“La Última Cena”Evolución de producción plástica. (XIV-XIX)
Integrantes:
Stephanie Buendía Roldan Cristina Icumina Gambini Silvana Gómez Paz
Profesor: Luis Torrejón
Curso: Historia del Arte
2009-I
Historia del Arte
Introducción
La Última Cena es el tema iconográfico seleccionado para el siguiente trabajo, esto en
relación, a que la religiosidad en sí misma refleja un aspecto importante dentro de la
producción plástica y es que es a través de las pinturas que se muestran los cambios
culturales y sociales de una época. Asimismo, los temas religiosos son los que
predominan en la Edad Media y la escena escogida para el análisis es de trascendental
importancia para el cristianismo.
En general, el tema trata sobre el último período en que Jesús se reúne con los
apóstoles para establecer el Sacramento de la Eucaristía en la Religión Católica.
Las tres pinturas elegidas son representativas a lo largo del periodo del siglo XV al siglo
XIX, y son provenientes de tres pintores: Leonardo Da Vinci, Jacopo Comin conocido
como Tintoretto y Francesco de Mura.
Finalmente, se realiza un análisis de las corrientes artísticas que rigen las pinturas,
puesto que, a través del estilo y la estética, los artistas plasman los procesos creativos
en cada momento de la historia, donde destacan el Renacimiento, el Manierismo y
Barroco, respectivamente.
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RENACIMIENTO.- “La Última Cena” - Leonardo Da Vinci
La obra de Leonardo Da Vinci fue pintada en Milán, en el convento de Santa María de la Gracia
en el periodo de 1495 a 1497. Fue realizada a pedido del Conde Ludovico Sforza. Leonardo
utilizó una técnica que combina el óleo y el temple junto con yeso, lo que le permitía evitar
pintar apresuradamente, dado a que en esa época, la técnica tradicional era la del fresco.
La Última Cena de Da Vinci encarna el fragmento del Evangelio de San Juan1 en el que Cristo
comunica a los apóstoles la traición de Judas.
La primera característica que podemos observar es, a diferencia de otras representaciones en
las que Cristo sostiene el Cáliz, el cuadro de Leonardo simboliza, muy aparte de la institución
de la Eucaristía, un momento más humanístico de la vida de Jesús. Se incorporan marcadas
expresiones de los personajes, cada uno aportando una apreciación personal sobre lo
acontecido en la escena. Por el contrario de una personificación espiritual, en la que resaltan la
presencia del Espíritu Santo y los motivos sacros, el personaje principal es Jesús caracterizado
como una persona terrenal inmersa en un panorama de consternación ante la noticia, es decir,
Da Vinci plasma el contexto físico de la vida de Jesús en conjunción con su alma y sus
sentimientos, para lo cual también añade el dramatismo de los personajes más cercanos a Él.
Es por medio del lenguaje gesticular que el artista logra completar con sensibilidad y clasicismo
al escenario.
La composición es lineal y la estética renacentista es simétrica. Los personajes están
distribuidos todos horizontalmente. Se observa claramente cómo Leonardo aplica sus
conocimientos en las matemáticas. Desde el punto de vista frontal, la perspectiva lineal que
utilizó Leonardo da la impresión óptica al espectador de que el refectorio es más grande visto
desde abajo, dando la ilusión de un comedor casi real.
El recurso que empleó Da Vinci consiste en hacer converger las líneas de fuga hacia las tres
ventanas abiertas a las espaldas de Cristo, que dan profundidad y luz natural a la estancia.
Los apóstoles son distribuidos en triadas platónicas, lo que es algo innovador pues hasta
entonces solía situarse a Judas aislado en frente del resto de los discípulos.
1 La Sagrada Biblia. Evangelio de Juan 13:21
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La Última Cena. Jacopo Comin (Tintoretto)
La obra de Tintoretto fue pintada con la técnica óleo sobre lienzo en 1592- 1594 en el
monasterio de San Giorgo Maggiore de Venecia en Italia a pedido de esta iglesia. Este cuadro
se encuentra en el muro del prebisterio y fue realizado junto al Recogido d maná de 1594 y La
deposición en 1592-1594. La pintura posee una perspectiva oblicua dentro de una habitación
con arquitectura clacisista pero que no deja ver la simetría y el orden, ni los puntos focales.
Los personajes aparecen perturbados e interesados por otros asuntos y por otros seres
fantásticos que irrumpen en la escena, un notorio rasgo anticlacisista que rompe la regla de la
armonía y el orden, de la misma forma encontramos poses amaneradas, cuerpos alargados y
antinaturales, asimismo encontramos en ellos el tratamiento de los músculos y la
diferenciación de los rostros de los personajes. Estas características distorsionan la disciplina y
la rigurosidad vistas en el Renacimiento y así como evidencian el estilo manierista de
Tintoretto. También notamos indicios del barroco, un cierto miedo al vacío que hace rellenar
espacios como el techo y los detalles del piso.
