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SISTEMATIZACIÓN DEL ROL DEL PSICOLOGO EN LA REALIZACIÓN DE TALLERES EDUCATIVOS EN
CONTEXTOS ORGANIZACIONALES.
SISTEMATIZACIÓN DEL ROL DEL PSICOLOGO EN LA REALIZACIÓN DE TALLERES
EDUCATIVOS EN CONTEXTOS ORGANIZACIONALES.
PEDRO NEL SÁNCHEZ REYES
1023607
TRABAJO ESCRITO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR AL TITULO
DE PSICOLOGO.
ASESORA DE TRABAJO DE GRADO:
PATRICIA LASSO TORO
PSICÓLOGA DOCENTE UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGIA
SANTIAGO DE CALI 2012
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SISTEMATIZACIÓN DEL ROL DEL PSICOLOGO EN LA REALIZACIÓN DE
TALLERES EDUCATIVOS EN CONTEXTOS ORGANIZACIONALES.
PEDRO NEL SANCHEZ REYES*1 Universidad de San Buenaventura Cali, Colombia
Resumen
Una de las demandas contemporáneas para los psicólogos que ejercen en el campo organizacional tiene que ver con la realización de actividades grupales. (Prada, 1992). Esta investigación pretende arrojar un intento de sistematización del rol del psicólogo en la realización de talleres educativos en el ámbito organizacional. El estudio se inicia dada la exploración que el autor lleva a cabo tanto a nivel de revisión de antecedentes como a nivel de práctica profesional, donde se encuentra con algunos vacíos conceptuales acerca de la sistematización de la labor del psicólogo en este escenario. Método: Estudio descriptivo, diseño transversal, muestra de 3 psicólogos que trabajasen en el campo organizacional y técnicas de recolección de información observación participante y entrevista semiestructurada. El estudio arroja una sistematización del rol del psicólogo a través de las etapas de diagnóstico, planeación, ejecución y evaluación. Palabras Clave Descriptores: Rol del psicólogo, talleres educativos, intervención grupal,
organizaciones.
Abstract
One of the contemporary demands for psychologists practicing in the organizational field has to do with group activities. (Prada, 1992). This research aims to shed an attempt to systematize the role of psychologists in educational workshops in the organizational context. The study began by the exploration that the author conducted both background check and at the level of professional practice, where he encounters some conceptual gaps on the systematization of the psychologist's role in this scenario. Method: Descriptive, cross-sectional design sample of 3 psychologists to work in the organizational field and semi-structured interview. The study provides a systematization of the role of the psychologist through the stages of diagnosis, planning, implementation and evaluation.
Key Words: Role of the psychologist, educational workshops, group intervention organizations.
1 Artículo presentado como requisito para optar al título de Psicólogo en la Facultad de Psicología de la Universidad de San
Buenaventura – Cali. El estudiante en mención cuenta con una experiencia en la realización de talleres en el ámbito
organizacional desde su proyecto de práctica profesional en el año 2006 a la fecha.
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Introducción.
Doctor: “es que necesito realizar unos talleres de esos de motivación para mi personal, ya que
estamos en un proceso de cambio y vemos que las personas están con algo de resistencia, así que nos
gustaría hacer alguna actividad que motive a las personas, yo creo que podría ser una charla como de 2
horas… ¿cuánto nos cobraría usted por esa actividad? 2 (H, 2008).
Muchos facilitadores3 y profesionales de la psicología se han encontrado alguna vez con un
llamado similar o igual que el anterior, y la realización de talleres se constituye en un reciente campo
en el ejercicio de la psicología el cual se encuentra en proceso de crecimiento y desarrollo, ya sea con
fines educativos, clínicos u otros propósitos en donde los procesos grupales puedan ser abordados,
(Prada, 1992).
No obstante sería pertinente plantearse algunas preguntas como: ¿Por qué trabajar con grupos ha
tomado tanta fuerza actualmente? ¿Qué necesidades se abarcan desde las intervenciones grupales y por
qué las organizaciones los demandan? ¿Qué son los talleres? ¿Qué tipos de taller hay? ¿Por qué los
psicólogos están llamados a asumir el rol de facilitadores en procesos de taller? ¿Qué conocimientos
debe tener un psicólogo para abordar estos retos? ¿En qué se basa un psicólogo para diseñar y
estructurar programas de intervención desde talleres?
Si bien estas preguntas serian objeto de una amplia discusión y debate teórico, es importante
cuando menos aproximarnos a un elemento clave para el ejercicio de la psicología ¿Cuál es el rol del
psicólogo en la realización de talleres educativos en contextos organizacionales?
El presente artículo tratará de responder a dicho interrogante basándose en la documentación de un
conjunto de experiencias de 3 psicologos con experiencia en talleres, y la experiencia propia en este
campo, ancladas a algunos modelos teóricos que fundamentan el trabajo con grupos y otros
profesionales en la materia que han dedicado parte de su ejercicio profesional a este oficio.
Al interior de la psicología se encuentran diversas posturas teóricas acerca del trabajo con grupos,
(González N, J, 1999) (Olson, M, 1992) (Baumslag, B, 1972) (Morales D, J.F, 2007) y otros, las
cuales actualmente las instituciones demandan desde la ejecución de talleres grupales; muchos
psicólogos se han preocupado por esta forma de abordaje y han posibilitado alimentar de mejor
2 El señor H, es un cliente de una empresa de capacitación y consultoría. 3 El concepto del facilitador introducido por (Rogers, 1970) se reconoce al interior de las organizaciones como el rol que
desempeña aquel que desarrolla programas de capacitación y desarrollo enfocados en generar beneficios para la
organización y las personas que hacen parte de estas (Werther 2000), orientando sus intervenciones en múltiples temáticas
que dan respuesta a diferentes demandas en el ámbito organizacional.
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manera estas teorías, dándoles mayor peso y desarrollo y llegando incluso a crear nuevas teorías a
partir de esto como la educación experiencial4 u out door training.
Como lo refirió (Prada, 1992) el continente americano es un escenario donde el trabajo con grupos
ha cobrado una importancia y un especial interés, por tratarse de un continente joven, con poco
desarrollo económico pero rico en potencial y capacidad humana, de ahí precisamente que en nuestro
contexto el fenómeno de los grupos se destaque como un requerimiento altamente demandado y con
grandes posibilidades, no obstante si bien es ese auge el que ha traído una oleada de necesidades
alrededor de la realización de talleres, con ello también emergen un sinnúmero de facilitadores en
busca de herramientas para abordar las necesidades al respecto de este requerimiento.
Por otra parte para la resolución de la pregunta inicialmente planteada es importante establecer
algunos antecedentes en lo referente a este campo y por ello es preciso anotar que muchos de los hoy
por hoy facilitadores de procesos de talleres organizacionales se han encontrado con una barrera
conceptual, puesto que no hay muchos textos que documenten aspectos esenciales sobre el abordaje de
este tipo de procesos desde la psicología y por ello se recurre de manera permanente a la integración
de teorías que permitan validar este ejercicio, lo cual ya es en si mismo una virtud del psicólogo
facilitador, pero al mismo tiempo hace riesgoso este tipo de intervenciones ya que se puede caer
fácilmente en la improvisación desorganizada de técnicas restándole eficacia a la intervención misma.
Lo anterior suscitó dos consideraciones para el desarrollo de este escrito, la primera es que los
antecedentes son considerados como los referentes más cercanos de los cuales se dispone, para validar
o dar continuidad a nuevas propuestas y que por tanto, este escrito tendría pocos referentes inmediatos;
por otra parte, es preciso decir, que la poca presencia de referentes es lo que en ultimas valida y
genera la necesidad de explorar sobre aspectos que han sido tenidos en cuenta para el desarrollo de
talleres organizacionales y el rol que el psicólogo ocupa al respecto de esto.
No obstante en la búsqueda de documentación sobre el tema se encontraron textos que si bien no
responden a la pregunta sobre el rol del psicólogo en este tipo de procesos, sirven como insumo para
comprender la pertinencia de este tipo de procesos ya que documentan experiencias en relación con
algunas intervenciones desarrolladas con éxito en otros escenarios.
Consideraciones iniciales: experiencias de talleres desde la psicología y nociones sobre el rol del
psicólogo en diversos contextos.
Entre los diferentes textos que documentan experiencias sobre el desarrollo de talleres (Aristizábal,
2001) permite en su trabajo dar cuenta sobre como los procesos de talleres son una herramienta útil
4 Se conoce como Educación Experiencial u out door training en general, al proceso mediante el cual las personas adquieren
destrezas o construyen conocimientos a partir de la experiencia directa y no de la conceptualización de las cosas (Luckner y
Nadler 1997).
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para facilitar la construcción de aprendizajes ya sean estos individuales o colectivos; además de
posibilitar generar cambios en las conductas de los participantes, toda vez que ellos se pueden emplear
herramientas de orden terapéutico o clínico para este fin. Sumado a esto, se puede decir que los
talleres por su carácter participativo y por el tipo de metodología empleada son atractivos para las
personas y generan interacciones que viabilizan el intercambio de ideas, el reconocimiento con el otro,
el fortalecimiento del potencial humano y por ende el mejoramiento en las personas.
