COMUNICACIÓN EDUCATIVAColección dirigida por
Roberto Aparici
En este nuevo siglo ya no es suficiente la escolarización básica paraadquirir competencias sociales e interpretar la realidad. De hecho,niños y jóvenes pasan más tiempo en contacto con la televisión o losordenadores que en la escuela, por lo que la incorporación a los planesde estudio de asignaturas que favorezcan la alfabetización audiovisualpermitirá a los estudiantes desarrollar una lectura crítica del discursode los medios masivos.Esta colección tiene como objetivo analizar de qué manera el contexto audiovisual y tecnológico condicionarán las formas de aprender yde enseñar a escala local e internacional y se ha de convertir en herramienta imprescindible para estudiantes, docentes, comunicadores, animadores socioculturales, organizaciones no gubernamentales y administraciones que deseen integrar o desarrollar aspectos vinculados conlos medios de comunicación y las tecnologías digitales de la información en contextos educativos.
AGUSTíN GARCíA MATILLA Una televisión para la educaciónLa utopía posible
ALFONSO GUTIÉRREZ MARTíN Alfabetización digitalAlgo más que ratones y teclas
THEODORE ROSZAK El culto a la informaciónUn tratado sobre alta tecnología,inteligencia artificial y elverdadero arte de pensar
MARCO SILVA Educación interactivaEnseñanza y aprendizajepresencial y on-line
POLÍTICASDE COMUNICACIÓN
y EDUCACIÓN
Crítica y desarrollo de laSociedad del Conocimiento
Francisco Sierra Caballero
© Francisco Sierra Caballero, 2005
Diseño de cubierta: Sylvia Sans
Primera edición: enero de 2006, Barcelona
cultura Libre
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
© Editorial Gedisa, S.A.Paseo Bonanova, 91°-la08022 Barcelona (España)Te!. 93 253 0904Fax 93 253 09 05correo electrónico: gedisa's'gedisa.comhttp://www.gedisa.com
Preimpresión:Editor Service S.L.Diagonal 299, entresolla- 08013 Barcelona
ISBN: 84-9784-111-5Depósito legal: B. 2355-2006
Impreso por Romanyá VallsVerdaguer 1 - 08786 Capellades (Barcelona)
Impreso en EspañaPrinted in Spain
Q~eda pr~~ibida la reproducción parcial o total por cualquier mediode rmpresron, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versióncastellana de la obra.
Índice
AGRADECIMIENTOS ......................•.•.........•..
INTRODUCCIÓN '" ..........•..............•...........
l. Políticas de comunicación y cultura. Un nuevo marcopara el desarrollo .
1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social ..2. Criterios de evaluación .3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crítico .4. Comunicación educativa, cultura y desarrollo.
Una aproximación interdisciplinaria .5. Econ~,:,ía Política de la Comunicación y Capitalismo
Cognitivo .
n. Políticas educativas ySociedad de la Información .
1. La agenda política de la sociedad-red .2. Telecomunicaciones y educación .3. Cultura digital y derecho público .4. Financiación y reorganización del sistema educativo ..5. Problemas y lógicas sociales del nuevo escenario
cultural .
1Il. Políticas públicas de la sociedad cognitiva.Retos y contradicciones .
1. El reto de la ciudad educativa .2. Pluralismo informativo y educación intercultural .3. Cibercultura y ciudadanía .
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4. Comunicación, educación y desarrollo local.Horizontes y posibilidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
IV. El espacio europeo de convergencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
VII. A modo de epílogo. Conclusiones y anotacionesalmargen .
V. Hegemonía e industria cultural. El mode!o de desarrolloestadounidense ..... ...............................
VI. Iberoamérica: dos continentes, un solo espacio culturalEl problema de la integración y la dependenciainformativa .......................................1. Diagnóstico de las utopías posibles .2. De la Te!evisión Educativa Iberoamericana
a Ibermedia .3. Mercosur. Un proyecto emergente por definir .4. Mercado, economía y políticas de recolonización .
Todo texto, como en general cualquier obra teórica o pensamientocientífico, es un producto social, un hipertexto de voces yecos múltipies, un palimpsesto, al fin y al cabo, que debe su productividad evocativa al procesamiento cognitivo de! saber social acumulado en los nodos y terminales que conforman en cada momento la cultura. Así,como no podía ser de otra forma, e! libro que sostiene e! lector en susmanos es resultado de un trabajo de «traducción» y diálogo intelectualcon numerosos colegas y autores con los que el responsable de este trabajo académico viene desplegando sus avances y principales resultadosde investigación en e! tema objeto de! presente texto.
En primer lugar, hago público y manifiesto mi más sincero agradecimiento a los estudiantes de posgrado de! Máster en Comunicación yDesarrollo (www.us.es/cico), así como a los colegas de! programa deDoctorado "Comunicación y Crítica de la Cultura» de! Departamento de Periodismo I de la Universidad de Sevilla, por su inestimablealiento y respaldo académico en las actividades docentes e investigadoras realizadas como responsable de! programa de estudios en "Comunicación, política y desarrollo social». En especial, quisiera agradecer alcatedrático Dr. Antonio García Gutiérrez su permanente voluntad decrítica y exce!encia académica, además de su decidida vocación ética ypolítica por una nueva cultura dialógica en la Universidad. En e! mismo sentido, agradezco al profesor Vázquez Liñán y a los miembros de!Grupo de Investigación en Comunicación, política y cambio social(COMPOLITICAS) e! compromiso social con una idea de la comunicación que nos compromete y vincula más allá de la Academia. Igualmente, no sería justo omitir en este capítulo de agradecimientos la valiosa aportación de! equipo docente de! Máster en Nuevas Tecnologíasde la Información de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Especialmente, quisiera destacar el trabajo de! profesor Roberto
Agradecimientos
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1. Planteamientos comunitarios.2. Programas e iniciativas: de Eur~k~ ·ai·PI~~ .
Media Plus .3. El giro liberal de la Unión Europea .4. Nuevas bases políticas. El reto de la Sociedad de!
Conocimiento .5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la
info-exclusión . ...........................
1. Genealol?~a de! sistema internacional de comunicacióny educación .
2. Experiencias y aprendizajes .3. La revolución digital .4. Europa versus Estados Unidos. De la convergencia a la
dependencia .5. Horizontes de cooperación. La experiencia de! Tratado
de Libre Comercio .
FUENTES DOCUMENTALES
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Aparici, sin cuya agudeza crítica y consideraciones muchas de estas páginas no hubieran visto la luz. Este libro ha sido posible también porla labor del profesor Agustín García Matilla, responsable del 1 Másteren Televisión Educativa en España, y animador de uno de los colectivos y líneas de investigación más relevantes en estos momentos en España en materia de Comunicación Educativa y Teoría y Técnica de laInformación Audiovisual en la Universidad Carlos Ill de Madrid. Gracias a su gentil invitación, los escritos y comunicaciones dispersas quehabía venido produciendo a lo largo de más de tres años fueron tomando forma. A partir del año 2000, nuestros estudios pudieron además enriquecerse, conformando una línea consolidada de investigaciónen el Centro Iberoamericano de Comunicación Digital, merced al trabajo realizado con colegas de la Unión Latina de Economía Política dela Información, la Comunicación y la Cultura (ULEP-ICC), especialmente con la Dra. Delia Crovi, de México, y el profesor César Bolaño,de Brasil. En este empeño, me acompañaron también otro muchos docentes e investigadores de América Latina y España; entre ellos, losprofesores Fernando Quirós, Luis Albornoz, Carlos Del Valle, Guillermo Mastrini, Valerio Brittos, Enrique Bustamante y Ramón Zallo,que aportaron, en unos casos, sugerentes ideas y líneas de interpretación a través de sus textos y, en otras ocasiones puntuales, contribuyeron a una revisión crítica de las primeras versiones de algunos capítulos del libro,
Por último, quisiera apuntar, a modo de reconocimiento institucional, que el capítulo dedicado a América Latina, en concreto el epígrafesobre Mercosur, es resultado del disfrute de una beca posdoctoral otorgada por la Dirección General de Universidades del Ministerio de Educación y Ciencia (PHB2004-0091-PC) a través del programa «Políticaspúblicas de comunicación y desarrollo regional en España y Brasil»,que nos permitió conocer de primera mano las iniciativas y planesgubernamentales en materia de Comunicación Educativa y SociedadGlobal de la Información, durante una estancia de dos meses en las ciudades de Aracaju (Universidad Federal de Sergipe) y Brasilia (Universidad Nacional de Brasilia). Nuestro más sincero agradecimiento alconvenio CAPES-MEC por la ayuda económica prestada a la investigación que aquí devolvemos en forma de libro.
Decía Jesús Ibáñez que todo conocimiento es función de la organización del sujeto que conoce, pero también, añadiríamos nosotros, delentramado institucional y del entorno que hace posible este proceso deordenamiento de la realidad. El autor, por fortuna, ha contado con las
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condiciones favorables para esta sistematización, ~u~a mirada, com.otodo proceso de producción científica, e~ a f~erza limitada y c~~strU1da colectivamente. Sin el ánimo de eludir cnncas o respons~blhdadescomo autor, tome en consideración el lector que este text~,.decI~mos, como cualquier otro, es un espacio abierto a la mterlo~ucIO':, solo que, adiferencia de cualquier otro libro, pretendemos que este sl:va al m~noscomo una aplicación posible de compromIso con la praXIS, c?ntnb~yendo a definir una Pedagogía ~e la Comunica~ió~ como mstancI~productiva, como «caja de herramIentas» para el diseño de una red plural de caminos alternativos.
Sevilla, septiembre de 2005
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Introducción
El impulso más determinante paradefinir la políticacultural es el deseo de
convertir el aprendizaje en parte delproceso mismo de cambio social.
R. WILLIAMS
La transformación de la sociedadque exige nuestro tiempo se revela
como inseparable de laautosuperación.
C. CASTORIADIS
La comunicación -escribe Daniel Bougnoux- prolonga el campo de reflexión de la filosofía actualizando las grandes cuestiones tradicionalessobre lo real, el lazo social, las representaciones cognitivas o el mito dela cultura. Tres marcas distintivas determinan, en este sentido, el pensamiento comunicológico, de acuerdo con Bernard Miege:
1. La vinculación de la acción social en las sociedades industriales desarrolladas y las cuestiones vitales de las funciones especializadas enla mediación cultural y la transmisión de los conocimientos.
2. La transversalidad y la propensión a establecer articulaciones entrecampos separados a partir de los procesos de mediación.
3. La facultad de integrar y religar problemáticas provenientes de corrientes teóricas distintas.
La centralidad de nuestro objeto de estudio en la cultura contemporánea tiene no obstante su razón de ser en la propia naturaleza y evolución de la modenidad. El libro que aquí se presenta trata por ello de si-
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tuar en.su debido contexto sociohistórico las prácticas, los procesos informativos y los modelos conceptuales de la Comunicación Educativaen el horizonte problemático de la praxis social, de las radicales mutaciones y cambios estructurales que experimenta la cultura moderna ennuestro tiemp? Pues, ~e acuerdo con Binswanger, las formas originales de pensamiento se Introducen en un determinado contexto sociocultural que hace de la historia la única forma de exégesis pertinente amodo de crítica teórica de las condiciones científicas de producción delconocimiento y comprensión del mundo que nos rodea.
La ciencia depende, a este respecto, de la adecuada formulación deproblemas y preguntas pertinentes en cada momento histórico. En elcampo .«deslimi~ado"de la Comunicación Educativa, este principio setorna SI cabe mas determinante para la consolidación de dicho ámbitode conocimiento, máxime cuando, en la era de las redes globales, las polí.t~cas de comunicación y cultura tienen una función estratégica en relaC10n Con el proceso de desarrollo social, lo que exige pensar tal realidadformulando inteligentemente los problemas estratégicos de integraciónpedagógica de los nuevos med!os de interacción desde un enfoque operspectiva global. Una tarea Sin duda más que difícil en el actual entorno. social pu;es el cambio acelera.doy transversal de los «dispositivostecnoinforrnacionales» de producción y reproducción de las sociedadesmodernas perfila, en las últimas décadas, un nuevo ecosistema culturalcuya configuración y lógica organizativa es manifiestamente inestabley compleja. La incertidumbre derivada de esta situación es comprensi?le en un m~m.ento de transición de la sociedad capitalista que afecta por19u.~1 a los c<;>dlgos culturales, a las formas de configuración y represent~clOn espa~lO.-temporal, a los hábitos y formas de interacción y Conocimiento publico y a los modelos de regulación y control en torno a lasredes e infraestructuras telemáticas. Las transformaciones de la esferapública y de las formas socioculturales dominantes en nuestra «semioesfera" pueden ciertamente ser calificadas de revolucionarias. Alterande raíz las relaciones entre capital, trabajo y conocimiento; y reestructuran, como resultado, los vínculos entre sistema educativo y mediosde comunicación social.
En el umbral del cambio civilizatorio que inaugura, con sus incertidumbres y amenazas, el comienzo del nuevo milenio, retos estimulantes, ilusiones y recelos varios conforman el horizonte de construccióncolectiva de una sociedad en crisis que debe Ser redefinida atendiendor~sp?nsablementea las formas tradicionales del pasado y a las discontinuidades y rupturas de las formas de mediación contemporáneas, a fin
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de proyectar un modelo cultural equilibrado. En este empeño, la educación cumple una función fundamental. Problemas como la relaciónUniversidad/sistema social, comunicación/educación, práctica teórica/práctica profesional, programa/mapa curricular o texto/contexto deaprendizaje son hoy cuestiones estratégicas que, lejos de resultar asuntos de exclusivo interés académico o pedagógico, definen opciones cruciales para el futuro modelo de desarrollo y de organización social.Nunca como hoy, sin embargo, ha sido tan notoria la falta de definición, la ausencia de bases sólidas de orientación del discurso y la práctica educativa. En todos los sentidos y a todos los niveles, la crisis de laeducación pública, y de la Universidad en concreto, agudiza la percepción caótica y desesperanzada del curso de los acontecimientos que estamos viviendo, sin que sepamos dar respuestas convincentes a los problemas acumulados a lo largo de los últimos veinte años de historia. LaPedagogía de la Comunicación se enfrenta hoya un horizonte culturalmarcado por la crisis de la representación y del saber en el desarrollode nuestras prácticas culturales, difícilmente concebible incluso al enfrentarse a un universo fragmentado, deterritorializado, variable y expandido de representaciones múltiples e hibridadas de expresión, en elque se tiende a percibir la comunicación desde la diferencia. Por otraparte, la identificación del sujeto de la educación es incierta y compleja por su carácter itinerante, sometido como está a un permanente proceso de emplazamiento y de disciplinamientos, de desterritorializaciones y reterritorializaciones varias, cada vez más aceleradas, y desdeluego continuas, siendo la cultura el objeto particular de la técnica quereplantea las funciones tradicionales del sistema educativo. En estemarco general, cabría no obstante observar, más allá de las visiones pesimistas sobre el futuro de la educación, que la ausencia de garantías yprogramas consistentes de actuación puede ser considerada, haciendode la necesidad virtud, la constatación de un futuro abierto al cambioy a la transformación colectiva de las condiciones culturales que definen las formas dominantes de vida y organización social.
Frente al peligroso empeño de identificar respuestas predefinidas,de buscar a conciencia fórmulas de intervención y control fiables, según la lógica cartesiana de ordenamiento del mundo y la realidad social, la asunción de esta nueva lógica puede ser vista, más que como unproblema, como una situación propicia para la libertad y la producciónilimitada de nuevas posibilidades. Pero para ello es preciso aprender amirar el campo de intersecciones entre la comunicación y la educacióndesde nuevos parámetros y supuestos, politizando prioritariamente la
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cuestión cultural como eje de articulación y «recurso» de las nuevas estrategias de desarrollo socioeconómico.
El reconocimiento de la importancia de las políticas educomunicativas es vital en un momento de incrementada complejidad tecnológica en el desarrollo del capital físico e intelectual que, acompañada deuna fuerte demanda de conocimiento del propio sistema de producción, parece cuando menos vislumbrar la emergencia de un nuevo modelo de socialización cultural:
El aumento del número de escuelas de educación media, profesional y superior, así como de la actividad extraescolar, anuncia un cambio de rumboque podríamos considerar como síntoma de una nueva revolución cultural,ligada al progreso tecnológico así como a los cambios en las condicionesgenerales de la vida humana; ésta encarna una revolución de magnitud comparable a la que en su tiempo representó la introducción de la educaciónprimaria general, pero de un alcance mucho mayor, porque el nivel al quese abocael desarrollo actual prevé un papel muy diferente de laeducaciónen la vida del hombre y de la sociedad, confiriendo a las transformacionesen la educación elcarácter de una revolución cultural COn importancia propia, que no depende ya inmediatamente del progreso tecnológico (Labarca, 1989: 98).
El estudio de las políticas públicas en materia de comunicación educativa trata precisamente de comprender esta transformación, analizandocómo evoluciona la integración complementaria de I~s recursos y medios de comunicación pública con el sistema educativo a partir del reconocimiento de la diversidad de formas y modelos potenciales de articulación social. Las complejas relaciones entre capital económico ycapital cultural, el papel de la escuela en la reproducción o cuestionamiento de las relaciones dominantes y el diseño de los contenidos y estructura curricular pueden, en efecto, ser planteados desde diferentesperspectivas. De ahí que la aplicación de programas y contenidos educomunicativos deba ser analizada políticamente.
Afirmábamos por otro lado al comienzo de esta introducción el carácter estratégico de la comunicación y su capacidad dinamizadora como eje central de las transformaciones y proyección del cambio histórico en nuestras sociedades. La centralidad económica de la producciónde bienes inmateriales como el conocimiento, la información y la cultura de forma genérica plantea la necesidad de pensar la política educomunicativa como campo problemático determinante de los procesosde cambio y desarrollo social. Pero, además, la definición de las rela-
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ciones discursivas y materiales del poder en las sociedades avanzadasdepende cada veZ más de la capacidad reflexiva de los agentes encargados de organizar socialmente el capital cultural sobre los supuestos yprincipios filosóficos que guían y condicionan su actividad productiva.En función de esta capacidad reflexiva, de este conocimiento explícitoy formal de las premisas de partida que gobiernan el desarrollo público del capital económico y simbólico en cada sociedad, podemos definir políticamente alternativas y estrategias adecuadas de planeación dela Comunicación Educativa capaces de discernir coherentemente lapropiedad, regulación y acceso a la producción cultural y al conocimiento de los diferentes actores y agencias culturales, así como la lógica de la construcción de los valores, ideología y prácticas sociales hegemónicos en el campo de la comunicación y la educación.
En esta línea, al identificar qué agencias diseñan las reformas educomunicativas y con qué fines, qué filosofía pública inspira los proyectos de integración en la materia y quiénes son los principales beneficiarios de las mismas, podemos además reconocer, por ejemplo, quéconcepción teórico-práctica de las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIC) sustenta el desarrollo de los sistemas educomunicativos, además de comprender mejor los criterios deidentificación de las necesidades culturales y de estructuración de losprogramas de comunicación para el desarrollo con relación a las formas de poder simbólico y material que imperan en cada época y sociedad. El estudio de las políticas culturales es, desde este punto de vista,una tarea prioritaria en el diseño de la cultura pública. Más aún en elactual proceso de transformación del capitalismo.
Desde la segunda mitad de la pasada década, los países y bloqueseconómicos regionales se enfrentan al reto y exigencias de la nueva Sociedad Global de la Información (SGI), un proyecto de alcance universaly vocación totalizadora que determinará no sólo la división deltrabajo cultural, sino, más importante aún, el modelo de organizaciónsocial, las formas de desarrollo económico y la propia gobernabilidad:«Las características de las políticas públicas, o la ausencia de políticaspúblicas, determinarán si vamos todos a entrar en la sociedad del conocimiento, o si las formas que actualmente adoptan la producción,distribución y apropiación del conocimiento significarán un enormeretraso para el conjunto de la humanidad" (Braslavsky, 2004: 79).
Sabemos que las nuevas políticas de información y comunicaciónque gobiernan actualmente el desarrollo de las autopistas telemáticasestán revolucionando las bases y las formas convencionales de sociali-
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zación y conocimiento. Ahora bien, la radical transformación de laspautas culturales que han dominado tradicionalmente nuestra culturano es desde luego reciente. Desde el origen mismo de las industrias dela conciencia, los medios de información y conocimiento han sido definidos en el ámbito de los sistemas nacionales como poderosos instrumentos de desarrollo y normalización disciplinaria al servicio de la socialización cultural, a condición de su regulación económico-políticasegún las lógicas y formas dominantes del capitalismo monopolista deEstado. Hoy, sin embargo, el proyecto de construcción de la SGI inaugura una etapa política de apertura y desplazamiento del marco regulador de los Estados nacionales hacia la configuración de un sistema demediación cultural supranacional en el que las formas de saber y poders?clal pasan a estar fuertemente concentradas en torno al capital financiero ya los operadores de telecomunicaciones, de acuerdo con un sistema normativo ?asado en la «autorregulación» del mercado y la estrategiade convergencia económica, industrial y tecnológica, paralelamente a laambigua y contradictoria estrategia competitiva y de integración económica en mercados como el TLC, la VE o Mercosur.
Así, hoy toda política o representación de la convivencia, de la vidasocial contemporánea, pasa necesariamente por la comunicación y lasmediaciones de lo nacional a lo global, de la lógica de la manufactura ala lógica de la circulación de sujetos, mercancías y capitales, así comopor el desplazamiento de la lógica de lo social por la lógica de la cultura. Scott La~h constata en este sentido la necesidad de tratar de cartografiar el capitalismo del modo de información (Poster dixit) observando cómo las clases sociales, las identidades individuales y colectivasy los proyectos de vida dependen cada vez más no tanto de la localización en el sistema de producción como de la circulación y acceso a losbienes simbólicos merced a lo que el «capitalismo de la desorganización» define como nuevas condiciones de «agenciamiento colectivo».La reconfiguración de los flujos de signos, medios, capitales, tecnologías y personas exige por ello una nueva teoría de la mediación, considerando sobre todo que el principio de información domina la realidade incluso la propia producción teórica.
De acuerdo con Mark Poster; podemos distinguir dos tipos o erasde los medios: la primera era gobernada por el discurso público y elmodelo de representación periodístico típico de la modernidad; y la eraactual definida, más allá de McLuhan y Paul Virilio, por la lógica material de los medios de información como una nueva naturaleza quemarca el paso de la representación a la presentación, de la audiencia a
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los usuarios de los textos a los objetos neotecnológicos. En esta nuevacultura mediática, el poder depende no sólo de la propiedad de los ~edios de producción, sino cada vez más del control d~ los bienes Slll:bólicos y del capital intelectual que excluye y terntonalIza los dl~posltivos de control a partir de los sistemas de información y conoClmle.~to.Constatación esta que subyace a la llamada «cnsrs de la representaclOn»sobre la que tanto y tan acertadamente ha discutido. Luci~n Sfez.
En efecto, la mutación experimentada en el espacio social por la cultura posmoderna ha llegado a trascender a tal punto la capacidad de conocimiento del individuo que se hace necesano por tanto un nuevoposicionamiento del sujeto en la organi~ación de un entorno '<neces.~riamente cartografiable». El problema, Slllembargo, es que la compleJIdad de la gran red global comunicativa, :",ultinacional.y descentralIzadaha terminado opacando las bases matenales de la SOCIedad y la culturacomo parte de la inestable dinámica de transformación estructural «~ntre el cristal y el humo" (Atlan). No en vano Lash de~~nbe el o.rden informacional como un orden marcado por la compresión, la rapidez y ladiscontinuidad que, con el paso de la narrativa y la pedagogía a la performatividad de la información y la comunicación pública, hace menosidentificable las bases materiales del sistema de control y poder, cada vezmenos disciplinario y más nomádico y vivencial, ~n c~,:,bio. Com? advierte Guattari, «todos los problemas de redistribución de los bieneseconómicos y sociales se han transformado esencial~enteen cuestionespolíticas; a condición de extender el concepto d~ política, de integrar enel mismo el conjunto de dirnensiones mlcropolItlcas que [nvolucran los
. distintos modos de vida, del sentir, de hablar, de proyectar el futuro, dememorizar la historia» (Guattari, 2004: 84).
Los estudios sobre la naturaleza informacional de la sociedad contemporánea dibujan así en nuestro tiempo un es~enario co~tradi~toriocuyo gobierno por las máquinas y sistemas de información, leJOS defacilitar un conocimiento detallado de los procesos de desarrollo, hafavorecido, en la práctica y la teoría social, la asunción de un pensamiento fatalista sobredeterminado por un «metarrelato posmoderno»incapaz de otra cosa que la denuncia de los proye~tos d~ moviliz~~ióny democratización del conocimiento y de los m~~lOs de lllformaCl?~ yexpresión cultural. De forma que la desrrealIzac.lOn del mund.o cotidiano y la pérdida material de las formas de anclaje d~ .Ia expenenCla porefecto de la colonización de los Simulacros mediáticos termman porbloquear el imaginario político-ideológico emancipatorio en un proc~so de mixtificación de la posmodermdad y las nuevas formas de dorni-
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nio flexible que, de raíz, niega toda posibilidad de una «nueva cartog:afí~ del tardocapitalismov, pese a la pertinencia y necesidad de esteeJerCIcIO intelectual y de compromiso histórico en un tiempo como elpresente marcado por un proceso intensivo de globalización cuyo desarrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultural y desconcierto de las comunidades locales, paralelamente al proceso de descentralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.En este escenario de crisis recurrentes y de renuncia a la crítica teóricadel capitalismo basado en el modo de producción informada, cabe situa:,la colonización industrial del sistema educativo y la crisis de la educacion moderna. La enseñanza, decíamos, se sitúa hoy en el centro delas críticas y contradicciones sociales al tiempo que asume y cumple unafunción estratégica en las políticas económicas y de desarrollo social.
Ahora bien, la ausencia de políticas culturales consistentes que superen la rigidez de las actuales estrategias educativas en la mayoría depaíses para la aplicación sistemática de los medios de comunicación enla enseñanza y la orientación del sistema informativo desde las necesidades de desarrollo colectivo y democrático del conocimiento constituye hoy una tarea aún pendiente de acometer y debatir públicamente.
A este respecto, el proyecto interdisciplinario que aquí se presentasobre las políticas públicas en materia de Comunicación Educativa tiene por fin cubrir las carencias existentes en este ámbito mediante la Cons~cución de dos objetivos fundamentales: analizar, primero, las condiciones y desarrollo de las industrias de la comunicación, así como lastransformaciones del sistema educativo a propósito del proyecto deconvergencia económica regional; para, en segundo término, aprehender .Ias políticas, reglamentación e iniciativas de los poderes públicosnacionales y supranacionales en relación con el proceso de integracióneducomUlllcatlva. En el presente libro, se analizan las lógicas socialesde la economía política de la comunicación y la educación en el proceso de con~t':tlcción de la Sociedad Global de la Información y los problemas teoncos centrales que denvan del estudio de la ComunicaciónEducati:va en el actual contexto histórico como un área de investigaciónprogresivamente sobredeterminado por la fijación de los límites clausuras y condiciones de producción, distribución y consumo de las industrias culturales.
Por otra parte, el texto que presentamos al lector pretende discutirlas transformaciones globales en materia de políticas públicas, mediosde comuni~a.ción y desarrollo educativo en el marco del nuevo capitalismo cognitivo, más allá de las visiones dicotómicas, ya sea tecnocrá-
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ticas o idealistas, sobre las nuevas tecnologías de la información. El objeto, en definitiva, del presente trabajo de investigación es aportar unenfoque político que contribuya a a~rir un debate social s?~re los p.royectos históricos conocidos de SOCiedad de la Información y su Im-pacto en diferentes países y bloques regionales. ," "
N o pretendemos abordar en este estudio un análisis en terrmnos dePolítica Comparada. Si bien este tipo de análisis puede contribuir a reformar las instituciones y políticas públicas como resultado del conocimiento de otras formas de acción gubernamental y, en algunos casos,puede resultar hasta subversivo por el reconocimiento,de parámetros yelementos innovadores para el cambio de sistema político al dar a conocer otras posibilidades y lógicas de mediación alternativas, nuestraintención ha sido presentar básicamente las líneas de fuerza de las políticas públicas en materia de comunicación y educación de los principa�es bloques de integración económica~ introduciendo los pro~le~;,s
estratégicos de la SOCiedad del Conocimiento a partir de la descripciónde los ejes políticos que definen internacionalmente los proyectos co~
temporáneos de Sociedad de la Información. Al ser ésta una línea original de investigación, poco o nada explorada académicamente hasta lafecha, dejaremos para posteriores investigaciones el análisis compar~
do de las políticas públicas, los marcos reguladores y fundamentos filosófico-políticos de la Comunicación Educativa para el Desa:r<.'lloSocial, a fin de ir sentando consistentemente las bases epistemológicasde este ámbito de conocimiento.
El libro, de acuerdo con este criterio, ha sido estructurado en dospartes diferenciadas: la primera parte, en la que se plantean los objetivos de análisis de las políticas culturales y la aportación de la EconomíaPolítica al conocimiento del nuevo Capitalismo Cognitivo (CapítuloI), describiendo los ejes, principios y lógicas sociales de la agenda política de la Sociedad Global de la Información (Capítulos II y III); yuna segunda parte, en la que se abordarán las políticas concretas de laDE (Capítulo IV), el Tratado de Libre Comercio (Capítulo V) y América Latina (Capítulo VI). Cierran el volumen unos apuntes para la reflexión en los que tratamos de definir los problemas teóricos y de ordenpráctico neurálgicos para pensar y politizar la cultura contemporán~a
desde una óptica crítica y emancipadora. Al fin y al cabo, como escnbiera Wright Milis, lo pragmáticamente posible no está fijado con i~
dependencia de nuestra imaginación, sino configurado por nuestras VIsiones. Esto y no otra cosa es la ciencia de la política educomunicativa:el arte de habitar lo posible.
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Políticas de comunicación y cultura.Un nuevo marco para el desarrollo
La primera libertad de prensaconsiste en no ser una industria.
K.MARX
Introducir una disciplina nuevano significa producir nuevos conceptos,
sino explicar con antiguos conceptosun nuevo modo de ver.
G. SIMMEL
Hace más de treinta años, la mayoría de los responsables nacionales delas políticas de comunicación y educación manifestaban una crecientepreocupación ante la crisis cultural de los sistemas públicos de formación por la creciente penetración de las industrias de la cultura en e! sistema educativo sin que muchas de sus iniciativas y actuaciones alcanzaran los objetivos y relevancia necesarios de acuerdo con e! nuevocontexto de hipermediatización informativa. Transcurrido este tiempo,hoy nos encontramos con un sistema en e! que el desarrollo cultural y .e! conocimiento dependen, cada vez más, de las transformaciones y e!impacto de los procesos de industrialización y desarrollo del mercadoinformativo, con la implantación social de las nuevas tecnologías electrónicas, al tiempo que e! desarrollo de! proyecto Sociedad Global dela Información (SGI) y la integración económica regional se ven erecientemente determinados por los recursos y estrategias «educomuni-
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cativa,s~ en la formación d~ los usos sociales y las prácticas culturalesespecíficas e~ torno a l?s SIStemas y tecnologías electrónicas de procesamrento de información.
La incidencia o efectos de la introducción de nuevos sistemas de información y comunicación en el sector educativo por la convergenciade la informatice, las telecomunicaciones y el audiovisual vuelven así aser considerados problemas prioritarios en la agenda pública y de investigación. Pues además de jugar un rol importante en las tendenciasde integración y globalización económica, la Comunicación Educativaes hoy un campo estratégico de las transformaciones culturales queemergen en el actual contexto informacional, tal y como se advierte-deforma mucho más notoria- en proyectos de integración regional comoel Tratad.o de LIbre Comercio (TLC) o la Unión Europea.
. Considerando este nuevo marco de regulación económica, el pensamiento político ha de tratar de imaginar consecuentemente las nuevascondiciones de un entorno sociocultural tecnológicamente organizado.La Comunico~ogí~ debe yara ello ampliar su objeto de estudio paraprestar a las Ciencias jurídica, y a la Teoría Política del Estado herramientas conceptuales y líneas de pensamiento y argumentación en elesfuerzo por redefinir el marco social de un sistema de mediación dependiente de los flujos virtuales de información y de los objetos telemáticos de socialización cultural y desarrollo cognitivo.
En las siguientes pág~nas, vamos a tratar de fijar las bases conceptuales y los pnncipios teorrcos desde los que interpretar esta nueva reahdad y, de paso, comprender en su globalidad las políticas públicasdommantes en la integración del sector informativo v las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación con el sistema formalde enseñanza. En este empeño, la primera exigencia o condición teórica .de partida es, lógicamente, reconocer nuestro objeto de estudio, elobjeto material de investigación y crítica científica, que en nuestro caso es una tarea doblemente compleja, pues, por un lado, delimita el ámbito de análisis de las políticas de comunicación, pero, por otra parte, elrmsmo ha de ser pensado en correlación con el desarrollo de las actuales políticas educativas en el marco de las problemáticas de la Sociedaddel Conocimi~nto, .10 que, sin ni?gún género de dudas, nos plantea lanecesidad de identificar las políticas culturales como el centro de lascuestiones estratégicas en materia de Comunicación Educativa.
Los siguientes epígrafes abundan sobre esta idea, apuntando las líneas básicas y nociones fundamentales de lo que hoy podemos reconocer como nuevo Capitalismo Cognitivo.
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1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social
El término «Políticas de Comunicación" comprende la definición deobjetivos, disposiciones y actividades de las instituciones y actores políticos conducentes a organizar y lograr desarrollos específicos con relación a las condiciones de materialización de la comunicación públicamoderna (prensa, radio, cine, televisión, nuevas tecn<:logías, etcétera).Como disciplina de estudio, la investigación en Políticas de Comunicación aborda su objeto material desde una mirada pluridisciplinariaentre la Ciencia Política, la Estructura de la Información, la Comunicación y el Desarrollo, el Derecho y la Economía Política de la Comunicación.
En la justa medida que las relaciones de poder, el propio espacio público, están hoy definidos por el acceso a la información, los derechossociales y la actividad ciudadana dependen cada vez más de la cahd~d
de los flujos de información diversificada y plural, del acceso al espacIocomunicacional, de la capacidad, en fin, de hacer visible su discurso enla praxis. De aquí la necesidad de abordar un estudio sistemático de lainfluencia política de la comunicación y de sus formas de desarrollo ytransformación institucional desde los poderes públicos. Al fin y alcabo, la política presupone una relación comunicativa: «El poder político es básicamente una relación con intercambio de información yde recursos por ambas partes" (Laiz y Román, 2003: 23). Es así que, especialmente a partir de los estudios en materia de comunicación ydesarrollo y la conformación definitiva del sistema internacional de información, con sus desigualdades y desequilibrios, sus formas de control y resistencia cultural, el concepto de Políticas de C01"unicac~ón ~?
mienza a ser explorado con apoyo de la U nesco que, tras la publicacióndel Informe McBride, tratará de promover de forma activa las primeraspolíticas nacionales de comunicación en l~ mayoría de los paí~es delTercer Mundo, concebidas como unC«conJunto integrado, explícito yduradero de políticas parciales, organizadas en un conjunto coherentede principios de actuación y normas, aplicables a procesos o actividades de comunicación en un país" (Bustamante, 1986: 126).
En su origen, las Políticas Nacionales de Comunicación surgen para tratar de definir flujos equilibrados de información y un mayor control nacional sobre los recursos y sistemas de difusión cultural, evaluando, en algunos casos, los agentes, condiciones y contenidos delsistema nacional de comunicación. Las primeras políticas públicas delos Estados nacionales se limitaron no obstante a invertir en infraes-
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tructura de telecomunicaciones, otorgar préstamos para la compra deequipos, conceder ayudas a la formación y la investigación, y regularlos contenidos de difusión de los medios masivos. Se trataba de proponer líneas de acción y mecanismos para generar canales de información eficientes en los que el sistema de medios no constituyera un instrumento de dominio económico sino espacios de interlocución ycomunicación alternativa, evaluando los procesos comunicativos en unsentido genérico y global desde el punto de vista de los intereses nacionales. La propuesta de la Unesco pretendía evitar así, de paso, la dispersión y duplicidad de esfuerzos entre los diferentes organismos quedesarrollaban sus actividades en e! sector. En algunos casos también,«las Políticas Nacionales de Comunicación, tan denostadas en los países más ricos, buscaban otra forma de comunicación para e! desarrollo,sin renunciar a los procesos de mediación técnica propios de los massmedia, procurando dinamizar las economías subdesarrolladas, multiplicando las relaciones sociales, aplicando sus recursos al bienestar social, entendiendo la comunicación como un motor del desarrollo y nocomo un mero negocio, como una ampliación de un mercado exterior»(Murciano, 1992: 12).
Esta apuesta por la socialización de los derechos comunicacionalestomaba forma a partir de un conjunto coordinado de dispositivos y recursos como los sistemas de regulación (derechos de autor, derecho ala información, protección de datos ... ), los programas económicos sectoriales (concentración, liberalización, inversiones, transnacionalización, asignación de recursos, políticas tecnológicas ... ) o los planes deintegración social y articulación de los medios de comunicación y lasnecesidades culturales (ayudas a la creación, regulación del acceso público, democratización cultural, definición de contenidos, disposiciones educativas, etcétera).
Toda política nacional de comunicación trataba, en este sentido, dedesarrollar en su origen normas y estrategias para:
1. Planificar los objetivos y áreas de actuación.2. Ordenar y planear en el tiempo la toma de decisiones y desarrollo
de programas.3. Identificar las agendas y organismos encargados del desarrollo de
los objetivos políticos.4. Abrir un debate y facilitar la participación de los agentes del sector.5. Aplicar los planes de desarrollo.6. y evaluar su impacto.
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Ahora bien, hoy, el término «Políticas de Información y Comunicación» (PIC) comprende la integración de objetivos de organización delos medios, tecnologías y contenidos de la comunicación pública, i~tegrando diversos actores, niveles de análisis y formas de intervencIóndistintos, así como problemas políticos, económicos y culturales.relacionados con el proceso general de desarrollo de los Estados nacIOnales, las regiones y comunidades locales y hasta de orgamzaCl?neS supranacionales como la Unión Europea. Así pues, a diferencia de lasprimeras Políticas Nacionales de Comunicación, el objeto de las políticas públicas en la materia concierne hoy tanto al ámhito macr~ de losEstados modernos y los organismos internacionales o supranacionalescomo a las relaciones de participación y conflicto que tienen lugar a nivel micro en la educación, el consumo cultural o el trabajo de los profesionales del sector pues incluso en este nivel es donde mejor se observan los intereses y formas de representación de! poder, así como lasconsecuencias sociales y resultados de la acción pública y del funcionamiento de los sistemas dominantes de desarrollo de la comunicaciónsegún las formas de desigualdad material y simbólic~ que l~~ sostienen.
A este respecto, cabe decir que, frente a las teorras jurídicas liberales del Estado, un análisis político crítico exige una reflexión sobre elpoder como relación desigual, interactiva, entre actores, actitudes y acción política a partir de la desigual distribución de recursos materialesy de saber e información. La política, ciertamente, presupone una relación de fuerza y, conceptualmente, una reflexión sobre e! poder, sobrelos diversos, antagónicos y múltiples intereses que atraviesan sistemaspúblicos como la comunicación y la educación. En virtud de este supuesto, todo análisis de las políticas públicas en materia de Comun~cación Educativa debe partir del reconocimiento de asimetrías, desniveles y contradicciones determinantes en el modelo de desarrollo de lossistemas de mediación. Estos, ciertamente, se transforman y modificanen cada contexto y momento histórico de acuerdo con la confrontaciónde intereses que mediatizan y dominan ideológicamente el d~batepúblico sobre las funciones de la socialización cultural y su funcionalidadeconómica. Así, las políticas de comunicación han evolucionado de lossistemas de control centralizado por e! Estado e incluso de la censuray regulación monopolística a la descentralización y ap~rtura a. la iniciativa privada. La convergencia digital de! sector de las industrias culturales y e! sistema educativo sitúa hoy por ejemplo a los poderes públicos ante e! reto de la planificación y definición de políticas deorganización y desarrollo de! campo educomunicativo como eje arti-
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culador de la denominada «nueva economía». En definitiva, las políticas de comunicación deben ser pensadas como respuesta a una compleja y mudada realidad que condiciona ciertas bases de desarrollo ymodelos de mediación cultural específicos, en función del contexto histórico-social. Desde este punto de vista, la comunicación, en un sistema democrático, está llamada a cumplir funciones básicas de:
Conocimiento del entorno sociopolítico y del ejercicio del poder.Monitoreo del espectro público.Formación de plataformas de diálogo y debates.y de movilización ciudadana y educación cívica.
Las políticas culturales de comunicación y educación participan en este sentido de las políticas de desarrollo en la medida que proyectan lasrepresentaciones colectivas sobre los intereses, necesidades y decisiones de pro?reso en el horiz0l;'te de desenvolvimiento de la propia comunidad, Illtegrando a los diferentes grupos y actores sociales en laconstrucción de las alternativas posibles de transformación y desarrollo s?cial. El establecimiento de políticas públicas es, desde este puntode VIsta, un factor regulador de control social democrático que puedefiscalizar y definir una esfera pública plural y colectiva. De acuerdo conesta idea, las políticas culturales y de comunicación pueden ser definidas como «las acciones y omisiones de las instancias estatales de todotipo que, de acuerdo a las concepciones y legitimaciones de cada sociedad y cada tiempo histórico, determinan u orientan los destinos de lacreación, la producción, difusión y consumo de los productos culturales y comunicativos» (Bustamente, 2004: 10).
Cuatro tipos de agentes intervienen en este ámbito de actuación:\ '.- \ .
Las instituciones culturales del Estado: entre ellas, el sistema educativo y las diversas agencias de Bellas Artes, ciencia, cultura y tecnología.Las industrias culturales especializadas en la producción y distribución de comunicación, cultura, conocimiento y formación a distancia.Los grupos de interés público que luchan por políticas y modelosespecíficos de configuración cultural y de realización de los derechos sociales.Y, por supuesto, los ciudadanos y profesionales del sector.
Las políticas públicas en materia de comunicación y educación pueden,a este nivel, ser abordadas desde cuatro perspectivas posibles de análisis:
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Desde un enfoque empírico, orientado a describir y analizar las relaciones entre fenómenos para su explicación concluyente.Desde un análisis normativo, proyectando las mejores formas de acción gubernamental y principios de las políticas públicas.El análisis político en sentido estricto.Yel análisis semántico, que trata de analizar el discurso y significa-
dos de las políticas públicas.
El presente estudio va más allá de las estrategias y los planes de c?municación y educación concretos para tratar de comprender las loglcassociales de la nueva mediación educomunicativa en la era digital.
Cuando hablamos de políticas de comunicación nos situamos, desdeel punto de vista filosófico, en el ámbito de los principios, normas, visiones y proyectos socioculturales, mientras que en las estrategias de comunicación nos situamos en el de los fines, objetivos y previsiones procedimentales de realización del proyecto político y, en los planes, en elcampo de las acciones o prescripciones precisas para su materialización.En el presente estudio, vamos a tratar de analizar la dimensión normativa y el discurso público sobre las consideraciones de la integración delsistema educativo y las nuevas tecnologías de la información, aportando algunos elementos empíricos que avalan las conclusio?es má~ importantes de nuestro estudio. Para ello tomaremos en consideración lasiniciativas o líneas de acción nacionales y supranacionales, además de losprogramas de actuación de organismos internacionales, y el sistema oestructura institucional que determina este proceso con los resultados yconsecuencias más relevantes del proceso de incorporación de los Estados y bloques regionales a la denominada Sociedad del Conocimiento.Esto es, en el fondo el objeto de consideración de nuestro estudio es ladiscusión política del Derecho a la Comunicación ~n la SGI, que, ?resupone el análisis de las políticas de acceso, las políticas de formac~on ycompetencia comunicativa, los problemas de inclusión y uso SOCIal delos sistemas de información y tecnológicos, y el análisis de las formasde exclusión, equidad y participación, entre otros derechos básicos quepodríamos sistematizar, con Cees Hamelink, en cinto tipos:
- Derechos de información.Derechos culturales.Derechos de protección.
- Derechos colectivos.Derechos de participación.
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A nuestro entender, desde su enunciación en los años sesenta por leanD'Arcy y el reconocimiento internacional del Derecho a la Comunicación a nuestro tiempo, las ideas que alumbraron iniciativas como elNuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMI C) siguen plenamente vigentes y deberían por principio guiar el estudio y evaluación de las políticas públicas que promueven y desarrollan actualmente la denominada Sociedad de la Información (SI). Másaún en un contexto de creciente concentración informativa y de paulatina pérdida de libertades públicas en los sistemas de mediación digital.BIen es cierto que las políticas públicas encuentran hoy numerososobstáculos y dificultades para formular propuestas reguladoras frentea la concentración de poder en el sector. La extensión de controles ysistemas restrictivos de regulación de la acción política por la imposición de marcos reguladores transnacionales, la flexibilidad legislativa ola ambivalente definición de las políticas de concentración hacen políticamente casi inviable instrumentar restricciones a la participación enmedios en defensa del pluralismo interno, marcando límites a la concentración vertical y horizontal en pro de la diversidad de contenidos.Quizás por ello mismo han proliferado lo que Claude lean Bertranddenomina «Sistemas de Control de Medios», instrumentos pensadoscomo fórmula de mejora de los contenidos y reforzamiento de la confianza pública y de la democratización informativa en la medida quetienen por misión procurar atender las necesidades y reclamacionesciudadanas. Los Consejeros de Prensa, las revistas y órganos de autocontrol local, los Consejos de Medios, las comisiones técnicas de evaluación de contenidos y los auditores externos son algunas de las actuales formas de supervisión y acción pública que han favorecido laspolíticas de comunicación frente a la influencia del dominio político yeconómico en los medios. Claro que éstos son dispositivos de escasoalcance y capacidad de transformación estructural del sistema informativo frente a la regulación antimonopolista del Estado. Las iniciativasde los poderes públicos en materia de comunicación han de ser ponderadas por tanto en función de la naturaleza y los objetivos de intervención en el sistema informativo.
2. Criterios de evaluación
De manera general, el tratamiento y análisis de las políticas públicas puede ser acometido considerando al menos cuatro criterios fundamentales:
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1. La eficacia en el logro de los objetivos señalados por las políticas sectoriales. Toda acción pública tiene por fin realizar una función social,modificar el estado de cosas existente, cumplir unas metas realizando ciertas expectativas o decisiones colectivas. El criterio de eficaciaindica, en fin, el objeto de la acción pública según una racionalidadinstrumental: la consecución de los fines identificados por las instituciones responsables de la regulación y gobierno del universo de ~a
mediación. Las políticas públicas, estructuradas conforme a este enterio, proyectan como resultado una visión «positiva» que trata deconocer y aplicar las soluciones más ventajosas para la comunicacióny la educación, consolidando las instituciones y poderes públicos enel desarrollo de las prescripciones no cuestionadas para el ámbito objeto de intervención. La acción política es así desprovista de su especificidad, pasando a desplegar sus recursos como mera técnica resolutiva de conflictos, como espacio de fabricación del consenso ydistribución del poder mediante la individualización de la experiencia y el cercamiento institucional de lo público.
2. La pertinencia de los objetivos y medios instrumentados. Frent':' a laidea de competencia y eficacia, la discusión sobre la pertinencia delas políticas públicas nos sitúa ante problemas como la identific~
ción del interés público y la visión y misión social de la Comunicación Educativa. En otras palabras, la pertinencia pone en juego ladimensión más normativa de las políticas públicas, presupone unavaloración, mientras que la eficacia remite a una racionalidad instrumental, no atiende a razones sustantivas, a la ideología o a las creencias de la acción política sino a su funcionalidad. «El genérico eficacia alude a la capacidad para encontrar soluciones a los problemasbásicos con los que se enfrenta todo sistema político y que son percibidos más como satisfactorios que como insatisfactorios por losciudadanos conscientes» (Laiz y Román, 2003: 28), mientras que elcuestionamiento sobre la pertinencia o no de tales políticas u objetivos políticos más que atender a las respuestas indaga sobre los verdaderos problemas de fondo. Así, por ejemplo, un gobierno puedecumplir o no la exigencia de conectividad de las escuelas, puede, enfin, ser más o menos eficaz en la incorporación del sistema escolar aInternet, pero desde el punto de vista de la pertinencia de tales políticas, la cuestión de las nuevas tecnologías puede ser valorado deacuerdo con otro universo de problemas. Como advierte 1avier Bonilla, «las nuevas tecnologías no fueron concebidas para la educación, no surgen naturalmente en los sistemas de enseñanza, no son
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demandados por la comunidad docente, no se adaptan fácilmente aluso pedagógico, y, muy probablemente, en el futuro se desarrollarán apenas de forma parcial en función de las demandas provenientes del sector educativo. Por tanto, es preciso tener en cuenta un grado lmportant~ de extrañeza en las políticas públicas que hoy nosocupan» (Bonilla, 2004: 222). Esto es, conviene interrogarnos sobrela conveniencia o no de priorizar la conexión o de importar tecnología para modernizar la escuela o, por el contrario, apostar en nuestras políticas por atender otras prioridades socioeducativas.
3. La eficiencía de los recursos destinados a la consecución de los resultados obtenidos. La eficiencia, complementariamente a la idea de eficacia, define la capacidad racional de adoptar medidas políticas deacuerdo con los objetivos fijados. Esta evaluación suele ser cuantitativa (porcentaje del PIE, incremento de la productividad, coste dela red, inversión pública...) prevaleciendo así, por ejemplo en el caso de las políticas de Sociedad de la Información, una visión tecnológica y económica que termina por obviar u omitir la dimensiónsociocultural. La eficiencia como prioridad de las políticas públicasde~pliega así una racionalidad técnica, jerárquica y centralizadorauniformando, según un criterio supuestamente objetivo, los indicad~res de evaluación y seguimiento de los resultados de las políticaspublicas: No se trata por tanto de una concepción política deliberatrva, SOCIalizadora y participativa de la acción gubernamental. A losumo, desde la lógica de esta racionalidad, que podríamos calificarcomo tecnocrática, las políticas públicas se plantean como reto ocompromiso público la rendición de cuentas (<<accountability»), esto es, la responsabilidad vertical y horizontal que gobernantes e inst1tu~ion.e~ públicas despliegan en la esfera pública para la defensa yrealización material de los intereses colectivos. Ahora bien, el problema de pensar las políticas públicas como, básicamente, una cuestión de eficiencia técnica es que hoy la gobernabilidad tiene lugar enun contexto de cuestionamiento permanente de la democracia formal representativa y de notoria y creciente incompetencia para resolver los problemas básicos de la acción gubernamental, desde elpunto de vista de la legitimidad y la eficacia. La DE, por ejemplo,propugna en sus políticas públicas centrar el desarrollo de la SI enel factor humano y su capacidad creativa con el objetivo de aprovecharlas oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías pero, sin embargo, en la práctica, las políticas comunitarias descuidanlos factores y estrategias de formación y creación cultural para pri-
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vilegiar las redes (medios) y el rendimiento de los sistemas de información (costes). Indicadores estratégicos para la era de las redescomo la calidad del desarrollo de competencias para el uso de lasnuevas tecnologías o el nivel de acceso, que no de conexión en la red,no son tomadas en cuenta en las políticas públicas. De tal maneraque, aun siendo eficientes técnicamente dichas políticas, re~istranfinalmente en su balance global un manifiesto fracaso al olvidar elcontexto estructural más amplio que sobredetermina, orienta y limita la acción del Estado, o en este caso de la Comisión Europea,en materia de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIe) y educación. En otras palabras, las políticas públicas renuncian a reconocer en la SG1 un proyecto supranacional quedesborda y trasciende el marco de actuación de las políticas públicas y del gobierno nacional. .
4. La equidad de las políticas públicas en relación con la democratización y ponderación equilibrada de las oportunida~e~ o discriminación de los diferentes grupos y agentes sociales. Por ultimo, desde este punto de vista, debemos observar qué posibilidades disponen losdiversos grupos sociales para comunicarse internamente y entre sí,qué capacidad de organización y qué necesidades ven satisfechas através del sistema informativo. Por otra parte, es necesano evaluarel grado de acceso al consumo, producción y gestión de la información. E, igualmente, la calidad del servicio desde el punto de.v.lstadela representación simbólica, facilitando la democracia parncrpanvade los diferentes colectivos ciudadanos como grupos SOCIalmenteresponsables en la acción afirmativa de su identidad, sentando lasbases relativamente igualitarias de producción, gestión y desarrollode las culturas y los conocimientos: Plant~ar el problema de la equidad en las políticas educomumcatlvas eXIge, en definitiva, cuestionarse si la conectividad es condición de la igualdad o si, por el contrario, el acceso público de las escuelas no es sin.o una forma dedistribución de la miseria. Esto es, el reto de la equidad en el accesoa las NTIC, la información y el conocimiento es un problema complejo que afecta a la organización territorial (por ejemplo, lo urbano y lo rural), al nivel de competencias, a los usos y consumos, pero también al poder de decisión e influencia en las propias políticaspúblicas de promoción de los contenidos digitales y de impulso dela economía informacional. Toda política educomumcatlva debe eneste sentido tratar de definir sus programas de socialización cultural cuestionándose para quién y para cuántos ha sido proyectada la
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acción de gobierno, quiénes lideran e! desarrollo tecnológico, a partir de qué intereses y modelo de organización social.
La respuesta a éstas y otras cuestiones similares nos sitúa ante la imperiosa exigencia de comenzar a pensar las políticas públicas en materia decomunicación y educación observando las necesidades radicales de la comunicación que se realizan o postergan en e! actual sistema de convergencia digital desde e! punto de vista de la información (conocimientode! entorno), de! diálogo (democracia), de! desarrollo cultural y de! reconocimiento (atención a la diversidad y al desarrollo de la diferencia).Este último aspecto, e! de la diversidad, es un problema estratégico enlas políticas públicas, desde e! punto de vista de la equidad, por la creciente monopolización y homogeneidad cultural que tiende a colonizary penetrar e! conjunto de la industria mediática con motivo del procesode modernización tecnológica y de integración económica regional.
Al pensar la diversidad cultural, podemos distinguir con McQuailcuatro tipos: la diversidad de medios; la diversidad de emisores queconcurren en e! espacio público; la diversidad de contenidos y, finalmente, la diversidad de audiencias. Las dos primeras dependen de laspolíticas públicas y de las decisiones estratégicas en e! interior de losmedios, mientras que los contenidos y la mayor o menor homogeneización de las audiencias pueden ser consideradas a nivel de los informadores o productores inmediatos de la comunicación. En estos rubrospodemos considerar tanto la cantidad como la calidad de opciones. Porejemplo, evaluando e! pluralismo en función de la capacidad de cobertura social (estructura, valores, discurso ... ), de articulación institucional (política, social y cultural), de enriquecimiento de la experienciasubjetiva y de mejora de las condiciones contextuales (geográficas, productivas, histórico-culturales). Hoy, esta problemática es si cabe máscompleja porque además de la diversidad de contenidos o la atención alas especificidades lingüísticas, norma por ejemplo de algunas políticaseuropeas en materia de comunicación, es preciso incluir e! problema delos estándares técnicos según grupos específicos de población con necesidades especiales, o e! uso de sistemas de código de fuente abierta yla participación de las minorías. En cualquier caso, e! criterio de equidad exige que toda política cultural sea evaluada considerando:
Qué posibilidades de comunicación tiene un grupo minoritario internamente y a la hora de definir en los medios sus intereses, necesidades e identidad cultural.
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Qué opciones dispone de acceder como grupo minoritario a los medios, en sus propios términos.
_ Qué alternativas dispone para recibir los medios de comunicaciónde la sociedad en general.Qué calidad y representación de la minoría predomina en e! espaciopúblico.
Esto es, qué grado de acceso a los medios tienen las minorías, qué amplitud tienen las voces disidentes y qué apertura ciudadana manifiestanlos medios.
A este respecto conviene apuntar un problema básico de la igualdaden las políticas de comunicación: e! problema de! acceso y la democracia participativa. Las nociones de acceso y participación constituyen,desde la década de los setenta, e! eje de articulación de las políticas democratizadoras de la comunicación en los planes nacionales y las iniciativas de cooperación regional en países de! Tercer Mundo. La Unesca en su Conferencia de Be!grado (1977), define el acceso como e!grado de libertad de elección informativa o, en segundo término, comoe! margen de retroalimentación. La participación, en cambio, es concebida según tres niveles o formas de interacción:
La participación en la producción informativa.El concurso y capacidad de decisión en la comunicación pública.El poder de definir planes estratégicos y políticas públicas en e!sector.
El Informe McBride definía, en la misma línea, la democratización dela comunicación como e! proceso por e! cual"1) e! individuo pasa a serun elemento activo y no un simple objeto de la comunicación; 2) aumenta constantemente la variedad de los mensajes intercambiados; 3)aumenta también e! grado y la calidad de la representación social en lacomunicación" (McBride, 1987: 289). Ahora bien, este proceso, su materialización concreta, puede ser "imaginado" de diferentes formas.Así, por ejemplo, la política liberal de la comunicación procede por ~nadoble lógica reduccionista de la participación a la política partida~la yde ésta a la elección representativa, despolitizando así, como criticaRoncagliolo, la economía, la sociedad y la cultura en función de! consumo (Roncagliolo, 1983).
Desde un enfoque sociocrítico, en cambio, la participación ciudadana y e! acceso público a los medios exige un análisis de la estructura 10-
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~al y gl?bal de la información, describir y conocer el sistema políticoinstitucional y las formas de organización y cultura mediática de la población para articular espacios de diseño y diálogo social. Toda políticade participación pasa, en esta línea, por considerar las formas de ciudad.anía tanto bajo la delegación y representación política de la democraCIa formal representativa y la acción pública de las organizaciones nogubernamentales de filiación social (sindicatos, movimientos sociales,etcétera) como, por supuesto, por el consumo cultural igualitario yequilibrado del capital simbólico, pero también, a nuestro entender, porla ~emocracia directa y participativa en los contenidos, la gestión y planificación política de la comunicación. Esta idea contradice y reformula la lógica de or~anización del modelo liberal imperante, con especialintensidad en la ultima década.
Desde 1995, la idea de acceso universal propugnado por el Informede Rand Corporation «Universal Access to e-mail» es objeto privilegiado de todas las políticas, programas e iniciativa públicas en torno a la redde redes. Las nociones de servicio y acceso universal, de origen anglosajón, han reemplazado así el principio de servicio público, instaurandouna concepción instrumental de la comunicación como norma:
El acceso universal consiste en la disponibilidad de al menos un serviciobásico de telecomunicaciones y constituye la definición que más se ajustaa la~ decisione~ de política en los países en desarrollo, en los que la pene~tración telefónica rural es baja. En cambio, el servicio universal es un concepto que está asociado al nivel de servicios accesibles que puede proveerlaredpública, incluidos diversosnivelesde servicios avanzados, definiciónapropiadapara países que tienen mayor grado de desarrollo y un alto nivel de penetración. Así definidas, se puede considerar al acceso universalcomo un subcoujunto del servicio universal (Rossi, 2000).
Éste comprendería un principio de equidad distributiva, de coberturageográfica y de igualdad material en el acceso físico a los recursos deinformación y comunicación.
Ahora bien, el acceso como elección y consumo limita el derecho ala comunicación a la cobertura territorial y la diversidad de la oferta oen lo mejor de los casos, a la retroacción entendida como la posibilidadde lntercamb~o entre productores y receptores de programas. Si la parncipación eXige una presencia activa y orgánica de personas y representantes de entidades sociales y de diferentes sectores de la poblacióne? el dise.ño de la Sociedad del Conocimiento, la idea de acceso y SerVICIO Umversal plantea hoy los problemas de equidad desde el hori-
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zonte comercial como una función reproductora del consumo ampliado en un mercado global y una economía de escala diversificada en suoferta y servicios de información que tiende a comercializar. c?ntenidos y estrategias de operadores y trata de superar la brecha dl.gltal porrazones simplemente de intercambio económico. En este sentido, cabeadvertir con Nicholas Garnham que el acceso a la tecnología no constituye el acceso al modo de comunicación, por lo que el problema delacceso a los medios debe ser observado holísticamente:
1. Reinterpretar y criticar los artefactos, manejos, ideologías y productos comerciales del modelo dominante de comunicación.
2. Proyectar y representar los intereses hegemónicos.3. Ejercer las funciones democráticas de la comunicación.
El acceso cumple o realiza el ideal de esfera pública democrática determinado por la racionalidad económica y del Estado, en la medida quecontribuye a definir un foro de expresión que permite la reinterpretación y refutación de las formas de significación social. De lo contrano,la comunicación y las políticas públicas que se implementan en proyectos como la SI terminan por reproducir las desigualdades existentescercenando el potencial liberador de las nuevas tecnologías. El problema de la equidad y la democracia en la Sociedad del Conocimiento es,desde este punto de vista, un problema de filosofía social, de visión eimaginarios sobre el espacio público.
Del mismo modo que en Comunicación Educativa podemos distinguir distintos paradigmas, desde los modelos transmisores y liberal-humanistas a los enfoques constructivistas y de educación crítica para la resistencia cultural, en Políticas de Comunicación podemos distinguir tantovisiones autoritarias y modelos paternalistas como enfoques liberalizadores o, por el contrario, radicalmente participativos. Sin ánimo de plantearen estas páginas, pues no sería oportuno, un cuadro detallado de tipologíasde políticas culturales en la materia, sí que podemos ~econocer, a modo de síntesis, cinco tipos básicos de políticas de comunicación y educación, de acuerdo con la clasificación que hace el profesor Bustamante:
1. El modelo liberal. Las políticas públicas en comunicación y culturason originariamente concebidas como estrategias subsidiarias de corrección de errores o desequilibrios en la dinámica del mercado,asumiendo los poderes públicos una función de regulación y reequilibrio del libre juego de la oferta y la demanda.
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2. El modelo estatalista. Otras políticas públicas conciben el Estadocama árbitro y garante del desarrollo cultural según tres roles fundamentales:a. Gestor de la producción y difusión de productos culturales en
monopolio o en competencia.b. Promotor de las actividades del mercado y de la sociedad civil.c. Regulador para fijar las condiciones de concurrencia y actuación
de los agentes sociales.3. El modelo híbrido. La mayor parte de los Estados apuestan hoy, co
mo advierte el profesor Bustamante, por modelos mixtos de iniciativa estatal y participación del sector privado, bajo liderazgo de este último, siguiendo la tradición estadounidense.
4. El modelo cultural. Frente al modelo liberal o híbrido, existen sinembargo políticas públicas que tratan de articular la democratización cultural, promoviendo la participación de la ciudadanía comoreceptora activa de los productos comunicativos de acuerdo a unavisión social y equitativa del campo informativo.
5. El modelo mercantil. Por último, el modelo mercantil se distinguepor la explotación intensiva de las industrias culturales y una concepción de las políticas públicas completamente instrumental, enfunción de las necesidades comerciales de las industrias de la comunicación y las exigencias de valorización.
En la última ~écada, advierte el profesor Bustamante, das políticas nacionales y regionales se han orientado crecienternenre hacia la distribución, la promoción y la venta, en paralelo a la hegemonía clara del valleen los sectores industriales y comunicativos y que en la producciónmisma han premiado los criterios objetivos de ventas, también en correspondencia con esa filosofía dominante de primar el éxito refrendado por el mercado. Aunque el principio de primar el éxito en el mercado para administrar las ayudas estatales resulta más tributaria de lapolítica industrial que de una política cultural cuyo principio básico-elapoyo a la creatividad y al pluralismo, la compensación de las fallas delmercado- queda desvirtuado en buena medida» (Bustarnante, 2004: 15).
Esta nueva etapa coincide con la crisis de las políticas públicas delEstado de bienestar:
Así lo evidencia simbólicamente el deterioro general del concepto y lapráctica del servicio público en la cultura y la comunicación, basados enla universalidad del servicio y la persecución tarifaria o subvención cruza-
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da (mercados ricos subvencionan a mercados pobres, como en las telecomunicacioneso en elcorreo, o la televisión), y sometidos a la gestión directay monopolistaen la Europa Occidentalo al oligopolio de licencias sobre labase de utilidadpúblicaen los EstadosUnidos;porque ambos modelos handerivado en paralelo hacia el ambiguo concepto de servicio universal, dominado más por la idea de accesibilidad y conectibilidad de las redes quepor la real asequibilidad a los usuarios. En todo caso, y en líneas generales,la intervención estatal ha ido perdiendo peso como operador o gestor directo (sometido siempre ya a la competencia público-privada como en laradiodifusión), con tendencia a destacar su papel arbitral y a disminuir inclusosu rol como instrumento de fomento (Bustamante, 2004: 16).
Podemos en definitiva hablar de una crisis de las políticas públicas enmateria de comunicación y cultura caracterizada por:
El desplazamiento del Estado-nación como principal actor político.La desideologización en las formas de mediación cultural.El individualismo y la atomización social.La reducción de la participación pública.La transnacionalización del sistema comunicativo.y la emergencia de múltiples canales y nuevos actores en competencia tanto en el campo de la comunicación como, desde luego, enel sector educativo.
Desde este punto de vista, la denominada «revolución digital» puedeser considerada, en las políticas públicas, como el proyecto ideológicopor el cual el Estado se hace cargo del pasado mientras deja el futurode la comunicación y la cultura en manos del mercado (Martín Barbero, 1999).
En este proceso, la educación se ha convertido en un espacio privilegiado de valorización.
3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crítico
Desde el origen de la cultura de masas, el interés de las industrias culturales por colonizar el sistema educativo ha sido una constante en lahistoria de la Comunicación Educativa, penetrando con éxitos dispares y también con numerosos fracasos el sistema formal de enseñanza(Sierra, 2002). No viene al caso tratar aquí en detalle tales antecedentes.Pero sí al menos reconstruir cómo se han sentado las bases políticas de
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constitución del actual proyecto de convergencia educomunicativa iniciado con la revolución digital, entendiendo que, como es obvio, el replanteamiento de las políticas culturales que hoy tiene lugar no es reciente. Una genealogía crítica de la Comunicación Educativa ilustracómo, desde aproximadamente 1920, el proceso de disciplinamientosocial a través de los modernos medios de comunicación colectiva revolucionó las formas de saber y poder social alterando los usos y concepciones tradicionales de la educación y, en consecuencia, las estrategias públicas de planeación del sistema educativo, de acuerdo con lasnecesidades de mediación ideológica y el modelo dominante de reproducción social. Desde entonces, hemos asistido a un lento y largo proceso de reconstitución paulatina de las funciones estructurales de socialización y reproducción cultural marcado por cuatro etapas:
1. La primera etapa comprende desde el nacimiento de la Unesco(1946) al desarrollo experimental de los primeros programas nacionales de educación para la recepción (1960). En esta fase exploratoria, las políticas nacionales y los estudios prospectivos de organismos internacionales como la OCDE o el Consejo de Europadefinen por vez primera estrategias sistemáticas de integración delos sistemas informativos en las políticas educativas y de desarrollocultural tanto en relación con la televisión educativa como en relación con los medios impresos y de radiodifusión. Con la emergencia de los primeros conglomerados informativos en Europa y Estados Unidos, las políticas de modernización pedagógica favoreceránen esta línea programas de socialización cultural con el concurso delas corporaciones mediáticas. Se trata sin embargo de políticas públicas fragmentarias, inconexas y básicamente sectoriales, esbozadasmás como proyección teórica, de forma exploratoria, que comoprograma práctico de integración.
2. Sólo a partir de la década de los sesenta podemos hablar, en sentidoestricto, de políticas de comunicación y educación (1960-1980),cuando los gobiernos europeos y norteamericanos, junto a paísescomo Japón, México, Brasil o Australia, implementan programasnacionales destinados a integrar los medios de información en el aula ya no tanto de forma experimental como más bien desde una concepción integradora vinculada al proceso de internacionalización intensiva del sector da la comunicación. La reunión de la U nesco enBogotá (1974) anticipó entonces el proyecto de definición internacional de políticas públicas para la comunicación y la educación pa-
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ra el desarrollo con la recomendación a los gobiernos nacionales dedefinir políticas que democraticen los medios y mejoren la contribución de los sistemas informativos al servicio del desarrollo nacional. Idea ésta criticada por las asociaciones de propietarios y directores de medios de comunicación que, desde el principio, calificaroncomo grave amenaza a la libertad de expresión, lo que originó unadura campaña contra el movimiento internacional por la democracia en los medios que dos años después, en 1976, en San José de Costa Rica, daría lugar a una declaración de principios cuya aplicaciónestaba, de antemano, condenada al fracaso incluso en países comoVenezuela, cuyo gobierno fue más que activo en este compromiso.La 1 Conferencia Sobre Políticas Nacionales de Comunicaciónconstituyó no obstante el primer intento serio de reforma públicade la comunicación que en adelante inspirará los primeros esfuerzospúblicos por coordinar el control y desarrollo de las nuevas tecnologías y los modernos sistemas de comunicación en la defensa de lasoberanía nacional. Las recomendaciones emanadas de la reunión deCosta Rica no sólo fueron orientativas en este sentido de la demanda de un intercambio internacional de información más justo yequilibrado, sino también el punto de partida de las primeras medidas para garantizar el acceso y la participación en los medios de todos los miembros y grupos de la sociedad, especialmente en los países del Sur. Esto es, el texto y las recomendaciones de San José noeran tan sólo documentos históricos. Como bien señala ElizabethFax, «debajo de la preocupación central por las políticas nacionalesde comunicación había preocupaciones nuevas, como el surgimiento de una comunicación alternativa» (Fax, 1989: 22). Pero tales formulaciones se producen en un nuevo marco crítico para el alcancede la acción gubernamental en la materia. El cambio experimentadoen las dos primeras décadas de este período en el sistema económico internacional no sólo modifica las bases materiales del modelofordista de regulación y acumulación capitalista diferenciando y especializando la producción a partir de modelos flexibles de organización productiva. Paralelamente, el sistema educativo es objeto deprogramas intensivos de modernización que, en congruencia con lastransformaciones generales del mundo del trabajo, tratan de hacerevolucionar el sistema público de educación de modelos masivos,uniformes y centralizados a sistemas polivalentes, innovadores ypersonalizados de formación flexible y a distancia a través precls.amente de los medios informativos. En este empeño, cobran especial
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importancia las iniciativas nacionales de introducción de los sistemas automáticos de información en el aula y los programas nacionales de comunicación y educación para el desarrollo impulsados,en la mayoría de los casos, al servicio del proyecto globalizador dela economía capitalista, siguiendo las recomendaciones de informescomo «Aprender a ser» de la Unesco. La crisis de acumulación delmodelo fordista da lugar además en esta etapa a la consideración pública del conocimiento como un factor productivo de primer orden.Vinculados a la carrera aeroespacial, las políticas de comunicación yeducación y los programas de ciencia y tecnología son identificadospor primera vez, en Estados Unidos, como vectores esenciales delproceso general de desarrollo capitalista, proyectando las necesidades fundamentales en materia de comunicación educativa en relación con el proceso de integración del mercado mundial. Las teorías dominantes por esta época sobre capital humano o experienciasinternacionales de teleeducación como Barrio Sésamo anticipan, enesta dirección, los principios filosóficos que hoy alumbran los proyectos institucionales de modernización educomunicativa, cuestionando las políticas sociales compensatorias del Estado de bienestary los sistemas nacionales de regulación y organización cultural. Lasrelaciones educativas y culturales pasan así al primer plano de las relaciones internacionales.
3. La tercera etapa comprende de 1980 a 1993, un período marcado porla crisis y reorientación de las políticas culturales en el sistema internacional y la definición de las bases del nuevo modelo de desarrollo del Capitalismo Cognitivo. El fracaso del NOMIC y delproyecto político-cultural del Informe McBride revela, en este sentido, no sólo la clausura de una etapa histórica en la comunicacióninternacional, sino también la reorientación y crisis de las políticaspúblicas, inaugurando un nuevo ciclo histórico caracterizado por laliberalización y desregulación de los sistemas nacionales de COmunicación y educación y el desplazamiento de los resortes del podercultural del ámbito de los Estados nacionales a los medios y corporaciones globales. En este proceso, la educación y la comunicaciónpública serán objeto de interesadas críticas por las fuerzas políticasy económicas hegemónicas. Las políticas culturales contrarreformistas lideradas por la Administración de Reagan y el gobierno conservador de Margaret Thatcher inician, en los años ochenta, bajo elargumento legitimador de la necesaria modernización competitiva,un programa de desmantelamiento de los servicios públicos que so-
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meterá a los medios de comunicación y al sistema educativo a losimperativos del capital de acuerdo a los requerimientos de la oferta y demanda del mercado de la cultura. El conservadurismo neoliberal y su programa de privatizaciones, corporativismo extremo ycompetitividad exacerbada influirán a tal grado las políticas públicas en comunicación y educación que todo proyecto democráticode integración cultural será desestimado en favor de criterios productivistas o instrumentales, relegando el papel de los poderes públicos en materia educomunicativa a una función meramente subsidiaria. Esta situación favorecería lo que Herbert Schiller criticacomo la apropiación corporativa del espacio público, redefiniendolos objetivos de la educación y las funciones y modelo de organización de la comunicación pública según los intereses del capitalismoglobal. La base ideológica de esta lógica política será la explotaciónintensiva del conocimiento del nuevo sujeto posfordista mediante lamovilización individual en interés de la valorización del capital porla que se niega toda perspectiva cultural contraria a las necesidadesdel proceso de acumulación. El sujeto de la educomunicación «selimita a encajar con la mayor perfección en los valores y normas capitalistas, a ser más racional, más competitivo, mejor estimulado porlas recompensas extrínsecas, más sensible a las fuerzas del mercadoy al cambio social y económico dentro del marco capitalista» (Martín Carnoy, 1988: 18), lo que, paradójicamente, redunda en su progresiva descualificación como fuerza de trabajo, acelerada especialmente con la automatización intensiva de la industria que dio lugara la Educación Asistida por Ordenador en los centros educativosmás avanzados, como demuestra por ejemplo la experiencia británica. Años antes, el gobierno de Jimmy Carter trató de «domesticar»el discurso del nuevo orden mundial de la comunicación inventando soluciones «imaginarias» como el Programa Internacional parael Desarrollo de las Comunicaciones (PIDC) a fin de controlar, víadiplomática, los alcances de las propuestas tercermundistas de democratización cultural. El PIDe tenía por propósito superar el escaso desarrollo de las comunicaciones en el Tercer Mundo mediante el procedimiento de la transferencia de tecnologías siguiendo lospreceptos modernizadores de la teoría de difusión de innovaciones.«Estados Unidos insistió en sus propuestas instrumentar lo que algunas delegaciones calificaron de Plan Marshall de las comunicaciones donde los países en desarrollo expondrán sus necesidades ylos industrializados elegirán como en una gigantesca feria aquellas
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que les interesen para su propia economía y desarrollo, generandoasí una dependencia más sutil y corrosiva que acentuará en definitiva la desigualdad» (Casares, 1984: 126). Se trataba de apoyar elnuevo orden con el fin paradójico de consolidar aún más firmemente la vieja situación que se resistía a cambiar: el programa, quepermitió crear iniciativas estratégicas como el ILPEC (Costa Rica),la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba) o ERBOL(Bolivia), mantuvo, sin embargo, una precaria financiación. El ascenso al poder del Partido Republicano, bajo la presidencia de Ronald Reagan, significaría poco tiempo después la renuncia a cualquier tipo de consenso, saboteando el PIDC que su antecesor en laCasa Blanca había instrumentado a fin de bloquear toda reforma democratizadora en materia de comunicación internacional. La Administración de Reagan inició entonces una amplia ofensiva en contra de la U nesco que culminaría con su salida de la organizacióndependiente de las Naciones Unidas, después de reuniones y sucesivos vetos a las propuestas del desarrollo del PIDC, como la suscitada por la Federación Latinoamericana de Periodistas. Si bien elprograma «La comunicación al servicio del hombre» daría prioridadabsoluta en sus declaraciones, al menos conceptualmente, a la ideadel NOMIC, proponiendo fortalecer el PIDC en materia de desarrollo endógeno mediante la introducción de políticas de educaciónde los usuarios en el horizonte de la democratización de las comunicaciones, lo cierto es que para entonces las políticas públicas de laUnesco quedaron definitivamente desprovistas e inhabilitadas paratransformar el sistema de comunicación y educación a escala internacional. El ambicioso Programa Internacional para el Desarrollode las Comunicaciones (PIDC) se convirtió así básicamente en uncompendio de soluciones tecnológicas estimuladas por EstadosUnidos. Problemas de fondo como la creciente transnacionalizacióncultural, la transferencia de tecnologías y de modelos de comunicación occidentales o la redefinición del Estado mínimo fueron sesgando los términos del debate para naturalizar las reformas estructurales de corte privatizador. La «domesticación» de la política delNOMIC queda ejemplificada con el significativo viraje que marcóel desplazamiento del eje de la discusión desde el espacio institucional de la Unesco a la Unión Internacional de Telecomunicaciones.Ya en 1987, cuando Federico Mayor Zaragoza accede a la direccióngeneral con apoyo de los países occidentales, la Unesco comienza aadoptar una posición en materia de comunicación internacional ba-
sada en la defensa del tradicional principio del libre flujo de la información. El Tercer Plan a Plazo Medio (<<La comunicación al servicio de la humanidad») representa el eclipse casi definitivo del movimiento por un nuevo orden internacional de la comunicación,justo cuando los temas que dieron origen al Informe McBride requerían una respuesta urgente. El PIDC terminará así convirtiéndose en un proyecto de orientación exclusivamente técnico. Un añoantes de la publicación del Informe McBride, la OCDE avanzaba elnuevo modelo de modernización capitalista a seguir planteando larevolución tecnológica como el primer paso hacia la denominada«sociedad posindustrial», La revolución electrónica --concluía laOCDE- cambiará la faz de las sociedades industriales. La producción, transmisión y procesamiento de los más variados tipos de información pasarán a ser el corazón de la actividad económica y lavida social... A través de sus lazos con el procesamiento de datos ylas telecomunicaciones, el complejo electrónico será, en el próximocuarto de siglo, el polo principal alrededor del cual se reorganizarála estructura productiva de las sociedades industrializadas. La revolución electrónica podía crear, de acuerdo a las prospecciones de laOCDE, un nuevo entorno de disponibilidad económica que exigíatambién la automatización de los flujos de información educativa.La reducción de costos, gracias a la miniaturización basada en microprocesadores, el aumento de la capacidad productiva y de la velocidad de transmisión mundial de datos a través de los sistemas detelecomunicaciones basados en fibras ópticas y el uso de satélites estaban llamados a transformar la faz de la estructura económica, porlo que la educación debía responder a los mayores niveles de cualificación y a los nuevos criterios de aumento de la productividad. Elcontexto en el que se produce la expansión de la era electrónica y,posteriormente, la alfabetización informática es el de un tardocapitalismo monopolístico en crisis que tratará de resolver sus principales contradicciones con el proyecto de reestructuración conservadora de Estados Unidos e Inglaterra bajo el paraguas tecnológico dela Sociedad de la Información, introduciendo una nueva forma deorganización de las formaciones sociales a partir de una concentración más intensiva del poder y del capital al margen del Estado, cuya función quedará reducida a garantizar las condiciones de reproductibilidad del capitalismo como dique de contención de lasdemandas sociales, canalizando políticamente la democracia fueradel ámbito económico hacia la esfera comunitaria de los valores tra-
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dicionales. La dialéctica entre las estructuras internacionales económicas e informativas ilustra a este respecto la verdadera funciónde la informática en la comunicación educativa. Con la crecientecomercialización de los recursos informativos, el surgimiento deu.na economía computerizada dependiente de la empresa transnacional y la apropiación privada de las nuevas tecnologías de la información y de informatización social tenderá a priorizarse la mercantilización del sector educativo. Como advierte Schiller, «alavanzar la computerización y procesamiento de información en laec?nomía, c~ece la influe.ncia de las compañías que se lucran conla información. Las cuesnones de producción, organización, almac~n.amiento y disemin.ación de la información son analizadas y decididas sin la presencia de representantes de lo público» (SchilJer,1993: !01). El desarrollo de la industria telemática y la apertura delos flujos transfrontenzos no sólo significarían el dominio hegemóruco de la empresa transnacional y del capitalismo financiero. Másallá aún, el flujo de datos transfronterizos supondría el inicio de la~ecadenC1a del sector público y el inicio de la pérdida de monopoha sancionador por parte de los Estados nacionales. De hecho, elprimer efecto que desencadena la formación de los grandes trust dela informática será el progresivo desmantelamiento y privatizaciónde los grandes servicios públicos, incluida la educación. La décadade la revolución de las comunicaciones es también el período en quelas grandes corporaciones electrónicas se erigen entre las diez primeras empresas productivas de materiales pedagógicos. Xerox,RCA, ITT, General Electric y Litton, entre otras, inician una lentapero eficaz penetración en el campo educativo. En el sector de la industria informática, los grandes fabricantes de hardware inundan lases~uel~s con pr<;>gramas y contenidos educativos en un entorno ybaJO. ~ormulas distractoras, «Las asociaciones que consagran la extensión de las normas de la producción de masas y su aplicación a~ectores. que, como la educación, habían quedado al margen de lasImpOSICIOnes del beneficio máximo se producen (entonces) en unmomento en que los aparatos ideológicos del Estado capitalista hanalcanzado otra madurez» (Mattelarr, A. y M., 1981: 58). La contraofensiva liberal coincide así, por un lado, con el proceso de transnacionalización económica y de renovación del sistema educativoobligado a iniciar su apertura pragmática a los requerimientos del~ercado para adoptar las nuevas tecnologías de la industria electromea, mientras que, por otra parte, se promovía desde las empresas
transnacionales un creciente vacío de lo público que, en última instancia, deslegitima el papel educativo del Estado.
