Su Excelencia (película) – Discurso ante la “ONU” – Mario Moreno “Cantinflas”
Una cita de Cantinflas en “Su Excelencia” y que sigue tan vigente hoy como en 1967.
Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro
cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político,
ni económico, ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto
depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.
Señores Representantes: estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta a la misma
humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un
gigante, pero moralmente es un pigmeo. La opinión mundial está tan profundamente dividida en dos bandos
aparentemente irreconciliables, que dado el singular caso, que queda en solo un voto. El voto de un país débil y
pequeño pueda hacer que la balanza se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Estamos, como quien dice,
ante una gran báscula: por un platillo ocupado por los Verdes y con otro platillo ocupado por los Colorados. Y
ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la
balanza. ¡Háganme el favor!… ¿No creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? No
considero justo que la mitad de la humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen
político y económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya votado, o lo hayan
hecho votar, en un sentido o en otro.
El que les habla, su amigo… yo… no votaré por ninguno de los dos bandos (voces de protesta). Y yo no votaré
por ninguno de los dos bandos debido a tres razones: primera, porque, repito que no sería justo que el solo voto
de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones; segunda,
estoy convencido de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de los Colorados son
desastrosos (voces de protesta de parte de los Colorados); ¡y Tercera!… porque los procedimientos de los
Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos (ahora protestan los Verdes). Y si no se callan ya yo no
sigo, y se van a quedar con la sensación de saber lo que tenía que decirles.
Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables,
aunque sean “ideítas” o “ideotas”, aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense ese señor, o ese otro
señor, o ese señor (señala), o ese de allá de bigotico que no piensa nada porque ya se nos durmió, eso no impide
que todos nosotros seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de
vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco se lo tratamos de
imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales y unos cuales y al ratito andamos a la
greña. ¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si tan sólo respetásemos el modo de
vivir de cada quién. Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes pero más grandes de nuestro
continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz” (aplausos). Así me gusta… no que me aplaudan, pero sí
que reconozcan la sinceridad de mis palabras.
Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el representante de Salchichonia (alusión a Alemania) con humildad,
con humildad de albañiles no agremiados debemos de luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de la
incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio, el día que lo logremos podemos decir que
nos volamos la barda (risas). Pero no la barda de las ideas, ¡eso no!, ¡nunca!, el día que pensemos igual y
actuemos igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas.
Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y
económico, hablan de libertades humanas, pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países?
Dicen defender los Derechos del Proletariado pero sus propios obreros no tienen siquiera el derecho elemental
de la huelga, hablan de la cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores porque se
atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los pueblos y sin embargo hace años que oprimen
una serie de naciones sin permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga. ¿Cómo podemos
votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que
es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto? No, señores representantes,
yo no puedo estar con los Colorados, o mejor dicho con su modo de actuar; respeto su modo de pensar, allá
ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la fuerza en todos los países de la tierra
(voces de protesta). ¡El que quiera ser Colorado que lo sea, pero que no pretenda teñir a los demás! —Los
Colorados se levantan para salir de la Asamblea—.
¡Un momento jóvenes!, ¿pero por qué tan sensitivos? Pero si no aguantan nada, no, pero si no he terminado,
tomen asiento. Ya sé que es costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de
su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos… todavía tengo que decir algo de los
Verdes, ¿no les es gustaría escucharlo? Siéntese (va y toma agua y hace gárgaras, pero se da cuenta que es
vodka).
Y ahora, mis queridos colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no?, pues no, jóvenes, y
no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de lo que pasa en el mundo, ustedes también
son medio soberbios, como que si el mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y
aunque hablan de paz, de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden imponer su voluntad
por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien
colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y
del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la forma que ustedes pretenden resolver esos
problemas, ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del
espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la Humanidad y
por eso la Humanidad los ve con desconfianza.
El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador de Lobaronia dijo que el remedio para todos
nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ju… y yo me pregunto: ¿para
qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos refrigeradores si no tenemos
alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes
escuelas para nuestros hijos? (aplausos).
Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de
conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de
paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos. Pero esta aspiración no
será posible si no hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad
que está en manos de ustedes, de los países poderosos de la tierra, ¡Verdes y Colorados!, el ayudarnos a nosotros
los débiles, pero no con dádivas ni con préstamos, ni con alianzas militares.
Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo por nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo
con nosotros sus notables adelantos en la ciencia, en la técnica… pero no para fabricar bombas sino para acabar
con el hambre y con la miseria (aplausos). Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestra dignidad como
seres humanos y nuestra personalidad como naciones por pequeños y débiles que seamos; practiquen la
tolerancia y la verdadera fraternidad, que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como
simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional. Reconózcannos como lo que somos, no
solamente como clientes o como ratones de laboratorio, sino como seres humanos que sentimos, que sufrimos,
que lloramos.
Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro
horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, espero me sea aceptada. Consecuentemente no les
he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre
cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo
de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo
mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en
que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos.
Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes
palabras que hace dos mil años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni
condecoraciones: “Amaos… amaos los unos a los otros”, pero desgraciadamente ustedes entendieron mal,
confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: “Armaos los unos contra los
otros”
He dicho…
Introducción
Afirma que la gente tiene la habilidad de asumir la independencia política según la ley natural. Admite que el
motivo de independencia tiene que ser razonable, y por eso, tiene que ser explicado.
En CONGRESO, 4 de julio de 1776.
La Declaración unánime de los trece Estados Unidos de América,
Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario que un pueblo disuelva los vínculos
políticos que lo han ligado a otro y tome entre las naciones de la Tierra el puesto separado e igual al que las
leyes de la naturaleza y del Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad
exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.
Preámbulo
Resume la filosofía general de gobierno que justifica una revolución cuando el gobierno hace daño a los
derechos naturales.4 En el preámbulo se reconocen el derecho a la Vida, a la Libertad y a la Felicidad: es el
primer documento histórico en el que se reconocen los derechos humanos más fundamentales.
Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son
dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que
derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de
gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un
nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos
les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que los
gobiernos establecidos hace mucho tiempo no se cambien por motivos leves y transitorios; y, de acuerdo con
esto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males sean
tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Pero cuando
una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio
de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y
proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad.
Acusación
Una lista de las «repetidas injurias y usurpaciones».
Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que las compele a alterar su
antiguo sistema. La historia del presente rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidas injurias y
usurpaciones, cuyo objeto principal es y ha sido el establecimiento de una absoluta tiranía sobre estos estados.
Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial.
Ha rehusado asentir a las leyes más convenientes y necesarias al bien público de estas colonias, prohibiendo a
sus gobernadores sancionar aun aquellas que eran de inmediata y urgente necesidad a menos que se suspendiese
su ejecución hasta obtener su consentimiento, y estando así suspensas las ha desatendido enteramente.
Ha reprobado las providencias dictadas para la repartición de distritos de los pueblos, exigiendo violentamente
que estos renunciasen el derecho de representación en sus legislaturas, derecho inestimable para ellos, y
formidable sólo para los tiranos. Ha convocado cuerpos legislativos fuera de los lugares acostumbrados, y en
sitos distantes del depósito de sus registros públicos con el único fin de molestarlos hasta obligarlos a convenir
con sus medidas, y cuando estas violencias no han tenido el efecto que se esperaba, se han disuelto las salas de
representantes por oponerse firme y valerosamente a las invocaciones proyectadas contra los derechos del
pueblo, rehusando por largo tiempo después de desolación semejante a que se eligiesen otros, por lo que los
poderes legislativos, incapaces de aniquilación, han recaído sobre el pueblo para su ejercicio, quedando el
estado, entre tanto, expuesto a todo el peligro de una invasión exterior y de convulsiones internas.
Se ha esforzado en estorbar los progresos de la población en estos estados, obstruyendo a este fin las leyes para
la naturalización de los extranjeros, rehusando sancionar otras para promover su establecimiento en ellos, y
prohibiéndoles adquirir nuevas propiedades en estos países.
En el orden judicial, ha obstruido la administración de justicia, oponiéndose a las leyes necesarias para
consolidar la autoridad de los tribunales, creando jueces que dependen solamente de su voluntad, por recibir de
él el nombramiento de sus empleos y pagamento de sus sueldos, y mandando un enjambre de oficiales para
oprimir a nuestro pueblo y empobrecerlo con sus estafas y rapiñas.
Ha atentado a la libertad civil de los ciudadanos, manteniendo en tiempo de paz entre nosotros tropas armadas,
sin el consentimiento de nuestra legislatura: procurando hacer al militar independiente y superior al poder civil:
combinando con nuestros vecinos, con plan despótico para sujetarnos a una jurisdicción extraña a nuestras leyes
y no reconocida por nuestra constitución: destruyendo nuestro tráfico en todas las partes del mundo y poniendo
impuestos sin nuestro consentimiento: privándonos en muchos casos de las defensas que proporciona el juicio
por jurados: transportándonos más allá de los mares para ser juzgados por delitos supuestos: aboliendo el libre
sistema de la ley inglesa en una provincia confinante: alterando fundamentalmente las formas de nuestros
gobiernos y nuestras propias legislaturas y declarándose el mismo investido con el poder de dictar leyes para
nosotros en todos los casos, cualesquiera que fuesen.
Ha abdicado el derecho que tenía para gobernarnos, declarándonos la guerra y poniéndonos fuera de su
protección: haciendo el pillaje en nuestros mares; asolando nuestras costas; quitando la vida a nuestros
conciudadanos y poniéndonos a merced de numerosos ejércitos extranjeros para completar la obra de muerte,
desolación y tiranía comenzada y continuada con circunstancias de crueldad y perfidia totalmente indignas del
jefe de una nación civilizada.
Ha compelido a nuestros conciudadanos hechos prisioneros en alta mar a llevar armas contra su patria,
constituyéndose en verdugos de sus amigos y hermanos o a caer ellos mismos por sus manos.
Ha excitado insurrecciones domésticas y se ha esforzado en provocar a los habitantes de nuestras fronteras, los
inmisericordes indios salvajes, cuya conocida regla de guerra es una destrucción sin distinción de edad, sexo y
condición.
A cada grado de estas opresiones hemos suplicado por la reforma en los términos más humildes; nuestras
súplicas han sido contestadas con repetidas injurias. Un príncipe cuyo carácter está marcado por todos los actos
que definen a un tirano, no es apto para ser el gobernador de un pueblo libre.
Denuncia
El fin del caso de independencia. Las condiciones de revolución son justificadas.
Tampoco hemos faltado a la consideración debida hacia nuestros hermanos los habitantes de la Gran Bretaña;
les hemos advertido de tiempo en tiempo del atentado cometido por su legislatura en extender una ilegítima
jurisdicción sobre las nuestras. Les hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y establecimiento
en estos países; hemos apelado a su natural justicia y magnanimidad, conjurándolos por los vínculos de nuestro
origen común a renunciar a esas usurpaciones que inevitablemente acabarían por interrumpir nuestra
correspondencia y conexiones. También se han mostrado sordos a la voz de la justicia y consanguinidad.
Debemos, por tanto, someternos a la necesidad que anuncia nuestra separación, y tratarlos como al resto del
género humano: enemigos en la guerra y amigos en la paz.
Conclusión
Los signatarios afirman que existen condiciones bajo las cuales el pueblo debe cambiar su gobierno, y es
necesario que las colonias anuncien su separación y disuelvan sus lazos con la corona británica.
Por tanto, nosotros, los representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso General, apelando al juez
supremo del universo, por la rectitud de nuestras intenciones, y en el nombre y con la autoridad del pueblo de
estas colonias, publicamos y declaramos lo presente: que estas colonias son, y por derecho deben ser, estados
libres e independientes; que están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona británica: que toda
conexión política entre ellas y el estado de la Gran Bretaña, es y debe ser totalmente disuelta, y que como
estados libres e independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas,
establecer comercio y hacer todos los otros actos que los estados independientes pueden por derecho efectuar.
Así que, para sostener esta declaración con una firme confianza en la protección divina, nosotros empeñamos
mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor.
20 DE JULIO
“ACTA DE LA INDEPENDENCIA”
CABILDO EXTRAORDINARIO DE SANTAFE DE BOGOTA
(El original de este precioso documento, conocido con el nombre de Acta de la Independencia, se quemó en el
incendio de las Galerías del Cabildo en 1900, pero una copia se publicó en 1872 en el Diario de Cundinamarca.
correspondiente al 20 de julio de ese año).
