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CONFLICTOS POR LA TIERRA EN OAXACA DE LAS REFORMAS BORBÓNICAS A LA REFORMA AGRARIA
Dr. Martín Sánchez Rodríguez Presidente de El Colegio de Michoacán, A. C.
Líe. Eduardo Martínez Helmes Rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca
lng. Porfirio Soriano Morales Director General del Consejo Oaxaqueño de Ciencia y Tecnología
Este libro se realizó con recursos del Fondo Mixto Conacyt - Gobierno del Estado
de Oaxaca en el marco del proyecto M0036-2009-C02-144258.
FOMIX Conacyt - Gobierno del Estado de Oaxaca
El Colegio de Michoacán, A. C.
Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca
Gobierno del Estado deOaxaca • Oaxaca de todos
un gobierno p8l1l tocto.
CONFLICTOS POR LA TIERRA EN OAXACA DE LAS REFORMAS BORBÓNICAS A LA REFORMA AGRARIA
Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell Carlos Sánchez Silva
Editores
6) . . 1 El Colegio de Michoacán Universidad Autónoma
Benito J uárez de Oaxaca
972.74 CON
Conflictos por la tierra en Oaxaca: De las reformas borbónicas a la reforma agraria 1 Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell, Carlos Sánchez Silva, editores. -- Zamora, Mich.: El Colegio de Michoacán : Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca, 2012. 264 p.; 23 cm . -- (Colección Debates)
ISBN 978-607-7764-99-1
1.0axaca- Historia 2.Reforma Agraria- Oaxaca- Historia- Siglo XVIII- Siglo XX }.Problemas Agrarios- Oaxaca- Historia- Siglo XVIII- Siglo XX 4.Conflicto Social- Oaxaca
l. Arrioja Díaz Viruell, Luis Alberto, ed. II.Sánchez Silva, Carlos, ed.
Imagen de portada: "Campesinos de Oaxaca" (s/f), Fototeca de la Fundación Cultural Bustamante Vasconcelos.
© D.R. El Colegio de Michoacán, A. C., 2012 Centro Público de Investigación Conacyt Martínez de Navarrete 505 Las Fuentes 59699 Zamora, Michoacán
publica@colmich.edu.mx
Impreso y hecho en México Printed and made in México
ISBN 978-607-7764-99-1
© D.R. Universidad Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca, 2012 Av. Universidad s/n Edificio de la Rectoría Ciudad Universitaria Ex Hacienda "Cinco Señores" 68120 Oaxaca de Juárez, Oaxaca
ÍNDICE
Introducción 9
Abreviaturas 18
PRIMERA PARTE
l. Pueblos, reformas y contrariedades agrarias: Oaxaca, 1742-1857
Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell y Carlos Sánchez Silva 21
11. Conflictos agrarios de mestizos y afrodescendientes en
Oaxaca antes de la independencia
Luis J García Ruiz 43
111. Conflicto de tierras e insurgencia entre los mixes: San Juan Jaltepec
de Candoyoc contra San Pedro Acatlán, 1790-1819
Huemac Escalona Lüttig 73
IV. Indios y afromestizos ante el problema agrario. La región de los
petapas: siglos XVIII y XIX
Laura Machuca Gallegos 113
SEGUNDA PARTE
V. Entre el porfiriato y la revolución: el campesino y sus circunstancias
en Oaxaca. Un panorama Anselmo Arellanes Meixueiro 139
VI. La reforma agraria en Huajuapan y las sociedades agrícolas mercantiles: el caso de Santiago Chazumba Margarita Menegus Bornemann y Yair Gerardo Hernández Vida/ 167
VII. Conflictos por tierras y pesquisas documentales en el valle de Oaxaca, 1912
Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell 185
VIII. Agua y conflictos agrarios en los Valles Centrales de Oaxaca: las disputas por el río San Juan en el distrito de Etla, 1905-1927 Juan Hugo Sánchez García 215
Bibliografía general 243
Sobre los autores 263
INTRODUCCIÓN
Entre los estudiosos de la realidad oaxaqueña es sabido que la información periodística que circula -día a día- acerca de los conflictos agrarios guarda poca relación con la realidad. No es para menos. Las miles de páginas que se escriben tienen como objeto justificar la existencia de una agenda donde el gobierno -por un lado- y las organizaciones campesinas -por el otrodebaten por la resolución de la denominada cuestión agraria. Dado esto, no es casualidad que numerosos medios propaguen la imagen de una entidad donde el conflicto por la tierra no sólo es permanente sino irresoluble. A decir de las autoridades, esta situación tiene sus orígenes en la ineficiencia de los tribunales, la carencia de núcleos agrarios certificados y la inoperancia de los programas federales de regulación territorial. Desde las organizaciones campesinas, estas luchas se explican por las ambigüedades de la legislación -en especial las reformas al Artículo 27 constitucional en 1992 y los contenidos de la Ley Agraria de 1993-, el acaparamiento de tierras comunales a manos de particulares, la complejidad de las relaciones sociales y la subordinación de los pueblos a una economía mercantil que los mantiene en la pobreza.