La introducción y dominio del discurso publicitario en el espaciopúblico será utilizada por los sectores conservadores como una especie de cruzada educativa para hacer comprender a la gente común elfuncionamiento de la economía en términos favorables a la empresaprivada. Pablo Casares ilustra cómo la nueva derecha utilizará la educación y la comunicación en la batalla por un nuevo orden, integrando todo tipo de movimiento social a través de las nuevas tecnologíasinformáticas mediante el manejo del sistema global de información yconocimiento al servicio de los intereses capitalistas definidos en lanueva educación económica. «Para lograr estos objetivos, se proporcionan cursos a los maestros de escuela a través de centros especializados y universidades, y así promover una actitud favorable hacia losplanteamientos neoconservadores [...] También se promueve la formación de organizaciones a favor de la libre empresa en universidades y se financian plazas de maestros para que fomenten actitudes favorables al sistema capitalista. En suma, para enfrentar a los mediosde comunicación y a la contracultura, los empresarios han desarrollado una amplia estrategia educativa y de comunicación: capacitación empresarial, campañas publicitarias y programas de relacionespúblicas, cursos a empleados, propaganda en las empresas y programas dirigidos a la comunidad; cursos para maestros, promoción demateriales didácticos en las escuelas y de organizaciones favorables alcapitalismo monopolístico. Así, los empresarios, las compañías y lasgrandes corporaciones norteamericanas lanzan lo que conciben como la evangelización a través de la educación económica» (Casares,1984: 105). La informática resulta en definitiva no sólo un nuevo tótem tecnológico para la empresa transnacional, sino también el vehículo de propaganda y organización capitalista que dará pie a unnuevo paradigma neoliberal basado en la educación, el control y lainformación de los ciudadanos, en función de una nueva «cultura organizaciona1». Las promesas de la era de la información en la AldeaGlobal son resultado, en fin, de un programa de propaganda comercial de las empresas suministradoras de bienes de equipo y software informático al servicio de la nueva norma de consumo y producción posfordista, de forma similar a como surgió la radiodifusióncomercial.
4. Esta misma lógica anima el auge de las políticas educomunicativasen la primera mitad de la pasada década y, desde luego, aún hoy ins-
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piran las múltiples iniciativas públicas de desarrollo de la SGI. Apartir de 1995, con la definición del proyecto norteamericano degIo~alización cultu~al asumido por el G8, la dialéctica de recornpoSIClOn de los servicios públicos de comunicación y educación y eldesmantelamiento del Estado de Bienestar keynesiano modifican lascondiciones socioculturales del modelo de desarrollo económicoimpulsando una política cultural basada en la «delegación de poderes» y en el «proceso deliberado de subterfugios, deformación,ocultación y dejación voluntaria» dirigido a reproducir el sistemaasimétrico de dominación en el campo de la comunicación y la educación. De acuerdo a estas condiciones, el Estado se va a orientar endos sentidos: «uno está relacionado con la necesidad de encubrir opor lo menos, desplazar la responsabilidad de las insuficiencias y de~sigualdades intrínsecas del capitalismo. El segundo tiene que ver conel requisito de ju~tificar sus propias actividades, disimulando, poreJe~plo, sus relaciones con el capital mediante una postura de neutralidad benevolente. Cuando el capitalismo no consigue aportarprospendad y oportumdades, se COrre el riesgo de que la gente norepare sólo en los problemas estructurales del sistema educativo, sino en los fundamentos del modo de producción» (Whitty, Power yHalpin, 1999: 64). Las políticas culturales contemporáneas foment~n.por ~Ilo un discurso y una cultura pública de la responsabilidadCIVil limitada que pone el acento no tanto en los aspectos políticosde los programas modernizadores de competencia y productividadcomo en los criterios económico-empresariales que gobiernan la acción institucional de los responsables públicos en materia de comunicación y educación:
Más aún, las acciones del Estado, Con cada vez menos recursos destinados a estos fines, tienden a abrir caminos a la mercantilización de lacultura, e incluso se impregnan en su propia actuación directa de la dinámica del mercado, por lavía de la racionalización de costes y rentabilidades (Bustamante, 2004: 18).
Actualmente, las dimensiones económicas y culturales de la comunicación no pueden ser disociadas del proceso general de intercambio y delas políticas estratégicas de integración económica regional, del mismomodo que «el sentido último de las políticas audiovisuales resulta difícil de entender fuera del marco de las políticas de comunicación y. enun plano más general, de las propias políticas culturales» (Giordano yZeller, 1999: 32). La exposición detenida y consistente de las bases de
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la política de comunicación y educación en la era telemática exige, porlo mismo, vincular este ámbito al marco general de desarrollo de las políticas culturales, especialmente, como veremos, por las característicasdefinitorias del proyecto Sociedad de la Información, en el que convergen no sólo el audiovisual y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sino, más allá aún, la propia política cultural yeducativa y el desarrollo económico y territorial.
4. Comunicación educativa, cultura y desarrollo.Una aproximación interdisciplinaria
La información y los flujos de datos son hoy el más formidable instrumento político y económico de nuestro tiempo. Toda acción social aparece. en la actualidad, filtrada por modelos de representación mediadadel mundo cuya función jerarquizadora y «configuracional» performa,individual y colectivamente, el proceso de adquisición de conciencia,estructurando en la práctica nuestra percepción acerca del mundo. Así,los procesos, técnicas y medios públicos de información mediatizan lospatrones culturales, las actitudes y valores del conjunto social, influyendo poderosamente en las formas de acción y organización colectiva. Al introducir nuevas condiciones de sociabilidad, la influyente actividad de las industrias de la cultura plantea, a este respecto, cuestionesteóricas significativas para el desarrollo social que demandan, imperiosamente, una definición clarificadora como objeto de estudio y, en coherencia, una nueva lógica de producción del conocimiento social encomunicación. La constatación reflexiva del campo sobre este punto hamotivado en parte una ruptura epistemológica -si es posible, como tal,afirmar categóricamente la emergencia de un giro o evolución hacia unanueva cultura de investigación- en nuestro ámbito, que tiende a integrar las cuestiones centrales de investigación en comunicación desdeuna filosofía productiva y materialmente consistente con las necesidades y potencialidades subjetivas y sociales de la realidad. En este marco u horizonte cognitivo, para intentar comprender el papel a jugar porlos medios y nuevas tecnologías de la comunicación en el proceso deenseñanza-aprendizaje, conviene preguntarse acerca de las relacionesentre el sistema educativo y la sociedad, con el fin de saber entenderdespués cómo interviene la comunicación en los procesos de transformación educativa que experimentan las sociedades tardocapitalistas.
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El análisis global en el que se insertan estas nuevas condiciones pondrá en evidencia las relaciones permanentes entre los requerimientos detransformación de la escuela del sistema productivo y el sentido de lasactuales propuestas de renovación pedagógica. Esta ampliación deperspectivas no tiene por qué invalidar la investigación pedagógica dedicada al análisis de la aplicación didáctica de los nuevos medios. Pero,de acuerdo con el profesor Bernard Miege, parece lógico reconocer lanecesidad y pertinencia de este enfoque globalizador como prioridadpara el pensamiento político si no se quiere disociar el sentido de las lógicas sociales de la comunicación respecto de la educación en camposde estudio separados, tal y como sucede en la actualidad, al margen incluso de las determinaciones económicas. En el análisis de las diversasexpresiones y políticas educativas de aplicación de los medios de enseñanza, podremos de este modo distinguir entre algunos intentos de penetración de las nuevas tecnologías en la escuela y/o el uso como auxiliar pedagógico de las mismas, y la alternativa del desarrollo educativode los nuevos medios como formas de expresión y comunicación dinámica y como herramientas de renovación y compromiso democrático desde el punto de vista del interés público.
Desde el punto de vista político, el abordaje teórico de esta articulación se nos antoja estratégico. Máxime cuando:
Las disciplinas sociales y las ciencias socioeducativas contemporáneas sonfundamentales a la hora de crear narrativas de salvación e imaginerías nacionales. Las ciencias educativas sirven para consagrar las representacionesculturales que son históricamente fabricadas para producir una nacionalidad (nation-ness) y también ofrecen un terreno en el que se producen lasdisputas sobre las imaginerías nacionales y el alma. Los discursos cicntfficos sobre la reforma escolar que circulan entre naciones y en foros internacionales son más que formas de representar aproximaciones a la educación más eficientes: representan imágenes y principios del ciudadano queha de participar y actuar dentro de cadauno de los diferentes sistemas nacionales (Popkewitz, 1999: 144).
Las cuestiones relativas a la información/comunicación y su impacto enlos procesos de desarrollo constituyen por lo mismo un tema prioritario de la agenda pública de organismos internacionales y sociedadescientíficas, delimitando, prácticamente, un campo problemático que sinlugar a dudas determina nuestro presente, configurará el futuro y hastaprevisiblemente modificará culturalmente, si pensamos en los sistemasde información digital, las bases culturales de la memoria colectiva.
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En general, las políticas públicas tienden a as~m~r la educaci~n como un factor estratégico para el desarrollo econorruco desempenandola comunicación un papel central en el nuevo escenano complejo detransformaciones multidimensionales que tienen lugar en la economíamundo. El desarrollo informacional global -argumenta el profesorCastells (1997)- es social porque es goberna~o por el desarroll~ de redes sociales, por la inteligencia y las insti~clOnes de apre~dlzaJe, e~toes, por la dimensión subjetiva de la creacion y la innovacion. De ah! elcírculo virtuoso entre desarrollo y bienestar, a partir de las complejasrelaciones entre ciencia, tecnología y producción social.
Ahora bien, como demuestra Mattelart (1993), la historia del desarrollo de este supuesto círculo virtuoso ilustra cómo el progreso de lasfuerzas productivas y los medios y sistemas d~ información, no ha idoacompañado por el desarrollo de las potencialidades tecn~loglcas parael desarrollo cultural por la apropiación privada y el ~so Illst.rumentalde la «comunicación como dominio», Antes bien, las industrias culturales están por lo general sobredeterminadas, de acuerdo con el profesor Bustamante (2004), por cuatro lógicas o tendencias dominantes:
1. La intensiva concentración tanto vertical como horizontalmente en
grupos multimedia. .. . .,2. La dependencia del capital financiero para la viabilidad del mercad,o.3. La orientación mercadológica a través de campañas de promoclOn
intensiva sobre éxitos ya comprobados.4. La globalización cultural.
El protagonismo actual de las políticas ~ulturales.puede ser interpretado, en este sentido, como la reeditada Idea mixtificadora del desar:ol1ismo de la teoría de difusión de innovaciones que vuelve a depositaren los medios y tecnologías de la información las bases modernizadoras de la economía y el propio progreso social, .toda vez que,.hoy sí, lacomunicación, la educación y la cultura constituyen un activo sectorpara la economía. La novedad es que la noción misma de desarrollo hasido radicalmente modificada, en la década de los noventa, como resultado de la transformación de la estructura global de la comunicación, que ha redefinido su participación en el desarroll~ social y losprincipios rectores de articulación con el sector productivo desde losparámetros e intereses de la economía global. ,
La recuperación o redescubrimiento social de los problemas de Comunicación y Desarrollo en la agenda pública tiene lugar, en este sen-
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t~do, en un contexto de despolitización de la investigación comunicológica y de dominio de un nuevo funcionalismo cultural basados enuna concepción científica y un discurso público que reedita el mito dela transparencia y l~ restringida teoría liberal de los medios como can~les, dlfusor?s o .slmplemente ventanas abiertas al mundo exterior.Ejemplo c~mun e Il~str~(¡vo de esta lógica es la definición del procesode expansión comunicacionn] contemporánea a partir de la noción macluhiana de Aldea Global:
En este. es,,?acio de ~odificación profunda de las estructuras productivasd:l ca~Jtahsmo posmdustrial, lo social como proyecto ha caído en el VaClO -Lipoverskvc, la cultura se presenta como un proceso de combinaciónde formas y d~ fotmalización del gusto, de presentación neobarroca, demoda.y superficialidad, lo que no resulta extraño porque si se sustituyela SOCIedad por el mercado, inmediatamente la cultura se convierte enmoda. El posmodernismo c?mo lógica cultural del capitalismo tardío seaparta de ~ualqU1e~ vinculación ~ntre la cultura y la políticacotidiana activa, rompiendo as! u~ p~anteamle~to que había sido básico y fundarnenta~en los nu.evos movimienros SOCIales de los años sesenta, tal como hansen~lado re~teradamente sus más conocidos estudiosos, por ejemploAlam Tourame o Alberto Melucci, y que no era otro que el de convertiren todo momento la Culturay la vida cotidiana en política (Alonso 1992'132). ' .
Hoy las estrategias de articulación de la comunicación para el desarrollo y los sistemas telemáticos de aprendizaje tratan, en consecuencia deocultar las formas de relación y poder simbólico y material. Un'esfuerzo del todo inútil, pues, como recuerda Apple:
Qué se acepta como conocimiento, Cómo se organiza, quién está capacitado para ense,ñarlo, qué se considera muestra adecuada de haberlo aprendido y -tan cntico como lo antenor- quién tiene la potestad de preguntar yresponder todas est~s cu~stiones son aspectos y parcelas de cómo la domin~clOn y la subordinación se reproducen y alternan en cada sociedad.SIempre hay, I.'0r tanto, ~na política de conocimiento oficial, una políticaque lleva conslg? e~ contlicto con respecto a lo que algunos consideran como m~e~as descnpcI~nesneutrales ?;l mundo y otros como concepcionesde la élite que capacitan para la accron a unos grupos mientras incapacitana otros (Apple, 1996: 48).
La forma! diseño de los contenidos socialmente sancionados comocultura, aSI como los procesos de producción y planeación educomu-
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nicativa, constituyen pues un campo estratégico de antagonismo y lucha de intereses pues:
A medida que se va haciendo cada vez más patente que la política de la cultura constituye una fuente esencial y no secundaria para la conformaciónde la política cotidiana y global, la cultura de la política proporciona losmarcadores ideológicos necesarios para establecer los referentes éticos y públicos para pensar en los límites de esta nueva unión entre tecnología ypolítica. La cultura ya no está relegada al Olimpo de la cultura elevada,nise desestima sumariamente como un simple reflejo de la base económica.sino que ha conseguido ocupar finalmente un lugar apropiado en el ámbito institucional y productivo como objeto esencial de debate, una poderosa estructura creadora de significados que no se puede abstraer del poder,y un ámbito de lucha intensiva sobre cómo deben perfilarse las identidades, definirse la democracia y recuperarse la justicia social como elementofundamental de la política cultural (Giroux, 2001b: 16).
Toda política educomunicativa se produce -por ello- inevitablemente«a partir de conflictos, tensiones y compromisos culturales, políticos yeconómicos que organizan y desorganizan un pueblo» (Apple, 1996:47). Un claro ejemplo de este principio es el de las nuevas políticas decomunicación y educación que orientan actualmente el desarrollo delas autopistas telemáticas.
Un reto prioritario, en este sentido, es desarrollar la capacidad crítico-reflexiva de la investigación en Comunicación Educativa para, ante lanueva economía política del conocimiento, trascender las contradicciones y lógicas consustanciales a este tipo de políticas públicas, diseñandolas bases de una alternativa democrática consistente frente a la crisis yvaciamiento de la racionalidad pública, la complejidad cultural del cambio tecnológico, la autonomía, descentralización y competitividad educomunicativas y la progresiva mercantilización del conocimiento.
Desde un enfoque sociocrítico, el análisis de las políticas culturalespasa prioritariamente, a nuestro entender, por cartografiar el contextode determinaciones múltiples de la sociedad capitalista relacionando laeducomunicación con el proceso de acumulación de capital social ycultural, por un lado, e integrando el análisis de las políticas de comunicación y educación con las condiciones de trabajo y las necesidadesde calificación del sistema productivo, por el otro:
Los trabajadores culturales tendrán por tanto que volver a abordar una política de representaciones y el discurso de la economía política, tratando de
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sus diversas interrelaciones como una forma de trabajo cultural que rechaza la dicotomía material/cultural. El resultado podría ser comprender cómo tales modalidades se interrelacionan dentro de contextos diferentesmás allá de las fronteras nacionales (Giroux, 2001a: 121).
Pues hoy la planeación de las políticas culturales viene además condicionada por procesos de deslocalización y globalización económica, deapertura y mutaciones tecnológicas a escala planetaria, que traspasan elmarco tradicional de los Estados nacionales. La recomposición de losservicios públicos ha redefinido el rol del Estado rearticulando las relaciones entre comunicación, educación y gobierno en virtud de una filosofía de la libre competencia que reduce el aparato del Estado a una función básicamente evaluadora, mientras se acentúan las contradiccionesentre medios globales, educación pública y currículo nacional. Especialmente en las industrias culturales el proceso de concentración y privatización es ya más que notorio, imponiéndose el principio de «todomercado" con un retroceso significativo del peso del sistema público:
La concentración digital tiende a dar un salto cualitativo en los últimosaños, aunque en muchos casos puede diagnosticarse como un movimientopreventivo ante el cuestionamiento del poder de las redes de distribuciónclásicas. En todo caso, asistimos a estrategias sistemáticas de control de esasredes físicas (como las logísticas para la venta off-fine), a una carrera haciala acumulación de enormes carterasde derechos de contenidos, a la absorción de los nuevos agentes (como Time Warner-MP3/Sony; o NapsterBMG) y al intento de monopolizar las redes digitales y los contenidos a untiempo por fusiones (AOL-Time Warner, Vivendi-Seagram-Usa Network)o alianzas, con serios interrogantes sobre su neutralidad y garantías de nodiscriminación (Bustamante, 2004: 24).
En este escenario de concentración y convergencia de las redes digitales, la articulación del sistema de formación reglada con un modeloeconómico productivista de integración global, de organización de medios educomunicativos en un escenario de obsolescencia y aceleracióntecnológica intensiva y creciente dualización social, y de acreditación yvalidación cultural según la lógica de mercado, perfila nuevas bases deactuación política marcando límites y condiciones originales a la intervención pública que cuando menos exigen una identificación y el reconocimiento consciente de los paradigmas y objetivos políticos-económicos en materia de Comunicación Educativa. Pues en juego está larespuesta y tratamiento equilibrado de múltiples retos como:
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La reforma institucional del sistema público de enseñanza.La investigación y evaluación de los programas de innovación y de-
sarrollo.La extensión de redes de aprendizaje.La redefinición de roles y funciones culturales básicas.La alfabetización tecnológica.La organización y gestión social del cor;oómiento. .' ,O la regulación local y global de las actividades de cornurucacion y
educación.
El primer paso en esta dirección debe traducir~e.en la redefinición delas relaciones entre políticas culturales y la política ~n genera~ y entrepolíticas culturales y pedagogía des.de un enf~quemas generauv,: J:' radicalmente democrático que conciba la política como una acuvldadformativa comprometida con la vinculación de los textos culturales conlos contextos institucionales que dan sentido a los marcos y normas deacción en los que habita el sujeto de la nueva econo,mía P?lític.a del conocimiento. «Convertir la política en algo pedagógico implica p1a?tearse cómo funcionan verdaderamente la dominación y la resistencia,cómo se viven, qué las mueve y cómo ambas despliegan poder y son ensí mismas una expresión de poder» (Giroux,2001b: 138); Se trata de diseñar «una política abierta, más comprometida: un~ P?lmca que re~pete la especificidad y los distintos lugares, sin prescindir de las consideraciones globales; una política que proporcIOne nuevos espacI~s don?egestar una labor colaboradora, comprometida con el cambio SOCialproductivo (Giroux, 2001b: 141). , . .
Frente a la concepción instrumental de las políticas de comunica-ción y educación, el análisis y diseño democráti,co. de los progr~maseducomurucativos se plantea pues como :rna practica .de reflexividadsocial colectiva de discusión pública dialógica sobre los.mtereses y contradicciones internas de los proyectos de estructuración y coordinación sociocultural: de las estrategias de comprensión a las iniciativas decompromiso y transformación social.
5. Economía Política de la Comunicación y CapitalismoCognitivo
En las páginas anteriores hemos fijado el n,'arco y presupuest,o,' filosóficos de una aproximación interdisciplinana al problema político de la
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Comunicación Educativa apuntando la importancia y necesidad dedesplegar la potencia reflexiva de la investigación educacional a partirdel contexto sociopráxico. El ámbito de actuación y pensamiento de esta apuesta cultural es el tardocapitalismo, un modelo de mediación quepresupone no sólo una específica relación capital/trabajo, sino sobretodo un sistema organizador y un lenguaje que privilegia la racionalidad económica sobre la política. Por ello es necesario pensar problemascomo el de la comunicación y la educación desde la Economía Política, máxime cuando se vienen estableciendo nuevos fundamentos políticos en la relación comunicación/educación desde la racionalidad económica como base del modelo de desarrollo.
La demanda de cooperación y adaptación de las instituciones educativas al mundo empresarial para una formación a lo largo de la vida,flexible, de calidad y efectiva, desde el punto de vista de los retos de laglobalización, es la punta de lanza de un nuevo modelo de organización social del Estado y del espacio público en torno al campo culturalen el que el capitalismo es tanto un modo técnico de control como unalógica de socialización y articulación social, de potenciación y evaluación del cambio histórico posmoderno que está colonizando todos losmundos de la vida. Ciertamente, la historia misma del capitalismo es,desde su misma génesis, la narración épica de un proceso incesante deampliación de fronteras y subsunción de formas productivas tradicionales, a través de la continua refuncionalización de los procesos y relaciones sociales de producción según las exigencias del capital. Por esodecimos que la globalización ha sido siempre una tendencia históricanatural del capitalismo. La revolución de los sistemas de mediación cultural, denominada Sociedad de la Información, Sociedad del Conocimiento, Sociedad-red o Nueva Economía, representa en fin una mutación sustancial y, desde luego, contradictoria, del gobierno y deldominio del capital. Podemos hablar de revolución tecnotrónica, desociedad cognitiva o sociedad digital, las denominaciones a este respecto son numerosas y no vamos a repetir aquí los lugares comunesque abundan en la literatura sobre la materia. Lo que, en verdad, es definitorio del nuevo modelo de mediación es la explotación intensiva dela producción inmaterial como eje de articulación y organización deldesarrollo social. A esta nueva forma de gobernanza la vamos a denominar "Capitalismo Cognitivo", para designar un sistema cuya lógicadel valor basada en la difusión del saber y la producción del conocimiento hoy disciplina y coloniza también sectores como la enseñanza,la producción cultural, la Investigación y Desarrollo, la innovación tec-
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nológica o, en general, la industria del entretenimiento de acuerdo conlas necesidades expansivas del capitalismo posfordista. Definimos esteCapitalismo Cognitivo como un modelo de integración mundial regido por interacciones y flujos de información constan.te.s y aceleradosentre países y el control y subsunción total de toda actividad social porel capital. Resultado de este cercamiento es la fragilidad del conocímiento como mercancía y el empobrecimiento de la función pública intelectual y de la comunicación y la cultura en general. .
Justamente, en el marco actual del capitalismo que tiende a transformar en mercancía todo tipo de valor de uso e informatizar la producción de toda actividad económica hay que entender el proceso desubsunción del espacio público educativo por el capital. Al tiempo queel trabajo y la sociedad son atravesados por las redes telemáticas, se informatizan y hacen inteligentes, la creación inmaterial es hegemónicaen el ecosistema social, no tanto cuantitativa como cualitativamente."En otras palabras, el trabajo inmaterial se encuentra ahora en la situación en que estaba el trabajo industrial hace ciento cincuenta años,cuando representaba una pequeña fracción de la producción global yse hallaba concentrado en una parte reducida del mundo, pese a lo cualejerció su hegemonía sobre todas las demás formas de producción"
(Negri y Hardt, 2004: 138).. . . .., ,Actualmente, la gestión del capital del conocirruento, la partlCIpaClOn
creativa del trabajador y la extensión de los afectos son identificadascomo factores fundamentales en la productividad del capitalismo. Loscírculos de calidad, la gestión participativa, las jerarquías suaves y el trabajo como juego, la dirección 50ft y la producción flexible constituyenexigencias elementales del modelo do"?inante de prod~cció? El p.ro~eso productivo puede así cumplir las exigencras de valorización capitalista por medio del proceso de cooperación que trasci~?de la~ f~rmas dejerarquía y dependencia típicas de! modo de producclOn.capitalista, mediante la disposición del conocimiento teórico o expenmental entre e!conjunto social, entre las redes de interacción gracias a las NTIC:
Agudizamiento y mayor complejidad de las formas de competencia, modificaciones de la composición interseetorial de la acumulación, y cambiosespectaculares en la división internacional del trabajo, acumularon susefectos para hacer de los fac~ores p~opiamente ind~~triales en ju~g~ -entendidos aquí como estrategias conjuntas de selección de procedimientosy de productos- el terreno central donde se decide la competitividad y lacapacidad relativa de las diferentes economías para avanzar en el seno de
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las turbulencias y de la incertidumbreesencial que desde hoy caracterizanla economía mundial. En ese nuevo entorno, el tipo de uso hecho de lasnuevas tecnologías, pero más generalmente del conjunto de las innovaciones técnica, organizacionales o sociales que acompañan a la era de la electrónica, ocupa un lugar clave (Coriat, 1993: 13).
De acuerdo con esta lógica, la determinación del trabajo intelectual porla lógica del valor irá proporcionalmente in crescendo COn la dependencia del capital y del proceso de producción de la ciencia y la tecnología.Por ello, en las dos últimas décadas, las políticas públicas han comenzado a reconocer el papel motor del conocimiento científico en el desarrollo económico Con el consiguiente aumento de la inversión pública, resultando por ejemplo que el gasto en I+D en Europa entre 1998y 1999 ha sido de casi el 40%, y la tendencia en los últimos cinco añoscontinúa al alza.
Pero la dimensión económica de la formación y el conocimiento noes nueva. A partir especialmente de la década de los setenta, cuando como hemos visto surgen las primeras políticas de comunicación y educación, tres historias conexas, explica el profesor Coriat, convergenpara convertir la electrónica en eje articulador de la producción posfordista: la disciplina y organización del trabajo; en segundo lugar, lasestrategias de valorización de los capitales; y, finalmente, el desarrollocientífico-técnico. Ello exigirá una vigorosa y activa política de inversión en recursos humanos superiores (investigación, educación continua, formación tecnológica... ) en respuesta al nuevo modelo de trabajo productivo. La idea de que, sin una capacitación adecuada de lamano de obra, el sistema productivo tiene pocas posibilidades de hacerfrente a la competencia internacional, encontrará por ello como correlato complementario los conceptos-panacea de calidad total y globalización para explicar los retos educativos del nuevo contexto.
En la medida que la productividad económica cambia radicalmenteen su forma y contenido, en el origen, las exigencias de competitividadindustrial apuntarán la necesidad de una nueva política de recursoshumanos. «Al penetrar este vector informacional en la producción material ha convertido la producción en masa en especialización flexible,donde la configuración del producto y la producción asistida por ordenador antes que adaptarse al consumo masivo se dedican a segmentary adecuar su oferta a nichos muy específicos de demanda personalizada [... ] El neofordismo o posfordismo intenta introducir -ya sea en lagran fábrica, robotizada y modularizada ahora, ya sea en redes de pe-
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queñas empresas coordinadas en distritos industriales-:-la s';lficienteflexibilidad para satisfacer las demandas de mercados mas articulados, sinperder niveles de productividad Iordista» (Alonso, 1992: .128). Lo queconsecuentemente proyectará un nuevo modelo de trabajador, nuevascompetencias cognitivas:
La distribución y la organización de las tareas en trabajos directos e indirectos, su asociación o disociación en perfiles de puestos, así como los m.odos de coordinación entre entidades, se convierten en la condición de extstencia y de posibilidad de las economías de gama y de variedad, de laseconomías de organización o incluso de las economías de aprendizaje y deexperiencia (Coriat, 1993: 178).
En otras palabras, asistimos, como en su momento describiera Gramsci en su análisis de la «revolución fordista americana», a Un proceso demetamorfosis y disciplinamiento del trabajo, cuyas condiciones y regulación hoy se centran en el campo comunicológico y en el factor subjetivo. La centralidad de esta dimensión subjetiva responde: en realidad,a la subsunción social de la vida en su conjunto por el capital. El hombre mismo, dirá Marx, pasa a ser el capital fijo más valioso del procesode producción, y su actividad creativa la base y posibilidad misma dedesarrollo y sostenibilidad del capitalismo. En la llamada por Gramsci«revolución americana», el filósofo italiano observa la organizacióncientífica del trabajo como un sistema de transformación autoritaria delproceso de producción que altera significativamente la relación existente entre las condiciones domésticas y la lógica del mercado para lareconstitución de la fuerza de trabajo y, en suma, del proceso de valorización capitalista mediante el control físico y social. Hoy, en cambio,la noción de desarrollo sostenible y la producción flexible e informadapresupone un modelo constituyente de regulación social «democrático» y cooperante. Esto es, la reconstitución posfordista del trabajo setraduce en el estímulo de la productividad humana por medio de la cooperación y los programas de información y comunicación interna, queadaptan y actualizan la cultura corporativa de la empresa en VIrtud delas demandas aleatorias del mercado, al tiempo que se amplía la explotación intensiva de la comunicación y las formas culturales acelerandolos procesos de intercambio simbólico, colonizando los mundos de lavida y de relación social, y promoviendo la cooperación y redes de interacción y conocimiento compartidas, primero a nivel del consumo, yen segundo término desde el punto de vista de la producción.
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La progresiva integración global y la convergencia de las nuevas tecnologías de la información y el conjunto de las actividades sociales entorno a los modos de valorización capitalista en el campo de la comunicación y la cultura han favorecido en las dos últimas décadas unaampliación significativa de los espacios de reproducción económicamediante el desarrollo de nuevas formas de industrialización y comercialización del trabajo creativo, y de la esfera simbólica en general, que,como consecuencia, han transformado la lógica de reproducción,modificando las condiciones materiales de socialización y expresión~ultural. La conciencia de este papel jugado por la información y laindustria de la cultura ha llevado a la teoría económica a un replanteamiento de su objeto de estudio, desplazando la concepción neoclásicapor una perspectiva informacional de los procesos de producción e int~rcambio en virtud básicamente de la constatación de la elevada capacidad de producción de plusvalía en la acumulación intensiva de capital del sector comunicativo. La constatación de la preponderancia delos bienes y servicios de información y conocimiento en la economíacapitalista reformula la idea avanzada por Marx sobre el papel indirecto jugado por el saber abstracto en el incremento de la productividad,al demostrarse que el «intelecto general», lo inmaterial de la información y el conocimiento, es hoy una fuerza directamente incisiva en laproductividad y desarrollo del Capitalismo Cognitivo. La creación, eltratamiento y la transmisión de información son pues hoy fuentes estratégicas de productividad y poder con la revolución digital. En lostérminos de Marx, el conjunto de los conocimientos tiende hoya transformarse en una «potencia productiva inmediata».
Tradicionalmente relegado al ámbito improductivo de la actividadsocial general, el estudio de la economía del campo inmaterial de la información y de la cultura cobra así en nuestro tiempo una función estratégica en relación con los procesos de desarrollo y crecimiento económico, así como en la actual configuración de lo que, vinculado alproceso de globalización, algunos autores han convenido en denominar «economía-mundo», una nueva etapa del modo de producción yacumulación de capital a partir de las transformaciones iniciadas con laRevolución Científico-Técnica y las políticas de Investigación y Desarrollo (I+D) en los años setenta del pasado siglo.
De acuerdo con Marx, en la medida que el capitalismo y la revolución industrial se desarrollan la creación de riqueza efectiva dependemenos del tiempo de trabajo y cobra mayor importancia la influenciadel estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología aplica-
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da a la producción. Pero esta función directamente productiva es problemática:
En el circuito productivo del capitalismo industrial, el trabajo genera conocimiento y el conocimiento, a su vez, genera valor. De este modo el capital, para valorizarse, no sólo debe subsumir -con arreglo a términos marxistas- eltrabajo vivo, sino también elconocimiento que genera y que poneen elcircuito. Ahí residen precisamente las dificultades de esta subsunción,que impiden reducirde manerasimple el~o~ocimiento. ~ capitaly 9ue, porconsiguiente, dan sentido a la idea de capitalismo cogrunvo (MoulierBoutang, 2004: 100).
Frente a este obstáculo, las políticas neoliberales confían en el poderdemiúrgico de las tecnologías electrónicas como tabla de salvación:
La irrupción de las tecnologías nuevas es una de las causas centrales de lacrisis actual; sin embargo, su difusión en toda la economía y el desarrollode los nuevos productos que favorecen, serán la salida [...] Se anuncia entonces el fin del sistema de producción en serie, y su cambio a otra organización general de la figura central y la clave de un sistemaque pone enpráctica principios nuevos de coordinación entre agentes, y en donde domina una innovación fuerte y permanente de productos [...] De la empresa individual, de las condiciones de su valorización, a la organización industrial de conjunto, es decir a la acumulación de capital considerado anivel social, nos enfrentamos con una cadena de transformación continua(Coriat, 1993: 143).
En este contexto de transformaciones aceleradas como base de reproducción del capitalismo adquiere sentido el empeño de las políticas públicas por garantizar la socialización de las nuevas tecnologías electrórucas.
Decíamos en la introducción que el objeto principal de nuestro estudio es el análisis de las «lógicas sociales» de ampliación del modo deproducción capitalista, las formas de implantación transnacionales ! lamicropolítica de la comunicación educativa, así como los agenclamlentos y lucha de clases que atraviesan los espacios de articulación ~ convergencia del sector de la educación y la formación con los medios decomunicación y las nuevas tecnologías especialmente, porque, en efecto, el comienzo de todo es la producción. Debemos proceder a captarla abstracción real del modo de producción capitalista, y su conformación en cada contexto histórico, para entender la centralidad de la Comunicación Educativa y sus políticas públicas.
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Las tendencias !mperantes en la industria de la cultura requieren, eneste sentido, trabajos de investigación que observen, dentro y fuera delas fronteras n.aclOnales, la vinculación entre Estado, mercado, corpora~lO.nes multimedia, procesos de concentración industrial, políticasp~b]¡cas y desarrollo económico, a fin de generar un mayor conocimiento sobre los escenarios globales que permita arrojar luz sobre lasnuevas formas, dispositivos e interplanos del poder político-ideológico en el campo de la educomunicación, para el diseño de alternativassocialmente viables de control democrático de la información y del conocimiento mediante:
1. El análisis de la estructura de propiedad de los medios de información y las empresas productoras de tecnología y contenidos culturales.
2. El estudio de los procesos de producción y distribución cultural yde reproducción ideológica.
3. El análisis de las lógicas económico-financieras y su influencia en lac?nformación y dinámica mercantil de la comunicación y la educaClono
4. El reconocimiento del impacto y estructura del consumo cultural enrelación con las formas de desigualdad material y simbólica.
Como marco teórico fundamental, el conocimiento que nos ofrece enesta línea de estud.i~s la Economía Política de la Comunicación y laCultura puede clarificar no sólo la lógica y evolución de la industria telemática en el contexto de la construcción de la Sociedad Global de laInformación, sino además el propio objeto de estudio, la problemáticay las posibles respuestas que necesariamente deben ser alentadas interdisciplinariamente, en las Ciencias de la Comunicación la Ec~nomía, la Política y las Ciencias de la Educación, en relación'con las actuales ref?rma~ educativas y los procesos de convergencia del sector dela comurucacron y los srsternas formales de enseñanza:
La principalventajade un enfoque abierto y dinámico como el de la Economía. Política es que proporciona un marco teórico integrado, en el cuales posible engar.zar, .a~l mismo tiempo, tanto los diferentes niveles del proceso de cornumcacion de masas, como las dimensiones centrales de laestructura social. Una Economía Política concebida de esta manera permite; ~ su vez, da~ cuenta de las mutaciones del sistema de producción simbohca de la SOCIedad, pero de forma articulada con las diferentes transfor-
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maciones que se producen en otros sistemas, como el tecnológico, el económico, y el político, así como de la estructura de dominio que se establece en el sistema de los intercambios internacionales, en la que también estánpresentes los medios de comunicación y los productos que difunden, ydonde, por otra parte, constituyen un mecanismo fundamental para elmantenimiento de las desigualdades estructurales (Murciano, 1995: 20).
La conexión entre los aspectos culturales y comunicativos, los tecnológicos y económicos, y los político-informativos favorece una comprensión global de la interrelación existente entre los diferentes niveles de acción merced a una metodología de análisis estructural muy oportunapara el campo de las transformaciones socioculturales que estamos experimentando. La centralidad y el liderazgo de las industrias de la comunicación en la proyección de las autopistas y redes multimedia, asícomo en los actuales usos sociales y educativos de los nuevos medios deaprendizaje, justifican, en este sentido, tanto la fundamentación teóricometodológica del estudio de los procesos de integración de la comunicación y la educación en la Economía Política de la Comunicación y laCultura, como la definición del objeto de estudio y tratamiento de laspolíticas públicas en este campo a partir de las «lógicas sociales» que rigen los procesos de expansión y desarrollo internacional de las industrias culturales y de otros agentes económicos.
Ahora bien, si la principal aportación del método materialista histórico es la construcción del conocimiento y la teoría social desde la realidad concreta, el modo de concebir e interpretar el mundo debe adaptarse a su configuración cambiando en cada momento histórico. Cadarealidad necesita su teoría, pues conforme la historia avanza y la realidad social cambia, nuestro conocimiento del mundo no puede permanecer inalterable. El método y la sustancia, la forma y el contenido delconocimiento, deben guardar correspondencia. Hoy, por ello, la Economía Política de la Comunicación debe replantear sus fundamentospara comprender en su totalidad la hegemonía de la producción inmaterial que, cualitativamente, está transformarndo la economía, las formas de vida y, desde luego, la propia comunicación y la cultura. Concebida como Economía Política del Conocimiento, esta disciplina debepensar la relación entre trabajo y valor a partir del reconocimiento delcarácter común y colectivo de toda producción inmaterial. Más aún, «eltrabajo y el valor se han hecho biopolíticos, en el sentido de que viviry producir tienden a hacerse indistinguibles. En tanto que la vida tiende a quedar completamente absorbida por actos de producción y re-
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producción, la vida social misma se convierte en una máquina productiva» (Negri y Hardt, 2004: 179). La constatación de esta idea exige, endefinitiva, una reformulación de nuestra perspectiva de estudio. Porotra parte, es preciso reconstruir una Economía Política de la Comunicación Educativa capaz de explicar de manera satisfactoria: «I. Las relaciones entre la comunicación social y las formas de distribución de lariqueza y el poder en la sociedad; 2. Cómo se estructuran y reproducenlas relaciones de legitimación social, es decir, las formas de dominio ydesigualdad y cuál es el papel de la comunicación social; 3. Cuáles sonlas consecuencias socioculturales del intercambio de comunicación enun sistema económico y cultural mundial» (Murciano, 1995: 21).
Desde hace más de dos décadas, las políticas públicas de integracióneconómica regional constituyen un problema de conocimiento apenastratado por los estudiosos del campo de la Comunicación Educativa,menos aún desde una visión sociocrítica y/o económico-política.
Si bien en la era de las redes globales las políticas de comunicacióny cultura tienen una función estratégica en relación con el proceso dedesarrollo social, el estudio de las políticas culturales, así como el análisis de las lógicas de la economía política de la comunicación y la educación, no ha sido prácticamente explorado al tratar el proceso de construcción de la Sociedad Global de la Información o los problemasteóricos centrales que derivan del estudio de la Comunicación Educativa en el actual contexto histórico. Y ello pese a dominar en las políticas públicas en esta materia una clara orientación econornicista quetiende a asignar a las tecnologías multimedia una función específica derentabilidad y modernización productiva en el ámbito educativo, entérminos de coste/beneficio. En consecuencia, parecería lógico pensarla pertinencia de un análisis de los procesos de información y aprendizaje que tome como referente tal dimensión económica.
La aplicación intensiva de las nuevas tecnologías de aprendizaje enel reforzamiento de las políticas de competitividad y modernizaciónindustrial mediante la cualificación de los recursos humanos, en el marco de las transformaciones aceleradas del mercado de trabajo, siempreha procurado sin embargo ignorar, más o menos conscientemente, lasimplicaciones y el trasfondo económico-político de este proceso, desplazando el núcleo de las preocupaciones en torno a las lógicas de producción y control social, a nivel macro, por un enfoque didáctico, metodológico y microsocial sobre las tecnologías de la información, losprocesos educomunicativos y las metodologías de integración de los dispositivos mediáticos y las dinámicas de formación; mientras que las
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políticas culturales y la propia Com':lllicación Educativ~ co~tribuyen,como práctica teórica, a realizar, a nivel micro, la valon~aclOn del ~apital, a través de los usos educativos de los bienes y eqUipos telernáticos de la industria electrónica y la definición de las «funciones» SOCIOpedagógicas de los nuevos medios de producción y pr?cesamiento deinformación, asumiendo como propia y natural la opacidad de las relaciones capital/trabajo en las que tiene lugar el proceso de «acomodamiento» de los nuevos sistemas de socialización del saber social acu
mulado.Éste, como hemos dicho, es el elemento central de la actual rees
tructuración productiva. El plusvalor se produce hoy mucho más a partir de la extracción de las energías mentales de los trabajadores que apartir de sus energías físicas. Un proceso generalizado de intelectualización de la produccion y del consumo incide sobre las capa~ldadescognitivas de los hombres y mujeres, formando u.n exte,ndldo «intelecto general» que caracteriza, según Marx, una Sltu~CI~lll en la q~e ladominación capitalista se muestra anacrónica, al exisnr la posibilidadconcreta de su superación, en función de dos lógicas intrínsecas al capitalismo tardío: la virtualización de los espaci?s sociales y los mund?sde la vida y la extensión de la lógica biopolítica a partir del bllloml.ociencia-tecnología, lo que directa o indirectamente convierte al dominio del conocimiento o, en un sentido amplio, a los sistemas de producción y conformación de sentido, en dispositi:vos estratégicos. ~econtrol y cambio social. Se produce en esta nueva lógica de producciónla denominada por Paolo Virno «ambivalencia del desencanto», «unaabstracción real, un espacio público de cooperación, una intelectualidadde masas depositaria de saberes no separables del conjunto de los sUJetos vivos. En este espacio, político en un sentido, fuerte, la presencia delotro es a la vez instrumento y objeto del trabajo. La actividad sin obra,que reposa sobre el general intellect, entendido ~omo aptitudes generales del espíritu -facultad de lenguaje, disposición al aprendizaje, capacidad de abstracción y de puesta en relación, acceso a la aurorreflexión-,deviene una acción en concierto» (Moulier Boutang, 2004: 34).
Al hablar de la comunicación, la producción inmaterial y el conocimiento no podemos eludir las contradicciones Capital/Trabajo y, másespecíficamente, las contradicciones cualitativas existe~~es entre lasfuerzas productivas (energía) y las relaciones de p~odu.c,clOn (~nformación) que definen los modernos sistemas de orgarnzacion SOCial. Éstassobredeterminan las complejas formas de interacción entre la ciencia yla técnica aplicadas a la producción y el paro estructural, entre el crecí-
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miento económico y los desequilibrios territoriales y sectoriales, entree! nivel de vida y la calidad de la misma, entre la internacionalización yconcentración de los poderes económicos y los Estados nacionales,y por último y no por ello menos importante, entre los derechos humanos y la realidad sociopolítica y cultural a uno y otro lado de! centro y la periferia de! sistema global. De ahí la necesidad de su estudio yanálisis crítico, pero sobre todo de su transformación política.
Visto el carácter depredador de! mercado y los desequilibrios queprovocan las políticas comunicativas de corte liberal, no es de reciboseguir dejando abandonado e! sector al gobierno de los intereses privados, cada vez más agresivos, pues está en juego e! pluralismo político ysocial, incompatible con los existentes oligopolios informativos quepervierten la naturaleza de! servicio público esencial a la comunicacióny la educación. Por tanto, e! Estado debe utilizar cuantas competenciasle son legalmente atribuidas para planificar políticas nacionales de educomunicación coherentes e integrales desde e! punto de vista de! servicio a la humanidad y al desarrollo social. En este empeño, los análisisde la Economía Política de la Comunicación y la Educación son fundamentales, al apuntar tendencias, lógicas sociales y contradicciones estratégicas en e! desarrollo de las industrias de la comunicación y e! conocimiento. El estudio de los vínculos estructurales entre sistemaeducativo y desarrollo económico es, más que un reto científico, unaprioridad práctica. Pues sólo a partir de un análisis económico-político de los proyectos de construcción de la SG1, y de las implicacionessocioeducativas, es posible conocer los límites y alternativas culturalesen la sociedad cognitiva.
De la capacidad de mapeo y descripción de las cartografías y mediaciones de la industria cultural en las nuevas modalidades de enseñanza dependerá, sin duda alguna, e! proyecto de universalización democrática de! saber y del conocimiento y la aspiración emancipadorade las fuerzas de progreso en su apuesta por la construcción de una Sociedad Global de la Información inspirada en la utopía de! espíritu MeBride: un solo mundo, voces múltiples.
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Políticas educativas y Sociedadde la Información
En un país civilizado sólose pueden conseguir resultados políticos
con una enseñanza firme y concreta;sin ella, en efecto, no se ha logrado hasta ahoramás que ruido, una excitación nefasta y a vecesla ruina de la causa que se trataba de defender.
K.MARX
La libertad está en la instrucción;la igualdad está en la instrucción;
la fraternidad está en la instrucción.
A. BLANQUI
«La comunidad internacional se ha condenado a ver e! árbol y a ignorar el bosque, a prescribir paliativos allí donde se impone una in~er
vención quirúrgica. Al ne~arse a remontar hasta la~,fuen.tes de la m~s:ria, está corriendo e! peligro de reducir la nocion de ~ooperaclOn
internacional a la de una ayuda que se parece cada vez mas a una humillante caridad. Por cierto que, cuando e! mal ha llegado a las proporciones que hoy tiene, se requieren socorros urgentes, pero con lacondición de que no sean sólo una mera excusa y for~en parte de unesfuerzo global encaminado a que finalmente e! asistido 'pueda p~eseindir de la ayuda. Ahora bien, la cooperación, como ha SIdo practicada la mayor parte de las veces, ha tenido por resultado acrecentar la de-
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pendencia de muchos países de! Tercer Mundo en lugar de fortalecersus capacidades autónomas de desarrollo. Aun cuando algunos han alcanzado aquí o allá una victoria, varios se encontraron, llcgado e! balance, debilitados, e incluso más débiles, desde ciertos puntos de vista»(M'Bow, 1980). La cita de! discurso pronunciado ante e! undécimo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas por e! ex director general de la Unesco Amadou-MahtarM'Bow, es, cuando menos, representativa hasta la fecha de un debatependiente de materializarse en acciones políticas concretas. En ciertomodo, muchas de las ideas contenidas en su discurso son de plena vigenera. El problema de! conocimiento y la transmisión cultural de lass~ciedades ';I0dernas viene siendo e! mismo que se planteó hace tresdecadas y aun antes en los años sesenta, en torno al problema de la escuela paralela. Hoy, en cambio, el objeto de las Políticas de Comunicación y Educación se ha sustituido por e! concepto-fctiche de Sociedad de la Información. No se trata sólo de un mero desplazamientoc?ncepmal smo,. más allá aún, de un viraje ideológico en la política y e!SIstema internacional:
En concreto: la ONU y la UIT [Unión Internacional de Telecomunicaciones] de ayer, de cuyos claustros salieron pOt ejemplo la Declaración sobreun Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI, en 1974); o el InformeM~tland: El Eslabón Faltante (1985), ya no existen, y sobre su menguantecarácter mtergubernamental todas las dudas son lícitas(Pasquali, 2003).
E~ta rcorientación se produce además en un proceso de desmantelamrento y bloqueo de la ONU, reemplazada en sus deliberaciones representativas de la Asamblea General por organismos internacionalescomo la OMC, el G8, la OCDE o e! propio FMI. La crisis de! multila:eralIsmo y de las propias Naciones Unidas amenaza la posibilidadmisma de la cooperación internacional al desarrollo y el compromisosolidario Con v~lores e~ desuso que inspiraron en su origen las primeras propuestas internacionales de políticas públicas en comunicación ycultura por la predominancia de los grandes intereses económicos e industriales. La propia UIT cuenta ahora con un Consejo Consultivo demás de,~OO e.mpresasprivadas que juegan un activo pape! de presión enlas políticas internacionales.
Objeto de negocio de las corporaciones multimedia, de las grandesempresas de información y comunicación, la idea de SI representa unnuevo proyecto educativo y de modernización basado en e! imperio de
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la técnica y de los intereses comerciales que hoy privatizan los j>rocesos de socialización de! conocimiento. La escuela paralela, e! sistemainformativo, ya no se limita a convivir en t:nsió~ y competen~ia conun modelo público de educación que sólo Ilusor~~mente mantIen~ e!monopolio de! saber. ~a Sociedad de la ,Informac.lOn exige hoy la I~plantación de estrategias de comumcac~on educativa capaces de mo.vllizar e! conocimiento. El problema radica en que e! sistema educativose muestra incapacitado para forjar un proyecto de ~edi~ción que pr~mueva una nueva cultura tecnológica desde una racionalidad democratica e igualitaria. Pues carece, como ha señalado Bernar? ~iege, de unmovimiento social externo que apoye una transformación institucional
de tal envergadura:
La formulación de este proyecto es tanto más compleja cuanto que no sepuede proceder a la misma independientemente de la movilización de losdocentes y formadores (y, por tanto, de criterios de ord~n estratégico) y deque las normas de usos de los materiales y de los proP.lOS programas seanampliamente fijados por los fabncantes y editores (Mlege, 1992: 76).
Lo macro y lo micro se articulan aquí dialécticamente en la definiciónde un conflicto que, lejos de toda tentación dualista o de interpretaciones poco fructíferas, vincula en torno a las lógicas sociales de la comunicación internacional las dinámicas e intereses de las industrias de lacultura con los obstáculos locales a una renovación pedagógica que enfrentan los poderes públicos nacionales en e! marco de! proceso de convergencia y globalización económica. .
La revolución digital y el acceso a sistemas de transport~ y co~u
nicaciones más ágiles han permitido al capital un redlmenslOna';llen:to a escala planetaria de los mercados y economías nacionales, mas allade las limitaciones fronterizas que establecía tradicionalmente e! SIStema nación-Estado, originando numerosos conflictos y contradicciones culturales. La incidencia y desarrollo de nuevos sistemas de información y comunicación en el sector educativo po: la convergencia. dela informática las telecomunicaciones y el audiOVIsual no han suscitado, sin embar~o, en nuestro ámbito académico, el interés científico quecabría esperar, a la luz de las transformaciones culturales que se obs~rvan en el nuevo escenario mediático. Según apuntábamos en nuestra In
troducción, pese a jugar un rol determinante ~n las tendencias de integración y globalización económica, la Comunicación ~duca~'."aes hoyun campo estratégico apenas explorado en su dimensión política, Omi-
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sión ésta más que ~ignific~ti~a en un momento en el que, paradójicamente, las Instl~uclOnes públicas y la mayoría de los agentes socialescoinciden en afmr~~r su compr?miso y completa disposición a Cooperar ~n la construcción de la Sociedad Global del Conocimiento, de unasociedad de I~ información democrática, diversa y accesible para todos,que haga factible el mito de la «transparencia social» imaginada por elposmvrsmo (Sierra, 1999: 31-75).
El disc~rso dominante sobre la SI ha proclamado así el derecho deacceso, el Ideal de la democratización del conocimiento a través de Internet y el principio de diversidad y pluralismo informativo de las nuevas plataformas digitales, eludiendo por principio la discusión y el debate políticos sobre los programas que se proyectan en el horizonte deI~ llamada Sociedad Cognitiva, con la notoria indiferencia de la mayona de los estudiosos de la Comunicación Educativa, preocupados -enuna for~~ v~rgonzante: de. «miopía intelectual»- por los usos, Contextos y didácticas de aplIcaCión de los nuevos sistemas informativos enlos <:entros de enseñan~a y la educación no reglada, sin otro afán quegesnonar el proyecto cibercapitalisra de calidad total en la enseñanza yla cultura unidimensional ?e1 nuevo sujeto posfordista, dominantes ene! nuevo pensamw~lto social que hoy :oloniza el trabajo de los profesionales de: la ensenanza y de los trabajadores intelectuales, en general.
Al analizar no obstante las condiciones y desarrollo de las industrias~e la comu?l~ación, así como las transformaciones del sistema educativo a proposl:~ del p~oy~et.o de convergencia económica regional, evaluando la~ políticas e inICiativasde los poderes públicos nacionales y delos orgam~m.os InternaCIOnales, los Ideales pregonados por los intelectuales orgamcos del nuevo -tecnocratismo pancomunicacional» asícomo las «b~enas intenciones constructivistas» de los educomu~icadores y estudiosos de la comunicación y la educación en su aislamiento econó~.ico-político?e las lógicas sociales que gUía~ todas y cada una~e sus irucranvas e~p~nmentales de innovación en el campo de la ensenanza y el aprendizaje, revelan significativas contradicciones e inconsistcncias persistentes.
Como trata.remos de demostrar, la política de apoyo y financiacióndel uso educativo de los nuevos medios electrónicos es, en este punto,perf?ctamen:e coherente Con las necesidades y condiciones de valorizaclO~ de la industria cultural, urgida en el proceso de construcción dela s?cledad global de la información de iniciativas públicas que haganposible la ~mpliación de los mercados de consumo, de los que hoy forma parte, inevitablemente, la educación.
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En el marco de la llamada Sociedad de la Información urge por ellouna reflexión crítica sobre las decisiones y políticas públicas que se están adoptando en materia de Comunicación y Educación, a fin de entender el proyecto estratégico de la Sociedad Cognitiva y sus derivas yconsecuencias sociales desde el punto de vista del impacto y resultadosde las políticas públicas que configuran hoy el campo cultural. Conviene para ello, en este punto, conocer las lógicas políticas que las instituciones globales definen estratégicamente subordinando las políticaseducativas nacionales y de comunicación mediante la definición de nuevas jerarquías, de formas de poder y control innovadoras que hoy marcan el desarrollo de la Sociedad de la Información y del Conocimientoagudizando las contradicciones y conflictos emergentes del campo cultural. Los Estados nacionales, por supuesto, siguen desempeñando unpapel crucial en la determinación de cómo ordenar el sistema educativo y reorientar sus funciones productivas modernizando sus estructuras con las redes telemáticas, pero sus políticas están orientadas cada vezmás no hacia los intereses nacionales, sino más bien hacia la estructuradel poder global, transformados en espacios de reorganización funcional del nuevo mapa de producción y organización del capitalismo.
Como proceso contradictorio y paradójico atravesado de desigualdades y desequilibrios múltiples, la globalización es, en este escenano,el horizonte cognitivo del nuevo modelo emergente de mediación quedebemos pensar antes de formular y describir las políticas públicasconcretas en materia de comunicación y educación.
Desde esta perspectiva, tales políticas vienen predeterminadas porlos discursos y documentos oficiales que, internacionalmente, sostienen y propagan organismos como la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la OCDE(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), elBM (Banco Mundial) o el BID (Banco Interamericano de Desarrollo),traduciendo a escala local la filosofía de la convergencia tecnológica enel sistema educativo. La labor de estos organismos internacionales através de diagnósticos y sugerencias basados en trabajos de investigación acerca de la situación educativa de algunos países, así como los lineamientos adecuados de la educación del futuro y las nuevas tendencias para la certificación y estandarización internacional de profesionesy oficios, viene marcando la agenda de gobiernos y organismos supranacionales como la Comisión Europea. Y ha logrado revrvir el espejismo de que las innovaciones tecnológicas dan cumplida respuesta a losmúltiples rezagos y necesidades que el sector educativo experimenta en
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los países menos desar:ollados mientras, contradictoriamente, y comoconsecuenCIa de la crisis económica~ue experimentan los sistemas públicos y:1 propIO Estado, la reducción de los presupuestos destinadosa la ensenanza ha sido referencia re.currente en las políticas públicas defendId~s por estos organismos obligando a las instituciones educativasa modIfI~ar su~ta:'Clalmente sus criterios, prioridades y formas de orgamzac~onal Iímite casi de la privatización. De hecho, en algunos países el numero de inStitucIOnes de educación privada comienza a superar al sistema público.
En s.u análisis prospectivo, la OCDE identifica a este respecto seisescenanos de futuro:
1. La desintegración. El rápido cambio que experimenta la sociedadglobal llevará a las escuelas a un paulatino proceso de desintegracióncon currículos flexibles y personal docente mal remunerado
2. Retraimiento privado. El proceso de concentración permi~irá unSIstema educativo dual en el que los sectores pudientes financiaráncurrículos privados y servicios de profesionales de la educación queejerzan en calidad de preceptores.
3. La mercantilización. El proceso de concentración económica limitael ámbito de.actuación. del Estado, que cede el control de la gestiónde los serVICIOS educatIVos al sector privado, con unas institucioneseducativas que compiten más entre sí obligadas a innovar.
4. La ¡era.rquización. El sistema educativo se estructura como un sist~ma piramidal con currículos rígidos y densos y el modelo tradicional de escuela bajo control monopolÍstico del Estado.
5. El modelo comunitarista. La descentralización del sistema educativo favorece la construcción de contenidos de aprendizaje centradose? el contexto y apoyados por grupos sociales según currículos fleXIbles y creativos definidos por los actores locales.
6. El desarrollo reticular. Al igual que el modelo comunitarista seconst~yen c?munidades de aprendizaje que compiten entre sí, 'pero al mismo tiempo desarrollan diversas formas de cooperación e intercambio articulando redes locales y globales de enseñanza y aprendizaje (OCDE, 2001).
La evolución, en los últimos años, del sistema educativo se orienta endirección a ~n modelo de educación mercantilista, privatizado y públicamente desintegrado, En la mayoría de países, se observa un cambiode perspectiva que tiende a desplazar paulatinamente al Estado como
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proveedor monopolista de la educación, traspasando a manos de instituciones privadas de orden diverso como las universidades privadas yotras de nuevo cuño, como las corporaciones multimedia y las entidades mixtas sostenidas por los usuarios, las principales competencias deformación especializada, que por supuesto son costeadas por quienesacceden a estos servicios educativos. El concepto mismo de servicio público sufre hoy un desplazamiento hasta el punto de que ahora se pone en tela de juicio el derecho universal a la educación.
A partir de estos antecedentes generales, el propósito del presente capítulo es analizar los cambios que está experimentando la agenda pública en materia de educación (sobre todo la educación superior) en el contexto de la Sociedad Global de la Información, para tratar de definir losprincipales problemas que se derivan de los cambios experimentadospor la modernización tecnológica, enunciando los principales escenariosde futuro y los principios básicos de laSociedad del Conocimiento.
Partimos de la premisa de que estamos ante políticas públicas nacionales cuyo origen, como ya se mencionó, es originada en los discursos y documentos producidos por diversos organismos internacionales, en particular la Unesca y la OCDE. Por ello, nos referiremoscon insistencia a las aportaciones de ambas organizaciones al tratar deejemplificar la incorporación de la visión hegemónica de la SI en elmarco de los Estados nacionales, identificando las formas materiales deorganización y transformación económica del sistema educativo segúnlas exigencias modernizadoras del sistema tecnológico de informacióny conocimiento del capital global.
1. La agenda política de la sociedad-red
La revolución multimedia y la convergencia económica de la industriadel cine, la radiodifusión y la industria de programas con las telecomunicaciones, las empresas editoriales y las industrias de tecnología dealta definición inauguran un complejo escenario de interacciones y originales vínculos entre sistemas tecnológicos, procesos industriales y realidad cultural que, a la vez que favorece la concentración y estrategiasde alianzas entre operadores de televisión, propietarios de derechos audiovisuales y fabricantes de equipos, contribuye a una concatenaciónde productos, medios, géneros y usos sociales de consecuencias imprevistas para el sector. Hace varias décadas el Informe Nora y Mine (1980)manifestaba la necesidad de una política nacional para el desarrollo de
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las nuevas tecnologías de la información, ante el preocupante fenómeno de! oligopolio informático dominado por las empresas transnacionales. «La informatización de la sociedad» expresaba entonces la incertidu~bre política de una cultura liberal sometida a los riesgos yoportumdades de la nueva economía tardocapitalista totalmente comp~terizada,y, en la ,;"isma medida, vulnerable. Hoy parece haberse perdido toda conciencia o preocupación ante los cambios y contradictonas mudanzas en el universo de la comunicación y los sistemas deciencia-tecnología, mientras asistimos a nuevos regímenes de soberanía, a la reformulación de las tradicionales funciones estructurales deactores e instituciones culturales fundamentales en la socialización cultural en virtud de una lógica de la gobernabilidad basada en la economía de redes que explota el conocimiento en la nueva sociedad deapr:ndizaje alimentando los procesos de innovación y organizaciónsocial, Estas transformaciones globales operan en la relación entre economía y desarrollo social y se manifiestan de forma más radical y evidente e.n las formas de organización de la empresa, que hoy se traspasan al sls~ema educativo mediando, al mismo tiempo, el espacio públicoy las políticas gubernamentales en materia de comunicación y cultura.
La agenda de la denominada por Castells sociedad-red asume, en esta l.ínea, como vectores estratégicos, cuatro condiciones básicas prioritartas:
1. La desregulación. De acuerdo con el profesor OthonJambeiro tresdinámicas interrelacionadas estimulan la desregulación comperinvey definen actualmente el modelo de desarrollo de la SGI: 1. La formación de conglomerados de empresas, vinculadas a escala internacional hasta por pequeños negocios de carácter local; 2. La globalización del mercado de la producción intelectual según la cultura deconsumo trans~acional;y 3..La privatización, caracterizada por e!pr.edommlO de intereses particulares en detrimento del interés público en e! campo de la comunicación y la cultura (jambeiro, Bolaño ~ Brittos, 2004: 73). Esteproceso tiene lugar con la retirada progresIva del Estado, en beneficio del interés privado, y una crecienteinstrumentalización de las acciones públicas contraria a la democratización de la comunicación y de los bienes y servicios culturales, engeneral. ~n este marco, las políticas nacionales deben tratar de aplicar y definir programas de acción para e! desarrollo de sistemas formales y no formales de educación que procuren la adaptación delpaís a los retos de la economía digital.
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2. La desintermediación. La desarticulación del Estado m.oderno P?rpoderes supraestatales tiene como prime~a consecuenCl~un vactamiento del espacio público. El desplazamIento de lo político .~or laeconomía del conocimiento, con la emergencia en la educaclOn delos grandes agentes económicos y e! capital financiero, ha l??radosubordinar la autonomía educativa a las formas de valorización ~e!capital con la progresiva pérdida de importa~cia de la medlac~onpolítica cultural. Al mlsm~ tiempo que, paradoJlcamente, «la teo~'ca desintermediación predicada de las nuevas redes, con la relaclO,ndirecta creador-usuario como virtud extrema, queda cada vez mascuestionada. Porque esas potencialidades ciertas s: enfre,ntan en muchos casos al surgimiento de nuevos intermediarios, mas potentes einsidiosos a veces que las anteriores: desde los grandes portales obuscadores integrados de Internet, que orientan Y. dirigen a mlll~nes de consumidores, a los mayores grupos mediáticos con multimillonarias inversiones en marketing para reforzar su poder debranding, o a los operadores de los EPG. (elec~ronics program gUIde o gathering), que ejercen en la televisión dlgl~al u~a programación más constrictiva y eficaz que la programaclOn clásica» (Busta-
mante, 2004: 26).3. La desagregación. La revolución digital alt:ra las fodrnlaS die pro
ducción de contenidos desagregando [nnciones tra iciona ~ente
concentradas de producción, registro y difusión de! conoC1~lI1entoen la enseñanza clásica. La desagregación reformula las funcIOnes yroles tradicionales de! docente e inaugura nuevas lógicas en la cadena de! valor que, según los discursos más optimistas sobre la SI, contribuirán significativamente a una democratización cultur~LEl problema eS que la política de financiación públ!ca de adqUlslclón deequipos y conexión a Internet puede contnbUlr a una estructura socialmente dual por asignar al mercado y al se.ctor pnvad~ .e! desarrollo de la SI en lugar de las políticas solidarias de-rnserclOn (te!ecentros, comunidades y redes de aprendizaje) de las NTIC, por.~omencionar la creciente concentración en el proceso de producciónde contenidos simbólicos que se está originando con la reaco~odación de actores y agentes económicos en el nuevo escenano detransformación tecnológica de! sector. .
4. La diferenciación. Por último, la definición de la SO~d'edadd dell Conocimiento aspira a diversificar la ofe~ta de .cont~m os e as mdustrias culturales. La ampliación y la d,verslÍJcaclOn de contenidos,géneros y formatos con destino al consumo son identificados como
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parámetros indicativos del acceso y materialización de la Sociedadde la Información que contribuyen, según la versión liberal, al desarrol~o de las redes y sistemas digitales, pero, fundamentalmente, alpluralismo y la personalización al gusto del usuario de los serviciosavanzados de comunicación y, por supuesto, de los itinerarios cur;lculares. La liberalización de las telecomunicaciones demuestrasm.embargo? que la ampliación de la oferta, la diferenciación de ser:VICIOS y la diversificación de agentes tienden a medio y largo plazoa des~parecer, tras un período de proliferación de agentes y ofertas,para Imponerse la homogeneidad. De hecho, en el caso concreto dela educación, la tendencia es a estandarizar contenidos y perfiles formativos, S1~temas tecnológic?s de te~eformación y hasta actitudes ycoml'etenClas. docentes por In;poslclon de los principales organismos internacionales y exigencras de los acuerdos comerciales liderados por el capital global.
De acuerdo con Negri y Hardt, podemos distinguir tres tipos de acuerdos entre las fuerzas lilobales del mercado de la comunicación y la cultura y los poderes publicas que afectan a las políticas educornunicativas hoy día:
1. Acuerdos privados y formas privadas de autoridad en el mercadoglobal ~ue son creados y gestionados por las propias corporaciones.
2. Mecanismos reguladores establecidos mediante acuerdos comerciales.entre p~íses para el control del comercio y la producción a escala internacional,
3. Normas generales que operan a escala in~ernacional o global y quecuentan con el respaldo de instituciones mternacionales o supranacionales.
<~El primer nivel ~s el de la aut?rregulación de las interacciones capitalI~tas con el objetivo de garantizar el beneficio; el segundo implica mediaciones entre los Estados-nación que construyen consenso en el plano internacional; y d tercero es el proyecto constituyente de creaciónde una nueva autoridad global» (Negri y Hardt, 2004: 208). La propiaCumbre Mundial de la SOCIedad de la Información es indicativa de esta hegemonía absoluta del capital global. Que las empresas multinacionales del sector y, significativamente, que la UIT, y no la Unesco, hayan protagonizado .las dos sesiones y las reuniones preparatorias,pensadas, como advierte el profesor Pasquali, más para aliviar los con-
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flictos y críticas de la Sociedad Civil Mundial que para llegar a otrasconclusiones distintas a las previstas por las grandes compañías transnacionales, confirman dicha hipótesis. Como resultado:
Lejos de constituir una real familia humana de información ~bierta, ~lmundo es hoy un archipiélago de sociedades asimétricamente informanzadas: una velocidad para los ricos, otra para los pobres. El abaratamientode las tecnologías ha democratizado en algo la conectividad, pero empeorado los viejos desequilibrios; el 20% pudiente de la humanidad ha acaparado, y con creces, elochenta por ciento de las riquezas tecnológicas en in
focomunicación (Pasquali, 2003).
Para acelerar el proceso de modernización tecnológica en la era digitaly superar tales brechas, los defensores de la SGI preconizan:
La competitividad en un mercado mundial abierto.La integración de sus estructuras en función de la sociedad iníor-
macional.El desarrollo de la creatividad y la identidad cuhurallocales.El crecimiento económico y la creación de empleo.
En el ámbito educativo, la filosofía de esta política, concretada en losobjetivos de la Declaración de Barcelona (2001), es aprender para emprender, vinculando la universidad a la empresa para tratar en todo mo-
mento de:
1. Asegurar la aceptación. Para ampliar el mercado es necesario favorecer la aceptación del uso del entorno multimedia, interactivo, entre la población en los procesos formativos. Esto es, convencer a laciudadanía de la necesidad de invertir en tales bienes y adaptarse a
sus usos.2. Favorecer la incorporación de los profesionales de la educación eli-
minando los obstáculos y resistencias al cambio y asegurando actitudes positivas favorecedoras del uso de la tecnología educativa.
3. Financiar, con fondos públicos y privados, con participación de losoperadores de la red, la industria, los sectores comerciales y las instituciones de educación pública, el proceso de modernización tec
nológica del sistema de enseñanza.4. Favorecer el libre acceso a la red. Usar el modelo de Internet, mul
tiplicando los usos pedagógicos en la escuela a bajo coste.
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5. Reducir la brecha entre educación y formación, fortaleciendo los laz.o.s entre sistemas públicos y proveedores comerciales de formacron, .acomodando los mapas curriculares a las necesidades de la industna.
6. Establecer mecanismos de control de calidad.7. Desarrollar contenidos y sistemas funcionales para el desarrollo
educativo,
Estas recomendaciones estratégicas de la Declaración de Barcelona sonco~erente~ COn una política pública que trata de «tecnificar la educacion», o bl~? «escolarizar la tecnología», en función de tres creencias olecturas rrnticas de la comunicación educativa:
a. La incorporación de las NTIC en la enseñanza redunda en la mejora de la calidad educativa.
b. La personalización de la enseñanza favorece el aprendizaje autóno-mo frente a la disciplina escolar.
c. La transparencia comunicativa (Huergo, 2000).
Como resultado, concluye Huergo, son tres obsesiones las que marcanla agenda pública:
1. La clar.idad, y por ende, la seguridad y la certeza en un mundo global mcrerto y mutable.
2. La eficiencia, la productividad y la excelencia.3. y la velocidad.
Estas e~ige.ncias, con la progresiva imbricación de la industria de telecomun;caclOnes y la informática con el audiovisual, se han traducidoen los ~~tlmos años en una radical transformación del concepto de in:ormaclOn, que pasa a ser l?ensado como mercancía y materia prima obJeto de dIferentes estrategias de valorización:
El model? de SI no puede Ser (en consecuencia) comprendido fuera de lafU?C1onahdad del cambio enge.ndrado por las necesidades de recomposiCIO~ del proces". de acu?,ulaclOn de capital y la mutación del patrón tecnol~gl.co (es decir, economlco y social) del mundo industrial acaecidos enlas ultlma~ tre~ décadas. En estos procesos, la información aparece Comouna matena prima y una mercancía fundamental (Becerra, 1999: 139).
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En este sentido, la revolución digital y la convergencia entre telemática y audiovisual constituye básicamente un proceso de:
Eliminación de las barreras entre sectores y la emergencia de nuevasáreas de negocio.Reconversión global de las redes y servicios de comunicación.Creación de nuevas formas de comercialización.
La contradictoria definición de este orden queda en evidencia cuandoobservamos que la comunicación global, hoy por hoy, es una topografía asimétrica de relaciones políticas, económicas y culturales. Lacreciente concentración en conglomerados financieros, industriales ymediáticos, la expansión de economías de escala en mercados desreguiados y la privatización de las telecomunicaciones convierten porejemplo la teleeducación en un proceso de vaciamiento del interés público en los Estados nacionales. «Las nuevas tecnologías y el favorable entorno político de los años recientes han proporcionado a lascompañías multinacionales la capacidad de redistribuir la divisiónglobal de la fuerza de trabajo por medio de las asignaciones de inversión directa en el extranjero» (Herman y McChesney, 1999: 57). Eldesarrollo de las teleconferencias, de la enseñanza a distancia y las telecomunicaciones en general constituye en esta línea un objeto privilegiado de promoción del marketing corporativo, divulgado por lanueva teoría de difusión de las innovaciones, con el entusiasta apoyode la UIT, el Banco Mundial, la OMC, la OCDE, la propia Unesco yotros organismos internacionales, abanderados del nuevo futuro tecnológico en la Sociedad de la Información, que desde hace años vienen pregonando como principios básicos:
1.0) Que las telecomunicaciones benefician a la sociedad y la economía.
2.0) Que las nuevas tecnologías mejoran la relación costes/beneficiosen el conjunto de la producción social.
3.°) Que el desarrollo de los nuevos medios permite una distribucióny acceso igualitario a la información y al conocimiento, con elconsiguiente reparto equilibrado de los beneficios económicos yculturales.
4.°) Que la aplicación de las nuevas tecnologías es un factor determinante que facilita el cambio social y el desarrollo de mejores condiciones y calidad de vida.
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Obviamente, en este tipo de razonamientos sobre la sociedad tecnológica y la supuesta democratización que del saber realiza la tecnologíase pasan por alto, de prmcipio, los problemas estructurales de desigualda~ y poder en los que tiene lugar el desarrollo del capital culturaly econorruco. En los planteamientos en boga sobre modernización tecnológica y reforma educativa, la educación pierde así el sentido igualitarro entre clases y entre los hombres, porque supuestamente caminamos hacia un mundo sin clases, cuyo modelo es la ciudad cableadacomo ciudad educativa. Ahora bien, en el modelo de la nueva ciudadinformacion~1 que se está configurando históricamente, «lo que nadienos dice es como desaparecerán las clases hoy existentes. Se concibe latecnología como un instrumento para mejorar al hombre mejor, o para el ya mejorado, pero nunca se nos plantean las oportunidades de lasclases desfav~recidas [...] para incorporarse al mundo feliz y asépticod~ la formación permanente (para los ya formados) y de autonomía individual» (Colom y Melich, 1993: 107).
!~nto la socialización de la fuerza de trabajo a través de la alfabetizacion universn] por medio de la extensión de la educación pública ygratuita para todos como la estandarización de las prácticas productivas gracras a la automatización del sistema de producción iniciado enlos años sesenta con la rev~lución informática, tienen así lugar hoy, paralelamente, a la introducción de una política educativa adecuada a lasnecesidades de ~a ~1Ue;~ economía de la información a través del proceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia derecursos y poder político y ec~nómico públicos al sector privado, unproceso que el Grupo de los Siete sancionó, en relación con la Sociedad Global de la Información, como un modelo de desarrollo universal, asumido por la mayoría de países y organismos internacionales enforma de «alternativa de progreso para la igualdad de oportunidades»,preclsan;ente c,uando más profundamente desequilibrada y desigual esla relación capital/trabajo resultante de la informatización de los procesos productivos y de industrialización de las prácticas socioculturales (Venturelli, 1999).
