REVISTA EL DISCIPULO
GUIA DEL TRIMESTRE
MARZO 2019 – SEPTIEMBRE 2019
I. TEMA DEL PRIMER TRIMESTRE: DISCIPULADO Y MISIÓN
A. PRIMERA UNIDAD: EL LLAMADO AL DISCIPULADO
INTRODUCCIÓN:
Cristo llama a toda persona a seguirlo a Él. Uno se hace discípulo de Cristo
siguiéndolo a Él, para poner su palabra en función en la vida de uno. Cristo, aunque era el Verbo
de Dios y era uno con Dios, se humilló a sí mismo y vino a convivir con nosotros. Por
consiguiente, la primera lección de esta serie destaca la necesidad de que seamos humildes y
hospitalarios, como Cristo lo fue.
Pero, habiéndose humillado hasta morir en la cruz, Dios lo levantó y lo convirtió en
Señor, sobre todas las cosas de la creación. Su humillación y levantamiento estaban presagiados
en su enseñanza, que aseguraba que: «cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se
humilla será enaltecido (Lc 14.11).
Al revés de los que no conocen a Cristo, que solo piensan en autoglorificarse, Cristo
enseña que el camino hacia la grandeza consiste en servir con humildad y en ser hospitalarios; es
decir: en acogernos unos a otros.
La segunda lección habla sobre el costo de ser discípulo de él. Uno no aprende la vida de
Cristo desde un panfleto, sino que aprende amándolo más que a nadie y siguiéndolo hasta su
cruz. Ese alto costo tiene un alto rendimiento de vida, porque desde su cruz uno aprender lo que
es el poder de su amor y de su sacrificio redentor, y cómo vivir una vida nueva y resucitada, en
comunión con él.
La tercera lección es el llamando que Cristo hace a los que están perdidos. En esta
lección se contrasta la actitud farisaica con la cristiana. El fariseo se justifica a él mismo, pero el
cristiano cree en Cristo como su salvador. El modelo de esa relación de búsqueda y encuentro
con Jesús, él lo demostró con la parábola del hijo pródigo. Esa parábola presenta a un padre con
dos hijos. Uno permaneció en la casa de su padre, en aparente obediencia a él. El otro, pidió a su
padre su herencia; y se fue a otra provincia lejana a vivir desordenadamente. Pero, cuando había
gastado todo lo que tenía, cayó en un estado de miseria insoportable.
Entonces, recuperó su mente y recordó la bondad y generosidad de su padre. Volvió a su
casa, y descubrió que su padre lo estaba esperando. Con alegría fue restaurado por su padre a su
condición de hijo, con todos los derechos.
La parábola enseña que nosotros somos hijos de Dios; hijos que necesitamos regresar a la
casa de Dios, donde Él nos espera, para devolvernos la condición plena de hijos Suyos.
La cuarta lección trata sobre el llamado a la salvación y se basa en la figura de Zaqueo, que era
un publicano, que tenía mucho dinero. Pero, era odiado por sus conciudadanos, debido a que
siendo judío era parte del sistema imperial romano, que gobernaba y explotaba a los judíos.
Zaqueo tenía necesidades espirituales, para las que no encontraban satisfacción con su dinero.
Así que quiso ver a Jesús; y se puso en el camino de Jericó a Jerusalén, por donde Cristo había
de pasar. Corrió y se subió a un árbol para poder verlo, porque era pequeño de estatura y la
multitud le bloqueaba la visión de Jesús.
Para sorpresa suya, Jesús vino a él. Le pidió que bajara del árbol y que lo llevara a su
casa. Los fariseos los siguieron. Llegaron a la casa de Zaqueo y protestaron, porque Jesús recibía
los pecadores. Sin embargo, Zaqueo se gozó con la palabra del Señor y dio muestras de su
conversión, donando la mitad de sus bienes a los pobres y prometiendo pagar por cuatro tantos,
lo que hubiese defraudado a alguno.
Jesús no prestó atención a las críticas de los Fariseos, y dijo en presencia de ellos, que
Zaqueo era un hijo de Abraham; que significa que él era un legitimo Judío, no solo racialmente,
sino por la fe en que Zaqueo tenía en él. Además, afirmó que su misión era buscar a los perdidos
y salvarlos para el reino de Dios.
Esa misma presentación, que Cristo hizo de Zaqueo, es la que hará ante Dios, de todo el
que responda a su llamado a creer en él y vivir como Él.
1. Lección 1: Llamados a ser humildes y hospitalarios
a. Texto áureo: Lucas 14.11
b. Cita bíblica: Lucas 14.7-14
a. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender que la obediencia a Dios es el fundamento de la humildad cristiana.
Reconocer que quien ignora la voluntad de Dios rechaza ser humilde y elije ser
soberbio.
Comprender que ser humilde contribuye a la realización individual y social de los
cristianos.
c. Resumen: En esta lección hemos destacado que:
El fundamento de la humildad consiste en la obediencia a la voluntad de Dios.
La obediencia humilde a los mandamientos de Dios es más razonable y práctica
que el orgullo, que imposibilita estar en paz con Dios y con el prójimo.
Cristo no fue humillado, sino que se humilló a sí mismo, teniendo fe que todo el
que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido por Dios.