De la mano con lo anterior, (Aristizabal, 2001) permite dar cuenta del alcance que tiene el grupo en
la transformación de lo humano desde lo clínico, realizando además un aporte significativo en la
medida que presentan una perspectiva de intervención desde lo cognitivo conductual, lo cual además
permite evidenciar la versatilidad que existe para el abordaje de los procesos grupales ya que aunque
las corrientes del discurso psicológico y de la pedagogía son diferentes, al mismo tiempo nos permite
ver como no son únicos y por tanto el escenario de los talleres grupales no solo se ha difundido
altamente sino que también ha permitido validarse alrededor de innumerables teorías practicas.
Lo anterior permite ver como los talleres han sido significativos como herramienta de intervención
desde lo clínico, pero también encontramos experiencias en lo educativo y lo social que ponen en
escena los talleres como la estrategia para la construcción colectiva como por ejemplo las referidas por
(Fouce, 2007) en España o las de la Fundación Edupar en Santiago de Cali(2003), pues en estas se
puede ver como en muchos programas sean estos de prevención o de socialización y construcción
colectiva, el taller se posiciona como la herramienta que garantiza el hallazgo de soluciones personales
a través de la interacción y construcción colectiva.
Por otra parte (Garzón y otros, 2005) presentan una propuesta de transformación desde los talleres,
empleando la investigación acción participación como herramienta que permite a aquellos que
participan de los talleres ser constructores de sus propias soluciones, partiendo del conocimiento,
interpretación y comprensión de su realidad, teniendo en cuenta además, que para que esto se logre se
hace necesaria la participación de todos los intervinientes; esto da valor a la condición del hombre
como ser social, entendiéndolo como parte de un todo, e interviniéndolo desde una dinámica colectiva.
Lo anterior eminentemente pone en escena a la psicología de los grupos pues el hecho de que el
taller cobre la relevancia que tiene que ver con el valor de lo colectivo en el proceso de transformación
personal además como lo plantearía (Prada, 1992) es gracias al grupo que el hombre ha alcanzado
grandes gestas en su mundo, ha desarrollado su inteligencia, su fuerza, por ello el hombre busca en el
grupo la realización personal; de ahí que los talleres educativos tengan como finalidad el desarrollo de
las capacidades potenciales del hombre, siendo el taller el escenario para dicho proceso y el grupo el
soporte de la persona para reconocer su potencialidad.
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Por su parte algunos autores han focalizado su interés en el rol del psicólogo en diversos contextos,
(Del Cerro, 1986) sitúa en su tesis sobre el rol del psicólogo del deporte, algunos aspectos
relacionados con las funciones del psicólogo al abordar el contexto deportivo; describe al psicólogo
en el rol de colaborador y no de experto, lo cual opera de manera similar en los procesos grupales, ya
que se entiende al psicólogo en el rol de facilitador que propone una serie de dinámicas para la
obtención de una experiencia de aprendizaje y no un conocimiento experto para depositar saber en los
demás.
Un segundo aspecto mencionado por (Del Cerro, 1986), se refiere a las funciones discriminado
estas en dos categorías: investigativas y de intervención; las primeras se pueden equiparar a los
procesos grupales en lo que representa al conocimiento y la indagación constante que se hace para
profundizar mas en ciertos temas específicos en su estructura teórica, mientras que el segundo criterio
esta mas relacionado con el ejercicio practico de los talleres, toda vez que para el desarrollo de esta
función generalmente se acude a la dinámica del grupo, enfocada al o los deportistas en su propio
contexto colectivo.
Otros aspectos en relación con el rol del psicólogo pueden referir los diversos escenarios presentes
en un mismo campo, la variedad de herramientas, formas de intervención en este y los múltiples
conocimientos que el psicólogo debe tener para la realización de su trabajo, lo cual en ultimas
configura su rol, tal como lo menciona Fernando el Católico (1997), al plantear las amplias
posibilidades de aplicación de la psicología en el campo judicial, separando no solo los campos de
intervención posible al respecto del ejercicio de la psicología, sino también las herramientas que el
psicólogo puede emplear para intervenir en este campo.
Platero (1978) y (Guerra, 2008), permiten situar al psicólogo al interior de las organizaciones,
siendo un psicólogo que toma distancia de su posición como terapeuta y que propende por las
dinámicas de lo humano en un entorno productivo (Platero, 1978), su rol se encamina en la
elaboración de programas que potencien la motivación y con ello la productividad del personal en las
organizaciones. Ya en este contexto se puede iniciar a esbozar una característica fundamental del
psicólogo en relación con la realización de talleres en contextos organizacionales, ya que se puede ver
un psicólogo que establece una forma de proceder en el escenario organizacional en procura de la
potencialidad de lo humano para alcanzar su mayor productividad para el cumplimiento de objetivos
organizacionales.
No obstante este psicólogo que responde a problemas organizacionales sitúa su que hacer en la
búsqueda de la toma de conciencia de los individuos al interior de un contexto productivo (Platero,
1978), propendiendo por el bienestar de las personas en la medida que propicia un apropiado clima
laboral, para favorecer el desempeño, sin la necesidad de situarse en una posición de terapeuta
(Guerra, 2008) siendo estos solo algunos de sus escenarios posibles de intervención en este contexto.
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Por otra parte (León, 2007 )plantea como las organizaciones hoy día centran parte de su interés en
dos componentes, lo estructural y los recursos humano, entendiendo la importancia de lo humano en
los procesos grupales al interior de la organización y la necesidad de explorar esto desde el ejercicio
del psicólogo, comprender de que manera se establece la relación entre la organización y sus
individuos, a fin de mejorar los diferentes procesos donde lo humano converge, pero entendiendo este
como un recurso fundamental para el funcionamiento de la organización el cual tiene sus propias
expectativas, las cuales en ocasiones pueden chocar o generar tensión con los objetivos de la
organización.
Schvarstein (1999) sitúa la psicología social al interior de las organizaciones, como un medio para
comprender las diferentes dinámicas que se juegan desde lo humano en relación con la organización y
como muchos psicólogos se insertan en el ámbito organizacional en procura de mejorar las
condiciones de vida de quienes allí trabajan, sobre este aspecto Segurado (2002) plantea el interés de
la psicología social en relación con el concepto de la calidad de vida laboral y como el ejercicio del
psicólogo puede permitir el mejoramiento de las condiciones de laborabilidad de las personas, al
entender los intereses de la organización en relación con las motivaciones personales del trabajador.
Ahora bien los talleres están relacionados con los intereses de las organizaciones para un sujeto
productivo en tanto mejoran la calidad de vida laboral del trabajador al impactar directamente en sus
motivaciones y sus actitudes.
Para algunos autores uno de los papeles fundamentales del psicólogo en el ámbito organizacional
es la formación y desarrollo personal de los trabajadores (De la Fuente 2012), siendo aquí donde
comienza a insertarse lo educativo como un componente mas del rol del psicólogo; en relación con
esto (Sanz y otros, 1991) sitúa al psicólogo en contextos educativos al describir las diferentes facetas
del rol de este en dicho escenario; plantea un ejercicio de la psicología en este campo muy amplio,
toda vez que se ampara de otros campos de la psicología para ello, ya que no solo atiende las
necesidades propias del proceso de aprendizaje, sino que también atiende el contexto mismo donde se
aprende y las necesidades que convergen en dicho contexto, por lo cual requiere ir mas allá en su
formación y su comprensión de la realidad; empleando incluso discursos asociados con otras
orientaciones para complementar sus funciones; este ejercicio interdisciplinar del psicólogo es también
propuesto por Schvarstein (1999) entendiendo la importancia de este para la intervención de lo
humano al interior de las organizaciones; cabe resaltar que el desarrollo de talleres por parte del
psicólogo en talleres organizacionales, requiere un abordaje con esta mirada interdisciplinar donde lo
educativo, lo clínico, lo sociológico, lo administrativo, etc. Se conjuguen para el desarrollo del talento
humano en las organizaciones.
Ahora bien estos autores sitúan el rol del psicólogo en diversos contextos y si bien algunos de sus
postulados podrán ser tenidos posteriormente en el presente escrito, es precio resaltar como
nuevamente queda un vacío en lo que refiere al rol del psicólogo en el escenario de los talleres
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educativos en organizaciones, el cual es precisamente interés del presente; para lo cual es necesario
dar cuenta desde diversas posturas teóricas esbozar este planteamiento, con el fin de no quedarse en un
ejercicio meramente descriptivo de los talleres, ni mucho menos del rol del psicólogo desde otros
contextos.
No obstante cabe anotar, que las propuestas de Platero(1978) y Guerra(2008) entre otros autores,
permiten dar cuenta del rol del psicólogo en las organizaciones, dándole un valor en su capacidad para
realizar tareas de gestiona humana, favorecer las evoluciones y facilitar la toma de conciencia de las
personas en el contexto organizacional, para estos fines el psicólogo dispone de herramientas, como,
los planes de mejoramiento en los que se insertan los procesos de capacitación y desarrollo de lo
humano, entre otros (Guerra, 2008).
