Propuesta de Guía para la Realización de Pericias Psicológicas Forenses de la Comprensión y la
Autodeterminación en casos de establecimiento de Imputabilidad / Inimputabilidad
Yessica Alejandra Atehortúa Hincapié.
Saúl Castiblanco Mosos.
Trabajo de grado.
Especialización en Psicología Jurídica y Forense.
Docente:
Dra. Jazmín Andrea Guerrero Zapata
Bogotá. 2016
Propuesta de Guía para la Realización de Pericias Psicológicas Forenses de la Comprensión
y la Autodeterminación en casos de establecimiento de Imputabilidad / Inimputabilidad
1. Objetivo
Establecer las líneas guía para la realización de evaluación psicológica forense de
comprensión y autodeterminación en casos de establecimiento de imputabilidad /
inimputabilidad.
2. Alcance
Esta propuesta de Guía está dirigida a todos los psicólogos que, con competencia, quieran
realizar pericias que busque determinar la capacidad de comprensión y autodeterminación de una
persona, en los casos en que así lo requiera la administración de justicia, y así le sea solicitado
por uno de los actores del proceso jurídico. Esta propuesta de guía no aplica para menores de
edad, que están exentos de responsabilidad penal.
Esta propuesta de Guía tampoco aplicaría para decisiones que tengan que ver con la
suspensión, sustitución o cesación de medidas de seguridad, para cuyo caso se sugiere desarrollar
una Guía específica que oriente la actividad de los psicólogos en este sentido.
3. Marco Teórico
Este Marco Teórico no se desarrolló desde un enfoque específico de la psicología. Los
psicólogos citados pertenecen a diferentes ramas y corrientes de esta disciplina. La única
excluida, es el psicoanálisis. También han sido citados autores de otras ramas del saber humano.
3.1 Definición de Imputabilidad e Inimputabilidad
3.1.1 Definición Etimológica
Etimológicamente imputabilidad significa capacidad para atribuir (Justino Tirado, J. 2012).
Imputar tiene una connotación negativa, en el sentido que imputar es atribuir la responsabilidad
de un acto reprobable, no un acto bueno. El diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española (RAE) afirma que imputabilidad es la “cualidad de imputable”; imputable es “que se
puede imputar”, e imputar es “atribuir a alguien la responsabilidad de un hecho reprobable”.
Imputabilidad es por tanto la responsabilidad que tiene la persona de un acto no bueno.
En sentido contrario, el Diccionario de la RAE indica que inimputable es aquella persona
“eximida de responsabilidad penal por no poder comprender la ilicitud de un hecho punible o por
actuar conforme a dicha comprensión”.
3.1.2 Imputable e inimputable según el código penal Colombiano
Según el Código Penal Colombiano para que una conducta sea punible debe ser típica,
antijurídica, y culpable. La tipicidad se refiere a una conducta registrada como hecho punible en
la ley; la anti-juricidad es la lesión, sin justa causa, de un bien jurídico tutelado; y la culpabilidad
es definida como responsabilidad jurídica de una conducta reprobable. Cuando una persona tiene
responsabilidad jurídica, es imputable.
Asimismo, en el art. 33 el Código Penal Colombiano se define al inimputable como aquel que
“en el momento de ejecutar la conducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de
comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa compresión, por inmadurez
psicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural, o estados similares”.
La anterior norma ha establecido “un criterio temporal ‘… en el momento de ejecutar…’ ”;
“un criterio normativo estructural ‘…la conducta típica y antijurídica…’ ”; “un criterio valorativo
‘… capacidad de comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensión…’ ”;
Y “un criterio circunstancial ‘… inmadurez psicológica, trastorno mental, diversidad
sociocultural, o estados similares…’. (Gaviria Trespalacios, J. 2009)
3.1.3 La inimputabilidad en el Código Penal Español
Sin hablar profusamente de imputabilidad –algo que sólo hace en dos ocasiones–, el Código
Penal español se explaya sobre la exención de responsabilidad criminal. Además de lo referente a
los menores de edad (Art. 19), el Artículo 20 de dicho Código establece las varias condiciones o
situaciones para la exención de responsabilidad, la cual se asimila a la inimputabilidad.
Destacamos aquí algunos de esos eximentes que no están explícitamente destacados en el Código
Penal Colombiano, aunque pueden aplicarse a nuestro caso:
2.º El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación
plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias
psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado
con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se
halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales
sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión. 3.º El que, por sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento o
desde la infancia, tenga alterada gravemente la conciencia de la realidad. 4º El que obre en
defensa de la persona o derechos propios o ajenos (…) 5.º El que, en estado de necesidad,
para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra persona o infrinja un
deber (…) 6.º El que obre impulsado por miedo insuperable. (Codigo Penal Español,
2015)
Imputabilidad e inimputabilidad en la doctrina de los estudiosos
Buena parte de los autores que tratan el asunto, resaltan que el término “Imputabilidad”,
aunque de cuño jurídico tiene base psicológica, porque tal concepto también “comprende el
conjunto de facultades psíquicas mínimas que debe reunir un sujeto autor de un delito con objeto
a ser declarado culpable”. (Celedon, J. 2011).
¿Cuáles son esas facultades básicas requeridas para la imputabilidad? Celedon hace un primer
abordaje: Para que haya imputabilidad debe existir “un estado de madurez mínimo, fisiológico y
psíquico, [con la] existencia de plena conciencia de los actos que se realizan, capacidad volitiva y
capacidad de libertad de acción o cognitivas”. (Celedon, J. 2011). Madurez mínima, tanto
fisiológica como psíquica (con lo que se excluye a los menores, a las personas con grave
discapacidad cognitiva, etc.), “plena conciencia”, “capacidad volitiva” y “capacidad de libertad”:
Con diversos términos, los varios autores que profundizan en el tema recogen los mismos
conceptos, para componer los diversos elementos que constituyen la Imputabilidad. (Gisbert-
Calabuig citado por Tiffon, B. N. 2008. p. 261-265)
Desde un ámbito jurídico pero sin dejar de referirse a la psicología, Manuel Cobo del Rosal y
Tomás S. Vives Antón afirman que la imputabilidad se constituye cuando se reúnen los requisitos
para declararla de acuerdo a la ley. Expresan estos autores que hay imputabilidad cuando está
presente un “conjunto de requisitos psico-biológicos, exigidos por la legislación penal vigente,
que expresan que la persona tenía la capacidad de valorar y comprender la ilicitud del hecho
realizado por ella y de actuar en los términos requeridos por el ordenamiento jurídico”. (Pozueco
Romero, J. 2011. Pág. 162)
Cuando Pozueco relaciona los “requisitos psicobiológicos” de la imputabilidad expresa que
“tales condiciones son la capacidad intelectual y la capacidad volitiva”. (Pozueco Romero, J.
