Post on 17-Nov-2021
25 experiencias de vida activa
Ahora, también 3
Tiene en las manos 25 experiencias de vida, 25 maneras de abordar con alegría y sabiduría uno de los capítulos de la vida.
25 maneras de realizar sueños aplazados y abordar retos y tareas pendientes.
Soluciones para mantener intacta la ilusión y la energía de la juventud en ese momento de la vida en que podemos cuidar de nosotros mismos y, por lo tanto, entregarnos a los demás para seguir sintiéndonos parte activa de la sociedad.
Son vidas activas, únicas, que nos muestran el camino de la felicidad en la madurez; una felicidad que, en muchos casos, consiste en ayudar a otros para ayudarnos a nosotros mismos.
Y son vidas comunes como la suya, como la de tantas personas, pero dotadas de una energía vital fruto de la experiencia y la sabiduría que da el paso del tiempo.
Hacerse mayor puede ser el momento de recoger los frutos. Un momento gozoso de libertad e independencia, un momento para centrarse en el desarrollo personal, una oportunidad para ser mejores, más sabios, más ricos en amigos y en afectos, para seguir transitando por el camino de la vida con una sonrisa en los labios.
Y todo lo que queda por soñar, por desear, por disfrutar… ¡por vivir!
Ahora, también 5
Josep Mª cree que no se jubilará nunca porque jubilar-
se es parar y aún tiene muchas cosas por hacer, mucho que
aprender.
Cada etapa de la vida le trae su sorpresa, su regalo que des-
pierta esa curiosidad por saber lo que traerá un nuevo día.
Siempre amó la naturaleza, aunque ha cambiado su manera
de acercarse a ella.
Hace muchos años subió al Everest. Su Everest de hoy no es
tan alto, pero es igualmente un desafío, un nuevo reto, otra
forma de dominar la naturaleza, esta vez arando, cultivando la
tierra y sacando su fruto, su nuevo Everest…
La permanente curiosidad de Josep Mª le permite aprender
cosas nuevas y adaptarse a lo que traiga cada día. Para él, se
trata de volver a empezar diariamente, mirar a su alrededor,
interesarse e incorporarse al fluir del día.
Para vivir así, se acerca a la gente con curiosidad; “hablar
con otros ensancha nuestra vida, nuestro horizonte. Hablar y
escuchar abre la mente a otras formas de pensar, a nuevos
aprendizajes, a experiencias que enriquecen la nuestra. Hablar
sana”.
Ahora, también6
Hace muchos años, Suspiros plantó en el pequeño patio
de su casa un árbol, una morera, que con el paso de los años
se ha hecho enorme y frondosa. Y hay que cuidarla constan-
temente para que siga creciendo. La poda, la abona, la riega,
cuida de ella y la morera se ha convertido en un gran árbol.
Esta es la metáfora perfecta de su vida, con sus nudos, sus
ramas fuertes y grandes, otras pequeñas y raquíticas, algunas
cuajadas de enormes hojas verdes, otras con las hojas ya
secas…
Suspiros ha dedicado mucho tiempo a los cuidados de su
árbol, pero sabía que la recompensa que la esperaba era
verlo saludable y longevo. El camino que la ha traído hasta
aquí no le parece pesado ni fatigoso, le gusta el esfuerzo
que la ha conducido hasta disfrutar así de su morera.
Es el símbolo perfecto también de lo que mejor sabe hacer y
de lo que más le gusta: le gusta cuidar de los demás. Como
cuida de su árbol, cuida de sus amigos, amigos de siempre,
que la han acompañado a lo largo de todo el camino y con
los que le gusta seguir caminando.
Siempre le ha gustado ayudar. Para ella, ayudar es un lujo y
conseguir la felicidad de otros es la mejor recompensa que
pueda imaginarse, es absolutamente gratificante.
Ahora, también 7
Esteve se crece en las dificultades. Los diferentes obstáculos
que la vida ha ido poniendo en su camino han sido para él
acicate para crecer, para mejorar. Las dificultades de sus hijos
y las suyas propias son el estímulo para avanzar y aupar a
otros. Él lo sabe y por eso ahora colabora en incrementar los
recursos de personas mucho más jóvenes que él que deben
salir del bache en el que se hallan, la prisión, con fuerzas
renovadas y con aprendizajes que les hagan superar obs-
táculos venideros.
