FORMULACIÓN MAGISTRAL
UD 8. LAS FORMAS FARMACÉUTICAS SÓLIDAS.
1. LAS FORMAS FARMACÉUTICAS SÓLIDAS.
Las formas farmacéuticas sólidas incluyen un amplio abanico de presentaciones: polvos
cápsulas, tabletas, pastillas, píldoras, supositorios…, que se pueden administrar por
diferentes vías, tal como se muestra en la tabla.
2. LOS POLVOS Y LOS GRANULADOS. En la unidad didáctica 5 hemos estudiado la preparación de polvos, y en la unidad didáctica
6, la operación de granulación. En ambos casos, el producto resultante puede constituir una
forma farmacéutica, o bien ser un producto intermedio en la elaboración de otras formas.
2.1. Los polvos. Los polvos son preparaciones constituidas por partículas sólidas, libres, secas y más o
menos finas.
Recordemos que el proceso de mezclado de polvos podía incluir varias operaciones:
1. Pulverización de los sólidos para conseguir un tamaño de partícula pequeño e igual para todos los componentes.
2. Desagregación mediante tamización para retirar las partículas demasiado grandes o los aglomerados.
3. Mezclado de polvos para conseguir el producto final, que puede constituir una forma farmacéutica.
Los polvos son un producto intermedio en la elaboración de varias formas farmacéuticas,
como los granulados, las cápsulas y los comprimidos.
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Oral Bucal Nasal Ótica Rectal Vaginal Cutánea
Polvos X X X X X
Granulados X
Cápsulas X X X X
Comprimidos X X X
Supositorios X
Óvulos X
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2.2. Los granulados. Los polvos se pueden utilizar como producto intermedio en la elaboración de otras formas farmacéuticas, entre las cuales encontramos los granulados. Los granulados son preparaciones constituidas por agregados sólidos y secos a partir de polvo , suficientemente resistentes para permitir su manipulación.
Para conseguir granulados, deberemos someter un producto en polvo a una granulación
seca o húmeda, según sus características. También los granulados, al igual que los polvos,
pueden constituir una forma farmacéutica o bien ser productos intermedios en la elaboración de otras formas.
2.3. Tipos de polvos y granulados. Existen distintos tipos de polvos y de granulados. Los más usuales son:
- Polvos y granulados para uso directo . Se aplican directamente sobre el lugar de administración. Cuando se aplican sobre lesiones o heridas deberán ser estériles.
- Polvos y granulados para disolver . Se mezclan con agua o con otro líquido antes de administrarlos. En ocasiones el líquido acompaña al producto sólido en la
presentación comercial del producto.
- Polvos y granulados efervescentes . Se mezclan con agua. Contienen sustancias que reaccionan en presencia de agua, liberando dióxido de carbono.
En el caso de los granulados, existen además otras opciones, aunque no las elaboraremos
en la oficina de farmacia.
- Granulados recubiertos . Los gránulos están recubiertos de una o más capas de mezclas de diversos excipientes, generalmente con el objetivo de mejorar sus
características organolépticas o para facilitar su conservación.
- Granulados de liberación modificada . Son granulados a los cuales se ha aplicado algún procedimiento para modificar la velocidad, el lugar o el momento de liberación
del principio activo. Un ejemplo son los granulados gastrorresistentes, que soportan
la acción del jugo gástrico y liberan el principio activo en el duodeno.
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3. LAS CÁPSULAS. Las cápsulas son preparaciones sólidas que consisten en una cubierta que contiene la mezcla con el principio activo . Las más habituales son las cápsulas de administración oral , aunque también las hay para administración rectal y vaginal.
En las cápsulas distinguimos dos componentes:
- Cubierta: puede ser dura o blanda y tener forma y capacidad variable. - Contenido: puede ser de consistencia sólida (polvos), líquida o pastosa.
Existen distintos tipos de cápsulas. Las más frecuentes son las duras y las blandas, aunque
también hay cápsulas gastrorresistentes, cápsulas de liberación modificada, cápsulas
rectales y cápsulas vaginales.
