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PRINCIPIOS PROCESALES.Ya aludimos a la correlación que hay entre normas, principios y valores. Recuerden que dijimos: una norma remite a un principio y un principio, a su vez, remite a un valor.El legislador es quien dicta las normas procesales. Y lo hace respondiendo a directrices generales, que son los principios impregnados de axiología constitucional (valores), directrices que debe plasmar en las normas para poder adecuarlas a un modelo ideológico y político. Vimos que la fuente más importante del Derecho Procesal es la ley. Y la LEY FUNDAMENTAL es la CONSTITUCIÓN. Por lo que a ella deben conformarse todas las legislaciones, entre las que encontramos la que ahora nos interesa: la procesal. Es que del cumplimiento de ciertos principios procesales indispensables depende la garantía del DEBIDO PROCESO, que es medular en la materia que nos ocupa.Además de inspirar al legislador en su tarea, los principios procesales sirven para interpretar las leyes a los efectos de su posterior aplicación, como así también, para poder estudiar en forma comparativa los diversos ordenamientos procesales existentes, con mira a lograr mejoras en el servicio de justicia.ARAZI distingue los principios procesales de los sistemas. Los primeros no pueden faltar a la luz de la Constitución (imparcialidad, igualdad, legalidad o juridicidad, bilateralidad o contradicción). El Poder Legislativo no puede ignorarlos. En cambio, los sistemas, son optativos para él, quien podrá elegir entre establecer uno u otro e incluso una mixtura entre ellos (dispositivo o inquisitivo, de preclusión o de unidad de vista de causa, de adquisición, de economía, de oralidad o escriturario, etc.).No se concibe un debido proceso sin un tribunal imparcial e independiente y que respete al propio tiempo el derecho de defensa de las partes. A los fines de preservar dichas garantías, por ejemplo, la legislación procesal establece las instituciones de la recusación y excusación, con las que se persigue apartar al magistrado del conocimiento y resolución de una causa, cuando se configura algunas de las causales que la ley consagra. La recusación es una facultad de las partes, en tanto la excusación es un deber que tiene el juez para aventar toda sospecha que pueda cernirse sobre su imparcialidad. El Art. 32 del Rito de Neuquén dispone que será causal de mal desempeño y por tanto, de juicio político o de jurado de enjuiciamiento la inobservancia de dicho deber.

PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD.Hace a la garantía del debido proceso (Art. 18 de la C.N. y 63 de su similar neuquina) y es el fundamento de la garantía del tribunal natural, a saber, asegurar la máxima imparcialidad de quien va a juzgar aspectos importantes de la vida de las personas. Por otro lado, las leyes procesales preservan la garantía propiamente dicha de imparcialidad, entre otros, mediante los institutos de la excusación y la recusación.El tribunal del proceso y más aún, de la sentencia debe ser impartial e imparcial . Es decir, un tercero, ajeno a las partes –no se puede ser juez y parte al mismo tiempo- y con criterio objetivo –carecer de interés subjetivo en el resultado del litigio- e independiente, impermeable a todo tipo de presión, tanto interna, como externa. PRINCIPIO DE IGUALDAD. El Art.16 de la C.N. y el 22 de la C.P. refieren a la igualdad de la ley en el tratamiento de los iguales. Es más que nada una garantía constitucional. No significa la prohibición absoluta de trato dispar, siempre que sea el dado a habitantes que se encuentren en similares condiciones. El tratamiento igualitario pero de desiguales atenta contra dicha garantía. Es importante que se encarne el concepto que la igualdad implica el mismo tratamiento de la ley a los iguales. La redundancia es necesaria para grabar a fuego lo dicho.Así, en lo que al ámbito procesal respecta, resulta elocuente el ejemplo del beneficio de litigar sin gastos (o de justicia gratuita) que se concede a quien demuestra no contar con lo medios económicos suficientes para hacer frente a los gastos que impone la participación en un proceso, que se denominan costas o gastos causídicos y que en definitiva tendrán que ser soportadas por quien resulte perdidoso (sea actor o demandado). Para equiparar precisamente a las partes, a los fines del proceso, es que se concede dicho

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beneficio. (Ver, además, el Art. 58 de la Constitución de Neuquén, en lo relativo a garantía de la tutela judicial efectiva).