Esteve ahora tiene tiempo y afirma que construir la felicidad
del día depende de uno mismo.
Por eso construye su día paso a paso: la compra, la
construcción a mano de los utensilios necesarios, el viejo arte
de cocinar, la comida y la charla compartida, todos los pequeños
actos que llenan de actividad cada día y construyen paso a
paso un día con sentido, un día autosuficiente, un día feliz.
Esteve se implica de lleno en la resolución de los pequeños
problemas que van surgiendo y cada día es más fuerte, más
persona… Por eso ahora puede contribuir y ayudar a otros a
fortalecer su carácter y avanzar hacia una sociedad en la que
nadie quede excluido, en la que nadie quede al margen.
Ahora, también8
Carmen todavía no tiene nietos. Le gustaría. Considera
a los niños del hospital donde hace de voluntaria como sus
nietos. Ahora que sus hijos ya no están en casa, le gusta
regalar su tiempo y su cariño. La compensa y la gratifica.
A Carmen le gusta ahora pasear de la mano de sus pensa-
mientos y sus ilusiones. Con la edad se siente libre y busca
su fuente de inspiración en sus largas caminatas por la ciudad
en soledad. Dice que caminar sola no es sinónimo de soledad
sino todo lo contrario. Es la manera de llenarse de energía para
luego poder compartir su vida con más intensidad.
Cada año peregrina al Rocío —es su particular camino de
renovación anual— y, aunque lo haga rodeada de toda su
Hermandad, también le gusta caminar sola, concentrándose
en el camino, en el tránsito hasta llegar a la Aldea.
Pero su Hermandad es también el lugar donde disfrutar de la
diversidad que nos ofrece la vida: niños, adultos, mayores,
distintos pareceres, clases sociales, conviven en la Hermandad
y derriban las barreras del aislamiento y la soledad que tanto
le gustan para acabar compartiendo risas y canciones sin-
tiéndose en hermandad.
Ahora, también 9
Fernando ha sido profesor toda su vida y ahora no
podía ser menos. Le gusta enseñar porque es la mejor manera
de aprender, ya lo dijo Cicerón. Siempre ha estado en contacto
con gente joven y eso ha hecho que no piense en la vejez, que
no pasa por su cabeza.
El museo donde colabora como voluntario le obliga a ir más
allá del conocimiento: le obliga a comprender el mundo y a
transmitir esa comprensión a los que se dejan traspasar por la
curiosidad y la inquietud de saber.
Procura leer, leer mucho, todo lo que puede, seguir apren-
diendo y activando su mente, seguir preguntándose el porqué
y el para qué de casi todo.
El lema de su vida ha sido “siempre adelante”, pase lo que
pase, o pase por donde pase, una dificultad, un quirófano, un
traspié… Siempre adelante. Sin mirar atrás.
Ese empuje interior es el que ha hecho que siempre confíe en
el mañana, que piense en todo momento y cuando vienen mal
dadas: “saldré de esta…”.
Ahora, también10
Paquita y Emilio conocen el secreto de la armonía
matrimonial. Siendo tan diferentes el uno del otro, el día y la
noche, se complementan. A los dos los une la granja. Cuidan-
do de los animales han aprendido a cuidar a las personas.
Emilio ha trabajado en mil oficios y… ¡tantos países! Paquita, a
veces a su lado, otras en la distancia, cuidaba de los animales,
cosía y practicaba el antiquísimo arte de crear puntillas con
bolillos, y ahora lo transmite a generaciones más jóvenes.
Juntos siempre, las dificultades del camino les han enseñado
a apreciar lo mejor de la vida. Paquita es una trabajadora cons-
tante y servicial, una persona cabal, como hay que ser, de esta
tierra, dice Emilio.
Emilio recita sus poemas mientras corta leña o repara una jaula;
poemas en los que habla de los años de emigración, y de su
amor al origen, el volver a la tierra, volver a vivir de lo que nos
dan la tierra y los animales, como al principio, como fue aquí
siempre. Huir del consumismo, aprender a vivir con menos y
del propio esfuerzo.
Paquita ha convertido la tradición, los encajes de bolillos, en
un arte que quiere transmitir y Emilio construye en madera las
herramientas para sus cursos. Por fin han llegado al punto de
encuentro, la complementariedad que les permite mantener su
armonía personal.
