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Cátedra Libre
JUAN DOMINGO PERÓN
Cuaderno de Cátedra N° 1CCCCCCCCuuuuuuaaaaaaddddddddeeeeeerrrrrrnnnnnnoooooooo ddddddddeeeeee CCCCCCCCCCáááááááátttttttttteeeeeeddddddddrrrrrraaaaaa NNNNNNNN°°°° 11111111
La Comunidad Organizada: Líneas Fundamentales
de una Filosofía Peronista
Roy Williams
Agosto 2015
Facultad de Ciencia Política y RR. II Universidad Nacional de Rosario
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Damos comienzo a esta Cáte-
dra Libre Juan Domingo Pe-
rón, precisamente en un año
muy especial para todos nosotros, que es
justamente el año del 40 aniversario de la
muerte del general Perón. Un año muy em-
blemático en el que se han hecho algunas
actividades, pero no tantas como podrían
haberse hecho, y nos pone muy contentos
poder desarrollar esta actividad en la Fa-
cultad de Ciencia Política de la Universidad
Nacional de Rosario. Consideramos que es
un momento muy importante, este 40 ani-
versario de la muerte de Perón, para poder
pensar en las ideas fundacionales del pero-
nismo.
La primera interrogación que se nos
viene a la mente, es ¿por qué volver a las
ideas fundacionales del peronismo? ¿Por
qué revistar esas ideas que constituyeron
la axiomática del peronismo clásico? En
primer lugar, porque volver a hablar de ese
peronismo, es volver a hablar de nuestra
tradición, es poder llevar adelante un diá-
logo con ese sustrato que nos distingue y
que nos hace un movimiento político con
diferentes rostros, con diferentes caracte-
rísticas históricas. En ese sentido, de algu-
na manera, es un dialogo con nuestra pro-
cedencia histórica.
Por otro lado, el espíritu en el cual
queremos sostener la cátedra, tiene que ver
con revisitar las ideas del peronismo pero,
fundamentalmente, con el objetivo de
alumbrar determinadas tramas del presen-
te, es decir, volver a pensar nuestra doctrina
no desde el punto de vista nostálgico, sino
esencialmente a partir de lo que esa doctri-
na nos puede aportar para reelaborar nues-
tra propia actualidad. Nosotros estamos en
una provincia en la cual la hemos perdido
hace mucho tiempo, en la cual gobierna
una fuerza que no es la nuestra. Nos cuesta
a todos los peronistas, sobre todo cuando
volvemos a pensar en la @ gura de Perón,
pero a todos los peronistas en su conjunto,
pensar desde fuera del Estado, nos cuesta
estar fuera del Estado; nos gustan las ideas,
nos gusta pensar mucho, pero no nos gusta
estar del otro lado del Estado, estar vien-
do como gobiernan otros, porque nos gus-
ta gobernar. El peronismo en ese sentido
Roy Williams*
* Doctor en Ciencias Sociales (UBA) / Coordinador responsable: Cátedra Libre Juan Domingo Perón (Facul-
tad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales - UNR).
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siempre ha sido una especie de @ losofía de
la praxis, que ha considerado que las ideas
son muy importantes, pero fundamental-
mente que las ideas se canalizan en una
obra de gobierno. Obviamente, nosotros
lo tratamos de hacer desde el ámbito inte-
lectual, de poder volver a pensar la unidad
del movimiento, de poder volver a pensar
en ese sentido nuestra tradición, y de poder
entender que este dialogo con las ideas del
peronismo, también nos sirvan para poder
pensar lo que viene, para poder pensar un
peronismo que no esté tan lejos del Estado,
y todos nosotros sabemos que el peronismo
pivotea sobre la justicia social, pero sin lu-
gar a dudas al peronismo tampoco le gusta
la derrota, y no le gusta a ningún peronista
estar mirando desde afuera los momentos
de decisiones políticas. Esto cada uno de
nosotros lo vive, sabemos que todos los es-
pacios están trabajando para cambiar este
escenario. Nuestro aporte es, en este mo-
mento, desde el espacio de las ideas. De he-
cho, en mi caso particular no me considero
un político, soy docente y trato de aportar
desde ahí y, obviamente, esta Cátedra Juan
Domingo Perón humildemente trata de
pensar el debate entre los actores, intenta
revisitar nuestras ideas, un poco para in-
formarnos, porque esas ideas son las que
nos identi@ can, pero también para que nos
permita desde ese dialogo, poder conG uir.
Justamente, hace unos dias hablaba con
Enrique Del Percio, y realmente me decía:
“Bueno… Perón piensa el peronismo como
una conG uencia, piensa los actores popula-
res en los términos de un conG uir”. Y eso es
así; siempre está la imagen del 17 de octu-
bre, de las masas llegando a la plaza, como
lazos de agua que van constituyendo un río.