Cristo asumió su humillación en la cruz con la certidumbre de su resurrección y
que con ella levantaría a todos los que creyeran en Él.
Sorprendentemente, los humildes se ganan la confianza de la gente y pueden
actuar con menor oposición y mayor libertad en sus proyectos de vida.
La humildad permite a la iglesia dar un ejemplo de solidaridad cristiana a esta
sociedad, que vive atada a la soberbia malgastando recursos en un vicioso y
pernicioso ambiente de orgullo, soberbia y cancelación mutua.
La humildad nos permite ponernos de acuerdo y contar con la participación de
todos en el análisis y ejecución del programa y administración eclesial.
Ser hospitalario con los pobres es un capital espiritual, que nos humaniza ahora y
prepara para la vida eterna.
2. Lección 2: El costo del llamado
b. Texto áureo: Lucas 14.27
c. Cita bíblica: Marcos 1.16-20; Lucas 14.25-33
d. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Comprender el alto costo que tiene el seguir a Cristo.
Descubrir cómo se transforma la vida del creyente que toma su cruz y sigue a
Jesucristo.
Entender por qué es que no pagar el precio de seguir a Cristo ha de terminar en
frustración y vergüenza.
Afirmar que tal como Jesús salió a buscar discípulos, la iglesia tiene que salir a
buscar personas que quieran convertirse en sus discípulos hoy.
e. Resumen: En esta lección hemos destacado que:
Jesús asumió la iniciativa en llamar a personas para que fueran sus discípulos y
que la iglesia, siguiendo su ejemplo, tiene que salir a buscar y hacer discípulos de
Cristo.
Jesús llamó gente y la preparó para difundir su evangelio y la iglesia hoy, tiene
que salir a buscar y hacer discípulos para difundir el evangelio de Cristo.
Jesús dejó saber a la gente que para ser discípulos suyos había que amarlo a Él
más que a cualquier otra persona y más que a la vida de uno.
Seguir a Cristo es algo que no debe hacerse asimilado a la multitud, sino desde la
voluntad personal y bien informada sobre el costo de ser discípulo de Él.
Cuando Jesús requirió a sus seguidores que lo amaran más que a nadie, pidió lo
mismo que Él les había dado cuando puso su vida por la de todo el mundo en la
cruz.
Saber que Jesús puso su vida por la de uno, es lo que mueve a cada persona a
tomar su cruz y seguirle.
Siguiendo a Cristo por el camino de la cruz, cada persona transforma su vida
conforme al espíritu de Él.
Cristo pidió a sus seguidores que lo amen más que a nadie y si no lo hace le ha de
suceder como al hombre que empezó a edificar una torre y se quedó en la zapata.
3. Lección 3: El llamado al perdido
a. Texto áureo: Lucas 15.22, 24
b. Cita bíblica: Lucas 15.11-24
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Reconocer que todo pecador que se arrepienta de sus pecados puede contar con
que Dios lo ama, lo busca y se goza por su arrepentimiento.
Tener memoria de la bondad de Dios que mueve al pecador a su conversión y la
conversión le trae inteligencia para comprender lo que debe hacer y poder de
voluntad para hacerlo.
d. Resumen: En esta lección hemos enfatizado que:
El hijo pródigo representa al perdido que se arrepiente, viene a Dios y descubre
que Él lo ama, busca y espera.
El hermano mayor representa a los fariseos, que murmuraban de Jesús porque Él
recibía a los pecadores y publicanos que venían a Él.
La miseria y la pérdida de derechos ciudadanos que padeció el hijo prodigo por
haber abandonado a su padre, lo llevaron a recuperar su mente.
La recuperación de la mente del hijo pródigo le devolvió su memoria de la bondad
de su padre, la capacidad para comprender su situación de miseria, lo que debía
hacer para resolverla y la voluntad para llevar a cabo la solución identificada.
Al regresar a su casa, el hijo pródigo descubrió que su padre lo esperaba, lo
perdonó y lo restauró a su dignidad como hijo suyo.
Esa actitud de receptividad del padre del hijo pródigo es la misma que Dios tiene
para todo pecador que se arrepiente y vuelve a Él.
El mensaje de la receptividad de Dios para el pecador, los fariseos lo rechazan
porque ellos creían que Dios solo ama a los buenos y condena a los pecadores.
La reacción de enojo del hijo mayor ante la restauración del hijo pródigo
representa la posición de los fariseos, que creían que Dios solo ama a los que son
buenos, como ellos.
La iglesia, tal como hizo el padre del hijo prodigo, debe buscar los pecadores para
llevarlos a Cristo y festejar su restauración a la comunión con Dios.
4. Lección 4: El llamado a la salvación
a. Texto áureo: Lucas 19.10
b. Cita bíblica: Lucas 19.1-10
e. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Aprender a darle prioridad al llamado a la salvación que Dios hace, ayudar a otras
personas a comprender que Dios las llama para ser salvas.
Superar dificultades para realizar el llamado a la salvación que Dios hace a sus
vidas.
Comprender que su llamado a la salvación se da por medio de su fe en Cristo.
c. Resumen: En esta lección hemos destacado que:
Zaqueo y Jesús se encontraron porque él vio en Jesús la oportunidad de ser
salvo; y Cristo, que vino a salvar a los perdidos, estaba disponible para él.