Ahora bien Aroca (2003) presenta un acercamiento al tema de los talleres organizacionales, desde
la perspectiva de una metodología de intervención, denominada Educación Experiencial, tratando de
darle un lugar al facilitador en relación con lo metodológico y lo técnico; sin embargo el texto describe
básicamente la metodología experiencial y su pertinencia en el campo organizacional, pero no muestra
aun aspectos que refieran específicamente al rol del psicólogo en este tipo de procesos, ni permite dar
cuenta de las diversas estrategias y decisiones que toma para la construcción y ejecución de talleres
educativos realzados con organizaciones.
No obstante vale la pena tener en cuenta que la investigación de Aroca (2003) en su contenido
valida la hipótesis de que los talleres hoy por hoy son una herramienta fundamental en el ejercicio de
la psicología y que su impacto en los diversos contextos en los que se desarrolla generan no solo
experiencias de aprendizaje sino que también sirven como promotores del cambio.
Finalmente y a manera de conclusión, se pueden destacar algunos aspectos de los antecedentes
encontrados:
1. Validan el ejercicio de los talleres en la actualidad, destacando la efectividad que tienen para
trabajar en diversos escenarios y con múltiples tipos de técnicas y estrategias..
2. Gran parte de los documentos en relación con los talleres refieren experiencias concretas de
taller, centrando su atención en los resultados obtenidos pero no en el proceso realizado ni las
herramientas metodológicas empleadas.
3. No hay una descripción del rol del psicólogo en el campo de los talleres educativos
organizacionales, pero la información encontrada en otros contextos puede ser útil para la
construcción de dicho rol.
4. Se vislumbra una idea de porque de los talleres en contextos organizacionales, pero se deja
aun en el aire aspectos en relación con el rol del psicólogo.
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A continuación se da una mirada a algunos referentes teóricos en relación con el ejercicio del
psicólogo en la realización de talleres educativos organizacionales; entendiendo que dicha
aproximación teórica se corresponde con la mirada particular del presente texto y en relación con los 3
psicólogos entrevistados para el posterior análisis de la información.
Acerca de los Grupos y las Organizaciones: Algunos conceptos al respecto.
Hasta aquí se alcanza a esbozar la importancia del ejercicio del psicólogo en procesos de taller
entendiendo estos no solo como una moda, sino como una necesidad para la intervención de lo
humano en diversos contextos (clínico, educativo, organizacional); de igual manera se dio una mirada
al rol del psicólogo en diferentes escenarios prácticos, donde este puede tener incidencia, con ello se
determina que el rol del psicólogo va mas allá de lo que en muchos contextos se cree, ya que no solo
interviene al individuo desde su mirada clínica particular sino también cobra protagonismo a la hora
de ver las diferentes dinámicas que establece el hombre en los múltiples espacios donde lo humano
emerge.
No obstante y teniendo en cuenta lo anterior, se precisa aclarar que en este aparte del presente
escrito, se presentan algunos de los referentes teóricos centrales que pueden contribuir a dimensionar
el ejercicio de algunos facilitadores de talleres sobretodo en el campo organizacional, esto con el fin
de situar desde lo conceptual, algunas de las bases teóricas empleadas por algunos facilitadores y que
al ser integradas les posibilita la realización de un ejercicio estructurado, cumpliendo además con los
objetivos propuestos para dicho ejercicio. Estos conceptos servirán para configurar el rol del psicólogo
en los talleres educativos en contextos organizacionales, teniendo en cuenta que estos fundamentos
parten desde una visión que se centra en un ejercicio particular y por tanto no abarca todas las posibles
ramificaciones de este abordaje, ya que se trata de validar una mirada puntual a la hora de intervenir en
procesos de taller y la cual al ser documentada servirá de insumo a otros que puedan interesarse por
este ejercicio desde la psicología e incluso campos afines.
La psicología de lo social y de los grupos.
Si bien al referir talleres educativos organizacionales, se puede inferir de entrada que estos se
realizan de manera grupal, es importante en principio acercarse al concepto de grupo sobre el cual se
transita al referirse al escenario de los talleres; ya que existen diversos tipos o clasificaciones de
grupos y no todos son objeto del presente escrito; además es importante resaltar que la labor del
psicólogo incluye precisamente el ser capaz de identificar las diferentes características del grupo a
intervenir, para de esta manera establecer la ruta a seguir en el proceso de taller.
El creciente auge por la realización de trabajos con grupos a manera de talleres desde diferentes
campos incluyendo la psicología, parte de la premisa: Según Muñoz (2008) el hombre es al igual que
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otros animales un “animal grupal” y es por esto que la psicología social ha centrado su interés por ver
como los seres humanos viven y se relacionan entre si; la psicología social busca entender al hombre
no como un simple ser aislado sino que constantemente es afectado por otros y al mismo tiempo afecta
a otros; el comportamiento podría desde la orientación de Lewin entenderse como una función de la
persona y el medioambiente.
Los grupos son entonces indispensables para la vida humana, ya que en ellos el hombre pasa gran
parte de su tiempo en el y además le da importancia al mismo (Prada, 1991), no obstante es pertinente
entender que el concepto de grupo ha sido entendido de muchas maneras, ya que un grupo puede ser
constituido de muchas maneras y por ello se requiere precisar este concepto a la luz del objetivo a
cumplir con el presente escrito.
¿Qué es un grupo?
En principio se podría decir que la cotidianidad nos presenta una diversidad de formas de relación e
interacción propias de las personas lo cual referimos como grupo; lo que entonces nos refiere que el
concepto de grupo puede ser aplicado a una familia, el conjunto de nuestros amigos, o incluso
igualmente puede ser grupo, los estudiantes de un colegio, y los integrantes de una determinada
religión, Lewin citado en Prada (1991).
Ahora bien es importante mencionar que algunos autores consideran que un grupo hace referencia a
“un conjunto reducido de personas que se reúnen, en un lugar adecuado y con un tiempo determinado
para realizar un trabajo en común” (Caviedez, 2005; pag 13); esta definición esta ligada
específicamente con un tipo particular de grupo lo cual quiere decir, que no todos los grupos tienen esa
finalidad; no obstante en lo que refiere a los grupos organizacionales, esta definición de grupo
posibilita un acercamiento que puede complementarse con la postura de Anzieu y Matin (1971)
cuando en su tipología presenta diferentes grupos entre los que se encuentran los grupos secundarios.
Estos grupos secundarios u organización (Anzieu, 1971), se les denomina de esta manera ya que
son los que en su estructura se encuentran organizados a partir del logro de metas, intereses en común,
teniendo normas claras (estatutos) generalmente por escrito y no necesariamente se precisa que los
miembros en su interior se conozcan, tengan vínculos emocionales, sino que su razón de ser esta
dirigido al aspecto funcional en términos de producción, cumplimientos de metas y logros.
Habiendo entonces situado los grupos secundarios de Anzieu (1971) en el contexto organizacional,
que es precisamente donde se desarrollan los talleres, es importante resaltar que los grupos cuentan
con una serie de características (Prada, 1991), siendo estas indispensables en la dinámica grupal; estas
características permiten reconocer de que manera se constituyen los mismos para establecer una
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distinción entre lo que realmente es un grupo y lo que podría ser una simple aglomeración de
individuos en un lugar en común.
Prada (1991) refiere como las personas son conscientes de la presencia de otros en el grupo
(Percepción), mientras que al mismo tiempo cada individuo establece unas razones por las cuales
pertenece al grupo (motivación); no obstante e independiente de las motivaciones que tienen los
individuaos por pertenecer al grupo, el grupo también tiene una razón de ser de acuerdo con su
organización interna y con las tareas que desarrolla (objetivos), siendo estos los que llevan al grupo
“principalmente los secundarios” (Prada, 1991) a estructurar normas, roles, procedimientos, status
(La organización) y es esta organización interna lo que lleva a los integrantes del grupo a reconocer
la necesidad de los demás para poder ser parte de y cumplir con su finalidad (interdependencia),
siendo esto lo que finalmente lleva al grupo a generar dinámicas en su interior en relación con su
estructura interna (la interacción).
Según Lewin citado en Torres (2001) el grupo es un todo dinámico esto para referirse a que el
grupo es interdependiente entre sus integrantes y al mismo tiempo como sus integrantes son afectados
no solo por sus interacciones sino también por el entorno que los rodea, concepto retomado también
por la psicología humanista para su trabajo por ejemplo desde la perspectiva rogeriana en los grupos
de encuentro (Rogers, 1970) y también por Fritz Perls, en la gestalt, desde la noción del grupo como
una “gestalt” o unidad configurada por el todo y sus partes en interacción recíproca. Lo anterior hace
relación a la teoría de campo la cual refiere como los comportamientos de los individuos no pueden
estar aislados de un sistema de relaciones entre estos y el mundo que los rodea, es decir no solo es
importante el comportamiento del individuo en si, si no también que todo a su alrededor es importante
para que este se de, teniendo entonces como premisa una mirada holista de las cosas.
La psicología humanista: Un modelo que trabaja la noción de facilitador.
En relación con la teoría de la psicología humanista se toma esta perspectiva entre otras para
abordar desde este escrito la noción de sujeto que participa de estos espacios y el acercamiento al
concepto de facilitador, siendo esta perspectiva una de las pioneras en trabajar al interior de la
psicología de manera grupal.
