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4Esdras 9,26-10,60: Experiencias Religiosas y
Teologas del Templo
1. La mujer, la ciudad celestial, y el corazn conturbado de Esdras:
experiencia religiosa o ficcin?
El 4Esdras es un apcrifo judo de carcter apocalptico escrito despus de la
destruccin del templo de Jerusaln por los romanos en el ao 70. Aunque
desconocemos la identidad real del autor1, ste, a travs de una serie de visiones,
dilogos con el ngel (o Dios), orculos, y otras formas comunes a la apocalptica,
va respondiendo una serie de preguntas apremiantes para su pueblo y para su
tiempo. Y esto lo hace con una crudeza y honestidad tal que convirti su escrito en
una obra maestra del gnero apocalptico. Respecto al triunfo militar romano sobre
Israel, le encara a Dios: A caso los habitantes de Babilonia (lenguaje figurado
para hablar de los romanos) se comportan mejor (que los judos) y por ello han
dominado a Sin?2 (3,28). Ms adelante desafa a Dios en los siguientes trminos:
Ahora pues, pesa en una balanza nuestras iniquidades (de Israel) y las de aquellos
que habitan el mundo y se ver a qu lado se inclina el fiel (de la abalanza). Y es
que, en efecto, qu gente ha observado as tus mandamientos? (3,34-35). Y as,
el texto se va desarrollando de manera dramtica en torno a cuestiones vitales:
por qu Israel se encuentra subyugada por los gentiles? Cul es el sentido de la
historia del pueblo judo? Tiene sentido el sufrimiento de Israel?
A travs de una estructura de siete episodios Esdrs va develando poco a poco el
sentido de los sufrimientos de Israel y se va abriendo a un horizonte de esperanza.
En este sentido el episodio cuarto (9,26-10,60) es de gran importancia por cuanto
sirve de transicin desde el llanto al gozo de la contemplacin de la Jerusaln
1 El autor pseudogrfico de la obra es Esdrs, el escriba y sacerdote que lider a un grupo de judos en el
retorno de Babilonia a Jerusaln (428 a.c.), y que posteriormente se convertira en uno de los organizadores de la comunidad postexlica en Israel. 2 Traduccin de D. Muoz Len, en: Alejandro Dez Macho, Apcrifos del Antiguo Testamento, Vol. VI,
Ediciones Cristiandad, Madrid, 2009, p. 357-465.
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celestial. En la introduccin de esta percopa, el protagonista se encuentra en un
campo llamado Ardat donde come hasta saciarse de las hierbas del campo (9,26).
Por qu se menciona la dieta del hroe antes de tener la visin de la Jerusaln
celestial? De qu hierbas se trata? De qu manera estas hierbas y la visin del
protagonista estn relacionadas? Nada se nos dice al respecto, salvo que tras siete
das, mientras dorma, su corazn se turb interiormente, comenz a hablar
delante del Altsimo (9, 27-28), y finalmente tuvo una visin. Esdras nos narra
como a su derecha vio a una mujer llorando y lamentndose con gran voz y
dolindose grandemente, desgarradas sus vestiduras y con ceniza sobre su cabeza
(938). De qu mujer se trata? Qu representa? Estamos ante una ficcin
literaria o una visin real?
Para entender el papel que juega esta misteriosa mujer tenemos que considerar
cmo se dirige a Esdras y qu le dice. Con gran amargura le cuenta su historia,
cmo haba sufrido mucho durante treinta aos de matrimonio debido a su
esterilidad. Cada da y cada noche le haba pedido a Dios descendencia, la que
felizmente llego en la figura de un hijo varn. Sin embargo, cuando ste ya estaba
crecido y se preparaba para tomar esposa, precisamente el da del banquete de
bodas, cay y muri (9, 43-10,1). La afliccin de la mujer fue tan fuerte que huy al
campo donde slo quiere llorar negndose a comer y a beber hasta la muerte.
El papel de la mujer es una genialidad por parte del autor del 4Esdras porque
representa la misma actitud adoptada por el hroe en los anteriores tres episodios.
Esdras, al igual que la mujer, slo se haba quejado amargamente por la perdida de
Jerusaln de parte de los romanos. Esdras, al igual que la mujer, no encontraba
consuelo alguno. La mujer es, por lo tanto, el espejo a travs del cual se mira Esdras
y que permite que ste supere su amargura cuando reprende a la mujer (y por lo
tanto a s mismo) por su ceguera y egosmo. Cmo puedes estar tan ensimismada
pensando en tus sufrimientos cuando el dolor y la perdida de los hijos de Israel han
sido infinitamente superiores? Cmo puedes recibir el consuelo de Dios si no te
abres con confianza a su poder? Cree en Dios, sacude tu mucha tristeza y aleja de
ti la muchedumbre de tus dolores, para que el Fuerte te sea propicio (10,24).
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Ahora bien, es en este momento, cuando el conflicto espiritual de Esdrs se
destraba, cuando la visin de la mujer adquiere caracteres impresionantes.
