Post on 15-Oct-2018
M�xico, D. F. , lo. de septiembre, 1979.
Señores Miembros de la Honorable Comisión Interamericana de Derechos Humanos Organizaci6n de Estados Americanos.
Honorables señores:
Les agradezco infinitamente todo lo que han hecho
por aclarar este horrendo y doloroso caso No. 2309, que se re
fiere a la aniquilaci6n de miembros de mi familia y a la desa
parici6n de otros de mis seres queridos. Por toda la preocupa
ci6n que han demostrado y todas las gestiones que han llevado
a cabo, me veo en el deber hacia ustedes, de aclarar la infor-
maci6n contenida en la respuesta de la junta militar que uste
des me han remitido. •
Les ruego me disculpen si hay errores de redac
ci6n. Estoy siempre dispuesta a aclarar todo lo que resulte
confuso u obscuro. No me es fácil escribir sobre lo que tanto
me duele. Se, además, que todo esto no me devolverá la vida de
mi hija A!da Leonera. Pero deseo contribuir con mi testimonio
a evitar otras muertes y
de ustedes, a detener la
s! en juego las vidas de
sobre cuyo paradero nada
con la ayuda de organismos, como el
ola de represi6n terror!fica. Están
mi hija Irene r�6nica y mi yerno Mario,
sé, desde el d!a de su secuestro, el .
11 de mayo de 1977. Les suplico continaen atendiendo este caso
y encuentren respuesta a esta incertidumbre desesperante •
•
Para cualquier inforrnaci6n mi nuevo domicilio es:
Calle del Niño Jesús 89-Casa 1, Colonia "La Joya", Tlalpan
M�xico 22, D. F. ,/
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Señores Miembros de la Honorable Comisi6n Interamericana de
Derechos Humanos:
En el transcurso de este testimonio hablo de testigos oculares de
los secuestros de A!da Leonera Bruschtein, Santiago Bruschtein e
Irene M6nica Bruschtein de Ginzberg y Mario Ginzberg. También me
refiero a historias clínicas de A!da Leonera y de su padre, San-
tiago Bruschtein, haciendo alusi6n a los m�dicos que los atendie-
ron.
El nombre de los médicos, los testigos oculares y hos-
pitales donde estuvieron internados, los reservo, a los efectos
de evitar:
l. Que no desaparezcan las fichas clínicas de dichos
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nosocorn1os.
2. Que no •
se pres1one a los testigos.
3. Que se preserve la vida de éstos.
Los profesionales presos, muertos y desaparecidos ar-
bitrariamente, suman miles en las listas que poseen organismos in-
ternacionalesque defienden los Derechos Humanos. •
No creo necesar1o
abundar en consideraciones acerca de las atrocidades y falta de le-
galidad en que vive mi pa�s, para avalar mi determinaci6n de no
mencionar nombres y pruebas que reservo para presentarlas cuando
existan las m!nimas garantías constitucionales.
AIDA LEONORA BROSCHTEIN BONAPARTE
Mi hija Aída Leonera comenz6 un tratamiento ginecol6gico para que-
dar embarazada en septiembre de 1974. Se le hizo insuflaci6n de
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trompas y radiografías de su aparato genital. Se le diagnostic6
un quiste en el ovario derecho y se la comenz6 a preparar para
una posible operaci6n. Estos estudios la obligaban a concurrir
por lo menos dos veces por semana, a veces tres, para tratamiento
específico y control del mismo.
Como puede ser verificado por cualquier especialista,
este tipo de revisaci6n, estudio y tratamiento, no s6lo lleva
tiempo, sino que además algunos son muy molestos, otros dolorosos.
Frente a la posibilidad de una operaci6n y a pedido mío, mi niña,
consult6 a otro especialista. El le propuso un tratamiento que
finalmente result6 eficaz. Y mi hija, gracias a Dios, se embaraz6
de su compañero Adr!an Said6n.
En los tres primeros meses de embarazo tuvo que obser-
var reposo absoluto por amenaza de aborto. Mi hija hab!a tenido
durante el primer mes de embarazo una pequeña pérdida de sangre,
por lo que el profesional que la atendía le prescribi6 reposo ab-
soluto que mi niña llev6 a cabo en mi domicilio particular, Aveni-
da del Libertador General San Martín No. 250 piso 13. En octubre
de 1975, el día antes al día de la Madre en mi pa!s, mi hija di6
a luz un bellísimo varoncito. Eran las cuatro y media de la tarde.
El parto ocurri6 en una modesta maternidad municipal, la misma en
la que parían sus alumnas de la Villa y sus vecinas. Por las ra-
zones anteriormente expuestas, me reservo el nombre de la materni-
dad, hospital público y el de los profesionales que la atendieron.