La llamada tercera fuerza en la psicología se vale teniendo en cuenta su enfoque fenomenológico –
experiencial, de opciones que permitan realizar el pleno potencial humano; el humanismo va mas allá
de la visión mecanicista, elementalista y reduccionista de otras orientaciones de la psicología, para
centrarse en la gran riqueza de la naturaleza del hombre; para su desarrollo se vale de la exploración
de la experiencia directa subjetiva consciente y el aprendizaje vivencial (Martínez, 1992).
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De la mano con lo anterior, es preciso mencionar que los elementos que refieren a la capacidad de
autorrealización (potencial humano), experiencia directa y el aprendizaje vivencial maslow citado en
marina (2008), son de fundamental importancia para la presente investigación puesto que al referirse a
un escenario particular como el de los talleres podemos ver como la psicología humanista posibilita
una concepción del sujeto, que de cara a nuestro tiempo es necesario resaltar en los escenarios
institucionales por ejemplo, y estos elementos referidos anteriormente son fundamentales a hora de
intervenir en este tipo de procesos.
No obstante la autorrealización de Maslow (1973), es solo uno de los elementos que componen al
ser humano; En este sentido Martínez (1992) plantea como las personas se relacionan con su mundo
interno y externo de manera subjetiva, cada persona se adentra en sus sentimientos, emociones y
percepciones de manera particular y toma conciencia de si mismo a partir de su vivencia, dando valor
a su realidad externa de acuerdo con su realidad personal y subjetiva.
La noción humanista del ser humano planteada por Martínez (1992) y que se valida en Maslow,
Rogers (1965) y otros autores, comprende a un ser unificado, que busca permanentemente el
desarrollo de sus potencialidades, en tanto no es un ser ni racional o irracional, sino arracional, lo que
lo hace mas sabio que su propio intelecto y le permite el desarrollo de su creatividad; El ser humano
es esencialmente libre, tiene la capacidad de autorrepresentarse , de elegir en la medida que no esta
dominado o determinado por fuerzas “inconscientes”.
Ahora bien el humanismo no solo provee una noción del ser humano que permite situar a este
posteriormente en el ejercicio de los talleres, sino que además introduce según Rogers (1970) el
concepto del facilitador, situando a este no como un experto que interviene al grupo sino a alguien que
confía en que el grupo desarrollara su propio potencial; este facilitador no establece una meta a la cual
el grupo debe llegar, sino que permite a este seguir su propio rumbo.
Por lo anterior el facilitador desde esta perspectiva, asume actitudes que desde su ejercicio permiten
al grupo ejercer una fuerza liberadora en la medida que no tiene el deseo de orientarlo (Rogers, 1970)
y para ello se sitúa en una actitud de escucha y no de enjuiciamiento, lo que deriva en la creación de
un clima favorable para acompañar al grupo en su proceso; en ese sentido una de las principales
características del facilitador se centra en la aceptación incondicional y es por esto que el grupo y sus
integrantes se expresan libremente y se muestran tan natural como les es posible.
El facilitador es entonces un elemento clave en el proceso del grupo, en la medida que no asume un
rol protagónico en el proceso, sino que su actitud empática permite a las personas sentirse reconocidas
y en igualdad de condiciones a través del proceso de grupo; entendiendo además que el rol del
facilitador no es indolente de lo que pasa en el grupo y al no tomar esa distancia desde lo humano,
permite una relación mas cercana y natural con todos aquellos que hacen parte del proceso.
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No obstante Rogers (1970) plantea que el facilitador también tiene la posibilidad de retroalimentar
y enfrentar (confrontar) a los individuos en el grupo, pero como se enuncio anteriormente esto no lo
hace desde una posición acusadora sino que usa las palabras mismas o expresiones emocionales del
individuo para realizar sus devoluciones “lo único que puede servirnos de guía es las respuesta del
sujeto, y a veces nos enteramos por ella de que quiere seguir con la retroalimentación y el
enfrentamiento, por penoso que le resulte” (Rogers, 1970, pag 58).
La psicología humanista entonces es clave para la posterior sistematización del rol del psicólogo en
talleres educativos organizacionales, ya que desde la perspectiva planteada en el presente texto, las
experiencias de referencia sobre las cuales se desarrollará posteriormente este rol, se posicionan en su
ejercicio practico, partiendo de la noción del sujeto y el concepto del facilitador con sus actitudes
facilitadoras, planteadas anteriormente.
Las organizaciones como el escenario donde se desarrollan los talleres.
El presente escrito como ya se ha mencionado anteriormente tiene una orientación en relación con
el rol del psicólogo en la realización de talleres educativos organizacionales, por esta razón es
importante comprender que si bien puede haber similitudes en este ejercicio en otros escenarios
diferentes al organizacional, este campo delimita el ejercicio con una orientación especifica, que esta
relacionada no solo con las personas que la componen sino también con lo que se concibe
específicamente como organización y lo que suscita la necesidad de realizar talleres en este escenario;
por tal razón cabe resaltar algunos conceptos básicos que permitan posteriormente comprender las
particularidades del ejercicio del psicólogo en la forma como aborda las necesidades relacionadas con
el ámbito organizacional.
¿Qué es una organización? En respuesta a este cuestionamiento (Ribas. 2003) plantea que esta
consiste en una agrupación de personas que se unen para el cumplimiento de objetivos específicos, a
través de la realización de tareas especificas; en ese sentido Beckles citado en (Vásquez, 2003) plantea
que las organizaciones son el conjunto de relaciones e interacciones entre un grupo de personas que
para no generar caos se rigen por estructuras formales con el animo de cumplir objetivos específicos.
Ahora bien ¿Dónde se inserta la necesidad de realizar talleres educativos en las organizaciones? La
realización de talleres educativos en las organizaciones pueden tener múltiples aproximaciones, entre
ellas precisamente el caos al interior de las organizaciones; no obstante y para ampliar esta idea, se
presentan a continuación algunas consideraciones que pueden servir para dar cuenta del anterior
cuestionamiento.
Por una parte los intereses de la organización en relación con las personas como fuerza de
producción, entendiendo que la aparición de dificultades en las relaciones de las personas afecta de
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manera directa la productividad y por ende los objetivos de la organización (Husenman, 1979); por tal
razón el psicólogo requiere de una técnica que le permita superar las dificultades.
Por otra parte, también aparece la calidad de vida laboral de (Segurado, 2002) donde se plantea la
aparición de dificultades en la organización a raíz de la relación que establece el individuo con la tarea
que realiza y como esto se relaciona de manera subjetiva con sus objetivos personales; este concepto
de calidad de vida se relaciona entonces con el bienestar y la satisfacción de las personas en su entorno
de trabajo (Ribas, 2003), resaltando además el interés de las organizaciones por desarrollar la calidad
de vida se centra en que a través de esta se logra el mejoramiento de la organización.
A lo anterior se pueden sumar aspectos como las motivaciones de las personas para hacer lo que
hacen, las competencias que se requieren para la realización de la tarea, el clima laboral, los sistemas
de gestión por competencias, las expectativas de la organización en relación con las personas que
trabajan y cumplen los objetivos propuestos, las relaciones interpersonales, etc. Siendo precisamente
este conjunto de elementos lo que en última instancia suscita la posibilidad de intervenir desde la
psicología a partir de programas que busquen el mejoramiento de estos componentes, ya sean
estructurales o humanos, para con ello dar cuenta de la finalidad ultima de la organización, que es el
cumplimiento de metas y objetivos específicos (Werther, 2000).
Las organizaciones se componen como ya se menciono antes por grupos secundarios referidos por
Anzieu (1971) los cuales se organizan y estructuran para la realización de un trabajo común
(Caviedez, 2005), por tal razón cabe recordar que los grupos cuentan con una serie de características
(Prada, 1991) las cuales hacen parte del marco de referencia que utiliza el psicólogo a la hora de
plantearse intervenciones a nivel grupal.
Los talleres son entonces una de las múltiples formas de intervención que se desarrollan desde los
programas de capacitación y desarrollo planteados por Werther (1997) y buscan atender múltiples
propósitos del ámbito organizacional como son, la rentabilidad de la organización, los procesos, las
relaciones, los conflictos, las motivaciones, el desarrollo de habilidades y competencias, la creación de
un clima laboral propicio, la calidad de vida laboral, etc.
La realización de talleres y la educación experiencial.
Lo educativo surge entonces como una de las múltiples formas de intervención en el campo
organizacional, no obstante es importante mencionar que los talleres tienen entre sus muchos objetivos
educar y no instruir, tal como lo mencionaba (Rogers, 1970) al referir el rol del facilitador, aunque
para el, lo educativo estaba orientado mas a los componentes emocionales, que analíticos del ser; sin
embargo el taller a diferencia de las conferencias, charlas, seminarios, cursos y otras intervenciones
grupales, busca generar un espacio donde los individuos generan conocimiento (Builes, 2003).