CABILDO EXTRAORDINARIO
En la ciudad de Santafé, a veinte de julio de mil ochocientos diez, y hora de las seis de la tarde, se presentaron
los SS. M.I.C. en calidad extraordinario, en virtud de haberse juntado el pueblo en la plaza pública y proclamado
por su Diputado el señor Regidor don José Acevedo y Gómez, para que le propusiese los Vocales en quienes el
mismo pueblo iba a depositar el Supremo Gobierno del Reino; y habiendo hecho presente dicho señor Regidor
que era necesario contar con la autoridad del actual Jefe, el Excelentísimo señor don Antonio Amar, se mandó
una diputación compuesta por el señor Contador de la Real Casa de Moneda don Manuel de Pombo, el doctor
don Miguel de Pombo y don Luis Rubio, vecinos, a dicho señor Excelentísimo, haciéndole presente las
solicitudes justas y arregladas de este pueblo, y pidiéndole para su seguridad y ocurrencias del día de hoy,
pusiese a disposición de este Cuerpo las armas, mandando por lo pronto una Compañía para resguardo de las
casas capitulares, comandada por el Capitán don Antonio Baraya. Impuesto Su Excelencia de las solicitudes del
pueblo, se prestó con la mayor franqueza a ellas. En seguida se manifestó al mismo pueblo la lista de los sujetos
que había proclamado anteriormente, para que unidos a los miembros legítimos de este Cuerpo (con exclusión
de los intrusos don Bernardo Gutiérrez, don Ramón Infiesta, don Vicente Rojo, don José Joaquín Alvarez, don
Lorenzo Marroquín, don José Carpintero y don Joaquín Urdaneta) (salva la memoria del Intendente Patricio
doctor don Carlos de Burgos), se deposite en toda la Junta el Gobierno Supremo de este Reino interinamente,
mientras la misma Junta forma, la Constitución que afianza la felicidad pública, contando con las nobles
Provincias, a las que al instante se les pedirán sus Diputados, formando este Cuerpo el reglamento para las
elecciones en dichas Provincias, y tanto éste como la Constitución de Gobierno debieran formarse sobre las
bases de libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya
representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva Granada que protesta no
abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y
desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto
este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península, y sobre la Constitución que
le de el pueblo, y en los términos dichos, y después de haberle exhortado el señor Regidor su Diputado a que
guardase la inviolabilidad de las personas de los europeos en el momento de esta fatal crisis, porque de la
recíproca unión de los americanos y los europeos debe resultar la felicidad pública, protestando que el nuevo
Gobierno castigará a los delincuentes conforme a las leyes, concluyó recomendando muy particularmente al
pueblo la persona del Excelentísimo señor don Antonio Amar; respondió el pueblo con las señales de mayor
complacencia, aprobando cuanto expuso su Diputado.
Y en seguida se leyó la lista de las personas elegidas y proclamadas en quienes con el ilustre Cabildo ha
depositado el Gobierno Supremo del Reino, y fueron los señores doctor don Juan Bautista Pey, Arcediano de
esta santa iglesia Catedral; don José Sanz de Santamaría, Tesorero de esta Real Casa de Moneda; don Manuel
Pombo, Contador de la misma; doctor don Camilo de Torres; don Luis Caycedo y Flórez; doctor don Miguel
Pombo; don Francisco Morales; doctor don Pedro Groot; doctor don Fruto Gutiérrez; doctor don José Miguel
Pey, Alcalde ordinario de primer voto; don Juan Gómez, de segundo; doctor don Luis Azuola; doctor don
Manuel Alvarez; doctor don Ignacio Herrera; don Joaquín Camacho; doctor don Emigdio Benítez; el Capitán
don Antonio Baraya; Teniente Coronel José María Moledo; el Reverendo Padre Fray Diego Padilla; don
Sinforoso Mutis; doctor don Juan Francisco Serrano Gómez; don José Martín París, Administrador general de
tabacos; doctor don Antonio Morales; doctor don Nicolás Mauricio de Omaña.
En este estado proclamó el pueblo con vivas y aclamaciones a favor de todos los nombrados; y notando la
moderación de su Diputado el expresado señor Regidor don José Acevedo, que debía ser el primero de los
Vocales, y en seguida nombré también de tal Vocal al señor Magistral doctor don Andrés Rosillo, aclamando su
libertad, como lo ha hecho en toda la tarde, y protestando ir en este momento a sacarlo de la prisión en que se
halla; el señor Regidor hizo presente a la multitud los riesgos a que se exponía la seguridad personal de los
individuos del pueblo si le precipitaba a una violencia, ofreciéndole que la primera disposición que tomara la
Junta será la libertad de dicho señor Magistral y su incorporación en ella. En este estado, habiendo ocurrido los
Vocales electos con todos los vecinos notables de la ciudad, prelados, eclesiásticos, seculares y regulares, con
asistencia del señor don Juan Jurado, Oidor de esta Real Audiencia, a nombre y representando la persona del
Excelentísimo señor don Antonio Amar, y habiéndole pedido el Congreso pusiese el parque de artillería a su
disposición por las desconfianzas que tiene el pueblo, y excusándose por falta de facultades, se mandó una
diputación a Su Excelencia, compuesta de los señores doctor don Miguel Pey, don José Moledo y doctor don
Camilo Torres, pidiéndole mandase poner dicho parque a órdenes de don José Ayala. Impuesto Su Excelencia
del mensaje, contestó que lejos de dar providencia ninguna contraria a la seguridad del pueblo, había prevenido
que la tropa no hiciese el menor movimiento, y que bajo de esta confianza viese el Congreso que nuevas
medidas quería tomar en esta parte. Se le respondió que los individuos del mismo Congreso descansaban con la
mayor confianza en la verdad de Su Excelencia.; pero que el pueblo no se aquietaba, sin embargo de habérsele
repetido varias veces desde los balcones por su Diputado que no tenía que temer en esta parte y que era preciso,
para lograr su tranquilidad, que fuese a encargarse y cuidar de la artillería una persona de su satisfacción, que tal
era el referido don José de Ayala. En cuya virtud previno dicho Excelentísimo señor Virrey que fuese el Mayor
de la Plaza don Rafael de Córdoba con el citado Ayala a dar esta orden al Comandante de Artillería, y así se
ejecutó. En este estado, impuesto el Congreso del vacío de facultades que expuso el señor Oidor don Juan
Jurado, mandó otra Diputación, suplicando a Su Excelencia se sirviese concurrir personalmente, a que se excusó
por hallarse enfermo; y habiéndolas delegado todas verbalmente a dicho señor Oidor, según expusieron los
Diputados, se repitió el mensaje para que las mande por escrito con su Secretario don José de Leiva, a fin de que
se puedan dar las disposiciones convenientes sobre la fuerza militar, y de que autoricen este acto. Entretanto se
recibió juramento a los señores Vocales presentes, que hicieron en esta forma, a presencia del M.I. Cabildo y en
manos del señor Regidor primer Diputado del pueblo don José Acevedo y Gómez: puesta la mano sobre los
Santos Evangelios y la otra formando la señal de la cruz, a presencia de Jesucristo Crucificado, dijeron: juramos
por el Dios que existe en el Cielo, cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene
este libro, cumplir religiosamente la Constitución y voluntad del pueblo expresada en esta acta, acerca de la
forma del Gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender
nuestras sagrada Religión C. A. R., nuestro amadísimo Monarca don Fernando VII y la libertad de la Patria;
conservar la libertad e independencia de este Reino en los términos acordados; trabajar con infatigable celo para
formar la Constitución bajo los puntos acordados, y en una palabra, cuanto conduzca a la felicidad de la Patria.