En esa época, entre octubre y noviembre del 75, mi ex marido,
el doctor Santiago Bruschtein tuvo una reca!da del grave infarto
padecido en Israel. El niño, mi nietito, Hugo Roberto tenía poco
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menos de un mes de nacido. Como mi hija amamantaba a su bebé, re-
solvi6 cuidar a su padre en el Hospital donde estaba internado.
Mi hija estaba amamantando cuando fue asesinada.
Señores de la Comisi6n, pido a ustedes que no cierren
este expediente hasta que la situaci6n en la Argentina permita ve-
rificar todos estos datos que yo, juro por mi honor, existen.
El apartado 5 del papel de la junta militar, confirma que el fras-
co No. 24, con la mano cortada de mi hija, existi6. Respecto al .
apartado 6 del mismo papel: siempre afirmé que mi hija fue secues-
trada públicamente a las 10 de la mañana. El parecido f!sico de
mi hija conmigo facilit6 mis contactos y pláticas con los testigos
oculares del secuestro de mi hija, habitantes de la Villa Miseria.
Señores Miembros de la Honorable Comisi6n: Puede pen-
sarse que en medio del terror y la crueldad con qu� operaron las.
fuerzas armadas en el lugar, yo podfa pedir a los testigos que me
informaron que dieran sus nombres y direcci6n?
Las fuerzas armadas mienten en cuanto a la hora y
circunstancias del secuestro. Tienen todo el poder y pueden hacer
y deshacer actuaciones legales y escritos .
. Siempre he manifestado que mi hija fue detenida por
un jeep del ejército, a las 10:00 {diez) de la mañana, el día 24
de di·ciernbre de 1975 en su lugar de trabajo.
Acuso a la junta militar de alterar los escritos pre-
sentados. Mi hija era maestra alfabetizadora. Ella con un grupo
de estudiantes habían formado una escuela-taller que, por supuesto,
nada ten!a que ver con el gobierno de turno. En esa época no ha
bía dinero ni para hospitales ni escuelas, s6lo para el ejército
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y sus formaciones especiales, relacionados con el Ministerio de
Bienestar Social. (denuncia formulada por el General Anaya).
Ella no fue a trabajar ese día, se enter6, como todo
el mundo, por los diarios del asesinato masivo que el ejército
hab!a efectuado sobre las poblaciones linderas a la guarnici6n
Monte Chingolo. Ella fue a ver en qué forma podía colaborar con
las tareas necesarias para reparar la Villa. Trabajaba para me-
jorar las condiciones de vida de sus moradores y no podía aban-
donarlos en ese momento. Es verdad que esa era su actividad polí
tica. La admiro y respeto profundamente. Ella renunció a la co
modidad que podían ofrecerle padres profesionales e hizo de su
corta vida un apostolado generoso.
Lo que el ejército se olvida de mencionar es la prohi-
bición de publicar otra cosa que lo que ellos, los militares, infor
maran. Lo que no reconoce el ejárcito es que toda la población se
enter6 del bombardeo que la fuerza aérea hizo de la Villa colindante
a la guarnici6n militar. Lo que tambi�n sabe la junta y, no dice,
es que la rnayor!a de los muertos, sus "enemigos" eran habitante-s
� de las Villas, víctimas de la estrategia de escarmiento y de irnple-
mentaci6n del terror. A menos que.los militares reconozcan que
toda la gente humilde, por el sólo hecho de serlo, son sus enemi
gos.
La "pr6fuga de la justicia", corno la nombra la junta
militar había sido madre en un hospital público el 21 de octubre
de 1975.
Respecto al apartado 7 (b) donde se refieren al artí-
culo del periodista Graham Yooll de "The Guardian" publicado en
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Londres, en 1978, resulta notable que la Junta mencione este úni-
co artículo, omitiendo muchos otros sobre el caso. El periodista
no oculta su antipatía por el caso y abandonando todo principio
ético profesional distorsiona algunas de mis declaraciones duran-
te la entrevista. De todos modos, en el artículo no aparece
ninguna adrnisi6n rn!a de vinculaci6n con la guerrilla, tal como
pretende al informar. Los militares argentinos no saben leer en
inglés o deforman descaradamente cualquier texto.
ANTECEDENTES POLITICOS
Deseo aclarar el ambiente de tradiciones democráticas
y preocupaci6n por la justicia, en el que se criaron mis cuatro
hijos.