Si uno ve una película como “Las Aguas ba-
jan turbias” de Hugo del Carril, están esas
metáforas. De alguna manera, desde esta
cátedra, desde esta casa de estudios y desde
los docentes que formamos parte, tratamos
directa o indirectamente de que nos poda-
mos reunir, porque a los peronistas tam-
bién nos gusta reunirnos, y que a partr de
ese reunirnos G uyan ideas para que por lo
menos, no digo que surja inmediatamente
una unidad -porque obviamente trascien-
de a muchos de nosotros-, pero si aportar
desde el ámbito del pensamiento, nuevas
ideas, entendiendo que toda relectura de
una tradición política, y en especial de la
nuestra, siempre nos da la posibilidad de
ver un nuevo horizonte político.
En este sentido, insisto, nosotros lo
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planteamos siempre desde el ámbito del
pensamiento; todos sabemos, intrínseca-
mente los que somos peronistas, que el pe-
ronismo es una @ losofía de la acción, en el
sentido de que se constituye y otorga sus
fundamentos en el hacer. Siempre el pero-
nismo piensa el gobierno de sí, el gobierno
propio y el de los otros, y cuando Perón
dice, mejor que prometer es realizar, evi-
dentemente está constituyendo un esce-
nario en el que el peronismo adquiere toda
su consistencia política, como movimiento
nacional y como movimiento popular.
Desde el ámbito del pensamiento,
porque la idea era ubicar a Perón en el ám-
bito de las ideas argentinas, esa era la ex-
cusa de este encuentro, desde el ámbito
del pensamiento, nosotros sabemos que
el peronismo, muchas veces no le da tanta
atención a las ideas puras, sobre todo en el
último tiempo, sin embargo, nuestro movi-
miento ha representado un quiebre cultural
muy importante en la Argentina; ha apare-
cido como un quiebre de ideas en la Argen-
tina, FORJA ha “forjado” el peronismo en
varios aspectos, y en este sentido nosotros
sabemos que por ahí la Universidad ha sido
un ámbito hostil. Muchas veces se le qui-
ta valor al peronismo en torno al rol de su
pensamiento; y esto es un poco sobre lo cual
me interesa hacer pivotear nuestra charla,
qué se re@ ere a cuál es el rol del peronismo,
pero sobre todo cual es el rol de Perón, en la
historia de las ideas argentinas. Perón es-
cribió mucho y en ese escribir entendió algo
muy importante de la política, que es algo
muy diferente de lo que le pasa a los inte-
lectuales puros. Todo escribir y todo decir
de un político, tiene que estar refrendado
por un hacer, la responsabilidad del Esta-
dista cuando crea pensamiento, es que ese
pensamiento tiene que estar ajustado a una
praxis, y tiene que dar cuenta de un esta-
dio y de un estado de fuerzas determinado.
El líder político y esto es importantísimo,
porque acá no se trata de intelectualizar
la política, el líder político cuando piensa
sobre política y escribe sobre política está
ejerciendo un momento de la conducción
y eso fue algo que Perón tuvo extremada-
mente claro.
Al mismo tiempo, otro aspecto que
es imposible dejar de ver, es que cuando
nosotros hablamos del peronismo, desde
el punto de vista de la cosmogonía de sus
ideas, hablamos de la doctrina, suena a vie-
jo hablar de doctrina, pero tiene un sentido
hablar de doctrinas, yo pre@ ero hablar de
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ideas fundacionales. ¿Por qué es importan-
te hablar de doctrina? Porque el peronismo
no es como lo fue en un momento el socia-
lismo, un partido programático, o como el
comunismo, el bolchevismo, que piensa
en términos teóricos la estructuración de
la realidad, el peronismo piensa desde la
doctrina, y la doctrina tiene un peso muy
importante desde el punto de vista políti-
co, porque la doctrina tiene dos momen-
tos que son centrales y que ustedes lo van a
poder identi@ car al día de hoy. Por un lado,
la doctrina re@ ere a una serie de principios,
parte desde principios, y Perón es aristoté-
lico en esto, los principios del peronismo
son claros: tercera posición, independencia
económica, justicia social, soberanía polí-
tica y para pensar la sociedad, comunidad
organizada. Desde ellos se constituye el
sustrato valorativo del peronismo, dialogar
con la tradición nos remite a las banderas
históricas, que hacen que nuestro movi-
miento tenga una @ sonomía y no otra, que
tenga objetivos y no otros. Entonces pensar
desde la doctrina a nosotros nos permite
pararnos desde una escala valorativa, y so-
bre una serie de principios que nos uni@ can
y que nos identi@ can como movimiento po-
lítico, como grupo histórico, como bloque
histórico, porque allí se observa que la doc-
trina tiene esa etapa @ ja.