Ahora, también 11
Mercedes y José se han dado a sí mismos una se-
gunda oportunidad. Con la sabiduría que da la madurez y
las experiencias vividas, afrontan este matrimonio, el segundo,
seleccionando muy bien los ingredientes para ser felices.
Descansar lo suficiente, hacer ejercicio, comer sano y
compartir, como ingredientes clave. Compartir viajes, lectu-
ras, ópera, ballet… Vivir de la mano la aventura de apren-
der a hacerse mayores, apoyándose el uno en el otro, en buena
compañía, con el placer de compartir y encontrar pasiones co-
munes, momentos de conexión.
Su punto de encuentro es la lectura. Disfrutan viviendo
la historia de un libro una vez acabado, a través de largas
charlas, visiones compartidas, opiniones contrastadas. Es su
manera de estar en permanente comunicación, en sintonía.
Saborean con parsimonia, sin prisas, cada segundo que
pasan juntos.
Mercedes y José acompasan el paso, se mueven al mismo
ritmo y la misma cadencia, bailan la misma música.
Ahora, también12
La gran pasión de la vida de Carmen ha sido la biología.
Por eso le gusta abrazarse a los árboles, como símbolo de su
amor por los seres vivos, su amor a la biología, que ha llenado
las páginas más hermosas de su vida hasta ahora.
Su intensa dedicación a la biología marina la alejó de la vida
social y ahora, una vez jubilada, se ha volcado en ella, en el
voluntariado social, con la misma intensidad con la que se
dedicó al mar.
Todo lo que está vivo debe permanecer activo si no quiere
atrofiarse. Por eso procura que todos sus órganos y su mente
no dejen de funcionar en ningún momento y ayudando a los
demás activa todo su ser.
Además, ejercita continuamente su mente, memoriza, recuerda,
repasa, anota, vuelve a memorizar. No tiene ni móvil ni ordenador;
su mente sigue siendo su agenda y su archivo de datos.
Nada ha sucedido como ella pensaba que sucedería. Pero eso
ocurre a muchas personas. Uno imagina, desea un camino
para sí, pero la vida va trazando un destino y cada uno debe
adaptarse al camino que le ha tocado en suerte. Ha aprendido
una cosa: es en los tropiezos donde aparece la fuerza para
remontar más alto. Así que, a menudo, las páginas amargas
de la vida hay que pasarlas para superarse.
Ahora, también 13
De repente desaparece la rutina y hay que reinventarse… A
Pedro le costó un año acostumbrarse a la libertad, a ser
dueño de su tiempo. Después de tantos años de trabajo, la
libertad recién estrenada lo obligó a replantearse su vida.
Pedro se convirtió en un turista en su propia ciudad. El secreto
de la eterna juventud para él está en la mirada, en aprender
a mirar lo conocido con ojos nuevos. Pasea por su ciudad
diariamente y descubre cada día una ciudad nueva.
Recoge rincones, historias y reflexiones en postales y conjura
así el aburrimiento y la nostalgia, dejándose llevar por su
curiosidad innata.
Al llegar a casa sigue viajando con la mente, esta vez por
países lejanos, como cuando era niño, memorizando nom-
bres de capitales exóticas, dibujando itinerarios y recorridos
imaginarios.
Y llega a la noche felizmente fatigado y cae fácilmente en el
sueño reparador que le permitirá continuar mañana su periplo.
Ahora, también14
Lola pasó su infancia en el campo, en Marruecos. Lo
recuerda con mucho agrado y ese recuerdo es ahora su ideal
de felicidad: relajada, en la naturaleza y rodeada de amor,
compartiendo esa felicidad con otros.
Su asignatura vital pendiente era la universidad, a la que no
pudo asistir de joven, y ahora ha podido retomar ese viejo sueño.
El deseo de aprender es un motor que impulsa su vida
constantemente.
Lola piensa que todas las personas tienen más de una asig-
natura pendiente que deberían retomar cuando pueden
disponer de más tiempo y cuidar más de sí mismas, mimarse
un poco...
Dicen que, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana
y Lola piensa que cuando la vida nos castiga, cuando pasa-
mos por un momento difícil, está siempre en nuestras manos
coger las riendas y cambiar el rumbo, transformar lo negativo
en energía positiva.
Y le gusta el rumbo que ahora está tomando su vida. Le gusta
ayudar como voluntaria, le gusta guiar a la gente por el museo,
le gusta acompañar a una reclusa en sus salidas. Le gusta esta
etapa de su vida.