Estas concepciones al uso remiten a las célebres teorías del capitalhumano y a propuestas como «invirtiendo en la gente» (Schultz, 1985),las cuales reducen el valor social del conocimiento a una inversión defuturo a través del sistema educativo. Gary Becker (1968) define el capIt~1 humanocomo el conjunto de capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales (knowhow). Para ello, es necesario una inversión (gastos iniciales, coste de
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educación, coste de productividad), distinguiendo dos !?rmas posiblesde formación: la general y la específica. La agenda política de la sociedad-red nos propone asumir tales gastos para, supe~ado el nempo delEstado obsoleto e ineficiente como agente monopolístico de la educación invertir en nuestro futuro pagando la formación específica y, conel tiempo, cubrir, como es previsible, los gastos de la educación generalbásica como inversión de futuro en un mercado laboral desregulado yferozmente competitivo. En definitiva, la ideología empresarial ha hecho mella en el cuerpo social, al pasar a un régimen de verdad ancladoen torno a la empresa, al interés privado y al libre juego de las fuerzasdel mercado (Mattelart, 1989) del que la educación no ha quedado almargen. La ofensiva ideológica iniciada p~r, los grandes grupos de poder económico interesados en la pnvatIZaClOn de un sector tradicionalmente protegido y monopolio de los Estados a fin de ampliar los mercados de consumo y l~s formas de valori~ació,n del capital c.onst~tuye eneste sentido una priondad para la mvestrgacion en Comu~l1caclOn Educativa. Pero para ello es necesario pensar, como hem~s dicho, las,experiencias de e-learning y los programas de teleeduc.aclOn en relaclO~ conel proceso de liberalización y desarrollo económico de la industria detelecomunicaciones y la permeabilidad de los intereses del gran capitalque hoy colonizan el sistema formal de enseñanza.
2. Telecomunicaciones y educación
El discurso y la retórica de las políticas públicas de telecomunic~ciones
se alimentan hoy de los mitos de la ideología?, la economí~ po]¡tI,ca liberal. La asincronía, personalización, ilexibilidad y dlverslÍ1caCI?n ?ela teleeducación conforman en coherencia una imagen de acceso indiscriminado a la educación y, por ende, de democratización cultural, quepoco o nada se ajusta a la realidad cuando se observa el proceso detransformación mercantil de la enseñanza por la que el derecho a laeducación pasa hoya depender directamente de la ~apacidad de compra del individuo. Se insiste, por ejemplo, en la necesidad de adapt;<r lossistemas educativos al entorno cambiante de las nuevas tecnologías enfunción de las necesidades sociales de la población para equiparar, en lapráctica, estas transformaciones con la red estructural del merca~o laboral y los requerimientos del capital. ~sí, para que una. economía seacompetitiva y el bienestar de la población posible, se exige a la educación innovación y calidad a través de las nuevas tecnologías, de los en-
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tornos y nuevos sistemas de inf?rm~ción, sin una consideración pública y al margen de la pamcipacion ciudadana y de los mtereses colectivos, como ya sucediera décadas atrás.
,Objeto privilegiado de la modernidad liberal eficientista y de lasP?htlcas de Calidad Total, la teleeducación nació subordinada a la lógica mercantil y hoy actualiza sus prerrogativas modernizadoras frente a la enseñanza formal con la promesa no cumplida de mejora de losrendi~~ent.os escolares. Como apunta el profesor Walter Braga, «la restauracion liberal, al mismo tiempo que sitúa la cuestión de la centralidad del tra,bajo, c?nfiere relevancia a las tecnologías, al conocimiento yla e.~ucaclOn. [sugiriendodealgún modo] que las tecnologías y la educacion constituyen las principales alternativas para la eliminación de lasdesigualdades sociales» a~mbeiro, Bolaño y Brittos, 2004: 153) .
. Ah~ra bien, a diferencia de la década de los setenta, la educación adlst,a?C1a a través de las nuevas tecnologías hoy obedece a proyectospolíticos cuyos efectos perniciosos se dejan notar en los sistemas reglados de enseñanza: primero, por la privatización indirecta que introduce la ?,o~ernización tecnológica de la educación superior y, en segundo terrmno, por la pérdida de calidad y el deterioro de la enseñanzacon la consiguiente exclusión social ante el dominio de indicadores decalidad b.asado~ ,en la lógi~a económica de costes y eficiencia productiva. Esta mversron propicia la configuración de un mercado educacional en beneficio de las grandes corporaciones transnacionales que porsu capacidad financiera y el volumen alcanzado en economías de escala tras dive;sas fu:iones y pro~esos de concentración pueden disputarcon garantlas de exito y amplia rentabilidad los mercados periféricos.En este proceso, el capital financiero comparte con las tradicionalesempresas de comunicación y entretenimiento, yel sector educativo privado, un nuev~ proyecto de hegemonía cultural que amplía y desplieg~ un pr?c~so imparable de concentración y control global de los serVICIOS públicos de educación.
De hecho, la industria de telecomunicaciones y las experiencias dee-learmng cumplen hoy una función estratégica de privatización culrural por su alto valor en el mercado y su contribución a la formaciónde.consorcios y plataformas de educación a distancia que tienden a amphar su «base territorial natural» para diversificar las áreas de inversióny el desarrollo de economías de escala:
La educación a distancia se convierte en el dominio en el cual estas estrategias se intensifican promoviendo la comercialización de la enseñanza a
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escala mundial. Los consorcios transnacionales expanden su dominio sobre los mercados educacionales periféricos valiéndose del poderío económico, de la influencia política y del progreso tecnológico para intervenir enpolíticas y programas educacionales a escala global (jambeiro, Bolaño yBrittos, 2004: 156).
En este marco de la nueva sociedad-red, el sistema público de comunicación y el conjunto de las instituciones educativas se van a ver radicalmente transformados por las exigencias propias de tres lógicas deconfiguración de las mediaciones:
1. El modelo centralizado de gestión de la información y del conocimiento está experimentando un proceso de i~plosión y eXl?losiónreticular que flexibiliza y multiplica en poco tiempo las opcIOnes ycampos de intervención en esta materia, diferenciando, como hemosapuntado, la oferta desde grupos globales y centralizados de comunicación educativa.
2. La lógica informacional, característica de la organización escolarbancaria y del modelo comunicativo de los efectos: está SIendo p'r~gresivamente desplazada, en la teoría y en la práctica, por una lógica interaccional constructiva y dialógica que, consecuentemente,exigirá de los p:ofesionales implicados en el camp~ ~e las activid,ades educomunicativas nuevos métodos de planeación y definiciónde las experiencias en comunicación y ducación.. .
3. Del mismo modo, se observa un paulatino proceso de mtcmacionalización y globalización de los sistemas de teleeducación, y de lospúblicos cautivos, tradicionalmente delimitados por, las fronterasnacionales, con la emergencia de modelos de regulación transnacionales y diversificados de información y educación, proceso queinaugura un escenario de incertidumbre y nuevos nesgas s?bre lafunción del conocimiento, la identidad cultural, el saber e inclusola propia actividad de investigación.
El dominio económico-financiero de la comunicación educativa contemporánea en el proceso de configuración de la sociedad del c~nocimie.nto
inaugura así nuevas formas de control y hegemonía transnacionales lideradas por las empresas de telecomunicaciones y los conglomerados multimedia, realizando materialmente el programa postergado hace más detres décadas de internacionalización de las comunicaciones vía satélite.Al respecto cabe afirmar que el modo de inserción de la tecnología de
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satélites en la década de los setenta es demostrativo de cómo la industria de telecomunicaciones recurrió al campo cultural de la educaciónpara su expansión comercial a partir de la alianza estadounidense entrelas corporaciones privadas y. el.aparato del Estado, que hoy de nuevog~rantlza, en termmos econormcos, la expansión transnacional del capital privado en el sector cultural:
La historia de ~sta estrecha e..o~peración entre el organismo estatal y las firmas aeroespaciales y electrónicas permite adivinar cómo en una relacióndialéctica l~~ empresas de l~ industria más desarrollada constituyen un factor de presion sobre el antiguoaparato burocrático del Estado imperialista y lo obligan a adop~ar su cr~t~rlO de modernización, y cómo esas empresas.son llevadas a ejercer oficialmente funciones que pertenecían antesexclus,lvamente a las instituciones gubernamentales (... ] El desagüe de tecnologías de defensa y del espacio al dominio civil tiende a precipitar laapertura del apa~ato de Estado a los propietarios de la alta tecnología convertidos e~ planificadores s.ociales. Hecho que se puede comprobar cuando se percibe la Importancia creciente de las firmas transnacionales en elcampo de la educación (Mattelart, 1977: 110).
Así, .~oy e! c~ntrol oli~opolístico de las nuevas tecnologías de la informa.clOn constltuye el principal factor de sostenimiento de las actuales relaciones económicas por medio de su socialización educativa. A travésde! poder financiero, las c0!1?0raciones transnacionales invierten grandes sumas de dinero en políticas de I+D, privatizando e! uso de las innovacl~I.tes. tecnológic~s, lo cual amplía y agudiza las desigualdades ydeseqUlhbnos, económicos, «La estructura desigual que les dio origendU,ranteel período de la posguerra no sólo ha prevalecido, sino que ademas se ha reproducido en diferentes países generando al mismo tiempodesequilibrios tanto en el acceso como en e! control de esta tecnología:es decir, subdesarrollo dentro del subdesarrollo» (Santacruz, 1993: 89).
SI analizamos la doctrina de! libre flujo de la información impulsada p,:r Estados Unidos en su programa de expansión económica y comercial a lo largo de las últimas décadas, comprenderemos el actualorden desequilibrado de la comunicación y e! verdadero sentido dela proclamación de una nueva eradel conocimiento que, en el marco de laactual estructura desigual de poder bajo el dominio absoluto de Estados U~idos, condiciona ~oy las m~eras en que muchos países adaptany concl~en las tecnolog¡as al servicio del desarrollo, la educación y laeultu:a, IgI.t0rando que toda transferencia tecnológica genera formas deidentificación cultural y dependencia, pues, como señalara Hame!ink:
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1. Cada tecnología implica una estructura institucional determinada,por lo que su importación introduce unas complejas tramas insntucionales nada neutrales.
2. Esta tecnología importada en los países dependientes se orienta engeneral a un alto nivel de consumo. No soluciona los problemas sociales básicos, porque resulta inadecuada a la estructura SOCial receptora.
3. La dependencia se reproduce además en este proceso porque el conocimiento técnico y científico básico forma parte del derecho depropiedad de las corporaciones privadas, que sólo transforman elproducto según la lógica del mercado.
4. Finalmente, el costo de investigación y desarrollo es tan. e1evad,o quesólo pueden sustentarlo los recursos y grupos económicos mas poderosos (Hamelink, 1983: 33-34).
Así ha sido históricamente si analizamos la evolución reciente del sector de las telecomunicaciones, un sector que ha sentado las bases, añadiríamos nosotros, de la arquitectura contemporánea de la red de redes. En este escenario, la cooperación internacional y el desarrolloeducativo fueron sólo una estrategia estadounidense para intensificarsu liderazgo internacional a través del control de la indu~tria de telecomunicaciones a escala global. De acuerdo con esta lógica, la Irrupción intensiva del capital privado en el campo educativo y el uso f~rmativo de las nuevas tecnologías están significando una progresivasustitución de la función cultural y fiscalizadora del Estado por las instancias supranacionales y los grandes grupos telemáticos, justo .en unmomento de estabilización, desde los años noventa, de las actividadesculturales como ramas industriales, «abriéndose crecientemente mercados muy remuneradores que expresan además el peso, creciente delgasto comunicativo-cultural en el conjunto del gasto domestico y.la renta nacional" (Zallo, 1992: 15). Así, hoy emergen sistemas comerciales deeducación a distancia con vocación planetaria que comienzan a conformarse según las lógicas de la economía de escala en la,~ferta de formación de grado y posgrado. Entre el marketing y la política neoliberal, laideología educomunicativa transfronteriza que articulan,estos nue:vosactores prefigura en nuestros días un mercado y nuevas logl~~s mstitucionales basadas en la ideología del capital global que, paradoJlcamente,sostienen y amplían los gobiernos a escala nacional. .
Estimulada por el mercado que alientan los poderes públicos, s~ comienza a desarrollar paulatinamente una activa industria educacional
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que supone cerca del 15% del PIE de muchos países, conformando unsector que, como advierte]oaquín Brunner, imprime un aura de modernidad global cuyas expectativas distan mucho de materializarse, per? que en la práctica representa un espacio de negocio más que atraetrvo, Sólo en el año 2000, el mercado de la industria educativa fueestimado en más de dos trillones de dólares, una cifra superior a la suma del gasto público en educación de todos los países. No es de extrañar por tanto que la globalización multiplique la oferta transnacionalde programas y productos de educomunicación por medio, sobre todo, de Internet mientras se intensifica la inversión en cualificación depersonal por la empresa y surgen nuevos agentes prestatarios de servicios y acreditación profesional. Con toda seguridad, a medio y largoplazo, «los procesos de privatización de la oferta educativa continuará~ !ncrementando la participación de las empresas privadas en la proVISlOn educativa, en la gestión de establecimientos y en el financia~ie.nto de lo~ ,sistemas de formación; a esto se agrega, desde ya, larápida expansion de las demandas formativas por parte de las empresas. El gradual desarrollo de la sociedad de la información llevará también a aumentar la inversión de las empresas privadas en programasbienes y servicios de la industria educativa» (Brunner, 2004: 51). '
A~ora bien, esto no significa, desde luego, que el Estado haya desaparecido como uno de los principales agentes de la política cultural.Antes bien, lo que se está produciendo es una reformulación de susfunciones estratégicas en las dinámicas de organización de la educacióny la cultura. El Estado actúa ahora en calidad de instancia mediadorad~ los límites, parámetros y vínculos históricos de la industria y la soCl.edad, así como en la administración del saber y del poder social, mediante la des regulación de las actividades de reproducción de la fuerzade trabajo y su valorización por la adquisición del conocimiento, a lavez que promueve, cofinancia y regula las relaciones del capital y losorganismos supranacionales en relación con la administración social delos medios de información y reproducción de la fuerza laboral por vías externas a las instituciones socialmente legitimadas para la adquisición y reproducción del saber social acumulado. Este cambio estructural sitúa al Estado en una posición y función pública subsidiariaenmendando o corrigiendo, en el mejor de los casos, los efectos indirectos y secundarios de la desigual distribución del capital cultural, para atender rr~blem~s de c~nsumo no estr~tégicos como la brecha digital, un objetivo pnontano de las políticas públicas que ilustra lascontradicciones e insuficiencias del modelo liberal por los negativos re-
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sultados obtenidos hasta la fecha. Por el momento, en efecto, las polí~ticas de formación para superar la brecha digital no son suf¡~Ientesmuniversales en su empeño por fomentar la apertura, el aprendIZaje con-
tinuo y la disposición o acceso a la red... ' .Tales diferencias revelan el carácter mítico, SI no propagandIstIco, de
nociones como Servicio Universal. La OCDE define como talla accesibilidad geográfica, el acceso no discriminatorio y el costo. razonabledel servicio para los usuarios. El Departamento de Comercio de .Estados Unidos define por su parte la brecha dIgItal comola dIf~r~~Claentre el acceso y el conocimiento de la información y l~ ImposIb,IlIdad dedisfrutar de los contenidos disponibles en las redes dIgitales. Esto .e:, ladefensa del Servicio Universal es un objetivo político de distribución yacceso al consumo que tiene por objeto procurar, de acuerdo con las l~yes de la oferta y la demanda, la libre disposición de los bienes y servicios de telecomunicaciones para dIsfrute de los usuarios, concebIdos yano como ciudadanos en posesión de derechos y deberes, SInO exclusivamente como clientes. Esta racionalidad económica elude, frente a lanoción de servicio público, definir la propiedad públi~ade los S~rvIcios los intereses colectivos y las obligaciones y servICIOS esencIalesque'ha de procurar toda red ~acional de tel~comu?ica~~ones. Correl~to de esta lógica, el discurso Idealista de universalización de los servicios de telecomunicaciones que defienden los apologistas de la S.GI nospresenta Internet como un territorio de libertad, como un medio y ~spacio de participación y contracultura a la vez que una poderos.a Industria del bit, de servicios e inrercambios comerCIales cuyo IntelI~ente aprovechamiento por los agentes económicos puede garantIzaramplias ventajas competitivas y un prometedor futuro para el desarrollo sostenible de las economías periféricas. Sabemos, SIn embargo, que«las telecomunicaciones internacionales crecieron y sirvieron. al aparato militar comercial, diplomático y de propaganda estadOUnIdense alrededor del mundo, al grado de que se identificaron como una vía para mantener los intereses de Estados Unidos» (Santacruz, 1993: 30).
La nueva economía de redes tiene, en efecto, sus dueños:
Las grandes corporaciones multinacionales de la tecn~lo?ía son en ..la ~ctualidad sus verdaderos propietarios. Los datos de CreClffi!Cnto .eC?nOmICOde dichasempresashan superado lasprevisionesde los mas optimistas, Estas empresas han impuesto sus leyes de mercad~ en,~a red de cara a l~crementar sus beneficios, lo que ha supuesto la desiluslOn d~ una.red umv.c..rsal y solidaria puesta en práctica por sus pioneros, es decir, la información
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y el conocimiento humano al alcance de cualquier persona. No obstante,no está todo perdido; en la educación, donde las tecnologías jugaránun importante papel, podrá desatarse una verdadera batallaque decidirá quiénesserán los verdaderos propietarios del ciberespacio: las corporaciones o losciudadanos (Busón, 2000).
De momento, el interés privado y la lógica del valor se impone al interés público ciudadano, falto de una visión política y un imaginario dela educación alternativo por influencia del discurso de la «responsabilidad social limitada». Como apunta el profesor Carlos Ossa:
La globalización en nombre del imperativo geotécnico-financiero conmina a la sociedad a que acepte los desarreglos del Estado de derecho comosi se tratara de algo inexorable [...] La velocidad financiera y su imaginariorcleccmunicacional prometen una escena posrcrítica y postsocial que libera de épicas y compromisos militantes, rearticulando los espacios públicoscon ofertas fragmentarias de orden y seguridad, muchas de las cuales sonrealizadas en los formatos comunicacionalcs (Ossa, 2004: 267).
Como resultado, toda política educomunicativa de convergencia digital y de adaptación del sistema formal de educación superior a la nuevaeconomía no consiste en otra cosa que en sustituir las políticas redistributivas del Estado de bienestar por un proyecto de «modernización socioeducativa», eufemismo que designa el proceso de recomposición ydesarticulación cultural bajo el paraguas de las nuevas tecnologías y supoder capilar de conexión y organización cornunitarista de un espaciosocial pensado para procurar adaptar el espacio público de la comunicación, la educación y la cultura a imagen y semejanza de la empresaprivada, desplazando o reemplazando los derechos colectivos y la memoria cultural, sea en forma de conocimiento ° patrimonio histórico,por el principio sagrado del derecho de propiedad.
3. Cultura digital y derecho público
Destacábamos al comienzo del libro cómo todos los países están tratando de definir estrategias de inserción de las tecnologías educativasen el nuevo contexto de la SI diseñando políticas sectoriales como lapromoción de la producción de contenidos, la formación del profesorado o la producción de hardware y software informático. En estas políticas, la regulación de los medios digitales ha sido pensada de acuer-
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do con las necesidades del mercado. Así, las políticas públicas hanapostado en la mayoría de los casos por reforzar la industria de contenidos al ser ésta no sólo la fuente y factor de desarrollo de la n~eva economía y el núcleo central indispensable para el progreso de la industriacultural sino también el eslabón que vincula a los creadores y a las em-presas de producción y distribución comercial. . . ,
Esta política se ha implementado con normativas sobre proteccionde la privacidad y los datos personales y lo~ derechos de autor, a fin deasegurar, se argumenta, la libre competencia y garantIzar la segundaden la red de transacciones y consumo de productos culturales. Destacamos aquí el caso de la VE, que estudiaremos más tarde, por estar a lavanguardia de los esfuerzos por des regular y pnvatl~ar l~s llldustr~as dela tecnología de la información y de las telec<;mumcactones haciendoque el imperio del negocio sea la norma continental sobre los mercados nacionales. Así, en la Directiva Sobre Tratamiento de Datos P~rsonales y Protección de la Privacidad en el Sector de las ComUmCaCl?nes Electrónicas (2002), Y en iniciativas como eContent, la COmlSl?nha tratado de impulsar los servicios digitales favoreCiendo la aprop.lación privada incluso de cont~nidos d~ información y acceso púbhc,ocomo por ejemplo de la Administración, un mercad? valorado en .~asde 25 billones de euros. La modernización electrónica de la Administración Pública, el desarrollo telemático de los servicios de salud y educación, junto a la integración de los grupos discapacitados. son ejes dela acción política que, al calor del discurso de la de:nocracla y el ~cceso público, trata de desarrollar en el Mercado Común nuev,:s serviciosy mercados de altas prestaciones a través de las redes telemáticas. Proyectos como lnfo 2000 han favoreci.~o en este empeño el consumo yfomento de la demanda para la creacron de nuevos mchos.de consurmdores y la construcción de sistemas paneuropeos ,de .usuanos. Las campañas de sensibilización y los programas eC?~OmICOs, de .momento,sólo han favorecido sin embargo la valorización multimedia de la in
formación del sector público y el patrimonio histórico de los paísesmiembros. Está por ver la mejora de la cualificación de los protesionales del sector y el despegue de la industria de contenidos a ~s,te mve,l,. taly como se proponía originariamente esta línea de actuacion política.Pero lo interesante que quisiéramos apuntar aquí es cóm?,Europa, laVE, realiza hoy la experiencia estadoumdense de apropiacion y explotación privada de los bienes de infor,:,ación y culturales. púbhcos. Eldesplazamiento de las cuestiones relativas a la concentración, la democracia y el equilibrio global por problemas relativos a los derechos de
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autor ilustra a este respecto un claro giro hacia el conservadurismo político en los proyectos comunitarios de integración cultural, de parecidas características al experimentado por Estados Unidos en la décadade los ochenta, tal y como analiza Herbert Schiller (1993).
El acento en proteger los derechos de propiedad intelectual, los derechos de autor del software informático o contra la piratería musicalpone de manifiesto el empeño de las políticas públicas en la materia pordefender los intereses monopolísticos y las posiciones privilegiadas delos grandes conglomerados multimedia.
Paradójicamente, las políticas públicas norteamericanas y europeas han pasado de la doctrina liberal del consumo y comercio electrónico auto(des)regulado al intervencionismo activo en la vigilancia ycontrol policial de las redes, especialmente en los últimos años. Desde los atentados del lIS en Nueva York, las políticas públicas en materia de tecnologías electrónicas y convergencia digital se han dirigido a intervenir las redes telemáticas militarmente, reforzando losdispositivos de seguridad en nombre de los imperativos de la luchaantiterrorista. En iniciativas como la "Propuesta de Decisión-marcodel Consejo relativa a los ataques de los que son objeto los sistemasde información" (COM/2002/0173-CNS 2002/0086), Bruselas, comoantes la Casa Blanca, manifiesta una visión instrumental de la sociedadred, al tiempo que impulsa la privatización del conocimiento a travésde instiruciones como la Oficina de Patentes Europea, tratando de cercar los derechos colectivos en materia de software y sistemas de información y codificación informática. En esta línea de acruación, la Comisión Europea parece que sólo atiende las reclamaciones de lasgrandes corporaciones informáticas y los conglomerados multimediapara ir arrinconando, si no directamente ilegalizar, el pujante movimiento social de software libre.
La criminalización de los usos creativos de la cultura digital dacuenta de la estrategia policial que hoy el capitalismo aplica para laapropiación privada de la cultura común pues «en el paradigma dela producción inmaterial se produce una extensión de la propiedad inmaterial, todavía más volátil e incontrolable, lo cual plantea nuevosproblemas de seguridad. A medida que la propiedad se hace etérea tiende a eludir todos los mecanismos de protección existentes, lo que requiere una extensión del esfuerzo protector por parte de la autoridadsoberana" (Negri y Hardr, 2004: 213). El problema es que la reproducribilidad de la información, la comunicación y el conocimiento enla era digital hace insostenible el carácter privado de estos bienes y pro-
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duetos colectivos, al prevalecer no una economía polít~ca.d~ la escasezsino más bien de la abundancia y la reproductibilidad infinita, Los argumentos sostenidos por la Organización M';Indial de la P~opiedad Intelectual sobre la necesidad de proteger los bienes inmateriales, las Ideas y el conocimiento, como propiedad priva~a para promover lacreatividad y la innovación resultan en este sentido cuando m~nos falaces, porque si en verdad algo frena hoy la ~reatlVldad ~s precIsamente la privatización y restricción del acceso público a las Ideas, la iníor-mación y el conocimiento. .. ~
La defensa ultraliberal de la propiedad pnvada pierde hoy su razonde ser ante la creciente intelectualización del trabajo y laproducción social en la medida que esta inteligencia productiva que anima el desarrollo económico es una potencia colectiva. Sólo la violencia expropiadora, la enajenación por la fuerza y el poder -aún ~egal- de la r~quezacomún hace posible la anulación de la voluntad SOCIal y cooperativa delconocimiento. El problema, no obstante, con el que nos encont;am~s
es que hoy la ciencia y la educación pueden quedar bloqueadas s,lla VIda social de la información y el conocimiento pasan de 10 comun a loprivado. Sabemos que nuestras grandes acumulaci~n~s de ~onoc~miento información y cultura son resultado de su socialización y circulación social. Negar este principio es negar la ciencia misma, así comotoda posibilidad de desarrollo futuro. La propia red Internet fue posiblegracias a la cooperación colectiva, a la apertura y faClhd~d de .a,cceso ala información y las tecnologías. Hoy en cambio la a;tlculaclOn pr~ductiva de redes físicas, de códigos, lenguajes y contenidos de com~mcación social se pretende controlar desde los intereses pnvados capita-
listas.Así, el empeño de la OMC por imponer losaspectos jurídicos de
los derechos de propiedad intelectual en toda actlVlda~de intercambioha llegado a obligar a los países del ~ur a adoptar los SIstemas ~e copyright, patentes y derechos de propiedad intelectual estadoum~enses.Como bien concluye Mattelart, «la SOCIedad de las redes esta leJOS,pues, de haber terminado con el etnocentrismo ~e los tiempos Imperiales. Antes que resolver el problema, la tecnologla lo desplaza" (Mat-telart, 2002: 162). .
Desde este punto de vista, parece lógico pensar que no es posiblesostener un sistema de propiedad intelectual que favorece más a lasgrandes industrias culturales que al interés públic~. ,Convendría, en este sentido, como propone Smiers, una normah~aclOn del me~cad? restringiendo los derechos de propiedad en beneficio del interes público
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(S~iers, 2004). Éste es uno de los retos estratégicos de las políticas públicas en la construcción de la nueva Sociedad del Conocimiento. Sinduda alguna, se nos antoja más que urgente que la teoría del desarrolloanalice las formas de valorización del capitalismo cognitivo para conocer las lógica~ de valo.r y los derechos 'públicos que deben regular susbienes, servicios y actividades económicas, Si la producción intelectuales h~y la forma general de organización de la producción de riqueza,esta Impenosa necesidad de conocer la afirmación colectiva de la cultura debiera reformular la naturaleza de la economía política capitalista a medio y largo plazo. Pues:
Los tiempos de formación, los tiempos de comunicación, los tiempos deconstrucción de redes semánticas y sociales ahora parecen ser reconocidosimplícitamente como tiempos de producción de riqueza esenciales en laproducción contemporánea de valor (Moulier Boutang, 2004: 95).
Ello exigiría~ de a~uerdo con Lazzarato (Moulier Boutang, 2004), replantear la hipótesis de Gabriel Tarde, a saber: la economía trata efectivamente a los bienes simbólicos como riqueza económica, como valores-utilidad, al igual que el resto de mercancías, pero los conocimientosposeen un modo de producción que no puede reducirse a la divisióndel trabajo, un modo de socialización y de comunicación social que nopuede estar organizado por el mercado y por el intercambio. La transmi~ión de un conocimiento compartido no pierde valor ni expropia aqUIenlo comunica de su nqueza. Antes bien, la difusión y socializaciónes una condición exigida al saber para que adquiera valor, como si imperara una especial lógica del don en su génesis y desarrollo. Toda economía del conocimiento exige por ello una socialización de las competencias, la reducción de las desigualdades en la difusión y el acceso alsabe~.,H?y, sin embargo, el Capitalismo Cognitivo exige que la producción Intelectual y creativa se subordine a las necesidades económica~ de intercambi?, limitando su acceso y uso público, la libre disposicl.on del c~:lnoclmlento mismo. Las medidas de protección en las redesdlglt~les tienen en este sentido por misión garantizar la explotación co~erC1al; por ello las decisiones sobre derechos, depósito legal, registro,intercambio y cooperación en la circulación de las obras multimediason prioritarias hoy en las políticas públicas de SI.
Ahora bien, estas medidas se encuentran con numerosos obstáculos.Los medios de producción de la nueva economía política del conocimiento es tanto infraestrucrura material y soportes informáticos y re-
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des de telecomunicaciones como la potencia creativa del conjunto designos, competencias comunicativas y saberes de la fuerza ~e trabajoque circula públicamente, y que posee toda cultura O colectivo. SO~lal.«Este proceso de desmaterialización de 10s~edlOs de producción tiende a invertir la lógica tradicional de la relación salanal: de fuerza de trabajo abstracta e intercambiable, el salariado se torna ~n codetentador,ya que no copropietario, de este conjunto de herramientas> (Moulier
Boutang, 2004: 35). .La segunda transformación importante de la economía política de la
comunicación en el Capitalismo Cognitivo es, como avanzamos, el paso de un sistema de valor fundado sobre la escasez, elconsumo y la destrucción de recursos, mercancías y capacidades (la céleb:e destruccióncreativa de Schumpeter) a una economía de la a.bunda~C1a, dado que lainformación y el conocimiento son formas de nqueza incluyentes y de
crecientes externalidades.En la era de la red la nueva economía política del conocimiento in-
vierte la lógica del valor de cambio y de la necesidad por la lógica del
uso y la abundancia:
La reproductibilidad indefinida, con un coste casi nulo del conocimiento,hace prácticamente inoperantes, inaplicables, las ~eglas y las sanciones previstas para obligar a los consumidores a pagar. DIcho de otro modo, la neteconomy, como empresa pionera incluso en las burbujas financieras destinadas a explotar, acaba de demostrar a tamaño natural, con el fra~a.so dele-business o con su carácter decepcionante en el plano del beneficio, losverdaderos obstáculos que el capitalismo deberá resolver. Por ejemplo, lasreglas de compatibilidad de los activos, en los que l~ colocación de los salarios en el pasivo del balance de las empresas no tleneyasentldo en unaeconomía dominada por el capital humano inmatenal-mdlvldual, wetw,are, o colectivo, netware- y por las inversiones materiales en la r~d amplt.amente financiadas por la intervención pública o por rransferencias de ~lStinto tipo. Se falsea totalmente la apreciación del valor cuando se aplicanlos criterios de rentabilidad de los capitales invertidos (Mouher Boutang,
2004: 110).
El abaratamiento por otra parte de costes en la difusión pot~ncial deconocimientos convierte a las comunidades de la red en espacios necesarios de libre acceso cuya potencia como ecosistema d~~ende de la.capacidad de conectividad, de la espI:al del uso y la.creaclOn compartida,de la socialización, en fin, de los bienes mformacJOnales y los contem-
dos simbólicos.
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La división del trabajo sólo es posible en este punto con la concentración y expropiación del capital cognitivo y la planificación centraliz~da de las condiciones de un ecosistema (o territorio) en la articulación d~ las dinámicas cooperativas de movilización del trabajo y lacreatividad intelectual, Los debates sobre derechos de propiedad intelectual o los programas de comunicación y desarrollo de explotaciónintensiva del ternto~lO y del patrimonio histórico y cultural como va10r de cambio ~n el ambl~~ local da cuenta de esta nueva lógica constituye;1te que exige una crrnca de la «expropiación de lo común», la negacion del modo dominante de apropiación del conocimiento, de lainformación y de la cultura. De acuerdo con Negri y Hardt, do comúnse h~,conv.ert1do en ellocus de la plusvalía. La explotación es la aproplaCI?n privada de una parte o de la totalidad del valor producido encomun. Las relaciones y la comunicacióD; producidas son comunes porsu propia naturaleza, pero el capital consigue la apropiación privada departe de su riqueza» (Negri y Hardt, 2004: 181).
En este sentido, la dinámica concentracionista del sector informacionalconstituye hoy un serio obstáculo al progreso tecnológico, y aun ala libertad de expresión y desarrollo de la cultura. El control de la tecn?logía.por grandes corporaciones como Microsoft desmiente el princip~o d~ libre competencia que sostienen las políticas liberales por la aproplaClO? p;lvada del cono,ci:niento del ecosistema informativo, por laarropla~lO~ prIva?a del co~lgo fuente, que.frena la innovación y creatividad científico-técnica unrversitana en VIrtud de los intereses dominantesen el sector.. En c.ontra de esta inercia, la propiedad social del conocunrenro que reivindica el software libre reformula la división socialdel t.rabajo transformando al consumidor en coproductor y al trabajador ;~telectualen coprorietario de su saber-hacer como creador y copartICIpe de la mtelIge,nCla SOCial general. "Este fenómeno contribuye areequilibrar la relación propietarIo/productor/consumidor. En estascondlclo~es, los bienes inmateriales producto del trabajo y de la propiedad cornun ya no pueden ser considerados mercancías, con todas las dela ley, que pueden ser confiscadas, acumuladas y capitalizadas en beneÚClO excluslv.~ de un pequeño número» (Moulier Boutang, 2004: 42).. L~,extension de fo.rmas inéditas de cooperación productiva y socia
lización del conocimiento eXige pensar y definir un nuevo horizontepara la economía política a partir del reconocimiento de las funcionescom~nicativas, sociolingüísticas y cognitivas que realizan en la organizacion del desarrollo social las formas modernas de sociabilidad quehoy hacen visibles las NTIC:
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Libre producción, propiedad colectiva y circulación gratuita de los valores-verdad y de losvalores-belleza son las condiciones de desarrollode lasfuerzas sociales dentro de la economía de la información. Cada una de estas cualidades de la producción intelectual contradice los fundamentos delaeconomía de la información en laque los desafíos que hoy representa Internet cristalizan en futuras oposiciones (MoulierBoutang, 2004: 137).
Así, por ejemplo, la interactividad de las tecnologías digitales abre unproceso de transformación del trabajo creativo que sostiene, indirectamente, los rendimientos crecientes de adopción de las innovaciones enla red conforme a la dialéctica de imitación-difusión como fuente de valor, resultando la función innovadora de los usuarios determinante enla adopción transformadora de la tecnología (función modificadora).Una tecnología no se elige porque es la mejor, sino que se toma la mejor porque es elegida. La lógica coproductiva de la red genera así unproceso legamoso de intercambio de saber, aptitudes y utilidades quepermite la innovación continua. Y agudiza, añadiríamos nosotros, lascontradicciones entre la capacidad productiva y la creatividad de la industria digital y su apropiación privada por el capital, debido al:
Carácter público de los bienes de información.A la crisis del monopolio de los canales.Al cuestionamiento de la apropiación privada de los bienes de producción y datos por el capital.A la crisis de centralización de los Estados en las nuevas redes de interacción y comunicación por la autorregulación social.
La contradictoria deriva del sistema social tardocapitalista que tiende asuperar las barreras de acceso a la comunicación, el saber y la culturasocializando el conocimiento al tiempo que se privatiza y restringe suapropiación social por los propietarios de los medios de producción ycomunicación de acuerdo con las exigencias de valorización del proceso mismo de socialización tecnológica es ilustrativa en este sentido delproblema de fondo del Capitalismo Cognitivo y las políticas públicasque hoy impulsan la revolución digital. La extensión de la lógica mercantil a las formas virtuales de comunicación y los servicios avanzadosde consumo cultural está en el origen de muchos de los problemas quepodemos observar en las políticas públicas de la Sociedad del Conocimiento. Y da cuenta de la contradictoria dinámica de apropiación social y de colonización económica de las funciones del saber y del apren-
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dizaje. El problema de la valorización del conocimiento y su notableinfluencia en el debate sobre los modelos de e-Learning y el desarrollode la Sl bien merece que nos detengamos siquiera brevemente en estepunto para co~prendermejor la revolución digital. Partimos de la ideade que las particulares forma~ y, procesos de generación del saber y laa~tesanal íorma d,e su transrrusrón ~esde el punto de vista del aprendizajc-- hacen difícilmente mercantilizable el conocimiento. Si bien esreconocible su valor de uso y la proyección social que hoy adquiere enlos procesos de desarrollo, no es tan fácilmente determinable su valorde cambio en virtud del Coste de producción. «Los bienes como el saber y la información no representan los caracteres de exclusividad den~alIdad, de divisibilidad, de credibilidad, de dificultad de reproduccron y d~,escasez que permitían mercantilizar su uso, su fruto y su reproducción y, de esta suerte, hacer aplicables los derechos de propied~d de u:, modo efectivo. No se trata de un problema de eficacia en ladistribución de los bienes y servicios, entendiendo por ello la elecciónentre tal y cual precio para el usufructo o la simple propiedad de talocual bien, Siempre encaminada a satisfacer lo mejor posible a los agentes Imp licados- (Moulier Boutang, 2004: 117).
Por otra parte, la variabilidad en las formas de difusión y en los esp.aclOs d,; recepción, así como las diversas lógicas de aprendizaje y socialización cultural en la cadena de valorización, hacen difícilmenterealizable la optimización económica del conocimiento desde el puntode VIsta de su consumo o realización como mercancía:
La r~zón estri~a en la ~a~uraleza localizada, específica, en parte autorrcfer~~clal, del ~apIta~ cognrnvo, que elcapital financiero pretendenivelar y dinglr. El capital-dinero no llega, en realidad, a afirmar su homogeneidad ano ser 9ue sea sep~~ando el nivel financiero del nivel productivo, en el quelos capitales cognmvos son y permanecen profundamente diferenciados.Las dos almas de~ capital, es.deci~, la forma conocimiento -capital cognitivo- y la forma dinero -capiral fmanciero-, no se basan la una en la otra:permanecen distintas, y dan lugar a roda una serie de mismatchings e incoherencias (Moulier Boutang, 2004: 104).
Especialmente tres contradicciones atraviesan la dialéctica de articulación de la Sociedad del Conocimiento:
- La difuúón y apropiación privada. El conocimiento adquiere valorSI essocializado, pero esta difusión comunitaria hace difícil su apropiacion.
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El tiempo de valorización. Las dinámicas de producción y valorización tienen un ciclo corto de vida, mientras que el tiempo de aprendizaje y acumulación de saber son largos, toda una vida incluso.El riesgo y la inversión cognitiva. El conocimiento exige arriesgarcapital para facilitar el proceso de aprendizaje social y, a largo plazo, la producción de valor. Si se trata de minimizar los riesgos y nose arriesga capital, no es posible implementar procesos de cambio einnovación tecnológica.
Sabemos que el aprendizaje es un proceso creativo y aleatorio (en sustiempos, lógicas y resultados), y que el saber, como hemos dicho, no esun bien escaso que se consume con el uso. Antes bien, todo conocimiento adquiere valor en la medida que es compartido. Luego en la sociedad cognitiva, más exactamente en el capitalismo cognitivo, «el valor de uso del conocimiento no es ya el punto fijo sobre el que basar elvalor de cambio, tal y como sucede con la utilidad marginal en la teoría neoclásica del valor. De hecho, con independencia del valor de usopara los usuarios, en un régimen de libre competencia, el valor de cambio de una mercancía cuyo coste de reproducción es nulo tiende inevitablemente a cero. El valor de cambio del conocimiento está entoncesenteramente ligado a la capacidad práctica de limitar su difusión libre,es decir, de limitar con medios jurídicos -patentes, derechos de autor,licencias, contratos- o monopolistas la posibilidad de copia, de cita, dereinventar, de aprender conocimientos de otros» (Moulier Boutang,2004: 102). Esta apropiación es por tanto factible sólo restringiendo loscanales de acceso y difusión, imponiendo a la fuerza la comercialización de la comunicación y concentrando, desde luego, las redes multimedia y las telecomunicaciones donde tiene lugar el intercambio. Sóloasí, en efecto, la valorización es factible.
Ciertamente, con las formas de registro y difusión digitales, al separar los procesos cognitivos de su soporte material mediante la virtualización, resulta difícilmente reproducible y, por lo tanto, intercambiablepara el capital el trabajo creativo de los intelectuales y profesionales dela enseñanza. Pero esta dificultad no es insalvable. La complejidad delecosistema cultural emergente no es uniforme ni estable en el tiempo.Admite diferentes adaptaciones como plurales son los contextos y políticas que hoy hacen posible este proceso. Así, por ejemplo, el movimiento de software libre representa, en la actualidad, una innovacióneconómica, una apuesta por una lógica social de la economía cooperante, al abrir no sólo los códigos fuente del software (GPL), sino ade-
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más reconocer un derecho público como «derecho moral de continuidad», como bien de uso y consumo público, por tanto reproducible libre~ente. La defensa de los derechos «comrnons» cuestiona en estesentido las leyes de la propiedad intelectual y los derechos exclusivossobre la producción y acceso a los bienes inmateriales. La cultura delcopylefi contribuye a este respecto a impulsar la cultura de la réplicapor l~ que el espectador puede convertirse en creador o artista no sólodigiriendo las obras, sino -en una suerte de palimpsesto colectivo- proyectando también nuevas escrituras y mestizajes.
Ahora bien, la ofensiva jurídica de organizaciones como la OMC enla defensa de la propiedad inteleetl;'al aún hoy garantiza la seguridad ypropiedad pnvada de la inteligencia colectiva, la apropiación en sumadel val?~ de uso para el control por el capital del conocimiento y la cooperacion de las redes productivas. Negando el carácter colectivo delproceso de acumulación del conocimiento por la valorización del sabercomo merc~ncía o stock de conocimientos dispuestos para ser valorizados econorrucamente según la ley general de intercambio merced aun~ regulació~ mixta, el de~arrollo de la SI demuestra que la'capacidadde ImpugnaclO';'de la propiedad pnvada por el movimiento de fuenteabl~rta no significa, con todo, una superación o cuestionamiento delcapitalismo, Encuentros como la Open Source Business Conferenceapuntan de hecho a un desarrollo del «capitalismo open source»,
~oy, en fin, parecen compatibles las políticas que tratan de impuls~r sistemas colectivos de procesamiento de información -corno poreJe~pl~ en Extremadura o Andalucía- con sistemas telemáticos de socialización y desarrollo de las tecnologías y los servicios avanzados decomunicación bajo control del sector privado. La existencia de un sect?r público y de formas colectivas de propiedad y desarrollo del conocimiento y la cultu:a es posible a condición de garantizar la hegemoníad.el capital en la Sociedad del Conocimiento. Las reformas y evolución delsistema formal de enseñanza así lo demuestran.
4. Financiación y reorganización del sistema educativo
Si la línea diviso:ia entre el sector público y las instituciones privadasp.a,rece que hoy tiende a,dlfuminarse por la progresiva lógica de expansion del merc~do, especñicamenre en el caso de la Universidad y la em~resa, la relatlv.a convergencia de intereses tiende a equiparar la ensenanza a cualquier otra actividad lucrativa según criterios comerciales,
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siendo la información la conexión crucial entre ambas. «Durante muchos años ha sido evidente el dominio de la ideología de la empresa privada en el sistema educativo en gcneral. Sin embargo, los [actuales]arreglos institucionales [oo.] permiten a la corporación asumir una función educativa directa». Esto es, en palabras de Schiller, «el sector cultural-informativo ha sido literalmente entregado al mercado»:
La dinámica desreguladora corporativa en el campo cultural-informativocorre por dos vías principales. Primero, trata de promover y proteger lasactividades generales de información comercial que realiza el sistematransnacional corporativo. Su segundo objetivo es satisfacer las necesidades específicas de mercadeo de las corporaciones productoras de bienes yservicios de consumo, cuyas ventas requieren de un acceso fuerte y continuo a los medios nacionales de difusión (Schiller, 1993: 160).
Pero esta lógica no es nueva; ya en la década de los ochenta las políticas públicas de educación, al igual que en el sector comunicativo y otrasactividades económicas, sometieron a las instituciones de enseñanza auna reforma estructural basada en la desregulación, la descentralizaciónlocal y la autonomía de los centros escolares, a la vez que tenía lugar lareducción proporcional de la inversión pública y la privatización dela enseñanza, obligada a adaptarse masivamente a la informática y otrastecnologías educativas. Hoy, en esta misma dirección, «se han puestoen marcha distintos mecanismos: desde la incorporación de representantes de las grandes empresas a los órganos de gobierno en las universidades a través de los Consejos Sociales, como El Corte Inglés o Telefónica en el caso de la Universidad Complutense, hasta la financiacióndirecta (y por lo tanto el control) de las nuevas Agencias, como es elcaso de la Cátedra Repsol-YPF de la Universidad Politécnica de Madrid. Incluso la propia financiación pública, a través de la evaluaciónque realiza la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), ha quedado en gran medida condicionada al éxitopor la obtención de financiación privada: en efecto, uno de los criterioscentrales para la evaluación de la calidad (de la que depende gran parte de la financiación) es el interés social de las investigaciones y éste sólo se prueba mostrando que en la sociedad hay alguien de verdad interesado en ellas (y no sólo que diga estarlo), es decir, alguien dispuestoa cofinanciarlas»:
La actual revolución educativa pretende, en definitiva, la colonización delespacio académico por la lógica empresarial que ya domina otros ámbitos,
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de modo que la rentabilidad social se impone a cualquier otro criterio científico. Lo que está ocurriendo en la Universidad es comparable a lo queocurrió en los años ochenta cuando las conquistas sindicales, que se habíanconsolidado durante duras décadas de lucha, fueron desmanteladas (Fernández Liria y Alegre, 2004)
Un ejemplo ilustrativo de esta nueva lógica es el caso británico. Todala política y reforma escolar del nuevo laborismo fue articulada poragencias paraestatales como la Oficina de Niveles de Educación o laAgencia para la Formación de Docentes, externalizando además las estrategias, programas y proyectos educativos hacia compañías privadas.Así, siete años después se puede constatar realmente que las sociedadesy empresas privadas, actuando a título lucrativo o gratuito, son hoy endía los actores centrales del sistema educativo y están a la vanguardiade la modernización tecnológica de la enseñanza. El gobierno se apoya en ellas, ya se trate de métodos pedagógicos, de programas curriculares o de la administración de los establecimientos, ofreciéndoles contratos millonarios como el último firmado por el gobierno británicopor un total de 177 millones de libras (253 millones de euros) con Capita, la principal sociedad de negocios de la educación en Inglaterra(Hatcher, 2005).
Esta política es coherente con el discurso de la OCDE de liberalización de la enseñanza. Aunque no todos los Estados miembros de la UEestán a favor de la firma del Acuerdo General sobre elComercio de Servicios (AGCS), es previsible que la educación, como otros servicios públicos, terminen cediendo su actividad al mercado y la comercializacióninternacional. Por lo pronto, el proceso de construcción de la SociedadEuropea de Educación Superior ha iniciado un programa de reformasestructurales marcado, en la línea del gobierno británico, por la:
Falta de debate público.Proliferación de agencias paraestatales de evaluación.Pérdida de autonomía universitaria.Mercantilización de la enseñanza.Orientación instrumental del conocimiento.
- Cultura de calidad como centralización y control tecnocrático delsistema educativo.
La filosofía que anima la transformación del sistema universitario esejemplificada por el Informe del Comité Asesor de la Comisión Euro-
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pea para la Investigación y el Desarrollo, en cuyas ~onclusiones destaca que la VE no está adaptándose al ritmo necesario al ca~blO tecn.o:lógico y la revolución científico-técnica, por lo que concluía el cormtc
de expertos:
La cualificación y capacidad innovadora de los recursos humanosdemandan un sistema educativo activo y productivo.Los cambios que acompañan al proceso de construcción ~e la sociedad de la información requieren una estrecha colaboraclOn entremundo educativo, empresa y sociedad.
En esta línea, la Asociación Española de Representantes de Escuelas deDirección de Empresas concluye en su estudio de los nuevos escenarios de la formación superior:
La necesidad de conocer las necesidades de la sociedad para trabajar desde la demanda y analizar la competencia ~e ~orm~ precisa.La definición de campos emergentes de especlahzaclOn debe ser
prioritaria. . "El anquilosamiento de las estructuras de trabajo.acadenucas de.beserreemplazado por una gestión ágil y con mentalidad empresarial. .Los equipos de profesores deberán tener un componente multidisciplinar y una sólida competencia profesional avalada por el campolaboral.La consecución de la calidad con servicios de apoyo y logística para lograr la excelencia ha de ser una norma institucional en los centros de educación superior.
En otras palabras, las empresas deben indicar a las instituciones e~ucativas las necesidades globales del mercado, qué competer.rclas exige laformación productiva y cómo -en fin- adaptarse al cambio SOCIal:
Ahora bien este nuevo imperativo educativo introduce cambios significativos en có~o aprender y en cómo se practica y es leg~timada socialmen:ela educación más allá de los muros de la escuela. Obviamente, la rnayonade estos cambios toman la forma de una acreditación de logros o competencias que no habían sido previamente temas de interés público; y, a suvez, engloban ciertas áreas de la vida cotidiana. tran~forma?~o aspectossignificativos de la experiencia en forma de pedagogía expllClta; En.estecontexto, la enseñanza y los requisitos crecientes que ponen el énfasis en
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lascompetencias y laacreditación han tornado eltrabajoy elhogar en nuevos espaclOSpara la educación. Mientras tanto, los proveedores de ocio -loscentr?~ de deporte, los museos, las asociaciones juveniles, las artes...- hana~qul~ld~ ~ada vez má~ ~respo?sabilidades educativas, requeridos como estan a justificar su función social en esos mismos términos (Buckingham yScanlon, 2000: 2)
Este imperativo categórico gobierna hoy toda institución de enseñanza, introduciendo nuevas formas de rendición de cuentas de la universidad co~o servicio público. Si analizamos por ejemplo la Guía delPlan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades de España encontramos claramente definidos algunos de los principios deesta filosofía política:
La aportación del sistema universitario al desarrollo económico como principal exigencia.La calid~d y eficiencia del sistema para la competencia en un marcointernacional de producción y enseñanza.La atención al usuario, concebido como cliente, en un sistema mercantil de oferta y demanda que ha de garantizar la capacidad de elección al «consumidor».La eficacia y rendimiento de los recursos humanos.
La enunciación de conceptos fetiche como «Sociedad del Conocimiento», liberación del tejido escolar, flexibilidad o calidad educativa difundidos por organizaciones como la OCDE, encubre de este m'odológicas sociales sustantivas que tiene visos de cercar la escuela, haciendo aceptable de partida las desigualdades, con la consiguiente renunciaa un proyecto público y colectivo de socialización cultural. Reformuladas las nociones convencionales de capital humano, la idea de Socie~ad de la Información y el discurso de la educación permanente de calidad nos presentan como razonables e inevitables los procesos dereestructl~ración productiva, la flexibilidad laboral y la desregulaciónde las actividades económicas en virtud de una concepción de la vidapública basada en l~ .adaptab!li~ad productiva de la educación y el prinCIpIO de responsabilidad individual. Estas estrategias educativas coincide~ además con las fusiones aceleradas de las empresas de telecomunicaciones dentro y.fuera de nuestras fronteras. En Estados Unidos, porejemplo, la situación se asemeja al período liberalizador de la era Reagan, concentrando por ejemplo con más intensidad si cabe que duran-
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te los años ochenta los servicios de telefonía en tres grandes compañíaspues el mercado no es suficiente para atender y mantener tantos operadores, lo que favorecerá probablemente un proceso de concentraciónoligopolista del mercado en manos de un reducido número de compañías transnacionales (Pozzi, 2005). Este club restringido de grandesempresas como Comcast es el que está liderando el proyecto educativa de la SI, orientando las líneas directrices de la convergencia digitalque organismos como la Unesco sostienen especialmente en países periféricos.
La penetración de las compañías comerciales en el sector educativode los países del sur tiene lugar en varios ámbitos: desde la formación dela alfabetización digital al patrocinio de campañas de educación de lafamilia y la conexión de centros escolares. El gran capital no ha asumido, por el momento, la dirección y gestión del sistema educativo. Másbien, por lo pronto, trata de orientar la formación del capital humanoen sus propios términos y según sus propios objetivos, al constituir aúnel negocio educomunicativo un sector débil y menor en el conjunto dela economía. La experiencia británica demuestra que «el lobby del negocio de la educación apunta principalmente a la enseñanza posobligatoria y no a la gestión de los centros y lo hace mediante los sistemas deenseñanza a distancia o la creación de campus universitarios en el extranjero» (Hatcher, 2005).
La OCDE marca, en esta línea, los ejes y principales funciones de lainstitución escolar. En un documento presentado en el encuentro deMinistros de Educación celebrado en Dublín (18-19 de marzo de 2004)se concluye que el gobierno es el principal responsable en materia deformación inicial. Los empleadores y las empresas contribuyen trabajando con el gobierno y las instituciones educativas para asignarles objetivos claros en función de las necesidades del mercado. Con la explosión y desarrollo exponencial de la educación superior, la OCDE piensadirectamente en la inversión y liderazgo del capital privado solicitandode la Administración Pública una relación más equilibrada entre gastopúblico en educación reglada y desarrollo de la formación permanentepara así facilitar la libre concurrencia de los operadores del mercado enla enseñanza universitaria. En esta estrategia política se califica directamente al sector público como anquilosado, disfuncional y poco preparado para el cambio, y al sector privado como un actor económico dinámico, transparente e innovador, hasta el punto de que, como advierteHenry Giroux (1999), la proliferación burocrática del capital intelectualy sus ataduras a la maquinaria del capital y el surgimiento de las aso-
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ciaciones de comercio industrial han contribuido a crear por parte dequienes ven la educación como un vehículo para la democracia muchadesconfianza hacia las instituciones de aprendizaje superior.
Esta falta de confianza ha reforzado la idea de que la adaptación dela Universidad a las auténticas necesidades de la sociedad no puede lograrse a t;ravés de Un proceso planificador gestionado en régimen demonopolio por los poderes públicos «porque carecemos de la información y del conocimiento preciso para saber qué necesidades va aplantear el futuro» (Moreno de Albarán, 1999). Es necesario por tantofortalece~ la compet~mcia entre sector público y privado y aun dentrodel propIO sector p~blIco para hacer posible esta adaptación. Así, elpresidente del Comité de Gestión Empresarial y Productividad delCírculo de Empresarios comienza por insistir en introducir mecanismos de mer~ado en el campo de la educación, siguiendo el ejemplo deEstados Unidos y, consecuentemente, reducir de paso el gasto público,para termmar dictando la oferta, organización y misión del sistemaeducativo, según supuestamente las necesidades de la población. Parahace~ efectlv~ esta reforma, las políticas de libre competencia y privau~aclón del SIstemapúblico universitario han recurrido al discurso justificativo de la calidad y al papel modernizador de las nuevas tecnologías. Las palabras del entonces rector de la Universitat Oberta deCatalunya, Gabriel Ferraté, son ilustrativas de esta visión instrumental:
La enseñanza u.ni~ersitaria bas~da en la presencialidad como distintivo garante de!conocirruento y la calidad ha tocado techo.Un método que ha sacrahzado la figura de!profesor y ha permitido que la retórica sustituya aldebate y al aprendizaje individua] y permanente, y que ha vaciado demasiadas aula.s del espíritu uni:crsitario para convertirlas, en el mayor de loscasos, en SImples conferencias. Hemos olvidado que nuestra misión es enseñar a aprender más que transmitir lo que sabemos -tan caduco y fácilme~1t~ obsoleto-, que nuestra misión es cultivar el espíritu crítico y es, endefinitiva, estimular el interés de las personas en el conocimiento como base de su propia conciencia individual y social (Ferraté, 2001).
Nadie, ciertamente, certificaría lo contrario. El problema es que, al calor de esta defensa de la excelencia y la innovación de Una sociedad delc.onoci~iento sin fronteras, y adaptada al estudian'te, se justifican politicas e intereses ocultos, e mconfesables, afines a la «retórica" de lasgrandes empresas tecnológicas de las que el ex rector de la UOC forma parte destacada. N o es casual por tanto la inocente e idílica visiónde las TIC en el discurso público sobre la reforma de la enseñanza.
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Si la revolución de las nuevas tecnologías -se afirma- afectará al individuo, a su vida doméstica, social y laboral y la economía digital facilitará nuevos yacimientos de empleo en sectores como la salud, laeducación y, en general, el sector servicios, Internet brinda u?a oportunidad de negocio a todos aquellos que qUieran innovar y dltl!?lr suspropios proyectos empresariales y de autoernpleo frente al ~ommo delas grandes corporaciones que no debe ser desde luego desesuma?a. Eneste contexto, la formación electrónica constituye un factor crucial para superar las brechas y exclusiones digitales. Por ello, la educación hade transformarse, adaptar sus contenidos, redefinir procesos, actualizarlas formas de organización y evaluación de los aprendizajes, al tiempoque los gobiernos deberían adaptar políticas educ~tivas flexibles y modernas. Como argumenta un informe para el gobIerno estadounidenseen materia de teleeducación y reforma educativa:
La nueva economía requiere una fuerza de trabajo capaz de manejar y responder eficazmente a la «explosión» del conocimiento. En este proceso, laempresa demanda de la institución universitaria la,educación y l~ ~nstrucción
necesarias para responder a este reto. Pero ademas de esta preSIDn son crecientes las exigencias financieras que deben cumplir las ins~tuciones de .educación superior: colleges y univers~dades deben controlar e.m,c1~so reducir ~~s
costos, así como desenvolverse eficazmente en la nueva dinámica compeuuva, mientras tratan de responder a demandas crecientes del entorno social. Ensí mismos, cada uno de estos factores son más que significativos; colectivamente, todos ellos desafían lasestrategias fundamentales de la educación superior en e!nuevomilenio (Haterick, Mingle y Twigg, 1997: 21).
Desde el punto de vista de las políticas públicas, los ejes estratégicos deestas transformaciones son, en consecuencia, la modernización tecnológica, la financiación de desarrollos y aplicaciones informáticas, laconvergencia jurídica transnacional, la innovación y liderazgo del mercado y la captación de capital riesgo. En defini tiva, e! desarrollo de unapolítica pública de la educación pensada I;~ra i.mpulsar la eco.nomí~ deInternet con la más conservadora regulación fiscal y legal bajo el liderazgo del mercado.
Sólo en este marco es comprensible e! omnipresente mito de Internety las TIC como herramientas de formación a medida y/o de perso~ali
zación de! servicio educativo. Ahora bien, si analizamos las Cornunidades Utilitarias de Aprendizaje que representan hoy las experiencias másinnovadoras en materia de educación a través de las NTIC, observamosque la noción de libre acceso a la educación para todos se traduce en:
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La autofina.nciación de la infraestructura educomunicativa.La mtegracIó~, y confusión de lo público y lo privado.La orgarnzacion flexible de comunidades de aprendizaje local, regional y nacionalmente,
La aJ:'ropia~ió~ ~ndividual de las nuevas tecnologías.La dIversIflcacIOn de materiales estilos y formas de d". , d ' apren izajc ensrstcmas estan ar y homogéneos de teleformación.El pago por los servicios de formación.y !a vinculación de la enseñanza con el ocio y el consumo (hogar)mas que con la producción (trabajo).
Tal reali~ad dista mucho de los objetivos pregonados por la Unesco para este ~'ulemo, la cual defme la educación cama un espacio abierto quedebe bn~da~ una amplia g~ma de opciones y dar la posibilidad de entrar y salir facllmente del SIstema garantizando la adecuación entre loque la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen en rnatena .educatIva. Para lograr tales objetivos, la Unesco defiende e! usocre~~Ivo de las redes y tecnologías informativas favoreciendo la realizacion de transfer~~cIas tecnológicas, la formación de recursos human~s para estas actl.vIdades y. también la elaboración de materiales didácticos que contnbuyan al intercambio de conocimientos.
Desde .una posi~ión un tanto optimista, se mencionan las posibilidades queestos ~lstemas tienen de ayudar a corregir las graves desigualdades existentes: Sin e~.bargo, no ~e hace referencia a cuestiones ineludibles como eldb1Sffi?digital, entendido COmo las diferencias que existen entre los países
el :nmer ~undoy los no desarrollados en materia de infraestructura tecnologlca, as! COmo en su uso, apropiación y dimensión cultural, diferenciasque como sabe~o~ representan un ret~ a vence~ antes de comenzar a aprovechar los beneficios de la convergencia (Crovi y Sierra, 2005: 156-157).
Tres años después de la Declaración Mundial sobre la Ed . , S. l' ucacron u-pe;IOr en e SIglo XXI, la U nesco recomienda sin embargo, en la reu-mon llevada a ~~bo P?r e! Grupo E-9 en Beijing, durante agosto de2001, la .educacIOn a distancia a través de la red como instrumento para erradicar e! analfabetismo, advirtiendo que esta línea de actuacióndebe ser llevada a efecto «aun por encima y al margen de 1 . .di' di ' a resrstencra
e os SI? 1cato.s magisteriales, [pues] la educación a distancia repre-s~nt~ la ~mca via para alcanzar t.UedIante un mismo modelo tres objetlv.os. mas oportumdades educativas, calidad en los servicios masivos ybajo costo de la inversión»
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Tales declaraciones, contundentes y en un tono que podría calificarse como desafiante, parecen estar dirigidas a los grupos que se han pronunciado en contra de los nuevos modelos educativos, basados en la visión y enlas acciones que delimita el documento para la educación superior. Estosgrupos, que se han manifestado de distintas maneras tanto en Latinoamérica como en Europa, constituyen una respuesta crítica a los programasque han surgido desde el gobierno y el sector privado a partir de la Declaración de la Unesco de 1998, cuestionando la creciente monopolización delas redes y circuitos de valorización de la industria de la comunicación y elcontrol y organización de las nuevas formas de descentralización económico-cultural de las industrias de la información por el capital transnacional como resultado del actual proceso de globalización de una política liberalizadora asumida y pensada al servicio de los intereses estratégicos deimportantes operadores multimedia como Sony, Time Warner o Microsoft(Crovi y Sierra, 2005: 158).
En e! fondo, e! documento de la U nesco expresa un conflicto latente deintereses que cuestiona y evidencia e! proceso de reestructuración global de! sistema educativo. Como señala McLaren, «los pactos regionales y de liberalización que surgieron durante la pasada década (la Organización Mundial de! Comercio, el Tratado de Libre Comercio, laUnión Europea, e! Mercosur latinoamericano y las negociaciones recientes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicoalrededor de! Acuerdo Multilateral acerca de la inversión) están formando el nuevo orden mundial de acuerdo con las condiciones másidóneas de inversión para las corporaciones transnacionales» (Mcl.aren, 1999: 102).
En este proceso, la asimilación de las instituciones de! sector público a los modos de gestión propios de! ámbito privado está significando la transposición de la filosofía de la gestión empresarial al ámbitoeducativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia, por medio de las políticas de Calidad Total y e! uso de las tecnologías educativas y los sistemas de comunicación en la organización de la enseñanza. El pensamiento utilitarista que impregna las prácticas culturales conlos medios y los procesos de modernización educativa bajo la retóricapopulista de! neoliberalismo imponen así la racionalidad económica enla integración de los recursos y procesos de comunicación y educación,de acuerdo con las necesidades de expansión de! capital:
Las redes, y más generalmente las NTIC, se inscribirían así con absolutanaturalidad en esta corriente de la gestión de las empresas que, levantando
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acta del agotamiento de la organización científica del trabajo, pone el acento sobre todo en la producción de información como condición de la supervivencia económica de la empresa: tanto en la imagen social de las mismas, como en la continua formulación de proyectos de empresa, en laexperimentación permanente de los métodos de producción y en la elaboración de productos que integren mucha creatividad (Miege, 1992: 54).
El recurso a tales técnicas parte de una «ficción" elemental. El nuevomodelo de gestión solicita de los trabajadores su adhesión al proyectode empresa a través de la producción audiovisual y el modelo cultural dela industria del ocio orientado a la explotación de las profundas aspiraciones y deseos del individuo, imponiéndoles precisamente el totalabandono de dichas aspiraciones individuales en función del objetivogeneral de la producción. Las políticas tecnocomunicativas se implementan así paralelamente al proceso de proletarización de los trabajadores, disciplinando al nuevo sujeto posfordista y desplazando las formas de saber-hacer y las habilidades y competencias cognitivas enbeneficio del capital, que anula las formas de autonomía e independencia del trabajo creativo.
La consideración del papel determinante de la comunicación educativa como lucha por la ciudadanía no sólo en el plano social, sino también, y sobre todo, en el ámbito de la organización y estructura de laproducción económica, tiene en este sentido su razón de ser en el usode las técnicas de comunicación para la gestión, organización y formación de la mano de obra, que reemplaza progresivamente al modelo deorganización científica del trabajo y, más allá aún, reformula todo elconjunto de formas tradicionales de organización social. Como advierte Popkewitz en el caso de la educación:
Las reformas educativas actuales reconstruyen los registros de la administración social. Las identidades colectivas y sociales, y las normas universales de las que hacían gala las reformas previas, son sustituidas por imágenes de una identidad local, comunal y flexible. Las reformas conciben a unindividuo que resuelve problemas, que parece ser un individuo descentralizado que actúa y participa manteniendo la distancia respecto a la intervención estatal (Popkewitz, 1999: 138).
La ilusión del fetichismo tecnológico que la mayoría de autores expresan, a este respecto, al aislar la variable «nuevas tecnologías" en la interpretación de las transformaciones del sistema productivo, resulta enesta línea solidaria de las pretensiones «demiúrgicas» del potencial si-
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nergético de la comunicación como técnica y de la .supuesta capacidadde autonomía del individuo como sujeto del trabajo y la cultura posmoderna, a condición, claro está, de aceptar el orden de cos~~ existente y someterse a la disciplina del capital. «El modelo de gestl~n de comunicación y de construcción de la eorporate image se ha ~mpuesto[así] en la sociedad como único modo de comumcar, Se consIdera quela comunicación concebida de esta manera constituye una excelentetecnologia de la gestión social. Co~~ ejemplo,. ?astaria con. señalar. la
t nsión del modelo de comumcaClOn de gesnon hacia las ¡nStltUCIO-ex e ., h .nes estatales, las colectividades territoriales y las asociacrones umaru-tarias. Todas ellas han redefinido su relación con los CIUdadanos y la sociedad civil recurriendo al know how y al imaginario del marleeting»
(Mattelart, 1998: 86):
El desarrollo del sistema de medios comerciales globales que tiende a considerar el dominio corporativo como algo natural y bene:-olente era y es laconsecuencia lógica de la política de comunicación del libre mercado queha ido dominando globalmente en los ochenta y noventa. Los medios globales son los misioneros de esta época, que promuev~n las virtudes ~e locomercial y del mercado a grandes voces y de forma incesante a traves desus rapaces empresas y programas (Herman y McChesney, 1999: 63).
La emergencia de un modelo informativo tra~sna~~onal bajo elli?:razgo del capital estadounidense y la come.rctahza~lOn de l~ educaciónno formal han impuesto como consecuenCia u.na lo?,ca politica, cultural y educativa estructurada por los intereses ,deol~g'cos del ~orporativismo capitalista, una lógica en la que, l~s posibilidades mismas deejercicio de la ciudadanía, de la cultura CIVIC~ y de los derech.os sociales son ocluidas por la determinación sub~rdm~da: las neceSIdades dereproducción del conocimiento como capital simbólico .valonzab!e..
El consumo, las desigualdades de clase y de o~?rt~mdades,. el.,?d,vidualismo radical y la competencia por la adqulSlclOn, aproptacron ycompra del conocimiento (de la educ~ción, e,:, suma) son hoy realidades indiscutibles en las políticas públicas nacionales, que~ando deslegitimada toda opción política que no responda a las n:~es,dades d: ~eproductibilidad del capital, a~í como to~a aq,;,ella política democratlcade la Comunicación Educativa contrana o mcluso, en a!~no.s casossimplemente diferente de los dictados de la eco?omla política liberal ysus beneficiarios: los conglomerados corporativos del sistema global
de medios.
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En suma, el mercado de los medios globales, orientado por la agresividad competitiva de las grandes firmas corporativas estadounidenses, en asociación con los grupos líderes europeos, favorecidos desdeuna posición relativamente privilegiada por situaciones de monopolionatural o virtual heredadas, refuerza un proceso de «concentración cultural» cuyo efecto más inmediato es la acentuación de los desequilibrios territoriales, la desigualdad y jerarquización social en el acceso yparticipación en la distribución del conocimiento y el capital culturalde las regiones y culturas locales que conforman el heterogéneo mapa dela cultura global (McChesney, 1998).
Un ejemplo ilustrativo de esta filosofía es, como hemos señalado, elcaso de la Comisión Europea que, preocupada por el fomento de nuevos conocimientos y la alfabetización tecnológica, ha puesto en marcha diversas iniciativas en materia de comunicación educativa desdeuna visión instrumental de las nuevas redes de aprendizaje que han terminado fracasando por la propia lógica constituyente de esta políticacultural, basada en el recorte presupuestario y el adelgazamiento delsistema público a la vez que se exige, en programas y declaraciones públicas institucionales, grandes esfuerzos de modernización tecnológica para la transformación de la enseñanza formal, con el resultado yaconocido de mayor endeudamiento y transferencia de fondos públicosa los operadores privados, sin que los proyectos de innovación pedagógica del aula virtual multimedia hayan alcanzado siquiera la mitadde los parabienes pregonados por organizaciones internacionales comola OCDE.
El origen del notorio fracaso de estas políticas se debe al propioplanteamiento de partida de la economía neoclásica de la informacióny su incapacidad para transformar (cualitativamente) de forma significativa la sociedad emergente divisable con la revolución del conocimiento:
La proyección de la organización de las empresas sobre la economía nacional, en la que se basa la teoría de los neoclásicos, encubre (por la injustificada transferencia de la racionalidad de la empresa individual) las dificultades del capital para optimizar e! sistema educativo, en e! sentido desubordinarlo a sus intereses de valorización. Las pretensiones contradictorias de las diferentes fracciones del capital; el proceso por e! que las fuerzas económicas más poderosas, los monopolios y los oligopolios, imponensus intereses como los decisivos y dominantes para toda la sociedad; la problemática de una transformación institucional de los intereses dominantesno están de ninguna manera en las reflexiones de los modelos analíticos de
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la economía de la educación. La función ideológica de estas teorías! en~~brir las contradicciones y problemas existentes del proceso de .valonzaclOnde! capital, conduce, por otra parte, al alejamientode la práctica (Labarca,
1989: 293).
La visión idealista de la modernización educativ.a digit~l y la política deapropiación por desposesión de las competenCias s?cIahzadas del c~nacimiento se están traduciendo, como consecuencia, e~ u~a p~~can
zación de los trabajadores intelectuales, junto con la ~nVat1ZaCIO~ delos sistemas de formación, con el reforzamlento segun hemos VIstode las políticas de regulación de la propi~dad intel,ectual y de !o~ derechos de autor ampliados, así como la [inanciación ohgopdlstlCa delsector ciencia-tecnología. La degradación del sector educativo -con ladescualificación de la potencia creativa de docentes, programadores yanalistas- es reveladora a este respecto del nuevo marco norm~t1vo queimpera en el proyecto de la Sociedad Global de la Información.
5. Problemas y lógicas sociales del nuevo escenario cultural
Las lógicas sociales de la comunicación son aquellas reglas de funcionamiento que ayudan a comprender las evoluciones coyuntur~les y losmovimientos erráticos o de carácter táctico de los actores sociales .rmplicados, lógicas que el profesor Miege relaciona con los «movimien-
tos estructurantes!estructurados» de Bourdleu. .En el análisis de las políticas de comunicación y educaCló~ p?dem~s
distinguir dos lógicas básicas en la pol~tica cultural: las dlll~ICaS p~blicas de socialización y democratlZaclOn de los recursos y s.lstemas d,lgitales y, por otro lado, la lógica social privatizado:~. Las mIsn: as est~nrelacionadas con cosmovisiones y proyectos políticos, con ftlosoftassociales antagónicas, según advierte Apple:
Entre los intentos democráticos de reforzar los dere.ch?s de ~as per?onassobre las políticas y prácticas ~e e~col~:izació~, y la mSlsten~la neo!lberalen la mercantilización y la pnvauzaclo~ hay Impor.ta.ntes dlfer~nc.las. Elobjetivo de la primera es ampliar la política, para :~vlvlftcar la practica democrática hallando formas de reforzar la discusión, el debate y la negociación pÓblicas. Está intrínse.camente ~asado en una visión de la democracia considerada como práctica educat.lva. Por otra ~~rte, la segunda t:atade contener la política. Pretende reducir toda la política a la economía, auna ética de elección y consumo (Apple, 1996: 55).
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Las políticas públicas hoy dominantes apuntan en esta última direcciónhaciend.~ prevalecer el principio de libre flujo de la información y la fi~nanciacion de fuertes inversiones públicas para la adquisición de sistemas telemáticos de educación en lo que se considera, en línea con lat~oría de difusión de innovaciones, un indicador privilegiado de modernización a. través de lacomunicación para el desarrollo según una visiónevolucionista y orgámca de las tecnologías que reduce y limita la COmplejidad y potencia constituyente del nuevo ecosistema cultural cuandoen realidad «el'proceso de innovación es un proceso de aprendizaje, Unproceso ~ogmtlvo con un el?vado grado de irreversibilidad, que conduce a considerar que las soluciones que se alcanzan no son necesariamente, en teoría, las más eficientes, porque dependen de las oportunidadesabandonadas en etapas anteriores" (Moulier Boutang, 2004: 96).. Si, como h~~os afirmado al comienzo de este libro, una experien
CIa define los itmerarros culturales de la experiencia comunicativa tardomoderna, ésta es sin duda la complejidad. La desterritorialización yaculturación producidas por la dialéctica acelerada del cambio social enla época contemporánea convierten hoy la comunicación itineranteen norma del consumo cultural, desformalizando los puntos de anclaj~ ?e la experiencia, al punto de condensar en la metáfora de la navegaCI?~ el umco marco posible, y deseable, de! actual orden social y simbólico, con e! que se construyen los campos del imaginario social. Tallógica sociocomunicativa está dando lugar, en consecuencia a numerosos y complejos problemas de difícil resolución y conocimiento. Lapolivalencia y t:ansversalidad de los procesos de información y conocirruento a traves de las nuevas tecnologías electrónicas prefiguran elenclave teórico de un contexto emergente cuya potencia exige, en estesentido, un mayor esfuerzo de reflexividad de parte de los investigadores, como ya de hecho sucede con las prácticas culturales a las que seven abocados e! conjunto de los actores sociales.
En esta línea, la nueva ecología de la comunicación exige una éticay Una cultura del diálogo y del aprendizaje de las multimediaciones culturales que haga factible la apropiación simbólica, y material, del universo de la información a partir de la problemática tensión entre laidentidad y la diferencia, la unidad y la pluralidad, que invariablemente nos muestra la experiencia cotidiana en la que vivimos y materializamos la producción y reproducción de las representaciones sociales.El reto de la comunicación educativa es anticipar en este sentido unamirada de futuro, un intento de proyección histórica sobre la utilización y desarrollo educativo y cultural de! entorno, capaz de esbozar las
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distintas alternativas y obstáculos que aparecen en el escenario mediático en relación con las necesidades actuales y futuras de la sociedad, laeconomía y la cultura posmodernas. Una tarea ésta altamente difícil ycontradictoria.
Una de las trabas primeras es el acceso a los datos comerciales, a lainformación sobre patentes y nuevos productos, análisis de mercados,previsiones de precios y de la demanda, movi~ientosfinancieros. y.~onetarios y resultados de las investigaciones industriales; en definitiva,las restricciones en el acceso a los datos científicos, tecnológicos y comerciales para que los países en desarrollo y las economías locales puedan planificar sus políticas públicas en condiciones de igualdad frentea las empresas transnacionales y grupos extranjeros en contra de la supuesta disponibilidad de recursos y fuentes de información que preconiza el discurso sobre la Sociedad del Conocimiento. «Una contradicción que tiene su base en esos mismatchings de la economía delconocimiento, en los desajustes derivados de la inadecuación del principio de escasez y en la lógica de los rendimientos crecientes; en últimainstancia, una crisis que derivaba de la dificultad para establecer unamedida, no arbitraria, no convencional, de la productividad, en el momento en el que el capital fijo correspondía menos con el sistema demáquinas y con las instalaciones industriales que con la cooperaciónentre cerebros» (Moulier Boutang, 2004: 21).
Hemos visto cómo el denominado Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación del Capitalismo Cognitivo está basadoen el control de la producción y distribución de la cultura y la comunicación públicas, integrando los bienes simbólicos como parte de unsector mundial de servicios electrónicos dirigido por las multinacionales a partir de la eliminación de barreras al comercio de bienes y servicios, el favorecimiento de la competencia, la liberalización de las inversiones, el establecimiento de procedimientos administrativos conjuntosefectivos y la creación de una base para la extensión del acuerdo en futuras conversaciones bilaterales y multilaterales. En este contexto, Estados Unidos está presionando a la Organización Mundial de Comercio para que incorpore el comercio único en las previsiones de servicio(comunicación y educación incluida, por. supuesto). como parte. delproceso de liberalización de los intercambios comerciales. Esto eliminaría muchos de los apoyos con que contaban los gobiemos de E~ro
pa y América Latina para aplicar sus políticas nacionales de comunicación y cultura desde una visión equilibrada de servicio público. Estainiciativa, que se está materializando merced a tratados bilaterales, es el
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nuevo producto cultural a exportar por el Imperio como marco regulador de las industrias de la conciencia. El profesor Vincent Mosco sostiene, en este sentido, que, frente a la tríada de poderes (Estados Unidos, Japón y UE), hoy tenemos el superdominio estadounidense comoauténtico Imperio global basado en la superioridad informativa. Aunperdiendo terreno en el aspecto económico, Washington todavía controla las metáforas, las imágenes y las expectativas que motivan a granparte de la humanidad. Lo que vende es el modo de vida americano. Lametáfora del libre comercio como visión política es, en sí misma, el objeto de exportación y principal resorte del Imperio.
La concentración vertical y multimedia crecientes, la transnacionalización del sector y la simbiosis del poder informativo con el económico-político se alimentan de ello. Estas líneas de evolución, estrechamente interrelacionadas con el desarrollo de la economía, restan comoresultado autonomía a las decisiones de tipo localista o nacional. En esta línea, desde 1986 funciona el Programa Intergubernamental de Informática que asiste a los Estados miembros en la preparación y aplicación de políticas nacionales para el desarrollo de la informática, asícomo la creación de redes de telemática para el correo electrónico y elacceso a los bancos de datos al margen o sobre las decisiones políticasde los gobiernos nacionales favoreciendo oligopolios privados de comunicación en función de su elevada capacidad de servicio ante las crecientes demandas de la Sociedad del Conocimiento.