Debemos advertir que esta visión de una Oaxaca conflictiva y rezagada en materia agraria no resulta extraña desde la cultura política estatal. En este orden, el gobierno no ha perdido la oportunidad de presentarse como la instancia que resolverá las inoperancias externas y las contradicciones internas; las organizaciones campesinas, por su parte, aprovechan esta situación para promoverse como portavoces de los pueblos y pugnar por la restitución de "tierras ricas en recursos" y el reconocimiento constitucional de las prácticas nativas que regulan el acceso a la tierra. Sea como fuere, lo cierto es que dichas posturas solamente opacan y distorsionan la percepción de los conflictos. Un análisis más atento de esta cultura política, por ejemplo, permite comprender que el
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CoNFLICTos POR LA TIERRA EN ÜAXACA
discurso donde los pueblos se presentan como asentamientos que -históricamente- han padecido el despojo de "tierras ricas en recursos", dista mucho de la realidad. Basta decir que, hoy en día, la mayoría de los municipios oaxaqueños destina el grueso de sus terrenos a la agricultura y, en especial, a la producción de granos básicos; productos que se obtienen, casi en 90%, en terrenos de temporal, pues tan sólo 10% de la superficie agrícola estatal dispone de infraestructura de riego.1 Lo anterior proporciona una idea del tipo de productividad y "riquezas agrarias" que tienen los municipios, los pueblos y las rancherías de la entidad. En cuanto a los recursos ganaderos, se sabe que las localidades orientadas a dicha actividad no sólo se caracterizan por su escaso contingente de población campesina, sino por ubicarse fuera de los principales núcleos de conflicto por la tierra. Algo muy semejante ocurre con los terrenos donde suelen existir yacimientos de metales preciosos e industriales. Ahora bien, reconocer constitucionalmente las formas nativas que regulan el control y el usufructo de la tierra implica darle credibilidad a una postura -alentada por organizaciones neozapatistas- que vislumbra en este hecho una forma para que los pueblos se conduzcan por el "camino de la libertad, la democracia, el progreso y la igualdad agraria''. Sin embargo, creo que esta postura no sólo parece exagerada sino incorrecta, pues implica creer que los usos y costumbres son muy próximos al igualitarismo, la justicia y la democracia; asimismo, implica desconocer que dichas prácticas han generado -históricamente- diferencias, injusticias, imposiciones y conflictos en los pueblos.
Lo que más llama la atención es que tanto las organizaciones como el gobierno estatal no quieran percatarse de estos hechos y no toman en cuenta que de los 73 conflictos agrarios que actualmente las autoridades federales registran en Oaxaca y que catalogan como focos rojos, 90% de ellos se localiza en municipios densamente poblados, con terrenos cultivables escasos, con actividades industriales y ganaderas limitadas, y con historias seculares complejas. Prueba de ello son las luchas protagonizadas por Santo Domingo Ixcatlán y Chacaltongo de Hidalgo, Ayoquesco de Aldama y San Sebastián de las Grutas, así como Santo Domingo Yosoñoma y San Juan Mixtepec. Si se le concede crédito a esto, no cabe la menor duda de que la lucha por la tierra en Oaxaca es un tema sumamente complejo y diverso. Entender sus
l. Véanse los resultados del Anuario estadístico del estado de Oaxaca 2009, México, INEGI, 2010.