No confundas las cápsulas con los comprimidos . Las cápsulas tienen cubierta y su contenido puede tener distintas consistencias. Los comprimidos, en cambio, no requieren
cubierta (aunque hay comprimidos recubiertos) y siempre se obtienen por compactación de
polvos.
3.1. Las cápsulas duras. Las cápsulas duras son cápsulas cuya cubierta está formada por dos partes cilíndricas prefabricadas que encajan entre sí . Esta forma farmacéutica es muy habitual, ya que permite dosificar muy bien los productos en polvo o los granulados y es cómoda de tomar.
3.1.1. Componentes de las cápsulas duras. Las cápsulas duras, como todas las cápsulas, tienen cubierta y contenido.
- La cubierta de las cápsulas duras: La cubierta de este tipo de cápsulas suele ser de gelatina, que es una sustancia atóxica fácilmente soluble en los fluidos biológicos.
La cubierta está formada por dos partes, que encajan entre sí:
- El cuerpo es la parte más larga y en ella se introduce el contenido. - La tapa es más corta y tiene un diámetro un poco mayor. La tapa se encaja
sobre el cuerpo para cerrar la cápsula.
- El contenido de las cápsulas duras: El material de relleno más habitualmente son los polvos, aunque también se pueden utilizar granulados, o incluso, pequeños
comprimidos (polvos compactados).
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La correcta preparación de los polvos es imprescindible para su uso en la elaboración de
cápsulas, ya que deben tener unas características físicas que permitan llenar
adecuadamente las cápsulas. Además, deben ser homogéneos para garantizar que todas
las cápsulas resultantes contendrán la misma cantidad de principio activo.
3.1.2. Elaboración de cápsulas. Una dificultad de la elaboración de cápsulas es que, una vez mezclado el producto que
deben contener y sabiendo cuántas cápsulas hemos de elaborar con él, debemos
seleccionar el tamaño de cápsula adecuado.
Las cápsulas deben quedar siempre totalmente llenas y difícilmente coincidirá un tamaño
comercializado con el tamaño exacto que necesitamos. Para resolverlo, se escoge el
tamaño inmediatamente superior y se completa el contenido con un excipiente adecuado.
Por tanto, una vez conseguida la mezcla de principios activos deberemos:
- Medir con una probeta el volumen que ocupa la mezcla , ya que los tamaños de cápsula se miden en volumen. Este volumen se denomina volumen aparente.
- Seleccionar el tamaño de cápsula adecuado , teniendo en cuenta el volumen aparente de la mezcla y el número de cápsulas que vamos a elaborar con ella.
- Calcular la cantidad de excipiente que debemos añadir a la mezcla para que todas las cápsulas que vamos a hacer queden totalmente llenas.
Para hacerlo fácilmente, las empresas fabricantes proporcionan información sobre las
cubiertas que comercializan: la tabla de capacidades y el normograma. Ambos recursos
permiten tanto la selección del tamaño de cápsula como el cálculo del excipiente necesario.
- La tabla de capacidades: hay ocho tamaños de cubiertas para cápsulas duras, que se enumeran desde el 000 hasta el 5. La siguiente tabla muestra la capacidad que
corresponde a cada uno de los tamaños:
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Para evitar errores, las empresas fabricantes deben facilitar la tabla de capacidades
de los modelos de cubiertas que comercializan. Gracias a esta tabla podemos saber
cuál es el número de cápsula idóneo y qué cantidad de excipiente deberemos añadir
a la mezcla. El procedimiento de uso de esta tabla es el siguiente:
1. Dividir el volumen aparente por el número de cápsulas que vamos a elaborar, para conocer el volumen aparente que corresponde a cada una.
2. Buscar en la tabla el número de cápsula que corresponde a ese volumen. Difícilmente encontraremos la cifra exacta; en este caso, seleccionamos la
inmediatamente mayor.
3. Multiplicar el volumen de la cápsula seleccionada por el total de cápsulas que vamos a elaborar. Así conocemos el volumen total de contenido que
debemos preparar.