Ahora, también 15
Bailar, acompasar el paso, enamorarse y alimentar el amor.
Cecilia y Antonio trabajan duro para mantener
viva la llama del amor, de la pasión. No piensan aburrirse
nunca: el aburrimiento mata la pasión.
El amor no tiene edad y siempre hay espacio para el roman-
ticismo, para regalar a la pareja un pedacito de imaginación,
de inteligencia. El amor renueva, vivifica. Cecilia y Antonio
son sensibles, emotivos, apasionados, románticos.
La música ha sido su canal de comunicación preferido, porque
la música acentúa los sentimientos. Juntos bailan el tango
de la vida y saben que lo importante es saber escoger la
pareja y bailar el ritmo adecuado a cada momento, sincroni-
zando cuerpos y espíritus.
El lugar no importa, puede ser el salón de su casa o el bar
donde se encuentran con los amigos. Importan ellos dos
girando juntos al ritmo de la música y diciéndose al oído,
muy cerca el uno del otro, palabras de amor. Al mismo ritmo,
con esa sincronía que da haber bailado miles de tangos,
miles de valses juntos.
Saben que a través de la música consiguen una sintonía, una
intensa comunicación que acrecienta su amor.
Ahora, también16
Son noctámbulos. A Salvador y a Marta les gusta
la noche. Les dan las tantas hablando de teatro. La noche es
su espacio de intimidad, el rincón del día en el que son libres,
independientes.
Parece que los días tienen pocas horas. Cuando uno se hace
mayor, parece que cada hora tiene menos minutos, así que
para conseguir hacer todo lo que quieren le roban horas al
sueño, duermen menos.
Procuran combinar su intimidad de pareja con la convivencia
y la entrega a los hijos y nietos. Es difícil ser padres y abuelos
independientes, todo un arte. Disfrutar de una buena sobre-
mesa con los hijos, pero disfrutar de sus espacios de intimidad
por la noche.
Salvador se aficionó al teatro gracias a Marta. Ahora comparten esa pasión, pueden estar horas y horas comentando una obra y Salvador graba las obras en las que actúa Marta. Pero lo
importante es que el teatro les proporciona esos espacios
íntimos de complicidad y confidencias. La conversación les
proporciona esa necesaria conexión emocional que los
mantiene unidos.
Ahora, también 17
Soñadora, alegre, vital, así es Marta. No acertó con su
pareja, pero ahora, con los hijos ya criados, ha resurgido
como el ave fénix. Nada dura para siempre y el pasado,
pasado está. Se recrea en sus recuerdos de infancia y practica
el olvido de los malos momentos.
En muchas novelas los momentos difíciles llevan a finales
tristes, pero en la vida siempre puede cambiarse el guion con
la voluntad. Fuera tristezas.
Marta ama la literatura y le gusta escribir. La literatura
transforma el dolor en belleza, es buena medicina para los
malos ratos y fuente de conocimiento en todos los momentos.
Escribe cuentos para sus nietos, una manera más de ampliar
y hacer más intensa su comunicación con ellos.
El futuro es para ella el paso de un día tras otro sabiendo que
todos viajamos en el mismo barco, que no estamos solos
y que siempre encontraremos a alguien a quien ayudar y a
alguien que nos tienda su mano.
Compartir genera bienestar.
Ahora, también18
Sus padres lo llamaron Leonardo, como Da Vinci, y tal
vez fue una premonición de su aspiración más alta: ser un
hombre renacentista. Diversificar conocimientos y actividades.
De las telecomunicaciones, al teatro; del estudio de la historia
del siglo xix, a los entrenos de fútbol de su nieto. Buscar el
equilibrio en la diversificación.
Cuando Leonardo aborda un tema, en una actividad, gusta de
sumergirse a fondo, llegar hasta lo más profundo y comunicarlo,
transmitirlo a otros, compartirlo.
“Genio y cultura, hasta la sepultura”, altera el famoso dicho
para adecuarlo a su ideario, el del hombre del Renacimiento,
el hombre total.
Así, para él es vital la tensión que precede a un estreno de
teatro, el sosiego del estudio reposado de la historia del xix, la
actividad compartida con su nieto buscando ese equilibrio que
da no poner todos los huevos en el mismo cesto y combinar
habilidades y conocimientos que pudieran parecer dispares.