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INTRODUCCIÓN
causas y efectos implica una reflexión que abarca varios horizontes: la evolución histórica de los pueblos, la complejidad de sus estructuras agrarias, las rivalidades en su interior, los nexos que tienen con autoridades locales y estatales, el crecimiento de la población y la presión sobre los recursos agrarios, la incidencia de coyunturas y voluntades políticas en los programas del campo, entre otras cosas. 2
Este libro tiene el propósito de acercarse a varios temas que, de manera conjunta, pueden explicar las causas y los efectos de las contrariedades agrarias en Oaxaca. Para ello, se ha puesto atención en conflictos donde intervienen poblaciones indígenas, mestizas, mulatas y negras; es decir, situaciones de hostilidad y antagonismo entre actores que han mantenido una relación estrecha con el uso, el aprovechamiento y el control de la tierra. Tomando en cuenta estas consideraciones, los capítulos reunidos tienen el propósito de examinar u-9- conglomerado de luchas por la tierra en dos momentos: la transición de colonia a república y los años que van del porfiriato a la reforma agraria cardenista. Estos textos plantean un análisis donde los pueblos aparecen como entes dinámicos, comprometidos con sus causas y capaces de desafiar los intereses que cuestionan sus disensos. Dicha perspectiva ha servido como prerrequisito para ahondar en el conocimiento de las estructuras agrarias, las relaciones del campesinado con la tierra y las formas de hostilidad y negociación en el campo.
En gran parte, se evita teorizar explícitamente acerca del conflicto y su linde filológico toda vez que lo que interesa es el análisis de procesos históricos. Por supuesto, las estructuras agrarias y el campesinado son objetos de estudio valiosos en sí mismos. Más aún, cualquier intento de analizarlos desde la experiencia regional. Los textos también contribuyen con evaluaciones y hallazgos sobre problemas referidos al acceso, el control y el usufructo de la tierra. Al hacerlo, profundizan y revisan la historiografía existente sobre esta cuestión. Cabe aclarar que, estatalmente, este libro no es el primero ni el único que apuesta por la reflexión sobre las causas y los efectos de la lucha agraria. No obstante, tenemos la impresión de que es una propuesta novedosa ya que invita a mirar el conflicto desde un horizonte histórico donde indios,
2. María de los Ángeles Romero Frizzi, "Conflictos agrarios, historia y peritajes paleográficos. Reflexionando desde
Oaxaca", pp. 65-81, en Revista de Estudios Agrarios, 47, 2011.
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CoNFLICTos POR LA TIERRA EN ÜAXACA
mestizos, mulatos y negros se enfrentan por el control de recursos; asimismo, sugiere un rescate de estrategias de lucha y resistencia que solamente cobran sentido al ubicarlas en el tiempo y el espacio; mejor aún, pone de relieve la funcionalidad, los alcances y los límites del antagonismo. Este libro apuesta a enriquecer y profundizar el debate académico sobre la agitación en el campo, proporcionando materiales históricos y métodos de análisis.
Ateniéndose a estos planteamientos, la primera parte del libro hace hincapié en los conflictos acaecidos durante la transición de colonia a república. El capítulo intitulado "Pueblos, reformas y contrariedades agrarias ... " de Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell y Carlos Sánchez Silva plantea una revisión de las formas en que el régimen colonial, primero, y el gobierno republicano, después, visualizaron las tierras y los bienes indígenas, y cómo dichas perspectivas dieron paso a una legislación anticorporativa que fue aprovechada por los pueblos y por los particulares para emplazar litigios, negocios y fraudes contra las tierras nativas. Este capítulo examina las principales coyunturas agrarias que experimentaron los pueblos indios de Oaxaca durante la crisis colonial y la construcción nacional; de igual modo, se ocupa de uno de los grandes temas de la conflictividad: la manera en que los grupos sociales interpretan e instrumentan las leyes en beneficio de sus intereses.
