Boletín mu be Ponente

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mu be nmmis¿B le marzo de 1878.

>O3 PARLAMENTARIOS.

esar de estar muy distan->¿4jeas del Sr. Castelar res-

religión, sabiendo*ros lectores de-

"'--1 28V)

- y n¿S largassobre el

onseñanza dej de otros Esta-

ou que, resueltas allí lasoferentes á la orgauizeiou

.aerea públicos, unidos en ideascap. alea todo* los entendimientos, pro-clamados como indiscutibles ciertosprincipios que aquí e discuten todavía,como el principio de la libertad religio-sa, no pueden nacer loa partidos queaquí no dividen, ni brotar las pasionesque aquí nos enconan, ni surgir los asun-tos que aquí nos embargan, y por con-secuencia, no pueden levantarse lasideas que aquí se levantan, vapores ne-cesarios del encrespado oleaje fervienteen nuestra triste y tormentosa vida.Sin embargo, los repúblicos de entere-za deben mirar las situaciones con cui-dado y decirlas con verdad, sobre todo,cuando se poseo el mandato do legisla-dor, que basta por si solo á honrar unnombre y lleuar una historia. Yo, se-ñores, creo que tenem *s tauto más de-recho á juzgar esta crisis, cuanto queno la hemos creado nosotros exclusiva-mente. Las generaciones vivaa no aoulas únicas responsables de ella, sino, alcontrario, esta situación nuestra, estaprolongada crisis es obra de pasadasgeneraciones yde pasados siglos. Nos-otros debemos decir con mayor ra-zón aun que el sublime Profeta de lasLamentaciones : Paires nostri peccaue-j’uiit, et non sunt; ct r<js iniguitatcs corum

portemimus.Trescientos año 3 de esfuerzos gigan-

tescospara hacernos unaNación reaccio-naria, oponen obstáculos insuperablesá que seamos hoy una Nación liberal,un* Nt i moderna, y necesitamos serlo á toda costa, y necesitamos serlo átoda prisa, si no queremos sufrir la suer-te de otras Naciones, como Turquía ycomo Polonia, grandes ayer, hoy muer-tas : si no queremos sufrir la suorta deasas ciudades, como Coustantinopla yAlejandría, pasmo ayer del mundo, hoyinonton do escombros, en las cuales so-lo se encuentra la petrificación de lasinstituciones muertas y la fosforescen-cia de las ideas extinguidas.

Señores Diputados : 6 yo me equivo-co mucho, ó toda la crisis que aquí co-meneó oon el célebre motin de Aran-juez, á principios del siglo, se pareoe ála crisis que atravesó Inglaterra al pa-sar de la política cortesana de los Pu-dores y de la política jesuítica de losEatuardos á las institucioues parlamen-tarias y liberales. Aquellos hombresde tanto seso, enloquecieron al mostode las nuevas ideas ; aquel suelo de tan-ta firmeza osciló, como los suelos ecua-toriales, á impulsos de los terremotos ;

resistieron los reyes hasta la demencia,innovaron los tribunos hasta la temeri-dad ; la utopia del poder absoluto pren-dió en las cimas del Trono, y la utopiade la igualdad niveladora y demagógicase arrastró por los abismos donde yacela inteligencia del pueblo; esgrimióseel puñal de los asesinos en el corazón

de los ministros, y el hacha de los ver-dugos en la garganta de los Reyes ; losConsejos militares dispusieron de lasuerte de los Diputados, y las bayone-tas preteríalas volcaron en el suelo lamajestad de la tribuna; las sectas reli-giosas encendieron todas las pasiones yjuntaron, á la tempestad general, loshorrores del fanatismo; corrió la san-

§re de los caballeros, de los puritanos,s los oabezas redondas, de los utopistas, j

manchando las losas de los templos, laspuertas del Parlamento y el armiño dela corte; á las revoluciones sin medida,sucedieron las dictaduras sin freno y álas dictaduras sin freno las restauracio-nes sin escrúpulo; porque Inglaterrafue oomo nave encallada en la arena ycombatida por el oleaje, teniendo de lainercia y del movimiento todos los in-convenientes y ninguna de las ventajas ;zozobras de que no pudo salir hasta ha-ber echado al agua un peso inútil, el pe-so de los viejos ídolos, y haber recogi-do e¿ sus velas una brisa favorable, labrisa de la libertad. ( Aplauso. j

i Ah, señoree l Trabajos difíciles hayen el mundo, trabajos titánicos, traba-jos hercúleos: abrir un canal que con-funda dos mares, como se ha abierto elcanal de S\jea¡ ; perforar una cordilleraque acerqué dos Naciones como se haperforado la cordillera de los Alpes ;

echar un cable que junte dos continen-tes, como S® echado ©1 cable eléctrico ;

pero né* TiaV ningún trabajo, no haytrabajo tan terrible como convertir unaNación reaccionaria en una Nación li-beral, porque en cuanto lo intentéistropezáis con las pasiones de vuestrosamigos, con el fanatismo de vuestroscontrarios, con las corrientes de los si-glos, con los obstáculos del espacio,con las supersticiones de 1* conciencia,y, señores, hasta con las maldiciones deloielo.

Puesto que nos encontramos en estalargaelaboración desdeprincipios del si-glo puestoquedebeUpseon vertir unana-ción escenciafmeñte feaCcionaria en unaNación liberal, Sres. Diputados, discu-tamos, ya que tantos pr¿Memas surgená nuestro paso, y discutan. ~ sin des-canso ; qae no necesitan tanto délasideas las Naciones tranquilas y satisfe-chas, oomo las Naciones perturbadas éinquietas. Pero al discutir, tengamos,señores, aquella mesura en la palabra,aquella dignidad en los sentimientos,aquel respeto á los adversarios, aquellaelevación de ideas que es la gloria y elorgullo de la tribuna española, y k en-yidia y U admiración de los extraños.