4. Restar el volumen aparente de la mezcla del total que hemos obtenido en el punto anterior. El resultado es el volumen de excipiente que debemos añadir.
- El nomograma: es un gráfico que facilita la empresa fabricante de las cápsulas en el que se representan:
- En ordenadas, el número de cápsula.
- En abcisas inferiores, el volumen aparente del polvo que se debe repartir en
cápsulas; es el volumen que, medido en una probeta, ocupa todo el polvo.
- En diagonales, el número de cápsulas que se van a elaborar.
Para utilizarlo debemos:
1. Localizar en la línea inferior el volumen aparente de nuestra mezcla. 2. Ascender verticalmente hasta encontrar la línea diagonal que corresponda al
número de cápsulas que queremos elaborar.
3. Seguir desde ese punto la línea horizontal hasta la ordenada y ver qué tamaño de cápsula indica. Si no coincide exactamente con un número de
cápsula, seleccionamos el inmediatamente mayor. Si coincide, el número de
cápsula será ese y no tendremos que añadir excipiente.
4. Si hemos seleccionado el número de cápsula por aproximación calcularemos a qué volumen corresponde, siguiendo la línea horizontal y hasta la diagonal
que corresponda con el número de cápsulas y bajando por la vertical para
identificar el volumen. Ese será el volumen total de contenido que hemos de
preparar para llenar esas cápsulas.
5. La diferencia entre este volumen total y el de nuestra mezcla es el volumen de excipiente que debemos añadir.
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Para la elaboración de cápsulas es necesario disponer, al menos, de una capsuladora con un juego completo de placas. La capsuladora es un dispositivo que permite introducir en él
las cápsulas cerradas, abrirlas, llenarlas y volverlas a cerrar de forma sencilla.
Las capsuladoras disponen de diversas placas, que se corresponden con el número de las
cápsulas. Es decir, que para cada número de cápsula debemos seleccionar la placa que le
corresponde.
3.2. Las cápsulas blandas. Las cápsulas blandas son cápsulas cuya cubierta es de una sola pieza . Estas cápsulas pueden tener distintas formas y se forman, se rellenan y se cierran en una sola operación.
En su interior, el principio activo suele presentar una textura gelatinosa .
Las cápsulas vaginales y las rectales son muy similares a las cápsulas blandas. Las
diferencias son:
- La forma y el tamaño : las cápsulas vaginales suelen ser ovoides y las rectales, alargadas.
- El recubrimiento : a estas cápsulas se les suele añadir un recubrimiento exterior lubrificante.
3.2.1. La elaboración de cápsulas blandas.
Este tipo de cápsulas no se suelen elaborar en formulación
magistral, y lo más habitual es que se fabriquen
industrialmente , lo cual permite formar, rellenar y cerrar en una sola operación.
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4. LOS COMPRIMIDOS. Los comprimidos son formas farmacéuticas sólidas obtenidas por compresión mecánica de granulados o polvos . Igual que ocurre con las cápsulas, es una forma farmacéutica que
asegura una buena dosificación y que resulta cómoda de tomar . Por estas razones, estas dos formas farmacéuticas son las más utilizadas en nuestro país fuera del ámbito hospitalario.
Existen comprimidos para administración oral y para administración vaginal. En el primer
caso existen muchos tipos distintos: recubiertos o no, efervescentes, solubles,
bucodispersables, gastrorresistentes, etc. Los que se elaboran más frecuentemente en el
local de preparación de las oficinas de farmacia son los no recubiertos.
4.1. Ventajas e inconvenientes de las cápsulas y comprimidos orales .
Estas dos formas farmacéuticas comparten diversas ventajas e inconvenientes:
Ventajas: - Su composición suele ser sencilla y con pocos excipientes, por lo que presentan
pocas incompatibilidades.
- Son fáciles de elaborar, y durante el proceso la dosificación es sencilla y de una gran exactitud.
- Permiten la incorporación de excipientes que enmascaren sabores y oculten malos
olores. - Protegen al principio activo de diversos agentes externos, como el polvo, el aire o la
luz.