En este estado me previno dicho señor Regidor Diputado a mí el Secretario certificase el motivo que ha tenido
para extender esta acta hasta donde se halla. En su cumplimiento digo: que habiendo venido dicho señor
Diputado a la oración llamado a Cabildo extraordinario, el pueblo lo aclamó luego que lo vio en las galerías del
Cabildo y después de haberle excitado dicho señor a la tranquilidad, el pueblo le gritó se encargase de extender
el acta, por donde constase que reasumía sus derechos, confiando en su ilustración y patriotismo, lo hiciese del
modo más conforme a la tranquilidad y felicidad pública, cuya comisión aceptó dicho señor. Lo que así certifico
bajo juramento, y que esto mismo proclamó todo el pueblo—Eugenio Martín Melendro.
En este estado, habiendo recibido por escrito la comisión que pedía el señor Jurado a Su Excelencia, y esto
estando presentes la mayor parte de los señores Vocales elegidos por el pueblo, con asistencia de su particular
Diputado y Vocal el Regidor don José Acevedo, se procedió a oír el dictamen del Síndico Personero doctor don
Ignacio de Herrera, quien impuesto de lo que hasta aquí tiene sancionado el pueblo y consta del acta anterior,
dirigida por especial comisión y encargo del mismo pueblo, conferida a su Diputado el señor Regidor don José
Acevedo, dijo que el Congreso presente compuesto del M. I. C., cuerpos, autoridades y vecinos, y también de
los Vocales del nuevo Gobierno, nada tenía que deliberar, pues el pueblo soberano tenía manifestada su
voluntad por el acto más solemne y augusto con que los pueblos libres usan de sus derechos, para depositarlos
en aquellas personas que merezcan su confianza; que en esta virtud los Vocales procediesen a prestar el
juramento y en seguida la Junta dicte las más activas providencias de seguridad pública. En seguida se oyó el
voto de todos los individuos del Congreso, que convinieron unánimemente y sobre que hicieron largas y eruditas
arengas, demostrando en ellas los incontestables derechos de los pueblos, y particularmente los de este Nuevo
Reino, que no es posible puntualizar en medio del inmenso pueblo que nos rodea.
El público se ha opuesto en los términos más claros, terminantes y decisivos a que ninguna persona salga del
Congreso antes de que quede instalada la Junta, prestando sus Vocales el juramento en manos del señor
Arcediano Gobernador del Arzobispado, en la de los dos señores curas de La Catedral bajo la fórmulas que
queda establecida y con la asistencia del señor Diputado don José Acevedo; que en seguida presten el juramento
de reconocimiento de estilo a este nuevo Gobierno los Cuerpos civiles, militares y políticos que existen en esta
capital, con los Prelados seculares y regulares, Gobernadores del Arzobispado, Curas de la Catedral y
Parroquias de la capital, con los Rectores de los Colegios. Impuesto de todo lo ocurrido hasta aquí el señor don
Juan Jurado, comisionado por Su Excelencia para presidir este acto, expuso no creía poder autorizarle en virtud
de la orden escrita que se agrega, sin dar parte antes a Su Excelencia de lo acordado por el pueblo y el Congreso,
como considera dicho señor que lo previene Su Excelencia. Con este motivo se levantaron sucesivamente varios
de los Vocales nombrados por el pueblo, y con sólidos y elocuentes discursos demostraron ser un delito de lesa
majestad y alta traición el sujetar o pretender sujetar la soberana voluntad del pueblo, tan expresamente
declarada en este día, a la aprobación o improbación de un Jefe cuya autoridad ha cesado desde el momento en
que este pueblo ha reasumido en este día sus derechos y los ha depositado en personas conocidas y
determinadas. Pero reiterando dicho señor su solicitud con el mayor encarecimiento, aunque fuera resignando su
toga, para que el señor Virrey quedase persuadido del deseo que tenía dicho señor de cumplir su encargo en los
términos que cree habérsele conferido. A esta proposición tomó la voz el pueblo ofreciendo a dicho señor
garantías y seguridades por su persona y por su empleo; pero que de ningún modo permitía saliese persona
alguna de la sala sin que quedase instalada la Junta, pues a la que lo intentase se trataría como a reo de alta
traición, según lo había protestado el señor Diputado en su exposición, y que le diese a dicho señor certificación
de este acto para los usos que le convengan. Y en este estado dijo dicho señor que su voluntad de ningún modo
se entendiera ser contraria a los derechos del pueblo que reconoce y se ha hecho siempre honor por su educación
y principios de reconocer; que se conforma y jurará el nuevo Gobierno, con la protesta de que reconozca al
Supremo Consejo de Regencia. Y procediendo al acto del juramento, recordaron los Vocales doctor don Camilo
Torres y el señor Regidor don José Acevedo que en su voto habían propuesto se nombrase Presidente de esta
Junta Suprema del Reino al Excelentísimo señor Teniente General don Antonio Amar y Borbón; y habiéndose
vuelto a discutir el negocio, le hicieron ver al pueblo con la mayor energía por el doctor don Fruto Joaquín
Gutiérrez, las virtudes y nobles cualidades que adornan a este distinguido y condecorado militar, y más
particularmente manifestada en este día y noche, en que por la consumada prudencia se ha terminado una
revolución que amenazaba las mayores catástrofes, atendida la misma multitud del pueblo que ha concurrido a
ella, que pasa de nueve mil personas que se hallan armadas, y comenzaron por pedir la prisión y cabezas de
