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TRABAJO FINAL INTEGRADOR
(TFI)
Tema: “Cobertura periodística de
la gripe A en los diarios de
Rosario”
Alumno: Noel Nardone
Carrera: Licenciatura en Periodismo
Facultad: Ciencia Política y RR.II.
Fecha de entrega: 13/08/10
2
Índice
Parte I
Introducción Pág. 3
La salud como noticia Pág. 7
Parte II
Gripe A: pandemia de información Pág. 11
Rutina productiva Pág. 15
Un tema con diversas aristas Pág. 18
Edición y presentación de la noticia al público Pág. 24
Parte III
Pico de casos, pico de rating Pág. 33
Posibles consecuencias Pág. 37
Prevención, reflexión y Salud Pág. 38
Comentarios finales Pág. 42
Parte IV
Anexo Pág. 44
Entrevistas Pág. 51
Bibliografía Pág. 69
3
Parte I
Introducción
Casi un año después de la virtual desaparición de la gripe A, poco y nada se volvió a
hablar del mortal virus que para muchos amenazaba a gran parte de la humanidad. De
las noticias catastróficas sobre los efectos de esta cepa, la ola de infectados y muertos en
todo el mundo, políticas de contención erróneas encaradas por los distintos gobiernos,
incertidumbre, alarma y pánico, se pasó al más profundo de los silencios, sin que nadie
diera una explicación más o menos coherente de qué es lo que ocurrió en ese período de
2009. Por el contrario, las dudas crecieron todavía más al conocerse las cifras finales de
enfermos y fallecidos por la pandemia, que resultaron ser bastante inferiores que las que
año a año se atribuyen a enfermedades habituales y perfectamente evitables, y que sin
embargo nunca gozaron ni por asomo de una cobertura mediática de la que dispuso la
gripe A.
Y es que en el desarrollo de este virus los medios tuvieron un papel fundamental. Las
noticias sobre esta infección ya se conocían en todo el mundo mucho antes de que cada
país tuviera sus propios infectados. Desde hace algunos años, la globalización de la
información impulsada fundamentalmente por Internet, propicia un “aluvión de noticias
electrónicas provenientes de los más diversos orígenes que llegan ininterrumpidamente
las 24 horas del día […] con actualizaciones constantes. Esto requiere que los
periodistas estén más alertas que nunca para filtrar la calidad de la información”
(Waisbord, 2001: 87). Sin embargo la comodidad que brinda levantar noticias ya
estructuradas por otros, y en algunos casos la falta de recursos para producir las propias,
frecuentemente atentan contra estos parámetros de rigurosidad periodística.
4
Información debidamente verificada pero también toda clase de teorías conspirativas
comenzaron a expandirse desde México, donde inició la enfermedad, hacia el resto del
mundo, en muchas ocasiones encabezadas por titulares alarmantes. “Suspenden todos
los eventos públicos”, “Para influenza al DF”, “El país, en emergencia por Influenza”,
“Hay medicina, hay cura, hay psicosis” (Paco-blog-, 2009), indicaban los principales
periódicos de ese país en sus portadas en el inicio de la pandemia a principios de 2009.
Comenzaba a exhibirse lo que Stella Martini (1999: 55) describe como una “tendencia
cada vez más afianzada en los medios de informar a través de modalidades dramáticas
de la enunciación, que intentan causar impacto en el público desde la escenificación, la
impresión, y las sensaciones”.
El avance del virus provocó que la información se incluyera “en la programación global
del entretenimiento” y quedara “sometida a las leyes que rigen el éxito y el fracaso en el
mercado mediático”. La gripe A, por entonces conocida como gripe porcina, ya formaba
parte del “infoentretenimiento” (Martini, 1999: 59) y aparecía con importancia creciente
en los diarios mundiales, incluidos los argentinos, sustentada en algunos de los criterios
que Mauro Wolf (1994: 222) identifica como valores/noticia, es decir, en elementos
relevantes que se tienen en cuenta para seleccionar un hecho como noticiable. A saber,
la enfermedad era novedosa y día a día se hacía más trascendente por su relevancia, su
creciente impacto en diversos sectores y porque cumplía con quizás el designio más
dramático: se aproximaba.
La muerte con signos de este virus de un argentino en México el 27 de abril, encendió la
alarma de los medios nacionales, los cuales reaccionaron en su mayoría ubicando la
noticia como la principal de su portada. Tan sólo un día después el tema se instalaría
definitivamente en la agenda local cuando se supo que un grupo de médicos rosarinos se
autoimpuso una cuarentena por temor a esparcir la enfermedad en Rosario tras su
regreso del país azteca. Allí comenzó la cobertura de los medios locales sobre el tema,
que apuntada en un principio desde una cuestión de salud, encontraría luego
ramificaciones políticas, económicas, sociales, culturales y hasta deportivas, logrando
exitosamente decirle en qué pensar (McCombs, 1996) a la sociedad durante más de tres
meses.
5
Los nuevos infectados, fallecidos y medidas que se adoptaban para contenerla llevaron a
que la gripe A se convirtiera en la noticia diaria al punto tal de que, de acuerdo a uno de
los entrevistados en este Trabajo Final Integrador (TFI), los periodistas se preguntaban
en cada jornada laboral “¿qué hay de nuevo sobre la gripe A?”. Y este tema recurrente
quedó fielmente reflejado en las portadas de los diarios, que aproximadamente desde
abril le fueron cediendo más y más espacio, destacado titular, privilegiada ubicación y
habitual acompañamiento con fotografías o infografías. Ocupando en un principio
espacios pequeños en secciones como “Información General”, “Salud” y hasta
“Mundo”, cuando la enfermedad recién aparecía y se veía desde muy lejos,
paulatinamente las noticias sobre el tema pasaron a tener mayor cobertura y comenzaron
a figurar en “País” y luego en “Ciudad”, con el avance del virus.
El tratamiento informativo local alcanzó su clímax entre fines de junio y principios de
julio de 2009, para luego ir bajando progresivamente el nivel de relevancia mediática
hasta volver a ocupar las secciones iniciales y terminar desapareciendo definitivamente.
En el medio se recurrió a una gran diversificación de la cuestión que permitió mantener
el tema siempre vigente. Este claro reflejo del ciclo informativo que tuvo lugar en la
prensa gráfica respecto a este tema, sumado a un desencanto con el bombardeo
constante de noticias sobre el mismo, fue lo que motivó al autor a adoptarlo para la
realización del TFI.
En este punto, cobra relevancia lo aportado por algunos autores respecto al rol que
adoptan los editores y transmisores de información, quienes desempeñan una parte
importante en la modelación de nuestra realidad social al elegir y publicar la noticia. Así
es como afirman que las noticias impresas son una versión editada de la realidad. En
este sentido, Jean Marc Ferry manifiesta que a través de los medios se difunden y
reflejan opiniones a un público amplio e indefinido. “Opiniones que son redactadas por
los periodistas e influenciadas por el formato que le impone el medio” (1992).
Por su parte, (1994: 214) manifiesta que el proceso de elaboración de noticias
(newsmaking) consiste en una articulación entre la cultura profesional de los periodistas
y la organización de los procesos productivos. En torno al TFI, se procuró analizar en
base a entrevistas y lectura de artículos publicados el modo en que trabajaron los
periodistas de los diarios rosarinos (La Capital, El Ciudadano y Rosario/12) la pandemia
6
de gripe A. La idea del trabajo consistió en centrarse en la fase de confección y
presentación de las noticias, entendiéndola como aquella que “le devuelve a la
información el aspecto de espejo de lo que sucede en la realidad exterior (…)
recontextualizando los acontecimientos en el formato del informativo” (1994: 279).
Dicho formato cuenta con cierta rigidez, integrada por el orden de compaginación, la
duración y la composición interna del medio. No obstante, para realizar este trabajo fue
necesario analizar también las fases precedentes de recogida de información y selección
de noticias.
Se apuntó a indagar acerca del ejercicio periodístico aplicado al momento de tomar y
elaborar las noticias referidas al tema a un formato específico, poniéndose en juego
criterios profesionales de cada periodista para transformar esa información básica
común en una nota publicada en un medio en particular. Al mismo tiempo, resultó
relevante ver cómo ese mismo tema fue abordado por las distintas secciones de un
mismo medio, ya que allí quedan expuestos distintas prácticas periodísticas de acuerdo
a la especialización que tenga el reportero o a su característica de trabajador de prensa
genérico.
En cuanto a la justificación de estudiar este tema en diarios de Rosario, además de
razones de factibilidad por ser más accesible económicamente y tener más posibilidades
de acceso a entrevistados, también aparecen argumentos periodísticos. Sucede que la
provincia de Santa Fe se diferenció claramente de otras, en cuanto a la difusión de datos
sobre el avance de la gripe A, al no ocultar información al respecto. Esto se tradujo en
noticias que daban cuenta de un número creciente de infectados en la provincia,
mientras que en otras la cifra se mantuvo estancada por un largo período.
En este sentido, Rosario se convirtió en uno de los principales focos donde se desarrolló
y cubrió la enfermedad debido en gran parte a su importante población. Así, los medios
de la ciudad contaron con más argumentos –como el de la continua actualización del
fenómeno- para mantener el tema en el tiempo. En cuanto a la delimitación temporal,
abarcó el período en el que se desarrolló la pandemia en la región: abril de 2009 hasta
agosto de ese mismo año.
7
La salud como noticia
“Los medios se han convertido en la principal fuente de información sobre salud,
superando a otros como los médicos” (2001: 92), sentencia el sociólogo y especialista
en publicaciones de salud, Silvio Waisbord, y agrega que “la explosión en la cantidad de
información dedicada a la salud en los medios, en gran parte obedece al notable interés
que despierta entre los lectores y audiencias”. Estudios sobre las emisiones y
publicaciones de los medios masivos latinoamericanos como Comsalud (Alcalay y
Mendoza, 2000), elaborado por varias entidades entre las que se destacan la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Latinoamericana de
Facultades de Comunicación Social (Felafacs), así lo avalan y de hecho apuntan que “la
salud vende y aumenta la audiencia en los medios”, lo que se traduce en más interés en
la difusión del tema por parte de estos.
Para el Prosecretario de Redacción del diario La Capital, Jorge Salum, este panorama no
es nuevo sino que ya lleva dos décadas, aunque reconoce que la importancia que le dan
los medios a los temas de salud creció en los últimos años. “La gente llama con
frecuencia para pedir notas sobre distintas cuestiones de la temática y en la edición
digital del diario la cobertura sobre temas de salud muchas veces aparece en el ranking
de las notas más leídas, lo cual marca una tendencia sobre el interés de los lectores”,
señala Salum1. “Se entendió que la gente lo consume y entonces el tema se asumió
como un servicio. Los grandes diarios, por ejemplo, crearon suplementos específicos de
salud y los canales de televisión, sobre todo los de cable, también le dedicaron mucho
espacio a la cobertura de la materia”, sostiene y agrega “en La Capital le asignamos una
importancia vital”.
Menos cobertura se le dedica en el diario El Ciudadano, aunque no tanto porque se
considere al tema poco relevante sino más bien por la escasez de recursos. “Trabajamos
en un diario que por sus dimensiones no tiene una sección específica que se ocupe del
tema”, explica David Narciso, Secretario de Redacción de esta publicación2. “Por un
lado se abordan cuestiones referidas a salud pública desde la sección Ciudad en todo lo
que tiene que ver más con el funcionamiento del sistema, llámese hospitales, centros de
1 Entrevista realizada por el autor de este TFI en abril de 2010 2 Ibídem
8
salud, gestión política provincial y municipal, que con el abordaje de enfermedades
puntuales. Ocasionalmente contamos sobre algún adelanto médico o intervención
específica novedosa, fundamentalmente a nivel nacional o internacional. En estos casos
la información se trabaja a través de los reportes de agencias”, apunta.
De acuerdo a Waisbord el trabajo periodístico mediante información de segunda mano
“producida por agencias de noticias o ‘rebotada’ por diarios extranjeros” es una
modalidad común en los medios latinoamericanos que se ve acrecentada por la ausencia
de grandes publicaciones de salud en la región. En cuanto a ello, este autor advierte que
habitualmente las noticias que se levantan de otros medios no son analizadas
detenidamente y muchas veces se terminan publicando notas cuyo contenido refleja el
interés del medio citado por obtener atención y publicidad, más que aquellos temas que
merecen publicación por sus méritos puramente científicos. “Informes sobre
experimentos con resultados positivos tienden a ser publicados más que aquellos
resultados negativos o que confirman lo que ya se sabe”, opina (2001: 93).
Jesús Erney Torres indica que al trabajar con fuentes diversas y a veces desconocidas la
labor periodística está gravemente expuesta a la tergiversación de la verdad y por ende a
la manipulación que produce la información inadecuada de los hechos, pudiendo actuar
el periodista “de forma ignorante y con vaga inmediatez” frente a acontecimientos que
involucran a sociedades enteras. “Es entonces cuando se hace necesario, teniendo en
cuenta la responsabilidad social del periodista, hacer la recopilación lo más completa
posible de datos, fuentes y documentos que acrediten lo que está diciendo con lo que
está pasando”, recomienda (2005: 5). La reflexión cobra aún más relevancia si el tema
abordado es el de la salud. “Los medios juegan un rol importante en la educación y
promoción de la salud en los países latinoamericanos” (Alcalay y Mendoza, 2000: 12)
Estas autoras consideran que los medios pueden influenciar el conocimiento, las
creencias, valores y comportamientos respecto al tema, principalmente al establecer
agendas de salud pública y modelos de comportamientos saludables. De este modo,
“mensajes bien diseñados y difundidos a través de los medios por diversos canales y
formatos pueden ayudar a reducir la prevalencia de comportamientos de riesgo para la
salud”. Salum de La Capital coincide en este papel capital que tienen los medios en los
temas sanitarios: “El principio general es tratar de ser didácticos a la hora de prestar este
9
servicio. Hay que intentar que el diario se convierta en una herramienta para que la
gente sepa de qué se trata la enfermedad, cómo prevenirla, qué hacer en caso de
contagio”3. Juan Pablo Sarkissian, columnista de las secciones País, Economía y Mundo
de El Ciudadano, también rescata este rol de servicio que tienen los diarios. “Muchas
veces se lo desprecia, pero si uno ve que hay ciertas demandas o preguntas recurrentes
sobre determinadas cuestiones, hay que difundir el tema”, dice4.
Waisbord reconoce el creciente interés de la salud como tema periodístico, aunque
admite que los gatekeepers suelen considerarla usualmente como “información de
parrilla desligada de las noticias calientes que típicamente impulsan el vértigo diario en
las redacciones […] como las de política, deporte y entretenimiento”5. Esto se debe a la
importancia que le atribuyen los medios al formato noticioso. “Las noticias sólo son
idóneas cuando están estructuradas narrativamente. Cada noticia debe tener una
apertura, una parte central de desarrollo y una culminación”, explica Mauro Wolf (1994:
242). No es precisamente lo que ocurre con las notas de salud, las cuales por lo general
no son perecederas, es decir, quedan fuera del rápido paso del tiempo que hoy en día
rige en la producción de noticias. “La relevancia temporal de información sobre nuevos
tratamientos quirúrgicos, índices de mortalidad materna, o tendencias en consumo de
drogas no es fungible como lo es la información que se considera ‘urgente’”,
ejemplifica Waisbord.
