Texto sin la letra “a”Posted on junio 11, 2010 by hacheaefe
Este texto tiene ciertos elementos no comunes (o no los tiene). Pruebe de
descubrirlos.
Siglo XX. Territorio del Negev. En un fresco crepúsculo del mes de
noviembre de mil novecientos diecinueve, en un estrecho y sombrío
corredor del inmenso e indecible desierto, de repente y sin indicio previo se
presentó un hecho insólito, no visto en otros tiempos ni sitios y muy poco
creíble si no hubiésemos sido testigos del evento. En el momento en que el
sol se elevó en el cielo, miles de peces se hicieron presentes en el fondo
rocoso del pequeño curso del río que corre sobre el siempre semiseco
lecho. Desde un puente existente en el sitio, cuyo propósito es unir sendos
bordes por sobre el lecho húmedo, vimos venir enormes conjuntos de
pejerreyes y delfines y sentimos los roces de sus cuerpos sobre el negro
pedrusco que por kilómetros se extiende en el territorio. El verde del
césped y el celeste del río, confundidos entre sí, constituyeron un colorido
contexto que mudó de color y se convirtió en un gris plomizo sobre el que
se reflejó el sol de un modo en que su brillo encegueció los ojos de los
presentes. No fue un suceso común en ese momento ni supimos que se
hubiere repetido en el futuro. ¿Qué motivó el éxodo de esos miles de
especímenes desde el oriente y su ingreso en el occidente? Es difícil decirlo.
Puede que un peligro no percibido por los hombres fuese el motivo del
movimiento. El hecho concreto es que no pudimos percibir un móvil
evidente ni emitir un veredicto que describiese el por qué de lo sucedido.
Son misterios que esconden en sí mismos el oscuro color de sus designios.
Este relato forma parte de la serie “Relatos del abecedario”.
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