varios ciudadanos cuyos ánimos se hallaban en la mayor división y recíprocas desconfianzas desde que supo el
pueblo el asesinato que se cometió a sangre fría en el de la Villa del Socorro por su Corregidor don José Valdés,
usando de la fuerza militar, y particularmente desde ayer tarde, en que se aseguró públicamente que en estos
días iban a poner en ejecución varios facciosos la fatal lista de diez y nueve ciudadanos condenados al cuchillo,
porque en sus respectivos empleos han sostenido los derechos de la Patria; en cuya consideración tanto los
Vocales, Cuerpos y vecinos que se hallan, presentes, como e! pueblo que nos rodea, proclamaron a dicho señor
Excelentísimo don Antonio Amar por Presidente de este nuevo Gobierno. Con lo cual y nombrando de
Vicepresidente de la Junta Suprema de Gobierno del Reino al señor Alcalde Ordinario de primer voto doctor
don Miguel Pey de Andrade, se procedió al acto del juramento de los señores Vocales en los términos
acordados. Y en seguida prestaron el de obediencia y reconocimiento de este nuevo Gobierno el señor Oidor que
ha presidido la Asamblea; el señor don Rafael de Córdoba, Mayor de la Plaza; el señor Teniente Coronel don
José de Leiva, Secretario de Su Excelencia; el señor Arcediano, como Gobernador del Arzobispado y como
Presidente del Cabildo Eclesiástico; el Reverendo Padre Provincial de San Agustín; el Prelado del Colegio de
San Nicolás; los curas de Catedral y parroquiales; Rectores de la Universidad y Colegios; el señor don José
María Moledo, como Jefe militar; el M. I. Cabildo secular, que son las autoridades que se hallan actualmente
presentes, omitiéndose llamar por ahora a las que faltan, por ser las tres y media de la mañana. En este estado se
acordó mandar una diputación al Excelentísimo señor don Antonio Amar, para que participe a Su Excelencia el
empleo que le ha conferido el pueblo de Presidente de esta Junta, para que se sirva pasar el día de hoy a las
nueve a tomar posesión de él, para cuya hora el presente Secretario citará a los demás Cuerpos y autoridades que
deben jurar la obediencia y reconocimiento de este nuevo Gobierno.
Juan Jurado — Doctor José Miguel Pey — Juan Gómez —Juan Bautista Pey — José María Domínguez-Castillo
— José Ortega — Fernando de Benjumea — José Acevedo y Gómez —Francisco Fernández Heredia Suescún
— Doctor Ignacio de Herrera — Nepomuceno Rodríguez Lago — Joaquín Camacho —José de Leiva — Rafael
Córdoba — José Maria Moledo — Antonio Baraya — Manuel Bernardo Alvarez — Pedro Groot —Manuel de
Pombo — José Sanz de Santamaría — Fr. Juan Antonio González, Guardián de San Francisco — Nicolás
Mauricio de Omaña — Pablo Plata — Emigdio Benítez — Fruto Joaquín Gutiérrez de Caviedes — Camilo
Torres — Doctor Santiago Torres y Peñal — Francisco Javier Serrano Gómez de la Parra Celi de Alvear — Fr.
Mariano Garnica — Fr. José Chaves — Nicolás Cuervo — Antonio Ignacio Gallardo, Rector del Rosario —
Doctor José Ignacio Pescador — Antonio Morales —José Ignacio Alvarez — Sinforoso Mutis — Manuel
Pardo.
Las firmas que faltan en esta acta, y están en el cuaderno de la Suprema Junta, son las siguientes: Luis
Sarmiento — José María Carbonell — Doctor Vicente de la Rocha — José Antonio Amaya — Miguel Rosillo y
Meruelo — José Martin Paris —Gregorio José Martin Portillo — Juan María Pardo — José María León —
Doctor Miguel de Pombo — Luis Eduardo de Azuola — Doctor Juan Nepomuceno Azuero Plata — Doctor
Julián Joaquín de la Rocha — Juan Manuel Ramírez — Juán José Mutienx — Ante mí, Eugenio Martín
Melendro.
Final del formulario
SIMBOLOS PATRIOS
CORO
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
En surcos de dolores
el bien germina ya.
I
Cesó la horrible noche
La libertad sublime Derrama las auroras
De su invencible luz.
La humanidad entera,
Que entre cadenas gime,
Comprende las palabras
Del que murió en la cruz
II
"Independencia" grita
El mundo americano:
Se baña en sangre de héroes
La tierra de Colón.
Pero este gran principio:
"el rey no es soberano"
Resuena, Y los que sufren
Bendicen su pasión.
III
Del Orinoco el cauce
Se colma de despojos,
De sangre y llanto un río
Se mira allí correr.
En Bárbula no saben
Las almas ni los ojos
Si admiración o espanto
Sentir o padecer.
IV
A orillas del Caribe
Hambriento un pueblo
lucha Horrores prefiriendo
A pérfida salud.
!Oh, sí¡ de Cartagena
La abnegación es mucha,
Y escombros de la muerte
desprecian su virtud.
V
De Boyacá en los campos
el genio de la gloria
con cada espiga un héroe
invicto coronó.
Soldados sin coraza
ganaron la victoria;
su varonil aliento
de escudo les sirvió.
VI
Bolivar cruza el ande
que riega dos océanos
espadas cual centellas
fulguran en Junín.
Centauros indomables
descienden a los llanos
y empieza a presentirse
de la epopeya el fin.
VII
La trompa victoriosa
que en Ayacucho truena
en cada triunfo crece
su formidable són.
En su expansivo empuje
la libertad se estrena,
del cielo Americano
formando un pabellón.
VIII
La Virgen sus cabellos
arranca en agonía
y de su amor viuda
los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza
que cubre losa fría;
pero glorioso orgullo
circunda su alba tez.
IX
La Patria así se forma
termópilas brotando;
Constelación de cíclopes
su noche iluminó;
la flor estremecida
mortal el viento hallando
sebajo los laureles
seguridad buscó.
X
Mas no es completa gloria
vencer en la batalla,
que al brazo que combate
lo anima la verdad.
La independencia sola
el gran clamor no acalla:
si el sol alumbra a todos
justicia es libertad.
