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CRITERIO DE
CREDIBILIDAD
FERNANDO RIELO
¿QUÉ ES LA APOLOGÉTICA FORENSE?
Es la defensa pública de Cristo:
1. Apologética: defensa.
2. Forense: pública (en el foro).
3. Comporta juzgar y debatir.
OBJETO FORMAL DE LA APOLOGÉTICA
FORENSE: EL CRITERIO DE CREDIBILIDAD
El criterio de credibilidad se refiere a la razón profunda de
nuestra fe en Cristo.
Es necesario plantearse este criterio porque nos
movemos frecuentemente en la superficialidad de la fe.
Además, la fe y la razón suelen presentarse como
opuestas o incompatibles: hay que entender esta
relación.
CONDICIONES OPERATIVAS DE LA
APOLOGÉTICA FORENSE
1. EDUCACIÓN.
2. VALOR PEDAGÓGICO.
3. SERIEDAD.
VALIDEZ DEL CRITERIO DE CREDIBILIDAD
El criterio de credibilidad no se reduce a argumentos o
pruebas de tipo racional.
El criterio de credibilidad parte de la vivencia y
experiencia del creyente.
El criterio de credibilidad es a la teología lo que el criterio
de validez es a las ciencias experimentales.
El criterio de credibilidad no puede incurrir en el
mimetismo de las ciencias experimentales: ha de
remontar el campo fenoménico y matematizable.
RECREACIÓN DEL HECHO CRISTIANO
Partamos de un hecho imaginario, a manera de hipótesis
de base:
1. No existe el cristianismo, ni los Evangelios, ni la
Iglesia, ni la teología cristiana.
2. Cristo se presenta en un foro y afirma de sí mismo:
“Yo soy Dios”. Comienza el hecho teológico cristiano.
DOS DIMENSIONES DEL CRITERIO DE
CREDIBILIDAD
1. PUNTO A (hecho histórico): Un hombre afirma de sí
mismo que es Dios.
2. PUNTO B (hecho místico): Si realmente es Dios, tiene
que mover nuestra inteligencia persuadiéndola. Esta
persuasión es sobrenatural (está más allá de las
posibilidades naturales de la razón humana).
EL CRITERIO DE CREDIBILIDAD ES, COMO
REALIDAD MÍSTICA, “DONUM FIDEI”
El “donumfidei” (don de la fe) es criterio de credibilidad
porque actúa en el espíritu humano y en la inteligencia
para que la razón acepte, sin necesidad de
argumentos probatorios, que Cristo es Dios.
Como don, se otorga en orden a una
incrementación, cuya finalidad es la unión mística con
Cristo: que el alma sea de Dios, y Dios sea del alma.
Consecuencia del “donumfidei”: “sígueme”.
FORMA Y ESTRUCTURA DEL “DONUM FIDEI”
El “donumfidei” posee dos momentos estructurales:
1. Unge la inteligencia humana: otorga a la razón una
persuasión sobrenatural de que Cristo es Dios.
2. Reduce a cero el específico del acto racional: la razón
renuncia a racionalizar a Dios (reducirlo a
razones, esto es, convertir a Dios en resultado de la
razón humana). La razón queda, así, enriquecida y
potenciada por la fe.
DIFERENCIA ENTRE REDUCCIÓN DEL
ESPECÍFICO Y LA REDUCCIÓN IDEOLÓGICA
Las ideologías reducen, excluyen y fanatizan. La
reducción ideológica es un acto de idolatría: convierte
en ídolo al “ego” (inmersión del yo en el complejo
sicosomático) y sus proyecciones.
El “donumfidei”, al reducir el específico egótico de la
razón, la abre a la gracia, para que contemple
sobrenaturalmente la realidad divina, y construya
argumentos celestialmente formados.
RAZÓN NATURAL Y DON DE LA FE
Evitar los dos extremos:
1. Fideísmo: afirmación de la fe a costa de la razón (una fe hostil a la razón).
2. Racionalismo: afirmación de la razón a costa de la fe (una razón cerrada a la fe).
La razón está naturalmente abierta a lo transcendente: puede concebir un Dios infinitamente misericordioso y omnipotente.
La razón y su apertura transcendental chocan con un obstáculo: el sufrimiento del mundo.
La razón, en virtud de la realidad del sufrimiento y la muerte humanos, se coloca en una situación de paradoja frente a la fe.
DIOS ANTE LA RAZÓN HUMANA
Ante la razón natural, Dios carece de defensa racional: la
fórmula de su existencia se llena de dolor.
La razón natural debe ser transformada por el
“donumfidei” para superar la paradoja del dolor.