Pero, a la vez, la doctrina entiende
que se tiene que reajustar a cada período
histórico, es decir, comprende que si bien
los principios son inconmovibles, los me-
dios son condicionados de acuerdo a cada
etapa histórica. ¿Por qué? Porque cada eta-
pa histórica nos presenta diferentes juegos
de fuerzas, cada período nos presenta un
alma distinta de la época, nos representa
fuerzas en lucha que van cambiando sus
posiciones, fuerzas contingentes, entonces
de lo que se trata cuando uno piensa desde
el ámbito de la doctrina, es de poder ajus-
tar esos medios a cada escenario de fuerzas
determinado, ¿qué quiere decir esto? No
renegar nunca de los principios, ya que los
principios constituyen nuestra forma de
pensar la identidad nacional; nosotros pen-
samos que el peronista es argentino, pero
que también el argentino es peronista, por-
que en nuestra idea de argentinidad está la
justicia social como deseo, la independen-
cia económica como proyecto, la soberanía
política como meta. En ese sentido lo se-
gundo que nos provee la doctrina es poder
ajustar nuestro accionar como movimien-
to, en cada escenario de fuerzas contingen-
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tes, ajustar nuestra praxis, a cada época
histórica. Entonces la doctrina es algo, por
un lado @ jo, pero por otro lado es algo que
necesariamente, en cada cuerpo histórico,
tiene que ser repensado, tiene que ser reac-
tualizado, tiene que ser re aggiornado, a las
fuerzas contingentes de cada época.
Ahora bien, nosotros sabemos que
nos ha costado mucho hacer pie en la Uni-
versidad, sobre todo en la cuestión de que el
pensamiento peronista, es un pensamiento
periférico dentro de las currículas y muchas
veces hasta se deslegitima el pensamiento
peronista; y se lo deslegitima a Perón, que
es el padre de un movimiento político que
hasta hoy sigue marcando nuestras vidas y
los itinerarios políticos de nuestra Nación.
Perón armó una doctrina, tal vez una de las
experiencias de formación de cuadros, más
importante de América Latina, durante
el siglo XX. Ha sido la más masiva, la que
más ha irradiado a nuestras familias, y la
que realmente constituyó un movimiento
de masas. Cuando el peronismo dice, todo
peronista tiene en su mochila el bastón del
mariscal está dando cuenta de la masividad
de ese proyecto de formación de cuadros.
Entonces, ¿cuál es el rol de Peron
dentro del pensamiento argentino? Y, so-
bre todo, ¿cuál es el rol de una @ losofía pe-
ronista dentro del pensamiento argentino?
Para poder pensar este juego entre @ loso-
fía y peronismo, sin lugar a dudas tenemos
que ir a un escrito decisivo de Perón que es
La Comunidad Organizada. La Comunidad
Organizada es un escrito de 1949, que sirve
como base doctrinaria al peronismo, pero
es un escrito que se da en un contexto muy
particular, que es el Congreso Nacional de
Filoso@ a de 1949, ¿por qué es un evento
particular? Porque si bien dice, Congreso
Nacional de Filosofía, este un congreso que
tiene dimensión internacional, un evento
en el cual por una serie de razones casuales
y causales, se dio la situación de que vinie-
ran gran parte de los @ lósofos más impor-
tantes del mundo a Argentina, participa
Hans Georg Gadamer, Karl Löwith, Miche-
le Sciacca, Nicola Abbagnano, Eugen Fink,
Wilhelm Szilazi.. Envían ponencias Karl
Jaspers, Nicolai Hartmann, Jean Hyppoli-
te, Benedetto Croce, Ludwig Klages. Manda
una salutación Martin Heidegger, quien es-
tuvo cerca de venir.
A su vez, participan un montón de @ -
lósofos latinoamericanos, y de ellos, en es-
pecial, como resulta evidente, argentinos.
Es decir, la mirada de la @ losofía durante
un mes está puesta en la Argentina, y está
puesta en un contexto muy particular que
era la salida de la Segunda Guerra Mundial.
Como todos ustedes saben, cuando habla-
mos de @ losofía, sabemos que tiene su par-
tida de nacimiento en Europa con los grie-
gos, pero que casi siempre se mantiene en
Francia, en Alemania; los europeos se sien-
ten padres y administradores de la @ losofía.