En un sector de tanto crecimiento como el de las telecomunicaciones, se observa, se constata así finalmente, tras un detenido análisis dela situación y prestaciones del servicio, una oferta deficiente y de pocacalidad. Si analizamos el caso de España o de muchos otros países deEuropa y América Latina, se observa, además de una insuficiente densidad de líneas telefónicas en territorios y áreas rurales, grandes desequilibrios estructurales entre las regiones y una oferta excesivamenteenfocada a la demanda de los negocios empresariales. La política tarifaria, que puede introducir aspectos redistributivos en las rentas entrelos diferentes estratos socioeconómicos mediante la subvención deunos servicios por otros, es un indicador de la discriminación clasistaque hoy hace recaer en los usuarios más modestos los costos de producción sin establecer distinciones en positivo sobre los usos socialmente necesarios y aquellos otros que utilizan el servicio como una herramienta de mejora en la gestión de su negocio.
En la misma tónica, la ausencia de una política nacional de comunicación refuerza los desequilibrios interregionales. Las lenguas y cultu-
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ras nacionales sucumben ante el arrollador poder de uniformizaciónmercantil, como prueban las iniciativas aisladas y sin solución de continuidad en las comunidades autónomas de España. El respeto y fomento de las minorías y nacionalidades culturales constituye hoy día elcentro de las contradicciones entre el viejo Estado-nación y el nuevoorden mundial de espacios supranacionales de integración como ~a UE.En el caso modélico de España, las administraciones autonÓmIcas seenfrentan al denominado "doble déficit democrático»: primero, por laconcentración del poder ejecutivo y legislativo del Estad~ y, ~e~ndo,por la transferencia de competencias a las autondades e mstituciones
comunitarias.La investigación en comunicación tiene sin duda por delante a este
respecto una compleja tarea de redefi~ición de,las !,olíticas públicas enel nuevo escenario económico transnaclOnal. Mas aun SI consIderamos elcrecimiento de las alternativas de los sistemas de distribución digitalque amplía signicativamente el espectro y diversidad de formas de regulación. Como advierte el profesor Bustamante:
Los riesgos de desestabilización que entraña la irrupción de los gigantesempresariales de las telecomunicaciones, la informática u otros sectoresajenos hasta ahora a la comunicación y la cultura (eléctricas, empresas deagua, bancos ... ) no son [sin emba~~~] conte~plados ~1l en su vertiente ec~nómica(opacidad, abusos de poslClon dominante) ru en la cultural y politica (reducción delpluralismo). Tampoco lospelIgros de la IUtegraclOn vertical entre difusión y producción entre redes y contem~os recl~en muchaatención, ahogados por los imperativos de la competencia mundial (Busta
mante,2004: 15).
En este sentido, llama poderosamente la atención cómo la afirmaciónde la valiosa contribución de las políticas culturales al desarrollo e.conómico se produce paralelamente a la despoliti~ación de las políticaspúblicas, delegadas a organismos paraestatales «independientes»:
Con la eliminación o los cambios progresivos de las funciones de intermediación del gobierno o de la administración entre el Estado central y ,l~sinstituciones de enseñanza, la política convencional y el control buroc~atIco a cargo de organismos públicos se sustituyen con instituciones casi autónomas con presupuestos propios que compiten por los clientes en elmercado, un sistema de rendición mercantil de cuentas que, con frec~encia, está regulado por las llamadas agencias no gubernamentales. Estas I~S
tituciones casi autónomas, financiadas por el Estado, aunque en su funcio-
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namie~to intervenga un número considerable de elementos privados y voluntarios, hacen que la educación parezca tener un carácter menos político(Whitty, Power y Halpin, 1999: 63).
~sí, las políti~a~ cultu~ales son desprovistas de todo control y racionaIidad democrat~ca, .vacla,ndo de co~tenido la discusió? pública, paralelamente a la pnvanzación de la universidad, los medios de comunica~ión, ~os ~i,stemas de telecomunicaciones e incluso los programas deinvestigacion y desarrollo en beneficio de las grandes corporaciones industnales y del capital financiero.
En esta línea, l~ estrategia de despolitización de las políticas públicas en cornurucacion y educación debe ser situada dentro de una dinámica ideológica mucho más global en la que estamos asistiendo al intento del nuevo bloque hegemónico por transformar nuestras ideas yfilosofía acerca de la función de la comunicación y la educación deacuerdo c?n nuevos parámetros; una dinámica que -como advierte Apple- habna hecho estremecerse a Dewey y que se caracteriza, básicam:nte, por la,c.onversión de la dem.ocracia en un concepto más económICO .que político, en el qu,:, el sentld~ y noción de bien público quedama.rgrnado de las deliberaciones sancionables por los intereses corporanvos de las industrias de la conciencia.. , Los valor,:,s empr~sariales de flexibilidad, competencia y produc
Clon. racionalizada bajo demanda son los principios posfordistas quemspiran hoy esta filosofía pública en comunicación educativa. En torno a ellos, se esbozan diversas medidas y programas de actuación cultural que tratan de integrar el sistema educativo y los medios de comunicación procurando:
1. La liberalización de las ofertas formativas y posibilidades electivasde acuerdo con principios de economía de mercado.
2. La calidad y excelencia en función de objetivos y conocimientos curriculares básicos y sistemas de validación y evaluación nacionales.
3. El diseño de contenidos de instrucción formal convencionales.4. La orientación empresarial de los programas y actividades académi
cas en función de las necesidades de la industria y del mercado detrabajo.
Estos cuatro objetivos son especialmente constatables, por ejemplo, enlos proyectos de modernización de la enseñanza superior. Como critica Giroux:
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Los principios de contabilidad de costes de eficiencia, estimación, predicción y control del orden empresarial han modificado de muchas manerasel significado y propósito de la educación [...] En la actualidad, a muchosdecanos se les confiere el título de presidentes, los programas académicosse racionalizan para recortar gastos y, en muchas universidades, los nuevosdirectores ejecutivos trabajan activamente para entablar relaciones estrechas entre sus universidades y el mundo de la empresa (Giroux, 2001b: 57).
Al mismo tiempo, las políticas de privatización y concentración cultural refuerzan desigualdades estructurales que, agudizadas por el objetivo de la competencia, reducen las expectativas sociales respecto al sistema público, favoreciendo una lógica darwinista de selección queobliga a la Universidad a incidir con mayor énfasis si cabe en las políticas modernizadoras de calidad total, productividad y desarrollo tecnocomunicativo para la formación virtual y flexible a distancia, cuyosefectos son cada día más perjudiciales para la formación y conocimiento universitario, al reproducir un círculo vicioso a escala global, sólosuperable desde un discurso y acción política alternativa al modelo capitalista. En este escenario, cabe destacar, de acuerdo con Shalini Venturelli, cinco problemas estratégicos para el desarrollo de la Sociedaddel Conocimiento:
1. El servicio universal. Las limitaciones de acceso en un marco supranacional de libre mercado cuestiona la retórica liberal y las promesas integradoras de las TIC por la lógica discriminatoria, competitiva y poco transparente que imponen hoy las políticas privatizadorasdel sector informativo.
2. La política de competencia. Se habla de terminar con el monopoliopúblico para la libre competencia, pero la lógica mercantil está configurando una oligarquía de la información que restringe y empobrece la oferta cultural en materia de comunicación y educación,agudizando las contradicciones en torno al potencial emancipadorde las nuevas tecnologías.
3. La propiedad intelectuaL ¿Qué tipo de régimen legal en los mercados internacionales puede democratizar la comunicación, cuando,en realidad, se trata de la expansión de los intereses privados y laapropiación del espacio público? El problema de la propiedad privada o común de los bienes culturales constituye, en este sentido,una encrucijada problemática para el desarrollo de la Sociedad de laInformación.
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4. El gobierno electrónico. Igualmente, resulta problemática la conformación de las formas participativas de democracia digital. Quécriterios y cómo se articula la ciudadanía virtual en el gobierno electrónico centra hoy buena parte de los discursos en torno a la gobernabilidad en la era de la cibercultura.
5. La producción de contenidos. Por último, las políticas de ayuda a laproducción de contenidos multimedia debe tratar de resolver cómopueden participar desde sus referentes culturales los sectores minoritarios en la producción, edición y distribución de información yconocimiento teniendo en cuenta que las redes globales están hoyhiperconcentradas (Venturelli, 1999).
El actual desarrollo de las políticas educativas y tecnológicas de construcción de la Sociedad Global de la Información está resolviendo enfalso éstas y otras preguntas fundamentales en la acción pública gubernamental y en las propuestas de los expertos que asesoran a los organismos internacionales. El modo de acomodar y pensar las iniciativaspúblicas en estos cinco ámbitos, resulta, a nuestro entender, crucial para definir alternativas democráticas en las actuales circunstancias históncas.
Como trataremos de ver en el próximo capítulo, la promesa del desarrollo a escala local, del desarrollo endógeno y sostenible de la ciudad educativa en la era digital, depende cada vez más de la inteligenciapolítica y de la episteme educomunicacional con la que nos enfrentamos los profesionales de la comunicación y la cultura.
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Políticas públicas de la sociedad cognitiva.Retos y contradicciones
La inteligencia ha dejado de serla capacidad de resolver problemas
para ser la capacidad de ingresaren un mundo compartido.
F. VARELA
Los modos de producción y socializaciónpropios de la cultura son los que
es preciso introducir en la economía.
G. SIMMEL
Hasta aquí hemos aseverado, de forma ~on~~uyente,que las,tendenciasimperantes en la industria de la comumcacion y la educación .contemporánea, así como los procesos de privatización y desregulación de laeconomía en la dinámica de convergencia regional, dibujan en la actualidad un escenario complejo y contradictorio en el que cada día, esmás evidente la necesidad de conocimiento sobre los problemas POh;lcos y culturales que tienen lugar en t~rno al proceso de construccionde la Sociedad Global de la Información, .
Si en los sesenta tuvo lugar la apertura del sector educativo a la creciente internacionalización económica de las industrias cultural~~,desde la década de los noventa la transnacionalización de ~a educación y lacultura, al calor del proceso de concentración y expansión ~el se~tor delas telecomunicaciones, viene introduciendo cambios significativos en
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la renovación de las visiones y los contenidos culturales de la educación, en virtud de las posibilidades de la comunicación instantánea ydel acceso universal y personalizado al conocimiento.
Las nuevas tecnologías de la información han propiciado el desarrollo de nuevos modelos de mediación que, aplicados a la formación permanente y a distancia, empiezan a modificar las estrategias institucionales de gestión, regulación y organización de la socialización del sabery del conocimiento y de reproducción de la fuerza de trabajo, cambioséstos sin duda trascendentales desde el punto de vista del desarrollo social, pues «las nuevas tecnologías impactan en los subsistemas de producción, distribución y consumo, por un lado, y en los mecanismos dereproducción social y del poder, por otro. Cambian, también, las nociones de tiempo y espacio, de poder y libertad, lo individual y colectivo, lo público y privado, [las culturas] nacional e internacional, [y elámbito de lo] productivo e improductivo» (Zallo, 1992: 45).
La reestructuración cultural del medio educativo por acción de losnuevos sistemas de información no sólo impugna en este sentido la centralidad del monopolio formal de la enseñanza en la socialización delsaber con los instrumentos multimedia y el proceso de semiotizaciónde la vida cotidiana, además significa un proceso de reconversión de ladinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la industria electrónica, un cambio en definitiva de la lógica de la articulacióndel conocimiento y de la producción social general.
La actual revolución educativa constituye, básicamente, una propuesta de cambio de las pautas de regulación social en función de lasnecesidades de adaptación a las demandas que formula el modelo hegemónico de reproducción social, organizando y confiriendo valor adeterminado tipo de saberes; legitimando formas institucionales y derelación social concretos, y valorando determinados estilos de raciocinio, clasificación y ponderación coherentes con el proceso de expansión y competencia de la industria cultural capitalista (Popkewitz,1991).
Así, se aprecia en las líneas generales de las políticas de Comunicación Educativa:
El dominio de un discurso «modernizador» de la educación y elaprendizaje según criterios técnicos e instrumentales.La subordinación de la política educomunicativa a los objetivoseconómicos, despolitizando el proceso de integración en el marcode construcción de la sociedad global de la información.
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La definición de la información y el conocimiento y las nuevas formas de saber como objetos de consumo cultural, identificando losactores de la educación y la comunicación social como receptores yclientes de los servicios y bienes simbólicos.La notoria contradicción entre los enunciados y propuestas, a nivelde discurso, de la Sociedad Global de la Información y la realidadcotidiana del sistema educativo y de las clases subalternas, desplazadas del proceso de distribución del capital cultural por el nuevoproyecto de modernización de la enseñanza y la privatización de losservicios públicos de educación y socialización cultural.
La nueva disposición institucional del sistema de enseñanza restringeasí finalmente el alcance de las potencialidades tecnológicas de la nueva estructura telemática de información al uso dominante que establecela lógica social de la economía política liberal, en función de los intereses de acumulación de la industria cultural, un aspecto, paradójicamente negado por acción y omisión en las políticas educomunicativas,pese a la creciente determinación del sector educativo por las industriasculturales.
Las decisiones públicas relativas al proyecto de construcción de laSociedad Global de la Información definen, como consecuencia, unmarco cultural de desarrollo del sistema de producción por el que losdispositivos de socialización y educación pública se pliegan y despliegan en torno a las industrias de la conciencia, favoreciendo una nuevapedagogía cultural mediática que mina y cuestiona el sistema formal deenseñanza en virtud de intereses más que educativos comerciales, porlo que las necesidades capitalistas de valorización subsumen y colonizan la esfera pública como un objeto más de intercambio. En este proceso de subsunción de la sociedad entera por el capital, las políticas decomunicación y educación han redefinido sus objetivos desde parámetros claramente economicistas, modificando la función y sentido delconocimiento 'social a partir de criterios éticos, políticos y legales tecnocráticos.
Así, paradójicamente, la función productiva del conocimiento quedetermina las necesidades de comunicación y educación en la nueva Sociedad Cognitiva favorece un enfoque de las políticas culturales acorde con los designios globales del capital vaciando, como veremos, decontenido la discusión pública sobre la economía política del conocimiento en virtud de un discurso tecnocientífico que trata de abolir lasdiferencias de clase y de funciones (entre trabajadores manuales e inte-
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lectuales) por razones de eficiencia, eficacia e idoneidad de las políticasculturales, independientemente de la pertinencia y equidad de dichaspolíticas; esto es, abstrayendo las contradicciones y el contexto histórico-cultural en relación con los intereses ideológicos que median losprogramas de ciencia y tecnología, comunicación, educación y desarrollo, en el modelo de integración dominante del mercado mundial,cuando, como decimos, toda experiencia en materia de comunicacióneducativa presupone una posición, un interés, un compromiso y concepción ideológica determinada del poder cultural que pueden, y deben, ser analizados históricamente.
En este capítulo, trataremos de esbozar, sucintamente, las tendencias de integración y globalización económica de la ComunicaciónEducativa a partir de las políticas públicas de convergencia telemáticaen el campo de la educación como objeto privilegiado, además de problema estratégico, para el futuro desarrollo del proyecto SGI y las nuevas formas mediáticas digitales que hoy reformulan conceptualmenteel sistema convencional de medios articulando dinámicas originales deproducción y organización de la mediación cultural.
1.El reto de la ciudad educativa
Las mutaciones que introduce la «galaxia Internet" en la nueva morfología social se manifiestan con especial intensidad en las perturbacionese irrupciones de la actividad social que afectan a la cultura; transformaciones reticulares y centrífugas de la nueva ecología cultural que hoypermiten sobremanera al sujeto de la posmodernidad permear la realidad misma, personalizar el mundo, apropiarse con la imaginación demundos posibles y reales de interacción, y proyectar nuevas lógicasde participación y desarrollo local a partir del nuevo ecosistema informativo.
En la nueva cultura mediática, el proceso de comunicación se ha liberado por completo de las coordenadas espaciotemporales descritaspor Descartes en los albores de la modernidad con formas ampliadasde experiencia que trascienden el horizonte local de los acontecimientos. Más aún, la espacialización del tiempo en la red anticipa una nueva concepción de lo local.
Castells habla en este sentido de una nueva lógica espacial basada enflujos de información frente a la lógica de la organización social arraigada en la historia de los lugares y territorios locales inmediatos. El
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nuevo modelo de configuración urbana, junto con el espaci? de. los flujos inmateriales de organización de las prácticas .sociales, .dISOCI~ la experiencia del espacio físico haciendo posible la simultaneidad vlrtu~1 yel espacio fragmentado atemporal. Tales transformaclOnes se manifiestan y repercuten con especial intensidad en la planeaCIón urbana.
En las dos últimas décadas, se ha iniciado como resultado un proceso contradictorio de transformación urbana en torno a las redes tecnomediáticas y comunicacionales y la revolución digital, reorganizando las bases de articulación de las ciudades y megalópohs modernas quetrasciende las formas históricas conocidas de territorialidad. La reformulación informacional de lo urbano nos plantea a este respecto SIgnificativos interrogantes sobre las lógicas de:planificación ygestión comunicacional en las políticas de ordenación del terntono y e:n laspolíticas culturales, apenas explorados en el campo de,la. Comumcología. Pero sobre todo nos sitúa ante. un problema Ideol~glco fundamental de legitimación y fundamentación del contrato SOCIal que reformula la función social de la comunicación, la educaCIón y la cultura.
Sobre las formas convencionales del lazo social, sobre las prácticasy representaciones si~bólicas mod~rnas,_el ciberespa~io introducenuevos hábitos y relaclOnes. Como bien senala Echevarna, los problemas técnicos de acceso, circulación o transmisión rápida y segura de lainformación a través de Internet son importantes, pero resulta muchomás urgente reflexionar sobre la conformación de la red como nuevoespacio ciudadano. La conformación de una nueva telépolis constItu~e
a este respecto el principal reto que debe afrontar la agenda de mvestigación en comunicación. La ruptura de los l~mltes mtern?s y exter?osde la ciudad y de los terntonos, la mtegracion y contusión d~ los arnbitos público y privado, tradicionalmente concebidos en el ?1SCUrSO yen la comunicación política moderna separadamente, no solo apu~tanuevas pautas culturales. de organización y ~o~ialidad human~s, SI.notambién a través de las diversas formas electromcas de mteraccion e mtercambio de información, la constitución de un nuevo espacio de iden-
tidad y participación política. . . ..La cultura de la navegación, la cultura de la crisis comumcaclOnal,
de las migraciones y mediaciones cul~urales hib~idadas y descentradas,polivalentes y diversas, ha transgredIdo defm1tlvamente las leyes culturales de la proxemia, del territorio y las fronteras, de los modos deidentificación de lo propio y lo ajeno, de lo cosmopolita y lo local, ~ara ir instaurando definitivamente una lógica transversal y constructiva-autónoma, diríamos- de producción de las diferencias culturales, en
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función de una nueva forma de organización espaciotemporal de la experiencia, del sentir y del sentido, que por necesidad ha asumido comoprincipio la interculturalidad, el reconocimiento del otro, de la alteridad como identidad, y asimismo la asunción de una cultura del diálogo. Ello supone, desde luego, un cambio cultural sin precedentes queincide de forma especial en la memoria colectiva.
Hoy, de hecho, la red se está convirtiendo en el espacio o entorno/memoria de la cultura popular. Pero, como advierte Héctor Schmueler, la velocidad de escape de la «galaxia Internet» plantea un problema:
Entre memoria y comunicación existe una relación inquietante: se excluyen y se necesitan almismo tiempo. La idea de comunicación generalizada en nuestros días evoca la instantaneidad, la simultaneidad y, en ellímite, el no tiempo. La memoria siempre exigió la duración, la persistencia; elconcepto de velocidad le es ajeno. Para que la memoria se adaptaraa la noción de comunicación sin tiempo tuvo que excluirse de los cuerpos y alojarse en la abstracción de señales electrónicas. La comunicación como puro contacto se corresponde a la memoria digital: almacenamiento desucesivas oposiciones de insignificantes unos y ceros. En ambos sólo se reconoce un cúmulo de fragmentaciones; parcelación indefinida que desvanece el reconocimiento de un origen y que se libera de cualquier pertenencia. La memoria, así, se vuelve un repertorio idiota de datos y lacomunicación una serie de mecanismos que los interconectan. Tautológico, este orden tecnoinstrumcntal en que se han inscrito memoria y comunicación no haceotra cosaque repetirse a sí mismo (Schmucler, 1997: 12).
Pensar la aportación de las NTIC a la memoria y al desarrollo local exige, por ello, en primer lugar, modificar las estrategias de análisis, cuestionar los métodos y técnicas de investigación, integrar disciplinas yperspectivas de estudio, cambiar la mirada en un sentido productivoy ecológico. Los entornos complejos del ciberespacio y las redes tecnológicas demandan una investigación crítica reflexiva y un nuevomarco teórico capaz de describir y comprender las condiciones técnicas del mundo electrónico pos moderno desde una aproximación endógena y generativa sobre el complejo tecnomundo de los nuevos medios, pues sólo una observación de segundo orden permitirá proyectarnuevos procesos de mediación.
En el actual entorno telemático es necesario en definitiva un conocimiento más elástico de la comunicación como flujo. Y un enfoquemás creativo de la investigación en comunicación. Como advierte Pa-
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010 Vidali, la virtualidad de la nueva cultura mediática pone en juegono sólo la reivindicación de lo singular de toda experiencia, sino la potenciación y extensión de los sentidos recuperadores de la imaginación como medio productivo de conocimiento (Bettetini y Colombo,1995: 270).
El desarrollo exponencial de medios inteligentes de conexión ydocumentación informativa nos plantea a este respecto una reflexiónfundamental sobre la propia naturaleza del pensamiento y la cogniciónhumanas. La sociedad telemática nos ha hecho comprender, al fin, reflexivamente, la relación ecosistémica que mantenemos con nuestro sistema y con el entorno que observamos y transformamos a través delproceso de conocimiento. El cambio de paradigma comunicológicoparte, en este sentido, de una consideración creativa de la complejidadsocial en torno a los nuevos procesos de mediación informativa, proyectando el campo social del entorno urbano como un espacio plural,constructivo y contradictorio de las identidades culturales múltiples,como un espacio de encuentro, de nuevas realidades, de socialización,migración y transformación del territorio, como una red de redes yvínculos sociales.
La metáfora de la red aquí más que un juego lingüístico da cuentade un proceso imaginario que trata de convertir a los actores socialesen tejedores de sueños, en artífices de los procesos materiales, simbólicos y político-sociales de la ciudad. Se trata de desplegar en esta líneauna cultura de investigación generativa que contribuya, como resultado, a desarrollar procesos colectivos de apropiación de las tecnologíasy saberes comunicacionales, ampliando la cultura de información vigente mediante una concepción comunicativa dialógica, emancipadoray productiva de la cibercultura.
Para ello, debemos comenzar a preguntarnos cómo se articula la red,qué niveles de análisis y de qué modo se pueden comprender los procesos comunicativos a través de estas redes, más allá de la polarizaciónentre el individuo y la red global. Y definir al mismo tiempo una nueva política de la representación, pues, como advierte ]ameson, no hayproyecto de investigación sin racionalidad social e histórica, ni intervención cultural sin proyecto político.
Para el diseño de la ciudad educativa o las ciudades del conocimiento en la sociedad-red, una nueva política cultural exigiría a esterespecto la apuesta decidida por el empoderamiento del Tercer Sectory de la ciudadanía, así como una decidida voluntad de configuración delas condiciones propicias para una comunicación no burocratizada, ni
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mercantilizada, en virtud de un modelo genuino y diferente de creatividad s?cI~1 ,que se inspire en la investigación-acción y la capacidad decornumcacion de las organizaciones no gubernamentales y los sectorestradlclO."almente excluidos de!. proceso de modernización tecnológica,con e! Iin de reconstruir espacios comunitarios, de participación y encuentro~ de diálogo y cooperación, que pueden sin duda contribuir alfortalecimiento de la gobernabilidad y de las instituciones de la ciudad.
E~ esta línea, toda ,idea compleja de comunicación pasa por la extensron de redes telemáticas, la promoción de grupos autónomos de intervenci?n y e! diseño de proyectos comunitarios a partir de! lenguajede los vínculos y la cooperación productiva para construir comunicación local democrática multiplicando tres formas estratégicas de la comunicación alternativa:
La re~exividad colectiva y liberadora sobre las prácticas de comurucacion.
La cultura dialógica de construcción de! consenso.y el reconocimiento de la multiplicidad y la diferencia.
La política de redes de pensamiento e intervención social en la comunicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura otraforma de organizar la comunicación y la participación ciudadana'en laciudad educativa:
- Articulando dinámicas de consenso e integración de los diferentesactores sociales de la ciudad en la discusión de! modelo organizativo de la comunicación pública.Garantizando la cobertura y acceso de todos los usuarios.Observando e! principio de igualdad en la participación pública de!sistema cultural orgamzado por las industrias de la comunicación.Facilitando la multiplicidad de emisores y e!pluralismo real en la estructura de la información local.y promoviendo e! uso creativo y crítico de los medios a partir deuna pedagogía de la comunicación transformadora.
Concebida como. una dimensión estratégica para reconstruir la ciudady dmamlz.ar la CIUdadanía y la gobernabilidad local, los espacios deconvivencia que.las redes sociales construyen en este proceso en los barnos y los distritos de la ciudad para definir un nuevo marco de relaciones sociales hacen posible, desde una mirada ecológica, una esfera
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pública local como un complejo entorno de participación pluralmenteconstituido en el reconocimiento de las múltiples voces y actores quelo conforman, rescatando la palabra, las prácticas comunicativas que segeneran desde los propios ciudadanos, en la definición de un nuevomodelo de desarrollo basado en la confianza ciudadana por manifestarse, por hacer propuestas y llegar a acuerdos, en definitiva, portransformar la participación en la vida política en un compromiso conla comunidad y la convivencia. De acuerdo con esta filosofía, la comunicación se vincula de forma directa al desarrollo local en todas las fases de! mismo, de forma transversal, tratando en todo momento de observar qué posibilidades hay de codeterminación, de proyección ycambio histórico, de definición y afirmación de! deseo de una políticade auto gobierno de la comunicación en la red global.
Tal dinámica presupone, en consecuencia, una intervención en redcon otras ciudades, experiencias y programas de trabajo nacionales einternacionales, tratando en todo momento de pensar los macroprocesos de configuración de la Sociedad Global de la Información a partirde las dinámicas locales, próximas y concretas de los ciudadan@s. Estavisión de las ciudades de! conocimiento parte en fin de una filosofíapraxiológica de la comunicación basada en cuatro principios básicosque deberían adoptar las políticas culturales, y que podrían ser definidos como retos de la nueva sociedad cognitiva:
El liderazgo y capitalización del proceso por e! Tercer Sector y laciudadanía, conformando un modelo de organización, planeación ygestión social de los planes de desarrollo local con las nuevas tecnologías de la información y la educación con participación públicay autonomía social.La definición de un modelo reticular de organización y concepciónde! proyecto consciente de la lógica de desterritorialización que, aunsiendo un proyecto de base local, amplíe las estrategias de cooperación, intercambio de información y conocimiento, e intervencióncon otros grupos, iniciativas y programas.La apuesta por un modelo de participación con énfasis también enla economía social. Además de la prestación de esta función vertebral estratégica para la Sociedad de la Información y la gobernabilidad local, las políticas culturales en torno a las TIC deben tratar depromover sinergias productivas, dinámicas de innovación y reconducción económica, con impacto en e! territorio, albergando programas tanto de formación específica en e! campo de las nuevas tec-
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nologías, como el asesoramiento y desarrollo virtual del pequeño ymediano comercio local, y la creación de nuevos servicios y redes deproducción, distribución y organización económica-social.La promoción de una nueva cultura del ocio participativa y democrática, favorecedora de sinergias y procesos de configuración delespacio público y la gobernabilidad local como resultado de las iniciativas de creación de los diferentes grupos sociales de la ciudad, especialmente de los sectores marginados del proceso de innovacióntecnológica y desarrollo de la nueva economía de la información yla comunicación.
A nuestro entender, las nuevas redes telemáticas abren un escenario po~
tencial de múltiples sinergias productivas de cooperación, organizacióny autonomía comunitaria que debe ser explorado y conocido para unmejor desarrollo de la comunicación local en las lógicas globales de lanueva sociedad de la información. Las redes cívicas, los telecentros comunitarios o plataformas públicas que generan formas innovadoras deapropiación y uso de las NTIe, deben por lo mismo ser revitalizadasen los procesos creativos de organización y desarrollo social. En estesentido, podemos decir que las comunidades locales en el ciberespacioestán en condiciones de articular procesos constituyentes de inteligencia colectiva para el cambio social a partir de las necesidades radicalesde los sujetos y conjuntos humanos. Al favorecer diversas formas deinteracción, cooperación e intercambio basadas en la participación activa, las comunidades locales disponen con las nuevas plataformas digitales de una herramienta poderosa de organización y desarrollo endógeno, favoreciendo además "la democratización de la creacióncultural y la ruptura de la barrera histórica entre productores y consumidores de objetos culturales» (Abril, 1998: 72).
La transferencia de poder creativo a las máquinas de procesamiento,depósito y programación informativa plantea, a este respecto, problemas estratégicos de corresponsabilidad y cogestión cultural en materiade comunicación y desarrollo. La gestión de los bienes informacionales y de la exomemoria telemática, así como las formas de planificacióny desarrollo del patrimonio cultural, apuntan significativos interrogantes sobre las relaciones entre poder, información y desarrollo que apenas comenzamos a definir. Así, por ejemplo:
Son determinantes, obviamente, las decisiones de política de la documenración, es decir, las relativas a las finalidades del banco de datos y a las mo-
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dalidadesde acceso: lacomercializaciónde los datos almacenadosacabaporconstituir otro criterio, esta vez de naturaleza económica, que. opera ta~;o
en la fase de seleccióncomo la de interrogación. El valor de la mfo,rmaclOnno está ya determinado sólo por parámetros internos a la mstitucion documental, sino que se ve afectado por las leyes. de un verdadero ~e~ca~o,.amenudo competitivo; así, la apertura al públIco -controla.da o indiscriminada, gratuita o de pago- o la decisión de gestionar sól.o mtername?te lasinformaciones almacenadas influyen tanto sobre la a~qU1tect~:~ del SIstemacomo sobre las convenciones adoptadas y, en un último análisis, sobre loscontenidos memorizados (Bettetini y Colombo, 1995: 226).
La apuesta, en este sentido, por una perspectiva virtual de las nue,:as ~omunicaciones na debe entenderse en oposición a lo real, sino ma~ biena 10 actual, coma potencia, como realidad conceptual, com~ uW~la, pero por lo mismo como una propuesta política de, l~ comum~aclOn ~arael ámbito local concreto. Pues sin proyecto esrrategico y política definí-da no es posible la realización de la ~~ltur~ mediáti~~ suger:da. .
El modelo organizativo de planificación y g~stlOn so~'al de la ClUdad educativa parte de la necesidad de una decidida p~l1tlca ~e ~onstrucción de redes públicas, de redes críticas de d~mlmo publico ygestión social, con participac~óndel gobierno municipal, las orgam-
zaciones sociales y la universidad. . ..El reto comunicológico de esta visión de la SOCiedad cognmva ~s, en
resumen, tratar de realizar la producción y desarrollo de redes cl;,dadanas y experiencias de socialidad y comum.dades de. ':Ida a partir delos nuevos sistemas y entornos complejos de iníormación. Un reto poco o nada fácil, de acuerdo con el profesor Artur Serra:
Sabemos que la ingeniería se basa en el dise~o, pero. no es lo mi.sIDo di~eñar un sistema informático que una comumdad SOCIal con un SIstema l~
formático incorporado. La complejidad del diseño es do_ble, y los conocimientos necesarios para abordarlo también. Y a ello se anade un ~robl~madifícil de tratar: ¿quién diseña una comunidad?¿Se puede concebir el diseño de una comunidad por una minoría que lo lm¡~)Qnga al resto: ~O, a finde ser consecuentes con los principios de una SOCIedad democrática ha deser un diseño de al menos una mayoría de dicha sociedad~ ¿Tenem<:>s metodologías para que las comunidades se autodiseñen a sí mismas? (Finque
lievich, 2000: 195).
N o tenemos respuesta a éstas y otras muchas cuestiones. Sólo sabe~o~,por el momento, que las condiciones del cambio SOCial hiperrnediati-
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zado exigen actitudes y competencias de los investigadores en comunicación completamente distintas para la innovación y el desarrollo de lanueva cultura mediática. Hablamos por supuesto de una nueva lógicade la mediación social entre los científicos de la comunicación y su objeto de estudio o, lo que es lo mismo, entre conocimiento comunicacional y realidad informativa.
Para ello, la comunidad académica de la comunicación, además dehacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y metodológicasde la investigación señaladas, debe tratar de articular nuevas formas deorganización que faciliten la autonomía social y la construcción del conocimiento complejo vinculando física, material y socialmente los nodos de la red de interacción mediática de lo local a lo global.
Parafraseando a Aristóteles, tenemos la certeza de que nuestra tec~
nología no se justifica por su capacidad de dar respuestas, sino por seruna creación de posibilidades, la posibilidad por ejemplo de organización cooperativa del trabajo intelectual, de movilización y concentración territorial para el desarrollo local endógeno a partir del conocimiento socialmente dispuesto. Ahora bien, la definición de nuevos«campus urbanos» dista mucho de aproximarse a la filosofía y visiónestratégica que aquí venimos apuntando. Entre otras razones porquetales proyectos de socialización cultural tienen lugar en un marco decambios globales definido por:
El debilitamiento de los lazos de confianza entre los ciudadanos ylas instituciones políticas locales.
- El vaciamiento del espacio público y microsocial de intervención.El pragmatismo de las políticas públicas municipales.y la desterritorialización cultural de las economías locales.
El desarrollo de la Sociedad Cognitiva viene así prefigurado por un orden social en el que las nuevas tecnologías han superado, al menos supuestamente, las restricciones de tipo espacial y temporal en la extensión del imperio de la comunicación a la producción, el ocio y elconocimiento social, sin que en modo alguno hayan transformado radicalmente las lógicas dominantes de mediación. Si tomamos en cuentacomo único o fundamental punto de partida las características de lasTIC, cabría pensar, en efecto, que estamos ante la emergencia de un nuevo modelo social. Ahora bien, si, como es de desear, el analista observaatentamente otros criterios y aspectos significativos en elproceso de desarrollo económico y, desde una lectura histórica y social más amplia,
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identifica las líneas de fuerza que configuran el actual modelo societario, prestando especial atención a los perfiles de la organización socialque emerge con el uso de las nuevas tecnologías de la información y dela comunicación, cabe al menos dudar si este potencial tecnológico determina un modelo social transformador que libera al individuo y a lacolectividad de las tradicionales barreras y controles políticos, económicos y culturales, o más bien estamos asistiendo a la imposición de unnuevo sistema panóptico basado en un régimen de regulación y controlsocial difuso, tecnocrático y totalitariamente articulado, alimentandomitos como la ciudad global, la telépolis como ciudad cableada, comociudad educativa, siguiendo el espíritu del Informe Faure (1986).
En esta línea, las políticas públicas de comunicación y desarrollo local que piensan da cultura como recurso» manifiestan, en palabras deGeorge Yúdice (2002), una visión pobre y limitada de la ciudad comoespacio de formación y conocimiento para el cambio social. La mayoría de los planes urbanos de desarrollo de la sociedad cognitiva se centran en cinco líneas de actuación:
El desarrollo de infraestructuras y redes de telecomunicaciones. Aldescribir el llamado «capitalismo desorganizado", Scott Lash distingue entre zonas vivas y zonas muertas en función de la conectividado no a los flujos de datos, capitales y mercancías en la economíamundo. Estos flujos dependen de la capacidad de conexión de los territorios, es decir, de la extensión y calidad de las infraestructuras detelecomunicaciones disponibles por las localidades. De ahí que laspolíticas públicas hayan privilegiado por ejemplo la inversión en redes de banda ancha. Este aspecto, con ser básico, no garantiza sinembargo por sí mismo el desarrollo económico local. Es necesarioademás la apropiación y uso productivo de las redes.La promoción de servicios especializados en información, comunicación y conocimiento. Es precisamente en este ámbito donde laspolíticas públicas manifiestan sus principales carencias. En la mayoría de países, los poderes públicos han tratado de conectar sus regiones y localidades en red importando el hardware y softwarenecesario para ello, sin desarrollar la industria de programas, losservicios especializados y nuevas oportunidades para las empresas yagentes económicos locales. Se trata así, sin más, de un proceso quereedita el paradigma de transferencia de innovaciones y extensióntecnológica auspiciado por el paradigma modernizador en los añossesenta con apoyo de la Unesco desde el Norte o centros del capi-
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talismo global hacia los países del Sur o la periferia del sistema internacional.El apoyo a las empresas mediante planes de formación, digitalización y organización inteligente del conocimiento productivo. Igualmente, los planes de formación y capacitación de los recursos humanos de las economías locales han sido instrumentados sin unaidea clara y definida, de forma lenta e inconsistente. Por citar el caso de España, prácticamente ninguna de las regiones con competencias en la materia están realizando esfuerzos sostenidos en materiade formación para el salto a la economía digital de los principales actores económicos, por más que en regiones como por ejemplo Andalucía se insista en el discurso de la Segunda Modernización y enla importancia de la Sociedad de la Información para el desarrollóregional. Existen, bien es cierto, iniciativas, programas y experiencias de evaluación, pero básicamente marginales y con poca incidencia en el desarrollo local y regional, salvo desde el punto de vista de la corrección de los desequilibrios intraterritoriales.La socialización del conocimiento descentralizando los servicios yofreciendo acceso público y participado a la sociedad civil. Si algúnelemento hay que destacar como común a la mayoría de las políticas públicas es precisamente el de la lucha contra la brecha digital.En regiones periféricas del sur de Europa como Andalucía, programas del tipo Guadalinfo han permitido superar las distancias conectando a las comunidades rurales mediante la dotación de infraestructura pública de acceso a la red Internet. Los servicios apenasse han descentralizado sin embargo en grandes núcleos urbanos, ylos programas hasta ahora implementados se han venido planificando además sin participación ciudadana en la mayoría de países, loque constituye sin duda una tarea pendiente para la democratización de la cultura digital.La cooperación interregional. Aunque existen redes institucionales yalianzas entre territorios para posicionarse mediante sinergias o intercambios productivos en la economía global, lo cierto es que la cooperación entre ciudades y regiones es insuficiente para ir madurando una industria, experiencias sólidas y proyectos de alcance enmateria de comunicación y desarrollo endógeno, limitadas en la mayoría de los casos a compartir físicamente la infraestructura o la inversión en medios en algunas ocasiones puntuales, pese a que la experiencia demuestra que esta vía es la mejor opción para el desarrollosostenible de los programas de SI.
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No podemos sin embargo obviar las grandes dificultades que los poderes públicos enfrentan en un contexto institucional de aplicación de laspolíticas de comunicación que escapa a la racionalidad administrativa yel interés público. El proyecto de territorialización y fortalecimiento delas economías locales tiene lugar en un momento de continuo cercamiento de los derechos públicos en materia de comunicación y culturaque hace difícilmente viable la posibilidad de una política pública de socialización y articulación productiva del desarrollo sociocultural. La dinámica del capitalismo cognitivo tiende a imponer la reestructuraciónpermanente de los territorios, al margen de las fuerzas sociales y los poderes públicos, expropiando la cultura, el patrimonio histórico, la memoria y sociabilidad cotidiana como objeto de intercambio, especialización y posicionamiento de los espacios de proximidad en la economíaglobal. La crisis del Estado de bienestar y el vaciamiento de la Hacienda Pública hacen por otra parte difícilmente sostenible la continuidadde políticas públicas en materia de comunicación, cuyas inversiones exigen cuantiosas dotaciones presupuestarias sin garantía a corto y medioplazo de resultados significativos para el desarrollo y bienestar social delas regiones y las entidades locales. La dotación de estructuras y formasde institucionalidad para pensar y proyectar el desarrollo autónomo entorno a la comunicación y la cultura es quizás la única opción viable deinmediato. En este sentido, cabría pensar hasta qué punto deben seradecuadas las nuevas redes telemáticas, qué aplicaciones a escala intermedia son posibles y de qué modo pueden ser aprovechadas de manera productiva las posibilidades de la era digital, evaluando en todo momento el potencial económico y la singularidad sociocultural de cadaterritorio antes de tratar, como en la mayoría de los casos, de incorporarse a la Sociedad de la Información sin definir una dirección, una filosofía y prioridades políticas claras.
En definitiva, las ciudades y los poderes públicos deben tratar de definir su posición en el espacio global antes de tratar de identificar como prioritario el acceso y conectividad a las redes. Si los Estados nacionales han renunciado a su papel mediador a favor del mercado, laincidencia social y la proximidad con los actores y el tejido social obligan a los poderes públicos locales y regionales a ser más sensibles yatentos con respecto a su entorno de referencia, considerando especialmente las limitaciones de los actuales modelos de inserción en laeconomía-mundo. De 10 contrario, propuestas como la definición dela Agenda 21 de la cultura como guía de actuación estratégica de los gobiernos locales sólo contribuirán, en el mejor de los casos, a abrir nue-
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vos frentes estratégicos de desarrollo de la sociedad de la información,con el reconocimiento de la necesidad de políticas culturales para el desarrollo local por los poderes públicos de cada municipio o ciudad y lavisualización de la cultura Como un problema neurálgico de construcción de la ciudadanía y el espacio público con apenas la defensa de untímido compromiso de participación de las culturas marginadas de lamediación en la gobernabilidad local, que no hace sino reforzar finalmente las lógicas neoliberales de planificación estratégica de los territorios, facilitando la eficaz definición del «impacto cultura¡" que afecta a la modernización tecnológica y a proyectos de ordenación delterritorio y gestión urbanística de la industria del turismo. Una nuevaciudadanía, una ciudadanía activa, pasa más bien por la realización tanto del derecho a la cultura y acceso al patrimonio histórico de la ciu- .dad, como por la capacidad de autonomía y determinación pública delas condiciones de desarrollo y convivencia en el contexto inmediatode desenvolvimiento individual y colectivo:
El desarrollo cultural no es generary plantear como objetivos despertar laconciencia, tomada ésta como un concepto abstracto alejado de las estructuras sociales [...] Cuando las culturas o grupos subordinados política yeconómicamente, desde su interior, logran niveles de organización y movilización popular para superarlos niveles de hegemonía, apropiarse delproceso histórico y lograr mejoras en su nivel material, recuperar el circuito enla producción simbólica de los objetos culturales, controlar su universosimbólico unido profundamentea la vidacotidiana, podemoshablarde desarrollo integral; donde la cultura y la memoria histórica logran ser articuladoras [del proyecto cotidianode la utopía] (Ortega, 1991: 27-28).
La pretensión de la Agenda 21 de definir políticas culturales que encuentren el equilibrio entre el interés público y la lógica de valorización capitalista condena en este sentido al fracaso la idea misma de desarrollo integral, renunciando a la comunicación educativa como bienpúblico en beneficio del interés mercantil de las industrias de la conCIenCIa.
Si, como proceso social, la educación consiste básicamente en latransmisión y desarrollo del patrimonio cultural de una generación aotra, ampliando los horizontes cognitivos de visualización históricapor medio del análisis, la crítica y la reflexión sobre sí mismo, parecelógico pensar que el universo sensorial de estímulos, señales, experiencias, memorias y expresiones culturales producidas por los medios audiovisuales y las nuevas tecnologías en particular debe ser objeto de una
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reconsideración a profundidad de los modelos curriculares, organizativos y paidológicos heredados de la escuela moderna premediáticadesde criterios de interés público y una concepción dialógica y pluralde la cultura, más allá de la diversidad formal del mercado. Un reto sinduda problemático que de momento no está siendo considerado en lareconversión tecnomediática de las economías locales impulsada conlos proyectos de modernización de las ciudades educativas.
2. Pluralismo informativo y educación intercultural
La amplia e intensiva mercantilización de la cultura experimentada enlos últimos años ha llegado a tal extremo en el marco de iniciativas como la SI que incluso actualmente se llega a cuestionar la función pública de las políticas de comunicación a escala nacional, a fin de invalidar los derechos públicos de patrimonio, el acceso público a los mediosy hasta la libertad de consumo cultural. La creciente conciencia social yla constatación pública de esta crítica situación de partida ha alentadocomo consecuencia los debates entre creadores, representantes públicos y agentes culturales en citas como Interacció 04 (www.diba.es/interaccio) y el Foro de las Culturas (www.barcelona2004.org) para definir una nueva agenda internacional en materia de políticas culturalesfrente a los desequilibrios que horadan las brechas de desigualdad y refuerzan las lógicas oligopolistas amenazando las formas locales y diferenciadas de expresión y cultura popular.
Desde la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo celebrada en Estocolmo (1998), el máximo organismo de las Naciones Unidas en materia de comunicación y educaciónpara la paz ha expresado su preocupación por los límites a la diversidad cultural en la Sociedad Global de la Información. La propia Declaración Universal de la Unesco sobre Diversidad Cultural (noviembre de 2001) confirma la persistente amenaza de las minorías y culturasdependientes y/o periféricas ante el arrollador empuje de la hegemoníaangloamericana, de acuerdo con la lógica económico-política que actualmente liquida la compleja biodiversidad cultural, suprimiendo losfundamentos vitales de la ecología social y política en los ámbitos deproximidad. Esta iniciativa representa un primer paso en el reconocimiento de los graves problemas de pluralismo informativo derivadosdel dominio de un modelo de mediación de las industrias globales dela comunicación que, hoy por hoy, tiende a reforzar las formas de ho-
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mogeneidad cultural, si bien -como documento matriz- el texto noaborda las raíces de fondo del problema estructural del desequilibrio yla desigualdad en la economía-mundo, pues sigue sin ser reconocido elcarácter público de los bienes culturales e informativos, mientras lapresión de la OMC y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual «cercan» las diversas iniciativas públicas de socialización de lasnuevas tecnologías, limitando el alcance de las propuestas de solidaridad y superación de las brechas digitales entre clases, países y regionesen virtud del principio de propiedad privada de los medios de comunicación. Un problema sin duda estratégico desde el punto de vista delinterés público y las políticas de reequilibrio territorial que centra hoyla reflexión y preocupaciones sociales exclusivamente de académicos yresponsables de la Administración, lo que sin duda limita los resultados y esfuerzos por democratizar la cultura en la Aldea Global.
El desarrollo de la comunicación termina, de este modo, por profundizar e incidir en los tradicionales desequilibrios sociales, al primarla concentración y regulación de la propiedad de los canales a través depolíticas neoliberales y la desregulación del campo de la cultura y dela política educativa, de acuerdo con las nuevas condiciones de producción. Un ejemplo ilustrativo de esta evolución en los debates internacionales a este respecto es el caso de la UE. Desde hace más de dosdécadas, los profesionales de la industria cinematográfica y los académicos de la comunicación y la educación vienen demandando de las autoridades comunitarias una política de comunicación que apoye y promueva la diversidad cultural, limite la concentración de la industria yfomente la educación y la cultura locales. El propio Parlamento Europeo solicitó de la Comisión medidas concretas frente al proceso intensivo de concentración del sector y la homogeneización de los contenidos informativos sin que hasta la fecha la UE haya acometidodecididamente su compromiso con la diversidad cultural y el pluralismo. Antes bien, en contra de los criterios apuntados por el Parlamento Europeo, la Comisión ha optado por omitir toda referencia y decisión explícita en relación con las propuestas de articulado en defensadel pluralismo y la diversidad cultural en el sistema informativo europeo. Ni el Dictamen Barzanti (COM 146 final-62-38/86) ni la solicituddel Parlamento instando, en febrero de 1990, a regular los procesos deconcentración del sector en la UE merecieron las consideracionesoportunas de las autoridades de Bruselas.
En esta tesitura, la posición oficial de los líderes políticos de laUnión era más que definida: «mirar hacia otro lado en el asunto de las
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. d d rse a aprobar una directiva en es-concentraciones de propie a y nega
te sentido»:
.. " di bien elmensaje, los editores -ajenos a cual-Por si la Comrsion no en~en la . . Delots al que expresaron que:··1 mmaron a VISItar a d
qurer suu eza- se enea 1 d s contra los abusos del po ercoma guatdianes de la libertad y a erta orle . lau d 1 CEE. Las pre-.,. 1 ecros egls auvos e aveían con seria ~reocupacl0n o~ p~ty 11 poseedores de licencias de radiosiones de los edItores, lalmayona de el 01smentableconclusión final del Li-
1 .. ,. nade as causas e a a . '"y te evrsron, son u .,. d Medios de ComumcaClOnd b PI r mo y ConcentraClOn e .
bro Ver e so re ura lS 1 - hib: -. de los gobiernosy sus altan-en elMercado Interior. La otra es a m 1 llClO~e esta forma [era] imposiblezas con los grandes empresanos nacrona els. (Q - ós 1998: 160)_que la Unión Europea [lograra] avancea guno uiros,
_ d sobre Pluralismo Y Concentración de Medios de C~-El Libro Ver e do Intcri (1992) concluiría en consecuenCia. - , I Merca o ntenormumcacion en e _ 1 f CI·o'n de los nuevos monopo-
idi d - emr en a con armadeci len o no mterv d d 1 s grupos una mayor transpa-. . I y recomen an o a o
has contmenta es . _, d las disposiciones relativas a las res-- í corno la armonlzaClOn e - . ,rencia, aSI co _ - d d d medios de comumcaClOn que,
tricciones nacionales a la propie a ed
laración de intenciones paraen este caso sí, dejaría de -ali una mera leceliminación definitiva de losfavorecer no tanto el plura lsm~ como a
obstáculos a la lib~e .compet~nCl~. nal del luralismo como un proble-Frente al prmclplo constltuClO ., -ilógica de diferentes mino
ma de acceso público ~ r¿res~n:aclOnt~:~í por organizar el mercadorías y grupos SOCiales, a omrsron op dios ru os dominantes ende la televisión preservando loslnterese~e~a gl;baGzación cultural deel mercado de acuerdo con un iscurso hecho calificaba co
las econNnías informativa: l~ca:e: ~~:::sb::U~omeralosmultimedia,mo benehclOs a la formK,onf.edo I Directiva TV sin Fronteras.en contra de los objetivos IJa os por a
d - Eduardo Giordano y Carlos Zeller:Como a vierten
. os de concentración es incoherente con laEste resultado finalde los proces d talla al cine estadounidense y,
1, - d mponer cuotas e pan 1po~ inca europea el,. d defensa de la producción audiovisua eu-mas en general, co~ la re,tor~~n~ial del Comercio (OMC)- En efecto, losropea en l~ ?r~amZaclOn 1 nuevo escenario audiovisual europeo no songrupos privilegiados en ~ 1 ndo de estOS consorcios televisivos inclucompletamente europeos- e ~eg~idense (Murdoch, propietario de la proye un Importante SOClO esta ou) _ 1tándem Kirch-Berlusco-ductora y cadena televisiva FOX nuentras que e .
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ni siemp:e se ha caracterizado or sfondos cInematográficos de HPll u Pjel central en la distribuciónde losIgual f~rma, Canal Plus manti~n:~?O para las televisiones europeas. Deteamencano de televisión or cable anzas Con TeI, el mayor grupo norles de cable y satélite así c~mo 'DPara la producción conjunta de cana-n 1S '1' ' Con ¡sney' 1a ate rte se cuenta el gru o Ti ' Y~ntre os accionistas de Ca-
p me Warner (GlOrdano y Zeller, 1999: 49),
~os r~sultados de esta política de liberalizacióna,,mas que perjudiciales a efectos del r son, Como consecuen_
paClO audIOVIsual europeo b d IP oyecto de construcción del esles.A« asa o en a di id d es: SI, por ejemplo, entre 1995 1996 Iv~r~I, a y creatividad loca-
se mcrementó del 11 al 180/, y di el deflclt comercial de la CEEla ' 0, aseen iend., la '
nza comercIal comunitaria Con E d ~uenta negatIva de la ba-llo~s y medio de dólares, sta os Umdos a más de cinco mi-
ay, cuando se plantea en Euro 1 'ye a desarrollar la Sociedad de la I~; a nq~:za cultural que contribu_la~ ~TIC, no cabe sino cuestion or~aclOn Con la introducción deaSIstIendo a la configuracio'n darse senamente si en verdad estamos
' , , e Un modelo 1 1 d'f~u~rcaClony cultura o, por el can ' 1 pura y I erenciado de co-dlalogrca, los nuevos modelos d trano, ~Jos del Ideal de la educaciónproducir y ampliar los d ilibri Intercu turalidad no hacen SI'noese ut 1 " re-turales del capitalismo, Pue; re l nos, aSI,metnas y contradicciones cul-YPe 1" , a mente as prom d d' ,, rsona IZaClOn de la ciudad di ital " esas e rverslficación
nca, exactamente a todo I g, mas bren contribuyen en la práo contrano, 'c-
3. Cibercultura y ciudadanía
La literatura sobre ciberde .ciedad-red bascula entre la~porcrac1la y Pdarticipación ciudadana en la so-Iín I id oc amas e una
ea con, as leas de Masuda las I ,nueva «computopía» ende ~elrmItación jurídico-polít!ca detct~as mas realrstas y funcionalesparametros del sistema dorni d or en de la Interactividad en 10. , mante e m d . , scron que trate de abordar el mod 1 ló ~ tacron, P~reciera que toda ac-tal pasa por visiones políticas soci oglco d~ mediación en la era digierrores y lecturas encriptadas :ntre e~l~~ P~?plclatoriasde tradicionalesun OptImIsmo hiStórico infund d I ea ismo futunsta, marcado porque procura regular y restrin ,ala' ~ e pragmatIsmo más conservadorbercultura conforme a los p glr. ~s desarrollos socioculturales de la CI' 'di 1 nnclplOS el d 1 d -
iciona , Por ello, convendría record mo le o e representación tra-ar que a comunicación es sobre
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todo intercambio: información y conocimiento, pero sobre todo comunidad, siendo su objetivo supremo la comprensión humana, la cooperación y el desarrollo social y cultural, esto es, la formación para elcambio sociaL Históricamente, el hombre tiene la necesidad vital deexpresarse, debiendo garantizársele por tanto la facultad libre y espontánea de relacionarse en el espacio social, Es un derecho humano -promulgado en la Primera Conferencia Intergubernamental sobre Políticasde Comunicación de la U nesco- el acceso a todos los bienes culturalesy la participación libre y democrática, La Comunicación Educativa debe en este sentido ser más competente que competitiva, más dialógicaque monológica, más interactiva que hiperactiva, y más diversa quedensa o saturada, El problema es que las políticas públicas en materiade Sociedad de la Información reproducen las lógicas del modelo hegemónico de mediación, sin alterar los procesos de dominación política ni la lógica de reproducción ampliada del capitalismo. Ahora bien,como advierte el profesor Bolaño, herramientas como Internet puedenser potencialmente democratizadoras si promueven una comunicaciónmás horizontal, interactiva y solidaria y persiguen un orden más justoe igualitario mediante la consecución de mayor autonomía social frente al Estado y el Mercado. Las NTIC pueden colaborar en la creacióno sustento de órganos de poder y participación ciudadana que, sin pretender reemplazar los mecanismos convencionales de modificación deconsensos en las sociedades pos modernas, amplían y reformulan lasformas de acción e interlocución del sujeto en el espacio social, contribuyendo a una mayor transparencia y a la gobernabilidad de la democracia con la radicalización de la potencia y creatividad social de la ciudadanía que hoy acompaña la generación de espacios de consenso einterlocución, de acceso y participación concretas, que hacen factibleslos derechos universales de la educación y la cultura:
El derecho a saber leer y escribir.El derecho a formular preguntas y reflexionar.El derecho a la imaginación y a la creación.El derecho a interpretar el medio circundante y ser protagonista dela historia.El derecho a tener acceso a los recursos culturales.El derecho a desarrollar las competencias individuales y colectivas.
Apostar en esta vía por la cibercultura desde una visión ciudadana noes otra cosa pues que tratar de «recuperar la capacidad de la gente pa-
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ra controlar su propia vida, de promover los medios adecuados parauna participación democrática verdadera, de resguardar la soberanía delos colectivos y de las individualidades frente a cualquier intento autoritario que provenga del Estado, de promover y colocar en el centro dela política democrática los derechos humanos» (Rodríguez Fuenzalida,1992: 135), En este empeño, la participación ciudadana garantiza unaforma inteligente de reterritorialización de la vida pública que, al instrumentar los medios y tecnologías informativas de acuerdo con las necesidades locales de mediación, hace posible la idea de un solo mundotramado de voces múltiples como una nueva forma de cultura de la réplica y del diálogo,
Si la palabra no sólo simboliza el mundo; si el verbo tiene además lacapacidad de activar el universo de la praxis, ordenando el cosmos sociala través de los procesos de significación y conocimiento; si todo sujetoes una conversación con los otros, es diálogo; si la palabra resuelve la comunidad en la palabra; si la cultura, como sentenciara Cassirer, es antesque nada, y sobre todo, un universo simbólico constitutivo de la naturaleza, del arte, los usos, actos y obras compartidos colectivamente; si«ciertamente, a todo ello pertenece el poder tomar distancia, como conla palabra, [Si] la palabra -corno escribe Gadamer- proporciona el reconocimiento en otros y el reconocerse con otros, en lo conveniente, en lafinalidad, en lo justo, en lo que es afirmado por todos aunque sea duropara cada individuo y exija abandonar o renunciar a algo [oo,] [Si] en lapalabra [en fin] reside el secreto de la transmisión de la cultura humana"(Gadamer, 2000a: 16 y 17), no cabe duda, como sostiene el filósofo alemán, que la labor de nuestra tradición cultural y una garantía de su integridad, y de todo futuro, reside en cultivar entre nosotros las formasexcelsas de la palabra: la palabra de la pregunta, que se lleva a sí misma;la palabra de la fábula, que se acredita a sí misma; y la palabra de la reconciliación, que es como la primera y la última, Pues «sólo por lareconciliación es superable la otredad, la irreductible alteridad que separa a un hombre de otro, y es encumbrada en la maravillosa realidad deun vivir y de un pensar común y solidario» (Gadamer, 2000a: 21),
Ahora bien, esta forma de reaniculación social e inteligente sólo es posible desde la función activa de la ciudadanía, exigencia ciertamente ajena a la estructura de organización de la sociedad cognitiva en el nuevo espíritu del capitalismo que tiende a limitar la concurrencia y acción socialde los sujetos en función de los parámetros de valorización del capital,
Hoyes un hecho aceptado como natural el que, aunque el Estado siga jugando un papel importante en las relaciones internacionales, el mo-
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rápida circulación de los bienes, servicios y capital circulante de la industria de la comunicación y otros sectores económicos, El carácterideológicamente mixtificador del discurso público sobre la AldeaGlobal queda, no obstante, en evidencia cuando se comprueba que laúnica mercancía que ve limitada su capacidad de circulación transfronteriza es precisamente la mano de obra. La fuerza de trabajo es sistemáticamente marginada en las políticas de liberalización transfronteriza e integración regional, siendo sometida a un duro proceso dedisciplinamiento para reterritorializar su permanente disponibilidadeconómica al servicio del gran capital. El orden «solipsista» y desigualde la sociedad mundial globalizada impone a tal fin nuevas formas deadoctrinamiento ideológico sobre nuestra naturaleza económica a par~
tir de la tradicional distinción dualista y tecnocrática entre los técnicosexpertos, poseedores del saber y del control de la ingeniería social, y lamayoría de la población, convertida --como presumiera Platón de losesclavos- en ilotas sin habla, corazón ni espíritu.
Si arduo ha sido el camino que las modernas sociedades han recorrido para garantizar el reconocimiento de la libertad y la democraciacomo derechos fundamentales, más difícil se antoja, en el actual contexto histórico, la aplicación efectiva de los derechos humanos en la eratecnocrática de control y colonización del espíritu, pese a las prometedoras potencialidades de Internet. La globalización unidimensional delcapitalismo tardío ofrece, para la mayoría de la población mundial, unhorizonte opaco cargado de borrascosas nubes de incertidumbre sobreel futuro democrático de la comunicación y la cultura en el nuevo milenio. En «Democracia y mercados en el Nuevo Orden Mundial»,Noam Chomsky advierte, por ejemplo, cómo a raíz del trágico capítulo de la operación Tormenta del Desierto en la Guerra del Golfo, lanueva doctrina de seguridad nacional del Pentágono diseñada durantela Administración de Clinton inaugura una amplia ofensiva militar enlas comunicaciones internacionales bajo control del Pentágono, cuyaimplementación estratégica por la política exterior estadounidense trata básicamente de imponer un modelo de democracia televigilada, siguiendo el razonamiento del padre de los estudios norteamericanos deOpinión Pública, Walter Lippmann, según el cual las clases popularesson poco más que ignorantes y manipulables, debido a su manifiestaincapacidad para el ejercicio del buen gobierno, por lo que su participación en los asuntos de interés general debe reducirse al mínimo. Lahistoria de la comunicación se construye así, una vez más, como unaauténtica crónica de guerra.
142
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b' 1 anencla e unatema que, ~Jo a ap., spanóptica» del poder.facilita la eíicaz gesnon "po
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No quisiéramos ahondar más de lo preciso en esta idea. Pero antesde cerrar este punto es necesario advertir, a este respecto, la clara continuidad del nuevo discurso público «tecnoespectacular» de la globalización con la teoría clásica del funcionalismo y el pensamiento realistaen las relaciones internacionales. La vaga noción de «nuevo ordenmundial» y el discurso de raíces teológicas de un «mundo sin guerras»merced a la fuerza tecnológica de los nuevos medios de comunicacióny unificación cultural y el poder transformador de la política internacional demostrado por las comunicaciones internacionales al facilitar elencuentro entre diferentes culturas y estilos de vida tienen su fundamento y más directo antecedente en la teoría funcionalista de la integración y en experiencias históricamente trágicas como las guerras depropaganda y contrainsurgencia en América Latina. Hoy queda ade~más en evidencia su racionalidad tras los últimos acontecimientos internacionales que confirman el revelador sentido original de tales discursos.
Cabe por ello tomar en cuenta que aportaciones como la de Brzezinski y su explicación de los procesos de integración del sistema político internacional a partir del proceso de desarrollo de las comunicaciones internacionales en «comunidades de seguridad» como el Tratadodel Atlántico Norte no son sino la abstracción científica de una volunt~d ~xpresa y co.nstante por difundir la propaganda de un orden quedistribuye premios y casngos, conforma las formas de vida y pensamiento y define los objetivos y políticas de desarrollo de acuerdo conuna concepción hobbesiana de la comunicación y la cultura modernas,cuyos efectos son por todos conocidos.
Así, la comunidad de intereses en las relaciones entre los Estados nacionales deriva, según esta teoría de la integración, de un proceso deentrelazamiento tecnológico que transforma el sistema internacionalvinculando más estrechamente las diferentes culturas y sociedades nacionales en un entorno política y económicamente complejo. Surge así,gradualmente, la visión política de la globalización, que privilegia la interacción entre los distintos segmentos de las sociedades internacionales en formación, a partir de múltiples intereses específicos, dentro deun mundo progresivamente conectado en el que se imponen conceptoscomo «interdependencia» y «bienestar económico», cuando en realidad la política internacional se basa en los intereses de las grandes potencias y grupos económicos, dando lugar a la formación de bloques yesferas de influencia en cuyo interior los países hegemónicos dirimensus conflictos, en un permanente estado de confrontación.
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La versión restringida de la configuración y el desarrollo de la democracia en el sistema internacional limita así la acción del sistema global a los intereses estratégicos del centro del sistema de integración mediante el control económico, político y militar de los dispositivos yrecursos de poder que hacen posible y necesario este proceso de apertura y dominación transnacional en el que los medios tienen una claray decisiva función, a juzgar por las ilustrativas palabras de Reagan,aprendidas de su modelo político Richard Nixon: habla suavemente yutiliza bien el garrote.
N o podemos analizar aquí cómo la cibercultura desarrolla esta lógica, ampliando o reproduciendo las formas de control que alentaronla genealogía de la Sociedad de la Información, siguiendo la estela deanteriores industrias culturales, tal y como demuestra Mattelart (Mattelart, 2002). Pero sí cabe concluir, atendiendo a tales antecedentes, quela democracia digital y la definición de una nueva ciudadanía serán enel futuro próximo determinados por la lucha políti~a y cultural. ~aconstrucción del nuevo orden emergente y la centralidad que adquieren la comunicación y la educación en el nuevo Capitalismo Cognitivo están ampliando las funciones que hoy asumen las políticas culturales en los procesos de desarrollo y producción de lo social para facilitarla confluencia entre información, cultura y nuevas tecnologías. En este proceso, se observa la instauración de nuevas formas de so~iabilidadbasadas en la preeminencia del hogar sobre la calle y de 10 privado sobre 10 público, creando como critica Flichy una densa membrana deaislamiento del espacio individual y social.
Frente a esta lógica, la rearticulación pública de la ComunicaciónEducativa debe hacer explícita esta racionalidad instrumental y aislacionista y desarrollar una crítica constituyente que haga posible la I'roducción de una nueva subjetividad en los espacios locales. Máximeconsiderando que en la era del Imperio, la guerra y la paz y toda la biopolítica contemporánea pasa por las formas de mediación, por la accióncomunicativa (Zemelman, 1995).
4. Comunicación, educación y desarrollo local.Horizontes y posibilidades
Desde finales de la década de los setenta, la noción de desarrollo cultural viene vinculando el campo de la comunicación al problema complejo y recurrente de las necesidades sociales del desarrollo en ámbi-
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tos tan dispares como la economía, la política, la educación y la cultura, integrando la creatividad y las identidades plurales en un nuevo paradigma constituyente del modelo de reproducción modernizadorabajo el auspicio fundamentalmente de las Naciones Unidas (ONU).Los programas de organismos como la FAO o la OMS han procurado desde entonces pensar la comunicación en sus programas sectoriales y las políticas de cooperación internacional en virtud de un denominador común: la visión instrumental de los medios y recursosinformativos como fuente de progreso y dispositivo servomotor delcrecimiento y bienestar económico. Así, si bien las Naciones Unidasvalidaron en la agenda pública internacional un enfoque integrador dela comunicación como factor determinante del desarrollo, las políticasde promoción de la cultura y la educación quedaron desplazadas a unsegundo plano ante el empuje privatizador de las industrias culturales.Las formas marginales de participación pública, de la creatividad social de la población y del intercambio y la cooperación multilateral entre países, lejos de garantizar la diversidad ecológica del sistema mediático en los países del Sur, resultaron, en muchos casos, coartadaspara legitimar un proceso, calificado por otra parte como imparable,en función del modelo capitalista de desarrollo económico liberal, quehoy llega a resultar cuando menos alarmante incluso para la propiaUnesco, a la luz del diagnóstico de la situación crítica de dependenciade las «culturas periféricas» en el mercado global de la comunicación.La experiencia acumulada en los fracasos y rezagos de la historia de lacomunicación para el desarrollo exige, desde este punto de vista, renovar la teoría y métodos de planeación considerando los vectores estratégicos del Capitalismo Cognitivo para redefinir nuevas alternativas antiestratégicas.
Hace exactamente siete años tuve el honor de dictar una conferencia en el IV Encuentro Nacional de Comunicación de la UniversidadIntercontinental en Ciudad de México sobre política educativa y formación de comunicadores. La idea expuesta en mi presentación fue básicamente la necesidad estratégica para el campo de la comunicacióneducativa de acometer un ejercicio de reflexividad colectiva a fin deadaptarse a los vientos de cambio que entonces prefiguraban muchasde las tendencias hoy visibles en el ámbito profesional. Recurrí paraello a la metáfora del caracol: una mirada hacia dentro para comenzara vislumbrar los horizontes del camino ... de un horizonte históricosiempre lejano, de lentos cambios y difícil alcance para la efímera vidadel investigador.
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Lejos de criticar el universo material de nuestros objetos de investigación, esta apuesta reflexiva debía, a nuestro juicio, tratar de observar-de dentro hacia fuera-la lógica del conocimiento, la economía políticacomunicológica que hoy transfiere los modelos de la cultura del desarrollo capitalista de acuerdo con la nueva reserva espiritual del funcionalismo culturalista, con el objeto de liberar el imaginario político-ideológico emancipatorio bloqueado por el proceso de mixtificación de laposmodernidad y las nuevas formas de dominio flexible que de raízniegan toda posibilidad de una «nueva cartografía del tardocapitalismo», pese a, como hemos argumentado, la pertinencia y necesidad deeste ejercicio intelectual y de compromiso histórico en un tiempo como el presente marcado por el proceso intensivo de la globalización,cuyo desarrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultural y desconcierto de las comunidades locales, paralelamente al proceso de descentralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.
Tanto en los debates del NOMIC (Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación), como durante la planeación de las primeras políticas nacionales de comunicación, esta dialéctica global/localha sido una cuestión relevante en la planificación del campo comunicacional. La paradoja de este proceso es que hoy la globalización económica exige la creciente fragmentación y localización con la emergenciay territorialización de las identidades culturales replegadas sobre sí mismas. Esta dialéctica plantea el problema crucial de la localización y descentralización informativa, paralelamente a la concentración del podercultural y del capital simbólico, como parte de la lógica social del capitalismo global, en el entendimiento de que los principios de territorialización -e intervención local- y de totalización -desde la perspectivateórica-, o, para recordar la premisa del movimiento ecologista, pensarglobalmente y actuar en lo local, sin duda pueden constituir vectoresestratégicos para una visión transformadora del desarrollo social quesea capaz de superar la inacción discursiva del posmodernismo y la reclusión tautológica de la globalización a partir de una praxis investigadora fundada en el sujeto y sus redes sociales como base de una nuevareflexividad e interacción colectiva dialógicas.
Considerando que en la administración municipal tienen lugar importantes transformaciones de la gobernabilidad y estructura de los servicios sociales a través de las nuevas tecnologías que plantean dudas ydemandas de una planeación integral de los recursos y políticas en materia de comunicación, parece cuando menos determinante abordar el
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estudio y consideración práctica de las políticas locales desde la teoría yla práctica de la comunicación emancipadora. Nuestra hipótesis es queun modelo de planificación territorial localizada permitiría articular productivamente la comunicación para el desarrollo democrático.
En el campo cultural de los territorios locales se pueden forjar nuevos procesos de legitimación y gobierno social, abriendo espacios productivos de activismo y agenciamiento que a medio plazo provean losmedios necesarios de auto afirmación y desarrollo endógeno a partir deuna política que, integrada en las estrategias generales de desarrollo territorial:
Fomente la cohesión social.Incremente la productividad económica.Promueva las capacidades locales de acción de sectores marginales.Impulse la expresividad artística.y favorezca la cultura de la autoformación y apropiación pública delos medios de información y conocimiento.
En este proceso hay que tomar en cuenta el capital informacional disponible por las economías locales:
El acceso a la infraestructura telemática.El grado de conocimiento o competencia comunicativa con las nuevas tecnologías y recursos de comunicación.La visión política de adaptación local de la Sociedad de la Información.El proyecto social de organización y dinamización cultural en red.El uso productivo de las fuentes y recursos informacionales.
Ahora bien, la definición local de la información no viene sólo determinada por el ámbito territorial. Con tal referencia, indicamos ademásel proceso de apropiación social inmediata, por la comunidad, del contenido y procesos vinculados con la mediación cognitiva y la representación del discurso periodístico. De acuerdo con Xosé López, «lo localno podemos, pues, considerarlo un concepto estable en el campo de lacomunicación, sino que debemos analizarlo en el contexto del escenario mediárico. Y los cambios de la era digital han afectado especialmente a los espacios de comunicación. El territorio ya no es el elementodefinitorio del pasado, aunque sigue manteniendo un gran peso [...] Pero ahora tenemos que prestar también mucha atención a la identidad, ala creación de comunidades con valores compartidos, con intereses co-
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munes, y a los procesos de mediación comunicativa en los ámbitos deproximidad» (López, 2004: 29).
En la era virtual de la cibercultura, sigue prevaleciendo sin embargola dimensión físico-territorial. Como resultado de una visión instrumental que trata de privilegiar tecnopolos y grandes centros territoriales del capitalismo industrial, estas políticas han generado desequilibrios significativos, jerarquizando territorios vivos y muertos para elflujo y valorización del capital. La emergencia de formas singulares ydiversas de apropiación local y regional tiene lugar, en este sentido, como contratendencia compensatoria de la globalización. A decir delprofesor Zallo (2003), muchos de los cambios en el lugar social yeconómico de los territorios no se derivan de la mundialización o de ladigitalización, sino, a pesar de ellas, como resultado del esfuerzo humano y sostenido de gestionar lo cercano, su identidad y bienestar apartir de las luchas históricas y las formas de acomodación local. Es decir, paralelamente a la globalización, los fenómenos de localización ydescentralización son también tendencias que marcan y reformulan lasbases culturales del proceso de desarrollo.
No obstante, la primera hipótesis que quisiéramos anticipar aquí esque, en el marco de la globalización capitalista, las regiones y las entidades locales no son objeto de las políticas públicas, y menos aún priondad para los Estados nacionales, en medio de una crisis de descomposición y gobernabilidad por las porosas racionalidades del mercadotransnacional de la comunicación y la cultura. Como resultado, en lasnuevas formas de intermediación nos encontramos, como advierte elprofesor Zallo (2003), con que las regiones y autoridades locales debenreorganizar sus estrategias para dar una respuesta «inteligente» a la dinámica contemporánea de la competencia y la centralización territorial,recurriendo para ello a las políticas culturales y de comunicación desde su propia especificidad y como reacción proteccionista a los efectosuniformadores de la globalización. La articulación de medidas potentes de contribución al desarrollo autónomo requiere no obstante del reconocimiento elemental de las características singulares de cada región,de su situación económica, política y social diferenciada. No es viableuna política pública coherente sin tomar en consideración la realidadconcreta y diferenciada de la región o de cada municipio en concreto.Igualmente, en cada momento y sobre todo considerando el cambioacelerado de la comunicación, los poderes públicos necesitan favoreceruna evaluación sistemática de las políticas públicas en la materia. Estoes, no existe una receta única, ni tampoco un método único, y menos
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aún un momento puntual de evaluación y diseño de las políticas de comunicación para e! desarrollo regional. Como reconocía en un documento interno la UE, «cada región tiene que encontrar la combinacióncorrecta de políticas para su propia senda de desarrollo, dadas sus propias características económicas y sociales, culturales e institucionales»(Quesada, 200S: 96).
La propuesta que esta idea apunta, en la revisión de! modelo dominante de la globalización cultural, debería contribuir en este sentido a facilitar una lectura endógena y participativa de! desarrollo que, identificando la comunicación, la educación y la cultura como fuerzas matrices(y motrices) de! cambio histórico contemporáneo, vincula a la dialéctica social de las redes comunitarias la posibilidad de un proyecto tecnocultural en e! que los procesos de mediación informativa surjan a partirde! aprendizaje y las iniciativas movilizadoras de! conocimiento, basadasen prácticas de investigación colectiva e intercultural «dialógicas".
En este escenario emergen las experiencias locales de edutaintmentintegrando e! sector informativo y la educación pública local, que comienzan a tener un peso creciente en e! Tercer Sector y la educación noformal. Pero más allá aún la apuesta por la mediación dialéctica de laspolíticas culturales de base local e intervención en redes pueden contribuir significativamente a redefinir los tres ejes estratégicos de la comunicación política contemporánea, a juicio de Martín Barbero, a saber: la reconstrucción de lo público, la constitución de un espacio dereconocimiento social y el ejercicio de una nueva ciudadanía (MartínBarbero, 2001).
y aquí tenemos, sin duda, un nodo de la red, un punto crítico decondensación y confrontación social: la afirmación local de los territorios, identidades, culturas y voluntades políticas de la ciudadanía, quedebe ser tomada en cuenta como campo propiciatorio de articulacióny construcción de la alternativa comunicacional al modelo dominantede mediación informativa. Así, mientras e! capitalismo global subsumey somete la circulación de mensajes, sujetos y territorios e identidadesculturales a la lógica de! valor, anulando y extrañando la singularidadde voces y presencias, como verdaderos espectros de! capital, «e! ordenlocal funda la escala de lo cotidiano y sus parámetros son la copresencia, la vecindad, la intimidad, la emoción, la cooperación y la socialización con base en la contigüidad" (Vizer, 2003: 312). Es un error, noobstante, confrontar los poderes del Estado-nación y las políticas comunicacionales de base local a los procesos globales de ampliación delos mercados. Primero, porque éstos son procesos estructurales irre-
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versibles y, segundo, porque no se trata de una posición ideológica quese resuelva mediante el voluntarismo, sino anticipando las nuevas bases de! sistema de dominio.
Cabe recordar a este respecto que las comunidades locales son unobjeto preferente de mediación entre el Estado-nación y los interesesde! capital transnacional, de ahí la pertinencia y necesidad de pensar cómo la sociedad civil puede renegociar y apropiarse de los bienes comunicacionales y sus propuestas de consumo cultural en esta dialéctica desde nuevas bases y criterios.
Como recuerda Boaventura de Sousa Santos (2003a), el desarrollomoderno ha sido históricamente marcado por lógicas contrapuestas deregulación y emancipación entre e! Estado, e! mercado y la comunidad,por un lado, y la expresión, e! conocimiento y la esfera moral-práctica, por e! otro. Una característica distintiva de toda política de comunicación es la de mediar, la de rediseñar los procesos de globalizacióneconómico-política de! capitalismo, contribuyendo a la descentralización del poder de! centro hacia la periferia, del núcleo hegemónico a losespacios intersticiales y locales de la ciudadanía. De acuerdo con este razonamiento, el sentido de las políticas locales de comunicación sería básicamente e! de fomentar un ethos democrático y emancipador a partirde la expansión de las esferas públicas locales, las cuales garantizan queno prevalezca una concepción unívoca y sobredeterminada de ciudadanía, y la facilitación de! conocimiento y expresión de las culturas locales por medio de una política de planificación democrática del desarrollo territorial y de las identidades específicas de la comunidad comoconstrucción participativa de! lazo o vínculo social, como proceso deacción y normalización local de los procesos de mediación radicalmente democrático y participativo, basado en e! acceso a los medios de información y conocimiento de! desarrollo social. No se trata sólo defavorecer estrategias identitarias de afirmación cultural ante e! procesode globalización, tal y como viene haciendo e! marketing urbano y lasteorías funcionalistas del capital social. Además es necesario construirformas avanzadas de ciudadanía... politizar, en suma, el campo de lacomunicación y la cultura a escala local y asumir diversos retos como:
La innovación de contenidos, géneros y procesos de comunicación.El diálogo intercultural.La afirmación de las necesidades y lógicas de proximidad.El desarrollo creativo.O la proyección exterior (López, 1999).
