Post on 05-Apr-2020
de las convicciones y la
fidelidad de los miembros.
Hermano, ¿Por qué pre-
dicas? ¿Es una profesión
para ti, o simplemente una
forma de ganarte la vida?
¿Es una carrera que deseas
ampliar al construir una
gran congregación? ¿Es
una oportunidad para ejer-
citar sus talentos artísticos
produciendo una obra
maestra de palabras cada
semana? ¿Es el orgullo de
que la gente elogie tú pre-
dicación durante años sin
cansarse que lo hagan? La
predicación por estas razo-
nes puede construir repu-
taciones o incluso congre-
gaciones más grandes, pe-
ro no producirá Cristianos
piadosos, bien informados
y doctrinados. La predica-
ción que aprobada por
Dios no es promoción del
predicador, sino para la
salvación y la edificación
de los oyentes.
Observemos tres ejem-
plos de predicación peligrosa
Predicación Peligrosa Sewell Hall
Noviembre-Diciembre 2019 Vol. 19, Número 6
El Expositor
“Predica la
Palabra, in-
siste a tiem-
po y fuera
de tiem-
po” (2 Tim.
4:2—LBLA)
Pred i c a c ión
Peligrosa
Sewell Hall
1
Actitudes Hacia
la Predicación
H. E Phillips
3
Un Estudio de
la Fe
Hugh Fulford
8
Predicando lo que Es Falso
El Antiguo Testamento
está lleno con adverten-
cias Recuerde al ―varón de
Dios‖ que murió porque
creyó la mentira de un
falso profeta (1 Rey.13).
Jesús nos advierte,
―Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vo-
sotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro
son lobos‖ (Mat.7:15). Pe-
dro hace eco en estas pa-
labras diciendo, ―Pero hu-
bo falsos profetas entre el
pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros,
que introducirán encubier-
tamente herejías destruc-
tores‖ (2 Ped.2:1).
El peligro de la falsa
enseñanza es reconocido
por muchos de nosotros.
Pero la enseñanza no tiene
que ser falsa para ser peli-
grosa. Hemos visto como
algunos medios de comu-
nicación pueden distorsio-
nar las noticias al reportar
EE l hombre que acep-
ta la tarea de pre-
dicar el evangelio,
acepta una responsabilidad
impresionante. ―Hermanos
míos, no os hagáis maes-
tros muchos de vosotros,
sabiendo que recibiremos
m a y o r c o n d e n a -
ción‖ [―mayor juicio‖—
Versión Moderna] (Stg.3:1).
La aplicación de estas pala-
bras no puede estar limita-
da a los que comúnmente
llamamos predicadores
locales, pero estas aplican
en una forma muy especial
a tales varones. Cuanto
más tiempo permanezca
un hombre con una Igle-
sias, haciendo ese trabajo,
más responsable se volverá
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Recientemente, alguien
me dijo que sus visitas perió-
dicas a una muy pequeña
congregación de Cristianos
ancianos, y observó que ca-
da vez que el visitó, el predi-
cador estaba advirtiendo
sobre alguna clase de apos-
tasía que realmente no
amenazaba a estos fieles
hermanos veteranos. Todos
los Cristianos, jóvenes y vie-
jos, necesitan el ánimo. El
evangelio son buenas nue-
vas: las promesas que este
hace y la esperanza que da
debieran con frecuencia ser
enfatizadas. El mismo pasaje
(2 Tim.4:2) que llama a los
evangelistas a convencer y
reprender, también los ins-
truye a exhortar. La exhorta-
ción envuelve apelaciones,
suplicas, alientos, y consuelo
(W. E. Vine). ―que amones-
téis a los ociosos, que alen-
téis a los de poco ánimo,
que sostengáis a los débiles,
que seáis pacientes para con
todos‖ (1 Tes.5:14).
Por Otro Lado
La buena predicación
siempre ha venido del cora-
zón de uno que esta apasio-
nado con las necesidades de
sus oyentes y que está con-
vencido que la Palabra de
Dios es la solución a las ne-
cesidades de ellos. Una de
las tentaciones involucradas
en la predicación a la misma
congregación todos los do-
mingos es la sensación de
que uno debe tener algo
nuevo o una presentación
novedosa de lo antiguo.
Las necesidades de los
oyentes pueden ser olvida-
das. Uno pudiera usar Escri-
tura ― inclusive limitarse a la
únicamente hechos selec-
cionados. Estos hechos
pueden ser verdaderos,
pero si ellos no presentan
todo el cuadro completo,
dejan falsas impresiones.
Una madre puede no
alimentar a su bebé con
veneno, pero si ella no le
da una dieta balanceada
que el bebé necesita, ella
puede estar contribuyen-
do a su enfermedad o
inclusive la muerte.