Esta característica de las noticias de salud deriva en que las mismas habitualmente
queden limitadas a secciones especiales, bastante alejadas de la tapa, y generalmente
dispongan de un espacio poco considerable dentro del diario. Para revertir esto, quienes
trabajan el tema suelen apelar a un tradicional criterio periodístico que indica que son
noticiables los acontecimientos que constituyen y representan una infracción, una
desviación, una ruptura del habitual curso de las cosas. “Cuanto más negativas sean las
consecuencias de un acontecimiento, más probabilidades tiene de llegar a ser noticia”,
asevera Galtung-Ruge (1965: 119). En salud, para hacer noticiable el tema se apunta
más a la difusión de información sobre enfermedades que sobre salud, es decir, se
recurre más a los problemas que a las soluciones.
3 Ibídem 4 Entrevista realizada por el autor de este TFI en junio de 2010 5 “Cuando la salud es titular: Dengue, gripe A, y ciclos mediáticos-epidémicos”, Número en preparación de la revista Diálogos de la Comunicación aún no publicada, enviado especialmente para este TFI
10
“Hay una tendencia a poner títulos atractivos que suelen ser exagerados y que no
definen adecuadamente el estado del conocimiento científico sobre determinados
problemas o malinterpretan resultados. […] En otras palabras, la información sobre
salud suele ser aquello que es atractivo como noticia, más allá de su relevancia o su
vinculación con procesos de largo plazo” (Waisbord, 2001: 92). De esto se desprende
que los medios tienden a informar aquello que ellos consideran noticia y que no
necesariamente coincide con lo significativo desde un punto de vista médico o
científico. Es por eso que las enfermedades crónicas como las habituales gripes no son
noticias por su carencia de novedad y por su permanencia en el tiempo. En cambio las
epidemias, y mucho más las pandemias, sí lo son porque encajan en estas definiciones
de lo noticiable.
11
Parte II
Gripe A: pandemia de información
Desde fines de abril hasta los primeros días de agosto de 2009, la gripe A apareció en la
tapa de La Capital casi unas 50 veces con distinto grado de relevancia. De esa cifra, en
unas 30 ocasiones fue el principal titular de la jornada. “Por su impacto, porque afectó a
mucha gente, y porque era ‘la enfermedad’ del momento”6, responde la periodista de La
Capital, Laura Vilche, cuando se la consulta sobre el motivo por el cual se le brindó una
cobertura tan amplia a este tema en 2009. “Era algo nuevo y por lo tanto tenía un
aspecto que lo convertía en noticia de interés, no así la gripe normal que, si bien afectó
siempre a gran cantidad de personas en todo el mundo, como patología es más común”,
agrega Vilche, quien escribe en la sección Ciudad y habitualmente trabaja con noticias
vinculadas a la salud.
Esto es compartido por Waisbord, para quien la gripe común “es un desafío estacional
que suele tener cargas de morbilidad y mortalidad predecibles durante períodos
invernales. Rara vez es noticia debido a su ‘normalidad’ y carencia de ángulos
noticiosos”7. Sin embargo este autor reconoce una notoria diferencia de cobertura
cuando se comenzó a informar sobre la gripe A. “Desde Abril del 2009 concitó enorme
atención de la prensa a partir de la detección de casos en México y en el resto de la
región. No hay duda que la atención mediática desbordó los cauces normales. De ser un
tema técnico […] se transformó en debate público”, agrega.
Por su parte, Narciso de El Ciudadano encuentra varios motivos para explicar por qué a
la gripe A se la concibió como una noticia caliente, tal como antes se las definió a
aquellas que movilizan a una redacción. “Primero, porque en esos meses la gripe A
6 Entrevista realizada por el autor de este TFI en julio de 2010 7 Op. Cit. 5
12
estuvo en el centro de la preocupación pública. Segundo porque la ciudad, el país y
otros países del mundo prácticamente se paralizaron por la expansión de la enfermedad
y la necesidad de frenar el contagio. Tercero porque esa paralización repercutió en todos
los ámbitos, de modo que era otra veta informativa que venía atada a la gripe A: era
necesario informar qué pasaba con los comercios, las escuelas, las oficinas públicas, los
lugares de esparcimiento, el trabajo en ámbitos privados, etc”, sostiene8.
“La gripe A generó una interminable sucesión de hechos noticiosos en el centro de la
atención mediática. Estadísticas que indican el ascenso rápido del número de casos,
discursos oficiales y opiniones de expertos, escenas de aeropuertos, calles y escuelas
vacías, miles de ciudadanos con barbijos, y denuncias de estigmatización encajan
perfectamente la definición de ‘qué es noticia’”9, expresa Waisbord. Estas razones y las
antes expuestas parecen ser valederas para brindarle una mayor importancia al tema de
lo que habitualmente se le otorga a las noticias referidas a la salud. Ahora bien,
¿justifican que no sólo se las considere como noticias, sino que además se las mantenga
como el principal tema de información durante casi cuatro meses?
Narciso apunta a una cuarta razón que podría ayudar a responder este interrogante.
“Desde el punto de vista de lo que se supone que le interesa al público lector, la
pandemia de gripe A reunía todos los requisitos de una noticia atractiva, porque además
de la conmoción internacional, la traumática paralización de todos los aspectos de la
vida cotidiana y el impacto económico y político, exhibía un costado catastrófico, que
para los medios masivos de comunicación es como el dulce para las moscas”10, dice sin
medias tintas. Para Waisbord, este ingrediente sirve para construir una narrativa de
riesgo, crisis, conflicto, e incertidumbre vital para la cobertura de salud y ciencia.
“De entrada algunos medios de comunicación masivos dramatizaron la situación y
después la misma se hizo ingobernable. La competencia salvaje entre los medios
provoca esto cada vez con más frecuencia. Si alguien dijo que en México la gente se
moría en las calles víctima de la gripe A, después es muy difícil volver de eso y
8 Op. Cit. 1 9 Op. Cit. 5 10 Op. Cit. 1
13
mantener los niveles de rating o de venta de diarios”, considera Salum11. Tal vez por
esta razón La Capital decidió prematuramente ampliar la cobertura de este tema
anticipándose a otros medios. Concretamente ya el 28 de abril fue el título principal (ver
anexo fig. 1) al conocerse la muerte de un argentino en México con signos de la por
entonces llamada gripe porcina, mientras que en El Ciudadano el tema recién apareció
en tapa, aunque poco destacado, el 26 de mayo, cuando se registraron los primeros
casos de contagio local (ver fig. 2)
Esta diferencia temporal puede ser atribuida en parte a un distinto criterio de selección
de noticias que “no puede explicarse sólo como una elección subjetiva del periodista,
sino que hay que verla como un proceso complejo, que se desarrolla a lo largo de todo
el ciclo productivo, realizado por distintas instancias y con motivaciones que no siempre
obedecen a la necesidad de escoger qué noticias serán publicadas” (Wolf, 1994: 266).
Siguiendo a Wolf, dicha selección se realiza básicamente “por un lado en función de las
necesidades de organizar racionalmente el trabajo a fin de rutinizarlo; por otro lado no
deja de ser congruente con el conjunto de los valores/noticia, que son los que harán
posible la parte restante de selección de los acontecimientos”.
Desde un punto de vista se podría decir que la distinción radica en la diferente
consideración del criterio de proximidad (Wolf, 1994: 231), que puede ser entendido
como proximidad geográfica –regla práctica de la precedencia de noticias internas y la
disposición de las externas según su cercanía respecto al público- o cultural –
acontecimientos que pueden englobarse en la normal esfera de experiencias de
periodistas y público-. En este sentido, mientras La Capital priorizó el tema cuando un
argentino se vio afectado en una nación extranjera, El Ciudadano lo hizo más tarde
cuando habitantes residentes en Argentina sufrieron esta situación. Una explicación para
esto radica en que la gripe A se caracterizó por constituir un fenómeno que traspasó las
fronteras, superando todo límite entre países, toda artificial distinción entre regiones
urbanas y rurales. Pero además también esta enfermedad no distinguió entre condiciones
sociales.
11 Op. Cit. 1
14
“Las enfermedades infecciosas como el Mal de Chagas, la fiebre amarilla, la
tuberculosis y otros padecimientos como la desnutrición, habitualmente afectan a
poblaciones rurales o que viven en situación de exclusión social”12, manifiesta
Waisbord y añade que por eso “sólo esporádicamente reciben atención de los grandes
medios, ya que no afectan a sus audiencias centrales. […] Su ubicación social-
geográfica las sitúa fuera del radar del periodismo metropolitano”. En cambio, con la
gripe A, “la sucesión y el incremento del número de casos en poblaciones urbanas
determinaron que esta enfermedad se mantuviera en el ciclo noticioso por un tiempo
prolongado”.
Esta reflexión, Vilche la ratifica en la práctica periodística rosarina. “Se daba un
crecimiento diario de afectados en la ciudad, el país y el mundo que terminó creando
una especie de psicosis colectiva, muy alimentada por los medios que sacaron tajada
informativa de ello. Pero si un tema se sostiene es porque la gente lo comenta y lo lee”,
señala13. “El pánico que generó la epidemia no dejaba mucho espacio para en el día a
día mostrar otras cosas. Se hablaba de enfermos y muertos, y eso era lo único que
importaba”, dice Silvia Lo Presti14, columnista de la sección Salud del diario La Capital.
“Había temor en la población y se tomaban medidas sanitarias concretas como no dictar
clases por un mes”, manifiesta Sonia Tessa15, Secretaria de Redacción de Rosario/12.
Psicosis, pánico, temor, en estos términos los periodistas interpretaron la realidad de
aquél entonces y en base a ello elaboraron la noticia. “La idea de ‘un mundo fuera de
control’ es típica de los ciclos ‘mediáticos-epidémicos’. Presenta una situación donde la
normalidad de la presunta estabilidad y orden es quebrada por enfermedades que
vulneran los sistemas de vigilancia y control epidemiológico”16, considera Waisbord.
No es casual entonces que se haya enfatizado en pormenorizar la información sobre la
expansión incontenible de un letal virus y sus funestas consecuencias, y en cambio haya
quedado en un lejano segundo plano una contextualización de la situación, una reflexión
del fenómeno, un llamado a la calma. “Se busca favorecer la percepción del mundo en
términos de conmoción permanente, conmoción que, se asume, dificulta la
12 Op. Cit. 5 13 Op. Cit. 6 14 Entrevista realizada por el autor de este TFI en julio de 2010 15 Entrevista realizada por el autor de este TFI en abril de 2010 16 Op. Cit. 5
15
identificación, conocimiento y debate sobre los conflictos contemporáneos”, dice
Martini (1999: 56) al describir una tendencia de trabajo periodístico que considera en
crecimiento.
Rutina productiva
Wolf indica que los aparatos de información a fin de producir noticias deben cumplir,
entre otros, con tres requisitos básicos: “Hacer posible el reconocimiento de un
acontecimiento (incluidos los excepcionales) como hecho noticiable; elaborar formas de
producción de los acontecimientos que no tengan en cuenta la pretensión de cada uno de
ellos a un tratamiento idiosincrático; organizar el trabajo temporal y espacialmente de
tal manera que los acontecimientos noticiables puedan afluir y ser elaborados de forma
planificada” (Wolf, 1994: 215). Estos requisitos están relacionados entre sí.
En primer lugar se puede decir que los diarios rosarinos reconocieron con relativa
rapidez, más allá de las diferencias temporales, un acontecimiento que podría
catalogarse como excepcional en un principio. Nunca se había dado el fenómeno de la
gripe A en el mundo y hacía mucho tiempo que no se hablaba de una pandemia. Estos
elementos sumados a las consecuencias de la enfermedad, como la serie de medidas de
contención para evitar la propagación del virus, y el costado catastrófico antes
mencionado, otorgaron razones para su cobertura. Pero otro aspecto muy relevante que
se dio con exclusividad en este hecho fue que se trató de la primera pandemia con
cobertura mediática mundial. Y este no es para nada un dato menor, ya que la forma de
abordaje de los primeros periodistas mexicanos que informaron sobre la gripe A influyó
decisivamente sobre muchos de los reporteros de otros países que comenzaron a tratar el
tema con posterioridad.
Este hecho es reconocido por Salum, quien como antes se dijo, admite que “si alguien
dijo en México que la gente se moría en las calles después es muy difícil volver de eso”.
Al respecto Wolf señala que el consumo de otros medios “es una fuente importante para
los periodistas porque proporciona un mecanismo de refuerzo mediante el cual
elementos presentes en la agenda de un medio probablemente son recogidos también
por los demás medios asegurando de esta forma un general, difuso, aproximativo
16
acuerdo sobre la selección de las noticias” (Wolf, 1994: 262). A esta situación el autor
la denomina socialización profesional, y advierte que esto también trae consecuencias
sobre la producción informativa, ya que sostiene una tendencia a la homogeneidad.
Los medios comienzan a percibir el acontecimiento de forma similar y por tanto a
reproducir la cobertura con algunas variantes -debido a la distinta composición interna
de cada uno de ellos-, aunque de forma más o menos parecida a grandes rasgos. Esto se
refleja en las fuentes consultadas para la elaboración de noticias sobre el tema. “Se
habló con autoridades políticas en materia de salud y con expertos en la enfermedad”17,
indica Salum cuando se le pregunta sobre las fuentes interrogadas por La Capital.
“Funcionarios del ámbito municipal y provincial de las áreas de salud”18, dice Narciso
sobre El Ciudadano respecto a la misma cuestión. Otro elemento común de la gripe A, y
que no hace más que reforzar la homogeneidad de la información que se viene
señalando, fue esta consideración de los datos vertidos por las fuentes oficiales como
materia prima fundamental para la producción periodística.
Wolf apunta que esta superrepresentación de la esfera político-institucional en la
recolección del material informativo responde fundamentalmente a la capacidad de esta
fuente de proveer información fiable, lo que se traduce en menor número de controles
necesarios para chequear la información. “Fuentes en posición de autoridad formal son
consideradas más creíbles que otras” (Wolf, 1994: 257). Otro elemento a considerar
para la preferencia de este tipo de fuentes radica en que suelen suministrar suficiente
material para la confección de las noticias, facilitando notablemente el proceso de
producción. De esta manera, nombres como el de Miguel Ángel Cappiello (ministro de
Salud de Santa Fe), Débora Ferrandini (viceministra), Julio Befani (director de
Epidemiología de la Zona Sur Provincial) y María Andrea Uboldi (directora provincial
de Promoción y Prevención de la Salud de Santa Fe), entre otros, fueron incorporados
por toda la ciudadanía al invadir las notas periodísticas de todos los soportes.
Así es como se cumple con la segunda premisa indicada previamente: “Elaborar formas
de producción de los acontecimientos que no tengan en cuenta la pretensión de cada uno
de ellos a un tratamiento idiosincrático”. Adoptando a las fuentes oficiales dependientes
17 Op. Cit. 1 18 Ibídem
17
del Ministerio de Salud como proveedores de la información básica, se lograba
introducir prácticas rutinarias y estandarizadas claves para la producción periodística.
“Sin una cierta rutina de la que echar mano para hacer frente a los acontecimientos
imprevistos, las organizaciones periodísticas como empresas racionales quebrarían”
(Tuchman, 1973: 160). Por su parte, Waisbord encuentra otro motivo que facilitaba el
trabajo periodístico estandarizado y permitía a todos los medios cubrir este
acontecimiento: el bajo costo económico de la producción de las noticias vinculadas al
tema.