Efectivamente, mientras Esdras reprenda a la mujer esta se transfigur delante
de l. Su rostro resplandeci en gran manera y su mirada adquiri la apariencia de
un relmpago (10,25). Es ms, de pronto, se escuch un sonido tan potente que la
tierra se conmovi (10,26). Y es que en vez de la mujer, lo que apareci fue una
ciudad enorme con grandes cimientos (10,27). Esta no era otra cosa sino la ciudad
del Altsimo (10,54), la Jerusaln celestial, reflejo de su gloria y del esplendor de su
belleza. En otras palabras, Esdras no slo haba sido capaz de objetivar y superar su
sufrimiento y el estrs a travs del dialogo con la mujer (reflejo de s mismo), sino
que haba podido abrirse a una experiencia trascendente que dotaba de pleno
sentido a la causa de su angustia, la perdida de Jerusaln. Este es un relato, por lo
tanto, escrito con una maestra psicolgica y espiritual nica. La pregunta no se
puede eludir: estamos frente a una mera ficcin literaria o ms bien frente a la
expresin escrita de una experiencia visionaria real?
Ciertas frases en el texto inclinan al lector a pensar que estamos frente al reflejo
de una verdadera experiencia religiosa. Cuando Esdras se llena de temor frente a la
visin de la ciudad celestial llama al ngel Uriel para que le explique el significado
de sta. El protagonista justifica esta accin aludiendo a que ha sido el mismo ngel
quien lo ha hecho caer en este gran exceso de mente (10,28). Ms an, cuando
aparece Uriel le pregunta a Esdras que por qu su inteligencia y el sentido de su
corazn estn conturbados (10,31). Por ltimo, es importante subrayar que el
mismo Esdras alude a sus sentidos cuando seala ms adelante que ha visto lo
que no saba y ha odo lo que desconoca (10,35). Qu quieren decir estas
expresiones? Existen experiencias religiosas extraordinarias tras las descripciones
de estas visiones? O conviene ser precavidos y slo decir aquello de lo cual
podemos estar seguros, esto es de que estamos frente a una creacin literaria?
Experiencia religiosa extraordinaria o gnero literario? O quizs, algo de ambos?
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2. Acercndonos a una definicin de experiencia religiosa:
experiencia y realidad.
Hemos comenzado plantendonos la disyuntiva de definir el cuarto episodio del
4Esdras en trminos de una experiencia religiosa expresada a travs de los cnones
apocalpticos de la poca, o como una magistral creacin literaria de la que no se
puede decir con certeza que responda a una visin real. Antes de repasar las
distintas posturas al respecto, conviene consensuar una definicin sobre
experiencia religiosa. De qu estamos hablando cuando utilizamos este
concepto?3
Lo primero que tenemos que sealar es que desde el punto de vista de la
filosofa, la psicologa, la antropologa, o la teologa, no existe una definicin de
experiencia religiosa que deje contento a todos los estudiosos. Siempre se quiere
acentuar un aspecto o perspectiva sobre otra. Y esto sin considerar que
constantemente van apareciendo nuevos estudios (hoy, especialmente desde la
biologa) que van enriqueciendo el horizonte de investigacin de las experiencias
religiosas. Como el objetivo de este libro no es el profundizar en una definicin de
sta, me contentar con consensuar una descripcin que nos sirva como marco de
referencia para entender una experiencia religiosa. Para ello comenzaremos
estudiando dos conceptos fundamentales: experiencia y realidad. Una vez que
contemos con una definicin de estos conceptos podremos consensuar una
explicacin sobre qu es una experiencia religiosa.
Comencemos, entonces, definiendo el primer concepto, la experiencia, como
toda la vida consciente de la persona considerada desde s misma, es decir, desde la
perspectiva del sujeto. La experiencia incluye todas las formas mediante las cuales
el sujeto se relaciona con la realidad social y con la realidad material, incluye las
percepciones de los sentidos, los sueos, los pensamientos, las sensaciones, la
3 Agradezco la valiosa colaboracin de la Dra. Esther Miquel en la elaboracin del modelo sobre las
experiencias religiosas utilizado en este libro.
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actividad de la imaginacin, los recuerdos4. Mi experiencia es todo lo que yo soy
consciente de haber vivido o estar viviendo. Esta definicin identifica experiencia
trmino utilizado por los estudiosos de las religiones - con contenidos de
conciencia preferido por la neurobiologa. Dicha identificacin excluye nociones
como experiencia inconsciente. Cuando algo sucedido al cuerpo del sujeto
permanece totalmente inconsciente no podramos hablar de experiencia. Es
importante insistir que la experiencia como tal acontece siempre en un sujeto
humano concreto, y es, por lo tanto, fundamentalmente subjetiva. T no tienes
acceso a mi pensamiento, a mis sensaciones, a mis percepciones, a mis recuerdos.
Slo puedes imaginarlos o reconstruirlos a partir de mis actitudes y
comportamientos, y con la ayuda de las claves sociales mediante las que el grupo
interpreta los cuerpos de sus miembros.
El segundo concepto a estudiar es el de la realidad. Especialmente importante
ser clarificar la relacin entre la realidad y la experiencia. Comencemos
diciendo que la realidad es el conjunto de entidades hipotticas o presupuestos a
las que atribuimos la causa de nuestras experiencias5. En otras palabras, la
realidad para el sujeto siempre es una deduccin sacada de experiencias ya
vividas y del conocimiento acumulado que permiten situar, entender, e interpretar
nuevas experiencias. La realidad es una construccin humana basada en mis
experiencias pasadas y, en buena medida, en mis experiencias culturales, por
cuanto cada cultura va acumulando creencias y valores que permiten a sus
miembros comprender y explicar sus experiencias6.