Predicando Única-mente en Genera-
lidades
Podemos estar com-
placidos cuando alguien
nos dice, ―Me ha motiva-
do en obedecer a Dios en
todo‖ Tales palabras son
alentadoras, pero no de-
biéramos suponer que
nuestro trabajo se ha
cumplido cuando esto es
dicho. Los compatriotas
de Jeremías ―Sea bueno,
sea malo, a la voz de
Jehová muestro Dios al
cual te enviamos, obede-
ceremos, para que obede-
ciendo a la voz de Jehová
nuestro Dios nos vaya
bien‖ (Jer.42:6). Sin em-
bargo, cuando Jeremías
les dijo lo que Dios quería
de ellos, ellos totalmente
lo rechazaron y le llama-
ron un mentiroso.
Es nuestro trabajo, co-
mo el de Jeremías, mos-
trar a nuestros oyentes lo
que Dios dice que ellos
predicación expositiva ― y
todavía no tratar con las
necesidades de su audien-
cia.
Jeremías reprendió los
pecados de su generación
y les advirtió de las conse-
cuencias futuras hasta que
él fue tentado a guardar
silencio. ―No me acordaré
más de él, ni hablaré más
de su nombre; no obstan-
te, había en mi corazón
como un fuego ardiente
metido en mis hue-
sos‖ (Jer. 20:9).
―Alguien dijo que hay
tres clases de predicado-
res. El primero tiene algo
que decir — es un habla-
dor pagado que tiene que
llenar una cierta cantidad
de tiempo cada semana. El
segundo tiene algo que
decir, y eso es mucho me-
jor. Pero el mejor de todos
es el tercero — lo mejor de
todo es el tercero, el hom-
bre que tiene algo que
decir y lo dice. Esa fue la
clase de predicador que
fue Jeremías‖ (L. A. Mott
en Thinking Through Jere-
miah).
Cada uno de los que
predicamos debiéramos
preguntarnos, ―¿Cuál es
ese fuego encendido en
mis huesos que no puedo
soportar? Si no tenemos
semejante fuego, o algo
diferente a ―lo que sea
buena para la necesaria
edificación‖ (Efe.4:29),
entonces es mejor que
dejemos de predicar.
― Fuente: Biblical In-
sights, Vol. 10; Núm.3; Marzo 2010
debieran hacer y no hacer.
Necesitamos ser enseñados
en lo que esta mal con la
profanidad, el baile, la bebi-
da, la inmodestia y otras
practicas mundanas; como
también lo que está mal con
el evangelios social, la músi-
ca instrumental, el Calvinis-
mo, el Denominacionalismo,
el institucionalismo y otros
errores doctrinales.
Predicadores, ¿Cuánto
tiempo hace desde que uste-
des predicaron sobre estos
temas? Ancianos, ¿Cuánto
tiempo hace desde que el
rebaño del que son respon-
sables ha sido instruido so-
bre temas como estos? In-
cluso si los miembros mayo-
res los conocen, ¿Qué sobre
los jóvenes que no han escu-
chado los sermones de hace
treinta años? Mi hermano
Bill, ha observado que las
Iglesias varían en sus senti-
mientos sobre la predicación
doctrinal sana. La primera
Iglesia no quiere enseñanza
sana y evitará a los predica-
dores que teman que pue-
dan producirla. La segunda
Iglesia aceptará una ense-
ñanza sana y la apreciará,
pero no la demandará. La
tercera Iglesia únicamente
acepta la enseñanza sana
sino que aceptará nada me-
nos que eso. Sin embargo,
aquellas Iglesias que la acep-
ten pero no la obtienen por
un período de diez años de-
jarán de quererla.
Predicando lo que está Limitado a los Ata-ques sobre la Munda-
nalidad y el Error
Esta clase de predicación
puede matar a una Iglesia.
DD i v e r s a s
a c t i t u d e s
caracterizan la
p r e d i c a c i ó n d e l
evangelio de Cristo.
Estas actitudes dentro
de la pálida Iglesia de
n u e s t r o S e ñ o r
atestiguan a nuestros
muchos fracasos en
llevar a cabo la gran
comisión de Cristo.
Muchos de esta
generación ―tendrán
apariencia de piedad,
pero negarán la eficacia
de ella‖ (2 Tim.3:5).
Nuestra actitud hacia la
predicación es tan
importante como la
obediencia misma.
D e b i é r a m o s s e r
c u i d a d o s o s q u e
nuestros motivos en la
obediencia sean puros,
porque en el día final,
todos los secretos de
los hombres serán
revelados.
Al sugerir algunas de
las diversas actitudes
que interrumpen la
p r e d i c a c i ó n d e l
evangelio, permítanme
leer un o dos versículos
de la Epístola a los
Filipenses, ―Algunos a la
verdad, predican a
Cristo por envidia y
contienda; pero otros
de buena voluntad. Los
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sentimientos de mis veci-
nos y amigos‖ Hermanos,
es prácticamente imposi-
ble que un sano predica-
dor del Evangelio perma-
nezca mucho tiempo con
una congregación con
esta clase de actitud. Ni
Cristo ni los apóstoles
pudieron haberles predi-
cado. Esteban no habría
sufrido el mismo destino
como le sucedió en ma-
nos de aquellos malvados
Judíos (Hech.7:54-60).