“No era necesario invertir en equipos de periodistas ni destinar recursos con viajes o
investigación de largo plazo. Dentro de las condiciones de precarización laboral y
escasez de recursos, esta enfermedad podía ser cubierta con inversión minima, ya sea
entrevistas a responsables médicos, publicación de estadísticas de hospitales, y
narraciones de poblaciones vecinas”19, opina. Teniendo como referencia el abordaje que
habían hecho del tema los periodistas mexicanos, y disponiendo ahora de información
oficial local al alcance de la mano, la incertidumbre en torno a cómo producir las
noticias de la gripe A en los medios locales se reducía considerablemente.
Se avanzaba así hacia el tercer elemento mencionado por Wolf, el de “organizar el
trabajo temporal y espacialmente de tal manera que los acontecimientos noticiables
puedan afluir y ser elaborados de forma planificada”. Durante esos cuatro meses que
duró la pandemia, todos los días a determinada hora de la tarde, llegaba a los medios
una gacetilla de prensa del Ministerio de Salud que daba cuenta de las novedades en
torno a la gripe A en la provincia, incluso destacando la situación particular de los
nodos más importantes como Santa Fe capital y Rosario. “En general creo que las
autoridades oficiales gestionaron muy bien la información en Rosario y la provincia”,
admite Salum20, aunque aclara que en La Capital buscaron no quedarse sólo con esos
datos. “En temas tan delicados como el de la gripe A nunca hay que darse por satisfecho
y siempre hay que buscar nuevas fuentes y nuevas aristas informativas”, agrega.
Por su parte, Narciso también destaca la necesidad de profundizar la información que
llegaba desde el Estado, aunque reconoce que en El Ciudadano estos partes
19 Op. Cit. 5 20 Op. Cit. 1
18
epidemiológicos, así como los partes oficiales en general, “en la mayoría de los casos
sirven como disparador de notas o abordajes de determinados temas en el diario”21. Vale
aclarar que los partes oficiales que enviaba el Ministerio de Salud ya se encontraban
profundamente estructurados en función de la noticiabilidad. Concretamente
comenzaban informando sobre los nuevos casos de infectados y fallecidos por el virus,
lo que facilitaba aún más la tarea periodística. Tal como manifiesta Wolf, en la inmensa
mayoría de los casos este tipo de información que llega a la redacción “sólo debe ser
reestructurada de acuerdo a los valores relativos al producto, formato y medio. (…) El
periodista se limita a una función de reajuste marginal”. (Wolf, 1994: 250-251)
Esta organización de la fuente de forma tal que facilita y vuelve más rápida la
confección de la nota mediante el suministro de material semielaborado, lleva a una
excesiva confianza en este proveedor de información, por su carácter de afluente
constante y seguro de noticias. “Es cierto que a veces era más fácil producir a través de
la gripe A. ‘Ya lo tenés, y sigamos, total vende como pan caliente’”, grafica Sarkissian
y agrega que esto se da también con otros temas trascendentes. “Con el Mundial todos
hablan de fútbol, sepan o no. Esa es la onda ahora porque con eso vos enganchás. Claro
que es difícil hacer algo distinto, aún dentro del mismo tema. Con la gripe A
generalmente se hacía el camino más corto: te servía para llenar ciertas páginas que vos
tenías que tener. Todos los días nos preguntábamos ¿qué hay de nuevo sobre la gripe
A?”, indica el periodista y asegura que siempre obtenía alguna respuesta22.
Un tema con diversas aristas
Tal como se dijo oportunamente, fue la velocidad de propagación de la enfermedad lo
que concitó en un principio la atención de los medios porque esta condición se ajustaba
al requisito periodístico de publicar información cambiante de forma cotidiana. A esto
se sumó lo novedoso del asunto, la veta catastrófica requerida para los temas de salud y
el supuesto interés de la población por la pandemia. Pero el cóctel de todos estos
elementos, ya de por sí interesante, no alcanza para sostener durante tanto tiempo un
tema que pese a todo seguía perteneciendo a una sección habitualmente alejada de la
21 Ibídem 22 Op. Cit. 4
19
portada de los diarios. Había que encontrarle derivaciones y estas no tardaron en
aparecer. Dice Waisbord que las declaraciones de altos funcionarios públicos y la
aparición de conflictos políticos alrededor de las epidemias son requisitos
fundamentales para modificar el curso de la noticia porque tuercen el centro de la
cobertura: de ser una cuestión de salud pasa a ser un tema político.
En este sentido, Sarkissian indica que todo tema tiene “ciertas cuestiones vinculadas con
la agenda política. Si la gripe A me sirve para pegarle al Gobierno, bienvenido sea para
algunos, porque eso justifica críticas por la pobreza, por ejemplo, y con eso sigo
vendiendo tapas”. Para graficar su reflexión, el periodista de El Ciudadano recuerda lo
duros que fueron algunos diarios cuando el por entonces flamante ministro de Salud de
la Nación, Juan Manzur, interpretó mal un dato en torno a la cantidad de infectados y
algunos periódicos hablaron de escándalo (ver fig. 3) y otros aprovecharon para
endilgarle una supuesta falta de coordinación (ver fig. 4). “El eje de la cobertura pasa a
ser puesto en temas típicamente políticos: acusaciones, cálculos estratégicos, costos,
conflictos dentro del gabinete presidencial. Estos eventos pasan a dominar la cobertura”,
sostiene Waisbord. “Es el momento cuando la jefatura editorial decide que la noticia
desborda la sección de salud y opta por trasladarla a la sección política, lugar donde
típicamente reside la noticia caliente que produce titulares y domina el ciclo
noticioso”23, agrega.
La sección política dio para múltiples temas locales vinculados con la gripe A, como las
críticas de la oposición a las medidas de contención del Gobierno provincial por ser
Santa Fe una de las provincias con más enfermos, las recomendaciones del ministro de
Salud Miguel Ángel Cappiello para postergar los viajes a Bariloche (ver fig. 5), la
negativa de las empresas de turismo a esta propuesta y la postergación de los comicios
legislativos por temor al contagio (ver fig 6), entre otros. En cuanto a esto último, no se
trató de algo menor porque obligó a reprogramar la estrategia electoral de todos los
partidos. Pero también aparecieron otras cuestiones señaladas por Narciso: “Por un
tiempo se paralizaron todos los servicios. Había pérdidas económicas y se cerraban
lugares de esparcimiento”24. De hecho, empresarios de teatros, cines y comercios en
23 Op. Cit. 5 24 Op. Cit. 1
20
general comenzaron a ganar espacio en los diarios exigiendo reuniones con las
autoridades para peticionar la exención del pago de ciertos impuestos.
De este modo el tema fue pasando por distintas secciones y manteniéndose siempre
actualizado. En La Capital, además de informes de catástrofes financieras, la sección
Economía se las ingenió para presentar notas de color que exhibían las oportunidades de
ingresos que brindaba la gripe. Por ejemplo el cierre de bibliotecas permitió la
“literatura a domicilio”, consistente en el alquiler de una caja con libros de determinado
autor. La reclusión en los hogares incrementó la renta de consolas de videojuegos y
DVD, y también se hicieron notas de este tipo (ver fig. 7). Con todo el sistema
educativo paralizado, algunos chicos tenían clases vía Internet y se explicaba este
fenómeno en la sección Educación. Por su parte al cancelarse los espectáculos y cerrarse
los cines, se aprovechó el espacio que habitualmente se dedica a cubrir shows para
difundir emisiones de determinadas películas o series por TV.
Vale resaltar que notas de distintas temáticas como las mencionadas también eran
abordadas desde Ciudad, que a la postre se convirtió en la sección insignia de la gripe
A, llegando algunos días a tener casi la totalidad de sus páginas dedicadas al tema. Más
allá de esto, es para destacar la imaginación de los periodistas para analizar cada uno de
los aspectos de la vida cotidiana que se veían afectados por la enfermedad y producir
allí notas al respecto. Acerca de la circulación del tema por distintas secciones de La
Capital, Salum expresa que “estas situaciones son habituales en los diarios, sólo que a
veces no se notan porque los temas no son tan importantes como cuando se trata de una
pandemia como la gripe A”25.
“Las redacciones estáticas no sirven. El dinamismo en la redacción tiene que ver con la
naturaleza del trabajo periodístico, ya que no hay nada más dinámico que las noticias y
la información. Y los diarios deben adaptarse rápidamente a cada situación para poder
hacer coberturas respetables y útiles a quienes los leen. Esta adaptación debe responder
al único objetivo de informar más y mejor. Por un lado se tienen en cuenta criterios
periodísticos generales (cómo informar, a quién consultar, etcétera) pero también otros
que pueden ir cambiando todos los días”, manifiesta Salum y agrega: “Los temas
25 Ibídem
21
muchas veces van y vienen, y esos cambios tienen que ver con muchos factores. A
veces con la noticia misma, y otras ni siquiera con eso sino con situaciones internas en
los diarios”.
De esta manera, el Prosecretario de Redacción hace referencia a lo que Mauro Wolf
denomina la rigidez del medio. Este autor la define como “el parámetro al que se
amoldan los contenidos del informativo: representa el contexto formal y textual en el
que es percibida y con el que se mide la importancia y significatividad de las noticias.
Además es el marco del formato vinculado a la aproximación de dos noticias entre sí, a
los criterios de estimación del ritmo interno del informativo y a las inferencias que
pueden extraerse del orden en el que están dispuestas las noticias” (Wolf, 1994: 280).
La rigidez sirve para racionalizar la información, estandarizarla, dotarla de cierta
previsibilidad en el desarrollo. No obstante, siguiendo a Wolf, la rigidez tiende a
desvanecer el peso de la noticiabilidad porque “constituye un elemento estratégico que
el aparato presenta como garantía de las propias opciones informativas”.
“Cada sección pelea el tema y otros caen de maduro. Cuando es internacional va a
Mundo, nacional a Información General y local a Ciudad. Si hay un aspecto político
relevante, como las elecciones, que son cubiertas en Política, va allí y si el aspecto es
meramente económico a Economía”, grafica al respecto Vilche26. Sin embargo
rápidamente aclara que “en esto se suele pecar de arbitrariedad y cada medio lo maneja
a su modo: el tema es uno, las formas de abordarlo, infinitas”. Es decir que se reconocen
diversas formas posibles de encarar el tema de acuerdo a las características que este
revista. Wolf admite la existencia de esta posibilidad: “Frente a acontecimientos
particularmente importantes, el orden de compaginación, la duración, la composición
interna del informativo pueden ser modificados” (Wolf, 1994: 280). Es por ello que dice
que la rigidez termina siendo relativa, y es en eso en lo que enfatiza Salum. “Dónde sale
la noticia en el diario no es tan importante como la calidad de la cobertura, es decir la
seriedad de la información que se suministra y la credibilidad de las fuentes que se
citan”27, considera.
26 Op. Cit. 6 27 Op. Cit. 1
22
En cuanto a El Ciudadano, las variantes de sección se produjeron fundamentalmente al
comienzo del fenómeno, guiadas por criterios geográficos. “Se empezó a abordar de
acuerdo al recorrido que hizo la enfermedad. Inició en Mundo cuando los casos se
concentraban en México, Canadá y era preocupación de los países limítrofes de ambas
naciones. De a poco empezó a trabajarse también en la sección País a medida que se fue
visualizando que era inevitable la llegada del virus a la Argentina, lo cual repercutía en
preparativos en todos los ámbitos”28, menciona Narciso. Cuando el tema llegó a esta
sección comenzaron a percibirse notas de la gripe A ya no tan vinculadas a una cuestión
estrictamente de salud, sino que también aparecían otras que daban cuenta de las
derivaciones políticas de la enfermedad. Sucede que este diario trabaja mucho con
agencias y tal vez le otorga una mayor preponderancia que otros a noticias nacionales,
por lo que no resulta extraño que encabece la portada con titulares de esta sección,
aunque frecuentemente aparece el vínculo con la situación local en la bajada (ver fig. 2,
8 y 9).
De cualquier modo, con la expansión del virus el tema llegó rápidamente a la sección
Ciudad, donde “se intervino con la misma lógica”, según dice Narciso. “A medida que
se empezaron a ver casos de contagio local, ésta (por el ámbito de llegada de El
Ciudadano) cobró mayor peso”, apunta (ver fig. 10).Vale recordar lo que se dijo
anteriormente acerca de que este diario suele privilegiar la cobertura de noticias de
salud vinculadas al “funcionamiento del sistema y no tanto a enfermedades”. No
obstante ello, Narciso admite que la pandemia se cubrió, y con su continuidad en el
tiempo hubo que reordenar todo el esquema de funcionamiento. “Llegó un momento en
que ya no servía trabajar el tema por secciones que clasifican la información por
categorías geográficas (así fue históricamente la distribución de las secciones en el
diario) sino que hubo que abordarlo como unidad temática”, sostiene.
“Por supuesto que al trabajarlo de esa manera también se privilegiaban las cuestiones
locales, pero como la gripe A atravesaba la política, la economía, la ciudad y el mundo,
se decidió recurrir a ubicar en la primera parte del diario todo lo referido a la pandemia,
y colocar el resto de los temas, clasificados de acuerdo a las secciones clásicas del
diario, detrás”, agrega el Secretario de Redacción. Concretamente la gripe A en El
28 Ibídem
23
Ciudadano fue cambiando de cintillo, siendo algunos de los utilizados “Alerta
sanitaria”, “Enfermedad global”, “Gripe A” y finalmente “Pandemia”, con el que se
conformó la mencionada unidad temática que aglutinó lo que sucedía con la enfermedad
en todos los ámbitos geográficos haciendo especial hincapié en las derivaciones del
tema que se podían hallar en el contexto local, una vez que el virus llegó a Rosario.
Así, se reconoce que operó al menos un cambio en la estructura del diario para poder
cubrir este evento, lo que da cuenta –tal como previamente lo menciona Salum- de que
es necesaria cierta flexibilidad en las redacciones de hoy en día para abordar ciertos
acontecimientos. De dicha característica goza otro de los diarios rosarinos: Rosario/12.
“No tenemos secciones específicas. Por nuestra misma flexibilidad nosotros ponemos
tapas muy diferentes todos los días, damos cuenta de lo más importante que pasó a nivel
local, sea cual sea el tema”, señala Sonia Tessa29, secretaria de Redacción de
Rosario/12, suplemento local del diario de tirada nacional Página/12. “A veces
priorizamos para abrir el periódico notas de Derechos Humanos, Cultura, o Deportes.
En 2009 a la gripe A le dimos gran importancia”, admite.
Tessa explica que fue Página/12 quien se hizo cargo de la cobertura de la enfermedad a
nivel internacional y nacional, y destaca que este matutino también se ocupó de realizar
notas de carácter más interpretativas sobre el tema, lo que lo diferenció de otros medios.
“Página/12 no busca tanto lo incidental, como ir a la calle a ver qué pasa con una cosa o
con otra. Es un diario poco afecto a eso”, sostiene. De esta manera, Rosario/12 sólo tuvo
que cubrir lo que sucedía con la pandemia en la ciudad, claro que sin desviarse del
criterio antes mencionado. “Nosotros somos Página/12, por lo que mantenemos esa
línea. No tomamos el tema salud como lo hacen otros diarios que generalmente lo
adoptan como agenda médica. Nosotros nos enfocamos más en política sanitaria”,
agrega.
Pero además de tener que acatar directrices del diario central, Tessa reconoce que la
cobertura de Rosario/12 de todos los temas locales se ven afectados por dos grandes
limitaciones: espacio reducido y recursos económicos acotados. “La Capital, si tiene un
tema local importante, puede definir que la sección ciudad sea más grande, por ejemplo.
