo, la aljaba de la edad (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El hués-
ped de Drácula (3º parte), por Bram Stoker; Norman Cousins, la risa es cosa seria, por Guillem de Rubenhor; El suicida,
por Enrique Anderson Imbert; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (8º parte), por
Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Acerca de las naturaliza-
ciones, por Roberto Langella; La poesía de Charles Bukowski, por Jorge David Alonso Curiel; Admirable, por Fabiana
Villafañe; El Astrólogo y la Tarotista; Los signos del Zodíaco en la Historia (Virgo); Golpes bajos, por María de la Paz
Reyes Peña; Garganta de sombras, por María Ester Rinaldi; Tom Traubert‟s Blues, por Tom Waits; Misceláneas inte-
rrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Edward Hooper; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 21 - Julio 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Noche de horror (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (última
parte), por Bram Stoker; Margarita Landi, señora del crimen, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filo-
sofía y una hermenéutica de la astrología (9º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotu-
das, por María de la Paz Reyes Peña; Escuchame, por Horacio Otheguy Riveira; Tres poetas españoles que apuestan por la
claridad, por Jorge David Alonso Curiel; El Astrólogo y la Tarotista; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy
Riveira y Roberto Langella; Princesitas muertas, por Thomas Czarnecki; Los signos del zodiaco en la historia (Libra); Los
viejos de mierda, por Roberto Langella; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 22 - Agosto 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Cortinas de humo (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El marciano (1º parte), por Ray
Bradbury; No está escrito en ninguna parte, por Horacio Otheguy Riveira; La voz de un pueblo dormido, por Fabián
Gutiérrez Reyes; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Damas del crimen en primera línea de fuego,
por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (10º parte), por Ar-
mando Rey; Se me cayeron las alas; El Astrólogo y la Tarotista; Recordando “Nueve Reinas”, de Fabián Bielinsky,
por Jorge Alonso Curiel; Los signos del zodiaco en la historia (Escorpio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Ot-
heguy Riveira y Roberto Langella; Pablo Scalise, de Llavallol para el mundo; Lo mejor (y lo peor) de Facebook; Onoman-
cia; Horóscopo.
P á g i n a 4 6 S p e s U n i c a
Revista Spes Unica nº 23 - Septiembre 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Vamos por todo, por Mary Paz Reyes Peña; Noticias del mundillo literario; El marciano (2º parte), por Ray
Bradbury; Suzanne Leperrier, la trapèziste, por Horacio Otheguy Riveira; Ideas y bosquejos para una filosofía y una her-
menéutica de la astrología (11º parte), por Armando Rey; La pareja perfecta del siglo XXI (1º parte), por Simón Domín-
guez Barahona; Se me cayeron las alas; Poesía (El descubrimiento / De Dios / Él (Yo) / Resurgir primario / Miseran-
do), por Daniel Grustán Isabela; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir, por Ro-
berto Langella; El astrólogo y la tarotista, por Ñapi; Súbitos (El último suspiro de Narciso Ibáñez Menta), por Guillem
de Rubenhor; Los signos del zodiaco en la historia (Sagitario); Tumbas de la gloria, por Fito Páez; Misceláneas inte-
rrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; La escultura hiperrealista de Ron Mueck; Lo mejor de Face-
book; Lo peor de Facebook ; Onomancia; Horóscopo
Revista Spes Unica nº 24 - Octubre 2012
(Comprar versión impresa)
Editorial, por María de la Paz Reyes Peña; Dos años, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; El mar-ciano (última parte), por Ray Bradbury; Súbitos (Cuando ellas se desnudan), por Guillem de Rubenhor; La pareja perfecta del siglo XXI (última parte), por Simón Domínguez Barahona; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (última parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; La Pastora / Florencio: el maquis hermafrodita, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía, por Daniel Grustán Isabela (El ayeante primigenio, En menos de un millón de años, Tú que me lees); Lesiones del buen escribir, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir 2, por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Divagaciones pelotudas 2, por Roberto Langella; El Tarot de la Tarotista, por Ñapi; Los signos del zodiaco en la historia (Capricornio); Mis-celáneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Scott Davidson; Lo Mejor de Facebook; Lo peor de Facebook; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores.
