Determinismo e indeterminismo en las Ciencias Sociales.Ensayos de filosofía de la ciencia. Teresa...

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Determinismo e indeterminismo en las Ciencias Sociales.Ensayos de filosofía de la ciencia. Teresa Porzecanski. Estoy convencido de que laFísica Teórica es, realmente,filosofía. Ha derribadoconceptos básicos, por ejemplo,sobre el espacio y el tiempo(Relatividad), la causalidad(Teoría Cuántica), sobre lasustancia y la materia(Atomística) y nos ha enseñadonuevos métodos de pensamiento(Complementariedad) que sonaplicables más allá de laFísica.

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Determinismo e indeterminismo en las Ciencias Sociales Ensayos de filosofía de la ciencia.

Teresa Porzecanski

I. Consideraciones generales

“Estoy convencido de que laFísica Teórica es, realmente,filosofía. Ha derribadoconceptos básicos, por ejemplo,sobre el espacio y el tiempo(Relatividad), la causalidad(Teoría Cuántica), sobre lasustancia y la materia(Atomística) y nos ha enseñadonuevos métodos de pensamiento(Complementariedad) que sonaplicables más allá de laFísica”.MAX BORN

Estas observaciones de Born nosintroducen en un tema poco tratado, aun cuando serefiere a descubrimientos científicos que se

desarrollan a partir de los comienzos de este siglo,pero que, tal vez, no han sido todavíasuficientemente analizados en el ámbito de susconsecuencias filosóficas y epistemológicas, y enrelación al pensamiento científico en general. Unabrecha se abre, entonces, en el panorama hasta esemomento preciso de la ciencia, cuando la Física seinterna en un enfoque nuevo de la experiencia,comprensivo, pero hasta cierto punto opuesto, alpunto de vista clásico desarrollado por Newton. Muchos teóricos coinciden, hoy día, enque la Física Clásica ha descripto la realidadcomo una máquina de movimiento perpetuo yrepetible. Subraya, asimismo, Born: “La mecánicade Newton es determinista en el siguiente sentido:una vez fijado con precisión el estado inicial de unsistema, se puede calcular, a partir de las leyesmecánicas, su estado en cualquier otro instante(anterior o posterior). Todas las demás ramas de laFísica Clásica se construyeron siguiendo estemodelo. Poco a poco, el determinismo mecánico

fue convirtiéndose en una especie de artículo defe: el mundo como máquina, como autómata”[1].Deberíamos quizás asimilar a esta idea laconcepción que es posteriormente hecha extensivaa la sociedad “organicista” de Spencer,construyendo, para las ciencias sociales, unatrama o red de funcionamiento autónomo ypreciso. Por otra parte, los descubrimientos que sedesarrollan a partir de los principios del siglo XXculminan con dos temáticas fundamentales: laTeoría de la Relatividad y la Teoría de losCuantas. Ambas llegan a configurar eventos deigual calibre que los descubrimientos de Galileo,si se tiene en cuenta la dimensión de susimplicancias. De la misma manera que el universopre-copernicano se ve amenazado en susfundamentos por los nuevos conceptos quedesarrollaría la concepción heliocéntrica deluniverso, los presupuestos de la física mecanicistade Newton se ven desafiados por un conjunto de

precisiones científicas que intentan ajustar mejorla interpretación de la experiencia, dejando aldescubierto, paradójicamente, la descripción de ununiverso distinto, aunque no necesariamenteinteligible. Tal como ha anotado Koestler: “Cadanuevo paso de progreso en la teoría física, con sucopiosa cosecha técnica, se pagaba con unapérdida de inteligibilidad”[2]. Esta pérdida de inteligibilidad de laFísica se inicia a través de la ruptura abrupta conel cúmulo de verdades senso-perceptivasinherentes a la apariencia de un mundo cercano ycomprensible: sonido, olor, sabor, tacto. Aparecenéstos, como atributos de un contexto inmediato yengañoso, de un universo aprehensiblesensorialmente como ilusión que encubre otraverdad recóndita, medible solamente por laabstracción racional y otras leyes generales decongruencia lógica. Inevitablemente, el mundocotidiano comienza a alejarse más y más delmundo del científico. La Física empieza a crecer

en base a la coherencia interna de su construcciónmetodológica y experimental y pierde todocontacto con el comportamiento social. Por otra parte, la creciente complejidadde las descripciones científicas en las cienciasexactas acentúa este alejamiento: la ciencia dejade referirse a “cosas” reconocibles, familiares,próximas, y se refiere a “las relacionesmatemáticas que hay entre ciertas abstraccionesque obran como residuo de las cosasdesvanecidas”[3]. Consecuentes con esteesoterismo –por llamarlo de alguna manera– de laciencia, los objetivos dejan de ser explicativos.Las leyes se centran en la descripción de cómoocurren los fenómenos, pero no pueden aspirar aexplicaciones profundas y exhaustivas de laesencia de los mismos. “La certeza de que laciencia pueda explicar cómo cesan las cosasempezó a debilitarse hace más de veinte años. Yactualmente nos preguntamos si el hombre deciencia estará siquiera en contacto con la

‘realidad’ o puede tener esperanza de llegar algúndía a estarlo”[4]. El abismo entre el mundo de verdadescientíficas y el mundo cercano y perceptible es elantecedente más definitivo en la tradicionalseparación entre las Ciencias no-sociales y lasCiencias Sociales. En primera instancia, porque elobjeto de estudio de estas últimas nace de unapreocupación explicativa de los comportamientoshumanos, de hechos históricos, de construccionesy configuraciones que se constatan a partir delanálisis de la percepción y sensación de unarealidad próxima. Así, las Ciencias Sociales segeneran por una preocupación por comprender alhombre dentro de sus marcos relacionales y nopueden permitirse, por tanto, el desarraigo de laexperiencia inmediata, porque su objetivo sedistorsionaría. La percepción de un mundocercano y contradictorio, móvil y cambiante, y laaspiración a interpretarlo, son el punto de partidade la especulación histórica y sociológica, y su

punto de incidencia es, nuevamente, esa realidad:no se trata del conocimiento “per se” de verdadesesenciales y abstractas sino el encuentro deregularidades que hagan comprensibles lasproblemáticas históricas.

A pesar de ello, las Ciencias Sociales nohan tenido un desarrollo autónomo ni pudieroncrear, desde sus comienzos, modelos propios. Susprimeras tipologías son trasplantes deconcepciones naturalistas o biologistas más omenos adecuadas a los ámbitos de los hechossociales. El universo mecanicista newtoniano estrasladado a las Ciencias Sociales (positivismo,organicismo, estructuralismo) dando lugar a laimagen de un mundo básicamente “ordenado” quesurge y se desenvuelve como resultado de etapasde creciente complejidad (evolucionismo) y cuyaspartes se encuentran en un equilibrio deinterdependencia que tiende a perpetuarse(funcionalismo) sobre una estructura autónoma(estructuralismo). Así, indirectamente, el plano de

conjunción de las Ciencias Naturales y lasCiencias Sociales ha sido, a lo largo de lasdécadas, el de las diversas ideologías quesubyacen a los planteos científicos, el de lasconcepciones de mundo que están produciendotesituras científicas, el de una especulacióninmanente a la tan proclamada “objetividad” delconocimiento.

Este es el tema al que se refiere Max Borncuando denota que la Física Teórica es, antes quenada, filosofía. No se trata, sin embargo, de unamera especulación, sino de la formulacióncoherente que busca un vínculo empírico unitarioyacente debajo de toda la disparidad fluida delmundo y de las diversas sociedades. Tanto lasCiencias Naturales –en este caso la Física– comolas Ciencias Sociales, pueden crecer sinvincularse: las primeras, enfatizando suconstrucción logística y experimental, lassegundas, por su espíritu discursivo, pero hay uninstante en el que estos crecimientos autónomos se

detienen. Es el punto en el que el nivel deprecisión requerido exige resolver el nexo sujeto-objeto de conocimiento.

II. Aspectos del problema Muchas son las dificultades que han debidodefinir y enfrentar las Ciencias Sociales enrelación a la construcción de su propia teoría entanto la esencia de la realidad determina a susobjetivos, algunas peculiaridadesepistemológicas. a) La cualidad propia de los hechos sociales noha podido ser satisfactoriamente “aislada”. Lasmayores dificultades se generan –en cuanto a lametodología científica– al tener que tomar encuenta obligatoriamente una multiplicidad devariables, directas e indirectas, cuya interrelación,respecto del hecho social que se pretendeanalizar, sólo puede ser pasible de medicionesgroseras. O sea, los fenómenos que ocurren anivel de lo social, en tanto se asientan en torno alas conductas humanas sólo admitentipificaciones esquemáticas. Las categorías de

medición dependen siempre, en última instancia,de la óptica del investigador y de la teoríainterpretativa a través de la que intente elordenamiento de los datos de un conjunto.

Esta imposibilidad de “aislamiento” de los hechossociales provoca el fracaso de la aplicación delmétodo experimental, que ha sido el modelo deinvestigación para las ciencias naturales. No sehan podido validar estudios de hechos socialestomados como completamente independientes desus contextos, ni tampoco, experimentacióndeliberada de tipo laboratorio, a excepción de lacasuística de corte etnológico, pero que sóloprovee claves para su propio contexto, y de la quees imposible una inferencia generalizada.

Ello implica que las posibles interrelacionesentre hechos sociales, causales o no, no puedenser –de hecho– verificadas. La hipotética de lasmismas pertenece, más bien, a las esferas de lasinterpretaciones ideológicas que se desprendende doctrinas históricas y filosóficas.

b) Los mismos datos aportados porinvestigaciones de campo, en ciencias humanas,son pasibles, consecuentemente, de serpermanentemente re-interpretados. Estas re-interpretaciones generan nuevas concepcionesde la realidad, alternándose en diversasrealidades sociales “teorizadas”. c) La aspiración de los científicos sociales decrear leyes explicativas universales implica laconsideración de contextos macrosociales através del método científico, cosa que esimposible de realizar a partir de una casuísticaparticular. En la alternativa de independizarsede ésta, las teorías de las Ciencias Sociales sealejan de la necesidad de explicación detalladay de medición precisa de los contextos “micro”.Ello ha impedido, entre otras cosas, lafactibilidad de una ciencia social aplicada y ladeterminación de finalidades científicas

consecuentes con dicha aplicación,favoreciendo, por el contrario, la introducción“desde afuera del contexto” de tesiturasmoralistas e ideológicas. d) Las ciencias sociales no han generado suteoría estrictamente a partir de la realidad y dela acción transformadora del hombre dentro deella, sino que un amplio margen de suscontenidos ha sido elaborado copiando losmodelos de las ciencias naturales y a partir dela coherencia interna de las leyes de la lógicaformal. Teniendo en cuenta las manifestacionesde Bunge[5] y Popper[6], la refutación completao la prueba completa de las hipótesis de lasciencias fácticas sólo indican que, a través de laexperiencia, se verifica que alguna característicadel sistema falla o se ratifica, pero que resta aúnun gran margen del sistema que no se invalidapor su contrastación empírica. En otraspalabras, para las ciencias fácticas, la

experiencia no es la única manera de darvalidez a un sistema científico, puesto que éstedebe contrastarse, además, con el resto desistemas construidos y aceptados.La consecuencia más saliente de estasproposiciones del método hipotético-deductivoes que si la experiencia no es la única manerade dar validez a un sistema científico, la cienciasigue siendo, en parte, una construcción teóricaque puede crecer por sus propias reglaslogísticas y no un resultado directo de la praxissocial. Si bien ello aparece coherente para lasCiencias Naturales, en cuanto a las CienciasSociales, contradice abruptamente elhistoricismo en el que están insertas, laconsideración de que constituyen, en definitiva,un producto histórico. e) La imposibilidad de precisar, determinar,medir exactamente los hechos sociales debido aque justamente ellos se manifiestan como

materia móvil, fluida, compleja. Las CienciasSociales no han tenido otra alternativa quecopiar los métodos de medición de las CienciasExactas, lo que ha resultado en paradoja, alreferirlo a la realidad social. En efecto, estaúltima ha evidenciado una suerte de “noexactitud primigenia”, por lo menos, en relacióna los instrumentos de medición: un alto gradode indeterminación. Los propios criterios conlos que se establecen las variables y lasgradaciones o escalas de variables no escapanal historicismo que envuelve la misma génesisde las Ciencias Sociales. El panorama de laestadística arroja poca luz sobre la comprensióncausal del comportamiento social y difícilmenteincluye y contempla todas las variablesatendibles. Estas sólo serán definidas cuando elinvestigador se provea de una concepción demundo que ya implica –de por sí– una exégesis,y serán jerarquizadas, asimismo, en función deesa “weltaunschaung”. Pero siempre podrán ser

quitadas o agregadas al campo de los datos,nuevas variables, de acuerdo a quiencorresponda la interpretación del caso. Lacombinación y medición graduada de lasmismas, también podrá ser alteradaarbitrariamente[7].La aspiración de las tendencias que, enCiencias Sociales, aspiran al uso de leyesprobabilísticas similares a las de la Física, caepor su base cuando se enfrenta con losreiterados objetivos explicativos de la CienciaSocial, ya que la probabilística es solamenteuna manera descriptiva de consideración, y nopuede manifestarse sobre estrictas relacionescausales entre datos, ni aun, propiamente, entredatos co-variantes. f) Tal como hace notar Godelier[8], el métodohipotético-deductivo aparece como insuficientepara el análisis de un contexto teórico y nopuede prescindir de un análisis dialéctico de las

contradicciones que aparecen. Se implica aquíla paradoja propia del afán “cientificista” de lasCiencias Sociales: el método hipotético-deductivo sirve para el análisis de las relacioneslógicas entre categorías de un sistema,jerarquizándolas a partir de una “génesis ideal”,pero no se sitúa en el desarrollo espacio-temporal del hecho social, y por lo tanto, nopuede llegar a determinarlo. El métodohipotético-deductivo, coherente con su lógicaformalista, tiene acceso mayormente a las partesdel contenido estudiado y a cómo ellasconfiguran lógicamente una unidad, pero nocomprehende la transformación situacional deese contenido, su complejidad y fluidez, elcambio social. De allí que uno de los mayores“handicaps” del estructural-funcionalismo esque contradice el propio objeto social queestudia, cuando tiende a estatizarlo[9]. g) La posibilidad de utilización del método

dialéctico en Ciencias Sociales sugiere salvaralgunas de las dificultades anotadas, pero aunasí, la lógica dialéctica configura un comienzo,solamente, y no resuelve la totalidad de estaproblemática, como veremos luego en elcapítulo VIII. Finalmente, cabe acotar que las CienciasSociales, en su rango de “ciencias no-exactas”tienen marcado su futuro desarrollo por algunascuestiones tales como:¿Las Ciencias Sociales deben ser consideradas“ciencias”, “ciencias en estado de crecimientoque aún no han alcanzado su madurez”,“pseudo-ciencias”, o bien, “teorías ideológicaspuras”? ¿Cuáles son los requisitos para elconocimiento científico, hoy? ¿Qué tipo delógica o lógicas deben regirlos? ¿Cómorelacionar el concepto de “ciencia” con el deuna “ética intrínseca”? ¿Qué finalidades debetener la ciencia? ¿Surgen éstas de otro contexto

–no-científico– o se desprenden directamentedel propio conocimiento científico “per se”?¿Cuál es la relación entre formas deracionalidad y conocimiento científico? ¿Quésignifica “pautas racionales comunes a todateoría científica”? ¿Qué relación última existeentre pensamiento y realidad?En la base misma de todos estoscuestionamientos, está justamente el tema queretomaremos más adelante: la cuestión“objetivismo-subjetivismo” planteada a lo largode todo el desarrollo filosófico y reactualizadaahora que las Ciencias Sociales se acercan a sucrisis más aguda.