4 Charles D. Laughlin, The cycle of meaning: some methodological implications of biogenetic structural
theory en: Stephen D. Glazier (ed) Anthropology of Religion. A Handbook Praeger, Westport, Connecticut London 1997, p. 476. 5 Esther Miquel, Qu sabemos deEl Nuevo Testamento desde las Ciencias Sociales, Verbo Divino, Estella,
2011, p.203-205. 6 Es importante en este punto sacar a colacin una precisin hecha por Esther Miquel: Construir e
interpretar (la realidad) no es lo mismo que crear algo arbitrariamente de la nada. El proceso de construccin e interpretacin de la realidad tiene dos caractersticas que lo distinguen de la fantasa individual: La primera es que siempre contiene algo que el sujeto considera dado, algo que l no ha creado ni se considera capaz de crear. La segunda caracterstica es que el proceso de construccin e interpretacin de la realidad se realiza, fundamentalmente, mediante procedimientos de discernimiento colectivo en el seno de una sociedad. Para ms detalles: Qu sabemos dep.206.
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Este dialogo entre experiencia y realidad se configura la mayora de las
veces de manera inmediata y rpida, y funciona tan bien, que no somos conscientes
de hacerlo. Es lo que denominamos realidad de la vida cotidiana, esto es, la
realidad formada por todas aquellas entidades con las que estamos familiarizados y
cuyos procesos o comportamientos son para nosotros predecibles. La realidad de la
vida cotidiana es, para cada cultura, el escenario familiar en el que se desenvuelve
la vida diaria de sus miembros. Podemos decir que la realidad de la vida cotidiana
es la realidad construida a partir de la experiencia ordinaria.
Sin embargo, muchos sujetos y grupos humanos sospechan o tienen el
convencimiento de que la realidad de la vida cotidiana no es suficiente para
explicar toda la experiencia humana. Esta sospecha o convencimiento nace de
experiencias extraordinarias, de la reflexin filosfica, de una insatisfaccin
metafsica profunda, de un sufrimiento extremo, de una prdida irreparable, del
enfrentamiento con la enfermedad o la muerte, el descrdito de la autoridad
establecida o de otros significativos, etc. Una forma de superar este impasse es
postular la existencia de otra realidad, distinta de la realidad de la vida
cotidiana, a la que se le atribuye la capacidad de dar sentido y/o explicacin causal
a todo cuanto choca o no encaja satisfactoriamente en la experiencia ordinaria. A
esta realidad postulada, que cada tradicin religiosa o filosfica imagina a su
manera, se denomina genricamente realidad trascendente. La distincin entre
realidad de la vida cotidiana y realidad trascendente dependen en buena
medida de la cultura. No obstante, dentro de cada cultura, la idiosincrasia y el
itinerario vital del sujeto puede jugar un papel importante.
Teniendo este marco contextual bsico podemos, a continuacin, consensuar
una definicin de experiencia religiosa distinguiendo de forma un poco ms
precisa la experiencia ordinaria de la extraordinaria. Esta distincin nos ser de
gran utilidad cuando analicemos distintos textos a lo largo de la obra.
7
3. Definiendo las experiencias religiosas y distinguiendo las
ordinarias de las extraordinarias.
Hemos definido la experiencia como toda la vida consciente (sentimientos,
pensamientos, emociones, sueos, etc.) de la persona, considerada desde s misma,
y en relacin con su interaccin personal, social y material; y la realidad como los
presupuestos nacidos de experiencias pasadas y de la cultura circundante que
permite al sujeto situar y entender nuevas experiencias. Hemos explicado tambin
los conceptos de realidad de la vida cotidiana y realidad trascendente
apuntando a que la segunda viene a dar razn de experiencias extraordinarias
(experiencias extraordinarias, sinsentidos, perdidas, enfermedades, muerte, etc. )
que el conocimiento cotidiano no alcanza a explicar satisfactoriamente. Este es el
contexto adecuado para consensuar una definicin de experiencia religiosa, tanto
ordinaria como extraordinaria, que nos permita responder a la pregunta de si el
texto del 4Ezra 9,26-10,60 es reflejo de una experiencia visionaria real o una mera
produccin literaria.
Entonces, cmo podemos definir la experiencia religiosa en trminos
generales? Una experiencia se define como religiosa cuando el sujeto que la padece
y su comunidad de fe la interpretan como tal7. En este sentido es importante
apuntar que toda experiencia religiosa est referida a la realidad trascendente en la
que cree el sujeto y su comunidad de fe. Esto hace que la experiencia se defina
como religiosa y no como secular8.
Lo que caracteriza a una experiencia religiosa ordinaria es el hecho que el
sujeto que la percibe lo hace a travs de estados de conciencia (sensaciones
somticas y percepciones) mediante los que orienta su praxis cotidiana. Esta 7 Frances Flannery, The Body and Ritual Reconsidered, Imagined, and Experienced, en Experientia Vol. I,
(Ed. F. Flannery, C. Shantz, R.A. Werline), Society of Biblical Literature, Atlanta, 2008, p. 18. 8 Tanto una como otra experiencia religiosa tocan de manera radical dos polos aparentemente
contrapuestos. Por una parte, le confiere u confirma en la persona receptora un conocimiento o poder privilegiado sobre cuestiones humanas fundamentales. Quin soy yo? De dnde vengo? A dnde voy? Qu hay despus de la muerte? Cul es el sentido de la historia? Cmo superar la impotencia frente a problemas como las enfermedades y posesiones? Por otra, le permite tocar una realidad divina, suprema y trascendente, que no se puede entender, aprehender, ni manipular mediante las competencias y habilidades que utiliza el sujeto para insertarse en la vida cotidiana. Para ms detalles: Vicente Vide, En qu Dios creemos?, PPC, Madrid, 2008, p. 37.