Nunca, jamás hemos ei

debates en momentos tairodeados de circanstanci-Nunca, jamás los hechtanta magnitud al preseicerrado consecuencias tilo porvenir. Sí; cuanusitio consagré uu aplauscaba la hermosura inc

, forma en aquel discurso| nuestro ilustre Presidf

¡ solo la belleza y la galque á todos nos arraáfe

i siempre el gran maestiy de la forma en los ti

: nq solo aplaudí eso, si>qjion de ideas, al

apenado estosi solemnes, niis tan críticas,

os han tenidoate, ni han en-uj graves paraNj desde este

me arran-de la

rió

~a.o, y la ley\ ... denuevas elecciones***< guerra en Cuba,por lo mismo que toca á favorable tér-

: mino, exigiendo reformas en cuya vir--5 tud acabe la servidumbre de los colo-nos y la esclavitud de los negros ; laIglesia en aquel trance que unos temian

! v otros esperaban á la muerte del ve-i uerable último Pontífice, puesta en la

I alternativa, ó do optar por las touden-Icias de aquellos que hoy quieren cons-tituirla en el único poder absoluto deEuropa, ó de optar por las tendencias

ide aquellos que, recordando las subli-i mes palabras del Evangelio y pasando| por Han Francisco y por Savonarola,| continúan creyendo al cristianismo elrefugio do los oprimidos y la esperanzade los humildes; encendida la guerra

! en Oriente ; ensangrentado el Danubio;insurrectos los pueblos servios, satisfa-eiondo una vongauza acariciada desde

¡ la batalla de Kosovo durante cuatro si-! glos ; disputado por fuerza de las ar-mas el Pouto-Euxiuo y la Armenia ; de-

i cadente luglateira; herida Austria, eon-i valsa Hungría ; incieita Alemania ; tré-mula Bélgica y Holanda ; la media lunacon que soñara Osman, eclipsándose enlas cúpulas de Santa Sofía, para cederal lábaro que inspiró á Constantino susvictorias y á Justiniano sus Códigos ;

el amenazador coloso, anunciado portantas profecías, acercándose al ocasocomo la antigua Persia á laantigua Gre-cia ; la idea do la unidad de las razassustituida á lu idea de la unidad do lasnaciones ; problemas que llamau nues-tra atención, que piden una palabra, silas Asambleas deliberantes lian do serel eco del espíritu público, y en esta al-ta tribuna ha de reflejar, como en unespejo, la luz inextinguible de la públi-ca conciencia.

Ahora bien ; ¿ha correspondido eldiscurso de la Corona á la gravedad de;las circunstancias ? ¿ha correspondidoel Mensaje de la Cámara á la crisis so- jlemue que atravesamos ? Preguntas sonestas á que responderá todo mi discur- jso. No espereis, señores, por muchas Jque seau vuestras satisfacciones de ven-cedores, no espereis oir aquí la rabia y ¡la desesperación de los vencidos. Lio- jgados al poder, hemos medido de tal;manera sus dificultades, hemos aprecia-do con tal precisión su alcance, que ya jno estamos en el caso de pedir á ningu- ¡no de los poderes públicos que hagan !milagros. Pero lo que sí tenemos de-recho á pedir á los poderes públicos, y ¡los poderes públicos obligación de dar,es la existencia de dos principios, ó me- jjor dicho, la coexistencia de uos princi-,pios, sin los cuales no se conciben lassociedades humanas: la coexistencia del¡orden y de la libertad.

Cuando yo ejercí 1 poder, las nece-sidades del orden fueron tan grandes,que necesité sacrificar á ellas las exi-gencias de la libertad, y las sacrifiquécon entereza. Caido, aunque jamás apro-bé il origen del poder que mo sucedie-ra, préstele todo mi apoyo para el res-tablecimiento del orden público. Yeunna Cámara de la Restauración me en-cuentro, frente á frente de enemigosmuy implacables arios : que digan si heregateado, ni siquiera discutido aque-llas cuestiones, aquellos proyectos leley, aquellos puntos que se refieren almantenimiento de la paz, á la integri-dad dol territorio, al servicio de la ma-rina y del ejercito. Con esto he de-mostrado, Sres. Diputailos, quo misconvicciones no son, como cree el vulgode las gentes, frases retóricas, sino hon-das y arraigadísimas creencias.

Eu medio de las zozobras de la revo-lución dije á mi partido :

“ Puesta una sociedad en la alterna-tiva de optar entre la anarquía y la dic-tadura, opta por la dictadura. ’’ Peroahora os digo á vosotros jue si ponéisá esta sociedad en la imposibilidad depoder recobrar pacíficamente sus anti-guas libertailes, optará por la revolu-ción. Yo no quiero, Sres. Diputados,que opte por este último extremo. Elorden esta asegurado. La paz públicareina de un extremo á otro de la Penín-sula. Es necesario completarla, si nofuereis perderla. El orden es como elespacio, que todo lo abraza; pero laluz que ha le esclarecerlo, el calor queha de vivificarlo, ei aire que ha de cu-brirlo, es la libertad. No os pediré votoda cuanta oabe en las institucionespor nosotros mantenidas ; yo m© guár-dele bien de ese trabajo, completamen-inútil. No os pediré aquella le que go-zamos en cierto período de la revolu-ción de Setiembre : os pido la qu© te-neis obligación de darme por vuestrasdoctrinas, y la que tengo derecho á exi-giros por mi amor ála legalidad. Coneste poco rae basta para influireu el es-píritu público y para acrecentar y pros-perar nuestros derechos.

