7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
1/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
aula abiertaDIARIO CO LATINO, SBADO 22 DE NOVIEMBRE DE 2008 N 42
SECCIN DEL SUPLEMENTO TRES MIL EN APOYO A LOS PROGRAMAS DE LENGUAJE Y LITERATURA DE EDUCACIN MEDIA DEL MINISTERIO DE EDUCACIN
El siglo de Alejo Carpentier
Responsable: Vladimir Baza
La Habana.- El 4 de abril de 197
pus de recibir en el paraninfo de l
versidad Complutense el Premio de L
tura en Lengua Castellana Migu
Cervantes de manos de S.M. el Rey
paa D. Juan Carlos, Alejo Carpenti
su texto Cervantes en el alba de ho
Alejo imagin en l una fiesta gran
ocurri el domingo 9 de octubre de de otoo ya muy lejano, en la magciudad de Alcal de Henares, cuandlugar la ceremonia del bautism
Cervantes.
Se trat de una ... fiesta de muchpersonajes de tantos y tan renompersonajes que el mismo historiado
Hamete Benengeli, de haber estado p
te, hubiera perdido la cuenta de ello
lo numerosos.
Y aadi: ... al memorable y jubautismo asistieron, entre muchos otrseoras Emma Bovary, Albertina de PErsilia de Pirandello y Molly Bloomda especialmente de Dubln, con su e
Leopo ldo Bloom y su ami go StDedalus, el prncipe Mishkin, el cNazarn, taumaturgo sin saberlo, yun Gregorio Samsa, de la familia Kafka -aquel mismo que, una maanba amanecido transformado en escajo- pertenecientes todos a la [...] code la dimensin imaginaria, fundadsu llegada al mundo, por quien iniciatonces su existencia entre nosotros. Ycon Miguel de Cervantes Saavedrapretendo decir ninguna novedad cohaba nacido la novela moderna.
Hoy, el centenario de Alejo Carpen
anunciado como otra fiesta de pers
an ms numerosos, muchos de los cprecisamente, fueron creados por el e
dinario cubano cuya secularidad ce
mos.
Por Roberto Fernndez Retamar
PRIMERAODEBACHILLERATO
El siglo de Alejo Carpentier, por Roberto Fernndez Retamar] pginas 1, 2, 3 y 4 [.
Alejo Carpentier y lo real maravilloso de su vida (Minibiografa) ] pginas 2 y 3 [.
Carpentier y el cine, por Lisandro Otero ] pgina 4 [.
El cine cubano visto por Carpentier, por Luciano Castillo ] pginas 5, 6 y 7 [.
Concierto flmico para Carpentier, por Luciano Castillo ] pgina 8 [.
El escritor cubano Alejo Carpentier
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
2/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
blicaciones peridicas de Cuba y otras tie-
rras.
En Cuba inici su tarea literaria y all(aqu) se form para siempre. La larga y
fructfera estancia de Alejo en Francia, en-
tre 1928 y 1939, as como su condicin bi-
linge, han confundido a algunos que han
credo ver en l un representante ms del
latinoamericano ganado por las tempesta-
des o las brisas de Europa.
Nada ms lejos de la verdad. El Alejo que
por razones polticas harto conocidas sale
de La Habana aquel 1928 con los papeles
de su fraterno Robert Desnos y permanece
ms de una dcada en Pars (con el hiato de
la Guerra Civil de Espaa, cuando partici-
p en su memorable Congreso en defensade la culturay escribi fuertes pginas con-tra la barbarie fascista) era ya un hombreformado.
Y formado en el fuego de un ambiente en
que se cruzaban las aspiraciones polticas y
sociales de un pas neocolonial en lucha por
liberarse, con inquietudes artsticas que en-contraran pleno desarrollo aos despus,
sobre todo en la propia obra de Carpentier.
Sin duda su vinculacin en Francia con
el grupo surrealista habra de serle impor-
tante, y esto es vlido incluso cuando rom-
pi con l, considerando que slo le sera
dable ser all un epgono. Pero buena parte
de la ulterior discusin terica de Alejo se
hara teniendo a la vista la magna aventura
surrealista.
En Cuba haba vivido ya a fondo las in-
quietudes polticas y estticas de una poca
de fundacin sofocada entonces. Un ao
antes de viajar a Pars, estuvo entre los fir-
mantes de la memorable Declaracin delGrupo Minoristaque redactara en 1927
Rubn Martnez Villena, cuyo magiste
conoci siempre Alejo.
Por suficientemente conocidos no
aqu todos los puntos de aquella Decinen la que, de modo elocuente, sclaban las reivindicaciones por el arnculo y, en general, por el arte nusus diversas manifestaciones, junto por la independencia econmica dey contra el imperialismo yanquio
cordialidad y la unin latinoamerica
Ya en un artculo de 1931, Amricla joven literatura europea, donde ctaba el nico nmero de la revista
cuya jefatura de redaccin ejerca, d
Si he credo til, en los terrenos driodismo, el dar a conocer los valorrepresentativos del arte moderno eume he separado siempre del viejo conen mi labor personal de creacin.
Y en 1975, en su Problemtica de
po y el idioma en la moderna nove
noamericana, sera ms explcito al p
mar que, radicado por razones poltiFrancia a partir de 1928, ... se me pt un dilema: escribir en francs, obir en espaol. No vacil un solo mescribir en francs aquello que me aba a vivir -artculos, ensayos, repoque publicaba la prensa pero lo qmo, lo que era mi expresin, lo que literatura, lo escriba en castellano
Que el ideario de aquella Declarahabanera coincida con el del
Carpentier lo ratifica, entre muchsim
sas, un texto que permaneci prctic
te desconocido durante cerca de me
glo, y que el propio Alejo, a solicitud
tra, nos entregara para la seccin P
salvadasde la revista Casa de las Acas, donde apareci en su nmero 84,
Tales personajes proceden de sus novelas
Ecue-Yamba-O, pero sobre todo deEl rei-no de este mundo, con el que inici un ci-clo admirable que incluy tambinLos pa-sos perdidos,El acosoyEl siglo de las lu-ces; y un segundo ciclo formado porEl re-curso del mtodo, Concierto barroco, Laconsagracin de la primaverayEl arpa yla sombra.