15
Ahora bien uno de los psicólogos entrevistados (D, 2006) refiere igualmente los talleres como
“…procesos grupales donde se adquieren habilidades, se transforman actitudes, se reparan vivencias
y su propósito principal es aportar a la integración personal, al aprendizaje permanente, al bienestar,
a la construcción participativa de soluciones, a la convivencia, al goce, a la excelencia, al
mejoramiento de la calidad de vida y del trabajo, al trabajo en equipo, a la pro actividad, a la salud y
a la trascendencia”5.
Existen múltiples metodologías empleadas para abordar estas necesidades del ámbito
organizacional, ya sea a través de los grupos T referidos por Husenman (1979) y que tuvieron sus
orígenes en los años 60, o bien se puede intervenir desde la perspectiva de los grupos de encuentro
Humanista de Rogers (1970), pasando también por la programación neurolingüística propuesta por
Richard Bandler (informático) y John Grinder (psicólogo y lingüista) a comienzos de los 70, no
obstante en relación con el presente escrito es pertinente mencionar una metodología de intervención
en talleres educativos que hoy por hoy se ha difundido y aceptado ampliamente en el contexto
organizacional, como lo es la Educación Experiencial o Out door Training desarrollada por Kurt Hahn
desde antes de la segunda guerra mundial y aun vigente en la actualidad.
Cabe resaltar que esta metodología propone la experiencia como punto de partida para la
construcción del aprendizaje (Romero, 2000), además integra el concepto constructivista de Piaget,
que plantea la posibilidad de construir aprendizaje de manera autónoma, a partir de la resolución de
situaciones problemáticas, empleando herramientas que no parten de la conceptualización sino de la
creación e inventiva personal.
Para la educación experiencial el rol del psicólogo no es el de poseedor de la verdad, sino que son
vistos como mediadores entre los participantes y el mundo y en ese orden de ideas esta metodología
opera sobre las actitudes de las personas y el grupo, pudiendo ser orientado esto hacia la reflexión de
valores o atributos personales, sociales u organizacionales (Builes, 2003). Para este fin la educación
experiencial se vale el uso sistemático de juegos, actividades y obstáculos de tipo grupal, realizando
evaluaciones y retroalimentaciones de los diferentes procesos, para crear una atmosfera que facilita y
soporta el desarrollo de metas especificas , (Parra, 1997).
Las diferentes dinámicas de la educación experiencial emplean el juego como referente central, ya
que a través de él y gracias a su estructura lúdica, se posibilita a un grupo humano hacer emerger
experiencias, sean estas previas o inéditas, para posteriormente transformar estas en aprendizaje
(Acevedo, 2004), se propone entonces una metodología donde el participante o aprendiz asume un
lugar preponderante en el proceso en la medida que se convierte en garante de su propio proceso
personal, ya que los conocimientos que el hombre establece como propios, son creados por el.
5 Portafolio de servicio del Psicólogo D, entrevistado para la realización del presente escrito.
16
Método
Es un estudio descriptivo de carácter exploratorio que pretende sistematizar el rol del psicólogo en
la realización de talleres educativos en contextos organizacionales. Para ello intenta dar cuenta en
términos generales de conocer qué requiere saber (formación conceptual) y saber hacer (formación
aplicada) un psicólogo que se desempeñe en este campo partir de las distintas etapas que puede
conllevar la realización de talleres en el ámbito organizacional. El diseño fue transversal y se trabajó
como técnica de recolección de información la observación participante y entrevista semi estructurada.
Población y muestra
La población seleccionada fueron psicólogos de la ciudad de Cali que laborasen en el campo
organizacional y que tuviesen preferiblemente experiencia en la realización de talleres en ese contexto.
La muestra fue de carácter intencional se seleccionaron 3 facilitadores con formación humanista y en
educación experiencial, que tuviesen mas de 5 años de experiencia en procesos de taller y que
trabajan de manera independiente como consultores en diferentes organizaciones de la ciudad de Cali.
Instrumento
En este apartado vale la pena anotar que se trata de una sistematización teniendo en cuenta como se
refirió en los antecedentes, que desde la información recolectada no se encontró que esta temática
estuviese documentada como tal y en esa dirección el ejercicio de la sistematización se inicia desde la
organización de las categorías de análisis para intentar dar cuenta del rol del psicólogo en la
realización de talleres en el ámbito organizacional
CATEGORIA SUBCATEGORIA INDICADOR ITEM
ROL DEL
PSICOLOGO
REALIZACIÓN
DE
TALLERES
EDUCATIVOS
Roles a partir
de:
FORMACIÓN
CONCEPTUAL
FORMACIÓN
APLICADA
Roles Durante Etapas de:
Diagnostico.
Planeación.
Ejecución.
Evaluación.
Conocimientos que requiere
saber el psicólogo que se
desempeñe en este campo.
Habilidades, actitudes que el
psicólogo requiera desarrollar
para desempeñarse como
facilitador de talleres
educativos en el campo
organizacional.
Diagnóstico: Corresponde a la
detección de necesidades en el
contexto organizacional para la
realización del taller.
Planeación: Corresponde tanto
a lo que requiere saber
(contenidos para la elaboración
¿Qué formación
requiere el psicólogo
que se desempeñe en la
realización de talleres
en organizaciones desde
el punto de vista
conceptual?
¿Desde su experiencia,
qué habilidades
requiere el psicólogo en
la realización de
talleres?
¿Cómo se realiza un
diagnóstico para
preparar un taller?
¿Qué se requiere saber
(conocimientos) y saber
17
del taller) como las habilidades
y aspectos a tener en cuenta
desde el punto de vista
logístico.
Ejecución: Conocimientos y
habilidades que requiere el
psicólogo par llevar a cabo el
taller.
Evaluación: aquello que
requiere saber y saber hacer
para evaluar su propuesta-
hacer (habilidades)?
¿Qué requiere conocer
y saber hacer el
psicólogo para planear
un taller educativo en
organizaciones?
¿Qué requiere conocer
y saber hacer un
psicólogo para ejecutar
un taller?
¿Qué requiere saber y
saber hacer un
psicólogo para evaluar
un taller en contextos
organizacionales?
Procedimiento
En este estudio primero se realizó una revisión de antecedentes conceptuales a la luz de la teoría de
los grupos, la psicología humanista, la teoría de las organizaciones y la educación experiencial.
De igual manera para dicha sistematización del rol del psicólogo se realizó observación participante de
procesos de capacitación en organizaciones donde se llevaran a cabo talleres educativos con el de
evidenciar las características de dicho proceso y como en el ejercicio práctico se visualizan las
diferentes decisiones que toma el psicólogo para la realización de su ejercicio, realizando este ejercicio
desde la visión de diferentes facilitadores a fin de contrastar esta información entre ellos y la teoría de
base; finalmente es importante establecer cuales son las diferentes etapas que se configuran la
realización de talleres y que tipo de decisiones toma el psicólogo en cada una de ellas para el logro de
los objetivos de los diferentes procesos que afronta.
Levantamiento de la información y análisis documental.
Observación de procesos de taller.
Realización de entrevistas.
Discusión de resultados.
Análisis de Resultados.
Para el análisis de los resultados en relación con la sistematización del rol del psicólogo en la
realización de talleres educativos en organizaciones, en principio es importante partir de algunas
premisas base que orientaron este escrito; inicialmente es pertinente aclarar que con el presente no se
busca sentar una palabra totalitaria sobre el abordaje de los talleres en contextos organizacionales y las
diferentes posturas que asume el psicólogo durante dicho proceso, presumiendo que el contenido
consignado corresponda con una propuesta innovadora o una mirada de la forma mas pertinente a la
18
hora de abordar este tipo de procesos; simplemente se busca dar una orientación sobre como algunos
profesionales han desarrollado programas de taller obteniendo resultados importantes para la labor del
psicólogo en este campo, y cómo esta mirada se corresponde con algunos modelos teóricos ya
establecidos desde la psicología (de los grupos, humanista, organizacional), agregando a esto
elementos de la sociología, las metodologías activas (educación experiencial, recreación, lúdica) y
otros campos que se han interesado por el desarrollo de talleres educativos.
Dados los limites entre los diferentes modelos, enfoques o escuelas de la psicología, es común creer
que para la realización de un tipo de trabajo especifico, se requiere una formación con una orientación
ya definida, de ahí que el psicólogo organizacional, transite en su ejercicio casi siempre por la misma
ruta, al igual que le sucede al clínico; no obstante es ahí donde la pregunta por el rol puede ampliar
dicha mirada, ya que permite develar las diversas caras del psicólogo en la realización de un ejercicio,
situándolo además no al interior de un enfoque sino que lo muestra como un sujeto dinámico, que si
bien tiene una formación de base, puede transitar de manera interdisciplinar por diferentes escenarios
para abordar un fenómeno o necesidad.
Tal es el caso de los talleres educativos, ya que para sistematizar el rol del psicólogo en este
escenario, se requiere comprender que si bien existe una formación de base y unas experiencias
particulares de cada psicólogo, también se pueden ver diferentes facetas en el proceso que se pueden
comprender como los roles que el psicólogo adopta en cada instancia para poder realizar su ejercicio.