Dicho esto, entremos en el fondo demi discurso y abordemos la cuestióninternacional. Separados del contro deEuropa por las crestas del Piriueo, lascuestiones centrales, auntpie importontanto como el conflicto dePrusia y Aus-tria y el conflicto de Prusia y Dinamar-ca, nos cogen en una indiferencia deopiaion muy semejante i la neutralidadabsoluta. Pero si estamos separadosdel centro de Europa por las crestas delPiriueo, el mar le 14 navegaciones an-tiguas y de los antiguos poemas, el mar.dejos dioses y de lu artes nos une por

olas y de espuma, mucho másfuertes todas las cadenas, á los pue-blos meridionales de Europa, Te-niendo el Estrecho en la Península, ylas Baleares entre las islas, y MuñónyCartagena entre los puertos, y Málaga,Valencia, Barcelona entre las ciudades,no podemos permanecer indiferentes en

j ilos grandes problemas del Mediterrá-neo. No pensaban así nuestros glorio-

í sos padres los catalanes, cuando decíanque hasta los peces necesitaban llevar

i en la cabeza las barras de Cataluña pa-ra vivir en aquellas luminosísimas •

I Pasad el Bulasna, y vereis cuán jto i'Mais de vista á España ; pero 1.-o*nao iel mar de la civiliza n llama-do antiguos mare nostrnm, v itun-

Eapaña, sobre todo, sí 'co-

stas europeas. Marsella es’emi-griegi?, como la mnvor

ciudades mediterrántaluña y la Audalnc.aincia ; Cerdoña, una is-es llevan con orgullo

españoles; en Geno-aparece la sombrayp, y cuando des-;

Mega hastaMirtos v j

vV

guci üra del ,VV*"*■-> —■ u-

I v4.1 u

sus anales con c. ..tolos nombres oelos marinos que acompañaron á D. Jai-me a Mallorca y á D. Alonso á Almería;por el Tirreno, la bacante acostada

¡ sobre su lecho de pámpauos, la sirenaceñida por sus gasas de espuma, Par-

■thcuope, dice que debe á los Toledo la| salud de sus aires antes emponzoñadospor las lagunas, y á los Riveras la pu-janza de sus artes, ántes menguadaspor la imitación y la rutina ; eu los es-trechos cercanos, los nombres de Tro-cida y Pedro Tercero, mezclan susrecuerdos de libertad, como dos furossus resplandores de esperanza, é ilumi-nan aquellas costas sicilianas redimidas

; por los fuertes almogávares de la tira-j nía angeviua ; al borde luminoso de laetliérea laguna de San Marcos, bajo los

¡ artesonados del mágico alcázar tic les| l)ux, los pinceles venecianos retratan

i los héroes de Le panto, que añaden á suinmortalidad histórica la inmortalidad

j vinculada eu las apoteosis doi géuio ;

i sobre lascrestas de Thesalia y en las lla-nuras do Servia, el pastor cristiano pielia soltado las armas para recoger el

! cavado, cuenta en romances orientalesá sus hijos que nllá léjos, hácia el oca-so, existe un parido infatigable, el cual

. desafió por setecientos años, en segui-dos v porfiados combates, las cimitarras

; mahometanas ; á ias orillas del D.iuubio, los colonos trasportados allí porTrujano, pira impedir las irrupcionesbárbaras, suoñau con Itálica, como pu-diera soñar Rioja, v os preguntan contristeza digna del Alvaro de Rivas, porSevilla, su cuna, por el Bétis perfuma-do de azahar, el rio de sus padres ; en

¡el Bosforo, hasta las piedras saben co-lino los catalanes y aragoneses retarda-ron la cuida del imperio Bizantino yla servidumbre de Coustantinopla ; yen el Píreo los griegos cantados por lapoesía moderna y revividos en 1821, al

¡ relampagueo de nuestra revolución del• 20, confunden los nombres clásicos de

| Marathón, Plitea v Halaraiua, con losnombres españoles de Zaragoza y deGerona, númenes que invocan cuantoshéroes combaten y cuantos mártiresmueren por la libertad y por la patria. ¡( Ruidosox y prolongados a¡4o usos <.

Una Cámara muy radical podría ne-gar lavirtud de los recuerdos históricos;mas no vosotros que tantaparte dais enla vida ála historia. Pero ni la uiáradical de tolas las Cunaras podríadesconocer la fuerza de los hechos his-tóricos cuando se mezclan á los intere-ses materiales del momento y á las ne-cesidades de la posición geográfica.Queráis ó no queráis, la cuestión doOriente importará mucho, muchísimo a!Occidente. La indiferencia no puedeprevalecer en cuestión que monta tautopara nosotros, dueños naturales do unode los dos grandes extremos que tieneel Mediterráneo. Por empeño que ten-gáis eu esa frialdad, 110 puede sernos in-diferente que se interponga una poten-cia en el paso por Suez á las islas Fili-pinas ; no puede sernos indiferente queesté cerrado ó abierto el estrecho do losDardanelos, tan necesario para nuestrascomunicaciones con el Asi; no puedesernos indiferente que las bocas del D 1-

nubio caigan en unas manos avaras, lascuales maniobran para convertir todala Europa en una nueva Tartaria; nopuede sernos indiferente que por la re-trocesión le la Besarabia y por la orga-nización dada á la Bulgaria, árida este-pa, se extienda como un wnuto fúnebresobre los Bul kanes desdo el Neva hastael Bosforo ; uo puede sernos indiferen-te que la capital leí mundo esté eu es-tas ó eu otras manos ; no puede sernosindiferente que el sepulcro de Cristocaiga eu poder de uua religión exclusi-va y de una secta perseguidora de lasdemás sectas cristianas ; ¡ah ! nada de |esto puede seruos indiferente : que asícomo la aurora boreal perturba la agu-ja magnética en el olvidado barco, y lasfases del satélite regulan los movimien-tos de las mareas, y cualquiera altera-ción de la temperatura reorudece lasheridas, aun después de cicatrizadas,cualquiera alteración eu el Mediterrá-neo encona nuestras dos heridas, la quellevamos al costado y la que llevamosen el pié ; el estrecho de Gibraltar y ladesembocadura del Tajo.

