07. La sensibilidad del Centurión

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UNA VISIÓN NUEVA1

Podemos decir que el Gólgota era la arena de los romanos, la cámara de gas de los nazis o el infierno de la Tierra y la sala de espectáculos del diablo, pero fue justamente en

ese lugar horrible que se cumplieron las palabras del

salmista David: “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”

(Salmo 85:10).

¿Qué sucedió ese viernes de tarde? Ese viernes, el monte fue

adornado con tanta grandeza que un soldado pagano,

embrutecido en su naturaleza, no pudo contenerse y confesó:

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

El centurión era el título que recibía un oficial del

ejército romano que tenía a su cargo un grupo de cien soldados. Para alcanzar

ese puesto era necesario ser un hombre con

experiencia en muchas batallas.

Ese centurión era el comandante del pelotón de

ejecución de Pilatos. Sin duda él condujo miles de

sentenciados a la cruz, pero ese viernes vio algo fuera de

lo común, Jesús hizo la diferencia en su vida.

“Viendo el centurión lo que había acontecido, dio gloria

a Dios, diciendo: “Verdaderamente este

hombre era justo”(Lucas 23:47).

Si un soldado pagano y endurecido puede hablar así en relación a Jesús, entonces, no es difícil

aceptar su carácter mesiánico y su misión

divina, ya que los evangelios fueron

escritos en ese sentido.

UNA VISIÓN DELA GRACIA2

“La naturaleza inanimada expresó simpatía por su Autor insultado y moribundo. El sol se negó a mirar

la terrible escena. Sus rayos brillantes iluminaban la tierra a mediodía, cuando de repente parecieron borrarse. Como

fúnebre mortaja, una obscuridad completa rodeó la cruz...

“Fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona”.

Estas tinieblas, que eran tan profundas como la medianoche

sin luna ni estrellas, no se debían a ningún eclipse ni a otra causa

natural. Era un testimonio milagroso dado por Dios para

confirmar la fe de las generaciones ulteriores”

(DTG, p. 701).

¿Qué vio el centurión de ahí en adelante? Su exclamación no me parece una conclusión

humana. Dios le dio a ese centurión una visión de su

gracia.

LOS EFECTOSDE LA VISIÓN3

En algún momento Dios da a todos sus hijos una visión

de su gracia.

Existe la gracia que nos mantiene vivos en esta vida. Esa gracia nos

permite hablar, ver, oír, sonreír, jugar, comer, trabajar, dormir, etc. Se

llama gracia temporal. Existe otra gracia, la gracia del Gólgota. Una

vez aceptada esa gracia hace de los hombres hijos de Dios y herederos.

Deuda es confesión de culpa. Como Jesús ya pagó nuestra culpa, ahora solo necesitamos tomar posesión

del crédito. ¿Y cómo podemos tomar posesión de ese crédito?

Aceptando a Jesús como nuestro Señor y Salvador. ¿Cómo hacemos

esto? Primero debemos arrepentirnos, después debemos

confesar nuestra culpa y aceptar el crédito de su sacrificio.

El hecho es que ese centurión tuvo la oportunidad de ser

profundamente marcado por la esperanza de la gracia

salvadora de Cristo. El estuvo al pie de la cruz, junto a Cristo,

y eso lo acercó a Jesús lo suficiente como para ser

impulsado a dar un testimonio tan grande.

No podemos responder nada sobre la salvación

del centurión, pero usted puede responder hoy

sobre lo que hará con la salvación que ahora se

le ofrece.

¿Está junto a la cruz y reconoce el mayor

sacrifico de todos los tiempos? ¿Está lo

suficiente cerca de Jesús para ser impresionado por su gracia, por su amor, por

sus MARCAS DE ESPERANZA?