PRINCIPIO DE LEGALIDAD O DE JURIDICIDAD.Debe interpretarse como la exigencia derivada del principio republicano de división de poderes que impone la jurisdicción de derecho frente a la jurisdicción de equidad. Ello en virtud, se exige al tribunal el deber de motivar sus decisiones y fundarlas en el ordenamiento jurídico vigente. Debe dar las razones de hecho y de derecho de sus resoluciones. Pero, es también un imperativo para todos los órganos de un Estado de Derecho, los que si bien pueden tener un margen de arbitrio o discrecionalidad, ello no significa ni debe significar arbitrariedad. Tan es así que la Corte Suprema de Justicia de la Nación pretorianamente ha creado como causal del Recurso Extraordinario Federal la de arbitrariedad de sentencia, como un vicio tan grave que repugna a la Constitución Nacional. Y en el ámbito provincial, la Carta Magna en su Art. 238 establece la manda a los jueces y juezas de motivar sus pronunciamientos bajo pena de nulidad.

PRINCIPIO DE BILATERALIDAD O CONTRADICCIÓN. También llamado de controversia, que implica la exigencia de que tribunal oiga a las partes antes de tomar una resolución. Tiene que “oír las dos campanas”. Aunque con otras palabras, está consagrado en el Art. 18 de la C.N. que establece la inviolabilidad de la persona y de sus derechos. En rigor se traduce en un imperativo que reza: “óigase a la otra parte”.En virtud de dicho principio se establece un sistema de comunicaciones o informaciones que son las NOTIFICACIONES, VISTAS Y TRASLADOS. Presentado un escrito, por ejemplo, una demanda, prueba documental, una excepción, un incidente de nulidad, un pedido de caducidad, una liquidación, un recurso ordinario o extraordinario, etc., para que la parte contraria pueda defenderse –si quiere, porque no es una obligación sino una carga- debe saber de qué se trata, de qué tiene que defenderse y a partir de allí establecerá la conducta a seguir. Si no se defiende, pero tuvo la oportunidad de hacerlo, el principio no se considera vulnerado. Basta que se ordene la sustanciación y se cumpla con la pertinente notificación. Hay algunas excepciones, pero no significa que se sacrifique o aniquile el principio, sino solamente que se lo postergue. Tal el caso de una medida cautelar, de aseguramiento, preventiva o urgente, que se dicta inaudita pars, sin oír a la contraria, para no malograr la finalidad perseguida. Luego de aventado ese riesgo, trabada o efectivizada la medida, se notifica y entonces tendrá la interesada oportunidad de defenderse.Vamos a seguir hablando de “principios” o de “sistemas”, empero con la salvedad hecha por el Dr. Arazi. Ustedes sabrán si adherir o no a ella, aunque deben saber en qué consiste la diferencia. Piensen en la exigencia constitucional provincial respecto de la motivación de las resoluciones judiciales, en nuestro ámbito, ¿será principio o sistema?

SISTEMAS PROCESALESDISPOSITIVO.Es en el que predomina la iniciativa de parte, contrariamente al INQUISITIVO, en el que prima la actividad oficiosa del tribunal, sin necesidad de que medie el pedido de parte (proviene de la época de la Inquisición, de allí su nombre). El primero, tiene que ver con la facultad de las partes de disponer del derecho sustancial, cuya tutela judicial se pretende en el proceso. Esto es, si pueden renunciar a él. Ello ocurre en el ámbito procesal civil, salvo raras excepciones dadas por razones de orden público (en materia de Familia, por ejemplo, nulidad de matrimonio, filiación, además de estado civil, de Concursos y Quiebras, etc.; o con algunas limitaciones en materia Laboral). Y está dado por la naturaleza eminentemente patrimonial de las cuestiones que se ventilan. Mientras que –en principio- no sucede en el ámbito procesal penal, ni en regímenes -extraños al nuestro- en que no tienen carácter privado derechos como el de propiedad.Ese poder de disposición de las partes se traslada al proceso. Así, cuando la iniciativa de éste, el iniciarlo o no, ponerle fin con la sentencia o antes de ella (por desistimiento, allanamiento, transacción, conciliación),