Como si ello no bastase, muchos otros
personajes imaginados o transformados porAlejo asoman sus rostros en los balletsLarebambarambayEl milagro de Anaquilly en la pera bufaManita en el suelo; y enlos relatosEl camino de Santiago, Viaje ala semillaySemejante a la noche(publica-dos conjuntamente con la novelaEl acosoen su libro Guerra del tiempo), en otros dis-
persos, y en pginas que dej inconclusas,
adems de la obra de teatroLa aprendiz debruja.
Ese impresionante conjunto, que lo hace
uno de los fundadores y protagonistas de la
moderna literatura de nuestra Amrica, fue
paralela a otra faena descomunal: la que des-
empe como periodista, faena gracias a lacual inform sobre la vida cultural de su
momento desde la adolescencia.
Los rganos de prensa en que colabor
fueron numerosos y de muy variados pa-
ses. Por ejemplo, hace unos 20 aos Araceli
Garca Carranza realiz un catlogo de ms
de mil 700 artculos que Alejo escribi para
la columna Letra y solfa, en el mejor mo-mento del peridico caraqueo El Nacio-nal.Nacieron durante los frtiles aos, entre
1945 y 1959, que Alejo vivi en Venezue-
la, donde alcanz su madurez literaria
(como le haba ocurrido a Jos Mart, H-
roe Nacional de Cuba tambin en Caracas,
en 1881). Y haban sido antecedidos (y lue-go acompaados) por los que enviara a pu-
Alejo
Carpentier
y lo real
maravilloso
de su vida
Alejo Carpentier, como l mismo
considera, era un hombre de su tiemp
Decidi abordar la realidad america
descubriendo en todo su fantstica ex
tencia la majestuosidad de un contin
te donde lo maravilloso podra enco
trarse a cada paso, desde la inconte
ble Hait, hasta el Gran Ro (Orinoc
incluyendo, por supuesto, toda la riqu
za expresiva de Cuba y el Caribe, es
narios principales de sus novelas.
Escritor universal, proporcion con
apropiacin de Amrica, a travs dereal maravilloso y su escritura barro
una nueva lnea creadora que lo hac
trascender en su narrativa, indican
nuevos caminos en la novela latinoam
ricana. Periodista, msiclogo, crt
de arte, permiti una comunicacin en
el Viejo Continente y Amrica en ma
ria de cultura.
Nace el 26 de diciembre de 1904
la calle Maloja, La Habana. Su pad
Jorge Julin Carpentier, francs, arq
tecto; su madre, Lina Vamont, profe
Alejo Carpentier
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
3/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
junio de 1974: suCarta abierta a ManuelAznar sobre el meridiano intelectual deNuestra Amrica, publicada originalmenteen el Diario de la Marina el 12 de septiem-
bre de 1927, el mismo ao de la Declara-cin del Grupo Minorista, y provocada porun insensato artculo eurocntrico apareci-
do en la madrilea Gaceta Literaria.
Para entonces, a pesar de su juventud, Ale-
jo tena el conocimiento profundo no slo
de aspectos fundamentales de su pas, lo queinclua una familiaridad inusual con apor-
tes africanos a distintas manifestaciones
nuestras, sino adems de muchas de las
grandes creaciones contemporneas
mexicanas, pues a mediados de la dcada
Alejo haba visitado Mxico, pas que vi-
va a la sazn una efervescencia tanto pol-
tica como artstica que irradiaba sobre todo
nuestro Continente.
El peridicoEl Machetedefenda all as-piraciones de revolucin social mantenidas
por figuras cimeras de la plstica de aquel
pas. Rivera y Orozco, aun no considera-
dos las grandes figuras que eran, le haban
ganado el corazn para siempre al joven cu-
bano.
En aquella carta a Aznar, Alejo apunta
que, a diferencia de lo que suceda enton-
ces en Europa,... en nuestra Amrica [...]las cosas ocurren de muy distinta manera.Si los observa usted, ver que hay un granfondo de ideales romnticos tras los mshirsutos alardes de la nueva literatura lati-noamericana.Desde el ro Grande hasta el estrecho de
Magallanes, es muy difcil que un artistajoven piense seriamente en hacer arte puroo arte deshumanizado. El deseo de crearun arte autctono sojuzga a todas las vo-luntades. Hay maravillosas canteras vrge-
nes para el novelista; hay tipos que nadie
ha plasmado literariamente; hay motivosmusicales que se pentagraman por prime-ra vez (recuerdo que Diego Rivera me de-ca que hasta el ao 1921 nadie haba pen-sado en pintar un maguey). Estas circuns-tancias son las que propician ciertos idea-les romnticos: nuestro artista [...] ve algoms que un elevado juego en sus partos in-telectuales. A veces suea dejar sus huesosen algn Misolonghi andino. Y esto le in-duce a menudo a adoptar actitudes que en
Europa resultaran completamente invero-smiles.
Esas palabras de la carta a Aznar conclu-
yen con una posdata no menos aguda que
las lneas transcritas. Dice all Alejo: Meparece que nunca, en Amrica, se acudi ala literatura francesa ms que para encon-trar la solucin a ciertos problemas demtier, que interesan a todos los que inten-tan traducir matices del espritu nuevo. Yya sabe usted que la literatura gala de aho-ra -ms inquieta que medular- se afana enresolver esos problemas.
Acaso sin proponrselo, en ese texto juve-
nil Alejo produjo un importante manifiesto.
Para entonces, su produccin literaria es-
taba prcticamente por hacer. La carta era
una flecha disparada al porvenir. Lo sor-
prendente es la vigencia de esa flecha, que
mucho tiempo despus hizo a aquellas pa-
labras tempranas dignas de situarse junto a
otras de madurez como Tristn e Isolda enTierra Firme (ensayo editado en Caracas,en 1949, que tambin haba permanecido
casi olvidado hasta que la revista Casa delas Amricaslo republicara en su nmero177, noviembre-diciembre de 1989, autori-
zada por la entraable Lilia Carpentier,
quien tambin nos diera para esa ocasin
las pginas iniciales de la novela en que
Alejo trabajaba al morir).
El prlogo a la primera edicin deEl rei-no de este mundo (que despus crecerahasta volverseDe lo real maravilloso ame-ricano, incluido junto con varios de estosensayos y otros en Tientos y diferencias,Mxico, 1964), Litera tura y concienciapoltica en Amrica Latina, Problemticade la actual novela latinoamericana,Pa-pel social del novelista, el conjunto de con-ferencias que reuni en 1975 con el ttulo
Razn de ser, oLa novela latinoamericanaen vsperas de un nuevo siglo.