- Tienen buena biodisponibilidad: la liberación del principio activo es muy alta. Inconvenientes:
- La dosis queda establecida y no se puede modificar. Este factor justamente es uno
de los que hacen necesaria la formulación magistral, ya que esta permite personalizar la dosis.
- Las personas con problemas de deglución no pueden tomarlos.
- No todos los fármacos admiten ser dispuestos en ellos. - Tienen un mayor coste de producción que otras formas farmacéuticas, como las
soluciones o los polvos.
- No protegen al principio activo de la humedad ni de las altas temperaturas.
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4.2. La elaboración de comprimidos. Al igual que ocurre con las cápsulas, también la elaboración de comprimidos requiere que la
dotación mínima de la oficina de farmacia incorpore útiles específicos. En este caso, una máquina de comprimir . La máquina de comprimir es un dispositivo que, mediante compresión, compacta cantidades establecidas de polvos o granulados para formar
comprimidos. Estas máquinas permiten elaborar, aproximadamente, 200 comprimidos por minuto y solo
se utilizan en elaboraciones a pequeña escala. Están formadas por:
- Una matriz . Es una pieza metálica perforada sobre la cual va cayendo la mezcla que depositamos en la tolva.
- Dos punzones , uno superior y otro interior, que cuando se desplazan encajan entre sí a través del orificio de la matriz y delimitan un espacio denominado “ cámara de compresión ”. La compresión que aplican los punzones hace que la mezcla que queda atrapada en esa cámara se compacte para formar comprimidos. Cada juego
de punzones va acompañado de su matriz correspondiente.
- Un sistema de distribución formado por una tolva, en la que se introduce la mezcla, y un dispositivo para facilitar el llenado homogéneo de la matriz.
Los extremos de los punzones que delimitan la cámara de compresión pueden tener
distintas formas para dar lugar a comprimidos de varios tipos. También pueden tener
impresiones para marcar los comprimidos con ranuras, logotipos, etc.
5. LOS SUPOSITORIOS Y LOS ÓVULOS. Los supositorios son preparaciones sólidas cuya forma, volumen y consistencia están adaptados a la administración por vía rectal . Los óvulos son preparaciones sólidas generalmente de forma ovoide, cuyo volumen y cuya consistencia están adaptados a la administración por vía vaginal .
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5.1. La formulación de los supositorios. Tanto el hecho de contener o no principios activos como el tipo de excipientes que se
utilicen vienen determinados por la finalidad que se desea:
- Acción mecánica . Se emplean como laxantes . Se trata de supositorios sin principios activos , que solo contienen excipientes que irritan la mucosa rectal, lo cual activa el peristaltismo .
- Acción loca l. En este caso se utilizan excipientes que liberen lentamente el principio activo , para conseguir que este ejerza su actividad solamente en la zona afectada .
- Acción sistémica . En este caso se utilizan excipientes que faciliten una rápida liberación , para que el principio activo pueda pasar al torrente sanguíneo . Cuando se busca una acción sistémica es importante tener en cuenta que la absorción rectal suele ser incompleta, lo cual se debe tener en cuenta al realizar la
dosificación.
5.2. La elaboración de supositorios y óvulos. La elaboración de supositorios y de óvulos en la oficina de farmacia se realiza mediante
moldeado , es decir, introduciendo una masa caliente en los alveolos de unos moldes y dejando que se enfríe en ellos. Esto implica que la oficina debe disponer de los moldes para supositorios y/o para óvulos que hagan falta.
La masa está formada por uno o más principios activos dispersos o disueltos en un excipiente adecuado , que debe ser hidrosoluble o bien debe fundirse a temperatura corporal .
Igual que ocurría en el caso de las cápsulas, aquí también debemos calcular cuánto excipiente debemos incorporar para formar cada supositorio y óvulo, de forma que la mezcla del excipiente y el principio activo llene completamente todos los alveolos para
asegurarnos así de que todo el principio activo es utilizado y queda adecuadamente
repartido entre las unidades que elaboramos.
