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Tema 5. El NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS.

1. NOVECENTISMO.

Cuando se habla de Novecentismo nos referimos a la obra de un grupo de autores que alcanza su momento de máximo esplendor a partir del año 1914, de ahí el término Generación del 14 que también se les aplica. Este último termino fue usado ya en 1906 por Eugenio D´Ors para designar aquellas tendencias que se despegaban rotundamente de las formas artísticas o literarias heredadas del siglo XIX.Díaz Plaja delimita el contenido de su significado por 2 negaciones: loa que ya no es ni Modernismo no Noventayochismo y lo que todavía no es el Vanguardismo que confluirá en la “generación del 27”. Así el Novecentismo se gestaría en la primera década del siglo alcanzaría su madurez hacia 1914, convivirá con las vanguardias de los años 20 e iniciará su ocaso ideológico y estético con la politización de la literatura a partir de 1930.

Políticamente, las raíces de los novecentistas están en un reformismo burgués que va desde un liberalismo puro a posiciones socialdemócratas. Y es bien sabido el papel que hombres como Ortega, Marañón, Azaña, etc., desempeñaron en la defensa de los ideales republicanos. En lo cultural, el Novecentismo supone la aparición de un nuevo tipo de intelectual. Frente a la bohemia modernista, se hará gala de “pulcritud”. Al autodidactismo de los noventayochistas, se opone una sólida preparación universitaria, desde la que se pretende un examen severo, objetivo, o al menos distante de los problemas. Las anteriores actitudes irracionalistas o exaltadas son sustituidas por una voluntad de claridad racional.Común a todos es la reacción contra actitudes decimonónicas. En todos son frecuentes las declaraciones de antirromanticismo y de fervor por lo clásico.Frente al casticismo, los novecentistas se definen por su europeísmo. Atienden a lo universal, resistiéndose a encerrarse a lo nacional.El problema de España sigue estando muy presente, con enfoques menos patéticos, por reacción contra el pesimismo noventayochista. Son temas frecuentes la idea de revolución desde el poder y un elitismo cuya expresión máxima se hallara junto a las ideas apuntadas, en la España invertebrada de Ortega.Todo conduce hacia el ideal de un “arte puro” que sólo busca el placer estético. Para ellos la literatura debe ser un arte puro, sin relación con el hombre y su realidad. Se nos invita a valorar las puras cualidades formales de la obra, eliminando las emociones humanas. En este sentido, tuvo gran importancia la obra de José Ortega y Gasset La deshumanización del arte.

El núcleo de la Generación del 14 lo formaban críticos, historiadores, profesores, etc. casi todos cultivadores del ensayo. Como Eugenio D´Ors que junto a Ortega, es el gran animador de las novedades intelectuales y estéticas, agudo meditador sobre arte y cultura que plasma en una prosa cuidadísima y de gran plasticidad. También fueron ensayistas Gregorio Marañón, médico eminente y humanista y Manuel Azaña. Otras figuras a destacar fueron Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, Salvador de Madariaga.

Los novecentistas consideran que el relato realista ya está acabado pues sus temas están agotados. El novelista debe compensar este agotamiento con un cuidado exquisito de la estructura y el estilo de la novela. Se llega así a una novela deshumanizada donde la acción es mínima, ya que se subordina a la belleza formal de la novela. Entre los autores que, en mayor o menos grado, suponen una renovación de la novela destacan Gabriel Miró, Pérez de Ayala, Fernández Flórez y Benjamin Járnes. Señalamos que a todos ellos sería una superación de los patrones narrativos y estilísticos del realismo, aunque por diversos caminos. A veces por el lirismo; otras por la ironía y el humor; con frecuencia, por el intelectualismo del enfoque; y algunas veces por la vía de la deshumanización. Gabriel Miró representante de la denominada novela lírica. Su intención es ofrecer una prosa trabajada al máximo, con la misma atención como si fuera verso. Destaca sobre todo por su asombrosa capacidad para captar sensaciones (luz, olor, aromas, sonidos, sabores). La acción deja de ser el elemento fundamental y pasa a ser un mero soporte para sus espléndidas descripciones: Nuestro Padre San Daniel; El obispo Leproso .Ramón Pérez de Ayala es el máximo representante de la llamada novela intelectual. En ella la acción se reduce al mínimo, de forma que el protagonismo lo alcanzan las reflexiones intelectuales sobre arte, política, moral, etc: A.M.G.D., Tigre Juan.Wenceslao Fernández Flores, gran maestro de la novela humorística, combinó el sentimentalismo e ironía. Su obra más conocida es El bosque animado,situada en una Fraga o bosque gallego y destacable por la belleza y el lirismo de su prosa.