La lectura de estos materiales a menudo
polmicos revela la penetracin constante
con que Alejo fue viendo no slo s
sino la que estaba por hacer, y tamb
de otros escritores y artistas, todo l
ratifica la justeza de Jos Antonio Port
cuando subray el alto valor ter
muchos textos de Carpentier.
Pero sin duda fue su ficcin la que
la primaca que ostenta su obra. S
esa obra no puede verse desvincula
msico que llevaba dentro, segn pa
suyas, quien nos dio en 1946 la primetoria orgnica de la msica en Cuba; d
mentarista de literatura, artes plsticas
ballet; del renovador de la radio, que
momento crey que de ella saldra u
nuevo, como haba sido el caso de
Tambin del promotor cultural que or
en el Lyceum de La Habana, en 19
primera exposicin personal de Pica
la Amrica Latina; del editor eru
audaz.
Y, quiero destacarlo, de la criatura
neutral, que una y otra vez abraz
justas: sufri en su juventud prisin
ca por combatir un rgimen tirn
Cuba; defendi a la agredida Rep
Espaola; combati en sus artculos
zismo; se identific plenamente con
volucin Cubana, que lo movi a reg
su patria y ponerse a disposicin suy
testigo directo y denunciante de la
monstruosa que los Estados Unidos
fligieron a Vietnam; muri en su p
como un soldado de la guerra de su ti
La Casa de las Amricas considera
honor que la Comisin Organizado
Centenario la haya escogido para org
este Congreso, pero por otra parte era
ral que ocurriera, dados los vnculos
trechos que Alejo mantuvo con ella p
camente desde su fundacin.
ra de Idiomas, de origen ruso. Desde muy
pequeo tiene inclinaciones hacia la
msica. Sus primeros aos lo pasa en una
finca en las afueras de la ciudad.
En 1917 ingresa en el Instituto de
Segunda Enseanza de La Habana y es-
tudia teora musical. Ya en 1921 prepar
su entrada en la escuela de Arquitectura
de la Universidad de La Habana, aunque
abandona los estudios con posterioridad.
Su vinculacin al periodismo comienza
en 1922 enLa Discusin, una carrera quelo va a acompaar por el resto de su vida.
Integra el Grupo Minoristaen 1923 yforma parte de laProtesta de los Trece.
Es en 1927 firma elManifiesto Mino-rista y en julio de este mismo ao sufre
prisin por siete meses, acusado de co-
munista. Protagoniza en 1928 una sor-
prendente fuga a Francia con pasaporte
del poeta francs Robert Desnos.
En Francia trabaja como periodista,
colabora con importantes publicaciones
y es el momento en que decide estudiar a
profundidad Amrica, hecho que le toma
ocho aos de su vida. Escribe libretos
para ballet. Comienza su trabajo en la ra-
dio enPoste Parisien, la estacin ms im-portante de la poca en Pars.
Publica en Madrid su primera novela
cue-Yamba-O! De 1933 a 1939 dirige losestudiosFoniric.En 1939 regresa a Cuba y
produce y dirige programas radiales hasta
1945. En 1942 es seleccionado el autor
dramtico del ao por la Agrupacin de la
Crnica Radial Impresa.
Viaja a Hait con su esposa Lilia Esteban
y Louis Jover; fue un viaje de descubrimien-
to del mundo americano, de lo que llam lo
real maravilloso. Despus de su viaje aMxico en 1944 realiza importantes inves-
tigaciones musicales. PublicaLa msica enCubaen Mxico (1945).
1949 es el ao en que publica en Mxico
El reino de este mundo. Inicia el 1ro. dejunio enEl Nacionalde Caracas la seccinLetra y Solfaque se mantendr hasta 1961.
Se imprime en MxicoLos pasos perdi-dos (1953), para muchos su obra consa-gratoria. Con este libro gana el premio al
mejor libro extranjero, otorgado por los me-
jores crticos literarios de Pars. En Buenos
Aires se editaEl acoso(1956). Publica en1958 Guerra del tiempo.
Regresa a Cuba en 1959 para manifestar
su eterno compromiso con La Revolucin
Cubana. Es nombrado Subdirector de Cul-
tura del Gobierno Revolucionario de Cuba
(1960).
El siglo de las lucesve la luz en Mxicoen 1962. Es designado ministro consejero
de la Embajada de Cuba en Pars. Publica
en ParsLiteratura y conciencia poltica enAmrica Latinaque incluye los ensayos deTientos y diferencias con excepcin de La
ciudad de las columnas.En 1972 se edita en Barcelona El dere-
cho de asilo. Concierto barrocoyEl recur-so del mtodo son publicados en Mxicoen 1974. Es en este mismo ao que recibe
un extenso homenaje en Cuba por su seten-
ta aniversario.
Recibe el ttulo deDoctor Honoris Cau-sa en Lengua y Literatura Hispnicas, otor-gado por la Universidad de La Habana el 3
de enero de 1975.
Se le confiere elPremio Mundial Cino delDucay su retribucin monetaria la dona al
Partido Comunista de Cuba.
En 1976 le es conferida la ms alta
tincin que concede el Consejo Dire
vo de la Sociedad de Estudios Espao
e Hispanoamericanos de la Universi
de Kansas, el ttulo deHonorary FelEs electo diputado a la Asamblea Na
nal del Poder Popular de Cuba.
En 1978 la ms alta distincin liter
de Espaa, el Premio Miguel de Cvantes y Saavedra, es recibida por C
pentier de manos del rey Juan Car
Dona al Partido Comunista la retribuc
material del premio.La Editorial Siglo XXI publicaLa c
sagracin de la primaveraen 1979.El arpa y la sombrase edita en Mx
Espaa y Argentina. Recibe el PreMedicis ExtranjeroporEl arpa y la sbra. Es el ms alto reconocimiento que premia Francia a escritores ext
jeros.
Fallece en Pars el 24 de abril de 19
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
4/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
Carpentier y el cinePor Lisandro Otero
Destacado escritor y periodista cubano.Premio Nacional de Literatura 2002.
Colaborador de Prensa Latina.
Se sabe que l dise las bases del concur-
so que acab llamndosePremio LiterarioCasa de las Amricas, y sugiri los nom-
bres de los integrantes del primer jurado, la
calidad de cuyas obras marc un nivel que
caracterizara a los venideros, los cuales a
menudo contaron con su presencia.