Señores : eu política hay que tenerpresente uua previsión que penetre enel porvenir, y un apego inalterable á losprincipios progresivos. Hé aquí la gra-ve dificultad del momeuto. No conoz-co nada tan reprobado por la pública

1 conciencia como la causa del absolutis-mo teocrático representada por el im-

i peri> turoo. Yo les liria á cuantos pro-ponen una ortotloxia inaccesible á todo

! progreso, uu Pontífice-rey elevado enlas cimas de las sociedades, un libro re-

! ligioso puesto como límite infranipiea-ble á todas las aspiraciones, ó nna aris-tocracia burocrática delegada de ese po-der supremo, el sable por toda lefensaarriba, y el silencio abajo, yo les liriaque miraran al imperio turco perdiendosus dominios á peiazos, como el lepro-so sus carnes, por no haber reconocidoel principio conservador y motor de lassociedades humanas, el principio de li-bertad. ffé ahí el contrasentiilo de lacuestión oriental, ese empeño de mu-chos en sostener lo pie es completa-mente insoatenible,

Pero dejando aparte Turquía, ¿ quées 1a guerra presente ? La guerra pre-sente es la misma guerra quo entre lis-íenos y troyanos del comienzo de Ni his-toria europea, oantada por las 1 Ib'li-mas rapsodias de Homero ¡es la mrguerra que entre lo persas y loV/

Boletín Mercantil.g "i. fcimlt ciila por ol saci ¡Gcio rio Itta ¡Termopilas v por los versos do Esquí- jlo; es la misma guerra que entre losromanos y los cartagineses ; es la om-ina guerra que entre Augusto y Cleopa-tra, ¡a serpiente astática criada e:i el Ni-lo, pura tentar á los generales romauos; 1es la misma guerra queentre los primiti-'vos rriuos de la Península española y elcalifato deDamasco y Bagdad, es la eter-na competencia de la historia, rem ido;d° las eternas batallas de la naturaleza.!en que combaten por sila i.leas, por susintereses y hasta cierto punto por snvila, el Oriente y el Occidente.

Y nosotros, España, Hesperia, la es-trella de la tarde, !a tierra donde el solse pone, ; ah! no pialemos renunciarátodo poder y á todo influjo sobre eU

i Oriente, cuando contamos allí uu archi-j piélago magnífico, testimonio del nía-iyor viaje marítimo que han real i z idolos hombres, del viaje de Magallanes;á las pu ut is do Occeanía, eu el camino

á China, los ds extremosuajo humano, cer<:u -‘l4_Aiist ralia, 1

islas muele' “es de* s 'i}*¿***r * " '. lie- ijüen iluminaciones p.

! como el paraíso reces. . u, yenideras trauaf-limaciones do la huma-nidad yde su historia. Y es más, ei Oc-cidente entero no puele, no debe, no

‘ quiero renunciar al Asia como pretendei una potencia que deseara convertir entierra asiática toda la tierra europea,

' con la tribu comunista eu su base y o 1| despotismo autocrático en su cima.Ah ira se trata le los Darlauelos, leímar le Mirmara, de las bocas del 1>a-

i nubio, del Ponto, de la Armenia v deli Golfo pérsico ; pero mañana se tratará!de las posesiones inglesas en la ludia,jilo G >a ilustrada por Alburqutrque, dei Pondiehery v Cochinchina que tanto in-teresa á Francia, de las islas holande-sas e.ulieiadas por una poderosa c >di-

| cia ; del Archipiélago til.pino. ¿Por-! qué razón, porqué causa el Occidentevé con indiferencia una guerra á la cuallibra tantos intereses? ¿Porqué cau-sa? Os la liié sin rebozo.

El Oriento está unido, bajo el látigosi queréis, pefo unido on una aspiracióncomún. El hombre que lo dirige se haelevado á la categoría ce uu Mesías onesos pueblos tan dados al mesianismo,por haber abolido la servidumbre desus dominios, haber realizado la unidadde la raza eslava en espirita y haberpuesto la planta vencedora de sus sol-dados en el área de Coustantinopla. ElOriente está unido ; el Occidente les-unido. ¿ Por qué estamos desunidos?Porque hemos dejado la representaciónle nm'stros intereses á uua política quena podia representarlos, á la políticainglesa. Y no puede representarlo,porque, marítima esencialmente, desco-noce como lia decaído en fuerza, desdeque los nuevos descubrimientos han li-mitado el alcance de las escuadras; porque, aristocrática, se empeña en mante-ner el ejército mercenario cuando la de-mocrática Europa presenta por el arma-mento universal uu ejercito de ciudada-nos, superior, cornil iué superior el ejer-ció) de R >ma 1 ejército de Cartago;porque imprevisora, mantiene la utopiareaccionaria de la integridad do Tur-quía, rechazada por la conciencia hu-mana del suelo europeo ; porque, ciega,sabiendo que la herencia del imperiobizmtiao se ha dividido entre los esla-vos, protegidos naturales de Rusia, ylos griegos, protegidos naturales de Oc-cidente, á pisar de haberles devueltolas islas Jónicas, no ha hecho cuanto Idebiera á fi.i de coustituir á Grecia eula única heredera de Coustantinopla ;!porijue, avasalladora, tiene agravios iu-jferilos á todo el Occidente, á Portugal,’por guardarlo eu perpetua tutela; ájFrancia, por abandonarla eu sus derro-tas, á Italia, por poseer M lita y tí Espa-ña, sobre tolo, por detentar nuestratierra, nuestra propiedad, el Peñón de jGibraltar, carne de nuestra carne, hue-,so de nuestros huesos, parte integran-te de nuestra nrcionaliilad ; (Aplausosprolonga los, j ayer tomado por perfidia,hoy sostenido por fuerza, y cuya reivin-dicación deben trasmitirse como legadonecesario, unas á otras, todas las gene-raciones, porque no puole vivir, no, eupaz, pueblo tau susceptible y diguo co-mo nuestro pueblo, con esa sombra eula frento, eia herida eu el corazón y esedolor en el alma. (Ruidosos

, repetidos y¡iroloujudos a/4ausus.) Además, hay enel Occidente dos pueblos en circuustau- jcias bien críticas. El uno, el pueblo ¡francés, ilutes emprendedor,, tiene que |limitarse hoy á uua reorgauiz iciou in- ¡torior de sus instituciones en el seno fe- jliz le una República conservadora yprogresiva, porque la profundidad desus heridas le incita á restañarlas á to-lla costa, otro, el pueblo italiano, tieueque combatir con uua clase predomi-nante en todas las Naciones católicas yoccidentales, clase que procura su per-dición por el quebrantamiento de suunidad, que tiene la clave necesaria porfuerza lógica incontrastable en la pose-sión de Roma, herida por esas manio-bras teocráticas, cuyas amenazas la ar-rojan forzosamente 011 brazos de lasNa-ciones herejes v cismáticas á la maneraque eu la E latí Media los giielfos arro-jabaná los gibelinos en brazos del Im-perio Germínieo, y de los alemanes pa-ra que les libertaran de uua servidum-bre incompatible completamente con sngloriosa nacionalidad.