29 Op. Cit. 15
24
Nosotros ese margen no lo tenemos. Pase lo que pase contamos con ocho páginas, salvo
los domingos que tenemos doce”, dice. En cuanto a la capacidad de producción,
también destaca una clara diferencia respecto al decano de la prensa argentina: “No
podíamos, por ejemplo, ir a los bares para ver cómo actuaba la gente, tal como hicieron
ellos. Nosotros mostrábamos más a las autoridades sanitarias, los casos que aparecían y
los expertos. Trabajamos mucho con los partes pero buscamos enriquecerlos”.
Por falta de recursos, limitaciones de espacio, características propias del medio y
diferencia de criterio con otros diarios, el nivel de cobertura de la gripe A por parte de
Rosario/12 fue reducido en comparación con los restantes periódicos. Un repaso a las
tapas del suplemento durante el período en el que se prolongó la enfermedad revela que
el tema fue el principal titular sólo cuando se registraron acontecimientos importantes
vinculados con la pandemia (muchos contagiados o muertos en un día) o hubo
relevantes derivaciones políticas (declaraciones de altos funcionarios, cierres masivos
de establecimientos públicos, suspensiones de clases y elecciones, etc). En cambio
prácticamente no se realizaron coberturas que marcaran consecuencias económicas
(salvo alguna declaración del intendente Miguel Lifschitz), culturales, sociales,
educacionales, etc. Es decir, el eje de la cobertura estuvo puesto en la cuestión sanitaria
y política básicamente (ver figs, 11, 12, 13 y 14).
Edición y presentación de la noticia al público
Luego de la fase de búsqueda de fuentes y selección de los acontecimientos noticiables
viene la de edición y presentación al público. La misma consiste en “devolver a la
información su aspecto de espejo de lo que sucede en la realidad exterior
independientemente del aparato informativo” (Wolf, 1994: 280). Wolf manifiesta que
en las etapas precedentes se opera descontextualizando los acontecimientos de su marco
social, histórico, económico, político y cultural, por lo que se hace necesaria una última
etapa productiva que realice la operación inversa, es decir, que recontextualice los
hechos en el formato del medio.
Epstein sostiene que en los medios “el centro de la atención está puesto sobre lo que
ocurre, no sobre el por qué ocurre o sobre sus causas profundas. Esta limitación del
25
tiempo disponible provoca inevitablemente la imagen de una sociedad inestable”
(Epstein, 1981: 127). A partir de esta característica los medios pueden cubrir los hechos
cotidianos periodísticamente, pero al mismo tiempo quedan obstaculizados para la
profundización y comprensión de muchos de estos acontecimientos. “La noticiabilidad
por tanto constituye un elemento de la distorsión involuntaria contenida en la cobertura
informativa de los mass media” (Wolf, 1994: 220).
“Distorsión, fragmentación, dificultad de argumentar y tratar en profundidad y
coherentemente los temas presentados, son pues características debidas por un lado a la
forma en la que se desarrolla la producción […] y por otro a los valores y a la cultura
profesional que los periodistas interiorizan y practican” (Wolf, 1994: 221-222). Si esta
realidad del trabajo periodístico resulta ya de por sí grave en el desarrollo de cualquier
tema porque atenta en parte contra la precisión y fiabilidad de lo que se publica, lo es
mucho más si de lo que se habla es de salud. Al respecto, Waisbord (2001: 92) asegura
que la información difundida en los medios sobre el tema “no siempre es completa ya
que se privilegia una lectura rápida y fácil de temas complicados para no ‘aburrir’ a los
lectores”.
“La importancia que se les da a las notas de salud radica en su criterio de noticiabilidad.
Y lo noticiable es aquello, decidido por el cuerpo de periodistas, que rompe con la
lógica establecida. De acuerdo a la agenda que uno elabora se va construyendo la
noticia, pero depende del periodista que muchas veces no tiene el tiempo necesario para
hacerla correctamente”30, explica Sarkissian. Aquí se ve cómo la cobertura de los temas
de salud, que pasa por publicar lo llamativo, sumada a la precariedad con la que trabajan
los medios locales, terminan influyendo en la nota que sale publicada, la cual de este
modo muchas veces carece de la profundidad que necesita la difusión de cualquier tema
complejo. “En cuanto a salud, a no ser que exista alguna sección específica que El
Ciudadano no tiene, los diarios tratan notas atemporales que tienen que ver a veces con
el color”, lo resume Sarkissian.
En La Capital, también se pondera por sobre todo la noticiabilidad a la hora de informar
sobre salud. “Los hallazgos y avances en materia de la atención sanitaria comenzaron a
30 Op. Cit. 4
26
convertirse en noticia y no es extraño ver en las páginas de los diarios notas sobre este
tema mezcladas con la presentación de otras grandes noticias. Creo, en ese sentido, que
las coberturas de salud en muchos casos dejaron de ser ya un simple complemento para
convertirse en noticias, sobre todo en casos en los que una sociedad se enfrenta a
pandemias como la de la gripe A, el dengue y otras”31, sostiene Salum. Es comprensible
que al tratarse de un producto periodístico los diarios busquen como en todo tema
priorizar aquello que atraiga al lector, y esto generalmente pasa por lo llamativo o de
color. Ahora bien, hay que analizar detenidamente si la salud es un tema más como
cualquier otro, ya que lo que está en juego –y sobre todo en pandemias como la de la
gripe A- son vidas humanas.
Lejos de ser una cuestión zanjada, Waisbord señala que se trata de la reedición de una
antigua batalla entre los que consideran que el periodismo debe ‘educar’ y los que
piensan que tiene que ‘servir’. “En las últimas décadas el debate en el periodismo tuvo
como protagonistas dos posiciones generales: una que sostiene que la prensa debe
ofrecer ‘noticias que los lectores necesitan’, y la otra que argumenta que debe producir
‘noticias que los lectores quieren’ (…) Dada la atención volátil de los
lectores/audiencias, la enorme expansión de la oferta informativa, el interés por temas
bien cercanos a sus vidas y la apatía frente a temas que solían ocupar gran atención de la
prensa (política, noticias internacionales) las recomendaciones son diferentes. Por un
lado hay quienes sugieren que el periodismo debe decirles a los lectores/audiencia qué
es importante y a qué temas debe prestar atención; por otro lado, están quienes dicen
que hay que rendirse a los gustos de los lectores/audiencias y servir sus intereses”
(2001: 88).
Difícil es saber si fue la gente la que comenzó a interesarse en la gripe A, y de este
modo exigió la amplia cobertura de los medios, o si fueron éstos los que machacando
una y otra vez con el tema terminaron por instalarlo definitivamente entre las
prioridades informativas del público. Lo que sí es verificable, y Wolf (1994: 283) se
encarga de reafirmar, es que los medios habitualmente tienen en cuenta la imagen del
público que previamente elaboran. Los datos que de allí toman los periodistas porque
inciden más decisivamente en los procesos productivos “corresponden a la
31 Op. Cit. 1
27
comprensión, a la capacidad del público de hacer frente a las dificultades de comprender
los términos utilizados: lo cual refuerza no sólo la necesidad de ser claros y simples,
sino también la imagen ‘pedagógica’ de la profesión (y por tanto una afirmación de la
utilidad social de la misma)”.
Wolf considera que la exigencia de estar al servicio del propio público se contrapone a
la de no dejarse condicionar por él, y encuentra la salida a esto en la creación de un
estereotipo que concilia dos elementos profesionales en conflicto. “La solución tiende a
ser la afirmación de que las necesidades del público son perfectamente comprendidas
por parte del periodista gracias sobre todo a su amplia experiencia, pero también a los
contactos cotidianos que le es posible mantener con un amplio abanico de personas”. Al
respecto Sarkissian manifiesta que existen “ciertas cajas de resonancia, como ser a nivel
institucional, en las que si uno ve que hay cierta demanda a algunas preguntas
recurrentes, se intuye o se llama para ver qué pasa. Se habla no sólo con el ministro de
Salud, sino también con sindicatos, médicos, profesionales y ahí se empieza a cruzar
información. Hay que responder a la ansiedad de saber, y la gripe A constituía un cóctel
novedoso que justificaba informarlo”32.
Para Wolf esto significa que “la imagen del público que posee el periodista está
explicitada e interviene siempre en el ámbito de los problemas concretos que deben ser
afrontados: por ejemplo, si hay que decidir si una noticia ha sido demasiado repetida, si
ha aparecido ya en los días anteriores, si un tema ha sido ya suficientemente cubierto,
entran en juego aserciones sobre los conocimientos que el público posee de aquel
acontecimiento o tema”. (1994: 284) Narciso reconoce que en la cobertura mediática de
la gripe A de cuatro meses de duración se tuvo en cuenta al público. “Era difícil hallar
en el resto de la agenda del diario otros temas de interés público que tuvieran ese
desarrollo o fueran más noticia, a pesar del bombardeo mediático y lo repetitivo que el
tema resultaba a medida que pasaban los días y las semanas”33, dice.
Es decir que se admitía la existencia de un bombardeo repetitivo, pero al mismo tiempo
no se encontraban temas del nivel de la relevancia que en su momento se le había dado
a la gripe A como para reemplazarlo y tal vez por eso los diarios se enfocaban más en
32 Op. Cit. 4 33 Op. Cit. 1
28
las derivaciones de una problemática ya instalada en la agenda antes que en el abordaje
de nuevas cuestiones. Por ejemplo, después del pico de cobertura mediática de la gripe
A que se alcanzó a comienzos de julio, algunos diarios siguieron titulando con este tema
pese a que la cobertura era menor e incluso ya a otras cuestiones se les dedicaba más
espacio dentro del medio, aunque esto no se reflejaba tanto en la portada. “El juicio
sobre la agotada noticiabilidad de un hecho se resuelve preguntándose cuánto y cuándo
ha llegado a conocimiento del público” (1994: 284).
Sobre el cuándo, se podría decir que noticias sobre la gripe A en el lapso antes
mencionado se presentaron a diario. Sobre el cuánto, en términos de cantidad, mucho,
aunque si se habla de calidad tal vez no tanto. En su investigación titulada “La prensa,
ventana de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: mortalidad infantil, salud materna,
VIH/Sida en Colombia” (2008), María Cecilia Pardo de Castrellón adopta como
criterios para medir la calidad de la información a: emplazamiento, géneros, manejo de
fuentes, puntos de vista, contexto, enfoque y lenguaje. Por razones de tiempo, espacio y
capacidad, en este TFI sólo se tomarán algunos de ellos. En cuanto al manejo de fuentes
ya se dio cuenta de la baja cantidad y poca diversidad de fuentes apeladas. Un
comentario de Vilche puede resumirlo: “En su momento pensé que se abusaba mucho
de la información de los funcionarios de Salud de la provincia y del municipio. Hay
saturación de palabras de Cappiello, Befani y de Ferrandini, por ejemplo”34.
Sobre la contextualización, vale decir que en general los diarios rosarinos ubicaron la
noticia en tiempo y espacio, cubriendo en forma casi permanente muchos aspectos y
consecuencias de la enfermedad en diversos ámbitos, desde que ésta apareció hasta que
se retiró. No obstante, aconteció lo mencionado por Epstein: el centro de la atención se
puso en lo que ocurría y muy poco en el por qué o en sus causas profundas. En
Rosario/12 se dejó esta tarea a la edición nacional de Página/12, en El Ciudadano la
referencia a la proveniencia de la enfermedad apareció cuando el tema fue tocado a
nivel internacional, pero no ocurrió lo mismo cuando pasó a ser local. En La Capital hay
sólo dos notas que explican cabalmente qué es y por qué se produjo la enfermedad (“El
origen de la gripe estaría en una granja” y “Cóctel de varias cepas”) y ambas se
34 Op. Cit. 6
29
publicaron apenas cobró difusión el tema (30/04/09) y el virus no había llegado a
Rosario, por lo que probablemente el interés del público local era menor.
Se podría decir que pasó lo expuesto por Wolf (1994: 252), quien retoma algunas ideas
de P. Schlesinger: “La producción está organizada de forma tal que su dinámica
fundamental enfatiza lo perecedero de las historias. Si una noticia se prolonga durante
varios días, se asume que el público tras un día de exposición está adecuadamente
familiarizado con el problema permitiendo que el background sea ampliamente dado
por descontado. El corolario de este punto es que existe una tendencia inherente de las
noticias a ser enmarcadas de forma discontinua y ahistórica, lo que implica una
estrangulación del contexto y por tanto una reducción de significatividad”. Los diarios
rosarinos enfatizaron sobradamente sobre las novedades, en su gran mayoría negativas,
que se producían respecto a la gripe A. En cambio la información de contexto, análisis y
reflexión sobre este tema quedó marginada. Se priorizó lo informativo sobre lo
interpretativo.
Castrellón considera que “para realizar un trabajo periodístico de calidad en salud es
importante que quien cubra estos temas se impregne totalmente del contexto humano,
clínico y social; debe compartir experiencias para no estar en la carrera contra reloj, así
se realizarán informaciones más interpretativas” (2008: 175). A juzgar por sus escritos,
Waisbord no ve que esto ocurra con frecuencia en el periodismo. “La cautela necesaria
para informar dada la complejidad de los asuntos y los debates entre los expertos chocan
con el apuro del periodismo, su apetito por ofrecer títulos inequívocos y espectaculares,
y su falta de interés en proveer información de fondo que permita contextualizar las
noticias” (2001: 92).
Wolf define al editing como la fase en la que se transforma el acontecimiento en una
historia con un principio, una parte central y un final. “Tiende a dar una representación
sintética, necesariamente breve, visualmente coherente y posiblemente significativa del
objeto de la noticia” (1994: 281). Dentro de este proceso, el highlighting actúa
seleccionando las características más destacadas de un acontecimiento “eliminando los
aspectos previstos y todo lo que no parece suficientemente importante, nuevo,
dramático”. Esto lleva a que el público reciba, decodifique y memorice determinas
fracciones de la información publicada. Por su parte, Castrellón afirma que la
30
visualización que se da a la nota es un factor altamente influyente en la elección que
hace el lector dentro de la variedad temática presentada por el diario porque “marca la
agenda personal, dando prioridad a los temas de los que se ocupa la prensa; crea la
inquietud de pensar sobre salud en los públicos: lectores, organizaciones de salud,
Gobierno y otros medios; genera una retroalimentación de la agenda” (2008: 166).
A la hora de seleccionar para su investigación los indicadores con los cuales analizar la
visualización de las noticias de salud, Castrellón se queda con: el tamaño del titular; el
lugar en la página: mitad superior o mitad inferior; la página en la cual se ubica: par o
impar. A esta escala, ampliamente validada, añadió dos elementos más: la presencia del
sumario en el titular y el acompañamiento visual: fotos, gráficos, infogramas. En el
diario La Capital, desde el 27 de abril hasta el 3 de agosto la gripe A apareció en tapa
casi unas 50 veces, de las cuales en unas 30 ocasiones fue el título principal. Lo curioso
es que pese a la gran cantidad de portadas que se le dedicó, sólo en menos diez
ocasiones el título vino acompañado de una foto. Tal vez esto sucedió por la costumbre
que tiene este periódico de dedicarle a veces la foto de la tapa a un tema que no es el
principal –los partidos de fútbol de los equipos rosarinos suelen ocupar habitualmente
ese espacio fotográfico-, pero también puede ser por la dificultad de encontrar fotos
acordes al tema.