Colabor frecuentemente en la revista que
es rgano de la institucin, y acaba de crear
una coleccin de materiales aparecidos en
ella cuya entrega inicial recoge textos deAlejo que vieron la luz all. La presidenta y
alma de la Casa, la compaera Haydee
Santamara, que tanto lo admir y quiso,
viaj a Espaa para asistir a la recepcin
por Alejo del Premio Miguel de Cervantes.
Puede decirse que Alejo fue uno de los
hacedores de la Casa. Pero comprendemos
que su dimensin nos desborda, como des-
borda a su patria y aun a nuestra Amrica
toda. Es un escritor de envergadura mun-
dial. Lo que no est en contradiccin con la
fidelidad que toda su obra guard al mbito
no slo cubano, sino latinoamericano y
caribeo.
En ms de una ocasin (incluso al recibir
el Premio Cervantes) cit e hizo suyas las
palabras de Miguel de Unamuno segn las
cuales ... hemos de hallar lo universal enlas entraas de lo local, y en lo circunscri-to y limitado, lo eterno.
As procedi l. Nos parece muy acerta-
do el nombre de este Congreso. No es slo
la glosa del ttulo de una de sus grandes no-
velas. Es que Alejo Carpentier es de los
seres humanos que supieron encarnar, en sus
luchas, sus creaciones, sus dolores y sus es-
peranzas, el convulso siglo XX. Y por ha-
ber sido a cabalidad un hombre de su po-
ca, seguir sindolo mientras la humanidad
perviva en este asendereado planeta.
_________________________________Palabras en la inauguracin del Congreso
Internacional El siglo de Alejo Carpentier,realizado en la Casa de las Amricas entre el 8y el 12 de noviembre de 2004. Fuente: Casa de
las Amricas, Cuba.
El ms grande novelista latinoamericano
es, sin duda, Alejo Carpentier, un hombre
de su tiempo que experiment esa curiosi-
dad inagotable propia de los genios del Re-
nacimiento; uno de los mejores prosistas de
la lengua castellana y acabado estilista, que
ha llevado nuestro idioma a altos niveles
de elegancia y maestra.
Este ao se conmemora el centenario de
su nacimiento y abundan las conferencias,
mesas redondas y simposios para revivir y
estudiar su obra.
Carpentier parti del surrealismo y de su
intento de emancipacin del ser humano y
su reencuentro con la energa original, para
elaborar su propia teora de loreal mara-
villosocon la cual trat de mostrar la ma-
gia que subyace en lo cotidiano, develar la
fantasa y el absurdo dentro de lo ordina-
rio, hallar lo que existe de maravilloso ocul-
to en la realidad.
Uno de esos portentos, uno de los mila-
gros cotidianos de los que haba que asom-
brarse, fue el cine al cual le dedic muchas
reflexiones. Cuando lleg a Pars, finalizan-
do la dcada de los veinte, el cine silente se
hallaba en su apogeo. Una de sus primeros
descubrimientos fue el cine sovitico.
Carpentier ya estaba familiarizado con la
nueva narrativa que haba producido la re-
volucin de octubre: El tren blindadodeVsevolod-Ivanov yCaballera Roja, de Ba-
bel, se hallaban entre sus textos predilec-
tos.
Pero topa con la obra de Serguei
Eisentstein yPotemkinse convierte en unarevelacin decisiva. La califica como pro-duccin perfectay la ubica entre las vein-te obras maestras del nuevo arte que ya en
esa poca ha dado Caligari, Nanook, Me-trpolis, El chicuelo y La quimera del oro.En sus crnicas, publicadas en la revista
Carteles en aquellos aos, nos da cuentade sus hallazgos en las salas de proyeccin
de esttica avanzada que frecuentaba; las
Ursulinas, el Estudio 28, an existentes enla dcada del cincuenta, cuando estudi enPars.
Inmediatamente Carpentier traza un lmi-
te entre la produccin comercial de cintas
anodinas que se olvidan al da siguientede haberlas vistoy las altas finalidadeseducativas y formadoras del cine de cali-
dad. Afirma que el cine sovitico tiende a
la anulacin de la estrella y concede priori-
dad a la exposicin de ideas. No quiere eso
decir que se destruya la individualidad sino
que el panorama histrico e ideolgic
contar con una plataforma ms sli
el protagonismo actoral.
Tambin se percata de diferencias tilo y procedimiento. Hasta entonces
prevalecido la mmica exagerada prov
te del teatro, e incluso del vodevil y
nete bufonesco, y Carpentier advier
en el nuevo arte el actor debe basar s
ticulacin en la economa de gestos.
que la cmara en sus acercamientos,
a anular la distancia entre ste y el es
dor cada expresin resulta acrecentad
tanto debe prevalecer la moderacin
Carpentier nos advierte que en el
fotografa juega un papel primordia
vehculo poltico. El cine es tambi
nave que nos puede conducir a propic
revelacin del mundo oculto y misten que vivimos. Ah puede uno halsonancias de los postulados surrealist
tanto interesaban al escritor en aqu
tante. Nos habla de un cine con final
artsticas, opuesto al cine con fines c
ciales.
Desde luego que no poda faltar C
en su apreciacin del nuevo arte
Carpentier los padres espirituales de C
son el Lazarillo de Tormes, Gil B
Santillana y Pablo de Segovia, es de
personajes de la picaresca. Pero a d
cia del perfil transgresor de sus ante
tes Chaplin es la encarnacin de laria decentey logra hacer rer mientrsa las cuerdas ms dolorosas de nsensibilidad y un nudo amargo oprgarganta. Seala Carpentier que mmenos comprensivo es un pblico m
con sus cabriolas pero que en el espe
avisado es mas escasa la hilaridad p
mira esos filmes como creacionescas.
Entre sus observaciones, subraya
sos de la emocin como el del solda
en la trinchera lee cartas ajenas para h
la ilusin de que no ha sido olvidad
vagabundo que utiliza una lata de sa
vaca como pitillera para guardar la
llas que encuentra. Chaplin quiere s
roe pero no tiene valor, quiere ser dign
la adversidad lo empuja a encanallar
Carpentier concluye, en 1928, que
no ha dado entonces suficientes fruto
fectos pero le augura la mejor de la
bilidades expresivas porque es el prim
que permite la movilizacin de lo ab
y la irracionalidad activada es la fuerz
cipal de lo maravilloso.Libro sobre Carpentier y la radio
El cubano universal Alejo Carpentier
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
5/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
El cine cubanovisto por Carpentier
Por Luciano CastilloCrtico y periodista cubano. Colaborador de Prensa Latina.