XI
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
el alma de la lucha
profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
en átomos volando
"Deber antes que vida",
con llamas escribió.
LA BANDERA
La bandera actual (Decreto del 26 de noviembre de 1861)
La bandera de Colombia fue creada el 12 de marzo de 1807 por el precursor de la Independencia Francisco Miranda.
Él ondeó por primera vez el tricolor amarillo, azul y rojo desde su goleta Leandro.
En 1909, el Libertador Simón Bolívar ordenó continuar con la bandera del precursor, como emblema colombiano.
Esta bandera fue la que Miranda junto con Lino de Clemente y José Sata y Bussy, presentaron al Congreso de
Venezuela de 1811 para que se adoptara como insignia de la nación.
Más adelante, en el año de 1834, la bandera fue modificada, debido a que Francisco de Paula Santander ordenó que
las franjas no fueran horizontales sino verticales. En 1861, el presidente Tomás Cipriano de Mosquera, decretó que se
colocaran ocho estrellas en la franja azul las cuales representaban las ocho provincias que conformaban los Estados
Unidos de Colombia; además, que la franja amarilla estuviera en la mitad, así como que las franjas fueran de nuevo
horizontales.
La bandera actual
Los decretos expedidos por el gobierno nacional durante la presidencia del general Pedro Nel Ospina y la presidencia
del Dr. Enrique Olaya Herrera, determinan la disposición de la bandera, sus colores y su significado así como los
componentes y la forma del escudo nacional.
A continuación se transcribe el primer párrafo del Decreto 861 de 1934:
"El pabellón, bandera y estandarte de la República de Colombia, se compone de los colores amarillo, azul y rojo,
distribuidos en tres fajas horizontales, de los cuales el amarillo, colocado en la parte superior, tendrá un ancho igual a
la mitad de la bandera, y los otros dos en fajas iguales a la cuarta parte del total, debiendo ir el azul en el centro".
Significado de los colores
Hay muchas interpretaciones sobre los colores elegidos por don Francisco Miranda en 1806 para la bandera de la
nación.
La primera interpretación sobre el orden que tienen las franjas y el significado de los colores en la bandera, fue la
expuesta por Francisco Antonio Zea en el Congreso de Angostura en 1819 donde determina que las tres franjas deben
tener tres colores: la primera, amarilla para representar a los pueblos que quieren y aman la federación. La segunda,
azul para mostrar la separación de España por la inmensidad del océano y la tercera, roja para representar la sangre
derramada por los patriotas para lograr la independencia.
Algunos historiadores afirman que los colores amarillo y rojo fueron tomados de la bandera española y el azul el
color del mar, que nos separa de España.
Otros historiadores creen que los colores se deben al escudo de armas que España le dio a Cristóbal Colón. Los
fondos de los cuarteles (de las cuatro mitades en que se divide el escudo), correspondían exactamente al tricolor de
Miranda. La disposición de las franjas y su tamaño fueron modificados a través de los años hasta 1934, año en el que
el presidente Enrique Olaya Herrera estableció la bandera actual.
El color amarillo simboliza las grandes riquezas naturales de Colombia, el azul simboliza el cielo y los mares, y el
rojo, la sangre que derramaron nuestros héroes.
Historia de la Bandera
Los decretos 861 de 1934, expedidos por el gobierno nacional siendo Presidente de la República el señor general
Pedro Nel Ospina y el doctor Enrique Olaya Herrera respectivamente, contienen disposiciones sobre la bandera y el
escudo nacionales. A continuación se transcribe la parte pertinente a la bandera:
Decreto Nº 861 de 1934 (mayo 17)
ARTICULO 1º.- El pabellón, bandera y estandarte de la República de Colombia, se compone de los colores amarillo,
azul y rojo, distribuidos en tres fajas horizontales, de los cuales el amarillo, colocado en la parte superior, tendrá un
ancho igual a la mitad de la bandera, y los otros dos en fajas iguales a la cuarta parte del total, debiendo ir el azul en
el centro.
ARTICULO 2º.- La bandera mercante de Colombia tendrá de acuerdo con lo establecido en el decreto número 309 de
1980, tres metros de largo por dos de ancho; llevará en el centro un escudo de forma ovalada, en campo azul, circuido
de una zona de terciopelo rojo de cinco centimentros de ancho, y con una estrella blanca en el centro, de ocho rayos y
de diez centimetros de diámetro. Los ejes del óvalo, dentro del campo azul, son de cuarenta centímetros el mayor, y
de treinta el menor.
PARAGRAFO:- Esta será la bandera que se pondrá en uso en los barcos de la Marina Colombiana y en en las
legaciones y Consulados acreditados en el exterior.
ARTICULO 3º - La bandera de guerra de uso en el Ejército, tendrá un metro y treinta centímetros de largo, por un
metro y diez centímetros de largo, por un metro y diez centímetros de ancho, para las armas de a pie; y el estandarte,
para las armas montadas, tendrá un metro de largo por uno de ancho. Estas banderas llevarán en el centro el escudo de
armas de la República, enmarcado en una circunferencia de terciopelo rojo de cinco centímetros de ancho y cuarenta
centímetros de diámetro en su parte exterior, dentro del cual se inscribirá, en letras de oro, el nombre del cuerpo de
tropas a que pertenece.
Decreto Nº 62 de 1934 (Enero 11)
208.- La bandera de guerra en uso en el Ejército tendrá, según la ley, un metro treinta y cinco centímetros de largo por
uno diez de ancho, para las armas montadas. Estas banderas llevarán en el centro el escudo de armas de la República,
dentro de un óvalo de paño rojo, dentro de él irá inscrito, en letras bordadas en oro, el nombre del cuerpo de tropas o
repartición militar a que pertenece.
209.- La bandera con escudo sólo podrá ser usada por los cuerpos armados de la Nación.
210.- Los pabellones nacionales que se izan en los cuarteles, edificios públicos, barcos mercantes, baluartes, etc.,
podrán ser de mayores o menores dimensiones y no llevarán escudo.
Saludo a la Bandera.
Salud adorada bandera que un día
batiendo tus pliegues allá en Boyacá,
sellaste por siempre la lucha bravía
de un pueblo que ansiaba tener libertad.
Oh santa bandera nosotros te amamos
porque eres patria, la vida, el honor,
por tí moriremos felices gritando
que viva el sublime pendón tricolor.
