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1. FASE I
1.1. Comprendiendo el contexto de la investigación
El punto de partida de esta primera fase de investigación contempla el
pensamiento de Leonardo Boff y postulados teóricos que van desde la
sostenibilidad al campo de las ciencias jurídicas, políticas, humanas y
sociales. El constructo teórico de sostenibilidad ofrece una visión que está
implícita en los propósitos de la investigación, la justificación, la delimitación y
un paneo por los fundamentos paradigmáticos, epistémicos metodológicos
que dan visibilidad a las políticas públicas sostenibles .
1.2. El Epojé.
Dentro de la fenomenología, el concepto de sostenibilidad se percibe
como algo evidente a las especies vivas que habitan el planeta, sin embargo,
los seres humanos hemos provocado a lo largo del tiempo, un desequilibrio e
inestabilidad en los conceptos, tal es el caso de los engaños ecológicos o el
marketing publicitario, que para hacer referencia a la palabra sostenibilidad
oculta los problemas de agresión, contaminación y deforestación del
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ambiente. Es así, como las multinacionales y transnacionales ejercen un
poder mediático para vender y obtener riqueza. A esto el autor Boff señala:
Lo que se practica con más frecuencia es el greenwash (« pintar de verde» para engañar al consumidor que busca productos no sometidos a procesos químicos»). Por eso se impone el sentido crítico y una compresión más afinada, al objeto de saber que es sostenibilidad y que no lo es. (2013, p. 12).
Esta ambigüedad vista desde la óptica del Epojé, nos permite observar
el mundo natural con variadas formas de vida e interpretaciones de la
realidad existente. La cosmovisión actual cómo conjunto de dogmas, ideas
y utopías han perdido de vista el significado de sostenibilidad y de otros
conceptos que fomentan las políticas públicas. Boff resalta cómo la expresión
sostenibilidad “sirve etiqueta de garantía de que una empresa, al producir
está respetando el medio ambiente. Pero detrás de estas palabras se
esconden algunas verdades y también muchos engaños” (2012, p. 9).
Para analizar el termino de sostenibilidad desde la fenomenología,
específicamente a partir de la epojé, hay que comprender la trascendencia,
la cosmovisión y el impacto que implica ser y estar en la Tierra. En este
sentido, la epojé termino griego, significa:
“tener sobre”, y en voz media “tenerse” o “contenerse”, entonces, retenerse, abstenerse, ir adelante; una palabra que se puede usar como que contiene y retiene. Para Husserl en concreto epojé es “echarse para atrás” para mirar (San Martin 1986: 28), es la actitud crítica abstencionista para poder mirar libremente. Practicar epojé, es entonces, abstenerse o prescindir. Es por este prescindir que
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lleva consigo la epojé, que Husserl creyó conveniente usar una entrada cartesiana para poder explicarla, por este motivo equipara su alteración de la tesis de la actitud natural con la duda cartesiana aunque aclarando que esta última sólo la toma como procedimiento subsidiario. Ambas la epojé y la duda caen bajo la entera libertad del que las realiza. Todo puede caer bajo la duda, todo ser explicitado o no, puede caer bajo la duda -no importa de qué especie– en cuyo caso no puedo afirmar la certeza del ser de su existencia al mismo tiempo. Husserl pretende extraer entonces de la duda el componente de la epojé, es decir, su carácter de suspensión, no de negación, suposición conjetura o duda. (Villanueva, 2012. p. 221).
Por lo anterior, el concepto sostenibilidad visto desde Boff, se emplea
como adjetivo y no como sustantivo, tal es el caso:
Como adjetivo la expresión « sostenibilidad » se añade a cualquier cosa sin modificar la naturaleza de la cosa; por ejemplo, puedo disminuir la contaminación química de una fabrica colocando mejores filtros en sus chimeneas que vomitan gases, pero la manera de relacionarse la empresa con la naturaleza, de dónde saca los materiales para su producción, no cambia: continua desbastando. Su preocupación no es el medio ambiente sino el lucro y la competencia, que tiene que estar garantizada. Por lo tanto, la sostenibilidad es solamente adjetiva, de acomodación y no sustantiva de cambio ( 2012, p. 9).
Siguiendo este análisis interpretativo del concepto sostenible, logramos
encontrar que cómo sustantivo invita a realizar una transformación en el
pensamiento, a esto se refiere Boff:
Exige un cambio de relación con el sistema - naturaleza, el sistema- vida, y el sistema –Tierra. El primer cambio comienza con otra visión de la realidad. La Tierra está viva y nosotros somos su porción consciente e inteligente. No estamos ni fuera de ella ni encima de ella, participamos de la red de relaciones que, para bien o para mal, envuelve a todos. Si contamino el aire, acabo
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enfermando y afectando a los demás seres vivos. Si recupero la vegetación de la ribera del rio, protejo el agua, aumento su volumen y mejoro mi calidad de vida, la de los pájaros y los incestos que polinizan los árboles frutales y los flores del jardín. (2012, p. 9).
Por esta razón, la sostenibilidad vista desde la epojé, recae a un acto
libre:
(no se compromete ni con una ni con otra tesis). De ahí que use la figura del “entre paréntesis” y la desconexión; es decir, no se excluye una parte del mundo, como en la duda, sino la posición en la creencia de su existencia. La epojé como abstención aparenta sólo el carácter privativo, cuando en realidad, después, deberá aparecer como dando paso al descubrimiento del poder constitutivo de la experiencia trascendental (reducción), en una palabra, por medio de la epojé se “retiene” lo que se excluye. (Villanueva, 2012. p. 221).
De esta manera, el constructo fenomenológico de la sostenibilidad
como política pública, incita a encontrar otras posibilidades para dimensionar
los problemas latentes que posee la Casa Común. Hoy más que nunca, La
Tierra grita y exige un cambio de acción, con principios de precaución y
prevención entorno a tres fundamentos que van a sustentar la investigación:
cuidado necesario, cuidado del otro y cuidado de la Tierra.