Era difícil poder graficar la enfermedad y las fotos de las autoridades sanitarias no dicen
mucho. Pronto se pusieron de moda las fotos de personas con barbijos, pero con el
tiempo terminaron cansando y sólo esporádicamente aparecieron en la portada. En el
interior del diario sí se combinaron las fotos antes mencionadas pero también se apeló a
otros elementos. “Recurrimos a todos los recursos posibles: infografías, entrevistas,
cables, estadísticas, estudios anteriores y comparativos, fotos, información por la web.
Todo lo posible”35, rememora Vilche. Durante el pico de casos a principios de julio, La
Capital utilizó una especie de sumario que denominó “hoja de ruta” y hacía las veces de
índice de notas de la gripe A. “El principio general es tratar de ser didácticos, de prestar
un servicio, intentar que el diario se convierta en una herramienta de difusión de temas
como la gripe A. Todo lo que sirva para ese objetivo general debe ser incorporado a la
cobertura”36, complementa Salum.
35 Ibídem 36 Op. Cit. 1
31
Por su parte, en Rosario/12 “cuando empezó el tema de prevención sanitaria le dimos
una cobertura pequeña”37, cuenta Sonia Tessa y agrega que en tapa sólo figuraba un
cabezal por encima del título principal. “Cuando apareció el primer caso en Rosario le
dimos una tapa y a partir de ahí fue siendo tapa con regularidad”, aclara. Las portadas
en las que la gripe A fue el título principal fueron 12, de la cuales diez de ellas
estuvieron en fechas muy seguidas, yendo desde fines de junio a mediados julio. Las
otras dos se registraron tras el receso vacacional en agosto. Como es costumbre en
Rosario/12, siempre que fue el título principal, tuvo foto. Por último, si bien no se
cuentan con cifras precisas de El Ciudadano, se puede decir que desde mediados de
mayo hasta mediados de julio, la gripe A fue tapa unas diez veces, muy pocas de ellas
con foto.
“En general nuestro criterio fue brindar información de servicio, que era muy requerida
en esos días (por ejemplo apertura o no de comercios, oficinas, escuelas, lugares de
atención médica, centros de salud menos saturados, etc.) y difusión de medidas
preventivas”38, expresa Narciso. El Ciudadano apeló muy poco a estos recursos
paralingüísticos a la hora de abordar el tema, mientras que Rosario/12 directamente no
los usó nunca por razones editoriales. “Infografías este diario no tiene ni a nivel local ni
nacional, por lo que es un recurso menos. No es el estilo del diario. Recuerdo que más
que nada teníamos fotos, que es lo que tiene que ver con la característica de Rosario/12.
Le damos mucha importancia a la gráfica pero la estructura del diario, que es pequeña,
tampoco nos permitía hacer una gran producción. Poníamos las típicas fotos del barbijo
y de funcionarios provinciales, pero al final ya no sabíamos qué poner”39, cuenta Tessa.
“Son estos factores paralingüísticos, constituidos por elementos externos de
emplazamiento, los que posibilitan observar la mayor o menor prominencia que da un
medio a un tema específico, ya que no es suficiente con que se publique la información
si a ésta se le dedican sólo unas pocas líneas ocultas en la página más escondida del
diario”, dice Castrellón (2008: 168). Siguiendo a esta autora, se podría decir que la
importancia que le dio La Capital a la gripe A fue bastante mayor que la otorgada por El
37 Op. Cit. 15 38 Op. Cit. 1 39 Op. Cit. 15
32
Ciudadano y Rosario/12. En parte esto puede haber ocurrido por los mayores recursos
de los que dispone el decano de la prensa argentina frente a la precariedad, según
cuentan sus propios periodistas, con la que se trabaja en los otros dos medios. Pero
también puede haber incidido algún otro tipo de criterio más de carácter editorial.
“El proceso de selección y conformación de la agenda informativa tiene implicaciones
serias en la sociedad, pues los hechos que quedan fuera de los medios serán invisibles
para la opinión pública, y serán excluidos del proceso de construcción de la
legitimidad”, explica Castrellón (2008: 168). Se podría agregar que aquellos hechos que
lejos de quedar fuera de los medios obtienen preponderancia excluyente, se tornan
altamente visibles para la opinión pública y quedan hiperrepresentados en el proceso de
construcción de legitimidad.
33
Parte III
Pico de casos, pico de rating
“Desde la propuesta de impresionar a la sociedad, el modelo que se reitera en pantallas
y páginas informativas conserva y exacerba un estilo ya acuñado por un sector de la
prensa popular, pero propone otra visión del mundo. Los medios son la ventana al
mundo y allí lo que hay es espectáculo que está a la venta” (Martini, 1999: 29) Diario
La Capital: “Murió en México un argentino con signos de gripe porcina” (28/04),
“Gripe porcina: médicos rosarinos en cuarentena” (29/04), “Suben el nivel de alerta por
el avance de la gripe porcina” (30/04) (ver figs. 1, 15 y 16).
“Atravesado por las lógicas del mercado (…) los medios se consolidan como un
negocio altamente rentable si entretienen. La activa circulación de flujos informativos
en tiempo real convierte así a los ciudadanos en inevitables consumidores de noticias
que se sustentan en los golpes de efecto propios de las formas en que se publicita
cualquier artículo de consumo en el mercado” (Martini, 1999: 29). La Capital:
“Sospechan de gripe porcina y suspenden las clases en un jardín” (28/05), “Gripe A:
intentan contener el temor en las escuelas” (29/05), “Nuevo posible caso de gripe A en
un Jardín de Infantes” (01/06), “Confirman que tiene gripe A una nena del colegio
Stella Maris” (02/06), “Recomiendan no viajar a Bariloche por la gripe A” (04/06) (ver
figs. 17, 18, 19, 20 y 5).
“De esta manera la información se incluye en la programación global del
entretenimiento y queda pues sometida a las leyes que rigen el éxito y el fracaso en el
mercado mediático. […] La información pasa a formar parte de lo que se ha dado en
calificarse como sociedad del infoentretenimiento”. Vale aclarar que estas
características Martini las señala para describir una variante más moderna del
34
sensacionalismo. Desde aquí se reconoce que esta palabra suena algo dura a la hora de
calificar el trabajo periodístico realizado por la prensa rosarina porque no todos los
elementos que la autora marca aparecen cabalmente reflejados. Pero sí es perceptible la
presencia de algunos.
Por empezar, la escritora aclara que este tipo de discurso “está dejando de ser la marca
exclusiva del periodismo de corte popular y se desplaza hacia los soportes mediáticos
que aún se proponen en su contrato de lectura como serios y/u objetivos”, (Martini,
1999: 62) tal como se lo podría catalogar al decano de la prensa argentina. Por otro lado,
ya el hecho de que se cubra tanto un evento da cuenta de que este vende, razón por la
cual hay cierta tendencia a privilegiar el entretenimiento, más allá de que el tema tenía
su importancia, por sobre otras cuestiones que también gozaban de relevancia, como ser
las elecciones legislativas que se desarrollaron en esas fechas y a las cuales se le dedicó
una cobertura bastante menor.
“La construcción de la información desde los resortes del sensacionalismo apela, quizás
más que en otros casos de discurso periodístico, a las representaciones y las supuestas
expectativas de los públicos, más que a la relación entre las agendas de la sociedad y las
agendas periodísticas en términos de debate público”, indica Martini al respecto (1999:
63). Además, la seguidilla de tapas con titulares del mismo tema –y hasta incluso del
mismo hecho particular como la situación de infectados en el Stella Maris- sugiere
aquello que Martini dice, y aquí figura previamente citado, en torno al flujo informativo
en tiempo real sustentado en golpes de efecto. Pero además, siguiendo con este caso, se
dio un hecho particular: el 1º de junio el título principal de La Capital fue “Nuevo
posible caso de gripe A en un Jardín de Infantes” (ver fig. 19). Diez días más tarde el
resultado negativo que arrojó el análisis que se le hizo a la menor sólo mereció un
pequeño recuadro en la página 3 de este diario (ver fig. 21).
Además, la sospecha del caso mereció la tapa del 1º de junio, mientras que el día
anterior la noticia sobre la gripe A “Santa Fe sin casos confirmados” se ubicó recién en
la página 12. El título “Suben el nivel de alerta por el avance de la gripe porcina” fue
tapa el 30 de abril (ver fig. 16), mientras que “Baja el nivel de contagio en México”
mereció un pequeño recuadro en el margen inferior derecho de la tapa el 2 de mayo. Tal
como se dijo antes, “cuanto más negativas sean las consecuencias de un acontecimiento,
35
más probabilidades tiene de llegar a ser noticia” (Galtung-Ruge, 1965: 119).
Nuevamente vale interrogarse si esto puede ser así para todos los temas, incluidos los de
salud, teniendo en cuenta el temor que puede generar en la sociedad. “La duda científica
es contraria a la certeza periodística. Incógnitas sobre la letalidad y proceso de
expansión de la gripe A, que son comunes entre los expertos, no encajan ni en el titular
convencido y tajante ni en la búsqueda de la afirmación sucinta”40, afirma Waisbord.
Pero también aparecen otras cuestiones. Martini considera que con el sensacionalismo
“entran en crisis, al mismo tiempo, los conceptos de lo privado y lo público, en tanto se
necesita de la intromisión en la vida privada de los individuos, sean victimarios o
víctimas, para asombrar y sumar puntos de rating” (1999: 60). Sólo alcanza con repasar
las normas sociales temporarias fuertemente promovidas como la insistencia en el
incremento del uso de barbijos, el acatamiento a las medidas de distanciamiento social,
la mayor frecuencia en el lavado correcto de manos, el uso de alcohol en gel, el
estornudar y toser en la manga, entre otras, para darse cuenta que la enfermedad cambió
ciertas costumbres, y los medios se encargaron de insistir en que así fuera.
Según considera Waisbord, las acciones antes mencionadas son indicios de que la
masiva cobertura “fogoneó la sensación de riesgo”.41 Y esto no puede ser achacado sólo
a algún medio local en particular, sino que más bien se trató una situación impulsada
sobre todo por los grandes medios nacionales, tal cual lo reveló el estudio “La cobertura
de la gripe por A H1N1 en noticieros de televisión abierta”, realizado por el Comfer que
tomó como muestra los dos noticieros televisivos nocturnos de mayor audiencia,
Telenoche (Canal 13) y Telefé Noticias (Telefé).
“Se registró una utilización frecuente de titulares acompañados de palabras como
‘alerta’, ‘miedo’, ‘amenaza’, ‘colapso’, detectándose así una intención de despertar el
interés del espectador desde la dramatización del abordaje de la situación sanitaria”,
dice Alejandro Bulla (2009), participante de este trabajo, al comentar algunas de las
conclusiones alcanzadas con el estudio. Otros de los resultados arribados fueron: “Pese
a que los programas de noticias construyeron columnas y espacios dedicados a la
transmisión de información sobre salud, las recomendaciones para evitar el contagio e
40 Op. Cit. 5 41 Ibídem
36
identificar los síntomas recolectaron sólo 16,8 por ciento de los mensajes totales de la
muestra. Además, se registró escasa información dirigida a los grupos de riesgo”
(2009).
Incluso las recomendaciones que se daban también eran cuestionables, tal como ocurrió
con los barbijos: después de mucho tiempo insistiendo en la conveniencia de su
utilización, se le otorgó voz a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que
admitió la inutilidad de los mismos para proteger a las personas sanas. “Según el canal o
programa que uno viera, muchas veces no se sabía si era importante o no usar barbijo, si
no era una exageración y/o el negocio de alguien la promoción del lavado continuo con
alcohol, ni hablar de los tratamientos una vez detectada la enfermedad, si tal antitérmico
sí, si tal otro no...”, agrega Bulla.
“Las decisiones de los productores periodísticos son las que generan ese magma de
opiniones e informaciones contradictorias, que desde el público receptor es percibido
como un auténtico caos”, reflexiona el director nacional de Supervisión y Evaluación
del Comfer. Waisbord encuentra más elementos contundentes para cuestionar la
cobertura. “Es altamente factible que la incansable atención mediática fuera responsable
de decisiones personales (la estigmatización de ciudadanos mexicanos cuando se
desencadenó la epidemia, la cancelación de viajes turísticos) y políticas (la prohibición
de vuelos aéreos, el reforzamiento de sistemas de vigilancia)”.
En Argentina también se dieron casos en los que el temor impulsado por los medios
incentivó la discriminación y xenofobia. Vale recordar el micro apedreado en Mendoza
para impedir la hospitalización de uno de sus ocupantes de quien se sospechaba tenía
gripe A (2009). O el aislamiento que le impuso el barrio a una familia de la ciudad
bonaerense de Azul sólo por tener síntomas de gripe y haber viajado a México. "Me
dejan las compras en la puerta de mi casa; salgo a la calle y me miran mal", había
relatado en aquel entonces el padre de la familia (2009). “El criterio que se exige al
hecho es gravedad unida a la catástrofe (individual o social). El relato sensacionalista
privatiza la información pública y podría leerse como una suerte de instalación de la
necesidad de supervivencia en un contexto marcado por la desviación”, explica Martini.
37
Posibles consecuencias
Cubrir en demasía un evento y hacer especial hincapié en los terribles aspectos
negativos que trae aparejado puede generar efectos nocivos en la sociedad. “Como
consecuencia de una información espectacularizada en exceso, sensacionalista,
alarmista, o que haga entretenimiento del dolor, que de una visión alejada de la realidad,
o que lo muestre como algo trivial, bien como algo terrible e insoportable, se podría
producir, de un lado, una especie de disfunción narcotizante de la que hablaron Merton
y Lazarsfeld, una preocupación superficial o una apatía masiva que no lleva a actuar y,
de otro, un temor o una ansiedad excesivos”, indica Cristina López Mañero (1997: 132-
133).
Tomando los conceptos de López Mañero y aplicándolos al caso de la gripe A, se podría
decir que de acuerdo a lo analizado en los diarios y a lo expuesto por los periodistas
entrevistados, se dio el segundo de los casos que menciona la autora, el del temor
excesivo. “Hubo una especie de psicosis colectiva, muy alimentada por los medios que
sacaron tajada informativa de ello”42, grafica Vilche. No obstante, una lectura un poco
más profunda de los acontecimientos muestra que el exceso de difusión del tema y la
prolongación en el tiempo terminó generando algo de cansancio en la población, y como
consecuencia de ello comenzó a proliferar cierta apatía hacia algunas medidas de
prevención que en el inicio del ciclo de la pandemia eran consideradas imprescindibles.
Por ejemplo, el día del amigo se festejó igual en la ciudad pese a que las autoridades y
los medios insistieron en postergarlo y cambiar un afectuoso saludo que se le podría dar
al ser querido por otro realizado con el codo “para evitar contagios”. Frente a este
bombardeo permanente, Martini dice que “los efectos en los públicos refieren a
hartazgo y hasta apatía ante la reiteración del espectáculo cotidiano de la catástrofe y el
escándalo” (1999: 60), y cita a un prestigioso intelectual para cerrar su idea: “En tal
sentido, Aníbal Ford advierte que la cultura del infoentretenimiento puede llegar a
constituirse en ‘el certificado de defunción de la información como un servicio al
ciudadano’”.