En paz te ofrecemos de olivos mil ramos
del Ande las flores en gran profusión,
y en torno a su escudo felices cantamos
los himnos más puros que da el corazón.
Juramento A La Bandera
Del Soldado:
Soldados: Juráis a Dios y prometeís a la Patria defender esta bandera hasta perder por ella vuestras vidas, y
no abandonar a vuestros jefes, compañeros y subalternos en acción de guerra y en cualquier otra ocasión ?
Sí, juramos!
Sí, así lo hiciereís, que Dios y la Patría os lo premien. Y si no, El y ella os lo demanden.
Del Estudiante:
Juro por Dios fidelidad a mi bandera y a mi patría, Colombia, de la cual es símbolo, una Nación soberana e
indivisible, regida por principios de libertad, orden y justicia para todos (Decreto 2388 de 1948).
Himno a la Bandera:
Por: GUILLERMO MANRIQUE TERAN
Cual una flor radiante de púrpura y de oro nacida en algún mágico jardín de claridad te ví pasar un día, nimbada por
un coro de dianas cristalinas, bajo la inmensidad.
Reían tus colores con un reir sonoro donde vibraba el alma guerrera de otra edad y entonces te bendije como el mejor
tesoro, orgullo de mi Patria y amor de mi heredad. ¡Bandera de Colombia! Tu infancia victoriosa ungieron con el
múrice de sangre generosa las águilas insignes y el épico león...
Así, radiante en gloria y en libertad y en lumbre, cual un iris que fuera diadema de una cumbre, te llevo desplegada
sobre mi corazón.
LIBERTAD Y ORDEN
EL ESCUDO
El Escudo de Armas de la República fue adoptado el 9 de mayo de 1834.
El escudo, de forma suiza, tiene 6 partes de ancho por 8 de alto. Está dividido en tres franjas horizontales: La franja
superior, sobre campo azul, lleva en el centro una granada de oro abierta y graneada de rojo, con tallo y hojas de oro.
A cada lado de la granada va una cornucopia de oro inclinada, vertiendo monedas hacia el centro la del lado derecho,
y frutos propios de la zona tórrida la del lado izquierdo.
La granada denota el nombre que llevaba esta república, y las cornucopias, la riqueza de sus minas y la feracidad de
sus tierras.
La franja del medio, en campo de platino, lleva en el centro un gorro frigio enastado en una lanza, como símbolo de la
libertad, (El platino, metal precioso, propio de nuestro país).
En la franja inferior está el Istmo de Panamá, con sus dos mares adyacentes ondeados de plata, y un navío negro, con
sus velas desplegadas en cada uno de ellos. Este Istmo ya no pertenece a Colombia.
El cóndor simboliza la libertad. De su pico pende una corona de laurel verde y en una cinta ondeante, asida del
escudo y entrelazada en la corona, se lee sobre oro con letras negras: Libertad y Orden.
De cuatro astas inclinadas que surgen del escudo (dos al lado derecho y dos al izquierdo) cuelgan cuatro banderas
nacionales que lo rodean Las banderas están enlazadas en la parte inferior.
EL HIMNO NACIONAL
El Himno Nacional fue dado a conocer públicamente el día 11 de noviembre de 1887 en un pequeño teatro de la
escuela pública de la Catedral. Al mes siguiente, el 6 de diciembre de 1887, se llevó a cabo su solemne aparición
oficial en el salón de grados, frente al Palacio de San Carlos.
Entre los asistentes estaban: el doctor Rafael Núñez, Presidente de la República, y compositor de la letra del himno,
todas las autoridades civiles, eclesiásticas, militares, ministros y miembros del cuerpo diplomático.
LA FLOR, EL AVE Y EL ÁRBOL - OTROS SÍMBOLOS DE COLOMBIA
LA ORQUÍDEA COLOMBIANA
La Orquídea es la flor Nacional de Colombia, denominada como tal en 1936 por la Academia Colombiana de
Historia.
Es una de las grandes riquezas de Colombia, conocida y apreciada por el mundo entero, especialmente la variedad
denominada Cattleya Trianae. Lleva este nombre en honor del naturalista colombiano José Jerónimo Triana.
Proviene de la planta espífita de hojas carnosas, de la familia de las orquidáceas. Su estructura y colores son de una
belleza extraordinaria. Abundan en los climas templados en las la regiones montañosa cerca de Bogotá y en los
departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Boyacá, Santander, Huila, Valle, Cauca y Nariño y florecen durante
los meses de marzo y abril.
En el departamento de Antioquia está ubicado el Parque nacional de la orquídea. Es un privilegio especial para el
cultivo de orquídeas, ya que muchas de ellas crecen de manera silvestre en diversas regiones del suroeste antioqueño.
Las orquídeas colombianas son " únicas" y las más hermosas del mundo.
EL CÓNDOR
El majestuoso cóndor de los Andes simboliza la soberanía y la libertad de los colombianos.
Fue seleccionado en 1834 como emblema para el escudo de armas y uno de los símbolos de la patria.
Este pájaro habita en las cumbres más altas de la cordillera de los Andes, sobre todo en Colombia, Perú y Chile. Su
nombre científico es vultur griphos. Se le ha llamado "el ave eterna". Su fuerza y poderío son formidables. Pueden
cargar a un ternero por largo tiempo. Es además, el pájaro que vuela a mayor altura.
El cóndor andino es reconocido como el ave voladora más grande del planeta.
Los cóndores adultos llegan a medir hasta 1,30 metros de altura por 3,30 metros de envergadura. En pleno vuelo,
puede extender sus alas todavía más. El peso de los machos, llega hasta 12 kg. y el de las hembras, a 10 kg.
Se dice que recorre hasta 200 leguas (aprox.1.000 km.) en un día. Solamente vuela en los días de sol.
Tienen la cabeza desnuda y relativamente pequeña, de color generalmente rojizo, aunque puede cambiar según el
estado de ánimo del animal. Pico de borde muy cortante que termina en gancho. Las alas son largas y anchas y las
patas poseen uñas cortas y poco curvas, con la inserción del dedo posterior elevada. El plumaje de las aves jóvenes es
de color marrón hasta alcanzar plumaje negro, con visos azulosos, en los adultos. Una banda blanca ancha resalta en
el dorso de las alas y un nítido collar blanco no completamente cerrado al frente, protege la piel del cuello.
ÁRBOL NACIONAL DE COLOMBIA
Palma de cera del Quindío
Es una palmera de imponente belleza, extraordinaria fortaleza y legendaria longevidad.