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oponer defensas y excepciones, no depende del tribunal, sino de las partes, lo mismo con la introducción de los hechos. Si ello está vedado al tribunal u órgano jurisdiccional, estamos ante un sistema predominantemente dispositivo. También es una característica de éste que la investigación previa y la reunión de las pruebas esté en cabeza de las partes y de sus letrados o letradas, no del tribunal, como contrariamente ocurre en el proceso penal (trátese del Juzgado de Instrucción o del Ministerio Fiscal).Claro es que, como dijimos, las facultades del tribunal civil no están reducidas a la mínima expresión, como un convidado de piedra, ya que puede introducir “medios de prueba”, completar la actividad de las partes en materia probatoria, preguntando a los testigos, a los peritos, ordenando medidas para mejor proveer, antes del dictado de su resolución (lo que está debatido en doctrina), para procurar esclarecer la verdad de los hechos controvertidos con algunas limitaciones: nunca sustituir ni suplir la negligencia de parte, porque se alteraría el equilibrio procesal, la igualdad y la defensa en juicio (Ver Art. 34, inc. 2° del C.P.C. y C.). Tampoco podría el tribunal introducir “fuentes de prueba” (sobre la diferencia entre medios y fuentes de prueba volveremos en la unidad específica). PERO…, en lo que se refiere a cumplimiento de los presupuestos procesales, que hacen a la constitución válida del proceso y a los requisitos de la acción, DEBEN SER CONTROLADOS DE OFICIO POR EL JUEZ (incompetencia absoluta, falta de personería, litispendencia, cosa juzgada, falta de legitimación manifiesta).En cuanto al impulso procesal, si bien está en cabeza de las partes y mayormente de la actora o de la apelante o recurrente- según sea el caso-, el tribunal también debe evitar la paralización del proceso, aunque paralelamente se mantenga la caducidad de instancia como forma anormal de terminación de aquél e incluso la facultad del tribunal para declararla de oficio (Art. 316 del Ritual neuquino).Cabe señalar, también, que en el proceso civil el tribunal no está facultado para ejecutar la sentencia si no media pedido de parte interesada, lo que no sucede en el ámbito penal.Y finalmente, no podemos desconocer la tendencia actual de acercar ambos sistemas, para que dejen de ser antitéticos, a partir de la instauración del sistema ACUSATORIO PENAL y la concesión de mayores poderes deberes al tribunal civil.

ESCRITURARIO O DE ORALIDAD.En rigor, sistema escrito u oral. Ninguno de los dos existe en forma pura. Siempre se combinan elementos de uno y otro, aunque con predominio de alguno de ellos.Así, los actos principales, como la demanda y su contestación, hacen al escriturario, ya que se realizan por escrito. Y se combina con algunos rasgos de oralidad, por ejemplo en lo que hace a la prueba (audiencias). Otra combinación es la de “oralidad actuada”, en la cual el acta (escrita o labrada) resume lo actuado en una audiencia.A partir de la última reforma constitucional provincial, el Art.238 referido a las leyes procesales contiene una manda a quien legisle en la materia, cual es la “propensión gradual a la oralidad. En tal sentido, para nosotros sería un principio constitucional o directriz general que debe inspirar el dictado de las referidas leyes.

DE PRECLUSIÓN O DE UNIDAD DE VISTA DE CAUSA.El de PRECLUSIÓN divide el proceso en etapas que deben sucederse ordenada y secuencialmente y cerrarse sin posibilidad de retroceder o retrogradar, salvo excepciones. Ello es así, tanto porque se ha dejado de ejercitar una facultad procesal durante la etapa correspondiente o por haberse hecho y por ende, consumado, debiendo pasarse a la etapa siguiente. También puede ocurrir porque se ha obrado en forma incompatible con el ejercicio de tal facultad, por lo que se considera también que ha operado la preclusión a su respecto. Así, las partes tienen una oportunidad para modificar o ampliar su demanda, contestar traslados, oponer excepciones, alegar hechos, acompañar y ofrecer pruebas, etc. Transcurridas las etapas sin haber ejercido tales facultades no podrán hacerlo en lo sucesivo, salvo excepciones, tal un hecho nuevo.