Por otra parte cabe aclarar que el rol del psicólogo en lo referente al presente texto se sitúa en el
ejercicio mismo; por tal razón se podrá ver cada una de las posturas asumidas por el psicólogo, a la luz
de sus habilidades y actitudes, relacionando estas con cada fase en el proceso de realizar un taller. No
obstante en principio se describe de manera general algunos elementos del conocimiento y actitudes
del psicólogo y se presenta una síntesis de cada fase del proceso de taller, para finalmente extraer
algunos de los roles enunciados a lo largo de dichos apartes y en relación con la información obtenida
de las entrevistas a los 3 psicólogos
Conocimientos habilidades y actitudes del facilitador.
En ese sentido el ejercicio de observación, práctica profesional y entrevista a 3 psicólogos
facilitadores de procesos grupales , permitió ver como los fundamentos teóricos propuestos en el
presente escrito, se configuran en su ejercicio para posibilitar comprender desde donde se posicionan
para la realización de actividades de taller; ya que en principio se da valor a ejercicio de los grupos
validando así lo descrito por Prada (1991) y Anzieu (1971) en lo que refiere a las características y los
tipos de grupos, además de esto la psicología humanista arroja una noción del sujeto desde la cual es
posible comprender de que manera se sitúa el psicólogo a la hora de intervenir en los procesos de taller
así como las diversas actitudes que el facilitador asume y que validan su ejercicio desde una mira
19
particular como lo refiere Rogers (1970). En este respecto tanto D, S y A 6
coinciden en estos
elementos de base para la realización del taller ya que es desde ahí donde se comienza a configurar
una mirada particular de lo que posteriormente será la intervención.
“… es importante identificar el tipo de grupo frente al cual se desarrolla la actividad y situar a las
personas desde una perspectiva del potencial humano, viendo lo humano como un todo en permanente
transformación; pues de esta manera el facilitador también se posiciona frente al grupo, entendiendo
que su trabajo radica en explorar y suscitar mas no en instruir y señalar…” (A, 2007) 7
.
Los grupos se organizan a partir de múltiples criterios, como la percepción, la motivación, los
objetivos, su subjetividad entre otros aspectos; para el caso de los entrevistados, estos coinciden en el
concepto de los grupos secundarios de Anzieu (1971) generando interacciones y construyendo
interdependencia entre si Prada (1992), los entrevistados coinciden en que estas características pueden
ser leídas a la luz de una mirada “ideal” dado que como ellos mismos lo referían los grupos suelen
cambiar su dinámica interna de modo constante ante lo cual exigen alta sensibilidad por parte del
facilitador. En esto coinciden con la visión de la perspectiva Gestalt de la psicología humanista, donde
se considera al grupo como un organismo que se encuentra en constante flujo de experiencias
cambiantes.
Además de las características del grupo, del sujeto y del facilitador en lo que refiere a sus actitudes
y posicionamiento frente al grupo, se precisa entonces situar este ejercicio en el escenario
organizacional que es donde finalmente se instauran los procesos de taller, entendiendo la finalidad de
intervenir las organizaciones a través de la realización de talleres desde la metodología de la
Educación Experiencial.
Ahora bien, la base conceptual sirve como marco de referencia general para la preparación de la
jornada, pero existen otros elementos como las actitudes planteadas por Rogers (1970) que el
facilitador asume que si bien pueden ser entendidas desde lo conceptual, deben ser apropiadas en el
campo de la experiencia del facilitador algunos ejemplos de esto en relación con el grupo de
psicólogos son:
Habilidad para manejar grupos: a este respecto los psicólogos entrevistados coincidían en algunos
postulados que si bien existen a manera de teoría es solo en la experiencia practica que cobran sentido,
ya que por ejemplo la creación de un clima planteada por Rogers (1970) es indispensable para la
facilitación del proceso, ya que tomar distancia personal entre los deseos internos del facilitador y
aquellos emergentes del grupo puede tornarse difícil, pero es necesario ya que como se menciono
anteriormente el facilitador del proceso desde la perspectiva propuesta aquí no se concibe como un
6 D, S y A en adelante será la referencia que hace alusión a los 3 psicólogos entrevistados para el presente escrito. 7 Tomado de la entrevista realizada a los psicólogos objeto de el presente análisis.
20
orientador, ni mucho menos como un poseedor de conocimiento absoluto que lleva al grupo por donde
el considera.
La aceptación del grupo y del individuo: D y A subrayan la importancia de no situarse frente al
grupo desde una posición enjuiciante y descalificadora, ya que esto impide al grupo mostrarse
naturalmente, con lo cual se corre el riesgo de amenazar la identidad y la libertad de los participantes.
Es por esto que se recurre a la comprensión empática como recurso, ya que implica comprender lo que
cada persona al interior del grupo manifiesta situándose en su lugar y no en el propio.
“nuestro trabajo en el proceso de taller es facilitar que las personas sean lo que son, no es establecer
juicios ni rotular a las personas, ya que esto se vuelve amenazante no solo para las personas, sino
para el proceso mismo” (A, 2007) 8
a este respecto D comenta “es importante en un sentido
Rogeriano, posicionarse en un rol invitador, al nivel del paisano, de lo humano; en ese orden de ideas
se llega al taller no desde la posición del que sabe, sino del que propone, para no pasar por sobre las
personas” (D, 2007) 9
Acceder a la vivencia como eje orientador del proceso, ya que los talleres no obedecen a intereses
racionales; al entender a los participantes como personas mas sabias que su intelecto, se postula un
interés en los talleres que no se corresponde con la racionalidad del individuo sino con el acceder a la
vivencia a través de los sentidos basándose en el método de la comprensión, para captar el significado
y la intención (Lasso, 2007).
Otro aspecto que se pudo reconocer en nuestros facilitadores da cuenta de la capacidad de manejar
y comprender múltiples temáticas y ser capaces de aterrizarlas a las necesidades de los individuos, ya
que como plantea Werther (2000), los procesos de capacitación están orientados a múltiples
propósitos, por lo que se requiere no solo tener técnicas y actitudes para encarar la realidad de las
organizaciones, sino que se precisa además manejar diversos temas para intervenir el grupo.
Ahora bien hasta ahí solo se ha puesto en escena algunos elementos de base que posibilitan una
aproximación a lo que los psicólogos observados y posteriormente entrevistados realizan en sus
ejercicios de taller; pero aun no es del todo claro el rol que desempeñan a lo largo de todo el proceso
de realización del taller, ya que este proceso va mas allá de las razones por las cuales se realizan
intervenciones grupales en el ámbito organizacional, puesto que el proceso como tal abarca otros
momentos que son los que finalmente complementan lo que se configura como el rol del psicólogo en
la realización de talleres.
8 Tomado de la entrevista realizada a los psicólogos objeto de el presente análisis. 9 Ibid.
21
Teniendo en cuenta lo anterior y con base a las preguntas realizadas al grupo de psicólogos
presentadas en el método, se procede por la discusión de las mismas teniendo en cuenta las respuestas
obtenidas de los psicólogos (A, D y S) observados en el rol de facilitadores, para tal fin se sitúan en
cada indicador los datos recopilados de las respuestas de cada facilitador, partiendo de las 4 etapas
básicas en la realización de talleres enunciadas por (Builes, 2003).
Es importante resaltar que estas etapas se retoman en Builes (2003) sobre la intervención en
talleres, si bien él las plantea desde la Educación Experiencial, el equipo de psicólogos entrevistados
realizan sus procesos basados en esta misma orientación, pues con ello se posibilita hacer un mejor
seguimiento del proceso, además de establecer un orden mas claro sobre el proceder en cada momento
y facilitando además el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Diagnostico o demanda:
En la información consignada a partir de las entrevistas a los psicólogos (D, A y S) se pudo
observar en lo que refiere a los aspectos del diagnóstico o demanda, como el facilitador mucho antes
de conocer el taller que va a realizar debe primero tener una aproximación con los aspectos que
refieren al grupo que va a atender y siendo el caso de una organización debe recopilar la información
sobre objetivos institucionales, misión, visión, características de la población y demás datos que le
puedan servir como insumo para conocer el contexto en el cual se va a enfrentar, como por ejemplo si
hay evaluaciones de clima organizacional, perfiles de la población, evaluaciones de desempeño, entre
otros, esto lo menciona Builes (2003) cuando habla sobre la etapa de recolección de información
previa al proceso de planeación del taller.
Por otra parte un elemento que no refiere Builes y que alcanza solo a ser mencionado por
Brenson (2005) es referido por D y A en sus entrevistas, resaltando como el primer paso practico en el
proceso de los talleres se establece desde la demanda cuando el facilitador evalúa si aquello que le es
pedido realizar por parte de la organización cumple con sus expectativas personales, o mejor aun si el
cuenta con las competencias necesarias para desarrollar dicho proceso; además de esto debe evaluar su
disponibilidad para hacerlo y la pertenencia de la intervención.
Otro aspecto a considerar es evaluar si existe disposición por parte del contratante hacia el tipo
de temática y de metodología que se va a emplear durante el proceso, ya que si no hay claridad con
esto desde el inicio se corre el riesgo de fracasar.
Para finalizar y no menos importante, A menciona como el facilitador realiza un contrato sea
este de palabra o por escrito el cual además debe estipular los costos del proceso a realizar.
22
Planeación y Diseño.