Desde los enfoques cosmológicos y antropológicos del ecosistema,
estos tres pilares se convierten hoy en el cimiento primordial de la
investigación para desarrollar una política pública sostenible, que va ayudar a
enfrentar los desequilibrios latentes que padece la Tierra, cómo el
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calentamiento global, la miseria humana, la superpoblación, la deforestación,
el hambre y la guerra.
Es por ello que, bajo los lineamientos de los intereses antes planteados,
esta investigación doctoral, hizo emerger una serie de categorías
relacionadas con el tema objeto de estudio y que finaliza, como colofón, con
un constructo teórico que genera un aporte heurístico a las ciencias políticas,
para la concientización de una mejor sociedad pensante en aras de la
construcción de una política pública.
1.3. Importancia de la investigación.
La especie humana a diferencia de otros seres vivos, tienen la
capacidad de pensar y razonar sobre los cuestionamientos que están
deteriorando y acabando con el ecosistema. La lucha de resistencia y
reivindicación de las sociedades frente a la globalización, el calentamiento
global, las multinacionales y los países desarrollados, es la agenda principal
en los debates de la comunidad política, económica, científica y académica.
Actualmente prevalece una diferencia en los países de América y el
mundo por el tema de quienes son desarrollados, subdesarrollados o están
en vía de desarrollo. La esencia de las políticas públicas y los gobiernos de
hoy se orientan a buscar la sostenibilidad cómo principio emergente de
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protección a los recursos naturales, a la vida de las especies y al desarrollo
de políticas que promuevan la conciencia y solidaridad a favor del cuidado
necesario, cuidado del otro y cuidado de la Tierra.
Este tipo de acciones, son coherentes con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU) , por tal razón, es
obligación de los Estados y de la ciudadanía contribuir al logro de la
erradicación de la pobreza, salvaguardar la Casa Común y garantizar que
todas las personas gocen de paz y prosperidad. (ODS, 2015).
Por consiguiente, la presente investigación presenta una visión integral
de la sostenibilidad desde el paradigma utópico al paradigma del cuidado;
donde se pretende revelar las grandes connotaciones significativas de las
políticas públicas sostenibles a nivel mundial, nacional, regional y local. Al
mismo tiempo, se tratara de explicar que hoy es necesario una política
pública estructurada, planificada, comprometida y consecuente con las
políticas universales.
Dentro de la línea de investigación, se muestra una perspectiva
visionaria de Leonardo Boff, dónde la búsqueda de lo espiritual, lo humano y
ético deben estar articulado a lo ideológico, lo económico y político. De esta
manera, esta construcción de política sostenible permitirá resarcir los daños
ocasionados por el hombre contra el mismo, el otro y la Tierra.
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Tal como hemos visto, vivimos en un período de crisis, en el que se
extermina de manera violenta los entornos naturales de la Tierra, mientras
por otro lado, otra porción de habitantes elitistas se empoderan de los
recursos que son para la supervivencia de todos. En consecuencia,
percibimos nuevos cambios y modelos sociopolíticos de la humanidad. De
todos modos, nos encontramos ante una paradoja, en la cual hemos
conquistado la ciencia, la tecnología y las comunicaciones, pero estas nos
han llevado al consumo, a la deshumanización y a ser sometidos por las
grandes potencias económicas.
Culturalmente, estos medios de información, conocidos como NTIC,
(Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación) se han
impuesto a través de la globalización, beneficiando el desarrollo humano y
propiciando calidad de vida. Pero a su vez, la adquisición de poder y territorio
han conllevado a la exclusión de los países en vía de desarrollo. A esto se
refiere Boff:
Las voces de los poderes prevalecientes en el mundo nos aseguran que es así. Tenemos que adaptarnos a esta tendencias, y quizás influir sutilmente en ellas como mejor podamos. No hay otra alternativa. Pero ¿qué hay si las crisis de las pobrezas y la destrucción ecológica que tenemos delante no son simplemente efectos colaterales ni « dolores de crecimiento » de nuestros sistemas económicos, políticos y culturales?.¿Qué hay si no pueden remediarse con un pequeño apaño?. ¿Qué hay si en el núcleo de estas crisis está actuando una patología intrínseca?. ¿No nos veríamos obligados a reconsiderar el camino que estamos siguiendo y buscar alternativas?. ¿ No nos veríamos ante el reto
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de pensar y actuar de modos nuevos y creativos para cambiar lo que ha parecido inevitable? (2014, p. 44).
En este orden de ideas, es preciso desenmascarar las problemáticas
que están inherentes en la sostenibilidad, iniciando por pobreza y
desigualdad, pasando a un segundo plano cómo el agotamiento de la Tierra
y terminando con el crecimiento y envenenamiento de la vida.
1.3.1. Pobreza y desigualdad.
En la actualidad, las civilizaciones están marcadas por un gran número
de fenómenos: económico, energético, social, político, moral, espiritual y
educativo, que se recrean a través de los medios de comunicación, con la
intención de domesticar y hacer posible la sociedad del entretenimiento.
Históricamente, estos fenómenos han acompañado todos los procesos
políticos e ideológicos de las diversas culturas que han habitado este
planeta Tierra.
Al abordar estos sistemas de gobierno, Boff se pregunta:
¿Cuál es la señal visible que caracteriza este tipo de civilización? Que produce pobreza y miseria por un lado y, por el otro, riqueza y acumulación. Este fenómeno se nota a nivel mundial: hay pocos países ricos y muchos países pobres. Se nota principalmente en el ámbito de las naciones: pocos estratos beneficiados con gran abundancia de bienes de vida ( comida, medios de salud, de vivienda, de formación, de diversión), y grandes mayorías carentes
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de lo esencial para vivir. Incluso en los llamados países industrializados del hemisferio norte hay bolsas de pobreza (Tercer Mundo en el Primer Mundo) así cómo hay sectores opulentos en el Tercer Mundo ( Primer Mundo en el Tercer Mundo), en medio de la miseria generalizada. (2003, p. 135).