Hacer las cosas que conducen a la salvación para Cristo era una necesidad,
que había que satisfacer inmediatamente.
La mala fama que Jesús tenía con los Fariseos de recibir a los pecadores, para
Zaqueo era un signo de su esperanza de salvación.
Los cristianos, igual que Jesús, no podemos vivir la vida cristiana sin cruzar
fronteras para darles a los perdidos, la oportunidad de volverse a Dios.
Cristo entró a la casa de Zaqueo con un mensaje de redención para toda la
casa y no solo para una persona.
Zaqueo ignoró las murmuraciones de los Fariseos y dio testimonio de su
salvación al consagrar la mitad de sus vienes para los pobres, y devolver
cuadruplicado lo robado, al que tuviere una reclamación legitima.
Cristo al decir que la salvación había llegado a la casa de Zaqueo, dejó
sentada la base para evangelizar toda la familia, porque la genuina conversión
a Cristo de una persona en una familia, abre la posibilidad de conversión de
toda la familia.
Cristo aprovechó el auditorio de Fariseos, críticos de su aceptación de
pecadores arrepentidos, para establecer que Zaqueo al creer en él, se convirtió
en un hijo de Abraham, y reiterar que él vino a buscar lo que se había perdido.
B. SEGUNDA UNIDAD: EL LLAMADO AL MINISTERIO
INTRODUCCIÓN
Las próximas cinco lecciones tratan sobre el llamado de Dios al ministerio cristiano.
Debemos afirmar que Cristo, primeramente, llamó a todas las personas al discipulado cristiano;
que consiste en seguirlo a él, para conocer y obedecer la palabra de Dios. En segundo lugar,
debemos decir que, entre sus seguidores, Cristo llamó, preparó y autorizó a doce de ellos para
que sirvieran como sus apóstoles o enviados. La obra del ministerio tiene diversos modos. Entre
ellos se reconoce a los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros (Ef
4.11).
La selección, llamado y autorización para ejercer el ministerio es obra del mismo Cristo.
Nadie que asuma alguna modalidad del ministerio por sí mismo, puede realizarlo con eficiencia
y fidelidad al Señor.
El modo de llamar nuevas personas a ser discípulos de Cristo, él lo estableció en la Gran
Comisión, ordenada a los doce apóstoles, en el momento próximo a su ascensión. Entonces, él
les dijo que «él tenía toda autoridad en el cielo y en la tierra». Partiendo de esa autoridad, él
ordenó a sus apóstoles a hacer nuevos discípulos y a bautizarlos. El bautismo fue ordenado como
símbolo de la unión de la persona con Cristo ─ muerto y resucitado. El bautismo significa que la
persona muere al pecado y se une a la iglesia de Cristo, para vivir una vida en comunión con
Dios y obediencia a su palabra, revelada en Cristo y contenida en las Escrituras.
En la Gran Comisión, Cristo ordenó a sus apóstoles a que celebraran el bautismo como acto
de la unión real y total del creyente con Dios, a través de él y bajo la dirección del Espíritu Santo.
Por eso, en la gran Comisión Cristo ordenó que sus apóstoles bautizaran en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo; o sea, en el nombre de la persona de Dios, Padre; de la persona de
Dios, Hijo; y de la persona de Dios, Espíritu Santo.
En el bautismo, el pecador renuncia al pecado y a la muerte, y se consagra a vivir en unión
con el Cristo resucitado y con los demás hermanos y hermanas en la fe, como parte de la iglesia,
que es el cuerpo de Cristo.
Además del bautismo, la Gran Comisión ordenó a los apósteles a enseñar a los nuevos
discípulos, todo lo que Cristo les había enseñado a ellos. Así que las enseñanzas de Cristo no son
mero conocimiento teórico sobre la fe y la moral, sino que es el conocimiento que vivifica y
unifica a los creyentes en Cristo y en la hermandad cristiana. La promesa de Cristo es que él ha
de estar dondequiera que su nombre sea invocado. La Palabra de Cristo y su presencia operan
como una realidad indisoluble, para darle continuidad y capacidad ministerial a la iglesia. Por
eso, es que la enseñanza de la palabra del Señor es el instrumento para hacer Discípulos de
Cristo; y sin el conocimiento y fidelidad a la palabra de Cristo, no se puede hacer discípulos de
Cristo.
En su misión de redimir al mundo, Cristo se percibió «como enviado de Dios». En su oración
intercesora, cuando ya estaba cerca de terminar su ministerio terrenal, Cristo dijo a Dios: «como
tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo, para que también ellos sean
santificados en la verdad (Jn 17.18).
Cristo, sabiendo que su jornada terrenal pronto iba terminar, oró no solo por los que estaban
con él, sino que también oró por los que habrían de venir a través de la palabra de sus discípulos
(Jn 17.20). Es decir, la palabra testificada por sus Discípulos tiene poder para traer la gente a
Cristo. Él afirmó que, aunque salía de la tierra, permanecía en la iglesia, a través del
conocimiento y obediencia de sus enseñanzas. Por lo tanto, las enseñanzas de Cristo no son letra
muerta, sino que son presencia viva del mismo Cristo, donde quiera que ellas se enseñen y
obedezcan.