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definicin deja en la categora de experiencias religiosas ordinarias un abanico
enormemente variado de vivencias: la peregrinacin, la oracin silenciosa en una
iglesia, el participar de la liturgia dominical, el sentarse en el cojn para practicar
yoga, el vestir una sotana, el llevar las filacterias, etc. A esta categora perteneceran
todas aquellas experiencias que derivan de prcticas habituales, o incluso
rutinarias, pero a las que el sujeto y su grupo de fe otorgan un significado religioso.
As, por ejemplo, presentarse en pblico con velo o con barba es experiencia
religiosa si se hace por motivos religiosos - es la experiencia de sentirse obediente a
unas prescripciones religiosas y de saberse observada e interpretada por los dems
en esa misma clave. Tambin es el caso de muchas experiencias de conversin que,
a pesar de estar acompaadas por emociones muy intensas y tener repercusiones
drsticas en la forma de pensar y de actuar del sujeto, no alteran su percepcin
sensible ni sus sensaciones somticas.
La experiencia religiosa extraordinaria, por otro lado, se distingue de la
ordinaria en que el sujeto la percibe a travs de estados alternativos de conciencia,
esto es, sensaciones somticas y percepciones mediante los cuales el individuo no
funciona cotidianamente. Ejemplos de experiencias religiosas extraordinarias
pueden ser los sueos cuando se interpretan en clave espiritual, las visiones, los
viajes celestes de los chamanes y las diversas vivencias inducidas mediante
consumo de drogas, ciertos ejercicios de yoga o prcticas meditacin, como la
alteracin de los lmites corporales o el sentimiento de unidad absoluta9. Algunas
veces el estado alternativo de conciencia se experimenta en un contexto grupal de
manera somticamente coordinada y cadenciosa. Es el caso de prcticas sufes, de
algunos ritos vuds relacionados con la danza y el sonido rtmico de los tambores,
algunas experiencias de carcter cristiano carismtico etc. Este tipo de experiencia
se explicaran, adems de por el sistema neurolgico espejo (responsable de
nuestra capacidad para imitar a otros seres humanos y que no pasa por la
9 Esther Miquel, Qu sabemos dep.208.
9
reflexin)10, por las creencias y expectativas comunes compartidas por el grupo
acerca del tipo de contacto con lo divino que persiguen.
Es importante constatar que uno de los objetivos primarios de la praxis
religiosa es la transformacin del sujeto. Esta transformacin puede darse a travs
de la bsqueda existencial de una identidad idealizada (inmortal y perfecta;
angelical o admica; divinizada o santificada, etc), o bien, de la bsqueda de la
unin o fusin con lo trascendente que eventualmente diluye la misma idea de
persona (Nirvana, Unin Mstica, Unin Litrgica etc.). En el caso de la
transformacin en una identidad idealizada lo que est detrs es la contraposicin
entre nuestra naturaleza imperfecta y temporal (marcada por el cambio, la perdida,
la enfermedad, y la muerte), y una realidad divina perfecta y eterna que nos llama a
compartir, acercarnos, e identificarnos con su beatitud. Y es que nuestra
verdadera naturaleza humana est como oscurecida por un velo, est como
tergiversada, pero que sin embargo, en nosotros se encuentra la posibilidad de
trascender esta imperfeccin a travs de un descubrimiento cognitivo-emotivo de la
realidad perfecta e inmortal11. Por otra parte, en el caso de la transformacin o
disolucin unitiva, lo que est detrs es la idea que lo nico verdaderamente real es
la divinidad sea que se entienda como el Absoluto, el Todo, el Uno, la Nada etc. en
relacin a la cual las realidades humanas carecen de sustantividad.
Ahora que hemos consensuado una definicin de experiencia religiosa
ordinaria y extraordinaria podemos volver al asunto que nos atae. Hemos visto
cmo una mujer en estado lamentable se ha aparecido a Esdras, quien no tarda en
regaarla por su terquedad quejumbrosa. En ese momento la mujer se convierte en
la ciudad del Altsimo, la Jerusaln celestial. La pregunta que trataremos de
contestar es la siguiente: Existen experiencias religiosas extraordinarias tras las
descripciones de las visiones que encontramos en el 4Esdras? O se tratara slo de
relatos literarios apocalpticos?
10
Julie M. Werner, Sharon A. Cermak, Lisa Aziz-Zadeh, Neural Correlates of Developmental Coordination Disorder: The Mirror Neuron System Hypothesis, Journal of Behavioral and Brain Science, 2 (2012), p. 258-268. 11
Moshe Idel, Cbala y Eros, Siruela, Madrid, 2005, p. 181-182.
10
4. La difcil tarea de desentraar el texto: experiencia religiosa o
gnero literario?
No son pocos los autores que aseguran que lo nico cierto detrs 4Esdras 9,26-
10,60 es que se tratara de una creacin literaria. Y nada ms. Cualquier agregado
es un supuesto del comentarista que no tendra asideros seguros. Y sus argumentos
son de peso. En primer lugar, dicen, los escritos apocalpticos (en nuestro caso el
4Esdras) son pseudogrficos y como tales se basan en convenciones literarias. Al
atribuir el escrito a Esdras, el autor real del texto se est amparando en una
estructura literaria estereotipada de la cual las visiones formaban parte,
especialmente, para expandir o explicar textos veterotestamentarios. En tal caso
nada nos puede asegurar que estamos frente a verdaderas experiencias religiosas12.