El claro-oscuro usado es elemental ya que la luz viene de la lámpara en la parte superior
izquierda ilumina el lugar sombrío mediante rayos descendentes que caen sobre la mesa con
Jesús y sus apóstoles, enfatizando lo principal del cuadro, sin embargo en las zonas oscuras
podemos ver otros personajes en el fondo de la taberna; los comensales conversando y los
sirvientes que van a servir la cena, aportando el tono popular. Otro punto de luz intensa es el
de la aureola de Jesús donde también irradia rayos y en menor intensidad esta la luz también
irreal de los discípulos que sólo resalta a aquellos que son santos menos al traidor, Judas, que
no esta situado a la misma altura de los demás, esta al frente de la mesa.
Lo interesante es que ve a un Jesucristo dando la comunión a uno de sus apóstoles a
diferencia de pinturas anteriores donde se le ve sentado al centro de la mesa y con toda la
atención sobre la gran imagen divina, en este caso no pasa a segundo plano pero parece que el
pintor quiso mostrar más al grupo que sólo a Jesús. La luminosidad acentúa la dramatización y
movimiento de los personajes de la escena en su totalidad, podemos notar el juego de luz del
rojo y azul brillante del manto de Jesús y las sombras proyectadas de los personajes. Hasta
detalles pequeños como la transparencia de las botellas y comida se resaltan con la luz. Se
pone interés en la calidad de los enseres en general, vajillas, cesta, jarras, las frutas, el perro,
el gato, dan señales de un interés por la pintura de bodegones.
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BARROCO.- “La Última Cena”- Francesco de Mura
Esta obra de óleo sobre lienzo fue producida en 1896 por el pintor italiano a finales del periodo
Barroco.
El cuadro se subdivide en tres partes, la composición que las integra tendría la forma de un
número ocho. En el tercio central se concentra la luz y la carga de la escena religiosa, en el
medio; Cristo con una aureola que recuerda el estilo gótico, la cromaticidad de primarios en la
vestimenta, roja y azul, típica de los florentinos centraliza la atención como punto de equilibrio
sobre el que se sostiene el cuadro. Asimismo, es notable la intensa expresividad de los
personajes; los que se encuentran del lado derecho del cuadro parecen contrariados, mientras
que, los que se encuentran del lado izquierdo tienen una actitud de extrema atención, casi de
adoración a la figura de Jesús.
En la parte superior, seres angelicales, algunos desnudos, no registrados en las pinturas
anteriores, recargan la escena y le aportan calidez a un momento de contrariedad entre los
personajes de la escenificación. Por otro lado, aparecen dos personajes robustos de
características greco romanas en las esquinas inferiores, mientras que, las figuras del medio
dan la sensación de desorden. De esta manera, terminan desarrollándose dentro de la misma
escena, múltiples intenciones a diferencia de otras obras.
Finalmente, se aprecia que todos los personajes en esta imagen se encuentran
experimentando una emoción específica de manera intensa, característica propia del estilo
barroco.
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Conclusiones
Observamos la vena renacentista que tiene Da Vinci al utilizar la geometría y la
perspectiva, algo característico de los artistas del Cinquecento.
La obra realizada por Leonardo Da Vinci no sólo es innovadora en la distribución de los
personajes y la ubicación de Judas (que, por ser considerado traidor a la fe cristiana es
ubicado tradicionalmente al otro lado de la mesa) sino también, en la armonía
pictográfica y en la gestualidad de los actores, elementos que transmiten directamente
el mensaje dramático al espectador.
La obra vista desde Jacopo Comin evolucionó desde el Renacimiento visto con Da
Vinci. Antes se veía a Jesús situado al centro simétricamente distanciado de sus
discípulos, mientras que con Tintoretto la escena se modifica dramáticamente y hasta
le da un tono popular y fantástico por la aparición de comensales y seres extraños que
irrumpen en la escena, asimismo, se rompe con la armonía y orden y vemos el
importante uso de la luz que ilumina la sombría taberna y las poses y alargamientos de
los cuerpos que denotan la gran influencia manierista, anticlásica.
Con la calidad que Tintoretto puso en los detalles de enseres y menajes y el cierto
realismo de los rostros de los personajes se va dando una introducción de un gusto por
el barroco que se daría por el siglo XVII.
Francesco de Mura presenta una escena de estilo barroco donde se resalta la libertad
del autor para crear una escena poco tradicional de la última cena cristiana. A
diferencia de la primera pintura analizada, en este cuadro el ahondamiento en la
sensibilidad del autor conduce a una multiplicidad de intenciones que en una misma
escena muestra, por un lado, a Cristo reunido con sus apóstoles en un ambiente de
confusión, en otro rincón a un coro de ángeles reunidos alrededor de la luz con una
distribución circular. Al mismo tiempo los hombres fornidos que aparecen en los
extremos inferiores desentonan con las características de los hombres de la última
cena en el tercio central de la imagen.
En esta última pintura el eje central que une de arriba hacia abajo la lámpara colgante,
a Jesús y la mujer con el niño, son los motivos que equilibran en cada tercio el orden
de las figuras y marcan el recorrido visual de la obra, siendo solamente la luz que sale
del centro de la pieza la que atrae principalmente la atención del observador.
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