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El problema es que, por lo general, no hay una política local de comunicación planeada sistemáticamente, no existen concejalías de la comunicación que velen, en el ámbito municipal, por las formas de produccióncultural del territorio, por la igualdad, acceso y proporcionalidad de loscontenidos informativos de los medios locales, aun siendo, como sucede en España, muchos de ellos de titularidad pública. Es muy comúnque en los ayuntamientos falte conocimiento y voluntad manifiesta deplanificar estratégicamente la comunicación como un instrumento detransformación del territorio y la comunidad, promoviendo el diálogoentre agentes sociales y elreconocimiento de proyectos diferentes ymodelos culturales alternativos en la planeación del desarrollo local. Esnecesario por ello evaluar las posibilidades de institucionalización quepueden albergar estas políticas en el marco de los procesos de descentralización del Estado y de localización de las industrias y medios globales de comunicación por la sociedad civil. De la definición de los instrumcntos y marcos jurisdiccionales apropiados a las necesidades delproceso de localización cultural depende el modelo de desarrollo de laautonomía de las territorialidades a este respecto.
De acuerdo con este razonamiento, las políticas locales de comunicación deben tratar de comprender que su posibilidad viene determinad~ por u~a nueva división internacional del trabajo cultural que, comoadvierte Yúdice (2002), yuxtapone la diferencia local a la administración e inversiones capitalistas transnacionales. De ahí que podamos observar actualmente una marcada tendencia por parte de las entidadesl~cales y regionales a demandar espacios y lógicas de afirmación específicas. En la medida que el modelo de acumulación y organizaciónproductiva flexible permite a las industrias culturales localizar serviciosy medios de intercomunicación, la nueva división internacional del trabajo cultural se profundiza afectando a las unidades y territorios locales. La centralidad de la cultura en los programas internacionales de cooperación y desarrollo da cuenta, en este sentido, del acoplamiento delas prácticas locales comunitarias a las necesidades y estrategias de valonzación económica del capital global.
U na primera consideración a discutir y desarrollar colectivamentees, por lo mismo, la articulación de poderes locales de comunicación ycultura: de producción de autonomía informativa desde los espacioscornumtarros. La apuesta por esta estrategia política deriva de la constatación del carácter difuso y disperso de los conflictos posmodernosde nu~~tra contemporaneidad, tal y como describen Negri y Hardt ensu análisis del orden imperial hegemónico. Pero también de la progre-
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siva pérdida de peso del Estado en favor de las formas de regulación política global y de espacios y centros de concentración político-económica como la Unión Europea o de actores transnacionales como Microsoft,con la consiguiente emergencia de lo local como espacio de resistencia,territorialización y construcción del poder ciudadano de oposición y articulación comunitaria del derecho a la comunicación. De aquí la pertinencia de atender a estos espacios y formas de resistencia local, tradicionalmente relegados u omitidos en la teoría y la práctica políticaernancipatoria. Atendiendo a los escenarios y tendencias económicopolíticas de la comunicación global, estas realidades adquieren sin embargo cada día mayor relevancia, lo que hace necesario intervenir ycomprometer la acción democrática y la lucha política por la ciudadanía y la cultura local en la construcción dcl socialismo como estrategiaprioritaria de las fuerzas de progreso.
Toda política radical en materia de comunicación y cultura pasa, eneste sentido, por definir programas de investigación y transformaciónsocial a este nivel, como también regionalmente. No podemos detenernos en detalle en ejemplos como el caso europeo, que analizaremosen las siguientes páginas, pero a modo de apunte, cabe observar cómo enla Europa de las regiones, como en otros espacios de integración comercial y libre circulación del capital, existe un amplio universo de oportunidades abierto a la acción y movilización política sin definir que debe ser abordado como campo propicio para la transformación delsistema informacional, rompiendo con las lógicas dominantes de valorización de la industria cultural y con los intereses y las redes clientelares que vinculan tales unidades territoriales con las necesidades devalorización y desarrollo del capital (Zallo, 2003). Tal tarea parece desde luego prometeica, pero sin duda se nos antoja necesaria y posible, acondición de ser conscientes de cómo este campo de actividad puedeser intervenido concentrando las fuerzas de oposición en un tiempode declive del Estado moderno.
En esta línea, convendría prefigurar un programa político y un proyecto de trabajo cultural en el ámbito local y regional, a escala europeay global, que a medio plazo soporte y haga posible la organizacióntransnacional de movimientos sociales de transformación de la comunicación-mundo. Las fuerzas políticas y sociales deben comenzar a definir políticas locales y regionales de comunicación, planes de movilización y organización de alternativas culturales de base comunitaria yregional, organismos de intermediación como los Consejos Localesy/o Regionales de Comunicación, plataformas transversales de coope-
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ración y desarrollo productivo de la industria y de los derechos cultural~s de la ci~,dadan~a,. si en verdad existe claridad y voluntad políticasde intervención decidida en el sector. Esta condición, sin embargo, nose c.umple de momento porque la izquierda política y los movimientosso~'ales en ~e.neral tienen todavía una cuenta pendiente en su teoría ypractica política: replantearse .en serio la comunicación como un problema no ,~e medios o ~e uso Instrumental de los mismos para un discu~so político radical, sino como un espacio de diálogo, de consenso yarticulación de voces plurales, voluntades divergentes y solidaridadesprecarias. Antes bien, por el contrario, la política de la izquierda ha favorecido usos y concepciones restrictivas de la comunicación que reproducen, desde un funcionalismo progresista, las formas de control ydominación conservadoras.
Pero; como decimos, no viene al caso tratar aquí los espacios deoportunidad y los ejemplos de potencia creativa de los movimientos altermundialistas en el e~pacio europeo. En las siguientes páginas, vamosa tratar, por el contrano, de formular una crítica general al desarrollode la So~i~?ad del Conocimiento en Europa, describiendo las políticas dela Comisión Europea y las tendencias o líneas generales de evoluciónde la comunicación educativa en el continente. Más adelante, en nuestro epílogo, retomaremos, según hemos señalado, algunas de las ideasapuntadas sucintamente bajo éste y anteriores epígrafes.
154
IV
El espacio europeo de convergencia
Hace ya algo más de una década, el profesor alemán Harry Pross advertía en el II Simposium Internacional de Políticas Informativas celebrado en Madrid sobre los riesgos culturales que asumía Europa cuando los responsables de la política cultural comunitaria optaban porretirarse de la escena pública para ceder el mando del proceso de Integración a los «eurocapitalistas». Tal ~en~ncia significaba, ~esde el punto de vista de la política de comunicación, el triunfo -citaba Pross aWerner Sombart- de la «era americana» y, culturalmente, el fracasomismo de toda política de medios (Pross, 1989). Concluido. el milenioe iniciada una nueva etapa cultural en los albores de la SOCIedad de lainformación la advertencia de Pross cobra hoy viva actualidad en forma de amenaza real a las identidades culturales que integran la UniónEuropea a raíz del proceso de mutación tecnológica que atraviesa la industria de la comunicación, reorganizando los diferentes sectores culturales y las formas de hegemonía y control mediátic? de la com':Ini~a
ción y la cultura locales, sin que las políticas públ:cas c0r.numtanashayan demostrado capacidad alguna de tr~nsformaclOn del sistema audiovisual y de información continental, bien por InOperanCIa o, en sudefecto, por el escaso margen de maniobra en la a~tual estructura delmercado. Como resultado, Europa es hoy un espacio abierto bajo control de la industria americana, que ha penetrado el sector de la comunicación europeo, a escala continental, tanto a través del control del si~
tema de distribución y consumo, como por medio de la transferenciade modelos organizativos y profesionales, el dumping comercial e incluso las estrategias de cooperación con cabezas. de pue~te com?,I~glaterra en la promoción de sus intereses económicos, haciendo difícil-
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mente viable la realización de las primeras aspiraciones comunitarias deconstrucción de un Espacio Comunicacional Europeo plural, autónomo y competitivo.
En los últimos años, las iniciativas estratégicas de la Comisión hantendido además a acentuar la brecha de! déficit cultural existente en materia de comunicación, desregulando e! sector audiovisual e informativo d.e. acuerdo c~n una lógica -criticada por Schiller (1993)- de «apropiacion corporativa de! espacio público»; y ello en un momento de vitalim!':orta?cia para e! desarrol!o cultural y económico de la región quehacía mas que nunca necesanos los esfuerzos de la Unión Europea porcoordinar las iniciativas públicas en esta materia al objeto de aprovechar, ante e! proceso de transnacionalización económica y globalización cultural, las potencialidades tecnológicas, estéticas y culturales de'I~s países miembros de la Comunidad. En lugar de esta apuesta decidida por la cultura como «fuerza motriz de la sociedad y la economíaeuropeas», las autoridades comunitarias han renunciado a una políticacultural coherente, delineando un modelo de mediación que, sin unproye~to de desarrollo claramente definido, ni un programa estratégico de mtegración con las políticas sectoriales en materia de innovaciónt~cnológica, desarrollo industrial, educación o planeación territorial,tiende a fav?recer una clara dependencia de la gran industria pesada dela mformaclOn y la comunicación.
La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educación con las estrategias y directrices de! sistema global de informaciónes constatable a dos niveles: primero, a través de la desregulación de lossistemas y estructuras institucionales de organización de la educaciónpública impulsada por la ideología neoliberal con la apertura de unmercado educomunicativo de consumo y adquisición de bienes deequipo electrónico y software formativo por los centros de educaciónbásica; y, en segundo lugar, en la financiación indirecta de los grandesconglomerados multimedia y las empresas productoras de programas,tecnologías y contenidos de información para e! aprendizaje, bajo e! argumento.de la defensa de l~s industrias culturales europeas en e! carnp.o ~strateglco para la Identidad comunitaria de la educación y e! conocmuento,
De la orientación liberal de! modelo europeo de construcción de laso.ci.ed~d global de! ~onocimiento da cuenta además e! hecho de que lasmlcl~t1v~s. en mate~la de nuevas tecnologías de la información y moderr;lzaclOn educativa sean coordmadas desde e! principio por la Dirección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) ba-
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jo las directrices de! departamento de Te!ecomunicaciones, Mercadosde Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII), de acuerdocon los intereses de ampliación económica de las actividades de la industria cultural. Así, por ejemplo, en e! proyecto INFü 2000, la comunidad educativa, lejos de ser considerada como actor estratégico enel proceso de construcción europea, es definida como un sector deconsumo ampliado en e! que se incluyen tanto alumnos y estudiantesde educación superior como técnicos, profesionales, directivos, trabajadores y hasta profesionales de la enseñanza, en función del estímulode la demanda y el desarrollo potencial de la industria multimedia eu-ropea. . ..
Desde la década de los ochenta, los diversos programas, dISpOSICIOnes y directivas de la Unión Europea en materia de política audiovisuale integración regional de los sistemas de radiodifusión han jalonado eldesarrollo continental de la comunicación favoreciendo, en e! marcodel proceso de construcción del Mercado Común, e! paso de un enfoque predominantemente cultural y político del desarrollo del sector aun enfoque más tecnológico y economicista. De acuerdo con e! profesor Bustamante (2000), podríamos distinguir en este proceso tres etapas claramente definidas:
1. El inicio de las políticas de información y comunicación, orientadopor la búsqueda del equilibrio político y económico y la d~cidida
voluntad integradora de la comunicación y los diversos Sistemasculturales de base nacional de la Unión (1981-1984).
2. El proceso de liberalización y despolitización de la política de comunicación comunitaria con el mantenimiento aún de una filosofíacultural basada en la democratización, e! acceso público y el desarrollo social. Esta etapa va a estar marcada sin embargo por la firmedecisión de Bruselas de favorecer el desarrollo de grandes grupos decomunicación capaces de competir en los mercados internacionalespartiendo del dominio territorial, por la uniformidad lingüística onacional, de los mercados cautivos, lo que terminará polanzandoaún más los territorios y actividades industriales en el campo de lacomunicación y la cultura regional por la concentración intensiva decapital, la liberalización comercial y la creciente estructu;a oligopolística de los diferentes sectores de la comunicación en e! mtenor de!Mercado Común (1985-1993). Con el objetivo de reunir en e! senode grupos únicos de comunicación, de base nacional, toda.s ~as competencias necesarias para e! desarrollo a escala de los servicios mul-
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timedia en las autopistas telemáticas, la política comunitaria reforzará en esta línea, a partir de 1993, la competitividad y concentración intensivas en el sector.
3. Y la et~~a liberal de desre~lación, presentada públicamente por laComisión como la adaptación norrnatrva a las exigencias del mercado in:ernacion.al, revitalizando así el viejo principio de «libre flujode la información» en la concepción económico-política del sectorqu~ a corto y medio plazo favorecerá la adopción de medidas legisÍativas y r?glamentarias beneficiosas para los conglomerados conuna ~osIclOndominanre en el mercado interior, así como la participacron ~e capitales foráneos en el desarrollo de nuevos medios yoportumdades de negocio, El acento en la coordinación de los sistemas y disposiciones normativas nacionales representa, en esta línea, la constatación de la ausencia de una clara voluntad interventora d.e los poderes públicos de la Unión más allá de las reglaspresentas p~r el libre Juego del mercado, al asumir una filosofía pública d~ gestión de las políticas comunicacionales sin mayor voluntad de incidencia que la puntual reforma parcial de aspectos formales o secundanos del sector como la cualificación profesional o laplaneación mercadológica de la producción. De hecho, en la actualpolítica.c?m.unitari~,~reva1ece, de forma determinante, el principiode sub~IdIanedad, Íirnitandr, los márgenes de actuación de las polítrcas públicas a la apertura de los mercados nacionales, la promocióny d,stnbuclón de programas y la formación y coordinación de lasactividades industriales. El propio Tratado de Maastricht sancionaría este principio insistiendo en la estrategia de "protección de lacultura europea" limitando el alcance institucional de las acciones dela Comisión de Bruselas al mantenimiento de las señas de identidadeuropea con respecto a la libre concurrencia de los operadores, productores y arustas en el mercado abierto de la Unión. El Libro Verde de Opciones Estratégicas para Reforzar la Industria Audiovisual(64-1994) materializa esta idea anticipada en el Libro Blanco de Delors al proponer el desarrollo de la industria europea de programasmediante la apertura y mundialización del sector, justificando estalínea de actuación política por los requerimientos 1iberalizadoresque debían acompañar la revolución digital. Así, la creciente pérdida de cuota de mercado registrada en este período en beneficio deEstados Unidos, en lugar de ser reconocida como lógico resultadode una política liberalizadora, se asociará, en adelante, con los perversos efectos de los SIstemas de protección y fomento de la indus-
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tria cultural, cuyo efecto más directo, razonan las autoridades comunitarias, es ineficiencia productiva contraria a.la demanda delmercado y a los gustos y necesidades del cons~mldor. El Infor?,econcluirá proponiendo, en coherencia, una política de desarrollo Industrial competitiva apoyada en los grandes operadores de telecomunicaciones, capaces de competir con los gigantes llll;'ndlales de lacomunicación por nuevos mercados como Europa ?nental y ofrecer nuevos servicios avanzados a segmentos específicos de consumidores movilizando el talento, los recursos tecnológicos, los capItales dis~onibles y las posibilidades de rentabilidad favorecidos porlas nuevas sinergias empresariales resultantes. de las fusiones entremedios audiovisuales, empresas de telecomunicaciones y productoras de contenidos e informática que la propia Comisión años anteshabía venido propiciando.
La defensa de esta política tiene lugar en un p.rofundo proceso de reestructuración de las industrias nacionales mientras se concentran lasactividades informativas de la Unión en apenas media docena de compañías internacionales, incluyendo desde luego grupos japoneses y estadounidenses.
En este marco, el desarrollo del proyecto Sociedad Global de la I?formación sitúa como vectores estratégicos de desarrollo de la UmonEuropea la convergencia entre el tratamiento: la co,:,unicació? y elcontenido de la información en las actividades industriales y SOCIales yel logro de la competitividad y desarrollo sost~?idode la actividad productiva en el continente a través de la aplicación de los nuevos mediosde producción y comunicación electrónicos transfronteriz?s: ,Uno delos campos de mayor crecimiento identificados por la Comisión es,. ?nesta línea, el uso de las nuevas tecnologías informativas en la educaciónpresencial y a distancia. ,
En las siguientes páginas, trataremos de observar los enfoques políticos, los argumentos y directrices básicos de la política europea de ~a
comunicación y la educación, tomando en cuenta las alternatl."as políticas y las opciones delimitadas por las auro:ldades comu~Itanasdesdeel contexto general de los intereses económlco~ que atraviesan e Influyen decisivamente en el proceso de constru~clOn cultu:al ~urop~a.
Una visión integral de las políticas públicas comumtanas eXIge, eneste sentido, una comprensión histórica de las iniciativas europeas en ~a
materia identificando no sólo los instrumentos, programas y norm~tl
vas definidos por las instituciones comunitarias, sino además los dife-
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rentes discursos oficiales y los cambios económicos y políticos en relación con los procesos de desarrollo y el contexto social general. Cabe considerar por tanto las relaciones entre la economía de la comunicación y la cultura, el proceso de internacionalización del capital y losmodelos de desarrollo del sector en relación con las políticas públicasde información y comunicación y las formas de poder y hegemoníacultural local y globales como el trasfondo determinante y explicativode las leyes reguladoras del audiovisual, de los programas de ayudaeconómica al sector, de la propia política tecnológica y, desde luego, delos discursos y omisiones sistemáticas de cada una de las actuacionespúblicas de los agentes involucrados en el sector.
Al objeto de identificar las principales directrices y el modelo de desarrollo en Europa, así como las alternativas y retos prioritarios delproceso de integración transnacional de las ramas y sectores de la industria de la comunicación y la cultura regional, ofrecemos a continuación al lector, en el presente capítulo, un breve y esquemático análisis de las políticas públicas de la Unión Europea, presentando losprincipales programas, estrategias y discursos públicos dominantesen las instituciones de la Unión a fin de ilustrar las lógicas de configuración y proyección actual del Espacio Audiovisual Europeo enel Programa Marco de la Sociedad Global de la Información. Con este propósito, en las siguientes páginas trataremos de introducir laspolíticas comunitarias de Sociedad de la Información analizando losejes y tendencias de la experiencia de construcción económico-culturaldel proceso de convergencia mediática europea al objeto de, posteriormente, comparar los datos y decisiones públicas en esta materia con laexperiencia de México en el seno del TLC y la Iniciativa de las Américas, así como con relación a las iniciativas adoptadas en la cooperaciónbilateral para el desarrollo de la industria iberoamericana de comunicación, observando los enfoques políticos, las directrices y programasestratégicos avanzados por la Comisión Europea con relación a los intereses económicos dominantes en el sector.
Lógicamente, trataremos de conocer en primer lugar las políticas decomunicación y educación de la UE, qué objetivos definen hoy el proyecto de Sociedad Europea de la Información, qué modelo de desarrollo cultural implícito se está configurando hoy en las políticas comunitarias, qué consecuencias y resultados más significativos pueden hoyobservarse en la actual COyuntura histórica de concentración del sector,liberalización y conformación de la unión política a partir de algunosde los documentos básicos de este proceso de construcción y conver-
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gencia europea como "White Paper On Education And Training, Teaching And Learning. Towar~s The Learning Society» (1996); «Learning In The Information Society Action Plan For An European Education Initiative (1996-1998»>; «Informe de I~ Comi:ión al Consejo yal Parlamento Europeo. Concebir la Educación del Futuro. Promoverla Innovación con las Nuevas Tecnologías» (Bruselas, 2000); o el "Plande Acción e-Learning. Concebir la Educación del Futuro» (Bruselas,
2001). " hi " " d ILa completa y sistemática recon~t:U,cclOn istorico-criuca .e a p?-
lítica educomunicativa europea exigma, para su mayor con:'i~stencl~,
identificar y jerarquizar los actores determinantes en las políticas publicas comunitarias, los supuestos ideológicos de cada actor, en e~ d~sa
rrollo del sector, la comparación y evaluación de las f¡Josof¡~s ~ublIcas
implícitas en dichos supuestos y la interpretación d~ tales pnnClpIOS enrelación con el proceso de cambio social y político que tiene lugaren Europa. Pero, como podrá presurrur el lector, el cumplimiento deesta tarea sobrepasa, ampliamente, los límites y c,;,metldos que motivaron la escritura de este libro. No quisiéramos, Sin embargo, perder laoportunidad de llamar la atención sobre la necesidadXrelevancia de este trabajo en la actual coyuntura histórica de planeación y desarrollo dela sociedad informacional. . .
En un momento decisivo de aceleradas y contm.uas transíormaciones de la industria en la región, hoy son pocos lo: investigadores que,d d labo r dedicada y atenta a los cambios diarios en el sector, sees e una . , 'd .manifiestan dispuestos y capaces de contextualizar l<;s ra.F;I os y continuos cambios empresariales y los procesos de liberalización del mercado informativo desde una crítica económica y política fundadas".
Si una lección cabe obtener de la lectura atenta d~ este trabaJ~' esprecisamente que sólo cuando aprenda?",os a pensar cn~Icamentecomose construye el espacio cultural y mediático de la regron estaremos encondiciones de empezar a interrogarnos sobre el papel que. ~n estosmomentos desempeña la sociedad civil respecto a la articulación de lasnuevas redes y sistemas informativos, liberando nuevos lIder~zgos ypotencialidades ocluidas que garanti~en, en el ~~evo escenano internacional, una política de desarrollo mas democrático y equilibrado de laindustria de la comunicación en Europa, capaz ':'0 'ya de pensa~ la economía de las industrias culturales desde otras pnondades y pa~ametros
políticos sino incluso de redefinir la correlación de fuerzas sociales quehoy ven'ebran el desarrollo de la Unió.n Europ~~ como una sll~pleagregación de Estados y, cómo no, también la política de la comunica-
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ción como una mera y despótica -aun ilustrada- comunicación persuas.iva de los intereses privados de la industria transnacional euroamericana.
1. Planteamientos comunitarios
Si por políticas de comunicación entendemos el conjunto de normas,programas e iniciativas a través de las cuales los poderes públicos contribuyen a la configuración y desarrollo específico del sistema comunicativo en un ámbito determinado, la política europea de comunicaciónda apenas sus primeros pasos en la década de los ochenta, como partede la lógica preocupación de las autoridades comunitarias por el desarrollo de la identidad y la cultura europea en el proceso de integracióneconómica. La importancia de la cultura con relación al futuro del Mercado Común va a estar presente en los discursos públicos de la Unióncomo una contradicción de fondo que, de forma recurrente, actuará como contrapunto en los debates, las dudas y vacilaciones mostradas enlos momentos cruciales por los poderes públicos europeos.
Desde el principio, la política cultural comunitaria ha revelado, enefecto, graves incoherencias, discrepancias internas, voluntarismos ydiscontinuidades múltiples que dan cuenta tanto del fracaso de los objetivos políticos de la Comisión, en su proyecto de construcción delEspacio Audiovisual Europeo, como de la ausencia de una clara voluntad integradora de los intereses nacionales en el marco supraestataldel Mercado Común como espacio idóneo de realización y desarrollode las culturas locales.
Hasta la fecha, quizás los únicos logros destacables del impulso cultural favorecido por la política europea han sido:
1. La organización de un sistema de difusión de la información institucional consolidado.
2. La toma de conciencia sobre la necesidad de unificar las infraestructuras de información y de lograr el desarrollo endógeno de laindustria audiovisual europea.
3. y la armonización y convergencia jurídica.
En esta dirección apuntarían, de hecho, medidas de la Comisión comoel Libro Verde Sobre el Mercado Común de la Radiodifusión, cuandola CEE esboza su primer proyecto de integración comunicacional,
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proponiendo la armonización de las políticas i;>formativas nacionalesen el marco del Tratado de Roma y la promocion de medidas de coordinación de las legislaciones nacionales en materia de publicidad,radioy televisión, derechos de autor y protección a la j~ventud y a la mfa.ncia para la supresión de las restriCCIOneS y trabas existentes a la libre CIrculación de programas. El paso de un sistema regulador centralizadopor los Estados nacionales a u;> escenario transn~cio,nal compennvo enel marco de integración economlca regIonal hacía logl~am:ntenecesaria una estrategia de armonización jurídica que compatlblhzara las distintas tradiciones político-administrativas de los países ?,iembros de laUnión y las diferentes políticas nacionales de proteccIOn del mercadoy de regulación del audiovisual. . . "
La acción estratégica de armonización y convergencIa jurídica de laUnión Europea fue entonces diseñada pensando en:
1. Promover un espacio propio para el desarrollo de las industrias y
del mercado interior.2. Liberalizar los servicios audiovisuales. d3. Suprimir las trabas a la libre circulación transfronteriza de pro uc-
tos culturales.
Ahora bien, la apuesta por una política de normalización legi~lativa seproduce precisamente en un momento de cnsis del sector cmemat~gráfico y de transnacionalización del sistem~ relevisivo q~e rermmartapor agravar la situación de debilidad in~ustnaldel audIOvI~~~1europeoincidiendo en la tradicional dependencia del sistema mediático cornu-
nitario de la producción norteamericana. .' .El acento en la armonización de los sistemas y dISposICIOnes nor
mativas nacionales ha significado, en realidad, la constatación de la ausencia de una clara voluntad interventora de los poderes públicos de laUnión más allá de las reglas preestablecidas por el libre juego del mercado. En aproximadamente veinte añosde polític~s.culturales, la C~munidad Económica Europea ha carecido de suficientes recursos financieros y de eficaces medidas de intervención dire~ta en el mercadocon las que modificar las actuales estructuras industriales del sector enrespuesta a los retos de la competencia estadoun~de,,:se, al as,:,mlr unafilosofía pública de gestión de las políticas cornunicacionales sin mayorcapacidad de incidencia que la puntual refo~IT,'a p~~Clal de aspecto~ formales o secundarios del sector como la cuahf¡cacIOn de los profesionales o la planeación mercadológica de la producción.
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P?r añadidura, adem~~, la complejidad del entramado legislativo y delos sistemas de regulación del espacio cultural europeo ha impedidode m,om~nto una m~?,orintegraci~njurídica de las políticas públicas comumtanas, manteniéndose una diversidad excesiva «tanto en el gradode motivación y regulación de las actividades audiovisuales como de losinstrumentos para gestionarlos. Es más, dada la intervención cada vezmás relevante de nuevos agentes públicos de ámbitos tanto internacionales -Unión Europea, Consejo de Europa...- como locales -autoridades regionales, municipal.esoo.- que han comenzado, también, a implantar estrategms ?e promoción y desarrollo del audiovisual, lavariedad denormas y medidas es cada vez mayor» (Azpillaga e Idoyaga, 2000: 247)., .Como resultado, esta política de liberalización y armonización ju-
rfdica ha se.':tado las bases de un nuevo mapa económico-político de lacomurncacron en Europa poco favorable a los propósitos iniciales dela Unión.
2. Programas e iniciativas: de Eureka al Plan Media Plus
Por lo que s~ refiere al tema que nos ocupa, la política cultural europeacompr~nde inicialmente «el conjunto de leyes reguladoras del sistemaaudIOvIs~al,.ias reglamentaciones y concesiones de frecuencias, las ayudas econo~11lcas, la reestructuración de la televisión pública, el desarrollo de opciones tecnológicas (cable, satélite, etcétera), la omisión de lasdiferentes formas de televisión comunitaria, la adaptación a las normativas de la Unión Europea [oo.] [y] un conjunto muy heterogéneo de accrones desarrolladas por la administración pública en sus distintos niveles» (Giordano y Zeller, 1999: 33), desde el Estado a las comunidadeslocal?s: pasando por los poderes públicos de ámbito regional., BasIcam,en,te, SIn embargo, las instituciones y organismos interna
cionales mas Importantes en la coordinación y desarrollo cultural europeo son la Comisión, el Consejo de Europa y, en último término, elPar~amento Europeo. Dentro de la Comisión cabe además apuntar, especificamente, el papel que juega la Dirección General de InformaciónComunicación, Cultura y Audiovisual (DGX), junto a la Direcció~Genera,l d~ Mercado Interior (DGIII), Competencia (DGIV) y TelecomUnICaCIOnes (DGXIII) y, en los últimos años, la nueva DirecciónGeneral para la Sociedad de la Información (DGXXIII).. Cada un? de ~stos departamentos viene elaborando una amplia va
nedad de dISpOSICIOnes, reglamentos y programas específicos de actí-
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vación del sector, jalonando -Je acuerdo con el profesor Bustamante(2000)- las discusiones públicas en la materia a lo largo de tres etapasque, como hemos señalado antes, marcan la trayectoria económico-política del sector cultural en Europa:
1. U na primera fase de equilibrio político y económico y decidida voluntad integradora (1981-1984).
2. Una segunda etapa de liberalización y «despolitización» de la política cultural comunitaria (1985-1993).
3. Y una etapa de convergencia tecnológica e industrial orientada porlos objetivos del programa de construcción de la Sociedad Europeade la Información y el protagonismo de las redes y operadores detelecomunicaciones (1993-2000).
Vamos a tratar de describir a continuación, lo más sintéticamente posible, esta evolución.
Desde los años ochenta, en la primera etapa, la política europea favorece el desarrollo de grandes grupos de comunicación que han terminado dominando el panorama del sector audiovisual y la polarización regional de espacios territoriales de control del mercado al nortey sur de Europa (Giordano, 1995; Giordano y Zeller, 1988). Será ~lla
boratorio audiovisual británico el que antICIpe esta nueva estrategia deliberalización radical que, años más tarde, habría de afectar a la mayoría de los países europeos:
La liberalización del sector audiovisualpermitió [entonces] la entrada denuevas fuerzas económicas que buscaban beneficios de su actividad empresarial [...] Dos sectores que hasta ese momento no tenían en Europa lapresenciaen los mediosde la que disfrutaban en los Estados Unidos irrumpen en el mapa mediático del ViejoContinente: los conglomerados industriales y los bancos (Quirós, 1998: 148).
La reestructuración de las empresas de comunicación favorecería, como consecuencia, la emergencia continental de conglomerados multimedia dominados por corporaciones transnacionales orientadas aldominio monopolístico de los espacios nacionales y culturales (lingüísticos) cautivos:
1. A partir de una concentración intensiva de capital.2. La unificación empresarial de la producción cultural diversificada.3. La oligopolización de los sectores estratégicos de edición.
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En este escenario: y en apenas una década, se consolidan los grandesgrupos multimedia comunitarios multiplicándose el número de cadenas privadas de cuatro a treinta canales en manos de empresarios comoRupert Murdoch, Silvio Berlusconi, Leo Kirch, Axel Springer, Bertelsmann y otras corporaciones multimedia que, instaladas en la seguridady el control de las principales cadenas audiovisuales y la propiedad delos más prestigiosos grupos editores de prensa, guiarán los objetivos estratégicos de la política comunitaria en el sector.
. El poder económico y político acumulado por los nuevos protagomstas del Mercado Europeo de la Información definirá no sólo las regla~ ,del juego y distribución del mapa económico y político de laUnión, La influencia notoria de los nuevos <euroconglomerados» quedará además sellada en las iniciativas de los poderes públicos de laUnión cuando impongan como objetivos estratégicos fundamentalesde la política europea sus propios intereses empresariales:
Lograr ventajas competitivas frente a los competidores.Encontrar nuevas oportunidades de crecimiento fuera del mercadode origen en vías de saturación.Aprovechar la propia experiencia en mercados vírgenes.Obtener economías de escala.Aprovechar la coyuntura que favorece el poder adquisitivo de la diVIsa.
y escapar de las normas antitrusr nacionales.
Ca~e recordar a este respecto que las primeras políticas públicas de laUm~n ~uropea. en materia audiovisual coinciden precisamente conI~ crisis irreversible de los sistemas estatales de radiodifusión y el inicIO de la fase comercial y privatizadora del sistema televisivo en Europ~,(Richeri,1994) en un mercado complejo y competitivo que, en opiruon de los representantes empresariales, demandaba:
El desarrollo de economías de escala.La integración de nuevas fuentes de financiación.La multiplicación de la oferta.
- La convergencia industrial con otros sectores mediáticos.y la definición de nuevas sinergias productivas entre operadores detelevisión, propietarios de catálogos, creadores y distribuidores delaudiovisual.
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La adaptación de un modelo competitivo, a imagen y semejanza de Estados Unidos, va a prefigurar así el desarrollo del sector y las políticaspúblicas de comunicación en Europa en los años noventa. Si bien la d!mensión del mercado, de más de 300 millones de personas, y la capacIdad económica financiera e industrial, junto al reconocido talento creativo y a la alta cualificación profesional de los trabajadores del sector,situaban a la Unión Europea en la mejor disposición para liderar elmercado global de las comunicaciones, para la década de los noventaEuropa es un espacio abierto bajo control de la industria americana,que ha penetrado el audiovisual europeo, a escala continental, tanto através del control del sistema de distribución y consumo, como pormedio de la transferencia de modelos organizativos y profesionales.
Cuando la Unión Europea define a principios de los noventa los ejesde actuación de una política específicapara el audiovisual, las autoridadescomunitarias se encuentran con un panorama económico marcado por:
La crisis de los servicios públicos.La internacionalización del mercado.La agudización de la competencia.La concentración multimedia.y la transformación de las culturas mediáticas.
En este escenario, la Comisión y el Consejo de Europa observan, en sudiagnóstico, numerosas dificultades y obstáculos para el normal desarrollo del mercado europeo:
Debilidad financiera y organizativa de la industria de programas.Escasa capacidad productiva de las cadenas nacionales de televisión.Control estadounidense de la industria cinematográfica.Diversidad cultural y lingüística extrema.Posición industrial dependiente en relación aJapón y Estados Unidos.Desequilibrios territoriales entre los Doce.Déficit industrial del sector espiral y crónico.Baja tasa de distribución y circulación entre los países miembros.y escasa capacidad financiera para acometer los retos de la modernización tecnológica.
Cuatro, sin embargo, van a ser los problemas fundamentales ide~ti~i
cados en los documentos de la Comisión y en las reuniones de rrurustros como retos estratégicos:
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a) El crecimiento de las normas nacionales e internacionales que limitan una aceren coherente y concertada de las diferentes políticas públicas.
b) La fragmentación del público por el aumento de canales la dimensión de los diferentes mercados nacionales y la diversidad lingüística.
c) El fuerte aumento de los precios de los derechos de emisión.d) y el ~ontinuo incremento de los costes de producción y progra
macion en un horizonte económico de creciente competencia en elmercado.
En respuesta a estos retos, las autoridades comunitarias definen una estrategia política de integración centrada en cinco ejes fundamentales:
1. La creación de un mercado transfronterizo competitivo frente a losproductores estadounidenses.
2. La reorganización del merc~do interior mediante procesos de centralización de ca~ltal y de integración de la televisión privada engrupos multimedios y estructuras económico-financieras transnacionales.
3. El desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación en la industriadel cable, las transmisiones vía satélite y la televisión de alta definición.
4. El desarrollo de una industria de programas de origen europeo conla que alimentar los nuevos canales de distribución frente a la cornp etencia extranjera.
5. Una normativa común para la protección del cine europeo mediante l.aimposición de un sistema de cuotas de pantalla que limite laemisión de películas y series de ficción extracomunitarias.
En definitiva, la liberalización del sector y la modernización industrialjun~~ a la adopciónde medidas de protección y ayuda al sector, a fin d~eqUlh?rar las políticas económicas liberales, al paso que -disociandolos objetivos culturales de la política industrial en la estrategia- se apostaba firrnemenn- por la defensa del pluralismo, la difusión de las lenguas y culturas minoritarias y el protagonismo de las regiones en el proceso de construcción del Espacio Audiovisual Europeo como líneasmaestras. de vertebración de la política cultural en la región.
El alfil de la balanza sería sin embargo finalmente favorable a las medidas de integración y liberalización del sector, dejando en el olvido
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-por ineficaz- el principio de equilibrio político/económico cn las decisiones de la Comisión Europea.
Las palabras del Comisario de Información, Cultura y Audiovisual,Marcelino Oreja, resume la tesis de la política comunitaria en los noventa. "A Europa le interesa tener grupos audiovisuales fuertes, capacesde competir con los colosos de la industria estadounidense», de ahí lanecesidad de favorecer las condiciones políticas y legales necesarias enel proceso de fusiones, OPAS y absorciones del mercado común de l~
comunicación y la apertura económica hacia los países del Este. Así, «Si[bien] a mediados de los años ochenta, con la llegada de la televisión privada a varios países, ya podía observarse un compacto núcleo europeode compañías multimedios con vocación monopolística y con interesesen la televisión de distintos Estados de la UE, al promediar los años noventa este proceso concluye con la propiedad cruzada de empresas audiovisuales y la unificación de esos grupos a través de sucesivas alianzasy fusiones que desembocan en verdaderos monopolios de televisiónhertziana, por satélite y por cable» (Giordano y Zeller, 1999: 48).
La paradoja de esta política es que -como advierte irónicamente elprofesor Quirós- mientras «los euroburócratas de la Comunidad Europea se felicitaban por el activo papel de Berlusconi como productoren el Año Europeo del Cine y la Televisión, éste (como Leo Kirch) estaba comprando masivamente producciones norteamericanas para exhibir en sus salas de cine y emitir por sus cadenas de televisión» (Quirós, 1998: 209).
Las nefastas consecuencias derivadas de la aplicación de tales tesisno impedirán que la Comisión empiece a considerar la actividad televisiva un sector regulable como cualquier otro de libre prestación deservicios, eliminando así todo obstáculo a la libertad de empresa en elMercado Común. La crisis de las televisiones públicas dejará en evidencia el sesgo ideológico de las políticas públicas comunitarias.
Tras la privatización paulatina del audiovisual en la segunda mitadde los años ochenta, la UE no sólo renuncia a una noción del audiovisual como bien colectivo -no sujeto, por tanto, a la lógica de la librecompetencia- regulable de acuerdo con el principio de no exclusión,ahora «violado» por la proliferación de canales de acceso restringido ydiversas modalidades de "pago por evento»; antes bien, en los documentos de la Comisión se identificará peyorativamente la situación demonopolio con la propiedad estatal de los medios de comunicación, alpaso que el Tribunal de Justicia se pronunciaba en contra de la formación de una central de compras de las televisiones públicas y se daba
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rienda suelta a la participación empresarial de los principales magnateseuropeos de la comunicación en diversos sectores de la industria informativa, en régimen de virtual monopolio. Pero el olvido y los ataquessistemáticos a las televisiones públicas no eran para entonces una novedad. Una década antes, en 1974, el caso Sacchi supone el primer cuestionamiento serio sobre la compatibilidad del monopolio público televisivo con el Tratado de la Unión. Aunque la propuesta fue finalmentedesestimada por improcedente, la publicidad del caso sirvió para iniciaruna campaña de sojuzgamiento del sistema público televisivo que, enaños sucesivos, dará alas a los sectores conservadores para criticar a losmedios públicos a lo largo y ancho de toda Europa, en reclamo de laampliación de las posibilidades de prestación de los servicios audiovisuales a operadores privados, de acuerdo con un mínimo de obligaciones básicas como las horas de emisión informativa.
La carrera por los índices de audiencia, el proceso de globalizacióntelevisiva y la agudización de la competencia, unidos a la ausencia deun proyecto y de sistemas adecuados de evaluación y control de los servicios públicos a escala nacional y europea, legitimaron así un discurso que, haciendo borrón y cuenta nneva de la jurisprudencia en la materia, cuestionará seriamente en los primeros años noventa la viabilidadeconómica de las televisiones públicas, La campaña impulsada por losprincipales lobbys europeos caló incluso, en el contexto de la nueva euforia liberalizadora, entre los responsables de la política audiovisual comunitaria que, en reiteradas ocasiones, hicieron gala de una manifiestaaversión hacia los sistemas públicos televisivos. Tanto que la UE no legisló ni aprobó programa alg tno de apoyo y ayuda al sector públicoaudiovisual, Cuando la Comisión u otras instancias de la ComunidadEconómica Europea han tratado de reordenar el sector ha sido siempre en relación con la iniciativa privada y con miradas a la cesión de espacios y posibilidades de negocio a las grandes corporaciones transnacionales. Ciertamente, no existe -corno reclama el profesor MuñozMachado- un desarrollo suficiente de la doctrina de la Comisión y elTribun~l, de Justicia d~ Luxemburgo en materia de competencia y financiacion de las televisiones públicas. Pero éste no es el problema, salvo que asumamos la tesis de la patronal del sector, tan preocupada porla existencia de mercados duales y de distorsiones a la libre competencía de las cadenas públicas. Lo significativo de esta ausencia de doctrina es el hecho mismo de la omisión de una política públicamente contrastada sobre el papel del sector público en el nuevo panoramaaudiovisual:
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Europa debate en la actualidad el problemafundamental de s~ siguen teniendo algunasignificación los operadores públicos de televlslOn, y lasdemás cuestiones vinculadas a este dilema, es decir, el sentido actual de lasempresas de capital público en este sector de la economía, la si~nificaciónde la noción de servicio público de televisión, las consecuenCIas de es~eprincipio sobre la programaci?n de las t~l~~isiones, el problema subsiguientede si las empresas púbbcas de televlSlOn deben quedar ,total o parcialmente al margen de las reglas de la com~et~?Cla, y s~, en .fl~, merecenser atendidos mediante un sistema de financiación peculiar distinto del delas televisiones comerciales (Muñoz Machado, 1998: 151).
Las palabras del profesor Muñoz Machado son, en este sentido, másque elocuentes. Los términos del debate púbhco que se mantiene en losprincipales foros europeos sobre el futuro del a,,:dlO':lSual conflrl','an lacompleta desvalorización de la noción de ,serVIcIO público, hoy aJ~stado a los criterios económicos del prmClplo de libre empresa (artículo85 del Tratado de la CEE) y amenazado por demandas de competenciadesleal como las que la Asociación Europea de Televisiones Comerciales (ACT) viene planteando en su reivindicación de la separación decontabilidades de las televisiones públicas. .
Al respecto es interesante observar, en los documentos de la Comisión cómo la filosofía de la libre concurrenCIa y la competitividad setrad~ce en la inversión economicista del principio de ~ervicio púbhcopara asignar a las empresas radiotelevisivas estatales CIertas exigenciasde rentabilidad económica (o en el extremo opuesto, de prestacIOnesculturales), al tiempo que se las atribuye todos. los males del mfrad~~arrollado sector audiovisual, e incluso la carenera misma de una pohtl~acultural adecuada a las necesidades del desarrollo europeo pO,r el tradicional proteccionismo y dependencia clientelar de la I?dustna~e pro:gramas respecto a las grandes empr~sas públicas de radlOtele~lSlon. ASI,la tautología del discurso sobre el libre Juego del mercado srrve hoy deargumento tanto para atacar las ineficiencias de la ,gestión pública y lalegitimidad política de las inversiones presupuestanas. del Estado en losmedios de titularidad estatal como para, al mismo tiempo, denunCIarpúblicamente las perversas dinámicas introdl;lcidas en el natural ¡ue.gode las fuerzas del mercado por la competencIa desleal de las teleVISIO-nes públicas y su doble sistema de financiación, " ,
El debate sobre la clarificación jurídica de la actual situacron de lasempresas de titularidad estatal en relación con los operadores privadosmultimedia es, en este sentido, sintomátIco de la falta de voluntad deBruselas para proporcionar los medios necesarios a fin de que las tele-
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visiones públicas tengan un papel relevante en el ámbito de las nuevastecnologías y en el escenario de la construcción de la Sociedad Europea de la Información, La evidente marginalidad del servicio públicoen los nuevos soportes y canales de explotación audiovisual amenazai?cluso la existencia y estabilidad jurídica de estas empresas que, impeh,das a competir en un escenario desigual, vienen reclamando la disposición de un marco jurídico y financiero estable que garantice su desarrollo empresarial en los nuevos mercados secundarios.
Los responsables europeos han dejado, en resumen, el campo abierto a los grupos económicos interesados en las políticas liberales, lacompetencia, consumo y eficiencia productiva, principios todos ellosenarbolados por las políticas neo liberales estadounidenses y asumidos.por el lobby europeo de la comunicación, de acuerdo con una lógicacuya culminación ha representado, en la práctica, la paulatina sustitución de la noción de servicio público por el concepto de servicio universal, tal y como hemos visto en capítulos anteriores.
La ideología de la racionalidad económica y el lenguaje mercadoló~ic~, impo:tados de Estad~s U nidos, fascinan hoya tal punto a losprincipales líderes empresanales y de la profesión que, asumiendolos valores de base del mercado, respaldan y «santifican» las medidasliberalizadoras de la Comisión, convirtiendo la idea de servicio público en una «noción fantasmal y hasta nostálgica».
Por lo mismo, no debe llamar la atención el hecho de que en laspolíticas públicas europeas, llegue a identificarse el excesivo peso delEstado en la comunicación con un problema de restricción a la libertad y al pluralismo informativo, un razonamiento recurrente que seráutilizado con insistencia por los grupos empresariales cuando la Comisión pretenda desarrollar estrategias de intervención más activas como la Directiva Televisión Sin Fronteras.
La aplicación por la UE de esta filosofía política tiene, sin embargo,su talón de Aquiles. Hasta la fecha, el cumplimiento de los objetivosprogramados con relación al desarrollo del audiovisual se ha saldadocon resultados más bien negativos. La constatación de este fracaso puede observarse especialmente en proyectos como EUREKA la Televisión de Alta Definición o en iniciativas del sector público como EURONEWS.
Las aspiraciones iniciales de la Comisión expresadas al Consejo yal Parlamento Europeo sobre el futuro de la política audiovisual(COM 90 78, Bruselas 28 de febrero de 1990) quedarían así francamente diluídas al fracasar tanto la apuesta por nuevos servicios avan-
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zados de comunicación, como la consolidación de una política industrial autónoma.
El nuevo tríptico audiovisual en la política comunitaria -esrablecimiento claro de las reglas del juego, apoyo a la industria de programasy desarrollo de las nuevas tecnologías- ha quedado así básicamente reducido al fomento de la libre competencia y al apoyo económico a laproducción. Como consecuencia, los problemas de pluralis~o ~ concentración, la industrialización y fomento de las culturas mmontanasy la apertura del audiovisual a las nuevas tecnologías digitales son, enlo sucesivo, relegados al principio de libre competenCia, concentrandolos poderes públicos de la UE en el Programa MEDIA los esfuerzos deactuación comunitaria.
El diagnóstico de la Comisión es, a este respecto, preocupante. Elfuturo del audiovisual europeo en la sociedad digital corre el peligrode quedar definitivamente anclado en la fragmentación, la d~~enden
cia y el subdesarrollo industrial. Y no parece que la Comisiónhayacomprendido a estas alturas las limitaciones y graves consecuencias deuna política pública basada en un sistema de ayudas puntuales sin mayor incidencia en la.s estructuras del merc~~o ~~dlOvlsual que el fomento de obras particulares o la mejor cualificación de los profesionales del sector.
Aunque éste y otros programas específicos de la U~ión Europea ponen el acento en las relaciones entre productores, medios audiovisualesy nuevos operadores de telecomunicaciones, desde una persp,ec:iva .i?dustrial, el acento en las estrategias de marketing y comercializaciónglobal de la producción, ya iniciada en los años ochenta por las productoras estadounidenses, no deja de poner en evidencia una contradictoria fe ciega en las fuerzas del mercado que h?y, paradójicam~nte,
están favoreciendo un movimiento regresivo de la industria audiovisualeuropea en favor de las grandes empresas multimedia de capital norteamericano.
La producción y explotación comer~ial d~ todo tipo de artícul~s
con cada unidad fílmica o producto (revistas, Juguetes, CD-ROM, VI
deos interactivos, libros y merchandising en general) como exigencia delas nuevas condiciones del mercado, si bien está funcionando con algunas producciones europeas, en muchos casos sólo a escala nacional,reproduce esquemas tópicos poco enriquecedores culturalmente parael imaginario de las identidades regionales dentro y fuera de, Europ~,contribuyendo indirectamente a la falta de competencia de la industriacomunitaria en relación con la industria norteamericana.
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Desde 1984, Hollywood ha iniciado un proceso de reconversión yadaptación de sus estrategias productivas a los nuevos medios y canales de distribución del capital cultural que muestra el escaso «realismopolítico» de la Comisión Europea en su apuesta por liberalizar el sector. «El nuevo mundo del vídeo, la informática y la interacción audiovisual depende ya [desde hace más de una década] de conglomeradosmediáticos estadounidenses. Además, cuando dentro de una década co~o máximo la fibra óptica invada nuestros hogares y puestos de trabaJO con más productos y se acreciente la diversificación y el poder de losconglomerados mencionados más arriba, éstos acabarán ganando la batalla por el control de los quinientos canales de televisión por cable, dela misma manera que Hollywood se apoderó en un pasado del mercado del videocasete» (Gomery, 1998: 163). Pues, hoy por hoy, el domifila de la producción deriva no tanto de la capacidad mercadotécnicao del gusto del consumidor y la capacidad narrativa de los profesionales del audiovisual, como del control de la distribución y exhibición-esto es, de la posición dominante en el mercado-, en los que se apoyael oligopolio estadounidense para imponer su lógica económico-polírica tanto en televisión como en la industria del cable y las telecomunicaciones y, en general, en los nuevos canales y tecnologías de consumocultural.
La principal baza jugada por la UE en la construcción del EspacioAudiovisual Europeo -la Directiva Televisión sin Fronteras- hubierasido el instrumento más eficaz para revertir la espiral de dependenciacrónica y subdesarrollo del sector audiovisual comunitario con relación al poder económico, y político, estadounidense. Sin embargo, elpr?yecto de intervención activa de la Comisión mediante la implantaClan de un sistema de cuotas fue truncado en sus primeros borradorespor las presiones del lobby empresarial y las veladas amenazas de guerra comercial de la administración norteamericana.
Por otra parte, el fin de la separación entre industria televisiva e informática y las telecomunicaciones ha abierto el paso a nuevas fusiones y a la competencia económica entre sectores y mercados disímiles, dejando el audiovisual de ser un sector autónomo para convertirseen un segmento de la industria de información sometido a las reglas,estrategias y lógicas del gran capital industrial y el sector financiero.En este escenario, la Comisión ha optado por promover un sistemanormativo basado en la apertura y la competencia. El propio Tratadode Maastricht sanciona el principio de subsidiariedad insistiendo enuna política de protección de la cultura europea de acuerdo con los
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criterios del mercado. El impulso de la iniciativa estadounidense de liberalización de las telecomunicaciones en foros internacionales comoel G7 a raíz de la Agenda para la Acción del vicepresidente Al Goreha determinado en esta línea decisivamente el desarrollo de las telecomunicaciones y el audiovisual europeos en torno a cinco principiosbásicos:
Competencia.Libre acceso.Servicio Universal.Desregulación.Inversión privada.
Las conclusiones de la APEC, en Vancouver, el Encuentro de las Américas, en Miami, y los acuerdos de la World Telecommunication Devclopment Conference, en Buenos Aires, han mar~ado de hecho el c~n:l1
no a seguir por la Comisión Europea, transfiriendo, en la políticapública, el poder regulador del Estado a la empresa privada tanto en relación con las reglas del juego como desde el punto de vista de la responsabilidad informativa. La Conferencia celebrada en Praga por elConsejo de Europa (1994) ilustra perfectamente esta lógica. Mientrasel Parlamento Europeo vincula la noción de servicio público a las cadenas de titularidad del Estado, los líderes europeos van a dar vía librea los operadores privados para desarrollar las misiones de servicio público, de acuerdo con los objetivos estratégicos del Libro Blanco deDelors:
1. La actuación desde una perspectiva mundial a través de alianzas internacionales.
2. La atención a las especificidades europeas.3. El desarrollo de las condiciones competitivas de la industria comu
nitaria.
La defensa apasionada de la cultura empresarial, el fetichismo tecnológico, la modernización industrial y financiera y el culto a la «economíavirtual» de las autoridades comunitarias será, en lo sucesivo, una constante en las políticas de convergencia audiovisual y telemática, convirtiéndose por momentos en dogma de fe y propaganda, más allá de toda pretensión razonable de articulación consistente de los mercadosemergentes de la Comunidad.
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3. El giro liberal de la Unión Europea
A partir de 1993, el sesgo liberalizador de la política cultural de laUnión Europea es ostensible.
En esta dirección, el Informe Bangemann «Hacia la Sociedad de laInformación en Europa: un plan de acción» define en junio de 1994 elma~co de actuación de la Comisión de acuerdo con los principios discutidos en el Encuentro de Corfú (fomento de una mentalidad emprendedora, mejora de la competitividad, eliminación del proteccionismo y liderazgo del mercado):
Las tres ideas-fuerza que guían la construcción de la SI están basadas enla necesidad de profundizar el proceso de internacionalización de la economía, encaminado a la mejora de la competitividad mundial- en la presión a los Estados para que cedan a las fuerzas de mercado -a;torcs entrelos que los documentos oficiales parecen omitir a los Estados nación- lagestión y usufructo de los bienes relacionados con las industrias de la inf?~mación y el entretenimiento, mediante la herramienta de la privatizacion; y ~n el consecuente cambio de legislación llamado desregulación,que en ngor trata de un período de transición entre un tipo de legislacióncon acento en el carácter público de los servicios de información y comunicaci?nes, y otra que enfatiza el rol de las fuerzas de mercado y que,por consiguiente, sería atinado calificar como transregulación (Becerra,1999: 142).
Europa, de acuerdo con la filosofía Bangemann, debía controlar losnesgoS y optimizar los beneficios a través de una política activa de li?eraliz:cióndirigida por. par~metro~ de mercado bajo liderazgo de lamversion pnvada y subsidiaridad pública. Una política que la autoridad comunitaria considerará adecuada a los nuevos tiempos frente al«furor reglamentario» de otros «tiempos pasados». En esta dirección,la Conferencia Ministerial sobre la Sociedad Global de la Informacióncelebrada en Bruselas (1995) dio lugar a un proyecto de desarrollo yc?operaclón económica ajustado punto por punto a los preceptos exigidos por la OCDE y la UIT, identificando como principios rectoresde la SI:. la viabilidad comercial, la interoperatividad, el alcance y lasostenibilidad de las nuevas comunicaciones. Exigencias todas ellasplanteadas, paradójicamente, con el concurso y asesoramiento de losexpertos norteamericanos a través de plataformas de cooperación institucional como el foro de la Sociedad de la Información y la Educación (Comisión Europea, 1994a).
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Para la consecución de los objetivos fijados en esta nueva estrategia,Bruselas delimitará en el Libro Verde de la Convergencia (1997) dos retos prioritarios en el desarrollo de la Sociedad Europea de la Información:
La certidumbre reglamentaria en la regulación de los nuevos productos y servicios.Las exigencias económicas.
En los últimos años toda lectura de la Comisión sobre los escenariosdibujados en el nuevo horizonte informacional pasa por tres niveles deanálisis: la tecnología, la industria y el mercado. Cualquier refe,renc~apolítica a la cultura, la sociedad o los agentes d~ la cornurucacron publica ha quedado proscrita de los documentos oficiales comurutarros envirtud de una filosofía de la competencia centrada en el fomento del desarrollo tecnológico y la apertura comercial. Desde la publicación delLibro Blanco de Delors, la aplicación de las normas de libre co~petencia en el sector es una de las prioridades políticas para la Comisión,que ha impuesto en las normativas nacionales directrices desreguladoras que allanen los obstáculos a la convergencia de acuerdo con~nsupuesto modelo específico eu~opeo ?e Sociedad d~ la Informaciónque, como el estadounidense, cifra el exrto de las políticas contemporáneas de la comunicación en:
El acceso y consumo de los productos y servicios audiovisuales.La política liberal de precios.La disponibilidad de contenidos.La innovación tecnológica.La eficiencia productiva.
- y el incremento del volumen de negocio.
De ahí que la Comisión comience por proponer como recomendacióna los Estados miembros abstenerse de «regular por regular>' para concluir defendiendo la autorregulación del mercado y la asignación aorganismos como el Tribunal de la Competencia de la capacidad de decisión en respuesta a problemas puntuales y concretos que eXlge~ soluciones aplicables en corto plazo de tiempo. En «Principios y lmeasdirectrices de la política audiovisual de la Comunidad en la era dlglt~¡"(COM, 1999, 657), por ejemplo, la Comisión ha diseñado una políticade adaptación reglamentaria a la nueva lógica de la SOCiedad de la In-
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formación, introduciendo mecanismos de autorregulación económicapara maximizar el crecimiento y potencial de creación de empleo y optimizar la competitividad, definiendo como prioritarias:
1. La limitación al mínimo necesario del sistema reglamentario en larealización de los objetivos de la política comunitaria.
2. El reforzamiento de la seguridad jurídica de acuerdo con las demandas del mercado.
3. La autorregulación del sector.4. La neutralidad tecnológica.
De acuerdo con estos puntos, la Comisión se propone revisar el estatuto jurídico de la radiodifusión de servicio público según el interéseconómico general, así como disposiciones específicas de la DirectivaTV Sin Fronteras, conforme a las exigencias del nuevo entorno digital,para facilitar la accesibilidad y comercialización de los contenidos audiovisuales, la innovación tecnológica, la publicidad y la transferenciade capitales, garantizando la autonomía del mercado.
La exigencia de autorregulación del sector es, en los últimos años,una propuesta recurrente en los documentos oficiales de la Comisión,sin que se especifique claramente el papel de los agentes y los poderespúblicos en este proceso, implícitamente bajo control de los lobbys empresariales que tienen una posición dominante en el mercado. En definitiva, la «elaboración de un modelo reglamentario independiente» yun marco previsible y seguro de normalización del sector está suponiendo, en la práctica, la cesión plena de poder regulador y de intervención a los propios agentes del mercado, modificando la función social de la comunicación y el marco regulador preexistente.
El programa INFO 2000 es ilustrativo de esta política, al indicar doslíneas básicas de actuación en la VE:
1. Fomento de la demanda y actividades de sensibilización para estimular el consumo e incorporar al mercado a las regiones periféricaso menos desarrolladas. En este sentido, la VE ha procurado crearnuevos mercados proporcionando acceso a las colecciones y catálogos de información, asesorando a los usuarios sobre fuentes de información y organizando campañas de sensibilización a escala nacional o regional con la formación de los usuarios.
2. La explotación de la información del sector público europeo valorizando el patrimonio cultural y la información pública en el mer-
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cado multimedia mediante la implementación de medidas de explotación de los recursos públicos y promoviendo contenidos multimedia paneuropeos para el desarrollo de la industria regional.
Así, en 1995, el Libro Blanco «La sociedad cognitiva», promovido porla comisaria E. Cresson, definía cinco objetivos prioritarios para laComisión en el nuevo escenario económico europeo y transnacional delas nuevas tecnologías e instrumentos telemáticos:
1. Estimular la adquisición de nuevos conocimientos y nuevas formasde certificación de las competencias profesionales.
2. Apoyar la integración de la escuela y la empresa fomentand? unmodelo de aprendizaje práctico, vinculado al mundo del trabajo.
3. Luchar contra la exclusión y el fracaso escolar.4. Garantizar el dominio entre la población de tres lenguas comuni
tarias.5. Estimular la inversión en formación por parte de los individuos y
las empresas a través de medidas fiscales y financieras de apoyo a laoferta de actualización de los conocimientos educativos.
La socialización del proyecto telemático fue entonces vinculado desdeel punto de vista ciudadano en tres ejes: mundo laboral (teletrabajo),cultura y educación. La VE evalúa hoy de facto el consumo culturalcomo uno de los ejes económicos más interesantes y un prometedormercado de la industria europea multimedia, capaz de ampliar los servicios en línea y los contenidos comerciales:
Nuestro rico patrimonio cultural hace de Europa lo que es: poseemos losfondos arqueológicos más extensos y variados del mundo; las coleccionesde historia natural más importantes, datando muchas de ellas de hace varios siglos, con pruebas de valor inestimable sobre la biodiversidad deantaño de nuestro planeta; las creaciones más ricas en los ámbitos de lasbellas artes, escultura, moda y arquitectura; por no mencionar nuestro patrimonio industrial y marítimo: Este patrimonio es uno de los pilares de laenseñanza escolar, el objeto principal de nuestros pasatiempos, lafuente dela creación publicitaria y de la concepción de nuevos productos y la materia prima de la investigación académica. Como han destacado los parncipantes en el Foro sobre la Sociedad de la Información ~ el Grupo de Expertos de Alto Nivel, todos los europeos se beneficiarán SI se realiza u~nesfuerzo concertado para poder acceder a estos fondos culturales a travesde las redes electrónicas(Comisión Europea, 1996d: 16).
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En esta línea, en la segunda mitad de los noventa los grandes museos,centros de arte o institutos nacionales de patrimonio han ido firmandocon las grandes empresas telemáticas acuerdos de registro y producciónde matenales y productos multimedia con destino al mercado interior.Por lo que respecta a la educación, el informe valoraba como inminente la extens.ión del apre?dizaje permanente merced a las iniciativas púbhcas y pnvadas que vienen acercando a la ciudadanía los nuevos recursos educativos. La UE era por las mismas fechas más que optimista.Según la Comisión, «en los centros escolares, la posibilidad de accederfácilme~te a un amplio abanico de productos educativos multimedia, yasea en línea o en modo autónomo, está empezando a liberar a los profesores de las ~~ficultades tradicionales» (Comisión Europea, 1996d: 2).
Las metas fijadas no obstante en la iniciativa estratégica «e-Europa»para poner al alcance de las empresas y ciudadanos europeos la Sociedad de la Información apenas se han cumplido. Los logros del V Programa Marco no han paliado las lagunas en materia de investigación yd.e;,arrollo tecnológico, como tampoco han revertido en la incorporaClan de capitales al sector informacional, por más que los esfuerzos comunitarios en cooperación y estimulación de la industria electrónicahan sido notables en esta dirección.
Si bien ha tenido lugar un notorio crecimiento del comercio elect~ónico y de la educaci,?n virtual, la investigación y desarrollo tecnológico ~:I sector electrómc.o e~ muy insuficiente, especialmente por comparacion con nuestro principal competidor. Mientras que la inversióntecnotrónica de Estados Unidos asciende a alrededor del 6% del PNB,e~ la.UE la media no supera el 4%, exceptuando el caso de los paísesnórdicos, a la cabeza en el desarrollo de los sistemas móviles de comunicaci?n. El fortalecimiento. de las redes de cooperación y encuentroentre mverso":s de capital nesgo y creadores de nuevas ideas con potencl.al c?mefCIal ~s ~~o de los mayo.res logros de la última política comum~ana:Se han iniciado con esta filosofía nuevos proyectos piloto yexpeTle.nclas productivas que dan cuenta de las amplias potencialidadescom~mta~lasen maten~ ~~ mformación y conocimiento, pero las diferencias existentes son difícilmente salvables considerando la estructuradel mercado y el sistema internacional de información. Continúan existiendo demasiadas disparidades entre los países miembros en su política científico-t~cnológica. La.política europea de 1+D, factor crucial para el relanzamienro de la SOCIedad del Conocimiento, carece de un nivelde .c.oo~dinación e integración suficiente, apreciándose grandes desequilibrios en relación con los objetivos y niveles de gasto para la fi-
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nanciación de los programas nacionales de investigación. Esta pobre ylimitada política de inversión en I+D es en parte el motivo de la continua fuga de cerebros de la UE a Japón y Estados Unidos. La fuga derecursos humanos altamente cualificados constituye uno de los problemas no resueltos por la política comunitaria y especialmente g~ave
en países como España, con una pobre y subdesarrollada política cien-
tífico-tecnológica. . ',La lentitud de las aplicaciones y la rezagada y desigual extenSlOn de
los medios digitales están limitando por otra parte el potencial europeoen la revolución informaciona1. Como concluye el profesor Ballestero,un análisis comparativo de la SI en Europa con otras regiones de laOCDE nos sitúan muy por debajo de lo que podría corresponder alpotencial económico de la UE si se arlicara una polític,a coherent~ conlos retos de la sociedad del conocirmento y otros parametros mas racionales de planificación y decisión pública. Pero tal condición distamucho de ser atendida en la lógica de las políticas europeas que mar-can la agenda de Bruselas. .
El conocido Informe Bangemann insta, desde 1994, a confiar e~ l~smecanismos del mercado como fuerza motriz del desarrollo econormca y el empleo. En dicho documento (Bruselas, 26 de mayo de 1:94),la UE se compromete a preparar a los europeos para el advemmlentode la sociedad de la información como tarea prioritaria, pues la educación, la formación y la promoción desempeñarán u?papel fun~amental en el nuevo escenano de futuro. Esta preparaclOn queda sin embargo relegada a las exigencias económicas y a la necesidad, clara yestratégica, de constitución de nuevos mercados. De modo que ya <;neste documento, la información, las Nuevas Tecnologías y la formaciónse conciben como un sector más de consumo, liderado por las empresas y el sector privado, relegando al sistema educativo?, a los agentesculturales a un papel meramente paSIVO, pese a las continuas apelacio-nes a la socialización del proyecto comunitario con las TIC. .
El Informe Bangemann sigue, en esta línea, la filosofía del LIbroBlanco de Delors «Crecimiento, competitividad y empleo», analizadoen la reunión de Corfú (junio de 1994), que influirá de forma determinante en el plan de acción de la iniciativa europea para la Socled~d dela Información excluyendo al sector público ante lo que el corrusanoMartín Bangemann consideraba el verdadero peligro para el desarrolloeuropeo: la euforia reglamentaria. . ' .
El plan Bangemann coincide en este pu~to con el discurso idealistade la globalización y la retórica de la doctrina del libre flUJO que pro-
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mueve el gobierno norteamericano a partir de banales constataciones(«la inversión es móvil, la tecnología es revolucionaria y la ambición deuna vida mejor es univera]») que no pueden dar cuenta de las razonesdel notorio fracaso competitivo de la industria de la comunicación europea ante nuevas situaciones de hecho como la fusión AOLrrimeWa~~er.El proyecto de fusión con el grupo EMI respondida por la Comision con vacilaciones y amenazas de regulación ante el poderosoconglomerado estadounidense deja en evidencia el estrecho margen demaniobra de la UE en su apuesta política por el desplazamiento de lospod~res públicos e~ beneficio del mercado, al aceptar finalmente las garantias de AOL/Tlme Warner de no controlar la industria musical através de Internet como única opción viable para las autoridades deBruselas.
.. Más aún, la tentativa de prohibición de estas fusiones, que sería calificada por The Wall Street Journal como un intento de atemorizar alas compañías, ha dejado claramente en entredicho la contradictoriaasunción del derecho de competencia y los objetivos y necesidad de intervención en un sector estratégico, sin duda, para el futuro económico de la región que, por lo mismo, exige un mayor protagonismo delsector público y las autoridades responsables de la UE.
No sorprende por 10 mismo que la UE proponga como estratégicopara el desarrollo de la política cultural la ampliación de los paísesmIembros. del Mer~ado Común, la cooperación con terceros países yorgaruzaciones regionales como Mercosur, y la participación en forosinternacionales como el Global Business Dialogue on Electronic Comerse, a la vez que insiste en «mantener los márgenes de maniobra» enla negociación multilateral de organismos como la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuando, como bemos apuntado, la apuestapare!. ~odeloprivatizador de las comunicaciones ha restado eficacia yposibilidades de acción pública a las instituciones comunitarias.
y es ~ue, ~un ,cu~ndo la Comisión reclama el compromiso de proteger el interes público en el fomento de los nuevos servicios audiovisuales digit~les, la co.ntinua defensa de claridad, proporcionalidad ytransparencia normauva del mercado, con la separación reglamentariadel transporte y los. contenidos culturales, termina siempre por concentrar en el pnnClplO de competencia todas las expectativas de futurodel sector cultural comunitario, con el consiguiente fracaso del interéspúblico y la renuncia a los «compromisos culturales», más allá de «garannzar la Igualdad de oportunidades a los agentes del mercado» y la<competencia de acceso» mediante el establecimiento de reglamenta-
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ciones transitorias y normas abiertas en materia de interoperabilidad.De hecho, la obligatoriedad de redifundir los programas de los suministradores públicos por las redes de telecomunicación («must carry»)desaparece en 1999.
La política europea termina justificando, de este modo, el fomento de la libre competencia industrial y la eficiencia económica comovectores estratégicos de actuación de las instituciones comunitarias enel sector, como el único marco posible y deseable de desarrollo económico.
A partir de 1993, la volubilidad que criticábamos al comienzo delcapítulo es más que manifiesta, agudizándose las contradicciones e iniciativas entre las diferentes direcciones generales de la Comisión concompetencias en el desarrollo del sector cultural europeo. Aun oscilando dubitativamente entre una política de extensión de las redes e infraestructura de telecomunicaciones y el apoyo a la producción y distribución de contenidos adecuados a la nueva ecología de medios, el ejede actuación política de la Comunidad ha sido la promoción de los productos culturales identificando la industria de contenidos como la base y garantía de un prometedor futuro para el empleo en la SociedadEuropea de la Información. «El repetido reconocimiento de la importancia estratégica de los contenidos no ha tenido sin embargo influencia real en el monto presupuestario de los programas de acción, diezveces menores por término medio y en el mejor de los casos que losdestinados a las redes. Las telecomunicaciones siguen siendo el eje central de las políticas comunitarias en el campo de la comunicación, consu nítida acepción de negocios, su carácter tangible y sus grandes grupos empresariales instalados que mantienen una política de club, paragrandes operadores con lobbies dominantes» (Bustamante, 2000: 12)..
En última instancia, la política europea de promoción de conterndos limita el análisis de la estructura del mercado y la oferta de contenidos «competitivos» en términos de producción, y no como un problema de distribución, o mejor dicho, como un problema de control delas condiciones de circulación de los productos culturales en el mercado interior de la Unión. El reconocimiento de la problemática de loscontenidos -no tanto la ausencia de industria propia (hecho éste indiscutible) como la dificultad del surgimiento de fondos y catálogos audiovisuales comunitarios en la actual estructura de mercado- exigiríaen realidad una intervención más decidida de la Comisión, pensandoen el horizonte de convergencia digital a largo plazo y no en funciónde los espúreos y puntuales intereses corporativos de los grandes gru-
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pos de presión que hoy dominan el negocio audiovisual en el interiorde la Comunidad.
Pero el modelo de desarrollo de la Sociedad de la Información esun,a imposición del capital transnacional en su afán por ampliar losmargenes de beneficio y ganar la batalla regional y global por los mercados de información, cultura y conocimiento, incidiendo en los tradicionales desequilibrios territoriales y sociales de la Comunidad Económica Europea.
La transnacionalización de la nueva comunicación se está conformando así según los patrones normalizados del mercado y los intereses de la estructura empresarial transnacional con clara dependencia deEstados Unidos. En este sentido:
1. El Libro Verde sobre la producción audiovisual en Europa no tomaen cuenta el riesgo de ver la diversidad de programas y la libertad deexpresión sometida al monopolio de los operadores de telecomunicaciones en el mercado internacional.
2. La influencia y los intereses divergentes de los grupos mediatices nocontemplan que el actual modelo económico de expansión industrial garantice un desarrollo equilibrado del espacio cultural en el interior de la Comunidad Europea.
En definitiva:
La dimensión político-cultural queda subsumida en los criterioseconómicos (competitividad, crecimiento, empleo).
- El desarrollo de la identidad cultural local y regional queda reducida a un problema de desarrollo industrial.La política comunicativa deja de ser un proyecto global unificador(proyecto cultural y educativo, plan cable, plan telemático ... ) y adquiere una presencia discreta en beneficio del mercado, la justicia olas instancias de mediación (Alta Autoridad, CNCL, Corte Constitucional ... ) subestimando la eficacia de la intervención pública comunitaria para contrarrestar la hegemonía estadounidense.
Así, tanto en el informe «Europa y la sociedad mundial de la información» como en el plan de acción «Europa en marcha hacia la sociedadde la información» y la Directiva «Europa. Una sociedad de la infor~~ciónpara todos» se insiste en un modelo equitativo, accesible y participado por la CIUdadanía sin que la proclamación de estos principios
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hayan resultado operativos en la práctica por las directrices de las políticas culturales. Todo lo más han sido diseñados programas comoPROMISE (1998) para la difusión e incorporación de los ciudadanoseuropeos al programa liberal de desarrollo de la SI sensl~lhz.a?do a lapoblación sobre la importancia del I:rograma, ha~le?do mas VISIble Europa en el mercado mundial y, obVIamente, optimizando las vanablessocioeconómicas en la línea del Libro Blanco de Delors,
Una primera revisión detenida de losp:~gramas europeos en cursosobre nuestra materia demuestra, en definitiva:
1.0) Que las autoridades y departamentos comunitarios responsables delas políticas de construcción de la Sociedad Global de la !nform~ción en Europa no tienen definido un programa y mec"',"smos, fInancieros e institucionales, específicos para el desarrollo integral delas nuevas tecnologías de la información en la enseñanza. Se o?serva además en los documentos de la Comisión una persIstente indefinición respecto al objeto y tratamiento de la problemática .~ontemporánea relativa a la integración de los medios de inforruación yconocimiento en las políticas culturales europeas, en VIrtud de unadifusa e imprecisa -por contradictoria- concepción de los ?bJetlvosde las políticas públicas a este nivel. La ausencia de una política ed.ucomunicativa integradora y democrática en la Unión Europea vl,ene dada por dos razones fundamentales: primero, por laonent~c~onneoliberal de las propuestas comunitarias en esta matena al}'nv.llegiar el principio de subsidiaridad, según el cual en aquellos a';lbltosen los que los Estados tengan competencias y recursos la UTIl~~ Europea no intervendrá; y segundo, por el prmclplo d~ adaptación delas directrices comunitarias al mercado y a las necesidades de cuahficación de la fuerza de trabajo (PETRA, FORCE, COMETI).
2.0) Que las acciones de integración europea. de los sistemas de información y educación continentales son Implementadas irregular
mente, manifestándose:_ Una profunda disparidad de criterios y o?jetivos sectoriales.
Una preocupante dispersión en el rrararruento del problema dela Comunicación Educativa en diferentes programas y departamentos de la Administración Pública.U na notoria falta de adecuación a los retos y demandas de losoperadores y agentes sociales del sector educativo y cultural.Un desacompasamiento y retraso en la toma de decisiones conrelación al sector privado de las telecomUTIlCaClOnes.
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y una descoordinación entre países en los proyectos de armonización y convergencia de los sistemas formativos y las nuevastecnologías de la información.
3.°) Que los esfuer~os económicos y los planes previstos son, por e!momento, insuficientes para la consecución de las directrices básicas perfiladas en el Informe Delors, de cara a la construcción de laSociedad Educativa Europea.
Si observamos tales deficiencias a escala nacional la aplicación de las políticas comunitarias manifiesta aún mayores carencias. Así, por ejemplo,en ~spaña, las políticas públicas en Comunicación y Educación revelansenas y preocupantes insuficiencias desde e! punto de vista económico,social y científico. Un diagnóstico económico-político al respecto demuestra:
a) La tendencial dependencia de las estructuras tecnoindustriales delc~pital externo, lo que impide un desarrollo equilibrado de las políticas de I+D, con apoyo tanto del sector público como del sectorprivado.
b) La estructura económica nacional no está en condiciones de dar respuestas satisfactorias a los objetivos trazados por la Comisión Europea en el plan de acción para el desarrollo de la Sociedad Globalde la Información. Las debilidades históricas y la escasa infraestructura y equipamiento tecnológico avanzado en el sector empresarial hacen difícil su incorporación, y menos aún su liderazgo, enel desarrollo de políticas de 1+D que hagan factible no sólo el usoeducativo de los nuevos medios, sino, más allá aún, también su innovación.
e) Por o:ra parte, no existe una industria audiovisual, telemática y mulrimedia consolidada, capaz de producir software y programas deformación y educación que alimenten las nuevas redes informacionales, reforzándose así las nuevas formas de dependencia cultural enel sector informativo, hoy también presentes, por extensión, en elcampo de la Comunicación Educativa.
d) Socialmente, el alcance de las políticas públicas se limita por el momento al consumo de bienes de equipo y soportes electrónicos. Esta orientación ha repercutido negativamente en la incorporación deamplios sectores de la población a las redes de información y aprendizaje, aun con la subvención indirecta de las nuevas tecnologíaselectrónicas. Se aprecia así una desigual participación pública de la
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población en los bienes informacionales de las nuevas autopistas te
lemáticas.e) Por otra parte, las políticas públicas no han definido con claridad y
coherencia las necesidades educativas en materia de información ycomunicación. El campo de la Comunicación Educativa aparece como una cuestión difusa tratada, en los documentos ministeriales, enunos casos como una problemática tecnológica, como un problemaadministrativo, vinculado a las reformas y modernización educ~tiva, 0, en otras ocasiones, como una cuestión pedagógica. ~o existeuna división ni un programa marco con directrices específicas quevinculen los diferentes niveles educativos y los sectores comprometidos en e! proyecto de construcción de la Sociedad Global de la InformaciÓn para la Educación coordinando las iniciativas ado~tadasen este campo por los organismos públicos y las instituciones mter-
nacionales.f) La armonización de las políticas nacionales de información y co
municación con los objetivos y directivas comunitarias en e! proceso de construcción de la sociedad global de la información en Europa es todavía un reto pendiente que incide de forma muy negativaen e! logro de los objetivos fijados por la Comis~ón para e! desarrollo de la educación basada en las nuevas redes informativas, especialmente por lo que se refiere al sector de las telecomunicaciones y
e! audiovisual.g) Por último, se observa además en e! caso español una notoria con
tradicción entre los objetivos de las políticas industriales en e! sector informativo y los criterios y actuaciones desarrollados desde laAdministración Pública en e! campo de la educación en e! empeñopor integrar las tecnologías y los sop~rtes e!~ctrónicos ~omo medi~sde aprendizaje, en una situación de insuficiente establltdad economica de! sistema universitario y educativo en general, por e! proceso de transferencias competenciales a las administraciones autonómicas y locales y e! crecimiento acelerad? de! s~stem~ pú~lico en losúltimos veinte años, sin la correspondIente financiación, factoresambos que dificultan notablemente la .art.t'0nizac.i~n y e! equilibrionecesarios en la consecución de los objetivos anticipados por e! In-
forme Bangemann.