En el recorrido de Alejo Carpentier en
calidad de crtico cinematogrfico, sobre
todo en las antolgicas crnicas parisienses
publicadas entre 1928 y 1939 en las revistas
cubanas Cartelesy Socialy en la fructferaetapa en El Nacionalde Caracas, con suseccinLetra y Solfa, llama la atencin laausencia de textos alusivos al cine cubano.
En el perodo prerrevolucionario se refiere
enDilogo del productor y del ingenuo-publicado el 5 de noviembre de 1952 en
Letra y Solfa-, a la incertidumbre de la ci-nematografa en la isla, pues pese a los
intentos de numerosos cineastas obstinados
en consolidar una industria, todos los es-
fuerzos se estrellaban frente a la indiferen-
cia oficial.
Razones no faltaron a Arturo Agramonte,
historiador del cine cubano y partcipe de
muchas de estas escaramuzas antes de 1959,
al calificar certeramente como los soa-doresa hombres como Ramn Pen, Er-nesto Caparrs, Manolo Alonso o Ral
Medina, entre muchos otros.
Hasta ese ao, el cine de la isla haba pro-
ducido poco ms de 60 cintas de ficcin.
Una significativa cifra la constituan copro-
ducciones con compaas mexicanas reali-
zadas por artesanos como Agustn P.
Delgado, Juan Orol o Juan J. Ortega que
buscaban, ante todo, las locaciones, eficien-
tes tcnicos y, en un por ciento considera-
ble, los artistas ms representativos de la
msica cubana dada la moda de introducir
forzosamente nmeros musicales en la tra-
ma por muy injustificados que fuesen, cuan-
do no -como en el caso del gallego Orol-
una fuente inagotable de musas y rumberas.
Carpentier estructura la citada crnica, en
un alarde de ingenio y tal vez para romper
con el estilo tradicional de la columna, como
un dilogo imaginario, lleno de irona, entre
un Productor y un Ingenuo (tal vez especta-
dor o periodista), vido por esclarecer -para
los lectores- el cada vez ms reiterado tr-
mino de lo comercialy su creciente im-portancia en el mbito cinematogrfico.
El carcter industrial del sptimo arte es
puesto en tela de juicio por Carpentier a
travs de ese alter ego que, sin la menor
ingenuidad, formula preguntas capciosas, en
las cuales Alejo inserta la informacin se-
dimentada por l a lo largo de casi medio
siglo, a ese productor autodefinido de
hombre de accin, de negocios y no unsoador, que profiere vocablos despecti-vos sobre laEdad de Orodel cine mexica-no -dramones de mucho llanto-, defen-dido por el firmante.
Reproducimos este fragmento capital con
que Carpentier cierra el dilogo, tras unsupuesto silencio por parte del productor,
incapaz de responder a su avispado interlo-
cutor; en el texto se aprecia el anlisis ob-
jetivo del autor sobre los impedimentos para
la existencia por esos aos de una cinema-
tografa cubana plena de autenticidad:
... se me present un di lema : escri bi r en f rancs, o
escri bi r en espaol . No vaci lun sol o mi nut o:
escri bi r en francs aquell o que me ayu daba a vi vi r -
art culos, ensayos, reportaj es- que publ icaba l a
prensa, pero l o que era mo, l o que era mi expresin,
lo que era mi l it eratura, l o escriba en castell ano.
Alejo Carpen t ier ,en Franc ia (1 928 )
Alejo Carpentier, autor de El siglo de las luces
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
6/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
INGENUO (I): Sabe usted por qu elcine cubano no ha llegado nunca a ser uncine verdadero, como lo es el mexicano, apesar de todos sus defectos?
PRODUCTOR (P): Bah! No me hableusted de eso. Lo que ocurre es que el cinecubano es muy reciente. Le falta historia,tcnica, arrestos...
I.-Est usted equivocado, querido ami-go. El cine cubano es uno de los ms viejosde Amrica Latina. En 1912 produjo su pri-mera pelcula: La hija del policao En po-
der de los igos.-P.-En 1912? Asombroso! Yo lo igno-
raba!...-I.-En 1920 se filmaba una pelcula cu-
bana de mayores ambiciones an: Diosexiste.Y luego, fueron, de ao en ao, lasproducciones de Ramn Pen, y otros...Saba usted que Mae Murray, Dorothy Gishy Richard Barthelmess filmaron pelculasenteras en La Habana? Saba usted queEdie Polo interpret episodios de aventu-ras en la fortaleza de La Cabaa? Sabausted que all por el ao 1913, se habarealizado ya una pelcula histrica en Cuba,bajo el ttulo de La manigua o La mujercubana?... Si en algn pas de Amrica hubouna temprana inquietud cinematogrfica,fue en Cuba...
-P.-Bueno, pero entonces... dgame...-I.-Qu?-P.-Por qu, con tales antecedentes, no
se ha desarrollado ms la industria cine-matogrfica en Cuba?...
El Ingenuo hace una breve pausa, miraal Productor, y concluye:
-Pues, sencillamente, porque, durantecuarenta aos, esa produccin ha sido re-gida exclusivamente por un criterio comer-cial. Lo que me lleva a pensar que, en ma-teria de cine, los hombres que se creen me-jor dotados de sentido comercial, resul-tan, a la postre, los peores comerciantes.
Alejo Carpentier regresa a La Habana en
mayo de 1959, a slo dos meses de la crea-
cin del Instituto Cubano del Arte e Indus-
tria Cinematogrficos (ICAIC), mediante la
Ley 169, primera en el orden artstico pro-
mulgada por la triunfante Revolucin.
El organismo, sin precedentes, que parta
del presupuesto de que el cine es un arte,
haba sido aorado hasta entonces por
innumerables soadores, entre ellos elpropio novelista. Los propsitos del ICAIC
estaban definidos desde su nacimiento:
Organizar, establecer y desarrollar la In-dustria Cinematogrfica, atendiendo a cri-terios artsticos enmarcados en la tradicincultural cubana, y en los fines de la Revo-lucin que la hace posible y garantiza elactual clima de libertad creadora.