La esencia del “donumfidei” es la transverberación, por la
cual la razón queda en estado de contemplación
amorosa.
ESENCIA DEL “DONUM FIDEI”: LA
TRANSVERBERACIÓN
“Transverberar” significa “traspasar”, “perforar”, e
históricamente hace referencia a un fenómeno místico, que
consiste en que el corazón del místico es traspasado
sobrenaturalmente con una herida que provoca a la vez
dolor y amor.
Fernando Rielo da al término un significado ontológico:
“actuación „ad extra‟ de Dios que, penetrando en el existir
del ente (espíritu), le infunde el gene ontológico o místico
por el que nuestro espíritu queda genéticamente
estructurado, conformado a imagen y semejanza de Dios”
(p. 101).
ESENCIA DEL “DONUM FIDEI”: LA
TRANSVERBERACIÓN
El gene ontológico o místico es un don que guarda la
riqueza mística del espíritu creado.
El gene ontológico o místico constituye al ser humano en
criatura formada a imagen y semejanza de Dios, capaz
de realizar su vida en dirección a Dios como origen y
destino.
Por el gene ontológico o místico, nuestro espíritu queda
en un estado transcendental de ser, obrar y conocer.
ESENCIA DEL “DONUM FIDEI”: LA
TRANSVERBERACIÓN
En el gene ontológico están codificados la verdad, la
bondad, el amor, la perfección, la generosidad, la
hermosura, la justicia, para que el ser humano conviva
esta riqueza con las personas divinas y, desde
ellas, con los demás seres humanos.
Hay una transverberación constitutiva (no salvífica) y una
transverberación santificante o cristológica (salvífica).
La transverberación cristológica es la gracia santificante.
ESENCIA DEL “DONUM FIDEI”: LA
TRANSVERBERACIÓN
Con el bautismo, se nos infunde el “donumfidei”, con lo
cual recibimos toda la potencia del don de la fe
(imagen del pantano o embalse).
La gracia santificante (“donumfidei” o transverberación
santificante) es mística procesión: porque el ser
humano procede místicamente de las personas
divinas, y el Espíritu Santo procede en nuestro
espíritu, atrayendo hacia nosotros al Padre y al Hijo.
Esta inhabitación es transverberativa (compenetrativa).
ESENCIA DEL “DONUM FIDEI”: LA
TRANSVERBERACIÓN
La gracia actual es actualización de la gracia santificante.
La gracia actual se otorga para la incrementación de la
transverberación, y para alcanzar su culminación, que
F. Rielo llama la “unión transverberativa”; esta no se
alcanza sin la debida penitencia (contexto ético y
ascético).
REDUCCIÓN Y POTENCIACIÓN DE LA MENTE
Hay tres leyes en el espíritu humano, que rigen nuestro ser y actuar: inmanencia (permanecer en uno mismo), transcendencia (salir de uno mismo) y perfectibilidad (la mejor manera de estar en uno mismo y de salir de uno mismo).
La inmanencia comporta una reflexividad (tender a uno mismo), que, estando egotizada, nos hace cerrarnos en el yo.
Por la ley de la transcendencia, podemos salir de nosotros mismos; por la perfectibilidad, lo hacemos en dirección a la santidad divina.
REDUCCIÓN Y POTENCIACIÓN DE LA MENTE
Lo propiamente místico es la reducción de la inmanencia
e, inversamente, la potenciación de la transcendencia.
Cuando avanzamos en la transverberación con las
personas divinas, se desespecifica nuestro yo en lo
que tiene de tendencia a sí mismo (yoísmo): reducción
del yo a su radical.
La reducción al radical del yo es apertura a la
transcendencia: Dios se hace cada vez más explícito al
ser humano.
REDUCCIÓN Y POTENCIACIÓN DE LA MENTE
El específico es la estructura formal de un ente. Está cargado de reflexividad. Los típicos son los elementos formales de la especificidad.
Con la desespecificación del yo, se produce la destipificaciónde las facultades (reducción a su radical del típico de la inteligencia –elpensar– y del deseo –elquerer–).
La desespecificación del yo conduce a la potenciación de la personalidad (triyoidad). La destipificación de las facultades, a la apertura transcendental de la razón y del deseo.
Lo que desespecifica y destipifica es la energía de la fe.
LA MUERTE DE CRISTO Y LA MUERTE DEL
CRISTIANO
Cristo hubiese querido que su muerte hubiese sido la última.
Los santos protestan: ellos también quieren morir por el Padre y participar de la pasión de Cristo.
El Padre abandona a Cristo en manos de los santos: hipótesis explicativa del “Padre, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46).
El dolor humano y la muerte son elevadas por Cristo al orden sobrenatural (son fuente de mérito celestial).