Post on 13-Jul-2015
Cuando e l sol de noviembre
con su luz mortecina
retal la las esquinas
en ocasos en calma,
La Amargura desciende
ofreciendo sus manos
a modo sevi l lano
en San Juan de la Palma.
Cuando e l otoño apr ieta
sus contraluces ocres
golpeando cual azotes
las espadañas blancas,
e l so l por la Barqueta
se piensa e l esconderse
s in i r de nuevo a verle
y rendirse a sus plantas.
Cuando se va acabando
este t iempo difunto
de recuerdos adjuntos
a negras vest iduras ,
nos l lega deste l lando
el a l iv io sereno
que en un perf i l moreno
desprende su Amargura.
Cuando aun los recuerdos
de su embroque en convento
nos l l egan al encuentro
de acaric iar sus manos,
se nos escapa e l verbo
al contemplar su Cara
soñando la luz c lara
de un Domingo de Ramos.