La estancia de Alejo en su patria, de la
que permaneciera ausente por tanto tiempo,
estaba prevista en un inicio para un mes,
pero el efervescente ambiente imperante le
anim a cancelar sus compromisos en
Venezuela y retornar definitivamente en
julio de 1959, a tiempo para asistir a la ce-
lebracin del asalto al cuartel Moncada.
En esa ocasin en que se concentraron en
la capital varios miles de campesinos, Julio
Garca Espinosa rodara un reportaje con-
siderado el primer documental del ICAIC:
Sexto aniversario.En el equipo de cuatrocamargrafos figuraba Jos Tabo, el fot-
grafo de los documentales musicalizados
por Carpentier en la Cuba Sono Film.
Al ao siguiente, con el ttulo de Unanueva escuela cinematogrfica,Carpentier escribe una resea del vertigi-
noso ritmo de produccin del naciente
ICAIC, en contraposicin con lo que llama
el antao inexistente y rumbero cine cu-bano; del aporte de figuras prestigiosascomo el guionista Cesare Zavattini o el fo-
tgrafo Otello Martelli, la produccin do-
cumental terminada, los planes perspectivos
y el inminente estreno del primer
largometraje de ficcin:Historias de la Re-volucin, de Toms Gutirrez Alea.
Particular espacio concede a la
caracterizacin del presidente del nuevo or-
ganismo, Alfredo Guevara: no ha dobla-do el cabo de los treinta aos; trabaja diezy seis horas diarias; le importa poco dor-mir o no dormir; lee de madrugada; tomael avin de Santiago (de Cuba) para ente-
rarse, en dos horas, de cmo avanzan alllas tomas de una pelcula; visita un autora medianoche, para ver si adelanta unguin... ... Tal es el milagro que ha realiza-do en Cuba, en menos de un ao, este din-mico Alfredo Guevara, hombre sin sueoni descanso, que ha creado una nueva es-cuela de cine en el mbito americano.
La integracin por Carpentier al torbellino
de los primeros aos de la Revolucin, trae
consigo responsabilidades en todos los
rdenes: nombramientos para cargos
(UNEAC, Consejo Nacional de Cultura,
Editorial Nacional de Cuba), suscripcin de
convenios con los pases socialistas para in-
tercambios culturales y cientficos, encabe-
zar delegaciones en eventos internaciona-
les, impartir cursos y conferencias en
mbitos tan diversos como las temticas
abordadas, colaborar regularmente en pu-
blicaciones cubanas, mientras se multipli-
can las ediciones de su nueva novelaEl Si-glo de las Luces(1962), primero en Mxi-co y luego en Francia, Cuba, Estados Uni-
dos y la Unin Sovitica.
Una dcada vivida con tal intensidad no
le impidi reunir un conjunto de ensayos
que titul Tientos y diferencias(Mxico,1964), publicar fragmentos de su novela in-
conclusa El ao 59y recibir traduccionesde sus obras al alemn (El acoso), el ruso
(El reino de este mundo,Los pasos perdi-
dos)o el francs (Guerre du temps).Al conmemorarse el primer decen
nuevo cine cubano, Alejo sorprende
hermoso texto publicado en la revist
Cubano: ...una siempre renovada tra de artes sugerentes....
Su lectura demuestra que, no obst
multiplicidad de funciones asumida
perodo, Carpentier no ignoraba la tem
madurez de un arte coetneo con la
Revolucin, porque, en su criterio, nde calificarse de arte lo que, en mcinematogrfica se haca en Cuba, aantes del triunfo de la Revolucin.
El crtico de cine haba permanec
un reposo turbulento durante estos
pero no el cinfilo atento a la ate
prestada por el ICAIC al gnero doc
tal y su repercusin en certmenes in
cionales:
Algunos ttulos deben c
especialmente:Now (extraordinaria acin de ritmo visual y ritmo musica
xito ha sido total ante los pblicos m
versos);Hanoi, martes 13; Nuestrapada en La Habana, donde el ajedhace materia cinematogrfica;Por pra vez, donde los campesinos de una apartada de Cuba asisten, por prvez, en efecto, a la proyeccin de ulcula; y aquellosHombres de Mal Tdonde los veteranos -los ltimos te
de los combates librados durante la G
de Independencia que constituy la
da jornada de una lucha que, en rea
fue Guerra de Cien Aos, reviven s
cuerdos con la palabra y con un gest
frente a las cmaras va recobrando,
nuto en minuto, la dinmica guerrera
juventud que se remoza milagrosame
la mente de los ancianos -uno de ello
ms de un siglo de vida-, transforma
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
7/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
evocacin en accin dramtica.
En cuanto al cine de ficcin, Carpentier
destaca el tercer cuento -Santa Clara- de ladesigualHistorias de la Revolucin(1960),realizada por Toms Gutirrez Alea, primer
largometraje estrenado por el ICAIC, por-
que su construccin sobre tomas de sonidoautnticos, tiene todos los caracteres de unacrnica histrica contempornea, con mo-vimientos colectivos que ya se afirman, en
la pantalla, con una cubanidad inconfundi-ble. A pesar de algunos tanteos inicialesmarcados por la vacilacin, el crtico reco-
noce el comienzo de:
Un estilo cinematogrfico nuestro que -
con alternativas de aciertos y desaciertos en
sus empeos cada vez ms ambiciosos-
condujo a la realizacin de filmes tales
comoManuela, con revelacin de una ac-triz surgida del pueblo;Memorias del sub-desarrollo,o Luca, donde los modos dehacercobran un carcter propio dentro deuna creciente maestra de ejecucin.
ManuelayLuca, por citar tan solo dos
ttulos clave, pueden considerarse ya comopelculas antolgicas, representativas, den-
tro de la definicin de estilos propios que
van caracterizando las nuevas escuelas del
cine latinoamericano.
La pluralidad en la poltica de exhibicin
del ICAIC, que diseminaba por las panta-
llas cubanas -monopolizadas antes de 1959
por un 99 por ciento de pelculas de proce-
dencia capitalista, de las que ms del 50 por
ciento eran norteamericanas-cuanto de in-teresante, situado, valioso, se creaba, ci-
nematogrficamente, en otros pases, esotro aspecto subrayado por Carpentier.
El escritor aclama los estrenos del cine so-
vitico, el japons, el polaco (alude aMadreJuana de los ngeles, de Kawalerowicz); elcine francs de vanguardia (Quin eres tPolly Magoo?, de William Klein) y hasta laversin de Orson Welles sobreEl proceso,de Kafka.