Si bien es cierto que la lucha por la tierra en Oaxaca es un tema donde la población indígena predomina, también es verdad que no son los únicos actores de las pendencias. Lo anterior se corrobora en el capítulo de Luis J. García Ruiz, donde los protagonistas principales son mestizos, mulatos y negros. El autor demuestra que las disputas por la tierra en Oaxaca se multiplicaron durante las últimas décadas del siglo XVIII y derivaron, en buena medida, de las "tensiones y fisuras del orden colonial"; es decir, el incremento poblacional, las posibilidades de ascenso en la escala socio-racial y la ampliación de derechos de propiedad. Para García Ruiz, estas tensiones fueron más evidentes en aquellos lugares donde la convivencia social era mixta (indios y castas) -tal como ocurrió en Huajuapan, Teotitlán del Camirío, Teutila y Jicayán- y donde el acceso a la tierra se dividía entre ranchos, haciendas, trapiches y pueblos. Lo anterior permite corroborar la complejidad social y agraria de Oaxaca, y vislumbrar la presencia de castas en la formación y el desarrollo de estructuras agrarias, ya sea por medio de la propiedad plena, el usufructo o la renta de la tierra. Con la intención de mostrar los alcances
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INTRODUCCIÓN
de la conflictividad, García Ruiz centra su atención en la Mixteca Baja y revela cómo el paisaje de Huajuapan aglutinaba diferentes actores sociales, estructuras agrarias y derechos de propiedad; es decir, las tierras agrícolas y ganaderas de la región eran controladas por caciques indígenas, repúblicas de indios, hacendados y rancheros españoles, así como arrendatarios mestizos y castizos. Cuando la población aumentó, las tierras agrícolas escasearon y las privatizaciones de tierras comunes se volvieron recurrentes; no es de extrañar que los conflictos por la tierra se multiplicaran. Por si esto no fuera suficiente, el movimiento insurgente y las disyuntivas agrarias que éste planteó incidieron directamente en las luchas que protagonizaron las poblaciones indígena, mestiza y afrodescendiente de Oaxaca.
En contraste, el capítulo "Conflicto de tierras e insurgencia entre los mixes ... "de Huemac Escalona Lüttig examina situaciones antagónicas en espacios eminentemente indígenas: la Sierra Mixe. A lo largo del texto, el autor reflexiona acerca de la vigencia de las luchas agrarias y la manera en que los pueblos capitalizan o diversifican sus intereses según las circunstancias -políticas, económicas o sociales- que enfrenten. Para ello, retoma el caso del movimiento insurgente y demuestra cómo en una región de Oaxaca ciertos pueblos se apoyaron en la causa rebelde o realista para proveerse de campos fértiles, acentuar diferencias entre pueblos, acrecentar disputas entre linajes, impugnar decisiones legales, replantear litigios y promover lo que Eric van Young ha denominado el "anarquismo localocéntrico". De ahí, entonces, que el devenir de un conflicto ponga de manifiesto un entramado de circunstancias que solamente se comprenden al contextualizarlas en horizontes más amplios.
Laura Machuca Gallegos, por su parte, reflexiona en el capítulo "Indios y afromestizos ante el problema agrario ... " sobre las luchas que protagonizaron los pueblos petapas -Santa María, Santo Domingo y el Barrio de La Soledad-, un enclave de indios y castas en el Istmo de Tehuantepec. Examina las formas de convivencia y conflicto que se dieron en este espacio a lo largo de 200 años, de igual manera, estudia cómo el Barrio de La Soledad, un "lugar de negros y mulatos" adoptó y asimiló la estructura agraria de las repúblicas de indios y la capitalizó a su favor en los momentos de lucha. Tal vez más sugerente resulta que buena parte de las disputas entre el barrio y los pueblos no se explicó por cuestiones étnicas, sino por hechos económicos; pugnas que, además, se atomizaron con las composiciones de tierras -a
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CoNFLICTos POR LA TIERRA EN ÜAXACA
principios del siglo XVIII- y con el liberalismo republicano durante la primera mitad del siglo XIX. Un análisis detenido del texto permite comprender la heterogeneidad de causas y efectos de las luchas por la tierra en esta región de Oaxaca.
Una lectura en conjunto de esta primera parte pone al descubierto que desde 1740 hasta 1860, las estructuras agrarias en Oaxaca experimentaron una serie de adecuaciones, ya sea por el incremento poblacional, el aumento en la presión sobre los recursos, el enfrentamiento entre cabeceras y sujetos, las disputas entre nobles e indios comunes, el particularismo de ciertos sectores de la población, los ajustes en la escala socio-racial, la extensión de derechos agrarios a favor de grupos castizos, los cambios económicos en los pueblos, etcétera. De la misma manera, estos capítulos ofrecen los argumentos suficientes para probar tres cosas: las consecuencias que tienen las acciones políticas en las estructuras agrarias y en los conflictos por la tierra, especialmente en aquellos espacios con una arraigada tradición campesina; la manera en que los conflictos inciden en las instituciones locales que antaño proporcionaban ciertas medidas de seguridad económica y redistribución de ingresos; la versatilidad de las poblaciones campesinas para resistir, mitigar o sobrevivir los trastornos que acarrean las luchas agrarias.