Si uno oye la palabra del Señor y la vive, se produce la santificación de la vida de uno. La
santificación, por virtud de la palabra, conocida y obedecida, da continuidad a la misión de hacer
nuevos Discípulos de Cristo. Hacer Discípulos de Cristo, desde la vivencia santificadora de la
palabra de él, no está limitado a los pastores o maestros; sino que atañe a todo el que ha conocido
a Cristo, como su Señor y Salvador.
Lección 5: El llamado al discipulado
a. Texto áureo: Mateo 4.19
b. Cita bíblica: Mateo 4.12-22
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Dar continuidad, a través de sus acciones, al mensaje de salvación que Dios ha
encomendado a la iglesia comunicar al mundo, conocer mediante las Escrituras el
plan de Dios para sus vidas y acatarlo.
Aceptar el mensaje de salvación como obediencia a la Palabra de Dios, que
reordena la vida de uno en el amor, la paz y la justicia de Dios.
d. Resumen: En esta lección hemos hecho énfasis en que:
Jesús al dejar Nazaret, después de la muerte de Juan el Bautista, para comenzar su
ministerio en Capernaúm, dio continuidad a la obra de Juan el Bautista y a la
suya, en un ambiente de menos peligro.
Siguiendo, el ejemplo de Jesús, debemos realizar todos los movimientos de
nuestra vida, de acuerdo al plan que Dios tiene provisto para nosotros.
El plan de Dios para Cristo estaba en las Escrituras; y de igual modo, nosotros
podemos conocer a través de las Escrituras, el plan de la salvación que Dios
tienen para todo el mundo.
Aunque Jesús trataba igual a judíos y gentiles, se admiró por la grandeza de la fe
de algunos gentiles, y sorprendió con la incredulidad de muchos judíos.
Jesús al ir a Galilea de los gentiles para iniciar su predicación, ilustra el deber que
las iglesias tienen de abrir el mensaje de Dios a todas las personas y no
mantenerlo cerrado en un grupo de personas piadosas.
Aunque Juan y Jesús tenían estilos distintos de comunicar el mensaje de
salvación, ambos estaban de acuerdo, que para salvarse hay que arrepentirse de
todos los pecados.
Arrepentirse es renunciar a la mente egocéntrica, por efecto de la obra y gracia de
Dios, para ser perdonado de los pecados y recibir la mente de Cristo, con la que
podemos conocer la voluntad de Dios y hacer obras de justicia y caridad.
Como pecadores que somos, estamos llamados a arrepentirnos y seguir a Jesús, y
siguiéndolo a Él, nos hacemos Discípulos suyos, para que en la unidad de la
iglesia, hagamos nuevos discípulos de Cristo.
1. Lección 6: Llamado y misión
a. Texto áureo: Mateo 10.1
b. Cita bíblica: Mateo 10.1-15
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Conocer los principios y prácticas que Jesús enseñó a quienes tenían la misión de
llevar su mensaje al mundo
Comprometerse a ser parte de quienes llevan el llamado de Dios a la gente para
que siga a Jesús.
d. Resumen: Entre otras cosas en esta lección hemos destacado que:
Tal como Cristo hizo, un cristiano que quiera servir al Señor llevando su
evangelio tiene que conocer su fe y tiene que conocer los males que aquejan su
sociedad.
El poder mesiánico de Cristo para sanar enfermos y todo tipo de dolencia
acompaña a todos los que dan testimonio de él.
La noción vulgar del poder es que crece, si se retiene; la noción cristiana es que el
poder crece, si se comparte.
Tal como los apóstoles no era un grupo homogéneo, sino que era diverso, la
iglesia debe ser diversa, sin que necesariamente la diversidad contradiga lo que es
esencial en ella.
Jesús se consideró a sí mismo como un enviado a salvar a Israel, pero que cuando
murió en la cruz y fue resucitado por Dios, su mensaje de salvación se extendió a
todos los pueblos de la tierra.
La instrucción de no llevar oro, alforja o bastón cuando los apóstoles salían en
misión, corresponde a la sociedad del tiempo de Jesús, que tenía carácter
nomádico; pero que tiene aplicabilidad para el día de hoy, si se toma como
resistencia al carácter consumista de nuestra sociedad, que puede limitar en
muchas formas la libertad y espiritualidad, que cualquier cristiano necesita para
dar testimonio de Cristo.
2. Lección 7: Llamados a recordar
a. Texto áureo: Mateo 26.13
b. Cita bíblica: Mateo 26.1-13
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender que la memoria es una facultad que Dios dio a las personas para que
tengan comunión con Él y con sus hermanos y hermanas en la fe.
Reconocer que como cristianos estamos llamados a recordar y cumplir las cosas
que Cristo mandó que hagamos para dar testimonio al mundo de su amor
redentor.
d. Resumen: Entre otras cosas, en esta lección hemos hecho énfasis en que:
Nuestra memoria tiene la capacidad de recordar la obra de Dios y de celebrar en
gratitud la comunión con Él y vida fraternal con los hermanos y hermanas en la
fe.
Con nuestra memoria empalmamos las acciones pasadas de Dios con nuestras
realidades presentes para vivir una calidad de vida enraizada en la voluntad
divina.
Las autoridades religiosas y políticas que tramaron con engaño dar muerte a Jesús
estaban enajenadas de la memoria de Dios e infatuadas con el poder que tenían.