2011. Pág. 162) También Gaviria Trespalacios, establece que son elementos de la imputabilidad
la comprensión de “la ilicitud de su acción” y la “omisión de determinarse de acuerdo con esa
compresión y conocimiento”. (Gaviria Trespalacios, J. 2009)
La inimputabilidad ocurre por causas como estados biológicos, la edad (niñez o vejez),
perturbaciones mentales o problemas de tipo cultural. (Agudelo in Celedon, J. 2011) Inimputable
es el sujeto que al ejecutar la conducta típica delictiva no estaba en condiciones de conocer y
comprender su antijuridicidad, o de orientar su comportamiento de conformidad con dicha
comprensión (Gaviria Trespalacios, J. 2009. Una persona inimputable se encuentra en
contraposición a lo deliberativo (Agudelo in Celedon, J. 2011). La motivación de la acción
reprochable del inimputable se genera desde el trastorno psicopatológico, o la inmadurez
psicológica o la diversidad cultural y no existe una verdadera deliberación. (Agudelo in Celedon,
J. 2011).
Para el derecho no existe el dolo en el inimputable, en tanto no está presente la intención de
daño; pero es necesario demostrar que al momento de la conducta ilícita la persona estaba bajo la
voluntad psicopatológica o la inmadurez psicológica o la diversidad sociocultural.
En los EE. UU. es conocida una expresión que se refiere más directamente a la
inimputabilidad por no comprensión y es la de “No culpable por razón de locura” (Not guilty by
reason of insanity). Ella significa “(en muchas jurisdicciones) que ‘... el acusado, como resultado
de una enfermedad mental grave o defecto, no pudo apreciar la naturaleza y la calidad o la
ilicitud de sus actos’ (Ley Federal de Reforma de la Defensa por Locura, 1984)”. Esta condición
de ‘No culpable por razón de locura’ se dictamina en una “pequeña minoría de casos”. (Perry, B.
L. Neltner, M. Allen, T. A).
3.1.4 Imputabilidad disminuida o atenuante analógica
Cuando no concurrieron todos los requisitos necesarios para eximir totalmente de responsabilidad
(Código Penal Colombiano, Art. 21, 2000) a quien cometió un delito, pero sí concurrieron
algunos, se dan las “circunstancias atenuantes”. (Gisbert-Calabuig citado por Tiffon, B. N. 2008.
p. 261-265)
Según Gisbert-Calabuig, citado por Tiffon, se deben valorar los efectos psicológicos que,
sobre el individuo y la acción concreta, proyecte todo aquello que altere, sin llegar a excluir, las
facultades de conocimiento o de volición, como por ejemplo la “adicción de sustancias”; el
“arrebato” -constituido por “estados emocionales súbitos y de corta duración”-; o “un estado
afectivo muy intenso”. (Tiffon, B. N. 2008. p. 261-265)
3.1.5 Unas palabras sobre la imputabilidad del psicópata
Casi de forma generalizada, tanto psicólogos como juristas han establecido que el psicópata
es plenamente imputable, es decir, es responsable de sus actos. El psicópata es –‘grosso modo’–
alguien que no siente culpa de sus malos actos, manipulador, alguien que se mueve de forma
exclusiva por su propio interés, en busca de obtener dominio, poder, y conseguir sus metas, sin
importar los derechos ajenos y menospreciando si cae en una u otra conducta delictiva. El
psicópata tiene plena comprensión de lo que es bueno y lo que es malo, y podría –en tesis–
determinarse a no realizar la conducta delictiva, lo que lo hace imputable: “En suma, el
psicópata es plenamente imputable desde el punto de vista jurídico” (Pozueco Romero, J. 2011.
P. 166).
3.2 Comprensión y Autodeterminación
3.2.1 Comprensión
¿Qué es la comprensión? Dice el Diccionario de la RAE que es esta la “facultad, capacidad o
perspicacia para entender y penetrar las cosas”. Comprender es un “entrar dentro de”, de las
situaciones, de los hechos, de los conceptos. Son muchas las definiciones en las que se usa
“entendimiento” como sinónimo de comprensión.
Desde el punto de vista forense, la comprensión hace parte de la esfera cognoscitiva del
individuo. Celedon, psicólogo jurídico, coloca dentro de la esfera cognoscitiva también a la
atención, la percepción, el pensamiento, la inteligencia, la memoria, y el lenguaje. (Celedon,
J. 2011). De hecho, para una plena comprensión, es importante una buena atención, una buena
percepción, una razonable memoria, como requisitos básicos.
La comprensión, según Giraldo y Mesa citados por Celedon, “es un acto voluntario en donde
el sujeto trasciende de su mismidad y logra aprehender el mundo exterior. El acto voluntario
exige que el campo de atención de la conciencia le permita a la persona: primero, dar cuenta
objetiva del entorno y de él mismo; segundo, mantener en su campo central de consciencia los
datos en la calidad u cantidad (volumen atencional) suficiente para realizar los demás procesos
psicológicos superiores” (Celedon, J. 2011). Una vez más diversos autores enumeran elementos
sin los cuales no hay comprensión como atención, y memoria.
“Es de suponerse que la capacidad intelectual tiene por objeto valorar la licitud o ilicitud de un
hecho, lo que permite en el sujeto entender cuando un comportamiento es reprochable o no”
(Pozueco Romero, J. 2011), expresa Pozueco Romero, dándonos una la definición de
comprensión más relacionada con la psicología jurídica. Esa es la comprensión que interesa al
psicólogo y al operador jurídico: ¿tenía el sujeto capacidad para saber que el acto que iba a
cometer era ilícito? Es cierto entretanto que para indagar sobre licitud o ilicitud se requiere la
buena operatividad de procesos psicológicos básicos como atención, memoria, percepción, y del
buen funcionamiento de los sentidos (Pozueco Romero, J. 2011)
3.2.2 Autodeterminación
Es conocida la definición de autodeterminación de Michael Wehmeyer, citado por Miguel
Verdugo: “Autodeterminación se refiere a actuar como el principal agente causal de su vida y
hacer elecciones y tomar decisiones respecto a la calidad de vida propia, sin influencias o
interferencias externas innecesarias”. (Verdugo, M. sf)
¿Qué es la autodeterminación? El concepto tiene que ver con autogobierno, con un control
sobre la voluntad propia, con la capacidad de elegir, de optar por una cosa o por otra, con la
libertad. La autodeterminación pertenece a la esfera de la voluntariedad.