42 Op. Cit. 6
38
Pero ante esta nueva postura de la población, algunos medios reaccionaron advirtiendo
sobre el “peligroso relaje de la prevención” (ver fig. 22), admitiendo una baja en los
contagios pero hasta cierto punto criticando el retorno de la gente a bares, shoppings y
cines. Sin embargo, a esa altura la ciudadanía ya parecía haber abandonado el excesivo
temor y hacía caso omiso a estas opiniones. El tema ya había cansado, era necesario
darle un fin a la cobertura mediática y parece que esto fue percibido una semana
después de las críticas al relaje preventivo. “De a poco se retoma la actividad social”
(ver fig. 23) tituló La Capital el 17 de julio y más tarde puso en tapa, aunque en un
recuadro menor, “Prevención de gripe A redujo otras enfermedades”, cerrando el ciclo
alarmista e inaugurando otro que podría catalogarse “post-gripe A”: “Vuelta a clases
con gran asistencia” (04/08), “80% menos de consulta” (05/08), “Bajó un 90% la
circulación de gripe A en Santa Fe” (12/08), “Vuelve el turismo a Rosario tras la gripe
A” (13/08).
Prevención, reflexión y Salud
“Se asume que la información construida para impresionar dificulta o de alguna manera
obtura el debate público. El cruce entre sensaciones exacerbadas y reflexión, esto es, el
cruce entre las formas narrativas y las formas argumentativas, redunda en una
instalación defectuosa de un tema o un problema en el debate social. (…) Es justamente
el efecto de la conmoción el que dificulta el distanciamiento del objeto que posibilite la
inscripción en las agendas correspondientes y su discusión”, considera Martini (1999:
61-63). Tal vez por ello se hacía complicado que los medios se constituyeran en un
espacio de reflexión sobre la gripe A. El día a día de la enfermedad tampoco daba
demasiado tiempo para el análisis de lo que estaba aconteciendo.
Sin embargo, y más allá de las diferencias que se puede tener con la cobertura diaria que
se hizo del tema, hay que resaltar que el diario La Capital hizo algunas notas sobre la
gripe A enfocadas desde otro punto de vista, las cuales aparecieron en el suplemento
Salud. Quizás precisamente porque se presentaron en una parte del periódico alejada de
la coyuntura diaria, más espaciada en el tiempo y con características de especialización
en el tema, se logró otorgarle un enfoque muy distinto al habitual. “El objetivo es
39
presentar las notas en un lenguaje claro, no científico, y siempre con una mirada
esperanzadora, sea por el descubrimiento de un tratamiento o porque los consultados así
lo transmiten”43, sostiene Silvia Lo Presti, columnista de este suplemento.
“Evitamos el título grandilocuente, que promete curas que no existen. Somos cautas a la
hora de hablar de ciertos temas, sin exagerar ni ofrecer soluciones mágicas”, agrega.
Consultada sobre el abordaje de la gripe A, Lo Presti admite que hubo distintas
opiniones entre los integrantes del suplemento. “Fue un tema de debate entre nosotros la
cobertura de la gripe A en relación con la gripe común (N de R: aproximadamente unas
3.600 personas mueren anualmente en Argentina por gripe común; la cantidad de
fallecidos en Argentina en 2009 por gripe A fue 626). Pero la realidad era que la gripe A
tenía mucha presencia en los medios y la gente estaba ávida de que se hablara del
tema”, indica. De cualquier modo, aclara que “en general las notas que sacamos en el
suplemento tratan de no correr con la urgencia de la actualidad y son más reflexivas o
donde se muestran otros puntos de vista”.
Por ejemplo, el 11 de julio apareció publicada en el suplemento Salud una nota titulada
“Cómo mejorar las defensas del organismo frente a la gripe A” (ver fig 24), en la cual se
explicaba la forma en la que esta nueva cepa afectaba el sistema inmunológico y además
brindaba una serie de recomendaciones para prevenirse del virus, como ser llevar
adelante una dieta equilibrada, descansar bien, no fumar, etc. Lo Presti afirma que “el
pánico que generó la epidemia no dejaba mucho espacio para en el día a día mostrar
otras cosas. Se hablaba de enfermos y muertos, y eso era lo único que importaba”. Pero
agrega que “cuando se aquietaron las aguas aparecieron las voces críticas y tuvieron su
espacio en el diario”, tal como sucedió con una nota de opinión del Dr. Mario
Litmanovich titulada “Cuando el alma se infecta” (ver fig. 25).
La misma constituye una fuerte crítica a la cobertura mediática de la pandemia y
advierte sobre los peligros que trae aparejado difundir el miedo en la población, por lo
que llama a la calma. Algunos de los pasajes más importantes son: “Me parece útil que
nos informen cómo manejarnos preventivamente, me parece psicótico que nos
amenacen de muerte, contando los muertos que representan una ínfima minoría
43 Op. Cit. 14
40
porcentual…Me parece un gran exceso naturalizado, hecho que pertenece a la
intoxicación masiva, mucho más nefasto a mi entender que la deletérea acción de los
virus de la influenza… Hay que dejar de pensar en un mundo lleno de amenazas con el
pánico consecuente…Creo necesario tranquilizarnos sabiendo de que es gripe lo que
podría ocurrirnos, y a la vez, tomar las medidas necesarias para curarnos”.
Otra nota similar, también publicada en el suplemento en una fecha (12/07) en la que el
ciclo epidémico comenzaba a revertirse, fue la de la psicóloga Soledad Cimadoni que se
titula “Realidad y paranoia” (ver fig. 26). “Nadie quiere contagiarse de una gripe, sin
embargo el miedo que produce la gripe A es como si fuese el de una muerte próxima.
¿Por qué no podemos tener una conducta higiénica y responsable sin que tenga que
existir terror por la enfermedad?”, se interroga en un pasaje de la nota la psicóloga.
Estas publicaciones dan cuenta de que si se quería, se podía hacer algo distinto dentro
del tema de la gripe A. Sin embargo vale aclarar que estas notas constituyeron casos
aislados porque el tema prácticamente no volvió a ser abordado por el suplemento, pese
a que contaba quizás con personal más idóneo para realizar la cobertura.
“A lo largo de estos diez últimos años en el suplemento tuve la posibilidad de hacer
algunos seminarios de Periodismo Científico que fueron muy útiles. Tengo también una
formación en Fonoaudiología, ya que estudié dos años en la Facultad de Medicina, e
indudablemente esa base me sirvió para comprender algunas cuestiones”, manifiesta Lo
Presti al ser consultada sobre su formación. “Se trata de periodistas que se van
especializando a medida que pasa el tiempo”44, complementa Salum sobre el staff de
este suplemento y agrega: “En el diario La Capital tenemos un plantel muy corto pero
muy eficiente de periodistas que se ocupan del tema, que incluso han ganado en algún
caso premios nacionales e internacionales por sus coberturas. Y el suplemento de Salud
es muy valorado por la comunidad científica local y por los lectores, por su calidad y
sobre todo por su confiabilidad”.
La distinción entre un periodista genérico y uno especializado no es menor. Wolf dice al
respecto que “los periodistas genéricos, los que deben ocuparse diariamente de
acontecimientos distintos entre sí, sin por tanto poder profundizar una especialización
44 Op. Cit. 1
41
concreta, desarrollan su trabajo sin conocimientos previos sobre su asignación. Carecen
tanto de un conocimiento profundo de las fuentes a las que se dirigen como del tiempo
para desarrollarlo […] Este contacto casual y episódico con las fuentes incide sobre su
forma de observar los acontecimientos, sobre la información que solicitan de las
fuentes, sobre las noticias que de ellas se extraen” (1994: 260). Y además, también
incide sobre el tipo de fuente seleccionada, ya que generalmente toman las oficiales
porque ofrecen información constituida y sistemáticamente organizada. “Las fuentes no
familiares pueden suministrar datos nuevos o contradictorios, lo que pone a dura prueba
la capacidad del cronista de generalizar y sintetizar”, añade (1994: 261).
De este modo, las interpretaciones sobre acontecimientos de salud realizadas por
periodistas genéricos terminan siendo exiguas y las coberturas sumamente homogéneas
entre los distintos medios. “Ciertos temas son imposibles de cubrir de un modo
cuidadoso y en profundidad si se piensa que las mismas fuentes oficiales típicas en
áreas tradicionales de cobertura son igualmente aplicables a temas como finanzas,
tecnología y salud. Ligado a la ampliación de áreas de cobertura, ha surgido la
necesidad de ensanchar el espectro de fuentes consultadas”, considera Waisbord (2001:
87).
En este sentido, este autor señala que hay que apuntar a “tener una perspectiva amplia
del periodismo en salud que abarque una variedad de fenómenos y desarrollos, un
periodismo que no se limite a aquello que los periodistas piensen que los
lectores/audiencias ‘deben saber’ ni a temas sugeridos por encuestas y focus groups.
Adoptar tal actitud en la cobertura de salud es importante porque no sólo contribuye al
bien público sino que además puede atraer y mantener lectores” (2001: 95). Para ello se
requiere de profesionales debidamente capacitados en el tema, algo que se complica
porque “en Rosario no hay una especialización en salud en las escuelas y facultades que
forman periodistas”, según apunta Salum.
“Por esa razón, como sucede en otras áreas del periodismo, la formación de quienes se
dedican a eso depende en gran medida del interés y la responsabilidad personal e
individual de los periodistas”, agrega el periodista de La Capital. Después de todo, de
eso se trata esta profesión. “El valor más importante del periodismo, como de toda
42
escritura, es la pasión, el compromiso y la fascinación del autor por lo que está
haciendo” (Kapuscinski, 2001: 46).
Comentarios finales
Con el presente TFI se intentó dar cuenta en líneas generales de la forma en la que los
diarios rosarinos abordaron el tema de la gripe A, sin dudas, el más relevante de 2009
para los medios debido a la importancia que le otorgaron. Se esbozaron algunas razones
por las cuales los responsables de las redacciones dedicaron tanto tiempo a difundir
pormenorizadamente el avance de esta pandemia, se procuró estudiar las fuentes con las
que trabajaron, analizar los criterios de selección de noticias empleados e indagar acerca
de las formas en la que presentaron las noticias. Se trata de procesos que son aplicados a
diario en cualquier tema y sin embargo el elegido, a juzgar por el autor, no es uno más.
Diversos estudios y autores, algunos citados en este trabajo, remarcan el interés
creciente que tiene la población en consumir noticias vinculadas a la salud, y ya a esta
altura no hace falta destacar la influencia que ejercen los medios en la sociedad,
condicionando en muchas ocasiones pautas, costumbres y formas de vida de miles de
personas. Por eso, informar sobre salud debe implicar la adopción de una actitud de
seriedad, reflexión y precisión en lo que se dice. En síntesis, hace falta responsabilidad.
En algunos momentos la cobertura mediática de la gripe A pareció asemejarse al relato
bíblico del Apocalipsis. Escudados en informar “lo que la gente quiere saber”, muchos
medios aprovecharon para bombardear permanentemente con el tema, como si hubiera
sido lo único que ocurría en la Tierra por entonces.
Ante esta situación, cabía preguntare si “¿la información ha de cumplir una función en
pro del interés público, o acaso sólo es otra forma de entretener a través de una realidad
entendida como espectáculo?” (Martini, 1999: 63). Para Waisbord, “es necesario que el
periodismo sea sensible a los intereses y necesidades de los lectores pero que no sea
condescendiente ni tome como hecho sagrado sus expectativas, y que al mismo tiempo
muestre aquello que de otro modo las audiencias no sabrían, con vista a contribuir a
formar una población con más conocimiento sobre diferentes aspectos de la salud”
43
(2001: 95). Puede ser que una especialización en el tema ayude en esta tarea, aunque
son pocos los periodistas que disponen de este saber.
La precariedad de los medios locales ya de por sí condiciona fuertemente la calidad de
la labor diaria del profesional de prensa, y deja muy poco margen para facilitar una
actualización de sus conocimientos, algo vital en cualquier labor de nuestros días. Pero
más allá de eso, quizás tampoco sea imprescindible tener la más amplia capacitación
para entonces sí poder informar mejor. Ryszard Kapuscinski decía que “para ser buen
periodista ante todo hay que ser buena persona” (Univisión, 2007). Tal vez eso sea lo
necesario.
44
Anexo
Figura 1 Figura 2
Figura 3 Figura 4
45
Figura 5 Figura 6
Figura 7 Figura 8
46
Figura 9 Figura 10
Figura 11 Figura 12
47
Figura 13 Figura 14
Figura 15 Figura 16
48
Figura 17 Figura 18
Figura 19 Figura 20
49
Figura 21 (pequeño recuadro “Negativo”)
Figura 22
50
Figura 23 Figura 24
Figura 25 Figura 26
51
Entrevistas
Entrevista a Jorge Salum, secretario de Redacción de La Capital
Dentro del medio, ¿qué relevancia se le otorga a los temas de salud? Las notas
referidas a esta temática ¿están más cerca de ser consideradas noticias importantes o
de complemento del diario?
En los últimos años, diría que desde hace dos décadas para acá, los medios masivos de
comunicación comenzaron a darle una gran importancia a los temas de salud porque
entendieron que la gente los consume y entonces lo asumieron como un servicio. Los
grandes diarios, por ejemplo, crearon suplementos específicos para los temas de salud y
los canales de televisión, sobre todo los de cable, también le dedicaron mucho espacio a
la cobertura de la materia.
Paralelamente, y por la misma razón, los hallazgos y avances en materia de la atención
de la salud comenzaron a convertirse en noticia y no es extraño ver en las páginas de los
diarios notas sobre el tema mezcladas con la cobertura de otras grandes noticias. Creo,
en ese sentido, que las coberturas sobre temas vinculados a la salud en muchos casos
dejaron de ser ya un simple complemento para convertirse en noticias, sobre todo en
casos en los que una sociedad se enfrenta a pandemias como la de la gripe A, el dengue
y otras.
Y en La Capital, por ejemplo, le asignamos una importancia vital porque entendemos
que a la gente le interesa saber más sobre la salud, y no sólo cuando está ante una
amenaza concreta como la de una pandemia. Incluso los lectores muchas veces llaman a
la redacción para pedir una nota sobre tal o cual tema, y en el diario tratamos de
satisfacerlo. En las ediciones digitales de los diarios, la cobertura sobre temas de salud
muchas veces aparece incluso en el ranking de las noticias más leídas, lo cual marca una
52
tendencia sobre el interés de los consumidores de ese tipo de soporte. Y el diario, claro,
le presta mucha atención a esa demanda.
¿La sección es cubierta por especialistas en el tema o por periodistas genéricos?
Son periodistas genéricos que se van especializando a medida que pasa el tiempo. Esto
pasa no sólo con los periodistas que se ocupan de temas de la salud, sino con
prácticamente todos. Pienso, por ejemplo, en un cronista de Economía. En Rosario no
hay una especialización en el tema salud en las escuelas y facultades que forman
periodistas.
Por esa razón, como sucede en otras áreas del periodismo, la formación de quienes se
dedican a eso depende en gran medida del interés y la responsabilidad personal e
individual de los periodistas. En el diario La Capital tenemos un plantel muy corto pero
muy eficiente de periodistas que se ocupan del tema, que incluso han ganado en algún
caso premios nacionales e internacionales por sus coberturas. Y el suplemento de Salud
es muy valorado por la comunidad científica local y por los lectores, por su calidad y
sobre todo por su confiabilidad.
¿Qué fuentes habituales son consultadas para la realización de notas vinculadas a
Salud? ¿Suelen ser las mismas que se consultaron durante la pandemia de gripe A?