Sin embargo, la pobreza y la desigualdad en estos sistemas de
gobierno, no se debe fundamentalmente a la carencia de riqueza, o de
recursos, sino, a la inequitativa distribución del patrimonio y la corrupción de
algunos ciudadanos. Sólo falta escudriñar los aportes de Hans Kung, en su
obra Proyecto de una Ética Mundial y nos daremos cuenta del daño que han
realizado las grandes elites para su propio fin cuando dice:
- Cada minuto gastan los países del mundo 1,8 millones de dólares
en armamento militar. - Cada hora mueren 1.500 niños de hambre o de enfermedades
causadas por el hambre. - Cada día se extingue una especie de animales o de plantas. - Cada semana de los años 80, exceptuando el tiempo de la
Segunda Guerra Mundial, han sido detenidos, torturados, asesinados, obligados a exiliarse o bien oprimidos de las más variadas formas por regímenes represivos, más hombres que en cualquier otra época de la historia.
- Cada mes el sistema económico mundial añade 75 mil millones de dólares a la deuda del billón y medio de dólares que ya está gravado de un modo intolerable a los pueblos del tercer mundo.
- Cada año se destruye para siempre una superficie de bosque tropical, equivalente a las tres cuartas partes del territorio de Corea. (1998, p17).
Esta situación se ha convertido en un cáncer, haciendo metástasis
por la explotación irracional de los recursos, la contaminación del ecosistema
y el desmido apetito del consumismo. Un primer indicio de esta enfermedad
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es la creciente desigualdad entre todos los sistemas ideológicos, políticos y
económicos. A esto señala Boff:
Muchos argüirían que, al menos en términos monetarios la humanidad es ahora más rica que en cualquier otro tiempo de su historia. Vivimos en un mundo lleno de maravillas que nuestros antepasados de hace un siglo apenas habrían podido imaginar: viajes y comunicaciones rápidos, una medicina sofisticada, aparatos que ahorran trabajo y comodidades suntuosas. Según algunas estimaciones existen ahora una diversidad de productos de consumo superior en número a las especies de organismo vivos. En conjunto, los seres humanos producen casi cinco veces más por personas que hace un siglo. Sin embargo, este increíble aumento de la riqueza no ha llevado a la eliminación – o si quiera a una reducción significativa - de la pobreza humana. De hecho, durante el último medio siglo, la proporción de gente que vive en la pobreza ha permanecido constante . ( 2014, p. 45).
La brecha de la pobreza y la desigualdad sigue siendo abismal para países
de América Latina, Asia y África. Los modelos económicos y políticos no
están construidos sobre el principio del Bien Común, estos están al servicio
de los grandes modelos capitalistas que buscan realizar la mínima inversión
y obtener la máxima rentabilidad. Por lo tanto, nuestros países deberán
propender en la búsqueda de políticas públicas coherentes a las
necesidades propias de nuestra realidad, esto con el fin de garantizar el
cuidado necesario, el cuidado del otro y el cuidado de la Tierra.
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1.3.2. Agotamiento de la Tierra
La Tierra, Casa Común o Gaia (madre Tierra) está atravesando una
gran crisis por la forma cómo el hombre la habita y se relaciona con ella,
enfermándola y empobreciendo todos sus ecosistemas. Este segundo
síntoma, experimenta una amenaza similar al primero, las especies se han
ido extinguiendo del planeta, la tala o deforestación a gran escala han
perjudicado el suelo, las especies, los nacimientos de agua y la calidad del
aire.
La Tierra se presenta como un organismo vivo, pero el sobre
consumo de los humanos ha ido agotando las materias primas para la
sostenibilidad de la vida. Boff, enuncia que el hombre se ha convertido en un
Satanás de la Tierra, por lo que expresa:
De los muchos informes sobre los desafíos ambientales a escala planetaria se destaca el del Worldwatch Institute de los Estados Unidos. A partir de 1994 publica anualmente un minucioso trabajo: Estado del mundo. Informe del Worldwatch Institute sobre el progreso para una sociedad sostenible. Las estimaciones son espantosas. Entre 1500 y 1850 fue eliminada una especie cada 10 años. Entre 1850 y 1950 una especie por cada año. En el año 1990 desaparecieron 10 especies por día. En el año 2000 desaparecerá una especie por hora. El proceso de muerte se acelera cada vez más. Entre 1975 y el 2000 habrá desaparecido el 20% de todas las especies vivas. A partir de 1950 se perdió la quinta parte de la superficie cultivable y de los bosques tropicales. Cada año se pierde 25 millones de toneladas de humos por causa de la erosión, salinización y desertización . Lo que equivale a un área correspondiente a los países del Caribe. (2000, p.26-27).
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Este conflicto significa la grieta de la imagen que se tenía de la Tierra,
pues esa concepción de inagotable quedo en el pasado, los recursos tienen
límite, todos no son renovables y la vida no es eterna. Es importante, que al
momento de diseñar políticas públicas y planes de ordenamiento territorial,
se priorice el cuidado y el sostenimiento de todo el ecosistema, pensando en
el crecimiento poblacional, distribución de las riquezas, la sostenibilidad y el
cuidado de la Tierra.
La conciencia que va cobrando cada vez mayor difusión en el mundo, aún cuando no todavía en grado suficiente, se plantea del siguiente modo: si llevamos adelante esta manera nuestra de ser y dejamos vía libre a la lógica de nuestra maquina productivista, podremos llegar a efectos irreversibles para la naturaleza y para la vida humana: la desertización (cada año se vuelven desérticas tierras fértiles equivalentes a la superficie del Estado de Rio de Janeiro; la deforestación: el 42% de las selvas tropicales ya han sido destruidos, el calentamiento de la Tierra y las lluvias acidas pueden diezmar el bosque más importante para el sistema-Tierra, el bosque boreal (6 mil millones de hectáreas); la superpoblación: en 1990 éramos 5.200 millones de personas con un crecimiento del 3-4% al año, en tanto que la producción de alimento aumentara sólo el 1,3%. Y apuntan en el horizonte aún otras consecuencias funestas para el sistema – Tierra como son eventuales conflictos generalizados, como consecuencia de las desigualdades sociales a nivel planetario. (Boff, 2011, p.15).