Particular espacio concede a la valoracin
del cartel cubano que desde que Eduardo
Muoz Bachs concibiera el primero -preci-
samente paraHistorias de la Revolucin-alcanza un esplendor extraordinario.
Diseadores de la talla de Morante,
Reboiro, Azcuy, Rostgaard, Holbein, entre
otros nombres, con estilos inconfundibles,
convirtieron las limitaciones de la serigrafa
o silk-screen en desafo para la imaginacin.
Cuando Alejo escribe sus eufricas lneas,
ya ha recibido el impacto del espacio blanco
desgarrado por una mancha roja en el car-
tel creado por Reboiro paraHarakiri(1963),de Masaki Kobayashi; la fabulosa silueta
de Charlot visto por el personalsimoMuoz Bachs, que asoma sobre una poli-
croma vegetacin.
El filmePor primera vez, de Cortzar, o enesa galera permanente, abierta a todosha percibido el acercamiento de notorios ar-
tistas plsticos.
Portocarrero delinea como una de susFlo-ras las inslitas imgenes captadas porSergui Urusevski en Soy Cuba(1964), deKalatzov; con su impronta Ral Martnez
dibuja los rostros de las actrices Raquel Re-
vuelta, Eslinda Nez y Adela Legr enLu-ca(1968), de Humberto Sols; y el espa-ol Antonio Saura traduce a su cdigo la
impresin suscitada porMemorias del sub-
desarrollo(1968), de Gutirrez Alea. Sor-prendido ante tales soluciones grficas, porel uso expresivo de la tipografa, el collage,
la fotografa, el dibujo expresionista o la
tcnica del papel recortado, Carpentierconcluye:
Si el cine es, por excelencia, el arte delsiglo XX, debe decirse que, en Cuba, la di-nmica industria cinematogrfica ha pro-piciado, dirigido, creado, en menos de diezaos, un arte del cartel que es, hoy, peren-ne exposicin pblica -educacin de la re-tina del transente de cada da, pinacotecaal alcance de todos, dada a todos los quetienen ojos para percibir las gracias, losestilos, los hallazgos, de una plstica situa-da ms all de la mera figuracin publici-taria, tan persistente en los dominios de mu-chas cinematografas europeas.
En los albores de la dcada del 70, mien-
tras la crtica especializada nacional prodi-
gaba elogios hacia las audaces bsquedas
de Manuel Octavio Gmez enLos das delagua,un filme de ideas no verbalmenteexpresadas, de un estilo expresivo al tiem-
po que reflexivo; y enfatizaba que con su
austera belleza y complejidad Una pelea cu-bana contra los demonios, de GutirrezAlea, marcaba una mayora de edadparala nueva cinematografa de la isla, una es-
pecie de conspiracin del silenciorode
el estreno del largometrajePginas del dia-rio de Jos Mart, realizado por Jos Massipel mismo ao, 1971, que esos otros dos t-
tulos aunados por la vocacin de interpre-
tar crticamente la historia.
Uno de los escasos dos textos que por en-
tonces se atrevieron a enjuiciar la pelcula
corresponde a Alejo Carpentier que, en su
condicin de crtico cinematogrfico, sali
en defensa del segundo largometraje de
Massip desde las pginas del peridico
Granma.Consecuencia de una prolongada
investigacin del Diario de CampaMart -cuya lectura evoca la de un
cinematogrfico por la precisin de l
ses y las descripciones de los hechos
dos-, el cineasta se propuso una osad
con un alto grado de experimentaci
No pocas polmicas, estupor y re
suscit la insercin, en forma de dist
miento brechtiano, de elementos cont
rneos entre una fiel reproduccin d
tres quintas partes del filme de aquel
sajes en los cuales el revolucionario
no, al relatar hechos pasados o pre
brinda un panorama de la lucha de
cin nacional iniciada en 1868.
An cuando el propio realizador a
no haber alcanzado por completo su
tivos por no hallarse an lo suficient
te preparado para encarar un proye
tal magnitud, Carpentier rescata los v
inadvertidos por muchos y seala la
tacin para el cine cubano de lo que c
como obra mayor: Ciertos gmambises -dice-, sacados de su inm
dad, se animan y dispersan de pront
sorpresa nuestra como un daguerrotbitamente dotado de vida. Personaje
nas citados en el texto inspirador, c
movimiento y personalidad. Al
detalles nfimos del relato se agran
magnifican, hacindose elem
integrantes de la verdica tragedia qu
nosotros se evoca.
Y sobre todo sobre todo! debe ase el tacto maestro, el afn de verade autenticidad, con que Jos Masculminado la proeza (pues proeza emenuda) de animar las figuras de MGmez y de Jos Mart sin haber rnada a su sencilla y humana grandecindolas aparecer en movimientosciales, con gestos de una sobrecogverdad, con las expresiones mismas qlegaron sus iconografas, tenindbuen cuidado de comunicar a sus pano dichas por ellos, pero s escuchadnosotros, un carcter de proyecciadentro afuera como si el Diario, enhablara por encima del tiempo y dpropios hroes.
La agudeza y perspicacia del cronis
jo Carpentier penetr de tal forma
personalidades sobresalientes, tende
filmes abordados en todas sus incur
como crtico de cine que con el de
del tiempo la esencia de estas p
permanece vigente para reafirmar la vde sus juicios y apreciaciones.
Tan magistrales resultan que no pa
actualidad y ah estn: vivas, ejem
modelos, en espera de ser recogidas
bros, en franco reto a la efmera con
de lo periodstico.
7/26/2019 Suplemento Aula abierta 20081122_AA
8/8
aula abierta22 de noviembre de 2008 aula abierta
aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abi
Concierto flmico para CarpentierPor Luciano Castillo
Crtico y periodista cubano.Colaborador de Prensa Latina.
Para el actor norteamericano Tyrone
Power, el feliz hallazgo en una librera
londinense de Los pasos perdidos era laprovocacin que necesitaba para realizar
como productor la gran pelcula soada.
Asustado por los espacios abiertos, Luis
Buuel, violinista frustrado, encontraba la ma-
nera de encerrar a sus personajes -algo logra-
do por Carpentier enEl acoso- en la sala deconciertos donde se ejecuta laEroica (nom-bre en italiano de Heroica)de Beethoven: elfugitivo se refugia hasta que las ltimas notas
de la sinfona marcan su fin.