Ahora bien, en ese contexto en el que
se da el Congreso de @ losofía de 1949, Eu-
ropa estaba destruida, la cuna de la @ losofía
estaba hecha pedazos y de alguna manera
se estaba pensando, donde podía recomen-
zar la @ losofía, donde podía re comenzar a
pensarse el hombre nuevamente y, al mis-
mo tiempo, desde donde podía relanzarse
el pensamiento @ losó@ co. Obviamente, sa-
bemos que un faro intelectual fue Estados
Unidos, en el sentido de muchos pensadores
que salieron de la guerra fueron a pensar allá
y los contrataron de las universidades. Pero
el otro foco de irradación era América Lati-
na, la cual era percibida como un lugar en el
que se estaba pensando de nuevo el poder.
Como señalaría Armando Poratti el congre-
so operaría, como una puesta en forma del
poder americano, y más especialmente del
poder latinoamericano, en un momento en
que la región se daba la posibilidad de pen-
sar la @ losofía. En segundo lugar el congre-
so es una demostración del poder peronis-
ta, es una muestra simbólica de fuerzas del
poder peronista en el ámbito de la @ losofía.
Esto es porque Perón entiende que, desde
1945 a 1949, esos cuatro años, -y si se quie-
re desde 1943 a 1949-, período en el que se
corta con las políticas de la Década Infame
y el peronismo va construyendo sus políti-
cas, se ha dado en la Argentina una trans-
formación social muy profunda, una revo-
lución social, desde el punto de vista de la
Justicia Social. Pero esta revolución social,
tuvo la buena nueva, de que no demandó
grandes sacri@ cios de sangre. No hubieron
dosis grandes de violencia en la Argentina;
no pasó lo que en la Revolución Francesa,
no pasó lo que en la Revolución Rusa, sino
que, de alguna manera, las condiciones en
las que se dio este fenómeno en la Argenti-
na, hicieron que se pudiera transitar de ma-
nera no traumática esta transformación so-
cial, esta incorporación de nuevos actores a
la política argentina. Viendo ese escenario,
de lo que se trataría seria de estabilizar el
proyecto, de consolidar la experiencia pero-
nista, y esto se va a hacer, desde mi pun-
to de vista, principalmente entre los años
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1949 y 1950, en los que el peronismo va a
pensar la identidad nacional; va a decretar
el año sanmartiniano, va a celebrar a San
Martín como el Padre de la Patria. Pero, so-
bre todo, el peronismo va a hacer dos cosas
importantísimas. En primer lugar la Cons-
titución de 1949. El peronismo tenía que
contener todas las transformaciones lega-
les que se habían dado, dentro de un nue-
vo cuerpo constitucional. Un cuerpo que
integrase la realidad argentina como una
realidad nueva; una realidad en la que ha-
bía nuevos actores y en que aparecían nue-
vos derechos colectivos. Entonces en ese
sentido resultaba indispensable, bajo la in-
G uencia de Arturo Sampay, forjar un nuevo
horizonte de constitucionalismo social, y
por eso el peronismo llevará adelante la re-
forma constitucional de 1949. Ahora bien,
la segunda operatoria que podemos des-
tacar es, precisamente, la que se daría con
el Congreso Nacional de Filosofía, ya que
Perón entiende que el peronismo, no sólo
representaba un proceso político sino que
implicaba una nueva concepción de la vida.
Consideraba que el peronismo expresaba
una forma de la identidad nacional, conte-
nida bajo la idea de comunidad organizada,
novedosa en el concierto internacional. Tal
cosmovisión sería compartida en ese con-
greso, sobre todo pensada en el marco de
un proyecto continental con el resto de los
países latinoamericanos, pero también en-
tendiendo que había @ lósofos de otras tie-
rras, los cuales también podrían difundir lo
que estaba signi@ cando el peronismo.
Ahora bien, desde el punto de vista de
este escrito que es La Comunidad Organi-
zada, debemos tener en cuenta que es una
presentación para @ lósofos pero que no tie-
ne valor especí@ co en el ámbito @ losó@ co.
Como sabemos, en algunas ocasiones, se ha
criticado respecto al valor del texto. Obvia-
mente, el escrito no tiene valor @ losó@ co;
no es un texto escolar…pero es bastante bá-
sico. Lo han criticado mucho por eso.
Sin embargo, creo que La Comunidad
Organizada tiene un valor político, porque
Perón cuando da el discurso…Perón no era
un ingenuo. Era un profesor de historia
militar, un muy buen profesor de historia
militar, conocía los auditorios, conocía con
quien estaba hablando, y de que estaba ha-
blando. De hecho se dice que el construyo
un texto y después se los dio a los @ lósofos
para que lo ajustaran al auditorio. Entonces
no es para nada ingenua la intervención, y
Perón no sería tan cándido de pensar que
sentido resultaba indispensable, bajo la in-
G uencia de Arturo Sampay, forjar un nuevo
horizonte de constitucionalismo social, y
por eso el peronismo llevará adelante la re-
forma constitucional de 1949. Ahora bien,
la segunda operatoria que podemos des-
tacar es, precisamente, la que se daría con
el Congreso Nacional de Filosofía, ya que
Perón entiende que el peronismo, no sólo
representaba un proceso político sino que
implicaba una nueva concepción de la vida.