Como resultado, en España con mayor intensidad y en e! resto d~ Europa, la Sociedad de la Información se conforma como una sociedaddual, con una estructura agudizada de clases y una elevada concentra-
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ción de la riqueza y el capital simbólico muy desequilibrada en términos ya no tanto de desigualdad como de exclusión. En este escenario,ha~lar por tanto de sociedad de la información y educación para todos,eXIge,. tanto en España como en la Unión Europea, otro tipo de consideraciones.
4. Nuevas bases políticas. El reto de la Sociedaddel Conocimiento
La noció~ de Sociedad Cognitiva define nuevas bases políticas culturales a parnr de la contradictoria constitución de la merma política delEs~ado de bienestar y I~s exigencias económicas del mercado global.ASI, las reformas educativas de la UE se plantean en términos de construcción de la identidad cultural, a la vez que, como en el Tratado deMaastrichr, se afirma la diversidad y respeto de las peculiaridades culturales de las regiones y nacionalidades históricas de acuerdo con criteriosproductivos. Esta defensa de la diversidad cultural se ha traducido enuna vacilante política de integración educativa, reducida, prácticam~nt~, a la estrategIa de homologación, intercambio y definición decntenos europeos a nivel curricular, delimitando las estrategias de modernizac.ión educativa a los Estados nacionales, mientras globalmentelas políticas comunicativas son dirigidas por parámetros económicostrans~acionales de ~esarrollo. El problema, en consecuencia, es que«las loglcas transnacionalec Impugnan los fundamentos institucionalesde los sistemas de comunicación (y educación) de los Estados-naciones. Al conectarlos con las normas de redes planetarias, resulta que elproceso de desregulación prefigura una profunda mutación del modelo económico y social» (Mattelart, 1998: 81).
La primera toma de conciencia comunitaria de esta dimensión estratégica de la comunicación educativa en la sociedad de la informacióntuvo lugar el 6 de mayo de 1996 cuando el Consejo de Ministros deEducación de la UE, a propuesta de la Comisión de Bruselas, aprobó~na resolución para impulsar el diseño de materiales y software educatIVO para la formación a distancia. Un año más tarde, el 22 de septiembre de 1997, la Comisión adoptaba las Conclusiones sobre Educación,Tecnología de la Información y de la Comunicación y Formación delProfesorado perfilando las líneas de actuación futuras. Años atrás, amedIados. de los años ochenta, la articulación del programa ESPRIT yde los pnmeros proyectos de aplicación telemática en la educación,
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junto a iniciativas comunitarias como el programa RACE, sentó las bases de la investigación y desarrollo de la actual cultura política de la Sociedad Europea del Conocimiento.
En documentos de la Comisión Europea como el presentado por elComité para la Innovación y el Desarrollo Ind~strial bajo el título. ~e«Calidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los dirigentes comunitarios vienen estableciendo en esta línea I~: fundam~n
tos de la nueva política europea en matena de comurucacion educativacomo una cuestión central para la economía, la competitividad industrial y el bienestar de los ciudadanos que hace necesaria la estrecha ~o
laboración entre las instituciones educativas y el mundo empresanal,mediante una formación permanente, flexible, efectiva y de calidad,adaptada a los retos inmediatos de la globa~ización. La cu~s~i,ón centr~l
en esta materia para los expertos de alto nivel de la Comisión es definir qué aportación puede hacer la formación flexible y a distancia conlas nuevas tecnologías y sistemas de comunicación en la mejora de lacompetitividad de la industria europea a través de una precisa respuesta en cada momento a las necesidades de formación y educación delmundo del trabajo.
Un objetivo éste no casualmente coincidente con los retos identificados en el Plan de Acción del Subcomité de Investigación y Desarrollopara la Educación y la Formación del gobierno estado~nidense,cura estrategia de integración global de los recursos de la SOCIedad de la Información y el sistema educativo condicionará en un futuro esta filosofíapolítica (Redding y Fletcher en Comisión Euro~~a, 1994a: 5~ y ss.).
Así, de acuerdo con el proyecto de construcción de la SOCIedad Global de la Información, el primer seminario europeo sobre formación ynuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no casualmente la necesidad de una educación y formación orientadas por el«espíritu de la empresa», basadas en la apertura del mercado de valoresinstruccionales mediante la integración del sector público y privado, laliberalización y modernización de la industria de contenidos ed~cati
vos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos Internacionales con instituciones norteamericanas al objeto de lograr los objetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad co~ercial,
interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y comercIahz~clón) e.nmateria de comunicación y educación. La creación de una industriacompetitiva en la producción de contenidos y servicios de comunicación educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con elasesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los propios
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consultores de alto nivel de la Unión Europea defenderán e! establecimiento de ,«fuertes lazos» de cooperación educativa en e! proceso deconst,rucclOn de! modelo específico de sociedad europea de la informacion,
~e~e a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuestasera SI? embargo coherente con e! proceso de asimilación europea delas tesis hberales de! gobierno estadounidense anticipadas en su proyecto hegemónico de mundialización de la Nueva Infraestructura deInformación.
.Así, en la Cumbre de Bruse!as de! G7 (1995), los dirigentes corporativos n?rteamencanos sancionaron para Europa y los bloques regionales asiatrcos y amencanos e! modelo a seguir en la construcción dela s~ciedad global de lainf~rmación a partir de la desregulación de losse:VlclOs ?e te!e~omu.mcaclOnes, la supresión de los monopolios públicos, la mversion mixta en el desarrollo de las autopistas de la información, e! liderazgo de la iniciativa privada, e! fomento de las reglas dela libre competencia y la accesibilidad de la ciudadanía al uso de la red.Objetiv?s todos ellos previamente id~ntificados como prioritarios porlos tecnocratas :stadoumdenses en e! Informe «Agenda para la acción»,desplazando as! e! debate europeo de! problema de! desarrollo social(según una concepción política y cultural de la construcción de! mode!o informacional) hacia una discusión técnica y económica en tornoal futuro de las redes de información y conocimiento, conforme al nuevo marco global de! pensamiento orgánico de! capital que tanto e!GATT como la Organización Mundial de! Comercio o en materiaeducativa, la OCDE venían promoviendo en sus recomendaciones a laUnión Europea.
Especialmente a partir de! Cuarto Programa Marco (The Task Force Educational Software and Multimedia 1994-1998), la Unión Europea ha promovido como objetivos prioritarios de la política en materiade Co,?unicación Educativa e! fomento de la productividad, la compete~cla y el. desarrollo empresarial de los operadores multimedia y lagran industria de la comunicación y la cultura, favoreciendo las condiciones de reproducción y concentración de! capital económico y cultural en este sector. Ya corto plazo es previsible como escenario de futuro la adopción de un marco regulador como e! Acuerdo General deComercio de Servicios (AGCS) para garantizar, según pretende laOMC, un Intercambio comercial activo en los servicios avanzados decomunic.ación y educación a distancia haciendo posible que empresastransnaclOnales se conviertan en proveedoras de enseñanza a distancia
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considerando e!pape! vital que adquiere este sector en el PIE de los países más desarrollados.
Las políticas de comunicación definidas por las instituciones y fuerzas políticas comunitarias en la organización de las condiciones sociales de la comunicación educativa regional deben analizarse, por lomismo, no como e! conjunto integrado, explícito y duradero de las políticas nacionales de cada país miembro de la Unión, ni tampoco, desde luego, como un problema únicamente limitado al propio espacio oterritorio de la Comunidad, sino más bien, por e! contrario, como unproblema transnacionalligado al proceso de globalización económicay cultural.
5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la info-exclusíón
La historia de la UE es la historia de un proceso de configuración territorial, de diseño y ordenamiento económico, jurídico, político y, enmenor medida, cultural que ilustra fehacientemente la lógica de la convergencia y configuración interterritorial y económico-política de lasregiones y el desarrollo en ámbitos de proximidad según las exigenciasde! nuevo Capitalismo Cognitivo. Desde su creación, las autoridadescomunitarias han procurado en este sentido unificar los mercados, salvando las distancias y diferencias territoriales. Prácticamente desde losaños cincuenta, Europa ha venido tratando de integrar las regiones europeas y sus economías a escala global procurando al mismo tiempo reequilibrar diferencias y salvar distancias sociales y físicas. Ya e! Tratado de Roma establecía explícitamente la necesidad de garantizar undesarrollo equilibrado comenzando por superar las diferencias entrelas regiones europeas, por lo que e! Mercado Común se dotaría de instrumentos económicos como e! Banco Europeo de Inversiones o sistemas de cohesión como e! Fondo Social (FSE). Años más tarde iniciativas como la Política Agraria Común han permitido impulsar unapolítica regional sostenida en e! tiempo. Si bien no es en realidad hasta1975 cuando podemos hablar de Política Regional en Europa (lato sensu). Para entonces, en la CEE existe una amplia experiencia supranacional de planificación y diseño de políticas de desarrollo regional queserá reforzada con programas como el Fondo Europeo de DesarrolloRegional (FEDER). El impulso de este tipo de iniciativas da cuenta delas directrices de la política comunitaria en la materia en virtud de tresprincipios básicos:
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1. La solidaridad financiera de las regiones más desarrolladas del norte de Europa con las regiones de los países del sur.
2. El reequilibrio territorial en infraestructuras entre regiones y en elinterior de las mismas. '
3. La integración y cooperación interregional.
En el marco de esta filosofía, se articula la política comunitaria de telecomu,mcaclOnes con dos programas básicamente: el programa STAR(Special Telecommunication Action for Regional Development) y elTELEMATIQUE:
a) El p~ograma STAR tiene como objetivo contribuir a corregir los desequilibrios regionales en materia de infraestructuras y redes públicas de telecomunicación.
b) Por su parte, el programa TELEMATIQUE surge como una iniciativa ,complementariapara promover en Europa las aplicaciones telematl?as y de servrcios avanzados de valor añadido para la moderruzacion del sector en proceso de liberalización (especialmente entre1991 y 1993).
Junto a estos antecedentes, y a partir especialmente de 1994 la Comisión ha venido articulando la SI con la Política Regional concentrandoesfu,:,:zos en la dotación de fondos estructurales pensados para la promocion de la nueva economía. Así, en el Primer Informe sobre la Cohesió~ Económic.a y Social de la UE (1996) o el Libro Verde "Vivir ytrabajar en la SOCIedad de la Información. Prioridad para las personas»se insiste en vincular las ventajas competitivas de los territorios queforman la ,UE a las nuevas condiciones y entornos tecnológicos de laInforma~lOn, cooperando entre empresas y regiones para una mayorproductividad y mejoras relativas en educación y calidad del empleo,en el entendimiento de que si bien las TIC no pueden favorecer el desarrollo t~rritorial por sí mismas, su incorporación afecta a la capacidad econorrnca de las regiones para explotar sus recursos materiales yhumanos, especialmente por lo que se refiere a las PYMES el sectorpor el momento peor incorporado en las regiones menos favorecidascomo Andalucía.
Esta idea-fuerza j~stificaría así la Iniciativa IRISI (Interregional Information Society Initiative) que, a partir del principio de subsidiariedadde la UE, y con una metodología de sensibilización de la opinión pública y los responsables de decisiones de las políticas regionales en los Es-
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tados miembros de la CEE, ha tratado desde 1994 de impulsar actuaciones dirigidas al tejido económico de la economía regional facilitandosinergias entre capital privado, Fondos Estructurales, conocimiento local y recursos de cada región. Pese a la importancia no obstante de estosprogramas, lo cierto es que no es si no hasta la aprobación de la Agenda 2000 cuando la Comisión fija un nuevo rumbo político para la UEque pasa a vincular más estrechamente las políticas regionales y el programa SI como motor del desarrollo de los territorios de proximidad.Así, por ejemplo, en el Consejo Europeo celebrado en Feira (junio de2000) se marcan las líneas preferenciales de los fondos estructuralesde cohesión para favorecer el desarrollo de la Sociedad de la Información como eje estratégico de fortalecimiento de la nueva economía en laUnión Europea. Así, durante el período comprendido en el actual programa (2000-2006) un tercio del presupuesto comunitario, en total másde 210.000 millones de euros, ha sido destinado a apoyar con fondos decohesión a las regiones menos favorecidas. Tanto el Fondo Europeode Desarrollo Regional como el Fondo Social Europeo o los programasde coordinación en agricultura, pesca e integración territorial tratanhoy de contribuir a paliar los efectos de la competencia entre regiones yciudades en el espacio de convergencia económica de la UE. Tales ayudas han sido aplicadas en la mayoría de los casos (70% del presupuesto)para la recuperación de regiones subdesarrolladas, pero también enmenor medida para la reconversión económica de sectores (11%) o la financiación de procesos de modernización económica y empleo (12,3%).La menor cuantía paradójicamente se asigna a la innovación (0,51%), pese a que ésta se considera un factor estratégico para la SI, y a las iniciativas de cooperación interregional y transfronteriza como Interreg oUrbano Llama la atención en este sentido que lo que, al menos comoprincipio, es considerado por la UE un eje estratégico de la SI, las Acciones Innovadoras, apenas ha sido objeto de atención por las regiones. Este hecho es cuando menos relevante y merece la pena que nos detengamos sobre el particular pues la UE trata de crear laboratorios de ideasque permitan a las regiones desfavorecidas posicionarse como territorioslíderes en la nueva economía, experimentando nuevos servicios, formasde articulación de sinergias productivas y generación de nuevos conocimientos tecnológicos en la era digital. Este tipo de iniciativas son pensadas además mediante un proceso de planificación de abajo a arriba apartir de la demanda, mediante la colaboración del sector público y privado y distintos tipos de agentes (empresas, universidades, centros tecnológicos, autoridades locales y regionales, etcétera).
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Ahora bien, por qué han fracasado las políticas comunitarias en lamateria, a qué se debe el escaso éxito o compromiso de las regiones conla innovación. ¿Es coherente el proyecto del Consejo Europeo de Lisboa (2000) de tratar de planear el desarrollo de las regiones europeas entorno al proyecto estratégico de Sociedad de la Información o se tratasin más de una proclama o un discurso carente de consistencia y relevancia en la práctica de las políticas públicas de la UE? Dos respuestasposibles explicarían esta contradicción. Primero, las políticas públicasde integración regional son sólo en la UE un objetivo normativo que,en la práctica, ha sido limitado por el nulo o escaso papel asignado a lasregiones en el proceso de integración comunitaria, al tiempo que laorientación «correctiva', más que generativa de las políticas públicas enla materia, en parte debido al principio de subsidiariedad, condicionasignificativamente, en segundo término, el alcance de los programas europeos destinados a corregir las desigualdades interiores en el mercadocomún por medio de los fondos estructurales y los programas de reequilibrio territorial, sin que por el momento las regiones hayan contado para el diseño y evaluación de las políticas públicas implementadaspor la Comisión en esta materia.
Así, si bien es cierto que, en la actualidad, la existencia de esta política ha permitido que tres de cada cuatro regiones de la UE desarrollenprogramas de promoción territorial con fondos FEDER, facilitandoademás redes independientes sobre ejes como la economía, el urbanismo o la promoción sub regional del tipo de ELANET, TELE REGIONS o LOCREGIS, la capacidad de innovación, desarrollo yapropiación de las nuevas herramientas de la sociedad del conocimientoresulta irrelevante y poco favorecedora de los proyectos de desarrolloequilibrado en los ámbitos de proximidad.
En definitiva, la construcción del mercado global en la UE es unproyecto histórico al margen de la Europa de las Regiones. La integración y las políticas públicas de sus Estados miembros definen hoyla Sociedad Europea de la Información desde la centralización, no apartir de la diversidad de regiones, mercados y agentes. Pese a la existencia de espacios de institucionalidad y de iniciativas de descentralización significativas en los Estados miembros, como el caso alemáno español, los gobiernos locales y regionales son sólo las instanciasde coordinación y acomodación de los actores globales que hoy piensan y lideran las políticas públicas en comunicación y cultura dentrode la UE. Como resultado, la convergencia constituye aún un problema. Siguen existiendo divergencias entre sistemas normativos en-
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tre los Estados miembros, capacidad de inversión y tradiciones cul
turales.Entre las contradicciones que se observan en esta materia, cabe ade
más señalar la diferencia entre la dotación de infraestructura y productos educativos y los usos sociales. Consolidada esta «brecha» en documentos como el Informe de la Comisión al Consejo y al ParlamentoEuropeo «Concebir la Educación del Futuro. Promover la Innovacióncon las Nuevas Tecnologías» queda nítida la falta de visión y la renuncia a un proyecto propio con la excusa de la dificultad de definir unproyecto político claro ante la cambiante .e inestable lógica de innovación de las TIC. Pues la llamada «estrategia de Lisboa» sanciona comoválida una educación al servicio del usuario o destinatario de acuerdocon las demandas del mercado laboral como en Japón o Estados Unidos sin políticas de alcance estructural significativas. La Comisión Europea trata así de reformular un derecho colectivo y un bien público enun lucrativo negocio siguiendo las directrices del BM, el FMI y, en especial, de la OCDE, una acariciada idea que en Latinoamérica se ha experimentado desde los años ochenta, con los desastrosos resultados conocidos. En Europa, la formulación de esta política podría sintetizarseen la célebre fórmula del gobierno Berlusconi para la educación competitiva: Inglese+Informatica+Impresa (Inglés+Informática+Empresa).
Dentro del Plan de Acción eEurope (2001-2004) no se han desarrollado sin embargo significativamente los ejes del Plan de AccióneLearning previstos, salvo la de volver a insistir, en el plano norrnanvo, en la apuesta de la UE por convertirse en una economía del conocimiento, con dinamismo y capacidad de crecimiento sostenible para elempleo y la cohesión social.
Hoy el desarrollo de este plan tiene continuidad con el programaeEurope 2005, iniciativa estratégica de planificación de la política comunitaria de Sociedad de la Información que pretende conseguir laconexión de todas las instituciones a la SI, implantando la banda anchadesde las administraciones públicas a partir de tres ejes: Salud, Gobierno Electrónico y Educación. Para el 2010, de acuerdo con lo indicadoen el Consejo Europeo de Estocolmo (2001), la UE debe garantizar sistemas de educación y formación de calidad, accesibles y abiertos a todo el mundo. En las políticas nacionales y los objetivos de los SistemasEducativos Europeos para 2010, se trata así:
1. De modernizar tecnológicamente los sistemas de enseñanza-aprendizaje aumentando el número de estudiantes, mejorando la cualifi-
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cación del profesorado para impulsar los valores y actividades adecuadas a las necesidades del mercado laboral. Se vincula así las TICcon la calidad y mejora de los controles y gestión del sistema educativo.
2. De garantizar además un entorno de aprendizaje abierto, atractivoy flexible, adaptado a las necesidades específicas de la población.
3. Y, por último, adaptar en general la educación al mercado laboral yal espíritu competitivo de la «destrucción creativa» (Schumpeter dixit) en el corazón de los contenidos y los métodos de enseñanza.
Tales objetivos coinciden punto por punto con la filosofía Bangemannde construcción de la Sociedad de la Información:
- Liberalización de los servicios y mercados de telecomunicaciones,asegurando la libre competencia frente al abuso de operadores y posiciones dominantes en el sector.Impulso de la producción, distribución y consumo de las TIC parapaliar la desventaja significativa con competidores como EstadosU nidos en sectores estratégicos como la teleformación, conectandopara ello a las escuelas, centros educativos y la Administración Pública en general.
- Desarrollo de una cultura y una conciencia europea resultado de lapromoción del mercado único.
- Creación de un marco jurídico de libre flujo de la información, ajustando los desequilibrios entre territorios dentro de la UE.
- Protección de los derechos de autor y otros derechos privados vinculados a la comunicación.Potenciación de las iniciativas europeas de innovación, así como denuevos productos y servicios que compitan en los mercados globales con la industria estadounidense y japonesa.
Como hemos explicado, estas medidas son resultado de la coordinación con la UIT, la OMC, la Organización Mundial de la PropiedadIntelectual, la OCDE y el Acuerdo General de la OMC sobre Comercio de Servicios, convergiendo, en definitiva, con el modelo estadounidense de la NIl (Nueva Infraestructura de Información).
En consecuencia, pese a lo alentador de los resultados evaluados enla revisión intermedia del plan (Comunicación de la Comisión de 18 defebrero de 2004. COM (2004) 108 final), los avances en gobierno on[me y educación telemática son más bien pobres por falta de indicado-
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res y visión estratégica. Ciertamente, la práctica totalidad de los centros de enseñanza están conectados pero en la evaluación no se toma encuenta qué tipos de usos, iniciativas y apropiación social se están llevando a cabo con estas herramientas. Por lo que se refiere al proyectoeEurope, la UE sigue la estela de Estados Unidos dos décadas después,volcando bibliotecas, centros de conocimiento e información públicaen las redes y operadores privados de telecomunicación, descapitalizando el sector público en la coordinación y liderazgo de este proceso.
La idea de la Comisión de favorecer las sinergias entre infraestructura, tecnologías, servicios, aplicaciones y contenidos para impulsar,por medio de la educación, una nueva economía digital en la región seve así obstaculizada por el control oligopolístico privado de la gran industria transnacional. Por otra parte, la UE no puede avanzar, en materia educativa, porque las competencias dependen en buena medida ~e
los Estados miembros. La adopción en Lisboa del método de coordinación del Consejo ha facilitado, no obstante, la adopción de medidasque favorecerán previsiblemente el avance del ~ector educ~ti~o en I~ ~I
tanto en materia de teletrabajo como en inclusión y accesibilidad digital. Pero aquélla quedará, previsiblemente, restringida por los intereses privados. De hecho, la socialización de la fuerza de trabajo a travésde la alfabetización universal por la extensión de la educación públicay gratuita para todos en Europa y la estandarización de l.a,s pr~c~icas
productivas por la automatización del sistema de producción iniciadoen los años sesenta con la revolución informática tienen lugar hoy paralelamente a la introducción de una política educativa adecuada a lasnecesidades de la nueva economía de la información a través del proceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia derecursos y poder político y económico públicos al sector privado(Venturelli, 1999).
La consideración pedagógica, sociocultural y política del problemade la Comunicación Educativa está ausente del debate de la construcción de la sociedad global de la información en Europa en virtud de unenfoque economicista del desarrollo social a partir de planteamientosnetamente liberales no sólo en el proceso general de modernizacióntecnológica sino, como hemos analizado, en la crítica al CapitalismoCognitivo incluso en la aplicación misma, a nivel micro, de las nuevastecnologías de la información para el «aprendizaje autónomo» que hoyproclama a los cuatro vientos el nuevo idealismo tecnocrático. La d?ctrina del libre flujo de la información, envuelta en la aureola populistade la competencia y la modernidad del mercado, preside así hoy, en el
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ámbito comunitario, el desarrollo de políticas comunicativas regionales basadas en la privatización sistemática, la concentración exacerbaday la desregulación, bajo el liderazgo y protagonismo de los grupostransnacionales de comunicación.
Hemos visto cómo especialmente a partir de los años noventa, losdebates sobre política cultural en Europa han estado marcados por lasnecesidades y deseos de las grandes compañías transnacionales de telecomunicaciones e información, inmersas entonces en una oleada de fusiones y adquisiciones aceleradas, sin predecentes en la historia del capitalismo mundial. En su empeño por establecer el mercado único, laUnión Europea se situaría entonces a la vanguardia de los esfuerzos políticos por desregular y privatizar las industrias de tecnología de la información y telecomunicaciones, con el objetivo de hacer efectiva laconstrucción de un imperio europeo cuya piedra angular sería un negocio tradicionalmente dominado por las grandes compañías capitalistas estadounidenses.
Asumido el objetivo político de la competitividad y la convergenciaeconómica en torno a los procesos de expansión y concentración industrial con la adopción de las normas de libre cambio definidas por elGATT y la supresión de los dispositivos de protección cultural establecidos por Europa en iniciativas como la Directiva de Televisión SinFronteras, el espacio de comunicación europeo ha terminado favoreciendo así un proceso de construcción regional bajo la hegemonía delos medios globales americanos. Hoy, de hecho, «los problemas de lasindustrias culturales europeas no son comprensibles sin una referenciaal contexto de transnacionalización de la cultura, hegemonizada en varios capítulos por la industria cultural norteamericana y [sólo] compartida en [algunos] otros por el capital europeo» (Zallo, 1992: 210).
La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educación con las estrategias y directrices del sistema global de informaciónes manifiesta, decíamos, a dos niveles: primero, a través de la desregulación de los sistemas y estructuras institucionales de organización dela educación pública impulsada por la ideología neoliberal con la apertura de un mercado educomunicativo de consumo y adquisición debienes de equipo electrónico y software formativo por los centrosde educación básica; y, en segundo lugar, en la financiación indirecta delos grandes conglomerados multimedia y las empresas productoras depr?gramas, tecnologías y contenidos de información para el aprendizaje, bajo el argumento de la defensa de las industrias culturales europeas en el campo estratégico para la identidad comunitaria de la educa-
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ción y el conocimiento. De la orientación liberal del modelo europeode construcción de la sociedad global del conocimiento da cuenta además el hecho de que las iniciativas en materia de nuevas tecnologías dela información y modernización educativa sean coordinadas por la Dirección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) bajo las directrices del departamento de Telecomunicaciones, Merc~dosde Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII): así, por ejernplo, en el proyecto INFO 2000, la comunidad educativa, lejos de serconsiderada como un actor estratégico en el proceso de construccióneuropea, es definida como un sector de consumo ampliado en el que seincluyen tanto alumnos y estudiantes de educación superior como técnicos, profesionales, directivos, trabajadores y hasta profesionales de laenseñanza, en función del potencial estímulo de la demanda y el desarrollo potencial de la industria multimedia europea.
Otro claro ejemplo de esta filosofía empresarial es el programaDELTA, primer intento de proporcionar a Europa una estrategia educativa a través de las nuevas tecnologías de la información. Creado conmotivo del Plan Exploratorio de la Unión Europea, este programa comunitario nació con la intención de fomentar las condiciones adecuadas requeridas para la puesta al día del mercado y la implementación delas tecnologías de aprendizaj e flexible y a distancia por los servicios telemáticos a escala continental, evaluando el impacto de los nuevos medios según los criterios propios de la rentabilidad comercial a través detres tipos de actividades:
1.0 ) El análisis de los requerimientos y oportunidades del mercado conobjeto de preparar un plan de implementación y escenarios para lasamplias infraestructuras europeas destinadas al aprendizaje.
2.0 ) La identificación y desarrollo de una estructura común para la evaluación de las tecnologías educativas que proporcionará normas ypropuestas concretas.
3.0 ) La creación de redes humanas para proporcionar una entrada deinformación para el desarrollo técnico, aumentando la concienciade los usuarios potenciales sobre eluso de estos nuevos medios para la educación permanente.
Proyectos como el programa ECOLE buscarán prioritariamente, deacuerdo con esta lógica, lograr la comercialización del Servicio Paneuropeo de Educación a Distancia, merced a la cooperación de los operadores de la red, infraestructura y producción de contenidos y los cen-
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tros públicos de educación superior a escala regional, con la vista puesta en la creación de un modelo competitivo y flexible de formación adistancia.
El resultado, en cambio, ha sido hasta ahora el incremento del control corporativo y oligopolístico de los grandes conglomerados multimedia del sistema global de comunicación, bajo liderazgo estadounidense, cuya experiencia en producción audiovisual, multimedia yeducomunicativa, en general, es notoriamente ventajosa ante el proceso de liberalización que se promueve desde la Comisión Europea bajoel discurso de «sociedad global de la información para todos»,
La apuesta por un modelo educativo eficiente, de mínimo coste yatención personalizada, coincidirá no en vano con los principios de lapolítica norteamericana de liberalización del sector propuesta en Estados Unidos por el Consejo Nacional de Coordinación de la Tecnología Educativa para la Formación, al definir, entre otros objetivos de lapolítica cultural:
La colaboración del sector público y privado en la inversión y desarrollo de la enseñanza.La coordinación de las recomendaciones, evaluación y diseminaciónde resultados de 1+D en el ámbito de la comunicación educativa.La coordinación de los esfuerzos de las diferentes agencias públicasen materia de comunicación y educación.
Así, a la pregunta de las necesidades reales de la población europea enmateria de educación y nuevas tecnologías, los expertos de alto nivelconsultados por la Comisión identifican hoy dos vías de acción urgente:
1.0) La dotación de abundantes recursos económicos para la adquisición y uso de los nuevos medios de aprendizaje, tanto por la población como por las instituciones de educación pública (IMPACT).
2.0) La formación de la ciudadanía y los profesionales de la educaciónen el uso de los lenguajes, recursos, sistemas y estrategias de comunicación avanzada de cara al óptimo rendimiento de una «educación y conocimiento de calidad y productivos» (DELTA).
En los documentos oficiales de la Unión Europea, el reto de la Comunicación Educativa en la construcción de la sociedad global de la in-
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formación es identificado, básicamente, como un problema de alfabetización, o, de otro lado, como un problema, en fin, de acceso, de promoción y definición de las condiciones idóneas para que las comunidades locales accedan al uso y consumo de los nuevos medios deinformación, conocimiento y expresión cultural. De ahí que gran parte de las iniciativas europeas en este ámbito se hayan dirigido a:
1.0) Invertir partidas presupuestarias para la dotación de recursos tecnológicos suficientes en los centros educativos, creando redes telemáticas transeuropeas de enseñanza que introduzcan nuevas formas de formación a distancia adecuadas a las nuevas modalidadesde teletrabajo.
2.°) Formar a los formadores de recursos humanos y al profesorado,en general, en el uso y adaptación educativa de las nuevas tecnologías de la información.
3.°) Ampliar la adquisición de saberes y medios telemáticos entre la población para su uso doméstico y cualificación laboral.
Los principios de construcción de la sociedad de la informació? y delconocimiento en Europa asumen, en otras palabras, como propIOS, losprincipios de la Agenda Al Gore, definiendo como estratégicas, en elcampo de las telecomunicaciones y los usos sociales para la educaciónyel aprendizaje con las nuevas tecnologías de la información, cuatro líneas de fuerza:
1. La universalidad del servicio. La no discriminación, la igualdad yacceso universales son consagrados por la Unión Europea como elprincipal problema en la modernización de las.econom~a,s naci?nales y el desarrollo de la sociedad global de la información. ASI,.enmateria educativa, la cuestión central parecería ser el acceso e in
terconexión de todos los centros educativos, integrando territorial,social y culturalmente a los ciudadanos de la Unión en el disfrutede los nuevos medios de comunicación, cultura y aprendizaje. Lapolítica de Comunicación Educativa se ha concebido por ello, hasta la fecha en términos de acceso, como un problema tecnológicoy económico, más que un problema político. Un ejemplo de estaestrategia es el programa INFü XXI desarrollado por el Ministerio de Industria, en España, para financiar proyectos de inversiónque potencien la cultura y las industrias de la sociedad de la información, con una partida presupuestaria de cerca de 66.350 mI110-
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nes de pesetas para la subvención en forma de «anticipos reembolsables» de aquellos proyectos de innovación de contenidos, gestióninteligente y sistemas electrónicos que contribuyan a la competitividad de la industria. O, recientemente, la subvención a los consumidores en la compra de equipo informático conectado a la red Internet.
2. La competitividad. Frente a los monopolios tradicionales en el sector de las telecomunicaciones, la «realidad» de un mercado abiertoy competitivo ha sido identificada por la Comisión como uno de losretos estratégicos de la industria europea. El desarrollo de un sectorinformativo eficiente y capaz de competir con las empresas norteamericanas en el desarrollo de la sociedad global de la información o,en el caso que aquí se aborda, en el desarrollo del sector de la comunicación educativa concentra actualmente gran parte de los esfuerzos políticos, y presupuestarios, de la Comunidad. De ahí quela Comisión haya promovido insistentemente en sus programas para el desarrollo del sector de las redes de telecomunicaciones, el audiovisual, la industria de medios y, por supuesto, los servicios y productos telemáticos de educomunicación, la dimensión comercial ycompetitiva (la eficiencia en términos de coste y beneficio) comoprincipio básico de regulación y subvención del sector.
3. La producción de contenidos. En esta línea, la Comisión identifica,en los documentos básicos sobre la sociedad global de la información, como prioritaria la producción y creación de nuevos contenidos culturales que alimenten las redes de ocio y enseñanza enEuropa, promocionando ruevos servicios y empresas que «exploten» el potencial cultural de la historia y patrimonio del continente.En el IV Programa Marco en materia de Educación, Telemática yDesarrollo de la Comunicación (Comrnission's Task Force on Multimedia Educational Software), la Comisión ha aprobado, segúnhemos destacado, como línea fundamental la promoción de la industria de programas, reforzando así la política comunitaria encombinación con las iniciativas de los Estados miembros y el sectorprivado, a fin de hacer posible la explotación de las posibilidades ybeneficios de la SOCIedad de la información emergente.
4. Los derechos de propiedad. En correspondencia, el acento de las políticas públicas de comunicación y educación de la DE en el conter:ido y los medios para una educación abierta, moderna, «competitrva» ~ de calidad, a la altura d: las necesidades de la sociedad globalde la información, la ComISIOn ha demostrado un especial interés
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por los derechos de propiedad intelectual en el proceso de expansión y enriquecimiento económico derivados de la «revolución informativa» en el espacio público europeo. La protección moral yeconómica de la actividad creativa de los autores encargados de producir y «alimentar» los programas y espacios de la red con información y conocimiento es otra de las preocupaciones básicas de laspolíticas de comunicación europeas.
El análisis de gran parte de los proyectos gubernamentales asociados alas nuevas tecnologías educativas en Europa demuestra, sin embargo, unpreocupante desconocimiento y, peor aún, un absoluto desinterés por larealidad concreta de la educación y el contexto cultural en el que debendesarrollarse las aplicaciones tecnológicas en materia de comunicacióneducativa, hasta el punto de que, en la casi totalidad de las experienciasconocidas, la evaluación ha sido escasa o muy determinista tecnológicamente. O, en el caso, poco habitual, de un serio esfuerzo de investigación evaluativa por parte de los responsables de las políticas culturales,las autoridades comunitarias han obviado los aspectos económicos ypolíticos de la modernización tecnológica, ignorando el h~cho de que elproceso de consecución de un modelo de enseñanza a distancia totalmente abierto y no formal, el recurso a las nuevas tecnologías y la comercialización multimedia de nuevos productos didácticos está significando, de hecho, la desregulación del sector educativo, con la progresivaretirada del Estado, y la descualificación del personal docente, desplazado por la apropiación del conocimiento técnico-informático logradocon la ejecución de programas previamente diseñados por la industria,por parte del capital. .
La asunción de esta filosofía pública se produce precisamente en unmomento de profundas transformaciones industriales y tecnológicasque reclaman de la Comisión un enfoque activo e integral de las políticas en esta materia en respuesta a las múltiples cuestiones emergentesque pueden hoy ser vislumbradas en el horiz~nte digital de la nr:eva
ecología de medios, a saber: ¿Qué papel deben Jugar los Estados e mstituciones públicas en el nuevo espacio cultural de la DE? ¿Cómo lograr una política ponderada de equilibrio en los flujos, territorios yagentes sociales de la comunicación? ¿Hacia dónde dirigir los esfuerzos e iniciativas comunitarias de construcción de la SI? ¿Qué opcionesse ofrecen a los medios de implantación local y regional? ¿Y los mediosde titularidad pública, qué papel deben jugar en el proceso de interlocución de los nuevos operadores multimedia?
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Son numerosas las preguntas en un momento precisamente de crisis de la UE. La incorporación de los países del Este plantea un escenario problemático para el desarrollo equilibrado de la Sociedad de laInformación con la desintegración de los medios estatales a manos degrupos centroeuropeos, paralelamente a la desintegración de los otrora poderosos estudios cinematográficos húngaros o checoslovacos, queanticipan la profundización a medio plazo de una brecha considerableen el poder informativo de estos países y en las regiones más subdesarrolladas del Mercado Común. A ello cabría añadir la penetración en elmercado de países como Polonia de poderosos grupos extracornunitarios como Time Warner, de indudable atractivo para la población delantiguo bloque del Este, y el reeditado problema político de la sustracción de las decisiones públicas ante la progresiva centralización delpoder decisorio de las instancias de representación ciudadana en las burocracias, las élites económicas y tecnocráticas, responsables en Bruselas de definir el mapa político-económico de la Unión sin que, de momento, prosperen las aspiraciones constituyentes del proyecto federalde la UE que hiciera posible la democratización y desarrollo equilibrado de las políticas públicas en la materia.
La revolución digital y la convergencia entre telemática y audiovisual cobra así forma como un proceso de eliminación de las barrerasentre sectores, la emergencia de nuevas áreas de negocio y actores, lareconversión global de las redes y servicios de comunicación y la creación de nuevas formas de producción y comercialización en materia deinformación y comunicación. La idea de «desigualdades no injustas» dela actual política liberalizadora reduce en esta línea el alcance de la intervención de los poderes públicos en torno a cuatro principios centrales: seguridad, oportunidad, democracia y justicia, objetivos todosellos de una visión transnacional y multimedia de la Sociedad Europeade la Información definida punto por punto por la racionalidad económica. En esta dirección apunta el programa e-Europa de la Administración de Prodi al inspirarse en el legado Delors de defensa de lamodernización tecnológica, de promoción del crecimiento del sector yde fortalecimiento financiero de la industria. Los acuerdos aprobadosen la Cumbre de Lisboa (mayo de 2000) por el Consejo de Europaapuntan de hecho a promover el desarrollo de Internet y las NTIC afavor de la igualdad y los derechos de acceso a la sociedad del conocimiento desde una concepción culturalmente restrictiva e idealista sobrelas condiciones materiales del legado histórico de las diferentes naciones y pueblos que integran la Unión Europea en un momento en el que
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los analistas prevén un escenario geoinformativo controlado por apenas cinco grupos con una más que discreta participación de los intereses económico-políticos europeos.
El objetivo fijado por el Consejo de Europa para el 2010 en la Cumbre de Lisboa de conectar la UE «a la economía del conocimiento máscompetitiva y dinámica del mundo, capaz de un crecimiento económico sostenible con más y mejores empleos y mayor cohesión» dista unabismo de ser alcanzado al hipotecar el proyecto europeo de SI a las políticas monetaristas y macroeconómicas que subordinan la Europa delEstado Social de Derecho a los parámetros econométricos del gran capital financiero e industrial, al tiempo que el Consejo Europe? de Lisboa sanciona un modelo de política educativa para la UE onentado aformar el capital humano necesario para la competitividad económica.
Si nos atenemos a los datos, por ejemplo, de la presencia europea enla industria informática, los resultados no pueden resultar más desalentadores. La industria informática comunitaria es un terreno abonado a los intereses de las compañías estadounidenses, un terreno de pugna donde se dirime la competencia entre empresas como Compaq oMicrosoft y compañías niponas aliadas con empresas europeas comoSiemens. El volumen de empresas de telecomunicaciones como Deutsche Telekom y Telecom. Italia, aun fusionadas, no alcanzan el volumenpotencial financiero de operadores como Nipón Telegraph and Telephone. Apenas algún grupo de capital europeo como Bertelsman, beneficiado en su proyección iberoamericana por la alianza de Telefónica y Lycos, puede competir a la altura del volumen de negocIOscon lasindustrias culturales foráneas, pero cabe discutir el futuro de un grupobasado en el sector editorial en un entorno dominado por la industriainformática y los operadores de telecomunicaciones, sobre todo vistala fragilidad financiera de otros gigantes multimedia como el grupoKirch. La crisis del gigante alemán, la primera por sus dimensiones deuna compañía europea del sector de la comunicación, pone en entredicho la apuesta liberalizadora de la competitividad comercial defendidapor Bruselas. Pese a su exitosa ampliación comercial hacia los países deEuropa oriental, los esfuerzos de Kirch por crear un poderoso polomediático global han dado al traste por las dificultades financieras quela voraz expansión multinacional plantea ante el desarrollo global de laSociedad de la Información. Así, entre los veinte grandes grupos telemáticos del mundo, apenas encontramos una compañía europea, dominando por abrumadora mayoría las empresas norteamericanas, seguidas muy de cerca por los operadores nipones.
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Por otra parte, la revolución silenciosa anunciada por el presidentede la Comisión, Romano Prodi, no parece que se haya traducido en elanunciado salto cualitativo de Europa en la Sociedad del Conocimiento, ante la falta de capitales y voluntad política de la Comisión para situar a la UE a la altura de países como Japón, aun reconociendo losavances significativos de la política comunitaria en esta materia. En esta dirección apuntan los datos registrados en los últimos trimestres alevaluar la acción política comunitaria, datos que ponen de manifiestola progresiva profundización de los contrastes y desigualdades dentrode la Unión, ampliándose las distancias con Estados Unidos, así comotambién entre grupos sociales. Tal y como documenta la Comunicaciónde la Comisión e-Europa (COM 2002 62), las personas desfavorecidassocialmente siguen estando rezagadas en cuanto a la formación informática y el acceso a los servicios digitales avanzados que ofrece la Sociedad del Conocimiento. El programa apenas introduce novedadesrespecto a la perspectiva privatizadora anticipada con el giro liberal dela Comisión en diferentes documentos como los hechos públicos por laConferencia Europea del Sector (1998) cuando se puso en marcha la política de reforzamiento de las medidas de ayuda al audiovisual y demodernización industrial y comercial del sector de la comunicación através de iniciativas como el Programa MEDEA de acuerdo con los objetivos de:
1. Aumento del volumen de empleo en el sector.2. Apertura a la nueva economía.3. Regulación de la propiedad intelectual.4. Fomento de la competitividad.
La concepción comunitaria de los nuevos servicios digitales de comunicación pasa desde entonces por un programa de privatización, fusiones y alianzas internacionales bajo liderazgo de los grandes operadoresmultimedia, con la consiguiente implantación de un modelo oligopoIístico de redes y circuitos de valorización del audiovisual en torno aldominio del capital financiero y de sectores ajenos tradicionalmente ala industria de la comunicación y la cultura.
Ilustrativa de esta política es la conversión de los sistemas de información pública en las redes digitales. Sin llegar a los extremos privatizadores de las bibliotecas y servicios estatales de Estados Unidos, laUE ha priorizado la digitalización del gobierno en la red como uno delos mayores logros de su política en materia de Sociedad de la Infor-
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mación. En efecto, la apuesta por una Administración Pública local yregional en línea ha contado con numerosos programas y recursos financieros que, a medio plazo, están representando un notable avancemodernizador, salvo en algunos casos excepcionales como España oGrecia. Datos del eurobarómetro de abril del año 2002 indicaban yaque más del 54% de los servicios públicos comunitarios estaban accesibles en la red, lo que demuestra el verdadero Impacto de las propuestas defendidas en el Libro Verde sobre el Sector Público de Información como recurso clave para la Sociedad Europea de la Información(1999). En los próximos años, es previsible que la disposición de recursos físicos y materiales para el gobierno electrómco sea con segun
dad un hecho.Ahora bien, el capital intelectual europeo carece de la suficiente ca-
pacidad de liderazgo en NTIC. La falta de personal cualific~do amenaza la viabilidad de los objetivos fijados en la cumbre de Lisboa. Lanecesidad de más de millón y medio de especialistas en NTIC para quela UE pueda ser competitiva en la nueva economía dista bas:an~e de sercubierta y la previsión no es más positiva en este sentido. SI bien en elaño 2004 setenta y siete millones de trabajadores utilizaron Internet ensu actividad laboral, lo cierto es que cada vez es más difícil atender lasnecesidades de conocimiento en las empresas. y las reformas educativas son lentas e insuficientemente financiadas por el paulatino adelgazamiento económico-político del Estado. Los planes de choque comoel español para paliar la grave carencia de técnicos cualificados en sistemas y tecnologías de la información con la creación del Centro deReferencia de Formación en Nuevas Tecnologías contrastan, por otraparte, con las limitadas iniciativas de alfabetización digital y acceso .dela población a los conocimientos primarios a nivel usuano para ~u mcorporación a la red. Las pequeñas y medianas empresas mantienenademás una pobre y limitada presencia en el ciberespacio por falta deformación y medios financieros suficientes, pero sobre todo por la msuficiente dotación de los recursos humanos adecuados para la proyección mediática en Internet. Las notorias carencias de l'ersonal~ompetente en programación, gestión del conocimiento, innovacion ydesarrollo tecnológico han obligado incluso a algunos países de la UEa importar mano de obra asiática y americana. En Europa, según algunos informes prospectivos, existe un déficit de más de medio millón deempleos cualificados en NTIC, aumentando progresivamente la necesidad de personal especializado sin que la educación responda a la creciente solicitud de las industrias de gestores y técnicos formados en la
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implantación de las redes digitales. Las políticas de formación para laSociedad de la Información han reducido por otra parte la educaciónpública a un segmento más del mercado sin que la Carta Social Europea defina un papel más activo en el gobierno de las redes digitales porparte del sistema público de educación, más allá que el de la activaciónde la industria electrónica como potencial mercado de destino de laproducción telemática o, en línea con las necesidades arriba indicadas,para capacitar la fuerza de trabajo necesaria con destino a la industriay servicios de información en la nueva economía.
Pero es que además el compromiso fijado por la Comisaria de Educación y Cultura, Vivianne Reding, de reducir las distancias con Estados Unidos conectando las escuelas y formando a los docentes en técnicas digitales y programas de software educativo no se ha alcanzadopor la escasa inversión aplicada. Y el nuevo proyecto de e-Learning para el bienio (2004-2006) previsiblemente incide en la misma política deadquisición de equipos y modernización tecnológica que refuerza la situación de dependencia industrial de la UE en la materia, al desarrollarbásicamente el sector servicios prestatarios de formación en red, perono nuevas aplicaciones, modelos y experiencias originales de uso del ciberespacio para la educación superior.
Es sintomático en este sentido que el objetivo planteado en el Consejo Europeo de Lisboa, la formación del profesorado en el uso de nuevas tecnologías de la información, aún hoy resulte un objetivo difuso ylejano en la planeación educativa de los sistemas de formación nacionales. Y es difícil, si no imposible, que el acceso electrónico a los servicios públicos en línea sea una realidad efectiva por la acentuación de labrecha digital. A ello hay que añadir la gran disparidad en el acceso entre países que oscila entre el 66% de la población holandesa que accede a Internet y apenas el 15% de Grecia.
Las iniciativas previstas desde la Cumbre de Sevilla insisten sin embargo en esta dirección reforzando las políticas de consumo de la redmediante la extensión de Internet a las escuelas o la promoción de programas de cooperación intercentros.
En los últimos años, además, el discurso de la seguridad nacional hafavorecido disposiciones legislativas y reglamentarias que han reforzado la posición estadounidense en el ciberespacio europeo, aprovechando la lucha contra el terrorismo como estrategia de control de lainformación pública, las comunicaciones civiles y las veleidades de autonomía política de las autoridades civiles y militares de la UE. Los paquetes de medidas a cargo de algunos Estados miembros como Ingla-
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terra y el reforzamiento del eje Londres-Berlín-Madrid han favorecidouna concepción instrumental de la política común europea que, Juntoa delicadas situaciones de dependencia puestas en evidencia con las discusiones del Parlamento Europeo en torno a la Red Echelon o el proyecto norteamericano GPS, pone en evidencia la debilidad de la posicióneuropea en las comunicaciones internacionales, pese a la propagandaque define el modelo europeo como autónomo y específico en materiade SI. El nuevo plan de acción e-Europe 2005 refuerza sin embargola política preventiva de control e inteligencia en la red mediante lacreación del Grupo Operativo sobre Ciberseguridad y la política depropaganda sobre cultura de seguridad e inversión en sistemas de protección y filtro de flujos de información en colaboración con EstadosUnidos, principal país exportador de armamento y sistemas de inteligencia y control de redes.
La adopción de este tipo de medidas amparadas en la seguridad pública, la lucha contra el crimen y la salvaguardia de derechos y libertades fundamentales se lleva a la práctica paradójicamente con la sistemática conculcación del derecho a la intimidad, cuya realización seadecua al principio de libre competencia del mercado, sin que directivas para la protección de la privacidad y los datos personales en la industria electrónica garanticen por el momento una decidida voluntadcomunitaria de respaldar las libertades y derechos individuales frentea las exigencias del mercado y ahora además de los intereses y estrategias militares europeos y estadounidenses. De tal manera que el proyecto e-Europa ha pasado de una sociedad de la información para todos y de una política más transparente en las decisiones de la Comisióna una política ultraconservadora en migración y comunicación intercultural y en la propaganda y control del espacio y las redes públicasde información.
En resumen, y a modo de conclusión, cabe señalar que:
- Las prácticas culturales e informacionales tienden a estar fuertemente discriminadas en correlación con la adscripción territorial,social y cultural de los usuarios dentro del espacio único de laUnión Europea. La creciente diversidad y heterogeneidad ciudadana contrasta, en este punto, con las lógicas de distinción de los consumos públicos y privados de grupos, regiones e individuos deacuerdo con su posición en la estructura económico-social del Mercado Interior. La llamada «brecha digital» es, en este punto, algomás que un problema colateral o específico de la política de cornu-
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nicación comunitaria. Se trata de un problema estructural reveladorde unas directrices y lógicas sociales que abundan en los tradicionales desequilibrios en el interior del mercado común entre paísesdel N arte y del Sur, entre Occidente (CEE) Y Oriente (Bloque delEste), entre centros urbanos y áreas rurales, así como entre clases,grupos y minorías sociales. Estos desequilibrios tenderán además,previsiblemente, a acentuarse con la paulatina supresión de los fondos estructurales y los sistemas de ayuda al desarrollo y la cohesiónterritorial existentes hasta la fecha en la UE. A fin de superar la brecha tecnológica en materia de infraestructura, la UE ha impulsadoproyectos como Research and Development in Advanced Communication Technologies (RACE) y Advanced CommunicationsTechnologies and Services (ACTS) sin que, al menos por el momento, se haya revertido la habitual tendencia a marcar distanciasen el control de la información territorial, social y culturalmente.Sin embargo, su tratamiento político está siendo acometido desdeuna orientación tecnológica, instrumental y mercantil, subsumiendo la dimensión político-cultural de la actual lógica de desarrollo informacional dentro de objetivos económicamente restrictivos decompetitividad, crecimiento y empleo. Esta orientación políticaneo liberal ha favorecido el liderazgo económico-político de los medios globales, la apertura de fronteras y sistemas nacionales de comunicación, la concentración cultural, la privatización audiovisualy la mercantilización del sistema de información y conocimiento.Las cuestiones relativas a la diversidad cultural y al desarrollo de lasidentidades culturales locales y regionales han sido, como consecuencia, relegadas en las directivas comunitarias en función de lasnecesidades de globalización económica del sector, paralelamente alvaciamiento público de las decisiones de Bruselas en la materia, inspiradas en una política sin coordinación y visión global del procesopor la presencia más que discreta de los poderes públicos comunitarios frente a los dictados del mercado, las instancias profesionalesde intermediación o el poder judicial.
- La regulación de la función pública y las políticas activas de desarrollo de la comunicación en el ámbito local y regional continúanmientras tanto indefinidamente aplazadas sin que la UE atienda unanecesidad percibida de descentralización entre el Estado y los órganos de decisión supranacionales de la UE en el desarrollo específico de las vías de transformación territorial y cultural inmediatas enel proceso de construcción de la Sociedad del Conocimiento.
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La transformación de la estructura global de información y su interpenetración con el sistema educativo y cultural están contribuyendo a redefinir las condiciones de desarrollo social, configurandonuevas bases de participación del Estado y las comunidades localesde acuerdo con los estándares de inversión, organización y valorización del gran capital transnacional y el complejo sistema normativo que rige actualmente el proceso de expansión y acomodamiento del sistema de comunicación global, tanto en el ámbito del granmercado del ocio como, inicialmente, en el campo de la educacióny la formación tecnológica.En la misma línea, los proyectos de cooperación e integración cultural con otras regiones, como América Latina o el Mediterráneo,terminan reproduciendo similares esquemas de desvertebración ydesequilibrio territorial que reproducen, en parte, los modelos asistenciales de ayuda al desarrollo habituales en otras organizacionesinternacionales como las Naciones Unidas. Así se observa en iniciativas como la Alianza por la Sociedad de la Información (@LIS),programa de cooperación con Latinoamérica que en realidad es resultado de la cristalización de los intereses económicos de operadores de telecomunicaciones y empresas de comercio electrónico en laregión más que un proyecto para el diálogo político-cultural entreambos territorios. Otras iniciativas como NATP (New ApproachesTo Telecom Policy) demuestran el escaso valor de las regiones y eldébil compromiso comunitario con los países del Sur del Mediterráneo pese a iniciativas como EUMEDIS.La UE enmudece cuando se trata de la relación público-privado, lasignificación del servicio público o el régimen de los derechos especiales, aspectos todos ellos excluidos de este sector cuando más resulta evidentemente necesario el paso de una filosofía del MercadoComún de la Información a un concepto integral y sociocultural deSociedad de la Información. El sector público de la comunicaciónestá siendo sistemáticamente relegado y reducido a su mínima expresión en la política comunitaria. Un ejemplo de este papel marginal de los grupos de titularidad pública en la Sociedad de la Información es la experiencia de la BBC británica, desplazada, pese a suexcelente gestión y estrategia de alianzas con Pearson o Cox Communications, a un segundo plano en el universo mediático de las plataformas digitales. y es que, por lo general, el sistema público de comunicación tiende a reducir su alcance y función social amenazadocomo está por la creciente instrumentación gubernamental, la com-
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petencia de los grupos privados y la regulación discriminatoria delas políticas culturales nacionales y comunitarias que hoy favorecenel desarrollo privado del audiovisual y de las redes telemáticas, cada vez más lideradas por empresas transnacionales foráneas. De talmodo que, además de marginado, el sector público está en el puntode mira de las críticas y cuestionamientos de las políticas neoliberales europeas, que exigen a los operadores públicos competitividad,equilibrio financiero y una reestructuración y reorganización eficiente de los servicios. El reto de cumplir las exigencias de serviciopúblico, de una programación de calidad, al servicio de la educación,de manera productiva y en apoyo de la mayoría de las audiencias, setorna, en consecuencia, una tarea imposible.Igualmente, un reto por redefinir en la política comunitaria es el papel de la economía social y el Tercer Sector en la construcción y desarrollo cultural de la Sociedad del Conocimiento frente a la actualpolarización de las diferencias acentuada por las políticas neoliberales.
Lacomplejidad del entramado legislativo y de los sistemas de regulación del espacio común informacional está limitando además la integración y coordinación de las políticas públicas en la materia alprevalecer el principio de soberanía nacional en la protección de losmercados nacionales, lo que multiplica la diversidad de escenarios,contextos jurídicos e instrumentos culturales en el desarrollo equilibrado de la sociedad europea de la información. La necesidad deun marco jurídico homogéneo y fiable para las transacciones electrónicas que suprima los obstáculos a la comercialización de los servicios digitales avanzados es aún una asignatura pendiente en la UE.
- Asimismo, también deben ser desarrollados aún más los sistemas deinformación y evaluación de las políticas públicas y los sistemas telemáticos de comunicación, aún insuficientemente consolidados, encomparación con Estados Unidos, para la toma de decisiones fundada. Aun habiéndose producido notables avances en la armonización de los indicadores de acceso e integración informacional de laciudadanía, la fiabilidad y validación del conocimiento sobre losprogramas y dificultades de la política comunitaria en materia de información requiere un empuje adicional para llegar a disponer demedios idóneos para el aprovechamientos de recursos e iniciativasinstitucionales.Ahora bien, cuando la Comisión reclama el compromiso de proteger el interés público en el fomento de los nuevos servicios audio-
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visuales digitales, la continua defensa de claridad, proporcionalidady transparencia normativa del mercado, con la separación reglamentaria del transporte y los contenidos culturales, la política de SIeuropea termina por concentrar en el principio de competencia todas las expectativas de futuro del audiovisual comunitano, con elconsiguiente fracaso del interés público y la renuncia a los com~ro
misos culturales, más allá de garantizar la igualdad de oportumdades a los agentes del mercado y la competencia de acceso medianteel establecimiento de reglamentaciones transitorias y normas abiertas en materia de interoperabilidad.Por lo que se refiere a las previsiones observadas en el desarrollo dela televisión digital, los datos no son tampoco esperanzadores paraEuropa. Salvo Inglaterra, el resto de países comunitarios acceden ala implantación de sus plataformas digitales con notable retraso encomparación con Estados U nidos. La privilegiada condición oligopolística de grupos como Direct TV ocupa además ventajosas ~o.si
ciones de liderazgo en Europa y en otras regiones como AmencaLatina, donde los conglomerados europeos tienen intereses directosvinculados al desarrollo de la Sociedad de la Información.El proceso de concentración digital en la televisión de países comoEspaña o Italia apunta, por otro lado, un panorama audiovisual homogéneo ante el que la Alta Autoridad Europea de la Competenciano está tomando decisiones contundentes frente a grupos foráneoscomo News Corporation. Si observamos, por ejemplo, el sector editorial en países como Alemania o España más del 60% del mercadoestá bajo control de las tres mayores compañías internacionales ypor grandes grupos como Planeta, y no parece que el proceso se haya estabilizado ni dentro ni fuera de los mercados nacionales y comunitarios.
En definitiva, quedan por definir las potencialidades y alternativas dela UE en el contexto internacional, su posición y modelo diferencialde Sociedad de la Información. La posibilidad de la articulación de uneje Londres-Berlín-Madrid para el desarrollo de los sistemas educ~ti
vos y la sociedad del conocimiento a fin de implantar una red educativapaneuropea no es si no una reedición de la ilusoria política pragmáticaliberal. Como concluye el profesor Aguilar, «las políticas en plural presiden el proceso de construcción europeo, desvirtuando su carácter político; si se pretende llevar a cabo un proceso de construcció? de la ciudadanía, no se puede obviar el sentido intrínsecamente político de ésta.
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Incluso si e! contenido político de esa construcción se resume en la libre circulación de ciudadanos -europeos al fin-, sus políticas, al menosen e! ámbito educativo, lo desmienten. La convergencia de las políticaseducativas remite a imperativos globales y persigue la liberalización delos mercados educativos, desde la instalación de los modos de gestióny la lógica cliente!ista -la perversión de la lógica escolar, al fin y al cabo- y su control-los sistemas de indicadores- en una tensión desreguladora y uniformante, donde la propia desregulación no es sino la uniformidad misma (iguales criterios de gestión y financiación paratodos)» (Aguilar, 1999: 85).
La convergencia económica y la circulación de capitales han hechonecesario e! proceso de integración de! sistema universitario para homogeneizar capacidades, aptitudes y disposición laboral de! capital humano a escala regional. Ésta, se argumenta, es la base de! desarrolloeconómico y social frente a la globalización y la deslocalización productiva, siendo sus directrices fundamentales:
Fortalecer la cualificación de la fuerza de trabajo.Impulsar políticas públicas de integración.E invertir en I+Ds-i,
La decidida vocación pública de cumplimiento de estos preceptos sepla~tea, lógicamente, desde e! liderazgo de! mercado, integrando laUniversidad y la Empresa, y su objetivo es la modernización tecnológica y e! desarrollo de la productividad mediante la introducción,como hemos visto, de modelos flexibles de organización institucional de las agencias educativas a través de modelos no formales y deeducación a distancia que aportan las nuevas tecnologías de la información.
Ahora bien, la emergencia de nuevos actores educativos, como laempresa privada y la sociedad civil, dibuja un nuevo escenario parala educación superior no exento de conflictos. La Declaración de Bolonia (1999) abre en este sentido un nuevo período que concluirá en e!año 2010 con la integración de! Espacio Europeo de Educación Superior. El objetivo de la integración es, supuestamente, facilitar la inserción laboral y la movilidad de los europeos, fortalecer la posición de!sector universitario comunitario internacionalmente, mejorar los indicadores y criterios de calidad y facilitar la promoción de la I+D para lanueva SOCIedad Europea de! Conocimiento, pero siempre a condiciónde colonizar económicamente su inserción y desarrollo.
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En la propia Constitución Europea, e! acceso igualitario a la educación es concebido como e! acceso al consumo, validando así la idea dela OMC sobre e! acuerdo libcralizador del sector servicios. Se observan, no obstante, ciertas resistencias entre algunos Estados miembrosde ceder soberanía y competencias en materia educativa a la UE. "Pero la lógica mercantilista no distingue lugares, ni actores, y parte deunas mismas reglas; es decir, e! interés -maximizar la tasa de rentabilidad de! capital- es e! mismo. Y el capital está encarnado por las grandes corporaciones multinacionales. Su pape! en la orientación de laspolíticas económicas -resuelto por la mediación de organismos internacionales como e! FMI o e! Banco Mundial, con e! referente últimode! G7- es, a todas luces, determinante. La pretensión no es otra queextender la lógica mercantilista al conjunto de las relaciones sociales yobtener nuevos territorios para la explotación; su versión ideológicamás acabada, e! neoliberalismo, niega precisamente cualquier ideología,tal es su vocación totalizadora» (Aguilar, 1999: 83).
De ahí la emergencia de nuevos conflictos y movimientos de resistencia a las actuales reformas educativas. En este escenario cabe situarlos Foros Sociales Europeos de Florencia, París y Londres, las movilizaciones en Italia (15-10-2004) contra la Reforma Moretti, la huelga enFrancia contra la Ley de Orientación o las protestas en España contrala LOU.
Ante este panorama político-económico, cabe desde luego pensarque son posibles otras alternativas democráticas de reorganización dela industria local desde nuevos parámetros de servicio público para e!desarrollo de la educación. No es e! momento aquí de considerar algunas conclusiones o propuestas de acción, que por otra parte abordaremos como hemos dicho en e! último capítulo de! libro. Conviene ahora analizar detalladamente la hegemonía estadounidense y la funciónideológica de la Comunicación Educativa definida en e! discurso público de! plan de Al Gore para una Nueva Infraestructura de la Información en la Sociedad Global de! Conocimiento. Al fin y al cabo no esposible delinear nuevas propuestas sin e! estudio crítico de! desarrolloy la dialéctica de la mediación contemporánea.
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Hegemonía e industria cultural.El modelo de desarrollo estadounidense
En el capítulo anterior, hemos visto cómo el proceso de integración regional de la UE ha incumplido muchos de los objetivos previstos conla convergencia digital y el proceso de construcción de la SGI. Otrosprocesos de integración económica como el Tratado de Libre Comercio (TLC) han generado igualmente amplias expectativas de reforma enla educación desde el punto de vista de la mejora de la productividady la aplicación tecnológica de los conocimientos a la industria sin losresultados inicialmente esperados. En éste y otros proyectos supranacionales de integración, el sector educativo ha jugado no obstante unpapel central en los programas de modernización económica. La estrategia globalizada del capital fundamenta hoy en Norteamérica su reproductibilidad en la explotación intensiva de la calidad de la mano deobra. Por lo que la educación constituye algo más que un recurso neurálgico para el desarrollo nacional. Mediante la utilización de las nuevastecnologías, la formación y cualificación de la mano de obra se universaliza temporal y espacialmente. La economía política de la educacióntiende así a ser predeterminada por la economía de la información. Demodo que el aparato educativo en conjunto se ve obligado a una reforma de su organización. Se introducen por ejemplo, según hemos visto,cambios sustanciales en el modelo territorial de poder. U na de las estrategias de reorganización del sistema educativo suele ser, de hecho, lamayor descentralización de responsabilidades y recursos para que lasdecisiones se puedan tomar más cerca de donde suceden las cosas. Larazón pragmática de la descentralización educativa obedece a la inca-
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pacidad del Estado para administrar socialmente las funciones reproductoras del capital. En el caso, por ejemplo, del TLC, la educación yla cultura constituyen como veremos un objeto más de intercambio, regido según la racionalidad de la acumulación, dependiendo del sistemadominante de comunicación. Cabe decir en este sentido, como advierte McChesney, que el dominio económico de la educación y la culturapor los medios globales tiene consecuencias importantes:
El progresivo dominio del sistema comercial global de las grandes compa~ías transnacionales de comunicación es más que un asunto económico;llene además implicaciones claras desde e! punto de vista del contenido delos medios, la política y la cultura. En muchos sentidos, e! surgimiento delsistema global de medios es una extensión del sistema de poder estadounidense y su cultura que comparten muchos de los atributos de! sistema hipercomercial de medios. En este sentido, se puede observar cómo las firmas que dominan el sistema informativo en Estados Unidos dominantambién el sistema global, que opera de la misma forma reproduciendo allímite esta lógica (McChesney, 1998).
El modo de vida americano se erige así en la versión única del procesode globalización. Todos los estilos de vida acaban siendo absorbidospor el mito estadounidense de la nueva cultura cibernética. El modelode desarrollo del Consenso de Washington, basado en la privatizacióny la liberalización radical, constituye de hecho e! paradigma dominante del Capitalismo Cognitivo.
En las siguientes páginas, vamos a tratar de desvelar en esta dirección las líneas de fuerza y el alcance e influencia ideológica de la estructura dominante de información y las bases históricas y estructurales de la hegemonía cultural angloamericana describiendo e! desarrollode la Sociedad del Conocimiento en el marco del Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN).
1. Genealogía del sistema internacional de comunicacióny educación
Desde 1980, con la publicacióndel Informe McBride, la Unesco ha venido constatando cómo las deSIgualdades de acceso, producción y circulación de información en e! mundo han reproducido diversas situaciones de colonización cultural, afectando al orden económico en favorde los intereses de las grandes potencias capitalistas, a través por ejern-
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plo de la influencia y control ~e la. industria cultural y la universalización de modelos y formas de VIdaajenos a las realidades socioculturalesde los países menos desarrollados. Las tesis del ~itado informe apuntaban entonces en la formación de la comurucacion internacional:
a) La creciente privatización de los flujos y procesos mundiales de intercambio de información y tecnología.
b) La concentración del poder informativo en unos pocos países y enunos pocos grupos transnacionales de comunicación. .
e) La agudización de las desigualdades informativas y tecnológicas entre los países del Norte y de! Sur.
d) Ye! aislamiento de regiones, países y continentes enteros de! procesode circulación y transferencias tecnológicas en la economía-mundo.
El modelo dominante de desarrollo de! sistema mundial de información ha venido conformándose así acentuando progresivamente talestendencias a lo largo de la historia más reciente de I~ comunic~ció,n.
Ahora bien, el despliegue de esta estructura hegemónica de mediacióntiene lugar desde e! origen mismo de la comunicación internacional:
1. Ya durante la «etapa diplomática" (1945-1973) e! desarrollo de! sistema internacional de comunicación será determinado por la concepción contrainsurgente de los medios de comunicación ~olectiva
como soportes estratégicos de la política extenor estadounidense ycomponentes fundamentales de la doctrin~ de segu:ldad nacional enla defensa de los intereses y el modo de VIda amencano, por lo quelos medios de información serán definidos, en palabras de los estrategas norteamericanos, como los principales agentes de la nueva di-plomacia pública moderna (Hoffman, 1976). "
2. La crisis de! sistema mundial de dependencia (1973-1980), tambiéndenominada «etapa de! giro tercermundista", cuestionará sin embargo e! orden mundial de la comunicación ~ sus desequ,ilibrios enrelación con las necesidades de desarrollo SOCIal de los paIses menosfavorecidos, países que en la segunda mitad de ,los años setent~ comienzan a reclamar un Nuevo Orden Económico Internacional(NOEl) y un Nuevo Orden Mundial de la Informació~ y de l~ Comunicación (NOMIC) frente al dominio cultural de la industria estadounidense y algunos países europeos, la difusión desequilibraday oligopolística de las noticias internacionales por las ~u~t,ro grandes agencias de prensa (AP, FP, Reuters y UPI), la restnccion de ac-
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ceso al sistema mundial de radiodifusión controlado por EstadosUnidos (COMSAT) y las transferencias de tecnologías de la información del Norte al Sur, factores todo ellos que estaban contribuyendo a una creciente dependencia informativa y al subdesarrollosocial y cultural de los países del Tercer Mundo.
3. En los años ochenta, tiene lugar sin embargo la reestructuración dela hegemonía estadounidense (1980-1991),liderada por el movimiento conservador en Inglaterra y Estados Unidos, e iniciada con la reorganización de la división internacional del trabajo y la imposiciónde la doctrina del libre flujo de la información en organismos internacionales como la Unesco frente a las aspiraciones de los países subdesarrollados en su defensa de un nuevo sistema mundial de las comunicaciones, cuyo proyecto político será finalmente boicoteado.
4. La era del Nuevo Orden Mundial de la globalización capitalista,sancionada ideológicamente por la exitosa "guerra mediática» contra Irak y la aprobación de la Agenda para la Acción del vicepresidente Al Gore para el desarrollo de la Nueva Infraestructura de Información asumida por el G7, inaugura una década más tarde elnuevo marco doctrinario de construcción de la red mundial de telecomunicaciones en la llamada "Aldea Global», con la definición delas bases político-ideológicas de la Sociedad Global de la Información, bajo liderazgo y control hegemónico de Estados Unidos.
Como resultado de esta lógica definitoria de la Aldea Global, en la actualidad, la orientación ideológica liberal de las discusiones en cursosobre el papel de la comunicación y los sistemas informativos en el proceso general de desarrollo tiene lugar, paradójicamente, junto al fenómeno de la «planetarización de la conciencia» que hace hayal finposible, y también necesario, el compromiso histórico de los actoressociales ante el conjunto de problemas civilizatorios que enfrenta la humanidad en su horizonte vital más inmediato. El problema del desarrollo informativo se nos antoja, en este sentido, un problema de civilización, hoy de momento claramente bajo la hegemonía, en palabrasde Vicente Verdú, del «planeta americano».
2. Experiencias y aprendizajes
La superioridad informativa del imperio cultural estadounidense sesostiene en la vitalidad y potencia de su industria electrónica, un sector
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que hoy está liderando el desarrollo de la nueva comunicación educativa. Compañías como Hughes Electronics y Microsoft son algunos delos proveedores que están participando en los programas innovadoresde universidad virtual impulsados desde la Casa Blanca. Proyectos como las librerías digitales de instituciones como el MIT son patrocinados por Hewlett Packard. Otros actores como la Fundación Mellan,artífice en los años setenta de la televisión educativa en Estados Unidos, financian hoy el Virginia Fedore Project (www.fedorc.info), unade las iniciativas estratégicas más importantes en la materia.
Todas estas iniciativas y propuestas de modernización tecnológicaestán siendo implementadas de acuerdo con cinco objetivos políticos:
1. Extender el acceso al ciberespacio de jóvenes y personas adultas.2. Promover sistemas de acceso para la educación continua.3. Liberar la educación de calidad, productiva y económica.4. Financiar la modernización educativa con un sistema de costes efec
tivos.5. Capitalizar las fuerzas del mercado para diseñar entornos de apren
dizaje flexibles y competitivos.
Al amparo de estas exigencias, el gobierno estadounidense ha favorecido la participación del capital privado en la enseñanza, ampliando losmercados y servicios educativos dentro y fuera de sus fronteras, lo que,sin duda, ha repercutido favorablemente en sus intereses, especialmente en el sector de la comunicación y los mercados internacionales.
La propagación de redes mundiales de comunicación social lideradas por Estados Unidos no sólo ha representado en este sentido la superación de la vieja idea del derecho a la libertad de expresión, sinosobre todo la naturalización de los nuevos procedimientos de dependencia y control hegemónicos. Pese a que hoy se identifica la fuerza delo tecnológico y el poder de las «tecnologías del espíritu» como el ejede estructuración de lo que, se entiende, es un nuevo orden social, realmente la interconectividad ser humano-máquina constituye hoy unargumento de legitimación y desarrollo del único futuro deseable quees posible pensar, obviando, desde luego, el papel represivo y de control social con el que se implantan las máquinas administrativas y culturales de información pública en las relaciones internacionales. Cabríarecordar, en este sentido, que las tecnologías contemporáneas de información y transmisión cultural han tenido su origen en la alianza de lasgrandes empresas industriales con el aparato militar. Como recuerda
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Mattelart, la computadora, el satélite, la electrónica misma, procedendirectamente de esta asociación permanente que se materializó en untipo de Estado que surgió al finalizar la Segunda Guerra Mundial: elEstado de seguridad nacional.
A partir de la década de los sesenta, el modelo de crecimiento de laindustria electrónica y aeroespacial, según la lógica de la economía deguerra, ha venido favoreciendo la centralización de las comunicacionesinternacionales por parte del Pentágono, supeditando al proyecto impenalista de agresión ideológica y penetración masiva de los sistemasde información e inteligencia de las naciones periféricas del sistemamundial toda dinámica de innovación tecnológica y socialización cultural de los medios informacionales. Las técnicas, métodos y tecnologías de la información y la comunicación colectiva han ido así perfeccionándose, desde la segunda mitad del siglo xx, en un contexto globaldominado por las transformaciones económicas del sistema y estructura de producción del capitalismo bajo la órbita de la hegemonía imperialista estadounidense, que ha venido determinando el curso de lapolítica de expansión transnacional del sistema fordista, conforme a lospatrones culturales de la industria cultural norteamericana, en un progresivo entrelazamiento de los grandes monopolios capitalistas con elcomplejo industrial-militar del Pentágono, siguiendo las directrices deseguridad nacional en el desarrollo de infraestructuras y la asistenciasocial a los países informativamente dependientes mediante:
1. El control de la red satelital y el espacio geoestacionario, mediantela expansión y apoyo del oligopolio económico de la industria de telecomunicaciones, para el control de la información geográfica, meteorológica y de inteligencia.
2. El desarrollo de programas de cooperación y asistencia técnica en el?,arco de políticas de intercambio y liberalización económica paraintegrar el frente civil y el militar en programas de modernizacióntecnológica.
3. La subvención y financiación de medios de comunicación locales,afines a las tesis e intereses geoestratégicos del imperialismo norteamericano, así como el apoyo a organizaciones internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
4. ~ la aplicación de campañas específicas de relaciones públicas, publicidad y propaganda en situaciones conflictivas de insurgencia emergente o de guerra abierta a escala local y regional, con el concurso indirecto del Pentágono en tareas de coordinación y apoyo logístico.
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Como resultado de esta política de expansión, hoy el control de redescomo Internet es un hecho. Estados Unidos, a través de iniciativas como ECHELüN, tiene una clara superioridad informativa, interceptando las comunicaciones electrónicas y espiando a líderes políticos yeconómicos y potenciales competidores como la UE. La Agencia N acional de Seguridad de Estados Unidos gobierna Internet controlandola información desde el continente europeo (Londres) a Fort Meade.Todos los caminos llegan a la Casa Blanca. Washington, ciertamente, esla nueva Roma que controla las rutas y nodos de distribución territorial del Imperio por los caminos porosos de la telecomunicación. Lahistoria nos muestra, en este sentido, que la comunicación educativasirve en las experiencias conocidas, y según se comprueba con el aprendizaje y la memoria de lo vivido, básicamente como ilustración del nuevo despotismo imperial.
Hoy, como ayer, los medios de comunicación albergan las esperanzas de bienestar y desarrollo modernizador por la proliferación dediscursos públicos idealistas que encubren y ocultan las relacionesde poder y dominación cultural que acompañan las medidas de socialización de Internet y las nuevas tecnologías educativas (Sierra, 2002a).Conviene por ello analizar la estructura, principios y bases materialesde las políticas de comunicación y educación imperiales a fin de comprender el verdadero alcance de la «galaxia Internet» y el sentido político e ideológico de la cultura global que inspira el mito del «Aulasin Muros».
3. La revolución digital
Hablar en Estados Unidos de revolución digital es, implícitamente,describir un proceso de reestructuración económica empresarial sinprecedentes en el sector. El mercado de las industrias informativas, yafines, se encuentra hoy en un momento de indefinición, de crecienteincertidumbre y rápidas transformaciones con procesos continuos deadquisición y fusiones y la apertura desreguladora de los nuevos servicios avanzados de comunicación. Sólo en 1996 las fusiones y adquisiciones en el sector informativo aumentaron un 40% y en años sucesivos se multiplicaron por cinco con la extensión y desarrollo de nuevosservicios digitales.
Alianzas como AüL-Time Warner dan cuenta de una profunda reorganización de sectores estratégicos de la nueva economía sin que de
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momento haya concluido el proceso de reformas políticas que guían ysostienen el proyecto de SGI:
La Ley de Telecomunicaciones de 1996, tal como señaló un observador,abrió una caja de Pandora de la consolidación en la industria de los medios, ya que la desregulación estabaa la orden del día. Alentado por el cabildeo de poderosos grupos mediáticos, este espíritu comercial permea[hoy] todos los debates nacionales relacionadoscon los medios. Eso también es cierto con respecto a los entes regionales de la Unión Europea, poseedora de excelentes sistemas públicos de telecomunicación, pero hoydedicados a establecer un mercado único europeo para los medios comerciales. Como regla general, la única base de los debates relativos alapolítica de los medios en el ámbito nacional se refiere a los conflictos entre los poderosos grupos mediáticos, de tal manera que, localmente, hanlogrado obtener protección estatutaria a causa de la intrusión de los medios globales bajo forma de prorratas y medidassimilares. Pero estascampañas a favor de la protección nacional se han enfrentado con una enorme resistencia; en cada nación existen poderosas fuerzas que defienden laintegración plena en el mercado global de los medios (Herman y McChesney, 1999: 84J.
Desde la publicación por el Departamento de Comercio estadounidense de la Agenda para la Acción, la industria electrónica ha venidopresionando a favor de medidas liberalizadoras que amplíen el margende beneficios de las compañías y logren hacer crecer los mercados dentro y, especialmente, fuera de las fronteras de Estados Unidos, objetivo prioritario de Washington. Siguiendo estos mismos designios, la denominada Agenda Al Gore vaticinaba a principios de la pasada décadaque la NII podría capacitar a las firmas estadounidenses para competiry ganar en la economía-mundo, generando abundante empleo y crecimiento económico, lo que cambiaría integralmente la vida de los americanos mediante la reducción de las distancias geográficas y las barreras sociales, al brindar una valiosa y merecida oportunidad a todos losciudadanos para llegar tan lejos como su talento y ambición lo permitieran. Más de un lustro después las consecuencias de esta política comunicacional arrojan, sin embargo, un saldo negativo en el sentidocontrario, en buena medida debido a la interesada negación del puntode partida que señalábamos en páginas anteriores sobre la relación información y poder, oculta en este caso a la discusión pública sobre losmodelos, políticas e iniciativas sociales de la nueva comunicación desde el punto de vista del desarrollo social.