III. Universalismo y anti-universalismo enlas Ciencias Sociales “¿Cómo puedo estar seguro, digamos, de mianálisis sociológico de las costumbres de laclase media norteamericana en vista del hechode que las categorías que utilizo para dichoanálisis están condicionadas por formas depensamiento históricamente relativas: de que yomismo y todo lo que yo pienso estamosdeterminados por mis genes y por mi arraigada(hostilidad) hacia mis semejantes, y de que,para colmo, yo mismo formo parte de la clasemedia norteamericana”BERGER Y LUCKMANN(“La construcción social de la realidad”) Muchas de las cuestionesanteriormente planteadas tienen relación coneste dilema fundamental de las Ciencias

Sociales: su afán interpretativo de los hechossociales está inmerso en los propios hechossociales y su circunstancia. “La sociología delconocimiento derivó de Marx su proposiciónbásica de que la conciencia del hombre estádeterminada por su ser social”[10], instituyendoasí una contradicción enraizada en la génesismisma de las teorías sociales e históricas. Lasalternativas son pocas: o bien, la investigaciónde las posibilidades reales de un pensamientototalmente independiente de la circunstancia, esdecir, “objetivo”, o bien, determinar comomargen de error, el grado exacto en que unateoría científica refleja los factores históricosque influyeron en los autores de sus postuladosbásicos. “Este problema puede describirsecomo el vértigo de la relatividad”, afirmanBerger y Luckmann. “Su dimensiónepistemológica resulta evidente. A nivelempírico llevó a la preocupación de investigar

lo más concienzudamente posible las relacionesconcretas entre el pensamiento y sus situacioneshistóricas”[11]. Una primera consecuencia deeste planteo es que las Ciencias Sociales notienen validez universal por el propiocondicionamiento que rige la creación de suteoría. Estas limitaciones, evidenciadas conrigor en el caso de la utilización del métodohipotético-deductivo, se agudizan más aún conla utilización del método dialéctico, puesto queno podrían trascender, entonces, loscuestionamientos inherentes a la inducción. Sila teoría en las Ciencias Sociales se construyeraestrictamente a partir de la práctica social[12],tendría validez específicamente dentro delcontexto del que surge. Por lo tanto, se trataríade teorías microsociales y no, de alcancegeneral. La pretensión universalista de loscientíficos sociales de proveer teoríasexplicativas para grandes configuraciones

sociales y culturales no condice con un criteriodialéctico de la conformación científica, criterioque es esencialmente relativista, que propugnaque la verdad completa es sólo un conjunto deverdades parciales, que permite una idénticaapertura frente a teorías contrapuestas yexcluyentes y la necesidad de que lasconcepciones teóricas incluyan, por esencia, unelemento ambivalente, contradictorio,dialéctico. Si bien las filosofías positivistaspodían atribuirse el afán de construir una teoríainterpretativa de alcance universal, las filosofíasdialécticas sólo pueden construirse por laexistencia de teorías de corto alcance,parcializadas, que, superadas, seránnaturalmente sustituidas por otrascontrapuestas, en un proceso de granflexibilización y dinámica. Sin embargo, paraser consecuentes con la historicidad de quehablábamos anteriormente, es necesarioconcebir a la interpretación dialéctica dentro de

las mismas condicionantes que enfatiza: se tratade una interpretación de una sociedaddeterminada, un producto histórico de la culturaoccidental del siglo XIX, con aspiraciones deuniversalismo. Si no lo hiciéramos así,caeríamos en los mismos vicios de los quetratamos de escapar. La paradoja que de esto se desprendeinaugura un principio de relativismo difícil deaceptar para la Ciencia Social: el departicularismo, o bien, de la vigencia relativa decada teoría a un contexto delimitado en cadacaso, en cada tiempo, en cada lugar. Unreconocimiento de esta condicionantedesterraría la ambición de ‘universalismo’calcada del afán de las Ciencias Exactas yNaturales. Estas, porque no se producenpredominantemente de una práctica social, sinoque se articulan por la experimentacióncontrolada y las reglas de la lógica formal, sehan instalado en un nivel de universalismo

preciso, adecuado para su crecimientoautónomo. Es por esta tendencia desesperada porocupar un status similar al de las CienciasExactas y Naturales, que las Ciencias Socialeshan generado muchos de los aparentesproblemas que registra su desarrollo histórico.El empirismo lógico, el operacionalismo, elformalismo, el funcionalismo, son algunosejemplos de esta intención exacerbada porcopiar modelos formales a ultranza. Como loseñala Wartofsky: “Los fundamentos clásicosde la teoría social eran en gran medida‘globales’; intentaban asentar con el carácter de‘esenciales’ los marcos más amplios o másuniversales dentro de los cuales pudieranestudiarse significativamente los fenómenossociales. En efecto, desde las primitivas teoríasespeculativas genético-sociológicas de Platón,de Séneca y del gran precursor árabe medievalde la sociología Ibn Jaldun, pasando por las

teorías clásicas del siglo XIX y principios delXX de pensadores tales como Compte, Marx,Spencer, Tawney, Weber, Pareto, Sorel ySpengler, hasta la sociología histórica yteorética contemporánea de Toynbee, Sorokin,Talcott Parsons y C. Wright Mills, laorientación de esta sociología ha sido sintética ysistemática: intentaba establecer ciertacoherencia en la masa de fenómenos de laorganización y el desarrollo humanos”[13].Enfatizando las paradojas que señalábamosanteriormente, Wartofsky agrega: “La críticamás frecuente a esta sociología sistemática esque es especulativa, no experimental, o bien quesu empirismo se limita a poner orden en loshechos acumulados, pero no se vale de métodosde contrastación y de medida, que son losúnicos que pueden dar origen a una ciencia dela sociedad; en suma, lo que esta crítica dice esque tal sociología es realmente una rama delsaber histórico y que la historia no es una

ciencia (no lo es, dicho específicamente, en elsentido de que sus presuntas ‘leyes’ sonincontrastables e infalsables, bien por serirremediablemente vagas o conllevar su propiocumplimiento, o porque los hechos de lahistoria son hechos únicos y no se prestan a unaformulación legaliforme, sino únicamente a unainterpretación plausible). Así, en el mejor de loscasos, esta sociología del desarrollo, histórica,sólo puede sugerir, como la historia,‘tendencias’ o ‘direcciones’, o biencaracterizaciones cualitativas generales depautas que se sigan, carentes de fuerzapredictiva, sea cual fuere su valorheurístico”[14]. La contracrítica a estas observaciones,a las que se une fundamentalmente Popper, talcomo estudiaremos en el capítulo V, es queellas parten de un afán mucho más audaz queaquel en que se sitúa la ‘especulación’sociológica: aspirar a una conjunción definitiva

y absoluta con los modelos de las CienciasFormales, proponiendo al método hipotético-deductivo como única garantía de cientificismo.La propia imposibilidad de medición exacta y ellímite del determinismo deliberado de lasvariables de los hechos sociales, derroca,igualmente, estas propuestas de un neo-positivismo. El fracaso de la experimentacióncontrolada, y el hecho de que los datosadquieren validez en relación a un contextointerpretativo y solamente en relación a él, nospermiten vislumbrar el nuevo dogmatismo deestas tesituras. Asimismo, la gradación yjerarquización de las variables a medir, lapropia distinción de éstas, los métodos yaparatos de medición elegidos para la tarea, noescapan a la génesis historicista a la quepretenden invalidar. El tan ansiado objetivismoa que quieren llegar, está, después de todo,elaborado por hombres, es un comportamientosocial.

IV. El problema de la causación en lasCiencias Sociales Como hemos visto, la aspiración deuniversalismo que envuelve tanto la logísticaformal como la logística dialéctica en lasCiencias Sociales ocurre por la búsqueda deinterrelaciones coherentes entre los hechossociales que permitan cierto grado depredictibilidad. El tipo de interrelación entrehechos, que es de carácter esencialmenteexplicativo, es la causalidad. Su importanciaradica en que “es una suposición sintética ‘apriori’ que no puede justificarse simplementepor generalizaciones empíricas inductivas, peroque se necesita como condición para laposibilidad de un conocimiento racional. Portanto, es el postulado de los postulados de laciencia, puesto que subyace a la posibilidadmisma de que exista cualquier ciencia.Ontológicamente, es la aseveración de la

continuidad y uniformidad de la naturaleza;epistemológicamente, es la aseveración de quenada puede llegar a ser conocido si no es bajo laforma de leyes; ahora bien, nada de estoprocede de nuestro conocimiento de las leyes,sino que es, más bien, el supuesto previo de queeste conocimiento es posible y no ilusorio”[15].El valor epistemológico de la idea de causalidades incuestionable, al punto que, como afirmaGrunbaum, “si el comportamiento humano,tanto individual como social, no mostrarasucesiones de causa a efecto, entonces elmétodo científico sería esencialmenteirrelevante para la elucidación de la naturalezadel hombre y tanto la psicología científica comolas ciencias sociales se verían impedidas enforma permanente de alcanzar el estado deciencias”[16]. Lo que no aparece claro, sin embargo,es si se trata de que el comportamiento humano“muestre” leyes causales, o se trata de que la

teoría social “encuentre” o “identifique” leyescausales dentro del comportamiento humano.En otras palabras, las leyes causales, ¿existenen una realidad objetiva o en el proceso racionaldel pensamiento humano? Según Grunbaum,“el aprendizaje científico o racional a partir dela experiencia pasada consiste en descubrirregularidades causales de las cuales anticipar elfuturo”[17] y parecería, entonces, que lacausalidad se resuelve solamente dentro de lasformas del pensamiento y no en una manera deser inherente a la realidad objetiva. Por otra parte, hay un aspecto moralligado al postulado de la causalidad: lanecesidad de control humano sobre el mundo(“sólo si el comportamiento humano muestraalgún tipo de leyes causales es significativosubrayar la necesidad de salvar el abismopeligroso existente entre el control humano dela naturaleza física y su conocimiento científicode sí mismo por el riesgo de destruirse”[18]).

La posibilidad de que no sea factible predecir elfuturo del desarrollo histórico de manera causal–o de cualquier otra forma– hace que existainseguridad y terror frente al riesgo deautodestrucción que el pensamiento humanoeventualmente afrontaría, en el caso de que lasacciones del hombre fueran absolutamentearbitrarias. La sociedad, consecuentemente,carecería de control social y no podríaestablecer sanciones frente a un accionarimpredictible. El pensamiento racional,siguiendo fielmente la tradición que arranca conDescartes, se erige en garantía moral, es unsímbolo que el hombre ha reificado paradefenderse de sí mismo. Pero, asimismo, ilustrasu paradoja más terrible: el ser humano esambivalente, dual, oscilante y el racionalismo,durante estos últimos siglos, ha demostrado serprotección escasa contra los dogmatismos y lasacciones arbitrarias. Algunos aspectos de estas cuestiones

han venido siendo largamente discutidos en lavieja polémica entre determinismo eindeterminismo. Mientras que los deterministasbuscan una causalidad que sea comprensibledentro de los hechos observables y dentro de lasleyes de racionalidad, los indeterministasafirman que tal causalidad no existe, o bien, quesu complejidad impide llegar a caracterizarlaporque siempre quedaría un margen devariables ocultas. Van R. Wilson, determinista, semanifiesta así: “El hecho de que las dificultadesepistemológicas en muchas situacionessociológicas, psicológicas y también biológicas,excluyan nuestro conocimiento de cuáles sontodos los factores causales específicosrelevantes en un caso particular, no autoriza laconclusión de que no hay ninguno. Laincapacidad presente para especificar losvalores de una variable no puede serinterpretada como evidencia de que no existen

tales valores”[19]. En tanto que Bridgman,indeterminista, afirma que “no podemosestablecer una conexión causal única entre elacontecimiento y otros acontecimientos ysituaciones, lo que equivale a su vez a afirmarque hasta el presente no somos capaces deformular ninguna ley de la naturaleza según lacual el acontecimiento dado se desprende deotras cosas”[20]. La polémica se enriquece,cuando Van R. Wilson vuelve a responder:“Afirmar que existe la necesidad causal global,como una función no meramente de algunos omuchos sino colectivamente de todos losfactores causales relevantes involucrados(independientemente de su complejidad y denuestra actual incapacidad para especificarlosexhaustivamente) tiene más sentido quesuponer, como lo hacen los indeterministas, queno existe semejante necesidad causal ni siquieracomo función de todos los factores causantesrelevantes, conocidos o desconocidos, o supone

que la ausencia de necesidad causalespecificable, en términos de una consideraciónfragmentaria de los factores que actualmenteson conocidos, debe ser equiparada con laausencia de la necesidad causal enabsoluto”[21]. La dilucidación de estas álgidascuestiones involucradas en el postulado de lacausalidad científica atañe fundamentalmente ados aspectos: a) El conocimiento, control ypredictibilidad de una realidad objetiva; b) Lasleyes del pensamiento y la lógica de lainterpretación científica. Sobre estos aspectos,el nexo pensamiento-realidad objetiva, versaránlos desarrollos siguientes.

V. Popper y el final del historicismo “…es imposible deducir una oración queexprese una norma o una decisión o, porejemplo, una propuesta para determinadapolítica, de una oración que exprese un hechodado, lo cual no es sino una manera complicadade decir que es imposible derivar normas,decisiones o propuestas de los hechos”.POPPER(Prólogo a “La sociedad abierta y susenemigos”) Creemos que una de las críticas máslúcidas al historicismo la hace Karl R. Popperen “La miseria del historicismo” (1944) y “Lasociedad abierta y sus enemigos”. Amboscontienen la audacia necesaria para enfrentartoda una arraigada tradición escolástica yespeculativa cuya trayectoria netamente

idealista, cae en visibles contradicciones. La tesitura de Popper tiene que ver conla flexibilidad que él sostiene debe tener eldesarrollo del conocimiento humano y lalimitación justa de sus alcances: “No podemospredecir, por métodos racionales o científicos, elcrecimiento futuro de nuestros conocimientoscientíficos… No podemos, por tanto, predecir elcurso de la historia humana. Esto significa quehemos de rechazar la posibilidad de unahistoria teórica; es decir, de una cienciahistórica y social de la misma naturaleza que lafísica teórica. No puede haber una teoríacientífica del desarrollo histórico que sirva debase para la predicción histórica”[22]. Parademostrarlo, Popper analiza las dos alternativasde las que se ha valido el historicismo para susubsistencia: la inmersión en los métodos de lasdoctrinas naturalistas, la adopción de tesiturasevolucionistas al estilo darwiniano, por un lado,y por otro, los métodos cuantitativos de las

ciencias exactas antinaturalistas y el afán porconstituir al historicismo como ‘tecnologíasocial’. Con respecto a la primera, los ataquesde Popper se centran en un cuestionamiento delas doctrinas pronaturalistas de Compte y Mill,de las llamadas “leyes naturales de sucesión” yen la ley de progreso[23], casi totalmenteextrapoladas de las observaciones biológicas ypaleontológicas, y generalizadas, a partir desimilitudes aparentes y casuísticas, a hipótesisde alcance universal. Popper sostiene que “labúsqueda de una ley que determine el ‘ordeninvariable’ de la evolución no puede de ningunaforma caer dentro del campo del métodocientífico, ya sea en biología, ya ensociología”[24]. Popper entiende que estabúsqueda de universalidad es contradictoria conla especificidad de los casos que se utilizan paraejemplificarla: “Pero no podemos esperarexperimentar una hipótesis universal ni

encontrar una ley natural aceptable para laciencia si siempre nos vemos reducidos a laobservación de un proceso único. Ni tampocopuede la observación de ese único procesopermitirnos el prever su desarrollo futuro. Lamás cuidadosa observación de una oruga endesarrollo no nos ayudará a predecir sutransformación en mariposa”[25]. Esimportante esta paradoja que demuestra Popper,pues en Ciencias Sociales, el análisis de casosno puede realizarse dentro de un laboratoriodonde se controlen las variables intervinientes,ni puede aislarse del contexto en donde sucede.Las Ciencias Sociales, de acuerdo a estasacotaciones, pueden construirse solamente apartir de un postulado anti-universalista, talcomo afirmábamos en el capítulo III. A lo antedicho, Popper agrega y hacepatentes nuevas confusiones de las teoríaspronaturalistas, tales como el uso distorsionadode términos como dinámica y estática, inercia y