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Entonces, tiene relación con la PERENTORIEDAD DE LOS PLAZOS, en cuanto operado el vencimiento de ellos, se haya o no ejercitado la facultad procesal de que se trate, debe necesariamente avanzarse hacia la etapa siguiente.También guarda relación con la COSA JUZGADA, que es su máxima expresión, en cuanto implica la inalterabilidad de la sentencia cuando han vencido los plazos para recurrir sin que el interesado lo haya hecho, o por haberse agotado la vía recursiva, sin que reste posibilidad alguna de revisión y consiguiente modificación de lo decidido.En punto a la UNIDAD DE VISTA DE CAUSA, resulta ser la contracara, ya que permite la realización de actos, alegación de hechos y pruebas en cualquier tiempo, pero siempre antes de la decisión o sentencia. Por lo general se reúne en una sola audiencia, luego de la cual se dicta el fallo.

DE ADQUISICIÓN.Lo medular es que todo elemento o prueba incorporado al proceso deja de pertenecer a quien lo haya aportado. Es decir, todo acto producido en el proceso y sus efectos o consecuencias benefician o perjudican a una u otra parte, independientemente de quien lo haya aportado y sirven para el conocimiento del tribunal y el dictado de la sentencia, porque se ha adquirido para y por el proceso. De allí que una vez ofrecida una prueba por la actora, por ejemplo, si luego de producida advierte que la perjudica, no puede desistir de ella, porque le interesa al tribunal para dilucidar la cuestión planteada.Así que se explica que las partes, al tiempo de alegar sobre el mérito de la prueba, cuando tienen esa facultad y la ejercen antes del dictado de la sentencia, lo hagan o puedan hacerlo en relación con toda la prueba producida, incluso la ofrecida por su parte contraria.

DE LEGALIDAD E INSTRUMENTALIDAD DE LAS FORMAS.Por el de LEGALIDAD, algunas formas son indisponibles por las partes, lo que dependerá del tipo de proceso, en virtud del orden público procesal.De allí que, salvo en los procesos de árbitros y de amigables componedores, las partes están inhabilitadas o impedidas de acordar libremente los requisitos de actividad en cuanto al tiempo, modo y lugar en que debe cumplirse el acto de que se trate conforme a la ley.Es que las formas son una garantía para ambas partes y están establecidas en el interés común. Ejemplo de ello son los requisitos para interponer la demanda, para contestarla, para recurrir, para notificar, etc.Pero, quede claro que las formas no tienen fin en sí mismas, porque ello conllevaría la SACRAMENTALIDAD (la forma por la forma misma).Habrá que ver en el caso de que no hayan sido observadas las formas del acto si se ha cumplido con la finalidad perseguida, a pesar de los vicios. Ello se relaciona con la nulidad de los actos procesales, cuyo dictado no corresponde si se comprueba que la finalidad ha sido cumplida, por ejemplo, si a pesar de la defectuosa notificación, el interesado ha tomado conocimiento y le ha sido posible defenderse.Por excepción, las formas pueden disponerse, por ejemplo, al iniciar un proceso ordinario, en vez de un ejecutivo (Art.521 del Ritual civil local). Pero, si se elije el ejecutivo, no se puede renunciar a la intimación de pago, citación para oponer excepciones, ni a la sentencia (Art.543 del Cód. cit.), que son trámites irrenunciables.

DE INMEDIACIÓN.Hace a la necesidad de que el tribunal tome contacto con las partes y con las pruebas, para que no llegue al momento de sentenciar sin haber tenido ese conocimiento directo indispensable de las personas que hay inmersas en el expediente - que es sólo el soporte papel, al que ahora se agrega el informático, pero como complemento-. Es cosa muy distinta leer una testimonial o una confesional sin haber visto u oído la expresión firme o no, dubitativa, la mirada esquiva o frontal, el lenguaje gestual. Nada de ello queda plasmado en el acta, solo los dichos. Y si quien debe sentenciar no preside las audiencias, se pierde

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elementos importantes que pueden coadyuvar a forjar su convicción acerca de la existencia o no de los hechos alegados.Por otra parte, todos los justiciables quieren conocer la cara de quien va a resolver sobre aspectos importantes de sus vidas. Es lo que los americanos llaman “su día en la Corte”. Y que no es otra cosa que la inmediación.Ella se da mayormente en los procesos de familia y en los laborales. Pero, para que pueda llevarse a cumplido efecto en el resto de las causas civiles se necesitan más tribunales que tengan a su cargo menos causas y por supuesto, ello implica mayores recursos económicos para adecuar al propio tiempo los edificios, como también el personal, etc.).