Leonardo, como Da Vinci, coincidencia o no, se implica a fondo
en cada actividad que inicia e intenta abarcar el mayor número
posible de áreas del conocimiento.
Ahora, también 19
Rosalía lo sabe todo sobre Madrid, sus rincones, su historia,
sus personajes célebres y no tan célebres, hasta el punto que
es una magnífica guía turística de su ciudad. Si la vida es en
realidad un viaje, el de Rosalía empezó en Madrid y es un viaje
más en el tiempo que en el espacio.
Sumergirse en el tiempo hasta comprender profundamente a
Lope de Vega o a Velázquez. Dotada de una gran memoria,
recuerda libros, fechas e historias y le gusta interrelacionarlo
todo. Muchas veces recuerda a su abuelo, que fue su primer
maestro, una sombra protectora que le transmitió amor, tole-
rancia, aprendizajes…
Vive su jubilación como una liberación que le ha devuelto la
posibilidad de leer incansablemente sobre su ciudad y estudiar
historia de España, porque a ella lo que de verdad le gusta
es estudiar, desde siempre, y ahora dispone del tiempo para
hacerlo a sus anchas.
Le gusta recopilar historias, aventuras de madrileños ilustres,
viajeros inquietos como ella. Rosalía disfruta explicando esas
historias a personas curiosas que asisten embobadas a sus
conferencias y admiran el viaje de Rosalía desde Madrid hasta
Madrid, siendo cada día más parte de la historia de la ciudad,
su memoria viva.
Ahora, también20
Carmen no se lo cree, en breve cumplirá 83. Se arregla,
se pinta los labios, se retoca el pelo y sale de casa, sin sentir el
peso de los años. A veces se da cuenta de la edad que tiene,
pero como no le gusta la idea de envejecer la ignora.
Esta filosofía de vida explica perfectamente su amor a primera
vista por las nuevas tecnologías. Y, aunque vio su primer
ordenador al tiempo de jubilarse de su empresa, no ha parado
hasta dominarlos totalmente.
Portátil, tableta, móvil…, son sus herramientas para aprender
y comunicarse con sus nietos, y para preguntarles acerca de
cualquier duda informática, que ellos resuelven rápido y
encantados del entusiasmo de la abuela.
Enseña como voluntaria los secretos de la informática a
personas sordas. Las caras de alegría de sus alumnos por
cada nuevo aprendizaje son para Carmen una fuente de
energía.
La tecnología avanza y nos invade, nosotros envejecemos. No
podemos quedarnos al margen de los cambios y refugiarnos
en el pasado. Hay que incorporarse a las nuevas formas de
comunicarse con alegría, con ilusión.
Consulta en internet las cosas que no cambian, como la buena
gastronomía, y perfecciona día a día sus magníficas recetas de
toda la vida con las sugerencias que encuentra en la red.
Ahora, también 21
Cuando Mª Antonia cumplió 50 años se dijo a sí misma
que tenía que pasar de “qué tengo que hacer” a “qué quiero
hacer” y se puso manos a la obra.
Como tantos otros de su generación, en su juventud había
comenzado a aprender inglés un montón de veces. La estancia
de su hijo en Londres, solo, fue el estímulo que encontró para
volver a estudiar inglés, por si “le pasaba algo” a su hijo y ella
tenía que desenvolverse en Londres.
Y así va proponiéndose nuevos retos que tienen que ver con
este “qué quiero hacer”… Del inglés a la informática, la bicicleta,
el pilates, cursos y seminarios que la mantienen al día y le sirven
además para ampliar su círculo de relaciones más allá de la
familia, y todo lo que dé sentido a su vida. Y una vez aprendido,
comunicarlo, compartirlo con otros, enseñarlo.
Colabora como voluntaria con enfermos de párkinson porque
considera que, con su optimismo y energía, puede paliar los
efectos secundarios de esta enfermedad que son la tristeza y
el pesimismo.
Porque se puede vivir bien con poca salud y poco dinero, pero
no se puede vivir sin ilusión.
Ahora, también22
Mª del Carmen busca el sol, evita las sombras y
captura la vida con su cámara.
Además, Mª del Carmen también tiene otra manera de capturar
la vida: escribe relatos e historias.
Organiza hermosas coreografías poniendo en danza fotografías,
relatos, imágenes y palabras que ordena en preciosas agendas
que fabrica con sus manos.