movimiento, extrapolados de la física. Otrosexcesos son: la validez indiscriminada atribuidaa las tendencias históricas, que son utilizadascomo “leyes” sin que se haga el esfuerzo paradeterminar con precisión las condiciones en lascuales estas tendencias adquieren cierto gradode validez plausible, el mal aprovechamiento dela idea comtiana de leyes sucesoriasatribuyéndola a una única ley de la naturaleza ydesconociendo, por lo tanto, la multiplicidadcausal y el entretejido de acciones y reaccionesque son factibles en la realidad social: (“Pero nohay una ley única, como la de gravedad, nisiquiera un determinado grupo único de leyes,que pueda describir la real o concreta sucesiónde acontecimientos conectados por una relacióncausal…”)[26]; la caducidad de la ley deprogreso como “propensión hacia un estado decosas mejor y más feliz”(Mill). Otrasacusaciones implícitas tienen que ver con laabsurdidad lógica del método de reducción

utilizado para la predictibilidad científica, y lano especificidad de las condiciones inicialesdentro de las que se produce un acontecimientovinculado con otros por la ley causal. “Esta es, podemos decirlo, laequivocación central del historicismo. Sus‘leyes de desarrollo’ resultan ser tendenciasabsolutas; tendencias que, como las leyes, nodependen de condiciones iniciales y que nosllevan irresistiblemente en una cierta direcciónhacia el futuro. Son la base de profecíasincondicionales, como opuestas a laspredicciones condicionales científicas”[27]. Sereitera aquí un cierto abuso de la especulación,de la generalización de casos, y eldesconocimiento de las condiciones deocurrencia de los hechos sociales. Más que deuna incompatibilidad explícita con la esenciadel historicismo, se trata de detener un excesode teoría discursiva y agobiante, que se vuelvecasi dogmática y se aliena de sus propios

orígenes. Con respecto a la segunda alternativade las Ciencias Sociales, elegir los métodosantinaturalistas, Popper también tiene muchoque decir. En especial, rebate muchas de laspretensiones del historicismo, tales como elafán de relacionar los hechos sociales aultranza, de querer hacer valer el métodoexperimental de las ciencias físicas para lasCiencias Sociales y pretender conseguirresultados de igual validez, etc. Con respecto alatributo de “complejidad” de los fenómenossociales, Popper increpa: “Aunque hubieseuniformidades sociológicas inmutables, comolas uniformidades del campo de la física,pudiera muy bien ocurrir que fuésemosincapaces de encontrarlas, dada su doblecomplejidad. Pero si no podemos encontrarlas,no tiene objeto el mantener que a pesar de estoexisten”[28]. Observaciones similaresencontrábamos en el conflicto entre

deterministas e indeterministas.Particularmente, Popper ataca el hecho de queel historicismo entiende a la predicción socialcomo uno de los objetivos de la ciencia social.Esta predicción sería obviamente imposibleporque su misma existencia sería una nuevacondicionante que distorsionaría elcumplimiento de los contenidos predichos. En relación con la utilización de losmétodos cuantitativos en las ciencias sociales,Popper afirma que ello es factible pero connotorias salvedades: “Pero aún queda unatremenda diferencia entre los métodosestadísticos de las ciencias sociales y losmétodos cuantitativos-matemáticos de la física.Las ciencias sociales no conocen nada quepueda compararse a las leyes causalesmatemáticamente formuladas de la física”[29].Más aún, Popper enfatiza el hecho de que esimposible en ciencias sociales la mediciónprecisa de las tendencias; no hay metodología

que pueda medir, por ejemplo, la tendencia a laexpansión o la intensidad de laindustrialización. Esta dificultad constata unavez más la vanidad del afán de las CienciasSociales por copiar los modelos de las cienciasfísicas. “Por tanto, las leyes causales de lasciencias sociales, suponiendo que las haya, hande tener un carácter profundamente diferente delas de la física, por ser cualitativas más quecuantitativas y matemáticas. Si las leyessociológicas determinan el grado de algo, loharán sólo en términos muy vagos y permitirán,en el mejor de los casos, sólo una gradaciónmuy rudimentaria y aproximada. Se deduce quelas cualidades –sean físicas o no físicas– sólopueden ser apreciadas por intuición”[30].Coincidimos aquí plenamente con Popper, quelas escalas de variables consisten en medicionesvagas, esencialmente descriptivas y quesoslayan el problema del relacionamientoexistente entre los hechos sociales, quedando

este último supeditado a una “intuición” o bien,interpretación historicista autónoma. En efecto,una de las características de la investigaciónsocial cuantitativa es que no se esclarece paranada el panorama a investigar. Encuentraalgunas medidas estadísticas aproximadas, perono permite la dilucidación de caminosoperativos para las ciencias aplicadas. Elcientífico social aplicado, el trabajador social,se encuentran en punto cero cuando se trata demanejar los datos, porque éstos no sugieren unalínea de acción determinada, son pasibles decasi cualquier interpretación, sobre todo cuandolas variables no están todas identificadas ycualquiera de ellas puede ser relacionada“arbitrariamente” con cualquiera otra. Contrariamente a esta metodología, laetnología, la etnografía y ciencias derivadas,han cortado con algunas de estas aberraciones,y como veremos más adelante, escapan a estasituación, como excepciones dignas de ser

profundizadas. Pero a pesar de todo ello, Popperpropone que las Ciencias Sociales no pierdanlas esperanzas de encontrar una metodologíacientífica no-especulativa con ciertos criteriosdefinidos tales como la posibilidad deexperimentación. “Mi argumento”, dice Popperfinalmente, “relativo al punto de vistatecnológico quizá quede más claro si digo quela sociología en particular (y quizá incluso lasciencias sociales en general) debería buscar no“su Newton o su Darwin” sino más bien suGalileo o su Pasteur”[31].

VI. Determinismo e indeterminismo en lasCiencias Sociales La vieja polémica entre deterministas eindeterministas se remonta a las primerashipótesis evolucionistas, desde Darwin enadelante, hasta las doctrinas de causalidad, unode cuyos máximos exponentes ha sido elmaterialismo histórico. El evolucionismoclásico se presenta, tal vez, como el primerintento de encontrar leyes históricasexplicativas de las transformaciones de loshechos sociales, y su fundamento empírico esnaturalista. Otros intentos explicativos, talescomo el positivismo, contienen la mismaorientación. Los estudios de sociedades“salvajes” o “primitivas” distintas y“anteriores” a las sociedades “civilizadas” y“occidentales” demarcan los excesos a los quepudieron llegar las interpretacionesmencionadas.

Si bien el materialismo histórico hasido frecuentemente considerado como opuestoa estas tesituras, y su propia génesis se sitúa enel punto de contradicción con éstas[32],enfocada, la teoría del materialismo histórico,como un punto de vista explicativo deldesarrollo temporal de las sociedades, caedentro de los mismos errores del evolucionismoal que ataca. Las leyes de causalidad delmaterialismo histórico sugieren por lo menosdos configuraciones primigenias ycontradictorias (tesis y antítesis) que, al sersuperadas, generan como efecto, un tercerestado, distinto a los anteriores, que seráigualmente superado por otro dicotómico, y asísucesivamente, creándose las transformacionesnecesarias de las infraestructuras para elcambio de las superestructuras. En algunamedida, se trata también de una teoría“evolucionista” en el sentido de que prevéetapas consecutivas para la historia, que se

generan unas a otras en un sentido unívoco eirreductible.Sin embargo, el avance fundamental delmaterialismo histórico con respecto a lospresupuestos evolucionistas tradicionales es elreconocimiento de que todo hecho social, ya seaconsiderado efecto o causa, admite, por lomenos una contradicción básica inherente a supropio contexto. Se inicia aquí la atingencia aun concepto de complejidad causal antessoslayado. El materialismo provee, de estamanera, una apertura a la causalidad multívoca,buscando leyes que amplíen surepresentatividad de la conducta social, pero,paradójicamente, también da lugar al avance deun cierto grado de indeterminismo.En efecto, los indeterministas, posteriormente,llevando a extremos la idea de la complejidadcausal, sostendrán que la causalidad no existe obien, que existe pero el científico no puededescubrirla debido a la multiplicidad de

variables ocultas que involucra. El planteo, sibien es crucial para la ciencia en general, lo es,aún más, para las Ciencias Sociales, ya que laposición indeterminista llevaría a invalidarprácticamente toda posibilidad de descubrirleyes históricas sobre el comportamientohumano, impidiendo la predicción del mismo,con lo cual la mayor parte de la teoríasociológica, por ejemplo, desaparece o setransforma en hipótesis de validez especulativasolamente.En el terreno de la Física, por lo menos hastaprincipios de este siglo, la explicación causaldeterminística era el método prioritario de latradición newtoniana. En 1952, aun, Grunbaumafirmaba todavía algo que hoy se cuestiona:“En las ciencias físicas un hecho presente estásiempre determinado por hechos pasados…”,… “el aprendizaje científico o racional a partirde la experiencia pasada consiste en descubrirregularidades causales de las cuales anticipar el

futuro…”[33]. Debemos hacer aquí dospuntualizaciones que esbozáramosanteriormente: a) El único requisito que tiene untipo de conocimiento para transformarse encientífico, ¿es el descubrimiento deregularidades y la característica depredictibilidad?; b) ¿es la explicación causal unrequisito “sine qua non” para el pensamientoracional?Es sabido que la lógica formalista y rígida delmétodo hipotético-deductivo concibe a loracional como el ordenamiento preponderantede la materia llamada realidad a través deinterrelaciones causales. Asimismo, unaconcepción de la ciencia que presupone lafactibilidad de la medición exacta en todos loscasos empíricos, se anima a encontrar un“orden” inalterable en el universo, orden que sereflejará, según suponen, en el pensamientoracional. Tampoco la lógica dialéctica escapa aeste esquema cerrado del causalismo. Ninguna

de estas tesituras resuelve el problema para lasCiencias Sociales; las ideologías intentaninterpretar la historia desde el punto de vista deleyes causales, pero son tan relativas a lascoordenadas de las cuales surgen como lasinterpretaciones que proponen.

VII. Indeterminismo en la FísicaContemporánea La Teoría de la Relatividad y la Teoríade los Cuantas inauguran la apertura de larestringida explicación causal y provocan laprogresiva desaparición del determinismo. Apesar de que hay quienes aseguran que “estarestricción de la causalidad no acarrea laquiebra del determinismo, por cuanto en talinterpretación se retiene de modo inequívoco ladeterminación estadística…”[34], negándose aatender las consecuencias fundamentales de lamisma, la idea de que la probabilidadestadística es determinista raya con laabsurdidad. Es Bunge, asimismo, quienpropone otra salida para el dilema: “Sólo que lacausa y el efecto no están aquí ligados en laforma constante y unívoca afirmada por elprincipio causal. En otras palabras, la

interpretación usual de la mecánica cuántica nobarre con las causas y los efectos, sino con losnexos causales rígidos entre unos y otros”[35].Pero ello no pasa de ser absolutamenteespeculativo, una interpretación historicistapara tener en cuenta y salvar decorosamente lacorrosión a la que se ve sometido eldeterminismo tradicional. Más allá de esta necesidad de que elmundo “normal y corriente” continúeindefinidamente, Heisenberg y Borndesarrollaron un sistema que permite ladescripción de los fenómenos cuánticos tanto enfunción de ondas como en base a partículas, yrecomendaron, asimismo, que los físicos nodebían preocuparse por lograr unarepresentación única de los fenómenos. Talcomo lo señala Barnett: “No importa ya comonos representemos visualmente un electrón o unátomo o una onda de probabilidad. Lasecuaciones de Heisenberg y Born se ajustan a

cualquier representación. Podemos, pues, siqueremos, imaginar que vivimos en un universode ondas, en un universo de partículas, o comoha dicho un científico bromista, en un universode ‘ondículas’”[36]. Lo que se entiende por “dualidad”implica, en verdad, la posibilidad multívoca derepresentar el mundo, quitándole rigidez yprecisión a la causalidad mecanicistanewtoniana, ampliando el panorama de libertaden la interpretación de los acontecimientos y laprobabilidad de encontrar nuevas unidadesconstituyentes de la realidad al tiempo de que seutilicen nuevos dispositivos para encontrarlas. “La aceptación de esta conclusión contodas sus implicaciones va a afectarevidentemente con fuerza a nuestra idea de‘realidad’ y muchas de las objeciones a la teoríaortodoxa emanan precisamente de nuestrarepugnancia a aceptar un concepto de ‘realidad’alterado”[37]. En efecto, Bridgman acierta: ¿de

qué manera se alteraría nuestro concepto derealidad? Desaparece no solamente lacertidumbre de poder conocer la esencia de larealidad sino también de saber con precisión, enqué momento, en qué lugar, se encuentra unaunidad, sea electrón u otra. “Una habitacióncon unas pocas motitas de polvo que flotaran enel aire estaría repleta, comparada con lavacuidad de lo que yo llamo una silla y en loque estoy sentado”, dice Koestler[38] alanalizar, como ejemplo, las distancias queexisten entre los electrones más próximos a unnúcleo cualquiera de un átomo cualquieraconstituyente de su silla. Ello es un casomínimo de la transformación abrupta a quepodría llegar nuestra idea de las cosas siinterpretáramos por lo menos algunas de lasconsecuencias de los hallazgos sobre loscuantos. Demás está decir, que la brecha seahonda en cuanto intentamos referirnos a larealidad social y a elementos tan “abstractos”

como clases sociales, conjuntos, pautas deconducta, etc. La mayoría de los físicos, sin embargo,han dejado de atribuirle importancia alproblema de la “esencia” o “naturaleza” de lascosas, a excepción de aquellos que encuentranque la Física tiene mucho que decir sobre lafilosofía de la ciencia[39]. Se limitan,solamente, a describir experimentos yobservaciones, aun cuando no sepanexactamente lo que son. Sin embargo, las apreciaciones de losfísicos con respecto al problema deldeterminismo son definitorias: “Eldeterminismo de la Física Clásica resulta seruna quimera, producida por la sobreestimaciónde los conceptos lógico-matemáticos”[40], diceBorn. Al demostrar Heisenberg que esimposible llegar a determinar con precisión laposición y velocidad con que se mueve unelectrón, al mismo tiempo, se comprende que el

único recurso descriptivo que tiene la Físicapara desarrollarse sea la probabilística. Si estose verifica, es reconocido como la demoliciónde dos fundamentos básicos de la cienciaclásica: causalidad y determinación, porque “altrabajar con estadísticas y probabilidadesabandona toda idea de que la naturaleza exhibeun orden inexorable de causa y efecto”[41]. Consecuentemente, la causalidad no sesalva ni con la idea de Bunge de undeterminismo restringido, porque laprobabilidad estadística supone regularidadesaleatorias que describen un comportamientoestadístico pero no un comportamientoindividual concreto. En otras palabras, laprobabilidad estadística aparece solamentecomo un recurso para suponer que elcomportamiento es aún predictible y controlablepero no define ni explica la causa de ladistribución de las regularidades atribuidas alfenómeno. Por otra parte, sólo resuelve el

planteo a nivel teórico, porque, de hecho, laprobabilística implica un sistema indeterministaa raíz del propio margen de error que conlleva.Las conclusiones últimas de este desarrollo nosconducen a un par de alternativas mínimas: quela realidad no tiene sentido, o bien, que tiene unsentido que el hombre no puede llegar adescubrir en este momento. La Teoría de losCuantas aparece como una “conjetura” sobre larealidad, como una alternativa posible de lamisma, que florece en un agudocuestionamiento de la ciencia misma. “Debidoa que la descripción en la teoría cuántica esesencialmente estadística, la aleatoriedad en lossucesos cuánticos particulares se ha confundidocon su espontaneidad o falta de causalidad;mas, si realmente ocurriera así, no existiríanleyes de la física cuántica y, de hecho, no habríaciencia alguna”[42]. Es muy fácil –y peligroso–maximizar estas posiciones para demostrar suabsurdo; y, sin embargo, también cabe

plantearse que el grado de incertidumbreaseverado por la teoría cuántica es, en realidad,el principio de un universo nuevo, de unaracionalidad nueva, de una nuevainterpretación. El terror de la ciencia a fenecerno puede llevarla a sustentar un determinismo“a outrance”, porque el oscurantismo noregresará por la revolución de la racionalidad,sino por soslayar, desconocer, ocultar losverdaderos avances filosóficos dentro del propioquehacer científico. Todos estos desafíos configurannuevos aspectos de la polémica deterministasversus indeterministas. Por sobre todo, surge unaspecto notorio subyacente: la existencia de unarelación primordial preponderante entre laracionalidad y la realidad.