Por lo anterior, es el ser humano, el llamado a tomar conciencia sobre
el agotamiento y exterminio de la Tierra, que con sus acciones consumistas
ha empobrecido y agotado los recursos naturales, que nos pertenecen a
todos los seres vivos para desarrollarnos armónicamente y establecer el
equilibrio natural.
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El ser humano se ha convertido en ególatra, piensa en sí mismo, en
su bienestar, devora la riqueza común de la Tierra y no favorece a las demás
especies. Este proceso de disminución ha degrado el planeta y a sus
habitantes, generando en ellos, enfermedades, virus, calentamiento global,
exceso de basuras, utilización de productos químicos para estimular el
crecimiento de plantas y animales. Esa misma, degradación está afectando
y envenenado los organismos que hacen parte del ecosistema.
Entre tanto, la encíclica Laudato Si del Papa Francisco señala:
La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso deposito de porquería. (…), Tanto los residuos industriales cómo los productos químicos utilizados en las ciudades y en el agro pueden producir un efecto de bioacumulación en los organismo de los pobladores de las zonas cercanas, que ocurre aun cuando el nivel de presencia de un elemento tóxico en un lugar sea bajo. Muchas veces se toman medidas sólo cuando se han producido efectos irreversibles para la salud de las personas. (2015, No. 21).
Estos planteamientos, son los que inducen al cuidado de la Tierra y a
la construcción de una política pública sostenible, fundamentada en una
ecopolítica y que tenga como base la Carta de la Tierra, donde se haga la
invitación a rechazar el consumismo, reducir, reutilizar, reciclar, respetar a
todos los seres y reforestar lo más posible ( Boff, 2013).
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1.3.3. Crecimiento y envenenamiento de la vida
Este tercer síntoma, se ha convertido en una amenaza toxica, que va
desde el mismo ser humano hasta la producción desmedida de residuos,
crecimiento poblacional, compuestos químicos, energía nuclear y atómica,
explotación salvaje de las materias primas y del ecosistema. En palabras de
Boff este indicio:
Representa la mayor amenaza de todas. Al producir una creciente montaña de residuos estamos sobrepasando la capacidad de los «sumideros» del planeta de absorber, descomponer y reciclar los contaminantes. Y, lo que es todavía más grave, estamos introduciendo productos químicos y venenos nucleares que persisten a largo plazo, y transformando la propia química atmosférica. Estos problemas de la tolerancia están socavando seriamente la salud de todas las criaturas vivas y de los hábitats que las sustentan. ( 2014, p.49).
Siguiendo estas mismas líneas, no hay que dejar de lado, que la
perversión humana ha sido el principal motor de estos daños colaterales al
ecosistema a lo largo de la historia, ocasionando así desgastes en un gran
número de aspectos: déficit en planeación, la carencia de evaluación y
control a los planes de ordenamiento territorial, la explosión demográfica, la
escases de alimentos, el acaparamiento de la riqueza por los grandes
monopolios y la insuficiencia de políticas públicas que deben contribuir a
sanear el territorio. Si revisamos un punto de la historia , nos vamos a
encontrar con lo siguiente:
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Hasta el siglo XVIII existía en Europa un 40% de pobreza y 20% de indigencia. Las calles estaban llenas de campesinos sin Tierra, obreros sin oficio, soldados licenciados y mendigos por oficio que se trasladaban de ciudad en ciudad , huyendo de la pobreza y las epidemias, buscando su subsistencias. La pobreza y la indigencia son objetos de sentimientos privados de compasión y caridad. (Maingon, 2006, p.27).
Sin duda alguna, el crecimiento económico y poblacional ha llevado al
aumento de la pobreza, la desigualdad, el agotamiento de los recursos y el
envenenamiento de la vida. Sobre estos acontecimientos Leonardo Boff
expresa “el crecimiento se ha convertido en sinónimo de salud económica.
Cuando el crecimiento se estanca o, lo que todavía es peor, cuando la
economía «se encoge », entramos en recesión, y a continuación viene
infaliblemente el desempleo y otros males sociales” (2014, p. 51). Por tal
razón, necesitamos fomentar la conciencia ciudadana para el cuidado y la
protección de la Casa Común Tierra a través de una política pública
sostenible.
Si no lo hacemos, estaríamos firmando nuestra sentencia de muerte, la
del ecosistema y la de las generaciones futuras. Es por esta razón, el
llamado a establecer un imperativo del cuidado, responsable y que promueva
el desarrollo comunitario basado en las practicas de una Ecopolítica, esta
entendida como la estrategia que propicia un equilibrio entre el hombre, el
trabajo y la solidaridad con la Casa Común.
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1.4. Pregunta de Investigación.
Los siglos XX y XXI, serán recordados por sus acciones y
reivindicaciones entorno al cuidado (necesario, del otro y de la Tierra). De no
propiciar políticas públicas acordes que promuevan energías limpias, cuidado
y protección de todas las formas de vida, estaremos amenazados por la
voracidad del consumismo, el capitalismo salvaje y planes de ordenamiento
ineficaces que no respetan las normas y la razón natural.
Frente a esta situación, nos encontramos con un gran número de
paradojas. La primera obedece a grupos ambientalistas y colectivos verdes,
que se sacrifican por reforestar, limpiar las aguas, reciclar y reutilizar los
desechos, mediante prácticas de amor por la tierra. De esta manera, se logra
también, salvar especies naturales que están en vía de extinción. La
segunda opera desde las multinacionales y trasnacionales que arrasan
ecosistemas completos para extraer energías fósiles y otras, sin respetar, ni
tener consideración con la Tierra – Casa Común, como si esta fuera una
fuente inagotable de materia prima.