Siempre que las personas se olvidan de Dios y de su Palabra caen en un estado de
soberbia mezclada con ignorancia, que es fatal para la vida de ellas.
Jesús, por tener en memoria el propósito de Dios para su vida, manejó los
acontecimientos de su entorno para que fueran significativos a la luz de la
voluntad de Dios.
La mujer que derramó el ungüento sobre el cuerpo de Jesús, tuvo que hacerlo para
recordar algún motivo personal de gratitud. Ella se hizo memorable para la
cristiandad por el sentido que Cristo le atribuyó a su acción.
Los discípulos que vieron la unción como un desperdicio de dinero demostraron
ignorar las cosas que pronto iban a suceder y que Jesús se las había anticipado.
La mujer que ungió el cuerpo de Jesús lo hizo para recordar algún favor que Él
pudo haber hecho, mas ella sin saberlo y sin pretenderlo se hizo memorable para
toda la cristiandad por haber preparado el cuerpo del Señor para ser sepultado.
3. Lección 8: Llamados a proclamar la resurrección
a. Texto áureo: Mateo 28.10
b. Cita bíblica: Mateo 28.1-15
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender la importancia que tiene la resurrección para vivir la fe cristiana.
Comprender cómo el Cristo resucitado se manifiesta en la vida del cristiano.
Apreciar la importancia que tienen, para la vida cristiana, las instrucciones que el
ángel del Señor dio a María Magdalena y a la otra María en el sepulcro de Jesús.
d. Resumen:
María Magdalena y la otra María, en su seguimiento de Jesús, son un modelo de
fidelidad al Señor para todos los cristianos, ya que ellas estuvieron con Él en los
momentos difíciles, cuando otros seguidores por temor lo abandonaron.
Mateo dice que las mujeres fueron a ver el sepulcro del Señor, pero es posible que
en realidad, fueran con la expectativa de que ya hubiera resucitado, como lo había
dicho.
A las Marías, el ángel las llevó al interior del sepulcro para que comprobaran que
la tumba estaba vacía y las mandó a llevar las buenas nuevas a los discípulos,
como indicativo de que la iglesia, para operar, necesita conocer de primera mano
y dar a conocer la realidad de la resurrección de Cristo.
Mientras ellas iban a dar las nuevas de la resurrección a los discípulos, el mismo
Cristo se les apareció y ellas lo adoraron.
El hecho de que Jesús aceptara ser adorado evidencia que con su resurrección se
manifestó su divinidad.
La resurrección de Cristo es la garantía de que por medio de la fe en Él, hay vida
eterna.
Quien no cree en la resurrección de Cristo, no puede hablar de la vida eterna, que
es una promesa fundamental del evangelio cumplida en la resurrección.
Los apóstoles entendieron que parte de su función era dar testimonio de la
resurrección de Cristo.
La fe en la resurrección de Cristo no merma la actividad social del cristiano, al
contrario, puede aumentarla.
Las autoridades religiosas y políticas que ordenaron que Cristo fuera crucificado,
quisieron desvirtuar su resurrección afirmando que su cuerpo había sido robado
por sus discípulos.
Los cristianos, por ellos mismos, tienen que corroborar la veracidad de las
noticias que salen de las autoridades religiosas y gubernamentales para distinguir
las cosas que son falsas y las verdaderas.
4. Lección 9: La gran comisión
a. Texto áureo: Mateo 28.19-20
b. Cita bíblica: Mateo 28.16-20; Hechos 1.6-8
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender la labor de la iglesia a la luz de las funciones de la Gran Comisión.
Comprender que solo Dios sabe cuándo ha de establecer finalmente su reino y
cada persona cristiana debe buscar el poder del Espíritu Santo y dar testimonio de
Cristo cada día.
d. Resumen: Entre otras ideas, hemos expresado en esta lección que:
La adoración que los discípulos rindieron al Cristo resucitado en un monte de
Galilea fue un reconocimiento expreso de su divinidad.
Tal como Moisés dio la ley de Dios en el monte de Sinaí, Cristo dio las
instrucciones para evangelizar las naciones en un monte santo de Galilea.
El Cristo resucitado dijo que tenía toda autoridad en el cielo y en la tierra y que a
base de esa autoridad, Él comisionaba a sus discípulos para ir a todas las naciones
y hacer discípulos.
Se hacen discípulos de Cristo bautizando personas en nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
El bautismo no es una mera ceremonia, sino una unidad viviente con el Cristo
resucitado.
Los apóstoles fueron ordenados a enseñar a los que bautizan todo lo que Cristo les
había enseñado a ellos como discípulos.
Mediante el bautismo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se
preserva el balance conceptual y funcional de la
Palabra de Dios.
Cristo prometió acompañar todos los días a los apóstoles, mientras ellos hacían
discípulos en todas las naciones, hasta el fin del tiempo.
Con respecto al tiempo de su regreso a la tierra para restaurar el reino de Dios,
solo Él sabe los tiempos y la ocasión que ha de cumplirse.
Cristo aconsejó que, en lugar de preocuparse por el tiempo de su venida, se
consagraran a su testimonio.