VIII. El nexo racionalidad-realidad“La dificultad insuperable en que se halla elhombre estriba en que él mismo es parte delmundo que trata de explorar; su cuerpo y suorgulloso cerebro son mosaicos compuestos delas mismas partículas elementales quecomponen las oscuras y movientes nubes depolvo del espacio interestelar; es, al análisisfinal, una mera conformación efímera delprimordial campo espacio-tiempo”L. BARNETT Ante la amenaza de que si lacausalidad no pudiera encontrarse en larealidad, el hombre no podría controlar elmundo y habría, consecuentemente, un peligroimplícito de destrucción, la pregunta que cabees: ¿hasta qué punto estos argumentos no sonlimitativos de una búsqueda de nuevas formas

de racionalidad? El supuesto primero al que nosreferíamos en el capítulo anterior, da porentendido que el pensamiento y la realidadestán conectados por idénticas leyes y que no seaprecia una cualidad distinta entre las leyes querigen la realidad y las leyes de la razón. Elproblema consistiría en la búsqueda y elhallazgo de este tipo de leyes y que ellas fuerancientíficamente convincentes. Lefevbre desarrolla ampliamente estatemática en su “Lógica Formal y LógicaDialéctica”. Las principales críticas queformula a la lógica formal radican en que éstadeterminaría leyes que solamente son válidas alpensamiento, forzando, luego, la atribución delas mismas a la realidad social. En efecto, lalógica formal se preocuparía, de acuerdo aLefevbre por el logro de “las reglas generales dela coherencia, del acuerdo del pensamientoconsigo mismo”[43]. Asimismo, la lógica

formal, aristotélica en sus orígenes, eíntimamente ligada con la gramática y lasformas correctas del lenguaje, es, ante todo, unalógica de la abstracción, que poco tiene que vercon la factibilidad de sus propios contenidos. Setorna insuficiente cuando intenta aprehender larelación sujeto-objeto del proceso deconocimiento. “Es preciso sustituirla por unalógica concreta, una lógica del contenido, de laque la lógica formal no es sino un elemento, unesbozo válido en el plano formal, peroaproximativo e incompleto. Al estar compuestoel contenido por interacciones de elementosopuestos –como el objeto y el sujeto– el examende dichas interacciones se denomina pordefinición dialéctica y la lógica concreta ológica del contenido será la lógicadialéctica”[44]. Esta forma nueva devinculación entre sujeto y objeto deconocimiento es definida por Lefevbre comointeracción dialéctica: “En términos filosóficos,

el sujeto (el pensamiento, el hombre queconoce) y el objeto (los seres conocidos) actúany reaccionan continuamente uno sobre otro; yoactúo sobre las cosas, las exploro, las pruebo;ellas se resisten o ceden a mi acción, se revelan,yo las conozco y aprendo a conocerlas. El sujetoy el objeto están en perpetua interacción”[45].En contraposición con el formalismo de lalógica kantiana y aristotélica, al que durantelargo tiempo adhirieron las Ciencias Sociales,aparece en Lefevbre la elaboración de un nexoindisoluble racionalidad-realidad. Más aún, Lefevbre cuestiona este nexoen relación al problema de la “verdad” delconocimiento científico: “la lógica se define amenudo como el estudio de ‘las condiciones dela verdad’ o de las ‘condiciones delpensamiento verdadero’. Esta fórmula essusceptible de dos interpretaciones. Si seentiende por ello condiciones subjetivas eindividuales, condiciones sólo en el

pensamiento, la fórmula es falsa. Recoge,agravándolo, el formalismo; separa la forma delcontenido. Elimina el contenido objetivo,histórico, práctico y social delconocimiento”[46]. Por otro lado, si se entiendepor el estudio de las condiciones delpensamiento verdadero las referidas a sucontenido objetivo, “se puede incluso declarar yestipular que la correspondencia delpensamiento con su objeto representa lacondición general ‘formal’ (necesaria) delpensamiento verdadero”[47]. Dicho en otras palabras, para Lefevbrela distinción entre contenido objetivo y reglasformales de pensamiento no debe tener lugar entanto éstas se construyen dialécticamente, por lainteracción del hombre con el mundo. Lo másnotorio de este enfoque es la visión peculiar delas relaciones racionalidad-realidad. Mientrasque la realidad aparece como múltiple,diversificada, dinámica, la racionalidad formal

había construido un edificio rígido sobredicotomías aparentes e insolubles. Ellasproponían caminos epistemológicos insalvablespara las Ciencias Sociales, que el neo-positivismo pone en evidencia. Se hacíanecesario encontrar regularidades delpensamiento que pudieran hundirse en lo real,alimentarse de la transformación permanente delo real, sin caer en el antiguo empirismoestático. Tal como Lefevbre lo dice, eranecesaria una nueva forma de racionalidad “quepudiera establecer a lo real, con todos suscaracteres, en el propio corazón de larazón…”[48]. Creo que esta es una de lasconclusiones más definitorias en torno a lalógica dialéctica: el intento de superar laantigua dicotomía del formalismo metafísicointroduciendo una unidad concluyente entre elhombre y el mundo. En cuanto a la aplicación de esteanálisis dentro de las Ciencias Sociales, hemos

planteado alguna introducción en “Lógica yRelato en Trabajo Social”[49]. Mientras que lalógica formal en la que se apoya el métodohipotético-deductivo se construye por los tanmentados principios de rigidez e invariabilidadcon respecto a la realidad, la lógica concreta seinstala en su dinamismo intrínseco. El principiode identidad, el de no contradicción, el deltercero excluido, característicos del formalismoclásico[50], denotan una manera de pensarfundamentalmente rígida, una lógica ajena alprocesamiento de la experiencia, unrazonamiento extrañado del hombre comoproducto social. La lógica dialéctica, por elcontrario, propone leyes que involucran unadimensión temporal en lo real, contemplan suposibilidad de cambio permanente y no, suestaticidad[51]. Con esto se inaugura un aspecto derelativismo desconocido hasta entonces, quesignifica la interpretación del pensamiento y de

la realidad, unificados en un movimientocontinuo de transformación espacio-temporaldel proceso de conocimiento. En CienciasSociales la alternativa de dejar el métodohipotético-deductivo y utilizar la lógicadialéctica significa un acercamiento a leyes másrepresentativas de la realidad y, abandonando laperspectiva de una causalidad difusa,aventurarse a un intento explicativo en que lascausas comienzan a jerarquizarse de algunamanera. Paradójicamente, aquí tambiénrecomienza el historicismo que cuestionábamosen un principio. La búsqueda del determinismoen la dialéctica de Marx y Max Weber, quiereser más precisa que en el positivismoevolucionista. Pero, mientras que este últimoproponía una secuencia de estadios sucesivos yla supuesta relación entre estos en un sentidounívoco e irreversible, la causalidad dialécticapropone secuencias dicotómicas, que por lomenos admiten una contradicción en su seno, y

que al ser superadas, generan otras, tambiéndicotómicas y complejas. En el trasfondo delmaterialismo histórico subsiste aún elevolucionismo, un evolucionismo que englobauna causalidad más múltiple, pero aún, unevolucionismo. El método dialéctico abre laspuertas a la explicación de causas múltiples,buscando una representatividad más adecuadade las regularidades supuestas en la realidad,mientras que la lógica del método hipotético-deductivo transcurre en un determinismodifuso, sin jerarquización de causas, tal como lodemuestran el funcionalismo y losestructuralismos. La aceptación de la idea de“multicausación” se opone, paradójicamente, alobjetivo de llegar a mediciones exactas. Otras proposiciones, tales como las deMyrdal[52] sobre causación circular yacumulativa, afirman la existencia de unasecuencia repetitiva, circular y acumulativa deefectos y causas. Sin embargo, estas tesituras se

aproximan, aún más, a lo que las CienciasSociales pretenden combatir: unindeterminismo caótico que impediría todaposibilidad de predicción. En efecto, se advierteque la idea de una “multicausación” –auncuando se definan jerarquías ordenatorias– esindeterminista en el sentido de que la mediciónde variables se hace más y más difícil. Este es el punto obligado en el que lasCiencias Sociales deben detenerse o bien,reconocer su escasa posibilidad de salir delterreno meramente especulativo de lashipótesis controvertibles.

IX. ¿Propone una nueva lógica la FísicaContemporánea? Una sospecha de que se vislumbra unalógica nueva es la comprobación de que lasteorías clásicas no comprenden la realidad entodos sus múltiples aspectos, en su complejidady unicidad. “Se patentiza la insuficiencia de laidea según la cual es posible comprender elnúmero infinito de fenómenos de la naturalezasobre la base de un número limitado de leyes yteorías fundamentales”[53]. Consecuentemente, las suposicionesdeterministas de explicar el mundo por uncuadro de leyes de un valor absoluto siemprealcanzable no condicen con la Relatividad y losCuantos. En ambas teorías hay una tendencia ahacer las leyes infinitamente másrepresentativas de la realidad, en primerainstancia, porque las antiguas coordenadas

separadas, tiempo y espacio, se unifican paraformar el espacio-tiempo tetradimensional, y ensegunda instancia, porque las fórmulasmanejadas incluyen una variable que representala indeterminación. “Mientras que la física clásica secontentaba con reconocer algunos esquemas yconceptos fundamentales inmutables, la físicamoderna excluye desde el mismo principio talesesquemas y los principios básicosperpetuos”[54]. Al atribuir relatividad a losconceptos de espacio y tiempo, impone límites alas leyes, vinculándolas explícitamente acampos definidos de validez y favoreciendo estola comparatividad de su vigencia. El principiode causalidad rígida que sustentaba el universonewtoniano comienza, paralelamente, a diluirsecuando se invoca esta búsqueda sensata demayor representatividad para las leyes de laFísica. El determinismo de Newton ya no basta;se torna sospechoso.

Por otro lado, la Física comienza aaceptar e incluir en sus ecuaciones, entidadesque representan aspectos que no se podrándeterminar con precisión, y evidencia, a travésdel uso de la descripción probabilística, undeseo de interpretar de alguna manera ese gradode vaguedad que trasunta la observación de larealidad. A nivel de la lógica, este esfuerzointenta excluir a las leyes definitivamente deldominio absoluto del pensamiento humano paraincluir en ellas un elemento de variabilidadimpredictible que aparece por el contacto delobservador con lo observado. Para la FísicaContemporánea la interconexión observador-observado no es sólo una cuestiónepistemológica de interés, sino que constituye eldilema central de la cuestión científica: ¿en quéforma, de qué manera el instrumento demedición y la conciencia del observador alteranel fenómeno? “La mecánica cuántica, por otro lado,

según el punto de vista de Wigner, trata con lasconexiones existentes entre observaciones, porejemplo, en el contenido de la conciencia. Heaquí por qué hay una necesidad de desarrollaruna descripción completa y unificada delorganismo vivo, desde biología y sicología, poruna parte, hasta la Física, por otra”[55]. Lo que aparece como extraordinario detodo esto es que la cuestión planteada por laepistemología en términos del “problema delconocimiento” es, de hecho, un problemaempíricamente visible en la medición de loshechos observables; no es una propuesta teóricao meramente especulativa. El universo cambiasu descripción de acuerdo a los instrumentos deobservación (observador incluido). Lo próximos pasos de la Física están,por consiguiente, supeditados a un desarrollo delas Ciencias del Hombre. Pero, ¿cómo podrádarse esta complementariedad cuando estasúltimas aparecen, a su vez, errantes?

El peligro de caer en unindeterminismo caótico que quite sentido almundo lleva a encarar una de las propuestasque hacía Bridgman: “Que una estructuradeterminista del universo, o una continuidadsubyacente como diferenciada de unadiscontinuidad, no es, como se ha mantenidocon frecuencia, un prerrequisito para elpensamiento racional”. La migración desde unalógica formal a una lógica dialéctica ha sido elpasaje de una racionalidad encerrada en unmundo autónomo, a una racionalidad quequiere nutrirse con las transformaciones de larealidad. Pero esto es simplemente un comienzode un proceso de cambio en las formas deracionalidad. La realidad sólo existe en funcióndel observador: ¿cómo poder encarar estevínculo observador-observado sin reiterar lasfórmulas dicotómicas tradicionales? Elproblema de la lógica se cierra nuevamente ensí mismo. Tal vez sea solamente la actitud

fenomenológica la que logre romper este cerco.

X. Fenomenología y problema delconocimiento Tradicionalmente separados, sujeto yobjeto de conocimiento, por teorías que hacíanvaler la preponderancia de uno sobre otro(Descartes, Locke, Hume, etc.) tomaron formalas corrientes antagónicas de subjetivismo yobjetivismo. De alguna oscura manera laspsicologías y las sociologías entraron aplantearse que, si bien se entreveía que eranecesario un vínculo entre sujeto y objetoconocido, no se podía enunciar directamente unelemento que constitutivamente se construyerapor ambos. La lógica se apresuró a crearmetodologías de pensamiento en las que, dealguna forma, lograba grados de integraciónsujeto-objeto. La fenomenología se coloca, sinembargo, por encima de este antagonismo, a

través de la idea de intencionalidad de laconciencia. Esta intencionalidad de losprocesos de conciencia no es un atributo de losmismos sino un componente generador de ellos.La palabra INTENTIO significa “dirigirse a”.Toda vivencia, toda actitud anímica, se dirigena algo. La percepción es, en cuanto tal,percepción “de algo”[56]. Pero este dirigirse ano es meramente direccionalidad: implicafundamentalmente un desplazamiento continuode la conciencia, un fluir ininterrumpido yconstitutivo de la propia existencia. De estamanera, todo acto sensible o perceptivo no esalgo aislable de este flujo permanente: “Lapercepción está inmersa en la corriente naturalde mi vivir. Transcurre con ese fluir y siempreúnicamente con él. El percibir no es un estudioni una consideración de las cosas que se baste así misma, sino un momento auxiliar ycoordinador de la realización de laexistencia”[57].

Si compartimos esto, en primerainstancia, dejaremos definitivamente de lado elconcepto de la mente absoluta que aprehende,en un acto de trascendencia de sí, una realidadextrínseca a ella y, por otra parte, absoluta.Dejaremos de concebir el conocimiento comoun acto de posesión, de dominio del mundo,como un acto de relación con algo “de afuera demí” que existe y deviene por sus propias reglas. Por el contrario, nos sumergimos en unflujo continuo e indistinto, en el cual cada vezresulta más difícil diferenciar, aislar. No hayacto de aprehensión. Hay aprehensión primariay continua. Hay una mente indistinta de larealidad, o, en otras palabras, hay una totalidaddonde estamos inmersos al igual que todo. “Debemos tener en cuenta que, conrespecto a la intencionalidad, no puede hablarsede ‘interior’ ni de ‘exterior’. La cuestión de lainmanencia o la trascendencia no aparece aquípara nada. Con tal descripción hay muchas

preguntas que pierden todo sentido”[58], diceSzilasi. El antiguo antagonismo entre sujeto yobjeto se disuelve en el siguiente cometido: “Latarea de la fenomenología trascendental consisteen demostrar ‘los orígenes’ de la objetividad enla subjetividad trascendental”[59]. Al respecto del problema delconocimiento, Szilasi cita a Husserl con lasiguiente elucidación: “La fenomenologíamerece el nombre de ‘trascendental’, puesresuelve las siguientes cuestiones: elucidaciónde la posibilidad de un conocimientoobjetivamente válido, de un conocimiento que,en cuanto conocimiento, es ‘subjetivo’ y que,por otra parte, atañe a un ser ‘objetivo’, un seren sí e independiente de la subjetividad”[60].La revelación básica de Husserl, tal como losostiene asimismo Merleau-Ponty es que “laintención no es relación, ni siquiera unarelación entre sujeto y objeto, sino un carácterde ser de la conciencia”[61]. Husserl rechaza el

concepto de conciencia como “cogitatio”, puesello implicaría reconocer una distancia entreconciencia y mundo y la necesidad de iniciar unacto de aprehensión diferenciado del existir dela conciencia en sí. Coincidimos nuevamente con Szilasicuando interpreta a Husserl y explica. “Lacapacidad de la conciencia que posibilita susacciones productivas consiste en estar siemprefuera de sí misma. En virtud del estar fuera desí, la actividad de la conciencia se manifiestacomo conocer, actuar, juzgar, etc. Enconsecuencia, la intencionalidad no puedeentenderse como relación cósica entre cosas, nicomo propiedad subjetiva inmanente de laconciencia, mediante la cual ésta superase elabismo entre ella misma y las cosas. Por virtudde la intencionalidad nos hallamos, desde elcomienzo, cabe las cosas, y atrapados en latrama de éstas”[62]. Pero estas “cosas” a las que se refiere

Szilasi, en la trama de las cuales estamos, noson, entonces, algo diferente de nosotrosmismos. Son nosotros mismos fluyendoconstantemente, desplazándonos siempre. Talvez ésta no sea la exacta interpretación últimaque Husserl ha querido darle a sufenomenología. Pero, en este sentido, Szilasi hapropuesto aspectos innovadores, sustentándolosespecialmente en los conceptos de Husserlvertidos en su Fenomenología Constitutiva. Baste decir acá que, desterrado elconcepto de conciencia distinta de realidadexterior absoluta, entramos en un campo decompleta unicidad, de indistinción, en unanueva acepción del indeterminismo total. Lasleyes de la lógica formal tradicional han queridocriticar o desconocer esta apertura, acusándolade constituir una confusión caótica. Desdeaquella indubitabilidad de un mundo en el quecada cosa ocupa su lugar y permanece en él,esperando nuestro acto de conocimiento que

llegará tarde o temprano, nos sumergimos en undesafío: un aparente desorden indistinto yhomogéneo que cumple algún oscuro principiode entropía universal. El acto clásico deconocer se disuelve en la valoración de unaexistencia que es, toda ella al mismo tiempo, unconocimiento.