Pero, aparte de esto, la causa princi-pal del conflicto presente se halla en laimprevisión con que el Occidente hamirado la causa de sus verdaderos alia-dos los helenos; vla previsión con que,el Oriente ha mirado la causa de, susverdaderos aliados los eslavos. Be su-!blevan en 1866 los candiotas, y porqueson griegos, les deja abandonados elOccidente; se sublevan los bosniacos ylos herzegovinos en 1875, y porque soneslavos, suscitan y avivau toda la,cues-tión de Oriente, encienden y alimentanesta guerra. Declaro que uo conozcosofisma mayor ni más acreditado que elconsistente en hacer do los búlgaros unpueblo eslavo, como pretende Rusia,Los búlgaros seráu escitas que habránhabitado alguu tiempo las orillas delVolga y que habrán sido tributariosdéla Rusia a\\á por el siglo noveno,hasta que los incorporaron definitiva-mente los griegos al Imperio de Bizan-cio y los sostuvieron alia en el territo-rio Ilatüado por los antiguos romanosla Momia inferior. Yla Rusia no sola-mettte ha declarado que la Bulgaria esuu pueblo eslavo, sino que ha queridoromper sus límites naturales y naoorlerebasar hácia el Mediodía la linea delos Balkanes, para que teniendo el Sury el Norte 4e VftU como por

la reincorporaci u de la Besarabia, unaparte tau considerable 10l Danubio, seeche un pu-nite que vaya de-rie los pa-ilacios del Neva 1 los alcázar - leí B is*foro. Mirad la previsión oriental yluprevisión occidental.

lias cuestiones religo is tienenim-pcrtancia eu todas parte, p ro mayoren Oriente, en esa tie ra de los afectos;exaltados. Y' la Bulgaria, eu 1868, atra-vesó una gran crisis religiosa. Unidaal Patriarcado trato de separar-se y constituir una especie do naoionali-:lal teológica in lepomiiente de Bizaa-cio. Eu uua de estas alternativas fre-cuentes cuando de talos asuntos se tra-ta. hasta intentó convertirse al catoli-cismo, y si no estoy equivocado, poralgún tiempo fue católica. ¿Qué debió!hacer ol Ojciilonte? O mantenerla uni-:in í su antigua Iglesia, ó impulsarla áque fuese católica. ¿ Y qué hizo, Sres.Dipútalos? Dejar tau grave cuestiónabandonada, mientras Rusia conseguía ique la nacionalidad in lependiente búl-gara so fundara eu la esfoia religiosa,;con locual soparábaa lelO msistorio bi-.zantino presidido por un patriarca, v lai

' ’ > Historio moscovita presi-1’í “1

”> 'Oil d ) oa-; ballena, u>■ h. .>-ñores, esto iíCscui--1 do del Occidente y este cuidado de It 1-sia eu la cuestiones orienta! rs, ha traí-do lo que R isia esperada y lo que mis-

¡otros temíamos: su omnipotencia allí y¡ nuestros desastres.

Y yo pregunto : después le estas lar*í gas enumeraciones, por las cuales os pi-do peí don, y que jamás emprendería sincontar de antemano con vuestra bene-volencia, ¿creeis posible que tant 'S pro-blemas se susciten v so resuelvan sinqueuosotrosexpresemos uua aspiración,digamos una queja, demos una opini nó un consejo?

N ) habléis do imostra debilidad, no!os lo consiento. Dos cosas hay ¡i qteno puedo acostumbrarme: .í oir lian, ir

! des lieh id.i y ¡í oir llamar débil á la N 1-

! cien española, jDesdichada la Naciónque ha visto á Frauda tros vecos inva-did t y desmembrada en lo que vade¡siglo; á Italii con los austríacos en Ye-necia v los franceses en U mía ; á Pru-

i sis casi borrada del mapa por la bata-! Ha de .Tena, y casi sometida á la esc'.a---j vitinl por el despotismo de la autigna| Confederación germánica y por la hu-jmillacion de Olrautz ; mientras España¡ha conservado lo más difícil de censor-; var, el imperio sobre si misma en nna! incontrastable independencia. Si des-graciados, confesad que somos los ni tí-* tices únicos de nuestras d-'sgra ias.] ¡ Y qué digo débiles! ¡ Débil la Na-| cion española ! Débil es para la libar-tul ; pura la guerra no es débil, antismuy fuerte. A cuantos digan que nos-otros liemos perdido eu la práctica delas institucioues modernas aquel tem-ple antiguo que nos lió tanta f.iorzv.mostraríales inmediatamente la guerrade Cuba, ¡i millares de leguas, eu maresinmensos, eu clima tropical, bajo losrayos de aquel sol tau fecuu 1 > en exu-berant > vida como eu desoladora muer-te; con el vómito eu las costas, con laliebre eu las selvas ; frente á fronte lepasiones tan hiperbólicas como aquellaexuberante vegetación, y de un eueini-go ¡im i conde isa y se deriiatie cuallas tm.-üb.as en e! mar y cual las arenaseu M denlerio; y conservando entre tan-tas pruebas la resignación, la sobriedad,la paciencia, la audacia, el heroísmo,las virtudes militaros de todos los tioiu-p >s, que hitu obrado los milagros cuyos

‘ resplandores llenan desde la primerahasta la última página le toda nuestra

¡ vida histórica y muestran el poderío y¡la firmeza de uuestro pueblo. ( A¡Jo.u-sos.)