Tenemos algo que de-
cir a los predicadores que
alivian a las audiencias
más adelante.
Pablo habló de seme-
jantes actitud en su epís-
tolas a Timoteo, ―Porque
vendrá tiempo cuando no
sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo come-
zón de oír, se amontona-
rán maestros conforme a
sus propias concupiscen-
cias, y apartarán de la
verdad el oído y se volve-
rán a las fabulas‖ (2
Tim.4:3,4).
Es una cosa triste que
existan muchos predica-
dores y ancianos que es-
tán listos para gratificar
este deseo. Esta actitud
es destructiva para la
Iglesia y para la comuni-
dad.
unos anuncian a Cristo
por contención, no since-
ramente, pensando aña-
dir aflicción a mis prisio-
nes; pero los otros por
amor, sabiendo que estoy
puesto para la defensa
del evangelio‖ (Fil.1:15-
17).
Ahora, analicemos al-
gunas de las actitudes de
la Iglesia hacia la predica-
ción del evangelio de
Cristo.
1. Algunos suponen
que el Evangelio es un
sistema filosófico de
enseñanza para apoyar
alguna organización
religiosa. En esto, todo
lo que no puede ser ex-
plicado por la razón del
hombre no se considera
una parte del Evangelio.
Pero Pablo nos asegura
que la sabiduría del mun-
do es necedad para Dios
(1 Cor.1:25-27). Cierta-
mente, los filósofos más
grandes del mundo fue-
ron Cristo y sus apósto-
les, pero el evangelio de
Cristo contiene mucho
más que sólo la filosofía
de la que los hombre se
glorían. La debilidad de
esta actitud es mostrada
en muchas congregacio-
nes que insisten en que
―su ministro‖ es un gran
filósofo. Parecen creer
que esto hace a un gran
predicador, pero no lo es.
2. La Actitud que el
Evangelio no es para
criticar a nadie, sino
únicamente trata con
el “amor de Dios”. Es-
tas personas exclaman:
―No vayas a mencionar
nada que lastime a los
Actitudes hacia la Predicación H. E. Phillips
T o d a s l a
congregaciones
necesitan variedad en
las enseñanzas que
r e c i b e n y n o
ú n i c a m e n t e l a
exhortación y la palabra
de Dios está adecuada
para muchos usos (2
Tim.3:16; 1 Tes.5:14) El
hno. Sewell Hall en su
artículo Predicación Peligrosa, hace un
llamado al balance
desde los púlpitos. En el
material Actitudes hacia la Predicación el
hermano H. E. Phillips
ofrece un repaso de
algunas actitudes que
reflejar inmadurez tanto
en las audiencias como
e n a l g u n o s
predicadores. Aunque
escribió el tema hace 70
años (1949) él parece
estar describiendo las
condiciones y actitudes
de nuestra propia
generación. En Un Estudio de la Fe. El
Hno. Hugh Fulford tiene
un estudio muy práctico
sobre una de las
palabras más dominantes
del Nuevo Testamento.
El Expositor Noviembre-Diciembre 2019 COLUMNA EDITORIAL
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ción debe manifestarse en
el amor por las almas de
los hombres, pero sin la
menor idea de comprome-
terse con el error. La acti-
tud correcta de la Iglesia
debiera ser predicar el
evangelio con bondad y
amor, pero en una forma
firme, enérgica y no com-
prometida. Se debiera de-
nunciar el pecado sin par-
cialidad o favor, pero no
volverse tan arrogante y
santurrón olvidando el es-
píritu de Cristo.
4. Otra Actitud es que
el Evangelio es única-
mente para las personas
populares e influyentes
de una comunidad. Mu-
chas Iglesias hoy se esfuer-
zan en convertir al rico y a
la clase pudiente y descui-
dan al pobre y humilde de
la comunidad. Seguramen-
te, debiéramos esforzarnos
por convertir a todos los
hombres que escuchen las
buenas nuevas de Cristo,
pero la actitud que algu-
nos son más importantes
que otros a la vista de Dios
es cometer un grave error.
Dios no hace acepción de
personas (Hech.10:34) y no
debiéramos hacerlas noso-
tros. El evangelio es de una
aplicación universal, y la
actitud que está limitada a
unos pocos está equivoca-
da. Abandonemos esta
disposición.
5. Algunas personas
miran en el Evangelio un
esquema para hacer di-
nero.