XI. Fenomenología y Física Contemporánea La relación sujeto-objeto deconocimiento viene planteándose en términoscoincidentes a partir de la Teoría Cuántica.Comienza a hablarse de un “universoparticipativo” en el que las variablesinextricablemente conectadas serían: la mente,el universo y el cuantum. La pregunta queplantea Wheeler[63] es: “¿Son la vida y lamente humana irrelevantes para la estructuradel universo o son fundamentales para ésta?”. Más aún, afirma: “En la teoría de loscuantas, el observador y lo observado resultaronmantener un estrecho vínculo totalmenteinesperado. El principio de los cuantas hademolido el antiguo punto de vista de que eluniverso está seguramente ‘allí afuera’, de quenosotros podemos observar lo que sucede en éldesde abajo… Nosotros tenemos que buscar e

insertar un recurso de medición. Podemosinstalar un recurso que mida momento; pero lainstalación de uno impide la inserción de otro.Cualquiera que éste sea, tiene un efectoimpredictible sobre el futuro del electrónelegido y hasta ese grado el futuro del universoha cambiado. Nosotros lo hemos cambiado. Enalgún extraño sentido, el principio cuántico nosdice que estamos tratando con un universoparticipatorio”[64]. Consecuentemente, “lostres problemas estudiados (cuantum, mente yuniverso) desafían aquella clara separaciónentre observador y observado que, por tan largotiempo, ha parecido ser la esencia de laciencia”[65]. Esta cuestión sigue siendo la preguntaclave que la física no ha podido responder aún.Tampoco, las ciencias del comportamientohumano: ¿de qué manera la conciencia afecta omodifica el mundo, y viceversa, de qué manerael mundo externo altera o cambia la conciencia?

Decíamos en el Tema anterior que lafenomenología se acerca un poco al problemacuando afirma que no hay división ni conexiónentre estos dos elementos, sino una realidadúnica, indistinta, constitutiva del ser: “Laconciencia tiene una inmensa plenitud deefectuaciones, pero sólo en conexión y enentretejimiento indisoluble con una situaciónfáctica y, en la referencia cada vez más ampliade las situaciones con un mundo fáctico”[66].Si así no ocurriera, tal vez tampoco la cienciasería posible: “La pregunta por el origen de laexperiencia, del saber y de la ciencia resultaociosa. La descripción de los procesos de laexperiencia y en definitiva, del saber científico yfilosófico, debe volver comprensibles a éstoscomo fundantes para una evidencia yfundamentabilidad de las acciones mismas, asícomo de su validez trascendental”[67]. Lo que tal vez olvida aquí agregarSzilasi es que, a pesar de la pretensión de

objetivismo de las ciencias exactas y de lautilización de los criterios de mensurabilidad yverificabilidad, toda la experimentaciónfactible, ya sea que utilice o no instrumentosademás de los sentidos, es percibidafenomenológicamente. Las leyes científicas,cualesquiera que sean, deben incluir en suformulación esta intencionalidad de laconciencia, esta alteración particular y únicaque convive íntimamente ligada a los procesosde conocimiento. En consecuencia, la fenomenología nosugiere una teoría especulativa más, al nivel deotras filosofías. Comienza y termina en ellamisma: es la constatación de un estado de cosasal que supera y disuelve, pone fin a los análisispuramente “racionales” del problema, losinvalida en favor de una búsqueda nueva,verifica el hermetismo implícito a los aparentes“problemas” epistemológicos y a la vez,permite la ruptura y el despegue hacia otros

ámbitos.

XII. Berkeley y el seudo-problema sujeto-objeto “… in a word all these bodies which composethe mighty frame of the world have not anysubsistance without a mind, that their BEING isto be perceivedor known; that consequentely solong as they are not actually perceived by me,or do not exist in my mind or that of any othercreated spirit, they must either have noexistence at all, or else subsist in the mind ofsome eternal spirit: it being perfectlyunintelligible and involving all the absurdity ofabstraction, to attributet o any single part ofthem an existence independent of a spirit”.BISHOP BERKELEY Berkeley ha sido uno de los máslúcidos cuestionadores de una existencia

“objetiva” del mundo no percibido o noconocido por la mente significante. Auncayendo, tal vez, en un exacerbado idealismometafísico, supo delimitar acertadamente lascuestiones inherentes al “sentido” o bien,“absurdidad” de un mundo supuestamenteindependiente del hombre. Más aún, inició elcamino para el discernimiento de las cualidadescon las que la mente es capaz de interpretar esemundo: “Pero resulta evidente por lo que heanteriormente demostrado, que la extensión,figura y movimiento, son solamente ideas queexisten en la mente, y que una idea no puede serotra cosa que otra idea, y que consecuentementeni ellas ni sus arquetipos pueden existir en unasustancia no-perceptiva. Por lo tanto es claroque la propia noción de lo que se conoce pormateria, o sustancia corpórea, implica en símisma una contradicción”[68]. El clásico planteo de si la realidadtiene o no tiene una existencia independiente de

nuestra conciencia aparece, aquí, como unsofisma que es necesario erradicar, porque:“Concluyendo, si hubiera cuerpos externos, esimposible que alguna vez lo lleguemos a saber;y si no los hubiera, tendríamos las mismasrazones para pensar que los hubiera que las quetenemos ahora”[69]. Bertrand Russell interpreta lasconsecuencias de esta tesitura berkeleyianadiciendo: “El desarrollo de este punto de vistanos llevará a la conclusión de que la distinciónentre mente y materia es ilusoria. La materia delmundo puede ser llamada física o mental oambas o ninguna, como nos guste; en efecto, laspalabras no tienen sentido”[70]. Asimismo,luego de un exhaustivo estudio de las“características particulares” de la materia,Russell concluye que no existe nada en sunaturaleza propia que constituya una revelacióninfalible[71] y, por lo tanto, tampoco hayfundamento para una diferenciación arbitraria

entre ésta y el ser pensante que la percibe. Por este camino llegamos, casicoincidentemente, a la indistinciónfenomenológica que Husserl nos legaba, y a laeliminación consciente del seudo-problemasujeto-objeto. La tesitura berkeleyiana, al igualque la fenomenológica, cierra la cuestiónclásica, y origina un corte abrupto, unaposibilidad de iniciación.

XIII. Russell y los universos particulares Ya en la propia especulación filosóficay llevando a sus máximas consecuencias la tesisberkeleyiana, Russell desentraña un montajeinnovador: “El punto que nos concierne es quelas percepciones del hombre son privativas de símismo; lo que yo veo, ningún otro lo ve; lo queyo oigo, ningún otro lo oye; lo que yo toco,ningún otro lo toca y así sucesivamente. Cierto,otros oyen y ven algo muy parecido a lo que yooigo y veo, si están adecuadamente situados,pero siempre hay diferencias. Los sonidos sonmenos fuertes a cierta distancia, los objetoscambian si apariencia visual de acuerdo a lasleyes de la perspectiva. Por lo tanto esimposible para dos personas al mismo tiempotener exactamente percepción idéntica. Se sigueque el espacio de las percepciones, así como laspercepciones, deben ser privados; hay tantos

espacios perceptuales como seres queperciben”[72]. Si consideramos infinitos losindividuos que perciben, son infinitos losuniversos percibidos. El mundo se hacemultifacético, diverso, fragmentario, pero a lavez, continuo dentro de una duración en la quelos segmentos se complementan. El mundo sehace privado del ser percipiente. La clásicapretensión de “verdad universal” y de leyesgenerales, declina en favor de un máximo departicularismo atingente a un espacio-tiempoindividual y recíprocamente determinante. Larealidad entonces se nos muestra como unatrama de posibilidades probabilísticas quepueden comprenderse solamente como unacierta distribución de frecuencias dentro de uncontinuo. Esto equivale al reconocimiento de laincertidumbre primaria de la que hablábamosanteriormente, de la inmersión en un punto

ciego aparentemente caótico. Russell estáreivindicando, de alguna manera, la valencia dela unicidad de la existencia con elconocimiento, el derecho a la aceptación deverdades múltiples y diversas, la vigencia yascensión de los atomismos. Critica,insospechadamente, los moralismos dogmáticosde la “verdad científica tradicional”, el poderíoautocrático de la ciencia clásica.

XIV. Física Contemporánea y los infinitosuniversos En su artículo “Einstein y la crisis dela razón”, Merleau-Ponty sugería, al noencontrar una explicación plausible al hecho deque Einstein propusiera la relatividad, queEinstein “hacía popular la sinrazón”[73]. Asíde abrupta fue la llegada de la lógica nueva dela Física Contemporánea, dentro de un mundode científicos que se autocomplacían con lacerteza de poseer un universo pulcro yordenado, coherente y significativo, en el que nocabían las multiplicidades ni las imprecisiones. La Teoría de la Relatividad amenazóese ordenamiento inconmovible modificandolos conceptos de espacio y tiempo, desterrandosu carácter de absolutos e inexorables.Cuestionó que existiera, por ejemplo, unaduración temporal que corriera desde un

pasado ilimitado hasta un futuro infinito.“Gran parte de la oscuridad que ha envuelto lateoría de la relatividad se origina en la aversiónhumana a reconocer que el sentido del tiempo,como el del color, es una forma de percepción.Tal como no existe el color sin un ojo que loperciba, así, un instante o una hora o un díanada son sin un acontecimiento que los señale.Y tal como el espacio es simplemente un ordenposible de objetos materiales, así el tiempo essimplemente un orden posible deacontecimientos”[74]. Las consecuencias de este planteo sonrelevantes desde un punto de vista físico, perotambién, desde el punto de vista filosófico.Implican cambios radicales en nuestro conceptode realidad: no existe la simultaneidad ni elinstante “ahora” independientes de un sistemade referencia. Por tanto, el instante “ahora”no ocurre en todo el universo; es propio,característico, solamente de las coordenadas

con las que lo medimos. Más aún, “no tienesentido hablar de sucesos que acontezcansimultáneamente en sistemas norelacionados”[75]. Cada sistema resuelve sutiempo-espacio de una manera particular,diríamos autónoma. La variable tiempo-espacio es la misma: “nadie ha observadojamás un lugar sino en cierto tiempo, ni untiempo sino en un lugar”[76]. Tal comoasegura Barnett[77] las mediciones de tiemposon de hecho mediciones en el espacio, yviceversa, las mediciones espaciales estánsupeditadas a las mediciones del tiempo. Unmismo instante ocurrirá en diferentes momentospara diferentes observadores. “La coordenadadel tiempo, como la del espacio, será diferenteen los dos SC (se refiere a sistemas decoordenadas) y la variación de la primera serátanto más notable cuando más se acerque lavelocidad relativa, a la velocidad de la luz”[78]. Podríamos inferir de esto tres

conclusiones prematuras: a) El espacio-tiempo es una percepcióndel individuo, un sistema de referencia, talcomo lo son las cualidades de color, forma,tamaño. b) No tiene sentido hablar de unarealidad objetiva separada de un observadorpercipiente ni plantearse cuestiones de espacio-tiempo fuera de los ámbitos con los queestamos en contacto perceptivo. c) Si aceptamos que cada sistema tieneresueltas sus coordenadas autónomamente, yque estos valores no pueden generalizarse paratodo el universo, entonces, o bien existendiversos “universos cerrados” o bien, por lomenos, un solo universo (el nuestro) cerrado yfinito. Barnett confirma las dos primerasconclusiones al decir: “Einstein llevó estacorriente de pensamiento (la relatividad) a susúltimos límites al demostrar que inclusive el

espacio y el tiempo son formas de intuición queno pueden divorciarse de nuestra conciencia, aligual que los conceptos de color, forma otamaño. El espacio no tiene realidad objetiva,excepto como un ordenamiento o disposición delos objetos que percibimos en él y el tiempo notiene existencia independiente del orden de losacontecimientos mediante los cuales lomedimos”[79]. Encontramos aquí la mismacoincidencia que habíamos notado en la Teoríade los Cuantas: el vínculo observador-observado como constituyente del conocimientoy la necesidad de “particularismo” de losvalores de las variables. La noción de que lavelocidad de todo movimiento altera lapercepción del tiempo, estaba también sugeridapor Russell cuando explicaba la privacidad dela percepción que cada observador tiene delobjeto observado: “Por lo tanto, es imposiblepara dos personas al mismo tiempo tenerexactamente una percepción idéntica. Se sigue

que el espacio de las percepciones, así como laspercepciones, deben ser privados; hay tantosespacios perceptuales como seres queperciben”[80]. La tercera conclusión (c) a la quellegábamos está de alguna manera confirmadapor la Física: “A mayor concentración demateria, mayor es la curvatura del espacio-tiempo. Y el efecto total es una completacurvatura del continuo espacio-tiempo; lasdistorsiones combinadas, producidas por lasincomputables masas de materia, obligan alcontinuo a volverse sobre sí mismo,describiendo una gran curva cósmica cerrada.Por lo tanto, el universo de Einstein es noeuclidiano y finito”[81]. Este universo finito ycurvo, ligado inexorablemente a la factibilidadde ser percibido nos plantea la pregunta: ¿quésucede tras los límites de este universo? Deacuerdo a la tesitura berkeleyiana esta preguntano tiene sentido. La Física Contemporánea trata

de soslayarla mediante la utilización de lamedición probabilística. Ella supone de algunamanera que lo que de hecho percibimos serelaciona con algo “más allá”, aun cuando ellosea simplemente una condición necesaria a laformulación matemática, y no tenga existencia“per se”. “Debemos aceptar o que hayinnumerable multiplicidad de universos como elnuestro, o que, alternativamente, la noción deprobabilidad falla cuando llegamos a un niveldemasiado profundo de los constituyentes delUniverso”, dice Taylor. Siempre sobre laconjetura de que habría una totalidad necesariaal modo descriptivo de la probabilística, agrega:“pero si las cosas están aisladas unas de otraspor impenetrables horizontes fácticos (como loestarían cada pareja de abismos negros muyseparados)” –se refiere aquí a la teoría de loscolapsares– “podemos legítimamente mirar acada uno de esos universos como el único parasus habitantes. Como tales universos no se

comunicarían ni afectarían entre sí, resultaríancomo superfluos cada cual respecto de losdemás. En cambio, nosotros tendríamos quesuponer que existen, para poder aplicar esasnociones de probabilidad. Si se viere que laprobabilidad es esencial para comprendernuestro propio Universo en su más profundonivel, habría que suponer que existen talesuniversos inobservables, los que sólo nosafectarían por las leyes de cambio que rigen entodos los universos”[82]. Si aceptamos que la probabilidad esesencial para continuar, de alguna manera,buscando cierto grado de la regularidad queañoran los científicos clásicos en elfuncionamiento de la supuesta totalidad,entonces, el número de estos universosmúltiples debe suponerse infinito. De locontrario, no serían factibles las leyesprobabilísticas debido al margen de error quelas distorsionaría. Concluyendo, de acuerdo a

las nociones de la Física Contemporánea,vivimos en un universo cerrado, finito yaislados de otros que “coexisten”supuestamente, igualmente cerrados y aislados,dentro de una totalidad más amplia en la quesuman infinito. Cada uno de estos universoscerrados manifiesta un espacio tiempodirectamente ligado a las coordenadas en lasque se sitúan sus observadores.