Se auto-determina quien bien comprende. Sin comprensión no hay autodeterminación. “La
autodeterminación está directamente relacionada con la capacidad volitiva, la cual hace
referencia a la capacidad que posee cada individuo para actuar conforme a la comprensión, esto
es, la posibilidad que tiene un sujeto de dirigir su actuación de acuerdo al entendimiento o, en
suma, a la capacidad del sujeto para manejar su voluntad y encaminarla al cumplimiento de lo
dispuesto por el Derecho” (Pozueco Romero, J. 2011. p. 164).
Hay crimen si hay un acto voluntario por parte del criminal, es decir, un acto auto-
determinado: “Todos los crímenes incluyen un elemento de conducta, un acto que el acusado
ejecuta. Este es a menudo referido como un acto ‘voluntario’, lo que significa simplemente que el
movimiento corporal del acusado que causó el daño social fue intencional y no fue realizado en
un estado de disociación significativa. Por ejemplo, si una persona fuerte empuja la mano de otra
persona que está portando un cuchillo hacia un órgano vital de una víctima que es muerta por la
herida de cuchillo, o si una persona que lleva un cuchillo sufre un movimiento imprevisto de su
mano producido por un trastorno neurológico y de ese modo mata una víctima, la persona que
lleva el cuchillo no ha actuado en absoluto” de manera voluntaria. (Goldstein, A. M. Weiner, I. B.
2003. p. 382 – 383).
No necesariamente la comprensión obliga a un tipo de autodeterminación: la persona puede
comprender que tal acto es ilícito, y entretanto realizarlo: ahí está la responsabilidad y la
culpabilidad, pues la persona comete el ilícito, teniendo libertad para no cometerlo y a sabiendas
de que es ilícito. La autodeterminación exige capacidad reflexiva, sin confundirse con ella: una es
la esfera cognoscitiva, y otra es la esfera de la voluntad.
En la legislación inglesa autodeterminación se expresa como la Capacidad de Toma de
Decisiones (Decision-making capacity). En Inglaterra, como en todos los países, se presume que
todos los adultos tienen la capacidad de tomar decisiones libres o auto-determinadas acerca de sí
mismos. Entretanto, es ésta “una presunción que puede ser refutada. Del mismo modo, mientras
que los psiquiatras pueden concluir fácilmente que las personas con diversas enfermedades
mentales o problemas de aprendizaje pueden carecer de la capacidad de toma de decisiones con
respecto a decisiones particulares, por ejemplo, la decisión de rechazar el tratamiento, no hay una
decisión tan fácil con respecto a las personas con trastorno de la personalidad. De hecho, este tipo
de trastornos, ampliamente concebidos como perdurables patrones de rasgos desadaptativos
pueden incluso considerarse como conteniendo una carencia de conducta moral, más que como
algo de deterioro cognitivo (Charland 2006), y no han sido primeramente pensados como
afectando la capacidad de un individuo para tomar decisiones”. (Peay, J. 2011. p. 231-244)
En términos normales siempre se presume que el individuo tiene libertad para actuar o no
criminalmente, lo que en este contexto entendemos por autodeterminación. Esa libertad, en
situación normal, no sufre una influencia indebida por factores biológicos: “Es imperativo que el
sistema de justicia penal no se desvíe al extremo opuesto y asigne una influencia indebida a
factores biológicos en el desarrollo de la conducta criminal. De hecho, el incómodo pero tenaz
concepto de que la libre voluntad de un individuo sea un factor importante en la comisión de
actos ilegales probablemente nunca será eliminado de nuestra comprensión de la responsabilidad
penal”. (Husted, D. S. Myers, W. C. Lui, Y. 2008)
3.3 Inmadurez psicológica
Hemos visto que el Art. 33 del Código Penal Colombiano incluye la “inmadurez psicológica”
como una causal de inimputabilidad. ¿Quiénes son inmaduros psicológicos? Son, entre otros, los
“menores, sordomudos, algunas formas de retraso mental y ciertos subtipos de trastornos de
inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia” (Gaviria Trespalacios, J. 2005).
En un sentido amplio, la inmadurez psicológica “atiende a los conceptos de inmadurez
emocional, intelectual, sexual, social y laboral entre otros” (Celedon, J. 2011). La madurez
psíquica presupone un completo desarrollo “intelecto-cognoscitivo, afectivo-emocional,
conativo-volitivo” (Celedon, J. 2011).
Son inmaduros psicológicos las personas con discapacidad intelectual, entendida ésta de
origen orgánico, y definida por la Asociación Americana de Retardo Mental como “una función
intelectual significativamente por debajo del promedio, que coexiste con limitaciones relativas a
dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, auto-cuidado,
habilidades sociales, participación familiar y comunitaria, autonomía, salud y seguridad,
funcionalidad académica, de ocio y trabajo. Se manifiesta antes de los dieciocho años de edad”.
(Discapacidad mental. Apertura a la comunidad. 2014). Existen diferentes orígenes de la
discapacidad intelectual así entendida, pudiendo ser prenatales, perinatales o postnatales.
Dependiendo de la intensidad de la discapacidad, existen “cuatro grados de severidad: ligera,
moderada, severa y profunda”. (Gregorio, Katz; Eduardo, Lazcano-Ponce. 2008 ). Se consideran
inmaduros psicológicos “posiblemente los calificados como moderados, graves y profundos, que
posean también retardo en habilidades, normas y reglas de comportamiento social”. (Celedon,
J. 2011).
Los menores de edad tienen un tratamiento especial en materia de imputabilidad, regido entre
otras normas por el Código de Infancia y Adolescencia (Código de Infancia y Adolesncencia.
2006. Arts. 143-150).
De los sordomudos, se considera inmaduros psicológicos a aquellos “que nunca accedieron al
lenguaje escrito y por lo precario de su comunicación no pudieron tener un proceso normal de
maduración psicosocial” (Celedon, J. 2011). Según el autor español Tiffon, ciertos sujetos “por
tener alteradas sus dificultades perceptivas no han tenido el necesario proceso de socialización y
el resultado es un erróneo conocimiento y representación de la realidad, del mundo exterior y de
las relaciones sociales”. (Tiffon, B. N. 2008. p.264).