3. En el Extremo opues-
to está el grupo cuya
actitud hacia el Evange-
lio es que uno debe estar
peleando todo el tiempo
con sus hermanos para
ser sano y fiel. Para aque-
llos de este grupo, el Evan-
gelio es un sistema de en-
señanza muy agresivo y
abusivo. Estas Iglesias no
quieren un predicador a
menos que él sea capaz de
"maldecir y pelear" de una
forma bíblica (?). Todavía
tengo que encontrar un
ejemplo en la Biblia en el
que cualquier predicador
del evangelio haya abusa-
do tanto de su cargo como
para discutir continuamen-
te con sus hermanos en la
Iglesia por medio de un
lenguaje abusivo. Cuando
Cristo fue injuriado, él no
volvió a injuriar. El Evange-
lio no requiere un lenguaje
abusivo y cruel.
Sin embargo, no obten-
ga una falsa impresión en
esto. El Evangelio no es un
sistema suave para com-
prometerlo. Ciertamente,
hay mucha ―lucha‖ en el
evangelio, y predicarlo,
requiere una lucha sosteni-
da hasta el fin. Pero esta
lucha no es de naturaleza
personal, sino entre los
poderes de la oscuridad y
el Rey de gloria. Cristo
murió y entregó el evan-
gelio porque él amó a los
hombres aunque ellos es-
taban en delitos y peca-
dos. Un espíritu semejante
al de Cristo en la predica-
Esta actitud ha surgido
del énfasis puesto en el
dinero en las institucio-
nes denominacionales.
Muchos Cristianos son
muy parecidos al pueblo
de Israel en la antigüe-
dad. Ellos quieren ser
como las naciones a su
alrededor. Hay un es-
fuerzo continúo para
copiar las actitudes de
las diversas denomina-
ciones.
No creo que esta sea
la única y más sobresa-
liente razón de esta acti-
tud. Hay muchos miem-
bros egoístas y codicio-
sos en la Iglesia que se
necesita mucha predica-
ción sobre este tema un
fiel predicador predicará
sobre aquello que esta
faltando en una congre-
gación más que sobre
aquella parte bien esta-
blecida, como Nehemías
lo hizo al reconstruir las
murallas de Jerusalén
(Neh.1-6). Estos miem-
bros amantes del dinero
odian escuchar la verdad
predicada con respecto
al ofrendar conforme a
su prosperidad porque
han cultivado la actitud
mencionada aquí.
Amigos, el evangelio
de Cristo no es un es-
quema para levantar
dinero, sino es el poder
de Dios para la salvación
de las almas (Rom.1:16).
Sin embargo, el evange-
lio demanda que cada
EL EXPOSITOR es
una publicación de ar-tículos sanos, edificantes y relevantes al desempe-ño del fiel Expositor de la
Palabra de Dios. Cual-quier comentario diríjalo a su editor responsable:
Armando Ramírez 1 de Mayo
# 214 Valle Hermoso,
Tamps. 87501 México. E-Mail: Armandokat-
tan70@gmail.com
El Expositor Nov-Dic. 2019 Pág. 5
una reputación de estar
vivo, cuando en realidad,
estamos muertos espiri-
tualmente. Nadie será
salvo solamente por lo
que no hace. Esta es una
actitud peligrosa y debie-
ra ser fuertemente de-
nunciada.
6. Algunos creen que
el Evangelio cambia
con las Edades. Es de-
cir, que hoy no estamos
obligados a obedecer
como se hizo en la Iglesia
primitiva. Pocos admiti-
rán esto, pero la prueba
es tan fuerte para ser
negada aun en la Iglesia
del Señor. Unas pocas
cosas servirán para ilus-
trar esta declaración.
a. La total suficiencia
de la Iglesia para realizar
la obra del Señor. En los
tiempos apostólicos la
Iglesia fue la única orga-
nización del Señor para
llevar a cabo la obra.
Ahora, muchos deben
tener diversas organiza-
ciones dentro y fuera de
la Iglesia para realizar la
obra del Señor. El único
remedio para esto es ol-
vidar toda organización
que intenta facilitar la
obra del Señor y regresar
al antiguo orden, no con-
tinuar vendándonos
nuestros mismos los ojos
y formar excusas que
estamos viviendo en una
era diferente. El evange-
lio es un sistema de en-
señanza para libertar al
hombre del pecado. Es
nacido en el Cielo y no
puede ser mejorado. Si el
pecado es lo mismo, así el
evangelio debe ser lo mis-
mo.
b. La tendencia a pasar
por lato el pecado y la
mundanalidad en la Iglesia.
En los tiempos de los após-
toles la Iglesia fue enseña-
da apartarse de todos los
que persisten en vivir en
pecado (1 Cor.5:11-16).
Hoy algunos en la Iglesia
intentan pasar por alto
ciertos pecados y aun apro-
barlos por medio de los
ancianos y entre algunos
predicadores. Si esto no es
un ejemplo de está actitud
que el evangelio debe ser
cambiado con el cambio de
las épocas , entonces que
es?.
7. Muchos dentro de la
Iglesia tienen la actitud
que el Evangelio no está
completo. Argumentan
que ciertas cosas deben
estar acompañadas para ser
efectivas. Para esta clase de
personas, el evangelio no
tiene el poder para atraer y
convertir a los pecadores.