Mi padre, Guillermo Bonaparte, Doctor en Derecho y
Ciencias Sociales, Presidente del Superior Tribunal de Justicia
de la Provincia de Entre R!os, renunci6 a su cargo en 1943 Y fue
perseguido por su convicci6n de que ning�n juez puede colaborar
con un movimiento impuesto por la fuerza. Sus antecedentes figuran
� en su libro "Un país sin justicia" publicado el 31 de julio de
1956 por C.P.A. editores. (Ver fotocopias)
Mis hijos, desde pequeños, participaron del interés
por la suerte del país que caracteriza a mis compatriotas y que
fue fomentado dentro de la familia. En 1958, el Doctor Santiago
Bruschtein, fue candidato a conseja! por el Partido Socialista
Democr�tico en la ciudad de Mor6n, nuestros hijos, de corta edad,
colaboraron durante la campaña electoral.
El compromiso con un destino de justicia que honra a
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quienes lo asumen, en las dolorosas circunstancias que vive mi
patria, ha conducido a miles de familias argentinas al desgarra-
miento brutal, a la muerte y desaparici6n de los que amarnos.
Ruego porque pronto puedan darse en mi país las con-
diciones para que este compromiso pueda ejercerse dentro de las
reglas de la democracia y las tradiciones de nuestros mayores.
SANTIAGO BRUSCHTEIN
El domicilio registrado en el juicio por asesinato entablado al
ej�rcito argentino y firmado por mí a raíz de la muerte de mi hija
Aída es, efectivamente, Lavalle 730 So. Piso; Depto. 9. Como lo
\� ' he declarado siempre, yo no residía en esos momentos en la Capital
Federal. Mi ex esposo me pidi6 que, dadas sus condiciones de sa-
lud, si me animaba y aún sabiendo el riesgo que podfa correr, me
encargara de todos los trámites del juicio por asesinato que ha-
bíamos resuelto abrir contra el ejército. La rtnica contribuci6n
que podía hacer en ese momento se reducía a poner su domicilio.
� As! lo hicimos, bajo la promesa que �1 se mudaría del lugar corno
precauci6n ante los horrendos asesinatos que el ejército estaba
cometiendo. Desgraciadamente, su dolencia cardíaca empeor6 y el
m�dico exigi6 reposo absoluto. Santiago estaba al cuidado de una
enfermera permanente. El pron6stico de vida se limitaba a dos o .
tres meses, a lo sumo. El d!a anterior a su secuestro, personal
militar con credenciales, concurrieron a la farmacia "La Moderna"
de la ciudad de Moren, propiedad de mi ex marido y de otro socio,
primo suyo, a preguntar por Santiago. Ante la presi6n militar, su
socio di6 la direcci6n donde se encontraba mi ex marido postrado
.
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por la enfermedad, su domicilio particular en la calle Lavalle.
Al llegar al lugar, ubicado en una zona muy céntrica
de la Capital Federal, lo obligaron a vestirse con su ropa sobre
la pijama. Al entrar, maniataron a la enfermera y la amordazaron
Todo esto entre amenazas de muerte e insultos, entre ellos el de
"c6mo un judío hijo de puta se atreve a hacer un juicio por ase-
sinato al ej�r�ito". Efectivamente, fue un operativo escandalo-
so, con suspensión del tráfico en la cuadra. Participaron alre-
d�dor de veinte coches, en una acción represiva espectacular rnon-
tada para llevarse un cardíaco grave. No fue por la tarde, como
dice el informe de esa entidad abstracta que ni siquiera firma,
que se automenciona gobierno argentino. Eran las doce del medio
día. Yo no puedo presentar testigos. Pero la entidad que se
autodenomina ''gobierno argentino'', menciona testigos sin identi-
ficarlos con la misma impunidad con la que altera horas, en mi
primer Habeas Corpus en el certificado de defunci6n de mi hija
A!da Leonera.
MARIO GINZBERG - IRENE MONICA BRUSCHTEIN BONAPARTE DE GINZBERG
Para ayudar en el trámite de búsqueda de Irene y Mario paso a re-
latar nuevamente c6mo sucedieron los hechos:
Según en la primera información telefónica recibida
avis�ndome del secuestro de Irenita y Mario, a las 6 horas de la
mañana del 11 de mayo de 1977, un grupo armado de civil, con ere-
denciales militares, había violado el domicilio de mi yerno e hija,
llev�ndose a ambos y dejando � los bebés en la portería del edifi-
cio.
