TRANSFORMACIÓN Y BÚSQUEDA CONSTANTE DEL CONOCIMIENTO
Gustavo Alirio Sanabria De Arco
En el estudio de cada una de las diferentes teorías cognitivas que se ha hecho
hasta este momento, se puede afirmar que como todo proceso científico de
investigación, es el resultado de los aportes de aquellos pioneros que nos
antecedieron en la búsqueda de este gran propósito, ser cada día mejores
personas, mejores profesionales y mejores maestros.
Para todos aquellos que han tratado de encontrar una luz en este camino de la
enseñanza, preocupados por mejorar cada día su quehacer pedagógico dentro del
aula de clases, se han encontrado autores como el que plantea lo siguiente:
“considerar las materias de estudio como fuentes de una información necesaria,
de conceptos de procedimientos. Seleccionar y utilizar esos contenidos para lograr
las conductas deseadas en los estudiantes”. (Costa, 1999).
En otras palabras, el núcleo de nuestro currículo debe basarse en los procesos de
aprender a aprender, de producción de conocimiento, la metacognición, toma de
decisiones, creatividad y solución colectiva de problemas.”(Costa, 1999). Es decir
que los contenidos deben ser un medio, que nos conduzca a la reflexión, el
razonamiento, la flexibilidad, la eficiencia, la interacción y posteriormente al
aprendizaje de nuestros estudiantes, empieza a sugerirse un cambio de
paradigma en la elaboración de los currículos escolares, en donde los contenidos
no son ni el centro del diseño ni el objetivo de la planeación de los currículos, sino
que debe irse más allá, asegurando que los educandos se concienticen de lo que
deben aprender y la importancia de este aprendizaje en su vida cotidiana, así
como los aportes de sus conocimientos adquiridos al mejoramiento de su calidad
de vida. Es decir que el currículo debe centrarse en habilidades de razonamiento y
pensamiento transversales, al igual que en métodos enseñanza y técnicas de
evaluación basadas en procesos y no sólo en resultados.
Casi todos los informes sobre estándares analizados por el McREL mencionan
implícita o explícitamente el hecho de que las HRP (Habilidades de pensamiento y
razonamiento) deben desarrollarse y reforzarse en el contexto de trabajos reales y
concretos en cada área de estudio. (Marzano et al, 2001). Estas HRP sugeridas
son: Identificación de similitudes y diferencias, identificación y solución de
problemas, argumentación, toma de decisiones, comprobación de hipótesis y
razonamiento lógico.
No existe un orden entre la aparición de una y otra, además aún queda mucha tela
por cortar en este campo de investigación, según Marzano et al (2001) existen
variados y diversos argumentos teóricos pero aunque válidos resultan polémicos
entre sí. Pero todo esto tiene un valor para nosotros, de donde podemos tomar lo
que más se ajuste a nuestro propósito y a la condición de nuestros estudiantes, es
así como dentro de éstas habilidades de pensamiento y razonamiento destacamos
la resolución de problemas, la cual es uno de los principales objetivos de la
metodología “Clase para pensar siglo XXI”.
Desde las características del constructivismo social, como lo son: “buscar la
comprensión en el centro de la práctica educativa y que son los individuos por sí
mismos quienes buscan dar sentido a las nuevas teorías presentadas” (Grennon &
Brooks, 1999), la clase para pensar queda enmarcada dentro de la teoría
constructivista. Es decir que según esto la clase para pensar promueve la
adopción de prácticas educativas que generan la construcción de significados,
donde el docente se convierte en una ayuda para que el estudiante busque por sí
mismo. En estos tiempos en donde la tecnología tiene una influencia avasallante
en la forma en la que los estudiantes aprenden y en lo que realmente aprenden, la
clase para pensar se apoya en los materiales y recursos físicos que el medio le
provee, así como de los recursos y herramientas tecnológicas e interactivas que
existen hoy en día, las cuales están al alcance de cualquier niño.
Un docente que haya recibido una intervención en clase para pensar, de acuerdo
con el modelo constructivista, pregunta respecto a la comprensión de los
conceptos por parte de los estudiantes antes de compartir su propio
entendimiento, promoviendo la interacción entre estudiantes y entre estos con el
docente.
Otro aspecto importante de la clase para pensar es que, se debe animar a los
estudiantes a que realicen preguntas abiertas, siguiendo el ejemplo del docente
quién le hará preguntas abiertas y bien elaboradas, algo importante que con
frecuencia se olvida, son los pre-saberes o saberes previos que traen los
estudiantes, los cuales son de suma importancia, así como también permitirle a
nuestros estudiantes que elaboren respuestas iniciales, evitando dar como
docente una primera respuesta que condicione y por último termine cercenando la
posibilidad de que el estudiante exprese sus ideas, por ende su pensamiento y
conocimiento primigenio.
En conclusión los fundamentos de la clase para pensar en especial las cinco
mentes del futuro (Gardner, 2007), nos garantizan un modelo pedagógico de
enseñanza para la comprensión, en donde el tópico generativo debe involucrar
aspectos de la mente ética y respetuosa. (López, 2013). Esto para afirmar que no
sólo debemos fomentar en los estudiantes procesos y estrategias de resolución de
problemas matemáticos, de otras ciencias o de la vida real, sino que antes de
implementar la solución, se debe preguntar a sí mismo, ¿Es realmente la mejor
solución para mí y mis compañeros? ¿Puedo perjudicar a alguien si doy la
solución de esta forma? En tiempos como estos debemos asegurar que nuestros
estudiantes sean personas de bien, preocupadas por la comunidad, dispuestas a
ayudar a quién lo necesite; profesionales idóneos, honrados y honestos, con un
compromiso moral y social, que saquen adelante a esta sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
López, L.S. 2013. La Clase para Pensar. Universidad del Norte.
Barranquilla, Colombia.
Costa, A. 1999. Habilidades de razonamiento y de pensamiento.
Marzano, R et al.2001. Habilidades de razonamiento y de pensamiento
basadas en estándares.
Grennon, J. y Brooks, M. 1999. Teoría del constructivismo social.
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