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En cuanto a la poesía novecentista, la figura más destacada fue Juan Ramón Jiménez. Tras sus primeros libros que están en una línea modernista, Juan Ramón Jiménez inicia con su libro Diario de un poeta recién casado una poesía pura, libre de adornos, en la que busca la esencia de las cosas. Suelen ser poemas densos, breves, con preferencia por el verso libre, pero de gran complejidad. Es preciso acercarse a ellos como si fueran un problema mental complejo que sólo después de una paciente reflexión no entregarán su significado: Eternidades, primer antolojía poética,.. También es fundamental la figura del poeta León Felipe.Ramón Gómez de la Serna, es el introductor de las vanguardias en España. Son famosas sus greguerías (metáforas + humor). Sus novelas no muestran ningún interés ni por la acción ni por la psicología de los personajes. Son una mera sucesión de digresiones sobre cualquier tema y de situaciones humorísticas: El torero Caracho.

2. LAS VANGUARDIAS.

Conviene recordar la importancia que en España y en relación con el triunfo de las vanguardias tuvo Ramón Gómez de la Serna.

Los movimientos de vanguardia ―también llamados “ismos”―, se sucedieron a un ritmo vertiginoso: Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, Ultraísmo y Creacionismo. Todos ellos entendían que el arte burgués ―el de siempre― era algo caduco. Por ello, persiguen un arte nuevo que se aleje de la imitación de la realidad, que huya de lo muy literario o agradablemente artístico y que deje rienda suelta a la creatividad del genio, aun a riesgo de caer en lo irracional.

De todos ellos, tres serán los que más influyan en los poetas españoles: el Futurismo y su exaltación de la civilización mecánica y técnica aparecerá en Pedro Salinas, quien dedicará un poema a una máquina de escribir y otro a la luz eléctrica, y en Rafael Alberti, quien escribirá un poema cuyo sujeto central es un portero de fútbol, llamado Platko. También el Creacionismo ―ese movimiento que busca una representación tan novedosa de la realidad que el lector tenga la impresión de estarla contemplando por primera vez― tendrá su poeta en la figura de Gerardo Diego. Sin embargo, será el Surrealismo la vanguardia que más influya en la poesía española en general.

Este movimiento supuso un cambio radical en la concepción del papel del arte y del trabajo del artista. Sus principios los expuso André Bretón en su Manifiesto surrealista de 1924. Influido por las doctrinas de Freud y Marx, propugna una LIBERACIÓN TOTAL del hombre: liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente y liberación de la tiranía que sobre el hombre ejerce la sociedad burguesa. De aquí que fuera un movimiento muy influido por las ideas del psicoanálisis de Freud (liberación individual) y por el pensamiento de Marx (liberación social). Buscaban liberar el poder creador del hombre, tarea para la que la poesía es un instrumento idóneo. Con el fin de registrar los estados de ánimo y los impulsos profundos del artista recurrieron a técnicas como la escritura automática, que consistía en componer textos que no se sometieran a una redacción lógica al ser fruto del fluir azaroso de la mente.

Sin embargo, hay que dejar claro que el Surrealismo español nunca se abandonó totalmente a lo ilógico e irracional, pues detrás de las composiciones surrealista de Cernuda, Aleixandre, Rafael Alberti o Lorca se atisba el punto hacia el que se dirigen las intenciones de estos autores.