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Averiguaciones posteriores, recabadas a testigos
oculares, permitieron precisar los hechos: a las S horas de la
mañana, un grupo militar haciendo ostentaci6n de armas largas e
identificándose como perteneciente a las fuerzas armadas, penetr6
en el departamento de Irene y Mario. Despertaron violentamente a
la pareja y a sus niños pequeños. Perrnaneci6 una hora en el de-
partamento, amenazando a la pareja delante de sus hijos y delante
de ellos destrozaron muebles, colchones y juguetes de los niños.
A las seis horas de la mañana salieron del edificio, llevándose a
Irenita y Mario y dejando a los pequeños en la portería del edifi-
cio con la dirección de la casa de los padres de Mario. Nuevamen-
te debo reiterar que por lo anteriormente expuesto, me reservo
el nombre y direcci6n de los testigos, para evitar que sean iden-
tificados por la junta militar.
Respecto a las afirmaciones (ef. pág. 10 Informe Go-
bierno) de que sólo se recibieron denuncias de orgaismos privados
mexicanos, adjunto fotocopia del recurso de Habeas Corpus presenta-
do por m! en el consulado argentino en México y legalizado por .
dicho consulado. También en este caso, la junta hace desaparecer
papeles. Esta aclaraci6n de los hechos la realizo en el intento
de aportar la mayor informaci6n y facilitarle a la Honorable Corni-
si6n las gestiones que llevan a cabo sobre el caso. Confío en
que la acci6n persistente y humanitaria pueda lograr que me devuel-
van a mis hijos con vida.
Mantener abierto este caso significa salvar a Irene
y a Mario e impedir, de una vez por todas, que esta aberrante ca-
tegor!a de "desaparecidos", aberrante y sofisticada modalidad de
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tortura, termine ya y deje de causar ·estragos en' miles de fami-
lias argentinas y sudamericanas.
Acuso, Señores Miembros de la Honorable Comisi6n
Interamericana de Derechos Humanos, a la junta militar, a los je-
fes de guarniciones militares donde estos secuestros se han lleva-
do a cabo de:
- Distorsionar los hechos.
- Acuso de alterar la documentaci6n presentada por m!.
- Acuso de impedirme la exposici6n de testigos por el grave
riesgo de muerte que correrían, por el solo hecho de testimo-
niar la verdad.
- Acuso de impedir toda defensa frente a las acusaciones que ellos .
hacen. Prueba de esta imposibilidad es la cantidad de abogados
presos, muertos y desaparecidos y presionados, hasta tener que
abandonar el pa!s, por defender acusados de la junta militar.
- Acuso de emitir falsos certificados de defunci6n.
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- Acuso de impedir la autopsia del cuerpo de mi hija A!da Leonera
Bruschtein Bonaparte, con el pretexto de que se trata de secreto
militar.
- Acuso de levantar falsos testimonios .
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EXIJO:
- Que a fin de determinar las condiciones de la muerte de mi hija •
A!da Leonora Bruschtein Bonaparte, asesinada el 24 de diciembre
de 1975 y enterrada en la fosa común del cementerio de Avellane-
da, se permita la exhurnaci6n de sus restos y que estos sean es-
tudiados por profesionales pertenecientes a organismos interna-
cionales que abrogan por los Derechos Humanos.
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Por qué no un profesional argentino?
Por la presi6n y coacci6n terrorífica que sobre él pueda ejercer
la junta.
Para no comprometer más vidas de compatriotas.
- Que se d� una respuesta responsable sobre el paradero de mi hija
Irene y su esposo. Dos niños pequeños que han debido recibir
tratamiento e3pecializado por la experiencia sufrida durante el
secuestro de sus padres y el dolor de toda una familia demandan
veracidad en la contestaci6n a la informaci6n que desesperada-
mente solicito •
{ - Que se encuadre el caso de mi hija Irene y su esposo dentro de
.
los mecanismos de la justicia argentina.
Reitero a la Honorable Comisi6n mi pedido de mantener abierto el
caso de mi familia, hasta que las condiciones en mi pa!s puedan
demostrar la veracidad de mis afirmaciones y los testigos puedan
presentarse sin riesgo.
Se que la vida de mi hija A!da Leonera Bruschtein
Bonaparte no la recuperaré. Pero que el esclarecimiento de su vil
asesinato, sirva para contener, en el presente y en el futuro, los
� atropellos de gobiernos militares.
Espero 'con gran fé, que todas las gestiones que us-
tedes realizan me permitan reencontrarme con mis hijos en un plazo
que no se alargue demasiado.
ACLARACIONES •
Lo que no está repetido de testimonios anteriores
significa ratificaci6n de lo afirmado en los mismos.
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Pido a la Honorable Comisión, si es que ello es po
sible , se aclare qu� persona o entidad de la junta militar se
hace responsable del informe enviado a la Honorable Comisi6n .
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