La segunda parte del libro examina las pugnas por la tierra durante los años que van del porfiriato a la reforma agraria cardenista; un periodo muy complejo para estudiar los conflictos, pues buena parte de ellos se liga de inmediato con el ciclo liberal de mediados del siglo XIX y específicamente con la desaparición del corporativismo agrario, la igualación de calidades sociales, la eliminación de privilegios señoriales, la sustitución de actividades productivas y el desarrollo de la agroindustria. Así, el capítulo de Arellanes Meixueiro, "Entre el porfiriato y la revolución ... ", analiza las formas de vida de aquellos campesinos -indígenas y no indígenas- que carecían de tierras propias durante el porfiriato. Su argumento central radica en mostrar cómo el liberalismo decimonónico trastocó los regímenes de tenencia, las relaciones laborales, las formas de vinculación económica y las actividades agrícolas en el campo oaxaqueño; asimismo, prueba cómo una nueva clase de actores sociales -peones, rentistas y aparceros- se convirtió en promotora de la lucha agraria. Es prudente advertir que estos hechos se examinan en la escala regional, tanto en los Valles Centrales y la Mixteca como en La Cuenca y La
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INTRODUCCIÓN
Cañada. Otro punto central del capítulo es mostrar que el acceso y el control de la tierra en Oaxaca también convergieron en manos de extranjeros cuyos intereses estaban puestos en el mercado internacional de productos agrarios. Obviamente, estas circunstancias configuraron una lucha muy particular por la tierra e incluso escenarios y actores bien definidos.
El capítulo "La reforma agraria en Huajuapan ... ", de Margarita Menegus Bornemann y Yair Gerardo Hernández Vidal, analiza cómo la estructura agraria que existió en la Mixteca Baja condicionó los programas de restitución de tierra alentados por la revolución mexicana. Con precisión, los autores revelan la vigencia del cacicazgo indígena a principios del siglo XX y demuestran cómo esta institución -de corte señorial- determinó las formas de poseer y controlar la tierra, al grado que muchos pueblos mixtecos crecieron sobre terrenos de caciques y, por ende, carecieron de tierras en calidad de bienes de comunidad. La reforma agraria cardenista planteó un escenario desalentador para estos campesinos imposibilitados de solicitar restituciones. Otra suerte corrieron aquellos campesinos que, antes de la revolución mexicana, compraron tierras a sus caciques y las registraron bajo la tutela de sociedades agrícolas. El caso de Chazumba ilustra perfectamente esta experiencia; un asentamiento que pasó de ser rentista y sin tierras propias a pequeño propietario de parcelas. Estos procesos se acompañaron de conflictos y disensos: primero entre caciques y terrazgueros; luego entre sociedades agrícolas y campesinos que buscaban tierras mediante dotaciones ejidales.
En esta misma tesitura, el capítulo "Conflictos por tierras y pesquisas documentales ... " de Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell, estudia las razones que esgrimió un pueblo de los valles de Oaxaca -San Juan Bautista Guelache- para replantear la indefinición legal de su territorio. Este capítulo no sólo aborda los aspectos jurídicos, sino también las cuestiones políticas de la lucha agraria. De esta manera, lo primero en que repara es en la memoria documental de Guelache y en las formas que el Estado -colonial y republicano- especificó para sustentar los derechos de propiedad y encauzar los litigios agrarios. El segundo acento se ubica en una disputa agraria que derivó del reformismo liberal de 1853-1857 y se prolongó hasta bien entrado el siglo XX. En esta sección se examinan las funciones que cumplen los documentos históricos de un pueblo al tiempo de plantearse un litigio por tierras. Finalmente, muestra cómo los habitantes de Guelache documentaron
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CoNFLICTos POR LA TIERRA EN ÜAXACA
su historia agraria en el Archivo General y Público de la N ación y cómo se encontraron con un pasado escrito que más allá de proveerles soluciones les impuso numerosos obstáculos. En general, este capítulo evidencia una práctica campesina de antaño que consiste en recurrir a los documentos históricos con el afán de solucionar los problemas del presente.