El primer aspecto a considerar en la etapa de diseño nos refiere a la concepción de ser humano de la
cual hablamos anteriormente desde la perspectiva de Martínez (1982) refiriendo especialmente un
aspecto fundamental para este tipo de procesos y es que las personas que participan de talleres cuentan
en sí mismo con una serie de vivencias y experiencias que los proveen de los conocimientos
necesarios sobre diversos temas y es por esto que el facilitador se ubica desde el inicio no como el
experto (Rogers, 1970), sino que debe tener en cuenta al diseñar el proceso que las actividades que
proponga son metáforas que permitirán al grupo reconocer su realidad y posteriormente analizarla o
reflexionar sobre ella a partir de sus experiencias previas.
Lo anterior de antemano supone que el facilitador debe estar preparado no solo en términos de
contenido teórico, sino en términos de técnicas para poder construir una metáfora acorde a las
necesidades de la población que va a atender, apelando además a su conocimiento sobre los grupos y
las características de los mismos, los cuales parten de la teoría y sus experiencias previas; esto
nuevamente lo podemos encontrar en Builes (2003), cuando refiere a los aspectos de planeación del
taller.
Una vez escogidas las técnicas, el facilitador procede entonces a darles un orden de acuerdo a las
necesidades del proceso y del grupo, para ello debe tener en cuenta aspectos como la duración del
taller, el número de participantes, características del grupo (físicas, intelectuales, de género, estatus
socio económico, creencias, edad, etc.), pero sobre todo debe tener claridad con respecto a los
objetivos que piensa cumplir con cada una de las actividades y como cada uno de ellos aporta al
cumplimiento del objetivo general de la jornada. Para esto se pueden tener en cuenta aspectos como la
curva del entusiasmo referida por Parolini (1997) la cual permite estructurar el proceso pensando no
solo en las actividades, sino en los diferentes momentos que se buscan a través de los objetivos
facilitando además el cumplimiento de los mismos.
Ahora bien Brenson (2005) refiere otro elemento también relacionado por nuestros facilitadores en
lo que refiere a la planeación, ya que en este punto el facilitador desde su experiencia organiza los
aspectos logísticos que le permitirán desarrollar el programa que va a diseñar, de igual manera deberá
escoger las actividades más apropiadas para los objetivos que se ha planteado y al existir muchas
posibles alternativas optara por emplear su intuición y creatividad para dicho proceso.
Posterior a la escogencia de las actividades el facilitador busca instrumentos que le permitan
durante el proceso validar las hipótesis que se formulo con cada una de las actividades para poder
conducir al grupo a la reflexión pertinente a la temática a que se está desarrollando, es importante ver
como a parte de la intuición el facilitador se vale de su creatividad e innovación en el proceso de
diseño, para D por ejemplo el diseño de metáforas para conducir posteriormente el proceso es de vital
23
importancia ya que permiten generar en los participantes expectativas, emociones y otros estados que
favorecen la creación de un clima propicio en el proceso.
Una vez finalizado el proceso de diseño, es preciso iniciar la consecución de los materiales que se
requieren para la intervención de acuerdo a lo planeado aunque en ocasiones antes de realizar esta
operación es necesario validar la propuesta diseñada con el cliente para que esta cumpla con sus
exigencias.
Por otra parte y teniendo en cuenta que hay variables que pueden cambiar en el proceso de
ejecución, el facilitador debe estar preparado para esto y por ello realiza un plan B, que bien podría ser
un segundo programa que le facilite conducir el proceso en caso de que las condiciones cambien,
como por ejemplo cuando llueve y se hace imposible desempeñar un trabajo de campo lo cual implica
tener una alternativa para trabajar en un espacio cerrado protegiendo al grupo de las condiciones del
clima.
Para finalizar existen dos pasos más que no siempre son necesarios en el proceso de planeación
pero que para el caso de A deben ser tenidos en cuenta en caso de ser necesarios sobre todo cuando se
trata de talleres entre varios facilitadores o con grupos numerosos; el primero de ellos refiere a la
necesidad de realizar una charla técnica previa la realización del taller cuando se requieren más de dos
facilitadores para llevar a cabo el proceso; el segundo remite a la elaboración de montajes
dependiendo del nivel de complejidad que conlleven estos, puesto que durante el taller habrá poco
espacio de tiempo para realizar este tipo de tareas.
Ejecución.
Si bien, en la fase de planeación y diseño de los talleres, el facilitador tuvo en cuenta las
características espaciales y recursos del escenario, para dicha tarea es importante que lo primero que
realice al llegar al espacio sea identificar el mismo a la luz del diseño con el que cuenta, adicional a
esto y una vez iniciada la jornada deberá apelar a sus habilidades pedagógicas, andragógicas,
(Knowles, 1972) e incluso de ser necesario terapéuticas y nuevamente a todo su conocimiento sobre
los grupos (Martínez, 1991).
Como los talleres están diseñados con base a unos objetivos es importante para que estos se
cumplan, que durante el proceso se realicen acciones transformadoras, pues si no la jornada se quedara
en el activismo con dificultad de pasar posteriormente a la acción lo cual le daría una connotación de
superficial al proceso grupal (Londoño, 2007).
Por otra parte es importante durante el proceso hacer un seguimiento constante a lo que la
educación Experiencial denomina la curva del aprendizaje o la espiral del aprendizaje basada en el
24
trabajo de facilitación con jóvenes y adultos desarrollado por Kolb y Perkins(..) citados en (Baron,
2008)
La grafica anterior sobre la espiral del aprendizaje nos presenta una forma sencilla de comprender
lo que sucede durante la ejecución de los procesos de taller, en los cuales hay:
Un alistamiento, que es el momento en donde se construye el clima apropiado para la
jornada y se motiva a las personas para vivir el proceso.
Lo segundo es la experimentación, que es cuando el facilitador conduce al grupo a la
participación en una experiencia concreta a través de una actividad en la cual estará
observando sus comportamientos durante ese momento y posteriormente empleara la
información obtenida para el análisis de la misma.
El tercer momento se refiere a la reflexión e intercambio de relatos en la cual el facilitador
buscara a través de diferentes técnicas que van desde la utilización de formatos
individuales o colectivos, generación de preguntas, relatos orales o escritos, entre otros,
hacer emerger las experiencias o vivencias de los participantes de las cuales llevara
registro que le sirve para la realización de la devolución posterior durante la
conceptualización.
El cuarto momento, plantea la conceptualización y es donde el facilitador ayuda a
construir conceptos que le permitan resolver los conflictos al grupo, siendo este trabajo
realizado de forma conjunta entre el facilitador y los participantes.
El quinto y último momento, es donde finalmente se hace la transferencia de lo
reflexionado y lo conceptualizado para aterrizarlo a la realidad del equipo con el que se
está trabajando.
25
En esta etapa el primer elemento que tiene en cuenta el facilitador lo remite al espacio fisico, pues
el primer contacto que tiene este con la jornada se establece ahí siendo necesario que acorde con su
plan de trabajo el evalué la pertinencia de realizar cambios en dicho espacio fisico. 10
El segundo aspecto tiene que ver con el facilitador mismo en su personalidad, ya que no solo se
requiere de una formación académica o técnica para la realización de los talleres, sino que hay un
conjunto de habilidades como las discursivas o la capacidad de convocatoria y persuasión que
normalmente no se incorporan en procesos de aprendizaje académico y por tanto el facilitador debe
tener estas habilidades incorporadas a sus competencias de manera espontanea, aunque pueden existir
técnicas para desarrollar las mismas, pero igual para ello es necesario un proceso practico que
posibilite dicho desarrollo.
Otras habilidades comprenden por ejemplo las capacidad de ser sensibles frente a las problemáticas
del grupo, ser empático, pero sobre todo la flexibilidad y la creatividad son necesarios en todo
momento puesto que el facilitador podrá recurrir constantemente a metáforas y asociaciones que le
permitan comprender al grupo aquello que se proponga y que pueda dar cuenta de los objetivos del
proceso manteniendo además al grupo motivado y expectante respecto a lo que va a suceder.
Adicional a esto es importante mencionar que el facilitador cuenta con una especie de sexto sentido
que constantemente debe estar alerta para posibilitarle ver la evolución del proceso (objetivos,
cumplimiento de programa, tiempos, etc.) de las personas (emociones, aprendizajes, sensaciones, etc.)
y le permite además registrar información que le puede servir para las reflexiones o para realizar
cambios durante la jornada si es necesario, a esta habilidad se le suele llamar lectura de grupo.
Evaluación
La fase de evaluación del proceso de los talleres va desde el momento final del proceso mismo
hasta el seguimiento que se realiza con el grupo posteriormente, ya que si bien al finalizar el taller se
obtienen datos sobre el cumplimiento de objetivos de la jornada a través de las evaluaciones escritas y
los comentarios realizados por los participantes, es necesario realizar un seguimiento sobre el impacto
que tuvo la jornada en el escenario real. Dicho de otra manera es preciso mencionar que la evaluación
se corresponde con el último paso en el ciclo de la espiral del aprendizaje por Kolb y Perkins(..)
citados en (Baron, 2008) en donde finalizado el proceso las personas realizan la transferencia de lo
aprendido para aplicarlo y generar cambios.