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El reduccionismo tecnológico de Al Gore se fundamenta en que eldesarrollo y expansión de la red favor~ce indiscriminadamcnt,e porigual a todos sus usuarios, dadas la propIa estructura y caractensticasde nuevos canales como Internet. De ahí el poder transformador y «revolucionario" de las nuevas telecomunicaciones en relación con el desarrollo social. Los países menos favorecidos pueden, en consecuencia,superar sus dificultades a partir de las recomendaciones de la agendapara el desarrollo.
Obviamente, Al Gore eludía tomar en cuenta, en el marco de laAgenda para la Acción, los costos reales de este benéfico modelo de desarrollo en los países tecnológicamente dependientes, Des~e la Economía Política de la Comunicación, no es ningún secreto, SIn embargo,que la tecnología se implanta y transfiere ~n. un sistema de relacionessociales que reproduce asimetrías y dI~POSItIVOS de p~der.~reexIsten
tes. Cualquier informado y atento analista de la comurucacron ,Internacional puede observar, en este sentido, que la nueva ~cono~Ia.' la revolución digital, obedece más bien a una tendencia cap'talIs~a deconcentración y acumulación de plusvalía según objetivos espeClfIc?sde las corporaciones transnacionales y sus necesidades de circulaciónacelerada y global de bienes y servicios en la nueva economía-';1Undo,que a la democratización social y cultural que preCOnIza la retonca lIberal y la investigación administrativa en la propaganda guberna~en
tal de promoción de Internet como expresión de la partIClpaClOn, laigualdad y el desarrollo económico e')~,lIbrado,cua?do en realId~d n.ose están sino reeditando ancestrales visrones orgamcistas de las maquinas de administración y representación social.
La idea matriz de la Worldwide Information Superhighway obedece en suma a la consolidación de un mercado global de circulación de
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servicios como red viaria universal de información y conocirmento, In-dependientemente de lo~ condicion~ntes materiales, políticos y económicos de los actores sociales y los SIstemas afectados por este proceso.
El Estado, como regulador, aplica para ello políticas a través de reglamentos y normas consuetudi:,a~ias que organismos paraestatalesdictaminan y sancionan con la mision de controlar. y definir el marcode organización administrativa de la libre competencIa en el sector desdelos parámetros de los medios e industrias globales. En ~st.e marco, según hemos razonado, Estados Unidos ha exportado y definido las reglasdel juego posicionándose comparatIvam~nteen franca vent~Ja c~n otrospaíses y economías que, en el caso particular de la comurncacion educativa, son si cabe más notorias.
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Desde hace años, Estados Unidos tiene programas como EDUCAUSE para el análisis político y las relaciones gubernamentales enmateria de educación y nuevas tecnologías que tratan de coordinar laspolíticas de comunicación y alentar la discusión especializada a travésde foros como Net@EDU, CIOlist o la National Learning Infrastructure Initiative (NLII) que apoyan e inspiran propuestas gubernamentales como la Digital Millenium Copyright Act o «The Uniform Computer Information Transactions Act".
De todas estas iniciativas gubernamentales cabe destacar el papel delNLII, que desde 1994 viene promoviendo alianzas para proveer recursos electrónicos y acceso a las nuevas tecnologías de la información enla educació~ ,superior; El objetivo de la NLII es identificar tópicos y líneas de aceren estratcgicas para el desarrollo de las nuevas redes telemáti.cas con fines pedagógicos. Nacida como coalición de colegios, universidades, compañías de software y productores de tecnologías quetratan de proponer el nuevo modelo de educación universitaria del siglo XXI a través de aplicaciones tecnológicas innovadoras la NLIIidentifica seis ejes temáticos de actuación en las políticas públicas estadounidenses:
a. La productividad académica con las NTIC.b. El desarrollo de recursos y normas estándar para la teleeducación.c. Los usos y desarrollo de la Universidad Virtual.d. La creación de una estructura de mercado para los productos mul
timedia interactivos.e. El análisis de costes y beneficios y la viabilidad de proyectos de
TIC.
f. Las políticas públicas e institucionales para promover el desarrollode la nueva infraestructura de telecomunicaciones.
Las propuestas del NLII guían en consecuencia la acción gubernamental del Estado en esta materia orientando las políticas públicas preferencialmente hacia:
La creación de un clima para el cambio educativo liderando el gobierno la respuesta a las necesidades de la era digital.El diseño de un nuevo mercado desregulando la educación universitaria para facilitar la actividad de proveedores y desarrolladores deservicios de teleeducación frente a la ineficacia, la regulación y laeconomía anticompetitiva.
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La regulación de la certificación limitándose, en este sentido, el Estado a autorizar a los operadores privados y a supervisar sus resultados educativos a medio y largo plazo.El establecimiento de parámetros estandarizados a nivel técnico (se-guridad, interoperatividad... ). .El desarrollo de políticas económicas y sociales apropiadas evaluando los impactos de las TIC en la educación desde el punto devista de su eficacia.
Los supuestos de partida de esa concepción privatizadora de la educación que acompaña a tales medidas son básicamente tres:
La educación universitaria es una industria altamente regulada porlo que es preciso una mayor presencia del sector privado, facilitan-do su ya de por sí notoria presencia. .La excesiva regulación limita la innovación, luego el sector educanva debe quedar reglamentado lo menos posible para adaptarse a loscambios transformadores que acompañan a la revolución digital.La tecnología es una ventana abierta a nuevas oportunidades, por loque las instituciones educativas han de procurar facilitar su inserción social como proveedor de conocimiento y factor determinantede la democracia cultural.
Estas ideas de la libre convergencia sustraen, no obstante, al escrutiniopúblico las desiguales condiciones sociales de adquisición de las tecnologías y de las competencias culturales necesarias para un buen uso delos nuevos sistemas de información y conocimiento, del mismo modoque la política estadounidense escamotea en organismos internacionales como la Unesco la dialéctica de la dependencia que favorece la convergencia telemática en la era digital de la mayoría de países, comenzando por sus socios del TLCAN y terminando por la propia UE.
4. Europa versus Estados Unidos. De la convergenciaa la dependencia
Un ejemplo clarividente de este contradictorio discurso público en la política internacional en materia de comunicación y educación nos laofrece la UE. En Europa, como dictamina el patrón político-culturalestadounidense, hoy prevalece el principio de libertad individual y el
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derecho al consumo sobre los derechos colectivos y la justicia socialpertenecientes a la tradición jurídica de servicio público que habían regulado estos servicios en el marco del Estado de bienestar. Las alianzasinternacionales, los pactos entre corporaciones y la propiedad cruzadaentre capitales, sectores y grupos en el campo de la comunicación, junto al cambiante universo económico de reestructuración y especialización productiva del mercado cultural, hacen difícilmente viables losobjetivos comunitarios de construcción de un sistema autónomo yequilibrado de Sociedad de la Información dentro del marco territorialde la Unión. El supuesto modelo europeo es como consecuencia un sucedáneo de la versión estadounidense de la NII, dictado desde la OCcDE y el G8 según una visión angloamericana. Esta dependencia cultural del proceso de convergencia es especialmente notable en el caso dela educación, cuya reforma obedece a esquemas, indicadores y principios ideológicos foráneos. Como critica el profesor Aguilar:
Más allá de la convergencia explicitada en documentos y proyectos, dosson básicamente los instrumentos de la misma. En primer lugar, el énfasispuesto en el diseño, la construcción y aplicación de paquetes de indicadores educativos que se deberán utilizar en la evaluación de los distintos sistemas ".Es decir, al margen de cuáles sean las peculiaridades curriculares ylo~ vericuetos estructurales de los distintos sistemas, la norma desde la quese Juzgará a todos ellos será la misma: elcontrol de los productos, que condiciona también elsesgo de los distintos programas. De hecho, la preocupación secular por los niveles de rendimiento se encuentra también presente en las acciones del Comenius. La Unión Europea no constituye suspropios sistemas de indicadores porque no los necesita, se los proporciona la OC DE (aunque sí dispone de su propia agenciaestadísticaEurostat).La OCDE es uno de esos organismos internacionales con capacidad paraorientar las políticas de los Estados, entre ellas-y muy especialmente--Ias~ducativas. ~u empeño es construir grandes sistemas de indicadores paraJuzgar la cahdad de los sistemas educativos (Aguilar, 1999: 84).
Un ejemplo de lo anterior es el proyecto PISA (1998). A través de este tipo de iniciativas, desde la OCDE se han popularizado, eficazmente, nuevos modelos de gestión y políticas públicas. Especialmente apartir de la década de los ochenta, la universalización de los medios degestión empresarial con la popularización de las estrategias toyotistasdel posfordismo nipón, que la OCDE comenzará a defender en el sistema educativo a través del discurso de la Calidad Total, transfiere a losservicios públicos de enseñanza la exigencia de rendición de cuentas
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(<<accountability») según la tradición anglosajona. Esta influencia ideológica abonaría el terreno para el desarrollo educativo de una filosofíapolítica extraña a muchos de los países del continente europeo, c.uyahegemonía cultural se está viendo además reforzada por el dominioglobal de la industria informativa estadounidense. .
Cabe advertir a este respecto que «en Estados Unidos se halla la sede de diez de las dieciséis compañías más grandes de telecomunicaciones del mundo, y éstas son las que más se benefician del libre comercio.Asimismo, Estados Unidos exige agresivamente el libre comercio global en el mercado de los ordenadores, otra industria que dominan suscompañías» (Herman y McChesney, 1999: 182). La privilegiada p~si
ción de Microsoft en el dominio del mercado del software y su parucipación en la red, junto al pujante auge de empresas como Net~cape,
Oracle o Sun Microsystems, ponen en evidencia la desigual posicron europea en el desarrollo de la sociedad informaciona!. El crecimiento deempresas como News Corporation en el espacio cultural eur~peo termina por otro lado por contribuir al desarrollo de un escenano de definitivo desdibujamiento de la política de comunicación europea frenteal claro predominio de grupos foráneos de origen estadounidense. Másaún, es previsible que, como concluyen Herman y McChesney, la desregulación y privatización de las telecomunicaciones en Europa concluya con la dominación del mercado a ~argo de empresas co~o ATT.
Desde la década de los noventa, asistimos a un proceso intensivo dedesregulación del sistema de medios, iniciado con la agresiva políticade la Administración de Reagan, que incidirá muy negativamente en elmercado audiovisual europeo, con el resultado conocido de un proceso de concentración espectacular en beneficio de empresas como TimeWarner y AOL.
La abolición de la polémica prohibición de 1970 por la que la FCCimpedía a las compañías de televisión la participación. accionaria! .enempresas de cable ha dado lugar en pocos años a una intensa políticade liberalización y concentración económica que al tiempo terminarácuestionando, por consideraciones estrictamente financieras, todo tipode barreras a la libre competencia, incluso los límites a la participaciónextranjera en medios de comunicación, no sólo desde luego en el interior de Estados Unidos, sino también en otras regiones del mundo como la UE, al amparo del principio del libre flujo de la inf.ormació.n(<<free flow information»). La liberalización del espectro radiotelevisiva privilegia como consecuencia los objetivos económicos y financieros que la UE imita a escala continental siguiendo el modelo estadou-
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nidense: no sólo por la participación activa de la banca en los nuevosconsorcios mediáticos, sino además -o sobre todo- por la supresión detodas aquellas restricciones que fijaban o daban sentido a la idea modernizadora del principio de «libre flujo de la información» (Collins yMurroni, 1996: 14-16).
El resultado de esta política ha sido, como decimos, negativo parael sector en Europa. Informes publicados sobre la situación comunitaria en cuanto a la amplitud de disponibilidad de servicios y el accesotecnológico a Internet no pueden ocultar el desfavorable balance de laspolíticas públicas comunitarias respecto a la situación comparativa conEstados Unidos y Japón. Como reconocía el propio comisario MartínBangemann, Europa está quedándose atrás en inversiones profesionales en tecnologías de la información y equipos de comunicaciones para empleados, sobre todo personal de oficinas, y hay preocupantesdiferencias en la compra y uso de las tecnologías y servicios de la información para uso personal y doméstico entre el norte y el sur de Europa.
La ventaja comparativa de las grandes compañías estadounidensesen el mercado internacional, al poder distribuir sus productos por todo el mundo sin gastos excesivos por medio de los canales de distribución y programación vía satélite, cable y plataformas digitales -en lasque históricamente mantienen posiciones dominantes-, se está viendoademás reforzada por los vientos modernizadores de la Comisión Europea, sin que los responsables políticos de Bruselas asuman ni discutan responsablemente las consecuencias de esta política liberalizadora.Antes bien, para evitar estas limitaciones y desventajas comparativas,Bruselas insiste en:
Preparar en la escuela a las nuevas generaciones de usuarios.Incentivar la creación de contenidos específicos de origen europeo.Sensibilizar a la ciudadanía.Socializar localmente los recursos disponibles en TIC.
Estas directrices tenían por cometido garantizar el tránsito rápido a laSI como eje de promoción de la política europea de crecimiento, competitividad y empleo. En el anterior capítulo destacábamos cómo enmuchos de los documentos de la Comisión como el presentado por elComité para la Innovación y el Desarrollo Industrial bajo el título «Calidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los dirigentescomunitarios vienen estableciendo los fundamentos de la nueva políri-
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ca europea en materia de comunicación educativa como una cuestióncentral para la economía, la competitividad industrial y el bienestar .delos ciudadanos a partir de la estrecha colaboración entre las msntuciones educativas y el mundo empresarial, mediante una formación permanente, flexible, efectiva y de calidad, adaptada a los retos inmediatosde la globalización. La cuestión central en esta materia para los expertos de alto nivel de la Comisión es definir qué aportación puede hacerla formación con las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación enla mejora de la competitividad de la industria europea a través de unaprecisa respuesta en cada momento a las necesidades de formación yeducación del mundo del trabajo. Un objetivo éste no casualmentecoincidente con los retos identificados en el Plan de Acción del Subcomité de Investigación y Desarrollo para la Educación y la Formacióndel gobierno estadounidense, cuya estrategia de inte~ración global. delos recursos de la sociedad de la información y el sistema educativocondicionará en un futuro la filosofía política de la UE (Redding yFletcher, en Comisión Europea, 1994a: 57 y ss.).
Así, de acuerdo con el proyecto de construcción de la Sociedad .Global de la Información, el primer seminario europeo sobre formación ynuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no casualmente la necesidad de una educación y formación orientada por el«espíritu de la empresa», basada en la apertura del mercado de valoresinstruccionales mediante la integración del sector público y privado, laliberalización y modernización de la industria de contenidos ed~cativos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos mternacionales con instituciones norteamericanas al objeto de lograr los objetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad comercial,interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y ~omercialización) enmateria de comunicación y educación. La creación de una industriacompetitiva en la producción de contenidos y servicios de comunicación educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con elasesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los propi~sconsultores de alto nivel de la Unión Europea defenderán el establecimiento de «fuertes lazos» de cooperación educativa en el proceso deconstrucción de la sociedad de la información.
Los contactos internacionales con instituciones norteamericanas, deacuerdo con esta política pragmática, debía ajustarse a las exigencias de:
- Viabilidad comercial.- Interoperatividad.
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Accesibilidad.- Sostenibilidad.
Internacionalización.
Pese a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuesta seráSIn embargo coherente con el proceso de asimilación de las tesis liber~les del gobi~rn.o estadounidense anticipadas en su proyecto hegemónICO de mundialización de la Nueva Infraestructura de Información.. Así, en la cu~bre de Bruselas del G7 (1995), los dirigentes corpora
tivos ~orteamencanos sancionaron para Europa y los bloques regionales asiatrcos y amencanos el modelo a seguir en la construcción de lasociedad global de la información a partir de la desregulación de losservicios de telecomunicaciones, la supresión de los monopolios públicos, la inversión mixta en el desarrollo de las autopistas de la información, el liderazgo de la iniciativa privada, el fomento de las reglas de lalibre competencia y la accesibilidad de la ciudadanía al uso de la red.Objetivos todos ellos previamente identificados como prioritarios porel gobierno estadounidense en el informe "Agenda para la acción», desplazando así el debate sobre el problema del desarrollo social (segúnuna concepción política y cultural de la construcción del modelo informacional en Europa) por una discusión técnica y económica en torno al futuro de las redes de información y conocimiento, tal y comohemos ViStO en anteriores capítulos.
En este proceso, la asimilación de las instituciones del sector público a los modos de gestión propios del ámbito privado está significando la t;ansposición de la filosofía de la gestión empresarial al ámbitoeducativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia en relacióncon el uso de las tecnologías educativas y los sistemas de comunicaciónen la organización de la enseñanza.
Esta ampliación de la lógica empresarial incluye, como hemos visto, el campo del conocimiento. Las políticas públicas en ciencia y tecnología refuerzan hoy una tendencia instrumental incrementando lasdirectrices y proyectos dirigidos a privatizar el saber mediante la penetración de.l campo de la ciencia por el capital financiero. En el programa «HaCIa una Europa de conocimiento e innovación» para el impulso de la investigación en la UE se apunta en la misma línea: lageneración de ciencia para la competitividad, al mínimo coste y con lasmayores garantías de éxito. El problema, como apunta ]osep Casacuberta, :s que "para mantener una ciencia capaz de crear cultura, detransmitir nuevos conceptos que nos ayuden a pensar, es necesario des-
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ligarla en parte de objetivos finalistas. Si seguimos empeñados en ver ala ciencia únicamente como una productora potencial de aplicacionestécnicas, perderemos la influencia de la ciencia en la cultura y crearemosun divorcio entre una tecnología mercantil y una sociedad acientíficaque comprará algunos productos científicos y sufrirá pasivamente, a veces horrorizada, a otras de sus aplicaciones» (Casacuberta, 2005). Peromás allá de esta contradictoria política de modernización, el problemaquizás para Bruselas es que, asumido el discurso político liberal angloamericano, los resultados pueden calificarse, en general, cuandomenos negativos, consolidando el limitado alcance de la inversión enciencia y tecnología que el sector privado lidera en Europa para construir la Sociedad del Conocimiento. Más aún, la política científica dela UE es además de pobre tendencialmente regresiva, con la consiguiente fuga de cerebros hacia Estados Unidos. En España, por ejemplo, la situación cabe calificarla de poco alentadora. La tasa de crecImiento de I+D+i del sector empresarial es aún muy bajo y las políticaspúblicas no han logrado mejora alguna en esta línea. El InformeRandstad sobre la Sociedad del Conocimiento en España y el espacIoeuropeo (Instituto de Estudios Laborales-ESADE) ilustra a este respecto la gravedad de la situación de rezago de los países del sur en este proceso de convergencia. En España, por poner un caso, los esfuerzos del MEC y del Centro Nacional de Información y ComunicaciónEducativa han sido considerables, pero, como concluye el presidentede la Asociación para el Desarrollo de la Informática Educativa, los resultados son muy modestos y limitados.
Pese a la evidencia de los infructuosos resultados, Bruselas sigueconfiando sin embargo en superar estas brechas de la nueva sociedadcognitiva financiando campañas de propaganda comunitaria a través degrupos empresariales como Salomón Smith Barny (SSB), de origen estadounidense, en su empeño por convencer a los líderes europeos desubirse al tren de Internet pilotado por Washington.
La publicidad no puede ocultar sin embargo el hecho de que no sehan alcanzado los objetivos políticos definidos por Bruselas. Frente ala deseada convergencia económica, cultural y territorial, la política decooperación ha agudizado aún más si cabe las contradicciones de dependencia y subdesarrollo competitivo con Estados Unidos, perdiendo de vista otras posibles alianzas y estrategias de intercambio. Así,mientras Bruselas parece definir una ambiciosa estrategia de cooperación de la UE con América Latina a través del programa Alianza parala Sociedad de la Información (@LIS, 2002-2005), que trata de sentar
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las bases de un diálogo y un proceso de normalización en materia decomercio electrónico y políticas de telecomunicaciones entre ambas regiones, la política de integración euromediterránea continúa a la deriva y la esperada disposición de grandes fondos de capital riesgo y demercados de capitales no ha sido posible en el interior de Europa oriental por la escasa confianza que ofrece la mal llamada nueva economía.
El horizonte del año 2010 como límite para el despliegue de la sociedad del conocimiento y pleno empleo en Europa no es tampoco nada prometedor. Observando la evolución de los países miembros parece difícil que en el año 2010 Europa alcance e13% del PIE en I+D comopretende la Comisión Europea. El retraso del desarrollo de la SI respecto a sus competidores norteamericanos y japoneses no ha sido paliado con las decisiones asumidas en la Cumbre de Lisboa, resultandoen algunos casos errática y caótica la política de algunos Estados miembros como España. La media de 15 alumnos por ordenador dista mucho de ser alcanzado en la mayoría de los países del Sur de Europa.Tanto el Programa de Intercambio de Datos entre AdministracionesPúblicas (IDA) como el proyecto e-Learning (2004-2006) no pareceque modifiquen sustancialmente el panorama, pese a la amplia extensión de los campus virtuales en la mayoría de las universidades del continente. La llamada convergencia, además de traducirse en una privatización sistematica de las redes y servicios avanzados de información,hoy ha supuesto además un empobrecimiento de la calidad cultural, laoferta y los límites a la libertad de expresión. Pues, como advierte elprofesor McQuail:
Los nuevos medios no han resultado realmente tecnologías de la libertad,menos aún desde elpunto de vista del alcance y extensión del libre mercado. Pocos podrían hoy afirmar que hay más libertad de expresión en latelevisión europea como resultado del cambio y expansión de este proceso. El nuevo orden es libre de ampliar y extender lo que el mercado aceptay permite, eliminando las barreras existentes entre sectores de medios y lasfronteras nacionales en interés de la libre competencia y la convergenciaeconómica. Pero esta liberalización es restringida en función del papel tradicional que las distintas fuerzas políticas han desempeñado en el ámbitosocial y cultural. Estas fuerzas incluyen tanto los intereses económicos ypolíticos regionales de Europa como las demandas políticas nacionales, confrecuencia apoyadaspor la opinión pública (McQuail y Siune, 1998: 230).
En Europa, prevalece además una «cultura telefónica" cuya política tarifaria obstaculiza el desarrollo de la sociedad de la información por el
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domino de monopolios virtuales de base nacional como Telefónica.Desde 1999, e! tráfico de Internet europeo ha descendido de! 75 al 50%.Considerando los indicadores más importantes de desarrollo de la sociedad de la información (los datos generales de! nivel de desarrollo delsector, e! mercado informático y de telecomunicaciones, los actores yreglas de la competencia, los equipamientos de bienes de telecornunicaciones, las conexiones electrónicas, el comercio en red o los usos públicos), la UE está en franca desventaja y desigual situación en .las políticas de convergencia digital respecto a Estados Unidos. Los sistemasde información y evaluación, a diferencia de Estados U nidos, siguensiendo deficientes para la toma de decisiones fundada. En países comoEspaña, por ejemplo, la falta de cultura de información e investigaciónde las empresas hace difícilmente evaluables los progresos en el sector.No existe una armonización de los indicadores de acceso, integracióny modernización tecnológica fiable y validada para el conocimiento de!desarrollo de la SI desde la propia perspectiva europea. Por otra parte,la ventaja de más de dos años en el liderazgo del comercio electrónicode Estados Unidos frente a Europa limita el alcance del proyecto comunitario de colaboración estrecha entre entidades públicas y privadas.Los conglomerados informativos comunitarios parten de una muy desfavorable posición en la competencia con los grupos líderes del mercado, abrumadoramente de capital estadounidense como América OnLine, Microsoft, N ews Corporation, Disney o General Electnc. Apenas Vivendi Universal y el grupo Bertelsman pueden competir por tamaño y proyección internacional con los amos de la información en e!mundo.
Pero sería errado por nuestra parte interpretar la convergencia como un proceso completamente dependiente de construcción de la Sociedad del Conocimiento sólo por razones económicas. Además, cabeincidir en los factores culturales o más exactamente en la hegemoníaideológica. Por ejemplo, considerando la extensión del idioma y la c~l
tura angloamericana corno lengua franca en las relaciones mternacionales. Como advierte Bernard Cassen, «existe un vínculo lógico entrela sumisión voluntaria o resignada a la hiperpotencia americana y laadaptación de su lengua como única herramienta de comunicación internacional»:
La renta de los países anglófonos es también económica, ya que son losdemás países los que deben financiar los costes de aprendizaje y de traducción del, o al, inglés. La enseñanza de este idioma, en términos de mé-
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todos, ~e inst~mentos de evaluación y de personal, se ha vuelto una verdadera industria y una partida de exportación nada despreciable para Est~dos Unidos y el ReIn0Ynido, Cuando la Comisión Europea, despre~lando el reglamento lIngUIstlco de la Unión, publica algunosprogramas y~l~1taCIOnes com~mtar~as sólo en inglés, y exige que se responda en eseidioma, fa~orece mdebI?amente a las empresas e instituciones de los paísesde lengua Inglesa y oblIga a los demás a pagar sobrecostes de traducciónpara poder presentarse (Cassen, 2005).
Ello explicaría, por ejemplo, la destacada posición económica en el sector de la comunicación y la educación de países socios de Estados Unidos en el TLC como Canadá, cuya penetración en el mercado europeode pla:a~ormas com? WebCT o la reciente firma de SMART y Red.espara digitalizar las pizarras de los colegios de España por una suma deunos 749.000 euros confirman el auge y dominio de este modelo cultural que favorece la inversión de operadores privados con niveles deconcentración superiores al 50%.
Fina!mente, la diferencia además de usuarios de Internet entre Estados Unidos (más de la m!tad de la población) y Europa (apenas el 30%)es ~tro factor de desequilibrio contrario a los intereses de la UE en laSOCiedad Glob~l ~e l~. !nformación frente a su principal competidor,cua~~o la Com.1Slon fijó en el año 2000 que al menos la mitad de la poblacl~n (136 millones de europeos) navegaría por Internet frente a los63 millones de personas conectadas. Por lo que previsiblemente laapue~ta política por el pleno empleo de Bruselas para lograr el 70% deactividad laboral de la población activa en el año 2010 no debe ser obser:vado con optimismo en un mercado global cuya red Internet sigue~aJo liderazgo de Estados Unidos, que encabeza más del 60% de los sitIOS ,más ;is.itados y el 75% del total de páginas consumidas, siendo elI~gles practicamente la lengua oficial de casi la mitad de los contenidosvlttu.ales. SI a.ello añadimos el hecho de que los nodos más importantes siguen bajo control de Estados Unidos, configurándose más queuna red una estrella cuyo centro son los grandes núcleos metropoliranos,como Nu~vaY?rk que se extienden hacia ciudades como Londres,Pans, Helsinki o Milán, es obvio y más que pertinente el título asignado a este epígrafe para tratar de comprender el proceso de convergencia de la era d~gltal. E~to nos debería llevar a pensar qué sentido tieneel proceso de mtegraclón económica regional, desde el punto de vistade los modelos de ~ooperación, para el intercambio cultural y el desarrollo del conocirruento en países como México o, incluso, Canadá.
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5. Horizontes de cooperación. La experiencia del Tratadode Libre Comercio
Cuando el vicepresidente Al Gore calificó el reto de la educación y laformación en las nuevas autopistas de la información como la «nuevafrontera» de la sociedad americana, probablemente en su discurso nopretendió hacer apología de la Doctrina Monroe, que puede sin dudaincomodar a sus socios del Tratado de Libre Comercio. Pero lo cienoes que la historia política y social de Estados Unidos está marcada, deacuerdo con Howard Zinn, por la conquista de territorios y de sus pobladores allende sus fronteras. Más aún, el mito de la frontera inspira yfundamenta el sistema constituyente americano y performa la idea deImperio que Negri y Hardt deconstruyen con inteligencia política. Porlo que, con razón, podemos escudriñar en las palabras del autor intelectual de la SGI el sentido ideológico de una visión que hoy colonizalas políticas públicas de países dependientes como México, condicionando la acción de gobierno y las líneas estratégicas de la educación nacional, en las que se relega al Estado en el control público de los satélites de telecomunicación, para favorecer el dominio del sector culturalbajo intereses privados y capital extranjero. Por ello, según advierte elprofesor Esteinou, durante por ejemplo las negociaciones del TLC lacomunicación quedó al margen de las discusiones bajo la consideraciónoptimista de la fortaleza de la cultura mexicana y su irrelevancia parael desarrollo nacional dejando así el diseño de las políticas culturales alas libres fuerzas del mercado.
En la firma del acuerdo, «se han considerado las bases sobre el acceso a los mercados, los reglamentos del comercio, la ley de inversiones, la propiedad intelectual, los servicios, la reglamentación bancaria,la transformación de las telecomunicaciones, el acceso al sector de servicios, etcétera, pero no se ha contemplado lo crucial y estratégico quees normar el funcionamiento de los flujos culturales y la operación delas industrias comunicacionales para conservar una nación unida, sólida y con existencia propia»:
De esta forma, en lugar de reflexionar y proponer cómo los medios estatales de comunicación pueden colaborar a impulsar el desarrollo del país através de la producción de los nuevos niveles de conciencia colectiva querequiere el urgente proyecto de crecimiento material y espiritual de la sociedad mexicana, la propuesta neoliberal anula la raquítica función socialde promoción de la cultura, impulso a la educación, aliciente a la partici-
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pac~ión democrática, foment.o a la concientización, apertura a la pluralidad,etcetera, <"!.ue de fo~ma débil y contradictoria diariamente desempeñaronestos en anos anteriores, y ahora los convierte bajo el velo de modernidaden medios d~ r~ali~ación intensiva del proceso de circulación de capital alvolverlos pnontanamente aceleradores del circuito de venta de las mercancías (Esteinou, 1997: 2).
Los mov~mientos de capitales y la desregulación del mercado bajo laheg~moma de Esta~os U mdos tiende así a situar a grandes compañíasnacionales, otrora ejemplos modélicos de la modernización como TELE~~SA, en ;,na posición de dependencia real en el proc~so de integracion econorrnca del TLC.
La exigencia además de Estados U nidos de negociar una sólida normatl.va de p~tentes y ~e protección de la Propiedad Intelectual para garantizar los intercambios de información, cultura y conocimiento en losmercados glob~le~ vaticinan para México un horizonte adverso para susIntereses ec?nomlcos. Hablar, en este sentido, de cooperación desde elsur de. A?,enca del N(m~ en l~ Socied~d del Conocimiento adquiereotro significado bien distinto SI se analizan los resultados de estudioscomo el Proyecto Monarca (Crovi, 1996) que, comparativamente resultan más que desalentadores si además consideramos la situación deotr~s países del subcontinente latinoamericano que han confiado en laS.oCled~d G!o~a! de la Información para superar todos los rezagos y resistencias históricas en la modernización de sus economías.
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VI
Iberoamérica: dos continentes, unsolo espacio cultural. El problema de la
integración y la dependencia informativa
En anteriores capítulos, hemos analizado cómo se materializan los proyectos de modernización tecnológica del sistema educativo y la socialización de los nuevos sistemas telemáticos en las políticas de integraciónregional de los dos principales proyectos de convergencia económica internacional: el TLC y la UE. A fin de comparar su impacto en regionesperiféricas y razonar las verdaderas dimensiones y alcance de la denominada «sociedad cognitiva", proponemos a continuación detallar, grosso modo, algunas de las principales tendencias y lógicas sociales de la Sociedad de la Información en Latinoamérica, una región tradicionalmentedependiente de los sistemas de información estadounidenses y europeospero con una dilatada experiencia de índole práctica en ComunicaciónEducativa. Debido en parte a la influencia de Paulo Freire y la educación de adultos, en experiencias no regladas de formación, América Latina ha albergado una amplia variedad de conocimientos, iniciativas yprogramas de intervención en materia de educomunicación. Brasil se sitúa a la cabeza con programas aplicados en las favelas, así como con campañas del tipo «La radio y la televisión en la escuela» (1979), que hanvenido ampliando una valiosa labor correctora de las enormes desigualdades clasistas en el país. En Chile, el Centro de Indagación y ExpresiónCultural y Artística (CENECA) lideró décadas atrás servicios yactividades dirigidas a la participación activa de la población ante la televisión;en el mismo país, hace tiempo que se introdujeron materias extracurriculares como «Aprender a ver» o asignaturas facultativas como «Educa-
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ción del telespectador>' para alumnos y estudiantes de magisterio respectivamente. En Perú, es conocida la actividad asociativa de colectivoscomo Calandria, que, desde hace más de dos décadas, viene realizandoactividades de promoción de una comunicación popular, autogestionaria y transformadora, de educación permanente, con campañas prácticascomo los «Comités de Vaso de Leche».
Éstas y otras muchas experiencias han impulsado la educomunicación como materia obligatoria en los planes de estudio de la enseñanzaprimaria y secundaria en beneficio de una formación reglada innovadora y productiva en la socialización de los conocimientos con los nuevoscódigos y lenguajes utilizados socialmente en muchos de los países latinoamencanos. Hoy, sin embargo, la Comunicación Educativa se plantea en un escenario de recomposición de los actores que administran lacultura, la comunicación y, por supuesto, el sistema educativo, en unaregión cuya tradicional apuesta por una visión crítica de la comunicación actualmente se ve reformulada desde otros parámetros ideológicos.
América Latina se enfrenta hoya un contexto de urgentes y complejas demandas que resolver que anula y bloquea el imaginario transformador haciendo además difícil su conectividad social con las nuevastecnologías debido a los históricos desequilibrios culturales.
Las conclusiones suscritas en el Seminario Internacional sobre Educación y Nuevas Tecnologías del Instituto de Planificación Educativade la Unesco, celebrado en Buenos Aires (2001), destacan las dificultades ordinarias. de los responsables públicos para innovar y aprendercon inteligencia cultural el desarrollo de las nuevas formas de mediación cultural en la región. Esta constatación ha llevado a la Unesco apromover diferentes políticas de fortalecimiento institucional en lospaíses del Sur. Así, en su XXVIII Conferencia General (1995) (<<LaUnesco y la Sociedad de la Información para Todos»), el Secretario General de este organismo de las Naciones Unidas defendía la necesidadd.e.reforzar la c~op~ración entre los países en vías de desarrollo para facilitar su participación en la Sociedad Global de la Información y superar las brechas digitales.
En la misma línea, el campo académico de la comunicación latinoamericano viene reseñando las dificultades y rezagos de los países deAménca Latina en su incorporación a la sociedad-red, Durante el IIEncuentro de Facultades de Comunicación Social del Cono Sur celebrado en la Universidad de Chile (2002), los académicos y profesionales de la comunicación de América del Sur destacaron el impacto negatrvo que las políticas de globalización informativa están significando en
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los países del subcontinente latinoamericano. En la actualidad, en torno al 90% de los internautas se encuentran en los países del Norte. Sólo entre Estados Unidos, Canadá y la UE concentran más del 60% dela población conectada a la red. Apenas 20 millones de latinoamericanos (el 4% del total de usuarios del mundo) estaban conectados a Internet hace dos años, representando un ínfimo porcentaje del conJunto global de la llamada nueva economía, pese al número de poblaciónconcentrada en el subcontinente.
Si abordamos la estructura económica de la Sociedad Global de laInformación, los datos son aún más negativos para la región. Las empresas transnacionales de capital foráneo acaparan más del 60% de losbeneficios de 1+D, concentrando los procesos de innovación en materia de nuevas tecnologías de la información según un modelo de Implantación orientado por la demanda de alto consumo, y no tanto delas necesidades sociales de la mayoría de la población, Como criticael Informe del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas(PNUD, 2001), los países de la OCDE, con sólo el 19% de la población mundial, registran un dominio del 99% de las nuevas patentes generadas en el sistema ciencia-tecnología mientras que la participaciónde las naciones latinoamericanas, salvando algún caso excepcional como México, Brasil o Argentina, resulta prácticamente marginal.
Frente a este desigual escenario, el G8 (Okinawa) y el Foro de Davos se han propuesto no obstante informatizar las economías del sur como solución al subdesarrollo y la pobreza informativa. Con tal propósito, grandes empresas como Aleare], ATT, Cisco Systems, HewlettPackard, Sony y America On Line-Time Warner crearon en el ForoMundial de Davos, en el año 2000, el Digital Oportunity Task Force(DOT Force), un grupo de alto nivel ideado para promover el uso de lastecnologías informáticas y las telecomunicaciones en los países del sur,y ampliar de este modo mercados, al amparo de la lucha contra la brecha digital. Tanto el Banco Interamericano de Desarrollo (BI.D) ~?mo elBanco Mundial vienen de este modo Impulsando la modernización tecnológica de la educación en América Latina con el objetivo de favorec~r
la educación compensatoria y la gobernabilidad de una enseñanza eficiente a través de las TIC, principalmente en el sector privado.
En esta línea, en casi todos los países de la región están siendo impulsados canales y portales educativos, comunidades de aprendizaje ypolíticas nacionales de desarrollo tecnológico y educativo e~ matenade Sociedad de la Información y del Conocimiento. Según los mformesde International Data Corporation, los gastos en TI (Tecnología de la
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Información) en América Latina alcanzan el año 2005 en torno a 27 billones de dólares, un 20% más que en los últimos dos años. Sólo IBMlogró en el 2004 más de 1 billón de dólares en asistencia a corporaciones y empresas latinoamericanas. Por volumen y geopolítica internacional, AI;'éric~ Latina representa un mercado atractivo para las operaciones financieras en el sector educativo. De hecho, el 60% de lasinversiones del International Finance Corporation (más de 8.400 billones de dólares) se desarrollan en la región por su potencial valorizacióndesde el punto de vista industrial y de los nuevos mercados emergentes en in~ormación y conocimiento. No es casual por tanto que el gigante MIcrosoft decida privilegiar sus estrategias de penetración enla televisión digital en América Latina experimentando la televisión a .la carta en México a través de la empresa Cablevisión, que ya ha aplicado, como en Washington, la nueva plataforma de teledifusión en lacapital federal. Así, previsiblemente, la oferta de nuevos servicios avanzados de comunicación digital, incluyendo las plataformas de teleformación y vídeo digital a la carta, será con toda seguridad liderada porel gigante estadounidense.
Este escenario prospectivo viene prefigurado por la liberalizaciónde las telecomunicaciones. Durante la década de los noventa AméricaLatina lideró los procesos de privatización con una media anual de ventas de empresas estatales de 26,55 billones de dólares entre 1990 y 2003.
Pese a la aplicación escrupulosa de los lineamientos del Banco Mundial en sectores estratégicos como los transportes y la energía, ademáspor supuesto de las telecomunicaciones, el colapso económico en la región ha sido sin embargo notorio, con impactos muy negativos en países como Argentina y Bolivia. La incorporación de las empresas a la telefonía y las nuevas tecnologías ha sido además poco efectiva elevandolos ~ostes de las empresas que, en los dos últimos años, tienden a utilizarel sistema VoIP por los elevados precios de las tarifas de telefonía fija.
Estas políticas privatizadoras han sido diseñadas sin participaciónefectiva y contra el parecer mayoritario de los usuarios y la poblaciónen general. Si bien existen numerosos documentos -como el elaboradopor e! Sistem~ Económico Latinoamericano- en los que se insiste en lanecesidad de mtervención activa de la ciudadanía en los procesos de integración económica para garantizar la viabilidad y permanencia de laspolíticas de desarrollo e inserción de los países de América Latina en laeconomía mundial, en la práctica esta recomendación nunca se atiendeni materializa. «En muchos casos se han emitido declaraciones oficialesdel más alto nivel donde se reconoce esta necesidad de comprometer a
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la sociedad civil en el diseño y ejecución de políticas de integración, pero hasta ahora no son satisfactorios los mecanismos institucionalescreados para incorporarlos» (Cortés, 2004: 163).
Esta exclusión sistemática de la ciudadanía en las políticas de modernización tecnológica tiene lugar justamente mientras en las esferasgubernamentales y económicas de los países desarrollados se multiplican las tomas de posición sobre la necesidad de concebir la nueva división internacional del trabajo a partir de la divisoria representada porel capital del conocimiento (Mattelart y Schmucler, 1983: 13).
Un análisis pormenorizado de la experiencia latinoamericana desvela en este sentido las líneas de fuerza y matrices ideológicas del proyecto globalizador de la Sociedad de la Información como una estrategia de reformulación de la hegemonía y el dominio cultural de losintereses económicos transnacionales en la región. N o tenemos aquí laocasión de estudiar con detenimiento el desarrollo regionallatinoamericano, ampliamente explorado por otros autores al tratar el debate sobre la integración cultural. Pero sí al menos podemos puntualizar algunas ideas o realidades significativas de las utopías posibles y los retosde la Sociedad del Conocimiento en el subcontinente.
A lo largo del presente capítulo, vamos a tratar de señalar sucintamente algunas de las principales notas distintivas de esta realidad emergente y las contradicciones constituyentes que gobiernan y guían la acción política y cultural de la Sociedad del Conocimiento en la región.
1. Diagnóstico de las utopías posibles
N o es posible entender el desarrollo de las políticas públicas en América Latina en materia de SI sin situar, en su debido contexto sociocultural, una historia que está indisolublemente ligada con los anhelos yaspiraciones de autonomía y democracia, de descolonización y justiciasocial, desde el Movimiento de Países N o Alineados y el Informe MeBride a los nuevos movimientos sociales altermundialistas y a la crítica económico-política académica, que hoy reivindican la Sociedad de laInformación para Todos en la región. En este escenario, se hacen hoyvisibles nuevos actores y prácticas de comunicación alternativa, perono así históricos compromisos político-culturales de parte de la educomunicación. El movimiento internacional de Comunicación Educativa ha sido sustancialmente modificado desde la segunda mitad de losaños ochenta. Tanto en África y Asia como en América Latina ellide-
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r~zgo ha pasad.o, desde pr~supuestos liberales y mercantiles, de la Iglesra, los ?,ovlmlentos eclesiales de base y la educación popular y de orgaruzacrones como la UNDA o la OCIC a las instituciones del Estadoy fundaciones privadas. Un ejemplo de esta reorientación política, pero también conceptual, es el cambio de énfasis en los criterios de evaluación del desarrollo educativo. Como observa el profesor AncízarNarváez:
Ya desde la década de 1980 se habían incluido las variables culturales enforma de variables educativas, como base para lo que entonces se llamabaindustria computacional, las cuales incluían: a) tasa de analfabetismo; b)pro1?orción de estudiantes inscritos en la enseñanza secundaria o superior;e) nive] de educación técnica. Desde entonces no han vuelto a aparecer ycuando lo hacen es en el sentido inverso, es decir, como si la educación dependiera de las nuevas tecnologías y no al revés; con lo cual se crea una distorsión evidente en la orientación de la política, pues se trataría de que elEstado invirtiera en equipos y conexiones -con lo cual se beneficiarían lastransnacionales del softwarey el hardwarey de las telecomunicaciones-, yno en profesoresy escuelas (Narváez,2004: 4).
Ciertamente, las políticas difieren en cada país del subcontinente, así como el marco o contexto de aplicación, también notoriamente diferente,desde e! punto de vista educativo, por la realidad mediática, la ideologíaque ha inspirado estos proyectos, los modelos de desarrollo nacional ylas formas de inserción institucional propias de cada país, pero podemoshablar de unas reglas o lógicas sociales comunes a la región.
Una primera nota distintiva es la ausencia de un proyecto coherente de modernización tecnológica del sistema educativo. En AméricaLatina se ha dado lo que el profesor Pereira califica como «la políticade las no políticas de comunicación y cultura» (Pereira, 2001). El Banco Mundial constata que, en general, la mayoría de los países de América Latina carece de una estrategia definida para incorporar los nuevossistemas de información en el sistema educativo, pese a que vienen invirtiendo cuantiosas sumas de dinero en modernizar la escuela (WorldBank Human Network, 2000). Entre 2003 y 2008 las inversiones enAmérica Latina en el sector de las TIC crecerá anualmente en torno al19%, pasando de 117 millones de inversión a más de 230 millones enel año 2008, s~gún estudios prospectivos de International Data Corporation. Especialmente en Brasil y México, existen programas integralesa nivel del Estado en materia de informática educativa. La mayoría depaíses de la región disponen de programas de inversión, equipamiento
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y conexión a Internet. Las políticas públicas de los países latinoamericanos son sin embargo manifiestamente contradictorias, incoherentesy dispersas, procurando en todo momento promover iniciativas de activación de la sociedad informacional a través de inversiones y respaldo del sector público en la conformación de las redes y servicios de telecomunicaciones siempre bajo liderazgo de capital privado. «Todas lasreuniones internacionales acerca de las Tecnologías de la Informacióny la Comunicación giran en torno a una contradicción básica: es necesario universalizar el acceso a las TIC, por un lado, y por otro, es necesario establecer condiciones para que la empresa privada pueda invertir en TIC y llevarlas a toda la sociedad» (Narváez, 2004: 5).
Dado el dominio del mercado y la nula intervención de los poderespúblicos en el desarrollo de las nuevas infraestructuras tele~áticas, elEstado se limita en consecuencia a establecer un marco de libre competencia bajo hegemonía de operadores como Telefónica que actualizalas formas de hegemonía y control colonizador bajo el manto retóricode la modernización y la vanguardia tecnológica foránea. En palabras dela profesora Rossana Reguillo, «si la estrategia metropolitana de la colonia fue la de infantilizar e inferiorizar a sus sometidos otros, en lallamada sociedad de la información, los dispositivos mediáticos de representación de la otredad latinoamericana dotan a la idea de inferioridad de nuevas metáforas y tropos que sólo contribuyen a ensanchar lasasimetrías en el sistema de identidades vigentes» (Reguillo, 2002).
Las carencias, anotadas y reconocidas por el profesor Treja Delarbre, sobre la noción autóctona de SI, su desarrollo y modelo propio deinstitucionalización, definen en fin la visión latinoamericana en materia de políticas públicas y apropiación cultural de las nuevas tecnologías de la información. El análisis de las implicaciones y consecuenciaseconómico-políticas de las transformaciones tecnológicas en el subcontinente apenas ha ocupado de hecho la atención de los estudiososen América Latina:
De ladesconfianza queparecíaprevalecet a mediados de losaños90-cuando muchosignorabana la Red o la consideraban un simple instrumentodeimposiciones ideológicas- al entusiasmo desmedido y sin contexto críticoque propagaban las posturas mimetizadas con el ánimo prevaleciente en elanálisis estadounidense sobre la Red, la investigación latinoamericana haavanzado a una atención sistemática y en algunos casos creativa acerca deestos temas. Sin embargo, la indagación latinoamericana sobre la Red todavía se realiza fundamentalmente a partir de esfuerzos más personales queinstitucionales (Trejo Delarbre,2004: 2).
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Esto se ha traducido en una interpretación limitada y reduccionista deInternet como espacio político de desarrollo y construcción de la nueva gobernabilidad social. Así, la principal discusión latinoamericanaacerca de la red ha sido e! problema de la brecha digital. Pero sabemosque e! problema de la democracia cultural y e! acceso a las nuevas tecnologías no es sólo una cuestión de conectividad. Como concluyó ensu estudio la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), lasbrechas no sólo se limitan a estar o no en la red, sino en qué condiciones económicas, con qué equipamiento, qué calidad de conexión telefónica define este acceso y para qué usos. Atender a estas cuestionescentrales exige un enfoque estructural de! problema que amplía la mirada sobre e! hecho informacional de la Sociedad de! Conocimientomáxi~e cuando se observa que «las políticas de comunicación y cultu~ra aplicadas por los diferentes Estados en las últimas dos décadas hanacelerado la artic~lación de los principales grupos de comunicación ycultura de la reglan con los grandes operadores a nivel mundial en e!marco de un sistema que McChesney denomina global comercia/en infa-comunicación» (Becerra y Mastini, 2004: 4).
Tales metamorfosis impactan y afectan más notoriamente en una región cuya ~onfiguración político-institucional es débil, además de polarizada socialmente y económicamente dependiente. A comienzos de2003, la evaluación de la CEPAL sobre e! desarrollo de la Sociedad de laInformación en América Latina constataba las dificultades estructuralesde una política de integración social digital que podría ser calificada claramente como dependiente. Como resultado, e! discurso y los programas modermzadores de laspolíticas públicas en materia de SI ampliaronlas brecha~ sociales de partida en los países latinoamericanos, siguiendolos designios de la OCDE, e! BM, e! BID o la propia Unesco.
Dos textos básicos de referencia marcan en la segunda mitad de ladécada de los noventa este impulso político en la región según nos recuerda la profesora De!ia Crovi: «La educación encierra un tesoro»(1996) y !a «Decl:ración mundial sobre educación superior en e! sigloXXI. Visión y aceren». En ambos documentos, se vincula e! futuro de laenseñanza al proyecto transformador de la sociedad digital a partir dedos estrategias básicas de adaptación de! sistema educativo a los nuevos modelos de mediación:
1. La educación continua a lo largo de la vida para todos basada en lainstitucionalización en redes.
2. y la educación a distancia.
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La implementación de esta política educativa se diseña considerandocomo objetivos irrenunciables:
1. La ampliación de la cobertura en todos los niveles formativos y para toda la población, vinculando e! sistema formal de enseñanza cone! sector técnico vocacional, a fin de generar nuevas vías o itinerarios formativos y mayores oportunidades adaptadas al mercado detrabajo.
2. La reformulación de! ciclo escolar según e! enfoque de aprender aaprender para lograr una mayor flexibilidad y pragmatismo educativo.
3. La vinculación de la enseñanza a la actividad laboral trazando interfaces entre e!sistema productivo y la institución educativa, así como nuevas agencias evaluadoras y promotoras de la productividadde la enseñanza.
4. El aumento de la diversidad educativa impulsando la industria decontenidos y servicios educativos a fin de valorizar e! mercado y darentrada a nuevos agentes en e! sector de la capacitación profesional.
El eje de esta política es tradicionalmente la te!eeducación:
En América Latina la influencia más destacada de las TIC en educación seda en los programas a distancia, empleados históricamente como un recurso para abatir rezagos. Esto no quiere decir que su incorporación no haya propiciado innovaciones en el aula. Aunque estos cambios existen, dependen más de actores individuales y situaciones coyunturales que de planesy propuestas institucionales. Es posible, incluso, sostener que las primerasincursiones de las TIC en las instituciones educativas se dan en el ámbitoadministrativo más que en el académico y, para algunos planteles, lamentablemente, tales innovaciones han quedado encerradas tras las puertas dela dirección o de la administración. En este contexto, instituciones privadaso mixtas comienzan a visualizar las posibilidades económicas de los nuevosmedios, que pasan a convertirse en un recurso de promoción de la propiainstitución. La disponibilidad de TIC en escuelas privadas se convierte asíen un argumento que les identifica con la modernidady los cambios promovidos por las políticas neoliberales: libre mercado, individualismo y enseñanza instrumental. Como resultado de estas tendencias, privatizar laenseñanza y reducir el presupuesto educativo fueron las acciones aplicadas,sin enunciarlas, por los gobiernos de la región. ASÍ, en la medida en que elEstado de bienestar pasa a ser un Estado mínimo, se van recortando recursos para la educación, en tanto que avanza el sector privado como posiblerespuesta a las necesidades existentes (Crovi, 2004: 3).
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Las justificaciones para incorporar, en esta misma línea, las NTIC en elsistema educativo son, por lo general, coincidentes en toda AméricaLatina, como observa José Joaquín Brunner. Así, se argumenta:
1. Las NTIC habilitan a los estudiantes para el aprovechamiento deinstrumentos que son estratégicos para la vida y para el trabajo.
2. Internet y los nuevos medios favorecen un aprendizaje productivoy el desarrollo intelectual y científico-técnico.
3. Estas nuevas tecnologías educativas contribuyen a ofrecer al profesorado una fuente inagotable de información y conocimiento.
4. Las NTIC favorecen una enseñanza más efectiva y productiva,transformando las formas de organización y trabajo, así como elrendimiento del sistema social.
s. La conexión de las escuelas a las comunidades contribuye a una mejor comunicación de profesores y gestores educativos con las familias, facilitando nuevas formas de evaluación de las escuelas y de responsabilidad social del sistema educativo.
6. Las NTIC, incorporadas en la escuela, pueden disminuir la brechadigital.
7. La informática educativa puede resolver viejos problemas de la enseñanza como el acceso, la equidad y la calidad educativas (Brunner,2004: 56-57).
Como resultado de esta panoplia de razonamientos en pro de la galaxia Internet, los gobiernos y principales actores de la comunicación yla educación latinoamericanos han renunciado a las utopías posibles.Hoy, de hecho, la integración latinoamericana no se plantea frente a lahegemonía del Norte. Como advierte Rafael Roncagliolo (2003), el integrarnos latinoamericano ha sido reemplazado ahora por un integrarse panamericanista acorde con la vieja doctrina Monroe,
La transformación de la cadena de valor de la economía cultural, lasustitución del valor de las materias primas y de la energía como factores estratégicos de la división internacional del trabajo por bienes de información, o por competencias tecnológicas, han contribuido paralelamente a ampliar aún más las diferencias entre el Norte y el Sur. Alpunto que podemos llegar a afirmar que las condiciones de incorporación y desarrollo de las nuevas tecnologías para la educación en América Latina están resultando notoriamente desfavorables:
Ante este panorama, resulta necesario repensar viejas propuestas que instaban a definir políticas de comunicación y cultura, y a lograr una mayor
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articulación de las industrias culturales de la región. Las políticas deberíanorientarse con la finalidad de evitar la fragmentación, aprovechar el dominio de una lengua mayoritariamente común, articular el desarrollo de laproducción de bienes y servicios inío-comunicacionales, y estimular la diversidad productiva (Becerray Mastrini, 2004: 6).
De acuerdo con Juan Carlos Tedesco (2004), la incorporación de lasnuevas tecnologías en la educación debería por otra parte pensarse enAmérica Latina a partir de una estrategia global de política educativaque cumpliera al menos cinco condiciones:
1. La planificación de estrategias de comunicación dirigidas a cualificar las demandas educativas y definir un contexto más favorable a laincorporación equilibrada y en orden de los nuevos sistemas cognitivos.
2. Las alianzas entre el sector público y el sector privado, particularmente entre los poderes públicos en materia de educación, comunicación e investigación universitaria.
3. La formación y liderazgo de los profesores procurando la formación docente en el nuevo contexto educativo.
4. La cooperación regional e internacional para desarrollar la investigación y formación de recursos humanos y la promoción de consensos políticos.
s. El intercambio de experiencias, innovación y conocimientos para eldesarrollo de nuevas formas de inclusión.
Estas cinco premisas deberían plantearse a partir de una visión y marco conceptual necesariamente sociocrítico. La vinculación de los estudios latinoamericanos en comunicación con el contexto cultural ylas necesidades sociales de la población es una tradición que ha de serrecuperada en materia de Comunicación Internacional, superando asíla visión metodológicamente autocentrada (cómo investigar) que hoyprevalece en el campo académico en beneficio de una perspectiva socialmente referenciada del lugar y los fines de la enunciación teóricaque apuntan las necesidades del cambio históri~o y social regionales.Esta, sin lugar a dudas, es la mejor contribución que puede hacer elpensamiento educomunicativo a la sociedad del conocimiento enel subcontinente. Más aún cuando las políticas públicas en AméricaLatina no sólo resultan muy deficientes y con poca coherencia y adecuación al contexto local, sino que en la mayoría de países se observa
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además una inhibición que renuncia a la responsabilidad de la Administración Pública.
2. De la Televisión Educativa Iberoamericana a Ibermedia
El campo de estudios sobre la televisión es el ámbito reflexivo más revelador de las contradicciones y alternativas posibles del proyecto demodernización que hoy define el sistema de comunicación y educaciónen América Latina, al presentar, en su original dinámica, el proceso deconstitución y cambio social que hace posible la dialéctica de mediación con la que se tejen y reformulan los discursos públicos, se proyectan las ideologías de la vida cotidiana y conforman los programasde desarrollo cultural sobre los que se construyen los cimientos de laidentidad colectiva en las naciones latinoamericanas. Como tecnología,como sistema de programación, como productora y distribuidora decontenidos para el consumo cultural, como metamedio, como lenguaje o institución económica, como medio rey por excelencia, la televisión ha sido por ello objeto privilegiado de atención de los estudios encomunicación pública en la región, confirmando así su centralidad yhegemonía en el proceso de desarrollo cultural. En América Latina,particularmente, la producción social del imaginario por la industria televisiva convierte este medio en un referente obligado para la comprensión de las formas colectivas de identidad, así como de las lógicasde acomodamiento de los imperativos de la globalización en las transformaciones y cambios de largo alcance que las culturas nacionalesproyectan ante la compleja trama de la comunicación-mundo. El con.ocimiento regional del medio televisivo ha sido, sin embargo, insuficrentcmente cultivado. O digamos que limitadamente definido por elpredominio de los análisis de recepción o la proliferación de monografías sobre acontecimientos dispares de la historia de la televisión en estos países. Y ello pese a, como decimos, el crucial papel que ha tenidola televisión como medio de masas en la construcción nacional de lospaíses latinoamericanos, presente en la actualidad en más del 95% delos hogares.
A la escasez de estudios en la materia, cabe añadir además, como limitación, la inaccesibilidad de los datos de audiencia, la ocultación ysecretismo empresarial de los porcentajes de producción y de la organización industrial que han mantenido los principales actores y protagonistas de esta historia, por la pobre cultura de información y cono-
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cimiento de las grandes cadenas nacionales latinoamericanas sobre supropia actividad.
En los últimos años, no obstante, esta laguna científica se está empezando a subsanar con diversos estudios que, cuando menos, merecenser destacados por su contribución al conocimiento general de un espacio sujeto a radicales transformaciones institucionales como resultado de las políticas de signo neoliberal que dominan la organización delsistema radiotelevisivo en la región. Y que, en cierto modo, hoy nospermiten conocer una realidad, y una historia, apenas percibida por laciencia social de la comunicación.
Bien por la urgencia de conocimiento para afrontar las turbulentastransformaciones que experimenta la industria, bien por la madurez ysolidez científica que ha ido alcanzando la investigación regional, lo cierto es que, en las últimas décadas, el campo de estudios sobre la televisiónse ha ido consolidando en América Latina favorecido por el empeñopionero de destacados teóricos latinoamericanos que han venido dandoel rango de importancia que merece a este tipo de estudios, incluso ensus manifestaciones socialmente marginadas por el discurso y la estéticadominante, como es el caso de la telenovela. Hablamos por supuesto deinvestigadores como Jorge González, Jesús Martín Barbero, ValerioFuenzalida, Enrique Sánchez Ruiz y Guillermo Orozco, entre otros.
Por fortuna, hoy, la labor continuada y atenta a los cambios del medio iniciada fundamentalmente por estos investigadores tiene soluciónde continuidad en nuevas miradas y programas de investigación, miradas que tejen y esclarecen relaciones problemáticas y nuevos procesosde articulación entre el Estado y el mercado, la cultura y la política, laeconomía y el desarrollo de identidades individuales y colectivas, sobre las que la televisión opera y desarrolla su función social, haciendonecesario un renovado esfuerzo metodológico y conceptual.
Del medio centralizado y la escasez de canales y oferta programáticaal boom de la neotelevisión como medio audiovisual a la carta, estas relaciones culturales del medio televisivo en América Latina revelan lasmúltiples conexiones de la institución mediática por antonomasia en laregión con la identidad nacional de estos países, así como la riqueza degéneros, lenguajes, formas ideológicas y estéticas culturales que con mayor o menor éxito han influido en la vida de millones de televidentes,fieles seguidores de un medio que ha ejercicio en muchos casos la función primordial de socialización en la cultura popular latinoamericana.
Con independencia de las periodizaciones múltiples de la que es objeto el medio en distintos países, conforme a la tradición investigadora o
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a la diferente naturaleza y desarrollo institucional de las estaciones, unahistoria regional del medio contribuiría notablemente al conocimientomás detallado de la historia cultural de la región, así como del propio desarrollo nacional del medio televisivo y de sus estrechas articulacionescon otros procesos sociales más amplios o específicoscomo la educación.
Tales vínculos estructurales sólo son analizables situando en la historia, a ras de suelo, como diría Williams, la institución televisiva, particular empeño teórico apenas realizado en un tiempo como el nuestromarcado por la notoria falta de proyección histórica, al renunciar la investigación en comunicación a una mirada productiva sobre el fenómeno televisivo, en virtud de análisis etnográficos, estudios de caso yreconstrucciones históricas parciales o específicas de estaciones, períodos o personajes destacados del medio, a escala nacional.
El análisis sin embargo de cada uno de los sistemas televisivos naciona�es planteado contextualmente en relación con la realidad políticay social de cada país ilustra -en línea de otros trabajos como los deCunningham y Sinclair, o Fox y Waisbord- la existencia de un marcoregional común que ha condicionado el desarrollo de la televisión enestos países, pese a la disímil historia nacional del medio y a las notables diferencias entre sistemas con amplia capacidad exportadora y expansiva (Brasil y México), mercados fundamentalmente importadoresy dependientes de la producción foránea o sistemas televisivos en víasde internacionalización (Argentina y Venezuela).
La constatación de esta diversidad de experiencias en la articulaciónde los modelos de regulación televisiva no puede ocultar, en efecto, laexistencia de pautas comunes en la planeación del sector en los paíseslatinoamericanos. Omitiendo las habituales y más que conocidas similitudes y coincidencias del modelo paradigmático de desarrollo del sistema televisivo en México (TELEVISA) y Brasil (GLOBO), las historias locales de la televisión muestran en América Latina un recorrido yevolución coincidente, vinculado a las clases medias y bajas, estructurado sobre un mercado cultural prácticamente cautivo, con vocaciónexpansiva y proyección internacional en algunos casos, pero escasa onula actividad de intercambio dentro de la región; características todasellas presentes y acentuadas con motivo de las transformaciones quehan tenido lugar en los últimos años con la revolución digital.
En sus más recientes trabajos, Octavio Getino (2004) demuestra cómo la expansión del cable y la integración de las telecomunicacioneshan alterado radicalmente el panorama del audiovisual y las formas deproducción y organización empresarial, introduciendo no sólo una re-
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volucionaria transformación tecnológica e institucional del medio, sino fundamentalmente nuevas condiciones político-económicas queamenazan la pervivencia del imaginario y narrativa audiovisual específica de cada nación.
Los cambios en curso que se proyectan en la televisión latinoamericana han acentuado además fallas estructurales legadas por el tradicional modelo de desarrollo cultural de la televisión en América Latina, históricamente regido por la supremacía de operadores privados yestaciones de carácter comercial, pese a la significativa pervivencia demúltiples iniciativas y proyectos pioneros de servicio público y televisión educativa. Así, por ejemplo, la defensa de los intereses nacionales en países como México o Brasil ha dado paso, en el nuevo marco jurídico de regulación del audiovisual, a un proceso de penetracióny control de la propiedad por operadores extranjeros en una intensae inestable competencia por los mercados internacionales que previsiblemente termine afectando a la propia supervivencia y viabilidad dela mayoría de las cadenas nacionales. Luego los procesos de liberalización e integración económica regional no sólo han favorecido, enesta línea, la modernización industrial y tecnológica de la televisiónlatinoamericana; el proceso de globalización audiovisual ha traído como consecuencia añadida diversas formas de fragmentación cultural,de dependencia y privatización de la esfera pública, así como lógicas dehomogeneización en sus contenidos que modifican de raíz el escenario tradicional de los operadores y actores dominantes hasta ahora enel sector. Tanto que algunos actores como el grupo O Globo en Brasil están presionando al gobierno para frenar el proceso de convergencia digital en la Sociedad de la Información a fin de mantener laposición dominante en el mercado nacional.
En este escenario, la investigación latinoamericana en comunicaciónvuelve como antaño a pensar problemas estratégicos para el desarrolloregional como:
Las formas de articulación y determinación del interés público yprivado en el desarrollo cultural.Los cambios estructurales (jurídicos, políticos, organizativos... ) quehan modificado las pautas de producción y relación del medio televisivo con la sociedad.Los nuevos géneros y formatos y su consumo cultural entre las diferentes clases sociales y culturas minoritarias.Los cambios tecnológicos e industriales.
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Una de las aportaciones más destacadas en esta dirección es el estudio,coordinado por el profesor Luis Alfonso Albornoz, titulado Al fin solos..., una excelente guía de conocimiento y detallada descripción de lastendencias y lógicas económico-políticas que han regido el curso delas transformaciones actuales en la industria televisiva de los países integrantes del Mercosur. En los análisis recopilados por el profesor Albornoz se aprecia un nuevo escenario televisivo en Argentina, Brasil,Uruguay y Paraguay que da cuenta de la compleja configuración económico-cultural del medio en la región tras los cambios en la estructura industrial de la televisión de estos países en el marco más amplio delos procesos de convergencia económica favorecidos tras la firma delTratado de Asunción de 1991 (Albornoz, 2000). Desde esta lógica regional-globalizada, se observan nuevas pautas de organización en el actual escenario económico de una industria amenazada gravemente deesclerosis múltiple y crecientemente limitada en su diversidad y vocación innovadora.
En este marco, Murilo Ramos (Orozco, 2002) concluye la necesidadde políticas públicas de comunicación, problema que vuelve a estar enel centro de la discusión pública sobre los medios, tras un largo período de despolitización académica por influencia de las lógicas posfordistas de reestructuración empresarial y las campañas de desmovilizacióndel reformismo conservador que gobiernos como el de Reagan iniciaron en la década de los ochenta contra propuestas reguladoras de instituciones internacionales como la Unesco, tan importantes en la organización de numerosas experiencias formativas y de educación a distanciaen la región. Desde entonces, las tendencias económicas de reorganización del sector han tenido lugar en el marco de políticas desreguladorasy estrategias de planeación nacional del sector sin apenas intervenciónde los poderes públicos. El caso de México (TLC) y Brasil (Mercosur)son emblemáticos, a este respecto, de una renuncia a proyectar modelos de integración subregionales, lo cual está afectando seriamente al futuro y autonomía de la industria audiovisual latinoamericana.
En este sentido, cabe coincidir con el profesor Bustamante (2003)queno es posible volver a situar en la discusión pública en la agenda regionalla política de la comunicación televisiva sin conocimiento del entorno que hace posible el actual modelo de mediación. Y para ello será necesario abrir la investigación en comunicación a una nueva cultura delconocimiento comunicacional: dialógica, pluridisciplinar, colectiva y socialmente responsable. De acuerdo con estos principios, los estudios regionales sobre televisión deben impulsar en Latinoamérica proyectos de
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análisis comparado de las legislaciones, las políticas y los desarrollos culturales del medio (contenidos, géneros, hábitos de consumo... ), así como la articulación de modelos experimentales de innovación y usosocial de los dispositivos tecnológicos e institucionales del audiovisualque trasciendan los actuales parámetros de convergencia con el sistemade telecomunicaciones y la industria de componentes electrónicos.
En esta línea, Ornar Rincón nos propone pensar la ciudadanía en laera del consumo cultural global perfilando nuevas estrategias y respuestas públicas al reto de la globalización mediática. De acuerdo conel profesor Valerio Fuenzalida (2000), es preciso plantear la superaciónde la crisis económico-política de las empresas públicas televisivas enla región reivindicando la idea de servicio público audiovisuallatinoamericano frente a las lógicas privatizadoras del sistema televisivo quecompañías como O Globo o el Grupo Cisneros arguyen ahora con elconcurso de los grandes operadores de telecomunicaciones. Esta reivindicación pasa por abrir espacios de participación, de acuerdo con elprofesor Del Valle, que analiza el caso de Chile como paradigma de lanueva agenda digital en la región (Del Valle, 2005). Destacamos estepaís por ser además el modelo de referencia de las políticas neoliberales en América Latina desde la década de los ochenta. La aplicaciónpuntual de las recomendaciones del Banco Mundial y el FMI de las políticas de ajuste y desarrollo económico nacional no han situado, sinembargo, al país en una posición favorable ante los retos de la Sociedad de la Información.
Cuando Castells analiza el caso chileno, observa en su valoraciónpositiva de la evolución del modelo autoritario liberal excluyente almodelo democrático liberal incluyente, o más bien formalmente democrático, que la cobertura y el rubro ciencia, tecnología e innovaciónson negativos desde el punto de vista de la competitividad de la economía informacional global en el país (Castells, 2005).
Si analizamos por otra parte el desarrollo del sector público televisivo como punta de lanza de la teleeducación y acceso a la Sociedad delConocimiento de amplios grupos de población podemos observar, conFuenzalida (2000), la prevalencia de un discurso modernizador que liga las políticas de desarrollo del sistema radiotelevisivo con interesesajenos a las verdaderas necesidades básicas del país por el dominio deun discurso público sobre el audiovisual basado en lo que Capparelli yDos Santos (Orozco, 2002) denominan «coronelisrno electrónico", enreferencia al tradicional clientelismo político y a la estructura oligopolística que han determinado hasta la fecha el desarrollo de la televisión
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de la mayoría de países latinoamericanos. En esta línea, apunta Fuenzalida, se ha renunciado a un compromiso con políticas públicas activas de formación de la audiencia familiar (educomunicación), de producción de una cultura para el desarrollo, de fomento de la informaciónplural y el diálogo público y de impulso de una ética y una política cultural identitaria auténticamente latinoamericana, próxima a la vivenciay modo de ser de la cultura popular que distinguen a la región.
En los próximos años, estas exigencias deberían regir el esfuerzo,teórico y práctico, de los investigadores y profesionales latinoamericanos y de las políticas públicas en la región, si en verdad existe unadecidida voluntad de cambio dirigida a corregir los actuales desequilibrios y fracturas culturales en las políticas de cooperación e internacionalización de las televisiones nacionales y la industria cultural enlos procesos de modernización tecnológica. La tendencia observadaen el sector apunta sin embargo en dirección contraria. En la actualidad, incluso ha llegado a ser común la explotación privada con finesmercantiles de la televisión educativa. Es el caso, por ejemplo, de México y Brasil.
No existe por otra parte continuidad en las políticas regionales decooperación como por ejemplo sucede con el programa Ibermedia ola ATEI (Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana), elúnica canal iberoamericano que hoy hace factible el intercambio y distribución a escala continental de una programación y producción propia de carácter educativo y cultural. Si bien a través de ATEI hoy sedesarrollan programas internacionales de formación y actualizaciónprofesional en modalidad a distancia, la limitada capacidad de recursos y estabilidad financiera ha dado al traste con la idea de un medioiberoamericano de educación, actualmente además con notables rezagos en su apuesta por liderar la convergencia tecnológica digital enmateria de comunicación y educación (Moreno Domínguez, 2005). Elfracaso de esta apuesta audiovisual se debe en buena medida a la faltade voluntad política y al objetivo instrumental que inspiran muchas delas iniciativas de cooperación con América Latina desde países del Norte. Es el caso, por ejemplo, del programa ALIS. Esta iniciativa de laUE ilustra con claridad la decidida política comunitaria de expansióny control de las telecomunicaciones por transnacionales como Telefónica en países estratégicos como Argentina, así como la destacadapresencia del capital financiero en la región con intereses en medios decomunicación social y servicios avanzados de telecomunicaciones. Elprograma, que nace con un presupuesto asignado de 85 millones de
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euros compartidos por la Comisión y algunos países de América Latina, trata de priorizar:
El establecimiento de redes de cooperación y estrategias conjuntasen materia de políticas públicas y normativas para la regulación común de la Sociedad de la Información.La promoción de sinergias entre comunidades de investigación.y la puesta en marcha de proyectos de innovación en materia de integración, salud, formación y gobierno local a través de las redes digitales.
Dado el enfoque mercantil y restrictivamente difusionista del programa, que como decimos sirve a los intereses de ampliaci?~ de los. mercados de los grandes grupos telemáticos europeos, América Latina hatomado la iniciativa de articular las políticas de cooperación organizando encuentros como el de Ciudad de México con expertos de la región y de la UE para elevar conclusiones y propuestas ala Cumbre deJefes de Estado de ambas regiones celebrada en Guadalajara con el objetivo de establecer alianzas estratégicas entre los países de la UE yAmérica Latina diversificando los mercados y ofertas culturales. Perode momento este tipo de iniciativas ha contado con escaso eco y desigual respuesta. Existen, ciertamente, proyectos como el foro VIRTUALEDUCA, iniciativa iberoamericana del año 2000 con apoyo de la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (OEA), la UEy el programa Info XXI del Gobierno de España, que están tratandode potenciar el desarrollo tecnológico y el e-learning como forma desuperación de la brecha digital en la región. .' .
Ahora bien, la voluntad de conformar un ámbito Ibero amencano ~ecertificaciones, capacitación y cooperación y apoyo mutuo no constituye aún un objetivo estratégico de los programas internacionalesdecooperación de América Latina y la UE. La opción clara ~ definidade futuro es la vía de propuestas como UNIVERSIA, un claro ejemplo devertebración comercial de la Sociedad del Conocimiento. La mayorplataforma universitaria de información y servicios que existe en Internet -con más de 840 universidades de España, Portugal y AméricaLatina, con un tráfico de más de 65 millones de páginas vistas por losusuarios- confirma la apuesta gubernamental de países como España ydel propio sector educativo de los países latinoamericanos por un modelo de integración liderado por empresas privadas y grandes compañías de telecomunicaciones, bajo tutela del capital financiero, al objeto
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básicamente de garantizar la explotación de las redes educativas en elámbito iberoamericano a escala global.
La renuncia política de los gobiernos latinoamericanos a tratar dedefinir proyectos autónomos de cooperación regional e integracióntecnológica en materia de comunicación, educación y cultura se aprecia incluso en las más avanzadas iniciativas de intercambio y convergencia económica.
1. Mercosur, Un proyecto emergente por definir
El acuerdo comercial de Mercosur es el ejemplo paradigmático de apuesta por una vía regional de integración económica cuyas expectativas deprogreso han frustrado las alternativas emergentes en el subcontinente latinoamericano. La iniciativa argentina y brasileña con el concurso de Paraguay y Uruguay, y hoy también de Bolivia y Chile como Estados asociados, apenas ha madurado desde el Tratado de Asunción (1991), enparte debido quizás a su propia concepción original. De hecho, en el artículo primero del Tratado de Asunción, la creación del Mercado Comúndel Sur quedó circunscrita a la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países signatarios; e! establecimiento de unarance! externo común y la adopción de una política comercial única; lacoordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados miembros; y la armazón legislativa en áreas estratégicas para el fortalecimiento del proceso de integración. Quedaron excluidos por tantoaspectos centrales como la integración cultural y educativa, pese a que entre los gobiernos integrantes del acuerdo existe consenso sobre la importancia que tienen las políticas culturales para profundizar la alianza estratégica regional. No obstante, los esfuerzos de cooperación en el marcode Mercosur de momento no han avanzado significativamente en iniciativas estratégicas que hagan operativa la incorporación de las industriasculturales al desarrollo regional, pese a la existencia de diversos foros deagentes culturales y poderes públicos con e! propósito de conocer la realidad que comparten los países miembros firmantes del acuerdo y poderasí definir indicadores y políticas culturales a este nivel. Las expectativasdepositadas en el Mercado Común del Sur en 1991 se han visto ademásfrustradas por la crisis económica de algunos de sus países miembros y lafalta de voluntad política para una integración político-económica másavanzada. Y ello pese a la ventaja comparativa respecto por ejemplo a laUE por la uniformidad lingüística. Con sólo dos lenguas oficiales --{;as-
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tellano y portugués- los intercambios comerciales y educomunicativosson más fluidos que en el Mercado Común Europeo.
De nada ha servido pues el apoyo que la Unesco ha brindado alGrupo Mercado Común de Mercosur para ofrecer apoyo técnico enmateria de educación y comunicación social. Las políticas de integración regional han quedado marginadas sistemáticamente de la agendapública al ser sancionada la liberalización como principio básico delTratado, sin ningún tipo de excepcionalidad:
La comunicación [en resumen] es una mercancía más. Al no establecer ninguna excepción para con los productos culturales, éstos quedan asimiladosa cualquier otra mercancía y, por lo tanto, comprendidos en este ~ég~rnen.Toda política o medida posible de ser interpretada como protecclOm~taoreguladora, esdenunciable como violatoriadelTratado,lesiva para lalibertad de comercioy de empresay atentatoriadel principio de libre competencia, dando lugar a sanciones económicas rigurosas para el país infractor(Mendes de Barros, 1994: 59).
En el sector educativo, en cambio, se observa una política más activade intervención. Como en Europa y en Estados Unidos, los países deAmérica Latina han comenzado a desarrollar sistemas de acreditaciónde las carreras universitarias. Los responsables de educación de los países del Mercosur han iniciado, por ejemplo, el proceso con las carrerasde ingeniería, medicina y agronomía. Para ello se ha adoptado e! criterio estadounidense de distinguir entre la acreditación institucional, referida al buen gobierno y funcionamiento de la Universidad, y el programa de acreditaciones de las titulaciones, modelo por cierto tambiéninstaurado en la UE, de forma que se ha universalizado un sistema decontrol que introduce en la educación un proceso empresaria! de justificación y control de calidad en los procedimientos en forma de evaluación de resultados según criterios e indicadores estandarizados. Elobjetivo es orientar las funciones educativas y vincular la mediacióncognitiva (informaciona! y cultural) a la capacitación de los recursoshumanos según las necesidades y principios de eficacia del sector productivo, tratando para ello de modernizar las formas de canalización ytransmisión de! conocimiento por medio de las NTIC.
La experiencia en países como Argentina es ilustrativa a este respecto de la nueva visión latinoamericana de la educación:
Los lineamientos educativos oficiales (al menos a partir de la ReformaEducativa emprendidapor los gobiernos nacional y provinciales) refuer-
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zan la producción de representaciones tecnoutópicas. Por un lado, se promueve la incorporación de las tecnologías a los conocimientos básicos enel marco de una proclamada transformación educativa. Pero la transformación propuesta no torna en cuenta las condiciones concretas de la sociedad argentina, ni sus conflictos estructurales, ni sus contradicciones materiales, ni menos aún la situación de un sistema educativo profundamentesegmentado. Más bien esa transformación está profundizando la segmentación, la discriminación y la selectividad. En realidad, se supone que ladirección tccnocrática de la sociedad será la garantía de una vida armónica,equilibrada y feliz (mucho de esta dirección está presente en las ideas decalidad, competencia, eficacia, eficiencia, racionalidad en la gestión, etcétera). Sin embargo, la presunta autonomía del imperativo tecnológico esconde su propia historicidad, el juego de intereses que lo ponen en marcha y las reglas de exeIusión que operan sobre otros intereses (Huergo,2000: 3).
Existen, ciertamente, experiencias innovadoras como los «laboratoriosde informática» en Buenos Aires, y e! programa "Proyecto», dirigidoa mejorar sustancialmente la calidad educativa, así como la igualdad deoportunidades, a partir de los medios digitales desde parámetros no necesariamente idealistas o tecnocráticos de educación, pero las políticaspúblicas hegemónicas en países como Argentina y e! resto de AméricaLatina se distinguen generalmente por lo contrario.