Resumiendo, la inmadurez psicológica es para el derecho -permeado por la psicología- una
categoría en la cual se consideran aquellas personas que no han alcanzado o no tienen un pleno
desarrollo de tipo biológico, mental, ambiental o cultural que les permita comprender la ilicitud
de un acto o autodeterminarse en función de una comprensión.
3.4 Diversidad sociocultural
La legislación colombiana en su Código Penal también considera casos en que la “diversidad
sociocultural” puede ser causal de inimputabilidad (Código Penal Colombiano. 2000. Art. 33).
“El reconocimiento de la sociedad moderna como un mundo plural en donde no existe un
perfil de pensamiento, sino una confluencia de fragmentos socio culturales, que se aleja de la
concepción unitaria de naturaleza humana, ha dado lugar en occidente a la consagración del
principio constitucional del respeto a la diversidad étnica y cultural”, (Sánchez Botero, E. 2010)
expresa Sánchez Botero. Son diversos socioculturalmente ciertos grupos de personas que
comparten creencias y visiones de la vida (cultura), lo que hace que se rijan por normas propias.
Caso típico son ciertos grupos indígenas.
El reconocimiento que se hace en la Constitución de que Colombia es una nación pluriétnica y
pluricultural tiene su consecuencia en el reconocimiento de la diversidad sociocultural como
posible causal de inimputabilidad: “Muchas comunidades que habitan el territorio nacional tienen
una cosmovisión ancestralmente diferente de la que, se supone, comparte la mayoría de
ciudadanos del país”. (Gaviria Trespalacios, J. 2005). Esta diferente cosmovisión, puede ser
razón de que esas comunidades no comprendan la ilicitud de ciertos hechos, y por tanto no tengan
una total autodeterminación con relación a ellos.
Cuando se habla de diversidad sociocultural, más que de psicología o psiquiatría, se está
hablando de la necesidad de un abordaje desde la antropología y/o la sociología:
“El respeto por la diferencia, por los usos, costumbres y creencias de grupos humanos
que se desenvuelven armónicamente en otros espacios socioculturales, debe originar la
declaratoria de inimputabilidad cuando se evidencie en un compatriota trasgresor que
pertenece a la otra Colombia, el extrañamiento respecto a lo estatuido y reglamentado en
el país formal. En estos casos, es la mirada antropológica y sociológica, y no la médica, la
que puede dilucidar la circunstancia”. (Gaviria Trespalacios, J. 2005).
Es claro que el pertenecer a una comunidad indígena u otro grupo donde se reconozca
diversidad sociocultural no implica que en todos los casos penales esta persona sea declarada
inimputable. Es preciso demostrar cómo la diversidad sociocultural fue motivo para no
comprender la ilicitud de una conducta, o fue obstáculo para auto-determinarse de acuerdo a una
comprensión. (Gaviria Trespalacios, J. 2005).
La Corte Constitucional advirtió que las sanciones que impongan las comunidades indígenas
deben respetar los preceptos constitucionales, sobre lo cual surge el problema de cosmovisión.
Cuando la persona indígena se juzga desde la jurisdicción ordinaria se debe partir del entendido
que el funcionario judicial descartó primero anteriores características sobre el fuero y la
jurisdicción especial indígena. Tras esto, el funcionario judicial deberá analizar si la conducta es
típica y antijurídica. En este punto, el funcionario deberá hacer dos tipos de análisis: el primero
estará dirigido a verificar si hubo o no una causal de exclusión de responsabilidad, por ejemplo
un error de prohibición invencible, caso en el que el indígena será absuelto. En el segundo
análisis, se buscará determinar la imputabilidad o inimputabilidad (basado en los conceptos de
comprensión y autodeterminación) en el entendido que cumpla presupuestos como incapacidad
de comprender el injusto, o que haga parte de una comunidad indígena con autoridades
reconocidas por el Estado. (Chingate Prieto, H.C. 2014).
El que la diversidad sociocultural sea en ciertos casos una causal específica de inimputabilidad
hace que no se considere al indígena como inmaduro psicológico, sino simplemente como una
persona que tiene otra cosmovisión, que en ciertos casos la puede eximir de responsabilidad.
3.5 Trastorno Mental
“Un trastorno mental es un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa
del estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo, que refleja una
disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función
mental. Habitualmente los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo o una
discapacidad, ya sea social, laboral o de otras actividades importantes”: Es esta la definición de
trastorno mental que trae la Guía de Consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5, uno de los
manuales más usados en la determinación de trastornos mentales. (American Psychiatric
Association. 2014. p. 5) Ya hemos visto que un trastorno mental que afecte la comprensión o la
autodeterminación puede ser causal de inimputabilidad.
Observamos que la definición del DSM-5 tiene dos partes. La primera nos refiere que el
conjunto de síntomas de un trastorno afecta una de tres áreas psicológicas, sea la cognitiva, la
emocional o la comportamental. Y la segunda nos dice que un trastorno comúnmente se manifiesta
en una alta ‘tensión’ (estrés) o en una disminución de capacidades al momento de actuar.
Es más bien recientemente que el mundo ha focalizado su atención sobre los trastornos mentales.
(Rodríguez, M. Rincón, H. Velasco, M. Hernández, C. Ramos, M. González, J. 2012). Hay una
relación directa y compleja entre factores socio-económicos y culturales y los trastornos mentales
(Campo-Arias, A. Cassiani Miranda, C.A. 2008)
3.5.1 Trastorno mental permanente o transitorio
La distinción entre trastorno mental transitorio y permanente –presente en nuestra legislación,
como en la de otros países– tiene un origen más jurídico que psicológico. El artículo 70 del
Código Penal Colombiano habla de las características de la internación para personas
inimputables con “trastorno mental permanente”, mientras que el artículo 71 del mismo Código
se refiere a la “internación para inimputable por trastorno mental transitorio con base patológica”.
Asimismo el artículo 75 de dicha norma trata de la inimputabilidad proveniente de un “trastorno
mental transitorio sin base patológica”. (Código Penal Colombiano, 2000)
Es claro que al psicólogo le compete, desde su ciencia, analizar que es para él “permanente” o
“transitorio”, teniendo como base preferentemente los pronósticos que reconocidos autores hagan
de los trastornos con los que esté tratando. Pero sí es importante que el psicólogo no se
‘contamine’ con conceptos y teorías jurídicas que no tienen base científica, o que no se apoyan en
la ciencia psicológica.