Lo anterior es también mencionado por Builes(2003) mas éste sostiene además, que el paso de
evaluación no es solo concerniente al grupo, sino también a el mismo, pues es a partir de esta que
puede corregir errores en su proceder en el futuro, lo cual sería un valor agregado de los procesos de
capacitación en talleres experienciales o vivenciales, pues plantea que no solo son los participantes
10 Se entiende espacio fisico como el lugar donde se desarrollará el proceso de taller, sea: salón, aire libre o ambos.
26
que aprenden con las experiencias sino también el facilitador aprende permanentemente de ellos y sus
experiencias.
Hasta aquí se realizó un recorrido breve sobre los aspectos contenidos en la teoría que son tenidos
en cuenta por nuestros facilitadores para llevar a cabo el proceso de taller, pero recordemos que si bien
la teoría provee elementos fundamentales para el que hacer del facilitador o el psicólogo en los
talleres, existen otros criterios que los facilitadores emplean y que se corresponden con lo práctico,
que no necesariamente está consignado en la teoría, estos serán objeto de discusión en el siguiente
capítulo.
La última fase del proceso comprende en principio la recepción de la información acerca de la
evaluación del proceso realizada al finalizar el mismo por parte de los participantes; dicha evaluación
la realiza el facilitador ya sea a través de formatos que el mismo crea o consignando los comentarios
finales del grupo el mismo. Es con esta información que el facilitador realiza el informe que entregara
a la organización en donde incluirá sus comentarios y sugerencias, pero además esta información le
sirve también para corroborar si su percepción de los sucedido en el proceso es coherente con la
percepción del grupo, pues es a través de esto que el facilitador podrá establecer cambios para sí
mismo en su proceder para intervenciones que realizará a futuro.
Finalmente el facilitador de ser necesario, establece un plan a seguir en donde podrá instaurar de
que manera llevará el seguimiento al grupo intervenido y además posibilitara la continuidad a dicho
proceso estableciendo nuevos procesos.
A manera de conclusión.
Los talleres son una herramienta vital para el ejercicio del psicólogo en las organizaciones, ya que a
través de estos puede dar respuesta a diferentes situaciones que se presentan en la realidad del entorno
laboral (husenman, 1979), no obstante, es importante resaltar que la realización de talleres educativos
en contextos organizacionales requiere una multiplicidad de elementos, que de no ser tenidos en
cuenta podrían determinar la obtención de resultados poco confiables en los procesos de intervención
grupal, este escrito realizo de manera general una revisión desde lo teórico, la observación de procesos
prácticos y experiencias en procura de sistematizar el rol del psicólogo en la realización de talleres
educativos en contextos organizacionales, lo cual arrojo una serie de elementos que son influyentes
para dicha comprensión; por esta razón y a manera de conclusión es pertinente resaltar algunos de los
componentes esenciales en el ejercicio del psicólogo en estos contextos que pueden servir de guía a
futuro para otros quienes interesados en este tipo de procesos, decidan explorar la posibilidad de
asumirse como facilitadores en este ámbito.
A continuación se resaltan los referentes generales de aquellos aspectos relacionados en el presente
escrito:
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1. Conocimientos generales sobre teorías de los grupos.
2. Reconocimiento de la noción de sujeto (teoría humanista).
3. Identificar actitudes facilitadoras en relación con la noción de sujeto (humanismo).
4. Conocimientos en teoría de las organizaciones: estructura, diagnostico organizacional, clima
laboral, calidad de vida laboral, motivación, gestión por competencias, gestión humana,
administración de personal y recursos humanos, etc.
5. Metodología de intervención: Educación Experiencial.
6. Conocimientos y habilidades complementarias: manejo de grupos, empatía, actitud de
escucha, conocimientos de logística.
7. Capacidad para el levantamiento de la información (diagnostico o demanda).
8. Habilidades creativas y fundamentos teóricos (planeación y diseño de la propuesta de
intervención).
9. Conocimientos logísticos, habilidades corporales, facilidad de expresión, habilidades
lingüísticas, lectura de grupo (ejecución).
10. Seguimiento posterior del proceso y evaluación sobre objetivos logrados.
Cabe recordar que los anteriores elementos se corresponden con una mirada particular del rol del
psicólogo en la realización de talleres educativos organizacionales, por ende la información aquí
contenida describe un ejercicio practico que no pretende asumirse como único ni mucho menos mas
efectivo que otros; simplemente la forma como se articula la información permiten reconocer de una
manera ordenada aquellos elementos que pueden servir de guía para la realización de talleres en
diferentes ámbitos.
De la mano con lo anterior es importante resaltar que la preocupación por la motivación, el recurso
humano, la calidad de vida laboral y las multiples dinámicas donde lo humano se inserta en el mundo
organizacional y el discurso de la productividad, la psicología ha encontrado un nicho más en su
ejercicio y en el mercado de las posibilidades, en tanto los talleres se convierten en una posibilidad de
impactar muchos de los fenómenos del entorno organizacional, de ahí la importancia de sistematizar
como el Rol del Psicólogo en la realización de talleres educativos en el ámbito organizacional, pues
sirve como herramienta para orientar un ejercicio cada vez mas limpio y transparente, que contribuye
no solo a los objetivos de las organizaciones sino de nuestro foco central de atención que es lo
humano, situado en este caso en el entorno laboral.
Ahora bien teniendo en cuenta el objetivo referente a la sistematización del rol del psicólogo en
talleres educativos organizacionales, es preciso mencionar que hasta el momento este rol se ha
plasmado a lo largo del presente escrito al referir el proceso de realizar talleres, entendiendo que no se
plantea como un rol único ni totalitario, sino como un rol que se construye en cada fase dependiendo
de las necesidades del proceso mismo; esto quiere decir que hacer talleres implica mucho mas que
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simple formación en psicología desde un campo especifico, o la aplicación de una técnica de
intervención grupal, sino que independiente de la formación académica del sujeto en cuestión se
requiere asumir diferentes posturas o roles, en cada etapa del proceso y es esto lo que finalmente
configura una noción del rol en este campo. Entre los múltiples roles explorados en el presente texto se
destacan:
Rol de Consultor: el consultor es la figura profesional que asume el psicólogo para realizar el proceso,
iniciando en el diagnostico del proceso y finalizando en la evaluación y entrega de sus resultados.
Rol Clínico: se requiere tener una mirada clínica no solo para hacer el levantamiento de la información
en el diagnostico, sino también durante la ejecución para leer el grupo constantemente a la luz de los
objetivos, esta mirada se sale del esquema organizacional, introduciendo el lenguaje clínico en el
proceso, para garantizar los resultados finales.
Rol de investigador: aparte de la formación académica del psicólogo, se requiere estar
constantemente en exploración constante, sobre nuevas teorías y otros elementos que sirvan para nutrir
los procesos, esto puede ser útil no solo para el levantamiento de la información en el diagnostico, sino
también para la construcción y planeación del mismo.
Rol planificador: se requiere tener la habilidad para planear cada fase del proceso acorde con los
objetivos y en relación con las características del grupo, espacio físico, etc.
Rol creativo: una cosa es tener conocimiento operativo para planear un proceso y otra tener la
capacidad creativa de innovar para diseñar el proceso y ejecutarlo posteriormente, esto es fundamental,
ya que da ventajas competitivas en el mercado.
Rol de educador: los talleres no se basan en instruir personas, sino en construir conocimientos a partir
de interacciones y vivencias, por ello el psicólogo se sitúa como educador, teniendo en cuenta que su
trabajo no se centra en lo que sabe, sino en lo que propone.
Rol de facilitador: de la mano con el educador, el facilitador se inscribe en el lugar de lo humano, para
con su empatía y actitud, posibilitar al grupo insertarse en el proceso del taller, sin generar
señalamientos, o barreras entre las personas y el.
Rol ético: se corresponde con el respeto por el cliente y los participantes del proceso, asi como el
compromiso con cada uno de los roles que se asumen en el proceso.
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Rol de evaluador: el psicólogo tiene la habilidad de mirar desde una postura critca todo el proceso, ya
sea para sugerir a su cliente posibles rutas o caminos de mejoramiento, asi como para mejorar su
proceso mismo.
En general los aquí presentados se corresponde con algunos de los múltiples roles asumidos por el
psicólogo en talleres educativos organizacionales, teniendo en cuenta nuevamente que la reflexión
aquí presentada se establece desde una mirada particular y no totalitaria, contemplando las
observaciones, experiencias y entrevistas, de los 3 psicólogos participes de este proceso, sumando a
esto la experiencia personal de quien escribe en este campo.
La realización de talleres, como otros ejercicios de la psicología, pueden verse como se ha
presentado en el presente, como océanos de múltiples posibilidades, conceptuales y practicas, por esta
razón se entiende que la formación académica tradicional, es solo el mapa general sobre el cual se
transita para la realización de un trabajo, pero así como en los talleres, emergen un sin numero de
posibilidades en relación no solo con la formación conceptual sino también con las experiencias del
facilitador, es pertinente mantener una mirada alrededor del rol del psicólogo en los diferentes campos
donde interviene, para de esta manera salirse del marco conceptual de escuela, y adentrarse en el
marco interdisciplinar de la vida misma.
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