Este apartamento en Madrid sólo necesitaba un lavado de
cara.
El reto, en este caso, era el presupuesto. La cantidad
máxima disponible para el acondicionamiento era de
7.000 euros, obra y mobiliario.
La obra era sencilla: reforma total del baño, eliminación
del gotelé, desplazamiento de la puerta de la cocina y
sustitución por una puerta de cristal que permitiese tener
luz natural en una cocina interior y un acuchillado del
parquet que estaba en buenas condiciones, con el desgaste
propio de los años.
Para el mobiliario hubo que recurrir a IKEA, qué remedio,
aunque se pudo introducir algún detalle de tiendas más
design .
Se eligieron tonos fríos y metalizados para el salón y
cálidos para el dormitorio, que es utilizado también como
zona de trabajo.
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