Frente a estos planteamientos de Leonardo Boff, surgen estos dos
cuestionamientos: ¿Por qué la sostenibilidad, es clave para la construcción
de una política pública, que favorece los territorios amenazados por la acción
humana? ¿Siendo el Cuidado la categoría que moviliza el pensamiento de
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Leonardo Boff, cómo esta se visibilizaría en la construcción de una política
pública sostenible?.
Por lo anterior, es urgente que los humanos tomemos medidas para
detener estas amenazas, el no hacerlos implicaría la desaparición de la vida
y de la Tierra.
1.5. Propósito de la Investigación.
A partir de ahora, la sostenibilidad y el cuidado se convierten en un
imperativo categórico en la construcción de una política pública, debido a la
importancia que representa el respeto a la vida y el cuidado de ella. Desde
la Carta de la Tierra, uno de los documentos pioneros que diagnostica el
riesgo a los ecosistemas, estos dos elementos se constituyen en las
herramientas básicas para la generación de verdaderos ciudadanos
comprometidos por el Bien Común, la Justicia social y la Gaia.
Es por ello que, el propósito central de la investigación, es desarrollar
un análisis documental sobre las políticas públicas para la construcción de
un nuevo territorio sostenible desde el pensamiento de Leonardo Boff;
visionario, que interpreta la crisis planetaria como un salto cualitativo donde
los seres humanos son protagonistas en el cuidado de los ecosistemas.
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1.6. Justificación de la Investigación.
La presente tesis doctoral, referida a las POLÍTICAS PÚBLICAS PARA
LA CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO TERRITORIO SOSTENIBLE DESDE
EL PENSAMIENTO DE LEONARDO BOFF, representa un gran valor teórico
y práctico porque atiende la demanda del cuidado necesario, del otro y de la
Tierra. Esa mirada objetiva, marca un punto diferenciador sobre las políticas
públicas, puesto que esta invita a la concientización de un mejor ser y estar
con el planeta.
La realidad planetaria, con sus bondades y amenazas nos ofrece una
realidad dicotómica, difícil de digerir por las incompetencias de los gobiernos
y la sociedad. Esto significa que estamos avocados a la catástrofe planetaria
mientras algunos seres humanos están sometidos a la sociedad del
entretenimiento, otros levantan las banderas para reivindicar la sostenibilidad
y el cuidado como dinamizadores de las políticas públicas en favor del
respeto y la corresponsabilidad a los ecosistemas.
Desde el punto de vista práctico y epistemológico, la investigación
servirá como referente para que los gobernantes se apoyen en la
promoción y construcción de políticas públicas enmarcadas en lo ético, el
cuidado necesario, del otro y de la Tierra. Asimismo, este propósito
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proporcionara los lineamientos básicos para la defensa de vida, la
sostenibilidad y la convivencia de quienes habitan el ecosistema.
Desde lo metodológico, servirá como marco referencial para
comprender qué es y qué no es sostenible en una política pública. Esta
compresión dará paso al desarrollo y formulación de planes y programas en
favor de la Tierra, del cuidado y de una ecopolítica .
En el campo de las ciencias políticas, sociales, humanas y jurídicas,
esta investigación constituye una herramienta teórico-práctica, pues enfatiza
las amenazas del calentamiento global, la degradación de la biodiversidad, el
crecimiento demográfico, la lucha entre clases sociales, el dominio de los
grandes imperios socioeconómicos e invita nuevos escenarios y sentimientos
al corazón humano.
1.7. Delimitación.
En el contexto mundial del nuevo milenio, las obras de Leonardo Boff,
han sido punto clave para la compresión de la sostenibilidad, la ecología, el
cuidado y las amenazas latentes que sufren los ecosistemas. Por lo anterior,
la presente investigación realiza una pesquisa del pensamiento de Boff e
introduce tres categorías básicas y esenciales en la construcción de una
política pública sostenible. Estas tres premisas, cuidado necesario, cuidado
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del otro y cuidado de la Tierra, serán las bases que formaran el devenir
político de la sociedad a corto, mediano y largo plazo.
Del mismo modo, este trabajo, se enmarca dentro de las ciencias
políticas, sociales, humanas y jurídicas; también explora el paradigma
utópico y del cuidado; presenta al hombre con dos clases de necesidades: el
hambre de pan y de espiritualidad. El hambre de pan puede saciarse. El
hambre espiritual es insaciable, porque está hecho de valores intangibles y
no materiales, como la comunicación, la solidaridad, la compasión, la
apertura a todo lo que es digno y sagrado.
De igual forma, la investigación está inmersa en las líneas de
investigación de la Universidad Privada “Dr. Rafael Belloso Chacín” (URBE)
específicamente en la línea Estado y Políticas Públicas del Centro de
Investigaciones de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales.
1.8. Entramado epistémico-metodológico.
La sostenibilidad implica hoy un ámbito de estudio en la generación de
políticas públicas, debido a su importancia y a lo que representa para la
humanidad. Sólo falta revisar los Objetivos del Desarrollo Sostenible y nos
daremos cuenta del papel que ejerce en las políticas de cada Estado. Al
hacer el rastreo del concepto sostenibilidad en google (sustainability) en
lengua inglesa, se obtiene un resultado de 148.000.000 de referencias, en
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español 28.000.000 y en portugués 21.000.000, datos consultados en enero
de 2017. Estas afirmaciones, nos permiten hacer un balance de la
pertinencia que representa la investigación y los alcances significativos de la
sostenibilidad dentro de las políticas públicas.
Referente a esto, el siguiente análisis abordara un línea epistemológica
del concepto e importancia de la sostenibilidad, la relación intima entre
cuidado, sostenibilidad y Tierra y los nuevos enfoques propuestos por
Leonardo Boff que van a dar apertura a la construcción de la política pública
sostenible .