►Señores Diputados: supongamos que,en efecto, sumos débiles. Pues tenemosmucho menos jue reivindicar, muchoméuos jue hacer que otros pueblos más

i léoil \s, iiuuou-miucnte más débiles pienosotros. Ei Piamonto vencido eu No-'v ira, bajo la amenaza leí Austria y del.i Alemania entera, dijo sus quejas, ynosotros que no tenemos tantas, tene-mos sin embarco las suficientes paraabrazar una política internacional inde-finida ; porque mala era la política leCarlos íií, fundada eu el pacto de fami-lia, pero peor es no tener ninguna polí-tica. Aquel que no se arriesga á contarenemig*)s, acaba por uo contar tampocoamigos. Nosotros necesitamos ciertalibertad en la oosta marroquí ; necesi-

l tamos que no haya tutela extranjera en; ninguna porción le la Península; nece-

| sitamos que nadie amenace ni las Fili-! pinas ni Cuba, y por último, necesíta-

í mus que el estrecho esté eu nuestrasmanos, porgue nuestras manos bastanpara seguroy garantías 1o la libertadlo los mares. La angustia es tan su-prema, que el Occidente entero deberánacer un supremo esfuerzo.

Y yo digo más, aunque se me trate levisionario y de utópico ; yo se lo iligo aEuropa: más tarde ó mis temprano,

i desde las orillas leí Danubio hasta lasorillas del Guadalquivir habrá uua inte-ligencia occidental; más tarde ó mistemprano, habrá una reconciliación en-tre la raza latina y la raza germánica,sin exceptuar á Prusia, á pesar le losrecientes agravios de Frauda, no tangrandes como los antiguos agravios leItalia. Pues qué, sonoros, ¿ cuánto noos burlabais vosotros, los conservadores,cuando venían aquí los lomócrat is á in-vocar las ideas de raza? Hicisteis mu-chas veces esas ideas asunto de vues-tras burlas y pasto le vuestro ingenio ;

y sin embargo, ¿es algún tribuno, es al-gún demagogo, 63 algún fihísofo, es al-jgnn utopista, el que mantiene pie se

! han le coafaderar y se han le unir to-i dos los pueblos Orientales, porque todos

| pertenecen á una misma raza, tí 1a razaeslava ? ¿ Y sabéis lo que so enseña enlas escuelas eslavas ? Se dice :

“ nos-otros somos 1 1 raza sintética del mundo;si nosotros somos laraza má* individua-lista y más social do la historia, si nos-otros tenemos todos los principios so-ciales y todos los principios individua-les, nosotros formamos la vertedera ar-monía,

Los latinos, ¿ qué habéis lieoíio ? Lasobras soc’alistas, las obras que han anu-lado completamente la personalidad hu-mana : el Imperio, el íerecho romano,el Pontificailo, el catolicismo, la Monar-quía esnañola. Vosotros, germanos, ¿(jpióhabéis hecho ? Totlas las obras indivi-dualistas, anárquicas de la historia : lairrupoion do los bárbaros, elfeudalismo,la Reforma, la revolución de Inglaterra,la revolución lo los Estados-Unidos.Vosotros no os podéis entender, porqueformáis con vuestros principios irreoon-eiliables una antinomia históricp irreso-luble. X ¡fk embargo, vo les diría ; Si

hay algo ver. %ro eQ. la htótona1 (h-rn 1, es la in Ponente en-

i tre ia raz 1 eslav f ? la ra7/í Irttma- Ti-bien se cufien* naciones por me-dio de la guerra, mbie£ k guerra va

un I¡Kirie relució \s ;Podríamos bus-

carlas entre el arte.

krnan y ri arte ita-liano, entre el Reine, vn *° -v

.

!ama; pero nos llovari r

‘v b> °J oi4 -

que yo digo es, que si >era P* que la raza

latina h 1 ex -gerado si1H dia-

les, ha venido á traer u elemento suyoá esos principios exa;; >

* !i os ‘ ru}ta jer-i mánicft. Cuando nos ’?tms ca,mos baJ°|el Imperio romano v ayaAsia, los germanos tr W. lo*.

1 pió 1 de variedad y do con

sus tribus rejuvenec; ,)r‘i -s > cuando el1 Itnijerio de Cárlo-Mú l”3-° 1108 vo v!() ft

Imperio romano, iO. rmanos pusieronotra levadura de perso-nal con el feudilis’ ‘°

’caan,b> .e (>!^or

pontificio creaba UUil comaencm nmt 1-

iria y social, los mos encendieronila conciencia íirí C?" 'tV f ,riJ? !i :

I cuando Felipe < . una reacción¡católica v *‘l seno germa-¡nico tletierra, I>rakB f“ mai* ; > (* U:* U 10. N L ‘P°;

íleon int,MitÍfg' ir eac;ri ,m

1H,

eluej,ulto á.ro —uTTÍ&tI-eltpffl 11, del seno ger-

. m ínico, Nels-son eu el mar y Blucher vWellington en tierra.

Y lo mismo suced** en la razo germá-nica, disciplinaday unificada por la ra-za lstiua. Cuando la tribu anárquica

i del Norte destruía todos los principiosle unidad social, cutivábala con su pres-tigio la sombra misma del Imprio ro-mano destruido; cuando *1 l ildismo

i llegaba hasta la disolución y la anarluía, levantábanse rl Pontihcmlo y elImperio, dos creaciones igualmente la-tinas; y al téniiHiorie la Edad Media,en tiempos eu pie la ananpiíase exten-diera por toda Alemania, y no encontraba

| Rodolfo cetro donde jurar, y Segismuu-¡lo parecía un César litúrgico ayudandoá misa en el Concilio 1o Constanza yCarlos I V ero ib 1 las oligarquías guerre-ras con sus ordenanzas, y Federico erasalvado de inminente cautiverio turcopor un monje, la unidad alemana fue

I salvada por el géuio español simboliza-do en el gran nombre y eu el gran geniodo Carlos V’. Estas relaciones liceo deuna manera indudable cuán necesariaes una inteligencia estrecha entre ambasrazas.

