Una Pastoral Vocacional en la comunidad parroquial
Amedeo Cencini
Autor: Amedeo Cencini, profesor de Curso de Acompaamiento Personal y Formacin Permanente en la
Universidad Pontificio Salesiana "UPS"
Traduccin: Francisco Lansac
Fuente: Revista Seminarios Octubre - Diciembre de 2004. Vol. L
LA APORTACIN DE LA PASTORAL VOCACIONAL EN LA COMPRENSIN DE LA CRISIS Y
RENOVACIN DE LA PARROQUIA
En un mundo en cambio y teniendo en cuenta las nuevas exigencias y posibilidades que ofrece el futuro,
tambin la parroquia tiene que cambiar a un modo nuevo de entender y ejercer su propio servicio.
Cambiar, pensando en una transformacin de la perspectiva general, implica dejar algo (normalmente
bien definido) por otra cosa (a menudo no tan definida). Seguramente la pastoral vocacional (PV) puede
asumir una actitud ms positiva y siempre en lnea de propuesta para llevar a cabo este
cambio. Ofrece ms que pide y brinda a la institucin parroquia algo importante: la posibilidad de poder
contribuir a la renovacin y a la recuperacin de su identidad. Le propone en concreto que acoja, tanto en
su ser como en su actuacin, la dimensin vocacional como elemento constitutivo propio y le invita de
modo especial a ser comunidad vocacional y a reconocer en esto una oportunidad de renovacin, o tal
vez el poder ponerse en camino de una renovacin autntica, y no simplemente tratar de responder a la
preocupacin de tener que sobrevivir. Y esto sencillamente porque la parroquia o es vocacional o no es
nada.
Dicho de otra forma, la PV en este difcil momento de discernimientos complejos podra contribuir en
buena medida a la renovacin de la parroquia.
De hecho, los anlisis eclesiales realizados hasta el momento no dejan entrever que se preste demasiada
atencin a esto que acabamos de sealar; no nos parece, pues, que en los diversos proyectos de
renovacin de la parroquia se tenga muy en cuenta la problemtica vocacional y, menos an, una
pedagoga vocacional. A lo sumo, se entonan las lamentaciones consabidas por la reduccin numrica de
una vocacin particular (la de los sacerdotes) y de este modo se justifica la crisis de la parroquia y se le
pide a la PV que sea ella la que trate de resolver el problema. En realidad, es bien sabido que las
unidades pastorales nacen de esta crisis y se las considera predominantemente como un modo de
intentar paliar los efectos negativos de la disminucin cuantitativa de presbteros, tratando de economizar
al mximo las fuerzas activas.
La PV actual podra tambin ayudar a descubrir el motivo profundo de la crisis de la parroquia, o al menos
una de las causas que aparece como de mayor peso. Creemos que, igual que la Iglesia en general,
padece tres grandes males: el mal de comunicacin (que la hace incapaz de transmitir al mundo y muy
especialmente a los jvenes el don que se le ha encomendado); el mal de comunin (en su interior
existen problemas de relacin y de competencias, de participacin de dones y carismas); el mal de
identidad (no hay duda de que la parroquia trata de encontrar un rostro nuevo)[1]
.
No ser que esta crisis va unida en la prctica, desde un punto de vista vocacional, al hecho de una
inversin casi nica (teolgico-pastoral, pastoral-pedaggica, sociolgica-antropolgica) en algunas
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figuras vocacionales (sacerdotes-pastores) que en la actualidad, digmoslo claramente, se muestran
incapaces de afrontar el impacto de la modernidad y de la renovacin intraeclesial? De este modo, al
entrar en crisis estas vocaciones (crisis numrica, y adems crisis de identidad, de significado, de relacin
pastoral), entra tambin en crisis la parroquia. Sin temor a equivocamos podemos decir que en el origen
de la crisis de la parroquia existe o se tiene una idea pobre de lo que es la vocacin, al centrarse o
polarizarse en la vocacin clerical (o de especial consagracin), con el consiguiente proceso de
infravaloracin (eclesial) de otras vocaciones. En suma, podemos decir que estamos ante la vieja imagen
de la Iglesia todava clerical y masculina, con los laicos como destinatarios de los servicios religiosos y
con el laico de mentalidad abierta todava adormecido pero con la posibilidad de que, si se despierta
sobresaltado, pueda crear situaciones delicadas.