Toda clase de entreteni-
miento concebible tiene
que ser añadido para volver
al evangelio atractivo a las
personas, especialmente a
los jóvenes. Cuando enton-
ces, ellos vienen a formar
parte de la Iglesia ¿A quien
han sido convertidos? ¿A
Cristo o al entretenimiento?
Si usted lo quiere saber,
retire el entretenimiento y
verá cuanto tiempo pueden
ellos permanecer. El evan-
gelio de Cristo no necesita
Cristiano ofrende de
acuerdo a su prosperidad
con buena voluntad y
con regularidad, (1
Cor.16:1-2; 2 Cor.9:6-7) y
nadie puede adorar a
Dios correctamente sin
obedecer este requeri-
miento.
5. Otra actitud es
que el Evangelio es úni-
camente negativo. ―No
debiera hacer esto o
aquello‖ Muchos asumen
que si ellos no roban,
asesinan, mienten, come-
ten adulterio, etc., están
del todo bien. Hermanos,
el evangelio es tanto po-
sitivo como negativo.
Jesús dijo: ―No todo el
que me dice: Señor, Se-
ñor, entrará en el reino
de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi
Padre que está en los
cielos‖ (Mat.7:21). Natu-
ralmente que debemos
cumplir con todo lo que
el Padre nos ha ordena-
do y abstenernos del
mal, pero no es suficiente
con no hacer esto o
aquello. Debemos cum-
plir positivamente con
todo lo que el Padre nos
manda (Stg.4:17).
Muchas Iglesias nece-
sitan sacudirse del sueño
espiritual de asegurarse
que ―no hacemos esto o
aquello‖. Tal como Cristo
envió una palabra de ad-
vertencia a la Iglesia en
Sardis ―Yo conozco tus
obras, que tienes nombre
de que vives, y estás
muerto‖ (Apoc.3:1) así mu-
chos pudiéramos tener
de cosas como estas para
ayudar a convertir almas para
Cristo (Rom.14:17) Necesita
únicamente que fielmente se
proclame y los resultados se-
rán conversiones a Cristo.
8. Otra Actitud es que
mucho del Evangelio no es
necesario. Muchas congre-
gaciones en el país están sa-
tisfechas con los primeros
rudimentos del evangelio
(Heb. 6:1) y se cansan cuando
se presenta la carne. La dis-
posición de muchos hoy es
―cree, arrepiéntete, confiesa a
Cristo y bautízate para el per-
dón de tus pecados y luego
siéntate y espera en las ban-
cas hasta que Cristo venga de
nuevo‖
Pablo claramente nos en-
señó que hay mucho más en
el evangelio de Cristo en su
sentido comprensivo que los
primeros rudimentos ―Porque
debiendo ser ya maestros,
después de tanto tiempo, te-
néis necesidad de que se os
vuelva a enseñar cuáles son
los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis
llegado a ser tales que tenéis
necesidad de leche, y no de
alimento sólido‖ (Heb.6:12).
Lea también los versículos 13
y 14. La obediencia a los pri-
meros rudimentos es única-
mente el principio, y no el
final del servicio del Cristiano.
El evangelio está completo
para servir a los propósitos de
Dios. No le falta un solo pun-
to. Contendámonos fielmente
por la fe una vez dada a los
santos (Judas 3).
Página 6 El Expositor Noviembre-Diciembre 2019
en la destrucción de la
efectividad de los predica-
dores del evangelio. Si
algún grupo debiera en-
tender y apreciar la histo-
ria de la cruz este debiera
ser el que forman aquellos
varones que han dedicado
sus vidas a la proclama-
ción del evangelio de Cris-
to. Pero es triste observar
que muchos de estos va-
rones se han apartado del
evangelio simple y ya no
más contienden por la fe
una vez dada a los santos.
Ahora les llamaré su
atención a unas pocas
actitudes de los predica-
dores que se han desarro-
llado para obstaculizar el
progreso de la obra del
Señor.
1. El Predicador mo-
derno ha llegado a juz-
gar que solo los
“educados” pueden
predicar. No estoy en
contra de la educación
secular. Creo que es valio-
sa en cualquier obra, pero
decir que únicamente los
―educados‖ pueden predi-
car es cometer un serio
error. Algunos de los más
efectivos y más grandes
predicadores del evange-
lio tuvieron poca poco
más del grado 8 en su
educación. No, ellos no
fueron grandes en la sabi-
duría de este mundo, pero
conocían lo que la Palabra
de Dios dice.
Muchas son las con-
gregaciones que no per-
mitirán que un varón pre-
dique quien no tenga
una educación de Cole-
gio con al menos dos
títulos Universitarios. Es
el deseo de ellos tener a
un varón educado para
competir con el mundo
denominacional. Herma-
nos, el evangelio es sufi-
ciente. El evangelio es lo
suficientemente podero-
so para silenciar a cual-
quier predicador deno-
minacional. Uno es un
predicador del evangelio
si uno predica el evange-
lio de Cristo, ya sea que
tenga tales títulos como
―LL.D‖, ―D.D‖, o un ―PhD‖
o no.