Hablamos de la cantidad de excipiente, pero debemos tener en cuenta que a menudo se
utilizan varios excipientes. En ese caso, los cálculos corresponden a la mezcla de
excipientes, es decir, a todos los componentes del supositorio que no son principios activos.
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Para hacer el cálculo del excipiente necesario se aplica el siguiente procedimiento: 1. Calentar el excipiente y llenar seis alveolos de un molde con él. 2. Dejarlo enfriar y obtener los supositorios o los óvulos. Estos productos que solo
contienen excipiente se denominan supositorios blancos u óvulos blancos . 3. Pesar (PN/L/OF/001/xx) cada uno de los supositorios y óvulos blancos y obtener la
media de los pesos.
4. Calcular cuánto excipiente deberemos usar en cada supositorio y óvulo cuando repitamos el proceso anterior con la mezcla de excipiente y principio activo. A partir
de este dato, podremos saber qué cantidad total de excipiente debemos preparar.
Este cálculo se realiza de forma distinta según que la densidad del principio activo sea igual o distinta que la del excipiente .
La densidad es una magnitud que relaciona la masa y el volumen de una sustancia . Por ejemplo, si tomamos 1 cm³ de una sustancia de densidad 1,3 g/cm³ y un 1 cm³ de otra densidad 0,8 g/cm³, podemos observar que para un mismo volumen (1 cm³) en un caso
tendremos una masa de 1,3 g y en la otra, de 0,8 g.
- Si la densidad del principio activo es igual que la del excipiente: significa que en un mismo volumen de cualquiera de ellos habrá un mismo peso. En este caso solo debemos restar de la media de peso de los supositorios u óvulos blancos la cantidad de principio activo que debe contener cada uno . Como del peso total en excipiente de cada unidad restamos el que se debe reservar para el principio activo, el resultado es la cantidad de excipiente que corresponde a cada unidad. A
partir de esta cifra, multiplicada por el número de supositorios u óvulos que vamos a
hacer, podemos conocer la cantidad total de excipiente que necesitamos.
- Si la densidad del principio activo es distinta que la del excipiente: cuando el principio activo y el excipiente tienen distintas densidades, al reemplazar un mismo
peso de uno por otro reemplazamos distintos volúmenes y, por tanto, no
conseguiremos el volumen final justo para llenar todos los alveolos. En este caso es necesario hacer algunos cálculos para determinar cómo se relacionan las distintas
magnitudes de las dos sustancias.
Para saber qué cantidad de excipiente debemos emplear, es necesario conocer el
factor de desplazamiento (f), es decir, los gramos de excipiente que hay que desplazar para incorporar un gramo de principio activo. Para calcular el factor de desplazamiento se procede como sigue:
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1. Elaborar seis supositorios u óvalos blancos, pesarlos y obtener la media de los pesos (A).
2. Elaborar seis supositorios incorporando en cada uno una cantidad conocida de principio activo (p). Para hacerlo se funde una cantidad de excipiente
insuficiente para llenar los alveolos y se le añade la cantidad (p) de principio
activo; la masa se vierte en seis alveolos, que se acaban de llenar con
excipiente puro.
Una vez obtenidos los supositorios u óvulos, se pesa cada uno de ellos y se
obtiene la media de los pesos (B).
3. Aplicar la fórmula siguiente para obtener el factor de desplazamiento: f = A - (B - p)
p
4. Restar el factor de desplazamiento (f) de la cantidad de excipiente que tenían los supositorios u óvulos blancos (A). Así obtenemos la cantidad de
excipiente necesaria para cada supositorio u óvulo.
Una vez efectuados todos los cálculos, ya sabemos qué cantidad de cada materia prima
necesitamos para cada supositorio u óvulo, así como la cantidad total que usaremos para
elaborar el número previsto de supositorios u óvulos.
El procedimiento a partir de aquí es sencillo, se trata de:
1. Pesar (PN/L/OF/001/xx) todos los componentes. 2. Efectuar la mezcla de los componentes y
calentarla.
3. Verter la mezcla sobre el molde y llenar tantos alveolos como supositorios u óvulos vamos a
hacer.
4. Dejar enfriar y obtener los supositorios u óvulos.
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