Sin embargo, contra argumentan otros, la pseudografa en la antigedad no es un
asunto principalmente de convenciones literarias, sino ms bien de la
interpretacin de las obras o con la autora social de las mismas. Que el autor del
4Esdras le est atribuyendo la autora de su obra a un escriba-sacerdote del siglo V
responde ms a la intencin interpretativa de la misma que a convenciones
literarias. Al igual que el Esdras histrico, el autor de la obra est haciendo un
llamado a la reconfiguracin del pueblo de Israel, esta vez, luego de la derrota con
los romanos. Adems, insisten, no existen, acaso, algunos textos apocalpticos y
visionarios, como el Apocalipsis de Juan o 2Cor 12, cuyos autores prescinden de la
pseudografia? Es que acaso ellos tambin se limitan a comentar o expandir textos
bblicos basndose en convenciones literarias y sin poner nada de sus propias
experiencias religiosas?13.
Pero el asunto no termina all. Los que cuestionan la presencia de una
experiencia religiosa en 4Esdras 9,26-10,60 afirman que el gnero apocalptico es
en general tan estereotipado que podemos encontrar claras filiaciones temticas y
simblicas entre las diversas obras como el caso de nuestro libro con el Apocalipsis
de Daniel o Ezequiel. En concreto, las visiones, orculos, lamentaciones y otras
12
Entre los autores que niegan la posibilidad de probar experiencias religiosas en los textos apocalpticos: Charles Quarles, Joseph Dan, Martha Himmelfarb, Peter Schfer. 13
Para el tema de la pseudografia y en general argumentos a favor de la existencia de las experiencias religiosas en los textos apocalpticos: James Davila, Christopher Rowland, Alan Segal, Michael Stone.
11
tcnicas en los diversos libros se expresan a travs de una terminologa y
simbologa estndar. Si estos textos son verdaderamente expresin de experiencias
religiosas, por qu no ocupan un vocabulario ms espontaneo y natural? Este
argumento es contrastado por quienes sealan que toda experiencia religiosa se
expresa necesariamente a travs de cnones literarios definidos por el grupo social.
Y es que no puede ser de otra manera. Si este ha sido el caso de las experiencias
religiosas de una Teresa de Avila o de una Hildegarda de Bingen, por qu en el
caso del 4Esdras tendra que ser diferente? Adems, afirman, no hay que
absolutizar el carcter estereotipado de la terminologa y simbologa apocalptica.
Un estudio ms detallado reconoce patrones comunes que responden a un mismo
genero literario, en nuestro caso el apocalptico, pero al mismo tiempo una rica
diversidad de imgenes que se explican mejor como fruto de la experiencia
religiosa del autor.
En definitiva, se podr llegar a un consenso al momento de definir la existencia
o no de experiencias religiosas extraordinarias en 4Ezdras 9,26-10,60? Es muy
aventurado decirlo todava. Lo ms probable es que los movimientos pendulares
entre los que aceptan y niegan esta posibilidad seguirn movindose de un extremo
a otro dependiendo de los presupuestos que se adopten al momento de estudiar un
texto. Y es que, en definitiva, nos movemos en un campo definido por
probabilidades. En esta rea no pueden existir certezas.
5. Destrabando el problema: La dimensin personal y social de la
experiencia religiosa.
Quizs nunca sabremos con exactitud si los textos visionarios de la antigedad,
como 4Esdras 9,26-10,60, describen experiencias reales porque, al final del
camino, stas siempre son intraspasables. Como hemos dicho ms arriba, toda
experiencia, ms an si se trata de una religiosa, es por naturaleza subjetiva porque
sucede a un individuo concreto. Pueden acaso los escritos apocalpticos reflejar de
manera apropiada lo que el supuesto vidente sinti? No es mejor guardar silencio
y reconocer una sabia ignorancia respecto a las experiencias religiosas? No es ms
prudente limitarse a los resultados de los estudios literarios, formales, y de las
12
fuentes? Las ltimas investigaciones, especialmente desde la biologa, parecen
apuntar en esta direccin. Y es que la experiencia religiosa ocurre, en ltimo
trmino, en el intrincado sistema neurobi0lgico, o si se prefiere, en la conciencia
de cada sujeto. Esto es particularmente importante en las experiencias religiosas
extraordinarias donde, a travs de una dinmica estimulo-respuesta, ciertas
conexiones neuronales se bloquean o, por el contrario, se hiper-conectan
produciendo en el cerebro un estado de bienestar14. En definitiva, el carcter ntimo
de la vivencia no se puede servir de ningn gnero literario para describir
adecuadamente su esencia.
Por lo tanto, en este libro no responderemos a la pregunta de si existen
experiencias religiosas extraordinarias tras las descripciones de visiones,
transformaciones y viajes celestes que tienen como marco al templo celeste, y que
encontramos en ciertos escritos judos y cristianos como el 4Esdras. La
subjetividad final que define a toda experiencia religiosa es la piedra de tope que
nos impide responder con certeza a si estos textos estn describiendo
acontecimientos reales.