DE ECONOMÍA PROCESAL.Sabido es que una sentencia además de justa tiene que ser oportuna. La justicia tardía no es justicia, dicen otros. Pero, no es menos cierto que la celeridad por sí sola tampoco es garantía de justicia que satisfaga. Además, no todos los procesos son iguales. Les diría que por más similitud que guarden no hay dos expedientes iguales. Entonces, hay que estar a las particularidades y vicisitudes de cada uno.No obstante, por razones DE ECONOMÍA PROCESAL se simplifican y abrevian los trámites y con ello se abarata el proceso. Quedan comprendidas: la CELERIDAD (caso que justifica la preclusión, la notificación por nota); la CONCENTRACIÓN (en un solo acto tratar de producir todas las testimoniales); la EVENTUALIDAD (interposición simultánea y no sucesiva, por ejemplo, de excepciones, o la revocatoria con apelación en subsidio); el SANEAMIENTO (facultad del juez para evitar nulidades).

CONGRUENCIA.Es la correspondencia entre lo pedido y lo fallado. Es un límite que tiene el tribunal para el dictado de su sentencia, que no puede decidir más allá de lo pretendido por las partes en sus escritos postulatorios, porque incurriría en incongruencia por demasía decisoria (extra petita); ni pecar por omisión, decidir en menos también es incongruente (citra petita); o bien, decidir por fuera de lo pretendido, sobre una cuestión ajena (ultra petita). Son conceptos que adelantamos para luego comprender mejor las impugnaciones que podemos hacer respecto de un fallo que ha incurrido en este vicio. Fíjense que en la Ley 1.406 de recursos extraordinarios provinciales está contemplada la incongruencia como causal de nulidad. Para la C.S.J.N. configura sentencia arbitraria y por tanto, susceptible de revisión por vía del R.E.F. (recurso extraordinario federal). Y el Código Procesal refiere a ella en sus Arts. 34, inc.4° y 166, inc. 6°.

CONEXIDAD.Es la relación o similitud entre dos o más pretensiones deducidas o que se están resolviendo en diversos procesos. En tal caso, puede proceder la acumulación de las pretensiones; en otros, la acumulación de los procesos para que tramiten juntos o bien, sólo a los efectos del dictado de una única sentencia. Con ello se evita el riesgo de fallos contradictorios, que es también una de las causales por las que puede llegarse en casación al T.S.J.N., ya que atañe a una de las tres funciones que es precisamente la uniformadora.Recuerden, también, que al ver las reglas especiales de competencia referimos a la conexidad como la excepción a las reglas generales.Con mayor detalle lo haremos al tratar la pretensión y sus elementos, como así también en la unidad referida al proceso.

PUBLICIDAD.No es privativo de la función jurisdiccional, ya que comprende a todos los actos de los Poderes del Estado. La reserva es la excepción. También en el proceso. Se exige que los actos procesales sean conocidos no sólo por las partes, sino por terceros (audiencias públicas), salvo disposición en contrario (de acuerdo a las circunstancias del caso).

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En cuanto a los expedientes, sólo pueden verlos o compulsarlos las partes, los letrados y terceros interesados. Pero una vez que se dicta sentencia y se notifica a las partes, el fallo tiene carácter público, salvo excepciones.El Art. 62 de la Constitución de Neuquén establece la “publicidad de los procedimientos judiciales”, salvo que se afecte la moral, la seguridad, el orden público, conforme lo determine la ley.Ahora bien, para su difusión en Internet, recientemente el T.S.J.N. ha aprobado la aplicación de las denominadas “Reglas de Heredia”, habiéndose fijado como finalidad el conocimiento de la información jurisprudencial y la garantía de igualdad ante la ley, como así también lograr la transparencia de la administración pública, procurando un equilibrio entre el derecho a la información pública y el derecho a la intimidad.