Psicólogos con formación en psicología jurídica se han querido acercar a estos conceptos, con
el objeto de establecer un puente entre el derecho y la psicología. Por ejemplo, el español Bernat-
Noël Tiffon, quien habla de los requisitos que debe cumplir un trastorno para que entre en la
categoría de “transitorio”: “Que haya sido desencadenado por una causa inmediata y fácilmente
evidenciable. Que su aparición haya sido brusca o al menos rápida. Que su duración haya sido
breve. Que se cure de forma igualmente rápida, por una curación completa, sin secuelas y sin
probabilidades de repetición. Que haya surgido sobre una base patológica probada en el sujeto en
que se manifestó. Que la intensidad del trastorno mental sea origen de una anulación completa
del libre albedrio e inconsciencia, no bastando la mera ofuscación”. (Tiffon, B. N. 2008. p. 263).
Un trastorno permanente será algo análogo a un trastorno crónico.
Entretanto, insistimos, el psicólogo debe permanecer en su campo.
Por lo demás, es claro que no solo el psiquiatra está capacitado para realizar una evaluación
mental de un acusado; también el psicólogo: “En algunos casos criminales se le pide a un
psiquiatra forense que haga una evaluación sobre el estado mental del acusado en el momento del
acto jurídicamente relevante. Más precisamente, al experto forense se le pide que se refiera al
estado mental del acto jurídicamente relevante. (1) 1 En este artículo yo abordo la evaluación
como una práctica psiquiátrica, pero sin duda también los psicólogos están involucrados en estas
evaluaciones”. (Meynen, G).
3.6 Simulación
Siempre existe la posibilidad de simulación de síntomas que busque la obtención de
inimputabilidad.
“La Asociación Americana de Psiquiatría (2000) ha definido simulación como ‘la producción
intencionada de falsos o sumamente exagerados síntomas físicos o psicológicos motivados por
incentivos externos...’ El DSM-IV-TR no proporciona criterios más específicos porque no
reconoce la simulación como un diagnóstico psiquiátrico, sino más bien como una ‘condición que
puede ser un objeto de atención clínica” (Conroy, M. Kwartner, P. 2006)
Además de la aplicación de test especializados en su detección, siempre será conveniente la
realización de entrevistas colaterales, cuando haya sospecha de simulación.
“La información colateral permite al evaluador comprobar la consistencia de los síntomas y
mirar contradicciones en el auto-informe del examinado. Revisar varios registros y obtener varios
puntos de vista facilita el examen de los patrones de comportamiento. Es importante disponer de
datos suficientes para evaluar la veracidad de supuestos síntomas y / o déficits”. (Conroy, M.
Kwartner, P. 2006)
4. Pasos para la elaboración de una evaluación pericial psicológica sobre comprensión y
autodeterminación en casos de imputabilidad / inimputabilidad y su correspondiente
informe
4.1 Entrevista, valoración y evaluación
El proceso de evaluación psicológica sobre imputabilidad seguirá los pasos acostumbrados
para cualquier evaluación pericial psicológica. Antes de enumerarlos y profundizar en ellos,
recordemos las diferencias y especificidades de la entrevista, la valoración y la evaluación.
La entrevista se entiende “como el desarrollo de un proceso de comunicación y por ende de
interacción entre dos o más personas, en donde existe un objetivo, un contexto, un código, un
mensaje y una estructura específica, cuyo fin es la obtención de información”. (Yeschke, 2006. p.
202)
La valoración, es una apreciación del psicólogo tras “una cuidadosa observación del
comportamiento del sujeto, de su lenguaje verbal y no verbal, y de los procesos superiores a
través de un barrido general que permite hacer el examen del estado mental, acompañado de una
entrevista semi-estructurada para la obtención de la información mínima requerida para estos
fines”. (Espinosa, A. 2011. p. 206)
A su turno, en una evaluación psicológica forense “se hace un despliegue de protocolos,
técnicas e instrumentos de evaluación psicológica que respondan a las necesidades de la labor
encomendada a través de recursos idóneos que cumplan con tal fin. Estos deben hacer parte de
una planeación previa de dicho procedimiento con miras a responder a la pregunta judicial
dependiendo de diferentes variables como edad del evaluado, condición dentro del proceso, tipo
de proceso, constructos psicológicos a evaluar, entre otros” (Espinosa, A. 2011. p. 207). Se
entiende que para la evaluación son necesarias las entrevistas, y diversos tipos de valoraciones,
como más adelante se verá.
4.2 Desarrollando la evaluación - Pasos
Los pasos a seguir en una evaluación psicológica forense sobre imputabilidad desarrollan una
lógica interna investigativa, que comienza con el pedido para realizar la investigación, continúa
con la recolección de información a través de diversos métodos pertinentes a la ciencia
psicológica, se sigue por el “procesamiento” de esa información, y termina con las conclusiones a
las que ha llegado el perito tras un procedimiento riguroso. A continuación se presenta un
itinerario que desarrolla este específico curso investigativo, de autoría de la Dra. Adriana
Espinosa, reconocida psicóloga jurídica (Espinosa, A.).
1. Recepción de solicitud de evaluación pericial por parte de autoridad competente o persona
autorizada
2. Revisión de documentos atinentes al proceso. Revisión normativa
3. Generación de objetivos y de hipótesis forenses (alternas y nulas)
4. Estructuración del proceso evaluativo. Selección de estrategias (entrevistas, protocolos,
técnicas e instrumentos de evaluación psicológica)
5. Consecución de elementos de logística y batería de instrumentos de evaluación
(instrumentos de reconocida validez y confiabilidad)
6. Puesta en marcha del proceso de evaluación
7. Recolección de datos no obtenidos de las fuentes de información hasta el momento
agotadas. Entrevistas colaterales. Trabajo interdisciplinario con investigador y/o demás
profesionales
8. Análisis e interpretación de resultados
9. Interconsulta (colegas y/o profesionales forenses afines)
10. Confirmación y/o descarte de hipótesis forenses
11. Finalización del informe pericial
12. Preparación de la sustentación en Audiencia de Juicio Oral (eventual)
Se explicará ahora cada uno de los pasos anteriores.
Punto 1. El punto 1 se dilucida por sí mismo. El pedido de evaluación dirigido al perito ya
indica los lineamientos de los puntos siguientes, pues los objetivos evaluativos se establecen en
función de ese pedido.