Revista Spes Unica nº 25 - Noviembre 2012
(Comprar versión impresa)
Editorial, por Roberto Langella; Calaverita para mi flaco, por María de la Paz Reyes Peña; Introducción a Gritos desde el Hades, por María de la Paz Reyes Peña; Semillas, por Jorge Dossi; Aventuras de una tarotista alocada (Los trabajos negros de Gina), por María de la Paz Reyes Peña; María de la Paz en Veracruz, por Horacio Otheguy Rivei-ra; Poesía (Qué dirías / Vivir / Descubrimiento / Lo gris / Los villanos / Una promesa), por María de la Paz Reyes Peña; Poesía (Canción de amor para Mary Paz / A Mary Paz / Ouroboros consumada / Inventario / Escribir tu nombre con sangre), por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; La galería de arte del Astrólogo y la Tarotista, por Ñapi; El Facebook de Mary Paz; Lo efímero y lo perdurable, por Roberto Lan-gella y María de la Paz Reyes Peña; Los signos del zodiaco en la historia (Acuario); Onomancia ; Horóscopo ; Suma-rio de los números anteriores.
Revista Spes Unica nº 26 - Diciembre 2012
(Comprar versión impresa)
Seguir viviendo sin tu amor, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; Los amantes, por Julio Cortázar;
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1º parte), por Jorge Luis Borges; El fantasma de la tía Guillermina, por Horacio Ot-
heguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amargo (1º parte), por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por
María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas (parte 11); Sobre la astrología
predictiva, por Eloy R. Dumond; Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella; El Elegido, por María de la Paz
Reyes Peña (1962-2012), por Guillem de Rubenhor; Esperando a Godot, por Ñapi; Misceláneas interrumpidas, por
Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Bruno Torfs; Lo mejor de Facebook; Los signos del zodia-
co en la historia (Piscis); Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores.
Revista Spes Unica nº 27 - Enero 2013
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Editorial; La soledad, por Bersuit Vergarabat; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (2º parte), por Jorge Luis Borges; Tres cerve-
zas, dos tintos y un vermouth con ginebra, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (2º parte),
por Chabela Ximénez; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me
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cayeron las alas; Lesiones del buen vivir, por Roberto Langella; Valientes mujeres con pene, por Guillem de Rubenhor;
Los signos del horóscopo chino (Rata); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El
arte de Winsor McCay; Escritoras; Esperando a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números
anteriores.
Revista Spes Unica nº 28 - Febrero 2013
(Comprar versión impresa)
Contenido: Editorial; Hic et Nunc, por Julio Cortázar; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (3º parte), por Jorge Luis Borges; Deja
que te enseñe, por Horacio Otheguy Riveira; Canelita o el paso de azúcar amarga (3º parte), por Chabela Ximénez; Diva-
gaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Poesía, por Daniel Grustán Isabela; Se me cayeron las alas; Lesiones
del buen vivir, por Roberto Langella; El silencio de Lorna, por Guillem de Rubenhor; Los signos del horóscopo chino
(Búfalo); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Cristian Kocak; Esperan-
do a Godot, por Ñapi; Onomancia; Horóscopo; Sumario de los números anteriores.
El Astrólogo y la Tarotista - Edición especial nº 1
(Comprar versión impresa)
P á g i n a 4 8 S p e s U n i c a
C o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c aC o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c aC o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c a C u r s o I n t e g r a l d e A s t r o l o g í a C u r s o I n t e g r a l d e A s t r o l o g í a C u r s o I n t e g r a l d e A s t r o l o g í a
a d i s t a n c i aa d i s t a n c i aa d i s t a n c i a
Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de
cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica.
Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas
y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo.
La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará
desde el mismo punto donde lo dejó.
Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará
entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo.
Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y
contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como:
Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella
Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI
Tablas de Casas
Otras diferentes tablas
Plantilla para la confección de mapas astrales
Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4
Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes
Fuentes tipográficas de astrología para la computadora
Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el
programa de videoconferencias Skype
Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada,
para toda la vida.
Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de
Astrología.
La cuota mensual es de U$S 40.- ($ 150.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de
Argentina).
Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el
artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.
www.spesunicastrologia.com.ar
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www.spesunicastrologia.com.ar
Página de la revista en Facebook, aquí.
Otros sitios de interés:
Roberto Langella Faquin Blog
Roberto Langella Faquin Poesía
A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012)
co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico
Spesunica. Por siempre.
Spes Unica. Año 4 nº 29. Marzo de 2013
Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica
Dirección: Roberto Langella
Registro de Propiedad Intelectual: En trámite.
Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Nether-
lands
Colaboran en este número: Horacio Otheguy Ri-
veira; Mariano Liebana; Chabela Ximénez; Daniel
Grustán Isabela; Guillem de Rubenhor; Oscar Ra-
mentev; Ñapi.
Las afirmaciones y opiniones vertidas en los artí-
culos y textos son de exclusiva responsabilidad
de quienes los escriben.
Se prohíbe la reproducción total o parcial por
cualquier medio de esta publicación, sin previa
autorización de la editorial.
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Los números atrasados pueden ser obtenidos
siguiendo este vínculo:
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