2. La Actitud de pre-
dicadores “grandes” y
“chicos” es un gran
obstáculo a la causa
de Cristo. Nunca hubo
una idea tan alejada del
espíritu de Cristo como
ésta. Hay pocos predica-
dores entre nosotros que
se hayan clasificado co-
m o p r e d i c a d o r e s
"grandes". Lo común es-
tá muy por debajo de él
en todos los aspectos. Un
cuadro de estos predica-
dores considerados así
mismos ―grandes‖ es
presentado en Lucas 18:9
-14 en la figura del Fari-
seo que pensó de sí mis-
mo muy por encima del
humilde publicano. Todo
predicador del evangelio
debiera seguir a Pablo y
contar todo como pérdi-
da (incluso a la grandeza)
para que pueda ganar a
a otros a Cristo (Fil3:8).
Cuando cualquier predi-
cador, no me importa
cuánta habilidad él pue-
da tener, crece en su pro-
pia estimación estar por
encima de los demás,
pierde inmediatamente
su poder como un predi-
cador del evangelio.
3. Unos pocos predi-
cadores tienen la acti-
tud hacia el Evangelio
que si ellos no pueden
originar alguna cosa
nueva en la Iglesia eso
les convierte en un líder
de hombres y mujeres
a la vista de Dios. Como
alguien ha dicho: ―Todo
lo nuevo no es verdade-
ro, y todo lo verdadero
no es nuevo‖. Un predi-
cador sano y firme es
uno que predica sólo lo
que los apóstoles predi-
caron por el poder del
Espíritu de Dios.
Muchas desviaciones
de la verdad se origina-
ron en el deseo de algu-
nos predicadores de ser
conocidos entre los her-
manos. Algunos predica-
dores clamorosos han
logrado llevar a unos
pocos hermanos a la di-
gresión, pero la verdad
está en contra de ellos y
caerán.
4. La Actitud de algu-
nos predicadores es
complacer a la Con-
gregación a cualquier
costo. Ellos tienen un
―trabajo‖ y deben mante-
nerlo. Pablo habló de
aquellos que no conti-
nuarían en la sana doctri-
na, sino que amontona-
rían para si mismos
maestros que les darían
comezón en sus oídos y
suavizarían sus pecados
(2 Tim.4:1-4). Si el peca-
do de adulterio existe en
la Iglesia, el predicador
no predicará contra ello.
Es bastante divertido,
pero triste, ir a muchos
lugares y encontrar al
predicador local que le
informan con tacto cier-
tas cosas sobre las que
no debe predicar. Usted
puede estar seguro de
que eso lo que debe pre-
dicar, porque esa con-
gregación ciertamente lo
necesita. Un predicador
que se venderá a un gru-
po de pecadores por un
salario no es mejor que
Judas que vendió al Se-
ñor en manos del enemi-
go.
Hermanos, las masas
aman la verdad. Hablo
de la Iglesia. Usted pue-
de ganar el favor tempo-
ral de unas pocas perso-
nas en pecado por medio
de tal predicación, pero
usted pierde el favor con
Dios. Esto es un mal ne-
gocio. La verdad es todo
lo que salvará. Predicar a
tiempo y fuera de tiem-
po, sin temor o favor. Si
una Iglesia está en peca-
do y dormida espiritual-
mente, Si una iglesia
está en pecado y duer-
me espiritualmente, no
dude por un momento
en exclamar contra tal
pecado. Si usted, como
predicador, es expulsado
de la iglesia, sacuda el
polvo de sus pies y vaya
a otros lugares con la
misma verdad del evan-
gelio. No nos atrevamos
a "endulzar" o "pedalear
suave" el poder de Dios
para salvar. Exponga el
error donde sea que lo
encuentre, ya sea dentro
o fuera de la iglesia. No
te dejes cegar por el
amor y la alabanza de
los espiritualmente
muertos.
5. Otra Actitud de
muchos predicadores
es aquella del com-
promiso. Los predicado-
res amadores de la
"unión", dispuestos a
reconocer un principio
de verdad para ganar
popularidad, son muy
peligrosos. No existe la
menor posibilidad de
compromiso con la ver-
dad de Dios. Cristo oró
por la unidad entre sus
discípulos sobre la auto-
ridad de su palabra. Nin-
guna otra norma lo hará.
Recientemente en
esta revista apareció un
artículo titulado ―Para
que Todos sean Uno‖.