El devenir histórico de la sostenibilidad se remonta desde la antigüedad,
pero va a tener una gran relevancia a partir del siglo XIV y XV cuando se
empiezan a formar las naciones modernas. Para Boff, los orígenes del
concepto sostenibilidad data de unos “400 años” ( Boff, 2013.p 33). Sin
embargo, es importante aclarar su contenido, acepción y raíz, para esto el
autor lo describe de la siguiente manera:
El contenido del concepto «sostenibilidad», desde (…), Novo Dicionário Aurélio y del clásico Dicionário de Verbos e Regimes, de Francisco Fernández (1942). En la raíz de «sostenibilidad » y de «sostener » o «sustentar » se encuentra la palabra latina sustentare, son el mismo sentido que en español. Ambos diccionarios nos ofrecen dos acepciones: una pasiva y otra activa. La acepción pasiva dice que «sostener» significa asegurar por abajo, soportar, servir de sostén, impedir que caiga, impedir la ruina y la caída. ( Boff, 2013, p.33).
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En consecuencia, esta definición del concepto sostenibilidad da
profundidad y trascendencia a que se respete y se sostenga el cuidado de la
Tierra, situación que cobra fuerza en nuestros tiempos actuales, donde la
amenaza de exterminio de la vida está latente para la Casa Común.
La segunda acepción, tiene un sentido positivo o activo, a la que se
refiere, Boff : “El sentido positivo subraya el hecho de conservar, mantener,
proteger, nutrir, alimentar, hacer prosperar, subsistir, vivir, mantenerse
siempre a la misma altura y conservarse bien”. ( Boff, 2013, p.34)
Siguiendo este orden de ideas, la sostenibilidad se convierte en el
imperativo categórico del cuidado, esto significa que los humanos, son los
llamados a generar políticas públicas en la defensa de los ecosistemas,
aunque la naturaleza posee en sí misma la capacidad de recuperación y
restablecimiento del equilibrio, hoy necesita de la alianza estratégica de los
humanos para realizar sus ciclos de transformación.
Otra visión de sostenibilidad lo aporta la economía, este es “introducido por el alemán Carl von Carlowitz en 1713 en su libro, De syvicultura oeconomica, (…); significa el uso racional de los recursos escasos en la Tierra, sin perjuicio del capital natural, manteniendo en sus condiciones de reproducción y de co-evolución, teniendo presentes a las generaciones futuras, que también tienen derecho a un planeta habitable.(Boff, 2012, p. 14).
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Para construir políticas públicas, es necesario profundizar un poco más
sobre el concepto de sostenibilidad, es necesario identificar como el proceso
científico, se acuña con el poder político, con la intención de hacer efectivo y
eficiente el progreso y la aplicabilidad de las teorías en el ámbito social. La
sostenibilidad está siendo estudiada y rastreada por un abanico de saberes,
especialmente tiene su óptica marcada hoy en las ciencias políticas,
humanas y sociales, porque comprende que su utilidad es ofrecer respuestas
a los problemas ambientales, económicos y políticos.
La sostenibilidad requiere de una visión transdisciplinaria que amplié su
base teórica como paradigma del cuidado y sea aplicable a las
problemáticas vigentes de la Tierra. En efecto, como epísteme debe ser
capaz de dialogar con otros saberes para resolver los problemas éticos y
ambientales a los que nos enfrentamos en nuestros días y a los que hay que
dar respuestas eficientes desde lo político. Es así, como lo transdisciplinar
se hace relevante en el paradigma del cuidado necesario, del otro y de la
Tierra, en el que se analiza y profundiza el significado de los valores de la
dignidad de la Tierra, Boff (2000).
Este quehacer epistemológico, requiere un nuevo nivel de conciencia
mundial como lo señala Boff:
La importancia de la tierra como un todo, el bien común como bien de las personas, de la sociedades y del conjunto de seres de la
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naturaleza, el riesgo apocalíptico que pesa sobre todo lo creado. El ser humano puede ser tanto ángel de la guarda como Satanás para la Tierra.(2000, p. 20). Como consecuencia de lo anterior, interviene la interdisciplinariedad
para acuñar el principio de precaución, que recae totalmente en la categoría
“cuidado”, como concepto epistemológico, real verdadero y efectivo. Al igual
que Boff, Cortes y Belmonte acuñan la importancia del principio de
precaución como “el carácter preventivo-cautelar y con amplias implicaciones
sociales” (2010, p. 50) . Este posicionamiento, ha hecho evolucionar la línea
teórica de la sostenibilidad y del cuidado para atender los daños derivados
de la acción humana al ecosistema.
En ese sentido, el Estado y los teóricos han fortalecido el principio de
precaución como maniobra geoestratégica para intervenir en los conflictos
ambientales, humanos y éticos. Para el año 1998 en Wingspread ciudad de
los Estados Unidos, se enuncia por primera vez el principio de precaución del
que se dice: cuando una actividad hace surgir amenazas de daño para el
medio ambiente o la salud humana, se deben tomar medidas de precaución
incluso si no se han establecido de manera completamente científica algunas
relaciones de causa-efecto”, ( Cortes, F y Belmonte, L. 2010, p. 51).
En efecto, la precaución es vista como cuidado (Boff, 2012), hay que
estar atentos a los eminentes daños que pueden arrojar las modificaciones
genéticas, las energías atómicas y nucleares. En este orden de ideas, se
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hace indispensable de un segundo elemento cómo la prevención que va a
facilitar ese proceso preventivo a través de la ciencia, demostrando las
causas y consecuencias de los perjuicios a la Tierra, al otro y consigo
mismo.