XV. Continuidad e infinitud La matemática superior, en tantosugiere una lógica de las relaciones entreentidades, presenta asimismo algunas paradojasinteresantes, en especial, referentes a lanaturaleza y validez de los llamados númerosinfinitos. Muchas de las dificultades que se hanpresentado para la comprensión de los númerosinfinitos radican en que se concibe a éstos comoresultado del proceso de “contar”. DiceBertrand Russell: “El contar, por ser familiar,es erróneamente supuesto de ser simple,mientras que, de hecho, es un proceso altamentecomplejo, que no tiene ningún sentido a menosque los números a los que se llega contandotengan algún significado independiente delproceso por el que se llega a ellos”[83]. Russellencuentra que los números infinitos poseen dospropiedades que los números finitos no tienen:

reflexividad y no-inductividad. La reflexividad es la propiedad por lacual un número no aumenta si se le agrega launidad (“se dice que un número es reflexivocuando no aumenta sumándole la unidad aél”[84]). Por causa de esta propiedad, si existeun conjunto infinito de elementos, cualquiernúmero finito puede ser agregado odesagregado sin que aumente o decrezca elnúmero del conjunto. La consecuencia másimportante de esta propiedad de los conjuntosinfinitos radica, tal como Galileo lo habíaprevisto, en que los adjetivos de “igualdad”,“mayoridad” y “minoridad” no tienen sentidoen referencia a números infinitos. Más aún, elsignificado de términos tales como “más grandeque”, “más largo que”, carecen de sentido: “elnúmero de puntos es el mismo en una línealarga y en una línea corta, siendo, de hecho, elmismo que el número de puntos en todo elespacio”[85]. O sea, se comienza a cuestionar

la factibilidad del propio proceso de medición,sobre la base de la consideración de númerosinfinitos. La inductividad, propiedad que losnúmeros infinitos no poseen, consiste en laposibilidad de encontrar números mediante elproceso de contar (por ejemplo, los númerosnaturales enteros). Habíamos mencionadoanteriormente que una característica de losnúmeros infinitos es que no pueden ser halladospor el proceso de contar; de allí, que sean no-inductivos. El paradigma atingente a todas estascuestiones consiste, de alguna manera, en lacontradicción fundamental entre el propósito delos números infinitos de lograr una mayorprecisión en la medición, por un lado, y laimposibilidad de llegar a lograrla debido algrado de indeterminación que implica sureflexibilidad. “En el caso de un conjuntoinfinito, la enumeración resulta imposible, de

manera que la descripción a través de unacaracterística general común y peculiar de losmiembros de una clase es la única posibledescripción”[86], dice Russell ateniéndose alproblema. Los números infinitos fueronelaborados para mejorar la exactitud de lamedición, y sin embargo, revelan, de algunamanera, que la medición, en el sentido estricto,es imposible. La consecuencia más notoria deesta peculiaridad es que los números infinitosdeben, entonces, necesariamente, referirse aclases de elementos y sólo pueden serinterpretados en un contexto relativo a unaclase. En otras palabras, los números infinitosconforman un sistema relacional de referencia auna clase de elementos. Otro tema de importancia es elconcepto de continuidad en matemáticas,porque posibilita el análisis del tiempo y delespacio, y más aún, puede ilustraradecuadamente la teoría del movimiento. Si

entendemos que el atributo de “continuidad”consiste en el pasaje de un objeto por puntos einstantes sucesivos, debemos igualmenteconcebir que el número de puntos e instantesexistentes es infinito[87]. “La continuidad, enmatemáticas, es una propiedad sólo posible enuna serie de términos, por ejemplo, términosordenados en cierto orden, de manera quenosotros podamos decir de dos cualesquiera deellos que uno viene antes que el otro. Númerospor orden de magnitud, puntos de una línea, deizquierda a derecha, momentos de tiempo desdeantes a después, son instancias seriadas”[88].Si las series no se considerasen infinitas, habríainterrupciones bruscas en la continuidad. En las series compactas, o sea,aquellas en las que no existen dos términosconsecutivos sino que entre dos términoscualesquiera siempre pueden encontrarse otros,las dificultades matemáticas son más notorias.En efecto, entre dos cualesquiera de los

términos de una serie compacta, aparece elproblema de la infinitud en el sentido de que elnúmero de términos que hay entre dos términosconsecutivos de una serie compacta, es infinito.Si ilustráramos este punto de enclavadura de losatributos de “infinitud” y “continuidad” por doscoordenadas x e y, en que x significa“continuidad” e y “infinitud” y situáramos dostérminos consecutivos de la serie compacta P,tales como P1 y P2, tendríamos:Observamos que si y puede tomar infinitonúmero de valores, la transición de P1 a P2tiende a detenerse. P1 tiende a no poderalcanzar nunca el término P2. Sin embargo, enla medida en que se considere la serie comocontinua, es necesario que sus términos esténordenados de manera de que los valores de sustérminos aumenten o decrezcan sininterrupciones que invaliden esa continuidad. Siconsideramos, ahora, un elemento que semoviera a lo largo de las abscisas x en un

movimiento continuo, y si quisiéramos definir,para una posición P1, que existe un instante t1,la misma contradicción se haría presente: parapasar del instante t1 al instante t2, el móvildebería transitar los infinitos t intermedios.Todo intento de medición precisa de algún tintermedio, nos llevaría a detener el móvil, yéste ya no podría analizarse en movimiento: “…la continuidad del movimiento se muestra en elhecho de que, cualquiera sea la cercanía de lasdos posiciones y de los dos instantes, existesiempre un infinito número de posicionestodavía más cercanas y juntas, que sonocupadas en instantes que también estántodavía más juntos. El móvil nunca salta de unaposición a otra, sino que siempre pasa, por unatransición gradual, a través de un númeroinfinito de situaciones intermedias”[89].

Las paradojas estudiadas por Russellen el terreno de los números infinitos y de lateoría de la continuidad, se aplican, de algunamanera, al campo de la física del movimiento yal problema de la duración del tiempo. Laimposibilidad de determinar, en un mismoinstante, la posición y la velocidad de unelectrón, coincide con esta relación inextricableentre continuidad e infinitud y hace necesario,tanto para las matemáticas como para la física,el uso de la probabilística. Por otra parte, nosaleja definitivamente de la posibilidad de medirla realidad exactamente, estrictamente.Llegamos, más bien, a la consideración de unarealidad como entretejido de posibilidadesvirtuales, que se resuelven o realizan en un

momento o de una manera inciertos. Hay, finalmente, otro problema relativoa estos cuestionamientos: qué relación existeentre la velocidad del movimiento y la duracióndel intervalo de tiempo durante el cual seefectúa el movimiento. El tiempo “dura menos”en la medida en que la velocidad aumenta. Sisuponemos que la velocidad de algún móvilpuede superar la velocidad de la luz (cierto quela sugerencia es simplemente hipotética) yalcanzar cualquier valor infinito, seríamostestigos de la desaparición del tiempo, porque laduración del intervalo se aproximaría a cero. Lapaulatina “detención” del tiempo estáíntimamente relacionada con el incremento dela velocidad. En la medida en que la velocidadva aumentando, la duración del intervalotemporal va decreciendo y aproximándose a la“instantaneidad”, o sea nulidad del intervalo ymáxima velocidad alcanzable dentro de uncontexto. Así lo confirma Carl Sagan[90]

cuando dice: “Ahora bien, la teoría de larelatividad, ideada por Einstein y verificadatotalmente por medio de experimentos,fundamenta la doctrina de todos los físicos deque un cuerpo material no puede moverse con lamisma rapidez que la luz. Pero la teoría deEinstein también tiene su contraparte, porqueotra consecuencia de la relatividad es que, en elcaso de un cuerpo veloz, como un vehículoespacial, el tiempo va deteniéndose, encomparación con el transcurso del tiempo en laTierra”. Se manifiesta aquí, una vez más, que elespacio-tiempo sólo puede evaluarse en funciónde un movimiento dentro de un sistema dereferencia y que, las consecuencias másimportantes de este hecho son que los máximosalcanzables en la velocidad de un cuerpopermiten, de alguna manera, regular o controlarel transcurso del tiempo en relación a esecuerpo. He aquí, la manifestación del punto deenclavadura de la continuidad con la infinitud.

XVI. Correlaciones precipitadas Son diversas las alternativas queofrecen las correlaciones planteadas encapítulos anteriores. Una de las más definitoriasconsiste en la idea de la total supresión de lalógica tal como ha sido concebida por elracionalismo estricto y la necesidad de cambiosen las formas de racionalidad. La vinculaciónentre sujeto y objeto de conocimiento postuladapor la filosofía fenomenológica y demostradapor la física contemporánea tiende aestablecerse como coincidencia constitutiva delser. En tanto el proceso mismo de conoceraumenta su velocidad, se transforma, él mismo,en inmediatez y se autoelimina. O sea, lavelocidad de la coincidencia sujeto-objeto“suprime” el propio proceso cognoscitivo: ya noes posible vislumbrarlo como etapasprogresivas.

La intencionalidad fenomenológica dela conciencia es un movimiento tan veloz queno permite ser aislado o desagregado para suanálisis. No consiste en un atributo “irracional”,“ilógico” o “misterioso” de la conciencia sinoen el estado de culminación de la utilización delos mecanismos del pensamiento: ladesaparición de todo rastreo de etapas, la fusiónde la mente con el mundo, la indistinción total.La característica sobresaliente de este fenómenoes la inmediatez, o bien, el uso de la máximavelocidad entre sujeto y objeto. Ladireccionalidad concluye en la coincidenciaentre ambos, la correspondencia definitivadentro de una realidad unitaria, que comienzasu existencia en virtud de esta correspondencia. Si esta tesitura fuera verosímil, muchasde las cuestiones epistemológicas ygnoseológicas de la ciencia se transformaríanen pseudo-problemas o bien, en planteos queparcializan el problema.

Decíamos que la posibilidad deconcebir una velocidad infinita en losmecanismos de la conciencia nos lleva a laconsideración de una coincidencia inmediataconstitutiva del mundo. Si ello ocurre, losconceptos de espacio y tiempo del universonewtoniano desaparecen: no podría hablarse deun pasado anterior a este presente, al queseguirá un futuro[91]. Se llegaría a concebir unpresente “prolongado” y permanente,construido por sucesos pasibles de efectuarse encualquier instante. El momento “ahora” duraríaindefinidamente y no tendría sentido pensar enél como el emergente de una sucesión deestados que le precedieron y, a su vez, anterior aotros que le serán consecutivos. Consecuentes con la idea de la unidadespacio-tiempo, y siguiendo la propuestaanteriormente esbozada, no se podrán definirlugares exactos en la trayectoria de laconciencia, pues estos estarán constantemente

siendo abandonados por la velocidad máximade ésta. Si la velocidad llegara a tomarcualquier valor infinito, desaparecería la idea de“estar en un lugar” e, incluso, de “estaraproximándose a un lugar”. La correspondenciade esta situación con la necesidad de ubicaciónespacial nos llevaría a una hipótesis demasiadofantástica: la de que un cuerpo pensante podríaestar en cualquier lugar instantáneamente, siquisiera. Tal como Berkeley lo ha planteado, lacuestión de si la realidad existeindependientemente del ser percipiente o acausa de éste, deja de tener sentido.Arribaríamos a la noción de circunstancialidadde lo existente. Las alteraciones percibidas en elmundo, tales como, por ejemplo, latransformación de materia en energía, podríanconsiderarse como una distinta percepción delaparato observador. De la misma manera, todala aparente diversidad de la realidad observada.

Diversidad, transformación, cambio, sonconceptos importantes, que deben seguirvigentes, pero entendidos como unamanifestación referida al observador, como unsigno o una señal de un proceso que transita através del observador, de la misma manera quea través de lo observado. La gran interrogante del proceso deconocimiento, tal como fue entendido por lalógica formal, ha consistido en esa capacidadque el hombre posee de proyectarse fuera de sípara mirar y mirarse con cierta ajenidad yextrañeza. Sin embargo, la conciencia intentamedir la realidad que es ella misma,zigzagueando desde su dimensión a otras en unmovimiento continuo de expansión-retracciónque vuelve al hombre sobre sí mismo, tantohacia el cosmos como hacia el microcosmos. Suafán lo agita pendularmente desde su yodiferenciado respecto de “lo otro” hasta laentropía total con su entorno, desde lo

ordenado, hacia lo incierto e indeterminado. De esta manera, el hombre se atreveconstantemente a alterar imperceptiblemente su“tiempo” fisiológico, tal como el reloj deEinstein, que puede adelantar o enlentecer deacuerdo a la velocidad con que se acerque o sealeje de las coordenadas en las que actúa. Si la“intentio” fenomenológica es solamente unaevidencia de la velocidad máxima alcanzablepara la conciencia, ¿qué significa, entonces, lacapacidad de imaginar y de recombinar queposee el hombre? La Física de Einstein sostieneque no es posible para un móvil moverse másrápidamente que a la velocidad de la luz. Losmecanismos de percepción del ojo humano,utilizando o no aparatos, perciben, por lomenos, con la velocidad de la luz. Si ello fueracierto, cabe la pregunta: ¿con qué velocidad sedesarrollan los procesos de abstracción ycomprensión de lo percibido? ¿Es posible que elpensamiento pueda adquirir una velocidad

mayor que la de la luz? Si así se considerara, los tiempos seadelantarían con facilidad y en cualquierpresente se podría “acceder” al “futuro” de unamanera insólita: percibiendo casos osituaciones, que, dentro del entretejido deposibilidades probabilísticas que es la realidad,ocurrirán con cierta seguridad. Siemprecomparados desde una lógica racionalistaestricta, estos planteos lindan con la llamadaciencia-ficción, pero no por ello son menos“lógicos”. Por el contrario, el universotetradimensional de la relatividad coincide conesta hipótesis: o bien puede suponerse que elpasado y el futuro ocurren, en algún otrosistema de referencia, simultáneamente a estepresente nuestro, o bien, que el tiempo esmeramente una ilusión: “Cuando miramos aArturo y decimos que la vemos “ahora”, en1949, estamos viendo realmente un fantasma –una imagen proyectada sobre nuestros nervios

ópticos por rayos de luz que se alejaron de sufuente en 1912. La naturaleza no nos permitirásaber si Arturo existe “ahora” hasta 1988”.[92] La conclusión que se sigue es que laciencia, consecuentemente con las correlacionesenunciadas, sólo podría abocarse al estudio deun contexto cerrado en sí mismo, un universoterminado, y, sin embargo, la probabilidad parahacer factible ese estudio exige la existencia deotros, infinitos, universos. Si la luz no puedepenetrar en ellos –tal como lo afirma Taylor ensu teoría sobre los colapsares– y no existeningún cuerpo que supere la velocidad de la luzpara atravesar esa “barrera”, entonces tal vezsea solamente la conciencia del ser pensante laúnica capacitada para este viaje inverosímil.