Punto 2. Documentos atinentes al proceso son por ejemplo la noticia criminal, la copia del
proceso judicial en el que está implicado el evaluado, los diversos dictámenes periciales que ya
haya elaborado el Instituto de Medicina Legal, o cualquier otro parecer pericial que se haya
allegado al proceso judicial. Asimismo, la revisión documental debe incluir el examen suficiente
de la normatividad legal y reglamentaciones vigentes relacionadas directamente con el peritaje.
La historia clínica del evaluado, si existe, es también un documento a revisar.
Punto 3. Los objetivos de la evaluación deben ser claros y responder al pedido hecho al perito.
Tras los objetivos se establecen las hipótesis que los concretizan. Se sugiere que estas hipótesis se
elaboren en sentido afirmativo (hipótesis alternas) y las mismas en sentido negativo (hipótesis
nulas). La confirmación o negación de las hipótesis, al final del proceso evaluativo, cumplirá con
los objetivos evaluativos, que en el caso de la evaluación de la imputabilidad se dirigirán a
estimar la capacidades de comprensión y de autodeterminación del evaluado al momento de los
hechos que motivan el informe pericial.
Punto 4. En la estructuración del proceso evaluativo se elabora la metodología a usar para
llegar a las conclusiones.
Dentro de las estrategias metodológicas, ocupa el primer lugar la entrevista con el evaluado.
La entrevista “busca obtener el máximo de información que el entrevistado pueda ofrecer sobre
lo sucedido, y que esta información sea lo más exacta posible. Se trata fundamentalmente de
aprovechar al máximo las capacidades del entrevistado, evitando las dificultades derivadas de sus
limitaciones” (Garrido, E. Masip, J. Herrero, M. C. 2006 .p. 385). La entrevista explora las
diversas áreas de funcionamiento del individuo (personal, familiar, sentimental, sexual,
académica, laboral, social), buscando profundizar en el área o áreas que estén más relacionadas
con los hechos que se investigan.
Al evaluado se le pueden hacer varias entrevistas, mientras las disposiciones y autoridades
judiciales lo permitan, sin que el número de estas sea excesivo, pues se corre el riesgo de re-
victimización, entre otros. Las entrevistas en procesos penales de niños, niñas y adolescentes
víctimas de delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales, están reguladas por la ley
1652 de 2013. Las entrevistas requerirán de un consentimiento informado, propio al uso en
ámbitos judiciales de la información obtenida.
La información obtenida en la entrevista con el evaluado guía en buena medida la
investigación posterior. Asimismo la entrevista ya es orientada por el pedido hecho al perito, por
las hipótesis forenses establecidas y por la lectura de los diversos documentos relacionados con el
caso.
Es posible que se considere la conveniencia de realizar una observación de la conducta del
individuo evaluado, en ambiente controlado o preferiblemente en su ambiente natural. Este
ejercicio generará un “registro de observación, (…) que permite al observador plasmar en un
registro de forma clara y precisa toda la información obtenida para facilitar su posterior análisis”.
(Arias. 2006. Citado en Camacaro, P. R. 2006). El registro de observación dará cuenta de la
conducta observada, y la frecuencia y la latencia con la que esa conducta fue ejecutada.
Al individuo analizado, y también como parte de las estrategias iniciales de evaluación, se le
debe realizar un Examen del Estado Mental. Este examen recoge datos básicos de “las
manifestaciones comportamentales, afectivas y cognitivas” de la persona. El Examen del Estado
Mental evalúa características como “porte y actitud”, “atención”, “orientación”, “conciencia”,
“afectividad”, “pensamiento”, “memoria”, “sueño”, “lenguaje”, “senso-percepción” y “juicio”
(Castiblanco Pérez, V. Morales Bertel, A. Alvis Alzamora, C. 2012). Además de la observación
directa que el perito realiza sobre el evaluado, o de la aplicación de diversos protocolos diseñados
para la exploración del estado mental, son reconocidos en la comunidad científica como
instrumentos válidos de examen del estado mental el test MoCA y el test Mini-mental.
El Examen Mini Mental de Folstein (Mini-mental State Examination MMSE), tiene 30
reactivos calificables, aplicables entre 5 y 10 minutos, que miden orientación, memoria
inmediata, atención, cálculo, producción y comprensión del lenguaje y copia de diseños. Posee
una alta confiabilidad interna y un elevado índice de fiabilidad test-retest. (Unad).
A su vez la Evaluación Cognitiva de Montreal (Montreal Cognitive Assessment – MoCA)
mide áreas como atención, concentración, funciones ejecutivas (incluye capacidad de
abstracción), memoria, lenguaje, capacidades viso-constructivas, cálculo y orientación. Se
administra en 10 minutos, y se recomienda para establecer la existencia de disfunciones
cognitivas leves. Posee una razonable confiabilidad. (Rodríguez-Bores Ramírez, L. Saracco-
Alvarez, R. Escamilla-Orozco, R. Fresán Orellana, A. 2014)
La investigación primera hasta aquí descrita, comúnmente llevará al perito a profundizar en
temas como la inteligencia, las funciones ejecutivas, la impulsividad, la tendencia o no a la ira y
la personalidad del evaluado, entre otros, y su relación con su capacidad de comprensión y
autodeterminación en el momento en que ocurrieron los hechos que motivan el peritaje. También
será en ocasiones necesario evaluar si el evaluado está simulando síntomas.
Para profundizar en esas áreas, se recomiendan los instrumentos descritos a continuación.
Dichos instrumentos no constituyen una lista exhaustiva o forzosa. Entretanto, su empleo da
seriedad al proceso evaluativo, aunque es importante tener siempre presente –según establece la
Ley del psicologo, 1090 de 2006 – que las solas pruebas psicológicas “no son suficientes para
hacer evaluaciones diagnósticas”. (Ley 1090 de 2006, Art. 47)
Inteligencia: Escala Weschler
La Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos se basa en la idea de que la inteligencia es
"un constructo hipotético que se refiere a la capacidad agregada o global de actuar con un
propósito, de pensar racionalmente, y de interactuar efectivamente con el medio ambiente”
(Universidad de Colima. S. f.). Esta Escala se subdivide en escala verbal y escala de ejecución.
Es una de las escalas más reconocidas de medición de la inteligencia.
Inteligencia: Test Breve de Inteligencia de (KAUFMAN, K-BIT)
El Test Breve de Inteligencia de Kaufman, K-BIT, tiene un muy amplio rango de aplicación,
que va desde los 4 a los 90 años de edad. Su aplicación es fácil y breve, entre 15 y 30 minutos, y
permite “llegar a una apreciación rápida de la inteligencia general, y también, aporta datos para
decidir una exploración más profunda”. Mide habilidades verbales, desarrollo del lenguaje,
formación de conceptos verbales y caudal de información y no verbales, y capacidad para
resolver problemas. (KAUFMAN. S. f.)