La parroquia, para acabar, est en crisis porque todava se concibe y se construye en torno a la figura del
presbtero, verdadera piedra angular del edificio-parroquia, o porque conserva todava la forma de
embudo y todo pasa y debe pasar por el cuello del embudo que es el sacerdote; durante demasiado
tiempo se ha visto la parroquia como un sistema solar de la catolicidad, donde el sacerdote ocupa el
puesto del sol[2]
, y donde los laicos ms que habitantes de una casa que pertenece a todos, son
inquilinos de una estructura subordinada al clero[3]
. Sin duda, con poco o casi sin espacio para las otras
vocaciones. Y esto no viene de ahora, desde hace tiempo la PV se lamenta de esta situacin.
En esta reflexin tratamos sobre todo de partir de una cierta idea de parroquia, idea que haga ver de la
forma ms armnica y sistemtica posible la correlacin entre las dimensiones del crecimiento en la fe y la
opcin vocacional y, por tanto, entre el ser comunidad de creyentes y comunidad de llamados al mismo
tiempo (o de llamados que llaman). Desde ah veremos las caractersticas e implicaciones pedaggicas
de este modo de concebir la parroquia: desde el punto de vista del animador vocacional (desde el
sacerdote a los padres), y desde el punto de vista de los itinerarios educativos comunitarios.
LA IDEA MADRE DE LA PEDAGOGA VOCACIONAL PARROQUIAL
Toda pedagoga, como ciencia hermenutica que es, sabemos bien que se inspira siempre en una ciencia
en la que tiene su fundamento, como en nuestro caso sera la teologa. Existe pues una idea teolgica
slida en la base de la pedagoga vocacional parroquial:
la parroquia la constituye todo el pueblo de Dios,
surgido del costado del Crucificado,
que vive en un territorio,
con abundancia de carismas y ministerios,
dados para la edificacin comn
y el anuncio del evangelio.
Slo desde esta identidad podemos tener una idea correcta de PV para un tiempo tan verstil como el
nuestro y en una parroquia que cambia con l.
Podemos analizar los componentes de esta definicin descriptiva.
Todo el pueblo de Dios constituye la parroquia
No es por tanto el edificio de la iglesia y el campanario, el prroco y el vicario, el sacerdote y los fieles, los
creyentes y practicantes, los bautizados y simpatizantes, en suma, los nuestros... La parroquia abarca
toda una realidad humana que est ah; eso s, no hace distinciones en un tiempo en el que todo, tambin
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el ser humano, se ve en funcin de las categoras de pertenencia, con una incapacidad singular para
convivir con las diferencias y una tendencia a encerrase en su propio mundo (en la propia parroquia; ya
es significativo que el trmino parroquialismo [al menos en italiano] indique una mentalidad cerrada en s
misma, tpica de quien no ve ms all de lo que tiene delante y de su propia cultura).
La parroquia hay que depurarla y debe concebirse cada vez ms para aquellos que, por propia iniciativa,
no se acercan a ella o slo espordicamente, como, por ejemplo, los 80 o 85% que no vuelven a la
parroquia despus de la primera y ltima comunin, para los jvenes que piensan que no tiene nada que
decirles, para la gente descontenta y absorbida en sus dramas diarios, carentes de luz y esperanza, para
los cristianos observantes que en su vida se comportan como si la fe no tuviese ninguna incidencia
prctica en sus opciones y estilos de vida, para los alejados y los que no iran nunca si slo dependiese
de ellos.
...surgido del costado del Crucificado
Es la idea del alto precio de la gracia de Bonhoeffer[4]
. Idea de la fe no como una heredad que se
disfruta, ni como un depsito de verdad que se custodia, ni como una tradicin que se mantiene sino
como don que ha costado la vida al Hijo y que yo poseo gracias al testimonio vivo de hombres y mujeres,
don que implica una eleccin libre y responsable, un compromiso vivo y radical, una decisin de
comprometerse no slo con las exigencias de la propia salvacin sino tambin con la de los otros, una
opcin lcida de darse a s mismo como proyecto de vida.
La crisis parroquial es, en ltima instancia, de corte subjetivista, de interpretacin banal de la fe, privada
de toda pasin y entusiasmo, de carencia del sentido de responsabilidad y altruismo, con tendencia de la
gente a aprovecharse de la parroquia y de sus servicios en vez de sentirse llamados y enviados para la
salvacin de todos. El consumidor de salvacin ser obviamente un consumidor de la parroquia, y
acabar por no tener nada para consumir.
...que vive en un territorio
Sabemos que la cuestin del territorio es una cuestin muy debatida. La raz de la crisis en la que todava
se encuentra hoy la p
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