La prodigiosa riqueza evocadora de
ambas novelas no pudo ser trasladada a la
pantalla por ninguno de los dos; a uno se lo
impidi la muerte; al otro, la incertidumbre.
Toms Gutirrez Alea, seducido quizs
por ciert a contingencia en la frus trada
tentativa de eludir la realidad a partir de unafallida evasin del tiempo por parte del
intelectual deMemorias del subdesarrollo,sigui -infructuosamente- el rastro de esos
pasos perdidos, sin llegar a emprender tam-
poco el camino de Santiago que espoleara
su imaginacin con deslumbramiento
anlogo al de sus personajes frente a la aven-
tura americana.
Tras su exultanteBye bye, Brasil,CarlosDiegues no resisti una tentadora propues-
ta, atrado tambin por la alienacin del pro-
tagonista deLos pasos perdidos, presto a unperiplo hacia la selva amaznica para sus-traerse a las peripecias de su poca, y que
convocara antes a un cineasta como LouisMalle, deseoso tal vez de reencontrar en los
meandros del Orinoco el gozo experimenta-
do por l ante la magia del Ganges de su
Calcutta. Eliseo Subiela vertera librementeen su pera primaLa conquista del paraso(1980) toda la sugestin ejercida por la lec-
tura de esa novela.
Qu habra sido de las aventuras, ventu-
ras y desventuras de Juan, el Romero, en
una Guerra del tiempo filmada cmara en
mano con el frenes incontenible del fot-
grafo Jorge Herrera, colaborador decisivo
en la obra de Manuel Octavio Gmez, que
le pona el latido de su corazn y su respi-racin a la cmara, al decir del chilenoMiguel Littin, o por ese conjurador de lu-ces y sombras que fuera Yep Escamilla. Son
otras de las frustaciones que quedan de es-
tos proyectos inconclusos.
Un nombre mayor del cine brasileo,
Nelson Pereira dos Santos , escribi un
guin inspirado enEl acoso, para ser pues-to en imgenes por Walter Salles. Como el
novelista, el hoy director deEstacin Cen-tral de Brasil yDiarios de motocicleta, se
propona observar, desde afuera, a sus per-
sonajes recortados sobre el teln de fondo
nada pintoresquista de una ciudad que no
necesariamente tiene que ser La Habana.
El recurso del mtodo (1978), de Miguel
Littin, y El siglo de las luces (1992), de
Humberto Sols, constituyen las msacertadas aproximaciones, a travs del len-
guaje del sptimo arte, a lo alcanzado por
el novelista en sus libros. La desmitificacin
de la imagen del dspota fascista presente
en la novela, atrapar su espritu, recoger la
esencia de lo real maravilloso y llevar un
mensaje revolucionario para Latinoamrica,
fueron los objetivos que se propuso Littin
en su puesta en cmara del texto de Alejo,
que supervis el guin y asiti al rodaje de
no pocas escenas.
Desde el principio de la relacin escritor-
cineasta, coincidieron en no emprender una
mera ilustracin del libro. Su traduccin en
imgenes, por las propias especificidades
del cine, no se propona ser un traslado me-cnico de la obra. Lttin no poda traicionar
la confianza depositada por Carpentier en
sus posibilidades -algo no muy frecuente en
los predios del cine- lo cual duplicaba el
compromiso contrado.
Ningn otro cineasta es poseedor de lasespeciales dotes requeridas para trocar los
postulados carpentereanos del barroco
americano a su propio barroquismo visual,
como Humberto Sols.
Al aparecer la primera edicin cubana de
El siglo de las lucesen las modestasEdi-ciones R, en 1963, Sols tena 22 aos, peroya trabajaba en el Instituto del Arte y la In-
dustria Cinematogrficos de la isla, y haba
realizado un documental, Variaciones, y elcortometraje de ficcinMinerva traduce elmar, sobre un poema escrito expresamente
por Lezama Lima.
De inmediato, se sinti alucinado por esa
alegrica crnica, escrita con total prodi-gio por Carpentier. Solo que, a diferencia
de un lector comn, tras la pgina
Sols no poda permanecer impasib
na que filmarlo. Para alguien obses
con el eclecticismo estilstico de la H
Vieja, donde naci y transcurri su
cia, era un proceso natural encuadrambas manos cualquier ngulo del be insertar con los rostros de cualquie
prete a Sofa, Esteban y Carlos enfebr
por la prdica de Vctor Hughes.
Ante una pieza de orfebrera li
comoEl siglo de las luces, despojalas limitaciones o falencias dramti
las novelas que filmara antes, Hum
Sols, al tener finalmente la posibili
materializar sus sueos, se propuso p
cima de todo una reproduccin, sin
siones, promotora de la reflexin, en
de una siempre riesgosa lectura crtic
fusa en elementos del contexto polti
cial que el autor se viera forzado a e
en Cecilia, y que en Carpentier es espor el extenso perodo histrico aba
Como era una novela tan granpues realmente me sonaba como a bia o vanidad querer transformar ouna versin muy particular, muy persconfes el cineasta. No obstante al
aportes estructurales, sin olvidar la
sin en una autntica catedral como
para la muerte de Sofa -nunca exp
por Carpentier-, la adaptacin en su v
ntegra en tres captulos, es respetu
grado superlativo del espritu y la le
un texto pletrico en descripciones y p
narrativos, algunos de ellos necesari
te suprimidos y otros sintetizados.
Es inobjetable que ante el filmeDde asilo(1994), de Octavio Cortzarmos en presencia de una de esas pol
versiones que ilustran las contradic
complejas, y a veces irreconciliable
ciones entre novela y adaptacin flm
Ambos lenguajes, pese a su ca
narrativo, corresponden a rdenes de
sin diferentes, aunque susciten la inev
comparacin. No basta mimetiz
recurso literario, como el uso del mon
interior en aras de suscitar en el espe
un efecto anlogo a la lectura de la no
carpentereana.
Aun cuando echemos de menos
homenaje que el Festival de Cine
Habana tributa a Carpentier-,
polmicos acercamientos de Jos M
Baquer y Paul Leduc a ese mag
divertimentoque es Concierto babastan los tres largometrajes de ficci
se exhiben y la serie documental Carpentier... para conferirle signific
El intelectual integral Alejo Carpentier