Para el año de 1972, el Club de Roma :
dio la alarma ecológica sobre el estado enfermo de la Tierra. Identifico la causa principal: nuestro patrón de desarrollo, consumista, predatorio, perdulario y sin ningún cuidado ni hacia los recursos escasos ni con la forma como tratamos los residuos, muchos de ellos dañinos y no asimilables por la Naturaleza. Después de varios encuentros organizados por la ONU en los años ochenta del siglo pasado, se llegó a la propuesta de un desarrollo sostenible, como expresión del cuidado humano por el ambiente, pero enfocado principalmente al aspecto económico (Boff, 2012, p. 17).
Haciendo referencia a lo expuesto, cobra sentido el papel que juega
el cuidado en todas las normas, tratados, protocolos, leyes, convenios,
acuerdos, conferencias, de orden local, nacional, e internacional, que buscan
motivar y concientizar a a la humanidad sobre el paradigma del cuidado. En
consecuencia a lo planteado, Boff nos remite una reseña de los primeros
pasos del cuidado como institucionalidad:
Para el año de 1991, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) construyeron una estrategia detallada para el futuro del planeta bajo el lema Cuidando la Tierra (Caring for the Earth 1991). En ella se dice: La ética del cuidado se aplica tanto a
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nivel internacional como a nivel nacional e individual; ninguna nación es autosuficiente, todos nos beneficiaremos con la sostenibilidad mundial y todos estaremos amenazados si no conseguimos alcanzarla ( Boff, 2012, p. 17).
Estos planteamientos, invitan a que las instituciones y gobiernos asuman
con carácter y responsabilidad una verdadera política pública, en la que la
sostenibilidad y el cuidado sean los ejes primordiales en el desarrollo del
nuevo discurso político, ecológico y ético. Al mismo tiempo, requiere que
todos los campos de acción se visibilicen y actúen de una manera
sincronizada con los saberes que sustentan la política pública.
Desde lo ambiental, la sostenibilidad y el cuidado debe actuar en
favor del respeto de la ecología, portadora de la vida en toda sus
dimensiones; desde lo económico, se busca un equilibrio de la producción
entre hombre, otros y naturaleza; en lo político, se apunta a la sinergia que
debe existir entre el hombre , ambiente , legislación y territorio; por último el
saber social, requiere de una relación con el otro, consigo mismo y con la
Tierra. Dicho lo anterior, el siguiente cuadro puede dar una mejor
orientación al respecto sobre la corresponsabilidad que se debe manejar
entre estas dimensiones
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Cuadro 1. Corresponsabilidad entre humanos
CUIDADO SOSTENIBILIDAD
Económico Político Social
SUJETO OTROS
Fuente: Cuadro 1. Elaboración propia (2016)
Estos saberes, son recurrentes para la construcción de la
investigación. Por tal razón, es necesario la participación de los humanos en
el desarrollo de estas nuevas formas de medir y potenciar la sostenibilidad y
el cuidado como política pública. Sin embargo, hoy nos encontramos con
alternativas que aluden a la sostenibilidad y apoyan estas políticas. Dentro
de estas propuestas, se destacan: Buen Vivir, Desarrollo Sostenible,
Florestania, Silvicultura, Ecopolítica, Ecología, entre otros.
Partiendo de la categoría principal que es la sostenibilidad, vamos a
concentrar la construcción epistemológica del cuidado para generar una
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nueva política pública que emerge del pensamiento de Boff y recae en las
tesis del cuidado necesario, cuidado del otro y cuidado de la Tierra.
Fuente: Cuadro 2. Elaboración propia (2016)
Esta propuesta inicia con el cuidado necesario primera categoría y
principio fundamental de los derechos humanos que da el punto de partida a
la unión del hombre con la naturaleza y con el otro. Es el cuidado necesario
absolutamente primordial para la existencia del cuerpo, la espiritualidad y la
conducción de una vida más plena y saludable. Se puede señalar que el
cuidado necesario en una política pública debe y debería ser una premisa
filantrópica esencial, que no sea ajena a los intereses políticos y económicos
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de los planes de gobierno. De esta manera, cuando algún país entre en crisis
o tensión, la sabiduría del cuidado necesario debe entrar a favorecer al
dialogo y a buscar convergencias entre sus ciudadanos.
Para entender más este concepto, Leonardo Boff señala “ El cuidado
es todo tipo de preocupación, inquietud, desasosiego, molestia, estrés, temor
e incluso miedo que pueda alcanzar a personas o realidades con las cuales
estamos involucrados afectivamente, y que por eso mismo nos son
preciosas” (2012, p. 23). De este modo, observamos como esa relación
filantrópica debe permanecer siempre en contacto entre el hombre, el otro, la
naturaleza y el Estado.
La hermenéutica del cuidado necesario trasciende fronteras e incluso
desde la antigüedad, se observaba como una sombra que siempre
acompañaba al hombre. Por esta razón, el cuidado hoy debe ser esa guía
que custodia, cuida, atiende desde el nacimiento y debe perdurar hasta la
muerte. En este sentido Boff resalta lo siguiente, “el cuidado no se agota en
un acto que comienza y termina en sí mismo. Es una actitud , fuente
permanente de actos, actitud que se deriva de la naturaleza del ser humano ”
(2012, p.19). Por consiguiente se puede apreciar que esos actos y actitudes
se deben aplicar a las relaciones que emergen del contacto con el otro, con
la naturaleza, consigo mismo y con el Estado, con el fin de garantizar aportes
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a una vida más sana, ética, tolerante, corresponsable, ciudadana,
participativa.
Por lo anterior, es de entender, que el cuidado es definitivamente
necesario en todas las esferas de la existencia del hombre, desde el cuidado
del ser, cuerpo, alma, hasta el consumo de los alimentos, cómo el de la
relación con la vida espiritual. Dicho en otras circunstancias, podemos
concebir al cuidado en palabras de Heidegger en Boff (2012) como:
El cuidado entra en la definición esencial del ser humano. Constituye la base para cualquier interpretación que se quiera hacer de él. El cuidado está siempre ahí, presente y subyacente en la constitución del ser humano. Hablar del ser humano sin hablar del cuidado no es hablar del ser humano. ( p. 35).