C. TERCERA UNIDAD: LA PROPAGACIÓN DEL EVANGELIO
INTRODUCCIÓN
Bajo esta unidad hay cuatro lecciones. La primera se titula: Llamados a vivir en rectitud. En
ella se enfatiza la forma de satisfacer la justicia de Jehová Dios, que es revelada en sus
mandamientos, que manifiestan su carácter justo y santo. Los mandamientos son resultados del
Pacto entre Jehová Dios y el pueblo de Israel. El pacto establecía que Israel era un pueblo que
servía como sacerdote de Dios, ante los demás pueblos de la tierra, dándoles a conocer las
bondades de obedecer la justicia de Él, contenida en sus mandamientos. Es decir, Dios reconocía
a Israel como su pueblo, y ellos se comprometían a vivir de acuerdo con sus mandamientos.
Según el pacto, si el pueblo vivía en rectitud; es decir: conforme a los mandamientos de Dios,
podía comprobar que solo Él era el Dios verdadero y que los “dioses” de otras naciones, eran
pura vanidad. La excelencia de la vida moral y espiritualmente, de Israel serviría de motivación a
los demás pueblos de la tierra para conocer y servir a Jehová Dios.
Pero la realidad histórica fue que el pueblo de Israel no pudo cumplir el pacto con Jehová, y
cayó en el pecado de la idolatría; violencia y toda forma de injusticias y pecados; igual que las
demás naciones. Pero, Dios en su amor y paciencia pasó por alto los pecados de generaciones
pasadas, a fin de que su justicia se manifestara en Cristo, que vino al mundo para salvar a los
judíos y a los gentiles, que creyeran en él; y que por la fe en él vivieran en rectitud delante de
Dios.
La segunda lección se titula llamados a vivir en el Espíritu. Esta lección destaca que
habiéndonos Cristo liberados del poder del pecado, es fundamental vivir en el Espíritu de él,
para continuar obedeciendo la voluntad de Dios. El Espíritu de Cristo ilumina la mente y
fortalece la voluntad del cristiano, para que pueda liberarse del poder de la carne y hacer frutos
de justicia, conforme a la voluntad de Dios.
En esta lección, Pablo se refiere a la «carne» como una fuerza que induce al pecado, y no
como el cuerpo físico de la persona. Para él la carne es la mentalidad egocéntrica que induce a
todas las personas a ser violentas, lujuriosas e injustas. La ley Mosaica, aunque es buena, es
impotente para vencer la carne. Dios, viendo la imposibilidad de los seres humanos para cumplir
su justicia, envió a su Hijo al mundo, a semejanza de nuestra carne, pero sin pecado, para que él
cumpliera su justicia. Justicia de Cristo, que por la fe en él, fue imputarla a todos sus seguidores.
Arrepentirse de los pecados y creer en Cristo es el primer paso para entrar en la justicia de
Dios revelada en Cristo. El segundo paso es a vivir en el espíritu de Cristo, hecho que se
posibilita, porque él ilumina nuestra mente y fortalece nuestra voluntad, para que podamos
obedecer la palabra de Dios. Cristo es el unigénito Hijo de Dios, y los creyentes en él son
declarados hijos de Dios, e incorporados a la familia de Dios, para vivir en el Espíritu, que es
equivalente a vivir como Cristo vivió.
La tercera lección se titula el llamado de Dios a los gentiles, que son todos los cristianos
grecorromanos. Los judíos no cumplieron la ley de Dios, como Él demandaba, sin embargo,
vivieron tan apegados a la letra de la ley, que cuando San Pablo dijo: Que Dios aparte de la ley
salva a los judíos y a los gentiles que creyeran en él, ellos no pudieron aceptar su mensaje.
Sin embargo, los gentiles aceptaron el mensaje de Cristo, que se difundió, rápidamente, por
todas las naciones de la tierra, entonces conocida. Ese hecho, causó una tensión entre judíos y
gentiles. San Pablo, que era judío, sentía profunda simpatía por sus compatriotas; aunque ellos lo
odiaron por creer que él con su doctrina de la justificación por la fe en Cristo, invalidaba la ley,
que Dios les había revelado a ellos.
Como muestra de su amor a los judíos, San Pablo hace un llamamiento a los gentiles para
que den un vivo ejemplo de las bendiciones que vienen por virtud de la fe en Cristo. El llamado
de Pablo a los gentiles tiene el objetivo de que los judíos vean lo que Dios ha hecho entre ellos, y
puedan creer en Cristo para salvarse. Además, él llama a los gentiles a ser humildes con los
judíos, y a reconocer que solo por el amor de Dios, ellos han sido injertados espiritualmente, en
el pueblo de Israel.
La cuarta lección se titula: Llamados a una vida nueva en Cristo. En esta lección, Pablo invita
a los cristianos a presentar a Dios sus cuerpos en sacrificio vivo. Para él, un sacrificio vivo es
aquel que sigue el ejemplo de Cristo, que presentó su cuerpo en la cruz como un sacrificio para
salvar la humanidad; y con la calidad de su sacrificio, se eliminó la necesidad de los ritos y
sacrificios de animales en el templo judío; y se estableció el culto cristiano, como el verdadero
culto a Dios.
Es bueno apreciar que el pedido de Pablo, para que presentemos un sacrificio vivo a Dios, se
hace en forma de ruego y a base de recordar las misericordias que Dios ha tenido con nosotros.