Inteligencia: Escalas de Inteligencia de Reynolds, Rias
Las escalas de inteligencia de Reynolds realizan una evaluación global de la inteligencia, que
comprende la inteligencia general, verbal y no verbal, además de la memoria. Su rango etario de
aplicación es también bastante amplio, de 3 a 94 años. Su fiabilidad y validez ha sido
ampliamente estudiada. (Reynolds. S. f.)
Funciones ejecutivas
Antes de describir someramente dos instrumentos reconocidos para evaluar funciones
ejecutivas, recordemos que “anticiparse al futuro, planear, tener sentido de la responsabilidad y
tener sentido del desarrollo y control de la propia libertad, fueron asuntos considerados como
capacidades humanas que más adelante irían a conformar lo que se llamaría funcionamiento
ejecutivo” (Barceló Martínez, E. Lewis Harb, S. Moreno Torres, M. 2006) Las funciones
ejecutivas tienen directa relación con la fisiología y la anatomía del lóbulo frontal cerebral y su
relación con otras estructuras cerebrales. Una persona que tiene comprometidas sus funciones
ejecutivas, puede ver afectadas su capacidad de comprensión y de autodeterminación.
Funciones ejecutivas: Batería neuropsicológica de funciones ejecutivas y lóbulos frontales,
BANFE
La Batería neuropsicológica de funciones ejecutivas y lóbulos frontales – Banfe, puede ser
aplicada desde los 6 años hasta la edad adulta. Evalúa 15 procesos de las Funciones Ejecutivas.
Tiene un coeficiente de confiabilidad de 0.8 y una alta validez de constructo. Obtiene un índice
de “funcionamiento de las tres áreas prefrontales evaluadas: corteza orbitomedial, dorsolateral y
prefrontal anterior” (BANFE. S.f.).
Funciones Ejecutivas: Evaluación Neuropsicológica Breve en Español, Neuropsi
La Evaluación Neuropsicológica Breve – Neuropsi, tiene como objetivo la obtención de
“índices confiables que permitan hacer un diagnóstico temprano y/o predictivo de alteraciones
cognoscitivas”. Este test evalúa “un amplio espectro de funciones cognoscitivas incluyendo:
orientación (tiempo, persona y espacio), atención y activación, memoria, lenguaje (oral y escrito),
aspectos viso-espaciales y viso-perceptuales y funciones ejecutivas”. (Ostrosky-Solís, F. Ardila,
A. Rosselli, M.) Tiene una confiabilidad test-retest de 0.87, y una validez de discriminación
mayor que pruebas más sencillas como el Mini Mental.
Impulsividad: Escala de impulsividad de Plutchik
La Escala de impulsividad de Plutchik, escala diseñada para evaluar la impulsividad, está integrada por 15 ítems
establecidos en escala Likert. Estos ítems “se refieren a la planeación, a los gastos impulsivos, a la
sobrealimentación, al control emocional y al control conductual”, (Páez, F. Jiménez, A. López, A. Ortega,
R. Nicolini, H.) todas áreas directamente relacionadas con la capacidad de comprensión y de autodeterminación.
Tiene un índice de consistencia interna de 0.66 en su versión española y de 0.73 en su versión original.
Impulsividad: Escala de impulsividad de BARRATT
La Escala de Impulsividad de Barratt, es un cuestionario de 30 ítems al que el sujeto tiene que
responder marcando varias opciones. “Consta de 30 ítems que se agrupan en tres subescalas:
Impulsividad Cognitiva (Atención) (8 ítems: 4, 7, 10, 13, 16, 19, 24 y 27), Impulsividad Motora
(10 ítems: 2, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 23, 26 y 29) e Impulsividad no planeada (12 ítems: 1, 3, 5, 8, 11,
14, 17, 20, 22, 25, 28 y 30).( Salvo, L; Castro, A. 2013. ) Evalúa impulsividad cognitiva, motora
e impulsividad no planeada.
Ira: Inventario de expresión de ira estado – rasgo STAXI 2
La ira puede claramente afectar la comprensión y la autodeterminación. Es importante, para
una correcta evaluación de como la ira pudo haber afectado al individuo en el momento del
ilícito, determinar si esta fue un estado momentáneo o es un rasgo permanente en el evaluado, y
en qué grados. Para ello, es ampliamente reconocida la prueba Inventario de Expresión de Ira
Estado – Rasgo STAXI 2, de rápida aplicación (entre 10 y 15 minutos), que tiene una
consistencia interna de 0.934 y una validez demostrada. (Leibovich de Figueroa. Schmidt V. Gol
S. 2001)
Personalidad: Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota - 2, MMPI-2
Tal vez sea el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota - 2, MMPI-2, la prueba
más reconocida y extendida para evaluar la personalidad. Se aplica a adultos, requiere un cierto
nivel educativo del evaluado (2do. año de bachillerato), y su aplicación tarda de 60 a 90 minutos.
Se subdivide en escalas de validez, clínicas, de contenido, y suplementarias. Tiene un índice de
confiabilidad interna de 0.8. Sus índices de confiabilidad test – retest son: en las escalas de
validez: 0.89; en las escalas clínicas: 0.86; en las escalas de contenido: 0.78; en las escalas
suplementarias: 0.75 (Hathaway A.R, McKinley J.C. 2002)
Personalidad: MCMI-III, Inventario Clínico Multiaxial de MILLON
El Inventario Clínico Multiaxial de Millon, MCMI-III es la herramienta más reconocida para
evaluar la personalidad desde la perspectiva psicopatológica. La información que aporta ha sido
“validada empíricamente, [y es] relevante y fiable para apoyar el diagnóstico de psicólogos y
otros profesionales de salud mental en diversos ámbitos: clínico, médico, forense, etc” (Millon,
S.f.). Se aplica preferiblemente a adultos.
Personalidad: Inventario de Evaluación de la Personalidad, PAI
El Inventario de Evaluación de la Personalidad (Personality Assessment Inventory – PAI) se
aplica a adultos, durante 45 minutos aproximadamente y tiene como finalidad la “evaluación
comprehensiva de la psicopatología de adultos”. Es un instrumento ampliamente reconocido.