Recibí dos o tres cartas
refiriéndose a partes del
artículo y cuestionando
Vol. 19, Número 6
que ―El Premilenialismo‖
y la ―Palabra de Dios
como la base para la
Unidad‖. En una de estas
cartas se sugirió que un
compromiso con "antis",
"premi l lennial i s tas" ,
"usuarios de instrumen-
tos" podría efectuarse
dando cada uno un poco
y permitiendo que cada
uno crea y practique lo
que cree que la Biblia
enseña. Pero ningún
predicador debiera tener
la audacia de vender un
principio de la verdad
para ganar el favor de
los que están en error.
La Biblia no enseña una
serie de doctrinas diver-
gentes una de otra. En-
seña sólo una — la doc-
trina de Cristo. Donde
dos diferentes doctrinas
son enseñadas, una ne-
cesariamente está equi-
vocada. Cerrar nuestros
ojos a esto y exclamar
por un compromiso es
cobarde y peligroso para la
salvación de nuestra alma.
No ceda a ningún principio
Escritural en compromiso
para logar popularidad y
favor de los hombres.
6. La Última Actitud
que mencionaré en
este estudio es aquella
de muchos predicado-
res, especialmente,
predicadores jóvenes,
que están buscando
un “trabajo cómodo”.
Cuando alguien te dice
que la predicación del
evangelio es algo fácil,
puedes marcarlo como
Página 7
puede obtener. Un pre-
dicador del evangelio
tiene cerca de 12 a 18
horas cada día, siete días
de la semana, cada se-
mana en cada año para
realizar su obra. Varias
horas de cada día debie-
ran ser pasadas en el
estudio de la Biblia y la
oración. Cada sermón
debiera estar lleno con
la verdad convincente.
La predicación diaria y la
enseñanza debiera ser
efectuada. Cada oportu-
nidad y cada fuente dis-
ponible debiera ser
aprovechada para hablar
la historia de Cristo.
Cuando la actitud de
la Iglesia y del predica-
dor se vuelca hacia el
deseo de salvar a hom-
bres y mujeres del terri-
ble sufrimiento que se-
guramente vendrá de
una vida pecaminosa y
negligente, entonces la
Iglesia crecerá como en
los días de los apóstoles.
Dejemos que los ancia-
nos, los predicadores y
los cristianos exijan un
evangelio no compro-
metido, simple, sencillo,
riguroso y contundente
sin temor ni favor. En-
tonces y solamente en-
tonces invocaremos las
bendiciones del Dios
Todopoderoso.
― Fuente: Guardian Of Truth, Vol. XXXIII, No.19 Octubre 5, 1989, Págs. 13-14 y No. 20, Págs. 3-4; Oc-
tubre 19, 1989).
una persona que no sa-
be lo que es la predica-
ción del evangelio. Es
una de las obras más
difíciles y desafiantes
que uno puede encon-
trar. No hay nada fácil
acerca de la verdadera
predicación del evange-
lio.
Esta es la misma idea
que muchos miembros
de la Iglesia sostienen
del trabajo del predica-
dor. Todo lo que un pre-
dicador tiene que hacer
es predicar sermones no
más de 20 a 30 minutos
cada Domingo, enseñar
una clase de 30 minutos
en la noche del Miérco-
les, y ―llamar‖ a unos
pocos de los miembros
durante la semana. El
resto del tiempo él lo
tiene libre para su placer
y su entretenimiento.
Muchos predicadores
siguen esta idea en mu-
chas Iglesias. Ellos duer-
men hasta medio día
todos los días, hace una
pocas ―llamadas pasto-
rales‖, juega golf o va a
pescar en las tardes,
asiste a ver una película
o alguna fiesta especial
en las noches y luego su
día ha terminado. El
Sábado por la mañana,
él abre ―un sermón enla-
tado‖ y está listo para el
Domingo. Esto es lo más
cercano a la predicación
que cualquier predica-
dor denominacional
cados (Hechos 2:28) están envueltos en lo que significa bíblicamente creer o tener fe. Refiriéndose a la palabra “Fe” en su sentido comprensivo, Joseph H. Thayer, el erudito y lexicógrafo en el Griego, dice, “Una convicción, estar lleno de una confianza... conjuntamente con la obediencia a Cristo” (A Greek-English Lexicon of the New Testament, Pág. 511). En otras palabras, la fe salvadora es una fe obediente que se somete a cualquier condición u obras ordenadas por Cristo o por Sus apóstoles inspirados que han sido establecidas para ser salvos o para tener la remisión de los pecados. “Fe” en este sentido comprensivo incluye una vida de continua fidelidad al Señor en todas las cosas. “(porque por fe andamos, no por vista)” (2 Cor.5:7). La palabra “Fe” es también usada para referirse al objeto o creencia, al cuerpo de verdad (el evangelio) revelado por los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento (Efesios 3:5). Es decir, todo el sistema Cristiano tal como se establece en el Nuevo Testamento. Seguido de su conversión a Cristo, Pablo predicó “la fe que en otro tiempo asolaba” (Gálatas 1:23). En este sentido, hay “una fe” (Efesios 4:5). Uno puede negar “la fe” y convertirse en uno “peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8). El pueblo fiel de Dios debe “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Jay Lockhart, dijo hace muchos años “La Fe es un tema de semejante profundidad que emociona al alma mientras intentamos comprenderla, y de semejante amplitud que bendice al corazón mientras intentamos pasar en un puente sobre ella”.