De esta manera, se va entendiendo que la idea del cuidado necesario
es una categoría esencial del ser humano para el logro de una política
pública sostenible, porque esta implica como señala Boff (2012), estar en el
mundo es ponerse en relación con todos los seres circundantes, con los
cuales se relaciona, estar con los otros implica que nos preocupemos por la
vida y por el destino de aquellas personas con las cuales estamos
vinculados.
Siguiendo este orden de ideas, aparece el cuidado del otro, segunda
categoría para la construcción de la política pública sostenible y premisa
esencial para la elaboración y diseño de una sociedad tolerante,
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comunicativa y que tenga por excelencia el respeto a la dignidad del ser
humano.
Al hablar del cuidado del otro, hay que entender que biológicamente
somos seres carentes, necesitamos del otro, no estamos dotados con ningún
mecanismo u órgano especializado que garantice la supervivencia como
ocurre con los animales. Tal verificación nos dice que necesitamos
continuamente del cuidado necesario como del cuidado del otro para
garantizar nuestra vida como lo señala Boff ( 2012), además ese cuidado es
el que permite establecer las condiciones humano-espirituales y el de que
vivamos en comunidad.
Siguiendo ese patrón ideal, el de cuidar del otro, tendríamos que pensar
también en la violencia y la miseria humana, caos que ha permeado la
sociedad y la ha llevado a la corrupción, a la guerra, a la pobreza, a la falta
de respeto a los ecosistemas, a la violación de derechos humanos y el
incumplimiento de los deberes y derechos como ciudadanos .
Una vez entendido que el cuidado necesario y el cuidado del otro son
categorías esenciales dentro de esta política sostenible, llegaríamos a
comprender la última categoría que brinda y garantiza un principio
cosmológico universal, llamado cuidado de la Tierra. Esta ultima premisa,
convoca a cuidar con urgencia las devastaciones inconcebibles del reino
animal, vegetal en los suelos , subsuelos y mares ( Boff, 2012). Bajo las
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afirmaciones de la cita realizada se puede agregar en palabras del mismo
autor:
Cuidar del cuerpo de la tierra es cuidar de los residuos, de la limpieza general de las calles, de las plazas, de las aguas, del aire, de los transportadores, interesarse por todo lo que tiene que ver con su estado, siguiendo por los medios de comunicación cómo está siendo tratada, agredida o cuidada y rescatada ( 2012, p. 100).
A lo anterior, se puede deducir que la tierra requiere hoy más que
nunca derechos como los seres vivos, y nosotros los humanos debemos
recurrir a generar políticas públicas del cuidado a la tierra con respeto y
defensa. Ejemplo de este tipo de política se ha implementado en las
comunidades indígenas de Bolivia y propias del Gobierno del Presidente Evo
Morales al establecer derechos y mecanismo de acción en su defensa. Parte
de las acciones de este gobernante se apreciaron el 22 de abril de 2009 en
la Asamblea General de la ONU, cuando se ratifico en esa fecha el día de la
Madre Tierra y afirmo lo siguiente:
- el derecho de regeneración de la biocapacidad de la Madre tierra; - el derecho a la vida, garantizando a todos los seres vivos,
especialmente a los que se encuentran en vías de extinción; - el derecho a una vida pura, porque la Madre tierra tiene el
derecho de vivir libre de contaminaciones y de cualquier tipo de polución;
- el derecho a vivir bien, propiciado a todos los ciudadanos; - el derecho a la armonía y al equilibrio con todas las cosas de la
Madre tierra; - el derecho de conexión con la Madre Tierra y con el Todo del cual
somos parte. Por cada uno de estos derechos nos compete a sus hijos e hijas el deber de corresponderle con cuidado, respeto y
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sana preocupación para que siga acogiéndonos en su seno. (Boff, 2012. p.53)
Gran parte de esos derechos que se enunciaron ese 22 de abril del
2009 ya se habían manejado desde otras formas con la Carta a la Tierra que
inicia en 1987 y que promueve propuestas de cambio a la protección
Ambiental, a los derechos humanos, a la paz y al desarrollo igualitario y que
fue icono para diversas organizaciones del mundo en el 2000 en el que se
ratifica su lanzamiento oficial.
Hay que agregar que la Carta Mundial de la Naturaleza de 1982, el
Informe de Brudtland, la Cumbre de la tierra de Rio en 1990-1992, el
protocolo de Kioto en 1997, la Reunión de Buenos Aires Argentina de 1998 y
la XV Conferencia sobre el Cambio Climático Copenhague –Dinamarca del
2009, aportaron elementos al medio ambiente, a la sostenibilidad, al
desarrollo, al compromiso de reducir los gases del efecto invernadero, a la
desigualdad entre países ricos y pobres para enfrentar los programas de
reducción contaminantes, entre otros.
Sin embargo, la tierra sigue siendo violada y maltratada por la
humanidad, por eso la necesidad de cultivar una política del cuidado a la
Tierra que garantice y sensibilice al ser humano para que este encuentre y
adquiera el don de la protección y del cuidado de ella, generando así una
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democracia socio-cósmica que respeta y venera a la naturaleza como fuente
de vida del ser humano.
Por esta razón, el cuidado ha de convertirse en un imperativo
fundamentado en el querer poder, que este se adecue a las nuevas acciones
humanas y a la realidad presente de cada una de las sociedades. Diría
Hans Jonas en su obra El Principio de Responsabilidad :
Obra de tal modo que los efectos de tu acción so sean destructivos para la futura posibilidad de esa vida>; o, simplemente: < No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra> o, formulado, una vez más positivamente:< Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la futura integridad del hombre. (1995, p. 40)
Retomando este imperativo y haciendo un análisis con el Kantiano,
observamos que esté apunta a la construcción de una política pública dónde
las acciones sean responsables , de autodeterminación y estén dirigidas a
las actividades humanas del futuro.