La esbeltez de la palma de cera, su altura y su singular porte, han hecho de ella un símbolo de la flora colombiana,
motivo por el cual, algunas entidades del sector público promueven su cultivo, cumpliendo así con la función de
conservar el patrimonio ecológico de los colombianos y con el compromiso de difundir la grandeza y el valor de
nuestra riqueza natural.
Es exclusiva de los Andes Colombianos en altitudes de 2.500 a 3.000 metros sobre el nivel del mar y a la vez, la que
alcanza mayor altura dentro de su género, ya que fácilmente puede medir más de 70 metros.
En el Quindío se encuentran tres especies distribuidas en las laderas de la cordillera central, siendo la más importante
la ceroxylon quindiuense.
La palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense) se adoptó como árbol nacional, por el Congreso de la
República mediante la ley 61 de 1985, sancionada el 16 de septiembre por el presidente Belisario Betancur.
Datos
Color: Verde oscuro a grisáceo.
Hojas: Pinnadas y de gran tamaño.
Flores: Agrupadas en racimos, color crema.
Fruto: En drupa globosa, dispuesto en racimos de color rojizo en estado maduro.
Familia: Arecaceae (Palmae).
Forma de la copa: Penacho semiesférico, amplio y espeso.
Tronco: Cilíndrico, erecto, liso, cubierto con una capa de cera.
Follaje: Denso.
Corteza: Lisa, blancuzca, con anillos oscuros acentuados, dejados en forma de cicatriz por la caída de las hojas.
ESMERALDA COLOMBIANA
Las esmeraldas colombianas son las más hermosas y valoradas del mundo.
La belleza única de la esmeralda de Colombia está en su color debido a la presencia de partículas de cromo en el
berilo. Las pequeñas inclusiones trifásicas ayudan a los gemólogos extranjeros a identificar las esmeraldas que
provienen del territorio colombiano.
La pureza, la brillantez y la transparencia de estas piedras preciosas, son las características más importantes para su
valoración.
La esmeralda de color verde intermedio intenso es la de mayor valor. Es transparente sólo en las gemas de muy alta
calidad.
Las esmeraldas son pesadas en carates, (quilates en relación con piedras preciosas) (1 carate = 1/5 de gramo o ¼ de
onza) Por ser relativamente livianas (SGE = 2.72), son físicamente más grandes que los diamantes.
La esmeralda ha sido considerada el símbolo de eterna primavera e inmortalidad.
Su nombre proviene del griego que significa "piedra verde".
En la antigüedad se llamaban esmeraldas todas las gemas verdes conocidas. Pero el verde de la esmeralda es único.
Este color tan especial se denomina "verde esmeralda".
Los yacimientos más importantes de estas piedras preciosas se encuentran en Colombia.
Las zonas mineras están ubicadas en el llamado cinturón esmeraldífero que abarca un área de 250 kilómetros de largo
por 50 de ancho.
Las minas más espectaculares e importantes son las de Muzo y Cosquez, en el departamento de Boyacá, a unos 200
kilómetros al norte de Bogotá.
La segunda área minera está ubicada al oriente del departamento de Cundinamarca. En esta región se hallan las minas
de Chivor y Gachalá. Estas dos zonas principales, pese a encontrarse a cientos de kilómetros la una de la otra,
comparten la misma falla geológica.
Las esmeraldas colombianas fijan el color y calidad de las esmeraldas del mundo.
La mayoría de las que se exportan, son cortadas en Colombia.
CAFÉ COLOMBIANO
El café es una de las bebidas más consumidas a nivel mundial y aunque Colombia se considera como uno de los
mejores productores, es a su vez uno de los países que menos lo consume.
El café colombiano es reconocido como el mejor café del mundo y en varios países como una excelencia
gastronómica
El café viene de diferentes plantas o arbustos que se dan en la región tropical llamada el Eje cafetero de Colombia., la
cual se extiende a lo largo de las pendientes de las cordilleras en el clima templado, concentrándose especialmente en
los departamentos de, Caldas, Risaralda y Quindío. También Antioquia, Tolima y Valle del Cauca son productores de
café.
Datos
Zona cafetera: 3'050.141 hectáreas
Área café: 875.000 hectáreas
Producción: 12'200.000 sacos (1 saco = 60 kg.).
Municipios cafeteros: 590
Caficultores: 514.000
Destino exportación: 40 países
Duración para tostar el grano: 10 a 20 minutos -Temperatura: entre 400º F y 425º F.
Los granos tostados oscuros contienen poca acidez y menos cafeína. Los claros tienen un sabor más fuerte y su acidez
es mayor.Existen aproximadamente 60 clases de árboles de café, pero solamente 10 de esas especies son cultivadas a
gran escala en el mundo.
Las más comunes son Coffea Arabica, Coffea Canephora y Coffea Liberica.
De esas tres, la Coffea Arabica es la más cultivada (70%) y valorizada de las especies. Algunas de estas variedades,
todas cultivadas en Colombia son: Típica, Común Borbón, Caturra, Colombia y Maragogipe.
Los granos de café o semillas están dentro del fruto del arbusto, los cuales al llegar a su madurez, toman un color
"cereza",
El grano o almendra, una vez tostada y molida se utiliza para la producción del café como bebida.
El proceso del café de Colombia comienza en el vivero, donde se plantan miles de granos cuidadosamente
seleccionados. Luego pasan por varias etapas las cuales son rigurosamente inspeccionadas por la Federación Nacional
de Cafeteros de Colombia, para otorgarles su sello de aprobación.
A diferencia de granos de otros lugares, el café de Colmbia es cuidadosamente lavado. De ahí su rico e inigualable
sabor y su exquisito aroma.
Además, el alto nivel de las normas de control de calidad del país, hacen del café de Colombia el mejor del mundo.
ORACIÓN A LA PATRIA
Colombia patria mía:
Te llevo con amor en mi corazón,
Creo en tu destino
y espero verte siempre Grande,
respetada y libre.
En tí amo todo lo que me es querido;
tus glorias, tu hermosura, mi hogar,
las tumbas de mis mayores,
mis creencias, el fruto de mis esfuerzos
y la realización de mis sueños.
Ser hijo tuyo, es la mayor de mis glorias.
Mi ambición más grande
es la de llevar con honor
el título de Colombiano,
y llegado el caso,
Morir por defenderte.