XVII. Propuestas para una filosofía de lamáxima entropía Sostener que la realidad se construye através de la mente, o bien, afirmar que larealidad no existe sin la percepción que unaconciencia hace de ella (Berkeley) equivale,igualmente, a la afirmación fenomenológica deuna coincidencia irrevocable entre hombre ymundo, y ello pone fin a toda cuestión deautonomía de cualquiera de estos elementossobre el otro. Siguiendo una correlación con laFísica, esta indiferenciación puede asimilarse ala idea de máxima entropía. SegúnSchrödinger[93], se trata de un principio de lafísica estadística que interpreta una tendencia Klog D, siendo K la llamada constante deBoltsmann y D la medida cuantitativa deldesorden atomístico del cuerpo enconsideración. Así como toda la Física espasible de connotaciones filosóficas, también

este concepto. Así lo sugiere Schrödinger, cuandointenta algunas proposiciones, preguntando quées la vida a partir de esta tendencia particular dela materia de pasar del “orden” al “desorden” amedida que se eleva su temperatura: “La vidaparece ser la conducta ordenada y regida porleyes, de la materia, no basada exclusivamenteen su tendencia de ir siempre del orden aldesorden, sino basada también en la existenciade un orden que es mantenido[94]. Asimismo,Schrödinger cuestiona en qué consiste lamuerte: “¿Cómo expresar, en términos de teoríaestadística, la maravillosa facultad de unorganismo vivo, por la cual éste enaltece sucaída en el equilibrio termodinámico(muerte)?”[95]. En efecto, un organismo vivoaumenta lenta y continuamente su entropía, yentonces, se acerca peligrosamente a la máximaentropía, que es la muerte o bien, la indistinciónmáxima con el entorno. Según Schrödinger, el

metabolismo que se produce entre el organismoy el medio ambiente sirve para liberar alprimero de alguna de la entropía que produce,para no llegar, aún, a la máxima, y asíconservar su equilibrio vital. “Por lo tanto, elrecurso por el cual un organismo se mantieneestacionario a un alto nivel de orden (aceptablebajo nivel de entropía) realmente consiste en laabsorción continua de orden de su medioambiente”[96]. Para la materia, de alguna manera, lamuerte es el grado de indiferenciación total, lamáxima entropía, la coincidencia exacta entre elsujeto y su medio, la finiquitación de todadualidad. Paradójicamente, según Schrödinger,a la vida concierne la fluctuación, elintercambio, la oscilación entre el organismo yel medio. ¿Qué sucede entre la conciencia y lopercibido por ésta? ¿Propone la fenomenología,por lo menos a nivel del proceso deconocimiento, algún grado de mayor entropía

que el alcanzado hasta ahora por lasconsideraciones de la lógica clásica y la lógicadialéctica? ¿Es factible que la tendenciaentrópica de la materia sea susceptible de seratribuida al pensamiento? Es la Física Contemporánea la quepropone profundas y urgentes investigaciones ala psicología: determinar por ejemplo la esenciade los procesos de pensamiento y las facultadesperceptivas, su relación con el organismo“material” y con el mundo.

XVIII. Propuestas para las Ciencias Sociales Las correlaciones entre los elementosanteriormente presentados nos llevan a laconsideración de la historia como unapercepción que un sujeto posee del tiempo enrelación al espacio en el que envejece. Suexistencia no es válida más que como unapercepción circunstancial asumida por unaconciencia. Que los hechos históricos no“tienen” una vida propia e independiente denosotros, aun los hechos considerados“pasados”, que la relación causal se diluye o semezcla de manera tan compleja que esimposible discernirla, que la historia aparecemás bien como la factibilidad de algunasposibilidades, en última instancia, como unacasualidad azarosa, son puntos que deben serinvestigados. Comenzaríamos por acercarnos a un

concepto más adecuado de tiempo histórico. Porlo pronto, éste no podría ser unitario para todoslos lugares. Cada espacio desarrollaría untiempo autónomo: “el tiempo, en los paísessubdesarrollados, por ejemplo, es mucho más‘lento’ que en los países desarrollados. Porqueel tiempo implica, en realidad, percepción deltiempo y en esta percepción hay siempre unespacio incluido”[97] decíamos recientemente,basándonos en un estudio[98] sobre lapercepción del tiempo en los indígenas deGuatemala: “Se ha comprobado que la vida dela mente aparte de encontrarse inmersa en eltiempo (unitario) posee una temporalidadpropia…”[99]. En el caso referido deGuatemala, la situación colonial aparece comouna situación de traumatismo total que implicala trastrocación de la percepción del tiempo yconsiste en “una desorientación crono-psíquica,el desconocimiento de las fechas, días y horasen que se vive, generalmente provocados por

falta de interés en la realidad”[100]. Asimismo,“los investigadores sociales comprueban consuma frecuencia el desconocimiento de la edadpropia y una notoria indiferencia ante eltranscurrir del tiempo occidental, es decir, ‘eltiempo del colonizador, el tiempo del ladino’.Mientras que a este último le parecerá que elhabitante autóctono se encuentra fuera deltiempo, en total ignorancia de las metastemporales de la sociedad y de allí, razonarádiciendo que el indio no quiere participar deldesarrollo nacional, que es un ‘lastre’; nosotrossostenemos que lo que sucede es que elhabitante autóctono se encuentra efectivamenteviviendo fuera del tiempo ladino, puesto que élcomo colectividad posee un tiempo propio, untiempo original, un tiempo fuera del tiempo deoccidente; un tiempo de fuga, un tiempo dedefensa de la identidad del grupo y de conexióncon lo que fue, pero ya no es”[101]. Este tipo de observaciones del mundo

social está coadyuvando a un relativismoespacio-temporal desconocido en la pretensiónde absolutismo del historicismo: se trata de unpunto de partida particular, muy concretizado yde lograr una interpretación de alcances máscercanos, referida a un sistema de coordenadasmás preciso (en este caso de Guatemala, lareferencia se hace con respecto al “tiempo” delinvestigador del caso, el llamado “tiempooccidental”). En todos los casos, ladeterminación de las coordenadas a partir delas cuales se percibe el hecho social, es defundamental relevancia como variable de lapropia interpretación histórica que se construye. Foucault anota algún intento decambio en los cánones históricos clásicos,cuando dice: “…al ordenar el tiempo de loshumanos según el devenir del mundo (en unaespecie de gran cronología cósmica como en losestoicos) o, a la inversa, al extender justo hastalas menores parcelas de la naturaleza el

principio y el movimiento de un destinohumano (un poco a la manera de la Providenciacristiana) se concebía una gran historia lisa,uniforme en cada uno de sus puntos queentrañarían en una misma deriva, una mismacaída o una misma ascensión, un mismo ciclo,a todos los hombres y con ellos a las cosas, losanimales, todo ser vivo o inerte, y hasta losrostros más calmados de la tierra”[102]. Sin embargo, a partir del siglo XIX,los hombres comienzan a liberarse de estacronología continua y agobiante. “…Lanaturaleza no le habla ya de la creación o del findel mundo, de su dependencia o de su juiciopróximo; no habla más que de un tiemponatural; sus riquezas no le indican ya laantigüedad o el próximo retorno de una edad deoro; no hablan más que de las condiciones de laproducción que se modifican en laHistoria…”[103]. Posteriormente, la conjunciónde estas interpretaciones con las ciencias

naturales lleva al “saber” humano a una cierta“deshistorización”. Pero Foucault cuestiona deinmediato esta nueva posibilidad. “Dado que elhombre no se da al saber positivo sino en lamedida en que habla, trabaja o vive, ¿podrá sersu historia otra cosa que el nudo inextricable detiempos diferentes, que le son extranjeros y sonheterogéneos unos de otros?... Pero entonces elhombre mismo no es histórico; el tiempo leviene de fuera de sí mismo, no se constituyecomo sujeto de Historia sino por lasuperposición de la historia de los seres, de lahistoria de las cosas, de la historia de laspalabras. Está sometido a sus acontecimientospuros”[104]. He aquí el paradigma de lasciencias sociales, tanto metodológico comoconceptual: “Mientras más intenta la Historiarebasar su propio enraizamiento histórico, másesfuerzos hace para alcanzar, por encima de larelatividad histórica de su origen y susopciones, la esfera de la universalidad…”[105].

Y, a la inversa de lo anterior: “…mientrasmejor acepta su relatividad, más se hunde en elmovimiento que le es común con lo que relata,más tiende entonces a la nimiedad del relato ytodo el contenido positivo que se dio a través delas ciencias humanas se disipa”[106]. Estapermanente contradicción interna es lacaracterística permanente del enfoque y losobjetivos de las ciencias sociales: pretendersuperar su propia historicidad y consumarse enel descubrimiento de leyes universales, altiempo que querer determinar con la mayorprecisión la medida y el condicionamiento delos hechos sociales; intentar escapar a laparticularidad relativista de los casos aislados,al mismo tiempo que pretender preverlos concierto grado de exactitud; esforzarse por romperesta suerte de “circunstancialidad” conspicua delos hechos sociales y sin embargo quererfundamentarse a través de ellos. Tal como lodice Foucault, “el historicismo y la analítica de

la finitud se enfrentan uno con otra” porque lafinitud se diluye en el relativismo histórico, quees por sí mismo, un determinante. Sobre consideraciones similares laFísica Contemporánea ha debido trascender elesquema newtoniano. La Teoría de laRelatividad ilustra acertadamente que la idea deespacio y tiempo absolutos despertabanidénticas contradicciones en la ciencia, que lasque ahora enfrentan las Ciencias Sociales:establecían un universo infinito a la vez quebuscaban su medición finita, querían descubrirleyes universales de predicción del futuro, altiempo que “eternizaban” el presente. Margenau ilustra, una vez más, elpanorama de oposición entre medición einterpretación, diciendo, a partir de unainterpretación de la realidad extrapolada de laFísica: “Los datos tienen un carácter efímero,una espontaneidad rapsódica, una desnudez tanen contraposición con los ordenados instintos

que penetran nuestro ser y con la unidad dadade nuestra propia experiencia que resultaninadecuados para formar la realidad. Lasconstrucciones interpretativas, por otra parte,son volátiles, subjetivas y demasiado fértiles enimplicaciones lógicas para servir, en suindiscriminada totalidad, como material para elmundo real…”[107]. Agrega que es necesarioestudiar esta correspondencia y lograr unaidentificación de estos aspectos en la búsquedade nuevas formas de concebir lo real. Es posible pensar, además, que lateoría de la relatividad también será superada,porque las cuestiones que el universoeinsteiniano deja planteadas, así como lasincógnitas sentadas en la teoría cuántica, ya, dehecho, están permitiendo vislumbrar un nuevogran problema: la relevancia o irrelevancia de loazaroso dentro del esquema de la ciencia.¿Cómo se procesará este paradigma dentro deun universo finito y cerrado? ¿No constituye un

desafío al esquema relativista? Einstein así lointuyó cuando se negó a aceptar lasafirmaciones fundadas de Bohr y Heinsenbergsobre los cuantos, aun cuando ellas eranirrefutables. La propia necesidad de utilizaciónde leyes probabilísticas está poniendo de relieveesta renovada contradicción, puesto que ellas nopodrían utilizarse si no se concibiera un númeroinfinito de posibilidades de efectuación.

XIX. Foucault: etnología y psicoanálisis, unaruptura “…al descubrir la ley del tiempo como límiteexterno de las ciencias humanas, la Historiamuestra que todo lo que se ha pensado serápensado aun por un pensamiento que todavía noha salido a la luz”.MICHEL FOUCAULT Entre todas las ciencias sociales que sedebaten en su paradójica existencia, laetnología y el psicoanálisis, entendido comociencia, configuran una singular excepción,porque de alguna manera, son capaces deiniciar una ruptura del esquema circularcongénito del historicismo. Según Foucault, la etnología“suspende el largo discurso ‘cronológico’ por el

cual intentamos reflejar en el interior de ellamisma nuestra propia cultura, para hacer surgircorrelaciones sincrónicas en otras formasculturales…”[108]. Su punto de partida es lasingularidad del caso, la particularidad de unrasgo cultural, y sus coordenadas de análisisson casi siempre extraídas de ese mismouniverso al que pretenden estudiar. Si bien estatarea es harto difícil para el etnólogo“trasplantado” de una cultura occidental, elintento de corte epistemológico está presente ytoda interpretación puede ser entendida comoun margen de error. El psicoanálisis, por otra parte, “aldarse como tarea el hacer hablar a través de laconciencia al discurso del inconsciente, avanzaen la dirección de esta región fundamental en laque se establecen las relaciones entrerepresentación y finitud”[109]. Ambos,psicoanálisis y etnología, se sitúan en losmismos límites donde la barrera se cierra para

las otras ciencias sociales, aun cuando Levy-Strauss las haya tildado de “contraciencias” enel sentido de que su poder cuestionador de lasverdades sobre las que la construcción históricase ha erigido, está destruyendo, a la vez quereconstruyendo, constantemente susfundamentos. Las teorías de la etnología contienenellas mismas su rasgo de modestia, surelatividad, su particularismo, su conciencia deque la interpretación universal es incompatiblecon su proceso, y al mismo tiempo, denotan suapertura a una coexistencia cordial con lodiverso, con otras particularidades de otrosuniversos. El psicoanálisis parte de lasingularidad de los distintos universosperceptuales y construye mundos cerrados en símismos, coherentes intrínsecamente, probables,poniendo en duda la existencia de una únicarealidad externa inmutable. Ambos se instalan en una tendencia

que Eliade[110] atribuye a los mitos arcaicos: ladesvalorización del tiempo y la búsqueda de unpresente atemporal, antihistórico y perenne.

XX. Nuevamente, propuestas Tal como en el caso de la FísicaContemporánea, toda la Ciencia habrá deresignarse, tal vez, a ser descriptiva más queexplicativa, a regresar a un análisis causísticoantes que construir hipótesis de altageneralidad. ¿Sería ello una “regresión” en elsaber humano? ¿Volveríamos a los tiemposprecientíficos, o tal vez, la ciencia, tal como hoyse la conoce, sería sustituida por unoscurantismo misticista? El terror del hombre esllegar, a fuerza de descarte de pseudo-problemas, a una simplicidad indiferenciada delsaber vulgar anticientífico. Pero los científicosolvidan que esta paradoja permite la alternativainversa: encontrar una simplicidad distinta deaquella primaria que engendró la ciencia, unnivel de abstracción de distinta conformación,la ruptura de los cercos que han transformado amuchos planteos científicos en laberintos

insolubles. Es necesario traer la descripción delcosmos y del microcosmos a la vida cotidiana,que las nociones aceptadas de la ciencia seanaccesibles a las formas de pensamiento nuevas.Se hace obligatorio superar la idea dicotómicade una realidad científica omnipotente que nopodemos concebir y otra realidad, aparente, quesomos capaces de vivir. Debe investigarsenuevamente el lugar primordial de laafectividad y la psiquis dentro de laconformación de la ciencia, sin temor a caer enel “subjetivismo” caduco. No aspirar a unaciencia purista, limpia del contacto con lohumano, sino a una ciencia comprehensivadentro de la cual el hombre se desarrolla. La ciencia deberá moverse dentro delmargen entre un relativismo total y ununiversalismo absoluto, y crear teorías de cortoalcance para grupos de casos muyconcretizados, determinando muy bien cuáles

son las coordenadas que se han elegido paradescribir, en relación a ellas, los fenómenossociales. Evitar el misticismo ideológico,abandonar el “terror” al futuro, tratando de nopresionar al presente científico para que nos déindefectiblemente “indicios” o “predicciones”seguras sobre él, soportando los excesos deansiedad y soslayando la necesidad de creerfirmemente en una perdición o en una salvacióninevitables. Llevadas las correlaciones anteriores asus consecuencias más audaces, suponen: 1) La existencia de multiplicidad deespacios perceptuales (Bertrand Russell). Ellosimplican distintas apariencias o formas a travésde las cuales se manifiesta lo externo. Ningunode estos espacios perceptuales, por sí solo,puede aspirar a construir la verdad absoluta.Romper con la vieja idea de un realismo único y

externo al ser y buscar nuevas formas derealismo (Margenau). 2) La existencia de múltiples universosfinitos paralelos y cerrados, tanto a nivel de lafísica de la relatividad como a nivel de lafilosofía fenomenológica. La pregunta es cómosuperar la barrera de “entrada” y “salida” deellos. 3) La necesidad del uso de leyesprobabilísticas y no de leyes causales, ya queparece imposible llegar a determinar conabsoluta precisión la esencia de un fenómeno.Las leyes probabilísticas pueden incluir,entonces, las variables azarosas oindeterminadas, con lo cual gananrepresentatividad. 4) El concepto de una realidad externa,que cambia por sus propias leyes, debe ser

sustituido por el de una realidad como ocasiónde efectuación de algunas de las posibilidadesque son probables en cada situación concreta(Bridgman). 5) Es necesario el uso del concepto detiempos múltiples, dejándose de lado todanoción evolucionista y aun dialéctica, de untiempo único y universal. Cada núcleo humanodeberá ser descripto en relación a sus propiascoordenadas espacio-temporales (Foucault). 6) El vínculo sujeto-objeto, laposibilidad de afectación mutua entre ambos yla constitución perceptual de una realidaddiversa y singular en cada conciencia,constituye un desafío. Las alternativas de laciencia son claras: o bien la ciencia debe llegara describir el mundo con el que coincidan todaslas intencionalidades fenomenológicas, o bien,debe permitir la coexistencia de un infinito

número de mundos singulares. Ambasposibilidades parecerían absurdas si noimplicaran profundos cuestionamientos de lalógica de las ciencias y de la metodología de lainvestigación científica. En conclusión, estamos en el umbralde nuevas formas de racionalidad y de realidadque apareen como necesarias para laposibilidad de desarrollo de las ciencias. Lapérdida de contacto perceptivo con la realidad“clásica” significará, tal vez, la posibilidad deentrada en universos paralelos. Los procesosracionales sufrirán una aceleración y podrán“disolverse” bajo la instantaneidad de lasaprehensiones intuitivas. Posiblemente, estenuevo hombre podrá moverse en un supra-espacio, regulando su tiempo fisiológico enfunción de la velocidad con que se mueve. Yllegará el momento de plantearse, a nivel puro,en qué lugar del saber científico se radicarán los

problemas de la eticidad del hombre, una vezque se comprenda que las ciencias sociales nopueden asumirlos sin desgarrarse. Pero esto esya, el tema de otras elucubraciones.