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criticado respecto al valor del texto. Obvia
mente, el escrito no tiene valor @ losó@ co;
no es un texto escolar…pero es bastante bá-
sico. Lo han criticado mucho por eso.
Sin embargo, creo que La Comunidad
Organizada tiene un valor político, porque
Perón cuando da el discurso…Perón no era
un ingenuo. Era un profesor de historia
militar, un muy buen profesor de historia
militar, conocía los auditorios, conocía con
quien estaba hablando, y de que estaba ha-
blando. De hecho se dice que el construyo
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frente a varios de los mayores referentes @ -
losó@ cos de la época, el iría a decir algo de-
cisivo desde el punto de vista @ losó@ co. Pe-
rón lo que estaba intentando hacer, esto es
lo que planteo en algunas de las cosas que
he escrito, en algunas investigaciones, fun-
damentalmente es poder hacer una inter-
vención política. No me re@ ero a la @ gura
clásica del @ lósofo queriendo convencer al
político, sino la @ gura inversa, la del polí-
tico, la del estadista queriendo persuadir a
los @ lósofos, queriendo convencer de algo a
los @ lósofos.
Y ¿qué es lo que dice Perón? Dice “acá
hay un problema”. Se lo dice a varias de las
@ guras más eminentes de la época. Un pro-
blema que consiste en que la @ losofía ha
abandonado sus orígenes, se ha transfor-
mado en un saber exquisito, en una disci-
plina escolar, en un saber de profesionales.
Desde esta perspectiva, la @ losofía ha aban-
donado a sus pueblos, la vida de sus pue-
blos; la reG exión @ losó@ ca no estaría pen-
sando en el destino de sus comunidades.
Los @ lósofos están constituyendo un esce-
nario muy técnico, muy purista; han aban-
donado sus orígenes, que se caracterizaban
por poder alumbrar el destino de sus comu-
nidades. Pero, sobre todo, y creo que así es
cómo piensa Perón la @ losofía, han olvida-
do que la tarea de la @ losofía es poder dar
luz a su propio tiempo, poder desocultar lo
más signi@ cativo de una época, y llevarlo a
la luz de todo un pueblo, encontrar el senti-
do de un periodo histórico. Eso la @ losofía
lo ha abandonado y lo tiene que recuperar.
Entonces ¿cuál es ese gesto de Perón
para poder pensar su propia actualidad?
Perón dice, y esto me parece que es impor-
tante que podamos pensarlo hoy: hay que
volver a pensar el vínculo entre individuo y
comunidad, cómo se relaciona el individuo
con la comunidad.
A partir de allí, lo que va a hacer en
el texto es un breve recorrido por la @ loso-
fía. Breve y ustedes que estudiaron un poco
@ losofía les va a parecer muy escolar, pero
en ese recorrido Perón va a ver que lo que
caracteriza el devenir de la humanidad, es
que el individuo va progresando conG icti-
vamente, pero que ese individuo siempre
avanza en comunidad. El individuo siempre
se realiza, si nos dirigimos al pensamiento
antiguo, Platón o Aristóteles, vemos que el
individuo se realiza siempre en el marco de
la polis, en el marco de lo colectivo, el indi-
viduo no puede realizarse fuera de su con-
junto. El individuo para los griegos siempre
busca la felicidad, pero esa felicidad indivi-
dual siempre se da en el marco de la felici-
dad colectiva, y en este sentido la política
no puede dejar de pensar la ética, porque
ese individuo no se realiza aisladamente,
sino que se realiza en el marco del todo, de
lo que Aristóteles dice el vivir bien.
Cuando sigue avanzado, Perón parti-
cularmente cree en Dios, y en ese sentido
rescata la @ gura de Santo Tomás de Aqui-
no quien involucra una mirada vertical
del hombre, que era lo que le faltaba a los
griegos. De todas formas también es muy
crítico de la Edad Media, a@ rmando que
era una etapa de ignorancia, con santos y
demonios. Posteriormente, se re@ ere a un
@ lósofo muy importante que se llama Ba-
ruch Spinoza, tampoco cabe citarlo acá, y
llega en este recorrido a una @ gura que, los
que estamos en ciencia política, lo conoce-
mos mucho que es el @ lósofo inglés | o-
mas Hobbes. Y allí, en ese recorrido de la
tradición metafísica occidental, Perón vería
que el individuo se iba realizando en las co-
munidades, progresivamente, y accediendo
a mayores grados de libertad. En el marco
de esa evolución, Perón a@ rmaría que con
la axiomática hobbesiana aparecería una
torsión. Acá hay un hueco, un desvío, y hay
que identi@ car ese hueco, ¿por qué? Porque
Hobbes plantea algo que es propio de su
doctrina, que es que el hombre es el lobo
del hombre, y nosotros desde la @ losofía
política no podemos aceptar este precepto.