Cuando se cubre periodísticamente una pandemia como la de la gripe A se consulta por
un lado a expertos en la enfermedad pero también a las autoridades políticas en materia
de salud, lo cual amplía necesariamente el espectro de fuentes con las que
necesariamente hay que hablar para hacer buenas coberturas y llevarle a la gente buena
información. Porque por un lado se trata de informar sobre la enfermedad en sí misma,
aspecto en el que los medios adquieren una importancia capital, y por el otro sobre lo
que las autoridades sanitarias recomiendan a la población para tratar de frenar la
pandemia.
¿Alcanzó con utilizar como fuente los partes oficiales o hizo falta indagar más al
respecto?
53
En temas tan delicados como el de la gripe A nunca hay que darse por satisfecho y
siempre hay que buscar nuevas fuentes y nuevas aristas informativas. En general creo
que las autoridades oficiales gestionaron muy bien el tema en Rosario y la provincia,
pero aún así no es bueno informar exclusivamente en base a lo que ellas cuentan.
¿Por qué se le dio mucha más cobertura a esta enfermedad que a otras?, teniendo en
cuenta que la gripe común afectó siempre a una gran cantidad de personas en todo el
mundo.
Creo que ocurrió así porque de entrada algunos medios de comunicación masivos
dramatizaron la situación y después la situación se hizo ingobernable. La competencia
salvaje entre los medios provoca esto cada vez con más frecuencia. Si alguien dijo que
en México la gente se moría en las calles víctima de la gripe A, después es muy difícil
volver de eso y mantener los niveles de rating o de venta de diarios.
En el caso puntual de la gripe A, creo que los medios encontraron allí una buena veta
para vender más y captar más audiencia y por eso magnificaron la situación. Sin
embargo, creo que al final la situación se corrigió y al menos en la Argentina los medios
masivos se manejaron muy bien en la cobertura del tema. Se informó bien y esa
información le sirvió a la gente para enterarse de qué se trataba y cómo enfrentarse a la
pandemia.
¿Qué criterios se utilizaron para que a la gripe A se le dedicaran varias portadas?
Básicamente, creíamos que la gente esperaba información sobre el tema y que en esos
días no había otra materia que interesara tanto como esa.
Las notas sobre el tema comenzaron a trabajarse en la sección "Información General"
cuando la enfermedad estaba lejana y pasaron a “Ciudad” cuando se registraron casos
locales. También fueron retrabajadas por “Economía” (con informes sobre las
pérdidas económicas provocadas) y “Política” (por postergarse las elecciones).
¿Cómo afectaron estos cambios en el tipo de cobertura realizada?
54
Estas situaciones son habituales en los diarios, sólo que a veces no se notan porque los
temas no son tan importantes como cuando se trata de una pandemia como la gripe A.
Los temas muchas veces van y vienen, y esos cambios tienen que ver con muchos
factores. A veces tienen que ver con la noticia misma, y otras ni siquiera con eso sino
con situaciones internas en los diarios. Pero dónde sale la noticia en el diario no es tan
importante como la calidad de la cobertura, es decir la seriedad de la información que se
suministra y la credibilidad de las fuentes que se citan.
La forma de trabajo del medio ¿fue útil para la cobertura del tema o hizo falta adoptar
criterios de trabajo distintos?, considerando el rápido avance de la enfermedad, entre
otras cuestiones.
La respuesta es parecida a la pregunta anterior. Las redacciones estáticas no sirven. Los
diarios deben adaptarse a la situación con el único objetivo de informar más y mejor. Y,
respecto a los criterios, diría que hay dos cosas superpuestas: por un lado están los
criterios periodísticos generales (cómo informar, a quién consultar, etcétera) y por el
otro los que pueden ir cambiando todos los días.
Pero el dinamismo en la redacción tiene que ver con la naturaleza del trabajo
periodístico, ya que no hay nada más dinámico que las noticias y la información. Y los
diarios deben adaptarse rápidamente a cada situación para poder hacer coberturas
respetables y útiles a quienes los leen.
¿Cómo fueron presentadas las notas al público? Teniendo en cuenta diversidad de
enfoques, puntos de vista, inclusión de fotos, infografías, etc.
El principio general es tratar de ser didácticos, de prestar un servicio, intentar que el
diario se convierta en una herramienta para saber qué es la gripe A, cómo prevenirla,
qué hacer en caso de contagio, etcétera. Todo lo que sirva para ese objetivo general
debe ser incorporado a la cobertura, desde el testimonio de los expertos hasta el relato
de casos, pasando por todo lo que hay en el medio.
Si bien es un producto comercial, el diario puede convertirse en una gran herramienta
social que ayude a la gente a saber cómo enfrentarse a determinadas situaciones. Es el
55
caso de la gripe A, y es lo que tratamos de hacer en el diario La Capital. Ese es el gran
desafío.
¿Las notas sobre el tema fueron sólo informativas o también hubo otras interpretativas
y de opinión?
Fueron esencialmente informativas, pero también hubo de las otras, claro. La idea es
que, como se trata de un servicio, todo lo que sume algo a la información (la opinión de
un especialista, por ejemplo) es un plus para el lector. Y, como editor, siempre quiero
que ese plus sea generoso con el lector, cuanto más mejor.
¿Qué evaluación hace de la manera en la que el medio cubrió el hecho? ¿Y en la forma
en la que el periodismo en general lo hizo?
Estoy satisfecho con la cobertura de La Capital, aunque los editores y periodistas nunca
debemos conformarnos. He vista grandes coberturas en otros lados, por ejemplo en los
diarios españoles, y uno siempre piensa que podría haberlo hecho mejor. Es parte de la
búsqueda personal de los periodistas y del medio como tal. Por buena que sea una
cobertura, siempre podría ser mejor. Creo también que habría que revisarla con la
perspectiva que da el tiempo y ver qué se hizo bien y qué se hizo mal para mejorar en el
futuro.
Entrevista a David Narciso, secretario de Redacción de El Ciudadano
Dentro del medio, ¿qué relevancia se le otorga a los temas de salud? Las notas
referidas a esta temática ¿están más cerca de ser consideradas noticias importantes o
de complemento del diario?
El Ciudadano es un diario que por sus dimensiones no tiene una sección específica que
se ocupe de temas referidos a salud. Por un lado se abordan cuestiones referidas a salud
pública desde la sección Ciudad en todo lo que tiene que ver más con el funcionamiento
del sistema (hospitales, centros de salud, gestión política del sistema, tanto provinciales
como municipales) más que con el abordaje de enfermedades puntuales.
56
Ocasionalmente se aborda algún adelanto médico o intervención específica novedosa
cuando es “noticia”.
Por otra parte se abordan, también ocasionalmente, notas referidas a avances científicos
en el área salud ya sea a nivel nacional o internacional. En estos casos la información se
trabaja a través de los reportes de cualquiera de las dos agencias de noticias contratadas
por el diario.
¿La sección es cubierta por especialistas en el tema o por periodistas genéricos?
Periodistas genéricos.
¿Qué fuentes habituales son consultadas para la realización de notas vinculadas a
Salud? ¿Suelen ser las mismas que se consultaron durante la pandemia de gripe A?
Las fuentes básicamente son las mismas. Funcionarios del ámbito municipal y
provincial de las áreas de salud. En el caso de la pandemia de gripe A esa base de
consultas se amplió a funcionarios de menor rango, referentes del sector de salud
privado.
¿Alcanzó con utilizar como fuente los partes oficiales o hizo falta indagar más al
respecto?
No. Nunca alcanza con los partes oficiales aunque en la mayoría de los casos es el
disparador de notas o abordajes de determinados temas en el diario. Pero se trata de la
base sobre la cual en la mayoría de los casos, y depende de la importancia del tema en
cuestión, se complementa y profundiza con otras fuentes de información.
¿Por qué se le dio mucha más cobertura a esta enfermedad que a otras?, teniendo en
cuenta que la gripe común afectó siempre a una gran cantidad de personas en todo el
mundo
Por varios motivos. Primero porque en esos meses estuvo en el centro de la
preocupación pública. Segundo porque la ciudad, el país y otros países del mundo
57
prácticamente se paralizaron por la expansión de la enfermedad y la necesidad de frenar
el contagio. Tercero porque esa paralización repercutió en todos los ámbitos, de modo
que era otra veta informativa que venía atada a la gripe A: era necesario informar qué
pasaba con los comercios, las escuelas, las oficinas públicas, los lugares de
esparcimiento, el trabajo en ámbitos privados, etc.
Cuarto: porque desde el punto de vista de lo que se supone que le interesa al público
lector para leer, la pandemia de gripe A reunía todos los requisitos de una noticia
atractiva: conmoción internacional, traumática paralización de todos los aspectos de la
vida cotidiana, impacto económico y político y un costado catastrófico que para los
medios masivos de comunicación es como el dulce para las moscas.
¿Qué criterios se utilizaron para que a la gripe A se le dedicaran varias portadas?
En parte la respuesta está en el apartado anterior. Cabe agregar que en esas semanas
pico de la pandemia la agenda estaba monopolizada por la gripe A y sus derivaciones.
Era difícil hallar en el resto de la agenda del diario otros temas de interés público que
tuvieran ese desarrollo o fueran más noticia, a pesar del bombardeo mediático y lo
repetitivo que el tema resultaba a medida que pasaban los días y las semanas.
Las notas sobre el tema comenzaron a trabajarse en la sección "Información General"
cuanto la enfermedad estaba lejana y pasaron a “Ciudad” cuando se registraron casos
locales. También fueron retrabajadas por “Economía” (con informes sobre las
pérdidas económicas provocadas) y “Política” (por postergarse las elecciones).
¿Cómo afectaron estos cambios en el tipo de cobertura realizada?
Esto está directamente relacionado al proceso que hizo la enfermedad. Empezó
trabajándose en la sección Mundo cuando los casos se concentraban en México, Canadá
y era preocupación de los países limítrofes de ambas naciones. De a poco empezó a
trabajarse también en la sección País a medida que se fue visualizando que era
inevitable la llegada al país del virus, lo cual repercutía en preparativos en todos los
ámbitos para afrontar la llegada de la pandemia. Luego debió involucrarse también la
sección Ciudad con la misma lógica. A medida que se empezaron a ver casos de
58
contagio local, ésta (por el ámbito de llegada de El Ciudadano) cobró mayor peso. Llegó
un punto en que hubo que reordenar todo el esquema de funcionamiento.
La forma de trabajo del medio ¿fue útil para la cobertura del tema o hizo falta adoptar
criterios de trabajo distintos?, considerando el rápido avance de la enfermedad, entre
otras cuestiones.
Sí, hubo que adoptar nuevos criterios. Llegó un momento en que ya no servía trabajar el
tema por secciones que clasifican la información por categorías geográficas (así fue
históricamente la distribución de las secciones en el diario) sino que hubo que abordar
como unidad temática. Por supuesto que al trabajarlo de esa manera también se
privilegiaba las cuestiones locales, pero como la gripe A atravesada la política, la
economía, la ciudad y el mundo, se decidió recurrir a ubicar en la primera parte del
diario todo lo referido a la pandemia y ubicar el resto de los temas, clasificados de
acuerdo a las secciones clásicas del diario, detrás.
¿Cómo fueron presentadas las notas al público? Teniendo en cuenta diversidad de
enfoques, puntos de vista, inclusión de fotos, infografías, etc.
En general nuestro criterio fue información de servicio, que era muy requerida en esos
días (por ejemplo apertura o no de comercios, oficinas, escuelas, lugares de atención
médica, centros de salud menos saturados, etc) y difusión de medidas preventivas.
También la de reducir lo más posible el costado alarmista o sensacionalista de la
información. Por un lado porque se trataba de un tema muy delicado de tratar a nivel
masivo, y por el otro porque no es el estilo editorial del diario.
¿Las notas sobre el tema fueron sólo informativas o también hubo otras interpretativas
y de opinión?
Hubo de las dos, pero las interpretativas o de opinión ocuparon un papel secundario.
¿Qué evaluación hace de la manera en la que el medio cubrió el hecho? ¿Y en la forma
en la que el periodismo en general lo hizo?
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En el caso de El Ciudadano hago una evaluación positiva a partir de los escasos
recursos y la situación en la que se hallaba el diario a nivel institucional. Con los
escasos medios disponibles –humanos y técnicos– se logró un nivel informativo
aceptable.
Entrevista a Sonia Tessa, secretaria de Redacción de Rosario/12
¿Qué función desempeña en Rosario/12 y desde hace cuánto tiempo?
Ahora hace dos años q estoy en este rol de secretaria de redacción en Rosario/12. Había
sido colaboradora muchos años y redactora del 90 al 96. Acá nos manejamos con un
jefe que abre la edición, define temas, hace páginas, edita, pide las notas o las conversa
con los directores. También hay otro que la cierra, hace la tapa, las páginas 2 y 3.
Generalmente Horacio Vargas está en el cierre y yo en la apertura. Los domingos estoy
a cargo de la edición.
¿Cómo es la estructura del diario?
Tenemos una gran limitación en el espacio porque siempre disponemos de las mismas
ocho páginas. La Capital, si tiene un tema local importante, puede definir que la sección
ciudad sea más grande, por ejemplo. Nosotros ese margen no lo tenemos, pase lo que
pase contamos con 8 páginas, salvo los domingos que tenemos 12. Otra gran limitación
es que al ser un suplemento de un diario nacional y no tener estructura de diario, no
disponemos de un periodista abocado a temas puntuales como policiales. Salvo cultura
y DDHH, no tenemos especialistas. Como somos pocos, no podemos especializarnos en
determinadas cuestiones. La dinámica del diario es que todos hacemos un poco todo.
¿Le dan importancia al tema salud? ¿Cómo fue la cobertura de la gripe A?
No tomamos el tema salud como lo toman otros diarios, nosotros nos enfocamos más en
política sanitaria, no hacemos tomas médicas, no tomamos al tema como agenda
médica. A la gripe A le dimos bastante importancia dedicándole varias tapas. Por
nuestra misma flexibilidad nosotros ponemos tapas muy diferentes todos los días,
60
damos cuenta de lo más importante que pasó a nivel local, sea cual sea el tema y la
gripe A era importante. Cuando empezó el tema de prevención sanitaria le dimos una
cobertura pequeña, cuando apareció el primer caso en Rosario le dimos una tapa y a
partir de ahí fue siendo tapa con regularidad.
Especialmente recuerdo el tema elecciones, que coincidieron con los dos primeros
muertos por gripe A. Nosotros teníamos hecho todo un especial por las elecciones, pero
a la vez tuvimos que agregar un cabezal de tapa arriba, donde aparecen títulos que
también son importantes, con la información de la gripe A. Más allá de este caso, la
cobertura fue informar todos los días lo más relevante del tema básicamente. Por la
capacidad de producción nuestra no podíamos por ejemplo ir a los bares para ver cómo
actuaba la gente, tal como hizo La Capital. Nosotros mostrábamos más a las autoridades
sanitarias, los casos que aparecían y los expertos.
¿Su materia prima fueron los partes epidemiológicos enviados por la Provincia?
Trabajamos mucho con los partes pero los enriquecimos con actores estatales y médicos
expertos. Cuando apareció un caso en una escuela, ahí sí los actores fueron las
autoridades educativas de esa institución, pero por ejemplo no nos ocupamos tanto de
cómo cambiaron las costumbres por la gripe A como sí lo hicieron otros medios. Tal
vez esto se dio por distintos perfiles, Página/12 a nivel nacional no busca tanto lo
incidental, como ir a la calle a ver qué pasa con una cosa o con otra. Es un diario poco
afecto a eso. Nosotros somos Página/12, por lo que mantenemos esa línea. Cuando se
trató el tema en Rosario/12 ocupó la sección Rosario, porque además no tenemos
muchas más (Deportes y Cultura). No tenemos ni siquiera Política o Economía.