Reconociendo que esto es verdad, tambin hay que sealar que no podemos
entender en su totalidad una experiencia religiosa si prescindimos de sus
dimensiones sociales. Como hemos dicho ms arriba, una experiencia es religiosa
en cuanto es interpretada como tal por el individuo que la padece y su comunidad
de fe. Por lo tanto, no existen experiencias religiosas puras (o de laboratorio)
en el sentido que prescindan de un contenido y valoracin dado por una
comunidad, esto es, de la realidad trascendente en la que creen el individuo y su
grupo social. Esto significa que la interpretacin de una experiencia como religiosa
o no, puede variar enormemente caso a caso en funcin de las creencias y valores
en los que es leda por los distintos grupos. As, por ejemplo, los exorcismos de
Jess son interpretados por sus seguidores como manifestacin de la presencia del
Reino de Dios en medio del pueblo. La misma experiencia no es aprobada por los
dirigentes religiosos quienes la definen como posesin demoniaca confinando al
14
Eugine DAquili, Andrew Newberg, The Mystical Mind. Probing the Biology of Religious Experiences, Paperback, Minneapolis, 1999.
13
protagonista a la marginalidad social. En ambos casos es el grupo quien, de
acuerdo a sus valores y creencias (su realidad trascendente como decamos ms
arriba) quien define los exorcismos de Jess. Experiencia religiosa liberadora o
posesin demoniaca?
Pero no slo el grupo es quien define una experiencia como religiosa o no, sino
que adems le dota de sentido y contenido. En otras palabras, existe una
comunicacin virtuosa entre las creencias religiosas a las que el receptor de la
experiencia adhiere, y lo que dice ver, escuchar o recibir de Dios. El contenido de la
experiencia religiosa debe encajar en o ser reconocido por las expectativas
culturales ambientales y particulares del grupo al que pertenece el sujeto. De
hecho, la experiencia religiosa carecera de sentido si la cultura circundante no las
dotara de significado.
Reconozcamos, adems, otra funcin social fundamental al momento de hablar
de las experiencia religiosas. El marco contextual de la experiencia religiosa se
produce, generalmente, a travs de ritos o ceremonias definidos socialmente. Estos
ritos y ceremonias pueden ser de lo ms triviales en el caso de las experiencias
religiosas ordinarias. Por ejemplo, la liturgia dominical en el caso de los cristianos,
una peregrinacin a un lugar santo, el participar de una fiesta religiosa concreta, el
llevar tal o cual vestimenta o peinado, etc. En el caso de las experiencias religiosas
extraordinarias, sean individuales o colectivas, estos ritos y ceremonias suelen ser
ms sofisticadas, como por ejemplo los movimientos corporales repetitivos y
rtmicos, generalmente siguiendo una cadencia; la utilizacin de ciertas dietas y
ausencia de sueo; la recitacin estereotipada de determinados himnos en medio
de asambleas; la invocacin de figuras ancestrales en conexin con la historia del
grupo; y otros rituales que facilitan el acceso a estados alternativos de conciencia
que caracterizan a estas vivencias15.
Por lo tanto, puede ser que nunca tendremos certeza sobre la existencia o no de
una experiencia religiosa detrs del 4Esdrs 9,26-10,60. Nunca llegaremos al nivel
15
Colleen Shantz, Opening the Black Box: New Prospects for Analizing Religious Experience, en: Experientia, Volume 2, Linking Text and Experience, (Ed. Colleen Shantz y Rodney A. Werline), SBL, Atlanta, 2012, p.11.
14
ms personal del autor real del texto. Qu fue lo que verdaderamente sinti o
experimento en el supuesto que hubo una experiencia religiosa? El punto es, sin
embargo, que aun no pudiendo dar respuesta a esta pregunta, de lo que s podemos
hablar es de las creencias y valores sociales que dotan de significado y sentido a
esta supuesta experiencia tal como nos han llegado en los textos. Si el texto tiene
sentido como expresin de una supuesta experiencia religiosa (y no el mero delirio
fantasioso de un autor al modo del surrealismo mgico), es porque existen una
serie de creencias y valores compartidos por el autor y la audiencia (o lector) que
han definido a la visin como religiosa.
Hemos llegado al punto neurlgico que nos interesa. Platemoslo como una
pregunta a partir del texto que estamos analizando. Cules son las creencias y
valores compartidos por la comunidad que interpreta 4Esdras 9,26-10,60 como
una autentica experiencia religiosa (y no como un relato del gnero ciencia
ficcin)? Cules son los smbolos, los espacios, las historias compartidas por los
miembros del grupo que dotan de sentido y definen 4Esdras 9,26-10,60 como una
experiencia religiosa extraordinaria?
6. Creencias y valores que definen las experiencias religiosas en el
primer siglo: las teologas del templo.
Como hemos dicho, es el grupo al que se dirige el relato de 4Esdras 9,26-10,60
quien ha definido este texto como una descripcin de una experiencia religiosa y no
una mera ficcin literaria. Y lo ha hecho basndose en una serie de experiencias,
creencias y valores que comparten con el autor real. Cmo podramos definir esas
creencias y valores? Existira algn modo general de englobar ese mundo
intrincado de smbolos que constituyen el encuentro con la mujer y con la
Jerusaln celestial de acuerdo a 4Esdras 9,26-10,60? Respondamos en una frase:
las creencias y valores del grupo que define la experiencia de nuestro texto como
religiosa se llaman teologas del templo de Jerusaln. Pero, a qu nos referimos
con esta expresin? De qu se tratan estas teologas?