Como sabemos, Hobbes decía que el
hombre era homo hominis lupus (el lobo
del hombre), en tanto que lo que aparecería
como más propio del hombre sería poder
matar a otros y que los individuos forjaban
el pacto social, solamente por miedo.
Pero Hobbes partía de la enemistad
constitutiva del hombre, de que el hombre
era por naturaleza enemigo de los otros
hombres. Perón, en cambio, dice nosotros
desde nuestra @ losofía política, no pode-
mos aceptar esto, recordando a Spinoza
que decía que el hombre tiene que ser un
dios para el otro hombre. Entonces el pero-
nismo no acepta la idea del hombre consti-
tutivamente enemigo de los otros hombres,
pero no solo ahí queda el rechazo a Hobbes.
Perón señala que con este @ lósofo inglés
empieza a consolidarse una corriente de
pensamiento que entiende que el hombre
es un ser determinado por las condiciones
materiales de su existencia. Es decir, para
Hobbes lo que importaría decisivamen-
te, serían las condiciones materiales de la
bubusca lala f felelicicididadad, pero esa felelicididadad indivi-
dual siempre se da en el marco de la felici-
que identi@ car ese hueco, ¿por qué? Porque
Hobbes plantea algo que es propio de su
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existencia, el hombre estaría determina-
do por su ser material. Perón a@ rma, que
el peronismo no tiene nada que ver con
esto, porque el ser humano no es solo un
ser material sino que es un equilibro entre
un ser material y espiritual. El hombre para
las tradiciones en las cuales lo piensa el pe-
ronismo, no puede ser pensado solo desde
las condiciones materiales de su existencia,
la persona es un perpetuo equilibrio que se
va modi@ cando entre materia y espíritu,
una relación de equilibrios que permanen-
temente se van resigni@ cando, pero no se
puede pensar lo material sin lo espiritual,
ni lo espiritual o lo ideal, sin lo material.
De acuerdo con esta lectura, Perón va
a llamar la atención críticamente, enten-
diendo que se va a constituir una vertiente
materialista para pensar la política, que va
a tener a Hobbes, a Rousseau pero también
a Marx. Obviamente, quien es considerado
más negativamente es Hobbes, porque ya
en la axiomática de Rousseau se piensa lo
social, y en Marx obviamente también se
piensa lo social. Pero el problema de estas
ontologías es que no logran incorporar lo
espiritual. Es a partir, de este tramo del re-
corrido, en donde Perón empieza a identi@ -
car lo que entiende como la crisis del siglo
XX, lo que emerge como la crisis de su épo-
ca histórica.
Como señalamos al principio, preci-
samente toda esta intervención @ losó@ ca
simple, parecería servirle a Perón para fun-
damentar su comprensión de la política.
De este modo, indica que la crisis del siglo
xx se constituiría como una crisis materia-
lista, porque el ser humano siente en su
existencia, que hay muchos deseos huma-
nos materiales insatisfechos. Así, lo único
que importaria a los conductores políticos
de ese periodo, sería poder realizar ese
bienestar material. Sin embargo, lo espiri-
tual parecería haber sido dejado de lado. El
ser humano en ese equilibrio fundamental,
entre lo trascendente y lo material, habría
sido desviado de su componente espiritual.
En esta perspectiva hay dos factores
decisivos que no estaban antes, y que Pe-
rón distinguió muy claramente, no digo que
es el único que los vio, pero que los vio muy
bien. Por un lado, quien pensase la política,
estamos hablando del año 49, debía tener
en cuenta que había un nuevo actor que
estaba decidiendo la política y que eran las
mayorías sociales. A partir de @ nes del siglo
XIX y todo el XX, el actor que irrumpe en
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la vida política de las naciones, en la vida
pública de las naciones, son las multitudes,
son las mayorías sociales. Perón recupera la
obra de un psicólogo que se llama Gustave
Le Bon, y después de un sociólogo argenti-
no que era José María Ramos Mejía, quien
escribe, en 1897, el libro Las Multitudes
Argentinas. Es re interesante ese escrito,
-Perón seguramente lo lee- porque Ramos
Mejía a@ rma que estas multitudes son irra-
cionales, nos desordenan la vida política,
no las podemos gobernar. El individuo que
es racional cuando está solo, en la multitud
se vuelve loco. Sin embargo, estas multitu-
des tan locas y tan impresionables, son las
que hacen la Historia.