U no de los estudios más
recompensantes en el
que uno puede comprome-
terse es aquel trata de lo que
la Biblia enseña sobre ―La Fe‖.
La definición Bíblica de la fe
es encontrada en Hebreos
11:1 donde es dicho: ―Es,
pues, la fe la certeza de lo
que se espera, [―la substancia
de las cosas esperadas‖—
KJV], la convicción de lo que
no se ve‖ [―la evidencia de lo
que no se ve‖—KJV] (Hebreos
1 1 : 1 — R V 1 9 6 0 ) .
―substancia‖ [―certeza‖ en
nuestras versiones en Español
– ARP] es aquello que
―soporta bajo‖ y apoya las
realidades espirituales que
esperamos. La fe da substan-
cia a aquellas realidades invi-
sibles.
La Fe también provee
―evidencia‖ (o testimonio)
[―convicción‖ –RV] de las co-
sas invisibles. La fe verdadera
no es una mera ilusión, ni es
un ―salto ciego la oscuridad‖,
sino está basada sobre evi-
dencia sustantiva sólida. Co-
mo un erudito capaz de la
Biblia, Wayne Jackson ha
observado que: ―La fe está
enraizada en el testimonio—
el testimonio abstracto de la
creación (Sal.19:1; Rom.1:20;
Heb.11:1), y en el testimonio
concreto de las Escrituras
(Rom.10:17) (Bible Words
and Theological Terms Made
Easy, Pág.57). La Biblia afir-
ma, ―Así que la fe es por el
oír, y el oír por la palabra de
Dios‖ (Rom.10:17).
―Fe‖ y su termino acom-
pañante ―creer‖ son usados
El Expositor Noviembre-Diciembre 2019 Página 8
en diferentes formas en la
Biblia, y un estudio de estas
formas es altamente ins-
tructivo. Algunas veces la
palabra ―fe‖ es usada en un
sentido limitado, restringido
para referirse al mero acto
de creer o dar un asenta-
miento mental a ciertas
verdades o hechos. El rey
Agripa creyó en este senti-
do, pero no por esto fue
salvo (Hechos 26:27). Cier-
tos fariseos creyeron tam-
bién en este sentido, pero
no por esto fueron salvos
(Juan 12:42-43). En este
sentido de la palabra ―los
demonios creen, y tiem-
blan‖ (Santiago 2:19), pero
¡nadie cree que ellos son (o
serán salvos)!. Santiago pro-
cede a decir que, ―Vosotros
veis, pues, que el hombre es
justificado por las obras, y
no solamente por la
fe‖ (Stg.2:24).
Sin embargo, uno debe
tener fe en el sentido de un
asentamiento mental. Es un
paso vital en el plan de la
redención de Dios (Hebreos
11:6). Uno debe creer que
Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios (Juan 8:24). Uno debe
creer los hechos del evan-
gelio (1 Cor.15:1-4). Pero la
―fe únicamente‖ en el senti-
do de una mero asenta-
miento mental no salvará.
―Fe‖ es también usada en
un sentido comprensivo
para resumir todo lo que
uno hace para responder al
evangelio y recibir la salva-
ción. ―Porque por gracia
sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se
gloríe‖ (Efesios 2:9-9).
―Gracia‖ resume todo lo que
Dios ha hecho por salvar-
nos, incluyendo Su amor,
misericordia, bondad, la
muerte de Cristo, la sangre
de Cristo, etc. ―Fe‖ resume
todo lo que el hombre debe
hacer para servirse de la
gracia salvadora de Dios,
incluyendo tales actos de
obediencia sumisa como el
arrepentimiento, la confe-
sión y el bautismo, ninguno
de los cuales son obras de
justicia meritoria sino obras
de fe hechas para recibir la
gracia de Dios.
Aun la creencia en Cristo
es referida ser una
―obra‖ (Juan 6:29), pero es
una obra que Dios la ha
convertido en una condi-
ción de salvación, y sin lle-
var a cabo esta ―obra‖ uno
no puede ser salvo (Juan
8:24). Además, Jesús dijo,
―El que creyere y fuere bau-
tizado, será salvo‖ (Marcos
16:16). Lucas registró que
―… muchos de los Corintios,
oyendo, creían y eran bauti-
zados‖ (Hechos 18:8). En los
tiempos del Nuevo Testa-
mento hubo personas que
cumplieron con estas condi-
ciones divinas de salvación
del pecado que fueron
identificadas como aquellos
que habían
―creído‖ (Hechos 2:44; 4:32;
10:45; 16:34; 1 Tim.4:12). El
arrepentimiento y el bautis-
mo para la remisión de pe-
Un Estudio de la Fe Hugh Fulford