Quizás la única excepción es Brasil, que viene tratando de articular,no sin numerosos obstáculos, un proyecto de SI no sólo limitado a laAdministración Pública, como suele ser habitual en numerosos países,sino procurando definir una visión estratégica desde e! punto de vistapolítico, económico y cultural. Un ejemplo de integración productivaes e! programa TELECURSO 2000, un proyecto te!eeducativo dirigido a más de so millones de receptores potenciales, de la educación básica a la formación de adultos. El programa, con participación públicay privada, nació como proyecto de televisión educativa y hoyes planteado como un programa multimedia y de eduentretenimiento variado;cuenta con e! apoyo de! Ministerio de! Trabajo, con un impacto superior a los 3 millones de alumnos en edad laboral. En la misma línea, e!canal FUTURA ha nacido como propuesta multimedia de! Ministeriode Educación dirigido a comunidades y zonas de Brasil desconectadas dela SI, con e! apoyo de empresas líderes y fundaciones privadas. El denominado "canal de! conocimiento» es la primera red privada de televisión educativa con gran éxito y aceptación de todo tipo de públicos yuna audiencia de más de nueve millones de telespectadores.
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Al mismo tiempo, el gobierno de Lula ha favorecido líneas de articulación en proyectos como UNIREDE y e! Programa de la SI con recursos de! Fondo de Universalización de los Servicios de Te!ecomunicaciones (FUST) para promover experiencias creativas entre e! sectoreducativo, las TIC y los movimientos sociales, ampliando así las posibilidades y formas de organización de las redes digitales. Desde 1994, e!sistema educativo brasileño ha experimentado sin embargo un procesode reestructuración sin precedentes que ilustra e! alcance de las reformas de integración cultural de! actual gobierno. En aquel entonces, laalianza liberal conservadora adoptó e! discurso tecnológico de la revolución silenciosa, convirtiendo la educación en una plataforma políticade las reformas liberales y en motor, mediante las tecnologías de la información, de la modernización mercantil de la economía nacional:
En nombre de la racionalidad administrativa, de la optimización de recursos y de la calidad de los servicios públicos la restauración liberal emprendió la acelerada transferencia de patrimonio social a la iniciativa privada.En Brasil, este proceso resultó un drenaje de recursos presupuestarios dela Unión, de los Estadosy los municipios para agentes externos. La inversión de prioridades políticas implicó el financiamiento de operaciones especulativas en detrimento de las inversiones en la producción industrial.Como en otros países sujetosa la influencia ultraliberal hubo pérdidade lacapacidad de decisiones estratégicas y desindustrialización (jambeiro,Bolaño y Brittos, 2004: 158).
Por otra parte, el aparato del Estado fue puesto al servicio de la privatización de la esfera pública con el concurso de grandes corporacionestransnacionales que terminaron por desnacionalizar la economía brasileña. Como resultado, "las políticas de educación pública superior fuerondrásticamente afectadas por la reducción presupuestaria. Las restricciones financieras fueron dirigidas al estímulo de la privatización de la enseñanza, la ampliación del mercado educativo y el fomento de políticas deautosubsistencia de las instituciones públicas. La política educacional fueorientada para la definición de áreas de intervención estratégicas. Sectores educativos más rentables, gracias a omisiones gubernamentales,quedaron reservados a la iniciativa privada. La enseñanza fundamental, masificada y precaria, es contemplada con programas focalizados.En esta esfera, los programas educacionales tienen viabilidad gracias alconsorcio de instancias de! Estado con organismos no gubernamentales,empresas privadas y agencias financieras» (jarnbeiro, Bolaño y Brittos,2004: 163).
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Así, hoy la apuesta por medidas de inclusión digital no llega sino acorregir los desequilibrios de la llamada «revolución silenciosa», incorporando a sectores excluidos y socializando parcialmente y de manera desigual la información y el conocimiento a través de programasque, pese a lo avanzado e innovador de sus contenidos, no logran revertir una estructura formal de poder, un sistema educativo y culturalcrecientemente concentrado, que hoy además está en vías de ser penetrado por grupos foráneos en lo que podríamos calificar como un nuevo proceso de colonización cultural.
4. Mercado, economía y políticas de recolonización
México es quizás el país de América Latina que más directamente estáexperimentando, a diferencia de Brasil, este proceso de influencia cultural. y ello pese a que en materia de políticas públicas de comunicación y educación es pionera en la región. Desde los años sesenta, el paísviene desarrollando una activa política de comunicación educativa enmuchos casos a la vanguardia de las experiencias internacionales. Programas por ejemplo como Telesecundaria vienen implementando laeducación y los satélites de telecomunicaciones como parte de un proyecto de articulación sociocultural del desarrollo endógeno, multiplicando la experiencia y calidad de la teleeducación y el conocimiento enparticular en materia de Comunicación Educativa a través de diferentes organismos. En la actualidad, el gobierno mexicano viene desarrollando iniciativas como EDUSAT -sistema digital con 12 canales de televisión y 3 de radio, al servicio del desarrollo educativo- y la RedEscolar de Informática Educativa para la conexión de las escuelas a Internet. Como algunos otros países que siguieron las directivas de laUnesco y Estados Unidos para modernizar y extender los sistemas deformación virtual, México ha dispuesto en esta Iínea.un complejo y amplio aparato tecnológico y un sistema público de información y capacitación tanto reglado como no formal.
En esta línea, el Programa Nacional de Educación 2001-2006 del sexenio panista fijó como prioritario la transformación tecnológica de laeducación en México, favoreciendo la convergencia de los medios decomunicación de masas, las telecomunicaciones y los sistemas de procesamiento de datos para el desarrollo del mercado nacional de conocimiento, fijando como objetivos y líneas de acción estratégicas:
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1. El fomento de la cultura de uso de las TIC entre la comunidad escolar y los dirigentes del país.
2. La coordinación de iniciativas de cooperación y políticas públicasentre las regiones.
3. El diseño de modelos didácticos autónomos dentro del aula.4. El desarrollo y adquisición de materiales educativos.5. La consolidación y actualización de la infraestructura tecnológica
de producción y transmisión televisiva.6. La promoción de la diversidad cultural.7. y la consolidación del Sistema Nacional de Imagen e Información
Educativa por medio de la digitalización, documentación y sistematización de los acervos educativos pertinentes.
Como señala Delia Crovi, «a partir de estos enunciados podemos entender que prioridad para la educación significa más recursos, en tantoque la calidad se articula con la transformación global del sistema educativo», por cuanto se busca «alcanzar un sistema de educación informatizado, estructurado, descentralizado y con instituciones de calidad,con condiciones dignas y en las cuales los maestros sean profesionalesde la enseñanza y el aprendizaje». Por su parte, en el concepto «educación de vanguardia» se perfila el uso de las nuevas tecnologías que permitirían a la población «estar en contacto con la información y los conocimientos necesarios para su desarrollo» (Crovi, 2004a).
El proyecto e-México del gobierno de Vicente Fax (2003) apunta enla misma dirección al fortalecer la inversión en infraestructura comunitaria para el acceso de la población adulta:
La meta es llegar al final de! año 2006 [en e! cual termina el período presidencial de seis años de Vicente Fax] contando con 20.000 plazas comunitarias, que contarán con acceso a Internet y equipo para vídeos. Estas plazas, a la vez de ser centros para e! uso y apropiación de la red de redes,buscan constituirse en lugares de captación y desarrollo de propuestas dediversa índole que involucren e! uso de las TIC. Disponen también de acceso a la red de televisión satelital Edusat que actualmente programa contenidos educativos, entre los que destacan materiales del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa y el sistema de Telesecundaria(Crovi,2004).
Por medio de este tipo de iniciativas, México se ha convertido en exportador y líder en transferencia de programas y tecnologías hacia Cen-
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troamérica y países c,:,mo Cuba, Colombia o Bolivia. El propio proyec~o de Tel~secundana ha sido aplicado en diversos países de AméricaLatina capacitando a profesionales de la comunicación y de la enseñanza en el usa de la televisión educativa. Esta cooperación internacionalno ha SIdo. sin embargo articulada en programas multilaterales, pese ala existencia de proyectos como el ILCE, sino más bien bilaterales, especlaln:.'"ente con Estados Unidos, lo que objetivamente ha limitado lasposibilidades de d~sarrollo y crecimiento de un sistema propio de comunicacron edu?atlva en el país por la transferencia tecnológica y la dependencia economica can los socios del N arte en el marco del TLC.Como advierte Rosa María Torres:
Ayuda basada en elconocimiento es, esencialmente, ayuda basada en la asim~tría ~orte/Su~, dador/receptor, desarrollado/no desarrollado, conocimlentohgno~~nC1a,enseñ~rlaprender,pensar/actuar, recomendar/seguir larecomendación, crear/aplicar, El Norte se ve a sí mismo básicamente como u~ p:oveedor de conocimiento y ve al Sur como un consumidor deconoclmlen~o. El ~orte piensa, conoce, difunde, diagnostica, planifica,crea estrategias, realiza y valida investigaciones, proporciona asesoramiento, modelos, lecciones aprendidas y hasta perfiles deseados. El Sur deseoll?Ce, aprende,. r~cibe, aplica instrumentos. El Norte produce, sintetiza ydifunde conocirmento. El Sur ~~oduce datos e información. El Norte produce recomendaciones de política global a ser traducidos por el SUPI . 1 ' r, en
anes Naciona es de Acción (Rosa María Torres, en vv'AA., 2003: 16).
Desde este punto de vista, en América Latina es cada vez más precisoImpulsar estu.dlOs cua~1tItativos y cualitativos comparados para poderevaluar y definir los ejes de contribución del sistema cultural al desarrollo de la región. ~'En este punto se ~estaca la situación subalterna quepadecen las pequenas, medianas y microempresas del sector debido as~ debilidad económica y organizativa, para contar con sist~mas proplü~ de recolección y procesamiento de datos, pese a que en AméricaLa:l~a representan, aproximadamente, entre el 75 Yel 85% de la facturac~on y el e~pleo d.e las IC (Industrias Culturales). SituacYoll queobliga a una. n:.'"~s efectiva gestión por parte de los organismos del Esta?O para poslb~lttaruna mayor equidad en el plano de las competenciasmterempresanales, además de preservar la diversidad cultural representada por. las PYME del sector» (Getino, 2004: 2).
El estudio de .Ios profesores Martín Becerra y Guillermo Mastrinisobre las industrias culturales en la región demuestra que el actual desarrollo de las industrias culturales en América Latina se caracteriza
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por el excluyente acceso y el usufructo de los principales bienes y servicios de información, comunicación y cultura. Dado el alto nivel deconcentración de la propiedad y de centralización de los productos latinoamericanos, es infundada la visión idílica que alienta las expectativas de mayor acceso y democratización cultural con la construcción dela Sociedad de la Información:
La situación de las industrias info-comunicacionales en América Latinapresenta importantes contradicciones. Por un lado, desde la década de 1990se asistió a una transformación que implicó que los Estados nacionales sedesprendieran de activos, especialmente en el sector de las telecomunicaciones, y se consolidara el predominio del mercado en la producción y distribución de bienes y servicios culturales y comunicacionales. Según losprincipales impulsores de esa política, la apertura de los mercados facilitaría laexpansión de los mismos y estimularía el acceso de importantes fran-jas de la población al consumo de tecnologías y bienes culturales que hasta entonces se hallaban fuera de su alcance. Sin embargo, las estadísticasreflejan que en la mayoría de los países los índices de inequidad en la distribución del ingreso se han agravado. En términos generales, se mantienela exclusión del acceso de amplios sectores de la población al consumo delos bienes y servicios básicos. Cabe destacar, en relación con el sector info-comunicacional, que si bien algunos índices de acceso tecnológico creo.cieron en los años 90, se aprecia que la posibilidad de un consumo cultural diversificado queda limitada a una porción minoritaria de la población(Becerra y Mastrini, 2004: 3).
El acceso universal es por lo tanto una promesa siempre postergableconsiderando las barreras estructurales de acceso a la tecnología y a losservicios de comunicación en los países del sub continente, puesto quela construcción de la SI es abordada desde presupuestos técnicos y económicos, cuando se trata, sin duda, de un proyecto político e ideológico particular.
La definición de los mapas de tránsito y los rumbos sociales queadopten las nuevas formas de mediación en la sociedad-red conciernensin lugar a dudas al Estado y a los poderes públicos. No se trata sólode un asunto de productividad y desarrollo, sino antes que nada implica un problema de construcción de la esfera pública y la democracia yuna cuestión de orden social que, por lo mismo, debe ser objeto de discusión por la ciudadanía y los agentes culturales, especialmente en sociedades polarizadas cuya estructura social inequitativa resulta tan desequilibrada como en los países latinoamericanos.
265
VII
A modo de epílogo.Conclusiones y anotaciones al margen
La tradición de todas las generaciones muertasoprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.
K.MARX
Progresar es realizar utopías.
o. WILDE
A lo largo del libro hemos comprobado cómo las nuevas tecnologíasdigitales han propiciado el desarrollo de nuevos modelos comunicativos y de educación aplicados a la formación permanente y a distanciaque empiezan a modificar las estrategias institucionales de gestión, regulación y organización de la socialización del saber y del conocimiento y de reproducción de la fuerza de trabajo de los gobiernos nacionales y a escala global. La reestructuración cultural del medioeducativo por acción de los sistemas comerciales de información no sólo impugna la centralidad del monopolio formal de la enseñanza pública en la socialización del saber por los instrumentos multimedia y elproceso de semiotización de la vida cotidiana, además significa segúnhemos visto un proceso de reconversión de la dinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la industria electrónica.
Tales transformaciones del ecosistema comunicativo y del entornocultural plantean como consecuencia dudas e incertidumbres crucialessobre cómo articular en la sociedad de riesgo esta explosión de diversidad e integración en las estrategias curriculares de la educación for-
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mal con los nuevos medios de difusión, cómo distribuir equilibradan,tente el capital simbólico en un entorno desigual de distribución de lanqueza y del conocimiento en la sociedad digital y a través de qué estrategias metodológicas implementar los nuevos contenidos formativos en un nuevo ecosistema cultural tan convulso y mudable que apen,as hemos empez~do a cono~er las características de sus lenguajes ylógicas de mediación por su visible jncidencja en las prácticas culturales de la ciudadanía, especialmente cuando «nuestras prácticas comunicanvas actuales van muy por delante de nuestros sistemas reflexivos delenguaje dominantes en la enseñanza" (Pérez Tornero, 2000: 96).
E~ este esce~ario emergente, se plantean, desde una perspectiva necesanamente critica, numerosas preguntas a debatir: ¿Cuáles son las estrategias de oposición y resistencia cultural a la privatización del campo de la comunicación y la educación? ¿Cómo articular alternativascomunes más allá de la tradicional oposición entre sector público e intereses pnvados? ¿Es posible un sistema desconcentrado, descentralizado y plural de información y comunicación? ¿Qué estrategias reguladoras pueden ser implementadas para salvar la creciente brechadigital en el acceso, producción y distribución de información y conocimiento? ¿Qué marcos jurídicos y políticos son más adecuados al actual proceso de integración y convergencia de la Sociedad Global de laInformación? ¿Qué papel debe tener la ciudadanía y los profesionalesde la educación en las políticas públicas de comunicación educativa?
En otras palabras, el reto que ha de abordar la Comunicación Educativa :ociocrític~ es vislumbrar cómo pueden los proyectos de comu~1~aclOn alternativa y de educación popular articular un proyecto político en torno a las nuevas tecnologías de la información. No tenemosmuchas certezas ante tod~s estas cuestiones. Sólo podemos asegurarque la principal tarea política, de orden práctico, y teórico, es tratar deexpandir lo común en la educación y la comunicación colectiva y formular políticas de comunicación que faciliten «los servicios socialese~ucativos, científicos y de otra índole" para todos, tal y como propo~rua el Informe McBnde hace más de dos décadas. «Los riesgos de laap;opiación de la comunicación por grandes grupos y de la desigualacion en el acceso son tan grandes que, lejos de una desregulación, en est~ época de extensión cualitativa de los mercados, se requiere profundizar en la regulación, eso sí, con herramientas adaptadas a los ámbitoster;ltonales, a las quiebras estructurales del sector cultural y comunicativo y a las especificidades de los ámbitos digitales" (Álvarez Monzoncillo y Zallo, 2003).
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Si la «comunicación está relacionada con todos los aspectos de la vida reviste evidentemente la máxima importancia reducir rápidamentey ~olmar progresivamente las grandes disp~~ida~es que subsisten a este respecto» (McBride, 1987: 434). La cuesnon básicamente consiste endecidir si es razonable seguir con un modelo de desarrollo arbitrario (lamano invisible del mercado) que profundiza dichas disparidades o, porel contrario, optar por la planificación democrática para sup~rar estacaótica situación, más equitativa y racionalmente. La educación es, enesta línea, el único espacio de democratización de las nuevas tecnologías que puede favorecer procesos. de reconstruc~ión. ~ública y movilización social para acometer políticas de cornumcacion educatlv:a queaborden con garantías de éxito la inclusión digital y el uso inteligentey productivo de los nuevos sistemas de información frente a la reproducción de los círculos de pobreza y marginación que proliferan comoresultado de las políticas públicas liberales o directamente mercantiles.
En el marco de un contexto donde los derechos ciudadanos han SIdo erosionados y objeto de un proceso de transformación individual,los ejes clave de esta apuesta de intervención pasan por:
La democracia participativa.La idea de servicio y responsabilidad pública.El control social.La financiación pública de iniciativas comunitarias autónomas.
El compromiso con estos ejes de actuación presupone reformular laslógicas políticas tradicionales. De acuerdo con el profeso~ Bustamante(2004), las políticas culturales deben adaptarse a nuevas circunstanciasconsiderando:
- Que deben repensar sus objetivos y orientaciones, renunciando aplantear una visión totalizadora del Estado como gestor de las redesy creador directo de los servicios. .Que no es adecuada a la cultura cotidiana un enfoque «d~spótl~o
ilustrado» pues cada día es más determinante la partlClpaclOn SOCialy ciudadana activa.Por otra parte, no es posible pensar las políticas culturales desde unmodelo centralista pues las instancias regionales y locales, más cercanas a las demandas y necesidades de los ciudadanos, son ~ctores
privilegiados para un desarrollo equilibrado del nuevo ecosistemacultural.
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En el marco de las políticas transnacionales de convergencia económica como la UE o Mercosur, las políticas públicas de comunicación deben además ser concebidas como resultado de consensos democráticos en foros internacionales y ser planificados desde unanueva cultura de la cooperación.Los mecanismos de protección y regulación deben, finalmente, serrevisados promoviendo y fortaleciendo la industria con sistemasnormativos más eficaces y potentes.
Esta apuesta de actualización política ha de trascender, por fuerza, elmarco conceptual del Estado-nación para pensar transversalmente lacultural global a escala planetaria. Propuestas de creación de autoridades globales de comunicación similares a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos podrían regular estos procesos garantizando la igualdad de acceso y la disposición pública y librede la información y el conocimiento, pero no resol verían eficazmentemuchos de los problemas que afectan al sector cultural. No es posible,en fin, en un nuevo contexto y una nueva dinámica social, tratar depensar e intervenir políticamente con los mismos sistemas e instrumentos. La teoría crítica debe en este sentido practicar un pensamiento de la crisis consciente de estas transformaciones complejas, generando nuevas estrategias de intervención y una nueva política de lacomplejidad. Del programa al diagrama, el diseño de políticas transformadoras en el actual sistema económico-político debe proyectarsemás como un plano y estrategia de recorrido, a modo de caja de herramientas, que como un plan acotado y definido -o definitivo- de acción. El reto de la convergencia digital, diríamos, debe ser pensado como una política de la reterritorialización nómada, móvil, fluyente ycreativa de conexión y transformación social. Más aún cuando, en la erade Internet, la ciudadanía dispone potencialmente de medios para diseñar el entorno social, "para componer el medio, formar comunidades,construir identidades, tejer alianzas, forjar nuevas referencias y liberarla mente de su aspiración a la normalidad" (Guattari, 2004: 40).
Las nuevas propuestas metodológicas de comunicación educativa reconocen, genéricamente en esta línea, que la participación con nuevastecnologías exige una ecología social de la inteligencia colectiva, una cultura del aprendizaje activo, definiendo nuevas estrategias de autoobservación y construcción social que desarrollen la capacidad de interaccióncon otros, de implementación de solidaridades creativas. Parece lógicopensar que las políticas públicas sean redefinidas también en la misma
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dirección. Pero para ello es preciso pensar consistenteme~t,e el ~arcohistórico-estrucrural que puede hacer viable esta onentaclOn teoricometodológica. De acuerdo con la profesora DelIa Crov~" sabemos que«la comunicación educativa como campo relacIOnal,medlatlco,,Interdlscursivo y transdisciplinario tiene frente a la SI y a las :nc desaflo~ de Investigación que se sitúan en el orden económiCO, político, tecnológico y,por supuesto, pedagógico" (Cro~i, 2004; 4). Entre tales retos, destaca lanecesidad de los análisis econólt11co-pollticos sobre la emergencia de losnuevos actores de la enseñanza privada y sus inter~ses compartidos conla industria mediática y el capital financiero, espeCialmente c~ando, como observamos, «la educación está pasando de un modelo público a unmercado abierto donde aparecen nuevos intereses y actores. En este contexto, su relación con la SI reafirma una vez más la necesidad de cont~rcon investigaciones transdisciplinarias en las cu~le.s la comurucacionpuede jugar un papel destacado analizando ,los múltiples modelos y estructuras que dan forma a la nueva educa~lOn" (CroVI, 20~:: 5).
En este empeño, el papel de la Ulllv~rsldad y la f~rmaclOn de ~omunicadores y pedagogos es vital. En un tiempo c?mo este de Incertidumbres y crisis, de turbulencias sistémicasy .camblOs acelerados, f?rtal~cerel liderazgo social de la Academia convIrtiendo de nuevo la U lllvers~~aden una escuela de ciudadanía y democracia, de ética y saber proposltiVOse nos antoja una apuesta estratégica. Nece~itamos ciertament,e una nueva formación profesional de los educomulllcadores que contnbuya productivamente al cambio social. En palabras de María Teresa QUlroz:
Dentro de sus claustros, y frente a la sociedad, la Universidad tiene que defender en voz alta la libertad y la crítica académica y acercarse a c?mp~en
der y expresar la diversidad cultural de los pueblos [...] La Ulllverstdadpuede y debe batallar por reconciliar el conoClmle~to, la clenc~a, y el sa~ercon la prosperidad, el desarrollo, la justicia y la Igualdad, evitando a~1 elfraccionamiento entre el pasado y el presente, el conOCImIento [rurnanisttca y el científico, la tecnología y elarte (Quiroz, 2004: 2).
La formación, en fin, de los profesionales de la enseñanza y d~ la i~dustria cultural debe ser concebida como un proyecto de c~pacltaclOn deplanificadores de la comunica.ción p~r~ el desarrollo social, como unamisión cívica y una responsabIlidad civil que debe ser pern~anentemente renovada y atendida en la educación continua por la Ulllversldad:
La formación ya no se agota en el pregrado, y vi~im~s.. en permanente r~torno de nuestros egresados en busca de actuahzacrón. Pero la actuali-
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zación no es tecnológica, no es meramente informativa, no es de cantidad de conocimientos. Se trata de una actualización o una educacióncontinua que le dé más sentido al conocimiento, que confronte saberes,que incentive el desarrollo de proyectos, desde una mirada estratégica,que forme política y culturalmente, que infunda confianza al estudianroen su capacidad de apreciar, criticar y proponer de manera libre (Quiroz,2004: 4).
y ello a partir de nuevas miradas y exigencias productivas que, paulatmamente, asuman como propias la función educativa y cultural en eldesarrollo de la Sociedad del Conocimiento de acuerdo con los nuevoshorizontes cognitivos y los requerimientos de la cultura digital, la cualestá cambiando significativamente el propio papel de los intelectualesen nuestras sociedades posmodernas.
De la representación subjetiva del cambio histórico y la función exclusivamente ideológica, los trabajadores de la comunicación, la educación y la cultura han pasado a participar activamente en el diseño dela economía semiotizada y a configurar las formas de «producción informada». La educación del siglo XXI debe pensar en este contexto latransformación del trabajo intelectual por la mediación de las TIC ante la doble modificación de la que es objeto: por un lado, de acuerdocon el profesor Bolaño (2005), la expropiación del conocimiento y suarticulación con las necesidades productivas, al tiempo que por otraparte se produce una intelectualización generalizada de los procesos detrabajo convencionales. En otras palabras, el capital se ha convertidoen cultura, en información. «Se inicia de este modo una revolución delconocimiento que postula la intrínseca relación entre pensamiento yacción; se piensa aquello que se puede hacer y se hace aquello que sepuede pensar». Este es el lugar, según apunta el profesor García Roca,donde el conocimiento, la ética y la política se funden y se aúnan deforma, desde luego, contradictoria, lo que sin ningún género de dudasexige un análisis económico-político de la construcción de la sociedadglobal de la información atendiendo a las complejas articulaciones delo público y lo privado, de los procesos de sub sunción real de la sociedad por el capital, de la educación por la industria electrónica, delespacio público (Castells, 1995), Y del imaginario, con la extensión dela lógica del valor de las industrias culturales en el proceso de organización del mercado global y de integración de los espacios regionalesde competencia y reproducción del capital financiero e industrial (García Roca, 2004: 215).
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Las fusiones mediáticas continentales que definirán, a medio plazo,los usos, soportes y modalidades de integración social de las n~~vas
tecnologías como medios de información y conocimiento, las políticasde implantación de las redes telemáticas y su In:pacto en las esferas 0;1cropolíticas de los espacios y sistemas institucionales de orgam~aclOn
local de la lógica del valor en relación con el aprendizaje hace? .mas quenunca necesario, según hemos tratado de argumenur: un análisis de laEconomía Política de la Comunicación y la Educación que apunte lastendencias, lógicas y principales contradic~iones en el desarrollo delas estrategias de valorización de las industnas ~ulturales,a fin de poder definir los puntos de intervención y cambio social, CIertamente,«un discurso pedagógico que analice globalmente el Impacto de lasnuevas tecnologías en la educación no puede reducirse a explorar el potencial de las mismas en relación con los procesos lOdl~lduales deaprendizaje. Requiere, también, analizar las NNTT en relación con loscambios sociales, políticos y culturales que las mismas p~o.mueven enel interior de nuestras sociedades y en consecuencia identificar las responsabilidades y retos educativos implicados, de cara a promover unamayor justicia social y [el] progreso democrático» (Area, .1997: 1)'. ~erequiere, como advierte Orozco, «un en~r~e esfuerzo de lrnagl~~cl0n
científica para investigar y generar conocimiento sobre las condl~lOnes
que permiten revertir el hecho de que es a partIr de la tecnología desde donde deben estructurarse los nuevos procesos comunrcativos yeducativos -y no al revés- para propugnar ~rientar el nuevo desar~ollo
tecnológico a partir de los objetivos comurucativos, culturales, SOCIalesy democráticos deseados» (Orozco, 1997: 44):.. .
En este sentido, sólo un análisis del neocapitalismo lOformatlv~ y lasociedad global de la información en relación con ~os proces?s políticose ideológicos que tienen lugar, desde el punto de .~Ista de las implicaciones sociales y educativas, por el proceso de expansión del capltaltsm~ ~or
porativo global, puede dar cuenta de los límites y opCIones estrateglc,asque se perfilan en el sistema educativo con el proyecto de construccionde la llamada «sociedad cognitiva" (Herman y McChesney, 1999: 26). ~aEconomía Política de la Comunicación, o más ampltamente la EconomíaPolítica del Conocimiento, puede en el proceso de construc~ión de la Sociedad Global de la Información trazar el mapa y cartografías culturalescon las que proyectar formas de habita~ e imaginar el.mundo diferentes,ecológicamente potentes y articuladas, mtegradas soclal~ente .Y productivas desde el punto de vista cultural. A tal fin, es n~cesano realtzar al menos tres condiciones estratégicas para la teoría crítica comunicacional:
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1. Identificar, a modo de «lectura sintomática», la trama de problemasy teorías con las que se conciben las realidades persistentes del nuevo entorno informativo: la red de discursos, tendencias y construccienes conceptuales que la definen, a fin de reconocer el campo dcluchas y voces. que hoy enmarcan los límites de acción y pensarruento emanCipadores. En este empeño, el concepto-fetiche de«globalizacion» co,:stituye como hemos visto el principal referenteteonco q~e de~ermlllael debate político e intelectual en el campo dela comun~caclOn. El modo de tratar estos cambios y sus implicaciones ideológicas es, como sabemos, divergente. La tendencia de mundialización y convergencia global de la economía y la cultura en elnuevo sistema-mundo, que está transformando la estructura material de la información, requiere por ello una revisión de las teorizaciones habit~ales que, m,ás. allá del idealismo pancomunicacional ydel determinismo tecnologlCo, asuma la radical revolución capitalista en el campo de la cultura, vinculando las actuales formas de desarrollo informacional con la gramática del capital, con la lógica del valor y la subsunción real de los mundos de la vida por el capital. Vayapor delante pues esta primera conclusión: si la globalización informativa es el principal vector de los radicales cambios que hoy orgall1Z~ las formas hegemónicas de poder, pensar sus territorios, el espacto del mercado, de las marcas y marcos políticos de produccióncultural que organiza y atraviesa el capital es, inevitablemente lacondición de todo saber sobre la comunicación. y ello pasa por superar las lecturas distributivas, dejar de observar la circulación acelerada de valores simbólicos y mercancías para atender, como criticara Marx, los sistemas de producción, desde una visión global delos problemas y procesos sociohistóricos, en un momento de progresrva interconexión, convergencia y progresión interrelacionadade los diversos espacios y realidades humanas. Es precisamente enesta necesidad de ~rascender, como siempre procuró el pensamientomarxista, la tradicional fragmentación y compartimentación de la reali~ad por el conocimiento científico la que sitúa en una posiciónprivilegiada la crítica filosófica, política y epistémica de la EconomíaPolítica al conocimiento instrumental que inspira no sólo el funcionalismo sociológico de la Mass Communication Research y sus epígonos de la teoría social de la información, sino también la pretendida apertura de los estudios culturales contemporáneos que, en elcampo de nuestros estudios, reproducen la tendencia al aislamientode la experiencia histórica y de los condicionamientos político-ide-
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ológicos sobre los que se proyecta todo campo de trabajo intelectual, convirtiendo así la crítica teórica en, como irónicamente apunta Eagleton, retórica e ilusionismo posmoderno. En este sentido, lalógica transversal de los procesos informativos contemporáneos como base de los sistemas de valor del nuevo modelo de regulación social no sólo rompe las fronteras y límites científicos convencionales,sino que además hace visible las contradicciones sociales que traslucen los discursos científicos y las políticas públicas que articulan elproceso de cambio acelerado en la pos modernidad.
2. Para que estas contradicciones sean dialécticamente productivas,parece conveniente, en la actual crisis y marginalidad de los estudioseconómico-políticos o, genéricamente, crítico-materialistas de lacomunicación, un análisis genealógico y de reconstrucción histórica, a modo de retrospección disciplinaria, que haga visible las contradictorias condiciones sociales, académicas y político-culturalesque determinan el alcance del pensamiento emancipador en comunicación desde el punto de vista de los temas, métodos, problemasy saber social acumulado sobre la realidad de las nuevas formas demediación. El primer reto sin duda es la reconstrucción históricade la formación de nuestros objetos de conocimiento. Y es vital queeste proceso se haga en regiones culturales periféricas como Latinoamérica precisamente por su situación dependiente en el sistema global de información, puesto que la mirada excéntrica y excluida de lateoría crítica latinoamericana es la que mejor puede favorecer la reconstrucción de las lógicas incluyentes de la Sociedad Global de laInformación, haciendo explícitos, discursivamente y en la prácticacultural, las reglas, formas de control y dispositivos reguladores delmodelo dominante de globalización informativa, no sólo respectode las industrias de la conciencia, sino más allá aún respecto a las lógicas de producción del conocimiento comunicacional que determinan la actual división internacional del trabajo intelectual. Máximesi consideramos que el campo de la producción, circulación y consumo acelerado de mercancías culturales es también el ámbito deproducción mediatizada de la vida, de los procesos biológicos y elnúcleo central del control y desarrollo de la sociedad contemporánea. De modo que los problemas de Economía Política de la Comunicación no pueden ya circunscribirse a la dimensión social de lacomunicación, sino que ha de tratar de concebir y religar tales procesos con la producción industrial de las mentes y los cuerpos respecto al trabajo humano (en un sentido antropológico) y el proble-
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ma estratégico del conocimiento en la valorización y reproducciónde la vida social y humana y los sistemas de dominación.
3. Finalmente, el programa de la Economía Política de la Comunicación no sería epistemológicamente coherente con su lógica científica Si esta forma de «triangulación recursiva» no es acompañada porel cuesuonarrnento de las formas de posicionamiento y compromiso social de la teoría con la praxis de los movimientos sociales en suproyección histórica, religando la actividad investigadora con la mirada y el afán emancipador y localizado de estos colectivos. De otraforma: s~ reedit~ría el fracaso del NüMIC y el aislamiento social, yen definitiva político, de la teoría crítica, como ya sucediera hace décadas en el ámbito de los estudios en comunicación. Si bien las contradicci~nes fund~mentales de este nuevo orden imperial puedenparecer Imperceptibles por el control totalitario del mando informacional, mostrándose i1ocalizables, invisibles y elusivos los puntosde articulación y transformaciones liberadoras, las alternativas decambio y movilización colectiva proliferan y se multiplican en lospliegues del sistema. Así, las formas reticulares de lo «espectacularIntegrado» no sólo organizan los procesos de reproducción, sinotambién las formas de cooperación y comunicación social dentro yfuera ~e1 sistema. Ahora bien, ¿desde qué bases y perspectivas puede activar el poder de la crítica sus dispositivos emancipadores?,¿qué alternativas tenemos para la acción transformadora?, ¿cómopueden ser reorientados los medios y tecnologías informativas enun sentido democrático?, ¿qué líneas y ámbitos de actuación sonprioritarios para el diseño alternativo de una Sociedad de la Información, en verdad, para todos? Responder a éstas y otras cuestiones fundamentales, decíamos al comienzo, exige sin duda un esfuerzo de reflexión teórica que no es viable plantear en este brevetexto. Pero no nos resistimos a esbozar aquí algunas ideas.
L~ fundación de un pe?samiento para el cambio social es, sin duda, elprimer paso para transitar de la concepción formal y sobredeterminada de la comunicación multimedia global a la realización material de laconcepción democrática de las redes de interacción simbólica. En esteproceso no se puede partir de cero. Las redes cívicas, los telecentros comunitarios o las plataformas públicas antiglobalización están generando formas Innovadoras de apropiación y uso de las TIC, revitalizandolos procesos creativos de organización y desarrollo social que deben serexplorados y asumidos conceptualmente, pues se trata de una nueva re-
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alidad liberadora de procesos y lógicas no pensadas ni siquiera imaginariamente por la Economía Política. Esta incapacidad innovad~ra deriva de la compleja capacidad de conocimiento y del elevado nivel deconciencia que los nuevos procesos de comunicación productiva POSIbilitan, al exponer a los sujetos, a diferencia de las formas tradicionalesde comunicación, a los requerimientos y cambios incesantes del entorno complejo e informacionalmente denso de I~ llamada SociedadCognitiva, lo que en consecuencia exige una amplia capacidad reflexiva delos actores sociales para evaluar las situaciones y dar respuesta en cadamomento a las transformaciones del medio. Las comunidades son, enotras palabras, comunidades inteligentes, organizadas para la acción.Por primera vez, en otras palabras, la comunicación se ve expuesta aconvertirse en un saber para el cambio. y ésta es, a nuestro modo dever, la principal aportación de las TIC, que nos lleva a pensar l~ comunicación vinculada a la acción, al desarrollo y necesidades radicales delos sujetos y conjuntos humanos. Posibilidad que el propio de~arro'llotécnico del sistema aporta, pero que no se puede realizar en el mtertordel mismo sin la acción transformadora organizada de los sujetos, lostrabajadores intelectuales o intelectualizados del nuevo capitalismo.
Ahora bien, para ello, la comunidad académica de la comunicación,además de hacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y metodológicas de la investigación, debe tratar de articular nuevas f?rmasde organización que faciliten la autonomía SOCial y la construcción delconocimiento complejo, vinculando física, material y socialmente losnodos de la red que nos produce. De la asunción de una ~ulturacomúnreflexiva y críticamente vinculada a las redes SOCIales antnmpenales depende, en verdad, el futuro de la alternativa a la S~cied~d Global de laInformación. La Economía Política de la ComumcacJOn puede ser elpunto de partida para entender, en ese s~ntido, las ~e1aciones socialesdesde una perspectiva abierta, no reduccJOlllsta y crrtrca. Pero no des-de luego el punto de llegada. .
Comenzábamos este singular «epílogo» encabezando con una CItade Marx nuestras reflexiones. Líneas más arriba hemos insistido en lanecesidad de reconstruir genealógicamente, como crítica teórica delpensamiento emancipador, el legado del que partimos. Remitir un proyecto alternativo a estas redes cívicas, a estos nodos críticos de transformación, significa cumplir una premisa fundamental del pensamiento crítico: todo producto de la historia, como todo conOCImiento, debeser considerado históricamente y, más allá aún, ilustrado económica ypolíticamente. La asunción y gobierno del devenir histórico, el propio
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proceso de identificación y reconocimiento social, necesitan a este respecto de la pedagogía política de la memoria. N o hay proyecto consistente de comumcaclón y educación popular que no arraigue su propuesta en I~ experiencia recordada. Pues la fuerza generativa de lacultura requiere de una memoria histórica rediviva capaz de revelar e!pasado para construir inteligentemente e! futuro. '
En este sentido, ~i algún valor ha de tener la reconstrucción de 10pasado es e! ?e c~mphr una función vicaria de mediación sobre los mundos de la VIda dirimiendo la proyección de lo real desde 10potencial. Éste y no otro e~ e! sentido de la utopía y de la libertad informativa como~u.torreahzaclOn cultu~al en e! ejercicio de autodeterminación sociopolítica, Como un eJerCICIO de palingenesia, como la construcción, en otraspalabras, de lo social desde lo colectivo, como un pensamiento y una accion transformadora, to?a utopía es una forma de determinación denuestro presente y poslblhdades de acción, instituyendo una norma conla que medir la realidad d~sde n~e.stras aspiraciones colectivas y nuestrosrec~erdos. Tod.a mediación política emancipadora exige por ello la capacidad de artlc~laci~n social, de transformación sociopolítica de lasformas de orgamza~lon y desarrollo cultural a partir de la memoria.~rnesgada apuesta esta, en un tiempo difícil, marcado por los oasis utópICOS sec?s, q~e abre e! paso -corno denuncia Habermas- a un procesode des~rtlz~clOn caracterizado por la trivialidad y el desconcierto.
Comcldlendo con Mattelarr, entendemos que uno de los problemasfun~amentalesde nuestro tiempo es la pérdida de visión histórica De"escnt J . C 1M" . . JO. o ose ar os anategui que, por lo general, quien no puede ima-glr:ar e! futuro tampoco puede imaginar e! pasado. y, por 10 mismo,q~le.n no cultiva la memoria poco o nada puede proyectar en elhorizontehlstonc.o, como vemos que sucede actualmente. El desplazamiento de lar:'emona por !~ cultura del archivo, así como la aplicación de la racionahdad tecnocratlca a la comunicación y la educación, es, de acuerdo conel profesor Huergo, un problema estratégico para el cambio social:
A difer~nci~.de una memoria histórica, el archivo carece de la libertad deque están tejidos los proyectos genuinamente históricos. En algún sentido,el reemplazo de la memoria por el archivo pone una facultad humana en lacomputadora ~ ,esto parec~ l~ realización del sueño pedagógico tradicionalde una edu~aC1~m met.TI0nstIca, pero indultando a los sujetos del peso deuna ~,emona sm sentido. p~~o el remplazo de la memoria por el archivotambl:n puede ser la supresion o anulación de una educación para elpensar, sonar y crear que arraiga su sentido en otra memoria, que permite bus-
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car, problematizar y elegir caminos diferentes: una memoria que no es acumulación de contenidos, sino que se teje corno narración histórico-cultural (Huergo, 2000: 5).
Si, como reivindica el profesor Orozco, los investigadores de la comunicación tampoco podemos perder e! derecho a formular utopías, parece procedente concluir que da recuperación crítica del pasado denuestras prácticas investigadoras y e! análisis de nuestras propuestasde investigación de! presente son dos estrategias que permiten sedimentar imágenes probables de! futuro que buscamos hacer realidad ene! campo de estudios de la comunicación» (Orozco, 1997: 192) frentea la preeminencia de una cultura pragmática y una percepción de! presente perpetuo, marcada, incluso teóricamente, por el olvido de la historia y la negación de toda lectura crítica sobre las cenizas de! pasado.
La complejidad y velocidad de los cambios informativos ha penetrado tan profundamente en las estructuras y formas de sociabilidadque la naturalización, en los discursos públicos, de las lógicas dominantes de mediación se han revestido de tal consistencia y opacidadque, bajo la apariencia de una falsa transparencia, parecen irreductiblesa la crítica científica, mientras e! proceso de estructuración y organización de la comunicación y la cultura públicas refuerza las lógicas de dominación y desigualdad material y simbólica características del modode producción capitalista. La naturalización de las formas desvertebradas y alienantes de la cultura contemporánea ha reafirmado, como consecuencia, una concepción individualizada de la vida social que debe serobjeto de crítica para hacer visible las causas sociales de fenómenos desconcertantes de la «modernidad líquida» que fragmentan y descomponen los marcos axiológicos y de convivencia. En este sentido, dos obstáculos fundamentales para la teoría crítica son, por un lado, el poderdominante de la metafísica burguesa, en especial la ilusión extensamente propagada de que e! mercado capitalista y e! régimen capitalistade producción son eternos e insuperables, y, por otro lado, el imperio deuna teoría miope que no es capaz de pensar más allá de los límites formales que determina e! proceso o la lógica de acumulación. Esta miopía intelectual sobre los dispositivos de control y subsunción social delos mundos de la vida por e! capital es la clave de la renuncia a una ideade sociedad de la información crítica y comprometida con los espaciospróximos de reproducción cultural y con la articulación dialógica de lascomplejas relaciones a distancia que median los sistemas desterritorializados de! poder basados en flujos de información, que hoy también
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colonizan el pensamiento y la producción teórica condicionando unanueva concepción del intelectual y de los trabajadores de la cultura. Eneste sentido, no cabe duda -como indica Mattelart- de que la discusiónsobre los mediadores intelectuales, artísticos y técnicos plantea de fondo un cuestionamiento radical de todas las formas de mediación, especialmente en un tiempo de acomodación del pensamiento a las necesidades del modelo dominante de desarrollo que hoy convierte altrabajador del conocimiento en una «figura desdibujada» y sin perfildefinido en la sociedad (Mattelart, 1981: 159).
Así, proliferan en los medios e industrias culturales lo que JacquesBouveresse califica como «nuevo intelectual deferente», «un tipo de intelectual que evita cuidadosamente dar la impresión de saber más o detener mayor conciencia que otros y que no pierde ocasión de manifestar su respeto por todas las formas de poder, económicas, políticas ymediáticas, las autoridades morales y religiosas, las creencias popularese incluso, llegado el caso, los prejuicios», renunciando a la idea adorniana del pensamiento como pura negatividad por una idea-coartada defalsa humildad que no puede ser sino reconocible como la prueba de laacomodación a las formas realmente solidificadas de reiniciación y dominación simbólica (Bouveresse, 2004). Por poder simbólico debemosentender aquí la capacidad de dominio e inducción de representacionesreificantes que determinan la percepción, descripción y conocimientoacción de los grupos subalternos, de acuerdo con e! sesgo ideológico yla racionalidad de las clases y grupos socialmente dominantes.
Es, en este contexto, donde cabe, con Giroux (1993), hablar de lalucha de los intelectuales, o lIamémosles «trabajadores culturales» o«cognitivos», por la ciudadanía. Pues hoy, el trabajo de producciónsimbólica y la generación del conocimiento han borrado las líneas dedemarcación que establecían una divisoria imaginaria entre tiempo detrabajo y tiempo de ocio, colonizando todo el tiempo de vida de los sujetos, lo que nos plantea de nuevo el problema de la alienación, difícilmente perceptible para la investigación social por cuanto nos encontramos ante complejas y múltiples relaciones, distribuidas en red, en lasque la cooperación y la comunicación productiva son la forma dominante de organización, resultando del todo indiscernible las relacionessociales de cooperación, el trabajo y la producción de comunicación,también, y en primer lugar, para los trabajadores culturales.
Como resultado, la renuncia del pensamiento social a las utopíasmaterialistas coincide, en esta dirección, no casualmente, con el desplazamiento del campo de trabajo hacia el más sofisticado pancornuni-
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cacionismo desde un discurso idealista que anula el potencial conflictivo y cont:adictorio del proceso de integración global del Ca~italisn;oCognitivo. Esta misma debilidad política se observa en la movlh.zaclOnaltermundialista. Cada día parece más urgente comenzar a orgamzar un«consenso de Porto Alegre» que debe ser articulado políticamente enlo global y en lo local: tanto programáticament~como desde el puntode vista de las alianzas partidarias y político-sociales. Para ello es necesario -como advierte Bernard Cassen (2004)- constituir «una memoriareflexiva y autocrítica» de los foros y espacio~ d~ articulación mundi~lde las voces disidentes para asegurar su continuidad en el espaclO publico y difundir tales logros y síntesis programáticas más .allá de Europa y América, hacia regiones como Áfnca u O:lente Medio, donde tradicionalmente debates como el NOMIC tuvieron o SIguen hallandoescaso eco o influencia político-social.
Volvemos pues a la centralidad de la memor~a. En la filosofía escolástica esta facultad humana es una de las potencias fundamentales del espíritu. «Ahora bien, no toda memoria es igual: hay una memo:ia sensible y una memoria inteligible, así como hay una memo na ?egatlva y unamemoria positiva» (Ferrater Mora, 2001: 2.357). QUi~Ie:am?: h~bl~raquí de la memoria crítica y reflexiva. De la ,:ece,sanaobJet~vacIon dialógica del sujeto observador y de la práctica científica de análisis de la comunicación, que diría Bourdieu (2003). Y ello fundamentalmente por ladimensión política y e!potencial transformador que anncipa, aunque pareciera al lector ociosa esta consideración. Creemos, SIn embargo, comodejó escrito Manue! Sacristán (2003), que los problemas metacientífi~?sson siempre filosóficos. Y la política ~na a~t,ividad re~exlv": la valoraciónde ideas, propósitos y programas de ideación y acción SOCial. La ?,emoria crítica y comprometida contribuye en este sentido a una creativa ~e
diación entre la experiencia vivida y la construcción colectiva de lo social.Si nos planteamos consecuentemente este esfuerz~ .reflexlv~ e hIS
tórico-crítico de mediación, la experiencra de las Políticas Nacionalesde Comunicación nos demuestra que es necesario y posible pensar másallá del Estado.
El primer reto, por delante, que tienen 'por tanto las fuerzas, de progreso es asumir y plantear una agenda SOCial de la comu':lc~c~on; y subrayo la palabra SOCIAL, porque debemos ~ la fuerza msistir .~ecesa
riamente que no es posible perfilar una polí.tlca de ~omumcaclOr: queoponga por toda alternativa al modelo pnvat1z~dor hberall~ propiedadestatal de la comunicación. Necesitamos una ética y una política de medios que facilite la participación ciudadana incorporando los sectores
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tradicionales e~~luidos o marginados de la modernización tecnológica apartir, como dIJl~os,de Un modelo comunitario y radicalmente participatrvo de planeación, Más aún, deberíamos aprender a pensar sin Estado (Lewko~cz, 2004). La crisis del Estado-nación, y su incidencia en elsector educativo y la comunicación, exige reelaborar la filosofía heredada ?~I Informe ~cBridepara articular políticas de comunicación y educacion con capacidad de Influencia en los mercados transnacionales. Enla medida que el Estado ya no es el artífice, en régimen de monopolio,de la cultura, debemos pensar líneas de acción política más allá del Estado y, por s.upuesto, del poder depredador del capital.
E,n l~ historia moderna de la comunicación todo pensamiento sobrelo público ha tenido lugar si,:, embargo desde una lectura excluyente ymonopolIstlca d~ l~ racionalidad de la Administración o, desde luego,en torno a! dominio o prevalencia de la racionalidad mercantil, peropoco o casi nada desde la compleja y contradictoria realidad de la Sociedad Civil, ámbito apenas explorado políticamente, salvando algunaque otra excepción de la teoría crítica.
. En este p~nto, conviene reconocer que ante las porosas formas del':lt~rpenetraClón de lo público y lo privado la relevancia de la sociedad~1V11 frente a.1 Estado y las formas convencionales de la acción políticaliberal constituye un reto estratégico para la definición de nuevos marcos Int~rpretativos de intervención cultural. En otras palabras, parece~ecesano pensar un~ nuev~,gobern~cióncon participación social a partir de las redes de articulación y crítica cultural. Más aún cuando la biopolítica posmoderna nos sitúa ante el reto de pensar las políticas cultura�es como un campo poroso y difuso de articulación horizontal. Lareactualización de la filosofía política contenida en el Informe McBride y I~ propuesta del NOMIC pasan hoy, en este sentido, por la articulación de redes nacionales, regionales y globales con base en la ciudadanía y el Tercer Sector, si en verdad se aspira a proyectar un sistemapotente de planificación y desarrollo del sector cultural.
Entre el. mercado y el Estado, es posible e imprescindible pensar lac.omun:caClón y las políticas públi~as en la materia socialmente, a partir de formulas de planeaclOn, gestión y control democrático por partede la CIUdadanía y sus representantes sociales, local y regionalmente,SIO q;,e ello suponga tampoco negar la participación del Estado en lapropiedad y control de los sistemas de comunicación públicos. En elnuevo escenario de convergencia digital, las políticas públicas debentratar d~ articular plataformas intersectoriales, con gestión mixta (pública, pnvada y comunitaria) y participación ciudadana activa:
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En la actualidad, hay indicios para pensar que nos encontramos en una fase de transición hacia un cambio de modelo. Las últimas tendencias liberales y economicistas conviven con algunos desarrollos conceptuales interesantes que parecen aflorar desde la sociedad civil, con nuevas exigenciashacia lo público, y que podrían dar lugar a un nuevo modelo, en la medida que desde una visión más multidimensional se supera la visión instrumental de la cultura que ha hecho furor en los años noventa. Esa visión másamplia y equilibrada significa que, junto a los valores atribuibles a la cultura en sí y al lado económico de la cultura, se le solapan otros puntos devista: su carácter central para la identidad de un país, nación o región; suprestigioso papel como factor de integración social; su factor de imagenidentificatoria en el ámbito internacional; y su combinación con políticastecnológicas y de telecomunicaciones para las que la cultura es tanto uncontenido, un valor añadido, como un factor central para su propio desarrollo (Álvarez Monzoncillo y Zallo, 2003).
Desde este punto de vista, las políticas comunicativas deben ser capacesde abrir el espacio público a nuevos modos de enunciación y discursos,a nuevas formas políticas de interacción y convivencia social. Para elloes preciso pensar el concepto de servicio público a partir de una críticadel Estado como soberanía monádica de control y administración encomún. «Sería necesario que empezáramos a imaginar una estrategia legal alternativa y un marco de referencia alternativo: un concepto de laprivacidad que exprese la singularidad de las subjetividades sociales (nola propiedad privada), y un concepto de lo público basado en lo común(no en el control estatal), digamos que una teoría jurídica posliberal ypostsocialista. Es evidente que los conceptos legales tradicionales de loprivado y lo público son insuficientes para esta tarea» (Negn y Hardt,2004: 240). Aquí lo común no expresa ni la comunidad (en un sentidopremoderno) ni lo público (de acuerdo con el despotismo ilustrado), sino más bien la potencia productiva y de autodeterminación de lo comúnentre singularidades gracias a los procesos colaborativos. Debemos endefinitiva redefinir el concepto de servicio público a partir de la rupturatanto de las estructuras de poder político del Estado como del modeloprivado de concentración cultural, favoreciendo sistemas mixtos de ~o
municación público-societarias en torno a las redes y plataformas CIUdadanas, los movimientos sociales, los profesionales del sector, los usuarios y colectivos educativos, culturales y CÍvicos.
Tal propósito es, desde luego, inviable en las actuales circunstanciassi no tiene lugar la necesaria articulación de espacios de discusión e intercambio de ideas sobre la comunicación y la ciudadanía. La defini-
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ción de alianzas y espacios de encuentro entre pensadores, profesionales y CIUdadanos frente a las distancias y fallas que entre estos sectoreses habitual debe para ello ser trascendida. Por ello, hoy más que nunca es necesario plantear como reto y tarea práctica inmediata un compromiso específico para:
a. Sensibilizar, en forma de pedagogía política, a la población sobre lanecesidad de discutir y participar activamente en el actual desarrollo de los sistemas informativos. La articulación de un proyecto depe~agogía política para trasladar los problemas económicos y profesionales entre la población es una condición de partida y llegadapara, desde la cultura deliberativa, generar una Sociedad del Conocimiento para Todos.
b. Articular espacios de intercambio sectorial entre diferentes colectivos sociales sobre el papel de la comunicación en áreas como los derechos humanos, la perspectiva de género o la atención a las minorías culturales.
c. Fomentar la integración de plataformas de trabajo y colaboraciónCIUdadana en defensa de la democracia informativa y el derecho deacceso a las industrias de la conciencia.
d. Introd~cir en la age~da pública el debate sobre pluralismo y la democracia en los medios, retomando el legado de propuestas internacionales como el Informe McBride en la promoción de una nueva cultura informativa y la defensa del derecho impostergable a lacomunicación.
e. Así como tejer vínculos con movimientos sociales, medios comunitarios y activistas de la comunicación participativa depositarios deuna experiencia, un capital político e intelectual desaprovechado para la construcción de alternativas por su desconocimiento y desconexión política, derivada de la dejación o errática política de las fuerzas de progreso. La redefinición praxiológica de los fundamentos~odernos de la comunicación pública a partir de políticas productrvas que generen nuevas lógicas emancipadoras con base en las nuevas tecnologías digitales es a este respecto inexcusable.
En definitiva, la primera condición para trazar un proyecto de futuroen la.comu~:'¡cación es proceder a reconstruir las fuerzas de progreso ymovilización social transformadora, articulando redes asociativas espacios de discusión, foros de debate profesional y plataformas de cooperación e intercambio que, a medio plazo, hagan factible el diseño de
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un programa alternativo de desarrollo de la sociedad global de la información y, a nivel micro, el desarrollo de políticas públicas de comunicación local y regional que promuevan el pluralismo y la diversidad cultural, así como la democracia y autonomía ciudadanas.
Tal ampliación de espacios presupone traspasar los límites objetivosde la economía política capitalista y la configuración comunicacionalque la hace posible, mediante la planificación democrática de políticaspúblicas adecuadas al desarrollo social. Pero a condición siempre de renovar radicalmente el discurso y la práctica emancipadora del pensamiento crítico en comunicación.
El progresivo acceso a la información en tiempo real, sin límites detiempo, volumen o distancia es, sin duda, una gran revolución culturalque, convenientemente socializada, puede garantizar muchas de lasutopías liberales aplazadas desde los albores de la modernidad. Peroello exige una cultura distinta de investigación y organización social.
Primero, es necesario desarrollar el conocimiento empírico y teórico necesario para transformar la estructura de dominación culturalcontemporánea. Un reto es investigar las formas y valores de la sociedad civil yel sector informativo en la formación de procesos de accióncolectiva cooperante y dinámicas compartidas entre individuos, gruposy filiaciones sociales instituidas, formal e informalmente. La investigación en comunicación debe impulsar en parte este esfuerzo. y orgamzaciones como la U nesco apoyarla y conocerla en su trabajo orgánicoy en el diseño de su cultura institucional. Nos encontramos, sin embargo, con un panorama de retraimiento y marginación del pensamiento crítico en las agendas científicas y los debates públicos de la comunicación, que hoy se traduce en la escasa influencia social sobre losespacios de decisión y poder social. Una, por tanto, de las tareas másurgentes es reagrupar y coordinar los esfuerzos aislados y dispersos deconocimiento en el área, promoviendo la discusión pública y la socialización del saber científico para la acción frente al neocapitalismo in
formativo.Instituciones como la Unión Latina de Economía Política de la Infor
mación, la Comunicación y la Cultura (ULEPICC) y organizaciones nogubernamentales como la Asociación Cristiana para el Desarrollo de laComunicación (WACC) deben a este respecto, por principio, converger y trabajar juntas en proyectos comunes mediante la constitución deplataformas de investigación y desarrollo que multipliquen las sinergias y capital social de cada una de estas organizaciones, coadyuvandoal cambio de planteamiento que rige el gobierno de la comunicación
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mundialmente. Pues sin una alianza de las fuerzas de progreso con laAcademia, los intelectuales y estudiosos de la comunicación, en supluralidad de variantes e ideologías dentro de la izquierda, difícilmente se podrá reorientar el modelo de desarrollo de la SI. Y cabe advertir al respecto que, por e! momento, la inteligencia crítica no hadispuesto de interlocutores y condiciones propicias, políticamente, enesta dirección.
En este empeño, la participación debe ser un principio rector de todapolítica y estrategia constituyente, favoreciendo espacios abiertos ala interpelación social que hagan posible e! acceso a los medios y sistemas informativos, e! derecho a réplica, la articulación dialógica de la con;'-~nicación local y el pluralismo. Las políticas públicas sin participacron de los trabajadores de la enseñanza y la cultura han fracasado porla falta de voluntad de cambio de! profesorado. Más allá de propuestascomo la de los herederos de! situacionismo y sus estrategias de guerrilla semiótica dirigidas a la ruptura del acontecer y de! flujo informativoprecodificado, la apuesta más productiva y consecuente con nuestrotiempo es pensar e! cambio social de progreso haciendo la democraciadialógica y democratizando la comunicación en línea con experienciasoriginales como la de los colectivos de periodistas solidarios, las redesde intercambio y software libre, las organizaciones no gubernamentales de comunicación y desarrollo, los centros de educación popular, lasasociaciones culturales y los medios alternativos que hoy constituyenun potencial, sin duda imprescindible, en la constitución de un polo deorganización del Tercer Sector y una economía social de la comunicación alternativa desde e! lenguaje de los vínculos, esto es, a partir de unanueva lógica o visión en red.
La denominada «swarm intelligence» (inte!igencia de enjambre) designa en computación los procesos y técnicas de resolución de problemas colectivamente mediante la distribución de análisis y decisión coordinada de agentes. Hoy esta metáfora nos revela que la inteligenciaes fundamentalmente social y depende de la compleja red de información y distribución de recursos para su comunicación. A partir de lacreatividad individual, la inteligencia colectiva se fragua por la comunicación y la cooperación de la multiplicidad de actores y contextos deconocimiento. Esta lógica aporta, como resultado, un potente modelode mediación, socialmente productivo y ecosistémicamente complejo.La política de redes de pensamiento e intervención social en la comunicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura, otraforma de organizar la comunicación.
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Conforme a esta lógica, la defensa de la democracia en los mediosdebe ser entendida como e! esfuerzo sostenido y abierto a la interpelación de una práctica política que amplíe los espacios de confrontaciónde discursos, que «complique» los sistemas de acceso, que distribuya yagrupe las formas de representación y expresión cultural entre los dIStintos grupos sociales.
La concentración internacional en e! sector culrural plantea, en la actualidad, problemas estratégicos como e! pluralismo tanto intern? (democracia y autonomía) como externo (libre competencI~ y dlv~rsldad),los derechos de la ciudadanía para comprender y percibir las diferentesvoces en e! espacio público, la diversidad de medios de expresión y re-cepción y la calidad de! sistema informativo. .' •
En este marco, el valor y defensa de la comumcacion para e! des~rrollo social debe, sin duda, plantearse desde nuevos parámetros: arnculando en lo posible una red pública de participación soc!al que Iidere las estrategias y objetivos de progreso de la cornumcacion en VIrtudde criterios y metodologías colectivas de participación activa en las decisiones, en e! diseño y los beneficios de tales políticas públicas p~Jr p~rte de la población. El valor o la idea de desarrollo en la comurucacronreemplazaría así las lógicas social-liberales de representación de la C?municación pública por un modelo que no sólo produce comun~CaCIO?de acuerdo con necesidades de crecimiento y desarrollo sostenido, SIno que además lo hace construyendo democracia, tejiendo vínculos,tendiendo puentes de diálogo entre grupos, culturas y discursos dIStintos. Esto es, la apuesta por la comunicación para el desarrollo supera así la tradicional planificación centralizada de las políticas públicaspor el desarrollo y organización de redes de interacción y aut?o,rganización social capaces de ampliar sIgllIfIcatIvamente l~s potencialidadesculturales de cada grupo, colectivo y territorio, mediante la movilización y coordinación de las organizaciones empeñadas en la. dernocratización y transformación de! actual orden global. Y ello incluso porlo que respecta a la generación de conocimientocomunicológico, enlaque todos los actores y la comunidad como conjunto deben conv,ertIrse en expertos y sujetos activos del conocimiento local, n-ascendiendola tradicional división social de! trabajo entre teoría y praxis.
Desde esta perspectiva, los movimientos sociales, los teóricos y profesionales comprometidos con la democracia informativa y la autonomía cultural tenemos por delante e! reto de realizar en la práctica unaidea que bulle y zumba cada vez ~ás fuerte en ~u,estros oídos, pero que,sin embargo, aún no se ha materializado en miciatrvas y programas de
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acción significativos.Nos referimos por supuesto a la idea matriz del movimiento antiglobalización y de la filosofía crítica no realizada del trabajocultural: otro mundo es posible. Otra comunicación es posible: un solo mundo hecho de múltiples voces, construido dialógicamente, trazado por la participación y la proliferación de vínculos y afectos ... Unsolo mundo hecho de múltiples voces, y múltiples culturas visibles y reconocidas en función de otra práctica cultural... de otra comunicaciónposible. Y, por supuesto, de una nueva concepción crítica, una nueva teoría transformadora de la realidad, aún por reformular.
Una primera contribución en este empeño nos la ofrece el polémico y no por ello menos sugerente trabajo escrito conjuntamente porAntonio Negri y Michael Hardt: Imperio. La idea de mantener categorías y modelos de análisis lineales centro-periferia al explicar los procesos de circulación informativa y control de la comunicación mundialen el actual proceso de globalización capitalista debe, como adviertenambos autores, ser superada por una lectura crítica del imperialismoque, yendo más allá de la vieja concepción marxista-leninista, sea capazde dar cuenta de las complejas tramas de poder y dominación imperialque rigen en un mundo sin adentro ni afuera, un mundo, según con
c~uye la tesis principal de Imperio, sin fronteras, atemporal, integradobiopolíticamenre y atravesado por la dispersión y multiplicación de losc~)llflictos. Hablamos pues de un horizonte sociopolítico distinto que,SI bien no puede ser aún descrito, apunta nuevas formas de solidaridade intervención, de inteligencia y lucha colectiva, de afirmación de la comunicación y la diferencia que ha trascendido los parámetros de lasformas modernas de poder y representación. Estamos, como anticiparanDeleuze y Guattari, ante una Sociedad de Comando Integrado, unaSOCIedad de la comunicación definida por la intensificación y generalización de los aparatos normalizadores de disciplinamiento burgués através de redes flexibles y fluctuantes que apuntan la emergencia delbiopoder como sistema de regulación de la vida social desde su interior,esto es, integralmente.
Uno de los principales problemas políticos de primer orden en estenuevo modelo de control social es la lucha por el código, por la producción de la vida, que, en el paso de la subsunción formal a la subsunción real de la sociedad entera por el capital, ha terminado colonizando los espacios antaño irreductibles del deseo y de la subjetividad.N o podemos pensar alternativas a la comunicación y la cultura globalsin problematizarnos tales cuestiones estratégicas. Así lo supieron veren vida Deleuze y Guattari. Ése es el legado de la magna y sediciosa
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obra de Foucault. Y en este punto nos encontramos, pese a las reticencias de algunos teóricos de la escuela crítica.
En efecto, hoy no es posible la reconstrucción ética y política delpensamiento crítico sin tomar en consideración los trabajos de la arqueología y genealogía crítica del filósofo francés. Sus obras constituyen aún hoy verdaderas «cajas de herramientas productivas» para laComunicación Educativa y el pensamiento social, en general, en la reconstrucción de la memoria, en un tiempo de programación y manipulación de las imágenes y las representaciones con las que formalizamos nuestra vida, para el que la voz diferenciada de la insurgencia delos sujetos codificados y normalizados nunca o rara vez tiene lugar. Laobra de Foucault constituye además un referente imprescindible en lasactuales «economías de la mente» al plantear la pertinencia de una economía política y la dialéctica de la reflexividad y la disidencia en lascomplejas articulaciones de la ciencia, el discurso público y las relaciones de poder. La sustitución, a decir de Ibáñez, de la sociedad de lascuentas por la sociedad de los cuentos, de la sociedad industrial capitalista clásica por la sociedad de la información, exige una problematización sistemática. de las relaciones económico-políticas del conocimiento con los procesos de transformación y mediación socialgenerales. De ahí que algunos destacados colegas del campo, como elprofesor Bolaño (2005), concluyan que el reto de la Economía Política de la Comunicación es trazar las bases de una economía política delconocimiento, de la construcción y socialización del saber científicocodificado y, en consecuencia, la investigación micropolítica de la actividad intelectual vinculada a los dispositivos de control y manipulación de la nueva economía política que proyecta la Sociedad de Comando Informacional a través de sus redes de difusión y distribucióncultural. Esta idea en modo alguno es original. Hace décadas Guy Debord (1995) supo entrever en la nueva cultura de masas las bases de unmodelo de control y acumulación totalitario que exigía de la economíapolítica marxista una lectura y una teoría revolucionaria distintas deacuerdo con la naturaleza de la sociedad del espectáculo. U na sociedadque, aparentemente, multiplica y visibiliza mediáticamente las diferencias para reforzar y mantener las formas bárbaras de etnocentnsmo ysegregación exeluyente a través del control de las redes mundiales decomunicación, revelándose bajo el fenómeno migratorio un analizadorexplosivo de la cultura occidental a discutir y estudiar por la teoría crítica, de acuerdo con las hipótesis de Negri y Hardt, Pues, si los límites y formas culturales de la revolución digital abren una dimensión
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biopolítica fundamental en el viejo debate en torno al sujeto por laemergencia de! m~de!~~cyborg, la proliferación de fenómenos migratonos y de comurucacion mtercultural difusa activa, en e! mismo sentido, nuevas formas de lucha de clases en las sociedades posmodernasinaugurando una fuente dinámica de movilización y solidaridad social:Et.t el s~no de la SOCiedad hipermediatizada y de comando flexible lamigración y la comunicación int~rcultural abren así la puerta a la ~speranza de! comunismo, al intensificar la dialéctica de destrucción de!modelo de domin~ción imperial haciendo proliferar entre la multituddeseant~ formas diversas de organización autónoma, de redes de apoyo, de vínculos comumtanos y cooperación alternativa en los plieguesdel sistema espectacular integrado.
Ahora, e! reto es v~r cómo desarrollar la comunicación como pensamlen,to para e! ca~blO ~portando a los colectivos saber y poder parala accion y liberación social. Pues, sin ningún género de dudas de! esfuerzo de reconstrucción y pr~blematización de esta dialéctic; depende e! desarr,ollo de las alternatlva~ ,culturales en nuestro tiempo. Paraello, la teona socia! ,en cornurucacion debe recuperar su potencia crítica en la construcción transgresora de una racionalidad comunicativac~paz de arr~es.gar otros horizontes posibles a partir de al menos tresejes gnoseológicos y cuatro líneas de reconstrucción teórica.
De ~cue~d,o con e! profesor Boaventura de Sousa (2003b), una nueva teona eritrea, capaz de superar los límites de la modernidad occidental, ~e sus tradiciones y omisiones dolorosas de otras formas depensamiento y ~eHexividad históricamente silenciadas, pasa por: (1)d~s'plegar una ~ntlca de las fronteras disciplinarias heredadas de la tradición n.ormahzadora p~sitivis,ta. Fronteras o límites al pensamientoque, SI bien en la CO,mumcolo~la no son habituales, han lastrado por log~neral nuestra vision compleja y holística de la realidad; (2) transgredir las fronteras geográficas y culturales para la proyección de un diálogo ~ransversal y multidireccional entre culturas, creencias y pensamientos dl~erentes: y (3), finalmente, transformar, en línea con la tradiciónemanclpado.ra, la relación teoría y praxis, desde concepciones ancladas oc0tt.tfrometldas con los grupos subalternos, a partir de estilos de investiga~lOn tt.t~cho más s~ciopráxicos y nuevas metodologías de investigacI~n-acclOn partlclpa~va. En esta lí,:ea, podemos identificar, siguiendo alrrusrno autor, cuatro lineas de trabajo político y científico a seguir:
1. La ~efülición de una nue,va teoría de la historia que incorpore las expenencias sociales margmadas y desacreditadas por la modernidad
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clásica, a fin de comprender la realidad de la comunicación desde laexperiencia singular y fronteriza de grupos marginales y subalternos.
2. La crítica teórica al etnocentrismo de la cultura occidental en las industrias culturales, poniendo énfasis especialmente en la colonización del saber y de las formas de expresión periféricas.
3. La reinvención de! conocimiento comunicológico como interrogación ética para la definición de formas más constructivas y cooperativas de saber (dialógicas, no monoculturales ni bárbaras, en palabras de Edgar Morin [2001]) que tengan en cuenta e! contexto y lasdemandas sociales.
4. La reconstrucción teórica y la refundación política de! Estado y dela democracia desde la experiencia radical de voces excluidas socialmente de! modelo de mediación y desarrollo, retomando e! legadointelectual de la teoría feminista y la crítica al androcentrismo, asícomo las aportaciones de tradiciones religiosas, comunitarias y populares de los países de! Sur.
Estas líneas de trabajo constituyen, desde luego, sólo un punto de anclaje, apenas e! comienzo de «algo nuevo", pero sobre todo un compromiso teórico a definir en diálogo con los movimientos sociales, que,a nuestro entender, puede hacer posible imaginar una comunicación para e! desarrollo más productiva que e! cambio social auspiciado por e!Capitalismo Cognitivo con e! proyecto Sociedad Global de la Información; y, lo más importante, puede realizar otra forma de habitar yexpresar e! mundo. Ahora bien, volviendo al planteamiento de partidacon e! que comenzábamos este epílogo, conviene acometer tal proyecto desde los espacios locales de convivencia.
Hemos visto cómo a lo largo de las dos últimas décadas la reconfiguración de! capitalismo en torno a la información, la cultura y e! conocimiento ha redefinido e! pape! de las políticas culturales descentralizandola acción pública en e! contexto de crisis intensiva de! Estado-nación yde emergencia de las regiones y las entidades locales como agentes reguladores de acomodación y desarrollo de! Capitalismo Cognitivo. Al mismo tiempo, en e! complejo diálogo entre lo local y lo global, las políticas de comunicación y cultura han procurado las condiciones propiciaspara pernlitir nuevas posibilidades de rearticulación de la democracia yla gobernanza a escala local. En este nuevo marco, es preciso pensar laspolíticas culturales críticamente reconociendo que:
La comunicación y la educación para e! desarrollo pasa, si de rnodelos integrales, sostenibles y potentes hablamos, por visiones es-
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tratégicas basadas en la creatividad social, en la participación ciudadana y en el intercambio de experiencias, visiones y propuestas deinnovación de los municipios y agentes locales.Las políticas públicas orientadas a la demanda y al consumo que tratan de alentar, por medio de la liberalización del sector, programas definanciación de aplicaciones por la pequeña y mediana empresa (comercio electrónico), el sector público (municipios, sistema de salud,educación... ) y la ciudadanía no parecen la mejor vía para impulsarproyectos integradores a escala territorial, vistos los resultados delcaso andaluz y de otras regiones periféricas del sur de Europa.La potenciación de la Investigación y el Desarrollo en la materia nopuede ser pensada de acuerdo con una racionalidad instrumental deexplotación aplicada del conocimiento, pues terminará adaptándosea la estructura del mercado al margen o sobre las necesidades locales y las alternativas posibles de desarrollo regional equilibrado. Detal manera que la inserción de los investigadores, de las empresas yagentes del sistema ciencia-tecnología termina favoreciendo la hegemonía de las regiones y redes dominantes de excelencia, lideradaspor territorios del norte, potenciales beneficiarios de la SI en la nueva econo?,í~ com.o productores de tecnologías de la información yde conocimiento innovador para el cambio y el desarrollo social.En este sentido, parece prioritario que las regiones y los municipiosy mancomunidades dediquen más tiempo a la investigación intersectorial (comunicación, educación, economía, territorio, sociedad ...) para evaluar integralmente sus necesidades y seleccionar demanera más inteligente los planes de desarrollo y los programas públicos necesarios para el impulso económico. Sólo con conocimiento inteligente es posible pensar el desarrollo equilibrado de la SI, dotando. ?e infraestructuras y sistemas acordes con las demandas yposibilidades de acceso a los nuevos recursos infocomunicacionalesde fo.rma creativa. Por ejemplo, es difícil hablar de desarrollo regional SI no disponernos en nuestro territorio de indicadores y datosespecíficos sobre la SI, y los factores o elementos clave para nuestraeconomía. De tal manera que el seguimiento de la situación de brecha digital se atiende según criterios globales que poco o nada tienen que ver con la realidad material de nuestro territorio.En la medida que toda política cultural presupone una filosofía y visión estratégica del cambio social, las políticas de comunicación deben, por otra parte, adaptarse a las demandas de la ciudadanía definiendo un compromiso específico para educar políticamente a la
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población en sus derechos culturales y articular esp~cios de .int~rcambio y diálogo entre diferentes colectivos, atendiendo cnterioscomo la diferencia de género o la situación marginal o minoritariade ciertos grupos culturales.La articulación de los derechos sociales de la comunicación es, eneste sentido, vital para la regeneración democrática y la gobernanzay debe realizarse con procesos reales de descentralización de los sistemas de comunicación, favoreciendo la autonomía y competenciasregionales y locales en materia de comunicación y cultura. No esposible la promoción de las culturas minoritarias en la SI sin unadescentralización territorial y política efectiva.La educación en comunicación, más alláde los modelos actuales de alfabetización digital, debe en este empeño ser prioridad política en laarticulación de usos sociales y productivos de las nuevas redes de intercomunicación. Si bien no es posible, en el ámbito regional y local,definir modelos de regulación de los servicios públicos y el accesouniversal, pues según hemos visto cada vez dependen más de agentesprivados a escala global, con la anuencia de los organismos internacionales, los poderes públicos regionales sí que pueden mvertir eneducación, diseñar planes de inserción y capacitación profesional.Este cometido debe vincularse a la preparación de un Libro Blancosobre la cultura regional y las industrias locales de comunicacióndiagnosticando capacidades, estructuras de producción y líneas institucionales de acción gubernamental para el desarrollo del sector.En este documento matriz deben ser fijados los planes plurianuales,cada tres o cinco años, para prever la explotación colectiva del patrimonio histórico, la memoria colectiva y los recursos culturales dela región (redes de centros públicos de educación, bibliotecas, museos, monumentos, cultura popular, etcétera).Esta labor de diagnóstico y prospección con los agentes del sector y laciudadanía debe ser centralizada por un Observatorio de las Políticasde Comunicación y Desarrollo que, desde la Universidad y el conocimiento experto, arroje información y monitoree la evolución de la cultura y su impacto en los planes de desarrollo territorial. Junto con estas instancias de investigación y desarrollo aplicado para la toma dedecisiones, es conveniente articular Consejos de Comunicación y Cultura con participación de los empresarios, los profesionales del sector,los poderes públicos y la ciudadanía en ~eneral, a fm de favorecer. laparticipación activa en los planes estratégIcos, tanto en lo que se refiere a la política industrial como a las iniciativas de modernización.
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- La participación, como la política industrial, debe obedecer al principio de transversalidad y contar con la colaboración de diferentesagencias del gobierno coordinando competencias públicas, en especial de Ciencia, Cultura, Educación y Tecnología. Estas políticas públicas deben, en fin, ser intersectoriales pues implican decisiones yproblemas que deben ser planificados de forma coordinada. Esta política industrial debe además ser acompañada de un esfuerzo sostenido en el tiempo para la producción propia de contenidos culturales afin de defender la creación local, los intereses culturales colectivos como bienes públicos, frente al libre comercio, mediante la promoción,por ejemplo, de normas técnicas de uso libre en línea con movimientos como copyleft, que permiten la producción de contenidos de acceso público gratuito (Alvarez Monzoncillo y Zallo, 2003).
El éxito de éstas y otras posibles iniciativas depende lógicamente de la capacidad de los poderes públicos para asumir una nueva cultura de la cooperación y del liderazgo como instancias de religación y vinculación interinstitucional. La labor de coordinación y cooperación entre diferentessectores, instancias administrativas, políticas y competencias distintas, yentre regiones limítrofes constituye hoy la clave y el mayor reto que hande enfrentar los poderes públicos en el ámbito local y regional para darrespuesta efectiva y adecuada a los retos de un mundo complejo y conectado que orienta los flujos transversales de información y conocimiento en diferentes niveles y en diversas áreas de intervención territorial. La cuestión es si están dispuestos a ello. Desde luego muchos de losproblemas y líneas de desarrollo que hemos apuntado no se resuelven sólo con voluntad política, pero ésta es una condición a priori todavía nocomprometida por la mayoría de las autoridades locales y regionales pese a la retórica oficial y a los numerosos pronunciamientos públicos.
Cabría a este respecto recordar, como enseña Confucio, que si ellenguaje o discurso enunciado no es correcto ni tiene en verdad sentido para quien lo enuncia, lo que se dice no es lo que significa; y si loque se dice no es lo que se significa, lo que debe ser hecho, queda sinhacer. En la era digital, sobran los discursos sobre la SI y faltan por elcontrario políticas públicas concretas, líneas de acción y trabajo definidas. Falta, en suma, una voluntad política decidida a construir socialmente el poder cultural.
Éste, sin lugar a dudas, es el mayor reto de futuro para un nuevomodelo de desarrollo educomunicativo y de democracia para todos.
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