Si nosotros vamos a la Independencia
de 1810, a las luchas federales, a las mon-
toneras, vemos que las que han constituido
historia, no son los individuos en sus o@ ci-
nas, sino que las que han puesto la sangre
y el cuerpo, como también veía Lugones,
han sido las multitudes. Entonces lo que se
describe, es que las multitudes condicio-
nan la vida política de los pueblos, y que el
estadista, el gobernante, no puede dejar de
contener en su ideario, ese problema y, más
aún, que las formas de las instituciones que
piensa la política no pueden dejar de ajus-
tarse a esa nueva realidad histórica. Por eso
el peronismo piensa la Constitución del 49,
esa es la esencia de la reforma constitucio-
nal. No es que la Constitución del 53 esta-
ba mal, sino que se tenía que adaptar a la
nueva época y ese es el sentido fundante de
la Constitución del 49.
Ahora bien, ¿cómo piensa este pro-
blema para Perón? Si ustedes leen a Perón,
está muy claro, y si lo leen a Leopoldo Ma-
rechal, también. El peronismo lo que plan-
tea en ese primer estadio, en ese primer
momento, es pasar de la masa al pueblo. En
esos cuatro años, de lo que se trataba para
el peronismo, era pasar de esa multitud que
era irracional a un pueblo que se recono-
ciese como comunidad. Por eso Perón dice
que la masa es ingobernable, a la masa no
se la puede encuadrar, no se le puede dar
un sentido político; sólo cuando esa masa
es pedagógica y políticamente educada,
en el sentido de compartir un ideario, esa
masa se convierte en pueblo. En el caso de
Leopoldo Marechal, quien también escribe
fragmentos importantísimos sobre doctri-
na, cuando le preguntan en una entrevis-
ta ¿por qué se hizo peronista? él responde
“porque el peronismo fue el paso de la masa
a un pueblo esencial, el peronismo pudo ha-
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cer esa transmutación, de una multitud que
es muy difícil de organizar políticamente, a
un pueblo esencial, a un pueblo histórico”.
Si el predominio de las mayorías sociales,
es novedoso y la teoría política tendría que
contenerlo, habría otro elemento que com-
plejizaría aún más el contexto de gobierno.
Este segundo factor sería el progreso
tecnológico. Precisamente en toda esa épo-
ca del siglo XIX y principios del siglo XX,
más aun ahora, lo que ha condicionado más
la vida de esas masas, que son protagonis-
tas de la política, serían los avances en el
plano de la técnica. Las mayorías habrían
avanzado de una manera decisiva, y tal pro-
ceso se habría acelerado, aún más, debido
al progreso tecnológico. Las vidas tradi-
cionales de nuestros abuelos, se han visto
trastocadas desde los años 50 en adelante,
de una manera sin igual. Debido a ello, lo
que se produce dice Perón, es un desajuste
entre el individuo y la comunidad; entre el
individuo y su pertenencia a la comunidad.
Y ¿qué es lo que ve críticamente Perón?
Frente a este escenario, hay dos opciones
que se presentan: por un lado el comunis-
mo soviético y por otro lado, el capitalismo
norteamericano (después de la conferencia
de Yalta, esos son los dos imperialismos).
El capitalismo tiene un germen que es inte-
resante y que potencia que el individuo se
realice y tenga una iniciativa propia. Pero
el problema es que ese individuo egoísta,
deviene un individuo que solo le interesa
desarrollarse a sí mismo y es un individuo
que está ajeno al bienestar de la comuni-
dad. Entonces el capitalismo, si bien tiene
cosas positivas, siempre degenera en un
individualismo egoísta, un individualismo
como el norteamericano, que en función de
su bene@ cio no duda en invadir cualquier
pueblo, en nombre de su libertad, de su de-
mocracia y de su libertad.
Del otro lado, estaba el comunismo,
que era otra forma de imperialismo. El co-
munismo surge desde un punto de vista
que, en principio, es el de la justicia social, y
de los indignados de la tierra. De los conde-
nados de la tierra, en nombre de la justicia
social, pero el Estado soviético termina ne-
gando al individuo. En nombre de un todo
abstracto termina por anular cualquier ini-
ciativa individual.