15
Partamos, entonces, definiendo qu entendemos por teologas del templo16. Las
teologas del templo son un conjunto de creencias y prcticas que permiten a
quienes las mantienen afirmar la posibilidad de las experiencias religiosas,
ordinarias y extraordinarias, descritas en diversos textos, uno de los cuales es
nuestro 4Ezra 9,26-10,60. Para estas personas, los textos en cuestin no seran
exposiciones de creencias ni relatos metafricos, sino descripciones de experiencias
religiosas verosmiles a los ojos de los autores y sus audiencias. Las teologas del
templo hacen verosmiles las descripciones que estudiamos a travs de: (i) Una
concepcin metafsica concreta que incluye una determinada estructuracin del
cosmos, el mundo humano y el espacio donde habita Dios con su corte (cielo en
forma de templo, paralelismo entre el templo terrestre y el celestial, entre
sacerdocio humano y angelical, significado de la localizacin y forma del templo
terrestre etc.); (ii) creencias antropolgicas que apuntan, o bien, a la
transformacin angelical o admica del sujeto como resultado de experiencias
religiosas en el templo de Jerusaln (o su sustituto); o, a la disolucin del sujeto en
lo trascendente a travs de experiencias religiosas extraordinaria de carcter
unitivo, tambin simbolizada a travs del santo de los santos (iii) creencias que
apuntan a la existencia de un ser prominente (sea un ngel o un hroe
transformado en los cielos) que sirva de intermediario entre los hombres y el
absoluto divino.
Para entender la existencia de estas teologas en relacin al santuario,
tenemos que comprender que el templo de Jerusaln era el corazn de las distintas
corrientes que configuraban la pluralidad de aspectos del judasmo hacia el inicio
de nuestra era. Distintos grupos, como fariseos, esenios, saduceos, y las distintas
comunidades que componan las corrientes religiosas, se definan, en gran parte,
en relacin con el templo. Esto era as porque gran parte de la historia del pueblo
de Israel (y por lo tanto de los primeros cristianos) estaba ntimamente relacionada
con el santuario. Se cree que el primer templo fue construido por Salomn hacia el
siglo X a.C. y destruido por los babilnicos liderados por Nabucodonosor II en el
16
Ocupo el plural teologas- porque en este perodo no slo existan posiciones encontradas respecto al templo, sino que tambin porque no haba una sistematizacin ideolgica respecto a los diferentes aspectos del mismo.
16
587 a.C. La construccin del segundo templo se inici bajo el liderazgo de
Zorobabel y fue terminado hacia el ao 516 a.C. Hacia el 19 a.C. Herodes el Grande
comenz una gran restructuracin del templo que lo convertira en una de los
edificios ms impresionantes de su tiempo. No muchos aos despus de la
finalizacin de las obras aconteci la primera sublevacin juda en contra del
Imperio romano cuyo resultado fue la destruccin de Jerusaln y el templo hacia el
ao 70 d.C. Este acontecimiento fue un verdadero trauma para el pueblo de Israel,
como vivenciamos en el 4Esdras. Y es que el templo era mucho ms que un lugar de
culto pblico. Era el lugar donde la realidad trascendente de Dios permeaba de
manera excelsa la realidad material del hombre a travs de una serie de prcticas y
creencias. El templo era la respuesta viva a preguntas humanas fundamentales
sobre la estructura del cosmos, el lugar que Dios y el hombre ocupa en l, el sentido
de la historia, y sobre el origen y destino del ser humano. El santuario era el lugar
desde donde se entretejan las convicciones y los valores del judasmo.
Las teologas del templo, por lo tanto, son las creencias y los valores que definen
a los textos que estudiaremos como experiencias religiosas (y no como ficcin
literaria para recrear la imaginacin del lector). Estas teologas del templo implican
una definicin de Dios y otros seres celestiales, adems de la estructura del cosmos,
el sentido de la historia, y una concepcin antropolgica idealizada. Volvamos,
entonces, al texto del 4Esdras para ver cmo las teologas del templo nos ayudan a
interpretar las visiones del autor.
7. 4Esdras 9,26-10,60 a la luz de las teologas del templo.
Hemos dicho que las teologas del templo constituyen las creencias y valores a
travs de las cuales la audiencia (o lector) interpreta y acepta la visin de Esdras
(9,26-10,60) como experiencia religiosa extraordinaria. Para analizar nuestro
ejemplo tenemos que partir de un supuesto fundamental. El autor de la obra logra
empatizar con los sufrimientos de la audiencia o el lector. Como hemos visto ms
arriba, el dolor por la prdida de Jerusaln y su templo abre una serie de preguntas
existenciales que van al corazn de las contradicciones que la experiencia religiosa
de Esdras est llamada a superar. Por qu Dios ha castigado a su pueblo en mano
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de los gentiles? A caso estos se comportan mejor que los judos? (3,28). Cmo
puede el pueblo creer que Dios se preocupa de ellos despus de la perdida de
Jerusaln y el templo? Cul es el sentido de la historia del pueblo judo? Tiene
sentido el sufrimiento de Israel? El sufrimiento de Esdras es el sufrimiento de la
audiencia o del lector. Sus preguntas existenciales coinciden. En trminos
generales, el problema religioso del sufrimiento de Esdras, como hemos visto ms
arriba, no puede ser resuelto a travs del conocimiento que aporta la realidad de
la vida cotidiana. Es necesario echar mano a una realidad trascendente que situ
y explique su experiencia religiosa, la misma que la audiencia o el lector califican
como posible.