INDICE I Consideraciones generales …… 3II Aspectos del problema …… 6III Universalismo y antiuniversalismoen las Ciencias Sociales …… 9IV El problema de la causación en lasCiencias Sociales …… 12V Popper y el final delhistoricismo …… 14VI Determinismo e indeterminismo enlas Ciencias Sociales

…… 17VII Indeterminismo en la FísicaContemporánea …… 19 VIII El nexo racionalidad-realidad …… 22IX ¿Propone una nueva lógica la FísicaContemporánea? …… 25X Fenomenología y problema delconocimiento …… 27XI Fenomenología y FísicaContemporánea …… 29XII Berkeley y el seudo-problemasujeto-objeto ….. 31XIII Russell y los universosparticulares …… 32

XIV La Física Contemporánea y losinfinitos universos …… 33XV Continuidad e infinitud …… 36XVI Correlacionesprecipitadas …… 39XVII Propuestas para una filosofía dela máxima entropía …… 41XVIII Propuestas para las CienciasSociales …… 42XIX Foucault: etnología ypsicoanálisis, una ruptura …… 45XX Nuevamente, propuestas …… 46

[1]

Born, Max y Hedwig. Ciencia y concienciaen la Era Atómica. Alianza Editorial, Madrid,1971. Pág. 111.

[2] Koestler, Arthur. LosSonámbulos. Editorial Universitaria de BuenosAires, Buenos Aires, 1963. Pág. 518.

[3]

Koestler, Arthur. Op. Cit. Pág. 522

[4]

Barnett, L. El universo y el Doctor Einstein.Fondo de Cultura Económica, México, 1971. Pág. 11.

[5]

Me refiero al libro Lógica y Relato enTrabajo Social. Editorial Hvmanitas, BuenosAires, 1974. En el apéndice hago un análisiscomparativo entre el método hipotético-deductivoy el método dialéctico, y analizo la función de lapráctica en la validación de las hipótesis teóricas.(N. de la A.).

[6]

Ver Bunge, Mario: ¿Cuál es el método de laciencia? F.C.U. Montevideo.

[7]

Ver Popper, Karl: Algunos problemasfundamentales de la lógica de la Ciencia.Fundación de Cultura Universitaria. Montevideo.

[8]

Ver Godelier, Maurice: Racionalidad eirracionalidad en la economía. Siglo XXI,México, 1967. Pág. 149 y sig.

[9]

Porzecanski, Teresa. Op. Cit. Pág. 100 y sig,

[10]

Berger y Luckmann. La construcción social dela realidad. Amorrortu Ediciones S.C.A. BuenosAires, 1968. Pág. 18.

[11]

Berger y Luckmann. Op. Cit. Pág. 17.

[12]

Utilizamos “práctica social” en el sentidoalthusseriano, lo que involucra algo más que eltérmino “experiencia”: transformación de unamateria dada a través de la acción humana.

[13]

Wartofsky, Marx. W. Introducción a lafilosofía de la ciencia. Alianza Editorial, Madrid,1973. Tomo 2. Pág. 498.

[14]

Wartofsky, Marx. W. Op. Cit. Pág. 498.

[15]

Wartofsky, Marx W. Introducción a lafilosofía de la ciencia. Alianza Editorial, Madrid,1973. Tomo 2. Pág. 403.

[16]

Grunbaum, Adolf. La causalidad y lasciencias de la conducta humana. Cuadernos deFilosofía. Universidad de la República Orientaldel Uruguay. F.C.U. Montevideo. Nº 28.Traducido de la Revista American Scientist, Nº40, 1952.

[17]

Grunbaum, Adolf. Op. Cit.

[18]

Grunbaum, Adolf. Op. Cit.

[19]

Van R. Wilson, H. Sobre la Causación, enDeterminismo y Libertad, de Hook, Sidney yotros. Editorial Fontanella, Barcelona, 1969. Pág.320.

[20]

Bridgman, Percy W. El determinismo en laCiencia Moderna, en Determinismo y Libertad,de Hook, Sidney y otros. Editorial Fontanella,Barcelona, 1969. Pág. 67 y sig.

[21]

Van R. Wilson, H. Op. Cit. Pág. 324.

[22]

Popper, Karl R. La miseria del historicismo.Alianza Taurus, Madrid, 1973. Prólogo a laedición de 1957. Pág. 12.

[23]

Popper, Karl R. Op. Cit. Pág. 120 y sig.

[24]

Popper, Karl R. Op. Cit. Pág. 122.

[25]

Popper, Karl R. Op. Cit. Pág. 123.

[26]

Popper; Karl R. Op. Cit. Pág. 132.

[27]

Popper, Karl R. Op. Cit. Pág. 143.

[28]

Popper, Karl R. Op. Cit. Pág. 26.

[29]

Popper; Karl R. Op. Cit. Pág. 38.

[30]

Popper; Karl R. Op. Cit. Pág. 40.

[31]

Popper; Karl R. Op. Cit. Pág. 74.

[32]

Consultar, por ejemplo, Marx, Karl. Tesissobre Feuerbach.

[33]

Grunbaum, Adolf. Causality and the Scienceof Human Behaviour, artículo aparecido enAmerican Scientist Nº 40, 1952. Traducido porFundación de Cultura Universitaria, Universidadde la República Oriental del Uruguay.

[34]

Bunge, Mario. El principio de causalidad enla ciencia moderna. Editorial Universitaria deBuenos Aires, 1961, Buenos Aires. Pág. 26.

[35]

Bunge, Mario. Op. Cit. Pág. 26.

[36]

Barnett, L. El universo y el doctor Einstein.Editorial Fondo de Cultura Económica, 1971,México. Pág.24.

[37]

Bridgman, Percy. El determinismo en laCiencia Moderna. Editorial Fontanella,Barcelona, 1969. Pág. 67 y sig.

[38]

Koestler, Arthur. Los Sonámbulos. EditorialUniversitaria de Buenos Aires, 1959, BuenosAires. Pág. 519.

[39]

Ver, por ejemplo, Margenau, Henry. Lanaturaleza de la realidad física, una filosofía dela Física Moderna. Editorial Tecnos, Madrid,1970.

[40]

Born, Max y Hedwing. Ciencia yConciencia en la Era Atómica. Alianza Editorial,Madrid, 1971. Pág. 112.

[41]

Barnett, L. Op. Cit.

[42]

Wartofsky, Marx W. Introducción a laFilosofía de la Ciencia. Editorial AlianzaUniversidad, Madrid, 1973. Tomo 2. Pág. 442.

[43]

Lefevbre, Henri. Lógica Formal y LógicaDialéctica. Editorial Siglo XXI, 1970, Madrid.Pág. 92.

[44]

Lefevbre, Henri. Op. Cit. Pág. 94.

[45]

Lefevbre, Henri. Op. Cit. Pág. 55.

[46]

Lefevbre, Henri. Op. Cit. Pág. 96.

[47]

Lefevbre, Henri. Op. Cit. Pág. 97.

[48]

Lefevbre, Henri. Op. Cit. Pág. 197.

[49] Porzecanski, Teresa. Lógica y relato entrabajo social. Editorial Hvmanitas, BuenosAires, 1974. Se utilizan aportes textuales sincomillar.

[50]

Politzer, Georges. Principios elementales yprincipios fundamentales de filosofía. EditorialFondo de Cultura Popular, Perú, 1969. Pág. 106 ysig.

[51]

Politzer, Georges. Op Cit. Pág. 19 y sig.

[52]

Myrdal, Gunnar. Teoría Económica yregiones subdesarrolladas. Editorial Fondo deCultura Económica, México, 1964.

[53]

Ambartsumian y Kaxiuntinski. Problemasde la metodología y de la lógica de las CienciasNaturales Contemporáneas. Revista de laAcademia de Ciencias de la URSS, Nº 4. Pág. 48.

[54]

Omelianovski, Mijaíl. La dialéctica de locontradictorio en la Física Contemporánea.Revista de la Academia de Ciencias de la URSS,Nº 4. Pág. 61.

[55]

Mehra, Joseph. Quantum Mechanics and theExplanation of Life. Revista American Scientist,Nov.-Dec. 1973. Pág. 722 y sig. Traducción libredel autor.

[56]

Szilasi, Wilhelm. Introducción a lafenomenología de Husserl. Amorrortu Editores,Buenos Aires, 1975. Pág. 32.

[57]

Szilasi, Wilhelm. Op. Cit. Pág. 32.

[58]

Szilasi, Wilhelm. Op. Cit. Pág. 34.

[59]

Husserl. Obras Completas. Edita Nijhoff, LaHaya. Vol. 7. Pág. 382.

[60]

Szilasi, Wilhelm, citando a Husserl. Op. Cit.Pág. 386.

[61]

Szilasi, Wilhelm. Op. Cit. Pág. 41.

[62]

Szilasi, Wilhelm. Op. Cit. Pág. 42.

[63]

Wheeler, John Archibald. The universe as ahome forman. Revista American Scientist, Nov.-Dec. 1974. Traducción libre del autor. Pág. 683 ysig.

[64]

Wheeler, John Archibald. Op. Cit.

[65]

Wheeler, John Archibald. Op. Cit.

[66]

Szilasi, Wilhelm. Introducción a lafenomenología de Husserl. Amorrortu Editores,Buenos Aires, 1973. Pág. 52.

[67]

Szilasi, Wilhelm. Op. Cit. Pág. 52.

[68]

Berkeley, Bishop. Theory of Vision andother writings. Edited by Ernest Rhys Everyman’sLibrary, Great Britain, 1929. Pág. 114. Traducciónlibre del autor.

[69]

Berkeley, Bishop. Op. Cit. Pág. 122.Traducción libre del autor.

[70]

Russell, Bertrand. Our knowledge of theExternal World. Edited by George Allen &Unwin, London, 1972. Pág. 148. Traducción libredel autor.

[71]

Russell, Bertrand. Op. Cit. Paráfrasis, Pág.148 y sig. Traducción libre del autor.

[72]

Russell, Bertrand. Our Knowledge of theExternal World. Edited by George Allen &Unwin, London, 1972. Pág. 144. Traducción libredel autor.

[73]

Merleau-Ponty, Maurice. Signos. EditorialSeix Barral, Barcelona, 1964. Pág. 239 y 240.

[74]

Barnett, L. El universo y el doctor Einstein.Fondo de Cultura Económica, México, 1971. Pág.38.

[75]

Barnett, L. Op. Cit. Pág.40.

[76]

Minkowski, Hermann. Citado porOmelianovski, M., en La dialéctica de locontradictorio en la Física Contemporánea.Revista de la Academia de Ciencias de la URSS.Nº4. Pág. 61.

[77] Barnett, L. Op. Cit. Paráfrasis.

[78]

Einstein e Infeld. La Física, aventura delpensamiento. Editorial Losada, Buenos Aires,1974. Pág. 179.

[79]

Barnett, L. Op. Cit. Pág.7.

[80]

Russell, Bertrand. Our Knowledge of theExternal World. Edited by George Allen &Unwin, London, 1972. Pág. 144. Traducción libredel autor.

[81]

Barnett, L. Op. Cit. Pág. 84.

[82]

Taylor, John. Los abismos negros. EditorialEmecé, Buenos Aires, 1975. Pág. 182.

[83]

Russell, Bertrand. The Positive Theory ofInfinity. Lecture VII, Our Knowledge of theExternal World, Edited by George Allen &Unwin, London, 1972. Pág. 192. Traducción libredel autor.

[84]

Russell, Bertrand. Op. Cit. Pág. 194.Traducción libre del autor.

[85]

Russell, Bertrand. Op. Cit. Pág. 199.Traducción libre del autor.

[86]

Russell, Bertrand. Op. Cit. Pág. 207.Traducción libre del autor.

[87]

Russell, B. The Theory of Continuity.Lecture V. Op. Cit. Pág. 135. Traducción libre delautor.

[88]

Russell, B. Op. Cit. Pág. 137. Traducciónlibre del autor.

[89]

Russell, B. Op. Cit. Pág. 142. Traducciónlibre del autor.

[90]

Sagan, Carl. Entrevista realizada por el U. S.News and World Report, transcripta por “LaOpinión”, Buenos Aires, 24 de agosto de 1975.

[91]

Mostepanenko, M. V. y A. M.Tetradimensionalidad de espacio y tiempo.Editorial Pueblos Unidos, Montevideo, 1968. Pág.171 y sig.

[92]

Barnett, L. El universo y el doctor Einstein.Editorial Fondo de Cultura Económica, México,1971. Pág. 40.

[93]

Schrödinger, Erwin. What is life?Cambridge, The Macmillan Company, 1946. Pág.78. Traducción libre del autor.

[94]

Schrödinger, Erwin. Op. Cit. Pág. 69.Traducción libre del autor.

[95]

Schrödinger, Erwin. Op. Cit. Pág. 74.Traducción libre del autor.

[96]

Schrödinger, Erwin. Op. Cit. Pág. 75.Traducción libre del autor.

[97]

Porzecanski, Teresa. Lógica y Relato enTrabajo Social. Editorial Hvmanitas, BuenosAires, 1974. Pág. 23.

[98]

Flores, Angel. Hoy: presente que se niega.Guatemala, 1971. Mimeografiado.

[99]

Flores, Angel. Op. Cit.

[100]

Flores, Angel. Op. Cit.

[101]

Flores, Angel. Op. Cit.

[102]

Foucault, Michel. Las palabras y las cosas.Siglo XXI Editores, México, 1968. Pág. 356.

[103]

Foucault, Michel. Op. Cit. Pág. 357.

[104]

Foucault, Michel. Op. Cit. Pág. 358.

[105]

Foucault, Michel. Op. Cit. Pág. 360.

[106]

Foucault, Michel. Op. Cit. Pág. 360.

[107]

Margenau, Henry. La naturaleza de larealidad física. Editorial Tecnos, Madrid, 1970.Pág. 402.

[108]

Foucault, Michel. Las palabras y las cosas.Siglo XXI Editores, México, 1970. Pág. 365

[109]

Foucault, Michel. Op. Cit. Pág. 363.

[110]

Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno.Alianza/Emecé Editores, Madrid, 1972. Pág. 82.