Recuperar la memoria del amor de Dios es una fuente de inspiración que mueve a los cristianos a
hacer grandes cosas para la obra del Señor. También, vale observar, que cuando Pablo habla de
presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios, honra nuestro cuerpo, que mucho lo tienen
como algo que es fuente de tentación e instrumento de pecado. Para él, nuestro cuerpo no es
cárcel del alma, sino que es templo del Espíritu Santo. Vale observar que, si nuestro cuerpo es
guiado por nuestra mente, iluminada y fortalecida por la mente de Cristo, es un instrumento de
culto a Dios y de servicio a nuestras necesidades y necesidades de las personas que nos rodean.
La finalidad de adorar a Dios y servir al prójimo se viabiliza mediante el crecimiento en la
vida nueva, que Cristo infunde. Viviendo la vida nueva ganamos poder para rechazar las malas
conductas que pervierten al mundo; y en segundo lugar, podemos probar y comprobar, que hacer
la voluntad de Dios es agradable, santifica y perfecciona la vida.
Si desoímos el llamado del mundo y transformamos nuestra vida en conformidad con el
Espíritu de Cristo, nos uniremos a la iglesia para ejercitar en ella los dones de la fe, y para
propagar al mundo, el evangelio y la paz perdurable.
1. Lección 10: Llamados a vivir en rectitud
a. Texto áureo: Romanos 3.24-25a
b. Cita bíblica: Romanos 3.21-31
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Comprender cómo la justificación por la fe satisface la justicia de Dios y brinda
paz a la persona cristiana.
Afirmar que la justificación por la fe da oportunidad de ser salvos a judíos y
gentiles y elimina el orgullo que causa presumir que uno cumple la ley de Dios
por méritos propios, sostiene al cristiano en la gracia de Dios y le brinda el
acompañamiento del Espíritu de Cristo que produce en la persona cristiana el
fruto del Espíritu.
d. Resumen: Entre otras cosas hemos destacado que:
La justicia de Dios es consistente con su propio carácter, que es Justo y Santo.
Dios requirió en su ley al pueblo judío, que fuera santo como Él es Santo.
Ante la imposibilidad del ser humano alcanzar la justicia de Dios por las obras de
la ley, Dios declaró a justos a judíos y gentiles, por la fe en Cristo.
La obra de Cristo como el que nos justifica con Dios se realizó por su sacrificio en
la cruz, en la que él actúa como el redentor, salvador y propiciador de nuestros
pecados.
Dios, mirando al futuro, y en su paciencia pasó por alto los pecados de
generaciones pasadas, a fin de que su justicia se manifestara en la vida y obra de
Cristo.
Esa mirada de la revelación de Dios orientada al futuro indica que su revelación
es progresiva; y que el cumplimiento pleno de ella se da en Jesucristo, y se
encuentra en el Nuevo Testamento.
Esa diferencia no invalida el Antiguo Testamento, sino que es necesario
entenderla para comprender lo que Dios hizo en el Nuevo Testamento.
Los judíos no podían entender cómo Dios iba a dejar su ley de lado para justificar
a la gente por la fe, pero San Pablo recalcaba que la justificación mediante la fe en
Cristo, elimina la jactancia del que presume poder salvarse por méritos propios y
destaca el amor de Dios redime por igual, a judíos y gentiles.
La justificación por la fe conforme al espíritu de vida que hay en Cristo,
promueve que la personas seas justas, santas, razonables, confiables, verídicas,
que son virtudes que hablan del carácter justo y santo de Dios. Promueven que las
personas deseen conocer a Cristo y comiencen a vivir conforme a sus enseñanzas.
2. Lección 11: Llamados a vivir en el Espíritu
a. Texto áureo: Romanos 8.1
b. Cita bíblica: Romanos 8.1-14
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender que el Espíritu de vida en Cristo ha liberado a sus seguidores de la ley
del pecado y la muerte.
Afirmar que el poder del Espíritu nos capacita para superar los deseos de la carne
y mantener al cristiano al servicio de Dios.
d. Resumen: En esta lección hemos destacado que:
Cristo libera a los que creen en Él de toda condenación, proveniente de la
debilidad de la carne que el pecado de Adán introdujo en el mundo.
Obedecer la dirección del Espíritu es fundamental para que el cristiano ilumine su
mente y fortalezca su voluntad para poder vencer el pecado y la muerte.
Pablo usa el concepto «carne» en más de un sentido, a saber: como cuerpo físico y
como mentalidad egoísta, por lo que no se deben confundir los usos del concepto
para entender bien el mensaje redentor y sanador del evangelio.
La ley en sí misma era buena, pero dada la debilidad humana no podía ser
cumplida.
Dios envió a su Hijo al mundo a semejanza de nuestra carne, pero sin pecado,
para que Él cumpliera la justicia de Dios y por la fe impartirla a quienes creyeran
en Él.
La vida, según la ley, se desvirtuó por causa del orgullo y la soberbia que supone
en no necesitar a Cristo para salvarse y que dicha soberbia y orgullo causan que
las relaciones humanas sean violentas y corruptas.
La persona con una mente carnal, aunque quiera, no entiende ni obedece la
voluntad de Dios, que se ha de discernir espiritualmente.