El sufrimiento de Esdras se expresa corporalmente, y de manera ritual, en una
forma que debi haber sido conocida y practicada por la audiencia. Recordemos
que en el mundo mediterrneo los rituales incubatorios conducentes a tener sueos
inspirados incluan el dormir en un lugar sagrado, oraciones, duelo, llanto, ayuno, y
dietas estrictas17. Estas son actividades rituales muy parecidas a los patrones que
vemos en 4Esdras 9,26-10,60. Efectivamente, sabemos que previo a la visin que
nos atae, Esdras, siguiendo las instrucciones del ngel, permanece en un lugar
especial, el campo de Ardat, lleno de hierbas de las que se alimenta durante siete
das abstenindose de la carne y el vino (9,23-37). Si reconocemos en la mujer al
espejo a travs del cual se mira Esdras, entonces ste llor e hizo un profundo
duelo. Finalmente, y luego de seguir esta dura dieta durante siete das, su corazn
se turb interiormente y comenz a hablar delante del Altsimo (9, 27-28), lo
que lo condujo, finalmente, a tener la visin. Todo indica que estamos muy
probablemente frente a la descripcin de un ritual, conocido por la audiencia o el
lector, conducente a la recepcin de una experiencia religiosa extraordinaria.
Pero lo que ms nos interesa constatar es que el contenido de la visin adquiere
sentido a partir de las creencias y valores que hemos definido como teologas del
templo. Fijmonos cmo la angustia de Esdras (y por lo tanto de la audiencia) se
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Frances Flannery, Esoteric Mystical Practice in Fourth Ezra and the Reconfiguration of Social Memory, en: Experientia, Volume 2, Linking Text and Experience (Ed. C. Shantz y R. A. Werline), SBL, Atlanta, 2012, p. 63.
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destraba precisamente a travs de la contemplacin de la restauracin gloriosa de
Sion y su templo. Es en ltimo termino la invitacin que le hace el ngel Uriel: Tu,
pues, no temas ni se espante tu corazn, sino entra y ve el esplendor y la grandeza
del edificio, en cuanto sea capaz de ver el alcance de tus ojos, y despus escuchars
cuanto sea capaz de or la agudeza de tus odos (10,55). Las creencias metafsicas
que estn a la base es la existencia de una Jerusaln y de un templo celestial donde
habita Dios. Efectivamente, y tal como estudiaremos a lo largo de este libro, en esa
poca exista la creencia que el templo de Jerusaln slo era el reflejo de un
santuario verdadero y eterno, el celestial. Y es a travs de la existencia de estas
realidades csmicas supremas que la audiencia interpreta y dota de sentido a la
experiencia religiosa que el autor narra en su obra. S, Jerusaln y el templo han
sido destruidos. La victoria aparentemente es de los romanos. El dolor por la
perdida es inmenso. Pero Jerusaln y su templo slo eran reflejos de realidades
celestiales inmensamente superiores. Estos slo eran espejos de una Jerusaln y de
un templo celestial que se harn presentes en la historia humana en cualquier
momento. Entonces el dolor que embarga al hombre justo desaparecer para
siempre. Y es que coincidir con la aparicin y victoria definitiva del Mesas
esperado (visiones posteriores).
8. Concluyendo con el ejemplo del 4Esdras.
Puede ser que nunca tengamos acceso a la experiencia religiosa que el autor del
4Esdras experiment en los campos de Ardat. En el supuesto de que algo
extraordinario ocurri, es un acontecimiento demasiado personal. No se puede
transmitir de manera adecuada y completa. Sin embargo, s podemos ser
conscientes de las creencias y valores del grupo que escuch y ley el relato del
4Esdras 9,26-10,60 y que defini este texto como expresin de una experiencia
religiosa extraordinaria y no como una mera creacin de ficcin. Estas creencias y
valores se definen como teologas del templo. Se reconoce el dolor del pueblo por
la destruccin del santuario en Sion, pero se recuerda que del llanto emerger la
gloria de una realidad inmensamente superior: la Jerusaln y el templo celestial.
Estas habitaciones divinas existen desde siempre, y desde all Dios gobierna la
historia del pueblo de Israel. Hay una metafsica implcita, una cierta idea sobre la
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estructuracin del cosmos, el mundo humano y el espacio donde habita Dios, que
permiten, a quienes las mantienen, afirmar la posibilidad de la experiencia
religiosa de Esdras.
Lo que es particularmente interesante es que estas teologas del templo no slo
son compartidas por la audiencia que lee el 4Esdras como justificativos y
explicaciones de experiencias religiosas. De manera sorprendente, estas teologas
definen experiencias religiosas no slo para los judos, sino que tambin para los
cristianos y los gnsticos de lugares y tiempos muy diversos. Textos judos
apcrifos tan distintos como el Testamento de Lev, el Documento de Damasco, y
las Hejalot Rabbati tienen una cosmologa, una antropologa, y un sentido de la
historia analogable con un texto gnstico cristiano como el Evangelio de Felipe, o
con una obra cristiana cannica como el Apocalipsis de Juan. Y este sustrato
analogable, que explica experiencias religiosas tan diversas, no es otro que las
teologas del templo. De hecho, el surgimiento del cristianismo y el gnosticismo no
se pueden entender, en parte, si prescindimos de las creencias y valores que
giraban en torno al significado real del templo de Jerusaln. En otras palabras,
parte importante de los textos judos y cristianos primitivos donde se podra
discernir experiencias religiosas, ordinarias y extraordinarias, estn influidos por
las mismas creencias y valores que definimos como teologas del templo.