Encuaderna las agendas con primor, con sugerentes imágenes
para que otros plasmen sus historias, u otras, con sus propios
relatos, libros artesanos con retazos de vida.
Mª del Carmen domestica su párkinson con la actividad manual
y recobra su equilibrio a través de la música.
No está sola y aún menos interiormente. Pasea en busca de
nuevas imágenes, nuevas historias, y en los puestos de libros
de lance pasa la mano por los lomos de viejos volúmenes
que contienen no solo una historia sino la mirada de todos
los que los leyeron anteriormente.
Ahora, también 23
A Conchita le gusta escuchar. Le gustan las largas
sobremesas en casa con sus hijos y escuchar atentamente
sus opiniones, dónde han estado, qué han hecho. Es su
manera de estar al día, porque tiene claro que ella es la
que tiene que adaptarse a las nuevas maneras de comu-
nicarse, de relacionarse; es ella la que tiene que aprender
de los jóvenes.
Estira cada uno de sus músculos en el gimnasio y sabe que
la mente es también elástica, como el cuerpo. Dedica diaria-
mente un tiempo a la pintura, ese prodigioso entendimiento
entre el cerebro y la mano, e intenta crear arte conjugando
placer y terapia.
Está muy orgullosa de la educación que ha dado a sus hijos y
por eso escucha con respeto sus argumentos. Para ella es un
intercambio generacional y con su nieta comparte voluntariado
social, tardes de compras, experiencia, momentos de relax y
bienestar delante de un café.
Para Conchita la posibilidad de relacionarse con las diferentes
generaciones de su familia es una fuente de felicidad.
Ahora, también24
Sofía y Vicenta no hace mucho que son amigas pero
han congeniado y pasan juntas el mayor tiempo posible. Se
conocieron haciendo de voluntarias en grupos intergenera-
cionales. Les encanta estar juntas.
Juntas leen el periódico, juntas van a la peluquería porque,
aunque cambien las circunstancias y la edad, la coquetería
permanece. Han hecho sus primeros pinitos en el teatro y una
actriz siempre tiene que estar a punto para subir a un escenario,
comentan frente al espejo mientras las peinan.
Son muy diferentes la una de la otra, y eso las lleva a mantener
a menudo inofensivas peleas que aún las unen más y de las que
se arrepienten enseguida.
Las dos han pasado en su vida por momentos de desamor,
pero hay amores que duran toda la vida y su amor al arte es
eterno. Sofía visita museos, Vicenta pinta en casa mientras
escucha música.
La edad les ha aportado paz interior: ya no hay que estar
pendiente de lo que piensen los demás, han ganado inde-
pendencia.
Por el camino han perdido viejas amistades. ¡Cuántas personas
han desaparecido de sus vidas! Por eso dan tanta importancia
a su amistad recién creada, por eso la cultivan como una flor
delicada, por eso la disfrutan intensamente.
Ahora, también 25
A Lucienne le gustan las flores; tanto, que no puede
pasar un día sin comprar un ramo. Le gusta rodearse de
cosas bonitas.
Llegó a Girona desde su Mónaco natal hace muchos años y,
aunque al principio le costó acostumbrarse a la ciudad, ahora
piensa que Girona es una ciudad hermosa porque es una ciu-
dad para las personas. La gente es amable, considerada, cívica.
Aunque lleva más de 60 años en Girona no olvida sus orígenes
y de forma voluntaria enseña francés y habla de Mónaco a
sus alumnos.
De niña aprendió a tocar el violín y ahora ha retomado su
afición a la música y toca la flauta sola o en una orquesta,
conectando así con su infancia.
Lucienne tiene un sombrero para cada ocasión y las ocasiones
son múltiples y variadas. Su colección de sombreros evidencia
que es una persona polifacética, capaz de ponerse en la piel
de mil y un personajes, capaz de ocupar su tiempo con mil y
una actividades de lo más diverso.
Para ella, vivir sola no significa estar sola. La soledad debe
ser soledad deseada, no una soledad dolorosa, y ese dolor
podemos evitarlo abriéndonos al mundo, saliendo a la calle y
disfrutando de nuestra ciudad con nuestros vecinos.
Ahora, también26
Después de toda una vida como fontanero, Fidel es ahora
agricultor, poeta y abuelo. Cuida de su nieto desde que tenía
seis meses. Intenta ser un buen mentor mostrándole el camino
con el ejemplo.