Ignoro qué acontecimientos la trae-rán ; ignoro por que camino podrá ve-nir en uuestro tiempo ; pero sé á cien-cia cierta pie ha de suceder, poiquelos más amenazados por la raza eslavason los germanos, y tarde ó tempranolos germanos buscarán su centro degravedad, el Occidente. No faltabamás sino que todos cuantos hemosaplaudido el ministerio de Prusia eu elmundo, todos cuatos le hemos anuncia-do pie seria el Piamont? aleñan, todoscuantos hemos creído que estaba en suseno el espíritu moderno, ¡ ah I nos vié-ramos precisados á arrepentimos bajola triste consideración pie esta grandehechura de las revoluciono modernas,solo había traído al Occidente el predo-minio eterno de la raza eslava. No, uoliará eso el gramle hombre que rige losdestinos de Alemania. Señores : paracumplimiento le este mi deseo, choca-mos con dos obstáculos gravísimos ; losobservo á primera vista y los ligo sinreserva. El uno ostá en las heridasdeFrancia ;el otro está en las decla-raciones le Roma, ó mejor dicho, en lasdeclaraciones del Vaticano. Pero sison graves, no son insuperables. Y, se-ñores, me toca tratar de la elecion denuevo Papa. Si en los asuntos le Orieu-te encuentro vuestro Mensaje reservado,eu lis asuntos de R >ma encuentro elMensaje incompleto. Concíbese y explí-case quo, en vista de las complicacionescrecientes, en previsión de catástrofesfuturas, os hayais callado con eso pro-fundo silencio, respecto í los problemasorientales. Pero 110 puede concebirseni explicarse que, confesando el Gobier-no la libertad absoluta leí Cónclave,escatiméis vosotros un elegió merecidoal pueblo y al GJoieruo jue con tautafelie’ulad la han procurado ; al puebloyal Gobierno italiano. Y la felicidadmerecía notarse.

En el momento más crítico de la his-toria moderna, eu los lias le la apro-ximación de los rusos á Coustantinopla;con el Ministerio más avanzado quepuede hoy tener Italia, coa uu Ministe-rio compuesto de reformadores tan va-lerosos como el Ministro 1o Justicia,y estadistas tan radicales como el Mi-nistro de Gobernación ; enfrente de lasconmociones ilemócráticas jue casi hanamenazado la ley de garantías ; juntoal lecho mortuorio le uu Monarca pru-dentísimo y bajo el advenimiento ines-perado ile otro Monarca mucho más jo-ven y mucho más exaltado, aunqueigualmente patriota, crisis temible á laMonarquíay á la dinastía de Saboya ;

lolorklos loa ánimos y alteradas las pa-siones, cual sucede en todos estos tran-ces ; telégrafo y vapor, esos milagrosde la ciencia tan maldecida por ciertasescuelas, hayan reunido con tal preste-za Reino le*Italia y Ministerio radical;esos engendros le la revolución y leílerecho moderno, tau excomulgados átodas horas, hayanrespetado con respe-to tau profundo á los Cardeuales, me alverlos desasidos le las osas mundanasy de las ocupaciones políticas, sin ne-cesidad de mezclarse eu las minuciosi-dades del gobierno y en las exigenciasdel orden póblioo, bien podemos decircomo aquelloßque oian crugir los alta-res paganos cuarteados y aletear el Pa-ráclito sobre la techumbre del cenácu-lo, jue hemos visto llover eu llamas sa-gradas el Verbo de Dios sobre la cabe-za de nuestra civilización o inaugurarsepara siempre el divino reino leí puro ycreador espíritu que ha de abrir uuaera superior eu nuestros anales y lia leanimar tartle ó temprano con su purí-sima esencia el cuerpo joven y robustole uua nueva Europa. ( Aplausos. )

Cuando llegamos á la madurez denuestra vida, sentimos un doble senti-miento, de dolor á las esperanzas frus-tradas,y de satisfacción á los principioscumplidos. ¡ Qué placer tau puro hemosexperimentado cuantos sostuvimos ha-ce quince años la inntiiidail del poderpolítico le los Pontífices al ejercicio desu ministerio religioso, viendo cómo elmás temido de los interregnos ha resul-tado el más sereno ; y el menos podero-so, materialmente, de los Cónclaves, haresultado moralmente el más libre ! Noquiero que caigáis en la tentación dellamarme, como tantas otras veces, fan-taseador de la historia, y por lo mismono os recuerdo lo que fueron autiguosinterregnos pontificios: los sacratísimos

despojos abandonados ; la cámara mor-tuoria saqueada; los palacios rouiAuo

convertidos en fortalezas; las tropas! mere marias esparcidas para cobrarasá mano armada lis pagas; reanimados

¡ los p irtidos jus teniaa costumbresypasiones fea lados; las cárceles abiertas

I para dejar paso á los criminales; lascadenas puestas eu to los los barrios áfin de interceptar el paso á los enemi-

¡gos; ias profanaciones en tauto núme-ro yla anarquía eu tauto grado, qll encuanto la campana del C ipitolio plañíala muerte do un Poutifico, trocábaseRima en sangrienta arena, según el di-cho de un contemporáneo, semejante álas arenas paganas donde combatían

! los gladiadores y se hartaban los tigres! en competencias 1 muerte.

Basta decir, para mostrar esta verdad! que según cuenta Gigli, en la elección! anterior al nombramiento le UrbanoVIII, allá por 1623, cometiéronse mu-chas muertes eu las calles de Roma yrodal on muchos cadáveres por la ondasdel Tiber. Y ou verdad, para probarque est Cónclave ha sido el más librede los Cónclaves, y esta elección la más

! regular de las elecciones, uo Useesita-mos subir al tiempo do los garifos ygibelinos ; de los blancos y loa negros;del cautiverio de Aviguon; 10l cismade Occidente, en que Pedro deLunafulminaba sus rayos desde el solitario

; castillo la Peñísook, y Juan XXIII se¡ esquivaba disfraz ido de cochero al

! Ooueilio le Constanza, y Eugenio IV¡ dejaba á R >ma en una barca de pesca-dor, apedreatl 1 desde las orillas por losribereños del Tiber, y Félix V, despuésde abdicar su corma de Saboya, toma-ba la tiara de los Papas en vid* de sumisino antecesor ; no necesitamos ovo-