Simulación: Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas, SIMS
El Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (Structured Inventory of Malingered
Symptomatology - SIMS) es una prueba usada para detectar simulación o exageración de síntomas
de tipo psicopatológico o neurocognitivo. Exageración o simulación entendidas como “conductas
intencionadas y desarrolladas por determinados individuos con objetivos externos de fraude y
búsqueda de beneficio” (Widows, M. Smith Glenn, P. 2009. p. 7). Se puede aplicar de forma
individual o colectiva; se reserva su aplicación a personas adultas, y tiene una duración de 10 a 15
minutos. El SIMS mide 5 escalas: Psicosis, deterioro neurológico, trastornos amnésicos, baja
inteligencia y trastornos afectivos.
La fiabilidad del SIMS la dividimos en dos conceptos, el de consistencia interna y consistencia
temporal. La consistencia interna refleja “el grado de homogeneidad entre los ítems que componen
un test. Puesto que el propósito de esta prueba es medir una característica concreta, una habilidad
o un dominio de contenido, cuanto más se relacionen unos elementos con otros, menor error habrá
en el test”. (Widows, M. Smith Glenn, P. 2009. p. 34). En el caso del SIMS, los estudios de
fiabilidad entendida como consistencia interna” arrojaron un coeficiente alfa de fiabilidad de 0,94.
(Widows, M. Smith Glenn, P. 2009. p. 34).
Puntos 5 y 6. Después de la realización del diseño metodológico, éste se lleva adelante, con la
flexibilidad, la diligencia y prudencia adecuadas para cumplir con los objetivos de evaluación.
Punto 7. En este punto tal vez se muestre necesaria la realización de las entrevistas colaterales.
Las entrevistas colaterales se hacen a personas que manejan información de la persona evaluada,
con un criterio propio. Las informaciones así obtenidas sirven para confrontar la información
suministrada por el evaluado. Igualmente, el perito puede considerar necesario aquí realizar una
consulta interdisciplinaria con un investigador y/o demás profesionales, que le aporten una
mayor información sobre el caso.
Puntos 8 y 9. Después de realizar los procedimientos anteriormente descritos, se sigue el
análisis e interpretación de la información hasta allí surgida. Para esto, el perito no solo tomará en
cuenta sus conocimientos y opiniones profesionales, sino también la de reconocidos autores en
las materias abordadas, lo que dará una mayor fortaleza a sus conclusiones y mayor seguridad a
los operadores judiciales sobre la responsabilidad de las mismas. Asimismo, el perito psicólogo
buscará referir sus hallazgos a alguno de los dos manuales más reconocidos en el mundo sobre
trastornos mentales, como son la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización
Mundial de la Salud, y el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la
Asociación Americana de Psiquiatría, en sus versiones actualizadas. Se tendrá en cuenta en este
punto, que los cuadros clínicos más relacionados con el concepto de inimputabilidad son el
delirium, los trastornos neurocognitivos, la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, las
discapacidades intelectuales y los trastornos de control de impulsos. (Espinosa Becerra, A. S.f.)
El perito psicólogo consultará en este punto si necesario a otros profesionales, sean psicólogos
o de profesiones afines como psiquiatras, antropólogos, trabajadores sociales, etc.
Punto 10, 11, 12. Tras el análisis y la interpretación de la información hasta aquí obtenida, se
procede a concluir y confirmar o desechar las hipótesis forenses. Después de esto, se materializa
el informe pericial, el cual consignará de forma clara, resumida y en un lenguaje apropiado al
ámbito jurídico, todo el proceso evaluativo. Ese informe podrá ser sustentado en el foro.
4.3 Realizando el informe pericial
Aunque existen numerosos formatos de informes periciales, y no haya reglas fijas para
redactarlos, se propone el siguiente listado de componentes -de autoría de la profesora Adriana
Espinosa (Espinosa Becerra, A. S. f.), reconocida experta en estas materias- como un itinerario
seguro para la correcta elaboración de una informe:
1. Datos de identificación del caso: Número del proceso, contexto en el que se está
desarrollando (familia, laboral, penal). Datos de identificación del evaluado, autoridad o
parte solicitante.
2. Datos del perito en Psicología forense: Se expone un breve ‘curriculum’ del perito.
3. Lugar y fecha de la realización de la evaluación
4. Motivo de Peritaje: Se plasma de manera textual la solicitud de la autoridad o de la parte
interesada.
5. Resumen de los hechos: De manera objetiva, sin emitir juicios de valor, se describen de
manera resumida los hechos que se están investigando.
6. Elementos recibidos para estudio: Se hace una relación completa de los elementos que se
hayan recibido para estudio, por ejemplo: documentos judiciales (noticia criminal, escrito
de acusación, entre otros), informes de investigación criminal, informes periciales de otros
profesionales, entrevistas escritas, historias clínicas, entre otros.
7. Objetivos de evaluación: Con base en todo lo anterior se puntualizan objetivos de
evaluación.
8. Hipótesis forenses: Se plasman las diferentes alternativas que permitan explicar el
fenómeno a estudiar, nulas y alternas.
9. Diligencias realizadas: actividades adelantadas por el perito, sesiones de trabajo, entrevistas
colaterales, etc.
10. Métodos empleados (Instrumentos y descripción de los mismos): Se hace una relación de
las técnicas y/o instrumentos de evaluación psicológica empleados con una breve
descripción de los mismos, indicando su ficha técnica; objeto de evaluación, edad de
aplicación, entre otros.
11. Resultados
11.1. Datos de identificación del examinado (completo)
11.2. Examen del estado mental
11.3. Historia Personal. Esferas de funcionamiento (familiar, laboral, académica, social, etc.)
11.4. Resultados de Pruebas Psicológicas
11.5. Evaluación Diagnóstica según DSM 5
12. Discusión Forense: Como su nombre lo indica el perito “discute” con autores reconocidos
en la materia que le permita argumentar el descarte de hipótesis y la confirmación de su
concepto.
13. Formulación Forense: En este apartado el perito argumenta la hipótesis confirmada que
sustente su concepto y que sea el producto de su actividad pericial (…). En este apartado
se articula todo lo encontrado en entrevista, en fuentes de información externa, entrevistas
colaterales, resultados de técnicas e instrumentos.
14. Conclusiones: De manera resumida, el perito concluye respondiendo a la solicitud inicial.
15. Referencias Bibliográficas
16. Anexos
Como indicación final, se insiste en el hecho que el informe pericial no solo debe ser un
documento resultado de una investigación científica, sino que su redacción, sintaxis y
presentación, deben facilitar su uso en los ámbitos forenses.
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