En virtud de la unidad del cristiano con Cristo, el cuerpo ha de morir a causa del
pecado, pero el espíritu ha de vivir a causa de la justicia de Dios.
En Cristo, el Hijo de Dios, somos declarados hijos de Dios e incorporados a la
familia de Dios para hacer sus obras y permanecer con Él.
3. Lección 12: El llamado a los gentiles
a. Texto áureo: Romanos 11.18
b. Cita bíblica: Romanos 11.11-24
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender que la incredulidad de los judíos en Cristo promovió el crecimiento de la
fe cristiana entre los gentiles.
Comprender que el orgullo humano es una actitud que cierra a la persona a las
bendiciones de Dios. La humildad es apertura a relaciones edificantes con Dios y
solidarias con el prójimo.
d. Resumen: En esta lección hemos hecho énfasis en que:
San Pablo creía que, aunque los judíos habían rechazado a Cristo, Dios no los
había rechazados definitivamente y al final serían salvos.
El rechazo de los judíos de Cristo tuvo un efecto secundario que resultó ser
positivo para la propagación y conversión de los gentiles.
Pablo contemplaba que, si el rechazo de los judíos de Cristo obró en beneficio de
la conversión de los gentiles, la restauración de ellos sería como pasar de muerte a
vida para todo Israel.
Pablo llama a los gentiles a contribuir en la conversión de los judíos mediante la
demostración de un testimonio que diera cuenta de las bendiciones que hay en
Cristo.
Pablo se dirige a ellos como apóstol de los gentiles, que honra su ministerio
reclamando el cumplimiento del deber cristiano de ellos con los judíos.
Los gentiles deben ser humildes con los judíos, ya que ellos son el olivo natural
en el que los gentiles, que eran olivo silvestre, fueron injertados por la fe en
Cristo.
Si los gentiles, erróneamente, dan a entender que los judíos fueron ramas
desgajadas por Dios del olivo natural para darles a ellos su lugar, hacen mal.
Por el contrario, los gentiles deben mirar la bondad de Dios con ellos, que fueron
injertados en el olivo natural para permanecer en la fe y deben mirar la severidad
de Dios con los soberbios, que han de ser castigados.
La forma como Pablo vio la relación entre los judíos y los cristianos gentiles es
aplicable a las relaciones de los cristianos de hoy con la gente que por alguna
razón se ha apartado de la iglesia o no tiene interés en ella.
Para la iglesia hoy, son válidos los llamados que Pablo hizo a los gentiles en
términos de mantenerse humilde, fijarse en la bondad y severidad de Dios y
mantenerse dando el mensaje de redención por la fe en Cristo, abierto a todo el
mundo por igual.
4. Lección 13: Llamados a una nueva vida en Cristo
a. Texto áureo: Romanos 12.1
b. Cita bíblica: Romanos 12.1-8
c. Objetivos: Se espera que a través de esta lección el estudiante pueda:
Entender cómo la unidad con Cristo nos hace participes de su mente.
Hacer un compromiso para procurar que su mente sea renovada con la mente de
Cristo.
d. Resumen: Entre otras cosas, hemos destacado en esta lección que:
Cristo, mediante el sacrificio de su cuerpo y sangre en la cruz, dejó atrás los
sacrificios de animales del templo para agradar a Dios y siguiendo su ejemplo, los
cristianos debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio viviente a Dios, para
hacer verdadero culto a Dios.
Recordar las misericordias que Dios ha tenido con nosotros nos inspira para poder
ofrecer nuestro cuerpo de sacrificio santo, agradable y perfecto.
La experiencia de tener un culto verdadero, que lleve al sacrificio verdadero,
permite al cristiano probar y comprobar que hacer la voluntad de Dios santifica,
perfecciona su vida y hace que sea agradable para Dios y para la misma persona.
El culto verdadero a Dios requiere la entera consagración de la mente, espíritu y
cuerpo a Él y a toda su obra.
El servicio que con nuestro cuerpo, mente y espíritu le rendimos a Dios es trabajo,
buen trabajo, que por una parte es culto a Él. y por otra, es acción beneficiosa para
uno y para las demás personas.
Los cristianos no pueden acomodarse a las corrientes del mundo, que está sujeto
al pecado y la muerte y en virtud de su unidad con Cristo, van transformándose
conforme a la mente de Él.
El producto de pensar y actuar con la mente de Cristo es lo que genera en el
cristiano la renovación de su vida.
Somos reconciliados con Dios por medio de la sangre de Cristo, derramada en la
cruz, pero habiendo sido reconciliados con Dios, somos salvos por la vida del
Cristo resucitado operando en nosotros.
Unidos con Cristo, recibimos los dones de la fe para ejercitarlos en la unidad de
su cuerpo y para bien de todos sin pretender ser más ni menos de lo que somos.
Los dones recibidos hay que ejercitarlos en conformidad con su finalidad. Si es de
servir, en adorar a Dios y trabajar bien para beneficio de todos. Si es de enseñar,
hay que enseñar la fe para que no se haga en vano. Si es de exhortar, hay que
motivar a la gente a creer en Cristo y a hacer el bien. Si es de repartir, hay que
hacerlo con generosidad. Si es de misericordia, hay que hacerla con alegría.
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