; car todo esto, porque nos basta unaelección de uuestro tiempo, la elección

¡do 1830, el nombramiento de GregorioXVI, en pie todas las pasiones se mez-clen, y todas las intrigas se agitao, ytodas las maniobras se emplean, yelR v de Ñapóles mueve sus tropas háciala frontera, y el Príncipe de MetternioUmanda á las suyas pasar el Pó, y LnisFelipe amenaza coa desembarcar enAucona, y ¡í la puerta misma de! Cón-clave, eu medio de terribles detonacio-nes, se prende á veintisiete personascomprometidas en una conjuración te-nebrosa con objeto de matar á los Car-denales ;y el Cónclave, reanido á pri-meros de Diciembre, no termina hastafines deEuero ; y el Austria excluye alCardenal Opizzoni, y Francia al Carde-nal Machi,y España al Cardenal Gius-tiniani, que muere, según dice un autor,de pena antes de terminada laelección;y en cuanto el nnevo Papa se corona,estalla,la guerra civil ála vista deRoma,so subleva la Romauía y caen prisione-ros en aijuellns sublevaciones dos hom-bres que luego tuvieron bien variolestidos en la historia, Orsíni y Napo-

I león ; accidentes qoe os refiero para de-mostraros cuán terrible fué la elecciónle uu Papa-rey, á vosotros que habéisvisto cuán tranquila ha sido k ©lecciónle Pape, el cual ni brilla ni brillará conla corona.

►Señor Presidente, si S. 3. me conce-diera cinco minutos de descanso, mien-tras encienden, se lo agradecería infini-to.

El Sr. PRESIDENTE : Se suspendeesta discusión. ”

Eran las seis menos cuarto.( Continuará.

VENEZUELA.Según avtas de feo lia recuenta que se han

retábido aquí le Caracas, Venezuela níare liaá una nuevarevolución por más meta pren-sa y el Mensaje iue presentó el Presidente *

á la Cámara ligan lo contrario. Tenemosobservadoluo-allí fes periódicos nunca cen-suran al iKídcr existente, sino á los pasados,

i prueba de que carecen de libertad para ha-cerlo.

Ei general (bizman Blanco, con el fin dequo pudiesen llegar pronto á lu presidencia1 todos los prohombres que á ella aspiran,hizo modificar la Constitución de 18(M, redu-ciendo á los años el término presidencial.Ahora trátase de prolongar ateste plazo, nosabemos sicon el fin de de introducir la con-fusión entro los diversos candidatos que aepresentan ó con el ele sostenerse dos añomás ei general Alcántara al frente de loedestinos de su país. Entre tanto, los ele-mentos oficiales trabajan en favor del can-didato del gobierno, D. lia.i mundo AnduezaPalacio, sobrino político del actual presi-dente, cuya hoja de servicios empieza aho-ra. La candidatura de esta joven, en com-petencia con la de Pulido y otras, ha causa-do gran desconfianzay la consiguiente pa-ralización en el comercio. El tifus, jue rei-na en Caracas, ha venido á aumentar Utristeza eu los ánimos y etiloslíaseos.

El Congreso se ocupa de la apertura delos puerto le Coro y Maracaibo, cerradosl>or el anterior Presidente. Una vez termi-nado este asunto económico, i>arece se jioo-lrá á discusiónel regalo de cien mil pesospie, del público Tesoro, varios padres de lapatria inteutau hacer al Oran Demócrata, ósea al actual Presidente, adornado ya tam-bién, como su predecesor, de un titulo re-tumbante.

¡ Pobre país! No hace todavía tres añosque el mismo Congreso señalaba sueldo vi-talicio y honores perixítuos de Presidente algeneral Guzman cuy administra-ción lu empezado á ser ceusurada por laprousa después que terminó. Si con tanpingües propinas se recompensan los serví-

i cios y sacrificios de los presidentes venezola-nos, no es milagro iue todo aquel que deseehacer fortuna á expensas del contribuyente,procure Hogar á todo truno© al poder, aun-que sea haciendo correr la sangre de sushermanos. Hé aquí álo que conducen losideales del separatismo hispano-americano:lié aquí realizándose la tardía profecía deBolívar, de que había arado en el mar, yque uua serie de codicioso tiranuelos ven-dría á aprovecharse de su obra.

En nuestro próximo número insertaremosun importante documento que sobre cami-nos vecinales ha publicado el Exorno. Br.Gobernador General en la Oaceta de hoy.

El Sr. D. Demetrio Sautaella, juez del disitrico de Ponce, ha tenido la inmensa desgra-cia de perder á un hijo que estaba en laflorde la juventud. Aquella culta soeiedad, se-gún vemos eu los i>eriódioos pouceñoa, haprodigado ú la respetable familia que hoyestá sumida en el dodor, toda clase de mues-tras de simpatías duraute la penosa enfer-medad yen el entierro, habiendo sido 000-ducido el cadáver en hombros de sus amigo.

Tan noble comportamiento uo ha podidoménos de servir le leuitivo al afligido padrey demas de la familia, á quienes enviamosnuestro sentido pésame.

KHUPF,

De la relucion que de sus trabajos publicaanualmente la casaKrupp, tomamos la cifrassiguientes, que corresponden á 1877:

Número de empléanos: 8.500. -Funcionanen la fábrica 298 máquinas de vapor, cqtfuerzas emivule á 11.000 oabailos, y 77 mar-tillos también de vapor, de dos á 1.000 quin-tales. En veinticuatro horas pueden hacer-se 1.500 granadas yeu un mes 300 cañoneediferente calibre. Desde 1846 llcrra construi-dos 15.000 cañones. Se consume dtarktihrii-te en ella 3fí.üoo quintales de carboa dé cok.

En dicho establecimiento exlaten 44 esta-ciones telegrafiéy ocho bombas de Incen-dios.

Hay destinado# 5.000 hombrea para 1* ex-tracción de mineral. Bolamente de la mi-nas del Norte de España ae llevan anual-mente 4.000 quintales de hierro, que taaspor