Es a partir de esta lectura, donde co-
bra todo su valor, la idea de Perón de Ter-
cera Posición: no alinearse a ninguna de
las dos potencias imperialistas, y proponer
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una nueva doctrina. Esa nueva posición Pe-
rón la sintetiza en una fórmula que es “la
evolución del yo en el nosotros”. De acuer-
do, con esta perspectiva la comunidad sólo
se realiza si hay individuos que se realizan;
una comunidad de ceros al peronismo no le
sirve, es principal que el individuo se reali-
ce, que el yo se realice, y el yo, es una con-
formación de individuos. Ahora bien, esos
individuos no pueden realizarse en una co-
munidad que no se realiza, es decir, ese yo
que es necesario e indispensable, no puede
pasar como ocurría en la Unión Soviética
que el individuo era clausurado. Ese yo tie-
ne que realizarse en su individualidad, pero
tampoco nos puede pasar, que ese yo se rea-
lice egoístamente. Acá de lo que se trata es
que ese yo se realiza en marcos en los que
las comunidades se realizan. El “yo” se rea-
liza en el “nosotros”, el yo se recompone en
el nosotros. Y en este sentido lo que pro-
pone Perón, como superación de las otras
dos doctrinas, y es un aporte decisivo, en
nuestra @ losofía política, es que individuo
y comunidad no se excluyen, esa es la dife-
rencia del peronismo. Precisamente, para
el comunismo la comunidad era todo y el
individuo era nada, para el liberalismo nor-
teamericano, la libertad individual lo era
todo y la comunidad o el Estado, era un
obstáculo.
Lo que Perón entiende es que el pero-
nismo simboliza una sinergia especial, que
el peronismo representa, una nueva sínte-
sis histórica en que individuo y comunidad
perpetuamente se modi@ can pero, a su vez,
perpetuamente se realizan en su profunda
interrelación. Hay una plenitud del yo en el
nosotros. Hay una integración superadora
del individuo en la comunidad, y así, el no-
sotros se va perfeccionando en el yo; y el yo
se va enriqueciendo en el nosotros.
Ahora bien, ¿qué es lo que implica
esto? Esto es muy importante para pensar
la política hoy. Fundamentalmente, el pe-
ronismo, (al no ser un sistema como el libe-
ralismo individualista ni como el comunis-
mo que anula el individuo), entiende que el
conG icto es constitutivo de la política. La
comunidad siempre está permeada por el
desacuerdo, es decir, la comunidad es con-
G ictiva, y si se quiere, como dicen los @ ló-
sofos…la comunidad se da en la diferencia
y en el desacuerdo. Acá lo importante del
peronismo es que entiende que la comuni-
dad no es mero desacuerdo. Obviamente, la
política es conG icto, es tensión, es diferen-
cia, como dirían hoy los @ lósofos, es un mo-
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vimiento en el cual, nos constituimos desde
nuestra diferencia, pero por otro lado, hay
un contra movimiento, en el cual, la políti-
ca, si bien es diferencia, si bien es tensión,
nunca es anulación del otro. La comuni-
dad reconoce al individuo, y admitiendo
que hay conG icto y tensión en lo colectivo.
También, la política es la que nos permite
conformar escenarios comunitarios, la po-
lítica es la que nos invita a pensar que en
el marco de desacuerdos, para que nosotros
podamos pensar unidades mayores. Por un
lado, la política es conG icto y es tensión,
pero también, podemos decir que la políti-
ca es una búsqueda que nunca se cierra, de
una armonía tensional, un intento de com-
poner voluntades diría Perón.
Cuando hablamos de Comunidad
Organizada, creo que no intentamos refe-
rirnos a una categoría que presente tintes
autoritarios. Creo, que al hablar de comuni-
dad organizada estamos haciendo alusión a
la forma especial en que el peronismo ha
pensado la democracia. Generalmente, lo
que se ha pensado en las universidades es
que la democracia es liberal. Que lo que es
democrático solo aparece históricamente
desde la tradición del pensamiento liberal.
Contrariamente, creo que el peronismo,
a partir de la idea de comunidad, lo que
plantea es la posibilidad de pensar, nuevas
formas de hacer política, nuevas formas de
pensar la democracia, pero sobre todo de
volver a pensar desde el lugar del acuerdo,
pero no del acuerdo liberal, porque noso-
tros no pensamos desde la alianza, noso-
tros pensamos desde el movimiento. El
peronismo emerge históricamente desde la
búsqueda de la unidad, y no una unidad que
se disuelve en poco tiempo, sino unidad
que se sostiene en base a entender lo que
Perón denomina concordia, y sobre todo a
poder componer voluntades políticas en un
ámbito de unidades mayores y obviamente,
proyectadas hacia el futuro.
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Equipo de Trabajo
Roy WilliamsLic. Alejandro Goldberg
Augusto CeraldiNéstor BauduccoFernando Sauro
Jésica CantaruttiJuan Fancundo Besson
Yésica Hasne
CÁTEDRA LIBRE JUAN DOMINGO PERÓN(Resolución CD 2100/14)
Facultad de Ciencia Política y RR. II.Universidad Nacional de Rosario
catedraperon@fcpolit.unr.edu.ar