El capítulo de Juan Hugo Sánchez García, '~gua y conflictos agrarios en los Valles Centrales ... ", tiene la premisa de examinar cómo el control de los recursos hídricos suele ser otro factor recurrente en la lucha por la tierra. Este análisis se ubica en una de las zonas agrícolas más importantes del estado, el distrito de Etla, y toma en cuenta las complejas relaciones que se tejen entre haciendas, ranchos, molinos y pueblos. En este contexto, el autor hace varias precisiones que ayudan a comprender la lógica de una disputa. La primera de ellas es incorporar el tema del agua como una cuestión inmersa en la estructura agraria y, por ende, como un elemento dinamizador de la lucha por la tierra. Otra consiste en ponderar las consecuencias que acarreó la ley de aguas de 1905 que, en su intento de centralizar y racionalizar los recursos, trastocó viejas formas de control y posibilitó que grandes unidades de producción acapararan tanto el vital líquido como los terrenos húmedos. Por último, el autor pretende vislumbrar la manera en que los pueblos y las haciendas manipularon las leyes con un triple objeto: beneficiarse de las dotaciones agrarias (entre 1926 y 1927), capitalizar sus intereses económicos y disponer de suficientes razones para luchar por la tierra.
Una mirada en conjunto de esta segunda parte pone al descubierto los diversos horizontes de conflicto que surgieron en Oaxaca cuando se instrumentó la legislación liberal y el programa agrario de la revolución mexicana intentó revertir estas leyes y alentar una reforma que restituyera los "derechos inmemoriales" de los pueblos sobre sus tierras, montes y aguas. Cierto es que estas medidas también provocaron una oleada de pugnas y luchas que, incluso hoy en día, siguen vigentes.
En general, los capítulos del libro, pese a su diversidad en contenidos y enfoques, proporcionan pautas que ayudan a explicar los fundamentos y corolarios de las contrariedades agrarias en Oaxaca en dos momentos históricos; asimismo, proveen una visión global de las estructuras que surgieron y evolucionaron en el campo, reflexionan acerca de la participación que tuvieron los diferentes sectores de la población en las luchas por la tierra y discuten
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INTRODUCCIÓN
las formas jurídicas tan complejas que validaron el acceso, el usufructo y el control de la tierra entre 1740 y 1925.
Finalmente, queremos señalar que los textos aquí reunidos fueron presentados y discutidos en el Seminario Problemas agrarios y propiedad en los pueblos indios y afro mestizos de Oaxaca. Visiones durante la Independencia y la Revolución Mexicana, convocado por el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán y el Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, y financiado por el Fomix Conacyt -Gobierno dé Oaxaca a través del proyecto M0036-2009-
C02-144258. Varios académicos participaron directa e indirectamente en dicho seminario y aportaron comentarios que sirvieron para el desarrollo .de cada capítulo, tal es el caso de Francisco José Ruiz Cervantes, Víctor de la Cruz y Anselmo Arellanes Meixueiro. Una mención especial merece la becaria de este proyecto, María Dolores Ramírez Vega, por su colaboración en la preparación del seminario y en la formación del libro. De igual forma, agradecemos al personal de El Colegio de Michoacán el apoyo brindado para la administración del proyecto y la elaboración de mapas; también a las autoridades del Instituto de Investigaciones en Humanidades de la UABJO por sus gestiones para convocar y realizar el seminario.
Los editores
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AGI
AGN
AGEPEO
ARP
AHJO
RAN
AHA
CCG
AMSJBG
AJVA
AAMT
ASASC
AMC
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ABREVIATURAS Archivos, colecciones y fondos documentales
Archivo General de Indias, España
Archivo General de la N ación, México
Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca, Oaxaca
Archivo Rosendo Pineda en custodia por los descendientes de José C. Valadez, Oaxaca
Archivo Histórico del Poder Judicial de Oaxaca, Oaxaca
Registro Agrario Nacional-Sección Oaxaca, Oaxaca
Archivo Histórico del Agua, México
Colección Luis Castañeda Guzmán, Oaxaca
Archivo Municipal de San Juan Bautista Guelache, Oaxaca
Archivo del Juzgado de Villa Alta, Oaxaca
Archivo de la Agencia Municipal de la Trinidad Huaxtepec, Oaxaca
Archivo de la Sociedad Agrícola de Santiago Chazumba, Oaxaca
Archivo Municipal de Chazumba, Oaxaca