A casi un año del hecho, ¿crees qué fue exagerada la cobertura que le brindaron los
medios al tema?
En la edición nacional salió una nota que se llamaba: “Un virus es un virus, es un
virus…”, en donde una médica llamaba a no restarle importancia al tema porque decía
que los virus son mutantes. Sin dudas no fue un escenario catastrófico de miles de
muertos pero creo que no fue exagerada la cobertura porque el tema generaba temor en
la población y había medidas sanitarias concretas como no dictar clases por un mes.
61
Creo que no estuvo sobredimensionada la cobertura, desde nuestro diario al menos, no
se hizo sensacionalismo. De los otros diarios no recuerdo porque uno presta mucha más
atención a aquello en lo que participa, pero las voces de alerta salían de las autoridades
sanitarias provinciales, hubiera sido una irresponsabilidad no prestar atención a ello.
¿Cómo acompañaron la información del tema?
Infografías este diario no tiene ni a nivel local ni nacional, por lo que es un recurso
menos. Muy eventualmente las usa para encuestas, pero son casos muy específicos. No
es el estilo del diario. Recuerdo que más que nada teníamos fotos, que es lo que tiene
que ver con la característica de Rosario/12. Le damos mucha importancia a la gráfica
pero la estructura del diario, que es pequeña, tampoco nos permitía hacer una gran
producción. Poníamos las típicas fotos del barbijo, de funcionarios provinciales, al final
ya no sabíamos qué poner. Las notas eran bien informativas porque Página/12 se
ocupaba mucho del contexto a nivel nacional como para hacer algo más interpretativo.
Entrevista a Juan Pablo Sarkissian, redactor de las secciones País, Mundo y
Economía de El Ciudadano
¿Qué importancia se le dan a los temas de salud en el medio y qué tipos de notas
trabajan sobre la temática?
A los temas de Salud se le da importancia, a veces no tanto por tener que ver
directamente con la salud sino por su criterio de noticiabilidad. Es decir, no se divide
tanto por el género sino por la importancia que decide darle el cuerpo de periodistas. Se
lee, intuye y descubre. Este espacio de debate y discusión dura hasta las 22, porque allí
las estructuras de los diarios se vuelven absolutamente verticales porque hay que definir
qué se publica y qué no. Los que deciden son los editores. A veces hay un espacio y hay
tres noticias. No se sientan todos a discutir sino que el jefe termina decidiendo.
En cuanto a salud, a no ser que exista alguna sección específica, se trata de notas
atemporales que tienen que ver a veces con el color. A veces son formas de empresas
62
periodísticas de generar publicidad desde sanatorios hasta proveedores. Esto no quiere
decir que sea mentira. Pero se pone mucho el foco en lo noticiable. El año pasado fue la
gripe A, ahora la bronquitis.
¿Cuál es el criterio de noticiabilidad?
El criterio de noticiabilidad es una construcción del periodista. También depende de las
empresas, por ejemplo Clarín tergiversa la realidad a través de la ley de medios y los
presuntos hijos de Herrera de Noble. En esta disputa aparecen cosas que no tienen
sustento y para Clarín termina siendo noticiable todo aquello que le pegue al gobierno,
que ataque a su credibilidad, por ejemplo con actos de corrupción q no fueron
demostrados. No se puede caer en la suposición, eso es noticia para mí pero no para la
sociedad.
Lo noticiable dice aquello que rompe con lógica establecida y necesito tres fuentes
distintas no relacionadas entre sí que me lo confirmen. Y hay que consultar a las partes
para ver que dicen. Ejemplo, el pedido de interrogación del padre de la jueza Sarmiento.
Ya estaba pedido desde 2007, no saltó con lo de Redrado.
En la salud, en 2010 estaba previsto que haya gripe y gripe A y no hubo. Lo que hubo
fue bronquitis, eso es noticia. La angina, por ejemplo ahora da vómitos, a diferencia de
lo que pasaba antes. Hay enfermedades como la meningitis que generan ciertas alarmas
en la gente por los chicos. De acuerdo a la agenda que uno elabora, se va construyendo
la noticia, pero depende del periodista que muchas veces no tiene mucho tiempo para
hacerla. Se puede encontrar con temas muy interesantes y no siempre tienen que ver con
la tragedia.
¿Qué justificó tanta cobertura de la gripe A?
Hay 2 vertientes: se justificó cobertura de gripe A por la gran demanda. Los medios
tienen una parte de servicio, aunque se desprecia. Si uno ve que hay cierta demanda a
algunas preguntas recurrentes en cajas de resonancia como ser a nivel institucional, se
intuye o se llama. Se habla no solo con ministro de salud, sino también con sindicatos,
médicos, profesionales y ahí se empieza a cruzar info. Hay que responder a la ansiedad
63
de saber. El hecho era novedoso porque cayó en medio de los viajes a Bariloche, las
empresas no sabían qué hacer, Cappiello sugiriendo que no se viaje, otros que decían
que no cambiaba mucho y era lo mismo. Hubo además una cantidad de muertos
interesantes. No veníamos de otra gripe A y era la primera vez que aparecía. Era un
coctel novedoso que justificaba informarlo.
Pero también hubo otras vertientes: primero que a veces era más fácil producir a través
de la gripe A, “ya lo tenés, y sigamos, total vende como pan caliente”. Ejemplo, ahora
todos hablan del Mundial, sepan o no. Esa es la onda ahora porque con eso vos
enganchas. Claro que es difícil hacer algo distinto, aún dentro del Mundial. Pero esto
tiene que ver también con el negocio, con generar auspiciantes. Con la gripe A era el
camino más corto: vos tenés que llenar ciertas páginas. No hay intención de las
empresas periodísticas de cuidar el producto, la calidad periodística la termina cuidando
el trabajador. Para la empresa es lo mismo vender galletitas q información.
No obstante también hay ciertas cuestiones que tienen que ver con la agenda política. Si
la gripe A me sirve para pegarle al Gobierno, bienvenido sea para algunos, porque eso
justifica críticas por la pobreza, etc. Con eso sigo vendiendo tapas. Lo bueno de esto es
aprender que no hay periodismo objetivo, es un mito, está atravesado por el sujeto la
información. Manzur interpretó mal un dato y generó un caos q sirvió para pegarle al
Gobierno porque venía de una provincia K.
¿Qué enfoque pretendieron darle al tema?
Queríamos mostrar qué pasaba con la gripe A en cada lugar. La producción nacional
nuestra eran las agencias y la referencia local. Nosotros nos preguntábamos “Qué hay de
nuevo sobre la gripe A” porque sino tenía que bajar de criterio en la tapa. Pero siempre
había cosas nuevas como medidas preventivas, reuniones de ministros, viajes, etc, más
allá de los muertos. Estaba enfocado más como una cuestión preventiva que de prensa
amarilla. En El Ciudadano se hizo un trabajo bastante racional, con criterio.
¿Qué evaluación hace de la cobertura que hizo el periodismo sobre el tema?
64
Lo que pasó después en la OMS le cabe más a los grandes medios que a los nuestros
porque no tenemos grandes recursos. Disponemos de tres agencias distintas, diferentes
portales que sirvieron mucho para saber que pasaba en cada ciudad. Y también el
teléfono para enganchar a alguien. Los grandes medios tienen una capacidad mayor y
por tanto un nivel de responsabilidad mayor frente a la ciudadanía. Creo que cada tanto
los periodistas deben hacerse una autocrítica. Hay una cuestión corporativa, hay fantasía
individual en esta profesión, que uno tiene la verdad, que uno está tocado con la varita.
Si alguien dice algo, tiene que tener la capacidad para demostrarlo. Sino es preferible
una información fáctica. Uno puede poner juicio de valor pero aclarar que es opinión y
fundamentarla. ¿Dónde están los tipos que decían que Ocaña iba a destapar ollas?
¿Dónde están los que dijeron q el dólar se iba a $40? No va a pasar esta autocrítica en
tanto el medio esté convencido de lo que dice y lo justifique a rajatabla. En el
periodismo podés inducir y deducir, pero en base a datos, a información.
Entrevista a Silvia Lo Presti, redactora sección Salud del diario La Capital
¿Cuándo surgió la sección Salud y cuáles son sus características?
La sección Salud del diario surgió hace aproximadamente diez años, primero como
complementaria de información que venía desde Buenos Aires del diario La Nación.
Luego logró autonomía y se transformó en un suplemento como es actualmente. Sale
los días sábados, pero no siempre fue así. En un principio era los días miércoles.
¿Cuenta con capacitación en el periodismo de salud?
Siempre me interesaron los temas de salud. Dentro del diario trabajé en distintas
secciones, pero me atraían estos temas. Tengo también una formación en
fonoaudiología (estudié 2 años en la Facultad de Medicina) e indudablemente esa base
me sirvió para comprender algunas cuestiones. A lo largo de estos 10 años en el
suplemento también tuve la posibilidad de hacer algunos seminarios de periodismo
científico que fueron muy útiles.
65
¿Cuántos periodistas están abocados a la sección y cuáles son las fuentes de
información con las que trabajan?
En este momento somos dos periodistas abocadas al tema (antes éramos tres). Además
de los temas de Salud hacemos el suplemento Mujer. En cuanto a las fuentes de
información son diversas. Internet es una de ellas, también los contactos que cada una
de nosotras tiene con las distintas fuentes. Muchas veces desde las consultoras de prensa
de Buenos Aires mandan información sobre un tema y tratamos de darle un color local,
consultando a médicos e investigadores de la ciudad.
¿Cómo se presentan las notas al público?, teniendo en cuenta que se trata de un tema
muchas veces sensible.
El objetivo es presentar las notas en un lenguaje claro, no científico, y siempre con una
mirada esperanzadora, sea por el descubrimiento de un tratamiento o porque los
consultados así lo transmiten. Evitamos el título grandilocuente, que promete curas que
no existen. Somos cautas a la hora de hablar de ciertos temas, sin exagerar ni ofrecer
soluciones mágicas.
El diario le brindó una amplia cobertura a la gripe A durante el año pasado, ¿ocurrió
lo mismo con este suplemento? ¿Por qué?
En el suplemento se hicieron algunas notas pero por tratarse de un tema del día a día y
el suplemento es semanal, lo más conveniente era la cobertura diaria en las secciones
habituales del diario. No hizo necesario modificar la sección Salud para eso.
¿Por qué se le dio mucha más cobertura en general a esta enfermedad que a otras?,
teniendo en cuenta que la gripe común afectó siempre a una gran cantidad de personas
en todo el mundo.
Respecto a la cobertura de la gripe en relación a la gripe común, ese era un tema de
debate entre nosotras, pero la realidad era que la gripe A tenía mucha presencia en los
medios y la gente estaba ávida de que se hablara del tema.
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¿Cómo fueron presentadas las notas al público? Teniendo en cuenta diversidad de
enfoques, puntos de vista, inclusión de fotos, infografías, etc.
En general las notas que sacamos en el suplemento tratan de no correr con la urgencia
de la actualidad y son notas más reflexivas o donde se muestran otros puntos de vista.
¿Las notas sobre el tema fueron sólo informativas o también hubo otras interpretativas
y de opinión?
Como te mencioné anteriormente, el pánico que generó la epidemia no dejaba mucho
espacio para en el día a día mostrar otras cosas. Se hablaba de enfermos y muertos, y
eso era lo único que importaba. Creo también que la información que venía del
ministerio de salud nacional y provincial dejaba mucho que desear al respecto, y
algunos especialistas consultados hablaban por boca de los laboratorios, con lo cual la
información estaba sesgada. Cuando se aquietaron las aguas aparecieron las voces
críticas y tuvieron su espacio en el diario.
Entrevista a Laura Vilche, redactora de Ciudad de La Capital
¿Por qué se le dio mucha más cobertura a esta enfermedad que a otras?, teniendo en
cuenta que la gripe común afectó siempre a una gran cantidad de personas en todo el
mundo
Por su impacto, afectó a mucha gente, y porque era "la enfermedad" del momento: o sea
era algo nuevo, un aspecto que la convierte en noticia de interés, no así la gripe que si
bien como vos decís afectó siempre a gran cantidad de personas en todo el mundo;
como patología es más común. De todos modos se las comparó en más de una
oportunidad: o sea, esa reflexión que apuntas, se hizo.
¿Qué criterios se utilizaron para que a la gripe A se le dedicaran varias portadas?
Creo que el crecimiento diario de afectados, en la ciudad, el país y el mundo. Hubo una
especie de psicosis colectiva, muy alimentada por los medios que sacan tajada
67
informativa de ello. Y cuando el tema se sostiene, porque es comentado y leído por la
gente que consume a los medios, va a la tapa en distintas dimensiones.
Las notas sobre el tema comenzaron a trabajarse en la sección Información General
cuanto la enfermedad estaba lejana y pasaron a “Ciudad” cuando se registraron casos
locales. También fueron retrabajadas por “Economía” (con informes sobre las
pérdidas económicas provocadas) y “Política” (por postergarse las elecciones).
¿Cómo afectaron estos cambios en el tipo de cobertura realizada?
En realidad así se mueven los temas en el diario; en este y en otros. Cada sección pelea
el tema y otros caen de maduro en la sección. Si el tema es internacional va a Mundo, si
es nacional a Información General y si es local a Ciudad. Si hay un aspecto político
relevante, como las elecciones, que son cubiertas en política, va allí y si el aspecto es
meramente económico a Economía. No obstante en esto se suele pecar de arbitrariedad
y cada medio lo maneja a su modo: el tema es uno, las formas de abordarlo, infinitas.
La forma de trabajo del medio ¿fue útil para la cobertura del tema o hizo falta adoptar
criterios de trabajo distintos?, considerando el rápido avance de la enfermedad, entre
otras cuestiones.
No recuerdo que se hayan adoptado criterios especiales en este tema: se llamaba a
funcionarios, a victimas, a comerciantes (farmacéuticos), empresarios (laboratorios),
agentes de salud, a especialistas, se hicieron encuestitas en la calle. Como en todo tema.
¿Cómo fueron presentadas las notas al público? Teniendo en cuenta diversidad de
enfoques, puntos de vista, inclusión de fotos, infografías, etc.
Con todos los recursos a nuestra mano posible: infografías, entrevistas, cables,
estadísticas, estudios anteriores y comparativos, fotos, información por la web. Todo lo
posible.
¿Qué evaluación hace de la forma en la que el medio cubrió el hecho? ¿Y en la forma
en la que el periodismo en general lo hizo?
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Soy muy crítica del medio para el que trabajo y los medios en general. La información
siempre se puede trabajar mejor y es manipula en muchos medios en base a intereses
políticos, económicos y sociales. De todos modos creo que el tema se trabajó bastante
bien en La Capital, digo bastante porque en su momento pensé que se abusaba mucho
de la información de los funcionarios de Salud de la provincia y del municipio (hay
saturación de palabras de Cappiello, Befani y de Ferrandini, por ejemplo). En muchos
otros medios se trato con mucho amarillismo y se cuestiono poco si esta enfermedad era
o no algo inflado por los laboratorios para su conveniencia (la venta de Tamiflu por
ejemplo).
69
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BLOG:
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http://variedadplus.blogspot.com/2009/04/gripe-porcina-los-titulares-principales.html