Convierte sus recuerdos en poemas y atesora en forma de
poesía tanto los recuerdos suaves y cálidos como los ásperos
y dolorosos.
Trabaja la naturaleza con mano sabia; planta, injerta, abona.
Pueden conseguirse flores más hermosas si la mano del
hombre modifica la naturaleza y la ayuda a mejorar, a dar
mejor fruto.
Para él, cada tierra requiere un trato diferente y cada estación
requiere su propio ritmo. Hay periodos de calma, otros de
agitación… como en la vida. Sin prisa pero sin pausa se
suceden los días trabajando la tierra.
Y recorre los campos en bicicleta junto a su nieto compartiendo
con él la belleza del paisaje, la charla de amigos, los conoci-
mientos sobre la naturaleza que le dejará como herencia.
Ahora, también 27
Cristina tiene energía suficiente para resistir y remontar.
Su cabeza dice que sí, que puede viajar y hacer mil cosas,
pero a menudo su cuerpo dice que no.
Le molesta que los que la rodean le recuerden a cada paso
que es muy mayor, que hay cosas que ya no puede o no
debe hacer.
La vida pone a prueba continuamente nuestra capacidad de
adaptación y resistencia y con los años vamos aprendiendo
cómo navegar en aguas bravas, cómo recuperarnos de
accidentes, operaciones, reveses, pérdidas; cómo resituarnos
en cada nueva etapa.
Para soportar estrecheces y dificultades Cristina mantiene
vivos pensamientos y sueños y reinventa la vida a su medida,
se adapta a cada nueva circunstancia.
Enviudó hace un par de años y sus amigas la salvaron de la
soledad. Y también la salvaron los libros. Lee a todas horas
y los libros son su refugio y su ventana al mundo.
Ha empezado a escribir sus memorias, a poner en orden
recuerdos y sensaciones. Para no caer en el olvido, piensa
mucho, sueña mucho.
Ahora, también28
La vitalidad y la alegría de Ana son contagiosas. Ella dice
que está siempre alegre porque se rodea de gente con la
que se siente bien.
Disfrutó poco del cariño de su padre, que murió joven, pero
en cambio ha podido convivir con su madre hasta sus 91
años y llenarla de cuidados, mimos y abrazos, porque Ana
siente la necesidad de dar y por eso ejerce como voluntaria
en un centro cívico donde está segura de que los demás
sucumbirán a su alegría desbordante.
A Ana la edad le ha permitido adquirir perspectiva vital,
puesto que le permite ver las cosas con mayor profundidad,
analizar los acontecimientos de su vida y de su ciudad, su
ciudad de adopción, y decidir ayudar, decidir colaborar en
hacer la vida más agradable a sus conciudadanos.
Reír con las amigas es la mejor manera de superar las
dificultades. La risa ayuda a vivir mejor.
Para Ana, el sentido del humor es algo muy serio, pues
permite ver la vida con una perspectiva positiva, llevar bien
contradicciones y contrariedades, superar las adversidades
con la sonrisa en los labios.
Ahora, también 29
La mujer de Manuel estuvo ingresada en una residencia,
debido al avance de su enfermedad de Alzhéimer, durante
ocho años. Durante esos años Manuel la visitó cada día y fue
integrándose en la gran familia que formaban los empleados y
los residentes hasta que, a raíz de una grave infección, decidió
ingresar él también en la residencia que tan bien conocía.
Lentamente Manuel recupera las fuerzas. En la residencia
puede realizar su rehabilitación con comodidad. Es casi cente-
nario pero su tesón hace que su recuperación sea asombrosa,
como lo es su clarividencia y su claridad mental.
Aprende a utilizar el ordenador y juega largas partidas de
ajedrez con contrincantes que vaya usted a saber dónde están
y se comunica con sus nietos, sus hijos y sus amigos.
Para Manuel nada ha sido imposible, no ha habido nada que
no pudiera arreglarse.
Aunque pasa la mayor parte de su tiempo en la residencia y
tiene con empleados y residentes fuertes vínculos afectivos,
le gusta salir con su familia más cercana para sentir su cariño,
que es el antídoto necesario para combatir la rutina de la
residencia. Y alrededor de una mesa, rodeado del cariño de
los suyos, no olvidar nada de lo que ha aprendido a lo largo
de la vida.
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