¡Déjame sitio!

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Luna, una gatita inquieta y juguetona, llega a casa de Perla, una gata que adora la tranquilidad...

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J

M C Hito, 2012

¡Déjame Sitio!

MC Hito

Luna es una gatita inquieta y juguetona.

Perla es una gata que adora la

tranquilidad.

Perla y Luna hace poco tiempo que viven juntas, el suficiente para que

Perla empiece ya a estar cansada

de que Luna la persiga por toda la

casa y de que, además, le diga

continuamente: “¡Miau, miau!” (que, en el lenguaje de los gatos,

viene a querer decir: ”¡Déjame sitio!”)

Y cuando os digo: “por toda la

casa”, lo digo en serio. Perla no puede estar tranquilamente

enroscada, durmiendo en su sillón

favorito, sin que Luna aparezca y

le diga: “¡Miau, miau!” (que, en el

lenguaje de los gatos, viene a

querer decir:”¡Déjame sitio!”)

O estar tumbada en la alfombra, aseándose su bonito pelaje

concienzudamente, sin que venga a importunarla con su dichoso:

“¡Miau, miau!” (que, en el

lenguaje de los gatos, viene a

querer decir:”¡Déjame sitio!”)

O estar estirada al sol, disfrutando

del calorcito de la tarde, sin que se presente a darle la vara con su

cansino: “¡Miau, miau!” (que, en el

lenguaje de los gatos, viene a

querer decir:”¡Déjame sitio!”)

Perla ha decidido que de hoy no

pasa, que le va a soltar cuatro frescas si se le acerca de nuevo

con la misma cantinela. Así cavila

Perla, estirada en la cama, sin darse cuenta de que Luna se ha

acercado hasta ella sigilosamente. Casi le da un patatús cuando la oye maullar:”¿Méeu, méeu?”.

“¿Méeu,méeu?” , repite Perla

desconcertada (¡Ah!, por si no lo sabéis, “¡¿Méeu,méeu?”, en el

lenguaje de los gatos, viene a querer decir, ¿Me dejas un sitio a

tu lado, mamá?). Pero Perla no es la mamá de Luna,

porque Luna ha llegado a casa de

Perla desde una protectora de

animales. Perla se da cuenta de algo en lo que no se había parado

a pensar hasta ahora: Luna es un

bebé, y lo único que quiere es una mamá con la que estar. Así que

Perla decide hacerle de mamá: se echa a un lado y le lame la oreja

mientras Luna se tumba, ronronea

contenta y, por fin, se está quieta.

(Nota de la autora: ¡Perla y Luna existen

de verdad!)

PERLA Y LUNA